Lunes, 01 de diciembre de 2008

 

Carta del obispo Monseñor Bernardo Álvarez Afonso para ser leída el 8 de Diciembre de 2008 con motivo del décimo aniversario del primer Sínodo Diocesano Nivariense.

DÉCIMO ANIVERSARIO DEL PRIMER SÍNODO DIOCESANO NIVARIENSE

 

QUERIDOS HERMANOS: Se cumplen hoy 10 años de la Clausura del Primer Sínodo Diocesano. Después de tres años de preparación y diez sesiones de la Asamblea Sinodal, constituida por más de 450 personas, el 8 de diciembre de 1998 tuvo lugar, en la Santa Iglesia Catedral de La Laguna, la solemne celebración que ponía fin a los trabajos del Sínodo. Posteriormente, el 2 de febrero de 1999, en la Basílica de Candelaria, el Obispo Diocesano, mi antecesor D. Felipe Fernández García, firmaba el Decreto por el que las Constituciones Sinodales se convertían en norma para el desarrollo de la actividad pastoral en nuestra Diócesis.


Bajo el lema "Renovación, comunión y misión", con el Sínodo se llevó a cabo una amplia revisión de la situación de la diócesis en aquel momento y, siguiendo las enseñanzas del Concilio Vaticano II y del Magisterio Pontificio posterior, se promovió una puesta al día en todos los campos de nuestra Iglesia Diocesana. Nuestro Primer Sínodo afrontó, en torno a once ternas, las distintas dimensiones de la vida eclesial: la liturgia y celebraciones de la fe; la predicación de la Palabra de Dios y la formación de la fe; la acción caritativa y social de la Iglesia; la pastoral familiar y de los jóvenes; la estructura y organización de la diócesis; la piedad popular; el fenómeno de la sectas y nuestra postura ante ellas; la identidad cristiana y las vocaciones eclesiásticas; la participación de los laicos en la vida y misión de la Iglesia; el sostenimiento económico de la Iglesia; la vida y ministerio de los sacerdotes, etc.


Todo el trabajo del Sínodo, en el que participaron más de 12.000 personas a los largo de las distintas etapas, ha quedado condensado en las ... 856... Constituciones Sinodales, en cuales se establecen los criterios y líneas de acción que han determinado los proyectos y actuaciones pastorales de la diócesis en estos últimos diez años y que lo seguirán siendo en el futuro. Es más, lo que se dijo entonces tiene plena vigencia en las circunstancias actuales, ya que muchas de las decisiones del Sínodo se han hecho más necesarias y urgentes con el paso del tiempo.


Al iniciar la celebración de este décimo aniversario de nuestro Primer Sínodo Diocesano, que se prolongará con los distintos actos que se han programado para realizar a lo largo del curso, en este día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, invito a todos a dar gracias a Dios por los beneficios que ha concedido a nuestra Diócesis mediante la preparación, celebración y aplicación del Sínodo. Asimismo, les animo a retomar el Libro del Sínodo y leerlo de nuevo, particularmente las introducciones a los temas y las Constituciones correspondientes; sin duda encontraremos allí luz y aliento para afrontar las exigencias, personales y eclesiales, de nuestra vida cristiana.


Los objetivos del Sínodo fueron: "RENOVACION, COMUNIÓN Y MISIÓN", es decir, renovar la vida de la Diócesis en sus personas e instituciones, acrecentar la comunión eclesial y la corresponsabilidad de todos en la misión de la Iglesia, e impulsar la transmisión de la fe a las nuevas generaciones y personas no creyentes. Ya han pasado diez años y creemos que es un tiempo suficientemente amplio para evaluar la incidencia que el Sínodo ha tenido en la vida diocesana y para verificar si estamos siendo fieles a lo que el Espíritu Santo dijo a nuestra Iglesia. Por eso pido a los sacerdotes y responsables de cualquier ámbito de la pastoral diocesana que promuevan una reflexión que, partiendo de una relectura de las Constituciones Sinodales, no sólo nos permita ver el grado de aplicación de las mismas, sino que también nos estimule para seguir trabajando con mayor entusiasmo en la dirección que nos marca el Sínodo.


La celebración del Primer Sínodo Diocesano Nivariense fue un acontecimiento eclesial de primer orden, sin duda, uno de los más importantes de la historia de nuestra Diócesis. Con ánimo agradecido bendecimos a Dios porque ha estado grande con nosotros y pedimos a la Virgen Inmaculada, Madre de la Iglesia, que nos ayude a ser -como ella- miembros vivos y activos del Cuerpo Místico de Cristo.

 

Bernardo Alvarez Afonso

Obispo Nivariense


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