Mi?rcoles, 31 de diciembre de 2008

REDACCIÓN DE "IGLESIA NIVARIENSE"

C. San Agustín, nº 28

38201. La Laguna. Tenerife.

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Boletín 317

 

El obispo, Bernardo Álvarez ha dirigido una carta a los herreños en la que anuncia la LXVII Bajada de la Virgen de Los Reyes. En dicho documento el prelado destaca la importancia de la Bajada en la isla como “expresión viva del constante amor y devoción que los herreños tienen a su Madre Amada.

 

El próximo uno de Enero de 2009,  a las 17.30 horas se celebrará una eucaristía especial, tras la cual será izada en la parroquia de la Concepción de la capital herreña y en su ayuntamiento, la Bandera de la Virgen, anunciando así el comienzo de un Año de Bajada.

 

Esta semana han comenzado los trabajos previos a la demolición de la cubierta de la Catedral consistentes en el levantamiento topográfico del edificio. La obra cuenta ya con un presupuesto de 1.500.000 euros y se espera que la demolición de las cubiertas y la cúpula del templo comience en junio de 2009. El encargado de llevar a cabo el proyecto es el arquitecto José Miguel Márquez Zárate.

 

El próximo 1 de enero, se celebra la Jornada Mundial de Oración por la Paz. Por tal motivo, el Santo Padre ha dirigido a los cristianos un mensaje cuyo lema es “Combatir la pobreza, construir la paz”. En él, Benedicto XVI realiza una invitación “a cada discípulo de Cristo, así como a toda persona de buena voluntad, para que ensanche su corazón hacia las necesidades de los pobres, haciendo cuanto le sea concretamente posible para salir a su encuentro.”

 

Por otro lado, el 6 de enero, tendrá lugar, como cada año, el “Día del Catequista Nativo”. Esta jornada coincide con la fiesta de la Epifanía del Señor por tener esta festividad “un significado misionero de fondo, al conmemorar la primera vez que unos ‘extranjeros’, los Reyes Magos, adoraron a Jesús y le hicieron ofrendas".

 

Coincidiendo con la festividad de San Juan Evangelista, patrono de hermandades y cofradías, se presentó en la iglesia de la Peñita, en el Puerto de la Cruz, la restauración del grupo escultórico de la Virgen de la Piedad y el Santísimo Cristo del Calvario. La recuperación de esta obra de arte sacro ha sido posible gracias a la Hermandad del Calvario, presidida por Tomás Gregorio Afonso, que a través de la venta de rifas y lotería, así como de otras iniciativas, ha logrado recaudar los 3.000 euros que ha costado esta intervención.

 

La Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias invirtió durante este año un total de 429.653,84 euros en la restauración de bienes muebles en distintos puntos del Archipiélago. En Tenerife se procedió en 2008 a la tercera fase de restauración del retablo del Carmen y del retablo de los Navegantes, ambos localizados en el Puerto de la Cruz; el restablecimiento de la pintura del obispo Folgueras, en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, y el proyecto de restitución de las cubiertas del palacio Nava, que aún se halla en curso.

 

La Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Güímar ha otorgado una subvención de 6000 euros a Cáritas Interparroquial destinada a la compra de alimentos para distribuirlos entre los vecinos más necesitados.

 

Por otro lado, el Cabildo de La Palma, en cumplimiento del acuerdo de Consejo Insular de Gobierno, ha hecho entrega a la delegación en la isla de Cáritas Diocesana de los 5000 euros que la corporación tenía presupuestados para los gastos derivados de las tradicionales comidas navideñas.

 

La Obra Social de Canarias ha concedido una ayuda de 23.000 euros a la Comunidad de Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Nuestra Señora de Candelaria, en la isla de Tenerife. Esta ayuda irá destinada a costear un proyecto de remodelación de la planta primera y parte de la planta baja del pabellón de acceso del centro, lo que redundará en un mejor y más efectivo servicio a las personas mayores de las que se encarga esta congregación.

 

Por su parte, el ayuntamiento de La Laguna tiene previsto conceder a la Orden de los Hermanos de Belén, fundada por el santo Hermano Pedro, una ayuda de 6000 euros para las distintas actividades que realizan en el municipio en beneficio de los más pobres.

 

La Adoración Nocturna Diocesana ya ha elaborado su organigrama para el 2009. Los primeros lunes de mes, a partir de las 17:00 horas, se reunirán en la Casa de la Iglesia, en La Laguna. Los segundos lunes de mes, a la misma hora, lo harán en la ermita de Nuestra Señora de El Rosario, en Machado y los terceros lunes de mes se reunirán en el Perpetuo Socorro. Para conocer el resto de horarios es necesario contactar con los responsables de la Adoración Nocturna.

 

La parroquia de Nuestra Señora de la Merced, en El Médano continúa llevando a cabo sus conciertos de Navidad. El viernes, 2 de enero, a las 21:00 horas, tendrá lugar un concierto de órgano en el que se repasarán obras de Vivaldi, Bach y Suman, entre otros autores.

 

Los catequistas de las distintas parroquias de la isla de La Gomera, como es tradicional, se han reunido el 28 de diciembre para realizar su encuentro insular. En esta ocasión la cita se realizó en Playa de Santiago.

 

El periódico La Opinión, en su edición del 26 de diciembre ha publicado un reportaje sobre la labor que llevan a cabo las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, las cuales atienden un comedor social en Santa Cruz. Gracias a la labor que desempeñan, unas 80 personas indigentes pueden comer cada día un plato caliente.

 

Santa Cruz de Tenerife ha comenzado la tarea de buscar los proyectos que puedan encajar en la aportación extra de 39,1 millones de euros que el Gobierno del Estado ofrece ante la crisis económica. Dentro de las propuestas municipales se incluye el proyecto de los desagües de la ermita de Regla.

 

Manos Unidas cumplirá el próximo mes de febrero su 50 Aniversario. Esta organización nació en España y desde 1960 lucha contra la pobreza, el hambre, la malnutrición, la enfermedad, la falta de instrucción, el subdesarrollo y contra sus causas.

 

El pasado 30 de diciembre, en Candelaria, tuvo lugar el tradicional retiro con el obispo Bernardo Álvarez, organizado por la CONFER. Ese mismo día también se desarrolló la vigilia de fin de año de la Adoración Nocturna Española, en el convento de Las Clarisas, en La Laguna.

 


Delegación de Migraciones

Diócesis de San Cristóbal de La Laguna

95° JORNADA MUNDIAL DEL EMIGRANTE Y DEL REFUGIADO

"ANTE LA CRISIS COMUNIDADES FRATERNAS"

 2º Domingo del Tiempo Ordinario  18 de Enero de 2009

 

San Cristóbal de La Laguna, 26 de diciembre de 2008



Querido hermano en Jesús, recién nacido:

Permíteme un saludo fraterno y mi felicitación en estos días en que somos invitados a contemplar y celebrar el misterio del Amor de Dios encarando para la salvación de todos los hombres. Pido al Enmanuel que su presencia lo llene todo en tu vivir y en tu acción evangelizadora, llevada a cabo en las comunidades que se te han encomendado pastorear en nombre de Jesús, nuestro Señor.

 

El motivo de la presente carta es presentarte los materiales que van a servirnos para celebrar, un año más, la jornada mundial del emigrante y refugiado que, como bien sabes, viene desarrollándose, desde hace unos años, en el domingo segundo del Tiempo Ordinario, tras el Bautismo del Señor, fiesta con la que termina el Tiempo de Navidad. Este año, por tanto, la Jornada se celebrará el 17 y 18 de enero del año que nos disponemos a estrenar.

 

Aunque a nivel mundial ésta se celebra bajo el lema "San Pablo migrante, Apóstol de los pueblos", por estar celebrándose el bimilenario del nacimiento del Apóstol; en nuestro país, con más de cinco millones de extranjeros, en su mayoría inmigrantes y con una crisis de dimensiones y de duración imprevisible... la Comisión Episcopal de Migraciones, ha creído conveniente recoger el sentir social actual uniéndolo al sentido evangelizador que nos ofrece el Apóstol y nos invitan a vivir esta celebración bajo el lema "Ante la crisis, comunidades fraternas".

 

Bajo este lema se nos llama a renovar y reforzar nuestro servicio de Iglesia en la atención a nuestros hermanos inmigrantes, refugiados y víctimas de cualquier forma de abuso o explotación. Se nos invita, como comunidades cristianas, a reconocer con generosidad todo lo que los inmigrantes han venido aportando a nuestra sociedad y a nuestras parroquias con su trabajo y su servicio; y, también, a no cerrarnos sobre nosotros mismos en este tiempo de recesión donde ellos, los más desprotegidos, están siendo los primeros en ser abandonados a su suerte.

 

Es un reto continuo que, desde la fe, se ha de transformar para nosotros en compromiso fraterno que nace, sobre todo, de la comunión con el Señor que nos ha amado hasta dar la vida por nosotros y que nos ha mandado a hacer lo mismo.


La invitación a celebrar esta jornada, en medio de este mes de enero plagado de acontecimientos y jornadas eclesiales, nos mueve a pedirte que pongas un especial empeño y cuides, como bien sabes hacerlo, la celebración del fin de semana del 17 y 18 de enero, haciendo referencia a la misma jornada y usando, con las debidas adaptaciones a cada realidad, los materiales adjuntos.


Por nuestra parte, como Delegación de Migraciones y con la colaboración del Arciprestazgo de la Cuesta, hemos organizado dos momentos celebrativos para esos días a los que queremos te sientas invitado y lo transmitas a aquellas personas de tu Parroquia que pudieran participar:


ü
La Vigilia de Oración que tendrá lugar en la Parroquia de Ntra. Señora de Candelaria en el Barrio de la Cuesta el 16 de enero viernes a las 20.00 horas; en

la que tendremos presente la realidad de la inmigración en nuestras islas y donde se nos invitará a llevar a la práctica lo que celebramos en estos días.

ü La Eucaristía de la Jornada de Migraciones que celebraremos el 18 de enero a   las 11.00 de la mañana en la Parroquia Ntra. Señora de Las Nieves en Finca España, que está viviendo la realidad de la presencia de inmigrantes.


Esperando poder contar con tu ayuda para hacer efectivo el trabajo de la Delegación de Migraciones en favor de la sensibilización y de la acogida de cuantos se acercan a nuestras parroquias, así como de aquellos que viven entre nosotros y deben ser objeto de nuestra cercanía y de nuestro testimonio, te emplazamos, también desde ahora, para las próximas "V Jornadas de Formación y Sensibilización en torno al mundo de la Inmigración" que celebraremos en el próxir io mes de marzo y de las cuales ya iremos dando cumplida información en su debido momento.


Afectuosamente en Cristo.      

Oscar Luis Guerra Pérez


Publicado por verdenaranja @ 23:28  | Migraciones
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Sesenta personas se unieron este año, 28 de Diciembre,  a la ya tradicional excursión “Visita a los Belenes”, organizada por las Comisiones Parroquiales de San José y La Guancha. Nos centramos en Santa Cruz de Tenerife con los belenes del Hospital de San Juan de Dios, Caja Canarias, el Parlamento y el Cabildo y con la visita guiada a TEA (Tenerife Espacios del Arte) recorriendo sus amplias salas dedicadas a exposiciones. En una pudimos contemplar obras de Oscar Domínguez, pintor surrealista canario. También fuimos recibidos por el párroco de la Concepción, que presidió la Eucaristía Dominical.

Ya de regreso hicimos parada en el Belén al aire libre de Taco y el de la Plaza de la Orotava. Y como final asistimos a la representación del Belén de la Asociación Tercera Edad de El Toscal en Los Realejos.



PORTAL DE BELÉN DE CAJACANARIAS 2008

(Información sacada de hoja informativa)

 

Todo acontece a los pies de la cordillera del Antilíbano, en las estribaciones del monte Hermón, por donde fluye el río Jordán marcando su recorrido desde el sureste del Líbano hasta Galilea. Detrás queda el desierto de Ein Gedi, que José y María atravesaron hasta llegar a Belén.

 

Se suceden cotidianos quehaceres: artesanos, pastores, campesinos y mercaderes, las casas humildes en las que habitan, las colinas y los campos. Todo está paralizado en ese instante excepcional para la Humanidad.


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 Información sobre el Belén del Cabildo de Tenerife, publicada en hojas de difusión, donde se encuentra escrito del Presidente del Cabildo Don Ricardo Melchior.

 
PORTAL DEL CABILDO 2008-2009


La representación del Belén es una de las imágenes más cercanas de cuantas nos acompañan durante las fechas navideñas, esos momentos tan entrañables del año, durante los que conmemoramos del Nacimiento del Salvador. El Portal se convirtió desde antiguo en una tradición firmemente enraizada en el sentir de la gente de esta tierra y siempre lo hemos considerado como una expresión de nuestra propia cultura, como algo con lo que nos identificamos estrechamente.

 

Se trata de un símbolo popular en el que es posible identificar todas las manifestaciones de una sociedad, las costumbres, los oficios y también quienes los ejercen, aquellos que celebran la Buena Nueva y muestran su alegría por acudir junto al pesebre donde el Niño Dios ha debido nacer para adorarle y demostrarle su cariño. Él les trae ilusión y esperanza, un mensaje de paz y de amor que está destinado a todos los hombres y mujeres del mundo.        

 

El Cabildo, desde hace ya dos décadas, ha querido estar presente en la celebración de la Navidad con la instalación de un belén que, con el tiempo, se ha convertido a uno de los atractivos singulares de las fiestas en nuestra Isla. Cada año se intenta introducir aquellas novedades que puedan favorecer el interés de sus visitantes y ofrecerles una visión llena de alicientes.

 

Así, en unas ocasiones se ha recurrido a la representación tradicional y en otras se ha acudido a la inspiración que nos da el campo isleño;  no obstante, en todos los casos se ha buscado ofrecer una exhibición de calidad que recogiera el sentido que corresponde a un belén. En esta edición el Portal del Cabildo está dedicado al maestro Vicente, cuya trayectoria en el campo de la restauración  es un verdadero ejemplo para todos. Así, más de 700 elementos, entre figuras, ajuar doméstico, pozos, pajares y demás avalan el encanto y la magnitud de una exposición a la tinerfeños están invitados.

 

Ricardo Melchior Navarro
Presidente del Cabildo de Tenerife


Organiza

Cabildo de Tenerife Museo de Historia y Antropología de Tenerife organismo Autónomo de museos y Centros

 

Dirección, Diseño y Realización
Juan de la Cruz Rodríguez

 

Coordinación

Juan de la Cruz Rodríguez Museo de Historia y Antropología de Tenerife

 

Realización de las figuras
Isaac González

Vicente González Álvarez (Maestro Vicente Falcón)

 

Ayudante

Sara Pérez Cedrés

Candelaria González Domínguez

 

Iluminación y Electricidad
 Francisco Celso Gallardo Reyes
Pedro Ignacio Pérez Darias


Organismo Autónomo de Museos y Centros


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Martes, 30 de diciembre de 2008

Desarrollo de la celebración para el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2008, publicado en folleto para su celebración.

O: Oficiante
L: Lector

A: Asamblea


Entrada


Se hace sonar el gong tres veces para señalar a los participantes el comien­zo de la celebración.


Saludo


O: Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo y el Espíritu Santo estén siempre con vosotros.

A: Y con tu espíritu.


Canto: Salino 146 (145)


(otro himno o cántico relacionado con este salmo cantado)

Procesión de los oficiantes, de las personas que llevan la Biblia y de los encargados de los palos/palitos a reunir como símbolo de unidad inspirado en el texto de Ezequiel. Los portadores de los palitos se quedan delante de la cruz o en el espacio litúrgico del coro de la iglesia.

 

O: Acercaos a Dios. Acerquémonos a Dios, que está lleno de misericordia hacia nosotros, al que esperamos y al que buscamos.

Silencio.


Rito penitencial


O: La oración de este año es propuesta por cristianos de Corea, pueblo dividido en dos países. Vamos a escuchar al profeta Ezequiel que nos cuenta su visión de los dos trozos de madera que Dios reúne. Cristianos de comuni­dades divididas, nos reunimos para rezar con el fin de que nos sea perdonado el escándalo de nuestra desunión y nuestra incapacidad por ser unos embajadores de reconciliación en el mundo. ¿Qué caminos de conversión personal y eclesial debemos recorrer para alcanzar la comunión plena en Cristo?

Silencio


Durante este silencio las personas que llevan los palos y que se sentaron en los primeros puestos de la asamblea o con los celebrantes, van a dispersarse por la asamblea como signo de nuestras divisiones y de nuestro pecado contra la unidad en Cristo.

 

O: Desde lo hondo a ti grito, Señor. Señor, escucha mi voz.

A: Señor, a menudo te llamamos, pero no te llamamos a una   sola voz.

                   

O: Estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.

A: Imploramos la unidad pero no valoramos el precio de lareconciliación.

O: Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? 

 A:¿Quién resistirá? Nos presentamos incapaces de responder   a los sufrimientos y a las divisiones del mundo.
O:Pero de ti procede el perdón y así infundes respeto.

A:   Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison.                                               L2:

O:Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra.

A:Mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora.

O:   Ezequiel pronuncia esta palabra del Señor: los libraré de todos sus pecados, los purificaré. Entonces serán mi pueblo y yo seré su Dios. Serán uno en mi mano.

Señor, tú eres nuestra única esperanza.       
A:   Ayúdanos a ser instrumentos de tu reconciliación.                             


Celebración de la Palabra de Dios


Primera lectura: Ez 37, 15-19; 22-24a Himno

Segunda lectura: Rom 8, 18-25

¡Aleluya!

Evangelio: Jn 17, 8-11

Predicación

Silencio


Intercesiones
nuestras Iglesias y nuestros grupos ecuménicos, por los que están presentes y los que hoy están ausentes de nuestra asamblea.


O: Con fe, oremos a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

A: Señor, escucha nuestra oración.


L1: Oremos por nuestras comunidades cristianas locales,

Señor, perdónanos cuando somos indiferentes a los demás y cúranos las heridas y las divisiones que todavía nos separan. Oremos para que aprendamos a reconocer mejor nues­tro bautismo común que nos une en el único cuerpo de Cristo. Señor, apoya a cada uno de nosotros y cada una de nuestras comunidades en el camino de la unidad que deseas para todos tus discípulos.


A: Señor, escucha nuestra oración.


L1: Oremos por nuestros guías espirituales y por los respon­sables de nuestra Iglesia; que el Espíritu los ilumine y les empuje a trabajar en la concordia, la alegría y el amor. Oremos por todas las autoridades civiles. Señor, recuér­dales trabajar por la justicia y la paz y dales la sabiduría para atender las necesidades de todos, particularmente de los más despojados.


A: Señor, escucha nuestra oración.


L1: Oremos por todas las naciones y las comunidades que
conocen divisiones profundas y conflictos internos. Señor, pensamos en particular en el pueblo de Corea del Norte y del Sur; que su búsqueda de la unidad, a pesar de las divisiones políticas y la separación que viven, sea fecun­da; que sean signo de esperanza para todos los que bus-can la reconciliación en un mundo dividido.


L2: Oremos y demos gracias por los que, inspirados por ti, Señor, desempeñaron un papel importante en nuestra vida de cristianos, y por todos los que hemos reconocido tu perdón, tu compasión y tu amor. Que sus dones y su generosidad alimenten nuestro propio deseo de dar y de poner nuestra vida al servicio de los demás.


A: Señor, escucha nuestra oración.


L1: Oremos por todos los que dejan oír el mensaje del Evangelio en los grandes desafíos éticos que hoy nos interpelan. Señor, haz que cada uno de nosotros apren­da a ejercer su propio papel para limitar los efectos nefastos de la globalización y la destrucción del medio ambiente que son fuente de sufrimientos para el hombre y que ponen en peligro tu creación.


L2: Oremos por todas las Iglesias cristianas. Señor, ayúdalas a
fin de que un día todas ellas puedan reunirse alrededor de la misma mesa y participar juntos en la comunión santa.

A: Señor, escucha nuestra oración.


Padre Nuestro


L: Cada uno en su propia lengua y como nos ha mandado el Salvador, nos atrevemos a decir:

A: Padre nuestro...

L: Como signo de nuestro empeño en buscar la reconcilia­ción, intercambiemos ahora un signo de paz.

El signo de la paz es acompañado por un canto.


Gesto simbólico

Los portadores de los palos de madera los unen ahora de dos en dos como signo de nuestra reconciliación, y como iniciativa y obra de Dios que nos tiene unidos en su mano. Durante la proclamación de la confesión de fe, se puede presentar la cruz acercándola simbólicamente a los palos unidos de dos en dos. El baptisterio será en ciertos casos el lugar más adecuado para significar este gesto simbólico en memoria del bautismo que ya nos tiene «unidos en la mano de Dios».

 

Símbolo Niceno-Constantinopolitano


L: Juntos profesemos nuestra fe con el Símbolo Niceno-Constantinopolitano.

A: Creo en un solo Dios...

Oraciones finales y envío
(Preferentemente un joven)


L: «Estoy seguro de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni otras fuerzas sobrenaturales, ni lo presente ni lo futuro, ni poderes de cualquier clase, ni lo de arriba ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro> (Rom 8, 38).


O: Vamos a dejar este lugar de oración y encontrar las diver-sas circunstancias de nuestra vida. Nos dispersamos fuer-tes en nuestra fe y en nuestra esperanza, porque Dios nuestro Padre hizo en Jesucristo nuevas todas las cosas. Nos envía como testigos de su amor y actores de la nueva creación. Que Dios, que conoce nuestras alegrías, nuestras angustias y nuestros sufrimientos, nos guíe siempre. Que tengamos coraje para permanecer fieles y llevar una vida digna de nuestra fe cristiana.


A: Señor, quédate con nosotros.


Himno


Si posible, un canto que celebre a Dios, que por su cruz nos da la reconci­liación. Durante el canto, los portadores de los palos los vuelven a tomar y se los dan a miembros de la asamblea que representan a diversas comunidades cristianas como signo de comunión.

 

Bendición final


O: Cristianos de esta asamblea, hermanos y hermanas en la fe, nosotros que deseamos ser un signo de reconciliación por la fuerza de la cruz:


Que el Señor os bendiga y os guarde.

Que el Señor haga brillar su rostro sobre vosotros y os conceda su favor.

Que el Señor vuelva su mirada a vosotros y os conceda la paz.

 


Publicado por verdenaranja @ 23:49  | Espiritualidad
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Publicado en la revista "Como las Abejas", número 42 Noviembre - Diciembre 2008.


Hemos de tener personalidad. Que todo el mundo sepa con claridad, de qué parte estamos. No podemos ser hoy "fu" y mañana "fa", ni tampoco estar en una actitud de indecisión, con posturas oscuras o ambiguas, que se pueda deducir una doble interpretación o una doble vida, o una doble personalidad. Ni ser como los camaleones que cambian de color según las circunstancias. Son del grupo de "ni FU ni FA'. Hemos de tener una actitud clara y definida o somos Fu o somos FA. No es honrado ser un "cambio de chaqueta" según la circunstancia. Muchas veces por lo que hay detrás somos unos interesados. Hemos de ser honrados y tener una postura clara con todas las consecuencias.


¡Dios mío! Cuánto se ha hablado de la humildad y cuánto nos falta para ser humildes. "La humildad es andar en la verdad" decía Santa Teresa. Y verdad es reconocer que somos limitados, que no lo sabemos todo, que no lo podemos todo, que no somos necesarios; pero también es reconocer que tenemos unas cualidades que Dios nos ha dado, para que podamos ser útiles a los demás, que tenemos que responder de los dones que Dios nos ha dado y no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Hemos de ser conscientes y consecuentes de la misión que tenemos cada uno en el plan de Dios y luego todo lo que hagamos, hacerlo sin darle importancia, ni estar diciendo a todo el mundo lo que hemos hecho. ¿Qué tienes tú de bueno que no lo hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido de Dios, ¿porqué te la hechas, como si lo hubieras hecho tú? Original solamente es Dios; pero el mismo Dios nos dio la inteligencia para que le echemos cabeza a lo que hacemos y nos dio la voluntad para echar adelante en la misión encomendada.


Dios rechaza a los soberbios y ama a los humildes; pero también a todo el mundo le
caen mal los "enterados" "los que se lo saben todo", "los que se creen necesarios", "los que miran por debajo del hombro a los demás", "los que se rebajan de los que ellos creen que son menos importantes". El pedante, el que anda presumiendo, "de lo que sabe" y "de lo que dice que sabe", se hace odioso y cae antipático. A todos nos encanta la gente sencilla, y cuantas más cosas sepas, o cuantas más categorías, o más cualidades tengas, si encima eres sencillo, más te admira todo el mundo. Uno debe aceptar las limitaciones, los desprecios, las críticas, el desprestigio y aún las calumnias como algo permitido por Dios para limar nuestro orgullo, nuestra vanidad y nuestro egoísmo. No lamentemos nunca de que no se nos tenga en cuenta. ¡Qué más da! Dios lo sabe todo y eso basta. No protestar por las contrariedades. Mantenernos en un mismo estado de ánimo cuando va todo bien o cuando las cosas no salgan tan bien.

 

Jamás alabarnos nosotros mismos de lo que hacemos. Si a alguien se le ocurre reconocer nuestros méritos, pues, que lo haga y nosotros para no ponernos "tontos", hemos de decir para nuestros adentros, ¿Qué podía hacer yo? "Fue Dios". Cualquier otro en mi lugar y con la misma ayuda del Cielo haría el doble. No nos comparemos nunca con los que a lo mejor han hecho menos que nosotros. Primero no tenemos que compararnos con nadie, ni censurar o criticar lo que otros hicieron o dejaron de hacer. ¿Qué sabemos nosotros de los motivos que alguien tiene para hacer o dejar de hacer alguna actividad? Tú a lo tuyo y yo a lo mío y cada uno a lo suyo. Si queremos compararnos comparémonos con los gigantes que ha tenido la humanidad y entonces nos quedamos chiquitos. Compárate con la Madre Teresa de Calcuta, con el Santo Hermano Pedro, o con San Francisco de Asís, o San Juan Bosco, o San Agustín, etc. Cuánto hicieron "sin echársela de nada" y lamentando el no poder hacer más.

 


Publicado por verdenaranja @ 23:24  | Espiritualidad
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Carta 21 a la Hermana María del padre Antonio María Hernández del Hogar SAnta Rita del Puerto de la Cruz, publicada en la revista "Como las Abejas, número 42 - Noviembre/Diciembre 2008.

APROVECHAR EN LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES

 

Mi venerable hermana María: Paz y bien.


Me cuenta en su carta que va a realizar los ejercicios espirituales que cada año tiene organizados su comunidad y que le ayude un poco para aprovechar mejor ese tiempo.


Mi buena hermana, qué puedo yo enseñarle que usted no sepa.
Usted, como yo, llevamos muchos años haciendo los tradicionales ejercicios espirituales y creo que tenemos ya bastante experiencia. Lo que no se entiende es que después de tantos ejercicios de año y los retiros de cada mes ya no estemos en un grado tan alto de Santidad que "hasta nos despeguemos del suelo" en una gran contemplación. Lo malo
es, mi buena hermana, que nos conformemos con la "revisión del coche ", que no le cambiemos los frenos que están mal y reparemos todas las averías, y
luego tener cuidado, para que dure el arreglo.


Por otra parte, si usted pide unas palabritas, más pienso que desea reforzar un poco su experiencia y conocimiento. Sin más, pues, vamos los dos a adentrarnos en este maravilloso oficio, como lo es dedicar unos días, a revisar en profundidad nuestra vida espiritual. Conozco religiosos que me decían que los ejercicios son para él, prepararse para una confesión y que una vez que confiesa ya da por terminados los ejercicios.


Por eso, humildemente creo, que para hacer los ejercicios, lo primero y antes que nada, lo que debemos es querer hacerlos y sentir la necesidad de estar unos días desconectado de todo para centrarnos de lleno en analizar cómo va el rumbo de nuestra vida espiritual. Es esencial la disposición que tengamos y la intención que nos mueva a realizarlos. Tiene que pensar que Dios la quiere tanto que le da una nueva oportunidad y para ello, descienda a lo concreto, no se le vaya el tiempo en "teorías ", ni se vaya por las ramas. Se trata de aprovechar la gran misericordia de Dios que le da la oportunidad de " repasar ", de alguna manera su vida y saber que Dios le está llamando una vez más a reformar su vida. Ver qué virtud necesita practicar con más urgencia, qué pasión le está dominando en estos momentos, por dónde está atacándole el Diablo a través de las tentaciones, y qué vicio o pecado está cometiendo más a menudo. En esto sea exigente y clara con usted misma y no se engañe, no haga trampas ni enredos. Sea honrada consigo misma. Se trata de buscar la enfermedad y luego aplicarse a curarla, siguiendo rigurosamente el "tratamiento". Sea práctica y descienda a los detalles. Tome en serio su vida espiritual, su salvación eterna. No le importe lo que piensen de usted "los demás", sino lo que piensa Dios. Al pan, pan y al vino, vino".


Segunda disposición.- Tiene que estar convencida de que tiene necesidad de hacer estos ejercicios. No se trata, pues, de cumplir un trámite anual, y cumplir con lo mandado. Los Santos utilizaban algunos trucos para estar convencidos de que necesitaban retirarse y aislarse unos días, para avivar su amistad con Dios que puede estar muy deteriorada y no sea que en lugar de confiar en Dios, se convierta en una confianzuda y una abusadora de sus gracias. Piense en estos momentos que Dios, en breve, va a poner fin a su vida, y que se acabarán para usted todas las oportunidades. Intente verlo todo con ojos y pensamientos de moribundo. ¿Qué valor le da el moribundo a las cosas? ¿Y a las situaciones de su vida? Revise si tiene toda la documentación en regla, si no le falta nada, si realmente está preparada de tal manera para el viaje a la eternidad, que no le importe marcharse desde este mundo a la casa del Padre, al finalizar estos ejercicios, o en cualquier momento, porque sabe positivamente que va a tener el "okey", cuando toque en la Puerta del Cielo, y San Pedro le abra y la reciba con una sonrisa.


Tercera disposición.- Ha de ponerse en la presencia de Dios, y por supuesto, no aplazar jamás los ejercicios anuales, si está en sus manos y ya está resuelta a cambiar en serio el rumbo de su vida, si descubre que se ha ido desviando. Entre con el cuaderno en blanco y deje que Dios vaya escribiendo en él. No se aferre a sus caprichos o a pequeños vicios o defectos que ha ido adquiriendo por la fuerza de la repetición, que de tanto hacerlos ha terminado pensando que está bien lo que, en principio está mal. Decía la Madre Teresa de Calcuta: "Yo sólo soy un lápiz, Él es el que escribe". Tener el corazón dispuesto para hacer lo que Dios quiera, no lo que quiera usted. Sea humilde, hermana María, y no se empeñe en demostrar que tiene razón en lo que no la tiene. Déjese guiar. Para ello están sus superiores, su confesor o su director espiritual. No pretenda nunca "llevarles a su molino" y querer que le aconsejen lo que usted quiere que le aconsejen.


Cuarta disposición.- No sé, pero creo que usted si está de religiosa no es para ser "una del montón". Sería una gran pena. Para eso sería mejor haberse quedado en casa. Yo pienso convencido, hermana María, que ha entrado en la vida religiosa "libremente" y si ha llegado hasta aquí, no es por casualidad o por los avatares de la vida. Está sencilla y llanamente porque el buen Dios la ha elegido. Y no le dé más vueltas. Entonces es lógico que usted entre a los Ejercicios con ardientes deseos de ser Santa y revisar "Su amor primero", y quitarse de encima la tristeza, la pereza espiritual. Estar dispuesta desde el primer día a aprovechar el tiempo y ser totalmente fiel, a cada uno de los actos de los ejercicios, y a tomárselos bien en serio. Sabiendo que si usted no quiere, no hay nada que hacer. Por eso cuando hable con Dios, escriba en su cuaderno o libretita las ideas que el espíritu le vaya sugiriendo y vaya concretando propósitos. No pierda el tiempo. No sabe si tendrá una nueva oportunidad y, como decía Santo Tomás de Aquino, para ser Santo, lo que hace falta es decir convencida y sin dar marcha atrás: "Quiero ser Santa" y querer es poder.


Quinta disposición.- Que se entregue de lleno a hacer los ejercicios. Trate de aislarse de toda la actividad que llevaba realizando. Pida a Dios el poder desconectarse totalmente, que no es nada fácil y no se engañe a sí misma en sus tiempos libres o cuando esté sola en su habitación. Desconecte el móvil. Apáguelo durante estos días: "cierre las puertas de la calle, concéntrese, no escriba cartas particulares, ni se dedique a estudiar para aprovechar el tiempo. No vea la televisión, ni escuche la radio. Debe de quitar de su vida en estos días todo lo que le lleve a las distracciones. Lea sólo aquello que le ayude a reforzar las reflexiones que haga el director de los Ejercicios. Coja apuntes o escriba lo relacionado con los ejercicios o lo que el Señor le pueda inspirar en sus oraciones. Aproveche bien todos los momentos de los días de Ejercicios. El tiempo vuela y es lamentable que no lo aproveche. A lo mejor son los últimos ejercicios.


Todo esto son puras recomendaciones. Usted tiene una larga experiencia de que cuando menos se lo piense se acaban los famosos ejercicios espirituales y luego: "Hasta el próximo año", si Dios así lo quiere. Lo lógico es que sepa "a poco", y que quede con ganas; pero, si encima se cansa, y le parecen largos y, tiene ya deseos de que se acaben, he de decirle, mi buena hermana, que ésta es una muy mala señal, que su vida espiritual va en declive y le puede dar un buen disgusto. No se puede jugar con la gracia de Dios. Confieso que no debemos mirar los Ejercicios Espirituales del año, ni el retiro mensual como una obligación, o simplemente como algo que está mandado. Es horroroso pensar que usted pase por los Ejercicios, sin que los Santos Ejercicios Espirituales penetren hasta el fondo del alma en usted.

Es muy importante que usted sienta una total necesidad, a hacer los Ejercicios Espirituales como el sediento, corre a saciar su sed en aguas cristalinas.


Qué hacer durante los Ejercicios Espirituales.- Conviene que, antes de comenzar los Ejercicios, distribuya bien las horas de cada día de modo que después no pierda el tiempo en pensar cada día en cómo lo invertirá. Cuando el horario ya está puesto, controle bien su "tiempo libre", leyendo o escribiendo lo relacionado con los Ejercicios para que nada se pierda. Sin agobios, con serenidad, pidiendo  luz a Dios, porque este es un tiempo muy sagrado del cual Dios le pedirá cuentas si no lo emplea bien. Revise cuidadosamente, todas y cada una de las actividades en las que usted está metida, en su vida real, por si en algo deba rectificarla, seguirla o cambiarla. Siempre según la voluntad de Dios, manifestada a través de sus superiores.


Pida con toda la fe y humildad, al Padre Dios, a la Santísima Virgen, a todos los Santos, especialmente a los de su acostumbrada devoción y a su Santo Ángel, la gracia para aprovechar bien este tiempo bendito.


Desconfíe de usted misma y ponga toda la confianza en la ayuda de Dios y de todos estos abogados que antes le he nombrado. Esté en una actitud receptiva y como una esponja, para que el Señor le llene de su gracia. Vaya en actitud de aprender y como una pecadora, no como una Santa y jamás para pasar y entretener el tiempo. El tiempo de Ejercicios es tremendamente sagrado.


Intente, por todos los medios, recogerse interiormente, sabiendo que en la soledad y en el silencio es cuando Dios mejor se comunica con el hombre. Evite todo lo que pueda llevarle a la distracción, como la radio, la televisión, el móvil, los periódicos, las revistas, el estar hablando en el sagrado tiempo del silencio. Debe crear un ambiente de silencio alrededor y dentro de usted. El Señor se iba "a solas" a orar.

¡Ojo! ¡Alerta! Con nuestro común enemigo el Diablo, que buscará, por todos los medios sacar alguna tajada, y tratar de que usted pierda el tiempo y no lo aproveche en los Santos Ejercicios. Para eso sea, totalmente fiel a todos los actos, prescritos por el director de Ejercicios y siga puntualmente sus recomendaciones.


Debe concentrar su atención y su esfuerzo en meditar los puntos que le den, examine bien detenidamente su vida actual, revisando descarnadamente todas sus ocupaciones, y su vida de oración y el cumplimiento de las constituciones, la periodicidad de sus confesiones, la dirección espiritual, el examen de conciencia, los deberes emanados de la responsabilidad en la que la obediencia le ha colocado. En esto sea completamente honrada consigo misma. No ande con enredos, justificaciones, y no se vaya por las ramas. Vaya a la raíz de todos sus fallos, o de su frialdad espiritual, o de los pecados en los que más ha caído en este año. Sea rigurosa con usted misma, no ande desorganizada, "a lo que salga", o, como le decía antes, "a lo loco".


No se deje llevar de la tristeza, ni de la melancolía. Viva con esperanza. Ilusiónese de nuevo. Recuerde "su primer amor"; los mejores tiempos de su vida espiritual. No se canse, por favor. Tiene que luchar por salir nueva, llena de entusiasmo y optimismo y con más amor que nunca. No se aplatane, luche a la contra. Sienta verdadera rabia al pecado que es el culpable de todos sus desánimos. Piense que el odioso Diablo buscará cómo desanimarla, cansarla y que hasta se sienta incómoda con los Ejercicios. No se dedique a juzgar las charlas del que dirige los Ejercicios. Tenga fe y piense que Dios esta detrás de todo esto. La labor del Director de Ejercicios es de ayuda, de darle algunas pistas que usted puede seguir o no. Es usted con el Espíritu Santo quien hace los Ejercicios y no depende de la cultura, sabiduría o experiencia del que dé los Ejercicios, ni tampoco le eche la culpa a él si le van mal los Ejercicios. Es usted la sola culpable. No pierda el tiempo en reflexiones que no llevan a ninguna parte.


Por último. Conviene que prepare una buena confesión general del año o desde la última vez que la hizo o de toda la vida si nunca la ha hecho. Mire siempre al futuro, ha de ser práctica y realista en los propósitos, que han de ser concretos y prácticos, descendiendo al detalle, para no sólo cambiar el pasado, sino tratar de cambiar de su vida los malos hábitos adquiridos y los sustituya por virtudes también concretas, "con nombre y apellido". Y el Cielo será de los que perseveren hasta el final. Felices Ejercicios y que sean Santos en verdad.


Antonio María Hernández Hernández


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Nota de los Obispos de Andalucía ante el proceso de la muerte: Promover o permitir la muerte  de fecha 28 de Diciembre de 2008, fiesta de la Sagrada Familia.


La Iglesia, no cesa de proclamar el “Evangelio de la Vida”. Son innumerables las personas y las instituciones de la Iglesia dedicadas a los enfermos y ancianos necesitados del calor humano y de la asistencia necesaria hasta el último momento de la vida. Hoy como siempre, la Iglesia quiere llevar el amor y la misericordia a cuantos sufren y padecen una enfermedad incurable, viéndose paulatinamente abocados a un proceso irremisible e inminente de muerte natural.

I.- A favor de la muerte buena y digna

El sentido de la muerte se ilumina a la luz del destino trascendente del hombre, que la razón intuye planteando la pregunta por el sentido del dolor y de la muerte. La muerte y la resurrección de Jesús iluminan el sentido del dolor, desvelan la victoria definitiva de la vida sobre la muerte, llenando el corazón inquieto del hombre de esperanza.

Morir con dignidad es parte constitutiva del derecho a la vida y significa vivir humanamente la propia muerte. La muerte no es un fenómeno pasivo que ocurre en nosotros y frente al cual no podemos hacer nada. La muerte es un acto humano en el que la libertad puede intervenir de alguna manera. La muerte no es sólo un acto médico. Es además un acontecimiento personal y social.

La importancia y el significado de la muerte exigen una fundada reflexión, que la integre en el misterio de la vida y busque su dignidad en el marco de un humanismo que sea fiel a la verdad del ser humano. En este sentido, a la luz de la razón e iluminados por la fe, cumplimos el deber pastoral de recordar a los sacerdotes, a los católicos y cuantos quieran escuchar con la mejor voluntad la voz de la Iglesia, siempre en favor del hombre y de su dignidad. Con ello, deseamos contribuir al bien de las personas y de la sociedad ante el deber de promover la vida hasta su muerte natural y de recorrer el camino de la humanización del morir.

II.- Una luz antropológica

Cristo, en efecto, revela en su vida, muerte y resurrección el sentido y el misterio del ser humano y su dignidad, que ya la razón descubre en la inquietud permanente del corazón que aspira a la vida sin fin y la felicidad plena, orientando su vocación trascendente. La dignidad del hombre tiene su fundamento último en haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, su Creador (cf Gn 1,26-27). Por eso, la vida humana vale por sí misma.

Todo hombre representa una novedad, es único e irrepetible. La vida es un bien fundamental del hombre que no está a su disposición. La vida humana vale por sí misma, tiene una dignidad y un valor que le acompaña siempre. No es un objeto, es siempre un don del Creador.

El hombre es un ser relacional. La vida humana, además de su vertiente individual y personal, también tiene otra social de innegable trascendencia. Ninguna persona es totalmente autónoma. La vida humana no sólo es un bien personal, sino también un bien social, de tal forma que atentar contra la vida supone una ofensa a la justicia.

III.-Principios de humanización del proceso de la muerte

1.- La dignidad de la persona no se funda nunca en la calidad de vida ni en el bienestar de que pueda disfrutar, ni tampoco en su utilidad social, sino que reside en el propio ser y condición de la persona. La calidad de vida no se debe concebir en función de una propiedad o característica de la persona, ya que todas las vidas humanas tienen igual valor. Todas las personas son igualmente dignas y, dicha dignidad, la tienen a lo largo de toda su vida. La dignidad no se corresponde con la mera percepción subjetiva del valor que uno se pueda dar a sí mismo ni del valor que los demás puedan concederle, sino que se funda en el carácter personal del ser humano, que le dota de libertad y capacidad de juicio y decisión responsable para el bien y el mal, dando alcance moral a sus actos.

2.- La eutanasia entendida como una acción u omisión con la intención de anticipar la muerte, así como una opción voluntaria, consciente y libre de suicidio es una ofensa a la propia dignidad de la persona. El principio de autonomía nunca puede justificar la supresión de la vida propia o ajena. La autonomía exige la responsabilidad del individuo, que es libre para hacer el bien según la verdad de su existencia; ésta afirma que la vida la ha recibido como un don y no es dueño absoluto de la misma.

Se puede hablar de eutanasia activa y de eutanasia por omisión, según se trate de una intervención para anticipar la muerte (una inyección letal) o de la privación de una asistencia todavía válida y debida. La eutanasia pasiva no se puede confundir con la eutanasia por omisión, son realidades distintas. A veces es necesario ser pasivo, es decir, no llevar a cabo intervenciones desproporcionadas, pero no es lícito omitir los cuidados debidos. El rechazo de un tratamiento proporcionado, ordinario y eficaz, en nombre de la autonomía del paciente es siempre un atentado a la vida.

3.- Ante la cercanía de una muerte inevitable e inminente, es lícito tanto al enfermo como a sus deudos o personas responsables por parentesco o ley decidir en conciencia sobre la conveniencia de renunciar a terapias inútiles y desproporcionadas que aumentan el sufrimiento y sólo consiguen prolongar artificialmente una agonía sin esperanza. Se ha de procurar hacer disponibles las terapias proporcionadas sin utilizar ninguna forma de ensañamiento u obstinación terapéutica.

Dado que existe gran diferencia ética entre «provocar la muerte», que rechaza y niega la vida y «permitir la muerte inevitable», que, en cambio, acepta su fin natural, es ético, ante tratamientos fútiles e inútiles, limitar el esfuerzo terapéutico, que no se identifica con la eutanasia por omisión.

También se ha de tener claro que el enfermo en estado vegetativo, en espera de su recuperación o de su fin natural, tiene derecho a una asistencia sanitaria básica. La suministración de agua y alimento, incluso cuando hay que hacerlo por vías artificiales hay que considerarlo ordinario y proporcionado, salvo en casos excepcionales de incapacidad de asimilación que haría inútil su suministro.

4.- Tratamiento del dolor y cuidados paliativos. Es necesario instaurar terapias paliativas que tengan en cuenta el derecho de todo enfermo a no sufrir inútilmente. Por ello, hay que garantizar el tratamiento contra el dolor y los síntomas que acompañan a la enfermedad incurable. Asimismo, no es lícito moralmente privar al enfermo de una atención espiritual que le lleve a encontrar la serenidad y la paz que le ofrece la fe máxime, si el enfermo es una persona bautizada que en ningún momento ha renunciado explícitamente a los auxilios espirituales de la fe, lo que vale además para las personas que profesen otra religión.

Se debe tutelar la autonomía y el respeto de la dignidad, satisfaciendo el derecho a ser informado, a conocer la verdad y a participar en las decisiones que afecten a los cuidados que se le han de aplicar. En este contexto, reconocer el derecho del paciente a rehusar un determinado tratamiento, sin que ello pueda entenderse como derecho a atentar contra la propia vida con la asistencia del personal sanitario, ni a una arbitrariedad subjetiva, ni a convertir a los médicos en autómatas a las órdenes de los pacientes.

Finalmente, garantizar las formas de asistencia a domicilio, el apoyo psicológico y espiritual de los familiares y de los profesionales, que puedan transmitir la convicción de que cada momento de la vida y cada sufrimiento se pueden vivir con amor y son muy valiosos ante los hombres y ante Dios.

Conclusión

Estos principios que acabamos de recordar pertenecen al magisterio perenne de la Iglesia, expresado en documentos tan importantes como la Declaración sobre la eutanasia (1980), de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el documento del Consejo Pontificio «Cor unum» Cuestiones éticas relativas a los enfermos graves y a los moribundos (1981), la encíclica Evangelium Vitae (1995) del Papa Juan Pablo II, la Carta a los agentes sanitarios, del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud (1995) y la Declaración de la Conferencia Episcopal Española, La eutanasia es inmoral y antisocial (2008). Todas ellas responden a la misión que tiene encomendada la Iglesia de ser fiel al mandato de anunciar con fuerza el Evangelio de la vida, actualizando en la historia la mirada de amor de Dios al hombre, sobre todo cuando es débil y sufre.

28 de Diciembre de 2008

Festividad de la Sagrada Familia


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Lunes, 29 de diciembre de 2008

Texto  de las palabras en español dirigidas por el Santo Padre, Benedicto XVI, a las familias españolas que participaron en la Misa celebrada el domingo 28 de diciembre de 2008, festividad de la Sagrada Familia, en la Plaza de Colón:

“Dirijo ahora un cordial saludo a los participantes que se encuentran reunidos en Madrid en esta entrañable fiesta para orar por la familia y comprometerse a trabajar en favor de ella con fortaleza y esperanza. La familia es ciertamente una gracia de Dios, que deja traslucir lo que Él mismo es: Amor. Un amor enteramente gratuito, que sustenta la fidelidad sin límites, aún en los momentos de dificultad o abatimiento. Estas cualidades se encarnan de manera eminente en la Sagrada Familia, en la que Jesús vino al mundo y fue creciendo y llenándose de sabiduría, con los cuidados primorosos de María y la tutela fiel de San José. Queridas familias, no dejéis que el amor, la apertura a la vida y los lazos incomparables que unen vuestro hogar se desvirtúen. Pedídselo constantemente al Señor, orad juntos, para que vuestros propósitos sean iluminados por la fe y ensalzados por la gracia divina en el camino hacia la santidad. De este modo, con el gozo de vuestro compartir todo en el amor, daréis al mundo un hermoso testimonio de lo importante que es la familia para el ser humano y la sociedad. El Papa está a vuestro lado, pidiendo especialmente al Señor por quienes en cada familia tienen mayor necesidad de salud, trabajo, consuelo y compañía. En esta oración del Ángelus, os encomiendo a todos a nuestra Madre del cielo, la Santísima Virgen María”.


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Lectio Divina para el domingo Segundo de Navidad B propuesta por la Delegación de Liturgia de la Diócesis Nivariense.

 

4 de Enero de 2009

Domingo II después de Navidad

 

Lectura del Evangelio según San Juan: (1, 1-18)

 

          En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra de hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Este es de quien dije: el que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo”. Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia: porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: El Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

 

Palabra del Señor.

 

Lectio: ¿Qué dice el texto bíblico en su contexto?

 

El Prólogo del Evangelio de S. Juan es, con toda probabilidad, un antiguo himno cristiano que expresaba la fe de la comunidad en Cristo como Palabra eterna de Dios y su influencia en el desarrollo de la historia. El evangelista debió tomarlo, añadiendo los versículos referidos a Juan Bautista, probablemente con el fin de situar en su lugar correspondiente ésta figura, ante la excesiva importancia que los discípulos del Bautista tenían de él. Es por ello que la lectura litúrgica permite prescindir de dichos versículos, que hemos marcado entre corchetes.

“En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios”. (Jn 1, 1-2) La “personificación” que encontramos aquí de la Palabra corresponde con la tradición sapiencial judía, consolidada especialmente tras el exilio, cuando el peligro del politeísmo para Israel ya había pasado, y que dotaba a la Sabiduría de un carácter personal: “Yahweh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas. Desde la eternidad fui fundada, desde el principio, antes que la tierra.” (cfr. Pr 8, 22-23s). “La sabiduría hace su propio elogio (…) Yo salí de la boca del Altísimo y cubrí como niebla la tierra…” (cfr. Eclo 24, 1-3s). Los pasajes citados nos muestran que la idea de la existencia en Dios antes del mundo ya es un tema asentado en la literatura veterotestamentaria.

“Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho”. (Jn 1, 3) Ésta Palabra, por la que todo fue creado, es enviada al mundo para revelar los secretos de la voluntad divina y, terminada su misión, retorna a Dios: “Él envía a la tierra su mensaje, a toda prisa corre su palabra”. (cfr. Sal 147, 15s). “Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos a la tierra y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar (…) así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mi de vacío, sin que haya realizado (…) aquello a que la envié” (cfr. Is 55, 10-11). El propio evangelista nos transmite así la misión de Jesús “sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía…” (cfr. Jn 13, 3); “Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre” (cfr. Jn 16, 28).

          “Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció”. (Jn 1, 10) En el Evangelio el “mundo” designa unas veces el universo o la tierra, otras el género humano, otras el grupo de personas contrarias a Dios y persiguen a Cristo y sus discípulos. S. Juan contrapone “este mundo”, sometido al poder del mal, y “el mundo venidero” que aguardamos. De momento, los discípulos han de permanecer en el mundo sin ser del mundo: “Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí (…) Yo les he dado tu Palabra, y  el mundo les ha odiado (…) no te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo”. (cfr. Jn 17, 11.14-15)

“Y la Palabra de hizo carne, y acampó entre nosotros”. (Jn 1, 14a) La “carne” designa al ser humano en su condición débil y mortal. Pero S. Juan emplea aquí este término para subrayar el realismo de la venida del Hijo en la humanidad. Hay un salto entre aquella presencia invisible y temible de Dios en la antigua Alianza, y esta presencia personal y palpable de Dios entre los hombres, acaecida a través de la Encarnación de la Palabra.

“…y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad”. (Jn 1, 14b) La Gloria era la manifestación de la presencia de Dios, tal como se nos narra repetidamente en diversos pasajes del A.T.: “La gloria de Yahweh descansó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día, llamó Yahweh a Moisés de en medio de la nube”. (cfr. Is 24, 16). Así, en los escritos veterotestamentarios, ésta gloria expresa la majestad inaccesible y temible de Dios. La gloria llena la Tienda del encuentro durante la travesía del desierto, como luego tomará posesión del Templo de Salomón. Su resplandor era tan pavoroso que ningún mortal podía verlo: “…mi rostro no podrás verlo; porque no puede verme el hombre y seguir viviendo”. (cfr. Ex 33, 20). Pero, si en la antigua Alianza dicho resplandor se hallaba por entonces atenuado por la nube, ahora lo está por la humanidad de la Palabra Encarnada.

 

Meditatio: ¿Qué me dice Dios a mí a través de la lectura?

 

          El Prólogo de S. Juan es una síntesis de todo el misterio de Navidad en clave de meditación. Jesús-niño es la revelación de Dios, la verdad de Dios y del ser humano. El momento culminante de este pasaje, especialmente contemplado en este tiempo de Navidad, es el versículo: “Y la Palabra de hizo carne”, ya que contiene el hecho de la Encarnación, núcleo central de la Navidad: el Hijo de Dios se ha hecho hombre asumiendo la fragilidad de toda criatura.

          Jesús, Palabra encarnada, hace a dios visible y cercano para el ser humano, siendo su reflejo. De este modo, toda la historia y la realidad humana tienen vida por la Palabra, porque en Jesús todo encuentra significado. El evangelista trata de transmitirnos, como testigo privilegiado que es del hecho narrado,  el papel de Jesús como revelador y testigo veraz de Dios.

          Pero también la Navidad nos hace visible la manera en que se ha realizado la encarnación: ha elegido la vida del pobre y del derrotado para que nosotros pudiésemos vislumbrar el poder de Dios en su elección de la pobreza. ¿Me doy cuenta, al meditar estos días, de que Jesús quiere ser buscado, reconocido y acogido como pobre necesitado y sufriente? Con su nacimiento, además, nos ha hecho también el don de ser hijos; así, la Navidad de Jesús es también nuestra Navidad, la de nuestro renacer a una vida nueva. ¿Vivo así estos días que estoy celebrando con toda la Iglesia?

 

Oratio: ¿Qué me hace decirle a Dios esta lectura?

 

          Oh, Cristo, Palabra eterna que, siendo pronunciada por el Padre nos ha creado, y habiendo sido enviado al mundo nos redimiste. Concédenos la dicha de profundizar en la contemplación de estos misterios que en este tiempo de Navidad nos invita a meditar. Que seamos capaces de asumir en nuestra vida la Luz que nos ha traído Jesús y podamos desterrar las tinieblas que nos atenazan.

          Has venido a tu casa, y has padecido el dolor de no ser recibido entre los tuyos, Señor. ¡Cuántas veces también has venido a mí y yo no te he acogido! ¡Cuántas veces me he avergonzado de dar testimonio de ti delante de mis hermanos! Que yo quiera recibirte siempre, Señor, para llevarte a aquellos que hoy también siguen cerrándote las puertas.

          Tú has asumido nuestra carne, con todas sus debilidades excepto el pecado. Y desde esta pobreza has realizado nuestra Salvación. Quisiera asumir yo en mi vida, Señor, la convicción de que justamente a través de medios pobres es como se manifiesta tu Gloria; de este modo quiero vencer la tentación de malgastar fuerzas buscando los poderes de este mundo, pues tu mismo dices que “a cuantos te reciben, les das poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre”.

 

Contemplatio: Pistas para el encuentro con Dios y el compromiso.

 

En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.

Y la Palabra de hizo carne, y acampó entre nosotros.


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Lectio Divina para la Solemnidad de Santa María Madre de Dios propuesta por la Delegación de Liturgia de la Diócesis Nivariense.

1 de Enero de 2009 
Octava de Navidad: Solemnidad de Santa María Madre de Dios.

 

Lectura del Evangelio según San Lucas: (2, 16-21)

 

En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

          Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

 

          Palabra del Señor.

 

Lectio: ¿Qué dice el texto bíblico en su contexto?

 

          Éste texto continúa el pasaje que se ha proclamado en la misa de medianoche, Nochebuena, y que terminaba con el anuncio del ángel a los pastores del nacimiento de Jesús: “Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor”. (cfr. Lc 2, 11) Aquí les vemos salir corriendo en busca de la “señal” que el ángel les ha anunciado: “Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. (cfr. Lc 2, 12).

          En el comentario del pasaje de Nochebuena ya dijimos que Lucas presenta su relato del nacimiento de Jesús siguiendo los tres momentos del anuncio misionero: la narración del acontecimiento (el censo, y el nacimiento de Jesús en situación de pobreza, el anuncio hecho a los pastores (primeros testigos de la Salvación) y la acogida del anuncio (los pastores van a la gruta y encuentran a Jesús). Aquí estamos, pues, asistiendo al tercer momento en el que los pastores se dirigen inmediatamente a Belén y encuentran todo como les había sido anunciado.

          “…los pastores fueron corriendo…” (Lc 2, 16) expresa la premura ante el gozoso anuncio recibido. La Buena Nueva es de tal calado que no importa adentrarse en los peligros del camino a oscuras a una hora intempestiva. El pueblo de Dios que tanto ha anhelado la llegada del Mesías durante generaciones, sabe que asiste a un momento definitivo en su propia historia de Salvación.“Y encontraron (…) al Niño acostado en el pesebre”. (Lc 2, 16) Es el momento en del hallazgo y la experiencia humana y espiritual para el creyente que busca.

“Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño”. (Lc 2, 17) Es decir, tras haber encontrado, y habiéndose llenado con la experiencia vivida, el creyente se siente impulsado a dar un testimonio de vida. De éste testimonio nace  la reacción de asombro en los que habían escuchado el relato: “Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores”. (Lc 2, 18)

          “Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lc 2, 19). En la parte final del pasaje encontramos esta referencia a María, que le hace apropiado para la celebración litúrgica en que se lee. El texto nos presenta a la Virgen en permanente actitud contemplativa hacia los hechos narrados y atenta a las palabras de los pastores acerca de Jesús-niño.

“Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús”. (Lc 2, 21) Por el rito de la circuncisión el niño entra a formar parte del pueblo elegido, pues en el marco de la Alianza entre Yahweh y Abraham es cuando le ordena: “…Todos vuestros varones serán circuncidados (…) eso será la señal de la alianza entre yo y vosotros. A los ocho días será circuncidado entre vosotros todo varón, de generación en generación…” (cfr. Gn 17, 10-12).

 

 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a mí a través de la lectura?

 

          El pasaje del evangelio de San Lucas que venimos meditando se enmarca en los diversos motivos de festividad que confluyen en este día: es la Octava de Navidad, día en que Jesús fue circuncidado, recibiendo el nombre cuyo significado es “Yahweh salva”, hecho narrado en el último versículo de esta perícopa. Además, el calendario litúrgico ha unido a este día, por lo tanto, la fiesta dedicada al Santísimo nombre de Jesús, que anteriormente se celebraba al día siguiente.

          En éste día, además, se conmemora a la Santísima Virgen con el título que es fuente de cuantos se le atribuyen, Madre de Dios, de modo que las oraciones de la celebración Eucarística se presentan por mediación de María. Por último, al conmemorarse también el primer año del calendario civil, y desde hace algunos años se ha declarado como Día de oración por la paz, encontramos motivos también para concretar un compromiso palpable en este día a raíz de nuestra oración.

          La paz, shalom, es el don mesiánico por excelencia que Cristo resucitado trae a sus discípulos, es la salvación de los hombres y la reconciliación definitiva con Dios. Pero la paz también necesita encontrar su fundamento en las condiciones de verdad, de justicia, de amor y de libertad. Cristo viene a dar plenitud a la constante bendición de Dios en la antigua Alianza, ya que su misión abarca a toda la humanidad en un Plan de paz y fraternidad universales.

          La raíz de la paz, sin embargo, reside en el corazón de cada ser humano. ¿Estoy presto para acoger con prontitud, como los pastores de Belén, a Cristo Salvador con todas sus consecuencias en mi vida? Pero también es necesario tener la capacidad de ir meditando y ahondando en esta fe, como María, guardando en el corazón todas las maravillas que el Señor nos va revelando, tanto por medio de su Palabra, como por medio de los acontecimientos cotidianos. ¿Me esfuerzo en ir alcanzando este hábito?

         

Oratio: ¿Qué me hace decirle a Dios esta lectura?

 

          Oh, María, Reina de la Paz. Al comienzo de este año queremos orar por la paz del mundo, pero pedimos con el compromiso de esforzarnos por conocer los problemas que están de fondo en las graves divisiones que  afectan a tantos pueblos y naciones, sumiéndolos en la injusticia y falta de libertades.

          Ayúdanos con tu intercesión materna a mirar a nuestro mundo con los ojos compasivos con que tu Hijo nos enseñó a mirarlo, y estar más prontos para la misericordia que para la condena, más prestos a la indulgencia que a la crítica. Ayúdanos, asimismo, también para hacer nuestro corazón sensible ante la realidad con la que convivimos; que no caigamos en la indiferencia y la indolencia que nos lleva a la insensibilidad hacia lo que nos rodea.

          Tu, que guardabas y meditabas en el corazón la Buena Nueva recibida para toda la humanidad, haznos partícipes de esa virtud para no perder la capacidad de admiración ante las maravillas que Dios realiza cada día en los pequeños acontecimientos cotidianos. Que no nos dejemos vencer por las tinieblas de la injusticia y la violencia que amenazan a nuestro mundo, ya que ha venido a nosotros la Luz verdadera que ilumina a cada persona, y lo estamos celebrando en estos días festivos.

 

Contemplatio: Pistas para el encuentro con Dios y el compromiso.

 

Todos los que lo oían se admiraban.

María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído.

Le pusieron por nombre Jesús.


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28 de Diciembre de 2008         
Fiesta de la Sagrada Familia – Ciclo B

 

Lectura del Evangelio según San Lucas: (2, 22-40)

 

Cuando llegó el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarlo al Señor de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación (como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones").

        Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu Santo, fue al templo.

        Cuando entraban con el Niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 

- Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz; porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueblo, Israel.

        José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía del niño.

        Simeón los bendijo diciendo a María, su madre:

- Mira: Éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti una espada de traspasará el alma.

        Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana: de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.

        Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios lo acompañaba.

 

Palabra del Señor

 

Lectio: ¿Qué dice el texto bíblico en su contexto?

 

          Éste relato, ambientado en el Templo, lugar de la presencia de Dios, está lleno de referencias al A.T. y consta de cuatro partes: la presentación de la escena (Lc 2, 22-24), la profecía de Simeón (Lc 2, 25-35), el testimonio de la profetisa Ana (Lc 2, 36-38) y el retorno de la familia a Nazaret. (Lc 2, 39-40).

          “…llegó el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés”. (Lc 2, 22a). La Ley judía considera el parto, así como otros procesos orgánicos relacionados con la sexualidad, como una pérdida de vitalidad para la persona, que por medio de unos ritos debe restablecer su integridad y, con ello, su unión con Dios. (cfr. Nota de la Biblia de Jerusalén para Lv 12) Según la Ley: “…cuando una mujer conciba y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días… al octavo día será circuncidado el niño… peor ella permanecerá todavía treinta y tres días purificándose… No irá al santuario hasta cumplirse los días de su purificación” (cfr. Lv 12, 2-4). Lucas observa cuidadosamente que los padres de Jesús, como los de Juan, cumplieron todas las prescripciones de la Ley.

          “…llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarlo al Señor de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor”. (Lc 2, 22b) La presentación del niño en el Templo no era obligada, aunque también está recogida en la Ley, así como la consagración de los primogénitos, cuyo texto cita Lucas; “Conságrame todo primogénito, todo lo que abre el seno materno entre los israelitas. Ya sean hombres o animales, míos son todos” (cfr. Ex, 13, 2). Según los más antiguos códigos de Israel, los primogénitos pertenecen a Dios, los de los animales se ofrecen en sacrificio; los primogénitos del hombre son siempre rescatados: “…Rescatarás todos los primogénitos de tus hijos, y nadie se presentará ante mí con las manos vacías”. (cfr. Ex 34, 20)

“…y para entregar la oblación (…) "un par de tórtolas o dos pichones". (Lc 2, 24) Ésta era la ofrenda de los pobres, la Ley obliga a hacer la ofrenda, pero también prevé el caso de la familia sin medios: “Cuando sus recursos no alcancen para una res menor, presentará a Yahweh, como sacrificio de reparación por su pecado, dos tórtolas o dos pichones, uno como sacrificio por el pecado y otro en holocausto” (Lv 5, 7).

“…no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor”. (Lc 2, 26) En hebreo “el Mesías”, en griego “el Cristo”, éste título, aplicado por los Salmos a David y a su dinastía, se ha convertido en título por excelencia del futuro Rey, el Mesías, de quien David era el tipo, y que aquí Lucas se lo otorga a Jesús. “El Mesías del Señor” es, literalmente, aquel que el Señor ha ungido, ha consagrado, para una misión de salvación, como el rey de Israel; finalmente, el Mesías, que instaurará el reino de Dios.

“…luz para alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueblo, Israel”. (Lc 2, 32) El “Cántico de Simeón” (cfr. Lc 2, 29-32), llamado tradicionalmente Nunc Dimitis, según las palabras latinas de su comienzo en su uso litúrgico,  ha sido elaborado por el evangelista tomando como base, probablemente, los textos proféticos. Así el pasaje citado al comienzo de éste párrafo, parece corresponder con la siguiente profecía: “…Te voy a poner como luz de las gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra”. (cfr. Is 49, 6).

El tema de la luz es tratado en el N.T. siguiendo tres líneas principales: 1º Así como el sol ilumina el camino, así es “luz” todo el que ilumina el camino hacia Dios. 2º La luz es símbolo de la vida, la felicidad y la alegría; las tinieblas, símbolo de la muerte, la desgracia y las lágrimas; a las tinieblas del cautiverio se contrapone, pues, la luz de la liberación y de la salvación mesiánica, que alcanza incluso a las naciones paganas. (Éste sería el sentido del texto presente). 3º El dualismo luz-tinieblas viene a caracterizar los dos mundos opuestos del Bien y del Mal. (cfr. Nota de la Biblia de Jerusalén para Jn 8, 12).

“…será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti una espada de traspasará el alma” (Lc 2, 34b-35). El evangelista anticipa ya que ésta misión de ser luz irá acompañada de hostilidad y persecuciones por parte de su propio pueblo. María, con su Hijo, se hallará en medio de esa contradicción donde los corazones deberán manifestarse a favor o en contra de Jesús. El texto: “derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén  un espíritu de gracia y oración; y mirarán hacia mí. En cuanto a aquél a quien traspasaron, harán lamentación por él como lamentación por hijo único…” (cfr. Za 12, 10) parece inspirar esta profecía de Simeón; el evangelista Juan la citará para hablar de Jesús “traspasado” en la cruz.

Según la Ley, para garantizar la veracidad de un hecho se requiere la declaración de dos testigos; es así como, tras el testimonio de Simeón, Lc presenta a la profetisa Ana, la cual alaba al Señor por haber reconocido en Jesús al Mesías esperado, y difunde la noticia sobre él a cuantos viven abiertos a la Salvación. La conclusión: “El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios lo acompañaba”. (Lc 2, 40) nos presenta cómo Jesús asume una vida con todos los condicionantes de la  humanidad. Lo poco que se dice de la vida oculta de Jesús es suficiente para apreciar el ambiente en que vivía el Salvador: sus padres eran obedientes y fieles a la Ley, y Jesús crecía en sabiduría, lleno como estaba de los dones de gracia con que el Padre lo colmaba.

 

Meditatio: ¿Qué me dice Dios a mí a través de la lectura?

 

          En esta escena, Lucas presenta a la antigua Alianza dando paso a la nueva, reconociendo en Jesús-niño al Mesías doliente y Salvador universal. Los personajes que aparecen en éste pasaje, Simeón y Ana, representan al pueblo judío que, precisamente en el lugar más sagrado, el Templo, encuentra al que será la gloria de Israel y la luz para los paganos. Hacia él converge la esperanza de la antigua Alianza. Pero, según la profecía de Simeón, esto se cumplirá en Jesús solamente siguiendo inevitablemente el camino de la cruz.

          El marco litúrgico en el que leemos hoy este pasaje es en el de la Fiesta de la Sagrada Familia, celebrando que Dios ha querido que su Hijo participara de la institución familiar afirmando, de esta manera, su carácter sagrado. María y José entran en el Templo como pobres miembros del pueblo de Dios para ofrecer su primogénito al Señor y para la purificación de la madre, tal como mandaba la Ley. Sin embargo, el Espíritu Santo inspira a otros dos sencillos miembros de éste pueblo para que proclamen que la antigua Promesa que esperaba Israel se ha cumplido: Jesús es el Mesías esperado.

          Sin embargo, Jesús, proclamado el Mesías en el Templo, aún deberá permanecer en el seno de su familia durante muchos años, para irse formando como cualquier ser humano, para aprender las tradiciones y la sabiduría de su pueblo y para ir ahondando en el propio conocimiento de su Misión. Contemplando a Jesús, María y José, la Sagrada Familia de Nazaret, hoy podemos dar gracias por la vida y la fe, recibida gratuitamente de Dios a través de la propia familia.

          Jesús ha nacido en una familia como la nuestra, con sus problemas y dificultades, con sus alegrías y esperanzas: ¿Le pido hoy que Él mismo enseñe a las familias las virtudes que brillaron en la casa de Nazaret: el amor, la laboriosidad, la unión, la justicia, la oración, etc.? Cada familia debiera ser escuela de ayuda mutua, de perdón y reconciliación. Y también, en este tiempo en que nos aturden los excesos del consumo: ¿pido y soy solidario con las familias más pobres, marginadas y necesitadas?.

 

Oratio: ¿Qué me hace decirle a Dios esta lectura?

 

          Sagrada familia de Nazaret, que vivisteis la experiencia de asumir la Salvación de Dios en la sencillez y pobreza de un hogar, concede a nuestra familia la capacidad de ser también instrumento para que la Salvación de Dios alcance hasta los confines de la Tierra. Ayudadnos a estar abiertos a la vida que viene del Padre-Dios, a imitar la entereza del Hijo para afrontar los momentos de cruz con entereza, y a estar atentos al Espíritu Santo, para actuar en todo momento según sus inspiraciones.

          Concedednos ser pobres de espíritu, sencillos como Simeón y Ana, pero también estar atentos para saber descubrir el paso de Dios por nuestras vidas, como ellos lo hicieron. Concedednos valentía para dar testimonio de la Salvación que Jesús trae a todas las naciones, luz para los pueblos.

          Os pedimos, en fin, Jesús, José y María, saber llevar una vida digna, creciendo en la verdadera sabiduría, en estatura moral y en gracia divina. Ten en cuenta a tantas familias como sufren en el mundo, la injusticia y la pobreza, pero también aquellas que padecen la desunión, las rupturas y la tentación que hace sentirse dueños de la vida, envés de humildes administradores de ella.

                   

Contemplatio: Pistas para el encuentro con Dios y el compromiso.

         

                   Impulsado por el Espíritu Santo, fue…

Mis ojos han visto al Salvador: luz para alumbrar a las naciones.

¡Lléname de sabiduría y de gracia ante ti, Dios mío!


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DOMINGO 2 DESPUÉS DE NAVIDAD
4 de enero de 2009


El Señor esté con vosotros.


Hemos empezado un nuevo año, y aquí estamos otra vez, reunidos para celebrar la Eucaristía del domingo. En medio de la alegría y quizá también el agobio de las fiestas de Navidad, hoy es un día pacífico, que nos invita a meditar con sencillez el misterio de aquel niño que ha nacido en Belén.

El Hijo de Dios, el Dios hecho hombre, ha venido a vivir nuestra misma vida. Su palabra, su amor fiel hasta la muerte, es luz para todos. Seguirle a él, intentar vivir como él, es el camino de la felici­dad.


A. penitencial: En silencio, pidamos al Señor que nos acompañe hoy y siempre.


Tú, Luz que brilla en la tiniebla. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, Palabra eterna del Padre.
CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, carne de nuestra carne. SEÑOR, TEN PIEDAD.


1. lectura (Eclesiástico 24,1-2.8-12): La primera lectura de este domingo es un escrito poético de un sabio del Antiguo Testamento. La lectura imagina a la sabiduría de Dios como si fuese una persona, que explica sus obras de salvación y de vida en medio del pueblo elegido. Nosotros, los cristianos, vemos en esta Sabi­duría un anuncio de Jesucristo, que nos ha mostrado la vida y el amor de Dios.


2. lectura (Efesios 1,3-6.15-18): La segunda lectura es una gozosa acción de gracias por todo lo que hemos recibido de Jesucristo. Escuchémosla con alegría.

Antes del aleluya (ev.: Juan 1,1-8): Preparémonos ahora para la proclamación del evangelio. Escucharemos un texto muy conocido, que nos invita a contemplar a Jesús, que es la Palabra hecha carne, la luz y la vida para todos. Recibámoslo con el canto del aleluya.


Oración universal: Jesús es nuestro camino hacia el Padre. Aquel niño de Belén nos abrirá, con su vida y su muerte, las puertas de la esperanza. Por eso ahora, con la esperanza que Jesús nos da, oremos a nuestro Dios diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.


Por los cristianos y cristianas de todo el mundo. Para que con nuestra vida y nuestra palabra, demos buen testimonio del evangelio de Jesucristo. OREMOS:


Por todas las naciones de la tierra. Para que en todas arraigue la justicia y la concordia, y todo el mundo pueda tener lo necesario para vivir. OREMOS:


Por los que viven el dolor de la muerte de algún ser querido. Para que encuentren fortaleza y compañía para salir adelante. OREMOS:


Por los que no creen en Jesucristo. Para que el Espíritu de Dios les ilumine para seguir los caminos del amor.
OREMOS:


Por ...
OREMOS:


Por nosotros. Para que estas fiestas de Navidad nos ayuden a tener un espíritu más abierto y generoso.

OREMOS:


Escucha, Padre, nuestras plegarias. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, nuestro hermano, que vive y reina por los siglos de los siglos.


Padrenuestro: Unidos a Jesús, llenos de su Espíritu, nos atrevemos a decir:


Invitación a la comunión: La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros. Este es Jesús, el Mesías, el Señor, el Salvador. Dichosos los invitados a la cena del Señor.

CPL


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Domingo, 28 de diciembre de 2008

Mensaje navideño de la Conferencia Episcopal de Australia, firmado por el Presidente del episcopado, Su Exc. Mons. Philip Wilson, Arzobispo de Adelaide.

 

Mensaje de Navidad

Arzobispo Philip Wilson, Presidente de ACBC

18 de Diciembre de 2008


Uno de los aspectos interesantes de la crisis económica mundial es cómo parece haber sorprendido a tantas personas, incluyendo a los expertos en economía, por su envergadura y escala. Día tras día, páginas de periódicos y horas de programas se dedican al análisis de lo que estuvo incorrecto y cómo puede ser rectificado. Todos nosotros, desde el Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos hasta la persona de la calle, estamos intentando dar sentido a todo ello.

 

Una cosa que sabemos de esta crisis es que nos afecta a todos por diversas vías. A medida que las reservas quiebran, negocios e industrias fracasan, los gobiernos buscan responder y los individuos y familias intensifican el control del dinero para prepararse para lo que parece una carretera hacia delante llena de baches. Muchas personas han observado que el fondo de los ahorros de su jubilación se ha roto, otras  han tenido los ahorros guardados por instituciones financieras e, incluso cayendo el tipo de interés, las familias están manteniendo una mirada cautelosa sobre la seguridad de su trabajo y los compromisos de su hipoteca.

 

Los proveedores de caritas y servicio social están también sintiéndolo. Un informe reciente de Economía de Acceso para Servicios Sociales Católicos de Australia, Anglicare Australia, el Ejército de Salvación y Cuidado Unido de Australia examinó el impacto de la crisis financiera global en los servicios sociales. Encontró que la crisis tendrá un impacto agudo sobre los miembros más desfavorecidos de la sociedad,  además de presionar a números crecientes de asalariados de ingresos bajos y medios a buscar los servicios de las ya debilitadas agencias de bienestar. El informe dice que con el desempleo que se espera  aumente el próximo año, los servicios más inmediatamente afectados por las condiciones económicas deterioradas incluyen: trabajo, casa, asesoramiento financiero y general y ayuda de emergencia.

 

Y de esta manera  esta Navidad, prevalece un sentimiento general de incertidumbre. Quizá más que nunca, todos estemos buscando las bendiciones tradicionales de la temporada Navideña – alegría, paz y buena voluntad a todas las personas. Mucha de la ansiedad que podemos sentir acerca de la crisis económica global proviene porque sabemos que no podemos controlarla. Las decisiones que se tomen para  tratar esta situación global se harán por otros, pero afectarán a nuestras vidas .Esta Navidad, los cristianos por todo el mundo sacarán fuerza del conocimiento que lejos de ser un diente anónimo en la maquinaria económica, cada ser humano es precioso, habiendo sido creado individualmente, conocido, y amado por Dios. De hecho, Dios nos ama tanto que él llegó  a ser humano. Y cuando Dios llegó a ser humano no nació en  una situación de riqueza o prestigio. No ganó millones de bonificaciones en hipotecas de riesgo elevado o en industria de cuentas de fondo de su día. Jesucristo nació de una humilde doncella en un establo y criado por un carpintero. Y aún a pesar de estos principios humildes, Jesucristo tuvo un impacto profundo en el mundo y continúa estando presente en las vidas de las personas hoy día.

 

Esta Navidad, pido que todas las personas de buena voluntad den una mirada nueva al Niño-Cristo. Cuando recibimos a Cristo en nuestros corazones y en nuestras vidas, empezamos a tener sentido de las cosas que suceden en torno nuestro. Esperanza, alegría y paz empiezan a tomar los márgenes de nuestra ansiedad y medo, y la buena voluntad y generosidad para nuestro prójimo en necesidad sin duda fluirán.


Que la esperanza, la paz y la alegría de Navidad están con todos vosotros.

 

(Traducción particular no ofical dese el inglés)


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Comentario a las lecturas del domingo de la Sagrada Familia – B publicao en Diario de Avisos el domingo 28 de Diciembre de 2008 bajo el epígrafe “el domingo, fiesta de los cristianos”.

 

Uno para todos y...

 

DANIEL PADILLA

 

Uno para todos y todos para uno". Ese era el juramen­to de lealtad que se hacían "los tres mosqueteros" en la famosa novela de Dumas. Y, en todas sus aventuras, allá estaban como una piña. Ayudándose y al quite.

 

Pero, muchos siglos antes, hubo "otros tres mosqueteros" que, en los mil episodios de su aventura humano-divi­na, practicaron ese lema con todas sus consecuencias. (Y que Dios me perdone la osadía de la comparación, porque me estoy refiriendo a la Sagrada Familia).

 

Hoy andamos todos preocupados con el tema "familia". Unos, la condenan hasta pedir su muerte. Otros, la exaltan hasta el infinito. Los primeros dicen que la familia es la que crea, ya en embrión, las alienaciones, esclavitudes, discrimi­naciones y ansias de poder o mando del futuro hombre. Los segundos, propugnan un modelo de familia único, invaria­ble, tradicional, válido para todas las épocas, en el cual si­gan imperando las costumbres y modus vivendi del pasado.

 

¿Qué pretende la Iglesia, cuando, apenas nacido el Niño, quiere que miremos a la Familia Sagrada, a la familia de Na­zaret?

 

Creo, amigos, que siempre hay que distinguir el "fondo" de la "forma".  No hace falta ser perito en sociologías y an­tropologías para saber que, por simple evolución de la historia, la familia ha ido transformándose en cuanto a su "forma". Primero, existieron los "clanes", formados por víncu­los de consanguinidad. Después vinieron las familias de "no consanguíneos" pero en régimen de clan. Con la revolución burguesa, la pareja con sus hijos busca autonomía fuera del clan, aunque sigue siendo fuertemente patriarcal y numerosa. La revolución industrial trajo una familia nuclear urbana, menos numerosa y más dependiente de la sociedad.

 

Finalmente, hoy, la familia se ha hecho pluriforme y movida, con la paulatina promoción de la mujer, las libres op­ciones de los hijos al trabajo, el estudio y las diversiones, con el consiguiente vaivén de horarios y estilos. Es decir, ha sido la "forma" de la familia, su realización cultural, la que ha evolucionado.

 

Pero la Iglesia, al hablarnos de la Sagrada Familia, no quiere proponemos un modelo antropológico determinado: la de los tiempos de Jesús, María y José. Sino el "clima" que en ella reinaba, el secreto y la fórmula de su funcionamien­to perfecto. Fórmula y secreto que no es otro que el "uno pa­ra todos y todos para uno". Slogan que tiene dos interpretaciones que se complementan.    

 

Una. Cada uno ha de pensar en, hablar con, y trabajar para todos. ¡Qué conmovedor resulta ver a María, que, unida a José, estaba pendiente del niño: "Tu padre y yo, con dolor, te buscábamos"! ¡Qué hermoso contemplar a José desvelado por María y Jesús: "Tomó al Niño y a su madre"...! ¡Qué

estremecedor el vivir de Jesús de Nazaret: "Bajó a Nazaret y les estaba sumiso"!

 

Mucho me temo que los componentes de la familia de hoy no estamos en ese "uno para todos", sino en "vivir cada uno su vida". Y eso, amigos, se llama "egoísmo". Y el "ego" es el que engendra todo lo que mina la familia: el autorita­rismo, el divorcio, la infidelidad, el aborto...

 

Y dos. Hemos de trabajar "todos para uno". Así con mayúscula. No es mala cosa eso de vivir el propio rol fami­liar -padre, madre o hijo- como el mejor modo de "dar glo­ria a Dios". Ya que Él no ha querido otra cosa que salvarnos a todos: "Uno para todos".


¿Verdad que, así explicadas las cosas, me perdonarán que me haya acordado de "los tres mosqueteros", al hablar de la Sagrada Familia?


Publicado por verdenaranja @ 21:56  | Espiritualidad
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S?bado, 27 de diciembre de 2008

Alfonso Aguiló

www.interrogantes.net

 

Vivir es parecido a escribir una novela. En la novela, el autor va, frase a frase, perfilando los personajes, el argumento, el estilo; y en cada instante tiene que decidir la palabra que escribe a continuación, que sin duda viene condicionada por todas las que ha escrito antes. En la construcción de la propia vida, hay también un constante encuentro entre la inercia de todo lo que ha habido anteriormente y el empeño por conducir lo que viene después.


        Igual que el lenguaje al novelista, la naturaleza impone a nuestra vida unas reglas y unas estructuras que hemos de aceptar. Pero si nos limitáramos a seguir sin más sus rutinas, caeríamos en un automatismo acartonado. Mantener un buen estilo –tanto en el escribir como en el vivir– es siempre un equilibrio entre aceptar lo que nos viene dado y al tiempo aportar creatividad personal.


        — Pero a veces nos sentimos poco autores de nuestra propia biografía, y vemos nuestra vida muy determinada por el azar, por los impulsos del propio temperamento, o por las circunstancias de nuestro entorno y tantas coyunturas impuestas que dejan poco sitio a nuestra libertad personal.


        Reconocerse como autor de la propia vida, aunque a veces el determinismo o el azar parezcan querer guiarnos como a una marioneta, es algo asequible. Sólo los humanos podemos (siempre relativamente, desde luego) romper con las supuestas fatalidades de nuestro origen y nuestro entorno, en vez de resignarnos sumisamente a ellas. Podemos compensar las deficiencias de nacimiento con elecciones propias que nos eleven por encima de lo rutinariamente previsible. Por eso se ha dicho que la educación es, en cierto modo, un intento de rescatar al hombre de la fatalidad zoológica o de la limitación agobiante de la mera experiencia personal, para impulsarle por un camino de libertad plenamente humana.


        Es preciso poner esfuerzo en sacudirse la inercia, mantener a pulso la libertad, nadar contracorriente siempre que haga falta, y reírse de lo que deba uno reírse pero tomarse muy en serio las cosas serias. El ser humano puede elegir lo que quiere aprender, adquirir voluntariamente determinadas capacidades, intervenir en el flujo de información que le llega, decidir sobre su comportamiento: en definitiva, puede decidir cómo quiere ser.


Cuando se es joven, generalmente se piensa poco en esto. Pero cuando pasan los años, es más fácil ver que el camino recorrido es como una senda llena de bifurcaciones, de flechas que señalan direcciones diferentes. Tomamos algunos de esos desvíos casi sin darnos cuenta, otros ni siquiera los vimos, y tampoco sabemos bien adónde nos habrían llevado esos otros que dejamos de lado, si a un sitio mejor o peor, aunque muchas veces es fácil de imaginar. Cada vez que llegamos a un desvío, en la decisión de pasar de largo o tomarlo, a menudo está en juego mucho.


        La vida se desarrolla entre una sucesión de continuas decisiones.


        No se trata de añorar las posibilidades de cada camino lateral que dejamos de tomar, pero sí de avanzar por nuestro camino con los ojos bien abiertos, para no equivocarnos.


        Podríamos concluir, con Schumacher, que el futuro está siempre haciéndose, pero que se hace principalmente con el material ya existente. Nuestro porvenir está vertebrado por esa fuerza misteriosa y rebelde que es la libertad creadora del hombre.


        El futuro no es inexorable, el futuro está entretejido de libertad.


NOVEDADES FLUVIUM


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Día 28 de Diciembre
Fiesta: La Sagrada Familia: Jesús, María y José

 

 

Familiares de Dios

 

 

En este domingo, el siguiente a la Navidad, celebra la Iglesia la fiesta de la Sagrada Familia. Pensamos en oración en la Familia de Jesús, María y José, que es modelo de toda familia. Por eso, trataremos de evocar, si los hemos olvidado, los momentos de convivencia entre ellos que los Evangelios nos transmiten, desde que contemplamos a María desposada con José hasta que la vemos al pie de la Cruz, acompañando a Jesús en el momento de la muerte.


        En estos días, inmediatamente posteriores a la Navidad, nos imaginamos fácilmente Jesús Niño. ¡Qué fácil es tratar con los niños! No hacen falta presentaciones retóricas, ni solicitar audiencia previamente. Es mejor un lenguaje claro y sencillo a la vez. Conviene hacerse a su mentalidad, hacerse un poco niños, pero tomarlos en serio: quien entiende mejor a un niño y quien mejor se hace entender por él, es otro niño.


        No es difícil ser niños, nada les cuesta a los pequeños, pero es preciso librarse del afán de sobresalir, de quedar bien, tan típico a veces de los mayores, y que nada les importa, en cambio, a los que tienen pocos años.
Pertenecemos a la familia de Dios, y delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más chico que, delante de ti, un pequeño de dos años.
Y, además de niño, eres hijo de Dios. —No lo olvides. Esto nos recordaba san Josemaría: que somos hijos de Dios por el Bautismo. Y como queremos ser buenos hijos, debemos hacernos como niños siguiendo el consejo del Señor: En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos. Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y ya sabemos que la humildad está en el reconocimiento de nuestra condición limitada, de nuestra fragilidad, de sabernos necesitados de ayuda: así son los niños, se sienten débiles y, a pesar de todo seguros, porque saben que cuentan con la fortaleza y la protección de todos en su familia, especialmente de sus padres.


        Por eso, al agradecer a nuestro Señor que nos haya querido de su Familia, hijos suyos, le pedimos nos conceda la virtud de la humildad que nos hace niños sencillos. Nada nos costará así pedirle la ayuda que, como buen Padre, nos quiere prestar para que le amemos más cada día para nuestro bien. Podremos reconocer así nuestros errores y, arrepentidos, pedirle perdón y rectifcar; para lograr esos objetivos que son su Voluntad y nos desarrollan en su presencia, de paso que nos hacen más aptos, más adultos cristianos a su servicio. Con esa sencillez querremos pedirle, con infantil desparpajo, tantas cosas buenas que nos ilusionan y le agradan.


        Ser pequeño: las grandes audacias son siempre de los niños. —¿Quién pide... la luna? —¿Quién no repara en peligros para conseguir su deseo?
"Poned" en un niño "así", mucha gracia de Dios, el deseo de hacer su Voluntad (de Dios), mucho amor a Jesús, toda la ciencia humana que su capacidad le permita adquirir... y tendréis retratado el carácter de los apóstoles de ahora, tal como indudablemente Dios los quiere.


        Estas palabras, también de san Josemaría, describen el que puede ser nuestro tono habitual con Dios. Podemos ser, debemos ser y sentirnos, hijos pequeños de nuestro Padre Dios, que no tienen medida y piden la luna, confiados en su Padre y en Santa María, su Madre. Así nos quiere Dios. No olvidemos que Jesucristo reprocha la poca fe y la poca audacia para pedir: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y todo el que busca, encuentra; y al que llama se le abrirá. O ¿quién hay entre vosotros, al que si su hijo pide un pan le da una piedra? ¿O si le pide un pez le da una culebra? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los Cielos dará cosas buenas a quienes le pidan?


        Cada uno nos reconocemos con muchos defectos y débiles, pero nuestro Padre Dios es Todopoderoso e inmensamente bueno. No pensemos que es como nosotros, pues quiere mostrar con sus hijos los hombres su santidad y su poder. No queramos ser con Dios como los mayores en sus negocios terrenos, que primero calculan las dificultades, los riesgos, las posibilidades..., para luego decidir. Si somos niños, sólo pensaremos que es nuestro Padre Dios quien nos espera con amor, y que siempre está a favor nuestro.


        Y no olvidemos a nuestra Madre, que sabrá meternos cada día más en nuestra verdadera Familia sobrenatural, para la que hemos nacido en la familia humana de nuestros padres y hermanos. Ella, con suavidad de Madre, nos hará más próximo, si se lo pedimos, el corazón de Dios.


NOVEDADES FLUVIUM


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Viernes, 26 de diciembre de 2008

Documento conclusivo de los Obispos europeos y africanos publicado al final del Seminario promovido por el Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) y por el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM).

 

 

MENSAJE FINAL DEL SEMINARIO DE LA SECAM-CCEE

La Migración como una nueva oportunidad para la evangelización

y solidaridad

 

Liverpool, UK, 19-23 de Noviembre de 2008

 

1. Nosotros, treinta y un Obispos, Arzobispos y Cardenales, representantes de Europa y de África convocados por el Consejo de las Conferencias de Obispos Europeos (CCEE) y el Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), han estado reuniéndose aquí en la Archidiócesis de Liverpool, en el Reino Unido, desde el 19 al 23 de Noviembre de 2008, sobre el tema  “Fui extranjero y me recibisteis (Mt 25, 35): La Migración como un nuevo momento de evangelización y solidaridad.

 

Después de nuestro primer encuentro de planificación en Roma en 2004, esta es la segunda Conferencia Afro-Europea que hemos tenido, sobre el tema. Comunión y solidaridad entre África y Europa. Sigue a la primera Conferencia tenida el pasado año en Elmina, Ghana, sobre: “Conozco el sufrimiento de mi pueblo” (Ex 3, 7): Esclavitud y nuevas formas de esclavitud”.

 

Con la ayuda de expertos en nuestro tema así como los participantes de algunas agencias de la  Iglesia, y representantes particularmente de la Santa Sede, a saber de los Consejos Pontificios para la Atención Pastoral de Migrantes y Personas Itinerantes y Cor Unum, hemos estudiado y discutido en profundidad el tema de este seminario de la  CCEE-SECAM y hemos compartido experiencias de diócesis y conferencias Episcopales de Europa y África.

 

Después de haber traído nuestras sesiones de estudio hasta el final, no podemos sino dar gracias al Arzobispo de Liverpool, junto con su Curia, Clero, Religiosos y Laicos, que han hecho nuestra estancia y seminario aquí una tan maravillosa experiencia de Iglesia en comunión y solidaridad. En verdad, nos hemos sentido ser una Iglesia – la familia de Dios.

 

Por la presente enviamos este mensaje a todos nuestros hermanos Obispos y agentes de pastoral de la Iglesia en África y Europa, e incluso al mundo entero.

 

2. La Migración, a saber el movimiento de personas de un lugar a otro para vivir temporal o permanentemente, es en este momento un fenómeno mundial, que clama por una atención pastoral creciente de la Iglesia y de sus pastores. Este fenómeno mundial abarca a personas de diversas categorías, tales como los trabajadores migrantes y sus familias, estudiantes, refugiados, buscadores de asilo, personas desplazadas interiormente, personas apátridas, víctimas del tráfico humano, particularmente mujeres y niños, y otros.

 

Nuestro punto de mira durante este segundo seminario  de CCEE-SECAM ha sido especialmente cómo este complejo fenómeno afecta en el presente y involucra a personas de África y Europa, y qué retos pastorales plantea para la Iglesia en nuestros dos continentes.

 

3. Hemos llegado a la convicción que existe la necesidad de estudiar seriamente y aplicar a conciencia las enseñanzas de la Iglesia sobre este fenómeno,  importante entre la que está la más reciente Instrucción “Erga Migrantes Caritas Christi” de 2004, “Pastoralis migratorum cura” del Papa Pablo VI (1069), “Exul Familia…” del Papa Pío XII (1952) y “Deus caritas est” del Papa Benedicto XVI (2006).

 

4. Desde estos documentos de la Iglesia y las diversas experiencias presentadas en este seminario, nos agradaría afirmar que el extranjero no es para ser visto como una amenaza o un problema, sino más bien para ser visto, según la visión de las Sagradas Escrituras y de las enseñanzas de la Iglesia, como el migrante o refugiado quien debería ser acogido sobre todo como un hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza, y por tanto poseyendo la dignidad inalienable y derechos que la Iglesia debe promover y defender a toda costa. En segundo lugar, el migrante es también salvado por la sangre del Salvador Jesucristo, y por tanto es heredero del reino de Dios. Además, él/ella no es sólo alguien, sino en verdad  un hermano/hermana en el Señor Jesucristo.

 

Estamos también convencidos que el migrante es de hecho una ocasión de gracia de Dios y él/ella trae con él/ella una nueva riqueza de cultura, espiritualidad, intelecto e información, creatividad y todavía más de humanidad. Ninguna sorpresa es que Jesucristo imponga a todos, como nuestro tema para este seminario poderosamente establece, “Fui forastero y me acogiste” (Mt. 25, 35). Por tanto debemos acoger al extranjero, el migrante como un camino para servir a Cristo, el Salvador de la humanidad, porque se nos ha dicho “cualquier cosa que hagáis a los más pequeños de mis hermanos, eso me lo hacéis a mí” (Mt 25, 40). De verdad, Cristo pide nuestro amor para el migrante como nuestro Santo padre Benedicto XVI exhorta en Deus caritas est (20, 31ss).

 

5. Por tanto decidimos llegar a mayor conciencia de la presencia de migrantes de cualquier categoría y de su situación difícil en nuestras diócesis y jurisdicciones de Iglesia. Apelamos a todas las conferencias Episcopales en África y en Europa a establecer, donde no existan, instituciones adecuadas para el estudio de los migrantes, y especialmente para acogerlos y darles cuidado pastoral. Como una prioridad, se debe dar atención al fenómeno de las personas itinerantes, especialmente concentrándose en la situación de refugiados, trabajadores migrantes, mujeres y estudiantes, que muchas veces son los más vulnerables.

 

6. Pedimos también a las conferencias episcopales regionales a estar involucradas con mucho interés en este ministerio, toda ves que los migrantes se mueven, voluntariamente o de otra manera, cruzando fronteras, buscando soluciones a los problemas de su vida, ya sean sociales, políticas, económicas, culturales, religiosas, o espirituales.

 

7. Recomendamos que  se designen sacerdotes competentes, diáconos y agentes de pastoral en los diversos niveles (e.g. capellanía, parroquial, diocesano, regional, nacional, etc.,) para el cuidado pastoral de los migrantes, con especial atención a las mujeres, niños y estudiantes que son los más fácilmente explotados por personas y cárteles sin escrúpulos, que los hacen víctimas de prácticas inmorales, camellos de drogas, y bandas de crimen.

 

8. Las conferencias episcopales nacionales y regionales deberían dar prioridad al estudio de este fenómeno de migración, para encontrar soluciones a las causas raíz de lo que hace a una persona un migrante, especialmente el movimiento de refugiados, exilados, buscadores de asilo, personas sin patria, etc. Desde África a Europa. En este estudio, también, se debería poner atención a los derechos humanos y a la dignidad social de estas personas, que son nuestros hermanos y hermanas, así como a sus familias, a su identidad y herencia cultural,  que no debería estar comprometida en ningún sentido. Además, los migrantes deberían recibir una acogida y respeto que anima un espíritu de fraternidad y enriquecimiento mutuo, conduciendo a abrir colaboración entre aquellos involucrados.

 

9. Como Obispos y pastores, deberíamos estar preparados para ejercitar nuestros papeles proféticos de apoyo, a favor de estos “los menores de los hermanos y hermanas de Jesucristo”, de modo que las autoridades del estado y cuerpos internacionales tales como la Unión Africana, la Unión Europea y los organismos de las Naciones Unidas, sean urgidas a promover y defender los derechos y dignidad de las personas que se encuentren a sí mismas como migrantes en cualquier lugar del mundo, voluntariamente o de otra manera. También animamos a nuestros laicos que están comprometidos en las “cosas del Mundo” a ser verdaderamente sal de la tierra y llevar la luz de Cristo Jesús a los mundos socio-políticos, económicos y culturales de la vida (ver Vaticano II, Apostolicam actuositatem, 2 y 7).

 

10. Gracias por los fraternales y sinceros intercambios que  han tenido lugar durante este seminario, nosotros, pastores de África y Europa, hemos llegado a apreciar con gratitud el compartir maravilloso de “bienes y riqueza” que este fenómeno de la migración ha traído a la Iglesia en África y Europa, e incluso a todo el mundo. Estamos muy agradecidos a la Iglesia en África por hacer disponibles a los sacerdotes misioneros y religiosos que están sirviendo como pastores y agentes de pastoral en parroquias e instituciones en Europa, de este modo devolviendo algo de los dones que África recibió de la Iglesia y misioneros de Europa en centurias pasadas. También damos gracias a Dios por las ricas celebraciones litúrgicas y vitalidad pastoral que Europa está experimentando últimamente, gracias a la presencia de migrantes desde África que son de fe católica.

 

La Iglesia en África está también muy agradecida por los muchos dones que recibe a través de participación e intercambios fraternales que surgen de la presencia de nuestros hermanos y hermanas africanos que son migrantes en Europa hoy día y están recibiendo gran cuidado y preocupación pastoral.

 

11. En conclusión, existe la esperanza y la oración de nosotros Obispos, Arzobispos y Cardenales, en este segundo seminario de CCEE-SECAM, que nuestros dos órganos episcopales internacionales continuarán estudiando y compartiendo experiencias para beneficio de nuestros pueblos, y viendo la migración hoy día efectivamente como un “nuevo punto de evangelización y solidaridad”, de hecho un kairos para mayor comunión y solidaridad en la “única, santa, católica, y apostólica Iglesia”.

 

Que la Iglesia en Europa y África continúe siendo fortalecida por el Espíritu Santo para llegar a ser más verdaderamente el sacramento del Cuerpo de Cristo en un mundo donde no exista distinción de estado, y donde “si una parte del cuerpo sufre, todas otras partes sufren con ella; si una parte es elogiada, todas las otras partes participan de su felicidad” (1Cor 12, 26).

 

12. Esperando tener la próxima reunión de planificación en Roma para 2009, seguida por un seminario Afro-Europeo en África en el 2010, y luego hacia una Conferencia de todo el mundo en 2011, pedimos  “… a él que por el poder que actúa en nosotros es capaz de hacer mucho más de lo que nosotros podemos pedir, o incluso pensar; a Dios sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús para siempre, por los siglos de los siglos! Amén” (Ef 3, 20, 21).

 

Liverpul, Reino Unido, 23 de Noviembre de 2008.

 

(Traducción particular no oficial desde el inglés)

Documento conclusivo del Seminario (en inglés):
http://www.fides.org/eng/documents/SECAM-CCEE_SEMINAR.rtf


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Carta escrita para el Adviento 2008 por S. Exc. Mons. Emile Destombes, Vicario Apostólico de Phnom Penh, que acompañará a la comunidad de fieles en su preparación para la Santa Navidad.

 

 

 

ADVIENTO 2008

 

Phnom Penh, 18 de Noviembre de 2008

Dedicación de las basílicas romanas de

San Pedro y S. Pablo

 

A todos los sacerdotes, hermanos, hermanas, laicos misioneros

Y comunidades cristianas

Del Vicariato Apostólico de Phnom Penh

 

“A vosotros gracia y paz  de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo”

(1Cor 1,3 - 2ª lectura del 30 de Noviembre, 2008)

 

Hermanos y hermanas, es con estas palabras de Pablo que os saludo fraternalmente en este principio del Adviento.

 

Estas cuatro semanas, que nos son ofrecidas para preparar nuestro corazón para recibir al Emmanuel en nuestro mundo y en nuestra vida, son momentos de gracia.

 

Con el pasar de los días que nos conducen a la Navidad,  tengamos tiempo para abrir las Escrituras de modo que lleguen a ser la Palabra Viviente en nuestra vida diaria.

 

Como lo señala el mensaje final del Sínodo de los Obispos tan magníficamente (Roma, 5 de octubre de 2008) – 28 de Octubre de 2008 – La Palabra de Dios en la Misión de la Iglesia): “Queridos hermanos y hermanas, tened la Biblia en vuestras casas, leed, profundizad y entended plenamente sus páginas, transformadlas en oraciones y testimonio de vida, oídla con amor y con fe en la liturgia. Cread silencio para oír la Palabra de Dios con eficacia y mantened ese silencio después de oírla, para que  la Palabra continúe permaneciendo, viviendo y hablándoos. Haced que resuene al principio de vuestro día de modo que  Dios tenga la primera palabra y permita que resuene de nuevo en vosotros por la tarde de modo que la última palabra sea de Dios”.

 

En Navidad, “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14) – Evangelio de 25 de Diciembre, 2008). Es la Buena Nueva que queremos vivir este año en compañía del Apóstol Pablo que reveló un misterio “dado a conocer a todas las naciones” (Rm 16, 26 – 2ª lectura del 21 de Diciembre de 2008).

 

Este misterio no es otro que el mismo Jesucristo, Buena Nueva y salvación para todos, hombres y mujeres.

 

“Permaneced siempre alegres, rogad sin cesar, no apaguéis el espíritu” (1Tes 5, 16.19) – 2ª lectura del 14 de Diciembre, 2008). Ruego que nuestro Vicariato pueda responder con María al Señor, alto y fuerte: “Soy la esclava del Señor, que se haga en mí según su palabra” (Lc 1, 38 – Evangelio del 21 de Diciembre de 2008).

 

Por eso para que el Hijo de Dios pueda encarnarse en nuestra Iglesia, aquí están algunas buenas noticias que confío a vuestra oración y para  las que puedo contar con vuestra efectiva y alegre colaboración.

 

  1. El Grupo Samuel. Así desde primero de Noviembre de 2008, un nuevo equipo toma la responsabilidad de animar este grupo erigido para las jóvenes que se cuestionan a sí mismas acerca de la vida religiosa. La Hermana Sina Chroek es responsable del grupo, ayudada por las hermanas Juliana Lee Ok Yeon, Anne Marie Galice, Gertrudes Ditching, Pelagie Sisophon, Ponrtip Keo King y el Hermano Sri Pramong Werachai.
  2.  El Grupo Emmanuel. También desde el primero de Enero de 2009, el Padre Indon Oh y el Hermano Un Son tienen el encargo de este grupo que reúne chicos que quieren reflexionar acerca de la llamada de Dios. Estemos atentos al despertar de vocaciones sacerdotales y religiosas.
  3.  Escuelas de Jardín de la Infancia del Vicariato: Empezando desde el primero de Noviembre de 2008, Marie Laure Joly Ayala ha sido nombrada por un período de 2 años como coordinadora de las escuelas del jardín de infancia del Vicariato. Este apostolado para los niños se debe desarrollar y animar.
  4.  La casa Diocesana: esta casa da cobijo a las diversas oficinas  diocesanas. El Padre Olivier Schmitthaeusler, Vicario General,  asegura la coordinación de esta nueva unidad. Desde el primero de Noviembre de 2008, trabaja en esta casa (calle 101, N. 57 -  Boeung Trabek – al lado de CCCC): 
    • La Pastoral de los Jóvenes (Padre Werachai, Sophal and Toeur),
    • La Educación Católica (Padre Olivier Schmitthaeusler), escuelas de Jardín de Infancia (Marie Laure), Servicio para Sponsorships (Marie Ly),
    • La Capellanía de Estudiantes Católicos (Padre Evans Ashley),
    • La Comisión de Catequesis, Sacramento y Liturgia (Padre Mario Ghezzi),
    • El comité de caridad (N.), relaciones con NGO y la Pastoral acerca de la Salud (Paolo Maiocchi).
    • La Pastoral de los Trabajadores, los Migrantes y las personas desplazadas (Nicole Nivault)

Esta casa desearía ayudar a los diversos servicios diocesanos a colaborar juntos, a dar un nuevo impulso a nuestra misión de evangelización estableciendo una cooperación y comunión entre todos.

 

5. El Año de San Pablo: La continuación de los comentarios de la segunda lectura de cada domingo (Diciembre 2008 y Enero 2009) está disponible.

Claire Ly estará en Cambodia desde el 12 de  Enero al 26 de Enero de 2009. Animará tres días en la teología de San Pablo, en Phnom Penh, Kampot/Takeo y Kompong Som.

Nuestro estudio sobre 20 años de evangelización en Cambodia se enviará a mitad de Diciembre.

 

6. Epifanía: Enseguida, tomad nota de la fecha del Domingo, 4 de Enero de 2009 a las 18 horas en la Residencia del obispo donde nos reuniremos para celebrar la Epifanía.

 

“Y Juan proclamó: Detrás de mí viene aquel que es más fuerte que yo” (Mc 1, 7 Evangelio del siete de Diciembre de 2008)

Hermanos y Hermanas, que este tiempo de Adviento nos ayude a preparar los caminos del Señor por la humildad para permitir que aparezca la Esperanza:

 

¡JESÚS, CRISTO, HIJO DE DIOS! (Mc1, 1)

 

+ Emile Destombes

Your Bishop

(Traducción particualar no oficial desde el inglés)

 


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Algunos consejos para poner en práctica publicados en la HOJA DE DIFUSIÓN PARROQUIAL DE SANTA RITA DE CASIA DE PUNTA BRAVA Y DE SAN PABLO APÓSTOL EN LAS DEHESAS - PUERTO DE LA CRUZ  "Como las Hormigas", número 121.

No te engañes a ti mismo. Mírate con hon­radez y transparencia ante Dios. No es un lujo el querer ser Santo. Es una obligación para todo el mundo. Cuando el Señor dijo: "sean perfectos como el Padre Dios es per­fecto", lo dijo a todos, en general. Pero para ser Santo, tienes que poner delante de ti El Evangelio y los Diez Mandamientos. Mira antes que nada si tienes en tu vida pecados graves. Puede ocurrir que por la fuerza de la costumbre te hayas relajado en tu con-ciencia y no estés mirando como pecado lo que realmente es pecado. Esto es muy delicado, porque puedes estar yéndote "por las ramas" y el tronco esté podrido. Empie­za por eliminar de tu vida, los pecados mortales, si has caído en ellos. Revisa en serio tus malos hábitos, pensando si esa vida que estás llevando es una vida de Santo, site puedes imaginar a un Santo realizando la vida que estás llevando tú. Si se pudiera poner en una pantalla tu vida personal las 24 horas del día y todos los días del mes. No tapes las llagas, ponlas al descubierto, si es que quieres curarte. Es más, tú eres cristiano y es tu deber imitar a Cristo. ¿Je­sucristo aprobará la vida que tu estás lle­vando? Y no me digas que es que no tienes tiempo para poner en orden tu vida. Nece­sario solamente es que te salves. No estés jugando con tu salvación. Organiza bien tu vida, sin trampas.


Allí a donde va un cristiano, va el mismo Cristo con él. ¿Qué imagen de Cristo das tú? ¿Se puede decir fijándose en tu modo de comportarte, que así se comportaba Cristo? ¿Verte caminando a ti es ver cami­nar a Cristo? ¿Oírte hablar a ti es oír hablar a Cristo? Aunque tu no quieras se están fi­jando en ti, cómo hablas, qué dices, cómo lo dices, qué haces, con qué amor y delica­deza haces tú las cosas. Eres un "escapa-rate portátil de Cristo". Tu vida es una pro
paganda del Señor Jesucristo. ¿Te has dado cuenta la responsabilidad que tienes nada más por el hecho de ser cristiano? ¿Así con-testaba Cristo? ¿Esa cara que tú pones para hablar con los demás, es la misma cara de Cristo, cuando se dirigía a hablar a la gente de aquel tiempo? Las mazas corrían detrás porque su talante. Su modo de tratar a la gente seducía, convencía, atraía, por eso le seguían, días enteros. iCómo sus apósto­les no se cansaban de estar conviviendo con el Señor durante las 24 horas! Su vida era una sola, no había una separación entre su vida privada y su vida pública. Su vida fue siempre una coherencia totalmente. Lo que predicaba y lo que hacia era su vida.

 

Un excelente joven dijo una vez a su párro­co: -iOh, si yo fuera predicador...! iQuisiera convertir a tanta gente! El párroco le res­pondió -ioh, podéis hacerlo! En vez de pre­dicar de palabra, predicar con el ejemplo. Así quien da buen ejemplo a su prójimo hace de apóstol. Por eso dijo Jesús: «Resplan­dezca vuestra luz delante de los hombres, a fin de que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo». (Mt. 5,16).

 

Solía el príncipe de Babiera, Cristóbal, orar en el templo de Blutenburgo. Saliendo un día de la Iglesia le rodearon los campesi­nos. Amablemente les ofreció sus servicios. - Ya me habéis dado -díjole un anciano labrador- lo que más podía desear. - Que ya te he dado... ¿qué cosa? El anciano res­pondió: - Tengo un hijo que siguió mucho tiempo el mal camino. Fueron inútiles mis ruegos y reconvenciones, mas cierto día os vio entrar en la iglesia, y os siguió intriga-do. Os observó cuando rezabais y desde entonces ha cambiado favorablemente. El joven desde entonces empezó a cambiar de vida. Magnífica forma de apostolado.


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Ejemplos que nos ayudan, traídos de aquí y de allá, publicados en la HOJA DE DIFUSIÓN PARROQUIAL DE SANTA RITA DE CASIA DE PUNTA BRAVA Y DE SAN PABLO APÓSTOL EN LAS DEHESAS - `PUERTO DE LA CRUZ "Como las Hormigas", número 121.


Las Misas Gregorianas.
El Papa San Gregorio Magno hizo ofrecer en sufragio del alma de un monje recién falleci­do, llamado Justo, 30 Misas consecutivas sin interrupción. El día trigésimo, después de la celebración de la última Misa, aparecióse el alma del monje a Copioso, que era superior de su Orden, y le dijo: «Estaba padeciendo tormentos, y he aquí que estoy ya libre». De aquí provino que más tarde se hicie­ran ofrecer 30 Misas en 30 días no interrumpidos en sufragio de los difuntos, a las que se denominó Misas Gregorianas, por razón de su origen. El Santo Sacrificio de la Misa es el más valioso de los sufragios que se pueden ofrecer por las almas de los difuntos.

 

El hilo de oro y el de plata. Refería un párroco el siguiente caso experimentado por él mismo. Una mañana antes de despertar vio en sueños delante de sí a un muchacho ricamente vestido que sacaba de un pozo con una cadena de oro y otra de plata a una mujer vestida de blanco y que tenía la vista en alto con expresión afable. Al ir después el párroco a la Iglesia para celebrar la Santa Misa, encontró sentado en un banco a aquel mismo muchacho que había visto ensueños. Cuando, terminada la Misa, volvía el párroco a sus habitaciones, pasando por el cementerio, vio a aquel misma muchacho de pie ante una tumba. Espontáneamente se dirigió el párroco hacia él y le preguntó por qué razón había ido aquel día a Misa y después al cemen­terio. Contestó el muchacho: «En esta tumba yace mi madre y hoy es su aniversario. He oído, Misa par ella y después he venido a rezar algunas Padrenuestros ante su sepulcro». Entonces apareció claramente al párroco la significación de aquel sueño que había tenido antes de des­pertar y fue persuasión suya que probablemente el muchacho había aquel día librado a su madre del Purgatorio. La cadena de oro simbolizaba, pues, el Sacrificio de la Misa, y la de plata la plegaria del muchacha ante el sepulcro. El Santo Sacrificio de la Misa aprovecha a las pobres almas mucho más que toda otra obra buena, pues en él es el mismo Cristo la víctima y el sacerdote. El valor de un don es tanto más crecido, cuanto más noble es el dador y más preciosa la cosa ofrecida.


Del banquete a la vista de los presos. Un castellano de la Edad Media, cuando existían todavía señores y vasallos, dio un gran banquete a sus amigos. Mientras los convidados departían alegremente entre música y cantos, la noble hija del castellano abandonó calladamente la sala, pidió las llaves de la puerta de hierro de la cárcel, donde gemían entre cadenas muchos pri­sioneros pálidos y extenuados, y abriéndola ella misma, penetró en la mazmorra, donde a la débil luz de una linterna distribuyó entre los pobres encarcelados manjares y bebidas que había traído consigo en un cesto. A los prisioneros, que no encontraban palabras para expresar su gratitud, les pareció recibir la visita de un ángel enviado por el mismo Dios. Lo mismo acontece actualmente. Mientras la mayor parte de los hombres se entregan a las diversiones y a los placeres, las pobres almas del Purgatorio padecen inenarrables dolores. ¿Qué obra más noble que la de acordarse de esas pobres almas y socorrerlas con nuestras plegarias y obras bue­nas? iCuánta gratitud mostrarán las afligidas almas a sus bienhechores!


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Cara a mi querido Teófilo del Padre Antonio María Hernández del Hogar Santa Rita de El Puerto de la Cruz, Tenerife, publicado en la revista "Como las Abejas", núemro 42, Noviembre-Diciembre 2008.

Mi querido amigo Teófilo: paz y bien.


La verdad es que haz hecho preguntas muy delicadas y no tan fáciles de darle respuesta. He leído lentamente y varias veces tu preciosa carta, impregnada toda ella, de seriedad y franqueza. Yo no entiendo mucho de estas cosas porque no hay dos historias iguales y cada persona es un mundo y un mundo original. Permíteme mi buen Teófilo, que enfoque tu problema desde Dios, aunque tú no tengas en estos momentos, como bien dices, muy buenas relaciones con Él. Tengo para mí, que Dios te quiere y le preocupas, no porque tú seas bueno o creyente, sino porque El es bueno y tú eres su hijo, aunque tú lo ignores y no lo valores.


Analizando tus palabras, está clarísimo que en ti no hay ninguna maldad, ni la hubo en su día, y, por supuesto, no es ninguna "bobada", lo que te pasa. Esto que me cuentas es simple y llanamente "una bonita historia de amor", como tú mismo bien dices. Podríamos dejarlo ahí y cuando se trata l de un amor limpio, puro y desinteresado, es evidente que procede de Dios, que es donde se encuentra "el depósito del amor", y el amor, si es puro y honesto, jamás puede ser malo. Es hermoso y me)I encanta escuchar esa linda historia del jugueteo de los patitos, que parecían dos chiquillos, como lo harían dos ángeles y esto es, sin duda, amor del bueno y nunca será malo el recordarlo. Es como un bonito sueño, que uno no quiere que se termine.


Creo que es interesante para nuestra vida, para mantenernos eternamente jóvenes, recordar escenas bonitas y puras de nuestra vida. Estas escenas personales de la vida, nos dan alas para seguir en la brecha de la vida, y son estas notas bonitas de nuestra vida las que nos dan ilusión, y nos hacen olvidar un tanto las amarguras, desengaños, contrariedades, desilusiones, desaires, desplantes, fracasos o marginaciones que podamos sufrir a lo largo de los años. Recordar que en un tiempo de tu vida tuviste esta bonita experiencia, no es ni mucho menos malo. Es parte de tu historia personal y es cierta la honradez de tus sentimientos, pues, ni el trajín de la vida, ni los mil avatares, han podido nunca borrar de tu alma esta etapa tan maravillosa de tu vida. Es hermoso que lo conserves así, como otra experiencia hermosa de tu vida, de tus éxitos, de tus aciertos, de los reconocimientos que te hayan podido hacer en tu vida profesional. Esto es un buen caudal y buen tesoro que debes conservar en tu corazón como una perla prodigiosa.


Es tu vida. Es tu historia. Sin embargo a lo mejor no es tan conveniente el contárselo a tu esposa actual. Esto no es querer ocultar nada, ni es fallar a la fidelidad. Habría que ver, qué vas a sacar con contárselo. A lo mejor se te complican más las cosas. Puede generarse una fuente de celos, y recelos innecesarios, y te será un poco difícil convencer a tu esposa, de que ya no quieres a aquella antigua novia, y pensará que a ella no la quieres y que cuando conversas con ella estás pensando en la otra.


Pienso que no lleva a ninguna parte el que, a estas alturas de tu vida, compliques más las cosas. No es necesario. Yo te aconsejaría que te lo aguantes y que lo tengas guardado en el baúl en el que tienes tus mejores recuerdos. No lo eches a perder a última hora. Deja la fiesta en paz. No lo enredes, porque luego vienen los "dires y diretes", las réplicas y contraréplicas, y tengas que dar muchas explicaciones que muchas veces lejos de convencer a alguien lo que hacen es enredar más las cosas y se presta a malentendidos, y a interpretaciones que no justifican nada. Este es uno de los tesoros que debes conservar y llevártelo a la tumba. No todo debe decirlo uno en la vida. Esto no es faltar a la verdad. A veces el silencio es más necesario que las palabras. Dice un viejo refrán: "Cállate o di algo mejor que el silencio" y la prudencia es la directora de todas las virtudes.


Claro que tampoco puedes estar "jugando con fuego" y no vale la pena, creo yo, el querer indagar y enterarte si a esa antigua novia le pasa lo mismo que te pasa a ti. Piensa que esa fue una bonita etapa de tu vida, que forma parte, de seguro, del "curriculum vitae" de tu historia personal: pero que hay escenas pasadas de nuestra vida, que, aunque sean muy bonitas y dignas de recordar, no debemos mirar atrás, para reconstruir nuestra historia de otra manera. Es la que es. Igual que recordamos tantos pasajes de nuestra vida cuando repasamos nuestro álbum de fotos, cuando ves algún vídeo en que sales tú, o cuando te encuentras con unos amigos de tu infancia y empiezan a recordar y a revivir épocas y acontecimientos de tu vida. Esto nunca será malo; pero ya no vas a desandar lo andado, y lo hecho, hecho está, y no hay que darle más vueltas. La historia es como es y no como nosotros hubiéramos querido que fuera.


No sé para qué quieres saber qué es lo que le pasa por la mente y por el corazón a esa chica, de la cual me hablas. Creo que no merece la pena, ni que sea conveniente. Puede ocurrir que te lleves un desengaño y se estropee para siempre esa historia tan bella que me has contado. Déjalo así. Es mi consejo. Por otro lado, ¿Qué quieres conseguir? ¿Complicar las cosas? Hasta ahora ese matrimonio ha funcionado bien sin ti y tu matrimonio ha funcionado más o menos bien, digo yo, sin ella. ¿Para qué quieres rehacer la historia? ¿Qué se puede hacer ahora a estas alturas de la vida? Todos en la vida tenemos buenos y malos recuerdos, tiempos buenos y tiempos malos, aciertos y fracasos.


El reloj del tiempo camina inexorablemente. El amor es un noble sentimiento y por tanto es bueno y viene de Dios y debe llevarnos a Dios, aunque no creas, porque llevas un tiempo un tanto largo alejado de Dios. Pídele que ese amor de tu juventud se cambie en una amistad limpia y eterna. Ya tú, sea como sea, elegiste y no es cuestión en estos momentos en que tantos matrimonios hay destrozados, y separados, que tú compliques las cosas, y hasta inspires sospechas en tu esposa, sin necesidad, o empieza a haber problemas en el matrimonio de tu antigua novia, "agua que no has de beber, déjala correr", guarda tu secreto y no lo eches a perder.


Ahora debes cuidar tu matrimonio y el matrimonio de la que un día fue tu novia y, como en tantos y tantos casos ha sucedido a lo largo del tiempo y hasta entre tus mismos amigos. Siéntete feliz, porque tú puedes decir, sin nombrar a nadie, que crees en el amor, en el amor limpio, puro, transparente, desinteresado y así manifestar a tus hijos o nietos, esta maravillosa experiencia tuya, que avala, en todo momento, tu honradez y respeto, y que demuestra que aún es posible amar a cambio de nada. Eso es sencillamente amor de calidad.


