Viernes, 12 de septiembre de 2008

 

Extracto de escrito sobre Manuel Aparici enviado por Carlos Peinó Agrelo  bajo el título "Vocación, Seminario, Ordenación Sacerdotal y Salamanca".  Según su Diario Espiritual y otros escrito y testimonios

(1941-1950)

 


CURSO 1946-1947
(Año de la ordenación sacerdotal)


SEGUNDO TRIMESTRE

 

         Retiro espiritual

 

         «Pedir al Señor en la oración que nos aumente el deseo de ser fervorosos y que nos conceda la gracia para serlo [...]. Pedir que nos dé luz de fe para ver como en nuestros deberes nos quiere Él comunicar su propio conocimiento de sí mismo, que es la Beatitud.

 

         Balance

 

         »En cierto sentido es triste, porque veo en mi alma una gran infidelidad y falta de verdadera devoción en cumplir los propósitos que Él me manifestó que eran de su agrado.

         »Pero en cierto sentido es también alegre, ya que Él me ha hecho ahondar en el conocimiento de mi miseria; pero como al mismo tiempo no deja de manifestarme, y el mismo retiro y la Adoración que tendremos esta noche son una prueba de ello, que me ama, a pesar de mis infidelidades, sobre la negrura de mi miseria más resalta la luz de su bondad infinita y confiando en ese amor infinito que Él me tiene, y urgido y sostenido por Él, me pongo otra vez en pie, para decirle: “Nunc coepit, Domine, nunc coepit”.

         »Esta noche, ante Jesús Sacramentado, renovaré los propósitos de Ejercicios. Amén» [1].


         Su última Cuaresma como seminarista

 

         «Hoy empieza la Santa Cuaresma, tras de la cual en el sábado ante dominica de Trinitate recibiré el orden sacerdotal. Hoy empieza la Santa Cuaresma en la que, dentro de treinta días, daré un paso al frente después de oír al Señor que me dirá por la voz de mi Prelado: “Si nunc Ordine susceperitis amplius non licebit a proposito reselire sed Deo, [...] nunc accedite”.

         »Mi principal oficio será, conforme a la amonestación de mi Obispo: “Studete itaque, ut visibilia ministeria quae diximus [...] quasi vestimentis pretiosis circundatur”.

         »Y por esto, porque doy un paso al frente para empezar a vivir perfectamente  la  promesa implícita de la tonsura: “Dominus pars haereditatis mei ... ”, y voy a vivir sólo para la glorificación de Dios mediante la edificación del Cuerpo Místico de su Hijo, tendré la obligación de guardar castidad y de rezar el Divino Oficio. Me desposo con la herencia que se adquirió Jesús con su sangre. Ningún otro amor debe haber en mi alma que el santo amor del Cristo total y precisamente porque a imitación suya asumo con la caridad que Él me da, a todos los hombres y doy ese paso al frente, tendré mientras viva el deber de orar por todos los hombre. Pero como amo al Señor y no puedo desagradarle a fin de no darle lugar a que pueda decirme: “me honras con los labios pero no con el corazón”, también habré de hacer penitencia en nombre de todos los hombres. Sólo así podré presentarme en paz ante Él para rezar en nombre de ellos. Y hoy su amor me concede un retiro espiritual para comenzar la Santa Cuaresma» [2].

 

         Últimos días de seminarista antes de su Ordenación Sacerdotal

 

         Ante la proximidad de su Ordenación Sacerdotal escribe en su Diario [3]:

 

         «Faltan 97 días para mi Ordenación.

         »Todo este tiempo he tenido abandonado mi Diario, espejo escrito de mi alma.

         ¡Nunc coepit! Sí, oh Jesús, ahora empiezo. Quiero subir contigo a Jerusalén y sufrir y morir contigo.

         »Gracias por la ayuda que me has dado por mis hermanos Paco  y Eustaquio. También yo dejo de fumar.

         »Esta Cuaresma santa ha de ser de gran penitencia.

         »Me fío de ti, no te fíes tú de mí y úrgeme con tu gracia» [4].

 

         «Ha venido José Manuel a verme; me lo ha traído Jesús. La frase que me ha referido de D. Casimiro: “Cuántas obras de Dios no se hacen porque falta el hombre de Dios” debo grabarla en el alma» [5].

 

         Y hace su oración en la víspera de Sagradas Órdenes.

 

         «Señor, por lo que tú amas de tan infinita manera, acéptame como víctima de propiciación que se consuma en la agonía de amor de tu Corazón, impetrando mi plena santificación».

 

         «Gracias, Señor, porque has puesto fuego en mi alma para hablar de tu amor con mis hermanos.

         »Pero ahora, Señor, necesito más que nunca la ayuda de tu gracia para no deshacer con mi ejemplo lo que tú has querido edificar a través de mi miseria con mis palabras.

         »Me has hecho decir que si el altar es un Calvario de Él no debe estar crucificado más que el sacerdote; me has hecho decir que clavado a la cruz de tu voluntad santa debo ser propiciación por los pecadores.

         »Me has hecho decir que sería insensatez dudar de que tú quieras y puedas hacerme santo. Me has hecho decir que cuando hayas terminado de darme tu sabiduría para conocer y dirigir a las almas y tu Corazón para amarlas pondrías en mis manos el cáliz de tu sangre para lavarlas.

         »Me has hecho pedirte, que como en el Cenáculo, te vistiera de mi pobre ser de siervo para lavar a las almas ...

         »Y dentro de 84 días me lo vas a conceder. Dame gracia de ser fiel a tus gracias. Creo. Espero. Y, como tú lo sabes todo, tú sabes que te amo» [6].

 

         «[...] Dentro de 83 días Deo volente et adjuvante seré ordenado sacerdote. ¿Seré capaz de malograr la preciosísima Sangre que el Señor ponga en mis manos? De mí mismo, sí; con la ayuda de la gracia, de María y de los santos, no» [7].


 
[1]  Diario 21/1/1947.

 [2]  Diario 19/2/1947.

 [3]  Sólo hay cuatro anotaciones en lo que resta de curso.

 [4]  Diario 22/2/1947.

 [5]  Diario 25/2/1947.

 [6]  Diario 7/3/1947.

 [7]  Diario 8/3/1947.

 


Publicado por verdenaranja @ 0:36  | Espiritualidad
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios