Jueves, 23 de octubre de 2008

Mons. Ndlovu, presentó una relación sobre la situación del país en el encuentro entre la Conferencia Episcopal de Zimbabwe y la Conferencia Episcopal del África Austral que se llevó a cabo del 8 al 11 de septiembre en Pretoria (Sudáfrica).

 

 

ASAMBLEA DE ZCBC CON SACBC

 

Discurso por el Arzobispo R.C. Ndlovu

Presidente de ZCBC

8 al 11 de Septiembre de 2008. Pretoria

 

Introducción

 

Gracias por invitarme a dar una actualización de acontecimientos  en Zimbawe, que están constantemente cambiando, como el índice de inflación. Lo sólo constante es que todo parece estar yendo en la dirección equivocada, donde no deberíamos estar demasiado.

Desearía basar mi presentación sobre la posición adoptada por nuestra Conferencia en la firma del memorandum de entendimiento entre Z.A.N.U. P.F. y las dos formaciones del MDC, que tuvo lugar el 21 de Julio de 2008. 

 

En esa declaración sobre el MOU, señalamos que la crisis en Zimbabwe es una la que fue causada por exclusión de poder y del derecho del pueblo a participar en el proceso que afecta a sus vidas y de los beneficios de crecimiento y desarrollo. Desde los tiempos coloniales hasta los tiempos de la post independencia, los gobiernos han fracasado al facilitar la construcción de una sociedad que sea respetuosa de la dignidad  de todas las personas y garantice seguridad, justicia y paz. En cambio, la exclusión económica, política y social ha alentado el desarrollo del racismo, etnicidad negativa, discriminación de género y pesimismo de la juventud. El fracaso de liderazgo nacional ha minado posibilidades reales de crear una nación justa y pacífica caracterizada por el respeto de la vida humana, propiedad y dignidad humana. También ha fracasado en facilitar curación genuina y reconciliación después de la lucha de liberación. Esto por lo que Zimbabwe hoy día se caracteriza por  la falta de empatía  y solidaridad social. Pedimos que la nación descubra estas virtudes sociales de modo que la nación se pueda curar, reconciliar y ser una. (Juan 17, 21)

 

Antecedentes

 

A lo largo de los años, hemos visto a nuestra nación hundirse más y más en crisis económicas, políticas y sociales. Económicamente, nuestra crisis tuvo su origen en el hecho de que heredamos una economía formal que estaba construida para servir a pocas personas. El crecimiento marginal que recibimos después de la independencia no se sostenía y no beneficiaba a nadie. Con la introducción  de los programas de ajuste estructural, con la corrupción y mala administración, nuestra economía formal empezó a disminuir y cada vez más la gente fue forzada a unirse a la economía informal que no fue captada por todas nuestras políticas y soporte de desarrollo. Hoy día nuestra economía formal ha llegado a ser cada vez más informatizada.  La economía formal que ha disminuido para funcionar al 13% está contabilizando crecimiento negativo.  Mientras unos pocos se están beneficiando de la situación, la mayoría están marginalizados, excluidos, pobres y sufriendo.

 

Políticamente, Zimbabwe ha llegado a ser una sociedad profundamente dividida, desigual donde aquellos que están en el poder trabajan para proteger sus privilegios privatizando instituciones y procesos del estado nacional. La imparcialidad y el carácter nacional del poder ejecutivo, del judicial, y el legislativo se han colocado en una situación comprometida. Hemos visto a los jueces, a los magistrados, la policía, el ejército y las otras  fuerzas de seguridad tomar más y más posiciones de partido político a expensas de la seguridad y libertad de los ciudadanos. Con la profundidad de la crisis política, hemos visto el crecimiento de un leguaje de odio en los medios y en reuniones políticas culminando en intimidación, abuso sexual, violación y espantosas matanzas de ciudadanos. Esto se ha hecho peor por la co-opción de la comunidad y de los líderes tradicionales y del fomento de milicias no estatales, y de los comités organizados ad hoc para demonizar a los conciudadanos y para reducir la libre actividad política.

 

Socialmente, la nación ha sufrido profundas experiencias traumáticas resultantes de crisis políticas y económicas. La dignidad y seguridad social de las personas ha sido minada por la pobreza y marginación. Los naturales lazos humanos de respeto y confianza entre la gente se han subvertido al  ponerse los hijos contra sus padres, los ciudadanos contra los ciudadanos. La nación está en este momento profundamente herida física, sociológica y socialmente. Se ha maltratado a  padres  y se ha violado a mujeres por compañeros de edad de sus hijos y nietos. Los niños se han involucrado y experimentado niveles de violencia que no tienen precedentes. Familias y comunidades por tanto se han dividido y la solidaridad humana natural destruida.

 

Memorandum de Entendimiento de 21 de Julio de 2008

 

Nosotros, como los Obispos Católicos de Zinbabwe, hemos seguido estos desarrollos con profundo interés y preocupación.  Hemos rezado por esta cuestión y reflexionado en orden a ofrecer nuestro consejo, a contribuir a la solución de la crisis y a ofrecer esperanza para nuestra nación. En el pasado hemos colaborado con el Consejo de las Iglesias de Zimbabwe, la Sociedad Evangélica de Zimbabwe y con otras personas de buena voluntad al facilitar el desarrollo de una visión nacional a través del documento de discusión, El Zimbabwe que deseamos. En ese documento ofrecemos estos mismos valores, virtudes y principios morales que pensamos puedan ser la base de los procesos que se nos enfrentan hoy día.  Previamente recomendamos el cese de hostilidades y divisiones y el inicio de procesos por el diálogo nacional, reconciliación y curación. Es en este contexto que acogemos los desarrollos que han ocurrido durante las últimas semanas culminando en la firma del Memorandum de Entendimiento entre la Unión Nacional Africana de Zimbabwe (Frente Patriótico) y las Dos Formaciones del Movimiento Por Cambio Democrático. Pensamos que el encuentro de nuestros líderes nacionales para discutir las posibilidades de diálogo nacional es  la mejor cosa que ha sucedido a este país durante años. Esperamos que los líderes sean serios cuando dicen que se dedican a sí mismos “a poner fin a la polarización, divisiones, conflicto e intolerancia que han caracterizado las políticas de nuestro país” y que ellos están “decididos a construir una sociedad libre de violencia, miedo, intimidación, odio, patrocinio, corrupción y fundados en la justicia, imparcialidad, apertura, transparencia, dignidad e igualdad”.  Esperamos que nuestros líderes aprecien que todo el país está ansioso de ver una solución de la crisis y el principio de alguna transformación fundamental de nuestro país dentro de una sociedad justa caracterizada por  crecimiento pro-desarrollo del pobre.

 

Para que los actuales desarrollos sean sostenibles necesitarán ser mucho más globales de lo que han sido hasta el momento. Necesitarán ser transparentes y ser apoyados por todo el pueblo de Zimbabwe, especialmente aquellos que han sido tratados brutalmente, marginados y empobrecidos. Por tanto, mientras pensamos que las negociaciones en curso son positivas, también pensamos que pudieran ser más globales  para mejorar su legitimidad y aceptación.  Las siguientes son nuestras sugerencias para ese proceso que tiene lugar.

 

Demandas inmediatas

 

El Memorandum de Entendimiento que ha sido firmado por el Presidente y el Primer Secretario de ZANU-PF, Ce. Robert G. Mugabe y el Presidente de las dos formaciones MDC lideradas por Mr. Morgan R. Tsvangirai y Mr Arthur G.O. Mutambara ha comprometido las partes a unas cuestiones muy específicas. A la luz de tales compromisos, inmediatamente deberíamos ver cambios fundamentales en la conducta de partidos políticos, agentes de la ley, los medios, y comunidades locales. Bajo la Sección 10. m Medidas provisionales, los Representantes se han comprometido a establecer “una declaración condenando la promoción y uso de la violencia y llamar por la paz en el país y se tomarán las medidas necesarias para asegurar que las estructuras e instituciones que la controlan no están comprometidas en la perpetuación de la violencia”. Hasta el momento, estas declaraciones no se han establecido.  En la medida que conocemos, no todas las instituciones de  violencia han sido desmanteladas. Algunos actos de violencia política se están todavía cometiendo.  Aunque los partidos se han comprometido a sí mismos a “asegurar que la leyes sean aplicadas equitativamente y con justicia a todas las personas sin tener en cuenta su afiliación política. Aunque los partidos se han comprometido a “asegurar que la ley sea aplicada equitativamente y con justicia independientemente de la afiliación política”, miembros de algunos partidos están todavía detenidos y algunos están siendo acosados por ayudar a algunos partidos políticos. Esto necesita pararse inmediatamente.  Aunque ha habido un acuerdo para que los partidos “trabajen juntamente en asegurar la seguridad de cualquier persona desplazada y su retorno seguro a casa y para que las organizaciones humanitarias  y sociales de bienestar sean capaces de dar tal asistencia según pueda requerirse”, es todavía difícil e imposible en algunas áreas para la iglesia impartir tal ayuda a las personas desplazadas. Todavía se debe abandonar el discurso de odio en la radio, televisión y en los periódicos. Urgimos a los Representantes, especialmente a aquel que controla las instituciones del estado y las instituciones paraestatales, a actuar inmediatamente en conformidad con el acuerdo del MOU.

 

A la luz el espíritu del MOU urgimos que se lleve a cabo inmediatamente lo siguiente:

 

. Se debe parar inmediatamente toda intimidación y violencia. Si ocurriera, se debería perseguir con rapidez de acuerdo con la justicia transparente y parcial.

 

. Se deberían desmantelar todas las instituciones no-estatales de violencia.

. Todos los prisioneros políticos se deberían someter a investigación y  liberados inmediatamente – no son para que se les ofrezca una amnistía porque no han sido acusados de ningún crimen.

 

.  Debería cesar inmediatamente el discurso de odio y el lenguaje de odio y de acuerdo con el MOU, e inmediatamente cada partido  debería promover un leguaje de respeto y diálogo.

 

. Liberación urgente del espacio de los medios y promoción de libre acceso a ese espacio por todos los partidos e interesados.

 

.Asistencia a todas las personas internamente desplazadas y garantía  de su seguridad para que sean capaces de volver a sus casas.

 

. Levantamiento inmediato de la prohibición sobre las actividades de ONGs y otras organizaciones de la sociedad civil para permitir a Iglesias y organizaciones de la sociedad civil a actuar libremente en orden a ayudar a las personas en diversas áreas de necesidad y ayudar en controlar el progreso de los Partidos al llevar a cabo el MOU.

 

. Reparación de las pérdidas provocadas como un resultado de violencia motivada políticamente.

 

La Iglesia y la sociedad civil

 

La Iglesia y muchas personas de buena voluntad en organizaciones no gubernamentales y sociedad civil han trabajado generalmente muy duro para ayudar a resolver las crisis de Zimbabwe. Estas personas e instituciones tienen recursos, estructuras, y habilidades que pueden hacer frente al proceso de transformación. Se necesitará crear  espacio para que ellos participen e influyan en la forma y contenido de los procesos. Como obispos católicos desearíamos ver el ensanchamiento de representación y consulta de los más responsables en la crisis de Zimbabwe. El constituido Reference Group, el  SADC Facilitator y las partes de negociación y sus equipos técnicos deberían ser accesibles y ser capaces de oír las preocupaciones de la Iglesia, de la sociedad civil y espacialmente de los pobres y marginados. 

 

Como la Iglesia, no nos hemos librado de las restricciones, sospechas y violencia que se ha desarrollado en nuestro país. Sin embargo, pensamos que tenemos un papel importante y legítimo que jugar en los diversos estadios del proceso de transición de nuestro país. Primeramente, como las negociaciones están en proceso, esperamos ser libres para presionar, influir y observar  el proceso de negociación. En segundo lugar, intentamos mantener que los Partidos responsables de los acuerdos en orden a animar a las partes mantengan sus compromisos. En tercer lugar, intentamos colaborar con nuestros socios en Zinbabwe y otros países, especialmente en Sudáfrica para presionar libremente y abogar por cuestiones que aseguren un pueblo éticamente centrado que tome seriamente las voces de los ciudadanos ordinarios, especialmente mujeres y los jóvenes.

 

Prioridades económicas

 

Urgimos a los negociadores reconocer la urgencia de prioridades económicas. Necesitarán crear un medio ambiente en el que la producción pueda empezar a tener lugar y la estabilidad de la economía establecida. Necesitamos crecimiento económico que sea auténticamente inclusivo y a favor de los pobres. El desarrollo está en facilitar el crecimiento y la realización de las vidas individual y comunitaria de las personas. Nuestras políticas económicas nacionales deberían estimular y ayudar el crecimiento de la economía inclusiva y animar auténticamente la participación universal en la economía. Urgimos a las partes de negociación adoptar un acercamiento de los derechos humanos al desarrollo que prioriza las necesidades de la economía nacional destacando la necesidad por políticas económicas que saquen a las personas de la pobreza y acceda sinceramente a los servicios básicos como  derechos. Esto necesita adecuadas auditorías nacionales de las instituciones del estado, poniendo especial atención a la necesidad de mantener el equilibrio de los respectivos papeles del estado y a aquel del sector privado. Alentamos la transparencia y la aplicación de la norma de la ley en el sector económico y el abandono de la politización innecesaria y negativa de las actividades económicas. Esto asegurará el final de la corrupción, patrocinio y arbitrariedad y animará la institucionalización de la participación ciudadana en la economía. Con este espíritu, el proceso de reforma de la tierra estaría completo y las incertidumbres en la propiedad estarían resueltas justa y transparentemente.

Nos damos cuenta que las negociaciones presentes están mirando hacia el acuerdo e inclusión políticas. Urgimos a los negociadores a fijarse en las necesidades económicas de la nación y a vigilar contra el perpetuar instituciones innecesarias y  antieconómicas motivadas políticamente y estructuras en una oferta de acomodar los miembros de sus partidos políticos respectivos. Por tanto, las partes de la negociación deberían trabajar para eliminar las instituciones y posiciones innecesarias que son una sangría en el fisco. Esto significaría hacer más eficiente el gabinete y concertar citas y decisiones basadas en la ley.  

 

Prioridades políticas

 

Urgimos a los negociadores reconocer inmediatamente la necesidad por un nuevo espíritu y cultura políticos. En este nuevo espíritu, se necesitará respetar  las diferencias claras entre el “partido gobernante” y el gobierno e instituciones del estado. Se debería establecer el papel propio del estado como un bien común nacional accesible a todos los ciudadanos. Las instituciones del estado necesitarán ser profesionalizadas y fortalecidas de modo que no estén demasiado subordinadas a los caprichos de individuos políticamente poderosos o a los intereses de grupos poderosos a expensas de la mayoría. Por tanto alentamos a los Partidos a ver el MOU como un camino hacia un sistema político que sea inclusivo, democrático y justo. Las profundas divisiones y heridas que el pueblo ha padecido al paso de los años hacen imprescindible que el proceso de transformación del sistema del gobierno político no se debería apresurar y no se debería hacer superficial. Por tanto pensamos que los negociadores no deberían precipitarse en establecer un gobierno de unidad nacional. Más bien, deberían ponerse de acuerdo en un convenio transicional, que en 18 meses o menos, llevara hacia la construcción de una nueva Constitución que sería entonces la base para nuevas elecciones que sean libres y justas. En el documento “El Zimbabwe que queremos”, señalamos en colaboración con otros, que “Los intereses primordiales en un proceso de reforma constitucional  deberían ser para crear un marco orgánico y propicio para un buen gobierno. No hay necesidad de empezar de cero. Existe material constitucional bastante extenso para permitir una comisión razonablemente grande y representativa o un equipo para redactar el borrador de una constitución que pueda ser puesta a un referendum nacional. Lo que es de suma importancia es estar de acuerdo en la composición de tal comisión o equipo”. Creemos que es importante para los negociadores estar de acuerdo sobre el proceso de iniciación del escrito de una nueva constitución en la que los derechos socio-económicos  estén explícitamente garantizados. Queremos aún así hacer esta misma recomendación que hicimos antes porque creemos es razonable y la más adecuada.

