Por gentileza de Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista y colaborador en la Positio super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici.
MANUEL APARICI
SU ESTANCIA EN LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA, FACULTAD DE TEOLOGÍA
Desde el 1/10/1947 hasta el 30/5/1950, fecha en que es designado
Consiliario Nacional de los Jóvenes de Acción Católica
su estancia en Salamanca
Poco es lo que nos ha dejado escrito en su Diario Espiritual sobre su primer año en Salamanca (Curso 1947/1948: Desde el 1/10/1947 al 30/9/48; de los otros dos cursos: 1948/1949 y 1949/1950, nada nos dice). Pero por lo poco que dice se puede afirmar que los anhelos de su alma seguían siendo los mismos, pero más vivos e intensos: ser hostia y víctima que se ofrece en todo al Señor, al que se dirige como Maestro Bueno, por la plena santificación de todos los sacerdotes, seminaristas y novicios. Entiende que cada obstáculo que ponga a Jesús para que reproduzca en él su pasión es ayuda que resta a sus hermanos. «[…] El mundo sacerdotal –escribe– que me rodea necesita de mi entrega total a Cristo [...]». «[...] Comenzaré de nuevo por el camino de las penitencias heroicas» [1].
Le pide que le desmenuce como grano de trigo en el cumplimiento de su voluntad para ser con él hostia y víctima en el altar y que le ayude para vivir crucificado con Él.
«[...] No tendré más remedio que lanzarme de verdad por el camino de la cruz tantas veces prometida; pero hasta ahora tan poco amada […].Y ahora sí que no hay más dilaciones ... Tiene que empezar mi vivir penitente, haciéndome. como mi Maestro Jesús, avaro de dolores» [2].
«...] Vénceme, esposo mío, creo en ti y espero en ti; tú me haces saber que me amas infinitamente, no tardes tanto, ¡oh Jesús!, en hacerme totalmente fiel. Por todas esas almas cuya salvación has vinculado a mi entrega total a ti, ¡hazme comenzar valientemente la crucifixión total de mi ser!» [3].
Al mismo tiempo, pide ayuda a la Madre porque no puede hacer esperar más a Jesús, ya que si no empieza a ser santo se quedará en mediocridad y defraudará a Jesús que insistentemente le pide que se entregue totalmente a Él.
«En ti confío, ¡oh Señora!, en tu omnipotencia de súplica puesta al servicio del amor que me tienes en tu Hijo. Es preciso, Madre, que yo sea todo de tu Hijo. Señora ¿no te moverán las lágrimas de tu pobre hijito sacerdote? Yo soy muy ruin y cobarde, indigno de la gracia de la crucifixión total de mi ser; pero tú, Señora, eres mi Madre, te consagré mi sacerdocio y tu oración lo puede todo. Ora por mí, ¡oh María!, pídele a tu Hijo, esposo de mi alma, que no tarde, su gracia lo puede todo, alcánzame gracia eficaz para que busque siempre y en todo su cruz» [4].
Siente en su alma el dulzor vivificante de la sangre preciosa de Cristo purificándola y hermoseándola.
En su humildad, reconoce que tiene que pedirle a alguno de los hermanos sacerdotes que conviven con él que le ayude a ser santo, pues ve con una claridad deslumbrante que es preciso serlo.
Vive una comunión perpetua a través de todas las obligaciones de su vida cotidiana. Reduce su descanso a seis horas y media y aumenta el tiempo dedicado a la oración y al estudio para estar a tono de sus hermanos. No pierde ni un minuto. Trata de disminuir las sobremesas y reanudar la lectura espiritual. No obstante, no cree que estudie con el interés apasionante del que busca la Verdad que ha de salvar a las almas.
Recuerda con emoción contenida su primera Cuaresma de sacerdote y su Ordenación Sacerdotal así como el amor de la Madre que le acaricia con ternura.
Finaliza recordando su marcha hacia Salamanca y su itinerario en ella durante el primer año de estancia.
«Me llevó tu gracia a Salamanca. Allí, tú derramaste caridad para mí en todos tus sacerdotes; primero en el Colegio Irlandés, todos: madrileños y no madrileños me acogieron con amor. Lo mismo me manifestaste por tu Vicario en aquella Diócesis. Y tú no dejaste de darme tu luz para que viera que todos y cada uno de los componentes de aquella Universidad eran manifestación de tu amor para mi alma. Después me llevaste al Colegio de Santiago y en él ¡cuantísima gracia derramaste! ¡Tantas Misas de Comunidad celebradas en las que tú hacías estremecer mi corazón con tu amor a los que comulgaban tu sagrado Cuerpo de mi mano! Pero tus gracias culminaron el 31 de mayo; hiciste que me ofreciera a ti con voto de víctima por la plena santificación de mis hermanos en sacerdocio y 19 días más tarde me postrabas en cama, y aunque no podía celebrar la Santa Misa derramaste en tal forma tu gracia en mí que mi vida era una oración continuada, una continua acción de gracias; mi oración no era más que apretar contra mi corazón el crucifijo que me regalaron por mi primera Misa mis compañeros de Seminario de Madrid. ¡Qué feliz me sentía en mi enfermedad! Al fin padecía por ti. Después me vine a Madrid; los primeros días, menos mal; después empecé a entibiarme; pero hoy tus amados jóvenes desde SIGNO me han dicho lo que tú esperas de mí, y ya no puede haber más vacilaciones, pues “para Santiago he de ser santo”» [5].
En su humildad, reconoce que tiene que pedirle a alguno de los hermanos sacerdotes que conviven con él que le ayude a ser santo, pues ve con una claridad deslumbrante que es preciso serlo.
Vive una comunión perpetua a través de todas las obligaciones de su vida cotidiana. Reduce su descanso a seis horas y media y aumenta el tiempo dedicado a la oración y al estudio para estar a tono de sus hermanos. No pierde ni un minuto. Trata de disminuir las sobremesas y reanudar la lectura espiritual. No obstante, no cree que estudie con el interés apasionante del que busca la Verdad que ha de salvar a las almas.
Recuerda con emoción contenida su primera Cuaresma de sacerdote y su Ordenación Sacerdotal así como el amor de la Madre que le acaricia con ternura.
De su Diario Espiritual es lo que sigue:
Primer trimestre
«Reanudo el anotar diariamente la marcha de mi alma.
»Ayer de un modo implícito hice el voto de hacer todos los días una hora de oración y tener tres como mínimo de estudio.
»Sin embargo, no estoy tranquilo. Me parece que aún no he empezado a ser hostia y víctima que en todo momento se ofrece al Señor por la plena santificación de todos sus sacerdotes.
»Es verdad que casi no pierdo minuto para la oración y el estudio, habiendo reducido el descanso a seis horas y media.
»Tengo que disminuir las sobremesas y reanudar la lectura espiritual y llevar examen particular sobre un momento de reflexión al comienzo de mis obras rezando la oración: Maestro Bueno, desmenúzame como grano de trigo en el cumplimiento de tu voluntad para ser contigo hostia y víctima en el altar. Amén.
»Y también llevar la cuenta de gastos» [6].
«Poca cruz en este día. Cincuenta y cinco minutos de oración y sin estudio.
»Y, sin embargo, el mundo sacerdotal que me rodea necesita de mi entrega total a Cristo.
»Después de estos Ejercicios que van a hacer los hermanos, creo que se podrá hacer muy buena labor. Es preciso que en Madrid acentúe la oración para estar a tono de mis hermanos cuando regrese» [7].
«Vuelvo otra vez al Diario.
»Hoy no he hecho más que treinta y cinco minutos de oración y he estudiado poco. Tenía que contestar la consulta de conciencia que se me había hecho.
»Pero, a pesar de todo, tengo que decir: “Domine, tu omnia nosti, tu scis quia amo te”. Pues Jesús es quien me hace ser fiel; mas todavía falta mucho para ser la víctima que le prometí ser.
»Es verdad que he estado enfermo una semana y que aún no estoy bien; pero ¿no querrá acaso el Señor que a pesar de las dolencias y de la fiebre siga la vida normal de cruz?» [8].
»Casi un mes sin anotar nada. Creo que mi alma se ha estancado. No estudio con el interés apasionante del que busca la Verdad que ha de salvar a las almas.
»Y, sin embargo, veo con una claridad deslumbrante que es preciso que sea santo.
