Domingo, 30 de noviembre de 2008

ZENIT publica las palabras que dirigió Benedicto XVI desde la ventana de su estudio el domingo 30 de Noviembre de 2008 a mediodía a los miles de peregrinos congregados en la plaza de san Pedro del Vaticano para rezar la oración mariana del Ángelus.

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

Comenzamos hoy, con el primer domingo de Adviento, un nuevo año litúrgico. Este hecho nos invita a reflexionar sobre la dimensión del tiempo, que siempre ejerce sobre nosotros una gran fascinación. Siguiendo el ejemplo de lo que le gustaba hacer a Jesús, desearía comenzar con una constatación muy concreta: todos decimos "nos falta tiempo", pues el ritmo de la vida cotidiana se ha hecho para todos frenético.

 

También en este sentido la Iglesia tiene una "buena noticia" que ofrecer: Dios nos da su tiempo. Nosotros tenemos siempre poco tiempo, especialmente para el Señor, no sabemos o, a veces, no queremos encontrar ese tiempo. Pues bien, ¡Dios tiene tiempo para nosotros! Ésta es la primera cosa que el inicio de un año litúrgico nos hace redescubrir con una emoción siempre nueva.

 

Sí, Dios nos da su tiempo, pues ha entrado en la historia con su palabra y sus obras de salvación para abrirla a la eternidad, para convertirla en historia de alianza. Desde esta perspectiva, el tiempo es ya en sí mismo un signo fundamental del amor de Dios: un don que el hombre, que como sucede con lo demás, es capaz de valorar o por el contrario de estropear; de acoger su significado, o de descuidar con superficialidad obtusa.

 

El tiempo tiene tres pilares que marcan el ritmo de la historia de la salvación: al inicio está la creación, en el centro la encarnación-redención, y al final la "parusía", la venida final, que comprende también el juicio universal.

 

Ahora bien, estos tres momentos no deben ser comprendidos simplemente como una sucesión cronológica. De hecho, la creación se encuentra ciertamente en el origen de todo, pero es también continua y tiene lugar durante todo el desarrollo del devenir cósmico hasta el final de los tiempos.


Del mismo modo, si bien la encarnación-redención acaeció en un determinado momento histórico, el período del paso de Jesús sobre la tierra, sigue extendiendo su radio de acción a todo el tiempo precedente y al posterior.

 

A su vez, la última venida y el juicio final, que precisamente tuvieron en la cruz de Cristo una decisiva anticipación, ejercen su influjo sobre la conducta de los hombres de todas las épocas.

 

El tiempo litúrgico de Adviento celebra la venida de Dios en sus dos momentos: en primer lugar, nos invita a despertar la espera en el regreso glorioso de Cristo; luego, al acercarse la Navidad, nos llama a acoger al Verbo hecho hombre por nuestra salvación. Pero el Señor viene continuamente a nuestra vida.

 

Qué oportuno es, por tanto, el llamamiento de Jesús, que en este primer domingo se nos propone con fuerza: "¡Velad!" (Marcos 13,33.35.37). Se dirige a los discípulos, pero también "a todos", pues cada quien, en la hora que sólo Dios sabe, será llamado a rendir cuentas de su propia existencia. Esto implica un justo desapego de los bienes terrenos, un sincero arrepentimiento de los propios errores, una caridad efectiva con el prójimo y, sobre todo, una humilde confianza en las manos de Dios, nuestro Padre, tierno y misericordioso.

 

La Virgen María, Madre de Jesús, es imagen del Adviento. Invoquémosla para que nos ayude a convertirnos en prolongación de humanidad para el Señor que llega.

 

[Tras rezar el Ángelus el Papa continuó diciendo:]

El 30 de noviembre se celebra la fiesta del apóstol san Andrés, hermano de Simón Pedro. Ambos fueron, en primer lugar seguidores de Juan el Bautista y, después del bautismo de Jesús en el Jordán, se convirtieron en sus discípulos, reconociendo en él al Mesías. San Andrés es patrón del patriarcado de Constantinopla, de manera que la Iglesia de Roma se siente ligada a la constantinopolitana por un vínculo de especial fraternidad. Por este motivo, según la tradición, en esta feliz ocasión, una delegación de la Santa Sede, guiada por el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, ha ido de visita al patriarca ecuménico Bartolomé I. De todo corazón, le saludo y le transmito mis mejores deseos para él y para los fieles del patriarcado, invocando sobre todos la abundancia de las bendiciones del cielo.

 

Quisiera invitaros a uniros en la oración por las numerosas víctimas tanto de los ataques terroristas de Bombay, en la India, como de los enfrentamientos estallados en Jos, Nigeria, así como por los heridos y por todos los que de cualquier manera han quedado afectados. Las causas y circunstancias de esos trágicos sucesos son diferentes, pero debe ser común el horror y el rechazo de tanta violencia cruel e insensata. Pidamos al Señor que toque el corazón de quienes creen que éste es el camino para resolver los problemas locales e internacionales, y sintámonos todos impulsados a dar ejemplo de mansedumbre y de amor para construir una sociedad digna de Dios y del hombre.

 

[A continuación, el Papa habló en francés, inglés, alemán, español, y polaco. En español, dijo:]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, en particular al grupo de profesores y alumnos del Colegio Claret, de Madrid. Deseo recordar el reciente Encuentro Latinoamericano de Pastoral Penitenciaria promovido por el Consejo Episcopal Latinoamericano, y aliento a quienes trabajan en favor de los hombres y mujeres que han perdido la libertad, pero no la dignidad. También en estos casos se han de respetar los derechos humanos fundamentales y buscar una recuperación y reeducación que permita una reinserción de los encarcelados en la sociedad. Expreso mi cercanía a ellos, los encomiendo en la oración y los bendigo, invitándolos a no sentirse solos y a mantener la esperanza en el Señor, que es perennemente fiel a sus promesas de salvación y viene a visitar su viña, que Él mismo ha plantado entre los hombres. Feliz domingo a todos.

 

[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina

 

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


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Mensaje que han escrito los obispos de Perú con motivo del Adviento con el título: "El Señor Jesús guía nuestros pasos por el camino de la paz".

Nuestro País acaba de vivir una experiencia de solidaridad entre los Líderes de la Economía Asia-Pacífico que  nos alienta y se manifiesta en diversos acuerdos de cooperación mutua e intercambio comercial en pro del bienestar de nuestros pueblos; asimismo percibimos, entre nosotros, signos de esperanza por el crecimiento macroeconómico y las nuevas oportunidades de desarrollo que se abren al Perú; sin embargo, tenemos que reconocer todavía los graves problemas que nos aquejan y que se vuelven persistentes: la injusticia social, la inestabilidad económica, la enorme desigualdad entre las personas y los pueblos, el flagelo de la corrupción, la violencia social y política en todas sus manifestaciones y expresiones.


La presencia de la corrupción en la esfera pública genera en la sociedad una desconfianza sistemática frente a las instituciones estatales y públicas. Todos somos testigos de conductas deplorables de corrupción; por ello alentamos la iniciativa del Gobierno de un Plan integral contra la corrupción, tanto en su aspecto preventivo, como punitivo.


Constatamos también que los reclamos sociales se han multiplicado en las diferentes regiones de nuestra Patria, por lo que urge promover un diálogo respetuoso entre las partes, buscando consensos con los mecanismos más adecuados. Corresponde, en primer lugar, a las autoridades del Gobierno Central y Regional la responsabilidad fundamental de promover este diálogo, teniendo presente que dialogar, siempre es un buen camino, pero requiere de las partes un esfuerzo sincero por comprender al otro y una gran disposición en buscar y estar abiertos a la verdad, pues no se puede dialogar bajo la amenaza y la violencia que sólo promueven el odio y la distancia.


Como pastores de la Iglesia nos preocupa muy seriamente la inmoralidad reinante que corrompe conciencias, conductas y degrada los valores fundamentales de la vida, del matrimonio y la familia; por eso invocamos, especialmente la actitud profesional y responsable de los Medios de Comunicación Social, cuya labor debe estar siempre inspirada y sostenida por criterios firmes y éticos, sobre todo por el respeto a la persona, a los valores permanentes  que sustentan a la familia y por el amor a la verdad.

El Adviento nos invita a mirar con fe y esperanza la venida del Salvador Jesucristo que nos abre a una nueva dimensión; que nos conduce a la conversión interior y exterior, a ser más hermanos, a la oración y a un esfuerzo sincero en la búsqueda de un Cristo Vivo encarnado en cada uno de nosotros.  La Sagrada Escritura nos lleva al encuentro de ese Cristo esperado que ya vino, que viene todos los días y que volverá al final de los tiempos como príncipe de la Paz.  El Adviento es un buen momento para la conversión, el perdón y la reconciliación que todos debemos poner en práctica para una convivencia fraterna.


En este sentido, los Obispos del Perú hacemos un llamado a las autoridades, a todos los sectores de la sociedad, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que juntos asumamos responsable y solidariamente la parte que nos toca en la tarea de pacificar y construir un Perú más justo y solidario que garantice una vida digna a todos los peruanos, incluidos los más necesitados.

La Iglesia invoca a Dios Todopoderoso y a la Virgen María, Madre del Redentor y Madre Nuestra, para que en este tiempo de Adviento remueva nuestros corazones y nos prepare para el encuentro con Jesús, que viene a salvarnos, a compartir nuestra vida y a traer la paz a nuestros espíritus.

¡Ven Señor Jesús!


Lima, 28 de noviembre de 2008


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Comentario a las lecturas del Primer Domingo de Adviento – B, publicado en Diario de Avisos el domingo 30 de Noviembre de 2008 bajo el epígrafe “el domingo, fiesta de los cristianos”.

¿Fumando espero?

DANIEL PADILLA

Comenzamos un nuevo año litúrgico. Y la Iglesia nos invita a celebrar el Adviento. Y celebrar el Advien­to es empaparse hasta la médula de la idea-realidad de la "venida de Dios a nosotros". Una venida que ya ocurrió hace más de 2.000 años. Una venida que volverá a repetirse para que todas las cosas adquieran "sentido". Y una venida, sobre todo, incesante, diaria, abrumadora, que está ocurriendo en mí y en mi entorno, en los míni­mos detalles de mi existencia y en los grandes aconteci­mientos de la historia. Sí, Dios está viniendo constante­mente. Y esto, amigos, aunque no sea nada más que por cortesía, mucho más desde otras perspectivas, requiere una actitud sabia de "espera". Pero, ¿cómo "esperamos" los hombres? Creo que un sector de la Humanidad espe­ra huyendo. Tuve miedo, Señor, y me escondí, dijo Caín después de matar a Abel. Que no nos hable de Dios que moriremos, decían los israelitas a Moisés. Yo no sé qué hermano hemos matado ni qué negruras albergamos en nuestro interior; pero huimos de la luz de Dios, de la lle­gada de Dios, San Juan dijo: Los hombres prefirieron las tinieblas a la luz. ¿Creen que sólo se refería al pasado?

 

Fumando espero. Lo cantaba frívola y voluptuosa­mente la cupletista famosa. Y creo que ésa es una segun­da manera que tenemos de esperar los hombres: fuman­do. Es decir, haciendo volutas de humo, huecas nubes azules, llenas de "nada". La superficialidad de todos los frívolos. Dejar que corran los días en la más absoluta de las inoperancias. "Aquí me dejó mi abuela, aquí me en­contrará cuando vuelva". "¿Qué hacen ahí todo el día ociosos?" -preguntaba el "dueño", en la parábola de Jesús. Otros esperan, pidiendo plazos supletorios. ¿Se acuerdan de "El séptimo sello", la dura película de Berg­man? Aquel caballero que volvía de las Cruzadas parecía intuir la llegada de Dios a su vida. Pero sólo lo veía en "la Muerte". La muerte es un personaje central en la cinta. Y así, un día, en la playa blanca y desierta, se pone a jugar nuestro caballero una partida de ajedrez con la muerte. Para eso: para pedirle un plazo de tiempo, un poco más de tiempo para poder hacer alguna buena acción. ¡Somos así! Hay alumnos que, en el mismo momento del examen, piden permiso al profesor para "repasar" un poco. Somos de esos jugadores que siempre esperan meter el gol del triunfo en los momentos de "descuento", Vírgenes necias que olvidamos llenar las lámparas.

 

Pero hay también otro modo de esperar: saliendo al encuentro del que viene. Es entonces cuando el Adviento adquiere todo su dinamismo. La vida se convierte en un "ir hacia Dios" que, a su vez, "Viene hacia nosotros". Adviento puro y completo. Cita de enamorados. San Juan de la Cruz es el inefable representante de esta inquieta "es­pera":

 

Buscando mis Amores

iré por esos montes y riberas;

ni cogeré las flores,

ni temeré las fieras,

y pasaré los puentes y fronteras.

Así, sí. Sin que nos distraigan "las flores", sin que nos asusten "las fieras", que siempre acechan. Sin que sean un obstáculo "los puentes y fronteras". Toda la atención puesta en "buscar" al Señor que viene, que "está a la puerta". Eso es el "Adviento". Y eso es la Religión. Lue­go se canta: "Que mi amado es para mí, y yo soy para mi amado".


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S?bado, 29 de noviembre de 2008

Carta semanal del Arzobispo de Valencia el çcardenal don Agustín Gracía-Gasco Vicente para el domingo 13 de Julio de 2008.

Ignorar la dignidad humana  

        
La Declaración Universal de los Derechos Humanos sitúa la dignidad humana en la base de un orden social y político verdaderamente humano. El comienzo de su Preámbulo señala que “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca de todos los miembros de la familia humana”.

Se trata de una afirmación que recupera el sentido más genuino del derecho natural: existe un orden social justo que se deriva de la dignidad de cada persona como miembro de la familia humana y no se subordina a las decisiones de los Estados particulares, ni a las costumbres locales, ni a ninguna propuesta ideológica. Para cultivar verdaderamente la libertad, la justicia y la paz es imprescindible reconocer la dignidad de todo ser humano como miembro de la familia humana, en todas las fases y circunstancias de su vida.

La dignidad humana es inseparable de su reconocimiento a todos y cada uno de los miembros de la familia humana. Esta advertencia es pertinente hoy en día, cuando vemos iniciativas que reconocen derechos para los animales y sin embargo dejan sin derechos al ser humano en su fase embrionaria y prenatal. Ignorar la dignidad de cada ser humano genera violencia.

Todas las fases de la vida merecen protección. El embrión y el feto humano son las primeras fases de la vida de cada ser humano. El desarrollo de la vida humana es algo natural. No se pasa de ser una cosa, un material biológico, a ser una persona. Somos seres humanos desde el primer instante y nadie puede arrebatarnos esa dignidad.

Todos hemos sido embriones, todos hemos desarrollado nuestra vida bajo el corazón de nuestra madres, todos hemos recibido los cuidados necesarios para llegar a ser lo que somos.

La protección de la naturaleza y de los animales es positiva pero eso no les convierte en miembros de la familia humana. Las personas y las sociedades tenemos el deber de cuidar la biodiversidad y el patrimonio cultural. Pero la igualdad de derechos inalienables es propia del ser humano. Ésta es la lógica de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de nuestra Constitución.

El reconocimiento de la dignidad humana de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y del artículo décimo de la Constitución española, encuentran un complemento en la acción evangelizadora de la Iglesia. El anuncio del Evangelio va unido a una mirada nueva que afirma la dignidad a cada ser humano, sin importarle que sea varón o mujer, pequeño, frágil, enfermo, de otra raza, de otro color, de otra cultura. La dignidad de la persona humana queda plenamente revelada al considerar que el Amor trinitario es el origen y la meta de la persona humana y de su vocación al amor.

Jesucristo ilumina la dignidad y la libertad personal del hombre y de la mujer y la sociabilidad humana en toda su profundidad. El ser humano, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, encuentra su plenitud en la entrega sincera de sí mismo a los demás. Es una luz nueva que se proyecta sobre la identidad, la vocación y el destino último de la persona y del género humano.

La persona ha sido creada por Dios, amada y salvada en Jesucristo, y se realiza entretejiendo múltiples relaciones de amor, de justicia y de solidaridad con las demás personas.

La dignidad inalienable de la persona humana tiene su raíz y su garantía en el designio creador de Dios. Ningún ser humano, ninguna ideología o parlamento otorga o concede la dignidad a otro ser humano, por lo que tampoco se la puede sustraer. El actuar humano en el mundo está llamado a descubrir y respetar las leyes de la naturaleza que Dios ha impreso en el universo creado, para que la humanidad lo habite y lo custodie según su proyecto. Respetar la ecología humana implica impedir que usemos la ciencia y la técnica en detrimento de los derechos del ser humano en sus fases más vulnerables.

La dignidad humana brilla en todo su esplendor cuando la visión de la persona, de la sociedad y de la historia hunde sus raíces en Dios. La revelación cristiana y su aplicación a los derechos de las personas protege a los más débiles. Ignorar los derechos humanos de los más débiles nunca puede ser un progreso. Todo lo contrario: se trata de un retroceso hacia las etapas más oscuras de la historia humana, en las que los más fuertes imponían su violencia sobre los más débiles. La Declaración Universal de los Derechos Humanos quiso poner fin a esas etapas oscuras. Los católicos debemos ser sensibles a poner en practica la cultura de la vida y ofrecer soluciones de vida y esperanza a todas las personas y especialmente a las que se encuentran en situaciones difíciles.

Con mi bendición y afecto,

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Mensaje que ha escrito monseñor monseñor Francisco Gil Hellín, arzobispo de Burgos, sobre la actual coyuntura y la contribución de la ética.



Un obispo y un sacerdote tienen la misión de anunciar el Evangelio, no la de gestionar la economía y la política. Nosotros, además, carecemos de la competencia técnica necesaria para afrontar una materia tan compleja como la actual crisis económica y financiera. Pero esto no supone que debamos retirarnos a los cuarteles de invierno de nuestras sacristías y dejar que sean exclusivamente los "expertos" quienes digan la última y la penúltima palabra. La ética y la religión también tienen algo que decir.


Ante todo y sobre todo, porque la presente crisis es mucho más que un fenómeno económico o técnico. Para comprenderlo, basta advertir que la crisis económica está llevando a familias enteras a perder su piso, a quedarse sin empleo o con un sueldo que imposibilita hacer frente a la hipoteca; a que muchas personas pierdan su trabajo y a que otras muchas vean que se arruinan los ahorros y legítimas ganancias de toda su vida.


Por otra parte, a nadie se le oculta ya que en esta crisis han jugado un papel muy importante -a veces del todo determinante- la avaricia, la especulación, la explotación de los más débiles y unas prácticas fraudulentas que han llevado a ganancias desorbitadas y escandalosas de algunos dirigentes de empresa, así como a correr riesgos más allá de lo razonable.


Así mismo, ahora ya se ve que la mala conducta individual y sin control en la actividad del mercado afecta a la estabilidad de las empresas, de las naciones y de los hombres y mujeres de la sociedad en que vivimos. Hasta el punto que un hombre de negocios no sólo juega con el futuro de una gran empresa, sea o no multinacional, sino con la vida de mucha gente; a veces, incluso con la de toda una nación o continente.


Por otra parte, los gobiernos tienen la gravísima responsabilidad de procurar el bien común con profesionalidad, honestidad y justicia. Pues bien, "es un estricto deber de justicia impedir que queden sin satisfacer las necesidades humanas fundamentales" (Juan Pablo II, encíclica Centesimus annus, 34). Habría que preguntarse si, en la presente situación, los gobiernos han logrado responder a tales necesidades fundamentales o han dejado hacer a las empresas económicas y financieras, sin más límites que sus propios intereses y las leyes del mercado. En cualquier caso, mirando al futuro los gobiernos han de dotarse de nuevos instrumentos de control y corrección en dichas entidades, para que no vuelvan a repetirse las causas y situaciones que han provocado la crisis actual.


Todo esto pone de manifiesto que el debate ético no puede quedar al margen de la solución de la actual crisis económica. La economía tiene, ciertamente, unas leyes propias y una legítima autonomía. Pero tiene una función social y el desarrollo económico nunca es un fin en sí mismo y ha de ir acompañado siempre de la responsabilidad social. Porque cuando se piensa que se puede mantener un desarrollo descontrolado, lo que suele ocurrir es que se llega a un callejón sin más salida que las tensiones sociales y los enfrentamientos entre las personas y grupos sociales.


Un hombre tan clarividente en tantos aspectos como Adam Smith, decía hace más de dos siglos, en su libro ‘Teoría de los sentimientos morales': "Se podría confiar en que los hombres buscaran su propio interés sin dañar indebidamente a la comunidad no sólo por las restricciones impuestas por las leyes, sino también porque ellos están sujetos a una limitación incorporada que se deriva de la moral, la religión, las costumbres y la educación".


En otras palabras: la economía y la política no son sólo asuntos técnicos, sino que también están regulados por la ética. Olvidarlo, sería suicida incluso para su propia pervivencia.


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Comunicado que han escrito el arzobispo y el obispo auxiliar de Antequera-Oaxaca (México), monseñor José Luis Chávez Botello y monseñor Oscar Campos Contreras.

 

Según datos aparecidos la última semana de octubre de una encuesta nacional sobre el alcoholismo entre jóvenes y niños, manifiesta un incremento de este fenómeno y se señala que, en la actualidad, hasta niños de primaria son ya consumidores de bebidas embriagantes; un promedio de ocho de cada cien niños de primaria las consumen, mientras que en secundaria se eleva a un veintiséis y en preparatoria a más del cincuenta por ciento.


Las causas de este fenómeno son sin duda variadas. Las hay de tipo genético, pues es muy probable que padres alcohólicos engendren hijos con esa misma tendencia; por otro lado, nuestro ambiente ofrece pocas oportunidades a los jóvenes de pasar el tiempo libre de una manera sana, sufren además una propaganda permanente que invita al consumo de licor aunada a la gran facilidad para su distribución y para su venta. Y por si todo eso fuera poco, tenemos que añadir la desintegración familiar que permite que los hijos tomen caminos equivocados en la vida. Lamentablemente, el mismo ambiente religioso no está exento de este daño, pues gran parte de las fiestas patronales se celebran consumiendo bebidas embriagantes.


El alcoholismo es una enfermedad que daña no sólo la salud física, sino la misma capacidad de decisión y de acción de las personas al desubicarlas de su realidad. Es una enfermedad que afecta la mente y la voluntad y, en consecuencia, también las relaciones humanas. Son innumerables los accidentes y los delitos en los que el alcohol está de por medio; muchos casos de desintegración y de violencia intrafamiliar están marcados por el consumo del alcohol, la ausencia laboral y el daño económico a la familia y a la sociedad son cada vez mayores. En algunos casos, la incapacidad de superación y de solucionar los problemas y limitaciones económicas tiene aliento alcohólico.


Ante este problema grave de salud pública que afecta a la familia en general y ahora cada vez más a los jóvenes y niños en particular, generando graves daños sociales, no podemos quedar indiferentes. Todos somos responsables del futuro de los niños y jóvenes; a todos nos toca dar ejemplo de responsabilidad ante el consumo del alcohol.


La familia tiene un papel muy importante en la prevención y atención de los niños y jóvenes. ¿Cuál es el ambiente que se vive al interior de la familia? ¿Cuál es el ejemplo de los padres? ¿Con quién y en qué ocupan el tiempo libre los niños y jóvenes? ¿Quiénes son los amigos de sus hijos? ¿Qué diálogo se da en familia ante estos problemas? La autoridad por su parte, además de promover diversas oportunidades de aprovechar mejor el tiempo libre, lo mínimo que urge hacer será asegurar que no se facilite el consumo, impidiendo la venta a menores de edad y vigilando que se cumplan realmente las disposiciones que deben existir para el caso. Descuidar esta responsabilidad, se convierte en otra forma de corrupción.


Con nuestra bendición para todos.


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Nota de prensa final de la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española publicada el 28 de noviembre.

 

Los obispos españoles han celebrado, del lunes 24 al viernes 28 de noviembre, su XCII Asamblea Plenaria. La Asamblea ha reelegido a Mons. D. Juan Antonio Martínez Camino, Obispo auxiliar de Madrid, en el cargo de Secretario General de la Conferencia Episcopal Española (CEE) para el quinquenio 2008-2013 (más información en nota de prensa de 26 de noviembre de 2008).


Han participado en la Plenaria los 77 obispos con derecho a voto (66 obispos diocesanos, el castrense y 10 obispos auxiliares), además de varios obispos eméritos. Han asistido por primera vez Mons. D. Mario Iceta Gavicagogeascoa, Obispo auxliar de Bilbao, quien fue ordenado obispo el 12 de abril de 2008; Mons. D. Gerardo Melgar Viciosa, quien tomó posesión de la diócesis de Osma-Soria el pasado 6 de julio; y Mons. D. Francesc Pardo Artigas, tras su ordenación episcopal en Girona el 19 de octubre.


Los obispos han tenido un recuerdo especial para los cuatro prelados fallecidos en los últimos meses. El Arzobispo emérito de Pamplona y Obispo de Tudela, Mons. D. José María Cirarda Lachiondo, el 17 de septiembre; Mons. D. Joan Carrera Planas, Obispo auxiliar de Barcelona, quien falleció en activo el pasado 3 de octubre; Mons. D. Pablo Barrachina Estevan, Obispo emérito de Orihuela-Alicante, el 13 de octubre; y Mons. D. Carmelo Echenagusía Uribe, Obispo auxiliar emérito de Bilbao, el pasado 6 de noviembre.


Por otra parte, en las últimas horas de la Asamblea, y al conocer la cadena de atentados terroristas que se han producido en la ciudad india de Bombay, en los que hasta el momento han muerto 125 personas y han resultado heridas más de 300, los obispos expresan su solidaridad y cercanía a las víctimas, condenan una vez más el terrorismo como un fenómeno intrínsecamente perverso y recuerdan las palabras del Papa en Ratisbona al referirse a que "la violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma".


Discurso inaugural del Cardenal Rouco Varela


La Asamblea Plenaria
comenzó el lunes, día 24 de noviembre, con el discurso inaugural del Presidente. El Arzobispo Madrid, Cardenal Antonio Mª Rouco Varela -en el primer discurso tras su elección el pasado 11 de marzo- comenzó su alocución subrayando algunos aspectos centrales de lo tratado por la XII Asamblea General del Sínodo de los Obispos, que se ha celebrado en Roma del 5 al 26 de octubre con el tema general La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia. También recordó otro gran acontecimiento eclesial, la Jornada Mundial de la Juventud que se celebró en Sidney (Australia) del 15 al 20 de julio, donde el Papa anunció que Madrid será en el 2011 la sede de este Encuentro. "El próximo domingo de Ramos -adelantó el Cardenal Rouco- acudiremos a Roma para recibir de manos del Papa la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud y traerla a España (...) la Cruz peregrinará por todas las diócesis de España, portada por jóvenes".


El Cardenal Rouco abogó por la "auténtica y sana purificación de la memoria". "A los jóvenes -señaló- hay que liberarlos, en cuanto sea posible, de los lastres del pasado, no cargándolos con viejas rencillas y rencores, sino ayudándoles a fortalecer la voluntad de plena concordia y de amistad, capaz de unir pacíficamente las personas, las familias y las comunidades que integran y conforman la España actual".


Tras el discurso del Presidente, tomó la palabra el Nuncio de Su Santidad en España, Mons. D. Manuel Monteiro de Castro. El prelado quiso destacar, especialmente, la publicación del nuevo Catecismo de la Iglesia Católica en España, Jesús es el Señor, que constituye "una ayuda notable en el desarrollo y florecimiento de la catequesis". El nuevo Catecismo, señaló "ha de estimular a la profundización en la verdad de Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador de los hombres, muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación".


Ante la crisis económica


Los obispos españoles han mostrado su seria preocupación ante la actual crisis económica. La Plenaria ha dedicado una sesión a este tema. Los obispos creen que, como dijo el Cardenal Presidente en el discurso inaugural "en las actuales circunstancias conviene recordar especialmente la doctrina del destino universal de los bienes de la propiedad privada y pública, del derecho y el deber del trabajo y, sobre todo, las exigencias del bien común. Quienes se quedan sin trabajo; los inmigrantes, con menos apoyo en el entorno familiar y social, y, en general, las personas que se hallan en situaciones más desfavorecidas, esperan con toda justicia el apoyo necesario de los poderes públicos y de la sociedad".


La Plenaria
piensa también que "es el momento de reflexionar sobre los orígenes morales de la crisis, examinando si el relativismo moral no ha fomentado conductas no orientadas por criterios objetivos de servicio al bien común y al interés general; si la vida económica no se ha visto dominada por la avaricia de la ganancia rápida y desproporcionada a los bienes producidos; si el derroche y la ostentación, privada y pública, no han sido presentados con demasiada frecuencia como supuesta prueba de efectividad económica y social".


Ante la gravedad y urgencia de la situación, los obispos han querido entregar a Cáritas el 1% del total bruto que reciben las diócesis, proveniente del Fondo Común Interdiocesano; una cantidad que asciende a 1,9 millones de euros, que se donará a las diferentes Cáritas diocesanas. Un gesto de amor fraterno en un momento en el que, ante el incremento de peticiones de ayudas, toda colaboración con Cáritas es poca.


Por ello, los obispos hacen un llamamiento a la colaboración de todos los fieles y realidades de la Iglesia para que, cada uno desde sus posibilidades y competencia, se esfuerce con su compromiso generoso y contribuya a la "edificación de una sociedad más justa y fraterna, que rechaza la fatalidad de la miseria".


Sagrada Biblia: versión oficial de la CEE


Los obispos han aprobado la Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española, que verá la luz en la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Es el fruto del trabajo riguroso que ha llevado a cabo durante más diez años un amplio equipo de exegetas y otros especialistas, presidido por el Prof. Dr. D. Domingo Muñoz León y coordinado por el Prof. Dr. D. Juan Miguel Díaz Rodelas. Se trata de un acontecimiento especialmente significativo, que coincide con el final del Sínodo de los Obispos, dedicado precisamente a la Palabra de Dios, y con el Año Paulino, que se está celebrando desde el pasado mes de junio.


En breve, y como preparación a la aparición de la Biblia, se presentará a la opinión pública una Instrucción Pastoral de la Asamblea Plenaria, titulada La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, que se publicará también en las primeras páginas de la Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.


Esta traducción bíblica irá siendo incorporada progresivamente a todos los libros litúrgicos, una vez que la Santa Sede haya otorgado el preceptivo visto bueno (recognitio).


Documentos


La Plenaria
ha aprobado la Instrucción Pastoral sobre la Actualidad de la misión ad gentes en España. En este documento se recogen las reflexiones de estos últimos años de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias sobre la actualidad de la misión ad gentes en España, a la luz del reciente Magisterio Pontificio y de las conclusiones del Congreso Nacional de Misiones que se celebró en Burgos en el año 2003.

Por su parte, la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales ha presentado unas Orientaciones para la celebración del matrimonio entre católicos y musulmanes, que han sido aprobadas por la Plenaria.


La diócesis de Toledo, sede del Congreso Eucarístico Nacional de 2010


La Asamblea Plenaria
ha elegido a la diócesis de Toledo como sede del Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará en 2010. Este Congreso es una de las acciones comprendidas en el Plan Pastoral de la CEE 2006-2010, centrado en la Eucaristía y que lleva por título Yo soy el pan de vida (Jn 6, 35). Vivir de la Eucaristía. Las otras diócesis candidatas eran Barcelona, Granada y Lugo (más información en nota de prensa del 25 de noviembre de 2008).


Balances y presupuestos


Como es habitual, en la Asamblea que se celebra en otoño, se han aprobado los balances correspondientes al año 2007, los criterios de constitución y distribución del Fondo Común Interdiocesano y los presupuestos de la CEE y de sus instituciones y organismos para el año 2009 (se adjuntan datos).


Nombramientos


La Comisión Permanente
, en su reunión extraordinaria que tuvo lugar el martes 25, ha aprobado los siguientes nombramientos:

P. José Luis Pinilla Martín, S.J., como Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones.


Dª Susana Fernández Guisasola, como Presidenta Nacional de la Adoración Nocturna Femenina Española (ANFE)


Asimismo, ha dado su autorización para el nombramiento del Rvdo. D. Javier Igea López Fando como Director del Departamento de Pastoral Juvenil de la CEE.


Por su parte, la Asamblea Plenaria ha prorrogado la vigencia de los estatutos de Manos Unidas y ha erigido dos asociaciones, al tiempo que ha aprobados sus estatutos. Se trata de la asociación de "Ciegos Católicos Españoles" (CECO) y la "Federación Española de pueri cantores".


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Día 30 de Noviembre
I Domingo de Adviento

 

Vigilar para Dios


Comenzamos una vez más el Adviento. Tiempo de preparación a la gran solemnidad de la Navidad. Nos ofrece, pues, la Iglesia una nueva ocasión de disponernos del mejor modo a la venida de Dios. El Omnipotente, desea que participemos de sus maravillas y se pone a nuestra altura. A la altura de la humanidad, encarnándose en Santa María, Virgen, y a la altura de cada uno: todos tenemos la posibilidad, la oportunidad, de conocerle, de tratarle, de amarle. El Adviento, por tanto, es tiempo para una mayor conciencia sobrenatural, para unos mayores deseos de vida hacia Dios, de mejores disposiciones que hagan efectivos –auténtica realidad– esos deseos.


        Ya estamos bien persuadidos de que la gran bondad y excelencia divina merecen de nuestra parte una permanente correspondencia de amor. Sin duda, tenemos la intención cada día de conducirnos en todo momento como más agrade a Dios, y tal vez de modo expreso a partir de un ofrecimiento de obras con el que comenzamos nuestras jornadas. No despreciamos, en todo caso, el consejo –la advertencia, podríamos decir incluso– de Jesús: velad: porque no sabéis cuándo será el momento.


        Y posiblemente nos conmueve notar que Jesucristo, a pesar de su inefable divinidad y señorío, acude a razonamientos humanos convincentes para cualquiera. Dios se pone a la altura del hombre corriente, del hombre de la calle no menos que del profundo intelectual concentrado en sus estudios. Se apoya en la experiencia universal cotidiana y concluye como cualquiera con sentido común. La Salvación, ese destino supremo que ansiamos aún sin saberlo y Dios nos tiene preparado en su inmensa bondad, no es empresa laboriosa, reservada a gentes con cualidades extraordinarias. El cielo puede ser para cada uno. Lo que a vosotros os digo, a todos lo digo: velad. No en vano estamos persuadidos de que es nuestro Dios la misma justicia, por encima de tantos intereses desleales de este mundo.


        Tanto da si alguien tiene mucho o poco, si es muy famoso o conocido sólo entre los suyos, si es sano o enfermo, hombre o mujer, joven o viejo. Porque Dios, Creador y Señor del hombre, ha distribuido según su voluntad los diversos dones, como el señor de la parábola que dio atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, mientras volvía. A todos hace la misma observación: ¡velad! Es lo que espera de todos: que se ocupen en aquellas atribuciones que les ha concedido. No parece excesivamente importante en qué se deba ocupar en concreto cada siervo, sino más bien en qué esmero puso en la tarea encomendada, cualquiera que ésta fuera. Una actitud de primoroso cuidado en el trabajo, en atención a su señor, es lo que se espera de los empleados.


        A efectos prácticos, ya que deseamos ocuparnos de nuestros quehaceres como Dios manda, vale la pena que adoptemos esa actitud de precavida vigilancia –por si viene de improviso–, sintiendo la efectiva y real inseguridad de que Dios, justo juez, puede llamarnos a la eternidad cuando menos lo esperamos. ¡Claro que queremos hacer todo por amor a Él! Deseamos comportarnos en cada instante con esa perfección y rectitud de intención a la que nos anima la liturgia de la Iglesia: que todos nuestros pensamientos y nuestras acciones tengan en ti, Señor, su comienzo y alcancen por ti su fin. Sin embargo, el simple ajetreo de la vida o nuestra personal miseria nos inducen a decaer de esa exigencia. Por si eso sucede, nos convendrá tratarnos como a niños, en ocasiones irresponsables, que más bien por temor a ser castigados se comportan como deben.


        Siempre estaremos convencidos de que, aunque los sentimientos no compañen –que no deben ser confundidos con el verdadero amor–, las obras de obediencia, aún a contrapelo, son prueba ineludible de fidelidad. Tesón perseverante por cumplir lo mandado, he aquí la garantía de una paz segura fundada en el amor. Y si el cuerpo parece resistirse no será por mucho tempo. Nuestro Dios suele premiar ese esfuerzo de sus hijos que pudo acabar en rebeldía, y les concede mayor complacencia en la tarea encomendada de la que podrían imaginar. Después, lo que parecía arduo y sin interés, se hace atractivo y menos costoso. Pero tal vez quiere el Señor ese primer movimiento de la voluntad del hijo con la Cruz pesada, que acabará cargando Él.


        Al reanudar tu tarea ordinaria, se te escapó como un grito de protesta: ¡siempre la misma cosa!
         Y yo te dije: —sí, siempre la misma cosa. Pero esa tarea vulgar —igual que la que realizan tus compañeros de oficio— ha de ser para ti una continua oración, con las mismas palabras entrañables, pero cada día con música distinta.


         Es misión muy nuestra transformar la prosa de esta vida en endecasílabos, en poesía heroica.

        San Josemaría Escrivá nos recuerda la gran importancia de cualquier tarea hecha por Dios. Nuestra Madre del Cielo nos puede recordar –se lo pedimos– que nada es pequeño aunque lo parezca, ni inútil aunque cueste, pues, podremos decir siempre: hágase en mi según tu palabra.


NOVEDADES FLUVIUM

 


Publicado por verdenaranja @ 22:52  | Espiritualidad
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 Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la positio super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici.

 

¿EN QUÉ AÑO NACIERON REALMENTE LOS

CURSILLOS DE CRISTIANDAD? 

 

«[...] Está muy claro –escribe el Presidente del OMCC, Juan Ruiz, en el Boletín del mes de agosto de 2007– que no se puede llamar por nombre el Fundador en todas partes del mundo [1], ni tampoco se puede dar la fecha exacta del primer cursillo [...]».

         Estamos de acuerdo con Bibiloni que es «un asunto que reviste gran importancia el de los inicios y evolución del MCC. No para prestigiar o desprestigiar a determinados sujetos,  como  creen algunos, sino con el fin de que resplandezca la verdad histórica [...]» [2].

 

         Sorprende, ciertamente, estas palabras de Bibiloni, cuando, en otro momento sostiene –como veremos– que el Cursillo de Cala Figuera fue el primero de los hoy llamados Cursillos de Cristiandad. ¿Qué ha querido decir en este momento con estas palabras?

         Tema de tanta importancia, tan delicado como éste y a la vez tan controvertido lo presentamos de la mano de Francisco Forteza, Eduardo Suárez del Real, Guillermo Bibiloni, Eduardo Bonnín, del padre Gabriel Seguí, etc. con sus propias palabras tomadas de los siguientes libros:

         *       «Historia y Memoria de Cursillos», de Francisco Forteza Pujol [3]; «Eduardo Bonnín un aprendiz de cristiano», de Eduardo Suárez del Real Aguilera, e «Historia de los Cursillos de Cristiandad. Mallorca, 1944-2001», de Guillermo Bibiloni, los cuales forman parte de la Colección: CURSILLOS DE CRISTIANDAD, FUNDACIÓN CURSILLOS DE CRISTIANDAD, Libros Libres,  y figuran entre las publicaciones de la Fundación Eduardo Bonnín Aguiló (FEBA). Es de agradecer a todos ellos su testimonio y a la Fundación su publicación.

         «Tal como yo lo veo –me decía Ismael Sahún, administrador de la página web Cursillos y Cursillistas y de la Fundación, libros, por su E-Mail de fecha 3 de enero de 2007–estos libros están supervisados, cuando no escritos, por Eduardo Bonnín [...]».

         *       «Signos de Esperanza. Retrato de siete movimientos eclesiales», de Mons. Paul Joseph Cordes.

 

         1.      FECHA DE NACIMIENTO

 

         Forteza, Bonnín, Bibiloni y el padre Seguí sostienen en un momento que los Cursillos de Cristiandad nacieron en agosto de 1944.  En otros que ... Sigamos.

 

                   1.1.   Francisco Forteza

 

El primer Cursillo se celebró «según los esquemas de Bonnín en un “chalet” de Cala Figuera de Santanyí, en Mallorca, entre el 20 y el 23 de agosto de 1944» [4].

«Sin duda, el Cursillo de Cala Figuera fue un auténtico cursillo de cristiandad [...]. Y sin duda, los demás dirigentes de la Acción Católica diocesana pensaron que era simplemente un nuevo Cursillo de Peregrinos más corto, con una serie de innovaciones muy en línea con “las cosas de Eduardo” [...]» [5].

         «No es menos cierto  que en ese periodo inicial, algunos comentaristas, en Proa o en documentos particulares, se referían a estos Cursillos como de “Jefes de Peregrino” o “de Peregrinos” [...]» [6].

 

         No sólo los demás dirigentes de Acción Católica [7] o algunos comentaristas, en Proa o en documentos particulares, pensaron que ese Cursillo era simplemente un nuevo Cursillo de “Jefes de Peregrinos” o “de Peregrinos. También lo pensó, como veremos,  el padre Seguí.

Y –recordemos que– del padre Seguí escriben Forteza y Bibiloni entre, otras cosas, lo siguiente: «[...] Historiador de prestigio [...]» [8]. «[...] Historiador escrupuloso donde los haya y testigo privilegiado de los comienzos del MCC [...]» [9].«[...] Un testigo muy cualificado del nacimiento de Cursillos [...]» [10]. «[...] Pertenece también a la hornada de primera hora [...], convirtiéndose en uno de sus más fervientes promotores. Él fue quien prestó al grupo fundacional la luz y el consejo [...]» [11]. «[...] Doctor en Teología e Historia Eclesiástica, y gozaba en la Isla de un merecido prestigio por sus estudios sobre la Iglesia Balear en los primeros siglos del cristianismo [...]» [12]. «[...] Asesor de la Escuela de Dirigentes de los Jóvenes de Acción Católica [...] de grata memoria entre los pioneros del MCC» [13].

 

1.2.   Eduardo Bonnín

 

«[...] El primer Cursillo –le dice a Eduardo Suárez– lo celebramos en agosto de 1944 en un chalet de  Cala Figuera de Santanyí, con catorce asistentes [...]» [14]; afirmación que reitera más adelante [15]. «[...] Se inició el 19 de agosto de 1944 [...]» [16].

 

1.3.   Guillermo Bibiloni

 

«[...] En el mes de Agosto de 1944, ocurrió en Cala Figuera Santanyí (Mallorca) un hecho al que la prensa no concedió entonces importancia. Pero que el tiempo ha demostrado después que la tenía en sumo grado. Un grupo de catorce jóvenes se reunieron en dicho lugar con el fin de asistir a un cursillo que iban a darles Eduardo Bonnín, José Ferragut y Jaime Ruitort.

»Este cursillo fue el primero que se realizó según los nuevos esquemas, trazados por Bonnín y su equipo, el grupo que lideraba [...]. Para decirlo de una vez, el Cursillo de Cala Figuera fue el primero de los hoy llamados Cursillos de Cristiandad [...]» [17].

 

Mientras que Bibiloni habla de «jóvenes», Salvador Escribano Hernández, uno de los 14 jóvenes que asistieron al Cursillo de Cala Figuera, habla de «jovencitos» en su testimonio dado en Palma de Mallorca, España, a 20 de agosto de 2004. «Fueron los elegidos [...] entre los 14 y los 23 años». Él hizo el Cursillo antes de cumplir los 15 años. Jesús Valls, por ejemplo, también hizo el cursillo cuando tenía tan sólo 15 años [18].

Bonnín, escribe Bibiloni, «[...] se opuso primeramente a los cursillos específicos para aspirantes de doce a diecisiete años [...]. Pues, bien –decía Eduardo–, si el adolescente tiene suficiente personalidad, que asista a un cursillo normal, si no la tiene, que espere [...]» [19].

«Años más tarde –añade–, don Juan Hervás, desde Ciudad Real, reavivó la polémica al organizar cursillos exclusivamente para hombres adultos, aunque admitiendo por excepción unos tres o cuatro jóvenes que hubieran dado muestras de madurez. Con la misma lógica que había rechazado los de aspirantes, rechazó también Eduardo esta nueva modalidad [...]» [20].

¿Un muchacho de 14 años tenía entonces la suficiente personalidad, madurez psicológica, etc. como para asistir a un Cursillo con jóvenes de 23 años?

         Por otro lado, habrá notado el lector que mientras Forteza afirma que el primer Cursillo de Cristiandad «se celebró según los esquemas de Bonnín», Bibiloni asegura que se celebró «según los nuevos esquemas trazados por Bonnín y su equipo». ¿Se celebró según los esquemas de Bonnín o según los esquemas de Bonnín y su equipo?

Por último, recordar que en 1944 se estaban impartiendo Cursillos de Adelantados, de Jefes  y Guías de Peregrinos en todas las Diócesis.

 

                   1.4.   Padre Gabriel Seguí

 

         Bibiloni recoge las siguientes palabras escritas por el padre Seguçi: «“En el mes de agosto del mismo año 1944, se tuvo en Cala Figuera el quinto Cursillo de Jefes de Peregrino, que puede considerarse [...] como el primer Cursillo de Cristiandad ... [...]. Sin duda, el primer cursillo que se llevó a cabo conforme a esta nueva modalidad, es el que se tuvo desde el 19 al 23 de agosto de 1944, en Cala Figuera de Santanyí (Mallorca). Este juicio se basa en las noticias recogidas a través de Proa y de algunos jóvenes que asistieron al mismo”» [21].

Para el padre Seguí –añade– «es evidente que los Cursillos comenzaron el año 1944 en Cala Figuera (Santanyí). Pocos podían afirmarlo con mayor autoridad y conocimiento de causa. Reconocido como historiador meticuloso, testigo excepcional de la génesis y desarrollo del MCC en la década de los 40, tenía a mano la colección de boletines y documentos imprescindibles para llevar a término su trabajo, que completó  con  las  notas  y  recuerdos  de  su archivo personal [...]» [22].

«El padre Gabriel Seguí –sigue diciendo– ha señalado el año 1944 como piedra miliar en la historia de los Cursillos [...]» [23].

 

         Mientras que el padre Seguí y Bonnín afirman que el primer Cursillo de Cristiandad tuvo lugar desde el 19 al 23 de agosto, Forteza dice que se celebró entre el 20 y el 23 de agosto. Bibiloni recoge las versiones de los dos historiadores (Forteza y el padre Seguí) sin hacer comentario alguno.

Si los Cursillos de Jefes de Peregrinos fueron creados por Manuel Aparici en 1940, al igual que los de Adelantados y Guías, y para el padre Seguí el quinto Cursillo de Jefes de Peregrinos puede considerarse como el primer Cursillos de Cristiandad ¿se podría concluir, siguiendo su razonamiento, que puesto que Manuel Aparici creó los primeros, creó también los segundos: los de Cristiandad? En modo alguno. Manuel Aparici no creó los Cursillos de Cristiandad, si bien sus Cursillos de Peregrinos fueron el antecedente de aquellos como hemos visto.

         Mientras que para el padre Seguí «su juicio se basa en las noticias recogidas a través de Proa y de algunos jóvenes que asistieron al mismo», para Bibiloni en que «tenía a mano la colección de boletines y documentos imprescindibles para llevar a término su trabajo, que completó  con  las  notas  y  recuerdos  de  su archivo personal». Como puede apreciarse, Bibiloni va más allá que el propio padre Seguí. No mantienen el mismo discurso.

        

2.      PERIODO DE GESTACIÓN Y ALUMBRAMIENTO

 

         Ahora cambia el discurso como vamos a ver.

Tengamos muy presente lo que afirma Bibiloni: que el proceso de gestación comienza en abril de 1941 y culmina con su alumbramiento en agosto de 1944.

 

*       «El Movimiento de Cursillos de Cristiandad [...] –dice– surgió, tras un largo y laborioso proceso de gestación, que comienza en abril de 1941, con el primer Cursillo de Adelantados y no culmina hasta agosto de 1944, con el cursillo de Cala Figuera (Santanny) [...]» [24].

 

Según el Diccionario de la Lengua Española «gestar» significa:

1.  tr. Dicho de una hembra: Llevar y sustentar en su seno el embrión o feto hasta el momento del parto.

2.  tr. Preparar o desarrollar algo, especialmente un sentimiento, una idea o una tendencia individual o colectiva. U. t. c. prnl.

*       «[...] Lo que podríamos llamar el inicio de todo, sucedió así –le dice Bonnín a Mons. Cordes–.  Cuando  hice el servicio militar –soy de la quinta del 38– pude constatar que el mundo era muy diferente del concepto que yo tenía de él. En aquel ambiente eran apreciados algunos valores opuestos a los que yo había vivido en familia. Esto me hizo pensar: “Esta gente ¿es así porque siente el peso de la ley o porque ignora la doctrina?”. Observando la vida de aquellas personas, me convencí de que más que por la ley estaban abrumados por la ignorancia de la doctrina.

»Desde ese momento mi casi única preocupación fue la de comprender lo más posible el núcleo fundamental, esencial, de la doctrina, la cosa más importante del mensaje cristiano [...].

»Me interesaba también saber cómo es el hombre, el que debía recibir el mensaje, y leí, entre otros, a [...].

»Pero sentía entonces, y siento hoy, que lo que mejor sintetiza y resume la doctrina es el evangelio, el mensaje de Jesús, de este Cristo [...].

»Progresar en el conocimiento de Cristo y en el conocimiento del hombre como persona y por ende de su capacidad de convicción, decisión y constancia, fue mi interés primario [...]» [25].

 

Años más tarde, en la entrevista que mantiene con Eduardo Suárez le repite casi literalmente lo que le había dicho antes a Mons. Cordes.

 

*       «Entonces –le dice– yo hacía mi servicio militar, y no precisamente en servicios auxiliares, sino de manera normal y corriente por espacio de nueve años [26]. Fue, también, cuando tuve ocasión de comprobar que mis compañeros de cuartel profesaban una moral que dejaba bastante que desear. Al observarles yo siempre pensaba: ¿será que les pesa la ley, o que ignoran la doctrina? Saqué en conclusión que no tenían ni idea de lo que era y lo que es lo cristiano.

»Ello, como te comenté, me impulsó a leer y estudiar todo lo que pude de los autores que en aquel entonces estaban en la cresta de la ola de lo cristiano [...]. Y de todo ello hicimos un cuerpo de doctrina, sintetizándolo en tres días [27]. Éramos solamente seglares y nos lanzamos a dar el primer Cursillo en Cala Figuera de Santanyí, Mallorca, en el mes de Agosto de 1944 [...]» [28].

         «Profundizamos en grupo –añade– en el estudio del ambiente. Yo contribuí con lo que había elaborado desde hacía mucho tiempo. Tratamos, ante todo, de reflexionar sobre cómo eran las personas: las catalogamos mentalmente en grupos [...]. Preparamos incluso fichas [...].

         »Así es como entró en escena el Estudio del Ambiente y ése fue el primer paso hacia nuestros Cursillos de Cristiandad» [29].

«Nunca el mensaje cristiano –le dice a Eduardo Suárez– había sido tan anodino como en aquellos tiempos; el mensaje de Cristo nunca será insustancial, pero era desangelada la manera de presentarlo. Yo intenté hacer un ramo con las verdades más importantes, recogidas de los libros que estaban cambiando el mundo. Así empezó Cursillos [...]» [30].

 

¿Cómo sabía Bonnín que nunca el mensaje cristiano había sido tan anodino como en aquellos tiempos? ¿Ha vivido él todos los tiempos del mensaje cristiano para hacer una afirmación de este calado?

 

*       «Lo que llamamos ahora Cursillos de Cristiandad –le dice Bonnín a Eduardo Suárez– tuvo su origen en una inquietud que nos produjo un discurso que el Papa Pío XII hizo a los párrocos y cuaresmeros de Roma el 6 de febrero de 1940» [31]. «[...] Llamó la atención e hizo mella en el alma de Eduardo –escribe Bibiloni–, quien a la sazón contaba veintidós años, y también en el grupo que lideraba [...]» [32].

 

En otro momento, sin embargo, le dice:

 

*       «[...] Fue de la inconformidad y de la insatisfacción de donde nacieron los Cursillos de Cristiandad» [33].

 

         ¿Dónde situar realmente el origen de los Cursillos de Cristiandad? ¿En 1939 según fray Ivan,  en la vivencia durante su servicio militar, en la inquietud que le produjo el discurso del Papa Pío XII en 1940, de la inconformidad e insatisfacción, etc. como dice Bonnín, en abril de 1941, con el primer Cursillo de Adelantados, como afirma Bibiloni [34], en el Cursillo de 1943 como sostiene Forteza.,  en 1949 como asegura Guillermo Ruitort como  veremos ?

 

*       Bibiloni cita varias veces la obra del norteamericano fray Ivan J. Rohloff, fraile franciscano, «The origins and development of Cursillos (1939-1973)» [35].

 

         ¿Podríamos decir con las palabras de Bibiloni que para fray Ivan el proceso de gestación de los Cursillos de Cristiandad comienza en 1939 y culmina con su alumbramiento en ... ?

 

*       El padre Seguí –escribe Bibiloni– «[...] en su opúsculo intitulado «Orígenes de los Cursillos de Cristiandad (1941-1949) [...]» [36].

 

         ¿Podríamos decir también con palabras de Bibiloni que para el padre Seguí el proceso de gestación comienza en 1941 y culmina con su alumbramiento en 1949?

 

*       Nos hallamos –escribe Bibiloni– en un momento crucial de la génesis del MCC, en el principio del principio, según el Manifiesto de 1981. Dicho Estudio [del Ambiente] supuso un paso sustancial en el camino hacia los actuales Cursillos de Cristiandad. Francisco Forteza no duda en calificarlo de espina dorsal del posterior Movimiento de Cursillos [...]» [37].

*       «El padre Seguí –escribe Forteza– había sido un testigo muy cualificado del nacimiento de Cursillos, y uno de los escasos sacerdotes que había ayudado realmente al “parto” entre 1944 y 1949, junto a D. Sebastián Gayá y D. José Dameto responsabilizándose de muy diversas sesiones de la Escuela  de  Dirigentes de Acción Católica donde se fraguaba el nuevo espíritu» [38].

 

Ahora los Cursillos no nacieron en agosto de 1944 sino que su “parto” tuvo lugar entre 1944 y 1949.

 

         *       «Entiendo –añade– que el momento crucial de la génesis de los Cursillos de Cristiandad es la fase inmediatamente posterior a aquella Semana Santa de 1943, en que Bonnín relaciona lo vivido en el Cursillo de Peregrinos con sus inquietudes personales más profundas y con su experiencia catalizadora de los ambientes descristianizados. Llegó a la conclusión de que algo a la vez similar  y  diferente  de aquel Cursillo de Jefes de Peregrinos podía dinamizar en cristiano no sólo [...]» [39].

 

En un momento [40] Forteza sostiene que el nuevo espíritu se fraguó en la Escuela de Dirigentes de la Acción Católica –que por cierto nació en noviembre de 1945 como veremos–, tesis que más tarde sostiene Bibiloni –como iguamente veremos– , lo que no tiene nada de extraño porque, como él mismo dice, acude hartas veces a Forteza.  En otro momento sostiene que el momento crucial de la génesis de los Cursillos de Cristiandad es la fase inmediatamente posterior a aquella semana Santa de 1943, en que Bonnín relaciona lo vivido en el Cursillo de Peregrinos con sus inquietudes personales. ¿Cuál de las versiones es la correcta?

 

         *       «Recordemos –escribe Bibiloni– que el MCC  nació en el seno de una Escuela, de cuyos dirigentes recibió la forma y el impulso para crecer y perfeccionarse. La Escuela es, pues, anterior a los Cursillos, ya que en sus entrañas se gestaron, en ella se nutrieron y desde ella perseveran y se difunden como movimiento de Iglesia [...]. El nuevo método de Cursillos se alumbró en la Escuela de Dirigentes, considerada como el núcleo fundacional, entre los años 1944 y 1948 [...]» [41]

 

En este momento Bibiloni afirma que el nuevo método se gestó, nutrió y alumbró en las entrañas de la  Escuela de Dirigentes, considerada como el núcleo fundacional,  entre los años 1944 y 1948, y no en ese largo y laborioso proceso de gestación que comienza en abril de 1941 y no culmina hasta agosto de 1944 con el Cursillo de Cala Figuera. Se da la circunstancia, sin embargo, que la Escuela –como veremos– nace un año después, en 1945, en la VII Asamblea de la Juventud Masculina Católica, que tuvo lugar en noviembre.

Según el Diccionario de la Lengua Española «gestar» –repetimos–  significa:

1.tr.  Dicho de una hembra: Llevar y sustentar en su seno el embrión o feto hasta el momento del parto.

2.tr.. Preparar o desarrollar algo, especialmente un sentimiento, una idea o una tendencia individual o colectiva. U. t. c. prnl.

