Domingo, 31 de agosto de 2008

 

REDACCIÓN DE “IGLESIA NIVARIENSE”

C. San Agustín, nº 28

38201. La Laguna. Tenerife.

Tfno. 922-314961 / Fax. 922-256362

e-mail: [email protected]

 

BOLETÍN 299

 

  

Durante los primeros días de Septiembre, en el Puerto de la Cruz, se desarrolla el ya tradicional y extraordinario Consejo Episcopal, a fin de programar el curso pastoral que se inicia. El mismo tiene como objetivo preferente, dentro del Plan Pastoral, los jóvenes y las vocaciones.

 

El Obispo de la Diócesis Canariense, Francisco Cases, aseguró  que el funeral por las víctimas del siniestro del JK 5022 de Spanair, se oficiará de “inmediato”, El Obispado asegura que celebrará el servicio religioso “una vez que haya un acuerdo” con las administraciones públicas y la Casa Real, “para que todos estén al servicio de las víctimas” ese día. Cases entiende que en el conjunto de los fallecidos existían miembros de otras confesiones religiosas, y por ello adelantó que se “ha puesto de acuerdo con los pastores de las otras religiones” para organizar una “oración en el templo ecuménico de Maspalomas”. Aunque todavía no han fijado una fecha concreta.

 

Ya es posible, en la secretaría del ISTIC matricularse para el próximo cursillo de verano que organizan conjuntamente la delegación de catequesis y el Instituto de Teología y que versará sobre el catecumenado.

 

El próximo cuatro de septiembre se cumplen tres años de la ordenación  y toma de posesión canónica de don Bernardo Álvarez como duodécimo Obispo Nivariense. Presidió la Eucaristía el Nuncio a quien acompañaban 18 obispos. Unas cinco mil personas participaron en la celebración dentro y fuera del templo, a pesar del intensísimo calor de la jornada.

 

El día cinco el obispo y los técnicos del equipo multiprofesional, presentarán a los medios de comunicación, en rueda de prensa, el estado de las obras de reconstrucción de la Sede del Obispado.

 

 

En este sentido, se viene distribuyendo un cartel y la carta del obispo sobre la Colecta Diocesana pro-restauración del Obispado que se va a realizar los venideros 13 y 14 de septiembre.

 

El pasado 25 de agosto a las 7 de la tarde se bendijo la ermita de San José y de Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, en Túnez (Arona). 

 

En septiembre el calendario festivo de la diócesis tiene importantes citas, entre otros lugares, en Los Sauces, Los Silos, Tacoronte, La Laguna, Icod, etc.

 

 

El número de Septiembre de la revista diocesana, Iglesia Nivariense, se ocupa, entre otros asuntos, del comienzo del segundo curso de implementación del vigente Plan Diocesano de Pastoral, además de un amplio informe sobre la contribución de las religiones a la paz, los cambios de destino de distintos sacerdotes, los retos que los jóvenes plantean a la parroquia, etc.

 

Los restos mortales del que fuera Beneficiado de la parroquia de El Salvador de Santa Cruz de La Palma, el Padre Manuel Díaz, fueron trasladados, desde el cementerio de la capital palmera a la citada parroquia, tras la obtención de los preceptivos permisos.


La Vicaría General
está remitiendo a todos los párrocos una Nota sobre algunos asuntos de interés en relación a la petición de partidas sacramentales no consideradas históricas, al matrimonio entre católicos y musulmanes a la atención pastoral de los Católicos orientales,  y los orientales no católicos, etc.


El arciprestazgo de La Gomera comenzará a difundir en las próximas fechas el programa de actos religiosos de las fiestas lustrales de Nuestra Señora de Guadalupe y a difundir un cartel relativo a las mismas. En el programa se incluye una carta del Obispo Nivariense.


Por su parte, la delegación de catequesis pondrá a disposición de todos, a comienzos de septiembre, un folleto para la formación continua de los catequistas titulado: Nacer a la fe. El mismo está centrado en la cuestión de la Iniciación Cristiana.


Los Scouts Católicos de Canarias han organizado desde el pasado mes de Julio la acogida de niños saharauis en campamentos de verano. Igualmente durante agosto desarrollaron un campo de intercambio juvenil canario-saharaui, titulado campamento de la playa de Bodjadour.


Homilía que pronunció Benedicto XVI en la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, 15 de agosto de 2008, al presidir la misa en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva, de Castel Gandolfo, que celebra este año los 350 años de existencia.

 

Castel Gandolfo, 15 agosto 2008

  

Queridos hermanos y hermanas:


        En el corazón del verano, como cada año, vuelve la solemnidad de la Asunción de la bienaventurada Virgen María, la fiesta mariana más antigua. Es una ocasión para ascender con María a las alturas del espíritu, donde se respira el aire puro de la vida sobrenatural y se contempla la belleza más auténtica, la de la santidad. El clima de la celebración de hoy está todo él penetrado de alegría pascual. "Hoy -canta la antífona del Magníficat- la Virgen María sube a los cielos; porque reina con Cristo para siempre. Aleluya". Este anuncio nos habla de un acontecimiento totalmente único y extraordinario, pero destinado a colmar de esperanza y felicidad el corazón de todo ser humano. María es, en efecto, la primicia de la humanidad nueva, la criatura en la cual el misterio de Cristo -encarnación, muerte, resurrección y ascensión al cielo- ha tenido ya pleno efecto, rescatándola de la muerte y trasladándola en alma y cuerpo al reino de la vida inmortal. Por eso la Virgen María, como recuerda el concilio Vaticano II, constituye para nosotros un signo de segura esperanza y de consolación (cf. Lumen gentium, 68). La fiesta de hoy nos impulsa a elevar la mirada hacia el cielo. No un cielo hecho de ideas abstractas, ni tampoco un cielo imaginario creado por el arte, sino el cielo de la verdadera realidad, que es Dios mismo: Dios es el cielo. Y él es nuestra meta, la meta y la morada eterna, de la que provenimos y a la que tendemos.


        San Germán, obispo de Constantinopla en el siglo VIII, en un discurso pronunciado en la fiesta de la Asunción, dirigiéndose a la celestial Madre de Dios, se expresaba así: "Tú eres la que, por medio de tu carne inmaculada, uniste a Cristo al pueblo cristiano... Como todo sediento corre a la fuente, así toda alma corre a ti, fuente de amor; y como cada hombre aspira a vivir, a ver la luz que no tramonta, así cada cristiano suspira por entrar en la luz de la Santísima Trinidad, donde tú ya has entrado". Estos mismos sentimientos nos animan hoy mientras contemplamos a María en la gloria de Dios. Cuando ella se durmió en este mundo para despertarse en el cielo, siguió simplemente por última vez al Hijo Jesús en su viaje más largo y decisivo, en su paso "de este mundo al Padre" (cf. Jn 13, 1).


        Como él, junto con él, partió de este mundo para volver "a la casa del Padre" (cf. Jn 14, 2). Y todo esto no está lejos de nosotros, como quizá podría parecer en un primer momento, porque todos somos hijos del Padre, de Dios, todos somos hermanos de Jesús y todos somos también hijos de María, nuestra Madre. Todos tendemos a la felicidad. Y la felicidad a la que todos tendemos es Dios, así todos estamos en camino hacia esa felicidad que llamamos cielo, que en realidad es Dios. Que María nos ayude, nos anime, a hacer que todo momento de nuestra existencia sea un paso en este éxodo, en este camino hacia Dios. Que nos ayude a hacer así presente también la realidad del cielo, la grandeza de Dios en la vida de nuestro mundo. En el fondo, ¿no es éste el dinamismo pascual del hombre, de todo hombre, que quiere llegar a ser celestial, totalmente feliz, en virtud de la resurrección de Cristo? ¿Y no es tal vez este el comienzo y anticipación de un movimiento que se refiere a todo ser humano y al cosmos entero? Aquella de la que Dios había tomado su carne y cuya alma había sido traspasada por una espada en el Calvario fue la primera en ser asociada, y de modo singular, al misterio de esta transformación, a la que todos tendemos, traspasados a menudo también nosotros por la espada del sufrimiento en este mundo.


        La nueva Eva siguió al nuevo Adán en el sufrimiento, en la pasión, así como en el gozo definitivo. Cristo es la primicia, pero su carne resucitada es inseparable de la de su Madre terrena, María, y en ella toda la humanidad está implicada en la Asunción hacia Dios, y con ella toda la creación, cuyos gemidos, cuyos sufrimientos, son -como dice san Pablo- los dolores de parto de la humanidad nueva. Nacen así los nuevos cielos y la nueva tierra, en la que ya no habrá ni llanto ni lamento, porque ya no existirá la muerte (cf. Ap 21, 1-4).


        ¡Qué gran misterio de amor se nos propone hoy a nuestra contemplación! Cristo venció la muerte con la omnipotencia de su amor. Sólo el amor es omnipotente. Ese amor impulsó a Cristo a morir por nosotros y así a vencer la muerte. Sí, ¡sólo el amor hace entrar en el reino de la vida! Y María entró detrás de su Hijo, asociada a su gloria, después de haber sido asociada a su pasión. Entró allí con ímpetu incontenible, manteniendo abierto detrás de sí el camino a todos nosotros. Por eso hoy la invocamos: "Puerta del cielo", "Reina de los ángeles" y "Refugio de los pecadores".


        Ciertamente, no son los razonamientos los que nos hacen comprender estas realidades tan sublimes, sino la fe sencilla, pura, y el silencio de la oración los que nos ponen en contacto con el misterio que nos supera infinitamente. La oración nos ayuda a hablar con Dios y a escuchar cómo el Señor habla a nuestro corazón.


        Pidamos a María que nos haga hoy el don de su fe, la fe que nos hace vivir ya en esta dimensión entre finito e infinito, la fe que transforma incluso el sentimiento del tiempo y del paso de nuestra existencia, la fe en la que sentimos íntimamente que nuestra vida no está encerrada en el pasado, sino atraída hacia el futuro, hacia Dios, allí donde Cristo nos ha precedido y detrás de él, María.


        Mirando a la Virgen elevada al cielo comprendemos mejor que nuestra vida de cada día, aunque marcada por pruebas y dificultades, corre como un río hacia el océano divino, hacia la plenitud de la alegría y de la paz. Comprendemos que nuestro morir no es el final, sino el ingreso en la vida que no conoce la muerte. Nuestro ocaso en el horizonte de este mundo es un resurgir a la aurora del mundo nuevo, del día eterno.


        "María, mientras nos acompañas en la fatiga de nuestro vivir y morir diario, mantennos constantemente orientados hacia la verdadera patria de las bienaventuranzas. Ayúdanos a hacer como tú has hecho".


        Queridos hermanos y hermanas, queridos amigos que esta mañana participáis en esta celebración, hagamos juntos esta plegaria a María. Ante el triste espectáculo de tanta falsa alegría y, a la vez, de tanta angustia y dolor que se difunde en el mundo, debemos aprender de ella a ser signos de esperanza y de consolación, debemos anunciar con nuestra vida la resurrección de Cristo.


        "Ayúdanos tú, oh Madre, fúlgida Puerta del cielo, Madre de la Misericordia, fuente a través de la cual ha brotado nuestra vida y nuestra alegría, Jesucristo. Amén.



Publicado por verdenaranja @ 19:24  | Habla el Papa
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Día 29 de Agosto
El Martirio de San Juan Bautista

 

 

Santa Pureza

 

 

Parece, y es verdad, que en todo momento debemos ser puros. "¿Qué tal la virtud de la Pureza?", he preguntado en ocasiones en la dirección espiritual. "Bien..., normal...", suelen responder. Y, a continuación, prosiguen con algo así como que en ese aspecto no tienen problemas, pues son personas sencillas, ocupadas en sus cosas, que procuran no herir a sus semejantes y cumplir las propias obligaciones con justicia. Está claro, que no han comprendido la pregunta; que posiblemente existe en este caso, como en otros, una indeseable alianza entre la ignorancia y la falta de exigencia en el sujeto, que conduce a que muchos ni siquiera lleguen a plantearse vivir la sexualidad con los criterios de Jesucristo. Porque la Pureza –la Santa Pureza– es la virtud cristiana gracias a la cual se regula la capacidad generativa de acuerdo con la recta razón iluminada por la fe. Por lo tanto, no viven esta virtud humana y cristiana, los que incurren, consigo mismos o con otros, en acciones deshonestas, contrarias a la castidad, o se ponen en peligro de cometerlas.


        No se nos escapa que en nuestros días, quizá más que en otras épocas, parece cosa normal el ejercicio de la sexsualidad al margen de la trasmisión de la vida; que el sexo –desprovisto de su sentido y finalidad originales– es para algunos casi sólo otra forma de esparcimiento y también objeto de comercio. No es posible analizar ahora con alguna profundidad este fenómeno, ni en sus orígenes, ni en sus consecuencias, claramente presentes, por lo demás, en nuestra cultura. Supliquemos, en cambio, para todos la limpieza de corazón y de cuerpo, que, como anunció Jesucristo en las bienaventuranzas, es imprescindible para contemplar a Dios: Bienaventurados los limpios de corazón porque verán a Dios. La virtud de la castidad, sin ser la primera en el orden de las virtudes, es, sin embargo, imprescindible para vivir otras muchas, entre ellas, la caridad: el amor a Dios y al prójimo en que consiste la esencia de la perfección cristiana.


        Nos serviremos de algunos textos de san Josemaría, tomados todos ellos de Camino, para continuar nuestra meditación sobre esta virtud:


        ¿Pureza? —preguntan. Y se sonríen. —Son los mismos que van al matrimonio con el cuerpo marchito y el alma desencantada... ¡Cuántas veces nos encontramos por desgracia con esta paradoja! Es una pretendida alegría por haber "superado" lo que algunos llaman "perjuicios" únicamente religiosos. Esa falsa risa, tantas veces inducida por la moda, por el qué dirán..., por no ser menos..., viene a ser como el "canto del cisne": el preludio de una amargura y un desengaño, de los que algunos luego no saben o no quieren retornar. Porque parece claro –de modo especial en ciertos ambientes culturales– que la vida pública, la calle..., no colabora positivamente con el ejercicio de esta virtud. El cristiano comprometido con su fe lo sabe, y no le resulta extraño, por lo tanto, vivir contracorriente en este aspecto de su vida. Como tampoco se deja amedrentar por sentirse solo y hasta raro entre una sociedad que parece haber cambiado sus fines naturales. Los hijos de Dios, responsables y orgullosos de su condición, no se arredran:


        Hace falta una cruzada de virilidad y de pureza que contrarreste y anule la labor salvaje de quienes creen que el hombre es una bestia.
—Y esa cruzada es obra vuestra
, asegura también san Josemaría. La verdad no la consigue ni garantiza la mayoría. La Historia de la Salvación cuenta con abundante experiencia en este sentido. Recordemos, sin ir más lejos, a aquellos pocos discípulos de Jesús que lograron cambiar la cultura de todo un imperio; eso sí, a costa de sí mismos. Hoy como ayer los cristianos estamos convencidos del triunfo de Dios con nosotros, o también, el triunfo de los hombres en la causa de Dios: las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella, nos tiene asegurado Cristo. La Iglesia y su tan controvertida doctrina no pueden dejar de triunfar. ¡Ojalá queramos estar del lado de los que van a ganar!


        Además, vivir esta virtud no es para tanto. Sólo parece imposible a los que han claudicado sin apenas lucha: sin el empeño por la Santa Pureza que si ponen, en cambio, en otros ideales, quizá no tan nobles.


        Cuando te decidas con firmeza a llevar vida limpia, para ti la castidad no será carga: será corona triunfal. En efecto, asegura el Santo de lo ordinario, la pureza cuesta menos –aunque siempre habrá que esforzarse– si hay una decisión firme de vivir limpiamente, evitando las ocasiones de pecado, como evita el contagio infeccioso quien quiere permanecer sano. Porque el que vive esta virtud, notando humana y espiritualmente sus efectos, está en condiciones de valorar su excelencia, sin recurrir al autoengaño de los que dicen sentirse bien, cuando se dejan arrastrar por sus pasiones y debilidades. Así lo recuerda también san Josemaría:


        Me escribías, médico apóstol: "Todos sabemos por experiencia que podemos ser castos, viviendo vigilantes, frecuentando los Sacramentos y apagando los primeros chispazos de la pasión sin dejar que tome cuerpo la hoguera. Y precisamente entre los castos se cuentan los hombres más íntegros, por todos los aspectos. Y entre los lujuriosos dominan los tímidos, egoístas, falsarios y crueles, que son características de poca virilidad". Recordemos la personalidad y conducta de Herodes.


        La fortaleza necesaria para vivir esta virtud no será, casi nunca, un alarde de resistencia en los momentos de tentación, sino la energía humilde de quien es consciente de su debilidad y no consiente con la ocasión: No tengas la cobardía de ser "valiente": ¡huye! Así lo aconsejaba el Fundador de la Obra y así se lo pedimos a Santa María, Madre nuestra.


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Publicado por verdenaranja @ 19:17  | Espiritualidad
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Día 31de Agosto
 XXII Domingo del Tiempo Ordinario

 

 Del dolor cristiano a su alegría

 

 

 Las palabras de Jesús recogidas por San Mateo en su Evangelio que hoy consideramos, enfrentan al hombre de modo inequívoco, por la insistencia reiterada de Jesús, con la realidad del sacrificio. Lo que de algún modo contraría, lo que cuesta, aquello que de diversos modos nos produce dolor, nos hace sufrir; no es, sin embargo, necesariamente malo. Muy al contrario, la Cruz –que auna en sí todo lo que podría parecer contrario al hombre desde una visión sólo terrena– nos es imprescindible en la vida según el plan de Dios.


        Cuando se trata de dejar claro cómo se logra lo que nos es en verdad valioso, siempre se concluye que es a base de esfuerzo y, en cierto sentido, de renuncia. "Quien algo quiere, algo le cuesta", solemos decir. Y es de experiencia común que a mayor y más excelente el objetivo que se pretende, más cuesta y mayor debe ser el empeño por lograrlo. De ahí que bastantes se retraen de intentar metas altas, desanimados por el trabajo que imaginan. Les domina esa opción que han hecho por sí mismos, que les impulsa a evitar exigencias incómodas, aún sabiendo que se quedan sin la opción mejor: la que tiende al enriquecimiento por un mayor valor logrado.


        Casi de continuo insiste Jesús en la necesidad del esfuerzo. El Reino de los Cielos padece violencia, y los esforzados lo conquistan, aclara, con expresión que hoy en día puede parecer intransigente. Y recordamos el anuncio de su Pasión, tal como el propio Cristo la expuso en síntesis a los Apóstoles. El sentido de su vida entre los hombres, a partir de encarnarse en Santa María Virgen, era la Redención del género humano. Con la vida y muerte de Cristo el hombre podría recuperar esa intimidad con la Trinidad Beatísima, perdida por el pecado, para la que había sido pensado por Dios Creador desde el principio. Los días del Hijo de Dios en la tierra fueron de trabajo esforzado; con todo su afán sólo para lo que más favorezca a los hombres. Los días de Jesús, de su vida pública entre los hombres, son –a costa de todo lo propio– una permanente entrega suya en favor nuestro.


        Hecho hombre por amor a los hombres, quiso además mostrarnos con el ejemplo visible de su transcurso terreno el modo supremo de amar. En la Cruz consuma su entrega redentora: Todo está cumplido, exclama al morir. Pero cada día de Jesús en su vida mortal es ya una manifestación plena de ese mismo amor y entrega. En cada jornada Cristo ponía toda su humanidad Santísima en una renuncia efectiva de sí mismo por los que le rodeaban. La Cruz y la muerte serán el colofón de su mismo ofrecimiento cotidiano, que el primer Viernes Santo se concretó en la entrega definitiva de su vida en el Calvario.


        Ningún ideal se hace realidad sin sacrificio. —Niégate. —¡Es tan hermoso ser víctima!


        Con ese optimismo realista contemplaba san Josemaría el sacrificio por amor. Porque la belleza proviene del amor. Es simpleza, pues, ver la vida del cristiano consecuente con su fe como un "calvario", en el sentido pobre que a veces se da a esa palabra. Hay Cruz, sí, y dolor; pero el cristiano sólo quiere la Cruz de Cristo; una Cruz con la que ama y alcanza la Vida Eterna para sí, al ofrecier su propia vida en sacrificio por los demás. Así, el sacrificio no es un castigo, sino instrumento de salvación. De salvación y de alegría, porque –por Gracia de Dios– la auténtica felicidad sólo proviene de ese sacrificio. ¡Con alegría, ningún día sin Cruz!, clamaba con razón san Josemaría.


        Es lógico que en ocasiones nos cueste "entender" la necesidad del dolor. Por esa rebeldía, que de continuo nos reclama ser "autónomos" y dueños absolutos de nosotros mismos, no queremos tolerar el sufrimiento. La soberbia –apego desordenado al yo–, que nos incita a vernos libres hasta de Dios, aparte de ser poco realista y nada razonable, pues se nos muestra con evidencia nuestra condición de criatura a poco que seamos francos con nosotros, es el origen de ese no "entender" y de la rebeldía consiguiente.


        "Es tal la actual condición del hombre, que únicamente puede mostrar su amor en categorías de sufrimiento". Así razonaba un buen conocedor de la humana naturaleza, que sí estaba dispuesto a ser consecuente con ella aunque tuviera que padecer en aras de la verdad. Las palabras de Nuestro Señor son, por lo demás, inequívocas aunque exigentes: Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará.


        Es esa vida, plena en Cristo –prevista para cada uno en el plan divino– en la que pensamos. La misma vida colmada de generosa entrega que deseamos que los demás vivan con nosotros. Esa vida que cuando se difunde, cuando muchos al cundir el buen ejemplo logran implantar en cierto ambiente, en una sociedad, allí se respira paz, alegría, optimismo, un sentido positivo de la existencia humana, aún cuando no se pueda evitar el dolor; porque, en nuestra actual condición, será siempre compañero de viaje, como debe serlo también la alegría.


        Después de su Hijo, es María quien más ha sufrido en este mundo, también con sus ojos puestos siempre en Dios. Por eso es la más feliz y causa de nuestra alegría


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Publicado por verdenaranja @ 19:10  | Espiritualidad
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Comentario a las lecturas del domingo veintidos del tiempo ordinario - A, publicado en el Diario de Avisos el domingo 31 de Agosto de 2008 bajo el epígrafe "eldomingo, fiesta de los cristianos".

Ganar perdiendo


DANIEL PADILLA

Si no fuera una gran falta de respeto, una gran irreverencia, te diría, Señor, que "no estás al loro". Eso que afirmas en el evangelio de hoy -"el que pierda su vida... la encontrará"-, suena a "música celestial". Te explicaré. Vivimos en una sociedad tan orientada a lo "competitivo", que lo único que interesa es "ganar". Empecemos por el deporte. En él ya apenas cuenta la belleza de las jugadas, el malabarismo, el espectáculo. Lo único que interesa son los resultados. Aún los deportes más cercanos al arte se valoran con "números". Un deportista bueno no es el que mejor juega, sino el que más millones cuesta. Y como cada deporte tiene ya su particular quiniela, todos entramos en la "competición".

Pero no sólo el deporte. Toda nuestra vida está estructurada para "ganar". Ya en el colegio, el chico que más sobresalientes saca es el que más vale. El que más diplomas ostenta es el mejor profesional. El que más votos saca es el mejor político. Y las actrices más contratadas, salvo alguna extraña Bette Davis, no son las que mejor lo hacen, sino las que, gracias a su silueta, más fuerte imantan. Lo que importa, por tanto, es "ganar". Por eso te digo, Señor: "¿De qué galaxia vienes? Cuando dijiste: el que pierda su vida, la ganará, ¿hablabas en serio o estabas haciendo una frase provocadora? Porque luego, además, añadiste: Tengo que subir a Jerusalén donde se cumplirán, me azotarán, etcétera. ¿Cómo te pudiste extrañar de que Pedro se interpusiera en tu camino y te dijera?: ¡Lejos de ti, Señor! ¿Por qué le llamaste "satanás", si lo que estaba haciendo era, más o menos, lo que hacemos todos siguiendo esa universal regla de juego que consiste en "triunfar en la vida", impuesta por la sociedad?

Y, sin embargo, analizándolo y pensándolo bien, está claro: no estabas "haciendo frases". Cuando uno lee a fondo tu evangelio, toda tu filosofia parte de ese punto y a ese punto vuelve. No serán dichosos los "ricos", o los "poderosos", o los que "viven su vida"..., sino "los pobres", los pacíficos, los que sufren". Le mostraste, sí, a Pedro, la gloria del Tabor. Pero luego le llevaste a la agonía de Getsemaní. Nos hablas de "dos caminos": uno, placentero y ancho; pero nos animas a "caminar por el camino estrecho que es el que lleva a la vida". Así vas invirtiendo nuestra jerarquía de valores. Con lo que queda claro que no se trata de "frases para provocar" ocasionales o figuras literarias de tu oratoria particular. Son principios claros, constantes y valientes para hacernos caer en la cuenta de que tu Reino es "otra cosa".

Para una mayor clarificación, conviene hoy leer la impresionante página de Jeremías en la primera lectura: "Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir". Son palabras de enamorado que dan pie a pensar que lo que él veía en su vocación de profeta era algo bellísimo y atrayente. Pero, claro, le llegó su "subida a Jerusalén": -"Yo era el hazmerreír todo el día: todos se burlaban de mí". No era, pues, por el camino del "ganar" por donde Dios le llamaba, sino por el "perder". A punto estuvo, sí, de sucumbir ante camino tan duro: -"Me dije: no me acordaré de él, no hablaré más en su nombre". Pero, no, no fue así. Algo le decía en su interior que "saber perder la vida por Dios" es una filosofia que lleva a la "ganancia". Y así, decía: "Pero la palabra de Dios en mis entrañas era un fuego ardiente encerrado en mis huesos". ¡Melancólico y humano Jeremías, retrato anticipado de ese Jesús que "pería para ganar"! ¡Pintura viviente de ese Jesús que asegura en el evangelio de este domingo que "vendrá entre sus ángeles para pagar a cada uno con la gloria de su Padre", pero. que, unas líneas antes, invita: "El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo que tome su cruz y que me siga"!


Publicado por verdenaranja @ 11:23  | Espiritualidad
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S?bado, 30 de agosto de 2008

Extracto de DOSSIER FIDES “La Iglesia, los pueblos, las naciones: COLOMBIA” publicado por Agencia Fides el 25 de Agosto de 2008.



La iglesia en Colombia

 

Colombia es un país con 44.5 millones de habitantes. De esta población aproximadamente el 86.5 % son católicos, es decir, unos 38.5 millones de personas, lo que la convierte en la 7ma. nación en el mundo con mayor cantidad de católicos. El país está dividido en 13 Arquidiócesis, 52 Diócesis, 10 Vicariatos apostólicos y 1 Ordinario Castrense. En total tiene 127 Obispos entre titulares, auxiliares y eméritos, además de los Pastores colombianos que ejercen su misión en otras Diócesis del mundo o en la Curia Vaticana. Actualmente la Iglesia colombiana cuenta con dos cardenales: Cardenal Pedro Rubiano Sáenz, Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia y el Cardenal Dario Castrillón Hoyos, Prefecto emérito de la Congregación para el Clero y Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei. El Señor Cardenal Crisanto Luque Sánchez, Arzobispo de Bogotá, fue el primer cardenal colombiano, fue creado por S.S Pio XII en el consistorio de 1953; después de él han sido creados cardenales todos los Arzobispos de Bogotá: Card. Luis Concha Córdoba, Card. Aníbal Muñoz Duque, Card. Mario Rebollo Bravo y actualmente el Card. Pedro Rubiano Sáenz. También fue elevado al Cardenalato Monseñor Alfonso López Trujillo, quien sirvió a la Iglesia primero como pastor de la Arquidiócesis de Medellín y luego como Presidente del Pontificio Consejo para la Familia.

 

Desde 1908, hace exactamente 100 años, los Obispos se han organizado en Conferencia Episcopal para reunirse periódicamente a tratar sobre los principales retos y desafíos de la Iglesia y hacer una reflexión crítica sobre la actualidad del país. Desde 1953 estas reuniones se han venido realizando cada año y ha sido ejemplar el realismo y valentía con que se han abordado no pocos problemas.

 

A nivel de clero, el país cuenta con aproximadamente 5700 sacerdotes diocesanos para atender diversas realidades pastorales, además de las casi 4000 parroquias distribuidas por todo el territorio. Existen 54 seminarios mayores para el clero diocesano. Entre los años 2006 y 2007 se  han ordenado  426 nuevos sacerdotes diocesanos en todo el país.

 

Además de esto existen 86 centros de formación sacerdotal, de aproximadamente 46 comunidades religiosas masculinas. Entre los años 2006 y 2007 se ordenaron 131 nuevos sacerdotes de diversas comunidades. El país cuenta con unos 2300 sacerdotes religiosos, además de los casi 4200 religiosos profesos y 15200 religiosas.

 

Según datos de la Conferencia de Religiosos de Colombia, actualmente en el país hay presencia  de unas 440 comunidades religiosas femeninas y de unas 77 comunidades religiosas masculinas. De todas ellas, 84 son de origen colombiano y están presentes en los 5 continentes.

 

En cuanto a la educación, la Iglesia católica en el país está presente de múltiples maneras. Por medio de escuelas, colegios, centros de educación técnica, universidades, entre otros, se ocupa de la formación de niños y jóvenes de todos los niveles socioculturales. Hay aproximadamente unas 18 universidades católicas en diversas ciudades del país, algunas dependen de las Iglesias particulares diocesanas y otras de comunidades religiosas. De ellas hay dos con carácter pontificio: la Pontificia Universidad Javeriana de los padres jesuitas en Bogotá y la Universidad Pontificia Bolivariana de la Arquidiócesis de Medellín. Todo este plan está fundado en el proyecto educativo católico impulsado por la Conferencia Episcopal que busca lograr el encuentro entre la doctrina cristiana, que señala unos principios invariables fundamentales, y la teoría educativa, variable según épocas y lugares. Es central en este proyecto educativo la aproximación antropológica que exige una educación integral que abarque a la persona en su totalidad y en todas sus relaciones, que entiende a la persona como un ser abierto a Dios.


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ZENIT publica el artículo que ha escrito el padre Brian Bransfield, quien trabaja para el Secretariado de Evangelización y Catequesis de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, en el contexto del debate social provocado por la campaña presidencial estadounidense.

Votar según la conciencia

La única diferencia entre la cabina de votación y la conciencia es que normalmente tenemos que esperar en la fila para poder entrar a una de ellas. Aparte de eso, se supone que sucede lo mismo en ambos lugares, pues en ese pequeño cubículo nos revelamos a nosotros mismos.


Usted y yo sólo podemos votar una vez en las elecciones de este otoño. Sin embargo, es de esperar que antes de hacerlo hayamos visitado repetidamente nuestra propia conciencia. Mi conciencia es lo que separa a la máquina de votación de una máquina tragamonedas, y sólo la conciencia humana puede asegurarse de que a la boleta de votación no se la trate como un juego de apuestas.


Los obispos de Estados Unidos enfatizan el papel de la conciencia en el documento Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles, una guía para los católicos que se preparan para votar en las elecciones de 2008.


¿Qué es la conciencia? Es esa parte de mí que es mayor que yo. Muchos asuntos demandan atención: la inmigración, la educación asequible, la guerra, la violencia en los barrios; el cuidado de la salud, el aborto, el hambre, las personas sin hogar, el medio ambiente, la investigación genética sobre embriones humanos; la dignidad del matrimonio entre un hombre y una mujer como la institución más reconocida de la historia; la desigualdad económica, los precios de la gasolina y la lista es interminable.


El malentendido más común es que la conciencia equivale a "lo que yo pienso" sobre un tema. La conciencia no es sólo "lo que yo pienso", sino que soy yo "pensando sobre lo que es justo" y verdadero. No se trata de una valoración parcial basada en las palabras de un predicador, de un político o en las pasiones. El sentido moral interior no se construye a base de la suma total de lo que yo pienso, sino que es una manifestación relacionada con la verdad en sí misma independientemente de mis preferencias.

La conciencia no permite a un ciudadano olvidarse de que, ante todo, es una persona. Me dice que soy persona y, como tal, debo considerar los dilemas de acuerdo a un cierto orden: ¿Cómo es que este acto, aquí y ahora, en sí mismo, va de acuerdo con el ser humano y no simplemente con precios más bajos? La conciencia insiste en que los dilemas humanos son asuntos morales mucho antes de que se conviertan en puntos de vista políticos. La conciencia me dice que para ser libre debo aceptar que algunos actos son inevitablemente malos y que ninguna clase de circunstancias o intenciones pueden, de algún modo, hacerlas buenas. La conciencia quita todos los velos: conoce la diferencia entre acertado y equivocado, entre el bien y el mal, pero no basada en la verdad de las circunstancias o la mejores intenciones sino, sobre todo, en la verdad de las cosas en sí mismas.


La conciencia debe formarse. Como tal, debe mirar en tres direcciones al mismo tiempo: a uno mismo, al dilema moral que se presenta, y considerar la verdad de ambos sin favoritismos. Muy a menudo, el votante apela sólo a las primeras dos categorías: yo y el dilema. La mera opinión substituye entonces a la conciencia. Tomar una decisión en conciencia significa consultar con la verdad de las cosas en sí mismas. La conciencia empieza de afuera hacia adentro. La realidad objetiva me llama a la responsabilidad y forma la coordenada central de la conciencia. La conciencia debe comenzar con el bien verdadero. Este punto de partida asegura que la libertad y la verdad no sean enemigas.


Existe una facultad en lo profundo de mi interior que yo no he creado. No está programada. Esta región es más que el súper-ego o una convención social. Sin embargo, ésta se forma. El sentido moral de la conciencia debe moldearse, no desarrollarse simplemente con sentimientos, opiniones, circunstancias, intenciones o movimientos, sino con el sentido moral profundo del que participamos por el hacho de ser humanos y dotados de razón. La conciencia no decide simplemente lo que es feliz o triste, sino que distingue entre el bien y el mal. La conciencia organiza los dilemas en orden de tamaño y ve las semejanzas. El matrimonio, el racismo, el medioambiente, el hambre, el aborto, no son asuntos que compiten entre sí. Están profundamente relacionados. La conciencia se niega a que ninguno de ellos se convierta en un asunto de opinión.


La conciencia da un respingo cuando escucha a un candidato decir que tiene la solución para el sistema de salud pública y, sin embargo, está de acuerdo en que un niño en el vientre puede ser asesinado. La conciencia sabe que si un candidato está a favor de la investigación de células madre en embriones humanos, lo cual siempre implica matar a una persona humana, nuestros barrios nuca estarán libres de violencia-pues acabamos de votar por la violencia. El sentido moral sabe que si tratas el medio ambiente como te da la gana tarde o temprano tendrás que recibir tratamiento a causa del medio ambiente. La conciencia se da cuenta de que si apoyas la tortura estás plantando la semilla de una guerra dentro de veinte años.


La conciencia tiene miras amplias. Rompe las burbujas, aparta los cortinajes, tira de la palanca y con el peso de la verdad honesta puede cambiar, transformar, el mundo.


United States Conference of Catholic Bishops


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ZENIT publica el comentario del padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap., predicador de la Casa Pontificia, a la liturgia del próximo domingo,  XXII Domingo del tiempo ordinario, 31 de Agosto de 2008.


Jeremías 20, 7-9; Romanos 12, 1-2; Mateo 16, 21-27


Quien quiera venir tras de mí, niéguese a sí mismo

 

En el evangelio de este domingo escuchamos a Jesús que dice: “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, coja su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por causa mía, la encontrará”.

 

¿Qué significa “negarse a sí mismo”? Es más, ¿por qué hay que negarse a sí mismo? Conocemos la indignación que suscitaba en el filósofo Nietzsche esta exigencia del Evangelio. Comienzo respondiendo con un ejemplo. Durante la persecución nazi, muchos trenes cargados de hebreos partían desde todas partes de Europa hacia los campos de exterminio. Se les convencía de subir a ellos con falsas promesas de llevarlos a lugares mejores por su bien, mientras que en cambio se les llevaba a la destrucción. A veces sucedía que en alguna parada del convoy, alguien que sabía la verdad gritaba a escondidas a los pasajeros: bajad, huid. Y alguno lo conseguía.

 

El ejemplo es un poco fuerte, pero expresa algo sobre nuestra situación. El tren de la vida en el que viajamos va hacia la muerte. Sobre esto, al menos, no hay dudas. Nuestro yo natural, siendo mortal, está destinado a terminar. Lo que el Evangelio nos propone cuando nos exhorta a renegar de nosotros mismos y a bajar de este tren, es subir a otro que conduce a la vida. El tren que conduce a la vida es la fe en Él, que ha dicho: “El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá”.

 

Pablo había realizado este “trasbordo”, y lo describe así: “Ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí”. Si asumimos el yo de Cristo nos convertimos en inmortales porque él, resucitado de la muerte, no muere más. Eso es lo que significan las palabras que hemos escuchado: “El que quiera salvar la propia vida, la perderá; pero el que pierda la vida por mi causa, la encontrara”. Por tanto, está claro que negarse a sí mismo no es una operación autolesionadora y renunciadora, sino el golpe de audacia más inteligente que podemos realizar en la vida.

 

Pero debemos hacer inmediatamente una precisión: Jesús no nos pide renegar de “lo que somos”, sino de “aquello en lo que nos hemos convertido”. Nosotros somos imagen de Dios, somos por tanto algo “muy bueno”, como dijo Dios mismo en el momento de crear al hombre y la mujer. De lo que tenemos que renegar no es de lo que Dios ha hecho, sino de lo que hemos hecho nosotros, usando mal nuestra libertad. En otras palabras, las tendencias malas, el pecado, todas esas cosas que son como incrustaciones posteriores superpuestas al original.

 

Hace unos años se descubrieron en el fondo del mar, a lo largo de las costas jónicas, dos masas informes que tenían un ligero parecido con cuerpos humanos, y que estaban recubiertas de incrustaciones marinas. Fueron sacadas a la superficie y limpiadas pacientemente. Hoy son los famosos “Bronces de Riace”(estatuas griegas de gran belleza, que representan a dos varones, y que están datadas en el siglo V antes de Cristo, n.d.t.) custodiados en el museo de Reggio Calabria, y están entre las esculturas más admiradas de la antigüedad.

 

Son ejemplos que nos ayudan a entender el aspecto positivo que hay en la propuesta del Evangelio. Nosotros nos parecemos, en el espíritu, a esas estatuas antes de su restauración. La bella imagen de Dios que deberíamos ser está recubierta de siete estratos que son los siete pecados capitales. Quizás sea conveniente traerlos a la memoria por si los hemos olvidado: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. San Pablo llama a esta imagen desfigurada “imagen terrestre”, en oposición a la “imagen celeste” que es la semejanza con Cristo.

 

“Negarse a sí mismo” no es por tanto una operación para la muerte sino para la vida, para la belleza y para la alegría. Consiste también en aprender el lenguaje del verdadero amor. Imagina, decía un gran filósofo del siglo pasado, Kierkegaard, una situación puramente humana. Dos jóvenes se aman. Pero pertenecen a dos pueblos diversos y hablan dos lenguas completamente diversas. Si su amor quiere sobrevivir y crecer, es necesario que uno de los dos aprenda el idioma del otro. En caso contrario, no podrán comunicarse y su amor no durará.

 

Así, comentaba, sucede entre Dios y nosotros. Nosotros hablamos el lenguaje de la carne, él el del espíritu; nosotros el del egoísmo, él el del amor. Negarse a sí mismo es aprender la lengua de Dios para poder comunicarnos con él, pero es también aprender la lengua que nos permite comunicarnos entre nosotros. No somos capaces de decir “sí” al otro, empezando por el propio cónyuge, si no somos capaces de decir “no” a nosotros mismos. Ciñéndonos al ámbito del matrimonio, muchos problemas y fracasos de la pareja dependen de que el hombre nunca se ha preocupado de aprender el modo de expresar el amor de la mujer, y la mujer el del hombre. También cuando habla de negarse a sí mismo, el Evangelio, como puede verse, está bastante menos alejado de la vida de lo que la gente cree.


[Traducción del original italiano realizada por Inmaculada Alvarez]


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Viernes, 29 de agosto de 2008

Extracto de DOSSIER FIDES “Los `Apóstoles de Jesús´, 40 años del primer Instituto religioso misionero de África” publicado por Agencia Fides el 20 de Agosto de 2008.

 

“África aún necesita de misioneros de otras partes del mundo, así como el resto del mundo necesita de misioneros africanos”. Entrevista a la Agencia Fides al p. Speratus Kamanzi AJ, Superior General de los Apóstoles de Jesús

 

 “Los Apostles of Jesus fueron fundados el 22 de agosto de 1968, fiesta del reinado de María. La fecha y el nombre que los cofundadores escogieron para el Instituto no son accidentales”. Desde el 14 de febrero del 2008 el nuevo Superior General de los Apostles of Jesus es el padre Speratus Kamanzi AJ. En una entrevista con la Agencia Fides, el padre Kamanzi recuerda los cuarenta años de vida del instituto, indicado los retos misioneros de hoy y sus expectativas para el ya próximo segundo Sínodo africano, previsto para el 2009.

 

Cuarenta años de misión


“Nuestro Señor Jesucristo nos llama a estar siempre con Él y nos envía al mundo entero a proclamar el gozoso anuncio de la salvación. Nuestra primera misión –afirma el Superior General– es la de estar con el Señor. Santa María Virgen, con su ‘Sí’, comprendió lo que significa estar con Él, y luego comunicó a la entera creación el mensaje de salvación que había recibido. Del mismo modo, los Apóstoles de Jesús queremos tener una ininterrumpida relación con el Señor y estar con Él a la espera de ser enviados adónde su plan lo disponga”.


“Como tema para este aniversario –continúa el p. Kamanzi– hemos elegido ‘Yo estaré con vosotros’, una manera de agradecer al Señor, quien ha estado con nosotros en estos 40 años. El tema expresa nuestra esperanza en el futuro, seguros del hecho que Él no nos abandonará y que la Providencia divina continuará asistiéndonos y consolándonos en todos los retos a los que hemos sido llamados, comenzando por la misión”.

 

Los campos de actividades


Nacidos en Uganda, África oriental, los Apostles of Jesus actúan hoy en 7 países africanos, en Europa (Italia y Reino Unido) y en los Estados Unidos (en 18 Estados). Su difusión es para el religioso un signo “de nuestro seguimiento de Cristo, el Buen Pastor. Como ministros del Pueblo de Dios en las diversas partes del mundo, manifestamos el amor compasivo de Dios, revelado en la misión salvífica de nuestro Señor Jesucristo”.

 

El reto de la diversidad cultural


Para los Apostles of Jesus la diversidad cultural es parte integral del a misión; en el seminario los jóvenes son sensibilizados para multiplicar sus relaciones con la cultura. “Nuestra formación –explica el p. Kamanzi– nos prepara para afrontar los retos de la diversidad cultural, así como los retos que nos presenta su riqueza. Nuestros seminarios en Kenya, Uganda, Tanzania y Sudán, están abiertos a la integración cultural. Los aspirantes de Tanzania, por ejemplo, tienen la oportunidad de estudiar en Uganda o en Kenya y viceversa. Los que no tienen la posibilidad de estudiar en el extranjero, viven de todos modos la experiencia de una verdadera riqueza cultural con los seminaristas provenientes de otros países. Desde los primeros cursos de nuestra formación, los jóvenes se sienten tocados por lo que significa integrarse y entrar en relación con personas con un background étnico o tribal diferente. Estos procesos, junto con un adecuado aprecio por la diversidad, marcan en lo profundo nuestra formación, sin interrumpirse con los años”.

 

Los métodos de Evangelización


En contacto con las más diversas realidades, desde el tribalismo africano a la secularización occidental, los Apostles of Jesus siguen una pastoral misionera “marcada por la presencia y el testimonio”. “Estos dos métodos de evangelización –continúa el Superior General– tienen su fundamento en aquello que el mismo Señor Jesús hizo durante su ministerio público, y que continúa haciendo hoy a través de los misioneros. Cuando nuestros miembros son llamados a una misión, ellos, antes que nada, viven como pastores en medio de su grey, celebrando los sacramentos, enseñando el catecismo, visitando a los enfermos y dando consejo a quien se encuentra en dificultad. La disponibilidad es el más valioso método de evangelización. Muchas personas, hoy en día –agrega–, sobretodo en los países desarrollados de Occidente, no tienen tiempo para dedicar a otros. Todo se hace de manera demasiado rápida. En todo lugar donde nos encontramos las personas experimentan una nueva vida cuando saben que el sacerdote está siempre allí acompañándoles, y siempre dispuesto a escucharles. Además, las personas esperan con ansias que el sacerdote visite sus casas y lugares de trabajo y les dé una nueva esperanza para la vida”.

“La inculturación –prosigue el p. Kamanzi– es otro método fundamental para la evangelización, unido al de la presencia/disponibilidad. El proceso de inculturación busca instaurar una atmósfera sana de diálogo y permite afrontar la diversidad cultural. El resultado de este proceso es una nueva situación, vivificada en última instancia por los valores evangélicos”.


“Como religiosos misioneros, la formación de las comunidades es otro método de evangelización. Nosotros mismos vivimos en comunidades de dos, tres o más miembros, compartiendo todo entre nosotros. Alentamos a las personas de las que somos pastores a romper el caparazón del individualismo y del aislamiento y a tener la experiencia de los valores que vienen de la cercanía a los demás. Este método ha sido probado con éxito tanto en África como en el mundo occidental. En África es particularmente eficaz mediante la existencia de pequeñas o medianas comunidades de cristianos. En Europa y en América la formación de este tipo de comunidad está gradualmente tomando forma gracias a la difusión de grupos de oración y a la promoción de algunas devociones, como la del Sagrado Corazón de Jesús y la del Corazón Inmaculado de María”.

 

Las dificultades que se encuentran


El p. Kamanzi no oculta las dificultades: “Ser misionero significa responder a una vocación que es un reto. Desde el momento en que es el mismo Señor quien nos llama a servir, incluso en lugares donde las condiciones son sumamente difíciles, nosotros aceptamos nuestra misión con alegría. Existen, obviamente, problemas de ambientación en sentido estricto –continúa– sobre todo en las áreas con climas extremos. Las personas se sorprenden por nuestra capacidad para adaptarnos fácilmente, del calor extremo de los desiertos del Sahara y del Kalahari en África, al frío y la nieve también extremos de Maine, al noreste de América. Cuando nuestros misioneros van por primera vez a un lugar, al inicio hay dificultades en lo que respecta al alimento, la lengua. Pero en poco tiempo comienzan a apreciar el alimento local y muchas personas se sorprenden por la rapidez con la que aprenden la lengua. El secreto que está detrás de ello –revela el sacerdote– es su constante presencia y disponibilidad. Un ejemplo: en África oriental (Kenya, Uganda y Tanzania) solemos ponerle azúcar al café, mientras que en Etiopía la costumbre es beberlo con sal, cosa que representa no poca dificultad. Sin embargo, en poco tiempo nuestros misioneros comienzan a apreciar el café etiópico, y lo beben con mucho gusto”.

 

La misión Ad gentes, del África al resto del mundo


Los Apostles of Jesus, con su presencia en el mundo occidental, invierten en un cierto sentido el flujo misionero que en los siglos pasados pasaba de Europa a África. “Yo creo –comenta el Superior General– que es Dios quien dispone cada cosa en su momento. Él manda quién irá de qué lugar y a qué parte en el tiempo en que Él mismo dispone. En los tiempos apostólicos los misioneros provenían de Israel y se dirigían a todo el mundo. Más tarde los misioneros eran enviados del Imperio Romano hacia el resto de Europa. Cuando creció la actividad misionera de la Iglesia, fueron enviados desde Europa a África, América y Asia. Hoy experimentamos un movimiento diferente, no tanto unidireccional sino más bien cruzado, y es algo verdaderamente maravilloso. Pienso que es una manera de demostrar que la Iglesia es esencialmente misionera. En Karen (Nairobi) se localiza nuestra Curia Generalicia, y allí hay otras 30 comunidades de religiosos, masculinas y femeninas. Sus miembros provienen de todos los continentes: África, Asia, Europa, América del Norte y del Sur. No es extraño después de todo que África envíe misioneros a otras partes del mundo. Es un modo de agradecer a los Europeos y Americanos que han evangelizado nuestro continente. Ellos en el pasado sacrificaron sus vida por la difusión del Evangelio, hoy nosotros sacrificamos las nuestras con el mismo objetivo. Es una forma de reciprocidad y de complementariedad. África necesita todavía de misioneros del resto del mundo, así como el resto del mundo necesita de misioneros africanos”.

 

A la espera del segundo Sínodo del África


Una última reflexión del coloquio está dirigida al segundo Sínodo Africano, en programa para octubre del 2009. El p. Kamanzi recuerda que “la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para África de 1994 fue celebrada en un momento en el que muchas personas tenían grandes expectativas en relación a la Iglesia en África. Existía, sin embargo, una suerte de confusión en la comprensión de qué cosa era en realidad un Sínodo. Algunas personas lo consideraban casi un Concilio. Yo creo que muchos hoy en día saben que un Sínodo es un proceso de consulta, una forma de expresar los problemas relativos a nuestro continente, pero que no aísla a los africanos respecto de la Iglesia Universal”. “Mi esperanza para el segundo Sínodo de África –continúa– es que su preparación involucre sobre todo a los jóvenes y mujeres (la mayor parte de los africanos hoy en día está formada por jóvenes y mujeres), y que los Obispos tomen en consideración los problemas con mucha seriedad. Nuestro continente ha sido devastado por las guerras, la inestabilidad política, la ruina económica y un número exorbitante de muerte a causa de enfermedades curables e incurables como el SIDA, la malaria, etc. Lo que espero de nuestros Obispos es un llamado a la comunidad internacional para que colabore con nuestros líderes, tanto civiles como religiosos, al menos para aliviar los efectos de estos males y, donde es posible, trabajar unidos para erradicarlos totalmente”.


“Como miembro y jefe de un Instituto Religioso Misionero Africano –concluye el padre Speratus Kamanzi– espero que el Sínodo juegue un rol activo en la promoción de las vocaciones, sobre todo de las vocaciones religiosas y misioneras. La Iglesia ha sobrevivido 2000 años gracias a la fuerza y al celo de los misioneros. Hoy, en Europa o América, son menos los dispuestos a comprometerse en este tipo de evangelización, y África corre el riesgo de quedarse sola tratando de encender el fuego misionero entre las naciones. Creo que los Obispos deberán dar a este tema una prioridad den las discusiones del Sínodo”.


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Extracto de DOSSIER FIDES “Los `Apóstoles de Jesús´, 40 años del primer Instituto religioso misionero de África” publicado por Agencia Fides el 20 de Agosto de 2008.

 

 

Actividades pastorales, proyectos de desarrollo y servicios

 

Los Apostles of Jesus llevan acabo una labor de servicio con una atención particular a los niños pobres, huérfanos y enfermos. En África administran directamente una serie de proyectos y de actividades pastorales en distintos centros.

 

AIDS Ministry es un proyecto que nació para movilizar al clero y a los laicos contra la dramática difusión del Sida en la zona de Ngong Hills, en Kenia. Los miembros de la Congregación colaboran con las comunidades locales y participan en el AIDS Service Organization, una entidad que reagrupa a personas de todos los credos religiosos para unir esfuerzos contra la difusión de esta pandemia. La misión se llama AJAM (Apostles of Jesus AIDS Ministry) y trabaja en estrecho contacto con la población. Organizan actividades de escucha, prevención, sensibilización, apoyo médico y de intercambio de información con otras organizaciones. Los Apostles se ocupan concretamente de las necesidades fundamentales como agua, alimentos, vestidos, instrucción, controles sanitarios y medicinas. En total se atienden a más de 200 niños.

 

El Centro Médico Queen of Apostles, en el distrito de Nakasete, en Uganda, es administrado por los Apostles y está destinado a los más pobres. Permanece abierto veinticuatro horas al día, siete días a la semana, lo que genera una enorme necesidad de medicinas y de instrumental médico. El Hostal Nsambya, en Kampala (Uganda), ofrece además acogida a los religiosos y a los extranjeros.

 

El Seminario de Rejaf, en Sudán, fue reconstruido después de la guerra civil. Los Apostles han tenido que sanear los terrenos minados y remover los escombros. En la actualidad siguen trabajando para ponerlo plenamente operativo. El Seminario de Uru, en el Monte Kilimanjaro, aloja 231 estudiantes y es uno de los mejores colegios del país. El Seminario Menor de Kiserian, en Kenia, lleva adelante un nuevo proyecto de estudio en materias científicas y matemáticas para los jóvenes. El Seminario de Langata, en Kenia, es una etapa fundamental para todos los seminaristas. De su biblioteca se benefician también las escuelas y los habitantes del pueblo. Se espera en el futuro poder dotarla de computadoras y de e-books. Además, se está construyendo un segundo edificio destinado a dormitorios y comedor de los seminaristas. El Santuario del Sagrado Corazón de Jesús y María en Nairobi es una meta de peregrinaje y de Adoración Eucarística. En él se brindan también cursos de catecismo, retiros espirituales y de oración.

 

En Tanzania está en construcción la St. James School, mientras que en Nairobli funciona ya el Instituto Técnico Juvenil, donde se forman los estudiantes en distintos campos (informática, mecánica, carpintería etc.) dándoles una preparación adecuada para el mundo del trabajo. La Star High School, inaugurada en enero de 2007, prepara a los estudiantes —como nos cuenta uno de ellos— para que sean “buenos ciudadanos del Reino de Dios”. Los inscritos aumentan en continuación lo que ha llevado a la construcción de otros edificios y al uso de nuevos espacios como dormitorios y comedores. Junto a la escuela se está construyendo una granja, una biblioteca y un emporio, que además de ser importantes para los estudiantes, contribuyen también al desarrollo económico de la zona. En Nairobi se está construyendo un Memorial Hall dedicado a las visitas de Juan Pablo II, quien dejo una generosa donación. El centro será un lugar de encuentro para los jóvenes y servirá también para ofrecer ejercicios espirituales y programas educativos.

 

En Arusha, en Tanzania, una plantación de café (Tengeru Farm) tiene como objetivo recaudar fondos para proyectos, además de servir como lugar de retiro y hostal. En Kampala, en Uganda, la Lima Farm desarrolla diversas actividades —apicultura, crianza de ganado y plantaciones— y contribuye al mantenimiento de dos escuelas y a la alimentación de los niños huérfanos y de los hambrientos. En las zonas rurales de Uganda el riesgo de morir de hambre es alto y la granja, manejada por el padre Anacletus Mugabe y por los Apostles of Jesus, trata de oponerse al trágico destino de esta población. Además de brindar los alimentos necesarios (incluyendo la leche) la Lima Farm alienta a las familias a frecuentar los cursos para aprender a cultivar una variedad de semillas que puedan crecer en las distintas aldeas. Las familias son asesoradas durante dos meses hasta que los cultivos no aseguren el sustentamiento de los niños. La granja además lleva adelante un proyecto para la distribución de agua limpia.

Publicado por verdenaranja @ 23:42  | Misiones
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Extracto de DOSSIER FIDES “Los `Apóstoles de Jesús´, 40 años del primer Instituto religioso misionero de África” publicado por Agencia Fides el 20 de Agosto de 2008.



Carisma y Misión 

 

En los artículos 5 y 6 de las Constituciones de los Apóstoles de Jesús se lee: “Nuestro primer objetivo es la actividad pastoral misionera, todo esfuerzo por el anuncio de Evangelio para introducir a la Iglesia entre los pueblos y grupos humanos que aún no creen en Cristo y para llevar a la Iglesia a su pleno desarrollo ahí donde ya está situada. El campo privilegiado de nuestra actividad es la totalidad del África, sin excluir ninguna otra parte del mundo”.

 

Los Apóstoles de Jesús son la primera Congregación misionera africana, una realidad eclesial que en sus cuarenta años de vida se ha difundido en tres continentes con gran vivacidad y una particular capacidad de adaptación en culturas diversas a la de su origen.

 

La tarea asignada a cada miembro es el “perseverar en la perfecta caridad mediante el ejercicio de los públicos votos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia a la Iglesia, viviendo una vida fraterna en común”  (artículo 3 de las Constituciones). Además “como signo de testimonio de Cristo y adhesión a los valores espirituales, para demostrar el justo orden de valores en todas las actividades terrenas (cf. GS. 72) realizaremos todo esfuerzo por da un ejemplo de oración y de perseverancia en el verdadero espíritu de las bienaventuranzas evangélicas” (n. 4). La misión confiada a sus Apóstoles de continuar su ministerio para que todos “tengan la vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10) es la misión de la Congregación, para que una nueva civilización de amor, justicia y vida se difunda en la tierra.

 

“Optamos –afirma el ex Superior General, padre Augustine Njuu AJ, entrevistado por Fides- por la primera evangelización y la animación pastoral de los pueblos, para que estos conozcan la verdad que los salvará. Mediante la intercesión de la Beata Virgen María y de los primeros Apóstoles de Jesús, luchamos por proclamar el Evangelio a todos, comenzando en el África oriental para llegar a los extremos confines de la tierra”.

 

Se lee en las Constituciones, en el n. 142: “Nosotros misioneros miramos a Nuestro Señor Jesucristo, el primer Misionero, el Maestro, el Modelo el Auxilio de nuestra obra apostólica. Nuestro programa es su mandado de ir por el mundo entero y llevar la salvación a todos. Nuestra actividad apostólica se resume en las palabras de Jesús: Id, enseñad y bautizad”. Los Apóstoles de Jesús trabajan en plena comunión con el Papa y los Obispos. En el n. 71 el texto prosigue: “Enteramente penetrados por el misterio de la Iglesia, realizamos nuestro apostolado en unión con esta, bajo la dirección de la Jerarquía”. Esto implica cultivar “dependencia filial y obediencia al Santo Padre, Sucesor de San Pedro, sobre el cual Cristo fundó su Iglesia” (n. 71). En todo aquello que se refiere al cuidado de las almas, el ejercicio público del culto divino y las otras actividades apostólicas, los miembros están bajo la autoridad del Obispo. Siguiendo las enseñanzas del Concilio Vaticano II, los misioneros están asociados al cuerpo de los Obispos (cf. LG 28), al clero de la diócesis y en unión con las varias comunidades religiosas.

 

En lo que se refiere a las labores confiadas al Instituto por un Obispo diocesano, cada misión es precedida por una visita al lugar y es previsto un acuerdo escrito entre el Obispo y el Superior General con el consenso de su Consejo. El acuerdo define el tipo de trabajo al que se dedicarán los misioneros, los recursos financieros para su mantenimiento y la duración de la misión  (CJC 681,2). Para la estabilidad y eficacia de las misiones, se establece que el periodo mínimo para el mandato sea de tres años renovables.

 

El apostolado misionero se concretiza en una serie de obras: evangelización; fundación de nuevas parroquias; ayuda a las Iglesias locales para que crezcan y sean capaces de auto mantenerse; organización de retiros y programas de actualización para todos los estados de vida; promoción de las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa; administración de centros para la especialización de los catequistas y Apóstoles laicos; promoción del diálogo inter religioso y del ecumenismo; difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, al Corazón Inmaculado de María y a San José (se ha construido un santuario en Nairobi para promover estas devociones); cooperación para el desarrollo de los pueblos y para resolver problemas sociales, realizando y administrando proyectos de ayuda para niños pobres y huérfanos.

 

“El carisma de los Apóstoles de Jesús –continúa p. Augustine Njuu AJ- es el de ser buenos pastores, a imitación del Corazón de Jesús, promoviendo la unidad entre las personas de Dios, sirviendo sobre todo a los pobres, predicando con celo el Evangelio y ofreciendo sus cuidados pastorales, viviendo fielmente la vida religiosa misionera. Los Apóstoles –continúa- fundan su carisma bajo el modelo de los Doce Apóstoles, comprometiéndose en la misma misión de gracia y convirtiéndose en amigos de Jesús y siervos del Evangelio, proclamando también a los no Cristianos los tesoros infinitos de Cristo”. Además “dan testimonio del poder de su resurrección mediante una nueva vida totalmente transformada por el Espíritu Santo”.

 

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús y al Corazón Inmaculado de María es parte integrante de la espiritualidad de cada miembro. El Instituto es consagrado al Corazón de Jesús, además es dedicado a San José trabajador, a los Apóstoles del Señor y a los Santos Mártires Ugandeses. La vida espiritual de los hermanos abarca la liturgia de las horas, la meditación, el examen de consciencia, las lecturas espirituales y sobre vidas de Santos, el rezo del santo Rosario, la confesión frecuente, el retiro mensual y anual, y la celebración del primer viernes y del primer sábado del mes. Una espiritualidad de comunión sostiene la vida comunitaria (la regla exige que en cada comunidad vivan por lo menos tres miembros, en la medida de lo posible), vivida también como medio para la vida intelectual y espiritual. Los religiosos viven en las casas a ellos asignadas y cada mudanza es explícitamente permitida por el Superior. Los miembros del Instituto llevan un simple talar de color blanco con una franja amarilla a los costados y un crucifijo colgado al cuello.

 

Muchos Obispos africanos han manifestado su estima por los Apóstoles de Jesús y la esperanza que  significa su aporte a la evangelización de África y del mundo. Aprecio que ha llegado en los últimos años también desde organismos de la curia romana. En ocasión de la primera Asamblea especial del Sínodo de los Obispos dedicada al África (celebrada en Roma en 1994), la Secretaría General del Sínodo de los Obispos recordó en los Lineamente que “el Instituto misionero de los Apóstoles de Jesús, primero de su tipo en África, ha sido fundado para proclamar el Evangelio a los no cristianos y dirigir el trabajo pastoral en las áreas que lo necesitan” (se cita también a la rama femenina del Instituto). Además, en el Reporte Anual de 1991, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, entonces guiada por el Cardenal Jozef Tomko, “manifestó en modo especial su aprecio por el generoso aporte que los Apóstoles de Jesús ofrecen a la causa misionera en veinte diócesis africanas”.

        

“Ser una familia religiosa de misioneros africanos –afirma el p. Augustine Njuu a Fides- significa asumir nuevas responsabilidades para el crecimiento de nuestra Iglesia. Cuando vamos al extranjero nuestra relación con las Iglesias europeas o de Norte América está siempre marcada por un mutuo enriquecimiento y una colaboración. En África los desafíos son ciertamente diversos. Luchamos por la unidad, la fraternidad entre los pueblos africanos. La misión en África constituye un desafió a la cerrazón cultural, a las visiones antagonistas entre pueblos hermanos. En Occidente en cambio, no obstante la diversidad cultural, nos sentimos muy a gusto, reunidos por las comunes raíces cristianas. Creo que la misión del futuro verá a África trabajar con las propias fuerzas, pero sería un error ver en esto un proceso de emancipación de las Iglesias occidentales. La misión será siempre un puente entre las culturas y una labor en comunión con todas las Iglesias”.


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El cardenal y arzobispo primado de México, monseñor Norberto Rivera Carrera, ha emitido un comunicado en el que expresa su pesar  pero, a la vez, hace un llamado para que entre todos los mexicanos se construya una nación que propicie siempre la protección de la vida. (28 de Agosto de 2008)


¡Queridos fieles, hermanos en Cristo Jesús!

Estamos viviendo con profundo dolor el hecho de que la Suprema Corte de Justicia de la nación avaló jurídicamente una ley inmoral que no sólo despenaliza el aborto, sino que lastima y vulnera los derechos primordiales del ser humano. Esta decisión podrá hacer legal lo criminal, pero nunca podrá hacer moral lo que, de suyo, es abominable como es el asesinato de seres inocentes en el vientre de sus madres. Ninguna corte pude contradecir la ley suprema de Dios que nos ordena: ¡No matarás!


La Iglesia
, que fue convocada por Jesucristo para defender la vida y ser esperanza de vida aún en las condiciones más adversas, tiene ante sí una nueva oportunidad de responder con acciones concretas frente a la cultura de la muerte que se ha impuesto en nuestra ciudad.


El futuro de esta nación -queridos hermanos- depende de ustedes, pues ante el temor generalizado por la violencia en las calles y la destrucción que deja tras de sí el narcotráfico, se suma ahora la violencia institucional, avalada por la justicia, que no detendrá la pérdida de la vida de millones de niños inocentes, y que será causa del consecuente daño físico, moral y espiritual de las mujeres que vivan este trágico suceso.


A ello se agrega también nuestra preocupación por las almas y por la conciencia cristiana que carga no sólo con el terrible peso del pecado, sino también con el riesgo de la indiferencia y el relativismo moral. La Arquidiócesis de México, conmovida por estas razones, se ha dirigido en diversas ocasiones a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, ante quienes ha manifestado de manera clara su postura, que no es otra que la del Evangelio de Jesucristo que venció a la muerte y vino a dar vida en abundancia.


La Iglesia Católica
ha defendido y defenderá siempre el respeto a la vida desde su concepción hasta su fin natural. Defiende a cada niño concebido, pues su existencia es un don de Dios que estamos obligados a proteger. Pero tampoco nos son ajenas las mujeres que sufren la violencia, la marginación, el abandono, la ignorancia o se ven obligadas, por su pareja o familia, a ejecutar el terrible acto del aborto. Por esta razón, y para prevenir la tragedia del infanticidio, hago un llamado a los católicos a ofrecer ayuda inmediata a aquellos que se encuentran en esta difícil situación.


Las complicaciones de índole material o de salud no debieran inducir nunca a ninguna madre a asesinar la vida concebida. “¡Salvemos a cada niño concebido!”, como clamó nuestro amado Juan Pablo II.

Un servidor, como cabeza de esta Iglesia particular en unión con mis obispos auxiliares, convocamos a todos los sacerdotes y religiosos de esta Iglesia que peregrina en la ciudad de México a atender de forma desinteresada, decidida y sacrificada a todo aquel que tenga en mente acabar con la vida del concebido. Les suplicamos, escuchen y orienten principalmente a las madres que experimentan en su vientre el milagro de la vida. De igual modo, hermanos en el ministerio sacerdotal, estén prestos y diligentes para administrar el sacramento de la Reconciliación y orientar a quienes por desgracia han participado del execrable crimen del aborto.


Nos dirigimos también, en el nombre de Dios, a los médicos y enfermeras, principalmente a aquellos que han sido bautizados en la fe católica, para que protejan a toda costa la vida de los niños concebidos y sean fieles a su vocación y conciencia cristiana. Les conmino a ejercer su derecho de objeción de conciencia y repudiar en sus espacios laborales este acto de lesa humanidad. Así mismo, llamamos a las autoridades sanitarias a que, acatando la ley, respeten la conciencia de los médicos que se rehúsen a practicar estos espantosos asesinatos.


Hacemos un llamado también a todas las religiosas y responsables de casas conventuales para que -según su carisma y apostolado- acojan a las madres embarazadas en situación de desamparo, o a los hijos de éstas, para que el amor de su comunidad sea signo sensible de hermandad cristiana y del amor de Dios entre los más necesitados. Tengan siempre presentes las palabras de Cristo: “Quien recibe a uno de estos pequeños en mi nombre, a mí me recibe” (Mc 9, 37)


Llamamos también a todos aquellos laicos que se desempeñan en el ámbito gubernamental o empresarial, y en cuyas manos se encuentra la posibilidad de procurar beneficios a las mujeres en situación de embarazo, a participar activamente en la tarea de salvar a los niños concebidos, procurando leyes que ayuden a las mujeres y promoviendo empleos dignos que permitan el sano desarrollo de la familia. Pedimos a las autoridades no negar la oportunidad de una ayuda económica digna a mujeres embarazadas, portadoras de la vida y del futuro de nuestra sociedad.


Por último, hacemos un llamado a todas las familias a actuar con bondad y cariño para que toda mujer viva su embarazo con la mayor protección y cuidado de sus parejas, padres, parientes y amigos, porque no hay mayor dolor que ser rechazado o señalado por la propia familia o la sociedad.


¡Que reine Jesús por siempre, que reine su corazón lleno de amor, perdón y misericordia!, y que nos dé el coraje para enfrentar los retos a los que este doloroso momento nos obliga. Que Santa María de Guadalupe, madre de todos los mexicanos y a quien pertenece nuestra nación, nos ampare en su amoroso regazo y nos cuide en esta difícil situación por la que atraviesa nuestra amada patria.  


Card. Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México


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Jueves, 28 de agosto de 2008

Extracto de DOSSIER FIDES “Los `Apóstoles de Jesús´, 40 años del primer Instituto religioso misionero de África” publicado por Agencia Fides el 20 de Agosto de 2008.

 

 

 El primer Instituto religioso misionero africano

        

A finales de los años 60 dos misioneros Combonianos, el Obispos Sisto Mazzoldi y el p. Giovanni Marengoni, fundaron el Instituto de los Apóstoles de Jesús, la primera Congregación misionera religiosa africana. Ambos Combonianos trabajaban en Sudán y había vivido las revoluciones sociales y políticas que vivió África central y oriental. Ambos estaban convencidos de que la Iglesia africana necesitaba no solamente de un clero diocesano autóctono, sino también de religiosos misioneros africanos, necesarios para su sobre vivencia y su desarrollo. En esto eran inspirados por la misma herencia de San Daniel Comboni, que tenía como lema: “Salvad África con los Africanos”.

 

En 1964 el gobierno, en manos de los extremistas islámicos, expulsó a todos los misioneros cristianos de Sudán. Ambos Combonianos habían atravesado los confines ingresando al norte de Uganda. Durante aquel viaje compartieron sus intenciones y en las cercanías de la municipalidad de Morulem, en la diócesis de Moroto, tomaron la decisión de fundar juntos el nuevo Instituto. El primer hito oficial fue el 16 de agosto de 1967, cuando escribieron una carta a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos para transmitir un sumario de su plan pastoral y pedir su aprobación.

 

Tras la comunicación oficial a la Santa Sede, el Cardenal Gregorio Pietro Agagianian, entonces Prefecto de Propaganda Fide, contactó a los Obispos ugandeses para que expresasen su opinión sobre la fundación de un Instituto religioso misionero. Las respuesta fueron favorables y los Obispos manifestaron claramente su consenso a la Santa Sede. El 3 de mayo de 1968 el Obispo Sisto Mazzoldi, Ordinario de la diócesis de Moroto, recibió la autorización para fundar el Instituto mediante una carta del Cardenal Agagianian, que afirmaba: “La Sagrada Congregación de Propaganda Fide, tras haber considerado el fin de tal Instituto y la favorable opinión de la Jerarquía Ugandesa, con esta carta le concede la autoridad de emitir un decreto para la aprobación de tal Instituto y le confiere todas las facultades necesarias para realizarlo”.

 

El 25 de mayo del 1968 el Obispo Mazzoldi emitió el Decreto en el cual declaraba el fin del nuevo Instituto, resumido en tres puntos: evangelizar; fortalecer a la Iglesia en tierra de misión; ayudar a las Iglesias locales a crecer y ser autosuficientes. La Congregación de Propaganda Fide aprobó las Constituciones del Instituto el 23 de febrero de 1970. El primer seminario fue abierto el 22 de agosto de 1968 y representó el inicio del nuevo instituto. Las visitas de Pablo VI y de Juan Pablo II a África confirmaron seguidamente la intuición de los dos misioneros Combonianos. En 1969 Pablo VI visitó Uganda y en su discurso en Kampala dijo: “Ahora vosotros africanos debéis convertiros en misioneros de vosotros mismos. Debéis continuar en este continente la edificación de la Iglesia”. En 1980 Juan Pablo II, en Nairobi (Kenia), invitó a ser misioneros “no solamente en este país donde aún se espera el Evangelio sino también más allá”.

 

“Las palabras de los dos Pontífices –comenta el ex Superior general, padre Agustine Njuu AJ, entrevistado por Fides- sonaron como una bendición para nuestro Instituto, que en aquellos años estaba en pleno crecimiento. El mismo Juan Pablo II pudo reunirse con los Apóstoles de Jesús en la Catholic University of Eastern Africa, en Nairobi, donde nuestros hermanos prepararon y animaron la Santa Misa que él celebró”.

 


Publicado por verdenaranja @ 23:07  | Misiones
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Extracto de DOSSIER FIDES “La figura de la mujer en la vida de la Iglesia” publicado por Agencia Fides el 12 de Agosto de 2008.

 

 

La devoción mariana

 

La devoción a la Virgen es una característica que reúne a católicos y ortodoxos y muestra la posibilidad de diálogo y de ecumenismo entre varios credos. María, ejemplo no solo para las mujeres sino para toda la humanidad es venerada en numerosos lugares del mundo, lugares de la tradición, lugares en los que simplemente la Madre de Dios ha decidido aparecerse a los simples, a los humildes, a los últimos de la tierra.

 

Es cuanto sucede en Lourdes, pueblito francés en el que desde el 11 de febrero al 16 de julio de 1858, una campesina local, de unos 14 años, tuvo 18 apariciones de una ‘Bella Señora’, en una gruta en las cercanías de su casa. La niña se llamaba Bernardita, y este año se celebran los 150 años de la primera aparición. En la gruta donde Bernardita afirmó haber visto a la ‘Señora’ fue puesta una estatua de la Virgen; la ‘Señora’ misma, en efecto, en una de las últimas apariciones, el 25 de marzo, respondió a la pregunta de la joven muchacha revelando así su identidad: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. El dogma de la Inmaculada Concepción, que Bernardita, pequeña campesina analfabeta no podía conocer, había sido proclamado en 1854 por Papa Pío IX, con la Bula Ineffabilis Deus, en un periodo en el que en Francia el debate sobre la laicidad del estado estaba muy presenta. Se calcula que Lourdes desde entonces ha sido visitada por 700 millones de personas en el mundo; para este año se calcula una afluencia record, debida al 150º aniversario de las apariciones marianas a Bernardita.

 

Pequeños y pobres son protagonistas de otro lugar de veneración mariana, en Fátima, Portugal. En esta ciudadela, desde el 13 de mayo 1917, por seis veces, cada mes, la Virgen se apareció a tres pastores, Francisco y Jacinta, hermanos, y su prima, Lucía, todos de edades comprendidas entre los 7 y los 10 años. Las apariciones de las que hablaban los tres niños hicieron acudir al lugar a muchas personas, pero les costó el cautiverio y el rencor de las autoridades civiles que querían mantener un clima anticlerical. La Virgen de Fátima reveló a los tres pastorcitos tres secretos, pidiendo revelar los dos primeros mas no el tercero. Francisco y Jacinta murieron siendo aún pequeños y fueron beatificados en el 2000, Lucia se hizo religiosa carmelita y en 1943 recibió la orden de escribir el tercer secreto que le había sido revelado por la Virgen de Fátima y enviarlo al Vaticano. El tercer secreto fue revelado en el 2000 y fue relacionado con el atentado que sufrió Juan Pablo II, justamente el 13 de mayo de 1981, aniversario de la primera aparición en Fátima. La relación entre las vicisitudes del Pontífice y los protagonistas de las apariciones ha sido grande incluso en la muerte: Sor Lucía, en efecto, última testigo, falleció pocas semanas antes que el Papa Wojtyla.

 

Los jóvenes tienen un rol importante en otro lugar, sede de un culto mariano, hijo del deseo de imitar a Maria y abandonarse a su abrazo materno y a sus enseñanzas: se trata de Medjugorje, ciudadela que perteneció a la Ex República Federal Yugoslava. El 24 de junio de 1981, en pleno régimen comunista, seis jóvenes videntes (todos tenían entre 10 y 16 años) tuvieron la visión de una figura de una Señora luminosa, con un niño entre los brazos que reveló, al día siguiente, ser la Beata Virgen María. Inicialmente, siendo prohibidas por el régimen todas las formas de devoción religiosa, las apariciones continuaron en la parroquia del pueblo y en las casas de los videntes. Ahora ninguno de ellos vive en Medjugorje, pero las apariciones continúan cada 25 de cada mes, y con estas los mensajes que la Virgen – que se presenta como la Reina de la paz- ofrece a la humanos. Sin embargo los Obispos de la ex Yugoslavia hayan manifestado estar contra la autenticidad de las apariciones de Medjugorje, la Santa Sede ha decidido de asumir el juicio definitivo, permitiendo a los fieles que cada año son muy numerosos, continuar las peregrinaciones y otras formas devocionales en relación a la Virgen de la paz..

 

Italia también cuenta con muchísimas iglesias y santuarios dedicados a la Virgen. Entre los más visitados: el Santuario de la Virgen de Loreto, en Le Marche; el santuario encierra las reliquias de la casa de María en Nazaret, traída a Italia desde Tierra Santa en 1294 durante las Cruzadas. Estudios recientes sobre los materiales y las técnicas de construcción de la Santa Casa parecen confirmar la autenticidad de la construcción, haciendo del Santuario uno de los más conocidos en el mundo, visitado por numerosos santos, beatos y Papas. La estatua de la Virgen de Loreto está esculpida en madera de cedro del Líbano de los Jardines Vaticanos y fue construida tras un incendio en la Santa Casa en 1921.

 


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Extracto de DOSSIER FIDES “La figura de la mujer en la vida de la Iglesia” publicado por Agencia Fides el 12 de Agosto de 2008.

 

 

El Papa y la riqueza del genio femenino: la Carta de Juan Pablo II a las mujeres (1995) y la del Cardenal Ratzinger a los obispos (2004)

 

La Carta de Juan Pablo II a las mujeres

 

El 29 de junio de 1995, a pocos meses de la IV Conferencia Mundial sobre la mujer, que se desarrolló en Pequín, el Papa Juan Pablo II escribió una carta a las mujeres de todo el mundo, expresando su deseo de que la conferencia fuese una ocasión para pensar sobre las múltiples contribuciones femeninas a la sociedad y a las naciones. La carta resulta ser una ulterior etapa en un recorrido que el mismo Papa inició con ocasión de la Mulieris Dignitatem, una confirmación de la esfuerzo de la Iglesia para salvaguardar la dignidad y los derechos de todas las mujeres, escuchando sus necesidades y hablándoles al corazón.

 

“Dar gracias al Señor por su designio sobre la vocación y la misión de la mujer en el mundo se convierte en un agradecimiento concreto y directo a las mujeres, a cada mujer, por lo que representan en la vida de la humanidad”, escribía el Papa Juan Pablo II. El agradecimiento a Dios, por la presencia y la existencia de la mujer y de las mujeres en el mundo, fue para el Papa una ocasión para agradecer a la mujer en sus más importantes facetas: la mujer-madre, que ofrece su vientre para el crecimiento de la nueva criatura, que se convierte en guía, sostén y punto de referencia del niño en su crecimiento hacia la humanidad; la mujer-esposa, que en la unión con el hombre se pone al servicio de la comunión y de la vida; la mujer-hija y hermana que, en la familia y en la sociedad, comparte con el prójimo los frutos de su fuerza, de su sensibilidad, de su perseverancia; la mujer trabajadora, por su contribución en crear una cultura abierta al sentido del misterio y a la unión entre la razón y el sentimiento; la mujer-consagrada, que encarna perfectamente la relación de preferencia que Dios desea compartir con su criatura.

 

El Papa ofrece un agradecimiento final a la mujer en cuanto tal, riqueza para el mundo y para las relaciones humanas. La Carta continúa con un pedido de perdón por parte del Santo Padre, por si en la historia de la humanidad llegaron a surgir situaciones de dificultad para las mismas mujeres, causadas por hijos de la Iglesia, y propone un renovado esfuerzo hacia la tutela de la riqueza interior y espiritual de las mujeres, bajo el ejemplo de Jesús, el primero que, desafiando la poca apertura y desconfianza de que eran objeto las mujeres en su tiempo, invitó con su propio ejemplo a mirarlas con gran respeto y a acogerlas con ternura. Basta sólo pensar a su comportamiento en relación con la Samaritana, con la viuda de Nain –para quien la frase “Mujer, no llores” (Lc 7,13) expresa una infinita ternura y comprensión del dolor–, con la adúltera, para poder entender el valor inmenso que daba a la profundidad del alma femenina.

 

El pensamiento de Juan Pablo II va, por ello, hacia todas aquellas mujeres cuyas potencialidades y riquezas, tanto en el pasado como en el presente, no han sido totalmente comprendidas o han sido juzgadas –fruto de la era consumista– desde el aspecto físico, más que por su competencia o inteligencia; el Papa se preocupa por todas las mujeres que tienen dificultades para salir adelante; por todas aquellas que no pocas veces son castigadas porque acogen o desean el don de la maternidad; por todas aquellas mujeres que, sobretodo en los lugares donde hay guerra o donde se lucha por la diaria supervivencia, son víctimas de la violencia y de los abusos en la esfera sexual. Basta mencionar el triste fenómeno de la trata de esclavas, que involucra anualmente a entre 700 mil y 2 millones de personas en el mundo, de las cuales, casi la totalidad son mujeres o niñas.

 

Pero la violencia contra las mujeres es un fenómeno sin fronteras, que se expande tanto en el norte como en el sur, tanto entre países y personas con bienestar como entre los más pobres. La intensa carta de Juan Pablo II continúa siendo una llamada para que, sobretodo por parte de instituciones internacionales, se pase de una situación de denuncia de las dificultades y de carencias que afectan a las mujeres, a un verdadero y propio “proyecto de promoción”, como lo define el Pontífice, para todos los ámbitos de la vida de las mujeres, a partir de una “renovada y universal toma de conciencia de la dignidad de la mujer”. Un reconocimiento que no es sólo descubrimiento de la razón humana, sino también inspiración de la Palabra de Dios, para la cual el designio de Dios incluye la presencia de la mujer y la importancia de su dignidad.

 

El libro del Génesis lo describe de manera emblemática: hombre y mujer creados a imagen y semejanza de Dios, singulares y complementarios entre ellos. La mujer es creada para ‘ayudar’ al hombre, no para una ayuda material, en el quehacer, sino para una ayuda ontológica, que tiene que ver con el ser mismo. Feminidad y masculinidad se complementan mutuamente. Frente a la tarea que Dios encarga al hombre y a la mujer, confiándoles la tierra, ambos tienen desde el inicio la misma responsabilidad. La unidad entre el hombre y la mujer responde al designio de Dios, que les confía la tarea de procrear, de cuidar la vida de la familia y construir, al mismo tiempo, la historia misma. Aunque es difícil hacer un balance equilibrado del peso, en el progreso de la humanidad, que han tenido las mujeres, el Papa recuerda sobretodo la gran capacidad y fuerza educativa, declarando que, donde hay una exigencia formativa, las mujeres se hacen presentes en gran número, impulsadas por una fuerza de “maternidad afectiva, cultural y espiritual”, como la define el Santo Padre, que hace de ellas seres privilegiados en el gran reto de las relaciones humanas e interpersonales.

 

 

La carta del Card. Ratzinger a los Obispos de la Iglesia católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y en el mundo

 

El 31 de mayo del 2004, con ocasión de la fiesta de la Visitación de la Virgen María, por mano del entonces Card. Joseph Ratzinger, vio la luz otro fundamental documento que, no solo restituye dignidad al rol de la mujer, sino que lo hace mediante una aguda lectura de la Biblia, y poniendo el acento en la necesidad de colaboración del hombre y de la mujer, en la Iglesia y en el mundo. La carta inicia con una espléndida definición de la Iglesia como “experta en humanidad”.

 

El análisis del futuro Pontífice Benedicto XVI inicia de las causas que en tiempos recientes llevan a afrontar en modo incompleto la problemática de la cuestión femenina: destacar la condición de subordinación de la mujer en muchísimas circunstancias, da vida a actitudes de oposición frente al hombre, y a iniciativas dirigidas al predominio y la búsqueda del poder sobre el otro. Un proceso que lleva a la agudísima rivalidad entre los sexos, evidente en las relaciones personales y en la confusión y ruina en la que vive la institución de la familia.

 

El otro lado de la moneda contrapone a la rivalidad entre sexos, una anulación de las diferencias entre hombre y mujer. Un proceso que hubiera querido dar a la mujer iguales derechos que al hombre, pero que en cambio ha obtenido confusión sobre el sentido de la familia, de la sexualidad, de la maternidad y de la paternidad; una confusión que encuentra sus raíces en la idea de que cada uno puede ser lo que quiera, sin considerar y respetar sus principios biológicos. Esta definición lleva consigo una suerte de crítica a las Sagradas Escrituras y a un Dios demasiado patriarcal.

 

La Iglesia, frente al surgimiento de definiciones que crean confusión e inestabilidad, propone una “colaboración activa, en el reconocimiento de la misma diferencia, entre hombre y mujer”, como escribe el Card. Ratzinger, que continua su carta con una iluminada lectura de la Biblia, con que nos hace redescubrir la base de la antropología cristiana. Además del Génesis, el estudio del Card. Ratzinger se dirige también a las palabras de Juan Pablo II. Es importante reconfirmar la distinción entre hombre y mujer y sus diferencias sexuales, claras desde el inicio del libro del Génesis: diferencias que no alejan o dividen al hombre de la mujer, sino que se convierten en el medio de una reala comunión y compartir entre ambos.

 

El hombre y la mujer no existen solamente juntos, existen uno para el otro, existen recíprocamente el uno para el otro. En esta comunión interpersonal se manifiesta el designio de Dios, la integración en la misma humanidad de aquello que es masculino y aquello que es femenino. El pecado original desnaturaliza y corrompe la relación que hombre y mujer tienen con el Creador así como el modo de concebir y vivir sus diferencias sexuales. Ver a Dios como enemigo lleva a una corrupción de la relación entre hombre y mujer. Cuando una relación está corrompida puede ser más difícil anhelar a Dios. Cuanto es descrito por Génesis está en la base de la deterioración de las relaciones en la época contemporánea, causadas por la poca importancia del respeto, del amor y de la igualdad que están en la base necesaria de la relación entre el hombre y la mujer.

 

La lectura de la Biblia sugiere superar la visión de la relación entre el hombre y la mujer como algo basado en la rivalidad, y mirarlo basándose en una lógica del tipo relacional. “La criatura humana en su unidad de alma y cuerpo está calificada desde el inicio por la relación con el otro-de-sí”, escribe el Card. Ratzinger; esto quiere decir que la alteración del pecado original no dice la verdad ni sobre el proyecto de Dios sobre el hombre y la mujer, ni sobre la relación entre ambos. El pecado lleva un morbo a la relación entre hombre y mujer, enfermedad que puede ser curada como afirman algunos pasos bíblicos que el cardenal toma en consideración: la historia de Noé que logra salvarse con su familia y salva así su descendencia y más aún la promesa de salvación de la que Abraham es objeto.

 

La revelación de Dios a su pueblo, en el Antiguo Testamento, con frecuencia se avala a la metáfora hombre/mujer: Dios es descrito como un esposo que ama a su mujer, Israel; uno de los testimonios más célebres y fascinantes de esta revelación de Dios se encuentra en el Cántico de los Cánticos. La metáfora del hombre y de la mujer, de la alianza entre ambos, está plenamente unida a la idea de la salvación. En el Nuevo Testamento las figuras de Jesús y María encarnan metáforas del Antiguo Testamento y las realizan en modo definitivo.

 

El hombre y la mujer, distintos pero insertados en el Misterio Pascual de Cristo no viven su diversidad como un obstáculo, mas basan su relación en una colaboración fundada en el respeto recíproco de la distinción. De este modo, como afirma y demuestra el Card. Ratzinger en su carta a los Obispos, el rol de la mujer en la Iglesia y en la sociedad puede ser objeto de mayor dignidad y comprensión por parte de todos.

 

La característica con mayor significado en la relación entre mujer y sociedad es ciertamente la llamada ‘capacidad del otro’, propia de las mujeres. Una característica plenamente ligada a su posibilidad de dar el don de la vida, y que va más allá de la procreación biológica, porque la maternidad –como la paternidad- supera le generación puramente física. La mujer resulta fundamental ahí donde existe una relación humana, donde existe la necesidad del cuidado, de ocuparse del prójimo. Por ello es necesario que las mujeres tengan un rol activo en el mundo del trabajo y en la familia, porque la mujer consigue llevar, en estos ámbitos, toda su capacidad y experiencia de donación y atención al prójimo; la donación es una característica propia del género humano, con la cual la mujer se encuentra en sintonía, al punto que la utiliza como signo privilegiado del donarse y de cuidar de otros.

 

Estas peculiaridades son llevadas por la mujer en su pertenencia a la Iglesia, donde cuenta con un ejemplo: María, cuyos dones de escucha, de abrazo, de fidelidad y humildad son luces que guían la fe de toda la humanidad, y particular ejemplo para las mujeres. El servicio, el don, la centralidad de la vida y de la familia son conceptos claramente presentes en el mensaje de la Conferencia Episcopal permanente con ocasión de la XXX Jornada nacional por la vida, durante la cual fue afirmado que “Cuan civil es un pueblo se mide por su capacidad de servir a la vida”.


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Mi?rcoles, 27 de agosto de 2008

Extracto de DOSSIER FIDES “La figura del mujer  en la vida de la Iglesia” publicado por Agencia Fides el 12 de Agosto de 2008.

 

  

Del Concilio Vaticano II a la Mulieris Dignitatem

 

La “Gaudium et spes”

 

El Concilio Vaticano II es hasta el momento el último Concilio de la Iglesia católica. Se inició con el Papa Juan XXIII el 11 de octubre de 1962 y terminó tres años después con el Papa Pablo VI, el 7 de diciembre de 1965. El Concilio se caracterizó, sobre todo, por ser realmente ecuménico. Para la Iglesia fue una ocasión única para reunir realidades eclesiales provenientes de todo el mundo que hasta ese momento se habían mantenido un poco al margen de la Iglesia. Un Concilio que no quiso afirmar nuevos dogmas sino que buscó una Iglesia más sólida y abierta, en sus formas particulares, en la situación del tiempo moderno y más capas de afrontar las instancias de la modernidad.

 

En el mensaje final del Concilio encontramos, entre otras muchas, esta afirmación: “Pero llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer llega a su plenitud, la hora en que la mujer ha adquirido en el mundo una influencia un peso, un poder jamás alcanzado hasta ahora. Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a la humanidad a no degenerar”.

 

Fue el primer reconocimiento importante del rol de las mujeres a favor de la Iglesia y de la sociedad y prácticamente un resumen de lo que se había dicho en otros documentos conciliares como la Constitución Pastoral de la Iglesia para el mundo contemporáneo Gaudium et spes y  el Decreto sobre el Apostolado de los Laicos, Apostolicam actuositatem, en el que se alentaba a los laicos a ser testimonios de la propia fe y de difundir a Cristo en el mundo también a través de las asociaciones católicas. En la Constitución Gaudium et spes los Padres conciliares concentraron su atención sobre todo en la necesidad de un nuevo diálogo entre la Iglesia y la cultura moderna, principalmente a través de los hombres y mujeres de buena voluntad con los que la Iglesia sentía y siente la necesidad de establecer relaciones aún más sólidas para trabajar juntos por la paz, la justicia y la libertad.

 

La Constitución inicia con la afirmación absoluta de la dignidad del ser humano. Una dignidad puesta a dura prueba por los continuos y repentinos cambios debidos a las innovaciones que la investigación y la inteligencia del hombre han sabido realizar. Cambios que tienen consecuencias en el modo de actuar y de pensar y, por lo tanto, también en la vida religiosa de los creyentes. Nunca como en este periodo el hombre ha conocido, al mismo tiempo, una profunda libertad —lenta, después de los conflictos mundiales— y grandes formas de esclavitud psicológica y social. Además, la perfección de un sistema temporal, como bien señalaba el Concilio, no supone necesariamente una dimensión espiritual igualmente digna. Por eso el hombre actual se siente desorientado, inquieto y busca comprender con todas sus fuerzas el tiempo actual, sin perderse a si mismo y su propia fe. En ese sentido el Concilio se presentaba como una ayuda a cuantos percibían esta urgencia.  

 

La velocísima evolución y la dificultad de conjugar conocimiento técnico y saber, crea profundos desequilibrios y hondos cambios en las familias, debido a la brecha generacional, a las dificultades demográficas y económicas así como a una nueva relación entre el hombre y la mujer. Además, a nivel global, comienzan a ser particularmente evidentes la disparidad entre los países ricos y los países pobres. Por todas partes se percibe la exigencia de un orden social y político que exalte las conquistas del hombre, pero que brinde la base para que cada hombre y cada grupo pueda reivindicar y afirmar su propia dignidad. También las mujeres, como las poblaciones en vías de desarrollo, comenzaron a reivindicar una igualdad de oportunidad y de trato, con la convicción de que los beneficios y las innovaciones propias de la nueva civilización construida después de la guerra son para compartir con todos. Un momento en el que novedad e inquietud conviven y luchan en continuación, pero con la conciencia de que la inquietud y el desequilibrio son, de todas formas, características que anidan antes que nada en el corazón de los hombres.  

 

El Concilio considera que la fe es una respuesta a los interrogantes de los hombres y se propone reafirmar los valores fundamentales de la humanidad refiriéndolos a quien es su raíz y sustento, Dios.  “La fe todo lo ilumina con nueva luz y manifiesta el plan divino sobre la entera vocación del hombre. Por ello orienta el espíritu hacia soluciones plenamente humanas” está escrito en la Constitución. El hombre ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza, necesitado de socialización, al punto que Dios le da a la mujer. El pecado, que el hombre comete, supone la disminución de su ser hombre y lo obstaculiza para llegar a su plenitud introduciendo en la historia la eterna lucha entre el bien y el mal. Dios mismo ha venido a liberar al hombre fortaleciéndolo frente a las tentaciones del mal. Los elementos materiales y morales del hombre lo reconducen a Dios, es por eso que el cuerpo y el alma no pueden ser despreciados o maltratados. Además, la inteligencia con la que Dios lo ha dotado, y por la que el hombre participa de la luz de la mente de Dios, lo hacen superior a todos los otros seres del universo.

 

En la Constitución es importante la toma de conciencia de la Iglesia sobre la propagación del ateismo. La dignidad del hombre encuentra su realización más grande en la comunión con Dios que lo ha creado y continúa a generarlo con amor y por amor. Esta relación con Dios es, sin embargo, muchas veces ignorada y sustituida por un ateismo sistemático en el que Dios no existe o no tiene nada que decirle al hombre y éste no puede entrar en relación con Él. La falta de una relación con Dios y de la esperanza en la vida eterna causan una grave lesión en la dignidad humana. Sobre este aspecto la Gaudium et spes es extremadamente clara: “La Iglesia afirma que el reconocimiento de Dios no se opone en modo alguno a la dignidad humana, ya que esta dignidad tiene en el mismo Dios su fundamento y perfección. Es Dios creador el que constituye al hombre inteligente y libre en la sociedad. Y, sobre todo, el hombre es llamado, como hijo, a la unión con Dios y a la participación de su felicidad”.

 

Dios ha creado a los hombres para que sean una única familia y, considerándose hermanos, tiendan al mismo fin —Dios mismo— y al bien común. Por eso el Concilio promueve la colaboración entre los hombres y el respeto al prójimo, cualquiera que sea el prójimo —también el distinto o el adversario— y el amor hacía lo que está fuera de uno. Además, es fundamental reconocer la igualdad entre todos los hombres, que comparten un mismo destino, y superar una ética individualista muy difundida. La actividad humana, en sus formas individuales y colectivas, “corresponde a las intenciones de Dios”. Los hombres y las mujeres a los que se les ha confiado la creación, reconociendo a Dios Creador, con su trabajo y con su esfuerzo no sólo procuran el sustentamiento para ellos y sus propias familias sino que, en algún modo, contribuyen a perpetuar la obra del Creador.

 

La Constitución se pregunta, evidentemente, sobre el aporte de la Iglesia al crecimiento del hombre: “El que sigue a Cristo, Hombre perfecto, se perfecciona cada vez más en su propia dignidad de hombre”.  A la Iglesia se le ha confiado el Evangelio de Cristo, el único instrumento que le asegura una justa libertad y una sana dignidad al ser humano. La Iglesia se coloca como defensora y promotora de los derechos humanos y de cuantos, en todo tiempo, luchan para que estos sean reconocidos. El Espíritu del Evangelio alienta a todos los hombres a hacerse cargo plenamente de sus propios deberes. Esto crea un movimiento y una relación dialogal entre la Iglesia y el mundo contemporáneo, que recíprocamente se reconocen la ayuda y los aportes recibidos uno del otro.

 

Dado que para la Iglesia nada de lo humano le es ajeno, la Constitución se ocupa también de cultura, trabajo y economía, así como de la importancia de la familia, definida en el documento ‘escuela del más rico humanismo’ y del matrimonio. Sin una situación familiar y conyugal feliz no es posible el bien para el individuo ni para la sociedad de la que forma parte. A la instancia de la familia está íntimamente unido el respeto de la vida y del crecimiento sereno de los hijos, a los que hay que ofrecerles una sana educación. Es necesario que toda la sociedad civil —es el mensaje de la Constitución y cuarenta años después sigue plenamente actual— se dedique con esmero a favorecer el matrimonio y la institución familiar.

 

 

La “Mulieris dignitatem”

 

Con ocasión del Año Mariano, el 15 de agosto de 1998, Juan Pablo II promulgó una Carta sobre a dignidad de la vocación de la mujer. Un paso ulterior, respecto a la “revolución” de concepción ya realizada por el Concilio, en el que la Iglesia empezó a mirar y a reconocer una renovada cuestión relativa a la presencia de las mujeres en la sociedad y al rol que con el cambio de los tiempos estaban poco a poco asumiendo. “La Iglesia desea dar gracias a la Santísima Trinidad por el ‘misterio de la mujer’ y por cada mujer, por lo que constituye la medida eterna de su dignidad femenina, por las ‘maravillas de Dios’, que en la historia de la humanidad se han cumplido en ella y por medio de ella”, escribe el Pontífice, reconociendo la gran importancia del Concilio y de sus momentos previos y sucesivos, así como la del Sínodo de Obispos del año precedente (octubre de 1987), durante el cual, en una reflexión sobre el compromiso de los laicos, se había puesto en relieve la dignidad y la vocación de las mujeres.

 

El impulso para tratar estas temáticas fue dado también por la Encíclica Redemptoris Mater, la cual continuaba profundizando en los puntos fundamentales ya expresados en el Concilio. Se reconocía como esencial la figura de María, Madre de Dios, presente en el Misterio de la Iglesia y, por ello, profundamente ligada a la humanidad. Cristo “revela el hombre al hombre” y en esta tarea la Madre tiene un lugar especial; en la carta papal, como sucederá también en otros documentos pontificios, el Antiguo y el Nuevo Testamento están en la base de una recta comprensión y consideración del rol y de la dignidad femenina. La unión del hombre (y de la mujer) con Dios dota a todo ser humano de una inmensa dignidad y vocación, de la que María, la mujer de la Biblia, la Madre de Dios, encarna la expresión más completa y plena. La realización del ser humano, en efecto, creado a imagen y semejanza de Dios Creador, no puede de ninguna manera darse fuera de esta relación privilegiada con Dios.

 

El hombre y la mujer, en su relación con el Creador, son expresión de unidad en la humanidad compartida, que indica no sólo una comunión entre ellos, sino una cierta semejanza con la comunión en Dios. El hombre y la mujer, en efecto, son las únicas criaturas que Dios creador “ha querido por sí mismas”, las ha hecho personas y, en cuanto tales, deseosas de realizar su propia humanidad: y este cumplimiento puede realizarse exclusivamente a través de la donación de sí mismas. “Grandes cosas ha hecho en mí el Omnipotente”: esta es la frase de María que nos ayuda a comprender cómo María había descubierto claramente su riqueza y humanidad femenina, en el modo como Dios la había diseñado; María se convierte en el símbolo de la eterna originalidad de la mujer, que se alimenta con el don. El don, en primer lugar, es el otorgamiento por parte de Dios de aquel don que por la llegada del mal en el Paraíso terrenal, había sido ofuscado: por ello la figura de María hace redescubrir a Eva la dignidad y la humanidad de la mujer, un descubrimiento que, escribe el Papa: “debe continuamente llegar al corazón de cada mujer y dar forma a su vocación y a su vida”. Pieza fundamental en la concepción de la dignidad de la mujer es la misión redentora de Cristo: la palabra redención, para la mujer, asume un significado lleno de riqueza, ya que Jesús es el primero que, mirándola en lo profundo de su ser, ama y respeta el ‘ser mujer”. En el encuentro con la Samaritana este profundo respeto alcanza su punto culminante: “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva” (Jn 4,10). El don de Dios, creador y redentor, es confiando a cada mujer, que solo en el Espíritu de Cristo se hace capaz del don de sí a los demás, único que puede hacerle redescubrir su dimensión de mujer, a sí misma.

 

La mujer madre o virgen, esposa o consagrada, activa en el trabajo, la familia y en la sociedad, es la mujer en toda la riqueza de sus facetas, a la que la Iglesia, a través de este espléndido documento de Juan Pablo II, desea agradecer: “por las madres, las hermanas, las esposas; por las mujeres consagradas a Dios en la virginidad; por las mujeres dedicadas a tantos y tantos seres humanos que esperan el amor gratuito de otra persona; por las mujeres que velan por el ser humano en la familia, la cual es el signo fundamental de la comunidad humana; por las mujeres que trabajan profesionalmente, mujeres cargadas a veces con una gran responsabilidad social; por las mujeres «perfectas» y por las mujeres «débiles». Por todas ellas, tal como salieron del corazón de Dios en toda la belleza y riqueza de su femineidad, tal como han sido abrazadas por su amor eterno; tal como, junto con los hombres, peregrinan en esta tierra que es «la patria» de la familia humana, que a veces se transforma en «un valle de lágrimas». Tal como asumen, juntamente con el hombre, la responsabilidad común por el destino de la humanidad, en las necesidades de cada día y según aquel destino definitivo que los seres humanos tienen en Dios mismo, en el seno de la Trinidad inefable”.

 

Un agradecimiento a todo aquello que forma parte y caracteriza aquello que el Papa Wojtila define “genio femenino”, que en la historia se ha encargado de intervenir por pueblos y naciones, por todos los “frutos de la santidad femenina”, entre los que se cuentan numerosos carismas que el Espíritu Santo otorga a las mujeres. Pero como dirá el Pontífice en su Carta a las mujeres, agradecer no basta: es necesario que las instituciones civiles y religiosas se encargan de valorar el rol de la mujer en la sociedad, una sociedad cada vez más necesitada de faros que muestren el camino, pues a ellos la fe lo ha ya mostrado; una sociedad que en la humanidad femenina puede encontrar abundante bien y provecho.   

 


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ZENIT  publica el texto de la intervención que pronunció Benedicto XVI el miércoles, 27 de Agosto de 2008,  durante la audiencia general concedida en al aula Pablo VI del Vaticano.

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

En la última catequesis antes de las vacaciones, hace dos meses, a inicios de julio, había comenzado una nueva serie temática con motivo del año paulino, reflexionando sobre el mundo en el que vivió Pablo. Hoy quisiera retomar y continuar la reflexión sobre el apóstol de las gentes, proponiendo una breve biografía.

Dado que dedicaremos el próximo miércoles al acontecimiento extraordinario que se verificó en el camino de Damasco, la conversión de Pablo, vuelco fundamental en su existencia tras el encuentro con Cristo, hoy nos detenemos brevemente a analizar el conjunto de su vida. Las señas biográficas de Pablo las encontramos respectivamente en el carta a Filemón, en la que se declara "anciano" (versículo 9: presbýtes), y en los Hechos de los Apóstoles, pues en el momento de la lapidación de Esteban dice que era "joven" (7, 58: neanías).


Ambas designaciones son evidentemente genéricas, pero según los cálculos antiguos "joven" era el hombre que tenía unos treinta años, mientras que se le llamaba "anciano" cuando llegaba a los sesenta. En términos absolutos, la fecha de Pablo depende en gran parte de la fecha en que fue escrita la carta a Filemón. Tradicionalmente su redacción se enmarca en la prisión de Roma, a mediados de los años 60. Pablo habría nacido el año 8, por tanto, habría vivido más o menos sesenta años, mientras que en el momento de la lapidación de Estaban tenía treinta. Esta debería ser la cronología adecuada. Y el año paulino que estamos celebrando sigue precisamente esta cronología. Ha sido escogido el año 2008 pensando en que nació más o menos en el año 8.


En todo caso, nació en Tarso de Cilicia (Cf. Hechos 22,3). La ciudad era capital administrativa de la región y en el año 51 a. C. había tenido como procónsul nada menos que a Marco Tulio Cicerón, mientras que diez años después, en el año 41, Tarso había sido el lugar del primer encuentro entre Marco Antonio y Cleopatra. Judío de la diáspora, hablaba griego a pesar de que tenía un nombre de origen latino, derivado por asonancia del original hebreo Saúl/Saulos, y gozaba de la ciudadanía romana (Cf. Hechos 22,25-28).

Pablo se presenta, de este modo, en la frontera de tres culturas diferentes -romana, griega, judía-- y quizá también por este motivo estaba predispuesto a fecundas aperturas universales, a una mediación entre las culturas, a una verdadera universalidad.


También aprendió un trabajo manual, quizá heredado del padre, que consistía en el oficio de "fabricar tiendas" (Cf. Hechos 18,3: skenopoiòs), lo que probablemente significa que trabajaba la lana ruda de cabra o la fibra de lino para hacer esteras o tiendas (Cf. Hechos 20,33-35).


Hacia los doce o trece años, la edad en la que un muchacho judío se convierte en bar mitzvà ("hijo del precepto"), Pablo dejó Tarso y se mudó a Jerusalén para ser educado a los pies del rabí Gamaliel el Viejo, nieto del gran rabí Hilel, según las más rígidas normas del fariseísmo, adquiriendo un gran celo por la Torá mosaica (Cf. Gálatas 1,14; Filipenses 3,5-6; Hechos 22,3; 23,6; 26,5).


En virtud de esta ortodoxia profunda, que había aprendido en la escuela de Hilel, en Jerusalén, vio en el nuevo movimiento que se inspiraba en Jesús de Nazaret un riesgo, una amenaza para la identidad judía, para la auténtica ortodoxia de los padres. Esto explica el hecho de que haya "perseguido a la Iglesia de Dios", como lo admitirá en tres ocasiones en sus cartas (1 Corintios 15,9; Gálatas 1,13; Filipenses 3,6). Si bien no es fácil imaginar concretamente en qué consistió esta persecución, su actitud fue de todos modos de intolerancia. Aquí se enmarca el acontecimiento de Damasco, sobre el que volveremos a hablar en la próxima catequesis. Lo cierto es que, a partir de entonces, su vida cambió y se convirtió en un apóstol incansable del Evangelio. De hecho, Pablo pasó a la historia por lo que hizo como cristiano, como apóstol, y no como fariseo. Tradicionalmente se divide su actividad apostólica en virtud de los tres viajes misioneros, a los que se añadió el cuarto a Roma como prisionero. Todos son narrados por Lucas en los Hechos de los Apóstoles. Al hablar de los tres viajes misioneros, hay que distinguir el primero de los otros dos.


Por lo que se refiere al primero, de hecho (Cf. Hechos 13-14), Pablo no tuvo responsabilidad directa, pues ésta fue encomendada al chipriota Bernabé. Juntos partieron de Antioquía del Orontes, enviados por esa Iglesia (Cf. Hechos 13,1-3), y, después de zarpar del puerto de Seleucia, en la costa siria, atravesaron la isla de Chipre de Salamina a Pafos; de aquí llegaron a las costas del sur de Anatolia, hoy Turquía, pasando por Atalía, Perge de Panfilia, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe, desde donde regresaron al punto de partida. Había nacido así la Iglesia de los pueblos, la Iglesia de los paganos.


Mientras tanto, sobre todo en Jerusalén, había surgido una dura discusión sobre si estos cristianos procedentes del paganismo estaban obligados a entrar también en la vida y en la ley de Israel (varias prescripciones separaban a Israel del resto del mundo) para participar realmente de las promesas de los profetas y para entrar efectivamente en la herencia de Israel. Para resolver este problema fundamental para el nacimiento de la Iglesia futura se reunió en Jerusalén el así llamado Concilio de los Apóstoles para tomar una decisión sobre este problema del que dependía el nacimiento efectivo de una Iglesia universal. Se decidió que no había que imponer a los paganos convertidos las prescripciones de la ley mosaica (Cf. Hechos 15,6-30): es decir, no estaban obligados a respetar las normas del judaísmo; la única necesidad era ser de Cristo, vivir con Cristo y según sus palabras. De este modo, siendo de Cristo, eran también de Abraham, de Dios, y participaban en todas las promesas.


Tras este acontecimiento decisivo, Pablo se separó de Bernabé, escogió a Silas, y comenzó el segundo viaje misionero (Cf. Hechos 15,36-18,22). Tras recorrer Siria y Cilicia, volvió a ver la ciudad de Listra, donde tomó consigo a Timoteo (figura muy importante de la Iglesia naciente, hijo de una judía y de un pagano), e hizo que se circuncidara. Atravesó la Anatolia central y llegó a la ciudad de Tróade, en la costa norte del Mar Egeo.


Aquí tuvo lugar un nuevo acontecimiento importante: en sueños vio a un macedonio en la otra parte del mar, es decir en Europa, que le decía: "¡Ven a ayudarnos!". Era la Europa futura que le pedía ayuda y la luz del Evangelio. Movido por esta visión, entró en Europa. Zarpó hacia Macedonia, entrando así en Europa. Tras desembarcar en Neápolis, llegó a Filipos, donde fundó una hermosa comunidad, luego pasó a Tesalónica y, dejando esta ciudad a causa de dificultades que le provocaron los judíos, pasó por Berea hasta llegar a Atenas.


En esta capital de la antigua cultura griega predicó, primero en el Ágora y después en el Areópago, a los paganos y a los griegos. Y el discurso del Areópago, narrado en los Hechos de los Apóstoles, es un modelo sobre cómo traducir el Evangelio en cultura griega, cómo dar a entender a los griegos que este Dios de los cristianos, de los judíos, no era un Dios extranjero a su cultura sino el Dios desconocido que esperaban, la verdadera respuesta a las preguntas más profundas de su cultura.


Luego de Atenas llegó a Corinto, donde permaneció un año y medio. Y aquí tenemos un acontecimiento cronológicamente muy seguro, el más seguro de toda su biografía, pues durante esa primera estancia en Corinto tuvo que comparecer ante el gobernador de la provincia senatorial de Acacia, el procónsul Galión, acusado de un culto ilegítimo. Sobre este Galión y el tiempo que pasó en Corinto existe una antigua inscripción, encontrada en Delfos, donde se dice que era procónsul de Corinto entre los años 51 y 53. Por tanto, aquí tenemos una fecha totalmente segura. La estancia de Pablo en Corinto tuvo lugar en esos años. Por tanto, podemos suponer que llegó más o menos en el año 50 y que permaneció hasta el año 52. De Corintio después, pasando por Cencres, puerto oriental de la ciudad, se dirigió hacia Palestina, llegando a Cesaréa Marítima, desde donde subió a Jerusalén para regresar después a Antioquía del Orontes.


El tercer viaje misionero (Cf. Hechos 18,23-21,16) comenzó como siempre en Antioquía, que se había convertido en el punto de origen de la Iglesia de los paganos, de la misión a los paganos, y era el lugar en el que nació el término "cristianos". Aquí, por primera vez, nos dice san Lucas, los seguidores de Jesús fueron llamados "cristianos". De allí Pablo se fue directamente a Éfeso, capital de la provincia de Asia, donde permaneció durante dos años, desempeñando un ministerio que tuvo fecundos resultados en la región. De Éfeso Pablo escribió las Cartas a los Tesalonicenses y a los Corintios. La población de la ciudad fue instigada contra él por los plateros locales, que experimentaron una disminución de sus ingresos a causa de la reducción del culto a Artemisia (el templo que se le había dedicado en Éfeso, el Artemision, era una de las siete maravillas del mundo antiguo); por este motivo tuvo que huir hacia el norte. Después de volver a atravesar Macedonia, descendió de nuevo a Grecia, probablemente a Corinto, permaneciendo allí tres meses y escribiendo la famosa Carta a los Romanos.


De allí volvió sobre sus pasos: volvió a pasar por Macedona, llegó en barco a Tróade y, después, pasando por las islas de Mitilene, Quíos, Samos, llegó a Mileto, donde pronunció un importante discurso a los ancianos de la Iglesia de Éfeso, ofreciendo un retrato del auténtico pastor de la Iglesia (Cf. Hechos 20). De aquí volvió a zapar en vela hacia Tiro, y luego llegó a Cesarea Marítima para subir una vez más a Jerusalén. Allí fue arrestado a causa de un malentendido: algunos judíos habían confundido con paganos a otros judíos de origen griego, introducidos por Pablo en el área del templo reservada a los israelitas. La condena a muerte, prevista en estos casos, fue levantada gracias a la intervención del tribuno romano de guardia en el área del templo (Cf. Hechos 21,27-36); esto tuvo lugar mientras en Judea era procurador imperial Antonio Félix. Tras un período en la cárcel (cuya duración es debatida), dado que Pablo, por ser ciudadano romano, había apelado al César (que entonces era Nerón), el procurador sucesivo, Porcio Festo, le envió a Roma custodiado militarmente.


El viaje a Roma pasó por las islas mediterráneas de Creta y de Malta, y después por las ciudades de Siracusa, Regio de Calabria, y Pozzuoli. Los cristianos de Roma salieron a recibirle en la Vía Apia hasta el Foro de Apio (a unos 70 kilómetros al sur de la capital) y otros hasta las Tres Tabernas (a unos 40 kilómetros). En Roma tuvo un encuentro con los delegados de la comunidad judía, a quienes les confío que llevaba sus cadenas por "la esperanza de Israel" (Cf. Hechos 28,20). Pero la narración de Lucas concluye mencionando los dos años pasados en Roma bajo la blanda custodia militar, sin mencionar ni una sentencia de César (Nerón) ni siquiera la muerte del acusado.


Tradiciones sucesivas hablan de una liberación, de que habría emprendido un viaje misionero a España, así como un sucesivo periplo en particular por Creta, Éfeso, Nicópolis en Epiro. Entre las hipótesis, se conjetura un nuevo arresto y un segundo período de encarcelamiento en Roma (donde habría escrito las tres cartas llamadas pastorales, es decir las dos a Timoteo y la de Tito) con un segundo proceso desfavorable. Sin embargo, una serie de motivos lleva a muchos estudiosos de san Pablo a concluir la biografía del apóstol con la narración de Lucas en los Hechos de los Apóstoles.


Sobre su martirio volveremos a hablar más adelante, en el ciclo de nuestras catequesis. Por ahora, en este breve elenco de los viajes de san Pablo, es suficiente tomar acto de cómo se dedicó al anuncio del Evangelio sin ahorrar energías, afrontando una serie de duras pruebas, de las que nos ha dejado la lista en la segunda carta a los Corintios (Cf. 11, 21-28). Por lo demás, él mismo escribe: "Todo esto lo hago por el Evangelio" (1 Corintios 9,23), ejerciendo con total generosidad lo que él llama "la preocupación por todas las Iglesias" (2 Corintios 11,28). Vemos que su compromiso sólo se explica con un alma verdaderamente fascinada por la luz del Evangelio, enamorada de Cristo, un alma basada en una convicción profunda: es necesario llevar al mundo la luz de Cristo, anunciar el Evangelio a todos.

Me parece que esta es la conclusión de esta breve reseña de los viajes de san Pablo: ver su pasión por el Evangelio, intuir así la grandeza, la hermosura, es más la necesidad profunda del Evangelio para todos nosotros.


Recemos para que el Señor, que hizo ver su luz a Pablo, que le hizo escuchar su Palabra, que tocó su corazón íntimamente, nos haga ver también a nosotros su luz, para que también nuestro corazón quede tocado por su Palabra y también nosotros podamos dar al mundo de hoy, que tiene sed, la luz del Evangelio y la verdad de Cristo.

 

[Al final de la audiencia, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]

Queridos hermanos y hermanas:

Retomando las catequesis paulinas, quisiera hoy detenerme en algunos puntos de la biografía de San Pablo. El Apóstol nació en Tarso de Cilicia. Hebreo de la diáspora, hablaba griego, no obstante tuviera un nombre de origen latino y gozara de la ciudadanía romana. Tal vez aprendió de su padre a tejer la lana para fabricar tiendas de campaña. Trasladado a Jerusalén con unos doce años, fue formado por el Rabino Gamaliel el Viejo en las rígidas normas del fariseísmo, mostrando un gran celo por la Ley Mosaica, lo que le llevó a perseguir a los cristianos. Su vida, sin embargo, experimentó un gran cambio camino de Damasco, llegando a ser un apóstol infatigable del Evangelio. Realizó tres viajes misioneros: el primero con Bernabé; en el segundo escogió como compañeros a Silas y Timoteo. Durante el tercero, Pablo fue arrestado en Jerusalén por los judíos a causa de un malentendido. Tras permanecer un tiempo en prisión, habiendo apelado al César, el Procurador Porcio Festo lo envió a Roma, donde pasó dos años en una casa custodiado por un soldado. Tradiciones sucesivas hablan de que Pablo fue liberado y pudo realizar desde Roma un viaje a España y otro a Oriente. Otras tradiciones señalan que fue encarcelado una segunda vez, acabando sus días martirizado. Que el ejemplo del Apóstol nos sirva de estímulo constante para nuestro compromiso eclesial.


Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular, al grupo de sacerdotes y seminaristas de la Diócesis de Plasencia, acompañados por el Señor Obispo, Monseñor Amadeo Rodríguez Magro. A imitación de San Pablo, anunciad el Evangelio con generosidad y convicción, sin dejaros amedrentar por las dificultades. Que Dios os bendiga.


[Antes de despedirse de los peregrinos, el Papa lanzó este llamamiento para que terminen los actos de violencia contra cristianos en la India provocados por extremistas hinduistas.]

He recibido con profunda tristeza las noticias sobre los actos de violencia contra las comunidades cristianas en el Estado indio de Orissa, estalladas tras el lamentable asesinato del líder hindú Swami Lakshmananda Saraswati. Hasta ahora han sido asesinadas algunas personas y otras han sido heridas. Se han destruido además centros de culto, propiedades de la Iglesia, y casas privadas.


Condenando firmemente todo ataque contra la vida humana, cuyo carácter sagrado exige el respeto de todos, expreso cercanía espiritual y solidaridad a los hermanos y a las hermanas en la fe que han sido tan duramente probados. Imploro al Señor que les acompañe y apoye en este tiempo de sufrimiento y que les dé la fuerza para continuar en el servicio de amor a favor de todos.


Invito a los líderes religiosos y a las autoridades civiles a trabajar juntos para restablecer entre los miembros de las diferentes comunidades la convivencia pacífica y la armonía que siempre han sido la característica distintiva de la sociedad india.


[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


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Artículo semanal del Padre Fernando Lorente, o.h. publicado en EL DÍA el miércoles 27 de Agosto de 2008 en la sección CRITERIOS bajo el epígrafe “Luz en el Camino”.

 

 

LUZ EN EL CAMINO FERNANDO LORENTE, O.H. *

 

Reflexión veraniega: en la comprensión

 

EN LAS PÁGINAS del Evangelio se nos recuerda con frecuencia este tema: el tiempo presente, los amigos y los enemigos de Dios viven mezclados, pero un juicio final les separará. Esta idea de elección de los "justos" y de condenación de los "malos" no está de moda en ciertos sectores del pensamiento cristiano. El Evangelio parece ser un alimento demasiado fuerte para las mentalidades que predican el humanitarismo, el cual, por otra parte, se diversifica en ideologías, que se expresan así:


-Es curioso observar que la mayor parte de las ideologías admiten con normalidad los métodos de la violencia y del asesinato para llegar a sus fines.


-Los que se rasgan las vestiduras a propósito de la separación de los justos de los condenados por su libre destino se sienten y recurren de buen grado teórico y práctico a la violencia criminal contra seres humanos, antes de nacer (aborto) y después de nacer (eutanasia). Esta lógica de los humanitarismos, que se proclama tan democrática, es totalmente incoherente.


La lógica del Evangelio, por el contrario, es homogénea y armoniosa, porque es la del amor. El más bello canto dedicado al amor lo contiene este versículo: "Es fuerte el amor como la muerte?" (Cant, 8,6). La muerte de Jesús explica lo que esto quiere decir. Esta muerte nos dice que seremos juzgados sobre el amor, y cuando el amor juzga separa. Por un lado, la más infinita ternura, por el otro, el mayor de los respetos para libertades que se han obstinado en la negativa. Por un lado, los justos, los que han dicho sí al Evangelio, por otro los "malos", los que en plena responsabilidad han dicho y siguen diciendo no a Jesucristo.


Dejando a las comparaciones su valor, es decir, sin forzarlas, podemos pensar que la red de la parábola evangélica que aquí comentamos representa a la Iglesia como la red en el mar que está sumergida en el mundo. Llegará el día de la selección en la orilla. La comparación de la pesca describe el destino de los peces buenos, recogidos para beneficio de los pescadores, y la suerte de los peces malos que se devuelven, muertos, al mar. Para los oyentes, evoca el desenlace normal de un destino logrado o, por el contrario, su fracaso y sus consecuencias. Dichosos aquellos que supieron y saben comprender así: que la Iglesia es la comunidad de salvación.


La Iglesia
no se cierra a nadie ni se siente desaparecida por nadie. La historia ha demostrado que el poder de la fe en ella es superior a la fe en todos los poderes de la incredulidad y de la impiedad. Con el poder de su fe en Jesús, la Iglesia sigue sobreviviendo y estará viva en toda su plenitud en todos los tiempos, mientras que sus sucesivos enemigos van muriendo sin conseguir matarla, eliminarla. Esto es reflexionar y saber comprender y vivir en la Iglesia -como miembros fieles suyos- en verano y en todas las estaciones del año de todas las épocas, presentes y futuras.


* Capellán de la clínica S. Juan de Dios


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Martes, 26 de agosto de 2008

Mensaje del Padre Giovanni Salerno, smp publicado en la revista MISIONEROS SIERVOS DE LOS POBRES DEL TERCER MUNDO – OPUS CHRISTI SALVATORIS NÚMERO 1, Septiembre 2008.

 

 

“Recibiréis la fuerza de Espíritu Santo, que vendra sobre vosotros, y sereis mis testigo" (Act 1, 8)

 

Mensaje del Padre Giovanni Salerno, msp

 

 

Queridos amigos, desde las alturas de la Cordillera peruana, descienda sobre vuestras casas mi fraternal saludo unido a todos los dones del Espíritu Santo.

 

Para muchos de nosotros este mes de septiembre representa un momento en el cual vamos reanudando numerosas actividades, no último nuestro empeño por las misiones.

 

Cada año intentamos buscar algunas indicaciones nuevas para poder emprender con mayor entusiasmo nuestra labor a favor de tantos hermanos nuestros, pobres y abandonados. Este año nos pueden servir de orientación las palabras dirigidas por el Santo Padre a los jóvenes en su reciente encuentro con ellos en Sidney.

 

El hilo conductor que ha guiado la preparación espiritual y el desarrollo del encuentro ha sido el versículo de los Hechos de los Apóstoles: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos» (Hch 1, 8).

 

Escuchando estas palabras, mi mente corre inmediatamente a aquellos primeros pasos de la Iglesia, cuando el Espíritu Santo irrumpió con fuerza y eficacia en la vida de los Apóstoles, revistiéndolos de una fuerza que los hizo audaces para anunciar sin miedo: "¡Cristo ha muerto y ha resucitado!".

 

El Santo Padre Benedicto XVI ha reafirmado que la acción del Espíritu Santo no ha disminuido su fuerza en nuestros días. Ya el venerable Juan Pablo II en la Encíclica "Redemptoris Missio" nos había recordado que el Espíritu Santo continua siendo el verdadero protagonista de la misión.

 

Visitando los pueblos de la Cordillera de los Andes, entrando en las casas de las familias pobres que asistimos en el Cuzco, estas palabras adquieren una fuerza aún mayor; y nosotros sentimos verdaderamente la necesidad de la intervención del Espíritu Santo para seguir anunciando sin miedo y sin restricciones la definitiva novedad de la "Salvación" que sólo Cristo ha venido a traer; y también sentimos la necesidad de que todos nosotros, miembros del Movimiento (desde los Sacerdotes que bautizan en los pueblos y caseríos de la Cordillera situados sobre los 4.000 m.s.n.m., y los contemplativos que inmolan sus vidas para alimentar la eficacia de la evangelización, hasta vosotros que en los países occidentales dais voz al grito de ayuda de los pobres, muchas veces acallado).