»¡Ayúdame Jesús a vivir crucificado contigo» [9].!
Segundo trimestre
«He confesado hoy. Siento en mi alma el dulzor vivificante de la sangre preciosa de Cristo purificándola y hermoseándola.
»“Nunc coeli”. Hoy recomienzo otra vez. Un mes he tenido olvidado mi examen escrito; pero su gracia me ha urgido y de nuevo empiezo.
»Propósitos
»Confesarme cada ocho días, con un confesor fijo. Tengo hambre de agradar a Jesús; El me ha dado a conocer que se llena de gozo cuando baja a las manos de un sacerdote suyo que tiene el alma pura y transparente como una lágrima de amor reparador y penitente; y Él me hace sentir que quiere que más y más bañe mi alma en su sangre purificadora en el sacramento de la penitencia.
»Hacerlo todo para causarle gozo, viviendo una comunión perpetua a través de todas las obligaciones de mi vida cotidiana. Repasar los propósitos de Ejercicios de Órdenes y del verano y recomenzar a cumplirlos, siendo en todo granito de trigo que se deja desmenuzar en manos de Jesús. Cuidar muy bien el examen diario» [10].
«Por la misericordia de Dios y la fidelidad de mi Maestro y mi todo, Jesús, no tengo conciencia de haberle ofendido en estos días, aunque sí veo que todo lo he hecho con muy poco amor, salvo la Santa Misa y la oración de la mañana. Pero Él es mi amigo y en su fidelidad confío» [11].
«El Señor me ha concedido la gracia de conversación apostólica y espiritual con un hermano sacerdote. Me ha hablado de un compromiso apostólico sacerdotal que tiene hecho con otros futuros sacerdotes de su Diócesis.
»Si yo, como me parece que quiere el Señor, me lanzo a promover algo parecido entre los sacerdotes con los que Jesús me ha dado (ilegible) unión de caridad, no tendré más remedio que lanzarme de verdad por el camino de la cruz tantas veces prometida; pero hasta ahora tan poco amada» [12].
«El Señor, en su amor para con su sacerdote, me ha puesto hoy delante del alma las promesas que le hice siendo seminarista. Y ahora sí que no hay más dilaciones. En cuanto regrese de Madrid tiene que empezar mi vivir penitente, haciéndome, como mi Maestro Jesús, avaro de dolores.
»Habiéndome ofrecido a Él como víctima por la mayor santificación posible de todos los sacerdotes, seminaristas y novicios, cada obstáculo que ponga a Jesús para que reproduzca su pasión en mí es ayuda que resto a mis hermanos.
»Confiando en su amor comenzaré de nuevo por el camino de las penitencias heroicas. Amén» [13].
«Ayer confesé. Hoy es el Domingo de Cuadragésima y me ha dicho con las palabras que nos conservó S. Lucas: “Ecce ascendimus Jerosolyman, et consummabuntur omnia quae scripta sunt per prophetas de Filio hominis. Tradetur enim gentibus, et illudetur, et flagelabitur, et conspuetur, et postquam flagellaverint, occident eum, et tertia die resurget”. Y si Cristo es hodie, heri et in saecula, también ahora quiere subir en mí y conmigo a Jerusalén para que mi alma alcance esa visión de paz, que quiere decir Jerusalén; pero ese subir a Jerusalén es también subir a la cruz. Es mi primera Cuaresma de sacerdote alter-Christus y se ha de consumar lo que el Espíritu profetizó por boca de Pablo sobre los sacerdotes “quos praescivit, et praedestinavit conformes fieri imagini dilecto Filii sui” y la imagen que expresa la plenitud de la misión evangelizadora y redentora de Cristo es la de Cristo crucificado.
»Además, en toda esta semana pasada el sentimiento o conocimiento afectivo que El me ha dado es que estaba en el monte del amor, que es el Calvario. Insistentemente me repite: “Tengo mi Corazón en apreturas”; ansío comunicarte la noticia del amor del Padre; pero como le dije a mis Apóstoles así te digo a ti: “Adhuc multa habeo vobis dicere; sed non potestis portare modo. Cum autem venerit ille spiritus veritatis docebit vos omnem veritatem”. Porque sólo en la cruz puedo comunicar la plenitud del conocimiento del amor divino, hace falta pues, amado sacerdote mío, que subas a mi cruz, que te claves en mi cruz y que vivas en ella. Entonces podrá el Espíritu difundir en tu corazón la plenitud del amor divino que yo, la Palabra de Verdad del Padre, os revelé en la cruz» [14].