 

Mientras Bibiloni afirma que el nuevo método se alumbró entre los años 1944 y 1948, Forteza asegura que el “parto” fue entre 1944 y 1949.

 

*       «[...] La Escuela de Dirigentes –escribe Forteza–, uno de los resortes clave en el alumbramiento de Cursillos» [42].

*       «Nacida en la Asamblea VII de la Juventud Masculina de Acción Católica, que tuvo lugar en noviembre de 1945, fue –añade Bibiloni– uno de los resortes clave en el alumbramiento de Cursillos [...]» [43]. «[...] Fue, repetimos, en esa Escuela de Dirigentes de la Juventud Masculina de Acción Católica de Mallorca, donde en realidad se incubaron los Cursillos de Cristiandad [...]» [44].

         «[...] El nombre –sigue diciendo Bibiloni– viene heredado  de aquella primera Escuela de Dirigentes de la Juventud Masculina de Acción Católica de Mallorca, donde en realidad se incubaron los Cursillos [...]» [45].

 

         Como habrá podido observar el lector, Bibiloni repite y repite, para que no haya ninguna duda, que los Cursillos se incubaron en la Escuela de Dirigentes de la Juventud Masculina de Acción Católica de Mallorca, afirmación que antes había hecho Forteza como acabamos de ver.

Si el nuevo método de Cursillos se gestó, nutrió y alumbró en la Escuela de Dirigentes y ésta nació  en la VII Asamblea de la Juventud Masculina de Acción Católica, que tuvo lugar en noviembre de 1945, los Cursillos no pudieron nacer en agosto de 1944. Ya estábamos casi en 1946.

Y, para mayor “INRI”, era Asesor de la Escuela el Padre Seguí.

 

«[...] Era Asesor de la Escuela el padre Gabriel Seguí [...]» [46] y «entre los seglares que integraron aquella primera Escuela de Dirigentes –aparte Eduardo Bonnín, José Ferragut y Juan Mir– figuran Jaime Ruitort, Guillermo Estarellas, etc. [...]» [47].

         *       Bonnín –escribe Bibiloni– le dice a Mons. Hervás, Obispo de Ciudad Real, el 21 de mayo de 1964, que «“[...] los Cursillos se gestaron los años 1944, 1945 y 1946, valiéndonos de las notas y de las experiencias que teníamos de los que se celebraron el año 1941 y 1943 por los del Consejo Superior. Esta es la verdad”» [48].

 

         En un momento –como acabamos de ver– Bonnín afirma que el primer Cursillo de Cristiandad se celebró en agosto de 1944. En éste, que los cursillos se gestaron los años 1944, 1945 y 1946. Y ésta es la verdad. ¿Sólo –repetimos– ésta es la verdad? ¿Quiere decir –repetimos– que cualquier otra afirmación hecha por él antes de esa fecha no la hemos de tener por verdad?

Según el Diccionario de la Lengua Española «gestar» significa:

1.  tr. Dicho de una hembra: Llevar y sustentar en su seno el embrión o feto hasta el momento del parto.

2.  tr. Preparar o desarrollar algo, especialmente un sentimiento, una idea o una tendencia individual o colectiva. U. t. c. prnl.

 

         *       «Después de la mili [49]–le pregunta– volviste al negocio familiar y, de alguna manera, tu tiempo ya no era tuyo, habías iniciado una opción singular, que es la que te llevaría a crear el Movimiento de Cursillos. ¿Tuviste problemas con tu padre por este motivo?». «No los recuerdo –le contesta Bonnín–. Siempre toleraron el que me fuera y nunca me pidieron cuentas de nada, a pesar de que siempre que venía decía que nunca me había divertido tanto, y lo sigo diciendo ahora» [50].

 

         Bonnín acepta la pregunta tal como le es hecha sin formular reparo alguno.

         Después de la mili –dice Eduardo Suárez– Bonnín volvió al negocio familiar en 1946  [51]  y, de alguna manera, su tiempo ya no era suyo, porque había iniciado una opción que le llevaría a crear el Movimiento de Cursillos. No dice porque había creado el Movimiento de Cursillos. Y estábamos ya en el año 1946.  Luego ¿cómo pudieron haber nacido los Cursillos en 1944?

 

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Viernes, 28 de noviembre de 2008

ZENIT publica el discurso que dirigió Benedicto XVI el 20 de noviembre a los participantes en la Asamblea plenaria de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vita Apostólica al recibirles en el Vaticano con motivo de sus cien años de fundación.

 

 

Señores cardenales; venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio; queridos hermanos y hermanas: 

Os recibo con alegría con ocasión de la asamblea plenaria de la Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, que celebra cien años de vida y actividad. En efecto, ha transcurrido ya un siglo desde que mi venerado predecesor san Pío X, con la constitución apostólica Sapienti consilio, del 29 de junio de 1908, hizo autónomo vuestro dicasterio como Congregatio negotiis religiosorum sodalium praeposita, nombre que sucesivamente ha sido modificado varias veces. Para recordar este acontecimiento, habéis programado para el 22 de noviembre un congreso que lleva un título significativo:  "Cien años al servicio de la vida consagrada". Por eso, deseo pleno éxito a esta iniciativa oportuna.


Este encuentro es una ocasión muy propicia para saludar y expresar mi gratitud a todos los que trabajan en vuestro dicasterio. Saludo en primer lugar al prefecto, cardenal Franc Rodé, a quien doy las gracias por haberse hecho intérprete de los sentimientos comunes. Asimismo, saludo a los miembros del dicasterio, al secretario, a los subsecretarios y a los demás oficiales que, con diversas responsabilidades, prestan su servicio diario con competencia y sabiduría, para "promover y regular" la práctica de los consejos evangélicos en las diversas formas de vida consagrada, como también la actividad de las sociedades de vida apostólica (cf. Pastor bonus, 105).


Los consagrados constituyen una porción elegida del pueblo de Dios:  sostener y conservar su fidelidad a la llamada divina, queridos hermanos y hermanas, es el compromiso fundamental que realizáis según modalidades ya bien consolidadas gracias a la experiencia acumulada en estos cien años de actividad. Este servicio de la Congregación ha sido mucho más asiduo en los decenios sucesivos al concilio Vaticano II, en los que se ha llevado a cabo el esfuerzo de renovación, tanto en la vida como en la legislación de todos los institutos religiosos y seculares, así como de las sociedades de vida apostólica. Por tanto, a la vez que me uno a vosotros para dar gracias a Dios, dador de todo bien, por los buenos frutos producidos por vuestro dicasterio durante estos años, recuerdo con gratitud a todos los que a lo largo de este siglo de actividad se han prodigado en beneficio de los consagrados y las consagradas.


La asamblea plenaria de vuestra Congregación ha centrado este año su atención en un tema que me interesa mucho:  el monaquismo, forma vitae que  se  ha inspirado siempre en la Iglesia primitiva, nacida en Pentecostés (cf. Hch 2, 42-47; 4, 32-35). De las conclusiones de vuestros trabajos, centrados especialmente en la vida monástica femenina, podrán brotar indicaciones útiles para los monjes y monjas que "buscan a Dios", realizando su vocación para el bien de toda la Iglesia. También recientemente (cf. Discurso al mundo de la cultura en París, 12 de septiembre de 2008) puse de relieve la ejemplaridad de la vida monástica en la historia, subrayando que su finalidad es sencilla y, al mismo tiempo esencial:  quaerere Deum, buscar a Dios y buscarlo a través de Jesucristo que lo reveló (cf. Jn 1, 18), tratando de fijar la mirada en las realidades invisibles que son eternas (cf. 2 Co 4, 18), en espera de la manifestación gloriosa del Salvador (cf. Tt 2, 13).


Christo omnino nihil praeponere (cf. Regla de san Benito 72, 11; san Agustín, Enarr. In Ps. 29, 9; san Cipriano, Ad Fort. 4). Esta expresión, que la Regla de san Benito toma de la tradición precedente, expresa muy bien el valioso tesoro de la vida monástica que se sigue practicando aún hoy tanto en el Occidente como en el Oriente cristiano. Es una invitación apremiante a plasmar la vida monástica hasta hacerla memoria evangélica de la Iglesia y, cuando se la vive de forma auténtica, es "ejemplaridad de vida bautismal" (cf. Juan Pablo II, Orientale lumen, 9). En virtud de la primacía absoluta reservada a Cristo, los monasterios están llamados a ser lugares en los que se realice la celebración de la gloria de Dios, se adore y se cante la presencia divina en el mundo, misteriosa pero real; se trata de vivir el mandamiento nuevo del amor y del servicio recíproco, preparando así la "revelación final de los hijos de Dios" (cf. Rm 8, 19).


Cuando los monjes viven el Evangelio de forma radical, cuando los que se dedican a la vida totalmente contemplativa cultivan en profundidad la unión esponsal con Cristo, de la que habla ampliamente la instrucción de esta Congregación "Verbi Sponsa" (13 de mayo de 1999), el monaquismo puede constituir para todas las formas de vida religiosa y de consagración una memoria de lo que es esencial y tiene la primacía en toda vida bautismal:  buscar a Cristo y no anteponer nada a su amor.


El camino indicado por Dios para esta búsqueda y para este amor es su Palabra misma, que en los libros de la Sagrada Escritura se ofrece en abundancia a la reflexión de los hombres. Por tanto, el deseo de Dios y el amor a su Palabra se alimentan recíprocamente y suscitan en la vida monástica la exigencia insuprimible del opus Dei, del studium orationis y de la lectio divina, que es escucha de la Palabra de Dios, acompañada por las grandes voces de la tradición de los Padres y de los santos; y es también oración orientada y sostenida por esta Palabra.


La reciente Asamblea general del Sínodo de los obispos, que se celebró en Roma el pasado mes de octubre sobre el tema:  "La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia", al renovar el llamamiento a todos los cristianos a arraigar su existencia en la escucha de la Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura, invitó en especial a las comunidades religiosas y a cada hombre y mujer consagrados a hacer de la Palabra de Dios su alimento diario, en particular por medio de la práctica de la lectio divina (cf. Elenchus praepositionum, n. 4).


Queridos hermanos y hermanas, quienes entran en un monasterio buscan en él un oasis espiritual donde aprender a vivir como verdaderos discípulos de Cristo, en serena y perseverante comunión fraterna, acogiendo también a posibles huéspedes como a Cristo mismo (cf. Regla de san Benito, 53, 1). Este es el testimonio que la Iglesia pide al monaquismo también en nuestro tiempo. Invoquemos a María, Madre del Señor, la "mujer de la escucha", que no antepuso nada al amor del Hijo de Dios nacido de ella, para que ayude a las comunidades de vida consagrada y especialmente a las monásticas a ser  fieles a su vocación y misión.


Los monasterios han de ser cada vez más oasis de vida ascética, donde se perciba la fascinación de la unión esponsal con Cristo y donde la opción por lo Absoluto de Dios esté envuelta en un clima constante de silencio y de contemplación.


A la vez que os aseguro mi oración por esta intención, imparto de corazón la bendición apostólica a todos los que participáis en la asamblea plenaria, a los que trabajan en vuestro dicasterio, así como a los miembros de los diversos institutos de vida consagrada, y especialmente a los de vida totalmente contemplativa. Que el Señor derrame sobre cada uno la abundancia de sus consolaciones.


© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana


Publicado por verdenaranja @ 23:09  | Habla el Papa
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ZENIT publica una reflexión del padre Thomas Rosica, C.S.B., profesor en varias universidades canadienses de Sagrada Escritura, sobre Adviento.

 

Lecturas: Isaías 63,16-17.19; Salmo 80(79); Carta I de San Pablo a los Corintios 1,3-9.

Evangelio según san Marcos (13, 33-37)

 

 

Recordar las maravillas de Dios en la historia

 

La Iglesia entra este fin de semana en el tiempo litúrgico de Adviento. Los cristianos proclaman que el Mesías ha venido realmente y que el reino de Dios está a nuestro alcance. El Adviento no cambia a Dios. El Adviento profundiza en nuestro deseo y en nuestra espera de que Dios realice lo que los profetas anunciaron. Rezamos para que Dios ceda a nuestra necesidad de ver y sentir la promesa de salvación aquí y ahora.


Durante este tiempo de deseo y de espera del Señor, se nos invita a rezar y a profundizar en la Palabra de Dios, pero estamos llamados ante todo a convertirnos en reflejo de la luz de Cristo, que en realidad es el mismo Cristo. De todas formas, todos sabemos lo difícil que es reflejar la luz de Cristo, especialmente cuando hemos perdido nuestras ilusiones, cuando nos hemos acostumbrado a una vida sin luz y ya no esperamos más que la mediocridad y el vacío. Adviento nos recuerda que tenemos que estar listos para encontrar al Señor en todo momento de nuestra vida. Como un despertador despierta a su propietario, Adviento despierta a los cristianos que corren el riesgo de dormirse en la vida diaria.


¿Qué esperamos de la vida o a quién esperamos? ¿Por qué regalos o virtudes rezamos en este año? ¿Deseamos reconciliarnos en nuestras relaciones rotas? En medio de nuestras oscuridades, de nuestras tristezas y secretos, ¿qué sentido deseamos encontrar? ¿Cómo queremos vivir las promesas de nuestro Bautismo? ¿Qué cualidades de Jesús buscaremos para nuestras propias vidas en este Adviento? Con frecuencia, las cosas, las cualidades, los regalos o las personas que buscamos y deseamos dicen mucho sobre quiénes somos realmente. ¡Dime qué esperas y te diré quién eres!


Adviento es un período para abrir los ojos, volver a centrarse, prestar atención, tomar conciencia de la presencia de Dios en el mundo y en nuestras vidas.


En este primer domingo de Adviento, en la primera lectura del profeta Isaías, el Todopoderoso vuelve a dar esperanza al corazón y al alma de Israel; modela a Israel como lo hace el alfarero con la cerámica.

En la segunda lectura, en su carta a la comunidad amada de Corinto, Pablo dice que espera con impaciencia "El día del Señor", en el que el Señor Jesús se nos revelará para salvar a quienes ha llamado.

En el Evangelio del primer domingo de Adviento, Marcos describe al portero de la casa que vela en espera del regreso inesperado de su señor. Se trata de una imagen de lo que tenemos que hacer durante todo el año, pero especialmente durante el período de Adviento.


Nuestro Bautismo nos hace participar en la misión real y mesiánica de Jesús. Cada persona que participa en esta misión participa también en las responsabilidades regias, en particular, en el cuidado de los afligidos y de los heridos. Adviento ofrece la maravillosa oportunidad de realizar las promesas y el compromiso de nuestro Bautismo.


El cardenal Joseph Ratzinger ha escrito que "el objetivo del año litúrgico consiste en recordar sin cesar la memoria de su gran historia, despertar la memoria del corazón para poder discernir la estrella de la esperanza. Esta es la hermosa tarea del Adviento: despertar en nosotros los recuerdos de la bondad, abriendo de este modo las puertas de la esperanza".


En este tiempo de Adviento, permítanme presentarles algunas sugerencias. Acaben con una riña. Hagan la paz. Busquen a un amigo olvidado. Despejen la sospecha y sustitúyanla por la confianza. Escriban una carta de amor.


Compartan un tesoro. Respondan con dulzura, aunque les gustara una respuesta brutal. Alienten a un joven a tener confianza en él mismo. Mantengan una promesa. Encuentren tiempo, tómense tiempo. No guarden rencor. Perdonen al enemigo. Celebren el sacramento de la reconciliación. Escuchen más a los otros. Pidan perdón si se han equivocado. ¡Sean gentiles aunque no se hayan equivocado! Traten de comprender. No sean envidiosos. Piensen antes en el otro.


Rían un poco. Ríanse un poco más. Gánense la confianza. Opónganse a la maldad. Sean agradecidos. Vayan a la iglesia. Quédense en la iglesia más de tiempo de lo acostumbrado. Alegren el corazón de un niño. Contemplen la belleza y la maravilla de la tierra. Expresen su amor. Vuélvanlo a expresar. Exprésenlo más fuerte. Exprésenlo serenamente.


¡Alégrense porque el Señor está cerca!

Traducción del original inglés realizada por Jesús Colina


Publicado por verdenaranja @ 23:04  | Espiritualidad
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VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA por don Nicola Bux y don Salvatore Vitiello - El objetivo de la fe es la victoria de la razón

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – La comunicación mediática ha sido tocada por la afirmación de Benedicto XVI, según la cual, en realidad, no puede haber diálogo entre las religiones sino entre las culturas. Se trata, para quien conoce el pensamiento de Joseph Ratzinger, de una tesis ya conocida y ampliamente documentada en el importante libro: “Fe, Verdad, Tolerancia” (Cantagalli, 2003). ¿Pero de qué se trata realmente?

El diálogo con las religiones, según esta posición teológica compartida, comportaría una afrenta a la “consciencia religiosa”, es decir a la consciencia que ellas tienen de sí mismas y iría, por sí mismo, más allá de lo “teológico” como nosotros los católicos lo entendemos, o deberíamos entenderlo, es decir basado sobre la Revelación judeo-cristiana y sobre la tradición de la Iglesia.

Por lo tanto la base común del diálogo interreligioso puede ser sólo la razón. Y es el diálogo que el Papa ha propuesto con el histórico discurso de Regensburg. Si dicha posición no es comprendida en modo correcto es porque no se comparte la idea, y sobre todo la experiencia, de la razón. Para el Cristianismo, y el Santo Padre lo está recordando con dedicación petrina, la razón no puede ser prisionera de un mero horizonte empírico, ni puede excluir o censurar elementos que ella misma reconoce como presentes, y por lo tanto constitutivos, en el hombre. Una razón que relegue el sentido religioso al interno de las meras opciones subjetivas, inevitablemente debe interpretar el diálogo interreligioso fuera del propio horizonte, como “teológicamente” fundado (y por lo tanto, en dicha concepción, éste sería no-razonable, porque sería “dogmático”).

¿Existe quizás también una cierta teología que no reconoce a la razón su adecuado horizonte? ¿Qué a fuerza de dialogar con la modernidad y la postmodernidad, con el pensamiento débil (o humilde, como algunos sostienen) no es ya ni siquiera consciente de la propia identidad y del propio elemental estatuto epistemológico?

Al contrario, se pregunta Benedicto XVI en la Encíclica Spe Salvi, en el n. 23: “Pero ¿cuándo domina realmente la razón? ¿Acaso cuando se ha apartado de Dios? ¿Cuando se ha hecho ciega para Dios? La razón del poder y del hacer ¿es ya toda la razón?”. Es evidente cual es la respuesta cristiana a estas preguntas: la razón “sólo se vuelve humana si es capaz de indicar el camino a la voluntad, y esto sólo lo puede hacer si mira más allá de sí misma. En caso contrario, la situación del hombre, en el desequilibrio entre la capacidad material, por un lado, y la falta de juicio del corazón, por otro, se convierte en una amenaza para sí mismo y para la creación” (Ibidem).

Justamente por causa de esta diferente idea y experiencia de razón, no se comprende la real y esencial relación entre razón y fe y cómo esta última se preocupa por la razón, hasta el punto de “hacerla volver” continuamente a su estatura real, a la propia victoria sobre todo tentativo reduccionista impuesto por la cultura dominante. Sigue en efecto el Papa: “la razón es el gran don de Dios al hombre, y la victoria de la razón sobre la irracionalidad es también un objetivo de la fe cristiana”. Por estas razones, el verdadero diálogo intercultural está fundado sobre la razón y es por lo tanto capaz de tener presente también al sentido religioso humano. Más y mejor del así llamado diálogo interreligioso. (Agencia Fides 27/11/2008; líneas 37 palabras 562)


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REDACCIÓN DE "IGLESIA NIVARIENSE"

C. San Agustín, nº 28

38201. La Laguna. Tenerife.

Tfno. 922-314961 / Fax. 922-256362

e-mail: [email protected]


Boletín 312

El sábado, 29 de noviembre, el obispo Bernardo Álvarez dirigirá el tradicional retiro de adviento en la Iglesia de La Concepción (Sede Catedralicia). El horario del mismo será de 10:00 a 12:30 Horas.

 

Con ocasión del Adviento, la delegación de pastoral con jóvenes ha previsto para el viernes 28 en el Convento de las Claras, en La Laguna, a las 20:30 horas, una vigilia especialmente dirigida a jóvenes.

 

El Área de Pastoral Social de la Diócesis Nivariense ha enviado una nota a todos los diocesanos en la que se alude a la Campaña de “Austeridad para Compartir” que se promovió en la pasada Cuaresma. La nota busca la reflexión ante el contraste cada vez mayor entre la forma de vivir de los ricos y los pobres y la actual crisis.

Stella Maris ha sido reconocida con el Premio “Puerto de Tenerife”. El acto de entrega de dicho galardón tendrá lugar el viernes 28 de noviembre, en el jardín del Edificio de la Junta del Puerto, a las 12:00 horas. Con anterioridad, a las 11.30 horas, tendrá lugar el descubrimiento del busto de Cándido García Sanjuán. Finalizado el acto se servirá un "cocktel".

 

Continua la programación de la XXIII Semana de Teología que se está llevando a cabo en el Instituto Superior de Teología bajo el título “La Revelación de Dios: De la Dei Verbum al Sínodo de la Palabra”. El jueves 27 de noviembre, a las 20:30 horas se desarrollará la ponencia: “La Palabra de Dios en el quehacer teológico post-conciliar” a cargo del Doctor en Biblia, Pedro Raúl Anaya.

 

El Aula Padre Torres Padilla, vinculada con el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC), ha celebrado dos conferencias dentro del Curso de Formación de Agentes de Pastoral. La primera de ellas trató sobre ‘Palabras y Vida: Fundamentos Bíblicos en el Ordenamiento Canónico de la Iglesia’ y corrió a cargo de Víctor Álvarez Torres, profesor del Instituto Superior de Teología de las Isla Canarias y Notario de la Vicaría de la Diócesis de Tenerife. La segunda llevó por título ‘De la Dei Verbum al Sínodo de la Palabra’ y fue realizada por Florentino Martín del Blanco, profesor también del mencionado Instituto.  

 

Sor Anastasia Sánchez Sánchez, ha fallecido a los 97 años de edad. Sor Anastasia, natural de Las Palmas, ingresó en el Convento de Las Claras, en La Laguna, cuando tenía 16 años. Según su abadesa era una mujer muy dulce y con una vida espiritual muy fuerte. Sor Anastasia fue, además, durante muchos años, la organista del convento.

 

Carmen María, natural de La Orotava, la cual lleva ocho años en el convento de Garachico, realizó su profesión perpetua el pasado domingo, 23 de noviembre.

 

Cáritas Arciprestal de Icod de los Vinos organiza el concierto de la Hermana Glenda, que será el próximo domingo 30 de noviembre de 2008 a las 7 de la tarde en el pabellón municipal de Icod de los Vinos "José Leonardo Rodríguez García". El concierto será a beneficio de la Casa de Acogida "Jesús de Nazaret". 

 

El 25 de noviembre, en La Palma, tendrá lugar una nueva permanente del Consejo Arciprestal de Pastoral. Cuatro días más tarde, de 16:00 a 19:00 horas, se desarrollará un retiro de Adviento en la casa de ejercicios de Las Nieves.

 

Esta edición de la escuela de Cáritas desarrollada bajo el lema “sin ti no somos nada” contó, entre otros, con la presencia del obispo de Mauritania, Martin Happe, el cual, además, se reunió con una representación de los menores mauritanos acogidos en el centro de La Esperanza. Los jóvenes inmigrantes le solicitaron ayuda y le manifestaron su preocupación por estar sin la documentación necesaria para poder trabajar cuando cumplan los 18 años.  

 

El grupo “Campos Viejos” de Cáritas juvenil de El Pinar, puso su grano de arena al desarrollo de la XII escuela de formación social de Cáritas Diocesana interpretando, ante más de trescientas personas, la obra de teatro “La sopa de piedras”. La misma es una invitación a imaginar y apostar por un mundo mejor con la convicción de que otro estilo de vida es posible.

 

Cáritas ha advertido del aumento de la pobreza y de la merma de sus recursos en la isla de La Palma. Atender las necesidades de las familias más pobres de esta isla es un objetivo cada vez más difícil ya que en los últimos meses se han incrementado considerablemente el número de personas con emergencias económicas que tocan a su puerta pidiendo ayuda. Paralelamente, también se constata un descenso en su única fuente de ingresos para facilitar la compra de alimentos o el pago del alquiler a los más necesitados: los donativos y las aportaciones a través de colectas entre la población van menguando progresivamente.

 

Bajo el lema ’No tener hogar significa mucho más que estar sin techo’, Cáritas desarrolló el Día de los Sin Techo 2008, con una jornada de sensibilización, información y asesoramiento sobre esta problemática a través de sus proyectos.

 

En un reportaje publicado por ABC el domingo, 23 de noviembre, se constata que Canarias es la cuarta comunidad autónoma con mayor índice de pobreza del Estado. Cáritas atiende a más de 700 personas que viven en las calles del archipiélago.

  

El ex convento franciscano ha acogido la presentación de la obra La iglesia de San Francisco de Santa Cruz de La Palma. Restauración monumental y contexto urbano en el siglo XX, realizada por el historiador palmero Facundo Daranas. El libro se presentó en el contexto de la celebración del V centenario de la fundación del Real Convento de la Inmaculada Concepción.

 

La imagen de la Virgen de Nuestra Señora de Guadalupe realizó una visita al Hospital de La Gomera.  

 

Esta semana, los vicarios generales, Domingo Navarro y Antonio Pérez, se reunieron con los sacerdotes de servicio en La Palma a fin de exponer la evaluación pastoral de este decenio trascurrido desde la finalización  del Sínodo. Otro tanto se realizó en el arciprestazgo de Taco y, próximamente, en la Orotava.

 

La Virgen de Candelaria visitará el próximo 9 de mayo La Laguna. El superior de la Basílica de la Patrona de Canarias, Jesús Mendoza, ha señalado que en esta visita pide a la Virgen que sea “fuerza de la esperanza y guía de la fe”. La visita de la Patrona de Canarias coincidirá con el acabado de las obras de restauración del Obispado.

 

La parroquia de La Concepción, en La Orotava se prepara para celebrar la fiesta de La Inmaculada que tendrá lugar el próximo 8 de diciembre. Tanto la víspera de la festividad como el propio día de La Inmaculada serán transmitidos por Televisión Española (TV2). Los horarios de las celebraciones quedan de la siguiente forma: Domingo 7, a las 9:30, en la parroquia de La Concepción y a las 20:30 h. tendrá lugar una vigilia en la parroquia de Santo Domingo. Por otro lado, la celebración eucarística del lunes, 8 será también a las 9:30 horas y estará presidida por el obispo, Bernardo Álvarez. Asimismo, a las 18:00 h, tendrá lugar otra Eucaristía presidida por el Vicario General, Domingo Navarro.

 

La iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia, en el Puerto de la Cruz ya cuenta con los retablos de la Virgen del Carmen y el Sagrado Corazón de Jesús completamente restaurados.

 

El Salón Noble del Ayuntamiento de La Orotava ha acogido la asamblea general extraordinaria de la Asociación ’Don Víctor’, una entidad que trabaja por la dinamización de las asociaciones vecinales y que lleva el nombre del sacerdote Víctor Rodríguez, quien trabajó de forma incansable por sacar a las medianías del Valle del atraso y el subdesarrollo en que se encontraban. La iniciativa, que también incluyó una eucaristía en su memoria, se inscribió en la conmemoración del 30 aniversario de la reivindicativa ’Manifestación de las velas’, la célebre protesta vecinal en demanda de infraestructuras básicas.

 

El ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma está elaborando un protocolo de actuación para el tratamiento de los documentos del Patronato Municipal de la Bajada de La Virgen, con la finalidad de que sea puesto en práctica a partir de las próximas Fiestas Lustrales del año 2010 y en ediciones sucesivas. 

 

La asociación de belenistas de La Palma organiza este sábado, 29 de noviembre,  a las 20 horas, en el santuario de Las Nieves el Pregón insular de Navidad. El mismo correrá a cargo de Anelio Rodríguez. Al término del mencionado pregón, habrá un concierto de Lo Divino.

 

El ayuntamiento de Arona rehabilitará El Calvario, ubicado en el casco del municipio gracias a una subvención para el programa de mejora de la calidad de vida de las zonas rurales de Canarias.

 

 Recientemente, ha tenido lugar una reunión en La Laguna entre los equipos directivos de Cáritas Tenerife y de Caritas de la Diócesis Canariense para compartir experiencias para seguir trabajando en favor de los más débiles.
  

Stella Maris ha sido reconocida con el Premio “Puerto de Tenerife”. El acto de entrega de dicho galardón tendrá lugar el viernes 28 de noviembre, en el jardín del Edificio de la Junta del Puerto, a las 12:00 horas. Con anterioridad, a las 11.30 horas, tendrá lugar el descubrimiento del busto de Cándido García Sanjuán. Finalizado el acto se servirá un "cocktel".

 

Continua la programación de la XXIII Semana de Teología que se está llevando a cabo en el Instituto Superior de Teología bajo el título “La Revelación de Dios: De la Dei Verbum al Sínodo de la Palabra”. El jueves 27 de noviembre, a las 20:30 horas se desarrollará la ponencia: “La Palabra de Dios en el quehacer teológico post-conciliar” a cargo del Doctor en Biblia, Pedro Raúl Anaya.

El Aula Padre Torres Padilla, vinculada con el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC), ha celebrado dos conferencias dentro del Curso de Formación de Agentes de Pastoral. La primera de ellas trató sobre ‘Palabras y Vida: Fundamentos Bíblicos en el Ordenamiento Canónico de la Iglesia’ y corrió a cargo de Víctor Álvarez Torres, profesor del Instituto Superior de Teología de las Isla Canarias y Notario de la Vicaría de la Diócesis de Tenerife. La segunda llevó por título ‘De la Dei Verbum al Sínodo de la Palabra’ y fue realizada por Florentino Martín del Blanco, profesor también del mencionado Instituto.

 

Sor Anastasia Sánchez Sánchez, ha fallecido a los 97 años de edad. Sor Anastasia, natural de Las Palmas, ingresó en el Convento de Las Claras, en La Laguna, cuando tenía 16 años. Según su abadesa era una mujer muy dulce y con una vida espiritual muy fuerte. Sor Anastasia fue, además, durante muchos años, la organista del convento.

 

Carmen María, natural de La Orotava, la cual lleva ocho años en el convento de Garachico, realizó su profesión perpetua el pasado domingo, 23 de noviembre.

 

Cáritas Arciprestal de Icod de los Vinos organiza el concierto de la Hermana Glenda, que será el próximo domingo 30 de noviembre de 2008 a las 7 de la tarde en el pabellón municipal de Icod de los Vinos "José Leonardo Rodríguez García". El concierto será a beneficio de la Casa de Acogida "Jesús de Nazaret". 

 

El 25 de noviembre, en La Palma, tendrá lugar una nueva permanente del Consejo Arciprestal de Pastoral. Cuatro días más tarde, de 16:00 a 19:00 horas, se desarrollará un retiro de Adviento en la casa de ejercicios de Las Nieves.

 

Esta edición de la escuela de Cáritas desarrollada bajo el lema “sin ti no somos nada” contó, entre otros, con la presencia del obispo de Mauritania, Martin Happe, el cual, además, se reunió con una representación de los menores mauritanos acogidos en el centro de La Esperanza. Los jóvenes inmigrantes le solicitaron ayuda y le manifestaron su preocupación por estar sin la documentación necesaria para poder trabajar cuando cumplan los 18 años.  

 

El grupo “Campos Viejos” de Cáritas juvenil de El Pinar, puso su grano de arena al desarrollo de la XII escuela de formación social de Cáritas Diocesana interpretando, ante más de trescientas personas, la obra de teatro “La sopa de piedras”. La misma es una invitación a imaginar y apostar por un mundo mejor con la convicción de que otro estilo de vida es posible.

 

Cáritas ha advertido del aumento de la pobreza y de la merma de sus recursos en la isla de La Palma. Atender las necesidades de las familias más pobres de esta isla es un objetivo cada vez más difícil ya que en los últimos meses se han incrementado considerablemente el número de personas con emergencias económicas que tocan a su puerta pidiendo ayuda. Paralelamente, también se constata un descenso en su única fuente de ingresos para facilitar la compra de alimentos o el pago del alquiler a los más necesitados: los donativos y las aportaciones a través de colectas entre la población van menguando progresivamente.

 

Bajo el lema ’No tener hogar significa mucho más que estar sin techo’, Cáritas desarrolló el Día de los Sin Techo 2008, con una jornada de sensibilización, información y asesoramiento sobre esta problemática a través de sus proyectos.

 

En un reportaje publicado por ABC el domingo, 23 de noviembre, se constata que Canarias es la cuarta comunidad autónoma con mayor índice de pobreza del Estado. Cáritas atiende a más de 700 personas que viven en las calles del archipiélago. 

 

El ex convento franciscano ha acogido la presentación de la obra La iglesia de San Francisco de Santa Cruz de La Palma. Restauración monumental y contexto urbano en el siglo XX, realizada por el historiador palmero Facundo Daranas. El libro se presentó en el contexto de la celebración del V centenario de la fundación del Real Convento de la Inmaculada Concepción.

 

La imagen de la Virgen de Nuestra Señora de Guadalupe realizó una visita al Hospital de La Gomera.  

 

Esta semana, los vicarios generales, Domingo Navarro y Antonio Pérez, se reunieron con los sacerdotes de servicio en La Palma a fin de exponer la evaluación pastoral de este decenio trascurrido desde la finalización  del Sínodo. Otro tanto se realizó en el arciprestazgo de Taco y, próximamente, en la Orotava.

 

La Virgen de Candelaria visitará el próximo 9 de mayo La Laguna. El superior de la Basílica de la Patrona de Canarias, Jesús Mendoza, ha señalado que en esta visita pide a la Virgen que sea “fuerza de la esperanza y guía de la fe”. La visita de la Patrona de Canarias coincidirá con el acabado de las obras de restauración del Obispado.

 

La parroquia de La Concepción, en La Orotava se prepara para celebrar la fiesta de La Inmaculada que tendrá lugar el próximo 8 de diciembre. Tanto la víspera de la festividad como el propio día de La Inmaculada serán transmitidos por Televisión Española (TV2). Los horarios de las celebraciones quedan de la siguiente forma: Domingo 7, a las 9:30, en la parroquia de La Concepción y a las 20:30 h. tendrá lugar una vigilia en la parroquia de Santo Domingo. Por otro lado, la celebración eucarística del lunes, 8 será también a las 9:30 horas y estará presidida por el obispo, Bernardo Álvarez. Asimismo, a las 18:00 h, tendrá lugar otra Eucaristía presidida por el Vicario General, Domingo Navarro.
 

La iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia, en el Puerto de la Cruz ya cuenta con los retablos de la Virgen del Carmen y el Sagrado Corazón de Jesús completamente restaurados.

 

El Salón Noble del Ayuntamiento de La Orotava ha acogido la asamblea general extraordinaria de la Asociación ’Don Víctor’, una entidad que trabaja por la dinamización de las asociaciones vecinales y que lleva el nombre del sacerdote Víctor Rodríguez, quien trabajó de forma incansable por sacar a las medianías del Valle del atraso y el subdesarrollo en que se encontraban. La iniciativa, que también incluyó una eucaristía en su memoria, se inscribió en la conmemoración del 30 aniversario de la reivindicativa ’Manifestación de las velas’, la célebre protesta vecinal en demanda de infraestructuras básicas.

 

El ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma está elaborando un protocolo de actuación para el tratamiento de los documentos del Patronato Municipal de la Bajada de La Virgen, con la finalidad de que sea puesto en práctica a partir de las próximas Fiestas Lustrales del año 2010 y en ediciones sucesivas. 

 

La asociación de belenistas de La Palma organiza este sábado, 29 de noviembre,  a las 20 horas, en el santuario de Las Nieves el Pregón insular de Navidad. El mismo correrá a cargo de Anelio Rodríguez. Al término del mencionado pregón, habrá un concierto de Lo Divino.

 

El ayuntamiento de Arona rehabilitará El Calvario, ubicado en el casco del municipio gracias a una subvención para el programa de mejora de la calidad de vida de las zonas rurales de Canarias.

 

 

 


Jueves, 27 de noviembre de 2008

 Día 23 San Felipe Benito

Información sobre el Siervo de Dios Manuel Aparici enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus.

       
APÓSTOL CON VOCACIÓN DE CRUCIFICADO. Ejercicios Espirituales de 1961. Parte II

 

         Meditación 1ª:      Llamamiento de Cristo

 

         Punto 1º:  «Ecce Rex vester».

 

         «¿Quién es éste que viene de Edón y de Bosra con los vestidos teñidos? Está hermoso con su librea. Yo soy el que hablo justicia y el que lucho por salvaros. Estaba su vestidura salpicada con sangre y su nombre es Verbo de Dios.

         »Cristo no me engaña. Me lo presenta el Espíritu Santo por boca de Pilatos, tal como Él quiere que le siga en esta vida: Coronado de espinas, de incomprensio­nes y contradicciones, maceradas mis carnes por la penitencia, libremente buscadas o gozosa y amorosamente aceptadas, revestido del manto de las injurias, las humillaciones y los menosprecios, y las manos atadas por la mansedumbre, despojado hasta de sus vestiduras.

         »Ciertamente que está hermoso con su librea (forma servi accipiens, dice el Apóstol) el único que habla de justicia, y está así porque lucha por salvarme, echó sobre sí todos mis pecados y por eso fue coronado de espinas, azotado, escupido, injuriado, condenado a muerte y murió en cruz. Están sus vestiduras, su Sacratísima Humanidad salpicada de sangre, pero su nombre es Verbo de Dios.

         »¿Y qué me pide?: “Vado ad Patrem”, “sequere me” “abneget semetipsum, tollet crucem suam et sequatur me”.

         »Que trabaje con Él, nunca solo (mi yugo es suave y ligero el peso mío) y que le siga en la pena, para que siguiéndole en la pena le siga también en la gloria.

         »Ciertamente que apenas si es posible seguirle en la pena. Porque mis sufrimientos, los que sufrí y los que su amor me depare, estuvieron en Él antes como en la Cabeza, y como cuando yo los sufra volverá a sufrirlos Él en su miembro, pues yo ya no sufro, pues de tal forma por haberlos tomado Él, por purísimo y ardientísimo amor hacia mí, ha convertido nuestros sufrimientos, los suyos en mí y los míos en Él, en nuncio de su amor que sobreabundó en gozo en todas mis tribulaciones.

         »Ecce Rex vester. ¿Qué voy a decir, lo que los judíos? No lo permita Dios. Reina totalmente en mí: con tu pobreza, con tus injurias, con tus penitencias, con tu mansedumbre, con tu soledad, abandono y desnudez de la cruz.

         »Como la gracia de Jesús me hizo formular, saboreándola gozosamente, la oblación de mayor estima y momento, que dice San Ignacio.

         »Eterno Señor de todas las cosas (Señor si soy puro beneficio de tu amor inefable y no sólo yo sino cuantas criaturas pongas en mi camino para conducirme hacia ti) yo hago mi oblación con vuestro favor y ayuda (qué ciertísimo estoy, Jesús mío, de que tu amor y tu gracia me han traído a Ejercicios y precisamente a esta contemplación de tu amoroso llamamiento, como también sé que estás en este Sagrario primariamente por mí y para mí, por mí, para certificarme tu ayuda omnipotente), por eso digo: Yo hago mi oblación con vuestro favor y ayuda, delante de vuestra infinita bondad (como Señor, poniéndome tú ante los ojos de mi alma esa adorable bondad tuya con que me amaste antes que el mundo fuese, eligiéndome en tu Hijo, para ser santo e inmaculado en su presencia por la caridad, y aún conociendo, como conocías desde toda eternidad, todas mis traiciones, ofensas, pecados y miserias, y a pesar de eso me amaste, me esperaste, me estás amando desde la diestra del Padre y desde el Sagrario, y le dijiste a tu Madre: “Ecce filius tuus”, y a tus santos y santas, es mi amado sacerdote, interceded por él), cómo Señor delante de tu infinita bondad, podré decir otra cosa que quiero y deseo y es mi determinación deliberada, solo que sea vuestra mayor gloria y alabanza, de imitaros en pasar todas injurias y todo vituperio y toda pobreza, así actual como espiritual, queriéndome vuestra santísima majestad elegir y recibir en tal vida y estado».

 

         Meditación 2ª:      Contemplación de la Encarnación

 

         Misterio de pureza, humildad y unión con Dios.

 

         «Pureza: Hijo de Padre Virgen exige Madre Virgen, Virgen, que elegida para Madre de Dios, les ruega que pues está con ella, y todas las cosas le son posibles, le conceda también la virginidad.

         »Humildad: Cum forma Dei esset ... exinanivit forman servi accipiens.

         »Ecce ancillae Domini.

         »Unión con Dios: Et Verbum caro factum est, Fiat mihi secundum Verbum tuum.

         »Propiamente la Encarnación es un mar sin orillas y sin fondo de maravillas divinas.

         »La Trinidad Santísima ve lo mal que ha de corresponder la humanidad hasta el fin de los tiempos y, sin embargo, acuerda la Encarnación redentora. El Padre da a su Hijo, el Hijo se anonada tomando forma de siervo y el Espíritu Santo forma la Sacratísima Humanidad en las entrañas purísimas de María. Y todo esto por mí. Tomó lo mío para quitarme mis males y me dio lo suyo para hacerme partícipe de sus bienes.

         »Mas la Encarnación exige: Consagración a Dios; eso significaba el voto virginal de María, (ilegible) en puro y exclusivo servicio de su Dios, amando por los que no amaban y ofreciéndose en oblación de oración y penitencia por los impíos e impenitentes.

         »Exige no conducirse por la razón y voluntad inferior “quoniam virum non cognocio”.

         »Y después “Virtus Altissimis obumbrabbit tibi”. Las sombras de la fe.

         »Y “fiat mihi secundum verbum tuum” pues “ecce ancilla domini”.

         »Hice los coloquios con las tres divinas Personas, con la Humanidad Sacratísima y con María.

         »El ángel fue a María. No cuando estaba en la diversión, ni siquiera en el trabajo, sino en la oración».

 

         Meditación 3ª:      El nacimiento

 

         Misterio de Providencia. Pobreza, humillación y mortificación en grado heroico.

 

         «La gruta de Belén ya no es pobreza, es miseria. El eterno Señor de todas las cosas no encuentra para nacer más que una pobre y sucia guarida de animales. Digo mal no es que no encuentre, es que elige.

         »Reclinado en un pesebre ¿por qué si todos los recién nacidos se reclinan en los brazos de su madre? Por manifestarme su sed de padecer por mí para salvarme.

         »Pero la gruta estaba apartada del bullicio de la ciudad; en el mesón no quiso nacer. En las almas mesón que tiene toda clase de aficiones trajinantes Cristo no nace».

De la adoración de los pastores cinco puntos.

 

         «1.    Fueron los ángeles, a los que estaban en las proximidades de la pobreza de la gruta, vigilando de noche sobre su grey.

         »2.    Nueva de grandísimo gozo.

         »3.    Pero para conocerla hay que ir a la gruta donde Dios está bajo signos de fe: Niño, envuelto en pañales, reclinado en pesebre.

         »4.    Sino alentados para ir por el cántico angélico gloria a Dios. Nada manifiesta tanto la caridad de Dios como en nacer en cruz de pobreza de gruta de Belén. Ni nada debe dar tanta paz a mi alma como la buena voluntad que Dios me manifiesta naciendo para salvarme, y

         »5.    Los pastores fueron de prisa y con alegría al encuentro de Jesús en suma pobreza, humillación y mortificación.

         »¡¡Imitarles!!».


         Día 24 San Bartolomé. 4º día de Ejercicios.

 

         Meditación 1ª:      Adoración de los magos. Vocación a la fe de la gentilidad.

 

         Modelo de fidelidad a los llamamientos de la gracia.

 

         «“¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos, porque vimos su estrella en el oriente y venimos”.

         »Porque vieron la estrella, sin duda porque observaban las estrellas: Vivir de noche mirando al cielo y esperando la luz de una estrella.

         »Eran gentiles, pero tenían ansias del Mesías; conocerían las Escrituras y la profecía sobre la estrella de la casa de Jacob.

         »Vivir de noche significa vivir de fe, no por el sentido.

         »Vieron la estrella, oyeron el llamamiento exterior y se pusieron en camino, tuvieron que dejar muchas cosas: familia, bienes, comodidades, y cuando ya llevaban largos meses de camino se les obscurece la estrella y entonces van a preguntar a la Autoridad, sin temores y respetos humanos; les dicen que en Belén y siguen inmediatamente y encontraron al Niño con María su Madre y entrando en la casa postrándose le adoraron y le ofrecieron sus dones: el oro de su fe, el incienso de su oración y la mirra de su mortificación.

         »Et reversi sunt per aliam viam.

         »Siempre que el alma se encuentra con Jesús y le ofrece su oro, la fe, por la cual pone todas las cosas en sus manos para tomarlas, usarlas o dejarlas según la voluntad de Jesús; el incienso de su oración, ese amor por el cual y con el cual le busca en todas las cosas para adorarle por su infinita bondad y darle gracias porque condesciende a manifestarla; y la mirra de su mortificación por la cual busca identificarse al Amado para completar en su carne lo que le falta a su pasión por el cuerpo de Él, que son sus miembros, el alma necesariamente emprende otro camino que le aleja del príncipe de este mundo que, como Herodes, no quiere sino matar la vida de Jesús en el alma.

         »Todas las vidas cristianas sinceras tienen semejanza con este caminar de los Magos.

         »Mi estrella fue aquella mirada tuya con que me amaste la primera vez que te encontré, y te encontré porque tú saliste a buscarme como al jovencito de Naín y como a él me dijiste: “jovencito, yo te lo mando levántate y anda” y al decírmelo me miraste, ¡con tal amor!

         »¡Dios mío y Señor mío! que desde entonces tengo clavada tu mirada en lo más hondo de mi alma. Y ella ha sido mi estrella, mi espuela, mi gozo, mi cruz; por ella recorrí muchos caminos de mi Patria para pedirles a tus jóvenes que levantaran los ojos de su alma a tu mirada divina para que vieran en ella el amor que les tienes y me ayudaran a amarte.

         »Tu mirada me llevó muchas veces a Ejercicios para rogarte que me vencieras y me transformaras y me hicieras fiel para no ser humedad de lágrimas en tus ojos divinos al verme tan ingrato a tu amor».

 

         Meditación 3ª:      Vida oculta

 

         Presupuesto: Principio teológico fundamental en el tratado del Verbo encarnado. Lo que no está asumido no está redimido.

 

         «Si el Verbo se hizo carne para redimir y santificar a todos los hombres; en su vida mortal tenía que asumir, a través de su humanidad, todo lo humano, menos el pecado incompatible con la divinidad, pero sí los castigos y penas del pecado compatibles con la divinidad.

         »Así, pues, Jesús en Nazaret asumió lo anónimo, lo gris, lo común, lo vulgar de la vida del hombre que vive conforme a su naturaleza rectamente considerada (criatura, ser contingente que depende y necesita de Dios y por lo cual con arreglo a la recta razón debe someterse a Dios: Obediencia, oración, trabajo y vida de familia y relación con sus convecinos; todo esto lo asumió Jesús por amor al Padre en el que nos amó y para redimirnos y santificarnos siendo causa ejemplar de santidad, o sea unión con Dios por el amor) y meritoria de la gracia que necesitamos para que su vida se reproduzca y crezca en nosotros hasta que se manifieste en su carne mortal.

         »Así, el misterio de la vida oculta de Jesús en Nazaret desborda Nazaret y llena los siglos y la historia, pues así como sólo la fe nos descubre al Hijo de Dios en el artesano de Nazaret, sólo la fe puede descubrirme a Jesús, Hijo de Dios, en la Eucaristía, en mi superior, en mi prójimo y en mí mismo si por su misericordia estoy en su gracia o en mí crucificado si por desgracia estoy en pecado.

         »Y Jesús, crecía en edad, sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres.

         »Así también debo dejarle crecer en mí, ante todo delante de Dios, buscando lo que agrada a Dios, aunque no agrade a los hombres, incluso a los que se llaman de Dios, y aún a los que le representan, aunque en este caso de mi conducta deberá estar refrendada previamente por mis superiores legítimos de fuero externo (mi Obispo) e interno (mi director espiritual).

         »El misterio de la vida oculta de Jesús se renovará en mí. Si vivo en perfecta obediencia a su voluntad santísima, estaré muerto con Cristo (pues por amor suyo habré muerto a toda motivación meramente humana) y mi vida estará oculta con Jesucristo en Dios.

         »Jesús me llama desde ese misterio a una inmolación total y perfecta de mi voluntad en el altar de un Corazón amorosísimo».

 

         Día 25 Santa Micaela y San Luís

 

         Meditación 1ª:      Las dos banderas

 

         Petición: Conocimiento de los engaños del mal caudillo y ayuda para de ellos me guardar; conocimiento de la vida verdadera que enseña Cristo y gracia imitarle.

 

         «Cuando hay inquietud sin paz (como si se asentase) se quiere poner cátedra, se tiene obscuridades y confusiones y fuego de ira; malo, ahí está Lucifer.

         »Codicia de riquezas. Las disfrazará de cualquier manera, incluso bajo pretexto de gloria de Dios.

         »Vano hacer del mundo; aplauso de los mundanos (ojo).

         »Cristo. Lugar humilde a todos accesible: En el Sagrario; en mi propia alma en cuanto me vuelvo a Él arrepentido, ya está Él amoroso.

         »Elige y escoge, y a los siervos les hace amigos: “jam non dicam vos servos, sed amicos”; y los envía, pero análogamente a como el Padre le envió a Él, yendo  en ellos por la gracia “ha de trabajar conmigo” “mi yugo suave …” que a todos quieran ayudar en traer primero suma pobreza espiritual, despojo total del alma, y las otras cosas sobre la faz de la tierra han sido creadas –son criaturas– luego no son mías, son de Dios y he de ponerlas en sus manos y recibirlas de El como signo de amor, cada vez que las use para honor conforme a su voluntad.

         »Deseo de oprobios y menosprecios, no por sí mismos, ni tampoco porque me descubran el amor de Dios, que esto sería buscar los consuelos de Dios, sino también en suma pobreza espiritual: Porque le agrada a Dios que yo los abrace.

         »Y crecida humildad.

         »Virgen Santísima, alcánzame gracia de tu Hijo para que sea recibido debajo de su bandera.

         »Oh Jesús amigo fiel, puesto que sabes cuan preciosa me es esta gracia y me amas fidelísimamente, concédemela.

         »¡Oh Padre amorosísimo! Ya que por mí entregaste a tu Hijo y me elegiste para que fuera conforme a su divina imagen, concédeme la gracia de ser admitido bajo su bandera».

 

         Meditación 2ª:      Los tres binarios

 

         Composición.

 

         «Verme a mí mismo, como estoy delante de Dios nuestro Señor y de todos  sus santos, para desear y conocer lo que era más grato a su divina bondad.

         »Esto es importante: no fomentar más deseo que el agradar a Dios; que las complacencias de Dios sean el norte de mi vida, mi estrella de Belén; después será pedir conocimiento de lo que más le agrada y gracia para elegirlo.

         »Así, pues, hay que trabajar por poner al alma en la disposición del tercer binario: dejarlo todo al afecto, ponerlo todo en manos de Dios, no desear más que su gloria y su divina complacencia, aunque ésta sólo la conozca en fe desnuda y árida.

         »Esto me obliga a una revisión total de mi vida.

         »Vaciar el entendimiento con la fe, la memoria con la esperanza y la voluntad con el exclusivo amor de Dios y lo amado de Dios porque Dios lo ama y como Dios lo ama».


         Día 25

 

         Meditación 3ª:      Bautismo de Jesús y subsiguiente penitencia en el desierto

 

         Punto 1º:    Salida de Nazaret y despedida de su Madre. Deja su casa, pobre, pero suya; para no tener donde reclinar la cabeza.

 

         «Deja a su madre viuda.

         »Y todo esto lo deja por mí, pecador.

         »¿Qué lleva? ¿La ciencia de las Academias? ¿Los métodos y técnicas de los rabinos? ¿La influencia política de los Tetrarcas? ¿El poder y la fuerza de los Pretores y sus legiones? No. Su pobreza total y su amor total al Padre “y dijo al entrar en el mundo: he venido, Dios mío, a hacer tu voluntad”».

 

         Punto 2º:    Bautismo en el Jordán.

 

         «“Hostiam et oblationem noluisti: corpus autem aptasti mihi”.

         »Jesucristo va al Jordán en busca del bautismo de penitencia, va a manifestarse como penitente, se entremezcla con los pecadores (pero ¡ojo!, no cuando van a pecar, sino cuando van a hacer penitencia), para iniciar una vida pública de penitencia que comenzará en el Jordán y físicamente terminará en la cruz. Jesucristo toma sobre sí la penitencia que exigían nuestros pecados. No destaca su Personalidad divina, sino que la obscurece y humilla bajo el aspecto de público pecador ya que públicamente va a recibir el bautismo de Juan. Este intenta resistirse diciéndole “si yo debo ser bautizado por ti” y Jesucristo le contesta “deja que cumplamos toda justicia”, porque esa era la voluntad del Padre.

         »Y a la humillación pública sigue la exaltación pública; tan pronto es bautizado se manifiesta que la plenitud del Espíritu Santo mora en Él y el Padre proclama: “Este es el Hijo muy amado en el que he puesto todas mis complacencias”. Y el Bautista dirá: “Ecce Agnus Dei qui tollit peccata mundi”.

         »¿Qué lecciones me ofrece Jesús?

         »1ª.   Que no hay posibilidad de vida apostólica sin pleno espíritu de penitencia, acompañado de mortificaciones y humillaciones reales para que ese espíritu, que consistirá en total conversión a Dios de tal forma que sólo la voluntad divina sea la regla del obrar, no quede en puro sentimentalismo.

         »2ª.   Que para quitar los pecados del mundo, y especialmente de las almas que nos son confiadas, no basta con ser inocente, hace falta hacer penitencia por los pecados de las almas, pues la santidad es sí unión con Dios por el amor pero a través de su Cristo penitente y paciente desde el pesebre hasta la cruz.

         »Algo así viene a significar la liturgia de la ordenación de presbítero.

         »Preguntará el Obispo al Arcediano: “¿Sabes si son dignos, es decir: son inocentes, son Cordero de Dios”. Sí, en cuanto la humana fragilidad lo consiente. Y entonces se postrarán en el suelo, significando su muerte penitencial por los pecadores en comunión con todos los santos que murieron para que a través de su muerte, que fue consepultada con la de Cristo, nos llegara la vida resucitada de Él.

         »Y así como en el Jordán, tan pronto se bautizó Cristo, se abrieron los cielos y suena la voz del Padre y se manifiesta al Espíritu Santo, así en la ordenación se canta el Veni Creator y las manos del Obispo y del presbítero que significan las de Jesucristo alumbran la nueva criatura, el alter Christus, el sacerdote católico, a quien el carácter sacerdotal configura de tal forma a Cristo Sacerdote que por parte del Padre y del Espíritu estará siempre augurándole la plenitud relativa del Espíritu y las complacencias del Padre».

 

         Punto 3º.     Tunc Jesus ductos est in desertum a Spiritu ut tentaretur diabolo.

 

         «¿Qué hace Jesús después de su bautismo y de aquella Teofanía que le exalta?

         »¿Irse a presumir entre los hombres?

         »No; irse al desierto. ¿Sólo a que le tentara el diablo? Tampoco. Este le tentó después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches. Y la contestación a la primera tentación casi nos dice lo que hizo Jesús: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

         »Durante cuarenta días y cuarenta noches paréceme a mí que Jesús se nutre tan solo de aquellas palabras del Jordán: “Este es mi Hijo muy amado a quien tengo todas mis complacencias”.

         »Porque esta es la fuerza invencible del apóstol: “Las complacencias de Dios puestas en él”. Duro, durísimo es el camino del calvario, cuando ese calvario es de todos los días y todas las horas; sólo cuando el alma se ha vaciado de todo otro amor que el de las complacencias divinas, aunque estas complacencias aparezcan y se manifiesta a la criatura como el tedio, la desolación, la agonía de Getsemaní y del Calvario.

         »Y en el rechazar las tentaciones también el Señor me enseña a acudir a la razón superior, a lo que agrada a Dios».

 

         Meditación 4ª:      Cenáculo

 

               “Desiderio desideravi”.

 

         «Eternamente deseaste, Señor, hacernos este bien maravilloso del Cenáculo.

         »Tu Eucaristía es lo que más aparece en figura en el Antiguo Testamento: Sacrificio de Abel, de Melquisedec, comida misteriosa que alcanza para Jacob, bajo el ropaje de Esaú, la bendición de su padre, el Cordero pascual, el maná, el pan cocido al rescoldo visto en sueños por Gedeón que destroza a los madianistas, el pan que hace caminar cuarenta días y cuarenta años al profeta Elías y permanecer en oración otros cuarenta días en el monte Horeb, el pan que le lleva Habacuc a Daniel en la cueva de los leones.

         »Y quieres nacer en Belén (casa del Pan) y dos veces multiplicas los panes y los peces en tus manos. Con deseo has deseado comer con nosotros y ... ¿cómo acuden tus fieles a satisfacer tus deseos? ¿Y nosotros, tus sacerdotes? ¿Acaso la Santa Misa es el deseo de nuestros deseos? Tú deseoso de comunicar con nosotros en la Santa Misa y cuantas veces, Dios mío, nosotros celebramos la Santa Misa semiausentes del altar ...

         »Desiderio desideravi, y tu mirada hambrienta de almas que te comulguen va recorriendo edades, condiciones sociales, pueblos, naciones, razas ...  y ¡qué tristeza Dios mío! ¿Qué pocos te comulgan!, si tan siquiera yo te los llevara en mis penitencias a la Santa Misa para que mi vivir penitente perdido en ti, como el agua se pierde en el vino, y ofrecido por ti, y con el tuyo y de toda la Iglesia al Padre, hiciera que el Padre te los atrajera para satisfacer tu hambre y tu sed».

 

               “Se levantó de la mesa, se quitó sus vestidos, se ciñó un lienzo, tomó un lebrillo con agua y se puso a lavar los pies a sus discípulos”. “Cum forma Dei esset ...  exinanivit forman servi accipiens”.

 

         «Hoc facite in meam commemorationem.

         »Quien a vosotros recibe a mí recibe.

         »Cuando lo hicisteis con uno de mis pequeños hermanos conmigo lo hicisteis.

         “Señor tú a mis pies rogándome que me deje lavar de ti”. Sí, Jesús humillado, vestido de especies sacramentales en este Sagrario, para lavarme de desconfianzas y temores, pues estás ahí para ayudarme y eres omnipotente y has dicho pedid y recibiréis y me has traído tú para que te pida y te pido que me identifiques contigo, ¡cómo no me lo vas a conceder!

         »Vestido de mi hermano Gálvez para ayudarme y orientarme, de tu seminarista Cubero para servirme, de las monjitas para preparar mi comida, de esos millones y millones de hombres que no te comulgan y de los que tienes hambre para urgirme a la entrega total a tu voluntad santa».

 

               “Pridie quam pateretur accepit panem in sanctas ac venerabiles manus suas et elevatis oculis in coelum ad te Deum Patrem suum omnipotente tibi gratias agens: benedixit, fregit, deditque discipulis suis dicens: Accipite et manducate ex hoc omnes” “Hoc este enim corpus deum”.

 

         «¡Señor, y sabiendo de mis inapetencias y sacrilegios sin cuenta y traiciones y deserciones e indiferencias, instituiste sacrificio eucarístico y sacerdocio …!

         »¿Por qué, Jesús? ¿Por qué? ¿No éramos masa de perdición, montón monstruoso de pecados que causaban pavor?, pero levantaste tus ojos al Padre desde el momento de la Encarnación y viste un tal amor en el Padre hacia nosotros que puso tu Corazón en apreturas de ansias de declarárnoslo con la máxima de su prueba de amor que es dar la vida por el amado».

 

         Día 26. San Zeferino Papa. 7º de Ejercicios<


Publicado por verdenaranja @ 23:12  | Espiritualidad
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Información sobre el Siervo de Dios Manuel Aparici enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus.


MANUEL APARICI: APÓSTOL CON VOCACIÓN DE CRUCIFICADO

De su Diario es lo que sigue. Se refiere a los Ejercicios Espirituales que hizo en 1961 (Parte I)

 

         «Últimos minutos del día 19 de agosto de 1961, en cuyo día la gracia del Amado me trae al Seminario Conciliar para hacer los santos Ejercicios.

         »¡Qué inefable tu caridad, amoroso Jesús! A pesar de todas mis traiciones, infidelidades y regateos me traes a esta intimidad contigo.

         »¡Qué acariciadora tu acogida a través de superiores y seminarista (Cubero) encargado de atenderme!; y desde mañana estarás en el Sagrario del Seminario Menor, ¡por mí y ¡para mí!

         »Ejercicios Espirituales para ordenar mi vida sin determinarme por afección alguna que desordenada sea.

         »Yo no sé que has hecho en mí, Cristo amado, que ya no puedo ser feliz si tú no estás contento de mis obras. Y como las veo tan ruines, me da pena porque temo que fueran causa de tus tristezas en Getsemaní.

         »Tú me has traído porque quieres hacer algo grande en mi alma: hazlo, amado Jesús, para que en adelante viva según los deseos de tu amorosísimo Corazón.

         »Consideración preparatoria.

         »Me has retirado tú, a mí y aquí.

         »Tú, que me has amado eternamente (ante mundi constitutionem), que te hiciste hombre por mí, que te entregaste a muerte de cruz por mí, que todos los días por mis manos ungidas por ti renuevas tu donación sacrificial de la cruz, como máxima prueba de amor, por mí y por todos.

         »Tú que eres omnipotente: “Data est mihi omni potestas et in terra et in coelis”.

         »¡Me has retirado a mí! A mí, criatura tuya mísera, ruin y vil por mis pecados; pero que no puedo vivir sin ti, porque tú eres mi vida y vivir sin ti es muerte. A mí que te deseo, que estoy sediento de amarte con obras y verdad.

         »Y ¡Aquí! En tu Seminario, donde están todas las complacencias de tu Corazón bendito; aquí donde derramaste gracias inmensas e innumerables para formarme sacerdote tuyo y donde permaneciste 34.680 horas en el Sagrario, por mí, durante los seis cursos de mi internado en el Seminario para recibir la ordenación sacerdotal.

 

         Meditación 1ª:      El hombre es creado

 

         Examen.

 

         «Soy obra del amor de Dios. Como el amor ansía comunicar bienes al amado, Dios amantísimo recapituló en esta naturaleza humana, que me dio, todos los bienes que la largueza de su amor derramó en toda la creación; y no bastándole la elevó a desposarla eternamente con su Hijo y así darse a ella en cada hombre una vez que vivamos “in fide Filii Dei qui dilexit me et tradidit semetipsum pro me”.

         »Soy de Dios. Puro beneficio suyo. ¡Ayúdame, oh Dios mío, a no usar jamás este ser que me das incesantemente contra tu voluntad santísima!».

 

         Meditación 2ª:      Para alabar, hacer reverencia y servir a Dios Nuestro Señor y

         mediante esto salvar su alma

 

         Examen.

 

         «Dios mío, ¿qué es para ti mi alma, un alma, las almas?

         »La obra de tus complacencias divinas: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. “Y vio Dios que lo hecho era sumamente bueno”.

         »Creada para ser su amiga, la esposa de su Hijo, su propio templo!

         »¿En qué la valoras? “Qui etiam propio Filio non pepercit, sed pro nobis omnibus tradidit illum”.

         »“ … Cum diabolus jam misisset in cor ut traderet eum Judas Simmonis Iscariote, sciens quia omnia dedit et Pater in  manus et quoa a Deo exivir, et ad Deum vadit, surgit a coena et posuit vestimenta sua, et cum accepisset linteum, praecinxit se. Deinde mitet aquam in pelvim, et coepit lavare pedem discipulorum”.

         »¿Cuántos años, Señor, a mis pies suplicándome que me deje lavar por ti y sin entregarme de verdad y plena y totalmente al agua de tu gracia. Vestido de los jóvenes seglares que me confiaste, vestido de los jóvenes seminaristas con los que me hermanaste; vestido de mis hermanos sacerdotes a los que me agregaste ...  y desde todos ellos clamando ¡Sitio!

         »Últimamente clavaste en mi corazón aquellas tus palabras: “Abreme hermana mía, hermosa mía, que está mi cabeza cubierta de rocío y de escarcha de la noche mis cabellos”.

         »¡Creado hombre, cristiano y sacerdote para alabar, hacer reverencia y servir a Dios Nuestro Señor y salvar las almas ... ! ¡Y qué he hecho Dios mío! ¡Qué desinteresado he vivido en estos últimos tiempos!  Y ...  pese a eso, tu amor me trae y desde el Sagrario, vestido de las especies sacramentales me dice: “Si non lavero te non habebis partes mecum”».

 


         Meditación 3ª:      Y todas las otras cosas sobre la faz de la tierra han sido

         creadas para el hombre para que le ayuden a la consecución de su fin;

         de donde se sigue que tanto ha de usar de ellas cuanto le ayuden

         y tanto se ha de apartar cuanto le impiden.

 

         «1º    Han sido creadas. Son criaturas. Y son de Dios que las creó y las creó para su gloria.

         »Son criaturas: pura relación de dependencia de Dios; si veo esa relación, veo la verdad de la criatura, su realidad profunda y transcendente. No valen más que yo, ni yo más que ellas; también soy pura relación de dependencia de Dios.

         »Son de Dios: En todo momento y siempre; Dios no puede prescindir de su dominio, recaerían en la nada.

         »Y son para su gloria: Objeto de culto, consagradas por el mismo; y hay criaturas cosas y criaturas personas y están formadas de alma y cuerpo (criatura cosa).

         »Actitud: Respeto ante las criaturas cosas; no abusar de ellas

         »Veneración ante las criaturas almas: son templo del Dios vivo, custodias vivientes, amarlas en Dios y para Dios.

         »Dios me las entrega en usufructo. Usarlas como Él quiere.

         »2º    Para el hombre, para que le ayuden a la consecución de su fin.

         »Para mí. ¡Señor, cómo me persigue tu amor con la caricia incesante de tus criaturas!

         »Todas, todas fueron creadas para revelarme el amor de Dios y para que con su uso, de acuerdo con la voluntad de Dios, mi libertad proclamara su amor a Dios.

         »El pecado lo desquició todo, pero plugo al Padre recapitular todas las cosas en Cristo. Y así, todas, todas en Cristo, vuelven a declarar el amor del Padre, y todas, todas en Cristo, usándolas como Él, me servirán para amar al Padre “cum opera et veritate”.

         »3º    De donde se sigue que las criaturas no tienen más valor que su utilidad para glorificar a mi Amado. Concédeme, Señor, que use las criaturas sólo para amarte».

 

         Segundo día de Ejercicios. Santa Juana Francisca de Chantal.

         Lo que una mujer viuda pudo hacer con la ayuda de la gracia,

         ¿no lo podrá hacer un varón a quien Jesús hizo partícipe de su sacerdocio?

 

         Meditación 1ª:      Indiferencia y deseo de mayor gloria

 

         «Indiferencia

         »1º    No lo es para lo que de suyo glorifica y conduce a Dios.

         »2º    Tampoco para lo que de suyo aparta de Dios y le desagrada.

         »3º    Ni para lo mandado por Él.

         »4º    Ni para lo prohibido.

         »Tampoco es indiferencia para la voluntad inferior, ésta está sujeta a sus leyes.

         »Es indiferencia de la voluntad superior o racional iluminada por la fe.

         »Pero como no soy indiferente, he de hacerme, mortificando todo afecto desordenado.

         »Amar sólo a Dios y lo amado de Dios, como Dios lo ama y porque Él lo ama.

         »Vivir “in laudem gloriae gratiae ejes”.

         »Cuando sienta repugnancia por hacer algo que agrada a Dios, permítale (?) a Jesús, que repita en mí: “Para que conozca el mundo que yo amo al Padre, levantaos y vámonos de aquí”.

         »Hacer durante los Ejercicios un examen repaso sobre el motivo o motivos que me mueven a usar las criaturas que entran habitualmente en mi vida».

 

         Meditación 2ª:      De los pecados

 

         Examen de la meditación.

 

         «He tenido algunas distracciones y, sin embargo, he tenido profundo dolor y lágrimas de mis pecados y de todos los pecados que hieren al amor de Dios. Obra de su amor, para beneficio de su amor inefable, y, sin embargo, uso de mi mente, mi corazón, mis fuerzas, que  me da  Dios, que me está dando y de la criatura a la  que me apego –también don del amor de Dios– indebidamente despreciando la santísima voluntad de Dios, contra Dios mismo ...  ¡Qué terrible monstruosidad de ingratitud, traición y desamor!

         »Y Dios ¿qué hace? ¿Me aniquila, me anonada volviéndome al no ser? ¿Corta el hilo de mi vida dejándome caer en el infierno ...?

         »Esto es lo que me anonada y me hace caer a tus pies rindiéndote mi vida toda “qui cum forma Dei esset, non rapinam arbitratus est esse se aequalem Deo: sed semetipsum exinanivit formam servi accipiens, in similitudinem hominum factus, et habitu inventus ut unum. Humilliavit semetipsum factus est obediens usque ad mortem, mortem autem crucis” Ph. 2.5.

         »Ideo ingrediens mundum dixit.

         »Hostiam et oblationem noeuiti: corpus antem aptaste mihis: holocauata pro pecato non tibi placuerunt Tunc dixi: Ecce venio: in capite libri scriptum est de me: Ut faciam, Deus, voluntatem tuam.

         »El Verbo hecho carne para morir en cruz por mis pecados:

         »¡O altitude divitiarum sapientiae et scientiae Dei: jes incomprehensibilia sunt jesial jes, et investigabile viae jes!

         »¿Qué he hecho por Cristo? Tengo que reconocer que por tu infinita misericordia tu gracia desde hace 31 años ha tratado de que todo lo hiciera por ti. ¡Pero cuanta traición, infidelidad, regateo y entrega a medias …!  No; no puedo estar contento de lo que he hecho por ti habiéndolo hecho tan mal; sólo estoy contento de tu fidelidad infinita, de tu paciencia, de tu bondad para conmigo que, pese a tanto fallo, traición e ingratitud, me sigues amando con amor que me enloquece.

         »¿Qué hago por Cristo? Sí; amado Jesús, por ti, por no entristecerte más, porque no sigas “a la puerta de mi alma cubierta de rocío tu cabeza y de escarcha de la noche tus cabellos”, me he dejado traer de tu gracia a Ejercicios y bien sabes, Vida mía, mi amor, mi único y mi todo, que con toda mi alma te pido que me des gracia para no desperdiciar ni una sola de las gracias que quieres concederme en estos Ejercicios».

 

         Meditación 3ª:      Dolor y lágrimas de mis propios pecados

 

         Antes de mi primera conversión.

 

         «Dios mío ¡cuánta inmundicia y miseria! Apenas tenía fuerza para pecar y ya pecaba; usaba contra ti tus propios beneficios.

         »¡Cuánta rebeldía, cuánta impureza, cuánta malicia! ¡Siete años en pecado!

         »¡Et de stercore eriget pauperum!

         »A aquel estercolero de mis pecados juveniles descendió la gracia de tu mirada de misericordia ... Incansable luchaste para levantarme de todas mis recaídas. Después cuando vi arder tus templos materiales y escandalizados y arruinados los templos de las almas, me urgiste nuevamente: ¿Y tú que?, ¿con quien vas a estar?, amado mío, me decías ... Y entonces te ofrecí, movido de tu gracia, toda mi persona al trabajo de dar a conocer aquel amor con que me amabas ...

         »Me llegaste a confiar toda la juventud de mi Patria  y cuánta infidelidad y pequeñas traiciones, y hasta pecados mortales durante el tiempo en que me confiaste la Presidencia de la Juventud de Acción Católica!

         »Después el Seminario, el sacerdocio, la Consiliaría, la enfermedad y la jubilación.

         »¡Cómo he maltratado tu Corazón amorosísimo con mis regateos, egoísmos, pecados veniales deliberados y desinterés por tu sed!

         »¡Cuántas veces al rezar el Oficio Divino has querido despertar mi corazón diciéndome: “et in siti me potaverunt me aceto … ”!

         »¡Cuánto vinagre te he dado a beber en tu sed ...  y tú, con tu amor inalterable, viniendo a mis manos consagradas cada día y a este corazón tan frío en tu amor!

         »Me duele, ¡oh Padre amorosísimo!, el Corazón de vuestro Hijo maltratado por mis pecados, ofensas y negligencias.

         »¡Oh Corazón de Jesús lacerado por mis ingratitudes, traiciones e indiferencias! ten piedad de mí, perdóname y hazme arder en tu amor».

 

         Día 22. Festividad del Inmaculado Corazón de María

 

         «Madre Santísima, cuyo Corazón Inmaculado laceré con mis culpas, ten piedad de mí. Te consagro, Corazón amorosísimo de mi Madre divina, éste y todos los días de Ejercicios. Alcánzame gracia eficaz para que se den todos los frutos que tu Hijo ha soñado para mi alma».

 

         Meditación 1ª:      Repetición de los pecados

 

         El pecado en sí mismo.

 

         «Intenta herir a Dios.

         »El pecado es todo contra Dios. Contra su omnipotencia abusando de los mismos dones que nos hace contra Él; contra su sabiduría, justicia, providencia, omnipotencia, santidad, bondad y misericordia infinita.

         »Destruye en el alma el orden de la gracia, crucifica de nuevo al Hijo, arranca al alma del seno del Padre al que le introdujo el desposorio con Cristo y arroja al Espíritu Santo del templo vivo del alma.

         »El pecado en el hombre. Le priva de la gracia, de la caridad. Es un desgraciado que no puede amar. Conoce el bien y no puede hacerlo, es un pobre paralítico para los caminos del espíritu. Los hombres no son sus hermanos, sino enemigos que le disputan la felicidad que él pone en esas criaturas por cuya posesión despreció a Dios.

         »En la humanidad. Guerra, en cada clase, de clases, de naciones, de razas».

 

         El pecado en el sacerdote.

 

         «Es un enlace de Dios portador del mensaje de salvación, si deserta ... ¿cuántas almas se perderán?

         »Da la Vida como ministro de los sacramentos y está muerto.

         »Sacrificador. En gracia el se ha ofrecido en sacrificio a su Cristo para que renueve su sacrificio por su mediación. En pecado le enardece, ultraja y hiere en el sacrificio que hace por su mediación.

         »Predicador. Tener que hablar de amor, cuando el zahiere y desprecia.

         »Lux mundi. No hay tertium quid o edifica o escandaliza.

         »¡Qué terrible tortura pecar y pecar y celebrar y celebrar la Santa Misa, aunque no sea en pecado!  Pero  lo  terrible  es cuando ya no se quiera luchar y se entregue de lleno al pecado ...

         »Dios mío y ¿puede haber sacerdotes así? Y yo que decía amarte, ¿qué he hecho para ayudarte a arrancarlos al pecado para retornarlos a ti ...?

         »Pero todavía puede haber otra manera más sutil de estar en el pecado.

         »Cuando me ordenaste sacerdote fue para hacerme otro alter Christus Agnus Dei qui tollit peccata mundi. No basta, pues, con ser inocente, con no pecar, hace falta ser penitente para pagar por los pecados del mundo.

         »¿Qué he hecho yo de todo esto?».

 

         El pecado para el sacerdote.

 

         «Es gran estímulo para crucificarse con su Maestro para así corredimir con Él y raer el pecado del mundo.

         »Pensamiento alentador: De mi perseverancia y fidelidad plena en la crucifixión con Cristo puede depender la santificación de multitud de almas. De ahora en adelante  cuando observe pecados, avanzar en crucifixión».

 

         Meditación 2ª:      Infierno

 

         «1º    Hay infierno. Jesús lo afirma. La Encarnación redentora lo comprueba, así lo confesamos en el credo.

         »¿Qué es el infierno?

         »Pena de daño: Hijo de la perdición; Discedite a me, maledicte et huc bibet de vine irae Dei.

         »No sólo perder a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, su amor de misericor­dia que nos persignó durante nuestra vida mortal, y esto para siempre jamás, sino caer bajo el peso de la maldición de Dios y beber el cáliz de la cólera divina.

         »Pena de sentido: Gusano roedor que nunca muere y fuego que nunca se apaga, llanto, tiniebla exterior, crujir de dientes.


         El infierno de un sacerdote.

 

         «El que el día de su ordenación oyó “Jam non dicam vos servos sed amicos” oyendo eternamente ¡Discedite a me, maledicte!

         »El que un día amó tiernamente a Cristo, odiándole eternamente.

         »El recuerdo de todas las gracias y misericordias recibidas y de todos los sacramentos administrados, ¡qué terrible tormento!

         »Todas las almas que se condenaron porque él no fue sacerdote santo.

         »Los demonios que tanto le temieron, despreciándole y atormentándole.

         »¡El que fue destinado a ser “lux mundi” hundiéndose en las eternas tinieblas ...!».

 

         El infierno para el sacerdote.

 

         »Es una verdad de fe que hay infierno.

         »Que la puerta del infierno es el pecado grave.

         »Es una verdad  moral que puede haber millones de hombres en pecado.

         »Que 140.000 almas se presentan cada veinticuatro horas al Señor, tres cada dos segundos.

         »No se trata, pues, de no ser pecador.

         »Jesús no me llamó a participar de su sacerdocio para que no fuera pecador, sino para ayudarle a glorificar al Padre y salvar las almas crucificándome con Él para que no cayeran mas almas en el infierno, orando por los que no oran y haciendo penitencia por los que no la hacen.

         »Hace 23 años que me lo pediste, Señor, cuando me dijiste por medio del P. Nieto cuando me dirigía los Ejercicios: “Crucifíquese a las puertas del infierno para que no caigan en él más almas de jóvenes”.

         »Entonces era seglar y me habías confiado a tus jóvenes; ahora hace 14 años que me hiciste sacerdote y me confiaste todas las almas pero en primer lugar las almas de tus sacerdotes y seminaristas.

         »Nunc coepit Domine. Espero en ti y confío en ti; movido de tu gracia te pido que me ayudes a crucificarme en la cruz de tu voluntad santísima».

 

         Meditación 3ª:      La muerte

 

         «La muerte es el término de la vida terrestre.

         »Es segura; nadie puede escapar de la muerte. Es el estipendio del pecado “per peccatum mors”.

         »Es la separación del alma y del cuerpo y, por tanto, de todo lo corpóreo y de todo lo que aún alienta un cuerpo.

         »Nos separa de los bienes materiales; aquí se quedan. Por tanto, granjeémonos con esas riquezas amigos en la vida eterna. Cuando se va a hacer un viaje se transfiere el dinero a una cuenta corriente de la plaza a donde se va; pues no seamos los hijos de la luz menos prudentes que los hijos de las tinieblas. Transfiramos nuestra riqueza al Banco de Dios, entregándolas a sus pobres, para que así al llegar a la otra Vida podamos recuperarlas.

         »Nos separa de los afectos creados; hermanos, familiares, amigos aquí se quedan; pues despojémonos de esos afectos en lo que tienen de humano, para amarlos en el Señor, por el Señor y para el Señor.

         »Nos separa de los juicios de alabanza o detractación que hayan formulado sobre nosotros.

         »De los hombres y de las humillaciones.

         »De los goces y del dolor.

         »Pues la muerte, aunque es el máximo dolor, puede ser, por la misericordia de Dios, el último dolor, puerta del infinito y eterno gozo del cielo.

         »Pero todo esto son consideraciones casi paganas sobre la muerte. Llénese mi alma de las enseñanzas del Doctor de las gentes: “¿Ignoráis que cuántos fuimos bautizados en Cristo Jesús, en su muerte fuimos bautizados? Consepultados, pues, fuimos en Él por el bautismo en orden a la muerte, para que como fue Cristo resucitado de entre los muertos para la gloria del Padre, así también nosotros en novedad de vida caminemos …”.

         »“Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con Él; sabiendo que Cristo resucitado de entre los muertes no muere ya más, la muerte sobre Él no tiene ya señorío …  Así, también vosotros haceos cuenta que estáis muertos para el pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús” (R. 6.).

         »”El día del Señor como ladrón por la noche así vendrá”. Así que digan: “Paz y seguridad”. Entonces de improviso se les echa encima el exterminio como los dolores de parto a la que está encinta y no escaparán. Mas vosotros hermanos no estéis en tinieblas para que


Publicado por verdenaranja @ 23:06  | Espiritualidad
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Información sobre el Siervo de Dios Manuel Aparici enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus.

 
QUINTA ETAPA DE DOLOR   

 

SEXTA ETAPA DE DOLOR

Año 1961: A pesar de que la enfermedad sigue su

curso, es feliz y continúa su entrega generosa

sin tregua alguna.      

 

         El 8 enero anota en su Diario:

 

         «Vuelve Carlos [Castro Cubels, sacerdote] a visitarme confirmándome su petición de que le ayude […]».

 

         El 14 enero anota de nuevo:

 

         «Aun cuando no anoté nada en el Diario en estos días pasados el Señor no ha cesado de ayudarme para mantener vivo el deseo de serle más y más fiel. Hoy me ha ayudado a hacer la hora de meditación. La comunión hizo que la preparara mejor; me ayudó a pedir perdón a la sirvienta a quien regañé y recé mejor el Oficio».

 

         Con fecha 12 de enero le dice a Sor Carmen:

 

         «Amada en Cristo, Madre Carmen:

         »Contesto a las últimas tuyas. Tardé porque el 9 del pasado, como te habrá contado Ana María [hermana de Sor Carmen], se me rompió una variz de la pierna; perdí algo de sangre y hube de estar inmovilizado varios días y a continuación cogí un catarro bronquial que no solté del todo hasta el 27 o 28; después las visitas de unos y otros; en fin, sin tiempo.

         »Pasemos a contestar a la tuya sin fecha en la que me envías la foto de vuestro presbiterio, que es precioso.

         »Conforme con todo lo que me dices sobre el Amor de Dios; cuando por amor nuestra voluntad se pierde en la de Cristo, como la gota de agua se pierde en el Cáliz, nuestros actos son también de Cristo y como suyos tienen un valor latréutico, eucarístico, propiciatorio y expiatorio pleno según la medida de nuestra incorporación a Él por la caridad. María apenas si hizo algo que se notara y viera y sin embargo, ¿quién cómo Ella ha sentido más el mundo después de Cristo?

         »En cuanto a la dirección espiritual conforme también con todo lo que dices en el dirigido: a) espíritu de fe; b) confianza en que Dios obra por su instrumento; c) generosidad, mejor diría fidelidad al plan aprobado por el director y d) sencillez.

         »En el director: sentido de su instrumentalidad que le haga ayudar al Espíritu Santo y no suplantarle y sentido de su responsabilidad ante el Padre de aquel Jesús que confía en el dirigido para ayudarle a crecer en edad, sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres, para lo cual el director tendrá que tratar de ser letrado y santo –como decía Santa Teresa–.

         »Si tú crees que con tu actual director te va bien, sigue; si vieras que te estancas cambia pues el Señor quiere servirse de otro instrumento. Pero en general no creo que las almas que están en acusado período de vida activa convengan demasiado a las vocaciones contemplativas. No sé si Pepe [hermano de Sor Carmen] te habrá hablado de D. Carlos Castro Cubels, fue compañero suyo en Salamanca, son muy amigos. También fue dirigido mío antes del Seminario y mientras yo estuve en Salamanca y ahora hace pocos días me pidió que volviera a dirigirle; ahora está en Zaragoza de Subdirector del Convicto Sacerdotal, puede quedar en cartera por si algún día fuera necesario.

         »Sí, a pesar de todo le amo; negarlo sería negar su gracia y su don, pues bien sé que le amo con el Amor Suyo que el me da. Tampoco, por su misericordia, he dudado jamás de su Amor; ¿y cómo podría dudar si desde hace casi cuatro años es cada día más creciente y más íntima la revelación de su Amor? Lo que pasa es que a veces es tan íntima, tan íntima esa revelación de amor, que la sensibilidad no se entera y el alma en su parte baja y sensible, que linda con el cuerpo, sigue sufriendo tedio, asco, hastío?

         »Sin embargo, como el otro día le decía a un joven de 26 años, que teniéndolo todo se siente desgraciado, yo soy feliz.

         »¿Y cómo no voy a ser feliz si Él me da lo que tanto le pedí? Allá, en el Seminario, en mis noches de oración, Él me hizo componerle esta plegaria: ¡Oh amor de los altos cielos, que te entregas en mi nada, para alzarme desde el cieno a tu pureza sin mancha! ¡Oh amor que entre paja y hielo, con tu vida me regalas para abrasar con tu fuego las escorias de mi alma! ¡Oh amor que muriendo matas la muerte de mi hombre viejo y que mis heridas sanas con las llagas de tu Cuerpo! ¡Oh amor que en el loco exceso del amor con que me amas, enjugar quieres con besos de eucaristía mis lágrimas. No me envíes más consuelos y caricias a mi alma; hazme luz, incendio y llaga, brazo de cruz, pregonero del loco amor que te abrasa!

         »¿Cómo, pues, no ser feliz si Él es tan amorosamente fiel que me da algo de lo que le pedí? Y digo algo, porque Él quiso padecer sin consuelo para ser Él nuestra consolación en nuestros padecimientos.

         »Ya ves, me dices algo sobre los Consiliarios nuevos, esto no me contraría, de una parte porque aunque ellos tal vez no se den cuenta ambos, Miguel [Benzo, sacerdote, Secretario General de la Acción Católica] y Mauro [Rubio Repullés, luego Obispo], son en parte fruto del desposorio de Cristo con mi pobre alma pecadora; y de otra como buenos sacerdotes ya les mostrará el Señor cuanto les conviene padecer por causa de su nombre. Pero en cambio lo que sí ha hecho impacto en mi alma de sufrimiento y de gozo íntimo y celeste ha sido el silencio y el olvido: entre los setenta y tantos Obispos españoles sólo Su Eminencia en junio y ahora el Auxiliar de Málaga me han escrito unas líneas cariñosas de despedida; ni un sólo Consiliario Diocesano ha tenido un recuerdo para el compañero que cayó enfermo en el campo de batalla apostólica y que cesaba por enfermedad, y entre los jóvenes sólo el articulista de SIGNO que escribió con el corazón, exagerando, y los de la redacción y entre los antiguos sólo otro de La Coruña. Todo eso duele, aunque por la bondad divina se haya buscado sólo la gloria de Dios, pero es que Jesús torna a sufrir en mí el “heriré al pastor y se descarriarán las ovejas …”  y saber que Él, el infinito, el inaccesible, el inefable se hizo carne para sufrir esto por mí y todavía más que se aviene a vivir oculto en mi miseria para volverlo a sufrir, esto me produce un íntimo gozo.

         »¡Ah Hermana Priora, qué hermosa es la cruz vista de frente! Asusta porque la vemos por el lado que no está Cristo clavado, que viéndola por donde está, nos dice –como les ponía a los muchachos en un Vía Crucis para Cursillos–: “Los pies tengo clavados para esperarte y los brazos abiertos para recibirte en ellos”.

         »Voy a terminar porque me canso y no quisiera diferir el saludo.

         »Una noticia que te alegrará, José Manuel [de Córdoba, sacerdote] suele venir al menos una vez al mes; se desahoga y hasta ahora el Señor, que tanto nos ama, ha puesto palabra suya en mis labios que le han dado paz. Supongo que toda la Comunidad le encomienda. Son las palomicas del Señor las que alcanzan esa palabra oportuna que le hace bien a él y a mí.

         »Por tu hermana Ana María hice una petición a esa Comunidad: unas cintitas para la cucharilla de mi Cáliz (que es una concha y un bordón de peregrino) que tenga bordada la palabra ¡Sitio!

         »Nada más por hoy, que el Señor bendiga a las hermanas tan queridas de esa Santa Comunidad como las bendice con todo afecto en el Corazón Divino su humilde Capellán»[1].

 

         Con fecha 25 de enero el Deán del Excmo. Cabildo Metropolitano de

         Zaragoza, Rvdo. D. Hernán Cortés Pastor, saluda

 

         «A su querido Manolo y le anima, tras de leer su carta tan buena, del 14 de los corrientes. Tal vez su alma se sintiera aliviada y se soltara más aún hacia Dios si, en vez de llevar un horario rígido: lectura, examen, etc., tomara el sistema de utilizar su tiempo y su ánimo con más holgura. Por ejemplo, se halla a gusto leyendo, pues lea, acaso para varios días. Siente llamado a bucear en sí mismo, profundice, pues, y haga menos hondos los exámenes diarios ..., y así. Santo es llevar el método ignaciano “ad apicem”; pero no es para todos los espíritus. Y el de Vd. no es de niño que se forme y presumo que no es de asceta que se regula .... Vuele hacia donde Dios le inspire con sabor grato o amargo, pero déjese llevar sin reglas duras, pero tampoco en anarquía ...

         »Sí, predestinados para vivir puros en la caridad; vida que en raíz y en savia y en flor y hasta en fruto, todo es caridad. Y Dios es caridad. Y esa vida está en nosotros, pues en Él vivimos, nos movemos y somos, o como dice el catecismo, está en nosotros por esencia, presencia y potencia. Y cuando el alma consciente de esta presencia va hacia ella ..., entonces Dios hace en nosotros morada de caridad y de gracia, que es vida divina, crecer puros por la caridad en Cristo Jesús .... Un abrazo. Vale» [2].

 

         El día 30, le escribe, desde Zaragoza, el Rvdo. D. Carlos Castro Cubels y le dice:

 

         «Mi querido D. Manuel:

         »Supongo en su poder, y quizás leídos, los libros que le envié. He dejado pasar unos días, antes de escribirle para poder decirle más cosas, ya desde mi nueva situación de aquí.

         »Los días pasan, la oración continúa, pero debía continuar mejor, más constante, y … sobre todo más cordial, más “desde todo el corazón” como decía San Ambrosio. Y cuando llego a este punto, no sé por qué coincidencia me sale usted siempre al encuentro y me pregunta con bastante “mala intención” para cerrarme el camino: ¿No le das gracias al Señor porque, a pesar de esa falta de cordialidad, Él sigue instándote sin impaciencia? Y claro entonces uno tiene que callarse y no seguir preguntando.

         »Tengo más paz esta temporada. Creo que he simplificado los problemas y espero. Pero cada vez la cosa está más clara. He depuesto o lo intento, todo lo que haya de impaciencia en cuanto al modo, de una nueva situación. Que el Señor decida. Pero sé que debo cambiar y debo orientarme por otro camino.

         »Le he propuesto a Maximino [Romero de Lema, más tarde Arzobispo] que formemos una fraternidad sacerdotal en torno a su Iglesia del Espíritu Santo. Creo que lo debemos plantear con todas las consecuencias y compromisos. Me parece, mirando hacia atrás que hemos estado cortos, varias veces, en la decisión de formar un auténtico grupo, con miras más sobrenaturales que de acción inmediata. Ha llegado la hora de poner, en primer término, el acento en un modo de vida, de oración, de sacrificio. La acción será la consecuencia. Y, sobre todo, hemos de comprometernos y abrazar una vida concreta de mucha entrega y renuncia.

         »Conforme a lo que hablamos, me parece que si ésta u otra posibilidad no son viables, por mi parte es ya el momento de llamar a la puerta de un monasterio. Espero que me dé su parecer antes de exponerle todo esto al Sr. Arzobispo en este curso para preparar el próximo.

         »En esta fraternidad con la que sueño y me ocupo en la oración y en la soledad usted tendría un papel muy importante. Me parece ver que muchos hilos invisibles de nuestras vidas, en estos años últimos pueden irse uniendo.

         »Encomiende todo esto. Cuídese. No tenga miedo a esa “comodonería” que dice, pues el Señor sonríe al verle que necesita cuidarse. Al cuidarse, como necesita, da testimonio muy visible de que acepta ser débil de criatura. Y este es el gran testimonio de humildad.

         »Le besa la mano» [3].

 

         De nuevo vuelve a escribirle el día 13 de febrero

 

         «Mi querido D. Manuel:

         »Hoy he celebrado la Santa Misa por la Unidad de la Iglesia. Misa votiva, extraordinaria, magnífica, paulina, jacobea a la vez. “ … donec occurramus onmes in unitatem fidei, et agnitionis Filii Dei, in virum perfectum, in mensuram aetatis plenitudinis Christi …”. Y después en el Evangelio: “… Ut sint unum, sicut et nos”.

         »Le he tenido especialmente presente al leer estos textos en el altar porque siempre recuerdo que me ayudó mucho a ir encontrándoles el sabor escondido que tienen. Y especialmente se les encuentra ese sabor, en medio de esos crepúsculos que todos pasamos, y que se parecen, como una gota de agua a otra, a aquel estado de ánimo de los discípulos de Emaús. Necesitamos entonces que se nos abran los ojos a las Escrituras, para poder decir luego: ¿No ardían nuestros corazones dentro de nosotros mientras en el camino nos hablaba y nos explicaba las Escrituras?

         »Todo esto se lo digo a propósito de su sugerencia oportunísima sobre “una fraternidad” o “fraternidad” sin artículo indeterminado y peligrosamente divisor. Como usted tiene tiempo, gracias a Dios, y por eso sirve para mucho le voy a exponer algo por extenso lo que pienso acerca de este punto importantísimo.

         »Perdóneme si soy lento o insistente en alguna cosa, pero ya llevo muchos años explicando y se pega en todo el afán de aclarar hasta la saciedad las cosas.

         »La idea de la fraternidad se me ha ido presentando y perfilando muy lentamente y ahora, veo que ha influido decisivamente en ello el comprobar que es imposible enseñar de palabra. Los conceptos no convencen a nadie. Mejor dicho, convencen, pero no transforman. Lo que transforma las vidas no es otra cosa que la vida misma. Es decir, que el único magisterio y ayuda verdaderos está en la realidad de una vida transformada que transforma a los demás. De nuevo sale a nuestro paso la Palabra de Jesús: “Venid y veréis” donde habito.

         »En el trato con los sacerdotes he percibido que es imposible “convencerlos” con palabras y con conceptos por muy buenos y sinceros que sean estas palabras y conceptos. Como tampoco podemos llegar a la conclusión de que “no hay nada que hacer”, solamente queda un camino: llamar, no a ideas, sino a vida, pudiéndola mostrar en un acto de fraternal ofertorio. Por ello no se trata de “una” fraternidad, sino de la fraternidad de todos, pero ya realizada en concreto para que crean de verdad. Porque los hombres no creen más que en lo que ven. Solamente realizando, en concreto. Esa fraternidad, se puede invitar a todos a que la vivan. No es, pues, un grupo, que se separa, sino unos pocos que parten en cabeza, con el ejemplo y no sólo con la palabra. Y esto, en la sencilla humildad de los que ven que han de cumplir con un deber que se les hace insoslayable.

         »Tenemos el querer enseguida “enseñar” y dar ejemplo y esto es lo peor que nos puede ocurrir. La fraternidad que todos necesitamos no la podemos predicar, sino realizar. Por ello hemos de buscar el camino que sea más fácil para que se dé y lo demás será la añadidura. Porque también estoy convencido de que no se puede enseñar una cosa que no se tiene. Y aquí el otro punto que usted toca atinadamente: que hemos sido hasta ahora “poco concretos”.

         »Ciertamente entre nosotros, este grupo de entrañables amigos, ha habido grandes cosas: comunidad de sentimientos e ideas, espíritu de generosidad, etc. etc., pero, creo, como le he dicho varias veces a Maximino que ha faltado el “lanzarse” a compromisos concretos. Hemos tenido demasiado miedo, precisamente a ser un “grupito”, hemos querido, demasiado, conservar la independencia personal, etc.

         »Me voy a atrever, ahora, al cabo de los años, a decirlo con toda claridad: ha faltado la decisión de la obediencia, del sacrificio de alguna cosa, para formar un nuevo ser: la comunidad.

         »Pero el Señor es muy bueno y paciente con todos nosotros. Y cuando veo como cada uno en su vida, al pasar los años “vuelve”, sin haber encontrado lo que buscaba, no puedo menos de darle gracias. Si dudamos, en un  primer intento de esa “concreción”, parece que el Señor nos invita de nuevo tras desengaños. Para mí, realmente, no lo han sido pues estoy asistiendo a “una película ya vista”. Y esto no es petulancia, sino acusación de mayor, quizá, cobardía, pues sé cada vez más, que me habría debido decidir ya hace tiempo.

         »El panorama que se ofrece en nuestros medios sacerdotales (no los escogidos y de excepción, sino en los normales) sería para descorazonar a cualquiera, si lo miramos sólo con ojos naturales. Comprendo, perfectamente, a quien hoy dice que “no sabe que hacer con su vida y con su sacerdocio”. Lo comprendo, pero no puedo compartir con él esta situación. Es que, realmente el panorama es duro y desalentador. Es tan grande el problema que no se puede tratar de resolver con fórmulas ni con decretos, ni menos con consejos. Es preciso, hacer un esfuerzo supremo (el esfuerzo que da la fe) y ponerse a vivir en fe, “dando de mano” muchas cosas. Tengo la impresión de vivir es medio de un gran coro de fantasmas borrachos y es necesario conservar la serenidad y no tambalearse al ritmo de lo que está a nuestro alrededor. Esa serenidad sólo puede venir de la fe y de la estrecha amistad con Jesús. Pero no una amistad cualquiera sino del íntimo abrazo con su Persona tal como SÓLO la oración y el abandono en Él, pueden dar. Hoy, se me aparece claro, clarísimo que no es urgente ni el apostolado. Lo “único necesario” es la transformación de nuestra vida, la religiosidad, la santidad. Lo demás vendrá sólo y cómo y cuándo Él quiera. Sólo un proyecto, sólo una idea: conocer y amar a Jesús. ¿Cuándo? Desde ahora mismo, como decía el P. Lebbe.

         »Lo primero que hay que hacer, como siempre, es “remover” los obstáculos. Por ello dedicarse, EXCLUSIVAMENTE, a ir hacia el Señor. No podemos pensar en “reformar el clero”, ni en “instruirle”, sino en reformarnos nosotros mismos, e instruirnos nosotros. Y no para “hacer bien” a otros, sino primero “para vivir el bien”. Para ser buenos y verdaderos que ya es hora. “Jam este hora de somno surgere”.

         »El comienzo de la fraternidad no puede ser sólo el “estado actual de las cosas” sino el comienzo del Cántico Espiritual: “Cayendo el alma en la cuenta de lo que está obligada a hacer, viendo que la vida es breve … conociendo por otra parte la gran deuda que a Dios debe …”… “tocada ella de PAVOR Y DOLOR de corazón interior sobre tanta perdición y peligro, renunciando todas las cosas, DANDO DE MANO A TODO NEGOCIO sin dilatar un día ni una hora, con ansia y gemido salido del corazón …”.

         »Insistiendo más en lo concreto me pregunto si esto es compatible con el estado que ahora tengo. Creo que tengo el suficiente desapego, para poder decir que, en última instancia, no me inquieta la respuesta afirmativa o negativa. Lo cierto es que la cuestión de fondo es inaplazable. Creo más: Me parece que es la última vez que se me va a presentar. Tengo la conciencia que la decisión a tomar ahora es la definitiva. Y se abren dos caminos que veo también con antelación como realizados. No me va a extrañar ninguno de los dos, sea el que sea el que tenga lugar. Los caminos son éstos: Una decisión limpia que me lleve a la fidelidad con la paz consiguiente o, bien, un “compromiso” y expediente insincero que producirá cualquier evasión, dentro si de una honestidad externa, pero a conciencia de que es una trampa.

         »En el fondo es la trampa que vivo yo. Una mediocridad compatible con una buena “honestidad social”. Esta dorada mediocridad que permite la tranquila “iglesia establecida”. Pero no. No puedo conformarme con esto por una sencilla razón: esto no me sirve para morir y resucitar. Esto es una fantasmagoría.

         »Ciertamente, insistiré cerca de Maximino [Romero de Lema, más tarde Arzobispo] y de Puchol [sacerdote] en el sentido que me dice, que es el que acabo de exponer.

         »Para terminar este largo desahogo o sueño, o como quiera llamarlo, le he de añadir, pues por algo es mi director, algo que se refiere a mi estado de ánimo. Es cierto que en todo lo dicho late una gran esperanza, pero no debo ocultarle que también hay una gran dosis de cansancio, de profundo cansancio. Junto al cansancio hay algo de temor y sobre todo deseos de más arrepentimiento y gratitud para con el Señor. Junto con las esperanzas hay tanto estúpidos enredos, tantas debilidades y tantos olvidos que no sabe uno por donde empezar …

         »Me encomiendo a sus oraciones y a su enfermedad.

         »Le besa la mano» [4].

 

         A mediados de febrero, concretamente el día 17, le escribe, desde León,

         el Rvdo. D. Librado Callejo Callejo, Magistral de la S.I.C.

 

         »Muy querido Manolo:

         »Tu carta del 2 cte. me ha traído mucha alegría. Tu restablecimiento, aún no siendo total, tus ánimos, tus proyectos ... ¡Bendito sea Dios! que alarga su mano para seguir bendiciéndote. Por lo que hace a mi insistencia en mantenerme en primera línea de la correspondencia … nada tiene que merezca ponderarse ni agradecerse. Es un gesto tan natural y tan “obligado” que no merece ni reparar en él. Puede ser que estas “obligaciones” tan humanas y sacerdotales, las descuidemos a veces con perjuicio para nosotros mismos. Me alegra, pues, tu mejoría, y el Señor hará que sea total.

         »Respecto a la idea de Castro y tu plan, todo lo encuentro aceptable. Y estimo buenos puntales Puchol y Romero de Lema. Ahora bien, la realización de dicho plan sería conveniente someterlo a estudio. La U.A., a la que creo pertenecemos todos, necesita vigorizarse, vitalizarse. Es lástima que no rinda mucho más. Ya lo lamentábamos en Salamanca, como recordarás. Si tenemos una Institución que podría acoger nuestros deseos y canalizarlos, acaso sea mejor utilizarla, vitalizándola, así que pensar en invenciones nuevas. En septiembre próximo se reunirá el Capítulo general de la U.A. en Madrid. El Director Nacional (en carta íntima) solicita que le sugiramos temas a tratar en dicha reunión (que durará 4 días). Uno de los temas que ya figuran en la agenda es el tercer grado de espiritualidad. Yo le sugería algunos otros, y, entre ellos, llegar, por medio de la U.A. a los Institutos Sacerdotales Diocesanos. Inclusive, le apuntaba la idea de crear la “Casa de la U.A.”, en Madrid; algo así como la antigua Casa del Consiliario, donde se formase un núcleo selecto que luego, situados en puestos claves diocesanos,  impulsase vigorosamente el espíritu sacerdotal. Cuestión fundamental –le decía al Director Nacional– en la U.A. como en toda Obra es la de las “personas” que carguen con ella. Y la realidad nos demuestra que muchos de los sacerdotes que “dirigen” la U.A. en las Diócesis, resultan “inofensivos”, pero “no son dinámicos” y emprendedores. Hombres de iniciativas y de tesón para montar por encima de dificultades y obstáculos.

         »Por tanto, creo, que esa idea de las Fraternidades Sacerdotales podría muy bien incorporarse, vivirse, en la U.A. Y la Casa de la U.A. te ofrecería campo ancho y largo para actuar sobre equipos escogidos de sacerdotes diocesanos. A la vez, se ofrecería al sacerdote diocesano la oportunidad de vivir su sacerdocio diocesano con la integridad de la “vida perfecta”, con votos o promesas.

         »Yo lo concebí –ya hace algún tiempo, y recluté para esta idea grupos de sacerdotes de esta Diócesis– de manera parecida al Instituto de las Teresianas (en mujeres) o al Opus (entre hombres), con la diferencia de que estos Institutos sacerdotales, entrando en la categoría de los Institutos Seculares con todas las ventajas, no sólo no perderían la “diocesanidad” sino que la arraigarían más. En ellos podría haber dos clases de miembros (por lo que hace a su situación social): a) la de aquellos que, temporal, o perpetuamente, hacen vida de comunidad, y b) la de aquellos que, ocupados en sus ministerios y viviendo con los suyos, están tan ligados jurídicamente al Instituto como los otros. Pero una circunstancia especial, que puede ser la de la familia o la de no encontrarse con fuerzas para la “vida comunitaria”, les deja en el mundo pero con los mismos deberes y derechos. Como las Teresianas, por ejemplo, que viven en los pueblos. Aun estos mismos (para entendernos, vamos a llamarles “externos”) podrían pasar “comunitariamente” algunas temporadas, para entonar el espíritu que decae, para superar una crisis, para ver claro los deseos de Dios, etc. , aparte de los tiempos en que todo miembro habría de hacer vida retirada para Ejercicios, Cursillos o Convivencias, o suplencias de los internos. Quiero creer que esta idea es realizable hoy. Y quiero creer que podría serlo en la U.A. Si Dios da los deseos de “vida perfecta” a los sacerdotes seculares, sin quitarles su deseo de permanecer “diocesanos”, no habrá una fórmula para “nosotros” como la hubo siempre en la historia cuando las almas buscaron a Dios por la senda de la perfección evangélica?

         »¿Habrá surgido esa fórmula (pues de ahora es la Providentissima Mater) para los laicos y religiosos y no para nosotros? Nunca me he resignado a creer que no “quepamos” nosotros en ella. ¿Podría conciliarse tu idea y esta idea?

         »No conservo aquellas  notas de los Retiros. Y ya me gustaría tenerlas a mano. Y ahora mismo, ni tengo idea de las orientaciones. Con Puchol conservo algún contacto.

         »Espero que me digas cómo ves lo de los Institutos Sacerdotales, y sí la Fraternidad está en la U.A., sería cosa de preparar los caminos para aquellas jornadas.

         »Para entonces –mediados de septiembre– espero que podamos vernos y charlas despacio.

         »Un abrazo. Te encomiendo. Encomiéndame. Tuyo en Él.

         »P/S Es posible que haya de utilizarte como resorte en alguna ocasión» [5].

 

         A primero de abril, el día 5, le escribe a Sor Carmen y le dice:

 

         «Amadísima hija en el Señor:

         »Ya que tan largo ha sido mi silencio, no quiero, pues, parecerme, que tampoco lo quiere Jesús, que deje de enviarte a ti y a la Rvda. Comunidad que Él te ha confiado la expresión del gozo celeste con que me ha unido en la Santa Misa el domingo, el martes y hoy a vuestro gozo, por el gozo y la gloria de Nuestro Jesús Resucitado, y también a la alabanza que tributáis al Padre por el Hijo en el abrasado amor con que nos oprime el Espíritu Santo; alabanza y gozo al que por su gracia me he unido y espero en su misericordia que me seguiré uniendo en las Santas Misas que su amor me permita celebrar.

         »Sí, hijitas muy amadas del Corazón de Cristo, ser muy fieles a esa vocación para la que os eligió, de amar, hasta morir de amor, por los que no aman o aman poco, y de adorar y santificar y glorificar el nombre de Dios por los que no le adoran, santifican y glorifican. ¡Es muy triste que haya tantos cristianos que hayan olvidado cómo empieza el Padre nuestro! Sí, dicen Padre nuestro que estás en los cielos, pero a continuación dicen: “Venga a nosotros tu Reino”; ¡cómo si fuera posible que, sin santificar el nombre de Dios, pudiera establecerse en nuestras almas su Reino! ¡Qué triste es ver que ahora preocupan más las estructuras sociales, un mundo mejor ... y que, en cambio, parece que preocupa poco que Cristo sea conocido y amado en la luz del Espíritu Santo como don del Padre! “Sic enim delexit Deus mundum […]”.

         »Pidámosle al Padre que revele a nuestros hermanos la adorable caridad que en su Hijo, por su Hijo y con su Hijo, en los adorables misterios de nuestra Redención: Nacimiento, Infancia, Vida Oculta, Vida Pública, Cenáculo. ¡Pasión ...! ¡Cruz ...! ¡Resurrección ...!  para que alaben con obras y palabras a fin de que otros también la conozcan y se gocen con su inefable bondad.

         »Con una cordial bendición en Cristo Resucitado queda vuestro» [6].

 

         En la Vigilia de Pentecostés vuelve a escribir a Sor Carmen

 

         «Muy estimada en Cristo:

         »Siquiera en la Vigilia de Pentecostés este testimonio de que el Espíritu nos une. Aunque no lo parezca estoy recordando casi incesantemente a esa Rvda. Comunidad; en la primera semana de Pascua comencé a preparar un retiro, pero no he podido pasar de la primera meditación; unas veces tanto me ilusionaba el Señor que luego no podía traducir en palabras, otras era al contrario, tal sequedad que tampoco podía escribir nada; después pensé que como en el retiro que os envié el pasado año había suficiente material, centré el intento de mi oración en esos temas: Resurrección, Ascensión, Pentecostés; volveré al retiro que preparaba: “Scitis quid feceriem vobis ...?”; éste es el tema general distribuido en tres meditaciones:

         »1ª    Desiderio desideravi hoc pascha manducare vobiscum …

         »2ª    Coepit lavare pedes discipulorum.

         »3ª    Hoc facite in meam conmemoratione.

         »Noticias: Estoy mejor de salud; de espíritu no sé como estoy, ciertamente que Él pone en mi alma un mayor afán de no contristarle y un saber interior de que vivir sin amarle es el infierno y a seguidas un temor a que mi amor a sus miembros sea sensiblería y palabrería vana. Pero en medio de todo Él me da una confianza invencible en que a pesar de todas mis flaquezas y miserias, y tal vez por ellas mismas, me ama de tal forma que es una pena inmensa no amarle como merece ser amado, y así la Santa Misa es mi refugio de amor y de paz.

         »No he desistido del Oratorio; espero, aunque sin reservado todavía pues lo están gestionando, inaugurarlo este mes.

         »Y ahora, aunque brevemente, pues son las doce y cuarto de la noche y he de acostarme, algunas noticias de mi alma: aunque sobre un fondo un poco cardenio (?): penas y sufrimientos y estado delicado de salud de mi hermana; desde la fiesta de San Andrés me sorprende frecuentemente musitando la frase de uno de los responsorios: “qui per te me recipiat qui per te me redesunt” y las pruebas de amor con que me acosa; pues cuando Carlos [Castro Cubels, sacerdote] me pidió dirección espiritual, en el primer momento me asusté y estuve por no aceptar, era la reacción de la soberbia: ¿Cómo yo tan vacío de ciencia y santidad puedo ayudar a este sacerdote que sé que el Señor quiere llevar a una gran santidad? Pero enseguida el Señor me hizo ver que Él era quien tenía que hacer en mí y que era Él quien en Carlos me pedía que le sirviera. Tendré que repasar mis empolvados tratados de Teología que pedirle espíritu de oración; pero Él me ayudará.

         »Así que me encuentro más animado y con un mayor afán de servirle, pues Carlos y otros dos sacerdotes, que también me pidieron ayuda, son el primer término de ese Cuerpo Místico de Cristo que hace tantos años hace llegar hasta mi alma el clamor del Cenáculo: “Desiderio desideravo”; de Getsemaní: “Si posibilis est transeat a me cáliz iste” y del Calvario: “Sitio”; pero detrás está Pepe [hermano de Sor Carmen], vosotras, todos los que presidí y de los que fui Consiliario, los sacerdotes, los seminaristas, la Iglesia actual y la potencial.

         »Termino, pues; es muy tarde. Otro día seguiré.

         »Saludos a la Rvda. Comunidad, a mi madrina de oraciones y con todo afecto en el Señor te bendice» [7].

 

         El 4 de agosto le escribe desde Donamaría (Navarra) el

         Rvdo. D. José Manuel de Córdoba

 

         »Querido Manolo:

         »No sé donde te irá a encontrar ésta; me vine con un poco de pena viéndote pasar calor, molestias y contrariedades “adicionales” al cupo corriente en ti. Quiera el Señor que todo haya pasado e incluso que hayas encontrado las fuerzas suficientes y el sitio a propósito para tener “un trozo de jardín” donde pasear y tomar el aire … distinto del de tu cuarto.

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Carta de monseñor Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Valladolid con el título: "¿Cuál es la razón?" . Noviembre 2008.

Llevamos mucho tiempo sabiendo las dificultades crecientes de nuestros niños, adolescentes y jóvenes para conseguir un nivel de educación mínimamente aceptable. Es preocupante el fracaso escolar, que produce desazón: ocupamos un lugar muy bajo entre los países de Europa. ¿De quién es la culpa? De la sociedad española, de los responsables más directos, del mismo sistema educativo. No es culpa de que en algunos colegios públicos, muy pocos, haya algunos crucifijos colgados en la pared del aula escolar: hace tiempo que en la mayoría de esos colegios han desaparecido, se han guardado en armarios o colocado en otros lugares menos dignos.

Ahora una sentencia, que se acata, pero no se comparte, obliga a un colegio público, el Macías Picavea de Valladolid, y a su Consejo escolar, a retirar los crucifijos de las aulas y lugares comunes. Este Consejo escolar es de los poquísimos que en España han dicho: No retiramos los crucifijos, están bien en las aulas. Han acordado una y otra vez que es voluntad de este organismo de nuestro sistema educativo mantener los crucifijos, porque no hacen mal, sino que son signo de amor entregado a los semejantes, de paz y de ejemplo de cómo se puede vivir una existencia para ayudar a transformar este mundo; también piensa el Consejo que un crucifijo forma parte de una cultura viva de la mayoría de los pueblos de Europa.

Por otro lado, no existe ninguna norma que prohíba la existencia de crucifijos en las clases, y si no hay tal prohibición, unos padres católicos, que tienen el derecho de que sus hijos sean educados según sus convicciones, ¿acaso están haciendo que la presencia de un crucifijo en el aula sea una amenaza para otros niños que no son cristianos o no lo quieran ser? “Es difícil pensar que un crucifijo pueda ser una amenaza para la educación y el estado laico”, afirmó apenas dos días el servicio de información religiosa de la Conferencia episcopal italiana. Habla, sin duda, de una sana laicidad. En países de la Europa comunitaria, en Italia o en la Baviera alemana, se ha regulado esta cuestión de tal forma que se permite la existencia de los crucifijos en los lugares públicos.

Y es que el crucifijo, a pesar de la sentencia del juez vallisoletano, tiene, además del sentido religioso cristiano para estos creyentes, otro valor no desdeñable: es el símbolo omnipresente en la historia y en la cultura que ha configurado el Occidente en el que vivimos y los valores que sostienen la democracia. Pero sin duda hay una pérdida de memoria respecto a las tradiciones y a los valores que han dado esencia a Europa. No se puede pensar razonablemente que el crucifijo expuesto en el aula escolar sea un simple objeto de culto; es también un símbolo idóneo para expresar el elevado fundamento de los valores civiles que delinean la sana laicidad en el actual ordenamiento jurídico español.

¿Por qué, pues, hacer desaparecer la imagen del que ha llevado a personas concretas, familias y pueblos enteros apostar por el bien común, la justicia, el perdón, la ayuda mutua, la solidaridad, la fraternidad y la caridad, que es amor desinteresado que busca el bien de los demás? No parece razonable en nuestro entorno cultural. ¿A quién se obliga hoy a ser cristiano, qué imponemos hoy los católicos a los que no lo son? ¿Nuestras procesiones, sobre todo de Semana Santa? Entendemos que pueda molestar a un sector de nuestra sociedad que los católicos quieran mostrar externamente, en la calle y en los lugares públicos donde vivimos, que creemos en Jesucristo y que esta fe es buena para la humanidad. No extorsionamos a nadie. También nosotros aceptamos otras muestras de “creencias” y a otros creyentes no católicos y no cristianos. No nos molestan, si son hombres y mujeres de buena voluntad.

Sin duda en el caso que nos ocupa las partes afectadas por la sentencia harán valer sus derechos, siempre con procedimientos democráticos. Juan Pablo II, hablando a una representación de responsables, profesores y alumnos de las escuelas romanas, dijo: “El crucifijo, presente en vuestras aulas, es signo concreto del don de amor de Jesús a todo hombre: ojalá que sea para cada uno de vosotros una invitación a entregarse generosamente, a fin de construir un mundo nuevo más solidario y justo” (13.02.1999).

Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid


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VATICANO - “AVE MARÍA” por Mons. Luciano Alimandi - La presencia de Jesús

 

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides)- “Después Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: ¡Sálvanos, Señor, nos hundimos! Él les respondió: ¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?. Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mt 8, 23-27).


La tormenta calmada es uno de los más impresionantes milagros de Jesús. Tal vez lo que lo hace especial es el hecho que todos podemos identificarnos con la situación descrita por los Sinópticos. Reflexionemos juntos: ¿nosotros cristianos no percibimos la existencia terrena como una larga travesía hacia la eternidad, cual barca que navega en el mar del tiempo, en medio a pruebas que con frecuencia son inesperadas y nos dan miedo? Si creemos verdaderamente el hecho que Jesús está en nuestra misma barca, no nos debería infundir una serenidad inalterable, una convicción firme que, como dice San Pablo “en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio.” (Rm 8, 28)?

¡Cuántas enseñanzas se pueden sacar del evento de la tormenta calmada! Toda prueba en la vida, sobre todo aquellas que se “elevan” improvisadamente como olas del mar, es para el cristiano ocasión para “reposar” en el Corazón de Jesús. Es estupendo escuchar las reflexiones que hacen los niños sobre los pasajes evangélicos. Estos pueden dar respuestas con profundidad teológica, haciendo de profesores para los grandes.


Un niño de nueve años, de una escuela primaria de Ostia (Roma), comentó delante de todos sus compañeros de clase el episodio ya mencionado: “los apóstoles, ciertamente, tenían mucho miedo, pero esto sucedió porque no hicieron como hizo Jesús. Jesús dormía, porque reposaba en el corazón del Padre. Ellos en cambio no reposaban en el corazón de Jesús. Es por ello que se asustaron; pero pobres apóstoles, ¿cómo podían reposar en el corazón de Jesús si aún no Lo conocían?”.


Frente a un comentario de este tipo, no se puede sino exclamar: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños” (Mt 11, 25). En efecto, la razón de fondo del miedo de los apóstoles, que el Evangelio nos revela, es la poca fe de estos; pero ¿por qué tenían tan poca fe? Porque aún estaban lejos del verdadero conocimiento de los planes de Jesús: “¿Quién es este a quien vientos y mar obedecen?”. ¡Aquel pequeño niño lo había comprendido por una intuición del Espíritu Santo!


También nosotros confiamos poco en Jesús porque no lo conocemos lo suficiente. Si lo conociésemos mejor, entonces la fe sería más sólida, porque se fundaría en un conocimiento vivo de la misteriosa presencia de Jesús en nuestra vida. San Pedro destaca la importancia de este conocimiento: “Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud” (2Pe 1, 3).


El conocimiento y el amor exigen atención y tiempo dedicados al Señor. Cuando nos dejamos distraer por las cosas, por las creaturas y los avenimientos, cuando solo en apariencia hemos decidido seguir a Jesús porque estamos aún anclados en el puerto de nuestras seguridades humanas y de nuestras ilusiones, entonces basta la nada para hacernos vacilar en nuestra débil fe.


La fe, en cambio, para ser auténtica, debe enraizarse en un profundo conocimiento de Cristo; no basta haber escuchado de Él ni hablar de Él, la fe debe ser vivida día a día. Para vivirla verdaderamente es necesario profundizarla sin detenerse. Cuántos santos como don Bosco, Ignacio de Loyola han afirmado justamente esto: la importancia de la meditación cotidiana de los misterios de Jesús. Ciertamente, retornando al episodio narrado en el Evangelio, se podrían pensar que para los apóstoles no fue un mal el despertar a Jesús para que calmara la tormenta. Pero debemos más bien fijarnos en las palabras de Jesús más que a la oración llena de miedo: “¿Por qué tenéis miedo hombres de poca fe?”


Son palabras actuales para nosotros. Tienen el poder, si son asimilados en la fe, de eliminar todo miedo que llega a nuestros corazones frente a lo desconocido, al imprevisto, a lo indomable … a todo aquello que parece “inundarnos” y “hundirnos”.


Incluso si Jesús “duerme”, su Presencia cambia radicalmente nuestra vida si creemos. La misma prueba, soportada en la fe en Jesús, incluso si permanece en el tiempo, no lleva al creyente a la inquietud ni a la desesperación, sino que lo purifica y santifica: “Por lo cual rebosáis de alegría, aunque sea preciso que todavía por algún tiempo seáis afligidos con diversas pruebas, a fin de que la calidad probada de vuestra fe, más preciosa que el oro perecedero que es probado por el fuego, se convierta en motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la Revelación de Jesucristo.” (1Pe 1, 7).


En el Tabernáculo, Jesús esta como Uno que duerme, pero Su Omnipotencia no se duerme nunca y suscita en el corazón de quien la adora olas de amor y paz que contrastan y calman todas las olas del mal. Adorando al Señor Jesús, como la Virgen María, el cristiano experimenta que Él, incluso “durmiendo”, gobierna el mundo y nuestro corazón. (Agencia Fides 26/11/2008; 63 líneas, 948 palabras)


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ZENIT ofrece el texto íntegro de la catequesis pronunciada el miércoles, 26 de Noviembre de 2008, por el Papa Benedicto XVI durante la audiencia general que ha tenido lugar en el Aula Pablo VI, en presencia de Su Santidad Aram I, catolicós de Cilicia de los Armenios.

 

[Palabras de bienvenida al catolicós Aram I]

Esta mañana saludo con gran alegría a Su Santidad Aram I, catolicós de Cilicia de los Armenios, junto con la distinguida delegación que le acompaña, y los peregrinos armenios de los distintos países. Esta visita fraternal supone una ocasión significativa para reforzar los lazos de unidad que ya existen entre nosotros, que caminamos hacia la comunión plena, que es tanto el objetivo fijado para todos los seguidores de Cristo, como un don que hay que implorar a diario al Señor.


Por esta razón, Santidad, invoco la gracia del Espíritu Santo sobre su peregrinación a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, e invito a todos los presentes a rezar fervientemente al Señor que su visita, y nuestros encuentros, constituyan un paso más en el camino hacia la unidad plena.


Santidad, deseo expresarle mi gratitud particular por su constante implicación personal en el campo del ecumenismo, especialmente en la Comisión Conjunta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias Orientales Ortodoxas, y en el Consejo Mundial de las Iglesias.


En la fachada exterior de la Basílica Vaticana hay una estatua de san Gregorio el Iluminador, fundador de la Iglesia armenia, a quien uno de vuestros historiadores ha llamado "nuestro progenitor y padre en el Evangelio". La presencia de esta estatua evoca los sufrimientos que tuvo que soportar para llevar al pueblo armenio al cristianismo, pero también recuerda los muchos mártires y confesores de la fe cuyo testimonio ha traído ricos frutos a la historia de su pueblo. La cultura y espiritualidad armenias están penetrada por el orgullo de ese testimonio de sus antepasados, que sufrieron con fidelidad y coraje en comunión con el Cordero muerto para la salvación del mundo.


Bienvenido, Santidad, queridos obispos y queridos amigos. Invoquemos juntos la intercesión de san Gregorio el Iluminador y sobre todo la de la Virgen Madre de Dios, para que iluminen nuestro camino y nos guíe hacia la plenitud de esa unidad que todos deseamos.


[Catequesis]

Queridos hermanos y hermanas,

en la catequesis del miércoles pasado hablé de la cuestión de cómo el hombre se hace justo ante Dios. Siguiendo a san Pablo, hemos visto que el hombre no es capaz de hacerse "justo" con sus propias acciones, sino que puede realmente convertirse en "justo" ante Dios sólo porque Dios le confiere su "justicia" uniéndole a Cristo su Hijo. Y esta unión con Cristo, el hombre la obtiene mediante la fe. En este sentido, san Pablo nos dice: no son nuestras obras, sino la fe la que nos hace "justos". Esta fe, con todo, no es un pensamiento, una opinión o una idea. Esta fe es comunión con Cristo, que el Señor nos entrega y que por eso se convierte en vida, en conformidad con Él. O con otras palabras, la fe, si es verdadera, es real, se convierte en amor, en caridad, se expresa en la caridad. Una fe sin caridad, sin este fruto, no sería verdadera fe. Sería fe muerta.


Hemos encontrado por tanto en la última catequesis dos niveles: el de la irrilevancia de nuestras obras para alcanzar la salvación y el de la "justificación" mediante la fe que produce el fruto del Espíritu. La confusión entre estos dos niveles ha causado, en el transcurso de los siglos, no pocos malentendidos en la cristiandad. En este contexto es importante que san Pablo, en la misma Carta a los Gálatas ponga, por una parte, el acento, de forma radical, en la gratuidad de la justificación no por nuestras fuerzas, pero que, al mismo tiempo, subraye también la relación entre la fe y la caridad, entre la fe y las obras: "En Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa por la caridad" (Gal 5,6). En consecuencia, están, por una parte, las "obras de la carne " que son fornicación, impureza, libertinaje, idolatría..." (Gal 5,19-21): todas obras contrarias a la fe; por la otra, está la acción del Espíritu Santo, que alimenta la vida cristiana suscitando "amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí" (Gal 5,22): estos son los frutos del Espíritu que surgen de la fe.


Al inicio de esta lista de virtudes se cita al ágape, el amor, y en la conclusión del dominio de sí. En realidad, el Espíritu, que es el Amor del Padre y del Hijo, infunde su primer don, el ágape, en nuestros corazones (cfr Rm 5,5); y el ágape, el amor, para expresarse en plenitud exige el dominio de si. Sobre el amor del Padre y del Hijo, que nos alcanza y transforma nuestra existencia profundamente, traté también en mi primera encíclica: Deus caritas est. Los creyentes saben que en el amor mutuo se encarna el amor de Dios y de Cristo, por medio del Espíritu. Volvamos a la Carta a los Gálatas. Aquí san Pablo dice que, llevando el peso unos de otros, los creyentes cumplen el mandamiento del amor (cfr Gal 6,2). Justificados por el don de la fe en Cristo, estamos llamados a vivir en el amor a Cristo hacia el prójimo, porque es en este criterio en el que seremos juzgados al final de nuestra existencia. En realidad, Pablo no hace otra cosa que repetir lo que había dicho Jesús mismo y que se nos recordó en el Evangelio del domingo pasado, en la parábola del Juicio final. En la Primera Carta a los Corintios, san Pablo se deshace en un famoso elogio al amor. Es el llamado himno a la caridad: "Aunque hablara las lenguas de los hombre y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe... La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés..." (1 Cor 13,1.4-5). El amor cristiano es tan exigente porque surge del amor total de Cristo por nosotros: este amor que nos reclama, nos acoge, nos abraza, nos sostiene, hasta atormentarnos, porque nos obliga a no vivir más para nosotros mismos, cerrados en nuestro egoísmo, sino para "Aquel que ha muerto y resucitado por nosotros" (cfr 2 Cor 5,15). El amor de Cristo nos hace ser en Él esa criatura nueva (cfr 2 Cor 5,17) que entra a formar parte de su Cuerpo místico que es la Iglesia.


Desde esta perspectiva, la centralidad de la justificación sin las obras, objeto primario de la predicación de Pablo, no entra en contradicción con la fe que opera en el amor; al contrario, exige que nuestra misma fe se exprese en una vida según el Espíritu. A menudo se ha visto una contraposición infundada entre la teología de san Pablo y Santiago, que en su carta escribe: "Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" (2,26). En realidad, mientras Pablo se preocupa ante todo en demostrar que la fe en Cristo es necesaria y suficiente, Santiago pone el acento en las relaciones de consecuencia entre la fe y las obras (cfr St 2,2-4). Por tanto, para Pablo y para Santiago, la fe operante en el amor atestigua el don gratuito de la justificación en Cristo. La salvación, recibida en Cristo, necesita ser guardada y testimoniada "con respeto y temor. Es Dios de hecho quien obra en vosotros el querer y el obrar como bien le parece. Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones... presentando la palabr4a de vida", dirá aún san Pablo a los cristianos de Filipos (cfr Fil 2,12-14.16).


A menudo tendemos a caer en los mismos malentendidos que han caracterizado a la comunidad de Corinto: aquellos cristianos pensaban que, habiendo sido justificados gratuitamente en Cristo por la fe, "todo les fuese lícito". Y pensaban, y a menudo parece que lo piensen los cristianos de hoy, que sea lícito crear divisiones en la Igelsia, Cuerpo de Cristo, celebrar la Eucaristía sin ocuparse de los hermanos más necesitados, aspirar a los mejores carismas sin darse cuenta de que son miembros unos de otros, etc. Las consecuencias de una fe que no se encarna en el amor son desastrosas, porque se acude al arbitrio y al subjetivismo más nocivo para nosotros y para los hermanos. Al contrario, siguiendo a san Pablo, debemos tomar conciencia renovada del hecho que, precisamente porque hemos sido justificados en Cristo, no nos pertenecemos más a nosotros mismos, sino que nos hemos convertido en templo del Espíritu y somos llamados, por ello, a glorificar a Dios en nuestro cuerpo con toda nuestra existencia (cfr 1 Cor 6,19) . Sería un desprecio del inestimable valor de la justificación si, habiendo sido comprados al caro precio de la sangre de Cristo, no lo glorificásemos con nuestro cuerpo. En realidad, este es precisamente nuestro culto "razonable" y al mismo tiempo "espiritual", por el que Pablo nos exhorta a "ofrecer nuestro cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios" (Rm 12,1). ¿A qué se reduciría una liturgia que se dirigiera solo al Señor y que no se convirtiera, al mismo tiempo, en servicio a los hermanos, una fe que no se expresara en la caridad? Y el Apóstol pone a menudo a sus comunidades frente al juicio final, con ocasión del cual todos "seremos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo en su vida mortal, el bien o el mal" (2 Cor 5,10; cfr anche Rm 2,16). Y este pensamiento debe iluminarnos en nuestra vida de cada día.


Si la ética que san Pablo propone a los creyentes no caduca en formas de moralismo y se demuestra actual para nosotros, es porque, cada vez, vuelve siempre desde la relación personal y comunitaria con Cristo, para verificarse en la vida según el Espíritu. Esto es esencial: la ética cristiana no nace de un sistema de mandamientos, sino que es consecuencia de nuestra amistad con Cristo. Esta amistad influencia a la vida: si es verdadera, se encarna y se realiza en el amor al prójimo. Por esto, cualquier decaimiento ético no se limita a la esfera individual, sino que al mismo tiempo devalúa la fe personal y comunitaria: de ella deriva y sobre ella incide de forma determinante. Dejémonos por tanto alcanzar por la reconciliación, que Dios nos ha dado en Cristo, por el amor "loco" de Dios por nosotros: nada ni nadie nos podrá separar nunca de su amor (cfr Rm 8,39). En esta certeza vivimos. Y esta certeza nos da la fuerza para vivir concretamente la fe que obra en el amor.


[A los peregrinos en lengua española dijo:]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los procedentes de España, México, Chile y a los venidos de otros países de Latinoamérica. En estos momentos deseo recordar la marcha para pedir la libertad de los secuestrados que tendrá lugar el próximo viernes en Colombia. Elevo a Dios una ferviente plegaria para que acabe ese flagelo y se logre pronto la concordia y la paz en esa amada Nación. Muchas gracias.

[Traducción del original inglés e italiano por Inma Álvarez

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ZENIT ofrece  el Mensaje que el Santo Padre ha enviado hoy al Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, el arzobispo Gianfranco Ravasi, y a los participantes en la XIII Sesión pública de las Academias Pontificas con el tema "Universalidad de la belleza: estética y ética al contraste".

 

 

Al venerado Hermano

monseñor Gianfranco Ravasi

Presidente del Consejo Pontificio para la Cultura

 

Me es grato enviarle a Usted y al Consejo de Coordinación de las Academias Pontificas mi cordial saludo con ocasión de la Sesión pública anual, tradicional cita para dar relieve a las actividades promovidas con empeño y dedicación generosa por cada una de las Academias, y momento de encuentro y de compartir entre las distintas Instituciones, animadas por un objetivo común: servir a la persona humana, para hacer resaltar su esplendor y sus responsabilidades, su armonía y misión. Estoy contento de extender mi saludo a los señores cardenales, a los obispos, a los sacerdotes, a los señores embajadores y a los representantes te cada Academia Pontificia reunidos para este acto solemne y familiar.


Para esta Decimotercera Sesión Pública de las Academias Pontificias, la Insigne Academia Pontificia de las Bellas Artes y Letras de los Virtuosos en el Panteón, que organiza este año el evento, ha elegido como tema Universalidad de la belleza: estética y ética al contraste, un argumento muy significativo para profundizar la relación, o mejor, el diálogo entre estética y ética, entre belleza y actuar humano, diálogo tanto más necesario cuanto más quizás olvidado o eludido.


La necesidad y urgencia de un renovado diálogo entre estética y ética, entre belleza, verdad y bondad, nos es vuelto a proponer no sólo por el actual debate cultural y artístico, sino también por la realidad cotidiana. A diversos niveles, de hecho, emerge dramáticamente la separación, e incluso la confrontación, entre las dos dimensiones, la de la búsqueda de la belleza, comprendida aunque reductivamente como forma exterior, como apariencia que perseguir a toda costa, y la de la verdad y la bondad de las acciones que se llevan a cabo para realizar un fin. De hecho, una búsqueda de la belleza que fuese extraña o separada de la búsqueda humana de la verdad y de la bondad se transformaría, como por desgracia sucede, en mero estetismo, y sobre todo para los más jóvenes, en un itinerario que desemboca en lo efímero, en la apariencia banal y superficial, o incluso en una fuga hacia paraísos artificiales, que enmascaran y esconden el vacío y la inconsistencia interior. Esta búsqueda aparente y superficial ciertamente no tendría una inspiración universal, sino que resultaría inevitablemente del todo subjetiva, si no incluso individualista, para terminar quizás incluso en la incomunicabilidad.


He subrayado muchas veces la necesidad y el empeño de un engrandecimiento de los horizontes de la razón, y en esta perspectiva, es necesario volver a comprender también la íntima conexión que une la búsqueda de la belleza con la búsqueda de la verdad y la bondad. Una razón que quisiera despojarse de la belleza resultaría disminuida, como también una belleza privada de razón se reduciría a una máscara vacía e ilusoria. En el encuentro con el clero de la diócesis de Bresanona, el pasado 6 de agosto, dialogando precisamente sobre la relación entre belleza y razón, hacía notar que debemos mirar a una razón muy amplia, en la que el corazón y la razón se encuentran, belleza y verdad se tocan. Si este empeño es válido para todos, lo es aún más para el creyente, para el discípulo de Cristo, llamado por el Señor a "dar razón" a todos de la belleza y de la verdad de la propia fe. Nos lo recuerda el Evangelio de Mateo, en el que leemos la llamada dirigida por Jesús a sus discípulos: "Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mt 5,16). Debe notarse que en el texto griego se habla de kalà erga, de obras bellas y buenas al mismo tiempo, porque la belleza de las obras manifiesta y expresa, en una síntesis excelente, la bondad y la verdad profundas del gesto, como también la coherencia y la santidad de quien lo hace. La belleza de las obras de que habla el Evangelio señala más allá, a otra belleza, verdad y bondad que sólo en Dios tienen su perfección y su fuente últimas.


Nuestro testimonio, por tanto, debe nutrirse de esta belleza, nuestro anuncio del Evangelio debe percibirse en su belleza y bondad, y por ello es necesario saber comunicar con el lenguaje de las imágenes y de los símbolos; nuestra misión cotidiana debe convertirse en elocuencia transparente del amor de Dios para alcanzar eficazmente a nuestros contemporáneos, a menudo distraídos y absorbidos por un clima cultural no siempre propenso a acoger una belleza en plena armonía con la verdad y a bondad, pero siempre deseosos y nostálgicos de una belleza auténtica, no superficial y efímera.


Esto ha surgido también durante el reciente Sínodo de los Obispos, convocado para reflexionar sobre el tema La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia. Diversas intervenciones han evidenciado el valor perenne de un "bello testimonio" para anunciar el Evangelio, subrayando la importancia de saber leer y escrutar la belleza de las obras de arte, inspiradas por la fe y promovidas por los creyentes, para descubrir en ellas un itinerario singular que acerca a Dios y a su Palabra.


En el Mensaje conclusivo, que se dirige a los Padres sinodales y a todos los creyentes, se reafirma la bondad y la eficacia de la via pulchritudinis, uno de los posibles itinerarios, quizás el más atrayente y fascinante, para comprender y alcanzar a Dios. En el mismo documento se recuerda la Carta a los Artistas de mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II, que invitaba a reflexionar sobre el íntimo y fecundo diálogo entre la Sagrada Escritura y las diversas formas artísticas, del que han surgido innumerables obras maestras. En esta ocasión quisiera sugerir que se vuelva a retomar esta carta, a los diez años de su publicación, para hacerla objeto de una renovada reflexión sobre el arte, sobre la creatividad de los artistas, y sobre el fecundo y a la vez problemático diálogo entre estos y la fe cristiana, vivida en la comunidad de los creyentes. Me dirijo particularmente a vosotros, queridos Académicos y Artistas, porque ésta es precisamente vuestra tarea, vuestra misión: suscitar la maravilla y el deseo de lo bello, formar la sensibilidad de las almas y alimentar la pasión por todo aquello que es expresión auténtica del genio humano y reflejo de la Belleza divina.


Queridos hermanos y hermanas, el Premio de las Academias Pontificias, instituido por mi venerado Predecesor el Papa Juan Pablo II, tiene una finalidad peculiar: suscitar nuevos talentos en los diversos campos del saber y animar la tarea de los jóvenes estudiantes, artistas e instituciones que dedican su catividad a la promoción del humanismo cristiano. Acogiendo, por tanto, vuestra propuesta formulada por el Consejo de Coordinación de las Academias Pontificias, en esta solemne Sesión Pública estoy verdaderamente contento de que se asigne el Premio de las Academias Pontificias al doctor Daniele Piccini, que se ha distinguido por su tarea sea en el estudio crítico de la poesía y de la literatura -particularmente en la italiana de los orígenes y del Renacimiento- sea por su militancia activa en el campo poético, expresada en algunas antologías significativas.


Estoy también contento de que, como signo de aprecio y ánimo, se ofrezca una Medalla del Pontificado al doctor Giulio Catelli, joven pintor, por su investigación artística, apreciada ya por la crítica del arte; así como a la Fundación Stauròs Italiana, Onlus, por la realización del Museo de Arte Sacro Contemporáneo y por la organización de la Bienal de Arte Sacro, cita ya tradicional para los artistas que trabajan en el sector del Arte Sacro.


Quisiera finalmente manifestar a todos los académicos, y especialmente a los Miembros de la Insigne Academia Pontificia de las Bellas Artes y Letras de los Virtuosos en el Panteón, mi vivo aprecio por la actividad realizada, y expresar el augurio de un empeño apasionado y creativo, sobre todo en el campo artístico, para promover en las culturas contemporáneas un nuevo humanismo cristiano, que sepa recorrer con claridad y decisión el camino de la auténtica belleza. Con estos sentimientos os confío a cada uno de vosotros, como también vuestra preciosa obra de estudio e investigación creativa, a la protección maternal de la Virgen María, a la que con toda la Iglesia invocamos como Tota Pulchra, la Enteramente Bella, y de corazón le imparto a Usted, señor presidente, y a todos los presentes una especial Bendición Apostólica.


En el Vaticano, a 24 de noviembre de 2008


[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

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Los Obispos de Sudáfrica hacen un llamado en vistas a las elecciones del 2009 para participar en el voto y contribuir al debate democrático.

 

 

Declaración Pastoral: Sudáfrica una democracia viviente.

20 de Noviembre de 2008

 

Sudáfrica, una Democracia viviente.

Preparándose para las Elecciones

 

Declaración Pastoral de la Conferencia de Obispos Católicos de África Meridional.

 

Para ser leído en todas las iglesias cuanto antes sea posible

 

Queridos hermanos y hermanas en Cristo y todas las personas de buena voluntad,

para vivir en democracia, todos nosotros necesitamos participar.  Para los votantes cristianos, esta participación es una obligación seria. La participación no es sólo hacer tu marca en el Día de Elecciones, sino también significa que necesitamos participar de modo responsable en las preparaciones para las Elecciones

 

 Para los votantes cristianos, votar expresa nuestro amor y preocupación por nuestro país y por el bien común de todos los que viven en Sudáfrica. Cada voto afectará las vidas de cada individuo y cada grupo en el País.

 

Votar responsablemente significa que necesitáis prepararos bien de modo que conozcáis lo que estáis haciendo. Estar bien preparados significa que tenéis que descubrir todo lo que podáis acerca de las políticas de los diferentes partidos y cómo pueden afectar al país. Debéis haceros la pregunta vosotros mismos y  los partidos políticos si las políticas y  prácticas de un partido determinado son o serán buenas para todo el país.

 

Campaña de odio motivado políticamente, intimidación, violencia y trastorno matan la democracia. Las personas tienen diferentes opiniones y de este modo ayudan a diferentes partidos. Al vivir para una democracia, debemos tolerar los diferentes puntos de vista de los otros. Un amplio margen de ideas y políticas nos ayuda a ver lo que puede ser mejor para nuestro país y personas. Esto nos ayudará a escoger lo que es mejor para el bien común de todos. No respetar las opiniones de los otros y su derecho a ayudar al partido de su elección es anticristiano y antidemocrático. La violencia o amenaza de violencia hacia aquellos que discrepan de nosotros o hacia partidos aparte de aquel que ayudáis es anticristiano y antidemocrático.

 

Vuestro voto y el esfuerzo que hacéis para prepararos para votar son vuestra responsabilidad personal y contribución a la vida democrática de nuestro país. Nadie puede deciros a favor de que partido votar. Votar por un partido porque votaste por él antes o porque vuestro padre o abuelo vota por él no da vida a nuestra democracia. Se podría ser tentado a votar por un partido que sirve vuestros propios intereses o aquellos de vuestro grupo social o económico, pero si otras personas sufren a causa de vuestra elección, no estáis haciendo una buena elección. 

 

¿Qué deberíais hacer para prepararos a participar responsablemente en la elección? Podéis averiguar lo que los diferentes partidos significan asistiendo a las reuniones donde las personas pueden libremente  oír y  debatir lo que es mejor para el país. Podéis también oír la radio, ver televisión y leer los periódicos para enterarse mejor. Organizaciones tales como Iglesias, Clubs, Sociedades y Asociaciones pueden organizar estos encuentros para sí mismos de modo que pueda existir debate acerca de lo que es mejor para nuestro país.

 

Elegir el ignorar y votar por prejuicio no es una expresión cristiana de amor y preocupación para nuestro país. Recordad que vuestro voto expresa vuestra opinión considerada sobre lo que será mejor para la mayoría de personas en Sudáfrica tanto como sea posible – especialmente para los pobres, los marginados y los sin voz en nuestra sociedad. Esto nos ayudará a todos a actuar responsablemente para hacer Sudáfrica una casa en la que todos los Hijos de Dios puedan vivir en esperanza y libertad.

 

Preparación responsable también significa que roguemos por la paz y orientación. La oración es la mayor influencia que Dios ha puesto en nuestras manos. Recordad cómo la Oración por la Paz de San Francisco, rezada cada día por particulares en muchas comunidades ayudó nuestra lucha por la democracia. Rezar esta oración será un recuerdo poderoso de nuestra responsabilidad a ser instrumentos de Paz. Rezad desde ahora hasta las Elecciones que todas las personas que voten permitan que el Espíritu Santo guíe su elección.


Arzobispo Buti J. Tlhagale

Arzobispo de  Johannesburg.

Presidente de la Conferencia de Obispos de África Meridional

 

 (Traducción particular no oficial desde el inglés)


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Mi?rcoles, 26 de noviembre de 2008

ZENIT Publicamos las palabras que dirigió Benedicto XVI este lunes a Su Santidad Aram I, catholicós de Cilicia de los Armenios, durante el encuentro que mantuvieron el lunes, 24 de Noviembre de 2008, en el que presidieron una celebración ecuménica en la capilla "Redemptoris Mater" del Palacio Apostólico Vaticano.

Su Santidad:

Con sentido afecto en el Señor le saludo a usted y a los distinguidos miembros de su delegación con motivo de su visita a la Iglesia de Roma. Nuestro encuentro de hoy se enmarca en la continuidad con la visita que usted hizo a mi querido predecesor Juan Pablo II en enero de 1997, y con otros muchos contactos y mutuas visitas que, por gracia de Dios, han llevado en los años recientes a unas relaciones más cercanas entre la Iglesia católica y la Iglesia armenia apostólica.

 

En este año de san Pablo, usted visitará la tumba del apóstol de las gentes y rezará con la comunidad monástica de la basílica erigida en su memoria. En esa oración, usted se unirá a los numerosos santos y mártires, maestros y teólogos, cuya herencia de doctrina, santidad y resultados misioneros forman parte del patrimonio de toda la Iglesia. Pensemos en los santos Nerses Shnorkhali y Nerses de Lambon che, quien como obispo de Tarso era conocido como "segundo Pablo de Tarso". Ese testimonio tuvo su culmen en el siglo XX, un tiempo de inenarrable sufrimiento para su pueblo. La fe y la devoción del pueblo armenio han sido apoyadas constantemente por el recuerdo de los numerosos mártires que testimoniaron el Evangelio en el transcurso de los siglos. Que la gracia de ese testimonio siga plasmando la cultura de su nación e inspirando a los seguidores de Cristo una confianza cada vez mayor en el poder salvífico de la cruz. Desde hace mucho tiempo, la sede de Cilicia participa en positivos contactos ecuménicos entre las Iglesias. De hecho, el diálogo entre las Iglesias ortodoxas orientales y la Iglesia católica se ha beneficiado de manera significativa de la presencia de sus delegados armenios. Tenemos que esperar que este diálogo continúe, pues promete aclarar cuestiones teológicas que nos han dividido en el pasado, pero que ahora parecen abiertas a un mayor consenso. Confío en el hecho de que el trabajo de la Comisión Internacional sobre el tema de "La naturaleza, la constitución y la misión de la Iglesia" permita encontrar su contexto y solución a muchas cuestiones específicas de nuestro diálogo teológico.


Ciertamente, el crecimiento en la comprensión, el respeto y la cooperación experimentado por el diálogo ecuménico es muy prometedor para el anuncio del Evangelio de nuestro tiempo. En el mundo, los armenios viven junto a los fieles de la Iglesia católica. Una comprensión y un aprecio mayores de nuestra común tradición apostólica contribuirá a un testimonio común más eficaz de los valores espirituales y morales, sin los que un orden social realmente justo y humano no puede existir. Por esta razón, confío en que se encuentren medios nuevos y concretos para expresar las declaraciones comunes que ya hemos firmado.


Santidad, le aseguro mis oraciones diarias y las profunda preocupación que siento por el pueblo del Líbano y de Oriente Medio. ¿Cómo no quedar afligidos por las tensiones y conflictos que siguen frustrando todos los esfuerzos por fomentar la reconciliación y la paz en todos los niveles de la vida civil y política en la región?. Nos ha entristecido a todos recientemente la escalada de persecución y violencia contra los cristianos en algunas partes de Oriente Medio y en otros lugares. Sólo cuando los países implicados pueden determinar su propio destino, y los diferentes grupos étnicos y comunidades religiosas se acepten y respeten plenamente, se construirá la paz sobre los fundamentos sólidos de la solidaridad, la justicia y el respeto por los derechos legítimos de los individuos y los pueblos.


Con estos sentimientos y con afecto en el Señor, le doy las gracias, Santidad, y espero que estos días transcurridos en Roma sean fuente de numerosas gracias para usted y para quienes están confiados a su solicitud pastoral. Invoco alegría y paz en abundancia del Señor sobre usted y sobre todos los fieles de la Iglesia apostólica armenia.


[Traducción del original inglés por Jesús Colina

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ZENIT ofrece  la traducción al español de la Nota de la Santa Sede sobre finanzas y desarrollo, en la vigilia de la Conferencia promovida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en Doha, elaborada por el Consejo Pontificio "Justicia y Paz" y aprobada por la Secretaría de Estado de la Santa Sede.


Un nuevo pacto para refundar el sistema financiero internacional

 

La presente Nota, elaborada por el Consejo Pontificio "Justicia y Paz", aprobada por la Secretaría de Estado, quiere ofrecer algunos puntos de reflexión sobre la actual crisis financiera mundial y sobre sus repercusiones en la financiación al desarrollo. La Santa Sede es consciente de que muchas de las cuestiones aquí señaladas son susceptibles de ser afrontadas por medios técnicos muy diversos. El documento, por tanto, quiere sobre todo promover y animar a los Gobiernos y al resto de agentes económicos a buscar soluciones duraderas y solidarias.


Financiación y Desarrollo. Importancia de la Conferencia


1. La próxima conferencia internacional sobre "Financing for Development to review the Implementation of the Monterrey Consensus", que tendrá lugar en Doha del 29 de noviembre al 2 de diciembre de 2008, representa el punto de llegada de un proceso de revisión, promovido por la Asamblea General de las Naciones Unidas y con la participación de la sociedad civil, de los contenidos y de la actualización del Documento sobre Financiación al Desarrollo, aprobado en 2002 en Monterrey -el llamado "Monterrey Consensus". Aquel documento incluía seis capítulos sobre las grandes cuestiones esenciales para financiar el desarrollo: la movilización de los recursos internos; los flujos de capitales privados; el comercio internacional; la cuestión de la deuda externa; y última pero no menos importante, la cuestión sistémica sobre los modos de dar fuerza y coherencia al sistema monetario, financiero y comercial global en apoyo del desarrollo.


Según los procedimientos de las Naciones Unidas, los trabajos de revisión han llevado, durante los primeros años del 2008, a la redacción del esbozo de un nuevo documento (el "Doha Draft Outcome Document"), que ha sido poco a poco discutido y enmendado, con el objetivo de poder concluir la Conferencia de Doha con un texto que recoja el consenso de todos los participantes.


A este laborioso proceso negociador se ha superpuesto, en los últimos meses, la precipitación de la crisis financiera global que se ha originado en el mercado de las hipotecas "subprime" en Estados Unidos. A pesar de su larga gestación, a principios de septiembre la crisis se ha extendido hasta afectar a otros sectores del sistema financiero y a poner en dificultad un número creciente de países, cuya situación financiera, en ausencia del choque externo, no parecía presentar problemas de sostenibilidad.


A la subida de los precios agrícolas y energéticos que tuvo lugar en los primeros meses del 2008, por tanto, se ha añadido una crisis financiera en ciertos aspectos dramática, con consecuencias muy negativas: sobre todo, el tema de la financiación al desarrollo corre el riesgo de ser puesto en segundo lugar.


2. En esta situación, resulta indispensable que los Gobiernos y las instituciones financieras actúen para contrastar la ulterior difusión de la crisis financiera actual: de hecho, muchos países han introducido decisiones radicalmente opuestas a la tendencia, preferida hasta un pasado reciente, de confiar el funcionamiento del mercado financiero a su capacidad de autorregulación. Sustancialmente, los Gobiernos de los países afectados por al crisis han adoptado una variedad de disposiciones que comportan un retorno masivo del sector público en los mismos mercados financieros que, en las últimas décadas, habían sido desregularizados, privatizados y liberalizados.


Dado que una acción política de este género tiene mayores probabilidades de éxito si los países no proceden de forma dispersa, sino que se coordinan sus iniciativas, para el 15 de noviembre se convocó una cumbre de urgencia de los grandes países, el llamado G-20, con la participación de significativos países emergentes. Desde el momento en que el G-20 ha tenido lugar dos semanas antes de la Conferencia de Doha promovida por las Naciones Unidas, los muchísimos países que no han participado en la cumbre temen, no sin cierta razón, que el primer acontecimiento, que ha implicado solo a un número restringido de países, pero que ha atraído la atención de la opinión pública internacional, prive de impacto político a la Conferencia de Doha.


Hay por tanto dos grandes citas mundiales, muy cercanas, con un objeto similar -las finanzas y su crisis, las finanzas y el desarrollo-, aunque caracterizadas por significados políticos y funciones muy distintas. Ambos encuentros tienen importancia.


El deseo de todos es que con todo los países que se han reunido en Washington el 15 de noviembre tengan en debida cuenta la Conferencia de Doha y favorezcan su éxito. Esta tiene, de hecho, no solo el objetivo de llegar a un consenso formal intergubernamental sobre los seis grandes temas ya presentes en el "Monterrey Consensus", sino también el de madurar progresivamente un sentimiento común, una valoración compartida sobre aquellas que se identifican como cuestiones emergentes en materia de financiación al desarrollo.


Si es indispensable hacer frente, también en el plano político, a las emergencias financieras que se presentan, es también importante mirar con atención al cuadro en su conjunto y a las conexiones entre los problemas, no sólo desde el punto de vista de los países económicamente importantes, sino dentro de una perspectiva tendencialmente global. No siempre lo más urgente es también lo más importante. Al contrario, reordenar las prioridades es más necesario en cuanto la situación se ha hecho difícil.

No hay duda de que se ha llegado a la emergencia financiera de hoy tras un largo periodo en el cual, presionados por el objetivo inmediato de perseguir resultados en breve, se han dejado de lado las dimensiones propias de las finanzas: su "verdadera" naturaleza, en efecto, consiste en favorecer el empleo de los recursos ahorrados allí donde favorecen la economía real, el bienestar, el desarrollo de todo hombre y de todos los hombres (Pablo VI, "Populorum progressio", 14). La Conferencia de Doha es por tanto una ocasión que la comunidad internacional no debe perder para volver a poner en el centro cuestiones de fondo importantísimas para el bien común de la humanidad: la financiación al desarrollo es una de estas.


Las grandes cuestiones abordadas por el "Draft Document"


3. En referencia al "Draft Document", parece oportuno considerarlo teniendo en cuenta las dos caras de la crisis financiera actual, es decir, la emergencia que se ha originado en los mercados por una parte, y la situación de crónica inadecuación de los recursos destinados a apoyar el desarrollo por otro: ambas ponen de manifiesto una ineludible cuestión moral.


En un momento de crisis, como el actual, es apropiado hacerse preguntas que, cuando las cosas van bien, habrían sido dejadas de lado u obviadas. ¿Cómo se ha llegado a esta desastrosa situación, tras un decenio en que se han multiplicado los discursos sobre la ética de los negocios y de la finanza, y en el que se ha difundido la adopción de códigos éticos? ¿Cómo no se ha dado suficiente peso a la verificación de episodios que deberían haber hecho reflexionar?


La respuesta a estas preguntas no puede no poner en evidencia que la dimensión ética de la economía y la finanza no es algo accesorio, sino esencial y debe ser constantemente tenido en consideración e incidir realmente si se quieren llevar a cabo dinámicas económicas y financieras correctas, a largo plazo y fecundas en progreso.


En esta perspectiva, la doctrina social de la Iglesia, con la rica variedad de sus principios morales, puede y debe dar una contribución de realismo y esperanza tanto a las cuestiones que hoy se discuten, como la crisis financiera, sea a las cuestiones que, aun siendo de importancia vital para gran parte del mundo, no reciben la atención que merecen. Se trata de la necesidad de un nuevo pacto para refundar el sistema financiero internacional; de la cuestión de los centros financieros "offshore" y del nexo entre financiación al desarrollo y fiscalidad; del mercado financiero y de las normas; del papel de la sociedad civil en la financiación al desarrollo.


Un nuevo pacto financiero internacional


3. La actual crisis financiera es esencialmente una crisis de confianza. Hoy se reconocen entre las causas de la crisis tanto el excesivo uso de la "leva" financiera por parte de los operadores, sea la inadecuada consideración de los elementos de riesgo que ésta comporta. Sobre todo, se reconoce la relación entre la necesidad de que las finanzas cumplan su función "real" de puente entre el presente y el futuro, y el horizonte temporal de referencia de los operadores, sustancialmente empequeñecido en el presente. En otras palabras, la crisis financiera global ha hecho urgente la reflexión y la acción sobre el 6 punto del "Draft Document", es decir, sobre las cuestiones de sistema.


¿Estamos ante la necesidad de una simple revisión, o de una verdadera y propia refundación del sistema de las instituciones económicas y financieras internacionales? Muchos sujetos, públicos y privados, nacionales e internacionales, piden una especie de Bretton Woods. Más allá de la expresión utilizada, la crisis ha traído indudablemente a primer plano la urgencia de encontrar nuevas formas de coordinación internacional en materia monetaria, financiera y comercial.


Hoy parece claro que la soberanía nacional es insuficiente, incluso los grandes países son conscientes del hecho de que no es posible alcanzar los objetivos nacionales contando únicamente con las políticas internas: acuerdos, reglas e instituciones internacionales son absolutamente necesarias. Es necesario evitar que se comience la cadena del proteccionismo recíproco; más bien se deben reforzar las prácticas de cooperación en materia de transparencia y de vigilancia del sistema financiero. Es incluso posible alcanzar soluciones de "soberanía compartida", como demuestra la historia de la integración europea, a partir de problemas concretos, dentro de una visión de paz y prosperidad, enraizada en los valores compartidos.


También en el rediseño de las políticas y las instituciones internacionales se abre por tanto una cuestión moral de gran relevancia. En particular, es importante que el incluso necesario contraste político entre los países "más ricos" no lleve a soluciones basadas en acuerdos exclusivos, sino que relanza un espacio de cooperación abierto y tendencialmente inclusivo. Este espacio es especialmente relevante en materia de financiación al desarrollo.

Los flujos financieros que conectan a los países desarrollados con los países de renta baja presentan al menos dos elementos paradójicos, el primero lo representa el hecho de que en el sistema global, son los países pobres los que financian a los países ricos, que reciben recursos procedentes sea de las fugas de capital privado, sea de las decisiones gubernamentales de arrinconar reservas financieras bajo la forma de actividades financieras "seguras" colocadas en los mercados financieramente evolucionados o en los mercados "offshore". La segunda paradoja es que la remesas de los emigrados -es decir, de la componente menos "liberalizada" de los procesos de globalización- comportan una afluencia de recursos que, a nivel macro, superan grandemente los flujos de ayuda públcia al desarrollo. Es como decir que los pobres del Sur financian a los ricos del Norte, y los mismos pobres del Sur tienen que emigrar y trabajar en el Norte para sostener a sus familias en el Sur.


Los centros financieros "offshore"


3.b. Para llevar a cabo este nuevo pacto financiero internacional, un primer paso necesario es el de considerar atentamente el papel, oculto pero crucial, del sistema financiero "offshore" en las dos caras de la problemática financiera global antes descrita: la emergencia de la crisis global y la inadecuación de las finanzas al desarrollo.


Los mercados "offshore" han sido un nudo importante, tanto en la transmisión de la actual crisis financiera, como en haber mantenido una trama de prácticas económicas y financieras alocadas: fugas de capitales de proporciones gigantescas, flujos "legales" motivados por objetivos de evasión fiscal y canalizados también a través de la sobre o infrafacturación de los flujos comerciales internacionales, reciclaje de los procedentes de actividades ilegales. La estimación de la cantidad de riqueza detenida en los centros "offshore" son difícilmente evaluables, pero bastante impresionantes si se confirmaran las informaciones en circulación: se dice que una amplia gama de grupos e individuos detentarían aplicaciones financieras en los centros "offshore" que podrían rendir cerca de 860.000 millones de dólares al año, y que corresponderían a una falta de entrada fiscal de casi 255.000 millones de dólares: más de tres veces el monto entero de la ayuda pública al desarrollo por parte de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OSCE).


Dado que la financiación pública al desarrollo sólo puede proceder de las detracciones fiscales, esto se convierte como mínimo en crítico en la época de la globalización. De hecho, los procesos de globalización han cambiado el tipo de composición de la tasación, no sólo de directo a indirecto (con la probable consecuencia de una menor "progresividad" d ellos impuestos, es decir, de una menor capacidad de pesar porcentualmente más sobre aquellos que disponen de rentas más elevadas), sino sobre todo han comportado una traslación de la tasación del capital a la tasación del trabajo.


Se erosiona la detracción fiscal sobre las actividades empresariales más grandes y más móviles en el campo internacional, o que pueden fácilmente recurrir a los centros "offshore". Se tasan en cambio mayormente los factores productivos menos "móviles" y que difícilmente pueden escapar al gravamen fiscal, es decir, a los trabajadores y las pequeñas empresas.


Estos puntos son políticamente muy complejos. Afrontarlos significa incidir directamente en la esfera de la soberanía fiscal nacional. El "Draft Document" habla de ello y, en el punto 10, propone reforzar la cooperación internacional en materia fiscal, sobre todo en vista de una drástica redimensión de las prácticas financieras "offshore".


Reglamentación del mercado financiero


3.c. La crisis actual ha madurado en un contexto de toma de decisiones en el que el horizonte temporal de los operadores financieros era extremadamente breve y en el que la confianza -ingrediente esencial del crédito- se ponía más en los mecanismos del mercado que en las relaciones entre socios. No por casualidad, la confianza ha descendido en el intercambio que era "seguro" por antonomasia, es decir, las transacciones interbancarias; pero sin esta confianza se bloquea todo, incluida la posibilidad del normal funcionamiento de las empresas productivas. Las crisis financieras y sus consecuencias tiene, de hecho, como componente la expectativa de que el clima financiero empeore. Todo esto induce a los operadores a comportarse de forma que hace más probable el efectivo empeoramiento de la situación con un previsible efecto acumulativo. Con la crisis, ha caído la confianza fideísta puesta en el mercado, entendido como mecanismo capaz de autorregularse y de generar desarrollo para todos.


La situación actual es de emergencia, porque se ha evitado afrontar algunas cuestiones importantes: la trazabilidad de los movimientos financieros, el rendir cuentas adecuadamente de las operaciones en los nuevos instrumentos financieros, la cuidadosa valoración del riesgo. Muchas autoridades, especialmente en los países financieramente más evolucionados, han pospuesto elecciones puntuales, movidos por los beneficios económicos que derivan de hospedar una fuerte industria financiera, beneficios que duran lo que dura la fase de euforia financiera.


Las mismas instituciones financieras internacionales no están dotadas del mandato y de los instrumentos necesarios para afrontar con decisión estas cuestiones. En general se pensaba que el mercado bastaba para dar precio justo al riesgo.


Los mercados financieros no pueden operar sin confianza; y sin transparencia y sin reglas no puede haber confianza. El buen funcionamiento del mercado requiere por tanto un importante papel del Estado y, donde es apropiado, de la comunidad internacional para fijar y hacer respetar reglas de transparencia y de prudencia. Debe recordarse, sin embargo, que ninguna intervención de regulación puede "garantizar" su eficacia prescindiendo de la conciencia moral bien formada y de la responsabilidad cotidiana de los operadores del mercado, especialmente d ellos empresarios y de los grandes operadores financieros.

Las reglas de hoy, diseñadas sobre la experiencia de ayer, no necesariamente preservan de los riesgos del mañana, Así, aunque existan buenas estructuras y buenas reglas que ayuden, es necesario recordar que por sí solas no bastan. El hombre nunca puede ser cambiado o redimido sencillamente desde el exterior.


Es necesario llegar al ser moral más profundo de las personas, es necesaria una educación real en el ejercicio de la responsabilidad hacia el bien de todos, de parte de todos los sujetos, a todos los niveles: operadores financieros, familias, empresas, instituciones financieras, autoridades públicas, sociedad civil.

Esta educación a la responsabilidad puede encontrar un fundamento sólido en algunos principios indicados por la doctrina social, que son patrimonio de todos y base de toda la vida social: el bien común universal, el destino universal de los bienes, la prioridad del trabajo sobre el capital.


En el fondo, la crisis financiera es e resultado de una praxis cotidiana que tenía como punto de referencia la absoluta "prioridad del capital" respecto al trabajo -incluso del trabajo, alienado, de los mismos operadores financieros (horas de trabajo larguísimas y estresantes, horizonte temporal cortísimo de referencia para las decisiones). Es también el resultado de una praxis errónea por la que se presta con más facilidad a quien "es demasiado grande para fallar" que a quien asume el riesgo de crear ocasiones reales de desarrollo.


Papel de la sociedad civil en la financiación al desarrollo


3.d. La financiación al desarrollo requiere poner en discusión sea la ayuda pública al desarrollo, sea el papel de los demás actores: personas, empresas, organizaciones. En particular, la sociedad civil no solo lleva a cabo un importante papel activo en la cooperación al desarrollo, sino que también reviste un papel significativo en la financiación al desarrollo. Lo hace, ante todo, a través de la contribución voluntaria de persona a persona, como las remesas de los inmigrantes, o a través de formas organizativas relativamente sencillas (piénsese en la adopción a distancia). Después están los recursos para el desarrollo puestos en marcha por las empresas, en el ejercicio activo de su propia responsabilidad social; y aquellas a veces demasiados conspicuas, que proporcionan importantes Fundaciones.


También la adopción de comportamientos responsables en materia de consumo y de inversión constituye un importante recurso para el desarrollo. La difusión de estos comportamientos responsables, desde el punto de vista de los efectos materiales, puede dar la diferencia entre el funcionamiento de ciertos mercados particulares; pero su importancia reside sobre todo en el hecho que expresan una participación concreta por parte de las personas -en cuanto consumidoras, en cuanto inversoras del ahorro familiar o en cuanto decisivas para las estrategias empresariales- a la posibilidad de que los más pobres salgan de su condición de pobreza.


Crisis financiera y ayudas públicas al desarrollo


4. La preocupación por la emergencia financiera que se ha originado en los mercados maduros efectivamente puede ofuscar la necesidad de financiar el desarrollo. Es razonable pensar que la ayuda pública al desarrollo, que procede de asignaciones del presupuesto que cada país establece de año en año, sufrirá a causa de los ingentes recursos públicos necesarios para tapar la emergencia de la crisis financiera. Y esto es un mal, indiscutiblemente. Una financiación al desarrollo adecuada requiere un horizonte de largo plazo: es necesario que los recursos afluyan de modo previsible, en condiciones favorables, para financiar obras que quizás requieren mucho tiempo antes de producir beneficios a la población local.


Sin embargo, la emergencia financiera ligada al periodo breve y la "normalidad" de la financiación a largo plazo están estrechamente conectadas, en negativo, pero también en positivo: existe, y debe buscarse tenazmente, la posibilidad de contribuir a una salida sostenible de la crisis financiera, también construyendo las condiciones para que los ahorros que se generan se dediquen verdaderamente al desarrollo, es decir, a la creación de ocasiones de trabajo. Basta pensar en cuantas necesidades insatisfechas existen, especialmente en los países de renta baja: esas necesidades son la otra cara de las ocasiones de trabajo que es posible, y por tanto obligado, crear.


Para dar otros elementos que pueden sostener la razonabilidad de esta vía "real" de salida de la crisis financiera, podemos recordar que las tres crisis del 2008 -la crisis alimentaria, la crisis energética y la crisis financiera- están estrechamente unidas entre sí. La expectativa de precios crecientes de los productos agrícolas y energéticos (expectativa en cierto sentido fisiológica, piénsese en la mayor demanda de alimentos y carburante en países como China e India) ha producido una carrera al aprovisionamiento y a la compra de "futuros", es decir, de promesas de entrega futura a un precio determinado. Este comportamiento a su vez ha alimentado una subida de los precios que ha atraído no solo a los futuros utilizadores de los productos primarios, sino también a los operadores financieros que, desde una óptica puramente especulativa, han apostado sobre la posibilidad de una subida ulterior de los precios.


Ahora, estos comportamientos arriesgados tienden a florecer sin control cuando en los mercados financieros existe mucha -demasiada- disponibilidad de crédito. No es casual que la crisis financiera actual, que se manifiesta sobre todo en la extrema dificultad de obtener un crédito, haya traído consigo una bajada de los precios de los productos primarios, y sobre todo del petróleo. Se entiende que, si es necesario afrontar los problemas "uno a uno", es peligroso hacerlo sin mirar con lucidez al cuadro completo y a las conexiones entre los propios problemas. La crisis financiera probablemente "quitará" recursos a la ayuda pública al desarrollo; sin embargo, sólo destinando recursos -públicos pero también privados- al desarrollo "real" se podrá reconstruir un sisteema financiero sano, capaz de rendir de verdad, porque los recursos han sostenido realmente el trabajo y la economía.


Las actuales inversiones directas en los países pobres


5. En general, la gran parte de las inversiones extranjeras directas sigue afectando a los países avanzados, tanto como procedencia como destino, aunque en los últimos años se han observado dos fenómenos decididamente nuevos. El primero es la afirmación de inversiones extranjeras directas surgidas de los países "emergentes", a menudo motivadas por el objetivo de reforzar la presencia de la empresa investigadora en su misma macrorregión -y por tanto, son inversiones Sur-Sur, destinadas a países de renta media y baja. El segundo tiene que ver con el crecimiento significativo de los flujos de inversión transcontinentales destinados a ciertos países de renta baja, normalmente dotados de importantes recursos mineros o energéticos; algunos de estos se efectúan de los llamados "fondos soberanos", y por tanto presentan en doble valor de inversión económica y de importante vínculo sociopolítico.


Cómo actuar para incrementar las inversiones extranjeras directas es el objeto del segundo capítulo del "Draft Document", que muy oportunamente subraya que es necesario considerar atentamente también los aspectos cualitativos de la inversión. Es necesaria de hecho cautela antes de interpretar los flujos de capital hacia los países como una señal inequívocamente positiva, y por tanto incrementar sencillamente la cantidad. En muchos casos, se trata efectivamente de importantes ocasiones de crecimiento económico y de desarrollo social; en otros, no es así. Hay, de hecho, inversiones que comportan la implicación y la formación de los trabajadores locales, la transferencia de tecnología, la difusión de prácticas de management responsable; pero hay también inversiones que se limitan a valorar los recursos mineros en beneficio de pocos -de la élite política o económica local- además, naturalmente, del inversor extranjero.


Cooperación financiera al desarrollo


6. A
continuación de la Conferencia de Monterrey, se han dado algunos pasos adelante significativos, en la dirección indicada por el "Monterrey consensus". En la "Action against Hunger and Poverty", inicialmente promovida por algunos países desarrollados y países en vías de desarrollo y sucesivamente hecha propia por otros muchos Estados, se han identificado distintas posibles fuentes innovadoras de financiación: un impuesto solidario sobre las tarifas aéreas; la reducción de la evasión fiscal hecha posible por la existencia de paraísos fiscales; la movilización de las remesas de los emigrantes para el desarrollo local de los países de destino con iniciativas, por ejemplo, de microcrédito; la tasación de las transacciones en valor y /o del comercio de armas; la creación de instrumentos innovadores de préstamo como la "International Financial Facility"; la emisión por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) de derechos especiales de retiro; la contribución voluntaria asociada al uso de tarjetas de crédito; la inversión financiera en "fondos éticos"; la recogida a través de loterías solidarias.


