Extracto de DOSSIER FIDES “Especial Jornada Misionera Mundial 2008” publicado por Agencia Fides el 19 de octubre de 2008
LA MISIÓN EN OCEANIA
Una mirada a la misión en Oceanía en el 2008 nos lleva a mirar el gran evento que fue la XXIII JMJ de Sydney (15-20 de julio de 2008) que, dada su colocación geográfica en Australia, permitió a miles de jóvenes de Asia Oriental y de las áreas del Pacífico participar por primera vez en un extraordinario encuentro juvenil, centrado en el tema “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo”.
Precisamente de un grupo de jóvenes de un pequeño archipiélago del Pacífico, las islas Fiji, salió una definición que expresa plenamente el clima que se vivió: la extraordinaria experiencia de la JMJ fue “un tsunami de fe y de alegría”. Se trata de una experiencia que los jóvenes están llamados a comunicar a su Iglesia local, sobre todo a sus coetáneos, para ser así fermento de evangelización y dar testimonio de la fuerza del Espíritu Santo, recibido en la JMJ.
Los 596 jóvenes peregrinos de las Fiji –un número altísimo si se considera al pequeño archipiélago del Pacífico– que participaron en la JMJ de Sydney fueron acogidos sobre todo por las familias de los ciudadanos de las islas Fiji emigrados a Australia, habiendo podido, de esta manera, respirar un cierto aire de casa durante su estadía en la gran capital australiana. Los jóvenes se beneficiaron con el “Pilgrim Partnership Support Program” (“Programa de colaboración entre peregrinos”), lanzado por la JMJ en mayo del 2007 para garantizar a los jóvenes más pobres, sobre todo en Oceanía, poder participar en el más grande evento para jóvenes en el mundo.
“Fueron días memorables. Es un buen momento para ser católicos. Miles de jóvenes felices hicieron a su vez feliz al resto de la población. Los habitantes de Sydney, católicos y no católicos, acogieron cordialmente a los peregrinos y se pusieron a disposición para acogerlos y ayudarlos. Veo a una ciudad floreciente”: con estas palabras el Card. George Pell, Arzobispo de Sydney, hizo un balance de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud. El Arzobispo manifestó toda su alegría y satisfacción por un evento muy bien logrado, que hizo de Sydney por algunos días “el centro del mundo”, dando un notable impulso al mensaje cristiano en Oceanía.
El Card. Pell agradeció a los peregrinos, a los voluntarios, al gobierno australiano, que apoyaron e hicieron posible el evento de la JMJ, pero también a los ciudadanos de Sydney por la acogida brindada a Benedicto XVI y a los jóvenes de todo el mundo. Todos pusieron algo de sí mismos para que “el dedo de Dios escribiese un nuevo capítulo de la historia de Australia”.
Entre los números citados por el Card. Pell: 400 mil peregrinos presentes en la Misa conclusiva en el hipódromo de Randwick; jóvenes de 170 nacionalidades participaron en la JMJ; 8 mil voluntarios se encargaron de la parte logístico-organizativa. El Arzobispo destacó cómo el encuentro de Randwick ha sido la más grande reunión en las historia Australiana.
Otro record se verificó en las transmisiones telemáticas: además de la página web oficial en 4 lenguas www.wyd2008.org, entre las más visitadas del mundo, otros servicios de web-video, retransmitieron las imágenes del Centro Televisivo Vaticano que seguían al Papa, así como de las más grandes agencias internacionales y de varios enviados al lugar mismo de la JMJ. La página www.mydcrossmedia.org, producto de la convergencia de algunos medios católicos, hizo su propio aporte proporcionando gran cantidad de links. La JMJ de Sydney pasó también por “Youtube” que, con más de 3 mil páginas activas, se ha revelado como un formidable medio de evangelización en los nuevos mass-media.
Entre las comunidades más remotas que han participado, se debe destacar a un vivaz grupo de 48 jóvenes de la polinesia, de la pequeña isla de Wallis, perteneciente a la “Colectividad de Wallis y Fatuna”, territorio francés en el Pacífico Sur, a la mitad entre las islas Fiji y Samoa.
El estar en Sydeny fue un sueño hecho realidad también para 410 jóvenes de las Islas Salomón: un paso importante, vivido con esperanza y entusiasmo, y que será para siempre una experiencia inolvidable. Los jóvenes vivieron un periodo de preparación de más de un año, en el que pudieron también establecer relaciones de apoyo y amistad con sus coetáneos australianos.
Entre las figuras que los jóvenes de Oceanía pudieron conocer mejor durante el seminario se pueden mencionar a Santa María Goretti y al Beato Pier Giorgio Frassati, entre los patrones de la JMJ, que se convertirán en punto de referencia cierto para todos los jóvenes.
De la vecina Nueva Zelanda más de 10 “kiwi”, como son llamados los jóvenes neozelandeses, tomaron parte en la JMJ de Sydney: un resultado extraordinario para la Iglesia de Nueva Zelanda que, en las ediciones pasadas, había llevado a la JMJ cien peregrinos como máximo. La JMJ en dicho continente ha dado una fortísima inyección de confianza y de entusiasmo a los jóvenes neozelandeses que, en los dos años precedentes, han organizado numerosas iniciativas de misión para involucrar a sus coetáneos en la JMJ.
La JMJ del 2008, con la participación de indígenas de todos los archipiélagos de Oceanía, tuvo un aspecto y un corazón de estilo no sólo australiano, sino globalmente Pacifico.
Finalmente, se señala una reciente campaña de la Iglesia australiana sobre temas de la defensa de la vida: a inicios de octubre miles de fieles católicos, de cristianos de otras confesiones y de personas pertenecientes a movimientos y asociaciones de la sociedad civil marcharon por las calles de Melbourne participando en la “Jornada de Oración por la Vida”, lanzada por la Iglesia local para decir “no” a la nueva ley sobre el aborto que se discutió en el Parlamento del estado de Vittoria (Australia Meridional). Dicha ley permite la interrupción voluntaria del embarazo en las 24 primeras semanas de gestación.
Cristianos de numerosas Iglesias vivieron un solemne momento de oración al interior de la Catedral de San Patricio, guiados por el Arzobispo de Melbourne, Mons. Denis Hart, quien destacó: “Todos somos hermanos y hermanas que comprendemos y estimulamos el inmenso don de la vida. Queremos dar testimonio del valor único que tiene cada vida humana, sin distinción, desde la concepción hasta la muerte natural”.
Los fieles oraron especialmente por todas las madres, por todos los niños no nacidos, víctimas de la manipulación humana, destacando que las comunidades cristianas están listas para poner en acción todos sus recursos y energías, para ayudar a sostener concretamente a las mujeres que tienen alguna dificultad, de cualquier naturaleza, psicológica o económica, para llevar adelante un embarazo.
El Arzobispo subrayó también que la reforma del sistema no podrá de ninguna manera obligar a las estructuras hospitalarias católicas a realizar abortos, que la doctrina cristiana considera homicidios: una ley de esta naturaleza, afirmaron los presentes, sería “moralmente repugnante”. La ley, explica la Iglesia, debe prever de cualquier manera una posible “objeción de conciencia” para médicos que no deseen practicar el aborto. (PA) (Agencia Fides 18/10/2008).