Es su segundo año de seminarista. Estudiante de filosofía.
Extracto de escrito sobre Manuel Aparici enviado por Carlos Peinó Agrelo bajo el título "Vocación, Seminario, Ordenación Sacerdotal y Salamanca". Según su Diario Espiritual y otros escrito y testimonios
(1941-1950)
SEMINARIO
CURSO 1942-1943
PRIMER TRIMESTRE
Este primer trimestre sigue siendo alumno externo.
«Un día sin oración. Y, sin embargo, tú te quejas en el fondo de mi alma y me pones delante de los ojos ese ejemplo admirable de mi querido Consiliario: Hoy ha partido del mundo para encerrarse en la Cartuja y ser del todo tuyo.
Desde ahora mismo debo yo también comenzar mi entrega total; primero, fidelidad en la oración: una hora; segundo, en el estudio, mientras no ingrese interno, tres horas como mínimo; después, la mortificación; mañana ocho cigarrillos como máximo» [1].
«[...] El 20 de octubre de ese año de 1942, el Señor le plantea a través de su representante el Rector del Seminario hacer elección: estudiar libre o ingresar interno (un mes antes había presentado la instancia pidiendo la excedencia).
»Dice que sin hacer Ejercicios no puede contestar. Los hace del 22 de noviembre al 3 de diciembre de 1942. Va, entre otros objetivos, a «pedir gracias para empezar a vivir de verdad la vida de víctima o de crucificado, que el Señor le viene pidiendo desde hace ocho años y a la que se comprometió con voto, primero, el 25 de julio y, después, el 8 de diciembre de 1941. Y hacer elección, dentro del espíritu de víctima que por mediación de su representante el Rector del Seminario le planteó: “estudiar libre o interno con todas las consecuencias”» [2].
Pero sigamos el orden cronológico de sus anotaciones en el Diario.
«Salgamos con la imaginación por un momento de nuestra capilla. Aquí está Él en su sacramento de amor. ¿Qué vemos fuera?
»Y, sin embargo, rasgando esas tinieblas de crimen y de pecado veamos cómo se alza perpetuamente cada cuarto de segundo la Santa Hostia en Manos de sus 400.000 sacerdotes haciendo que perdure ante la divina aceptación su plegaria del calvario: ¡Padre, perdónalos que no saben lo que se hacen!
»Y vedle también en el millón de sagrarios; parece que ha fracasado: los hombres le olvidan, le desprecian, le insultan, pero Él está allí aguardando el efecto seguro de su gracia sobre los que el Padre le dio para ser el amigo del mismo que le ofendió y consolarlo con él. “Esto lo hacen porque no conocen al Padre y a mí”. Y entonces resuena rotunda en el alma el “Gloria in excelsis Deo” porque en la Hostia Santa se revela la suma bondad de Dios. ¡Oh Caridad Divina, que transciendes a todo amor! ¡Qué amor el tuyo incomprensible ... ¡» [3].
«Y entonces todo el alma le parece poco para adorar a su Dios. Su amor le ve tan mezquino que tomaría el de todos los hermanos ... y en alas de su sed de glorificar a su Dios subirá a los cielos y tomará el amor de los confesores y de las vírgenes y de los mártires y de los doctores y de los apóstoles y el de todos los coros angélicos y el de su propia Madre María, y pareciéndole todo poco para amar a su Dios, con la santa audacia del amor tomará el del mismo Corazón de Cristo para ofrecerlo todo en Él, con Él y por Él a la Trinidad Santísima.
»Y clamará con el Apóstol: “cupio disolvi”» [4].
«El balance es triste y alegre a un tiempo. Triste porque los ciento cincuenta días pasados desde mi examen de 3º y 4º de latín han sido casi totalmente días perdidos y en ellos se han presentado ante el Señor 26 millones de almas a quienes no he ayudado nada pese a mis promesas de amor y a mi promesa de ser víctima. Ciento cincuenta días que he robado a las almas que me esperan, ciento cincuenta días en los que he besado al Señor a lo Judas ...
»Y alegre, porque, a pesar de ello, Jesús me ama y me ama tanto que para afirmarme en humildad me hace ver hasta dónde he descendido en mi miseria.
»¡Señor ayúdame a que te pida gracia para no besarte más a lo Judas!» [5].
«Otra vez aflojo. Ayer, todavía impresionado por esos 26 millones de almas que se han presentado ante el Señor en los ciento cincuenta días que he perdido, tuve bastante presente la intención de víctima en todas mis obras; hoy, no. Empecé por levantarme media hora más tarde; luego, sí, en la iglesia hice una hora de oración, oí Misa y comulgué, pero luego no me puse a trabajar o estudiar con intención de víctima, más o menos consciente hasta las 12; a la tarde, si he estudiado, pero el ofrecimiento ha sido muy débil. En total hoy, once horas ofrecidas, 79.000 almas, pero sin ninguna mortificación.
»Sin embargo, confío en Jesús. Él ya me ha hecho conocer un poco mi miseria; en el orden intelectual apenas si sé algo: El latín, casi olvidado lo poco que aprendí; la lógica y la filosofía, casi pez; en el orden moral, ¿quién ha pecado tanto cómo yo?; en el del sacrificio, ¿quien menos sacrificado que yo? Por eso Jesús ¿quien más digno de lástima que yo?
»En tu Corazón misericordioso pongo toda mi esperanza» [6].
«Tiene razón Mercier, no avanzo en el camino de la cruz, porque no oro u oro mal. Ya me lo hizo ver el Señor con la luz que proyectó sobre el salmo: “Mis ojos miran siempre al Señor, porque Él librará del lazo mis pies”. No contemplo de verdad, no pongo toda mi alma en la oración, pues cuando entreveo al Cristo roto y sucio del Calvario que dice “sito”, enseguida me encojo y retiro temiendo que, si sigo oyendo, me venga su gracia.
»Pero yo espero, ¡oh Jesús!, que ahora tu gracia no permitirá que siga retirándome; yo espero que en estos Ejercicios que empezaré pronto, cuando tú me digas, empezarás a vencerme. Sí, oh Jesús!, clava tu queja en mi alma; haz que resuene continuamente en los oídos de mi alma y dame tu gracia para que te entregue, para aplacarla, mi vida, puesta en cruz. Sí, amigo fiel, por esas almas que tu amas vénceme ya. Haz que tenga siempre delante de mis ojos ese sufrir de tu Cuerpo Místico que fue tu Pasión de Getsemaní.
Hoy, ya ves qué mal te he servido; sólo siete horas para ti y tus almas de las quince de vigilia transcurridas, sólo 50.000 almas, de las 107.000 que se han presentado ante ti, han tenido alguna ligera ayuda de este miembros de tu Cuerpo Místico ... Pero, no obstante, me entrego a lo que tu Corazón quiera de mí.
Hoy presenté la instancia pidiendo la excedencia [era funcionario del Cuerpo Pericial de Aduanas] y te di gracias, Señor» [7].
«Dos horas de oración y media de la Santa Misa es todo lo que conscientemente he vivido hoy por y para las almas.
»El resto del día flojo.
»A la tarde he repasado los llamamientos que durante ocho años me viene haciendo el Señor. Realmente soy el mayor pecador; otra alma cualquiera con la décima parte de las gracias que el Señor me ha concedido sería ya un gran santo y yo ... nada; peor aún, pecados veniales, ingratitudes e infidelidades con el Señor.
Pero es Él, precisamente, quien quiere que sea humilde; ha sido Él quien me ha puesto delante de los ojos esa necia soberbia mía que le estaba impidiendo ganarme y si es Él quien quiere, confiaré en ese su querer omnipotente.
Desde mañana, con su gracia, viviré en su cruz.
María, mi esperanza, alcánzame gracia para vivir crucificado» [8].
«Ayer escribí: “Mañana, con su gracia, empezaré a vivir en su cruz”. Y ... hoy, otra vez, tendré que decir mañana ...
»Porque hoy comencé entregando a la pereza y a la imaginación una hora, la que debía de haber hecho de meditación antes de la Misa; luego en la mañana no hice nada de provecho, todo lo contrario, dejé escapar de este pudridero, que es mi alma, la hiel de rencor, pues la secretaria de Marañón difamé a Mestre esparciendo el rumor que yo mismo atribuía a las malas lenguas, sin darme cuenta de que eso era yo: una mala lengua en aquel momento.
»Más tarde, en casa, leí SIGNO y por fin hice treinta minutos de oración. Escribí una carta y comí; después me puse a estudiar ofreciendo mi estudio al Señor, pero de una forma poco intensa. No estudiaba como quien lo hace por Jesús y las almas y a las 7,30 salí para visitar al Señor y hacer otros treinta minutos de oración y a rezar el santo rosario y ¡qué bueno es Jesús! En esa oración al rezar el “perdónanos así como nosotros perdonamos” Él me hizo ver que yo no perdonaba que, precisamente por eso, había difamado esta mañana a un hombre, porque no le perdonaba: En primer término la ofensa de dejarme por embustero; en segundo lugar el que no concediera a mi hermano lo que solicitaba.
»¡Oh cuánta miseria y soberbia hay en mi alma! ¡Y Jesús todos los días baja a esta llaga y postema de la que mana tanta podredumbre. ¡Oh Jesús apiádate de mi; muéstrame mis llagas y sánalas con tu gracia, sin ella ni puedo verlas ni curarlas.
»Hoy total cinco horas y media para las almas, 40.000» [9].
«Hoy también entregué a la pereza treinta minutos.
»Confesé con contrición profunda; pero hice los treinta minutos de meditación de la mañana durante la Misa.
»Sin embargo, hoy, por la infinita misericordia de Dios, he vivido más consciente de que estaba en su presencia.
»He tenido cinco horas de estudio ofrecidas a Jesús por su Iglesia, que con la hora de oración de la mañana y la de la tarde hacen siete que he vivido para las almas: 50.000. Mas hoy he visto que también debo ofrecer mi crucifixión por las almas del purgatorio, que también son Iglesia, pero ¿qué he sufrido hoy por Jesús? Nada. Pues no puedo llamar sufrimiento a estudiar.
»Y Él me hace ver en la oración que si por ser nuestro Redentor “eum pro nobis pecatum fecit” y porque se hizo pecado se humilló hasta parecer gusano, yo, que además de haber sido pecador y aun a pesar de haberlo sido, soy llamado, por Él a ser corredentor ¿cómo no me he de humillar?
»¡Qué terrible el pecado en un cristiano! ¡Desear, Jesús, tenerme en su Corazón y pecar ... ! ¡Dame, oh Jesús, conocimiento de mis culpas, para que ame la humildad de abyección!» [10].
«Dos luces me ha concedido el Señor: Una que el pecador es reo de deicidio [...]; y la otra, que los siete años de mi Presidencia, de los que algo me he envanecido, fueron siete años de amistad con el Señor un poco a lo Judas, pues le besé, pero no me crucifiqué como me pedía.
»Gracias, Señor, porque aún me amas» [11].
Y así llegamos al momento en que nos resume los objetivos que le llevaron a los Santos Ejercicios. Con tal motivo, escribe en su Diario [12]:
«Ejercicios Espirituales
»Objetivos
«1º Pedir gracias para empezar a vivir de verdad la vida de víctima o de crucificado que el Señor me viene pidiendo desde hace ocho años y a la que me comprometí con voto, primero, el 25 de julio, y después, el 8 de diciembre de 1941.
»2º Hacer elección, dentro del espíritu de víctima, en el dilema que me planteó el Señor el 20 de octubre, por mediación de su representante el Sr. Rector del Seminario: “estudiar libre o interno con todas sus consecuencias”.
»3º Completar lo más posible la revisión de mis criterios para alcanzar una visión más sobrenatural de la Iglesia, del Seminario y del sacerdocio.
»4º Desarraigar la soberbia y vanidad, tan escondidas en mi alma, e iniciar la batalla por la humildad.
»5º Actuarme en todas las demás virtudes que me son necesarias para cooperar a la acción del Rector y demás superiores del Seminario con las gracias recibidas de Dios: mis 40 años de edad, el haber sido Presidente de los Jóvenes de Acción Católica y el haber propuesto a la Juventud de España el hacer de España y todo lo hispánico Vanguardia de la Cristiandad, ejemplo y guía que pidió el Papa Pío XI el 14 de marzo de 1937.
