Extracto de DOSSIER FIDES “LAS MULTINACIONALES FARMACÉUTICAS Y LA POBREZA EN EL TERCER MUNDO” publicado por Agencia Fides el 29 de Agosto de 2008.
Llegan buenas noticias
Desde la Global Fund, institución que lucha contra el Sida, la malaria y tuberculosis en África llegan noticias confortantes: en el 2007 unos 1,75 millones de personas iniciaron a curarse con fármacos antirretrovirales (un 59% más respecto al 2006), 3,9 millones han recibido cuidados contra la tuberculosis y han sido distribuidos unos 59 millones de mosquiteros con insecticida –único remedio contra el contagio de la malaria. Se comienza a ver resultados importantes en la isla de Zanzibar y en Tanzania, donde el mismo gobierno lanzó una campaña de sensibilización. Durante la conferencia de Nueva York, Italia ha sido la protagonista de un premio gracias al Proyecto Malawi, que tiene en primera línea a muchos personajes y organizaciones italianas, entre estas la Comunidad de San Egidio.
El Global Business Coalition, grupo de más de 220 sociedades que luchan por vencer el Sida, malaria y tuberculosis en África, han premiado un proyecto, nacido en el 2005, que está comprometido en la prevención de la transmisión del virus de madre a hijo, en uno de los países africanos con mayor incidencia de enfermos: de una población de 19 millones de habitantes, los enfermos de Sida en Malawi son un millón. La Comunidad de San Egidio lleva a cabo desde el 2002 un programa llamado DREAM (Drug Resource Enhancement against AIDS and Malnutrition), cuyos resultados fueron presentados a mitad de mayo en Roma. Un proyecto destinado a los pueblos de África subsahariana, que vive la dislocación de numerosos laboratorios que brindan curas gratuitas a los enfermos de Sida, con particular atención por las mujeres embarazadas. Gracias a DREAM unos diez países de esta zona del África tienen la posibilidad de acceder a las curas para combatir y prevenir el virus, y se estima que alrededor de un millón de personas han sido alcanzadas por intervenciones directas o indirectas por médicos o colaboradores del proyecto DREAM.
El último reporte presentado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por el Programa afiliado de las Naciones Unidas para el VIH (Unaids) y por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), afirma que unos 3 millones de personas, en los países con rédito medio y bajo, han conseguido acceder a medicinas antirretrovirales. Los datos son del 2007, sin embargo esta meta fue fijada inicialmente para el 2005; el dato positivo es la mayor disponibilidad de medicinas antirretrovirales, a precios más bajos y con una difusión más capilar en todo el territorio. Respecto al VIH, además de la evolución física de la enfermedad, es necesario combatir a otro enemigo, a nivel cultural y psicológico: es una enfermedad de la que uno se avergüenza, de la que se tiene miedo, sobre todo a raíz de la ignorancia difundida en los países pobres. Es necesario difundir la cultura de la prevención de madre a hijo, y la de los tests: es frecuente que quien es seropositivo muere antes de saber el haber contraído la enfermedad en los primeros seis meses del contagio.
Todo esto debe ser acompañado por la presencia de centros y personal especializado presente en el lugar, realidad cada vez más difícil de mantener y lograr. Además es arduo hacer comprender a los enfermos la necesidad de no interrumpir las curas (la continuidad en África es un factor crítico, tanto por motivos estructurales como por las grandes distancias y la falta de medios económicos y de transporte de enfermos). Un dato positivo y ciertamente estimulante para continuar la lucha contra las tres enfermedades más graves en África se observa en mujeres y niños: en el 2006, 350 mil mujeres y 127 mil niños recibían medicinas antirretrovirales; en el 2007 el número ha crecido: las mujeres curadas son 500 mil y 200 mil los niños. Se percibe además una disminución de la transmisión de la enfermedad de madre a hijo.
Una importante novedad es que algunas casas farmacéuticas comienzan a interesarse por los problemas de los países en desarrollo: es el caso de la suiza Novartis, que realizó en Singapur un centro para investigación sobre enfermedades que afectan principalmente a países pobres, en cooperación con el Economic Development Board of Singapore. Uno de los proyectos más importantes, iniciado en el 2006 con la ayuda de Medicines for Malaria Venture, es el estudio de nuevas medicinas contra la malaria; otra enfermedad bajos los reflectores del centro es la fiebre dengue, una enfermedad viral que mata 12 mil personas en el mundo y de la que padecen otras 50 mil. Se da particularmente en la zona de Singapur. Se espera obtener dentro de este año dos nuevas moléculas, para una medicina que se produciría a partir del 2012. Los fármacos son vendidos al precio de costo y con frecuencia son ofrecidos gratuitamente a los países más pobres.
Una de las mayores dificultades que el centro en Singapur tiene que afrontar está relacionada a la tuberculosis: una enfermedad inteligente, pues los síntomas desaparecen tras los primeros seis meses, haciendo que los enfermos abandonen la terapia; es una enfermedad silente, que puede regresar de modo violento, sobre todo cuando se le suman la malnutrición y la falta de luz, y aún más en individuos débiles (ancianos, niños, personas enfermas de otras patologías). Ciertamente cambiar los límites impuestos para las licencias mejoraría definitivamente el acceso a medicinas esenciales; es necesario notar que a lo largo de los años ha habido, y hay aún, intentos de partnership que reunirían a casas farmacéuticas y organismos públicos, en la donación de medicinas (es el caso de la ivermectina, contra la sequedad pluvial, distribuida por la OMS y por la Merck, en el ámbito del Mectizan Donation Program).
La música y la cultura también se mueven para combatir el drama del Sida en África: con ocasión del 90º cumpleaños de Nelson Mandela, el 27 de junio, se realizó un concierto en Londres como respuesta del África al drama del Sida con el título “The 46664 Concert Honouring Nelson Mandela at 90”: el número corresponde a la matrícula que Mandela tenía cuando fue hecho prisionero en 1964, número que da también el nombre a una colecta de fondos a favor de los enfermos desde el 2001. Mandela no dejó de ocuparse de la plaga del Sida incluso tras haber abandonado a los 85 años la vida pública por motivos de salud: basta pensar que en 1990, año en que fue liberado, existían alrededor de 120 mil seropositivos en Sudáfrica: hoy la estima de sudafricanos que han contraído el Sida supera los 5 millones.
Una esperanza para la lucha contra el Sida llega desde Pomezia, pequeña ciudad en las cercanías de Roma: en los laboratorios del Instituto de investigaciones de Biología Molecular ‘P. Angeletti’, se ha descubierto una molécula que podría cambiar el tratamiento tradicional, los antirretrovirales. Los estudiosos están hipotizando la creación de una serie de fármacos dotados de una enzima capaz de limitar la capacidad de desarrollo del virus. Se tiene la esperanza de que la investigación de este centro, y no solo, sea utilizada en sentido plenamente democrático: es decir difundiendo el saber y el conocimiento de los nuevos descubrimientos médicos a toda la población mundial, sobre todo a quienes más necesitan de medicinas y de medios eficaces.