Hay muchos jóvenes y también algunos mayores que dicen que no creen en el amor, que todos los amores son interesados y pasionales, y que ya no existe eso que antes se decía "amor platónico", y que hoy está en "crisis", precisamente el amor entre hombre y mujer, y que se cambia de pareja con la facilidad con que uno se cambia de vestido. Yo pienso, mi buen amigo Teófilo, que aún existe "amor del bueno", y que esta historia tuya un tanto simple y casi infantil, todavía existe. Hay todavía, en esta etapa tan turbulenta y confusa de la historia, chicos y chicas maravillosos, que piensan en un amor de total fidelidad y ,reciprocidad y que tenga la intensidad de un amor eterno, un amor que proceda de Dios y lleve a El.


El amor, si es bueno, y verdadero, lleva sin duda a Dios y con los años lejos de perderse, se va haciendo más sólido y más auténtico, hasta que sólo quede el amor. No es malo, pues, que sigas amando hasta la eternidad a esa chica de tus sueños; pero consérvalo en lo más hondo de tu corazón como algo maravilloso que te ocurrió en tu vida. Guárdalo, consérvalo, no tienes por qué estar contándoselo detalladamente a nadie, entre otras cosas, porque no vas a conseguir nada con eso, porque a muchos le importa nada, porque esta es "tu vivencia", y hasta algunos te dirán que todo es pura fantasía tuya.


Conserva esta honrosa historia, hasta la vida eterna y allí se lo cuentas al Padre Dios, pues, de El es el amor cuando es limpio y transparente y por último te aconsejo, como te dije antes y vuelvo a repetirte, no tienes que contarle a tu esposa lo que te está pasando, aguántate. No vale la pena, puedes estropearlo para siempre y no halles cómo recomponerlo y cada vez que haya una discusión te va a sacar lo de tu antigua novia y va a comenzar una desconfianza que hasta ahora no existía. Esto no te ayudará nada. Aunque se diga que en el matrimonio no deben haber secretos. Entiendo que esto no es faltar a la sinceridad, siempre que solo sea un mero recuerdo y no llegue a más.


No sé si me he explicado. Te he hablado de corazón, y te digo para el final, amigo Teófilo, que yo creo en la amistad, en una amistad limpia y leal, sin contraprestaciones, e incondicional, desinteresada. Amigos que te quieran porque te quieren, no por lo que tú le das, ni por lo que tú tienes, sino por tu persona, independientemente de todo. Hallar un amigo es hallar el más grande de los tesoros. Yo creo en una amistad totalmente limpia, hasta entre un hombre y una mujer, sin nada malo, ni deshonesto, una amistad que pueda llevar a Dios como tantos casos bonitos hay en la historia, como San Francisco de Asís y Santa Clara o Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.


Por eso, mi buen amigo Teófilo, creo también yo que entre tú y esa chica de la que me hablas, puede haber realmente una amistad de calidad y con valor eterno. Si es así, consérvala, mímala, engrandécela y guárdala. Hasta siempre. Un día en el Cielo se pondrá al descubierto toda la verdad,

y ese amor que ahora tienes crecerá hasta el infinito.     

Antonio María Hernández

Publicado por verdenaranja @ 22:30  | Cartas a Te?filo
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Jueves, 25 de diciembre de 2008

ZENIT Publicamos la homilía que pronunció su beatitud Fouad Twal, patriarca latino de Jerusalén, en la Misa del Gallo durante la Nochebuena de 2008.

 


"El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz" (Is 9, 2)

Queridos hermanos y hermanas, Queridos amigos, En mi nombre y en el de los habitantes de Belén, saludo a nuestros huéspedes y a los peregrinos de Tierra Santa. Saludo al señor Presidente de la Autoridad Palestina y a la Delegación que lo acompaña. Os deseo a todos una feliz fiesta y un nuevo año de paz, estabilidad y seguridad.


Las tinieblas cubrían el universo y todos los pueblos de la tierra eran esclavos del mal y del pecado, este país estaba doblegado bajo el yugo del Imperio romano, y el pueblo esperaba a un Salvador que restaurase la monarquía y le devolviese su libertad. En aquella noche, la voluntad de Dios entró en la historia humana por la Encarnación de Cristo Jesús, Hijo de Dios y de la Virgen María. Se cumplió el tiempo. La redención comenzó...


Un decreto ha sido emitido por César Augusto que manda censar a todos los habitantes del Imperio romano, cada uno en su país de origen. En la ciudad de Beit Sahour, los pastores velan sobre sus rebaños. La noche es tenebrosa y fría, sin luna. El universo no puede esperar más... cuando de improviso resplandece la luz y el coro de los Ángeles se aparece cantando: "Gloria a Dios en el Cielo y paz en la Tierra a los hombres que Él ama" (Lc 2, 14) anunciándoles a la vez a los pastores: "Hoy os ha nacido un Salvador" (Lc 2, 11).


En esta noche, Cristo divide la historia en dos: desde ahora, hay un antes de Él y un después de Él. Lo que era imposible antes de Él llega a ser posible. Esta Noche bendita que ha cambiado el curso la historia, la celebramos hoy con el corazón lleno de alegría. Nosotros que hemos venido de diferentes países, de cerca y de lejos, como los pastores, esta Noche abrazamos el Niño de la Gruta para adorarlo y agradecerle por haber iluminado nuestra historia humana por su Encarnación.


¡Bienvenido sea este Niño Divino! ¡Bienvenido el mensaje de Navidad, la alegría de Navidad y a los regalos de Navidad que devuelven la sonrisa sobre las caras de los pequeños y de los adultos! Este nuevo Niño es el fruto del Amor del Padre Eterno por el género humano, Amor que quiere para nosotros más de lo que queremos nosotros para nosotros mismos: la paz, que hemos perdido y que nos hemos resignado a perder; la mutua caridad que ya no existe, hasta el punto que ha desaparecido incluso de nuestro vocabulario; el respeto y la dignidad que a menudo han sido demasiado escarnecidas por los malos tratos, los insultos y la sangre.


¡Sí!, ¡Bienvenido sea este Niño que nos recuerda la infancia, la dulzura y la ternura, en un mundo que ama la dureza, que desprecia la debilidad y el miedo, y se place en el odio y la irreverencia!

En esta Noche, el silencio de la Gruta será más fuerte que el estallido de los cañones y de las ametralladoras. El silencio de la Gruta dará vida a aquellos cuyas las lágrimas han ahogado la voz y que se han amparado en el silencio y la impotencia.


Sobre la Estrella que señala el lugar del Nacimiento de Jesús, a algunos metros de aquí, la historia escribió su palabra: "Aquí nació Cristo". ¡Sí!, Aquí en Belén Cristo nació. Aquí los Ángeles cantaron: "¡Gloria a Dios en los Cielos!" y nos anunciaron: "¡Hoy os ha nacido un Salvador!" ¡Tal es la causa de nuestra gran alegría! Pues, como los pastores, nosotros venimos a visitar el lugar del Nacimiento. El Emmanuel está con nosotros... Él ha plantado su tienda entre nosotros... Y nosotros, le debemos donación, obediencia y adoración.


El nacimiento de Jesús suscitó una nueva vida para los pastores y los magos, a quienes Él abrió el corazón e iluminó la ruta y la conciencia: "Y aquí tenéis la señal que os es dada: encontraréis a un recién nacido envuelto en pañales y recostado en un pesebre" (Lc 2, 12). Visitando Belén y el pesebre y adorando al Niño, los pastores se convirtieron en los prototipos de aquéllos que velan y esperan el regreso de su Señor.


Con la conversión de los pastores empezó el proceso de la fe en Dios hecho carne; viniendo a adorar al Niño, Ellos trazaron también el camino de los peregrinos hacia este lugar santo.


Dios ha hecho de Belén su casa y el lugar de su encuentro con los hombres.


Belén, ciudad de la paz, del amor divino y de la reconciliación. Aquel que ha podido curar a los enfermos y resucitar a los muertos es también capaz de reunir a los pueblos en la paz y la seguridad. Aquel que ha enseñado el amor, la justicia y la igualdad, es capaz de hacer de la pobre Gruta una escuela de reconciliación, donde los dirigentes y los responsables de los destinos de los pueblos son instruidos sobre el sentido del bien, de la justicia y de la estabilidad.


La paz es un derecho para todos los hombres; también es la solución a todos los conflictos y a todas las disputas. La guerra no produce la paz, y las prisiones no garantizan la estabilidad. Los más altos muros no aseguran la seguridad. Ni el agresor ni el agredido gozan de paz. La paz es un don de Dios y sólo Dios dona esta paz: "Mi paz os doy" -nos dice Jesús- "y no al modo como el mundo que Yo os la doy" (Jn 14,27).


¡Ay, Niño de Belén, larga es nuestra espera, y estamos cansados de nuestra situación, e incluso cansados de nosotros mismos! Buscamos de todo, menos a Ti; nos apegamos a todo, menos a Ti; escuchamos todo menos Tu voz.... estamos aturdidos por los hermosos discursos y promesas. Las lágrimas de las viudas y de los niños se mezclan con el ruido de los cañones y las ametralladoras, nos parten el corazón y rompen el silencio de la Gruta y del Pesebre...


¡Tenemos tanta necesidad de calma, de silencio! Tenemos una gran necesidad de paz, es cierto, pero sobre todo necesitamos de infancia y de inocencia. ¡Tú, el pobre, a pesar de tu pequeñez, debilidad y pobreza, eres el único capaz de darnos lo que nos falta! ¡Oh Niño de Belén, ven para que la fiesta sea más fiesta!


¡Bienvenido seas Tú!, que nos enseñas que el amor es un martirio continuo, y que el martirio del amor, de la paz y de la justicia no morirá jamás;

¡Bienvenido seas Tú! que nos recuerdas que la riqueza está en el don y en la reconciliación, que la grandeza reside en la humildad y la dulzura;

¡Bienvenido seas Tú! que nos recuerdas por tu nacimiento y tu muerte que el amor sólo construye, y que su fuerza es más potente que todo porque se hace comida para los hambrientos, vestido para los que están desnudos y mano tendida a todos los hombres que cura y reconcilia, lejos de las divisiones, de las cercados y del odio.


En esta Noche bendita, lanzamos a las naciones, a los individuos y a las familias un llamamiento al perdón. Y que Dios, que perdona nuestros pecados, nos de el ánimo, la fuerza y el amor de perdonar a los que nos han ofendido.




¡La Paz sea sobre Belén y sobre todos los habitantes de Tierra Santa!
¡La Paz esté sobre todos los peregrinos y visitantes!¡La Paz esté sobre todos aquellos que buscan la paz!


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Homilía que pronunció Benedicto XVI durante la misa del Gallo que presidió en la Nochebuena de 2008 en la basílica de San Pedro del Vaticano.

 

 

Queridos hermanos y hermanas

«¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?». Así canta Israel en uno de sus Salmos (113 [112],5s), en el que exalta al mismo tiempo la grandeza de Dios y su benévola cercanía a los hombres. Dios reside en lo alto, pero se inclina hacia abajo... Dios es inmensamente grande e inconmensurablemente por encima de nosotros. Esta es la primera experiencia del hombre. La distancia parece infinita. El Creador del universo, el que guía todo, está muy lejos de nosotros: así parece inicialmente. Pero luego viene la experiencia sorprendente: Aquél que no tiene igual, que «se eleva en su trono», mira hacia abajo, se inclina hacia abajo. Él nos ve y me ve. Este mirar hacia abajo es más que una mirada desde lo alto. El mirar de Dios es un obrar. El hecho que Él me ve, me mira, me transforma a mí y al mundo que me rodea. Así, el Salmo prosigue inmediatamente: «Levanta del polvo al desvalido...». Con su mirar hacia abajo, Él me levanta, me toma benévolamente de la mano y me ayuda a subir, precisamente yo, de abajo hacia arriba. «Dios se inclina». Esta es una palabra profética. En la noche de Belén, esta palabra ha adquirido un sentido completamente nuevo. El inclinarse de Dios ha asumido un realismo inaudito y antes inimaginable. Él se inclina: viene abajo, precisamente Él, como un niño, incluso hasta la miseria del establo, símbolo toda necesidad y estado de abandono de los hombres. Dios baja realmente. Se hace un niño y pone en la condición de dependencia total propia de un ser humano recién nacido. El Creador que tiene todo en sus manos, del que todos nosotros dependemos, se hace pequeño y necesitado del amor humano. Dios está en el establo. En el antiguo Testamento el templo fue considerado algo así como el escabel de Dios; el arca sagrada como el lugar en que Él, de modo misterioso, estaba presente entre los hombres. Así se sabía que sobre el templo, ocultamente, estaba la nube de la gloria de Dios. Ahora, está sobre el establo. Dios está en la nube de la miseria de un niño sin posada: qué nube impenetrable y, no obstante, nube de la gloria. En efecto, ¿de qué otro modo podría aparecer más grande y más pura su predilección por el hombre, su preocupación por él? La nube del ocultación, de la pobreza del niño totalmente necesitado de amor, es al mismo tiempo la nube de la gloria. Porque nada puede ser más sublime, más grande, que el amor que se inclina de este modo, que desciende, que se hace dependiente. La gloria del verdadero Dios se hace visible cuando se abren los ojos del corazón ante del establo de Belén.


El relato de la Natividad según San Lucas, que acabamos de escuchar en el pasaje evangélico, nos dice que Dios, en primer lugar, ha levantado un poco el velo que lo ocultaba ante personas de muy baja condición, ante personas que en la gran sociedad eran más bien despreciadas: ante los pastores que velaban sus rebaños en los campos de las cercanías de Belén. Lucas nos dice que estas personas «velaban». Podemos sentirnos así atraídos de nuevo por un motivo central del mensaje de Jesús, en el que, repetidamente y con urgencia creciente hasta el Huerto de los Olivos, aparece la invitación a la vigilancia, a permanecer despiertos para percibir llegada de Dios y estar preparados para ella. Por tanto, también aquí la palabra significa quizás algo más que el simple estar materialmente despiertos durante la noche. Fueron realmente personas en alerta, en las que estaba vivo el sentido de Dios y de su cercanía. Personas que estaban a la espera de Dios y que no se resignaban a su aparente lejanía de su vida cotidiana. A un corazón vigilante se le puede dirigir el mensaje de la gran alegría: en esta noche os ha nacido el Salvador. Sólo el corazón vigilante es capaz de creer en el mensaje. Sólo el corazón vigilante puede infundir el ánimo de encaminarse para encontrar a Dios en las condiciones de un niño en el establo. Roguemos al Señor que nos ayude también a nosotros a convertirnos en personas vigilantes.


San Lucas nos cuenta, además, que los pastores mismos estaban «envueltos» en la gloria de Dios, en la nube de luz, que se encontraron en el íntimo resplandor de esta gloria. Envueltos por la nube santa escucharon el canto de alabanza de los ángeles: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama». Y, ¿quiénes son estos hombres de su benevolencia sino los pequeños, los vigilantes, los que están a la espera, que esperan en la bondad de Dios y lo buscan mirando hacia Él desde lejos?


En los Padres de la Iglesia se puede encontrar un comentario sorprendente sobre el canto con el que los ángeles saludan al Redentor. Hasta aquel momento -dicen los Padres- los ángeles conocían a Dios en la grandeza del universo, en la lógica y la belleza del cosmos que provienen de Él y que lo reflejan. Habían escuchado, por decirlo así, el canto de alabanza callado de la creación y lo habían transformado en música del cielo. Pero ahora había ocurrido algo nuevo, incluso sobrecogedor para ellos. Aquél de quien habla el universo, el Dios que sustenta todo y lo tiene en su mano, Él mismo había entrado en la historia de los hombres, se había hecho uno que actúa y que sufre en la historia. De la gozosa turbación suscitada por este acontecimiento inconcebible, de esta segunda y nueva manera en que Dios ha manifestado -dicen los Padres-surgió un canto nuevo, una estrofa que el Evangelio de Navidad ha conservado para nosotros: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama». Tal vez podemos decir que, según la estructura de la poesía judía, este doble versículo, en sus dos partes, dice en el fondo lo mismo, pero desde un punto de vista diferente. La gloria de Dios está en lo alto de los cielos, pero esta altura de Dios se encuentra ahora en el establo: lo que era bajo se ha hecho sublime. Su gloria está en la tierra, es la gloria de la humildad y del amor. Y también: la gloria de Dios es la paz. Donde está Él, allí hay paz. Él está donde los hombres no pretenden hacer autónomamente de la tierra el paraíso, sirviéndose para ello de la violencia. Él está con las personas del corazón vigilante; con los humildes y con los que corresponden a su elevación, a la elevación de la humildad y el amor. A estos da su paz, porque por medio de ellos entre la paz en este mundo.


El teólogo medieval Guillermo de S. Thierry dijo una vez: Dios ha visto que su grandeza -a partir de Adán- provocaba resistencia; que el hombre se siente limitado en su ser él mismo y amenazado en su libertad. Por lo tanto, Dios ha elegido una nueva vía. Se ha hecho un niño. Se ha hecho dependiente y débil, necesitado de nuestro amor. Ahora -dice ese Dios que se ha hecho niño- ya no podéis tener miedo de mí, ya sólo podéis amarme.


Con estos pensamientos nos acercamos en esta noche al Niño de Belén, a ese Dios que ha querido hacerse niño por nosotros. En cada niño hay un reverbero del niño de Belén. Cada niño reclama nuestro amor. Pensemos por tanto en esta noche de modo particular también en aquellos niños a los que se les niega el amor de los padres. A los niños de la calle que no tienen el don de un hogar doméstico. A los niños que son utilizados brutalmente como soldados y convertidos en instrumentos de violencia, en lugar de poder ser portadores de reconciliación y de paz. A los niños heridos en lo más profundo del alma por medio de la industria de la pornografía y todas las otras formas abominables de abuso. El Niño de Belén es un nuevo llamamiento que se nos dirige a hacer todo lo posible con el fin de que termine la tribulación de estos niños; a hacer todo lo posible para que la luz de Belén toque el corazón de los hombres. Solamente a través de la conversión de los corazones, solamente por un cambio en lo íntimo del hombre se puede superar la causa de todo este mal, se puede vencer el poder del maligno. Sólo si los hombres cambian, cambia el mundo y, para cambiar, los hombres necesitan la luz que viene de Dios, de esa luz que de modo tan inesperado ha entrado en nuestra noche.


Y hablando del Niño de Belén pensemos también en el pueblo que lleva el nombre de Belén; pensemos en aquel país en el que Jesús ha vivido y que tanto ha amado. Y roguemos para que allí se haga la paz. Que cesen el odio y la violencia. Que se abra el camino de la comprensión recíproca, se produzca una apertura de los corazones que abra las fronteras. Qué venga la paz que cantaron los ángeles en aquella noche.


En el Salmo 96 [95] Israel, y con él la Iglesia, alaban la grandeza de Dios que se manifiesta en la creación. Todas las criaturas están llamadas a unirse a este canto de alabanza, y en él se encuentra también una invitación: «Aclamen los árboles del bosque delante del Señor, que ya llega», (12s.). La Iglesia lee también este Salmo como una profecía y, a la vez, como una tarea. La venida de Dios en Belén fue silenciosa. Solamente los pastores que velaban fueron envueltos por unos momentos en el esplendor luminoso de su llegada y pudieron escuchar una parte de aquel canto nuevo nacido de la maravilla y de la alegría de los ángeles por la llegada de Dios. Este venir silencioso de la gloria de Dios continúa a través de los siglos. Donde hay fe, donde su palabra se anuncia y se escucha, Dios reúne a los hombres y se entrega a ellos en su Cuerpo, los transforma en su Cuerpo. Él «viene». Y, así, el corazón de los hombres se despierta. El canto nuevo de los ángeles se convierte en canto de los hombres que, a lo largo de los siglos y de manera siempre nueva, cantan la llegada de Dios como niño y, se alegran desde lo más profundo de su ser. Y los árboles del bosque van hacia Él y exultan. El árbol en Plaza de san Pedro habla de Él, quiere transmitir su esplendor y decir: Sí, Él ha venido y los árboles del bosque lo aclaman. Los árboles en las ciudades y en las casas deberían ser algo más que una costumbre festiva: ellos señalan a Aquél que es la razón de nuestra alegría, al Dios que por nosotros se ha hecho niño. El canto de alabanza, en lo más profundo, habla en fin de Aquél que es el árbol de la vida mismo reencontrado. En la fe en Él recibimos la vida. En el sacramento de la Eucaristía Él se nos da, da una vida que llega hasta la eternidad. En estos momentos nosotros nos sumamos al canto de alabanza de la creación, y nuestra alabanza es al mismo tiempo una plegaria: Sí, Señor, haz vernos algo del esplendor de tu gloria. Y da la paz en la tierra. Haznos hombres y mujeres de tu paz. Amén.


[Traducción del original italiano distribuida por la Santa Sede

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


Publicado por verdenaranja @ 20:05  | Habla el Papa
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Mensaje de Navidad que pronunció Benedicto XVI a mediodía del 25 de diciembre de 2008 desde el balcón de la fachada de la basílica vaticana ante los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro.


 

«Apparuit gratia Dei Salvatoris nostri omnibus hominibus" (Tt 2,11).

Queridos hermanos y hermanas, renuevo el alegre anuncio de la Natividad de Cristo con las palabras del apóstol San Pablo: Sí, hoy «ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres».


Ha aparecido. Esto es lo que la Iglesia celebra hoy. La gracia de Dios, rica de bondad y de ternura, ya no está escondida, sino que «ha aparecido», se ha manifestado en la carne, ha mostrado su rostro. ¿Dónde? En Belén. ¿Cuándo? Bajo César Augusto durante el primer censo, al que se refiere también el evangelista San Lucas. Y ¿quién la revela? Un recién nacido, el Hijo de la Virgen María. En Él ha aparecido la gracia de Dios, nuestro Salvador. Por eso ese Niño se llama Jehoshua, Jesús, que significa «Dios salva».


La gracia de Dios ha aparecido. Por eso la Navidad es fiesta de luz. No una luz total, como la que inunda todo en pleno día, sino una claridad que se hace en la noche y se difunde desde un punto preciso del universo: desde la gruta de Belén, donde el Niño divino ha «venido a la luz». En realidad, es Él la luz misma que se propaga, como representan bien tantos cuadros de la Natividad. Él es la luz que, apareciendo, disipa la bruma, desplaza las tinieblas y nos permite entender el sentido y el valor de nuestra existencia y de la historia. Cada belén es una invitación simple y elocuente a abrir el corazón y la mente al misterio de la vida. Es un encuentro con la Vida inmortal, que se ha hecho mortal en la escena mística de la Navidad; una escena que podemos admirar también aquí, en esta plaza, así como en innumerables iglesias y capillas de todo el mundo, y en cada casa donde el nombre de Jesús es adorado.


La gracia de Dios ha aparecido a todos los hombres. Sí, Jesús, el rostro de Dios que salva, no se ha manifestado sólo para unos pocos, para algunos, sino para todos. Es cierto que pocas personas lo han encontrado en la humilde y destartalada morada de Belén, pero Él ha venido para todos: judíos y paganos, ricos y pobres, cercanos y lejanos, creyentes y no creyentes..., todos. La gracia sobrenatural, por voluntad de Dios, está destinada a toda criatura. Pero hace falta que el ser humano la acoja, que diga su «sí» como María, para que el corazón sea iluminado por un rayo de esa luz divina. Aquella noche eran María y José los que esperaban al Verbo encarnado para acogerlo con amor, y los pastores, que velaban junto a los rebaños (cf. Lc 2,1-20). Una pequeña comunidad, pues, que acudió a adorar al Niño Jesús; una pequeña comunidad que representa a la Iglesia y a todos los hombres de buena voluntad. También hoy, quienes en su vida lo esperan y lo buscan, encuentran al Dios que se ha hecho nuestro hermano por amor; todos los que en su corazón tienden hacia Dios desean conocer su rostro y contribuir a la llegada de su Reino. Jesús mismo lo dice en su predicación: estos son los pobres de espíritu, los afligidos, los humildes, los hambrientos de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los perseguidos por la causa de la justicia (cf. Mt 5,3-10). Estos son los que reconocen en Jesús el rostro de Dios y se ponen en camino, como los pastores de Belén, renovados en su corazón por la alegría de su amor.


Hermanos y hermanas que me escucháis, el anuncio de esperanza que constituye el corazón del mensaje de la Navidad está destinado a todos los hombres. Jesús ha nacido para todos y, como María lo ofreció en Belén a los pastores, en este día la Iglesia lo presenta a toda la humanidad, para que en cada persona y situación se sienta el poder de la gracia salvadora de Dios, la única que puede transformar el mal en bien, y cambiar el corazón del hombre y hacerlo un «oasis» de paz.


Que sientan el poder de la gracia salvadora de Dios tantas poblaciones que todavía viven en tinieblas y en sombras de muerte (cf. Lc 1,79). Que la luz divina de Belén se difunda en Tierra Santa, donde el horizonte parece volverse a oscurecer para israelíes y palestinos; se propague en Líbano, en Irak y en todo el Medio Oriente. Que haga fructificar los esfuerzos de quienes no se resignan a la lógica perversa del enfrentamiento y la violencia, y prefieren en cambio el camino del diálogo y la negociación para resolver las tensiones internas de cada país y encontrar soluciones justas y duraderas a los conflictos que afectan a la región. A esta Luz que transforma y renueva anhelan los habitantes de Zimbabue, en África, atrapado durante demasiado tiempo por la tenaza de una crisis política y social, que desgraciadamente sigue agravándose, así como los hombres y mujeres de la República Democrática del Congo, especialmente en la atormentada región de Kivu, de Darfur, en Sudán, y de Somalia, cuyas interminables tribulaciones son una trágica consecuencia de la falta de estabilidad y de paz. Esta Luz la esperan sobre todo los niños de estos y de todos los países en dificultad, para que se devuelva la esperanza a su porvenir.


Donde se atropella la dignidad y los derechos de la persona humana; donde los egoísmos personales o de grupo prevalecen sobre el bien común; donde se corre el riesgo de habituarse al odio fratricida y a la explotación del hombre por el hombre; donde las luchas intestinas dividen grupos y etnias y laceran la convivencia; donde el terrorismo sigue golpeando; donde falta lo necesario para vivir; donde se mira con desconfianza un futuro que se esta haciendo cada vez más incierto, incluso en las naciones del bienestar: que en todos estos casos brille la Luz de la Navidad y anime a todos a hacer su propia parte, con espíritu de auténtica solidaridad. Si cada uno piensa sólo en sus propios intereses, el mundo se encamina a la ruina.


Queridos hermanos y hermanas, hoy «ha aparecido la gracia de Dios, el Salvador» (cf. Tt 2,11) en este mundo nuestro, con sus capacidades y sus debilidades, sus progresos y sus crisis, con sus esperanzas y sus angustias. Hoy resplandece la luz de Jesucristo, Hijo del Altísimo e hijo de la Virgen María, «Dios de Dios, Luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero... que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo». Lo adoramos hoy en todos los rincones de la tierra, envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Lo adoramos en silencio mientras Él, todavía niño, parece decirnos para nuestro consuelo: No temáis, «no hay otro Dios fuera de mí» (Is 45,22). Venid a mí, hombres y mujeres, pueblos y naciones; venid a mí, no temáis. He venido al mundo para traeros el amor del Padre, para mostraros la vía de la paz.


Vayamos, pues, hermanos. Apresurémonos como los pastores en la noche de Belén. Dios ha venido a nuestro encuentro y nos ha mostrado su rostro, rico de gracia y de misericordia. Que su venida no sea en vano. Busquemos a Jesús, dejémonos atraer por su luz que disipa la tristeza y el miedo del corazón del hombre; acerquémonos con confianza; postrémonos con humildad para adorarlo. Feliz Navidad a todos.


[Traducción del original italiano distribuida por la Santa Sede

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


Publicado por verdenaranja @ 19:54  | Habla el Papa
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Carta que ha escrito el hermano Alois, prior de la comunidad ecuménica de Taizé, para ayudar a la meditación de los 40 mil jóvenes que se congregarán a finales de año en Kenia.


Por todo el mundo, la sociedad y los comportamientos se están modificando rápidamente. Posibilidades prodigiosas de desarrollo se multiplican pero aparecen también inestabilidades que acentúan las inquietudes ante el futuro. [1]


Para que el progreso técnico y económico vaya a la par con una mayor humanidad, es indispensable buscar un sentido más profundo a la existencia. Frente al cansancio y al desconcierto de muchos, se plantea la cuestión: ¿de qué fuente vivimos?


Desde siglos antes de Cristo, ya el profeta Isaías mostró una fuente cuando escribe: «Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, corren sin cansarse y marchan sin fatigarse.» [2]


Son más numerosos que otras veces los que no encuentran esta fuente. Incluso el nombre de Dios se ha cargado de malentendidos o ha sido completamente olvidado. ¿Habría una relación entre este oscurecimiento de la fe y la pérdida del gusto por vivir?


¿Cómo desobstruir en nosotros la fuente? ¿No será estando atentos a la presencia de Dios? Ahí podemos sacar esperanza y alegría. Entonces la fuente mana de nuevo y nuestra vida adquiere sentido. Llegamos a ser capaces de asumir nuestra existencia: recibirla como un don y entregarla por nuestra parte a los que nos son confiados.


Incluso con una fe muy pequeña se realiza una transformación: ya no vivimos centrados en nosotros mismos. Abriendo a Dios las puertas de nuestro propio corazón, preparamos también el camino de su venida para muchos otros.


Asumir nuestra existencia


Sí, Dios está presente en cada uno, creyente o no. Desde su primera página, la Biblia describe con una gran belleza poética el don que Dios hace de su aliento de vida a todo ser humano. [3]


Por su existencia sobre la tierra, Jesús ha revelado el infinito amor de Dios por cada persona. Entregándose hasta el extremo, ha puesto el sí de Dios en lo más hondo de la condición humana. [4] A partir de la resurrección de Cristo, ya no podemos desesperar del mundo o de nosotros mismos.


Desde ese momento, el aliento de Dios, el Espíritu Santo, nos ha sido dado para siempre. [5] Por su Espíritu que habita en nuestros corazones, Dios dice sí a lo que somos. No podemos dejar de escuchar estas palabras del profeta Isaías: «El Señor encontrará en ti su placer, y tu tierra será desposada. » [6]

Consintamos entonces en lo que somos o no somos, hasta asumir aquello que no hemos elegido, pero que forma parte de nuestra vida. [7] Atrevámonos a crear incluso a partir de lo que no es perfecto. Y encontraremos una libertad. Incluso sobrecargados, recibiremos nuestra vida como un don y cada día como un hoy de Dios. [8]


Impulsados para ir más allá


Si Dios está en nosotros, también Él va delante de nosotros. [9] Nos toma tal como somos, pero nos lleva también más allá de nosotros mismos. A veces viene a perturbar nuestra existencia, a trastornar nuestros planes y proyectos. [10] La vida de Jesús nos introduce en esta perspectiva.


Jesús se dejaba conducir por el Espíritu Santo. No cesaba de referirse a la presencia invisible de Dios su Padre. Ese es el fundamento de su libertad, que le condujo a entregar su vida por amor. En él, relación con Dios y libertad no se oponen jamás sino que se refuerzan mutuamente. [11]


En todos nosotros se encuentra el deseo de un absoluto hacia el cual tendemos con todo nuestro ser, cuerpo, alma, inteligencia. Una sed de amor arde en cada uno, desde los niños pequeños hasta los ancianos. Ni siquiera la más grande intimidad humana puede apagarla completamente.


Estas aspiraciones, las sentimos a menudo como ausencias o un vacío. A veces pueden llevarnos a la dispersión. Pero lejos de ser una anomalía, forman parte de nuestra persona. Son un don, pues contienen ya la llamada de Dios a abrirnos.


Entonces cada uno es invitado a interrogarse: ¿qué pasos se me pide dar ahora? No se trata necesariamente de « hacer más ». A lo que somos llamados es a amar más. Y como el amor tiene necesidad de todo nuestro ser para expresarse, hemos de buscar, sin demorarnos un minuto, cómo estar atentos a nuestro prójimo.


Lo poco que podamos, hemos de hacerlo


Ayudarnos mutuamente a profundizar en la fe:


Demasiados jóvenes se sienten solos en su caminar interior. A dos o tres personas ya les es posible ayudarse mutuamente, compartir, orar juntos, incluso con los que dicen estar más próximos a la duda que a la fe. [12]


Este compartir encuentra un gran apoyo si se integra en la Iglesia local. [13] Ella es la comunidad de comunidades, donde todas las generaciones se encuentran y donde las personas no se han escogido. La Iglesia es la familia de Dios: comunión que nos saca del aislamiento. Ahí somos acogidos, ahí el sí de Dios a nuestra existencia se actualiza, ahí encontramos el consuelo indispensable de Dios. [14]


¡Si las parroquias y los grupos de jóvenes fueran ante todo lugares de bondad del corazón y de confianza, lugares acogedores donde estamos atentos a los más débiles!


Rebasar las barreras de nuestras sociedades:


Para participar en la construcción de una familia humana más unida, ¿no es una de las urgencias mirar el mundo « desde abajo »? [15] Esta mirada implica una gran simplicidad de vida.

Las comunicaciones se hacen cada vez más fáciles pero al mismo tiempo las sociedades permanecen compartimentadas. El riesgo de la indiferencia recíproca no cesa de crecer. ¡Rebasemos las barreras de nuestras sociedades! ¡Vayamos hacia los que sufren! ¡Visitemos a los que han sido dejados de lado, maltratados! ¡Pensemos en los inmigrantes tan cercanos y sin embargo a menudo tan lejanos! [16] Allí donde el sufrimiento crece, se ve frecuentemente multiplicarse proyectos concretos que son otros tantos signos de esperanza.


Para luchar contra las injusticias, las amenazas de conflictos y favorecer un compartir de los bienes materiales, es indispensable adquirir competencias. La perseverancia en los estudios o en una formación profesional puede ser también un servicio a los demás.


Si hay pobrezas e injusticias escandalosas que saltan a la vista, hay también pobrezas menos visibles. La soledad es una de ellas. [17]


Los prejuicios y malentendidos se transmiten a veces de generación en generación y pueden conducir a actos de violencia. Hay también formas de violencia aparentemente anodinas, pero que causan estragos y humillaciones. La burla es una de ellas. [18]


Donde estemos, busquemos, solos o con otros, algunos gestos que realizar en situaciones de dificultad. Descubriremos así la presencia de Cristo incluso allá donde no lo hubiéramos esperado. Resucitado, está ahí, en medio de los humanos. Va por delante de nosotros por los caminos de la compasión. Y ya ahora, por el Espíritu Santo, renueva la faz de la tierra.

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NOTAS


[1] En muchos países, a pesar del crecimiento mundial y las esperanzas de desarrollo, los barrios de chabolas aumentan su extensión en lugar de disminuir y el paro golpea duramente, especialmente a los jóvenes. En África, la rapidez del progreso técnico amenaza con sofocar el sentido de las maduraciones lentas, tan fecundas en la vida tradicional. Por otro lado, la solidaridad familiar y étnica se debilita. ¿Cómo devolver a la vida este valor y ensancharlo más allá de los límites de la familia y las etnias? Esto contribuiría a disminuir el número de jóvenes que parten, atraídos por países donde el nivel de vida es más elevado, sin que puedan siempre medir las consecuencias de tal decisión.

[2] Isaías 40,31. Ya en el tiempo en que esta palabra fue pronunciada, el cansancio era una realidad: « Yo me decía: me he fatigado en vano, para nada he gastado mis fuerzas. » (Isaías 49,4) Y aún más: « Los jóvenes se fatigan y se cansan, llegan los jóvenes a vacilar. » (Isaías 40,30). Pero el profeta reaviva la esperanza: « El Señor es un Dios eterno, da fuerza a los fatigados. » (Isaías 40,28-29)

[3] Es verdad que tantos obstáculos amenazan con sofocar la vida: injusticias, violencia entorno a nosotros, el espíritu competitivo, nuestros errores, el miedo o una cierta cerrazón frente al que es diferente, una falta de estima de nosotros mismos...

[4] En vastas regiones de África, por ejemplo entre los cristianos Masai, se ve a Cristo como un hermano mayor. Esto se corresponde con una expresión de los primeros cristianos: Cristo es « el primogénito de un gran número de hermanos y hermanas» (Romanos 8,29). Por su muerte y resurrección, Jesús transciende las solidaridades familiares y étnicas (ver Colosenses 1,18-20).

[5] En las lenguas bíblicas, « aliento » y « espíritu » son una misma palabra. Los profetas han anunciado que, por el Espíritu Santo, Dios mismo habitará en el ser humano (Ezequiel 36,26-27). Por la venida de Cristo, por su muerte y resurrección, el Espíritu Santo se da « sin medida » (Juan 3,34). Desde entonces, el Aliento de Dios está en continua actividad en la humanidad, para que un día ella llegue a formar un solo Cuerpo en Cristo.

[6] Isaías 62, 1-4.

[7] Asumir las realidades presentes no significa aceptarlo todo, ni sufrir pasivamente los acontecimientos. Podemos ser conducidos a resistir una situación injusta o a denunciarla.

[8] Uno de los primeros libros de hermano Roger llevaba por título Vivir el hoy de Dios (1958). Hermano Roger estaba convencido de la importancia para los creyentes de estar plenamente presentes en la sociedad actual, y a no vivir en la queja y la nostalgia del pasado o en una huida hacia un futuro ilusorio. Sólo en el momento presente podemos encontrarnos con Dios y vivir de él.

[9] Un cristiano africano, san Agustín, escribía esta oración en el siglo IV: "Tú me eras más íntimo que mi propia intimidad y más elevado que mis cumbres." (Confesiones Libro III, 6.11)

[10] « Mis planes no son vuestros planes », dice el Señor (Isaías 55,8). La Virgen María también ha consentido en ir más allá, incluso ante la incomprensible muerte de su hijo, creyendo que Dios es fiel a su promesa de vida.

[11] En el Sínodo de los Obispos de octubre de 2008 en Roma, el cardenal Danneels, arzobispo de Malinas-Bruselas, declaró: « La fuerza de la palabra implica la libertad de la respuesta por parte de quien la escucha. Este es precisamente el peculiar poder de la Palabra de Dios. Ella no elimina la libertad del que la escucha, sino que la fundamenta. »

[12] Jesús dijo: « Cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. » (Mateo 18,20)

[13] Los primeros cristianos « eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la comunión fraterna, en la fracción del pan y en las oraciones. » (Hechos 2,42) En África, como en América Latina y en ciertos países de Asia, los cristianos se reúnen no sólo en las parroquias, sino también en pequeñas comunidades eclesiales por barrios y pueblos. Oran juntos y se sostienen mutuamente. Hay un calor humano y un compromiso personal de cada uno que contribuye a hacer de la Iglesia un auténtico lugar de comunión.

[14] En África, se ve la Iglesia a menudo como la familia de Dios, y Dios como una madre que consuela. Ya el profeta Isaías escribía: « Dios dice: como aquel a quien su madre consuela, así os consolaré yo. » (Isaías 66,13) Ver también Isaías 49,13-15. Contemplar a la Iglesia con esta mirada nos estimula a buscar su unidad. No podemos resignarnos pasivamente a que la familia de Dios permanezca dividida en múltiples confesiones.

[15] El teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer pertenecía a un medio bastante privilegiado, pero durante la segunda guerra mundial, su compromiso con la resistencia lo arrojó a la precariedad, y más tarde le condujo a la prisión y a la muerte. Escribió en 1943 : « Es una experiencia de valor incomparable haber aprendido de repente a mirar los acontecimientos de la historia mundial desde abajo, desde la perspectiva de los excluidos, de los sospechosos, de los maltratados, de la gente sin poder, de los oprimidos y los rechazados, en una palabra: de los que sufren.»

[16] Aunque, felizmente, se hacen hoy esfuerzos para sostener a las culturas amenazadas de extinción, es verdad que ninguna cultura se desarrolla en el aislamiento. En la hora de la mundialización, el mestizaje de culturas no es sólo inevitable, es una ventaja para nuestras sociedades.

[17] Un proverbio de Kenia recuerda: « No hay hombre que no pueda convertirse en huérfano. »

[18] Hermano Roger escribía en La Regla de Taizé (1954): « La burla, ese veneno de una vida común, es pérfida porque mediante ella se lanzan presuntas verdades que no se tiene el valor de decirlas a la cara. Cobarde, porque arruina la persona de un hermano ante los demás.»


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Mensaje que ha escrito con motivo de la Navidad 2008 el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, como presidente de Caritas Internationalis.

 

En 2008, Caritas se enfrentó a nuevos retos en su trabajo de ayuda humanitaria, construcción de la paz y desarrollo.

La crisis alimentaria mundial aumentó en 100 millones el número de personas hambrientas e hizo que fuera más oneroso para Caritas suministrar ayuda. Dar de comer al hambriento es parte de nuestro trabajo y hemos visto que el problema del hambre se ha agudizado en Haití, Etiopía, Darfur y Zimbabue.

El impacto de la crisis financiera durará varios años. Un mundo construido sobre la base de la globalización de la codicia y del miedo, en vez de sobre la globalización de la solidaridad nunca iba a ser sostenible, o deseable. Nuestro temor es que los más pobres, quienes menos se han beneficiado de las décadas de crecimiento económico desigual, son quienes pagarán el precio más alto por este desatino.

Sin lugar a duda, la crisis financiera en los mercados mundiales tendrá repercusiones en los pobres y en los miembros de Caritas, conforme éstos buscan recaudar fondos para apoyar a un número cada vez mayor de personas que se encuentran en la pobreza.

En el pasado, aquellos que nos apoyan y nuestros voluntarios siempre han sido generosos con sus esfuerzos y siguen siendo la roca de nuestra organización. Sin embargo, también esperamos que los gobiernos y las instituciones incrementen su ayuda.

A medio camino del proyecto del Milenio para sacar a millones de la pobreza para 2015, el financiamiento de los países ricos sigue estando por debajo de lo que prometieron y de lo necesario.

La continua regresión en el flujo de ayuda tendrá un efecto desastroso en los avances que se han logrado en países en vías de desarrollo para mejorar el acceso a la atención médica, a escuelas y a agua potable.

Como miembros de Caritas, cada día vemos el efecto positivo que la ayuda puede tener para ayudar a los pobres a transformar su propia vida.

La condonación de la deuda les ha permitido a Kenia, Tanzania, Uganda y a muchos otros países abolir las colegiaturas en escuelas primarias, lo que ha resultado en aumentos dramáticos en la matriculación en un espacio de pocos años.

No obstante, 74 millones de niños en el mundo siguen sin tener una escuela a donde ir; y de acuerdo con los pronósticos actuales de tendencias, el Objetivo de Desarrollo del Milenio que promete educación para todos los niños no se cumplirá para 2100, no digamos para 2015.

Este no es el momento para recortar la ayuda sino para aumentarla y hacer que trabaje en favor de los pobres, especialmente dado que nos enfrentamos al reto sin precedente de la pobreza climática. Los países ricos deben pagar el precio de las condiciones climáticas extremas ocasionadas por el cambio climático que ellos han provocado.

Actualmente, este precio está siendo pagado en gran medida por las comunidades pobres y, en 2008, pudimos ver la devastación ocasionada por las condiciones climatológicas extremas. Las tormentas y las inundaciones cobraron miles de vidas en Myanmar, India, el Caribe y en mi propio país, Honduras.

Los esfuerzos de socorro de Caritas suministraron alimentos, refugios, medicinas y compasión en las emergencias, gracias a que lanzamos llamamientos para recaudar $40 millones para ayudar a los más vulnerables. Nuestros programas de prevención de desastres salvaguardaron vidas.

La justicia medioambiental es la única solución a largo plazo. 2009 será un año crucial ya que se realizarán una reunión clave del G8 en Italia, la cual debe poner al desarrollo al tope de su agenda, y una cumbre sobre el clima en Copenhague.

La construcción de la paz también será una de nuestras prioridades claves en el nuevo año. En 2008, la violencia étnica y política arrasó Kenia, el Congo, Georgia y Sri Lanka. El progreso en Afganistán y en Tierra Santa se estancó. Como defensora de la paz a nivel nacional, internacional y de las bases, Caritas redoblará sus esfuerzos.

Hace 40 años, el Papa Pablo IV proféticamente dijo: "el nuevo nombre de la paz es desarrollo". Cuarenta años después seguimos esperando por el verdadero desarrollo.

En 2008 hubo esperanza en los jóvenes con quienes me reuní en Australia para el Día Mundial de la Juventud, que creen en un "Plano para un mundo mejor". Para ellos, las posibilidades son tan ilimitadas como su imaginación.

Como dije en la ONU en septiembre, lo que no nos hace falta es imaginación. Sin embargo, no debemos imaginar un "Primer Mundo" o un "Tercer Mundo", sino "Un Mundo" en el que los deberes para con los pobres son compartidos.

Con mis mejores deseos de paz y amor en Navidad.


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Mi?rcoles, 24 de diciembre de 2008

La Oficina de Prensa del Obispado de Tenerife nos envía el siguiente artículo para nuestra reflexión.

"Pequeña y real historia de "milagros de vida" para noche tan significativa. Ha sido publicado este fin de semana en la cabecera de Vocente y lo reproducirá el XL que se publica el próximo domingo con DiariodeAvisos. Su historia ha recibido el premio Derechos de la Infancia y Periodismo de la asociación de la prensa de Madrid por el reportaje Supervivientes Natos"


Ethan, el bebé milagro

Desde que nació, Ethan ha luchado cada minuto para crecer, vivir y desarrollarse. Hoy es un niño sano contra todo pronóstico, un bebé feliz contra todo pronóstico. Cuando lo conocí, hace nueve meses, estaba en una incubadora de la UCI neonatal del hospital La Paz, pesaba 900 gramos, llevaba mascarilla de oxígeno y necesitaba una transfusión de sangre. A pesar de su dramático aspecto, era uno de sus días buenos y, cuando busqué un testimonio para XLSemanal, su madre, Noa Suskind, se presentó voluntaria con la mejor de sus sonrisas. Un médico nos insinuó que no era un buen caso, que había otros niños prematuros con más posibilidades de salir adelante. Con Ethan, todo lo que podía ir mal estaba yendo mal; sin embargo, para sus padres «que apareciese en un reportaje significaba que, pasara lo que pasara, la existencia de nuestro hijo había dejado una huella».

Otros progenitores se consideraron ofendidos por nuestra presencia, temerosos de que estuviésemos allí para explotar su dolor. «Mi hijo no es un mono de feria», dijo una madre indignada por el flash. Y es lógico, en una UCI neonatal hay muchos nervios, miedo, rabia contenida que se revuelve con una mirada indiscreta, rabia hacia los médicos, rabia hacia la pareja o, incluso, rabia hacia los niños, que yacen en las incubadoras, inermes, desproporcionados y enfermos. En la UCI neonatal hay dolor en estado puro. Noa Suskind y Michael Moradiellos lo saben bien, pero desde el principio se aferraron a la vida de su hijo con un optimismo irracional. Ethan nació con 25 semanas, 700 gramos y 30 centímetros, a los cuatro días sufrió una hemorragia cerebral, sepsis y problemas pulmonares que implicaban una operación a corazón abierto. Todo estaba en su contra, pero a pesar de los pronósticos los padres eligieron la cuna, el cambiador y el carrito porque necesitaban «visualizar el futuro en positivo. Si él estaba luchando, nosotros también teníamos que luchar, era lo mínimo». La fuerza de esta pareja es fruto de su enorme deseo por tener un hijo. Noa siempre había soñado con ser madre y lo consiguió, pese a que a sus 30 años tiene un largo historial de problemas cardiacos y ginecológicos que hacían aparentemente inviable su embarazo. Los dos son belgas: Noa, de origen judío, y Michael, hijo de inmigrantes españoles, pero se conocieron y enamoraron en Madrid, donde ella estudiaba comunicación y él, arquitectura. En los roles de la pareja, a Michael le tocó ejercer el papel más pragmático. «Cuando Noa estaba desesperada, yo tenía que poner el optimismo. Tenía que recogerla cada día y hacer que volviera conmigo o nunca habría salido del hospital.»

En marzo, un día después de nuestra entrevista, Ethan empeoró. «Pasó casi dos meses encadenando una infección tras otra –recuerda su madre–. Era un círculo vicioso: le daban antibióticos y a las dos semanas mejoraba, pero las vías por donde le suministraban la medicación eran una fuente constante de bacterias y volvía a recaer. Sus pulmoncitos estaban muy afectados, le pusieron un respirador con alta frecuencia y para que no luchase contra las máquinas decidieron sedarlo. Estaba totalmente planchado. Los antibióticos no le hacían efecto y sufrió una nueva sepsis fulgurante. Según los médicos, un bebé tan frágil no iba a ser capaz de sobrevivir a otra infección. Estábamos destrozados. Todo el mundo pensaba que no lo iba a conseguir. Los otros papás cruzaban miradas con las enfermeras y bajaban los ojos. Aquella tarde, cuando me pidieron que abandonara la sala, no lo pude soportar. Estaba convencida de que esa noche era el final y quería estar a su lado. No podía dejarlo solo y empecé a gritar a las enfermeras hasta que me desalojaron por la fuerza. Fue el momento más duro de mi vida.»
Sin embargo, a la mañana siguiente las cosas cambiaron. Muy lentamente, poco a poco, los parámetros empezaron a mejorar y se pudo bajar la ayuda respiratoria de Ethan. Su madre escribió en un correo electrónico a todos sus amigos: «Ethanou rozó lo peor, pero ha conseguido escapar. Nuestro campeón es increíble. Ness gadol haya po», una frase en hebreo que significa `un gran milagro ha ocurrido aquí.


A mediados de abril cesaron las infecciones y la progresión de Ethan se aceleró. Seguía bajo de peso, pero ya no tenía fiebre y estaba más vital. Por fin, el 25 de abril abandonó la UCI para entrar en Cuidados Intermedios. Pero el paso definitivo llegó el 20 de junio. Con un mes de vida había sufrido una obstrucción del meconio y hubo que practicarle una ileostomía, una incisión en el intestino grueso para crear una abertura artificial a través del cual los intestinos eliminan los productos de desecho dentro de una bolsa. Ahora por fin iban a cerrar esa abertura para que su intestino empezara a funcionar con normalidad. La operación fue un éxito y en unos días Noa experimentó una sensación completamente nueva. «Ethan siempre había estado conectado con algo. Cuando lo cogía, no podía apartarme de la incubadora ni un metro. Cuando le quitaron la vía pude abrazarlo, por primera vez, sin cuidado. Puede parecer una tontería, pero una vía es una cadena que te conecta con el hospital y con la enfermedad y Ethan por fin estaba empezando a ser libre.»

El 11 de julio, viernes, a las siete de la tarde Ethan, Michael y Noa subieron las escaleras de su casa. La primera noche la pasaron en vela, torpes y temerosos como cualquier primerizo, y el sábado decidieron salir a pasear. «No queríamos ser como otros padres de prematuros, que se encierran en casa por miedo a que enferme. Queríamos tener una vida normal.» Por primera vez salieron a comprar el pan juntos y por primera vez las señoras mayores se agacharon al carrito para decirle a Ethan que era un niño precioso. Cuando les preguntaron: «¿Qué tiempo tiene?», no supieron qué contestar. «Yo dije tres meses y Michael, un mes. Parecíamos dos bobos, pero no queríamos dar pena.»

Hoy Ethan tiene diez meses reales y seis meses corregidos, pesa seis kilos y medio y mide 67 centímetros. Cuando Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, me llamó para decirme que habíamos ganado el premio Derechos de la Infancia y Periodismo por el reportaje Supervivientes natos, mi primer pensamiento fue para Ethan. Recordé su cuerpecito, frágil y torturado, y pensé en llamar a Noa, aunque me daba miedo, por si tenía malas noticias. Al final ella se me adelantó, había leído lo del premio y me felicitaba: Ethan estaba bien y, lo que es más importante, sin secuelas. «Realmente es un milagro. Ha tenido todas las complicaciones posibles de un prematuro extremo y todas las ha superado. Es evidente que quería estar aquí, conmigo, así que yo soy la madre más feliz del mundo.»

Cuando volví a encontrarme con ellos, Ethan estaba en los brazos de Noa, dormido. Parecía otro, plácido y entregado, tan distinto de aquél sostenido por un respirador. Cuando se despertó, me miró a la cara y sonrió. Yo me deshice. «Está acostumbrado a las caras nuevas –me dijo Michael–, un día hice el cálculo y teniendo en cuenta que cada día hay tres turnos de enfermeras, en los seis meses que estuvo en el hospital vio mil caras.» Tal vez por eso le encanta estar con gente, aunque siempre necesita sentir a su madre cerca.

En su rutina diaria sigue habiendo visitas al médico: al neurólogo, al cardiólogo, al hepatólogo, al urólogo, al oftalmólogo… Es probable que, como la mayoría de los prematuros, pronto necesite gafas. Este mes ha empezado con la terapia de rehabilitación y estimulación en el Hospital del Niño Jesús y Noa está encantada. «Todavía no es capaz de sentarse, pero progresa cada día.» Su maduración es más lenta que la de un niño nacido a término, pero los prematuros necesitan al menos dos años para ponerse al nivel de los otros. Muy pronto podrá cumplir con el sueño de su padre: «En los peores momentos de Ethan, cuando estaba solo en casa, miraba a través de la ventana, al parque, y nos imaginaba jugando a la pelota. Ahora sé que pronto va a ser realidad».

Isabel Navarro


Publicado por verdenaranja @ 23:23
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Sugerencias para la homilía de la fiesta de la Sagrada Familia sacada de "Subsidios Litúrgicos para la Celebración de la Fiesta" ofrecidos por la Conferencia Episcopal Española.


 L
a familia escuela de humanidad y transmisora de la fe

• La familia escuela de humanidad

 

«El hombre no puede vivir sin amor». Estas palabras de la primera Encíclica de Juan Pablo II (Redemptor hominis, 1) nos dan luz sobre la grandeza de la familia como el lugar en el cual el hombre aprende a ser hombre. Es en nuestro hogar donde descubrimos el valor de cada persona que es amada por sí misma y no por lo que posee, y donde aprendemos a vivir en comunión dándonos a nosotros mismos en la vida cotidiana.

 

• La caridad, corazón de la familia

 

«Revestíos del amor» nos pedía san Pablo en la segunda lectura. La caridad, primer don del Espíritu Santo, es la virtud fundamental que ha de presidir las relaciones familiares. De ella nace el impulso para que en la familia se viva una entrega total a imagen del amor hasta el extremo de Jesucristo en la ucaristía.

Por eso nos exhortaba san Pablo a hacer todo en nombre de Jesucristo. Su presencia en la familia hace posible que el hogar esté construido sobre roca irme y que la caridad impregne la vida familiar, permitiendo la misericordia, el perdón, la humildad, la paciencia, la bondad y la mansedumbre a la que nos insta la carta a los Colosenses.

De aquí surge la necesidad de la oración en familia, a la que nos invita la segunda lectura, y la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Penitencia.

De esta manera, la familia, iglesia doméstica, se constituye en el primer hogar donde se transmite, se vive y se celebra la fe.

 

• La familia, santuario de la vida

 

La familia es la escuela donde aprendemos a acoger la vida como un regalo de Dios y a cuidarla en todos los momentos de su historia. Así lo vemos cuando José y María presentan al Niño que han recibido de Dios en el Templo.

Ante los anuncios de la revisión de la ley del aborto y de la regulación de la eutanasia estamos todos llamados a orar y comprometernos por la defensa de la vida. Así lo pedimos al Señor con la intercesión de los Santos Inocentes cuya fiesta hoy también celebramos.

 


Publicado por verdenaranja @ 23:13  | Homil?as
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Subsidio litúrgico para la celebración de la Fiesta de la Sagrada Familia el 28 de Diciembre de 2008 ofrecido por la Conferencia Episcopal Española.

LA FAMILIA, ESCUELA DE HUMANIDAD Y TRANSMISORA DE LA FE

Monición de entrada

 

Con el lema «la familia escuela de humanidad y transmisora de la fe» celebramos hoy la fiesta de la Sagrada Familia, el misterio del hogar de Jesucristo en la tierra, modelo y luz para todas las familias del mundo.

Este año, la Jornada de Familia coincide con la fiesta de los Santos Inocentes.

En un momento en que la vida humana es amenazada por las anunciadas reformas legislativas en materia de aborto y eutanasia, recordamos que estamos llamados a dar un testimonio valiente a favor de la vida de todos, especialmente de los más débiles.

 

Sugerencias para la homilía

 

• La familia escuela de humanidad

 

«El hombre no puede vivir sin amor». Estas palabras de la primera Encíclica de Juan Pablo II (Redemptor hominis, 1) nos dan luz sobre la grandeza de la familia como el lugar en el cual el hombre aprende a ser hombre. Es en nuestro hogar donde descubrimos el valor de cada persona que es amada por sí misma y no por lo que posee, y donde aprendemos a vivir en comunión dándonos a nosotros mismos en la vida cotidiana.

 

• La caridad, corazón de la familia

 

«Revestíos del amor» nos pedía san Pablo en la segunda lectura. La caridad, primer don del Espíritu Santo, es la virtud fundamental que ha de presidir las relaciones familiares. De ella nace el impulso para que en la familia se viva una entrega total a imagen del amor hasta el extremo de Jesucristo en la ucaristía.

Por eso nos exhortaba san Pablo a hacer todo en nombre de Jesucristo. Su presencia en la familia hace posible que el hogar esté construido sobre roca irme y que la caridad impregne la vida familiar, permitiendo la misericordia, el perdón, la humildad, la paciencia, la bondad y la mansedumbre a la que nos insta la carta a los Colosenses.

De aquí surge la necesidad de la oración en familia, a la que nos invita la segunda lectura, y la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Penitencia.

De esta manera, la familia, iglesia doméstica, se constituye en el primer hogar donde se transmite, se vive y se celebra la fe.

 

• La familia, santuario de la vida

 

La familia es la escuela donde aprendemos a acoger la vida como un regalo de Dios y a cuidarla en todos los momentos de su historia. Así lo vemos cuando José y María presentan al Niño que han recibido de Dios en el Templo.

Ante los anuncios de la revisión de la ley del aborto y de la regulación de la eutanasia estamos todos llamados a orar y comprometernos por la defensa de la vida. Así lo pedimos al Señor con la intercesión de los Santos Inocentes cuya fiesta hoy también celebramos.

 

Oración de los fieles

 

Unidos a la Sagrada Familia de Nazaret, modelo e imagen de la humanidad nueva, elevemos al Padre nuestra oración para que todas las familias sean lugar de crecimiento en sabiduría y gracia. Renueva nuestras familias, Señor

 

- Por la santa Iglesia de Dios: para que sus hijos vivan siempre unidos en el amor. Roguemos al Señor.

 

- Por todos los hogares cristianos: para que sean verdaderas Iglesias domésticas e imágenes vivas de la Sagrada Familia de Nazaret. Roguemos al Señor.

 

- Por los padres, para que sean los primeros evangelizadores de sus hijos, y sepan amarlos y educarlos para que, como Jesús, puedan siempre crecer en gracia y santidad. Roguemos al Señor.

 

- Por los novios: para que, preparándose seriamente durante el noviazgo,

Sean capaces de realizar su vida familiar según el proyecto de Dios y comprender su vida como una vocación al amor y a la santidad familiar. Roguemos al Señor.

 

- Por los gobernantes: para que procuren con tenacidad la solución de los graves problemas que, en estos tiempos de dificultades económicas, afectan a las familias. Roguemos al Señor.

 

- Para que nuestra sociedad comprenda el valor de la vida humana y rechace lo que la destruye, como el aborto, la eutanasia, el terrorismo y otras formas de violencia. Roguemos al Señor.


- Por los ancianos: para que en los últimos años de su vida no les falte el cariño familiar. Roguemos al Señor.

 

Oh Dios, que en Jesús, José y María nos has dado una viva imagen de tu eterna comunión de amor; renueva en todos los hogares las maravillas de tu Espíritu para que nuestras familias puedan experimentar tu presencia y protección. Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

 

Monición de despedida

 

El sacerdote o el diácono, antes de la bendición:

 

Iluminados por la luz de Cristo, vivamos en el amor y la unidad, de modo que nuestros hogares sean en el mundo una luz para todos los hombres y todas las familias.

 

Bendición

 

V/. Podéis ir en paz.

