Jueves, 02 de octubre de 2008

Guión litúrgico para el Día del Domund (19 de Octubre de 2008) publicado en la revista misionera ILUMINARE recibida entre losmateriales para la celbración de la Jornada.

GUIÓN LITÚRGICO - DOMUND 2008
19 de Octubre

MONICIÓN DE ENTRADA


Un año más celebramos en este penúltimo domingo de octubre la Jornada Mundial de las Misiones. En ella la Iglesia toma conciencia de la dimensión universal de su labor evangelizadora, que no puede restringirse a unos pocos lugares geográficos. Fiel al mandato del Señor, y con la fuerza del Espíritu en los corazones de los fieles, la Iglesia difunde entre los hombres y los pueblos la Bue­na Nueva del Reino de Dios, con palabras y obras, a lo largo y ancho del mundo y de la historia.

La celebración de la Eucaristía en este domingo es una nueva llamada a la comunión de mente y corazón con Je­sús. Como cristianos, al comulgar con Él nos unirnos en Él a todos nuestros hermanos, hijos del mismo Padre, que el Espíritu Santo nos impulsa a sentir como tales herma­nos nuestros. Así vivió Pablo, el gran Apóstol de las gen-tes; así se define él: apóstol por vocación; esa fue la esencia de su vida.

En este Año Santo Paulino le pedirnos al Señor, por mediación de San Pablo, que la igle­sia escuche la llamada de Dios y despliegue todo su potencial evangelizador- para que Cris-to sea conocido y amado por todos en todo el mundo.


ACTO PENITENCIAL


Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad; darnos la gracia redentora que nos regala en Jesucristo:

Hijo de Dios, que elegiste a San Pablo para evangelizar a todos los pueblos. Señor, ten piedad

Jesús crucificado, fuerza de San Pablo en sus tareas apostólicas y en su debilidad. Cristo, ten piedad

Señor resucitado, corona de gloria de San Pablo. Señor, ten piedad


MONICIÓN A LAS LECTURAS


Conocemos mucho de la vida de San Pablo y de sus viajes apostólicos por los escritos que nos han llegado de él. conservados por la tradición de la Iglesia a lo largo de la histo-ria. La segunda lectura de la Palabra de Dios de este domingo muestra un aspecto de su profunda humanidad: cómo une al celo evangelizador la ternura de su amor hacia las per­sonas a las que se dirigió en su acción misionera. Resalta también su convencimiento de la acción de Dios en ellas. Es la íntima unión del amor a Dios y a los demás.

 

Dispongámonos a acoger la Palabra que Dios nos dirige personalmente a cada uno de nosotros, por la que nos manifiesta su amor y nos envía a vivir y anunciar el Evangelio como lo hizo San Pablo.


SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA


• Dios trabaja en el corazón de los seres humanos y a través de ellos guía con su ma-no providente y amorosa los destinos del mundo. La primera lectura es un maravilloso ejemplo de cómo Dios actúa, buscando incluso personas ajenas a su pueblo para llevar a cabo sus designios. Para ello es esencial entrar en una relación personal con Dios: "Te he llamado por tu nombre". La expresión indica un conocimiento íntimo de Dios, que se tra­duce en una respuesta total de confianza y de cumplimiento pleno de su voluntad.


San Pablo ha vivido en primera persona esta experiencia de vocación y misión: su encuentro con el Resucitado. que le llama por su nombre de pila, y la experiencia del amor de Dios crean en él la conciencia y la responsabilidad de llevar a todos los hombres a vivir el plan de salvación manifestado y cumplido en Cristo: "Contemplando la experiencia de San Pablo, comprendemos que la actividad misionera es respuesta al amor con el que Dios nos ama" (Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada del DOMUND, n. 2). San Pablo nos cuenta que los mismos tesalonicenses, con su conversión, fueron un testimonio del Evange­lio y contribuyeron a su extensión por el Asia Menor.


Conocer cómo Dios guía la historia para que se realicen sus designios de liberación (cf. Mensaje, n. 1) es de importancia capital para entender la lectura del Evangelio de hoy. Frente a una concepción un tanto mágica de la acción de Dios en el mundo, que caracteri­za al mundo antiguo, Jesús propone una visión más acorde con la realidad de la dignidad del hombre como persona y como hijo de Dios. El "dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" instaura un principio nuevo en la historia: la libertad de Dios para encomendar a los seres humanos tareas determinadas y la libertad de la persona para res-ponder a la llamada de Dios.


"¡Cuántos se dejan interpelar hasta lo más profundo por esta petición de ayuda que se eleva de la humanidad, dejan todo por Cristo y transmiten a los hombres la fe y el amor por Él!" (Mensaje. n. 3).


ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO Y BENDICIÓN


Dios, que os ama y en Cristo os ha escogido, fortalezca vuestra fe, renueve vuestro amor y afiance vuestra esperanza, para que, con el poder del Espíritu Santo, manifestéis con va­lentía el Evangelio al mundo y este se renueve según la imagen de su designio de amor.

R. Amén.


Publicado por verdenaranja @ 0:09  | Liturgia
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios