Viernes, 09 de enero de 2009

Palabras de apertura del P. Juan José Ángel Luna Erreguerena, M.G., superior General, en el IX Capitulo General del Instituto de Santa Maria de Guadalupe para las Misiones Extranjeras (Misioneros de Guadalupe).

PALABRAS DE APERTURA

 

Muy estimados hermanos MG:

 

            Durante el pasado VIII Capítulo General el Señor nos preguntó: “¿me amas más que éstos? Y ante nuestra respuesta afirmativa nos dijo: “apacienta mis ovejas” (Jn. 21, 15). Volvimos a recordar que nuestra vocación sacerdotal nace de un amor total, único, al Señor. Por eso, al terminar el VIII Capítulo General el Señor nuevamente depositó su confianza en nosotros y nos encomendó hacerlo presente como Buenos Pastores y como Misioneros ad gentes en todo el mundo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con Uds. todos los días hasta el fin del mundo (Mt. 28, 16s)

 

           Su promesa es realidad. Él ha estado con  y estamos alegres. En la soledad, en medio de multitudes, en las alegrías y tristezas, en las frustraciones y esperanzas hemos sentido su presencia que nos ha hecho fuertes, que nos ha inspirado, que nos ha acompañado, guiado, amado y perdonado.

 

         ¿Cómo no recordar agradecidos acontecimientos en los que hemos reconocido su presencia? Como Juan, el discípulo a quien Jesús amaba, en aquel nuevo amanecer en el que, al contemplar la abundancia de peces fruto de la obediencia a su palabra, le dice a Pedro: ES EL SEÑOR. (Cf. Jn. 21, 6.7)

 

         Nos encontramos al Señor en ese hermoso Congreso Eucarístico realizado aquí, en esta acogedora Iglesia de Guadalajara, constituida por discípulos y misioneros que convocó a tantos otros hombres y mujeres de fe para adorar juntos al Señor, que en la Eucaristía se hace tan presente que es él mismo quien nos dice: este es mi Cuerpo, que será entregado por Uds.; esta es mi sangre que será derramada por muchos. Hagan esto en memoria mía. Y de la Eucaristía salimos enviados a la Misión para decir a todo el mundo: ámense los unos a los otros como Jesús nos ha amado, hasta dar su cuerpo y su sangre por los demás.

 

        Nos encontramos con el Señor en Aparecida, en donde nuestros obispos reunidos con Él nos invitaron a ser Discípulos y Misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en él tengan vida. Y que en Ecuador (CAM3) nos enviaron a la Misión Continental, precisamente para anunciarlo y darle, a todos los que no lo conocen o no lo siguen, la oportunidad de encontrarse con él, de conocerlo, de amarlo y de tomarlo como camino que conduce a la verdadera vida.

 

      Encontramos al Señor en el año del Centenario de Monseñor Escalante, en el que renovamos nuestro agradecimiento al Señor por habernos dado a este santo misionero que nos heredo el testimonio de una vida alegre en la total donación a la misión ad gentes que el Señor le encomendó. Fue también excelente oportunidad para encontrarnos con el Episcopado Mexicano, nuestros fundadores que desde los años 40 quisieron ofrecer a la Iglesia misionera sacerdotes seculares, que sin ser religiosos tuvieran una organización semejante para formar, incardinar y enviar a todos los que el Señor llamara al sacerdocio misionero ad gentes de por vida. En la celebración de dicho Centenario, en la sede de los padres de Maryknoll, el Superior General de dicha sociedad misionera concedió al Episcopado Mexicano el premio Keller por la fundación y apoyo al Seminario Mexicano para las Misiones Extranjeras, premio que recibieron los Sres. Obispos José de Jesús Martínez, presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Profética y Mons. Florencio Olvera, responsable de la Pastoral Misionera, ambos aquí presentes.

 

      La visita al Seminario Mayor y a la Universidad Intercontinental  

del Sr. Cardenal Crescencio Sepe, prefecto de la Congregación para la Reevangelización de los Pueblos a la que el Instituto reconoce como autoridad inmediata, fue también para nosotros oportunidad para encontrarnos con el Señor que nos envía a todos los pueblos.

 

     No puedo dejar de mencionar un acontecimiento que ha dejado huella en el Instituto del amor que Jesucristo nos tiene. El Episcopado Mexicano y la Nunciatura apostólica consideraron que un misionero de Guadalupe pudiera ser Obispo en alguna diócesis de nuestra querida Patria; así lo propusieron y el Santo Padre Benedicto XVI nombró al P. Roberto Domínguez Couttolenc como Obispo de Tlapa, Gro. el 27 de marzo de 2007. Agradecemos al Santo Padre por este gesto de amor preferencial y a Monseñor Roberto por haber aceptado con generosa obediencia la voluntad del Señor.

 

            El 50 aniversario de la primera misión del Instituto, en Japón, fue también como tantos otros aniversarios, momento de encuentro con el Señor para agradecerle por tantas gracias que nos ha concedido.     

 

           Muchos otros acontecimientos nos han manifestado la presencia del Señor que nunca nos deja solos. Hoy, nuevamente es él quien nos convoca en este IX Capitulo General para estar con él y para dialogar y discernir con él lo que estamos llamados a ser y a hacer como Misioneros de Guadalupe en los próximos 6 años.

 

         Por eso, en este día 6 de enero de 2009

 

En la celebración del LX aniversario de la apertura del Seminario Mexicano para las misiones extranjeras

Agradeciendo a su Eminencia Cardenal Ivan Días, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos

Agradeciendo a Su Eminencia Cardenal  D. Juan Sandoval, arzobispo de la Arquidiócesis de Guadalajara que desde hace 60 años nos ha acogido y apoyado

Agradeciendo al Episcopado Mexicano, nuestro fundador, en sus responsables actuales de la Misión, Mons. José de Jesús Martínez y Florencio Olvera

Agradeciendo a nuestro hermano, Mons. Roberto Domínguez Couttolenc, primer Misionero de Guadalupe nombrado Obispo por el Santo Padre Benedicto XVI

Agradeciendo a Nuestra Señora de Guadalupe, modelo de misionera y evangelizadora, misionera del verdaderísimo Dios por quien se vive

Agradeciendo a Jesucristo, misionero del Padre que vino a este mundo para que todos en él tengamos vida

Y agradeciendo a Nuestro Padre Dios por su infinito amor a la humanidad y por el don de su Hijo y del Espíritu Santo

 

Declaro abierto el encuentro vivo con nuestro Señor Jesucristo en este IX Capitulo General del Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras.

 

P. Juan José Ángel Luna Erreguerena, M.G.

Superior General

6 ENERO 2009 
Publicado por verdenaranja @ 22:59  | Misiones
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