»Primer objetivo: Vida de víctima o crucifixión total
»Propósitos
»Estos Ejercicios han sido un clarísimo “ubis ad crucem” dicho por el Señor en el fondo de mi alma. Desde ahora ha de empezar la crucifixión total de mi hombre viejo. En todo he de buscar siempre la cruz mayor dentro de la más perfecta obediencia.
»No se me oculta que ahora empiezo y que la cumbre del calvario está lejos, pues la gracia ha de desarraigar todos los hábitos de apegarme a lo que me regala que hay en mi hombre viejo; pero tengo una confianza absoluta en que ayudado por María y por Jesús llegaré a esa total crucifixión que la gracia me pide, porque ocho años de fracasos y el último de rezar como única jaculatoria ¡Oh María alcánzame la gracia de vivir crucificado! [...].
»Razones
»1ª Las luces que me ha concedido el Señor desde el 13 de marzo de 1941 al meditar su amor a Judas [...].
»Mis Ejercicios han sido gracia extraordinaria del Señor y no puedo esperar ni un momento más a decir sí, con las obras, a los llamamientos a la vida de víctima y de crucificado que me ha hecho desde hace ocho años [...].
»2ª Las luces recibidas durante el último año en la oración que ha girado siempre en torno al misterio cristiano y nuestra incorporación a la vida trinitaria [...]..
»La esencia de la vida cristiana es morar en el Corazón de Jesucristo participando de los sentimientos del divino Corazón: amor al Padre y, por este amor al Padre, amor a las almas.
»Pero si el sacerdocio es la perfección de la vida cristiana y es otro Cristo el sacerdote, como Cristo, tiene que meter en su corazón a toda la humanidad con todas sus miserias y pecados y, como tiene que hacer en nombre de esa humanidad la alabanza de la oración y del Santo Sacrificio, tiene que ser también “como Cristo” perfecto penitente.
»Por lo tanto, la vocación sacerdotal también me obliga a ser víctima, en buscar siempre la cruz, pues ¿cómo me atrevería a presentar en mi corazón a toda esa humanidad pecadora si, junto a mi oración unida a la oración y a la penitencia de Jesús y de su Iglesia, no presentara la penitencia mía por mis pasados pecados y por los de todos los hombres?, ni ¿cómo me atrevería a subir al Altar si no subiera crucificado por esas almas a las que la caridad me ha hecho abrazar?
»Una vida de cruz ofrecida por la santificación de todas las almas es mi obligación.
»3ª El mismo Ideal que propuse a la Juventud de Acción Católica: “Hacer de España y lo hispánico Vanguardia de Cristiandad” me obliga a lo mismo, pues si fui el primer peregrino y me otorgaron los muchachos el título de Capitán de Peregrinos, fue para eso: Para que fuera vanguardia; para que, abrazando en mi alma a toda la humanidad que, con su gracia, pretendemos ganarla, me ofreciera al Señor por ella en la cruz de una perfecta obediencia a su voluntad manifestada y a su voluntad de beneplácito [...].
»No puedo dejar pasar ni un día más sin empezar esa crucifixión que me pide.
»Segundo objetivo: Hacer elección
»Siendo el primer objetivo pedir gracia para crucificarme, la elección necesaria tenía que recaer en el internado, que era la cruz mayor. Tanto más cuanto que desde hacía meses el Señor me hacía comprender que quería que supiera lo que era dejar una madre, a la que se ama con toda el alma, por los pecadores.
»Hecha la elección del internado había que averiguar en cual. Madrid se me ofreció como el Seminario que me exigiría una obediencia más extrema y por lo tanto una cruz mayor [13] y como cifro la perfección sacerdotal en la caridad y la cruz es la mejor cátedra de la caridad, escogí Madrid.
»Tercer objetivo: Completar la revisión de criterios
»Empezar mi vida de interno es comenzar a caminar sólo y exclusivamente por fe; no apoyándome jamás en criterios míos sin haberlos antes depurado y contrastado en la oración y consultado al Director Espiritual.