 

Nos dejemos conquistar por el fuego de este Espíritu, que quiere encencer en nuestros corazones formas nuevas de evangelización, y suscitar en nuestros grupos de apoyo iniciativas más eficaces.

 

Cada Misionero Siervo de los Pobres del Tercer Mundo, así como cada comunidad del Movimiento, comienza la jornada y muchas actividades con el canto del         "Veni, Creator Spiritus", habiendo experimentado que sin su presencia en nuestros corazones no podemos tener la caridad, la alegría, la paz y sus otros dones y frutos necesarios para poder hacer un verdadero camino de conversión y de servicio a los más pobres.

 

Todos (de forma especial los jóvenes) tenemos que acordarnos siempre de que el Espíritu Santo quiere suscitar en el mundo el viento y el fuego de un nuevo Pentecostés, caracterizado por una efusión de dones y carismas capaces de expresar el lenguaje del amor total hacia los más pobres, y de hacer latir armónicamente nuestro corazón con el mismo Corazón de Cristo.

Un Corazón, el de Cristo, sensible y profundamente amoroso, que no soporta el hambre de los niños, ni las injusticias, ni la situación de abandono de los pobres. Un corazón que reclama atención y servicio, para que se termine el sufrimiento atroz de sus hermanos, los hombres: "Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados, y Yo os aliviaré" (Mt 11, 28).

Queridos jóvenes que lleváis en vuestro corazón las inquietudes características de vuestra edad, el Espíritu Santo os pide de responder con generosidad y valentía a estas inquietudes ¡No dejéis apagar el entusiasmo misionero que Dios ha puesto en vuestro corazón!.

 

¡No apaguéis el fuego del Espíritu Santo que os llama a dar a los pobres no algo, sino todo, y no por algún tiempo, sino para siempre!

 

La vida es el don m á s grande que vosotros podéis dar a los pobres; muchos de vosotros, también este año, escuchando tantas noticias trágicas, tantas noticias de injusticias, de pobreza, de miseria, que desde muchos rincones del mundo entran en vuestras casas gracias a los medios de comunicación, habéis sufrido en vuestro corazón, y habéis elevado a Dios la pregunta:

 

¿porqué tanta pobreza?, ¿porqué tantas injusticias?". Son preguntas legítimas, a las cuales sin embargo hay que saber dar la debida respuesta.

 

¡Sed valientes!, con la misma fuerza con la cual gritáis: "¿Qué estás haciendo Dios por tantos pobres, por tanta gente que sufre?".

 

Sepáis también escuchar la respuesta amorosa y exigente de Jesús: "Te hice a ti".

 

Cuando, hace algunos meses, unos hombres de un pueblo de la Cordillera han venido a buscar a nuestros misioneros Siervos de los Pobres, pidiendo que visitaramos su comunidad, abandonada y necesitada de la presencia de jóvenes misioneros, yo también en mi corazón he pedido al Espíritu Santo que enviara pronto a muchos jóvenes misioneros.

 

Cuando algunos miembros de nuestra comunidad de matrimonios misioneros, que con sus hijos han dejado su patria para venir a servir a los más pobres, han visitado el pueblo de Piñipampa, a pocos Kilometros de la Ciudad de los Muchachos, y han encontrado, entre otros, a dos niños de 5 y 9 años, respectivamente, abandonados, sucios, mal alimentados, "cuidados" por la madre natural completamente borracha, todos nosotros hemos pedido al Señor un nuevo Pentecostés en el corazón de muchos jóvenes.

 

Estoy convencido de que el Espíritu Santo, protagonista de la misión, enamorado de los pobres, sigue llamando a muchos jóvenes.

 

¡Cuanto me gustaría si este próximo octubre misionero, cada uno de nosotros, cada uno de nuestros grupos misioneros, lograra entender todavía más radicalmente que el poner nuestra vida al servicio del Evangelio, poniendo al servicio de los pobres los dones recibidos de Dios, no es una opción facultativa, sino una urgencia, una necesidad que debemos sentir y transmitir a los demás!

 

El compromiso debe ser entonces el de trabajar incesantemente en nuestra familia, en nuestra parroquia, en nuestra diócesis. para que el Espíritu Santo encuentre corazones dóciles y dispuestos a responder con generosidad a su llamado y a su acción.

 

¡Que Santa María Madre de los Pobres. Estrella de la Evangelización, sea nuestra guía y nuestra fuerza! ¡Que Ella nos ayude a transformar en obras concretas el don del apostolado misioneros que hemos recibido!

 

P. Giovanni Salerno, msp


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 Extracto de DOSSIER FIDES "La Iglesia, los pueblos, las naciones. MÉXICO", publicado por Agencia Fides el 11 de Agosto de 2008.

ENTREVISTA al Card. Norberto Rivera Carrera, Arzobispo de México

 

 

 

Eminencia, Vd. está al frente de una iglesia muy importante, rica de fieles  y de vocaciones a la vida religiosa. ¿Cuáles considera Vd. que son las prioridades de esta Iglesia?


La Arquidiócesis
de México, por el número de fieles católicos (nueve millones), está considerada la más grande del mundo. Por su magnitud esta dividida en ocho vicarías episcopales al frente de las cuales está un obispo auxiliar. Así mismo, la ciudad de México concentra el poder político, económico, cultural y podemos decir que, incluso, religioso del país, porque en nuestra Arquidiócesis se encuentra el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América y las Islas Filipinas y cuya basílica es la más visitada del mundo.

Una ciudad tan grande y compleja exige un enorme esfuerzo evangelizador, por ello, y como fruto del Sínodo Diocesano (1993) se declaró a nuestra Arquidiócesis en estado de “misión permanente”, esto mismo que se ha presentado como la prioridad de los obispos latinoamericanos en Aparecida, Brasil, y que nosotros hemos venido realizando desde hace ya varios años.

 

El mismo Sínodo Diocesano marcó las prioridades que no han cambiado: la atención pastoral de los alejados, los pobres, los jóvenes y la familia. Por desgracia, el año pasado en la ciudad de México se legisló para aumentar las causales del aborto, y pese a que sabíamos que las izquierdas, simpatizantes de estas posturas, tenían una amplia mayoría en el congreso local, la Iglesia dio una gran batalla para mostrar su oposición, los laicos se organizaron para defender el valor de la vida y para brindar apoyo a mujeres embarazadas; hoy en día, la controvertida ley esta siendo analizada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y tenemos la esperanza de que sea declarada inconstitucional.

 

Así mismo en nuestra ciudad se han aprobado leyes que avalan las así llamadas “uniones de convivencia” entre homosexuales y se acaba de realizar la primera boda transexual, todas estas legislaciones son claros embates contra la familia, sin embargo, el valor de la familia está muy arraigado en la cultura de los mexicanos, y la Iglesia tiene el deber de defenderla pero sobre todo de evangelizarla. No olvidemos que el Santo Padre ha querido que nuestra Arquidiócesis de México sea la sede del Encuentro Mundial de las Familias, donde abordaremos los grandes desafíos que se nos presentan, pero sobre todo buscaremos la forma de que las familias sean las primeras evangelizadoras y formadoras en los valores de las nuevas generaciones.

        

¿Cuales son los principales problemas a los que debe hacer frente hoy la iglesia en México?

 

En la respuesta anterior presenté ya algunos grandes desafíos, pero tampoco debemos perder de vista la promoción de las vocaciones sacerdotales y religiosas. El número de católicos aumenta en nuestro país año con año y aunque no tenemos una crisis de vocaciones como sucede en Europa, lo cierto es que son insuficientes.

La carencia de sacerdotes hace imposible atender de forma adecuada a nuestros fieles lo que provoca que este hueco sea llenado por las sectas, el esoterismo o las supersticiones. Hace falta que los católicos tomen plena conciencia de su compromiso bautismal y que dejen su tradicional pasividad para convertirse en verdaderos apóstoles del Señor, en agentes activos y creativos de la nueva evangelización.

 

Eminencia, el pueblo mexicano es históricamente un pueblo que cree y que tiene fe. ¿continúa siendo así? ¿continúa siendo viva la fe del pueblo de México? O más bien ocurre en México, como  en todo el mundo occidental, que la fe se va relegando cada vez más a lo privado, a algo que no incide en la vida publica?

 

La fe de los católicos mexicanos es una fe viva, y se expresa de una forma muy original a través de la religiosidad popular. Año con año, el número de peregrinos que visita en santuario de Nuestra Señora de Guadalupe aumenta.

 

Durante el año pasado y lo que va de este, he venido realizando la visita pastoral en la Arquidiócesis y he podido constatar, al contrario de lo que pregona la prensa- que el compromiso de los laicos va aumentando y que van asumiendo cada vez más un rol consciente y activo en la evangelización.

 

Después de la persecución religiosa de los años veintes en que la Iglesia fue relegada de la vida social y cultural, hoy vuelve a la escena pública y poco a poco la sociedad va entendiendo que podemos y tenemos mucho que aportar para la construcción de un país más humano y justo.

Es cierto que nos falta mucho por hacer, pero podemos decir que la fe de los mexicanos cuenta con cabal salud.

 

En el pasado llegaron a México varios misioneros que contribuyeron a la edificación de la iglesia. ¿Esto continúa ocurriendo o son más bien los mexicanos lo que van a evangelizar a otros países? 

 

Pese a sus limitaciones, el pueblo mexicano es muy generoso, y no es la excepción el ámbito religioso. El Episcopado Mexicano creó ex profeso un seminario para formar misioneros que realizan una labor muy loable sobre todo en Asia y África, me refiero a los Misioneros de Guadalupe, así mismo nuestra Arquidiócesis y otras diócesis sostienen misiones en otras partes del mundo. México recibió la fe católica como un regalo de la Providencia a través de santos y heroicos misioneros y hoy nuestro país siente la necesidad de corresponder a esta elección divina enviando misioneros a países donde hace falta que llegue la luz de Jesucristo.


Publicado por verdenaranja @ 23:30
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Mensaje de los obispos de Cuba a sus hermanos cubanos con ocasión de los 400 años del hallazgo y presencia de la imagen de la Virgen de la Caridad.

El texto fue leído en las misas del sábado 23 y domingo 24 de agosto respectivamente de la isla. Asimismo los prelados han pedido que en el sábado 30 de agosto, a las 12 del mediodía, se hagan repicar las campanas de todas las iglesias del país.

 

 

MENSAJE DE LOS OBISPOS DE CUBA

A NUESTROS HERMANOS CUBANOS

CON OCASIÓN DE LOS 400 AÑOS DEL HALLAZGO Y PRESENCIA

DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD ENTRE NOSOTROS

"A JESÚS POR MARÍA,

LA CARIDAD NOS UNE"


1. Llenos de alegría nos dirigimos a ustedes para invitarlos a celebrar el Cuarto Centenario del hallazgo de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad en el año 1612. Hemos querido hacerlo a todos los cubanos, porque la Virgen de la Caridad es nuestra, seamos creyentes o no creyentes, católicos o protestantes, o tengamos una devoción popular que pueda ser más o menos sincrética. También nos dirigimos a nuestros hermanos cubanos que viven fuera de Cuba, porque la Virgen de la Caridad es símbolo de la Patria, es vínculo de unidad de nuestras familias, de nuestro pueblo y, ante todo, porque es la Madre de Jesucristo, el Hijo de Dios, Salvador de todos los hombres.


2. El acontecimiento que celebramos, como son las cosas de Dios, pasó inadvertido para los cronistas de la época, pero con el transcurrir de los años se convirtió en un hecho de mayor trascendencia para la fe de nuestro pueblo. Esta imagen, hallada y acogida con amor, es el símbolo religioso que expresa y manifiesta de manera privilegiada la religiosidad del pueblo cubano. Por esto, podemos decir que, desde su altar del Cobre, la Virgen de la Caridad ha estado presente en el corazón de la mayoría de los cubanos y nos ha acompañado a lo largo de nuestra historia. Los creyentes católicos la veneramos como Madre, Reina y Patrona de Cuba y, para gran parte de nuestro pueblo, su pequeña imagen evoca y recuerda a Cuba, y en ella quedan plasmados los mejores anhelos y esperanzas de los cubanos.


3. Relatan documentos antiguos que, un día no precisado, dos indios de la región central de Oriente, Rodrigo y Juan de Hoyos, y un pequeño negro esclavo del Cobre, Juan Moreno, encontraron cuando iban a buscar sal a la Bahía de Nipe, una imagen de la Virgen María flotando sobre las olas del mar. Según cuenta el mismo Juan Moreno ya con 85 años de edad, en declaraciones hechas el 1º de abril de 1687 a las autoridades de la época, la imagen flotaba sobre una tabla en la que se leía "Yo soy la Virgen de la Caridad". Eran hombres de fe que admirados por el hallazgo, recogieron la imagen y gozosamente la llevaron al Hato de Barajagua, allí le levantaron un bohío de tablas de palma y guano y, con respeto, la pusieron sobre un improvisado y modesto altar adonde acudían a venerarla.


4. Después trasladaron a su ya querida imagen, en larga y devota procesión, hasta el poblado de El Cobre y la expusieron para veneración de los cobreros en la iglesia parroquial. Posteriormente, la llevaron a la capilla del hospital de pobres del poblado. Ya en el año 1648, le habían construido una pequeña ermita y más tarde, en el año 1680, un espacioso templo adonde acudían los pobladores de El Cobre e iban de peregrinación los de Santiago de Cuba, Bayamo y otras comarcas cercanas. El pueblo enseguida experimentó los bienes y gracias que recibía de Dios por medio de la Madre de su Hijo, María de la Caridad. Son muchos los milagros y prodigios que narran los documentos de la época.


5. Desde su Santuario de El Cobre se fue extendiendo la devoción a la Virgen de la Caridad. Conquistó el corazón de muchas personas, pues la sentían cercana y acudían ante ella para manifestarle amor y alcanzar sus favores. El Cobre se convirtió, hasta el día de hoy, en lugar de peregrinación para los devotos de toda la isla. A principios del siglo XVIII, en 1717, se levanta una ermita, hoy parroquia, a su nombre en la Villa de Sancti Spíritus. En Camagüey se construye otra ermita en el año 1734 que se convierte en lugar de coloridas fiestas populares, procesiones y peregrinaciones. En el poblado de Quemados, hoy Marianao, en ese mismo año, se levanta también una capilla bajo la advocación de Nuestra Señora de la Caridad. Lentamente la devoción a María de la Caridad se extiende de un extremo al otro de la isla y se propaga a amplios sectores de la población, sobre todo entre los criollos y principalmente entre los campesinos y los grupos más humildes. De manera que también, en el aspecto religioso, se comienza a vislumbrar la diferenciación entre lo criollo autóctono y lo peninsular. Los cubanos emigrantes por motivos económicos y familiares y los cubanos exiliados a partir de las luchas de independencia y de los conflictos que hemos tenido en la historia más reciente, llevaron consigo la devoción a la Virgen de la Caridad, levantándole altares, iglesias y santuarios. A ellos acuden, al igual que en Cuba, a venerarla como Madre y Patrona del pueblo cubano. Fuera de la Patria su condición de símbolo que evoca a Cuba, permanece siempre. Y, a través de los cubanos en distintos países la devoción a la Virgen de la Caridad se ha extendido por diversos pueblos.


6. Al disponernos a celebrar este aniversario, nuestros primeros sentimientos son de agradecimiento a Dios porque nos ha regalado a María de la Caridad, Madre de Jesucristo, como Madre nuestra y Patrona de Cuba. Dios siempre está presente en la historia y por eso muchos hombres y mujeres en nuestro pueblo experimentamos que la Virgen de la Caridad ha sido un regalo de Dios para los cubanos, porque en ella descubrimos la bondad que viene de Dios, la sentimos cercana al Señor y acudimos a Ella en busca de favores. Bajo su amparo ponemos a nuestros hijos para que los cuide y los preserve de todo mal, pedimos que proteja a nuestros ancianos, fortalezca a los presos y consuele a los enfermos. Nos sentimos acompañados por Ella en los momentos difíciles y en las alegrías no escatimamos las muestras de gratitud orando ante su altar, llevándole flores y encendiéndole velas, Siguiendo una tradición, varias veces centenaria, peregrinamos al Cobre para pedir ante su altar el bien de los nuestros y la paz deseada para todos los cubanos.


7. Damos gracias a Dios porque la devoción a la Virgen María de la Caridad ha sostenido y conservado la fe del pueblo en todos los momentos de nuestra historia. En Ella experimentamos el amor y la acogida de la madre fiel y cercana. Nos recibe mostrándonos, junto a su pecho, a su hijo Jesús, mientras sostiene en su mano derecha la cruz donde Él nos alcanzó la redención. Su imagen es una invitación permanente a acercarnos y a encontrarnos con Jesucristo. Es una invitación a seguirlo. Al contemplarla recordamos la fe de nuestros mayores: la madre que nos enseñó la primera oración y nos aconsejó poner nuestra vida en las manos de la Virgen, la estampa que preside nuestro hogar, el Bautismo que un día recibimos o la iglesia a la que de pequeños nos llevaron para que rezáramos ante su altar. Esta evocación entrañable la expresa de manera magistral y sencilla el poeta Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), cantor de la naturaleza y del alma cubana, en las décimas dedicadas a la Virgen de la Caridad:


Cuando yo, inocente niño,

en el regazo materno

era objeto del más tierno

y solícito cariño,

cuando una mano de armiño

me acarició en esa edad,

mi madre con la ansiedad

más grata y más fervorosa,

me habló de la milagrosa

Virgen de la Caridad.


8. Los pobladores de El Cobre, la mayoría de ellos "esclavos del rey", fueron los primeros devotos y custodios de la Virgen de la Caridad y quienes levantaron la ermita y el Santuario, convirtiéndose éste en el lugar más importante del poblado. No es de extrañar que la lectura pública de la Real Cédula donde se otorgaba la libertad a los "esclavos del rey", fuese leída en la Plaza frente al Santuario por el Padre Alejandro Paz Ascanio, capellán del mismo y muy sensible a las demandas de los cobreros.


9. Según cuenta la tradición, la bandera de Céspedes se confeccionó con la tela azul que adornaba el altar de la Virgen de la Caridad de una casa de La Demajagua. Después de la toma de Bayamo, el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, se dirigió al Cobre, y en el Santuario ante el altar de la Virgen de la Caridad se arrodilló y oró en silencio por el buen fin de la lucha que había iniciado por la libertad de Cuba.

10. Abundan los ejemplos de la devoción de los mambises a la Virgen de la Caridad: en sus sombreros usaban la cinta con la medida de la imagen de la Virgen, llevaban consigo sus medallas, muchas imágenes fueron llevadas al campo de batalla. De este modo reforzaron la devoción a la Virgen del Cobre en su expansión hacia occidente. Si antes de la guerra el cariño, aprecio y devoción del pueblo a la Virgen de la Caridad estaba presente, con las guerras de independencia la identificación entre lo genuinamente cubano, la libertad de Cuba y la Virgen de la Caridad se hizo evidente.


11. Al término de la guerra de 1895, al Ejército Libertador al mando del General Calixto García se le impidió, por parte del mando norteamericano, entrar en la ciudad de Santiago de Cuba. Se entiende, entonces, que el General Calixto García enviara al Santuario de El Cobre, el día 8 de Septiembre de 1898, al General Agustín Cebreco y a su Estado Mayor para celebrar oficialmente la primera fiesta de la Virgen de Caridad en Cuba libre. En la Misa se pidió por el futuro de Cuba y por la República que se gestaba. Este acontecimiento histórico, que está recogido en acta solemne firmada por los participantes se puede considerar como el primer acto oficial de Cuba independiente.


12. En los años iniciales de la nueva república y tras los trágicos acontecimientos de la denominada "guerrita de los negros", un grupo de veteranos de la guerra de independencia consideró necesario realizar un gesto de unión que aglutinara a todos los cubanos en la búsqueda del bien de la Patria, capaz de recuperar el espíritu de confraternidad que reinó durante la contienda, en la que no importaba el origen o el color de la piel. La experiencia vivida en la manigua les hizo descubrir que el símbolo que concretaba ese ideal era la Virgen de la Caridad. Aquí se unieron la fe, la devoción y el amor a Cuba. Así pues, el 24 de septiembre de 1915, un grupo de antiguos oficiales y combatientes mambises y más de 2000 veteranos fueron a caballo desde Santiago de Cuba al Cobre, allí durante la celebración se redactó, leyó y firmó el solemne documento de petición al Papa Benedicto XV para que declarase a la Virgen de la Caridad del Cobre Patrona de Cuba. El grupo estuvo encabezado por los mayores generales Jesús Rabí y Agustín Cebreco, y "los firmantes eran negros, blancos y mulatos; militaban en los partidos conservador, liberal y socialista; pasaban por sobre sus diferencias políticas, a fin de limar asperezas estamentales..." (Olga Portuondo Zúñiga, "La Virgen de la Caridad del Cobre, Símbolo de Cubanía", pág.,199, 2002). En respuesta a esta solicitud, el Papa declaró el 10 de mayo de 1916 a la Virgen de la Caridad del Cobre Patrona de la República de Cuba.


13. Desde entonces, y durante toda la etapa republicana, la presencia de la Virgen de la Caridad se enraíza cada vez más en nuestro pueblo. Debido a los trabajos en las Minas del Cobre el antiguo Santuario se vio irremediablemente afectado y la imagen de la Virgen fue trasladada a la iglesia parroquial de El Cobre. Esta urgencia y la creciente devoción del pueblo cubano hicieron necesaria la construcción de un nuevo Santuario que acogiera un mayor número de fieles. Una buena parte de los gastos fueron cubiertos con las donaciones generosas de cientos de miles de fieles. El 8 de septiembre del año 1927 se inauguró el nuevo Santuario y se trasladó la imagen desde la parroquia de El Cobre en procesión solemne y devota. En 1936 la imagen de la Virgen de la Caridad fue coronada, mediante delegación papal, por el arzobispo de Santiago de Cuba Mons. Valentín Zubizarreta. El 24 de enero de 1998 el Papa Juan Pablo II la coronó personalmente como Reina y Patrona de Cuba, ante una multitud entusiasta reunida en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba.


14. Durante los difíciles años de la década de los cincuenta y los años posteriores hasta nuestros días, los cubanos la seguimos considerando como la madre amorosa que vela por nosotros. Ella sigue siendo faro de esperanza y promesa de un futuro mejor. Sentimos que es nuestra madre y que todos los cubanos somos hermanos. En su presencia las diferencias sociales, culturales, políticas, económicas, ideológicas, raciales, o entre los que viven fuera o dentro de Cuba, desaparecen, todos son acogidos por igual. No hay acontecimiento o proceso social, ya sea alegre o doloroso que, de una manera u otra, no esté presente a través de los exvotos, promesas y recuerdos que los fieles de todo el país le llevan a la Virgen del Cobre. La historia de nuestros aciertos y fracasos, del bien que hemos hecho y del mal que hemos causado o sufrido se puede escribir a través de ellos.


15. Así se comprende que cuando el novelista norteamericano Ernest Hemingway, hace más de 50 años, recibiera el Premio Nobel de Literatura quisiera donar la medalla correspondiente al pueblo cubano. Él consideró que el lugar más digno para depositar la medalla, y el que mejor representaba a todo nuestro pueblo, era precisamente el Santuario del Cobre por ser la casa de la Virgen de la Caridad, corazón del pueblo y símbolo de sus mejores aspiraciones. Hemingway tuvo la seguridad de que al dejar la medalla en el Santuario del Cobre su ofrenda sería patrimonio de toda la nación, su decisión mostró su aprecio por el significado de esta bendita imagen, y de su Santuario, para el pueblo de Cuba.


16. La Santísima Virgen quiso quedarse entre nosotros bajo el título de "Caridad" que significa amor, y, ante su presencia materna los cubanos tomamos conciencia de la fraternidad que debe reinar entre nosotros, que nos mueve a la comprensión, el perdón, la justicia, la solidaridad, la tolerancia, el amor entre los cubanos, sin hacer distinciones. Así, únicamente, se podrá alcanzar un futuro mejor para nuestras familias y para nuestra Patria. Al Cobre podemos ir solos pero siempre tenemos presentes a nuestros familiares y amigos y, al ponernos de rodillas ante la imagen de la Virgen de la Caridad, es imposible no pensar en Cuba y pedir el bien para todos sus hijos.


17. Al comienzo de estos tres años de preparación invitamos a todo el Pueblo de Dios, sacerdotes, diáconos, religiosas y religiosos, fieles de nuestros pueblos, campos y ciudades, de grandes y pequeñas comunidades, a los mayores que han conservado la fe en los momentos difíciles y nos la han transmitido y a los que la han acogido con alegría en tiempos recientes, a todos los fieles devotos de la Virgen de la Caridad, en Cuba o fuera de Cuba, a vivir con plenitud este tiempo de gracia. A ustedes los exhortamos a ser agradecidos con Dios y a corresponder a su amor. La mejor promesa, la mejor ofrenda que podemos hacerle a la Virgen es imitarla. María es la primera discípula de Jesús, la mujer fuerte, humilde y sencilla, de fe orante y comprometida que buscaba siempre la voluntad de Dios, atenta a las necesidades de los demás. En Ella siempre hallamos los cubanos los valores que tanto necesita nuestro pueblo.


18. También para nuestros hermanos de otras Iglesias o grupos cristianos, con quienes compartimos una misma veneración a la Revelación de Dios en la Santa Biblia, la figura de María es modelo en su respuesta de fe al Señor, porque ella fue la mujer que creyó en "la Palabra de Dios que se hizo carne en su seno y habitó entre nosotros". Por medio de Cristo, Palabra encarnada, nos ha sido dado el Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios y nos permite dirigimos a Él llamándolo Padre. Así, pues, como miembros del pueblo de Dios que peregrina en Cuba, los invitamos a unirse a esta alegría del próximo Año Jubilar y a proclamar, por todos los pueblos, barrios y ciudades, que Jesús, el hijo de María, es nuestro único Salvador.


19. De igual forma, dirigimos nuestro pensamiento afectuoso a quienes siguen sus propias tradiciones religiosas, y que sentimos cercanos a la Iglesia Católica por el bautismo de sus hijos, la oración por los difuntos y la participación en nuestras fiestas. Ellos muestran su devoción a la imagen de Nuestra Señora de la Caridad a quien respetan y veneran, y se acercan con frecuencia a su altar para ofrecerle sus dones (flores, velas, donativos), darle gracias por sus beneficios e implorar su ayuda. Invitamos a estos creyentes a compartir nuestra alegría en estas celebraciones y deseamos que al hacerlo no se queden sólo en los atributos exteriores de su imagen o en las circunstancias de su hallazgo sobre las aguas, sino que traten de conocerla como Ella es en realidad, la Madre que nos entrega a Jesucristo, el Hijo de Dios, y nos lleva permanentemente hacia El. Acercándose a Ella, conociéndola mejor, podrán llegar a descubrir el inmenso amor que Dios Padre nos tiene al entregarnos, por María, a su Hijo Jesucristo.


20. No queremos terminar sin dirigir una palabra cordial a quienes, sin tener fe, pueden reconocer la presencia benéfica de la Virgen de la Caridad a lo largo de nuestra historia y su importancia constitutiva en el proceso histórico, cultural y religioso de formación de la identidad del pueblo cubano y de nuestra nación. Les invitamos a compartir nuestro gozo y a celebrar junto a nosotros su centenaria presencia humanizadora. También les invitamos a conocerla mejor, a descubrir los valores que como mujer y madre puede sembrar en nuestro pueblo: fidelidad, fortaleza y espíritu de servicio.


21. A
los Obispos de Cuba nos llena de gozo anunciar que el próximo sábado 30 de agosto, día en que se inicia la tradicional Novena de la Virgen de la Caridad en toda Cuba, tendrá lugar en la Basílica de la Caridad en El Cobre, la Solemne Apertura del trienio preparatorio para la gran celebración del Año Jubilar en el 2012, en el que se cumplen los 400 años del hallazgo de la bendita imagen de nuestra Madre y Patrona. En esta solemne celebración estaremos presentes todos los Obispos de Cuba y representantes de las Diócesis de nuestra Patria.


22. Al mismo tiempo, se ha preparado un programa pastoral para que todas las comunidades y fieles puedan gradualmente interiorizar el significado de esta gran celebración. El lema que nos convoca para el trienio y el Año Jubilar es: "A JESÚS POR MARIA, LA CARIDAD NOS UNE". En esta celebración comenzaremos en Cuba una especial misión evangelizadora con la que nos unimos a la Gran Misión Continental a la que fuimos llamados por la 5ª Conferencia General del Episcopado latinoamericano y caribeño celebrada en Aparecida (Brasil).


23. A
nuestra Madre y Patrona, la Virgen de la Caridad del Cobre, confiamos y encomendamos nuestros esfuerzos y acudimos a su intercesión para alcanzar las bendiciones que anhelamos para toda nuestra Patria.


LOS OBISPOS CATÓLICOS DE CUBA

15 de Agosto de 2008

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María


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Los obispos de México agrupados en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) acudieron a partir del lunes 25 de Agosto de 2008 a la televisión  para difundir un mensaje en el que fijan la postura no negociable de la Iglesia católica a favor de la vida del concebido.


Queridos amigas y amigos:


Los obispos católicos deseamos compartir un mensaje a todos aquellos preocupados por el presente y el futuro de México.


Muchas son las dificultades por las que atraviesa nuestro país.


Muchos también son los retos que tienen tanto gobernantes como actores, que participan en la construcción de una sociedad justa.


De entre los desafíos que enfrentamos los mexicanos, uno destaca:

El respeto a la vida humana desde la concepción y hasta la muerte natural.
Sin el don de la vida, toda oportunidad se extingue.

Sin el don de la vida, no es posible ejercer otro derecho.
La dignidad humana no depende de la cultura, raza, sexo, convicciones políticas, creencias religiosas, desarrollo de las capacidades intelectuales o edad de la persona.


Todo ser humano posee la misma dignidad y merece el mismo respeto en sus derechos fundamentales.

Ninguna situación, por excepcional que sea, justifica que alguien lastime la dignidad de las personas, en especial de las más vulnerables, las marginadas o indefensas.

La defensa valerosa de un recién concebido, debe estar acompañada de la defensa, igualmente decidida, de la dignidad de la mujer que vive un embarazo inesperado.

Todos, como sociedad, debemos trabajar para que ninguna mujer se sienta condenada, rechazada, sola o abandonada al encontrarse en esa situación.
Es un deber humano atender, solidariamente, a la mujer que lleva un hijo en su vientre.


De este acompañamiento depende, en buena medida, que el aborto no sea la opción a escoger.

Hoy, más que nunca, garantizar el derecho a la vida y de manera igual para todos, es un deber de cuyo cumplimiento depende el futuro de la humanidad.
En efecto, cuando en una sociedad se debate la despenalización del aborto, lo que en el fondo se discute es el futuro de una nación.
Reconocer y respetar el derecho a la vida, se encuentra en la base de la auténtica democracia y del verdadero Estado de Derecho.

Los obispos confiamos en las instituciones de la República.

La misión que hoy tiene la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al analizar las leyes que despenalizan el aborto en el Distrito Federal, es histórica.
Reconocemos que la apertura de la Corte, al escuchar la opinión de los ciudadanos, es un paso importante que merece nuestra admiración.

Como ciudadanos, confiamos en que los señores ministros cumplirán su labor con responsabilidad.

Esperamos que su decisión esté orientada por la justicia, el derecho, la verdad y el bien común.

El bien común es el que nos motiva a encontrar siempre soluciones incluyentes.
El derecho de una persona, no debe prevalecer sobre el derecho de otra.
La defensa y promoción de la vida, es responsabilidad de todos.
En consecuencia, corresponde ahora trabajar decididamente por una cultura de la vida que a nadie excluya.


Queridos amigos y amigas:

El derecho a la vida y su respeto absoluto, debe ser la base de nuestra democracia.
¡Muchas gracias!


+ Carlos Aguiar Retes

 

Obispo de Texcoco y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano

 


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Lunes, 25 de agosto de 2008

Extracto de DOSSSIER FIDES "III Congreso Misionero Americano - CAM 3" , Quito  (Ecuador) 12/17 Agosto 2008, publicado por Agencia Fides el 9 de Agosto de 2008.

 

 

Una gran vitalidad misionera


Congresos misioneros, simposios, talleres, misiones rurales y urbanas etc… son algunas de las numerosas iniciativas que la Iglesia en América Latina ha realizado durante este año. Se ha llevado a cabo la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe que ha impulsado una Gran Misión en todo el Continente. Y América se prepara ya con intensidad a la celebración de su Tercer Congreso Misionero Americano CAM 3 que se celebrara en agosto del 2008 en Ecuador. Además numerosas países han celebrado Congresos Nacionales o se preparan para celebrarlos en los próximos meses.  Y es que según afirmaba en un coloquio con la Agencia Fides el P. Timoteo Lehane, Director Nacional  de las Obras Misionales Pontificias en Ecuador, “América tiene una gran experiencia de animación misionera con todos los Congresos Misioneros que ha realizado”, pero debe sin embargo,  “dar más pasos para ser más misionera, para salir de sus fronteras. América será misionera desde la pobreza, la pequeñez y el martirio y tendrá que ir definiendo como se va a realizar esto”. Por ello el consideraba que el fruto principal del CAM 3 será “consolidar el caminar misionero de América tratando de poner o proponer algunos pasos concretos que se puede ir haciendo poco a poco”.

 

Del 24 al 25 de marzo se realizó en la sede nacional de las Obras Misionales Pontificias de Argentina, el Encuentro Nacional de Delegados de grupos misioneros, convocado por la Comisión Episcopal de Misiones y la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe. Según afirmó el P. Adrian Santarelli, Secretario de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, “estos grupos en la Argentina son una realidad muy fuerte, y muestra de la vitalidad de la Iglesia diocesana. En muchos lugares distantes de sus sedes parroquiales o en situación de mayor dificultad son atendidos por estos equipos misioneros en determinadas épocas del año y en algunos casos de forma permanente. Están formados por laicos religiosas y sacerdotes y manifiestan de una manera muy clara, la vitalidad  y entrega misionera de la Iglesia”. Son más de  600 los grupos registrados por el secretariado de la Propagación de la Fe. Muchos surgen de parroquias y otros de movimientos y asociaciones.

La iglesia de Argentina ha celebrado también en agosto en San Nicolás, provincia de Buenos Aires el Tercer Congreso Misionero Nacional (COMINA 3) con el lema “Pentecostés continúa, Argentina escucha y responde”. Entre los objetivos del congreso se buscaba fortalecer la animación y cooperación misionera en las Iglesias particulares, dar respuesta a la convocatoria misionera de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y preparar la participación y aportes de la Iglesia Argentina para el Tercer Congreso Misionero Americano (CAM 3) que tendrá lugar en Quito (Ecuador) en el 2008.

          En Argentina tiene gran actividad el Centro de Misionología para el Cono Sur ‘Juan Pablo cuyo objetivo es formar agentes desde la perspectiva de la misión y sostener el compromiso evangelizador de la iglesias en América Latina. En este año 2007 el Centro ha celebrado el 10 de febrero sus 25 años de actividad y servicio a la misión. Con este motivo se han llevado a cabo diversas actividades durante todo el año.

 

          También en Perú ha habido varias iniciativas misioneras. En la diócesis de Abancy se celebró a finales del 2006 el Segundo Congreso Misionero Diocesano (II COMDA) en el que bajo el lema “Con la fuerza de la Eucaristía Familia Misionera”, se reunieron 2.800 misioneros procedentes de las provincias de Abancay, Andahuaylas, Chincheros y Aimaraes. Un evento que  fortaleció el ardor misionero en la jurisdicción ubicada en una de las zonas andinas más pobres del país. El Congreso supuso un  “momento importante para tomar conciencia de que la Iglesia Católica no puede existir sin evangelizar y que a todos los bautizados Cristo ha confiado el don y el feliz deber de anunciar la Buena Noticia”. El Congreso fue  también un fuerte llamamiento a vivir intensamente la Eucaristía como fuente de la misión: “Si la Eucaristía ocupa el centro de nuestras vidas, podremos llevar con alegría, cada uno desde su propio carisma, la Buena Nueva de la Salvación hasta los confines de la tierra”.

En enero se llevó a cabo en Lima el Primer Encuentro Nacional de Misioneros y Misioneras italianos residentes en Perú para el fortalecimiento de la espiritualidad misionera y establecer lazos de fraternidad y conocimiento mutuo  El encuentro era convocado por la "Fundación CUM" (Centro Unitario Missionario), perteneciente a la Conferencia Episcopal Italiana, un organismo que atiende la formación de los misioneros italianos por medio de diversas iniciativas dirigidas tanto a sacerdotes fidei donum como a religiosos, religiosas y laicos.

Se realizó también a principios de marzo en Lima (Perú)  el Primer Encuentro de Misioneros Laicos de los países Bolivarianos: con el lema “Con Jesús más allá de las fronteras” con Misioneros provenientes de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá organizado por la Coordinadora Continental del Laicado Misionero de América y el Centro Nacional Misionero (CENAMIS) de la Comisión Episcopal de Misiones. El Encuentro giró en torno al tema central “Vocación, Formación y Envío de los Misioneros Laicos ad gentes” y tenía como objetivo general reflexionar sobre el acompañamiento, la formación y el envío de los misioneros laicos para servir a la misión universal, a la luz del documento de participación de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Se buscaba además preparar el envío de misioneros laicos ad gentes Latinoamericanos para iniciar una gran misión en la región y hacer de este continente la “casa y escuela de comunión para la misión”.

Los Obispos de Perú trataron durante la celebración de su 89º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal en enero el tema de la misión. El tema principal era la “Formación de los laicos: identidad, compromiso y misión”.  Los Obispos destacaron que “la nueva evangelización es una necesidad real y urgente de nuestra Iglesia. No hay nada más renovador que volver a las fuentes de nuestra fe, volver al fundamento, volver a Jesucristo”

En el Mensaje de inauguración, del Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, destacó que los principales desafíos a los que debe enfrentarse Perú hoy se encuentran en la disminución de la practica religiosa entre los católicos debido al crecimiento que han experimentado los grupos no católicos en los últimos 50 años: “actualmente, entre el 15 y 20% de peruanos ya se definen como miembros de una institución religiosa no católica”. También se observa “una creciente brecha entre la “natalidad” y la participación en los sacramentos de iniciación cristiana... más del 25% de los escolares en el Perú no están bautizados y la disminución de la participación dominical en la Eucaristía se mantiene”.

 

En Paraguay se  ha llevado a cabo en febrero de este año el V Congreso Nacional de la Infancia Misionera con el lema "Somos pequeños Grandes misioneros de Jesucristo". Participaron niños, adolescente y animadores de la Infancia Misionera, de 12 Diócesis y 1 Vicariato, en total 1900 misioneros, provenientes de 60 parroquias del país. El Congreso contó también con la presencia del Secretario Internacional de la Obra de la Infancia Misionera, el Padre Patricio Byrne, quien reflexiono con lo niños sobre "La historia y Carisma de la Obra de I.M". El Congreso, según afirmó la Secretaria Nacional, fue un gran éxito y produjo una gran animación misionera en la diócesis organizadora. Los niños se albergaron en casi 800 familias de la ciudad, lo cual significo un encuentro de animación desde la familia.

 

          También los Obispos de Colombia trataron durante la Asamblea Plenaria celebrada del 5 al 9 de febrero “La acción misionera de la Iglesia”. El objetivo de la Asamblea era profundizar en la misión Ad Gentes, ad intra y ad extra, en armonía con el potencial misionera de la iglesia en Colombia. En el discurso de inauguración Mons. Luis Augusto Castro Quiroga, Arzobispo de Tunja y Presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana afirmó: “Todos los Obispos animamos el compromiso misionero en primer lugar en nosotros mismos.... Deseamos sentir nuevamente el mandato misionero, vibrar con sus exigencias, luchar por sus objetivos y realizar todo esto como Iglesia, en comunión para la misión, todos juntos, Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Laicos, que unidos nos aprestamos a vivir nuestra identidad de discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en él tengan vida”.

Recordó así mismo que todo cristiano “es misionero cuando acepta ser enviado para dar a conocer y obedecer a Cristo en medio de aquellos que no lo conocen ni lo reconocen como Señor”. Por ello, “debemos retornar a esta forma de ser misioneros, sin descuidar el apoyo a los misioneros consagrados para este servicio de por vida. Estamos llamados a retomar la acción misionera universal como una realidad que está en el corazón de la pastoral... Y debemos hacerlo en eficaz colaboración con las Obras Misionales Pontificias, que ocupan un primer puesto en la acción misionera de la Iglesia”, afirma el Presidente de la Conferencia Episcopal.

Afirma a continuación que el objetivo de la acción misionera es tanto el primer anuncio del Evangelio como la implantación de la iglesia y la promoción de los valores del Reino. “En un momento como el presente - continua Mons. Castro Quiroga - en el que los antivalores toman fuerza... es necesario enfatizar el sembrar estos valores del Reino proclamados por Jesús con su vida y con su mensaje evangélico, tarea misionera formidable en la que los laicos ocupan hoy el primer lugar”.

Las Obras Misionales Pontificias de Colombia y el Centro Nacional Misionero buscan motivar a los seminaristas para la misión ad gentes, Para ello, del 24 al 27 de Junio 2007 pasados se realizó el V Encuentro Nacional Misionero de seminaristas, con el lema “Discípulos Misioneros para comunicar la vida de Dios”. Participaron en el Encuentro 136 Seminaristas de 38 Seminarios de los 55 que hay en Colombia, pertenecientes a 48 Diócesis. Acompañaron a los Seminaristas 5 Sacerdotes Diocesanos.

 

          En México se ha celebrado en este año el centenario del nacimiento de Mons. Alonso Manuel Escalante, primer Superior General de los Misioneros de Guadalupe, “un Pastor que entregó su vida por el anuncio misionero de la fe”. Con motivo de este  Centenario se celebró en noviembre el IV Simposio Internacional de Misionología. El evento se situó en el marco de un año lleno de aniversarios para los misioneros de Guadalupe: los 50 años del Seminario Menor de Misiones; el centenario del nacimiento de Mons. Escalante; 50 años de la misión en Japón y 25 años de presencia en Angola.  El tema general del Simposio es el discipulado y la misión de la iglesia de México y América. El Cardenal Ivan Dias, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos envió un mensaje al P. Juan José A. Luna Erreguerena, Superior General de los Misioneros de Guadalupe y a todos los participantes en el Simposio, en el que recuerda el espíritu que animó la vida de este Pastor quien “vivió en plena docilidad al Espíritu Santo y se dejó plasmar interiormente por él, para hacerse cada vez más semejante a Cristo”. Concluye el Cardenal Dias su Mensaje con un llamamiento a los Misioneros de Guadalupe a “conservar en su autenticidad y profundidad, en todas vuestras actividades, la especificidad de vuestro carisma: la evangelización de los no creyentes, llevar la buena noticia de la resurrección de Cristo a todos aquellos que no lo conocen, invitar a los hombres, por medio del anuncio y del testimonio de la fe, a recibir la filiación divina que Jesucristo ha procurado a todo hombre y que es comunicada a los fieles por medio del bautismo”. 

          En julio se celebró el 9º Congreso Juvenil Misionero (CONAJUM) con el lema “Jóvenes de Jesucristo, discípulos y misioneros”, para afrontar el reto del Nuevo milenio. Cada tres años, las Obras Misionales Pontificias de México realizan un Congreso Juvenil Misionero, en comunión con alguna de las diócesis del País, con el fin de despertar entre los jóvenes el espíritu misionero, que les permita fortalecer su fe y transmitirla a otros jóvenes. Este año se ha celebrado en Guadalajara del 26 al 29 de julio de 2007. Asistieron cerca de  12 mil jóvenes de todas las diócesis de México, así como Obispos, religiosos y religiosas involucrados en el servicio de la juventud misionera de la Iglesia.        

Los Obispos de México han realizado a lo largo del año numerosos llamamientos a todos los fieles del país para que respondan al llamamiento misionero.  Ante los graves pecados que vive México y que generan violencia, narcotráfico y corrupción, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se ha declarado en estado de Misión Permanente, según el compromiso adquirido al termino de la V conferencia General, para buscar a los más alejados de la Iglesia asumiendo el reto de evangelizar sin olvidar los deberes sociales de la Iglesia

 

En El Salvador la Conferencia Episcopal junto con las Obras Misionales Pontificias anunciaron oficialmente en junio de este año la celebración de lo que será el Primer Congreso Misionero Nacional en el país que se llevará a cado del 16 al 18 de mayo del 2008.  El objetivo del  Congreso es suscitar y fomentar la conciencia y compromiso misionero en la Iglesia salvadoreña de modo que lleve en los niveles parroquiales y diocesanos a una acción real y comprometida en la misión ad gentes.

Este primer Congreso Misionero marca una paso adelante en el camino misionero de El Salvador en los últimos años, sobre todo a partir de la celebración del CAM 2 en la ciudad de Guatemala en noviembre del 2003. En aquella ocasión, los directores diocesanos de las Obras Misionales Pontificias y los vicarios de pastoral reflexionaron sobre algo fundamental: que la dimensión misionera no es una acción marginal sino que está inserta en la pastoral ordinaria de la Iglesia particular y de cada parroquia. Por otro lado, la celebración de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, ha suscitado la reflexión y el compromiso de todos los bautizados en el anuncio del Evangelio. La iglesia de El Salvador se está también preparando a la celebración del Tercer Congreso Misionero CAM 3 que se celebrará en Quito (Ecuador) en agosto del 2008. “Todos estos acontecimientos eclesiales - afirman los Obispos - son para nosotros una verdadera motivación a retomar con nuevo ardor y entusiasmo el mandato Misionero de Jesús: ‘Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación’

El Congreso Nacional tendrá por tema ‘Parroquia, comunidad misionera’. En esto momentos se está en fase de preparación del Congreso, para lo cual se han creado diversas comisiones y los Obispos han propuesto dedicar de manera especial todo este año a la preparación del Congreso,

 

En Ecuador es especialmente fuerte la actividad misionera ya que será la sede del Tercer Congreso Misionero Americano (CAM 3). El Congreso se realizará del 12 al 17 de agosto del 2008. Por tanto todo este año 2007  está siendo trascendental en el proceso de preparación. En noviembre del 2006 se definieron el tema: “La Iglesia en discipulado misionero” y el lema: “América con Cristo: escucha, aprende y anuncia”. En febrero del 2007 tuvo lugar un encuentro de los Directores diocesanos de las Obras Misionales Pontificias en Ecuador, donde se realizó la programación nacional para animar y formar la acción misionera en todo el país. Además se delinearon las líneas de cooperación a nivel nacional y diocesano para promover el CAM 3 en todo el Ecuador. También se programó la preparación y realización de los Pre Congresos Americanos misioneros en cada una de las Iglesias particulares, y se delinearon los criterios para escoger a los congresistas que participarán en el CAM 3.

En el mes de marzo se llevó a cabo en la ciudad de Lima (Perú) la reunión de los Directores Nacionales de OMP de América Latina, donde se presentó el borrador del instrumento de Trabajo. Este Instrumento de Trabajo es el fruto de casi dos años de trabajo de la Comisión Teológica, después de recibir varios aportes.

Los Obispos han aprobado la idea propuesta de que los restos Santa Teresa de Lisieux, Patrona de las misiones, vayan a Ecuador y pasen por todas las diócesis. Permanecerán de uno a tres días en cada diócesis en la Catedral durante el día y por la noche van a ser veladas en conventos de clausura. Si hay carmelitas en su convento y si no hay en otros conventos de clausura. Los restos de la santa llegarán antes del inicio del CAM3 y permanecerán hasta que concluya el evento,. En total estarán unas ocho semanas en el país.

Está previsto también que en las diócesis particulares se organicen pre-CAM para elegir a los delegados y preparar los temas. Del 30 de julio al 3 de agosto se celebró, en la ciudad de Quito (Ecuador) el Segundo Simposio Internacional de Misionología con el titulo “Antropología y Pastoral de la Misión”, dentro de este camino de preparación al Tercer Congreso Misionero CAM 3

Durante la celebración de este Segundo Simposio Internacional fue presentado ante delegaciones de 17 países de América que participaron el Instrumento de Trabajo del CAM 3. El Instrumento es fruto de tres años de trabajo de la Comisión Teológica del CAM 3 El Instrumento ha sido enviado a todos los Obispos Presidentes de todas las Conferencias Episcopales en América, para que lo conozcan invitándoles a que en sus respectivas Conferencias Episcopales empiecen su estudio y reflexión y motiven a todas las Iglesias particulares a involucrarse en este proceso. También se ha enviado a todos los Obispos de la iglesia Ecuatoriana con la misma finalidad. El Instrumento está articulado en cinco capítulos que llevan por título: “La Iglesia en discipulado misionero”, “Nuestra vida misionera en América desde los CAMS-COMLAS”, “Discipulado: Comunidad discípula de Jesús”, “Pentecostés: Comunidad llevada por el Espíritu” y por último, “Evangelización: Comunidad misionera para la humanidad”.

Dada la importancia que Conferencia Episcopal Ecuatoriana está dando a la preparación y celebración del CAM 3, la CXVIII Asamblea Plenaria de los Obispos celebrada del 23 al 27 de abril del 2007 tuvo por tema "La Dimensión Misionera de la Iglesia". Durante la misma se realizó una programación con el objetivo de iniciar en toda la Iglesia ecuatoriana el proceso de preparación del CAM 3 y la celebración del Año Misionero, determinado por la Conferencia episcopal en el 2008, y se presentó a los Obispos una carta pastoral en clave misionera para recoger sus sugerencias y opiniones, que tiene como objetivo motivar la conciencia misionera del pueblo del Ecuador. 

 

En Cuba se ha celebrado este año los 15 años de presencia de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera.  Para celebrarlo se realizó del 13 al 25 de julio el Tercer Congreso Misionero de la Infancia Misionera. En efecto en el año 1992 volvió a resurgir en la Arquidiócesis de Camaguey esta Obra Pontificia en Cuba, después que había desaparecido en 1961, al nacionalizarse los colegios católicos, donde estaba presente.  En total participaron 396 niños y adolescentes misioneros y 72 asesores

 

          En Venezuela también se ha aprobado en este año la celebración del Tercer Congreso Misionero Nacional. Las Obras Misionales Pontificias (OMP) de Venezuela, acompañado del Consejo Misionero Nacional (COMINA), presentaron en la LXXXII Asamblea del Episcopado Venezolano, realizada en el mes de enero de 2007, la propuesta del III Congreso Nacional Misionero, la cual fue acogida con beneplácito y se realizará del 26 al 30 de marzo de 2008, en la ciudad de Caracas. Con este congreso se busca despertar en el católico venezolano el llamamiento a la Fe y para ello se seguirá una metodología propia según la situación eclesiástica de cada zona pastoral. El camino de preparación inició en los primeros meses del 2007 con una primera etapa de preparación en las distintas Provincias Eclesiásticas del país

 

          Una vez mas se ha llevado a cabo en Chile la IV Edición de ‘Misión País’, una de las muchas iniciativas misioneras que se contemplan en el país. En la Misión País más de 2.500 jóvenes universitarios, distribuidos en 58 zonas del país para llevar a todos el testimonio de su vida cristiana. Han participado 56 universidades de todo el territorio nacional. La Misión País 2007 fue lanzada oficialmente el viernes 5 de enero en el Campus San Joaquín de la Pontificia Universidad Católica. A continuación los jóvenes se dirigieron al Templo Votivo de Maipú, donde tuvieron una Misa de envío a las 18:00 horas presidida por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo de Santiago. La misión se extendió hasta el 15 de enero. Además Misión País recibió aproximadamente 150 misioneros extranjeros provenientes de países como Brasil, Argentina, Ecuador, Cuba, Perú, Bolivia, Uruguay, entre otros. Este proyecto tiene gran relevancia social, pues realiza talleres familiares, visitas a hogares de ancianos, de niños, cárceles, hospitales a lo largo del país, poniendo al servicio de Chile las herramientas profesionales con que cuentan los universitarios, siempre iluminados por el Amor fraterno que viene de Cristo. En la Misión País tiene especial importancia el “casa a casa”. La Misión País contempla además distintas actividades que buscan evangelizar a través de la cultura, el deporte y la religiosidad popular.

 

En Uruguay se ha llevado a cabo el Primer Simposio Misionero en el marco del 50º aniversario de la Encíclica “Fidei Donum”, de la Gran Misión Continental y la preparación al CAM 3 bajo el lema "Todas las Iglesias para todo el mundo" organizado por el Departamento de Misiones de la Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU) y las Obras Misionales Pontificias

 


Publicado por verdenaranja @ 23:36  | Misiones
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Extracto de DOSSSIER FIDES "III Congreso Misionero Americano - CAM 3" , Quito  (Ecuador) 12/17 Agosto 2008, publicado por Agencia Fides el 9 de Agosto de 2008.

 

 

Vitalidad de la Iglesia en América Latina preocupada por  y promover la justicia, los derechos humanos y la reconciliación de los pueblos


Respecto a la actividad y acción de la Iglesia en América Latina, el Documento Final de Aparecida reconoce la vitalidad que esta tiene y su opción por los pobres (n. 128) que esta ha ayudado en muchas ocasiones a dar orientaciones prudentes y promover la justicia, los derechos humanos y la reconciliación de los pueblos lo que ha permitido que sea reconocida muchas veces como una instancia de confianza y credibilidad. (n. 98)

          Entre sus esfuerzos pastorales cabe destacar la animación bíblica pastoral que ha hecho aumentar el conocimiento de la Palabra de Dios y el amor hacia ella; una renovación litúrgica; la abnegada entrega de tantos misioneros y misioneras que desarrollan una valiosa obra de evangelización y de promoción humana; crecen los esfuerzos de renovación pastoral en las parroquias mediante diversos métodos de nueva evangelización; el desarrollo de la Pastoral Social y la acción de Caritas y la riqueza del voluntariado; se ha desarrollado una pastoral de la comunicación social y la Iglesia cuenta con más medios que nunca para la evangelización; la creación de muchas comunidades, nuevas jurisdicciones y organismos pastorales que ha permitido avanzar en la estructuración de una Pastoral Orgánica.. (n. 99)

Junto a esto se constatan sin embargo, también algunas sombras como son: algunos intentos de volver a un cierto tipo de eclesiológica y espiritualidad contrarias a la renovación del Concilio Vaticano II; un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y  de la propia pertenencia a la Iglesia Católica; una evangelización con poco ardor y sin nuevos métodos y expresiones; una espiritualidad individualista; una cierta mentalidad relativista en los ético y religioso; insuficiente número de sacerdotes y una distribución no equitativa; falta de espíritu misionero en algunos miembros del clero; abandono de un numero significativo de católicos para pasarse a otros grupos religiosos ...  (n. 100) 

Destacamos a continuación algunos de los acontecimientos y eventos eclesiales vividos  en América Latina a lo largo de este año. No son todos en absoluto, tan solo algunos de los más significativos que sirven como muestra de la vitalidad de la Iglesia en este continente.

 

Entre las numerosas actividades convocadas por la Iglesia en América Latina cabe destacar por ejemplo en Argentina la realización del Primer Congreso de Evangelización de la Cultura del 3 al 5 de noviembre para contribuir a promover la presencia de los católicos en la vida publica. En febrero se  llevó a cabo el Congreso Interamericano de Educación Católica con el lema “Hacia una América integrada desde la educación”. Entre las conclusiones se afirmó la necesidad de que los católicos no permanezcan callados o indiferentes sino que afirmen su opción por la persona humana, en especial por los pobres, débiles y sufrientes, teniendo una especial atención por las nuevas formas de pobreza y se recordó la importancia de la institución familiar, según el designio de Dios, como santuario de la vida.

También en Argentina se ha llevado a cabo el Primer Congreso Archidiocesano de Laicos en San Miguel de Tucumán, con el lema “Hacia el Tucumán del Bicentenario”. Este Congreso quiere ser la continuación del camino emprendido a partir del Congreso de Laicos llevado a cabo en Buenos Aires en el 2005, y busca profundizar el proceso de participación de los laicos católicos de Tucumán como miembros de la Iglesia y en la vida de la provincia.

Este año el 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, doce diócesis argentinas han cumplido 50 años de creación. En 1957 el papa Pío XII, con la bula «Quandoquidem adoranda», erigió 12 nuevas diócesis en el territorio argentino y elevó a arquidiócesis a dos sedes diocesanas: Tucumán y Bahía Blanca. Los doce nuevos obispados son: San Isidro, Morón, Lomas de Zamora, Mar del Plata y Nueve de Julio, en la provincia de Buenos Aires; Santa Rosa de Toay (hoy Santa Rosa), en La Pampa; Gualeguaychú, en Entre Ríos; Reconquista, en Santa Fe; Posadas, en Misiones; Formosa, en Formosa; Villa María, en Córdoba; y Comodoro Rivadavia, en Chubut. Con la erección de éstas, la Argentina pasó a tener 35 circunscripciones eclesiásticas, de las cuales, 9 arquidiócesis. Por ello se han sucedido alo largo de todo el año numeroso acontecimientos eclesiales en estas diócesis para conmemorar su 50 aniversario.

          En el Arzobispado de Salta se llevo a cabo un Congreso Mariano dentro de las celebraciones del Bicentenario de la Iglesia de Salta, cuyo objetivo era  renovar la fe, en este caminar de 200 años frente a los desafíos actuales. La Iglesia de salta ha celebrado los 200 años de su creación y por este motivo, el Arzobispo declaró  el año entre el 28 de marzo del 2006 y 28 de marzo del 2007 como “Año del Bicentenario de la Iglesia de Salta”, con el objetivo general de “celebrar la fidelidad de nuestro Dios a lo largo de los 200 años de nuestra existencia como Iglesia diocesana”.

          En febrero tuvo lugar el XV Gran Encuentro de Catequistas para reflexionar sobre su responsabilidad en la construcción de una nación más justa y fraterna en el bicentenario del nacimiento de la nación argentina. Con este encuentro comienza un nuevo ciclo que tiene como objetivo la preparación al bicentenario del nacimiento de la nación argentina (25 mayo de 1810- 25 mayo de 2010). Durante estos cuatro años de preparación los catequistas buscan reflexionar juntos acerca su responsabilidad en la construcción de una nación más justa y fraterna


         
La Iglesia de Argentina está viviendo también en estas fechas una intensa campaña con motivo de la beatificación de Ceferino Namuncurá que tendrá lugar en la localidad de Chimpay (Río Negro - Patagonia Argentina), cuna de Ceferino, el domingo 11 de noviembre 2007. Un joven indiano  quien “nunca dejó de ser misionero” y deseaba ser sacerdote entre su pueblo.  “En tiempos violentos y de crisis, como los que lamentablemente nos toca vivir hoy, su ejemplo nos enseña a ser fuertes, a tener un corazón y una mirada capaz de descubrir lo esencial, para superar tanta discriminación y violencia. Su entereza y la firmeza en sus opciones nos estimula a no dejarnos llevar por los intereses mezquinos, sino a buscar el bien de todos” afirman los Obispos de la región.

 

          En México se vivió con gran expectación la Canonización del primer Obispo nacido en el continente americano, el beato Rafael Guízar y Valencia, que fue además proclamado Patrono de la Conferencia del Episcopado Mexicano

          El 12 de diciembre del 2006 concluyó el Año Jubilar Guadalupano por los 475 años de la aparición de la Virgen que había comenzado el 12 de diciembre del 2005. “El Acontecimiento Guadalupano – afirmaba un mensaje de la Conferencia Episcopal Mexicana - significó el comienzo de la evangelización con una vitalidad que rebasó toda expectativa. La presencia de la Virgen facilitó en encuentro entre dos mundos distintos”. Este Año Jubilar ha constituido además el  comienzo de la preparación para el año 2031, en el que se celebrarán los 500 años de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe.

         

          Por primera vez se ha celebrado en Cuba la Asamblea Ordinaria del CELAM del 10 al 13 de julio que dio seguimiento a las líneas pastorales de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Durante la misma tuvo lugar también la elección de la nueva directiva. Mons. Juan de Dios Hernández Ruiz Delegado de la Conferencia de los Obispos Católicos de Cuba afirmó que este evento “constituye un acontecimiento que valoramos mucho ya que en el se puede visualizar concretamente la unión de la iglesia que peregrina en Cuba con la iglesia latinoamericana”. Consideraba además el Obispo que esta celebración “es una manera de apoyar nuestra Iglesia en Cuba, de darle sentido en su caminar por esta parte del mundo que es Cuba y ayudará a conocer nuestra realidad”.

          El primer día se la Asamblea se llevó  cabo la elección de las nuevas autoridades que dirigirán la institución durante el cuatrienio 2007 - 2011. Como Presidente fue elegido Dom Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida (Brasil). Como Primer Vicepresidente fue elegido Mons. Baltazar Porras Cardozo, Arzobispo de Mérida (Venezuela) y como segundo Vicepresidente Mons. Andrés Stanovnik, Obispo de Reconquista (Argentina). La nueva directiva tiene la misión, ya desde esa misma asamblea que comenzó a presidir, de recibir las orientaciones para encaminar la misión en el continente y la aplicación de las conclusiones de la Conferencia de Aparecida.

 

          La Iglesia de Venezuela  concluyó  el Concilio Plenario de Venezuela con un llamamiento a “anunciar y defender el Evangelio de la Vida y consolidar el compromiso para construir en Venezuela una sociedad que transparenten los valores del Reino”. El Cardenal Jorge Arturo Medina Estévez  fue el Enviado especial del Santo Padre, para concluir este Concilio después de seis años de trabajo. Con el acto de clausura comenzó la apertura oficial de la fase de aplicación del CPV; a partir de este momento tendrá un proyecto que servirá para los años que vienen y las siguientes décadas, y donde se pone de relieve la función de los laicos

Durante estos seis años de intenso trabajo la Iglesia en Venezuela ha reflexionado a fondo sobre lo que es y lo que tiene que hacer para la renovación y actualización a fondo del pensamiento y acción en los próximos años. Con la aspiración de un rostro nuevo, y pronta a enfrentar los retos y desafíos en época de globalización, integraciones regionales, transculturación y postmodernidad, como signos de los tiempos se propuso unos temas concretos y como abordarlos pastoralmente.  La primera sesión del Concilio se realizó en el año 2000 coincidiendo con las celebraciones del V Centenario del inicio de la evangelización en Venezuela (1498-1998). A partir de entonces se ha realizado cada año una sesión de ocho días de duración. En líneas generales, los temas del Concilio Plenario han abordado los temas de anuncio misionero, catequesis, liturgia, oración, juventud, familia, vocaciones, comunidad visible, promoción humana, diálogo para la comunión y la participación y comunicación social como nuevos desafíos. En total se han aprobado 16 documentos conciliares.