R/. Demos gracias a Dios.

 

Bendición del Belén

 

Reunida la familia, el padre o la madre de la misma dice:

 

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

 

Todos se santiguan y responden:

 

Amén.

 

El que dirige la celebración puede decir:

 

Alabemos y demos gracias al Señor, que tanto amó al mundo y le entregó a su Hijo.

 

Todos responden:

 

Bendito seas por siempre, Señor.

 

Oración de Bendición

 

Luego el ministro, con las manos juntas, dice:

 

Oh Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos has entregado a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti, te pedimos que con tu bendición + estas imágenes del nacimiento nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría y a ver a Cristo presente en todos los que necesitan nuestro amor. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

 


Publicado por verdenaranja @ 23:08  | Liturgia
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Sábado, 27 de diciembre de 2008 a las 18.30, celebración de la Eucaristía en la Sede Catedralicia presidida por Mons. Bernardo Álvarez


ORACIÓN


Señor Jesús, ayúdanos a descubrir tu presencia en el seno de nuestro hogar. Concédenos el Espíritu Santo, manantial de vida en nuestra familia, que nos muestre tu Corazón y nos enseñe a sabernos amados hasta el extremo por nuestro Padre Dios.

Que Él impulse a nuestra familia a responder a este Amor, ofrecer cada día el don de nuestras vidas y ser así auténtica escuela de fe y de humanidad.

Por la intercesión de santa María, Reina de la Familia, y san José, esposo y padre, concede a nuestra familia la belleza y la alegría de tu sagrado Hogar.


(Orar por una intención para la familia)
Padre Nuestro, Ave María y Gloria


Publicado por verdenaranja @ 17:20
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REDACCIÓN DE "IGLESIA NIVARIENSE"

C. San Agustín, nº 28

38201. La Laguna. Tenerife.

Tfno. 922-314961 / Fax. 922-256362

e-mail: [email protected]


Boletín 316

 

El Obispo preside en la Sede Catedralicia la Misa del Gallo el día 24 a las 11.30. En la Sede provisional de la Catedral también se realiza el auto de Navidad.

 

Igualmente, el sábado 27 a las 18.30 presidirá una celebración especial con ocasión del Día de la Sagrada Familia. La Delegación de Familia y vida está haciendo una invitación para que, en dicha jornada, las familias de la diócesis se hagan presente en la citada celebración.

 

Popular TV-Canarias está emitiendo estos días una amplia entrevista a los obispos Bernardo Álvarez y Francisco Cases. Los prelados abordar un variado elenco de temas, desde la actual crisis económica, la situación de la familia, el aborto, a cuestiones como el Sínodo Diocesano, las Bajadas de la Virgen, las obras en la Catedral y el Obispado, etc.

 

Por su parte, el Prelado Nivariense es entrevistado en el periódico El Día. En la misma también hace un repaso al año pastoral, resaltando las líneas preferentes del Plan Pastoral, el aniversario del Sínodo, la situación de las vocaciones. Álvarez también adelanta los actos que conmemorarán el 50 aniversario de la Basílica de Candelaria, cuyo título oficial como tal Basílica se está gestionando ante la Santa Sede. Por último, el obispo responde a cuestiones como la actual situación económica y las respuestas de Cáritas, la situación de la familia, etc.

 

En nuestras islas hay un buen número de representaciones vivientes del Nacimiento. Destacan las de Tigaiga, la de Tamaimo y Santiago del Teide. También las hay en San Sebastián de La Gomera y Santa Cruz de La Palma.

 

Casi mil personas presenciaron, recientemente, el Belén Viviente de La Gomera ante el pórtico de la Iglesia de la Asunción de San Sebastián. El Belén Viviente dio comienzo con un vídeo preparado para la ocasión, en el que unos jóvenes en el interior de una supuesta choza de Puntallana, observan en el informativo de Radio Televisión Insular de La Gomera, la llegada de la Virgen de Guadalupe a la Villa de San Sebastián. También el templo de la Asunción acoge un concierto benéfico de los Coros Parroquiales.

 

La representación de “Las Posadas”, una tradición guatemalteca que trajeron las hermanas betlemitas, siguiendo el espíritu  del Hermano Pedro, se representan tanto en Arona como, ahora, en Finca España.

 

El próximo día 30 de diciembre, en Candelaria, tendrá lugar el tradicional retiro con el obispo Bernardo Álvarez, organizado por la CONFER. A las 10 horas, se llevará a cabo la reflexión y la meditación y, posteriormente, a las 13:15 horas, se desarrollará la Eucaristía.

 

La parroquia Nuestra Señora de la Merced, en El Médano, continúa desarrollando sus conciertos navideños. El viernes, 2 de enero, a las 21:00 horas tendrá lugar un concierto de órgano a cargo de Michael Eckerle en el que se repasarán obras de Vivaldi y Bach, entre otros autores.

 

Las campanas del  convento de Santa Clara, en La Laguna están repicando estos días el que está considerado como el más popular de los villancicos: "Lo Divino". Se da la circunstancia especial de que el manuscrito de dicho tema musical es del autor Fermín Cedrés y lo conservan las monjas de clausura de las Clarisas.

 

El lunes 22 de diciembre se reunió el Consejo de Profesores del ISTIC-Tenerife para abordar, entre otros asuntos, una reflexión sobre la reestructuración de los departamentos, el balance y el nuevo presupuesto económico, y distintas informaciones sobre actividades realizadas y propuestas formativas a realizar como la próxima semana de ética y política a celebrar a partir de dos de marzo con el título “ética y globalización” o  el XX Encuentro en la Cultura que tendrá lugar en abril bajo el título “la existencia humana: enfermedad y salud”.

 

El próximo lunes, 29 de diciembre, está previsto que den comienzo los trabajos preliminares en la Catedral. El inicio de las obras, que consistirá en la ejecución de los levantamientos topográficos, se decidió en Madrid durante la primera reunión mantenida por la Comisión de Seguimiento, integrada por técnicos del Ministerio de Cultura y del Obispado de Tenerife.  El deán de la Catedral  explicó al periódico “La Opinión” que "el contrato para la ejecución de los trabajos de sustitución de las cúpulas y la bóveda principal del templo ya ha sido adjudicado por el Obispado-Cabildo Catedral al arquitecto José Miguel Márquez Zarate". Para ello, la Diócesis dispone de un millón y medio de euros que se encuentran en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y que han sido otorgados por el Gobierno central mediante una subvención. La Comisión de Seguimiento espera que el "proyecto de sustitución esté listo para el mes de mayo del próximo año, con el fin de que las obras puedan dar comienzo en junio".

 

El periódico “El Día” ha publicado en su edición del 20 de diciembre, un reportaje sobre Iván González. Este joven de 30 años, se ha ordenado recientemente, en Roma, sacerdote de los Legionarios de Cristo.

 

Manos Unidas cumplirá el próximo mes de febrero su 50 Aniversario. Esta organización nació en España y desde 1960 lucha contra la pobreza, el hambre, la malnutrición, la enfermedad, la falta de instrucción, el subdesarrollo y contra sus causas.

 

En su empeño de transmitir los valores de solidaridad y derechos humanos, Manos Unidas, junto a la Fundación Canaria Solidaridad La Palma, ha desarrollado un taller de manualidades y “cuentacuentos” incluidos en la dinámica de ambas ONG’s, en la plaza de España de Los Llanos de Aridane.

 

Caritas en la parroquia gomera de Santiago ha puesto un puesto de comercio justo en la feria municipal instalada en la avenida marítima.

 

El próximo uno de Enero de 2009  a las 17.30 horas se celebrará una eucaristía especial, tras la cual será izada en la parroquia de la Concepción de la capital herreña y en su ayuntamiento, la Bandera de la Virgen, anunciando así el comienzo de un Año de Bajada.

 

El suplemento del periódico La Opinión publicado el 19 de diciembre recoge un reportaje titulado “Canarios de Iglesia en el mundo” en el que repasa la biografía de diversas personas que han contribuido al desarrollo de la Iglesia en las islas. Entre otros, se hace mención al Santo Hermano Pedro, José de Anchieta y la Siervita.

 

El párroco de la iglesia de La Concepción de La Orotava, Antonio Hernández, dio lectura este año al pregón de la Navidad lagunera en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, con un claro mensaje de que "sin esperanza no hay Navidad". Antonio Hernández destacó que "la única razón para celebrar la Navidad es la de que nos ha nacido hoy el Salvador. Ese Niño no le ha nacido sólo a María y José. No sólo es suyo. Es de todos, es El Salvador del mundo. El único en el que podemos poner nuestra última esperanza. Este mundo que conocemos no es la verdad absoluta. Jesucristo es la esperanza de que la injusticia, la violencia, el egoísmo y la mentira, tan presentes en nuestra sociedad, no tienen la última palabra".

 

En la última reunión de la Comisión de seguimiento del Convenio que mantienen el Cabildo de la Gomera y el Obispado se acordó que a la rehabilitación de la histórica ermita de Las Nieves, en la Capital Gomera, se sumará en 2009 a las obras que se realizan en las iglesias de La Asunción, también en San Sebastián; El Salvador, en Alajeró, y San Juan Bautista, en Vallehermoso.  La Corporación insular renovará una significativa aportación económica para las obras necesarias y entre las que destaca la renovación del techo de la referida ermita de Las Nieves. Además, se van a restaurar una serie de imágenes religiosas.

 

El consejero de Cultura, Educación y Patrimonio Histórico del Cabildo de La Palma, Primitivo Jerónimo, participó de la presentación de dos obras restauradas: El “Grabado de la Familia Franciscana”, impreso en Amberes en 1626, fue restaurado en el Centro de Conservación y Recuperación del Documentos Gráfico, mientras que la pintura “Impresión de las llagas a San Francisco en el Monto Alverna”, fue reparada en el Taller de Conservación y Restauración de Pintura y Escultura.

 

La histórica Ermita del pueblo de Valle Tabares, cuyo origen data del siglo XVII, será restaurada por el Ayuntamiento de La Laguna y el Cabildo de Tenerife. La junta municipal de gobierno aprobó  su aportación para esta importante intervención en materia de patrimonio histórico, cuyo total asciende a unos 100.000 euros.

 

Ha fallecido el conocido escultor y alfombrista Ezequiel de León. Su obra como escultor y restaurador ha quedado reflejada en numerosos lugares de la diócesis. Como alfombrista, durante tres años desarrolló la dirección de los tapices de arena naturales de la plaza del Ayuntamiento de La Orotava. Con la muerte, en La Orotava, del prestigioso escultor Ezequiel de León Domínguez, las Islas pierden a uno de los representantes más significativos y emblemáticos de la imaginería religiosa.

 

8 MILLONES” UN DOCUMENTAL DE LOS SERVICIOS INFORMATIVOS DE POPULAR TV PARA LA NOCHEBUENA

8 millones son los pobres que hay en nuestro país. “8 millones” es un documental elaborado por los Servicios Informativos de Popular TV, la televisión del Grupo COPE, en el que aparece el rostro que tiene la pobreza más severa en España. Un documental en el que se reflejan las muchas iniciativas de Caridad que existen en nuestro país para dar de comer, para dar un techo, para curar y acompañar, también en la búsqueda de un sentido para la vida, a aquellos que menos tienen. Hay muchas historias en los comedores, en los albergues y en las numerosas iniciativas sociales que atienden a los pobres más severos. Los Servicios Informativos de Popular TV han visitado muchas de estas instituciones para elaborar un documental que se estrena el próximo miércoles 24 de diciembre de 2008 a las 18.30 horas. 50 minutos de duración para descubrir una pobreza que tenemos cercana, para conocer las razones de los que se dedican a atender a los más necesitados, para escuchar a los expertos.


Martes, 23 de diciembre de 2008

Discurso de Benedicto XVI a los Obispos de Taiwán, recibidos en audiencia la mañana del viernes 12 de diciembre de 2008, con ocasión de la vista Ad Limina Apostolorum.

 

Mis queridos hermanos Obispos,

A todos vosotros, os doy saludos de paz y alegría en el Señor Jesús. Por su gracia, habéis venido a esta ciudad para venerar las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo como un signo de vuestra comunión con la Iglesia en Roma, que “preside en la comunión universal de caridad” (Pastores Gregis, 57, cf. San Ignacio de Antioquía, Ad Romanos, 1, 1). Es con este espíritu de caridad que os doy la bienvenida hoy y animo a los fieles católicos en Taiwan a perseverar en  fe, esperanza y amor.


“Consolad, dad consuelo a mi pueblo” (Is 40, 1). Estas palabras, que han resonado en la liturgia de la Iglesia esta semana, resumen claramente mi mensaje a vosotros hoy. ¡No estáis nunca solos! Unidos al Padre a través del Hijo y en el Espíritu Santo, vosotros, juntos con todos vuestros hermanos en el Episcopado, sois bendecidos con aquella “colegialidad efectiva” que os fortalece  para predicar el Evangelio y preocuparos de las necesidades del rebaño del Señor (cf. Pastores Gregis, 8). Efectivamente, vuestra celebración del 150 Aniversario de la Evangelización Católica en Taiwan es una ocasión para manifestar  siempre con más ilusión vuestra unidad de uno para otro y con el señor porque prometisteis  juntos el apostolado común de la Iglesia.


Esta unidad de pensamiento y corazón se evidencia en vuestro deseo de cooperar más íntimamente por extender el Evangelio entre los no creyentes y formar a aquellos ya iniciados en la Iglesia a través del Bautismo y la Confirmación. Estoy satisfecho de observar que continuáis coordinando una diversidad de instituciones para este fin, con el énfasis debido en la parroquia, la “primera fuerza y lugar preeminente para la catequesis” (Catechesi Tradendae, 67). Como Obispos, sois bien conscientes de vuestro papel vital en este aspecto. Vuestro ministerio de enseñar es inseparable de los ministerios de santificar y gobernar, y es integrante de lo que San Agustín llama el amoris officium: el “ministerio del amor” (San Agustín, In Ioannem, 123). Decisivo a esta finalidad es la formación de los sacerdotes, quienes son ordenados para asistiros ejerciendo este “ministerio de amor” por el bien del pueblo de Dios. Estos programas son para llevarlos a cabo de modo que los sacerdotes puedan continuar centrándose en el significado de su misión y abrazándola con fidelidad y generosidad. Tales programas deben también ser designados con la consideración debida a la diversidad de edades, condiciones de vida y servicios descubiertos en vuestro clero.


Se debe dar prioridad a la preparación cuidadosa de los catequistas. Una vez más, es esencial tomar en consideración la selección de entornos en los que trabajan y dotarles  con los recursos necesarios de modo que puedan seguir el ejemplo de Jesús hablando la verdad  francamente y de un modo fácilmente accesible a todos (cf. Mc 4, 11). Con su ayuda activa, seréis capaces de preparar programas catequéticos bien planeados que empleen una metodología progresiva y gradual, para que de año en año entre vuestro pueblo pueda ser fomentado un encuentro siempre profundo con el Dios Trinitario.


Una catequesis efectiva construye inevitablemente familias más fuertes, que sucesivamente dan a luz nuevas vocaciones sacerdotales. Efectivamente, la familia es aquella “Iglesia doméstica” donde el Evangelio de Jesús es oído por primera vez y el arte de vida cristiana primeramente practicada (cf. Lumen Pentium, 11). La Iglesia, en cada nivel, debe mantener y fomentar el don del sacerdocio de modo que los jóvenes respondan generosamente a la llamada del Señor a ser operarios en la viña. Padres, pastores, maestros, líderes parroquiales, y todos los miembros de la Iglesia deben proponer ante los jóvenes la decisión radical a seguir a Cristo, para que encontrándole, se encuentren a sí mismos (cf. Sacramentum Caritatis, 25).


La familia, como sabéis, es aquella “primera y vital célula”: el prototipo para todos los niveles de la sociedad (cf. Apostolicam Actuositatem, 11). Vuestra reciente Carta Pastoral Preocupación Social y Evangelización subraya la necesidad de la Iglesia a ocuparse activamente en la promoción de la vida de la familia.  Fundada en la alianza irrevocable, la familia conduce a las personas a descubrir la bondad, la belleza y la verdad, para que puedan percibir su único destino y enseñar cómo contribuir a la edificación de una civilización del amor. Vuestra preocupación profunda por el bien de las familias y de la sociedad como un todo, mis Hermanos, os mueve a asistir a las parejas a conservar la indisolubilidad de sus compromisos matrimoniales. Nunca os canséis de promover una legislación y políticas civiles justas que protejan la sacralidad del matrimonio. Salvaguardad este sacramento de todo lo que pueda dañarlo, especialmente el corte deliberado de la vida en sus estadios más vulnerables.


La solicitud de la Iglesia por los débiles  le obliga de modo parecido a dar atención especial a los migrantes. En las diversas cartas pastorales, habéis indicado  el papel esencial de la parroquia sirviendo a los migrantes y tomando conciencia  de sus necesidades. Me grada también observar que la Iglesia en Taiwan ha sido activamente defensora de las leyes y de políticas que protegen los derechos humanos de los migrantes. Como sabéis, muchos de esos que llegan a vuestras costas no solo participan en la plenitud de la comunión católica, sino también traen con ellos la única herencia cultural de sus respectivos lugares de origen. Os animo a continuar acogiéndoles con afecto para que puedan recibir el cuidado pastoral  asiduo que les asegure su pertenencia a la “familia de la fe” (Gal 6, 10).


Mis queridos Hermanos Obispos, por la Providencia del Dios Todopoderoso,  habéis señalado vigilar  a esa familia de fe. Vuestra unión apostólica con el Sucesor de Pedro supone una responsabilidad pastoral por la Iglesia universal alrededor del globo. Esto particularmente significa, en vuestro caso, una preocupación amorosa para los católicos en el continente, a los que tengo constantemente en la oración. Vosotros y los fieles cristianos en Taiwan sois un signo viviente que, en una sociedad justamente ordenada, uno no necesita temer que sea un católica fiel y un buen ciudadano. Ruego que como parte de la gran familia católica china, continuéis estando espiritualmente unidos con vuestros hermanos en el continente.


Queridos Hermanos, soy bien consciente que los obstáculos a los que os enfrentáis pueden parecer insoportables. Sin embargo existen muchos signos claros – Día de la Juventud de Taiwan y la Conferencia sobre la Evangelización Creativa son dos ejemplos recientes – del poder del Evangelio para convertir, curar y salvar. Que las palabras el profeta Isaías nunca dejen de animar vuestros corazones: “¡No temáis! ¡Aquí está vuestro Dios!” (Is 40, 9). ¡El Señor efectivamente habita entre nosotros! Él continúa enseñándonos por su palabra y nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre. La esperanza de su retorno nos estimula a manifestar el grito levantado desde Isaías y repetido por Juan el Bautista: “¡Preparad el camino del Señor!” (cf. Is 40, 3). Estoy seguro que vuestra celebración fiel del Santo Sacrificio os preparará a vosotros y vuestro pueblo a encontrar al Señor cuando él venga de nuevo.

Confiándoos  a vosotros y a vuestro pueblo bajo el cuidado de la protección maternal de María, Auxilio de los Cristianos, cordialmente imparto mi bendición apostólica.


(Traducción particular no oficial desde el inglés)

Texto en inglés:
http://www.fides.org/ita/magistero/bxvi/adlimina_taiwan_121208.html

 


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Mensaje de Navidad 2008 que ha escrito su beatitud Fouad B. Twal , patriarca latino de Jerusalén, en el que anuncia el deseo de Benedicto XVI de visitar Tierra Santa en mayo.

  

Las campanas de la Basílica de la Natividad resuenan otra vez, para cantar con los Ángeles, el himno eterno: "¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor!" (Lc 2, 14).

Desde la humilde ciudad de Belén, dirijo este mensaje de Navidad a todos los habitantes de Tierra Santa: En Jordania, Palestina, Israel, Chipre, cristianos nacionales y peregrinos, judíos, musulmanes, drusos y todos aquellos que aman Tierra Santa. A todos, os pido, que roguéis al Niño del Pesebre, de modo que Él haga de esta Tierra, Su Reino, "un Reino de verdad y vida, un Reino de santidad y gracia, un Reino de justicia, amor y paz" (Prefacio de la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo ). Deseamos que esta Fiesta de Navidad traiga la paz deseada por todas las partes, fundada en la justicia y en la verdad. Para que así, nuestra vida en esta Tierra que ha sido santificada por los profetas, llegue a ser una Navidad continua y siempre en aumento, en donde reine, en los corazones y en las familias, un gozo que se irradie por las calles. Nuestros queridos peregrinos palparán la fe, el amor entre nosotros, nuestra hospitalidad y nuestra fraternal coexistencia, unidos tal como somos, por nuestra fe en Dios, en un destino inalienable.


Rogamos a Dios para que nos dé la paz y de este modo prosperen nuestros países, se acrecienten tanto las oportunidades de trabajo, como el encuentro entre los habitantes de todas las denominaciones, en un diálogo fructífero entre religiones y culturas. La estabilidad detendrá la emigración y las familias hallarán la paz necesaria para el futuro de sus hijos. En la actualidad, la emigración desarraiga a la gente de sus raíces religiosas y nacionales, borrando su identidad.


En el momento en que llega esta Navidad, nos encontramos llenos de esperanza a causa de los recientes encuentros internacionales del más alto nivel entre  Jefes religiosos y otros constructores de Paz, basados en un genuino deseo de realizar una vida en armonía, con toda la dignidad y aceptación del otro, sin rigideces o prejuicios, especialmente de aquellos que tildan a otros de "infieles", demonizando y anatematizándolos.


Que la gracia de la Navidad y las sinceras oraciones de los fieles, acompañen a los líderes que sostienen aquellas iniciativas de paz, y que bendiga sus esfuerzos coronándolos con el éxito. Esta esperanza y optimismo no nos impide darnos cuenta en nuestra vida cotidiana, de la inestabilidad, de la falta de seguridad, de un futuro difuso, y no menos, de las agresiones contra los ciudadanos, sus tierras, propiedades y pertenencias.


Junto con Belén que ha estado esperando a través de la historia a Aquel que "destruiría el yugo que carga" a la gente, "y el madero sobre sus hombros y la vara de su opresor" (Isaías 9, 3), estamos aún esperando la manifestación de la gracia del Salvador, que eliminará o pondrá fin a la ocupación y a la injusticia, liberándonos de nuestros miedos, durezas y divisiones internas.
Anhelamos el amanecer de una nueva era donde la venganza se rinda al perdón, y el amor venza al odio; una era en la cual se alce el sol de paz y de justicia; la codicia y rencores se desvanezcan y declinen las enemistades; un tiempo en que la gente halle el acuerdo a través de la armonía y la amistad. Entonces, "el lobo habitará con el cordero y el leopardo se acostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los guiará" (Isaías 11,6).


En esta ocasión no nos olvidamos de Jerusalén, el más grande depósito que se nos ha confiado y que debemos mantener. ¡Estamos muy preocupados por la Ciudad Santa! Cargamos con la responsabilidad de defender su santidad y preservar sus características distintivas y únicas. Ella es el santuario en donde se encuentran los seguidores de las tres "religiones monoteístas": Judaísmo, Cristianismo e Islam. Todos ellos se encuentran en la creencia común en un sólo Dios, y en la filiación a Abraham, el padre común de todos sus fieles. La  ciudad de Jerusalén sufre hoy a causa de las ilegales  implantaciones y de la agotadora emigración de sus cristianos, debido a la falta de paz y a la deteriorada situación política. Todo ello nos hace preocuparnos por el futuro de nuestras iglesias y de los cristianos en la Tierra Natal de Cristo.


En esta Navidad, rezaremos por las ciudades, los pueblos y las aldeas de Tierra Santa porque ellos se hallan aislados unos de otros. Con dolor y profunda tristeza, observamos como los civiles son encerrados; la erección de muros y barreras que crean violencia y humillación, generan rencores y odio, considerando que urgentemente necesitamos, más que todo, llevar una vida callada y serena en mutua confianza y amistosa cooperación.


Con todos los Patriarcas Católicos del Medio Oriente "Nos dirigimos hacia nuestros hijos y hacia todos los habitantes de estas Tierras Santas, a la sombra de las situaciones que empeoran en Palestina, y especialmente el injusto bloqueo impuesto sobre Gasa y sobre cientos de miles de personas inocentes que viven en ella. A la vez, agradecemos y apreciamos los esfuerzos con el cual se entregan con sacrificio todos aquellos que tienen buena voluntad para romper este asedio. Llamamos también a los responsables locales e internacionales para llegar, finalmente, a la justa y definitiva paz en Tierra Santa a fin que regrese y sea entonces fuente de salvación y de reconciliación, de justicia y de perdón para Ella misma y para el mundo entero. Nos dirigimos, también, a los mismos palestinos a fin que regresen a la unidad entre ellos en el marco de la legitimidad Palestina reconocido y aparten así de este modo la continuación del bloqueo y de la humillación de junto a ellos." (Declaración Final del XVIII Encuentro del Consejo de los Patriarcas Católicos de Oriente, El Líbano, Noviembre 2008.) 
La segunda tragedia ante la cual no se nos permite ni ignorar ni guardar silencio es la de Irak, cuya población, cultura, herencia e historia han sido minadas por la ocupación de fuerzas extrañas que han destruido sus estructuras fundamentales, transformándolo en una jungla de caos, violencia y terrorismo.


Dirigimos la atención hacia las explosiones que demuelen las iglesias y mezquitas, al secuestro y asesinato de varios sacerdotes y obispos, a la destrucción de casas de muchos cristianos quienes son constantemente amenazados y obligados a la deportación. Deseamos que  todos los ciudadanos iraquíes permanezcan en su tierra natal, ya que son una valiosa parte de la nación árabe, una parte llena de una gloriosa historia y cultura que contribuyó enormemente a la civilización de las gentes, gracias también a poderosas inteligencias y grandes oportunidades. Rezamos por la unidad de Irak y por su retorno a la vida normal.


Queridos hermanos y hermanas,
Quisiéramos anunciaros el deseo de que su Santidad el Papa Benedicto XVI visite Tierra Santa como peregrino, este próximo mes de mayo. El Supremo Pontífice desea rezar con nosotros y por nosotros, y adquirir un conocimiento de primera mano de las duras condiciones de nuestra región. Tenemos confianza en el Señor, de que este peregrinaje y visita pastoral de nuestro Pontífice, será una bendición para todos nosotros, así como también, una contribución sustancial para un mejor entendimiento entre las varias naciones de nuestra región, levantando las barreras, ayudando a resolver los problemas, removiendo dificultades y consolidando las buenas relaciones entre naciones y denominaciones, en seguridad y paz.


Desde Belén, llamo a mis hermanos Obispos y otros líderes religiosos en general, a las Órdenes y Congregaciones Religiosas, a las personas consagradas y a toda la gente de buena voluntad, a los peregrinos y a todos aquellos que aman Tierra Santa: ¡Por favor, recordad a Belén y a Jerusalén en vuestras oraciones! Tierra Santa clama a vuestras conciencias y suplica vuestra ayuda. ¡No la abandonéis en su dificultad! ¡Asistidla, para que llegue a ser y a permanecer   una tierra de amor, de paz, de reconciliación y de igualdad entre todos sus hijos!


¡Oh Niño de Belén, que quisiste nacer en el silencio y en la calma, planta en nuestros corazones el amor por la paz, la justicia y la serenidad! ¡Tú que has experimentado la pobreza, el deambular y el temor, ten misericordia de nuestros pobres, vagabundos, prisioneros y de los habitantes de los campos de refugiados!
¡Oh Dios sin límites, en Tu Nacimiento según la naturaleza humana, aceptaste los límites de espacio y de tiempo! ¡Tú conociste los límites de un lugar al nacer en una gruta y ser obligado a escapar y huir! ¡Tú conociste los límites del tiempo cuando habitaste en el santo seno de la Virgen y fuiste, en la Gruta, el modelo de los refugiados y de la gente rechazada! ¡Santifica nuestro país, Tu país, para que así Tu Nombre sea glorificado en todas partes y nos acerquemos a Ti y entre nosotros, bajo las duras circunstancias en las que vivimos!¡Oh Niño de la Gruta, que rechazaste la violencia, el homicidio y el odio, Tú, cuyo Nacimiento dividió la historia en dos: antigua y nueva, antes de Cristo y después de Cristo, expulsa de Tu Tierra natal, las guerras y la destrucción de hogares! ¡Planta la semilla   de la hermandad! ¡Da a los afligidos y a los pobres, esperanza y bienestar! ¡Oh Tú, el Pobre, el Fugitivo y el Perseguido, mira a aquellos que emigraron de Jordania, Palestina, Líbano, Irak y de otros países afligidos! ¡Que Tu tierra natal sea Tierra de bendición y prosperidad, en donde los seguidores de todas las religiones encuentren armonía, para que así "ninguna nación levante la mano contra otra" (Cfr. Isaías 2, 4)! ¡Que Tu Nacimiento sea el nacimiento de una nueva era de paz, estabilidad y seguridad! Amén.

Su Beatitud Mons. Fouad B. Twal, patriarca Latino de Jerusalén

 

[Traducción distribuida por el patriarcado latino de Jerusalén]


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Nota de los obispos españoles de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida que han escrito con motivo de la fiesta de la Sagrada Familia, 28 de diciembre de 2008, con el título "La familia, escuela de humanidad y transmisora de la fe".

 


«La familia formadora de los valores humanos y cristianos». Este es el tema elegido para el sexto encuentro mundial de las familias que tendrá lugar en México del 14 al 18 de enero. El hilo conductor de este encuentro hace referencia a la familia como el camino que conduce al hombre a una vida en plenitud. Unidos a esta idea fundamental nos disponemos a celebrar la fiesta de la Sagrada Familia con el siguiente lema: «La familia, escuela de humanidad y transmisora de la fe».


I. ESCUELA DE HUMANIDAD


a) Aprender a recibir el amor


«La familia es escuela del más rico humanismo» (Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo de hoy, Gaudium et spes, 52). Estas palabras del Concilio Vaticano II presentan a la familia como la morada donde el hombre aprende a ser hombre. Se trata, por tanto, del lugar en el cual se desarrolla la primera y más fundamental ecología humana, el ámbito natural y adecuado para que pueda desarrollarse el aprendizaje de lo verdaderamente humano. Así lo descubrimos a la luz de la Revelación del Hijo de Dios que elige la Sagrada Familia para crecer en su humanidad.


En el hogar familiar la persona reconoce su propia dignidad. Lejos de cualquier criterio de utilidad, en su familia el hombre es amado por sí mismo y no por la rentabilidad de lo que hace. Más allá de lo que pueda aportar por sus posesiones o por sus capacidades físicas, técnicas, intelectuales o las propias de su personalidad, la persona no es un medio al servicio del interés de otros; es un fin absoluto, amada por sí misma, de un modo fiel que permanece en el tiempo incluso con sus propias debilidades.


b) Aprender a acoger y acompañar la vida


La familia es el santuario de la vida donde cada miembro es reconocido como persona humana desde su concepción hasta su muerte natural y aprende a custodiar la vida en todos los momentos de su historia. La misión de acoger y acompañar la vida es una labor permanente de la familia. Sin embargo, esta misión adquiere una relevancia singular en este momento en que muchas familias son afectadas dramáticamente por la crisis económica y, sobre todo, cuando han sido anunciadas reformas legislativas que ponen en peligro la vida naciente y terminal: el aborto y la eutanasia.


En la familia, escuela de solidaridad, compartimos los bienes y sostenemos fraternalmente a los miembros más necesitados. Y es en el hogar familiar donde, frente a la posesión de muchos bienes materiales inducida por un consumismo desmedido, aprendemos lo que es verdaderamente importante: el amor.


En la familia se percibe que cada hijo es un regalo de Dios otorgado a la mutua entrega de los padres, y se descubre la grandeza de la maternidad y de la paternidad. El reconocimiento de la vida como un don de Dios nos urge a pedir que no se prive a ningún niño de su derecho a nacer en una familia, y que toda madre encuentre en su hogar, en la Iglesia y en la sociedad las ayudas necesarias para tener y cuidar a sus hijos.


En la familia y en la comunidad cristiana se encuentra la razón para vivir y seguir esperando. Todos, incluidos los que sufren por enfermedad, soledad o falta de esperanza, pueden hallar en la familia y en la Iglesia la certeza de ser amados, y sobre todo la convicción del amor único e irrepetible de Dios que permanece más allá del pecado y de la muerte: «la verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando "hasta el extremo", "hasta el total cumplimiento" (cf. Jn 13,1; 19,30)» (Benedicto XVI, Spe salvi, 27).


c) Aprender a dar la propia vida


A través de las relaciones propias de la vida familiar descubrimos la llamada fundamental a dar una respuesta de amor para formar una comunión de personas. De esta manera, la familia se constituye en la escuela donde el hombre percibe que la propia realización personal pasa por el don de sí mismo a Cristo y a los demás, como advierte el Señor en el Evangelio: «porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará» (Lucas 9, 24). El eco de estas palabras del Señor resuenan en la enseñanza del Concilio Vaticano II: «el hombre, única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás» (Gaudium et spes, 24. De esta manera, la familia es la escuela en la que se forja la libertad orientada por la verdad del amor: «la libertad se fundamenta, pues, en la verdad del hombre y tiende a la comunión», Veritatis splendor, 86).


II. TRANSMISORA DE LA FE


La primera manifestación de la misión de la familia cristiana como iglesia doméstica es la transmisión de la fe (Cf. Conferencia Episcopal Española, Directorio de la pastoral familiar de la Iglesia en España, 66).

La experiencia del amor gratuito de los padres que ofrecen a los hijos la propia vida de un modo incondicionado, prepara para que el don de la fe recibido en el bautismo se desarrolle adecuadamente. Se dispone así a la persona para que pueda conocer y acoger el Amor de Dios Padre manifestado en la entrega de su Hijo, y construir la vida familiar en torno al Señor, presente en el hogar por la fuerza del sacramento del matrimonio.


En la familia cristiana descubrimos que formamos parte de una historia de amor que nos precede, no sólo por parte de los padres y abuelos sino, de un modo más fundamental, por parte de Dios según se ha manifestado en la historia de la salvación.


En la familia cristiana se descubre la fe como una verdad en la que creer, la verdad del Amor de Dios que implica la respuesta de toda la persona. Encontramos así la vocación propia de todo hombre, la llamada a entregar a Dios la propia vida.


En el hogar cristiano se descubre la fe como verdad que se ha de celebrar introduciendo a cada miembro en la vida de los sacramentos que acompañan los acontecimientos más fundamentales de la historia familiar. De un modo central la Eucaristía, porque hace presente la entrega esponsal de Cristo en la Cruz y enseña e impulsa a dar la vida por amor incluso en los momentos de dificultad o sufrimiento.

En la familia cristiana se descubre la fe como una verdad que se ha de vivir y, por lo tanto, que se ha de practicar en la vida, orientando y configurando la actuación concreta de cada miembro de la familia.


III. CONCLUSIÓN


Que la familia se constituye en la primera y más fundamental escuela de aprendizaje para ser persona es un hecho originario y, por lo tanto, insustituible. Así lo descubrimos a la luz del misterio del nacimiento del Hijo de Dios que contemplamos en la Navidad. La familia es el lugar elegido por Jesucristo para aprender a ser hombre: "el niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él" (Lucas 2, 40); es el reflejo en la tierra del misterio de Comunión eterna que Él vive en el seno de la Santísima Trinidad.


Rogamos a la Sagrada Familia que el encuentro mundial de las familias suponga una fuerte efusión del Espíritu para que Cristo sea la piedra angular sobre la que se construye el hogar cristiano. Nuestra oración se dirige especialmente a las madres que encuentran serias dificultades para dar a luz a sus hijos, a los ancianos y enfermos que ven mermada su esperanza y a los hogares que están sufriendo los efectos de la actual situación económica.


Rogamos también por los frutos de la especial celebración de la fiesta de la Sagrada Familia que por segunda vez tendrá lugar este año en Madrid con la intervención del Papa a través de la televisión.

Que el hogar de Nazaret sea la luz que guíe la vida de nuestras familias para que sean escuelas de humanidad y transmisoras de la fe.


Con nuestra bendición y afecto:


Mons. Julián Barrio Barrio,

Mons. Juan Antonio Reig Pla, Presidente de la Subcomisión de Familia y Vida

Mons. Francisco Gil Hellín

Mons. Vicente Juan Segura

Mons. Manuel Sánchez Monge

Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa

Mons. Gerardo Melgar Viciosa

Presidente de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar

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INTENCIÓN MISIONERA - "Para que, conscientes de la necesidad de una nueva Evangelización en esta época de profundas transformaciones, las diversas confesiones cristianas se empeñen en anunciar la Buena Nueva y en caminar hacia la plena unidad de todos los cristianos, para ofrecer así un testimonio más creíble del Evangelio”. Comentario a la Intención Misionera indicada por el Santo Padre para el mes de enero 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La Iglesia es como un río que porta agua en abundancia en el corazón de la historia humana. A lo largo de su cauce, encuentra siempre nuevas y distintas orografías a las que debe adaptarse. A veces son desfiladeros estrechos, otras veces amplios valles, en ocasiones zonas de suaves colinas. Siempre toma la forma adecuada para fecundar todos los paisajes con el agua viva que lleva en su seno.

También en nuestra época, donde están teniendo lugar rápidas y profundas transformaciones, la Iglesia debe ejercer su misión vivificadora como portadora del Espíritu de Jesús. Es necesario conocer el contexto vital donde se desenvuelve la sociedad para que ninguna realidad humana quede sin recibir la luz de la Palabra de Dios. Todas las estructuras sociales deben estar al servicio del hombre y de su vocación sobrenatural. Esta es la más grande dignidad humana: ser llamado a compartir la vida de Dios. Por eso, aunque los cambios sociales y culturales actuales tomen frecuentemente un sesgo laicista, secularizado, siempre permanece en el corazón del hombre la sed de Dios, la necesidad de un amor que no termine con la muerte, de un amor que venza a la muerte. Hoy es necesaria una nueva evangelización, sobre todo en los países de “antigua cristiandad”. La Iglesia ha nacido para evangelizar, esa es su esencia más profunda. Y cuanta más sed se aprecia en el hombre, mayor debe ser el esfuerzo de aquella que ha recibido la tarea de dar de beber, de saciar el anhelo interior de verdad, de redención y vida eterna que todo hombre posee. Dice Benedicto XVI: “Una vez más os repito que sólo Cristo puede colmar las aspiraciones más íntimas del corazón del hombre; sólo Él es capaz de humanizar la humanidad y conducirla a su «divinización»…. Y quien se deja guiar por el Espíritu comprende que ponerse al servicio del Evangelio no es una opción facultativa, porque advierte la urgencia de transmitir a los demás esta Buena Noticia.” (20-07-2007).

No cabe duda que la división entre los cristianos, es una gran dificultad para el testimonio convincente del Evangelio. Por eso la búsqueda de la unidad debe ser una orientación prioritaria en la Iglesia. Esta unidad no se podrá lograr sin la oración. «Frente a las debilidades y los pecados que impiden aún la comunión plena de los cristianos, cada una de esas exhortaciones ha mantenido su pertinencia, pero eso es verdad de modo especial para el imperativo: "orad sin cesar". ¿Qué sería el movimiento ecuménico sin la oración personal o común, para que "todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti"? (Jn 17, 21). ¿Dónde podremos encontrar el "impulso suplementario" de fe, caridad y esperanza que hoy necesita de modo particular nuestra búsqueda de la unidad?» (Benedicto XVI, 25-I-2008).

La oración de Jesús, “que todos sean uno, como Tú Padre en mí, y yo en Ti, para que así ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado” nos impulsa a la búsqueda de la unidad. La división es obstáculo al testimonio de la Iglesia. No se debe caer en la tentación de buscar la unidad por la falsa vía de la eliminación de las verdades de fe que nos separan. A este respecto decía Juan Pablo II: “No se trata en este contexto de modificar el depósito de la fe, de cambiar el significado de los dogmas, de suprimir en ellos palabras esenciales, de adaptar la verdad a los gustos de una época, de quitar ciertos artículos del Credo con el falso pretexto de que ya no son comprensibles hoy. La unidad querida por Dios sólo se puede realizar en la adhesión común al contenido íntegro de la fe revelada. En materia de fe, una solución de compromiso está en contradicción con Dios que es la Verdad” (Ut unum sint, 18).

La unidad se dará solamente en la caridad y en la verdad. Oremos por la unidad. ¡Qué fuerza tendría el testimonio de un solo rebaño bajo un solo pastor! Creamos en el poder de Dios para superar las dificultades en el camino de la unidad. “Si nos preguntáramos si todo esto es posible, la respuesta sería siempre: sí. La misma respuesta escuchada por María de Nazaret, porque para Dios nada hay imposible” (Ut unum sint, 102). (Agencia Fides 23/12/2008)


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ZENIT ofrece el texto completo del discurso pronunciado el  sábado 20 de diciembre de 2008, por Benedicto XVI al recibir en audiencia a los miembros del Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana.

 


Señor cardenal,

queridos hermanos y hermanas

Con verdadero placer os doy la bienvenida y saludo a cada uno de vosotros, que formáis parte del Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana. Saludo en primer lugar al Gran Canciller, el cardenal Zenon Grocholewski, y le agradezco las palabras con la que se ha hecho amable intérprete los sentimientos de todos vosotros. Saludo al rector, al cuerpo docente, a los colaboradores y a los estudiantes. El agradable encuentro de hoy me da la oportunidad de manifestar mi vivo aprecio por la preciosa y fecunda actividad cultural, literaria y académica que lleva a cabo vuestro Instituto, en servicio a la Iglesia y a la cultura en general.


Sé de hecho que, en los ámbitos tradicionales de la arqueología, son de notable relevancia científica los cursos ordinarios y de especialización mediante los cuales vuestro Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana se propone dar a conocer los monumentos paleocristianos sobre todo de Roma, con amplias referencias al resto de regiones del Orbis christianus antiquus. También la "Revista" y la actividad científica de profesores y ex alumnos, además de la promoción de congresos internacionales busca, a vuestro entender, salir al encuentro de las expectativas de cuantos le preocupan por el conocimiento y estudio de las ricas memorias históricas de la comunidad cristiana. La finalidad principal de vuestro Instituto es precisamente el estudio de los vestigios de la vida eclesial a través de los siglos. Ofrecéis la oportunidad, a quien elige esta disciplina, de internarse en una realidad compleja, la de la Iglesia de los primeros siglos, para "comprender" el pasado haciéndolo presente a los hombres de hoy. "Comprender" para vosotros es como identificarse con el pasado que emerge a través de los ámbitos típicos de la arqueología cristiana: la iconografía, la arquitectura, la epigrafía y la topografía. Cuando se trata de describir la historia de la Iglesia, que es "signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano" (LG 1), la paciente investigación del arqueólogo no puede prescindir de penetrar también en las realidades sobrenaturales, sin renunciar sin embargo al análisis riguroso de los restos arqueológicos.


En efecto, como bien sabéis, no es posible una visión completa de la realidad de una comunidad cristiana, por antigua o reciente que sea, si no se tiene en cuenta que la Iglesia está compuesta de un elemento humano y de un elemento divino. Cristo, su Señor, habita en ella y la ha querido como "comunidad de fe, de esperanza, de caridad, como organismo visible a través del cual difunde a todos la verdad y la gracia" (LG 8). En esta pre-comprensión teológica, el criterio de fondo no puede ser otro que el de dejarse conquistar por la verdad investigada en sus fuentes antiguas, con un ánimo libre de pasiones y prejuicios, siendo la arqueología cristiana una ciencia histórica, y por tanto basada en el estudio metódico de las fuentes.


La difusión de la cultura artística e histórica en todos los sectores de la sociedad proporciona a los hombres de nuestro tiempo los medios para reencontrar sus propias raíces y para tomar de ellas los elementos culturales y espirituales que le ayuden a edificar una sociedad de dimensiones verdaderamente humanas. Todo hombre, toda sociedad necesita una cultura abierta a la dimensión antropológica, moral y espiritual de la existencia. Auguro fervientemente, por tanto, que gracias a la labor de vuestro benemérito Instituto, prosiga e incluso se intensifique la búsqueda de las raíces cristianas de nuestra sociedad. La experiencia de vuestro Instituto demuestra que el estudio de la arqueología, especialmente d ellos monumentos paleocristianos, permite profundizar en el conocimiento de la verdad evangélica que se nos ha transmitido, y ofrece la oportunidad de seguir a los maestros y testigos de la fe que nos han precedido. Conocer la heredad de las generaciones cristianas pasadas permite a las sucesivas mantenerse fieles al depositum fidei de la primera comunidad cristiana y, siguiendo su mismo camino, seguir haciendo resonar en todo tiempo y lugar el Evangelio inmutable de Cristo. De ahí que, junto a los importantes resultados obtenidos en el campo científico, vuestro Instituto se preocupe justamente por ofrecer una contribución provechosa al conocimiento y profundización de la fe cristiana. Acercarse a los "vestigios del Pueblo de Dios" es una forma concreta de constatar cómo los contenidos de la misma fe inmutable han sido acogidos y traducidos en vida cristiana según las cambiantes condiciones históricas, sociales y culturales, en el arco de muchos siglos.


Queridos hermanos y hermanas, continuad promoviendo la custodia y profundización de la vastísima herencia arqueológica de Roma y de las diversas regiones del mundo antiguo, conscientes de la misión propia de vuestro Instituto, que es la de servir a la historia y al arte valorando los numerosos testimonios que la "Ciudad Eterna" posee de la civilización occidental, de la cultura y de la espiritualidad católica. Se trata de un patrimonio precioso que se ha formado en el curso de estos dos milenios, un tesoro inestimable del que sois administradores y del que es necesario, como el escriba del Evangelio, sacar continuamente lo nuevo y lo viejo (cfr Mt 13,52). Con este deseo, y ante la Santa Navidad inminente, formulo fervientes votos por vosotros y por vuestros seres queridos, mientras que os bendigo de corazón a todos.


[Traducción del italiano por Inma Álvarez

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Lunes, 22 de diciembre de 2008

ZENIT publica el discurso que Benedicto XVI dirigió el lunes, 22 de Diciembre de 2008, a los miembros de la Curia Romana y de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano en el tradicional encuentro de intercambio de felicitaciones con motivo de la Navidad.


Señores cardenales,

venerados hermanos en el episcopado y en el presbiterado,

queridos hermanos y hermanas:

La Navidad del Señor está a las puertas. Cada familia siente el deseo de reunirse, para disfrutar la atmósfera única e irrepetible que esta fiesta es capaz de crear. También la familia de la Curia Romana se encuentra esta mañana, siguiendo una bella tradición, gracias a la cual tenemos la alegría de encontrarnos e intercambiarnos las felicitaciones navideñas en este particular clima espiritual. Dirijo a cada uno mi saludo cordial, lleno de reconocimiento por la apreciada colaboración prestada al sucesor de Pedro. Agradezco vivamente al cardenal decano Angelo Sodano, que se ha hecho intérprete de los sentimientos de todos los presentes, y también a cuantos están trabajando en los diversos despachos, incluyendo las representaciones pontificias. Me refería al principio a la atmósfera especial de la Navidad. Me gusta pensar que sea casi una prolongación de aquella misteriosa alegría, de aquella íntima exultación que invadió a la santa Familia, a los Ángeles y los Pastores de Belén, en la noche en que Jesús vio la luz. La definiría como "atmósfera de la gracia", pensando en la expresión de san Pablo en la Carta a Tito: "Apparuit gratia Dei Salvatoris nostri omnibus hominibus" (cfr Tt 2,11). El apóstol afirma que la gracia de Dios se manifestó "a todos los hombres": diría que en ello se manifiesta también la misión de la Iglesia y, en particular, la del sucesor de Pedro y de sus colaboradores, de contribuir a que la gracia de Dios, del Redentor, sea cada vez más visible a todos y lleve a todos la salvación.


El año que está a punto de terminar ha sido rico en miradas retrospectivas a fechas importantes de la historia reciente de la Iglesia, pero rico también en acontecimientos, que traen consigo señales de orientación para nuestro camino hacia el futuro. Hace cincuenta años moría el papa Pío XII, hace 50 años era elegido papa Juan XXIII. Han pasado cuarenta años de la publicación de la Encíclica Humanae vitae y treinta años de la muerte de su autor, el Papa Paolo VI. El mensaje de estos acontecimientos ha sido recordado y meditado de muchas formas a lo largo del año, tanto que no quisiera detenerme nuevamente en ellos ahora. La mirada de la memoria, sin embargo, se ha dirigido aún más atrás de los acontecimientos del siglo pasado, y precisamente así nos ha dirigido hacia el futuro: la noche del 28 de junio, en presencia del patriarca ecuménico Bartolomé I de Constantinopla y de representantes de muchas otras Iglesias y comunidades eclesiales pudimos inaugurar en la Basílica de San Pablo Extramuros el Año Paulino, en recuerdo del nacimiento del apóstol de los gentiles hace dos mil años. Pablo no es para nosotros una figura del pasado. Mediante sus cartas, nos habla aún hoy. Y quien entra en diálogo con él, es empujado por el hacia el Cristo crucificado y resucitado. El Año Paulino es un año de peregrinación no sólo en el sentido de un camino exterior hacia los lugares paulinos, sino también, sobre todo. En una peregrinación del corazón, junto con Pablo, hacia Jesucristo. En definitiva, Pablo nos enseña también que la Iglesia es Cuerpo de Cristo, que la Cabeza y el Cuerpo son inseparables y que no puede haber amor a Cristo sin amor a su Iglesia y a su comunidad viviente.


Surgen particularmente ante los ojos tres acontecimiento específicos del año que está por concluir. Ha estado ante todo la Jornada Mundial de la Juventud en Australia, una gran fiesta de la fe, que ha reunido a más de 200.000 jóvenes de todas partes del mundo y les ha acercado no sólo externamente --en sentido geográfico-- sino, con su contagiante alegría alegría de ser cristianos, también interiormente. Junto a ello hubo dos viajes, uno a los Estados Unidos y otro a Francia, en los que la Iglesia se ha hecho visible ante el mundo y para el mundo como una fuerza espiritual que indica caminos de vida y, mediante el testimonio de la fe, trae la luz al mundo. Fueron días que irradiaban luminosidad, irradiaban confianza en el valor de la vida y en el empeño por el bien. Por último, hay que recodar el Sínodo de los Obispos: pastores procedentes de todo el mundo se reunieron alrededor de la Palabra de Dios, que había sido alzada en medio de ellos; en torno a la palabra de Dios, cuya gran manifestación se encuentra en la Sagrada Escritura. Lo que en el día a día damos a menudo por descontado, lo hemos captado de nuevo en su sublimidad: el hecho de que Dios habla, de que Dios responde a nuestras preguntas. El hecho de que Él, aunque en palabras humanas, hable en persona y podamos escucharle y, en la escucha, aprender a conocerlo y a comprenderlo. El hecho de que Él entre en nuestra vida plasmándola y que nosotros podamos salir de nuestra vida y entrar en la inmensidad de su misericordia. Así nos hemos dado cuenta otra vez de que Dios en esta Palabra suya se dirige a cada uno de nosotros, habla al corazón de cada uno: si nuestro corazón se despierta y el oído interior se abre, entonces cada uno puede aprender a escuchar la palabra que se le dirige a propósito para él. Pero precisamente si escuchamos a Dios hablarnos de una forma tan personal a cada uno de nosotros, comprendemos también que su Palabra está presente para que nos acerquemos unos a otros, para que encontremos la forma de salir de lo que es sólo personal. Esta Palabra ha plasmado una historia común y quiere seguir haciéndolo. Entonces nos hemos vuelto a dar cuenta de que --precisamente porque la Palabra es tan personal-- podemos comprenderla de forma correcta y total sólo en el "nosotros" de la comunidad instituida por Dios: siendo siempre conscientes de que nunca podremos agotarla completamente, que ésta tiene algo nuevo que decir a cada generación. Hemos comprendido que los escritos bíblicos ciertamente fueron redactados en épocas determinadas y que constituyen en este sentido, ante todo, un libro procedente de un tiempo pasado. Pero hemos visto que su mensaje no permanece en el pasado ni puede ser encerrado en él: Dios, en el fondo, habla siempre al presente, y habremos escuchado la Biblia plenamente sólo cuando hayamos descubierto este "presente" de Dios que nos llama ahora.


Finalmente era importante experimentar que en la Iglesia hay un Pentecostés también hoy; es decir, que ésta habla en muchas lenguas, y esto no sólo en el aspecto exterior de que estén representadas en ella todas las grandes lenguas del mundo, sino aún más en su aspecto más profundo: en ella están presentes las múltiples formas de experiencia de Dios y del mundo, la riqueza de las culturas, y sólo así aparece la amplitud de la existencia humana y, a partir de ella, la amplitud de la Palabra de Dios. Con todo, hemos también comprendido que el Pentecostés está todavía "en camino", está todavía incompleto: existe una multitud de lenguas que aún esperan la Palabra de Dios contenida en la Biblia. Eran conmovedores también los múltiples testimonios de fieles laicos de todas partes del mundo, que no sólo viven la Palabra de Dios sino que también sufren por ella. Una preciosa contribución fue también el discurso de un rabino sobre las Sagradas Escrituras de Israel, que son también nuestras Sagradas Escrituras. Un momento importante para el Sínodo, es más, para el camino de la Iglesia en su conjunto, fue cuando el patriarca Bartolomé, a la luz de la tradición ortodoxa, con análisis penetrante nos abrió un acceso a la Palabra de Dios. Esperemos ahora que las experiencias y los logros del Sínodo influyan eficazmente en la vida de la Iglesia: sobre la relación personal con las Sagradas Escrituras, sobre su interpretación en la Liturgia y en la catequesis, como también en la investigación científica, para que la Biblia no se quede en una palabra del pasado, sino que su vitalidad y actualidad sean leídas y reveladas en la amplitud de dimensiones de sus significados.


Los viajes pastorales de este año han hecho referencia a la presencia de la Palabra de Dios, a Dios mismo en el actual momento de la historia: su verdadero sentido sólo puede ser el de servir a esta presencia. En estas ocasiones la Iglesia se hace perceptible públicamente, con ella la fe, y por ello, al menos, la pregunta sobre Dios. Esta manifestación en público de la fe llama en causa a todos aquellos que intentan entender el tiempo presente y las fuerzas que actúan en él. Especialmente el fenómeno de las Jornadas Mundiales de la Juventud se convierte cada vez más en un objeto de análisis, en el que se intenta entender esta especie, por así decirlo, de cultura juvenil. Australia nunca había visto tanta gente de todos los continentes como en la Jornada Mundial de la Juventud, ni siquiera durante las Olimpiadas. Y si precedentemente se había dado el temor de que la llegada en masa de los jóvenes pudiera provocar algún problema de orden público, paralizar el tráfico, obstaculizar la vida cotidiana, provocar violencia y dar espacio a la droga, todo ello se ha demostrado infundado. Ha sido una fiesta de la alegría: una alegría que al final ha contagiado incluso a los reacios: al final nadie se ha sentido molestado. Las jornadas se han convertido en una fiesta para todos, es más, sólo entonces se han dado verdaderamente cuenta de qué es una fiesta: un acontecimiento en el que todos están, por así decirlo, fuera de sí mismos, más allá de sí mismos, y así consigo mismos y con los demás. ¿Cuál es, por tanto, la naturaleza de lo que sucede en una Jornada Mundial de la Juventud? ¿Cuáles son las fuerzas que actúan en ella? Análisis en boga tienden a considerar estas jornadas como una variante de la cultura juvenil moderna, como una especie de festival rock modificado en sentido eclesial con el Papa como estrella. Con o sin fe, estos festivales serían en el fondo siempre lo mismo, y así se piensa poder obviar la pregunta sobre Dios. Hay también voces católicas que van en esta dirección, valorando todo esto como un gran espectáculo, incluso bonito, pero de poco significado para la pregunta sobre la fe y sobre la presencia del Evangelio en nuestro tiempo. Serían momentos de un éxtasis festivo, pero que a fin de cuentas dejaría todo como antes, sin influir de forma más profunda en la vida.


Con todo, la peculiaridad de esas jornadas y el particular carácter de su alegría, de su fuerza creadoras de comunión, no encuentran explicación. Ante todo es importante tener en cuenta el hecho de que las Jornadas Mundiales de la Juventud no consisten sólo en esa única semana en la que se hacen visibles al mundo. Hay un largo camino exterior e interior que conduce a ella. La Cruz, acompañada por la imagen de la Madre del Señor, hace una peregrinación por los países. La fe, a su manera, tiene necesidad de ver y de tocar. El encuentro con la cruz, que es tocada y llevada, se convierte en un encuentro interior con Aquél que en la Cruz ha muerto por nosotros. El encuentro con la Cruz suscita en lo íntimo de los jóvenes la presencia de ese Dios que ha querido hacerse hombre y sufrir con nosotros. Y vemos a la mujer que Él nos ha dado como Madre. Las Jornadas solemnes son sólo la culminación de un largo camino, con el que se va al encuentro de unos con otros y juntos con Cristo. No es casualidad que en Australia el largo Via Crucis a través de la ciudad se convirtiera en el elemento culminante de esas jornadas. Resumía una vez más todo lo que había sucedido en los años precedentes e indicaba a Aquél que nos reúne a todos: ese Dios que ama hasta la Cruz. El Papa no es la estrella en torno a la cual gira todo. Él es totalmente y solamente vicario. Remite al Otro que está en medio de nosotros. Finalmente la liturgia solemne es el centro de todo, porque en ella sucede lo que nosotros no podemos realizar y de lo que, con todo, estamos siempre a la espera. Él está presente, Él entra en medio de nosotros. Se ha abierto el cielo y esto hace luminosa la tierra. Esto es lo que hace alegre y abierta la vida y lo que nos une con una alegría que no es comparable con un festival rock. Friedrich Nietzsche dijo en una ocasión: "la habilidad no está en organizar una fiesta, sino en traer a personas capaces de poner alegría". Según la Escritura, la alegría es fruto del Espíritu Santo (cfr Gal 5, 22): este fruto era perceptible abundantemente en los días de Sydney. Como un largo camino precede las Jornadas Mundiales de la Juventud, así también deriva de él también el camino sucesivo. Se forman amistades que animan a un estilo de vida distinto y lo sostienen desde dentro. Las grandes Jornadas tienen, no en último término, el objetivo de suscitar estas amistades y de hacer surgir así en el mundo lugares de vida en la fe, que son al mismo tiempo lugares de esperanza y de caridad vivida.


La alegría, como fruto del Espíritu Santo. De este modo, hemos llegado al tema central de Sydney que era precisamente el Espíritu Santo. Desde esta perspectiva, quisiera mencionar a modo de síntesis la orientación implícita de este tema. Teniendo en cuenta el testimonio de la Escritura y de la Tradición, se pueden reconocer con facilidad cuatro dimensiones en el tema del "Espíritu Santo".


1. Ante todo está la afirmación que nos presenta el inicio de la narración de la creación: en ella se habla del Espíritu creador que aletea por encima de las aguas, crea el mundo y lo renueva continuamente. La fe en el Espíritu creador es un contenido esencial del Credo cristiano. El hecho de que la materia lleva en sí una estructura matemática, está llena de espíritu, es el fundamento sobre el que se basan las modernas ciencias de la naturaleza. Sólo porque la materia está estructurada de manera inteligente, nuestro espíritu es capaz de comprenderla y de remodelarla activamente. El hecho de que esta estructura inteligente procede del mismo Espíritu creador que también nos ha donado el espíritu, implica al mismo tiempo una tarea y una responsabilidad. En la fe sobre la creación está el fundamento último de nuestra responsabilidad con la tierra. No es simplemente una propiedad nuestra, de la que nos podemos aprovechar según nuestros intereses y deseos. Es más bien don del Creador, quien ha diseñado los ordenamientos intrínsecos y de este modo nos ha dado señales de orientación que debemos respetar como administradores de su creación. El hecho de que la tierra, el cosmos, reflejen al Espíritu creador, significa también que sus estructuras racionales --que más allá del orden matemático, en el experimento, se hacen casi palpables-- llevan en sí una orientación ética. El Espíritu que las ha plasmado es más que matemática, es el Bien en persona que, a través del lenguaje de la creación, nos indica el camino hacia el recto camino.