Algunas de estas propuestas se han llevado a cabo parcialmente. Es el caso del proyecto piloto de la tasa solidaria en las tarifas aéreas, ya en ejecución en algunos Estados y destinada a un fondo para la compra de fármacos contra la malaria, tuberculosis y Hiv/Aids, gestionado directamente por la Organización Mundial de la Salud (OMS). También en el 2006, la propuesta de cear una International Financial Facility se tradujo en la activación de la Iffi (Iff for immunization) a la que se ha adherido cierto número de países. Sustancialmente, se trataba de la emisión de títulos públicos internacionales que se han colocado en los mercados financieros y que han permitido recoger recursos privados para la financiación de programas de vacunación. Los países que han emitido los títulos se hacen cargo de los recargos por intereses y para la restitución futura de los fondos recibidos, empeñándose recíprocamente en proporcionar recursos al desarrollo; este empeño es efectivamente creíble, en cuanto que su eventual disminución expondría a los países a una pérdida de reputación en los mercados financieros internacionales de los que dependen para la financiación de sus desequilibrios en las cuentas. Todas estas iniciativas tienen en común el hecho de desvincular la recogida de los recursos financieros al desarrollo mediante impuestos, de las decisiones de presupuesto público de cada país.


7. A
pesar de los progresos, sin embargo, la cooperación financiera al desarrollo sigue siendo un problema. Además, muchos otros ámbitos de acción incluidos en el "Monterrey consensus" no han visto progresos; esto vale sobre todo a propósito de las cuestiones de sistema y en particular, de la coherencia de las políticas económicas internacionales. Piénsese por ejemplo en el nexo entre las políticas de ayuda al desarrollo y las políticas comerciales de los países avanzados: las diversas formas de proteccionismo manifiesto o escondido, así como als persistentes limitaciones al acceso de las exportaciones de los países pobres en los mercados de los países ricos, son un obstáculo enorme al desarrollo. Las políticas nacionales siguen siendo fuertemente incoherentes: con una mano se da y con otra se quita.


Una última pero importante cautela: es necesario estar atentos a no confundir los medios (los recursos financieros) y el fin, es decir, el desarrollo. No basta predisponer una cantidad adecuada de financiación para pensar en obtener, de forma mecánica, el desarrollo. Éste no es tanto el "resultado" que se encontrará al final, sino el camino que día a día es trazado por las elecciones concretas de múltiples actores: Gobiernos donadores y receptores, organizaciones no gubernamentales, comunidades locales. Por lo que respecta a la ayuda pública al desarrollo -el objeto principal de la Conferencia de Doha, que implicará en primer lugar a los Estados- se debe recordar que la comunidad internacional ha afrontado recientemente, en la Conferencia de Accra, la cuestión de la eficacia de la ayuda ("aid effectiveness").


Hoy la tendencia preponderante es la de considerar el canal "de Estado a Estado", el llamado "budget support", como la vía más eficaz para hacer llegar los recursos a países de renta baja. Esta tendencia es vista con cierta preocupación, porque lleva consigo el riesgo de una "burocratización" de las políticas nacionales de lucha contra la pobreza y de un redimensionamiento de los recursos disponibles por las diversas formas de iniciativa social local, tanto por parte de las organizaciones de la sociedad civil, como por parte de realidades locales radicadas en el territorio como las "faith based organizations". Si embargo, estas realidades son las verdaderas protagonistas del desarrollo entendido como recorrido que llevar a cabo día a día.


África y financiación al desarrollo


8. Una atención particular al Continente africano, en el que el mapa del desarrollo registra fuertes disparidades, es necesaria. En áfrica la situación es distinta en cada país; es más, se nota una tendencia a la polarización entre las situaciones de éxito al conseguir recursos y hacerlos fructificar, y situaciones de total marginalidad. Por ejemplo, sólo pocos países africanos atraen inversiones extranjeras directas no interesadas exclusivamente en explotar los recursos minerales o energéticos. Depende mucho de la situación interna de cada país; en los términos del "Monterrey Consensus": por la capacidad de movilizar recursos internos y de luchar contra las fugas de capitales, evasión fiscal y corrupción.


Además, es evidente que en situaciones de conflicto armado -numerosas, por desgracia, en África- la dimensión económica del desarrollo se convierte sencillamente en improponible.


En cuanto a la condonación de la deuda externa, ha habido progresos; sin embargo, los recursos para la cancelación de la deuda raramente han sido adicionales respecto a los flujos de ayuda y esto ha comportado efectos de recomposición de los presupuestos públicos sin un incremento real de los recursos disponibles para las acciones de lucha contra la pobreza.


Dos puntos deben subrayarse oportunamente. Uno tiene que ver con las elecciones en política internacional de los Gobiernos africanos: debe apoyarse la creciente voluntad de cooperación internacional Sur-Sur, en un continente donde adquirir una cierta costumbre a la cooperación internacional podría contribuir a canalizar preventivamente los conflictos en un espacio de negociación incruento. La segunda tiene que ver con las elecciones en política interna, en materia de lucha contra la pobreza y el desarrollo: es necesario apoyar con convicción la solución subsidiaria, que valore y refuerce las formas de respuesta a las necesidades que nacen "desde dentro" de la sociedad africana, la cual posee un gran patrimonio de cultura solidaria que sabe expresarse con una extraordinaria fuerza testimonial.


La experiencia de cooperación internacional al desarrollo es hoy suficientemente amplia para permitir concluir que las políticas y los recursos "llegados de lo alto" pueden producir efectos benéficos inmediatos, pero por sí solos no proporcionan respuestas adecuadas a cómo salir, de forma sostenible, de la pobreza. Los principios de subsidiariedad y solidaridad, tan queridos a la doctrina social de la Iglesia, pueden inspirar un auténtico desarrollo en el signo de un humanismo integral y solidario.


Vaticano, 18 de noviembre de 2008


[Traducción no oficial del original italiano por Inma Álvarez]


Información ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la Diócesis de Tenerife

 

ALIMENTARSE DE LA PALABRA MEDIANTE LA LECTIO DIVINA

 

1. - ¿Qué es la Lectio Divina?

 

La expresión Lectio Divina procede del Latín y significa: “lectura de Dios”, “lectura divina”, y expresa una práctica usada por los monjes pero que poco a poco se va difundiendo entre muchos cristianos: la lectura orante de la Biblia. Se trata de una manera de profundizar en la Escritura, no tanto desde el estudio sino desde la oración, para llegar a un encuentro personal “de tu a tu” con Dios.


Es una forma de entrar en conversación (o diálogo) con Dios, quien nos habla a través de la Palabra, y nosotros le respondemos. Decía San Jerónimo que “desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo”, por eso estamos invitados a conocer a Dios a través de sus palabras, de su Palabra. No es un “método de relajación” o de “evasión”. Por lo tanto, para practicarla, hemos de tener claros algunos principios fundamentales:


- Verdaderamente Dios nos habla a través de la Biblia.

- Dios habla a través de toda la Biblia, cada pasaje debe leerse dentro del conjunto de toda la Biblia, no debemos sacarlos de su contexto.

- La Lectio supone que el que lee la Biblia tiene fe, leemos la Biblia desde nuestra fe en Jesucristo,  vivo en medio de nosotros.

- La lectura individual es imprescindible para hacer una lectura comunitaria. Se busca el crecimiento personal, leer juntos tiene como fin enriquecernos mutuamente.


Más que un método, la Lectio Divina es un “camino” ya que no se trata de una técnica como si habláramos de una receta. Decimos que se trata de un camino porque cada uno lo realiza vivencialmente. El camino y la meta son Cristo mismo, y por él vamos ascendiendo hasta Dios. A medida que avanzamos, pasamos por cuatro fases, que son cuatro actitudes básicas del creyente que desea seguir a Cristo conociendo su palabra (lectura), aprendiendo a vivir como Él vivió (meditación), suplicando fuerza y luz para sus pasos (oración) y trabajando por la venida del Reino de Dios al mundo (contemplación).

 

2. - ¿Cuál es el camino que sigue la Lectio?

 

Fue un monje cartujo del S. XII, llamado Guigo, quien nos describió este proceso con estas palabras: “cierto día, durante el trabajo, al reflexionar sobre la actividad del espíritu humano, de repente se presentó a mi mente la escalera de los cuatro peldaños espirituales: la lectura, la meditación, la oración y la contemplación. Esa es la escalera por la cual los monjes suben hasta el cielo. Es cierto, la escalera tiene pocos peldaños, pero es de una altura tan inmensa y tan increíble que, al tiempo que su extremo inferior se apoya en la tierra, la parte superior penetra en las nubes e investiga los secretos del cielo”.

 

Por eso, se presenta esta lectura como una escalera de cuatro peldaños: Lectio (lectura), Meditatio (meditación), Oratio (oración) y Contemplatio (contemplación), cuatro pasos, que son la estructura del método:


CONTEMPLACIÓN

ORACIÓN

MEDITACIÓN

LECTURA

 

 


En este proceso cada paso nace del anterior. Cierto que cuando uno está empezando a practicarlo, se sube cada peldaño de forma consciente, pero a medida que el orante se familiariza con este método, se va realizando el proceso automáticamente pasando de uno a otro como el día sucede a la noche: de forma gradual.

Pero antes que nada, cuando se va a dedicar un rato a hacer Lectio Divina, hay que buscar un espacio con el adecuado silencio que facilite la oración, un lugar donde uno pueda estar ese rato cómodo, y sabiendo que se dispone del tiempo suficiente para poder llevar a cabo todo el proceso. Es fundamental ese primer momento para que haya una “ruptura” con el ritmo de la vida ordinaria de modo que se pueda estar a la escucha de la Palabra, este esfuerzo por “desconectar” es, a veces, lo más costoso. Entre las disposiciones del lector-orante debe haber: fe  y apertura al Espíritu, pureza de corazón, docilidad, espíritu de oración, conversión continua, comunión con la Iglesia. Al comienzo, pues, pedimos el Espíritu Santo, el mismo Espíritu que descendió sobre los apóstoles, haciendo posible su comprensión y aceptación de Jesús (Jn 16,13). Él viene sobre nosotros para que la Palabra sea engendradora de vida y verdad.

 

3. - Los cuatro pasos.

 

Lectio – lectura: ¿qué dice el texto?

 

La Biblia no es un libro anticuado e insignificante para nuestra vida, sino actual y significativo. Tiene mucho que decirnos sobre nosotros mismos, sobre el mundo y sobre el momento histórico que vivimos. Pero para descubrir la unión entre esa Palabra, escrita hace siglos, y nosotros, hemos de leer de forma constante y continua, perseverante y diaria la Biblia, hasta familiarizarnos con ella.

La lectura busca la dulzura de Dios, y como es el punto de partida, debe hacerse con atención y respeto. Es mejor comenzar con pasajes de la Escritura que ya conozcamos porque existe el riesgo de dejarnos llevar por la curiosidad (que a veces puede ser una forma de pereza) y emplear la mayor parte del tiempo en leer, envés de orar. Una vez escogido el texto, se trata de leer y releer el texto, identificando los personajes y la acción, preguntándose por el contexto y los destinatarios, para averiguar qué es lo que el autor quiso decir. Una ayuda puede ser ir marcando con lápiz las palabras o frases que quiero destacar (Por ejemplo: Interrogación: duda. Subrayado: algo importante. Exclamación: punto para la meditación. Asterisco: tema para la oración. Palabra al margen: Compromiso. Etc.) No se trata de un estudio en profundidad, pero si es bueno hacerse alguna de las siguientes preguntas:

¿Es un relato, un poema, una enseñanza, etc.? ¿Dónde se sitúa el pasaje bíblico: época, lugar, motivo, etc.? ¿A quienes les escribió el autor? ¿Qué nos dice sobre Dios? ¿Nos habla algo acerca del mundo de entonces, o de la historia, o de las personas? Etc. Se trata de conocer lo que dice ese pasaje bíblico, no de lo que yo pienso o de lo que me han comentado. Es decir: ¿Qué dice el texto en su contexto?

No hay una norma fija para saber cuando se pasa al siguiente momento, la meditación, pero cuando ya se ha dedicado un rato suficiente para tener una idea clara del texto y sintamos el deseo de saborear el pasaje, debemos hacerlo.

 

 

Meditatio – meditación:  ¿qué me dice a mí?

 

Por la meditación se penetra en el fruto que la letra nos ha mostrado, nos ayuda a descubrir el sentido que el Espíritu quiere comunicar hoy al creyente, a la Iglesia, a través de los diversos pasajes de la Biblia. Lo fundamental sería llegar a comprender “¿Cuál es el mensaje que este pasaje tiene para mí? ¿o para nosotros?

Esto se realiza “rumiando”, masticando, la Palabra en nuestro interior de modo que pase de la boca al corazón. Por ello es bueno resumir lo que hemos leído en una frase para repetirla en este momento, y quizás luego durante toda nuestra jornada, como una gota de agua que cae constantemente sobre la roca hasta horadarla, así debe caer la Palabra de Dios hasta penetrar el corazón endurecido como pedernal y lograr transformar nuestra persona. En este proceso, lento pero real, es el Espíritu, presente verdaderamente en la Palabra, el que realiza esa transformación.

Es aquí donde se establece el diálogo entre lo que Dios nos dice en su Palabra y lo que sucede en nuestra vida. Se medita reflexionando, nos pueden ayudar algunas preguntas como estas: ¿Qué diferencias y parecidos hay entre lo que estoy leyendo y mi vida? ¿Qué cambio debiera haber en mi vida? ¿Qué debería crecer en mí? Etc.

Cuando se hace comunitariamente, la búsqueda en común hace surgir el sentido eclesial de al Biblia, fortaleciendo en todos la fe. Cuando ya vemos claro lo que Dios nos pide, también aparece clara nuestra propia incapacidad, nuestras debilidades para hacer lo que la Palabra nos está sugiriendo. Ese es el momento de pasar a la Oración, de pedir a Dios su ayuda para que podamos responder.

 

 

Oratio – oración: ¿qué me hace decirle a Dios?

 

La oración, provocada por la meditación, comienza con una actitud de admiración silenciosa y de adoración al Señor; es la segunda parte del diálogo que iniciamos con la meditación, y la pregunta que nos motiva en este momento sería algo así: ¿Qué me inspira decirle a Dios el pasaje que he meditado?

Si hasta ahora habíamos escuchado a Dios, ahora esa escucha nos mueve a dirigirnos a Él. En la oración entran en juego el corazón y los sentimientos. En este momento especialmente dedicado a la oración, el creyente responde a Dios, movido por el Espíritu. Es una respuesta profundamente nuestra, que se expresa en la súplica, la alabanza, la acción de gracias, la queja, etc. Quizás nos pueda inspirar rezar alguna oración que ya conocemos, un salmo, etc. Para pasar, por último, a la contemplación no hay un momento claro.

 

Contemplatio – contemplación: ¿A qué conversión me invita?

 

La Contemplación es el punto de llegada de la Lectio Divina; es la actitud de quien se sumerge en lo meditado para descubrir y saborear en los acontecimientos la presencia activa de Dios a través de su Palabra. Además, nos invita a comprometernos con la transformación de la historia que la Palabra de Dios provoca. Envés de ser una evasión de la realidad, es una profundización en lo profundo de ella para descubrir cómo colaborar con Dios en su designio de Salvación para la humanidad.

Podríamos entender la contemplación como “un retorno al Paraíso perdido”, como un gusto y dulzura experimentados en el corazón de quien hace de la Palabra de Dios el único punto de referencia de su vida. Pero hay que cuidar de que esta práctica no nos lleve a una piedad aislada de la vida real.

También podemos entenderla como una nueva manera de ver, observar y analizar la vida, los acontecimientos y la historia personal y colectiva: mirar al mundo desde los ojos de Dios. De aquí brotará el compromiso por insertarnos en nuestro mundo y colaborar con Dios en su transformación.

4.- Otros pasos en la Lectio Divina: Statio – Discretio – Collatio – Actio – Ruminatio

 

Muchas veces se ha añadido a estos cuatro pasos clásicos algunos más:  por ejemplo, a los preparativos se le ha denominado Statio (preparación) y se trataría de estar a la espera, ponerse a la escucha, disponerse interiormente haciendo silencio. Más conocido es el quinto paso: Actio – acción: se trata de recordar lo último que comentábamos anteriormente: la escucha orante de la Palabra de Dios debe llevarnos al compromiso, a que en la vida cotidiana se refleje lo que hemos orado. También se habla de una Ruminatio – acción de rumiar: se trataría de sacar una frase, o una palabra del rato de oración para ir repitiendo a lo largo del día, que nos vaya recordando lo orado y nos facilite el propósito de llevar a la acción nuestra Lectio. Algunos han intercalado otros pasos entre la Contemplación y la Acción: Discretio – discernimiento: que es tratar de distinguir cual es la voluntad de Dios. Y también la Collatio – intercomunicación: cuando se dialoga con otros la propia respuesta a la Palabra. Pero estos dos pasos de alguna manera ya estarían también incluidos en los que hemos visto; sobre todo lo que quiere darse a entender es que no se utilice la Lectio como un ejercicio de individualismo sino que nos lleve al compromiso. Por eso, para no complicarnos,  como método clásico nos quedamos con los cuatro pasos ya expuestos.

 

6.- Actitudes necesarias.

 

Son necesarias unas disposiciones interiores para que este método de fruto, podemos destacar tres:

Escucha: es necesario acercarse a la Palabra de Dios con reverencia y actitud atenta. Se suele recordar el pasaje en que Moisés, ante la zarza ardiente, contempla y Dios le dice: “descálzate porque el lugar que pisas es sagrado” (Ex 3, 1-6). La Palabra de Dios es para nosotros, como la zarza, un misterio atrayente. Pero hemos de acercarnos “descalzándonos” de todo aquello que nos impide acogerla como merece (ruidos, prisas, preocupaciones, etc.).

Compromiso de vida: La Lectio Divina requiere una armonía entre lo que oramos y lo que vivimos. Es la decisión radical y constante de vivir según el Evangelio, de seguir a Jesús como discípulos. Si esto no lo tenemos claro y queremos hacer compatible la fe con una vida desordenada, la Lectio no puede dar ningún fruto.

Perseverancia: Nosotros somos impacientes y queremos ver en seguida los resultados, pero Dios tiene una pedagogía más pausada. La Palabra leída, meditada, orada y contemplada es en nosotros como una semilla que da fruto de forma misteriosa, según los planes de Dios. Por eso la Lectio requiere que le dediquemos asiduamente un tiempo exclusivo.

La lectura comunitaria facilita este aprendizaje, nos ayuda a perseverar, nos ilumina los pasajes que nos resultan más costosos, etc. Además, el grupo de creyentes que frecuentemente escuchan juntos la Palabra de Dios es expresión de la Iglesia. Esta palabra viva y eficaz nos impulsará a vivir según las enseñanzas de Jesús y a ser presencia suya en medio del mundo.

 

7.- Algunos riesgos a tener en cuenta:

 

Asilamiento – individualismo: Ya se ha dicho que un peligro es el aislamiento. Nuestra oración no es una búsqueda artificial de paz, no se trata de un método de relajación. Nuestra oración proporciona paz porque Cristo da la paz que el mundo no puede dar, pero al mismo tiempo nos impulsa al compromiso con la transformación de nuestro mundo. El Objetivo de la Lectio Divina no es conducir al lector-orante cristiano a una piedad intimista, individualista, encerrada en “su gozo del Señor”, sino el de guiarlo a través de un itinerario espiritual que le identifica con Cristo y le abre a la misión en el mundo.

“Esoterismo”: También existe la tentación de ser tan originales que de la lectura bíblica lo que busquemos sea encontrar “mensajes ocultos” o ideas contrarias a la doctrina de la Iglesia. No nos engañemos, el contenido de la fe no va a cambiar, lo que creemos recoge la esencia de la Revelación, y por lo tanto, del mensaje de la Biblia. Lo que sí pretende conseguir este método es hacer viva en nosotros la presencia de Dios, entrar en diálogo con Él, alentarnos en nuestro compromiso cristiano, familiarizarnos con el tesoro que encierra la Biblia y, en definitiva, conseguir que el Espíritu Santo sea quien mueva nuestra vida.

Inconstancia: Por último, ya se ha apuntado que otro riesgo es la falta de perseverancia. Hay personas como los monjes, pero también muchos seglares y sacerdotes, que llevan docenas de años practicando la Lectio, seguramente no se les notará de una forma  muy espectacular, seguramente pasan desapercibidos ante tanto ruido que se hace en nuestro mundo. Pero cuando uno tiene ocasión de tratar con alguno de ellos puede descubrir que ahí hay un verdadero creyente, con una fe fuerte, y con capacidad de transmitir a Dios. Esto no se logra con una semana, un mes o un año, sino con la idea de realizar esta práctica con la misma cotidianidad con que uno se asea, come o respira.


Publicado por verdenaranja @ 22:35  | Liturgia
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Lectio Divina del primer domingo de Adviento ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia Nivariense.


30 de Noviembre de 2008       
1er Domingo de Adviento – Ciclo B

 

 

Lectura del Evangelio según San Marcos: (13, 33-37)

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡velad!

 

 Palabra del Señor

 

Lectio: ¿Qué dice el texto bíblico en su contexto?

 

         El presente texto se enmarca dentro del “discurso escatológico” que S. Marcos pone en labios de Jesús en todo el capítulo 13, justo al final de la vida pública de Jesús y antes de comenzar, en el siguiente capítulo, la Pasión de Cristo. Al igual que solía hacerse con la instrucción catequética y, posteriormente con los catecismos, el tema de las realidades últimas concluye el cuerpo doctrinal del Evangelio.

         Es un capítulo desarrollado fundamentalmente al hilo de la pregunta de los discípulos: “¿cuándo sucederán estas cosas?”. (cfr. Mc 13, 4) A partir de ahí, Jesús les habla previniéndoles acerca de las persecuciones y trabajos que va a sufrir la primitiva Iglesia una vez que Él haya ascendido al Cielo; les anuncia una serie de calamidades al tiempo que les exhorta a la perseverancia de la primitiva comunidad cristiana pese a las adversas condiciones en que se desarrollará.

         Todo esto lo enfoca Jesús desde la certeza de que con el Espíritu podrán mantenerse firmes, al tiempo que les anuncia en los versículos inmediatamente precedentes al texto que nos ocupa su venida gloriosa: “verán venir al Hijo del hombre entre las nubes con gran poder y gloria” (Mc 13, 26), recogiendo aquí la imagen del “Hijo del hombre” del profeta Daniel. Al llegar a este punto, ya se ha producido el contraste entre los impostores y falsos profetas que Cristo les anuncia y la confianza en que Él, la Verdad, vendrá.

         Es entonces cuando el Evangelista nos introduce en la parte final del discurso, comenzando con le versículo 27, en la que nos exhorta para que estemos vigilantes. La sección incluye alguna de las más célebres sentencias de Cristo como  “cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (cfr. Mc 13, 31). Pero destaca especialmente la advertencia: ¡Velad! o ¡Vigilad!, cualquier traducción es válida. Jesús hace aquí dos comparaciones: las señales que da la higuera para conocer el tiempo, y la del hombre que se ausenta; es esta última la que aparece en el texto de este primer domingo de Adviento.

         A partir del versículo 33 hasta el final, encontramos una especie de resumen de las parábolas de las vírgenes (cfr. Mt 25, 1-13) y de los talentos (cfr. Mt 25, 14-28) con las que el Evangelista Mateo también concluye la vida pública de Jesús antes de la Parábola sobre el Juicio Final “cada vez que lo hicisteis a uno de estos, a mi me lo hicisteis” (cfr. Mt 25, 40) que dará paso a la narración de la Pasión.

        

        

Meditatio: ¿Qué me dice Dios a mí a través de la lectura?

 

Podríamos decir que en el texto que se proclama este Domingo, Cristo se presenta como ese “dueño de la casa” que ha dejado a sus siervos al frente de la misma. El “dueño” espera encontrarlos velando, es decir, trabajando mientras el está fuera. Parece claro que está aludiendo a que la comunidad cristiana debe continuar su obra, no cruzarse de brazos a esperar la vuelta del Señor.

         Si de unos “siervos” se espera esa fidelidad, ¡cuánto más debe esperar Cristo de sus discípulos!: “a vosotros ya no os llamo siervos sino amigos” (cfr. Jn 15, 15); “nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos” (cfr. Jn 15, 13). Él se compara con un amo que sale de viaje, Jesús, por el contrario, es uno que nos ha querido llamar amigos. Pero la ausencia de Cristo no es un “viaje de placer o de negocios” sino que, en primer lugar, ha dado su vida por todos, y, posteriormente, tras resucitar y ascender al Cielo, ha prometido su auxilio y su vuelta definitiva para consumar todo en sí mismo.

         ¿Velo yo con esta confianza en su vuelta? ¿Espero a pesar de las dificultades que el día a día me presenta en mi vida cotidiana? ¿Confío en que el Espíritu actúa en mí y “pone palabras en mi” para afrontar las cruces? ¿Tengo verdadera confianza en que, a pesar de los males que veo en el mundo, el triunfo definitivo es de Cristo que volverá victorioso? ¿Mantengo la tensión a pesar de no saber el día ni la hora de la venida del Señor?

 

Oratio: ¿Qué me hace decirle a Dios esta lectura?

 

         Señor Jesús, he comenzado con toda la Iglesia, con todos mis hermanos, nuevamente este tiempo de Adviento que me anima a recuperar la Esperanza en ti y en la Divina Providencia. Me veo débil, me siento aturdido por la realidad. Infunde tu Espíritu en mí para seguir confiando. Ayúdame a mantenerme en vela, tal como pides en tu Palabra, confiando en tu vuelta.

         Padre, tu Hijo ha venido para revelarnos tus designios amorosos con la Humanidad. En estos días comenzamos a prepararnos para celebrar su primera venida, la que aconteció en Belén llenando de Esperanza al mundo. Concédeme la sencillez de corazón necesaria para dejarme sorprender por el regalo de tu Hijo Unigénito al mundo.

 

Contemplatio: Pistas para el encuentro con Dios y el compromiso.

 

         ¡Ven, Señor, Jesús! ¡Maranatha!

         Cada vez que no auxilié a un hermano, a Ti te lo dejé de hacer.

         ¿No habéis podido velar ni siquiera una hora?

 

 


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         Además de la práctica individual de la Lectio, también existe la posibilidad de hacerla comunitariamente. Las diversas experiencias que existen han demostrado que la lectura de la Biblia en grupo presenta muchas ventajas ya que ayuda a vencer el desánimo que puede existir cuando se realiza esta lectura en solitario. Además de favorecer la perseverancia, la lectura común permite enriquecerse mutuamente con los conocimientos y aportaciones de los demás, asimismo contribuye a disminuir el riesgo de interpretaciones falsas o caprichosas, al tiempo que ayuda a comunicar y expresar la propia fe para hacernos más conscientes de ella.


        
Pero la “Lectio” comunitaria no anula la lectura individual sino que la favorece ya que siempre es un paso previo para que el grupo avance y progrese. La lectura común anima y estimula el trabajo personal de leer y reflexionar la Biblia.


        
Además de todo esto, hay que tener en cuenta otro aspecto y es que leer juntos la Biblia hace surgir el sentido eclesial y fortalece en todos el regalo común de la fe.

 

1.- ¿Cómo comenzar el Grupo Bíblico?

 

Ante todo, un grupo bíblico no puede ser algo forzado, un grupo creado por “no quedar mal” ante una invitación a la que no se supo decir que no. El grupo bíblico debe nacer de personas que quieran profundizar personalmente en su conocimiento y meditación de la Biblia, y estén convencidos de que la lectura en común va a ayudarles a perseverar y a mejorar su propio conocimiento.

El número ideal está entre ocho y quince personas, ya que si son menos se empobrece el diálogo, pero si son más, no permite crear el clima de confianza y conocimiento mutuo necesarios para la marcha del grupo. En todo caso, dado el escaso interés que hoy suele haber a la hora de comprometerse seriamente en las actividades eclesiales, si existiese un pequeño grupo que desea comenzar esta experiencia, sería bueno buscar alguna fórmula para comenzar y, más adelante, intentar animar a otros para que se sumen a la experiencia.

 

2.- El animador o animadora del Grupo.

 

Un papel fundamental es el del Animador o Animadora. No tiene por qué ser un experto en Biblia, pero sí debe tener capacidad para preparar la reunión, orientar el sentido de los pasajes bíblicos, guiar la reunión ágilmente, saber dar la palabra equitativamente a todos los miembros, etc. No debe existir en el grupo la idea de que el animador/a es quien más sabe, ni se reúnen para escucharle a él, ni debe siquiera imponer opiniones; ni tampoco, por el contrario, debe estar ausente, dejando el grupo “a la deriva”. El animador no es el dueño del grupo; su función es la de crear un clima adecuado para favorecer la marcha del grupo, de modo que éste avance poco a poco en el conocimiento de la Biblia, en las relaciones personales que se establecen entre los miembros y afiance el método seguido en cada sesión.

El grupo debe tener claro que la persona que anima no tiene todas las respuestas, pero si es bueno que el animador conozca diversos materiales como comentarios bíblicos o diccionarios que orienten al grupo en las dudas que surjan.

 

3.- Otros aspectos importantes para el Grupo.

 

Hay grupos que cuentan con un secretario/a que tiene la lista de los miembros, sus teléfonos, el calendario de reuniones u otras actividades, y también puede ir haciendo un breve resumen del desarrollo de cada reunión. Asimismo puede haber un servicio de acogida realizado por una o dos personas para preparar la sala donde se tengan las reuniones ambientándolas según el tema de la sesión, y también pudiendo ofrecer algún café u otra cosa si se cree oportuno; este servicio de acogida puede encargarse, además, de preparar algún otro tipo de actividad extraordinaria que favorezca en el grupo la convivencia y el buen clima.

Otro aspecto a tener en cuenta es el lugar donde se tiene la reunión, lo ideal es que sea un local con buena iluminación, y la tranquilidad necesaria para favorecer la escucha y el diálogo sin interrupciones. Sin embargo, tampoco andamos sobrados de locales, así que en cada lugar habrá que adaptarse como mejor se pueda a lo que haya; por eso es importante que antes de la reunión se ambiente de la mejor manera posible para favorecer la buena marcha del grupo. Es preferible disponerse en círculo, que los asientos no se hundan sino que mantengan cómodamente a las personas en posición recta, quizás pudiera haber alguna manera de apoyarse para escribir, etc.

Desde el principio debe fijarse el horario y la frecuencia de las reuniones, y comprometerse todos a cumplir lo establecido. Podría ser semanal o quincenal. Parece que hoy en día sería preferible que las reuniones sean de hora y media y reunirse quincenalmente. Además de las reuniones habituales, en alguna ocasión puede tenerse alguna para revisar la marcha del grupo y también alguna celebración de la Palabra; una buena manera puede ser, quizás, tener al final de cada trimestre una sesión de una hora para la revisión finalizando con una celebración. Sea cual fuere el itinerario a seguir, si que debe informarse al grupo desde el comienzo sobre el calendario previsto.

 

4.- Sentido del Grupo Bíblico y compromiso de sus miembros.

 

         Todo miembro debe tener claro que el objetivo del grupo es “hacer crecer y madurar la propia vida y la propia fe a la luz de la Biblia, leída como Palabra de Dios”. (¿Por qué vas a ese grupo, para qué gastas tu tiempo en esas reuniones? “para conocer más la Biblia y que me ayude a crecer como creyente y persona”). Esto quiere decir que cada miembro se compromete a leer en su casa lo que haga falta para preparar la siguiente reunión, además de su propio estudio o lectura personal que por su cuenta realice; y también, que todos se comprometen a asistir a la reunión, salvo causa grave, por respeto a los demás miembros. Pero además, como se explicó en la parte anterior, no se va a leer la Biblia por curiosidad sino que se busca un crecimiento personal en la fe a través de esta actividad.

 

         Desde luego, el grupo bíblico es compatible con cualquier otra actividad que cada miembro realice en la Iglesia, no se busca la formación de un “movimiento” o “asociación piadosa” que aísle, sino que favorezca el compromiso cristiano, fundamentalmente con la parroquia. Incluso puede que, al cabo de unos años, se vea conveniente la desaparición del grupo, no por hastío o decaimiento sino porque se ha cubierto el objetivo principal y los miembros encuentran otro tipo de compromiso eclesial que responda mejor a lo que necesiten en otro momento.

 

5.- Funcionamiento

 

         Para comenzar, lo más apropiado es escoger uno de los Evangelios, como el de S. Marcos, que facilita la lectura comprensión del texto. También podría comenzarse siguiendo las lecturas del Domingo, aunque existe la dificultad de que a veces pueden encontrarse lecturas un poco áridas para la comprensión. Otra manera puede ser la de ir escogiendo pasajes diversos para cada sesión, escogiendo entre aquellos que resulten más familiares y apropiados para este tipo de meditación, o bien, aquellos que estén relacionados con un tema concreto que se haya escogido, para lo cual se puede consultar un diccionario bíblico.

         Lo ideal es que el animador del grupo vaya guiándolo según las necesidades y dificultades que va encontrando, cambiando el método seguido según vea que se adapte mejor a las personas que lo forman.

         Existen muchas maneras de llevar a cabo la reunión de grupo, pero pueden agruparse en dos tipos: los que dedican más tiempo a una profundización en los conocimientos bíblicos y luego sacan conclusiones para su experiencia personal, y los que dan prioridad a los acontecimientos de la vida para luego iluminarlos con la lectura de la Biblia. En cualquier método hay muchos elementos comunes; en general, una sesión tiene las siguientes partes:

 

  • Ambientación: se busca “crear clima de silencio”, romper con las preocupaciones y otras distracciones que dificulten la escucha y el diálogo en grupo. Para ello se hará un momento de silencio, se puede comenzar con un canto, un salmo o una oración recitada juntos, o espontánea. Se pide la luz del Espíritu Santo.
  • Lectura o Hecho de vida: Aquí está la mayor diferencia entre los grupos, tal como se ha dicho, unos comenzarán directamente leyendo el texto bíblico propuesto, pero otros preferirán comenzar con un acontecimiento de la vida cotidiana para luego pasar a la lectura.
    • Los que optan por la lectura bíblica, habitualmente harán una primera proclamación del texto, un silencio para meditarlo y luego una o dos lecturas más de manera que se vaya ampliando la atención a lo que dice la Palabra.
    • Los que comienzan por un hecho de vida, expondrán un caso de actualidad, imaginario o, incluso, un acontecimiento que ha vivido algún miembro del grupo. Luego, mediante unas preguntas para el diálogo, se profundiza en ello.
  • Lectura bíblica: Si ya se hizo una primera lectura, seguramente se volverá a leer fijándose en las notas de la Biblia o respondiendo a unas preguntas, etc. Mientras que si se ha comenzado por el hecho de vida, ahora se proclama el texto bíblico, se deja un silencio meditativo y luego se pasa al diálogo.
  • Comentario bíblico: Es posible que se dedique también un tiempo a escuchar un comentario que aclare el sentido del pasaje bíblico.
  • Diálogo en común: En todo grupo un momento fuerte es el tiempo dedicado a exponer en confianza las aportaciones de cada uno. El animador puede guiar el diálogo con preguntas, etc. Si no ha habido hecho de vida, las preguntas irán guiando la reflexión del grupo en ese sentido. En todo caso, se va concretando en el diálogo algún compromiso que cada uno pudiera asumir en su vida.
  • Oración: Se termina la reunión con una oración espontánea o previamente preparada. Antes de marchar debe quedar concretado el tema de la próxima reunión para hacer el trabajo personal en casa, y la fecha de la próxima sesión.

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Dios nuestro, Padre de la luz, tú has enviado al mundo tu Palabra, sabiduría que sale de tu boca, y que ha reinado sobre todos los pueblos de la tierra (Eclo 24, 6-8). Tú has querido que ella haga su morada en Israel y que a través de Moisés, los Profetas y los Salmos (Lc 24, 44) manifieste tu voluntad, y hable a tu pueblo de Jesús, el Mesías esperado.

 

Tú has querido que tu propio Hijo, Palabra eterna que procede de ti (Jn 1, 1-14), se hiciera carne y plantara su tienda en medio de nosotros. Él fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la Virgen María (Lc 1, 35).

Envía ahora tu Espíritu sobre nosotros: Él nos dé un corazón oyente (1 Re 3, 9), nos permita encontrarte en tus Santas Escrituras y engendre tu Verbo en nosotros. El Espíritu Santo levante el velo de nuestros ojos (2 Cor 3, 12-16), nos conduzca a la Verdad Completa (Jn 16, 13) y nos dé inteligencia y perseverancia.

 

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor, quien sea bendito y alabado por los siglos de los siglos. Amén.


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X ANIVERSARIO

SÍNODO DIOCESANO

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

DÉCIMO ANIVERSARIO DEL SÍNODO DIOCESANO

 

MONICIÓN DE ENTRADA

 

Sean todos bienvenidos, hermanos y hermanas.

Nos hemos encontrado en este 8 de diciembre, en pleno camino de Adviento, para alegrarnos con Dios, nuestro salvador. Y le damos gracias por la Inmaculada Concepción de María. Así como Jesucristo resucitó de un sepulcro nuevo, donde no habían puesto a nadie todavía, también nació de una mujer que desde el primer instante de su existencia, fue concebida sin pecado.

Dios llenó a María de su Espíritu Santo. Desde entonces, vivirá sólo de Dios. Pobre entre los pobres, humilde entre los humildes, compasiva entre los compasivos. La primera bienaventurada, porque creyó.

Hace diez años, un día como hoy, se clausuró la celebración del Primer Sínodo Diocesano dando paso a una nueva etapa en la historia de nuestra Iglesia particular. Ahora, con María, damos gracias a Dios por aquél acontecimiento y pedimos que el Espíritu de Dios que hizo arder nuestros corazones, continúe actuando entre nosotros, con aquella misma fuerza e intensidad, para que así, la obra que él inició, él mismo la lleve a término.

María, modelo de la Iglesia peregrina, nos seguirá acompañando.

 

SIGNO DE LA LUZ


(Este signo puede hacerse antes del acto penitencia, teniendo preparado un cirio blanco y nuevo, al que, si se tiene, el escudo del Sínodo. Lo encendemos de la última vela de la Corona de Adviento y la depositamos junto a ella)

 

Sacerdote o monitor: Hace diez años, en todas las iglesias de nuestra Diócesis, encendíamos un cirio como éste, para expresar nuestra comunión diocesana y la llamada a la ardiente oración para que el Sínodo que estábamos celebrando y que concluía un día como hoy, fuera gracia del Señor y camino conducido por su Espíritu.

Al encender hoy esta luz, seguimos haciendo “oración ardiente” para que la obra buena que el mismo Señor inició, por intercesión de la Virgen María, él mismo la lleve a termino.

(Mientras se enciende, se puede hacer un canto de invocación al Espíritu Santo o de Adviento)

 

MONICIÓN A LAS LECTURAS

 

Desde los orígenes de la humanidad, muerte y vida han estado en lucha. Con un lenguaje simbólico, el libro del Génesis, nos presenta al ser humano ante el dilema de tener que elegir. Y en una situación dramática, cuando humanidad por desconfianza, ha elegido la muerte, se proclama la buena noticia de la Vida, de la salvación.

En este plan de salvación, realizado por Jesús, María, por su fidelidad a Dios, ocupa un lugar importante y nos anima a vivir hoy en fidelidad. Escuchemos.

 

ORACIÓN UNIVERSAL

 

- Por el Papa Benedicto. Para que fortalezca siempre en la fe y en la esperanza a todo el Pueblo de Dios a él encomendado. Oremos. Ven, Señor Jesús.

 

- Por la Iglesia universal: Para que uniendo su voz a la de María, anuncie a todos los pueblos las maravillas de Dios y exalte la misericordia del que derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. Oremos. Ven, Señor Jesús.

 

- Por nuestro Obispo Bernardo. Para que el Espíritu Santo, que cubrió con su sombra las entrañas de María, le ilumine y así pueda conducirnos por los caminos de la voluntad del Señor. Oremos. Ven, Señor Jesús.

 

- Por nuestra Iglesia Diocesana. Para que todos los que la formamos, escuchando la voz de Dios, crezcamos en el amor, siendo luz y ayuda para nuestros hermanos. Oremos. Ven, Señor Jesús.

 

- Por la concordia entre todas las naciones. Para que, con la ayuda de la Reina de la Paz, se apaguen los odios, desaparezcan las guerras, y todos los pueblos gocen de los bienes necesarios y de una convivencia fecunda. Oremos.

Ven, Señor Jesús.

 

- Por los más necesitados, por los que no tienen trabajo, por los enfermos. Para que a ninguno le falte la ayuda necesaria, urgente y eficaz. Oremos. Ven, Señor Jesús.

 

- Por todos nosotros, especialmente por nuestros jóvenes y los llamados a la vida religiosa o sacerdotal. Que fieles al Espíritu del Señor recibido en el Bautismo y alimentados con la Eucaristía, vivamos como pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo. Oremos. Ven, Señor Jesús.


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Martes, 25 de noviembre de 2008



INTENCION MISIONERA - “Para que los cristianos, especialmente en los países de misión, por medio de gestos concretos de fraternidad, muestran que el Niño nacido en la gruta de Belén es la luminosa esperanza del mundo”. Comentario a la Intención Misionera indicada por el Santo Padre para el mes de diciembre 2008


Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Estamos asistiendo a una pérdida de las raíces cristianas de Europa y de los países de antigua tradición cristiana. El ayuntamiento de la ciudad inglesa de Oxford ha decidido suprimir la fiesta de la Navidad y sustituirla por la “Festividad de la luz invernal”. Ante esta decisión, el arzobispo Gianfranco Ravasi ha afirmado: "Si bien en el pasado se combatían los signos religiosos con argumentos, con el deseo de oponer un sistema totalmente alternativo, ahora, por el contrario, esta negación es una especie de niebla, típica de la secularización actual".

“La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron” (Jn 1, 5). El hombre de nuestro tiempo sigue necesitando la luz y la esperanza. Es triste que se adopten posiciones de rechazo de la luz, pero ya decía S. Agustín: “La luz que es amable a los ojos sanos, es odiosa a los ojos enfermos”.

Ante la cerrazón a los argumentos racionales de verdad, son necesarios otros argumentos que llegan a todos: la fuerza de la caridad. El Papa Benedicto XVI en su primera encíclica Deus caritas est, habla de la actividad caritativa de la Iglesia y refiere el testimonio de Tertuliano señalando cómo la solicitud de los cristianos por los necesitados de cualquier tipo, suscitaba el asombro de los paganos (cfr. DCE, 22).
Ante la muralla que las tinieblas levantan a la luz, los cristianos tenemos el reto de presentar ante los hombres a Jesucristo, con gestos concretos de solidaridad y de amor, como “la Luz verdadera que alumbra a todo hombre” (Jn 1, 9).

Para los que aún no conocen a Cristo, el testimonio de la caridad se convierte en una revelación. Es cierto que la caridad no se debe practicar con fines proselitistas, para ganar adeptos a una religión, pero es también cierto que el amor conquista y arrastra.

El hombre ha sido creado por amor y para el amor. Cada hombre experimenta esa necesidad de amar y ser amado, y cuando encuentra un amor verdadero, gratuito, incondicional, descubre en él la verdad, encuentra a Dios.

El ejercicio de la caridad no puede dejar de lado a Dios. Muchas veces el mayor sufrimiento del corazón humano es la ausencia de Dios. “Quien ejerce la caridad en nombre de la Iglesia nunca tratará de imponer a los demás la fe de la Iglesia. Es consciente de que el amor, en su pureza y gratuidad, es el mejor testimonio del Dios en el que creemos y que nos impulsa a amar. El cristiano sabe cuando es tiempo de hablar de Dios y cuando es oportuno callar sobre Él, dejando que hable sólo el amor. Sabe que Dios es amor (1 Jn 4, 8) y que se hace presente justo en los momentos en que no se hace más que amar” (DCE, 31 c).

¡Qué belleza tiene la Navidad! Contemplar al Amor que se ha hecho carne, estremece. En Él podemos constatar que el amor de Dios por nosotros no se ha quedado sólo en palabras. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo para que no perezca ninguno de los creen en Él, sino que tengan vida eterna” (Jn 3, 16). Dios manifiesta su amor con la entrega, con el don de sí mismo.
La Iglesia debe ser misionera por el testimonio de su caridad. El Amor de Dios entra en la historia en ese pequeño Niño. Quiera Dios que a través del testimonio de nuestra caridad, los hombres puedan conocer la esperanza, la fuerza del amor que salva.

Aunque algunos prefieran celebrar la “Fiesta de la luz invernal”, sólo hay una Luz que puede iluminar el corazón del hombre, darle sentido y esperanza ante las preguntas más profundas, ante el sufrimiento y la muerte: Jesucristo, “Dios de Dios, Luz de Luz” que manifiesta su amor en la pobreza de Belén. (Agencia Fides 25711/2008)


Publicado por verdenaranja @ 23:55  | Misiones
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Discurso inaugural del Presidente de la Conferencia Episcopal Española el Cardenal Antonio Mª Rouco Varela, Arzobispo de Madrid al comenzar en Madrid la 92º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) que se extenderá desde el 24 de Noviembre hasta el viernes 28 de 2008.



DISCURSO INAUGURAL DEL PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA Y ARZOBISPO DE MADRID,

 

CARDENAL ANTONIO MARÍA ROUCO VARELA

 

Madrid, 24 de noviembre de 2008

 

Queridos Hermanos en el episcopado,

Señoras y Señores:

 

Al comenzar nuestra Asamblea Plenaria del otoño me alegra poder saludarlos a todos cordialmente. Bienvenidos, en especial, los señores Cardenales, Arzobispos y Obispos para estos días de trabajo, que nos ofrecen también la ocasión de encontrarnos y de conversar; todo, en favor de la misión que el Señor nos ha confiado en su Iglesia. En la persona del señor Nuncio, que tiene la deferencia de acompañarnos una vez más, expresamos nuestro afecto al Santo Padre Benedicto XVI, con quien nos sentimos estrechamente unidos en la obediencia, la oración y el ministerio. Saludo también a los colaboradores de esta Casa, a los huéspedes y a quienes informan sobre nuestra Asamblea desde los medios de comunicación.

 

Dirijo mi saludo más cordial a los tres nuevos obispos que participan con nosotros por primera vez en la Plenaria: al señor obispo auxiliar de Bilbao, Mons. D. Mario Iceta Gavicagogeascoa; al señor obispo de Osma-Soria, Mons. D. Gerardo Melgar Viciosa y al señor obispo de Gerona, Mons. D. France sc Pardo Artigas. Bienvenidos, queridos hermanos.

 

Felicitamos y acompañamos con nuestra oración a los que han sido promovidos en este último tiempo: Mons. D. Juan del Río Martín, nuevo arzobispo castrense; Mons. D. Juan Piris Frígola, nuevo obispo de Lérida; Mons. D. Jesús Catalá Ibáñez, obispo electo de Málaga y Mons. D. Juan José Asenjo Pelegrina, arzobispo coadjutor electo de Sevilla.

A Mons. D. Carlos Soler Perdigó, obispo emérito de Gerona, le expresamos las gracias por su ministerio, que sin duda podrá seguir ejerciendo también de otra forma.

 

En estos meses han sido cuatro los hermanos que han fallecido: el señor arzobispo emérito de Pamplona, Mons. D. José María Cirarda Lachiondo; el señor obispo auxiliar de Barcelona, Mons. D. Joan María Carrera Planas; el señor obispo emérito de Orihuela-Alicante, Mons. D. Pablo Barrachina Estevan y el señor obispo auxiliar emérito de Bilbao, Mons. D. Carmelo Echenagusía Uribe. Los estamos recordando a todos ante el Señor en la celebración de la Eucaristía de estos días.

 

I. La Palabra de Dios, alimento de la vida de la Iglesia

 

A algunos de nosotros se nos ha otorgado la gracia de participar el mes pasado en la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en Roma, que trató sobre “La Palabra de Dios en la vida y en misión de la Iglesia”. Fue una Asamblea más ágil en cuanto al modo de proceder y de gran significación en cuanto a los contenidos abordados y a la reflexión realizada. Esperamos, pues, con mucho interés, la Exhortación Apostólica que, según es costumbre, el Santo Padre ofrecerá a toda la Iglesia recogiendo los frutos de aquel encuentro, renovada expresión del “afecto colegial” que une a los Obispos de todo el mundo con el Papa y testimonio elocuente de la catolicidad de la Iglesia. Sobre el significado de lo tratado en el Sínodo puede ya, sin embargo, subrayarse algunos de sus aspectos más importantes, sin pretensión alguna de ser completo.

 

1. El Sínodo, como se puede ver en su Mensaje al Pueblo de Dios[01], dedica ante todo su atención a la clarificación acerca de la identidad de la Palabra de Dios, según la mente del Concilio Vaticano II. La Palabra de Dios no se reduce a un libro, a unos escritos. “Las Sagradas Escrituras son el ‘testimonio’ en forma escrita de la Palabra divina, son el memorial canónico, histórico y literario que atestigua el acontecimiento de la revelación creadora y salvadora. Por tanto, la Palabra de Dios precede y excede a la Biblia” (3). Si queremos hablar con propiedad, no podemos, pues, decir que el cristianismo sea una “religión del libro”, sin más. En el centro de nuestra fe no se hallan unos textos escritos solos, sino una historia de salvación y, en particular, una persona: “Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne, hombre, historia” (ibid.).

 

En efecto, el corazón mismo de la fe cristiana –recuerda el Mensaje– es la encarnación del Hijo eterno del Padre por obra del Espíritu Santo. De este modo, la palabra divina se nos presenta con un rostro bien concreto y llega a hacerse realmente visible (cf. 4). Por eso, “el fin último del conocimiento de la Biblia no está ‘en una decisión ética o en una gran idea, sino en el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva’”[02].

 

Con ese objetivo fue escrito el Nuevo Testamento en la Iglesia y para la Iglesia, como resume San Juan: “Éstos (signos) han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre” (Jn 20, 31). Pero también el Antiguo Testamento hablaba de Él, y de su gloria, como el mismo Jesús les descubre a los dos discípulos que, el mismo día de su resurrección, se volvían decepcionados a Emaús reprochándose la confianza que habían puesto en él, ante la supuesta evidencia del fracaso histórico que creían ellos haber visto en la cruz (cf. Lc 24, 27).

 

El discurso triste de aquellos dos de Emaús se parece mucho al de ciertas interpretaciones de Jesús que alegan atenerse puramente a la supuesta evidencia histórica con un método que excluye el sentido eclesial de la Escritura. Como los de Emaús, se alejan de Jerusalén, donde la Comunidad confiesa, con Pedro, la resurrección, y caen en el escepticismo racionalista. Es una interpretación que, en realidad, es incapaz de captar a Jesús tal y como Él se ha presentado históricamente –según advirtió Benedicto XVI en su segunda intervención en el Sínodo– pues acaba por reducirse a “una hermenéutica filosófica que niega la posibilidad de la entrada y de la presencia real de lo Divino en la historia”[03].

 

El Papa y el Sínodo remiten, en cambio, a la doctrina del Concilio Vaticano II, que propugna una lectura de la Escritura auténticamente histórico-teológica. La Sagrada Escritura, de modo análogo al acontecimiento central del que da testimonio escrito, es decir, al Verbo encarnado[04], posee un doble carácter, indisolublemente unido, humano y divino. En cuanto humana, la Escritura ha de ser comprendida por medio de los instrumentos propios de las ciencias literarias e históricas. Así lo exige su carácter de texto en el tiempo referido a un acontecimiento en el tiempo. De otro modo, no se haría justicia al carácter histórico del hecho de Cristo y se caería en el peligro de desnaturalizar la Revelación reduciéndola a gnosis o a mito. En cuanto divina, la Escritura pide ser entendida según las condiciones propias del Espíritu por el que habla y del que habla. Si no, no se hace justicia a su carácter espiritual, es decir a su finalidad de hacer presente ahora la obra salvadora del Crucificado y Resucitado; y no se hace exégesis teológica, sino mera y superficial historia literaria cuando, confinando a Jesucristo entre los personajes del pasado, se opone resistencia a la obra del Espíritu, el cual tiende a hacer presente la salvación de Dios por medio de los hechos y palabras de la Revelación.

 

Entre los elementos fundamentales del nivel espiritual o teológico de la interpretación de la Escritura, el Concilio señala –además de la atención a la integridad del canon y del recurso a la analogía de la fe– la inserción de la exégesis en la tradición viva de la Iglesia[05]. En efecto, precisamente “porque el horizonte de la Palabra divina abraza y se extiende más allá de la Escritura, es necesaria la constante presencia del Espíritu Santo que ‘guía hasta la verdad completa’ (Jn 16,13) a quien lee la Biblia. Es ésta la gran Tradición, presencia eficaz del ‘Espíritu de verdad’ en la Iglesia, guardián de las Sagradas Escrituras auténticamente interpretadas por el Magisterio eclesial. Con la Tradición se llega plenamente a la comprensión, la interpretación, la comunicación y el testimonio de la Palabra de Dios”[06].

 

2. Además de la identidad de la Palabra divina, como “voz” y “rostro” de Dios, el Mensaje del Sínodo habla también sobre la “casa” y el “camino” de la Palabra. La Palabra tiene en la Iglesia su casa, construida sobre cuatro columnas: la predicación, la fracción del pan, la oración y la comunión fraterna. Desde allí emprende los caminos de la misión por los nuevos areópagos de la comunicación, llegando hasta cada hogar familiar y hasta los lugares donde domina el sufrimiento, la injusticia y el pecado, así como al encuentro de las religiones y culturas del mundo, sin dejar de recorrer los caminos de la belleza, marcados por las artes.

 

Después de un largo camino de preparación, de más de diez años, llega a nuestra Asamblea Plenaria el texto revisado de la Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. Es el fruto del trabajo riguroso de un equipo de más de veinticinco exegetas y de otros especialistas presidido por el Prof. Dr. D. Domingo Muñoz León y coordinado por el Prof. Dr. D. Juan Miguel Díaz Rodelas. Les agradecemos a todos la meritoria colaboración prestada. En el origen de este proyecto estuvo el impulso de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe y de la Comisión Episcopal de Liturgia que, en 1995, tras unas jornadas de reflexión sobre el documento de la Pontificia Comisión Bíblica La interpretación de la Biblia en la Iglesia, se hicieron eco de la necesidad de revisar la traducción de los textos bíblicos que se vienen usando en la liturgia y, a la vez, de disponer de una Biblia cuyo texto fuera exactamente el mismo que el utilizado en los libros litúrgicos.

 

Es providencial que ahora, cuando ha tenido lugar la Asamblea Sinodal sobre la Palabra de Dios y cuando esperamos una Exhortación del Papa sobre este mismo tema, en pleno Año Paulino, estemos a punto ya de aprobar la versión oficial de la Biblia de la Conferencia Episcopal. Se nos presenta una ocasión excelente para promover en los próximos años una renovada pastoral de la Palabra de Dios en todos los ámbitos en lo s que ella –como dice el Mensaje del Sínodo– se encuentra en su casa: en la predicación, la catequesis, la enseñanza, la familia, la celebración de los sacramentos y de la liturgia de las horas y en la comunión fraterna, que se alimenta y fortalece con la Palabra. De tal renovación se puede esperar, sin duda ninguna, el fortalecimiento de la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la vida personal y social, para que la gracia salvadora de Jesucristo inunde de su luz a todos los hombres.

 

Nuestra Asamblea Plenaria del pasado mes de marzo aprobó una Instrucción Pastoral titulada La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia. Este breve texto será publicado como Introducción pastoral en las primeras páginas de la edición de la Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española que verá la luz en la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Pero parece oportuno que se pueda disponer de esa Instrucción Pastoral separadamente, incluso en orden a la preparación de la aparición de la Biblia. Por tanto, pronto será publicada y dada a conocer oportunamente.

 

Conviene no olvidar uno de los objetivos que se han perseguido con la Biblia de la Conferencia Episcopal: que podamos disponer de una Biblia, cuyo texto haya sido traducido con las mismas palabras que el proclamado en la liturgia. Las diversas versiones de la Sagrada Escritura que se han venido haciendo antes y, sobre todo, después del Concilio Vaticano, cuando se han realizado de acuerdo con los criterios señalados por el Concilio han facilitado el encuentro de l os fieles con la Palabra de Dios. “Con todo –como se lee en la mencionada Instrucción pastoral de nuestra Asamblea Plenaria– no parece exagerado afirmar que el hecho mismo de la proliferación de traducciones a la lengua vernácula y, en particular, las diferencias ya señaladas frente a la versión que se proclama en la Liturgia no contribuyen a que las palabras sagradas se vayan grabando en el corazón de los fieles y puedan aflorar espontáneamente en el estudio, la catequesis, la oración, la celebración litúrgica y cualquier otro ámbito de la existencia cristiana”.