          En Caracas la Iglesia ha convocado un Año Jubilar que comenzó el pasado 22 de septiembre 2007, con motivo del 25 aniversario de ordenación episcopal del Cardenal Jorge. L. Urosa Savino   y 40 aniversario de su ordenación sacerdotal. El lema del Año Jubilar es “Por una Iglesia vida y unida”.  El Cardenal Urosa espera “que sus bodas de plata sean una ocasión para subrayar la identidad católica que en ciertos momentos queda en un segundo plano”.  Además estas celebraciones constituyen una singular oportunidad para que los laicos puedan “renovar su compromiso y su entusiasmo de ser Iglesia y en ella, discípulos y misioneros de Cristo y de su Evangelio”.

 

          En Bolivia se celebró el  Tercer Congreso Eucarístico Nacional en Potosí en octubre 2006. Mons. Walter Pérez Villamonte, Obispo de Potosí recordó la importancia de este Congreso que se realiza después de 64 años señalando que el propósito principal es hacer que se recupere la credibilidad en la presencia de Cristo en el sacramento de la Eucaristía y descubrir la necesidad de un compromiso responsable en el caminar de la Iglesia en Potosí por parte de todos los creyentes. El lema del Congreso era “Quédate con nosotros, Señor”. El coordinador del Congreso, Don Gustavo Rivero, manifestó su esperanza de que el congreso sirviera  para dar la país signos de paz y esperanza en medio de la situación difícil que atraviesa el país en estos momentos.

 

          Chile acaba de vivir un importante acontecimiento a nivel nacional: la celebración de la Primera Asamblea Eclesial con el fin de aportar a los Obispos algunas líneas base para la elaboración de las próximas Orientaciones Pastorales acogiendo las conclusiones de la V conferencia General de Aparecida y teniendo en perspectiva el próximo Bicentenario del país. Los Obispos acordaron en la 93 Asamblea Plenaria celebrada en abril 2007,  convocar  una Asamblea Eclesial como una expresión de la comunión y participación en vista a la elaboración de las Orientaciones Pastorales Nacionales 2008-2012. En el contexto de comunión de esta Asamblea Eclesial, se han celebrado  también los 50 años de existencia formal de la Conferencia Episcopal de Chile, con una Eucaristía solemne en el Santuario Nacional de Maipú y con algunos otros signos que han reflejado su historia. Esta Asamblea Eclesial ha estado precedida por diversa Asambleas Diocesanas celebradas durante el mes de agosto en todo el país.

          También se ha celebrado en este país el  Primer Congreso Internacional de Pastoral Universitaria a finales de noviembre 2007 con el lema “Universidad, discípula y misionera”. El Congreso estaba organizado por la Pontificia Universidad Católica de Chile junto con el Consejo Episcopal Latinoamericano. Se trató entre otros temas sobre la evangelización de la cultura, el papel de los laicos en la pastoral y la universidad, o la pastoral de académicos

 

“De la primera evangelización a la nueva evangelización del Perú” fue el título del Congreso Teológico Internacional celebrado en  noviembre 2007 en Perú en el marco del IV Centenario del fallecimiento de Santo Toribio de Mogrovejo y el 60º aniversario de la ordenación sacerdotal del Siervo de Dios Juan Pablo II.

Se ha celebrado también el Noveno Congreso Eucarístico Nacional en Chimbote del 25 al 30 de agosto. El lema del Congreso fue “Jesús se entregó por nosotros para que en El tengamos vida”. En el marco de este gran acontecimiento para la iglesia de Perú se llevó  a cabo la Consagración del Perú a la Virgen María y la ceremonia de consagración y dedicación de la Catedral de Chimbote Nuestra Señora del Carmen y de San Pedro. Todo el país se preparó intensamente para la celebración de esta Consagración que marcaba también el inicio de la Gran Misión Continental. Los Obispos habían pedido en diversas ocasiones que el evento no fuera un mero acto de devoción más, sino un verdadero hito para la Iglesia en Perú pues se trataba “de un profundo acto de fe y oración que significa al mismo tiempo un serio compromiso, de parte de las personas y las familias, a vivir su consagración bautismal en todo momento de sus vidas”. Durante todo el año se ha realizado una gran campaña en todas las jurisdicciones eclesiásticas del país y un enfoque hacia la Consagración de las Familias de la pastoral para todas las diócesis, movimientos, colegios y otras instituciones. La Campaña de preparación comenzó en octubre del 2006 hasta mayo del 2007, durante la cual se presentó el Plan de Consagración y se preparó la campaña en los medios de comunicación. A partir de junio comenzó propiamente la Campaña con tres meses de intensa preparación. Durante el mes de junio tuvo lugar la primera etapa que fue fundamentalmente de oración, durante la cual todos los sacerdotes del país han ofrecido numerosas misas y Horas Santas por el éxito de la Consagración y se promovió especialmente el rezo del Rosario en las parroquias. La segunda etapa, etapa de predicación y formación, abarcó desde finales de junio hasta agosto. Durante este momento se realizó una labor de predicación y catequesis en las parroquias y centros educativos y se llevaron a cabo misiones en los barrios, yendo puerta por puerta durante el mes de agosto. La ultima etapa fue propiamente la etapa de Consagración nacional durante el Congreso Eucarístico del 25 al 30 de agosto.

 

          En Brasil se ha celebrado un  Congreso Mundial de Nuevas Comunidades  en noviembre 2006 para dar un fuerte impulso al trabajo de Evangelización de estas Comunidades en comunión con la misión de toda la Iglesia Universal. En el encuentro participaron comunidades de los cinco continentes, más de 13 Obispos y 50 sacerdotes y fundadores de Nuevas Comunidades así como numerosos miembros de dichas comunidades.

          En marzo se celebró un Simposio Brasileño de Pastoral Mariana en Belém do Pará. El Simposio que acogió a Rectores de Santuarios de toda América Latina, constituyó una etapa más en el camino de preparación hacia la V Conferencia General del CELAM. Se buscaba con María, invocar  el Espíritu Santo, para discernir y conocer las llamadas de Dios y sus designios sobre la vida de nuestros pueblos para, lanzarse después en misión con grande fe y valentía.

 

En Ecuador tuvo lugar la del 21 al 24 de mayo la Semana Social con el tema: “Construyendo la dignidad de todos y todas”, organizada por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, a través de la Comisión de Pastoral Social – Cáritas. Participaron unos 200 delegados de todo el país para tratar  temas relacionados con la democracia, la política y la economía en el Ecuador a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Con esta Semana Social se buscaba dar una respuesta desde el Evangelio y la doctrina Social de la Iglesia a los principales problemas del país La preocupación permanente de la Iglesia en el Ecuador de dar una respuesta desde la experiencia de Fe a la realidad de empobrecimiento, desintegración social y el deterioro de la política que vive el país, ha hecho que constantemente se creen espacios para la reflexión, la orientación desde la doctrina social y la búsqueda de alternativas a las principales exigencias de la realidad, como lo es esta Semana Social

          En Ecuador se ha realizado también en este año el Primer Congreso Nacional Provida y Familia del 21 al 25 de marzo en Guayaquil con el lema “La Verdad integral de la Vida y la Familia” (ver sección Familia y Vida). Y también continua el proceso de preparación hacia el Congreso Misionero Americano CAM 3  (ver sección vitalidad misionera de la iglesia).

 

          En Colombia la Iglesia ha organizado varias actividades a favor de la paz y en contra de la violencia que vive el país. El 5 de julio se celebró en la  Catedral primada la Eucaristía por la Vida, el Perdón y la esperanza en el marco de la Jornada por la Paz convocada por los Obispos colombianos. En la Misa participaron todos los Obispos del país que se encontraban  reunidos en su Asamblea Plenaria y diversas autoridades entre ellas, el alcalde de Bogotá y el Presidente de la nación, Álvaro Uribe, quien apoyó totalmente la posición de la Conferencia Episcopal Colombiana. Hubo una gran adhesión en todo el país a esta Jornada por la paz y el rechazo de la violencia en Colombia para “no dejar extinguir la llama de la esperanza que quieren apagar los violentos”.  Además de en Bogotá hubo numerosas manifestaciones en varias ciudades del país en una jornada histórica en la lucha contra la violencia en Colombia. Incluso las manifestaciones traspasaron las fronteras del país y se unieron también algunas delegaciones diplomáticas colombianas en el exterior como por ejemplo en Francia, Argentina, Bélgica, Bolivia, España, Estados Unidos, Canadá, Chile, Ecuador, Venezuela, El Salvador, Brasil, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Polonia y Uruguay entre otros

En septiembre se celebró también la “Semana por la Paz 2007” en la que se invitaba a reflexionar en dos temas muy relacionados entre si: la paz y el desplazamiento forzado por violencia.

 

          En Panamá se celebró  en febrero el XV Encuentro Latinoamericano de Responsables de Pastoral Juvenil con el lema  “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, aquí y ahora, constructores de la Civilización del Amor”. En el Encuentro se analizó la realidad de los países de América Latina y el Caribe y su impacto en los jóvenes, para descubrir la incidencia de la Pastoral Juvenil como constructora de la Civilización del Amor.


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Extracto de DOSSSIER FIDES "III Congreso Misionero Americano - CAM 3" , Quito  (Ecuador) 12/17 Agosto 2008, publicado por Agencia Fides el 9 de Agosto de 2008.

 

 

Lista de aquellos que comprometidos con el trabajo Misionero han sido asesinados en el año 2007 en América.

 

          En AMÉRICA han sido asesinados 6 sacerdotes y 1 religioso. México ha sido la nación donde la Iglesia ha pagado un triple tributo de sangre con tres sacerdotes asesinados: Don Humberto Macías Rosales, Padre Fernando Sánchez Durán y el misionero Padre Ricardo Junious. A los cuales hay que añadir 2 sacerdotes asesinados en Colombia (P. Mario Bianco, Misionero de la Consolata, y D. José Luis Camacho Cepeda), un sacerdotes Fidei donum asesinado en el Brasil (Don Wolfgang Hermann) y un religioso en Guatemala (Hermano Enrique Alberto Olando Merino). 

 

          Una lista que nunca acaba


A este informe anualmente redactado por la Agencia Fides habría que añadir  la larga lista de los muchos “soldados desconocidos de la fe” de los que quizás nunca tengamos noticias y que en los rincones más lejanos de la tierra sufren y pagan con la vida su fe en Cristo. “Con frecuencia también en la actualidad nos llegan noticias de varias partes del mundo de misioneros, sacerdotes, obispos, religiosos, religiosos y fieles laicos perseguidos, encarcelados, torturados, privados de su libertad o impedidos de ejercitarla por ser discípulos de Cristo y apóstoles de su Evangelio; algunas veces se sufre y se muere también por la comunión con la Iglesia universal y la fidelidad al Papa” (Papa Benedicto XVI, Ángelus 26 de diciembre de 2007).

 

Datos Biográficos y circunstancias de su muerte

 

El misionero de la Consolada (IMC) p. Mario Bianco, italiano de noventa años, murió el 15 de febrero del 2007 en Manizales (Colombia) como consecuencia de una agresión el día 4 de febrero. Algunos vagabundos irrumpieron en los locales que en un tiempo alojaban el Seminario de la Consolada en la localidad de Manizales. En la estructura vivían p. Mario junto a otro misionero italiano y otras personas que se ocupaban de los servicios. Los seminaristas actualmente residen en otro lugar. Al anochecer del domingo 4 de febrero algunos vagabundos entraron en los locales, amarraron y golpearon a p. Mario y a una empleada, y agredieron también al otro sacerdote, que había regresado a la casa poco tiempo después. Durante algunas horas los intrusos buscaron dinero y objetos de valor, y finalmente escaparon con el automóvil de los misioneros, encontrado dos días después, llevando consigo objetos por un valor de algunos miles de euros. P. Mario fue internado en un hospital, apenas los bandidos escaparon, pero no obstante todos los cuidados murió de infarto el 15 de febrero. (Ver Agencia Fides 17/2/2007)

 

D. José Luis Camacho Cepeda, 54 años, peruano, fue asesinado a cuchilladas en la noche entre el 11 y el 12 de marzo del 2007 en su casa en Bogotá, Colombia. El sacerdote vivía hacía 20 años en Colombia. Al no notar su presencia en la parroquia para celebrar la Santa Misas por dos días consecutivos, el párroco de la Iglesia de San Carlos Borromeo en Bogotá inició a buscarlo y se dirigió a su casa. El sacerdote fue encontrado muerto en su departamento.

 

Don Wolfgang Hermann (46 años), de la diócesis alemana de Trier (Treviri), fue asesinado en la tarde del 10 de abril del 2007 en Belén, en el norte de Brasil, por un joven que se introdujo en su casa, muy probablemente para realizar un robo. Don Herrmann nació en Bad Kreuznach (Alemania) y fue ordenado sacerdote en 1985 para la diócesis de Trier. En 1995 partió, como sacerdote Fidei donum, a la diócesis Parnaiba en Brasil. En el 2000 regresó a la diócesis de Trier, donde trabajó hasta septiembre del 2006 como Párroco en diversas parroquias antes de regresar al Brasil. (Ver Agencia Fides 12/4/2007)

 

 

Don Humberto Macias Rosales, mexicano, 52 años, fue asesinado la noche del 1 de mayo del 2007 en Aguascalientes, México, en las cercanías de su casa con tres disparos por parte de un desconocido. Fue inmediatamente ayudado y transportado al hospital, pero falleció al poco tiempo. Era párroco de Nuestra Señora de la Luz y Aguascalientes, un sacerdote muy amado y apreciado por sus fieles y hermanos sacerdotes por su espíritu de servicio y el intenso trabajo de evangelización que desarrollaba.

Por la tarde del domingo 3 de junio del 2007, frente a la Iglesia del Santo Espíritu en Mosul, Irak, tras la celebración de la Santa Misa, fueron asesinados el párroco, Padre Raghiid Ganni y tres diáconos: Basman Yousef Daoud, Ghasan Bidawid y Wahid Hanna. Los cuatro estaban por entrar en el automóvil cuando un hombre se acercó y disparó asesinándolos. P. Ganni es el primer sacerdote católico asesinado en Irak. El Patriarca de Babilonia de los Caldeos, Mar Emmanuel III Delly y los Obispos del Sínodo Patriarcal, han afirmado mediante una nota difundida tras el trágico evento que: “Se trata de un crimen vergonzoso, que cualquier persona de conciencia rechaza. Aquellos que lo han cometido han realizado un acto horrible contra Dios y contra la humanidad, contra sus hermanos que eran ciudadanos fieles y pacíficos, además de ser hombres de religión que siempre ofrecieron sus oraciones y sus súplicas a Dios Todopoderoso para que trajese la paz, seguridad y estabilidad a todo Irak”. (Ver Agencia Fides 4/6/2007)

 

Hermano Enrique Alberto Olano Merino, salvadoreño, 29 años, de la Congregación de los Hermanos Maristas de las Escuelas (Pequeños Hermanos de María), fue asesinado en la noche entre el 9 y el 10 de junio en Ciudad de Guatemala, muy probablemente por criminales comunes. Mientras en efecto estaba regresando con algunos de sus hermanos en la residencia, el hermano Enrique fue agredido por dos hombres armados que trataban de robarle. Mientras tanto, otros dos hombres a bordo de un automóvil, se acercaron al grupo y abrieron fuego, asesinado al religioso. Desde hacía 7 años en Guatemala, el hermano Enrique era profesor en el colegio y estaba comprometido con la pastoral juvenil.

 

Padre Fernando Sánchez Duran, párroco de la parroquia de Santiago Tlaltepoxco, en la localidad de Tepeji del Río, al norte de la capital, Ciudad de México, fue secuestrado y asesinado el 22 de julio de 2007. Su hermano había denunciado algunas horas antes su desaparición, destacando que de la parroquia habían desaparecido un automóvil, un televisor y una computadora. Las fuerzas del orden encontraron el cadáver del sacerdote, muerto aparentemente por asfixia, tirado en un estaño. Los fieles consideraban al P. Fernando como un sacerdote ejemplar, particularmente conocido por su trabajo a favor de los jóvenes drogadictos de la región.

 

Padre Ricardo Junious, OMI, 70 años, originario de los Estados Unidos, fue encontrado el 29 de julio al interno de la casa canónica de la parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe” en el barrio de San Rafael en Ciudad de México. Un hermano de comunidad de la víctima encontró en el dormitorio el cadáver del sacerdote volcado por tierra, con las manos y los pies atados, muerto por estrangulación y con evidentes signos de tortura. Muy apreciado por su compromiso misionero, por su celo pastoral y por su asistencia a los pobres, en los últimos tiempos el P. Ricardo trabajaba particularmente contra el tráfico de droga y la venta de alcohólicos a los menores de edad, que se realizaban cerca de la parroquia.


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 Desde la Delegaciónd de Ensañanza de Tenerife nos envían este artículo para leer y relfexionar con tranquilidad.


 

WASHINGTON, sábado, 23 agosto 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito Richard M. Doerflinger, director asociado del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, en el contexto del debate social provocado por la campaña presidencial estadounidense.

Doerflinger ha cursado estudios de doctorado en la Universidad de Chicago y The Catholic University of America. Es miembro asociado en bioética y política pública del Centro Católico Nacional de Bioética. Frecuentemente, escribe y da conferencias sobre eutanasia, suicidio asistido, experimentación con embriones y tecnologías reproductivas.


En 1998, el doctor James Thomson de la Universidad de Wisconsin aisló por vez primera las células madre, o estaminales, en embriones humanos (conocidas como ESCs por sus siglas en inglés). Estas células tempranas y sin especializar fueron saludadas como un camino para crear todo tipo de células humanas a voluntad, como una especie de Santo Grial para la curación de enfermedades. Los dilemas morales que se derivan de matar embriones humanos para obtener las células fueron barridos por esta ola de entusiasmo. En pocos años, se decía, avances médicos que salvarían vidas demostrarían que tales objeciones debían ser ignoradas.


Una década más tarde, es tiempo para un examen de la realidad. Las ESCs se han usado en algunos experimentos interesantes pero están lejos de producir curaciones. Esto no se debe a la limitación de fondos federales, pues es igualmente cierto en países que no tienen dichos límites y en los estados que están invirtiendo sus propios fondos públicos en la investigación. En realidad, las ESCs son impredecibles, difíciles de controlar y propensas a causar tumores en los animales. Los expertos admiten ahora que los tratamientos que usen estas células en humanos podrían tardar décadas en estar listos, si es que algún día lo están.


El documento de los obispos estadounidenses Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles urge a los católicos a informarse sobre temas morales importantes en la vida pública, incluyendo éste de la destrucción de embriones para la investigación de las células madre.


Es un hecho que están surgiendo algunos tratamientos de la investigación de células madre. Pero estos tratamientos usan células estaminales (en un tiempo consideradas como menos versátiles) que se encuentran en tejidos adultos y en la sangre del cordón umbilical proveniente de nacimientos vivos. En terapias experimentales realizadas en humanos estas células han reparado daños en el corazón, restaurado la vista, y ayudado a revertir el curso de enfermedades inmunológicas como la esclerosis múltiple, la diabetes juvenil y así como algunos tipos de cáncer. Una búsqueda sobre "stem cell" ("célula madre") en el sitio Web del gobierno federal www.clinicaltrials.gov muestra más de 2.000 pruebas clínicas que usan estas células, y la mitad de ellas todavía están reclutando pacientes.


El pasado mes de noviembre un gran avance transformó el debate sobre las células madre. Un grupo de científicos en Japón y Wisconsin-estos últimos capitaneados por el mismo James Thomson que aisló por primera vez las ESCs-aprendió cómo "reprogramar" células adultas ordinarias para transformarlas en células con las propiedades de las ESCs, pero sin necesidad de producir o destruir un embrión humano. Estas "células madre inducidas pluripotenciales" ("induced pluripotent stem cells" o "iPS cells") ya se han usado para revertir enfermedades en animales. El doctor Thomson dice que este es "el principio del fin" del debate ético, pues cada vez menos laboratorios verán la necesidad de matar embriones humanos para obtener células estaminales.


Los estadounidenses somos pragmáticos. Se nos hace difícil centrarnos en un principio ético cuando posibles beneficios médicos se sitúan en el otro lado de la balanza. Pero puede que el ruido sobre los beneficios de las ESCs se silencie ahora lo suficiente para dejarnos escuchar de nuevo el mensaje ético.

Aunque se encuentre en una etapa muy temprana del desarrollo, el embrión humano es uno de nosotros- un individuo de la especie humana con el potencial innato de convertirse en un ser humano maduro si recibe alimento y protección. Aquí, como en toda investigación humana, nunca debemos hacer daño o matar a un inocente, a un ser humano que no puede dar su consentimiento, solamente para lograr el supuesto beneficio de otros. Cruzar ese límite moral sólo abre la puerta a más abusos éticos.


Esta verdad ha sido probada. El problema del rechazo de tejidos humanos ha llevado a los investigadores a apoyar la clonación de embriones humanos para obtener células genéticamente idénticas a las de sus pacientes. Esto significa la producción masiva de vidas humanas en el laboratorio sólo para destruirlas. Los investigadores han contratado a mujeres para que tomen medicamentos de fertilidad que produzcan muchos óvulos al mismo tiempo con el fin de clonarlos, poniendo en riesgo la salud de la mujer. Algunos proponen el uso de óvulos de animales, en su lugar, para producir extraños embriones híbridos de humanos y animales para la investigación de células madre. Algunos han propuesto que, para evitar la tendencia de las ESCs a formar tumores, se gesten los embriones clonados en el vientre de las mujeres hasta que lleguen a una etapa donde se pueda obtener de ellos un mayor número de células útiles. Se trata de la grotesca práctica de "criar fetos" que el Congreso ha prohibido.


La mayoría de los estadounidenses aborrece la idea de clonar embriones humanos para la investigación, así como para estos otros abusos. Las encuestas muestran que, en general, son ambivalentes en la cuestión de las ESCs. En un sondeo publicado por The New Atlantis en la primavera de 2008, el 69 por ciento de los encuestados dijeron que apoyaban "la investigación de células madre". Sin embargo, un 51 por ciento estuvo de acuerdo en que no es ético destruir embriones humanos para tal investigación, a pesar de la esperanza de que se pudieran curar enfermedades. Cuando se les informó de la nueva alternativa de las células iPS, el 61 por ciento dijo que los fondos públicos deberían dedicarse a esa alternativa y no a la investigación que destruye embriones humanos.


Los estadounidenses desean ser justos y humanos. No buscan la forma menos ética de alcanzar el progreso médico. Por el contrario, quieren que la ciencia y la ética vayan de la mano. No es demasiado pedir lo mismo de nuestros investigadores científicos y nuestros políticos.


United States Conference of Catholic Bishops


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 Desde la Delegación de Enseñanza de la diócesis de Tenerife  nos envían este artículo publicado por Zenit para leer con reposo.

 

WASHINGTON, sábado, 23 agosto 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito Richard McCord, director ejecutivo del Secretariado para los Laicos, la Familia y la Juventud de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, en el contexto del debate social provocado por la campaña presidencial estadounidense.

McCord tiene una maestría en el Princeton Theological Seminary y un doctorado en educación por la Universidad de Maryland.

 

El matrimonio homosexual es una cuestión importante que necesita debatirse y lo más importante en esa discusión es el marco de referencia.


En Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles, los obispos de Estados Unidos urgen a las personas a que estudien los temas antes de ir a votar en las próximas elecciones.

Un aspecto del tema es si a las personas homosexuales se les debería permitir casarse entre ellas. Pero el punto central tiene que ver con la naturaleza y los propósitos del matrimonio como una estructura social fundamental y una institución civil. Primeramente, no se trata de una cuestión de derechos civiles, o de discriminación, o de lograr la completa emancipación de las personas homosexuales, ni tampoco de dar estabilidad a un estilo de vida.


La postura católica no empieza con la teología sacramental, las enseñanzas morales y los pasajes de la Biblia. Empieza con lo que puede observarse en la naturaleza y el comportamiento humano y en lo que podemos deducir usando nuestra razón. Esta es la posición de la ley natural.


Uno no necesita tener fe religiosa para ver que el matrimonio es una relación única entre un hombre y una mujer. Lo que define esta relación es el hecho de que se trata de una sociedad basada en la complementariedad sexual. Ésta hace posible la realización de los dos fines equivalentes del matrimonio: el amor mutuo entre esposos y la procreación de los hijos. Ninguna otra relación humana, sin importar cuánto amor o cariño haya ni cuán generadora sea, puede adjudicarse este propósito ni cumplirlo.


El matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. Esta verdad puede ser descubierta por la razón humana. Está escrita en la ley de la naturaleza y en el lenguaje del cuerpo y del espíritu humano. Es una verdad enaltecida desde el principio de los tiempos. La enseñanza de la Iglesia comienza con esta verdad.

Dado que el matrimonio es una estructura social fundamental basada en la naturaleza humana, ni la Iglesia ni el estado pueden cambiarla en lo fundamental. El matrimonio, y la familia que éste produce, es una sociedad que precede a todas las demás sociedades. Es una institución que no poseemos, sino que hemos recibido. Esto no significa que la Iglesia y el estado no puedan regular el matrimonio, por ejemplo poniendo límites de edad mínima, pero sí significa que no somos libres de alterar su estructura básica.


El matrimonio de un hombre y una mujer hace una contribución única a la sociedad. Es el patrón fundamental para las relaciones entre hombre y mujer. Es el modelo de la manera en que las mujeres y los hombres viven de forma interdependiente y se comprometen, para toda la vida, a buscar el bien del otro. La unión también sirve al bien de la sociedad. De ella emana la siguiente generación al proporcionar la familia las mejores condiciones para criar a los hijos, esto es, la relación amorosa y estable de un padre y una madre presente sólo en el matrimonio. Otras relaciones pueden contribuir al bien común, pero no realizan en un sentido completo lo que hace el matrimonio.


¿Debería haber matrimonio entre personas del mismo sexo? La Iglesia católica enmarca esta cuestión en términos de la naturaleza del matrimonio y de su contribución al bien común. Como resultado, la Iglesia concluye que el matrimonio entre personas del mismo sexo es, por definición, algo imposible, una contradicción.


Algunas personas buscan localizar la cuestión dentro del marco de los derechos individuales y la justicia. La enseñanza católica afirma la dignidad de las personas homosexuales y pide que sean tratadas con respeto. Esto significa, entre otras cosas, que el estado puede crear leyes para proteger los derechos de estas personas y para proporcionarles beneficios sociales. Algunos ejemplos incluyen medidas para asegurar el acceso a puestos de trabajo, vivienda, cuidado médico, derecho a tener propiedad en común y la potestad de tomar decisiones médicas por la otra persona.


Existen beneficios y derechos que deben estar garantizados para cada persona. Pero el remedio para casos específicos de injusticia - falta de beneficios o de derechos-no puede ser una injusticia aún mayor, es decir, cambiar la definición del matrimonio.


El matrimonio está dirigido al servicio del bien común, no a proporcionar derechos y beneficios dentro de esa relación. No es, pues, necesario ni incluso deseable alterar una estructura social fundamental para proteger los derechos individuales y otorgar a todos los ciudadanos sus legítimos beneficios sociales.

El asunto del matrimonio entre personas del mismo sexo debe entenderse como una cuestión sobre el matrimonio tal como ha sido recibido del Creador y subsecuentemente recibido de cada generación a través de la historia. Percibirlo como una cuestión de justicia para las personas homosexuales supone ubicar la conversación en el lugar equivocado.


United States Conference of Catholic Bishops


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DOMINGO 22 DEL TIEMPO ORDINARIO / A

31 de agosto de 2008

 

La gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesu­cristo, el Señor, estén con todos vosotros.

 

El domingo pasado, recordémoslo, escuchábamos en el evangelio aquella escena tan importante de Jesús que le encarga a Pedro la misión de ser el principal punto de referencia de su comunidad, de su Iglesia. Hoy, en cambio, veremos cómo el mismo Jesús tiene que reñir a Pedro porque el apóstol no entiende ni acepta que el camino de la salvación y de la vida pasa por la cruz.

Esta es también, en definitiva, nuestra propia historia. Creemos en Jesús, queremos seguirle, pero a menudo no entendemos ni aceptamos que su camino significa entrega, fidelidad hasta el fin, compromiso al servicio de los demás.

La Eucaristía de cada domingo es una buena oca­sión para darle gracias a Jesús por su llamada, y pedirle que nos dé fortaleza para seguirle siem­pre.

 
A. penitencial: En silencio, preparémonos para cele­brar esta Eucaristía.

 

Tú, fuente de vida eterna. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Tú, luz que ilumina en la oscuridad. CRISTO, TEN PIEDAD.

Tú, esperanza inagotable. SEÑOR, TEN PIEDAD.

 

1. lectura (Jeremías 20,7-9): En el evangelio de hoy, Jesús nos anunciará que será perseguido hasta la muerte, por su fidelidad al camino de Dios. Escuchemos ahora, en esta primera lectura, cómo el profeta Isaías, llamado por Dios, tiene que vivir también desprecios y persecuciones.

 

2. lectura (Romanos 12,1-2): San Pablo, en la segunda lectura, nos invita a vivir siguiendo siempre la voluntad de Dios.

 

Oración universal: Guiados por el Espíritu de Jesús, presentemos al Padre nuestras peticiones diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.

 

Por la Iglesia, por todos los que, en el mundo entero, queremos seguir el camino de Jesús con fidelidad. OREMOS:

 

Por los pobres y los enfermos, por los humillados y los perseguidos, por todos los que comparten más de cerca el dolor de la pasión y la cruz. OREMOS:

 

Por los gobernantes y los políticos, por los respon­sables de la economía, por los trabajadores de la administración pública. OREMOS:

 

Por los extranjeros que han visitado nuestro país este verano. OREMOS:

 

Por nosotros, por nuestras familias, por nuestros amigos, por nuestros compañeros de trabajo o de estudio. OREMOS:

 

Escucha, Padre, nuestra oración, y concédenos seguir a tu Hijo Jesucristo en su pasión, para alcanzar también su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

Padrenuestro: Unidos a Jesucristo, y como él nos ha enseñado, nos atrevemos a decir:


CPL


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Mensaje que ha enviado el Secretario de Estado cardenal Tarsicio Bertone en nombre del Papa, a los organizadores y participantes en el Meeting para la amistad entre los pueblos, que se celebra desde hoy hasta el 30 de agosto en Rímini (Italia).


 

A su Excelencia Reverendísima

Monseñor Francesco Lambiasi

Obispo de Rimini


Excelencia Reverendísima,

Con ocasión de la XXIX edición del Meeting para la Amistad entre los pueblos, previsto en Rímini entre el 24 y el 30 de agosto D.m., me es grato hacer llegar a usted, a los promotores y a cuantos tomen parte en esta significativa manifestación, el cordial saludo de Su Santidad Benedicto XVI.

 

El provocativo título del encuentro: “O protagonistas o nadie”, llama inmediatamente la atención. En verdad, éste es precisamente lo que intentan los organizadores: hacer “reflexionar sobre el concepto de persona”. ¿Qué significa ser protagonistas de la propia existencia y de la del mundo? La pregunta se hace hoy urgente, porque la alternativa al protagonismo parece ser a menudo una vida sin sentido, el gris anonimato de tantos “nadie” que se confunden entre los pliegues de una masa informe, incapaces por desgracia de emerger con un rostro propio digno de atención. La interrogación debería enfocarse mejor, y podría reformularse así: ¿qué es el rostro de un hombre, qué lo hace inconfundible, asegurando la plena dignidad de su existencia?

 

La sociedad y la cultura en la que estamos inmersos, y de la cual los medios de comunicación constituyen una fuerte caja de resonancia, están ampliamente dominadas por la convicción de que la notoriedad constituye un componente esencial de la propia realización personal. Salir del anonimato, conseguir imponerse a la opinión pública con cualquier medio y pretexto, éste es el fin que muchos persiguen. El poder político o económico, el prestigio conseguido en la propia profesión, la riqueza bien mostrada, la notoriedad de las propias realizaciones, la ostentación incluso de los propios excesos... todo esto se considera hoy pacíficamente como “éxito”, como “logro” de la propia vida. Es por ello que cada vez más las nuevas generaciones ambicionan profesiones y carreras idealizadas precisamente porque ofrecen una oportunidad para “aparecer”, para sentirse “alguien”. El ideal al que miran está representado por los actores de cine, por los personajes y mitos de la televisión y del espectáculo, por los atletas, los jugadores de fútbol, etc.

 

Pero ¿qué pasa con el que no accede a ese nivel de visibilidad social? ¿Qué pasa con el que es olvidado, si no incluso aplastado por las dinámicas del éxito mundano sobre las que se ha apoyado la sociedad en la que vive? ¿Qué pasa con el que es pobre, inerme, enfermo, anciano o discapacitado, con el que no tiene talentos para hacerse camino entre los demás o no tiene medios para cultivarlos, con el que no tiene voz para hacer oír sus propias ideas o convicciones? ¿Cómo se considera al que lleva una vida oscura , sin relevancia aparente para los periódicos y televisiones? El hombre de hoy, como el de todos los tiempos, tiende a su propia felicidad y la persigue allí conde cree poder encontrarla. Ése es por tanto el verdadero interrogante que se esconde tras la palabra “protagonismo”, que el Meeting propone este año a nuestra reflexión: ¿en qué consiste la felicidad? ¿Qué puede verdaderamente llevar al hombre a conseguirla?

 

El Papa Benedicto XVI ha declarado este año un jubileo especial dedicado a un “campeón” de la cristiandad de todos los tiempos, el fariseo de Tarso de nombre Saulo, que tras haber perseguido con furor a la Iglesia de los orígenes, se convirtió al irrumpir la llamada del Señor. Desde aquel momento, sirvió a la causa del Evangelio con dedicación total, recorriendo incansablemente el mundo entonces conocido y contribuyendo a poner las bases de la que luego sería la cultura europea, conformada por el Cristianismo.

 

Son raros los espíritus que hayan mostrado una vastedad de conocimientos y un agudeza semejantes a los suyos. Sus Cartas manifiestan la fuerza explosiva de su personalidad apasionada y han atraído a millones de lectores, ejerciendo una influencia única sobre generaciones y generaciones de hombres, sobre pueblos y naciones enteras. A través de sus escritos, Pablo no cesa de presentar a Cristo como auténtica fuente de respeto entre los hombres, de paz entre las naciones, de justicia en la convivencia. Todos nosotros, a dos mil años de distancia, podemos aún considerarnos “hijos” de su predicación, y nuestra civilización se sabe deudora de este hombre precisamente por los valores que están en su fundamento.

 

Y sin embargo, la existencia de san Pablo está bien lejos de las luces de candilejas y de los reconocimientos públicos. Cuando él murió, la Iglesia que había contribuido a difundir era todavía una pequeña semilla, un grupo que las solemnes autoridades del Imperio Romano se podían permitir ignorar o de aplastar. La existencia de Pablo, examinada en su cotidianeidad, parece incluso atribulada, afligida por hostilidades y peligros, llena de dificultades que afrontar más que de consuelos y alegrías de las que disfrutar. Él mismo da testimonio vivo en muchísimas frases de sus escritos. Por ejemplo, lo que dice en la Segunda Carta a los Corintios: “Cinco veces he recibido los treinta y nueve golpes de parte de los judíos; tres veces he sido flagelado con las vergas, una vez he sido lapidado, tres veces he naufragado, he transcurrido a la deriva en las olas un día y una noche. Innumerables viajes, peligros en los ríos, peligros de bandidos, peligros de mis connacionales, peligros de los paganos, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros de los falsos hermanos: trabajo y cansancio, vigilias sin número, hambre y sed, ayunos frecuentes, frío y desnudez. Y además de todo esto, mi inquietud cada día, la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién es débil que yo no lo sea? ¿Quién recibe escándalo, que yo no tiemble?”(11, 24-19). Esta carrera de obstáculos -así podríamos definirla- llevada adelante con la fuerza y en nombre de su Redentor, la concluyó Pablo en Roma, donde condenado a muerte fue decapitado. Junto a él, arreciando la persecución del Emperador Nerón, murieron muchos otros cristianos, y entre ellos Pedro, el pescador de Galilea y jefe de la Iglesia.

 

¿La vida de Pablo puede considerarse como verdaderamente “lograda”? Estamos ante la paradoja de la vida cristiana como tal. ¿Qué significa para el cristiano “lograr”? ¿Qué nos dicen las vidas de tantos santos que han trascurrido sus existencias retirados en los conventos? ¿Qué nos dicen las vidas y mas muertes de innumerables mártires cristianos cuyos nombres son casi siempre desconocidos, y que han concluido su existencia no entre aclamaciones, sino rodeados del desprecio, del odio y de la indiferencia? ¿Donde está entonces la “grandeza” de sus vidas, la luminosidad de su testimonio, su “éxito”?

 

También recientemente el Papa Benedicto XVI ha recordado que el hombre está llamado al cumplimiento eterno de su existencia. Esto va más allá del simple éxito mundano y no está en contradicción con la humildad de las condiciones en las que tiene lugar su peregrinación en la tierra. El cumplimiento de lo humano es el conocimiento de Dios, por quien toda persona ha sido creada y a quien tiende con toda fibra del propio ser. Para conseguir esto no vale ni la fama ni el éxito entre las multitudes. Ése es por tanto el protagonismo que el título de la presente edición del Meeting di Rimini quiere proponer. Protagonista de su existencia es el que ofrece su vida a Dios, que lo llama a cooperar en el proyecto universal de la salvación.

 

El Meeting quiere corroborar que sólo Cristo puede desvelar al hombre su verdadera dignidad y comunicarle el verdadero sentido de su existencia. Cuando el creyente lo sigue dócilmente, es capaz de dejar un rastro duradero en la historia. Es el rastro del Amor del que se convierte en su propio testigo porque está aferrado por el Amor. Y entonces lo que fue posible para san Pablo lo es también para cada uno de nosotros. No importa si el diseño de Dios prevé para nosotros un reducido radio de acción; no importa si vivimos entre las paredes de un monasterio de clausura o si estamos inmersos en múltiples y diversas actividades; no importa si somos padres y madres de familia o consagrados o sacerdotes. Dios se sirve de nosotros según su plan de amor, según modalidades que Él establece, y nos pide que secundemos la acción de su Espíritu; nos quiere colaboradores suyos para la realización de su reino. A cada uno le dice: “Ven y sígueme” (Lc 18, 22), y sólo siguiéndole el hombre conoce la verdadera exaltación de su yo.

 

Esto nos enseña la experiencia de los santos, hombres y mujeres, que muy a menudo han vivido su fidelidad a Dios de forma discreta y ordinaria. Y entre ellos encontramos muchos verdaderos protagonistas de la historia, personas plenamente realizadas, ejemplos vivientes de esperanza y testigos de un amor que no teme a nada, ni siquiera a la muerte.

 

El Santo Padre augura que estas reflexiones ayuden a los participantes en el Meeting a encontrar a Cristo, para comprender mejor el valor de la vida cristiana y realizar su sentido en el protagonismo humilde del servicio a la misión de la Iglesia, en Italia y en el mundo. Con este fin Él asegura su oración para el buen desarrollo del Meeting y le envía a usted, a los organizadores y a todos los presentes una especial Bendición.

 

Añado con mucho gusto mis fervientes votos y augurio para un provechoso éxito de la manifestación, y aprovecho con agrado la ocasión para demostrar mis sentimientos de gran respeto.


devotísimo en el Señor


Secretario de Estado

cardenal Tarsicio Bertone


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ZENIT publica la alocución que pronunció Benedicto XVI el domingo, 24 de Agosto de 2008, a mediodía al rezar la oración mariana del Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en el palacio apostólico de Castel Gandolfo.


¡Queridos hermanos y hermanas!


La liturgia de este domingo se dirige a nosotros los cristianos, pero al mismo tiempo a todo hombre y mujer, la doble pregunta que Jesús planteó un día a sus discípulos. Primero les preguntó: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron que para algunos del pueblo Él era Juan el Bautista resucitado, para otros Elías, Jeremías o alguno de los profetas. Entonces el Señor interpeló directamente a los Doce: ¿Y vosotros quién decís que soy yo?”. En nombre de todos, con impulso y decisión, fue Pedro quien tomó la palabra: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. Solemne profesión de fe, que desde entonces la Iglesia continúa repitiendo. También nosotros queremos proclamar esto hoy, con íntima convicción: ¡Sí, Jesús, tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo! Lo hacemos con la conciencia de que Cristo es el verdadero “tesoro” por el que vale la pena sacrificarlo todo; Él es el amigo que nunca nos abandona, porque conoce las esperanzas más íntimas de nuestro corazón. Jesús es el “Hijo del Dios vivo”, el Mesías prometido, venido a la tierra para ofrecer a la Humanidad la salvación y para satisfacer la sed de vida y amor que habita en todo ser humano. ¡Qué beneficio tendría la humanidad si acogiera este anuncio que trae consigo la alegría y la paz!


“Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. A esta inspirada profesión de fe por parte de Pedro, Jesús replica: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los cielos”. Fue la primera vez que Jesús habla de la Iglesia, cuya misión es la actualización del diseño grandioso de Dios de reunir en Cristo a la humanidad entera en una única familia. La misión de Pedro, y de sus sucesores, es precisamente la de servir a esta unidad de la única Iglesia de Dios formada por judíos y paganos; su ministerio indispensable es el de hacer que esta no se identifique nunca con una sola nación, con una sola cultura, sino que sea la Iglesia de todos los pueblos, para hacer presente entre los hombres , marcados por numerosas divisiones y contrastes, la paz de Dios y la fuerza renovadora de su amor. Servir por tanto a la unidad interior que proviene de la paz de Dios, la unidad de cuantos en Jesucristo se han convertido en hermanos y hermanas: ésta es la misión peculiar del Papa, Obispo de Roma y sucesor de Pedro.


Ante la enorme responsabilidad de esta tarea, advierto cada vez más el compromiso y la importancia del servicio a la Iglesia y al mundo que el Señor me ha confiado. Por esto os pido, queridos hermanos y hermanas que me sostengáis con vuestra oración, para que, fieles a Cristo, podamos juntos anunciar y testimoniar su presencia en este nuestro tiempo. Que nos obtenga esta gracia María, a la que invocamos confiados como Madre de la Iglesia y Estrella de la Evangelización.

 

 

(Tras el Ángelus y antes de los saludos, el Papa añadió:)

 

La situación internacional registra en estas semanas un crecimiento de la tensión que preocupa vivamente. Debemos constatar, con amargura, el riesgo de un deterioro progresivo de ese clima de confianza y colaboración entre las Naciones que debería en cambio caracterizar las relaciones. ¿Cómo no sopesar, en las circunstancias presentes, todo el trabajo de la Humanidad para formar esa conciencia común der ser “familia de las Naciones”, que el Papa Juan Pablo II había señalado como ideal a la Asamblea General de las Naciones Unidas? Es necesario profundizar en la conciencia de estar unidos por un mismo destino, que en última instancia es un destino trascendente (Cfr. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1 de enero de 2006, n. 6) para conjurar la vuelta a posiciones enfrentadas nacionalistas que tan trágicas consecuencias han producido en otras épocas históricas. Los acontecimientos recientes han debilitado en muchos la confianza de que experiencias similares perteneciesen definitivamente al pasado. ¡Pero no hay que ceder al pesimismo! Es necesario en cambio comprometerse activamente para que se rechace la tentación de afrontar nuevas situaciones con viejos sistemas. ¡Hay que repudiar la violencia! La fuerza moral del derecho, de las negociaciones justas y transparentes para dirimir las controversias, basadas en la relación entre integridad territorial y autodeterminación de los pueblos, fidelidad a la palabra dada, búsqueda del bien común: éstos son algunos de los principales caminos que recorrer, con tenacidad y creatividad, para construir relaciones fecundas y sinceras y para asegurar a las generaciones presentes y futuras tiempos de concordia y de progreso moral y civil. Transformemos estos pensamientos y estos auspicios en oración, para que todos los miembros de la comunidad internacional y cuantos, en particular, están revestidos de mayor responsabilidad, quieran actuar con generosidad para reinstaurar las razones superiores de la paz y la justicia. ¡María, Reina de la Paz, intercede por nosotros!


(A los peregrinos de habla española dijo:)

Al dirigirme a vosotros, deseo asegurar que continúo rezando por el eterno descanso de los fallecidos en el trágico accidente aéreo ocurrido el pasado miércoles en el aeropuerto de Madrid, así como por los heridos en el mismo. El Señor conceda fortaleza, consuelo y esperanza a sus familias, a las que quisiera reiterar mi vivo afecto y mi cercanía espiritual. ¡Qué Dios os bendiga! 


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Domingo, 24 de agosto de 2008

Extracto de DOSSSIER FIDES "III Congreso Misionero Americano - CAM 3" , Quito  (Ecuador) 12/17 Agosto 2008, publicado por Agencia Fides el 9 de Agosto de 2008.

 

 

Institutos Misioneros de América

 

SOCIEDAD PARA LAS MISIONES EXTRANJERAS DE MARYKNOLL (MM)

 

En el año 1911 los católicos de los Estados Unidos de América respondieron al grito universal de los pobres mediante la fundación de los misioneros de Maryknoll. En la actualidad ellos ayudan a las poblaciones a construir comunidades d efe, algunos trabajan en zonas de guerra con los refugiados, otros se dedican a los enfermos, a los pobres, a los huérfano si enfermos de Aids. Los misioneros de Maryknoll traducen “el Evangelio del Amor” en diferentes lenguas y culturas.


En 1911 los Obispos de los Estados Unidos de América dieron vida a la Catholic Foreign Mission Society of America, con el objetivo de sostener a los misioneros estadounidenses en el extranjero. El 29 de junio de 1911 Papa Pio X bendijo la fundación de la Sociedad para las Misiones Extranjeras de Maryknoll: en el año 1918 partieron a China los primeros misioneros. Hoy en día son alrededor de 550 los sacerdotes y religiosos de Maryknoll que trabajan en diversos países del mundo, sobre todo en Asia, África y América Latina.


Las Hermanas Dominicas de Maryknoll, que fueron fundadas en el año 1912, fueron el primer grupo de religiosas católicas de los Estados Unidos que trabajaban en el extranjero. Actualmente son alrededor de 600, de diversas proveniencias culturales: una tercera parte de ellas son oriundas de África, Asia América Latina y Europa. Su misión la realizan en una variedad de campos en 30 países del mondo, entre las cuales la sanidad y la medicina, las comunicaciones, la educación, la agricultura, los servicios sociales, la formación espiritual.


La Maryknoll Mission Association of the Faithful es formada por laicos, religiosos, religiosas y sacerdotes, y aunque niños y familias. Forman parte de la familia misionera de Maryknoll y comparten la espiritualidad misionera de servir a los pobres y de promover una mayor solidaridad a nivel mundial. Desde hace 25 años los laicos son preparados para trabajar en las misiones en el extranjero. Se encuentran en 4 naciones del África, 4 países del Asia y 7 de América Latina, y también en la frontera entre Estados Unidos y Méjico.
Sito Maryknoll >>

 

 

INSTITUTO PARA LAS MISIONES EXTRANJERAS DE YARUMAL (MXY)

 

Es una sociedad de vida apostólica, de derecho pontificio que depende de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Fundada por el Obispo de Santa Rosa de Osos (Colombia) Su Exc. monseñor Miguel Angel Builes en 1927. Tres años antes el Obispo, que llevaba poco tiempo en su diócesis, participó en el Primer Congreso Misionero nacional de Bogotá, donde se había hablado de iniciar un Instituto Misionero. Después de haber reflexionado, rezado y consultado con algunos de sus sacerdotes, el 29 de junio del año 27 firmó el decreto de fundación del Seminario de Misiones que empezaría en Yarumal en condiciones de extrema pobreza. La obra de hecho, sobrevivió gracias a la abnegación de los primeros miembros, tres sacerdotes y cinco estudiantes y del Obispo que llamó a todas las puertas para pedir ayuda para sus seminaristas.


El 25 de septiembre de 1938, monseñor Builes ordenaba en el templo parroquias de Yarumal, a los primeros siete sacerdotes de su Instituto de Misiones. 1946 la santa sede creaba la Prefectura apostólica de Labateca y la confiaba a los misioneros de Yarumal. Dicha prefectura se agregaría más tarde a la jurisdicción actual de Arauca. En 1949 se confiaba a los misioneros de Yarumal la prefectura apostólica de Mitú (actual Vicariato Apostólico).
En 1953 fueron nombrados los dos primeros obispos del Instituto. Monseñor Valencia, trasladado a Buenaventura como vicario apostólico y monseñor Gustavo Posada, Obispo de Istmina, ambas jurisdicciones en Colombia.
Desde de 1970 se abrieron al Instituto otros lugares de misión en América Latina. Primero Bolivia, luego Venezuela. Hoy los misioneros de Yarumal son cerca de 250 en unas sesenta comunidades en América -Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Panamá - en África - Angola, Camerún, Costa de Marfil, Kenia, Malí - y Asia -(Camboya, Filipinas).

Sito Misioneros Javerianos de Yarumal >>

 

MISIONEROS DEL SAGRADO CORAZÓN Y DE SANTA MARIA DE GUADALUPE (MSC)

 

Los Misioneros de Guadalupe constituyen una Sociedad de vida apostólica y donde sus miembros consagran su vida al servicio de la misión. Una característica particular de su espiritualidad es la devoción a la “Virgen de Guadalupe”, muy sentida en América Latina y sobre todo en Méjico.
El Instituto fue fundado por el Episcopado Mejicano en el año 1949, con el objetivo de formar y enviar misioneros en los Países no cristiano sindicados por el Santo Padre. Pio XII aprobó las constituciones del nuevo Instituto y nombró como primer Rector del Seminario y Superior general del nuevo Instituto a Mons. Alonso Manuel Escalante (1906-1967), que había sido misionero en China y en Bolivia, y profesor ene l Seminario mayor de Maryknoll. LaS anta Sede nombró Mons. Escalante aunque como Director nacional de las Obras Misionales para la propagación del a Fe y de San Pedro apóstol, encargo que ejercitó hasta su muerte, que lo sorprendió mientras se encontraba en Hong Kong durante un viaje que estaba realizando para visitar las misiones.


El Instituto se encuentra actualmente con alrededor de 150 misioneros diseminados en el mundo , en África, Asia y América (Méjico, Japón, Coread el Sur, Kenia, Perú, Angola, Brasil, Cuba, Mozambique...).
Los Misioneros de Guadalupe han abierto su Instituto aunque a sacerdotes diocesanos que deseen desarrollar actividad misionera “ad gentes” y anunciare l Evangelio a los no cristianos, con el fin de contribuir a la expansión del Reino de Dios, implantar la Iglesia allí en donde todavía no ha sido establecida, preparar el clero local.


Los Misioneros de Guadalupe son también empeñados en diversos campos de animación misionera de todo el Pueblo de Dio en Méjico: cursos de misiologia, retiros espirituales, talleres de misiologia, preparación y difusión de material misionero. (Agencia Fides 22/11/2003)
Sito Misioneros de Guadalupe >>

 

 

SOCIEDAD PARA LAS MISIONES EXTRANJERAS DE SCARBORO (SFM)

 

Fundada en Ottawa en el año 1918 por el padre John Fraser, sacerdote de la arquidiócesis de Toronto, hijo de emigrantes escoceses, la Sociedad para las Misiones Extranjeras de Scarboro tuvo como primer objetivo aquello de preparar y enviar sacerdotes a China. Padre Fraser había sido ordenado sacerdote en 1901 en Italia, en donde estaba terminando sus estudios: aquí conoció diversos misioneros que regresaban de los países de misión y tuvo clara su vocación. En 1902 partió a China donde le fue asignada la diócesis de Ningpo: ha sido el primer sacerdote norteamericano misionero en China. Después de ocho años regresó al Canadá y por dos años visitó Estados Unidos, Irlanda, Escocia e Inglaterra para hacer conocer la importancia del trabajo misionero en China. Después regresó en China para continuar su obra de evangelización.


Ene l año 1918 el Arzobispo de Ottawa autorizó la fundación de un colegio misionero en su diócesis. En 1921 el colegio misioneros e trasladó en la localidad e Scarborough (Ontario), de este lugar el Instituto tomó el nombre. Padre Fraser después de iniciar su obra, regresó en China, en donde poco a poco llegaron sus sacerdotes. En 1941 regresó a Canadá por motivos relacionados con el desarrollo del Instituto y, después de otro período transcurrido en China, en 1949 regresó a Canadá para el segundo Capítulo General del Instituto y no pudo mas regresar a China. En 1952 en efecto todos los misioneros fueron obligados por el gobierno a abandonar la China y de consecuencia se dirigieron hacia otros países. Padre Fraser fu entonces invitado a fundar una nueva misión en Japón, donde se empeño sin reposo por construir Iglesias y escuelas. En 1962, a 85 años, murió en Osaka y fué enterrado en ese cementerio.


A partir de los años 70, siguiendo las indicaciones del Concilio Vaticano II y las expectativas del laicado católico, el instituto inició a acoger también laicos (hombres, mujeres y familias), que hoy en día trabajan con los sacerdotes y en colaboración con otros institutos misioneros en todo el mundo.
Actualmente son presentes en Asia, en el Caribe, en América Latina, en Canadá y también en África. Su vida es totalmente dedicada a la misión según las palabras de Jesús: “Yo he venido para que tengan vida, y l atengan en abundancia” (Jn 10,10).

Sito Scarboro Missions >>

 

 

SOCIEDAD PARA LAS MISIONES EXTRANJERAS DE LA PROVINCIA DE QUÉBEC (PME)

 

Es una sociedad de vida Apostólica fruto del celo misionero del Canadá francófono. El beato Mons. François de Laval, primer Obispo del Québec, fue uno de los fundadores de la Sociedad para las Misiones Extranjeras de París y quiso que el primer seminario construido en Québec se llamase “Seminario para las Misiones Extrajeras”. La Sociedad para las Misiones extrajeras de la provincia de Québec fue fundada el 2 de febrero de 1921 y aprobada por la Santa Sede el 15 de junio de 1929. Su objetivo es la evangelización de los no cristianos y de los pobres. Los miembros de la Sociedad trabajan actualmente en el ministerio parroquial, en la formación del clero, en la animación de las comunidades eclesiales de base y sobre todo entre los pueblos aborígenes y en los suburbios rurales.
Según las estadísticas actualizadas en el 2002 los sacerdotes de la Sociedad son 172 y los religiosos no sacerdotes 192. Están presentes en Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Perú Cuba, Honduras, Kenia, Sudan, Hong Kong, Filipinas, Japón y Camboya.

Sito Sociétés de Missions-Etrangèrés >>


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Extracto de DOSSSIER FIDES "III Congreso Misionero Americano - CAM 3" , Quito  (Ecuador) 12/17 Agosto 2008, publicado por Agencia Fides el 9 de Agosto de 2008.

 

 

Datos históricos: de los COMLA al CAM

 

Los Congresos Misioneros Latinoamericanos (COMLA) nacieron por inspiración y promoción de las Obras Misionales Pontificias (OMP). Fueron organizados en colaboración con las Conferencias Episcopales, con la participación activa de las Iglesias particulares y de todos los organismos y las fuerzas misioneras.


Los COMLA tuvieron su origen en los Congresos Misioneros Nacionales de México. En 1977 este país celebró, en la ciudad de Torreón, el VII Congreso Misionero Nacional. La presencia del cardenal Angelo Rossi, entonces Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y de las delegaciones de los países de América Latina, dieron a estos Congresos un carácter continental.

 

- PRIMER CONGRESO MISIONERO LATINO-AMERICANO (COMLA-1) se celebró en Torreón (México) del 20 al 123 de noviembre de 1977 sobre el tema “La salvación universal, compromiso en México”.

El Congreso tuvo mucho éxito y suscitó grandes esperanzas para el futuro de la Iglesia en México y en los países hermanos de América Latina. Al termino de los trabajos se tomaron tres resoluciones :

-La fundación de un Centro Latino Americano de animación misionera en Guadalupe
-Un mayor compromiso en la pastoral por las vocaciones misioneras de laicos sin olvidar la de los sacerdotes y la vida consagrada
-Institución en todas las Diócesis de las Obras Misionales Pontificias.

 

-SEGUNDO CONGRESO MISIONERO LATINO-AMERICANO (COMLA 2) tuvo lugar en la ciudad de Tlaxcala, México, del 17 al 22 de mayo del 1983, con el tema “Junto con María, misioneros de Cristo”. En este Congreso se hizo oficial la sigla COMLA.


El Santo Padre Juan Pablo II en su mensaje exhortó a los participantes del Congreso a ofrecer una respuesta válida de la Iglesia en América Latina a la misión evangelizadora de la Iglesia Universal, comprometiéndose, junto con María, Modelo y Primera evangelizadora de América, a través de una eficaz cooperación, para hacer presente a Cristo en todo el mundo.
Acogiendo la exhortación del Santo padre, el congreso aprobó las siguientes decisiones:
- “Las Iglesias particulares envíen a algunos de sus sacerdotes a las Iglesias particulares que tienen más necesidad, como expresión de comunión y de participación a la evangelización del mundo (dando origen así a los Sacerdotes conocidos como “Fidei Donum”). Pedimos vivamente a nuestros sacerdotes que se ofrezcan generosamente para el trabajo misionero, y que los Obispos promuevan y favorezcan este servicio eclesial”;
- “Constatamos que el Señor bendice en este momento nuestro continente con numerosas vocaciones religiosas, de manera especial entre las mujeres, animamos a los Institutos nacidos en América Latina para que, cuanto antes, cada uno de ellos tome algún compromiso en las Misiones de otros continentes”;
- “Consideramos necesario establecer lo antes posible un Seminario o un Instituto para las Misiones extranjeras a nivel continental, y pedimos al departamento de Misiones de la CELAM y de las Conferencias Episcopales apoyar tal iniciativa y asegurarle su total colaboración”.

 

- TERCER CONGRESO MISIONERO LATINO- AMERICANO (COMLA 3) se desarrolló en la ciudad de Bogotá (Colombia) del 5 al 8 de julio, con el tema “América, ha llegado tu momento de ser evangelizadora”.

“América está llamada a ser continente de esperanza misionera. Debe y podrá serlo enviando, incluso desde su pobreza, mensajeros que anuncian a todas las gentes el evangelio, porque es potencia de Dios para la salvación de todo el que cree… Y en esto se realiza la potencia de Dios. (Rm. 1, 16-17)”. Así exhortaba Juan Pablo II en su mensaje dirigido a los participantes del Congreso.


De las reflexiones y debates de los participantes y de los trabajos de grupo surgieron numerosas sugerencias y propuestas convergentes en el compromiso misionero y en particulares iniciativas misioneras para adoptar, dirigidas a todos los componentes de la Iglesia en el continente, en particular para estimular el compromiso misionero de los laicos.

 

-CUARTO CONGRESO MISIONERO LATINO-AMERICANO (COMLA 4) tuvo lugar en Lima (Perú), del 3 al 9 de febrero del 1991, con el tema “América Latina, desde tu fe envía misioneros”.


El Mensaje de Juan Pablo II al COMLA IV subrayaba la urgencia del mandato misionero con estas palabras: “Siento que ha llegado el momento de comprometer todas las fuerzas eclesiales para la nueva evangelización y para la misión ad gentes. Ningún creyente en cristo, ninguna institución de la Iglesia puede huir de este deber supremo: anunciar a Cristo a todos los pueblos (RM , n.3)”: “Construir la civilización del amor y afrontar el desafío de una nueva evangelización presuponen una respuesta incondicionada a este llamamiento: “¡Id al mundo entero! … América Latina, en tu fe envía misioneros. Solamente a partir de una respuesta decidida, América Latina será verdaderamente el continente de la esperanza misionera para toda la Iglesia”.


Al término del Congreso se redactó el Mensaje final del CONLA 4, titulado: “La Fe se refuerza dándola”, para confirmar que siendo la misión una realidad de fe, esta fe se refuerza donándola: “La vitalidad de nuestras Iglesias se desarrollará en la medida en la cual el envío de misioneros más allá de las propias fronteras se integre como estímulo constante en la programación de sus actividades apostólicas”. El fruto principal de este COMLA IV fue el aumento de la conciencia misionera de las naciones Latinoamericanas: se comenzó a enviar equipos para la misión ad gentes.

 

- QUINTO CONGRESO MISIONERO LATINO-AMERICANO (COMLA 5) se desarrolló del 18 al 23 de julio de 1995 en Belo Horizonte (Brasil), con el tema: “El Evangelio en las culturas. Camino de vida y esperanza”.

El Santo Padre Juan Pablo II en su mensaje al COMLA V afirmaba: “La misión que Jesús confió a sus discípulos y a toda la Iglesia nos presenta hoy tres grandes desafíos en América Latina: el encuentro del Evangelio con las culturas indígenas, afroamericanas y mestizas; la nueva evangelización y la misión ad gentes”. “En respuesta a estos desafíos las comunidades eclesiales de América Latina deben perseguir con decisión la opción preferencial por los pobres y marginados”.


El COMLA V, sin sacrificar nada a la amplitud y a la actualidad de los temas tratados, no ha podido sustraerse a la constatación de una realidad: un tercio de la humanidad espera todavía el primer anuncio de Cristo. Esto marca de manera inequívoca, e incluso dramática, una urgencia misionera tal como para reclamar a grandes voces la aportación del subcontinente Latinoamericano.


El Card. Jozef Tomko, Legado pontificio, en su exhortación final, afirmó que “ha llegado la hora para América Latina de llevar a la fe a los pueblos que todavía no conocen a Cristo, con valor y entusiasmo, en la absoluta certeza de que la fe se refuerza dándola”. “Ha llagado la hora- prosiguió-, no por un acto de buena voluntad, generosidad o en fuerza de una opción preferencial- sino porque para América Latina y el Caribe ponerse decisivamente en marcha en la via de la evangelización ad gentes representa hoy la tarea principal y más importante que los signos de los tiempos la asignan, en cuanto exigencia que deriva de su misma identidad, de su vocación universal, de la vitalidad de su fe”.

 

- SEXTO CONGRESO MISIONERO LATINO-AMERICANO Y PRIMER CONGRESO MISIONERO AMERICANO (COMLA 6 – CAM 1) se desarrolló del 28 al 3 de octubre de 1999 en la ciudad de Paraná (Argentina), con el tema: “Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura”.