 

La reforma de las instituciones del Estado debería ser una importante prioridad política. Tales reformas incluirían separación clara del estado de los partidos, reforma de la magistratura y garantía de independencia de la magistratura a todo nivel. Las estructuras del Estado serían accesibles a todos los ciudadanos. Todos los agentes de la ley y las fuerzas de seguridad se deberían profesionalizar y todo aparato de terror patrocinado por el estado se debería desmantelar. Instituciones del estado tales como la policía, ejército, Oficina de Registro General, Organización Central de Inteligencia, Grain Marketing Board, el Banco de Resevas de Zimbabwe entre una gran cantidad de otras se deberían reformar y restringir a sus papeles profesionales.

 

Nuestros compromisos

 

Como Iglesia en Zimbabwe, reconocemos que no somos el estado ni pretendemos ser parte de esa institución. Sin embargo, como en el pasado desearíamos comprometernos a colaborar y a complementar el trabajo del estado en el desarrollo. En este aspecto, nos comprometemos a lo siguiente:

 

- Emergencia y ayuda humanitaria: Continuaremos jugando nuestro  papel de movilizar recursos y nuestras instituciones para ayudar a aquellos en necesidad y participar en el desarrollo de la nación.  Estamos comprometidos a la especie de desarrollo que mejora las vidas de todas las personas y combina el crecimiento económico con la erradicación de la pobreza, desigualdades, injusticias y la promoción de la paz.

  

- Curación, reconciliación y rehabilitación nacional: Nos comprometemos a promover  la curación, reconciliación y rehabilitación nacional. Reconocemos que este proceso será difícil dadas las muchas víctimas de la violencia y humillación representada por operaciones como Gukurahundi, Murambatsvina, los caóticos aspectos de la redistribución de la tierra y la violencia engendrada por las diversas elecciones llevadas a cabo en el país. La Buena Nueva de la Biblia ofrece el mensaje que es adecuado para nuestra nación en este momento de su historia.

 

 - Nuestras instituciones, personal y escritos se comprometerán a contribuir a las necesidades de nuestra nación en este momento. La Iglesia como portadora del amor de Dios es el instrumento a través del cual Dios reconcilia la humanidad y a toda la creación consigo y de todos los seres humanos de uno a otro superando las divisiones raciales, étnicas y de género.

 

- Ética nacional – valores, virtudes y principios: Nos comprometemos a combatir la vieja cultura de la división, violencia y muerte y a alentar una nueva cultura del amor, solidaridad y vida. Como la Iglesia, enseñaremos los valores del Evangelio, las virtudes y los principios porque sabemos que sin Dios no podemos experimentar la paz. (“Paz os dejo, mi propia paz os doy, una paz que el mundo no puede dar” Juan 14, 27).

  

- Responsabilidad para pueblo: Continuaremos alentando transparencia y responsabilidad para pueblo de Zinbabwe. Por tanto esperamos que la nueva cultura política que se haga permita a las organizaciones de la iglesia y sociedad civil  ayudar a fortalecer estos valores observando y presionando a las autoridades responsables a vivir conforme a sus compromisos. Creemos que  cualquier gobierno democrático y liderazgo nacional responsable apreciará este papel de la iglesia y de la sociedad civil.

 

 Solidaridad humana: La Iglesia es capaz de enseñar y vivir el valor de solidaridad nacional e internacional.  Una vez que  la legitimidad adecuada se establezca en nuestro gobierno, usaremos nuestras relaciones internacionales y redes para alentar la rehabilitación de Zimbabwe dentro de la comunidad internacional.

 

Oración: Continuaremos pidiendo la gracia de Dios y animando a todos los ciudadanos a seguir rogando por  el proceso que ha empezado de modo que termine con el establecimiento de un Zimbabwe justo y pacífico y que todo el pueblo se reconcilie y llegue a ser uno.

 

 (Traducción particular no oficial desde el inglés)


Texto original en inglés:
http://www.fides.org/eng/documents/ZCBC_SACBC_2008.doc


Comentarios