 

Auguramos, pues, que la Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española, sea, con la gracia de Dios, un instrumento valioso para la “pastoral sólida y creíble del conocimiento de la Sagrada Escritura” que pedía el Papa en la homilía de la misa de clausura del Sínodo: “para que las personas, al encontrarse con la verdad, puedan creer en el amor auténtico. Se trata de un requisito que resulta hoy indispensable para la evangelización. Y como no son pocas las ocasiones en que el encuentro con la Escritura corre el peligro de no ser un ‘hecho’ de Iglesia y quedar expuesto al subjetivismo y a la arbitrariedad, resulta indispensable una promoción pastoral sólida y creíble del conocimiento de la Sagrada Escritura para anunciar, celebrar y vivir la Palabra en la comunidad cristiana, dialogando con las culturas de nuestro tiempo, poniéndonos al servicio de la verdad y no de las ideologías corrientes, e incrementando el diálogo que Dios quiere entablar con todos los hombres”[07].

 

II. Jornada Mundial de la Juventud: de Sidney a Madrid 2011

 

Bastantes de nosotros tuvimos también la alegría el pasado mes de julio de celebrar con el Papa en Sidney la XXIII Jornada Mundial de la Juventud. Después de rezar el ángelus, al concluir la celebración de la eucaristía celebrada con centenares de miles de jóvenes de todo el mundo en el hipódromo de Randwick, Benedicto XVI fijaba la nueva cita: “Llega ahora el momento de deciros adiós o, más bien, hasta la vista. Os doy las gracias a todos por haber participado en la Jornada Mundial de la Juventud 2008, aquí en Sidney, y espero que nos volvamos a ver dentro de tres años. La Jornada Mundial de la Juventud 2011 tendrá lugar en Madrid, en España. Hasta ese momento, recemos los unos por los otros, y demos ante el mundo un alegre testimonio de Cristo. Que Dios os bendiga”[08].

 

A nadie se le escapa que nos encontramos ante una gran oportunidad, una verdadera hora de gracia. Dentro de poco Madrid y toda España recibirán a centenares de miles de jóvenes católicos, procedentes de todo el mundo. Su misma presencia nos hablará de que la Iglesia es joven, de que Jesucristo representa la novedad del amor de Dios que salva a una humanidad envejecida por el pecado. Es la hora de la evangelización de España por la juventud y para la juventud.

 

Las Jornadas Mundiales de la Juventud superarán ya en Madrid el cuarto de siglo, con su vigesimosexta edición. El Siervo de Dios, Juan Pablo II, de inolvidable memoria, las puso en marcha en Roma en 1986. Desde entonces (hasta la de Colonia) se celebraron alternando casi siempre un año en Roma y el siguiente en otra ciudad del mundo. Entretanto se han convertido en una referencia inexcusable en la pastoral de juventud para toda la Iglesia. Un breve repaso de algunos hitos de su historia lo pone fácilmente de relieve. En España ya celebramos otra vez una Jornada Mundial. Fue muy al principio de su camino, en Santiago de Compostela en 1989. Bajo el lema de “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6), aquella cuarta Jornada Mundial (segunda fuera de Roma, después de la de 1987 de Buenos Aires) marcó una impronta y un estilo vivo y vibrante de estos encuentros de la juventud católica del mundo en torno a Jesucristo y a su Vicario. Luego vinieron Czestochowa (1991), Denver (1993), Manila (1995), París (1997), Roma (2000), Toronto (2002), Colonia (2005) y Sidney (2008).

 

El próximo Domingo de Ramos acudiremos a Roma para recibir de manos del Papa la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud y traerla a España. En estos años previos a la Jornada de Madrid 2011, la Cruz peregrinará por todas la diócesis de España, portada por jóvenes. Será la ocasión para acoger con ella la llamada de Jesucristo que se dirige a cada joven invitándole a seguirle, a abrir su existencia a la amistad que Él le ofrece, abrazándose con él a la cruz del amor que da la vida en plenitud. Será la ocasión para que, por todas partes, siguiendo un calendario preciso, pueda revitalizarse la atención de la Iglesia hacia los jóvenes y seguramente, de modo muy especial, a través de los mismos jóvenes, que ya van adelante en el camino espiritual del encuentro con el Señor.

 

El año 2010 la peregrinación de la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud coincidirá con la peregrinación a la tumba del Apóstol Santiago en un Año Jubilar. El primero de los discípulos del Señor que derramó su sangre por amor al Maestro se convertirá también en especial maestro en el camino hacia Cristo para los jóvenes desde la ciudad que lleva su nombre y custodia su sepulcro. En el mismo año 2010 la Cruz de las Jornadas Mundiales tendrá también, sin duda, un lugar de honor en el Congreso Eucarístico Nacional, cuya sede determinaremos, Dios mediante, en esta misma Asamblea Plenaria. Los jóvenes buscan a Cristo, porque Cristo busca a los jóvenes y es el amigo que les espera, les acoge y les alimenta con fortaleza de Vida eterna en el Pan eucarístico.

 

III. Ante la actual situación social: reconciliación y solidaridad

 

La Iglesia y los católicos vivimos, como es natural, las alegrías y las penas que confortan o que afligen a la sociedad en medio de la cual transcurren nuestras vidas. Quisiéramos compartir especialmente dos de las preocupaciones que se sienten en este momento de nuestra sociedad.

 

1. No son pocos los que manifiestan una justificada inquietud ante el peligro de un deterioro de la convivencia serena y reconciliada, que hemos logrado ya en nuestra sociedad. La historia de España de los dos últimos siglos ha estado, por desgracia, jalonada por tensiones que más de una vez han desembocado en enfrentamientos fratricidas El último y el más terrible de todos tuvo lugar en los años treinta del siglo pasado en el contexto de una situación internacional de confrontación entre ideologías totalitarias de diverso signo. Gracias a Dios, la actual situación internacional y nacional no es la misma. Pero siempre es necesario vigilar para evitar de raíz actitudes, palabras, estrategias y todo lo que pudiera dar pábulo a las confrontaciones que puedan acabar siendo violentas. Es necesario cultivar el espíritu de reconciliación, sacrificado y generoso, que presidió la vida social y política en los años llamados de la transición a la democracia. A veces es necesario saber olvidar. No por ignorancia o cobardía, sino en virtud de una voluntad de reconciliación y de perdón verdaderamente responsable y fuerte; una voluntad basada en los altos ideales de la paz que se alimenta de la justicia, de la libertad y ¿por qué no decirlo? del perdón y del amor fraterno. Es lo que puede llamarse una auténtica y sana purificación de la memoria. A los jóvenes hay que liberarlos, en cuanto sea posible, de los lastres del pasado, no cargándolos con viejas rencillas y rencores, sino ayudándoles a fortalecer la voluntad de plena concordia y de amistad, capaz de unir pacíficamente las personas, las familias y las comunidades que integran y conforman la España actual.

 

En este sentido, es bueno recordar lo ya señalado por esta Asamblea Plenaria cuando, en 1999, hacía un balance espiritual del siglo XX. En referencia a España, podíamos entonces reconocer como uno de los frutos más señalados y beneficiosos de aquel siglo el de la concordia social: “Tanto los conflictos externos, como los enfrentamientos internos entre distintas ideologías, grupos sociales, regiones o nacionalidades han dado paso a una creciente concordia social que es casi seguro el mejor legado de nuestra historia reciente para el nuevo milenio; no debemos dilapidarlo”[09]. De modo semejante se expresaba la Asamblea en la Instrucción pastoral Orientaciones morales ante la situación actual de España de noviembre de 2006: “Al parecer, quedan desconfianzas y reivindicaciones pendientes. Pero todos debemos procurar que no se deterioren ni dilapiden los bienes alcanzados”[10].

 

En este contexto es bueno recordar también, con las palabras de la Plenaria de noviembre de 1999, la necesidad de perdón y de signos de reconciliación en todos los campos: “Deseamos pedir el perdón de Dios para todos los que se vieron implicados en acciones que el Evangelio reprueba, estuvieran en uno u otro lado de los frentes trazados por la guerra. La sangre de tantos conciudadanos nuestros derramada como consecuencia de odios y venganzas, siempre injustificables, y, en el caso de muchos hermanos y hermanas como ofrenda martirial de la fe, sigue clamando al Cielo para pedir la reconciliación y la paz”[11].

 

2. Otro motivo de preocupación es la crisis económica en la que nos encontramos. En situaciones semejantes del pasado los obispos españoles hicieron oír su voz. No está mal releer aquellos documentos, en los que, a pesar de las diferencias de la coyuntura histórica a la que se referían, se encuentran indicaciones valiosas también para hoy[12].

El desajuste económico que sufrimos tiene, sin duda, causas de orden técnico que los especialistas tratan de diagnosticar en orden a ofrecer las soluciones más adecuadas. Pero como la economía está tejida también de relaciones humanas libremente decididas, ninguna situación económica puede ser entendida como fruto de leyes inexorables totalmente ajenas al comportamiento humano. En tiempos de crisis, como en tiempos de bonanza, es necesario prestar atención a las responsabilidades morales de los actores sociales, que, de uno u otro modo, somos todos.

 

Es tal vez el momento de reflexionar sobre los orígenes morales de la crisis, examinando si el relativismo moral no ha fomentado conductas no orientadas por criterios objetivos de servicio al bien común y al interés general; si la vida económica no se ha visto dominada por la avaricia de la ganancia rápida y desproporcionada a los bienes producidos; si el derroche y la ostentación, privada y pública, no han sido presentados con demasiada frecuencia como supuesta prueba de efectividad económica y social.

 

Es hora de reflexionar también sobre las exigencias morales que la crisis nos impone, pensando en un futuro mejor. Se precisa un fortalecimiento de las personas como sujetos morales, capaces de orientar su vida y su conducta según el verdadero bien personal y social, que no puede confundirse nunca con los propios gustos o intereses. Pero la conducta orientada al bien, presupone el conocimiento del bien : del verdadero bien del hombre. Para ello e s necesario el reconocimiento de Dios como bien supremo. Porque “sin referencias al verdadero Absoluto, la ética queda reducida a algo relativo y mudable, sin fundamento suficiente ni consecuencias personales y sociales determinantes.”[13] Avanzar en la consecución de mejores metas de bienestar es bueno, pero el “progreso” materialista no puede ser tenido como único criterio de conducta y de humanidad.

 

Deseamos que no se nos entienda mal. No propugnamos lo que se llama una política teocrática; no reivindicamos el control de la situación para la Iglesia. “La Iglesia –escribe Benedicto XVI en su primera encíclica– no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado”. Tampoco es deseable “un Estado que regule y domine todo”[14]. La Iglesia se interesa por la justicia ayudando a las personas y a los pueblos a abrirse a la fe en Dios. De este modo presta una ayuda insustituible a la purificación de la razón, que, en cuanto razón política, ha de saber y poder realizar la justicia. “En este punto se sitúa la Doctrina social católica: no pretende otorgar a la Iglesia un poder sobre el Estado. Tampoco quiere imponer a los que no comparten la fe sus propias perspectiva y modos de comportamiento. Desea simplemente contribuir a la purificación de la razón y aportar su propia ayuda para que lo que es justo, aquí y ahora, pueda ser reconocido y después también puesto en práctica”[15].

 

El amor no puede ser regulado ni imperado por ninguna normativa estatal o económica. Sin embargo, “el amor –caritas– siempre será necesario incluso en la sociedad más justa”[16]. Más todavía, en momentos en los que los más débiles se encuentran expuestos a cargar con el precio de las consecuencias de la crisis. Cáritas y otras instituciones de caridad lo demuestran siempre y especialmente en estos momentos en los que se multiplican para atender necesidades perentorias. Es necesario reactivar la solidaridad que procede del amor.

 

En todo caso, la justicia debe ir más allá de la mera justicia del “do ut des”, de la justicia conmutativa y distributiva, y llegar a la justicia social. Por eso, en las actuales circunstancias conviene recordar especialmente la doctrina del destino universal de los bienes , de la propiedad privada y pública, del derecho y el deber del trabajo y, sobre todo, las exigencias del bien común[17]. Quienes se quedan sin trabajo; los inmigrantes, con menos apoyo en el entorno familiar y social, y, en general, la personas que se hallan en situaciones más desfavorecidas, esperan con toda justicia el apoyo necesario de los poderes públicos y de la sociedad.

 

No es ocioso recordar ahora dónde se halla la escuela primera y básica de la solidaridad efectiva, que se basa en el sentido de la fraternidad: en la familia. Cuando la familia no recibe el apoyo cultural, social y legal adecuado, se están cegando las fuentes de la savia moral del ciudadano actor del orden social justo. La Iglesia, promoviendo el cultivo de la vida familiar, como santuario de la vida y esperanza de la sociedad, presta una colaboración de primer orden a la justicia social. El sacrificio silencioso y legalmente tolerado de tantas vidas inocentes a través de la práctica sistemática del aborto, representa una injusticia clamorosa que no puede dejar de afectar seriamente a todas las relaciones humanas más básicas. La misma institución del matrimonio, como ha recordado en diversas ocasiones la CEE, precisa de una verdadera protección jurídica que garantice a los esposos y esposas actuales y futuros el reconocimiento elemental de su cualidad de tales[18]. Se trata también de una exigencia básica de la justicia social.

 

IV. La misión a todos los pueblos

 

La Comisión Episcopal de Misiones ha trabajado un documento sobre la evangelización de los pueblos que viene ahora a la Asamblea Plenaria para su estudio y eventual aprobación. La Iglesia en España ha sido y es intensamente misionera. Son muchos los pueblos que confiesan en español su fe en Cristo en comunión con la Iglesia de Roma. La labor de los misioneros ha sido siempre promotora de la cultura humanística y de la dignidad de cada ser humano en todas las latitudes de la tierra precisamente porque les ha llevado la buena noticia de Jesucristo, el Dios con nosotros, que nos redime de las enemistades, fruto del pecado, y nos hace hijos de Dios y hermanos espirituales de todos.

 

La actual intensificación de la comunicación entre los pueblos y las culturas, lejos de dar paso a una menor valoración de la novedad de la fe cristiana y al relativismo religioso y cultural, es un estímulo para reavivar la misión que lleva a todos los hombres la noticia y la presencia de la salvación. El documento que estudiaremos desea ayudar el discernimiento necesario en esta materia para animar a nuestras comunidades en el empeño misionero, prueba decisiva del vigor de la fe y de la profundidad que alcanza entre nosotros la evangelización. La palabra, como nos ha recordado el Sínodo, quiere seguir andando todos los caminos del mundo.

 

Encomendamos al Señor el trabajo de estos días e invocamos la asistencia del Espíritu Santo para nuestras deliberaciones y decisiones. Que Santa María, la Madre de la Iglesia, nos aliente nuestra oración y comunión como lo hizo con los Apóstoles desde el primer momento de la vida de la Iglesia.

 

 

 

 

[01] Cf. XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Mensaje al Pueblo de Dios. La Palabra de Dios: Voz, Rostro, Casa, Camino, (24-X-2008), en: Ecclesia 3.438 (1. XI. 2008) 23-30. Los números citados a continuación en el texto remiten a este Mensaje.

[02] Mensaje al Pueblo de Dios, 6, con cita de Deus caritas est 1.

 [03] Benedicto XVI, La hermenéutica de la fe. Segunda intervención en el Sínodo de los Obispos (14-X-2008), en: Ecclesia 2438 (1-X-2008) 19.

 [04] Cf. Concilio Vaticano II, Const. Dei Verbum 13: “Las palabras de Dios, expresadas en lenguas humanas, se han hecho semejantes al habla humana, como la Palabra del eterno Padre, habiendo tomado la carne de la débil condición humana, se hizo semejante a los hombres.”

 [05] Cf. Concilio Vaticano II, Const. Dei Verbum 12. - En este pasaje conciliar se centra la aludida segunda intervención del Papa en el aula sinodal, una reflexión muy importante que hallará un eco particular en el Mensaje al Pueblo de Dios de los padres sinodales. Cf. LXXXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Instr. Past. Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II, BOCEE 20 (1966) 31-50, números 18-19. Todos los documentos de la Conferencia Episcopal se hallan también en www.conferenciaepiscopal.es.

 [06] XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Mensaje al Pueblo de Dios. La Palabra de Dios: Voz, Rostro, Casa, Camino, 3.

 [07] Benedicto XVI, Homilía en la clausura de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (26-X-2008), en: Ecclesia 3.438 (1-XI-2008) 20-23, 23.

 [08] Benedicto XVI, Ángelus en el hipódromo de Randwick (Sidney, 20-VII-2008), en: Ecclesia 3.425 (2-VIII-2008) 31.

 [09] LXXIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, La fidelidad de Dios dura siempre. Mirada de fe al siglo XX (26.XI.1999), en BOCEE 16 (1999) 100-106, nº 7.

[10] LXXXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Instr. Past. Orientaciones morales ante la situación actual de España (23.XI. 2006), BOCEE 20 (2006) 123-139, nº 7.

 [11] LXXIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, La fidelidad de Dios dura siempre. Mirada de fe al siglo XX (26.XI.1999), en BOCEE 16 (1999) 100-106, nº 14.

 [12] Cf. Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española, Actitudes cristianas ante la actual situación económica (14.IX.1974) y Crisis económica y responsabilidad moral (24.IX.1984). Cf. www.conferenciaepiscopal.es.

 [13] LXXXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Instr. Past. Orientaciones morales ante la situación actual de España (23.XI. 2006), BOCEE 20 (2006) 123-139, nº 12.

 [14] Benedicto XVI, Carta Enc. Deus caritas est, 28.

 [15] Ibid.

[16] Ibid.

 [17] Cf. Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, BAC/Planeta, números 176ss.

 [18] Cf. LXXXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Instr. Past. Orientaciones morales ante la situación actual de España (23.XI. 2006), BOCEE 20 (2006) 123-139, números 41 y 18.


Publicado por verdenaranja @ 23:49  | Hablan los obispos
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Información sobre el Siervo de Dios Manuel Aparici enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus.

LA ENFERMEDAD
PRIMERA ETAPA DE DOLOR
SEGUNDA Y TERCERA ETAPA DE DOLOR
CUARTA ETAPA DE DOLOR



APÓSTOL CON VOCACIÓN DE CRUCIFICADO QUE ÉL MISMO PIDIÓ A CRISTO

QUINTA ETAPA DE DOLOR
Año 1960: Su mejoría, aunque lentamente,
va consolidándose.  

         Con fecha 17 de febrero contesta a la carta de Sor Carmen 

         «Amada en Cristo Madre Carmen Teresa de Jesús, Priora del Palomarcico de Fuenterrabía:

         »Con la ayuda de Dios voy a tratar de contestar a tu carta de Madre Priora; es decir Madre portavoz o amanuense de esa Santa Comunidad de Carmelitas Descalzas, que nuestro amorosísimo Padre celestial ha querido darme como ángel de consuelo y confortación en el Getsemaní de mi vida.

         »Si el Señor me hace consideraros así, ¿cómo tus cartas pueden producirme empacho o enojo? Todo lo contrario, pues la letra, las voces, las casullas podrán ser de la Priora o de la Comunidad, pero el espíritu que las anima y vivifica es el de la Divina Paloma que anidó en las almas que Él eligió para desposarlas consigo en ese santo palomar. Me consuelan y confortan tus cartas; si al Señor, que era el Santo de los Santos, le alentó y confortó el ángel que el Padre le envió ¿cómo a mí que soy un pobre pecadorcillo (pues ni aún soy grande) no me han de consolar las pruebas de amor que Dios me da por medio de sus santas monjitas?

         »¿Por qué entonces tardo tanto en contestar? Por varios motivos: la máquina no la domino y me cansa, a mano también soy lento y me cansa, alguna que otra visita que se entrecruzan y, sobre todo, porque estoy –como dicen– bajo de forma y perezoso para reaccionar; y claro es, como no he perdido el sentido de la responsabilidad, al escribir tengo que cuidar de no perjudicar ningún alma de las que el Señor ama; y como por otra parte tengo que enfrentarme conmigo mismo y al enfrentarme comprendo que Jesús me está pidiendo mucho que no le doy, pues retraso el escribir para retrasar el enfrentarme, pues si me enfrento no tendré más remedio que rendirme totalmente a las exigencias de su Amor; por eso ahora en la Septuagésima escribo para reanimar mi vida al conjuro de sus divinas palabras:·”He aquí que subimos a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre, le azotarán, escupirán y darán bofetadas, y lo entregarán a los gentiles y le darán muerte; y resucitará”; pues pese a todo: a las lecturas frívolas, a las desganas, a la falta de ratos de oración, si Él me preguntara tendría que decirle como San Pedro: Tú sabes que te amo.

         »José Manuel [de Córdoba, sacerdote] sigue viniendo, incluso me preguntó si tendría inconveniente en dirigirle; yo le contesté que probaríamos, con plena libertad de dejarme si no convenía a su alma, ya que por eso no se iba a enfriar nuestra amistad.

         »Me duele el poco aprecio que se hace hoy de los mártires.

         »La comencé en la Vigila de Pentecostés, pero visita de familiares me impidió terminarla y hoy feria tercera la continúo.

         »Como te decía antes espero inaugurar el Oratorio en este mes. Un grupo de ex-jóvenes que actuaron conmigo como Rectores de Cursillos de Militantes de Cristiandad me lo regalan; tuve hace unos días pintores, ayer acuchilladores y volverán mañana, y espero que en esta semana traigan los cortinajes de fondo y el Altar, y todo esto me tiene un poco ocupado y algo fatigado, aunque gracias a Dios sin que la mejoría se resienta.

         »Termino para no diferir más la salida de ésta.

         »Con todas mis bendiciones para esa Venerable y amada Comunidad queda siervo vuestro en Cristo Jesús» [1].

         Siete días después le escribe de nuevo

         «Amada en Cristo, Madre Priora:

         »Esta vez no estará quejosa tu Reverencia de tardanza en contestar. Seguramente mi carta anterior se cruzó con la tuya que recibo hoy.

         »Esta viene a ser contestación de la anterior. No daba noticias de mi salud; ésta me permite celebrar ya tres veces por semana, sentado, claro es, pero ya es un avance; el médico no espera mejoría hasta que me haga la punción abdominal, ya que dice que tengo una scitis (hidropesía) residual que es lo que me produce la fatiga y que por la vía normal no eliminaría o tardaría tres o cuatro años. Espero que en abril me pinchen y si Dios quiere, mejorar.

         »De salud del alma también estoy mejor. Jesús me urge, siento que quiere que esta Cuaresma viva muy unido a Él; estoy empezando otra vez las meditaciones y consideraciones del mes de Ejercicios de San Ignacio y ruego la ayuda de mis monjitas de Fuenterrabía, mías, porque son de Cristo y Él también quiere hacerme todo y sólo suyo, aunque le ponga pegas y más pegas. Y también tendré especialmente presente a esa amada Comunidad durante la Santa Cuaresma.

         »Bien haces siguiendo el consejo de San Ignacio para cuando el alma se encuentra en consolación..

         »Yo me encuentro como quien perdió la hacienda; hay que reconstruirlo todo: hábitos de oración, examen, lecturas, etc., pero, pese a todo, tengo alegría y paz; confío en que Él, en cuanto me vea empezar a corresponder a su gracia, lo hará todo.

         »En fin, creo que vuestras reglas en Cuaresma os impiden la correspondencia, entonces hasta el Aleluya de Pascua.

         »Saludos  a  mi Capellana y encomendándome a esa Comunidad las bendice en el Señor»  

         El 10 de Mayo la vuelve a escribir 

         «Carísima en Cristo Madre Carmen:

         »Unos renglones para acusar recibo de la última y darle noticias mías.

         »Hoy, por la infinita bondad del Señor, he recibido la bendición con el Santísimo, después de casi tres años de no poder visitar físicamente un Sagrario. Esto quiere decir que estoy mejor, llevo ya unas cuantas salidas y hoy, en taxi, me fui al Seminario para asistir y tomar parte en el ejercicio de las flores. ¡Qué bueno es el Señor! Él y su Madre me llevaron con su gracia hasta este Sagrario y esta Capilla en la que tantísimas veces me manifestó su Amor, con su presencia en la Eucaristía, en mis superiores, en los hermanos, en los libros, Él me hizo sentirme como en el vientre virginal de la Iglesia para que nuestra Madre me gestara como nueva criatura que recibiera el sacerdocio santo de su Esposo.

         »¡Qué vida aquella! Continuamente las saetas del amor Divino herían mi pobre alma para renovarla encendiándome en el ansia de ese día de la ordenación en el que empecé a ofrecerle a Dios el propio Hijo de su Amor para amarle como Él merece ser amado, con el Corazón Santísimo de su Hijo y en Él, con Él y por Él, con el de Nuestra Santísima Madre y el amor de todos sus santos del cielo y de la tierra. Y hoy por la infinita bondad del Señor ese Sacramento del Orden, por el que me participó sus poderes sobre su Cuerpo Físico y Místico, me permite ofrecerle sacramentalmente por mis propias manos, corazón, entendimiento y voluntad ungidas con la gracia que exige el carácter sacerdotal. Yo, gracias a Dios, estoy más convencido (sin falsas modestias) de mi pequeñez, no por criatura, sino por mis pecados, infidelidades, regateos, indiferencias de horas, de días ante su sed; pero también cada día creo más en su Amor y me duele amarle tan poco y sólo ofreciéndole su propio Amor manifestado en María y su Iglesia y su Amor oculto … que encierra su Divino Corazón que bastaron a inflamar en amor a todas las humanidades posibles en esos 400.000 millones de nebulosas con sus 400.000 millones de soles cada una y que aún quedaría intacto, se pueden pacificar un poco las ansias que Él posee.

         »Así es mi vida: un continuo desear, pero siempre con las manos vacías, y no teniendo propio más que miserias las ofrezco al Padre lo que Él me dio su propio Hijo y en su Corazón refugio de pecadores mi miseria.

         »Trataré de redactar para la querida Comunidad de Carmelitas de Donamaría unas  notas para el retiro el Domingo 29 Infraoctava de la Ascensión; tal vez resulte un poco largo, pues aunque “servata proporcione” quisiera imitar a San Juan “lo que vivimos y palpamos y tocamos con nuestras manos del Verbo de la Vida eso es lo que os anunciamos para que tengáis unión con nosotros y nuestra unión sea en el Padre y en su Hijo Jesucristo. Y os escribimos para que tengáis gozo y vuestro gozo sea completo” y trataremos algo de la Resurrección y Ascensión como aceptación y estipendio del Padre del sacrificio de su Hijo, Pentecostés como estipendio anticipado de la Trinidad por las Misas que Cristo-Sacerdote celebraría a través de los tiempos por manos de sus sacerdotes, y con la cooperación de su pueblo fiel y María porque es mucho para vosotras y para mi pensar, era Ella siempre, pero aún más en el mes de mayo.

         »Ana María [hermana de Sor Carmen] te enviará la copia de unas notas de uno de los Retiros que di a mis jóvenes en el Año Mariano, las encontré y por si le eran útiles se las dejé para que sacara copias y una os la enviara por si también os podían servir para algo.

         »Y ahora para daros otra alegría os pido seis purificadores y un amito; no urgen pues tengo seis, pero están un poco pasaditos y amitos tengo dos, pero uno es el de mi ordenación que quisiera reservar para las solemnidades.

         »Y nada más por hoy pues tengo que dedicarme a ponderar en mi corazón todas esas cosas que el Señor me ha hecho barruntar para nuestro día de Santo Retiro.

         »Encomendándome  a  las  oraciones de esa Comunidad queda su siervo in Corde Jesus.

         »P/S. Comenzada el 10, terminada el 12» [3]. 

         A primeros de julio, día 1, contesta brevemente a varias cartas de Sor Carmen        

         «En el Señor amada Madre Priora:

         »Contesto brevemente a las varias cartas que debo; así se lo hacía entrever a tres seminaristas salmantinos que me visitaron ayer. Allá en el Seminario muchas veces Jesús me lo hizo presente, no te prometo sino que no es el siervo mayor que su Señor ni el enviado mayor que quien le envía, como me han seguido a mí os seguirán a vosotros: te aguarda la soledad, el abandono, la incomprensión, el olvido, la enfermedad, la desolación, incluso el sentirte abandonado de mí, a pesar de esto, ¿quieres qué te participe mi sacerdocio? Y en mi alma, su gracia, le contestó: precisamente porque me prometes la cruz me atrevo a pedirte que me participes tu sacerdocio, pues ¿cómo podría sin crucificarme contigo participar de tu sacerdocio? ¿Cómo, pues, no estar contento cuando Jesús es fiel? Todo Getsemaní es precedido de un Domingo de Ramos: eso fue mi vida casi hasta la enfermedad, pero ¿no son Getsemaní y el Calvario, el Huerto y el Monte dónde nos amaste?

         »Él nos dijo los cielos y la tierra pasarán, pero mi palabra no pasará, y aquella palabra suya que públicamente me hizo leer en Isaías cuando por vez primera ejercí el Orden del subdiaconado: “Aunque una madre pudiera olvidarse del hijito de sus entrañas yo no me olvidaré de ti, dice el Dios omnipotente”. Por eso, espero que me hago todo suyo, cada vez que urge más y yo también os urjo hermanas del Carmelo: ¿si supierais un poquito de los terribles peligros que acechan a los jóvenes de uno y otro sexo, a los sacerdotes, a los casados, a todos los hijos de Dios?

         »Recuerda lo que le hice considerar a Antonio [hermano de Sor Carmen]: sabemos que Jesús nos llama a ser santos, mientras no lo seamos podemos ser los dos únicos que le faltan para completar el número de los que Dios tiene acordados que son suficientes para perdonar y santificar a las gentes de España.

         »Por eso hermanas, cuando sepamos de pecado golpeémonos el pecho porque Él nos escogió para que en Él, por Él y con Él ser pago de redención por muchos y le estamos fallando y por eso las almas privadas del auxilio que habíamos de prestarlas en Cristo y a que tenían derecho caen en el pecado.

         »Pedid mucho por dos almas que se ven azotadas de muchas tentaciones y que Él ha puesto en mi camino.

         »En Cristo unidos» [4]. 

         Días después, el 12 de julio, le escribe de nuevo 

         «Amada en Cristo Madre Priora:

         »Dos líneas para unirme espiritualmente a la Rvda. Comunidad en la fiesta de la Virgen y en vuestra clausura. Os mando unas cuartillas, por si os sirven, escritas a vuela pluma; son un trozo de mis ansias de lo que le pido a la Madre que sea mi vida. Ayudadme a alcanzarlo. Espero confiado en María y Jesús, pero duele tardar porque es la sed suya la que empieza a arder en mis venas.

         »Pedir mucho por esos queridos hermanos sacerdotes […] que han padecido esa obcecación.

         »Que Dios os bendiga hermanitas de plegaria; con todo el corazón os bendice este pobre sacerdote del Señor» [5].

          El 29 de noviembre, le escribe Sor Carmen, Priora, con el cariño de

         siempre y un humor más que saludable 

         «Amadísimo en el Señor:

         Unas letritas para mandarte la copia del retiro. No lo hemos hecho aún, pero al copiarle me afirmo en lo que te decía el otro día. Siempre que puedas no dejes de hacérnoslo porque nos hace francamente bien.

         »Estoy francamente contenta de la marcha de la Comunidad y, si no es mi optimismo o pasión de Madre, te digo francamente que me maravillo de cómo el Señor va realizando todo lo que Él me ha hecho desear. Leo lo que N.M. Santa Teresa dice de sus primeros conventos y pienso que no podría decir otra cosa en este caso salvo en lo de las mercedes extraordinarias que a veces me parece que un poco en N.M. Santa Teresa es influencia de la época y a veces me preocupa de si no vamos por buen camino, pero en cuanto a lo de busca sincera de Dios, alegría, entrega generosa a la voluntad divina, sea como sea, no sé que más pueda hacer, teniendo en cuenta que para la vida espiritual son almas tan nuevecitas. En fin, ayúdame a dar gracias a Dios y pídele que no lo estropee porque bien veo, que con la magnífica disposición que hay, donde podría llegar si no fuera porque yo muchas veces no respondo y me quedo baja en criterios de fe y mucha más baja en la generosidad al actuar.

         »Y respecto a tu alma, por lo que se transparenta en el retiro que tú dices que es algo de lo que la gracia quiere obrar en ella, aunque no tengo ninguna autoridad para dictaminar e incluso tú piensas además que son el cariño y la admiración lo que me hacen pensar así, me parece que no que es el conocimiento de su Amor que Él por tu medio me hizo descubrir lo que me hace pensar que pues Él te ama tanto y su Amor ha sido eficaz hasta aquí. Mira el camino recorrido; no tienes más que ejercitar la confianza para que el Amor suyo pueda invadirte más plenamente y realizar todo su amorosísimo plan. Ya sé por experiencia que es mala la quietud para no verse uno a sí mismo y es malo y difícil verse y no desanimarse, pero como tú mismo me has dicho muchas veces que lo que alaba a Dios no son nuestras cosas sino las misericordias y las maravillas obradas en los hijos de los hombres. Yo no creo que eres santo, pero no dudo de que el Señor por su Amor infinito terminará en ti su obra y fíjate por eso no te mando los originales, porque poca importancia me voy a dar y con tantos autógrafos del santo, aunque lo malo es que tendré que mandarlos todos a la Santa Congregación de Ritos. Por cierto, que tu proceso va a ser eterno porque con todo lo que has escritos … que va a llegar el día del juicio sin que haya dado tiempo a venerarte [6].

         »Bueno en serio. No te desanimes nunca. Mira, yo creo que la gente lo que dice de nosotros es verdad. Yo me creo lo malo que dicen de mí, pero no me parece justo no creerme nada de lo bueno. Pues todos los que me han hablado de ti, con o sin admiración, con cariño o sin apenas conocerte, los que piensan como tú y los que piensan distinto, nadie duda de que ha hecho el Señor en ti y por ti grandes cosas y que has respondido a ellas al menos con una buenísima voluntad. Como sabemos que esta buena voluntad también es regalo suyo, pues sin duda ninguna hay que alabar al Señor por ti constantemente. Hoy estaba leyendo a N.P. San Juan de la Cruz y le he pedido que te puedas aplicar íntegra la segunda parte de aquel verso suyo, así como creo que te puedes aplicar la primera: “Mi vida la he gastado y todo mi caudal en su servicio. Ya no guardo ganado, ni ya tengo otro oficio que ya sólo en amar es mi ejercicio”. Y conste que ya sabes que no creo que dejes de amar ni cuando oyes la radio, ni leas alguna novela, ni el pobre cuerpo y la misma pobre alma se angustien ante el dolor y quedan tristes y agobiadas, como Él quiso estarlo, ante lo largo del destierro y la ausencia sensible del que siempre te está sosteniendo. Pide un poquillo por mí. El día 2 voy a Madrid y he avisado a Córdoba [José Manuel, sacerdote], si no puede ir nada, pero si va que no pierda yo el tiempo y me sirva para poder acercarme luego más a Dios.

         »Que Dios te pague todo con más conocimiento de su amor para que te goces con el gozo suyo y nadie pueda quitarte este gozo.

         »En Él siempre tuya» [7]. 

         El 21 de diciembre, le escribe D. Manuel Pérez Barreiro, buen amigo,      condiscípulo en la  Universidad Pontificia de Salamanca, Facultad de  Teología, y testigo en su Causa de Canonización le 

         «saluda desde Astorga con todo afecto a mi muy amado Manolo, su inolvidable señor Abade, con el calor navideño quiero romper el hielo del silencio epistolar de estos largos meses. Desde nuestra última entrevista mi vida ha sido bastante intensa. Los estudios de Madrid se coronaron con Premio Extraordinario en la defensa de la Tesis; los de Salamanca con la misma calificación en la Tesis Doctoral. Desde entonces vino el verano; en él hice mis Ejercicios y dirigí otras dos tandas; una en León, otra en Navarra; la muerte del Sr. Obispo nos dejó de nuevo sin Pastor. Ahora pido a Dios que mire con cariño por mi Diócesis de Astorga. En el curso sigo como años anteriores con Filosofía y con el Consejo de Mujeres y con Religiosas; éstas me sirven de remanso de paz. En el Consejo procuro dar lo que puedo, poco es, porque son muchas cosas. Este año nos hemos propuesto recorrer la Diócesis y creo que, con la ayuda de Dios, lo conseguiremos. El 30 de octubre hemos tenido la Asamblea Diocesana, pues hemos celebrado varias Asambleas comarcales y hemos visitado varias zonas importantes y, gracias a Dios, observamos que el laicado responde maravillosamente bien.

         »De mi vida esto es lo más saliente: también hay noticias de vida íntima, gracias a Dios, agradables, que cuando te vea, iré desvelándolas poco a poco.

         »De tu salud ¿qué me dices? De tus sufrimientos físicos y morales ¿cómo te encuentras? No te olvides, querido señor Abade, “que omnes qui pie vivere volunt in Christo Jesus, persecutionem patientur”. ¡Qué bien predico! ¿verdad? Pide por mí para que diga menos y haga un poco más.

         »De tus conocidos de Astorga es poco lo que puedo referirte: Bernardo sigue con el Seminario y el Instituto, además de la Canonjía. Bernardino está en Ponferrada, lo mismo que Tino.

         »De tu abaiciño ya ves como camina.

         »Pide por mí; por ti lo hago; estos días mueven la pluma a recordar afectos viejos, que, como el vino, cuanto más añejo mejor es, así ellos son más íntimos y duraderos.

         »Jesús nos dé a gozar las luces de Navidad.

         »Un abrazo y la promesa de oraciones.

         »P/S De Librado he tenido noticias hace cosa de un mes; sigue trabajando y sufriendo un poco; de salud está bien; le he escrito a principios de éste. Vale» [8]. 

Casi finalizado el año, el 27 de diciembre, le escribe desde Ceuta el Dr. Justo L. Martínez de Serdio. Le dice:

         «Querido Manolo:

         »Al cumplirse hoy los 23 años de nuestra promesa de Propagandistas del Consejo Superior, te he recordado con cariño en la Misa y he pedido a Dios te conceda lo mejor de sus dones. Deseo, sobre todo, que te encuentres muy mejorado de tus dolencias.

         »Y no dejes de acordarte de mí y ofrecer algo de tus dolores por quien puedes considerar un hijo en la vocación sacerdotal. Recuerdo aquella tu carta inolvidable y decisiva que yo recibí el 15 de abril de 1938, en Jerez, cuando me creía, por un error afortunado de diagnóstico, con un plazo breve de vida como víctima de una granulia pulmonar total.

         »Saludos a los amigos y hermanos de promoción. Un fraternal abrazo»[9]. 

         Y tres días después le escriben Victoria y Manolo 

         «Querido D. Manuel:

         »No sé de que manera pedirle a Vd. perdón, ya que desde el 7 de julio de 1.960 que me contestó llevo queriendo escribirle y no me decidido hasta hoy en que ya es totalmente imposible. Perdón.

         »Frecuentemente sé de su salud mediante los buenos amigos que Vd. tiene en Toledo.

         »Pedimos para que Jesús le mejore totalmente y le fortalezca por dentro y por fuera en el próximo 1.961. Ójala sea así. Que el Señor deje concluida ya la prueba y le conceda todos los bienes que Vd. se merece y que le deseamos.

         »Reciba nuestra felicitación cariñosa y sepa que el día 1 redoblaremos nuestras oraciones en su favor.

         »La carta ya citada me gustó tanto y es tan buena que innumerables veces la he leído y cada vez me ha hecho mucho bien, pues cada frase es una enseñanza y un motivo para estimularme a ser más santo y dar gracias a Dios por haberle conocido, tan estupendo y tan humilde, aunque tan grande a nuestros ojos y no me cabe duda que a los del Señor también.

         »Comprendo sus razones para hacerme ver que Dios nuestro Padre oculta los defectos de las personas que nos propone como “guías” para arrastrarnos hacia Él.

         ¡»Qué bueno eres, Señor! que a la juventud española la has dado este modelo tan lleno de amor y celo apostólico, tan humilde y desinteresado, tan entregado y probado. El Señor, no me cabe duda, le tiene preparada buena corona como premio a su correspondencia. Él sabe todo cuanto Vd. ha hecho por su amor –mejor que nosotros– y le compensará nuestras omisiones hacia Vd.

         »¡Ojalá comprenda el verdadero sentido de lo que escribo malamente!

         »¡Lástima que la juventud que le tuvo por compañero, después por jefe y posteriormente como pastor bueno, no le imitemos y obedezcamos en su vida y magisterio amoroso!

         »Gracias por las dos veces que ofreció por mi intención la Santa Misa. Cuanto agradezco, cuanto me dice al alegrarse de que le encomendara una en acción de gracias. Verdaderamente es tanto lo que debo al Señor, y con carácter extraordinario, que algo tengo que hacer para corresponderle, y pienso, aunque quizás algo egoísta, que saldo totalmente cuenta si Cristo Hostia se ofrece por mi al Padre en el Sacrificio Eucarístico, aunque pensando estas atrevidas, aunque reales palabras, tengo que quedar aún más reconocido, aún más todavía, al tener un ministro tan santo y bueno como Vd. Ójala pudiera yo ayudar esas Misas, al menos, para participar más activamente.

         »Abusando de su confianza, me permito encargarle otras dos. Son idénticas las intenciones, aunque tengo que redoblar mi agradecimiento, pues el Señor, en este lapso, se ha volcado por mí y me ha mostrado en muchas ocasiones su bondad y predilección.

         »Contraje matrimonio el día 21 de septiembre. Alrededor de este hecho tan trascendente para mí, hay tantas dificultades vencidas, tan ayudas experimentadas, tantos “mimos”, que cuando lo pienso me parece mentira.

         »Ahora, D. Manuel, creo que vamos a ser padres y cuanto le pido –Él lo sabe– que bendiga a Victoria y a mi hijo, para que luego él le dé mucha gloria e incluso le elija para su servicio y de esta manera salde en parte yo tantas deudas y “racanerías” como le he demostrado, tanto en mi adolescencia como en mi juventud.

         »¡Qué bueno eres Señor! –diré una vez más con Vd.–.

         »Luego, además de por el alma de mi padre, también elevaremos sufragios por el de mi suegra, los cuales, cumplían años en diciembre.

         »Para estipendio le remito, mediante giro postal, 200 pesetas, y por delante mi agradecimiento eterno.

         »Somos varios amigos los que pedimos (matrimonios jóvenes) por Vd. y algunos posiblemente le escriban en breve.

         »Una vez más, sepa que estamos con Vd. y que nos tiene a su disposición en todos los órdenes, en lo que humildemente podemos ofrecerle, pero con sinceridad.

         »Perdone lo pesado que soy y la demora en escribirle.

         »Pida por nosotros para que cada vez estemos más cerca de Dios y siempre seamos un buen ejemplo para los hermanos que nos rodean, y que por el mero hecho de intentar ser buenos, ya nos admiran.

         »Que el Señor le compense su soledad, sus sufrimientos y privaciones, le ayude en todo, se restablezca y nos le muestre como ejemplo vivo de santidad, bondad, caridad, humildad y tantos dones como Vd. tiene.

         »Tenga la seguridad de que le queremos y sentimos no poder visitarle y estamos dispuestos a lo que Vd. mande.

         »Pidiéndole su bendición y oraciones, reiterando nuestra felicitación, quedamos de Vd. s.s. s.s.» [10].



 
[1]  C.P. pp. 1824-1827.

 [2]  C.P. pp. 1828-1829.

 [3]  C.P. pp. 1830-1833.

 [4]  C.P. pp. 1834-1835.

 [5]  C.P. p. 1836.

 [6]  Por carta de 21 de julio de 1989, Sor Carmen le dice al Rvdo. D. José Manuel de Lapuerta y Quintero, entonces Consiliario de la Asociación de Peregrinos de la Iglesia: «Vi con la mayor alegría que los Peregrinos están ya […] tras el asunto de Aparici. Yo quisiera de verdad que el Capitán llegara antes que nadie». «Siempre le consideré –afirma después en su declaración– que llegaría a los altares. Mi hermano José decía que había tratado con tres santos y uno de ellos era Manuel Aparici (los otros dos, nuestro hermano Antonio y el P. Nieto). Después de morir se habla más todavía de su fama de santidad».

Mons. Maximino Romero de Lema estima que la fama de santidad tiene fundamento sólido; opinión ésta que comparten también otras muchas personas, testigos, Cardenales, Arzobispos, Obispos, etc., y no testigos. La fama de santidad la tenía tanto en vida como a la hora de la muerte y después de su muerte como veremos.

 [7]  C.P. pp. 8617-8618.

 [8]  C.P. p. 8501.

 [9]  C.P. p. 8519.

 [10]  C.P. pp. 8603-8608.

 


Publicado por verdenaranja @ 22:57  | Espiritualidad
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Información sobre el Siervo de Dios Manuel Aparici enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus.


LA ENFERMEDAD
PRIMERA ETAPA DE DOLOR
SEGUNDA Y TERCERA ETAPA DE DOLOR


CUARTA ETAPA DE DOLOR

         Año 1959: Aun sin poder celebrar la Santa Misa, vive y siente

la paternidad espiritual del Sacerdocio de Cristo,

que en su infinita bondad le participó. 

 

 

         «Es en la primavera de 1959 cuando le dan permiso para celebrar en su casa, dos veces en semana solamente […]» [1]. Tiene permiso para celebrar, pero no fuerzas.

 

         En febrero escribe a Sor Carmen y le dice:

 

         «Estimada hija en el Señor:

         »Ya ves, que aun sin poder celebrar la Santa Misa, desde el 15 de marzo del 1957 estoy impedido, vivo y siento la paternidad espiritual del sacerdocio de Cristo que en su infinita bondad me participó. Tal vez este pensamiento, aún en ese hondón del alma que nada tiene que ver con la sensibilidad, es el que me ha mantenido en esta Misa de veinte meses en la que yo era la hostia victimal; como cuando celebraba sentía que cooperaba con Él a que fuerais reengendradas  para Él todo el Cuerpo Místico Suyo, así ahora que Él era el único celebrante y yo la hostia, sentía también esta mística cooperación.

         »Me ha hecho ahondar en el conocimiento de Su Bondad manifestada en fidelidad y amor; me vio tan cobarde y ruin, tan poco decidido a hacer yo, pese a haberle pedido tanto la cruz, que hizo Él: me la envió, y como tanto la había pedido, por decencia, no podía protestar y acepté y di gracias; y su Amor, ¡Ah su Amor ...! Ya había alguna vez vivido como en relámpago aquella expresión de Antonio [hermano de Sor Carmen] : “Yo Dios mío me noto muy mal, pero a ti te noto muy bien”; pero ahora, por Su Bondad, han sido meses y meses en los que, como un día le dije a Pepe [hermano de Sor Carmen], recordaba el “no tengo parte del cuerpo que no me duela” y unido a esto la impotencia para rezar, sequedad, sensación de abandono y tentaciones de creerme rechazado por Él; sólo la fe, oscura, gélidamente fría y la comunión diaria, de la que nunca me privó su Amor, era mi sostén y el director espiritual.

         »Todo esto terrible, pero magnífico, porque en la fe conocía que Cristo retornaba a vivir en mí una parte infinitamente pequeña de los terribles dolores, oscuridades, abandonos y desamparos a los que gozosa y libremente se entregó por amarnos. Y como vivía su dolor en mí, también vivió, aunque la sensibilidad no se enterara de la noticia de su Amor. Y al notarlo, al conocerlo, no salía de mi asombro: ¡Cómo Tú amas así ... a esta piltrafa, toda llagas en el cuerpo y en el alma ...! Y entonces, entonces (y esta es la correspondencia a ti y a tus hijas tan amadas todas de Cristo) ahondaba más en la vivencia de aquellas palabras previas a la Consagración del pan: “Qui pridie quam pateretur, accepit panem in sanctas ac venerabilis manus suas ... deditque discipulis suis ac venerabiles manus suas et elevatis oculis in coelum ad te Deum Patrem suum omnipotenten tibi gratias agens benedixit, fregit”, que Él me hizo desear fueran el esquema de mi vivir en Él.

         »¿Comprendes ...? Antes de padecer –accepit panem in sanctas, ac venerabiles manus suas–: Getsemaní, toma a peso a toda la humanidad, tú y yo y todos, que ve “masa perdotionis” dirá el Apóstol: Tedio, pavor, hastío, repugnancia. “Si es posible que pase de mí este Cáliz”; pero Cristo no se para aquí –como por desgracia tanto apóstol de ahora que sólo piensa en la salvación de los hombres– “elevatis oculis in coelum ad te Deum Patrem” y ve que el Padre nos ama tanto, tanto “ut sic Deum dilexit mundum ut Unigenitum Filium suum daret” ... ¿Comprendes?, ¿Comprendes ...? Es de locura que el Padre ame así, deslumbra su Bondad; y entonces “benedixit”, vuestro vivir y el mío, complementándose: Bendiciendo y alabando al Señor y voceando y predicando sus Caridades y Bondades; la glorificación de Dios y sólo después de esto: de haber empezado a conocer en la fe y la luz de los dones el Corazón de Dios, puede venir lo otro: la alabanza y la predicación concrucificado con Cristo, “deditque discípulos” dándose así, inmolado, a los hombres.

         »Sigamos viviendo así: contemplando toda la miseria humana, la nuestra y la de todos, pero no nos paremos aquí, esto desalienta y enciende en enemistad hacia los hombres, levantemos por Cristo nuestra mirada al Padre y entonces después de haber subido con Cristo al Padre para emborracharnos con el Amor del Padre y del Hijo, dejémonos retornar por el Espíritu Santo a los hombres hechos fuego de amor para Bien decir: a Dios con su alabanza y a los hombre, que Dios es nuestro Padre.

         »Creo que van contestadas unas cuantas preguntas; hasta hace pocos días no podía casi escribir, todo me producía una fuerte fatiga respiratoria y cardíaca. Desde hace quince días con un cambio providencial de médico, que vio que estaba intoxicado a fuerza de medicinas y me las suprimió casi todas, empecé a mejorar; y ya ves que escribo una larga carta.

         »Contento con lo de Córdoba [José Manuel, sacerdote]; pero ... viene poco; y de Pepe [hermano de Sor Carmen], pues le escribí al Sr. Cardenal por si al finalizar el curso pudiera concedérmelo como un futuro sucesor, importante es lo que hace en Salamanca; pero el treinta por ciento de los filósofos y teólogos de los Seminarios de España llegó a ellos por la gracia que Dios les concedió a través del apostolado del Consejo Superior de la Juventud a quien orienta y ayuda; pero además los sacerdotes se van hermanando en equipos a través de la vocación de Consiliarios y hay muchos hogares santos ...; orad para que se haga la voluntad de Dios.

         »De mi archivo, no sé dónde para; cuando me estaba muriendo me trasladaron a lo que era mi despacho, amontonaron papeles no sé dónde y algunos tiraron; y en los breves intervalos de mejoría no tuve fuerzas para buscar y menos para ordenar.

         »Y nada más, pues me fatigo. Sólo que en los dos años y nueve meses de enfermedad nunca me sentí defraudado, Él me dio la paz de confiar en su Amor. Seguir orando amadas hijas del Carmelo y en espera de poderos bendecir pronto en la Santa Misa, aunque sea sentado, cuyo permiso ya tengo, aunque no fuerzas, os bendice a la Priora y a toda la Comunidad vuestro siervo en el Señor y Capellán» [2].

 

         En abril le escribe, desde León,  su buen amigo, el

         Rvdo. D. Librado Callejo Callejo, Magistral de la S.I.C.

 

         «Mi buen amigo y hermano Manolo:

         »Años de silencio, y, sin embargo, viviendo tan cerca. De verdad. El número extraordinario de SIGNO (Núm. 1.000) con tu fotografía en la primera plana interior me ha hecho sentir remordimiento. Y sé que sólo puedo acallarlo, escribiéndote. Ha sido hoy mismo cuando me han entregado el número, pues he estado fuera de León más de una quincena de este mes. Como ves, el dolor es sincero, puesto que el propósito de enmienda ha sido eficaz. Vamos a charlar un rato. Nos aliviará a los dos.

         »Por dos veces he estado en Madrid “hospitalizado”. Operado las dos veces de oído. Me hubiera gustado verte, pero no me podía valer por mí mismo, y tan pronto como me dieron el alta hube de venir a León, porque me urgía regresar. Las otras veces que he pasado por ahí, siempre ha sido con rapidez, a veces horas solamente, o haciendo noche para salir de madrugada. Y hace tantos años que perdimos el contacto epistolar que he perdido la pista de tu vida (quiero decir de cerca), aunque jamás ha dejado de interesarme de manera particular, pues para algo el Señor nos puso cerca en la vida. Y tan cerca que nos puso. Sabes bien, Manolo, que no es tan fácil lograr una compenetración íntima con muchos, aun siendo sacerdotes. Pero entre nosotros la hubo, y la sigue habiendo, porque en el fondo buscábamos apoyo mutuo para una mejor santificación. Y pese a que a lo largo de estos años no ha habido manifestaciones externas de acercamiento, interiormente jamás podré olvidar, y nunca agradeceré bastante al Señor, el bien que me hizo con aquel paso por Salamanca. Creo que vivo todavía de aquellas reservas.

         »Barreiro [Manuel Pérez Barreiro, sacerdote] me habló de ti, y que te había visitado. Gálvez, también. Pero ninguno de los dos, ni otros a los que he preguntado por ti, me han dado muchos detalles de tu vida y de tu enfermedad. Quizá basten esos pocos detalles para saber que Dios te ha acercado más a Él, por aquello del salmo: “Estoy con él en la tribulación. Le libraré de ella, y le glorificaré después”. Y, claro, Dios hace todas las cosas bien. Lo que quiere decir que también cuando nos hiere. Bien convencido estoy que, como fuerte, soportarás valientemente la cruz. Muchas veces dijiste, hablando de los mártires, que Dios escogió lo mejor. ¿No será esa siempre su táctica? Y con ese criterio debemos situarte entre los mejores. Entre los “más amados del Señor”, los que hacen el bien de la manera más eficaz (en silencio), los miembros más valiosos del Cuerpo Místico, los que sobreabundan en méritos para liquidar cuentas ajenas, los que suben al cielo rápidamente y escalan los puestos cimeros, los que Cristo abraza en los brazos de su cruz. Si para animar a los otros, por verdaderas valen estas ideas, ¿por qué no también para reanimar el espíritu propio cuando gime abrumado por tantas cosas que en tropel le oprimen y desalientan? Supongo que tu mayor cruz será carecer de la Misa o de la comunión, si lo primero no es factible. Me tocó una cuaresma (40 días) sin poder celebrar con motivo de la fractura de un brazo, y se me hacía insoportable la vida cuando carecía del Señor. En cambio, cuando podía comulgar, sentía renacer la fortaleza, y me parece que han sido esas comuniones de las que guardo mejor recuerdo en mi vida. También algunos días me celebraron en casa. Es tan buena medicina la comunión hasta para el cuerpo.

         »Bueno, Manolo, te harás cargo que casi no sé por donde seguir el hilo de la conversación, después de tanto tiempo, y, sobre todo, desconociendo detalles tuyos, que me sirvieran para comentar y dialogar. Te agradeceré que cuando puedas, y como puedas, sirviéndote de alguien (confío que no te faltarán amigos que te visiten) mándame unas letras, diciéndome muchas cosas, pues por ser tuyas todas tienen interés particular para mí. La carta te la envío a SIGNO, por si diera la casualidad que hubieras cambiado de domicilio y se extraviara. Lo lamentaría de veras. En cambio, desde SIGNO te la remitirán rápidamente.

         »Un abrazo muy fuerte. Pese a mi silencio, ten la seguridad de que vivo muy cerca de ti y muy interesado en todo lo suyo. Te encomiendo y me encomiendo. Siempre buen amigo y hermano en Cristo que te abraza nuevamente» [3].

 

         Al mes siguiente, le escribe, desde Don Benito, José Blázquez Cidoncha

 

         «Mi querido D. Manuel:

         »Desde luego que no hay derecho y que no merezco la consideración y el afecto que Vd. nos tiene. Sigo siendo -¡siempre lo fui!- el tío más calamidad que vino al mundo. No tengo nada más que dos cosas buenas: contar con el cariño de unos amigos, que no merezco, y un corazón en el que a todos los llevo y precisamente Vd. en el trono más alto.

         »Y yo me atrevo a hacer esta invocación y apelar a ese corazón sacerdotal de padre y amigo que Vd. tiene para arrancarle el perdón que no merezco, pero que necesariamente me tiene Vd. que otorgar, más aún, aspiro no sólo a eso, sino a rehabilitarme plenamente en su campo afectivo, pues pese a todo no me resigno a perder ni un solo palmo de lo ganado, aunque lo sea inmerecidamente.

         »Si el hombre ha sido la chifladura de Dios y cuanto más miserable más le chifló –Encar-nación, Pasión y Eucaristía– ¿por qué no puedo yo aspirar, por muy calamidad que sea –el más calamidad de cuantos han pasado por el Consejo– a seguir ocupando mi puesto de amor en el corazón sacerdotal más grande que yo he conocido? ¿Qué no lo merezco ya lo sé? ¡Pero Vd. suple mis deficiencias con su superabundancia de caridad!

         »Dentro de la vergüenza que para mis adentros me produjeron, no puede Vd. figurarse la emoción y alegría que sus cartas me reportaron; y si antes no he correspondido a ellas, por Dios, no lo atribuya Vd. a menosprecio, sino a la cantidad y variedad del trabajo que sobre mí pesa [era abogado] y a la falta de capacidad y orden para afrontar tantas cosas.

         »Y como, por otra parte, mi afán de escribirle con tranquilidad y extensión me hacían esperar un momento propicio y éste no llegaba, los días se me han pasado sin darme cuenta.

         »Hoy, mientras yo iba a Santa Amalia (un pueblo próximo) con otro abogado, Josefina ha tomado la iniciativa de  escribirle, bendigo a Dios por tal idea, y la que secundo con gusto, sin esperar a más, aunque es de noche, bastante tarde y tengo que irme andando al campo, donde tengo mi tesoro: mi mujer (que ya se fue anochecido) y las dos niñas más ricas y más encantadoras que Dios nos pudo regalar. ¡Una maravilla!

         »Tuve pretensiones de ir a Madrid por marzo, pero no cuajó el plan. Abrigo la esperanza de ir quizás en junio. Y cuando a Madrid va Pepe Blázquez, la primera visita es a D. Manuel; ¿eso no me lo pondrá Vd. en duda, que ya lo tengo acreditado, eh?

         »¡Cuánto celebramos su mejoría, D. Manuel! En nuestros momentos mejores ante el Señor pedimos por Vd. y todos confiamos en verle recuperado. Mi Pilar, cuya gracia estoy seguro que hace reír y enternecerse a la Santísima Trinidad en pleno, pide a “Jezucito” por nuestro D. Manuel.

         »No necesito que en todo y para todo y en cualquier momento soy plenamente suyo.

         »Un abrazo muy fuerte en el Señor» [4].

 

Este mismo mes de mayo recibe otra carta, esta vez escrita desde Toledo,

de José Díaz Rincón, su dirigido durante algo más de quince años y testigo

en su Causa de Canonización

 

         «Venerable y querido Padre:

         »Tenía proyectado haber ido ayer a Madrid, con mi señora y mi nena, para hacerle a Vd. una visita, pero resulta que la niña nos amaneció con mucha fiebre, por una infección de garganta, y ya nos impidió salir. El primer sábado o domingo que pueda de éste mes voy a verle otra vez. Ya sabe Vd. que yo le quiero mucho y nunca le podré olvidar. Ya le tengo dicho a Ana María Rivera [hermana de Sor Carmen] y a su familia  que le atiendan y que cuenten conmigo para todo, tengo poquísimo dinero porque con mi sueldo tengo que mantener también a mi familia de Romeral, pero que mi esposa y yo estamos dispuestos a mantenernos de pan y agua con tal de que a Vd. no le falte nada. Tenga Vd. confianza conmigo y pida lo que quiera.

         »La visita que el otro día le hicimos fue provechosísima, tanto los Consiliarios como los dirigentes salimos edificados en grado extremo y cada palabra y gesto de Vd. fue para todos un mensaje de Dios; ya le contaré, hubo cosas buenísimas.

         »Adjunto le envío el guión que me ha encargado Vd. para que lo revise y corrija.

         »Con un hasta luego en la oración, queda suyo affmo. q.b.s.m. sacerdotal» [5].

 

         Su precario estado de salud, se ve afectado por la muerte de su madre, acaecida el 1 de junio de este año.

 

         En el mes de agosto, pese a su delicado estado de salud, intenta hacer

         Ejercicios Espirituales y así el 30 de dicho mes anota en su Diario:

 

         «Voy a comenzar un intento de Ejercicios Espirituales. Hace tiempo que el Señor me está haciendo sentir la necesidad. No vivo unido con Dios: ahora que mi salud, gracias a Dios, mejora, con su ayuda tengo que hacer un esfuerzo de oración para ser de verdad la hostia y víctima que incesantemente se inmole en desagravio y oblación “pro eis”.

         »La amarga queja de Jesús: “Opprobium fregit cor meum et defecit et expectavi conmiserantem et non fuit et consolantes et non inveni et indiderunt in escam meam fel et in siti mea potaverunt me aceto”, nos traspasa el corazón. No puedo seguir así. Él me urge. Él me ayudará. Con plena confianza en Él comienzo estos mis primeros Ejercicios de enfermo.

         »”In te Domini esperavi non confundar in aeternum”.

         »Soy en tiempo presente, pues a cada instante Dios me da el ser de hombre, cristiano y sacerdote, pues la conservación es una creación continuada.

         »Verme incesantemente como puro e inmenso beneficio de Dios. Mis sentidos, mis potencias, el tiempo que Él me concede, a fin de no emplear nunca el beneficio contra mi Bienhechor.

         »Cada día con los 100.000  latidos de mi corazón Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, me está diciendo que me ama. Que me dio este ser de hombre que elevó a la condición de hijo adoptivo suyo haciéndome partícipe del sacerdocio de su Hijo; porque me ama, que conserva este ser y corazón porque me ama; que lo hace latir porque me ama ...

         »¡100.000  veces cada día me dices con mi propio corazón que me amas! Haz que con tu gracia también mi corazón te diga 100.000 veces que te amo».

 

         Casi a finales del mes de septiembre escribe a Sor Carmen y le dice:

 

         «Estimada en Cristo Jesús, Madre Carmen Teresa:

         »Comienzo hoy esta carta, que no sé cuando la terminaré pues depende de las visitas, de que me canse, de que me llegue el tiempo y Dios sabe.

         »En primer lugar felicito a mi abogada, madrina de oraciones o como la llamen, a la Rvda. Comunidad y a sí misma, pues mucho deben poder sus oraciones ante Dios cuando han conseguido que el Señor me fuerce amorosamente a tratar de hacer 18 días de Ejercicios.

         »Por experiencias sabes que cuando el alma se deja recoger por el Señor siempre se encuentra bien. ¿Abrasado en amor?, no. ¿Hambriento y sediento de abrazarme?, sí. Por eso mi cielo es la Santa Misa, sólo en Ella y por Ella se satisface mi sed: ofrecer a la Trinidad Santísima la reparación perfectísima de alabanza, oración y obediencia de Cristo Cabeza y miembros, Iglesia triunfante, Purgante, Militante. Porque hermana Carmen Teresa, la herida que debe sangrarnos en el alma, a vosotras hermanas del Carmelo y a nosotros sacerdotes del Altísimo, es la glorificación que hemos robado a Dios con nuestros pecados y nuestros fallos, la glorificación que resta y roba a Dios los pecados de nuestros infelices hermanos de toda la tierra; pero para esta herida el único bálsamo es Cristo; Cristo ofreciéndose en la cruz y en la Misa; pues Él lo reparó todo superabundantemente y uniendo nuestro deseo al suyo, restituiremos a Dios la alabanza, aún mejor que si hubiéramos sido en todo fieles, pues a la adoración perfectísima de Cristo que hacemos nuestra por el amor y deseo de alabanza perfecta de la Trinidad Santísima, se une una mayor humildad en nosotros, ya que ahora ninguna alabanza salida de nosotros nos contenta, si no se cobija en la alabanza perfecta de Cristo y de la Iglesia, porque hemos empezado a descubrir el abismo de nuestra nada y miseria y ese conocernos pecadores pone en nuestra alma aquella “exclamación admirativa con crecido afecto” de que habla San Ignacio en la meditación de los pecados propios.

         »Por hoy dejo este tema, me fatigo y emociono; mi salud, gracias a Dios mejor, celebro ya sentado dos veces por semana, he empezado a salir un poco, en coche claro es, el médico me permite dos ratos por semana; pude sacar unas tres horas de meditación, más el Oficio y la Santa Misa en la forma que he dicho, durante los Ejercicios, estar arrodillado en el reclinatorio algún rato; por cierto, envíame, si no la tienes la haces sacar, una foto de vuestro Sagrario, sin recordarlo me he trasladado en espíritu casi todos los días a él para unir mis oraciones a las vuestras; piensa que llevo casi tres años sin poder hacer la Visita.

         »Ya ves, trece días interrumpida la escritura [6]; primero unas visitas, luego un pequeño retroceso: Un poco débil el corazón, descenso de tensión, total quietud, supresión de salidas y de celebración de la Santa Misa. Ya gracias a Dios voy rehaciéndome, me permite el médico celebrar mañana y luego Dios dirá.

         »Me preguntas sobre la espiritualidad seglar, y creo que pensamos lo mismo; para mí no hay más que una espiritualidad cristiana, porque no hay más que un Espíritu Santo, aunque con matices distintos. Y toda espiritualidad que no sea del Espíritu de Cristo, viviendo en nosotros y dirigiéndonos y conduciéndonos, no es espiritualidad cristiana.

         »El tema es inmenso, pero creo que hay equivocaciones por no tener en cuenta que una cosa es la teoría y otra la práctica; en teoría lo propio de todo grado avanzado de espiritualidad es glorificar a Dios a través de todas las criaturas. Y entonces se hace este sofisma: Es así que el seglar es el que está inmerso en todas las criaturas, luego el seglar en vez de alejarle de las criaturas hay que enfrentarle con ellas para que glorifiquen a Dios. Este movimiento de pseudo espiritualidad seglar proviene de los católicos que se consideran a si mismos intelectuales, sin acordarse que el Señor le dijo al maestro de la ley Nicodemus: “En verdad, en verdad te digo que si no renaciereis por el agua y el Espíritu Santo no podréis ver el Reino de Dios”. Esto es lo terrible, que no tienen ojos y pretenden ver y ser guías. Pues el bautismo es morir con Cristo al hombre viejo; es decir, a todos los criterios y modos de ver, y juzgar y actuar humanos, para resucitar con Él a su Vida: viendo con la fe ayudada de los dones de sabiduría, ciencia y entendimiento, juzgando con la prudencia y ciencia infusa y el don de consejo y actuando por la esperanza y la caridad con los dones de piedad, fortaleza y temor de Dios.

         »(Reanudo la carta el 22). Dicho con las palabras de San Ignacio, eso que llaman “espiritualidad” sería vivir aquella petición de la contemplación para alcanzar amor “conocimiento interno de tanto bien recibido para que enteramente reconociendo (al reconocer hay que darle su doble valor: de conocer nuevo en la novedad de la Vida resucitada de Cristo, y de gratitud subsiguiente a ese conocimiento) pueda en todo alabar, amar y servir a la Divina Majestad”.

         ¿Causa de la interrupción? Pues esa pequeña crisis física y una gran crisis espiritual. ¡Qué equivocados estáis los que tan perfecto! No soy más que un alma mezquina, pecadora, cobarde …. Tantos  años  pidiéndole  al Señor que me hiciera partícipe de su Getsemaní y su Cruz ... que cuando me lo participa me echo atrás. Ya sé que me recordarás la oración de Jesús: “Si es posible que pase de mi este Cáliz …”. Sí, a Jesús le repugnó, pero hizo la voluntad del Padre; pero yo no la hago. Me hurto ratos, días y semanas a la cruz con lecturas frívolas.

         »Soledad, abandono, inutilidad para quien tuvo vocación a vida activa, es tan extraño y nuevo que desconcierta.

         »Ya sé, ya sé que Él me llama a esta nueva vocación de mayor intimidad con Él, pero este sabor me deja tan árido y seco como antes. Calibro y mido un poco lo que debieron suponer para Jesús mis olvidos y abandonos, por lo que a mí me duele. Treinta años tratando de vivir para los amados de Jesús y ahora no tendría quien me ayudara a Misa (dos veces por semana) si no fuera por el conserje del Consejo que me envía a su sobrino.

         »Y como soy cobarde, en vez de abrazarme gallarda, apasionada y alegremente a la cruz en la que Cristo está expirando de amor e invitándome a amar: Pies clavados, la cabeza inclinada, brazos y manos extendidos y el pecho abierto; me hurto a Ella.

         »Lo único que aún queda, por la misericordia del Señor, en mi alma es una confianza inconmovible en su Amor; Él me la conserve.

         »En fin Hermana Carmen Teresa, termino. Envíame la foto que te pido y seguir orando por mí y sigue escribiendo porque tus cartas rompen, de cuando en cuando, mi soledad.

         »Encomendándome a las fervorosas oraciones de esa Venerable Comunidad, las bendice con todo afecto en el Señor» [7].

 

         «Eso era –dice el Rvdo. D. José Manuel de Córdoba– lo que Manuel Aparici quería para su predicación de sacerdote y apóstol: “Predicar concrucificado con Cristo y dándome así inmolado a los hombres”. Y esto es lo que me mueve a trasmitir su testimonio» [8].

 

         Al mes siguiente escribe de nuevo a Sor Carmen y le dice:

 

         «En Cristo Jesús estimada Madre Carmen:

         »Unas líneas para dar las gracias a la Rvda. Comunidad por su bondad al querer ser instrumento de Dios para acariciar mi alma; cuando me revestía se realizaron sus palabras: “Mi yugo es suave y ligero el peso mío” pues vosotras, amadas hermanas en el Señor, representando al Cuerpo Místico de Cristo, me ayudáis y me ayudaréis a llevar el peso de este admirable Sacerdocio de Cristo que Él, en su inefable bondad, se dignó participarme, y así por vuestra ayuda y la de todos los santos hará que lleve de tal forma ese yugo bendito que consiga su gracia.

         »Aún no he visto las casullas, tienen que hacerme hueco en una cómoda y he preferido no deshacer el paquete; pero así cuando las vea volveré a escribir.

         »Mis crisis, tristezas, tedios, soledades empiezan, por la bondad de Dios, a no ser sólo mías, sino de Cristo en mí, que vuelve a pasarlas para enamorarme más y más de su Amor infinito. Yo no sé si amo a Dios, creo que sí, pues, mis tristezas nacen de ser ingrato, inconstante y cicatero con Él; pero cada día me maravillo y asombro más de lo que el Padre nos ama y con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y le doy gracias porque me eligiera sacerdote y me permita celebrar la Santa Misa dos veces por semana, una vez superado el último bache en la salud. Por cierto que los domingos viene el bueno de Agustín Losada con un par de amigos a ayudarme; ¡no saben el consuelo que me dan!, pues me hacen más presente a la Juventud bien amada de Cristo, a la que amé y serví, hasta enfermar, durante 30 años de mi vida y me sirven, como aquellos dos mancebos que sujetaban los brazos de Moisés, para tratar de mantener la postura de cruz que Él me pide, ya que fue ese amor de Cristo a los jóvenes que Él empezó a revelarme un día de la Inmaculada de 1927, lo que me fue clavando a su cruz. Pedir hermanas para que Él me dé valentía y generosidad para perfeccionar esta crucifixión, a fin de que por mi culpa no dejen de conocer su Amor los jóvenes de España.

         »Recordando mi gratitud en Cristo, unido a vuestras oraciones ante ese Sagrario en el que sigo clamando “Sitio”, te bendice y bendice a toda la Rvda. Comunidad con la bendición más fervorosa, su siervo en Cristo y Capellán» [9].

 

         La última carta del año que escribe a Sor Carmen dice así:

 

         «Muy estimada en Cristo Jesús:

         »Nueva acción de gracias al Señor y a las hermanitas del Palomar de Fuenterrabía por el delicado obsequio de los ornamentos sagrados; son de un gusto litúrgico exquisito; los bendije con facultad delegada por el Sr. Obispo, D. José María [García Lahiguera], y los estrené: el domingo el verde y hoy el rojo; ya te decía en mi anterior que me ayudarían a conocer la certeza de las palabras de Jesús: “Mi yugo es suave y ligero el peso mío”, y, efectivamente, me ayudan a vencer el miedo a mi indignidad, pues sois para mí, amada Comunidad del Carmelo, como un pequeño sensible al Cuerpo Místico de Cristo, y cuando me revisto para celebrar me parece que no me revisto tan sólo de los sacrificios y oraciones de la Rvda. Comunidad que los cosió y bordó tan primorosamente, sino con el precioso mérito de las virtudes y santidades de Cristo y de su Cuerpo Místico, la Santa Iglesia. Entonces, aunque sigo confuso y avergonzado por mi indignidad, por complacer a la Santísima Trinidad, que se goza de Cristo se ofrezca por Amor de sus sacerdotes, me atrevo a acercarme al altar de Dios, de ese Dios que es nuestra alegría desde la juventud.

         »Pero no deben desorientarte mis cartas con relación a mí mismo; soy algo “ni frío ni caliente”; en las cartas como en los discursos sale lo mejor que puso el Señor en nosotros: el ideal de santidad que nos invita a alcanzar, pero ya basta hablar del ideal, sin realizarlo o al menos dejarle a El que lo realice.

         »Es verdad que Dios ama divinamente, pero estoy tan poco atento a las manifestaciones de su amor; el vuelo de mi alma se parece al de la perdiz y la codorniz, que dan unas cuantas aletadas rápidas y toman tierra otra vez.

         »De lo del Sagrario lo estoy pensando, pues tendría que hacer bastante cambio de habitaciones y como cualquier cosa me produce fuerte fatiga, temo una recaída, por eso me parece mejor esperar a ver si una pequeña mejoría, que ahora se inicia, consolida, y entonces pueda meterme en esos pequeños trotes sin fatigas.

         »Reiterando mi gratitud por todas las bondades de esa Rvda. Comunidad para conmigo, las bendice cordialmente en el Señor su siempre affmo. en Cristo y Capellán» [10].

 

         Pese a su ligera mejoría, dentro de su delicado estado de salud, que le impide ejercer con normalidad la Consiliaría Nacional, es sustituido en la misma, a finales de este año, por su buen amigo Mauro Rubio Repullés más tarde Obispo de Salamanca y testigo en su Causa de Canonización.


 [1]  Rvdo. D. José Manuel de Córdoba (SIGNO de fecha 5 de enero de 1965).

 [2]  C.P. pp. 1812-1815.

 [3]  Su carta de fecha 24 de abril de 1959 (C.P. pp. 8611-8612).

 [4]  Carta de fecha 5 de mayo de 1959 (C.P. pp. 8520-8523).

 [5]  Su carta de fecha 10 de mayo de 1959 (C.P. pp. 8609-8610).

 [6]  Empieza la carta el día 28 de septiembre de 1959 y la reanuda el día 10 del mes siguiente.

 [7]  Su carta de fecha 28 de septiembre de 1959 (C.P. pp. 1816-1821).

 [8]  SIGNO de fecha 5 de enero de 1965.

 [9]  Aunque la carta no tiene fecha, puede afirmarse que fue escrita en dicho mes por su concordancia con la que le escribe en el mes de noviembre (C.P. pp. 1810-1811).

 [10]  Su carta de fecha 25 de noviembre de 1959 (C.P. pp. 1822-1823).

 


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Información sobre el Siervo de Dios Manuel Aparici enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus. 


SEGUNDA ETAPA DE DOLOR
Año 1957: Estaba en periodo de convalecencia con una
actividad limitada dentro de casa. 

         Alejandro Fernández Pombo, entonces redactor de SIGNO, le entrevista en su casa, en un primer piso de la Plaza de Isabel II [1]. Le recibe a él y a Cecilio en su despacho, que tiene un poco de santuario. En la pared hay una fotografía que recoge un momento histórico: Manuel Aparici entregando a Antonio García-Pablos la Presidencia Nacional de la Juventud de Acción Católica de España. También hay otro pergamino lleno de firmas, recuerdo de aquellos años heroicos y peregrinantes. En una mesa pequeña, una luz, da tonalidad roja a la habitación. Junto a la mesa, con el manteo sobre los hombros, sentado en un sillón, don Manuel. 

         Al preguntarle sobre su enfermedad, responde: 

         «Estoy en periodo de convalecencia. El médico sólo me permite una actividad limitada dentro de casa. También me ha dicho que puedo salir un poco, siempre que haga buena temperatura. Lo cual quiere decir que ahora no salgo […]. Me cansa el andar, me fatiga un poco. Además me coge desentrenado [...]. Me levanto más bien tarde; celebro Misa aquí, en mi casa por permiso de la Nunciatura, en esta misma habitación [2]; recibo alguna visita de las inevitables; como y hago dos horas de reposo; a estas horas de la tarde –son las siete–  siempre viene alguien: los del Consejo, algún íntimo, sacerdotes; ceno temprano, y a las diez me acuesto». 

         Le dice que todos los Centros, Consiliarios y jóvenes piden por él. 

         «Lo sé; –le contesta– a ellos les debo que el Señor no me haya llevado aún de este mundo». 

         Al decir estas palabras –escribe Alejandro–, sonríe casi imperceptiblemente. Y recordamos aquellas frases de cuando era Presidente Nacional: «Un Centro no muere cuando hay un joven dispuesto a morir por él». 
         El motivo de nuestra visita –añade– es doble. Por un lado, saber de él y de su estado para poder informar a la juventud, que cada día reza y se interesa por su salud; pero también queremos que el Consiliario Nacional nos hable de estos jóvenes y que nos diga consignas para el año que empieza.

         «Yo le pediría a la Juventud –le contesta– para este año y para siempre el sentido de responsabilidad de la fe católica. El afán por perfeccionar esa fe no sólo con un mayor conocimiento de su sujeto, Cristo, sino sobre todo por la caridad, que es la que hace vivas y eficaces todas las virtudes». 

         Hace una pausa y añade: 

         «Gracias a Dios, en estos dos años últimos, se ha avivado el espíritu militante; pero aún hay que vivirlo con más perfección, dándose cuenta de que los militantes son el  enlace de Dios para muchísimas almas, ofreciendo por delante el testimonio de su vida. También les pido una alegría profunda y cristiana, que no es la alegría del mundo» y «se ha roto el frente del complejo consciente del fracaso de la Acción Católica. Claro que los que hablaban de fracaso no se habían dado cuenta de que la Acción Católica es una “gracia grande de Dios”, según decía Pío XI. Y la gracia de Dios no fracasa [...]. Y la operación Cursillos [de Cristiandad] ha sido un acierto. Los jóvenes han visto que cuando hay oración y sacrificio el Señor escucha y premia». 

         Y ya en un terrero más concreto, a la nueva pregunta de Alejandro responde: 

         «Como actividad fundamental para el Consejo Superior, los diocesanos y los centros, mejorar los equipos de militantes, perfeccionando a los dirigentes [...]». 

         Don Manuel, antes de despedirse, vuelve a insistir en que agradezcan a todos, en su nombre, cuanto han pedido por su salud o se han interesado por él y les dice que, tal vez, en marzo, o quizá en febrero, pueda ir por el Consejo. 

         Atendiendo a su estado de salud, el Cardenal Primado, de acuerdo con la Dirección Central de la Acción Católica, nombró a su buen amigo Manuel Arconada Flores Viceconsiliario Nacional, el 22 de junio de 1957, para que le asistiera en la Consiliaría. 

         Por las minutas de honorarios profesionales que se conservan de este año (19 de octubre y 19 de diciembre) relativas a las visitas efectuadas –inyecciones y curas– desde agosto a diciembre, ambos inclusive, sabemos que eran prácticamente diarias y en algunas ocasiones dos veces al día. 

         ¡Y la enfermedad estaba como quien dice empezando! ¡Cómo sería ésta en su etapa álgida!  

TERCERA ETAPA DE DOLOR
Año 1958: Le encontré siempre de buen ánimo,
aún en los momentos de sufrimiento.  

         «Cuando en el año 1958 regresé (de Roma) a Madrid –dice Mons. Maximino Romero de Lema, entonces sacerdote, más tarde Arzobispo [3]– le visitaba con bastante frecuencia. Nuestra conversación versaba sobre el sacerdocio, la oración y los problemas pastorales generales, especialmente de los sacerdotes. Le encontré siempre de buen ánimo, aun en los momentos de sufrimiento. Le visitaban muchos sacerdotes y antiguos compañeros de la Juventud de Acción Católica, y también jóvenes. Su presencia hacía bien […]. Sé que sus Superiores Eclesiásticos le estimaban y querían y le dieron pruebas durante su enfermedad». 

 [1]  Todo cuanto aquí se dice aquí está tomado del artículo que escribió Alejandro para SIGNO con motivo de la citada entrevista. (SIGNO de fecha 5 de enero de 1957).

 [2]  «Me admiraba la puntualidad en la celebración de la Santa Misa, los días que yo asistía para ayudarle; una práctica periódica que en su estado físico le suponía esfuerzo, dolor y trabajo» (Agustín Losada Borja. C.P. pp. 152-165).

 [3]  C.P. pp. 9814-9832.

 

 


 


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Alfonso Aguiló

www.interrogantes.net

 

 

Algunos padres piensan que deben proteger a su hijo tímido de toda posible inquietud, pues les rompe el corazón verle sufrir. Sin embargo, esa sobreprotección parece alentar a la larga los temores del niño, pues le impide desarrollar su valor. Jerome Kagan, que también estudió extensamente esta cuestión, comprobó que los padres que actúan así suelen ser luego excesivamente indulgentes o ambiguos a la hora de exigir a sus hijos, y les privan de la oportunidad de aprender a hacer frente a lo desconocido o lo difícil.


        En cambio, los padres que procuran mostrarse cariñosos y atentos, pero sin caer en el error de evitarles cualquier pequeño contratiempo, logran que el niño aprenda a dominar mejor por sí mismo ese momento de desasosiego. Suelen ser padres que marcan un sentido claro de la autoridad y la disciplina necesarias para una correcta educación y, en particular, para superar la temerosidad o la falta de recursos infantil.


        Ante el niño tímido, los padres deben ejercer una leve presión para que sea más sociable.


        Han de procurar que hable más, que salga más de casa, que abra más su círculo de amistades y trate más a los que ya son sus amigos, que comparta sus cosas, etc. De lo contrario, con los años puede cronificarse el problema y acabar siendo una persona temerosa, solitaria, arisca, desconfiada, etc.


        — ¿Y cuál es el origen de la timidez?


        La timidez es un entramado complejo de sentimientos. Suele provenir del temor al juicio de quien nos observa, que nos hace sentir vergüenza. Se podría decir que es un estado de ánimo causado por la impresión de no estar actuando con la debida dignidad. La mirada ajena, convertida en una amenaza, aparece como desencadenante de una sensación de miedo a ser mal visto o mal considerado. Y a veces se tiene tanto miedo a la mirada o a la presencia ajena que se evita exponerse a ella.


Muchos niños son temperamentalmente vergonzosos, y de modo innato tienden a la timidez, pero aprenden pronto a superarla. En un determinado momento, al romper el hielo que supone, por ejemplo, hablar en público ante varios compañeros, se dan cuenta de que pueden hacerlo bien, o que al menos se desenvuelven con suficiente soltura. Esas experiencias, aunque sean muy fugaces y puntuales, resultan muy alentadoras para el chico –o para el más mayor–, pues le hacen ver que tiene capacidad para superar su vergüenza natural y llegar a ser una persona segura.


        Una recomendación práctica para los padres es tender a que la escuela sea para el niño como una primera batalla que él ha de afrontar por su cuenta, sin sus padres. Ante las pequeñas dificultades que surgen en el trato ordinario con sus compañeros y profesores, no conviene intervenir cuando el chico puede resolver por sí mismo el problema. Como es natural, no se trata de que los padres se desentiendan, pues deben estar pendientes de su marcha escolar, y en contacto con sus profesores, pero es mejor que alienten a su hijo desde el principio a considerar que ése es su campo propio, donde le dan ayuda y orientación, pero donde debe aprender a manejarse por sí mismo.


NOVEDADES FLUVIUM


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Lunes, 24 de noviembre de 2008

Se ha recibido de Editorial CCS la siguiente comunicación.

"Nos es grato enviarte el boletín con nuestras últimas novedades correspondientes a los meses de Noviembre y Diciembre de 2008.

Puedes consultar más datos sobre éstos u otros títulos de nuestro fondo editorial, en nuestra página web: www.editorialccs.com, donde además encontrarás las próximas novedades de las colecciones que más te interesen, selecciones de temas especiales y acceso directo a nuestra tienda electrónica.

En esta ocasión destacamos la nueva colección de LOGOPEDIA, RINCÓN DEL LENGUAJE, y dos nuevos materiales de la colección PÓSTERS CATEQUISTAS, para el Año de San Pablo.

Si tienes cualquier duda o necesitas alguna otra información, ponte en contacto con nosotros. Gracias por tu atención e interés. Recibe un cordial saludo,
Editorial CCS"

           

Colección EDUCAR       


       
LA ESCUELA DEL FUTURO. Hacia nuevos escenarios
Mª Amparo Calatayud. ISBN: 978-84-9842-2108. Formato: 13,5x21 cm. 256 págs. -11,54 €- 12 €
Esta obra intenta desvelar los nuevos retos de la educación y explicita las implicaciones de la era postmoderna en las organizaciones escolares y la necesidad de transformarlas para mejorar la sociedad. Se incide en los modelos emergentes de escuela y en lo que se debe cambiar para adecuarnos al nuevo escenario del siglo XXI. 
           

           

Colección CAMPUS   


      
EDUCACION PRIMARIA: ORIENTACIONES Y RECURSOS METODOLOGICOS PARA UNA ENSEÑANZA DE CALIDAD
J. Quintanal y E. Miraflores.
ISBN: 978-84-9842-2009. Formato: 17x24 cm. 652 págs. -26,92 €- 28 €
Aportación documental de sumo interés para ejercer con competencia la práctica docente en las distintas áreas de Educación Primaria. Se divide en cuatro partes diferenciadas: peculiaridades evolutivas del niño de 6 a 12 años desde los puntos de vista cognitivo, emocional, físico y social; orientaciones metodológicas de carácter pedagógico sobre la familia, la educación intercultural y el diseño de la práctica docente, incluida la atención a la diversidad; metodologías de aplicación directa en diferentes áreas de contenidos; y recursos de carácter estructural y organizativo para favorecer los procesos de enseñanza-aprendizaje y educación. 
        


      
ANALISIS TRANSACCIONAL II. Educación, autonomía y convivencia
Francisco Massó Cantarero
. ISBN: 978-84-9842-2672. Formato: 17x24 cm. 244 págs. -13,75 €- 14,30 €
Una reflexión, para destacar y revalidar el papel del educador, mostrar el valor que tiene la comunicación diaria, sea verbal, no-verbal o simbólica, dentro y fuera de la familia. El autor señala que, a cualquier edad, necesitamos del juego lúdico como espacio creativo para el desarrollo de la intuición y la imaginación y banco de pruebas para revalidar habilidades de relación y promover vínculos. Destinado a todos los que deban acompañar y estimular el desarrollo de otro ser humano. 
           

           

Colección RINCÓN DEL LENGUAJE ¡Nueva Colección!

           

       EL OSO MELOSO NOVEDAD
Método Preventivo de logopedia para la Educación Infantil
Damián Pascual Lacalle

ISBN: 978-84-9842-2153. Formato: 17x24 cm. 204 págs.
Método Preventivo con estructura lúdica y grupal, idóneo para aplicar en Educación Infantil con niños a partir  de quince meses de edad. Incluye ejercicios sobre los prerrequisitos de la lectoescritura, ayuda a los niños que articulan mal  los fonemas, a los que muestran falta de atención, y a quienes no han tenido un modelo adecuado para aprender a vocalizar. Los profesionales pueden valerse de él en sus gabinetes y los padres utilizarlo como si fuera un cuento y ayudar a que sus hijos perfeccionen la vocalización. Acompañado de 153 láminas a todo color para trabajar con los niños. 
           

           

Colección RED IBEROAMERICANA DE ANIMACIÓN

           

       PERFILES Y MODELOS DE ANIMACION Y TIEMPO LIBRE
Víctor Ventosa
(coord.) ISBN: 978-84-9842-2481. Formato: 13,5x21 cm. 236 págs. -11,15 €- 11,60 €
La Animación Sociocultural y sus agentes están llegando a un grado tal de expansión, que se hace necesario facilitar su profesionalización. Este libro aborda esta tarea partiendo del diseño de un mapa conceptual epistemológico y profesional de la Animación Sociocultural, para delimitar las figuras actualmente existentes. Se detiene especialmente en  la educación en el tiempo libre y sus diferentes modelos de intervención.
          


      
LOS AGENTES DE LA ANIMACION SOCIOCULTURAL
El papel de los profesionales, de la comunidad y las instituciones
Víctor Ventosa
(coord.) ISBN: 978-84-9842-2542. Formato: 13,5x21 cm. 716 págs. -33,65 €- 35 €
Reunión de los principales contenidos de las conferencias, mesas y comunicaciones presentadas en el 2º Congreso Iberoamericano de Animación Sociocultural (Béjar-Plasencia, 16-18 octubre de 2008) en torno al tema central de “Los Agentes de la Animación Sociocultural”. El conjunto de todos estos trabajos (más de 40 procedentes de 8 países latinoamericanos y europeos) conforman una obra plural y poliédrica desde el punto de vista geográfico, lingüístico o cultural. 
         

           

Colección INTERVENCIÓN SOCIAL

           

       BASES SOCIALES DE LA CONDUCTA
Jorge Barraca Mairal.
ISBN: 978-84-9842-2245 Formato: 15x23 cm. 236 págs. -15,72 €- 16,35 €
Un acercamiento a los temas más característicos de la investigación psicosocial: agresividad, altruismo, grupos, motivaciones sociales, prejuicio, comunicación social, etc., y varias de las alternativas y teorías más sugerentes a través del teatro, el cine, la literatura o las situaciones de la vida en general. Es un libro de texto pensado para los estudiantes de Psicología Social y también un claro y atrayente ensayo para cualquier lector interesado en los porqués sociales de la conducta.
         

           

Colección MAYORES

           

       EJERCICIOS PARA MEJORAR LA MEMORIA/ 3
Anna Puig.
ISBN: 978-84-9842-1941. Formato: 15x23 cm. 356 págs. -17,21 €- 17,90 €
El interés en temas relacionados con nuestra memoria y el miedo a perderla continúa aumentando. Ciertamente la memoria, igual que nuestro cuerpo, necesita ejercicio. Ejercicios para mejorar la Memoria 3 es la continuación de Ejercicios para mejorar la Memoria 2 y, por tanto, el nivel de dificultad que presenta es superior. Un instrumento que facilita el ejercicio mental de una forma entretenida y variada a todas aquellas personas interesadas en mejorar su memoria individualmente. Se presentan 180 ejercicios de dificultad creciente que inciden en diferentes capacidades. Puede ser utilizado también por profesionales que intervienen con personas mayores.

      

           

Colección DYNAMIS

           

       ¡YO SI QUIERO LLEVARME BIEN…!
Mª Pilar Berzosa Grande y Mª Paz Rinconada Lorenzo

ISBN: 978-84-9842-2177. Formato: 14x20 cm. 116 págs. -7,60 €- 7,90 €
Este libro es una ayuda para mejorar las relaciones humanas en diferentes contextos: pareja, familia, amistades y con uno mismo. Va dirigido a todas las personas que sufren por no tener relaciones sanas o positivas en momentos puntuales o porque no saben cómo salir de ellas cuando son dañinas.
         

           

Colección ESCENA Y FIESTA

           

        EL BELÉN VIVIENTE
Salomé Adroher Biosca.
ISBN: 978-84-9842-2283. Formato: 12,5x19,5 cm. 96 págs. -6,92 €- 7,20 €
Este libro contiene siete obras originales en verso sobre temas navideños, todas para público infantil y para ser representadas por niños: LAS REINAS MAGAS (7 personajes), LOS TRES REYES EXTRANJEROS (4 personajes), LOS REYES MAGOS Y VIEJOS (4 personajes), EL CUARTO REY MAGO (9 personajes), LA NAVIDAD DE LOS ÁNGELES (9 personajes), LA NAVIDAD DE LOS ANIMALES (13 personajes), EL BELÉN VIVIENTE (22 personajes).

           

        EL CORDERO DEL NIÑO JESUS
Blanca Poza.
ISBN: 978-84-9842-2290. Formato: 12,5x19,5 cm. 108 págs. -7,21 €- 7,50 €
Tres obras originales: EL CORDERO DEL NIÑO JESÚS. El pequeño cordero vence sus miedos y temores para ir a visitar al Niño Jesús. Dirigida a niños a partir de 4 años. Actores: niñas y niños a partir de 6 años. Con 13 actores, pueden ser más. FLOPPI VIAJA A LA TIERRA. Un simpático extraterrestre conocerá cómo viven y qué es lo más importante para los habitantes de este planeta. Dirigida a niños a partir de 6 años. Actores: niñas y niños del segundo y tercer ciclo de Primaria. Con 9 actores, pueden ser más. LÍO EN EL BOSQUE. Los animales del bosque se unen para evitar que éste sea destruido por el progreso. Dirigida a niños a partir de 6 años. Actores: niñas y niños del segundo y tercer ciclo de Primaria. Con 17 actores

           

Colección GALERÍA DEL UNICORNIO

           

        MOMOS EN LA NOCHEBUENA
Manuel Muñoz.
ISBN: 978-84-9842-2443. Formato: 12,5x19,5 cm. 68 págs. -6,39 €- 6,65 €
Dos textos navideños: MOMOS EN LA NOCHEBUENA. Farsa inspirada en la obra de Gómez Manrique. Puede ponerse en escena de forma realista, festiva y solemne, lo más cercana a la época medieval, por grupos profesionales con participación de alumnos de todas las etapas educativas.DANI EL MONAGO. Obra navideña de reflexión familiar, de sentimiento por la soledad de unos niños ante la madre ausente. Puede ser representada por chicos y chicas a partir de 12 años.

           

Colección TALLERES

           

       COMO ESCRIBIR RELATOS Y NOVELAS
Arancha Apellániz.
ISBN: 978-84-9842-2139. Formato: 17x24 cm. 164 págs. -10,48 €- 10,90 €
Cómo escribir relatos y novelas nace a partir de la experiencia de los talleres de escritura, tanto de novela como de cuentos, que imparte la autora. En él  se invita a la escritura creativa superando los bloqueos imaginativos y disfrutando de la capacidad narrativa que todos y todas tenemos dentro. Cada capítulo tiene ejercicios específicos para practicar lo aprendido y sugerencias de libros donde se pueden apreciar las técnicas expuestas. Es imposible escribir, con fluidez y garra, si no se tiene tiempo para leer. El manual aporta una amena e interesante perspectiva sobre la formación del escritor. Permite un acercamiento y profundización para los interesados en la escritura reativa. 
 

 

Colección PÓSTERS CATEQUISTAS ¡Dos novedades para el año de San Pablo!

 

LOS VIAJES DE SAN PABLO
Luigi Zonta y José Luis Mena (dibujos) y Álvaro Ginel (texto)

ISBN: 978-84-9842-2474. Formato: Póster de 48x68 cm, plegado en 12 páginas de 17x24 cm. -1,44 €- 1,50 €
La fiesta de San Pablo se celebra el día 29 de junio, junto con la de San Pedro. San Pablo fue viajero infatigable por Asia Menor y Europa Oriental donde fundó numerosas comunidades cristianas, a las que escribió cartas que siguen siendo hoy alimento espiritual y doctrinal para la Iglesia. Fue decapitado el año 67 a las afueras de Roma, donde hoy se levanta la Basílica Patriarcal de San Pablo extramuros, en la vía Ostiense.

 

SAN PABLO, APOSTOL DE JESUS
Guerrino Pera (dibujos) y Álvaro Ginel (texto)
ISBN: 978-84-9842-2689. Abierto: 48x68 cm - Plegado: 12 págs. de 17x24 cm. -1,44 €- 1,50 €
El apóstol Pablo, “el más pequeño de los apóstoles”, escuchó y siguió a Jesucristo como un discípulo generoso y fiel, y es hoy para nosotros un modelo de fidelidad digno de imitación. Él mismo decía a los hermanos de sus comunidades. “Sed imitadores míos como yo lo soy de Cristo”. De la misma manera que Pablo, hoy estamos llamados a colocar en el centro de nuestra vida a Cristo, el Señor, y a anunciar a todos el Evangelio de Jesús, el don de la salvación.
 

 

Colección CLAVES CRISTINAS

 

 

SOCIOLOGÍA DE LA RELIGIÓN
Giancarlo Milanesi. Adaptación y actualización Joaquim M. Cervera

ISBN: 978-84-9842-2054. Formato: 17x24 cm. 264 págs. -13,46 €- 14 €
El desarrollo, la naturaleza y el método de la sociología religiosa; los procesos de formación y de transformación de la cultura religiosa; la religión como factor de integración social; la religión como factor de innovación y de cambio social; la metamorfosis de la religión en una sociedad industrializada; la secularización; la práctica religiosa en una fase de transición; la pertenencia religiosa; la religiosidad popular y el futuro de la religión.

 

 

Colección PALABRA VIVA

 

HOMILIA Y ORACION
G. Vélez y Mª Patxi Ayerra
. ISBN: 978-84-9842-2535. Formato:12,5x19,5 cm. 196 págs. -9,57 €- 9,95 €
Estas homilías están escritas para los sencillos de comunidades cristianas que viven en América Latina. Tienen un sabor “de allá”, un sabor a conversación familiar sobre la Palabra de Dios. El encanto está en la sencillez. La exégesis habrá que buscarla en otros materiales. Los pobres culturalmente nos pueden dar una lección de cercanía y de “palabra adaptada” adaptada a su situación, a su posibilidad de comprensión.

  

Colección MESA Y PALABRA

  

NOVENA A LA INMACULADA
Guillermo Juan Morado.
ISBN: 978-84-9842-2566. Formato:12,5x19,5 cm. 84 págs. -5,67 €- 5,90 €
María, la Estrella que precede a Cristo, se convierte, por su maternidad virginal, en Causa de nuestra alegría. Ella es el Arca de la Alianza donde se encuentran el cielo y la tierra; la Esposa «toda bella» en la que se refleja la Gloria de Dios. Para nosotros, los cristianos, la Virgen es Madre y Maestra de vida espiritual, que inspira nuestra piedad de hijos. Ella es, en definitiva, la Puerta del Cielo «que dio paso a nuestra luz, el Señor Jesús».


30 DIAS CON DON BOSCO
Piero Borelli y Edy Calvetti.
ISBN: 978-84-9842-2573. Formato:12,5x19,5 cm. 104 págs. -5,77 €- 6 €
Estas páginas tienen la intención de reflejar la belleza de aquel diamante de 18 quilates que es Don Bosco, fusión de humano y divino, obra maestra creada por la fantasía de Dios para enseñar a los jóvenes a ser fantásticos con las pocas o muchas monedillas de su vida. Leyendo y releyendo la biografía de Don Bosco, uno queda sorprendido y fascinado por la sencillez de una fórmula de santidad convincente. Los autores han descompuesto la fórmula en breves narraciones. 
 

 


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Mensaje del Cardenal Antonio Cañizares Llovera  a la Archidiócesis de Toledo ante la renovación de la consagración al Sagrado Corazón de Jesús el domingo, 23 de noviembre de 2008, solemnidad de Jesucristo, Rey del universo.

 

A LA IGLESIA DIOCESANA DE  TOLEDO

 

Consagración de la Archidiócesis al Sagrado Corazón de Jesús


Queridos hermanos y hermanas: Como bien sabéis, Dios nos concede la gracia -don inmenso- de consagrar de nuevo, como en 1930, nuestra diócesis al Sagrado Corazón de Jesús el día de la fiesta de Jesucristo Rey del Universo. Son muy pocos ya los días que nos quedan para este acontecimiento eclesial en este año en que todos nos sentimos llamados a fortalecer la comunión en la diócesis de Toledo. La caridad, que es el vínculo de la unidad consumada, brota del Corazón de Jesucristo, fuente inagotable de amor y de misericordia. Os escribo esta carta para exhortaros y alentaros a que abramos abrir de par en par nuestras vidas a este don de Dios y para pedir que nos preparemos todos a unirnos a esta consagración y vivir cuanto en ella se significa y se expresa. Se trata de un acto mucho más que devocional. Es abrirse y entregarse a la caridad de Dios, a su infinita misericordia. En ella y con ella expresamos nuestra adhesión y comunión plena con Jesucristo, en quien se encuentran los tesoros inagotables de la bondad de Dios y de su sabiduría, en quien vemos y palpamos, y se nos entrega el Evangelio vivo de la misericordia, de la que estamos tan necesitados, la única que salva al mundo y le confiere toda la esperanza, la esperanza grande.


No olvidamos una cosa: Los fariseos murmuraban de Jesús y le criticaban porque comía con publícanos y pecadores. Jesús responde con tres parábolas: la de una mujer que pierde una pequeña moneda y la encuentra; la del padre bueno frente a su hijo pródigo, que vuelve; y la de un pastor que pierde a una de sus ovejas y sale a buscarla. Así responde Jesús a aquellos que no entendían nada de quién es Dios, aunque creían que lo sabían todo de Él. Les dice Dios es así, como me veis a mí; así soy yo, imagen del Padre: lleno de misericordia, siempre presto al perdón, Dios se alegra de los pecadores que vuelven, va en busca de ellos, sana a los enfermos y los corazones desgarrados, no se alegra en la condena, no quiere que perezca ninguno sino que vuelvan y vivan. En Cristo vemos el rostro de Dios que es amor, ama a los hombres: se sienta a la mesa amarga de los pecadores. En esa página del Evangelio de Lucas, de esa manera tan sencilla, Jesús con tres parábolas que se refieren a sí mismo, que explican lo que es y lo que hace, nos muestra el secreto insondable de Dios, que es amor: en eso hemos conocido el amor, en que Dios ha enviado su Hijo en carne al mundo, no para condenarlo sino para que tenga vida por Él. Su sacratísimo Corazón nos descubre la inmensidad de ese amor misericordioso que es Dios mismo y nos entrega en su Hijo, de quien nada ni nadie podrá apartarnos jamás.


El domingo día 23, fiesta de Jesucristo Rey del Universo, último del año litúrgico, vamos a consagrar la Diócesis, o renovar la consagración de la Diócesis de Toledo, al sacratísimo Corazón de Jesús. En el lenguaje bíblico el "corazón" indica el centro de la persona, la sede de sus sentimientos y de sus intenciones. En el Corazón de Cristo Redentor adoramos el amor de Dios a la humanidad, su voluntad de salvación universal, su infinita misericordia. Rendir culto y consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús, cosa que deberíamos renovar cada día, significa adorar aquel Corazón de hombre con que nos amó Jesús, aquel Corazón que, después de habernos amado hasta el extremo, hasta el fin, fue traspasado por una lanza y, desde lo alto de la cruz, derramó sangre y agua, fuente inagotable de vida nueva y eterna.

Sólo de esta fuente inagotable de amor que es el Corazón de Jesús, podremos sacar la energía necesaria para amar, para vivir y cumplir nuestra vocación al amor, para llevar a cabo nuestra misión. Necesitamos contemplar y admirar cuanto se entraña en el Corazón sacratísimo de Jesucristo para aprender lo que es el amor y lo que significa amar. Necesitamos beber de esta inagotable fuente de vida, de donde brota la Iglesia y sus sacramentos, para abrirnos de par en par al misterio de Dios y de su amor, dejarnos transformar por Él. Necesitamos acercarnos y entrar dentro del Corazón de Jesús y beber de esta fuente para vivir en el amor, para hacer posible que surja una nueva civilización del amor, para responder y atender en el amor a las grandes pobrezas e indigencias del tiempo que vivimos, no sólo económicas, sino también y sobre todo humanas, sociales, morales, espirituales y religiosas. Necesitamos profundizar en nuestra relación con el Corazón de Jesús para reavivar en nosotros la fe en el amor salvífico de Dios, acogiéndolo cada vez mejor en nuestra vida y siendo sus testigos fieles y llenos de su energía vivificadora. Debemos recurrir a esta fuente insondable del Corazón traspasado y abrasado de Cristo para alcanzar el verdadero conocimiento de Jesucristo y experimentar más a fondo su amor. Así podremos comprender mejor lo que significa conocer en Jesucristo el amor de Dios, experimentarlo teniendo puesta nuestra mirada y nuestra confianza en Él, hasta vivir por completo de la experiencia de su amor, para poderlo testimoniar después a los demás. Ahí está el secreto de la vida de la Iglesia y de cada uno de los cristianos. Como dijo Juan Pablo II, "junto al Corazón de Cristo, el corazón del hombre aprende a conocer el sentido verdadero y único de su vida y de su destino, a comprender el valor de una vida auténticamente cristiana, a evitar ciertas perversiones del corazón humano, a unir el amor filial hacia Dios con el amor al prójimo. Así -y ésta es la verdadera reparación pedida por el Corazón del salvador- sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia, se podrá construir la civilización del Corazón de Cristo". Así, con esta consagración, abriremos camino para la esperanza y un futuro nuevo, lleno de luz y de vida.


No es ésta una devoción blanda y meliflua. La devoción al Corazón sacratísimo de Jesús es una devoción, una espiritualidad para almas fuertes, para corazones recios, que viven de la más vigorosa experiencia que puede darse: la de ser amado por Dios como vemos y palpamos en este Corazón traspasado, de ver todo como don de Dios, del que trata de vivir. El culto del amor de Dios manifestado y entregado en el Corazón de Jesús debe ayudar a recordar incesantemente que Jesús cargó con el sufrimiento de la pasión y de la cruz voluntariamente por nosotros. Cuando vivimos esta espiritualidad, cuando adoramos el Sagrado Corazón, cuando vivimos hondamente esta devoción, cuando nos consagramos a Él, para que Él viva y actúe en nosotros y nosotros estemos en Él, "no sólo reconocemos con gratitud el amor de Dios, sino que seguimos abriéndonos a este amor de manera que nuestra vida quede cada vez más moderada por él" (Benedicto XVI), más modelada por Él. El Corazón de Jesús es símbolo de su amor infinito, amor que nos impulsa a acoger su amor, y así amarnos los unos a los otros, y hacer de nuestra vida, una vida de amor, de entrega, de misericordia, de compasión, de perdón, de gracia, de don. Pero aún más, este amor del Corazón filial de Jesús que nos invita a entregarnos totalmente a su amor salvífico "tiene como primera finalidad la relación con Dios. Por eso, este culto, orientado totalmente al amor de Dios que se sacrifica por nosotros, reviste una importancia insustituible para nuestra fe y para nuestra vida en el amor. Quien acepta el amor de Dios interiormente queda modelado por él. El hombre vive la experiencia del amor de Dios como una llamada a la que tiene que responder. La mirada dirigida al Señor que tomó sobre sí nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades, nos ayuda a prestar más atención al sufrimiento y a las necesidades de los demás. La contemplación, en la adoración, del costado traspasado por la lanza nos hace sensibles a la voluntad salvífica de Dios. Nos hace capaces de abandonarnos a su amor salvífico y misericordioso, y al mismo tiempo nos fortalece en el deseo de participar en su obra de salvación, convirtiéndonos en sus instrumentos" (Benedicto XVI).


El Corazón de Jesús nos abre a la misión. Nos hace ser misioneros, todos y donde estemos. Para la evangelización de hoy es necesario que el Corazón de Cristo sea reconocido como el corazón de la Iglesia: es él quien llama a la conversión y a la reconciliación. Es él quien atrae los corazones puros y a los hambrientos de justicia hacia los caminos del amor que no son otros que: los de las bienaventuranzas. Es él quien realiza la comunión ardiente de los miembros del único Cuerpo. Es él quien permite adherirse a la buena nueva y acoger las promesas de la vida eterna. Es Él quien envía en misión. El abandono en Jesús, el entregarnos y confiarnos a su sacratísimo Corazón, ensancha el corazón del hombre hacia las dimensiones del mundo.


Necesitamos abrirnos al Corazón de Cristo, fuente inagotable de donde brota la Iglesia, de donde mana la fuente de la gracia, de los sacramentos. La devoción y consagración al Sagrado Corazón nos conduce a la Iglesia, nos lleva a los sacramentos, nos pone ante la Palabra de Dios que ha de alimentar nuestras vidas, nos lleva a la oración filial que con corazón de hijo se dirige al Padre de la misericordia y Dios de toda consolación. Esta devoción, y más aún cuando se vive como consagración, nos lleva a cada uno y a la comunidad eclesial, diocesana, a vivir de la gracia y del amor de Dios y caminar por las sendas de la santidad. Una vida de escucha de la Palabra de Dios, de oración y de sacramentos es necesaria y fundamental para una renovación de la Iglesia y para tener vida en comunión con ella siendo testigos del amor de Dios entre los hombres y en favor de todos ellos sin exclusión de nadie. Deberíamos renovar incesantemente nuestra consagración al Corazón de Cristo, consagración que es don de sí para dejar que el amor de Cristo nos ame, nos perdone y nos arrebate en su deseo ardiente de abrir a todos nuestros hermanos los caminos de la verdad y de la vida. Renovemos la consagración de las familias, de nuestra diócesis de Toledo, de España entera, al Sagrado Corazón de Jesús en el día de Cristo Rey, en los momentos tan cruciales que estamos viviendo. También en momentos cruciales se hizo esta consagración en otros momentos de nuestra historia.


Vivamos esta nueva consagración al Sacratísimo Corazón de Jesucristo como un don que Dios concede a la diócesis de Toledo y a cada uno de cuantos nos unamos personalmente a ella. No dejemos pasar este acontecimiento de gracia. Participemos todos. Os espero a todos. Quien esté impedido o, por diversas razones y circunstancias, no pueda participar en el acto de consagración en la Santa Iglesia Catedral en la fiesta de Cristo Rey, haga su consagración en su casa, en su parroquia o en su comunidad. Pero que toda la Diócesis haga esta consagración, que nadie dejemos de hacer esta consagración. Unámonos todos, pues, con un solo corazón y una sola alma, a la consagración diocesana; sigan los que no puedan estar físicamente en la celebración con la oración y a través de los medios de comunicación diocesanos. Dispongamos nuestro espíritu con la oración, la penitencia sacramental, y la participación en la Eucaristía. Queridos hermanos sacerdotes, imprescindibles colaboradores del Obispo, a vosotros os pido de manera singular, que exhortéis y alentéis al pueblo que se os ha confiado a que se una y viva esta consagración. ¡El Señor está muy grande con nosotros y nos llenamos de su alegría!. Vivamos este día, este acontecimiento como una gran jornada de fiesta, que nos abre a una esperanza grande, y que Dios nos conceda vivir y prolongar en toda verdad cuanto en esta consagración se expresa y significa.

 

Con mi agradecimiento, afecto y bendición para todos.

 

X Antonio Cañizares Llovera

Cardenal Arzobispo de Toledo

Primado de España


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VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA por don Nicola Bux y don Salvatore Vitiello - Marx, libertad y Palabra de Dios


Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – En la parte de la encíclica Spe salvi dedicada a “La transformación de la fe-esperanza cristiana en el tiempo moderno”, el Papa Benedicto XVI observa que “el error de Marx no consiste sólo en no haber ideado los ordenamientos necesarios para el nuevo mundo; en éste, en efecto, ya no habría necesidad de ellos. Que no diga nada de eso es una consecuencia lógica de su planteamiento. Su error está más al fondo. Ha olvidado que el hombre es siempre hombre. Ha olvidado al hombre y ha olvidado su libertad. Ha olvidado que la libertad es siempre libertad, incluso para el mal. Creyó que, una vez solucionada la economía, todo quedaría solucionado. Su verdadero error es el materialismo: en efecto, el hombre no es sólo el producto de condiciones económicas y no es posible curarlo sólo desde fuera, creando condiciones económicas favorables” (n. 21).

Dicha ideología es posible solamente si se ignora a la Sagrada Escritura: por esto en los siglos también ciertos católicos han cedido a ella, considerándola incluso compatible con la fe y la esperanza enseñadas por Cristo. Por lo tanto, el Papa deduce que “nos encontramos de nuevo ante la pregunta: ¿Qué podemos esperar? Es necesaria una autocrítica de la edad moderna en diálogo con el cristianismo y con su concepción de la esperanza. En este diálogo, los cristianos, en el contexto de sus conocimientos y experiencias, tienen también que aprender de nuevo en qué consiste realmente su esperanza, qué tienen que ofrecer al mundo y qué es, por el contrario, lo que no pueden ofrecerle. Es necesario que en la autocrítica de la edad moderna confluya también una autocrítica del cristianismo moderno, que debe aprender siempre a comprenderse a sí mismo a partir de sus propias raíces” (n. 22).

Los católicos saben que esta autocrítica es posible si uno se compara con la palabra de Jesús que ha justamente revelado el misterio de Dios que es Padre, y del hombre que es su hijo. Ciertamente después del Concilio Vaticano II debía ser revalorada y convertida en el eje de la evaluación permanente de nuestra vida. Esto ha sido reafirmado también por el reciente Sínodo. Así pues, escuchar la Palabra, leerla, meditarla, significa convertirse día a día.