Los organizadores del COMLA-6, cuya celebración fue fijada del 29 de septiembre al 3 de octubre de 1999 en Paraná (Argentina), siguiendo las huellas del Sínodo de Obispos para América (1997) que “consideró a América como realidad única” (EA, 5), y siguiendo las indicaciones de la Santa Sede, consideraron que esta asamblea misionera era uno de los primeros frutos del Sínodo para América, en cuanto que había reunido por vez primera en la historia a todos los misioneros de todo el continente, desde Alaska hasta la Tierra de Fuego. Por lo tanto, el sexto COMLA, asumiendo un carácter continental, se convirtió en el Primer Congreso Misionero Americano (I CAM).


El Papa Juan Pablo II, en su mensaje, subrayaba que “el compromiso de anunciar a Cristo atañe a toda la Iglesia, pero hoy es particularmente urgente en América, donde muchos ambientes de la sociedad americana no han oido jamás hablar de Jesucristo”. En tal perspectiva exhortó a las Iglesias del continente americano a dedicarse con abnegación y generosidad a llevar por doquier el mensaje de Cristo, “el tesoro más precioso que la Iglesia en América puede ofrecer al mundo”.


El CAM I en sus conclusiones finales manifiesta claramente un crecimiento en la conciencia misionera.

 

- EL SEGUNDO CONGRESO MISIONERO AMERICANO (CAM-2) se desarrollará en la ciudad de Guatemala (Guatemala) del 19 al 30 de noviembre, con el tema : “Iglesia en América, tu vida en misión”.


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Extracto de DOSSSIER FIDES "III Congreso Misionero Americano - CAM 3" , Quito  (Ecuador) 12/17 Agosto 2008, publicado por Agencia Fides el 9 de Agosto de 2008.


¿Qué es un Congreso Americano Misionero?

 

Un Congreso Americano Misionero (CAM), es un encuentro del Pueblo de Dios, especialmente de todos aquellos que en la Iglesia en América, (norte, centro, sur del continente y Caribe) desarrolla de algún modo, una actividad de promoción y de animación misionera ad gentes a nivel local, regional o nacional. La finalidad primordial de un CAM, es animar a las Iglesias particulares del continente, para que asuman su propia responsabilidad misionera en la específica tarea de la evangelización de todos los pueblos. Estos Congresos tienen un carácter eminentemente pastoral y son un instrumento valioso, casi indispensable, para dar profundidad, forma y vida a la conciencia misionera de dichas Iglesias.

 

 

Finalidad de los Congresos Misioneros Latinoamericanos

 

- Profundizar en la responsabilidad misionera de las Iglesias locales de América Latina, antiguas y nuevas, intensificando los servicios recíprocos entre las Iglesias particulares y, desde estas, dirigirse más allá de las fronteras, ad gentes.


- Coordinar a nivel continental las iniciativas y las actividades misioneras que deben realizarse fuera de la propia frontera.


- Asumir de manera corresponsable la misión evangelizadora de la Iglesia en todos los tiempos, en todas las situaciones y en todo el mundo, “dando desde nuestra pobreza”, por medio de la preparación y envío de misioneros y misioneras.


- Asumir con prioridad compromisos de animación, formación y organización misionera.


- Celebrar el ardor misionero, la religiosidad del pueblo, la sangre de los mártires y la vitalidad de las comunidades cristianas latinoamericanas y caribeñas en sus diversas culturas.


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Comentario a las lecturas del domingo veintiuno del Tiempo Ordinario – A publicado en el Diario de Avisos el domingo 24 d Agosto de 2008 bajo el epígrafe “el domingo, fiesta de los cristianos”.

 

Dime con quien

andas…

DANIEL PADILLA



He aquí una página curiosa. He aquí una página, en la que, a primera vista, pudiera parecer que Jesús estaba preocupado por su popularidad, por la imagen que daba. Por eso, lanzaba ese "sondeo de opinión": "¿Quién dice la gente que soy yo?". Y eso es verdad en cierto sentido. Pero, ¡ojo!, que esa preocupación de Jesús no era de cara a sí mismo, a su éxito o fracaso personal, sino de cara a sus seguidores. No le preocupaba a El que le confundieran con éste o el otro. Lo que le preocupaba era que, si no le conocían bien, si no distinguían el origen y la finalidad de su mensaje, difícilmente sabrían orientar sus pasos hacia lo que El proponía. Con otras palabras: Jesús no venía a "hacer su carrera", sino a hacer "la nuestra", o mejor a "enseñarnos a hacer la nuestra". Ya que aquí también vale aquello de "dime con quién andas y te diré quién eres". Efectivamente, de la idea que yo tenga de Jesús, si soy un seguidor honrado y consecuente, dependerá mucho mi actitud. Supongan, por ejemplo, que yo sólo veo en Jesús al "maestro". Ya comprenderán que, entonces, puedo quedarme en eso: en ser un discípulo "intelectualmente aventajado", conocedor de su doctrina bella y sublime. Existen los estudiosos de Platón, de Séneca. Existen los especialistas en Marx o en Ortega. Pues, bien, yo podré ser un especialista en el tema "Jesús". ¿Pero eso sólo era lo que Jesús buscaba? Su magisterio, además de ser "Verdad", ¿no era también Vida? En todos los colegios del mundo hay muchachos que aprueban su asignatura de "religión" con brillantez. Todavía hay madres que dicen: "Mi hijo saca muy buenas notas de "religión" en el colegio, luego ¿hace falta que vaya a la catequesis?". Ya comprenderán, amigos, que tener a Jesús por "Maestro", no puede dejarme en esa postura meramente "intelectual". Piensen que sólo veo en Jesús al "hombre de oración". Efectivamente lo era. Habiéndonos hecho la gran revelación -"Dios es Padre"-, a ese "padre" buscaba en todo momento. Unas veces, para confiarse a él: "Yo sé, Padre, que Tú siempre me oyes..." Otras veces, para darle gracias: "Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios...". Otras, para pedirle algo: "Pase de mí este cáliz". Otras, para interceder por los hombres, objetivo de su obra redentora: "Que no se pierda nadie de los que Tú me diste...". Sí, Jesús oraba y enseñaba a orar. Pues, lo mismo. Este convencimiento me emplaza a una vida personal de oración. Y a una oración que impregne mi vida y mis acciones. Una oración que "glorifique a Dios", pero que me "comprometa" con mis hermanos. Ahora bien, todas estas opiniones mías sobre Jesús no serán nunca completas, si no llego a creer, como Pedro, que "Jesús es el Hijo de Dios". Porque esa es la imagen globalizadora de todas las demás. Esa convicción me obligará a no quedarme en un cristianismo meramente humano, a ras de tierra, materialista, sin ninguna trascendencia hacia el verdadero Reino. Del mismo modo que no puedo pretender seguir a Jesús desde un "angelismo desencarnado", ignorante de los problemas humanos, tampoco puedo quedarme en un cristianismo político y terrenal, olvidando que "el Reino de de Jesús no es de este mundo", sino que viene a ser "un manantial que salta hasta la vida eterna". Sí, amigos. Las respuestas demos en la "encuesta" nos obligarán a  "tomar postura". Postura que será imparcial e incompleta, mientras no lleguemos a afirmar  que "Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Es afirmación, están seguros, nos hará vivir también a nosotros como "hijos de Dios". Porque, lo repito, es verdad el refrán: "Dime con quién andas y te diré quién eres".


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S?bado, 23 de agosto de 2008

Entrevista al Abogado Marco Scarpati, extraída de DOSSIER FIDES “Turismo sexual y obra de contraste de los misioneros” publicado por Agencia Fides el 8 de Agosto de 2008.

 

  

Entrevista al Abogado Marco Scarpati, Presidente de Ecpat (End Child Prostitution Pornografy and Traffiking in Children) Italia.

 

Por su lado, Ecpat no está de brazos cruzados: existen proyectos de cooperación y centros de recuperación en los países en riesgo (entre los últimos nacidos, el de Bulgaria, “nos llegan niños que han tenido hasta 6000 ‘clientes’ en un año”), formación conjunta para policías italianos y extranjeros, proyectos de campañas sociales (“si la edad del turista sexual ha bajado en modo casi dramática, esto significa que la prevención debe ser realizada desde la adolescencia”). Porque Italia, país de origen de tantos predadores del sexo, está también en la primera fila entre los que los combate: “Como financiamientos gobernativos, estamos en el primer lugar en Europa y en el podio mundial. Un compromiso constante, del 2000 hasta hoy”, confirma Scarpati. La cita, ahora, es para el III Congreso mundial contra la explotación sexual de los menores, organizado por Ecpat, UNICEF y Ong para la Convención de los Derechos de la Infancia. Lugar: Río de Janeiro.

 

ECPAT es una red internacional de organizaciones que trabajan juntas para eliminar la prostitución y la pornografía infantil y el tráfico de menores con fines sexuales. ECPAT está hoy presente en 78 países. ECPAT nace en Tailandia en 1991 para enfrentar el alarmante crecimiento exponencial de la prostitución infantil y la incidencia que el turismo tenía en la extensión de dicho fenómeno. Trabaja en estrecho contacto con organizaciones no gubernamentales, UNICEF, ILO. Colabora con las fuerzas del orden del país de pertenencia y con la INTERPOL. Acompaña a la industria turística en la lucha contra el turismo sexual que explota a los niños. Sensibiliza a las autoridades locales para que preparen estrategias para la protección del niños contra toda forma de explotación sexual. Identifica y denuncia las actividades de los explotadores en Italia y en el extranjero. Hace lobbying para la aprobación de leyes o la mejoría de las ya existentes para una protección de los menores más eficaz. Trabaja con maestros y estudiantes para profundizar el estudio de los derechos humanos, del desequilibrio norte-sur, del turismo responsable y respetuoso de la dignidad del otro. Vigila en los medios y en Internet para contrastar el uso del niño para la producción de material pornográfico. Hoy ECPAT es la más grande red internacional que combate la explotación sexual de los menores con fines comerciales: turimo sexual contra menores, prostitución de menores, trata de menores con fines de explotación sexual, pedopornografía.

 

Abogado Scarpati, si tuviese que hacer una estimación, ¿qué número daría relativamente al fenómeno de los niños explotados en el mundo para el turismo sexual?

 

Una premisa: odio las estimaciones. No las sigo y no me interesan. No tengo ni idea. Puedo decirle que el número difundido por las Naciones Unidas de 2,5 millones de niños involucrados en el mundo me parece exagerado. Seguramente, sin embargo, es necesario relevar que el fenómeno no está disminuyendo en absoluto, sino que está creciendo constantemente en los últimos años. Son tantas las personas que dan vueltas por el mundo en busca de menores. Lo que se debe subrayar es que la explotación sexual no es ‘el’ problema en el campo de los menores. Es inmoral, porque son occidentales ricos que abusan de niños para su placer sexual, pero es necesario decir asimismo que las personas que van en busca de niños en determinados lugares del mundo lo hacen porque en esos mismos lugares los niños son explotados por las bandas locales. Existen lugares creados ad hoc, ex novo – pienso en los barrios a luces rojas de muchas ciudades asiáticos, en los cuales se venden ‘objetos’ sexuales, se venden a los occidentales cuerpos, personas, lo que los occidentales quieren, desean adquirir.

 

Quedémonos por un momento en las estimaciones. Su organización ha difundido datos relativos a los italianos que dan vueltas por el mundo por turismo sexual. Los italiano serían 80000, los primeros en Europa, una cifra enorme. ¿Considera estos datos confiables?

 

Los considero posibles.

 

Es un negocio gigantesco…

 

Ese es el problema. Toda nuestra acción se dirige a hacer comprender que estamos ante cifras enormes, colosales. Estamos hablando de un grande negocio, en el que algunas personas ganan cifran impresionantes. Si el mercado de los niños no fuese interesante desde el punto de vista económico, no existiría. Por lo tanto, la clave para vencer es desalentar la demanda.

 

¿Cuáles son los medios, los instrumentos con los que se organizan?

 

Está Internet, que hoy no tiene comparación con ningún otro. Basta ir a Internet y ya está todo organizado, inclusa la compraventa.

 

¿Qué acción de contraste es posible?

 

Una de las posibilidades más simples es la de hacer en modo que la gente no parta de su propia casa, desalentando la llegada a los países comunes en donde se practica el turismo sexual. Se debería intervenir modificando la economía de países ‘donantes’ y desarrollando trabajos significativos de prevención con los niños, educando y formando a las fuerzas de policía locales, que pueden servir tanto para prestar atención al fenómeno como para reprimir los crímenes que el fenómeno causa. Se debería asimismo generar atención en aquellos sectores a los que el turista del sexo se dirige, taxistas, guías, albergues; de modo que no se le proponga al turista estas actividades.

 

¿Cuáles son los países involucrados en este fenómeno?

 

Sería más rápido decir cuáles son los países no involucrados, si existen, porque ya es un fenómeno global. Con todo, los países más afectados, en nuestra opinión, son Tailandia, Vietnam, Camboya, Filipinas, India, Nepal, Pakistán, Afganistán, en África Egipto, Senegal, República Sudafricana, Kenya (meta preferida por los italianos), Cuba, que trata de esconder el problema, Brasil, Perú. Existen lugares impensables. Hace un tiempo, se hizo una señalación al Ecpat Italia que reveló la existencia de operadores turísticos que organizan viajes a Mongolia con fondo sexual, presentándolos como pesca deportiva.

 


Publicado por verdenaranja @ 23:34  | Entrevistas
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Extracto de DOSSIER FIDES “Turismo sexual y obra de contraste de los misioneros” publicado por Agencia FIDES el 8 de Agosto de 2008.

 

 

La “industria del entretenimiento”.

 

La Organización Mundial de Turismo define el turismo sexual como “viajes organizados por los operadores del sector turístico o por externos que usan sus estructuras y redes, con el fin primario de hacer emprender al turista una relación sexual de tipo comercial con los residentes del lugar de destino” (Código Mundial de Ética del Turismo). Este tipo de turismo tiene, según la ONU, consecuencias sociales y culturales tanto para los países de origen como para los de destino, particularmente en aquellas situaciones donde se explotan las desigualdades de sexo, edad, condición social y económica de las poblaciones de las metas turísticas.

 

En algunas áreas del mundo, el turismo sexual, ha asumido características de masa. Asia, Este europeo y América Latina son de las zonas del mundo donde se lleva a cabo un negocio de compraventa del cuerpo de seres humanos con fines sexuales. Al centro de estos tráficos están sobre todo las mujeres, los niños y las niñas. Personas frágiles, pobres, indefensas, objetos de la facilidad con el que el hombre actual consuma sus instintos animalescos. Por turismo sexual, en efecto, se entiende la explotación sexual de sujetos socio-económicamente desaventajados, la mayoría de las veces menores, por parte de turistas extranjeros/as a cambio no sólo o no necesariamente de dinero, sino del acceso a los bienes de consumo y estilos de vida inalcanzables por otra vía.

 

La práctica del turismo sexual se funda sobre la percepción distorsionada de ciertos países pobres como lugares donde reina la más absoluta libertad en las costumbres y la más completa impunidad con respecto a las prácticas que, en los países ricos, es más difícil realizar como el sexo con menores o el uso de violencia en las relaciones sexuales con mujeres, hombres, transexuales, niños y adolescentes. En virtud de esta percepción, los hombres (y también las mujeres, porque a lo largo de los años se está difundiendo también la práctica del turismo sexual femenino) occidentales buscan aquellos lugares donde piensan que pueden practicar comportamientos criminales gravísimos garantizándose la impunidad, sabiendo que encontrarán cientos de miles de niñas y niños, adolescentes, transexuales, hombres y mujeres dispuestos por necesidad o por fragilidad emotiva a satisfacer todos sus deseos.

 

Desde el momento en que se basa sobre la explotación de sujetos más débiles, incapaces de decidir autónomamente sobre su propio destino, el turismo sexual es un crimen y como tal es considerado en las legislaciones de diversos países, entre los cuales Italia y Brasil. La ley italiana (número 269 del 1998) afirma dos fundamentales principios en tema de turismo sexual y explotación de la prostitución de menores: 1) la posibilidad de perseguir penalmente toda actividad que comporte la explotación sexual de los menores, declarando así punible no sólo a quien induce a la prostitución a una persona de edad inferior a los 18 años y que desarrolla iniciativas turísticas que apuntan a la explotación de la prostitución de menores, sino también a quien realiza actos sexuales con un menor a cambio de dinero o de otra utilidad económica, a menos que el hecho no constituya un reato más grave; 2) el principio de extraterritorialidad que comporta la punibilidad del ciudadano italiano para estos reatos, tanto cuando son cometidos en Italia, como cuando son cometidos en otras naciones. Este principio debería garantizar una mayor tutela de los menores constituyendo un freno para el ciudadano italiano, que en base a las estadísticas, es el primero en Europa que practica el turismo sexual.

 

Un elemento ulterior que ha contribuido al crecimiento del fenómeno del turismo sexual y al difundirse de la prostitución infantil, fue determinado por la guerra de Vietnam, que causó a su vez una fuerte presencia de bases militares en Asia, sobre todo en Corea, Vietnam, Tailandia, Filipinas y Okinawa; se ha calculado que al final de la guerra del Vietnam, en Saigón las prostitutas eran 500000. Las bases militares han hecho que se desarrollen las ciudades asiáticas o han hecho incluso surgir nuevas ciudades, simplemente promoviendo la creación de locales públicos provistos de prostitutas. Niñas y adolescentes pueden convertirse en víctimas del mercado de la prostitución incluso después de la llegada de las fuerzas de paz. En Mozambique, por ejemplo, después de la firma del tratado de paz en 1992, soldados del ONUMOZ (United Nations Operations In Mozambique) iniciaron a la prostitución a muchachas entre los 12 y los 18 años. Esta denuncia contenida en el Reporte sobre las Consecuencias de los Conflictos Armados sobre Niños y Adolescentes, preparado por Graça Machel, por encargo del entonces Secretario General de la ONU, Boutros Ghali. El Reporte final ha sido presentado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en agosto del 1996. En la preparación del Reporte Machel se elaboraron 12 estudios de casos en países que han tenido como objeto la explotación sexual de lo menores durante los conflictos armados; surgió que en 6 de los países observados a la llegada de las tropas de paz corresponde un rápido crecimiento de la prostitución de menores.

 

La “actualización” del reporte de Graça Machel, presentado en New York en diciembre del 2007, afirma que en el último decenio, el impacto de la guerra sobre los niños ha sido más brutal que nunca: víctimas de ataques contra las escuelas y de secuestros para obligarlos a combatir como soldados, para reducirlos a esclavos sexuales o a condiciones de servidumbre. Y en las zonas de conflicto su vulnerabilidad se ve frecuentemente incrementada por el hecho de que la violencia afecta su natural línea de defensa: sus padres. “Las amenazas a los niños atrapados en las guerras siguen creciendo”, declaró el director General del UNICEF Ann Veneman. “Ya no son simplemente víctimas del fuego cruzado, sino que son progresivamente el objetivo predestinado de violencias, abusos y explotación, a la merced de una multitud de grupos armados que vejan a las poblaciones civiles”. El nuevo reporte subraya los progresos realizados en la prevención del reclutamiento de los niños en el proceso de desmovilización y en el apoyo a su reinserción social. Las intervenciones desconcertadas por parte de la comunidad internacional han conducido asimismo a resultados en la lucha contra la violencia sexual. Sobre esto, algunos importantes acontecimientos son los primeros procedimientos judiciales por parte de tribunales internacionales, el compromiso del Consejo de Seguridad de monitorear el desarrollo y la adopción de nuevas leyes y estándares internacionales. Entre estos figuran el Protocolo opcional en la Convención sobre los derechos de la infancia sobre la involucración de los niños en los conflictos armados y la adopción de los Principios de París para prevención del reclutamiento ilegal y del uso de niños en guerra. El nuevo reporte ofrece recomendaciones concretas para los próximos diez años, incluido un llamamiento a los Estados miembros y a las sociedades civiles para que salvaguarden a los niños que viven en las más de 50 zonas de guerra de todo el mundo, así como los niños que luchan por sobrevivir en los países en los que la guerra ha terminado recientemente.


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Extracto de DOSSIER FIDES “Turismo sexual y obra de contraste de los misioneros” publicado por Agencia Fides el 7 de Agosto de 2008.

 


La explotación sexual y el Magisterio de la Iglesia católica

 

La “Gaudium et Spes” se exprime así acerca de la explotación sexual: “Cuanto ofende a la dignidad humana, como son las condiciones infrahumanas de vida, las detenciones arbitrarias, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; o las condiciones laborales degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana: todas estas prácticas y otras parecidas son en sí mismas infamantes, degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador”.

 

En el 2001, en su discurso a los representantes del Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede, Juan Pablo II afirmó: “¡Sí, en este inicio de milenio, salvemos al hombre! ¡Salvémoslo todos unidos! A los responsables de la sociedad toca proteger la especie humana, procurando que la ciencia esté al servicio de la persona, que el hombre no sea ya un objeto para cortar, que se compra o se vende”.

 

También en la Carta Apostólica “Mulieris Dignitatem”, Juan Pablo II habla de este fenómeno cuando trata de la mujer sorprendida en adulterio y hace un llamado a la responsabilidad de aquellos que cometen este pecado, sobre todo del hombre, que generalmente deja sola a la mujer: “Jesús entra en la situación histórica y concreta de la mujer, la cual lleva sobre sí la herencia del pecado. Esta herencia se manifiesta en aquellas costumbres que discriminan a la mujer en favor del hombre, y que está enraizada también en ella. Desde este punto de vista el episodio de la mujer «sorprendida en adulterio» (cf. Jn 8, 3-11) se presenta particularmente elocuente. Jesús, al final, le dice: «No peques más», pero antes él hace conscientes de su pecado a los hombres que la acusan para poder lapidarla, manifestando de esta manera su profunda capacidad de ver, según la verdad, las conciencias y las obras humanas. Jesús parece decir a los acusadores: esta mujer con todo su pecado ¿no es quizás también, y sobre todo, la confirmación de vuestras transgresiones, de vuestra injusticia «masculina», de vuestros abusos? Esta es una verdad válida para todo el género humano. El hecho referido en el Evangelio de San Juan puede presentarse de nuevo en cada época histórica, en innumerables situaciones análogas. Una mujer es dejada sola con su pecado y es señalada ante la opinión pública, mientras detrás de este pecado «suyo» se oculta un hombre pecador, culpable del «pecado de otra persona», es más, corresponsable del mismo. Y sin embargo, su pecado escapa a la atención, pasa en silencio; aparece como no responsable del «pecado de la otra persona». A veces se convierte incluso en el acusador, como en el caso descrito en el Evangelio de San Juan, olvidando el propio pecado. Cuántas veces, en casos parecidos, la mujer paga por el propio pecado (puede suceder que sea ella, en ciertos casos, culpable por el pecado del hombre como «pecado del otro»), pero solamente paga ella, y paga sola. ¡Cuántas veces queda ella abandonada con su maternidad, cuando el hombre, padre del niño, no quiere aceptar su responsabilidad! Y junto a tantas «madres solteras» en nuestra sociedad, es necesario considerar además todas aquellas que muy a menudo, sufriendo presiones de dicho tipo, incluidas las del hombre culpable, «se libran» del niño antes de que nazca. «Se libran»; pero ¡a qué precio!

 

La opinión pública actual intenta de modos diversos «anular» el mal de este pecado; pero normalmente la conciencia de la mujer no consigue olvidar el haber quitado la vida a su propio hijo, porque ella no logra cancelar su disponibilidad a acoger la vida, inscrita en su «ethos» desde el «principio».…Por tanto, cada hombre ha de mirar dentro de sí y ver si aquélla que le ha sido confiada como hermana en la humanidad común, como esposa, no se ha convertido en objeto de adulterio en su corazón; ha de ver si la que, por razones diversas, es el co-sujeto de su existencia en el mundo, no se ha convertido para él en un «objeto»: objeto de placer, de explotación.” (n.14).

 

En la Exhortación Apostólica “Ecclesia in Asia” se denuncia este fenómeno, tan extendido en Asia, sobre todo por causa del turismo sexual: “La realidad del turismo exige una atención particular. Aun tratándose de una industria legítima, con sus propios valores culturales y educativos, el turismo tiene en algunos casos un influjo devastador sobre la fisonomía moral y física de numerosos países asiáticos, que se manifiesta bajo forma de degradación de mujeres jóvenes y también de niños mediante la prostitución” (n.7). “El Sínodo manifestó especial preocupación por la mujer, cuya situación sigue siendo un serio problema en Asia, donde la discriminación y la violencia contra ella frecuentemente se lleva a cabo dentro del hogar, en los lugares de trabajo o incluso en el sistema legal. El analfabetismo se halla especialmente difundido entre las mujeres, y muchas son tratadas simplemente como objetos en el ámbito de la prostitución, del turismo y de la industria de la diversión” (n.34).


Asimismo en la “Carta a las mujeres”, Juan Pablo II muestra su preocupación ante el fenómeno de la explotación sexual de la mujer: “Mirando también uno de los aspectos más delicados de la situación femenina en el mundo, cómo no recordar la larga y humillante historia —a menudo « subterránea »— de abusos cometidos contra las mujeres en el campo de la sexualidad? A las puertas del tercer milenio no podemos permanecer impasibles y resignados ante este fenómeno. Es hora de condenar con determinación, empleando los medios legislativos apropiados de defensa, las formas de violencia sexual que con frecuencia tienen por objeto a las mujeres. En nombre del respeto de la persona no podemos además no denunciar la difundida cultura hedonística y comercial que promueve la explotación sistemática de la sexualidad, induciendo a chicas incluso de muy joven edad a caer en los ambientes de la corrupción y hacer un uso mercenario de su cuerpo”(n.5).


El 15 de mayo de 2002, Juan Pablo II dirigió una carta al Arzobispo Jean-Louis Tauran, entonces Secretario para las Relaciones con los Estados, con ocasión del Congreso Internacional sobre el tema “Esclavitud del siglo XXI: la dimensión de los derechos humanos en la trata de personas”, que se celebró el 15 y 16 de mayo de 2002 en la Pontificia Universidad Gregoriana, promovido por los Embajadores acreditados ante la Santa Sede y los Pontificios Consejos “Justicia y Paz” y de los Emigrantes, en el que participaron representantes de 30 países. En la carta del Papa, entre otras cosas se leía: “La trata de personas humanas constituye un ultraje vergonzoso a la dignidad humana y una grave violación de los derechos humanos fundamentales. Ya el concilio Vaticano II había indicado que "la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes, así como las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables", son "oprobios que, al corromper la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia y son totalmente contrarios al honor debido al Creador" (Gaudium et spes, 27). Estas situaciones son una afrenta a los valores fundamentales que comparten todas las culturas y todos los pueblos, valores arraigados en la misma naturaleza de la persona humana.

 

El alarmante aumento de la trata de seres humanos es uno de los problemas políticos, sociales y económicos urgentes vinculados al proceso de globalización; representa una seria amenaza a la seguridad de cada nación y es una cuestión de justicia internacional impostergable.

 

Esta conferencia refleja el creciente consenso internacional sobre el hecho de que la cuestión de la trata de seres humanos ha de afrontarse mediante la promoción de instrumentos jurídicos eficaces para detener ese comercio inicuo, castigar a los que se beneficien de él y contribuir a la rehabilitación de sus víctimas. Al mismo tiempo, la conferencia ofrece una significativa oportunidad para una reflexión seria sobre las complejas cuestiones relativas a los derechos humanos planteadas por esa trata. ¿Quién puede negar que las víctimas de ese crimen son a menudo los miembros más pobres e indefensos de la familia humana, los "últimos" de nuestros hermanos y hermanas?”.


En ocasión de este Congreso Internacional, Juan Pablo II encontró en la Plaza San Pedro, durante la Audiencia General del 15 de mayo de 2002, a alrededor de 500 jóvenes mujeres liberadas de la esclavitud de la prostitución por obra de la “Comunidad Papa Juan XXIII”. El Papa saludó personalmente a las jóvenes asegurándoles su cercanía espiritual y su oración, y alentándolas “a continuar con confianza por el camino hacia la plena libertad basada en la dignidad humana”. El Catecismo de la Iglesia Católica dice sobre este punto: “La prostitución atenta contra la dignidad de la persona que se prostituye, puesto que queda reducida al placer venéreo que se saca de ella. El que paga peca gravemente contra sí mismo: quebranta la castidad a la que lo comprometió su bautismo y mancha su cuerpo, templo del Espíritu Santo (cf 1Cor 6, 15-20). La prostitución constituye una lacra social. Habitualmente afecta a las mujeres, pero también a los hombres, los niños y los adolescentes (en estos dos últimos casos el pecado entraña también un escándalo). Es siempre gravemente pecaminoso dedicarse a la prostitución, pero la miseria, el chantaje, y la presión social pueden atenuar la imputabilidad de la falta” (n. 2355).

 

En Bangkok, Tailandia, del 5 al 8 de julio de 2004, se llevó a cabo el VI Congreso Mundial sobre la Pastoral del Turismo, organizado por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, en colaboración con la Comisión Católica para el Turismo de la Conferencia Episcopal de Tailandia, sobre el tema “El turismo al servicio del encuentro entre los pueblos”. En el documento conclusivo, se subrayaba, entre otras cosas que: “el turismo, que ahora se ha convertido en un fenómeno social y económico de dimensiones globales, debe contribuir a reunir a las naciones y a las culturas, a valorizar el medioambiente sin deteriorar los recursos naturales; a elevar y enriquecer el nivel cultural y económico de la población local. Debe contribuir también en la lucha contra todas las formas de discriminación y de explotación o, peor aún, de violencia sexual relacionada con mujeres y menores”. El documento continuaba con estas palabras: “En este contexto, los participantes en el Congreso, inspirados por el amor especial de Cristo por los pobres, consideran que la pastoral de las personas explotadas por el turismo sexual es una alta prioridad para la Iglesia.

 

Entre estas personas, las más vulnerables y las que se encuentra en la urgente necesidad de una atención apropiada son, sin duda, las mujeres, los menores y los niños. Pero la protección y la preocupación especial por los niños nos impulsan a recomendar, para este grupo muy especial de personas explotadas, lo siguiente: a. A los niños que se encuentran en esta situación, es necesario ofrecerles cariño, protección legal y el restablecimiento de su dignidad humana. b. En aquellos casos en los que el contenido de la Convención de los Derechos del Niño ha sido violado, como en el caso del abuso sexual, el niño no debe ser criminalizado. Aún más, los servicios de inmigración deberían proporcionar una atención especial a esta realidad. c. Las autoridades estatales tienen que dar prioridad y urgencia a la neutralización del tráfico y de la explotación económica, sobre todo de niños, en el turismo sexual. d. Las instituciones estatales tienen que intensificar la aplicación de las leyes que protegen a los niños de la explotación sexual en el turismo y llevar ante la justicia a los delincuentes, mediante esfuerzos intensivos, coordinados y consistentes en todos los niveles de la sociedad, y en colaboración con las organizaciones internacionales. e. Las diócesis y las comunidades católicas tienen que ofrecer la conveniente atención pastoral a los niños explotados por objetivos sexuales en la industria turística. Deberían fomentar la concienciación de la sociedad acerca de la gravedad de la situación y compartir la información relativa a este mal social y los métodos para combatirlo. f. Las diócesis y las comunidades afectadas deben establecer estructuras para la pastoral de los niños explotados como un aspecto importante de su misión de evangelización, y cooperar mediante el diálogo y la acción con las autoridades locales estatales, para combatir la explotación infantil con medidas prácticas. g. Las diócesis y las comunidades tienen que apoyar a los medios de apostolado existentes, o establecer nuevos medios, que se ocupen de las víctimas con compasión y amor, y les proporcionen ayuda legal, terapia y reintegración en la sociedad y, allá donde estén implicados los cristianos, en la comunidad de fe. h. Deben realizarse conferencia nacionales y regionales sobre la Pastoral del Turismo para las autoridades competentes de la acción social y apostólica, al fin de poner en práctica cuanto aquí se recomienda”.

 

Durante la audiencia a los Prelados de las Antillas, realizada en Vaticano el 7 de abril de 2008, Benedicto XVI afirmó, entre otras cosas: “En diversos grados, vuestras tierras se han visto afectadas por los aspectos negativos de la industria del entretenimiento, por el turismo basado en la explotación y por la plaga del comercio de armas y drogas. Esas influencias no sólo minan la vida familiar y sacuden los fundamentos de los valores culturales tradicionales, sino que también tienden a afectar negativamente a la política local”.

 


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http://zenit.org/article-26543?l=spanish
http://www.aica.org/index.php?module=displaystory&story_id=12141&format=html
http://www.noticiasnet.com.ar/?se=16&id=17048


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Día 24 de Agosto
XXI Domingo del Tiempo Ordinario


El Santo Padre común


La conversación entre Jesús y sus Apóstoles que nos ofrece hoy la Iglesia, Nuestra Madre, nos invita, sin que sea preciso que nos lo pida de modo expreso, a la oración intensa por el Santo Padre. Estas plegarias habituales por el Papa de los buenos cristianos, son además una manifestación exacta del afán apostólico de cada uno. El orden de la caridad nos impulsa a interceder en primer lugar por los más próximos, y nadie tan cercano en el afecto para un hijo de Dios como el Romano Pontífice, que Dios mismo ha querido que sea padre de todos en la tierra, según el orden sobrenatural.


        Además, nos entra por los ojos. Sin especiales razonamientos que nos deban convencer, la persona del Papa, quienquiera que sea el Romano Pontífice, es un punto en el que convergen los pensamientos y afectos del Pueblo del Dios. Así, tan naturalmente, se refieren a la cabeza que los conduce cada uno de los miembros de un organismo vivo, y por eso los cristianos queremos al Papa. Escuchamos, más que con interés, con fervor, sus palabras e intentamos aplicarlas a nuestra vida. Queremos saber de su trabajo, de su descanso, de su salud y hasta los detalles de su vida que, sin curiosidad malsana y de modo espontáneo, los hijos normales desean conocer de sus padres, aunque a los extraños les puedan parecer irrelevantes.


        Es el padre común para todo lo que se refiere al Reino de los Cielos que nos aguarda. Para este proyecto divino querido por el Creador, el proyecto por antonomasia de cada hombre en el mundo, que justifica nuestra condición de hijos de Dios, contamos con un guía y Pastor infalible. Si le seguimos vamos seguros, aunque tenga que ser entre la casi impenetrable selva de dificultades que ha crecido en la sociedad actual, fruto de la maldad humana. El Papa conoce siempre –asistido por el Espíritu Santo– el camino preciso para llegar hasta la Vida Eterna, aunque exista violencia alrededor, a pesar de tantas desigualdades materiales y sociales, en medio de un ambiente corrupto por el consumismo y por el delirio desenfrenado de sensaciones, pues, sobre todo, el Papa es experto en humanidad y sentido sobrenatural para sus hijos.


        El Papa es siempre buen conocedor de las personas porque tiene una visión total del hombre. Para él cada uno somos un candidato para el Cielo. Nos contempla en todo momento desde la óptica de Jesucristo, que vino al mundo sólo por nuestra salvación, que es mucho más que un cierto deseo de conseguirnos la Gloria: dio su vida por los hombres. Así, el Romano Pontífice tiene su vida consagrada en cuerpo y alma, olvidado del todo de su persona, a la plena y definitiva felicidad de los hombres. También por esto nos interesa lo mejor para el Papa: que sea santo. ¡Que responsabilidad la de todos! De su santidad y, por tanto, de nuestra oración por su persona e intenciones, depende en cierta medida la salvación eterna de los hombres. Rezar, pues, por el Papa es rezar por nosotros, viviendo el orden del la caridad.


        Tu más grande amor, tu mayor estima, tu más honda veneración, tu obediencia más rendida, tu mayor afecto ha de ser también para el Vice-Cristo en la tierra, para el Papa. 
        Hemos de pensar los católicos que, después de Dios y de nuestra Madre la Virgen Santísima, en la jerarquía del amor y de la autoridad, viene el Santo Padre.


        Así se expresaba san Josemaría y continuaba:


        La fidelidad al Romano Pontífice implica una obligación clara y determinada: la de conocer el pensamiento del Papa, manifestado en Encíclicas o en otros documentos, haciendo cuanto esté de nuestra parte para que todos los católicos atiendan al magisterio del Padre Santo, y acomoden a esas enseñanzas su actuación en la vida.


        Porque, como afirma el conocido refrán: "obras son amores y no buenas razones". Podemos saber bien, por consiguiente, la calidad de nuestro amor al Papa comprobando si la actuación nuestra se ajusta a lo que nos indica, a lo que nos aconseja, a lo que nos sugiere. Además, ¿rezo concretamente por su persona e intenciones?, ¿ofrezco algún sacrificio, alguna contrariedad, algo que me cuesta por él?


        Posiblemente podemos exigirnos un poco más. Pongamos al Papa bajo la protección de la Santísima Virgen, la Madre de todos los cristianos y, de modo singular, de quien hace cabeza en el Pueblo de Dios. El rezo del Santo Rosario, devoción alabada por todos los Romanos Pontífices, ofrecido por el Papa, puede ser un modo espléndido de concretar este amor nuestro.


NOVEDADES FLUVIUM


Publicado por verdenaranja @ 15:59  | Espiritualidad
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ZENIT publica el comentario del padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap., predicador de la Casa Pontificia, a la liturgia del domingo XXI domingo del tiempo ordinario24 de Julio de 2008.


Isaías 22, 19-23; Romanos 11, 33-36; Mateo 16, 13-20


¿Quién decís vosotros que soy yo?

 


Existe, en la cultura y en la sociedad de hoy, un hecho que nos puede introducir a la comprensión del Evangelio de este domingo, y es el sondeo de las opiniones. Se practica un poco por todas partes, pero sobre todo en el ámbito político y comercial. También Jesús un día quiso hacer un sondeo de opinión, pero con fines, como veremos, muy diversos: no políticos sino educativos. Llegado a la región de Cesarea de Filipo, es decir, la región más al norte de Israel, en una pausa de tranquilidad, en la que estaba solo con los apóstoles, Jesús les dirigió a quemarropa la pregunta: "¿Quién dice la gente que es el hijo del Hombre?"


Parece como si los apóstoles no esperaran otra cosa para poder finalmente dar rienda suelta a todas las voces que circulaban a propósito de él. Responden: "Algunos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o alguno de los profetas". Pero a Jesús no le interesaba medir el nivel de su popularidad o su índice de simpatía entre la gente. Su propósito era bien diverso. A renglón seguido les pregunta: "¿Vosotros quién decís que soy yo?"


Esta segunda pregunta, inesperada, les descoloca completamente. Se entrecruzan silencio y miradas. Si en la primera pregunta se lee que los apóstoles respondieron todos juntos, en coro, esta vez el verbo es singular; sólo "respondió" uno, Simón Pedro: "¡Tú eres el Cristo, el hijo del Dios vivo!"

Entre las dos respuestas hay un salto abismal, una "conversión". Si antes, para responder, bastaba con mirar alrededor y haber escuchado las opiniones de la gente, ahora deben mirarse dentro, escuchar una voz bien distinta, que no viene de la carne ni de la sangre, sino del Padre que está en los cielos. Pedro ha sido objeto de una iluminación "de lo alto".

Se trata del primer auténtico reconocimiento, según los evangelios, de la verdadera identidad de Jesús de Nazaret. ¡El primer acto público de fe en Cristo de la historia! Pensemos en el surco dejado por un barco: se va ensanchando hasta perderse en el horizonte, pero comienza con una punta, que es la misma punta del barco. Así sucede con la fe en Jesucristo. Es un surco que ha ido ensanchándose en la historia, hasta llegar a los "últimos confines de la tierra". Pero empieza con una punta. Y esta punta es el acto de fe de Pedro: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo". Jesús usa otra imagen, vertical no horizontal: roca, piedra. "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".


Jesús cambia el nombre a Simón, como se hace en la Biblia cuando uno recibe una misión importante: lo llama "Kefas", Roca. La verdadera roca, la "piedra angular" es, y sigue siendo, él mismo, Jesús. Pero, una vez resucitado y ascendido al cielo, esta "piedra angular", aunque presente y operante, es invisible. Es necesario un signo que la represente, que haga visible y eficaz en la historia este "fundamento firme" que es Cristo. Y éste será precisamente Pedro, y, después del él, el que haga las veces de él, el Papa, sucesor de Pedro, como cabeza del Colegio de los apóstoles.


Pero volvamos a la idea del sondeo. El sondeo de Jesús, como hemos visto, se desarrolla en dos tiempos, comporta dos preguntas fundamentales: primero, "Quién dice la gente que soy yo?"; segundo, "¿Quién decís vosotros que soy yo? Jesús no parece dar mucha importancia a lo que la gente piensa de él; le interesa saber qué piensan sus discípulos. Les coge con ese "¿y vosotros quién decís que soy yo?". No permite que se atrincheren tras las opiniones de otros, quiere que digan su propia opinión.

La situación se repite, casi idéntica, en el día de hoy. También hoy "la gente", la opinión pública, tiene sus ideas sobre Jesús. Jesús está de moda. Miremos lo que sucede en el mundo de la literatura y del espectáculo. No pasa un año sin que salga una novela o una película con la propia visión, torcida y desacralizada, de Cristo. El caso del Código Da Vinci de Dan Brown ha sido el más clamoroso y está teniendo mucho imitadores.


Luego están los que se quedan a medio camino. Como la gente de su tiempo, cree que Jesús es "uno de los profetas". Una persona fascinante, se le coloca al lado de Sócrates, Gandhi, Tolstoi. Estoy seguro de que Jesús no desprecia estas respuestas, porque se dice de él que "no apaga el pábilo vacilante y no quiebra la caña cascada", es decir, sabe apreciar todo esfuerzo honesto por parte del hombre. Pero hay una respuesta que no cuadra, ni siquiera a la lógica humana. Gandhi o Tolstoi nunca han dicho "yo soy el camino, la verdad y la vida", o también "el que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí".


Con Jesús no se puede quedar uno a medio camino: o es lo que dice ser, o es el el mayor loco exaltado de la historia. No hay medias tintas. Existen edificios y estructuras metálicas (creo que una es la torre Eiffel de París) hechas de tal manera que si se toca un cierto punto, o se traslada cierto elemento, se derrumba todo. Así es el edificio de la fe cristiana, y ese punto neurálgico es la divinidad de Jesucristo.

Pero dejemos las respuestas de la gente y vayamos a los no creyentes. No basta con creer en la divinidad de Cristo, es necesario también testimoniarla. Quien lo conoce y no da testimonio de esta fe, sino que la esconde, es más responsable ante Dios que el que no tiene esa fe. En una escena del drama "El padre humillado" de Claudel, una muchacha judía, hermosísima pero ciega, aludiendo al doble significado de la luz, pregunta a su amigo cristiano: "Vosotros que veis, ¿qué uso habéis hecho de la luz?". Es una pregunta dirigida a todos nosotros que nos confesamos creyentes.

 

[Traducción del original italiano realizada por Inmaculada Álvarez]


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Los responsables de las Conferencias Episcopales de los países del G8 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unidos, Francia, Italia, Canadá y Rusia) se han unido en una carta dirigida a los gobernantes de estos países con motivo de la próxima celebración del 7 al 9 de julio de 2008 de la cumbre del G8 en Tokio (Japón).

 

 

19 de Junio de 2008

Muy Honorable Stephen Harper

Primer Ministro de Canadá

Cámara de los Comunes

Ottawa, ON

K1A 0A6

 

RE: Carta de las Conferencias Episcopales a los Líderes del G8

 

Querido Primer Ministro:

 

Al acercarse la Cumbre del G8 en Japón, escribimos de parte de las Conferencias de Obispos Católicos a los líderes de nuestras respectivas naciones para urgirles a profundizar en sus compromisos y acciones a reducir la pobreza global y a tratar del cambio climático global.


Como dijo  nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI en su visita a las Naciones Unidas en Abril: “[C]uestiones de seguridad, objetivos de desarrollo, reducción de desigualdades locales y globales, la protección del medio ambiente, de recursos y del clima, requieren que todos los líderes internacionales actúen juntamente y muestren una buena disposición a trabajar de buena fe, respetando la ley, y promocionando la seguridad con las regiones más débiles del planeta. Estoy pensando especialmente de aquellos países en África y otras partes del mundo que permanecen al margen del auténtico desarrollo integral, y corren por tanto peligro de experimentar solo los efectos negativos de la globalización”.

 

Nuestro compromiso religioso y moral de proteger la vida humana y promover la dignidad humana nos mueve a estar particularmente preocupados por los miembros más pobres y más vulnerables de la familia humana, especialmente aquellos países en desarrollo. La experiencia de la Iglesia Católica al servicio de las necesidades de comunidades pobres nos conduce a aplaudir la dirección de la Cumbre sobre el desarrollo y sobre África.

 

Es críticamente importante que ustedes se reafirmen y trabajen a partir de los compromisos sustanciales hechos en Gleneagles en 2005 y en Heiligendamm en 2007. En 2005 los países más ricos del Mundo prometieron gastar un adicional de 50 billones por año en ayuda del desarrollo para 2010, con la mitad de esa cantidad para África. Se debe cumplir este compromiso y se deberían hacer compromisos adicionales en el área  de la asistencia sanitaria, educación y ayuda humanitaria. La cumbre de UN de Septiembre de 2008 sobre los Objetivos del Desarrollo del Milenio ofrecerá una oportunidad crucial para movilizar más ampliamente la comunidad internacional.

 

La crisis global de comida, que devasta desproporcionadamente a las comunidades pobres, y la terrible cuota de HIV/SIDA, malaria y otras enfermedades, hacen de la acción coordinada aún más urgente. Les pedimos considerar propuestas concretas que mitiguen el impacto de la crisis mundial de alimento en las comunidades pobres, que aumenten el gasto de salud y educación, y que se muevan hacia políticas de comercio justo mundial que respeten la dignidad de la persona humana en su vida de trabajo. Para asegurar el resultado a largo plazo de estas medidas, a los pobres se les deben otorgar poderes para que sean los conductores de su propio desarrollo. Promover sus capacidades de autoayuda y su participación en los procesos económicos, sociales, políticos y culturales son requisitos esenciales para el desarrollo.

 

De nuevo la agenda de su Cumbre incluye el cambio climático global, un tema de especial preocupación para la gente de fe basada en el compromiso  de proteger la creación de Dios. Como Obispos católicos, tenemos una preocupación especial por el impacto del cambio climático en los pobres. Los pobres que han contribuido menos a las actividades humanas que agravan el cambio global climático, son proclives a experimentar una participación desproporcionada de sus efectos perjudiciales, incluyendo conflictos potenciales, costos crecientes de energía, y problemas de salud. Esto es verdad en nuestros países así como en África y en otros lugares del mundo en vías de desarrollo. Los costos de iniciativas para prevenir y adaptarse a las consecuencias nocivas del cambio climático se soportarán mejor por las personas y naciones más ricas que se han beneficiado más  de las emisiones que han estimulado el desarrollo y que no deberían cargar excesivamente a los pobres. Se deberían crear mecanismos específicos para ayudar a que las personas y naciones pobres se adapten a los efectos del cambio climático global y se adopten tecnologías adecuadas que mejoren su desarrollo por vías que no contribuyan al cambio climático global.

 

La Cumbre del G8 investigará muchos temas de importancia crítica para la vida y dignidad humanas. Pedimos que su encuentro sea bendecido por un espíritu de colaboración que les haga capaces de avanzar al bien común global tomando medidas concretas para reducir la pobreza y dirigir el cambio climático.


Sinceramente suyos,

 

El Reverendísimo V. James Weisgerbert

Arzobispo de Winnipeg

Presidente

Conferencia Canadiense de Obispos Católicos

Juntamente con:

Su Eminencia el Cardenal  André Vingt-Trois, Arzobispo de Paris,

Presidente de la Conferencia de Obispote de Francia  (Conférence des évêques de France)

- El Reverendísimo  Robert Zollitsch, Arzobispo de  Freiburg,

Presidente de la Conferencia de Obispo de Alimania (Deutsche Bischofskonferenz)

- Su Eminencia Angelo Cardinal Bagnasco, Arzobispo de Genoa,

Presidente, Conferencia de Obispos de Italia. 

- Reverendísimo  Peter Takeo Okada, Arzobispo de Tōkyō,

Presidente, Conferencia de Obispos Católicos de Japón.

- Reverendísimo  Joseph Werth, Obispo de la Diócesis de la Transfiguración del Señor en  Novosibirsk,

Presidente, Conferencia de Obispos Católicos de la Federación Rusa

- Su Eminencia Keith Patrick Cardinal O’Brien, Arzobispo de Edinburgh and St Andrews,

Presidente, Conferencia de Obispos Católicos de  Scotland

- Su Eminencia  Cormac Cardinal Murphy-O'Connor, Arzobispo de Westminster,

Presidente, Conferencia de Obispos Católicos de  England and Wales

- Su Eminencia  Francis Cardinal George, Arzobispo de Chicago,

Presidente, Conferencia de Obispos Católicos de  United States.


(Traducción particular no oficial desde el Inglés)

Carta original de los Obispos a los líderes del G8, en inglés
http://www.fides.org/eng/documents/harper_g8-eng_june_08.pdf


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El Santo Padre Benedicto XVI a los Obispos de Pakistán recibidos en audiencia el 19 de junio de 2008, para su visita quinquenal Ad Limina Apostolorum.


Queridos hermanos obispos,

Me agrada el recibiros, obispos de Pakistán, al hacer vuestro peregrinaje quinquenal a las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo. Agradecido al Arzobispo Saldana por sus amables palabras, trasmito ardientes saludos a los sacerdotes, religiosos y laicos en vuestras diócesis, asegurándoles mis oraciones por su bienestar. Que nunca se cansen de dar gracias por haber recibido los “primeros frutos” del Espíritu Santo que está siempre con ellos para fortalecerlos e interceder por su bien (cf. Rom 8, 23-27).

Las semillas del Evangelio, sembradas en vuestra región por misioneros celosos en el siglo XVI, continúan creciendo a pesar de las condiciones que algunas veces esconden su capacidad para echar raíz. Vuestra visita a la Sede de Pedro no sólo me da la oportunidad de alegrarme con vosotros sobre los frutos de vuestros trabajos, sino de oír vuestro informe de las fatigas que vosotros y vuestro rebaño debe soportar por el bien del nombre del Señor. Donde quiera que carguemos con coraje las cargas colocadas sobre nosotros en circunstancias muchas veces fuera de nuestro control encontramos a Jesús mismo, que nos da una esperanza que supera los sufrimientos del presente porque nos trasforma desde dentro (cf. Spe Salvi, 4).

 

Vuestros sacerdotes unidos por un lazo especial a Cristo el Buen Pastor, son heraldos de esperanza cristiana al proclamar que Jesús vive entre su pueblo para aliviar su angustia y fortalecerles en su debilidad (cf. Directorio el Ministerios y Vida de los Presbíteros, 75).

Os pido que aseguréis a vuestro clero de mi cercanía espiritual  hacia ellos al desempeñar esta función. Así como el Señor continuamente dio a sus apóstoles signos de su amor y solicitud hacia ellos, así debéis esforzaros en crear un clima de afecto y confianza con vuestro clero que son vuestros principales e irremplazables colaboradores. Contemplándoos como un padre y madre (cf. Pastores Gregis, 47) y oyendo vuestras palabras de ánimo a favor de sus iniciativas pastorales, serán inspirados a  unir su voluntad a la vuestra y a dedicarse más totalmente al bien espiritual del Pueblo de Dios (cf. Presbiterorum Ordinis, 14-15).

La centralidad de la Eucaristía, a través de la digna celebración de la Cena del Señor y en la silenciosa adoración del Sacarmento, se transparentar en las vidas de los sacerotes y obispos. Esto llevaría a los laicos a seguir vuestro ejemplo y llegar a una más profunda apreciación por la permanente presencia del Señor entre ellos. Como Obispos, sois los principales administradores de los misterios de Dios y los principales promotores de la vida litúrgica de vuestras iglesias locales (Instrucción General del Misal Romano, 27).

En este aspecto, me agrada notar los diversos programas que habéis iniciado para aumentar el nivel de conciencia del cambio radical que llega a ser posible cuando los cristianos permitan que toda la vida tome “forma eucarística” (cf. Sacramentum caritatis, 70-83). La fuente y la cima de la vida de la Iglesia reorienta radicalmente el modo por el que los cristianos piensan, hablan y actúan en el mundo y hace presente el significado salvífico de la muerte y resurrección de Cristo, renovando así la historia y vivificando la creación. La fracción del pan nos recuerda una y otra vez que el absurdo de la violencia nunca tiene la última palabra, porque Cristo ha vencido el pecado y la muerte a través de su gloriosa resurrección. El Santo Sacrificio nos asegura que sus heridas son el remedio de nuestros pecados, su debilidad el poder de Dios dentro de nosotros, y su muerte nuestra vida (cf. 1Pe 2, 24; 2Cor 4, 10). Estoy convencido que el ofrecimiento diario de la Misa por vosotros y vuestros sacerdotes llevará a vuestro pueblo a dar constantes gracias y alabanza a Dios el Padre por los favores concedidos en su Hijo, a través de él nosotros hemos recibido el Espíritu de adopción filial (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1110).

La espiritualidad eucarística abarca todos los aspectos de la vida cristiana (cf. Sacramentum caritatis, 77). Esto es evidente en la vitalidad emergente de los movimientos eclesiales dentro de vuestras diócesis. Los carismas de estas asociaciones reflejan y reúnen las necesidades particulares de nuestro tiempo. Exhortando a los miembros de estos movimientos y a todos los fieles a escuchar atentamente la palabra de Dios y a cultivar un hábito de oración diaria,  puede vuestro pueblo favorecer  una genuina fraternidad y crear  redes en continuo crecimiento de solicitud caritativa para sus prójimos.

 

Mis queridos hermanos, me uno a vosotros en dar gracias a Dios que llama a hombres a servir como sacerdotes en vuestras iglesias locales. El teologado en Karachi, el programa de filosofía en Lahore y vuestros seminarios menores son instituciones vitales para el futuro de la Iglesia en Pakistán. Nunca dudéis que vuestra inversión de recursos humanos y materiales asegurará una sólida formación para vuestros candidatos al sacerdocio. Colaboradores generosos se deben también encontrar entre los miembros de las órdenes religiosas que pueden ayudar a mejorar programas de formación sacerdotal y a fortalecer lazos de cooperación entre el clero religioso y diocesano. De particular urgencia en el momento presente está la tarea de preparar a estos hombres – y también a todos los catequistas y líderes laicos – a llegar a ser promotores efectivos de diálogo interreligioso. Ellos participan de la responsabilidad con todos los cristianos en Pakistán de favorecer el entendimiento y confianza con miembros de otras religiones construyendo foros pacíficos de conversación abierta.

 

Asimismo, otras instituciones católicas continúan sirviendo al bien común del pueblo pakistaní. Demuestran que el amor de Cristo no es mera abstracción, sino que alcanza a todos los hombres y mujeres ya que pasa a través de personas reales  que trabajan en instituciones caritativas de la Iglesia. El Evangelio nos enseña que Jesús no puede ser amado en abstracto (cf. Mt 25, 31-37). Aquellos que sirven hospitales católicos, escuelas, agencias sociales y caritativas responden a las necesidades concretas de los otros, conociendo bien que están atendiendo al mismo Señor a través de sus acciones particulares de caridad (cf. Mt 25, 40). Os animo a construir sobre el noble ejemplo de servicio al prójimo grabado en la historia de estas instituciones. Los sacerdotes, religiosos y fieles laicos en vuestras diócesis, curando a los enfermos, ayudando a los jóvenes a crecer en conocimiento y virtud, y conociendo las necesidades de los pobres, revelan el rostro humano del amor de Dios para cada persona. Que su encuentro con el Cristo viviente despierte en sus corazones un deseo a participar con otros de la alegría de vivir en la presencia de Dios (cf. Sal 73, 25,28). A imitación de San Pablo,  que den libremente a los otros lo que ellos mismos han recibido sin costo (cf. 1Cor 4, 7; 2Cor 11, 7; Mt 10, 8).

 

Mis hermanos en el Episcopado, ejercitáis una misión especial como predicadores del Evangelio y como agentes de amor y de paz en la Iglesia y en la sociedad. Que podáis ayudaros unos a otros en la oración y en la colaboración efectiva  cuando os enfrentéis a tareas difíciles que lleguen en el futuro. Invocando sobre vosotros y vuestros sacerdotes, religiosos y laicos la protección maternal de la Bienaventurada Virgen María, cordialmente imparto mi Bendición Apostólica así como un compromiso de alegría y paz en el Señor Jesús.


 

(2008-06-19)

 

(Traducción particular no oficial desde el Inglés)

Links:
El texto completo del discurso del Santo Padre, en inglés
http://www.evangelizatio.org/portale/adgentes/pontefici/pontefice.php?id=1157

 


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Llamamiento de la Comisión de los Obispos de Kenia para Refugiados,  Migrantes y Gentes de mar reunida en Nairobi del 2 al 5 de Junio en el Primer Congreso de Delegados de las Conferencias Episcopales Nacionales y Regionales de África.

 

 

 

 

CONSEJO PONTIFICIO  PARA EL CUIDADO PASTORAL

DE PERSONAS MIGRANTES E ITINERANTES

 

COMISIÓN DE LOS OBISPOS DE KENIA PARA

REFUGIADOS, MIGRANTES Y  GENTES DE MAR

 

(2 al 5 de Junio, Nairobi)

 

 

PETICIÓN DE NAIROBI

 

1. Nosotros los participantes del primer Congreso de delegados de las Conferencias Episcopales Nacionales y Regionales de África implicados en el cuidado pastoral de emigrantes, refugiados y personas desplazadas organizado por el Consejo Pontificio para el Cuidado Pastoral de Migrantes y Personas Itinerantes, reunidos en Nairobi del 2 al 5 de Junio de 2008, hemos reflexionado sobre el tema siguiente : Hacia un mejor cuidado pastoral para Migrantes y Refugiados en África en los albores del Tercer Milenio.

 

2. El fenómeno de la Migración es una realidad estructural incontrovertible. Algunas personas  son forzadas hacia él, otras libremente lo escogen en pos de mejores condiciones de vida. Desafortunadamente, cada forma de movilidad   conlleva mucho sufrimiento, graves inconvenientes que afectan a las personas como por ejemplo, abandono y separaciones dolorosas dentro de familias y comunidades. Estas consecuencias perturbadoras alcanzan en grado aún más profundo de severidad entre los refugiados y personas desplazadas, forzadas, según están, a dejar su medio natural, muchas veces abandonando familia, país nativo, y sus posesiones. Ningún país africano está inmune de este desafiante signo de los tiempos.

 

3. Creemos que la asistencia  específica demandada por migrantes, refugiados, por aquellos que caen víctimas del tráfico de seres humanos, por los sin techo, debe ser un cuidado pastoral sin límites. Los instrumentos más aptos para hacer que esto suceda se pueden encontrar sólo a través de la cooperación y solidadridad de las iglesias locales implicadas. Pensando en los millones de personas desplazadas en África, no es difícil imaginar el número de iglesias afectadas por el fenómeno de inmigración y sus consecuencias.

 

4. La Iglesia Católica estaba, y todavía está, muy cerca de cada persona afectada por la emigración. Está preocupada por la indefensión y más exactamente por los niños y mujeres, víctimas de diversas formas e tráfico humano. Considerando los enormes sufrimientos causados por la migración, la Iglesia Familia de Dios debe aumentar sus esfuerzos y el campo de su caridad cristiana en la ejecución del cuidado pastoral específico en bien de la movilidad humana. Cada Iglesia local debe hacer esta preocupación como propia.

 

5. Nos sentimos confiados en la petición sobre esto a la comunidad internacional. En todos urgentemente y tan pronto como sea posible, se debe hacer todo lo posible a su alcance para favorecer las condiciones económicas que hoy día están forzando a millones de personas  a emprender el camino en búsqueda de condiciones mejores de vida.

 

6. Llamamos a todos los líderes políticos y a aquellos responsables de las políticas económicas, tanto a nivel nacional como internacional. Les pedimos velar constantemente por el bien común, nacional y universal, y también sobre la justicia social. ¿Acaso no es la supervivencia de las personas lo que les confiere su razón de ser? Esto es por lo que es indispensable que encuentren los mejores caminos para estabilizar las relaciones socio-económicas entre naciones en orden a que a cada ser humano le sea permitido desarrollarse en su propio país (de él o de ella) sin ser obligado a emigrar. Sin embargo, considerando también que cada persona tiene el derecho a emigrar, bajo ciertas condiciones, pedimos que cada persona se le asegure una adecuada recepción.

 

7. Pedimos, con confianza fiel, a su Santidad el Papa Benedicto XVI que continúe  siendo portavoz, y el valiente defensor, de todas las víctimas de la migración. Pedimos también a los mismos obispos ser los defensores intrépidos de los derechos humanos, y les confiamos  la tarea de organizar tanto la asistencia humanitaria como el cuidado pastoral (cura animarum) inspirada por una concepción  holística  de la persona humana. Que ellos pongan atención cuidadosa a la formación de sus cooperadores y de todos los agentes de pastoral, que, con ellos, se comprometan resueltamente a sí mismos en un testimonio de amor y de darse en bien de los emigrantes, refugiados y de cada persona desplazada. No escatimarán ningún sacrificio si pueden mejorar situaciones concretas y asegurar su ayuda indispensable a los hermanos y hermanas en necesidad.

 

8. Es deber de toda la Iglesia Familia de Dios, intensificar el diálogo respetuoso con los emigrantes según lo pide la instrucción Erga Migrantes Caritas Christi, y estar pendiente de que nadie sea despreciado. Debe también desarrollar este mismo diálogo con las iglesias hermanas y comunidades eclesiales en orden a afrontar juntamente los nuevos retos proporcionados por la migración. Este mismo diálogo se debe extender a todas  las religiones en orden a establecer una base para la cooperación con cada persona de buena voluntad que esté comprometida en la construcción de una sociedad que está abierta y receptiva a lo ajeno.

 

9. A todas las personas heridas por la movilidad humana dirigimos este mensaje de esperanza y amor: somos todos hermanos (Mt 23, 8) en el nombre de Cristo que nos hizo una “Nación Santa” (1Pe 2, 9) y que nos mandó a amarnos unos a otros. Es nuestra visión de fe. Les invitamos a todos a tomar postura por la defensa de sus propios derechos y dignidad en la verdad y justicia y a contribuir a la mejora de condiciones de vida para sí mismos y para cada persona en la perspectiva de una integración justa.

 

10. Confiamos a Dios  nuestro Padre todas las resoluciones y recomendaciones que están surgiendo de este primer Congreso  de delegados de las Conferencias Episcopales Nacionales y Regionales de África implicadas en el cuidado pastoral de emigrantes, refugiados, y personas desplazadas organizado por el Consejo Pontificio para el Cuidado Pastoral de Migrantes y Personas Itinerantes. Ofrecemos a Su Divina Omnipotencia todos los esfuerzos que emprendan todos los hombres y mujeres afectadas por la realidad de Movilidad Humana.

¡Que María, Estrella de Esperanza, sea en todas las circunstancias la ayuda y la abogada de los emigrantes, refugiados y personas desplazadas!

Nairobi, 5 de Junio de 2008

 

(Traducción particular no oficial desde el Inglés)

 

Mensaje original (en ingles):

http://www.fides.org/eng/documents/APPEAL_of_NAIROBI_engl.doc


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Viernes, 22 de agosto de 2008

Mensaje del Congreso, que se celebró en la capital de Kenya, Nairobi, del 3 al 5 de junio de 2008 organizado por el Pontificio Consejo para los Emigrantes e Itinerantes, en colaboración con la Comisión para los Emigrantes, Refugiados y Gente de Mar de la Conferencia Episcopal de Kenya (ver Fides 3 y 4 junio 2008).

 

 

 

CONSEJO PONTIFICIO  PARA EL CUIDADO PASTORAL

DE PERSONAS MIGRANTES E ITINERANTES

 

COMISIÓN DE LOS OBISPOS DE KENIA PARA

REFUGIADOS, MIGRANTES Y  GENTE DE MAR

 

(2 al 5 de Junio, Nairobi)

 

 

Conclusiones y recomendaciones en el resultado del primer Congreso de delegados de las Conferencias Episcopales en África que tuvo lugar en Nairobi, Kenia, desde  el 2 al 5 de Junio de 2008 con el tema: “Hacia un mejor cuidado pastoral por Los Migrantes y Refugiados en África en los albores del Tercer Milenio”.

 

Conclusiones

 

 El fenómeno de la migración es una realidad humana que permanece. A pesar de que la decisión a emigrar refleja muchísimas veces la esperanza fundamental por nuevas oportunidades de vida y perspectivas, deja también espacios de inseguridad, desestabilización y amenaza a muchas sociedades en su desarrollo. La creciente movilidad  de las personas que viven en África está además marcada por un incremento dramático en el sufrimiento en todas las fases del proceso de la migración así como en sus diversas formas de vulnerabilidad. Sufrimiento comparable se aplica también al número creciente de migrantes y refugiados y a los países del continente que son conocidos también por el tráfico humano. El continente alojó, al final de 2007, alrededor de 13 millones de personas desplazadas dentro de sus países.

 

Hoy día, la migración tiene un impacto positivo y negativo en las sociedades africanas y consecuentemente sobre nuestra misión pastoral. La migración ha llegado a ser una preocupación para millones de individuos y un reto social mayor que afecta a las texturas fundamentales y a los mecanismos tradicionalmente cohesivos en África y en comunidades globales. El congreso se ha centrado en los muchos retos pastorales y sociales de la migración incluyendo la protección del derecho fundamental a la vida; la dignidad del ser humano; los valores del trabajo y de acogida del extranjero; la necesidad de asistencia, protección y servicios; la promoción del bien común y solidaridad en un mundo rápidamente cambiante; las consecuencias específicas de la fuga de talentos hacia sociedades en desarrollo y la opción fundamental a transformar la decisión a emigrar como una opción individual más que como una necesidad.

 

No se debería escatimar ningún esfuerzo en afrontar las causas de raíz del fenómeno y en encender la pasión y compasión para  curar las heridas de migrantes, refugiados y personas desplazadas. Sin embargo, recientes acontecimientos en Kenia y Sudáfrica han evidenciado dolorosamente que cambios en los mecanismos cohesivos y textura social de nuestras sociedades no son siempre fáciles de predecir y que tales cambios pueden conducir a nuevas causas y a inesperados arrebatos de conflictos internos. Al considerar el humanismo africano y su cultura en relación con las explosiones regulares de violencia demostrando una carencia de respeto por la dignidad humana y por la vida en África hoy día, se ha demostrado que el respeto por el prójimo llega a ser un reto creciente. Estas explosiones de violencia no sólo han dejado a muchos con sentimiento incontenible de incomprensión sino también han evidenciado claramente la necesidad para la Iglesia en África a revisar más aún su compromiso pastoral así como su defensa.

 

Las discusiones reflejaron también  y destacaron la necesidad de desarrollar más dos aproximaciones complementarias: lo que es (1) el desarrollo del cuidado pastoral de movilidad humana en la parroquia, y el nivel básico de comunidades eclesiales que ofrece también asistencia y servicios a aquellos más vulnerables y (2) la aproximación pro-activa  desafiando las políticas nacionales e internacionales a través de intensificada colaboración y estrategia incluyendo relaciones mejoradas entre las Conferencias Episcopales Africanas y los Consejos y Federaciones de Conferencias Episcopales tales como el Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE), y la Comisión Internacional Católica de Migración (ICMC).

 

Se discutieron y aprobaron las siguientes Recomendaciones:

 

1. La actividad pastoral hoy día está afectada por la movilidad. Las Iglesias locales deberían por tanto establecer y desarrollar estructuras pastorales para tratar el fenómeno de  la migración en todas sus características y consecuencias, incluyendo el trauma, tráfico y explotación sexual.

 

2. La instrucción y formación específicas de los agentes de pastoral también necesitan  ser más desarrolladas. Esto requiere coordinación y mayor sensibilidad al explicar los diversos temas teologales si son directamente pertinentes al fenómeno de las personas que están de un lado para otro. Además, esto se puede hacer a través del dialogo y por intercambio de experiencias.

 

3. Se debería de organizar un proceso de información compartida que velará ampliamente y sistemáticamente  de la migración en África. Un proceso así velará pastoralmente por la migración; debería identificar factores críticos, características y necesidades dentro de la migración por la que las diversas estructuras de la Iglesia, desde parroquias y comunidades eclesiales de base, a las Conferencias Episcopales y a las estructuras continentales a las que se les ha pedido jugar una mayor parte sobre este materia.

 

 

4. Conciencia y condena deberían surgir como mecanismos preventivos que se desplegarían en la parroquia y comunidades eclesiales de base, a niveles diocesano, nacional y continental en orden a llevar hasta el final el tráfico y cualquier otra forma de nueva esclavitud. Las Conferencias Episcopales Africanas necesitan promover una voz pastoral más fuerte y de defensa sobre los muchos temas de la migración por los que se necesita aumentar la colaboración con el Consejo Pontificio para Migrantes y Personas Itinerantes y por los que se deben hacer más intervenciones orientadas a las diversas cuestiones de la migración. Estos esfuerzos deberían promover un cambio de actitud y mentalidad hacia el cuidado pastoral que es receptivo e integralmente inspirado por la instrucción Erga Migrantes Caritas Christi que también confirma la necesidad del diálogo fundamental entre la Iglesia de origen y la Iglesia de llegada.

 

5. Fortalecer la ayuda.  Contactos con las estructuras de otras iglesias y comunidades eclesiales, especialmente creadas para servir en estas materias, necesitarán ser más desarrolladas así como contactos con organismos de las NU y de diversas organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales. La mejorada colaboración pastoral entre las Conferencias Episcopales contribuirá a la promoción de unas políticas mejores y más sostenibles y a la erradicación del tráfico humano y otras formas de nueva esclavitud.

 

6.  Se necesita explorar más una mayor colaboración, entre la Iglesia Católica, las diversas Iglesias y Comunidades Eclesiales y otros organismos religiosos, los Estados y ONGs,  con total respeto a sus diferentes papeles, en el nivel nacional o internacional. Esto conlleva e.g. la promoción de un status legal formal de “economic migrants” dentro de la Unión Africana.

 

7. La Iglesia debería animar la participación y los procesos de buen gobierno en los estados africanos. Haciendo del Estado un lugar valioso en el que vivir con más sólidas perspectivas para el trabajo y la buena salud y oportunidades de educación para todos, contribuirá a hacer que las gentes decidan quedarse más que emigrar. Estos esfuerzos se deberían alimentar por una aproximación Afro-realística y por una esperanza cristiana que permita a la gente comprometerse positivamente al desarrollo de su país. Todo sufrimiento no se puede soportar en vano, especialmente a la luz del misterio pascual.

 

8. Se debe promocionar la integración de los emigrantes. Ello permite diálogo, respeto mutuo, respeto de identidad, cultura y religión de los emigrantes siendo así que la asimilación constituye un trato a sus identidades. Reconocemos también que, por el fenómeno de la migración, se debe encontrar un equilibrio entre seguridad y acogida, el bien común nacional e internacional.

 

9.  Animar la educación y formación específicas incluyendo la educación en iniciativas de paz, por las que los estudiantes se motivan para estudios de paz y se desarrollan actitudes de resolución de conflicto.

 

10. Las anteriores recomendaciones piden clara acción pastoral: nos invitan a todos nosotros a clarificar más y a desarrollar nuestro trabajo al servicio del número creciente de migrantes, refugiados y personas desplazadas. Por eso invitamos a todos a reflexionar sobre los caminos para hacer que esto suceda y para llegar a ser los valientes actores proféticos para curar las heridas de la migración. Humildemente presentamos el fruto de este trabajo también a los obispos participantes el próximo año en el Sínodo Africano.

 

 

Nairobi, 5th June 2008

 

(Traducción particular no oficial desde el Inglés)


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El Santo Padre Benedicto XVI se dirige a la Conferencia Episcopal de Bangladesh, recibida en audiencia el 12 de junio de 2008 con ocasión de la visita Ad Limina Apostolorum

 

 

 

Queridos Hermanos Obispos,

Es con gran alegría que os doy la bienvenida, obispos de Bangladesh, en vuestra visita quinquenal a las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo. Doy gracias al Arzobispo Costa por las amables palabras que él me ha dirigido en vuestro nombre. Vuestro generoso amor de Dios, vuestra solicitud por el pueblo confiado a vuestro cuidado por el Señor Jesús, y vuestro vínculo de unidad en el Espíritu Santo son para mí una causa de profunda alegría y de acción de gracias.

 

La integridad personal y la santidad de vida son componentes esenciales del testimonio del Obispo desde “antes de llegar a ser uno que practica con la palabra, el Obispo debe ser un oidor de la palabra” (cf Pastores Gregis, 15). Una y otra vez  nuestra experiencia cristiana demuestra la paradoja del Evangelio cuya alegría y realización deben ser conseguidas a través de la total donación de sí mismo por el bien de Cristo y de su Reino (cf. Mc 8, 35). Los obispos  están llamados a ser pacientes, benignos y tiernos en el espíritu de los santos. En este sentido guían a otros a ver todas las realidades humanas a la luz del Reino de los Cielos (cf. Mt 5, 1-12). Su testimonio personal de integridad evangélica se complementa y fortalece por los muchos frutos de gracia que el espíritu produce en los fieles al tender a la perfección de caridad (cf. Lumen Pentium, 39). Por esta razón, me uno a vosotros en dar gracias al Dios Todopoderoso por el crecimiento y fervor de la comunidad cristiana en Bangladesh, especialmente entre  los retos diarios que afronta. Muchas personas vuestras sufren de pobreza, soledad o discriminación, y ellos os buscan para guía espiritual que los conduzca a reconocer en la fe, y a experimentar con ilusión, que ellos son verdaderamente bendecidos por Dios (cf. Lc 6,22).

 

Como sucesores de los Apóstoles, estáis llamados de un modo especial a enseñar al pueblo escogido de Dios, aprovechándoos de los muchos dones que Dios ha dado a su comunidad para la transmisión efectiva del depósito de la  Fe. En este sentido, aprecio vuestros esfuerzos por asegurar que vuestros catequistas laicos sean suficientes en número, bien preparados y probados por su fidelidad. Pido que su ejemplo y dedicación lleve a otros hombres y mujeres a un papel más activo en los apostolados de la Iglesia. Como sabéis por vuestra propia experiencia pastoral, los catequistas juegan un papel integral en la preparación de los laicos para recibir los sacramentos.

Esto es especialmente verdadero en el cada vez más importante trabajo  de preparación a los jóvenes y a las jóvenes a reconocer el Sacramento del Matrimonio como alianza de amor fiel para toda la vida y como un camino hacia la santidad. He mencionado muchas veces mi preocupación respecto a la dificultad que los hombres y mujeres modernos tienen en hacer un compromiso para toda la vida (cf. Discurso a los Obispos de los  Estados Unidos de América, 16 de Abril  de 2008). Existe una necesidad urgente por parte de todos los cristianos de reafirmar la alegría de la entrega total al responder a la llamada radical del Evangelio.

 

Un signo claro de este compromiso radical se ve en las muchas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada que la Iglesia en vuestro país está actualmente experimentando. Animo vuestros esfuerzos al ofrecer a estos candidatos la formación conveniente que produzca frutos abundantes. En este aspecto, también deseo expresar mi sincera gratitud por la asistencia generosa ofrecida por la Iglesia en otros países, especialmente Korea, en la preparación de vuestros seminaristas y sacerdotes.

 

La Iglesia es católica: una comunidad que abarca gentes de todas las razas y lenguas, y no está limitada  a una cultura o sistema particular social, económico o político (cf. Gaudium  et Spes, 42). Está al servicio de toda la familia humana, compartiendo libremente sus dones por el bienestar de todos. Esto le da una habilidad connatural a favorecer la unidad y la paz. Mis queridos hermanos, vosotros y vuestro pueblo, como promotores de armonía y paz, tenéis mucho que ofrecer a la nación. En vuestro amor por vuestro país inspiráis tolerancia, moderación y entendimiento. Al animar al pueblo que comparte valores a cooperar por el bien común, vosotros ayudáis a consolidar vuestra estabilidad y la mantenéis para el futuro. Estos esfuerzos, aunque tenues, dan ayuda efectiva a la mayoría de vuestros conciudadanos que mantienen la noble tradición del respeto mutuo, tolerancia y armonía social. Que podáis de este modo continuar la noble tradición de sostener y aconsejar al pueblo católico y a todos los que  deseen ofrecer su servicio por el bien de la sociedad en el oficio público, en las comunicaciones, en la educación, salud y asistencia social. Que puedan siempre alegrarse en el conocimiento que Cristo acepta como un gesto de amor personal a cualquier bien que sea hecho para los más pequeños de sus hermanos (cf. Mt 25, 40).

 

Soy consciente de las actuales iniciativas en el terreno del diálogo interreligioso, y os exhorto a perseverar con paciente dedicación a este componente esencial de la misión ad gentes de la Iglesia (Ecclesia in Asia, 31). Es más, se puede conseguir mucho bien cuando es guiado en un espíritu de mutuo entendimiento y colaboración en la verdad y la libertad. Todos los hombres y mujeres tienen la obligación de buscar la verdad. Cuando se encuentra, están obligados a modelar sus vidas enteras de acuerdo con sus exigencias (cf. Dignitatis Humanae, 2). En consecuencia, la contribución más importante que podemos llevar al diálogo interreligioso es nuestro conocimiento de Jesús de Nazaret, “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6). Diálogo, basado en el respeto y verdad mutuos, no puede dejar de tener una influencia positive sobre el clima social de vuestro país. La delicadeza de esta misión requiere a través de preparación del clero y de los laicos, lo primero de todo ofrecerles un más profundo conocimiento de su propia fe y entonces ayudarles a crecer en su entendimiento del Islam, Hinduismo, Budismo y las otras religiones presentes en vuestra región.

 

Al final de este mes, empezaremos la celebración del Año Paulino, que será para toda la Iglesia una invitación renovada a anunciar con ánimo constante la Buena Nueva de Jesucristo. San Pablo no se avergonzó de predicar el Evangelio: vio en él el poder  de Dios a salvar (cf. 1, 16). Soy consciente de las dificultades de esta misión confiada a vosotros. Como los primeros cristianos, vivís como una pequeña comunidad entre una gran población no cristiana. Vuestra presencia es un signo que la predicación del Evangelio, que empezó en Jerusalén y en Judea, continua extendiéndose hasta el fin de la tierra de acuerdo con el destino universal que el Señor quiso para él (cf. Act 1, 8). Mis oraciones os acompañan al mismo tiempo que vosotros guiáis a vuestros sacerdotes, religiosos y religiosas y a los laicos a lo largo del camino marcado por ardientes misioneros, empezando por San Francisco Javier, que llevó el Evangelio a vuestro país. La Iglesia que representáis “proclama la Buena Nueva con respeto y estima cariñosos para sus oyentes” (Ecclesia in Asia, 20). Continuad esta misión con bondad y sencillez, y con “creatividad en caridad” (cf. Pastores Gregis, 73), de acuerdo con vuestras dotes, vuestras gracias específicas y los medios a vuestra disposición. Tened confianza en el Señor que abre los corazones de los oyentes a oír  lo que se anuencia en su nombre (cf. Act 16, 14).


Queridos hermanos obispos, sé que encontráis ánimo e inspiración grandes en las palabras de Cristo que  os comisionó,  “He aquí que yo estoy siempre con vosotros, hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). Al volver a vuestra tierra, por favor transmitid mi piadoso estímulo y cariñosos buenos deseos a vuestros sacerdotes, religiosos y religiosas, vuestros catequistas y todo vuestro querido pueblo. A cada uno de vosotros, y a aquellos confiados a vuestro cuidado pastoral, imparto cordialmente mi bendición apostólica.

(Traducción particular no oficial dese el Inglés)

El texto completo del discurso del Santo Padre, en inglés
http://www.evangelizatio.org/portale/adgentes/pontefici/pontefice.php?id=1150


Publicado por verdenaranja @ 23:22  | Habla el Papa
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 Preocupación de  Mons. Cesare Bonivento, misionero del Pime y Obispo de Vanimo, en Papua Nueva Guinea por la salud física, moral y espiritual de miles de adolescentes y jóvenes de Papua.
 

Diócesis de Vanimo

 

Obispo Cesare Bonivento PIME

 

 

CARTA PASTORAL

 

A todos los padres y maestros de la Diócesis

de Vanimo

 

 

CONCIENCIA

SOBRE EL HIV/SIDA

EN LAS ESCUELAS

 

Queridos padres y maestros:

 

Re: Una Conciencia muy peligrosa sobre el  HIV/SIDA va a ser ofrecida en nuestras escuelas de niños.

 

Una de las principales preocupaciones de nuestro País en este momento es el rápido desarrollo del HIV/SIDA. Es ya de conocimiento común que el 2% de nuestra población está afectada por la infección del HIV/SIDA. Sin embargo hay razones sólidas para pensar que esta infección es mucho mayor que eso.

 

Si esta infección creciera, las consecuencias se sentirían muy pronto en toda la estructura de nuestra sociedad:

 

  • Nuestros hospitales serán insuficientes para cuidar a todos los enfermos
  • La mano de obra disminuirá rápidamente
  • La economía sufrirá
  • Los servicios gubernamentales (salud, educación, trabajos, etc.) serán gravemente afectados
  • Muchos padres morirán
  • El número de huérfanos y consecuentemente los niños de la calle crecerán

Es por tanto obligación de cada uno y de todas las instituciones dar la información correcta a nuestro pueblo en orden a contener y posiblemente a eliminar esta plaga.

Se debe dar atención especial a los niños en las escuelas. Si ellos reciben buena educación, estarán a salvo de tal infección, pero si reciben educación equivocada, serán las víctimas de ello y la situación presente será terriblemente agravada.

 

A. El compromiso de la Iglesia Católica

 

La Iglesia Católica en PNG ha estado en primera línea durante muchos años aportando la adecuada conciencia sobre HIV  a tanta gente  como ha sido posible.

 

A nivel nacional, la Conferencia de Obispos Católicos tiene los siguientes departamentos luchando contra el SIDA:

 

  • La Oficina del SIDA
  • La Oficina de la Familia Católica
  • La Oficina de Salud
  • La Oficina de Educación
  • Caritas

 

A nivel diocesano tenemos las siguientes oficinas comprometidas en proporcionar conciencia sobre el SIDA:

 

  • La Oficina de SIDA, ayudada por un equipo de voluntarios
  • El Centro Diocesano de la Familia, con un gran número de colaboradores
  • La Oficina de Salud
  • La Oficina de R I, con una red de voluntarios
  • Todas las parroquias con sus equipos pastorales.

 

Es comúnmente aceptado en la Iglesia Católica y confirmado por la experiencia que una persona es capaz de evitar la infección del HIV/SIDA no sólo si él o ella recibe información adecuada respecto al origen, la naturaleza, la gravedad mortal de esta infección, sino también y sobre todo, si él o ella vive los valores cristianos, que nos recuerdan la dignidad del ser humano, creado por Dios y llamado por Dios a una vida que no acaba.

 

Estos valores cristianos son la mejor protección contra el HIV/SIDA. Sin estos valores, cualquier conocimiento sobre la infección del HIV/SIDA será insuficiente, y posiblemente incomprendida y mal empleada. Los libros preparados por la Iglesia Católica en orden a crear conciencia del HIV/SIDA están muy atentos a esos valores, y por tanto son la mejor ayuda dada a los niños en las escuelas para evitar el HIV/SIDA. (# 1)

 

B. El Compromiso del Gobierno

 

Tenemos que reconocer que la determinación a luchar contra el HIV/SIDA está también presente en el Gobierno y particularmente en el Departamento de Educación Nacional. Sin embargo este año un sorprendente “Libro de Recurso del Estudiante” sobre la conciencia sobre el SIDA ha sido dado a los estudiantes en las Escuelas Vocacionales por la Educación Técnica de la Vocación y División de Capacitación del Departamento de Educación Nacional. Este libro ha causado ya  fuertes reacciones en muchos padres y maestros. Les parece que es extremadamente gráfico y carente de valores morales, hasta el punto que los niños son invitados, más que a ser disuadidos de la mala conducta. Probablemente el contenido de este libro será propuesto y hecho disponible para todos los estudiantes en PNG.

 

Es digno de notar que hace unas semanas, un maestro en las Escuelas del Gobierno vino a enseñarme este libro, y diciéndome. “Obispo, ¿cómo puedo enseñar estas cosas? Es contra mi conciencia y contra el bien de los estudiantes. ¿Qué debo Hacer?  Me sentí avergonzado, porque no sabía aún nada acerca de la circulación de este libro en las Escuelas del Gobierno y, para mi gran sorpresa,  también en algunas Escuelas de Agencia Católica. Por tanto, me sentí obligado a revisarlo atentamente. El resultado de mi estudio es como sigue.

 

C. El contenido de este nuevo “Libro de Recurso del Estudiante”

 

Descubrí eso en este libro:

 

1. La conciencia del HIV/SIDA está separada de cualquier estructura religiosa. No hay ninguna mención de:

 

  •  Dios, como creador de la raza humana
  •  Dios, como la fuente de nuestra conducta
  •  La Ley Natural
  •  El matrimonio/familia instituida por Dios
  •  La Ley de Dios
  •  Los diez mandamientos

 

2. No hay ninguna indicación de valores morales ayudando a los niños en su conducta moral sexual. Están totalmente ausentes los siguientes valores  morales:

 

  •  El respeto por la Ley de Dios y los Diez Mandamientos
  •  El respeto de la Ley Natural
  •  La estima por la familia, que es el elemento básico de cualquier sociedad humana
  •  La importancia del matrimonio por el bien de la comunidad y del país
  •  El derecho humano de cualquier niño a nacer en una familia, donde está su padre real y su madre real
  •  La responsabilidad del padre y de la madre en criar a los hijos
  •  La necesidad de evitar el sexo fuera del matrimonio
  •  La referencia a los principios básicos de pedagogía y psicología.

 

3. El sexo es siempre bueno con dos condiciones:

 

  • Si es consensual: p. 56; 59. Si hay consenso, el sexo:

- Puede ser hecho entre personas casadas y también con personas no casadas: p. 36, 37, 60, 61, 63

- Puede ser de cualquier clase: p: 56-57 (Cualquier persona sensible se podría escandalizar por tal enseñanza)

- Puede ser hecho en cualquier edad razonable: p. 60

  • Si es seguro,  el sexo es seguro cuando se evita el riesgo de contraer el HIV/SIDA: p. 21; 22.

 

4. El sexo seguro se puede obtener por dos caminos: p 22-25

 

  • Si no hay relaciones sexuales.
  • Si se usa condón siempre y correctamente.

 

5. El gran objetivo de este libro no es enseñar a los estudiantes a evitar el sexo, sino enseñarles a tener sexo seguro: p. 22-25

 

6. Si alguien usa sexo seguro,  no debe temer llevar a cabo las siguientes actividades sexuales, porque no tienen riesgo o tiene sólo bajo riesgo de transmisión del HIV/SIDA: p. 22, 29, 73:

 

  • No hay riesgo de de transmisión de SIDA:

Masturbación consigo

Masturbación recíproca

Beso (con lenguas)

Abrazo, toqueteo, hablando)

  • Bajo riesgo de transmisión de SIDA:

Sexo oral (chupando o lamiendo los órganos sexuales)

Sexo vaginal usando condón correctamente y consistentemente

Sexo anal con condón.

 

7. El camino para evitar sexo inseguro se llama “destreza para la vida”.  Destreza para la vida significa sustituir “sexo sin condón” con las actividades sexuales mencionadas en N. 6: p. 28, 29, 57.

 

8. Las actividades sexuales mencionadas en el N. 6 son presentadas como aconsejables y aceptables para los estudiantes. Por ejemplo vamos leamos lo que el libro dice sobre la masturbación:

“Las personas pueden elegir masturbarse por sí mismas o con otra persona (una técnica de sexo más segura). Masturbarse es normal. Para algunas personas, es una vía importante de encontrar respuestas a su cuerpo. La masturbación no causa debilidad o salud física débil  y no afectará a la fertilidad de la persona. La masturbación es una conducta sexual saludable”. P. 58.

Las otras actividades sexuales mencionadas en el N. 6 nunca son presentadas como moralmente malas en sí mismas; por el contrario son consideradas positivamente porque son hechas de modo “seguro”.

 

9. Las palabras “valores cristianos” son citadas varias veces, pero esos valores nunca son identificados, probablemente porque están contra lo que se propone en este libro. El valor que sólo se menciona es “compasión/solidario”, porque ayuda a las personas a combatir los estigmas de los pacientes de HIV/SIDA. En realidad este modo de mencionar los “valores cristianos” significa utilizarlos mal.

 

 

D. Grandes preocupaciones entre los padres y los maestros

 

Al mismo tiempo que valoramos la intención del Gobierno a proteger a los estudiantes de la infección del HIV/SIDA, tenemos que decir que los expertos que prepararon este libro no fueron capaces de cumplir con las expectaciones el Gobierno. De hecho este libro es gravemente inapropiado para nuestros estudiantes, hasta el punto que uno puede fácilmente predecir que obtendrá exactamente lo opuesto de lo que el Gobierno espera conseguir.

 

Estoy seguro que el sumario de este “Libro de Recurso del Estudiante” levantará fuertes objeciones y preocupaciones en todos los padres, como sucedió cuando existió el primer intento de introducir esta especie de Conciencia de HIV en nuestra diócesis en la Escuela Primaria de Baro en 2004. La mayoría de los padres  no puede ni siquiera sospechar que sus hijos iban a tener tal formación moral mortal, en total contradicción con la mayoría de las enseñanzas básicas civiles y cristianas.

 

Estoy completamente seguro que un gran número de maestros se sentirán muy avergonzados al dar esta clase de enseñanza a los niños. Pueden sentir que en este camino su dignidad es aplastada y humillada. De hecho el maestro, es básicamente un pedagogo, que significa un hombre que ayuda a los niños a formar su vida con la adquisición de valores firmes tanto religiosos como civiles, no un hombre que proporcione alguna información que pueda dañar el alma y la vida de los pequeños.

 

Pero hay algo más que desanimaría a todos al usar este libro.

 

 

E. Defectos científicos en este “Libro de Recurso del Estudiante”

 

Este “Libro de Recurso del estudiante” contiene un sinfín de defectos científicos. De hecho su inquebrantable confianza en la efectividad del condón conduce al Autor a un sinfín de declaraciones y contradicciones incorrectas.  Destaco justamente algunas de ellas como un ejemplo, mientras permanezco disponible a cualquiera que quiera conocer las otras todas. En este libro:

 

1. “Seguro” y “más seguro”  son usados como sinónimos: p. 29, 33, 73, 78. Parece que el Autor no conoce la historia y diferencia científica entre los dos. Es comúnmente aceptado que sólo la abstinencia verdadera y la fidelidad entre las  parejas fieles  son inmunes 100% de la infección de HIV/SIDA: Esto es porque son clasificados como caminos “seguros” para evitar HIV/SIDA. Todas las otras actividades son arriesgadas. Si un educador no hace tal distinción, él/ella   pone en peligro la salud de los alumnos de él/ella.

 

2. El Autor cita los índices de fracaso de condones, cuando son usados coherentemente y correctamente. Científicamente esta manera de usar condones es llamada “índices de fracaso de perfecto uso”. Pero nunca menciona los “actuales índices de fracaso”, que muestran la realidad e indican un fracaso más grande del índice de condones de los que se indican en este libro. Estos índices de fracasos, podían poner a los estudiantes en alerta, sin embargo se hace totalmente caso omiso: p. 36. ¿Por qué? En este aspecto el Autor da a los estudiantes información equivocada e injusta e inculca en ellos una confianza falsa en una herramienta que ha traicionado ya a tantas personas.

 

3. Los diferentes índices de “fracasos del perfecto uso” se dan acerca de los condones del hombre y de la mujer: p. 32/33, 67. Eso hace que los estudiantes confundidos, y cualquiera que lea eso, lleguen a tener sospechas acerca de la competencia del Autor.

 

4. Aconsejar a los estudiantes a negociar sexo seguro como beso profundo, sexo oral y relaciones sexuales con condón en lugar de sexo penetrativo (p. 22, 23, 29), es deshonesto y peligroso, porque no son seguros en absoluto. De hecho todavía permanece el riesgo  del contacto de la sangre con la sangre que puede causar  HIV/SIDA: p. 21. Además la saliva misma así como el contacto de piel con piel puede llegar a ser puente a algunas STDs (= Enfermedades de transmisión sexual). Esto es particularmente verdadero para el sexo oral que ha sido relacionado al cáncer de garganta. Tal consejo es gravemente irresponsable porque de nuevo da falsa confianza a los estudiantes y los pone en riesgo de adquirir HIV/SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual.

 

5. El condón de la mujer es considerado más seguro que el condón del varón. Esto es una gran desinformación porque todos los productores de condones admiten el condón de la mujer tiene un índice de fallo más alto que el condón del varón. El “actual índice de fracaso” de condones femeninos está alrededor de 21-25%, y el índice del “uso perfecto” está alrededor del 5%; en cada caso sus índices de fracaso son mucho más altos que los del condón masculino. Decir que los condones femeninos son seguros el 99% (p. 32/33) es engañar a las estudiantes, y poner sus vidas en riesgo. Los condones no son una protección, son simplemente un riesgo mortal.

 

 

F. Consideraciones

 

Supongo que cualquier persona sensible, especialmente los padres y las madres, estarán escandalizados de que tal enseñanza se imparta a los niños. Parece increíble que sea seriamente propuesto que nuestros hijos deban adquirir esa clase de conocimiento en orden a evitar el HIV/SIDA.

 

Muchas personas que examinaron este libro tienen la impresión que no estamos viendo una nueva estrategia de luchar con HIV/SIDA, sino más bien un intento de eliminar los valores básicos de nuestra sociedad, bajo el pretexto de proteger a los niños del HIV/SIDA.

 

Padres y maestros por todo el mundo están objetando esta clase de adoctrinamiento. ¿Por qué entonces están nuestros maestros obligados a seguir e impartir esta enseñanza, si tenemos otros caminos y más efectivos de proteger a nuestros hijos del HIV/SIDA?

 

Considerando por eso la estructura de este “libro de Recurso del Estudiante”,  la presencia de graves defectos científicos, el uso incorrecto de los valores cristianos, y la ausencia de pedagogía y psicología es muy fácil predecir que tendrá profundas consecuencias en nuestras escuelas y en todo el país.

 

Todo el país está actualmente muy preocupado por el incremento de los crímenes y violencia sexuales. Uno tiene sólo que leer los periódicos de cada día en orden a darse cuenta del incremento en las actividades criminales sexuales en el país. La actual situación es ya más que alarmante. No necesitamos nada que agrave tal situación.

 

Parece que el Autor de este libro está completamente convencido que esta clase de conciencia de HIV/SIDA no causará promiscuidad entre los estudiantes. ¿Por qué, entonces,  él informa e insiste sobre la obligación para cualquier residencia de estudiantes proporcionar  los condones  para el personal y para los estudiantes: p. 47?  Si el Autor no está tan seguro que no se causará promiscuidad por este libro,  ¿por qué da recomendación tan fuerte?

 

Conociendo la debilidad de los estudiantes y el “índice actual de fallo” de los condones, que es alrededor de 12-15%, podemos concluir que tal consejo provocará un sinfín de malas consecuencias entre los estudiantes. Ciertamente este no es el camino para detener el HIV/SIDA entre los estudiantes.

 

Por todas estas razones se puede fácilmente predecir que los estudiantes en nuestras escuelas primarias leerán este libro como una invitación a las actividades sexuales, antes que como un distanciamiento.

 

G. Sugerencias

 

 

Por todas estas razones me siento obligado a llamar la atención de las Autoridades Nacionales de Educación, a los Maestros y especialmente a los Padres como sigue:

 

1. El Departamento de Educación debería reconsiderar su estrategia de lucha contra HIV/SIDA.

 

- Es de hecho que, después de gastar mucho dinero en condones durante tantos años, las Autoridades Nacionales no han sido todavía capaces de detener la infección del HIV/SIDA. La confianza general en el uso de condones se ha manifestado como una gran equivocación, con el costo de tantas vidas. Debería haber sido más efectivo poner la atención de todo el País sobre la verdadera abstinencia y la verdadera fidelidad, como algunos países africanos tienen con resultados muy positivos: cf. CWNews 5 de Mayo de 2008. (# 2).

- Por tanto con gran respeto aconsejamos al Departamento de Educación retirar este “libro de Recurso del Estudiante”, porque está corrompiendo gravemente el bien de nuestra sociedad. Sugerimos a las Autoridades de Educación encargar una revisión rigurosa de este libro a una Comisión especial, totalmente respetuosa de los valores religiosos y civiles de nuestro País. La gran mayoría de Padres y de  Maestros  aplaudirán decisión tan inteligente.

 

2. Los maestros no tienen obligación de dar Conciencia sobre HIV/SIDA por el siguiente “Libro de Recurso del Estudiante”. Por las siguientes razones:

 

- Nadie debe enseñar a los niños algo contra los Diez Mandamientos, como hacen las alternativas arriba mencionadas de “penetración sexual”: ver C 6, p. 7. El Señor Jesús dice: “… Cualquiera que provoque a uno de estos pequeños que creen en mí al pecado, sería mejor para él tener atada una piedra de molino alrededor de su Coello y ser arrojado al fondo del mar” (Mt 18, 6). Nueva Guinea de Papua es un país cristiano por la Constitución. Por tanto cualquier clase de enseñanza debe ir a tono con la moral cristiana, especialmente con los Diez Mandamientos.

- Ningún maestro puede ser obligado a actuar contra su conciencia. Seguir la propia conciencia  es uno de los derechos más importantes. Afortunadamente la “objeción de conciencia” está ya admitida en todos los libros actualmente en uso por las “instituciones de formación primaria de maestros”. Por ejemplo en la “Guía de Lectura” p. 70, está escrito lo siguiente: “Si no se siente confortable, por favor pida que un compañero le ayude o tenga la demostración guiada por una persona externa de recursos (e.g. entrenador de HIV/SIDA  del Comité Provincial del SIDA)”. Si a un entrenador instruyendo a los futuros maestros le es permitido apelar a la objeción de conciencia, mucho más será un maestro el que enseñe a los pequeños, que son mucho más sensibles a estos temas que cualquier adulto.

- Buenos libros para enseñar conciencia sobre HIV/SIDA están disponibles en las escuelas de Agencia Católica: cf. Nota # 1. Cubren toda la materia en el camino adecuado, sin hacer daño a la psicología de los pequeños, y se basan en un buen método pedagógico. Realzan los muchos valores religiosos y humanos, que ayudan a los niños a hacer buen uso de su sexualidad, y al mismo tiempo les ayudan a protegerse de la infección del HIV/SIDA. El uso de estos libros está ya previsto y santificado por el Departamento de Educación. Por ejemplo, “El Libro de Recursos de HIV/SIDA & STIs” p. 19 establece claramente: “Las agencias de la Iglesia han desarrollado sus propias políticas de HIV para guiar  a sus trabajadores. Las iglesias católicas y anglicanas los tienen excelentes. Si usted enseña en una escuela de agencia debería estar dispuesto a encontrar una copia de su política”.

 

3. Los padres tienen el derecho y el deber de elegir las escuelas donde se da una buena conciencia moral de HIV/SIDA a sus niños. La  Escuelas del Gobierno deben ser sensibles a este derecho de los padres. Si en cambio imponen una Conciencia de HIV/SIDA contra la voluntad de los padres, los padres no tienen otra elección que buscar una escuela adecuada.

- Una Educación sin valores religiosos nunca orientará positivamente la vida de los niños. Esta Educación se asegura en las Escuelas Católicas. Por tanto invito a los padres católicos a proteger a todos sus hijos matriculándolos en las Escuelas Católicas de nuestra Diócesis.

- Todos los padres tienen que recordar que Jesús dijo a los Apóstoles y a las madres preocuparse por sus hijos y a pedirle que los bendiga: “¡Dejad que los niños vengan a mí!” Jesús es el Único al que tenemos que dar los niños. Permitir que pierdan a Jesús es el mayor daño que nosotros podemos causarles, porque Jesús es “el Camino, la Verdad y la Vida”.

 

 

 

CONCLUSIÓN

 

Envío la bendición del Señor a todos ustedes: Padres, Directores y Directoras, Maestros, Consejos de Administración, Párrocos, Hermanas, Catequistas, Líderes laicos y Líderes de la Iglesia y les invito a todos ustedes a estar vigilantes en este momento difícil de modo que la enseñanza dada en nuestras Escuelas esté de acuerdo al Evangelio y a las Constituciones PNG.

 

Recuerdo a todos que la familia es el elemento más importante en nuestra sociedad. Si la familia es fuerte, nuestro País  estará fuerte. Enseñar a los niños a desarrollar su sexualidad de acuerdo con el Evangelio significa fortalecer nuestras futuras familias y hacer nuestro País grande. La lucha contra el HIV/SIDA no puede ser una razón para minar la educación cristiana de nuestros niños así como el futuro de nuestras familias y de nuestra sociedad. La lucha contra el HIV/SIDA será efectiva y positiva sólo si es respetuosa de la Ley de Dios.

 

A través de la intercesión de María Inmaculada, que el Señor Jesús bendiga y fortalezca a todos ustedes.

 

+ César Bonivento PIME

Obispo e Vanimo

30-5-2008

Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús

 

 

NOTAS

 

1

Desarrollo de la personalidad y Sexualidad humana, Sr. Helen Warman, Conferencia de Obispos Católicos 2005

Integración de la Personalidad, SR. Mary Anthida Kueckmann, Apostolado de Vida Católica, 1991

Dare to Love, Sr. Helen Warman, Conferencia de Obispos Católicos 2008

 

2

La confianza inquebrantable en la efectividad de los condones mostrada en este “Libro de Recurso del Estudiante” (p. 17, 35) es negado por un creciente número de investigadores de medicina. Justo recientemente, el nueve de Mayo de 2008 las noticias difundieron que un equipo de Investigadores de la Universidad de Harvard ha descubierto que las campañas de distribución de condones no habían reducido significativamente la extensión de la enfermedad en África; y concluyeron que el camino más efectivo para frenar la epidemia del HIV/SIDA en África se debería concentrar en promover la limitación sexual. El estudio de Hervard encontró que programas diseñados  para disuadir la promiscuidad sexual tuvieron un impacto positivo en diversos países. El programa más exitoso fue en Uganda, donde una campaña de respaldo gubernamental produjo un descenso directo de 50% en el número de personas  presentando parejas sexuales múltiples. Programas similares condujeron a una reducción en el índice de infección de HIV/SIDA en Kenia, Zimbabwe, Etiopía. Malawi, Costa Ivory también. Por tanto, concluyeron,  no el condón, sino la abstinencia y la fidelidad verdadera puede considerarse la llave para combatir el HIV/SIDA.

(Traducción particualr no oficial desde el Inglés)


Publicado por verdenaranja @ 23:18  | Hablan los obispos
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En el ámbito de los trabajos de la “Conferencia de Lambeth”, el encuentro decenal de todos los Obispos anglicanos del mundo, que se lleva a cabo en Canterbury (Inglaterra) del 16 de julio al 3 de agostode 2008, el Card. Ivan Dias, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ha sido invitado a hablar, la tarde del 22 de julio, sobre el tema “Misión, Justicia social y Evangelización”.

 

 

  

MISÓN, JUSTICIA SOCIAL Y EVANGELIZACIÓN

 

Cardenal Ivan Dias

Prefecto de la Congregación para Evangelización de los Pueblos, Roma

 

 

“Este es el día que ha hecho el Señor; regocijémonos y estemos alegres” (Sal 118, 24).  Al comenzar, quiero dar gracias a Su Gracia el Arzobispo de Canterbury por su amable invitación a dirigirme a esta augusta Conferencia. Aprecio sinceramente su ardiente acogida, que repite las palabras del salmista: “Qué bueno y qué agradable es para los hermanos permanecer juntos en unidad” (Sal 133, 1).

 

 

MANDATO DE CRISTO A EVANGELIZAR

 

El tema de esta charla – Misión, Justicia Social y Evangelización – es muy adecuado en este año que conmemora el aniversario de los dos mil años del nacimiento del gran evangelizador, convertido desde Saulo, el perseguidor de los cristianos,  a Pablo, el Apóstol de los Gentiles. San Pablo yace enterrado en Roma, así como San Pedro, el Príncipe de los Apóstoles. Cuando los peregrinos cristianos visitaron sus tumbas en la primera centuria, pedían una gracia singular: tener la fe de San Pedro y el corazón de San Pablo (FIDES Petri et cor Pauli). Pido esta gracia del Señor para todos ustedes aquí hoy.

 

El tema que estamos desarrollando nos lleva al verdadero comienzo de la era cristiana, cuando en el Monte de los Olivos Jesucristo nuestro Señor,  antes de ascender a los cielos, dio el mandato a sus discípulos. “Id por todo el mundo, y predicad el Evangelio a toda criatura” (Mc 16, 15). Estaba así encargando a la Iglesia  continuar su misión salvífica en la tierra: “Como el Padre me ha enviado, así os envío yo” (Jn 20, 21). Y el Padre envió a Jesús al mundo al que amó tanto “de modo que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). En la sinagoga de  Nazaret Jesús parafraseó su misión citando al profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha ungido para predicar el Evangelio a los pobres, y me ha enviado a curar los corazones destrozados, a traer la liberación a los cautivos, para dar vista a los ciegos, para poner en libertad a aquellos que están oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19). Podemos ver aquí una referencia a la íntima relación entre la misión a predicar la Buena Nueva y la necesidad de estar alerta a las necesidades de nuestros hermanos que se relacionan con los asuntos sociales y de justicia. Ello requiere que uno haga que la fe propia fluya a la acción, que vierta de nuestro amor a Dios hacia las tareas de amor por nuestro prójimo, sea amigo sea enemigo. Esto es, de hecho, lo esencial del Mandamiento Nuevo de amor que nos dio Jesús y por el que  seremos juzgados en el Último Día. Es lo básico de la “solidaridad global” para la que el Papa Benedicto XVI hizo un llamamiento hace unas pocas semanas en su mensaje a la Organización de Alimentación y Agricultura en Roma, y a la que aludió en la reciente correspondencia de la Santa Sede con el Primer Ministro Británico, Mr Gordon Brown.

 

Jesús, por tanto, dio a sus discípulos una misión desafiante de renovar la faz de la tierra extendiendo su mensaje de salvación a toda la humanidad. Deseó que su Iglesia fuera dinámica, no estática, y que transformara a la humanidad desde dentro siendo la sal de la tierra, la luz del mundo y levadura en la masa, en orden a preparar la venida de una nueva creación, “un cielo nuevo  y una tierra nueva” (Rev 21, 1).

 

Entonces, para un discípulo de Jesucristo el predicar el Evangelio no es una opción, sino un mandato del Señor. Es por esta razón que San Pablo exclamó: “Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!” (1 Cor 9, 16) La urgencia a predicar la Buena Nueva es tan verdadera hoy día como fue hace dos mil años, aunque algunos eruditos  ingenuamente han declarado que Dios ha muerto, olvidando que están tratando de un Dios que encontró su camino fuera de la tumba; y a pesar de las opiniones de algunos teólogos que se ruborizan de proclamar la unicidad de Jesucristo y la universalidad de su salvación, ciegos de su severa advertencia que, si alguien le niega aquí delante de los hombres, Él le negará delante de su Padre en los cielos (Mt 10, 33).

 

De hecho, la creencia en la unicidad de Jesucristo y la universalidad de la salvación nos ha sido transmitida desde el principio del cristianismo. San Pedro, que había curado al hombre lisiado de nacimiento “en el nombre de Jesús de Nazaret”, proclamó a las autoridades y al pueblo que le preguntó que “la salvación no está en uno cualquiera sino en  Jesús, porque no se ha dado otro nombre bajo los cielos a los hombres por el que puedan ser salvos” (Act 4, 12). Y San Pablo, en su carta a los Filipenses, dice: “En el nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre” (2, 10-11)

 

Así el mandato misionero nos hace entrar dentro del verdadero corazón de Dios, que quiere que todos los hombres, mujeres y niños sean salvados y lleguen al conocimiento de la Verdad. Después de todo, son sus hijos, el trabajo de sus manos, hechos a su imagen y semejanza, y Jesucristo, su único Hijo unigénito, muerto por todos ellos, santos y pecadores.

 

Un cristiano debe, por tanto, considerarse como dentro de una “misión” a proclamar la persona sagrada y la misión salvífica de Jesucristo en todos los tiempos y sin ningún compromiso en absoluto, y para extender los valores del Evangelio a cada corazón y hombre y cultura. El mandato de nuestro Señor – siempre viejo y todavía siempre tan nuevo –  incumbe a todo cristiano; mucho más a los líderes del Pueblo de Dios, los Apóstoles y sus sucesores, los Obispos.

 

Podría interesarles a ustedes conocer que la Iglesia Católica Romana tiene un departamento especial en Roma, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, fundada en 1622, para seguir la puesta en marcha del mandato misionero de Cristo y los esfuerzos que se están haciendo para plantar la semilla del Evangelio en los lugares donde Cristo es todavía un “Dios desconocido”. En el presente, ese Dicasterio Misionero cuida de casi 1.100 unidades eclesiásticas (diócesis, y prefecturas apostólicas y vicariatos) extendidos por África, Asia, Latino América y Oceanía. Controla, entre otras cosas, el proceso encaminado a elegir candidatos al episcopado, la animación del clero, la instrucción de futuros sacerdotes y catequistas, la formación de religiosos y religiosas, programas que favorecen el empuje misionero de los laicos, incluyendo niños, e iniciativas a favor de los pobres y de los enfermos, viudas y huérfanos, los analfabetos y los marginados.

 

EL CONTEXTO Y RETOS DE LA EVANGELIZACIÓN HOY DÍA

 

El tema de la evangelización se debe considerar en el contexto más amplio del combate espiritual que comenzó en el Jardín del Edén con la caída de nuestros primeros padres, debido a las hostilidades entre Dios y los ángeles rebeldes. Si este contexto  es ignorado a favor de de una miope visión del mundo, la salvación de Cristo será convenientemente descartada como irrelevante.

 

El combate espiritual, descrito en los libros del Génesis  y de la Revelación, ha continuado sin disminución durante todas  las edades. San Pablo lo describió en términos muy vivos: “No estamos luchando contra la carne y sangre, sino contra los principados y potestades, contra los soberanos del mundo de esta oscuridad presente, contra los ejércitos espirituales de maldad en los espacios celestes” (Ef  6, 12).  Este combate ruge con ferocidad aún hoy día, ayudado y amparado por las bien conocidas sectas secretas, grupos satánicos y movimientos NEW AGE, por mencionar solo unos pocos, y revela muchas caras desagradables del horrible monstruo anti-Dios: entre ellos notoriamente está el secularismo, que busca construir una sociedad sin Dios; la indiferencia espiritual, que es insensible a los  valores transcendentales; y el relativismo, que es contrario a los principios permanentes  del Evangelio. Todos estos buscan borrar cualquier referencia a  Dios o a las cosas sobrenaturales, y suplantarlas con valores mundanos y patrones de comportamientos que intencionadamente ignoran lo trascendental y lo divino. Lejos de satisfacer los profundos deseos del corazón humano, favorecen una cultura de muerte, sea física o moral, espiritual o psicológica. Ejemplos de esta cultura son los abortos a petición, (o la matanza de niños inocentes no nacidos), divorcios (que  matan los lazos del sagrado matrimonio bendecido por Dios), materialismo y aberraciones morales (que sofocan la alegría de vivir conducen muchas veces a depresión física profunda), injusticias económicas, sociales y políticas (que aplastan los derechos humanos), violencia, suicidios, asesinatos, y similares, todos los que abundan hoy día y militan contra el pensamiento de Cristo, que vino para que “todos pudieran tener vida y la tuvieran en abundancia” (Jn 10, 10). Dos instituciones vitales de la sociedad humana son particularmente vulnerables a tal cultura de la muerte: la familia y la juventud. Estos deben, por tanto, recibir la atención especial, guía y ayuda de aquellos que el Espíritu Santo ha puesto como pastores del rebaño confiado a su pastoral cuidado.

 

Mientras que, en el pasado, las áreas tradicionales de evangelización eran el corazón y la casa, salud y educación, cuidado del enfermo y el anciano, no podemos ignorar los nuevos horizontes que se deben iluminar por la luz de Cristo. Recordando la predicación de San Pablo acerca del “Dios desconocido” en el Areópago de Atenas, debemos ser conscientes de los muchos areópagos modernos que necesitan ser evangelizados hoy día: entre estos están notablemente los medios de comunicación, el mundo de la ciencia y tecnología, de las comunicaciones políticas y sociales, de refugiados y migrantes, y otros.

 

Entonces hay una extensa gama de religiones y culturas no cristianas, con sus diversas escrituras y sabios, oraciones y símbolos, lugares de culto y prácticas ascéticas, cada una ejerciendo una profunda influencia en los pensamientos y estilos de sus seguidores. Este mosaico de –ismos religiosos y culturales está ahora complicado por un profundo interrogante acerca de la identidad y determinación del hombre en la vida, que surge desde ciencias humanas y sociales, así como físicas. Mientras que este interrogatorio de introspección acerca de  la vida  y determinación humanas pudiera tener un contexto adecuado para la proclamación del Evangelio, muchas respuestas al ser propuestas en nuestro mundo postmoderno han llegado a estar desconectadas de fuentes autoritativas de la razón moral, ignorando la dimensión trascendental de la vida y buscando  hacer a Dios irrelevante. En el mundo occidental, que está cada vez más llegando a distanciarse de las tradiciones y raíces cristianas, ha seguido un contexto de confusión moral, y los principios y valores éticos y morales de sentido cristiano están bajo amenaza de diversas partes.

 

Frente a tal contexto mundial, nosotros los cristianos – y obispos, en primer lugar- difícilmente podemos permitirnos el lujo de permanecer al margen  como pasivos espectadores, o recurrir a una moda de puro mantenimiento, tratando de agarrarse a clichés muy gastados, y escondiendo nuestra luz bajo un celemín (cf. Mt 5, 15). Fieles a  nuestra misión de ser “sal de la tierra” y “luz del mundo y levadura en la masa”,  debemos ser pro activos, y no meramente reactivos, leyendo los signos de los tiempos y proyectando nuestro empuje misionero, firmemente convencidos que Él que mantiene los destinos de la humanidad en sus manos ha prometido estar con sus discípulos hasta el final de los tiempos. Y de ahí, como un proverbio chino dice: “En vez de maldecir la oscuridad, enciende una lámpara”.

 

 

POSIBILIDADES PARA LA EVANGELIZACIÓN

 

En primer lugar, debemos recordar la importancia principal de la vida ejemplar cristiana. Nuestro Señor ha dicho: “Por esto conocerán todos que sois mis discípulos, si  tenéis amor uno hacia el otro” (Jn 13, 35). En la primera era cristiana, los paganos fueron atraídos a la fe cristiana por el modo de comportarse los cristianos, y ellos comentaban: “Mirad, cómo se aman unos a otros”. Este testimonio cristiano está bien descrito en la Carta a Diogneto, escrita por un apologista cristiano en el siglo segundo.  Considero acertado citar algunos extractos de esta carta, que daría mucho que pensar a un pastor cristiano y a algunos incluso ruboriza:

 

 “La diferencia entre Cristianos y el resto de la humanidad no es materia de nacionalidad, o lengua, o costumbres. Los cristianos no viven aparte en ciudades separadas de las nuestras, hablan algún dialecto especial, no practican ninguna especie de vida excéntrica. La doctrina que profesan no es una invención de mentes y cerebros humanos curiosos,  no son ellos partidarios de esto o aquella escuela de pensamiento humano.

 

Pasan sus vidas en cualquier pueblo – griego o extranjero – que cada grupo de hombre haya determinado, y se ajustan al uso local ordinario en su ropa, dieta, y otros hábitos. No obstante, la organización de su comunidad no exhibe rasgos que sean notables, e incluso sorprendentes. Por ejemplo, aunque residen en casa en sus propios países, su comportamiento es más como de transeúntes; toman su parte plena como ciudadanos, pero ellos también se someten  a todo como si fueran extranjeros. Para ellos, cualquier país extraño es patria, y cualquier patria es país extraño. Como los otros seres humanos, se casan y engendran hijos, aunque no se deshacen de sus niños. Cualquier cristiano es libre de compartir la mesa de su vecino, pero no su cama de matrimonio.

 

Aunque el destino los ha colocado aquí en la carne,  no viven según la carne. Sus días los pasan en la tierra, pero su ciudadanía es de arriba de los cielos. Obedecen las leyes prescritas, pero en sus vidas privadas transcienden las leyes…

 

Para exponerlo brevemente, la relación de los cristianos con el mundo es aquella del alma con el cuerpo. Como el alma está esparcida por cada parte del cuerpo, así son los cristianos por todas las ciudades del mundo…  Tal es el alto destino del deber en el que Dios los ha colocado, y  es su deber moral no echarse atrás”.

 

Este es, en pocas palabras, lo que el testimonio cristiano es para todos, y lo que el mundo necesita hoy día. Necesita el testimonio creíble  de simples cristianos que viven en el mundo, con sus alegrías y sus penas, sus esperanzas y tribulaciones, pero no son del mundo. De hecho, nuestros contemporáneos de buena gana creen más  en testigos, que en maestros; y si ellos creen en maestros, es porque son testigos. Los Obispos, por tanto, deberían animar a sus fieles a “dar testimonio de la esperanza que hay en ellos” (1 Pe 3, 15),  de modo que impriman a todos y a cada uno  el que los cristianos como un todo sean temerosos de  Dios, amantes de la paz y respetuosos de la ley. El mundo hoy día necesita apologistas cristianos, no disculpadotes; necesita personas como John Henry Cardinal Newman, G.K. Chesterton, C.S. Lewis, Hilaire Bellos y otros, que brillantemente expusieron la belleza de la fe cristiana sin rubor o compromiso.

 

Además del testimonio de una vida ejemplar cristiana, hay dos caminos que pueden ayudar más a la evangelización hoy día: Son inculturación y diálogo interreligioso.

 

Inculturación es el proceso por el que el mensaje del Evangelio se encarna en culturas y contextos locales, de modo que sea significativo para los miembros de una determinada comunidad cristiana y sea fácilmente entendido por aquellos extraños a ella. Esto implicaría un doble empuje para evangelizar las culturas y para inculturar el Evangelio. Oír el Evangelio puede conducirnos a una purificación de las culturas, mientras que expresiones diferentes culturales pueden enriquecer la proclamación del mensaje del Evangelio. Evangelización e inculturación están íntimamente relacionados una a otra. De hecho, la inculturación sería la expresión cultural de la propia fe y la expresión de fe de la propia cultura. Uno de las grandes tragedias de nuestros tiempos es el divorcio entre la Fe y la  Cultura. Los Obispos deben, por tanto,  animar iniciativas que apunten a mezclar Fe y Cultura armoniosamente juntas a través del arte, la música, danza y liturgia, haciendo algo bello ante Dios y los hombres.

 

En cuanto al diálogo interreligioso, debemos todos ser conscientes que el Espíritu Santo trabaja también fuera de los límites de las Iglesias, y que existen en otras religiones y tradiciones culturales elementos que son verdaderos, buenos y santos. No deberíamos rechazarlos, sino más bien mirar con sincera reverencia aquellos caminos de conducta y de vida, aquellos preceptos y enseñanzas que, aunque difiriendo  en muchos aspectos de los que nosotros tenemos y aceptamos como cristianos, sin embargo son semillas de la Palabra y muchas veces reflejan un rayo de la Verdad que ilumina a todos los seres humanos. Por consiguiente, debemos siempre estar alertas para proclamar a Cristo, el Camino, la Verdad, y la Vida (Jn 14, 6), en el que cada uno puede encontrar la plenitud de vida religiosa, y en el que Dios el Padre ha reconciliado todas las cosas consigo.

 

Para un cristiano entonces, un diálogo de religiones conlleva el descubrimiento de la relación entre el trabajo del Espíritu Santo en la fe cristiana y su acción perseverante en otras tradiciones religiosas. Ello forma una parte de la misión de la proclamación confiada por Cristo mismo a sus discípulos. El patrimonio espiritual de las tradiciones religiosas no cristianas es una invitación genuina al diálogo, no sólo en aquellas cosas que  tienen en común con la cultura cristiana, sino también en sus diferencias. El diálogo, de hecho, nunca es un intento a imponer nuestros propios puntos de vista sobre los otros, ya que tal diálogo llegaría a ser una forma de dominación espiritual y cultural; ello no significa que abandonemos nuestras propias convicciones. Además, significa que, manteniéndonos firmemente en lo que creemos, oímos respetuosamente a los otros, buscando discernir todo lo que es bueno y santo, todo lo que favorece la paz y la cooperación.

 

El diálogo interreligioso se puede expresar a sí mismo de diversas maneras: en un diálogo de vida y acción, de ideas y de experiencia. Un diálogo de vida verá a los cristianos emanando el dulce olor de  Jesucristo y los valores evangélicos en sus encuentros del día a día con personas de otros credos. El diálogo de acción urgirá a los cristianos a hacer su amor a Dios visible a través de hechos  concretos de amor al prójimo, en los campos de la educación y de asistencia médica  e iniciativas socio-humanitarias a favor de los pobres y marginados. El diálogo de ideas demandará un intercambio sincero de nociones sobre Dios y tópicos relacionados con la religión que llevarán a un resultado de mutuo respeto y enriquecimiento. Y, finalmente,  un diálogo de experiencias conducirá a los cristianos y sus compañeros no cristianos a aprender prácticas espirituales de los otros y encuentros místicos.

 

Todo esto se debería realizar llevando en el pensamiento que Cristo nuestro Señor no vino a abolir, sino a dar plenitud, a llevar a realización las semillas plantadas por el Espíritu Santo en las tradiciones de las diversas religiones (Mt 5, 17). Prestando atención al consejo de San Pablo de apreciar “lo que es puro, justo, noble y honesto” (Fil 4, 8), debemos elegir esos valores  de tradiciones no cristianas que son compatibles con el pensamiento y comportamiento cristianos y usarlos como  puntos de arranque para un diálogo interreligioso fructífero llevando a una explicación de su plenitud en la persona divina de nuestro Señor Jesucristo. Algunos de estos arranques podrían ser, por ejemplo: una búsqueda de unión con el Absoluto, la importancia del silencio y la contemplación, honestidad y simplicidad, el espíritu de ascetismo y disciplina, vida frugal, la sed por la educación y la  investigación filosófica, amor a la naturaleza, como también compasión por todos los seres, piedad filial hacia los padres, ancianos y ancestros, amor por la familia y solidaridad dentro de la comunidad.


EMPUJE ECUMÉNICO DE LA EVANGELIZACIÓN

 

Esta presentación estaría incompleta si no tocáramos la dimensión ecuménica en el impulso por la evangelización que anima ya a la Comunión Anglicana ya a la Iglesia Católica Romana. Alguien ha dicho rectamente con una vena de humor: “Si los cristianos no se  comprometen juntos, lo harán separadamente”.  Es obvio que un esfuerzo unido fortalecería ciertamente la implementación del mandato de Cristo a predicar el Evangelio a toda criatura. Debemos recordar con mucho agrado aquí la Declaración Acordada sobre el crecimiento Común en la Unidad y Misión publicada en 2007 por  la Comisión Internacional Anglicano-Romano Católica por la Unidad y Misión (IARCCUM). El documento examina minuciosamente diversos aspectos y propuestas (culto, estudio, ministerio y testimonio) por un empeño común de misión. La mayoría de los Anglicanos y Católicos están dispuestos a estudiar asuntos juntamente y a discernir una adecuada respuesta del Evangelio, lo más fuerte será el impacto de sus esfuerzos de misión. Podrían arrancar con los puntos que unen las dos Iglesias, y poco a poco luchar para clarificar sus aproximaciones y perfeccionar sus intentos de armonizar sus esfuerzos de misión.

