S?bado, 23 de agosto de 2008

Llamamiento de la Comisión de los Obispos de Kenia para Refugiados,  Migrantes y Gentes de mar reunida en Nairobi del 2 al 5 de Junio en el Primer Congreso de Delegados de las Conferencias Episcopales Nacionales y Regionales de África.

 

 

 

 

CONSEJO PONTIFICIO  PARA EL CUIDADO PASTORAL

DE PERSONAS MIGRANTES E ITINERANTES

 

COMISIÓN DE LOS OBISPOS DE KENIA PARA

REFUGIADOS, MIGRANTES Y  GENTES DE MAR

 

(2 al 5 de Junio, Nairobi)

 

 

PETICIÓN DE NAIROBI

 

1. Nosotros los participantes del primer Congreso de delegados de las Conferencias Episcopales Nacionales y Regionales de África implicados en el cuidado pastoral de emigrantes, refugiados y personas desplazadas organizado por el Consejo Pontificio para el Cuidado Pastoral de Migrantes y Personas Itinerantes, reunidos en Nairobi del 2 al 5 de Junio de 2008, hemos reflexionado sobre el tema siguiente : Hacia un mejor cuidado pastoral para Migrantes y Refugiados en África en los albores del Tercer Milenio.

 

2. El fenómeno de la Migración es una realidad estructural incontrovertible. Algunas personas  son forzadas hacia él, otras libremente lo escogen en pos de mejores condiciones de vida. Desafortunadamente, cada forma de movilidad   conlleva mucho sufrimiento, graves inconvenientes que afectan a las personas como por ejemplo, abandono y separaciones dolorosas dentro de familias y comunidades. Estas consecuencias perturbadoras alcanzan en grado aún más profundo de severidad entre los refugiados y personas desplazadas, forzadas, según están, a dejar su medio natural, muchas veces abandonando familia, país nativo, y sus posesiones. Ningún país africano está inmune de este desafiante signo de los tiempos.

 

3. Creemos que la asistencia  específica demandada por migrantes, refugiados, por aquellos que caen víctimas del tráfico de seres humanos, por los sin techo, debe ser un cuidado pastoral sin límites. Los instrumentos más aptos para hacer que esto suceda se pueden encontrar sólo a través de la cooperación y solidadridad de las iglesias locales implicadas. Pensando en los millones de personas desplazadas en África, no es difícil imaginar el número de iglesias afectadas por el fenómeno de inmigración y sus consecuencias.

 

4. La Iglesia Católica estaba, y todavía está, muy cerca de cada persona afectada por la emigración. Está preocupada por la indefensión y más exactamente por los niños y mujeres, víctimas de diversas formas e tráfico humano. Considerando los enormes sufrimientos causados por la migración, la Iglesia Familia de Dios debe aumentar sus esfuerzos y el campo de su caridad cristiana en la ejecución del cuidado pastoral específico en bien de la movilidad humana. Cada Iglesia local debe hacer esta preocupación como propia.

 

5. Nos sentimos confiados en la petición sobre esto a la comunidad internacional. En todos urgentemente y tan pronto como sea posible, se debe hacer todo lo posible a su alcance para favorecer las condiciones económicas que hoy día están forzando a millones de personas  a emprender el camino en búsqueda de condiciones mejores de vida.

 

6. Llamamos a todos los líderes políticos y a aquellos responsables de las políticas económicas, tanto a nivel nacional como internacional. Les pedimos velar constantemente por el bien común, nacional y universal, y también sobre la justicia social. ¿Acaso no es la supervivencia de las personas lo que les confiere su razón de ser? Esto es por lo que es indispensable que encuentren los mejores caminos para estabilizar las relaciones socio-económicas entre naciones en orden a que a cada ser humano le sea permitido desarrollarse en su propio país (de él o de ella) sin ser obligado a emigrar. Sin embargo, considerando también que cada persona tiene el derecho a emigrar, bajo ciertas condiciones, pedimos que cada persona se le asegure una adecuada recepción.

 

7. Pedimos, con confianza fiel, a su Santidad el Papa Benedicto XVI que continúe  siendo portavoz, y el valiente defensor, de todas las víctimas de la migración. Pedimos también a los mismos obispos ser los defensores intrépidos de los derechos humanos, y les confiamos  la tarea de organizar tanto la asistencia humanitaria como el cuidado pastoral (cura animarum) inspirada por una concepción  holística  de la persona humana. Que ellos pongan atención cuidadosa a la formación de sus cooperadores y de todos los agentes de pastoral, que, con ellos, se comprometan resueltamente a sí mismos en un testimonio de amor y de darse en bien de los emigrantes, refugiados y de cada persona desplazada. No escatimarán ningún sacrificio si pueden mejorar situaciones concretas y asegurar su ayuda indispensable a los hermanos y hermanas en necesidad.

 

8. Es deber de toda la Iglesia Familia de Dios, intensificar el diálogo respetuoso con los emigrantes según lo pide la instrucción Erga Migrantes Caritas Christi, y estar pendiente de que nadie sea despreciado. Debe también desarrollar este mismo diálogo con las iglesias hermanas y comunidades eclesiales en orden a afrontar juntamente los nuevos retos proporcionados por la migración. Este mismo diálogo se debe extender a todas  las religiones en orden a establecer una base para la cooperación con cada persona de buena voluntad que esté comprometida en la construcción de una sociedad que está abierta y receptiva a lo ajeno.

 

9. A todas las personas heridas por la movilidad humana dirigimos este mensaje de esperanza y amor: somos todos hermanos (Mt 23, 8) en el nombre de Cristo que nos hizo una “Nación Santa” (1Pe 2, 9) y que nos mandó a amarnos unos a otros. Es nuestra visión de fe. Les invitamos a todos a tomar postura por la defensa de sus propios derechos y dignidad en la verdad y justicia y a contribuir a la mejora de condiciones de vida para sí mismos y para cada persona en la perspectiva de una integración justa.

 

10. Confiamos a Dios  nuestro Padre todas las resoluciones y recomendaciones que están surgiendo de este primer Congreso  de delegados de las Conferencias Episcopales Nacionales y Regionales de África implicadas en el cuidado pastoral de emigrantes, refugiados, y personas desplazadas organizado por el Consejo Pontificio para el Cuidado Pastoral de Migrantes y Personas Itinerantes. Ofrecemos a Su Divina Omnipotencia todos los esfuerzos que emprendan todos los hombres y mujeres afectadas por la realidad de Movilidad Humana.

¡Que María, Estrella de Esperanza, sea en todas las circunstancias la ayuda y la abogada de los emigrantes, refugiados y personas desplazadas!

Nairobi, 5 de Junio de 2008

 

(Traducción particular no oficial desde el Inglés)

 

Mensaje original (en ingles):

http://www.fides.org/eng/documents/APPEAL_of_NAIROBI_engl.doc


Publicado por verdenaranja @ 0:07  | Migraciones
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