Lamentablemente, la conversión como resultado final del confrontarse con la Biblia es una rara mercancía, frente a tanto intelectualismo y espiritualismo, que florecen en las numerosas ‘escuelas de la Palabra’ y ‘lectiones divinae’. Entonces, hagamos la autocrítica sobre el modo en que se ha llegado a comprender la Sagrada Escritura según la visión protestante que ve la Palabra de Dios separada de la Iglesia, de su tradición viva en el magisterio, como el Concilio ha definido una vez más en la Dei Verbum.
Por ejemplo, la insistencia con la que algunos biblistas y pastores quisieran que todos los cristianos lean la Biblia, ignora el hecho de que la lectura en general en estos tiempos informáticos se ha convertido en algo cada vez más raro, y que no pocas páginas son difíciles y necesitan contexto y comentario. Con un poco de realismo bastaría recurrir a la bimilenaria tradición de la Iglesia católica que ha privilegiado la lectura ‘litúrgica’, es decir en la Misa: se piense a los Capitulares con las epístolas escogidas preparadas por San Jerónimo, que sabía de Escritura y al Ordo lectionum de la liturgia actual.

Y hay más. Los Padres se habían preguntado sobre la lectura de la Escritura por parte de los catecúmenos y de los fieles y la resolvieron. ¿Cómo? Tomemos el ejemplo de San Cirilo – gran catequista (así es, porque la Escritura tiene necesidad de catequesis) – que observa: “Aprendiendo y profesando la fe, abraza y mantén solamente aquella que ahora te es propuesta por la Iglesia y está garantizada por todas las Escrituras. Pero no todos están en la capacidad de leer las Escrituras. Algunos están impedidos por la incapacidad, otros de ocupaciones varias. Es por esto, para impedir que el alma reciba daño de esta ignorancia, que todo el dogma de nuestra fe sea sintetizado en pocas frases […] Trata de retener bien en la memoria el símbolo de la fe. Éste no ha sido hecho según caprichos humanos, sino que es el resultado de la opción de los puntos más importantes de toda la Escritura […] toda la suma de doctrina que se encuentra tanto en el Antiguo cuanto en el Nuevo Testamento” (Catequesis 5 sobre la fe y el símbolo, 12: PG 33, 519-520). ¡Qué ejemplo de realismo!

Así, después de haber escuchado la Palabra de Dios en la Misa, el rezo del Símbolo constituye casi un repaso sintético. Es con dicho método ‘patrístico’ que se han movido el Catecismo de la Iglesia Católica y su Compendio, que ameritarían ser finalmente asumidos como “el” instrumento más adecuado para leer y entender la Sagrada Escritura y para preparar las homilías, con el auxilio – ¿por qué no? – de las imágenes que el arte sagrado ha producido, auténtica catequesis y ‘Biblia de los pobres?’ (Agencia Fides 20/11/2008; líneas 56 palabras 840)


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El Director de Caritas Diocesana de Tenerife aborda el tema del voluntariado en caritas.

Desde Cáritas (Octubre 2008)


Hoy voy a hablarles de los entresijos de Cáritas y, concretamente, de un aspecto muy importante en la vida de la entidad como es el personal. Los agentes de Cáritas, les llamamos.

 

Voluntariado. ¿Qué es ser voluntario(a)? Voluntario, según el diccionario María Moliner y tomando su tercera acepción, nos dice: "Persona que se presta voluntariamente a realizar un acto". ¡Qué definición más fría!, porque entonces es voluntario quien, por ejemplo, ayuda a un ciego a cruzar la calle; y eso más que un acto voluntario        que lo es— es una acción de civismo, de la educación recibida de nuestros padres —al menos en mi época—, hace algunos años. Yo entiendo que la acción del voluntariado implica mayor dedicación. Una persona voluntaria en una acción es aquélla que dedica horas de su descanso, de su tiempo libre, de su ocio e, incluso, de su dedicación a la familia, a desarrollar una labor de atención, ayuda, escucha, acogida, etc. hacia otras personas que la necesitan o demandan. En Cáritas sabemos mucho de ello, empezando por los propios agentes contratados laboralmente, personas que trabajan con, por y para aquellos a quienes atendemos y dedicamos muchas horas, dando incluso parte de su tiempo libre, sin pedir nada a cambio, sólo por ese amor que derrochan hacia los demás, jamás mirando el reloj, porque la prioridad es la persona a que sirven y atienden y cuando hayan solucionado o paliado lo que la ha llevado a Cáritas, ese trabajador(a) se marchará a su casa. Sin esta implicación voluntaria del personal, Cáritas no podría llevar a cabo la labor que desarrolla, en su totalidad.

 

Nunca es bueno que se perpetúe la gente en sus puestos de trabajo mucho tiempo, porque eso crea hábitos y costumbres difíciles de quitar y, si bien hay personas que se sienten mejor en un determinado lugar y quieren seguir en él hasta el final, la realidad, normativas y leyes aconsejan hacer cambios, a menos que se adapten a los tiempos, criterios y normas establecidas en cada ._.amende. En Cd tas, corno en cualquier otra entidad, el personal voluntario y contratado tiene que estar en constante evolución porque los tiempos traen aires nuevos para servir y atender a los últimos y no atendidos.

Como ustedes saben, Cáritas también dedica su atención al colectivo de personas mayores través de dos Centros de Día (llamados también Centros de Estancias Diurnas): Las Nieves. en Finca España ( La Laguna) y Hassidim, en Ofra (Santa Cruz), además de la vivienda tutelada en el Camino de la Villa , llamada "Nuevos Hogares de don Miguel Pérez Alvarez". En los tres centros y con el fin de adaptarnos a disposiciones regionales, estatales, etc. y a unificar el criterio y el sentir de Cáritas en el ámbito general de la entidad, desde hace más de un año se vienen haciendo cambios y reestructuraciones que, por último, se han puesto en práctica en "Nuevos Hogares". Me consta que los cambios no siempre sientan bien a quienes llevan tantos años haciendo lo mismo y ahora deben hacerlo de distinta manera, pero hemos de acatar disposiciones y directrices porque lo que prima es la salud, bienestar y tranquilidad de nuestros mayores y del conjunto de personas que en Cáritas atendemos.

Me siento muy orgulloso del amplísimo elenco de voluntarios y contratados que trabajan en la familia de Cáritas (unas mil personas) y, en estos días muy especialmente, del equipo humano (nunca mejor dicha la palabra) de "Hassidim", de todos los que han trabajado y trabajan, desde que se inauguró, en enero de 1999, hasta hoy. Les digo esto porque, el pasado día 1' de octubre. "Día Internacional de las Personas Mayores", tuve el honor de recibir en un acto oficial en el Salón Noble del Cabildo de Tenerife, el "Premio a los Valores Humanos", para el Centro de Estancias Diurnas "Hassidim" de Caritas. Premio que se otorga en la modalidad de "entidades" —como es el caso— a nuestro centro por destacar en la labor que desarrolla a favor de los mayores, y para estímulo y reconocimiento público en esa importantísima labor a favor de la integración social y de la mejora de las condiciones de vida de las personas de mayor edad.

 

Estoy seguro que ningún agente de Caritas lleva a cabo su tarea cotidiana en la Entidad con las miras puestas en que podrá ser reconocida esa labor públicamente, porque su objetivo son las personas que necesitan de nosotros, incluso hasta para llevarse a la boca un trozo de pan. Pero tampoco me cabe duda que estos reconocimientos hacen una labor muy importante, ya que solamente una palabra tan sencilla y tan fácil de pronunciar como es la de "gracias", le dice mucho a quien se deja una parte muy importante de su vida a favor de quienes sirve y atiende.

 

Queridas amigas, queridos amigos, gracias también a ustedes que me leen. Yo nunca me canso de pronunciar esa palabra porque es lo menos que se puede hacer para que personas implicadas profundamente en la labor de Caritas, bien en persona aportando su tiempo, o con sus donativos, se sientan bien internamente porque se reconoce io que hacen. Y les digo más: tengan muy presente que la inmensa labor que lleva a cabo Caritas no sería posible sin la dedicación plena y absoluta de esas más de mil personas que he mencionado, y la apuesta de todas y todos ustedes con sus aportaciones dinerarias en las diferentes colectas (como la de hoy, domingo 5 de octubre. primer domingo de mes), donativos, socios, etcétera.

 

Mi agradecimiento es sincero y de corazón. Estando yo en misa el primer domingo de septiembre pasado, una señora muy mayor, a mi lado y sin reconocerme, me dijo cuando comenzaron a hacer la colecta: "En estas colectas pongo cinco euros. Tendré que dejar de comerme algún yogur en el mes, pero hay quien no los probaría sin Caritas".

 

Mi sincera gratitud, porque hay muchas personas como la del hecho relatado.


Leonardo Ruiz del Castillo
*Director de Cáritas Diocesano de Tenerife


Publicado por verdenaranja @ 22:24  | Caritas
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El Director de Caritas Diocesana de Tenerife nos da un informe sobre la incidencia de la crisis económica en caritas.

Desde Cáritas (Noviembre 2008)

 

El nacimiento de Cáritas en nuestra provincia occidental (El Hierro, La Gomera, La Palma y Tenerife), hace 55 años, supuso la prestación de una asistencia básica para cubrir las necesidades de primer orden, tales como comida y ropa, de muchas personas empobrecidas de nuestra sociedad. No olvidemos la distribución, a cargo de Cáritas, de la ayuda americana en queso amarillo y leche en polvo. Hemos ido poco a poco evolucionando hasta llegar al trabajo por el desarrollo integral, la inserción y la integración de las personas más vulnerables. Como decimos nosotros, pasamos de dar solamente el pescado a entregar la caña y enseñar a usarla para pescar el pez.

 

Pero nos ha llegado esta crisis económica y financiera, que nos aprieta a unos pero que ahoga a otros hasta el punto de dejarlos sin poder respirar, y nos obliga —en demasiadas ocasiones— a volver a nuestros inicios y retomar lo que ya era una práctica desusada en Cáritas: Sólo dar el pescado.

 

Muchas son las familias afectadas por la situación actual que acuden a los servicios de Atención Social de Base en nuestras Cáritas parroquiales y arciprestales, en demanda de ayuda para comer, para pagar la hipoteca o el alquiler, para pagar recibos de luz, agua y otros; para libros y material escolares; incluso para poder comprar las medicinas recetadas por el médico, ya que ni siquiera disponen del dinero suficiente para pagar la aportación del beneficiario de la Seguridad Social no jubilado.

 

Algunos de ustedes podrán pensar que esto se dará en familias con antecedentes de haber estado bajo el umbral de la pobreza, otras situaciones de exclusión, largo tiempo de desempleo... Nada más lejos de la realidad, porque nos ha cambiado el perfil de quienes demandan nuestra ayuda: Son familias hasta ahora consideradas como dentro de la normalidad, en muchos casos jóvenes, solicitando por primera vez ayuda para cubrir necesidades básicas. Hay situaciones de precariedad en el empleo, ya que algún miembro de la pareja o ambos, se han visto obligados a negociar con la empresa contratante reducir su categoría laboral y por tanto el salario, antes de perder el empleo. O bien está uno en desempleo o los dos. Pero es que estas familias demandantes de ayuda no sólo nos piden lo ya dicho, sino que hay otra solicitud fundamental y básica: Trabajo; ayuda para conseguir un empleo; formación para lograr trabajar en otra profesión.

 

Se da el caso de que personas atendidas por nosotros en años anteriores, vuelven a acudir a nuestros. servicios, demandando ayudas básicas al haber perdido el empleo por la crisis económica, primando los sectores de la construcción y de servicios. Vuelven a solicitar de Cáritas también, ayuda para lograr empleo, con lo que nuestro servicio de Mediación Laboral está teniendo serias dificultades para cubrir estas y otras demandas sobre el empleo. Aún así, se van obteniendo algunos resultados, menos de los deseados.

 

Y todo cuánto digo ha quedado reflejado en el informe que se ha emitido hace unos días en el que en un muestreo hasta la mitad de este año 2008 (primer semestre), se destaca que el número de demandas ha alcanzado más del 70% de todas las que hubo en el año 2007, y se ha producido un aumento por encima del 40% en el número medio de esas peticiones. Pero también constatamos que en este segundo semestre en que nos encontramos, el aumento está siendo aún más considerable.

 

Los programas de familia, acogida, inmigrantes y empleo se llevan la palma, porque es en ellos donde la demanda nos llega con mayor intensidad.

 

No sólo se basan en demandas económicas las ayudas solicitadas a Cáritas, por tanto, daré unos datos muy significativos y diré que el apoyo económico en el primer semestre de 2008 ha dado resultados alarmantes, puesto que el mayor porcentaje fue para alimentos (90%), seguido del de transporte (87%) y vivienda (65%).

 

Igualmente somos conscientes de que algunas Cáritas parroquiales y arciprestales están sufriendo los efectos de la crisis con las demandas que cubren, y tienen escasez de recursos. Y las familias se ven también con necesidades de liquidez para el pago de hipotecas o alquileres porque el paro ha aumentado y son muchas las personas en esa situación, no contribuyendo a beneficiar estos problemas económicos el aumento de precios. Cabe recordar que no hace muchos días se 'nos ha dicho desde estamentos oficiales que Canarias es la comunidad donde es más cara la cesta de la compra.

 

Amigas y amigos que me leen: Les recuerdo las colectas en parroquias e iglesias de nuestra Diócesis los primeros domingos de mes y vísperas, que son íntegras para Cáritas. Que con esos dineros estamos atendiendo las demandas aquí reflejadas. Que últimamente debemos compartir con dos familias el vale de alimentación, para el supermercado, que le dábamos a una. Que hay Cáritas donde debemos dejar de ayudar a alguna familia para, con ese dinero, paliar la necesidad de otra que no ha recibido antes...

 

Espero su solidaridad y bien hacer, como espero de ustedes lo que una señora muy mayor me comentó y que mencioné en mi artículo anterior. Gracias en nombre de Cáritas pero, sobre todo, en nombre de quienes se verán beneficiados por su generosidad.

 

Leonardo Ruiz del Castillo

Director de Caritas Diocesana


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DOMINGO 1 DE ADVIENTO / B

30 de noviembre de 2008


Bienvenidos a celebrar el primer domingo de Adviento, el tiempo que nos prepara para la venida del Señor. Su gracia, su amor, su paz, estén con todos vosotros.


De nuevo escuchamos hoy la llamada: "¡Velad, per­maneced atentos!". El Señor viene a nosotros, día tras día, de muchas maneras, y nosotros debemos estar siempre preparados para acogerlo, porque él es nuestra vida, nuestra esperanza, nuestra alegría.

En este tiempo de Adviento que hoy empezamos, debemos abrir nuestro espíritu a las llamadas que escucharemos en los profetas y en Juan Bautista, y debemos estar dispuestos a responder como María respondió a la llamada del ángel para ser la madre del Hijo de Dios. Y así, nosotros también, experimentaremos la presencia de Jesús que nos transforma en hombres y mujeres nuevos).


Corona de Adviento: 
AL ENCENDER LA PRIMERA VELA

 

Tú, consuelo de tu pueblo. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Tú, buena noticia para los que sufren. CRISTO, TEN PIEDAD.

Tú, Jesús, Mesías, Hijo de Dios. SEÑOR, TEN PIEDAD.

1. lectura (Isaías 63,16b-17.19b; 64,2b-7): Cuando el pueblo de Israel volvió del exilio de Babilonia, se encontró con un país devastado. El pueblo se siente débil e impotente, y pide la ayuda y la misericordia de Dios. También nosotros podemos unirnos a esta súplica y pedir a Dios que venga a renovar nuestro mundo dolorido.

2. lectura (1 Corintios 1,3-9): Escuchemos, en esta segunda lectura, el principio de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Corinto. Es una invitación a la fe y a la confianza, mientras esperamos la venida de Jesucristo el Señor.


Oración universal: A Jesús, la luz del mundo, el camino de la vida, orémosle diciendo: VEN, SEÑOR JESÚS.


Por todos los pueblos de la tierra, y especialmente por los que sufren a causa del hambre y de la guerra,

OREMOS:


Por las Iglesias de los países de misión, y por todos los que dedican su vida al anuncio del Evangelio.

OREMOS:


Por las familias rotas, por los ancianos abandona-dos, por los niños que no conocen el cariño de unos padres. OREMOS:


Por nosotros y por todos los cristianos, que queremos abrir un camino al Señor en nuestras vidas y preparar la llegada de su Reino. OREMOS:


Ven a nosotros, Señor Jesús, para dar tu consuelo a los afligidos, tu fortaleza a los que te queremos seguir, tu luz a los que no te conocen, y un corazón nuevo a los que viven encerrados en el egoismo.

Tú, que vives y reinas... ***

 

Padrenuestro: Fieles a la enseñanza de Jesucristo, unidos en la esperanza, nos atrevemos a decir:

Invitación a la comunión: Este es el Mesías de Dios que viene a salvar a todos los pueblos. Dichosos los llamados a la mesa de su Reino.


Al comenzar este tiempo de esperanza, comenzamos también un nuevo año litúrgico, un momento de gracia en el que Dios viene a nosotros por medio de su Palabra. Encendiendo esta primera vela, iremos iluminando el viejo tronco de Jesé, la esperanza que no se puede dormir en la costumbre sino que debe ir rebrotando cada día, porque Dios está cerca.


ORACIÓN (sacerdote) (Enciende la vela una persona mayor)


Encendemos Señor, esta luz, como aquel que enciende su
lámpara para salir, en la
noche, al encuentro del amigo que viene.
En esta primera semana del
Adviento queremos levantarnos
para esperarte preparados, para recibirte con alegría.
Muchas cosas nos envuelven.
Muchos halagos nos adormecen.
Queremos estar despiertos y
vigilantes, porque tú nos
traes la luz más clara, la
paz más profunda y la alegría
más verdadera.
¡Ven, Señor Jesús. Ven, Señor Jesús !.

 


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Domingo, 23 de noviembre de 2008

Comunicado emitido por los Obispos de Nicaragua al término de su Asamblea Plenaria tenida del 17 al 19 de noviembre de 2008 en el Santuario El Tepeyac, en San Rafael del Norte y que lleva por titulo “La primera que quiere la paz es la Iglesia”.



COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE NICARAGUA

 “La primera que quiere la paz es la Iglesia”
(Juan Pablo II)



Los Obispos de Nicaragua, reunidos junto a la tumba del Siervo de Dios, Padre Odorico D´Andrea, misionero de la esperanza en nuestras tierras del norte, queremos ratificar y expresar nuestra preocupación y el dolor de pastores por la violencia en diversas partes del país, la cual revive heridas profundas que con mucho esfuerzo y buena voluntad nuestro pueblo había venido superando. Nos oponemos a cualquier tipo de violencia venga de donde venga, pues “la primera que quiere la paz es la Iglesia” (Juan Pablo II). Nunca hemos sido ni seremos partícipes de la utilización de la violencia como método para alcanzar un objetivo. 
 

  Queremos destacar que esta preocupación por la violencia, la que atenta contra la integridad de las personas y la vida, es también preocupación por las consecuencias de la misma en las familias, angustiadas por la integridad de sus miembros, la estabilidad de sus ingresos económicos, los daños emocionales y síquicos en sus niños y jóvenes, quienes además, pueden crear resentimientos y hasta odios.  

Este momento de crisis nacional, hace que nuestra voz de pastores se dirija a todos aquellos que tienen arraigada su vocación de constructores de la paz, para que nos dispongamos a trabajar hasta alcanzar ese sagrado derecho de nuestra gente y se mantenga la “esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones” (Benedicto XVI, Spe Salvi 31).  Conscientes de la responsabilidad que debemos tener sobre el valor de la vida humana, es indispensable agotar todos los recursos constitucionales, jurídicos y democráticos que permitan encontrar una solución a la actual crisis, conforme a la verdad y  la justicia.  

No podemos ver impasiblemente que se utilicen signos y se usen lenguajes propios de la religiosidad católica con fines políticos y hasta totalmente contrarios a los valores que en sí mismos significan.  

Insistimos en el llamado a la oración y conversión. Disponemos que donde sea posible, se realice el Domingo próximo, Solemnidad de Cristo Rey, una procesión con el Santísimo Sacramento.  

Al acercarse la fiesta tan querida de La Purísima, exhortamos a nuestros fieles a celebrar “la Gritería” y la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo con devoción y esperanza cristiana.  

Nos ponemos bajo la protección de nuestra Madre Santísima, pidiéndole que interceda por todos los nicaragüenses en estos momentos particulares que vive nuestro país.  

Dado en San Rafael del Norte, a los diecinueve días del mes de Noviembre del 2008, inicio del estado de misión permanente en la provincia eclesiástica de Nicaragua.  

Conferencia Episcopal de Nicaragua:  

+ Mons. Leopoldo José Brenes
Presidente de la CEN
Arzobispo de Managua 

+ Mons. Juan Abelardo Mata
Vicepresidente de la CEN
Obispo de Estelí 

+ Mons. René Sándigo Jirón
Secretario General de la CEN
Obispo de Juigalpa 

+ Mons. Bernardo Hombach L.
Obispo de Granada 

+ Mons. Bosco Vivas Robelo
Obispo de León 

+ Mons. Jorge Solórzano Pérez
Obispo de Matagalpa 

+ Mons. Carlos Enrique Herrera
Obispo de Jinotega 

+ Mons. Pablo Schmitz Simon
Obispo de Bluefields 

+ Mons. David Zywiec Sidor
Obispo Auxiliar de Bluefields

EN OCASIÓN DE SU ASAMBLEA PLENARIA 2008 

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VATICANO - “AVE MARÍA” por mons. Luciano Alimandi - El hombre es señor de la eternidad

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – ¡Nadie puede calcular la cantidad de talentos que ha recibido y recibe del Señor! A partir del don de la vida, nuestra existencia en esta tierra está repleta de “dones-talentos”, naturales y sobrenaturales, que el buen Dios nos confía para que, ante todo por nuestro bien, los hagamos fructificar viviéndolos y poniéndolos al servicio de Quien nos los ha dado y del prójimo.

Como ha afirmado el Santo Padre Benedicto XVI, los talentos se multiplican en el momento en que se comparten con los demás: “¡sí, lo que Cristo nos ha dado se multiplica donándolo! Es un tesoro hecho para ser invertido y compartido con todos, como nos lo enseña Aquel gran administrador de talentos de Jesús que es el apóstol Pablo” (Benedicto XVI, Ángelus del 16 de noviembre de 2008).

Se multiplica el talento: de la “oración” si se ora; de la “fe” si se da testimonio; del “amor” si se ama; del “consuelo” si se consuela; de la “misericordia” si se perdona... El elenco podría continuar y volverse interminable, ya que el Señor no ha “medido”, como nosotros sí solemos hacer, al momento de dar y, sobre todo, al momento de donarse. Su única medida es la de no tener medida alguna. Son sus criaturas las que, con sus elecciones libres, deciden multiplicar o enterrar los talentos-dones que Él les regala con inmensa longanimidad y magnanimidad.

“Señor, ¿qué quieres que haga?” ¡Cuánto discernimiento es necesario para descubrir el talento de la propia “vocación”! Este talento, luego del talento de la vida, es el más precioso, ya que si se emprende el camino recto, aquel por el cual el Señor me creó y me llamó, entonces los dones que Él tiene reservados para mí, los que han sido inscritos en la historia de mi propia vocación, se podrán desarrollar a la medida de dicho llamado. Si un joven percibe en su corazón que el Señor lo está llamado al sacerdocio y, luego de mucha oración, llega a descubrir que ése es el “talento” central de su vida y se decide por Jesús, sólo en el caminar podrá ver con sus propios ojos el fruto que podrá producir aquel talento, para sí mismo y para los demás. ¿Y cuál es el fruto más hermoso, el premio más deseado? ¡Jesús mismo! Él es el objeto de nuestros talentos. Tanto si estamos llamados al sacerdocio, como a cualquier otra vocación, todos los cristianos deberíamos tener como meta final, absoluta, al Señor Jesús.

Benedicto XVI, siempre comentando la parábola de los talentos en el citado Ángelus, afirmó: “la Palabra de Dios de este domingo... habla de ‘un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda’ (Mt 25,14). El hombre de la parábola representa al mismo Cristo, los siervos son los discípulos y los talentos son los dones que Jesús les confía. Por ello tales dones, además de las cualidades naturales, representan las riquezas que el Señor Jesús nos ha dejado como herencia, para que las hagamos fructificar: su Palabra, depositada en los santos Evangelios; el Bautismo, que nos renueva en el Espíritu Santo; la oración –el ‘Padre Nuestro’– que elevamos a Dios como hijos unidos en el Hijo; su perdón, que nos ha mandado vivirlo con todos; el sacramento de su Cuerpo inmolado y su Sangre derramada. En una palabra: el Reino de Dios, que es Él mismo, presente y vivo en medio de nosotros”.

Jesús es el Talento por excelencia. Él se entrega a cada uno de nosotros, a partir del bautismo, y nosotros tomamos la decisión de dejarlo crecer en nuestra vida, como la vid unida al sarmiento: “como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí” (Jn 15,4). El secreto para hacer fructificar el Talento y los talentos, lo enseña siempre Jesús: “si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lc 9,23). Si queremos pasar desapercibidos en este camino, o vivirlo sólo en apariencia, entonces sucederá que: no veremos y no se verán los frutos; nuestra amistad con Jesús no florecerá; no seremos “conquistados” por Cristo, y más bien trataremos nosotros de “conquistarlo” a Él; no estaremos entre los “siervos”, sino que tomaremos, tal vez, el puesto de patrones, patrones de nuestra vida y de la vida de los demás... Con una lógica egoísta se termina necesariamente fuera del camino, ya que nadie puede engañar a Dios.

El Evangelio da testimonio de que en varias ocasiones, escribas y fariseos, intentaron engañar a Jesús, pensando que era un hombre falible como ellos. Se equivocaron terriblemente. Se puede engañar a los demás y hasta a uno mismo, pero no al Señor. Es la vida que habla y al final de nuestra existencia serán nuestras obras las que juzgarán: si hemos donado la vida, la vocación y los talentos a Jesús, para nuestra salvación y la de las almas, entonces de Él recibiremos el premio eterno; si hemos sido avaros, con nosotros mismos y los dones recibidos, si hemos enterrado nuestra vocación, entonces viviremos en tormentos como el rico epulón (cfr. Lc 16, 19-31).

¡Cuántas palabras de Jesús nos hablan de la recompensa dada a los justos y de la pena reservada a los malvados! No nos podemos ilusionar en modo alguno: Dios es misericordioso, y también justo: “con la medida con que medís, seréis medidos vosotros” (Lc 6, 38). Además de esta cita, sobre la justicia divina se podrían citar muchas otras, al punto que uno se quedaría sin aliento al darse realmente cuenta de cómo seremos juzgados.

La verdadera medida del cristiano, de sus opciones y sus deseos, es la vida eterna, que ya comienza acá en la tierra. Son las cosas de arriba las que deben ser fundamento de las cosas de abajo, porque son ellas las que deciden la bondad de estas y no viceversa. Es Dios quien al final de los tiempos juzgará a los hombres, incluso si acá en el tiempo son los hombres los que juzgan a Dios. Por ello el cristiano no puede no invocar, cada día, para sí y para todos, la clemencia divina, dirigiéndose a la mediadora del género humano, la Virgen Santísima, con las palabras del Ave María: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte amén”. (Agencia Fides 19/11/2008)


Publicado por verdenaranja @ 22:20  | Espiritualidad
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Información sobre el siervo de Dios Manuel Aparici enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, Cursillista, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios, etc.


PRIMERA ETAPA DE DOLOR

 

  

          A primeros de junio cae gravemente enfermo por una crisis cardiaca aguda: infarto de miocardio. Poco antes, sin embargo, había pasado un profundo reconocimiento médico. 

          «Empezó –según su sobrino Rafael [1]– por el corazón, pero todos sus órganos vitales del cuerpo sufrieron un enorme deterioro, hígado, riñones, etc. no cumpliendo adecuadamente sus funciones». Comienza así a hacerse realidad viva su lema y sublema sacerdotal (el lema de su sacerdocio fue «Sitio» y el sublema «Completo las cosas que faltan a la pasión de Cristo en mi carne a favor de su Cuerpo que es la Iglesia»; leyendas que hizo grabar en el cáliz de su primera Misa. 

          Once días después, el 13 de junio, ingresa en la Unión de Enfermos Misioneros [2].


          Muchos años antes ya anotaba en su Diario: 

          «El Señor, en su infinita misericordia, me envía una enfermedad [que no especifica]; enfermedad que, a mis años [tenía 31], puede ser grave [16 de diciembre de 1933]». «Has querido envíame una enfermedad, ¡bendito seas!; mas estos vahídos que me dan con tanta frecuencia me han impedido ir a Misa y a comulgar [...]. Uno de éstos puede ser el último [19 de enero de 1934]». Y cuatro días después: «Una enfermedad es aviso providencial de la muerte y tras de la muerte está el juicio, de forma que una enfermedad ligera como la mía debía de haber sido causa de que cumpliera aún mejor mis deberes para con Dios, ya que tal vez tenía que comparecer pronto ante Él [...]. Salud o enfermedad es lo mismo [...]».

          «Me has sostenido durante estos días de enfermedad [17 de febrero de 1942] y me has devuelto la salud y me has infundido una confianza inquebrantable en tu caridad infinita.

          »Tú me diste gracia para ofrecerte todas las molestias y padecimientos de la enfermedad. A los pies de mi lecho estaba tu sagrada imagen de Crucificado, que dulcificaba y transformaba en secretísimo gozo todas mis dolencias. Cuando el frío de la fiebre estremecía mis huesos, me hacías pensar en ese intensísimo frío de la terrible fiebre de tu Cuerpo hecho llaga que te estremeció en la cruz y que al obligar a tu Cuerpo a restregarse con las asperezas de la cruz hacía tus llagas más y más profundas y dolorosas.

          »Y cuando el lecho y la almohada me parecían de piedra en las que más y más se maceraba mi quebrantado y dolorido cuerpo me hacías pensar que eso y todo lo que han padecido, padecen y padecerán los hombres lo quisiste tú pasar por mi amor, por apartarme de mis miserias y pecados y apegarme a tu Corazón y darme tu caridad infinita.

          »Y cuando la fiebre resecaba mi boca y agrietaba mis labios, comprendí un poco mejor aquella sed tuya con la que hace años estas urgiendo a mi alma.

          »Y pensaba también que podía morir y presentarme ante ti, y repasaba mi vida y mis obras y me veía tan pobre y sucio y sin tener nada que presentarte [...], y entonces volviste a hacer vibrar en los oídos de mi alma tu amorosa queja: Amice, ad quid veniste? Osculo filium hominis tradis? Y me diste luz y gracia para penetrarla y entenderla».

[1]  C.P. pp. 313-329.

[2]  C.P. pp. 8865-8866.



 

 


 

Año 1956: Cae gravemente enfermo por una
crisis cardiaca aguda: Infarto de miocardio.

Publicado por verdenaranja @ 22:13  | Espiritualidad
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Información sobre Manuel Aparici enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, Cursillista, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios, etc. 

APÓSTOL CON VOCACIÓN DE CRUCIFICADO
QUE ÉL MISMO PIDIÓ A CRISTO

ENFERMEDAD
 
 

          Tras siete años de Presidente y nueve de Consiliario le llega la etapa del dolor: un infarto de miocardio que le deja casi imposibilitado y que le postra en cama prácticamente desde el primer momento hasta el mismo instante de su muerte, hasta el punto de que no pudo levantarse de la cama para asistir al entierro de su madre. Cuando le llegó, la «aceptó como un servicio a los demás y una dimensión redentora» [1]. «Parecía […] que Dios consideraba cumplida su actividad apostólica» [2].

          «Disponía –según su sobrino Rafael– de una habitación, en la casa amplia de mi abuela, que primero fue su despacho y luego trasladaron allí una cama donde pasó todo el periodo de su enfermedad. Esta habitación tenía lo imprescindible para, en la primera época desarrollar su actividad, y en la segunda para atender su enfermedad y recibir a las visitas. El único detalle de lujo que se podía observar, si puede llamarse lujo, es que disponía de una habitación pequeñita que era la capilla. Él siempre mostró un desapego absoluto hacia las cosas materiales, nunca se concedió lujos personales, estaba dedicado por entero a sus actividades apostólicas sin que hubiera nada material que distrajera su atención». «Su habitación de enfermo (en su casa) seguía siendo considerada por todos como el centro de irradiación del espíritu de la Juventud de Acción Católica [...]» [3].

          «[…] Había periodos larguísimos en los que podía levantase para celebrar la Eucaristía, y otros muy largos en que tenía que permanecer en cama, con las consecuencias consiguientes de llagas en el cuerpo, hinchazón en el vientre, hidropesía y fuertes dolores […]» [4].

          Aunque era plenamente consciente de la gravedad de su enfermedad, a la que quería quitar importancia, nunca mostró signos de inquietud, impaciencia o disgusto y mucho menos de desesperación. Nunca perdió la paz ni la sonrisa. Su comportamiento fue siempre sobrenatural en cada una de las diferentes situaciones que se le presentaban.

          Encontró en ella el estado de purificación del alma hacia la contemplación. «Podía deducirse su alta espiritualidad y plena aceptación de la voluntad de Dios en todo momento» [5]. «[…] Su comportamiento era admirable y edificante, siempre heroico y ejemplar sin la menor queja e incluso evitando hablar de sus dolencias» [6] «aceptando el sufrimiento con espíritu evangélico de asimilación a los sufrimientos de Cristo» [7].         

          Casi nadie se dio cuenta de que estaba enfermo, ni siquiera sus más estrechos colaboradores. Sólo se percataron cuando los médicos le ordenaron permanecer en casa. 

«Yo, con mi convivencia, todas las tardes del año –afirma Miguel García de Madariaga, entonces Presidente del Consejo Superior de los Jóvenes de Acción Católica–, no pude descubrir que existiera hasta que los médicos le ordenaron permanecer en su casa; desarrollaba su trabajo sin un solo lamento o queja, sin duda sabiendo que necesitábamos de su fortaleza […]. Su constancia era permanente, siguiendo los asuntos».

          Sí se percató su dirigido José Díaz Rincón quien afirma que la última enfermedad de don Manuel empezó a manifestarse un año antes de darle el infarto; él le veía agotarse mucho: el corazón comenzó a resentirse, tomaba medicamentos, se fatigaba y con mucha frecuencia le embargaba la emotividad.

          «En su enfermedad –dice Manuel Gómez del Río, que estaba colaborando con él cuando se manifestaron los primeros síntomas– se pueden distinguir dos etapas: la primera, cuando los médicos le diagnostican que tiene un proceso cardiaco importante y que tiene que hacer reposo absoluto y cuidarse; pero en esta etapa él reacciona diciendo que su enfermedad era lo que el Señor le había mandado, que no puede descansar, que ha ofrecido su vida por los jóvenes, y siguió trabajando, haciendo su vida normal con la misma intensidad de siempre como si no estuviese enfermo: dando Cursillos,  viajando,  durmiendo  poco  y rezando mucho, hasta que –segunda fase–, no puede salir ya de casa por prescripción facultativa […]. Entonces recibe gente, hace dirección  espiritual,  sigue  con  sus  conversaciones de alta espiritualidad, escribe, reza, etc. [...]. Es en esta última etapa cuando sufrió más [...]». 

          Cuando llevaba siete meses enfermo, enero de 1957, él mismo explica a Alejandro Fernández Pombo en la entrevista que le hace en su casa la causa de su enfermedad: 

          «En gran parte al esfuerzo superior a mis fuerzas no sólo físico, sino emocional. Del 15 de abril al 15 de mayo di cuatro cursillos y tuve unas convivencias con sacerdotes. Y así, cualesquiera de los meses anteriores. Si cuando Presidente me hice 120.000 kilómetros, como Consiliario andará muy cerca. He vivido muy deprisa y ahora me toca vivir despacio [...]. Como Consiliario el trabajo es más agotador por la tremenda responsabilidad» [8]. 

En efecto, todos los que estaban cerca de él, tanto familiares como colaboradores, tenían el convencimiento de que su enfermedad se debió a ese tremendo esfuerzo que hizo recorriendo toda España dando Cursillos, atendiendo a los Centros, formando cuadro de dirigentes, etc., que le impedían descansar lo suficiente. Dormía en los trenes, trenes de madera, viajando toda la noche. Hizo realidad lo que él decía de palabra: «Hay que entregar la vida por llevar almas de joven a Cristo» [9]. 

          Desde su lecho de enfermo ofrecía diariamente sus sufrimientos por sus queridos jóvenes y la eficacia de su apostolado, por las tareas del Consejo Superior, por los sacerdotes y seminaristas, etc. y  seguía de cerca con mucho interés la marcha de la Juventud. Quería que se le hablase de ella. Con sus lecturas y sus visitas, estaba al tanto del caminar de mundo español. «Dios le había dado la vocación sacerdotal para que los años no pudieran separarle de la juventud» [10]. 

          Sus largas temporadas en la cama sin levantase, le pasaron una fuerte factura: le provocaron una úlcera de la que no se quejaba.         

          A su primo Javier, médico, «le llamó la atención y le dejó muy impresionado, como médico, que la larga permanencia en cama le provocó la aparición de una úlcera por decúbito en la región glútea, sin haber observado él la más mínima queja, cosa que le dejó extraordinariamente admirado y edificado, cuando tuvo que curársela, por lo terrible que era, tanto por su extensión como por su profundidad. Tenía veinte centímetros en uno y otro sentido, y en consecuencia había una casi destrucción de los músculos glúteos, que llegaba prácticamente hasta el hueso sacro» [11]. Ésta se vio complicada con una fístula que le hacía sufrir de modo especial.

          Como Javier, José María Máiz [12], médico cirujano que le operó, también le curó la úlcera y le puso un tratamiento local y, sobre todo, ver durante el día la forma de cambiar de postura para no estar siempre de cúbito supino. Fue mejorando, pero muy lentamente, pues duró mucho tiempo».

          «[…] También tuve que verlo –dice– por tener unas hemorroides que le molestaban al hacer sus deposiciones y sangraban de vez en cuando. Se le hizo un tratamiento médico durante unos días, y no notó mejoría. Entonces se planteó el problema si debía operarse o seguir con los tratamientos. Después de una consulta con el médico internista y del enfermo, se aceptó la intervención quirúrgica. Se le hizo un estudio clínico completo y un tratamiento pre-operatorio.

          »Se realizó en un Sanatorio Quirúrgico, ingresándolo el mismo día de la operación. Se hizo con anestesia general, que toleró muy bien. La intervención quirúrgica consistió en la extirpación de todos los nódulos hemorroidales, liberación de una fisura. También se revisó la herida sacro-coxigea, extirpación de sus bordes y aproximarlos.

          »Curso post-operatorio normal. A los pocos días alta del Sanatorio.

          »Seguí viéndole en su casa y curándole.

          »El aceptó todo lo que representó la intervención quirúrgica sin quejarse ni lamentarse de lo que sufría, aunque como es natural se le ponía algún calmante, pero llamaba la atención a todos los que iban a verlo por su aceptación de la voluntad de Dios […].

          »Durante su larga enfermedad, tuve ocasiones de ir a verlo y ofrecerle salir de paseo en mi coche [cuando podía; era en los primeros tiempos de su enfermedad] por las zonas no urbanas de Madrid, que él aceptaba con mucho gusto; nunca dejaba de comentar un pasaje del Evangelio con motivo de algún hecho que veía o algún sitio de los que pasábamos».

          Nunca exigió cuidados especiales y/o exagerados, y con relación a los médicos «fue siempre obediente y paciente» [13]. «Aceptaba de buen grado sus  recomendaciones  y cuidados» [14] «y  se dejaba guiar por ellos» [15]. Asimismo, «escuchaba las advertencias que le dirigían sus familiares sobre la necesidad de cuidarse […] para salvar situaciones que en ocasiones podían ser límites […]» [16].

 

          Pero llegó un momento en que tuvo que respirar fatigosamente con la ayuda de oxígeno tendido en cama, hasta que el Señor se lo llevó. 

          Durante los primeros años de su enfermedad le visitaban continuamente muchos Jóvenes y personas muy cualificadas de la Acción Católica y relacionadas con ella, tales como antiguos políticos que habían pertenecido a la misma, y Obispos, dice su sobrina Josefina [17]. Pero a medida que pasaba el tiempo, el número de jóvenes que le visitaban fue disminuyendo.

          En la última etapa de su enfermedad «estuvo –añade– muy solo, muy mal cuidado, pero no se quejaba de nada; al contrario agradecía el mínimo detalle que le hacías […] Siempre te recibía con una sonrisa [...]. Una de las veces que fuimos mi marido y yo a verlo [...] le dijo mi marido: Manolo, ¿por qué no te compras una televisión?, te distraería un rato, y se quedó pensando y dijo: me parece una falta de pobreza en un sacerdote y sonriendo añadió: me distraería demasiado. Y murió sin televisión».

          Muchos amigos se lamentaron después de no haberle visitado tanto como debieran. Reconocieron que no le habían atendido suficientemente en esta su época de soledad y sufrimiento, pero comentaban que reaccionaba heroicamente, sin echárselo en cara.

          Sin extremismos comentaba normalmente su delicado estado de salud en días tan aciagos, duros y amargos para él añadiéndose a su propia enfermedad una mala temporada de sufrimientos. Hablaba de la soledad. Del alejamiento de algunos amigos. Del consuelo de las visitas. «Venid, venid a visitarme. Y decidme estas cosas, porque aunque las sepa necesito oírlas, porque la “fe entra por el oído”», le decía al Rvdo. D. Felipe Tejederas Porras [18]. De los antiguos jóvenes que le llevaban sus hijos. De las largas horas en la cama sin poder hacer más que mirar el Crucifijo, etc. «No se lamentaba. Vivía una etapa distinta en su camino y la asumía con naturalidad, sin hacerse ilusiones sobre su restablecimiento» [19]. «No estaba dolido. Lo llevaba con resignación. Era parte de su cruz» [20]. Todo ello en un clima de paz interior, con una admirable fortaleza y gran entereza de ánimo, santa paciencia, etc. ofreciendo en todo momento a Dios sus sufrimientos y su vida por la labor apostólica que había dejado interrumpida.

          Su alma no dejó anidar la amargura, ni la tristeza. Su seguridad y esperanza la tenía puesta en el nombre del Señor e invocaba continuamente a la Virgen.

          Vivir cerca de él esos momentos impresionaba [21]. Con su ejemplo edificaba a cuantos le visitaban y a cuantos de él sabían por el testimonio de otros. Salías más contento, nuevo. Era para ellos de gran ayuda en su vida espiritual. Irradiaba a Cristo. Era sal y luz. Testimonio excepcional. Y estaba siempre más atento a las necesidades de los demás que a las suyas propias.

          «En los finales, expresó, por escrito y de palabra, cómo le iba inundando una paz y una confianza gozosa, sintiéndose en los brazos de Dios Padre, abandonado a Él» [22]. La noticia de su próxima muerte la llevó con una fortaleza y gozo interior grandes. 

          «Ocho años de penosa enfermedad –de verdad– que atan a una butaca al apóstol incansable e infatigable, que le reducen a la inmovilidad y a la impotencia y también a la soledad, le van clavando más y más a la Cruz, en ese martirio lento que le consume, inmóvil en el sillón de su cuarto hasta su muerte ejemplar en 1964, poniendo su espíritu en manos del Padre, pero desde él que prosiguió su labor como Consiliario Nacional con el celo de siempre e irradió a antiguos y nuevos sacerdotes y dirigentes seglares la doctrina y el ejemplo de una vida entregada por completo al Cristo Total, Cabeza y miembros» [23]. 

          Sufrió, en verdad, un auténtico calvario sobrellevado con entereza ejemplar, espíritu sobrenatural y plena aceptación de la voluntad de Dios. En su mente y en su corazón, como buen peregrino y Capitán de Peregrinos, siguió peregrinando hasta el día de su muerte. 

          ¡Qué modelo de enfermo, de sacerdote víctima y de apóstol con vocación de crucificado! 

          De la mano de la correspondencia, que ha llegado hasta nosotros, y de su Diario Espiritual, vamos a recorrer las etapas gozosas de su calvario a lo largo de sus años de enfermo hasta el momento de su santa muerte. Son un libro abierto a la meditación que nos instan, a su ejemplo y semejanza, a vivir con él la hermosura de la Cruz. Transcribimos los textos sin comentario alguno, por su frescura, lozanía, belleza, unción, etc. que no podemos superar en modo alguno.

          «Entregó su espíritu en las manos del Padre como un hijo chiquitín –escribe el Rvdo. D. José Manuel de Córdoba en SIGNO–. No le ha dado tiempo a hablarnos del amor del Padre. Sus cartas hablarán por él [...] [24].

          Se recogen las cartas del Siervo de Dios así como las que recibió de sus amigos, colaboradores, etc., muy especialmente las de Sor Carmen, durante este periodo de su vida. Unas son contestación a las que recibieron del Siervo de Dios, otras no. Lamentablemente se tienen estas cartas pero no las que el Siervo de Dios les dirigió y que dieron o pudieron dar lugar a aquellas.

          Su incorporación nos permite conocer mejor su grandeza de alma, su entrega generosa, su sed de almas, su amor a la cruz, etc. en esta etapa de victimación.

          Todas ellas, unidas a las del Siervo de Dios, forman un todo que arrojan una gran luz sobre dicha etapa.

De gran importancia es la correspondencia cruzada entre él y Sor Carmen durante la larga y penosa enfermedad de éste, y que ha sido facilitada por Sor Carmen, riquísimo legado, que, unida a la del Siervo de Dios, arroja una gran luz sobre la última etapa de su vida: la “etapa de victimación”. Es un bellísimo testimonio de amor, de celo sacerdotal, etc. Nos muestra su grandeza de alma, la plena aceptación gozosa de la voluntad de Dios, sus inquietudes y afanes apostólicos en horas tan difíciles, su entrega generosa en todo momento, etc. Recibía, entre otras, a personas muy cualificadas de la Acción Católica y a antiguos políticos que habían pertenecido a ella, etc. Revisaba guiones, preparaba y daba Ejercicios, retiros, Cursillos, etc., dirigía a jóvenes, sacerdotes y religiosas, era confesor y director espiritual de altas personalidades, hacía Ejercicios Espirituales, le pedían y pedía consejos, etc. Mientras pudo siguió ejerciendo su ministerio sacerdotal.

Por los vacíos que presenta su Diario es presumible pensar que se han perdido algunos cuadernos. Él mismo le dice a Sor Carmen en febrero de 1959 [25]: «De mi archivo, no sé dónde para; cuando me estaba muriendo me trasladaron a lo que era mi despacho, amontonaron papeles no sé dónde y algunos tiraron; y en los breves intervalos de mejoría no tuve fuerzas para buscar y menos para ordenar».

No obstante, nos ofrece, en su conjunto, la rica semblanza de su figura, su vida y su obra al permitirnos penetrar en lo más íntimo de su alma y conocer sus afanes, anhelos y preocupaciones por avanzar por el camino de la santidad, en el servicio a sus hermanos, en el que fue progresando en el transcurso del tiempo así como su personalidad más íntima y humana y nos ayuda a comprender sus comportamientos y actitudes. En él se aprecia su gran delicadeza de espíritu, su honda e intensa vida espiritual, sus anhelos de santidad, su oblación continua, etc., el latir de un corazón enamorado de su Amado, a quien quiere servir y por el que quiere vivir y morir en cruz. Y el Señor le premia con ella. Su etapa de victimación, es la etapa más hermosa y fecunda de su vida. Decía: «La santidad de las cosas pequeñas hace los grandes santos». Páginas hermosas y gratificantes, melodía permanente de un alma grande.

El anhelo de santidad es una constante en su vida después de su conversión y lo es hasta el momento de su santa muerte. Su Diario es un elocuente testimonio al respecto. Narra con sinceridad y frescura, modestia y sencillez, su caminar interior hacia la Casa del Padre.

 

          Escritos todos ellos llenos de unción sacerdotal. Llenos de Dios!


 [1]  (Cf.) Rvdo. D. Antonio Santamaría González (C.P. pp. 540-579).

 [2]  Enrique Montenegro L. Saavedra (C.P. pp. 9872-9875).

 [3]  Cf. Manuel Gómez del Río (C.P. pp. 377-392).

 [4]  Su sobrino Rafael (C.P. pp. 313-329).

 [5]  José María Riaza Ballesteros (C.P. pp. 301-312).

 [6]  Alejandro Fernández Pombo (C.P. pp. 166-182).

 [7]  Mons. José Cerviño y Cerviño (C.P. pp. 449-461).

 [8]  SIGNO de fecha 5 de enero de 1957.

 [9]  Salvador Sánchez Terán (C.P. pp. 269-282).

 [10]  Alejandro Fernández Pombo (SIGNO de fecha 5 de enero de 1957).

 [11]  C.P. pp. 399-405.

 [12]  C.P. pp. 82-94.

 [13]  (Cf.) Virgilio José López Cid (C.P. pp. 135-151).

 [14]  (Cf.) Su primo Javier (C.P. pp. 399-405).

 [15]  Miguel García de Madariaga (C.P. pp. 183-200).

 [16]  Su sobrino Rafael (C.P. pp. 313-329).

 [17]  Cf. C.P. pp. 591-627.

 [18]  C.P. pp. 330-339.

 [19]  Manuel Gómez del Río (C.P. pp. 377-392).

 [20]  Blas Piñar López (C.P. pp. 352-361).

 [21]  (Cf.) Rvdo. D. Antonio Garrigós Meseguer (C.P. pp. 340-351).

 [22]   Ana María Rivera Ramírez, hermana de Sor Carmen (C.P. pp. 691-700).

 [23]  Informe de los Peritos Archivistas (C.P. pp. 9504-9638) que toman en parte del artículo que escribió Antonio García-Pablos y González-Quijano al día siguiente de su muerte en el Diario YA bajo el título «GUÍA Y EJEMPLO DE UNA GENERACIÓN» y del que escribió el Rvdo. D. José Manuel de Córdoba (SIGNO de fecha 28 de marzo de 1959).

 [24]  De fecha 5 de enero de 1965.

 [25] C.P., pp. 1812/1815.


Publicado por verdenaranja @ 22:05  | Espiritualidad
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Presentación que se realizará por todas las vicarías de la evaluación pastoral del Sínodo. Ponencia para poder leerla, criticarla, enriquecerla y exponer a los consejos parroquiales en la forma que creamos más conveniente.

(PRIMERA PARTE)


3.- PRODUJO FRUTOS DE BUENAS OBRAS:  IMPULSAR

El Sínodo, tanto en sus fases antepreparatoria, como preparatoria y celebrativa, fue un hermoso acontecimiento eclesial que movilizó esperanzas y fortaleció la fe de algunos agentes de pastoral. Es quizá también cierto, que el momento postsinodal vino acompañado de un cierto desencanto, porque los resultados no siempre fueron los esperados, porque se pedía a un Sínodo lo que no puede dar, por la impaciencia pastoral, las resistencia estructurales o personales, eclesiales o/y sociales… 

Después de lo expresado, podría parecer que estamos ante un proyecto imposible. Se han puesto medios, recursos económicos y humanos, ilusiones, esperanzas y mucho trabajo, para alcanzar ¿pocos resultados? Creemos honestamente que no.

A pesar de las deficiencias o de quedarnos a medias en algunos proyectos, no podemos negar que ha habido frutos. Los mismos lo produjo el mismo proceso sinodal, ese caminar juntos, discernir comunitariamente nos ayudó a crecer y a mejorar el trabajo en comunión. También la implementación del Sínodo está trayendo los suyos. Pero cuidado, no pretendamos

Hay, por tanto, signos de esperanza, que nos llaman a seguir trabajando e impulsando nuestra labor. Pero como todo, lo logrado es mejorable, no cabe duda, que hay que seguir potenciando algunas cuestiones como:

·     Ha crecido el espíritu de la diocesanidad a través de la información, la participación, los encuentros, los MCS, etc.

·     Los Consejos diocesanos de pastoral y economía, y también consejos de pastoral arciprestal y parroquial,  que no en todas las parroquias están o si están no siempre funcionan adecuadamente;

·     La pastoral de conjunto y el trabajo coordinado, que facilite la labor de todos y nos lleve a unir fuerzas que hagan más eficaz la misión de la evangelización y sea testimonio de comunión, para que el mundo crea;

·     La preocupación por la formación, la espiritualidad y el acompañamiento, especialmente de nuestros agentes de pastoral y por supuesto de todos los cristianos en general;

·     Las reformas en ciertas estructuras diocesanas y organismos pastorales es real, pero muy incipiente para el cambio que estamos afrontando. Es de destacar, en este sentido, la realizada en las vicarías de justicia y economía.

·     Numerosos objetivos y acciones de estos años tienen a los sacerdotes, al seminario y la pastoral vocacional como creciente preocupación y destinararios fundamentales para su formación, mejora de las relaciones fraternas, capacitación para los nuevos tiempos, etc..;  

·     Hay una mayor presencia del Obispo en las parroquias y arciprestazgos que permite una mayor cercanía hacia su ministerio y su persona;

·     Una mejor conciencia de la corresponsabilidad en los laicos, no sólo por la escasez de vocaciones, sino por la exigencia propia del bautismo, aunque habría que potenciar los ministerios laicales y la importancia de los seglares en la evangelización, son ellos el futuro de la evangelización;

·     Hay un mayor conocimiento de los movimientos apostólicos y asociaciones de fieles presentes en la diócesis y un mayor respeto a sus carismas (guía con los movimientos, su historia, sus responsables y su carisma, encuentro anual de apostolado seglar), aunque en algunos casos sigue habiendo grupos cerrados, que no siempre se coordinan con los otros movimientos la parroquia y la diócesis. En estos años, hemos de reconocer que, probablemente, su presencia e influjo real ha decrecido.

·     Escasa acogida de la realidad laical por parte de algunos sectores pastorales: hay un excesivo dominio de la participación laical en ámbitos eclesiales y clericales y ausencia de compromiso, por lo general, en la vida pública.

·      La llamada apremiante a la misión más incisiva dentro de nuestra propia Diócesis (delegación de pastoral misionera, acción misionera con ocasión del bimilenario del nacimiento de Jesús, la reflexión sobre el primer anuncio, la iniciación cristiana, la nueva pastoral, etc. ) y fuera de ella, potenciando la misión ad gentes (proyecto de las 2 orillas, sacerdotes diocesanos en tierras de misión) como una riqueza y tesoro de la iglesia diocesana;

·     El desarrollo de la delegación de ecumenismo con los encuentros anuales con otras confesiones cristianas, y la atención a la pastoral de turismo, como conciencia de ser iglesia universal. Ambas realidades aparecen como desafíos más creciente en estos momentos. El diálogo interreligioso, con sus grandes implicaciones, y la atención al fenómeno y la riqueza del turismo;

·     El trabajo emprendido en muchas comunidades parroquiales por mejorar la acogida, en la corrección fraterna, en el sentido de lo comunitario, etc., aunque queda mucho por crecer, que abre la posibilidad de convertir la parroquia en la casa de todos, donde todos son valorados y acompañados en sus procesos vitales y de fe;

·     Con referencia al ejercicio de la caridad, se han creado nuevos grupos de cáritas, pero aún no está implantada en cada una de las parroquias,  se mantiene la colecta de los primeros domingos de mes, se siguen atendiendo los proyectos de acogida, talleres, albergues, comedores, comercio justo, etc., gestionando recursos o subvenciones, colaborando en la tramitación de documentos y ayudas. Se ha trabajado fuertemente en dar a conocer las realidades de pobreza y en estimular al compromiso con los más desfavorecidos, además de buscar mejorar la formación de los voluntarios de Cáritas (escuela de otoño); se ha creado la delegación de Justicia y paz, con sus jornadas de sensibilización y de denuncia ante las injusticias sociales y la marcha por la paz; etc.,  pero la realidad de la pobreza lejos de erradicarse, aumenta cada día por lo que hay que seguir creciendo en las ayudas a los más necesitados, en el voluntariado incluso de profesionales, en dar a conocer las realidades de pobreza para sensibilizar y denunciar las injusticias ante la opinión pública. La reflexión y mejor conciencia de la realidad socio-caritiva dentro del proceso evangelizador sigue siendo una asignatura pendiente;

·     El cuidado de la familia cristiana (movimientos de familias cristianas, cursillos prematrimoniales y la creación del COF) es un factor decisivo, y habría que seguir trabajando con ellos, acompañar a las parejas que hacen los cursillos prematrimoniales, a los padres  y madres que se acercan a pedir sacramentos para sus hijos, y ayudarles a cuidar la transmisión de la fe, implicar a otros matrimonios que sean referentes y apoyo, fomentar el papel de las abuelos/as en la transmisión de la fe, etc;

·     Con los jóvenes hay aún mucho por hacer, es un campo en el que todos sabemos que nos jugamos el presente y futuro de la Iglesia, pero que reconocemos que no es sencillo emprender con nuestros jóvenes, itinerarios serios de fe: No han faltado iniciativas, objetivos y acciones para trabajar con ellos;

·     El fenómeno de la inmigración plantea nuevos retos y, por tanto, una mejor atención a las necesidades de los hombres y mujeres que llegan a nuestras tierras (delegación de migraciones). El reto de la atención no sólo social sino pastoral de los inmigrantes es una muy importante as