 

La Evangelización es la única prerrogativa del Espíritu Santo, que necesita canales a través de los que El puede fluir libremente. Esto será posible en la medida en que haya unidad y cohesión entre los miembros de la Iglesia, entre ellos y sus pastores, y, sobre todo, entre los pastores mismos, sea con la comunidad como con las otras confesiones cristianas. Porque, en el presente marco ecuménico en el que la Providencia ha querido llamar a las iglesias,  una unidad que las una juntamente en la fe apostólica es intrínseca a la misión de la Iglesia de predicar y de extender el Evangelio. De aquí que, cuando ellas están con un mismo sentir y corazón a pesar de su diversidad, su fuerza misionera es en verdad  aumentada y fortalecida. Pero, cuando la diversidad degenera en división, llega a ser un contra testimonio que seriamente compromete su imagen y esfuerzos para extender la Buena Nueva del Jesucristo.

 

Mucho se habla hoy día de enfermedades como la de Alzheimer y Parkinson. Por  analogía, sus síntomas se pueden, a veces, encontrar incluso en nuestras comunidades cristianas. Por ejemplo,  cuando vivimos miopicamente  en el presente efímero,  inconscientes de nuestro patrimonio pasado y tradiciones apostólicas,  podríamos estar sufriendo de Alzheimer espiritual. Y cuando nos comportamos de una manera desordenada, yendo caprichosamente nuestro propio camino sin una coordinación con la cabeza o con los otros miembros de nuestra comunidad, pudiera ser Parkinson eclesial.

 

MARÍA, ESTRELLA DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

 

Entre los muchos puntos de nuestro credo, que la Comunión Anglicana y la Iglesia Católica participan juntamente, está su amor y devoción a la Bienaventurada Virgen María, la Madre de Dios, como se ha escrito en la Declaración de Seattle 2005 de la Comisión Internacional Anglicana-Católica Romana (ARCIC II): “María. Gracia y Esperanza en Cristo”.

 

Como, en la Providencia de Dios, la Bienaventurada Virgen María tuvo el único privilegio de dar el Salvador a toda la humanidad, su asistencia debería ser indispensable para los evangelizadores que buscan continuar su misión de dar a Cristo en el mundo. Ella es la Estrella de la Nueva Evangelización. Además de ser tema de piedad religiosa, puede ser invocada para enseñar a los cristianos cómo ser  verdaderamente llenos del Espíritu y conducidos por el Espíritu imitando sus singulares virtudes del Fiat, Magnificat y Stabat: Fiat, diciendo “sí” siempre al plan de Dios por nosotros; Magnificat, pidiendo a Dios su mucha misericordia para la familia humana; Stabat, viviendo nuestro compromiso cristiano con coraje, coherencia y perseverancia hasta el final. Estas tres virtudes pueden ser incentivos poderosos para una vida cristiana genuina y antídotos fuertes contra todo lo que se le oponga. Y desde que María, la más bendita de las mujeres,  es profundamente venerada incluso por personas de otros credos, debe ser considerada un punto importante de referencia para el diálogo interreligioso también.

 

El papel de los pastores que como obispos están llamados a jugar en la Iglesia requiere que continuamente disciernan  si sus esfuerzos pastorales están inspirados por Dios, o motivados por criterios humanos, o provocados por nuestro Mal. En esto la Bienaventurada Virgen María sería su modelo, guía e intercesora, para enseñarles a tener “la mente de Cristo” (Fil 2, 5), para discernir su presencia, su palabra y su voluntad, y para evitar ser astutamente engañados por nuestro ego o por el adversario de Dios y nuestro. Esto es importante para el combate espiritual en el que todos nosotros estamos comprometidos.

 

En un hermoso poema titulado: “La toga de Cristo”, el famoso poeta Joyce Kilmer expuso cuán fácil es detectar al demonio cuando él “viene en su propia forma” y echarle fuera con la señal de la Cruz, pero qué difícil es discernir  la autenticidad de un Cristo togado que aparece con una cara triste, una cabeza coronada y manos y pies heridos. Él se vuelve a María para orientación segura, porque la “Madre de Cristo conoce a su Hijo”. Ella le dice: “Este es el Hombre de la Mentira, disfrazado con temeroso arte, tiene las manos y los pies heridos, pero no el corazón herido”.

 

En comunión con la Bienaventurada Virgen María y todos los Ángeles y Santos, encomiendo esta Conferencia de Lambeth a Dios Todopoderoso, y pido que, a través de ella,  Él pueda dar incontables bendiciones sobre la Comunión Anglicana por todo el mundo. Con  el Cardenal John Henry Newman, una importante figura para los Anglicanos y Católicos igualmente, os uno en la oración al Espíritu Santo.

 

Guía, bondadosa Luz, entre la ceñida oscuridad,

Guíame tú!

La noche es oscura, y yo estoy lejos de casa;

Guíame tú!

Mantén tú mi pie: no pido ver la distante escena:

Un paso es suficiente para mí.

 

(Traducción particular no oficial desde el Inglés)

 
El texto completo original del discurso del Card. Dias, en inglés

http://www.fides.org/ita/vita_chiesa/2008/cidias_230708.html


Publicado por verdenaranja @ 0:41  | Hablan los obispos
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Telegrama de pésame por las víctimas en el accidente aéreo que tuvo lugar el miércoles 20 de Agosto de 2008 en el aeropuerto de Barajas, Madrid, enviado por Benedicto XVI al cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, a través del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado.

 

 

 

SEÑOR CARDENAL ANTONIO MARÍA ROUCO VARELA ARZOBISPO DE MADRID PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA


EL SANTO PADRE, PROFUNDAMENTE APENADO AL CONOCER LA DOLOROSA NOTICIA DEL GRAVE ACCIDENTE AÉREO OCURRIDO AYER EN EL AEROPUERTO DE BARAJAS, QUE OCASIONÓ NUMEROSAS VÍCTIMAS Y HERIDOS, OFRECE FERVIENTES SUFRAGIOS POR EL ETERNO DESCANSO DE LOS DIFUNTOS. ASIMISMO, RUEGO A VUESTRA EMINENCIA QUE TENGA LA BONDAD DE HACER LLEGAR EL SENTIDO PÉSAME DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI A LOS FAMILIARES DE LOS FALLECIDOS, JUNTO CON EXPRESIONES DE CERCANÍA ESPIRITUAL, VIVA SOLICITUD Y DESEO DE UN PRONTO Y TOTAL RESTABLECIMIENTO DE LOS HERIDOS EN EL LAMENTABLE PERCANCE. CON ESTOS SENTIMIENTOS, EL SUMO PONTÍFICE, EN ESTOS MOMENTOS DE TRISTEZA, IMPARTE DE CORAZÓN LA CONFORTADORA BENDICIÓN APOSTÓLICA, COMO SIGNO DE CONSUELO Y ESPERANZA EN EL SEÑOR RESUCITADO.


CARDENAL TARCISIO BERTONE

SECRETARIO DE ESTADO DE SU SANTIDAD

[Texto original en español]


Publicado por verdenaranja @ 0:25  | Habla el Papa
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ZENIT publica la meditación que dirigió Benedicto XVI en la plaza de la catedral de Bresanona, el domingo 3 de agosto de 2008, con motivo de la oración mariana del Ángelus.



Queridos hermanos y hermanas:

Os doy una cordial bienvenida a todos. Quiero dirigir unas palabras de agradecimiento en primer lugar a usted, querido obispo Egger, que ha hecho posible esta fiesta de fe. Gracias a usted he podido volver una vez más a mi pasado, proyectando al mismo tiempo mi futuro. Una vez más puedo pasar mis vacaciones en la hermosa Bressanone, esta tierra donde el arte, la cultura y la bondad de la gente están muy unidas. Le doy gracias por todo esto. Naturalmente, doy las gracias a todos los que, juntamente con usted, han contribuido a hacer que yo pueda pasar aquí días de paz y serenidad. Doy las gracias a todos los que han organizado esta fiesta. Agradezco de corazón a las autoridades de la ciudad, de la región y del Estado lo que han hecho para organizarla; a los voluntarios que han prestado su ayuda; a los médicos; a las numerosas personas que han colaborado, y en particular a las fuerzas del orden. A todos doy las gracias por su colaboración. Seguramente he olvidado a algunas personas. Que el Señor os recompense a todos. A todos os encomiendo en mi oración, que es el único modo que tengo para agradeceros. Doy las gracias sobre todo a Dios, que nos ha dado esta tierra y que nos ha regalado también este domingo inundado de sol. Así hemos llegado a la liturgia del día. La primera lectura nos recuerda que las cosas más grandes de nuestra vida no pueden ser adquiridas ni pagadas, porque las cosas más importantes y elementales de nuestra vida sólo pueden ser un regalo: el sol y su luz, el aire que respiramos, el agua, la belleza de la tierra, el amor, la amistad, la vida misma. Todos estos bienes esenciales y centrales no podemos comprarlos, sino que los recibimos como regalo. La segunda lectura añade que eso significa que también hay cosas que nadie nos puede quitar, que ninguna dictadura, ninguna fuerza destructora nos puede robar. Nadie nos puede quitar el ser amados por Dios, que en Cristo nos conoce y ama a cada uno; y, mientras tengamos esto, no somos pobres, sino ricos. El evangelio añade un tercer paso. Si de Dios recibimos dones tan grandes, también nosotros debemos dar: en ámbito espiritual debemos dar bondad, amistad y amor. Pero también debemos dar en el ámbito material. El evangelio habla de compartir el pan. Estas dos cosas deben penetrar hoy en nuestra alma. Debemos dar, porque también nosotros hemos recibido. Debemos transmitir a los demás el don de la bondad, del amor y de la amistad. A la vez, a todos los que necesitan de nosotros y a los que podemos ayudar, debemos darles también dones materiales, haciendo así que la tierra sea más humana, es decir, más cercana a Dios.


Ahora, queridos amigos, os invito a recordar con afecto filial, juntamente conmigo, al siervo de Dios Papa Pablo VI, de cuya muerte dentro de tres días conmemoraremos el trigésimo aniversario. En efecto, la tarde del 6 de agosto de 1978 entregó su alma a Dios. Era la tarde de la fiesta de la Transfiguración de Jesús, misterio de luz divina que siempre ejerció una gran fascinación sobre su espíritu. Como Pastor supremo de la Iglesia, Pablo VI guió al pueblo de Dios a la contemplación del rostro de Cristo, Redentor del hombre y Señor de la historia. Precisamente la amorosa orientación de la mente y del corazón hacia Cristo fue uno de los ejes del concilio Vaticano II, una actitud fundamental que mi venerado predecesor Juan Pablo II heredó e impulsó con el gran jubileo del año 2000. En el centro de todo está siempre Cristo: en el centro de las Escrituras y de la Tradición; en el corazón de la Iglesia, del mundo y de todo el universo. La divina Providencia llamó a Giovanni Battista Montini de la cátedra de Milán a la de Roma en el momento más delicado del Concilio, cuando la intuición del beato Juan XXIII corría el peligro de no tomar forma. ¡Cómo no dar gracias al Señor por su fecunda y valiente actividad pastoral! A medida que nuestra mirada retrospectiva se hace más amplia y consciente, resulta cada vez más grande, me atrevería a decir más sobrehumano, el mérito de Pablo VI al presidir la asamblea conciliar, al llevarla felizmente a término y al gobernar la agitada fase del posconcilio. En realidad, podríamos decir, con el apóstol san Pablo, que la gracia de Dios en él "no fue vana" (cf. 1 Co 15, 10). Hizo fructificar sus notables dotes de inteligencia y su amor apasionado a la Iglesia y al hombre. A la vez que damos gracias a Dios por el don de este gran Papa, nos comprometemos a sacar provecho del tesoro de sus enseñanzas.


En el último período del Concilio, Pablo VI quiso rendir un homenaje especial a la Madre de Dios y la proclamó solemnemente "Madre de la Iglesia". A ella, la Madre de Cristo, nos dirigimos ahora con la plegaria del Ángelus.


[Después de la plegaria mariana, el Santo Padre dirigió este saludo a los peregrinos]

Queridos amigos, el viernes próximo, 8 de agosto, se inaugurarán los Juegos de la XXIX Olimpíada. Me alegra dirigir al país de acogida, a los organizadores y a los participantes, en primer lugar a los atletas, mi cordial saludo, así como mi deseo de que cada uno dé lo mejor de sí mismo, con el genuino espíritu olímpico. Sigo con profunda simpatía este gran encuentro deportivo -el más importante y esperado a nivel mundial- y espero vivamente que brinde a la comunidad internacional un ejemplo válido de convivencia entre personas de las más diversas procedencias, en el respeto de la dignidad común. Ojalá que una vez más el deporte sea prenda de fraternidad y de paz entre los pueblos.


Queridos amigos, dentro de tres días se conmemorará el trigésimo aniversario del fallecimiento del Papa Pablo VI. Quisiera recordar devotamente con vosotros su quehacer pastoral, desempeñado de modo fecundo y audaz. Con el pasar de los años se aprecia cada vez más la grandeza que demostró presidiendo la segunda parte del concilio Vaticano II, llevándolo felizmente a término y gobernando la Iglesia en la delicada fase posconciliar. A la vez que damos gracias a Dios por el don de este gran Pontífice, os invito a sacar provecho también hoy de sus enseñanzas. Muchas gracias.


[Después del encuentro con los fieles para el rezo del Ángelus, el Santo Padre entró en la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel. Hablando en alemán e italiano a los fieles allí congregados, les expresó su alegría por poder visitar de nuevo esa iglesia parroquial, en la que durante otras vacaciones rezó muchas veces y vivió numerosas experiencias hermosas, entre ellas varios conciertos. Su Santidad les pidió que lo encomienden en sus oraciones.]


[Traducción del original italiano y alemán distribuida por la Santa Sede

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


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Ante el muy grave accidente aéreo.

         
Hondo pesar y condolencias del Obispo de Tenerife

 

Ante el gravísimo accidente aéreo ocurrido en la tarde de hoy en el aeropuerto de Madrid-Barajas, en un vuelo con destino a Gran Canaria, el Obispo Nivariense, Bernardo Álvarez, ha seguido con interés durante toda la tarde y noche, la evolución de los acontecimientos y ha manifestado su hondo pesar y su más sentido pésame a los afectados. Álvarez se une de esta manera al dolor de los familiares de las víctimas, encomendando a Dios el eterno descanso de los fallecidos y hace votos por pronto  restablecimiento de los heridos.

 

          Igualmente, el Prelado Nivariense se ha puesto en contacto con el Obispo de la Diócesis Canariense,  y con las principales autoridades civiles del Archipiélago a las que ha transmitido, en nombre de toda Diócesis, el sentido pesar por esta tragedia que nos ha conmocionado a todos.

 

Asimismo, el obispo ha invitado a todos los católicos de estas islas a incluir estas intenciones en su plegaria personal y comunitaria

Artículo semanal del Padre Fernando Lorente, o.h., publicado en EL DÍA el mércoles 20 de Agosto de 2008 en la sección CRITERIOS bajo el epígrafe "Luz en el CAmino".

Luz en el Camino Fernando Lorente, o. h. *

 

Reflexión veraniega: en la comunicación

 

DE MI AMIGO Paco, un paciente de esta clínica (hoy hos­pital) de S. Juan de Dios que frecuentemente me envía una comunicación con la cual quiere corresponder a las que yo escribo semanalmente en este periódico, que tanto le hacen a él y a su familia. En la esperanza de que lo mismo pudiera suce­der a los lectores de este espacio con esta suya, os la transcribo a continuación:

 

"Todos deseamos estar informados de lo que sucede en el mundo. Pero no podremos dejar de enteramos de lo que ocu­rre en nosotros mismos, y corremos todos el riesgo de dejar mar­ginados ese conocimiento de nosotros Pero éste, si alcanza el hondón del alma donde late Dios, engendra allí serenidad y espe­ranza. Hemos de atender a nuestro nivel de esperanza, pues la desesperanza puede arraigar fácilmente en un mundo que alguien ha definido como patético y apático. Patético por aquello que no tiene de bueno y apático por la posible falta de reacción. Si crecen estas cualidades negativas en nuestro tiempo, no le harán precisamente capaz de proyectarse hacia un futuro alegre y espe­ranzador que valga la pena vivir.


Soy de los que opina que no queremos ser apáticos, no reac­cionando en positivo, Un aspecto a no olvidar es reaccionar ante el pecado. Y ello quiere decir: ante el pecado propio, arrepen­timiento; ante el pecado ajeno, perdón. Reaccionando así, el Reino de Dios está cerca, estamos llegando a él.

 

Cristo dice: "Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino del Cielo". Y la falta de esperanza es la negación del espí­ritu de infancia. Porque este espíritu de infancia es esencial-mente resurgimiento, llama viva, disponibilidad, acogimiento del futuro. La esperanza comporta espíritu de infancia que es espíritu de amor. Dios nos ofrece siempre su amistad, y el tiempo comienza a moverse nuevamente y, a la vez, aunque sea de una forma imprecisa. La esperanza se despierta, como una luz, en el fondo del alma. Una luz que puede ser crecimiento en la gra­cia que tenemos. Para otros puede ser encender el arrepenti­miento, en el caso de que hayan caído en pecado.

 

Insisto en la esperanza, en cualquier situación, porque nada es posible sin ella. No hay capacidad de reacción, ni ilusión de cambio. No hay perspectiva de futuro. Y lo peor que nos puede suceder es quedamos anclados en el presente, cuando estamos lanzados a una historia de salvación que, desde siempre, Dios ha pensado en cada uno de nosotros y en todos en comunidad humana".

 

Así termina el mensaje de mi amigo Paco. Muy positivo para una reflexión veraniega; y, también, para cualquier otra esta­ción del año. La esperanza cristiana es el oxígeno de la vida humana. Vida desesperanzada es vida asfixiada.

 

* Capellán de la clínica S. Juan de Dios.


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Mi?rcoles, 20 de agosto de 2008

Zenit ofrece la intervención que pronunció el miércoles, 20 de Agosto de 2008,  Benedicto XVI durante la audiencia general que concedió a los peregrinos congregados en el patio del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, y a los que por falta de espacio aguardaban fuera del recinto

 

¡Queridos hermanos y hermanas!

 

Cada día la Iglesia ofrece a nuestra consideración uno o más santos y beatos a los que invocar e imitar. En esta semana, por ejemplo, recordamos algunos muy queridos por la devoción popular. Ayer, san Juan Eudes, quien frente al rigorismo de los jansenitas --estamos en el siglo XVII-- promovió una tierna devoción, cuyas fuentes inextinguibles indicó en los sagrados corazones de Jesús y de María. Hoy recordamos a Bernardo de Claraval, a quien el Papa Pío VIII llamó "doctor melifluo" porque destacaba en "hacer destilar de los textos bíblicos el sentido que se encontraba escondido en ellos". A este místico, deseoso de vivir sumergido en el "valle luminoso" de la contemplación, los acontecimientos le llevaron a viajar por Europa para servir a la Iglesia, en las necesidades de su tiempo y para defender la doctrina cristiana. Ha sido definido también como "doctor mariano", no porque haya escrito muchísimo sobre la Madre de Dios, sino porque supo captar su papel esencial en la Iglesia, presentándola como el modelo perfecto de la vida monástica y de toda forma de vida cristiana.


Mañana recordaremos a san Pío X, que vivió en un periodo histórico atormentado. De él Juan Pablo II dijo, cuando visitó su pueblo natal en 1985: "Luchó y sufrió por la libertad de la Iglesia y por esta libertad ofreció su disposición para sacrificar privilegios y honores, para afrontar incomprensiones y burlas, pues valoraba esta libertad como garantía última para la integridad y la coherencia de la fe (Enseñanzas de Juan Pablo II, VIII, 1, 1985, página 1818)


El próximo viernes estará dedicado a la María Virgen Reina, memoria instituida por el siervo de Dios Pío XII en 1955, y que la renovación litúrgica querida por el Concilio Vaticano II ha puesto como complemento de la festividad de la Asunción, ya que ambos privilegios forman un único misterio.


El sábado, finalmente, rezaremos a santa Rosa de Lima, primera santa canonizada del continente latinoamericano, del que es la principal patrona. Santa Rosa solía repetir: "Si los hombres supieran qué es vivir en gracia, no se asustarían de ningún sufrimiento y sufrirían con gusto cualquier pena, porque la gracia es fruto de la paciencia". Murió a los 31 años en 1617, tras una breve existencia llenas de privaciones y sufrimientos, en la fiesta del apóstol san Bartolomé, del que era muy devota, porque había sufrido un martirio particularmente doloroso.


Queridos hermanos y hermanos, día tras día la Iglesia nos ofrece la posibilidad de caminar en compañía de los santos. Escribía Hans Urs von Balthasar que los santos constituyen el comentario más importante del Evangelio, su actualización en el día a día, y por tanto representan para nosotros una vía real de acceso a Jesús. El escritor Jean Guitton los describía como "los colores del espectro en relación con la luz", porque con tonalidades y acentos propios cada uno de ellos refleja la luz de la santidad de Dios. ¡Qué importante y provechoso es, por tanto, el empeño por cultivar el conocimiento y la devoción de los santos, junto a la cotidiana meditación de la Palabra de Dios y el amor filial hacia la Virgen!


El periodo de las vacaciones constituye ciertamente un tiempo útil para repasar la biografía y los escritos de algunos santos o santas en particular, pero cada día del año nos ofrece la oportunidad de familiarizarnos con nuestros patronos celestiales. Su experiencia humana y espiritual muestra que la santidad no es un lujo, no es un privilegio de unos pocos, una meta imposible para un hombre normal; en realidad, es el destino común de todos los hombres llamados a ser hijos de Dios, la vocación universal de todos los bautizados. La santidad se ofrece a todos; naturalmente no todos los santos son iguales: son de hecho, como he dicho, el espectro de la luz divina. Y no es necesariamente un gran santo el que posee carismas extraordinarios. Muchos de sus nombres sólo Dios los conoce, porque en la tierra han llevado una existencia aparentemente normalísima. Y precisamente son estos santos "normales" los santos que Dios habitualmente quiere. Su ejemplo testifica que, sólo cuando se está en contacto con el Señor, se llena uno de su paz y de su alegría y de este modo es posible difundir por todas partes serenidad, esperanza y optimismo. Considerando precisamente la variedad de sus carismas, Bernanos, gran escritor francés que siempre estuvo fascinado por la idea de los santos --cita a muchos en sus novelas-- destaca que "cada vida de santo es como un nuevo florecimiento de primavera". ¡Que esto nos suceda también a nosotros! ¡Dejémonos atraer por la fascinación sobrenatural de la santidad! Que nos obtenga esta gracia María, la reina de todos los santos, madre y refugio de los pecadores!


[A continuación, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas, en español dijo:]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los sacerdotes de Toledo y de otras diócesis de España, que constituyen la Fraternidad sacerdotal en el Corazón de Cristo. Os encomiendo en mi oración, para que continuéis aspirando cotidianamente a la santidad, ejerciendo vuestro ministerio con alegría, sencillez de corazón y fidelidad al Evangelio y a la Iglesia. La conducta ejemplar de un sacerdote y el testimonio de su amor a Dios y a los hermanos son fuente de gracias incesantes para el pueblo de Dios y una invitación constante para que otros respondan con generosidad a la llamada del Señor. Os bendigo a todos con afecto.

 

[En polaco dijo:]

Saludo a los peregrinos procedentes de Polonia. La semana pasada Polonia quedó afectada por tempestades y huracanes, acontecimientos insólitos para esa región. Ha habido muertos y heridos. Muchos han perdido el patrimonio de una vida entera. A cuantos de algún modo han sufrido daños a causa de esta desgracia, quiero asegurar mi cercanía espiritual y el recuerdo en la oración. La bendición del Señor descienda sobre ellos y sobre los aquí presentes.


[Traducción del italiano por Inmaculada Álvarez

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


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MANUEL APARICI

«Capitán de Peregrinos»

Hombre de virtudes heroicas, de profunda vida de oración y fama de santidad



3.      Virtudes anejas

 

         Como buen peregrino vivió la santa POBREZA con esforzada austeridad, desprendido de las cosas materiales pues pensaba que todo era puro don de Dios y regalo de su providencia amorosa. Pero su pobreza no era llamativa.

Se puso en condiciones de vivir pobre hasta pasar necesidad, en paz y sólo por Dios. A veces tenía que pedir ayuda a sus amistades para la atención de su casa y de su madre ya anciana, y, sin embargo, a través de sus manos pasó muchísimo dinero, no para él sino para los hombres sus hermanos.

         La pobreza se observaba en la austeridad de su vida, la modestia de su vivienda –vivía en casa de su madre–, de sus vestidos [1], dignos pero nada ostentosos, aunque él pertenecía a una familia de clase media alta. El ambiente doméstico era también de gran sencillez y absoluta austeridad. Todo lo que le rodeaba, absolutamente todo, era sencillo y eficaz. No se extralimitaba jamás nada aunque pudiera. Cuidaba las cosas, las aprovechaba, no despilfarraba.

Tampoco ambicionó cargos, ni poder, ni dinero, ni suspiró por la grandeza en que vivían sus amigos dedicados a la vida civil: Alberto Martín Artajo, Ibáñez Martín, Joaquín Ruiz–Giménez, etc. Por el contrario, rezumaba felicidad su vida en medio de su pobreza.

Pero la vivió con la dignidad que su posición le exigía, con un estilo que se diría franciscano. No de una manera que destacara o chocara. Para él suponía un gozo inmenso que Dios le “obligara” a ser pobre. Cuántas veces explicaba que obligar quiere decir etimológicamente atar, que Dios es tanto lo que nos quiere que por sus Mandamientos nos “obliga” a amarle, y que él por su sacerdocio queda crucificado por Cristo por la obediencia, la pobreza y la castidad.

Pasó de andar en coche–cama, antes de su conversión, a viajar toda la noche a pueblos lejanos sentado en trenes de madera en tercera una vez iniciado el nuevo camino, dejando toda clase de lujos: pañuelos de seda, etc. Tampoco andaba cogiendo taxis, cogía el metro mientras estuvo sano.

Y si algo necesitaba era por razones de su familia, a la que en no se sabe en qué grado tenía que ayudar.

         Atento siempre a la vida de Jesús, procuró ejercitar en sí mismo, primero, y, después, hacer vivir a los demás la pobreza, como imitación de Cristo y como testimonio en su tarea apostólica.

         Durante su enfermedad fue también un modelo a imitar. Cuando le veían postrado en la cama, enfermo, lleno de dolores, problemas de salud y pobreza, decía: «Para consumar el cáliz que ya había pedido beber y que el Señor me ofreció».

Cuando hablaba de la pobreza evangélica la presentaba con tales atractivos y razonamientos que entusiasmaba en lugar de retraer, porque palpaban la providencia amorosa de Dios y vivían los valores del Reino en plenitud.

Exhortaba a practicar y vivir sencilla y austeramente; preocuparse de la pobreza de los demás y tratar de remediarla. En este sentido, hacía referencias directas al mundo de los suburbios, uno de los mayores problemas de Madrid en aquella época, aconsejando a todos al menos su presencia allí. Ponía de manifiesto la responsabilidad y riesgos que comportaba la riqueza, siguiendo plenamente el espíritu evangélico, y los ejemplos que Cristo exponía en sus parábolas. En su época él elaboró bastante las doctrinas ascéticas que se daban a los jóvenes.

Resumiendo, era normal, ni miserable, ni pródigo, era limpio y aseado, ni ajeno, ni preocupado–avaro, absolutamente desprendido, muy amante del trabajo, servicial y siempre disponible a todos, con facilidad y alegría, como el Maestro, procurando no dar trabajo. Al contrario, trataba de allanar el camino.

 

         Tenía muy claro el significado y el alcance de ese consejo evangélico –OBEDIENCIA– que a ejemplo de Cristo tiene que ejercitar quien aspira a la santidad.

         Los Peritos Teólogos en su Informe nos hablan de su «entrega, respeto y obediencia incondicional a la Voluntad de Dios, expresada a través del director espiritual» y de su «fe en la Iglesia y obediencia al Magisterio Eclesiástico».

Analizando todo el conjunto de su vida, da pie a pensar que era heroico en su obediencia. Decía: «La cruz y la obediencia es lo único que salva y redime o la prueba y el sacrificio aceptados en actitud confiada y con el corazón abierto es el mejor apostolado, o la norma suprema de un creyente es aceptar la voluntad de Dios, etc., etc.».

         Su obediencia, fidelidad y cariño a la Jerarquía, en sus distintos cargos en el apostolado, estaba fuera de toda duda y fue siempre ejemplar y respetuoso en sus actitudes y palabras, aunque su juicio personal no coincidiera; obediencia amorosa, cordial, ciega, sin discutir jamás, sin censurar y volcándose en su ejecución, con absoluta docilidad y total sumisión, con alegría inmensa y ternura confiada. Y no sólo a sus explícitos mandatos, sino también a sus orientaciones disciplinares y pastorales. Si en alguna ocasión disintió de algún Prelado, se apresuraba a visitarle para dirimir cualquier dificultad que se pudiera presentar. Resaltaba también  en él su adhesión a la doctrina y documentos pontificios.

Era un hombre en continua actitud de servicio y apostolado a la Iglesia. Hacía continuamente alusión a la total obediencia a la Jerarquía, y más que nada al Papa. En el tema de la obediencia era reiterativo. Repetía con emoción una y otra vez: «El que obedece no se equivoca» y «todo con el Obispo y nada sin el Obispo». El Obispo era para él, el padre. Le tenía a la vez confianza. No sólo con el propio, sino también con otros. En él era pasión esta faceta.

Como dato significativo hay que resaltar el hecho de su obediencia a la petición del Cardenal Enrique Pla y Deniel de que retrasase su ingreso en el Seminario, pese a su gran deseo de hacerlo, manifestado insistentemente en sus escritos y palabras.

No es de extrañar, pues, que fuese muy querido por todos ellos.

Este era el talante con que orientaba y una de las dimensiones en que más insistía en la formación y orientación espiritual que daba a sus jóvenes. Esto mismo inculcaba a los que estaban a su lado y este aspecto marcó a todos lo que le trataron.

Era igualmente obediente con las Autoridades Civiles o con cualquier persona que tuviese autoridad tales como el Consiliario General  del Consejo y los Párrocos y hasta con los jóvenes.

Consta su acatamiento a las primeras, pero sin ocultar sus discrepancias con algunas de las decisiones y actuaciones y aunque en algunas ocasiones hubo sus roces y dificultades, fue siempre respetuoso y en último término lo dejaba en manos de sus superiores eclesiásticos. Nunca planteó actitudes y menos rebeldías contra ellas [2]. Asimismo, su comportamiento con ellas durante los periodos de persecución religiosa fue igualmente modélico. Nunca se le escucharon manifestaciones que pudieran ser ofensivas para con los gobernantes, ni en general ni en particular, cuando enviaban delegados del Gobierno a las reuniones.

Por lo que se refiere al Consiliario, nombrado por la Jerarquía, su postura era: Si señalaba una línea de conducta, él la seguía con toda sencillez y sin muestras de contrariedad. Y otro tanto cabe decir con relación a los Párrocos. Para él un Párroco no era un curas normal y corriente. Un simple Párroco le indicaba que tal o cual cosa no le parecían oportunas, sin dar demasiadas razones, y él aceptaba como un cordero, sin abrir su boca ni para defenderse, y cuando los jóvenes que estaban con él se irritaban y/o disgustaban les repetía aquella escena de los Hijos del Trueno: ¡No sabéis de qué espíritu sois!

Es más, siempre secundaba con docilidad las indicaciones que se le hacían por personas de buena fe, aunque no fuesen autoridad.

         Del ministerio sacerdotal tenía clarísimo que él era un servidor, un esclavo literalmente que no tiene derecho a nada.

Por otro lado, consultaba ordinariamente a sus colaboradores. Contaba con ellos y siempre pedía sus consejos. Como conocía a personas de mucha calidad, las consultaba también los temas que creía oportunos, con el fin de formar mejor su conciencia, las cuales, más adelante, llegaron a ocupar altos cargos en la Jerarquía de la Iglesia. En definitiva, oía a todo el mundo, escuchaba sus opiniones, las respetaba y tenía en cuenta –salvo que éstas tuvieran defectos contra la fe o la ética– poniendo en práctica muchas de ellas. No solo tenía en cuenta el parecer de los demás sino que creaba órganos de opinión y consejo para que sus decisiones fuesen más acertadas y eficaces de cara a la Comunidad y el futuro de la misma.

         Es más, no solo seguía el consejo de las personas a quienes había puesto al frente de cargos de responsabilidad sino que estaba siempre dispuesto a modificar su propio criterio cuando veía razones fundadas para ello en los demás.

         Y todo ello porque no era terco. Nunca decía eso es así porque lo digo yo o impusiese su criterio en caso alguno. Además, como era un hombre que estaba de verdad al servicio de los demás, apenas aparecían sus criterios propios. Consecuentemente, con él no te podías negar a nada y además lo hacías con sumo con gusto.

Con su comportamiento y sus palabras promovió entre los jóvenes el espíritu de obediencia sobre todo a la Jerarquía y sumisión a los consejos de los Consiliarios de los Jóvenes de Acción Católica. Y ello como una exigencia del amor a Cristo. Les repetía una y otra vez: «Cuando la Jerarquía manda ir por la derecha o por la izquierda, sin pensarlo más, todos a marcar el paso por donde manda. Frase que entonces ya tuvo algún comentario en privado en sentido negativo».

Ejercía la autoridad con gran suavidad, rectitud y dulzura, con grandeza de espíritu y caridad, elegancia y comprensión sobre sus colaboradores y subordinados.

Las declaraciones de los testigos son sumamente elocuentes y expresivas. Revelan su grandeza de alma y su actitud permanente de servicio y de obediencia.

 

         La CASTIDAD aparece como una escuela de donación de la persona y conduce al que la practica a ser ante el prójimo un testigo de la fidelidad y la ternura de Dios.

         El Siervo de Dios, que se consideraba pecador, pedía al Señor un odio a muerte al pecado de impureza y a la Santísima Virgen, flor de la pureza, que le hiciera casto: «Haz que yo sea casto», anota en su Diario. Vivía el candor y la modestia de la pureza.

         La virtud de la castidad la vivió radicalmente a partir de su conversión. Y la vivió con toda naturalidad como una consagración de todo el ser humano al amor divino.

Al mismo tiempo observó la debida modestia en sus conversaciones, gestos, etc. así como en su trato, personal o epistolar, y lo hizo con plenitud.

         Era opinión común que para mantener la castidad hacía uso de penitencias corporales, si bien nunca se le oyó decir nada de ellas, lo cual es signo de modestia y humildad.

         Todos los que le trataban tenían la convicción de que en este aspecto era un verdadero ángel y que su porte, su talante, su conversación y enseñanzas eran las propias de un hombre casto enamorado de Jesucristo.

         Repetidamente manifestaba ante los jóvenes el horror y la bajeza de los vicios y pecados de la carne. Se preocupaba porque los jóvenes acertaran a vivir en la castidad en esa etapa de la vida en que tienen mayores dificultades. Siempre les aconsejaba que fuesen castos como medio imprescindible para seguir a Cristo.

Así en sus predicaciones, enseñaba, animaba y orientaba a una vida de pureza fuerte y luminosa, que exponía de forma interesante y hermosa. Enseñaba siempre que para vencer la carne deberían hacer mucha oración, fortalecerse con los Sacramentos, con la devoción a María, con la penitencia, el apostolado, haciendo gimnasia con su voluntad y una vida deportiva sana.

 

         Toda su vida era una constante demostración de su profunda HUMILDAD hecha estilo de vida en todos los aspectos. Decía: «La humildad es la que roba el corazón de Dios». Vivía una humildad sincera y efectiva en su comportamiento y esa misma sencillez la llevaba al trato con las personas de cualquier condición social. Jamás hablaba de sus méritos y evitaba, salvo que fuera necesario mencionar, su relación con altas personalidades.

         Se reconocía pequeño y pobre ante Dios, pero siempre tenía una gran confianza en el amor, en la misericordia de Dios, y estaba muy agradecido a Jesucristo a quien trataba de meter en todos los corazones.

         Su sencillez –que mantenía siempre y en todo momento– allanaba la conversación y la franqueza, incluso a los que le veían ya casi como un mito por su trayectoria en el apostolado jerárquico. Pero jamás se vanaglorió de la posición preeminente que tuvo como Presidente y Consiliario Nacional de la Juventud de Acción Católica y nunca se enalteció de sus cargos [3], sino al contrario se presentaba como uno de tantos y no se avergonzaba de realizar trabajos que rebajaran su dignidad como ponerse a colocar cosas, hacer sobres, llevar bultos en los viajes, esperar a la gente, quedarse en el último lugar, ponerse a confesar porque otros no querían, etc.

         A pesar de sus altos cargos vivió la virtud de la humildad de una forma continua y consagró su vida a un trabajo oscuro y difícil, aunque por su preparación y su prestigio podría haber aspirado a puestos más destacados en la vida de la Iglesia. Nadie recuerda que hiciera pensar que los “explotaba” para su beneficio ni promoción. Tampoco recuerdan ningún detalle que hiciera pensar que aspiraba a “algo más”.

         No buscó nunca protagonismos, cargos públicos, honores, privilegios o puestos de relumbrón. Todo lo contrario. Y aceptó con humildad los que le propusieron. Tampoco se quejaba de no haber recibido más honores por los servicios prestados a la Iglesia en los cargos de Presidente y Consiliario Nacional. En su familia –según su sobrino Rafael– se comentaba que podía estar entre los candidatos al Episcopado, pero él nunca le oyó a su tío alusión alguna a este tema.

         Nada le humillaba. Recuerdo –dice su sobrina Josefina–que veníamos mi marido y yo de pasar un domingo en el Escorial. Hacía un tiempo espléndido, y me dice mi marido: estoy pensando que voy a subir a casa de tu tío Manolo a lavarle los pies y arreglárselos, pero es mejor que tú no subas porque a lo mejor le resulta violento y humillante, y se siente más a gusto conmigo solo. Yo lo esperé en un bar. Y cuando bajó me dijo: estuvo tranquilo, sonriente, y en ningún momento se sintió humillado porque le lavara los pies.

         ¡Hermoso es enjugar los rostros ajenos, pero más hermosos es dejarse enjugar el rostro por otros! Ello es prueba de una gran humildad.

         Sabía reconocer sus culpas y sus errores sin buscar justificaciones ni excusas. Y lo hacía con normalidad, facilidad y ánimo pronto para afrontar las circunstancias arduas y difíciles con sencilla humildad.

Al mismo tiempo, procuraba pasar desapercibido siempre que podía y cuando las exigencias de sus cargos se lo permitiesen y ocupar, cuando le dejaban, los puestos más humildes. Como era mayor que sus jóvenes, casi le imponían que aceptase la presidencia, lo que, a veces, no aceptaba. No obstante, aceptaba con bastante naturalidad el que tuviera que estar en los primeros puestos como Presidente o Consiliario Nacional.

Animaba a vivir la virtud de la humildad y repetía: «Sin humildad no hay virtud, y sin virtud, sabido es que no hay santidad, y nosotros somos peregrinos de un eterno camino de santidad”. Recordadlo: “Para Santiago, santos”, nos pidió Antonio Rivera. ¿Seremos capaces de defraudarle?».

Humilde, sencilla y modesta fue su vida a pesar de las circunstancias favorables de que gozaba por su posición social. El hato era sencillo.

 

         II       DE PROFUNDA VIDA DE ORACIÓN

 

Todos los testigos (Cardenales, Arzobispos, Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y seglares) coinciden en afirmar que era un hombre de profunda vida de oración, sencilla, pero intensa y edificante, como intensa y edificante era su vida espiritual. Era la base y principio, el fundamento y oxígeno de toda su vida. Vivía en oración constante hasta tal punto que su vida no sabría explicarse sin su vida de oración, porque toda su vida se apreciaba como fruto de la oración. Vivía constantemente esa presencia amorosa de Dios [4].

Cuando no estaba ocupado en tareas apostólicas se le encontraban siempre rezando ante el Tabernáculo, abstraído en profunda contemplación. Se le veía como absorto, ensimismado, ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor, como si estuviera contemplando la majestad divina. Pasaba horas y horas de rodillas con la cabeza inclinada hacia la derecha. Más de una vez le han visto llorar ante el Sagrario. Era un alma eminentemente eucarística [5]. Impresionaba verle rezar.

         Esta era también su actitud cuando celebraba la Santa Misa. «Participar con él en la Eucaristía –dice José Luis López Mosteiro– era un don extraordinario … Un día, D. José Toubes, hablando a los feligreses, con nosotros allí, dijo casi una herejía: “La Misa que vais a oír hoy es extraordinaria, especial. La va a decir, D. Manuel Aparici, nada menos” … (Ya sé que no puede tomarse al pie de la letra; el bueno de D. José Toubes quería decir algo … Y lo dijo. Aquella celebración de la Eucaristía tenía el carisma del sacerdote santo que iba a celebrarla. Y eso no es herejía)».

         Y esa intensa vida de oración la llevaba tanto antes de su enfermedad como durante ella. Y la mantuvo hasta el día de su muerte. Su día de enfermo era un día permanente de oración. Y en tal estado ¡con qué unción celebraba la Santa Misa cuando se lo permitía su enfermedad y oraba ante el Santísimo en el Oratorio de la pequeña habitación de su casa!

Todos, absolutamente todos, quedaban edificados por su piedad, su amor a la oración y su actitud orante y lo consideraban un maestro, modelo a seguir, tanto en la vida de apostolado como en la vida de oración.

         Para varios testigos, entre ellos Mons. Mauro Rubio Repullés, fue favorecido con gracias especiales de oración, si bien ninguno de ellos sabe si tuvo o no experiencias contemplativas o místicas extraordinarias, si bien ninguno de ellos las descarta.

         El Rvdo. Manuel López Vega, compañero suyo en el Seminario, afirma que tuvo experiencias místicas y profundamente contemplativas, que era un hombre de Dios, místico. Por su parte, el Rvdo. Francisco Méndez Moreno asegura que un recuerdo que no olvidará son los momentos de oración que hacía en la Capilla. Por último, Mons. Maximino Romero de Lema le califica de «una persona ... muy “mística”» ... «dotado de dones carismáticos especiales», dice José Díaz Rincón, quien añade que se transformaba en la oración.

         Irradiaba y trasmitía el espíritu contemplativo a cuantos le rodeaban [6] y les iniciaba en la oración contemplativa. De «espiritualidad contemplativa», lo califica Mons. Maximino Romero de Lema.

         Dormía muy poco y dedicaba muchas horas de la noche a rezar ante el Sagrario. En los Cursillos de Cristiandad, pasaba prácticamente toda la noche en oración delante del Santísimo y muchas veces con los brazos en cruz. Y otro tanto cabe decir en los Ejercicios que dirigía. En las horas de descanso, o por la noche, se le encontraba en la Capilla, en el sitio que no pensaba ser visto o en las horas tardías, estaba postrado rezando.

         Por otro lado, era de notar la forma tan maravillosa en que sabía poner a la gente en oración, sin despegar los pies del suelo, dejando traslucir su profunda unión interior con Dios y su liderazgo de jóvenes.

         Recomendaba vivamente la oración. Quería jóvenes orantes con el gran orante que es Jesús. Les repetía: «Somos orantes o no somos cristianos» [7]. «Sin la oración no hacemos nada» [8].

Pero no solo la recomendaba, sino que creaba a su alrededor un ambiente que ayudaba a orar y enseñaba a orar. Mons. José Cerviño y Cerviño nos dice que, «en sus contactos personales con él, así como en la convivencia en el Colegio Mayor donde vivían [cuando estudiaban en la Universidad Pontificia de Salamanca, Facultad de Teología], éste procuraba siempre estimular en todos el espíritu de oración y la total conformidad con la voluntad del Señor». «Empujaba hacia una espiritualidad intensa, vida de oración, comunión diaria y/o frecuente, etc.» [9]. Pedía constantemente oraciones y oraba también constantemente por las necesidades de los demás.

Podemos concluir, pues, diciendo que Manuel Aparici, como los santos, dedicaba gran parte del tiempo a la oración, que constituye el momento privilegiado para comunicarse con el Señor. En ella encontraba fuerzas para su tarea apostólica y luz para enseñar a los demás el camino de la perfección.

         La oración de escucha, contemplación y diálogo de amor frente al Sagrario es –afirman los Peritos Teólogos– una nota distintiva en el desarrollo de su vocación. En la mayor parte de su Diario, Cuaderno, escritos, etc. –añaden– encontramos los diferentes momentos, meditaciones y reflexiones que en un ambiente de oración inspiraban su alma enamorada. Después de cada uno de ellos nos dejaba leer sus frutos y resoluciones.

La oración adquiere una expresión muy especial, es de súplica para poder identificarse con el sacrificio de su entrega en el camino de la cruz y la fuerza espiritual necesaria para no defraudar al Señor y mantener su espíritu de fidelidad.

Nos proyecta su vivencia espiritual en lo que es su especialidad: la oración de entrega y confianza en el diálogo íntimo de amor frente al Sagrario y a las continuas respuestas a la sensibilidad de su vida con miras a la maduración de su decisión fundamental en la consagración del deseo ferviente de ser Sacerdote Santo.

En sus oraciones y meditaciones, nos expresa la intimidad del dialogo de confianza que establece con el Amado. Es una verdadera manifestación de la escucha sincera del Amado que se comunica con un mensaje siempre nuevo y alentador.

Y siempre daba gracias al Señor por todos sus bienes.

         Manuel Aparici es un referente en nuestros días para todos seglares y sacerdotes, sanos y enfermos.

 

         III.     FAMA DE SANTIDAD

 

         Tenía un deseo ferviente de santidad y de que sus jóvenes fuesen también santos. Grandes eran sus anhelos de santidad. Así se aprecia en su Diario, Cuaderno, escritos, etc., así lo destacan los Peritos Archivistas y Peritos Teólogos en sus informes y así lo aseguran los testigos. Absolutamente todos los que le conocieron y trataron lo consideran un ejemplo vivo de seglar y de sacerdote santo. «La única tristeza –repetía– es no ser santo».

         De su fama de santidad y de su muerte santa ha quedado ya la debida constancia en estas páginas de la mano de testigos muy cualificados. Uno de los testigos, el Rvdo. José Manuel de Lapuerta y Quintero, afirma en su declaración que:

         *       «El Cardenal D. Vicente Enrique y Tarancón, cuando en una conversación le manifestó el deseo de introducir la Causa de Canonización de Manuel Aparici, y preguntarle si lo creía oportuno, su reacción fue inmediata: “sin duda alguna, es un santo que necesita la Iglesia de hoy, modelo de seglares y de sacerdotes”.

         *       »Mons. José María García Lahiguera, cuando se enteró de nuestros proyectos para preparar la introducción de la Causa del Siervo de Dios, espontáneamente me dijo: “Ya sé que estáis trabajando por iniciar la Causa de Manuel Aparici; enhorabuena y seguid adelante; cuando llegue el momento contad con mi testimonio, tengo muchas cosas que decir de este hombre que era un verdadero santo”. Falleció antes de nuestra recopilación de testimonios».

 

1.      Fama de santidad en vida

 

         La práctica totalidad de los testigos le tenían en vida por un santo y algunos por  un santazo. «Era unánime la opinión sobre su espíritu verdaderamente ejemplar como cristiano y como sacerdote. Hombre alegre y espontáneo, no podía disimular esas formas externas de santidad» [10]. «Que las volutas de humo que de él saques, al ayudarte a pensar, te aumenten la santidad», le dice su sobrino Luis [11].


2.      Fama de santidad en el momento de la muerte

 

         En el momento de su muerte, había una convicción generalizada de que había muerto un santo; que había coronado el cielo un apóstol colosal y prototipo. Tenemos un santo en el cielo era la expresión unánime y espontánea. Su santidad era conocida y destacada por todos los que le conocían como un eco de la vida que irradiaba. Se le tenía  por un santo de los pies a la cabeza.

 

3.      Fama de santidad después de su muerte

 

«Conocí a D. Manuel y pude admirar su obra entre la juventud, así como su vida ejemplar y gran espiritualidad en la dirección de jóvenes y sacerdotes, por lo que le hacen merecedor de los más grandes elogios. Puedo asegurar a Vuestra Eminencia Reverendísima –le decía el entonces Cardenal Arzobispo de Madrid D. Ángel Suquía Goicoechea como ya ha quedado dicho– que la fama de santidad del Siervo de Dios está viva en la Archidiócesis y también difundida en otros pueblos y regiones».

         «Y entre el pueblo de Dios –afirma ALFA Y OMEGA, revista del Arzobispado de Madrid [12]– está extendida su fama de santidad».

         Muchos sacerdotes y algunos Obispos le tienen como ejemplo y modelo de santidad en su comportamiento sacerdotal. Es un modelo de santidad que gusta, que parece al alcance y marca el camino de la entrega a la vocación apostólica sin condiciones y sin destellos sorprendentes.

         Han pasado muchos años desde su muerte y todavía sigue vivo su recuerdo al tiempo que se afianza su fama de santidad. Ha dejado una gran y profunda huella.

 


[1]  Se constató el uso continuo de un traje gris a rayas y, para los momentos solemnes, un pantalón de los llamados de corte y una chaqueta negra. Y en esta misma línea, se observó su comportamiento en el resto de las cosas necesarias para la vida.

[2] Hay que tener en cuenta que por su edad y circunstancias tenía muchas amistades con personalidades de la política con las que se llevó siempre bien.

[3] La Presidencia y la Consiliaría Nacional de la Juventud de Acción Católica eran cargos relevantes en aquella época.

[4]  Ver el número especial de BORDÓN, Abril 2002, «LA EUCARISTÍA, ALIMENTO DE LOS QUE PEREGRINAN» Manuel Aparici Navarro, “Capitán de Peregrinos”, y la Eucaristía.

[5] « ... Tener alma eucarística –escribe José Francisco Serrano en “Alfa y Omega” núm. 218 del 22 de junio de 2000– es un reto para los cristianos ... Nos hace falta un banco de almas eucarísticas ... ».

Tomando las palabras de S.S. Juan Pablo II a los jóvenes peregrinos de la Archidiócesis de Madrid a Roma en agosto del 2002, presidida por su Pastor, el Cardenal Arzobispo D. Antonio María Rouco Varela, Manuel Aparici nos diría: « ... revitalizad vuestras comunidades situando la Eucaristía en el centro y entregándoos día a día a los hermanos ... ».

[6]Mons. José Cerviño y Cerviño.

[7]  José Luis López Mosteiro.

[8]  Miguel García de Madariaga.

[9] César Domínguez Izuel.

[10]  Mons. José Cerviño y Cerviño.

[11]   Su carta de fecha 31 de mayo de 1948 (C.P., pp. 8480/8481).

[12]  Núm. 18 de fecha 5 de febrero de 1995.

 

 


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MANUEL APARICI

«Capitán de Peregrinos»

Hombre de virtudes heroicas, de profunda vida de oración y fama de santidad





2.      Virtudes Cardinales

 

         Practicó la virtud de la PRUDENCIA, ordenando todas sus acciones al fin sobrenatural.

         Coinciden casi todos los testigos en que no actuó por mera prudencia humana o por cálculos o previsiones materiales en el ejercicio de sus responsabilidades. Lo humano y material en él estaba supeditado a Dios. Obró siempre con prudencia sobrenatural. Era una de las constantes de su actuación hasta verle sufrir en silencio muchas veces.

         Ahora bien, los testigos no se limitan a afirmar que ejercitó la virtud de la prudencia sobrenatural, sino que dan un juicio sobre sus diversas actividades como seglar, como Presidente Nacional de la Juventud de Acción Católica, como seminarista, como Consiliario Nacional de esa misma Juventud y como enfermo.

En los momentos difíciles de España como consecuencia de un enfrentamiento que parecía próximo manifestó prudencia sobrenatural y no se dejó llevar del ambiente dominante. Constatando el ambiente político y social del momento, demostraba no sólo ecuanimidad sino un intenso amor a la Iglesia, a España y al prójimo. Una prueba más de su prudencia y fortaleza sobrenaturales se detecta en la orientación que dio a la Juventud de Acción Católica de Toledo sobre la forma de proceder, luego del asalto y cierre posterior por la autoridad de la República de que fue objeto su sede poco antes de comenzar la Guerra.

         Idénticas pruebas de prudencia y fortaleza sobrenaturales las dio como Presidente Nacional con ocasión de la Asamblea Nacional celebrada en Toledo en el año 1934. Declarada una huelga revolucionaria como protesta, bajo el lema: «Ni pan ni agua para los perros fascistas», sin perjuicio de mantener la Asamblea, supo crear un espíritu entre los jóvenes, que concurrieron a la misma desde todos los puntos de España, un clima de serenidad que evitó los enfrentamientos que hubieran podido producirse con quienes revelaban su manifiesta hostilidad a los asambleístas por las calles de la Ciudad.

         Él tenía relación con muchas instituciones, personas muy diversas y situaciones a veces contradictorias propias de aquel tiempo. Y supo llevarlo todo como Presidente con verdadero tacto y prudencia, a veces era verdaderamente heroica. Yo fui testigo –dice Mons. Mauro Rubio Repullés– de una prudencia verdaderamente extraordinaria en las decisiones de su cargo tanto como Consiliario como Presidente, dada la dificultad que en aquella época presentaba la mentalidad de los distintos ambientes donde tenía que intervenir».

         En su testimonio, Mons. Maximino Romero de Lema afirma que «hay un hecho en su vida apostólica, como Presidente, muy digno de ser señalado: Piénsese en la España de 1930 a 1936 y en los años siguientes de su Presidencia y en todas las acciones y reacciones allí nacidas. Manuel Aparici trató con caridad y prudencia todos los “movimientos” existentes dentro de la Iglesia.

         Esta prudencia, como sabiduría, mantenida durante tanto tiempo, y sin falsas componendas, es una prudencia superior a la ordinaria porque estaba en juego el fin sobrenatural de la Juventud de Acción Católica. Esta “sabiduría” está fundada en la oración. Y aquellos momentos fueron siempre difíciles.

«Esta prudencia la constató Felipe González Sánchez en unos momentos delicados para la Juventud de Acción Católica, en los que en la Rama Obrera se habían introducido elementos y criterios, que incluso hicieron mella en algunos de nuestros Consiliarios, en los que la fidelidad a la Iglesia no estaba tan clara».

         «En el Seminario –como ha quedado dicho– era prudente en sus juicios, en los comentarios; cuando en el curso había alguna decisión de los Superiores que no nos agradaba o no entendíamos, él siempre puso su nota y consejo prudentes; era prudente en sus manifestaciones, en su forma de actuar».

         Como Consiliario Nacional la prudencia inspiraba sus decisiones. Se mantuvo en una línea de prudencia y caridad hacia todos, procurando unir y suavizar diferencias. Cuando había discusiones que afectaban a temas políticos, procuraba no intervenir y era extremadamente prudente en su juicio sobre los gobernantes.

         Ya seriamente enfermo, se permitía con dificultad dar un paseo alrededor de una plaza próxima, apoyado en su hermana, mayor que él, y al enterarse que alguien hizo un comentario inconveniente dejó de salir con ella.

         Su prudencia está siempre en su preocupación por preparar una juventud para desarrollar una actividad cristiana, en su actitud de vida, en el trato con las personas, en su comportamiento público y en todos sus proyectos y actuaciones. Por ejemplo:

         *       En su preocupación por preparar una juventud para desarrollar una sociedad cristiana.

         Aunque sabía que su tiempo era limitado, no tenía prisa, pero tampoco ahorraba ningún sacrificio, ni viajes, ni horas de predicación, ni noches sin dormir. Se diría que era un prudente muy activo.

         *       En su actitud de vida, en el trato con las personas y en su comportamiento público:

         «Me llamó la atención … acerca de mi comportamiento con él en público declara su sobrina Josefina. Fui a Madrid, a casa de una prima de mi madre, y una mañana me fui a casa de la abuela y al entrar pregunté: ¿está el tío Manolo? Me dijeron: está en San Ginés, y fui a buscarlo y llegué cuando salía por el atrio y le di un par de besos y me fui con él para casa. Después me llamó y me dijo: “No vuelvas a hacer lo que hiciste hoy porque resulta muy extraño; quien lo vea no sabe que eres mi sobrina”.

         Otro detalle: llegué a Madrid y vi que tenían muchacha nueva muy enclenque y mayor, llamada Modesta; daba la sensación que no podía con el trabajo, y comentándolo con otra señora que también había ido a limpiar a la casa de la abuela, dije que me parecía que no servía de mucho. Fue una condición que le puso mi tío a mi abuela que no quería chicas jóvenes en casa, que se haría rarísimo cuando abrieran la puerta, para que no se prestara a comentarios».

*       En sus proyectos.

         Entusiasta sin dejar de ser prudente; abordaba proyectos difíciles que requerían mucho trabajo, pero lo hacía de una manera ordenada y después de haberlos meditado y rezado mucho. Nunca se le vio perder los nervios; era un hombre de muy buen consejo.

Coinciden los testigos en que antes de celebrar un cursillo, realizar una visita u otra actividad, tomar una decisión, dar un consejo o cuando tenía algún asunto delicado se encomendaba al Señor y pedía siempre oraciones a otras personas, conventos y militantes incluidos. Y esto lo hacía de forma habitual. Tenía relación e incluso amistad personal con algunas monjas de clausura a las que pedía ayuda espiritual para las responsabilidades y tareas propias de su cargo y también para su entrega, santidad.

         Asimismo, enviaba a sus jóvenes a visitar a personas mayores, enfermos y, sobre todo, conventos de clausura para pedir oraciones por tal o cual cosa concreta. Mimaba con sus atenciones a varios conventos; decía que eran su retaguardia.

         Era una persona a quien le gustaba asesorarse y pedir consejo, sabía escuchar, y luego decidía bajo su responsabilidad. No se dejó arrastrar de ninguna idea extremista de aquel momento.

         Según el caso consultaba a sus compañeros de Consejo, a personas conocedoras del asunto en concreto, a sus superiores jerárquicos o a la Jerarquía eclesiástica. Los grandes planes los consultaba con sus superiores jerárquicos y de un modo especial y en los asuntos graves con la Jerarquía, aceptando fielmente su decisión.

         Nunca puso en peligro el respeto debido a los demás, a la Iglesia, al estado sacerdotal o a la Jerarquía eclesiástica.

Gozaba del don de consejo. A alguno no le cabe la menor duda de que pudo haber tenido esta especial asistencia sobrenatural, considerando el modo en que lo hacía. Sus consejos eran siempre de un alto grado de equilibrio que invitaba a llevarlos a cabo dentro de ese mismo camino.

Por otro lado, nunca aconsejó por quedar bien, por agradar al aconsejado o por intereses de cálculo humano.

Soportó con caridad fraterna las burlas, enfrentamientos, presiones, ofensas, molestias, comentarios despectivos, burlones y reticentes, malas miradas, insultos callejeros, etc. por ser católico, dirigente de la Juventud de Acción Católica, sacerdote, etc. Unas veces venían del mismo clero, otras de las autoridades civiles o políticas. Los soportó siempre con buen espíritu, serenidad, paciencia y equilibrio sin espíritu de mala respuesta o de revancha. Tampoco hacía ningún comentario. No se quejaba sino al contrario exhortaba a la prudencia sobrenatural sin olvidar la audacia.

Las presiones que más vivió fueron las relativas al periódico SIGNO por parte de las Autoridades civiles encargadas de la censura. Él siempre pidió a sus jóvenes que defendieran la libertad de expresión, pero con prudencia y sin enfrentamientos. No faltaron tampoco, en algún momento, tensiones en relación con el Movimiento de Cursillos de Cristiandad. Tanto en uno como en otro caso mantuvo actitudes firmes dentro de la prudencia.

Se comportó en todo momento como un hombre de Dios.

Exhortaba a todos a proceder con prudencia y a poner la mirada en Dios antes de tomar una decisión. Recomendaba siempre el equilibrio, la ponderación, el sopesar los pros y los contras, evitar desviaciones aceleradas, etc. e insistía en que incluso en conductas o actividades represivas podía haber siempre circunstancias que ignorábamos y disculpasen esas actitud.

Su ejemplo fue de una gran ayuda para todos para ser más prudentes en sus actuaciones.

         Por lo que a sus escritos se refiere, decir que en todos ellos manifiesta también una gran prudencia y da en ellos sabios consejos, propios de un hombre prudente. Aconsejaba como procedía él mismo dejando siempre a Dios la última palabra.

 

         Por su gran sentido de la fe en la palabra de Dios –JUSTICIA PARA CON DIOS–, se mostraba siempre pronto y diligente a entregarle sin reserva su corazón, a obedecer en todo a su divina voluntad y a seguir sus inspiraciones con amor y docilidad. Impulsado por este espíritu de fe, cumplió con fidelidad sus obligaciones para con Dios y las leyes de la Iglesia, tanto en su etapa de seglar como de seminarista y de sacerdote, con generosidad y espontaneidad, sin limitarse al hecho de la obligatoriedad, y lo hizo siempre con alegría, gozo e ilusión. No tenía otro norte en su vida que la imitación de Cristo. Y en este cumplimiento se jugó la vida.

         Lo que tenía que hacer como sacerdote lo ejercía con total entrega. No miraba el tiempo, molestias, sacrificios, sinsabores que le suponían tantas horas de hablar con la gente, confesar horas y horas, predicar, rezar, celebrar los Sagrados Misterios, etc. mientras se quebraba su salud, sin dejarse tiempo para nada, siendo él el que “tirase” de todos; pocos le ayudaban. Era un cristiano ejemplar y un sacerdote modelo. Fue justo e irradiador de justicia y de justeza para con Dios.

         Fue siempre ejemplo para todos. Les exhortaba a cumplir con las obligaciones para con Dios y les ayudaba, en cada uno de los estados de su vida, a vivir mejor esta virtud.

        

         Decía: «La JUSTICIA PARA CON EL PRÓJIMO es la base o entrada de la gran virtud de la Caridad». Superó en todo momento la justicia por la caridad y fue tan agradecido como ejemplar.

         Era un hombre equitativo y justo incluso en sus juicios para con los demás. No quería entretenerse en juicios sobre el prójimo. Era un género que no le iba. Por otro lado, siempre sabía quitar importancia a las faltas que pudieran cometer las personas manifestando con esto su caridad y también su justicia.

         No pensaba en sí mismo, ni en sus conveniencias, sino en los demás, en el prójimo. Jamás fue acusado de injusticia. Era un hombre honrado que cumplía siempre a rajatabla la palabra dada y lo que prometía, pero nunca prometió lo que no podía dar o hacer, pues era una persona muy seria y formal, responsable de cuanto se le confiaba, pero al mismo tiempo muy abierta, cariñosa y benévola.

         Si alguna vez tenía que reprender a alguien, lo hacía siempre con suavidad y cariño. Nunca con ira o con palabras duras. Aunque algunas veces se exaltase, terminaba con una inmensa dulzura.

         Su delicadeza con el prójimo era la mejor muestra del espíritu de justicia que le animaba. Trataba con justicia a todos sin acepción de personas, y cada uno pensaba que era plenamente querido por él. Le veían como un imán que atraía a todos.

Procuraba juzgar y discernir los conflictos con realidad, sin dejarse llevar de meros sentimientos de simpatía. En cierta ocasión tuvo que intervenir ante un sacerdote extranjero para corregirle evangélicamente. Trató de influir sobre él, aunque no llegó a lograr su objetivo en totalidad. Esta persona, aun cuando por debilidad hacía caso omiso de sus consejos, le respetaba y le admiraba por su espíritu sacerdotal. Como buen sacerdote respetó al máximo los secretos que le confiaban.

Fue siempre muy respetuoso para con los derechos de otras personas y fiel cumplidor con los deberes de justicia para con ellas. Obró siempre con rectitud y justicia. Grande era su preocupación por el problema social.

No consta que tuviera deudas contraídas y mucho menos pleitos en los Tribunales de Justicia, porque era de una honestidad económica absoluta. En materia tan delicada, era también ejemplo y modelo. No buscó donaciones, legados o herencias para su provecho ni medió para aprovecharse ni fue acusado nunca de apropiación indebida.

         También era una persona muy agradecida ante cualquier atención que se tuviese con su persona porque era todo corazón, caridad, coherencia, dulzura, comprensión, siendo la expresión de su rostro el reflejo de su alma limpia y de su ternura. Jamás fue hipócrita o desagradecido ni para con Dios ni para con el prójimo.

         No sólo fue justo con las personas allegadas, colaboradores y jóvenes que tenía confiados, sino que fue un verdadero volcán de caridad, porque era amigo, padre, madre, sacerdote, compañero y baluarte para con todos. Respondía siempre con mucha caridad, porque es lo que prevalecía en él, y cuando el asunto era delicado le veíamos a él cargarse la responsabilidad y el sufrimiento para descargar a los demás.

         Como en todos los demás aspectos, fue ejemplo y modelo que ayudó a los demás a ser más justos y equitativos con los hermanos.

 

         Afrontó todos los momentos difíciles de su vida con gran FORTALEZA de ánimo, prontitud y alegría, sin perder nunca la calma y la serenidad de espíritu, y sin dejarse llevar del desaliento. Los superó con firmeza y decisión. Lo sobrenatural informaba todos los aspectos de su vida. Ésta fue un ejercicio continuo de fortaleza dispuesto siempre a cumplir la voluntad de Dios. Buscaba los valores cristianos por encima de todo y a cualquier costo y se manifestaba pronto, fácil y alegre para sufrir y soportar todas las penalidades, aun con peligro de sus intereses, de su salud e incluso de su propia vida. Estaba dispuesto a perderla dejándose matar antes que hacerlo en defensa propia con personas que podían  no estar en gracia de Dios.

         Cuando algunos colaboradores le preguntaba si estaba cansado, repetía las palabras de San Pablo: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta».

A pesar de su no buena salud se esforzaba constantemente por el cumplimiento de su trabajo, especialmente en todo lo que se refería a su vida espiritual y en particular a su oración a la que dedicaba mucho tiempo cada día, al conocimiento de la Sagrada Escritura y a su preparación teológica.

Nunca se sintió dispensado de sus obligaciones para disminuir el ritmo de su trabajo, que ponían en peligro su salud, como realmente sucedió. Su vida tenía un ritmo exigente de trabajo, de oración, de entrega. Todo este estilo lo mantuvo siempre con salud y sin ella. Su larga y penosa enfermedad puso bien de manifiesto esta virtud.

Supo avanzar por el camino de la perfección sin desfallecimientos, pese a todas las dificultades, consciente de que los sufrimientos, tanto físicos como morales, eran pruebas amorosas enviadas por Dios para su purificación.

         ¡Era tan normal su trato en la adversidad y en la bonanza! Su talante vital era tan sorprendentemente sobrenatural que nada alteraba su señorío ante las eventualidades más o menos adversas.

Y como en el resto de las virtudes ayudó a muchos a vivir más plenamente la virtud de la fortaleza de palabra y de obra edificando a todos con su ejemplo.

 

Al hablar de la virtud de la TEMPLANZA, escribe en su Diario:

         «Versó el retiro sobre la virtud de la templanza. Me hiciste comprender que no se alcanza sin la mortificación; pero una mortificación total y completa. Pues esta virtud es una fuerza de la “nova creatura” que somos los cristianos y no podrá existir en nosotros mientras no esté completamente aniquilado y muerto el hombre viejo. Por esto se nos decía que era una consecuencia del santo bautismo.

         »Pero se nos dijo más: Que era una exigencia de nuestra vocación; y es verdad, si “sacerdos est alter Christus” no hay otro camino para llegar al altar que matar del todo al hombre viejo para que no viva más que Cristo. Ya el Señor me hizo ver en otra ocasión que a todo cristiano, pero de modo eminente al sacerdote, le pide su carne y su sangre para que, crucificando la carne y derramando la sangre, llegue a todas las almas la noticia de la Redención».

         Aunque de temperamento fuerte, vehemente y apasionado, tenía gran dominio de sus inclinaciones naturales, de sus palabras y de sus pasiones. Igualmente era vehemente en la defensa del ideal, pero suave en el trato y realizaciones. En él se cumplió plenamente el adagio latino: «Fortiter in re, suaviter in modo».

         Nunca observaron en él actitudes destempladas o palabras duras y fuera de lugar. Nunca se excitaba por los contratiempos. Nunca tenía gestos de violencia o impaciencia. Su imagen habitual era la de una persona muy abierta, muy cariñosa y muy serena, de aspecto ascético, sonriente, de buen humor, segura, no propensa a la polémica ante todas las situaciones, problemas. asuntos varios, etc. que se le presentasen. Reflejaba ser un hombre de mucha vida interior y de un gran paz que inundaba a todos.

Por lo que se refiere a la comida y a la bebida era una persona parca, de una gran sobriedad y austeridad, mortificada en todo prescindiendo de vinos, licores, exquisiteces etc., quizá con la única excepción del tabaco, si bien parece obligado aplicarle dos atenuantes: le servía para imponerse algún sacrificio y lo consideraba con frecuencia como instrumento de apostolado porque un pitillo oportunamente ofrecido podía abrir una conversación que le hiciese un bien al invitado. Si alguna vez pedía algo distinto de los demás, pocas veces, lo hacía por razones de salud. Sus comidas eran comidas muy sencillas, muy monótonas y nunca se le oyó quejarse ni pedir nada, ni querer nada. Es más, siempre tenía algún detalle individual para consigo mismo de privarse de alguna cosa que sus familiares y colaboradores consideraban mortificación, pero nunca intentó imponer estos criterios a los que le acompañaban, incluso le parecía normal que los jóvenes tuvieran un buen apetito.

Dedicaba poco tiempo al sueño. Madrugaba mucho y se acostaba tarde. Dormía poco, pero esta y otras mortificaciones no perjudicaban el ejercicio de sus deberes. Su familia jamás le vio dormir durante el día. Se mortificaba mucho en el tiempo dedicado al sueño; rezaba y estudiaba mucho y trabajaba de noche. Aquella frase que entre risas repetía: «La noche es joven y no tiene fronteras» reflejaba su actitud.

Su espíritu de sacrificio era de todos conocido, y su mortificación se presentía que llegaba a extremos importantes pero no perjudicaban el ejercicio de sus deberes. La fuente de su mortificación era la “sollicitudo omnium ecclesiarum”, que para él eran los jóvenes y su Acción Católica a la que entregaba cuanto era y poseía sin medida [1].

         Por lo que se refiere a las normas de la Iglesia sobre ayunos y abstinencias, era un fiel cumplidor de las mismas. Las tenía un gran aprecio y las recomendaba. Los consideraba convenientes cuando la Iglesia así lo determinaba y hablaba siempre de ellos como la mejor forma de ofrecer algo grato a Dios, avalado por su Iglesia; de hacerlo con entusiasmo y alegría, explicando cómo le enternecía a Dios el amor sacrificado de sus hijos y desaconsejaba a quienes los menospreciasen. «Era una persona que vivía la ascesis cristiana con mucha exigencia en todos los aspectos», afirma Mons. Mauro Rubio Repullés.

Tocante a su salud, era una persona normal en su cuidado. En cambio, Mons. Maximino Romero de Lema «pensaba que venía reduciendo su atención personal».

         Siendo su porte austero su persona no provocaba rechazo, retraimiento o temor en los que le trataban, porque la forma de vivir lo hacía con tanta normalidad, naturalidad y elegancia que no chocaba, lo que podía chocar era que lo hiciera de otra forma. Tan pronto lo descubrían lo que ocurría es que alababan a Dios y se contagiaban.

         Los jóvenes se sentían atraídos por su trato, que era cordial y afectuoso. El hecho real es que a los jóvenes se los llevaba de calle. Y todos cuantos colaboraban con él coincidían en el respeto y en la admiración hacia su persona.

«De su vida austera y fervorosa, a pesar de su juventud y de los medios económicos de que disponía, dan prueba el retiro en que vivía, alejado por completo de los halagos del mundo y su piedad profunda, alimentada con la oración y lecturas espirituales y la Misa y Comunión diarias, todo lo cual hacía que al tratar con él se sintiera uno envuelto en un ambiente cálido de piedad y de fervor. Contrastaba su línea de austeridad para consigo mismo con su bondad y disposición para servir a los demás. Severo para sí mismo y generoso para los demás», asegura José María Castán Vázquez.

Se le veía tan normal que parecía que nada le costaba ser tan normal como él se mostraba.

 

 [1]  Era el clima habitual que se aconsejaba en Ejercicios y dirección espiritual.


 


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Artículo enviado por Calos Peinó Agrelo donde se exalta las virtudes de Manuel Aparici.

MANUEL APARICI

«Capitán de Peregrinos»

Hombre de virtudes heroicas, de profunda vida de oración y fama de santidad 

         No podemos finalizar su biografía sin hacer una referencia más amplia y precisa que la hecha hasta ahora, aunque sea de forma sucinta, a sus virtudes, vida de oración y fama de santidad.

 

         I.       HOMBRE DE VIRTUDES HEROICAS

 

         Por las declaraciones de los testigos –que constan en la Copia Pública de la Causa y que hemos utilizado para redactar este capítulo– sabemos que ejercitó las virtudes en grado heroico. Y las ejercitaba siempre con normalidad, sencillez, equilibrio, constancia, prontitud de ánimo y alegría espiritual. Sin embargo, muchos no sabrían decir cuales de ellas vivió con mayor heroicidad. No obstante, señalan como virtudes especiales la fe, la esperanza, la caridad para con Dios y para con el prójimo, la humildad, la paciencia, la prudencia y la fortaleza.

 

         1.      Virtudes teologales

 

         Era un hombre de una FE extraordinaria y profunda que vivió intensamente en todas las circunstancias de su vida. Era el motor de su vida de tal manera que ésta no podría entenderse sin aquella. «La fe –decía– hay que vivirla las veinticuatro horas del día, desde el amanecer hasta la noche y desde la noche hasta el amanecer».

Vivía totalmente en las manos de Dios y hablaba como quien estaba en permanente comunicación con Él. ¡Siempre estaba unido y pendiente de Dios!

Fue ejemplo y modelo del ejercicio de la fe y testimonio vivo que proyectaba y transmitía con su palabra y sus obras, ya en privado, ya en público; en sus charlas, consejos, predicaciones, diálogos personales, (era muy amigo del apostolado personal; es decir, uno a uno). Cuántas veces se le oía aquello: «hay que encender las velas una a una». Sus palabras impregnaban de modo pleno. Fue un gran apóstol de la enseñanza y de la predicación.

Una fe capaz de causar impacto en las personas que se acercaban a él. Arrastraba con aquel fuego del alma. Quería que la tuvieran y vivieran también las personas que le rodeaban y creía firmemente que el futuro de España dependía de la manera de vivir la fe los jóvenes. Insistía en la fe informando la vida y descubría que la fe sin obras es fe muerta; que la vida cristiana es fe y obras. Descubría la grandeza y la belleza de la fe, demostrando que la fe es lo único que da sentido a todo ¡hasta el dolor y la muerte!

Su vivencia teológica fue esencialmente paulina: conocía admirablemente los escritos de San Pablo y sabía adecuarlos al momento que se vivía, a las mentalidades juveniles y su enseñanza era muy trinitaria: El amor al Padre; su pasión por el Hijo era radical, Cristo fue su modelo vital y plena aceptación de la acción del Espíritu Santo.

         Al educar en la fe, daba mucha importancia a la educación familiar como algo fundamental para sembrar la fe.

         Exponía la sana doctrina, siempre en profundidad, con sencillez y ardor, pero de modo claro y acomodado al alcance de los que le escuchaban; reforzaba ésta con otras fuentes: Santos Padres, historia, experiencia, Magisterio de la Iglesia y muchos ejemplos, y con el testimonio de los santos, el suyo propio y el de otros miembros de la Iglesia. Motivaba y despertaba el interés y la disponibilidad aún de los más reticentes o apáticos. Como preparación, leía y estudiaba mucho.

Además ponía a sus jóvenes y no jóvenes en contacto con hombres de fe y de sabiduría cristiana para que les desvelasen los misterios de la fe y los avances en torno a los mismos, cuidando muy mucho que se les diera lo seguro y lo maduro, según las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia.

Recurrían a él para que les confortara en los momentos difíciles. Ayudó a muchas personas en momentos de crisis o dudas sobre su fe o su vida cristiana con resultados positivos –entre ellas a sacerdotes y seminaristas– con su oración y testimonio.

         Los medios que utilizaba para mantener su fe eran muy sencillos. La alimentaba con la oración continua, horas ante el Sagrario, los sacramentos, las jaculatorias que lo ponían constantemente en comunicación con Dios, la contemplación, el estudio, la meditación de la Palabra de Dios, el sacrificio, las mortificaciones y amarguras, dirección espiritual, etc. pues él era el servidor de todos, el último en todo, el que se conformaba con todo.

         Por ella, que llegó a ser martirial, estaba dispuesto a dar su vida. ¡Todo por Cristo. Ése era su lema!. Nunca ocultó su condición de apóstol comprometido, incluso en las épocas de persecución religiosa, y estuvo a punto de ser fusilado. A pesar de todo no se amilanó.

          De la fe en Dios brota la ESPERANZA y la confianza en Él como una relación necesaria de la criatura al creador, del hijo al padre, del siervo al señor. «Es la virtud –dice a Sor Carmen– que más necesitamos que aumente el Señor a través del don de la fe».

Tenía siempre presente, en todos los momentos de su vida, en salud y enfermedad, su condición de peregrino que camina hacia la Casa del Padre y, por tanto, puestas todas sus esperanzas en la misericordia de Dios. Para él el camino hacia el Padre era lo fundamental y la peregrinación el instrumento que acercase a los labios sedientos de la juventud el cáliz rebosante del amor de Dios. De ahí su desprendimiento pleno de todas las cosas de este mundo.

Mantenía en todo momento la serenidad de espíritu en medio de las contrariedades y pruebas de la vida. Al modo ignaciano, ponía de su parte cuanto era capaz y esperaba firmemente en que Dios pusiera el resto en el que tenía puestas todas sus esperanzas.

         Con su palabra y su ejemplo, como apóstol seglar y como sacerdote, enseñó a los jóvenes a hacer de su vida una peregrinación.

La idea de la confianza en Dios era una de las que más repetía, enseñaba y vivía, apoyado constantemente en Jesucristo al que amaba apasionadamente. Otra idea en la que insistía es la de la paternidad de Dios, ¡Dios es Padre !; decía: «es la Idea más fecunda de todo el Evangelio y la más repetida por Cristo», «todas las prerrogativas de Dios son grandes y hermosas: Señor, Juez, Omnipotente pero la que más sobresale en Él es que es PADRE».

Era un hombre de gran ilusión, de gran esperanza y en ella  se ejercitaba continuamente porque todo lo que hacía era una interrumpida expresión o manifestación de su esperanza y confianza en Dios y en sus planes.

         El Catecismo de la Iglesia Católica al hablar de la virtud  de la esperanza, afirma que ésta «protege del desaliento», «sostiene en todo desfallecimiento» y «dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna» [1].

         La virtud de la esperanza sostuvo sus trabajos apostólicos y le dio serenidad en los momentos difíciles. ¡Cómo intentaba una solución cristiana desde la esperanza! Mantenía siempre la paz y la serenidad de espíritu en medio de las contrariedades y pruebas de la vida, aun en los momentos más difíciles.

Esta serenidad y esperanza se evidenció muy especialmente durante su larga y penosa enfermedad, y a la hora de la muerte, que la vivió con la misma naturalidad con que vivió otras vicisitudes extraordinarias, que a otros desconcertaban por su dificultad.

         Pero no solo dio testimonio de esta virtud con palabras y obras, ya que su vida era una invitación permanente e irresistible a la esperanza dada la hondura de su vivencia cristiana, sino que fomentó ésta dando razones desde el amor de Dios.

         En sus charlas, meditaciones y contactos personales infundía siempre una esperanza gozosa, alegre, que dejaba entusiasmados a todos por seguir a Cristo. Cuando hablaba de la vida eterna, lo hacía con tal esperanza, con tal gozo y seguridad.

         Toda su vida era irradiación de fe, de esperanza y de caridad. No tenía compartimentos estancos en su vida. Siempre ecuánime, imperturbable, seguro, sereno, lleno de la santa esperanza. Irradiaba paz, luz a cuantos a él se acercaban.

          La más excelente entre todas las virtudes es sin duda la CARIDAD, que con razón se considera como forma, motor, fin y madre de todas las virtudes. Es imposible que nadie llegue a la cumbre de la perfección sin que haya primero ardido en la caridad para con Dios en primer lugar, puesto que «Dios es amor» (1 Jn 4,8).

         «El primer don y más necesario –dice el Concilio Vaticano II– es  la caridad con la cual amamos a Dios sobre  todas las cosas y al prójimo por su  amor ... Por eso el verdadero discípulo de Cristo se distingue por la caridad tanto hacia Dios como hacia el prójimo» [2].

         Los testigos dedican mucho espacio a la virtud de la caridad en el Siervo de Dios. Afirman que todo lo hacía por amor a Dios, al que amaba sobre todas las cosas, y que ese amor era el centro de su vida y la razón de todas sus actividades.

         No cabe duda que, a raíz de su conversión en plena juventud, se movió siempre en la esfera del amor de Dios. A Él consagró su vida y por su amor sacrificó todo hasta consumirse como holocausto en el altar en aras del amor.

         Si se destaca su fe y su esperanza, de forma especial hay que destacar la caridad: amaba a Dios con todo su ser y con todas sus fuerzas. Era norma de conducta en su vida.

         Tanto es así que se olvidaba totalmente de sí mismo, con peligro de salud, cansancio, problemas acumulados, su madre enferma y mayor. ¡Tenía que cumplir la voluntad de Dios! ¡Todo por agradarle! El cumplir su voluntad era su norma suprema. «La vida cristiana consiste en hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace» refleja su actitud en este sentido. El amor al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo era una constante en su vida.

          Practicaba la virtud de la CARIDAD PARA CON DIOS, con intensidad, constancia y fervor. Todo lo que recibía de Dios, bueno y menos bueno, era para él un regalo e insistía: «Todo en nuestra vida está hecho o permitido por Dios para nuestro bien, porque sólo Él es Bueno». Y esa aceptación era continua, tanto en las cosas favorables como desfavorables, fuese cual fuese; siempre las recibía como una caricia del Señor que debía llenarnos de gratitud.

         Pero el amor exige entrega, y entrega generosa y total. Su vida fue una entrega generosa y continua a Dios de una manera consciente y voluntaria. Pudo haberse cuidado y quizás hubiese vivido muchos más años, pero el amor de Dios y la preocupación por los jóvenes se lo impidió. Culminó su entrega generosa a Dios dejando un porvenir brillante para ser sacerdote.

         Podemos concluir, pues, que todo el testimonio de su vida es un permanente ejercicio de amor a Dios entregado a raudales a toda la Juventud española. Por último, ofreció su sacrificio al sacerdocio por este deseo de entregarse más totalmente a Dios y a toda la Juventud de Acción Católica. Era su máxima inmolación a Dios.

Pero no solo aceptaba la voluntad de Dios, sino que suscitaba en los demás el deseo de hacer lo mismo. «Sed generosos y haced como Cristo –les decía–, que cuando el buen ladrón le pide que se acuerde de él le da mucho más de lo pedido y se lo lleva al Padre; así debemos hacer nosotros dando más de lo que se nos pide».

         Como todas las personas enamoradas de Dios tenía suma aversión al pecado y sentía un profundo dolor por las ofensas a Dios, propias y ajenas, y mostraba un espíritu de reparación y deseo de evitarlas. Odiaba al pecado. De ahí su espíritu de penitencia. Concebía la vida cristiana como un ejercicio ascético personal y permanente. No solo se ofrece como víctima en expiación de las ofensas contra Dios, sino que recordaba con frecuencia la necesidad de reparación, pero no atosigaba a los jóvenes sino que los comprometía en la acción salvadora. Sin embargo, no era una persona obsesionada por el pecado en sentido negativo, sino porque ello suponía alejamiento de Dios. Lo que le hacía sufrir era que los jóvenes viviesen de espaldas a Dios y no conociesen su amor. Como director espiritual era muy abierto, muy comprensivo, siempre estimulando positivamente a sus dirigidos.

Vivía con mucha unción, entrega y devoción especial los actos litúrgicos, los sacramentos y los ejercicios de piedad, tanto colectivos como privados, que cuidaba con detalle y esmero. Todos quedaban vivamente impresionados por su devoción y recogimiento. Era ejemplar y edificante.

         Donde los testigos son más explícitos en sus declaraciones es en la forma que tenía de celebrar la Santa Misa. Su unción era elocuente desde el momento en que salía revestido. «La celebraba con singular devoción, como encuentro personal con Jesucristo», declara Mons. José Cerviño y Cerviño. «Impactaba muy positivamente cuando la celebraba», afirma por su parte Mons. Mauro Rubio Repullés. También impactaba, añade, cuando hacía oración y en la administración de los sacramentos.

         Jamás se le vio celebrar la Santa Misa sin prepararse y estar en oración de rodillas antes y después de la misma un buen rato. La celebraba como si fuera la primera y la última, con suma devoción, fervor, emoción y dignidad. La forma en que la celebraba era una manifestación patente de su amor para con Dios, signo de un profundo espíritu de oración y de aceptación de su voluntad. El verle y oírle decir Misa, realmente era muy poco común, o sea que llamaba la atención.

Sin embargo, en algún momento manifiesta en su Diario su dolor por no haber vivido el Sacrificio de la Misa con toda la unción que él hubiera querido. Hay que tener en cuenta, no obstante, que en el culto de Dios y de los sacramentos, era muy exigente en la observancia de los más mínimos detalles, en su preparación a la Misa, celebración de la misma y acción de gracias.

También sus discursos e intervenciones, imposición de insignias, pláticas o meditaciones, etc. rezuman unción, entrega y devoción especial.

         Reconocen los testigos que no solo les dio un testimonio vivo de su amor a Dios, sino que, además, influyó con su ejemplo en su vida espiritual, profundamente dicen algunos de ellos. Y todavía más de uno siente ese influjo hasta el punto que se encomiendan a su intercesión.

Transmitía a todos el fuego de su amor a Dios Padre, la intimidad con Jesucristo y la devoción al Espíritu Santo. Se lo hacía vivir con sus palabras y con el testimonio de su vida. El influjo de su vida, trato, ejemplo y predicación fue definitivo para muchos.

         El ejemplo en la caridad para con Dios y para con el prójimo es la influencia más definitiva.

         El amor a Dios se concreta en obras de amor al prójimo. Quien no ama al prójimo no puede decir que ama a Dios. Cristo vive en los pobres y necesitados, y sólo los que lo aman con amor sincero saben encontrarlo en ellos.

El profundo amor a Dios era el motor de su vida, pero se concretaba en el amor a los hermanos, porque veía en ellos a Cristo presente y así lo enseñaba. Este amor para con el prójimo lo ejercitaba habitualmente de forma extraordinaria, heroica, al igual que el resto de las virtudes, con un trato permanentemente comprensivo, cordial y alegre. Decía: «El que no ve en el sufrimiento del hombre el sufrimiento de Cristo, no ve a Cristo».

La CARIDAD PARA CON EL PRÓJIMO fue total; caridad que ejercitó habitualmente en las diversas etapas de su vida. Y esta inmensa caridad le hizo hacerse mendigo por ellos. Les ayudaba no sólo con dinero que recibía y buscaba de otras personas, sino también de sus propios ingresos. Los tenía presentes en sus oraciones y en su favor ofrecía los sacrificios de su vida. Toda su vida fue una entrega plena y continua a los demás, hasta la entrega de su salud y de su vida. Su verdadero don era estar siempre a disposición de los demás; no ahorrarse ninguna molestia ni ningún esfuerzo con tal de poder ayudarles. Sus problemas y preocupaciones eran su propia vida. Atendía a todo el que llegaba.

         Este amor al prójimo estaba cuajado de actitudes y hechos apasionantes y heroicos como no temer ningún sacrificio, ni dificultad, ni viajes, ni entrevistas, ni noches, ni días, ni dormir, ni comer, ir a buscar a la gente en donde se encontrase, sensibilizar con gestos hermosos el amor de Dios, explicando el Evangelio, cargar con sus problemas, etc. Sólo contemplaba en ellos un alma que salvar.

         Era amable y simpático con todos, muy cariñoso, de trato exquisito, lleno de caridad. Su conducta era fruto de su vida en Cristo. Especialmente cordial y transigente con las personas que le eran cercanas; fraternal con sus colaboradores y de afecto sin ninguna clase de distanciamiento con las personas que estaban de servicio en los organismos de la Acción Católica.

Del ejercicio habitual de la caridad a las personas cercanas destacar: la delicadeza, ternura y veneración a su anciana madre, el cariño paciente con su familia, el ejercicio constante de padre para con los jóvenes. Más de una noche se le vio ir hasta las camas de sus jóvenes para ver si dormían y arroparlos cuando venía de la capilla de rezar o de su cuarto de estudiar. Se le vio ir a comprar medicinas para alguien que lo necesitaba, de llamar a médicos, el aguantarles hasta lo increíble, jamás provocar el menor problema por nada, no protestar por ninguna cosa, dejarse querer.

A las personas que dependían de él, las trataba con un amor tan exquisito que cualquiera se sentía a gusto con él; las trataba con el mismo afecto y cariño que a sus amigos o compañeros. A la sirvienta de la casa con el afecto y deferencia característicos de sus buenos sentimientos.

         Con otras personas su trato era igual de ejemplar y terminaba siempre cautivándolas por su personalidad humana y cristiana avasalladora. Con los pobres, necesitados, encarcelados, enfermos, postergados se crecía aún más su caridad, y su expresión como su talante eran la de un auténtico santo.

En repetidas ocasiones le ofrecían casas, viajes, hoteles, recreos, etc. para que descansara, o sencillamente como obsequio por su grandeza de espíritu y favores recibidos desinteresadamente, jamás se le vio ni una sola vez aceptar nada, porque pensaba que eso no era evangélico. Sólo se exceptuaría que alguna vez fuese a comer o pasar un rato de expansión, pero que lo hacía por estas dos razones: por caridad y apostolado.

         Se le vio afrontar con altura de miras, con caridad exquisita, normalidad absoluta, los “golpes bajos” que le ocasionaban, calumnias, comentarios, infidelidades, envidias.

         Amaba entrañablemente a los pecadores. Sentía por ellos especial compasión. Con ellos fue siempre comprensivo, abierto y dispuesto a escucharles y ayudarles, no miraba tiempo. También se mostraba muy comprensivo con los defectos y las limitaciones de las personas que lo rodeaban.

         Estimulaba la virtud en quienes buscaban la perfección; vivía con especial solicitud la santificación de los sacerdotes. No sólo no le oyeron nunca críticas negativas respecto a la conducta de otros, sino que procuraba salvar en ellos cuanto había de positivo.

         Por lo que se refiere a su reacción ante personas que le ofendieran o le pudieran causar sufrimientos, su reacción fue siempre de rápido y generoso perdón llevado al extremo de evitar alusiones a la cuestión y a sus protagonistas. Nunca conservaba rencor si le hacían algo.

Fue un auténtico apóstol de la reconciliación Inculcaba siempre tratar con amor a todos sin excepción, incluso a los contrarios. Animaba al ejercicio de la caridad hacia el prójimo en la forma de los más necesitados espiritual o materialmente, recomendando incluso la visita a los pobres y enfermos, a los encarcelados y a sus familiares. Cercanía a las personas que pensaban de manera diferente, la tolerancia con personas con ideas distintas, y todo ello, como expresión de la caridad para con el prójimo.

         El testimonio de su vida era acicate para todos. Y es que lo que enseñaba lo practicaba personalmente. Los testigos sienten todavía en su vida el ejemplo y el influjo de este enamorado de Cristo. Cuantos le trataron, salieron beneficiados de su amistad y de sus lecciones de bondad.

         Pero un día su mucho trabajo, y con el tiempo su salud, no le permitía atender directamente a los pobres, necesitados, enfermos y encarcelados, pero atendió especialmente a sus delegados en esta misión.

Para Mons. Mauro Rubio Repullés, «toda su concepción de su vida cristiana tenía como base el servicio a los demás ... Tenía muy claro sus deberes religiosos y su vida cristiana que debía girar en torno a Cristo y a su precepto de caridad para con los demás».

 

 [1]  CATIC, núm. 1818.

 [2] LG, núm. 42.

 

 

   


Publicado por verdenaranja @ 23:20  | Espiritualidad
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Martes, 19 de agosto de 2008

 

ALfonso Aguiló

 

www.interrogantes.net

 

 

 

"El Caballero de la Armadura Oxidada" es un sorprendente best-seller de Robert Fisher que se vende por millones en Estados Unidos y que en España lleva ya más de cuarenta ediciones. Es un relato de fantasía adulta, cuyo protagonista es un ejemplar caballero medieval que "cuando no estaba luchando en una batalla, matando dragones o rescatando damiselas, estaba ocupado probándose su armadura y admirando su brillo". El éxito del libro está en que simboliza nuestra ascensión por la montaña de la vida y hace certeras observaciones sobre la conducta humana.


        Nuestro caballero se había enamorado hasta tal punto de su armadura que se la empezó a poner para cenar, y a menudo para dormir. Después de un tiempo, ya no se tomaba la molestia de quitársela para nada. Su mujer estaba cada vez más harta de no poder ver el rostro de su marido, y de dormir mal por culpa del ruido metálico de la armadura.


        La situación llega a ser tan insostenible para la desdichada familia que nuestro caballero decide finalmente quitarse la armadura. Es entonces cuando descubre que, después de tanto tiempo encerrado en ella, está totalmente atascada y no puede quitársela. Marcha entonces en busca del mago Merlín, que le muestra un sendero estrecho y empinado como la única solución para liberarse de aquel curioso encierro. Se trata del sendero de la verdad, y decide tomarlo de inmediato, pues se da cuenta de que si no se lanza puede cambiar pronto de opinión.


        Tiene que superar diversas pruebas. En una de ellas comprueba que apenas se había ganado el afecto de su hijo, y eso le hace llorar amargamente. La sorpresa llega a la mañana siguiente, cuando ve que la armadura se ha oxidado como consecuencia de las lágrimas, y parte de ella se ha desencajado y caído. Su llanto había comenzado a liberarle.


Más adelante, con ocasión de otras pruebas, advierte que durante años no había querido admitir las cosas que hacía mal. Había preferido culpar siempre a los demás. Se había comportado de manera ingrata con su mujer y su hijo. Había sido muy injusto. Las lágrimas resbalaban por sus mejillas cada vez con más profusión. Había necesitado a su mujer y a su hijo, pero apenas los había amado. En el fondo, se consideraba en poco a sí mismo, y eso le hacía comportarse de una forma poco natural, con idea de ganarse así la consideración de los demás, y por eso resultaba orgulloso y altivo. Había puesto una armadura invisible entre él y su verdadero modo de ser, y le estaba aprisionando. Una armadura que "ha estado ahí durante tanto tiempo —le decía Merlín—, que al final se ha hecho visible y permanente".


        Recordó todas las cosas de su vida de las que había culpado a su madre, a su padre, a sus profesores, a su mujer, a su hijo, a sus amigos y a todos los demás. Por primera vez en muchos años, contempló su vida con claridad, sin juzgar y sin excusarse. En ese instante, aceptó toda su responsabilidad. A partir de ese momento, nunca más culparía a nada ni a nadie de sus propios errores. El reconocimiento de que él era la causa de sus problemas, y no la víctima, le dio una nueva sensación de poder. Ya no tenía miedo. Le sobrevino una desconocida sensación de calma. "Casi muero por las lágrimas que no derramé", pensó.


Todos solemos poner en nuestra vida barreras ante los demás, y un día nos damos cuenta de que estamos atrapados tras esas barreras y nos resulta difícil salir. Por eso, la sabiduría de vivir está, en buena medida, en conocerse lo suficiente a uno mismo como para saber cuándo y cómo ha quedado uno atrapado. De lo contrario, la voluntad se hará cada día más débil, y la habilidad para engañarse, cada día más fuerte. Buscaremos la culpa en los demás, alimentando un orgullo que poco podrá ayudarnos, y quizás luchemos contra todos para no luchar contra nosotros mismos.


        Nuestro caballero tenía que quitarse la armadura para enfrentarse a la verdad sobre su vida. Se lo habían dicho muchas veces, pero siempre había rechazado esa idea como una ofensa, tomando la verdad como un insulto. Y hasta que no reconoció sus errores y lloró por ellos, no consiguió liberarse del encerramiento al que a sí mismo se había sometido.


        Encontrar escapatorias cuando no se quiere mirar dentro de uno mismo es la cosa más fácil del mundo. Siempre hay culpas exteriores, y hace falta mucha valentía para aceptar que la responsabilidad es nuestra. Pero esa es la única manera de avanzar, aunque sea un recorrido siempre cuesta arriba. Como decía la protagonista de aquella novela de Susanna Tamaro, "cada vez que, al crecer, tengas ganas de convertir las cosas equivocadas en cosas justas, recuerda que la primera revolución que hay que realizar es dentro de uno mismo, la primera y la más importante. Luchar por una idea sin tener una idea de uno mismo es una de las cosas más peligrosas que se pueden hacer."


NOVEDADES FLUVIUM


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Diócesis de San Cristóbal de la Laguna. Tenerife.

Vicaría General

C/ San Agustín, 28 38201 LA LAGUNA. TENERIFE.

L CANARIAS. ESPAÑA. TFNO. 922-314972-74 - 258640 fax: 922. 256362


Nota de la Vicaría General en relación a algunos asuntos de interés para los sacerdotes:


1. En relación a la petición de partidas sacramentales no consideradas históricas (se consideran partidas históricas las que sobrepasan 75 años desde la fecha en que se celebró el sacramento) sólo podrán ser solicitadas por los interesados con su carnet de identidad, por un familiar cercano, padre o madre, cuando tengamos la certeza de que lo son y provistos de DNI. Otras personas, con la debida autorización por escrito a la que se ha de adjuntar fotocopia del DNI de ambos.

 

2. En relación al matrimonio entre católicos y musulmanes, téngase en cuenta las Orientaciones para la celebración de los matrimonios entre católicos y musulmanes de la CEE (1988). El éxito de estos matrimonios exige una seria y comprometida preparación por lo que han de realizarse con las debidas garantías. Debemos de tener en las parroquias este documento. Invitamos a conocerlo, incluso estudiarlo en el equipo presbiteral arciprestal, para prever algunas cuestiones cuando se nos presente algún caso. Hemos de hacer un esfuerzo por tener una entrevista cordial e individualizada, por lo menos, con la parte católica, con objeto de informarle personalmente sobre todo de los aspectos que trata el capítulo IV: Actitudes y orientaciones pastorales. Igualmente considerar el capítulo V, en lo referente a la celebración de este matrimonio dispar. Tendremos que estar atentos para detectar la verdadera finalidad del matrimonio, de tal forma quedas motivaciones de fondo no respondan a intentos de regularización de la residencia, como hemos comprobado en algunos casos. Utilícense los tres modelos aprobados en nuestra Diócesis de declaración de intención conjunta, declaración de intención del cónyuge católico, y declaración de intención del cónyuge musulmán. (Se puede encontrar el documento en el apartado documentación de nuestra página WEB, y en el Boletín

Oficial de la Diócesis (BOO 4-5 Abril-Mayo 2008, pp.] 59-180).

 

3.  En relación a las fórmulas del Bautismo: la única fórmula válida para bautizar es "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Seguimos así el mandato de Jesucristo: Mt 28, 19. No son válidas otras fórmulas en lenguaje "inclusivo" en la administración del Bautismo como "en el nombre del Creador, Redentor y Santificador" o "Creador, Liberador y Sustentador", utilizadas preferentemente en ámbitos anglosajones. De tal forma, que si alguien hubiese sido "bautizado/a" con estas fórmulas, deben ser propiamente bautizadas de forma absoluta con la fórmula adecuada.

 

4. En relación a los católicos orientales unidos plenamente a la Sede Apostólica de Roma existe un documento de la CEE: Orientaciones para la atención Pastoral de los Católicos Orientales (2003). Invitamos a conocer este documento, incluso estudiarlo en el equipo presbiteral arciprestal, para prever algunas cuestiones cuando se nos presente algún caso. Allí encontraremos datos sobre esta tradición propia, con su patrimonio litúrgico, espiritual, teológico y canónico; sobre la preocupación por su vida cristiana, sobre todo cuando no tienen pastores propios, sobre la celebración de los sacramentos, etc. (Se encuentra en nuestra página WEB, sección documentos y en el BOO nbre-dbre 2004, pp. 842-854).

En relación a los orientales no católicos, a los que nos une la sucesión apostólica en la fe y comparten con nosotros los sacramentos de la Iglesia, existe un documento de la CEE: Orientaciones y servicios pastorales a orientales no catolicos (2006). Invitamos a conocer este documento, incluso estudiarlo en el equipo presbiteral arciprestal, para prever algunas cuestiones cuando se nos presente algún caso. Téngase en cuenta que existe igualmente un Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el Ecumenismo aprobado por Juan Pablo II en 1993 (Existe publicación del mismo de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española) . Igualmente, contamos con el asesoramiento de la Delegación de Ecumenismo. (Se encuentra aquel documento en nuestra página WEB, sección documentos y en el BOO nn. 8-10, agosto-octubre 2006, pp. 637-647).


6. En relación a la comunicación del matrimonio canónico al registro civil para sus efectos civiles: el impreso n° 11 es el que está vigente en nuestra diócesis y con el mismo hemos de comunicar los matrimonios realizados canónicamente. Si nos remitieran algún otro tipo de impreso que recoja otras denominaciones como cónyuge A o B, o que nos pidieran otros datos, pónganlo en conocimiento de la Vicaría General. La Iglesia sólo está obligada a comunicar al juzgado la celebración del matrimonio canónico y no a colaborar a la recogida de datos para otras instituciones.


7. En relación al modo de proceder ante algunas implicaciones en el ordenamiento canónico de la Ley reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, cualquier cuestión que se nos plantee y encontremos no congruente con las costumbres y normas canónicas, ha de consultarse con la Vicaría General.


San Cristóbal de La Laguna, a 31 de Julio de dos mil ocho.

Domingo Navarro Mederos Vicario General


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Lunes, 18 de agosto de 2008

Texto completo del Mensaje Final del Tercer Congreso Americano Misionero (CAM 3), celebrado en Quito (Ecuador) entre el 12 y el 17 de agosto, y que ha hecho público la organización del Congreso.




MENSAJE A LA HUMANIDAD FAMILIA DE DIOS

 

1. Don del Espíritu Santo para la Humanidad.


Este Tercer Congreso Americano Misionero (CAM 3 comla8) celebrado en Quito, mitad del mundo acontecimiento que congrega a hombres y mujeres, discípulos y discípulas, llegados de todos los confines a esta fiesta Pascual "paso de Dios por su pueblo". La Humanidad, la familia de Dios congregada con pasión por la misión para el mundo.


Somos Iglesia de América y queremos sentir con el corazón del mundo. Hemos oído y hemos aprendido.

El Evangelio se amplía y universaliza en nuestra conciencia, ensancha la tienda. Es el Espíritu el que nos impulsa a sentir con Asia, África, Europa y Oceanía; a querer compartir nuestra fe y hacer juntos el camino del Reino. Se hace viva la comunidad misionera, una y universal, comunidad para la humanidad.

"A este Congreso, como a un cenáculo continental, llega la fuerza potente del Espíritu Santo, que con sus dones y carismas continúa impulsando a la Iglesia a pregonar la Buena Noticia de la salvación a cada persona, en particular a las que desconocen a Cristo o, tal vez, lo han olvidado, llegando hasta los extremos confines de la tierra".


Sentimos de nuevo el Pentecostés, la Iglesia, comunidad de discípulos y discípulas, congregada con María, la Madre, vuelve a renacer y se siente enviada a toda la tierra. Celebramos la experiencia de unidad que obra el Espíritu entre nosotros de la diversidad de pueblos, razas y culturas. Unidad en un mundo fragmentado, unidad coherente y valiente de fragmentos que se hacen comunión plural por la vida del mundo.


Somos Iglesia peregrina, nacida de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio del Padre (Cf AG 2), gestora de amor y acción, con radical seguimiento a Jesús, atenta a la encrucijada de la realidad y pronta a responder con ternura, amor y acción concretas para una profecía creíble.


2. El discipulado del Señor en la Pascua comienza en amor por Jesús y en la experiencia por el Espíritu.


Comienza en el amor de Jesús que llama y en el amor del discípulo que se compromete a irse con él, en la misma aventura y misión. Un estilo de vida, provocador y contracorriente, dispuesto a asumir la lógica de lo pequeño y de lo pobre de Jesús. Brota de la fascinante pregunta de Jesús "¿Me amas más que estos?", ¿estás dispuesto a seguirme exponiendo tu vida por la causa del Reino? Descubrimos que Jesús nos ha llamado con impresionante autoridad y libertad.

Aprendemos a ser discípulos de Jesús en el signo silencioso del Bautismo entre la gente. Aprendemos de su cariño y compasión por todos, de su modo de tocar el corazón y comunicar la Buena Noticia de liberación.

Nos fascina la belleza de su rostro transfigurado y su reflejo en la dignidad humana. Aprendemos a ver los paradigmas humanos a la luz de Dios; a amar la salvación como humanización y vida abundante. Aprendemos de Jesús a orar, padecer y amar contemplando su cuerpo crucificado y estando junto a las victimas. Discípulos que pregustan felicidad, belleza y resurrección.


Queremos permanecer siempre como discípulos que escuchamos y aprendemos con fidelidad y aventura creativa. Seguirle dejando atrás situaciones establecidas, redes, barcas, padres, tierra, todo; estructuras, éxitos y estilos que establecen y dan seguridad porque Jesús nos ofrece compartir su causa, identificarnos con él. Nos ha cautivado la radicalidad de su vida y la autoridad libre y vigorosa con las que nos invita a dejar nuestras seguridades y a seguirle en la misión.


Somos testigos de Jesús, de su vida y su proyecto, porque él nos ha configurado consigo mismo desde dentro como evangelizadores en la experiencia de una íntima comunión y amistad con Él. La centralidad de Cristo en nuestra vida de discípulos es la raíz de la identidad misionera, crea y renueva constantemente la comunión fraterna y sostiene el compromiso en la transformación del mundo por medio del servicio misionero.


El cambio de época y el pluralismo cultural, religioso nos acucia a preguntarnos por el modo de configurarnos con Cristo. El discipulado con sus criterios evangélicos nos coloca a contracorriente de esta sociedad. Nos urge a asumir el gran reto del crecimiento de la pobreza que afecta a la mayoría de la población mundial y que es consecuencia de la expansión de estructuras y sistemas socioeconómicos y políticos injustos.


Esto nos lleva a reafirmar nuestras convicciones y opciones creyentes, para ser luz encendida en gratuidad y para dar razón de nuestra esperanza. Nos lleva a beber el agua vivificante del Evangelio y compartirla con los sedientos de justicia, paz y verdad; con quienes no ven o se mueven en la violencia. Estos retos exigen superar el individualismo y el aislamiento y reclaman robustecer el sentido de pertenencia eclesial y la colaboración leal con los Pastores, con el fin de formar comunidades cristianas orantes, concordes, fraternas y misioneras.


3. Comunidad llevada por el Espíritu, Iglesia para todos, sirvienta de la Humanidad.


El Espíritu Santo promueve una nueva época de la humanidad, un nuevo modo de ser iglesia. Hemos vivido y recordado relatos vivientes de misioneros y misioneras, muchos de ellos también presentes en el congreso. Nos han animado. Hemos revivido con la memoria de nuestros mártires de América, que por amor dieron su vida como Jesús a favor de sus hermanos. En ellos la misión se hace transparencia de Evangelio, fecundidad de humanismo. Son testigos y mártires que nos contagian el entusiasmo por la misión.


Nuestra espiritualidad misionera es vida según el Espíritu, el cual da testimonio (cf Jn 15,26-27). Nuestro santos y mártires de América hablaron con su sangre la verdad de Dios que libera. Ellos nos indican la fuente de la vida, que viene de Jesús, encarnada en nuestra tierra. Profunda espiritualidad de Evangelio.

El Espíritu nos lleva a hacer de la misión, encarnación en las culturas y pueblos, a sembrarse y renacer en nuevos rostros y fecundidad de frutos; al diálogo y a la colaboración ecuménica e interreligiosa. Nos lleva a hacernos pan partido y compartido que junta a todos en la mesa de amistad y fraternidad, sentirnos comunión con la humanidad para ser redención y alabanza de gloria. Hacemos proyecto del Reino desde la gratuidad y pequeñez, con los pobres y víctimas de este mundo para ser justicia y liberación, amor y alternativa social con un corazón recreado de Iglesia.


El Espíritu irrumpe, nos toca y nos empuja hacia Dios, a la historia, a la interioridad y a la acción. Amor que brota del Padre y del Hijo, se traduce en la historia como solidaridad más allá de las fronteras. El Espíritu que unge a Jesús para llevar la buena noticia a los pobres, es constructor de unidad y relación, anuncia libertad a los presos, da vista a los ciegos, libera a los oprimidos y anuncia el año favorable del Señor (cf. Lc 4, 18ss).


4. Misión en el corazón del mundo


La Comunidad Misionera
para la Humanidad está llamada a vivir en el Misterio de Dios, en su corazón salvífico por todos, llenos de amor y humanización. Misión de Dios para todos los hombres y mujeres a fin de constituir una sola familia en la casa común de la creación. Por eso nos preguntamos ¿hacia dónde va la configuración de la humanidad hoy?


Todo lo humano es nuestro, la situación y los problemas de la humanidad son también nuestros. Queremos aportar el anuncio de Jesús y el Evangelio como luz de Dios y paradigma de Humanidad, es una sola realidad como lo es el amor a Dios y al prójimo. Por eso, miramos a la sociedad entera en sus aspiraciones, proyectos, humanismo y sed de Dios. Nos duele verla sufrida por la crisis del modelo económico y social, por la crisis ecológica, cultural y democrática; más aún por la pobreza, la exclusión, la violencia y la persecución.


¿Qué podemos hacer o proponer?


Un Mundo de Dios. La comunidad misionera es enviada por el Espíritu Santo para articular universalmente los pueblos y culturas en una gran "red" de solidaridad, diversa y una a la vez (cf. Jn 21,11); desde la periferia hacia el centro para su liberación. Deseamos con el sueño de Dios un mundo sin periferia y sin centro. Un mundo de Dios.


Somos aprendices. Ante la gravedad de los problemas todos somos aprendices. No tenemos una receta sino la confianza en el Señor, el corazón abierto y dar razón de nuestra esperanza a la luz del Evangelio. La esperanza es mensaje central de la fe bíblica (Cfr SpS 2). La esperanza y la alternativa se evidencia cuando pobres y víctimas comienzan a hablar, a hacerse presentes. Todo lo humano es nuestro aunque hay excluidos


La misión se recrea con la solidaridad, el compartir y la gratuidad. Jesús nos dice con su práctica que los expropiados y excluidos son también gestores de la misión de la Iglesia, partícipes del proyecto de Dios, con ellos se nos abren espacios amplios, signos de justicia y razones de esperanza.


Cooperamos a la unidad de la humanidad, con la universalidad plural del Espíritu Santo obrada en la gratuidad y en la esperanza junto con los pobres. Tarea permanente que se realizará al final, somos caminantes en la fe, el Evangelio nos abre el horizonte de la cosecha final sin arrancar ya la cizaña (cf. Mt 13,24-30).


La misionalización de la vida y misión de la Iglesia. Estamos convocados a comprometernos con nuestra iglesia y sociedad, colaborando en definir y realizar etapas, prioridades y metas de esta historia; a vivir la solidaridad, el compartir y la gratuidad vividas por la comunidad misionera.


Queremos una humanidad plenamente realizada en el amor de Dios. "Tenemos mucho que ofrecer, ya que "no cabe duda de que la Doctrina Social de la Iglesia es capaz de suscitar esperanza en medio de las situaciones más difíciles, porque, si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie, ni siquiera para los llamados ricos" (PG 67). (DA 395). La opción preferencial por los pobres "debe atravesar todas nuestras estructuras y prioridades pastorales" (DA 396). Iglesia misionera consoladora, mediadora y abogada de los pobres (DA 395, 533).


Entrar al corazón de los hombres y mujeres de América. Queremos ponernos con la Iglesia en estado permanente de misión. "Llevemos nuestras naves mar adentro, con el soplo potente del Espíritu Santo, sin miedo a las tormentas, seguros de que la Providencia de Dios nos deparará grandes sorpresas" (DA 551).


5. Estar en el mundo entero


Queremos sentir en nuestro corazón el mundo entero y la humanidad, con una gran empatía de Dios y de humanismo. Acompañándonos, todos juntos. Llamados a salir de nuestra tierra, sin saber a dónde nos llevará la misión en caminos y situaciones, pero siempre con la esperanza y la confianza puesta en Dios, en su promesa que se realiza con creces. Hacia un mundo nuevo como metáfora y símbolo de que la novedad del Reino ya se vislumbra entre nosotros. La humanidad nueva es obra del Espíritu, nosotros la aguardamos, esperamos y colaboramos con todo nuestro ser. La Iglesia de América debe intervenir con signos de justicia en el mundo injusto y lanzar las semillas del Reino.


La pasión por Jesús y el deseo de que sea conocido y amado es el corazón de la misión:

 

Todos nosotros discípulos, que vivimos de Jesús, queremos que sea conocido y amado. Queremos ser servidores entre los pobres, consuelo y fortaleza del corazón. Somos llamados a dar vida por toda la humanidad, a comunicar la belleza y el vigor de Jesús, a reconciliar y unir a la familia humana en protagonismo social y eclesial.

 

Los jóvenes fascinados por la fuerza y aventura de Jesús e impulsados por el Espíritu, han sido constituidos por Dios como testigos de la fe y de la esperanza. Son Iglesia en novedad, alternativa social y de la humanidad.

 

Con María la Madre


Queremos ser discípulos, emprender la misma misión de Jesús. Ella nos enseña que sin corazón, sin ternura, sin amor, no hay profecía creíble. María profirió la Palabra, porque antes la concibió en su corazón; proclamó un Magnificat profético, porque antes creyó; estuvo junto a la Cruz y en Pentecostés porque fue la tierra buena que acogió la Palabra con un corazón alegre, la hizo fructificar el ciento por uno y pidió a los demás que lo hicieran. "A su lado volvemos a escuchar de sus labios: "Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19).


Quito, 17 de Agosto de 2008

Mensaje final del CAM 3 y Comla 8


Publicado por verdenaranja @ 23:51  | Hablan los obispos
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Texto completo de la Declaración final del Tercer Congreso Americano Misionero (CAM 3), celebrado en Quito (Ecuador) entre el 12 y el 17 de agosto, y que ha hecho público la organización del Congreso.

 

 

 

DECLARACIÓN FINAL

 

Tercer Congreso Americano Misionero CAM3comla8

 

La Iglesia de América se ha congregado en la ciudad de Quito en estos días, y ha experimentado un Pentecostés junto a María, la Madre de Jesús y Madre nuestra. La creciente conciencia misionera de nuestras Iglesias locales nos ha motivado a contemplar el futuro y la presencia de Dios, los dones y carismas en nuestros pueblos, a escuchar sus necesidades, esperanzas y su profunda experiencia de Fe.

En actitud de discípulos, hemos mirado los caminos del Maestro, su estilo de vida y entrega por los pobres para iluminar nuestra conversión personal y comunitaria. El discipulado implica revestirse de Cristo ser sus testigos.

Estamos prestos a anunciar el Evangelio, "esperanza para toda persona sedienta de Dios" y juntos construir un mundo fraterno, justo y solidario; y ser colaboradores del Espíritu en la construcción del Reino.

La experiencia de Pentecostés nos urge a dialogar con todos los pueblos con actitud profética, estar abiertos a los cambios, reconocer "las semillas del Verbo" y compartir las tradiciones culturales y religiosas de los pueblos. Por eso, una comunidad discípula debe ser acogedora, integradora y solidaria.

La Iglesia, comunidad llevada por el Espíritu Santo, nos impulsa a configurarnos con Cristo, para formar el hombre nuevo, a vivir en comunión fraterna, a ser solidarios con el prójimo y a evangelizar sin exclusión.

La Iglesia, "lugar de encuentro" con Jesucristo, convoca, envía a los testigos del Resucitado y forma nuevos discípulos en comunidades vivas, que testimonian el Reino de Dios. La misión aviva la esperanza de que otro mundo es posible, aún en situaciones difíciles. Se necesitan profetas y peregrinos que denuncien las situaciones de pecado y las estructuras injustas, y anuncien los valores de la vida plena realizada en Cristo.


A la luz de estas reflexiones, los misioneros de América, declaramos:


1. MISIÓN AD GENTES: La Misión "Ad Gentes" es "Misión para la Humanidad", si cumple simultáneamente ser "Servicio a la Iglesia" y "Luz de las Naciones". ¡La misión es servicio al futuro de la Humanidad! Por eso como laicos, religiosos, sacerdotes y obispos de América, asumimos con entusiasmo y corresponsabilidad eclesial la Misión Ad Gentes que implica una conversión personal y el cambio de estructuras pastorales para que el Evangelio llegue a todos los hombres y mujeres sedientos de Dios.


2. MISIÓN, FAMILIA Y DEFENSA DE LA VIDA: Urge una opción fuerte por la formación y acompañamiento de las familias cristianas para que sean evangelizadoras y misioneras con su vida, fidelidad y comunión. Nos comprometemos a revitalizar la Pastoral Familiar y apoyar experiencias de familias misioneras Ad Gentes.


3. MISIÓN Y GLOBALIZACIÓN: Reconocemos que el fenómeno de la globalización acarrea consecuencias positivas y negativas para la humanidad. Favorece la expresión plena de la Iglesia, que no pertenece a ninguna cultura y es de todas. Asumimos una nueva manera de ser Iglesia que alimenta su vida desde la escucha de la Palabra y de la realidad, para ser signo del Reino desde cada cultura y cada pueblo.


4. MISIÓN, EXCLUSIÓN Y MIGRACIÓN: Asumimos que la migración y exclusión son un desafío de primera categoría, palpable en la situación de niños, mujeres, hombres y familias que viven atropellos en sus derechos. La Iglesia, con valentía, debe promover proféticamente la cultura de la dignidad humana.


5. MISIÓN Y LAICADO: Impulsados por el Espíritu Santo, los laicos y laicas de todos los pueblos, etnias y culturas del continente americano, en comunión con los Obispos, Sacerdotes, Religiosas y Religiosos, asumimos el compromiso de una formación integral: espiritual, pastoral y misionera, que nos haga corresponsables de la Gran Misión Continental y Ad Gentes.


6. MISIÓN Y JUVENTUD: Los jóvenes, como presente y futuro de la Iglesia, asumimos el Proyecto Misionero Americano con las siguientes dimensiones: Espiritualidad, para poder ver donde caminamos; Responsabilidad, para asumir consecuencias y no interrumpir el camino; y Mística que integre formación, proyecto personal y compromiso.


7. MISIÓN, ACTIVIDAD Y DIGNIDAD HUMANA: Asumimos como Iglesia el desafío de experimentar y suscitar cambios concretos y estructurales que promuevan verdaderamente la dignidad humana, desde la formación misionera integral y permanente, las nuevas organizaciones parroquiales en red y la apertura a nuevos espacios misioneros.


8. MISIÓN, CULTURAS Y PUEBLOS: Como Iglesia valoramos y respetamos a los pueblos indígenas y afro descendientes del continente, asumimos la urgencia de reconocer sus espacios, expresiones y tradiciones para que tengan su lugar en la sociedad y en la Iglesia. Nuestro espíritu misionero se fortalece en escuchar, aprender y anunciar explícitamente a Cristo en las diversas culturas.


9. MISIÓN Y ECOLOGIA: Anunciamos la Buena Nueva para restaurar el orden en la naturaleza, en comunión con lo que el mundo espera: renovar en todos los pueblos, culturas y corazones el rostro de la Humanidad mediante la conversión y la salvación; y desarrollar una conciencia creciente en su lucha por la conservación del medio ambiente.


10. MISIÓN Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL: Con la fuerza del Espíritu Santo y a la luz del mandato de Jesús "Vayan y anuncien el Evangelio", queremos responder a las nuevas situaciones históricas, sociales y eclesiales, comunicando el amor de Dios y la Buena Nueva del Reino con una comunicación testimonial, coordinada e integrada en la pastoral ordinaria, para construir la unidad y la comunión.


11. MISIÓN, ECUMENISMO Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: Contemplamos "las semillas del Verbo" en cada pueblo, cultura, religión y creencia: por ello asumimos un diálogo, encuentro y cooperación ecuménica e interreligiosa desde nuestra propia identidad de Discípulos Misioneros de Jesucristo.


12. MISIÓN, EDUCACIÓN Y MUNDO INTELECTUAL: Somos Iglesia educadora y nos comprometemos a crear, con los actores del ámbito educativo, espacios de formación y diálogo profético para ser testigos de la Buena Nueva del Reino en el mundo contemporáneo.


13. ESPIRITUALIDAD MISIONERA: Queremos vivir una espiritualidad de Discípulos Misioneros, una espiritualidad de las bienaventuranzas encarnada en la vida: contemplativos, alegres, comunicadores de la experiencia de Dios, pobres, sencillos, itinerantes, capaces de buscar y escuchar a todos, con confianza en el Espíritu.


14. MISIÓN Y FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO: Interpelados por el Señor de la Historia, que nos llama a la unidad en el Amor, rechazamos toda actitud fundamentalista dentro y fuera de la Iglesia Católica, y nos abrimos al pluralismo y al diálogo que aúna a las personas y a los pueblos en la construcción de la armonía y la paz.


15. MISIÓN Y PRESENCIA DE LA MUJER: Siguiendo los pasos de Jesucristo, reconocemos y valoramos la presencia y participación activa de la mujer en todos los ámbitos sociales y eclesiales, y propugnamos nuevas relaciones no jerarquizadas entre mujeres y varones como riqueza para la Humanidad y para la Iglesia.


16. MISIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGIA: Queremos orientar la incidencia de la ciencia y la tecnología en el desarrollo de la humanidad, a partir de los valores propios del Evangelio, para que esté al servicio de la Evangelización y de la cultura de la vida. La ciencia y la tecnología estén al alcance de todos, posibilitando reales soluciones a la exclusión, la desigualdad, la injusticia, el hambre y la muerte.


17. MISIÓN Y VIDA RELIGIOSA: Los religiosos y religiosas, estamos llamados a ser Discípulos Misioneros con sólida espiritualidad trinitaria de la acción entre los más pobres y diferentes; con un corazón indiviso y solidario que ama a todos; encarnados en cada cultura de manera desprendida y despretendida; proponiendo vivencial y proféticamente los valores alternativos del Reino; y abiertos a la Misión y al envío Ad Gentes.


Misioneros de América. Hoy, al concluir el CAM3 comla8, Jesús nos envía a ser testigos de todo lo que hemos escuchado, aprendido y anunciado hasta los últimos confines de la tierra. "Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos... yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).


¡América con Cristo: escucha, aprende y anuncia!


San Francisco de Quito, 17 de Agosto de 2008


Publicado por verdenaranja @ 23:46  | Hablan los obispos
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ZENIT publica la intervención que pronunció Benedicto XVI el domingo, 17 de agosto de 2008, al presidir la oración mariana del Ángelus, junto a los peregrinos congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo.

 


Queridos hermanos y hermanas:

 

En este vigésimo domingo del tiempo ordinario, la liturgia nos propone reflexionar sobre las palabras del profeta Isaías: "En cuanto a los extranjeros adheridos al Señor para su servicio... yo les traeré a mi monte santo y les alegraré en mi Casa de oración... Porque mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos" (Isaías 56,6-7). El apóstol Pablo también hace referencia a la universalidad de la salvación en la segunda lectura, así como la página del Evangelio que narra el episodio de la Cananea, una extranjera para los judíos, a quien Jesús escuchó a causa de su gran fe. La Palabra de Dios nos ofrece de este modo la oportunidad de reflexionar sobre la universalidad de la misión de la Iglesia, constituida por pueblos de toda raza y cultura. Precisamente de aquí procede la gran responsabilidad de la comunidad eclesial, llamada a ser casa hospitalaria para todos, signo e instrumento de comunión para toda la familia humana.


¡Qué importante es, sobre todo en nuestro tiempo, que toda comunidad cristiana profundice cada vez más en esta conciencia, para ayudar también a la sociedad civil a superar toda posible tentación de racismo, intolerancia, exclusión, y a organizarse con opciones respetuosas de la dignidad de todo ser humano! Una de las grandes conquistas de la humanidad es precisamente la superación del racismo. Por desgracia, sin embargo, se registran nuevas manifestaciones preocupantes del mismo, ligadas con frecuencia a problemas sociales y económicos, que sin embargo nunca pueden justificar el desprecio y la discriminación racial. Recemos para que por doquier crezca el respeto por toda persona,