Tercer trimestre
«Ya ves, amado Jesús. Pasó la Santa Cuaresma, la Semana Mayor y está adentrada la Pascua y tu pobre sacerdote sigue igual: sin acabar de entregarse, sin acabar de abrazarse a su cruz, a la que tú le ofreces.
»Tres tandas de Ejercicios me hiciste dar: en las tres me hiciste palpar la eficacia de tu gracia; pero aún te pongo obstáculos. Vénceme, esposo mío, creo en ti y espero en ti; tú me haces saber que me amas infinitamente, no tardes tanto, ¡oh Jesús!, en hacerme totalmente fiel. Por todas esas almas cuya salvación has vinculado a mi entrega total a ti, ¡hazme comenzar valientemente la crucifixión total de mi ser!» [15].
«Todo el día me ha hecho sentir el Señor que estaban fijos en mí los ojos misericordiosos de su Madre Santísima y Madre mía también. Todo el día el amor de mi Madre María me ha estado acariciando el alma.
»En ti confío, ¡oh Señora!, en tu omnipotencia de súplica puesta al servicio del amor que me tienes en tu Hijo. Es preciso, Madre, que yo sea todo de tu Hijo. Señora ¿no te moverán las lágrimas de tu pobre hijito sacerdote? Yo soy muy ruin y cobarde, indigno de la gracia de la crucifixión total de mi ser; pero tú, Señora, eres mi Madre, te consagré mi sacerdocio y tu oración lo puede todo. Ora por mí, ¡oh María!, pídele a tu Hijo, esposo de mi alma, que no tarde, su gracia lo puede todo, alcánzame gracia eficaz para que busque siempre y en todo su cruz» [16].
«He confesado hoy. Tengo que pedirle a alguno de los hermanos sacerdotes que conviven conmigo que me ayude a ser santo.
»No puedo hacer esperar más a Jesús. Si en este mes en que cuento con la ayuda apreciadísima de la Santísima Virgen, mi Madre, no empiezo a ser santo, me quedaré en mediocridad y defraudaré a Jesús que insistentemente me pide que me entregue totalmente a Él.
»Ya no hay más dilaciones; desde mañana, con su gracia, empieza una nueva etapa de mi entrega a la cruz de Jesús»[17] .
«En el santo rosario Jesús me ha hecho sentir que tiene sed y que yo no la satisfago. He renovado propósitos. Ahora tiene que ser, “Nunc Coeli”. ¡Ayúdame, oh Jesús!
»Balance de hoy: Oración, cuarenta y cinco minutos; estudio, cuatro horas; poca presencia de Dios; cilicio, hasta las 3.
»Mañana, con tu gracia, empiezo. ¡Ayúdame, Señor!
»Arcángel Miguel vence al dragón en mí. Amén» [18].
«Bendita sea la adorable Trinidad!
»El Divino Espíritu, en la acción de gracias de la Santa Misa y ahora al despedirme de Jesús en el Sagrario antes de retirarme al descanso, sin palabras me ha dado a entender que no me abandonará, que me santificará y crucificará, como tan incesantemente le pido.
»Mi Dios y Señor no ceja de favorecerme haciendo conocer de forma nueva, con un conocimiento que no parece que radica y se asienta en la mente, sino en el corazón, su amor infinito» [19].
«Tu amor, ¡oh mi Dios!, uno y trino me ha preparado este santo retiro.
»Un año hará el día 31 de aquel momento en que me hicisteis sacerdos in aeternum y después de tanta y tantísima gracia vuestra tan poco aprovechada por mi parte, me concedéis esta nueva e inmensa gracia de recogerme en vuestro divino Corazón, para decirme: “Hijo mío, mira, contempla cuánto amor he querido manifestarte durante este año, ya que casi te pasó desapercibido, quiero ahora hacer balance contigo, no para regañarte, sino para perdonarte y decirte que te sigo amando”.