Dado que la fe en el Creador es una parte esencial del Credo cristiano, la Iglesia no puede y no debe limitarse a transmitir a sus fieles sólo el mensaje de la salvación. También tiene una responsabilidad con la creación y tiene que cumplir esta responsabilidad en público. Y, al hacerlo, no sólo tiene que defender la tierra, el agua, el aire, como dones de la creación que pertenecen a todos. Tiene que proteger también al hombre contra su propia destrucción. Es necesario que haya algo como una ecología del hombre, entendida en el sentido justo. Cuando la Iglesia habla de la naturaleza del ser humano como hombre y mujer y pide que se respete este orden de la creación no está exponiendo una metafísica superada Aquí se trata, de hecho, de la fe en el Creador y de la escucha del lenguaje de la creación, cuyo desprecio significaría una autodestrucción del hombre y, por tanto, una destrucción de la obra misma de Dios.


Lo que con frecuencia se expresa y entiende con el término "gender", se sintetiza en definitiva en la autoemancipación del hombre de la creación y del Creador. El hombre quiere hacerse por su cuenta, y decidir siempre y exclusivamente sólo sobre lo que le afecta. Pero de este modo vive contra la verdad, vive contra el Espíritu creador. Los bosques tropicales merecen, ciertamente, nuestra protección, pero no menos la merece el hombre como criatura, en la que está inscrito un mensaje que no contradice a nuestra libertad, sino que es su condición. Grandes teólogos de la Escolástica han calificado el matrimonio, es decir, el lazo para toda la vida entre el hombre y la mujer, como sacramento de la creación, instituido por el Creador y que Cristo --sin modificar el mensaje de la creación-- acogió después en la historia de su alianza con los hombres. Forma parte del anuncio que debe ofrecer la Iglesia el testimonio a favor del Espíritu creador presente en la naturaleza en su conjunto y de manera especial en la naturaleza del hombre creado a imagen de Dios. A partir de esta perspectiva, habría que leer la encíclica Humanae vitae: la intención del Papa Pablo VI era la de defender el amor contra la sexualidad como consumo, el futuro contra la pretendida exclusiva del presente, y la naturaleza del hombre contra su manipulación.


2. Permitidme una breve mención ulterior sobre las demás dimensiones de la pneumatología. Si el Espíritu creador se manifiesta ante todo en la grandeza silenciosa del universo, en su estructura inteligente, la fe, además de esto, nos dice algo inesperado: es decir, este Espíritu habla también, por así decir, con palabras humanas, ha entrado en la historia y, como fuerza que plasma la historia, es también un Espíritu que habla, es más, es Palabra que en los escritos del Antiguo y del Nuevo Testamento nos sale al encuentro. Lo que esto significa para nosotros lo ha expresado maravillosamente san Ambrosio, en una de sus cartas: "También ahora, mientras leo las divinas Escrituras, Dios pasea en el Paraíso" (Epístola 49, 3). También hoy nosotros, al leer la Escritura podemos como vagar por el jardín del Paraíso y encontrar a Dios que se pasea por allí: entre el tema de la Jornada Mundial de la Juventud en Australia y el tema del Sínodo de los Obispos se da una profunda relación interior. Los dos temas, "Espíritu Santo" y "Palabra de Dios" van juntos. Leyendo la Escritura aprendemos, si embargo, que Cristo y el Espíritu Santo son inseparables entre sí. Cuando Pablo afirma con una síntesis desconcertante: "El Señor es el Espíritu" (2 Corintios 3, 17), no sólo está mostrando, como telón de fondo, la unidad trinitaria entre el Hijo y el Espíritu Santo, sino también y sobre todo su unidad en la historia de la salvación: en la pasión y resurrección se arrancan los velos del sentido meramente literal y se hace visible la presencia del Dios que está hablando. Al leer la Escritura junto a Cristo aprendemos a escuchar en las palabras humanas la voz del Espíritu Santo y descubrimos la unidad de la Biblia.


3. De este modo, hemos llegado a la tercera dimensión de la pneumatología, que consiste precisamente en el hecho de que Cristo y el Espíritu Santo no pueden separarse. Esto se muestra de la manera quizá más bella en la narración de san Juan sobre la primera aparición del Resucitado ante los discípulos: el Señor sopla sobre sus discípulos y de este modo les da el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el soplo de Cristo. Y como el soplo de Dios en la mañana de la creación había transformado el polvo del suelo en el hombre viviente, del mismo modo el soplo de Cristo nos acoge en la comunión ontológica con el Hijo, nos hace una nueva creación. Por este motivo, el Espíritu Santo nos hace decir junto con el Hijo: "¡Abbá, Padre!" (Cf. Juan 20, 22; Romanos 8, 15).


4. De este modo, como cuarta dimensión, emerge espontáneamente la relación entre el Espíritu y la Iglesia. Pablo, en la Primera Carta a los Corintios 12 y en Romanos 12, presentó la Iglesia como Cuerpo de Cristo y como organismo del Espíritu Santo, en el que los dones del Espíritu Santo funden a los individuos en una unidad viviente. El Espíritu Santo es el Espíritu del Cuerpo de Cristo. En el conjunto de este Cuerpo encontramos nuestra tarea, vivimos los unos para los otros y los unos en dependencia de los otros, viviendo en profundidad de Aquél que vivió y sufrió por todos nosotros y que a través de su Espíritu nos atrae hacia sí en la unidad de todos los hijos de Dios. "¿Quieres tú también vivir del Espíritu de Cristo? Entonces debes estar en el Cuerpo de Cristo", dice Agustín en este sentido (Tr. in Jo. 26, 13).

De este modo, con el tema del "Espíritu Santo", que orientaba las jornadas de Australia y, de manera algo más escondida, también las semanas del Sínodo, se hace visible toda la amplitud de la fe cristiana, una amplitud que de la responsabilidad por la creación y por la existencia del hombre en sintonía con la creación lleva, a través de los temas de la Escritura y de la historia de la salvación, hasta Cristo y de allí a la comunidad viviente de la Iglesia, en sus diferentes órdenes de responsabilidad, así como también en su amplitud y libertad, que se expresa tanto en la multiplicidad de los carismas como en la imagen pentecostal de la multitud de las lenguas y culturas.


La fiesta es parte integrante de la alegría. La fiesta se puede organizar, la alegría no. Sólo puede ofrecerse como don; y, de hecho, se nos ha dado en abundancia: por eso nos sentimos agradecidos. Así como Pablo califica la alegría fruto del Espíritu Santo del mismo modo también Juan, en su Evangelio, ha unido íntimamente el Espíritu y la alegría. El Espíritu nos da la alegría. Y es la alegría. La alegría es el don en el que todos los demás dones están resumidos. Es la expresión de la felicidad, del estar en armonía consigo mismos, algo que sólo puede derivarse de estar en armonía con Dios y con su creación. Forma parte de la naturaleza de la alegría el irradiarse, tener que comunicarse. El espíritu misionero de la Iglesia no es más que el impulso por comunicar la alegría que se nos ha dado. Que siempre esté viva en nosotros y, después, que se irradie en el mundo en sus tribulaciones: este es mi auspicio para finales de este año. Junto con un sentido agradecimiento por todas vuestras fatigas y obras, os deseo a todos que esta alegría, que se deriva de Dios, se nos dé abundantemente también en el Año Nuevo.


Confío estos deseos a la intercesión de la Virgen María, Mater divinae gratiae, pidiéndola poder vivir las festividades navideñas en la alegría y en la paz del Señor. Con estos sentimientos, os imparto de corazón a todos vosotros y a la gran familia de la Curia Romana la bendición apostólica.


[Traducción del original italiano realizada por Inma Álvarez y Jesús Colina

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(De Fuente de La Guancha)

FORMACIÓN CONJUNTA DE CATEQUISTAS


7 de Diciembre

Los catequistas de nuestras parroquias de San José y La Guancha se están reuniendo cada quince días para seguir conjuntamente el plan de formación recomendado para este año por la Delegación Diocesana de Catequesis. Los materiales que los conducen son los publicados por dicha delegación.

 

“IGLESIA NIVARIENSE” Y X ANIVERSARIO DEL SÍNODO


10 de Diciembre

Está llegando a nuestras parroquias un nuevo ejemplar de la revista diocesana “Iglesia Nivariense”. La misma se ocupa, fundamentalmente, del aniversario del Sínodo, de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana, la puesta en marcha de las emisiones en TDT de Popular TV-Canarias, la pasada asamblea de la renovación carismática o de la semana de teología, etc.  

 

CELEBRACIÓN PARROQUIAL DEL DÉCIMO ANIVERSARIO DEL SÍNODO CON LOS AGENTES DE PASTORAL


10 de Diciembre

La Vicaría General está enviado a todas las parroquias el guión para una celebración con los agentes de pastoral en torno a la conmemoración del Décimo Aniversario del Sínodo Diocesano Nivariense después haber recibido el farol del arciprestazgo que el Obispo encendiera el 8 de Diciembre en la Catedral. Nos dice por carta: “Durante el tiempo en el que el farol está en cada parroquia, se convocará a los agentes de pastoral de la misma para celebrar juntos la renovación, comunión y misión que la aplicación del Sínodo sigue impulsando en nosotros… Tras diez años de andadura necesitamos reconocer a una sola voz: ¿No ardía nuestro corazón?”.

El farol debe retornar al Obispado sobre el 11 de Mayo para que esté presente en el encuentro del día 17 de Mayo de 2009). 

 

BODA EN LA GUANCHA


20 de Diciembre

Contrajeron matrimonio en nuestra parroquia los jóvenes Francisco José Díaz Zambrano y María Leticia Luis Hernández, ambos vecinos de la parroquia de San José de San Juan de San Juan de la Rambla. Fueron sus padrinos José Luis Luis González, padre de la contrayente y María de los Ángeles Zambrano Márquez, madre del contrayente.

 

BAUTISMOS EN LA GUANCHA Y EN SAN JOSÉ


21 de Diciembre

Tres fueron los niños que recibieron el sacramento del Bautismo en La Guancha -Rosalba, Alberto y María- y dos en la Parroquia de San José –Manuel y Ángel. Como es costumbre en estas ocasiones participaron en la celebración muchos familiares y amigos de los padres.

 

SEMBRANDO ESTRELLAS EN LA PARROQUIA DE LA GUANCHA Y DE SAN JOSÉ


27 de Diciembre

Después de la misa dominical tuvo lugar la Celebración del Envío de los niños. El sacerdote bendijo a los niños y a las estrellas. Luego con sus catequistas recorrieron las calles de nuestro pueblo colocando la estrella, felicitando y repartiendo sonrisas.


Ideas para la HOMILÍA del día de la Natividad del Señor 2008 publicadas en cuaderno para ADVIENTO Y NAVIDAD 2008-2009.

 

NIÑO DIVINO, ENSÉÑANOS A SER HUMANOS

 

Dios no se hizo hombre para destruir nuestra naturaleza, sino para curarla y enriquecerla. Dios no quiere deshumanizar al hombre, sino humanizarlo más. Él mismo se nos manifestará como el hombre perfecto, no como super-hombre, sino como humano del todo.

 

Cuando hablamos de ser «humano», estamos refiriéndonos a una realidad buena. Quiere decir, según el diccionario, ser: afable, afectuoso, agradable, benévolo, benigno, caritativo, compasivo, comprensivo, comunicable, condes­cendiente, considerado, cordial, humanitario, indulgente, liberal, magnánimo, misericordioso, propicio, sensible...

 

Son hermosos calificativos. Este conjunto de cualidades es lo que nos hace iconos de Dios, pues estamos hechos a su imagen y semejanza. Nace Jesús para que esta imagen y semejanza resplandezca en toda su gloria y su esplendor.

 

En el hombre hay también tinieblas. Ser hombre es peligroso. La historia nos muestra los lados sucios y oscuros del corazón humano, que pueden llegar a profundidades abismales. Nace Jesús para vencer estas tinieblas y liberarnos de nuestras terribles esclavitudes. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande.

 

 

NIÑO DIVINO. ENSÉÑANOS A SER DIOSES

 

Jesús se revistió de la naturaleza humana. Nosotros le enseñamos a ser hombre. Él quiere enseñarnos a ser dioses. ¿Y qué es ser Dios?

 

Dios tiene muchos nombres y muchas cualidades. Los atributos humanos los tiene en grado infinito y misterioso. Dios es afable, afectuoso, benévolo... Pero hay algunos que le definen mejor, como la caridad, la compasión, la mi­sericordia (cf Ex 34, 6; 1 Jn 4, 8.16). Enseñaba recientemente Benedicto XVI: «Misericordia es sinónimo de amor, de gracia. En esto consiste la esencia del cristianismo, pues es la esencia del mismo Dios. Dios (...) porque es Amor es apertura, acogida, diálogo; y su relación con nosotros, hombres pecadores, es misericordia, compasión, gracia, perdón». Dios es comunicación, comunidad, comunión. Dios no es mónada aislada, no es solitario o individualista. Dios es familia. Dios es Trinidad.

 

Por eso, lo más esencial del hombre es su capacidad de apertura y común unión. El hombre, para ser verdaderamente humano, necesita del otro, de los otros. Sin el otro yo no sabría nada de mí mismo, ni siquiera mi nombre. El otro me vacía y me plenifica. El otro rompe mi curvatura y me abre a nuevos hori­zontes. El otro me estimula y me agranda. El otro me da muerte y me da vida.

 

«Al ser humano le constituye esencialmente su capacidad de apertura a los demás, al mundo, al ser. Pues bien, en Jesús esa apertura al Ser de Dios ha­bría sido (...) tan total que en ella se habría dado la absoluta identificación de Jesús con Dios» (Zubiri)

 

Jesús nace para multiplicar los iconos trinitarios. Quiere unir a todos los

hombres en un abrazo. «Él es nuestra Paz (...) dando en sí mismo muerte a la enemistad» (Ef 2, 14.16). El consagró la familia humana, fuente de amor y de vida, y quiso hacer de todos los pueblos una gran familia.

El que cree en Jesús, el que comulga a Jesús, debe luchar contra toda divi­sión e individualismo, y debe crear e intensificar lazos familiares y sociales, amistosos y solidarios.

 

NIÑO DIVINO, ENSÉÑANOS A SER NIÑOS

 

Nosotros queremos ser mayores. Queremos cosas grandes. Nos encanta construir torres elevadas hasta el cielo. Queremos ser dioses, pero a nuestro modo, escalando a costa de lo que sea peldaños de gloria y de poder.

Pero el Dios verdadero bajó hasta nosotros despojándose de gloria y de poder. Se hizo niño. Nos enseñó los caminos de la humildad y del servicio, de la esperanza y del amor. Son los caminos que nos divinizan, nos llevan directa-mente a Dios.

 

Si quieres ser Dios, fíjate en el modelo navideño. Encontrarás, como decía

el ángel, un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. También en­contrarás a María y a fosé, sus padres. Son como un retrato de la familia divi­na. Y son el fermento de una humanidad nueva, entrañable y solidaria, gozosa y liberada, abierta y acogedora. Ya puedes empezar a soñar.

 

«Tú naciste en Belén. Tú fuiste envuelto en pañales por María

y recostado en el pesebre lleno de paja.

 

Tú fuiste calentado con el aliento del borrico sobre el que viajó tu madre cuando te llevaba en su seno» (M. Teresa de Calcuta).


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Texto de S. Agustín, Ser. 290, 4-5, publicado en cuaderno de Caritas para ADVIENTO Y NAVIDAD 2008-2009 en relación con el cuarto domingo de Adviento.

EN ZACARÍAS PUEDE LA DUDA, EN MARÍA PUEDE LA FE

 

Zacarías busca saber del ángel algo que le permita conocer lo que se le acaba de anunciar, porque él era anciano y la mujer entrada en años, y se le responde: Por no haber creído te quedarás mudo. Se anuncia a la virgen María el nacimiento de Cristo, y, preguntando el modo, dice al ángel: ¿Cómo sucede­rá eso, pues no conozco varon? (Le 1,34). Y el ángel le responde: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra (Lc 1,35). He aquí cómo sucederá lo que deseas saber; he aquí cómo darás a luz sin conocer varón; he aquí cómo el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra (Lc 1,35). No temas el ardor de la concupis­cencia estando a la sombra de tan grande santidad. ¿A qué se debe esto? Si prestamos atención a las palabras, o ambos creyeron, o ambos dudaron, tanto Zacarías como María; pero nosotros sólo podemos escuchar las palabras; Dios puede interrogar también el corazón.


Queremos comprender, amadísimos, que cuando Zacarías dijo ¿Cómo co­noceré eso? Yo soy anciano y mi mujer entrada en años (Lc 1,18), lo dijo no preguntando, sino mostrando su falta de esperanza. En cambio, María al de­cir: ¿Cómo sucederá eso, pues no conozco varón? (Lc 1,34) lo dijo preguntan-do, no porque no lo creyese. Hizo una pregunta a Dios, sin dudar de la prome­sa. ¡Oh llena de gracia en verdad! Así la saludó el ángel: Salve, llena de gracia (ib., 28). ¿Quién cabra explicar esta gracia? ¿Quién será capaz de agradecer lo suficiente esta gracia? Tiene lugar la creación del hombre; por su propia vo­luntad perece el hombre, y aparece hecho hombre quien creó al hombre para que no pereciera el hombre que creó. La Palabra, Dios junto a Dios desde el principio, por la que fueron hechas todas las cosas, se hace carne: La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1,14). La Palabra se hace carne, pero uniéndose la carne a la Palabra, sin que desaparezca la Palabra en la carne. ¡Oh gavia! ¿Qué habíamos merecido para tener esto?


(S. AGUSTÍN, Serm. 290, 4-5)


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LA SAGRADA FAMILIA / B

28 de diciembre de 2008


Que Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, esté con todos vosotros.


Con toda el gozo, nos reunimos este domingo para celebrar la Eucaristía. El Hijo de Dios, aquel que es la Luz y la Vida, ha venido a compartir nuestra condición humana, y ha nacido en un establo, en Belén, acompañado del amor de José y de María.

Hoy nuestros ojos siguen fijos en aquel niño. Y contemplamos cómo su vida humana se va desar­rollando, en el seno de una familia que le ayudaba a crecer, a descubrir el mundo, a descubrir tam­bién su misión. Y mientras lo contemplamos a él, pensamos también en todos los niños que crecen en el mundo entero, en situaciones tan distintas, a veces muy difíciles y dolorosas. Y pensamos tam­bién en nuestras familias yen todas las familias, y pedimos a Dios para que a todos nos acompañe con su amor.


A. penitencial: Con unos momentos de silencio, preparémonos ahora para celebrar la Eucaristía.


Hijo de Dios, que, nacido de María, te hiciste nuestro hermano. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Hijo del hombre, que conoces y comprendes nuestra debilidad. CRISTO, TEN PIEDAD

Hijo primogénito del Padre, que haces de nosotros una sola familia. SEÑOR, TEN PIEDAD.


Gloría: Como los ángeles en Belén, cantemos también nosotros la gloria de Dios, que es la paz para la humanidad entera:

 

Antes de las lecturas: Dispongámonos a escuchar el mensaje de la Palabra de Dios, que tendrá como momento culminante la lectura del evangelio, en el que contemplaremos la Buena Noticia del Hijo de Dios hecho hombre, en el seno de una familia humana.


Oración universal: El nacimiento del Hijo de Dios ha unido el cielo y la tierra. Por eso, con toda con-fianza, podemos rezarle a Dios, nuestro Padre, diciendo: PADRE, ESCÚCHANOS.

Por la Iglesia. Para que la celebración del nacimiento del Hijo de Dios nos llene a todos los cristianos de alegría y de confianza. OREMOS:


Por los países que viven los horrores de la guerra y del hambre. Para que los dirigentes políticos y económi­cos quieran trabajar de verdad para terminar con estos desastres. OREMOS:


Por las familias de nuestra parroquia, y por todas las familias. Para que el amor de Dios manifestado en la familia de Jesús, María y José las llene de su fortaleza y de su gracia. OREMOS:


Por nosotros, reunidos en este domingo para celebrar la Eucaristía. Que cada día sepamos amarnos más unos a otros. OREMOS:


Escucha, Padre, nuestra oración, en esta fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, y con-cédenos vivir con la fe, la esperanza y el amor con que ellos vivieron. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Prefacio de Navidad

Padrenuestro: Como hijos de Dios, hermanos de Jesús, nos atrevemos a decir:


Invitación a la comunión: La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria. Este es Jesús, el Mesías, el Señor, el Salva­dor. Dichosos los invitados a su mesa.


CPL


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Domingo, 21 de diciembre de 2008

ZENIT publica las palabras que dirigió Benedicto XVI el domingo, 21 de Dciembre de 2008, a mediodía al rezar la oración mariana del Ángelus desde la ventana de su estudio junto a los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.


Queridos hermanos y hermanas,

El Evangelio de este cuarto domingo de Adviento nos vuelve a proponer el relato de la Anunciación (Lc 1,26-38), el misterio al que volvemos cada día al recitar el Angelus. Esta oración nos hace revivir el momento decisivo en el que Dios llamó al corazón de María y, al recibir su “sí”, comenzó a tomar carne en ella. La oración “Colecta” de la misa de hoy es la misma que se recita al final del Angelus y, en italiano, dice así: “Derrama, Señor, tu gracia en nuestras almas, para que los que por el anuncio del ángel hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su pasión y su cruz seamos llevados a la gloria de su resurrección”. A pocos días ya de la fiesta de Navidad, se nos invita a dirigir la mirada al misterio inefable que María ha custodiado durante nueve meses en su seno virginal: el misterio de Dios que se hace hombre. Y esta es la primera clave de la redención. La segunda es la muerte y resurrección de Jesús, y estas dos claves inseparables manifiestan un único diseño divino: salvar a la humanidad y a su historia asumiéndolas hasta el final haciéndose cargo enteramente de todo el mal que nos oprime.


Este misterio de salvación, además de la histórica, tiene una dimensión cósmica: Cristo es el sol de gracia que, con su luz, “transfigura y enciende el universo en espera” (Liturgia). La misma colocación de la fiesta de Navidad está ligada al solsticio de invierno, cuando las jornadas, en el hemisferio boreal, vuelven a empezar a alargarse. A propósito de esto, quizás no todos saben que la Plaza de San Pedro es también una meridiana: el gran obelisco, de hecho, arroja su sombra a lo largo de una línea que recorre el empedrado hacia la fuente que está bajo esta ventana, y en estos días la sombra es la más larga del año. Esto nos recuerda la función de la astronomía para determinar los tiempos de la oración El Angelus, por ejemplo, se recita por la mañana, a mediodía y por la noche, y con la meridiana, que antiguamente servía precisamente para conocer el “mediodía verdadero”, se regulaban los relojes.


El hecho de que precisamente hoy, a esta hora, cae el solsticio de invierno, me ofrece la oportunidad de saludar a todos aquellos que participarán en diverso grado en las iniciativas del año mundial de la astronomía, el 2009, en el que se cumple el 4º centenario de las primeras observaciones al telescopio de Galileo Galilei. Entre mis predecesores de venerada memoria ha habido cultivadores de esta ciencia, como Silvestre II, que la enseñó, Gregorio XIII, a quien debemos nuestro calendario, y san Pío X, que sabía construir relojes solares. Si los cielos, según las bellas palabras del salmista, “narran la gloria de Dios” (Sal 19[18],2), también las leyes de la naturaleza, que en el transcurso de los siglos tantos hombres y mujeres de ciencia nos han hecho entender cada vez mejor, son un gran estímulo para contemplar con gratitud las obras del Creador.


Volvamos ahora la mirada a María y José, que esperan el nacimiento de Jesús, y aprendamos de ellos el secreto del recogimiento para gustar la alegría de la Navidad. Preparémonos a acoger con fe al Redentor que viene a estar con nosotros. Palabra e amor de Dios para la humanidad de todo tiempo.


[Después del Ángelus, a los peregrinos de lengua española]

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española. El Evangelio que se ha proclamado en este cuarto domingo de Adviento nos presenta la escena de la Anunciación del Arcángel Gabriel, en la que mediante el fiat de María, el Verbo eterno se hizo carne en su seno virginal. Pongamos a la Santísima Virgen como intercesora en estos últimos días de preparación para la Navidad. Que ella nos alcance la gracia de estar bien dispuestos para recibir al Niño-Dios en nuestras vidas. Muchas gracias y feliz domingo.


[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]


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Mensaje navideño 2008 que han escrito los obispos de Perú con el título "Hoy ha nacido el Salvador".

Como pastores del pueblo de Dios en el Perú, les anunciamos una vez más la buena noticia de la Navidad de Jesús: "un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado" Is. 9,5. Como se les anunció a los pastores de Belén, pregonamos la luz y la paz de Dios: "Hoy les ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor" Lc. 2,11.

Con la certeza que nos da la fe, este anuncio es motivo de alegría y  esperanza; fuente de fortaleza para vencer la cultura de la violencia y de la muerte y para construir la solidaridad, el progreso y la paz entre los hombres y los pueblos.


El Papa Benedicto XVI, quiere comenzar el año nuevo 2009, con un mensaje: "combatir la pobreza, construir la paz", que alienta y confirma nuestra propuesta como Obispos del Perú al inicio del Adviento.

El Papa aborda la pobreza que aflige al mundo desde la perspectiva de la globalización, que "debería abarcar la dimensión espiritual y moral, en la que todos -personas, pueblos y naciones- se comporten siguiendo los principios de fraternidad y responsabilidad".


El Papa nos habla de marginación, pobreza relacional, moral y espiritual en las sociedades ricas y desarrolladas donde se encuentran personas desorientadas interiormente, aquejadas por formas diversas de malestar a pesar de su bienestar económico.


El Papa aborda también las implicaciones morales de la pobreza en su relación con el crecimiento demográfico, con las campañas para reducir la natalidad, el exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza, que en realidad es la eliminación de los seres humanos más pobres.


En esta perspectiva tenemos que mirar la pobreza de los niños, porque cuando la pobreza afecta a una familia, los niños son las víctimas más vulnerables; así, casi la mitad de quienes viven en la pobreza absoluta son niños.


En el Perú tenemos que reconocer todavía los graves problemas que aquejan a los peruanos; sin embargo, en medio de dificultades y contratiempos encontramos señales visibles de esperanza y conductas ejemplares de honestidad y solidaridad que es preciso reconocer y premiar.


Somos testigos de auténticas muestras de solidaridad y amor al prójimo que aparecen en situaciones difíciles y extremas. La tragedia del sismo ocurrido el 15 de agosto del año pasado nos dio esa gran lección. El sufrimiento de los heridos y de las familias que perdieron a sus seres queridos y se quedaron sin hogar, fue una oportunidad para sensibilizarnos con el dolor humano. Despertó en nosotros la solidaridad que los hermanos del sur esperaban.


En este sentido invocamos a seguir construyendo una cultura de servicio y solidaridad en forma permanente.


En esta Navidad, cuando celebramos el nacimiento de Jesús niño, nacido de María, en la humildad y pobreza del pesebre de Belén, nos encontramos todavía ante muchas realidades dolorosas, y entre ellas, una constituida por el momento difícil que atraviesa el Hogar Clínica San Juan de Dios.


El Papa Benedicto XVI nos impulsa a la lucha contra la pobreza, que necesita hombres y mujeres que vivan en profundidad la fraternidad y sean capaces de acompañar a las personas, familias y comunidades en el camino de un auténtico desarrollo humano.


Dios nos ha entregado a su hijo Jesús nacido de la Virgen María -niño como los niños del mundo- que nos invita en esta Navidad a la austeridad y a la generosidad, compartiendo lo que somos y lo que tenemos.

 

 

¡FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO 2009 LLENO DE PAZ Y PROSPERIDAD!

 

 

LOS OBISPOS DEL PERÚ


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Carta que ha escrito con fecha del 15 de diciembre de 2008 monseñor Fernando Sebastián Aguilar, arzobispo emérito de Pamplona, comisario pontificio para Lumen Dei, a los miembros de esta realidad eclesial.

 

A los queridos miembros de

LUMEN DEI

Gracia y paz en el Señor. A todos os deseo una celebración del Nacimiento del Señor llena de paz y felicidad con la bendición del Señor. Con esta carta mía os envío la carta/mensaje que el Cardenal Bertone, Secretario de Estado del Santo Padre, por mandato expreso del mismo Papa, ha dirigido a todos los miembros de Lumen Dei.


Es un privilegio singularísimo, que debemos valorar y agradecer, el que el Santo Padre haya querido ocuparse personalmente de los asuntos de Lumen Dei. En este gesto tenemos que ver la solicitud maternal de la Santa Iglesia y la asistencia de la providencia de Dios con nosotros por medio de su Iglesia. Podréis ver que en esta carta, en la que el Cardenal Secretario de Estado nos expone la voluntad del Santo Padre acerca de Lumen Dei, se dice lo siguiente:


1. El Cardenal, por encargo del Santo Padre, confirma las decisiones y disposiciones de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica en relación con Lumen Dei.


2. En consecuencia, queda confirmado, con la autoridad del Santo Padre, el nombramiento del Comisario Pontificio y el final del mandato del Presidente General Interino y de su Consulta.


3. El Cardenal Secretario de Estado, en nombre del Santo Padre, pide y reclama a todos los miembros de Lumen Dei una obediencia religiosa y confiada a estas decisiones que nuestros Superiores han adoptado para bien de Lumen Dei.


4. Al mismo tiempo os pide que cada uno de vosotros enviéis por escrito al Comisario Pontificio la aceptación de estas disposiciones y la manifestación de vuestra voluntad de continuar viviendo vuestra vocación en Lumen Dei, según las Constituciones aprobadas por la Iglesia y en perfecto comunión espiritual y visible con la Santa Madre Iglesia.


5. Deja claro que si alguno no está en condiciones de aceptar estas disposiciones tendrá que dejar Lumen Dei y buscar en otro lugar la voluntad de Dios. Comprendo que para muchos de vosotros no va a ser fácil entender las razones de este escrito. Durante varios meses habéis estado recibiendo una información que no respondía a la verdad de la situación y puede crearos ahora dificultades que no tenían que haber existido.


El espíritu cristiano y el verdadero espíritu de Lumen Dei y de vuestros Fundadores, os han de mover a aceptar en actitud de fe y de obediencia religiosa estas decisiones de la Santa Iglesia. Nadie en la Iglesia, y menos el Santo Padre, pueden desear la destrucción de Lumen Dei. En estas medidas tenemos que ver la mano amable de la Iglesia y la misteriosa ayuda de la providencia divina para sostener y garantizar la vida del verdadero Lumen Dei tal como lo vieron y desearon los Fundadores, tal como nace del evangelio y del corazón de nuestro Señor Jesucristo.


No sería justo tampoco pensar que el cardenal prefecto de la Congregación, y ahora el mismo Santo Padre, han tomado y confirmado unas medidas tan serias sin tener graves razones para ello. La única postura cristiana es aceptar humildemente sus decisiones con confianza y verdadera obediencia.


Por mi parte os puedo asegurar que, aunque hayáis oído otras cosas que han podido alarmaros y predisponeros contra mi persona, al aceptar este cargo de Comisario Pontificio, no pretendo sino obedecer yo también el mandato de la Santa Madre Iglesia y servir lo mejor que pueda al bien de Lumen Dei y al bien personal y espiritual de cada uno de vosotros, ejerciendo mi autoridad en el nombre del Señor como un verdadero servicio de caridad del que tendré que dar cuenta a Dios. No pretendo ninguna ventaja ni ninguna compensación espiritual ni material, sólo ayudaros a ser fieles al Señor y a servir a los más pobres en su nombre lo mejor que podamos.


Os animo a renovar vuestra entrega a Dios en Lumen Dei con el fervor inicial, manifestando expresamente vuestro deseo de continuar como miembros de Lumen Dei en perfecta comunión interna y externa con la Iglesia de Dios. A medida que vayáis recibiendo el texto de la carta del cardenal Secretario de Estado cada uno tiene que enviar por escrito su aceptación a la dirección actual de la Secretaría General de Lumen Dei en Madrid (Paseo de Juan XXIII, 3; 28040 MADRID. Tfno/Fax 91 514 17 22). Por razón de claridad y de eficiencia esta manifestación escrita tenéis que enviarla antes del 24 de enero próximo. No tengáis reparo en hacerlo. Este es el verdadero camino de la fidelidad y de la paz. Procederemos con prudencia y caridad, actuando siempre fraternalmente, de acuerdo con las Constituciones de la Asociación y las orientaciones comunes y específicas de la Santa Sede. Dios nos ayudará.


A todos os saludo fraternalmente, a todos os acojo desde ahora con la fraternidad del Espíritu del Señor y a todos me ofrezco en la medida de mis posibilidades para vuestro bien, el bien de Lumen Dei y la alabanza de Dios en el mejor servicio a los más pobres.


+Fernando Sebastián Aguilar, CMF

Arzobispo emérito de Pamplona

Comisario Pontificio para Lumen Dei


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ZENIT publica la carta que ha enviado con fecha del 5 de diciembre de 2008 el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, a los miembros de Lumen Dei.

 

Vaticano, 5 de diciembre de 2008. 

A los miembros de LUMEN DEI 


Muy queridos en el Señor

Sacerdotes, Hermanos, Hermanas y matrimonios: 


      En su solícita providencia a favor de su Iglesia y por el bien espiritual y material de sus hijos, Dios no deja de promover familias e instituciones que faciliten a los fieles vivir intensamente su consagración a Dios y su generosa entrega al servicio de los hermanos. Una de estas obras, con la cual se ha visto recientemente enriquecida la Iglesia de Dios, es la Unión Lumen Dei, de la cual todos vosotros, de una u otra manera, formáis parte. Os escribo estas líneas, por mandato expreso del Santo Padre, con el deseo de aclarar vuestras dudas y de expresar claramente su voluntad., 


      En virtud de la misión que el Santo Padre le tiene confiada, y en ejercicio legítimo de su competencia, la Congregación  para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, con fecha 15 de mayo, nombró Comisario Pontificio con atribuciones de Presidente General de las Asociaciones "Unión Sacerdotal Lumen Dei" y "Unión Lumen Di" a S.E. Reverendísima Mons. Fernando Sebastián Aguilar, CMF, confiándole por el tiempo que sea necesario, a juicio de la misma Congregación, el gobierno de Lumen Dei, en toda su variada realidad, con las atribuciones necesarias para promover el bien de esa querida Institución. 


      Con las presentes letras, por voluntad expresa del Santo Padre y en su nombre, confirmo las decisiones adoptadas por la Congregación  para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, con la seguridad de que las aceptaréis fielmente, a fin de que con la leal colaboración de todos vosotros favorezcan el crecimiento y la consolidación de Lumen Dei como una institución católica, en perfecta comunión eclesial, al servicio de la evangelización y de la atención a los más pobres, así como a vuestra propia santificación 


      Para lo cual el Santo Padre requiere que todos los miembros de Lumen Dei, sacerdotes, hermanos y hermanas, y matrimonios, reconozcáis al Comisario Pontificio como único Superior legítimo de todas las personas e instituciones que constituyen la totalidad de Lumen Dei, y en consecuencia le prestéis sincera obediencia religiosa, según piden vuestras Constituciones y el espíritu de vuestros fundadores, viendo en él al Comisario Pontificio y al representante de la Iglesia que ha recibido el encargo de ayudaros y guiaros en esta importante etapa de vuestra consolidación como Asociación católica. 


      En diálogo con la Congregación  para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, y bajo la dirección del Comisario Pontificio, debéis encontrar la forma jurídica definitiva más adecuada para Lumen Dei siguiendo las sugerencias expresadas en los últimos números de vuestras Constituciones. 


      Pido al Señor y a Ntra. Sra. del Encuentro con Dios que os ayuden a colaborar con sincera obediencia en esta importante coyuntura, para que todos los miembros de Lumen Dei podáis vivir vuestra hermosa vocación de consagración radical a Dios y de generoso servicio a los más pobres, en estrecha comunión de amor y obediencia con la Santa Madre Iglesia. Cada uno de vosotros tendréis ocasión de hacerlo manifestando por escrito al Comisario Pontificio la voluntad de vivir vuestra vocación según las Constituciones en estrecha comunión con la Santa Madre Iglesia. Si alguno no se sintiera animado a vivir en clara y alegre obediencia estas decisiones y recomendaciones, o creyera en conciencia que no es éste su camino, tendrá que buscar en otro lugar su camino de salvación y santificación con la luz y la gracia del Espíritu Santo. 


            Con mi saludo y bendición:


Tarsicio Card. Bertone


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Día 21 de Dciembre
IV Domingo de Adviento

 

 

Aprendiendo a querer

 

 

Dios mío, mientras aguardamos –ya impacientes– la inminente venida de Jesucristo, quisiera escucharte yo también, con mi oído interior atento, sin filtros de prejuicios. No vaya a ser que casi sólo oiga lo de siempre: lo mío, mis palabras, muy razonadas –eso sí–, pero no las tuyas. Necesito librarme de ese monólogo, casi permanente, aunque pierda la tranquilidad y la seguridad de no tener quien se me oponga.


        María, que es la misma inocencia y no desea otra cosa sino agradar a su Dios, alienta sin cesar su disposición de servir a su Señor. Vive todos los días de la ilusión por complacerle en cada detalle, poniendo todo su ser en amarle. Se siente contemplada por su Creador y a la vez segura, sabiendo que Él conoce hasta el más delicado movimiento de su espíritu, mientras ella, llena de paz y alegre como nadie, va plasmando en sus obras el amor que le tiene.


        María se turbó, dice el evangelista. Acababa de escuchar un singular saludo, que era la más grande alabanza jamás pronunciada. Con su clarísima inteligencia había entendido bien: era un saludo de parte de Dios, un saludo afectuoso a Ella de parte del Creador. Las palabras que escucha indican que el mensajero viene de parte del Altísimo, que conoce la intimidad habitual entre Dios y Ella; por eso se dirige a María, pero no por su nombre. En María, lo más propio, más aún que su nombre, es su plenitud de Gracia. Así la llama el Angel: Llena de Gracia. Es la criatura que tiene más de Dios; a quien el Creador más ha amado. Y María correspondió siempre, del todo y libremente, con su amor al amor divino.


        A partir de la disposición de María el Angel le transmite su mensaje. Como decía Juan Pablo II, Dios "busca al hombre movido por su corazón de Padre": no debemos temer a Dios. Las palabras de Gabriel –tan intensas– y lo inesperado del mensaje, posiblemente sobrecogieron a Nuestra Madre, pero no tenía por qué temer, le dice el Angel. Su presencia ante ella, por el contrario, era motivo de gran gozo: el Señor la había escogido entre todas las mujeres, entre todas las que habían existido y las que existirían: el Verbo Eterno iba a nacer como Hombre, para redimir a la humanidad, y Ella sería su Madre.


        ¿Tenemos miedo a Dios? De Él sólo podemos esperar bondades, aunque nos supongan una cierta exigencia. ¿Tememos preguntarnos si nuestras conductas son de su agrado, no sea que debamos rectificar? Queramos mirar al Señor a la cara, francamente, como mira un niño ilusionado el rostro de su padre, esperando siempre cariño, comprensión, consuelo, ayuda...


        No se puede pensar en la respuesta de María como en algo independiente de sus disposiciones habituales; su sí a Dios vino a ser la formalización actual de lo que siempre había querido.


        Señor, que vea; te pido como Bartimeo, aquel ciego al que curaste. Que Te vea. Que vea qué esperas de mí. Quiero escuchar tu llamada, en cada circunstancia de mi vida y, como María, para mi vida entera... Entiendo que conoces los detalles de mi andar terreno y prevés lo que llamo bueno y lo que llamo malo y que todo es ocasión de amarte. Ayúdame a intentarlo sinceramente, de verdad. Enséñame a hacer tu voluntad, porque eres mi Dios, te pido con el Salmista. Enséñame a confiar en tu Bondad omnipotente.


        No temas, María –le dice Gabriel, antes incluso de manifestarle en detalle la Voluntad del Señor. Y, luego, el mensaje mismo incluye los motivos de seguridad y optimismo: que cuenta con todo el favor de Dios y que la concepción será obra del Espíritu Santo y así mantendrá su virginidad... Finalmente, recibe también una prueba de otra acción poderosa de Dios: la fecundidad de Isabel, porque para Dios no hay nada imposible, concluye el arcángel.


        Cuando nos habituamos a comtemplar a Dios –Señor de la historia: de la mía– presente en los sucesos de cada jornada, tenemos paz. Lo sentimos como un Padre inspirando y protegiendo cada paso nuestro: queriéndonos. Porque nos comprende y nos sonríe con el cariño afectuoso de siempre. También cuando, quizá sin darnos mucha cuenta, tratamos de rebajar la exigencia, "escurrir el bulto". Es que no es obligatorio, pensamos. Y le escuhamos entonces en el fondo del alma: ¿Me quieres? Y ya sabemos que a la pregunta por el amor se responde con la vida: "que obras son amores..."


        Ayúdame, Señor, a decirte siempre que sí. Auméntame la fe para ver más claramente qué esperas de mí cada mañana y cada tarde. El "sí" de María, el día de la Anunciación, fue a ser Madre de Dios. El Verbo se hizo humano en sus entrañas, por el Espíritu Santo y su consentimiento. Nuestros "sí" a Dios de todos los días se parecen a los que Nuestra Madre pronunciaba de continuo, amando a Dios en cada momento y circunstancia de la vida. Eran en María enamoradas afirmaciones –silenciosas casi siempre– de una conversación que no termina, como no terminan nunca las palabras de los enamorados aunque sólo se miren. Madre mía enséñame a querer.


NOVEDADES FLUVIUM


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Comentario a las lecturas del domingo cuarto de Adviento – B, publicado en Diario de Avisos el domingo 21 de Diciembre de 2008 bajo el epígrafe “el domingo, fiesta de los cristianos”.

 

Denme un punto de apoyo

 

DANIEL PADILLA

 

Hemos leído y comentado tantas veces el pasaje evangélico de hoy, hemos admirado tanto la frescu­ra del lienzo de Fray Angélico en su Anunciación, que quizá nos hemos "acostumbrado al suceso". ¿Qué el Ángel Gabriel fue a una doncella de Nazaret y le anunció que iba a ser la Madre de Dios? ¡De acuerdo! ¿Qué María contestó: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí..."? ¡De acuerdo! Y nos damos por enterados. Pero ¿no hay na­da más? ¿Ahí termina nuestra reflexión?

 

Déjenme que les diga. Se trata del acto de fe y con­fianza más grande que se haya podido dar en una criatura humana. Dénse cuenta. Así, de buenas a primeras, a esta doncella, "que no va a conocer varón", un ángel le dice: "Concebirás en tu seno al Hijo del Altísimo". Ese Hijo "reinará en la casa de Jacob para siempre", puesto que "su reino no tendrá fin". Y todo esto sucederá "por obra del Espíritu Santo, que te cubrirá con su sombra". Así. Pala­bra tras palabra, como quien no dice nada.

 

Créanme. Lo normal, lo lógico, es que María hubiera contestado: "No entiendo nada. Estoy hecha un lío. Cami­no por un valle de tinieblas, por tanto, renuncio".

 

Pues, he ahí la maravilla. "María se turbó", eso así. Pe­ro, después, dijo: "He aquí la esclava del Señor. Fiat". Lo repito. Se trata del acto de confianza más grande que ha­ya podido hacer una criatura humana.

 

Ustedes lo saben. Vivimos en un mundo, en el que se nos educa para la desconfianza. "No te fíes ni de tu pa­dre", solemos decir. Y una vez oí a un padre que se lo decía a su propio hijo, ante mi asombrada tristeza.

 

Y en ésas estamos. Desconfiamos de la Naturaleza, que es imprevisible y arrolladora, con sus tormentas y se­quías, con sus fieras y con sus seísmos. Desconfiamos del hombre, que se vuelve ladrón y violento, que asesina y po­ne en marcha los terrorismos más increíbles, que se vale de la droga y los negocios sucios para desequilibrar las economías, aumentar las injusticias y llenar la vida de en­fermedades, divisiones o inseguridades.

 

Desconfiamos de todo: lo moderno y lo antiguo, lo na­tural y lo artificial, lo tecnificado y lo caduco. Ese es el "clima".

 

Pues, vean. María, que no entendió casi nada, se fió. Hizo vida en sí lo que más tarde diría Pablo: "Yo sé muy bien de quién me he fiado".

 

Esa es la lección del evangelio de hoy. El hombre "ne­cesita un punto de apoyo, para mover su mundo". Ese pun­to es tener "Alguien" en quien fiarse y "desde el cual" po­der llevar la confianza a los demás. Necesita convencerse de que "en Dios vivimos, nos movemos y existimos". Que "no ocurre nada sin licencia del Padre celestial". Que todo nuestro jadeo y ajetreo ocurre siempre en la geografía pro­vidente e inabarcable de las manos de Dios. Y que, eso "aunque caminemos por un valle oscuro, ningún mal de­bemos temer".

 

Pero, además, debemos llevar la confianza a los demás. María, una vez que se abandonó con su "hágase en mí" en las manos de Dios, se salió de sí misma y se llegó a la montaña, a llevar a su prima los frutos de su confian­za. Por eso, su prima la saludó así: "Dichosa tú, porque has creído". ¿Más claro aún? Adviento es confiar en Dios que viene "¡Oh Emmanuel!" Y después, salir por ahí, al aire y al sol, cantando: "En Dios pongo mi esperanza y confío en su palabra”


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Carta de Mons. Francisco Pérez González,     Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela  para el  14 de diciembre de 2008.

  

La especie humana, ¿está protegida? 

 

        Me siento muy mal cuando, con pretensiones progresistas, se dan circunstancias en las que se contradice el sentido lógico y el sentido común. Comienzo poniendo un ejemplo y es el de los que defienden la naturaleza y su proceso normal y por lo tanto un nido de águilas no se puede vulnerar por un depredador. ¡Estoy de acuerdo! La ley penaliza a quien destruya los huevos de águilas porque el mismo ecosistema padecería las consecuencias; además no es de recibo eliminar por gusto personal algo que debe llegar a su término. Sin embargo no se utiliza la misma medida de la ley para el feto, en la especie humana, que está en el seno de la madre. Sabemos que son millones de seres humanos a los que se les impide llegar a la vida y se les lleva a la máquina trituradora de desechos sanitarios. La consecuencia que deduzco es que para la especie animal se respeta el proceso y para la humana no. No lo entiendo ni desde la lógica, ni desde la razón. Me parece una aberración de sentido común y de sentido ético.

 

        La ciencia debe regirse con la conciencia y, si son bien armonizadas ambas, su labor será muy positiva en el suceder de la Historia. Por eso, la ciencia, tiene en sus manos hacer el bien que llevará a frutos abundantes de humanización y si realiza el mal las situaciones deshumanizadoras son irreversibles y muy difíciles de corregir. Con la vida y con las manipulaciones de la misma no se puede jugar. La Historia juzgará de forma implacable las consecuencias de tales errores. Por supuesto, Dios también las juzgará. Esto es un principio de sentido lógico que  nos lo resume el dicho popular “quien juega con fuego, se puede quemar”.

 

        Si desde la misma razón se hace un discernimiento lógico ¿cómo es posible que no se de importancia a la defensa de la vida desde la concepción, desde la primera formación de un ser vivo, desde el momento que la vida se ha hecho presencia en un embrión? La persona no es un ente abstracto sino un ser vivo que ha comenzado a ser cuando inicia su vida. Si a mí me hubieran truncado los inicios de vida ahora no existiría. ¿No es éste un argumento suficiente y convincente? No se necesita más que recurrir a la sindéresis, es decir, a la capacidad natural para juzgar rectamente y el respeto a la vida es de pura justicia. Hace pocos días me encontré con una persona que estaba buscando a su madre que la abandonó en manos de una familia que la adoptó y simplemente quería expresar a su madre biológica el agradecimiento por haberle dado la posibilidad de vivir.

 

        La defensa de la vida es una de las esencias fundamentales del mensaje evangélico y cristiano. Por ello la Iglesia siempre aplaudirá a quien defienda la vida y condenará lo que vaya en contra de la vida misma. En los años que vivió el Papa Juan Pablo II lo expresó de forma contundente y en muchos de sus discursos el Papa Benedicto XVI ha dado doctrina firme en sus afirmaciones; también los obispos lo hemos manifestado hasta la saciedad y los creyentes favorecemos, por el bien de la humanidad, la “cultura de la vida”. Como decía Edmund Burke “todo lo que es necesario para el triunfo del mal, es que los hombres de bien no hagan nada”. La conciencia no se somete a los fáciles manejos de las antropologías recortadas e interesadas, la conciencia verdadera defiende la vida y la protege. De ahí que se ha de trabajar por el bien de la humanidad pues de lo contrario se la puede dañar y de forma absoluta. Apoyemos la “cultura de la vida y no la de la muerte”.         

   

+ Francisco Pérez González,
 Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

 

 


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S?bado, 20 de diciembre de 2008

ZENIT ofrece el texto íntegro del discurso del Papa al nuevo embajador de las Islas Seychelles ante la Santa Sede, Graziano Luigi Triboldi, al presentar éste sus cartas credenciales.


Señor embajador,

Estoy contento de recibir a su excelencia y de acreditarle en calidad de Embajador extraordinario y plenipotenciario de la República de las Seychelles ante la Santa Sede. Le agradezco por haberme transmitido los saludos de su Excelencia Señor James Alix Michel, Presidente de la República. Le agradecería que usted le expresara a cambio los votos cordiales que hago hacia su persona, así como hacia el conjunto del pueblo seychellés.


Evocando su país, es siempre oportuno hablar de su belleza y de poder enumerar las numerosas ventajas de las que goza. Para aumentar sus potencialidades, su país lleva a cabo hoy esfuerzos importantes con el fin de reducir su deuda. En un contexto mundial difícil, quiero saludar estos esfuerzos, que deben poder encontrar el apoyo de las instituciones internacionales en la medida de la seriedad y del compromiso adoptado. Se trata un desafío importante de cara a las generaciones futuras. En efecto, sería injusto que los hombres de hoy evitaran sus responsabilidades y hagan pesar las consecuencias de sus elecciones o de su inacción a las generaciones que vendrán después de ellos. Se trata pues, no sólo de sanear la economía, sino también y sobre todo de una cuestión de justicia social. Además, sanear las cuentas de la nación, también supone ofrecer un marco más seguro para la actividad económica y proteger más a las poblaciones más pobres y más vulnerables.


Este objetivo laudable necesita la cooperación de todos, para la cual el sentido de la solidaridad es primordial. Aquí se manifiesta en qué manera la armonía social está vinculada no sólo a un marco legislativo justo y adecuado, sino también a la calidad moral de cada ciudadano, porque "la solidaridad se presenta bajo dos aspectos complementarios: el principio social y el de virtud moral" (Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, n.109). La solidaridad se eleva al rango de virtud social cuando puede apoyarse al mismo tiempo en estructuras de solidaridad, pero también en la determinación firme y perseverante de cada persona que trabaja por el bien común de la mayoría, porque todos somos responsables de todos.


Para suscitar este sentido duradero de la solidaridad, la educación de los jóvenes es ciertamente el mejor camino. Desde este punto de vista, me gusta poder subrayar otra vez los esfuerzos realizados desde hace tiempo por su país para construir un sistema educativo de calidad. Cualquiera que sea su nivel de responsabilidad, animo cada uno a proseguir en esta vía y a sembrar generosamente para el futuro. No obstante, esta preocupación por la educación será vana si la institución familiar se debilita excesivamente. Las familias necesitan ser animadas y sostenidas constantemente por los poderes públicos. Debe haber una armonía profunda entre las tareas de la familia y los deberes del Estado. Favorecer entre ellos una buena sinergia, es laborar eficazmente por un futuro de prosperidad y de paz social.


Por su parte, la Iglesia local no debe escatimar sus esfuerzos para acompañar a las familias, ofreciéndoles la luz del Evangelio, que pone de relieve la grandeza y la belleza del "misterio" de la familia, y ayudándoles a asumir sus responsabilidades educativas. Con respecto a las que sufren dificultades, es importante ayudar a la pacificación de las relaciones y educar los corazones a la reconciliación.


Aprovecho la ocasión de este encuentro, señor embajador, para saludar calurosamente, por su medio, al obispo de las Seychelles y a sus colaboradores, así como al conjunto de los católicos fieles que viven en su país. ¡Que muestren su preocupación, de común acuerdo con todos los demás ciudadanos, por edificar una vida social donde cada uno pueda encontrar el camino de una apertura personal y colectiva! Testimoniarán así la fecundidad social de la Palabra de Dios


En este momento en que usted inaugura su noble misión de representación ante la Santa Sede, deseo expresar de nuevo mi satisfacción por las excelentes relaciones que mantienen la República de las Seychelles y la Santa Sede, y le hago, señor embajador, mis mejores votos por el buen cumplimiento de su misión. Estoy seguro de que usted encontrará siempre en mis colaboradores la acogida y la comprensión que pueda necesitar.


Sobre su excelencia, sobre su familia y sus colaboradores, así como sobre todo el pueblo de las Islas Seychelles y sus dirigentes, invoco de corazón la abundancia de las bendiciones divinas.


[Traducción del francés por Inma Álvarez

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


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ZENIT  pubica el mensaje de Navidad 2008 que han enviado los jefes de las Iglesias de Jerusalén.


Queridos hermanos y hermanas:

Un saludo.

Al prepararnos para celebrar la Navidad parece que en el mundo que nos rodea hay incluso más oscuridad, conflictos y desesperación. Esto significa que nosotros, los cristianos, tenemos que contemplar con más cuidado y profundidad en Jesús, el niño nacido en el establo de Belén.


Muchas personas están preocupadas por la oscuridad, ya sea la ausencia de luz a su alrededor o el miedo a los desconocido en sus vidas personales y en el mundo en general.


En medio de todo esto, tenemos que pensar y meditar en Jesús...

"La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron" (san Juan, 1, 5).


El evangelio de San Juan nos recuerda los hechos del nacimiento de Jesús...

"En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron" (san Juan, 1, 10-11).


De manera que, al acercarnos a una nueva Navidad, tenemos que mostrar al mundo que nos rodea que Jesús es una luz en la oscuridad que nunca se apaga, una luz ardiente que disipa el terror de la noche, una luz en la que deberíamos poner nuestros ojos no sólo no sólo cuando parece que las tinieblas nos rodean.


Como el bebé en el establo es el punto focal de nuestras celebraciones navideñas, del mismo modo tenemos que afirmar y testimoniar el hecho de que Jesús es la luz que ilumina nuestras vidas a nivel personal y social en todos los tiempos.


Tenemos que preguntarnos continuamente a nosotros mismos: "¿Qué haría Jesús? ¿Qué diría Jesús? De este modo, sus obras y palabras tienen que aplicarse a la vida cotidiana de nuestra comunidad, en particular en Tierra Santa.


Del mismo modo, tenemos que convencer a los líderes políticos del mundo de que la verdadera paz sólo llegará a la tierra cuando buscamos la voluntad de Dios para sus pueblo, a través de las palabras y acciones de Jesús. Tampoco debemos descuidar el hecho, afirmado por el Evangelio de San Juan, que a todos los que aceptan a Jesús, les da el poder de convertirse en hijos de Dios.


Esto significa que debemos estar junto a todos los que sufren a nuestro alrededor --los hambrientos, los sin techo, los desempleados, y los que están en luto--, pues Jesús nos dice que cuando ayudamos a los demás le estamos ayudando a Él, como si fuera Él quien sufre por ellos.


Estar junto a los demás nos lleva a la acción. Necesitamos la luz de Cristo para brillar en esta tierra para permitirnos trabajar de manera más realista por la solución de los dos estados, que acabaría con el peso de las restricciones que provoca la Ocupación.


Por tanto, rezamos por el presidente electo de los Estados Unidos para que él y los demás líderes del mundo vean la urgente necesidad de paz que tiene Oriente Medio y no sólo esta tierra.


Tenemos que ver también la situación en la que muchos están sufriendo en Gaza a la luz de Cristo y hacer un esfuerzo decidido para ofrecerles socorro urgente.


Además, nunca debemos olvidar nuestro deber de señalar a nuestros niños y jóvenes la luz de Cristo, asegurándoles que en Jesús todos tenemos la esperanza de un mundo mejor.


Saludamos a nuestros hermanos y hermanas del mundo, no sólo a los miles que han visitado recientemente Tierra Santa. Es importante recordar que estáis siguiendo los pasos de Jesús y que cuando os detenéis a ver la suerte de muchos de vuestros hermanos cristianos debéis responder como creéis que Él lo haría.


Sabemos que otros muchos sufren en el mundo, por ellos creemos que el único camino para seguir adelante es ver a las personas y a las situaciones a "la luz de Cristo".


Garantizamos nuestros buenos deseos y oraciones para todos vosotros al acercarse la Navidad y que las bendiciones de Dios desciendan sobre vuestras casas y familias.


Camina en la luz, y la luz iluminará tu senda,

camina en la verdad, y la verdad te hará libre,

camina en el camino de la paz, y tendrá, en Cristo,

la paz que permite la comprensión

(Oraciones para el camino, por John Johansen-berg).


Jerusalén, diciembre de 2008


Patriarcas y jefes de las Iglesias en Jerusalén

Su Beatitud Patriarca Teófilo III, Iglesia ortodoxa griega.

Su Beatitud Patriarca Fouad Twal, Iglesia católica romana.

Su Beatitud Patriarca Torkom Manooghian, Iglesia apostólica armenia.

Padre Pierbattista Pizzaballa OFM, custodio de Tierra Santa.

Arzobispo Anba Abraham, Iglesia ortodoxa copta.

Arzobispo Swerios Malki Murad, Iglesia ortodoxa siria.

Arzobispo Abouna Mathias, Iglesia ortodoxa etíope

Arzobispo Paul Sayyah, Iglesia maronita.

Arzobispo Youssef Jules Zreyi, Iglesia greco-melquita.

Reverendo Suhiel Dawani, Iglesia anglicana.

Reverendo Mounib Younan, Iglesia luterana.

Reverendo Pierre Malki, Iglesia sirio-católica.

Reverendo Rafael Minassian, Iglesia armenia católica.


[Traducción del original inglés por Jesús Colina]


ZENIT Publicamos la tercera predicación de Adviento a la Curia Romana que, en presencia de Benedicto XVI, ha pronunciado el padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap., predicador de la Casa Pontificia, en la capilla "Redemptoris Mater" del palacio apostólico del Vaticano.

 Tercera predicación de Adviento

"Cuando llegó la plenitud de los tiempos Dios
envió a su Hijo nacido de una mujer" 

1. Pablo y el dogma de la encarnación

Pongamos en primer lugar, también esta vez, el pasaje paulino sobre el que vamos a meditar:

"Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios" (Gal 4, 4-7).

Escucharemos a menudo este pasaje en el tiempo navideño, comenzando por las Primeras Vísperas de la solemnidad de Navidad. Digamos ante todo algo sobre las implicaciones teológicas de este texto. Es el pasaje que más se acerca, en el corpus paulino, a la idea de preexistencia y de encarnación. La idea de "envío" ("Dios mandó, exapesteilen, a su Hijo") se pone en paralelo con el envío del Espíritu del que se habla dos versículos después y recuerda lo que en el Antiguo Testamento se dice del envío de la Sabiduría y del santo Espíritu sobre el mundo por parte de Dios (Sab 9, 10.17). Estos acercamientos indican que no se trata de un envío "desde la tierra", como en el caso de los profetas, sino "desde el cielo".

La idea de la preexistencia del Cristo está implícita en los textos paulinos en los que se habla de una función de Cristo en la creación del mundo (1 Cor 8,6; Col 1, 15-16) y cuando Pablo dice que la roca que seguía al pueblo en el desierto era Cristo (1 Cor 10,4). La idea de la encarnación, a su vez, es subyacente en el himno cristológico de Filipenses, 2: "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo, tomando condición de siervo".

A pesar de esto, hay que admitir que preexistencia y encarnación en Pablo son verdades en gestación, que aún no han llegado a su formulación plena. El motivo es que el centro de interés y el punto de partida de todo es para él el misterio pascual, es decir, lo realizado, más que la persona del Salvador. Lo contrario de Juan, para quien el punto de partida y el epicentro de la atención es precisamente la preexistencia y la encarnación.