»Cuarto objetivo: Desarraigar la soberbia
»La gracia más grande que el Señor me ha concedido en estos Ejercicios ha sido sentir en la meditación de la muerte de Cristo, repetida tres veces, que yo le había crucificado con mis pecados. Sentimiento hondísimo y con abundantes lágrimas que, de una parte, despertó en mí un hambre nueva de penitencia por parecerme que hasta entonces no había hecho verdaderamente penitencia; y de otra un vivo sentimiento de mi indignidad y una profunda admiración de que los sacerdotes y los amigos de Jesús me amaran a mí, que tantas veces le he clavado en la cruz.
»Junto a esto un amor inmenso hacia el Señor que, no sólo me ha perdonado, sino que quiere que sea su ministro.
»Por vez primera dije con sinceridad: “Señor yo no te amo más que éstos, porque he pecado; pero tú sabes todas las cosas y sabes que te amo”.
»Propósito de verme así: como verdugo y asesino de Cristo, pues esto es lo mío: el pecado; lo otro, lo que el Señor haya hecho por mi medio o pueda hacer en lo sucesivo, obra de su gracia es y no mía. Y también de aplicar todas las fuerzas de mi alma a profundizar en la humildad.
»Quinto objetivo: Virtudes para cooperar a la acción de los superiores
»Evidentemente que la doble circunstancia de la edad y del cargo que he ejercido en la Acción Católica me colocan en una situación especial frente a la Comunidad de la que he de formar parte.
»Los ojos de todos, desde el Rector al seminarista más moderno, estarán pendientes de mis actos, al menos en la primera temporada.
»Es perfectamente lógico y razonable que los superiores hagan este razonamiento: No es un seminarista cualquiera, es un hombre de 40 años, con una personalidad fuerte, nimbada con el prestigio de haber dirigido o presidido la Juventud de Acción Católica durante siete años y que puede ejercer una extraordinaria influencia sobre los demás seminaristas, especialmente sobre los procedentes de esa Juventud que él ha presidido.
»¿Cómo reaccionará este seminarista? Porque indudablemente existe un fuerte vínculo natural y sobrenatural entre todos los procedentes de la Acción Católica y él, además de tener fuertemente arraigado en su alma el hábito de dirigir y presidir, les ha buscado ayuda económica a gran número de ellos.
»¿No perturbará la entrada de Aparici la vida de la Comunidad? ¿No utilizará su prestigio, aunque sea inconscientemente, en debilitar el espíritu de obediencia, ya un poco especial de esto muchachos, que fueron sus presididos? ¿No serán entonces los revalidistas un Estado dentro de otro Estado?
»El razonamiento es perfectamente lógico y disculpable sobre todo teniendo en cuenta el momento en que se hizo; cuando se tenían noticias de una reunión de verano a la que había acudido Ángel Herrera y de la que se creía promotor a Aparici y que parecía había dado por resultado la marcha de varios seminaristas a otros Seminario.
»Y, ante esas interrogantes que se formulaban los superiores sobre la posible reacción de Aparici y la necesidad de mantener una disciplina rígida entre los revalidistas surge el dilema que se les planteó: Creemos que es mejor, dadas las circunstancias familiares que Vd. tiene, que estudie en su casa, a que ingrese con ese régimen de excepción; mejor para la Comunidad y sin perjuicio para Vd.
»Así, se conseguía, no quebrantar el régimen de severidad que se creía necesario y aislar a quien se podía temer que fuera enlace, además de poner a prueba a Aparici.
»¿Cuál ha sido el resultado de la prueba? Para mí, magnífico: Conocer que me faltaba humildad y tener una especie de preseminaristado con mis Ejercicios Espirituales. Porque el Señor me dio gracia, cuando me quedé desconcertado y un poco dolido con la contestación del Rector, para preguntarme “Domine quid me vis facere?”, pues el mismo Señor me hacía comprender que aquella prueba tenía que ser mi bien y ese bien, que Él se proponía alcanzar, era lo que en la oración tenía que indagar.