»Balance de un año de sacerdocio:
»31 de mayo
»Mediación Universal de María. Día el más grande de mi vida. El Señor ungió mis manos con el beso de su amor y me hizo su sacerdote, extendió sus divinos poderes a mi pobre ser, que desde aquel día es suyo. Día de inmenso gozo y emoción en el que viví sin vivir en mí, en el que Él habló continuamente en el fondo de mi alma.
»3 de junio
»Día de mi Primera Misa solemne. Me estorbaba la gente. Sólo un cuarto de hora pude llorar a solas, de amor. A la tarde, las manos que Él acarició, acariciaron a sus pequeñuelos y les repartieron pan.
»4 de junio
»Misa en el Seminario Menor.
»8 de junio
»1ª Misa de Luengo en Segovia.
»13 de junio
»1ª Misa de Roca y procesión del Sagrado Corazón en el Seminario.
»15 de junio
»Misa cantada en Guadalupe.
»17 y 18 de junio. Salamanca
»Misas en el Colegio de Santiago y el Seminario.
»22 de junio
»Misa en Toledo y consagración de Vizcarra.
»29 de junio
»Misa en la casa de S. Pablo.
»30 de junio
»Retiro al Consejo Diocesano de Madrid» [20].
«Él, mi Señor y mi Dios, mi esposo amado, me hace volver los ojos a su corazón.
»Tras de unos días de disipación interior y de olvido, Él, siempre fiel, ha llamado a la puerta de mi corazón. No hay más remedio, tengo que ser santo, Él me muestra que es su deseo y me lo muestra por todos los medios.
»Señor, ¡qué ingrato es tu sacerdote! y tú ¡cuánto le amas! Tras de un curso 1947-48 en que no dejaste de mostrarme tu amor ¡qué poco te amo! Mas confío en ti, me refugio en tu Corazón amoroso para que me hagas arder en tu amor.
»¡Ayúdame, amado esposo, a evocar las caricias de tu amor!
»Me llevó tu gracia a Salamanca. Allí, tú derramaste caridad para mí en todos tus sacerdotes; primero en el Colegio Irlandés, todos: madrileños y no madrileños me acogieron con amor. Lo mismo me manifestaste por tu Vicario en aquella Diócesis. Y tú no dejaste de darme tu luz para que viera que todos y cada uno de los componentes de aquella Universidad eran manifestación de tu amor para mi alma. Después me llevaste al Colegio de Santiago y en él ¡cuantísima gracia derramaste! ¡Tantas Misas de Comunidad celebradas en las que tu hacías estremecer mi corazón con tu amor a los que comulgaban tu sagrado Cuerpo de mi mano! Pero tus gracias culminaron el 31 de mayo; hiciste que me ofreciera a ti con voto de víctima por la plena santificación de mis hermanos en sacerdocio y 19 días más tarde me postrabas en cama, y aunque no podía celebrar la Santa Misa derramaste en tal forma tu gracia en mí que mi vida era una oración continuada, una continua acción de gracias; mi oración no era más que apretar contra mi corazón el crucifijo que me regalaron por mi primera Misa mis compañeros de Seminario de Madrid. ¡Qué feliz me sentía en mi enfermedad! Al fin padecía por ti. Después me vine a Madrid; los primeros días, menos mal; después empecé a entibiarme; pero hoy tus amados jóvenes desde SIGNO me han dicho lo que tú esperas de mí, y ya no puede haber más vacilaciones, pues “para Santiago he de ser santo”» [21].
[1] Diario 30/01/1948.
[2] Diario 22/01/1948.
[3] Diario 18/04/1948.
[4] Diario 01/05/1948.
[5] Diario. Festividad de Santiago Apóstol.
[6] Diario 27/10/1947.
[7] Diario 28/10/1947.
[8] Diario 18/11/1947.
[9] Diario 16/12/1947.
[10] Diario 17/01/1948.
[11] Diario 21/01/1948.
[12] Diario 22/01/1948.
[13] Diario 30/01/1948.
[14] Diario 07/02/1948.
[15] Diario 18/04/1948.
[16] Diario 01/05/1948.
[17] Diario 06/05/1948.
[18] Diario 07/5/1948.
[19] Diario 06/05/1948.
[20] Diario 29/05/1948.
[21] Diario Fiesta de Santiago