Lunes, 01 de septiembre de 2008

DOMINGO 23 DEL TIEMPO ORDINARIO / A

7 de septiembre de 2008


La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros.


Venid, aclamemos al Señor con cantos. Es lo que hacemos cada domingo. Venimos a nuestra casa, la casa de la Iglesia, a dar gracias al Señor que nos ha tratado con misericordia.

- Cada domingo, cuando escuchamos juntos la palabra que el Señor nos dirige, y partimos el pan, y comemos de él, no sólo acrecentamos la comunión entre nosotros y Jesucristo, sino entre nosotros mismos y con todo el mundo, sobre todo los más necesitados. Así, hacemos que nuestro grupo de creyentes sea cada semana, cada mes, cada año, más comunidad. Nos atamos cada vez más los unos a los otros, y también con las comu­nidades que forman nuestra Iglesia diocesana, y con las demás Iglesias que forman la Iglesia universal.

- Por el bautismo, la confirmación y la eucaristía, estamos atados los unos a los otros y con toda la Iglesia. Cuanto más fuerte sea esta atadura, podremos desatar los obstáculos a la tarea de poner más justicia y más amor en el mundo, empe­zando por nuestro entorno más inmediato.


A. penitencial: Antes de escuchar la Palabra de Dios y celebrar el memorial del Señor, dejemos que la luz del Espíritu Santo ilumine nuestros corazones y nos mueva a la conversión.


Tú, que borras nuestras culpas. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Tú, que creas en nosotros un corazón puro. CRISTO, TEN PIEDAD.

Tú, que nos devuelves la alegría de la salvación. SEÑOR, TEN PIEDAD.


1. lectura (Ezequiel 33,7-9): Pongamos toda la atención en las lecturas que nos serán proclamadas: a través de nuestros lectores, es el Señor quien nos habla. En la primera lectura, escucharemos cómo Dios envía al profeta Ezequiel, no a anunciar desgracias futuras, sino a llamar a los creyentes a la conversión. El profeta es atalaya, su tarea es poner en guardia. Después, con el canto del salmo 94, pediremos que nuestro corazón sea capaz de acoger la voz del Señor, nuestro pastor.

voz:

 

2. lectura (Romanos 13,8-10): Escuchemos al apóstol Pablo cómo exhorta a los cristianos de Roma a amar. San Agustín decía a sus hermanos y hermanas: "Ama y haz lo que quieras". Ahora Pablo nos dirá que amar es el único mandamiento, ya que incluye toda la ley.


Oración universal: Oremos confiados a Dios Padre, que siempre está dispuesto a acoger nuestros deseos y anhelos. Unámonos a cada petición diciendo:
ESCUCHA, SEÑOR, NUESTRA ORACIÓN.


Por la Iglesia de Dios, por sus ministros, por los misio­neros y los catequistas. OREMOS AL SEÑOR.

Por los gobernantes, los políticos, los empresarios, los trabajadores y los que se encuentran sin trabajo. OREMOS AL SEÑOR.


Por los emigrantes, los exiliados, los refugiados, los que sufren violencia, o cualquier tipo de marginación. OREMOS AL SEÑOR.


Por los enfermos, los agonizantes, los pobres y nece­sitados, los que se encuentran solos y abandonados. OREMOS AL SEÑOR.


Por todos nosotros, por nuestros familiares y amigos, por los que no han podido acudir a celebrar la Euca­ristía con nosotros y que llevamos en nuestro corazón. OREMOS AL SEÑOR.


Muéstranos, Padre, tu amor y acoge las oraciones que te hemos dirigido con confianza de hijos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

  

Padrenuestro: Dispuestos a perdonar a quienes nos ofenden, para poder recibir el perdón que Dios nos ofrece, nos atrevemos a dirigirnos al Padre que nos ama, diciendo:


CPL


Publicado por verdenaranja @ 22:30  | Liturgia
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