»Y en la oración me he ratificado en los puntos de vista que ya el Señor me había trazado anteriormente:
»1º Que el Señor me había concedido un prestigio y un ascendiente sobre todos mis futuros hermanos de Seminario.
»2º Que yo debía utilizar ese prestigio y ascendiente para su gloria.
»3º Que no le glorificaría si no hacía su voluntad, que me vendría expresada por su representante: Rector y superiores.
»Y como consecuencia necesitaba actuarme fundamentalmente en tres virtudes: Humildad, obediencia y caridad:
»Humildad, porque a los mansos y humildes de corazón está prometida la posesión de la Tierra y yo ansío que mi corazón y el de mis hermanos sea poseído por la sed de almas del Señor.
»Obediencia, porque no hay otra manera mejor de glorificar a Dios que ser obediente hasta la muerte (de hombre viejo) y muerte de cruz (obedecer en lo que más repugne y escandalice a ese mismo hombre viejo).
»Pero obediencia: rápida, activa, confiada y alegre.
»Rápida, sin preguntarse si debo o no, si sería mejor de esta forma o la otra.
»Activa, no sólo a la letra, que mata, sino al espíritu de la norma, que vivifica.
»Confiada, seguro de que es lo mejor para mi alma puesto que lo quiere Dios.
»Alegre, sin murmuración interior ni exterior, con la alegría del que sirve a Dios.
»Caridad, porque “el que anda en amores ni cansa ni se cansa”.
»Y creo que con mucha caridad puede ser útil ese prestigio y ese ascendiente a los dirigidos de los superiores. Ya que entiendo que el deseo de los superiores es que sea cada vez más perfecta la caridad entre todos los miembros de la Comunidad y creo que ese prestigio me colocan en situación ventajosa para que acaben de ligarse en el fuerte vínculo de la caridad los dos grupos de seminaristas de la Comunidad. Pues los dos van a tener los ojos puestos en mí: los antiguos para ratificar o rectificar su juicio sobre los procedentes de Acción Católica y los revalidistas para contrastar sus criterios con mis ejemplos.
»Unos y otros me darán beligerancia: los próximos a la Ordenación porque no me verán tanto como estudiante de filosofía, cuanto como ex-Presidente de la Juventud, y los distantes y los revalidistas porque me verán como a compañero de estudios y como a su antiguo Presidente.
»Ya durante el verano pude entrañarme en algunos no revadilistas, y con la ayuda de Dios espero poder cooperar a que todos seamos uno, que indudablemente es el deseo de los superiores.
»En relación con el ideal de Vanguardia de Cristiandad estas tres virtudes son también las que me han de ayudar pues si uno en un mismo amor a los amados del Señor: los jóvenes levitas y los jóvenes de Acción Católica malo será que la Vanguardia eclesiástica y la seglar no se fundan en una misma sed de reconquistar todo el mundo para Cristo.
»“Sine me nihil ... ”
»“Omnia possum in eo ... ”».
En ellos el Señor le hace conocer que su voluntad es que le rinda su libertad totalmente.
«Después de la obligada consulta a su Director Espiritual le hace saber al Rector que está dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y que se somete a lo que el Señor quiera disponer, centrando la disposición de su espíritu en la siguiente frase: «He resuelto sacrificar a mi madre» (Su madre estaba enferma y sola).
»Y hecha la elección del internado, elige el Seminario de Madrid-Alcalá porque es el Seminario que le exigirá una obediencia más extrema y por lo tanto una cruz mayor; y como había cifrado la perfección sacerdotal en la caridad y la Cruz es la mejor cátedra de la caridad, escogió el Seminario de Madrid-Alcalá» [14].
El 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, renueva su voto y se ofrece a María como esclavo.
«Hoy, urgido por la gracia, he renovado mi voto y me he ofrecido a María como esclavo.
»No acertaba a comprender cómo en el Corazón Inmaculado de María podían tener cabida los pecados y hoy el Señor me ha hecho ver que pueden tener cabida porque todos estamos lavados en la Sangre Purísima de su Hijo, y María nos recibe como hijos, precisamente porque su Hijo nos lleva en su Corazón.