Se trata de dos "vías" o recorridos distintos, en el descubrimiento de quién es Jesucristo: uno, el de Pablo, parte de la humanidad para llegar a la divinidad, de la carne para llegar al Espíritu, de la historia de Cristo, para llegar a la preexistencia de Cristo; el otro, el de Juan, sigue el camino inverso: parte de la divinidad del Verbo para llegar a su existencia en el tiempo; una pone como bisagra entre las dos fases la resurrección de Cristo, y la otra ve el paso de un estado al otro en la encarnación.

Apenas se pasa a la época sucesiva, ambas vías tienden a consolidarse dando lugar a dos modelos o arquetipos y finalmente a dos escuelas cristológicas: la escuela de Antioquía que se refiere preferentemente a Pablo, y la escuela de Alejandría, que se refiere con preferencia a Juan. Ninguno de los seguidores de una u otra vía tiene conciencia de elegir entre Pablo y Juan; ambos están seguros de tenerlos de su parte. Esto es cierto, pero es un hecho que las dos influencias persisten visibles y distinguibles como dos ríos que, aun confluyendo juntos, siguen distinguiéndose por el color distinto de sus aguas respectivas.

Esta diferenciación se refleja por ejemplo en la forma diversa con que se interpreta, en las dos escuelas, la kenosis de Cristo de Filipenses 2. Hasta el siglo II-III se delinean, en este texto, dos lecturas diversas que se vuelven a encontrar también en la exégesis moderna. Según la escuela de Alejandría, el sujeto inicial del himno es el Hijo de Dios preexistente en la forma de Dios. La kenosis por eso, en este caso, consistiría en la encarnación, en el hacerse hombre. Según la interpretación dominante en la escuela de Antioquía, el sujeto único del himno desde el principio hasta el final es el Cristo histórico, Jesús de Nazaret. En este caso la kenosis consistiría en el abajamiento inherente a su hacerse siervo, en someterse a la pasión y a la muerte.

La diferencia entre ambas escuelas no es tanto que algunos sigan a Pablo y otros a Juan, sino que algunos interpretan a Juan a la luz de Pablo y otros interpretan a Pablo a la luz de Juan. La diferencia está en el esquema, o en la perspectiva de fondo, que se adopta para ilustrar el misterio de Cristo. En la confrontación entre ambas escuelas podemos decir que se han formado las líneas maestras del dogma y de la teología de la Iglesia, que han permanecido activas hasta ahora.


2. Nacido de mujer


El relativo silencio sobre la encarnación comporta, en Pablo, un silencio casi total sobre María, la Madre del Verbo encarnado. El inciso "nacido de una mujer" (factum sub muliere) de nuestro texto es la alusión más explícita que se tiene de María en el corpus paulino. Esta es el equivalente de la otra expresión: "nacido del linaje de David según la carne", "factum ex semine David secundum carnem" (Rom 1,3).


Aún escueta,, sin embargo, esta afirmación de Pablo es importantísima. Esta fue uno de los puntos clave en la lucha contra el docetismo gnóstico, desde el siglo II en adelante. Dice de hecho que Jesús no es una aparición celeste; gracias a su nacimiento de una mujer, él está inserto plenamente en la humanidad y en la historia, "del todo semejante a los hombres" (Fl 2, 7). "¿Por qué decimos que Cristo es hombre, escribe Tertuliano, sino porque nació de María, que es una criatura humana?". Pensándolo bien, "nacido de una mujer" es más adecuado para expresar la verdadera humanidad de Cristo que no el título "hijo del hombre". En sentido literal, Jesús no es hijo del hombre, no ha tenido por padre a un hombre, pero sí es realmente "hijo de la mujer".

El texto paulino estará también en el centro del debate sobre el título de Madre de Dios (theotokos) en las disputas cristológicas posteriores, lo que explica por qué la liturgia nos lo hace escuchar en la segunda lectura de la misa de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, el 1 de enero.

Hay que resaltar un dato. Si Pablo hubiera dicho: "nacido de María", se habría tratado sólo de un detalle biográfico; habiendo dicho "nacido de una mujer", ha dado a su afirmación un carácter universal e inmenso. Es la mujer misma, toda mujer, la que ha sido elevada en María a tan increíble altura. María es aquí la mujer por antonomasia.

3. "¿En qué me afecta a mí que Cristo haya nacido de María?"


Estamos meditando el texto paulino ante la inminente Navidad y en el espíritu de la lectio divina. Por ello, no podemos detenernos mucho en el dato exegético, sino que tras haber contemplado la verdad teológica contenida en el texto, debemos extraer de él enseñanzas para nuestra vida espiritual, iluminando el "para mí" de la palabra de Dios.


Una frase de Orígenes, retomada por san Agustín, san Bernardo, Lutero y otros, dice: "¿Qué me aprovecha a mí que Cristo haya nacido una vez de María en Belén, si no nace también por fe en mi alma?". La maternidad divina de María se realiza en dos planos: en un plano físico y en un plano espiritual. María es la Madre de Dios no sólo porque le ha llevado físicamente en el seno, sino también porque le ha concebido antes en el corazón, con la fe. No podemos, naturalmente, imitar a María en el primer sentido, engendrando de nuevo a Cristo, pero podemos imitarla en el segundo sentido, que es el de la fe. Jesús mismo comenzó esta aplicación a la Iglesia del título de "Madre de Cristo", cuando declaró: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen" (Lc 8, 21; cf. Mc 3, 31 s; Mt 12, 49).

En la tradición, esta verdad ha conocido dos niveles de aplicación complementarios entre ellos, uno de tipo pastoral y el otro de tipo espiritual. En un caso, se ve realizada esta maternidad de la Iglesia en su conjunto en cuanto "sacramento universal de salvación"; en el otro, se realiza en cada persona o alma que cree.

Un escritor de la Edad Media, el Beato Isaac del monasterio de Stella, hizo una especie de síntesis de todos estos motivos. En una homilía famosa que leímos en la Liturgia de las Horas del pasado sábado, escribe: "María y la Iglesia son una madre y y varias madres; una virgen y muchas vírgenes. Ambas son madres y ambas vírgenes... por todo ello, en las Escrituras divinamente inspiradas, se entiende con razón como dicho en singular de la virgen madre María lo que en términos universales se dice de la virgen madre Iglesia, y se entiende como dicho de la virgen madre Iglesia en general lo que en especial se dice de la virgen madre María... también se considera con razón a cada alma fiel como esposa del Verbo de Dios, madre de Cristo, hija y hermana, virgen y madre fecunda" (Discurso 51).

El Con­cilio Vaticano II se pone en la primera perspectiva cuando escribe: "La Iglesia... se convierte también en madre, ya que con la predicación y el bautismo genera en una vida nueva e inmortal a sus hijos, concebidos por obra del Espíritu santo y nacidos de Dios" (Lumen gentium 64).

Nos concentramos en la aplicación personal a cada alma: "Toda alma que cree, escribe san Ambrosio, concibe y engendra al Verbo de Dios... Si según la carne una sola es la Madre de Cristo, según la fe, todas las almas engendran a Cristo cuando acogen la Palabra de Dios" (Exposición del Evangelio según san Lucas, II, 26). Le hace eco otro padre de oriente: "Cristo nace siempre místicamente en el alma, tomando carne de aquellos que se salvan y haciendo del alma que lo engendra una madre virgen" (Máximo Confesor, Comentario al Padrenuestro).

Cómo uno se convierte concretamente en madre de Jesús, nos lo indica él mismo en el Evangelio: escuchando la Palabra y poniéndola en práctica(cf. Lc 8,21; Mc 3, 31 s.; Mt 12,49). Reconsideremos, para comprenderlo, cómo se convirtió María en madre: concibiendo a Jesús y pariéndolo. En la Escritura vemos subrayados estos dos momentos: "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo", se lee en Isaías, y "Concebirás y darás a luz a un Hijo", dice el ángel a María.

Hay dos maternidades incompletas o dos tipos de interrupción de la maternidad. Una es antigua y conocida, el aborto. Éste sucede cuando se concibe una vida pero no se da a luz, porque en el entretanto, por causas naturales o por el pecado del hombre, el feto está muerto. Hasta hace poco tiempo, este aborto era el único caso que se conocía de maternidad incompleta. Hoy se conoce otro que consiste, al contrario, en parir un hijo sin haberlo concebido. Sucede en el caso de los hijos concebidos en probeta e insertados, en un segundo momento, en el seno de una mujer, y en el caso del útero prestado para hospedar, incluso pagando, vidas humanas concebidas en otro lugar. En este caso, lo que la mujer da a luz no viene de ella, no es concebido "antes en el corazón que en el cuerpo".

Por desgracia, también en el plano espiritual existen estas dos tristes posibilidades de maternidad incompleta. Concibe Jesús sin darlo a luz quien acoge la Palabra sin ponerla en práctica, quien sigue haciendo un aborto espiritual tras otro, formulando propósitos de conversión que son sistemáticamente olvidados y abandonados a mitad camino; quien se comporta ante la Palabra como el observador apresurado que mira su cara en el espejo y después se olvida en seguida de cómo era (cf. St 1, 23-24). En suma, quien tiene fe pero no tiene obras.

Da a luz en cambio a Cristo sin haberlo concebido quien hace tantas obras, incluso buenas, pero que no vienen del corazón, del amor a Dios y de la recta intención, sino de la costumbre, de la hipocresía, de la búsqueda de su propia gloria y de su propio interés, o sencillamente de la satisfacción que da el hacer. En suma, el que tiene obras pero no tiene fe.

San Francisco de Asís tiene una palabra que resume, en positivo, en qué consiste la verdadera maternidad de Cristo: "Somos madres de Cristo - dice - cuando lo llevamos en el corazón y en el cuerpo por medio del amor divino y de la pura y sincera conciencia; lo engendramos a través de las obras santas, que deben resplandecer ante los demás como ejemplo... Oh, qué santo y querido, agradable, humilde, pacífico, dulce, amable y deseable sobre toda otra cosa, tener un hermano y un hijo semejante, nuestro Señor Jesucristo" (Carta a los fieles, 1). Nosotros -quiere decir el santo- concebimos a Cristo cuando lo amamos con sincero corazón y con conciencia recta, y lo damos a luz cuando realizamos obras santas que lo manifiestan al mundo.


4. Las dos fiestas del Niño Jesús


San Buenaventura, discípulo e hijo del Pobrecito, recogió y desarrolló este pensamiento en un opúsculo titulado "Las cinco fiestas del Niño Jesús". En la introducción al libro, relata como un día, mientras estaba de retiro en el monte Verna, le vino a la mente lo que dicen los Santos Padres, o sea, que el alma devota de Dios, por gracia del Espíritu Santo y el poder del Altísimo, puede concebir espiritualmente al Verbo bendito y al Hijo Unigénito del Padre, parirlo, ponerle nombre, buscarlo y adorarlo con los Magos y finalmente presentarlo felizmente a Dios Padre en su templo.

De estos cinco momentos, o fiestas del Niño Jesús, que el alma debe revivir, nos interesan sobre todo las dos primeras: la concepción y el nacimiento. Para san Buenaventura, el alma concibe a Jesús cuando, descontenta con la vida que lleva, estimulada por inspiraciones santas e inflamada de ardor santo, cansada de sus viejas costumbres y defectos, es como fecundada espiritualmente por la gracia del Espíritu Santo y concibe el propósito de una vida nueva. ¿Ha tenido lugar la concepción de Cristo!

Una vez concebido, el bendito Hijo de Dios nace en el corazón, siempre que, tras haber hecho un sano discernimiento, pedido oportuno consejo, invocado la ayuda de Dios, el alma pone inmediatamente por obra su santo propósito, comenzando a realizar lo que desde hacía tiempo estaba madurando, pero que había dejado para más adelante por miedo a lo ser capaz de ello.

Pero es necesario insistir en una cosa: este propósito de vida debe traducirse, sin duda, en algo concreto, en un cambio, posiblemente también externo y visible, de nuestra vida y costumbres. Si el propósito no se pone en práctica, Jesús ha sido concebido pero no dado a luz. Es uno de tantos abortos espirituales. No se celebrará nunca la "segunda fiesta" del Niño Jesús que es la Navidad. Es uno de tantos casos que son una de las razones principales por las que tan pocos llegan a santos.

Si decides cambiar de estilo de vida y entrar a formar parte de esa categoría de pobres y humildes, que como María buscan solo encontrar gracia ante Dios, sin importarle agradar a otros hombres, entonces, escribe san Buenaventura, debes armarte de valor, porque te hará falta. Deberás afrontar dos tipos de tentación. Se te presentarán ante todo los hombres carnales de tu ambiente y te dirán: "Es demasiado duro lo que pretendes, no lo conseguirás, te faltarán las fuerzas, perderás la salud; estas cosas no se adecuan a tu estado, comprometes tu buen nombre y la dignidad de tu cargo"....

Superado este obstáculo, se presentarán otros con fama de ser, o incluso que son de hecho, personas pías y religiosas, pero que no creen verdaderamente en el poder de Dios y de su Espíritu. Estas te dirán que, si empiezas a vivir de esta forma -dando tanto espacio a la oración, evitando tomar parte en distracciones y habladurías inútiles, haciendo obras de caridad-, serás considerado pronto un santo, un hombre devoto y espiritual, y dado que sabes perfectamente que no lo eres, acabarás engañando a la gente y siendo un hipócrita, atrayendo sobre tí la reprobación de Dios que escruta los corazones.

A todas estas tentaciones, es necesario responder con fe: "No es demasiado corta la mano del Señor para salvar" (Is 59, 1) y, casi enfadándonos con nosotros mismos, exclamar, como Agustín en la vigilia de su conversión: "Si estos y estas pueden ¿por que yo no? Si isti et istae, cur non ego? " (Confesiones)


5. María dijo "sí"


El ejemplo de la Madre de Dios nos sugiere qué hacer en concreto para imprimir a nuestra vida espiritual este nuevo empuje, para concebir y dar a luz verdaderamente en nosotros a Jesús esta Navidad. María dijo un "sí" decidido y pleno a Dios. Se insiste mucho en el Fiat de María, en María como "la Virgen del fiat". Pero María no hablaba latín y por eso no dijo fiat, no dijo siquiera genoito, que es la palabra que encontramos, a este punto, en el texto griego de Lucas porque no hablaba griego.


Si es lícito remontarse, con pía reflexión, a la ipsissima vox, a la palabra misma que salió de la boca de María -o al menos a la palabra que estaba en la fuente judía usada por Lucas-, esta debió ser la palabra amén. Amén, palabra hebrea cuya raíz significa solidez, certeza - se usaba en la liturgia como respuesta de fe a la palabra de Dios. Cada vez que, al término de ciertos salmos, en la Vulgata se leía antes fiat, fiat , ahora en la nueva versión de los textos originales se lee: Amén, Amén. Lo mismo para la palabra griega: cada vez que en la Biblia de los Setenta se lee en esos mismos salmos génoito, génoito, el original griego lleva: Amén, amén.


Con el "amén" se reconoce lo que se ha dicho como palabra firme, estable, válida y vinculante. Su traducción exacta, como respuesta a la palabra de Dios, es: "Así sea, así sea". Indica fe y obediencia conjuntamente; reconoce que lo que Dios dice es cierto y se somete a ello. Es decir "sí" a Dios. En este sentido lo encontramos en la misma boca de Je´sus: "Si, amén, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito" (cf. Mt 11, 26). Él es el Amén personificado: "Así habla el Amén" (Ap 3, 14) y por medio de él, añade Pablo, todo amén pronunciado en la tierra sube a Dios (cf 2 Cor l, 20).


En casi todas las lenguas humanas la palabra que expresa el consenso es un monosílabo: "sí", "ja", "yes", "oui", "tag"... La palabra más corta del vocabulario, pero aquella con que tanto los novios como los consagrados deciden su vida para siempre. También en el rito de la profesión religiosa y de la ordenación sacerdotal hay un momento en que se pronuncia un "sí".


Hay un detalle en el Amén de María que es importante señalar. En las lenguas modernas usamos el modo indicativo para señalar que algo ha sucedido o sucederá, el modo condicional para indicar algo que podría suceder en ciertas condiciones, etc.; el griego tiene un modo particular que se llama optativo. Es un modo que se usa cuando se quiere expresar deseo o impaciencia de que algo suceda. El verbo usado por Lucas, genoito, está precisamente en este modo.


San Pablo dice que "Dios ama al que da con alegría" (2 Cor 9, 7) y María dijo a Dios su "sí" con alegría. Pidámosle que nos obtenga la gracia de decir a Dios un "sí" alegre y renovado, y así concebir y dar a luz también nosotros en esta Navidad a su Hijo Jesucristo.


[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]


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La Delegación Diocesana de Misiones ha distribuido como en años anteriores los materiales para la celebración de "Los Sembradores de Estrellas" 2008. A continuación colocamos le celebración propuesta para este año de 2008.

CELEBRACIÓN del ENVIO

 

CANTO DE ENTRADA

 

La primera canción debe ser fácil y venir a cuento. Por el tema, puede ser "Con un manojo de estre­llas", pero sí no se sabe, puede valer otro villancico más conocido: "En el cielo hay una estrella que a los Reyes Magos guía...", "En el portal de Belén hay estrellas, sol y luna..." u otro adecuado.

 

SALUDO

 

Chavales, me encanta veros aquí justo antes de repartiros con vuestras estrellas por todas las calles de... (esta ciudad, este pueblo, este barrio...).

Tengo suerte, porque hoy me han dado un "trabajo" fácil y estupendo: que os anime a vivir esta jornada con sentido misionero y con alegría.

Vosotros ya estáis alegres y mucho. Además, veo vuestras caras, y de verdad que están diciendo: "Tengo ganas de alegrar la vida de todos los que se crucen hoy conmigo". Es lo mismo que quiso Jesús cuando vino a la tierra a nacer en Belén.

Vamos a pedirle al Señor que, con su poder, "nos ponga en forma".

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo...

 

RESPUESTA DE UN REPRESENTANTE DE LOS CHICOS AL SACERDOTE

 

Querido... (quien presida):

También nosotros queremos saludarte y decirte varias cosas.

La primera, agradecerte que nos recibas en este lugar (en esta iglesia). Aquí vamos a tener, como en los deportes, el precalentamiento cerca de nuestro entrenador, Jesús. Sabemos que él prepara como nadie y confiamos mucho en su modo de hacerlo.

La segunda, decirte que, si puedes, te vengas con nosotros, porque creemos que vas a disfrutar.
La tercera, que bendigas nuestras estrellas y nuestra misión de esta mañana. ¿Vale?

 

PRESIDENTE: Vale. Y ahora que os he saludado y que un compañero vuestro me ha saludado a
mí en nombre de todos, vamos a escuchar lo que nos dice el Señor.

 

PROCLAMACIÓN DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (Mt. 28, 16-20)

(La lectura está preparada para que dialoguen el sacerdote o el presidente y los niños).

 

PRESIDENTE:         En aquel tiempo los once discípulos se fueron al monte de Galilea que Jesús les había señalado.

 

UN NIÑO/A: Igual que vamos a hacer nosotros. Vamos a ir por las calles. En realidad, lo que tiene que notar la gente al vernos pasar es que SOMOS AMIGOS DE JESÚS.

 

PRESIDENTE:         Y cuando le vieron se postraron ante Él.


UN NIÑO/A:
Cada persona que veamos será como si viésemos un retrato de Jesús.

 

PRESIDENTE:         Jesús, acercándose, les dijo: Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra.

 

UN NIÑO/A: El mundo es muy grande y querríamos que nuestras estrellas llegasen a todos los rincones del planeta. ¿No se podría pensar en hacer la campaña también por correo electrónico?

 

PRESIDENTE:         Les dijo también: Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo...

 

UN NIÑO/A: Eso es lo que hacen los misioneros. Yo creo que deberíamos pedir que de este grupo que estamos aquí saliera algún misionero o misionera. ¿Os atrevéis a pedírselo en silencio alguno de los que habéis venido? Sería como responder muy en serio al Señor. Le encantaría.

 

PRESIDENTE:         Jesús añadió: Yo estaré con vosotros siempre hasta el fin del mundo.

 

UN NIÑO/A: Es verdad, Jesús siempre va a nuestro lado. Es uno más de nosotros. Bueno, uno más, no. Es el mejor, el primero, el más grande, el más amigo, el más poderoso, el más feliz y el que tiene mejores ideas.
 

PRESIDENTE:         Palabra de Dios.

 

TODOS:       Te alabamos, Señor.

 

IDEAS PARA UNA BREVE HOMILÍA

 

Imaginaos que Jesús os mira de frente. Lo está haciendo ahora, en verdad, y se le ve feliz. Seguramente se está diciendo: "Estos chicos se parecen mucho a mí cuando tenía sus años. Y, a decir verdad —piensa Jesús—, me hubiera gustado que en Nazaret se hubiese hecho, cuando yo vivía allí, una campaña parecida a «Sembradores de estrellas»".

 

Si alguien os pregunta que por qué hacéis esto, podéis responder que es que sois mensajeros de Dios en este día, en estas calles y siempre. Es verdad, lleváis dentro a Jesús, y yo desde aquí os lo noto. Da gusto veros.

También sois representantes de los misioneros y misioneras del mundo. Ellos anuncian a Jesús, y también vosotros. Podría decirse que vosotros hacéis en pequeño lo que ellos realizan a lo grande, y muchas veces con peligro, en los lugares más diversos de la tierra.

 

El Papa debería ver esta celebración. Le encantaría contemplar a un puñado de chavales que salen felices a la calle y que son amigos de Jesús. Y a mí también me encanta veros, ivalientes!

 

ORACIÓN DE PETICIÓN

 

PRESIDENTE:         ¿Qué es lo mejor que podemos pedir para la Iglesia y para el mundo?

 

NIÑOS/AS:   Lo mejor que podemos pedir a Dios para la Iglesia es que sea como Jesús la soñó. Roguemos al Señor.

 

Lo mejor que podemos pedir para el mundo es que conozca a Jesús. Nosotros hemos tenido esa suerte y queremos la misma suerte para el mundo entero. Roguemos al Señor.

 

Lo mejor que podemos pedir para nosotros es que seamos cristianos alegres siempre y que nos importen mucho los niños del mundo que no tienen casi nada. Roguemos al Señor.

 

NIÑOS/AS: Lo mejor que podemos pedir para los niños del mundo es que tengamos el deseo de cambiar ese mundo a mejor, de modo que esté más bonito y más feliz de lo que estaba cuando llegamos a él.

Roguemos al Señor.

 

Lo mejor que podemos pedir para hoy es que nuestras estrellas alegren la Navidad de todos, y que la gente sepa que Jesús viene a querernos. Roguemos al Señor.

 

PRESIDENTE:         Todo lo que habéis pedido es bueno y es grande. Que el Señor nos lo conceda por medio de Jesucristo, nuestro Señor.

 

ENTREGA DE LAS ESTRELLAS

 

UN NIÑO/A: (Dirigiéndose a quien preside) ¿Quieres bendecir las estrellas que vamos a repartir?

 

PRESIDENTE:         ¡Claro que quiero! Sacadlas en silencio; que yo las vea bien. Así.

 

Señor que creaste el cielo y las estrellas, bendice ahora a estos sembradores de estrellas, que con su campaña quieren convertir la tierra en cielo. Y haz que sean siempre un cielo de personas, pasen los años que pasen. Bendice también sus estrellas, que son como chispas de cariño que entregan a los que encuentran, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Y a las invocaciones que haré a continuación, responderéis: "Lo haremos".

 

PRESIDENTE:         ¿Haréis el esfuerzo de realizar las cosas como las haría Jesús si estuviera en vues­tro grupo de sembradores de estrellas?

 

TODOS:       Lo haremos.

 

PRESIDENTE:         ¿Haréis brillar la luz en vuestra cara, en vuestra sonrisa, en vuestro corazón y en vuestra vida?

 

TODOS:       Lo haremos.

 

PRESIDENTE:         ¿Haréis todo lo posible por convencer a la gente de que Jesús nace, no para unos pocos, sino para todos?

 

TODOS:       Lo haremos.

 

PRESIDENTE:         Pues, chavales, a las calles, a todos los rincones de este lugar, y que vuestra ale­gría se note en los cinco continentes. Feliz reparto y feliz Navidad.

 

 CANTO FINAL

«Sembradores de estrellas» (u otro canto "movido", mientras se va saliendo). E

 

Xavier llundain, s .j.


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Viernes, 19 de diciembre de 2008

Mensaje de Mons. Wilfredo Pino Estévez, Obispo de la diócesis de Guantánamo-Baracoa (Cuba) enviado a todos los fieles con motivo de la Navidad y año nuevo-2009

 

MENSAJE DE MONSEÑOR WILFREDO PINO ESTÉVEZ,

OBISPO DE LA IGLESIA CATÓLICA DE  GUANTÁNAMO-BARACOA,

CON MOTIVO DE LA NAVIDAD Y AÑO NUEVO-2009

 

 

Queridos hijos e hijas: Este tradicional canto que escuchábamos se llama Noche de Paz y es el villancico o canto de Navidad más conocido en el mundo. Fue compuesto por el austriaco Franz Gruber en 1818 (hace exactamente 190 años) y se ha traducido a 330 lenguas. ¡Felicidades! quiere desearles hoy su Obispo porque esta noche es Nochebuena y mañana, Navidad.

 

La Navidad , como lamentablemente no es conocido por todos los cubanos, es la fiesta que recuerda el nacimiento de Jesucristo, hace más de dos mil años. Jesucristo v ino tan igual a nosotros, tan idéntico, que parecía uno más de la familia. Niño como todos los niños. Pobre y necesitado como muchos en este mundo. Nació, bajo la serena mirada de la Virgen María y su esposo José, en un pequeño e insignificante pueblo que, todavía hoy, se llama Belén. No escogió Roma, Grecia, Mesopotamia ni Egipto, que eran grandes pueblos de aquellos tiempos... No había televisión ni periodistas que cubrieran el acontecimiento. Los primeros en enterarse de su nacimiento, los primeros en estar con él, fueron los humildes, la gente sencilla, unos pastores que cuidaban sus ovejas en medio de la noche y oyeron aquel mensaje de gozo: "Les anuncio una gran alegría: hoy les ha nacido el Salvador que es Cristo, el Señor" (Lc. 2, 11). Por eso a esta noche el mundo entero le llama la Nochebuena porque en ella nació Jesucristo, la luz que llegaba para iluminar a todos.

 

Después de los pastores tendrían su oportunidad los "sabios de este mundo" representados en aquellos que la tradición popular llama Melchor, Gaspar y Baltasar, o los Tres Reyes Magos, que vinieron de lejos, "del Oriente", con los regalos del oro, el incienso, la mirra... y sus rodillas. Ellos, arrodillados, reconocieron que nadie hay más grande que Dios.

 

Pero lo cierto es que la gran mayoría de la humanidad no se enteró de la buena noticia del Dios hecho hombre. Ya siglos antes, los primeros hombres buscaron a Dios a tientas y consideraron dioses o manifestaciones divinas a los fenómenos de la naturaleza que ellos no sabían explicar como el sol, la luna, los rayos, la lluvia, los terremotos, los eclipses, etc. Hubo ¡y hay todavía! regiones de la tierra donde se les rindió o rinde culto, como si fueran dioses, a vacas, serpientes, toros, carneros, cocodrilos, halcones, leones y hasta gatos.

 

También hoy día hay personas que no conocen al Dios de Jesucristo y buscan sinceramente a Dios. Ciertamente, el ateísmo tampoco resulta simpático entre nosotros, los cubanos, capaces incluso de afirmar que “hay que creer en algo” . A ese “algo” muchos le llaman el Poder Superior, el Gran Arquitecto, el Justo Juez, el Ser Supremo, el Creador, el Altísimo, el Gran Poder, etc. Fue con el nacimiento de Jesucristo, y porque él nos lo enseñó, que los hombres empezamos a llamar a Dios: Padre nuestro, que los hombres comenzamos a conocer qué cerca estaba Dios de nosotros. Por eso alguien una vez confesó: “Durante 30 años anduve buscando a Dios. Cuando por fin abrí los ojos y lo encontré, me di cuenta que era él el que me buscaba”. Ése podría ser tu caso.

 

Cada Navidad es fiesta para Dios y para los hombres. Con San Agustín debemos repetir: “Nos has creado para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. Meditemos lo que nos dice San Juan en su Evangelio: “Tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo único, Jesucristo, para que no se pierda ninguno de nosotros”. ¡Reconozcamos humildemente que muchas veces dimos la espalda al Dios verdadero, al Dios de Jesucristo, y convertimos en dioses a hombres de carne y hueso como nosotros, o endiosamos ya no a la luna ni a los eclipses sino al dinero, el poder, la fama, el sexo, la opinión de los demás, la comida, la bebida, los bienes materiales, etc!

 

Para recordar el Nacimiento de Jesucristo se construyó en Belén la Iglesia de la Natividad , cuya puerta principal, curiosamente, sólo tiene poco más de un metro de altura, por lo que todos los que quieran entrar tendrán que agacharse. Todos… menos los niños, que pueden pasar por la puerta sin problemas. Y aquí ya tenemos una lección que aprender: para acercarse a Dios es necesario “hacernos niños”, bajar la cabeza, reconocer nuestra pequeñez, rebajarnos, ser humildes o, como dice un refrán africano, “bajarnos del elefante” en que nos hemos subido y aceptar que los hombres podemos tres o cuatro cosas pero que sólo Dios lo puede todo… que todos somos una y mil veces pecadores mientras que Dios es el único tres veces santo… que Dios, y no ningún hombre, es el que es eterno, quien todo lo sabe, el que todo lo ve, el que es perfecto… Sólo los niños, y los que son como los niños, pueden acercarse serenamente al pesebre de Belén y entender a Dios.

 

La Navidad fue, es y debe seguir siendo la fiesta de la familia. ¡Que Dios bendiga toda iniciativa que ustedes tengan para reunir en estos días a sus familiares bajo un mismo techo, o alrededor de una misma mesa, o juntos en una iglesia! ¡Que todos sepamos valorar nuestros apellidos, que nos recuerdan a qué familia pertenecemos, y a qué familiares debemos proteger! ¡Que de manera especial tengamos un gesto para con las personas conocidas que, aunque no tengan nuestros apellidos, viven solas y no tienen a nadie con quien compartir! ¡Que no nos olvidemos en estos días de los viejitos de los Asilos, de los presos y de los enfermos sin familia! ¡Que recemos juntos en el hogar porque “la familia que reza unida, permanece unida”!

 

No debemos olvidar que, en esta ocasión, la Navidad será difícil para muchos. Estamos terminando un año que, para muchas familias, ha sido muy duro. Tres huracanes les han hecho la vida aún más difícil a un buen número de hogares cubanos. Y Dios nos ha puesto por delante la gran oportunidad de practicar la caridad para con los necesitados. Si impresionante fue aquella imagen de una enorme ola pasando sobre el edificio de cinco pisos del malecón de Baracoa, más impresionante ha sido la también enorme ola de solidaridad y ayuda que se levantó aquí y más allá de nuestras fronteras para ayudar a los damnificados. Es verdad que, por el mal tiempo, no pudimos tener las Procesiones con la imagen de la Virgen de la Caridad , y fue una pena, porque se estaban preparando con mucha dedicación y había mucho entusiasmo. En cambio, tuvimos la gran oportunidad de practicar la caridad, que es mucho mejor y más importante que muchas Procesiones juntas. En ello está trabajando ahora la Iglesia en Baracoa y en toda Cuba: ¡haciendo una gran procesión nacional con la virtud de la caridad! ¡Qué extraordinario comienzo en este Trienio de preparación para las celebraciones del 400 aniversario del hallazgo y presencia de la imagen de la Virgen de la Caridad entre nosotros! ¡Ojalá que todos nos propongamos imitar al nuevo beato cubano, el Padre José Olallo Valdés, campeón en la caridad para con los pobres y necesitados!

 

Queridos todos: Un nuevo año está ya en el horizonte y quisiera compartirles ahora mis humildes deseos para el 2009:

 

  He rezado para que la Iglesia , nuestra Iglesia, sepa y pueda llegar siempre a tiempo en este año. Y que, por llegar a tiempo en la persona de cualquiera de nosotros, aquel que estaba pensando en suicidarse, el matrimonio que estaba por romperse, el borracho abandonado, cualquier preso, la pequeña criatura que iba a ser abortada… encontraron en nosotros el apoyo necesario para su salvación.

 

  Recé y rezo para que las cosas mejoren en Cuba. Recé y rezo para que el Señor nos ilumine a los cubanos que siempre hemos tenido la fama de ser ingeniosos a la hora de buscar soluciones a los problemas. Que no temamos al diálogo entre cubanos aunque pensemos diferente, porque, como decimos en Cuba, “la gente, hablando, se entiende”.

 

  He pedido que el Espíritu Santo ilumine a nuestros gobernantes, a los que dirigen la economía. Que la situación internacional mejore. Que mejoren las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba. Que haya más y mejores fuentes de trabajo y al obrero le alcance su salario para mantener su familia. Que ningún trabajador en Cuba pregunte más a un compañero de trabajo “¿cuál es la búsqueda aquí?”. Que todo obrero sepa que trabajando y esforzándose, el bienestar de su familia estará realmente asegurado en el presente y en el futuro.

 

  Pedí igualmente para que en este año sepamos ser agradecidos con tantos amigos y familiares del extranjero que se preocupan por ayudarnos. Pero confieso que también recé para que los cubanos no nos acostumbremos a vivir de donaciones y gestos solidarios o del dinero que mande la familia del extranjero… y nos habituemos al dinero fácil, sin sudar la camisa. Que los cubanos no lo esperemos todo “de afuera” y que también nos acordemos que muchísimos de entre nosotros no tienen a nadie en el extranjero que les mande algo.

 

  Y como el refrán dice “año nuevo, vida nueva”, le pedí a Dios que en este próximo año todos seamos un poquito mejores. ¡Tantas personas a nuestro alrededor están necesitadas de que se les escuche, se les oriente, se les dé amor, se les ayude! ¡Que ningún cubano tenga que enseñar dinero a los choferes que circulan por nuestras carreteras para que le hagan la caridad de recogerlo! Con optimismo, todos debemos realizar lo que enseña un proverbio italiano: “Si cada pequeño hombre, en su pequeño mundo, hace una pequeña cosa, el mundo cambia”.

 

Termino dándoles mi bendición. Que esta bendición por la Navidad vaya, de manera especial, sobre los enfermos, los presos, los minusválidos, los que viven solos, los que están lejos de su familia y de su tierra cubana, los que se sienten tristes, los que perdieron sus casas, los albergados, los matrimonios sin hijos o con hijos difíciles, para que no se cansen de hacer el bien.

 

¡Que la bendición de Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo,

descienda sobre todos ustedes y los acompañe hoy y siempre. Amén!

 

 


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Los Obispos de la región de Patagonia-Comahue (Diócesis del Alto Valle, Comodoro Rivadavia, Neuquén, Río Gallegos, San Carlos de Bariloche y Viedma) han escrito un Mensaje de Navidad a todos los fieles

 

MENSAJE DE NAVIDAD

 

Mensaje de los obispo de la Región Patagonia-Comahue

 

(Diócesis del Alto Valle, Comodoro Rivadavia, Neuquén, Río Gallegos,

San Carlos de Bariloche y Viedma) para la Navidad

Diciembre de 2008

 

 

“Nos visitará el sol que nace de lo alto

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”

 

 

Queridos hermanos y hermanas: Queremos llegar a cada uno de ustedes, a cada familia y a cada comunidad, para saludarlos e invitarlos a abrir el corazón a todo lo que Dios quiere regalarnos en este tiempo de Adviento que nos prepara a la Navidad.

 

En la “Noche Buena” volveremos a escuchar: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres amados por Él”. Canto que rompe el silencio de la noche que tuvo el privilegio de ver nacer al Salvador en la pobreza del pesebre. Canto que solo pudieron escuchar “los pequeños y humildes”, presentes en los pastores que cuidaban su rebaño. Canto que confirma el cumplimiento de la promesa de Dios de nunca abandonarnos: “¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!” (Is. 49,15) Canto que proclama este gran regalo gratuito de ser amados por Dios.

 

Es un canto a la vida que nos despierta y lanza a ser misioneros, testigos y portadores de vida, de la vida plena, de la vida de los hijos de Dios. Por eso, en este camino a la Navidad, quisiéramos juntos volver a descubrir nuestra responsabilidad frente a la paz y a la vida plena para todos, como frutos de ser amados por Él.

 

1. La gloria de Dios es que el hombre viva

 

No hace mucho, entre los adolescentes que se acercaban a celebrar el Sacramento de la Confirmación, uno le escribía a su Obispo: “al Espíritu Santo quisiera pedirle ver la vida como un regalo, y no como un castigo”. Expresión que ciertamente no puede dejarnos indiferentes. Tristemente no podemos dejar de reconocer que para muchos niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos, la vida les resulta un peso, un agobio. Preguntémonos: ¿Por qué esta conclusión frente a la vida?, ¿no será acaso por una gran ausencia de amor?, ¿no será fruto de que muchas veces hacemos sentir al otro como que molesta, que está de más? En muchas partes, aumentan los que nacen descubriendo que no hay un lugar para ellos en su familia, en su patria, en el mundo: ¡sobran! Y van dándose cuenta dolorosamente que tan solo valen en cuanto pueden ser “útiles” para el bienestar de otros, que su vida no vale nada en sí misma.

 

En la noche de Navidad, los Evangelios nos dicen que para  María y José que buscaban un lugar para dar a luz a Jesús, “no había lugar para ellos”. Historia que se repite demasiadas veces para muchas personas.

 

En esta Navidad al descubrir cuánto nos ama Dios, no podemos sino comprender que hemos sido llamados a ser signos y portadores de ese amor de Dios frente a cada vida humana. Será entonces verdaderamente una Navidad cristiana, si ese niño o niña que pasa hambre y que a veces es sometido a tantos atropellos encuentra una familia que se interesa y se preocupa por él. Será también Navidad, si ese o esa adolescente o joven heridos por la violencia, las adicciones, la explotación sexual o la marginación, encuentra una comunidad que le ofrece una alternativa de cambio. En fin será Navidad si todo hermano o hermana, cuya vida es amenazada, encuentra “un prójimo” que con signos concretos le hace descubrir el valor de su vida.

 

Este tiempo nos invita a descubrir y recorrer caminos muy distintos, a los que muchas veces optamos con nuestros silencios o nuestras acciones. Por eso Navidad es decirle “no” a la indiferencia, “no” a la seguridad garantizada por mayor castigo y represión, “no” al bienestar propio sin tener en cuenta las urgentes necesidades de los demás, “no” a la pasividad frente a tantos urgentes desafíos.

 

 2. Paz a los hombres

 

Desde el año 1968 cada 1º de año el Papa nos invita con un lema específico a ser artesanos de la paz. Así en estos años algunos de los lemas fueron: “Todo hombre es mi hermano”, “Si quieres la paz, trabaja por la justicia”, “La reconciliación, camino hacia la paz”,  “Si quieres la paz, defiende la vida”, “La verdad, fuerza de la paz”, “Desarrollo y solidaridad dos claves para la paz”,  “Para construir la paz respeta las minorías”, “Si quieres la paz, sal al encuentro del pobre”.

 

Para este 1º de año del 2009 el Papa Benedicto XVI nos propone: “Combatir la pobreza, construir la paz”. La paz y la pobreza no pueden ir juntas. Mirando a Cristo que en esta Navidad trae al mundo el don de la paz, no podemos dejar de asumir el compromiso de combatir la pobreza.

 

La pobreza lejos de ser algo del pasado, es una realidad que golpea día a día a muchos, es una realidad que nos cuestiona seriamente cómo vivimos nuestra fe en Jesús.

 

La pobreza que viven muchos ciertamente tiene sus causas y sus responsables. No podemos a la ligera descartar nuestras responsabilidades. Si muchas de las estructuras actuales generan pobreza, en parte se debe a la falta de fidelidad al evangelio de Jesús de muchos cristianos con especial responsabilidades políticas, económicas y  culturales.

 

La Iglesia ha de ser “la casa de los pobres”, nos recordó el Documento de Aparecida. Para que esto sea realidad urge crecer en la cultura del compartir, que nos exige también vivir con  sobriedad. Pero también la acuciante pobreza de tantos, nos exige como cristianos contribuir con ideas e iniciativas concretas que busquen revertir las causas de esta realidad.

 

En el Documento de Aparecida recibimos este llamado: “La parroquia tiene la hermosa ocasión de responder a las grandes necesidades de nuestros pueblos. Para ello, tienen que seguir el camino de Jesús  y llegar a ser buena samaritana como Él. Cada parroquia debe llegar a concretar en signos solidarios su compromiso social en los diversos medios en que ella se mueve con toda la imaginación de la caridad. No puede ser ajena a los grandes sufrimientos que vive la mayoría de nuestra gente y que, con mucha frecuencia, son pobrezas escondidas. Toda auténtica misión unifica la preocupación por la dimensión trascendente del ser humano y por todas su necesidades concretas, para que todos alcancen la plenitud que Jesucristo ofrece” (Nº 176).

 

En esta Navidad, nuestro encuentro con Cristo que nos trae la paz no puede dejar de pasar por el camino de nuestro compromiso por combatir la pobreza. “Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo” (Nº 393 de Aparecida).

 

 

 3. La Paz: don de Dios y tarea de cada día

 

Y ya muy cercanos a Navidad, el 22 de diciembre, queremos unirnos en acción de gracias a Dios por el don de la paz argentino-chilena. Acción de gracias que nos abrirá a ser siempre defensores y constructores de la paz. Felizmente hace 30 años, precisamente el 22 de diciembre, ya a punto de iniciarse la guerra con nuestro pueblo hermano de Chile, pudimos descubrir el absurdo de la guerra. Y así, con la mediación del Papa Juan Pablo II se iniciaba el diálogo Argentino-Chileno, que cinco años más tarde nos regalara el “Tratado de Paz y Amistad” entre ambos pueblos.

 

El camino del diálogo nos permitió resolver los conflictos sin la violencia, sin la guerra. Hoy también necesitamos en todos los órdenes de la sociedad hombres y mujeres que frente a la conflictividad, lejos de acrecentar la confrontación, buscan consensos a través del diálogo.

 

Celebrar este hito de nuestra historia debe llevarnos a renovar nuestra opción por el diálogo, como único camino de la paz.

 

En nuestro caminar como Nación, y en particular como región patagónica, hay muchas heridas de ayer y otras más recientes que deben sanarse. El tiempo no basta para sanar. El camino es el encuentro que exige aprecio mutuo, y que implica saber perdonar. Encuentro que se concreta en un diálogo sincero y en la búsqueda del bien común, renunciando a intereses mezquinos personales y/o sectoriales, optando por la vida plena de todos, sin excluir a nadie.

 

En esta Navidad no dejemos de contemplar a la familia de Nazareth, -Jesús, María y José-  para descubrir en ella los caminos de la verdadera paz: “saberse amados por Dios”.

 

¡Fecundo Adviento y Feliz Navidad! ¡Próspero Año 2009 para todos, construido en la opción por la vida, el perdón y la paz!

 

Rezamos por ustedes, recen por nosotros.

Reciban nuestro saludo fraterno y nuestra bendición personal.

 

Mons. Virginio D. Bressanelli, obispo de Comodoro Rivadavia

 

Mons. Esteban M. Laxague, obispo de Viedma

 

Mons. Fernando C. Maletti, obispo de San Carlos de Bariloche

 

Mons. Marcelo A. Melani, obispo de Neuquén

 

Mons. Néstor H. Navarro, obispo del Alto Valle del Río Negro

 

Mons. Juan C. Romanín, obispo de Río Gallegos


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VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA por don Nicola Bux y don Salvatore Vitiello - La verdadera esperanza para resolver la pobreza


Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Ya que la Iglesia no es un partido ni un sindicato, ¿cómo puede contribuir al cambio del mundo y, en particular, luchar contra la pobreza? Simplemente viviendo su misma naturaleza, la de una comunidad fraterna convocada por Dios a los cuatro vientos, sin distinciones, que comparte el techo y el pan como nos lo enseñó Jesús.

Por ello la misión de la Iglesia es dar a conocer a Jesús sin el cual el hombre es radicalmente pobre. NO se puede anteponer nada a Él: Él es nuestra esperanza. La navidad nos recuerda cada año que Él viene a nosotros pobre. Quien realiza la misión en las fronteras del mundo lo debe saber y recordar, para no caer en el riesgo de dejarse atraer por proyectos de liberación, por más maquillados que puedan estar de “teología”.

Por ello, al inicio de la misión de la Iglesia está la oración, el acto de reconocer nuestra radical pobreza frente a Dios. Sin esa libertad en el espíritu y del espíritu, la acción caritativa de la Iglesia hacia el prójimo no es sino la proyección de nuestro protagonismo.

En la Encíclica Spe Salvi Benedicto XVI aclara que “Estar en comunión con Jesucristo nos hace participar en su ser « para todos », hace que éste sea nuestro modo de ser. Nos compromete en favor de los demás, pero sólo estando en comunión con Él podemos realmente llegar a ser para los demás, para todos. Quisiera citar en este contexto al gran doctor griego de la Iglesia, san Máximo el Confesor († 662), el cual exhorta primero a no anteponer nada al conocimiento y al amor de Dios, pero pasa enseguida a aplicaciones muy prácticas: «Quien ama a Dios no puede guardar para sí el dinero, sino que lo reparte ‘según Dios’ [...], a imitación de Dios, sin discriminación alguna». Del amor a Dios se deriva la participación en la justicia y en la bondad de Dios hacia los otros; amar a Dios requiere la libertad interior respecto a todo lo que se posee y todas las cosas materiales: el amor de Dios se manifiesta en la responsabilidad por el otro” (28). Seguidamente, el Papa recuerda que también San Agustín describió así su vida cotidiana: “«Corregir a los indisciplinados, confortar a los pusilánimes, sostener a los débiles, refutar a los adversarios, guardarse de los insidiosos, instruir a los ignorantes, estimular a los indolentes, aplacar a los pendencieros, moderar a los ambiciosos, animar a los desalentados, apaciguar a los contendientes, ayudar a los pobres, liberar a los oprimidos, mostrar aprobación a los buenos, tolerar a los malos y [¡pobre de mí!] amar a todos» (29). De esta manera, la misión del Evangelio es “transmitir esperanza, la esperanza que viene de la fe” (29).

He ahí por qué la misión cristiana, en su totalidad, es anunciar a Cristo al mundo. El misionero que dijera que ello no basta porque primero es más urgente “llenar el estómago”, construye sobre arena. En cambio, sabe que no puede poner su esperanza en las ideologías de liberación que eluden resolver definitivamente las injusticias, y más bien esclavizan aún más al hombre y causan, a su vez, mayores pobrezas. En efecto, el cristiano sabe que “la situación de las realidades humanas depende en cada generación de la libre decisión de los hombres que pertenecen a ella. Si, debido a las condiciones y a las estructuras, se les privara de esta libertad, el mundo, a fin de cuentas, no sería bueno, porque un mundo sin libertad no sería en absoluto un mundo bueno. Así, aunque sea necesario un empeño constante para mejorar el mundo, el mundo mejor del mañana no puede ser el contenido propio y suficiente de nuestra esperanza” (ibid.).

Cierto “nosotros necesitamos tener esperanzas –más grandes o más pequeñas–, que día a día nos mantengan en camino. Pero sin la gran esperanza, que ha de superar todo lo demás, aquellas no bastan. Esta gran esperanza sólo puede ser Dios […] Dios es el fundamento de la esperanza; pero no cualquier dios, sino el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo, a cada uno en particular y a la humanidad en su conjunto. Su reino no es un más allá imaginario, situado en un futuro que nunca llega; su reino está presente allí donde Él es amado y donde su amor nos alcanza. Sólo su amor nos da la posibilidad de perseverar día a día con toda sobriedad, sin perder el impulso de la esperanza, en un mundo que por su naturaleza es imperfecto”. (31)
Por ello, como escribe el Papa en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2009: “La lucha contra la pobreza necesita de nombres y mujeres que vivan en profundidad la fraternidad y sean capaces de acompañar a personas, familias y comunidades en los caminos del auténtico desarrollo humano”. Esta es la misión de la Iglesia católica en todo el mundo. (Agencia Fides 18/12/2008; líneas 51 palabras 828)


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ZENIT publica el discurso que dirigió el jueves, 18 de Diciembre de 2008,  Benedicto XVI a los nuevos embajadores ante la Santa Sede de once países.

 

 

 Excelencias:

Os recibo con alegría esta mañana con motivo de la presentación de las cartas que os acreditan como embajadores extraordinarios y plenipontenciarios de vuestros países respectivos ante la Santa Sede: Malawi, Suecia, Sierra Leona, Islandia, el Gran Ducado de Luxemburgo, República de Madagascar, Belice, Túnez; República de Kazajistán; el Reino de Bahrein y la República de Fiyi.


Os doy las gracias por las gentiles palabras que me habéis dirigido de parte de vuestros jefes de Estado. Os agradezco el que les transmitáis mi más cordial saludo y mis mejores deseos para ellos y para su elevada misión al servicio de sus países y pueblos. Deseo también saludar, por vuestra mediación, a todas las autoridades civiles y religiosas de vuestras naciones, así como a vuestros compatriotas. Mis oraciones y pensamientos se dirigen también particularmente a las comunidades católicas presentes en vuestros países, en los que tratan de vivir el Evangelio y de testimoniarlo con espíritu de colaboración fraterna.


La diversidad de vuestra procedencia me lleva a dar gracias a Dios por su amor creador y por la multiplicidad de sus dones, que no cesan de sorprender a la humanidad. Es una enseñanza. A veces la diversidad da miedo, por eso no hay que maravillarse si el ser humano prefiere la monotonía de la uniformidad. Algunos sistemas político-económicos, atribuyéndose o reivindicando orígenes paganos o religiosos, han afligido a la humanidad durante demasiado tiempo, intentando uniformarla con demagogia y violencia. Han reducido y reducen al ser humano a una esclavitud indigna al servicio de una única ideología o de una economía inhumana y pseudo-científica.


Todos sabemos que no hay un modelo político único, un ideal a realizar absolutamente, y que la filosofía política evoluciona en el tiempo y en su expresión, según se afina la inteligencia humana y con las lecciones que saca de su experiencia política y económica. Cada pueblo tiene un genio y también "sus demonios" propios. Cada pueblo avanza a través de un alumbramiento, a veces doloroso, hacia un porvenir que desea luminoso. Mi deseo es que cada pueblo cultive su genio, enriqueciéndolo lo mejor posible para el bien de todos, y que se purifique de sus "demonios", controlándolos hasta transformarlos en valores positivos y creadores de armonía, prosperidad y paz para defender la grandeza de la dignidad humana.


Reflexionando en la hermosa misión del embajador, me ha venido espontáneamente a la mente uno de los aspectos de su actividad: la búsqueda y la promoción de la paz, que acabo de evocar. Conviene citar aquí la Bienaventuranza pronunciada por Cristo en el Sermón de la Montaña: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5, 9). El embajador puede y debe ser constructor de la paz. El artífice de la paz, si actúa de ese modo, no es sólo una persona de temperamento tranquilo y conciliador que desea vivir en acuerdo con todos y evitar, si es posible, los conflictos, sino que se pone además totalmente al servicio de la paz y se compromete activamente en su construcción, en ocasiones, hasta el don de su vida. No faltan ejemplos históricos. La paz no sólo implica la situación política o militar sin conflicto; es más bien un conjunto de condiciones que permiten la concordia entre todos y el desarrollo personal de cada uno. Dios quiere la paz, la propone al hombre y se la ofrece como don. Esta intervención divina en la humanidad lleva el nombre de "alianza de paz" (Isaías 54, 10). Cuando Cristo llama al artífice de paz hijo de Dios quiere decir que éste participa y trabaja, de manera consciente o inconsciente, en la obra de Dios y prepara, a través de su misión, las condiciones necesarias para la acogida de la paz que procede de lo alto. Vuestra misión, excelencias, es elevada y noble. Requiere todas vuestras energías que tendréis que desplegar para alcanzar este ideal elevado que honrará a vuestras personas, vuestros gobernantes y vuestros países respectivos.


Sabéis tan bien como yo que la paz auténtica sólo es posible cuando reina la justicia. Nuestro mundo tiene sed de paz y de justicia. La Santa Sede ha publicado, en vísperas de la Conferencia de Doha que ha concluido hace unos días, una Nota sobre la actual crisis financiera y sobre sus repercusiones sobre la sociedad y los individuos. Ofrece puntos de reflexión destinados a promover el diálogo sobre varios aspectos éticos que deberían regir las relaciones entre la financia y el desarrollo, y alentar a los gobiernos y agentes económicos a buscar soluciones duraderas y solidarias para el bien de todos, y más en particular, para quienes están más expuestos a las dramáticas consecuencias de la crisis.


La justicia no tiene sólo una dimensión social o incluso ética. No se refiere solamente a lo que es equitativo o conforme al derecho. La etimología hebrea de la palabra hace referencia a lo que está ajustado. La justicia de Dios se manifiesta por la justeza. Pone todas las cosas en su sitio, todo en orden, para que el mundo se ajuste al plan de Dios y a su orden (Cf. Isaías 11, 3 -5).


La noble tarea del embajador consiste, por tanto, en desplegar su arte para que todo sea "ajustado" para que la nación a la que sirve viva no sólo en paz con los demás países, sino también según la justicia, que se expresa por la equidad y la solidaridad en las relaciones internacionales, y para que sus compatriotas, gozando de la paz social, puedan vivir libre y serenamente sus creencias y alcanzar así la "justeza" de Dios.


Acabáis de comenzar, señoras y señores embajadores, vuestra misión ante la Santa Sede. Os presento de nuevo mis deseos más cordiales por el éxito de la función tan delicada que estáis llamados a desempeñar. Imploro al Todopoderoso que os apoye y os acompañe, a vosotros, a vuestros seres queridos, a vuestros colaboradores y a todos vuestros compatriotas, para contribuir a la venida de un mundo más pacífico y más justo. ¡Que Dios os llene de la abundancia de sus bendiciones!


[Traducción del original francés por Jesús Colina

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


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ZENIT publica la declaración que emitió el jueves, 18 de Diciembre de 2008,  la delegación de la Santa Sede ante la asamblea general de las Naciones Unidas en la que se presentó la Declaración sobre derechos humanos, orientación sexual e identidad de género por iniciativa de Francia.

 

La Santa Sede aprecia el intento de la Declaración sobre derechos humanos, orientación sexual e identidad de género, presentada en la asamblea general de las Naciones Unidas el 18 de diciembre, de condenar todas las formas de violencia contra las personas homosexuales, así como de pedir a los Estados que tomen las medidas necesarias para acabar con todas las penas criminales en contra de ellos.

Al mismo tiempo, la Santa Sede observa que la formulación de esta Declaración va mucho más allá de este intento compartido.


En particular, las categorías de "orientación sexual" e "identidad de género", utilizadas en el texto, no encuentran un reconocimiento o una definición clara y acordada en el derecho internacional. Si estas categorías son tomadas en cuenta a la hora de proclamar y aplicar los derechos fundamentales, crearían una seria incerteza en la ley, y socavarían la capacidad de los Estados para introducir y aplicar convenciones y criterios de derechos humanos nuevos o ya existentes.


A pesar de la justa condena y de la protección de todas las formas de violencia contra las personas homosexuales que hace la Declaración, el documento, si es considerado en su totalidad, va más allá de este objetivo y deja espacio a una incertidumbre en el derecho, planteando un desafío a las normas existentes sobre derechos humanos.


La Santa Sede
sigue afirmando que todo signo de discriminación injusta contra personas homosexuales debería ser evitado y pide a los Estados que eliminen las penas criminales contra ellas.


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Jueves, 18 de diciembre de 2008

VATICANO - “AVE MARÍA” por mons. Luciano Alimandi - El misterio de la alegría


Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Nadie puede recibir nada si no se le ha dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: ‘Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él’. El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que él crezca y que yo disminuya” (Jn 3, 27-30). Con estas palabras, el Precursor del Señor revela el misterio de su alegría. Ellas terminan con un sintético programa de vida, guiado por la más sincera humildad: “Jesús debe crecer y yo disminuir”.

La alegría más genuina se esconde, en efecto, detrás del misterio de la humildad de Jesús: “aprended de mi que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11, 29). Jesús quiere llenar de alegría el corazón de Sus discípulos: “os he dicho esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea plena” (Jn 15, 11); pero ellos son tardos para responder a la llamada de la alegría, porque se les hace difícil emprender el camino.

La Virgen María, en cambio, este camino lo emprendió desde el inicio y nunca lo dejó. Ella es la creatura plenamente humilde, que hizo en modo de, con toda su vida, agradar solamente al Señor, de vivir únicamente para Su gloria; en otras palabras, nunca se buscó a sí misma, en nada y con nadie: era la creatura perfectamente libre, enamorada de Dios.

Por esto su Corazón Inmaculado es la morada de la alegría y fue justamente la alegría mesiánica – del Mesías – la que llevó a su pariente Isabel cuando la visitó. La alegría del Niño Jesús, que Ella contenía en su vientre virginal, se desbordó de su alma, como un río, y envolvió a la anciana pariente que era encinta de Juan Bautista. Este “exultó de alegría” (Lc 1, 44) y nnca más olvidó ese toque de gracia.

Cuando, años después, el Precursor del Señor llamará al pueblo a la conversión, a preparar la vía al Señor, lo que testimoniará a cada uno será el mismo misterio que lo conquistó. Era el misterio del Adviento de Cristo que, para ser acogido, debía ser reconocido; pero no se podría reconocer si uno no se “abajaba”, si uno no se “vaciaba”, como bien dice San Agustín: “¿qué significa: preparad la vía, si no: sed humildes de corazón? Tomad el ejemplo del Bautista que, confundido con Cristo, dice no ser aquel que los demás creen que es… Se mantiene en la humildad. Ve correctamente en donde encontrar la salvación. Comprende que no es sino una lámpara y teme ser apagada por el viento de la soberbia” (Disc. 293, 3).
La soberbia es la raíz de nuestras “eternas” tristezas, mientras la humildad abre de par en par las puertas del alma a las alegrías más grandes. Es por esto que, cuando éramos niños la alegría era la compañera natural de nuestras jornadas. Nos alegrábamos de ser simplemente aquello que éramos: pequeños. Haciéndonos “grandes” esta alegría se aleja de nosotros, porque nuestras vías no han sido las suyas. Quien, en cambio, a pesar de los años, ha mantenido un corazón simple, pobre, humilde como un niño, tarde o temprano habrá descubierto que la alegría de los simples es la alegría de Jesús, que ella es don de Su amor por nosotros, que viene del Cielo y, por esto, el mundo no la puede dar. Es como la paz, que nos dona el mismo Jesús: “la paz os dejo, mi paz os doy. No como la da el mundo, yo la doy a vosotros” (Jn 14, 27).

El mundo no conoce la alegría, sino sólo su sucedáneo, el placer: placer de los sentidos, del poder, del éxito, de la autoafirmación, del lujo, del “bienestar”… Pero el placer cuesta tanto y escapa siempre del corazón del hombre. Apenas consumado ya no está. Así el hombre lo persigue desesperado, engañándose de que, tarde o temprano, lo apagará, lo llenará, se quedará con él, pero eso no sucede. El placer es tirano, no tiene piedad del corazón humano: lo usa y lo bota.

Juan Bautista había “gustado”, desde su nacimiento, el misterio de la alegría verdadera, de aquella plenitud de vida que Dios te dona cuando dejas caer toda barrera del orgullo y te apoyas en Él, como hace un bambino cuando se duerme en brazos de la madre. El pequeño, grande Juan había entendido, en lo más profundo del alma, que el Señor venía a la tierra para alegrar a sus habitantes, para reconciliarlos con el Cielo, para llevarlos de nuevo a aquellas Alturas celestes, de donde habían caído.

La Navidad se realizaba porque Dios, el infinitamente Beato, quería dar a Sus hijos la alegría de las alegrías: al Salvador. Los Ángeles lo habían proclamado en Su nacimiento: “No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2, 10-12). El signo de esta “gran alegría” es de una “gran humildad”. Sólo quien se hace pequeño, quien se humilla ante Dios, arrepentido por sus pecados, y se inclina ante los demás para servirlos y no para hacerse servir, descubre el misterio de la alegría. Los soberbios y los presuntuosos, como Herodes y sus compañeros, que no “bajan” a Belén, sino que prefieren quedarse arrocados en su propio “yo”, no son capaces de encontrar la Alegría que la estrella anuncia: prefieren el miserable placer de sí mismos a la inestimable alegría de Dios. Y sin embargo acogiendo a Jesús no se pierde nada, sólo se gana.

“Quien deja entrar a Cristo no pierde nada, nada –absolutamente nada– de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera… Él no quita nada, y lo da todo” (Papa Benedicto XVI, 24 de abril de 2005) (Agencia Fides 17/12/2008; líneas 65 palabras 1054)


Publicado por verdenaranja @ 23:55  | Espiritualidad
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ZENIT Ofrecemos a continuación el texto íntegro del comunicado final del XI Encuentro celebrado del 15 al 17 de Diciembre de 2008 en Roma entre miembros del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso y de la World Islamic Call Society, que ha hecho público hoy la Santa Sede.

 

Comunicado final del XI Coloquio del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso

y la World Islamic Call Society

 

El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso (Ciudad del Vaticano) y la World Islamic Call Society (Trípoli, Libia) organizaron conjuntamente un Coloquio en Roma del 15 al 17 de diciembre de 2008. Esta iniciativa sigue otros encuentros que comenzaron en 1976 con la Conferencia cristiano-musulmana que tuvo lugar en Trípoli, y que han continuado regularmente desde 1989 hasta hoy. Las siguientes personas han participado en el encuentro:


Participantes católicos:


1. Su Eminencia el cardenal Jean-Louis Tauran

2. Su Excelencia el arzobispo Pier Luigi Celata

3. Su Excelencia el obispo Giovanni Martinelli

4. Su Excelencia el obispo Jean-Luc Brunin

5. Reverendo monseñor Khaled Akasheh

6. Reverendo padre Markus Solo

7. Reverendo monseñor Bernard Munono

8. Reverendo monseñor Mato Zovki‚

9. Reverendo padre Joseph Ellul, O.P.

10. Dra. Ilaria Morali

11. Dra. Eugenia Di Gregorio

12. Sr Roberto Mussi


Participantes musulmanes:


1. Sr Ibrahim Rabu

2. Dr. Mohamed Fathalla Ziadi

3. Dr. Abdelati Abdelgalil Al-Warfally

4. Dr. Amal Ibrahim Said

5. Dr. Mohammad Assammak

6. Dr. Mohammed Bakari

7. Dr. Anas Schakfeh

8. Sr Faisal Joseph

9. Imán Ahmad Tayel

10. Dr. Mohammad Beshari

11. Dr. Mansur Tantush


La delegación católica estaba presidida por el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, mientras que la musulmana estaba dirigida por el señor Ibrahim Rabou, jefe de Departamento de Conferencias, Organizaciones Internacionales y Ayuda, en la World Islamic Call Society.

El tema del coloquio fue "Responsabilidades de los líderes religiosos especialmente en tiempos de crisis". El tema se desarrolló en tres subtemas: 1) Responsabilidades religiosas; 2) Responsabilidades culturales y sociales, y 3) Tiempos de crisis en el camino del diálogo interreligioso.


Los participantes católicos y musulmanes acordaron lo siguiente:


1) La primera y más importante responsabilidad de los líderes religiosos es

 de naturaleza religiosa, de acuerdo con sus tradiciones religiosas respectivas, cumpliendo fielmente a través de la enseñanza, buenas obras y el ejemplo, por lo tanto, y por tanto, servir a sus comunidades para la gloria de Dios.


2) Teniendo en cuenta el papel que las religiones pueden y deben tener en la sociedad, los líderes religiosos también tienen una función cultural y social que desempeñar en la promoción de valores éticos fundamentales, tales como la justicia, la solidaridad, la paz, la armonía social y el bien común de la sociedad en su conjunto, especialmente hacia los necesitados, los débiles, los migrantes y los oprimidos.


3) Los líderes religiosos tienen una responsabilidad especial hacia los jóvenes, que requieren una atención especial a fin de que no caigan víctimas de fanatismo religioso y el radicalismo, y que reciban en cambio una buena educación que les ayude a convertirse en constructores de puentes y agentes de paz.


4) Teniendo en cuenta que crisis de diversa naturaleza, incluso en las relaciones interreligiosas, son posibles, tanto a nivel nacional como internacional, los líderes religiosos deben aprender a prevenir, afrontar y poner remedio a estas situaciones, evitando su degeneración en violencia confesional. Esto requiere un respeto mutuo y un conocimiento recíproco, tanto en el cultivo de las relaciones personales como en el fomento de la confianza mutua, con el fin de ser capaces de enfrentar juntos las crisis cuando ocurran.


Los participantes se sintieron honrados y agradecidos al ser recibidos por Su Santidad el Papa Benedicto XVI, quien les expresó su satisfacción y fuerte ánimo.


Ambas partes acordaron mantener el próximo coloquio en Trípoli en los próximos dos años.


[Traducción del original inglés por Inma Álvarez]


ZENIT Ofrecemos a continuación el texto competo de la catequesis sobre la preparación a la Navidad pronunciada el miércoles 17 de Diciembre de 2008 por el Papa Benedicto XVI durante la audiencia general, a los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI.

 

Queridos hermanos y hermanas

 

Comenzamos precisamente hoy los días del Adviento que nos preparan inmediatamente a la Natividad del Señor: estamos en la Novena de Navidad, que en muchas comunidades cristianas se celebra con liturgias ricas en texto bíblicos, orientados todos ellos a alimentar la espera del nacimiento del Salvador. La Iglesia entera, en efecto, concentra su mirada de fe hacia esta fiesta ya cercana, predisponiéndose, como cada año, a unirse al canto alegre de los ángeles, que en el corazón de la noche anunciarán a los pastores el extraordinario acontecimiento del nacimiento del Redentor, invitándoles a acercarse a la gruta de Belén. Allí yace el Enmanuel, el Creador hecho criatura, envuelto en pañales y acostado en un pobre pesebre (cfr Lc 2,13-14).


Por el clima que la caracteriza, la Navidad es una fiesta universal. Incluso quien no se profesa creyente, de hecho, puede percibir en esta celebración cristiana anual algo extraordinario y trascendente, algo íntimo que habla al corazón. Es la fiesta que canta el don de la vida. El nacimiento de un niño debería ser siempre un acontecimiento que trae alegría: el abrazo de un recién nacido suscita normalmente sentimientos de atención y de premura, de conmoción y de ternura. La Navidad es el encuentro con un recién nacido que llora en una gruta miserable. Con templándolo en el pesebre, ¿cómo no pensar en tantos niños que aún hoy ven la luz en una gran pobreza, en muchas regiones del mundo? ¿Cómo no pensar en los recién nacidos no acogidos y rechazados, a los que no llegan a sobrevivir por falta de cuidados y atenciones? ¿Cómo no pensar también en las familias que quisieran la alegría de un hijo y no ven colmada esta esperanza? Bajo el empuje de un consumismo hedonista, por desgracia, la Navidad corre el riesgo de perder su significado espiritual para reducirse a una mera ocasión comercial de compras e intercambio de regalos. En verdad, sin embargo, las dificultades y las incertidumbres y la misma crisis económica que en estos meses están viviendo tantas familias, y que afecta a toda la humanidad, pueden ser un estímulo para descubrir el calor de la simplicidad, de la amistad y de la solidaridad, valores típicos de la Navidad. Despojado de las incrustaciones consumistas y materialistas, la Navidad puede convertirse así en una ocasión para acoger, como regalo personal, el mensaje de esperanza que emana del misterio del nacimiento de Cristo.


Todo esto, sin embargo, no basta para asimilar plenamente el valor de la fiesta a la que nos estamos preparando. Nosotros sabemos que ésta celebra el acontecimiento central de la historia: la Encarnación del Verbo divino para la redención de la humanidad. San León Magno, en una de sus numerosas homilías navideñas, exclama así: "Exultemos en el Señor, queridos míos, y abramos nuestro corazón a la alegría más pura. Porque ha amanecido el día que para nosotros significa la nueva redención, la antigua preparación, la felicidad eterna. Se renueva así para nosotros en el ciclo anual el elevado misterio de nuestra salvación que, prometido al principio y realizado al final de los tiempos, está destinado a durar sin fin" (Homilía XXII). Sobre esta verdad fundamental vuelve muchas veces san Pablo en sus cartas. A los Gálatas, por ejemplo, escribe: "Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley... para que recibiéramos la filiación adoptiva" (4,4). En la Carta a los Romanos pone de manifiesto las lógicas y exigentes consecuencias de este acontecimiento salvador: "Si (somos) hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados" (8,17). Pero es sobre todo san Juan, en el Prólogo al cuarto Evangelio, quien medita profundamente sobre el misterio de la Encarnación. Y es por esto que el Prólogo forma parte de la liturgia de la Navidad desde tiempos antiguos: en él se encuentra, de hecho, la expresión más auténtica y la síntesis más profunda de esta fiesta, y del fundamento de su alegría. San Juan escribe: "Et Verbum caro factum est et habitavit in nobis - Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14).


En Navidad por tanto no nos limitamos a conmemorar el nacimiento de un gran personaje; no celebramos simplemente y en abstracto el misterio del nacimiento del hombre o en general el nacimiento de la vida; tampoco celebramos sólo el principio de una gran estación. En Navidad recordamos algo muy concreto e importante para los hombres, algo esencial para la fe cristiana, una verdad que san Juan resume en estas pocas palabras: "El Verbo se hizo carne". Se trata de un acontecimiento histórico que el evangelista Lucas se preocupa de situar en un contexto muy determinado: en los días en que se emanó el decreto del primer censo de César Augusto, cuando Quirino era ya gobernador de Siria (cf. Lc 2,1-7). Es por tanto una noche fechada históricamente en la que se verificó el acontecimiento de salvación que Israel esperaba desde hacía siglos. En la oscuridad de la noche de Belén se encendió, realmente, una gran luz: el Creador del universo se encarnó uniéndose indisolublemente a la naturaleza humana, hasta ser realmente "Dios de Dios, luz de luz" y al mismo tiempo hombre, verdadero hombre. Aquel que Juan llama en griego "ho logos" - traducido en latín "Verbum",  "el Verbo" - significa también "el Sentido". Por tanto, podemos entender la expresión de Juan así: el "Sentido eterno" del mundo se ha hecho tangible a nuestros sentidos y a nuestra inteligencia: ahora podemos tocarlo y contemplarlo (cfr 1Jn 1,1). El "Sentido" que se ha hecho carne no es simplemente una idea general inscrita en el mundo; es una "palabra" dirigida a nosotros. El Logos nos conoce, nos llama, nos guía. No es una ley universal, en la que nosotros desarrollamos algún papel, sino que es una Persona que se interesa por cada persona singular: es el Hijo del Dios vivo, que se ha hecho hombre en Belén.


A muchos hombres, y de alguna forma a todos nosotros, esto parece demasiado hermoso para ser cierto. En efecto, aquí se nos reafirma : sí, existe un sentido, y el sentido no es una protesta impotente contra el absurdo. El Sentido es poderoso: es Dios. Un Dios bueno, que no se confunde con cualquier poder excelso y lejano, al que nunca se podría llegar, sino un Dios que se ha hecho cercano a nosotros y nuestro prójimo, que tiene tiempo para cada uno de nosotros y que ha venido a quedarse con nosotros. Entonces surge espontánea la pregunta: "¿Cómo es posible una cosa semejante? ¿Es digno de Dios hacerse niño?". Para intentar abrir el corazón a esta verdad que ilumina la entera existencia humana, es necesario plegar la mente y reconocer la limitación de nuestra inteligencia. En la gruta de Belén, Dios se muestra a nosotros humilde "infante" para vencer nuestra soberbia. Quizás nos habríamos rendido más fácilmente frente al poder, frente a la sabiduría; pero Él no quiere nuestra rendición; apela más bien a nuestro corazón y a nuestra decisión libre de aceptar su amor. Se ha hecho pequeño para liberarnos de esa pretensión humana de grandeza que surge de la soberbia; se ha encarnado libremente para hacernos a nosotros verdaderamente libres, libres de amarlo.


Queridos hermanos y hermanas, la Navidad es una oportunidad privilegiada para meditar sobre el sentido y el valor de nuestra existencia. El aproximarse de esta solemnidad nos ayuda a reflexionar, por una parte, sobre el dramatismo de la historia en la que los hombres, heridos por el pecado, están permanentemente buscando la felicidad y un sentido satisfactorio de la vida y la muerte; por otra, nos exhorta a meditar sobre la bondad misericordiosa de Dios, que ha salido al encuentro del hombre para comunicarle directamente la Verdad que salva, y hacerle partícipe de su amistad y de su vida. Preparémonos, por tanto, a la Navidad con humildad y sencillez, disponiéndonos a recibir el don de la luz, la alegría y la paz que irradian de este misterio. Acojamos la Navidad de Cristo como un acontecimiento capaz de renovar hoy nuestra existencia. Que el encuentro con el Niño Jesús nos haga personas que no piensen solo en sí mismas, sino que se abran a las expectativas y necesidades de los hermanos. De esta forma nos convertiremos también nosotros en testigos de la luz que la Navidad irradia sobre la humanidad del tercer milenio. Pidamos a María Santísima, tabernáculo del Verbo encarnado, y a san José, silencioso testigo de los acontecimientos de la salvación, que nos comuniquen los sentimientos que ellos tenían mientras esperaban el nacimiento de Jesús, de modo que podamos prepararnos a celebrar santamente la próxima Navidad, en el gozo de la fe y animados por el empeño de una conversión sincera.

¡Feliz Navidad a todos!


[Al final de la audiencia, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy comienza la novena de Navidad, que nos prepara inmediatamente para la fiesta en la que conmemoramos el nacimiento del Señor, fiesta que canta también el don de la vida. La contemplación del Niño Dios en el pesebre nos hace pensar en los niños pobres, en los que, concebidos, son rechazados o, apenas nacidos, no tienen medios para sobrevivir. Descubramos los auténticos valores de la Navidad, dejando de lado todo lo que ensombrece su genuino significado. En estos días santos, los cristianos no conmemoramos el surgir de un gran personaje, y menos aún el comienzo de una nueva estación. La Navidad recuerda un hecho fundamental: en la oscuridad de la noche de Belén se hizo una gran luz. El Creador del universo se encarnó uniéndose indisolublemente a la naturaleza humana y, sin dejar de ser realmente Dios de Dios y luz de luz, se hizo al mismo tiempo verdadero hombre. El Verbo encarnado es una Persona que se interesa por cada persona, es el Hijo de Dios vivo, que se hizo pequeño para vencer nuestra soberbia y hacernos auténticamente libres, libres para amarlo.


Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los alumnos del Instituto "Ángel de Saavedra", de Córdoba, y a los demás grupos venidos de España, México y otros países latinoamericanos. Pidamos a la Virgen María y a san José, que nos ayuden a prepararnos a la celebración de la Navidad con el gozo de la fe, y que el encuentro con el Niño Jesús nos haga personas abiertas a las necesidades de los hermanos.

Feliz Navidad.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


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REDACCIÓN DE "IGLESIA NIVARIENSE"

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Boletín 315

 

Con motivo de la presentación de la campaña institucional de Navidad, Cáritas hizo públicos los datos obtenidos por su Observatorio de la Realidad. A partir de el mismo su director,  Leonardo Ruiz, reconoció que las peticiones que más están recibiendo los últimos meses son las relacionadas con la familia y la acogida, por delante de las vinculadas a la inmigración y el empleo. "La solicitud de ayudas para alimentación ocupa el primer lugar de una forma muy destacada", arguyó Ruiz del Castillo, quien insistió en que "se ha producido un aumento del 54,5% en el número medio de demandas, y se prevé un aumento del un 70% en este segundo semestre del año".

 

Por su parte, el subdirector de Cáritas Diocesana, José María Rivero, expuso a los medios informativos los detalles de la campaña que ha puesto en marcha la ONG para estas fiestas de Navidad. Bajo el lema ’Una sociedad con valores es una sociedad con futuro’, Rivero invitó a sustituir el individualismo, la insolidaridad o el egoísmo, por valores como la comunión, la participación o la gratuidad. "Hemos recurrido a la expresión sociedad anónima para evocar una sociedad en la que nadie nos importa, puesto que no dejamos posibilidad alguna siquiera a conocerle", dijo el subdirector de Cáritas, quien indicó que la campaña irá implementando diversas acciones y propuestas de sensibilización.

 

La delegación de Pastoral Vocacional, con el lema: "¿Quieres una Navidad distinta?" ha realizado una llamada a los jóvenes para que vivan un encuentro en la Casa Diocesana de la Juventud de La Laguna, el domingo, 21 de diciembre, de 17:00 a 20:00 horas.

 

El tinerfeño Sergio Iván González figura entre los 49 religiosos de los Legionarios de Cristo que fue ordenado presbítero en la Basílica Romana de S. Pablo de Extramuros por el Cardenal Angelo Sodano.

 

Ya han comenzado a celebrarse las llamadas Misas de Luz cuya tradición perdura en algunas parroquias de estas islas. Igualmente las Rondallas de lo Divino están alegrando las noches previas a la navidad en numerosas ciudades y pueblos. Además, en numerosos arciprestazgos y parroquias se han organizado especiales campañas de ayudas sociales durante estas jornadas.

 

Por otro lado, numerosas parroquias y colegios religiosos organizan estos días la campaña “Sembradores de estrellas”. Desde la Delegación de Misiones se ha facilitado la celebración del “Envío” de esta acción pastoral. La idea que puso en la calle la campaña “Sembradores de estrellas” fue agradecer su apoyo a las personas que, en el Domund y en otras fechas, en las calles o por otros cauces, rezan y colaboran con los misioneros del mundo. Si un día salimos a pedir por las calles- sostiene el material de esta iniciativa- ahora queremos salir de nuevo a regalar en nombre de los misioneros estas estrellas. Hay otra razón para que realicemos la campaña: enseñara los chicos que en esta vida se puede dar algo a cambio de nada; que “queremos ser gratuitos”.

 

Igualmente, algunas ciudades como Santa Cruz de La Palma o La Laguna han acogido un pregón de Navidad. El primero se realizó en el Santuario de Las Nieves y el de la ciudad de Aguere en la parroquia de Santo Domingo a cargo del sacerdote Antonio Hernández.  

 

Popular TV-Canarias emite este fin de semana una entrevista conjunta, con ocasión de la Navidad, a los obispos Canariense y Nivariense, en la que hacen un repaso de distintas cuestiones de actualidad y del año que se clausura. 
 

El pasado domingo, Radio Nacional de España, Radio 5, emitió desde el colegio Santo Domingo de Guzmán, La Palmita, de Santa Cruz de La Palma, la Eucaristía para toda España.

 

La Vicaría General está enviado a todas las parroquias el guión para una celebración con los agentes de pastoral en torno a la conmemoración del Décimo Aniversario del Sínodo Diocesano Nivariense después haber recibido el farol del arciprestazgo que el Obispo encendiera el 8 de Diciembre en la Catedral.  En la misma se afirma que “Durante el tiempo en el que el farol está en cada parroquia, se convocará a los agentes de pastoral de la misma para celebrar juntos la renovación, comunión y misión que la aplicación del Sínodo sigue impulsando en nosotros… Tras diez años de andadura necesitamos reconocer a una sola voz: ¿No ardía nuestro corazón?” El farol, que se ha ido enviado a través de los coordinadores de catequesis,  debe retornar al Obispado sobre el 11 de Mayo para que esté presente en el encuentro del día 17 de Mayo de 2009 ).

 

El Delegado de Piedad Popular ha enviado una nota a los párrocos con el objeto de que, en una reunión del equipo presbiteral arciprestal, se pueda estudiar un documento sobre este sector pastoral.

 

El lunes 22 de diciembre se reúne el Consejo de Profesores del ISTIC-Tenerife para abordar, entre otros asuntos, una reflexión sobre la reestructuración de los departamentos, el balance y el nuevo presupuesto económico, y distintas informaciones sobre actividades realizadas y propuestas formativas a realizar.

 

El periódico “Diario de Avisos” ha publicado, en su edición del 14 de diciembre, un reportaje sobre la Pastoral Penitenciaria. En el mismo, Domingo Marrero, director de esta área, señala que se trata de una labor que no se circunscribe sólo a los muros de la prisión, sino también a todo lo que tiene que ver con la prevención y la reinserción. Los miembros de la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis Nivariense asisten espiritualmente a unos 1600 presos de la isla.

 

Óscar Berlanga Monasterio ha sido el ganador del concurso para la elección del cartel de la Bajada de la Virgen de Los Reyes 2009, con un trabajo titulado "La espiral", en el que se reflejan los símbolos más representativos de la fiesta herreña. Óscar Berlanga, de 30 años, ha desarrollado gran parte de su formación y actividad profesional en Barcelona, vinculado al ámbito del arte y el dibujo. Tiene familia en diversas islas y también en El Hierro, concretamente en Guarazoca, donde pasa largas temporadas.

 

Además, el próximo uno de Enero de 2009  a las 17.30 horas se celebrará una eucaristía especial, tras la cual será izada en la parroquia de la Concepción de la capital herreña y en su ayuntamiento, la Bandera de la Virgen, anunciando así el comienzo de un Año de Bajada.

 

El miércoles, 17 de diciembre, a las 10:00 horas, tuvo lugar la segunda jornada de formación permanente para el Clero, en el Seminario Diocesano. El encargado, en esta ocasión, de guiar el encuentro fue Emilio Sanz, decano de Medicina de la Universidad de La Laguna, el cual disertó sobre algunas cuestiones de Bioética relacionadas con el comienzo y final de la vida.

 

En la sede del Servicio de Atención y Orientación al Matrimonio, la Familia y la Infancia (Cof2000), tuvo lugar la reunión de la Comisión Diocesana del mismo, presidida por el Obispo. La misma, tenía como objeto reflexionar sobre la marcha de este proyecto diocesano.  152 casos, 37 desde la última reunión en el mes de julio, han sido atendidos por los servicios de acogida, orientación, psicología, pedagogía y jurídicos del Cof2000.  En dicha reunión, se presentó el informe de la socióloga Diana González Rodríguez, voluntaria del Cof2000. 

 

La imagen de la Virgen de Guadalupe, Patrona de La Gomera, permanecerá  esta Navidad en la Iglesia de la Asunción, tras la decisión adoptada hace varios días de no trasladarla a su habitual morada de Puntallana, debido a las obras que se están realizando en ese Paraje Natural. La Gomerita de Puntallana está  ubicada de forma provisional en el retablo de la Inmaculada Concepción. No se recuerda que nunca la Virgen de Guadalupe compartiera la Navidad en San Sebastián. Una circunstancia que si bien, viene determinada por razones ajenas a la propia devoción, ha sido muy bien recibida entre los fieles.

 

El pasado martes, nueve de diciembre tuvo lugar la bendición e inauguración de un servicio de orientación e inserción laboral de Cáritas. Las instalaciones han sido cedidas de manera temporal por el Cabildo Catedral de La Laguna en la calle Bencomo. Este servicio está conectado con las diversas Cáritas parroquiales de La Laguna con el fin de lograr el mayor número de colocaciones de personas desempleadas. La oficina fue bendecida por el sacerdote, Prudencio Redondo Camarero, arcipreste de La Laguna centro y delegado arciprestal de Cáritas. También estuvo presente la coordinadora arciprestal de Cáritas La Laguna y el director diocesano.

 

Por otro lado, el sábado 13 de diciembre, en el nuevo centro cultural de la Villa de Mazo, en La Palma, se desarrolló una nueva reunión de la Escuela de Formación Social de Cáritas. En la misma, intervinieron Suso González, responsable de cooperación internacional de Cáritas y Domingo Navarro, Vicario General. 

 

La tarjeta de Navidad con la que felicitarán estas fiestas las parroquias herreñas, salió del concurso organizado por el arciprestazgo y los profesores de Enseñanza Religiosa Escolar (ERE) de la isla. El autor de la postal ganadora fue Olín Scharm de primero de ESO, del IES Garoé.

 

La Asociación de Amigos de la Catedral de La Laguna ha editado un nuevo Boletín Informativo titulado “una buena noticia. El reinicio de las obras. 

 

La tienda "El Surco" continúa llevando a cabo su campaña: "Esta Navidad regala comercio justo" en la que se ofertan diferentes productos, la mayoría elaborados artesanalmente, que promueven una relación comercial voluntaria y justa entre productores y consumidores.

 

La polifonía religiosa de los últimos cuatro siglos será la protagonista del Festival de Música de Canarias que en esta edición 2009 cumple 25 años de existencia. 

 

Los actos pastorales con ocasión de la Bajada de la Virgen de Guadalupe, en La Gomera, llegaron a su fin con la festividad de la perla de Puntallana. Como se ha informado, la imagen permanecerá en la parroquia de la Asunción hasta que sea posible su traslado a Puntallana.  

 

"La Gomera es música" ofreció un homenaje a la Virgen de Guadalupe a través de un concierto extraordinario en la Parroquia de la Asunción. El mismo estuvo a cargo de la Orquesta de Cámara Garajonay. 

 

El presidente del Centro de Iniciativas turísticas de Santa Cruz hizo entrega de los XXIX premios Amables del Turismo y Convivencia Ciudadana que este año han reconocido la labor de Cáritas Diocesana. El presidente de esta organización, Leonardo Ruiz, indicó en su discurso, que la actual crisis económica agrava seriamente la situación de los desfavorecidos. "Hemos tenido que volver a la política de dar ayuda sin más y atender las necesidades más básicas", señaló Ruiz. 

 

La Obra social La Milagrosa de las Hijas de la Caridad, con un proyecto destinado a su comedor social, apadrinado por un grupo de trabajadores de la Refinería Tenerife encabezados por Carlos Santacreu; y Cáritas Diocesana de Tenerife, con su programa Café y Calor, dirigido al alojamiento nocturno, higiene personal y complemento alimentario de la personas sin hogar, han sido las organizaciones ganadoras de la primera edición de los Premios Cepsa al Valor Social.

 

La directora del Instituto Canario de la Mujer, Isabel de Luis, ha clausurado, junto al director de Cáritas Diocesana, Leonardo Ruiz, la edición de este año del programa Clara en Tenerife. Este programa es un recurso que ofrece a las mujeres la posibilidad de mejorar y favorecer su inserción laboral y formativa, dotándolas de herramientas e instrumentos necesarios para que ellas se conviertan en protagonistas activas de su incorporación al mercado laboral.

 

Varias ONG tinerfeñas han recibido 325.000 euros para fines sociales. Entre ellas, se encuentra Cáritas Diocesana que presentó su programa de refuerzo de las capacidades organizativas de la sociedad civil en Mauritania, consistente en promover la participación ciudadana de las mujeres en la consolidación del proceso democrático y desarrollo de su país.

 

El Cabildo de La Palma, con motivo del aniversario por los 500 años del Convento de San Francisco, ha organizado una exposición de Belenes. Gran parte de las piezas que componen esta muestra pertenecen al sacerdote Antonio Gómez.

 

El próximo 19 de diciembre, a las 19:30 en la parroquia de San Antonio de Padua, en Ofra, se desarrollará la obra teatral "De colores", en la que intervendrán 200 niños y jóvenes.

 

El Coro del Aula de Música de Tijarafe y Villa de Mazo, ha viajado este fin de semana a Tenerife, para participar en el IV Encuentro Internacional de Polifonía "Villa de Los Realejos". La Casa de la Cultura y las parroquias del Apóstol Santiago y de Ntra. Sra. de la Concepción, han sido las sedes de los conciertos ofrecidos por el Coro Tijarafero, entre los días 6 al 8 de diciembre.

 

 La consejera de Asuntos Sociales del Cabildo de Tenerife. Cristina Valido, ha indicado que la residencia “Santa Rita I”, del Puerto de la Cruz no contará con la autorización necesaria para que vuelva a funcionar como hogar de mayores debido a que no cumple la normativa. La intención del Cabildo es terminar la obra de la Casa de la Espiritualidad, junto al Hogar Santa Rita II, para convertirla en el nuevo Santa Rita I.

 

Por otro lado, el ayuntamiento de Granadilla ha ampliado el convenio de colaboración con la Fundación Canaria Hogar Santa Rita, cuyo director es Antonio Hernández, donde la administración municipal aportará la cantidad total de 12.000 euros a dicha residencia en concepto de contraprestación a las plazas reservadas a vecinos del municipio en este centro.

 

La emisora tacorontera Radio Norte emitirá entre el 19 y el 20 de diciembre próximos un programa que durará 24 horas. Este maratón radiofónico tendrá como objetivo contribuir a la recaudación de fondos económicos para varios proyectos solidarios que desarrollarán Cruz Roja y Cáritas en el municipio. En este espacio solidario, que comenzará el día 19 a partir de las 18 horas, participarán en directo todos los presentadores y colaboradores que actualmente desarrollan programas en Radio Norte, además de vecinos, partidos políticos y colectivos socioculturales que deseen implicarse en esta experiencia.

 

Tras cuatro meses de obras, la venerada imagen de Nuestra Señora de Lourdes, patrona de La Verdellada, regresó el pasado domingo a su capilla en el barrio. El pequeño templo ha sido completamente remozado, tras los serios desperfectos que le ocasionó en su estructura el choque de un camión.

 

La ciudad de La Laguna se caracteriza por el toque de las campanas de sus diversos templos, pero el día 22 sobresaldrán por encima de todas ellas las del convento de Santa Clara, ya que a las 10:00 y las 21:00 horas tocarán el que está considerado como el más popular de los villancicos: "Lo Divino". Se da la circunstancia especial de que el manuscrito de dicho tema musical es del autor Fermín Cedrés y lo conservan las monjas de clausura de las Clarisas.

 

 

 

 


Mi?rcoles, 17 de diciembre de 2008

DELEGACIÓN DIOCESANA
DE RELACIONES INTERCONFESIONALES


San Cristóbal de La Laguna 14 de diciembre de 2008
Domingo III de Adviento: "De la Alegría"

 

 

Queridos hermanos y hermanas en Cristo que nos ha hecho un solo Pueblo por su Paz.


En medio de la celebración del año jubilar del bimilenario del nacimiento del Apóstol de las gentes, la Semana de la Oración por la Unidad de todos los Cristianos nos llama para esperar que todos los cristianos estaremos "unidos en su mano". La mano amorosa de Jesús que nos hace Una por su entrega de amor por nosotros.

 

San Pablo se distinguió por trabajar incansablemente por la unidad de todo el Pueblo de Dios. La Semana de la Unidad en el hemisferio norte de nuestro mundo siempre ha estado unida a la fiesta de su conversión como discípulo y apóstol de Jesús. Este año, la fiesta de su conversión cae en domingo. Una buena oportunidad para celebrarlo y resaltar el deseo de unidad en la Iglesia, que pasa ineludiblemente por una apuesta fuerte y permanente de conversión a Dios y a los hermanos.

 

Les invito a que aprovechemos el material que se les facilita, para la oración personal o comunitaria, en tantas comunidades religiosas, colegios, grupos cristianos y parroquias. A que pongamos el cartel anunciador de la Semana y lo expliquemos dando sentido a esa profecía de Ezequiel.

 

La invitación también se hace extensiva a participar en las diferentes celebraciones ecuménicas que se preparan para esas fechas. Es deseable que al menos seamos los católicos los que demos ejemplo de participación junto a otros hermanos de diferentes confesiones. La celebración diocesana será en la iglesia de San Francisco del Puerto de la Cruz, el viernes día 23 de enero a las 19,00 horas, presidida por nuestro Obispo Don Bernardo Alvarez Afonso.

 

En la página Web de la Conferencia Episcopal Española tienen la carta de la Comisión episcopal de relaciones interconfesionales para esta Semana. Por razones de austeridad económica no se les envía fotocopiada. También el material de esta semana se encuentra en la página Web del Vaticano en varios idiomas.

 

Un saludo afectuoso hecho oración para que los jóvenes, protagonistas de tantos cambios maravillosos en la historia de la humanidad, se sigan interesando y haciendo partícipes del deseo de unidad de todos los cristianos. Deseo que es de Cristo. Creo que es una vocación de Dios el que los jóvenes participen de las celebraciones ecuménicas. Les esperamos.


Que Él nunca nos deje de su mano.  
  
+
Marcos Antonio García Luis

y equipo de la Delegación de Re dones interconfesionales


Introducción al tema del Octavario 2009, publicado en folleto recibo en parroquia para celebración de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de Enero de 2009.

 

Introducción al tema del

Octavario 2009

 

 

Estarán unidas en tu mano (Ez 37, 17)

 

El tema bíblico

 

Los textos para la Semana cíe oración por la unidad de los cristianos 2009 provienen de la experiencia de las Iglesias en Corea. Frente a la división cte su país, las Iglesias han buscado la inspiración en el profeta Ezequiel, quien también vivió en un país trágicamente dividido y que deseaba la unidad para su pueblo.

 

Ezequiel, profeta y sacerdote, fue llamado por Dios a los 30 años de edad. Su actividad, que abarcaba el período que iba de 594 a 571 antes de Cristo, fue ampliamente influida por las reformas políticas y religiosas que empren­dió el rey Josías en el 621 antes de Cristo. Lanzándose a reformas referidas al restablecimiento de la ley y del culto verdadero del Dios de Israel, el rey Josías pensaba eliminar la herencia nefasta dejada por la conquista precedente cle Judá por los asirios. Sin embargo, después de la muerte de Josías durante una batalla, su hijo, el rey Joaquín, rindió homenaje a Egipto y el culto de numerosos dioses se difundió. Los profetas que se atrevían a criticar a Joaquín fueron suprimidos brutalmente: Ouriya fue ejecutado y Jeremías desterrado. Después de la invasión babilónica y la destrucción del templo en el 587 antes de Cristo, los responsables políticos y los artesanos del país –entre ellos se encontraba el joven Ezequiel– fueron capturados y deportados a Babilonia. Allí, Ezequiel, como Jeremías, critica a los «profetas que suscitaban esperan-zas poco realistas, y este hecho endureció la hostilidad y el desprecio de sus hermanos israelitas en el exilio.

 

A pesar de tales sufrimientos, el amor de Ezequiel a su pueblo aumentó. Criticaba a los jefes que actuaban contra los mandatos de Dios y procuró devolver a su pueblo a Dios, poniendo de relieve que seguía fiel a la alianza que concluyó con su pueblo del que es solidario. Pero sobre todo, en esta situación aparentemente sin salida, Ezequiel no desesperaba y, por el contra­rio, proclamaba un mensaje de esperanza: la renovación y la unidad del pue­blo de Dios, que por encima de todo, finalmente, podría ser realizada. Dos visiones animaron a Ezequiel en sus esfuerzos; la primera, bien conocida, era la del valle donde los huesos secos, por la acción del Espíritu cíe Dios, vuel­ven a la vida (Ez ,37,7-14).

 

Los textos de la Semana de oración de este año tienen como tema la segunda visión de Ezequiel, donde clos trozos de madera simbolizan los dos reinos en que Israel fue dividido. Los nombres de las tribus de cada uno de los reinos (dos de las doce tribus en el Norte y diez en el Sur) son inscritos sobre estos trozos de madera que luego son unidos para formar uno solo (Ez 3 7. 15-231.

 

Para Ezequiel, la división de su pueblo era el reflejo y la consecuencia del pecado y del alejamiento de Dios. Formar de nuevo un solo pueblo era posi­ble a condición de renunciar al pecado. de convertirse y de volver hacia Dios. Pero, en definitiva, es Dios quien une a su pueblo purificándolo, renovándo­lo y librándolo de sus divisiones. Para Ezequiel esta unidad no es una reuni­ficación simple de grupos antes separados; se trata más bien de una creación nueva, del nacimiento de un pueblo nuevo que deberá ser un signo de espe­ranza para otros pueblos y para toda la humanidad.

 

Encontramos el tema de la esperanza en otro texto querido por las Iglesias de Corea. El Apocalipsis (21,3-4) menciona la purificación del pueblo de Dios que es llamado a encarnar la paz verdadera, la reconciliación y la unidad que está allí donde está Dios: «habitará con ellos. Ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos. Enjugará las lágrimas de sus ojos y no habrá ya muer­te, ni luto, ni llanto ni dolor...»

 

Estos son los temas bíblicos –la unidad como voluntad de Dios para su pueblo, la unidad como clon de Dios necesitado de la conversión y la reno­vación, la unidad como la creación nueva, y la esperanza para que el pueblo de Dios pueda ser finalmente uno– que han inspirado a las Iglesias de Corea en la preparación de este folleto para la Semana de oración 2009.

 

El tema teológico

 

Los cristianos del mundo entero rezarán por la unidad en 2009 “con el fin de que estén unidos en tu mano” (cf. Ez 37,17). Ezequiel –cuyo nombre significa Dios lo hace fuerte– fue llamado a devolver la esperanza a su pueblo en la situación política y religiosa desesperada que siguió a la caída y la ocu­pación de Israel y al exilio de una gran parte de su pueblo.

 

Los miembros del grupo local de Corea han encontrado que el texto de Ezequiel presentaba similitudes sorprendentes con la situación que conocen en su país dividido y la de los cristianos desunidos. Las palabras de Ezequiel les dan la esperanza de que Dios reunirá de nuevo a su pueblo para hacerlo uno solo, al que pertenecerán y que les bendecirá para hacerles un pueblo poderoso. Una nueva y gran esperanza nació: Dios creará un mundo nuevo. Como en el texto de Ezequiel donde el pecado es considerado bajo sus formas más diversas, el pueblo se mancha a través de los ídolos y la transgre­sión, así ocurre con el pecado de la división de los cristianos, que es causa de escándalo en el mundo de hoy.

 

Leyendo este texto del Antiguo Testamento, los cristianos pueden refle­xionar sobre la manera en la que puede aplicarse nuestra situación de divi­sión. En particular, comprendemos que Dios solo puede restablecer la unidad, reconciliar a los hombres y originar una situación nueva. Israel unido, perdonado y purificado viene a ser un símbolo de esperanza para el mundo entero.

 

Como hemos subrayado más arriba, la segunda profecía sobre los dos tro­zos de madera unidos para formar uno solo se encuentra en Ezequiel 37. La primera, que probablemente es más familiar a las Iglesias, es la cíe los hue­sos secos que vuelven a la vida por la acción del Espíritu de Dios. En una y otra, Dios es el que da la vida, el que es la fuente de un nuevo comienzo. En la primera profecía, el Espíritu de Dios es el espíritu de vida. En la segunda, es Dios mismo quien aporta la unidad, la reconciliación y la paz en una nación dividida. En otros términos, es la unión de las dos partes divididas la que da la vida nueva.

 

Los cristianos pueden ver el anticipo de la vida nueva que Cristo nos ofre­ce y a la que accedemos por la victoria sobre la muerte conforme a la volun­tad de salvación de Dios. A través de ambos trozos de madera que forman su cruz. Jesús nos reconcilia con Dios; la humanidad es también llena de una esperanza nueva. A pesar de nuestros pecados, a pesar de la violencia y las guerras, a pesar de la disparidad entre ricos y pobres, a pesar de nuestra falta de respeto hacia la creación, a pesar de la enfermedad y los sufrimientos, a pesar de las discriminaciones y a pesar de nuestra desunión y nuestras divi­siones, jesucristo –con los brazos abiertos sobre la cruz– abraza a toda la creación y nos da el shalom de Dios. En sus manos, somos uno y somos atraídos hacia el mismo que está en la cruz.

 

Tomando como punto de partida la situación del país dividido pero que quiere superar las fracturas en las que sufre no sólo en el plano político sino también a nivel de las Iglesias cristianas desunidas, las Iglesias coreanas proponen el tema que sigue para la Semana de oración 2009: «estarán unidas en tu mano«. Perciben que una nueva esperanza ha nacido de esta reflexión sobre la acción de Dios que reconcilia y trae el shalom al pueblo de Dios.


El octavario

 

A partir del texto central de Ezequiel, nuestra reflexión a lo largo del “octavario” de la Semana de oración por la unidad de los cristianos nos hace tomar conciencia de que la unidad de la Iglesia también contribuye a la renovación de toda la comunidad humana. Esto entraña para nosotros una responsabili­dad importante: todos los que confiesan a Cristo como Señor deben esforzar-se por cumplir su oración <para que ellos sean uno... v el mundo crea que tú me has enviado« (M 17, 21).

 

Por eso el Octavario comienza con una reflexión sobre la unidad de los cristianos. Frente a nuestras divisiones doctrinales y frente a nuestro pasado escandaloso hecho de divisiones –y a veces de odio– entre cristianos, rezamos para que Dios, que hace venir el Espíritu (le vida a huesos secos y que modela entre sus manos nuestra unidad en la diversidad, haga soplar un vien­to de vida y de reconciliación sobre la aridez de nuestros corazones y sobre nuestras divisiones actuales. En este primer olía y durante todo el Octavario, somos invitados a rezar por las situaciones del mundo donde la reconcilia­ción es necesaria, y estar atento en particular al papel que la unidad de los cristianos puede jugar en su favor.

 

En el segundo día, las Iglesias oran para que la paz triunfe sobre las gue­rras v la violencia, para que, como discípulos del Príncipe de la Paz, los cris­tianos puedan aportar, a pesar de los conflictos, esta reconciliación que está arraigada en la esperanza. El tercer día nos ofrece una meditación sobre la fuerte disparidad entre ricos y pobres. Nuestra relación con el dinero, nues­tra actitud hacia los pobres son un lugar de comprobación de nuestra vida de discípulos seguidores de Cristo, que vino para liberarnos y anunciarnos la buena noticia a los pobres, la libertad a los esclavos y la justicia para todos ellos.

 

La intención del cuarto día es rezar con el fin de que los cristianos com­prendamos que juntos podemos proteger las maravillas de la creación que Dios nos confió, el aire que respiramos, la tierra que nos ofrece sus frutos y-la creación que glorifica a su autor.

 

En el quinto día rezamos para que cesen los prejuicios y las discriminacio­nes en nuestras sociedades de hoy. Reconociendo que nuestra dignidad nos viene de Dios, nuestra unidad cono cristianos testimonia la unidad del que. por su amor, hace de cada uno de nosotros un ser único. Somos llamados a edificar un reino de justicia y de amor. en el que las diferencias son respeta-das porque somos uno en Cristo.

 

En el sexto día nos acordaremos en la oración de los que sufren y de todos los que les asisten. Los Salmos nos ayudan a comprender que los gri­tos de sufrimiento o de dolor que lanzamos hacia Dios pueden ser la expre­sión de un lazo profundo y fiel con él. La compasión de los cristianos frente a la desesperación de los que sufren es un signo del Reino. Unidas, las Iglesias cristianas pueden hacer cambiar las cosas tratando de obtener para los enfermos la ayuda material y espiritual que necesitan.

 

El séptimo día trata de los cristianos frente al pluralismo y que rezan por su unidad en Dios. Sin esta unidad, nos será difícil construir un reino de paz con todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Con las intenciones de la oración para el día octavo, volvemos a nuestro punto de partida porque rezamos con el fin de que las bienaventuranzas aporten su espíritu a este mundo. Los cristianos llevan en ellos la esperanza de que todo se renueva según el orden nuevo que Cristo estableció. Así es como pueden ser porta-dores de esperanza y artesanos de la reconciliación frente a las guerras, la pobreza, las discriminaciones y todas las demás situaciones donde seres humanos sufren v donde gime la creación.


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Artículo publicado en el Boletín “NUESTRA IGLESIA” de Noviembre 2008, de Campaña de Comunicación para el Sostenimiento Económico de la Iglesia. (Número Extraordinario).

 

 

Un primer

paso que ha

dejado huella

 

Hace justamente un año, coincidiendo con la última edición de esta revista, estábamos ante un hecho totalmente nuevo en la historia de la Iglesia en España.

 

Por primera vez se iba a hacer una campaña publicitaria en medios masivos.

 

El desarrollo de una campaña de publicidad es un proceso mucho más técnico y laborioso de lo que a primera vista puede parecer. Existe un procedimiento muy riguroso de investigación y de estrategia de comunicación que requiere de un trabajo minu­cioso antes de verse reflejado en la pantalla de un televisor.

 

Aunque el primer spot de TV se emitió en Noviembre de 2007, el Secretariado para el Sosteni­miento de la Conferencia Epis­copal estuvo trabajando desde octubre de 2006 en el desarrollo de una estrategia de comuni­cación que permitiera abordar las nuevas circunstancias de la financiación de la Iglesia en Es­paña con garantías de éxito.

 

Con una clara directriz, y los aprendizajes de la investigación, el siguiente paso era desarrollar, propiamente dicha, la estrategia de comunicación. Los aspectos más importantes en el diseño de la estrategia fueron:

 

  • Informar sobre el nuevo marco de la financiación de la Igle­sia en España. 
  • Informar de la actividad de la Iglesia antes de solicitar la cola­boración económica de la gente. 
  • Buscar el adecuado equili­brio en la comunicación entre las acciones pastorales y sociales. 
  • Poner especial énfasis en t-no y estilo. 
  • Buscar la implicación de las diócesis. 
  • Crear una marca (X tantos) para identificar la financiación de la Iglesia. 
  • Planificar la compra de medios con una cautela especial, evitando programas o soportes poco afines por contenidos. 

El siguiente paso era la estra­tegia creativa. Había que condensar toda esta información de la forma más eficaz para hacér­sela llegar a los diferentes públi­cos objetivos, con unos medios limitados y con unos spots de 30" de duración.

 

El "hilo conductor" se basó en las personas que conforman la Iglesia, en la labor que realizan y, fundamentalmente, en la mo­tivación que les lleva a hacer lo que hacen: su fe.

 

El claim "Por tantos que ne­cesitan tanto" consiguió algo tremendamente difícil de con-seguir en comunicación: unir la marca y su significado. "Por tan-tos que necesitan tanto" unido a la marca "X tantos" aúnan la solicitud de colaboración eco­nómica de los católicos y simpa­tizantes de la labor de la Iglesia, y el destino de los fondos que se solicitan: la ayuda a los demás.

 

La campaña tuvo dos fases claramente diferenciadas. La pri­mera, en el otoño de 2007, en la que, por un lado, desde la CEE se informaba sobre el nuevo marco de la financiación de la Iglesia y sobre la labor y magnitudes y, por otro, desde las diócesis se solicitaba la colaboración de los católicos en su sostenimiento. La segunda, en la primavera de 2008, solicitaba a los contribu­yentes el que marcaran la X en su Declaración de la Renta.

 

La creatividad se basó en la utilización de personajes reales; aquellos que día a día de­dican su vida a los demás. Los spots tenían que reflejar senci­llamente esa realidad. Dicho así parece fácil, pero la verdad es que pocos directores creativos en España tienen la sensibilidad necesaria para abordar el tema. Se recurrió a la combinación de un conocido director creativo es-pañol y a la experiencia de un director creativo italiano que ha desarrollado campañas para la Conferencia Episcopal Italiana desde hace quince años con notable éxito. Uno aportaba el conocimiento local y el otro una indudable sensibilidad hacia los temas pastorales y religiosos.

 

El resultado, en términos de tono y estilo, fue un acerta­do equilibrio entre aspectos pastorales y de labor social. Afirmaciones como "Creer en Dios y tener fe en las perso­nas      " o "En esta Iglesia he vivido algunos de los momen­tos más intensos de mi vida" o "Por tantos que se entregan por Dios a los demás" son afir­maciones que se recogen en la campaña y que no hacen más que reivindicar la labor de la Iglesia, su importancia para la sociedad y la sólida base en la que se sustenta: la fe de sus miembros.

 

No dispondremos de datos referidos al número de contri­buyentes que han marcado la X hasta finales de noviembre de 2008, pero podemos afirmar que se ha dado un primer paso fundamental para el futuro de la economía de la Iglesia en Espa­ña y que, dicho paso, se ha dado con una enorme solidez.

 

Guillermo Navarro
Presidente Advise
Consultores de Marketing
y Publicidad


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Mensaje de los Obispos de la Comisión Episcopal Española para las Relaciones Interconfesionales con motivo de la Semana de oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de Enero de 2009.


Estarán unidas en tu mano


18-25 de enero de 2009



1. Estas palabras proféticas de Ezequiel dirigidas al pueblo elegido son una alegoría de la unidad de la Iglesia, aunque el profeta las aplicó a la necesaria unidad de  Israel rota por los pecados de los dirigentes y del pueblo. Habla el profeta de dos leños a modo de trozos de una vara de mando rota, que el Señor le ordena al profeta unir en su propia mano como signo para la casa de Israel (Ez 37,15-28). Son aplicables a la Iglesia dividida porque, al igual que el pueblo de la antigua Alianza, dividido en contiendas contrarias a la voluntad de Dios, también las divisiones de las Iglesias cristianas son contrarias a la voluntad de Cristo, que quiso una sola y única Iglesia visible: “Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros. De este modo el mundo creerá que tú me has enviado” (Jn 17,21).

 

2. Estas palabras de Jesús en el gran discurso del adiós en la noche de la Cena, que nos ha transmitido san Juan, suenan cada año como un aldabonazo en el corazón de todos los cristianos, para que su empeño por la unidad visible de la Iglesia no cese, porque no son ellos los que lo sostienen sino la voluntad de Cristo, cuyo cumplimiento suplican en la oración. El Vaticano II recordaba a todos los cristianos que “en esta una y única Iglesia de Dios aparecieron ya desde los primeros tiempos algunas escisiones”, y que esto sucedió “no sin culpa de los hombres por ambas partes”; es decir, tanto por parte de los miembros de la Iglesia Católica como por parte de los cristianos agrupados en las otras Iglesias y Comunidades eclesiales (Decreto Unitatis redintegratio sobre el ecumenismo, n. 3). Sin embargo, la unidad es una de las cuatro características notas de la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica; y por tanto, no puede desaparecer de la Iglesia fundada por Cristo, ya que si así fuera la Iglesia habría dejado de existir. La unidad pertenece a la “una santa Iglesia de Cristo”, y nosotros creemos, con las palabras del Vaticano II, que “subsiste en la Iglesia católica” (Constitución dogmática Lumen gentium sobre la Iglesia, n. 8). Al mismo tiempo que afirma esta verdad de fe para todos los católicos, el Concilio dice también que “los que creen en Cristo y han recibido ritualmente el bautismo están en una cierta comunión, aunque no perfecta, con la Iglesia católica” (Unitatis redintegratio, n. 3).

Recientemente, el Magisterio de la Iglesia ha recordado esta doctrina católica, para que no se banalice la situación objetiva de la división entre los cristianos y no cejemos en el empeño por la reconstrucción de la unidad visible de la Iglesia. Se trata de hacer visible ante el mundo la unidad real de la Iglesia de Cristo que subsiste en la Iglesia católica, pero que también se halla presente en grados y elementos diversos en las Iglesias y Comunidades eclesiales que, por esta razón, mantienen una cierta unidad incluso visible, aunque no plena y perfecta conforme a la mente y a la voluntad de Cristo.   

 

3. Todos han de tomar en consideración esta unidad ya existente entre todos los discípulos de Cristo. Tenemos un bautismo común, que hemos de esforzarnos todos por reconocer en su verdad y efectos de salvación. Hemos sido bautizados en el nombre de la Santa Trinidad de Dios y configurados con la muerte y resurrección de Cristo, somos verdaderamente hijos de Dios y miembros de la Iglesia una. Con algunas Iglesias, como es el caso de las antiguas Iglesias orientales y las Iglesias ortodoxas, compartimos la sucesión apostólica en el Episcopado y la misma fe en los sacramentos. Por esta razón, recientemente los Obispos españoles, conscientes de las necesidades espirituales de tantos hermanos nuestros provenientes de las Iglesias orientales, se han propuesto aplicar las orientaciones del Vaticano II, según las cuales “la práctica pastoral demuestra, en lo que se refiere a los hermanos orientales, que se pueden y se deben considerar diversas circunstancias personales en las que ni sufre daño la unidad de la Iglesia, ni hay peligros que se deban evitar, y apremia la necesidad de salvación y  el bien espiritual de las almas. Por eso la Iglesia católica, según las circunstancias de tiempos, lugares y personas, usó y usa con frecuencia un modo de actuar más suave, ofreciendo a todos medios de salvación y testimonio de caridad entre los cristianos, mediante la participación en los sacramentos y en otras funciones y cosas sagradas” (Decreto Orientalium Ecclesiarum sobre las Iglesias católicas orientales, n. 26).

 

4. No hace todavía mucho, los Obispos españoles aprobaron unas orientaciones sobre los «Servicios pastorales a orientales no católicos» (2006), con ánimo de prestar la ayuda que les es posible a la cura pastoral de los fieles de estas Iglesias, sin ánimo alguno de proselitismo y fundándose en la ausencia de suficientes pastores propios y comunidades estables en las que estos fieles puedan integrarse. Al hacerlo han tenido también en cuenta cuanto dice la encíclica Ut unum sint, del Papa Juan Pablo II, de feliz y santa memoria, que se expresaba en ella invitando a proseguir por el camino abierto por el Vaticano II, y teniendo presentes las normas establecidas por el derecho de la Iglesia y las orientaciones del Directorio ecuménico. Así, al tiempo que invitaba a avanzar por el camino del diálogo teológico y de la caridad con estas “Iglesias hermanas”, el Papa pedía en la encíclica llevar a cabo estos servicios instruyendo bien a los fieles sobre su alcance y significado, “para que éstos conozcan con claridad las razones precisas tanto de esta participación en el culto litúrgico como de las distintas disciplinas existentes al respecto” (Ut unum sint, n. 58).

Juntamente con estas orientaciones, los obispos en sus diócesis han tomado providencias distintas para que los hermanos orientales no católicos puedan celebrar la Divina Liturgia compartiendo algunos templos expresamente puestos para este delicado cometido, o bien, según sus posibilidades, cediendo algunos locales para el ejercicio del culto y de la acción pastoral, siempre a tenor de las vigentes normativas diversas de las Iglesias hermanas y de la Iglesia Católica. En cualquier caso, se ha de proceder con conciencia clara de la propia fe y del propio rito en que se expresa, evitando siempre la caída en el confusionismo, contrario a los principios y a la práctica del ecumenismo. Ni el voluntarismo por sí solo produce unidad, ni tampoco el proselitismo es camino para lograrla. El proselitismo y la pretensión de eliminar las diferencias de fe y culto, como si se tratara de cosas sin importancia, son actitudes contrarias al verdadero ecumenismo. La práctica de un ecumenismo acorde con su propia naturaleza respeta tanto el carácter eclesial de la fe como la conciencia de los cristianos particulares.

 

5. También las relaciones con las Iglesias de la Reforma han avanzado notablemente y es necesario que los católicos tomen conciencia de los pasos dados. Recientemente ha sido presentada en Madrid la nueva «Biblia Traducción Interconfesional» [BTI], que es resultado de más de treinta años de trabajo conjunto de protestantes y católicos para conseguir un mismo texto en español de la Sagrada Escritura. Años atrás fue posible contar con una traducción ecuménica del Nuevo Testamento; hoy la Biblia Interconfesional es un motivo de gozo y comunión entre las Iglesias protestantes y la Iglesia Católica en España. Después del reciente Sínodo sobre la Palabra de Dios, el lanzamiento de esta nueva versión de la Biblia supone un impulso esperanzador para que la Palabra de Dios tenga el lugar que le corresponde en la vida personal y familiar. En el diálogo entre hermanos de las distintas confesiones, cristianos católicos y evangélicos podrán servirse de un texto común en las reuniones de estudio conjunto de la Palabra de Dios y en los foros de oración ecuménica. Todos debemos alegrarnos de ello y agradecer a los especialistas en las ciencias bíblicas, de la Iglesia católica y de las Iglesias y Comunidades eclesiales hermanas no católicas, a las editoriales católicas y a Sociedad Bíblica Española el esfuerzo que han realizado durante años para lograr esta traducción interconfesional, que viene a sumarse a las ya existentes en las grandes lenguas de uso común y en muchas otras.

 

6. Hemos mencionado en anteriores mensajes los importantes pasos que todos hemos dado hacia la unidad visible, pero nos queda un largo camino hacia la meta; por eso no podemos cejar en el empeño de la oración, cometido indeclinable de todos, tanto de los cristianos particulares que, movidos por el Espíritu Santo y unidos a Cristo, piden al Padre la unidad de la Iglesia, como de las parroquias y comunidades. El Octavario ha de estimular nuestro anhelo de unidad. Que los encuentros que se promuevan con cristianos de otras Iglesias y las asambleas de oración que se organicen no pierdan de vista que la unidad es un don de Dios y que sólo llegará como don, que es preciso suplicar con inmensa confianza en Cristo, que oró para que no le falte a la Iglesia la unidad.

 

+ Adolfo, Obispo de Almería y Presidente
+ José, Obispo de Tui-Vigo
+ César A., Obispo auxiliar de Madrid
+ Román, Obispo de Vic


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Los Obispos de Colombia han publicado un Mensaje de Navidad dirigido a todo el pueblo en el que les recuerdan que este periodo litúrgico es “una invitación a dejarnos iluminar -en nuestras mentes, en nuestros corazones, en nuestra conducta- por la Luz indeficiente que es Jesucristo, el Hijo de Dios hecho uno de nosotros en el seno de la Virgen María”.


MENSAJE DE NAVIDAD

DE LOS OBISPOS DE LA IGLESIA CATÓLICA

AL PUEBLO COLOMBIANO

 

 

“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y sombra de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz”  (Evangelio de Lucas).

 

Muy queridos amigos:

 

En todas partes se siente el ambiente navideño por medio de la profusión de luces que iluminan nuestras calles y nuestros hogares. Ese signo exterior es una invitación a dejarnos iluminar -en nuestras mentes, en nuestros corazones, en nuestra conducta- por la Luz indeficiente que es Jesucristo, el Hijo de Dios hecho uno de nosotros en el seno de la Virgen María.

 

Él asumió nuestra condición humana para que cada uno de nosotros -tomando conciencia de “la tiniebla y la sombra de muerte” que oprime nuestra existencia tanto personal, como familiar, como comunitaria- se acerque a Él por la fe y pueda recibir su luz, esa luz que me muestra el camino de la paz.

 

¿Cuál es esa luz que conduce a la paz?

 

Para cada uno en su vida personal es la luz del amor que me lleva a seguir los pasos de Jesús en una entrega total al servicio de los demás, construyendo relaciones sólidas y solidarias en mi familia, en mi comunidad, en mi ciudad, en mi país.

 

Para nuestras familias es la luz de la convivencia en el amor que lleva a superar todas las dificultades, a robustecer todos los lazos, a permanecer unidos, a aprender juntos lo que significa la solidaridad y la comunión.

Para los que rigen el país es la luz de la búsqueda y la consecución permanentes del bien común por encima de cualquier interés personal o grupal, construyendo un Estado cuyas instituciones -en sus ramas Ejecutiva, Legislativa, Judicial- trabajen en armonía para garantizar el desarrollo completo y la paz, asegurando el pleno ejercicio de los deberes y el goce completo de los derechos de todos y cada uno de los colombianos.

 

Para los constructores de la sociedad es la luz de la solidaridad que los empuja a poner todos sus talentos y capacidades al servicio del país en la consecución de un desarrollo equitativo, sostenible, verdaderamente humano, en el que todas las personas puedan satisfacer sus necesidades fundamentales.

 

Para los que reivindican sus derechos en medio de duros conflictos de diversa índole es la luz de la justicia que los lleva a nunca perder de vista el bien general en la búsqueda permanente de una distribución equitativa de todos los bienes y servicios de la sociedad.

 

Para aquellos que han recurrido a las armas, buscando una renovación de la sociedad, es la luz del cambio profundo que los mueve a abandonar los caminos equivocados de la violencia para entrar por el camino del diálogo, de la consecución de los ideales por medio de la concertación, de la negociación en búsqueda de la justicia y la paz, de la reparación debida de los daños causados a las personas y a la Patria.

 

Para los que han optado por el camino del narcotráfico, de la ilegalidad y de la delincuencia es la luz del retorno al buen camino, de la plena aceptación de la justicia, del cumplimiento de los deberes ciudadanos, de la entrega de los bienes adquiridos fraudulentamente, de la contribución a la construcción honesta de un país de derecho.

 

Para las víctimas de la injusticia y de la violencia es la luz de la restauración que les permite recorrer el camino de la reconciliación y del perdón al exigir la reparación integral de sus derechos violentados.

 

Para los que han sido llamados a pastorear la Iglesia de Dios en nuestra Patria es la luz del amor del Buen Pastor que los empuja a entregar su vida, sin escatimar ningún esfuerzo para hacer efectiva, por medio de la evangelización, la liberación del pecado y de la muerte y la vida plena que Jesucristo alcanzó para todos, al derramar su Espíritu, con su muerte y resurrección.

Para los miembros del pueblo cristiano es la luz que los lleva a hacerse, por medio de la aceptación de la Palabra y la recepción de los Sacramentos, auténticos discípulos y misioneros de Jesucristo para contribuir eficazmente en la construcción de la civilización del amor.

 

Para todos -sin distinción ninguna de raza, credo, o cultura- es la luz que irradia el amor, “la entrañable misericordia de nuestro Dios”, por medio de Aquel que asumió nuestra carne para conducirnos por el camino de la verdad y de la vida.

 

Por esto, Navidad es época de paz. Paz que debemos acoger todos los colombianos en lo más íntimo de nuestro corazón y que debemos llevar a todas las instancias en las que se mueve nuestra vida.

 

¡Paz a todos en esta Navidad! 

 

+ Rubén Salazar Gómez

Arzobispo de Barranquilla

Presidente de la Conferencia Episcopal

 

 

 

 

Bogotá, D.C., 15 de diciembre de 2008


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VATICANO - Los temas por las tres próximas ediciones de la Jornada Mundial de la Juventud

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El Santo Padre ha fijado ya los temas de las tres próximas Jornadas Mundiales de la Juventud, para favorecer el itinerario espiritual que culminará con la celebración internacional prevista en Madrid (España), del 16 al 21 de agosto de 2011:

XXIV Jornada Mundial de la Juventud (2009): “Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo” (1 Tm, 4,10).

XXV Jornada Mundial de la Juventud (2010): “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” (Mc, 10, 17).

XXVI Jornada Mundial de la Juventud (2011): “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (cfr. Col, 2,7). (S.L) (Agencia Fides 16/12/2008)


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Desde la Delegación de Enseñanza de la diócesis nivariense nos envían la reflexión siguiente para el cuarto domingo de Adviento.

UNA NOTICIA DIFERENTE

 

 

San Lucas 1,26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre lasmujeres.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

 UN ANUNCIO SORPRENDENTE 

José Antonio Pagola

 Lucas narra el anuncio del nacimiento de Jesús en estrecho paralelismo con el del Bautista. El contraste entre ambas escenas es tan sorprendente que nos permite entrever con luces nuevas el Misterio del Dios encarnado en Jesús.

El anuncio del nacimiento del Bautista sucede en «Jerusalén», la grandiosa capital de Israel, centro político y religioso del pueblo judío. El nacimiento de Jesús se anuncia en un pueblo desconocido de las montañas de Galilea. Una aldea sin relieve alguno, llamada «Nazaret», de donde nadie espera que pueda salir nada bueno. Años más tarde, estos pueblos humildes acogerán el mensaje de Jesús anunciando la bondad de Dios. Jerusalén por el contrario lo rechazará. Casi siempre, son los pequeños e insignificantes los que mejor entienden y acogen al Dios encarnado en Jesús.

El anuncio del nacimiento del Bautista tiene lugar en el espacio sagrado del «templo». El de Jesús en una casa pobre de una «aldea». Jesús se hará presente allí donde las gentes viven, trabajan, gozan y sufren. Vive entre ellos aliviando el sufrimiento y ofreciendo el perdón del Padre. Dios se ha hecho carne, no para permanecer en los templos, sino para «poner su morada entre los hombres» y compartir nuestra vida.

El anuncio del nacimiento del Bautista lo escucha un «varón» venerable, el sacerdote Zacarías, durante una solemne celebración ritual. El de Jesús se le hace a María, una «joven» de unos doce años. No se indica donde está ni qué está haciendo. ¿A quién puede interesar el trabajo de una mujer? Sin embargo, Jesús, el Hijo de Dios encarnado, mirará a las mujeres de manera diferente, defenderá su dignidad y las acogerá entre sus discípulos.

Por último, del Bautista se anuncia que nacerá de Zacarías e Isabel, una pareja estéril, bendecida por Dios. De Jesús se dice algo absolutamente nuevo. El Mesías nacerá de María, una joven virgen. El Espíritu de Dios estará en el origen de su aparición en el mundo. Por eso, «será llamado Hijo de Dios». El Salvador del mundo no nace como fruto del amor de unos esposos que se quieren mutuamente. Nace como fruto del Amor de Dios a toda la humanidad. Jesús no es un regalo que nos hacen María y José. Es un regalo que nos hace Dios. 

21 de Diciembre de 2008
4 de Adviento (B)

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Martes, 16 de diciembre de 2008

Información tomada de DOSSIER FIDES  “La Congregación para el Clero” de Agencia Fides, 26 de julio de 2008.

 

Juan Pablo II y los sacerdotes

 

También en ocasión del Grande Jubileo del 2000, exactamente el 18 de mayo, Juan Pablo II dio una homilía a los sacerdotes. En ella él explicó que el gran sacerdote, «más bien el sumo Sacerdote, es Jesucristo». «Como afirma la carta a los Hebreos, él con su propia sangre penetró una vez para siempre en el santuario, consiguiéndonos una redención eterna (cf. Hb 9, 12). Cristo, sacerdote y víctima, "es el mismo ayer, hoy y siempre" (Hb 13, 8). Nos reunimos esta mañana para reflexionar en su sacerdocio nosotros que, como presbíteros, hemos sido llamados a participar en él de modo específico.

 

¡El sacerdocio ministerial! De él nos habla la liturgia de este día, haciéndonos volver espiritualmente al Cenáculo, a la última Cena, cuando Cristo lavó los pies a los Apóstoles. El evangelista san Juan narra la escena. Pero también san Lucas, en el pasaje que acabamos de proclamar, nos ofrece la justa interpretación de ese gesto simbólico de Cristo, que dice de sí mismo:  "Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve" (Lc 22, 27). El Maestro deja a sus amigos el mandamiento de amarse como él los ha amado, poniéndose los unos al servicio de los otros (cf. Jn 13, 14):  "Os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros" (Jn 13, 15)».

 

Explicó Juan Pablo II que en la Eucaristía, Cristo ha instituido el nuevo rito de la Pascua cristiana, introduciendo en la Iglesia el ministerio sacerdotal. Al sacerdocio ministerial «nos remite sobre todo la Eucaristía, en la que Cristo instituyó el nuevo rito de la Pascua cristiana, introduciendo, al mismo tiempo, el ministerio sacerdotal en la Iglesia». E ancora: «Durante la última Cena, Cristo tomó el pan en sus manos, lo partió y lo dio a los Apóstoles, diciendo:  "Esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros" (Rito de la misa; cf. Lc 22, 19). Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino y lo dio a los Apóstoles, diciendo:  "Este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por  vosotros  y  por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía" (ib.). Cada vez  que  repetís este rito, explica el apóstol san Pablo, "anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga" (1 Co 11, 26)».

 

Según el Santo Padre, «Cristo ha puesto en nuestras manos, bajo las especies del pan y del vino, el memorial vivo del sacrificio que él ofreció al Padre en la cruz». «Lo ha confiado a su Iglesia para que lo celebre hasta el fin del mundo. Sabemos que por medio de nosotros, por medio de los ministros ordenados, él mismo actúa en la Iglesia, a lo largo de los siglos, como sumo y eterno Sacerdote de la nueva Alianza».

 

Juan Pablo II habló asimismo del «sacerdocio ministerial». «Todos nosotros participamos en él, y hoy queremos elevar a Dios una acción de gracias común por este extraordinario don. Don para todos los tiempos y para los hombres de todas las razas y culturas. Don que se renueva en la Iglesia gracias a la inmutable misericordia divina y a la respuesta generosa y fiel de gran número de hombres frágiles. Don que no deja de maravillar a quien lo recibe. Después de más de cincuenta años de vida sacerdotal, siento una profunda necesidad de alabar y dar gracias a Dios por su inmensa bondad. Mi pensamiento vuelve, en este momento, al Cenáculo de Jerusalén, donde, durante mi reciente peregrinación a Tierra Santa, pude celebrar la santa misa. En ese lugar nació mi sacerdocio, y el vuestro, de la mente y del corazón de Cristo. Por eso precisamente, desde aquella "sala del piso superior" quise dirigir la Carta a los sacerdotes con  ocasión del Jueves santo, que hoy os vuelvo a proponer idealmente. En el Cenáculo, la víspera de su pasión, Jesús quiso hacernos partícipes de la vocación y misión que el Padre celestial le había confiado, es decir, introducir a los hombres en su misterio universal de salvación».


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Información tomada de DOSSIER FIDES  “La Congregación para el Clero” de Agencia Fides, 26 de julio de 2008.
 

La Nueva Evangelización según el Cardenal Ratzinger

 

Tarea de los sacerdotes es también la de instruir a los catequistas para que enseñen la doctrina católica en modo exhaustivo. Fue en ocasión del Gran Jubileo del 2000 que el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dictó las líneas de esta enseñanza. Fue una intervención que quedó como un hito para la misión de los catequistas y por lo tanto para misión sacerdotal. Ratzinger, en efecto, habló de nueva evangelización. Explicó el Cardenal Ratzinger que «la vida humana no se realiza por sí misma». «Nuestra vida es una cuestión abierta, un proyecto incompleto, que es preciso seguir realizando. La pregunta fundamental de todo hombre es: ¿cómo se lleva a cabo este proyecto de realización del hombre? ¿Cómo se aprende el arte de vivir? ¿Cuál es el camino que lleva a la felicidad?». De la respuesta a estas preguntas brota lo que significa evangelizar: «Evangelizar quiere decir mostrar ese camino, enseñar el arte de vivir. Jesús dice al inicio de su vida pública: he venido para evangelizar a los pobres (cf. Lc 4, 18). Esto significa: yo tengo la respuesta a vuestra pregunta fundamental; yo os muestro el camino de la vida, el camino que lleva a la felicidad; más aún, yo soy ese camino. La pobreza más profunda es la incapacidad de alegría, el tedio de la vida considerada absurda y contradictoria. Esta pobreza se halla hoy muy extendida, con formas muy diversas, tanto en las sociedades materialmente ricas como en los países pobres. La incapacidad de alegría supone y produce la incapacidad de amar, produce la envidia, la avaricia... todos los vicios que arruinan la vida de las personas y el mundo. Por eso, hace falta una nueva evangelización. Si se desconoce el arte de vivir, todo lo demás ya no funciona. Pero ese arte no es objeto de la ciencia; sólo lo puede comunicar quien tiene la vida, el que es el Evangelio en persona».

 

Antes de hablar de los contenidos fundamentales de la nueva evangelización el Cardenal Ratzinger quiso decir una palabra sobre la estructura y el método adecuados de evangelización. «La Iglesia evangeliza siempre y nunca ha interrumpido el camino de la evangelización. Cada día celebra el misterio eucarístico, administra los sacramentos, anuncia la palabra de vida, la palabra de Dios, y se compromete en favor de la justicia y la caridad. Y esta evangelización produce fruto: da luz y alegría; de el camino de la vida a numeroso personas. Muchos otros viven, a menudo sin saberlo, de la luz y del calor resplandeciente de esta evangelización permanente. Sin embargo, existe un proceso progresivo de descristianización y de pérdida de los valores humanos esenciales, que resulta preocupante. Gran parte de la humanidad de hoy no encuentra en la evangelización permanente de la Iglesia el Evangelio, es decir, la respuesta convincente a la pregunta: ¿cómo vivir? Por eso buscamos, además de la evangelización permanente, nunca interrumpida y que no se debe interrumpir nunca, una nueva evangelización, capaz de lograr que la escucho ese mundo que no tiene acceso a la evangelización "clásica". Todos necesitan el Evangelio. El Evangelio está destinado a todos y no sólo a un grupo determinado, y por eso debemos buscar nuevos caminos para llevar el Evangelio a todos. Sin embargo, aquí se oculta también una tentación: la tentación de la impaciencia, la tentación de buscar el gran éxito inmediato, los grandes números. Y este no es el método del reino de Dios. Para el reino de Dios, así como para la evangelización, instrumento y vehículo del reino de Dios, vale siempre la parábola del grano de mostaza (cf. Mc 4, 31-32). El reino de Dios vuelve a comenzar siempre bajo este signo. Nueva evangelización no puede querer decir atraer inmediatamente con nuevos métodos, más refinadas, a las grandes mesas que se han alejado de la Iglesia. No; no es esta la promesa de la nueva evangelización. Nueva evangelización significa no contentarse con el hecho de que del grano de mostaza haya crecido el gran árbol de la Iglesia universal, ni pensar que basta el hecho de que en sus ramas pueden anidar aves de todo tipo, sino actuar de nuevo valientemente, con la humildad del granito, dejando que Dios decid cuándo y cómo crecerá (cf. Mc 4, 26-29). Las grandes cosas comienzan siempre con un granito y los movimientos de masas son siempre efímeros. En su visión del proceso de la evolución, Teilhard de Chardin habla del "blanco de los orígenes": el inicio de las nuevas especies es invisible y está fuera del alcance de la investigación científica. Las fuentes se hallan ocultas; son demasiado pequeñas. En otras palabras, las grandes realidades tienen inicios humildes. Prescindamos ahora de si Teilhard tiene razón, y hasta qué punto, con sus teorías evolucionistas: la ley de los orígenes invisibles refleja una verdad presente precisamente en la acción de Dios en la historia. "No por ser grande te elegí; al contrario, eres el más pequeño de los pueblos; te elegí porque te amo...", dice Dios al pueblo de Israel en el Antiguo Testamento y así expresa la paradoja fundamental de la historia de la salvación: ciertamente, Dios no cuenta con grandes números; el poder exterior no es el signo de su presencia. Gran parte de los parábolas de Jesús Indican esta estructura de la acción divina y responden así a las preocupaciones de los discípulos, los cuales esperaban del Mesías éxitos y señales muy diferentes: éxitos del tipo que ofrece Satanás al Señor "Te daré todo esto, todos los reinos del mundo..." (cf. Mt 4, 9). Desde luego, san Pablo, al final de su vida, tuvo la impresión de que había llevado el Evangelio hasta los confines de la tierra, pero los cristianos eran pequeñas comunidades dispersas por el mundo, insignificantes según los criterios seculares. En realidad fueron la levadura que penetra en la masa y llevaron en su interior el futuro del mundo (cf. Mt 13, 33). Un antiguo proverbio reza: "Éxito no es un nombre de Dios". La nueva evangelización debe actuar como el grano de mostaza y no ha de pretender que surja inmediatamente el gran árbol. Nosotros vivimos con una excesiva seguridad por el gran árbol que ya existe o sentimos el afán de tener un árbol aún más grande, más vital. En cambio, debemos aceptar el misterio de que la Iglesia es al mismo tiempo un gran árbol y un granito. En la historia de la salvación siempre es simultáneamente Viernes santo y Domingo de Pascua».

 

Después de haber enucleado la estructura de la nueva evangelización, presenta el método. El método correcto deriva de esta estructura. Dijo el Cardenal Ratzinger: «Ciertamente, debemos usar de modo razonable los métodos modernos para lograr que se nos escuche; o, mejor, para hacer accesible y comprensible la voz del Señor. No buscamos que se nos escuche a nosotros; no queremos aumentar el poder y la extensión de nuestras instituciones; lo que queremos es servir al bien de las personas y de la humanidad, dando espacio a Aquel que es la Vida. Esta renuncia al propio yo, ofreciéndolo a Cristo para la salvación de los hombres, es la condición fundamental del verdadero compromiso en favor del Evangelio: "Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibía; si otro viene en su propio nombre, a ese lo recibiréis" (Jn 5, 43). Lo que distingue al anticristo es el hecho de que habla en su propio nombre. El signo del Hijo es su comunión con el Padre. El Hijo nos introduce en la comunión trinitaria, en el círculo del amor suyo, cuyas personas son "relaciones puras", el acto puro de entregarse y de acogerse. El designio trinitario, visible en el Hijo, que no habla en su nombre, muestra la forma de vida del verdadero evangelizador; más aún, evangelizar no es tanto una forma de hablar; es más bien una forma de vivir: vivir escuchando y ser portavoz del Padre. "No hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga" (Jn 16, 13), dice el Señor sobre el Espíritu Santo. Esta forma cristológica y pneumatológica de la evangelización es al mismo tiempo una forma eclesiológica: el Señor, y el Espíritu construyen la Iglesia, se comunican en la Iglesia. El anuncio de Cristo, el anuncio del reino de Dios, supone la escucha de su voz en la voz de la Iglesia. "No hablar en nombre propio" significa hablar en la misión de la Iglesia. De esta ley de renuncia al propio yo se siguen consecuencias muy prácticas. Todos los métodos racionales y moralmente aceptables se deben estudiar; es un deber usar estas posibilidades de comunicación. Pero las palabras y todo el arte de la comunicación no pueden ganar a la persona humana hasta la profundidad a la que debe llegar el Evangelio. Hace pocos años leí la biografía de un óptimo sacerdote de nuestro siglo, don Dídimo, párroco de Bassano del Grappa. En sus apuntes se encuentran palabras de oro, fruto de una vida de oración y meditación. A propósito de lo que estamos tratando, dice don Dídimo, por ejemplo: "Jesús predicaba de día y oraba de noche". Con esta breve noticia quería decir: Jesús debía ganar de Dios a sus discípulos. Eso vale siempre. No podemos ganar nosotros a los hombres. Debemos obtenerlos de Dios para Dios. Todos los métodos son ineficaces si no están fundados en la oración. La palabra del anuncio siempre ha de estar impregnada una intensa vida de oración. Debemos dar un paso más. Jesús predicaba de día y oraba de noche, pero eso no es todo. Su vida entera, como demuestra de modo muy hermoso el evangelio de san Lucas, fue un camino hacia la cruz, una ascensión hacia Jerusalén. Jesús no redimió el mundo con palabras hermosas, sino con su sufrimiento y su muerte. Su pasión es fuente inagotable de vida para el mundo; la pasión da fuerza a su palabra. El Señor mismo, extendiendo y ampliando la parábola del grano de mostaza, formuló esta ley de fecundidad en parábola del grano de trigo que cae tierra y muere (cf. Jn 12, 24). También esta ley es válida hasta el fin del mundo y, juntamente con el misterio del grano de mostaza, es fundamental para la nueva evangelización. Toda la historia lo demuestra. Sería fácil demostrarlo en la historia del cristianismo. Aquí quisiera recordar solamente el inicio de la evangelización en la vida de san Pablo. El éxito de su misión no fue fruto de la retórica o de la prudencia pastoral; su fecundidad dependió de su sufrimiento, de su unión a la pasión de Cristo (cf. 1 Cor 2, 1-5; 2 Cor, 5, 7; 11; 10 s; 11, 30; Gal 4, 12-14). "No se dará otro signo que el signo del profeta Jonás" (Lc 1 29), dijo el Señor. El signo de Jonás es Cristo crucificado, son los testigos que completan "lo que falta a la pasión de Cristo" (Col 1, 24). En todas las épocas de la historia se han cumplido siempre las palabras de Tertuliano: la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos. San Agustín dice lo mismo de modo muy hermoso, interpretando el texto de san Juan donde la profecía del martirio de san Pedro y el mandato de apacentar, es decir, la institución de su primado, están íntimamente relacionados (cf. Jn 21, 16). San Agustín lo comenta así: "Apacienta mis ovejas, es decir, sufre por mis ovejas" (Sermón 32: PL 2, 640). Una madre no puede dar a luz un niño sin sufrir. Todo parto implica sufrimiento, es sufrimiento, y llegar a ser cristiano es un parto. Digámoslo una vez más con palabras del Señor: "El reino do Dios exige violencia" (M 11, l2; Lc 10, 16), pero la violencia de Dios es el sufrimiento, la cruz. No podemos dar vida a otros sin dar nuestra vida. El proceso de renuncia al propio yo, al que me he referido antes, es la forma concreta (expresada de muchas formas diversas) de dar la propia vida. Ya lo dijo el Salvador: "Quien pierda su vida por mi y por el Evangelio, la salvará" (Mc 8, 35)».

 

Y estos son punto por punto las cuestiones esenciales de la nueva evangelización:

 

1. Conversión: «Por lo que atañe a los contenidos de la nueva evangelización conviene ante todo tener presente que el Antiguo Testamento y el Nuevo son inseparables. El contenido fundamental del Antiguo Testamento está resumido en el mensaje de san Juan Bautista: "Convertíos". No se puede llegar a Jesús sin el Bautista; no es posible llegar a Jesús sin responder a la llamada del Precursor; más aún, Jesús asumió el mensaje de Juan en la síntesis de su propia predicación: "Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 15). La palabra griega para decir "convertirse" significa: cambiar de mentalidad, poner en tela de juicio el propio modo de vivir y el modo común de vivir, dejar entrar a Dios en los criterios do la propia vida, no juzgar ya simplemente según las opiniones corrientes. Por consiguiente, convertirse significa dejar de vivir como viven todos, dejar de obrar como obran todos, dejar de sentirse justificados en actos dudosos, ambiguos, malos, por el hecho de que los demás hacen lo mismo; comenzar a ver la propia vida con los ojos de Dios; por tanto, tratar de hacer el bien, aunque sea incómodo; no estar pendientes del juicio de la mayoría, de los demás, sino del juicio de Dios. En otras palabras, buscar un nuevo estilo de vida, una vida nueva. Todo esto no significa moralismo. Quien reduce el cristianismo a la moralidad pierde de vista la esencia del mensaje de Cristo: el don de una nueva amistad, el don de la comunión con Jesús y, por tanto, con Dios. Quien se convierte a Cristo no quiero tener autonomía moral, no pretende construir con sus fuerzas su propia bondad. "Conversión" (metánoia) significa precisamente lo contrario: salir de la autosuficiencia, descubrir y aceptar la propia indigencia, la necesidad de los demás y la necesidad de Dios, de su perdón, de su amistad. La vida sin conversión es autojustificación (yo no soy peor que los demás); la conversión es la humildad de entregarse al amor del Otro, amor que se transforma en medida y criterio de mi propia vida. Aquí debemos tener presente también el aspecto social de la conversión. Ciertamente, la conversión es ante todo un acto personalísimo, es personalización. Yo renuncio a "vivir como todos"; ya no me siento justificado por el hecho de que todos hacen la mismo que yo, y encuentro ante Dios mi propio yo, mi responsabilidad personal. Pero la verdadera personalización es siempre también uña socialización nueva y más profunda. El yo se abre de nuevo al tú, en toda su profundidad, y así nace un nuevo nosotros. Si el estilo de vida común en el mundo implica el peligro de la despersonalización, de vivir no mi propia vida sino la de todos los demás, en la conversión debe realizarse un nuevo nosotros del camina común con Dios. Anunciando la conversión debemos ofrecer también una comunidad de vida, un espacio común del nuevo estilo de vida. No se puede evangelizar sólo con palabras. El Evangelio crea vida, crea comunidad de camino. Una conversión puramente individual no tiene consistencia».

 

2. El Reino de Dios: «En la llamada a la conversión está implícito, como su condición fundamental, el anuncio del Dios vivo. El teocentrismo es fundamental en el mensaje de Jesús y debe ser también el núcleo de la nueva evangelización. La palabra clave del anuncio de Jesús es: reino de Dios. Pero reino de Dios no es una cosa, una estructura social o política, una utopía. El reino de Dios es Dios. Reino de Dios quiere decir: Dios existe, Dios vive, Dios está presente y actúa en el mundo, en nuestra vida, en mi vida. Dios no es una "causa última" lejana. Dios no es el "gran arquitecto" del deísmo, que montó la máquina del mundo y así estaría fuera. Al contrario, Dios es la realidad más presente y decisiva en cada acto de mi vida, en cada momento de la historia. En su conferencia de despedida de su cátedra en la universidad de Münster, el teólogo Juan Bautista Metz dijo cosas que nadie se imaginaba oír de sus labios. Antes había enseñado antropocentrismo: el verdadera acontecimiento del cristianismo sería el giro antropológico, la secularización, el descubrimiento de la secularidad del mundo. Luego enseñó teología política, la índole política de la fe; la "memoria peligrosa"; y, finalmente, la teología narrativa. Después de este camino largo y difícil, hoy nos dice: si verdadero problema de nuestro tiempo es "la crisis de Dios", la ausencia de Dios, disfrazada de religiosidad vacía. La teología debe volver a ser realmente teo-logía, hablar de Dios y con Dios. Metz tiene razón. Lo "único necesario" (unum necessarium) para el hombre es Dios. Todo cambia dependiendo de si Dios existe o no existe. Por desgracia, también nosotros, los cristianos, vivimos a menudo como si Dios no existiera (si Deus non daretur). Vivimos según el eslogan: Dios no existe y, si existe, no influye. Por eso, la evangelización ante todo debe hablar de Dios, anunciar al único Dios verdadero: el Creador, el Santificador, el Juez (cf. Catecismo de la Iglesia católica). También aquí es preciso tener presente el aspecto práctico. No se puede dar a conocer a Dios únicamente con palabras. No se conoce a una persona cuando sólo se tienen do ella referencias de segunda mano. Anunciar a Dios es introducir en la relación con Dios: enseñar a orar. La oración es fe en acto. Y sólo en la experiencia de la vida también la evidencia de su existencia. Por eso son tan importantes las escuelas de oración, las comunidades de oración. Son complementarias la oración personal ("en tu propio aposento", solo en la presencia de Dios), la oración común "paralitúrgica" ("religiosidad popular") y la oración litúrgica. Sí, la liturgia es ante todo oración: su elemento específico consiste en que su sujeto primario no somos nosotros (como en la oración privada y en la religiosidad popular), sino Dios mismo. La liturgia es actio divina, Dios actúa y nosotros respondemos a la acción divina. Hablar de Dios y hablar con Dios deben ir siempre juntos. El anuncio de Dios lleva a la comunión con Dios en la comunión fraterna, fundada y vivificada por Cristo. Por eso la liturgia (los sacramentos) no es un tema adjunto al de la predicación del Dios vivo, sino la concretización de nuestra relación con Dios. En este contexto desearía hacer una observación general sobre la cuestión litúrgica. Con frecuencia nuestro modo de celebrar la liturgia es demasiado racionalista. La liturgia se convierte en enseñanza, cuyo criterio es que la entiendan. Eso a menudo tiene como consecuencia la banalización del misterio, el predominio de nuestras palabras, la repetición de una serie de palabras que parecen más inteligibles y más gratas a la gente. Pero esto es un error no sólo teológico, sino también psicológico y pastoral. La ola de esoterismo, la difusión de técnicas asiáticas de distensión y de auto-vaciamiento muestran que en nuestras liturgias falta algo. Precisamente en el mundo actual necesitamos el silencio, el misterio supraindividual, la belleza. La liturgia no es una invención del sacerdote celebrante o de un grupo de especialistas. La liturgia –el rito– se ha desarrollado en un proceso orgánico a lo largo de los siglos; encierra el fruto de la experiencia de fe de todas las generaciones. Aunque los participantes tal vez no comprendan todas sus fórmulas, perciben su significado profundo, la presencia del misterio, que trasciendo todas las palabras. El celebrante no es el centro de la acción litúrgica; no está delante del pueblo en su nombre propio, no habla de sí y por sí, sino in persona Christi. Lo que cuenta no son las cualidades personales del celebrante, sino sólo su fe, en la que se debe reflejar Cristo. "Conviene que él crezca y yo disminuya" (Jn 3, 30)».

 

3. Jesucristo: «Con esta reflexión el tema de Dios ya se ha extendido y concretado en el tema de Jesucristo. Sólo en' Cristo y por Cristo el tema de Dios se hace realmente concreto: Cristo es el Emmanuel, el Dios con nosotros, la concretización del "Yo soy", la respuesta al deísmo. Hoy es muy fuerte la tentación de reducir a Jesucristo, el Hijo de Dios, sólo a un Jesús histórico, sólo a un hombre. No se niega necesariamente su divinidad, pero con ciertos métodos se destila de la Biblia un Jesús a nuestra medida, un Jesús posible y comprensible en los parámetros de nuestra historiografía. Pero este "Jesús histórico" es una elaboración, la imagen de sus autores y no la imagen del Dios vivo (cf. 2 Cor 4, 4 s; Col 1, 15). El Cristo de la fe no es un mito. El así llamado "Jesús histórico" es una figura mitológica, inventada por diversos intérpretes. Los doscientos años de historia, del "Jesús histórico" reflejan fielmente la historia de las filosofías y de las ideologías de este periodo. En los límites de esta conferencia me es imposible tratar los contenidos del anuncio del Salvador. Sólo quisiera aludir brevemente a dos aspectos importantes. El primero es el seguimiento de Cristo. Cristo se presenta como camino de mi vida. Seguimiento de Cristo no significa imitar al hombre Jesús. Ese intento fracasaría necesariamente; sería un anacronismo. El seguimiento de Cristo tiene una meta mucho más elevada: identificarse con Cristo, es decir, llegar a la unión con Dios. Esa palabra tal vez choque a los oídos del hombre moderno. Pero, en realidad todos tenemos sed de infinito, de una libertad infinita, de una felicidad ilimitada. Toda la historia de las revoluciones de los últimos dos siglos sólo se explica así. La droga sólo se explica así. El hombre no se contenta con soluciones que no lleguen a la divinización. Pero todos los caminos ofrecidos por la "serpiente" (cf. Gn 3, 5), es decir, la sabiduría mundana, fracasan. El único camino es la identificación con Cristo, realizable en la vida sacramental. Seguir a Cristo no es un asunto de moralidad, sino un tema "mistérico", un conjunto de acción divina y respuesta nuestra. Así, en el tema del seguimiento se encuentra presente el otro centro de la cristología, al que quería aludir: el misterio pascual, la cruz y la resurrección. De ordinario en las reconstrucciones del "Jesús histórico" el tema de la cruz carece de significado. En una interpretación "burguesa" se transforma en un accidente de por sí evitable, sin valor teológico; en una interpretación revolucionaria se convierte en la muerta heroica de un rebelde. La verdad es muy diferente. La cruz pertenece al misterio divino; es expresión de su amor hasta el extremo (cf. Jn 13, l). El seguimiento de Cristo es participación en su cruz, unirse a su amor, a la transformación de nuestra vida, que se convierte en nacimiento del hombre nuevo, creado según Dios (cf. Ef 4, 24). Quien omite la cruz, omite la esencia del cristianismo (cf. 1 Cor 2, 2)».

 

4. La vida eterna: «Un último elemento central de toda verdadera evangelización es la vida eterna. Hoy, en la vida diaria, debemos anunciar con nueva fuerza nuestra fe. Aquí quisiera sólo aludir a un aspecto a menudo descuidado actualmente de la predicación de Jesús: el anuncio del reino de Dios es anuncio del Dios presente, del Dios que nos conoce, que nos escucha; del Dios que entra en la historia para hacer justicia. Por eso, esta predicación es anuncio del juicio, anuncio de nuestra responsabilidad. El hombre no puede hacer o dejar de hacer lo que le apetezca. Será juzgado. Debe rendir cuentas. Esta certeza vale tanto para los poderosos como para los sencillos. Si se respeta, se trazan los límites de todo poder de este mundo. Dios hace justicia, y en definitiva sólo él puede hacerla. Nosotros lograremos hacer justicia en la medida que seamos capaces de vivir en presencia de Dios y de comunicar al mundo la verdad del juicio. Así el artículo de fe del juicio, su fuerza de formación de las conciencias, es un contenido central del Evangelio y es realmente una buena nueva. Lo es para todos los que sufren por la injusticia del mundo y piden justicia. Así se comprende también la conexión entre el reino de Dios y los "pobres", los que sufren y todos los que viven las bienaventuranzas del sermón de la Montaña. Están protegidos por la certeza del juicio, por la certeza de que hay justicia. Este es el verdadero contenido del artículo del Credo sobre el juicio, sobre Dios juez: hay justicia. Las injusticias del mundo no son la última palabra de la historia. Hay justicia. Sólo quien no quiera que haya justicia puede oponerse a esta verdad. Si tomamos en serio el juicio y la grave responsabilidad que de él brota para nosotros, comprenderemos bien el otro aspecto de este anuncio, es decir, la redención, el hecho de que Jesús en la cruz asume nuestros pecados; que Dios mismo en la pasión de su Hijo se convierte en abogado de nosotros, pecadores, y así hace posible la penitencia, la esperanza al pecador arrepentido, esperanza expresada de modo admirable en las palabras de san Juan: "Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo" (Jn 3, 20). Ante Dios tranquilizaremos nuestra conciencia, independientemente de lo que nos reproche. La bondad de Dios es infinita, pero no la debemos reducir a un empalago sin verdad. Sólo creyendo en el justo juicio de Dios, sólo teniendo hambre y sed de justicia (cf. Mt 5, 6), abrimos nuestro corazón, nuestra vida, a la misericordia divina. No es verdad que la fe en la vida eterna quite importancia a la vida en la tierra. Al contrario, sólo si la medida de nuestra vida es la eternidad, también esta vida en la tierra es grande y su valor inmenso. Dios no es el rival de nuestra vida, sino el garante de nuestra grandeza. Así volvemos a nuestro punto de partida: Dios. Si consideramos bien el mensaje cristiano, no hablamos de un montón de cosas. El mensaje cristiano es en realidad muy sencillo: hablamos de Dios y del hombre, y así lo decimos todo».


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Información tomada de DOSSIER FIDES  “La Congregación para el Clero” de Agencia Fides, 26 de julio de 2008.



En la Eucaristía el secreto del sacerdocio

 

Ha sido en ocasión de la fiesta de la Inmaculada Concepción del pasado 8 de diciembre que el Prefecto de la Congregación para el Clero, el Cardenal Claudio Hummes, envió una carta a todas las diócesis para pedir oraciones por la santificación de los sacerdotes. Una campaña que desde el corazón de la catolicidad, el Vaticano, ha querido llegar a todo remoto rincón de la tierra. Una campaña urgente y en cierto sentido dramática a la que la Santa Sede quiso que adhirieran, con discreción y entrega, el mayor número posible de fieles. Una campaña cuyos contenidos fueron expuestos, justamente, en una breve carta con fecha del 8 de diciembre de 2007, fiesta de la Inmaculada Concepción, a la que vino anexo un panfleto de treinta y cuatro páginas rico de imágenes, profundizaciones, testimonios. La carta está firmada directamente por el responsable del “ministerio” vaticano que se ocupa del clero, el Cardenal brasilero Claudio Hummes, y por el Secretario de la Congregación, el Arzobispo Mauro Piacenza, y está todavía a la vista en el portal de la misma Congregación: www.clerus.org.

 

Su objetivo está en el primer párrafo: se pide a todas las diócesis del mundo la creación de «auténticos cenáculos» en que los fieles se dediquen alma y cuerpo, espíritu y energías, a la «adoración eucarística perpetua durante las 24 horas» con el fin de reparar «las faltas de los sacerdotes» y, juntos, para sostenerlos en el camino hacia la santidad. La iniciativa ha sido propuesta a todos pero sobre todo a las «almas femeninas consagradas» para que, siguiendo el ejemplo de María, adopten «espiritualmente a sacerdotes para ayudarlos con el ofrecimiento de sí, la oración y la penitencia».

 

Se trata, por lo tanto, de una auténtica llamada a una movilización general. Para que a través de la oración las culpas de los sacerdotes sean expiadas. Su vida se dirija hacia aquello que debe tender, es decir la santidad. Para que los sacerdotes «lo sirvan cada vez mejor a Él y a los hermanos, como aquellos que, al mismo tiempo están “en la” Iglesia y “al frente” de la Iglesia, haciendo las veces de Cristo y representándoLo, como jefe, pastor y esposo de la Iglesia».

 

El panfleto adjunto a la carta de Hummes da testimonio de la vida de tantas personas que, como dijo Benedicto XVI el 14 de septiembre de 2006 encontrando a los sacerdotes y diáconos de Freising, «sacuden el corazón de Dios» y reciben a cambio del dueño de la mies santos obreros. Se trata de simples fieles, entre estos muchas mujeres, que a través de su oración continua han decidido asumir sobre ellos toda la existencia de los sacerdotes, incluidos sus pecados. Lo dijo también San Pío X (1835-1914), en el siglo Giuseppe Sarto, cuando reveló como un día su madre, besándole el anillo episcopal, le dijo: «Sí, Peppo, pero tú ahora no lo llevarías si yo antes no hubiese llevado este anillo nupcial». Lo dijo asimismo el Cardenal Nicolás de Cusa (1401-1464), filósofo y matemático alemán, luego Obispo de Bressanone: frecuentemente los sacerdotes, a pesar de sus pecados, viven gracias al poder del abandono, de la oración y del sacrificio de las madres espirituales en lo secreto de los conventos.

 

Dijo lo mismo el barón Wilhelm Emmanuel von Ketteler (1811-1877), Obispo de Maguncia, cuando contó que un día vio en sueños a Jesús y ante él a una monja que alzaba las manos en posición de imploración: «Ella reza ininterrumpidamente por ti», le dijo Jesús en sueños. Ketteler, despertando, decidió hacerse sacerdote y, años después, cuando ya era Obispo, encontró por casualidad, en visita a un convento, «a la última y más pobre convertida» que se dedicaba a limpiar un establo. La monja lo miró y él reconoció el rostro de aquella que años atrás había soñado. Comprendió que había llegado a ser lo que era gracias a esta monja. Había sido ella, por toda su vida, quien rezaba por ella, por sus culpas, por su santificación.


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Información tomada de DOSSIER FIDES  “La Congregación para el Clero” de Agencia Fides, 26 de julio de 2008.

 

 

La historia de la Congregación

 

“Congregación para el Clero” es la nueva denominación dada por Pablo VI a la “Sagrada Congregación del Concilio”, con la Const. Apost. Regimini Ecclesiae Universae del 15 agosto de 1967. La historia de esta Congregación se enlaza con aquella Sacra Congregatio Cardenalium Concilii Tridentini interpretum, instituida por Pío IV con la Const. Apost. Alias Nos del 2 de agosto de 1564, para cuidar la recta interpretación y observación práctica de las normas sancionadas por el Concilio de Trento. Gregorio XIII le aumentó sus atribuciones, y Sixto V confió a ella la revisión de los actos de los concilios provinciales y, en general, la tarea de promover la actuación de las reformas fijadas por el Concilio de Trento.

 

Sucesivamente, la tarea de interpretar los cánones del celebre Concilio se le quitaron y la competencia por demás amplísima de este dicasterio pasó poco a poco a otras Congregaciones que iban surgiendo; sin embargo, el dicasterio conservó su histórico nombre de Sagrada Congregación del Concilio hasta el 31 de diciembre de 1967. Antes de la nueva denominación y de las nuevas atribuciones de competencias fijadas por Pablo VI en la citada Const. Apostólica, las tareas de la Congregación estaban indicadas en el canon 250 del Código de Derecho Canónico.

 

La competencia de la Congregación para el Clero ahora se indica en los números 93-98 de la Constitución Apostólica Pastor Bonus y está articulada en tres Secciones:

 

1) El Oficio Clero, recoge, sugiere y promueve iniciativas para la santidad y la actualización intelectual y pastoral del Clero (Sacerdotes diocesanos y Diáconos) y para su formación permanente; vigila sobre los Capítulos Catedralicios, sobre los Consejos Pastorales, sobre los Consejos Presbiterales, sobre las parroquias y sobre los párrocos y sacerdotes que ejercitan el ministerio pastoral, etc., sobre las ofertas de las misas, sobre las pías fundaciones, píos legados, oratorios, iglesias, santuarios, archivos eclesiásticos y bibliotecas; promueve una más adecuada distribución del clero en el mundo.

 

2) Oficio Catequístico cuida la promoción de la formación religiosa de los fieles de toda edad y condición; emana las normas oportunas para que la enseñanza de la catequesis se imparta en modo conveniente; vigila para que la formación catequística se lleve a cabo en el modo correcto; concede la necesaria aprobación de la Santa Sede para los Catecismos y Directorios emanados por las Conferencias Episcopales; asiste a los oficios catequísticos y sigue las iniciativas relacionadas con la formación religiosa de carácter internacional, coordina las actividades y ofrece las ayudas necesarias.

 

3) Oficio Administrativo, es competente en materia de conservación y administración de los bienes temporales de la Iglesia: bienes inmuebles, tasas, tributos, alienaciones; le compete además todo aquello que se refiere a la congrua remuneración, la pensiones por invalidez o vejez y la asistencia sanitaria del clero, etc.

 

La Congregación es competente para tratar, a norma del derecho, las dispensas de las obligaciones asumidas con la sagrada ordenación al Diaconado y al Presbiterado por parte de clérigos diocesanos y religiosos de la Iglesia Latina y de las Iglesias Orientales (Carta Secr. de Stado n. 907 del 21 de junio de 2005).

 

Otras instituciones vinculadas a la Congregación:

 

1. Anexo a la Congregación para el Clero, está el antiguo Studio, después instituido formalmente por Benedicto XV el 28 de octubre de 1919, con el fin de que los jóvenes sacerdotes adquieran práctica en el ejercicio ordinario y regular de los asuntos eclesiásticos y en la particular aplicación de las leyes canónicas en vía administrativa.

 

2. Autorizado por Pablo VI con carta del 7 de junio de 1973, ha sido agregado al Dicasterio el Consejo Internacional para la Catequesis, que tiene como fin favorecer el intercambio de experiencias, de estudiar los más importantes temas catequísticos al servicio de la Sede Apostólica y de las Conferencias Episcopales y de presentar propuestas y sugerencias.

 

3. A partir del académico 1994-95 ha sido creado el Instituto “Sacrum ministerium” para la preparación de la responsables de formación permanente del clero.

 

4. En el mismo año se dio inicio a la publicación semestral de Sacrum ministerium, la Revista editada por la Congregación. Tal publicación se ofrece como ayuda a los Ordinarios, a los Presbiterios, a cada uno de los sacerdotes, a los ambientes formativos del ministerio pastoral, en el vasto ámbito de la formación permanente.

 

Los actuales Superiores de la Congregación son:

Cardenal Prefecto: S.E. Revma. Señor Cardenal Claudio Hummes, O.F.M.

Secretario: S.E. Revmo. Mons. Mauro Piacenza

Subsecretario: Mons. Giovanni Carrù.


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ZENIT ofrece el texto del discurso pronunciado por el Papa Benedicto XVI a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, a quienes recibió en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano en la mañana del pasado viernes 12 de diciembre.


 

Señores cardenales,

venerados hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio,

queridos hermanos y hermanas

Os dirijo un cordial saludo de bienvenida a todos vosotros, que participáis en la sesión plenaria del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. En primer lugar, mi saludo va al cardenal presidente, al quien expreso mi reconocimiento también por las corteses palabras con las que ha ilustrado el trabajo que habéis llevado a cabo estos días. Mi saludo se extiende al Secretario y a los demás colaboradores del Consejo Pontificio, como también a cuantos, procedentes de diversos lugares, han ofrecido la contribución de su experiencia a la reflexión común sobre el tema de vuestra reunión: "Recepción y futuro del diálogo ecuménico". Se trata de un argumento de notable interés para el camino hacia la unidad plena entre los cristianos; un argumento que presenta dos dimensiones esenciales: por un lado, el discernimiento del itinerario recorrido hasta ahora, y por otro, el descubrimiento de nuevos caminos para proseguirlo, buscando juntos cómo superar las divergencias que por desgracia aún permanecen en las relaciones entre los discípulos de Cristo.


No hay duda de que el diálogo teológico constituye un componente esencial para restablecer esa comunión plena que todos anhelamos, y por ello, hay que sostenerlo y animarlo. Cada vez más, este diálogo se desarrolla en el contexto de las relaciones eclesiales que, por gracia de Dios, se van extendiendo e implican no sólo a los Pastores, sino a los distintos componentes y articulaciones del Pueblo de Dios. Damos gracias al Señor por los significativos pasos adelante realizados, por ejemplo, en las relaciones con las iglesias ortodoxas y con las antiguas Iglesias ortodoxas de Oriente, sea en lo que concierne al diálogo teológico, sea por la consolidación y el crecimiento de la fraternidad eclesial. El último documento de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas sobre el tema "Comunión Eclesial, conciliaridad y autoridad", al que hizo explícita referencia Su Santidad Bartolomé I hablando durante la reciente Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, abre seguramente una perspectiva positiva de reflexión sobre la relación que existe entre el primado y la sinodalidad de la Iglesia, argumento éste de crucial importancia en las relaciones con los hermanos ortodoxos, y que será objeto de profundización y discusión en próximas reuniones. Es consolador también notar cómo está creciendo en estos años un sincero espíritu de amistad entre católicos y ortodoxos, y que se está manifestando también en los múltiples contactos establecidos entre responsables de la Curia Romana y Obispos de la Iglesia católica con responsables de las distintas Iglesias ortodoxas, como también en las visitas de altas personalidades ortodoxas a Roma y a Iglesias particulares católicas.


En vuestra Sesión Plenaria habéis reflexionado, de modo especial, sobre el llamado Harvest Project: "Ecumenical consensus/convergence on some basic aspects of the Christian faith found in the reports of the first four international bilateral dialogues in which the Catholic Church has taken part since the Second Vatican Council" [Consenso/convergencia ecuménica sobre algunos aspectos fundamentales de la fe cristiana identificados en las relaciones de los primeros cuatro diálogos bilaterales en los que ha participado la Iglesia católica desde el Concilio Vaticano II]. Esta discusión os ha llevado a examinar los resultados de cuatro importantes diálogos: con la Federación Luterana Mundial, con el Consejo Mundial Metodista, con la Comunión Anglicana y con la Alianza Reformada Mundial. Si habéis explicado cuanto, con la ayuda de Dios, se ha llegado a alcanzar en la comprensión recíproca y en la detección de elementos de convergencia, no habéis evitado sin embargo, con gran honradez, sacar a la luz lo que aún queda por llevar a cabo. Se podría decir que nos encontramos in via, en una situación intermedia, donde es muy útil y oportuno un examen objetivo de los resultados conseguidos. Y estoy seguir de que el trabajo de esta sesión vuestra supondrá una aportación válida para elaborar, en esta perspectiva, una reflexión más amplia, precisa y detallada.


Queridos hermanos y hermanas, en muchas regiones la situación ecuménica ha cambiado y está cambiando aún más, lo que comporta el esfuerzo de una confrontación franca. Están surgiendo nuevas comunidades y grupos, se van perfilando tendencias inéditas, e incluso hasta tensiones entre las comunidades cristianas, y es por tanto importante el diálogo teológico, que interesa al ámbito concreto de la vida de las diversas Iglesias y comunidades eclesiales. En esta luz se coloca el tema de vuestra Plenaria, así como el discernimiento indispensable para delinear de forma concreta las perspectivas del empeño ecuménico que la Iglesia católica pretende proseguir e intensificar con prudencia y sabiduría pastoral. Resuena en nuestro espíritu el mandato de Cristo, el "mandatum novum", y su oración por la unidad "ut omnes unum sint... ut mundus credat quia tu me misisti" (Gv 17,21). La caridad ayudará a los cristianos a cultivar la "sed" de la plena comunión en la verdad y, siguiendo dócilmente las inspiraciones del Espíritu Santo. Podremos esperar llegar pronto a la deseada unidad, el día que el Señor quiera. De ahí que el ecumenismo nos invita a un fraterno y generoso intercambio de dones, conscientes de que la plena comunión en la fe, en los sacramentos y en el ministerio queda como fin y meta de todo el movimiento ecuménico. De esta enorme empresa, el ecumenismo espiritual, como afirmó claramente el Concilio Ecuménico Vaticano II, es el corazón.


Estamos viviendo los días del Adviento, que nos prepara al Nacimiento de Cristo. Que este tiempo de espera vigilante levante en nosotros la esperanza de la realización del Reino de Dios, en la Basileia tou Theou y María, Madre de la Iglesia, nos acompañe y guíe en el difícil camino hacia la unidad. Con estos sentimientos formulo mis votos por las próximas fiestas navideñas, y mientras os agradezco de nuevo el trabajo que habéis llevado a cabo en esta asamblea, invoco sobre todos y cada uno de vosotros la bendición de Dios.


[Traducción del italiano por Inma Álvarez

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


Publicado por verdenaranja @ 22:37  | Habla el Papa
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Lunes, 15 de diciembre de 2008

Mensaje de Navidad emitido por los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Xalapa.

 

Mensaje Navideño de los Obispos de Veracruz

Provincia Eclesiástica de Xalapa

 

Un México unido,

para una esperanza compartida

 

1.- Como cada año, los Obispos de Veracruz queremos saludar a todas las comunidades cristianas compartiéndoles nuestra reflexión y una invitación a buscar juntos los caminos de justicia y verdad que nos permitan vivir con autenticidad y alegría el Misterio de la Encarnación y Nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo.

 

2.- Nuestro País vive en estos tiempos una ola de violencia que parece no tener tregua. Pese a los operativos militares llevados a cabo por el Gobierno Federal, la delincuencia organizada, el secuestro, el narcotráfico y la complicada situación económica que atraviesa el país y genera pobreza en la población, se presentan como los retos más difíciles de superar tanto por el Estado Mexicano como por la sociedad en su conjunto, pues tienen como efecto la desesperanza.

 

3.- La delincuencia organizada en México cuenta en estos momentos con una amplia red de complicidades y corrupción que le permite disputar el control de las policías a las autoridades políticas locales. Cuando no pueden corromperlos, los asesinan. Por eso, el Gobierno Federal ha optado por la presencia de militares en las calles y carreteras de muchos estados del país, pues parecen ser los únicos con capacidad, en estos momentos, de hacer frente de una manera efectiva a las organizaciones criminales.

 

4.- Particularmente en nuestro estado de Veracruz se ha constatado, desde hace varios años, la presencia de diversos cárteles de la droga, que comienza a ser tan peligrosa como en otras partes del país. La red estatal de carreteras, de casi 16 mil kilómetros de longitud en la que circulan, según la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), alrededor de 19 mil vehículos diarios, es un punto de tránsito constante de drogas. Por eso su importancia es estratégica, porque esa red carretera conecta a 6 estados del sureste: Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco, Chiapas y Oaxaca, que son la entrada de Centroamérica a México, donde además de un gran flujo de migrantes, hay un intenso tráfico de enervantes.

 

5.- Por otra parte, los más de 750 kilómetros del litoral y algunas instalaciones portuarias ubican a Veracruz como una entidad estratégica en términos geográficos para el movimiento de todo tipo de mercancías, incluidos los narcóticos.

 

6.- Otro fenómeno preocupante en el país y en nuestro estado es el secuestro, consistente en la detención, retención o plagio de una persona con la finalidad de exigir dinero o alguna otra condición para su rescate o por su liberación. En sí mismo constituye, además de un acto ilícito, un atentado directo contra la libertad y la dignidad de las personas y una fuente de angustia indescriptible para sus familiares.

 

7.- Casi en todos los casos, el secuestro es un delito colectivo cometido por bandas organizadas. No obstante, hay ocasiones en que se comete por una sola persona que, en muchos casos, afecta a niños y menores de edad.

 

8.- Por otro lado, la crisis económica mundial que estamos viviendo, junto con la crisis alimentaria paralela, ha traído como consecuencia un incremento en los índices de desempleo y un agravamiento de la situación de pobreza que viven millones de personas en nuestro país entre los que se encuentran, en nuestro estado, todos los que podrían regresar procedentes de la Unión Americana.

 

9.- Datos recientes de la Comisión Económica para América Latina indican que en la década de los 90 las tasas de desempleo fueron bajas en México, dando como resultado una pronunciada disminución de los salarios y el crecimiento del sector informal. Pues en nuestros tiempos la situación ha empeorado, ya que hemos llegado a niveles más graves aun.

 

10.- Se ha registrado una paulatina proletarización de la clase media mexicana junto con un endeudamiento de personas y familias enteras. En el caso de familias en situación de pobreza, la mayor cantidad se concentra en los municipios con altos índices de población indígena, que continúan siendo los más atrasados en nuestro estado y en todo el país.

 

11.- Ante los desafíos que nos presentan los problemas antes señalados, existe la amenaza de la inercia: «… el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia, en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad». (Aparecida Nº 12), situación que lleva a la persona a caer en el conformismo.

 

12.- La realidad que enfrentamos se nos presenta como una gran amenaza, y celebrar la Navidad en este contexto llama a los cristianos a revalorarnos ante la humildad del pesebre. Las situaciones de pobreza, violencia, inseguridad y droga, entre otras, cuestionan nuestro compromiso por encarnar la fe que profesamos.

 

13.- El ritmo constante y acelerado con que recibimos noticias de nuevos acontecimientos o de nuevas dimensiones que van tomando los problemas, pareciera arrastrarnos a un temor angustioso por el futuro incierto, y podría llevar a algunos a reacciones de pánico o desesperación. Pero los cristianos, apoyados en la sabiduría del Evangelio, debemos encarar los retos presentes en su objetividad, así como el futuro que razonablemente podemos prever. Conservando siempre la serenidad y manteniendo la fortaleza que nos da la confianza en Dios, ocupémonos del ahora concreto como nos enseñó Jesús: «A cada día le basta su propio afán» (Mt 6, 34).

 

14.- El Nacimiento de Cristo, el Señor, es un acontecimiento de salvación capaz de imprimir renovada esperanza a la existencia de todo ser humano en medio de cualquier situación difícil y hasta desesperada: «y esto les servirá de señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Este signo de salvación y de esperanza nos habla también a nosotros. Dios se abre al hombre, indudablemente; pero nosotros ¿estamos dispuestos a abrirnos a Dios?

 

15.- Los problemas ingentes que hoy nos aquejan no pueden responderse dentro y fuera de la Iglesia con actitudes conformistas e individuales: la formación en el conocimiento de los nuevos retos sociales y en el cómo debemos confrontarlos desde el pensamiento cristiano es un desafío que espera una respuesta de toda la comunidad creyente. Hay que contemplar al Niño Jesús en su pesebre y, desde allí, entender y atender al plan querido por Dios para la familia humana.

 

16.- En primer lugar, la Encarnación del Verbo es la culminación del plan que sobrepasa todos los límites de la razón humana y en el que se nos revela Dios, pues sale de sí mismo para poner su vida divina en el corazón de los humanos: «en esto se manifestó el amor que Dios nos tiene, en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de Él» (1ª de Juan 4, 9), y el Espíritu Santo cubrió con su sombra a María (cf Lc 11, 35). El amor de Dios se hace presente en el tiempo y en el espacio por la Encarnación del Verbo, cuya epifanía, el Nacimiento de Jesús, nos revela que Él va en búsqueda de la persona humana para mostrarle su dignidad.

 

17.- Esta Navidad es una invitación a no tener miedo, a reencontrar la alegría y la esperanza que es Jesucristo. Dios está esperando que le abramos el corazón, seguros de que Cristo no nos exige que renunciemos a nuestros anhelos de plenitud, porque Él ama nuestra felicidad también: «¡No tengan miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a Él recibe el ciento por uno. Sí, abran, abran de par en par las puertas a Cristo y encontrarán la verdadera vida». (Benedicto XVI, Misa de imposición del palio).

 

18.- Por otra parte, no olvidemos que la salvación nunca viene de manera individual. Para hacer frente a las muchas situaciones difíciles en que vive nuestro pueblo, la imagen de un pueblo en marcha habla de la actitud propia de los creyentes, siempre en camino, nunca instalados, sino en constante cambio, pero nunca solos. Hay que formar comunidad y actuar como comunidad.

 

19.- De manera semejante a la de Juan Bautista, necesitamos poner a la escucha nuestras conciencias y sentirnos impulsados por el grito profético: «Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos».

 

20.- Necesitamos revisar nuestra vida de comunidad eclesial y, de ella, quizás habría que pedir perdón por la apatía y silencio que hemos guardado, por tantos errores y omisiones en la formación de nuestra conciencia y en sus consecuencias sociales. Tal vez hemos renunciado a nuestros compromisos ciudadanos o como padres y educadores de nuestros hijos, o como esposos, o como miembros de una comunidad que requiere de la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien de todos y cada uno.

 

21.- Celebrar la Navidad es tomar conciencia de que Cristo se hizo para toda la familia humana luz y camino de vida, para hacer conciencia de que el seguimiento de Cristo nos lleva exigentemente a proclamar su Evangelio. Solos no podemos. Con nuestros medios no podremos hacer frente a los desafíos que hemos mencionado. Necesitamos retomar el camino que en algún momento extraviamos al confiar más en los recursos humanos que en Dios; pero no olvidemos que para esto se requiere una nueva formación.

 

22.- «A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que ‘no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y con ello, una orientación decisiva’». (Aparecida Nº 12).

 

23.- Necesitamos reconocer, a ejemplo de Juan Pablo II, que hemos cometido errores, tal vez en la evangelización, tal vez en la formación de los más pequeños de nuestras familias o comunidades, tal vez al celebrar nuestra fe con liturgias que no favorecen el encuentro con Cristo, o con una catequesis que no contribuye a formar la conciencia social de los católicos para encarnar el Evangelio.

 

24.- Como fruto de esta Navidad, necesitamos discernir los compromisos de los cristianos en la vida pública: el primero de ellos, formarnos más, y prepararnos en las responsabilidades que cada quien tiene en la familia, en el trabajo, en colonias, así como en la parroquia, en la educación… y todo esto como ciudadanos que somos.

 

25.- También hace falta imaginar nuevas iniciativas de acción y de sensibilización de la comunidad; mas por otra parte, gracias a Dios, junto a nuestras debilidades hay un gran acervo de solidaridad con el hermano que sufre, como se ha manifestado en los apoyos que las comunidades eclesiales brindamos a los damnificados en distintas coyunturas, más recientemente en los que han sufrido por las inundaciones en Minatitlán y Tabasco. Dios pague a todos los que han contribuido con su ayuda, y los invitamos a seguir sumando esfuerzos en la reconstrucción de las familias que periódicamente se han visto afectadas por crecidas de ríos y huracanes y con las heladas del invierno.

 

26.- Los cristianos podemos testimoniar de una manera diferente el quehacer de la vida social precisamente como una riqueza, una fuente de esperanza (cf Hch 2, 42-47). Asimismo, necesitamos reactivar la vida de la comunidad eclesial, la catequesis, las homilías… nos hace falta formar la conciencia social y llenar con toda nuestra alegría y participación nuestras celebraciones litúrgicas para que después puedan tener consecuencias en nuestra vida práctica.

 

27.- Pedimos que esta Navidad sea una preparación más intensa para mirar la realidad a la luz de Cristo, que ilumina nuestra conciencia para acercarnos al Misterio de la Encarnación, con la sed y el ánimo de renovar nuestro testimonio de encuentro con Cristo, que es el gran acontecimiento de nuestras vidas.

 

28.- Que María, Madre de la Iglesia, que dio a luz al Rey, interceda en favor de la Patria.

 

¡Feliz Navidad!

 

+ José Guadalupe Padilla Lozano,

Obispo emérito de Veracruz

 

+Sergio Obeso Rivera

Arzobispo emérito de Xalapa

 

+Lorenzo Cárdenas Aregullín,

Obispo de Papantla

 

+Marcelino Hernández Rodríguez,

Obispo de Orizaba

 

+Luis Felipe Gallardo Martín del Campo,

Obispo de Veracruz

 

+Eduardo Porfirio Patiño Leal

Obispo de Córdoba

 

+José Trinidad Zapata,

Obispo de San Andrés Tuxtla

 

+Rutilo Muñoz Zamora,

Obispo de Coatzacoalcos

 

Pbro. Julio Reyes Piñón

Administrador Diocesano de Tuxpan

 

+Hipólito Reyes Larios, Arzobispo de Xalapa


Publicado por verdenaranja @ 22:55  | Hablan los obispos
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La Coronilla de la Divina Misericordia

 

Utilizando un rosario normal se comienza con:

Padre Nuestro, Ave María, Credo.

 

En las cuentas del Padre Nuestro se dicen las siguientes palabras:

 

Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

 

En las cuentas del Ave María se dicen las siguientes palabras: