Publicado en Boletín "Misioneros Javerianos", número 444, AGOSTO-SEPTIEMBRE 2008
ENTRE NOSOTROS
COMPARTIENDO UNA ILUSIÓN
ALBERTO PIEROBON- TRES HERMANOS MÁRTIRES
1927-1976
Alberto Pierobon nació el 14 de diciembre de 1927, en Cittadella-Padua-Italia. En un diario italiano, a mitad de septiembre de 1976, aparece este titular: «Misteriosa muerte en Brasil de un Misionero Javeriano»; se trataba del P. Alberto Pierobon, encontrado muerto.
Después de quinto curso de primaria, Alberto, quería ingresar con los Francis-canos, pero sus padres le aconsejan que espere, que lo piense mejor, y así lo hace. Pasa el tiempo y Alberto se plantea inscribirse en un instituto técnico para hacerse mecánico.
Todo cambió
En 1944, los nazis fusilan a Luis, her-mano de Alberto. Luis era dirigente de la Acción Católica y jefe partisano. Desde el primer momento, Luis, fue considerado un mártir de la resistencia, dejó un profundo vacío en su familia e influyó profundamente en la vida de Alberto: decide imitarle en su entrega, este deseo de entrega le hace, junto a otras motivaciones, llamar a las puertas de los Javerianos en 1946, tenía 18 años.
Javeriano
Alberto entra en el noviciado en 1946, un año después emite su primera profesión. Sigue los estudios de filosofía y teología, emite la profesión perpetua y es ordenado sacerdote en junio de 1955.
Los primeros servicios, Alberto, los realiza en Italia en diversas comunidades javerianas como administrador, son años de trabajo realizados con dedicación y en una situación difícil, la post-guerra, para el sostenimiento de las casas y misiones javerianas.
En Brasil
El P. Alberto marcha a Brasil en 1961. Pronto escribía: «... Lo único negativo, si así se puede decir, es el profundo dolor y desánimo por no poder llegar a todas partes y dar lo que pide la gente: una ayuda espiritual adecuada».
El primer servicio, el P. Alberto, lo realiza en el Estado de Paraná, en la diócesis de Londrina. Una vez más le toca trabajar en la administración, todos conocían su capacidad de trabajo, de organización, su sentido práctico: le encargan la construcción del seminario javeriano en esta diócesis.
De Paraná a Pará
En 1964, el P. Alberto, es llamado a la primera línea de la misión, en el norte, en el estado de Pará, en la nueva diócesis de Abaeté. Aquí casi todo está por hacer y organizar. El obispo quiere dotar a la nueva diócesis de las estructuras necesarias: escuelas, templos, capillas, hospital, casas para los misioneros..., conociendo al P. Alberto a él se le encarga este cometido que alternará con el trabajo pastoral.
Parroquia de Acará
Casi concluidas las construcciones, el P. Alberto es destinado al trabajo pastoral en la parroquia de Acará que tiene unos 12.000 kilómetros cuadrados, un pequeño centro urbano y muchas aldeas dispersas por la selva a la orilla de los ríos.
En Acará la gente tiene una gran capacidad de acogida, es generosa a pesar de la pobreza existente, tiene grandes ganas de vivir la fe cristiana en torno a la comunidad parroquial.
Su hermana Sandra
Sandra, la hermana del P. Alberto, que desde Italia ayudaba a la misión, decide pasar una temporada en Brasil ayudando a su hermano y compartiendo el trabajo y la vida de la gente; no terminará el período de trabajo para el que había ido: muere en un accidente de autobús. La muerte de Sandra será, como lo fue la de su hermano Luis, un duro golpe para el P. Alberto.
Moreira Salles
En 1974, el P. Alberto vuelve al esta-do de Paraná, a Moreira Salles. Es una parroquia grande: iglesia central, residencia del misionero, multitud de capillas-sucursales, muchas pequeñas comunidades cristianas dispersas.
Sobre su trabajo en la nueva parroquia dice: «El único lenguaje que los parroquianos entienden es el de la caridad verdadera...», «Cuantas batallas calladas tengo que sostener para defender los mínimos derechos de la gente abandonada por las instituciones y casi esclava de las minorías dominantes...»
Julio de 1976
La preocupación del P. Alberto por el bien y los derechos de los demás le pasó factura. El 31 de julio desaparece, se le busca durante semanas sin ningún resultado. El 7 de septiembre la policía encuentra un cuerpo en avanzado estado de descomposición y con la cabeza y los brazos cortados, se trata del cuerpo del P. Alberto. En la cartera de bolsillo se le encuentra una carta de un parroquiano que le pide que intervenga denunciando la existencia de grupos que roban y extorsionan en la zona, las autoridades cierran un ojo, aún más, parece que saquen provecho de la situación... Todos intuían la causa de su muerte, aunque oficialmente nunca se llegó a una conclusión.
Así, el P. Alberto, a los 48 años y después de 15 años en Brasil siguió la sen-da de su hermano Luis y su hermana Sandra: la senda de Cristo, de la entrega total, hasta dar la vida por los demás. n
P. Luis Pérez Hernández s.x.