Viernes, 29 de agosto de 2008

Extracto de DOSSIER FIDES “Los `Apóstoles de Jesús´, 40 años del primer Instituto religioso misionero de África” publicado por Agencia Fides el 20 de Agosto de 2008.

 

“África aún necesita de misioneros de otras partes del mundo, así como el resto del mundo necesita de misioneros africanos”. Entrevista a la Agencia Fides al p. Speratus Kamanzi AJ, Superior General de los Apóstoles de Jesús

 

 “Los Apostles of Jesus fueron fundados el 22 de agosto de 1968, fiesta del reinado de María. La fecha y el nombre que los cofundadores escogieron para el Instituto no son accidentales”. Desde el 14 de febrero del 2008 el nuevo Superior General de los Apostles of Jesus es el padre Speratus Kamanzi AJ. En una entrevista con la Agencia Fides, el padre Kamanzi recuerda los cuarenta años de vida del instituto, indicado los retos misioneros de hoy y sus expectativas para el ya próximo segundo Sínodo africano, previsto para el 2009.

 

Cuarenta años de misión


“Nuestro Señor Jesucristo nos llama a estar siempre con Él y nos envía al mundo entero a proclamar el gozoso anuncio de la salvación. Nuestra primera misión –afirma el Superior General– es la de estar con el Señor. Santa María Virgen, con su ‘Sí’, comprendió lo que significa estar con Él, y luego comunicó a la entera creación el mensaje de salvación que había recibido. Del mismo modo, los Apóstoles de Jesús queremos tener una ininterrumpida relación con el Señor y estar con Él a la espera de ser enviados adónde su plan lo disponga”.


“Como tema para este aniversario –continúa el p. Kamanzi– hemos elegido ‘Yo estaré con vosotros’, una manera de agradecer al Señor, quien ha estado con nosotros en estos 40 años. El tema expresa nuestra esperanza en el futuro, seguros del hecho que Él no nos abandonará y que la Providencia divina continuará asistiéndonos y consolándonos en todos los retos a los que hemos sido llamados, comenzando por la misión”.

 

Los campos de actividades


Nacidos en Uganda, África oriental, los Apostles of Jesus actúan hoy en 7 países africanos, en Europa (Italia y Reino Unido) y en los Estados Unidos (en 18 Estados). Su difusión es para el religioso un signo “de nuestro seguimiento de Cristo, el Buen Pastor. Como ministros del Pueblo de Dios en las diversas partes del mundo, manifestamos el amor compasivo de Dios, revelado en la misión salvífica de nuestro Señor Jesucristo”.

 

El reto de la diversidad cultural


Para los Apostles of Jesus la diversidad cultural es parte integral del a misión; en el seminario los jóvenes son sensibilizados para multiplicar sus relaciones con la cultura. “Nuestra formación –explica el p. Kamanzi– nos prepara para afrontar los retos de la diversidad cultural, así como los retos que nos presenta su riqueza. Nuestros seminarios en Kenya, Uganda, Tanzania y Sudán, están abiertos a la integración cultural. Los aspirantes de Tanzania, por ejemplo, tienen la oportunidad de estudiar en Uganda o en Kenya y viceversa. Los que no tienen la posibilidad de estudiar en el extranjero, viven de todos modos la experiencia de una verdadera riqueza cultural con los seminaristas provenientes de otros países. Desde los primeros cursos de nuestra formación, los jóvenes se sienten tocados por lo que significa integrarse y entrar en relación con personas con un background étnico o tribal diferente. Estos procesos, junto con un adecuado aprecio por la diversidad, marcan en lo profundo nuestra formación, sin interrumpirse con los años”.

 

Los métodos de Evangelización


En contacto con las más diversas realidades, desde el tribalismo africano a la secularización occidental, los Apostles of Jesus siguen una pastoral misionera “marcada por la presencia y el testimonio”. “Estos dos métodos de evangelización –continúa el Superior General– tienen su fundamento en aquello que el mismo Señor Jesús hizo durante su ministerio público, y que continúa haciendo hoy a través de los misioneros. Cuando nuestros miembros son llamados a una misión, ellos, antes que nada, viven como pastores en medio de su grey, celebrando los sacramentos, enseñando el catecismo, visitando a los enfermos y dando consejo a quien se encuentra en dificultad. La disponibilidad es el más valioso método de evangelización. Muchas personas, hoy en día –agrega–, sobretodo en los países desarrollados de Occidente, no tienen tiempo para dedicar a otros. Todo se hace de manera demasiado rápida. En todo lugar donde nos encontramos las personas experimentan una nueva vida cuando saben que el sacerdote está siempre allí acompañándoles, y siempre dispuesto a escucharles. Además, las personas esperan con ansias que el sacerdote visite sus casas y lugares de trabajo y les dé una nueva esperanza para la vida”.

“La inculturación –prosigue el p. Kamanzi– es otro método fundamental para la evangelización, unido al de la presencia/disponibilidad. El proceso de inculturación busca instaurar una atmósfera sana de diálogo y permite afrontar la diversidad cultural. El resultado de este proceso es una nueva situación, vivificada en última instancia por los valores evangélicos”.


“Como religiosos misioneros, la formación de las comunidades es otro método de evangelización. Nosotros mismos vivimos en comunidades de dos, tres o más miembros, compartiendo todo entre nosotros. Alentamos a las personas de las que somos pastores a romper el caparazón del individualismo y del aislamiento y a tener la experiencia de los valores que vienen de la cercanía a los demás. Este método ha sido probado con éxito tanto en África como en el mundo occidental. En África es particularmente eficaz mediante la existencia de pequeñas o medianas comunidades de cristianos. En Europa y en América la formación de este tipo de comunidad está gradualmente tomando forma gracias a la difusión de grupos de oración y a la promoción de algunas devociones, como la del Sagrado Corazón de Jesús y la del Corazón Inmaculado de María”.

 

Las dificultades que se encuentran


El p. Kamanzi no oculta las dificultades: “Ser misionero significa responder a una vocación que es un reto. Desde el momento en que es el mismo Señor quien nos llama a servir, incluso en lugares donde las condiciones son sumamente difíciles, nosotros aceptamos nuestra misión con alegría. Existen, obviamente, problemas de ambientación en sentido estricto –continúa– sobre todo en las áreas con climas extremos. Las personas se sorprenden por nuestra capacidad para adaptarnos fácilmente, del calor extremo de los desiertos del Sahara y del Kalahari en África, al frío y la nieve también extremos de Maine, al noreste de América. Cuando nuestros misioneros van por primera vez a un lugar, al inicio hay dificultades en lo que respecta al alimento, la lengua. Pero en poco tiempo comienzan a apreciar el alimento local y muchas personas se sorprenden por la rapidez con la que aprenden la lengua. El secreto que está detrás de ello –revela el sacerdote– es su constante presencia y disponibilidad. Un ejemplo: en África oriental (Kenya, Uganda y Tanzania) solemos ponerle azúcar al café, mientras que en Etiopía la costumbre es beberlo con sal, cosa que representa no poca dificultad. Sin embargo, en poco tiempo nuestros misioneros comienzan a apreciar el café etiópico, y lo beben con mucho gusto”.

 

La misión Ad gentes, del África al resto del mundo


Los Apostles of Jesus, con su presencia en el mundo occidental, invierten en un cierto sentido el flujo misionero que en los siglos pasados pasaba de Europa a África. “Yo creo –comenta el Superior General– que es Dios quien dispone cada cosa en su momento. Él manda quién irá de qué lugar y a qué parte en el tiempo en que Él mismo dispone. En los tiempos apostólicos los misioneros provenían de Israel y se dirigían a todo el mundo. Más tarde los misioneros eran enviados del Imperio Romano hacia el resto de Europa. Cuando creció la actividad misionera de la Iglesia, fueron enviados desde Europa a África, América y Asia. Hoy experimentamos un movimiento diferente, no tanto unidireccional sino más bien cruzado, y es algo verdaderamente maravilloso. Pienso que es una manera de demostrar que la Iglesia es esencialmente misionera. En Karen (Nairobi) se localiza nuestra Curia Generalicia, y allí hay otras 30 comunidades de religiosos, masculinas y femeninas. Sus miembros provienen de todos los continentes: África, Asia, Europa, América del Norte y del Sur. No es extraño después de todo que África envíe misioneros a otras partes del mundo. Es un modo de agradecer a los Europeos y Americanos que han evangelizado nuestro continente. Ellos en el pasado sacrificaron sus vida por la difusión del Evangelio, hoy nosotros sacrificamos las nuestras con el mismo objetivo. Es una forma de reciprocidad y de complementariedad. África necesita todavía de misioneros del resto del mundo, así como el resto del mundo necesita de misioneros africanos”.

 

A la espera del segundo Sínodo del África


Una última reflexión del coloquio está dirigida al segundo Sínodo Africano, en programa para octubre del 2009. El p. Kamanzi recuerda que “la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para África de 1994 fue celebrada en un momento en el que muchas personas tenían grandes expectativas en relación a la Iglesia en África. Existía, sin embargo, una suerte de confusión en la comprensión de qué cosa era en realidad un Sínodo. Algunas personas lo consideraban casi un Concilio. Yo creo que muchos hoy en día saben que un Sínodo es un proceso de consulta, una forma de expresar los problemas relativos a nuestro continente, pero que no aísla a los africanos respecto de la Iglesia Universal”. “Mi esperanza para el segundo Sínodo de África –continúa– es que su preparación involucre sobre todo a los jóvenes y mujeres (la mayor parte de los africanos hoy en día está formada por jóvenes y mujeres), y que los Obispos tomen en consideración los problemas con mucha seriedad. Nuestro continente ha sido devastado por las guerras, la inestabilidad política, la ruina económica y un número exorbitante de muerte a causa de enfermedades curables e incurables como el SIDA, la malaria, etc. Lo que espero de nuestros Obispos es un llamado a la comunidad internacional para que colabore con nuestros líderes, tanto civiles como religiosos, al menos para aliviar los efectos de estos males y, donde es posible, trabajar unidos para erradicarlos totalmente”.


“Como miembro y jefe de un Instituto Religioso Misionero Africano –concluye el padre Speratus Kamanzi– espero que el Sínodo juegue un rol activo en la promoción de las vocaciones, sobre todo de las vocaciones religiosas y misioneras. La Iglesia ha sobrevivido 2000 años gracias a la fuerza y al celo de los misioneros. Hoy, en Europa o América, son menos los dispuestos a comprometerse en este tipo de evangelización, y África corre el riesgo de quedarse sola tratando de encender el fuego misionero entre las naciones. Creo que los Obispos deberán dar a este tema una prioridad den las discusiones del Sínodo”.


Publicado por verdenaranja @ 23:50  | Entrevistas
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