DOMINGO 10 DEL TIEMPO ORDINARIO / A
8 de junio de 2008
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con todos vosotros.
El Señor es nuestra luz y nuestra salvación. Nos encontramos un domingo más alrededor del altar con la convicción de que Jesús es nuestra luz. El que nos revela la mirada amorosa del Padre. El que nos hace ver a todos los que nos rodean con la mirada amorosa de Dios. Un Dios que nos acoge siempre, que nos alimenta con su palabra y con la carne y la sangre de su Hijo, como una madre alimenta a sus hijos. Con esta convicción, nada podemos temer, nada puede debilitar nuestra fe.
A. penitencial: Que la luz del Espíritu ilumine nuestros corazones y nos convierta, antes de escuchar la Palabra de Dios y de celebrar el memorial del Señor. Oremos en silencio. (Silencio)
Tú, que no has venido a condenar sino a perdonar: SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, que has dicho que hay gran fiesta en el cielo por un pecador que se convierte: CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que perdonas mucho a quien mucho ama: SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (Oseas 6,3-6): Hoy escucharemos un fragmento de la profecía de Oseas. Este profeta habla de la relación entre Dios y su pueblo en términos de relación de pareja. El pueblo acaba por ser infiel a Dios, pero Dios no deja de amar a su pueblo incondicionalmente, absolutamente. Y le pide el esfuerzo de amarlo de igual manera. El salmo 49, que cantaremos después, insiste en que Dios no necesita sacrificios, sino el amor de su pueblo.
2. lectura (Romanos 4,18-25): Pablo recuerda a los cristianos de Roma que Abrahán y Sara respondieron a la promesa de Dios con una fe firme. La misma fe que debemos tener nosotros que creemos en la realización de la promesa: la resurrección de Jesús, que murió por nuestros pecados.
Antes del aleluya (Eva Mateo 9,9-13): Aclamemos a Jesús que nos dirige su palabra. Él sale al encuentro de quienes necesitan, aún sin saberlo, su amor, el amor de Dios. Es decir, sale a nuestro encuentro. Abrámosle el corazón.
Oración universal: Hermanas y hermanos, hagamos nuestras los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de toda la humanidad, y oremos por ella. Unámonos a cada petición, diciendo: TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
Por los cristianos y cristianas; que seamos generosos al servicio del Evangelio y de los hermanos. OREMOS.
Por los dirigentes de los pueblos; que trabajen en bien de todos los ciudadanos. OREMOS.
Por quienes sufren a causa de cualquier tribulación; que no desfallezcan en su esperanza. OREMOS.
Por... OREMOS
Por todos nosotros; que recibamos la bendición del Señor. OREMOS.
Dios, que amas la humanidad, concédenos lo que te pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Padrenuestro: Confiando plenamente en el Padre que es amor, la luz que nos salva, nos atrevemos a decir: