Día 1 de Febrero
IV Domingo del Tiempo Ordinario
Vida de fe
Nos ofrece hoy la liturgia de la Iglesia, una vez más, uno de tantos milagros de Nuestro Señor. Y nos quedamos entre admirados, maravillados y perplejos ante ese poder tan inaudito, pero, por otra parte, tan habitual en la vida del Señor. Si algo es famoso y universalmente conocido de la vida de Jesús de Nazaret, es su capacidad de hacer el bien para los hombres. Pero no solamente el bien a toda hora en favor nuestro, incluso a costa de su vida, como reconocemos en la Pasión. Nos favorece también con su capacidad absoluta para lo que nosotros nunca podremos, por grande que sea nuestro empeño, nuestra sabiduría y nuestro poder. Jesús hace prodigios: su poder nos admira, porque es omnipotente. En el Señor observamos siempre una perfecta armonía entre sus deseos, por imposibles que nos resulten, y su poder. Y hasta tal punto, que nunca es su capacidad algo que matize o condicione su querer, como nos sucede habitualmente a los simples hombres. Siendo también Dios, su querer siempre se cumple, su poder realiza todo su querer.
Jesucristo obra numerosos milagros ante los hombres, pero no, ciertamente, para hacer un alarde y admirarnos con ellos, como si se enriqueciera de algún modo con algo nuestro. Ninguna necesidad tiene del reconocimiento del hombre, habiéndose encarnado sólo para nuestro provecho, por amor. Con los milagros Jesucristo manifiesta su trascendencia, de modo que viéndole como hombre le reconozcamos también como Dios. Nos muestra así el amor de Dios por el hombre.
Con el milagro que hoy recordamos, manifiesta Jesús su poder sobre el demonio que poseía a aquel hombre de la sinagoga: Manda incluso a los espíritus inmundos y le obedecen, reconocen todos. Era notorio para la gente que algún espíritu inmundo dominaba a uno de sus paisanos en Cafarnaun, y que ninguno de ellos podría obligar al demonio a salir de aquel hombre. Sin embargo, muchos de ellos, aún después de ver el milagro, no le aceptan como Dios, que es Señor de cuanto existe y domina sobre todo espíritu. Por el contrario que llegan a decir que expulsa a los demonios con el poder del príncipe de los demonios. Como si satanás, que siempre quiere dañarnos, pudiera actuar en favor nuestro.
Es innegable, hoy como hace dos mil años, la existencia de un poder en el mundo trascendente a los hombres. Son numerosos los fenómenos que no podemos explicar, que exceden con mucho a nuestra capacidad y que, desde luego, son efectos que reclaman su causa. Jesucristo se nos presenta como el Hijo de Dios que tomó nuestra carne y que, con su venida al mundo, se hizo imprescindible para toda vida verdaderamente humana: para la vida en Dios que quiso el Creador para nosotros. El Evangelio, pues, ese divino mensaje para los hombres que incluye la Redención, nos enseña una conducta de fe: que aceptemos como Dios a Jesucristo. El Hijo de Dios encarnado –nos dice el Evangelio–, por voluntad de Dios y para la liberación del hombre del pecado y de la muerte, se ha hecho imprescindible para una existencia humana digna. No nos basta con nuestros medios, con nuestro solo esfuerzo, no son suficientes nuestras capacidades aunque sean heroicamente ejercidas. No saldríamos con todo eso de nosotros mismos y llegaríamos, todo lo más, a ser hombres perfectos, pero intranscendentes, no saldríamos de los límites de este mundo. El hombre de suyo aspira a la trascendencia, tenemos anhelo de infinitud y, por tanto, necesitamos la fe; y Jesucristo es la respuesta a este misterio humano.
También en nuestros días, como hace dos mil años, es necesario que muchos se asombren, que nos asombremos aún más del poder de Dios. Posiblemente nos acostumbramos demasiado a lo extraordinario. Nos parece sin mayor importancia, porque es habitual convivir a diario con lo que nos supera de modo absoluto. Sin embargo, no es razonable pasar con indiferencia sobre acontecimientos que debían llenarnos de asombro, aunque nos sucedan todos los días: el misterio de la vida, de la inteligencia, de la libertad... Además, también hoy se dan fenómenos milagrosos, como en tiempos de aquel endemoniado y como en todo tiempo. Contamos con abundantes pruebas de ellos, que son innegables ante una recta razón. Son particularmente numerosas las curaciones milagrosas, como las que apoyan tan a menudo la beatificación o canonización de los santos, o las que prueban la intercesión de la Santísima Virgen en favor de los hombres, según se demuestra en tantos santuarios marianos.
A la Madre de Dios nos encomendamos. Ella, que es, según las palabras de su prima Isabel, bienaventurada por haber creído, nos concederá una inteligencia clara para reconocer la acción divina, tanto en lo ordinario como en lo extraordinario.
NOVEDADES FLUVIUM
INTENCIÓN MISIONERA - “Para que la Iglesia en África encuentre vías y medios adecuados para promover eficazmente la reconciliación, la justicia y la paz, siguiendo las indicaciones de la II Asamblea Especial para el África del Sínodo de los Obispos”
Commentario a la intención misionera indicada por el Santo Padre para el mes de febrero 2009
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El pasado mes de noviembre se reunió en Roma el Consejo especial para África de la secretaria general del Sínodo de los Obispos, para preparar el próximo, segúndo Sínodo de Obispos para este continente. Una de sus conclusiones principales dice que “la paz, bien supremo de los pueblos, es particularmente urgente en este momento en el continente africano, marcado aún por diversos conflictos”.
La presencia de la Iglesia en África, sobre todo en el norte, se remonta a la época apostólica. Numerosas figuras que brillan hoy en el firmamento de los santos, de los doctores y los mártires, son hijos de esta tierra fecunda. Nombres como San Cipriano, Orígenes, Tertuliano, San Cirilo de Alejandría y el gran San Agustín, están vinculados a este continente lleno de esperanzas.
Desgraciadamente, los numerosos conflictos que ha sufrido en la historia reciente, hacen que la predicación del Evangelio encuentre en África serias dificultades. Fruto de los enfrentamientos y genocidios que se han cometido entre sus gentes, la tentación del odio, del rencor o de la violencia, se presenta de forma más viva que en otros lugares. Muchas personas han sufrido y sufren aún, la carestía y la pobreza fruto de la guerra y de los abusos de poder. Decía Juan Pablo II: “En África se siente muy vivamente esta exigencia de aplicación del Evangelio a la vida concreta. ¿Cómo se podría anunciar a Cristo en ese inmenso continente, olvidando que coincide con una de las zonas más pobres del mundo? ¿Cómo se podría no tener en cuenta la historia, tejida de sufrimientos, de una tierra donde muchas naciones luchan aún contra el hambre, la guerra, las rivalidades raciales y tribales, la inestabilidad política y la violación de los derechos humanos? Todo ello constituye un desafío a la evangelización”. (Angelus, 20 de marzo de 1994).
Ante la injusticia sufrida de forma tan viva y cruel en muchos lugares, parece que se apaga la esperanza en Dios. No raramente se sienta en el tribunal de los acusados al Dios bueno, a causa de las atrocidades cometidas por hombres despiadados contra sus propios hermanos.
En medio de esta situación, la Iglesia de Cristo, está llamada a sanar, pacificar y vivificar con la savia del Evangelio los corazones de los hombres de África. La Exhortación apostólica postsinodal “Ecclesia in Africa” dice en su número 57: “A África, apremiada en todas partes por gérmenes de odio y violencia, por conflictos y guerras, los evangelizadores deben proclamar la esperanza de la vida fundamentada en el misterio pascual. Justo cuando, humanamente hablando, su vida parecía destinada al fracaso, Jesús instituyó la Eucaristía, « prenda de la gloria eterna », para perpetuar en el tiempo y en el espacio su victoria sobre la muerte. Por esto la Asamblea Especial para África, en este período en que el continente africano bajo algunos aspectos está en situaciones críticas, ha querido presentarse como « Sínodo de la resurrección, Sínodo de la esperanza... ¡Cristo, nuestra esperanza, vive y nosotros también viviremos! ». ¡África no está orientada a la muerte, sino a la vida!”.
La evangelización debe abarcar al hombre y a la sociedad en todos los niveles de su existencia. Pero al hablar de África, no podemos olvidar que muchos de sus problemas están causados por el abuso que sobre ella ejercen las potencias económicas actuales. La explotación de los recursos y de las personas, genera una pobreza endémica que es causa de inestabilidad social y de conflictos continuos. Con toda fuerza y claridad, Benedicto XVI ha señalado en el Mensaje para la Jornada Mundial por la Paz el 1 de enero de 2009, que se debe combatir la pobreza para construir la paz. La desigualdad entre ricos y pobres se ha hecho tan evidente que constituye una llamada a la conciencia de la humanidad. Las condiciones en que viven algunas personas, son contrarias a su dignidad innata de seres humanos. Al considerar la realidad de la globalización, se “debería abarcar también la dimensión espiritual y moral, instando a mirar a los pobres desde la perspectiva de que todos comparten un único proyecto divino, el de la vocación de construir una sola familia en la que todos –personas, pueblos y naciones– se comporten siguiendo los principios de fraternidad y responsabilidad” (Benedicto XVI, 1 de enero de 2009 n.2).
Con frecuencia, la pobreza se pone en relación con el crecimiento demográfico. “Se están llevando a cabo – ha señalado el Papa- campañas para reducir la natalidad en el ámbito internacional, incluso con métodos que no respetan la dignidad de la mujer ni el derecho de los cónyuges a elegir responsablemente el número de hijos y, lo que es más grave aún, frecuentemente ni siquiera respetan el derecho a la vida. El exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza es, en realidad, la eliminación de los seres humanos más pobres (Benedicto XVI, Ibid.).
Otras realidades vinculadas con la pobreza que han sido señaladas por el Pontífice, son las enfermedades pandémicas, como el sida, la pobreza de los niños y la relación entre el desarme y el desarrollo.
Todas estas realidades, que afectan de un modo muy intenso al continente africano, son causa de pobreza y, por tanto, ocasión para el desequilibrio social.
Es necesario que los católicos de los países más desarrollados sientan la obligación moral de ayudar al desarrollo material de sus hermanos menos favorecidos, de igual modo que el anuncio de Evangelio. “El desarrollo humano integral —desarrollo de todo hombre y de todo el hombre, especialmente de quien es más pobre y marginado en la comunidad— constituye el centro mismo de la evangelización”. (Ecclesia in Africa, 68).
Anunciar a Cristo es revelar al hombre su dignidad inalienable de haber sido llamado a la comunión con Dios, de haber sido rescatado por la Encarnación del Verbo para participar de la naturaleza divina.
Asumiendo la realidad concreta de África, con sus necesidades y sus potencialidades, la Iglesia debe anunciar la Buena Nueva con la palabra y con las obras para abrir el corazón de las personas al deseo de la santidad. Esta santidad impregna la vida de las personas y de la sociedad a través de la inculturación. “Así como en la Encarnación Cristo asumió la naturaleza humana, excepto en el pecado, así de manera análoga mediante la inculturación el mensaje cristiano asimila los valores de la sociedad a la que se anuncia, descartando lo que está marcado por el pecado”. (Ecclesiae in Africa, 87). (Agenzia Fides 30/1/2009; Líneas: 80 Palabras: 1135)
Roma (Agencia Fides) – Con ocasión de la Jornada Internacional de Intercesión por la Paz, que se celebrará el sábado 31 de enero en más de 400 ciudades de los 5 continentes, donde los jóvenes darán vida a una oración continua de 24 horas, marcada por Celebraciones Eucarísticas y Adoraciones sin interrupción para pedir a Dios el don de la “Paz en Tierra Santa” (ver Agencia Fides 29/1/2009), el Custodio de Tierra Santa, Fr. Pierbattista OFM, envió el siguiente mensaje:
“En Jerusalén, la mañana del 31 de enero se celebrará una santa Misa en el Calvario, en coral unión de intenciones con muchas ciudades, desde Europa hasta el continente Americano, desde África hasta India… para que se levante el grito: ¡Queremos la Paz en Tierra Santa! Todos juntos, los cristianos de más de 400 ciudades en todo el mundo, obedecen a la invitación de 24 horas de oración en esta Jornada Internacional de Intercesión por la Paz, en la que cada uno, solo o junto al propio Grupo o Asociación, en la iglesia de su ciudad o en su casa, eleve a Dios el grito de la humanidad que expresa su profunda y vital necesidad de paz.
Tan sólo un mes atrás la Liturgia nos recordaba una vez más el misterio de la Navidad, invitándonos a acoger la paz, don de Dios, que para la salvación de los pueblos, nos llama a alegrarnos por el nacimiento de su Hijo, Príncipe de la Paz. Como el pequeño Niño que nace en Belén, la paz que Jesús vino a traer es una condición frágil, que debe ser custodiada con amorosa premura, que debe ser cultivada con incansable perseverancia. La predicación de Juan Bautista invitaba a la conversión para el perdón de los pecados, a hacer obras dignas de la conversión, a compartir en la justicia…
Acoger un don exige preparar el corazón y la mente a todo aquello que el don cambia en nuestra vida. Acoger la paz quiere decir estar dispuestos a pagar su precio. La paz es un don comprometedor: Jesús vino a traernos la plenitud de vida, a donarnos la posibilidad concreta, real, de vivir en paz. Nosotros sabemos que su palabra es verdadera, que es camino, verdad y vida, que él es la Palabra eterna del Padre, palabra que en Isaías había preanunciado un niño nacido por nosotros, Príncipe de la Paz.
Una historia de violencias, de abusos, de opresiones y de luchas parece no dejar espacio a la paz. ¿Hemos acaso cerrado nuestro corazón al anuncio gozoso de los ángeles? ¿Estamos quizás impidiendo que nuestra mente acepte que la historia pueda tener otro desenlace? ¿Estamos quizás negándonos la esperanza encerrada en el Evangelio, porque aceptar el don de Dios exige nuestra conversión?
La paz tiene un precio, la paz exige la conversión, la conversión nos lleva a perdonar para ser perdonados. Exige obras de compasión y de comprensión, de justicia y de misericordia. Exige el compartir fraternalmente los bienes de la tierra, la participación común a las conquistas del intelecto humano, la solicitud gratuita hacia los débiles, el compromiso constante y concreto en la esperanza y en el diálogo. La paz exige que nos reconozcamos hombres en medio a otros hombres, hombres con los hombres. Que cada uno y todos juntos vivamos en el respeto de las exigencias personales de cada uno, iguales e inalienables para cada uno.
Rezar por la paz quiere decir abrirnos a recibir la paz, don de Dios a los hombres amados por el Señor. Entonces nuestra oración se hará un grito que sube a Dios, y Dios, que ve la miseria de su pueblo y escucha su grito, Dios que conoce nuestros sufrimientos, bajará de nuevo a liberarnos. Fr. Pierbattista ofm, Custodio”
La iniciativa es promovida por algunas realidades juveniles (Asociación Nacional Papaboys, Apostolado “Jóvenes Por La Vida”, Capillas de Adoración Perpetua, Reunión Eucarística) y ha encontrado la adhesión de muchos grupos de oración, laicos y consagrados, y sacerdotes de todo el mundo, así como de misioneros y misioneras. (S.L.) (Agencia Fides 30/1/2009; líneas 50, palabras 721)
ZENIT nos ofrece el texto de la intervención de Benedicto XVI al recibir el viernes, 30 de Enero de 2009, en audiencia a los miembros de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias Orientales Ortodoxas, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano.
Queridos hermanos en Cristo
Extiendo mi cálida bienvenida a todos vosotros, miembros de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias Orientales Ortodoxas. Al final de esta semana de trabajo dedicado podemos dar juntos gracias al Señor por vuestro firme compromiso en la búsqueda de la reconciliación y la comunión en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
Es más, cada uno de vosotros contribuye a esta tarea no sólo con la riqueza de su propia tradición, sino también con el compromiso de las Iglesias implicadas en este diálogo para superar las divisiones del pasado y para reforzar el testimonio unido de los Cristianos ante los enormes desafíos que deben afrontar los creyentes hoy.
El mundo necesita un signo visible del misterio de la unidad que existe entre las tres divinas Personas y que, hace dos mil años, con la Encarnación del Hijo de Dios, se nos ha revelado. La tangibilidad del mensaje del Evangelio es transmitida perfectamente por Juan, cuando declara su intención de expresar lo que ha oído y lo que sus ojos han visto y sus manos han tocado, para que todos puedan estar en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo (cf. 1 Jn 1:1-4). Nuestra comunión a través de la gracia del Espíritu Santo en la vida que une al Padre y al Hijo tiene una dimensión perceptible en la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, "la plenitud del que lo llena todo en todos" (Ef 1:23), y tenemos el deber de trabajar para que se manifieste esta dimensión esencial de la Iglesia en el mundo.
Vuestro sexto encuentro ha dado importantes pasos precisamente en el estudio de la Iglesia como comunión. El propio hecho de que el diálogo haya continuado en el tiempo y que cada año sea acogido por una de las diversas Iglesias a las que representáis es en sí mismo un signo de esperanza y de ánimo. Sólo necesitamos volver la mirada al Oriente Medio -de donde muchos de vosotros procedéis- para ver que se necesitan con urgencia semillas de esperanza en un mundo herido por la tragedia de la división, el conflicto y el inmenso sufrimiento humano.
La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos acaba de concluir con la ceremonia en la Basílidca dedicada al gran apóstol Pablo, en la que muchos de vosotros estuvisteis presentes. Pablo fue el primer gran campeón y teólogo de la unidad de la Iglesia. Sus esfuerzos y luchas estaban inspiradas por la permanente aspiración de mantener una visible, no meramente exterma, sino real y plena comunión entre los discípulos del Señor. Por tanto, por intercesión de Pablo, pido que Dios os bendiga a todos vosotros, y a todas las Iglesias y pueblos a los que representáis.
[Traducción del original en inglés por Inma Álvarez
© Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el discurso completo que el Papa ha dirigido el jueves 29 de Enero de 2009 a los obispos católicos de Rusia, presentes en Roma para la visita “ad limina apostolorum”.
Queridos y venerados hermanos
En el contexto del Año Paulino, que estamos celebrando, me es particularmente grato acogeros y os saludo con alegría con las palabras del Apóstol: “Gracias a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo” (1 Cor 1,3). Habéis venido a Roma para venerar los lugares sagrados donde san Pedro y san Pablo han sellado su existencia al servicio del Evangelio con el martirio, y este es precisamente el primer significado de la visita ad limina Apostolorum. Sucesores de los Apóstoles, encontráis al Sucesor de Pedro, poniendo a la luz la comunión que os liga a él. La comunión con el Obispo de Roma, garante de la unidad eclesial, permite a las comunidades confiadas a vuestros cuidados pastorales, aunque minoritarias, de sentirse cum Petro y sub Petro, parte viva del Cuerpo de Cristo extendido por toda la tierra. La unidad, que es don de Cristo, crece y se desarrolla de hecho en las situaciones concretas de las diversas Iglesias locales. Al respecto, el Concilio Vaticano II recuerda que “los obispos son el principio visible y el fundamento de la unidad en sus Iglesias, formadas a imagen de la Iglesia universal, y en ellas y por ellas se constituye la una y única Iglesia católica” (Cost. Lumen gentium, 23). A vosotros, Pastores de la Iglesia que vive en Rusia, el Sucesor de Pedro os renueva la expresión de su solicitud y cercanía espiritual, animándoos a continuar unidos en la actividad pastoral, beneficiandoos también de la experiencia de la Iglesia universal.
He escuchado con gran interés cuanto me habéis referido sobre vuestras comunidades, que están viviendo un proceso de maduración y van profundizando juntas su “rostro” de Iglesia católica local. A esto tiende por otro lado vuestro esfuerzo de inculturación de la fe. Expreso de corazón mi vivo aprecio por el esfuerzo con que cuidáis el relanzamiento de la participación litúrgica-sacramental, de la catequesis, de la formación sacerdotal y de la preparación de un laicado maduro y responsable, que sea fermento evangélico en las familias y en la sociedad civil. Por desgracia también en Rusia, como en otras partes del mundo, se registra la crisis de la familia y el consiguiente descenso de la natalidad, junto con el resto de problemas a los que se enfrenta la sociedad contemporánea. Como es sabido, estos problemas preocupan también a las autoridades estatales, con las cuales es oportuno por tanto proseguir la colaboración por el bien de todos. En este contexto vuestra atención se dirige especialmente a los jóvenes, a los que la comunidad católica rusa, fiel a la “memoria” de sus propios testigos y mártires y utilizando los oportunos instrumentos y lenguajes, está llamada a transmitir inalterado el patrimonio de santidad y de fidelidad a Cristo, y los valores humanos y espirituales que están en la base de una eficaz promoción humana y evangélica.
Queridos Hermanos en el Episcopado, dado que no son pocas las preocupaciones con las que debéis mediros día a día, os exhorto a no desanimaros si os parecen a veces modestas las realidades eclesiales, y si los resultados pastorales que obtenéis no parecen corresponder a los esfuerzos realizados. Alimentad más bien, en vosotros y en vuestros colaboradores, un auténtico espíritu de fe, con la conciencia totalmente evangélica de que Jesús no dejará de hacer fecundo, con la gracia de su Espíritu, vuestro ministerio para gloria del Padre, según tiempos y modos que sólo Él conoce. Seguid promoviendo y cuidando, con esfuerzo y atención constantes, las vocaciones sacerdotales y religiosas: la de las vocaciones es una pastoral particularmente necesaria en este tiempo nuestro. Tened cuidado en formar presbíteros con la misma solicitud de san Pablo a su discípulo Timoteo, para que sean auténticos “hombres de Dios” (cfr 1 Tm 6,11). Sed para ellos padres y modelos en el servicio a los hermanos; animad su fraternidad y amistad y colaboración; sostenedlos en la formación doctrinal y espiritual permanente. Rezad por los sacerdotes y junto con ellos, sabiendo que sólo quien vive con Cristo y en Cristo puede ser su fiel ministro y testigo. Igualmente, dad importancia a la formación de las personas consagradas y al crecimiento espiritual de los fieles laicos, para que sientan su vida como una respuesta a la llamada universal a la santidad, que debe expresarse en un coherente testimonio evangélico en todas las circunstancias diarias.
Vosotros vivís en un contexto eclesial particular, es decir, en un país marcado en la mayoría de su población por una tradición milenaria ortodoxa con un rico patrimonio religioso y cultural. Es esencial tener en cuenta la necesidad de un renovado esfuerzo en el diálogo con nuestros hermanos y hermanas ortodoxos; sabemos que este diálogo, a pesar de los progresos alcanzados, conoce aún algunas dificultades. En estos días me siento espiritualmente cercano a los queridos hermanos y hermanas de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que se alegran por la elección del Metropolita Kiril como nuevo Patriarca de Moscú y de Todas las Rusias: a él le dirijo mis más cordiales saludos por la delicada tarea eclesial que le ha sido confiado. Pido al Señor que nos confirme a todos en el empeño de caminar juntos en el camino de la reconciliación y del amor fraterno.
Que vuestra presencia en Rusia sea una llamada y un estímulo al diálogo también personal. Si en los diversos encuentros no se llega siempre a afrontar cuestiones de fondo, con todo estos contactos contribuyen a un mayor conocimiento mutuo, gracias al cual podéis colaborar juntos en ámbitos de interés común, para la educación de las nuevas generaciones. Es importante que los cristianos afronten unidos los grandes desafíos culturales y éticos del momento presente, que conciernen a la defensa de la vida en todas sus fases, a la tutela de la familia y otras cuestiones urgentes económicas y sociales.
Queridos Hermanos, alabo al Señor y os estoy profundamente agradecido por el bien que realizáis, desarrollando vuestro ministerio episcopal en fidelidad plena al Magisterio. Os aseguro un recuerdo diario en la oración. Que a través vuestro llegue mi agradecimiento a los sacerdotes, a los religiosos, a las religiosas y a los laicos, que colaboran con vosotros en el servicio de Cristo y de su Evangelio. Invoco la materna intercesión de la beata Virgen María y de los Apóstoles Pedro y Pablo sobre vosotros y sobre vuestros programas apostólicos, e imparto de corazón una especial Bendición Apostólica a cada uno de vosotros, extendiéndola con afecto a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas y a la entera comunidad católica que da testimonio de Cristo entre las poblaciones de la Federación Rusa.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]
ZENIT nos ofrece el texto completo del discurso del Papa a los miembros del Tribunal de la Rota Romana, a quienes recibió el jueves 29 de Enero de 2009 en audiencia con motivo de la inauguración del Año judicial.
Ilustres Jueces, Oficiales y colaboradores
del Tribunal de la Rota Romana
La solemne inauguración de la actividad judicial de vuestro Tribunal me ofrece este año la alegría de recibir a sus dignos componentes: a Monseñor Decano, a quien agradezco el noble discurso de saludo, al Colegio de los Prelados Auditores, a los Oficiales del Tribunal y a los Abogados del Estudio Rotal. A todos dirijo mi cordial saludo, junto con la expresión de mi aprecio por las importantes tareas que atendéis como fieles colaboradores del Papa y de la Santa Sede.
Vosotros esperáis del Papa, al inicio de vuestro año de trabajo, una palabra que os sea de luz y orientación en el desempeño de vuestras delicadas tareas. Podrían ser muchos los argumentos en los que entretenernos en esta circunstancia, pero a veinte años de distancia de las alocuciones de Juan Pablo II sobre la incapacidad psíquica en las causas de nulidad matrimonial, del 5 de febrero de 1987 (AAS 79 [1987], pp. 1453-1459) y del 25 de enero de 1988 (AAS 80 [1988], pp. 1178-1185), parece oportuno preguntarse en qué medida estas intervenciones han tenido una recepción adecuada en los tribunales eclesiásticos. No es este e momento de hacer balance, pero está a la vista de todos el dato de hecho de un problema que sigue siendo de gran actualidad. En algunos casos se puede advertir por desgracia aún viva la exigencia de la que hablaba mi venerado Predecesor: la de preservar a la comunidad eclesial “del escándalo de ver en la práctica destruido en valor del matrimonio cristiano con la multiplicación exagerada y casi automática de las declaraciones de nulidad, en caso de fracaso del matrimonio, bajo el pretexto de una cierta inmadurez o debilidad psíquica del contrayente” (Alocución a la Rota Romana, 5.2.1987, cit., n. 9, p. 1458).
En nuestro encuentro de hoy me urge llamar la atención de los operadores del derecho sobre la exigencia de tratar las causas con la debida profundidad que exige el ministerio de la verdad y de la caridad que es propio de la Rota Romana. A la exigencia del rigor procedimental, de hecho, las alocuciones mencionadas anteriormente, en base a los principios de la antropología cristiana, proporcionan los criterios de fondo, no sólo para el cribado de los informes psiquiátricos y psicológicos, sino también para la misma definición judicial de las causas. AL respecto, es oportuno recordar de nuevo algunas distinciones que trazan la línea de demarcación ante todo entre “una madurez psíquica que sería el punto de llegada del desarrollo humano”, y la “madurez canónica, que en cambio es el punto mínimo de partida para la validez del matrimonio” (ibid., n. 6, p. 1457); en segundo lugar, entre incapacidad y dificultad, en cuanto “sólo la incapacidad, y no ya la dificultad en prestar el consentimiento y a realizar una verdadera comunidad de vida y de amor, hace nulo el matrimonio” (ibid., n. 7, p. 1457); en tercer lugar, entre la dimensión canónica de la normalidad, que inspirándose en la visión íntegra de la persona humana, “comprende también moderadas formas de dificultad psicológica”, y la dimensión clínica que excluye del concepto de la misma toda limitación de madurez y “toda forma de psicopatología” (Alocución a la Rota Romana, 25.1.1988, cit., n. 5, p. 1181); finalmente, entre la “capacidad mínima, suficiente para un consenso válido”, y la capacidad idealizada de una plena madurez en orden a una vida conyugal feliz” (ibid., n. 9, p. 1183).
Atendiendo a la implicación de las facultades intelectivas y volitivas en la formación del consenso matrimonial, el Papa Juan Pablo II, en la mencionada intervención del 5 de febrero de 1987, reafirmaba el principio según el cual una verdadera capacidad “es hipotizable sólo en presencia de una forma seria de anomalía que, se la defina como se la defina, debe afectar sustancialmente a las capacidades de entender y/o querer” (Alocución a la Rota Romana, cit., n. 7, p. 1457). Al respecto parece oportuno recordar que la norma jurídica sobre la capacidad psíquica en su aspecto aplicacional ha sido enriquecida e integrada también por la reciente Instrucción Dignitas connubii del 25 de enero de 2005. Esta, de hecho, para comprobar dicha incapacidad requiere, ya en el tiempo del matrimonio, la presencia de una particular anomalía psíquica (art. 209, § 1) que perturbe gravemente el uso de la razón (art. 209, § 2, n. 1; can. 1095, n. 1), o la facultad crítica y electiva en relación a decisiones graves, particularmente por cuanto se refiere a la libre elección del estado de vida (art. 209, § 2, n. 2; can. 1095, n. 2), o que provoque en el contrayente no sólo una dificultad grave, sino también la imposibilidad de hacer frente a los deberes inherentes a las obligaciones esenciales del matrimonio (art. 209, § 2, n. 3; can. 1095, n. 3).
Es esta ocasión, con todo, quisiera reconsiderar el tema de la incapacidad de contraer matrimonio, en la que el canon 1095, a la luz de la relación entre la persona humana y el matrimonio, y recordar algunos principios fundamentales que deben iluminar a los agentes del derecho. Es necesario ante todo redescubrir en positivo la capacidad que en principio toda persona humana tiene de casarse en virtud de su misma naturaleza de hombre o de mujer. Corremos de hecho el riesgo de caer en un pesimismo antropológico que, a la luz de la situación cultural actual, considera casi imposible casarse. Aparte del hecho de que esta situación no es uniforme en las diferentes regiones del mundo, no se pueden confundir con la verdadera incapacidad consensual las dificultades reales en que muchos se encuentran especialmente los jóvenes, llegando a admitir que la unión matrimonial sea impensable e impracticable. Al contrario, la reafirmación de la capacidad innata humana al matrimonio es precisamente el punto de partida para ayudar a las parejas a descubrir la realidad natural del matrimonio y la relevancia que tiene en el plano de la salvación. Lo que en definitiva está en juego es la misma verdad sobre el matrimonio y sobre su intrínseca naturaleza jurídica (cfr Benedicto XVI, Alocución a la Rota Romana, 27.1.2007, AAS 99 [2007], pp. 86-91), presupuesto imprescindible para poder aprehender y valorar la capacidad necesaria para casarse.
En este sentido, la capacidad debe ser puesta en relación con lo que es esencialmente el matrimonio, es decir, “la comunión íntima de vida y amor conyugal, fundada por el Creador y estructurada con leyes propias” (Conc. Ecum. Vat. II, Cost. past. Gaudium et spes, n. 48), y, de modo particular, con las obligaciones esenciales inherentes a ella, que deben asumir los esposos (can. 1095, n. 3). Esta capacidad no se mide en relación a un determinado grado de realización existencial o efectiva de ña unión conyugal mediante el cumplimiento de las obligaciones esenciales, sino en relación al querer eficaz de cada uno de los contrayentes, que hace posible y operante esta realización ya desde el momento del pacto nupcial. El discurso sobre la capacidad o incapacidad, por tanto, tiene sentido en la medida en que se refiere al acto mismo de contraer matrimonio, ya que el vínculo creado por la voluntad de los esposos constituye la realidad jurídica del una caro bíblica (Gn 2, 24; Mc 10, 8; Ef 5, 31; cfr can. 1061, § 1), cuya subsistencia válida no depende del comportamiento sucesivo de los cónyuges a lo largo de la vida matrimonial. De lo contrario, en la óptica reduccionista que desconoce la verdad sobre el matrimonio, la realización efectiva de una verdadera comunión de vida y de amor, idealizada en el plano del bienestar humano, se convierte en esencialmente dependiente sólo de factores accidentales, y no al ejercicio de la libertad humana apoada por la gracia. Es verdad que esta libertad de la naturaleza humana , “herida en sus propias fuerzas naturales” e “inclinada al pecado” (Catechismo della Chiesa Cattolica, n. 405), es limitada e imperfecta, pero no por ello deja de ser auténtica y suficiente para realizar ese acto de autodeterminación de los contrayentes que es el pacto conyugal, que da vida al matrimonio y a la familia fundada en él.
Obviamente algunas corrientes antropológicas “humanistas”, orientadas a la autorrealización y a la autotrascendencia egocéntrica, idealizan de tal forma la persona humana y el matrimonio que acaban por negar la capacidad psíquica de muchas personas, fundándola en elementos que no corresponden a las exigencias esenciales del vínculo conyugal. Ante estas concepciones, los expertos del derecho eclesial no pueden no tener en cuenta el sano realismo al que hacía referencia mi venerado Predecesor (cfr Juan Pablo II, Alocución a la Rota Romana, 27.1.1997, n. 4, AAS 89 [1997], p. 488), porque la capacidad hace referencia al mínimo necesario para que los novios puedan entregar sy ser de persona masculina y femenina para fundar ese vínculo al que está llamado la gran mayoría de los seres humanos. De ahí sigue que las causas de nulidad por incapacidad psíquica exigen, en línea de principio, que el juez se sirva de la ayuda de peritos para asegurarse de la existencia de una verdadera incapacidad (can. 1680; art. 203, § 1, DC), que es siempre una excepción al principio natural de la capacidad para comprender, decidir y realizar la donación de sí mismos de la que nace el vínculo conyugal.
Esto es lo que, venerados componentes del Tribunal de la Rota Romana, deseaba exponeros en esta circunstancia solemne a mi siempre tan grata. Al exhortaros a perseverar con alta conciencia cristiana en el ejercicio de vuestro oficio, cuya grande importancia para la vida de la Iglesia emerge también de las cosas que os he dicho, os auguro que el Señor os acompañe siempre en vuestro delicado trabajo con la luz de su gracia, de la que quiere ser prenda la Bendición Apostólica, que os imparto a cada uno con profundo afecto.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]
ZENIT publica el texto de la catequesis pronunciada el miércoles, 28 de Enero de 2009, por Benedicto XVI con ocasió de la Audiencia General, con los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI.
Queridos hermanos y hermanas,
las últimas Cartas del epistolario paulino, de las que quisiera hablar hoy, se llaman Cartas Pastorales, porque se enviaron a figuras singulares de Pastores de la Iglesia: dos a Timoteo y una a Tito, colaboradores estrechos de san Pablo. En Timoteo, el Apóstol veía casi un alter ego; de hecho le confió misiones importantes (en Macedonia: cfr Hch 19,22; en Tesalónica: cfr 1 Ts 3,6-7; en Corinto: cfr 1 Cor 4,17; 16,10-11), y después escribió de él un elogio halagador: “Pues a nadie tengo de tan iguales sentimientos que se preocupe sinceramente de vuestros intereses” (Fil 2,20). Según la Storia ecclesiastica de Eusebio de Cesarea, del siglo IV, Timoteo fue después el primer obispo de Éfeso (cfr 3,4). En cuanto a Tito, también él debía haber sido muy querido al Apóstol, que lo define explícitamente “lleno de celo... mi compañero y colaborador” (2 Cor 8,17.23), es más, “mi verdadero hijo en la fe común” (Tt 1,4). El había sido encargado para un par de misiones muy delicadas en la Iglesia de Corinto, cuyo resultado reconfortó a Pablo (cfr 2 Cor 7,6-7.13; 8,6). Seguidamente, por cuanto sabemos, Tito alcanzó a Pablo en Nicópolis de Epiro, en Grecia (cfr Tt 3,12), y fue después enviado por él a Dalmacia (cfr 2 Tm 4,10). Según la carta dirigida a él, acabo siendo obispo de Creta (cfr Tt 1,5).
Las Cartas dirigidas a estos dos Pastores ocupan un lugar totalmente particular dentro del Nuevo Testamento. La mayoría de los exegetas es hoy del parecer que estas Cartas no habrían sido escrita s por el propio Pablo, sino que su origen estaría en la “escuela de Pablo”, y reflejaría su herencia para una nueva generación, quizás integrando algún breve escrito o palabra del mismo Apóstol. Por ejemplo, algunas palabras de la Segunda Carta a Timoteo parecen tan auténticas que sólo podrían venir del corazón y la boca del Apóstol.
Sin duda la situación eclesial que emerge de estas Cartas es distinta a la de los años centrales de la vida de Pablo. Él ahora, retrospectivamente, se autodefine “heraldo, apóstol y maestro” de los paganos en la fe y en la verdad (cfr 1 Tm 2,7; 2 Tm 1,11); se presenta como uno que ha obtenido misericordia, porque Jesucristo -escribe así- “manifestase primeramente toda su paciencia y sirviera de ejemplo a los que habían de creeren él para obtener vida eterna” (1 Tm 1,16). Por tanto lo esencial es que realmente en Pablo, perseguidor convertido por la presencia del Resucitado, aparece la magnanimidad del Señor para nuestro ánimo, para inducirnos a esperar y a tener confianza en la misericordia del Señor que, a pesar de nuestra pequeñez, puede hacer cosas grandes. Además de los años centrales de la vida de Pablo, se presuponen también nuevos contextos culturales. De hecho, se hace alusión al surgimiento de enseñanzas considerar totalmente equivocadas o falsas (cfr 1 Tm 4,1-2; 2 Tm 3,1-5), como las de quienes pretendían que el matrimonio no fuese bueno (cfr 1 Tm 4,3a). Vemos qué moderna es esta preocupación, porque también hoy se lee a veces la Escritura como objeto de curiosidad histórica y no como Palabra del Espíritu Santo, en la que podemos escuchar la misma voz del Señor y conocer su presencia en la historia. Podríamos decir que, con este breve elenco de errores presente en las Cartas, aparecen anticipados algunos esbozos de esa orientación errónea sucesiva que conocemos por el nombre de Gnosticismo (cfr 1 Tm 2,5-6; 2 Tm 3,6-8).
A estas doctrinas se enfrenta el autor con dos llamadas de fondo. Una consiste en la vuelta a una lectura espiritual de la Sagrada Escritura (cfr 2 Tm 3,14-17), es decir, a una lectura que la considera realmente como “inspirada” y procedente del Espíritu Santo, de modo que por ella se puede ser “instruido para la salvación”. Se lee la Escritura correctamente poniéndose en diálogo con el Espíritu Santo, para sacar de ella luz “para enseñar, convencer, corregir y educar en la justicia” (2 Tm 3,16). En este sentido añade la Carta: “así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena” (2 Tm 3,17). La otra llamada consiste en la referencia al buen “depósito” (parathéke): es una palabra especial de las Cartas pastorales con la que se indica la tradición de la fe apostólica que hay que custodiar con ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros. Este llamado “depósito” hay que considerarlo como la suma de la Tradición apostólica y como criterio de fidelidad al anuncio del Evangelio. Y aquí debemos tener presente que en las Cartas pastorales, como en todo el Nuevo Testamento, el término “Escrituras” significa explícitamente el Antiguo Testamento, porque los escritos del Nuevo Testamento o no existían aún o no formaban aún parte de un canon de las Escrituras. Por tanto la Tradición del anuncio apostólico, este “depósito”, es la clave de lectura para entender la Escritura, el Nuevo testamento. En este sentido, Escritura y Tradición, Escritura y anuncio apostólico como claves de lectura, se acercan y casi se funden, para formar juntas el “fundamento firme puesto por Dios” (2 Tm 2,19). El anuncio apostólico, es decir la Tradición, es necesaria para introducirse en la comprensión de la Escritura y captar en ella la voz de Cristo. Es necesario de hecho estar “adherido a la palabra fiel, conforme a la enseñanza” (Tt 1,9). En la base de todo está precisamente la fe en la revelación histórica de la bondad de Dios, el cual en Jesucristo ha manifestado concretamente su “amor por los hombres”, un amor que en el texto original griego está significativamente calificado como filanthropía (Tt 3,4; cfr 2 Tm 1,9-10); Dios ama a la humanidad.
En conjunto, se ve bien que la comunidad cristiana va configurándose en términos muy claros, según una identidad que no sólo toma distancia de interpretaciones incongruentes, sino que sobre todo afirma su propio anclaje en los puntos esenciales de la fe, que aquí es sinónimo de “verdad” (1 Tm 2,4.7; 4,3; 6,5; 2 Tm 2,15.18.25; 3,7.8; 4,4; Tt 1,1.14). En la fe aparece la verdad esencial de quienes somos, quién es Dios, cómo debemos vivir. Y de esta verdad (la verdad de la fe) la Iglesia se define como “columna y apoyo” (1 Tm 3,15). En todo caso, permanece como una comunidad abierta, de ámbito universal, que reza por todos los hombres de toda clase y condición, para que lleguen al conocimiento d ella verdad: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, porque “Jesús se ha dado a sí mismo en rescate por todos” (1 Tm 2,4-5). Por tanto el sentido de la universalidad, aunque las comunidades son aún pequeñas, es fuerte y determinante para estas Cartas. Además esta comunidad cristiana “no injuria a nadie” y “muestra una perfecta mansedumbre con todos los hombres” (Tt 3,2). Este es un primer componente importante de estas Cartas: la universalidad de la fe como verdad, como clave de lectura de la Sagrada Escritura, del Antiguo Testamento y así delinea una unidad de anuncio y Escritura y una fe viva abierta a todos y testigo del amor de Dios a todos.
Otro componente típico de estas Cartas es su reflexión sobre la estructura ministerial de la Iglesia. Sen ellas las que por primera vez presentan la triple subdivisión de obispos, presbíteros y diáconos (cfr 1 Tm 3,1-13; 4,13; 2 Tm 1,6; Tt 1,5-9). Podemos observar en las Cartas pastorales el confluir de dos distintas estructuras ministeriales y así la constitución de la forma definitiva del ministerio de la Iglesia. En las Cartas paulinas de los años centrales de su vida, Pablo habla de “epíscopos” (Fil 1,1), y de “diáconos”: esta es la estructura típica de la Iglesia que se formó en la época del mundo pagano. Permanece por tanto dominante la figura del apóstol mismo y por eso solo poco a poco se desarrollan el resto de los ministerios.
Si, como se ha dicho, en las Iglesias formadas en el mundo pagano tenemos obispos y diáconos, y no presbíteros, en las Iglesias formadas en el mundo judeo-cristiano los presbíteros son la estructura dominante. Al final en las Cartas pastorales las dos estructuras se unen: aparece ahora el “epíscopo", (el obispo) (cfr 1 Tm 3,2; Tt 1,7), siempre en singular, acompañado del artículo determinante “el”. Y junto al “epíscopo” encontramos a los presbíteros y los diáconos. Aún ahora es determinante la figura del Apóstol, pero las tres Cartas, como ya he dicho, se dirigen ya no a comunidades, sino a personas: Timoteo y Tito, los cuales por una parte aparecen como obispos, por otra comienzan a estar en el lugar del Apóstol.
Se nota así inicialmente la realidad que más tarde se llamará “sucesión apostólica”. Pablo dice con tono de gran solemnidad a Timoteo: “No descuides el carisma que hay en tí, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros” (1 Tim 4, 14). Podemos decir que en estas palabras aparece inicialmente también en carácter sacramental del ministerio. Y así tenemos lo esencial de la estructura católica: Escritura y Tradición, Escritura y anuncio, formando un conjunto, pero a esta estructura, por así decir doctrinal, debe añadirse la estructura personal, los sucesores de los Apóstoles, como testigos del anuncio apostólico.
Es importante finalmente señalar que en estas Cartas la Iglesia se comprende a sí misma en términos muy humanos, en analogía con la casa y la familia. Particularmente en 1 Tm 3,2-7 se leen instrucciones muy detalladas sobre el epíscopo, cómo debe ser “Es, pues, necesario que el epíscopo sea irreprensible, casado una sola vez, sobrio, sensato, educado, hospitalario, apto para enseñar, ni bebedor ni violento, sino moderado, enemigo de pendencias, desprendido del dinero, que gobierne bien su propia casa y mantenga sumisos a sus hijos con toda dignidad; pues si alguno no es capaz de gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios? ... Es necesario también que tenga buena fama entre los de fuera”. Debe notarse aquí sobre todo la importante aptitud para la enseñanza (cfr también 1 Tm 5,17), de la que se encuentran ecos también en otros pasajes (cfr 1 Tm 6,2c; 2 Tm 3,10; Tt 2,1), y después una especial característica personal, la de la “paternidad”. El epíscopo de hecho se considera como padre de la comunidad cristiana (cfr también 1 Tm 3,15). Por lo demás la idea de la Iglesia como “casa de Dios” hunde sus raíces en el Antiguo Testamento (cfr Nm 12,7) y se encuentra reformulada en Hb 3,2.6, mientras en otro lugar se lee que todos los cristianos ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y familiares de la casa de Dios (cfr Ef 2,19).
Oremos al Señor y a san Pablo para que también hoy, como cristianos, podamos caracterizarnos cada vez más, en relación con la sociedad en la que vivimos, como miembros de la “familia de Dios”. Y oremos también para que los pastores de la Iglesia tengan cada vez más sentimientos paternos, a la vez tiernos y fuertes, en la formación de la Casa de Dios, de la comunidad, de la Iglesia.
[Después de los saludos, el Papa añadió:]
Antes de los saludos a los peregrinos italianos, tengo aún tres comunicados que hacer. El primero:
He recibido con alegría la noticia de la elección del metropolita Kiril como nuevo Patriarca de Moscú y de Todas las Rusias. Invoco sobre él la luz del Espíritu Santo para un generoso servicio a la Iglesia ortodoxa rusa, confiandolo a la especial protección de la Madre de Dios.
El segundo
En la homilía pronunciada con ocasión de la solemne inauguración de mi Pontificado decía que es “explícito” deber del Pastor “la llamada a la unidad”, y comentando las palabras evangélicas relativas a la pesca milagrosa dije: “aunque había tantos peces, la red no se rompió”, proseguí tras estas palabras evangélicas: “Ay de mí, amado Señor, ésta -la red- ahora está rota, quisiéramos decir con dolor”. Y continué: “Pero no -¡no debemos estar tristes! Alegrémonos por tu promesa que no decepciona y hagamos todo lo posible para recorrer el camino hacia la unidad que tú has prometido... No permitas, Señor, que tu red se rompa y ayudanos a ser servidores de la unidad”.
Precisamente en cumplimiento de este servicio a la unidad, que califica de modo específico mi ministerio de Sucesor de Pedro, he decidido hace días conceder la remisión de la excomunión en que habían incurrido los cuatro obispos ordenados en 1988 por monseñor Lefebvre sin mandato pontificio. He cumplido este acto de misericordia paterna, porque repetidamente estos Prelados me han manifestado su vivo sufrimiento por la situación en la que se encontraban. Auguro que a este gesto mío siga el solícito empeño por su parte de llevar a cabo ulteriores pasos necesarios para llegar a la plena comunión con la Iglesia, dando testimonio así de fidelidad verdadera y verdadero reconocimiento del magisterio y de la autoridad del Papa y del Concilio Vaticano II.
La tercera comunicación.
En estos días en los que recordamos la Shoah, me vuelven a la memoria las imágenes recogidas en mis repetidas visitas a Auschwitz, uno de los lager en los que se consumó la brutal masacre de millones de hebreos, víctimas inocentes de un ciego odio racial y religioso. Mientras renuevo con afecto la expresión de mi total e indiscutible solidaridad con nuestros Hermanos destinatarios de la Primera Alianza, auguro que la memoria de la Shoah induzca a la humanidad a reflexionar sobre el imprevisible poder del mal cuando conquista el corazón del hombre. Que la Shoah sea para todos advertencia contra el olvido, contra la negación o el reduccionismo, porque la violencia hecha contra un solo ser humano es violencia contra todos. Ningún hombre el una isla, ha escrito un conocido poeta. Que la Shoah enseñe especialmente tanto a las viejas como a las nuevas generaciones que sólo el fatigoso camino de la escucha y del diálogo, del amor y del perdón, conduce a los pueblos, las culturas y las religiones del mundo al deseado encuentro de la fraternidad y de la paz en la verdad. ¡Nunca más la violencia humille la dignidad del hombre!
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]
Reflexión publicada en el Boletín Bimestral "Misioneros de la tercera edad", número 26 - ENERO/FEBRERO 2009.
SABER ENVEJECER
Vivir largo tiempo es el deseo de cualquiera que se siente feliz en medio de sus bienes; pero la vejez puede resultar también pesada para el pobre o el enfermo que va perdiendo la paciencia. La Biblia abunda en ejemplos en uno y otro sentido.
Una larga vida, aunque amenazada por la muerte, es un don de Dios prometido al justo:
"El temor de Yahvé prolonga los días, los años de los malos son acortados" (Proverbios 10,27).
"Cabellos blancos son corona de honor, y en el camino de la justicia se la encuentra" (Proverbios 16,31).
Todos los pueblos han vinculado la autoridad y la experiencia a la edad. Por eso, la Biblia presenta frecuentemente a los ancianos o presbíteros a la cabeza de las comunidades:
"Los discípulos acordaron enviar un subsidio, según los recursos de cada uno, a los hermanos que vivían en Judea. Así lo hicieron y se lo enviaron a los presbíteros por medio de Bernabé y de Saulo" (Hechos 11,30).
El anciano, por su sabiduría (Eclesiástico 25,4), y como testigo de la tradición, puede hablar con autoridad, aunque también con discreción:
"Tú, anciano, habla cuando te corresponda, pero refrena tu talento y no interrumpas el canto; en el momento de brindar no sueltes un discurso, y aunque no haya música, no exhibas tu sabiduría" (Eclesiástico 32,3).
Pero la sabiduría puede ser también patrimonio de la juventud.
El justo, aunque muera prematuramente, halla el descanso. La ancianidad venerable no es la de los muchos días, ni se mide por el número de años; las canas del hombre son la prudencia, y la edad avanzada, una vida sin tacha" (Sabiduría 4, 7-9).
VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA de don Nicola Bux y don Salvatore Vitiello - La remisión de la excomunión: un gesto de ecumenismo auténtico
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El Santo Padre Benedicto XVI lo había deseado en la Carta a los Obispos de todo el mundo que acompañaba el Motu propio "Summorum Pontificum" del 7 de julio de 2007: Se trata de llegar a una reconciliación interior en el seno de la Iglesia. Mirando el pasado, las divisiones que han lacerado el Cuerpo de Cristo en el curso de los siglos, se tiene continuamente la impresión de que, en momentos críticos en los que la división estaba naciendo, no se ha hecho lo suficiente por parte de los responsables de la Iglesia para conservar o conquistar la reconciliación y la unidad; se tiene la impresión de que las omisiones en la Iglesia hayan tenido una parte de culpa en el hecho de que estas divisiones se hayan podido consolidar. Hoy esta mirada al pasado nos impone una obligación: realizar todos los esfuerzos, para que a todos los que tienen realmente el deseo de la unidad, sea les facilite permanecer en esta unidad o hallarla de nuevo".
Ahora, después de varios encuentros con el Papa y responsables de la Curia Romana con el Superior general de la Fraternidad S.E Mons. Bernard Fellay, ha llegado el resultado: la remisión de la excomunión a los Obispos ordenados sin el mandato pontificio de Su Exc. Mons. Marcel Lefebvre.
El Santo Padre Benedicto XVI, lo ha hecho con la autoridad de atar y desatar, - el "poder de las llaves” - concedida por el Señor a san Pedro y a sus Sucesores en la Iglesia. Esto forma parte de la misión o "oikonomia" de la Iglesia. Por tanto, ha relizado, respecto a la Fraternidad sacerdotal de San Pío X, un acto análogo a al realizado por Pablo VI con los ortodoxos el 7 diciembre de 1965: la excomunión fue cancelada para favorecer la aproximación en la caridad.
El presupuesto viene de la unidad fundamental de la fe, que no ha ha faltado a pesar del acto cismático de ordenación de Obispos. Además, se ha constatado que no hay diferencias doctrinales sustanciales y que el Vaticano II, cuyos decretos fueron firmados por Su Exc. Mons. Marcel Lefebvre, no se puede separar de toda la Tradición de la Iglesia. En un espíritu de comprensión se van después tolerando y corrigiendo los errores marginales. Se irán recomponiendo las divergencias antiguas o más recientes, a través de la acción del Espíritu Santo, gracias a la purificación de los corazones, a la capacidad de perdón y la voluntad de llegar a su superación definitiva.
En varias ocasiones, en el pasado, los anatemas fueron anulados sin ninguna acción formal más que la simple acogida recíproca de las partes que estaban en conflicto. Hoy se revela un paso indispensable en el camino de la unidad de los cristianos. La abrogación de la excomunión, pues, es un "acto de caridad."
Su Superior general Su Exc. Mons. Bernard Fellay ha escrito, en la carta a la Fraternidad San Pío X, que dicho acto es fruto de la ardiente oración del Rosario a la Virgen de Lourdes, y ha reafirmado la fe en la Iglesia católica romana y la obediencia al Papa.
Sobre todo se debe reflexionar sobre el hecho de que el itinerario que ha llevado a la abrogación de la excomunión es grato a Dios que nos perdona cuando nos perdonamos los unos a los otros; en dicho espíritu evangélico, no puede no ser acogido por los verdaderos católicos de todo el mundo como expresión de reconciliación y como invitación a continuar, en caridad recíproca, el diálogo que llevará, con la ayuda de Dios, a vivir en la plena comunión de fe, de concordia fraterna y de vida sacramental que había antes del cisma.
Se deben dejar a un lado de una vez para siempre las lecturas "políticas" de la comunión eclesial que quisieran dividir el Cuerpo de Cristo en tradicionalista y progresistas. Esto se debe dejar al mundo. Nosotros somos de Cristo. ¿No buscamos realmente el diálogo y la reconciliación? ¿O hacemos ecuménicos solo a veces? (Agencia Fides 29/1/2009; Líneas: 46 Palabras: 698)
Desde la oficina de Prensa del Obispado nos remiten al siguiente información: dejarnos estar 40 años contigo!! El 2 de febrero de este año 2009, COPE Tenerife cumple 40 años y, por este motivo, desde ese día, comienza un año de actos, celebraciones y programas especiales, en honor a nuestros oyentes, anunciantes y amigos. Este próximo fin de semana, coincidiendo con la celebración del 50 aniversario de la consagración al culto de la basílica de Nuestra Señora de La Candelaria, Patrona General de Canarias, toda la programación socio-religiosa de la Cadena COPE a nivel nacional se realizará y emitirá desde Tenerife para toda España.
31 DE ENERO (sábado)
40
ANIVERSARIO
COPE
TENERIFE
¡¡Gracias por
1 DE FEBRERO (domingo)
A las 13:30 horas:
Programa "El Espejo" del fin de semana, con Manuel María Bru, Director de los programas socio-religiosos de la Cadena COPE a nivel nacional.
A las 8:00 horas:
Transmisión en directo de la Santa Misa dominical desde la Basílica de Candelaria para toda España, presidida por Don Bernardo Alvarez Afonso, Obispo de la Diócesis de Tenerife.
A las 8:45 horas:
Emisión de nuestro programa local Iglesia Nivariense, también desde la Basílica de Candelaria, dirigido y presentado por el sacerdote Francisco Hernández, Director de los programas socio-religiosos de COPE Tenerife.
A las 12:00 horas:
Transmisión en directo desde la Basílica de Candelaria de la solemne Eucaristía, presidida por Monseñor Manuel Monteiro de Castro, Nuncio de Su Santidad en España, y especial Concierto Sinfónico, estreno de la "Misa para la Conmemoración", del compositor tinerfeño Emilio Coello.
A las 13:30 horas:
Emisión del programa "El Espejo" del domingo, desde Tenerife para toda España. dirigido y presentado por Manuel María Bru.
2 DE FEBRERO (Lunes)
A las 11:00 horas:
Conmemoración del Día de la Candelaria y celebración del 40 aniversario de la fundación de COPE Tenerife, con la transmisión de la Santa Misa presidida por el Obispo de nuestra Diócesis, Don Bernardo Alvarez, desde la Basílica de la Patrona de Canarias.
A las 14:00 horas
Emisión del programa "El Espejo" desde Tenerife para toda España, dirigido y presentado por Manuel María Bru.
COPE Tenerife..., ¡¡gracias por dejarnos estar 40 años contigo!!
Subsidio litúrgico para la Fiesta de la presentación del Señor, 2 de Febrero, donde hay miembros de Institutos de Vida Consagrada que renuevan su consagración en el seguimiento de Cristo y en la misión de la Iglesia. (CEE)
MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos hermanos todos. Hemos sido convocados por el Señor Jesús para celebrar hoy la fiesta de su Presentación en el Templo. Sus padres, María y
José, cumpliendo con la tradición de su pueblo, acuden al Templo con el Niño en brazos, a los 40 días de su nacimiento. Hoy, justo 40 días después de la Natividad del Señor, también nosotros somos presentados ante el Dios de la Vida por la misma la Virgen María en su maternidad eclesial y la fiel custodia de san José, en la paternidad pastoral de nuestro Obispo diocesano.
Los consagrados y consagradas hemos recibido en la Iglesia esta hermosa vocación de vivir completamente entregados a Dios para estar dedicados gozosamente a su servicio. Y hoy nos congregamos en Su Casa para escuchar Su Palabra y celebrar el sacramento de la Eucaristía, verdadero sacrificio de alabanza por el que somos transformados a diario en una ofrenda permanente, agradable al Padre, por Jesús, en el Espíritu.
Hace años, el venerado siervo de Dios el papa Juan Pablo II, instituyó esta fiesta como el día de la Vida Consagrada. Hoy, todos nosotros renovamos la consagración presididos por nuestro Obispo, y salimos al encuentro del Señor con la luz que el Espíritu Santo ha hecho arder en nuestros corazones.
RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN
[Acabada la homilía, los miembros de los Institutos de Vida Consagrada renuevan su consagración en el seguimiento de Cristo y en la misión de la Iglesia.]
El Celebrante:
Hermanos y Hermanas:
En esta fiesta de la Presentación –popularmente conocida por la
Candelaria–, somos invitados al agradecimiento sincero por nuestra vocación consagrada, suscitada en la Iglesia como una luz que el Padre ha puesto en el candelero, para que alumbre a todos los de la Casa. Nosotros, llamados por la misericordia de Dios, hacemos presente en este mundo el Amor de Dios, Su Compasión, Su Visita. La diversidad de carismas en las distintas formas de consagración pone de manifiesto la múltiple gracia con que el Dios Trinitario ha querido adornar y embellecer a su Iglesia. Hoy renovamos nuestro particular seguimiento de Cristo pobre, casto y siempre obediente al Padre.
(Todos oran en silencio durante algún tiempo)
El Celebrante:
Bendito seas, Señor, Padre Nuestro, porque en tu gran misericordia, con el susurro de tu Espíritu, no has dejado de llamar, a lo largo de la historia, a hombres y mujeres que, consagrados a Ti, fuesen en la Iglesia manifestación viva del seguimiento radical de Cristo, testigos creíbles del Evangelio, profetas humildes y valientes de tu Reino, hijos fieles de la Iglesia, peregrinos hacia la patria del Cielo. Por ello ¡te glorificamos!
Cantor: Gloria a Ti, por los siglos.
Asamblea: Gloria a Ti, por los siglos.
(I) Lector 1º:
Te glorificamos, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra porque en tu Hijo
Jesús nos has mostrado el camino del amor sin medida en el servicio de
la Caridad. Cristo ha hecho de Tu voluntad su alimento y su descanso, su fortaleza y su alegría.
Lector 2º:
Gracias, Padre, por habernos querido asociar íntimamente a este misterio de Obediencia filial, en Cristo, por Cristo y con Cristo. La Virgen María, la
Sierva obediente, siempre dócil a tu Palabra, nos toma de su mano para renovar hoy nuestra sincera adhesión a tu Santa Voluntad, confesada mediante el voto de obediencia que un día profesamos en el seno de tu Iglesia.
Asamblea: Gloria a Ti, por los siglos.
(II) Lector 1º:
Te glorificamos, Padre, y te bendecimos, porque en Jesucristo, nuestro
Dios y Señor, nos has dado la Verdad de tu Amor, donación sin reservas y entrega sin límite. Él, que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, nos ha mostrado la dicha evangélica reservada para los mansos y humildes de corazón, los pobres de espíritu, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, los perseguidos y los que sufren a diario por causa de tu Reino.
Lector 2º:
Gracias, Padre, porque en Cristo nos lo has entregado todo. Él es tu Hijo Amado, en quien tienes puestas todas tus complacencias. Él, nuestro maestro y nuestro hermano, es el Hombre-Dios paciente y misericordioso, compasivo y fiel, que ha venido a buscar lo que estaba perdido y a enseñarnos a caminar hacia el Cielo. De Él aprendemos que no tenemos, aquí en la tierra, otro lugar donde reclinar nuestra cabeza que no sea su pecho traspasado en el madero de su cruz gloriosa. Junto a Él estamos felices de vivir desprendidos y generosos, compartiendo nuestros bienes con los necesitados y proclamando que sólo Cristo es nuestra Riqueza y nuestro Tesoro.
Asamblea: Gloria a Ti, por los siglos.
(III) Lector 1º:
Te glorificamos, Padre, y te damos gracias, porque en Jesucristo, el Hijo
Bendito de la Bendita María, hemos sido seducidos por Tu Amor, enamorados de tu Reino y conducidos a la virginidad de nuestros corazones.
Como María podemos hoy decir: ¡Somos de Cristo y le pertenecemos sólo a Él!
Lector 2º:
Gracias, Padre, por tu Hijo Jesucristo, Esposo fiel de la Iglesia. Renueva
Tú en nosotros el fuego de tu Amor, la dicha y la alegría de vivir la verdadera castidad y la pureza sincera, de cuerpo, mente y corazón, una auténtica humanidad lograda en la santidad de nuestra consagración.
Asamblea: Gloria a Ti, por los siglos.
El celebrante:
¡Oh Señor!: mira con ojos de misericordia a estos hijos tuyos y a estas hijas tuyas: un día les llamaste y ellos te siguieron. Lo dejaron todo por Ti. ¡Renueva hoy en sus vidas el fuego ardiente del amor primero! ¡Ayúdales a caminar presurosos tras de Ti e infunde en sus corazones el auténtico discipulado que nace de tu llamada! ¡Dales la adhesión del corazón a tu Santo Evangelio y la comunión sin fisuras con nuestra Madre la Iglesia! ¡Hazlos fieles cooperadores de la Verdad y leales colaboradores de tu Reino. Te lo pedimos en el Nombre de Jesús, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Asamblea: (Cantando) Amén, amén, amén.
PRECES
[A las preces completas de la Solemnidad, se propone añadir estas cuatro específicas]
• Señor, tu Palabra es lámpara para nuestros pasos. Te pedimos hoy por todos los jóvenes que te buscan aun sin saberlo; conduce sus vidas con la
Luz radiante del Evangelio. Roguemos al Señor.
• Te pedimos también Señor por todos los religiosos, los miembros de institutos seculares y de nuevas formas de vida consagrada, por el orden de las vírgenes, por cuantos han recibido el don de la llamada a la consagración, para que, alcanzados por Cristo como el apóstol Pablo, sean auténticos testigos de la Resurrección y firmes defensores de la Vida, en nuestra sociedad y en el mundo entero. Roguemos al Señor.
• Por las familias, elegidas por Dios para transmitir la fe a la próxima generación, para que impulsadas por la esperanza y el amor de Jesús, puedan ejercer su misión de engendrar vocaciones para el Cielo. Roguemos al Señor.
• Por quienes estamos participando en esta celebración de acción de gracias por la vida consagrada, para que todos seamos uno por el Amor y el mundo crea en Jesucristo, único Salvador de todos los hombres.
Roguemos al Señor.
«Pertenecer totalmente a Cristo quiere decir arder con su amor incandescente, quedar transformados por el esplendor de su belleza: nuestra pequeñez se le ofrece como sacrificio de suave fragancia para que se convierta en testimonio de la grandeza de su presencia para nuestro tiempo, que tanta necesidad tiene de quedar ebrio por la riqueza de su gracia. Pertenecer al Señor: esta es la misión de los hombres y mujeres que han optado por seguir a Cristo casto, pobre y obediente, para que el mundo crea y se salve.» (BENEDICTO XVI, Audiencia a los Superiores y Superioras Generales de los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, 22 de mayo de 2006).
Carta Patoral de Monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, Obispo de Huesca y de Jaca, Presidente de la C.E. para la Vida Consagrada, con motivo de la Jornada de la Vida Consagrada el 2 de Febrero.
"Si tu vida es Cristo, manifiéstalo" (Filp 1,21)
San Pablo: saber de quién nos fiamos:
Estuvo entre los primeros cristianos. Como él mismo relata en sus cartas y es descrito hasta tres veces en el libro de los Hechos de los Apóstoles, su vida fue un verdadero milagro, una elección gratuita. Tanto más sorprendente cuanto que fue encontrado por aquel a quien él perseguía. Tal paradoja le dejó para siempre descabalgado de toda su pasión torcida y confundida. Y siguió teniendo pasión, más si cabe todavía, pero ya no anidaba en su entraña ni el rencor ni la insidia.
Fue fulgurante aquel inesperado e inmerecido encuentro, y al fulgor de su excesiva luz sus ojos cambiaron de dueño: no serán ya para la persecución, sino para la adoración de Dios y para el celo misionero.
Me estoy refiriendo a Pablo de Tarso, el Apóstol de los gentiles, junto con Pedro una verdadera columna de la Iglesia del Señor. Dios le tocó el corazón, le abrió los ojos y su vida quedó del todo cambiada para siempre. El mundo se le hizo pequeño para contar de mil modos su encuentro con Jesucristo en el camino de Damasco, y no pararía de viajar para decir a todos de quién se había fiado, el tesoro que había encontrado en el Señor, y cómo Dios se hizo para él cercano como un abrazo, tierno como el mismo amor, humilde como la entrega de la vida.
No fundó ninguna congregación de vida consagrada, pero fue sembrando la Palabra de Dios en toda aquella inmensa tierra que sus pies viajeros pisaron. Y surgieron comunidades cristianas a las que se dirigía con la espada de su voz y el ardor del misionero que llevaba dentro. Roma, Galacia, Tesalónica, Corinto, Filipos, Atenas... España quizás. Indómito en su vivencia de Cristo, es en este año jubilar un referente para la vida consagrada en todas sus formas.
En esta jornada dedicada precisamente a la Vida Consagrada, encontramos en San Pablo ese perfil de alguien que ha volcado su tiempo, sus espacios, su amor y su vida entera al Señor. Tenía límites que no quiso desvelarnos y los dejó tras el pudoroso anonimato del aguijón que le espoleaba, pero nos dijo mucho más cuando nos compartió el gran secreto: la gracia le bastaba. Todo lo consideró basura con tal de ganar la única riqueza verdadera: Cristo. Y hasta en los momentos más duros, los más incomprendidos, los de mayor acoso y algún derribo, sacará fuerzas precisamente de su indigencia: cuando él era débil entonces paradójicamente tenía fortaleza, por fiarse una y otra vez del Señor que en todo le confortaba.
San Pablo es también un reclamo para la vida consagrada, porque el amor apasionado por Cristo, el celo misionero de llegar a las gentes, y su inquebrantable fidelidad a la Iglesia, hacen de él un paradigma en el seguimiento del Señor a través de los diversos carismas. El Papa Benedicto XVI recordaba en una catequesis cómo el Apóstol Pablo era un hijo de la Iglesia: «San Pablo no actúa como un “solista”, como un individuo aislado, sino (...) en el «nosotros» de la Iglesia.
Este “yo” de Pablo no es un “yo” aislado, sino un “yo” en el “nosotros” de la Iglesia, en el «nosotros» de la fe apostólica» (31.ene.2007). Esta armonía complementaria que aparece en Pablo entre su «yo» personal y el «nosotros» eclesial, es todo un itinerario que permite vivir los carismas desde la comunión entre ellos, y la comunión con la Iglesia como tal. Por este motivo, Benedicto XVI afirma: «Pablo no es para nosotros una figura del pasado, que recordamos con veneración. El es también nuestro maestro, apóstol y anunciador de Jesucristo también para nosotros» (28.jun.2008). Todo un perfil que despierta y acompaña la fidelidad en la vocación recibida.
@ Jesús Sanz Montes, ofm
Obispo de Huesca y de Jaca
Presidente de la C.E. para la Vida Consagrada
VATICANO - “AVE MARÍA” por Mons. Luciano Alimandi - Convertirse es creer en Jesús
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – La fiesta de la conversión del Apóstol Pablo, en este año dedicado a él, celebrada el domingo pasado, ha sido una gracia inmensa para los cristianos, unidos a la Sagrada Liturgia, “fuente” de vida. Y ha sido también un momento de reflexión y de oración para renovar nuestro más importante propósito: ¡la conversión!
Sí, la conversión es algo que compromete todo nuestro empeño, pero al mismo tiempo es una de las cosas más hermosas que forman parte de la vida de fe. En efecto, el auténtico cristiano es un convertido a Jesús que cada vez se convierte más, un creyente en Él que cree cada vez más, un conquistado por Él que cada vez se deja conquistar más por el Evangelio. No hay una santidad de vida sin una conversión permanente, ya que es imposible seguir a Jesús sin tener en el corazón, de manera estable, la disposición de la conversión, es decir de renunciar al propio egoísmo, de vaciarse de sí, para darle lugar a Él.
El Señor lo afirma con palabras inequívocas: “yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos” (Mt 18,3). La conversión es, pues, un hacerse como niño, un empequeñecerse y volverse sencillo frente a uno mismo, frente a los demás y, ante todo, frente a Dios.
La conversión nos hace capaces de asumir las disposiciones del Corazón de Jesús: sus virtudes. Estas, a causa del pecado, no las podemos ejercitar sin un verdadero esfuerzo. Estamos llamados a conquistarlas con la ayuda de la gracia y con un esfuerzo interior, día a día.
La conversión cristiana, que también S. Pablo vivió y testimonió en tudas sus cartas, es dinámica por esencia. Es un continuo “hacerse” como niños, es decir mansos y humildes, sencillos y transparentes, para ser cada vez más semejantes a Jesús: “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mt 11,29).
Esta escuela de conversión, que el cristiano ha de frecuentar cada día, tiene como libro fundamental el Evangelio de Jesús. Sus maestros, que representan al único Maestro universal, son los Apóstoles con sus sucesores, los Obispos con el Papa a la cabeza: Vicario de Cristo, Sucesor de Pedro, Obispo de roma. Ellos nos transmiten lo que a su vez han ido recibiendo a lo largo de una continua Tradición custodiada por la Iglesia. Los estudiantes ya “promovidos” son los santos que, desde el Cielo, están siempre listos para ayudarnos, para darnos lecciones suplementarias para vivir aquello que ellos mismos han vivido, comenzando por el más grande mandamiento, el del Amor a Dios y al prójimo.
En esta escuela todos formamos parte de la misma clase, ya que no existen preferencias, la Verdad es una sola. El Evangelio, en efecto, es igual para todos y quien verdaderamente quiere aprenderlo lo debe practicar. Nadie puede hacer valer delante de Dios títulos o condiciones sociales especiales, para obtener un “descuento”, o un tratamiento particular. El Nuevo Testamento lo afirma claramente, precisamente por boca del primer Papa: “Dios no hace acepción de personas” (Hch 10,34). Todos, sobre estos “bancos” de la escuela del Evangelio”, somos hermanos, pues uno sólo es su Señor y Maestro: Jesús de Nazaret. Él da a cada uno los necesarios talentos para aprender a vivir la comunión con Él en la Iglesia. Luego, terminado el tiempo de la escuela, habrá un examen final, que tendrá lugar en el momento de nuestra muerte, cuando cada uno deberá responder a Dios por sí mismo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado” (Mt 25,20) y el señor le dará la recompensa prometida: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mt 25,21).
De esta manera el cristiano, en la escuela del Evangelio, se muestra como un discípulo siempre dispuesto a aprender cosas nuevas, a volver al inicio, a comenzar nuevamente a partir de la Palabra de Jesús que la Iglesia, como Madre y Maestra, nos anuncia incesantemente. ¡Cuánta gratitud lleva en el corazón para su Señor y Maestro quien, como Buen Pastor, “le conforta el alma; lo guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre y le da como compañeras felicidad y gracia, todos los días de su vida” (Sal 22,3.6)!
La conversión es el primer anuncio de la Iglesia, ya que es el primer anuncio del Evangelio y debe ser el primer compromiso del cristiano. Que San Pablo Apóstol nos ayude a convertirnos, a encarnar en nuestra vida el Evangelio de Jesús, como nos lo ha enseñado el Santo Padre Benedicto XVI: “La experiencia del Apóstol puede ser modelo de toda auténtica conversión cristiana. La de Pablo maduró en el encuentro con Cristo Resucitado; fue dicho encuentro el que cambió radicalmente su existencia. En el camino de Damasco sucedió para él aquello que Cristo pide en el Evangelio de hoy: Saulo se convirtió porque, gracias a la luz divina, ‘creyó en el Evangelio’. En esto consiste su conversión y la nuestra: en creer en Jesús muerto y resucitado y en abrirse a la iluminación de su gracia divina. En aquel momento Saulo comprendió que su salvación no dependía de las obras buenas realizadas en favor de la ley, sino del hecho que Jesús había muerto también por él –el perseguidor– y había resucitado. Esta verdad, que gracias al Bautismo ilumina la existencia de todo cristiano, cambia radicalmente nuestro modo de vivir. Convertirse significa, también para cada uno de nosotros, creer que Jesús ‘se ha dado a sí mismo por mí’, muriendo en la Cruz (cf. Gal 2,20) y, resucitado, vive conmigo y en mí. Confiándome al poder de su perdón, dejándome tomar de su mano, puede salir de las arenas movedizas del orgullo y del pecado, de la mentira y de la tristeza, del egoísmo y de toda falsa seguridad, para conocer y vivir la riqueza de su amor” (Benedicto XVI, Angelus del 25 de enero de 2009). (Agencia Fides 28/1/2009; líneas 67, palabras 1017)
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Boletín 321
Esta semana tuvo lugar, en el Hospital de La Candelaria, la rueda de prensa para presentar el programa de actos de la Festividad de la Virgen de Candelaria que este año girará en torno al 50 aniversario del Santuario. Los días más importantes de las fiestas se vivirán el 1 y el 2 de febrero. En este sentido, el domingo 1 de febrero el Nuncio de su Santidad el Papa en España, Manuel Monteiro de Castro, presidirá la Eucaristía Conmemorativa del 50 aniversario de la Basílica. Una eucaristía donde se estrenará La Misa compuesta por Emilio Coello.
Por su parte, el día 2 de febrero, se celebrará la Festividad Litúrgica de Nuestra Señora de Candelaria que comenzará con la procesión cívica con el traslado del escudo municipal a las 11.30 horas, desde el Ayuntamiento hasta el Santuario donde el prelado nivariense preside la solemne función religiosa.
COPE emite, este domingo, a las ocho de la mañana y para toda España, la misa desde Candelaria presidida por el Obispo. Igualmente emitirá, su emisora en Tenerife, la Eucaristía solemne de mediodía.
Además, la programación socio-religiosa de COPE Tenerife y COPE La Palma emite, el domingo el informativo diocesano “iglesia nivariense” desde Candelaria.
Por cierto, el Nuncio Manuel Monteiro visitará, por vez primera, el próximo viernes la isla de La Palma donde se reunirá con los sacerdotes de servicio en la isla, saludará a algunos responsables públicos y conocerá algunos templos emblemáticos como el Santuario insular, las parroquias de El Salvador y los Remedios, así como el templo que acoge al patrón de la isla y el monasterio del Císter.
Por otro lado, en Candelaria se han inaugurado las Jornadas mariológicas y otras sobre Identidad y Patrimonio Canario en las que se ha puesto de manifiesto que se han encontrado 1092 lugares del mundo donde existe una imagen o se celebra la festividad de la Virgen de Candelaria, sobre todo en Latinoamérica.
Ese día, uno de febrero, en el seminario se celebra la Fiesta de la Familia. Con tal ocasión formadores, seminaristas y familias realizan una excursión al sur de Tenerife, además de participar en la celebración del aniversario del Santuario de Candelaria. La presencia del Seminario nace desde la gratitud que éste tiene a la Patrona cuya imagen peregrinó con ocasión de la colecta diocesana a favor del nuevo edificio del seminario. No en vano decía el entonces obispo, Domingo Pérez Cáceres en 1958: …”María de Candelaria; yo te hago tu Basílica. Tú me harás el seminario…”.
Esta semana, en Gran Canaria, tuvo lugar una reunión en la que se constituyó el Consejo de Popular Televisión en Canarias.
Por otro lado, la Casa de Acogida de Tacoronte acogió una nueva reunión del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos.
El jueves 29 de enero, se cumplieron 268 años de la firma de El Voto de 1741, donde el pueblo herreño hizo su particular juramento de conducir a La Madre Amada desde su santuario y ermita, en La Dehesa, La Villa de Valverde. Por tal motivo, La Fundación Virgen de Los Reyes realizó una reunión extraordinaria del Patronato de La Fundación, se celebró una Solemne Eucaristía, en la que se recordó aquel 29 de enero de 1741, cuando fue firmado el compromiso votivo. En La Eucaristía se entregó a Las parroquias y a Las Instituciones civiles, una copia numerada del Voto.
Los catequistas gomeros celebran este fin de semana un cursillo de formación en Arure. Por su parte, los catequistas del arciprestazgo de S/C de La Palma están convocados el miércoles 4, a las ocho de la tarde en la parroquia de El Salvador, a la presentación del catecismo Jesús es el Señor.
El arciprestazgo de Granadilla ha organizado dos actividades, para el próximo mes de Febrero, dentro del marco del año paulino. La primera de ellas consiste en una exposición itinerante por los distintos municipios del arciprestazgo. Será inaugurada el próximo sábado 31 de Marzo, en el coro alto de la Iglesia parroquial del Médano. La exposición permanecerá en este templo hasta el domingo 8 de Febrero. Posteriormente, en las semanas sucesivas, visitará los municipios de San Miguel, Arona y Vilaflor.
La segunda actividad serán las Jornadas Bíblicas. Este año, se han concentrado en un único día, el sábado 7 de Febrero, de 16 a 21h. Se desarrollarán en los recientemente arreglados salones parroquiales de Ntra. Sra. de la Merced, en el Médano. El tema girará en torno a la figura de San Pablo y estarán a cargo del Profesor de Patrología del ISTIC, Macario Manuel López. Así mismo, en la misa de clausura de las Jornadas se acogerá en el arciprestazgo el farol del Sínodo que iniciará, ese día, su andadura por todas las parroquias del mismo.
El día 1 de Febrero, Domingo y a las 19 horas, es la Clausura en el Seminario del Encuentro de Matrimonios 116.
Por otra parte, el movimiento Vida Ascendente ha organizado el sábado siete de febrero, con motivo de la festividad de sus patronos: Simeón y Ana, una charla coloquio en la Basílica de Candelaria, donde además celebrarán la Eucaristía y, en Barranco Hondo, realizarán un almuerzo compartido.
Manos Unidas está celebrando el cincuenta aniversario de sus campañas contra el hambre. En este sentido, las campanas de algunos templos de nuestra diócesis y otros lugares de España, sonarán a mediodía del viernes día seis, invitando al Ayuno Voluntario contra el hambre.
El Obispo presidió la solemne apertura del Año Jubilar de S. Vicente en los Realejos en el marco de una eucaristía en cuya homilía resaltó la fidelidad y el coraje de diácono S. Vicente para mantener su fe en medio de unas grandes presiones y tormentos. Además, invitó a los presentes a asumir el martirio cotidiano de vivir con coherencia la fe en Jesucristo, profesándola y promoviéndola en público y en privado. En el transcurso de la Eucaristía se renovó el Voto cuatro veces centenario del pueblo de los Realejos a S. Vicente.
El pasado 23 de enero se cumplieron tres años del siniestro severo que acabó con la Sede del Obispado, en La Laguna. Los trabajos de rehabilitación del edificio marchan a buen ritmo, según ha reconocido el arquitecto portavoz del equipo multiprofesional, y se espera que estén concluidos en la primavera del presente año.
Por su parte, el arquitecto, José Miguel Márquez ha indicado al periódico El Día que las bóvedas y la cúpula de la Catedral se demolerán en este 2009, tras concluir la investigación del subsuelo y del estado y solidez del edificio que se está desarrollando. Las bóvedas se construirán con hormigón, como en 1906, pero con las garantías actuales.
El periódico “El Día”, en su edición del 25 de enero, ha publicado un extenso reportaje sobre los 100 años de vida del colegio orotavense de San Isidro. En dicha publicación se recogen datos curiosos como, por ejemplo, que más de 15 alcaldes de municipios de Tenerife se formaron en las aulas de este centro educativo, así como numerosos profesionales, empresarios y jueces.
El Cabildo de Tenerife ha firmado un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de La Laguna y el Obispado de Tenerife para llevar a cabo la ejecución de las obras de restauración de la ermita de Valle Tabares, Iglesia de Nuestra Señora del Rosario y San Francisco de Paula.
La Fundación Canaria Santa Rita, que cuenta con 272 socios, ha elegido por votación a su presidente, el padre Antonio María Hernández.
A propuesta de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida presidida por el Obispo de Cartagena, Mons. Juan Antonio Reig Pla., y con el visto bueno del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española (CEE), se ha puesto en marcha un año de oración por la vida que, bajo el lema “Bendito sea el fruto de tu vientre”. La inciativa que se celebrará en todas las diócesis del país a partir del proximo 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, pretende, según palabras de Juan Pablo II en la Evangelium Vitae que "en cada comunidad cristiana, con iniciativas extraordinarias y con la oración habitual
ORACIÓN POR LA VIDA
− Cristo Jesús: Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, derrama tu misericordia sobre las personas que promueven o participan en el aborto, la eutanasia o cualquier atentado a la dignidad de la persona.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor Jesús: en la Eucaristía nos amas hasta el extremo. Te presentamos a todas las personas que no encuentran una razón para vivir. Que descubran la esperanza en tu amor.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor: en la Eucaristía te manifiestas como la Verdad encarnada. Guía a los científicos y profesionales de la medicina para que apoyen siempre la vida y rechacen toda práctica contraria a la dignidad del ser humano.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor Jesús: en la Eucaristía te manifiestas como el Esposo de la Iglesia. Concede a los matrimonios el don de tu gracia y a las familias ser el santuario de la vida.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Cristo Jesús: en la Eucaristía nos sales al encuentro revestido de pobreza y humildad. Bendice a las personas que sufren necesidades materiales.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor Jesús: en la Eucaristía eres el Pan que da la vida eterna. Líbranos del pecado que lleva a la muerte, concédenos la vida de tu gracia y a nuestros difuntos el gozoeterno.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor: en la Eucaristía eres Luz del mundo y Vida de los hombres. Concédenoscaminar como hijos de la luz y ser testigos del Evangelio de la vida.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
Preces ante
el Santísimo Sacramento en los lugares de culto
Señor Jesús, cada vez que nos reunimos para celebrar el misterio pascual de tu amor escuchamos tus palabras: «Esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros».
Tú las pronunciaste para mostrarnos el significado de tu amor para con nosotros, un amor que te llevó a entregar tu vida para que nosotros tuviéramos tu misma vida. Tú también las pronunciaste para que comprendamos el significado del amor que nos pides para con los demás, un amor que nos lleva a entregarnos completamente para que otros puedan vivir.
Sin embargo, hay muchos que no escuchan tu palabra y justifican atentados contra la vida humana.
Señor Jesús, creemos y proclamamos que Tú, el Hijo de Dios que por nosotros te hiciste hombre en el seno de la Virgen María, y que por nosotros entregaste tu vida en la cruz, estás realmente presente en este Santísimo Sacramento.
Escucha las súplicas que te dirigimos para que el Evangelio de la vida sea acogido, celebrado y anunciado por todos los hombres:
− Señor: en la Eucaristía nos entregas tu vida por amor. Enséñanos y concédenos amar como Tú para dar vida al mundo.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que los gobiernos y los legisladores protejan eficazmente el derecho fundamental a la vida.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que las familias sean escuela de amor y aprecio por el don de la vida de todo ser humano.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que los científicos y los profesionales de la sanidad apoyen siempre la vida y rechacen toda práctica que atente contra la dignidad o la vida de las personas.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que las futuras madres en dificultades encuentren el apoyo que necesitan y reciban soluciones positivas y eficaces para proteger la vida de sus hijos.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que cuantos apoyan cualquier atentado contra la vida humana sean curados
de su ceguera.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que en nuestra sociedad se defienda siempre el valor sagrado de la vida de los ancianos y enfermos graves. Para que nunca les falte la esperanza y las ayudas necesarias.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que a los moribundos no les falte la cercanía de sus seres queridos y, en caso necesario, los cuidados paliativos que les permitan aliviar el dolor y vivir con serenidad el final de esta vida.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, te adoramos y te glorificamos, porque encontramos en Ti la fuente de la vida eterna.
Escucha nuestra oración y haznos apóstoles intrépidos del Evangelio de la vida, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria del Dios Creador y amante de la vida.
Amén.
O bien:
– Que la Iglesia sepa anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Cristo Jesús: en la Eucaristía te adoramos como Señor y Rey de reyes.
Ilumina a nuestros gobernantes para que defiendan la vida desde su concepción hasta su muerte natural.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor: en la Eucaristía nos enseñas a caminar en la luz del amor. Ilumina a las mujeres que han concebido un hijo para que recorran el camino de la vida y encuentren las ayudas necesarias.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
Los obispos españoles declaran al 2009 “año de oración por la vida” que comienza el 2 de febrero.
2009, año de oración por la vida
Con el lema "Bendito sea el fruto de tu vientre"
Madrid 27 de enero de 2009
A propuesta de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, y con el visto bueno del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española (CEE), se ha puesto en marcha un año de oración por la vida que, desde este mes de enero, pretende, según palabras de Juan Pablo II en la Evangelium Vitae que "en cada comunidad cristiana, con iniciativas extraordinarias y con la oración habitual, se eleve una súplica apasionada a Dios, Creador y amante de la vida".
Para ello, y con el objetivo de facilitar la oración personal y comunitaria, la citada Subcomisión ha preparado unos materiales (cartel, rosario, oraciones por la vida, preces para la adoración ante el Santísimo y para la celebración de la Eucaristía y la liturgia de las horas) que se han enviado a las delegaciones de pastoral familiar de todas las diócesis españolas.
La Comisión Diocesana de Justicia y Paz nos envía el sieguiente escrito: "Conscientes de que compartimos las mismas preocupaciones por la experiencia DE SUFRIMIENTO de tantas personas inocentes, a causa de los conflictos bélicos, adjuntamos unos documentos que pueden ayudarnos a reflexionar y a poner los medios que estén de nuestra parte para favorecer la construcción de la paz en nuestro mundo: Las 25 frases claves del Mensaje del Papa Benedicto XVI del día de la Paz, la carta del único párroco de Gaza y nuevamente el comunicado de Justicia y Paz sobre los sucesos".
C. Santiago Beyro, 15 – 1 – tfno 922882917 E-mail [email protected]
38007 Santa Cruz de Tenerife
25 FRASES CLAVES DEL MENSAJE DEL PAPA
BENEDICTO XVI PARA LA JORNADA DE LA PAZ
COMBATIR LA POBREZA, CONSTRUIR LA PAZ
"PARA NO CONSTRUIR UNA CASA DORADA RODEADA DE DESIERTO Y
DEGRADACIÓN"
1. La pobreza genera conflictos y guerra: ”La pobreza se encuentra frecuentemente entre los factores que favorecen o agravan los conflictos, incluidas la contiendas armadas. Estas últimas alimentan a su vez trágicas situaciones de penuria”.
2.- Por una globalización también moral y espiritual: “la referencia a la globalización debería abarcar también la dimensión espiritual y moral, instando a mirar a los pobres desde la perspectiva de que todos comparten un único proyecto divino, el de la vocación de construir una sola familia en la que todos –personas, pueblos y naciones– se comporten siguiendo los principios de fraternidad y responsabilidad”.
3.- Por una visión global de la pobreza: “en dicha perspectiva se ha de tener una visión amplia y articulada de la pobreza. Si ésta fuese únicamente material, las ciencias sociales, que nos ayudan a medir los fenómenos basándose sobre todo en datos de tipo cuantitativo, serían suficientes para iluminar sus principales características. Sin embargo, sabemos que hay pobrezas inmateriales, que no son consecuencia directa y automática de carencias materiales”.
4.- La pobreza es una falta grave de respeto a la dignidad de la persona: “cualquier forma de pobreza no asumida libremente tiene su raíz en la falta de respeto por la dignidad trascendente de la persona humana. Cuando no se considera al hombre en su vocación integral, y no se respetan las exigencias de una verdadera «ecología humana»,4 se desencadenan también dinámicas perversas de pobreza e implicaciones morales
5.- La gran pobreza de la reducción de la natalidad: “la pobreza se pone a menudo en relación con el crecimiento demográfico. consiguientemente, se están llevando a cabo campañas para reducir la natalidad en el ámbito internacional, incluso con métodos que o respetan la dignidad de la mujer ni el derecho de los cónyuges a elegir responsablemente el número de hijos 5 y, lo que es más grave aún, frecuentemente ni siquiera respetan el derecho a la vida. El exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza es, en realidad, la eliminación de los seres humanos más pobres..La población se está confirmando como una riqueza y no como un factor de pobreza”.
6.- Pobreza y enfermedades pandemias: “es difícil combatir sobre todo el sida, causa dramática de pobreza, si no se afrontan los problemas morales con los que está relacionada la difusión del virus. Es preciso, ante todo, emprender campañas que eduquen especialmente a los jóvenes a una sexualidad plenamente concorde con la dignidad de la persona; hay iniciativas en este sentido que ya han dado resultados significativos, haciendo disminuir la propagación del virus. Además, se requiere también que se pongan a disposición de las naciones pobres las medicinas y tratamientos necesarios; esto exige fomentar decididamente la investigación médica y las innovaciones terapéuticas, y aplicar con flexibilidad, cuando sea necesario, las reglas internacionales sobre la propiedad intelectual, con el fin de garantizar a todos la necesaria atención sanitaria de base”.
6..- La pobreza de los niños: “cuando la pobreza afecta a una familia, los niños son las víctimas más vulnerables: casi la mitad de quienes viven en la pobreza absoluta son niños. Considerar la pobreza poniéndose de parte de los niños impulsa a estimar como prioritarios los objetivos que los conciernen más directamente como, por ejemplo, el cuidado de las madres, la tarea educativa, el acceso a las vacunas, a las curas médicas y al agua potable, la salvaguardia del medio ambiente y, sobre todo, el compromiso en la defensa de la familia y de la estabilidad de las relaciones en su interior. Cuando la familia se debilita, los daños recaen inevitablemente sobre los niños. Donde no se tutela la dignidad de la mujer y de la madre, los más afectados son principalmente los hijos”.
7.- La relación entre el desarme y el desarrollo: “es preocupante la magnitud global del gasto militar en la actualidad. Como ya he tenido ocasión de subrayar, «los ingentes recursos materiales y humanos empleados en gastos militares y en armamentos se sustraen a los proyectos de desarrollo de los pueblos, especialmente de los más pobres y necesitados de ayuda. Y esto va contra lo que afirma la misma carta de las naciones unidas, que compromete a la comunidad internacional, y a los estados en particular, a “promover el establecimiento y el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacional con el mínimo dispendio de los recursos humanos y económicos mundiales en armamentos”.
8.- Reducir los gastos en armas: “los estados están llamados a una seria reflexión sobre los motivos más profundos de los conflictos, a menudo avivados por la injusticia, y a afrontarlos con una valiente autocrítica. Si se alcanzara una mejora de las relaciones, sería posible reducir los gastos en armamentos. Los recursos ahorrados se podrían destinar a proyectos de desarrollo de las personas y de los pueblos más pobres y necesitados: los esfuerzos prodigados en este sentido son un compromiso por la paz dentro de la familia humana”.
9.- La crisis alimentaria: “esta crisis se caracteriza no tanto por la insuficiencia de alimentos, sino por las dificultades para obtenerlos y por fenómenos especulativos y, por tanto, por la falta de un entramado de instituciones políticas y económicas capaces de afrontar las necesidades y emergencias. La malnutrición puede provocar también graves daños psicofísicos a la población, privando a las personas de la energía necesaria para salir, sin una ayuda especial, de su estado de pobreza. Esto contribuye a ampliar la magnitud de las desigualdades, provocando reacciones que pueden llegar a ser violentas”.
10.- La globalización de la solidaridad desde la ley natura: “una de las vías maestras para construir la paz es una globalización que tienda a los intereses de la gran familia humana.8 sin embargo, para guiar la globalización se necesita una fuerte solidaridad
global,9 tanto entre países ricos y países pobres, como dentro de cada país, aunque sea rico. Es preciso un « código ético común »,10 cuyas normas no sean sólo fruto de acuerdos, sino que estén arraigadas en la ley natural inscrita por el creador en la conciencia de todo ser humano (cf. rem 2,14-15)”.
11.- La contribución de la iglesia: “la iglesia, que es «signo e instrumento de la íntima unión con dios y de la unidad de todo el género humano», continuará ofreciendo su aportación para que se superen las injusticias e incomprensiones, y se llegue a construir un mundo más pacífico y solidario.
12.- Comercio internacional: “en el campo del comercio internacional y de las transacciones financieras, se están produciendo procesos que permiten integrar positivamente las economías, contribuyendo a la mejora de las condiciones generales; pero existen también procesos en sentido opuesto, que dividen y marginan a los pueblos, creando peligrosas premisas para conflictos y guerras”... “quisiera renovar un llamamiento para que todos los países tengan las mismas posibilidades de acceso al mercado mundial, evitando exclusiones y marginaciones
13. Las transaciones financieras: “se puede hacer una reflexión parecida sobre las finanzas, que atañe a uno de los aspectos principales del fenómeno de la globalización, gracias al desarrollo de la electrónica y a las políticas de liberalización de los flujos de dinero entre los diversos países... una finanza restringida al corto o cortísimo plazo llega a ser peligrosa para todos, también para quien logra beneficiarse de ella durante las fases de euforia financiera”.
14. Combatir la pobreza desde los planos económicos y jurídico: “de todo esto se desprende que la lucha contra la pobreza requiere una cooperación tanto en el plano económico como en el jurídico que permita a la comunidad internacional, y en particular a los países pobres, descubrir y poner en práctica soluciones coordinadas para afrontar dichos problemas, estableciendo un marco jurídico eficaz para la economía.
Exige también incentivos para crear instituciones eficientes y participativas, así como ayudas para luchar contra la criminalidad y promover una cultura de la legalidad”.
15.- La creación de valor: “desde este punto de vista, no hay que hacerse ilusiones pensando que una política de pura redistribución de la riqueza existente resuelva el problema de manera definitiva. En efecto, el valor de la riqueza en una economía moderna depende de manera determinante de la capacidad de crear rédito presente y futuro. Por eso, la creación de valor resulta un vínculo ineludible, que se debe tener cuenta si se quiere luchar de modo eficaz y duradero contra la pobreza material”.
16. Por una correcta lógica económica, política y participativa: “ Finalmente, situar a los pobres en el primer puesto comporta que se les dé un espacio adecuado para unacorrecta lógica económica por parte de los agentes del mercado internacional, una correcta lógica política por parte de los responsables institucionales y una correcta lógica participativa capaz de valorizar la sociedad civil local e internacional”
17.- El papel de la sociedad civil en el desarrollo: “La historia del desarrollo
económico del siglo XX enseña cómo buenas políticas de desarrollo se han confiado a la responsabilidad de los hombres y a la creación de sinergias positivas entre mercados, sociedad civil y estados. En particular, la sociedad civil asume un papel crucial en el proceso de desarrollo, ya que el desarrollo es esencialmente un fenómeno cultural y la cultura nace y se desarrolla en el ámbito de la sociedad civil”.
18. Una globalización regida por una sabiduría prudente: “como ya afirmó mi venerado predecesor juan pablo II, la globalización «se presenta con una marcada nota de ambivalencia» y, por tanto, ha de ser regida con prudente sabiduría. De esta sabiduría, forma parte el tener en cuenta en primer lugar las exigencias de los pobres de la tierra, superando el escándalo de la desproporción existente entre los problemas de la pobreza y las medidas que los hombres adoptan para afrontarlos. La desproporción es de orden cultural y político, así como espiritual y moral”.
19.- Ir a las causas más profundas: “En efecto, se limita a menudo a las causas superficiales e instrumentales de la pobreza, sin referirse a las que están en el corazón humano, como la avidez y la estrechez de miras. Los problemas del desarrollo, de las ayudas y de la cooperación internacional se afrontan a veces como meras cuestiones técnicas, que se agotan en establecer estructuras, poner a punto acuerdos sobre precios y cuotas, en asignar subvenciones anónimas, sin que las personas se involucren verdaderamente. En cambio, la lucha contra la pobreza necesita hombres mujeres que vivan en profundidad la fraternidad y sean capaces de acompañar a las personas, familias y comunidades en el camino de un auténtico desarrollo humano”.
20.- Los pobres son un fardo molesto, son personas con todos los derechos: “en la encíclica centesimus annus, juan pablo II advirtió sobre la necesidad de «abandonar una mentalidad que considera a los pobres –personas y pueblos– como un fardo o como molestos e importunos, ávidos de consumir lo que los otros han producido». «Los pobres –escribe– exigen el derecho de participar y gozar de los bienes materiales y de hacer fructificar su capacidad de trabajo, creando así un mundo más justo y más próspero para todos ».
21.- La globalización por sí sola no genera paz: “en el mundo global actual, aparece con mayor claridad que solamente se construye la paz si se asegura la posibilidad de un crecimiento razonable. En efecto, las tergiversaciones de los sistemas injustos antes o después pasan factura a todos. Por tanto, únicamente la necedad puede inducir a construir una casa dorada, pero rodeada del desierto o la degradación. Por sí sola, la globalización es incapaz de construir la paz, más aún, genera en muchos casos divisiones y conflictos. La globalización pone de manifiesto más bien una necesidad: la de estar orientada hacia un objetivo de profunda solidaridad, que tienda al bien de todos y cada uno. En este sentido, hay que verla como una ocasión propicia para realizar algo importante en la lucha contra la pobreza y para poner a disposición de la justicia y la paz recursos hasta ahora impensables.
22.-La validez de la doctrina social de la iglesia: “La doctrina social de la iglesia se ha interesado siempre por los pobres. en tiempos de la encíclica rerum novarum, éstos eran sobre todo los obreros de la nueva sociedad industrial; en el magisterio social de Pío XI, Pío XII, Juan XXIII, pablo vi y juan pablo II se han detectado nuevas pobrezas a medida que el horizonte de la cuestión social se ampliaba, hasta adquirir dimensiones mundiales.16 esta ampliación de la cuestión social hacia la globalidad hay que considerarla no sólo en el sentido de una extensión cuantitativa, sino también como una profundización cualitativa en el hombre y en las necesidades de la familia humana”.
23.- La opción preferente de la iglesia por los pobres: “Por eso la iglesia, a la vez que sigue con atención los actuales fenómenos de la globalización y su incidencia en las pobrezas humanas, señala nuevos aspectos de la cuestión social, no sólo en extensión, sino también en profundidad, en cuanto conciernen a la identidad del hombre y su relación con dios. Son principios de la doctrina social que tienden a clarificar las relaciones entre pobreza y globalización, y a orientar la acción hacia la construcción de la paz. Entre estos principios conviene recordar aquí, de modo particular, el «amor preferencial por los pobres», a la luz del primado de la caridad, atestiguado por toda la tradición cristiana, comenzando por la de la iglesia primitiva (cf. Hch 4,32-36; 1 Co 16,1; 2 Co 8-9; Ga 2,10)”.
24.- No regatear ningún esfuerzo en lucha contra la pobreza: “«que se ciña cada cual a la parte que le corresponde», escribía león XIII en 1891, añadiendo: «por lo que respecta a la iglesia, nunca ni bajo ningún aspecto regateará su esfuerzo».18 esta convicción acompaña también hoy el quehacer de la iglesia para con los pobres, en los cuales contempla a cristo,19 sintiendo cómo resuena en su corazón el mandato del príncipe de la paz a los apóstoles: «vos date illis manducare – dadles vosotros de comer» (Lc. 9,13)”.
25.- Ensanchar, transformar y acercar el corazón hacia los pobres: “así pues, fiel a esta exhortación de su señor, la comunidad cristiana no dejará de asegurar a toda la familia humana su apoyo a las iniciativas de una solidaridad creativa, no sólo para distribuir lo superfluo, sino cambiando «sobre todo los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad ».20 Por consiguiente, dirijo al comienzo de un año nuevo una calurosa invitación a cada discípulo de Cristo, así como a toda persona de buena voluntad, para que ensanche su corazón hacia las necesidades de los pobres, haciendo cuanto le sea concretamente posible para salir a su encuentro. En efecto, sigue siendo incontestablemente verdadero el axioma según el cual «combatir la pobreza es construir la paz»”.
Jesús de las Heras Muela. Escrito por Ecclesia digital jueves, 11 de diciembre de
COMUNICADO A FAVOR DE LA VIDA, LA PAZ Y EL ESTADO DE DERECHO
Ante los acontecimientos que están ocurriendo en los últimos días en Gaza, Justicia y Paz quiere manifestar lo siguiente:
1.- Tenemos la convicción de que el diálogo y la negociación son los únicos caminos para la búsqueda de la paz. La violencia y el odio entre personas nunca son la solución de nada.
2.- Compartimos el dolor con todas las víctimas y lamentamos, una vez más que los niños y los más pobres, sean las víctimas de cualquier contienda.
3.- Toda acción bélica es condenable. Nuestra condena es aún mayor cuando las víctimas son sobre todo población civil.
4.- El elevadísimo número de muertos civiles que están provocando los ataques a objetivos presuntamente bélicos, nos hace dudar muy seriamente de que estos hechos puedan calificarse como accidentales.
Hacemos un llamamiento:
· Para que se declare un alto el fuego y los habitantes de Gaza puedan ser atendidos adecuadamente.
· A los organismos internacionales para que hagan cumplir las resoluciones de
Naciones Unidas realizadas sobre estos territorios.
· Pedimos, asimismo, que se restablezcan las condiciones necesarias para las personas puedan vivir con dignidad en los lugares del conflicto.
· A la comunidad Internacional para que se hagan todos los esfuerzos posibles para que se restablezca una paz justa y duradera en esa zona.
· Que se respeten la dignidad y los derechos de las personas que viven en Gaza para que puedan vivir libres de miedos y acciones violentas.
· A todas las personas que promuevan, trabajen y favorezcan la implantación de una cultura de paz.
DE LA IGLESIA DE DIOS EN GAZA A LOS QUERIDOS
SANTOS DE PALESTINA Y DE TODO EL MUNDO:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros.
Desde el valle de las lágrimas, desde Gaza bañada en su sangre, una sangre que ha sofocado la felicidad en el corazón de un millón y medio de habitantes, os dirijo estas palabras de fe y esperanza. No utilizaré la palabra "amor", esa palabra se ha quedado atragantada incluso en nuestras gargantas de cristianos. Los sacerdotes de la Iglesia levantan el estandarte de la esperanza para que Dios se apiade y compadezca de nosotros dejando para Él un resto en Gaza, y de esta forma no se apague la lámpara del cristianismo que encendió, en los comienzos de la Iglesia, el diácono Felipe. Que la compasión de Cristo eleve nuestro amor a Dios, aunque en estos momentos se encuentre en un "estado crítico".
Desde mi corazón de sacerdote y párroco os pido que recéis por el alma de nuestra querida hermana de la escuela de la Sagrada Familia, la primera cristiana fallecida en esta guerra: Cristina Wadi al-Turk.
Murió la mañana del sábado 2 de enero de 2009 a causa del miedo y del frío. Las ventanas de su casa estaban abiertas para proteger a los niños del efecto de la onda expansiva en los cristales. Los cohetes pasaban por encima de su casa, afectando a todos los vecinos y haciendo que todo se moviera amenazadoramente. No pudo soportar todo eso y se fue a quejarse al Creador y a pedirle una nueva casa y un refugio donde no hubiera llanto ni cohetes, ni gemidos sino alegría y felicidad.
Queridos hermanos en Cristo, lo que veis en vuestras pantallas de televisión y lo que oís no es en absoluto todo el sufrimiento real por el que está pasando nuestro pueblo de Gaza. Ni la televisión ni la radio pueden transmitir en toda su amplitud lo que está pasando en nuestra tierra.
El asedio de Gaza es un huracán que crece por momentos hasta convertirse en un crimen contra la humanidad. El pueblo de Gaza hoy, lleva su tragedia al juicio de la conciencia de cada hombre "de buena voluntad". El tiempo venidero será el tiempo del juicio justo de Dios.
Los niños de Gaza, con sus parientes, duermen en los pasillos de sus casas, si es que aún los conservan, o en los cuartos de baño, para protegerse, temblando de miedo por el estruendo y los temblores, los temblores terribles de los cazas F-16.
Es verdad que hasta ahora los objetivos de los aviones han sido en su gran mayoría las sedes principales del gobierno y de Hamás, pero todos estos edificios están situados entre las casas de la gente al no separarse de ellas más de 6 metros, que es la distancia legal permitida entre edificios. Por eso las casas de la gente sufren graves daños y muchos de los niños fallecidos lo son por este motivo. Nuestros niños viven en un estado constante de pánico y terror, y esto les hace enfermar. Esto y la falta de alimentos, la mala alimentación, la pobreza, el frío... La tragedia que se vive en los hospitales es crítica. En estos hospitales no había, antes de la guerra, dispositivos de urgencias, y ahora se ven desbordados por miles de heridos, enfermos y por estos acontecimientos, hasta tal punto que las operaciones se realizan en los pasillos de los hospitales. Muchos de los heridos se envían por el paso de Rafah hacia Egipto, pero el que consigue pasar no vuelve, pues la mayoría mueren por el camino. La gente en los hospitales está asustada, triste, rozando casi la histeria.
Quiero ahora contaros una pequeña historia ocurrida en el hospital a la familia de Abdel Latif. Uno de sus hijos desapareció en la primera oleada de bombardeos. Le buscaron en casa de sus familiares pero no le encontraron ni en el primero ni en el segundo día de la guerra. Al tercer día, recorriendo la familia el hospital, encontraron a un pariente de la familia Yarad que estaba cuidando a uno de sus hijos que había sido herido y estaba mutilado. Ese niño había perdido una de sus piernas y su rostro estaba desfigurado no por los bombardeos de los aviones sino por los efectos de la onda expansiva de las explosiones en los cristales, que se le habían clavado estando él en el hospital cuando una parte de éste fue alcanzado por los bombardeos. Abdel Latif se acercó a consolar al de la familia Yarad, pero cuando estuvo cerca del herido, descubrió que el herido era su propio hijo y no el hijo de la familia Yarad. Para mediar entre la diferencia de las dos familias, decidieron esperar a que el herido se despertase y dijese a qué familia pertenecía. De esta forma la familia de Abdel Latif pudo recuperar a su hijo, que estaba cuidando la familia Yarad.
Os describo esto someramente en mi carta pidiéndoos ayuda a vosotros, y también a Dios. Nuestro pueblo en Gaza se comporta como si fuesen animales salvajes, no como personas. Comen pero no se alimentan, lloran pero no tienen lágrimas. No hay ni agua ni electricidad ni comida, sólo miedo, pánico y bloqueo... Ayer en la panadería se negaron a darme pan. La causa: el hombre se niega a darme pan hecho con una harina que no es buena para la salud, no por desprecio de que yo sea sacerdote. La harina buena que tenía se ha agotado y ahora ofrece lo que le queda en gran cantidad, una harina no apta para el consumo humano. Yo, por mi parte, he jurado no comer pan en lo que dure esta guerra.
Os pedimos que elevéis a Dios vuestras más ardientes oraciones y que no se celebre misa ni servicio religioso en que no os acordéis delante de Dios de la tragedia deGaza. Por mi parte, yo sigo enviando pequeñas cartas a nuestros hijos para alentar la esperanza en sus corazones. Hemos decidido rezar juntos, cada hora, esta oración: « Oh Señor de la paz, danos la paz. Oh Señor de la paz, concede la paz a nuestro país. Ten compasión Señor, ten compasión de tu pueblo y no te enojes nunca con él ». Os pido que ahora os levantéis y que recéis con nosotros. Vuestras oraciones, unidas a las nuestras, moverán a todo el mundo y le enseñarán que el milagro del amor que se ha detenido en el camino y que aún no ha llegado a vuestros hermanos de Gaza, no es el amor de Cristo y de su Iglesia. Para el amor de Cristo y de la Iglesia no son obstáculo las diferencias políticas o sociales, las guerras ni ningún otro tipo de causa. Cuando vuestra caridad llega a nosotros, sentimos que aquí en Gaza, somos una parte que no se olvida de la Iglesia de Cristo, una Iglesia santa, católica, y que nuestros hermanos musulmanes que están entre nosotros forman parte de nuestras familias, de nuestro destino, con los que compartimos todo y con los que formamos, todos juntos, el pueblo palestino.
Pero en medio de todo esto, nuestro pueblo en Gaza no deja de rechazar la guerra como solución para la paz, y está convencido de que el único camino hacia la paz es la paz misma. En Gaza somos pacientes y en nuestros ojos se puede leer: « Entre la esclavitud y la muerte, para nosotros no hay opción ». Queremos vivir para alabar al Señor en Palestina y dar testimonio de Cristo. Queremos vivir para Palestina, no morir por su causa. Pero si la muerte un día se nos presenta, moriremos gustosos, con valor y con fuerza.
Os rogamos que en vuestras oraciones a Dios le pidáis que nuestro Señor
Jesucristo nos dé su Paz auténtica, para que « puedan vivir juntos el lobo y el cordero, el buey pueda pacer con el león, y el niño pueda meter su mano en la boca de la serpiente y ésta no le muerda ».
La paz de Cristo, esa paz que nos invita a ser un solo cuerpo, esté con todos vosotros y os proteja. Amén.
Vuestro hermano,
Padre Manuel Musallam,
Párroco de la iglesia latina de Gaza
VATICANO - Programa del primer viaje apostólico del Santo Padre Benedicto XVI a África: Camerún y Angola, 17-23 de marzo,
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La Sala de prensa del Santa Sede ha publicado el programa del Viaje Apostólico del San Padre Benedicto XVI en Camerún y Angola, el 17-23 de marzo de 2009. El Santo Padre saldrá a la 10,00 del martes 17 del aeropuerto romano Leonardo da Vinci y llegará a las 16.00 al Aeropuerto Internacional de Nsimalen, de Yaundé (Camerún), donde será recibido por las autoridades locales.
El Miércoles 18 de marzo, después de la visita de cortesía al Presidente de la República, el Papa se reunirá con los Obispos de Camerún en la iglesia Christ-Roi en Yaundé, por la tarde presidirá la celebración de las Vísperas con el clero local y los representantes de movimientos eclesiales y otras confesiones cristianas de Camerún en la Basílica Marie Reine des Apôtres.
El jueves 19 de marzo, en la nunciatura apostólica, el Santo Padre se encontrará con los representantes de la comunidad musulmana de Camerún.. A las 10,00 celebrará la Santa Misa con motivo de la publicación del "Instrumentum laboris" de la II Asamblea Especial para Àfrica del Sínodo de los Obispos, en el estadio Amadou Ahidjo, siempre en Yaundé. A las 16,30 se encontrará con los enfermos en el centro cardenal Paul-Emile Léger y esa misma tarde pronunciará un discurso ante los miembros de la II Asamblea Especial para Àfrica del Sínodo de los Obispos.
El viernes 20 de marzo, después de la ceremonia de despedida, a las horas 10,30 el Papa partirá en avión del aeropuerto internacional Nsimalen de Yaundé hacia el aeropuerto 4 Fevereiro de Luanda (Angola) dónde llegará a las 12,45 horas. Después de la acogida de las Autoridades locales, el Papa realizará una visita de cortesía al Presidente de la República en el Palacio Presidencial de Luanda. Por la tarde, Benedicto XVI tendrá a las 17,45 un encuentro con las Autoridades políticas y civiles y con el Cuerpo diplomático, y a las 19 se encontrará con los Obispos de Angola y Sao Tomé.
El sábado 21 de marzo, a las 10horas Benedicto XVI celebrará la Santa Misa en la iglesia le dedicada a San Paulo de Luanda, y a las 16,30 se encontrará con los jóvenes en el Estadio dos Coqueiros de Luanda
El Domingo 22 de marzo, Benedicto XVI presidirá la Santa Misa concelebrada por los Obispos del I.M.B.I.S.A. (Inter-regional Bishops of Southern África) en la Explanada de Cimandola en Luanda. Por la tarde, en la parroquia de San Antônio de Luanda, el Papa se encontrará con los Movimientos Católicos para la Promoción de la Mujer.
El Lunes 23 de marzo, a las 10 horas es prevista la ceremonia de despedida en el aeropuerto 4 Fevereiro de Luanda a continuación la salida hacia Roma, dónde llegará a las 18horas al aeropuerto de Ciampino (Roma). (S.L) (Agencia Fides 27/1/2009)
ZENIT nos ofrece el texto completo del discurso que Benedicto XVI dirigió a los obispos de la Iglesia caldea, presentes en Roma con motivo de la visita ad limina,en la mañana el sábado 24 de enero de 2009.
Beatitud
Queridos hermanos en el Episcopado,
Ahora que realizáis vuestra visita ad limina Apostolorum, os acojo con gran alegría, a vosotros Pastores de la Iglesia caldea, junto con vuestro Patriarca, Su Beatitud el cardenal Emmanuel III Delly, a quien agradezco por las amables palabras que me ha dirigido en vuestro nombre. Esta visita es un momento importante porque permite consolidar los lazos de fe y de comunión con la Iglesia de Roma y con el Sucesor de Pedro. Me ofrece así la ocasión de saludaros calurosamente así como, por vuestra mediación, a todos los fieles de vuestra venerable Iglesia patriarcal, y os aseguro mi oración ardiente y mi proximidad espiritual, en estos momentos difíciles que atraviesa vuestra región y, muy particularmente, Iraq.
Permitidme evocar aquí con emoción el recuerdo de las víctimas de la violencia en Iraq a lo largo de los últimos años. Pienso en monseñor Paul Faraj Rahho, arzobispo de Mosul, en el padre Ragheed Aziz Ganni, y en tantos otros sacerdotes y fieles de vuestra Iglesia patriarcal. Su sacrificio es el signo de su amor a la Iglesia y a su país. Rezo a Dios por los hombres y mujeres que buscan la paz en esta región bienamada poniendo en común sus fuerzas para hacer cesar la violencia y para permitir así a todos que vivan en seguridad y mutua concordia. En este contexto, recibo con emoción la capa utilizada por monseñor Faraj Rahho en su celebración cotidiana de la Misa y la estola utilizada por el padre Ragheed Aziz Ganni. Ellas hablan de su supremo amor por Cristo y por su Iglesia.
La Iglesia caldea, cuyos orígenes se remontan a los primeros siglos del cristianismo, tiene una larga y venerable tradición que expresa su enraizamiento en las regiones de Oriente, donde ha estado presente desde sus orígenes, así como su indispensable aportación a la Iglesia universal, especialmente a través de sus teólogos y maestros espirituales. Su historia muestra también cómo ha participado siempre de manera activa y fecunda en la vida de vuestros países. Hoy la Iglesia caldea, que tiene un lugar importante entre los diferentes componentes de vuestros países, debe continuar esta misión al servicio del desarrollo humano y espiritual. Por ello, es necesario promover un alto nivel cultural entre los fieles, particularmente los jóvenes. Una buena formación en los diversos campos del saber, tanto religioso como profano, es una inversión preciosa para el futuro.
Al mantener relaciones cordiales con los miembros de otras comunidades, la Iglesia caldea está llamada a jugar un papel esencial de moderación de cara a la construcción de una nueva sociedad donde cada cual pueda vivir en concordia y respeto mutuos. Sé que la convivencia entre los musulmanes y la comunidad cristiana ha experimentado muchos avatares. Los cristianos, que viven en Iraq desde siempre, son ciudadanos de pleno derecho con sus derechos y deberes, sin distinción de religión. Deseo aportar mi apoyo a los esfuerzos de comprensión y de buenas relaciones que vosotros habéis elegido como camino común para vivir en una tierra sagrada para todos.
Para cumplir su misión, la Iglesia necesita afirmar sus lazos de comunión con su Señor que la reúne y la envía entre los hombres. Esta comunión debe vivirse dentro de la Iglesia, para que su testimonio sea creíble, como el mismo Jesús afirmó: "Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en tí. Que sean uno para que el mundo crea que tú me has enviado" (Jn 17, 21). Por eso, la Palabra de Dios debe estar siempre en el corazón de vuestros proyectos y de vuestra acción pastoral. Es sobre la fidelidad a esta Palabra que se puede construir la unidad entre todos los fieles, en comunión con sus pastores. Desde esta perspectiva, las orientaciones del Concilio Vaticano II sobre la liturgia dieron así a todos la posibilidad de acoger siempre con más fruto los dones hechos por el Señor a su Iglesia en la liturgia y los sacramentos.
Por otro lado, en vuestra Iglesia patriarcal, la Asamblea sinodal es una riqueza indudable que debe ser instrumento privilegiado para contribuir a hacer más sólidos y eficaces los lazos de comunión y vivir la caridad entre los obispos. Ella es el lazo donde se realiza efectivamente la corresponsabilidad gracias a una auténtica colaboración entre sus miembros y por ellos encuentros regulares bien preparados que permitan elaborar orientaciones pastorales comunes. Pido al Espíritu Santo que aumente cada vez más entre vosotros la unidad y la confianza mutua, para que el servicio pastoral que tienen a cargo se realice plenamente para mayor bien de la Iglesia y de sus miembros. Por otra parte, especialmente en Iraq, la Iglesia caldea, que es mayoritaria, tienen una particular responsabilidad en promover a comunión y la unidad del Cuerpo místico de Cristo. Os animo a continuar con los encuentros con los pastores de las distintas Iglesias sui juris y también con los responsables de otras Iglesias cristianas, para dar un impulso al ecumenismo.
En cada eparquía, las diversas estructuras pastorales, administrativas y económicas previstas por el derecho son para vosotros ayudas preciosas para llevar a cabo efectivamente la comunión en el seno de las comunidades y favorecer la colaboración.
Entre las urgencias a las cuales debéis hacer frente, se encuentra la situación de los fieles que afrontan diariamente la violencia. Me descubro ante su coraje y su perseverancia frente a las pruebas y frente a las amenazas de que son objeto, particularmente en Iraq. El testimonio que están dando del Evangelio es un sino elocuente de la vivacidad de su fe y de la fuerza de su esperanza. Os animo vivamente a apoyar a los fieles para que superen las dificultades actuales y afirmen su presencia, apelando a las autoridades responsables para que reconozcan sus derechos humanos y civiles, incitándoles también a amar la tierra de sus antepasados, a la que permanecen profundamente ligados.
El número de fieles de la diáspora no ha dejado de crecer, especialmente a raíz de los recientes acontecimientos. Agradezco a todos aquellos que, en los distintos países, participan en la acogida fraternal de las personas que, por un tiempo, desgraciadamente debieron dejar Iraq. Sería bueno que los fieles caldeos que viven fuera de las fronteras nacionales mantuvieran e intensificaran los lazos con su Patriarcado, con el fin de que no se separen de su centro de unidad. Es indispensable que los fieles guarden su identidad cultural y religiosa y que los más jóvenes descubran y aprecien la riqueza del patrimonio de su Iglesia patriarcal. Desde esta perspectiva, la asistencia espiritual y moral que los fieles dispersos por el mundo necesitan, debe ser cuidadosamente tenida en consideración por sus Pastores, en relación fraterna con los Obispos de las Iglesias locales donde se encuentren. Deberán estar también atentos a que los futuros sacerdotes, formados también en la diáspora, aprecien y consoliden los lazos con su Iglesia patriarcal.
Quisiera finalmente saludar con afecto a los sacerdotes, los diáconos, los seminaristas, los religiosos y religiosas y a todas las personas que llevan con vosotros la preocupación de anunciar el Evangelio. Que bajo vuestra conducta paternal, todos den un testimonio vivo de unidad y fraternidad a quienes les rodean. Conozco su vinculación a la Iglesia y su celo apostólico. Les invito a unirse cada día más a Cristo y a proseguir valientemente su compromiso al servicio del Evangelio y de su misión. Sed para vuestros sacerdotes padres, hermanos y amigos, preocupándoos especialmente por darles una formación inicial y permanente sólida, e invitándoles con vuestra palabra y ejemplo a ser cercanos a las personas con necesidad o dificultades, a los enfermos y a los que sufren.
El testimonio de caridad desinteresada de la Iglesia hacia todos aquellos que pasan necesidad, sin distinción de origen o de religión, no puede dejar de estimular la expresión de solidaridad de todas las personas de buena voluntad. Así, es importante el desarrollo de obras de caridad, para que el mayor número posible de fieles pueda comprometerse de forma concreta con el servicio a los más pobres. Sé que en Iraq, a pesar de los terribles momentos que habéis atravesado y que aún vivis, se han llevado a cabo pequeñas obras de una extraordinaria caridad, que honran a Dios, a la Iglesia y al pueblo iraquí.
Beatitud, queridos Hermanos en el Episcopado, os animo a perseverar con valor y esperanza vuestra misión al servicio del pueblo de Dios donde habéis recibido la carga. La oración y la ayuda de vuestros hermanos en la fe y de numerosos hombres de buena voluntad en todo el mundo os acompañan, para que el rostro de amor de Dios pueda seguir brillando sobre el pueblo iraquí que tantos sufrimientos soporta. A los ojos del creyente, éstos, unidos a Cristo, se convierten en elementos de unión y esperanza. Igualmente la sangre de los mártires de esta tierra es una intercesión elocuente ante Dios. Llevad a vuestros diocesanos el saludo y el ánimo afectuoso del Sucesor de Pedro. Confiando a cada uno de vosotros a la intercesión materna de la Virgen María, Madre de la esperanza, os doy de corazón una particular Bendición apostólica, así como a los sacerdotes, diáconos, a las personas consagradas y a todos los fieles de la Iglesia caldea.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
© Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el texto de la carta que Benedicto XVI ha dirigido a la Unión Católica de la Prensa Italiana (UCSI), con motivo del cincuenta aniversario de su fundación, y que la Santa Sede dio a conocer el pasado sábado 24 de enero de 2009.
Ilustrísimo Señor
Dr Massimo Milone
Presidente de la Unión Católica de la Prensa Italiana
He sido informado de que la Unión Católica de la Prensa Italiana (UCSI), de la cual Usted es Presidente, celebra en estos días su Congreso nacional, recordando el quincuagésimo aniversario de su fundación. La circunstancia me es propicia para dirigir a usted y a sus colegas mis cordiales felicitaciones y a la vez expresar mi aprecio por el precioso servicio que la UCSI ha ofrecido, en el curso de sus cincuenta años de vida, a la Iglesia y al país.
A medio siglo de distancia de la fundación de la Unión muchas cosas han cambiado. De modo más visible en los sectores que van de la ciencia a la tecnología, de la economía a la geopolítica; de modo menos visible, pero más profundo y también más preocupante, en el ámbito de la cultura actual, en la que parece haberse notablemente debilitado, junto con el respeto por la dignidad de la persona, el sentido de los valores de la justicia, la libertad, la solidaridad, que son esenciales para la supervivencia de una sociedad.
Anclado en un patrimonio de principios enraizados en el Evangelio, vuestro trabajo de periodistas católicos resulta hoy aún más difícil: al sentido de responsabilidad y al espíritu de servicio que os distinguen, debéis unir una cada vez más fuerte profesionalidad y a la vez una gran capacidad de diálogo con el mundo laico, en búsqueda de valores compartidos. Tanto más fácilmente seréis escuchados cuanto más coherente sea el testimonio de vuestra vida. No son pocos, entre vuestros colegas laicos, aquellos que esperan de vosotros el testimonio silencioso, sin etiquetas pero de sustancia, de una vida inspirada por los valores de la fe.
Estáis comprometidos, soy bien consciente, en una tarea cada vez más exigente, en la que los espacios de libertad son a menudo amenazados, y los intereses económicos y políticos tienen a menudo preeminencia sobre el espíritu de servicio y sobre el criterio del bien común. Os exhorto a no ceder a compromisos en valores tan importantes, sino a tener el valor de la coherencia, incluso a riesgo de pagarlo en persona: la serenidad de la conciencia no tiene precio.
Os estoy cercano con la oración, pidiendo al Señor que os ayude a estar siempre "dispuestos a responder a quien os pida razón de la esperanza que está en vosotros" (1 Pe 3, 15). Con este augurio le envío, señor Presidente,a los Dirigentes y a los Miembros de la Unión Católica de la Prensa Italiana, como también a sus familias, una especial Bendición Apostólica, propiciadora de numerosos favores celestes.
En el Vaticano, 19 de enero de 2009
BENEDICTUS PP XVI
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
© Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el discurso pronunciado el lunes 26 de Enero de 2009 por Benedicto XVI ante el nuevo embajador de Francia ante la Santa Sede, Stanislas Lefebvre de Laboulaye, al presentarse éste sus Cartas Credenciales.
Señor embajador:
Estoy contento de acoger a Vuestra Excelencia en esta circunstancia solemne de la presentación de las Cartas que le acreditan en calidad de embajador extraordinario y plenipotenciario de la República francesa ante la Santa Sede. En primer lugar, le agradecería que expresara mi saludo a Su Excelencia el Señor Nicolas Sarkozy, Presidente de la República Francesa, y le transmita mis más cordiales votos hacia su persona, hacia su actividad al servicio de su país así como hacia la totalidad del pueblo francés.
Mi alegría está aún viva por haber podido, el año pasado, acudir a París y a Lourdes para celebrar el 150 aniversario de las apariciones de la Virgen María a Bernadette Soubirous. Deseo renovar mis agradecimientos al Señor Presidente de la República por su invitación, así como a las autoridades políticas, civiles y militares, que han permitido el completo éxito de este viaje. Mi gratitud se dirige también a los pastores y los fieles católicos que han hecho posible estos grandes encuentros, dando testimonio de la capacidad de la fe para tener abierto pacíficamente el espacio de interioridad que existe en el hombre, y para reunir fraternal y gozosamente a grandes masas de hombres y mujeres tan distintos.
Estos momentos han mostrado, si era necesario, que la comunidad católica es una de las fuerzas vivas de su país. Los fieles han comprendido bien y acogido con interés y satisfacción la propuesta de su Presidente de que la aportación de las grandes familias espirituales constituya para la vida de la Nación una "gran riqueza" en lugar de una "locura" que dejar pasar. La Iglesia está dispuesta a responder a esta invitación y disponible para trabajar de cara al bien común.
El próximo año verá celebrarse en Francia un gran debate sobre bioética. Me alegro de que la misión parlamentaria sobre las cuestiones relativas al final de la vida haya llegado a conclusiones prudentes y llenas de humanidad, proponiendo reforzar los esfuerzos para permitir acompañar mejor a los enfermos. Deseo que esa misma sabiduría que reconoce el carácter intangible de toda vida humana, pueda aplicarse en el momento de la revisión de las leyes de bioética. Los pastores de la Iglesia de Francia han trabajado mucho y están dispuestos a ofrecer su contribución de calidad al debate público que va a empezar. Recientemente, el Magisterio de la Iglesia a querido, por su parte, a través del documento Dignitas Humanae publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, subrayar que los poderosos avances científicos deben estar siempre guiados por la preocupación de servir al bien y a la dignidad inalienable del hombre.
Como en todo el mundo, el gobierno de su país debe afrontar hoy la crisis económicas: deseo que las medidas que se están estudiando tengan particular empeño en favorecer la cohesión social, en proteger a las poblaciones más frágiles y sobre todo en devolver a la mayor cantidad de personas la capacidad y la oportunidad de convertirse en actores de una economía verdaderamente creadora de servicios y de auténtica riqueza. Estas dificultades son una fuente penosa de inquietudes y de sufrimientos para muchos, pero también son una oportunidad para sanear los mecanismos financieros, para hacer progresar el funcionamiento de la economía hacia una preocupación más grande por el hombre y para reducir las formas antiguas y nuevas de pobreza (cf. Discours à l'Élysée, 12 septiembre 2008).
El deseo de la Iglesia es el de dar testimonio de cristo poniéndose al servicio de todo hombre. Me congratulo, por esta razón, del acuerdo que usted mismo ha mencionado hace un momento y que acaba de ser firmado entre Francia y la Santa Sede sobre el reconocimiento de los diplomas librados por las Universidades pontificias y los Institutos católicos. Este acuerdo, inscrito dentro del marco del proceso de Bolonia, ayudará a numerosos estudiantes franceses y extranjeros. Valora la fuerte contribución, particularmente en el campo de la educación, de la Iglesia que manifiesta una preocupación por la formación de la juventud para que ésta adquiera las competencias técnicas adecuadas para ejercer sus capacidades en el futuro, y reciba también una formación que les haga vigilantes para afrontar la dimensión ética de toda responsabilidad.
Hace poco, las autoridades francesas manifestaron otra vez su voluntad firme de dotarse de mecanismos de discusión y de representación de los cultos. Al respecto, en el momento de mi viaje a Francia, me alegró la posición ocupada por el diálogo oficial entre el gobierno francés y la Iglesia católica. Conozco, además, la continua preocupación de los obispos de Francia por reunir las condiciones de un diálogo pacífico y permanente con todas las comunidades religiosas y todas las familias del pensamiento. Les agradezco sus desvelos para asegurar las bases de un diálogo intercultural e interreligioso donde las diferentes comunidades religiosas tengan la oportunidad de mostrar que son factores de paz. En efecto, como quise subrayar en la tribuna de la ONU, reconociendo el valor trascendente de todo ser humano, en lugar de enfrentar a los hombres unos contra otros, favorecen la conversión del corazón "que lleva a un compromiso contra la violencia, el terrorismo o la guerra, y la promoción de la justicia y de la paz" (18 abril 2008).
En este sentido, usted ha evocado, señor embajador, las numerosas crisis que marcan actualmente la escena internacional. Es bien sabido -como tuve ocasión de recordar en mi reciente discurso al Cuerpo Diplomático - que la Santa Sede sigue con preocupación constante las situaciones de conflicto y los casos de violación de los derechos humanos, pero no dudo que la comunidad internacional, en la que Francia desempeña un gran papel, puede aportar una contribución más justa y eficaz en favor de la paz y de la concordia entre las naciones y para el desarrollo de cada país.
Quisiera aprovechar la ocasión de nuestro encuentro para saludar calurosamente, por vuestro medio, a las comunidades de fieles católicos que viven en Francia. Sé que su alegría será grande este año, al ver canonizada a la Bienaventurada Jeanne Jugan, fundadora de la Congregación de las Hermanitas de los Pobres. Muchos franceses están en deuda con el humilde y firme testimonio de caridad de las monjas que han seguido sus pasos, en particular, para servir a los pobres y los ancianos. Este acontecimiento manifestará, una vez más, cómo la fe viva es pródiga en buenas obras y cómo la santidad es un bálsamo benéfico en las heridas de la humanidad.
En el momento en que usted inaugura su noble misión de representación ante la Santa Sede, deseo honrar la memoria de su predecesor, Su Excelencia M. Bernard Kessedjian, agradeciendo las cualidades humanas que ha desempeñado en su misión al servicio de las relaciones entre Francia y la Santa sede. Con reconocimiento, le confío, como a sus familiares, a la ternura del Señor.
Señor Embajador, le dirijo mis mayores votos por el feliz cumplimiento de su propia misión. Estoy seguro de que encontrará entre mis colaboradores la acogida y la comprensión de la que pueda tener necesidad. Sobre Su Excelencia, sobre su familia y sobre sus colaboradores, así como sobre todo el pueblo francés y sus dirigentes, invoco de corazón la abundancia de las Bendiciones divinas.
[Traducción del original francés por Inma Álvarez]
© Libreria Editrice Vaticana
Mensaje que ha enviado Benedicto XVI a través del cardenal Julián Herranz, al arzobispo de Tarraganoa, monseñor Jaume Pujol Balcells, al concluir las celebraciones de los 1750 años del martirio del obispo san Fructuoso y de los diáconos san Augurio y san Eulogio.
Al señor arzobispo de Tarragona
Monseñor Jaume Pujol Balcells
Por medio del señor cardenal Julián Herranz, que como muestra de cercanía y aprecio me representa como enviado especial, me es grato hacerle llegar un caluroso saludo, así como al presbiterio, a los religiosos y religiosas y a los fieles de esa querida Iglesia particular, uniéndome a la acción de gracias al Señor por el Año Jubilar que ahora concluye, y con el cual se ha querido celebrar el 1750 aniversario del martirio de San Fructuoso, obispo de esa antiquísima sede, y de sus diáconos, San Augurio y San Eulogio.
La conmemoración de estos mártires nos lleva a pensar en una comunidad que, habiendo recibido en los albores del cristianismo el mensaje evangélico transmitido por los Apóstoles, supo confesar, vivir y celebrar su fe sin temor, incluso en un ambiente de incomprensión y hostilidad. El testimonio de quienes dieron su sangre por Cristo sigue iluminando y fortaleciendo la fe de la Iglesia, pues indica sin equívocos que el sentido y la plenitud de nuestra existencia, la razón de la mayor esperanza y más íntimo gozo, es la relación con Dios, fuente de la vida (cf. Spe salvi, 27).
Con este Año Jubilar, la comunidad eclesial de Tarragona, junto con quienes se han unido a ella, ha tenido una oportunidad privilegiada de apreciar el tesoro que lleva dentro y que ha de volver a brillar hoy para dar mayor esplendor y hondura a la vida cristiana en las personas, las familias y las relaciones sociales. Por eso ruego al Señor que este acontecimiento dé nuevos impulsos a una acción pastoral intensa, que haga sentir a todos la alegría y la responsabilidad de ser miembros vivos del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, con el mismo vigor y fidelidad de quienes son honrados como santos Patronos en esa Archidiócesis.
Con estos sentimientos, e invocando la maternal protección de la Santísima Virgen María sobre los Pastores y fieles de Tarragona, les imparto de corazón una especial Bendición Apostólica, que complacido hago extensiva a cuantos participan en las celebraciones conclusivas del mencionado Año Jubilar.
Vaticano, 19 de enero de 2009
BENEDICTUS PP. XVI
[Texto original en español
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Editorial CCs nos participa de la novedades para Enero-Febrero 2009.
NOVEDADES ENERO/ FEBRERO DE 2009
CUARESMA y PASCUA 2009 - Pastoral - Educación
Colección MESA Y PALABRA
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EL CAMINO DE LA CRUZ
Eugenio Alburquerque. 978-84-9842-2788. 12,5x19,5 cm. 96 págs. 4,71 € - 4,90 €
A lo largo de toda la tradición cristiana, la pasión y muerte de Jesús ha sido fuente de meditación y de contemplación constante. A esta tradición se une esta nueva celebración del camino de la cruz de Cristo, que el autor plantea desde una doble perspectiva: bíblica y experiencial, resaltando especialmente la dimensión pascual. Ofrece dos versiones diferentes: la forma breve, que condensa lo esencial de lo que cada una de las estaciones del vía crucis proclama; y la forma completa, que incluye ambientación, texto bíblico, meditación y oración para cada una de ellas.
VIERNES SANTO: ARBOLADA
Una experiencia religiosa cultural
Álvaro Ginel. ISBN: 978-84-9842-2795. Formato: 12,5x19,5 cm. 96 págs. 4,81 € - 5 €
Este libro es una experiencia realizada en la Parroquia Colegiata de San Miguel, de Aguilar de Campoo (Palencia). Quienes se acercan a los museos parroquiales son más que los que asisten a las celebraciones. Es responsabilidad de los creyentes de hoy proclamar nuestra fe haciendo hablar aquellos elementos culturales y artísticos que la fe ha ido creando a lo largo del tiempo.
TIEMPOS LITÚRGICOS
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TIEMPOS LITÚRGICOS-CUARESMA/09 CICLO B
Marie-Thérèse Fischer. ISBN: 978-84-9842-1651. Formato: 21x15 cm. 48 págs. 2,88 € - 3 €
Folleto para celebrar la Cuaresma con niños de 7 a 12 años como preparación a la Pascua. Para cada semana se ofrece el mensaje del evangelio, una explicación, una experiencia, un ejercicio de manualidades y una oración.
Colección ESCENA Y FIESTA
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LA PASIÓN PRÓXIMA PUBLICACIÓN
Carlos A. Botana. ISBN: 978-84-9842-2757. Formato: 12,5x19,5 cm. 104 págs.
Texto para representar la Pasión de Jesucristo para un público numeroso con motivo de la Semana Santa. Destinada a todos los públicos. Actores de todas las edades. 50 personajes, más extras. Duración aproximada: 100 minutos.
Colección MANÁ
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¡DICHOSA CATEQUESIS! Tú incomodas a familias y parroquias
Gilles Routhier. ISBN: 978-84-9842-2522 Formato: 13,5x21 cm. 120 págs. 8,65 € - 9 €
El título de este libro es feliz: describe una realidad que los agentes de la catequesis palpan a diario. El contenido es una serie de conferencias impartidas por su autor en diversos centros y países. La preocupación que subyace en todos los capítulos es la participación de la familia en la comunidad cristiana. Aunque las referencias culturales sean las propias de Canadá, el libro abre horizontes para nuestra coordenadas de acción pastoral.
Colección AGENTES PJ
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LA MISIÓN ENTRE LOS JÓVENES.. Evangelizar en los umbrales
Roberto Calvo. ISBN: 978-84-9842-2498. Formato: 13,5x21 cm. 200 págs. 10,19 € - 10,60 €
Intento de contemplar evangélicamente la realidad de los jóvenes para poder ir hacia ellos y ofrecerles nuestro sentido de la vida desde el Dios de la Vida. ¿Cómo hemos de realizar la misión que Dios mismo nos ha confiado siendo fieles a él y a los jóvenes de nuestra sociedad? ¿Qué buena nueva ofrecer a cuantos reclaman una sociedad laica o laicista? ¿Qué signos y palabras comunicar a los jóvenes que pasan del anuncio del Reino?
CINE CON SENTIDO
Una lectura humano-evangelizadora del cine
Jesús Villegas. ISBN: 978-84-9842-2504. Formato: 13,5x21 cm. 232 págs. 10,58 € - 11 €
Un acercamiento al cine no tanto como simple entretenimiento o manifestación artística, sino más bien como síntoma de la realidad y como instrumento educativo-pastoral. Desde esta perspectiva se revisa el cine actual en negativo y en positivo, señalando múltiples propuestas fílmicas.
Colección ORACIONES
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QUERIDO PADRE. 60 Padrenuestros adaptados
José María Escudero. ISBN: 978-84-9842-2665. Formato: 10,5x15 cm. 116 págs. 6,54 € - 6,80 €
Desde que Jesús nos enseñó a rezar el Padrenuestro todo ha cambiado. Rezar el Padrenuestro nos hace no sólo compañeros, sino hijos y por eso hermanos. No los leas de un tirón. Son 60 circunstancias distintas para decir: Padre.
Colección PENTAGRAMA ¡Nueva colecciÓn de MÚsica y Danza!
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DANZAS DE LA ESCUELA PARA EL TIEMPO LIBRE
Eva María Montes y Àngels Pujol (coordinadoras)
ISBN: 978-84-9842-1866. Formato: 17x24 cm. 148 págs. 10,10 € - 10,50 €
Canciones y danzas lúdicas que a lo largo de la historia han ido surgiendo desde la formación reglada, fundamentalmente en educación infantil, y la formación no reglada, posiblemente el menos valorado, a través de las distintas agrupaciones juveniles.
Colección MAYORES
EJERCICIOS DE AGILIDAD MENTAL
Ignacio Olivar. ISBN: 978-84-9842-2085. Formato: 15x23 cm. 236 págs. (11,54 €) 12 €
El lector que quiera potenciar personalmente su mente día a día, encuentre en este libro una serie de ejemplos concretos y diversos con los que estimular y agilizar todos los aspectos cognitivos que harán que su memoria sea ese «perfume del alma» que envuelve todas sus vivencias y recuerdos.
EL DISCURSO EDUCATIVO
Valentín Martínez-Otero. ISBN: 978-84-9842-2634. Formato: 17x24 cm. 244 págs. 13,46 € - 14 €
A partir de múltiples encuentros con profesores, revisión de documentos y observaciones se presenta un original modelo discursivo de carácter dialógico que, repartido por varios capítulos, brinda claves para mejorar la comunicación y, por ende, la educación. Dirigido a toda persona que tenga inquietudes educativas y especialmente a los profesionales y alumnos de los diversos ámbitos pedagógicos.
Colección CAMPUS
COMPENDIO DE DIDÁCTICA GENERAL
Juan Carlos Sánchez Huete (coord.). ISBN: 978-84-9842-2597. Formato: 17x24 cm. 608 págs. 26,92 € - 28 €
Manual para conocer mejor la Didáctica General, su relevancia y el fundamento que confiere a los procesos de enseñanza-aprendizaje en general.
Colección ESCENA Y FIESTA
UN DRAGÓN EN EL PARQUE
Mari Paz Iriarte. ISBN: 978-84-9842-2269. Formato: 12,5x19,5 cm. 120 págs. 6,63 € - 6,90 €
Ocho obras originales dirigidas a niños de Educación Infantil y Primaria. A partir de tres años. UN DRAGÓN EN EL PARQUE (Participación en los juegos). ¡AY, QUE ME QUEMO EL HOCICO! (No dejarse llevar por los demás). EL CASTILLO DEL CONDE. (Relaciones abuelos y nietos). HOJAS, ÁRBOLES, NIÑAS Y NIÑOS. (Importancia de no malgastar papel). INSECTOS Y ENANOS. (Favorecer las buenas relaciones). ¡SILENCIO, POR FAVOR! (Crear y favorecer el silencio para poder trabajar). Y ME CAÍ DEL ÁRBOL (Observación de la Naturaleza). UNA SANDÍA Y UN MELÓN EN UNA ISLA TROPICAL (Favorecer el desarrollo de la imaginación). UNA DE INDIAS Y VAQUEROS. (Igualdad de las personas).
LA BRUJITA SOLIDARIA ................................................................................................
JUEGOS DE AMBIENTE JUEGOS DE TABLERO. Para el aula y otros lugares GRANDES JUEGOS COMBINADOS Colección EDUCAR ................................................................................................ ADOLESCENTES. 50 CASOS PROBLEMATICOS ................................................................................................ EMOCIONES INTELIGENTES Colección ANIMACIÓN DE GRUPOS ................................................................................................ DINÁMICAS PARA GRUPOS DE TRABAJO
Patricia García. ISBN: 978-84-9842-2269. Formato: 12,5x19,5 cm. 100 págs. 5,96 € - 6,20 €
Cuatro pequeñas obras dirigidas a niños de Educación Infantil y Primaria (a partir de tres años), con actores de Educación Primaria. LA BRUJITA SOLIDARIA. (La cooperación, la búsqueda de los sueños, el trabajo en equipo, la constancia y la amistad). EL GATO Y LA LUNA SE QUIEREN (Con música y cooperación se resuelven los problemas). SALVEMOS A LA LUNA. (Educación ambiental). ¡VIVA LA PAZ! (Canto a la paz y a la amistad).
Colección JUEGOS
Miguel Ángel Caballero. ISBN: 978-84-9842-2238. 15x23 cm. 180 págs. 9,13 € - 9,50 €
Dos juegos de ambiente que posibilitan la participación de toda la comunidad educativa y la de todos los jugadores. Diseñados tanto para niños como para jóvenes y adolescentes (entre los 6 y los 18 años). Se potencian valores esenciales para el desarrollo afectivo, social y cognitivo.
Juan Diego Schez. Torres. ISBN: 978-84-9842-2207. 15x23 cm. 296 págs. 12,88 € - 13,40 €
Ideado para aprender y enseñar a jugar. Ofrece más de 200 juegos, con la ayuda de 250 ilustraciones, de todos los tiempos y de todos los continentes; juegos con más de 2000 años y juegos nuevos; juegos originarios de China, Argentina, Suecia, Egipto, Nueva Zelanda, Laponia, Canadá, Madagascar, Marruecos, Mongolia, Dinamarca, etc.
Desde Infantil a Secundaria para Educación Física o el Tiempo Libre
Jesús Á.l Alonso y Rosalía Flores. ISBN: 978-84-9842-2146. 15x23 cm. 124 págs. 9,62 € - 10 €
De la inquietud por la búsqueda de nuevos recursos y actividades que desarrollar en sus programaciones, han surgido estos cinco Grandes Juegos con el fin de que los alumnos experimenten, aprendan y evolucionen a la vez que se divierten, siendo una propuesta claramente interdisciplinar.
Análisis psicológico y propuestas educativas
Eliseo Nuevo González y Diana Sánchez González
ISBN: 978-84-9842-2559. Formato: 13,5x21 cm. 352 págs. 14,42 € - 15 €
Presentación del mundo de los adolescentes desde su propia perspectiva, narrando y describiendo sus problemas en primera persona. Siguen a cada caso unas orientaciones psicológicas y pedagógicas y unas preguntas para encauzar las propias reflexiones o el diálogo. Preocupaciones reales como: idealismo, inseguridad, pareja, inestabilidad emocional, búsqueda de autonomía, conflictos con los adultos, su comportamiento nervioso, egocéntrico e inmaduro…
Colección DYNAMIS
Lecciones y prácticas creativas de inteligencia emocional
Alfonso Barreto. ISBN: 978-84-9842-2511. Formato: 14x20 cm. 124 págs. 6,92 € - 7,20 €
En este libro se analizan las emociones básicas, la estructura de cada una de ellas y de la vida emocional en general. Es una obra sencilla de autoayuda, con capítulos breves y ejercicios para confrontar ideas, aclarar aspectos desconocidos y aportar las propias experiencias a los contenidos.
Para organizaciones, empresas y equipos
Alfonso Barreto. ISBN: 978-84-9842-2825. Formato: 14x20 cm. 140 págs. 6,73 € - 7 €
Cuarenta dinámicas y actividades para reflexionar mejor la realidad de la empresa o el grupo humano: el tiempo, la calidad del trabajo, la organización, las aspiraciones laborales, las relaciones interpersonales, la visión, la misión, mejoramiento continuo… Las actividades son muy sencillas y claras.
(De Fuente de la Guancha)
BAUTISMO EN SAN JOSÉ
11 de Enero
En la celebración litúrgica del Bautismo del Señor fue bautizado un niño, tercer hijo de Domingo y Natalia, colaboradores de la parroquia y encargados del canto en la liturgia parroquial. Nuestra más sincera felicitación.
MATERIALES PARA LA JORNADA DE LA INFANCIA MISIONERA
12 de Enero
La Delegación Diocesana no ha hecho llegar el material para la Jornada de la Infancia Misionera 2009.El lema elegido para este año “Con los niños de Asia… buscamos a Jesús” inicia un proyecto para los cinco próximos cinco años: recorrer los cinco continentes para que los niños y adolescentes vayan alcanzando una conciencia y visión universal de la Iglesia. El cartel de color amarillo presenta a un grupo de niños sin distinción de raza o de cultura que caminan por la senda de un largo camino. Otros van por delante. Todos están en movimiento y en grupo.
Uno de los objetivos para la presente jornada es despertar interés en los niños por buscar a Jesús en compañía de los niños de Asia.
JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES Y PEREGRINACIÓN VOCACIONAL
12 de Enero
La delegación diocesana de Pastoral Vocacional ha informado que este año se adelanta el encuentro de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones a los días 7 y 8 de febrero, haciéndolo coincidir con la Jornada de la Vida Consagrada. En esta ocasión, el lugar escogido ha sido Garachico. Asimismo, desde el 9 de febrero al 1 de marzo, se podrá realizar la Peregrinación Vocacional que contará con diversas celebraciones eucarísticas, adoración del Santísimo en el convento de las monjas concepcionistas, expo-vocacionales y proyecciones audiovisuales.
NUESTRA SEÑORA DEL AGUA
13 de Enero
El que fuera nuestro obispo y ahora obispo emérito de la diócesis nivariense Don Damián Iguacen Borau no se olvida de nosotros. Acabamos de recibir otro de sus escritos dedicados a la Virgen María, esta vez, con el título “Nuestra Señora del Agua”. Ante el icono ruso dedicado a la “Madre de Dios Fuente de la vida”, que sirve de portada, hace una bella reflexión sobre María y su relación con el agua. Un enfermo bebe de la fuente que había hecho brotar María y queda curado. Nos dice Don Damián que “es frecuente encontrar ermitas, santuarios, capillas o imágenes de la Virgen María junto a fuentes, ríos, estanques de agua. La devoción popular asocia con toda naturalidad el agua a la Virgen María hasta la llama “Sellada Fuente pura de gracia y de piedad”.
En la contraportada nos ofrece las diversas variantes de la advocación “Nuestra Señora del Agua”.
CELEBRACIÓN DEL VOTO DE ACCIÓN DE GRACIAS
18 de Enero
El municipio de La Guancha con sus autoridades, fiel a la tradición centenaria, celebró con gran solemnidad la Eucaristía y Procesión de la imagen de Ntra. Sra. de la Esperanza el domingo 18 de Enero.
Por la tarde tuvo lugar en el Centro Cultural Unión y Fraternidad el Concierto Extraordinario del XVIII de Enero y 18º Memorial Juan Luis Reyes interpretando obras como “Un día en Viena de F. Von Suppé, Luisa Fernanda de F. Moreno Torroba, Puccini in concert de Willy Hautvast, Gladiator de Hans Zimmer/Lisa Gerrard entre otras.
50 ANIVERSARIO DE LA BASÍLICA DE CANDELARIA Y FIESTA DE LA VIRGEN DE CANDELARIA
22 de Enero
A los actos acostumbrados de la Festividad de Ntra. Sra. de Candelaria en torno al 2 de Febrero, se une este año la celebración del 50 Aniversario de la Consagración de la Basílica. Con este motivo en los canceles todas nuestras iglesias luce desde hace días el cartel anunciador y programa de ACTOS CONMEMORATIVOS DEL 50 ANIVERSARIO DE LA BASÍLICA DE CANDELARIA. FIESTA DE LA VIRGEN DE CANDELARIA. En él podemos leer para los días 26 de Enero al 1º de Febrero: Exposición Conmemorativa del 50 Aniversario, I Jornadas de Identidad y Patrimonio Cultural Canario, Jornadas Mariológicas, Eucaristía presidida por el Nuncio de su Santidad Monseñor Manuel Monteiro, Concierto Especial, Bendición de las Candelas y Procesión. El día 2 de Febrero, fiesta litúrgica de la Presentación de Jesús en el Templo, se centra en la Eucaristía presidida por el obispo diocesano y la Procesión.
PARTICIPACIÓN EN LA MARCHA MISIONERA
24 de Enero
Un año más un grupo de niños de la parroquia con sus catequistas y algunos padres participaron el 24 de Enero en la “Marcha Misionera de los Niños" al santuario de Nuestra Señora de Candelaria organizada por la Delegación Diocesana de Misiones con motivo de la Infancia Misionera.
Nuestro grupo iba encabezado por una pancarta donde se leía el lema de este año: “Con los niños de Asia… buscamos a Jesús”. La Eucaristía presidida por el obispo tuvo lugar en la plaza frente a la puerta lateral en la que se había colocado la imagen de Candelaria. Después del almuerzo los niños participaron en diversas actividades lúdicas.
24 de Enero
“Combatir el hambre, proyecto de todos” es el lema con el que se presenta la jornada de Manos Unidas 2009. Cincuenta años después Manos Unidas sigue manteniendo la misma esperanza de que el mundo pueda verse libre del hambre. El grito en 1955 de un grupo de mujeres de Acción Católica “¡Declaramos la guerra al hambre!” plantó la semilla de la que sería, en 1960, la primera campaña de Manos Unidas. Todo su trabajo se ha centrado desde entonces en dos actividades complementarias de a) sensibilización ante la realidad de los países en vías de desarrollo y b) de apoyo y financiación de proyectos en África, América, Asia y Oceanía. La Organización constata: “Nuestro trabajo ha servido para sacar de la pobreza absoluta a millones de personas, es verdad. Y, para estas personas, ha sido lo más importante y valioso que podía pasarles. Pero hay todavía muchos problemas estructurales que no hemos conseguido modificar y que nos preocupan”. Manos Unidas espera que la batalla contra el hambre se puede ganar. Dos fechas nos darán la oportunidad de colaborar más directamente a ello: viernes, 6 de Febrero “DÍA DEL AYUNO VOLUNTARIO” y el domingo, 8 de Febrero “JORNADA NACIONAL DE MANOS UNIDAS”.
DOMINGO 4 DEL TIEMPO ORDINARIO / B
1 de febrero de 2009 La paz de Dios esté con todos vosotros. También nosotros, seguidores de Jesús, admiramos su enseñanza y su fuerza salvadora, y por eso queremos seguirle. Hoy, una vez más, escuchare-mos su palabra y nos sentaremos a su mesa, para que él nos llene de su vida. Tú, liberador de los oprimidos. CRISTO, TEN PIEDAD. Tú vencedor del mal y de la muerte. SEÑOR, TEN PIEDAD. 1. lectura (Deuteronomio 18,15-20): En esta primera lectura, Dios anuncia a su pueblo que enviará un profeta para que hable en su nombre. Nosotros reconocemos que Jesús es este profeta, y creemos que él es la presencia de Dios entre nosotros. Oración universal: Unidos en la fe y en la esperanza, oremos al Padre por toda la humanidad. Somos hermanos de todos los hombres y mujeres del mundo, y queremos que el amory la gracia de Dios transforme las vidas y los corazones de todos. Oremos diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.
Padrenuestro: Como Jesucristo nos ha enseñado, y sintiéndonos hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Bienvenidos a celebrar la Eucaristía de este domingo. El evangelio de Marcos que leemos este año, nos presenta a Jesús anunciando la Buena Noticia de Dios en su tierra de Galilea, y liberando de todo mal. Y todos los que lo veían quedaban admirados.
A. penitencial: En silencio, preparémonos para celebrar la Eucaristía. (Silencio).
Tú, fuerza y esperanza para los que sufren. SEÑOR, TEN PIEDAD.
2. lectura (1 Corintios 7,32-35): En la segunda lectura, san Pablo valora su propia experiencia como persona totalmente dedicada al anuncio del Evangelio, y reflexiona sobre la importancia de esa plena dedicación a Dios. Por ello, anima a renunciar al matrimonio a todo aquel que sienta esa llamada, para vivir la entrega total que él vive.
Por las comunidades cristianas del Tercer Mundo. Oremos para que sean estímulo de esperanza para sus países y para su gente. OREMOS:
Por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Oremos para que aumenten en nuestras comunidades, para el bien de toda la Iglesia. OREMOS:
Por los gobernantes y los políticos de nuestro país. Oremos para que trabajen al servicio del respeto y la concordia entre todos los ciudadanos. OREMOS:
Por los jóvenes. Oremos para que puedan encontrar trabajos dignos que les permitan afrontar el futuro con confianza. OREMOS:
Por todos nosotros. Oremos para que la celebración de la Eucaristía que nos reúne cada domingo nos haga vivir con mayor alegría nuestra fe. OREMOS:
Escucha, Padre, nuestra oración, y haz que toda nuestra vida sea un buen testimonio de la fe que profesamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CPL
ZENIT nos ofrece la intervención del Papa el domingo 25 de Enero de 2009 ante los miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, para el rezo dominical del Ángelus, en la Fiesta de la Conversión de San Pablo.
Queridos hermanos y hermanas,
En el Evangelio de este domingo resuenan las palabras de la primera predicación del Jesús en Galilea: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dio: convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1,15). Y precisamente hoy, 25 de enero, se hace memoria de la “Conversión de san Pablo”. Una feliz coincidencia - especialmente en este Año Paulino – gracias a la cual podemos comprender el verdadero significado de la conversión evangélica – metànoia – mirando la experiencia del Apóstol. A decir verdad, en el caso de Pablo, algunos prefieren no utilizar el término conversión, porque -dicen- él ya era creyente, es más hebreo ferviente y por ello no pasó de la no-fe a la fe, de los ídolos a Dios, ni tuvo que abandonar la fe hebrea para adherirse a Cristo. En realidad, la experiencia del Apóstol puede ser el modelo de toda auténtica conversión cristiana.
La de Pablo maduró en el encuentro con el Cristo resucitado; fue este encuentro el que le cambió radicalmente la existencia. En el camino de Damasco sucedió para él lo que Jesús pude en el Evangelio de hoy: Saulo se convirtió porque, gracias a la luz divina, “creyó en el Evangelio”. En esto consiste su conversión y la nuestra: en creer en Jesús muerto y resucitado y en abrirse a la iluminación de su gracia divina. En aquel momento, Saulo comprendió que su salvación no dependía de las obras buenas realizadas según la ley, sino del hecho que Jesús había muerto también por él -el perseguidor- y que estaba, y está, resucitado. Esta verdad, que gracias al Bautismo ilumina la existencia de cada cristiano, alumbra completamente nuestro modo de vivir. Convertirse significa, también para cada uno de nosotros, creer que Jesús “se ha entregado a sí mismo por mí”, muriendo en la cruz (cfr Gal 2,20) y, resucitado, vive conmigo y en mí. Confiándome al poder de su perdón, dejándome tomar la mano por Él, puedo salir de las arenas movedizas del orgullo y del pecado, de la mentira y de la tristeza, del egoísmo y te toda falsa seguridad, para conocer y vivir la riqueza de su amor.
Queridos amigos, la invitación a la conversión, valorada por el testimonio de san Pablo, resuena hoy, en la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, particularmente también en el plano ecuménico. El Apóstol nos indica la actitud espiritual adecuada para poder progresar en el camino de la comunión. “Ciertamente no he llegado a la meta -escribe a los Filipenses -, no he llegado a la perfección; pero me esfuerzo en correr para alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús” (Fil 3,12). Ciertamente, nosotros los cristianos no hemos conseguido llegar aún a la meta de la unidad plena, pero si nos dejamos continuamente convertir por el Señor Jesús, llegaremos seguramente. La Beata Virgen María, Madre de la Iglesia una y santa, nos obtenga el don de una conversión verdadera, para que cuanto antes se realice el anhelo de Cristo: “Ut unum sint”. Le confiamos a ella el encuentro de oración que presidiré esta tarde en la Basílica de San Pablo Extramuros, y en la que participarán, como cada año, los representantes de las Iglesias y de las Comunidades eclesiales presentes en Roma.
[Después del Ángelus]
Hoy se celebra la Jornada Mundial de los enfermos de Lepra, iniciada hace 55 años por Raoul Follereau. La Iglesia, en las huellas de Jesús, tiene siempre una atención particular para las personas marcadas por esta enfermedad, como lo atestigua también el mensaje difundido hace unos días por el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud. Me alegro de que las Naciones Unidas, con una reciente Declaración del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, hayan solicitado a los Estados la tutela de los enfermos de lepra y de sus familiares. Por mi parte, les aseguro mi oración y renuevo el ánimo a cuantos luchan con ellos para la curación plena y una buena inserción social.
Los pueblos de varios países de Asia Oriental se preparan para celebrar el fin de año lunar. Les auguro que vivan esta fiesta en alegría. La alegría es la expresión del estar en armonía con uno mismo: y esto sólo puede derivar de estar en armonía con Dios y con su creación. Que la alegría viva siempre en el corazón de todos los ciudadanos de estas naciones, tan queridas por mí, y se irradie en el mundo.
Y ahora saludo con gran afecto a los niños y jóvenes de la Acción Católica de Roma y de algunas parroquias y escuelas de la ciudad, que han dado vida a la tradicional “Caravana de la Paz”. Saludo al cardenal vicario que les ha acompañado. Queridos chicos, os agradezco por vuestra fidelidad al compromiso por la paz, un compromiso hecho no sólo de palabras, sino de elecciones y de gestos, como dirá un representante vuestro, al que ahora dejo la palabra.
[Mensaje leído por un joven de la ACR]
Queridos chicos, con la ayuda de Jesús, sed siempre constructores de la paz en casa, en la escuela, en el deporte y en todas partes. ¡Gracias de nuevo!
[En inglés dijo]
Hoy deseo también mencionar el Mensaje de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año, que ha sido publicado en la vigilia de la Fiesta de san Francisco de Sales, santo patrón de los periodistas. El Mensaje se refiere a las nuevas tecnologías que han hecho de internet un recurso de la mayor importancia, especialmente para la llamada “generación digital”. Indudablemente, el uso sabio de las tecnologías de la comunicación permite a las comunidades formarse en vías que promueven la búsqueda de la verdad, el bien y la belleza, trascendiendo las fronteras geográficas y las divisiones étnicas . Con este fin, el Vaticano ha lanzado una nueva iniciativa que hará la información y las noticias de la Santa Sede más accesible en la red. Espero que esta iniciativa enriquecerá a una amplia gama de personas - incluyendo a aquellos que aún no han encontrado una respuesta a su búsqueda espiritual – a través del conocimiento y amor de Jesucristo cuyo mensaje de Buena Noticia la Iglesia quiere llevar hasta el confín de la tierra (cf. Mt 28:20).
[En español dijo]
La invitación a la conversión y a la fe en el Evangelio, que Jesús proclamó al comienzo de su ministerio público, no ha perdido su actualidad y nos recuerda que también nosotros estamos llamados a dejar todo lo que sea contrario a nuestra condición de discípulos del Señor y a identificarnos cada vez más con sus sentimientos. Que a ello nos ayude el ejemplo del Apóstol san Pablo, que acogió con docilidad la Palabra de Cristo y la puso en práctica con fidelidad y coherencia.
[Traducción por Inma Álvarez]
©Libreria Editrice Vaticana
ZENIT nos ofrece el texto de la homilía pronunciada la tarde del 25 de Enero de 2009 por el Papa, durante la celebración de Vísperas en la Basílica de San Pablo Extramuros, con la que ha concluido la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
Queridos hermanos y hermanas,
es grande la alegría cada vez que nos encontramos ante el sepulcro del apóstol Pablo, en la memoria litúrgica de su Conversión, para concluir la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Os saludo con afecto a todos. De modo especial saludo al cardenal Cordero Lanza de Montezemolo, abad de la comunidad de los monjes que nos hospedan. Saludo también al cardenal Kasper, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Con él saludo a los señores cardenales presentes, a los obispos y a los pastores de las diversas Iglesias y comunidades eclesiales, reunidos aquí esta tarde. Una palabra de especial reconocimiento a cuantos han colaborado en la preparación de los materiales para la oración, viviendo en primera persona en primera persona el ejercicio de reflexionar y confrontarse en la escucha unos de otros, y todos juntos, de la Palabra de Dios.
La conversión de san Pablo nos ofrece el modelo y nos indica el camino para ir hacia la unidad plena. La unidad de hecho requiere una conversión: de la división a la comunión, de la unidad herida a la unidad curada y plena. Esta conversión es un don de Cristo resucitado, como sucedió para san Pablo. Lo hemos escuchado de las mismas palabras del Apóstol en la lectura proclamada hace un momento: "Por gracia de Dios soy lo que soy" (1 Cor 15,10). El mismo Señor, que llamó a Saulo en el camino de Damasco, se dirige a los miembros de su Iglesia -que es una y santa - y llamando a cada uno por su nombre pregunta: ¿por qué me has dividido? ¿por qué has herido la unidad de mi cuerpo? La conversión implica dos dimensiones. En el primer paso se conocen y se reconocen a la luz de Cristo las culpas, y este reconocimiento se convierte en dolor y arrepentimiento, deseo de un nuevo comienzo. En el segundo paso se reconoce que este nuevo camino no puede venir de nosotros mismos. Consiste en dejarse conquistar por Cristo. Como dice san Pablo: " ... me esfuerzo por correr a alcanzarlo, habiendo sido yo también alcanzado por Cristo Jesús" (Fil 3,12). La conversión exige nuestro sí, mi "correr" no es en última instancia una actividad mía, sino un don, un dejarse formar por Cristo; es muerte y resurrección. Por eso san Pablo no dice: "Me he convertido", sino "he muerto" (Gal 2,19), soy una criatura nueva. En realidad, la conversión de san Pablo no fue un paso de la inmoralidad a la moralidad, de una fe equivocada a una fe correcta, sino que fue el ser conquistado por el amor de Cristo: la renuncia a la propia perfección, fue la humildad de quien se pone sin reserva al servicio de Cristo para los hermanos. Y solo en esta renuncia a nosotros mismos, en esta conformidad con Cristo estamos unidos también entre nosotros, nos convertimos en "uno" en Cristo. Es la comunión con Cristo la que nos da la unidad.
Podemos observar una interesante analogía con la dinámica de la conversión de san Pablo también meditando sobre el texto bíblico del profeta Ezequiel (37,15-28) elegido este año como base de nuestra oración. En él, de hecho, se presenta el gesto simbólico de los dos palos unidos en la mano del profeta, que con este gesto representa la futura acción de Dios. Es la segunda parte del capítulo 37, que en la primera parte contiene la célebre visión de los huesos secos y de la resurrección de Israel, realizada por el Espíritu de Dios. ¿Cómo no ver que el signo profético de la reunificación del Pueblo de Israel se pone después del gran símbolo de los huesos secos vivificados por el Espíritu? De ahí deriva un esquema teológico análogo al de la conversión de san Pablo: en el primer lugar está el poder de Dios, que con su Espíritu opera la resurrección como una nueva creación. Este Dios, que es el Creador y es capaz de resucitar a los muertos, es también capaz de reconducir a la unidad el pueblo dividido en dos. Pablo - como y más que Ezequiel - se convierte en instrumento elegido de la predicación de la unidad conquistada por Jesús mediante la cruz y la resurrección: la unidad entre los judíos y los paganos, para formar un solo pueblo nuevo. La resurrección de Cristo extiende el perímetro de la unidad: no sólo unidad de las tribus de Israel, sino unidad entre hebreos y paganos (cfr Ef 2; Jn 10,16); unificación de la humanidad dispersa por el pecado y aún más unidad de todos los creyentes en Cristo.
La elección de este pasaje del profeta Ezequiel la debemos a los hermanos de Corea, que s ehan sentido fuertemente interpelados por esta página bíblica, sea como coreanos sea como cristianos. En la división del pueblo hebreo en dos reinos se han visto reflejados como hijos de una única tierra, que las circunstancias políticas han separado, parte al norte y parte al sur. Y esta experiencia humana suya les ha ayudado a comprender mejor el drama de la división entre los cristianos. Ahora, la luz de esta Palabra de Dios que nuestros hermanos coreanos han elegido y propuesto a todos, emerge una nueva verdad llena de esperanza: Dios promete a su pueblo una nueva unidad, que debe ser signo e instrumento de reconciliación y de paz también en el plano histórico, para todas las naciones. La unidad que Dios da a su Iglesia, y por la cual rezamos, es naturalmente la comunión en sentido espiritual, en la fe y en la caridad; pero nosotros sabemos que esta unidad en Cristo es fermento de fraternidad también en el plano social, en las relaciones entre las naciones y para la entera familia humana. Es la levadura del Reino de Dios que hace crecer toda la masa (cfr Mt 13,33). En este sentido, la oración que elevamos en estos días, refiriéndose a la profecía de Ezequiel, se ha hecho también intercesión para las diversas situaciones de conflicto que actualmente afligen a la humanidad. Allí donde las palabras humanas son impotentes, porque prevalece el trágico sonido de la violencia y de las armas, la fuerza profética de la Palabra de Dios no disminuye y nos repite que la paz es posible, y que nosotros debemos ser instrumentos de reconciliación y de paz. Por eso nuestra oración por la unidad y por la paz pide siempre ser comprobada con gestos de reconciliación entre nosotros los cristianos. Pienso también en Tierra Santa: qué importante es que los fieles que viven allí, como también los peregrinos que allí acuden, ofrezcan a todos el testimonio de que la diversidad de los ritos y de las tradiciones no debería constituir un obstáculo al mutuo respeto y a la caridad fraterna. En la legítima diversidad de las posturas diversas debemos buscar la unidad de la fe, en nuestro "sí" fundamental a Cristo y a su única Iglesia. Y así las diferencias no serán ya obstáculo que nos separe, sino riqueza en la multiplicidad de las expresiones de la fe común.
Quisiera concluir esta reflexión mía haciendo referencia a un acontecimiento que los más ancianos entre nosotros ciertamente no olvidan. El 25 de enero de 1959, exactamente hace hoy 50 años, el beato papa Juan XXIII manifestó por primera vez en este lugar su voluntad de convocar "un Concilio ecuménico para la Iglesia universal" (AAS LI [1959], p. 68). Hizo este anuncio a los Padres cardenales, en la Sala Capitular, tras haber celebrado la Misa solemne en la Basílica. De aquella providencial decisión, sugerida a mi venerado predecesor, según su firme convicción, por el Espíritu Santo, derivó también una contribución fundamental al ecumenismo, condensado en el Decreto Unitatis redintegratio. En él, entre otras cosas, se lee: "Ecumenismo verdadero no puede haber sin conversión interior; porque el deseo de la unidad nace y madura en la renovación de la mente (cfr Ef 4,23), de la abnegación de sí mismo y de la libérrima efusión de la caridad" (n. 7). La actitud de conversión interior en Cristo, de renovación espiritual, de caridad acrecentada ante los demás cristianos ha dado lugar a una nueva situación en las relaciones ecuménicas. Los frutos de los diálogos teológicos, con sus convergencias y con la identificación más precisa de las divergencias que aún permanecen, empujan a proseguir valientemente en dos direcciones: en la recepción de cuanto ha sido alcanzado positivamente y un compromiso renovado hacia el futuro. Oportunamente el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, a quien agradezco por el servicio que hace a la causa de la unidad de todos los discípulos del Señor, ha reflexionado recientemente sobre la recepción y sobre el futuro del diálogo ecuménico. Esta reflexión, si por una parte quiere justamente valorar lo que se ha conseguido, por otra pretende encontrar nuevos caminos para continuar las relaciones entre las Iglesias y las Comunidades eclesiales en el contexto actual. Permanece abierto ante nosotros el horizonte de la unidad plena. Se trata de una tarea ardua, pero entusiasmante para los cristianos que quieren vivir en sintonía con la oración del Señor: "que todos sean uno, para que el mundo crea" (Jn 17,21). El Concilio Vaticano II nos ha advertido que "el santo propósito de reconciliar a todos los cristianos en la unidad de la Iglesia de Cristo, una y única, supera las fuerzas y las dotes humanas" (UR, 24). Confiando en la oración del Señor Jesucristo, y animados por los significativos pasos dados por el movimiento ecuménico, invocamos con fe al Espíritu Santo para que siga iluminando y guiando nuestro camino. Que el Apóstol Pablo, que tanto ha trabajado y sufrido por la unidad del cuerpo místico de Cristo, nos empuje y nos asista desde el cielo, y que la Beata Virgen María, Madre de la unidad de la Iglesia, nos acompañe y nos sostenga.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT publica el decreto de la Congregación para los Obispos que levanta la excomunión a los cuatro obispos ordenados en 1988 por el arzobispo Marcel Lefebvre.
Decreto de la Congregación para los Obispos
Con la carta del 15 de diciembre de 2008 enviada a su eminencia el cardenal Darío Castrillón
Hoyos, presidente de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei, monseñor Bernard Fellay, en su nombre y en el de los otros obispos consagrados el 30 de junio de 1988, volvía a solicitar el levantamiento de la excomunión latae sententiae formalmente declarada por decreto del prefecto de esta Congregación para los Obispos con fecha del 1 de julio de 1988.
En la mencionada carta, monseñor Fellay afirma entre otras cosas: "estamos siempre fervorosamente determinados en la voluntad de ser y permanecer católicos y de poner todas nuestras fuerzas al servicio del Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia católica romana. Nosotros aceptamos todas sus enseñanzas con ánimo filial. Creemos firmemente en el primado de Pedro y en sus prerrogativas y por ello nos hace sufrir tanto la actual situación".
Su Santidad Benedicto XVI, paternalmente sensible al malestar espiritual manifestado por los interesados a causa de la sanción de excomunión, y confiando en el compromiso expresado por ellos en la citada carta de no ahorrar esfuerzo alguno para profundizar en necesarias conversaciones con las autoridades de la Santa Sede en las cuestiones aún abiertas, y poder así llegar rápidamente a una plena y satisfactoria solución del problema existente en un principio, ha decidido reconsiderar la situación canónica de los obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta surgida con su consagración episcopal.
Con este acto se desea consolidar las relaciones recíprocas de confianza, intensificar y hacer más estables las relaciones de la Fraternidad San Pío X con la Sede Apostólica. Este don de paz, al final de las celebraciones de Navidad, quiere ser también un signo para promover la unidad en la caridad de la Iglesia universal, y por su medio, llegar a remover el escándalo de la división.
Se desea que este paso sea seguido por la solícita realización de la plena comunión con la Iglesia de toda la Fraternidad San Pío X, testimoniando así auténtica fidelidad y un verdadero reconocimiento del Magisterio y de la autoridad del Papa, con la prueba de la unidad visible.
En virtud de las facultades que me han sido expresamente concedidas por el Santo Padre, Benedicto XVI, en virtud del presente Decreto, levanto a los obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta la censura de excomunión latae sententiae declarada por esta Congregación el 1 de julio de 1988 y declaro privado de efectos jurídicos a partir del día de hoy el decreto entonces publicado.
Roma, Congregación para los Obispos, 21 de enero de 2009
Cardenal Giovanni Battista Re
Prefecto de la Congregación para los Obispos
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina]
ZENIT publica el comunicado emitido el sábado 24 de3 Enero de 2009 por la Oficina de Información de la Santa Sede con el que se anuncia que Benedicto XVI ha acogido la petición de levantar la excomunión a los cuatro obispos ordenados en 1988 por el arzobispo Marcel Lefebvre.
El Santo Padre, después de un proceso de diálogo entre la Sede Apostólica y la Fraternidad Sacerdotal San Pío XI, representada por su superior general, monseñor Bernard Fellay, ha acogido la petición formulada nuevamente por este obispo, con una carta del 15 de diciembre de 2008, en nombre también de los otros tres obispos de la Fraternidad, monseñor Bernard Tissier de Mallerais, monseñor Richard Williamson y monseñor Alfonso de Galarreta, de levantar la excomunión en la que habían incurrido hace veinte años.
A causa de las consagraciones episcopales del 30 de junio de 1988 realizadas por el arzobispo Marcel Lefebvre, sin mandato pontificio, los cuatro obispos mencionados habían incurrido en la excomunión latae sententiae, declarada formalmente por la Congregación para los Obispos el 1 de julio de 1988.
Monseñor Bernard Fellay, en la mencionada misiva, manifestaba claramente al Santo Padre que "estamos siempre fervorosamente determinados en la voluntad de ser y permanecer católicos y de poner todas nuestras fuerzas al servicio del Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia católica romana. Nosotros aceptamos todas sus enseñanzas con ánimo filial. Creemos firmemente en el primado de Pedro y en sus prerrogativas y por ello nos hace sufrir tanto la actual situación".
Su Santidad Benedicto XVI, que ha seguido desde el inicio este proceso, ha tratado siempre de buscar la manera de recomponer la fractura con la Fraternidad, incluso recibiendo personalmente a monseñor Bernard Fellay, el 29 de agosto de 2005. En aquella ocasión, el Sumo Pontífice manifestó la voluntad de proceder gradualmente y en tiempos razonables en este camino y ahora, benignamente, con solicitud pastoral y misericordia paternal, mediante un decreto de la Congregación para los obispos del 21 de enero de este año levanta la excomunión que pesaba sobre los mencionados prelados.
El Santo Padre se ha inspirado en esta decisión por el deseo de que se alcance lo más pronto posible la completa reconciliación y la plena comunión.
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina]
Sugerencias para la homilía de la Eucaristía de la celebración del domingo 8 de Febrero de 2009, Jornada Nacional de Manos Unidas, publicadas en el Guión Litúrgico recibido con el material para la Jornada.
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
DE LA EUCARISTÍA DE LA JORNADA DE MANOS UNIDAS
Dios es el que sana los corazones destrozados. En cada persona, tanto ayer como hoy, se da la experiencia dolorosa de Job y se hacen "verdad" sus reflexiones; siempre con mayor intensidad dramática en los más pobres.
La Iglesia, como Pablo, nos predica hoy la Buena Noticia de este Dios que nos quiere tanto, que viene en nuestro auxilio, que se inclina para levantarnos, para sacarnos de donde estamos hundidos, para cambiar el mundo.
Una vez más hoy se nos muestra a un Jesús cercano a los demás, sensible ante las necesidades de los que sufren. Dios no quiere el sufrimiento de los hombres, cuando los ve poseídos por el mal hace todo lo posible por liberarlos.
Dios, por medio de Su palabra, está entrando hoy a nuestra casa, como lo hizo a la casa de Simón y Andrés. ¡Tan enfermos estamos de egoísmo, -¡que no me molesten!-, metidos en nuestra cama, nuestra comodidad!
Necesitamos percibir Su paso sin ruidos, pero eficazmente; está pasando por cada uno de nosotros, quiere tomarnos de la mano, darnos su amor, su Espíritu Santo como una caricia que nos cura y nos levanta para servir.
Si no fuera por Cristo, más pronto o más tarde, entraríamos en las noches oscuras de la tristeza y la desesperanza. Él tiene una forma especial de relacionarse con la enfermedad y con el mal: manifiesta Su cercanía comprensiva y consoladora con el que sufre o se encuentra solo, tiende Su mano al que lo necesita, le comunica una energía liberadora que motiva a su vez para servir a los demás."Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios"; el mal, en todas sus dimensiones, empieza a ser superado, de una forma u otra tiene que ser vencido. Para Marcos, la curación es una victoria mesiánica contra las fuerzas del mal:"Se marchó al descampado y allí se puso a orar"; una vez más se nos des-cubre que Jesús tiene sus propios caminos y un especialísimo modo de actuar. Salió hacia el desierto para orar. Jesús no sucumbe a la tentación del éxito y de la notoriedad, como hacemos nosotros. No se pone en el centro a Sí mismo, sino al Padre.
Pero Jesús no lo curó todo, sino que inició un movimiento salvífico, que sus discípulos tienen que continuar. Por eso enviaría después a sus discípulos con poder para curar enfermos y expulsar demonios. Una misión, y una tarea, que sigue siendo necesaria. En ella, todo cristiano tiene que colaborar. Jesucristo ha querido que seamos Sus discípulos, que sigamos Su camino y Su ejemplo. Muchas veces, ante la dura realidad de los hechos, nos quedamos insensibles buscando soluciones lejos de nosotros, sin querer darnos cuenta que Dios ha pues-to la solución en nuestras manos, porque nos ha dado la capacidad de amar y nos ha dejado el mandamiento del amor. No podemos pasar nuestra vida sin utilizar esta maravillosa entrega de amarnos unos a otros. Todo lo que Dios ha puesto en nosotros no es nuestro, no es de nuestra propiedad, es también de nuestros hermanos.
Jesucristo quiere que seamos Sus discípulos, que sigamos Su camino y ejemplo. Manos Unidas, como "la Asociación de la Iglesia en España para la ayuda y desarrollo del Tercer Mundo", quiere seguir dando respuesta a tantas carencias y problemas que hoy sufren los hombres. Desea ser una actualización de esa mano tendida de Jesús que levanta a los que yacen en el lecho de sus miserias y los quiere capacitar para que "se pongan a servir".
Haz, Señor, que habiendo experimentado la dulce y poderosa proximidad de Tu amor, lleguemos a ser más fuertes y aprendamos a compartir con los otros el misterio del dolor, iluminados por la esperanza que nos salva.
Guión Litúrgico para la celebración de la Eucaristía del domingo, 8 de Febrero de 2009: JORNADA NACIONAL DE MANOS UNIDAS, recibido en la paroquia entre los materiales para la jornada.
GUIÓN LITÚRGICO
PARA LA EUCARISTÍA DE LA CELEBRACIÓN DE MANOS UNIDAS
MONICIÓN DE ENTRADA
Como cada Domingo nos reunimos para celebrar la Eucaristía, el memorial de la muerte y resurrección de Cristo. Hoy celebramos la Jornada Nacional de Manos Unidas-Campaña contra el Hambre. Pero tiene una peculiaridad especial este año, porque ya son 50 años de nuestra historia samaritana junto a los más pobres y desheredados del mundo. Con el lema "COMBATIR EL HAMBRE, PROYECTO DETODOS", se nos invita a estar atentos a las llamadas de los hombres necesitados, nuestros hermanos. Jesucristo manifestó siempre su preferencia por los más pobres; dejémonos llenar de su amor.
ACTO PENITENCIAL
Hermanos: Ante Jesús Salvador reconozcamos humildemente nuestros pecados.
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Job, 7, 1-4.6-7 / 1 Cor. 9, 16-19.22-23 / Mc. 1, 29-39
La Palabra de Dios nos manifiesta cómo, ante el ejemplo del atormentado Job, debemos poner nuestra confianza en Dios en medio de tantas e inexplicables dificultades y sufrimientos de este mundo. Jesús vence con su poder el mal que domina al hombre de múltiples formas, físicas y espirituales. Pablo siente la urgencia de proclamar la salvación de Dios para el hombre.
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
Dios es el que sana los corazones destrozados. En cada persona, tanto ayer como hoy, se da la experiencia dolorosa de Job y se hacen "verdad" sus reflexiones; siempre con mayor intensidad dramática en los más pobres.
La Iglesia, como Pablo, nos predica hoy la Buena Noticia de este Dios que nos quiere tanto, que viene en nuestro auxilio, que se inclina para levantarnos, para sacarnos de donde estamos hundidos, para cambiar el mundo.
Una vez más hoy se nos muestra a un Jesús cercano a los demás, sensible ante las necesidades de los que sufren. Dios no quiere el sufrimiento de los hombres, cuando los ve poseídos por el mal hace todo lo posible por liberarlos.
Dios, por medio de Su palabra, está entrando hoy a nuestra casa, como lo hizo a la casa de Simón y Andrés. ¡Tan enfermos estamos de egoísmo, -¡que no me molesten!-, metidos en nuestra cama, nuestra comodidad!
Necesitamos percibir Su paso sin ruidos, pero eficazmente; está pasando por cada uno de nosotros, quiere tomarnos de la mano, darnos su amor, su Espíritu Santo como una caricia que nos cura y nos levanta para servir.
Si no fuera por Cristo, más pronto o más tarde, entraríamos en las noches oscuras de la tristeza y la desesperanza. Él tiene una forma especial de relacionarse con la enfermedad y con el mal: manifiesta Su cercanía comprensiva y consoladora con el que sufre o se encuentra solo, tiende Su mano al que lo necesita, le comunica una energía liberadora que motiva a su vez para servir a los demás."Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios"; el mal, en todas sus dimensiones, empieza a ser superado, de una forma u otra tiene que ser vencido. Para Marcos, la curación es una victoria mesiánica contra las fuerzas del mal:"Se marchó al descampado y allí se puso a orar"; una vez más se nos des-cubre que Jesús tiene sus propios caminos y un especialísimo modo de actuar. Salió hacia el desierto para orar. Jesús no sucumbe a la tentación del éxito y de la notoriedad, como hacemos nosotros. No se pone en el centro a Sí mismo, sino al Padre.
Pero Jesús no lo curó todo, sino que inició un movimiento salvífico, que sus discípulos tienen que continuar. Por eso enviaría después a sus discípulos con poder para curar enfermos y expulsar demonios. Una misión, y una tarea, que sigue siendo necesaria. En ella, todo cristiano tiene que colaborar. Jesucristo ha querido que seamos Sus discípulos, que sigamos Su camino y Su ejemplo. Muchas veces, ante la dura realidad de los hechos, nos quedamos insensibles buscando soluciones lejos de nosotros, sin querer darnos cuenta que Dios ha pues-to la solución en nuestras manos, porque nos ha dado la capacidad de amar y nos ha dejado el mandamiento del amor. No podemos pasar nuestra vida sin utilizar esta maravillosa entrega de amarnos unos a otros. Todo lo que Dios ha puesto en nosotros no es nuestro, no es de nuestra propiedad, es también de nuestros hermanos.
Jesucristo quiere que seamos Sus discípulos, que sigamos Su camino y ejemplo. Manos Unidas, como "la Asociación de la Iglesia en España para la ayuda y desarrollo del Tercer Mundo", quiere seguir dando respuesta a tantas carencias y problemas que hoy sufren los hombres. Desea ser una actualización de esa mano tendida de Jesús que levanta a los que yacen en el lecho de sus miserias y los quiere capacitar para que "se pongan a servir".
Haz, Señor, que habiendo experimentado la dulce y poderosa proximidad de Tu amor, lleguemos a ser más fuertes y aprendamos a compartir con los otros el misterio del dolor, iluminados por la esperanza que nos salva.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Señor, tu nos has dicho pedid y se os dará, llamad y se os abrirá; humildemente y con confianza te presentamos nuestras peticiones.
Escucha, Padre de bondad, las plegarias que te hemos dirigido con confianza filial. Tú, que vives y reinas, por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE OFRENDAS
Presentamos el pan y el vino para que, transformados en alimento y bebida de salvación, nos den las fuerzas necesarias para seguir caminando en testimonio cristiano.
También presentamos los proyectos subvencionados por Manos Unidas en el año 2008 y el cartel que motiva la campaña de este año. Con estos signos ponemos en tu presencia tantos esfuerzos y gestos de amor que hacen avanzar el Reino de Dios en los más escondidos rincones del Planeta. Gestos que apenas son noticia, pero son fermento de bienaventuranza.
El día 2 de julio de 1955, la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) hacían público un manifiesto en el que anunciaba su compromiso de poner su capacidad de movilización y de sensibilización al servicio de una causa que no podía esperar: la lucha activa contra el hambre en el mundo. En España, las Mujeres de la Acción Católica tomaron el testigo, propusieron un día de ayuno voluntario, e hicieron un llamamiento para combatir tres tipos de hambre: de pan, de cultura y de Dios. Así nació la primera Campaña Contra el Hambre, que ahora cumple 50 años. Aquél documento, que inspiró el nacimiento de Manos Unidas, decía así. (Información cogida del Boletín 174, Enero-Marzo 2009, recibido en la parroquia para la celebración de la jornada)
MANIFIESTO DE LA UMOFC: DECLARAMOS LA GUERRA AL HAMBRE
Nosotras, mujeres del mundo entero, llamadas por la naturaleza a dar la vida, protegerla y alimentarla, no podemos aceptar por más tiempo que las fronteras del hambre se inscriban en nuestro globo con trazos de muerte.
Mujeres católicas, llamadas por Jesucristo para dar testimonio de un amor universal y efectivo por la familia humana, no podemos resignarnos al hecho de que la mitad de la humanidad sufra hambre.
No queremos que se den soluciones perezosas y criminales a este trágico problema: la guerra, la limitación de la natalidad, son soluciones falsas, soluciones ineficaces, soluciones de muerte.
Sabemos y queremos que se sepa, que existen soluciones de vida, y que si la conciencia mundial reacciona, dentro de algunas generaciones las fronteras del hambre habrán desaparecido.
Es una certeza apoyada en estudios científicos y consolidada por el hecho de que las Instituciones internacionales, oficiales y privadas, tales como la Asistencia Técnica de las Naciones Unidas, la Organización para la Alimentación y la Agricultura, así como diversos organismos para migraciones, están en pie de obra.
Ciertamente que la tarea es gigantesca, pero las posibilidades técnicas de nuestra época están a su altura.
Ciertamente que ella requiere los poderosos medios de acción que poseen los Gobiernos y la coordinación de estos medios de acción a plano internacional.
Pero, la acción, para ser eficaz, debe ser amplia y rápida, y no puede serlo sin el extremo apoyo de la opinión mundial: ésta la tenemos en nuestras manos en gran parte.
Mujeres de sesenta países, agrupadas en número de treinta y seis millones en la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, nosotras disponemos, con los millones de ejemplares de nuestros Boletines Nacionales, de un instrumento único de penetración en los innumerables hogares del mundo entero. Llevaremos también el problema a la gran prensa, capaz de presentar a sus lectores las tareas esenciales de nuestro tiempo. Nos dirigimos, con el mismo objeto, a los responsables del cine, de la radio, de la televisión.
A todos estos grandes medios de información pediremos que abran en el espíritu de los hombres el camino hacia una economía de las necesidades, en lugar de la reinante economía de la pura ganancia.
Apoyaremos los esfuerzos de las instituciones privadas y oficiales que insistan en resolver el problema de manera positiva y conforme a los postulados de la conciencia humana y cristiana.
Daremos a conocer los progresos de la ciencia, que, utilizada con fines pacíficos según los fines del Creador, pueden elevar rápidamente el nivel de vida humana. Intensificaremos nuestra ayuda a los ser-vicios de migración.
A través de nuestros Organismos y Asociaciones, en mayor escala aún, daremos impulso a la enseñanza casera y a la economía doméstica, sabiendo que una de las llaves del problema se halla en la utilización más racional de todos los recursos alimenticios de que dispone la mujer en todos los hogares del mundo.
Recordemos a los pueblos más favorecidos el deber que tienen de vivir más sobriamente. En fin, con otros sostendremos las "Empresas piloto" cuya realización está ya en estudio.
Nuestro Congreso Mundial de Roma, en abril de 1956, será el punto de partida de una acción en gran escala. Desde ahora realizaremos los estudios preparatorios.
Un solo obstáculo en la lucha contra el hambre sería insuperable: creer la victoria imposible.
Ahora bien, todas unidas y en conexión con todos aquellos que se consagran a la misma tarea, podemos mucho más de lo que creemos. No se necesita más para acometer la empresa.
Declaramos la guerra al hambre.
Comentario a las lecturas del domingo tercero del Tiempo Ordinario – B publicado en el Diario de Avisos el domingo 25 de Enero de 2009 bajo el epígrafe “el domingo, fiesta de los cristianos”.
En las redes de Dios
DANIEL PADILLA
Una buena obra literaria -decía el profesor- ha de constar de tres elementos básicos: exposición, nudo y desenlace. La exposición sirve para presentar a los personajes, el ambiente, las costumbres del lugar. El nudo es el momento en que esos personajes, el protagonista, va entrando en algún conflicto, porque ve que unas nuevas circunstancias alteran su vida y le obligan a un replanteamiento de todo. El desenlace es la salida del túnel, la aclaración del embrollo, la toma de una decisión.
Me vienen a la mente estas viejas lecciones, al leer el evangelio de hoy. Allá estaban "Simón y su hermano Andrés echando el copo al lago, pues eran pescadores". "Un poco más adelante, estaban Santiago y Juan remendando las redes". Esa era su vida. Noches de brega y de vigilia, para poder conseguirse el pescado de cada día. Unas veces el lago era generoso. Pero otras, ya lo saben: O les alcanzaba una tormenta -"sálvanos, Señor, que perecemos"- o se cerraban las entrañas del lago: "En toda la noche no hemos conseguido nada". Hasta aquí llega la "exposición". Es como una imagen detenida.
Pero llegó el nudo, la aparición de un nuevo personaje que replanteaba lo hechos de arriba abajo. "Pasando Jesús junto a ellos, dijo: Vengan conmigo y les haré pescadores de hombres". Era una propuesta para una tarea inesperada y desconcertante, muy diferente de la realizada hasta entonces. Una aventura que dejaba al descubierto todos sus planes de seguridad humana: su trabajo, su casa, su familia, su filosofía del "más vale pájaro en mano que ciento volando".
Y hubo que buscar el "desenlace", hubo que decidirse. El evangelio es conmovedor en su relato. Refiriéndose a Simón y Andrés, dice: "Dejando las redes, le siguieron". Con respecto a los otros, añade: "Dejando a su padre Zebedeo con los jornaleros en la barca, se marcharon con él".
Así ha funcionado siempre el Reino. En el camino tranquilo y a veces distraído de los humanos se cruza de pronto la sombra de Dios. O quizá un fogonazo de su "luz", enfocando horizontes nuevos. Automáticamente, sobre ese hombre, aparecen unos cuántos interrogantes. ¿Se acuerdan de la historia de Samuel, que leímos el domingo pasado? Allá estaba él, durmiendo tranquilamente. La voz que escuchó le sumió en el desconcierto, en la duda, en el conflicto. Necesitó la ayuda de su maestro para ver con claridad y decidirse a contestar: "Habla, Señor, que tu siervo escucha".
No son historias de ayer. Hoy mismo, en el deambular rutinario de tu vida, "mientras echas tu copo al mar", o tu copa en el bar, mientras "remiendas tus redes", o te enredas en otros remiendos, puede cruzarse Dios. Quizá, como el pequeño Samuel, no caigas al principio en la cuenta de lo que te está sucediendo. Quizá, sin despertar totalmente del sueño, empieces a dar pasos de ciego. Posiblemente, necesitarás también que te ayude alguien a discernir. Es casi seguro que las redes de tu comodidad, de tu miedo a lo desconocido, de tu "más vale pájaro en mano...", se te enreden en los pies, tu decisión. Puede ocurrirte incluso que se entremezclen en tu mente otras curiosas teorías. Por ejemplo, la de que "a Dios se le puede servir de mil maneras, etcétera".
Pero, por lo que pudiera suceder, vete aprendiéndote este versículo: "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad". Y este otro: "Si hoy escuchan la voz de Dios, no endurezcan vuestro corazón".
¡Y es que Dios "nos enreda"!
Día 25 de Enero
III Domingo del Tiempo Ordinario
Cuenta con los hombres para su misión
En este breve pasaje del Evangelio de san Marcos queda manifiesto el deseo redentor de Jesús y que, para lograr esa salvación del mundo, cuenta con los hombres, los hace partícipes de la misma grandiosa tarea que Él ha asumido.
Nos sitúa el evangelista en los primeros compases de la vida pública del Señor. Juan el Bautista, el Precursor del Mesías, había hasta hace poco anunciado al Salvador; pero ahora estaba en la cárcel –ya lo sabemos– por ser leal a Dios a pesar de la oposición de los poderosos de la tierra. Finalmente su cuerpo sucumbió, pero su espíritu inmortal y sus palabras verdaderas, irrefutables, triunfaron porque estaba con Dios. Juan fue, entre otros muchos que le precedieron y tantos otros que le imitaron después, un apóstol excepcional. Quiso que su vida fuera para la salvación: procurar la eterna bienaventuranza, de paso que anunciaba a su alrededor ese destino que Dios ha previsto para los hombres.
Haced penitencia, creed en el Evangelio, decía el Señor a la gente; porque es preciso rectificar la mala conducta –que está en todos– y hacer nuestra la vida conforme al Evangelio anunciado por Jesucristo y antes ya, en cierta medida, por los profetas. Es necesario corregir esa conducta nuestra que tiende al egoismo, a la comodidad, al orgullo... y asumir la vida que el Señor espera de cada uno, con la que le honramos, reconociéndole como Dios y Señor nuestro.
Estaban aquellos hombres dedicados exclusivamente a lo suyo y se considerarían buenas personas, que trabajaban duro y honradamente para vivir y por su familia. Su existencia, sin embargo, podía ennoblecerse considerablemente a partir del Evangelio, encarnando esa "buena nueva" que acababa de llegar con Jesús. Porque el fin de la vida del hombre, lo que colma de riqueza su paso por la tierra, es mucho más que sentirse lleno con el propio quehacer material; mucho más, incluso, que sacar adelante a la familia, en medio de muchas dificultades como suele suceder. Con la venida del Señor, con la Encarnación del Verbo y con su paso por nuestro mundo, se habían abierto, según expresión feliz de san Josemaría, los caminos divinos de la tierra. Cada mujer y cada hombre se queda corto, muy corto, si sólo sale adelante; si únicamente triunfa entre los afanes de este mundo; porque todos tenemos ya un lugar en el corazón de Dios, Padre nuestro.
Jesús llama a aquellos primeros para que esa "buena nueva" se propague en Palestina y con el tiempo, a través de muchos otros que continuarían su tarea, en todo el mundo. La llamada divina es imprescindible, pues, así como sin el designio de llamarnos a Sí no sería posible trascender nuestra humana condición, del mismo modo, sólo con la llamada de Jesucristo, que hace idóneos para la misión, es posible llegar a ser pescadores de hombres, capaces de extender el Reino de Dios en la tierra: Seguidme, y os haré pescadores de hombres, les dice.
Podrían haberse negado ante la petición del Señor. A pesar de su autoridad y de la fuerza persuasiva de sus milagros, podrían haberse excusado con otras ocupaciones que llenarían su vida por entonces: su familia, sus compromisos, sus proyectos… Ellos responden positivamente: al instante, dejaron las redes y le siguieron… dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él, responden también Santiago y Juan. Otros no fueron tan generosos, según nos cuentan asimismo los evangelistas, y uno, Judas Iscariote, lo abandonó y traicionó después de haberle seguido. La respuesta al apostolado es libre aunque comience por la llamada divina que dispone a la misión.
Si no pide Jesucristo a la mayoría dejar todas las cosas, sí espera de todos amor agradecido en nuestro camino hacia la Casa del Padre. En cada instante, reconociéndonos en su presencia, descubrimos lo que más le agrada y así le podemos amar en medio de las ocupaciones propias de nuestro estado. La santidad, pues, ese objetivo imprescindible que cada hombre necesita buscar si quiere dirigir su vida a la máxima plenitud, depende de cada uno; en concreto de la respuesta actual a lo que Dios espera de mí, de ti en cada jornada.
María tampoco lo dudó. Escuchar el anuncio de Gabriel y manifestar su total disponibilidad para lo que agradaba más a Dios, fue todo uno. Por eso, nosotros queremos imitarla y nos encomendamos a su maternal protección para saber hacerlo. ¡Que sepamos ser inmensamente felices, como Ella, por haber conocido que el Creador cuenta con nosotros cada día!
NOVEDADES FLUVIUM
Discurso que pronunció el cardenal Tarcisio Bertone al presidente de la República Mexicana, Felipe Calderón Hinojosa, en el encuentro que mantuvieron en la residencia presidencial de Los Pinos, el 17 de enero de 2009.
Señor presidente:
Le agradezco vivamente las corteses palabras que me ha dirigido, así como la deferencia con que me ha recibido como legado pontificio para el VI Encuentro mundial de las familias, que esta bendita tierra mexicana acoge con la gentileza que caracteriza a sus nobles gentes y el espíritu de hospitalidad que las distingue.
Deseo, ante todo, transmitirle los saludos y el cordial afecto de Su Santidad Benedicto XVI hacia su persona, su Gobierno y todos los ciudadanos de este país, tan cercano al corazón del Sucesor de Pedro.
Me llena de gozo encontrarme en esta insigne nación, en la que el mensaje evangélico ha germinado en frutos maduros de cultura, en hermosas tradiciones, en preclaros testimonios de fe y caridad cristiana, de inquebrantable fidelidad a la Sede apostólica y de una arraigada devoción a la Virgen María, Nuestra Señora de Guadalupe, que quiso dar muestras especiales de su predilección para con este pueblo y toda América estableciendo su casa en el Tepeyac, donde es venerada con fervor por sus hijos e hijas, que la honran como Madre y Reina.
La coyuntura actual presenta algunos desafíos para México, como también para otros países, en el campo educativo, de la inmigración, la pobreza, la violencia, el narcotráfico, la corrupción y otras lacras sociales. La Iglesia aprecia y apoya todos los pasos que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de los mexicanos. Ella, fiel a su vocación de servicio y animada por los valores nacidos del Evangelio, sólo aspira a brindar su propia contribución en todo aquello que promueva la solidaridad, la justicia social y la concordia de todo el pueblo. Los católicos, en el debido respeto al pluralismo, trabajan con ahínco por el bien común, sabiendo que la sociedad tendrá futuro si en ella se afianzan los principios inviolables que están inscritos en el corazón humano. Estos no son fruto de consensos interesados y mutables, pues son imprescindibles para el ser humano. El primero de ellos es el derecho a la vida, que ninguna persona se da a sí misma, sino que es un don de Dios Creador que ha de ser tutelado por todos los medios desde su concepción hasta su ocaso natural. La Iglesia no se cansa de proclamar esta gran verdad, igual que hace con el derecho a la libertad religiosa, que es fuente y medida de todos los demás derechos fundamentales, de tal modo que un Estado se muestra plenamente democrático, cuando no sólo garantiza la libertad de culto, sino el que los ciudadanos puedan practicar pública y privadamente la propia religión con total libertad.
Al reiterarle mi viva gratitud por su amabilidad, señor presidente, le aseguro mi constante recuerdo en la oración, pidiendo a Dios, por intercesión de la Virgen Santísima, la Morenita del Tepeyac, celestial protectora de esta gran nación, que conceda a vuestra excelencia, a su familia y a todos los mexicanos abundantes dones de paz y fraternidad para edificar un presente de serena y fructuosa convivencia humana, así como un futuro rico en esperanzas.
Comunicado que ha emitido el viernes 23 de Enero de 2009 la Conferencia Episcopal de Guatemala, al término de su Asamblea Plenaria Anual, dirigido a todos los católicos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad en Guatemala.
1. Nos hemos reunido en esta semana todos los miembros de la Conferencia Episcopal de Guatemala para celebrar nuestra asamblea plenaria anual. En la misma hemos dado la bienvenida a monseñor Rosolino Bianchetti, obispo electo de Zacapa y Santo Cristo de Esquipulas, que será ordenado obispo en Zacapa el próximo 31 de enero y en ella también hemos despedido a su Excelencia Monseñor Bruno Musarò Nuncio Apostólico de Su Santidad quien partirá en los próximos días hacia Perú, pues el Santo Padre lo ha nombrado nuncio en ese hermano país.
Hemos visto nuestra realidad con ojos de pastores:
2. Hemos dedicado tiempo en la asamblea para examinar los principales problemas del país que afectan diariamente la vida de tantos miles de guatemaltecos y discernir cómo podemos contribuir, como Obispos, a buscar soluciones. Expresamos nuestra cercanía a quienes sufren y los animamos a no perder la esperanza y mostrarse fuertes en esta hora de prueba.
3. Expresamos nuestras palabras de condolencia y consuelo a tantas familias que han perdido sus seres queridos por la violencia criminal y también a los familiares de las víctimas del derrumbe del cerro Xicut en la carretera entre Chicamán y San Cristóbal Verapaz.
4. En anteriores pronunciamientos ya hemos señalado que el problema más grave que enfrentamos en nuestro país es la falta de respeto a la vida. Al final del 2008 las estadísticas señalaban que habían ocurrido más de 6,000 asesinatos en el año. Guatemala vive una situación de duelo continuo y prolongado. Nuestro país se desangra día tras día.
5. Nos alarma y acongoja esta situación de violencia a la que contribuyen tanto la existencia de poderosos carteles del narcotráfico como las bandas del crimen organizado que utilizan a jóvenes como asesinos a sueldo.
6. Es una desgracia nacional el que miles de guatemaltecos que sobreviven en medio de la violencia se han acostumbrado a vivir en medio de tantos asesinatos y homicidios con un sentimiento de indiferencia que aterra y preocupa.
7. Lamentamos que hasta el día de hoy las recomendaciones de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), no hayan sido tomadas en cuenta, mientras que la impunidad, fruto de un sistema de justicia que no opera eficientemente, sigue campeando en el país.
8. La criminalidad es favorecida por la situación de corrupción del sistema penitenciario. Además, la falta de una infraestructura adecuada, la ausencia de programas de rehabilitación de los recluidos y el control que líderes apresados ejercen en las cárceles, hacen de las mismas, lugares desde donde se planifican y dirigen delitos y se ultraja la dignidad humana de muchos prisioneros que anhelan redimirse.
9. Sin duda, la pobreza inhumana que afecta a gran número de guatemaltecos, constituye un agravante para la misma situación de violencia que nos afecta. Un invierno inusualmente severo dejó también su cauda de destrucción en la que los más pobres fueron también los más afectados e incluso desposeídos de sus escasas pertenencias.
10. Esta pobreza golpea sin misericordia a quienes sobreviven tanto en las áreas marginales urbanas como en el área rural. Constatamos con preocupación la insuficiencia de políticas públicas audaces para promover, con éxito, procesos de desarrollo tanto en la ciudad como en el campo.
11. Tenemos la esperanza de que, finalmente, el Congreso de la República promulgue la nueva Ley de Desarrollo Rural que resuelva la problemática agraria desde la aplicación de los valores éticos de la justicia y la solidaridad.
12. Queremos recordar con insistencia "que el desarrollo es el nuevo nombre de la paz" (Paulo VI, El desarrollo de los pueblos, n. 87) y que la verdadera paz se alcanza combatiendo la pobreza (Mensaje de Benedicto XVI en la Jornada Mundial por la Paz, 1 de enero de 2009). Los Obispos queremos que el desarrollo integral y sostenible llegue a todos y cada uno de los guatemaltecos para que haya bienestar, especialmente para los más necesitados.
13. Rechazamos el "supuesto desarrollo" basado en la minería de metales por las nefastas consecuencias que produce en el medio ambiente y la conflictividad social que ocasiona. No es justo que la mayor parte de las ganancias de esta industria se vayan al extranjero. Además, los expertos señalan que son otras las actividades más apropiadas para el desarrollo del país. Pedimos al Congreso de la República que decrete una moratoria en la concesión de las licencias de exploración y explotación y que se agilice la promulgación de una nueva ley de minería.
14. Guatemala se ha constituido en los últimos años en un país de migrantes. Más de millón y medio de connacionales viven en el norte, en su mayoría en situación de indocumentados. Con su esfuerzo y trabajo envían remesas que se han constituido en un alivio importante para muchas familias e incluso son generadoras importantes de empleo a nivel nacional. La mayor severidad con que están siendo tratados ha hecho que el número de deportados crezca significativamente aun cuando nuevos migrantes siguen probando fortuna en un viaje arriesgado y altamente oneroso. Sus logros nos enorgullecen pero también sus riesgos e inseguridades nos afligen y preocupan.
15. Es previsible que este año 2009 va a ser difícil para la economía del país por los efectos de la recesión mundial y que ello va a significar pérdidas de empleo, más familias en situación de precariedad. Es necesario un llamado a la solidaridad para atender, de manera prioritaria, a los más pobres y vulnerables en nuestra sociedad. No podemos aspirar a ser una sociedad justa si no nos empeñamos en constituirnos en una sociedad solidaria.
16. El mayor interés en la educación constituye sin duda un motivo de esperanza. Si algo une hoy a los guatemaltecos es el esfuerzo de padres de familia y de jóvenes por creer en la educación como un medio de construcción de futuro. Cada vez son más los guatemaltecos que se esfuerzan con sacrificio para que ellos mismos o sus hijos continúen sus estudios hasta grados cada vez más avanzados. Pero aun falta mucho camino por recorrer. Si queremos que la educación sea un instrumento eficaz hay que incentivarla e invertir más en recursos en la tarea educativa. El sistema educativo actual con una baja calidad no ayuda a cumplir este objetivo.
17. Invitamos nuevamente a las comunidades educativas católicas a impulsar la enseñanza del Manual de "Educación en el Amor", sobre la afectividad y la sexualidad publicado por la Conferencia Episcopal de Guatemala en el año 2008.
En un contexto internacional problemático:
18. La situación internacional pasa en estos días momentos dramáticos. La reciente guerra en la franja de Gaza, el continuo conflicto en Irak y Afganistán, la insufrible situación de millones de refugiados en África y Asia, el conflicto armado que todavía aflige a Colombia, la violencia del narcotráfico en México, nos presentan un cuadro en el que millones de seres humanos viven sometidos a terror, vejaciones y penurias. Estas situaciones, aunque distantes geográficamente, nos afectan, pues las noticias que nos informan sobre ellas nos hacen ver que vivimos en un mundo en que la vida humana está amenazada. La paz será tarea imposible mientras esos focos de conflicto no encuentren una solución humana, inteligente y generosa.
19. El año 2008 ha sido también el año de la explosión de una crisis económica a nivel planetario que todos los analistas coinciden en describir como la más grave desde la gran depresión que se inició en 1929. La evaporación de cuantiosas fortunas, la bancarrota de grandes bancos y empresas, la disminución de puestos de trabajo en el mundo son indicadores que ya se ha entrado en una recesión económica. Estos hechos nos deben alarmar justificadamente en Guatemala en donde aun la crisis no ha golpeado con toda su fuerza y que evidencia el colapso de un sistema generador de riquezas para unos pocos y la exclusión de las mayorías, sobre la base de la especulación incontrolada, omitiendo lo ético en la vida pública y permitiendo que la avidez y la ambición se apoderen del corazón humano.
Reafirmamos nuestro compromiso de Pastores al servicio del pueblo de Dios:
20. Ante este cuadro dramático, tratamos como pastores de acompañar a nuestro pueblo en tiempo de tragedias e incertidumbres. En este Año Paulino, apelamos al gran apóstol de las gentes para inspirarnos en sus textos y para manifestar, con sus palabras, que queremos repudiar el silencio vergonzoso (2 Cor 4,2) como conducta indigna de pastores; que reconocemos nuestra debilidad sabiendo que llevamos el tesoro de la fe y de la gracia en vasos de barro (2 Cor 4, 7); somos parte de un pueblo que puede sentirse, sin duda, atribulado pero no aplastado, perplejo mas no desesperado, perseguido mas no abandonado, derribado pero no aniquilado (cfr. 2 Cor 4, 8-9).
21. Como obispos denunciamos que el fondo de estos problemas es el olvido de los criterios morales en la toma de decisiones y en la vida cotidiana. Ellos se fundamentan en la dignidad de la persona humana. La fe que tenemos en Cristo Jesús, Señor de la vida, nos exige cumplirlos.
22. Los guatemaltecos somos un pueblo religioso pero no acabamos de ver que la expresión básica de la fe es la coherencia moral en el ejercicio del poder, sea en el ámbito ejecutivo, legislativo o judicial; en las actividades financieras, comerciales, profesionales y en el comportamiento ciudadano en la familia y en la sociedad. Necesitamos una profunda renovación moral, cuya fuerza sea una fe firme y fuerte en Jesucristo.
23. Los principios que deben guiar las acciones ciudadanas, comenzando por quienes ejercen el poder en cualquier ámbito son el respeto a la vida, a la dignidad y a la libertad de las personas; la conciencia de que los bienes materiales están al servicio de todos; la veracidad en las palabras y contratos; el trabajo honesto como forma de obtener el ingreso; y la búsqueda del bien común.
Les anunciamos algunos hechos y acciones importantes:
24. En el año 2008 se realizó la XII Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos en la que se reflexionó sobre la Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia y se inició el Año Jubilar Paulino. Esperamos con ansia para este año la publicación de dos importantes documentos pontificios: la anunciada encíclica social del Papa Benedicto XVI y la exhortación apostólica postsinodal.
25. Los próximos días 29 y 30 de enero se celebrará en Antigua Guatemala el encuentro internacional "migraciones y paz". En el contexto actual de la problemática de los migrantes, será un evento sumamente importante, organizado por la congregación Scalabriniana y la Comisión Episcopal de Movilidad humana. Quiera Dios que este encuentro impulse las iniciativas tendientes a lograr la Reforma Migratoria integral a favor de millones de migrantes sin documentos que viven en Estados Unidos.
26. Asimismo en esa misma fecha tendremos la visita de la doctora Ilse Arns, pionera del programa Pastoral de la Primera Infancia en Brasil. En diversas diócesis se ha iniciado ya este programa para luchar contra la desnutrición crónica infantil que constituye una vergüenza para nuestro país.
27. Hemos tomado el compromiso de impulsar la Misión Continental, asumido en Aparecida, Brasil, durante la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe, al declararnos en estado permanente de misión y buscar los medios para vivirlo.
28. Este año tendremos ocasión de celebrar el III Congreso Misionero Nacional que tendrá lugar en Izabal en noviembre próximo. Saludamos los esfuerzos evangelizadores y caritativos que tantos fieles y pastores realizan por todo el territorio nacional.
29. Este año 2009 viviremos también el Año Santo Jubilar al celebrarse doscientos cincuenta años de la dedicación de la basílica de Esquipulas. Invocamos al Santo Cristo para que Él, símbolo central de la fe cristiana y corazón de la fe para muchas generaciones de guatemaltecos, sea fuente de bendición para hogares y familias. A El también le pedimos que desde su santuario en Esquipulas, símbolo de la lucha por la construcción de la paz, nos ayude a todos en Guatemala a ser constructores de paz.
Que la Virgen del Rosario, patrona de nuestra nación, nos ampare y bendiga en un año difícil en el que tanto bien es necesario realizar para contrarrestar tanto mal presente entre nosotros, pues el "mal se vence con la fuerza del bien" (Rom 12, 21).
Guatemala de la Asunción, 23 de enero de 2009
+ Pablo Vizcaíno Prado
Obispo de Suchitepéquez-Retalhuleu
Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala
+ Gonzalo de Villa y Vásquez, S.J.
Obispo de Sololá-Chimaltenango
Secretario General de la Conferencia Episcopal de Guatemala
Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2009, que ha sido presentado el viernes 23 de Enero de 2009 oficialmente por al Santa Sede en rueda de prensa.
Promover una cultura de respeto, de diálogo y amistad
Queridos hermanos y hermanas:
Ante la proximidad de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, me es grato dirigirme a vosotros para exponeros algunas de mis reflexiones sobre el tema elegido este año: Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo y amistad. En efecto, las nuevas tecnologías digitales están provocando hondas transformaciones en los modelos de comunicación y en las relaciones humanas. Estos cambios resaltan más aún entre los jóvenes que han crecido en estrecho contacto con estas nuevas técnicas de comunicación y que, por tanto, se sienten a gusto en el mundo digital, que resulta sin embargo menos familiar a muchos de nosotros, adultos, que hemos debido empezar a entenderlo y apreciar las oportunidades que ofrece para la comunicación. En el mensaje de este año, pienso particularmente en quienes forman parte de la llamada generación digital. Quisiera compartir con ellos algunas ideas sobre el extraordinario potencial de las nuevas tecnologías, cuando se usan para favorecer la comprensión y la solidaridad humana. Estas tecnologías son un verdadero don para la humanidad y por ello debemos hacer que sus ventajas se pongan al servicio de todos los seres humanos y de todas las comunidades, sobre todo de los más necesitados y vulnerables.
El fácil acceso a teléfonos móviles y computadoras, unido a la dimensión global y a la presencia capilar de Internet, han multiplicado los medios para enviar instantáneamente palabras e imágenes a grandes distancias y hasta los lugares más remotos del mundo. Esta posibilidad era impensable para las precedentes generaciones. Los jóvenes especialmente se han dado cuenta del enorme potencial de los nuevos medios para facilitar la conexión, la comunicación y la comprensión entre las personas y las comunidades, y los utilizan para estar en contacto con sus amigos, para encontrar nuevas amistades, para crear comunidades y redes, para buscar información y noticias, para compartir sus ideas y opiniones. De esta nueva cultura de comunicación se derivan muchos beneficios: las familias pueden permanecer en contacto aunque sus miembros estén muy lejos unos de otros; los estudiantes e investigadores tienen acceso más fácil e inmediato a documentos, fuentes y descubrimientos científicos, y pueden así trabajar en equipo desde diversos lugares; además, la naturaleza interactiva de los nuevos medios facilita formas más dinámicas de aprendizaje y de comunicación que contribuyen al progreso social.
Aunque nos asombra la velocidad con que han evolucionado las nuevas tecnologías en cuanto a su fiabilidad y eficiencia, no debería de sorprendernos su popularidad entre los usuarios, pues ésta responde al deseo fundamental de las personas de entrar en relación unas con otras. Este anhelo de comunicación y amistad tiene su raíz en nuestra propia naturaleza humana y no puede comprenderse adecuadamente sólo como una respuesta a las innovaciones tecnológicas. A la luz del mensaje bíblico, ha de entenderse como reflejo de nuestra participación en el amor comunicativo y unificador de Dios, que quiere hacer de toda la humanidad una sola familia. Cuando sentimos la necesidad de acercarnos a otras personas, cuando deseamos conocerlas mejor y darnos a conocer, estamos respondiendo a la llamada divina, una llamada que está grabada en nuestra naturaleza de seres creados a imagen y semejanza de Dios, el Dios de la comunicación y de la comunión.
El deseo de estar en contacto y el instinto de comunicación, que parecen darse por descontados en la cultura contemporánea, son en el fondo manifestaciones modernas de la tendencia fundamental y constante del ser humano a ir más allá de sí mismo para entrar en relación con los demás. En realidad, cuando nos abrimos a los demás, realizamos una de nuestras más profundas aspiraciones y nos hacemos más plenamente humanos. En efecto, amar es aquello para lo que hemos sido concebidos por el Creador. Naturalmente, no hablo de relaciones pasajeras y superficiales; hablo del verdadero amor, que es el centro de la enseñanza moral de Jesús: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas", y "amarás a tu prójimo como a ti mismo" (cf. Mc 12, 30-31). Con esta luz, al reflexionar sobre el significado de las nuevas tecnologías, es importante considerar no sólo su indudable capacidad de favorecer el contacto entre las personas, sino también la calidad de los contenidos que se deben poner en circulación. Deseo animar a todas las personas de buena voluntad, y que trabajan en el mundo emergente de la comunicación digital, para que se comprometan a promover una cultura de respeto, diálogo y amistad.
Por lo tanto, quienes se ocupan del sector de la producción y difusión de contenidos de los nuevos medios, han de comprometerse a respetar la dignidad y el valor de la persona humana. Si las nuevas tecnologías deben servir para el bien de los individuos y de la sociedad, quienes las usan deben evitar compartir palabras e imágenes degradantes para el ser humano, y excluir por tanto lo que alimenta el odio y la intolerancia, envilece la belleza y la intimidad de la sexualidad humana, o lo que explota a los débiles e indefensos.
Las nuevas tecnologías han abierto también caminos para el diálogo entre personas de diversos países, culturas y religiones. El nuevo espacio digital, llamado ciberespacio, permite encontrarse y conocer los valores y tradiciones de otros. Sin embargo, para que esos encuentros den fruto, se requieren formas honestas y correctas de expresión, además de una escucha atenta y respetuosa. El diálogo debe estar basado en una búsqueda sincera y recíproca de la verdad, para potenciar el desarrollo en la comprensión y la tolerancia. La vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias; es más bien la búsqueda de la verdad, del bien, de la belleza. A dichos fines se encaminan nuestras decisiones y el ejercicio de nuestra libertad, y en ellos -la verdad, el bien y la belleza- encontramos felicidad y alegría. No hay que dejarse engañar por quienes tan sólo van en busca de consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección misma se presenta como el bien, la novedad se confunde con la belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad.
El concepto de amistad ha tenido un nuevo auge en el vocabulario de las redes sociales digitales que han surgido en los últimos años. Este concepto es una de las más nobles conquistas de la cultura humana. En nuestras amistades, y a través de ellas, crecemos y nos desarrollamos como seres humanos. Precisamente por eso, siempre se ha considerado la verdadera amistad como una de las riquezas más grandes que puede tener el ser humano. Por tanto, se ha de tener cuidado de no banalizar el concepto y la experiencia de la amistad. Sería una pena que nuestro deseo de establecer y desarrollar las amistades on line fuera en deterioro de nuestra disponibilidad para la familia, los vecinos y quienes encontramos en nuestra realidad cotidiana, en el lugar de trabajo, en la escuela o en el tiempo libre. En efecto, cuando el deseo de conexión virtual se convierte en obsesivo, la consecuencia es que la persona se aísla, interrumpiendo su interacción social real. Esto termina por alterar también los ritmos de reposo, de silencio y de reflexión necesarios para un sano desarrollo humano.
La amistad es un gran bien para las personas, pero se vaciaría de sentido si fuese considerado como un fin en sí mismo. Los amigos deben sostenerse y animarse mutuamente para desarrollar sus capacidades y talentos, y para poner éstos al servicio de la comunidad humana. En este contexto es alentador ver surgir nuevas redes digitales que tratan de promover la solidaridad humana, la paz y la justicia, los derechos humanos, el respeto por la vida y el bien de la creación. Estas redes pueden facilitar formas de cooperación entre pueblos de diversos contextos geográficos y culturales, permitiéndoles profundizar en la humanidad común y en el sentido de corresponsabilidad para el bien de todos. Pero se ha de procurar que el mundo digital en el que se crean esas redes sea realmente accesible a todos. Sería un grave daño para el futuro de la humanidad si los nuevos instrumentos de comunicación, que permiten compartir saber e información de modo más veloz y eficaz, no fueran accesibles a quienes ya están social y económicamente marginados, o si contribuyeran tan sólo a acrecentar la distancia que separa a los pobres de las nuevas redes que se desarrollan al servicio de la información y la socialización humana.
Quisiera concluir este mensaje dirigiéndome de manera especial a los jóvenes católicos, para exhortarlos a llevar al mundo digital el testimonio de su fe. Amigos, sentíos comprometidos a sembrar en la cultura de este nuevo ambiente comunicativo e informativo los valores sobre los que se apoya vuestra vida. En los primeros tiempos de la Iglesia, los Apóstoles y sus discípulos llevaron la Buena Noticia de Jesús al mundo grecorromano. Así como entonces la evangelización, para dar fruto, tuvo necesidad de una atenta comprensión de la cultura y de las costumbres de aquellos pueblos paganos, con el fin de tocar su mente y su corazón, así también ahora el anuncio de Cristo en el mundo de las nuevas tecnologías requiere conocer éstas en profundidad para usarlas después de manera adecuada. A vosotros, jóvenes, que casi espontáneamente os sentís en sintonía con estos nuevos medios de comunicación, os corresponde de manera particular la tarea de evangelizar este "continente digital". Haceos cargo con entusiasmo del anuncio del Evangelio a vuestros coetáneos. Vosotros conocéis sus temores y sus esperanzas, sus entusiasmos y sus desilusiones. El don más valioso que les podéis ofrecer es compartir con ellos la "buena noticia" de un Dios que se hizo hombre, padeció, murió y resucitó para salvar a la humanidad. El corazón humano anhela un mundo en el que reine el amor, donde los bienes sean compartidos, donde se edifique la unidad, donde la libertad encuentre su propio sentido en la verdad y donde la identidad de cada uno se logre en una comunión respetuosa. La fe puede dar respuesta a estas aspiraciones: ¡sed sus mensajeros! El Papa está junto a vosotros con su oración y con su bendición.
Vaticano, 24 de enero de 2009, fiesta de San Francisco de Sales.
BENEDICTUS PP. XVI
[Traducción distribuida por la Santa Sede
Comunicado que ha emitido el 23 de Enero de 2009 la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española sobre la publicidad contra la existencia de Dios prevista en los autobuses urbanos públicos madrileños.
Una publicidad lesiva de la libertad religiosa, en autobuses públicos
En España, como en algunos otros lugares de Europa, son varias las ciudades en las que autobuses municipales circulan, o se quiere que circulen, con una extraña propaganda: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida".
La libertad de expresión es un derecho fundamental. Todos pueden ejercerlo por medios lícitos. Pero los espacios públicos que deben ser utilizados de modo obligado por los ciudadanos no deben ser empleados para publicitar mensajes que ofenden las convicciones religiosas de muchos de ellos. Si se hace así, se lesiona el derecho al ejercicio libre de la religión, que debe ser posible sin que nadie se vea necesariamente menospreciado o atacado.
Insinuar que Dios probablemente sea una invención de los creyentes y afirmar además que no les deja vivir en paz ni disfrutar de la vida, es objetivamente una blasfemia y una ofensa a los que creen.
Las autoridades competentes deberían tutelar el ejercicio pleno del derecho de libertad religiosa. Es posible hacerlo compaginándolo al mismo tiempo con el amparo y la promoción de la libertad de expresión de todos. Así lo muestra el modo en que se ha procedido en ciudades como Roma, Milán o Zaragoza.
En todo caso, los católicos respetarán el derecho de todos a expresarse y estarán dispuestos a actuar, tanto con serenidad y mansedumbre ante las injurias, como con fortaleza y valentía en el amor y la defensa de la verdad: Dios es amor.
Madrid, 23 de enero de 2009
VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA de don Nicola Bux y don Salvatore Vitiello - La oposición al Magisterio petrino impide la unidad de los cristianos
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En no poco Cartas pastorales ya no se cita al Papa como término de confrontación de la autenticidad y garante de la catolicidad de la enseñanza episcopal sino al Cardenal o el teólogo, el laico, o incluso el no creyente o el monje de moda del momento, a los que se considera como interpretes autorizados de la enseñanza oficial de la Iglesia. Además a veces se tiene la impresión de pensar que su declaración, aunque disconforme con la verdad católica, tiene el mismo peso que una intervención pontificia. De manera análoga se procede análogamente en el campo ecuménico e interreligioso, creyendo que la voz de un rabino o un imán pueda expresar el pensamiento de todo el pueblo hebreo o del mundo islámico, cuando este no tienen una "jerarquía", sino sólo peritos o doctores "privados" que no son sacerdotes ni "Obispos".
¿Qué está sucediendo? Olvidando que la Lumen gentium ha reafirmado que la Iglesia es el pueblo de Dios jerárquicamente ordenado, se practica una eliminación y una sorda oposición al Magisterio de la Iglesia, constituido por la inseparable y necesaria unión entre el Obispo de una Iglesia particular y el Supremo Pastor de la Iglesia universal. Casi se puede concebir una "responsabilidad local" que no esté en estrecha dependencia y en relación teológica, y por tanto jurídica, con el Supremo Pastor. Los historiadores consideran que todo eso comenzó en 1968 con las protestas a la Encíclica de Paolo VI Humanae vitae.
Si bien gracias a los medios de comunicación, algún trozo de las palabras del Papa llega a las casas, los fieles comunes tienen, sin embargo, el derecho a recibirla de forma integra por parte de los Pastores de las Iglesias particulares y de sus colaboradores, sacerdotes y laicos. Desde los Apóstoles lo que ha hecho "funcionar" la Iglesia ha sido la asiduidad a la enseñanza, una de las condiciones para convertirse en un solo corazón y una sola alma. Es la traditio o transmisión de la fe que se produce de forma masiva en la catequesis y en la liturgia, especialmente en las homilías. Sin tradición de la fe no hay recepción por parte de los fieles. La paradoja a la que se ha llegado es que se habla mucho de recepción de los documentos ecuménicos, pero en al mismo tiempo se silencia o peor se censura el magisterio petrino. Siempre es bueno recordar que el magisterio del Obispo es auténtico sólo si está en comunión efectiva, y afectiva, con el del Papa. A cinco años del Concilio, el 8 de diciembre de 1970, Pablo VI puso en guardia sobre "una tendencia de reconstruir, partiendo de los datos psicológicos y sociológicos, un Cristianismo que arrancaba de la tradición incesante que lo relaciona con la fe de los Apóstoles, y exaltar una vida cristiana carente de elementos religiosos".
Un fenómeno tal produce divisiones y contraposiciones en la Iglesia. ¿Quizás los católicos se han contagiado de la autocefalia ortodoxa y del libre albedrío protestante? ¿se ha difundido que existe, como en política, una diarquía o triarquía entre Roma, Constantinopla y Moscú? Esto no tiene nada que ver con los principios católicos del ecumenismo enunciados por el Vaticano II.
Que el mundo ataque la Iglesia es fisiológico, pero que esto ocurra dentro es preocupante. Esto en efecto condiciona, al menos desde un punto de vista humano, la eficacia de la evangelización. No raramente los fieles cuando oyen predicar a un sacerdote o un Obispo de modo disconforme con el Papa, perciben la confusión que eso engendra y piden la uniformidad de la enseñanza. Es una oposición y a veces un desprecio por la Iglesia actual en nombre de la futura, una hermenéutica que se da siempre tras un Papa: hoy Juan Pablo II viene exaltado por aquellos que lo tacharon como reaccionario y conservador cuando vivía.
La desobediencia es un pecado que se debe confesar, porque al final provoca en los fieles la indiferencia hacia el Magisterio, además de la confusión y despiste. Sólo el Magisterio viviente, del Papa y de los Obispos en comunión con Él - subrayamos "en comunión con Él” - constituye la orientación segura del barco de la Iglesia en nuestro tiempo, para ayudar a formar el juicio de fe y moral, para elegir el bien y rechazar el mal a la luz de la verdad de Cristo. Él ha confiado a Pedro a "mis ovejas", es decir a todos. Esta es la hermenéutico católica. (Agencia Fides 22/1/2009)
Palabras del presidente de la Comisión de Medios de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo castrense, monseñor Juan del Río, durante el acto de entrega de los "Premios ¡Bravo!" a la comunicación, el jueves dos de Enero de 2009.
1. Estimados galardonados y amigos todos: os saludo y agradezco vuestra presencia en este acto de entrega de los Premios ¡Bravo! 2008, con los que la Iglesia en España quiere mostrar, un año más, su amistad y cercanía al mundo de la comunicación. Hace diez años, con motivo de la XXXIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el recordado Juan Pablo II abordaba el tema de las relaciones de amistad y diálogo que debieran existir entre los mass media y la Iglesia con el fin de trabajar juntos por el bien de la humanidad. No sería capaz de afirmar si hemos avanzado mucho en ese gran deseo, como en muchas amistades profundas se dan pasos hacia delante y en ocasiones retrocesos, al final son las personas, no tanto las instituciones en si, las que podemos hacer superar las diferencias potenciando la creatividad y emprendiendo nuevos caminos. Esta es la encomienda y el empeño de los que formamos parte de esta Comisión Episcopal.
2. Movidos por este deseo ya que estamos en el Año Paulino al cumplirse el bimilenario del nacimiento de Saulo de Tarso, acojamos aquella recomendación del comunicador y Apóstol de los Gentiles, que decía a los tesaloniceneces: "Examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Apartaos de todo tipo de mal" (1Tes 5,19). Una buena "hoja de ruta" ésta para cualquier buen informador, periodista, técnico o empresario, que quiera ser creativo y a la vez respetar los principios éticos de todo trabajo. Pues bien, cada año un jurado compuesto por profesionales de primera fila y presidido por Mons. Joan Piris, Obispo de Lleida y miembro de nuestro Comisión, nos presenta un elenco de personalidades, instituciones y realizaciones que se merecen un reconocimiento público que con el cálido grito de ¡Bravo!, la opinión pública perciba que todavía quedan muchos hombres y mujeres que saben hacer prensa, radio, televisión, cine, música, publicidad y comunicar en Internet primando los valores que engrandece el espíritu y ensancha el corazón. Pero no todo queda ahí, además reconocemos la labor de actualización y puesta al día de las Delegaciones de MCS de nuestra diócesis y de cómo las nuevas tecnologías no son ajenas a la tarea evangelizadora de la Iglesia. Así como también exponer que hay personas que han hecho de su existencia un auténtico diálogo entre la fe y la razón. Es el caso de nuestro ¡Bravo! Especial D. José Jiménez Lozano que desde su vigorosa personalidad intelectual, su gran conocimiento de la mística española, y su fino humanismo cristiano ha impregnado su ingente obra de una perenne actualidad. Por eso, hoy resuenan con fuerza aquellas palabras del Papa Wojtyla a los periodistas: "siempre existirán personas en la Iglesia y en los medios dispuestas a cooperar para asegurar que la promesa prevalezca sobre la amenaza, la comunicación sobre la alienación". ¡Vosotros representáis esa esperanza de entendimiento! ¡Sois una prueba de la lectura positiva que la Iglesia hace del mundo de las comunicaciones sociales! (24.1.1999).
3. Somos conscientes de que nos encontramos en unos momentos cruciales para que la Iglesia encuentre su lugar y su modo de relacionarse con los MCS, y los nuevos horizontes tecnológicos. Ella, no quiere ni puede permitirse el error de prescindir de la comunicación social, pero tampoco desea hacerlo a cualquier precio, como puede ser la renuncia a llevar a cabo la imprescindible evaluación ética de los modos y medios comunicativos que reclama Benedicto XVI con la denominada "Infoética", porque no se debe olvidar que cuando el sector de la comunicación social pierde sus raíces éticas y elude el control social, termina relegando la dignidad inviolable del ser humano, condiciona la libertad, incide
negativamente en las conciencias y termina enfrentando a los pueblos. Por eso mismo, estos premios quieren ser también un reclamo para que los profesionales, instituciones y empresas de la comunicación alcen su mirada por encima de lo meramente crematístico y que busquen la verdad sobre el hombre. Por ese camino, comunicarán todo lo bueno y bello que hay en el corazón y en las acciones de las personas e instituciones, y no caerán en el reduccionismo informativo de las malas noticias, de los infortunios, y que el entretenimiento y el ocio sea sinónimo de superficialidad sin sentido. En fin, que el universo de la comunicación no brille por el glamour de sus estrellas mediáticas, sino porque resplandezcan los valores de la justicia, el derecho, la solidaridad que hacen grande a la humanidad.
4. Mi felicitación a los premiados, mi agradecimiento a los miembros del Jurado, a toda la Comisión Episcopal de MCS, especialmente al secretario nuestro querido D. José María Gil Tamayo por el gran trabajo del día a día. Celebramos este entrañable acto en las vísperas del Patrón de lo periodistas, san Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia, que, en momentos de confrontación parecidos a los nuestros, supo comunicar a través de los medios técnicos de los que disponía "la dulce noticia del amor divino". Necesariamente en estos tiempos de guerra y odio en la tierra de Jesús, y en otras contiendas olvidadas, alzamos nuestra voz para pedir que cese la violencia y se imponga el diálogo y la concordia entre las naciones. En esos escenarios y en otros semejantes, hay hombres y mujeres que, por cubrir la noticia para que llegue hasta los últimos rincones del mundo, se juegan cada día sus vidas o son víctimas de secuestros y otras vejaciones. A ellos nuestro reconocimiento. Y con palabras de san Pablo terminamos deseándoos lo más valioso en toda época: LA PAZ: "paz a los de cerca y paz a los de lejos... Él es nuestra Paz".
ZENIT ofrece el discurso pronunciado el miércoles, 21 de Enero de 2009, por Benedicto XVI al recibir la ciudadanía honoraria de la localidad austríaca de Mariazell, en presencia del Alcalde, Helmut Pertl, del obispo de Graz-Seckau, monseñor Egon Kapellari, y del rector del santuario de Mariazell, padre Karl Schauer, O.S.B
Excelencia
querido monseñor Kapellari,
señor Alcalde,
querido padre Karl,
queridos amigos.
No consigo nombrar a todos aquellos a quienes debería citar --al señor embajador, naturalmente...--. En este momento sólo consigo decir sencillamente un gracias de corazón y a responder con un "Vergelt's Gott" ("El Señor os haga mérito"). Estoy contento de ser un ciudadano de Mariazell y de poder así vivir cerca de la Madre de Dios. Obviamente, me han vuelto a la mente las dos visitas que usted ha mencionado: en el 2004, con los notables europeos y con un tiempo espléndido. Juntos pudimos percibir lo que Europa ha sido capaz de construir y de donde procede todo aquello que hoy forma su identidad, y a través de qué Europa podrá volver siempre de nuevo a ser ella misma: a través del encuentro con el Señor, al cual nos conduce su Madre. Precisamente, en la Madre sentimos que Dios se ha hecho hombre. Y así hemos percibido la alegría de estar juntos, la fuerza de nuestras raíces y con ella también la posibilidad de un nuevo futuro juntos.
Durante la visita pastoral, por el contrario, llovió, pero yo creo que precisamente la lluvia nos hizo estar aún más unidos y más cercanos, la lluvia nos ha acercado y nos ha dado esa sensación de "unión" y más aún, de "unión con el Señor y su Madre". Monseñor Kapellari acuñó entonces la expresión: "los católicos están a prueba de lluvia"; pudimos constatar que aquello era cierto, y en la lluvia nació la alegría. Nos dimos cuenta de que a veces puede ser positivo estar bajo la lluvia, que la lluvia puede ser una gracia --el director de L'Osservatore Romano acuñó a su vez la expresión "lluvia de gracias" (en italiano en el discurso, n.d.t.)--: fue una lluvia de gracias; nos dimos cuenta de que a veces, en la historia, puede ser útil "estar bajo la lluvia", porque uno consigue encontrarse en el momento justo para hacer la cosa justa.
Mariazell es mucho más que un "lugar": es la actualización de la historia viva de una peregrinación de fe y de oración durante los siglos, y en esta peregrinación de la oración durante los siglos -una peregrinación que se percibe formalmente, físicamente- no están solamente las oraciones y las invocaciones de los hombres, sino que está presente también la realidad de una respuesta: sentimos que la respuesta existe, que no alargamos la mano hacia algo desconocido, sino que Dios existe, y que a través de su Madre quiere estar particularmente cercano a nosotros. Este sentimiento de gratitud nos envuelve y por esto estoy contento de ser de casa con el corazón, y también ahora de derecho, por así decirlo, en Mariazell.
Según las previsiones humanas, en esta vida no podré volver a peregrinar allí físicamente, pero ahora vivo allí de verdad y en este sentido estoy presente siempre. En los paseos que hago en los paisajes de los recuerdos, vuelvo siempre a hacer una parada en Mariazell, precisamente porque siento que allí la Madre nos sale al encuentro y nos reune a todos. La Virgen de Mariazell tiene nombre imponentes - Magna Mater Austriae, Domina Magna Hungarorum, Magna Mater gentium slavorum - y estos grandes títulos expresan como, allí donde los hombres vienen donde la Madre y el Padre, allí se convierten en hermanos, allí nace la unidad: se percibe que esto emana una fuerza que forma la unidad y a partir de aquí se puede construir la comunión. Y sobre todo: ella es la Magna Mater, pero su grandeza de manifiesta precisamente en el hecho de que Ella se dirige a los pequeños y está presente para los pequeños, que podemos acudir a ella en cualquier momento, sin tener que pagar ningún billete de entrada, simplemente llevando el corazón. Aprendamos de ella, de este modo, lo que es verdaderamente "grande": no el hecho de ser "inalcanzable", no la majestad exterior, sino la bondad del corazón que ofrece a todos la experiencia de lo que significa "estar juntos".
Por eso, para concluir, os digo una vez más de corazón "Vergelt's Gott" y muchas gracias por haber hecho de mí un ciudadano de Mariazell: esto permanecerá profundamente enraizado en mi corazón. Querido monseñor Kapellari, queridos Profesores, quizás habría debido decir también algo por el libro, ¡pero la Virgen es tan grande que en ella hemos incluido también el libro! ¡Muchas gracais por todo!
[Traducción de la versión italiana por Inma Álvarez
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Textos, meditaciones y oraciones para el día octavo del Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos publicado en folleto para la celebración de la Jornada, recibido en la parroquia.
Día octavo
Los cristianos proclaman
la esperanza de un mundo dividido
Ez 37, 1-14: Voy a abrir sus tumbas
Sal 104, 24-34: Renuevas la faz de la tierra
Ap 21, 1-5a: He aquí que hago nuevas todas las cosas
Mt 5, 1-12: Dichosos los que...
Comentario
Os infundiré espíritu para que viváis. La fe bíblica se funda sobre la esperanza fundamental de que la última palabra de la historia pertenece a Dios, y que la última palabra de Dios no es un juicio sino una palabra de vida que establece una creación nueva. Así corno lo hemos visto en el curso de las meditaciones de los días precedentes, los cristianos viven en un mundo marcado por diferentes formas de división y de separación. Sin embargo, la Iglesia conserva una actitud de esperanza, anclada no en lo que el ser humano puede hacer, sino en el poder y el deseo fiel de Dios de transformar la división en unidad, el odio mortífero en amor generador de vida. Los coreanos todavía deben soportar las consecuencias trágicas de la división (Je su país, pero también en esta situación, la esperanza cristiana es muy fuerte.
La esperanza cristiana consigue sobrevivir en medio de grandes sufrimientos, porque nace del amor fiel de Dios que nos es revelado por la cruz de Cristo. La esperanza resucita de la tumba con Jesús, mientras que la muerte y las fuerzas de la muerte son vencidas; se difunde el día de Pentecostés por el envío del Espíritu Santo que renueva la faz de la tierra. Cristo resucitado es el comienzo de una vida nueva y auténtica. Su resurrección anuncia el fin del orden antiguo y pone las semillas de una nueva creación que será eterna, donde todos serán reconciliados en El y Dios será todo en todos.
FIe aquí que hago nuevas todas las cosas. La esperanza cristiana comienza con la renovación de la creación, que lleva la intención original de Dios a su cumplimiento. En Apocalipsis 21, Dios no dice «hago nuevas cosas» sino «hago nuevas teclas las cosas». La esperanza cristiana no significa una espera larga y pasiva del fin del mundo, sino el deseo de esta renovación que salió a la luz con la resurrección y Pentecostés. No se trata de la esperanza en una terminación apocalíptica de la historia que arrastra al hundimiento de nuestro mundo. sino de la esperanza en un cambio fundamental y radical del mundo que conocemos. El nuevo comienzo instaurado por Dios pone fin al pecado, a las divisiones y a la finitud del mundo, y transforma la creación para que pueda participar en la gloria eterna de Dios.
Cuando los cristianos se reúnen para orar por la unidad, es la esperanza lo que les motiva y les sostiene. La oración para la unidad tiene una fuerza: la que brota cle la renovación de la creación engendrada por Dios; su sabiduría es la del Espíritu Santo que sopla una vida nueva sobre los huesos secos y les devuelve vida; su autenticidad está en nuestra disponibilidad a abrirnos totalmente a la voluntad de Dios dejándonos transformar en instrumentos de la unidad querida por Cristo para sus discípulos.
Oración
Dios misericordioso, tú que siempre estás con nosotros en medio de nuestros sufrimientos y de nuestros tormentos, y que estarás hasta el fin de los tiempos. Ayúdanos a ser un pueblo profundamente lleno de esperanza, un pueblo que vive las bienaventuranzas y se pone al servicio de la unidad que tú deseas. Amén.
Artículo publicado en el Boletín Bimestral "Misioneros de la tercera edad", número 26 ENERO-FEBRERO 2009.
COMBONI Y LA PERSEVERANCIA
Ya estamos en 2009. El tiempo pasa inexorablemente para todos. A par-tir de cierta edad y con ciertos achaques, poco futuro queda ya por programan Y mirar hacia atrás es peligrosa, pues a más de uno le puede suscitar numerosos interrogantes y ya no puede dar marcha atrás para rectificar. Todo esto desanima. Comboni puede. ser para nosotros un ejemplo de perseverancia, de constancia, de tozudez —diría yo.
Allí, el 4 de noviembre pasado, un compañero mío, dos Hermanas de San José, un criado laico y vo nos encontramos en verdadero peligro de muerte. Deshechos por la fiebre, sin nada de agua ni de comida, rodeados toda la noche por cinco leones rugientes, y a nueve horas de distancia del punto donde encontrar agua fangosa, pasando la noche en el duro suelo, arrullados por la música de los leones... No había esperanza de salir con vi-da. Pero, gracias a Dios, después de cuatro meses de fatigoso viaje puedo escribir... en perfecto estado de salud (aunque helado do frío), y entonando siempre mi grito de guerra: «Africa o muerte». ( Escritos 4035)
Hace 27 años y 62 días que juré morir por África Central. He pasado las mayores dificultades, he soportado las fatigas más enormes, he visto muchas veces la muerte junto a mí y, a pesar de tantas privaciones y penalidades, el Corazón de Jesús ha mantenido en mi espíritu y en el corazón de mis misioneros... la perseverancia. (Escritos 4049)
Comboni encuentra el motivo y la fuerza de la perseverancia en la Cruz de Cristo:
El mismo hecho de que el Señor haya querido imprimir el sello de su Cruz en el apostolado de África Central es promesa segura de su duración, santidad y éxito. Todas las desgracias y los acontecimientos dolorosos no han podido disminuir o abatir ni siquiera por un instante el espíritu de los obreros evangélicos..., al contrario, ello ha servido para aumentar nuestro celo y reavivar nuestras esperanzas. (Escritos 5598)
Casi toda mi actividad actual está consagrada a soportar la terrible tribulación que se abate desde hace más de seis meses sobre el Vicariato y a remediar sus consecuencias, es decir, el hambre, la sed y la carestía de todo... Las obras de Dios tienen que nacer y crecer al pie del Calvario. La tribulación presente es otra prueba de que la obra de la salvación de Africa es obra de Dios (Escritos 5185).
Hacerse mayor es también para él una dificultad más. Basta continuar confundo en la Providencia.
El 15 del corriente cumplí 50 años. Dios mío, nos hacemos viejos y las penas y cruces se me aumentan. Pero como todas ellas las envía Dios, espero en su divina ayuda. (Escritos 6585).
El Hombre-Dios nunca mostró de mejor manera su sabiduría que al fabricar la Cruz: ésta es el verdadero consuelo, el sostén, la luz, la fuerza de las almas justas, y es la que forma las almas grandes. (Escritos 1673)
Oración traducida desde el francés.
NO SÉ ORAR
No sé orar, no sé qué decir
No tengo mucho tiempo
¿ENTONCES?
La luz que ofrezco
es un poco de mi bien,
un poco de mi tiempo
un poco de mí mismo,
Que dejo
Delante del Señor,
delante de la Santa Virgen,
delante de un Santo.
Esta luz que brilla simboliza
mi oración
que continúo
cuando me voy…
Oración al encender un cirio, traducida del francés.
AL ENCENDER UN CIRIO
Señor,
que este cirio que hago quemar
¡sea LUZ
para que me ilumines
en mis dificultades y en mis decisiones!
¡Qué sea FUEGO
para que quemes en mí
todo el egoísmo, orgullo e impureza!
¡Qué sea LLAMA
para que hagas entrar en calor mi corazón
y me enseñes a amar!
Señor
no puedo quedarme mucho tiempo
en TU iglesia
dejando este cirio,
es un poco de mí mismo
que quiero regalarte
Ayúdame a prolongar mi oración
en las actividades de este día.
AMEN
Textos, meditaciones y oracíones para el día séptimo del Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos publicado en folleto para la celebración de la jornada recibido en la parroquia.
Día séptimo
Los cristianos ante
el pluralismo religioso
1s 25, 6-9: Es el Señor en quien confiamos
Sal 117 (116), 1-2: Alabad al Señor todas las naciones
Rom 2,12-16: Los que ponen en práctica la ley serán justificados
Mc 7, 24-30: A causa de esta palabra, el demonio salió de tu hija
Comentario
Cada día o casi siempre, hablamos de violencias que, en muchas regiones del mundo, son provocadas por fieles de diver-sas religiones. En cambio, Corea se presenta como un país donde religiones diferentes —budistas, cristianos, confucianos—consiguen la mayoría de las veces coexistir en paz.
¡En un gran himno de alabanza, el profeta Isaías anuncia que Dios secará toda lágrima y preparará un rico festín para todos los pueblos y todas las naciones! Un día —dice el profeta— todos los pueblos de la tierra glorificarán a Dios y exultarán porque los habrá salvado. El Señor en quien confiamos es el huésped del festín eterno del que habla Isaías en su acción de gracias.
Cuando Jesús encuentra a una mujer no judía que le pide curar a su hija, le responde de manera sorprendente y se niega primero a ayudarla. La mujer insiste en el mismo tono que él: «pero los pequeños perros, bajo la mesa, comen las migajas de los niños». Jesús reconoce la sagacidad de esta mujer que comprende que la misión de Cristo se dirigiera a los judíos y a los no judíos, y la invita a regresar a su casa prometiéndole curar a su hija.
Las Iglesias se comprometieron a dialogar para promover la unidad de los cristianos. En el curso de los últimos años, el diálogo se afirmó también para los fieles de otras religiones, en particular las religiones de «Libro» (judaísmo, islamismo). Se trata de encuentros que no son sólo enriquecedores, sino que contribuyen a promover el respeto y las buenas relaciones de unos con otros, construyendo la paz en zonas de conflictos. Si nosotros, cristianos, estamos unidos en nuestro testimonio contra los pre-juicios y la violencia, todo será más eficaz. Y si atentamente escuchamos a nuestros hermanos de otras religiones, ¿no podre-mos aprender más sobre la universalidad del amor de Dios y de su reino?
El diálogo con otros cristianos no deberá significar una pérdida de nuestra respectiva identidad cristiana; por el contrario, debemos alegrarnos de obedecer a la oración de Jesús, para que ellos sean uno, como El es uno con el Padre. La unidad no se hará de la noche a la mañana. Se trata más bien de una peregrinación que hacemos con otros fieles y que nos lleva hacia un destino común de amor y de salvación.
Oración
Señor Dios, te agradecemos la sabiduría que nos transmiten tus escrituras. Danos el coraje de abrir nuestro corazón y nuestro espíritu a nuestro prójimo, sea de una confesión cristiana o de otra religión. Concédenos la gracia de superar las barreras de la indiferencia, de los prejuicios y del odio. Refuerza nuestra visión de los últimos días, cuando todos los cristianos caminen juntos hacia el festín final y cuando toda lágrima y todo des-acuerdo sean vencidos por el amor. Amén.
VATICANO - “AVE MARÍA” por Mons. Luciano Alimandi - Atraídos por Jesús
Ciudad del Vaticano “Agencia Fides – “En aquel tiempo, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús” (Jn 1,35-37). En diversas partes del Evangelio, en momentos cruciales de la vida de Jesús y de la “naciente” Iglesia, aparece la figura de Juan el Bautista. Él es su Precursor, desde el inicio, desde que en el vientre de su madre Isabel salta de gozo por la presencia del Mesías en la visita de la Virgen María (cf. Lc 1,44).
El Bautista lo indicará, luego del Bautismo, a sus discípulos en el río Jordán, cuando los cielos se abren y desciende sobre Él el Espíritu Santo, bajo la forma de una paloma (cf. Mc 1,10). Los presentará con aquella exclamación que, todavía hoy, resuena en las iglesias de todo el mundo cuando, durante la Santa Misa, el sacerdote presenta a los fieles la Santísima Eucaristía, diciendo: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
Estas son las palabras del Precursor, que continúa en los siglos su extraordinaria misión: ¡preparar a las almas para el Encuentro con Jesús, el Esposo! En efecto, Él dice de sí mismo ser “el amigo del novio, el que asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio” (Jn 3,29). Esta alegre aclamación exaltó el corazón de los dos primeros discípulos de Jesús, que habían sido antes discípulos de Juan: “le oyeron hablar así” (Jn 1,37) y encontraron la fuerza para seguir a Jesús.
Eran los primeros pasos en el seguimiento del Maestro divino, a los que luego seguirían muchos otros. Los pasos iniciales son siempre decisivos en toda historia vocacional. Andrés y Juan, sin ese “empujón”, no hubieran salido de su ambiente, no habrían tenido la experiencia maravillosa, durante los años, de la intimidad con Jesús, que es el único y verdadero fin de todo llamado a seguirlo. Fue el amor del Bautista por Jesús lo que los lanzó por el camino de la santidad. Hay siempre alguna persona especial, frecuentemente un sacerdote, al inicio del llamado vocacional.
Gracias a ese amor Jesús pudo tener a sus primeros discípulos. “¿Qué buscáis?” Fueron las primeras palabras que Él les dirigió al ver que los seguían. La respuesta no se hizo esperar, pero era un poco “torpe”: “Maestro, ¿dónde vives? De esta manera Jesús podría siempre atraerlos hacia sí: “Venid y lo veréis” (cf. Jn1,38-39)
En el origen de dicho camino vocacional, está el amor del Bautista por Jesús, También ellos aprendieron de ese día a “fijar” su mirada en Jesús. Aprendieron a amarlo con todo el corazón. Cuando se ama a una persona se fijan tiernamente los ojos en ella: como una madre que mira a su propio hijo, sólo ella sabe hacerlo; como un esposo fija los ojos en su esposa, ¡sólo él la mira de ese modo!
Enamorarse de Jesús es, en el fondo, el llamado de cada uno. A esta vocación deben corresponder ante todo aquellos que “representan a Jesús”, es decir los sacerdotes. Es el sacerdote, en efecto, quien debe ser el primero en presentar a Jesús a los demás; no sólo en la Santa Misa, cuando muestra a todos el Cuerpo y la Sangre de Cristo luego de la consagración, no sólo en la predicación, cuando Jesús es anunciado, sino que lo debe presentar también con su propia vida. Se sigue a Jesús verdaderamente, sólo si se lo ama.
Frecuentemente, en el origen del llamado para seguir a Jesús, encontramos el ejemplo de alguno que posó con amor su mirada sobre él, de un corazón que se fijó en Jesús, de una palabra fascinante que brotó de la abundancia de un amor sincero hacia Él. Dichosos aquellos que saben hablar así y dichosos quienes saben escuchar.
Sin esto, no hay verdadera pastoral vocacional, no existe auténtica evangelización, pues el Señor se ha unido a nuestro amor. Él quiere tener necesidad de nosotros para poder realizar su plan de salvación, ha querido la colaboración humana con su gracia. Colaboración que consiste en amarlo con todo el corazón, con toda la mente y las fuerzas, y al prójimo, precisamente, con este amor.
Lo vemos de manera ejemplar en la vocación de la Beata Virgen María: sólo con su “he aquí la sierva del Señor” podía realizarse la encarnación del Verbo de Dios. Y así se ha convertido en nuestra Madre en el orden de la gracia. El título de “Madre de la humanidad” no es simplemente un título honorífico, sino que expresa una de las más hermosas verdades de nuestra fe cristiana: la donación incondicional de la humilde Sierva del Señor al Plan de Salvación, hizo posible nuestra entrega personal y comunitaria, ¡y también la de Juan Bautista!
Así podemos decir que aquellas palabras “Este es el Cordero de Dios”, antes que Juan, las había pronunciado ya la Virgen María, quién sabe cuántas veces, desde lo profundo de su Corazón. Aquel corazón inmaculado, en efecto, había recibido y custodiado en sí, antes que cualquiera, al Hijo de Dios para donarlo al mundo, como lo donó a Isabel, a Zacarías y al pequeño Juan Bautista. Ella continúa donándolo a cada uno de nosotros, enseñándonos a acogerlo como Ella: con toda humildad y amor, para poder ofrecerlo a los demás. (Agencia Fides 21/1/2009; líneas 60, palabras 905)
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Boletín 320
Como es tradicional en nuestra diócesis celebraremos el día de la Marcha Misionera el sábado 24 de enero de 2009 en la Villa de Candelaria, junto a la patrona de nuestras islas y presidida por nuestro Obispo. Pueden participar niños desde 3º de primaria hasta los 14 años. El lema escogido para este año es: “Con los niños de Asia… buscamos a Jesús”. A las diez y media será la acogida en Las Caletillas, para sobre las once salir hacia la Basílica.
Con motivo de la celebración de los 400 años del Voto del pueblo de Los Realejos a San Vicente, el Santo Padre Benedicto XVI, por medio de la Penitenciaria Apostólica, ha concedido el privilegio de un Año Jubilar. El mismo se celebra desde el 22 de Enero de 2009 al 22 de Enero de 2010, en la ermita del mismo título. El acto central tuvo lugar el día 22, en el que se abrió oficialmente el Año Jubilar, jornada en la que se celebra la onomástica del copatrón del municipio.
La historia de Los Realejos, y del barrio de San Vicente, en particular, está marcada por "El Voto", solemne promesa de agradecimiento de los habitantes del municipio a San Vicente Mártir por haberles librado de la temible "peste de Landres", que a comienzos del siglo XVII amenazaba Canarias
Por otro lado, del 21 al 24 de enero, el Teatro Cine Realejos, acoge la pieza teatral en un solo acto titulada “San Vicente, el vencedor”. La dirección y dramaturgia corre a cargo de Gerardo Fuentes. Las sesiones del 21 y 23 de enero serán a las 20:30 horas y la del 24 a las 22:00 horas.
Esta semana se viene celebrando el octavario de oración por la unidad de los cristianos bajo el lema “Estarán unidas en tu mano”. En la parroquia de San Francisco, en el Puerto de la Cruz, tendrá lugar una celebración ecuménica el 23 de enero, a las 19:00 horas, en la que estarán presentes las diferentes confesiones cristianas.
El día 23 de enero de 2006 sobre las 12:00 horas comenzó en la Sede del Obispado un grave incendio que en pocas horas produjo un severo siniestro en el edificio. Ahora se cumple su tercer aniversario mientras su reconstrucción sigue cumpliendo los plazos previstos y continúa abierta una cuenta en Cajacanarias para colaborar en su rehabilitación. Cuenta Pro_Restauración del Obispado: CajaCanarias: 2065 0021 15 3000248228.
La Casa de Espiritualidad de la capital tinerfeña acogió una reunión de los sacerdotes de la Vicaría Territorial número dos, con ocasión de presentar la evaluación pastoral a diez años de la Clausura del primer Sínodo Diocesano Nivariense.
Este sábado a partir de las diez, en la Residencia lagunera de Nazaret, tendrá lugar una Conferencia de la especialista en Biblia Nuria Calduch. Calduch fue una de las 25 mujeres (6 como expertas y 19 como auditoras) que participaron en el Sínodo sobre la Palabra de Dios presidido por el Papa. La ponente es catalana, especialista en Antiguo Testamento, profesora de Sagrada Escritura en la Universidad Pontificia Gregoriana y religiosa de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret.
Varios templos realizan celebraciones especiales en las que se pudo lucrar el jubileo dentro del Año Paulino. El Obispo preside una de ellas, en concreto en la localidad de Agulo (La Gomera).
Dentro del año de San Pablo, el arciprestazgo de Los Llanos de Aridane ha dispuesto una serie de actos para el mayor conocimiento y comprensión de la figura de San Pablo. Los mismos se llevarán a cabo entre el 17 al 25 de enero.
Cáritas Diocesana en la provincia de Santa Cruz de Tenerife ha registrado en el último tercio del año pasado unas cifras que califican como históricas en relación a los ciudadanos que están acudiendo a sus centros para pedir una ayuda para poder comer. El incremento, según la organización, ha sido de cerca del 55 por ciento. Por otro lado, esta organización asistencial pudo reanudar en mayo del año pasado los cursos y talleres que venía impartiendo para reinsertar laboralmente a personas que no tenía recursos económicos. Este tipo de talleres de formación para el empleo se vieron interrumpidos en 2006, así que volverle a dar continuidad ha contribuido para que, al menos, 21 personas hayan sido reinsertadas laboralmente ya a finales de 2008".
Por otra parte, el ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma y Cáritas colaborarán en la asistencia social a las personas necesitadas del municipio. De acuerdo con esta línea cooperación, todas las personas que soliciten algún tipo de asistencia social tanto en el área de Servicios Sociales municipal como en la sede de Cáritas entrarán a formar parte de una base de datos común que permita, por un lado, impedir el fraude social (evitando la duplicidad de la asistencia) y, por otro, la elaboración de un plan de atención individualizado a favor de la inserción social y laboral de las personas necesitadas.
El Ministerio de Cultura y la Comunidad Autónoma de Canarias han suscrito un Convenio de Colaboración para la elaboración del Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español en posesión de instituciones eclesiásticas. El Gobierno central, en razón del acuerdo, abonará a las islas 107.285 euros. La Consejería de Educación y Cultura del ejecutivo canario, por su parte, elaborará y gestionará las necesarias fichas con documentación gráfica asociada.
La delegación diocesana de Pastoral Vocacional ha informado que este año se adelanta el encuentro de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones a los días 7 y 8 de febrero, haciéndolo coincidir con la Jornada de la Vida Consagrada. En esta ocasión, el lugar escogido ha sido Garachico. Asimismo, desde el 9 de febrero al 1 de marzo, se podrá realizar la Peregrinación Vocacional que contará con diversas celebraciones eucarísticas, adoración del Santísimo en el convento de las monjas concepcionistas, expo-vocacional y proyecciones audiovisuales.
En el Seminario se celebró una eucaristía con ocasión de la festividad de los santos mártires Fructuoso, obispo, Augurio y Eulogio, diáconos, inmolados en Tarragona el 21 de Enero, bajo el imperio de Valeriano y Galieno. En la celebración participaron los diáconos permanentes de la diócesis y se bendijo e intronizó una imagen en tabla de los diáconos mártires.
Por otra parte, siguiendo en el seminario, estos días los formadores del mismo participan en Madrid en el encuentro anual de rectores y formadores.
El colegio San Isidro de La Orotava ha conmemorado el primer siglo de su fundación. Desde 1948, tras recoger el testigo de un grupo de seglares, procedentes de instituciones como el ’Tomás Iriarte’ de Puerto de la Cruz, la labor educativa y social de este centro la vienen realizando los Hermanos Salesianos. La jornada festiva incluyó el descubrimiento de una placa conmemorativa en la fachada de la antigua sede. Después, el obispo, Bernardo Álvarez, presidió una eucaristía en la iglesia de Nuestra Señora de La Concepción.
Con la presentación del programa conmemorativo y la reedición facsímil del programa de actos desarrollados con motivo de la consagración el 1 de febrero de 1959, el próximo día 16 comenzará la celebración del 50 aniversario de la terminación del Santuario de Candelaria y de la consagración del primer templo mariano del Archipiélago. Esta efeméride contará con la presencia del nuncio de Su Santidad en España, monseñor Manuel Monteiro de Castro, quien presidirá la eucaristía principal del 1 de febrero, durante la que será estrenada la “Misa para la conmemoración”, compuesta por Emilio Coello para la ocasión.
Ese día, uno de febrero, en el seminario se celebra la Fiesta de la Familia. Con tal ocasión formadores, seminaristas y familias realizan una excursión al sur de Tenerife, además de participar en la celebración del aniversario del Santuario de Candelaria. La presencia del Seminario nace desde la gratitud que éste tiene a la Patrona cuya imagen peregrinó con ocasión de la colecta diocesana a favor del nuevo edificio del seminario. No en vano decía el entonces obispo, Domingo Pérez Cáceres en 1958: …”María de Candelaria; yo te hago tu Basílica. Tú me harás el seminario…”.
El día 29, en El Hierro se van a desarrollar una serie de actos con ocasión de cumplirse ese día el aniversario del Voto realizado en 1741 y que dio origen a la cuatrienal Bajada de la Virgen de Los Reyes.
Se ha desarrollado una reunión de responsables canarios de Lares con el asesor jurídico nacional de esta organización a fin de establecer los mecanismos para acreditar las Casas de acogida y atención presentes en la diócesis para la ley de dependencia. LARES es la Federación española de residencias y servicios de atención a los mayores del sector solidario.
La responsable de la próxima peregrinación de oración por la paz a Candelaria, Gladys Rodríguez, ha enviado una misiva a los colegios, profesores de religión, comunidades religiosas y sacerdotes, animando la preparación de esta acción pastoral a realizar el próximo 7 de marzo.
La Refinería de Tenerife entregó sus premios Cepsa al Valor Social, concedidos a la obra social La Milagrosa, de las Hijas de la Caridad, con un proyecto destinado a su comedor y a Cáritas Diocesana, con su programa Café y Calor.
El sacerdote legionario de Cristo, Sergio Iván González, ordenado en Roma el pasado 20 de diciembre, celebró en la parroquia del Pilar de la capital tinerfeña su primera Eucaristía.
El artista José Ignacio San Luis, natural de Santa Cruz de La Palma, ha sido el ganador del concurso del cartel anunciador de las fiestas de la Bajada de la Virgen 2010. Los miembros del jurado destacaron su obra por ser moderna y por reunir las condiciones de equilibrio entre diseño, comunicación y promoción de una fiesta de relevancia internacional.
El proyecto de reforma del centro de Alzheimer en el que se instalará el nuevo Santa Rita I será valorado por la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias en la sesión que se celebrará el próximo 30 de enero. Se trata del primer paso para que el ayuntamiento pueda conceder la licencia de obras. El nuevo centro se instalará en las dependencias anexas al inmueble de Santa Rita II.
El ISTIC ha realizado una invitación a celebrar la fiesta de Santo Tomás en el centro de estudios con una serie de actos que se inician a las 19 horas con una eucaristía en memoria de Carmen, esposa del profesor Antonio Delgado. A las 20.00 horas habrá un acto académico en el que se realizará la presentación pública de la Memoria de Licenciatura de María Eugenia Castro cuyo título es: Relación iglesia-estado, libertad y cooperación tras la Constitución española de 1978: acuerdos Santa Sede y estado español, comparativa con el estado italiano.
Esta semana ha visto la luz en Canarias la plataforma Derecho a Vivir (DAV), que rechaza el aborto y busca una alternativa a través de "movilizar a los canarios a favor de la vida y de la mujer", según informó el colectivo en nota de prensa. DAV Canarias ha elaborado un calendario de contactos con representantes políticos, líderes de opinión, entidades de la sociedad civil y ciudadanos de Canarias, para informarles de la realidad del aborto y pedirles su apoyo a la causa de la defensa de la vida y del derecho de la mujer a una alternativa al aborto. Estas plataformas se integran en la iniciativa nacional ’Derecho a Vivir’, aunque funcionarán de manera autónoma y pegada al tejido social del Archipiélago. Uno de los objetivos de esta formación es el de hacer llegar a los dirigentes institucionales de Canarias "los tres dictámenes que ya está elaborando el Comité independiente de Expertos creado por la iniciativa DAV.
La Casa Diocesana de Ejercicios “Nuestra Señora de Candelaria”, en Santa Cruz de Tenerife ha elaborado el calendario para los próximos ejercicios y retiros espirituales. Como viene siendo habitual, la casa desarrolla todos los domingos, de 16:00 a 20:00 horas, retiros espirituales abiertos a todo el mundo. Asimismo, del 20 al 24 de febrero se llevarán a cabo ejercicios espirituales para laicos.
Ocho marineros de nacionalidad cubana permanecen retenidos, desde hace un año, a bordo del carguero “Alutrans” en el puerto marroquí de Safí. Esta tripulación sufre un auténtico calvario debido a una mezcla de deudas, problemas laborales y diplomáticos que les impide volver a su país y cobrar los salarios que les debe el armador de este barco. La asociación Stella Maris con representantes del Apostolado del Mar, está colaborando con estos marinos para que sus condiciones de vida mejoren mínimamente.
Las religiosas del convento de Santa Catalina han pedido a la sociedad lagunera que se una a ellas en la oración para que la Orden se vea enriquecida con nuevas vocaciones. En un reciente reportaje publicado por el periódico “El Día”, las monjas indican que lo que hacen es tratar de vivir el Evangelio. “Los frailes predican, enseñan y están al lado del que lo necesita. Las monjas, por su parte, rezan por la salvación de todos los hombres, y junto a la familia dominica, construyen el Reino. Trabajan para solidarizarse con todos los hombres y ganar el pan de cada día, y estudian porque es un medio para la contemplación.”
La parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, en Taganana ha tenido, recientemente, problemas con el agua de las fuertes lluvias ya que se han producido charcos tras filtrarse el agua por las diversas goteras. Los vecinos del lugar han reclamado medidas de urgencia al ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para solucionar este problema así como para que el consistorio lleve a cabo los trabajos de alcantarillado en las inmediaciones de la iglesia.
La ermita de Machado vivió sus fiestas en honor de S. Amaro. Se da la circunstancia que el Obispo presidió la Eucaristía en su primera visita a Machado. Templo catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Sitio Histórico, la Ermita acoge en su interior a la Patrona del Municipio, la Virgen Nuestra Señora del Rosario, que se encuentra acompañada por las Sagradas Imágenes de San Amaro, Santa Lucía y San Sebastián. El párroco explicó al obispo las singularidades de este lugar y le entregó, en nombre de la comunidad, un cuadro de la patrona.
Miles de peregrinos, después de la misa, se dieron cita en la Caleta-Adeje, para celebrar el día grande de San Sebastián. Llegados de todos los puntos del municipio, así como del Sur, personas y animales acompañaron al santo en su tradicional procesión hasta la playa de la Enramada. Fue en La Enramada donde se atestiguó la primera aparición de la Virgen de La Encarnación, patrona devocional de los adejeros, además de construirse la primera ermita del Sur de Tenerife
ZENIT ofrece el discurso completo pronunciado el miércoles, 21 de Enero de 2009, por Benedicto XVI ante los miles de peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la Audiencia General, en esta Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos.
Queridos hermanos y hermanas
El domingo pasado empezó la "Semana de oración por la unidad de los cristianos", que concluirá el domingo próximo, fiesta de la Conversión de san Pablo Apóstol. Se trata de una iniciativa espiritual preciosa, que se está extendiendo cada vez más entre los cristianos, en sintonía, y podríamos decir, en respuesta a la apremiante invocación que Jesús dirigió al Padre en el Cenáculo, antes de su Pasión: "Que sean una sola cosa, para que el mundo crea que tu me has enviado" (Juan 17, 21). En cuatro ocasiones, durante esta oración sacerdotal, el Señor pide a sus discípulos que sean "una sola cosa", según la imagen de la unidad entre el Padre y el Hijo. Se trata de una unidad que sólo puede crecer en el ejemplo de la entrega del Hijo al Padre, es decir, saliendo de sí y uniéndose a Cristo. Por dos veces, además, en esta oración Jesús añade como fin de esta unidad: para que el mundo crea. La unidad plena está conectada por tanto con la vida y la misión misma de la Iglesia en el mundo. Ésta debe vivir una unidad que sólo puede derivar de su unidad con Cristo, con su trascendencia, como signo de que Cristo es la verdad. Esta es nuestra responsabilidad: que sea visible para el mundo el don de una unidad en virtud de la cual se haga creíble nuestra fe. Por esto es importante que cada comunidad cristiana tome conciencia de la urgencia de trabajar de todas las formas posibles para llegara este gran objetivo. Pero sabiendo que la unidad es ante todo "don" del Señor, es importante al mismo tiempo implorarla con oración incansable y confiada. Sólo saliendo de nosotros mismos y yendo hacia Cristo, sólo en la relación con Él podemos llegar a estar realmente unidos entre nosotros. Esta es la invitación que, con la presente "Semana", se nos dirige a los creyentes en Cristo de toda Iglesia y Comunidad eclesial; a él, queridos hermanos y hermanas, debemos responder con generosidad.
Este año la "Semana de oración por la unidad" propone a nuestra meditación y oración estas palabras tomadas del libro del profeta Ezequiel: "Que formen una sola cosa en tu mano" (37,17). El tema ha sido elegido por un grupo ecuménico de Corea, y revisado después para su divulgación internacional por el Comité Mixto de Oración, formado por representantes del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y por el Consejo Ecuménico de las Iglesias de Ginebra. El mismo proceso de preparación ha sido un estimulante y fecundo ejercicio de autentico ecumenismo.
En el pasaje del libro del profeta Ezequiel del que se ha sacado el tema, el Señor ordena al profeta que tome dos maderas, una como símbolo de Judá y sus tribus y la otra como símbolo de José y de toda la casa de Israel unida a él, y les pide que los "acerque", de modo que formen una sola madera, "una sola cosa" en su mano. Es transparente la parábola de la unidad. A los "hijos del pueblo", que pedirán explicación, Ezequiel, iluminado desde lo Alto, dirá que el Señor mismo toma a las dos maderas y las acerca, de forma que los dos reinos con sus tribus respectivas, divididos entre sí, sean "una sola cosa en su mano". La mano del profeta, que acerca los dos leños, se considera como la mano del mismo Dios que recoge y unifica a su pueblo y finalmente a la humanidad entera. Podemos aplicar las palabras del profeta a los cristianos, como una exhortación a rezar, a trabajar haciendo todo lo posible para que se cumpla la unidad de todos los discípulos de Cristo, a trabajar para que nuestra mano sea instrumento de la mano unificadora de Dios. Esta exhortación resulta particularmente conmovedora y apremiante en las palabras de Jesús tras la Última Cena. El Señor desea que su entero pueblo camine --y ve en él a la Iglesia del futuro, de los siglos futuros-- con paciencia y perseverancia hacia la realización de la unidad plena. Empelo este que comporta la adhesión dócil y humilde al mandato del Señor, que lo bendice y lo hace fecundo. El profeta Ezequiel nos asegura que será precisamente Él, nuestro único Señor, el único Dios, quien nos coja en "su mano".
En la segunda parte de la lectura bíblica se profundizan el significado y las condiciones de la unidad de las distintas tribus en un solo reino. En la dispersión entre los gentiles, los Israelitas habían conocido cultos erróneos, habían asimilado concepciones de vida equivocadas, habían asumido costumbres ajenas a la ley divina. Ahora el Señor declara que ya no se contaminarán más con los ídolos de los pueblos paganos, con sus abominaciones, con todas sus iniquidades (cfr Ezequiel 37, 23). Reclama la necesidad de liberarlos del pecado, de purificar su corazón. "Los libraré de todas sus rebeldías --afirma--, los purificaré". Y así "serán mi pueblo y yo seré su Dios" (Íbidem). En esta condición de renovación interior, estos "seguirán mis mandamientos, observarán mis leyes y las pondrán en práctica". Y el texto profético se concluye con la promesa definitiva y plenamente salvífica: "Haré con ellos una alianza de paz... pondré mi santuario, es decir, mi presencia, en medio de ellos" (Ezequiel 37,26).
La visión de Ezequiel es particularmente elocuente para todo el movimiento ecuménico, porque pone en claro la exigencia imprescindible de una renovación interior auténtica en todos los componentes del Pueblo de Dios que sólo el Señor puede realizar. A esta renovación debemos estar abiertos también nosotros, porque también nosotros, desperdigados entre los pueblos del mundo, hemos aprendido costumbres muy alejadas de la Palabra de Dios. "Así como hoy la renovación de la Iglesia - se lee en el Decreto sobre ecumenismo del Concilio Vaticano II - consiste esencialmente en el crecimiento de la fidelidad a su vocación, esta es sin duda la razón del movimiento hacia la unidad" (UR, 6), es decir, la mayor fidelidad a la vocación de Dios. El decreto subraya también la dimensión interior de la conversión del corazón. "El ecumenismo verdadero --añade-- no existe sin la conversión interior, porque el deseo de la unidad nace y madura de la renovación de la mente, de la abnegación de sí mismo y del ejercicio pleno de la caridad (UR, 7). La "Semana de oración por la unidad" se convierte, de esta forma, para todos nosotros en estímulo a una conversión sincera y a una escucha cada vez más dócil a la Palabra de Dios, a una fe cada vez más profunda.
La "Semana" es también una ocasión propicia para agradecer al Señor por cuanto nos ha concedido hacer hasta ahora "para acercar" unos a otros, los cristianos divididos, y las propias Iglesias y comunidades eclesiales. Este espíritu ha animado a la Iglesia católica, la cual, durante el año pasado, ha proseguido, con firme convicción y segura esperanza, manteniendo relaciones fraternas y respetuosas con todas las Iglesias y comunidades eclesiales de Oriente y Occidente. En la variedad de las situaciones, a veces más positivas y a veces con más dificultades, se ha esforzado por no decaer nunca en el empeño de realizar todos los esfuerzos para la recomposición de la unidad plena. Las relaciones entre las Iglesias y los diálogos teológicos han seguido dando signos de convergencias espirituales alentadoras. Yo mismo he tenido la alegría de encontrar, aquí en el Vaticano y en el curso de mis viajes apostólicos, a cristianos procedentes de todos los horizontes. He acogido con viva alegría por tres ocasiones al Patriarca Ecuménico Su Santidad Bartolomé I y, acontecimiento extraordinario, le oímos tomar la palabra, con calor eclesial fraterno y con confianza convencida en el porvenir, durante la reciente asamblea del Sínodo de los Obispos. He tenido el placer de recibir a los dos Catholicoi de la Iglesia Apostólica Armenia: Su Santidad Karekin II de Etchmiazin y Su Santidad Aram I de Antelias. Y finalmente he compartido el dolor del Patriarcado de Moscú por la partida del amado hermano en Cristo, el Patriarca Su Santidad Alejo II, y continuo permaneciendo en comunión de oración con estos hermanos nuestros que se preparan para elegir al nuevo Patriarca de la venerada y grande Iglesia ortodoxa. Igualmente me ha sido dado encontrar a representantes de las diversas Comuniones cristianas de Occidente, con los que prosigue el diálogo sobre el importante testimonio que los cristianos deben dar hoy de forma concorde, en un mundo cada vez más dividido y enfrentado a tantos desafíos de carácter cultural, social, económico y ético. De esto y de tantos otros encuentros, diálogos, y gestos de fraternidad que el Señor nos ha permitido poder realizar,a démosle gracias juntos con alegría.
Queridos hermanos y hermanas, aprovechemos la oportunidad que la "Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos" nos ofrece para pedir al Señor que prosigan y, si es posible, se intensifiquen el compromiso y el diálogo ecuménico. En el contexto del Año Paulino, que conmemora el bimilenario del nacimiento de San Pablo, no podemos no referirnos a cuanto el Apóstol Pablo nos dejó escrito a propósito de la unidad de la Iglesia. Cada miércoles voy dedicando mi reflexión a sus cartas y a su preciosa enseñanza. Retomo aquí sencillamente cuando escribió dirigiéndose a la comunidad de Éfeso: "Un solo cuerpo y un solo espíritu, como una sola es la esperanza a la que habéis sido llamados, la de vuestra vocación. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo" (Ef 4,4-5). Hagamos nuestro el anhelo de san Pablo, que ha dedicado su vida enteramente por el único Señor y por la unidad de su Cuerpo místico, la Iglesia, dando, con el martirio, un supremo testimonio de fidelidad y de amor a Cristo.
Siguiendo su ejemplo y contando con su intercesión, que cada comunidad crezca en el empeño de la unidad, gracias a las diversas iniciativas espirituales y pastorales y a las asambleas de oración común, que suelen hacerse más numerosas e intensas en esta "Semana", haciéndonos ya pregustar , en un cierto modo, el gozo de la unidad plena. Oremos para que entre las Iglesias y las Comunidades eclesiales continúe en diálogo de la verdad, indispensable para dirimir las divergencias, y el de la caridad, que condiciona el mismo diálogo teológico y ayuda a vivir unidos para un testimonio común. El deseo que habita en nuestros corazones es que llegue pronto el día de la comunión plena, cuando todos los discípulos del único Señor nuestro podrán finalmente celebrar juntos la Eucaristía, el sacrificio divino para la vida y la salvación del mundo. Invocamos la intercesión maternal de María para que ayude a todos los cristianos a cultivar una escucha más atenta de la Palabra de Dios y una oración más intensa por la unidad.
[En español dijo]
Queridos hermanos y hermanas:
El domingo pasado comenzó la semana de oración por la unidad de los cristianos, iniciativa espiritual que este año se inspira en las palabras de Ezequiel: "Que sean una sola cosa en tu mano" (37,17). El tema ha sido elegido por un grupo ecuménico de Corea. Del texto del profeta se desprende que el Señor desea que todo su pueblo camine con paciencia y perseverancia hacia la plena comunión. Este compromiso comporta una adhesión humilde a Dios, el cual bendice y hace fecunda esta tarea. No hay ecumenismo verdadero sin una auténtica conversión interior. Que estos días de plegaria nos estimulen hacia esta meta y sirvan también para dar gracias a Dios por el camino que se ha recorrido hasta ahora, continuando el diálogo bajo el impulso de la verdad y la caridad. En este año paulino, sigamos las huellas del Apóstol, que gastó su vida por el único Señor y por la unidad de su cuerpo místico, dando, con su martirio, un testimonio supremo de fidelidad y amor a Cristo.
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España y Latinoamérica. Después de la celebración en México del VI Encuentro Mundial de las Familias, os invito a dar gracias a Dios por este acontecimiento tan importante y a acompañar con vuestra ferviente oración los preparativos del próximo encuentro, que se celebrará en Milán. Que el Señor sostenga con su gracia a todas las familias, para que en ellas reine la fe viva, el respeto recíproco, el amor sincero y la comprensión mutua. Encomiendo esta intención a la protección de la Sagrada Familia de Nazaret. Muchas gracias.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Artículo semanal del Padre Fernando Lorente, o.h. publicado en EL DÍA el miércoles 21 de Enero de 2009 en la sección CRITERIOS bajo el epígrafe “Luz en el Camino”.
"Convertíos": así, a las claras
LUZ EN EL CAMINO FERNANDO LORENTE, O.H. *
BASTANTES medios de comunicación social españoles, en días pasados dieron la noticia de que, desde el 12 de este mes de enero, dos autobuses de Barcelona llevan en sus espacios publicitarios un lema que promueven el ateísmo. "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida". Y esta campaña de la duda de la existencia de Dios se ha financiado con donativos privados y su coste ha ascendido a 1.500 euros, aunque ya se ha recaudado más de 3.000 euros.
¡Cuánta generosidad por una duda de la existencia de Dios y para confesar e invitar a vivir al ateísmo! Yo no cobro nada para conocer la verdad de la existencia de Dios y cómo vivirla; solamente la molestia de leer este espacio de hoy: "Luz en el Camino": Y comienzo por resaltar la llamada de Cristo: "Convertíos".
A Cristo no le gusta andar con tapujos. No es partidario de enmascarar la verdad para ganarse la voluntad de la gente, no de dorar la píldora con tal de conseguir más seguidores. Quiere dejar bien claro, desde el principio, que viene a cambiarlo todo: a sacarnos de nuestras cómodas casillas y a pedirnos que, dejándolo todo, le ayudemos a hacer un mundo nuevo. Lo anterior no vale, está podrido; hay que cortar por lo sano y poner manos a la obra. Así, a las claras, para que nadie se llame a engaño.
Lo malo que tienen muchas de nuestras obras es que no parten de dentro; por fuera quedan bonitas, audaces, atractivas, pero no tienen sana la raíz. Nos hemos preocupado solamente de la apariencia, sin darnos cuenta de que el interior seguía torcido, tan falso como antes. Por eso quiere Jesús que empecemos desde dentro: "Convertíos".
Convertirse es cambiar de rumbo. Es reconocer que estábamos equivocados y estamos dispuestos a rectificar. Es arrepentirnos, tachar, liquidar lo falso que hay en nosotros, pedir perdón. Es vaciar, echar fuera del corazón la suciedad que lo está afeando, dejarlo abierto. Limpio y abierto, dispuesto a lo que sea. Rendido a ese Jesús que llega arramblándolo todo, sanándolo todo, salvándolo todo.
Quitar para poner. No se puede vivir con el corazón vacío; si lo vaciamos, es para hacerlo más capaz. Hemos descubierto "la buena noticia": que Dios nos ama inmensamente. Hemos aceptado esa verdad, porque la hemos visto en Jesús, el Hijo que se nos ha hecho hermano. Y nos ha nacido una fe en Él tan grande, tan viva, que nos ha hecho ver todo lo anterior con otros ojos; hemos descubierto lo ciegos que estábamos, lo engañosos que eran los soportes sobre los que asentábamos nuestra vida, lo pobre que era la riqueza por la que tanto luchábamos. Y nos hemos "convertido".
Quien quiera ver a Jesús y seguirle, que lo siga. Ya sabe para qué. Y, desde luego, cuando descubra la dicha que este Jesús le trae, no va a echar de menos, en absoluto, las cosas que tuvo que dar para poseerlo.
En todos los tiempos no han faltado personas que emplean todo su ingenio en persuadirse y persuadir de que Dios no existe. Se valen de su luz para cegarse. Son como aquel sujeto que se sacó los ojos para suprimir el sol.
De hecho, Dios es tan necesario para el hombre que éste no puede suprimirlo sin sustituirlo. Donde no hay Dios hay dioses. Donde falta la religión pululan las supersticiones. El que no adora a Dios, adora sus ídolos supletorios. Si Dios es la suma verdad, no hay mayor ni peor ignorante que la ignorancia de Dios.
* Capellán de la clínica S. Juan de Dios
El Santo Padre Benedicto XVI ha enviado un telegrama al 44 Presidente de Estados Unidos Barack Obama, con ocasión de su toma de posesión de la Casa Blanca.
Honorable Barack Obama
Presidente de los Estados Unidos de América
La Casa Blanca
Washington, D. C.
Con motivo de su toma de posesión como el presidente cuadragésimo cuarto de los Estados Unidos de América le ofrezco mis más cordiales buenos deseos, y le aseguro al mismo tiempo mis oraciones para que el Dios Todopoderoso le conceda sabiduría y fuerza indefectibles en el ejercicio de sus altas responsabilidades. Que bajo su mandato puedan los americanos seguir encontrando en su impresionante herencia religiosa y política los valores espirituales y principios éticos para cooperar en la construcción de una sociedad realmente libre y justa, marcada por el respeto a la dignidad, la igualdad y los derechos de cada uno de sus miembros, especialmente los pobres, los marginados y los que no tienen voz. En una época en la que muchos hermanos y hermanas nuestros en todo el mundo claman por su liberación del flagelo de la pobreza, el hambre y la violencia, rezo para que usted confirme su resolución de promover la comprensión, la cooperación y la paz entre las naciones, para que todos puedan participar en el banquete de la vida que Dios ha preparado para toda la familia humana (cf. Isasías 25, 6- 7). Invoco de corazón sobre usted, su familia y sobre todo el pueblo americano las bendiciones de Dios de la alegría y la paz.
Benedictus PP. XVI
Mensaje del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, que preside el cardenal Javier Lozano Barragán, con motivo de la 56ª Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra, que tendrá lugar el próximo domingo 25 de enero.
56ª Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra
Domingo 25 de enero de 2009
Cardenal Javier Lozano Barragán
Presidente del Pontificio Consejo
para los Agentes Sanitarios
A los Exmos. Presidentes de las Conferencias Episcopales y
Obispos Encargados de la Pastoral de la Salud
La celebración anual de la "Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra", es una gran cita de solidaridad con los hermanos y hermanas que están afligidos por el morbo de Hansen, una enfermedad a menudo ignorada por los medios de comunicación que actualmente todavía afecta en el mundo a más de 250,000 personas, la mayoría de las cuales vive en condiciones de indigencia.
Según los cálculos más recientes de la Organización Mundial de la Salud, referentes al 2007, en ese año se registraron 254,525 nuevos enfermos de lepra, con una presencia de 212,802 personas en tratamiento.
Lamentablemente, este morbo no ahorra a los niños. Según cálculos de AIFO - «Asociación Italiana Amigos de Raoul Follereau» -, "cada año hay 40,000 niños con la lepra en el mundo y cerca del 12% de todos los nuevos casos son niños con menos de 15 años de edad".
En el año del "XXº Aniversario de la Convención de los Derechos de los Niños", recordando la predilección de Cristo Jesús por ellos "porque de éstos es el Reino de los Cielos" (Mt 19, 14), hago un llamamiento a los responsables de las organizaciones de los Gobiernos a fin de que al poner en marcha programas y planes de salud en los diferentes países, reserven una atención especial a los niños enfermos de lepra, quienes corren el riesgo de ver hipotecado su futuro debido a las consecuencias negativas de su estado de enfermedad.
De aquí desciende la urgencia para las Instituciones Públicas que se ponga en práctica el derecho de disfrutar el mejor estado de salud posible y de beneficiar de servicios médicos y de rehabilitación", tal como les reconoce el artículo 24 de la "Convención sobre los Derechos de los Niños".
Lamentablemente, en el plano social aún persisten, sin fundamento alguno, temores generados por la ignorancia acerca del morbo de Hansen. Dichos temores, a su vez, dan lugar a sentimientos de exclusión y a menudo de pesado estigma hacia los enfermos de lepra, lo cual los hace particularmente vulnerables.
Esta "56ª Jornada Mundial" es, pues, la ocasión oportuna para ofrecer a la comunidad de los hombres una información correcta, amplia y capilar acerca de la lepra y de los efectos devastadores que puede causar en los cuerpos si son dejados a sí mismos, en las familias y en la sociedad, y suscitar el deber individual y colectivo de una activa y fraterna solidaridad.
Inspirándose en el ejemplo de Cristo Jesús, Médico del cuerpo y del espíritu, la Iglesia siempre ha tenido una especial solicitud por los Enfermos de lepra. A lo largo de los siglos se ha hecho presente con Instituciones de Congregaciones de Religiosos y Religiosas, y con Organizaciones de Asistencia Sanitaria de Voluntariado de fieles laicos, contribuyendo así de modo radical en su plena integración social y comunitaria.
El Beato Padre Damián de Veuster, incansable y ejemplar Apóstol de los hermanos y hermanas afectados por el morbo de Hansen, faro de Fe y de Amor, es el símbolo de todos los Consagrados con Votos religiosos que aún hoy dedican su vida a ellos, y ponen a disposición todo recurso por el bienestar integral de los Enfermos de lepra en toda parte del mundo.
Junto con el Beato Damián ellos están escribiendo las páginas más bellas de la Historia Misionera de la Iglesia, inseparablemente ligados a la Evangelización, a través del cuidado de los Enfermos, anunciando que la Redención de Cristo Jesús, y su Gracia salvífica, alcanzan a todo el hombre en su condición humana para asociarlo a su Gloriosa Resurrección.
Junto a ellos, muchos Voluntarios y hombres de buena voluntad, se dejan implicar organizando concretamente la solidaridad, poniendo a disposición medios y recursos financieros a los Institutos de investigación cada vez más eficaces para derrotar el morbo de Hansen.
El mundo del laicado católico tiene su paladín en Raoul Follereau, ideador y promotor de esta "Jornada Mundial", que prosigue la benéfica acción con la "Asociación de Amigos" dedicada a él. A Follereau y a sus seguidores, va nuestro particular aplauso y nuestra gratitud por las numerosas iniciativas que promueven, con el mérito de tener siempre viva la atención por los enfermos del morbo de Hansen, sensibilizando a la opinión pública y suscitando implicación para sostener programas y recolección de recursos financieros.
Es hermoso y consolador constatar que en esta lucha al morbo de Hansen están presentes Asociaciones y organizaciones no Gubernamentales que van más allá de las afiliaciones religiosas, ideológicas y culturales, encontrándose todos en la finalidad común de proporcionar al enfermo la oportunidad de reencontrar un estado de bienestar social, sanitario y espiritual.
En particular, va a la "Sasakawa Foundation" nuestro reconocimiento por el inestimable aporte que desde hace decenios está dando a la causa, sosteniendo financieramente a las Instituciones de la Comunidad Internacional en la investigación en el campo terapéutico. Animo a la "Sasakawa Foundation" a proseguir con determinación, para que a los resultados positivos que ha logrado hasta ahora, se realicen otros y más adelantados por el bien de los Enfermos de lepra y de sus familias.
A los Enfermos del morbo de Hansen, a los Misioneros Religiosos y Religiosas comprometidos en este campo, y a los Agentes Sociales y de la Sanidad que los asisten, manifiesto la cercanía de este Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, que expresa la solicitud y la cercanía de la Iglesia por los Enfermos y por quienes se dedican a ellos.
La Inmaculada Madre de Dios, Salus Infirmorum, interceda de su Hijo Jesús "Médico de los cuerpos y de las almas", la salud global a los Enfermos de Lepra y a los que los asisten done un espíritu materno.
Textos bíblicos, meditaciones y oraciones para el día sexto del Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2009, publicados en folleto recibido en la parroquia para su celebración.
Día sexto
Los cristianos ante
la enfermedad y el sufrimiento
2 Re 20, 1-6: ¡Oh Señor!, acuérdate de mí Sal 22 (21), 1-11: ¿Por qué me has abandonado?
Sant 5, 13-15: La oración de la fe salvará al enfermo
Mc 10, 46-52: ¿Qué quieres que haga por t¡?
Comentario
¡Cuántas veces Jesús no encuentra más que enfermos y no sólo desea curarlos! Nuestras Iglesias, aunque todavía separadas, son todas conscientes de la compasión del Señor hacia los que sufren. Los cristianos siempre han seguido su ejemplo cuidando enfermos, construyendo hospitales, dispensarios, organizando consultorios médicos y preocupándose no sólo del alma sino también del cuerpo de los hijos de Dios.
Sin embargo, esto no es tan evidente. Las personas con buena salud tienden a considerar que la salud es suya y a olvidar a los que no pueden participar plenamente en la vida de la comunidad debido a su enfermedad. En cuanto a los enfermos, se sienten a menudo apoyados por Dios, por su presencia, por su gracia y por su fuerza de salvación.
La fe profunda de Ezequías lo sostiene en su enfermedad. En este momento de dolor, encuentra palabras para recordar a Dios su promesa misericordiosa. Sí, los que sufren repiten a veces las palabras de la Biblia para gritar su dolor a Dios: ¿por qué me has abandonado? Si nuestra relación con Dios es sincera y profunda y se expresa a través de palabras de fe y de reconocimiento, también se podrá expresar en la oración nuestra pena, nuestro dolor o nuestra ira cuando es necesario.
Los enfermos no saben ser más que objeto de cuidados; por el contrario, son sujetos vivos como les descubren los discípulos en la historia que nos narra el Evangelio de Marcos. Los discípulos quieren proseguir su camino con Jesús, ignorando al hombre enfermo al borde de la muchedumbre. Cuando los llama, los desvía de su fin. Estamos acostumbrados a ocuparnos de enfermos, pero no para que abiertamente se quejen y nos molesten. Hoy son a menudo los enfermos de los países pobres quienes nos gritan para pedir medicinas, lo que nos hace reflexionar sobre la cuestión de los desafíos y el provecho. Los discípulos que querían impedir al ciego acercarse a Jesús son llamados a llevarle el mensaje del Señor, un mensaje de amor que tiene un sonido nuevo: levántate, que te llama.
Solamente cuando los discípulos llevan al enfermo a Jesús, comprenden por fin lo que quiere el Señor: tener tiempo para encontrar al enfermo y hablarle, para pedirle lo que desea y lo que necesita. Una comunidad de reconciliación puede nacer sólo cuando los enfermos tienen experiencia de la presencia de Dios en sus relaciones con sus hermanas y hermanos en Cristo.
Oración
Señor, escucha a tu pueblo cuando te grita, afligido por la enfermedad y el dolor.
Que los que están bien de salud te den gracias por su bienestar. Que puedan servir a los que sufren con un corazón cariñoso y manos abiertas.
Señor, danos a todos vivir en tu gracia y tu providencia, para llegar a ser una comunidad de reconciliación donde todos juntos te alaben. Amén.
Homilía de la Misa de clausura del VI Encuentro Mundial de las Familias presidida por el Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano y Delegado Pontificio. Contó con la presencia de más de 20 Cardenales y 200 Obispos provenientes de diversas partes del mundo. Durante la ceremonia además cientos de parejas renovaron sus compromisos matrimoniales ante el Delegado Pontificio.
HOMILÍA DEL CARDENAL BERTONE
EN LA CLAUSURA DEL ENCUENTRO DE LAS FAMILIAS
Queridos Hermanos y Hermanas en el Señor:
1. «A todos Ustedes amados y llamados por Dios: gracia y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y de parte del Señor Jesucristo» (Rm 1,7).
Con estas palabras del Apóstol San Pablo, del cual la Iglesia está celebrando el bimilenario de su nacimiento, deseo transmitir a todos Ustedes el afecto y la cercanía espiritual de Su Santidad Benedicto XVI, a quien tengo el honor de representar como Legado Pontificio en este Sexto Encuentro Mundial de las Familias.
Saludo con especiales sentimientos de comunión fraterna al Señor Cardenal Ennio Antonelli, Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, agradeciendo vivamente a él y a sus colaboradores la exquisita y eficaz diligencia con la que han preparado esta iniciativa que reúne en este hermoso País a familias procedentes de todo el mundo. Quiero recordar también al Señor Cardenal Alfonso López Trujillo, a quien confiamos a la misericordia de Dios, y que con tanto celo se ocupó de los precedentes Encuentros Mundiales de las Familias, dando también inicio al camino de preparación de la presente reunión.
Saludo con afecto y agradecimiento, también en nombre del Santo Padre, al Señor Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, por el cuidado y esmero con que, junto con su comunidad diocesana, ha ultimado la celebración de este Encuentro Mundial. Y no puedo dejar de mencionar también con gratitud el intenso trabajo llevado a cabo por el Comité organizador de esta magna concentración, presidido por Monseñor Jonás Guerrero Corona, obispo auxiliar de México, y la entrega de los numerosos voluntarios que han colaborado generosamente, así como el cariño con que tantas familias de la Ciudad han abierto sus casas y su corazón a otras familias venidas de lejos para participar en este maravilloso evento eclesial.
Saludo con afecto a los Señores Cardenales, a los Hermanos en el Episcopado y a las delegaciones llegadas de tantas partes del mundo, testimoniando así el empeño con el que están trabajando las Iglesias particulares por la promoción de la pastoral familiar en las distintas partes del mundo.
Dirijo mi cordial y respetuoso saludo a las Autoridades presentes en esta Eucaristía, poniendo así de relieve la importancia vital de la familia para el presente y el futuro de la sociedad.
Es de resaltar igualmente el entusiasmo y la convicción con que los Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y otros agentes de pastoral se entregan a la promoción y al apostolado para y con las familias.
Gracias, muy especialmente, a las familias aquí reunidas en esta gran asamblea litúrgica, en torno al Señor Jesús y bajo la mirada materna de Nuestra Señora de Guadalupe. Dentro de poco, los esposos presentes renovarán su alianza conyugal y la bendición del Señor descenderá sobre ellos para reavivar la gracia sacramental del matrimonio.
2. Las lecturas que han sido proclamadas nos presentan la Palabra de Dios que nos ilumina e interpela. La primera, tomada del Libro de los Proverbios, habla de los consejos de un padre de familia a su joven hijo. Es un aspecto muy adecuado para este VI Encuentro Mundial de las Familias, que tiene como tema La familia formadora de los valores humanos y cristianos.
Estas enseñanzas paternas se refieren a la buena conducta, a la ética, a los valores humanos, y son fruto de la experiencia, la reflexión y el buen sentido. Contienen recomendaciones concretas para evitar los vicios y practicar la virtud. El texto escuchado, en su brevedad, se detiene sólo en casos tales como la embriaguez, la gula, la pereza y la falta de respeto por los padres ancianos. Al respecto, el autor sagrado apunta: «No te juntes con los borrachos, ni con los que se hartan de carne, porque el borracho y el glotón se empobrecen, y la modorra hace andar vestido con harapos. Escucha a tu padre que te engendró y no desprecies a tu madre cuando sea vieja» (Pr 23, 20-21). Sin embargo, en el conjunto del Libro de los Proverbios, el panorama es mucho más amplio pues se habla también de orgullo, arrogancia, ira, venganza, opresión de los pobres, especialmente de las viudas y de los huérfanos, prostitución, adulterio, mentira y engaño.
Las virtudes, en cambio, son alabadas. El texto proclamado exhorta encarecidamente a ser sabios, rectos, justos, honestos y comprometidos con el bien. «Escucha hijo mío, y sé sabio. Dirige tu corazón por el camino recto (...) Adquiere el verdadero bien y no lo cedas, la sabiduría, la instrucción y la inteligencia» (Pr 23, 19.23). También en este aspecto, las recomendaciones se refieren a otras muchas virtudes: la humildad, el dominio de sí, la paciencia, la lealtad, la fidelidad conyugal, la amistad, el perdón de los enemigos, la laboriosidad, la sobriedad, la defensa de los pobres, la generosidad y la hospitalidad.
El principio que regula y fundamenta el comportamiento ético es el temor del Señor: «Principio de la sabiduría es el temor del Señor» (Pr 9,10), es decir, la auténtica relación con Dios, hecha de respeto, adoración, obediencia y confianza. Algo similar se dice también en el pasaje de la Escritura que hemos escuchado: «Tu corazón no envidie a los pecadores sino que permanezca siempre en el temor del Señor, porque así tendrás un porvenir y tu esperanza no será defraudada» (Pr 23, 17-18).
El temor del Señor impulsa a renunciar al pecado y a cumplir su voluntad, concretada en las normas morales. Y como Dios quiere solamente nuestro bien, obedecerlo, según el libro de los Proverbios, es el camino para tener éxito también en este mundo, es decir, para tener salud, longevidad, bienestar, una familia unida, descendencia y honorabilidad social.
El Salmo responsorial que hemos cantado profundiza en la misma enseñanza: «Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso le irá bien. Su mujer como vid fecunda (...); sus hijos como renuevos de olivo» (Sal 128, 1-3). Según los escritos sapienciales del Antiguo Testamento, el temor del Señor, los valores éticos y las normas morales, pertenecen a la lógica y al dinamismo de la vida que tiende a su plenitud. Aceptarlos significa seguir la dirección del propio crecimiento humano, ser fieles a Dios y fieles a sí mismos.
Se trata de valores y normas conocidas a través de la experiencia y la reflexión, es decir por la razón y que, al estar contenidos en el texto inspirado son, al mismo tiempo, Palabra de Dios. Es comprensible que unas verdades accesibles a todos, también a los no creyentes, sean confirmadas por la revelación bíblica, pues frecuentemente la razón, obscurecida por los instintos y los prejuicios, no juzga correctamente. Como dice San Agustín: «Dios ha escrito sobre tablas de piedra los diez mandamientos que los hombres no leían ya en su corazón» (Comentario al Salmo 57,1). La recta razón y la fe son aliadas. Los valores auténticamente humanos son también cristianos, pues como exhorta el Apóstol Pablo: «Hermanos, aquello que es verdadero, que es noble, que es justo, aquello que es puro y amable, que es honrado, que es virtud y merece alabanza, esto sea objeto de sus pensamientos» (Fl 4,8).
También los discípulos de Jesús respetan el contenido y la consistencia propia de los valores y de la actividad humana, pero el mensaje cristiano los eleva a un nuevo y más alto significado, los integra en la relación filial con Dios Padre y en el dinamismo de la fe, de la esperanza y de la caridad. El centro del quehacer moral del cristiano es la persona de Jesucristo, el diálogo y la comunión con Él y, mediante Él, con el Padre en el Espíritu Santo. En esta nueva relación con las Personas divinas la práctica de los valores humanos y de las normas morales se perfecciona, adquiere nuevas motivaciones y energías, capacidad de sacrificio en el seguimiento del Crucificado, alegría y confianza en la compañía del Resucitado.
La familia cristiana pone en el centro de su atención la persona del Señor Jesús; lo acoge en casa; ora y se reúne en torno a Él; busca compartir su enseñanza, sus sentimientos, sus deseos, cumplir su voluntad. La fe en su presencia transforma todas las relaciones y actividades familiares, exalta los valores humanos, crea un clima de comunión y de gozo. Clima humano y divino al mismo tiempo, como se evoca con conmoción y entusiasmo en el texto de la carta a los Colosenses que hemos escuchado en la segunda lectura. «Hermanos, revístanse, como elegidos de Dios, santos y amados, de sentimientos de misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia (...). Como el Señor los ha perdonado, así también hagan ustedes. Por encima de todo pongan la caridad, que es el vínculo de la perfección. Y la paz de Cristo reine en sus corazones (...). La palabra de Cristo habite entre ustedes abundantemente (...). Todo lo que hagan, en palabras y en obras, todo se cumpla en el nombre del Señor Jesús, dando por medio de Él gracias a Dios Padre. Ustedes esposas, sean sumisas a sus maridos (...). Ustedes maridos amen a sus esposas (...). Ustedes hijos, obedezcan a sus padres en todo (...). Ustedes, padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desanimen» (3, 12-21).
He aquí «la familia formadora de los valores humanos y cristianos». En ella se practican muchas virtudes, unificadas y sublimadas por la caridad; las palabras y las obras de cada día están animadas por el Espíritu de Jesús y orientadas por la escucha de su Palabra. Se mantienen los roles de cónyuges, de padres y de hijos, pero todos compiten en el amarse y servirse recíprocamente.
Todos los miembros de la familia son interpelados, porque todos deben participar en el desarrollo de los valores humanos y cristianos. Pero no podemos olvidar la peculiar responsabilidad que corresponde a los padres. Su actitud respecto a sus hijos debería ser semejante a la manifestada por María y José cuando, según la narración que hemos escuchado en el Evangelio, encontraron a Jesús en el Templo, después de haberse perdido. María y José lo buscan con indecible preocupación: «Hijo ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te buscábamos angustiados» (Lc 2,48). Aman a su hijo con pasión, con todo su ser.
Pues bien, queridos padres y madres, amen a sus hijos y háganles sentir que son amados y apreciados, respetados y comprendidos. El sentirse amados suscita gratitud y confianza en los demás, en sí mismos y en el amor del Padre celestial; y es un llamado a responder al amor con el amor.
María y José viven en la intimidad con Jesús; pero su persona y su comportamiento son un misterio también para ellos. «Él les respondió: ¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía ocuparme de las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron esta respuesta» (Lc 2, 49-50). María y José intuyen que Jesús no les pertenece; vive para su verdadero Padre que es Dios y se pone totalmente a disposición del misterioso proyecto divino. A pesar de no comprender, lo acompañan con amor respetuoso y lo sirven con toda solicitud.
Queridos padres y madres, también ustedes han de respetar la personalidad y la vocación de sus hijos. Educarlos es ayudarlos a desarrollar sus potencialidades escondidas y apoyarlos para que puedan ser plenamente ellos mismos según el plan que Dios tiene sobre sus vidas. Cuídenlos como un don que les ha sido confiado, sin ser posesivos. Un famoso poeta escribe: «Sus hijos no son suyos (...). Ellos vienen a través de ustedes, pero no son de ustedes; y si bien están con ustedes, no les pertenecen. Pueden darles su amor, no su pensamiento: tienen su pensamiento propio. Pueden dar alojamiento a sus cuerpos, no a su alma, porque su alma habita la casa del mañana, que ustedes ni siquiera en un sueño pueden visitar» (K. Gibran, Il Profeta).
Una buena relación educativa comporta ternura y afecto y, al mismo tiempo, razonamiento y autoridad. Ambos padres, el papá y la mamá, han de estar cerca de sus hijos y cultivar el diálogo con ellos. Queridos padres y madres, sean generosos con sus hijos, sin ser permisivos; sean exigentes sin ser duros; sean claros con ellos y no se contradigan; sepan decir sí o no en el momento oportuno. Sean coherentes y denles buen ejemplo. Así podrán ayudar a sus hijos a madurar una personalidad equilibrada, constructiva y creativa, sólida y fiable, capaz de afrontar los retos y las pruebas de la vida, que nunca faltarán.
Para la formación de los valores humanos y cristianos se requiere la familia fundada en el matrimonio monógamo y abierto a la vida; se requiere la familia unida y estable. Los esposos que, no obstante la fragilidad humana, buscan con la gracia de Dios vivir cada vez más coherentemente el amor como don total de la propia vida del uno al otro, construyen su casa sobre roca (cf. Mt 7,24-25); hacen de su familia un Evangelio viviente; edifican la Iglesia y la sociedad civil; reflejan en la historia la presencia y la belleza de Dios que es unidad de tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Que la Virgen Santísima, Nuestra Señora de Guadalupe, obtenga esta gracia a las familias cristianas, para que se beneficien también de ella todas las familias del mundo. Oh, María, Madre del Amor hermoso, Madre de la esperanza, Auxilio de los cristianos, acoge estas humildes súplicas y regala a todas las familias del mundo aquello que necesitan para crecer en santidad, para ser sal de la tierra y luz del mundo, para ser santuarios de vida y de amor, de acogida y de perdón, de valores humanos y de virtudes cristianas. Amén.
Discurso del Santo Padre Benedicto XVI por televisión en directo al término de la Santa Misa en la clausura del VI Encuentro Mundial de la Familia en la Ciudad de México el 18 de Enero de 2009.
Queridos hermanos y hermanas:
1. Les saludo a todos ustedes con afecto al término de esta solemne celebración Eucarística con la cual se está concluyendo el VI Encuentro Mundial de las Familias en la Ciudad de México. Doy gracias a Dios por tantas familias que, sin ahorrar esfuerzos, se han congregado en torno al altar del Señor.
Saludo de modo especial al Señor Cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, que ha presidido esta celebración como mi Legado. Quiero expresar mi afecto y mi gratitud al Señor Cardenal Ennio Antonelli, así como a los miembros del Consejo Pontificio para la Familia, que él preside, al Señor Cardenal Arzobispo Primado de México, Norberto Rivera Carrera, y a la Comisión Central que se ha ocupado de la organización de este VI Encuentro Mundial. Mi reconocimiento se extiende a todos los que con su abnegada dedicación y entrega han hecho posible su realización. Saludo también a los Señores Cardenales y Obispos presentes en la celebración, en particular a los miembros de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y a las Autoridades de esa querida Nación, que generosamente han acogido y hecho posible este importante acontecimiento.
Los mexicanos saben bien que están muy cerca del corazón del Papa. Pienso en ellos y presento a Dios Padre sus alegrías y sus esperanzas, sus proyectos y sus preocupaciones. En México el Evangelio ha arraigado profundamente, forjando sus tradiciones, su cultura y la identidad de sus nobles gentes. Se ha de cuidar ese rico patrimonio para que siga siendo manantial de energías morales y espirituales para afrontar con valentía y creatividad los desafíos de hoy y ofrecerlo como don precioso a las nuevas generaciones.
He participado con alegría e interés en este Encuentro Mundial, sobre todo con mi oración, dando orientaciones específicas y siguiendo atentamente su preparación y desarrollo. Hoy, a través de los medios de comunicación, he peregrinado espiritualmente hasta ese Santuario Mariano, corazón de México y de toda América, para confiar a Nuestra Señora de Guadalupe a todas las familias del mundo.
2. Este Encuentro Mundial de las Familias ha querido alentar a los hogares cristianos a que sus miembros sean personas libres y ricas en valores humanos y evangélicos, en camino hacia la santidad, que es el mejor servicio que los cristianos podemos brindar a la sociedad actual. La respuesta cristiana ante los desafíos que debe afrontar la familia y la vida humana en general consiste en reforzar la confianza en el Señor y el vigor que brota de la propia fe, la cual se nutre de la escucha atenta de la Palabra de Dios. Qué bello es reunirse en familia para dejar que Dios hable al corazón de sus miembros a través de su Palabra viva y eficaz. En la oración, especialmente con el rezo del Rosario, como se hizo ayer, la familia contempla los misterios de la vida de Jesús, interioriza los valores que medita y se siente llamada a encarnarlos en su vida.
3. La familia es un fundamento indispensable para la sociedad y los pueblos, así como un bien insustituible para los hijos, dignos de venir a la vida como fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Como puso de manifiesto Jesús honrando a la Virgen María y a San José, la familia ocupa un lugar primario en la educación de la persona. Es una verdadera escuela de humanidad y de valores perennes. Nadie se ha dado el ser a sí mismo. Hemos recibido de otros la vida, que se desarrolla y madura con las verdades y valores que aprendemos en la relación y comunión con los demás. En este sentido, la familia fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer expresa esta dimensión relacional, filial y comunitaria, y es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral. (Cf. Homilía en la Santa Misa del V Encuentro Mundial de las Familias, Valencia, 9 de julio de 2006).
Sin embargo, esta labor educativa se ve dificultada por un engañoso concepto de libertad, en el que el capricho y los impulsos subjetivos del individuo se exaltan hasta el punto de dejar encerrado a cada uno en la prisión del propio yo. La verdadera libertad del ser humano proviene de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, y por ello debe ejercerse con responsabilidad, optando siempre por el bien verdadero para que se convierta en amor, en don de sí mismo. Para eso, más que teorías, se necesita la cercanía y el amor característicos de la comunidad familiar. En el hogar es donde se aprende a vivir verdaderamente, a valorar la vida y la salud, la libertad y la paz, la justicia y la verdad, el trabajo, la concordia y el respeto.
4. Hoy más que nunca se necesita el testimonio y el compromiso público de todos los bautizados para reafirmar la dignidad y el valor único e insustituible de la familia fundada en el matrimonio de un hombre con una mujer y abierto a la vida, así como el de la vida humana en todas sus etapas. Se han de promover también medidas legislativas y administrativas que sostengan a las familias en sus derechos inalienables, necesarios para llevar adelante su extraordinaria misión. Los testimonios presentados en la celebración de ayer muestran que también hoy la familia puede mantenerse firme en el amor de Dios y renovar la humanidad en el nuevo milenio.
5. Deseo expresar mi cercanía y asegurar mi oración por todas las familias que dan testimonio de fidelidad en circunstancias especialmente arduas. Aliento a las familias numerosas que, viviendo a veces en medio de contrariedades e incomprensiones, dan un ejemplo de generosidad y confianza en Dios, deseando que no les falten las ayudas necesarias. Pienso también en las familias que sufren por la pobreza, la enfermedad, la marginación o la emigración. Y muy especialmente en las familias cristianas que son perseguidas a causa de su fe. El Papa está muy cerca de todos ustedes y les acompaña en su esfuerzo de cada día.
6. Antes de concluir este encuentro, me complace anunciar que el VII Encuentro Mundial de las Familias tendrá lugar, Dios mediante, en Italia, en la ciudad de Milán, el año 2012, con el tema: "La familia, el trabajo y la fiesta". Agradezco sinceramente al Señor Cardenal Dionigi Tettamanzi, Arzobispo de Milán, su amabilidad al aceptar este importante compromiso.
7. Confío a todas las familias del mundo a la protección de la Virgen Santísima, tan venerada en la noble tierra mexicana bajo la advocación de Guadalupe. A Ella, que nos recuerda siempre que nuestra felicidad está en hacer la voluntad de Cristo (Cf. Jn 2,5), le digo ahora:
Madre Santísima de Guadalupe,
que has mostrado tu amor y tu ternura
a los pueblos del continente americano,
colma de alegría y de esperanza a todos los pueblos
y a todas las familias del mundo.
A Ti, que precedes y guías nuestro camino de fe
hacia la patria eterna,
te encomendamos las alegrías, los proyectos,
las preocupaciones y los anhelos de todas las familias.
Oh María,
a Ti recurrimos confiando en tu ternura de Madre.
No desoigas las plegarias que te dirigimos
por las familias de todo el mundo
en este crucial período de la historia,
antes bien, acógenos a todos en tu corazón de Madre
y acompáñanos en nuestro camino hacia la patria celestial.
Amén.
Desde la Oficina de Prensa del Obispado de Tenerife nos remiten el artículo de Olegario González de Cardedal para nuestra reflexión.
DIOS A LA VISTA
... Mortal es ya el hecho histórico de que creyentes e increyentes se lancen la palabra «Dios» a la cara cuando tenía que ser pronunciada por los creyentes con veneración y asombro, mientras que los no creyentes deberían respetarla por ser sagrada a sus semejantes...
OLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL
Tercera de ABC
ESTE título no está tomado de esos anuncios que ahora ruedan en autobuses por las ciudades. Le pertenece a Ortega y Gasset, quien en un artículo de 1926 bajo ese marbete escribía lo siguiente: «Hay épocas de odium Dei, de gran fuga lejos de lo divino, en que esta enorme montaña de Dios llega casi a desaparecer del horizonte. Pero al cabo vienen sazones en que súbitamente, con la gracia intacta de una costa virgen, emerge a sotavento el acantilado de la divinidad. La hora es de este linaje, y procede gritar desde la cofa: ¡Dios a la vista!».
¿Qué ha ocurrido en la conciencia europea para que tras años de silencio social sobre Dios, ahora aparezca esa extraña proclamación, que expresada como rechazo no se atreve a la negación absoluta y deja su existencia en probabilidad? Esa palabra primordial «Dios» todos la proclamamos en consentimiento o en rechazo. Ella nos precede y nos comprendemos a nosotros mismos como finitos a la luz del Infinito, como mortales a la luz del Inmortal, como creados a la luz del Creador. ¿Qué es más sensato: acogerse como frutos de un amor preveniente o como arrojados por un destino ciego? ¿Es posible que nuestra razón y corazón procedan de algo sin-razón y sin-corazón?
De Dios ni podemos callar ni sabemos hablar. Sólo podemos hablar de Él haciéndonos eco y siendo altavoces de su propia palabra acogida pecho a tierra, como revelación de su amor y en respuesta de nuestro amor. Quien se la apropia o la blande como arma frente al prójimo, está profanando a Dios y ofendiendo a su prójimo. ¿Quién se atrevería a decir que conoce a Dios, que lo puede retener por propia mano, o ponerlo a su servicio? Él es una presencia real pero elusiva, personal pero sustraída. No es posesión de nadie y es soberana sobre todos. Sólo descalzos y de rodillas, los oídos abiertos y los ojos cerrados, en acogimiento de uno mismo y en recogimiento de la dispersión exterior, podemos percibirle. No en el terremoto, ni en el viento, ni en el fuego exterior sino en la brisa tenue está Él. Así se dio a sentir a Elías camino del Horeb y a Moisés desde el Sinaí en la hendidura de la peña, viéndole por la espalda mientras se alejaba. Pero ese silbo amoroso, que ha rozado nuestras pupilas interiores ya nunca podremos olvidarlo, aun cuando azoten los vientos del Norte.
De Dios sólo se puede hablar con amor y temblor desde dentro de la verdad de la existencia, desde el estremecimiento de quien se sabe lejos de la propia dignidad humana y más lejos todavía lejos de la santidad divina. Sólo se puede hablar de Él con una razón que nace de la vida y del servicio incondicional al prójimo. A ese Dios podemos reconocerle en las huellas que han dejado en nuestro mundo sus testigos cualificados: profetas, místicos, poetas altavoces suyos en la cotidianidad, servidores de pobres y enfermos, santas voces de una eternidad que es inherente a nuestra finitud, de un Misterio, que es ya presencia a nuestra soledad, y al que podemos abrirnos porque previamente Él se ha abierto a nosotros. Aceptación de nuestra individualidad y adentramiento en nuestra soledad son condiciones para conocer a Dios. Sólo quien se conoce a sí mismo puede reconocer a Dios y sólo quien ama a su prójimo puede columbrar a Dios.
No se puede hacer comercio, propaganda o ideología con este santo nombre. Sólo podemos manuducir el prójimo hasta Dios con la verdad de la existencia, la dignidad de la justicia y la fortaleza de la esperanza. Tenemos que darle palabra y razón de Él pero no demostrar y nunca imponer. Estando en la verdad ante Él y desde Él enhiestos y libres para todo a la vez que solidarios de todo y servidores de todos, gozosos y esperanzados, los creyentes serán verdaderos y hablarán bien de Dios. Preocupados por todo lo bello, noble y justo, a la vez que serenamente despreocupados y abiertos a la gloria del mundo y a la belleza de las cosas, que es alimento natural del hombre y suprema flor de la realidad.
El creyente se sabe agraciado con la luz de la fe. Ella no es una conquista suya sino un don de Dios al que ya no puede renunciar porque equivaldría a renunciar a la luz con la que ve un mundo nuevo. Agraciado y humillado por la propia fe, de la que debe gozarse pero nunca vanagloriarse, se asombra cada día de sí mismo, de que al despertar siga existiendo y creyendo. Tanto la vida como la fe son una diaria sorpresa, que el bien nacido agradece a Dios y comunica a los demás. Lo que le causa asombro al creyente no es la increencia del prójimo sino su propia fe, porque sabe que es puro don de Dios. Nada más contradictorio con ella que despreciar o acusar a quien no la tiene: esto revelaría que quien lo hace no sabe lo que es el admirable don de creer; que ha confundido lo que es gracia con lo que es un vulgar producto que se compra, una idea que se fabrica o una mera herencia que se recibe.
Cuando las cosas sagradas de la vida humana son tratadas mal y maltratadas, terminan volviéndose contra el hombre y degradándole. La trivialización maligna conduce al olvido de lo esencial, a la pérdida del respeto a lo sagrado, al encubrimiento de los límites de la vida humana, a la anulación de la diferencia entre el bien y el mal. ¡Mortal es ya el hecho histórico de que creyentes e increyentes se lancen la palabra «Dios» a la cara cuando tenía que ser pronunciada por los creyentes con veneración y asombro, mientras que los no creyentes deberían respetarla por ser sagrada a sus semejantes! Cuando esa realidad que debería aparecer como alma vivificadora para todos, se convierte en arma de acoso, entonces algo esencial se ha pervertido en la convivencia. ¡Y todos los que colaboremos a esa pugna seremos culpables de lesa divinidad y de lesa humanidad!
Kierkegaard decía que al hombre que encuentra a Dios en su vida, le ocurre como al beduino en el desierto que, cavando dentro de su tienda, descubre una fuente. De ella recoge el agua y se la ofrece a su prójimo para saciar la sed: nunca se la arroja contra el rostro. Cada hombre tiene que cavar en la tienda de su propia interioridad para allí encontrar a Dios. El creyente le ofrecerá a su prójimo como agua viva. El no creyente no debe equivocarse: la realidad de Dios es una gracia posible también para él y no depende de cómo sean los propios creyentes. Cada uno somos un absoluto ante Dios y ante Él tenemos que responder con el nombre con el que previamente Él nos llama a cada uno. Dios es el primer bien común de la humanidad. Porque Él es uno creándonos, somos nosotros unos como hombres. Su paternidad creadora es el fundamento de nuestra fraternidad indestructible.
A la luz de lo anterior el lector se preguntará: ¿son los autobuses públicos lugar apto para el uso acusativo o defensivo del santo nombre de Dios? (No pregunto si es legítimo en pura lógica de mercado sino si es fermento de concordia o de discordia en una democracia humana). No parece. Las empresas públicas, ¿pueden prestarse a tales usos ideológicos, que siempre terminan ofendiendo a unos o a otros? No parece. Esta campaña nació en Inglaterra como reacción contra una presentación que hace a Dios fuente de miedo y amenaza al hombre con la condenación eterna. Y tenía razón en rebelarse contra ella y contra tal uso fatídico e inhumano de Dios, porque Él es la fuente primera de la vida y la raíz última de la felicidad. Dios es gratuito como lo son el amor y la luz, la belleza y las flores.
No puede ser utilizado como palanca que sirva de acelerador ni de freno para fines materiales de este mundo. Él es de otro orden: la luz que nos alumbra para que existamos en libertad; la lumbre que alumbra para que en gozosa responsabilidad crezcamos. No se puede hablar de Dios en vano, en falso, en profano. El creyente no hablará así nunca de Él.
ZENIT Ofrecemos a continuación el discurso que Benedicto XVI pronunció al recibir el lunes, 19 de Enero de 2009, en audiencia a un grupo de peregrinos luteranos procedentes de Finlandia, en peregrinación a Roma con motivo de la Fiesta de su patrono, san Enrique.
Distinguidos queridos amigos de Finlandia:
Con gran alegría os doy la bienvenida en esta visita anual a Roma por la fiesta de vuestro patrón san Enrique, y agradezco al obispo Gustav Björkstrand por las amables palabras que me ha dirigido en vuestro nombre.
Estas peregrinaciones suponen una ocasión para compartir la oración, la reflexión y el diálogo en el servicio de nuestra búsqueda de la plena comunión. Vuestra visita tiene lugar durante la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, cuyo tema de este año está tomado del Libro de Ezequiel: "Estarán unidas en tu mano" (Ez 37,15-23). La visión del profeta es la de dos varas de madera, que simbolizan los dos reinos en los que se ha dividido el Pueblo de Dios, unidos de nuevo en uno solo. En el contexto del ecumenismo, nos habla de que Dios constantemente nos atrae hacia una unidad profunda en Cristo, renovándonos y liberándonos de nuestras divisiones.
La Comisión para el Diálogo Luterano-Católico en Finlandia y Suecia sigue estudiando la Declaración Conjunta sobre la Justificación. Este año celebramos el décimo aniversario de este significativo documento, y la Comisión está estudiando actualmente sus implicaciones y las posibilidades de su recepción. Bajo el tema Justificación en la Vida de la Iglesia, el diálogo está tomando cada vez más completa cuenta de la naturaleza de la Iglesia como signo e instrumento de la salvación traída en Jesucristo, y no sencillamente una mera asamblea de creyentes o una institución con funciones diversas.
Vuestra peregrinación a Roma tiene lugar en el Año Paulino -el bimilenario del nacimiento del Apóstol de las Naciones, cuya vida y enseñanza estuvieron incansablemente comprometidas con la unidad de la Iglesia. San Pablo nos recuerda la maravillosa gracia que hemos recibido al convertirnos en miembros del cuerpo de Cristo a través del bautismo (cf. 1 Cor 12:12-31). La Iglesia es este Cuerpo místico de Cristo, y es guiada continuamente por el Espíritu Santo; el Espíritu del Padre y del Hijo. Sólo basándose en esta realidad encarnacional podrá comprenderse el carácter sacramental de la Iglesia como comunión en Cristo. Un consenso con respecto a las implicaciones profundamente cristológicas y pneumatológicas del misterio de la Iglesia sería una base más prometedora para la labor de la Comisión.
De Pablo aprendemos también que la unidad que estamos buscando no es nada menos que la manifestación de nuestra incorporación plena en el Cuerpo de Cristo, pues "todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo... todos sois uno en Cristo Jesús" (Gal 3,27-28). Con este fin, queridos amigos, mi ferviente esperanza es que vuestra visita a Roma refuerce las relaciones ecuménicas entre luteranos y católicos en Finlandia, que han sido tan positivas durante muchos años. Juntos, debemos dar gracias a Dios por todo lo que se ha logrado hasta la fecha en las relaciones católico-luteranas, y orar para que el Espíritu de la verdad nos guíe siempre hacia una mayor unidad, al servicio del Evangelio.
Con estos sentimientos de afecto en el Señor, y al principio de este nuevo año, invoco sobre vosotros y vuestras familias los dones de Dios de la alegría y la paz.
[Traducción del inglés por Inma Álvarez
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT ofrece la intervención del Papa al término del concierto celebrado en la Capilla Sixtina, con motivo del 85 cumpleaños de su hermano, monseñor Georg Ratzinger, el pasado sábado 17 de enero de 2009, en el que participó el coro de la catedral de Ratisbona.
Queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio
estimado obispo Gerhard Ludwig,
distinguidos invitados de Ratisbona,
estimados músicos del querido Domspatzen
querido Georg,
estimados amigos de lengua italiana:
Escuchando hace un momento la Misa en do menor de Mozart, recordaba cuando, en el lejano 1941, por iniciativa de mi querido hermano Georg, nos dirigimos juntos al Festival de Salzburgo. Pudimos entonces asistir a algunos conciertos espléndidos y entre ellos, en la Basílica de la abadía de San Pedro, a la ejecución de la Misa en do menor. Fue un momento inolvidable, el culmen espiritual, diría, de aquella excursión cultural nuestra. Precisamente por ello ha sido para nosotros motivo de particular alegría, con ocasión del cumpleaños de mi hermano, poder volver a escuchar esta magnífica y profunda composición sacra del gran hijo de la ciudad de Salzburgo, Wolfgang Amadeus Mozart. También en nombre de mi hermano, os agradezco por este estupendo regalo que nos ha permitido revivir momentos de extraordinaria intensidad espiritual y artística.
Querido Georg, queridos amigos, han pasado ya casi 70 años desde cuando tomaste la iniciativa de ir juntos a Salzburgo, y en la espléndida iglesia de la abadía de San Pedro, escuchamos juntos la Misa en do menor de Mozart. Aunque yo entonces era un simple muchacho, me dí cuenta contigo de que habíamos vivido algo distinto a un simple concierto: había sido música en oración, oficio divino, en el que habíamos podido captar algo de la magnificencia y de la belleza del mismo Dios, y nos había impresionado. Después de la guerra volvimos otras veces a Salzburgo para escuchar la Misa en do menor, y es por esto que está inscrita profundamente en nuestra biografía interior. La tradición pretende que Mozart compuso esta Misa para cumplir un voto: en agradecimiento por sus bodas con Constanze Weber. Así se explican también los importantes solos de la soprano, en los que Constance era llamada a poner voz a la gratitud y a la alegría -gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam-, gratitud por la bondad de Dios que le había impactado. Desde un punto de vista estrictamente litúrgico se podría objetar que estos grandes solos se alejan un poco de la sobriedad de la liturgia romana, pero por contra se puede uno preguntar: ¿No sentimos acaso la voz de la esposa, de la Iglesia, de la que nos ha hablado hace un momento monseñor Gerhard Ludwig? ¿No es quizás precisamente la voz de la esposa, que hace resonar en ellos su propia alegría de ser amada por Cristo y su propio amor, y así nos lleva como Iglesia viva ante Dios, en su gratitud y su alegría? Mozart expresó con la grandeza de esta música y de esta Misa, que supera toda individualidad, su personalísimo agradecimiento. En esta hora, junto a ti, querido Georg, hemos agradecido a Dios, en la armonía de esta Misa, por los 85 años de vida que Él te ha dado. El profesor Hommes, en la publicación preparada para este concierto, ha subrayado con vigor que la gratitud expresada en esta Misa no es una gratitud superficial, expresada con ligereza por un hombre del Rococó, sino que en esta Misa encuentra expresión también toda la intensidad de su lucha interior, de su búsqueda del perdón, de la misericordia de Dios y después, de estas profundidades, se eleva radiante más que nunca la alegría en Dios.
Los 85 años de tu vida no han sido siempre fáciles. Cuando naciste, acababa de terminar la inflación y la gente, también nuestros padres, habían perdido todos sus ahorros. Después vino la crisis económica mundial, la dictadura nazi, la guerra, la prisión. Después, con nueva esperanza y alegría, en una Alemania destruida y desangrada, empezamos nuestro camino. Y tampoco ahí faltaron difíciles paredes escarpadas y túneles oscuros, pero siempre hemos sentido la bondad de Dios que te ha llamado y guiado. Desde el principio, muy pronto, se manifestó en ti esta doble vocación: a la música y al sacerdocio, una abrazaba a la otra, y así fuiste guiado en tus pasos y recorriste tu camino, hasta que la Providencia te dio el cargo en Ratisbona, con el Regensburger Domspatzen, en el que has podido servir sacerdotalmente a la música y transmitir al mundo y a la humanidad la alegría por la existencia de Dios a través de la belleza de la música y del canto. También allí tuviste muchas penas --cada prueba es una fatiga, podemos intuirlo y lo sabemos; también otras fatigas...--. Pero después, cuando el coro resonaba brillante y llevaba al mundo la alegría, la belleza de Dios, todo volvía a ser grande y hermoso. Por esto hoy damos gracias al buen Dios, junto a ti, por su providencia, y también te damos las gracias, porque has empleado todas tus fuerzas, tu disciplina, tu alegría, tu fantasía y tu creatividad en estos treinta años con los Regensburger Domspatzen, llevándonos siempre de nuevo a Dios.
Naturalmente, y sobre todo, estamos también contentos en este momento, porque este coro desde hace mil años sin interrupción canta la alabanza a Dios en la catedral de Ratisbona, y aun siendo el coro de iglesia más antiguo del mundo, es sin embargo joven, y con fuerza y belleza jóvenes nos ha cantado las alabanzas de Dios. A vosotros, queridos Domspatzen, un cordial «Vergelt's Gott», al maestro de capilla, a todos, de modo particular a la orquesta y a los solistas que nos han devuelto el sonido original de los tiempos de Mozart. Un cordial agradecimiento a todos vosotros.
Y dado que la vida humana es siempre incompleta, mientras estamos en camino, en todo agradecimiento humano siempre hay expectativa, esperanza y oración; y así rezamos al buen Dios para que te dé, querido Georg, aún años buenos en que puedas seguir viviendo la alegría de Dios y la alegría de la música, y en los que puedas servir aún a los hombres como sacerdote. Y le pedimos que nos permita a todos, un día, entrar en el concierto celeste, para experimentar definitivamente la alegría de Dios.
Mientras renuevo en nombre de los huéspedes de lengua italiana un ferviente agradecimiento a los promotores y a los realizadores de esta bellísima iniciativa, auguro que la espléndida música que hemos escuchado, en el contexto único de la Capilla Sixtina, contribuya a profundizar nuestra relación con Dios, sirva para reavivar en nuestro corazón la alegría que brota de la fe, para que cada uno llegue a ser testigo convencido en su propio ambiente cotidiano. Y naturalmente, un gran gracias al Obispo y al capítulo de la catedral y a todos aquellos que han contribuido a la realización de este concierto. Con estos sentimientos imparto a todos con afecto la Bendición Apostólica.
[Traducción de la versión italiana sobre el original alemán, publicada por L'Osservatore Romano en su edición del 19 de enero, realizada por Inma Álvarez
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LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO
25 de enero de 2009
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo esté con todos vosotros.
El día 25 de enero la Iglesia celebra la Conversión de san Pablo, y este año es jubilar porque recordamos los dos mil años del nacimiento del apóstol de los gentiles. Por ello en esta misa -aun siendo hoy domingo- el color de los ornamentos es blanco, rezamos las oraciones y escuchamos las lecturas propias de san Pablo.
Coincidiendo con esta fiesta, hoy concluye la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos, querida por el señor Jesucristo y vivamente recordada por el apóstol san Pablo en sus cartas.
A. penitencial: Antes de celebrar los santos misterios, invoquemos al Señor Jesucristo por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Tú, que has nacido de mujer para que obtuviéramos la condición de hijos: SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, que sufriste la muerte para el perdón de nuestros pecados. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que has resucitado para que tengamos vida. SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (Hechos 22, 3-16): Escuchemos en el libro de los Hechos de los Apóstoles cómo san Pablo, predicando ante el pueblo en Jerusalén, explica con un recuerdo vivo y emocionado su encuentro con el Señor y su conversión de perseguidor en testigo de Cristo.
2. lectura (1 Corintios 7, 32-35): Escucharemos ahora en esta segunda lectura, igual como lo hacemos tantos otros domingos, un pasaje de una de las cartas del apóstol san Pablo.
Oración universal: Dirijamos confiadamente nuestras plegarias, oraciones y súplicas a Dios, Salvador nuestro, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pueden responder: ESCÚCHANOS, SEÑOR.
Por la Iglesia católica, extendida de oriente a occidente: que sea la casa y la escuela de la comunión y proclame ante los hombres las insondables riquezas de Cristo. OREMOS AL SEÑOR.
Por los cristianos de las diferentes confesiones: que así como nos une un solo bautismo, llegue el día en que, lograda la plena comunión, podamos participar juntos de la Eucaristía. OREMOS AL SEÑOR.
Por la evangelización de los países de misión y por la nueva evangelización de los pueblos con raíces cristianas: que, siguiendo el ejemplo del apóstol san Pablo, anunciemos incesantemente el evangelio de Cristo. OREMOS AL SEÑOR.
Por todos los pueblos del mundo: que los gobernantes y los ciudadanos se interesen por cuanto es verdadero, justo, amable y digno de elogio a fin de que la humanidad goce de la paz. OREMOS AL SEÑOR.
Por nosotros, reunidos para celebrar la cena del Señor: que así como participamos de un mismo pan y un mismo cáliz, formemos también juntos el único Cuerpo de Cristo. OREMOS AL SEÑOR.
Oh Dios Padre nuestro, que puedes hacer infinitamente más que cuanto podamos pedir y entender. Escucha las plegarias que te dirigimos por toda la humanidad y concédenos aquello que colabora al bien de quienes te aman para que vivamos para alabanza de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Padrenuestro: Porque hemos recibido el Espíritu de hijos, siguiendo la enseñanza del Señor, nos atrevemos a decir:
CPL
Entrevista al misionero José Luis Pereyra, publicada en el Boletín de la Diócesis de Tenerife, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2008.
Con ocasión del Octubre Misionero (DOMUND), estuvo en Tenerife José Luis Pereyra, misionero uruguayo de la Consolata. Pereyra visitó diferentes comunidades de la Diócesis Nivariense para dar a conocer su testimonio de vida.
P.- ¿Cómo recae un uruguayo en Tenerife?
R.- Tiene que ver un poco con nuestra vocación misionera ad gentes. Estamos al servicio de la Iglesia universal. Cuando me propusieron venir a Tenerife para compartir experiencias, acepté encantado.
P.- ¿Cuánto tiempo llevas de misionero?
R.- Me ordené en el 92 pero mi vida misionera comenzó desde la etapa de formación. Estuve en Colombia realizando el noviciado, luego me fui a Londres para aprender inglés porque mi destinación para el bachillerato de estudios teológicos fue en Nairobi, Kenia. Después, dediqué un tiempo para la formación y me fui a Argentina. Ahora, desde hace diez meses estoy en España. Todo este tiempo me ha reportado muchas satisfacciones porque uno se siente entregado al evangelio.
P.- ¿Cuánto tiempo estuviste en Kenia y cómo fue tu experiencia allí?
R.- En Kenia estuve cinco años y, además de formarme intelectualmente, pude conocer la riqueza de las tribus que tiene este país. La presencia misionera de la Consolata en Kenia se remonta a los cien años. Precisamente, hace muy poco cumplimos el aniversario. Una de las tareas fundamentales que se realizan además de la promoción de los valores del evangelio, es la formación de la joven Iglesia local que va surgiendo. A lo largo de estos años, no sólo se ha implantado la Iglesia y el evangelio sino que ya han comenzado a dar frutos. Han surgido muchas vocaciones misioneras que se abren no sólo a las necesidades de la Iglesia local, sino también a la universal.
¿Cómo acoge África, y concretamente Kenia donde tú has estado, el evangelio?
R.- Todo está en la manera en la que nosotros salimos al diálogo y a la comunicación con las culturas del lugar. El misionero sabe que va a plantar las semillas del evangelio, a dar testimonio de vida y luego, obviamente, llega el momento del testimonio explícito de Jesús. Lo primero y básico es el testimonio de vida que hace florecer la pregunta de por qué alguien deja su tierra y su lugar para estar con nosotros. Cuando ese primer encuentro existe, los misioneros comienzan a ser acogidos y también a formar parte de esa cultura. Se les comienza a amar, a querer, a aceptar y así ha entrado el evangelio en Kenia. Gracias a Dios, la fe cristiana como también la Iglesia católica está muy presente y ocupa un lugar muy importante.
P.- Para el misionero es muy importante conocer "al otro", su cultura, sus costumbres, etc. ¿no es así?
R.- Con el tiempo, la Iglesia ha madurado en su forma de entender la misión. El evangelio no es nunca una imposición sino una propuesta que llama a un cambio profundo de mentalidad. El evangelio está llamado a cambiar y a transformar la cultura del otro pero siempre respetando la identidad del otro. Se trata de un proceso que el misionero realiza paulatinamente.
P.- ¿Qué recuerdos frescos te quedan de tu paso por Kenia?
R.- Yo como misionero me sentí evangelizado. El misionero no sólo lleva a Jesús sino que también lo encuentra. Yo me traje una experiencia de una Iglesia joven y vibrante. La tarea allí es enorme, sobre todo en lo concerniente a la educación de los niños. La sencillez de la gente en África te sorprende. A pesar de la pobreza, vi como muchas personas vivían en alegría y lo compartían todo. Una de las cosas que me dio a conocer la cultura africana es el mensaje del dicho: "yo no soy en cuanto que somos". Los africanos tienen un sentido profundo de la comunidad.
P.- Terminado tu paso por Kenia, ¿A dónde marchas? R.- En estos momentos estoy en España. Me aguarda el desafio de una Europa que tiene que vivir a fondo la nueva evangelización en un contexto plural. En este marco también tenemos que ofrecer la propuesta de Jesús. Nuestra Iglesia ha de reavivarse en sus raíces cristianas con nuevo entusiasmo y ardor evangélico pero también abierto a la misión,
P.- Tú tienes la experiencia de Iglesia tanto en Latinoamérica como en Europa. ¿Qué diferencias observas?
R.- Latinoamérica ha recibido desde hace muchos años la fe de Europa y ha echado unas raíces muy profundas. Pero a pesar del vigor de la fe, todavía las vocaciones que surgen no son suficientes. Aún así, hay países donde se está sufriendo ya el tema de la secularización. Pero, a pesar de los obstáculos, se palpa el entusiasmo por Cristo. Creo que Europa debería renacer a muchas cosas y recuperar la "garra misionera", como decimos nosotros. Este tiempo no es sólo un tiempo de cambios sino un tiempo profundo de paradigmas y la Iglesia tiene que estar a la altura para poder responder a todo.
P.- Por cierto, ¿cómo surgió tu vocación?
R.- Cuando era pequeño, recibíamos en casa una revista de los claretianos que se llamaba: "El misionero" y fui bebiendo con ella, desde niño, esta espiritualidad misionera. Yo soy el único misionero uruguayo de la Consolata.
P.- ¿Qué consejo le darías a aquellas personas que se están planteando la misión?
R.- A mí me gusta alentar a todos los cristianos porque sabemos que desde el bautismo somos misioneros, estamos llamados a dar testimonio de Jesús. Si hubiese alguien que estuviera sintiendo esta llamada específica de la misión ad gente necesitaría, en primer lugar, la oración comunitaria. El misionero no es una persona que va por cuenta propia, no es un paracaidista, sino alguien enviado por una Iglesia local. Por eso yo incidiría en la idea de que todos somos corresponsables en la misión, siendo testigos en nuestra propia iglesia local y por otra parte, colaborando con lo que se pueda. Deseo y espero que aquí en las islas también este tiempo sirva para reavivar este ardor misionero.
Mensaje del Cardenal Norberto ribera Carrera, arzobispo primado de México en la conclusión del Congreso Teológico pastoral
MENSAJE DEL CARDENAL NORBERTO RIBERA CARRERA, ARZOBISPO PRIMADO DE MÉXICO
EN CLAUSURA DEL CONGRESO TEOLOGICO PASTORAL
Eminentísimo Señor Legado pontificio, Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado de S Santidad Benedicto XVI.
Señora Licenciada Margarita Zavala, Primera Dama de los Estados Unidos Mexicanos.
Eminentísimo Señor Cardenal, Ennio Antonelli, Presidente del Consejo pontificio para la Familia.
Estimados Señores Cardenales, Arzobispos y Obispos , Secerdotes, Religiosos, Religiosas y Laicos de Cristo Jesús.
A lo largo de estos días hemos escuchado como la familia puede volver a tejer la esperanza de nuestro mundo, por medio de la propuesta de una comunidad de vida y de amor, que brilla en medio de la oscuridad y vuelve a proponer el amor frente al egoísmo, la generosidad frente a los corazones cerrados, la solidaridad ante el individualismo.
El camino no es fácil pero es tan grande el recurso que es la familia que incluso, en los ambientes más adversos, puede volver a resurgir. solo hace falta que construyamos a su alrededor los ambientes necesarios, y ella sola, con la fuerza del amanecer de la creación, volverá a reconstruirse, porque como nos dice el relato del Génesis, en el hombre está el soplo del Creador, que de un poco de polvo formó un hombre y una mujer de igual dignidad, y para manifestar la maravilla que ellos eran, les dijo que sus hijos serían para ellos una bendición, y que los bienes de la tierra estarían a su disposición, para que todos en una armonía entre el ser humano y la creación, fueran una alabanza del Señor del Universo.
Hemos contemplado a la familia surgir como una esperanza maravillosa, como un sol que sale por horizonte, cuando muchas veces solo veíamos nubarrones. Siempre tenderemos a encontrar los problemas, las dificultades y las pruebas. Y una y otra vez, la familia volverá a decirnos que la esperanza y el bien son más fuertes que todos los problemas, que la unidad que da la familia es capaz de vencer a todos los problemas del mundo, a todos los dolores del mundo, a todos los miedos del mundo.
Ha quedado muy claro que no estamos contra nadie sino solo en favor del derecho que tenemos de proponer el Evangelio de la familia y de la vida. A nosotros nos toca volver a proponer el modelo familiar que sabemos que es el más completo, el más armonioso, el modelo que forma la comunidad de vida y amor que es el matrimonio y que se prolonga en los hijos como frutos naturales del primero de todos los valores. Sabemos que este modelo no siempre está presente en todas las comunidades humanas, también sabemos que este modelo se nos presenta muchas veces roto en la sociedad, por la fragilidad humana, pero no podemos dejar de aspirar a seguir construyendo este modelo que realiza maravillosamente la vocación humana y divina del ser humano.
Quiero en primer lugar dar gracias a Dios nuestro Padre que nos ha concedido vivir estos días de intensa fraternidad, solidaridad y comunión eclesial, permitiéndonos un fructuoso intercambio de ideas y de experiencias, que renuevan nuestra alegría de ser familia, la familia de los hijos de Dios.
Queridas familias, cada una de Uds. son un don precioso para la iglesia porque en cada una de Uds. la iglesia nace con la venida al mundo de cada uno de sus hijos, con cada una de Uds. la Iglesia crece por los valores humanos y cristianos que le dan a sus hijos, por cada una de Uds. la Iglesia se hace más bella por la santidad que transmiten en los matrimonios y en las vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa que se desprenden de Uds. en nuevos hogares y en comunidades donde el evangelio se vive de modo radical por los consejos evangélicos.
Cada una de Uds. son un don precioso. Nunca dejen de ser este don. Si hay problemas, si hay errores, si hay pecados, busquen la reconciliación y regresen al camino del don de amor que son cada una de Uds. Familias nunca dejen de ser un don para la sociedad y nunca dejen de ser un don para las otras familias. Denles a las demás familias el testimonio de lo mejor de Uds. El testimonio de sus valores de amor, de sus valores humanos, de sus valores espirituales y de sus valores cristianos. Familias, nunca dejen de ser un don para los demás, incluso cuando se encuentren heridas por el pecado, o cuando los errores aparezcan en la vida. Porque a veces el mejor de los dones es mostrar que, en todas las caídas de la vida, se puede tener la esperanza de volverse a levantar.
Quiero agradecer a todos los que han hecho posible estos días maravillosos. Agradecer en a Su Santidad el Papa Benedicto XVI que nos hizo el inmenso honor de proponernos como sede para este VI Encuentro Mundial de Familias. Agradezco a Su Eminencia el Sr. Cardenal Bertone Legado Pontificio para este Encuentro, por habernos traído en su persona sus ricas reflexiones sobre la familia y sobre todo la cercanía del Santo Padre. Quiero agradecer a Su Eminencia el Cardenal Ennio Antonelli y a todo el Pontificio Consejo para la Familia que han sido para nosotros una guía fraterna en el camino de la realización de este Congreso Teológico-Pastoral. Sin duda alguna todos los que conocimos al Cardenal López Trujillo guardamos un sincero agradecimiento por su vida entregada al servicio de la familia.
Quiero agradecer a todos mis hermanos Cardenales y Obispos su presencia entre nosotros. En cada uno de Uds. está el rostro de los diversos carismas de la Iglesia y de los múltiples pueblos que hacen de la iglesia una única familia que habla en muchas lenguas y que reconoce a Cristo Jesús como Nuestro Señor en diversas razas y que nos dice que la fe, la esperanza y la caridad son un lazo de unión tan fuerte o más que los lazos de la carne y de la sangre.
Gracias a los ilustres señores conferencistas que nos han ilustrado con su reflexión, con sus aportaciones y experiencias al servicio de la causa de la familia y de la vida.
Gracias a todos y cada uno de mis colaboradores en la organización de este evento eclesial de tanta trascendencia para la sociedad en su conjunto. De modo particular quiero agradecer a la Comisión Central Organizadora que ha soportado el peso de la organización, sin ahorrar ningún sacrificio para que todo resulte de la mejor manera posible.
Me alegra reconocer también la colaboración de las diferentes instancias del gobierno tanto federal como local su disposición para apoyar este Encuentro. Esta colaboración respetuosa de las diferencias y de los ámbitos que nos son propios, muestra cómo es posible un diálogo sincero y fructuoso al servicio de los objetivos fundamentales del bien común. No cabe duda que la familia es una realidad que nos convoca a todos y sobre la cual deberemos continuar reflexionando y trabajando juntos para sostenerla en beneficio de la sociedad en su conjunto y de las futuras generaciones.
Gracias a tantos jóvenes y familias que están sirviendo con tanta generosidad en estos días como voluntarios para atender adecuadamente a todas las familias participantes. Sus rostros alegres y su cordialidad son, sin duda, reflejo del entusiasmo de servir a la familia y son un motivo de gran esperanza.
Gracias a los medios de Comunicación porque han llevado este acontecimiento más allá de nuestras fronteras y a muchos mexicanos que hubieran querido estar aquí, gracias a los traductores, al personal de servicio que ha cuidado la limpieza y el orden de las más de diez mil personas que hemos estado reunidos en estos días del Congreso.
Gracias a los numerosos bienhechores que nos han ayudado a sostener los gastos que esta organización ha comportado. Particularmente agradezco al Centro “Expo-Bancomer”, el entusiasmo con el que han acogido esta iniciativa y la han apoyado.
Quiero agradecer a todos los hermanos de las diversas Iglesias cristianas que nos han acompañado, a los hermanos de las comunidades eclesiales que han querido caminar con nosotros, a los hermanos de otras experiencias religiosas que han buscado estar a nuestro lado en estos días.
“Si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles: Gracias a mis hermanas religiosas y a todos las comunidades que nos apoyaron con su oración.
De modo muy especial quiero agradecer a mis hermanos en el episcopado en la República mexicana porque gracias a Uds. nuestros hermanos de diversas Iglesias locales han recibido el don de este congreso y porque gracias a Uds. se vive el evangelio de la familia en cada uno de los rincones de nuestra querida patria. Gracias al Señor Nuncio Apostólico por sus servicios tan eficaces para este Encuentro Mundial de las Familias.
Mi gratitud va asimismo hacia el equipo que hizo posible este congreso teológico-pastoral en México, coordinado por Mons Jonás Guerrero, por Mons Enrique Glennie, P.Cipriano Sánchez y Padre Guillermo Gutiérrez y a cada uno de Uds. con sus diversos esfuerzos ha tejido este evento como un éxito que el Espíritu Santo ha llenado con su luz y su fecundidad. De modo especial va mi gratitud a todos los matrimonios que en este equipo dieron su tiempo robado a veces al legítimo descanso para poder sacar adelante todo lo que nosotros hemos disfrutado en estos días. De todo corazón muchas gracias.
Finalmente mi agradecimiento con todos Uds. Gracias hermanos laicos venidos de Europa. Gracias hermanos venidos de África. Gracias hermanos venidos de Asia y de Oceanía. Gracias hermanos y hermanas venidos de Norteamérica y Canadá Gracias hermanos venidos de Centro, Sudamérica y el Caribe hermanos en la fe, en la lengua, en la cultura y el amor a María.
Y sobre todo gracias hermanos venidos de todo México, y muy en mi corazón, gracias hermanos venidos de esta mi muy querida arquidiócesis de México. Gracias porque desde cada una de las parroquias y de las vicarías presididas por mis Vicarios Episcopales fueron construyendo este encuentro, lo fueron edificando con ilusión y lo han vivido con entusiasmo. Gracias porque cada uno de sus corazones ha sido generoso anfitrión en estos días que hemos vivido juntos.
Y para terminar quiero dar las gracias a Nuestra Señora de Guadalupe. Ella nos ha sostenido en las pruebas, nos ha consolado en los desánimos, nos ha fortalecido en los errores propios y ajenos y sobre todo Ella ha sostenido a nuestras familias para que sean los lugares donde la fe crece y los valores se construyen. Gracias Madre de Guadalupe por habernos hecho tus hijos y por habernos enseñado a ser hermanos en las diferencias y a ser familia en la Iglesia de tu Hijo por la caridad que es el vínculo que nos une a ti y nos une entre nosotros. Mañana y el Domingo nos veremos en tu Casita del Tepeyac.
El congreso teológico pastoral termina esta tarde, pero en cada una de nuestras familias y de nuestras comunidades sigue latiendo con fuerza el compromiso que nos reunió en estos días: hacer de la familia la principal formadora en valores humanos y cristianos.
Muchas Gracias y que Dios los bendiga.
El Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado y legado Pontificio de su Santidad Benedicto XVI para el VI Encuentro Mundial de las Familias (EMF), se reunió el viernes, 16 de enero de 2009, en privado con más de 80 obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
DISCURSO DEL CARDENAL TARSICIO BERTONE,
SECRETARIO DE ESTADO VATICANO
AL EPISCOPADO MEXICANO
Señor Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano,
Señores Cardenales,
Queridos Hermanos Obispos:
Me siento muy feliz de encontrarme con todos ustedes en este día, y les manifiesto además mi gratitud por la calurosa acogida que me han dispensado como legado de Su Santidad Benedicto XVI para el VI Encuentro Mundial de las Familias. Agradezco a Mons. Carlos Aguiar Retes, Obispo de Texcoco y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, las amables y deferentes palabras de bienvenida que, en nombre de todos, ha tenido a bien dirigirme.
Permítanme que, ante todo, les transmita el saludo afectuoso del Sucesor de Pedro, así como su cercanía espiritual. Mi presencia aquí obedece al expreso deseo del Papa que, ante la imposibilidad de realizar este añorado viaje, ha decidido hacerse presente entre ustedes a través de su más estrecho y cercano colaborador, como es el Secretario de Estado. Su Santidad conoce bien la vitalidad y pujanza de la Iglesia en México, la dedicación y entrega de todos sus miembros, Pastores y Fieles, a la causa del Evangelio, así como la fidelidad y fervor de su amor a la Virgen y de su unión con el Romano Pontífice. Asimismo, el Obispo de Roma desea animarles para que, en medio de las dificultades del momento presente, no desfallezcan en su empeño por anunciar a todos los hombres la Buena Nueva de la Salvación, Jesucristo nuestro Señor. Por eso les acompaña en todo momento con su oración y su constante aliento, porque lleva muy hondo en su corazón a los hijos de esta bendita tierra mexicana, tierra de Cristo y de María.
Queridos hermanos, en la última reunión de la Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, en noviembre pasado, han reflexionado ampliamente, junto con ciento dieciocho laicos provenientes de muchas diócesis mexicanas, sobre la necesidad de impulsar un nuevo y valiente protagonismo laical (cf. Mensajes de los Obispos de México al pueblo de Dios, 13 de noviembre de 2008, n.3 ). Efectivamente, el Concilio Vaticano II ha puesto de relieve el papel específico y absolutamente necesario de los bautizados en la misión salvadora de la Iglesia. Ellos, en cuanto a miembros vivos del único Cuerpo de Cristo, « están llamados a contribuir al crecimiento y santificación incesante del Iglesia con todas sus fuerzas» (Lumen gentium, 33). Sin duda, los tiempos ya están maduros para que los laicos asuman plenamente su propia vocación en la Iglesia y en la sociedad. Además, las circunstancias actuales, y la marcha del mundo en general, están reclamando un apostolado seglar más intenso y amplio, lleno de celo y amor a Dios. Pero, ¿en qué consiste el apostolado específico de los laicos? ¿Dónde se desarrolla y con qué medios se lleva a cabo? En la última Carta Pastoral de Episcopado Mexicano, ustedes afirmaban con claridad que «los fieles laicos cumplen su vocación cristiana principalmente en las tareas seculares» (Carta Pastoral "Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos", 270). En este punto siguen fielmente a la doctrina establecida en el Concilio Vaticano II, cuando afirmaba que los bautizados «ejercen verdaderamente el apostolado con su empeño por evangelizar y santificar a los hombres y por empapar y perfeccionar con espíritu evangélico en orden de las cosas temporales, de modo que su actividad de este orden dé claro testimonio de Cristo y sirva para la salvación de los hombres (Apostolicam actuositatem, 2)
Especialmente relevante y decisivo, por su trascendencia a la hora de plasmar la sociedad según Cristo, se demuestra el testimonio de los laicos en el ámbito de la política y de la cultura. Hay que animarles y ofrecerles toda la ayuda necesaria para que se impliquen, con coherencia de vida y con verdadero espíritu de servicio a sus hermanos, en los avatares públicos de su País. Un cristiano, consciente de su vocación de hijo de Dios, no puede desentenderse del esfuerzo, lleno de caridad y de respeto hacia los demás, para intentar que los valores fecundos del Evangelio iluminen todos los órdenes de la sociedad. Haciéndolo así, el fiel laico cumple, con renovado empeño y amplitud de miras, su responsabilidad como ciudadano, puesto que su vocación cristiana no le aparta del mundo, antes bien, le impulsa a tomar parte en la construcción de la sociedad civil contribuyendo así al bien común de toda la nación, a la que pertenece por derecho propio.
Quisiera mencionar también, por su importancia, un campo prioritario de apostolado de la Iglesia en la actualidad y, de modo muy especial, del apostolado de los laicos: el matrimonio y la familia. Los esposos cristianos están llamados a dar un especial testimonio de la santidad del matrimonio, así como de su importancia para la sociedad. Ellos son los que mejor pueden mostrar ante los demás la hermosura del designio de Dios sobre el amor humano, el matrimonio y la familia. Ésta, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es la base y célula fundamental de la sociedad humana. En esa comunión de vida y amor, que es el matrimonio, encuentra su razón de ser tanto la diferencia sexual entre el hombre y la mujer como el llamado al amor que Dios ha puesto en sus corazones. Efectivamente, Dios ha creado al hombre por amor y para el amor. (cf. JUAN PABLO II, Ex. ap. Familiaris consortio,11). El vínculo de donación esponsal, hecho de ternura, respeto y entrega responsable, es el lugar natural en que la vida humana es concebida y encuentra la protección y la acogida que requiere su dignidad. Por eso, trabajar por el bien del matrimonio y de la familia es luchar por el bien del ser humano y de la sociedad. Es primordial entonces esforzarse para que el ordenamiento jurídico de un País se respete la identidad propia de esta institución natural, que está en la base de su misma estructura social. Sin embargo, no basta contar con las buenas leyes, es necesario también empeñarse en una vasta labor de educación y formación que ayude a todos, especialmente a los más jóvenes, a descubrir y valorar la belleza y la importancia del matrimonio y la familia.
Estoy plenamente convencido, queridos hermanos, que la celebración del VI encuentro Mundial de la Familias constituirá una ocasión única y providencial para impulsar aún más la pastoral familiar en vuestras comunidades diocesanas, potenciando y multiplicando las numerosas iniciativas pastorales que ya están dando frutos abundantes.
Para poder cumplir con esta exigente misión, los fieles necesitan contar con una intensa vida espiritual y una sólida formación, basada sobre todo en la escuela atenta y meditada de la Palabra de Dios. Todos en la Iglesia tenemos necesidad de ese contacto íntimo con el Señor en la Escritura. Con este motivo, el Papa, en la misa conclusiva del último Sínodo de los Obispos, decía que «la tarea prioritaria de la Iglesia, al inicio de este nuevo milenio, consiste ante todo en alimentarse de la Palabra de Dios, para hacer eficaz el compromiso de la nueva evangelización, del anuncio en nuestro tiempo» ( BENEDICTO XVI Homilía, 26 octubre 2008). En efecto, evangelizar no consiste sólo en comunicar unos contenidos doctrinales, sino en ofrecer una propuesta de un encuentro con Cristo. Un encuentro con Jesús, el Salvador, que, tocando el corazón y la mente con la luz de su verdad y la fuerza de su amor, pueda colmar la honda sed de Dios que tienen tantos hermanos nuestros, y llevarlos a se vez a vivir el evangelio con todas las consecuencias.
En definitiva, se trata de ofrecer a todos esperanza, la gran esperanza que es Dios mismo y que supera a todas las demás esperanzas humanas, dándoles un fundamento definitivo (cf. BENEDICTO XVI, Spe salvi, 31 ). El Santo Padre les anima para que, en una situación difícil, no dejen de presentar a Cristo como el verdadero motivo de esperanza. Acudiendo al Señor y poniendo en práctica sus enseñanzas, como indicó la Virgen María en las bodas de Caná (cf. Jn 2,5), México será capaz de superar todos los obstáculos y de construir un mañana más justo y libre para todos, donde se ponga fin a las lacras sociales que atenazan su desarrollo y de modo especial donde sea respetada la dignidad de la persona desde su concepción hasta su ocaso natural.
Queridos Hermanos Obispos, siguiendo las líneas trazadas en el documento final de la V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y del Caribe , celebrada en Aparecida, desean custodiare y alimentar la fe de los miembros de las comunidades eclesiales mexicanas, avivando en ellos el deseo de conocer, seguir y entregarse a Cristo, para así poder darlo a conocer a los demás como intrépidos misioneros. En este vasto esfuerzo de evangelización los sacerdotes desempeñan y un papel muy importante. Ellos son nuestros primeros y más cercanos colaboradores y, llevando sobre sus espaldas el peso del día y el calor (cf. Mt 20, 12), merecen todo es desvelo y la atención de sus Obispos. Deseo recordar aquí las palabras que el Papa dirigió a la Conferencia Episcopal Italiana: « En realidad, para nosotros, los Obispos, es una tarea esencial estar constantemente cerca de nuestros sacerdotes que, por el sacramento del Orden, participan en el ministerios apostólico que el Señor nos ha encomendado [...]. Cuanto más cerca estemos de nuestros sacerdotes, tanto más tendrán afecto y confianza en nosotros, disculparán nuestros límites personales, acogerán nuestra palabra y se sentirán solidarios con nosotros en las alegrías y en las dificultades del ministerio» (Discurso a los miembros de la Conferencia Episcopal Italiana, 18 mayo 2006). El sumo Pontífice lleva en su corazón a todos los sacerdotes mexicanos y les pide a ustedes que les hagan llegar su reconocimiento y gratitud por su generosa dedicación, animándolos a continuar ejerciendo su labor con infatigable y constante fidelidad, no obstante se encuentren a menudo en medio de pruebas y dificultades.
Queridos hermanos, deseo agradecerles de nuevo todas sus atenciones y la acogida que me han brindado, así como reiterarles la especial cercanía espiritual y la incesante solicitud del Santo Padre por todos ustedes, queridos Pastores de la Iglesia en México, por los Obispos eméritos, por los sacerdotes, seminaristas, religiosos y laicos, y por todo el querido pueblo mexicano. Que la Santísima Virgen María, Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América, les sostenga y guíe en su hermoso y exigente ministerio pastoral. Muchas gracias y que Dios les bendiga.
El Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado y legado Pontificio de su Santidad Benedicto XVI para el VI Encuentro Mundial de las Familias (EMF), se reunió el viernes, 16 de enero de 2009, en privado con más de 80 obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Mons
DISCURSO DE BIENVENIDA EN EL ENCUENTRO DEL CARDENAL TARCISIO BERTONE CON LOS OBISPOS DE MÉXICO
Es una gran alegría darle la bienvenida a Usted Sr. Cardenal, Don Tarcisio Bertone, Secretario de Estado de su Santidad Benedicto XVI, en nombre de los Obispos de México, en el marco de los trabajos del Congreso Mundial de las Familias.
Este encuentro es una ocasión propicia para pedirle en nombre de la Conferencia Episcopal Mexicana agradezca al Santo Padre Benedicto XVI, que haya decidido la celebración de este VI Encuentro Mundial de las Familias en México, y que lo haya nombrado a Usted Legado Pontificio.
GRATITUD Y VALORACIÓN DE ESTE ENCUENTRO
Hago público, que ha sido un deseo explícito de Usted, el que se realizará este encuentro, aprovechando su presencia en nuestra Patria; por ello, vaya nuestra gratitud por la deferencia mostrada a la Conferencia Episcopal de México.
En varias ocasiones he tenido, primero como Secretario General, y luego, como Presidente de CEM, la oportunidad de encontrarme con Usted Sr. Cardenal en sus oficinas en Roma. Le manifiesto mi gratitud por haberme recibido tan oportuna y amablemente, la mayoría de las veces con algunos de los miembros del Consejo de Presidencia de la CEM. Sé que lo ha hecho por aprecio que tiene Usted hacia esta Conferencia Episcopal, y por ello, lo expreso ante mis hermanos Obispos aquí presentes.
INFORMACIÓN SOBRE LA CEM
Me parece oportuno recordar algunos de los principales quehaceres de la Conferencia Episcopal durante los últimos años.
Fruto de nuestra Carta Pastoral programática del año 2000 “Del Encuentro con Jesucristo a la Solidaridad con Todos“, surgió la conciencia en el Episcopado de tener mas presencia en el ámbito de la vida pública y ofrecer la levadura del Evangelio, para ello, entre otras iniciativas, se ha intensificado el diálogo con los instancias de Gobierno sobre la Libertad Religiosa.
Del 2003 al 2006 se trabajó en la reestructuración de la Conferencia Episcopal logrando clarificar a la luz Apostolos Suos, Pastores Gresgis, Apostolorum Successores lo criterios para discernir las tareas propias de la acción colegial y revitalizar la instancia de la Provincia Eclesiástica promoviendo la comunión entre las Iglesias. Frutos de este trabajo han sido la propuesta a la Santa Sede de cuatro nuevas provincias, cuya creación realizó el Santo Padre en enero del 2006, y la revisión de los estatutos de la CEM aprobados en 2008.
En este trienio 2006-2009 estamos aplicando la nueva estructura cuyos resultados valoraremos el próximo noviembre. También hemos orientado los trabajos de las Asambleas Plenarias al conocimiento del Documento de Aparecida y al lanzamiento y puesta en marcha de la Misión Continental.
Hemos ya estudiado el qué de la Misión (procesos de formación cristiana), el cómo en el ámbito social y la próxima Asamblea de abril trataremos la renovación de la Parroquia de la Luz de Aparecida.
En cuanto a las personas de los Obispos hemos tenido desde hace tres años, con muy buena participación (aproximadamente 70 cada vez), una semana de formación permanente anual, que han valorado positivamente los Obispos participantes.
Tuvimos también una inusitada reunión el Consejo de Presidencia de la CEM con los Sres. Arzobispos del País. Uno de los asuntos tratados fue la solicitud que su Eminencia tuvo a bien plantearnos sobre la necesidad de que la Iglesia de México aporte sacerdotes idóneos para ingresar en la Pontifica Academia Eclesiástica y se preparen para el Servicio Diplomático de la Santa Sede. Ahí se acordó que cada Arzobispo asumiría la promoción entre las Diócesis de su Provincia Eclesiástica. Confiamos que de esa manera pueda nuestra Iglesia colaborar con dicha necesidad.
Puedo afirmar que somos una Conferencia Episcopal fraterna, unida y responsable, que lleva muy buena relación con el Sr. Nuncio Apostólico, Don Christophe Pierre, y que estamos contentos de tenerlo entre nosotros.
Finalmente, les informo sobre la dinámica del Encuentro. Primero escucharemos al Señor Cardenal, y luego habrá la oportunidad de que los Obispos puedan plantear alguna pregunta.
Señor Cardenal tiene Usted la Palabra.
+ Carlos Aguiar Retes
Obispo de Texcoco
Presidente de la CEM
. Carlos Aguiar Retes, presidente de la CEM, pronunció un discurso de bienvenida e informó, brevemente, de algunas actividades relevantes de este Colegio Episcopal.Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI en el Videomensaje enviado a los participantes en el rezo del Rosario que ha tenido lugar en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México, el sábado por la tarde, 17 de enero de 2009, en el ámbito del VI Encuentro Mundial de las Familias.
Queridos hermanos y hermanas,
Queridas familias
1. A todos ustedes congregados para celebrar el VI Encuentro Mundial de las Familias bajo la maternal mirada de Nuestra Señora de Guadalupe, «les deseo la gracia y la paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo» (2 Ts 1,2).
Acaban de rezar el Santo Rosario, contemplando los misterios gozosos del Hijo de Dios hecho hombre, que nació en la familia de María y José, y creció en Nazaret dentro de la intimidad doméstica, entre las ocupaciones diarias, la oración y las relaciones con los vecinos. Su familia lo acogió y lo protegió con amor, lo inició en la observancia de las tradiciones religiosas y de las leyes de su pueblo, lo acompañó hacia la madurez humana y hacia la misión a la cual estaba destinado. «Y Jesús –dice el Evangelio de San Lucas– crecía en sabiduría, edad y gracia delante de Dios y de los hombres» (Lc 2,52).
Los misterios gozosos se han ido alternando con el testimonio de algunas familias cristianas provenientes de los cinco continentes, que son como un eco y un reflejo en nuestro tiempo de la historia de Jesús y su familia. Estos testimonios nos han mostrado cómo la semilla del Evangelio continúa germinando y dando fruto en las diversas situaciones del mundo de hoy.
2. El tema de este VI Encuentro Mundial de las Familias –La familia formadora en los valores humanos y cristianos– viene a recordar que el ambiente doméstico es una escuela de humanidad y de vida cristiana para todos sus miembros, con consecuencias beneficiosas para las personas, la Iglesia y la sociedad. En efecto, el hogar está llamado a vivir y cultivar el amor recíproco y la verdad, el respeto y la justicia, la lealtad y la colaboración, el servicio y la disponibilidad para con los demás, especialmente para con los más débiles. El hogar cristiano, que debe «manifestar a todos la presencia viva del Salvador en el mundo y la naturaleza auténtica de la Iglesia» (Gaudium et spes, 48), ha de estar impregnado de la presencia de Dios, poniendo en sus manos el acontecer cotidiano y pidiendo su ayuda para cumplir adecuadamente su imprescindible misión.
3. Para ello es de suma importancia la oración en familia en los momentos más adecuados y significativos, pues, como el Señor mismo ha asegurado: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estoy ahí en medio de ellos» (Mt 18,20). Y el Maestro está ciertamente con la familia que escucha y medita la Palabra de Dios, que aprende de Él lo más importante en la vida (cfr. Lc 10,41-42) y pone en práctica sus enseñanzas (cf. Lc 11, 28). De este modo, se transforma y se mejora gradualmente la vida personal y familiar, se enriquece el diálogo, se transmite la fe a los hijos, se acrecienta el gusto de estar juntos y el hogar se une y consolida más, como una casa construida sobre roca (cf. Mt 7,24-25). No dejen los Pastores de ayudar a las familias a que gusten fructuosamente la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura.
4. Con la fuerza que brota de la oración, la familia se transforma en una comunidad de discípulos y misioneros de Cristo. En ella se acoge, se transmite y se irradia el Evangelio. Como decía mi venerado predecesor el Papa Pablo VI: «Los padres no sólo comunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden a su vez recibir de ellos este mismo Evangelio profundamente vivido» (Evangelii nuntiandi, 71).
La familia cristiana, viviendo la confianza y la obediencia filial a Dios, la fidelidad y la acogida generosa de los hijos, el cuidado de los más débiles y la prontitud para perdonar, se convierte en un Evangelio vivo, que todos pueden leer (Cf. 2 Co 3,2), en signo de credibilidad quizás más persuasivo y capaz de interpelar al mundo de hoy. Ha de llevar también su testimonio de vida y su explícita profesión de fe a los diversos ámbitos de su entorno, como la escuela y las diversas asociaciones, así como comprometerse en la formación catequética de sus hijos y las actividades pastorales de su comunidad parroquial, especialmente aquellas relacionadas con la preparación al matrimonio o dirigidas específicamente a la vida familiar.
5. La convivencia en el hogar, al mostrar que libertad y solidaridad se complementan, que el bien de cada uno ha de contar con el bien de los otros, que las exigencias de la estricta justicia han de estar abiertas a la comprensión y el perdón en aras de un bien común, es un don para las personas y una fuente de inspiración para la convivencia social. En efecto, las relaciones sociales pueden tomar como referencia los valores constitutivos de la auténtica vida familiar para humanizarse cada día más y encaminarse hacia la construcción de «la civilización del amor».
Además, la familia es también célula vital de la sociedad, el primer y decisivo recurso para su desarrollo, y tantas veces el último amparo de las personas a las que las estructuras establecidas no llegan a cubrir satisfactoriamente en sus necesidades.
Por su función social esencial, la familia tiene derecho a ser reconocida en su propia identidad y a no ser confundida con otras formas de convivencia, así como a poder contar con la debida protección cultural, jurídica, económica, social, sanitaria y, muy particularmente, con un apoyo que, teniendo en cuenta el número de los hijos y los recursos económicos disponibles, sea suficiente para permitir la libertad de educación y de elección de la escuela.
Es necesario, por tanto, desarrollar una cultura y una política de la familia, que sean impulsadas también de manera organizada por las familias mismas. Por ello las aliento a unirse a las asociaciones que promueven la identidad y los derechos de la familia, según una visión antropológica coherente con el Evangelio, así como invito a dichas asociaciones a coordinarse y a colaborar entre ellas para que su actividad sea más incisiva.
6. Al terminar, exhorto a todos ustedes a tener una gran confianza, pues la familia está en el corazón de Dios, Creador y Salvador. Trabajar por la familia es trabajar por el futuro digno y luminoso de la humanidad y por la edificación del Reino de Dios. Invoquemos unidos humildemente la gracia divina, para que nos ayude a colaborar con ahínco y alegría en la noble causa de la familia, llamada a ser evangelizada y evangelizadora, humana y humanizadora. En esta hermosa tarea, nos acompaña con su maternal intercesión y con su protección celestial la Santísima Virgen María, a quien hoy invoco con el glorioso título de Nuestra Señora de Guadalupe, y en cuyas manos de Madre pongo a las familias de todo el mundo.
Muchas gracias.
ZENIT publica las palabras que dirigió Benedicto XVI el domingo 18 de Enero de 2009 al rezar la oración mariana del Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Tiene lugar hoy la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado. Dado que este año se celebra el Año Paulino, pensando precisamente en san Pablo, como gran misionero itinerante del Evangelio, he escogido como tema "San Pablo migrante, Apóstol de los pueblos". Saulo, este era su nombre hebreo, nació en una familia de judíos emigrados a Tarso, importante ciudad de Cilicia, y creció con una triple cultura --judía, helenista y romana-- y con una mentalidad cosmopolita. Cuando se convirtió de perseguidor de los cristianos en apóstol del Evangelio, Pablo pasó a ser "embajador" de Cristo resucitado para darlo a conocer a todos, con la convicción de que en Él todos los pueblos están llamados a formar la gran familia de los hijos de Dios.
Esta es también la misión de la Iglesia, más que nunca en nuestro tiempo de globalización. Como cristianos, no podemos dejar de experimentar la necesidad de transmitir el mensaje de amor de Jesús especialmente a quienes no lo conocen, o se encuentran en situaciones difíciles y dolorosas. Hoy pienso particularmente en los emigrantes. Su realidad es sin duda muy variada: en algunos casos, gracias a Dios, es serena y bien integrada; otras veces, por desgracia, es penosa, difícil y en ocasiones incluso dramática. Quisiera asegurar que la comunidad cristiana dirige su atención a toda persona y a toda familia y pide a san Pablo la fuerza de un nuevo empuje para favorecer, en todas las partes del mundo, la convivencia pacífica entre hombres y mujeres de etnias, culturas y religiones diferentes.
El apóstol nos dice cuál fue el secreto de su nueva vida: "Yo también --escribe-- fui conquistado por Jesucristo" (Filipenses 3, 12); y añade: "sed imitadores míos" (Filipenses 3, 17). Sí, cada uno de nosotros, según su propia vocación y allí donde vive y trabaja, está llamado a testimoniar el Evangelio, con una atención más grande por esos hermanos y hermanas que han venido de otros países, por diferentes motivos, a vivir entre nosotros, valorando así el fenómeno de las migraciones como ocasión de encuentro entre civilizaciones. Recemos y actuemos para que esto suceda siempre de manera pacífica y constructiva, en el respeto y en el diálogo, previniendo toda tentación de conflicto y abuso.
Deseo añadir unas palabras dirigidas en especial a los marinos y pescadores, que viven desde hace tiempo mayores problemas. Además de las habituales dificultades, sufren restricciones para atracar en tierra y acoger abordo a los capellanes; afrontan también los riesgos de la piratería y los daños de la pesca ilegal. Les expreso mi cercanía y el deseo de que su generosidad, en sus acciones de auxilio en el mar, sea recompensada con una mayor consideración.
Pienso, por último, en el Encuentro Mundial de las Familias, que se concluirá en la Ciudad de México, y en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que comienza precisamente hoy. Queridos hermanos y hermanas: os invito a rezar por todas estas intenciones, invocando la intercesión maternal de la Virgen María.
[Tras rezar el Ángelus, añadió:]
Sigo con profunda preocupación el conflicto en la franja de Gaza. Encomendemos también hoy al Señor a los centenares de niños, ancianos, mujeres, caídos víctimas inocentes de la inaudita violencia, a los heridos, a quienes lloran a sus seres queridos y a quienes han perdido sus bienes.
Os invito, al mismo tiempo, a acompañar con la oración los esfuerzos que numerosas personas de buena voluntad están realizando para detener la tragedia. Espero profundamente que se sepan aprovechar, con sabiduría, las primeras aperturas de tregua y encaminarse hacia soluciones pacíficas y duraderas.
En este sentido, renuevo mi aliento a quienes, por una y otra parte, creen que en Tierra Santa hay espacio para todos, para que ayuden a su gente a volver a levantarse de los escombros y el terror y retomar valientemente el camino del diálogo en la justicia y la verdad. ¡Este es el único camino que puede abrir efectivamente un porvenir de paz para los hijos de esa querida región!
Comienza hoy la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se concluirá el próximo domingo, 25 de enero. En el hemisferio sur, siguiendo el novenario convocado por el Papa León XIII a finales del siglo XIX, la oración por la unidad de los cristianos celebrará entre la Ascensión y Pentecostés. El tema bíblico, por el contrario, es común a todos. Este año ha sido sugerido por un grupo ecuménico de Corea y está tomado del libro del profeta Ezequiel: "Estarán unidas en tu mano" (37, 17). Acojamos también nosotros esta invitación y recemos con mayor intensidad para que los cristianos caminen decididamente hacia la plena comunión entre sí. Me dirijo particularmente a los católicos esparcidos por el mundo para que, unidos en la oración, no se cansen de trabajar para superar los obstáculos que todavía impiden la plena comunión entre todos los discípulos de Cristo. El compromiso ecuménico es todavía más urgente hoy para dar a nuestra sociedad, marcada por trágicos conflictos y por lacerantes divisiones, un signo y un impulso hacia la reconciliación y la paz. Concluiremos esta Semana de Oración en la Basílica Papal de San Pablo Extramuros, con la celebración de las Vísperas, domingo próximo, memoria de la Conversión de San Pablo, quien hizo de la unidad del cuerpo de Cristo un núcleo esencial de su predicación.
La diócesis de Roma celebra hoy la Jornada Diocesana de la Escuela Católica. Saludo a los responsables, a los dirigentes, a los profesores, a los padres y a los alumnos que se han reunido aquí. Queridos amigos, el servicio educativo de la escuela católica es hoy más precioso que nunca, pues los niños, los muchachos, los jóvenes, tienen necesidad de un educación válida, dentro de una visión coherente del hombre y de la vida. Con la oración estoy junto a los que estudian en las escuelas católicas de Roma, y les aliento a comprometerse siempre para formar comunidades educativas ricas de valores humanos y cristianos.
[A continuación, el Papa habló en varios idiomas, en español dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. Al comenzar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, os invito a pedir insistentemente a Dios que conceda a los discípulos de su Hijo llegar al ansiado día en que todos puedan congregarse en torno a un único altar para participar del Pan de Vida y del Cáliz de salvación, formando en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu. Encomendamos esta hermosa intención a la gloriosa intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia. Feliz domingo.
[Hablando nuevamente en italiano, concluyó: ]
Dirijo un cordial saludo a los representantes de las comunidades católicas migrantes presentes en Roma. Queridos amigos, os repito las palabras del apóstol Pablo: en la Iglesia no sois extranjeros ni huéspedes, formáis parte de la familia de Dios. Aprended a integraros en la comunidad eclesial y civil, con la riqueza de vuestra fe y de vuestras tradiciones.
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria a la Conferencia de Obispos Católicos de Rwanda.
EL IMPERATIVO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN
Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Rwanda,
Excelencia,
Señorías
Monseñores
Queridos Reverendos Hermanos y Hermanas
Amados hermanos y hermanas
La Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria ha deseado visitar a nuestra hermana la Conferencia de Obispos de Rwanda desde hace ya tiempo. Estamos agradecidos a Dios por darnos la oportunidad de hacer esto, en este momento, cuando vuestra Conferencia y vuestro país, en general, están reconstruyéndose, en las líneas de paz y reconciliación.
El fenómeno de la globalización, si bien es visto como una consecuencia del fracaso de las intrigas postmodernistas, lleva el vigor y el valor de interdependencia humana y la necesidad de paz y reconciliación en nuestro mundo hoy día. Éste asume el status de cierto imperativo para nosotros en África, donde el hombre no existe solo como un individuo, sino que obtiene sentido y valor como persona desde su pertenencia existencial a una comunidad humana.
El Papa Juan XXIII, en Pacem in Terris, nos recuerda, en términos muy claros, la consistencia del anhelo humano por la paz. Él apunta que el orden de nuestro mundo solo puede ser firmemente establecido si observamos asiduamente el orden original dado por Dios. El orden divino se evidencia por la interconexión esencial en la naturaleza entre las cosas vivientes y las fuerzas de la naturaleza. Esto significa que si nosotros queremos entender las leyes que gobiernan las relaciones humanas, debemos buscarlas en la naturaleza humana donde el autor de la vida las escribió.
Nuetra Doctrina Social Católica nos insta a reconocer el valor absoluto de la persona humana, creada a imagen de Dios y dotada con un sistema definido de derechos y obligaciones que fluyen directamente y simultaneamente de la verdadera naturaleza del ser humano. Los derechos del hombre incluyen el derecho a la vida y a una calidad de vida digna; el derecho a los valores morales y culturales, el derecho al culto de acuerdo con la conciencia de cada uno; el derecho a elegir libremente el estado de vida de cada uno así como otros derechos compuestos que incluyen los derechos económicos y políticos.
Nuestros derechos como personas humanas se completan solo por su correspondencia a las obligaciones de la vida de la comunidad. Esto significa que cada derecho humano obtiene su plenitud e impone una indestructible fuerza moral en la medida que se le dota para ofrecer una obligación correspondiente. Es en este aspecto que el Papa Juan XXIII, en Pacem in Terris obserbó que las responsabilidades más esenciales que tenemos de uno a otro, como humanos y como seres destinados a la vida de comunidad en las sociedades humanas, son las obligaciones de colaboración mutua, la obligación hacia una actitud de responsabilidad y la obligación hacia la vida social en verdad, justicia, caridad y libertad.
El contexto de nuestra visita, como representantes de la Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria, y de vuestros hermanos y hermanas, el buen pueblo de Nigeria, a vosotros como Obispos Católicos y al pueblo de Rwanda, se define por nuestro deseo de reforzar el espíritu de solidaridad y mutua interdependencia entre la Iglesia en Nigeria y la Iglesia en Rwanda. Es nuestra esperanza y deseamos que podamos contribuir a la paz y procesos de reconciliación que habéis asumido con vigor. Venimos para subrayar el papel de responsabilidad de la Iglesia Católica en dar lugar a la paz donde no existe y a solidificarla donde ya existe.
1. Los Problemas como nosotros los vemos: Reconocemos que desde 1959, ha habido series de inquietudes entre vuestras dos principales poblaciones étnicas los Hutus y los Tutsis. Los acontecimientos que condujeron a estas situaciones son altamente lamentables, particularmente cuando es posible pensar que la Iglesia pudo haber estado envuelta en formas que eran imparciales. Sabemos que como una consecuencia de los complejos que siguieron, no pudieron respetarse los valores democráticos. Las cicatrices han permanecido y la Región de los Grandes Lagos continúa siendo devastada por violentos disturbios. Fue penoso que los Acuerdos de Asusha firmados en Agosto de 1993 entre el Frente Patriótico de Rwanda (RPF) y el gobierno de Rwanda no terminaran el antagonismo.
2. Nuestra ayuda: Reconocemos el papel del Tribunal Criminal Internacional para Rwanda (ICTR) que, aunque experimentó algunas dificultades iniciales, fue capaz de ocuparse de los tres retos necesarios para un resultado pragmático de sus responsabilidades. En efecto, fue posible organizar un programa de investigaciones que proveyeron una oportunidad realista para terminar todas sus medidas iniciales para 2008. En segundo lugar, fue posible establecer una agenda para casos que reflejararon sus prioridades y hubo que resistir presión del gobierno Rwandés.
También nos identificamos con los procesos tradicionales de paz, que se han iniciado por el pueblo mismo de Rwanda y que, desde evidencia posible, parece tener valor significativo para la reconciliación, justicia y paz en el país. Animamos a la Iglesia Católica en Rwanda a intensificar esfuerzos y jugar un papel más visible en los procesos de paz.
3. Los Retos: No hay duda que el período de transición definido por los Acuerdos de Arusha se han concluido hace varios años por un referendum constitucional y por elecciones de diferentes partidos políticos que fueron esperadas para simbolizar la democratización exitosa del país. Sin embargo, quedan múltiples restricciones sobre libertad política y civil que dificultan la participación popular en los procesos políticos en igualdad de condiciones para todos.
Además, el control significativo sobre las actividades de partidos políticos no produce los ideales de la democracia.
Observamos que, en esta nación, la democracia está manifiestamente enfrentada con el riesgo de la competición electoral y política basada exclusivamente sobre la división étnica. Esto constituye un daño real para la práctica de la democracia.
En este aspecto, pedimos a la Iglesia participar más activamente en la restauración de la cultura política Rwandesa a través de educación popular y responsabilidad creciente de los líderes políticos.
Exhortamos al pueblo Rwandés a asumir la responsabilidad por su destino común y participar en programas que aseguren la restauración de los derechos plenos y políticos a los ciudadanos. En este aspecto, la Iglesia debe asumir el papel de comadrona de paz.
Los medios deberían existir como el cuarto estado de la democracia y el guardián del buen gobierno, asegurando que el servicio del bien común es el objetivo esencial de la administración pública. La Sociedad Civil no puede aceptar que sea forzada a existir entre represión y coacción.
Como custodia de la conciencia pública, la Iglesia debería esforzarse por ser identificada y ser vista como el Agente de Paz. Es una importante responsabiblidad de la iglesia integrar fe y acción para ofrecer adecuadamente su papel como conciencia del pueblo. Se debe decir que no se puede tolerar la situación donde un grupo gobernante ejerce casi excusivamente control militar, político y económico y no tolera crítica o reto a su autoridad.
Cada sector de la sociedad Rwandesa debe participar y jugar un papel activo que dé lugar a la unidad y reconciliación nacional. Esto se debería anclar sobre la libertad efectiva de expresión, libertad de asociación, libertad de movimiento y libertad de conciencia. Los Rwandeses deben encontrar medios y caminos de responsabilizar a sus líderes. Se debería permitir una institución neutral, tal como una oficina del defensor del pueblo – equipada con independencia política, administrativa y financiera, que estrablezca una normas equitativas para competencia política y para definir los límites de libertad de expresión y asociación, en orden a evitar abuso que conduce más tensiones.
4. De nuestra propia parte: De nuestra parte, como ciudadanos africanos y como católicos, admitimos que somos hermanos y hermanas en ambos niveles. Vemos con preocupación la situación en vuestro país y nos identificamos con vosotros y os unimos en las oraciones.
Por consiguiente:
(a) Os pedimos, como Iglesia, a fortalecer la paz entre vosotros como condición para traer paz permanente y sostenible a vuestro país.
(b) Estamos convencidos que el continente africano ha recorrido un largo camino. Debemos llegar a ser guardas de nuestros hermanos y hermanas. Debemos procurar recursos internos para promover desarrollo humano integral, oración y acción. Debemos desafiar las estructuras de injusticia y opresión en nuestros países y colectivamente debemos asistir uno a otro para favorecer sociedades más humanas en África. Llamamos a la comunidad internacional a reforzar su buena voluntad colectiva y participar en la promoción de ideales democráticos y el respeto de los derechos humanos en Rwanda.
(c) Estamos preparados y dispuestos a continuar participando, dentro de los límites de nuestra capacidad, en todos los procesos encaminados a traer paz permanente a vuestro país. Esperamos que podamos ser agentes de reconciliación entre vuestros pueblos y vuestros prójimos.
(a) En Nigeria, redactamos una ORACIÓN POR NIGERIA EN APUROS. Os animamos hacer lo mismo, y decir la oración después de cada celebración de la Eucaristía y de cada encuentro cristiano todos días en vuestra nación.
Que María, nuestra Madre y Reina de la Paz interceda por vosotros.
+ F. Ade Job
Arzobispo de Ibadan y
Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria
Rev. Fr Michael Otto Ekpenyong
Secretaria General, Secretariado Católico de Nigeria
Kigali, República de Rwanda,
16 de Diciembre de 2008
(Traducción particular no oficial desde el inglés)
Día 18 de Enero
II Domingo del Tiempo Ordinario
Vivir para la voluntad de Dios
A la vuelta de muchos años, Juan, Apóstol y Evangelista de Nuestro Señor, evoca el momento preciso en que, animado por el Bautista y en compañía de Andrés, conoce a Jesús. Los varios detalles, bien precisos, de lugar y de tiempo que concretan la escena, nos indican que el acontecimiento fue decisivo para el narrador: al día siguiente...; era más o menos la hora décima... ; Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús...
Con frecuencia debió meditar Juan –como paladeando– en las circunstancias de aquel encuentro, que había sido para él el comienzo de una insospechada riqueza. Toda una larga vida separaba este día primero de Juan con Jesús de la escritura de su Evangelio. Una vida que, siendo propia de Juan, jovencísimo pescador entonces del lago de Tiberíades, en buena medida sería, ya para siempre, asimismo divina: de ahí, el inefable valor de su existencia.
En ocasiones, los diversos acontecimientos que se sucedan en nuestra vida podrían parecernos consecuencia de la casualidad, del azar o, en todo caso, de circunstancias en las que nos hemos encontrado sin nuestra decisión. La fortuna, pues –la buena o la mala suerte, solemos decir–, jugaría un papel decisivo en la existencia de toda persona. No es, sin embargo, la vida del hombre un conjunto de eventos que suceden a impulsos de la suerte. No habría, entonces, libertad y el concepto "responsabilidad" carecería absolutamente de sentido.
Todo en el mundo, y de modo muy particular la persona humana, está bajo el gobierno de Dios Creador. Creador y Providente, que domina en cada criatura según su naturaleza. A las criaturas libres, como los hombres, respetando su libertad, pues, de otro modo no seríamos hombres. Las criaturas irracionales, en cambio, se someten sin más al poder divino. Por así decir, no se le escapa a Dios el mundo de las manos. Por consiguiente, la vida de los hombres en su tránsito por este mundo es consecuencia de la voluntad divina y la voluntad humana. Una voluntad divina que quiere mantenernos como sujetos libres, a la vez que ha determinado, sin intervención nuestra, tantas circunstancias de la existencia de cada uno; desde nuestro género y raza, hasta un concreto momento de la historia en que vivimos.
Estaba en los planes de Dios ese fijándose en Jesús que pasaba, dijo:
—Éste es el Cordero de Dios. Pero muy bien pudieron quedarse ambos discípulos de Juan el Bautista pasivamente tranquilos. El deseo de seguirle –se quedaron con él aquel día– y, sobre todo, la fidelidad de toda una vida al servicio de Dios, fieles al mandato de ese mismo Jesús, es –con el auxilio divino– fruto de la humana libertad.
—Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas —que significa: «Piedra». Con estas palabras recibe el Señor a Pedro. Le hace conocedor, en cierta medida, de su vocación. Como sabemos, Jesús manifestará a Pedro, en otras ocasiones y con más precisión, la misión capital a la que ha sito destinado. La voluntad de Dios va por delante y cada uno cumplimos libremente esa voluntad sí, de hecho, ajustamos a ella nuestra vida. ¿Qué agradará más a Dios en este momento? Y, entre en las diversas opciones, deseamos –con libertad– escoger la que cumple mejor, según nuestro entender, el querer divino.
No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De este modo se expresa Jesús ante los discípulos. Respondieron, sí. Pero una elección divina, que antecede a toda respuesta de la criatura, hace posible, más aún, garantiza el cumplimiento de la misión, si se mantiene innegable la fidelidad. ¡Qué admirable prodigio!: tener la ocasión de ser los protagonistas de un querer de Dios. Verdadera identificación con su voluntad y, en consecuencia, con su poder y eficacia. Poco importa que se trate de cuestiones menudas, si las llevamos a cabo como Dios manda y porque Él lo quiere. La eficacia y la potencia descomunal de Dios no precisa, para manifestarse, de grandes gestiones por nuestra parte.
De que tú y yo nos portemos como Dios quiere —no lo olvides— dependen muchas cosas grandes. San Josemaría lo tenía muy claro. Hablaba, incluso, de darle la vuelta al mundo como a un calcetín, si santificamos la vida corriente. Ese quehacer de todos los días, por poco extraordinario que sea, nos puede y nos debe unir con Dios, y tiene en sí toda la fuerza de su omnipotencia. Qué gran cosa es saber descubrir su voluntad –¡y su amor!– hasta en lo que parece más intrascendente de nuestras jornadas.
Santa María, Virgen fiel. Desde el anuncio del Ángel hasta la Cruz, sólo quiere ser la esclava del Señor: la que obedece, la que cumple su voluntad por antonomasia. Al Espíritu Santo suplicamos nos conceda visión sobrenatural para saber descubrir, como Santa María –a cada paso– la voluntad de Nuestro Señor.
NOVEDADES FLUVIUM
ZENIT ofrece el discurso completo del Papa a los obispos de la Conferencia Episcopal de Irán, que han acudido a Roma en la primera quincena de Enero de 2009 para la visita "ad limina apostolorum".
Queridos y venerados hermanos en el episcopado:
Os recibo con alegría y afecto esta mañana. Saludo particularmente a Su Excelencia monseñor Ramzi Garmou, arzobispo de Teherán de los Caldeos y presidente de la Conferencia Episcopal Iraní, que acaba de dirigirme este hermoso discurso en vuestro nombre. Vosotros sois Ordinarios de las Iglesias armenia, caldea y latina. Representáis, por tanto, queridos hermanos, la riqueza de la unidad en la diversidad que existe en el seno de la Iglesia católica y del que vosotros dais testimonio día a día en la República Islámica de Irán. Aprovecho esta ocasión para expresar a todo el pueblo iraní mi saludo cordial del que vosotros os haréis intérpretes en vuestras comunidades. Hoy como ayer, la Iglesia católica no deja de animar a todos aquellos que llevan en el corazón el bien común y la paz entre las naciones. Por su parte, Irán, puente entre Oriente Medio y Asia subcontinental, no dejará de llevar a cabo esta vocación.
También me complace expresaros personalmente mi profundo agradecimiento por el servicio que hacéis en una tierra donde la presencia cristiana es antigua, y donde se ha desarrollado y mantenido en las diversas circunstancias de la historia iraní. Mi reconocimiento se dirige igualmente a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas que trabajan en este vasto y hermoso país. Sé cuán es necesaria su presencia y cuán preciosa es y qué bello testimonio ofrecen a todos la asistencia espiritual y humana que aseguran a los fieles, a través de un contacto diario y directo. Pienso de manera particular en los cuidados que dedican a los ancianos, así como la asistencia a los grupos sociales más necesitados. Saludo así a través vuestro a todas las personas encargadas en las obras de la Iglesia. Quisiera evocar también la hermosa contribución de la Iglesia católica, en particular a través de Cáritas, en la obra de reconstrucción tras el terrible terremoto que sacudió la región de Bam. No quiero olvidar a todos los católicos, cuya presencia en la tierra de sus antepasados trae a la mente la imagen bíblica de la levadura en la masa, que hace levar el pan, le da sabor y consistencia. A través de vosotros, queridos hermanos, quisiera dar las gracias a todos por su constancia y perseverancia, y animarles a permanecer fieles a la fe de sus padres y permanecer unidos a su tierra, para trabajar conjuntamente en el desarrollo de la nación.
Aunque vuestras diferentes comunidades vivan en contexto distintos, ciertos problemas les son comunes. Necesitan desarrollar relaciones armoniosas con las instituciones públicas, con la gracia de Dios, que se profundicen gradualmente y les permita llevar a cabo mejor su misión de Iglesia en el respeto mutuo por el bien de todos. Os animo a promover todas las iniciativas que favorezcan un mayor conocimiento recíproco. Pueden explorarse dos caminos: el del diálogo cultural, riqueza plurimilenaria de Irán, y el de la caridad. Esta última iluminará a la primera y será su motor. "El amor es paciente; el amor es servicial... el amor no pasará nunca...." (1 Corintios 13, 4 y 8). Para llevar a cabo este objetivo, y sobre todo para el progreso espiritual de vuestros respectivos fieles, es necesario enviar obreros que siembren y que cosechen: sacerdotes, religiosos y religiosas. Vuestras comunidades, reducidas en número, no permiten el surgimiento de muchas vocaciones locales, a las que por tanto hay que animar. Además, la difícil misión de los sacerdotes y de los religiosos les obliga a desplazarse para visitar a las distintas comunidades cristianas diseminadas en el conjunto del país. Para superar esta y otras dificultades, la creación de una comisión bilateral con las autoridades de su país es importante porque permitirá desarrollar las relaciones y la comprensión mutua entre la República Islámica del Irán y la Iglesia católica.
Quisiera mencionar otro aspecto de vuestro día a día. A veces los cristianos en vuestras comunidades también buscan oportunidades más favorables para sus vidas y la educación de sus hijos. Este deseo se encuentra en personas de muchos países y se basa en la condición humana que siempre está buscando mejorar. Esto os incita a que, como pastores de vuestro rebaño, ayudéis especialmente a los fieles que permanecen en Irán, y los alentéis a mantenerse en contacto con los miembros de sus familias que han elegido un destino diferente. Ellos serán capaces de mantener su identidad y su fe ancestral. El camino que se abre ante vosotros. Requiere mucha paciencia y constancia. El ejemplo de Dios, que es paciente y misericordioso con su pueblo, será vuestro modelo y os ayudará a abrir el espacio necesario para el diálogo.
Vuestras Iglesias son herederas de una noble tradición y de una larga presencia cristiana en Irán. Han contribuido, cada una a su manera, a la vida y la edificación del país. Ellas desean proseguir con su obra de servicio en Irán manteniendo su propia identidad y viviendo libremente su fe. En mi oración, nunca olvido a vuestro país y a las comunidades católicas presentes en su territorio, y pido a Dios que las bendiga y asista.
Queridos hermanos en el Episcopado, deseo aseguraros mi afecto y mi apoyo. Os agradecería que cuando regreséis a Irán, transmitáis a vuestros sacerdotes, religiosos y religiosas y a todos los fieles que el Papa está cerca de ellos y reza por ellos. Que la ternura maternal de la Virgen María les acompañe en su misión apostólica y que la Madre de Dios presente vuestras intenciones a su divino Hijo, todas las preocupaciones y las alegrías de todos los fieles de su comunidad. Invoco sobre vosotros es este año dedicado a san Pablo, Apóstol de las naciones, una bendición particular.
[Traducción del original francés por Inma Álvarez
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Comentario a las lecturas del domingo segundo del Tiempo Ordinario – B publicado en el Diario de Avisos el domingo 18 de Enero de 2009 bajo el epígrafe “el domingo, fiesta de los cristianos”.
Ven y lo verás
DANIEL PADILLA
A simple vista, el evangelio de hoy nos habla de Juan que impulsa a aquellos dos discípulos suyos y ellos van decididos a Jesús. Hablan con El y, enseguida, uno de ellos, Andrés, siente la necesidad de buscar a su hermano Pedro. Pedro, una vez "tocado", acude igualmente a Jesús. Sí, es una dinámica que hace entrar en juego a todos. Un evangelio en acción.
Pero hay algo que conviene subrayar desde el principio. No se trata de un alocado correr por correr. Una especie de carrusel que gira y gira sin sentido, mientras dure la marcha. Se trata, más bien, de caminar hacia un "centro", para, desde él, moverse y actuar. De conectar con un "motor" que genere la energía y el movimiento. De beber "en la fuente de aguas vi-vas", para empaparse y desbordarse hacia los demás. De injertarse en "la verdadera vida", porque, sin ella, "todo sarmiento muere y no vale para otra cosa que para ser echado al fuego".
Porque ya se habrán fijado. Toda la fuerza de ese pasaje nace del "encuentro con Jesús": "Maestro, ¿dónde vives?" Y fue, indudablemente, un encuentro tranquilo, profundo y personal: "Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con El aquel día". Fíjense. Aunque aquellos discípulos preguntaron única-mente una circunstancia de lugar -"¿dónde vives"-, es claro que encontraron más: encontraron a alguien. Alguien que arrastraba, como más tarde diría Pedro: "¿A dónde iremos, si Tú tienes palabras de vida eterna?"
Alguien que electrizaba, como confesaron los dos de Emaús. "¿Acaso no ardían nuestros corazones, mientras nos hablaba?" Alguien que transformaba desde la raíz: "Tú, desde hoy, te llamarás Cefas, que significa piedra". Sí. Fue un encuentro personal, íntimo, profundo, transformante: "Se quedaron con El aquel día". Un encuentro que recordarían siempre: "Serían las cuatro de la tarde".
Hoy andamos todos muy preocupados con el tema de la evangelización, porque existen grandes núcleos de paganismo y descristianización, de bautizados alejados, de cristianos, otrora practicantes, que hoy vi-ven un cristianismo meramente ocasional. Por eso, todos soñamos en acertados planes de pastoral y tratamos de recordar que todos los cristianos estamos llamados a practicar en esa misma evangelización. Así, van surgiendo, aquí y allá técnicas pastorales actualizadas, con mil pistas y estilos. Nunca como en nuestros días hemos tenido a nuestro alcance tantas ayudas: esquemas y montajes, vídeos y casetes, técnica de grupos y especializaciones, libros y libros...
Pero, convenzámonos. Una cosa sigue siendo la primera: nuestro encuentro personal con Jesús. Un encuentro tranquilo, profundo y reflexivo, punto de arranque para nuestra aventura cristiana. Un encuentro al estilo de esos discípulos que "se quedaron con El todo el día". Y unos encuentros también, entre actividad y actividad, quizá "hacia las cuatro de la tar-de". Para recordar lo que dijo Juan: que "El es el Cordero de Dios”; y, sobre todo, lo que dijo el mismo Jesús: "Sin mí no podéis hacer nada".
Resumiendo: cada uno, después de haberse encontrado con Cristo, después de sentirse "alcanzado por la gracia", después de "ser tocado", vuelve a Jesús y le pregunta: "Maestro, ¿dónde vives?" Y El dirá: "Ven y lo verás".
Carta del cardenal Rouco: "Ante la crisis, vivir la solidaridad fraterna"
Madrid, 12 de enero de 2009
ANTE LA CRISIS,
VIVIR LA SOLIDARIDAD FRATERNA
Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor:
El próximo domingo, día 18 de enero, celebraremos en nuestra Diócesis la Jornada Mundial de las Migraciones bajo el lema: Ante la crisis, vivir la solidaridad fraterna, en el contexto del Año Jubilar convocado por el Papa Benedicto XVI para celebrar el bimilenario de San Pablo. Él fue el Apóstol elegido por Dios desde el seno materno para anunciar el Evangelio a judíos y paganos, el testigo excepcional de la Novedad que instaura la Resurrección de Jesucristo para toda la Humanidad, el solícito promotor de la comunicación de bienes entre los hermanos y de las colectas a favor de los pobres.
Pablo, sin renegar de sus tradiciones y profundamente agradecido al judaísmo y a la Ley , sin vacilaciones ni retractaciones, se consagró con valentía y entusiasmo a la misión que el Señor le confió, según él mismo relata, el día mismo de su conversión: “Te voy a enviar a las más remotas naciones” (Hch 22,21). La Iglesia que se va formando por su predicación son comunidades abiertas, formadas por creyentes de distintas razas y culturas, pues todo bautizado es miembro vivo del único Cuerpo de Cristo : “No hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, pues todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán, herederos según la promesa” (Gál 3,28-29). El ejemplo del Apóstol nos sirve de estímulo también a nosotros para hacernos solidarios con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes, y para promover, con todos los medios posibles, la convivencia pacífica entre las diversas etnias, culturas y religiones .
Los inmigrantes no son una rémora
En el actual contexto social de crisis económica los trabajadores inmigrantes y sus familias son vistos a veces como una rémora; sin embargo, es innegable su contribución al crecimiento de nuestra economía y a nuestro bienestar, y su presencia ha sido y es enriquecedora en su humanidad: sus raíces familiares, culturales y religiosas, su juventud, su trabajo, su vida. En este momento, además, se quiere condicionar su vida en familia, se les invita al retorno y se aboga por una inmigración temporal, al mismo tiempo que se pretende captar una inmigración cualificada, al servicio de nuestros intereses y no al servicio de los países pobres que invirtieron en su formación. Esto es considerar a los trabajadores inmigrantes desde una racionalidad meramente económica, olvidando que ellos también son personas, con una vocación y un proyecto de vida que tienen el derecho y el deber de desarrollar. Es necesario cambiar la mirada.
El sentido del hombre, de la sociedad, de la cultura y de las instituciones, en la forma en que con frecuencia se concibe y plantea entre nosotros, queda profundamente interpelado. El inmigrante, como persona, de ningún modo puede ser reducido a instrumento a nuestro servicio. Instrumentalizadas, las migraciones pierden la dimensión de desarrollo humano, social, cultural y económico que poseían históricamente. Hemos de saber despojarnos de actitudes de repliegue egoísta, que en nuestra sociedad se han hecho hoy muy sutiles y penetrantes.
Las comunidades cristianas, constructoras de unidad
Nuestras comunidades cristianas deben profundizar en su compromiso y salir sin reserva alguna y con viva solicitud pastoral al encuentro de los inmigrantes, prestando especial atención a los que son víctimas de las esclavitudes modernas, como por ejemplo en la trata de seres humanos . No sólo hemos de acoger en la comunión fraterna de los bautizados a quienes comparten nuestra fe, sino también brindar hospitalidad a todo extranjero, sea cual sea su raza, cultura y religión. Con independencia de la situación administrativo-legal, hemos de rechazar la exclusión o discriminación de cualquier persona, con el consiguiente compromiso de promover sus derechos inalienables .
Tanto individualmente como en las parroquias, asociaciones o movimientos, los cristianos estamos llamados a participar en el debate de la inmigración, formulando propuestas que puedan realizarse también en el ámbito político. La simple denuncia del racismo o de la xenofobia no basta. Ni es suficiente un buen ordenamiento legal. Es responsabilidad de todos crear también las condiciones aptas para la integración de los trabajadores inmigrantes y sus familias, de modo que lleguen a ser miembros activos en la vida económica, social, cívica y espiritual en la sociedad y en la Iglesia. El reconocimiento del inmigrante es imprescindible que se haga efectivo en la vida diaria .
Acabamos de celebrar la Navidad. Con la mirada puesta en el misterio de la Encarnación, la Jornada Mundial nos estimula para que nuestras comunidades cristianas promuevan más plenamente la unidad integradora, y se hagan cada vez más capaces de abrazar a todos por encima de las diferencias de nuestros orígenes.
Gracias a Dios, en nuestra Diócesis contamos con el trabajo competente y lleno de humanidad de nuestra Delegación Episcopal de Migraciones; se ha hecho cercana a los trabajadores inmigrantes y a sus familias y se ha convertido en referente para muchas instituciones y para los propios inmigrantes. Son muchas, además, las personas y las comunidades que vienen trabajando con generosidad en la acogida de los trabajadores inmigrantes y sus familias. Pero ante el aumento de los problemas y las dificultades para tantos trabajadores inmigrantes y españoles en el actual contexto de crisis económica, os animo a redoblar los esfuerzos y a coordinarlos, para mejorar la acogida y posibilitar procesos de integración. Hemos de contemplar con más autenticidad y hondura a las personas, y acercarnos a ellas con la respetuosa actitud de quien no sólo tiene algo que decir y que dar, sino también mucho que escuchar y recibir. Empeñémonos en hacer de nuestra Iglesia la casa común y escuela de comunión, que irradie a la sociedad ese estilo nuevo de vivir y convivir digno del hombre.
No se trata, pues, de otra cosa que de vivir la catolicidad de la Iglesia: “Este carácter de universalidad, que distingue al pueblo de Dios, es un don del mismo Señor por el que la Iglesia católica tiende eficaz y constantemente a recapitular la Humanidad entera con todos sus bienes, bajo Cristo como Cabeza, en la unidad de su Espíritu. En virtud de esta catolicidad, cada una de las partes ofrece sus dones a las demás y a toda la Iglesia, de suerte que el todo y cada uno de sus elementos se enriquece con las aportaciones mutuas de todos y tienden a la plenitud en la unidad. De donde resulta que el pueblo de Dios no sólo congrega gentes de diversos pueblos, sino que está integrado por diversos elementos” .
La Caridad de Dios, nos dice el Apóstol, apremia en el corazón de cada discípulo y de toda la Iglesia (cfr 2 Cor 5,14). Es la caridad que ha de extenderse más allá de los confines de la comunidad eclesial, para llegar a cada ser humano, de modo que el amor por todos los hombres fomente auténtica solidaridad en toda la vida social. Cuando la Iglesia da testimonio del amor de Dios, está contribuyendo a dar nueva vida a los valores universales de la convivencia humana. Como nos lo recuerda San Pablo, “somos, en efecto, familia de Dios. Cristo es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos uno solo, derribando el muro de la enemistad que los separaba. Él ha anulado en su propia carne la ley con sus preceptos y normas. Él ha creado en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad, restableciendo la paz” (Ef 2,14ss). Se nos exige un cambio de mirada, que implica comunión, encuentro, reconciliación.
En la comunidad cristiana, por tanto, el trabajador inmigrante debe ser contemplado no como un problema, sino como alguien con quien construir unidos el hombre nuevo, la sociedad nueva a la que Dios nos llama conjuntamente; no como un indigente, sino como un obrero que tiene derecho a un salario justo, y como hijo de un pueblo, portador de su cultura y su historia, que le constituyen en hombre concreto; no como un extraño, sino como un hermano, haciéndonos avanzar así hacia una antropología de la fraternidad que, enraizada en el ser social del hombre y afirmada por la teología de la Creación y de la Redención, es el verdadero fundamento de la igualdad y de la libertad de las personas y de los pueblos .
La responsabilidad de los trabajadores inmigrantes
A vosotros, queridos trabajadores inmigrantes, y a vuestras familias, como en ocasiones anteriores, os digo que sabemos de las dificultades a las que os enfrentáis. Habéis venido en busca de unos medios de vida y del reconocimiento de vuestra dignidad de personas, atraídos por nuestro bienestar y también porque necesitamos vuestro trabajo. También vosotros estáis llamados a asumir vuestra responsabilidad en la tarea, esforzándoos por ser vosotros mismos en estas nuevas condiciones de vida que os toca vivir y, a la vez, a adoptar un comportamiento justo, humano y solidario con los demás, ya sean españoles, compatriotas vuestros o personas pertenecientes a otros colectivos de inmigrantes.
Se os pide también una actitud positiva y abierta, que requiere conocimiento y empeño, ante los valores religiosos y culturales de nuestro pueblo y de los demás inmigrantes, y que desarrolléis el sentimiento de pertenencia a nuestra sociedad y la voluntad de participar en ella. No perdáis vuestras raíces, pero sed lúcidos y realistas: el tiempo que habéis proyectado trabajar en España puede prolongarse más de lo que imagináis; sería una grave pérdida prescindir de nuestros valores y desaprovechar la ocasión para un diálogo integrador de los mismos, con el pretexto de que vuestra estancia entre nosotros será corta. Una gran mayoría habéis optado por permanecer entre nosotros y por la nacionalidad española que muchos han conseguido ya.
Al contrario, el sentimiento de provisionalidad, en el contexto de un cambio profundo de la manera de pensar y de vivir, os puede llevar a preferir lo novedoso en menoscabo de lo auténtico y de una clara jerarquía de valores, y caer fácilmente en el relativismo. No os dejéis guiar únicamente por el deseo de ganar dinero; desarrollad más bien con constancia día a día un proyecto personal y familiar de vida, que os permita crecer con equilibrio en la dignidad de hijos de Dios y participar en la vida social y los católicos, por supuesto, en el marco de la vida de nuestra Iglesia, que es la vuestra. Sin duda alguna, tenéis derecho a participar del bienestar que con vuestro trabajo contribuís a crear, pero no debéis dejaros deslumbrar por la sociedad de consumo que nos lleva a la adquisición compulsiva de todo tipo de productos y a una sobrevaloración del bienestar material y de los medios más eficaces para conseguirlo en el máximo grado y con la mayor rapidez.
Inmigrantes y madrileños: por una convivencia profundamente humana
Queridos hermanos y hermanas, inmigrantes y madrileños, el amor de Dios, derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado (cfr Rom 5,5), ha sembrado en nosotros una esperanza que no defrauda. Alentados por ella, vemos con claridad la razón de nuestro compromiso por esa convivencia profundamente humana, pacífica, solidaria y enriquecedora, que todo corazón humano desea desde lo más hondo de su ser. El Espíritu Santo quiere hacer emerger la nueva sociedad cada vez más visiblemente, por encima de las diferencias de nuestros orígenes y de nuestra condición, con gestos de respeto, de solidaridad, de mutua ayuda, de amistad y fraternidad, realizados con sencillez y constancia en la vida diaria; quiere que se derriben las barreras de la desconfianza, los prejuicios y los miedos que, por desgracia, existen; quiere que desaparezca la discriminación o exclusión de cualquier persona.
El Espíritu de Dios que habita en nuestros corazones viene en ayuda de nuestra flaqueza (cfr. Rom 8, 9 ss), para que, en nuestras comunidades parroquiales, cristianos del lugar y de reciente inmigración, unidos, no desfallezcamos en la tarea de servir de mediadores entre quienes se ignoran o desconfían los unos de los otros, muy especialmente cuando sus procesos de integración avanzan tan trabajosamente.
Con el Apóstol Pablo os animo: “Que vuestro amor sea sincero; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Amaos de corazón unos a otros, como buenos hermanos; que cada uno ame a los demás más que a sí mismo. En el trabajo no seáis descuidados; tened buen ánimo. Servid constantemente al Señor; alegres en la esperanza; firmes en la tribulación, constantes en la oración. Contribuid a las necesidades del pueblo de Dios; practicad la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí no maldigáis. Alegraos con los que se alegran, llorad con los que lloran. Tened igualdad de trato unos con otros; no seáis orgullosos, sino poneos al nivel de los humildes. No os consideréis los sabios. No devolváis a nadie mal por mal. Procurad hacer el bien a todos los hombres. En cuanto de vosotros depende, haced todo lo posible para vivir en paz con todo el mundo” (Rom 12,9-16).
Atención especial a la familia
Y en este año de la pastoral de la familia en nuestra Diócesis, os invito a todos a prestar una atención especial a la familia inmigrante. En nuestras comunidades hemos de trabajar unidos para que se creen también para las familias inmigrantes las condiciones válidas para la plena realización de los valores fundamentales: la unión tanto del matrimonio mismo como del núcleo familiar, que implica la armonía en la mutua integración de los esposos desde el punto de vista moral, afectivo y de su fecundidad en el amor; y conlleva un crecimiento ordenado de todos los miembros de la familia.
Pues, como ya os decía con ocasión de la Jornada Mundial de 2007, los desafíos de la sociedad actual, urbana, plural, compleja y cambiante, marcada por la dispersión que se genera, hacen más necesaria aún, si cabe, la atención pastoral a la familia inmigrante. La situación en que llegan a encontrarse los emigrantes es a menudo paradójica: al tomar la decisión valiente de emigrar por el bien de la familia que tienen, o que quieren constituir, se ven de hecho privados de la posibilidad de lograr sus legítimas aspiraciones, pues los matrimonios se ven forzados a una separación que hace aún más traumática la experiencia migratoria; los hijos se ven separados de sus padres y llegan a formar parte de la sociedad privados de la imagen paterna y educados a la vera de personas ancianas, no siempre capaces de ayudar a las nuevas generaciones a proyectarse hacia el futuro. De este modo, la familia, cuya misión consiste en transmitir los valores de la vida y del amor, encuentra difícil vivir esta vocación en la emigración, máxime, si como se viene anunciando, se condiciona y dificulta la reagrupación familiar. La precariedad económica y material de los primeros años, unida al hecho de reanudar la convivencia en el contexto de una nueva cultura que asignan roles diferentes a cada uno de sus miembros, hace también mella en la estabilidad de las familias inmigrantes.
Con una viva solicitud pastoral, haremos posible juntos la formación de personalidades sólidas y comprometidas socialmente con un amplio sentido de solidaridad y disponibilidad para el sacrificio generoso. “La comunidades cristianas tienen la responsabilidad de ofrecer acompañamiento, estímulo y alimento espiritual que fortalezca la cohesión familiar, sobre todo en las pruebas o momentos críticos. En este sentido, es muy importante la labor de las parroquias, así como de las diversas asociaciones eclesiales, llamadas a colaborar como redes de apoyo y mano cercana de la Iglesia para el crecimiento de la familia en la fe” .
Aprender de san Pablo a seguir el ejemplo de Cristo
Tened siempre presente, como nos enseña también san Pablo, que no es posible realizar esta dimensión de la acogida fraterna recíproca sin estar dispuestos a la escucha y a la acogida de la Palabra que nos impulsa a todos a ser imitadores de Dios siguiendo al Señor Jesús: “Sed imitadores de Dios, como hijos muy amados. Vivid en el amor, siguiendo el ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros a Dios como ofrenda y sacrificio de olor agradable. Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Porque no recibisteis el espíritu de esclavitud para recaer de nuevo en el temor, sino que recibisteis el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace exclamar: ¡Abba! ¡Padre! Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; pues los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo” (Rom 8,14-16). Este es el tesoro de nuestra filiación, de la fraternidad, que nos impulsa a practicar la hospitalidad y a construir la paz para ser testigos.
La Jornada Mundial de las Migraciones ha de ser, pues, para todos nosotros un estímulo para vivir como testigos del amor de Cristo. Que la enseñanza y el ejemplo de san Pablo, gran Apóstol siempre en camino, evangelizador de pueblos y culturas, nos impulse a comprender que el ejercicio de la caridad constituye el punto culminante y la síntesis de toda la vida cristiana . Ésta es la fuente de la alegría y de la esperanza en medio de las dificultades presentes.
Que la maternal intercesión de Santa María, Nuestra Señora de la Almudena, Madre y esperanza nuestra, nos sostenga en el empeño. A ella le encomiendo los esfuerzos y logros de cuantos recorren con sinceridad el camino de la fraternidad, del diálogo y de la paz en medio de la rica diversidad de este vasto mundo de las migraciones.
Con mi afecto y bendición.
Antonio María Rouco Varela,
Cardenal - Arzobispo de Madrid.
VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA de don Nicola Bux y don Salvador Vitiello - La verdadera misión es sustentar la familia
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Se está realizando en estos días en México el VI Encuentro Mundial de las Familias, que recuerda a la Iglesia y al mundo, la centralidad, absolutamente insustituible, de esta institución natural, es decir creatural, que Jesucristo quiso elevar a la dignidad de sacramento. La familia, comunión de toda la vida entre un hombre y una mujer, abierta al don de los hijos, es determinante e irrenunciable no sólo para el desarrollo y la supervivencia misma de la sociedad, sino también para la transmisión de la fe. En este sentido, sustentar en todos los modos posibles y con todos los esfuerzos a la familia, es un acto intensa y directamente misionero.
Sobre todo en orden a ese recorrido necesario a cada generación, que es el camino educativo, la familia desarrolla un papel que ninguna otra institución puede desarrollar; la educación, en tiempos de "emergencia educativa", como ya varias veces, también recientemente, ha recordado el Santo Padre Benedicto XVI, se da principal y fundamentalmente en la familia. Es la familia, con su "carga afectiva" el lugar natural de la confianza y del "crédito" que se concede, gracias precisamente a la confianza, a los pasos que se deben realizar para ser introducidos e introducirse progresivamente en la realidad, de modo cada vez mayor.
Apoyar la familia significa pues sustentar la principal "agencia educativa" de la humanidad, significa sostener la posibilidad misma para una civilización de educar a las nuevas generaciones y, por tanto, de sobrevivir ella misma. Si no se educan las nuevas generaciones, sencillamente no hay futuro.
Ya que la fe es un encuentro, que prevé también un camino común con Aquel que hemos encontrado, de ello se deriva que la familia es el primer lugar de transmisión de la fe. Junto a todos los valores tan olvidados y tan necesarios para el desarrollo de la vida de manera humana, en la familia y por medio de la familia se produce esa primera transmisión de la fe que permite percibir el acontecimiento del encuentro con la Persona de Jesucristo, cuando ello se produce y se vuelve a producir (porque siempre se produce y se vuelve a producir en la existencia terrena) como familiar, como alguien no extraño a la misma existencia.
En este sentido, el apoyo, con todas las mejores energías, a la familia y a su labor educativa, es obra intensamente misionera: significa sustentar la misma posibilidad de transmisión, de una generación a la otra, de la fe. Bien lo saben los detractores y los enemigos de la familia que, con todos los medios y a todos los niveles, sea cultural como legalmente, intentan destruir y deslegitimar esa que es la verdadera “célula de resistencia a la opresión" de todo poder.
Es parte integrante de la misión de la Iglesia defender al hombre de todo reduccionismo, incluso inconsciente, de la misma dignidad que hunde en la creación la propia raíz y ve en el concepto de ley natural la propia garantía. Defender la familia es pues defender al hombre, ese hombre que se ha convertido en lugar de la encarnación y por el que el Hijo del hombre dio su propia vida. La Iglesia es constitutivamente misionera, por tanto constitutivamente defiende la familia, defendiendo así la transmisión misma de la fe católica. (Agencia Fides 15/1/2009; Líneas: Palabras:
Textos biblicos, meditaciones y oraciones para el día quinto de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2009, sacados de folleto para su celebración.
Día quinto
Los cristianos ante
las discriminaciones y prejuicios sociales
ls 58, 6-12: No te cierres a tu propia carne
Sal 133: La dulzura de los hermanos es vivir juntos
Gal 3, 26-29: Todos vosotros sois uno en Cristo
Lc 18, 9-14: A los que se tenían por justos
Comentario
Al comienzo del mundo, los seres humanos creados a imagen de Dios no eran más que uno en su mano.
Y sin embargo el pecado se metió en el corazón del hombre y no hemos dejado de construir categorías discriminatorias: aquí sobre la raza o la etnia se hace la selección; en este lugar es la identidad sexual o el simple hecho de ser hombre o mujer lo que alimenta los perjuicios; en otro lugar es la religión el factor de exclusión. Todas estas discriminaciones son deshurnanizadoras. Son fuentes de conflictos y de grandes sufrimientos.
En su ministerio terrestre, Jesús se mostró particularmente sensible a toda la humanidad, a todos los hombres y mujeres. No dejó de denunciar las discriminaciones de toda clase y el orgullo que algunos de sus contemporáneos podían revelar. Los jus-tos no son siempre aquellos a los que se cree, y el desprecio no tiene su sitio en el corazón de los creyentes.
Como los beneficios del aceite precioso o del rocío de Hermón, el salmo 133 canta la felicidad de la vida fraternal compartida. Es una alegría vivir juntos como hermanos y hermanas a los que nos es dado gustar de corazón los encuentros ecuménicos, cada vez que renunciamos a las discriminaciones confesionales.
La unidad recuperada de la familia humana es la misión común de todos los cristianos: juntos, se debe trabajar contra toda discriminación. Es también su esperanza compartida: por-que todos no son más que uno en Cristo, y no hay más judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer.
Oración
Señor, haznos discernir las discriminaciones y las exclusiones que marcan nuestras sociedades.
Dirige nuestra mirada y ayúdanos a reconocer los prejuicios que habitan en nosotros.
Que aprendamos a desterrar todo desprecio y a gustar la alegría de vivir juntos en la unidad. Amén.
El obispo ha escrito dos artículos, que se publican este fin de semana, con motivo de la jornada de las migraciones que llevan por título “Una asignatura pendiente: Globalizar la Solidaridad” (I y II). En ellos, el prelado señala que “el destino universal de los bienes y la solidaridad o comunión entre los seres humanos, son dos principios éticos imprescindibles para humanizar “la globalización” y hacerla caminar hacia una justa distribución de las riquezas del planeta. (Segunda Parte)
(Ver primera parte aquí)
UNA ASIGNATURA PENDIENTE: “GLOBALIZAR LA SOLIDARIDAD” (II)
Este domingo 18 de enero la Iglesia Católica celebra en todo el mundo la “95ª Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado”. Ningún colectivo social, como el de los emigrantes y refugiados, se ve tan afectado por la actual crisis económica. La crisis es “global” porque estamos en un “mundo globalizado” y puesto que seguiremos envueltos en “la globalización”, de cara al futuro, es necesario y urgente ir corrigiendo aquellos aspectos del proceso de globalización que condenan a miles de millones de personas, en todo el mundo, a vivir en la miseria y a tener que emigrar en busca de mejores condiciones de vida para ellos y sus familias.
Nuestra vida diaria está impregnada por “la globalización”. Tanto si vemos la televisión, como si entramos en un centro comercial o navegamos por Internet… tenemos la sensación de estar en contacto con cualquier lugar del mundo. La globalización, se dice, es la presencia del mundo entero en nuestras vidas. Constantemente estamos expuestos a una enorme variedad de “bienes” que solicitan y atraen nuestra atención, hasta el punto que —si nos dejamos llevar— nos vemos envueltos y atrapados en “un movimiento” que no podemos controlar y que tiende a orientar nuestro consumo, nuestras actitudes y valores e incluso nuestros sentimientos.
El proceso de globalización está fuertemente determinado por el sistema capitalista, sin que este tenga ya el contrapeso del “colectivismo” como modelo económico. A partir de la caída del muro de Berlín el mundo, cada vez más, funciona como una economía capitalista en la que el mercado es quien manda. Además, el enorme desarrollo de las tecnologías de la información, comunicación y transporte, con su capacidad de reducción del espacio y el tiempo, hacen palpable que “el mundo es un pañuelo”, una “aldea global”.
“La globalización”, sin duda, ofrece grandes ventajas y oportunidades para el desarrollo de la humanidad, pero también —si en la práctica se da prioridad a los intereses económicos, olvidando otros aspectos— el proceso de la globalización produce un incremento de la pobreza y crea o agrava el peligro de inestabilidad económica, política y social. Y, como recuerda Benedicto XVI, “no podemos permanecer pasivos ante ciertos procesos de globalización que con frecuencia hacen crecer desmesuradamente en todo el mundo la diferencia entre ricos y pobres” (SC 90). Sólo una globalización éticamente responsable será una bendición para nuestro mundo, pues hará posible un auténtico desarrollo humano y el bien común de todos, evitando que sólo unos pocos privilegiados se beneficien de los bienes de la tierra.
Pablo VI, hace ya 40 años, en la encíclica Populorum progressio, decía: “La solidaridad universal, que es un hecho y un beneficio para todos, es también un deber” (n. 17), porque “el desarrollo integral del hombre no puede darse sin el desarrollo solidario de la humanidad” (n. 43) y hacía un llamamiento — que sigue siendo válido hoy— a trabajar “en la promoción de un mundo más humano para todos, en donde todos tengan que dar y recibir, sin que el progreso de los unos sea un obstáculo para el desarrollo de los otros” (n. 44) y a “construir un mundo donde todo hombre, sin excepción de raza, religión o nacionalidad, pueda vivir una vida plenamente humana, emancipado de las servidumbres que le vienen de la parte de los hombres y de una naturaleza insuficientemente dominada” (n. 47).
Uno de los mayores retos del mundo actual es el de la justa distribución de los bienes del planeta: mientras un 20% de la población atesora el 80% de los bienes, el resto ha de repartirse unos recursos que les obliga a vivir en la pobreza. El proceso de globalización, igual que afecta a todos, debe beneficiar a todos, pero, eso sólo será posible si contribuye al desarrollo de los más débiles, sean personas o pueblos. Para ello, es necesario que la globalización se realice “en la justicia” y “en la solidaridad”, es decir, que frente a “la competitividad salvaje” hay que oponer tanto el deber de la justicia social (enderezando las relaciones comerciales defectuosas entre los pueblos fuertes y débiles), como el deber de la solidaridad que se ha de manifestar en el apoyo y la ayuda que las naciones ricas aportan a los países en vía de desarrollo.
La globalización comporta una oportunidad nueva para la familia humana y la Iglesia valora, acoge, dialoga y colabora con cuantos luchan por globalizar el bienestar, las justicia y la solidaridad en beneficio de los pobres, y con quienes se esfuerzan por salvaguardar la creación para las generaciones venideras y defienden la legitima diversidad cultural de los pueblos. La Iglesia, en su Doctrina Social, afirma con rotundidad el destino universal de los bienes: “Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad. Sean las que sean las formas de la propiedad, adaptadas a las instituciones legítimas de los pueblos según las circunstancias diversas y variables, jamás debe perderse de vista este destino universal de los bienes” (GS 69).
El “destino universal de los bienes” (la tierra es patrimonio común de todos, no de unos pocos) y “la solidaridad” o comunión entre los seres humanos (los demás no son rivales sino parte de mí mismo, nos necesitamos mutuamente para realizarnos), son dos principios éticos imprescindibles para humanizar “la globalización” y hacerla caminar hacia una justa distribución de las riquezas del planeta. Las exigencias del bien implicadas en el proceso de globalización pasan por una “globalización de la solidaridad” y de sus correspondientes valores de equidad, justicia y libertad, sin olvidar la necesaria sobriedad, templanza y dominio de sí mismo en el uso de los bienes, tanto a nivel personal como social.
Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense
El obispo ha escrito dos artículos, que se publican este fin de semana, con motivo de la jornada de las migraciones que llevan por título “Una asignatura pendiente: Globalizar la Solidaridad” (I y II). En ellos, el prelado señala que “el destino universal de los bienes y la solidaridad o comunión entre los seres humanos, son dos principios éticos imprescindibles para humanizar “la globalización” y hacerla caminar hacia una justa distribución de las riquezas del planeta.
UNA ASIGNATURA PENDIENTE: “GLOBALIZAR LA SOLIDARIDAD” (I)
El próximo domingo, 18 de enero, la Iglesia Católica celebra en todo el mundo la “95ª Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado”. Las migraciones no son algo casual sino que responden a coyunturas económicas, políticas, culturales e incluso religiosas. Aunque “emigrar” es un derecho, también lo es el “no tener que emigrar”. Lamentablemente, la inmensa mayoría de los 200 millones de emigrantes y refugiados que hay en el mundo lo son por necesidad y como víctimas de un mundo con enormes desigualdades que son consecuencia de estructuras injustas.
La afirmación de que la tierra es patrimonio común de todos los seres humanos (no de unos pocos, sino de todos) forma parte de la conciencia colectiva de la humanidad y hacerla realidad es un anhelo compartido por la inmensa mayoría de personas. Como parte de ese anhelo cabe insertar el moderno “proceso de globalización” que vive el mundo de hoy y, al menos en principio, hay que saludarlo como una bendición para la humanidad entera, pues permite un mayor intercambio y disfrute de los variados bienes de la tierra. Queramos o no “el fenómeno de la globalización” se impone debido a la mayor facilidad de comunicación entre las diversas partes del mundo; las distancias se reducen y eso tiene efectos evidentes en campos muy diversos.
Normalmente el término “globalización” se utiliza para expresar el hecho de que la economía adquiere una dimensión planetaria. “El sistema de libre mercado” se mueve sin fronteras y la “localización económica” se ve sustituida y superada, hasta el punto que se unifica el mercado y “engloba” la economía mundial, creando una enorme interdependencia entre todos los pueblos de la tierra. Pero el fenómeno globalizador no se reduce sólo a este campo, pues abarca otras dimensiones de la vida social como las comunicaciones, la tecnología, los fenómenos culturales, las modas, las corrientes éticas e incluso en el modo de entender el sentido religioso del hombre. Por eso, aunque siempre se pone el acento en la globalización económica, no se debe perder de vista su influencia e interacción en los demás factores.
Actualmente podemos disfrutar por igual de productos provenientes del otro lado del planeta que de los que se producen cerca de casa. Los mercados de trabajo, de bienes de consumo, de servicios, de tecnología y de capitales han llegado a alcanzar tal grado de libertad de movimientos y de interrelación que el marco de referencia de la vida económica ya no es el mercado de cada nación, sino el mercado mundial. Se trata de un verdadero cambio cualitativo por el que acontecimientos, decisiones y actividades que tienen lugar en un punto del planeta acaban por tener importantes repercusiones sobre los individuos y los grupos humanos que viven muy lejos de allí. La actual crisis económica es una buena prueba de ello.
Don grandes protagonistas -las multinacionales y algunos Estados (el “G8”)- hacen de la globalización un proceso imparable (incluso incontrolable hasta por ellos mismos). Las multinacionales funcionan a nivel mundial como entidades anónimas y sin patria y los Estados más poderosos mantienen su hegemonía liberalizando mercados para imponer sus productos. Todo este proceso, aparentemente sólo económico, encierra un componente ideológico y unas valoraciones que dan prioridad a la libertad individual y a la competitividad. Ello, como “por ósmosis”, tiende a incorporarse a la vida de las personas como sistema de valores y, al globalizarse, transforma la cultura y modos de vida sociales, tanto en los países más desarrollados como en aquellos que son más pobres.
Es justo reconocer los logros alcanzados por la humanidad gracias a la globalización: el fomento de la eficiencia y el incremento de la producción, el desarrollo de las relaciones económicas entre los países favorece el proceso de unidad entre los pueblos con evidente repercusión en el crecimiento no sólo económico, sino también político, cultural y social. Nunca como ahora ha habido tantos medios técnicos y materiales y tantos conocimientos para solucionar los problemas del hambre y subdesarrollo en el mundo y es justo reconocer que, aunque aún queda mucho por hacer, hay mayor prosperidad, la esperanza de vida es mayor y ha descendido la mortalidad infantil, crecen las oportunidades de trabajo y la legislación laboral tiende a igualarse en los diversos países…
Pero no podemos cerrar los ojos ante la brecha —cada vez mayor— entre los países ricos y pobres.
Nuestra sociedad globalizada no ha logrado resolver el problema económico de las dos terceras partes de la humanidad. ¿Qué está fallando en el proceso de globalización para que se produzca este resultado? ¿Porqué tantos millones de personas son pobres en medio de la abundancia y eficiencia globales del sistema? Los analistas lo atribuyen a algunos factores derivados del mismo sistema como el crecimiento a dos velocidades, las contradicciones del libre mercado, el dominio exclusivo de la tecnología, el mercado de la finanzas (¿mercado real o virtual?), el aumento de los flujos migratorios a causa de la pobreza en muchos países, el riesgo de fragmentación social (los ricos son más ricos, en cambio, los pobres son cada vez más pobres y más numerosos), la defensa a ultranza del Estado del Bienestar, el riesgo de una cultura homogénea y dirigida, el agotamiento de los recursos imprescindibles para la vida, el deterioro del medio ambiente, el predominio de los valores materiales y la cultura del consumismo que frenan las perspectivas humanizadoras y solidarias, etc.
“La globalización”, sin duda, es un proceso complejo y, como toda actividad humana, puede tener consecuencias positivas y —al mismo tiempo— arrastrar consigo elementos que comprometen el bien integral de las personas. Hay que estar atentos y evitar los peligros que —para el desarrollo integral del hombre— pueden derivarse de la “la globalización”.
Para ello es fundamental promover en todos los campos “un movimiento general de solidaridad”, “una solidaridad mundial más efectiva” (Pablo VI), es decir, trabajar por “la globalización de la solidaridad” (Juan Pablo II).
Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense
Entrevista a Andrés Rodríguez Maradiaga, Cardenal de Honduras, publicada en la revista “Iglesia Nivariense”, número 87 – NOVIEMBRE 2008.
LA JUVENTUD ES LA FUERZA NUEVA DE LA IGLESIA
Con ocasión de la reciente ordenación sacerdotal de dos hermanos gemelos, Cristóbal y Diego, el cardenal de Tegucigalpa (Honduras), Andrés Rodríguez Maradiaga, se desplazó desde Roma, donde asistía al Sínodo de los Obispos, hasta La Laguna.
¿Ha venido desde tan lejos sólo para estar presente en esta ordenación?
Así es. He venido exclusivamente a esta ordenación sacerdotal. Yo les conocí hace algunos años y Cristóbal me nombró su padrino de ordenación sacerdotal. Al estar en Roma, en el Sínodo de la Palabra, me fue más fácil poder venir. Les quedo sumamente contento y agradecido a estos dos hermanos. Nosotros tuvimos tanto de los primeros evangelizadores, que partieron o pasa-ron por Canarias. Y lógicamente, amor con amor se paga.
Es curioso que esta amistad con los nuevos presbíteros comenzase a través de Internet. Habla de la importancia y posibilidades de las nuevas tecnologías.
Efectivamente. Hay tantas cosas buenas que se pueden lograr a través de Internet. Esta relación se ha desarrollado por el espíritu misionero. Estos chicos tienen un gran corazón misionero, y esta es la fuerza nueva de la Iglesia. Y es muy lógico y muy bonito que el joven comprenda que también puede ser misionero.
En su intervención en el Sínodo de la Palabra, usted ha hablado destacando las ventajas de la globalización.
- Sí. Hoy la palabra de Dios ha podido llegar a todas partes, y tenemos cantidad de ediciones de La Biblia. Nosotros, incluso, como dije en el Sínodo, tenemos un programa en Internet para jóvenes sobre la leccio divina, que se llama "Los leccionautas, y que está ofreciendo un resultado precioso.
En esta intervención suya en Roma, usted denunció la no perseverancia de los valores cristianos en hombres y mujeres que desarrollan puestos de responsabilidad en la vida pública, y que en su día, habían sido educados en los principios de la fe cristiana. Parece ser que esa educación no caló en ellos de forma suficiente.
Muchas veces por falta de un seguimiento. Tenemos jóvenes que estudian en colegios de la Iglesia, y qua al pasar a la Universidad no tienen la oportunidad de que se les acompañe espiritualmente, y entonces la semilla cayó en buena tierra, pero había muchas espinas a su alrededor y por eso no pudo fructificar. Nosotros estamos tratando de aplicar ahora la Conferencia de Aparecida, para que al mismo tiempo que tenemos el espíritu de ser discípulos, seamos también misioneros.
(Casi en "clave de humor", la enorme cercanía personal que mostró hacia este periodista el Cardenal Maradiaga, nos hizo preguntarle para cuando podía esperar la Iglesia un Papa español o latinoamericano; no olvidemos, que las quinielas periodísticas indicaron al propio Maradiaga entre los "papables" del último Cónclave. El Cardenal, todo bon-dad y frescura comunicadora, no rehuyó ni la pregunta ni el humor).
(- Eso sólo lo sabe el Espíritu Santo...Yo no le puedo contestar esa pregunta...).
Mensaje pastoral que ha publicado este jueves la Conferencia Episcopal Boliviana sobre el referéndum de la Constitución política del Estado con el título "Llamados a ejercer un voto consciente, libre y responsable".
Introducción
1. Los Obispos de Bolivia hemos venido acompañando el proceso constituyente especialmente desde nuestra orientación pastoral expresada, entre otros, en los documentos "Construyamos una Bolivia para todos: hacia la Asamblea Constituyente" de marzo 2006, y "Orientaciones Pastorales sobre el Proyecto de CPE: Para que el pueblo tenga vida" de marzo 2008, poniendo la riqueza del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia al servicio de la construcción de una sociedad basada en los principios de la dignidad humana, la libertad, el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiariedad, la participación y la solidaridad.
2. Antes de entrar en el desarrollo del tema expresamos nuestra indignación por la manipulación del nombre de Dios y de la religión en la propaganda relacionada con el referéndum, venga de donde venga.
3. En las actuales circunstancias históricas en las que la ciudadanía boliviana se apresta a participar del Referéndum Constituyente, de trascendental importancia para el presente y futuro de Bolivia, como Pastores tenemos la responsabilidad de orientar nuevamente al Pueblo de Dios y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sobre el Proyecto de nueva Constitución Política del Estado con respecto a las modificaciones hechas por el acuerdo parlamentario en octubre de 2008.
4. Desde una escucha atenta a las inquietudes y necesidades del pueblo deseamos contribuir a una decisión libre, consciente y personal. Nuestra intención, a partir de una visión ética, moral y de principios, es resaltar los aspectos positivos y alertar sobre contradicciones y peligros que pueda entrañar su contenido.
5. Valoramos positivamente los avances logrados en las modificaciones al Proyecto de Constitución aprobado por la Asamblea Constituyente en Oruro. No obstante, también constatamos que el texto constitucional carece de la necesaria coherencia global y subsisten en él temas no discutidos. El Proyecto ha sido resultado más de la correlación de fuerzas políticas y sociales, que de la expresión total de las propuestas y anhelos del pueblo boliviano.
6. El texto, quizás como fruto de la premura con que se realizaron las modificaciones en el Congreso, contiene varias contradicciones e imprecisiones que podrían dificultar su aplicación y generar más controversias que perturben la pacífica convivencia política y social.
Valoramos como positivo:
Valoramos el reconocimiento del derecho a la libertad religiosa y del derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos...
1. Reafirmamos en primer lugar los elementos positivos señalados en nuestro anterior mensaje de marzo 2008, como el reconocimiento de los pueblos indígenas y los sectores históricamente marginados; la participación de los grupos sociales y cívicos en la vida del país, el enriquecimiento del sistema de derechos, la protección de la familia y el derecho a la salud.
2. En general los derechos individuales y colectivos reconocidos e incorporados en el Proyecto de nueva Constitución, así como las garantías constitucionales, representan un avance significativo en la ampliación y profundización del Estado Social de Derecho con más justicia social. (Art. 13 al 90 y 109 al 136).
3. En la configuración del nuevo Estado se han reconocido e incorporado los conceptos de Nación boliviana (Art. 3) como vínculo común y de la nacionalidad boliviana (Art. 141) como expresión de identidad y pertenencia nacional, lo que no niega la existencia de la pluralidad de naciones. Al respecto habíamos señalado: "(...) El concepto de nación debe ser entendido como el espacio unificador común del pueblo boliviano. Se trata entonces de hacer de Bolivia una Nación de pueblos originarios y de ciudadanos de distintos orígenes, muchos de ellos mestizos" (Mensaje CEB marzo 2008, N°43).
4. Se ha restaurado el principio democrático de la representación política de mayorías y minorías en la Asamblea Legislativa Plurinacional (Art. 146 y 148), retomando el sistema que ha prevalecido en Bolivia. La representación proporcional es la garantía, en un país diverso como el nuestro, de que las minorías tengan el derecho de hacerse escuchar en sus propuestas y en sus observaciones y, si corresponde, convertirse en una opción mayoritaria, conforme a la regla democrática de alternabilidad en el poder.
5. La recuperación del criterio de los dos tercios de votos de la Asamblea Plurinacional (Art. 411) para elegir a importantes autoridades y aprobar leyes relevantes, como la reforma constitucional, aleja la tentación de la imposición de una sola corriente en asuntos que comprometan gravemente el destino de todos. (Art. 158, inc. 4; Art. 214, 220, 227).
6. Algunas excesivas atribuciones del control social (Art. 241 y 242) han sido redimensionadas, alejando el riesgo de un uso interesado y corporativo que podría haberlo desvirtuado. En nuestra realidad boliviana, afectada por la corrupción en todos los niveles, el Control Social representa un derecho ciudadano regulado legalmente, que debe hacer a todos los ciudadanos corresponsables de la gestión pública y vigilantes del bien común.
7. La Jurisdicción Indígena (justicia indígena originaria campesina, Art. 190 al 192) ha sido definida en sus ámbitos personal, material y territorial. Sólo debe alcanzar a los miembros de las naciones originarias y pueblos indígenas, en los asuntos que les son propios y únicamente dentro de su ámbito territorial. La justicia indígena representa un reconocimiento cultural y su aplicación debe estar sujeta al control estatal, como él del Tribunal Constitucional Plurinacional.
8. Se han dado pasos para clarificar las reglas respecto a las autonomías que reducen el riesgo observado de sobreposición y anulación recíproca (Art. 277 al 305), sin embargo el nivel actual de reconocimiento no agota ni debe cerrar las posibilidades de reforma que las puedan mejorar y profundizar.
9. Nos parece razonable la décima disposición transitoria que establece que el requisito de hablar al menos dos idiomas oficiales para el desempeño de funciones públicas será de aplicación progresiva de acuerdo a Ley.
10. En relación a propuestas y observaciones hechas en los anteriores documentos, valoramos el reconocimiento del derecho a la libertad religiosa (Art. 4 y 86), el respeto del derecho de padres y madres de elegir la educación que convenga a sus hijos (Art. 88), de la enseñanza de la religión en las unidades educativas; de las unidades educativas de convenio con derecho propio de administración, de las escuelas superiores de formación docente fiscales y privadas (Art. 87), entre otros derechos incorporados en el Proyecto de nueva Constitución.
Nos preocupa:
1. Permanece nuestra observación sobre el riesgo que implicaría el carácter progresivo de los derechos esenciales a la dignidad del ser humano (Ver Art. 13,III), que, "sin precisar su alcance, pueda dar lugar al desconocimiento y restricción de derechos esenciales... que no deben depender de condiciones históricas, económicas, políticas y culturales para su ejercicio y protección ... (Mensaje CEB, marzo 2008 No. 30). En los casos en que se presenta una contradicción entre los derechos colectivos e individuales, el Proyecto de CPE no establece una regla explícita de solución que dé preeminencia a los derechos esenciales" (id. No. 33). Los derechos fundamentales que están previstos en el Proyecto de nueva Constitución, deberían ser de ejercicio inmediato y total, y tener preeminencia sobre otros derechos. Hubiera sido pertinente, incluso, establecer una cláusula de limitación que impida a los órganos públicos adoptar medidas regresivas.
2. Insistimos en que "la vigencia de los derechos civiles y políticos puede encontrarse gravemente comprometida por el amplio margen de discrecionalidad del Estado; por ejemplo, en la aplicación retroactiva de sanciones penales para algunos delitos (Art. 123), en la configuración del delito de traición a la patria (Art. 124,I), en las limitaciones jurídicas y no morales a la libertad de expresión" (Ver Art. 107,II). (Mensaje CEB, marzo 2008 N° 30-31). El principio de la retroactividad de las leyes debe favorecer y no perjudicar a quien se lo deba aplicar. Por otro lado, la definición del delito de "traición a la patria", por "violar el régimen constitucional de recursos naturales" y "atentar contra la unidad del país", por su carácter amplio y ambiguo, podría dar lugar a procesos penales por hechos que no revestirían la gravedad de traición a la patria. El uso interesado de estas previsiones constitucionales podría llevar en la práctica, a una persecución política altamente violatoria de los derechos fundamentales.
3. Los derechos preferentes para determinados grupos humanos, que se establecen en el Proyecto de CPE, deben tener carácter provisorio y no definitivo, con la finalidad de reinstaurar la igualdad de oportunidades, pero no deberían realizarse a costa de la exclusión y discriminación de los derechos de otras personas y grupos. La humanidad ha logrado el reconocimiento de sus derechos a partir de la toma de conciencia de que todos los seres humanos nacen y deben permanecer libres e iguales, lo que es también conforme a la enseñanza cristiana.
4. El Proyecto de nueva Constitución no reconoce el derecho a la vida "desde la concepción" (Art. 15, I.) lo cual representa un retroceso respecto a normas nacionales e internacionales que ya establecen este principio de la vida. Para la fe cristiana este principio es irrenunciable ya que Dios es autor de la vida y sólo Él puede darla y quitarla. La no clarificación de este derecho podría abrir el camino a la legalización del aborto.
5. Nuestra reflexión de marzo 2008, señalaba que "la ambigüedad de los derechos llamados sexuales y reproductivos (Ver Art. 66) pone en peligro la integridad de la familia en su función procreativa y debilita el derecho a la misión educativa de los padres para con sus hijos. Al no haberse modificado este reconocimiento, persiste el peligro de limitar la tutoría de los padres de familia sobre sus hijos y se pone en riesgo el ideal de persona, familia y sociedad desde los valores cristianos o culturales nativos, en el marco del respeto a la dignidad humana. El carácter ambiguo de la formulación constitucional del "matrimonio entre una mujer y un hombre" (Art. 63) y del reconocimiento estatal de "las familias" (Art.62), como si fueran una de las varias clases de matrimonio o familia, abre la posibilidad de que se consideren como tales a aquellas relaciones de pareja entre personas del mismo sexo.
6. La libertad de prensa y de información está todavía sujeta al cumplimiento de requisitos de veracidad y responsabilidad (Art. 107), aunque reservada a la autorregulación de los medios de comunicación social y a la ley. Estas condicionantes todavía podrían ser invocadas para implantar leyes restrictivas del derecho a la información y de prensa u otras medidas de censura previa. Tales principios son moralmente exigibles, pero no deben ser impuestos por el poder del Estado.
7. La elección por sufragio de las principales autoridades judiciales (Art. 182, 188, 194, 198) puede afectar la independencia judicial. Esta observación, de ninguna manera, implica la aceptación de las prácticas pasadas del "cuoteo" político partidario en la designación de estas dichas autoridades.
8. En relación al modelo económico, recordamos: "de la misma manera que en el pasado criticamos con claridad un modelo económico neoliberal radical, alertamos ahora ante la tendencia marcada de una economía estatista y centralizada" (Art. 309) (Mensaje CEB, N° 59, Marzo 2008). La Iglesia, en cumplimiento de su misión pastoral y en virtud de su doctrina social, siempre denunciará los riesgos de cualquier modelo económico, cuando la dignidad de la persona humana y el bien común estuvieran amenazados, conscientes de que el Estado, el mercado y los recursos naturales son sólo medios al servicio de esos fines.
9. Aún no quedan claros ciertos aspectos vinculados al ámbito de la educación. Resultan contradictorios la tensión que podría generarse en la participación de los padres y madres de familia en la gestión educativa, paralelamente con la participación social y comunitaria (Art. 83); el reconocimiento del derecho de administración de la entidades religiosas en las unidades educativas de convenio con la previsión de que éstas se regirán por las mismas normas, políticas, planes y programas del sistema educativo (Art. 88,I); el reconocimiento de escuelas superiores de formación docente fiscales y privadas (Art. 91,III) con el planteamiento de la formación docente en un sistema "único y fiscal" (Art. 96,I).
10. El Proyecto de nueva Constitución no reconoce la profunda realidad religiosa del pueblo boliviano que mayoritariamente profesa la fe cristiana, e ignora la relevancia histórica, cultural y social de la Iglesia Católica y de otras Iglesias cristianas en la formación de la identidad y desarrollo nacional. Aparece como contradictorio el postulado: "El Estado es independiente de la religión" (Art. 4), con lo establecido en el Art. 98, Inc. II del mismo texto que dice: "El Estado asumirá como fortaleza la existencia de culturas indígena originario campesinas, depositarias de (...) espiritualidades y cosmovisiones", que puede interpretarse como que el Estado asume sólo las espiritualidades indígena originario campesinas.
Exhortaciones finales
En el espíritu de la Navidad que hemos celebrado, misterio de Dios que en Jesús se encarna y asume la historia humana para vivificarla y dignificarla, los Obispos de la Iglesia Católica en Bolivia, hacemos un llamado a todos los creyentes y personas de buena voluntad a:
Asumir este acto electoral como una actitud festiva y democrática y como uno de los más importantes y trascendentales de la historia boliviana que marcará su presente y futuro. Asumir con responsabilidad su derecho-deber ciudadano de acudir a las urnas, con el debido conocimiento y discernimiento del Proyecto de nueva Constitución, para que su voto sea libre y consciente, evitando ser manipulados por la propaganda y discursos políticos. Tomar una decisión fundada en los valores y principios de una sociedad más justa, libre, equitativa, solidaria, fraterna, sin discriminación e iluminada por los contenidos de la fe y moral cristiana.
Urgimos a los líderes políticos, sociales y cívicos a hacer conocer sus acuerdos y desacuerdos sobre el Proyecto de nueva Constitución de manera honesta, fundada y responsable.
Instamos a las autoridades públicas y a los líderes sociales a garantizar un proceso electoral libre, pacífico y transparente.
Los Obispos de Bolivia convocamos fervientemente a que todos nos unamos en la oración al Señor, para que Él nos infunda sabiduría y coraje y nos conceda el don de la paz y la unidad a todo el pueblo boliviano.
Obispos de Bolivia
Cochabamba, 15 de enero de 2009
Comunicado que ha emitido el jueves 15 de Enero de 2009 la Coordinadora de Conferencias Episcopales en apoyo a la Iglesia en Tierra Santa, al final de su visita anual.
Belén-Jerusalén 15 de enero de 2009
Parad la violencia! Parad los asesinatos! Empezad a construir la paz!
Una y otra vez hemos escuchado esos gritos durante la novena visita de la Coordinadora de Conferencias Episcopales a la Iglesia Madre de Jerusalén en esta tierra dividida y doliente. La violencia en Gaza estaba en la boca y en la mente de todos. Hemos escuchado directamente sobre esta tragedia humana al párroco de Gaza, el padre Manuel Musallam.
No puede haber paz a menos que la gente crea en la paz. No puede haber seguridad a menos que haya seguridad para todos. No puede haber justicia a menos que haya justicia para todos en esta tierra. La fe nos da la esperanza de que la justicia, la paz y el perdón son posibles -una convicción compartida por nuestros anfitriones, el Patriarca de Jerusalén Su Beatitud Fouad Twal y la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa.
Nosotros somos pastores, no líderes políticos, pero la voz de los creyentes es vital para la búsqueda de la paz. La realidad de que cada persona humana es creada a imagen de Dios exige la dignidad para todos. El mensaje del Príncipe de la Paz, nacido en esta Tierra, nos recuerda que la paz es posible. "El pueblo que caminaba en las en tinieblas ha visto una gran luz " (Isaías 9,2). La oscuridad de este tiempo dará paso a la luz.
A los líderes de la comunidad internacional les decimos: trabajad con los israelíes y palestinos para poner fin a la violencia en Gaza y proporcionar con urgencia la asistencia humanitaria necesaria. Pero no hay que parar ahí. Con una sola voz, presionad a los Israelíes y Palestinos para que construyan una paz justa, con seguridad para Israel y un Estado viable para los palestinos.
Al Pueblo de Dios de nuestros propios países les decimos: intensificad vuestra oración por el bienestar de la Iglesia Madre y por la paz en Jerusalén. No tengáis miedo. Venid como peregrinos a Tierra Santa y encontraos con las comunidades cristianas vivas de aquí. Uníos a nosotros para convencer a nuestros gobiernos de que conseguir la paz entre Israelíes y palestinos sea una alta prioridad. Apoyad proyectos concretos y los hermanamientos con las comunidades cristianas locales que están luchando por sobrevivir.
A los cristianos de la Iglesia Madre en Tierra Santa les decimos: vemos en vosotros el rostro doliente de Cristo, quien lo perdió todo por nuestra salvación. No estáis solos. Somos una familia, una comunión universal con Cristo. Escuchamos vuestros gritos, como sufrís junto a los hermanos y hermanas de toda la comunidad. Os aseguramos nuestros amor, nuestra oración y nuestra continúa solidaridad. Os pedimos que también vosotros oréis por nosotros.
Firmantes:
Obispo Peter Bürcher
Obispo of Reykjavik, Conferencia Episcopal Escandinava
Obispo Michel Dubost
Obispo of Evry, Conferencia Episcopal Francesa
Obispo Raymond Field
Obispo auxiliar de Dublín, de la Comisión de Justicia y Asuntos Sociales de la Conferencia de Obispos Católicos de Irlanda
Arzobispo Patrick Kelly,
Arzobispo de Liverpool, Vicepresidente de la Conferencia de obispos Católicos de Inglaterra y Gales
Obispo William Kenney CP,
Obispo Auxiliar de Birmingham, Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales. Representante de la Comisión de Episcopados de la Unión Europea
Obispo Gerald F. Kicanas
Obispo de Tucson, Vicepresidente de la Conferencia de obispos Católicos de Estados Unidos
Arzobispo Reinhard Marx,
Arzobispo de Munich y Freising, Conferencia Episcopal Alemana
Obispo Joan-Enric Vives Sicilia
Obispo de Urgell y Copríncipe de Andorra, Conferencia Episcopal Española
Arzobispo James Weisgerber
Arzobispo de Winnipeg, Presidente de la conferencia de obispos Católicos de Canadá
[Traducción del original en inglés realizada por la Conferencia Episcopal Española]
ZENIT ofrece el discurso que el Papa ha dirigido, el jueves 15 de Enero de 2009, a los agentes y miembros de la Inspectoría de Seguridad Pública del Vaticano, en la sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano.
Queridos amigos de la Inspectoría de la Seguridad Pública en el Vaticano:
Ha comenzado hace poco el nuevo año, y es para mí un verdadero placer poder encontraros una vez más, y formular a cada uno de vosotros mis fervientes deseos para el nuevo año, que extiendo cordialmente a vuestras familias y a vuestros seres queridos. El carácter familiar de este tradicional encuentro, para mí tan querido, me ofrece la oportunidad de dirigiros un saludo personal y expresaros mi vivo y grato aprecio por el trabajo que lleváis a cabo cada día con reconocida profesionalidad y gran dedicación. En vosotros, saludo con afecto a aquellos que el Estado Italiano destina a un servicio especial de policía y vigilancia, unido a mi misión de pastor de la Iglesia universal.
Mi saludo y mis augurios van ante todo al doctor Giulio Callini, nombrado desde hace poco director general, a quien agradezco las palabras con las que ha interpretado vuestros comunes sentimientos, como también al prefecto Salvatore Festa. Con igual afecto, saludo a los otros componentes de la Inspectoría de la Seguridad Pública en el Vaticano, que no han podido estar presentes. Extiendo mi saludo deferente al jefe de la Policía, el prefecto Antonio Manganelli; al vice-jefe de la Policía, prefecto Francesco Cirillo; al cuestor de Roma, doctor Giuseppe Caruso y a los demás dirigentes y funcionarios de la Policía de Estado por su significativa presencia.
Considerando el trabajo que estáis llamados a realizar --recuerdo que solía encontrarme con alguno de vosotros cuando de cardenal atravesaba cada día la Plaza de San Pedro--, pienso en los sacrificios que vuestro servicio comporta. Sacrificios que debéis hacer vosotros, pero que también comparten vuestros familiares a causa de los turnos que requiere la continua vigilancia de los lugares cercanos a la plaza de San Pedro y el Vaticano. Por esto, quisiera incluir en mi agradecimiento también a vuestras familias, con un pensamiento especial a los que os habéis casado hace poco o estáis a punto de dar este paso. A cada uno de vosotros os aseguro un saludo cordial en la oración.
Comienza un año nuevo y son muchas nuestras esperanzas y expectativas. No podemos ocultar sin embargo que en el horizonte se perfilan no pocas sombras que preocupan a la humanidad. Pero no debemos desanimarnos; al contrario, debemos mantener siempre encendida en nosotros la llama de la esperanza. Para nosotros cristianos la verdadera esperanza es Cristo, don del Padre a la humanidad. Este anuncio es para todos los hombres: éste se encuentra en el corazón del mensaje evangélico; para todos de hecho ha nacido Jesús, ha muerto y ha resucitado. La Iglesia sigue proclamándolo hoy a toda la humanidad, para que toda persona y toda situación humana pueda experimentar el poder de la gracia salvadora de Dios, la única que puede trasformar el mal en bien. Sólo Cristo puede renovar el corazón del hombre y convertirlo en un "oasis" de paz; sólo Cristo puede ayudarnos a construir un mundo donde reine la justicia y el amor.
Queridos funcionarios y agentes, a la luz de esta firme esperanza, nuestro trabajo cotidiano, cualquiera que sea, asume un valor y un significado distintos, porque lo anclamos en esos valores permanentes humanos y espirituales que hacen nuestra existencia más serena y útil a los hermanos. Por cuanto, por ejemplo, concierne a vuestra obra de vigilancia, ésta puede vivirse como misión. Un servicio al prójimo, que concierne al orden y la seguridad, y al mismo tiempo, una ascésis personal, por así decirlo, una constante vigilancia interior que exige armonizar bien la disciplina y la cordialidad, el control de sí mismo y la acogida vigilante de los peregrinos y los turistas que llegan al Vaticano. Y este servicio hecho con amor se convierte en oración, oración aún más agradable a Dios cuando vuestro trabajo resulta poco gratificante, monótono y fatigoso, especialmente en las horas nocturnas o en los días en que el clima se hace duro. Y es cumpliendo bien el propio deber que cada bautizado realiza su vocación propia a la santidad.
Queridos amigos, os renuevo mis cordiales deseos para este nuevo año, os aseguro mi cercanía espiritual y os imparto de corazón a cada uno una especial Bendición Apostólica, que extiendo con afecto a vuestros familiares y seres queridos.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Traducción al español de la carta en latín que Benedicto XVI dirigió al cardenal Tarcisio Bertone S.D.B, secretario de Estado, legado pontificio para el VI Encuentro Mundial de las Familias.
Al venerado hermano Tarcisio Bertone, S.D.B.
Secretario de Estado
Con el deseo de que la sociedad futura goce de una condición más digna, muchos pastores y fieles laicos de todo el mundo, se reunirán próximamente en la ciudad de México para el VI Encuentro mundial de las familias, que tiene por tema: "La familia formadora en los valores humanos y cristianos".
Este tema es de suma importancia, pues "la familia está llamada a desempeñar su deber educativo en la Iglesia, participando así en la vida y en la misión eclesial. La Iglesia desea educar sobre todo por medio de la familia, habilitada para ello por el sacramento, con la correlativa "gracia de estado"" (Juan Pablo II, Carta a las familias Gratissimam sane, 16).
Realmente, los principales maestros de la humanidad son los mismos padres de familia que, sostenidos por la gracia divina, se esfuerzan por transmitir a sus hijos las virtudes de la fe en Cristo, la caridad operante y una gran esperanza, y "en este campo tienen incluso una competencia fundamental: son educadores por ser padres" (ib.).
Conviene recordar que a todas las familias cristianas se presentan los brillantes ejemplos de algunos fieles, tanto de tiempos antiguos como de épocas recientes, que no sólo a los jóvenes, sino también a la gran mayoría de la gente, dejaron su vida como ejemplo de nobleza y recuerdo de virtud (cf. 2 M 6, 31). Entre ellos cabe destacar en Oriente a los santos Basilio y Emelia, que entre sus nueve hijos cuentan con cuatro santos, y en Occidente a los santos Gordiano y Silvia, padres del Sumo Pontífice san Gregorio Magno.
Al inicio de este milenio, la Madre Iglesia ha inscrito en el catálogo de los beatos a María Teresa Ferragud Roig, que en España juntamente con sus cuatro hijas vírgenes consagradas a Cristo consiguió la palma del martirio y la gloria celestial; a los esposos Luis Beltrame Quattrocchi y María Corsini, en Italia; Luis Martin y Celia María Guérin, en Francia, padres de santa Teresa de Lisieux, patrona de las misiones y flor del Carmelo.
Estoy convencido de que este acontecimiento puede ser muy beneficioso para toda la sociedad y para cada persona. Por eso, de buen grado acepté la invitación del venerado hermano cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo metropolitano de México; pero, dado que yo no puedo acudir personalmente, con confianza te envío a ti, venerado hermano, mi principal y muy diligente colaborador en despachar los asuntos diarios, para que me representes dignamente y lleves a las personas allí congregadas mi exhortación paterna y mi cordial saludo. Por lo cual, con esta carta te nombro mi legado para el VI Encuentro mundial de las familias, que se celebrará en México del 13 al 18 del próximo mes de enero.
Encomiendo encarecidamente tu legación y todo el Encuentro mundial de las familias a la poderosa intercesión de la santísima Virgen María de Guadalupe y de san José, así como de todos los santos padres de familia, a fin de que obtengan del Hijo de Dios para los gobernantes de las naciones y para las familias mismas las ayudas, los derechos y las luces necesarios, para que la dignidad de todos los hombres de verdad se reconozca, se respete y se honre.
Por último, quiero que impartas amorosamente, en mi nombre, la bendición apostólica, prenda de gracia celestial y testigo de mi comunión, a todos los que participen en ese acontecimiento.
Vaticano, 28 de diciembre de 2008, cuarto de mi pontificado
BENEDICTVS PP. XVI
[Traducción distribuida por la Santa Sede
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]
Entrevista, publicada en Iglesia Nivariense – núm. 88, a Don Felipe Fernández García, obispo emérito de la Diócesis de Tenerife sobre el Sínodo Diocesano al cumplir el X Aniversario de su clausura el 8 de Diciembre de 2008.
«UN GRAN MOMENTO PARA LA RENOVACION»
Mientras estamos preparando la celebración del X aniversario de nuestro Primer Sínodo Diocesano, hemos tenido la posibilidad de contar entre nosotros con su principal impulsor, el Obispo Emérito de la Diócesis, Don Felipe Fernández. No podíamos comprender este número de Iglesia Nivariense, sin intercambiar, desde el recuerdo y la esperanza, unas palabras con él.
¿Cómo surgió la idea de convocar un Sínodo?
Se me ocurrió a mí personalmente. Sin embargo, consulté esta posible iniciativa, -entonces- con varios colaboradores míos y con los organismos correspondientes en su día, tal y como sabiamente mandan los cánones de la Iglesia. Así nos asegurábamos la mejor garantía de que sería siempre un acto eclesial, como de hecho lo fue. Recuerdo que la idea de convocar un Sínodo surgió en mí, fundamental-mente, por el deseo de aplicar mejor el Concilio Vaticano II en nuestra diócesis. Además, en una Iglesia que había nacido hace más de un siglo, como la nuestra, nunca se había celebrado un Sínodo Diocesano. Sería un sínodo, podríamos decir, "constituyente", en cierto sentido, de la Iglesia diocesana, y de sus relaciones con las demás iglesias diocesanas. (Por cierto, la diócesis hermana de Canarias, iba ya entonces por el tercer sínodo diocesano desde que nuestra Iglesia diocesana naciera de ella).
¿Cuáles fueron los primeros pasos y las primeras sensaciones?
Un paso originalísimo en nuestra iglesia diocesana fue la consulta a toda la diócesis, a través de una pastoral del obispo, sobre la conveniencia o no del Sínodo. La pastoral la titulamos, en forma de pregunta, "¿Hacia un Sínodo Diocesano?'. Recuerdo que se recibieron casi 10.000 respuestas, la inmensa mayoría de las cuales fueron a favor de la realización y sólo algunas en contra. No obstante, ante una pregunta posterior, "En la hipótesis de que fuese convocado, más allá de lo que cada uno de ustedes haya podido pensar, ¿estaríais dispuestos a participar en él, según vuestras posibilidades (...)?', y que pesó no poco en mí para decidir convocar o no un Sínodo diocesano, todas las respuestas fueron afirmativas. Incluso, pude constatar, cómo algún sacerdote que no lo veía claro en un principio, sin embargo, más tarde, trabajó como el que más en la realización del Sínodo diocesano.
Aquella consulta fue acompañada por un cuadernillo, preparado por Don Bernardo, de quien decía yo que era uno de los motores del Sínodo diocesano, (uno interior que era el Espíritu y otro exterior que era él, como secretario general del sínodo), en el que se informaba sobre lo que es y lo que no es un Sínodo diocesano. Sobre lo que se puede esperar y lo que no se puede esperar de un Sínodo diocesano.
El tiempo preparatorio, pre-sinodal, ¿Cómo se vivió?
Lo vivimos como una invocación al Espíritu para descubrir la conveniencia o no de ese Sínodo que pensábamos celebrar, como un momento de análisis de la vida diocesana hecho con el mayor rigor y deseo de ser objetivos en tal análisis y como un tiempo de dis-posición interior correcta de cada uno de nosotros de cara al sínodo, si decidíamos celebrarlo. Personalmente, valoro este punto de la disposición personal correcta, con mucho, como la más importante que podemos tener los hombres ante la realización de un Sínodo Diocesano. Debemos subrayar la invocación al Espíritu Santo, cuya devoción creció, entonces, no poco, en la diócesis.
Y el Sínodo, su realización ¿qué recuerdos tiene de esa etapa?
Fue un tiempo precioso de participación de muchísima gente en la vida de la Iglesia. Se tocaron muchas cuestiones, algunas más comunes, como la comunión, la caridad social, la liturgia de la Iglesia, el anuncio del Evangelio de Jesús y su mensaje hoy, etc., y otras más propias de nuestro tiempo y de nuestra sociedad actual, como la familia, los jóvenes, la religiosidad popular... Estos temas resultaron de una gran novedad para muchos de los participantes, porque sencillamente se ayudaba a entender la vida de la Iglesia de cada día.
Y ahora, diez años después, ¿qué interpretación hace?
Una interpretación muy hermosa, porque, en la etapa final se invocó mucho al Espíritu Santo y porque de hecho, se creció no poco en la invocación al Espíritu Santo en la Diócesis. Se han aplicado cuestiones muy concretas y que sólo podían ser decididas correctamente en un sínodo, como diversos puntos de la estructura diocesana, de renovación parroquial, la presencia de armas llevadas por los militares en diversas procesiones (la del Cristo de la Laguna es un ejemplo más entre ellas), por enumerar algunas cuestiones de las decisiones sinodales...
La Delegación Diocesana de vocaciones nos ofrece la siguiente HARA SANTA VOCACIONAL para el mes de Enero 2009.
HORA SANTA VOCACIONAL MES DE ENERO 2009
Servicio de oración por las vocaciones de la Delegación Diocesana de Pastoral Vocacional
“Llamados a gritar el Evangelio con toda la vida”
SE EXPONE EL SANTISIMO SACRAMENTO
GUIA: Cantamos (Un canto para la entrada que reúna a la asamblea y la motive a la adoración):
Breve Silencio
GUÍA: Al empezar este tiempo de adoración, iniciando el año nuevo 2009, junto a la Virgen María, contemplamos a Jesús pobre, humilde en el pesebre de la EUCARISTIA. Vamos a pedirle a Jesús, realmente presente en la Eucaristía, que derrame su Espíritu sobre nuestros corazones y sobre el corazón de tantas personas que el Señor cada día pondrá en nuestro camino en el nuevo año.
GUÍA: A cada petición vamos a responder: Envía tu Espíritu, Señor (o puede ser alguna letanía al Espíritu cantada)
LECTOR 1: - Te pedimos, Señor, tu Espíritu que nos hace verdaderos adoradores.
LECTOR 2: - Te pedimos, Señor, tu Espíritu, que nos abra nuestros corazones para recibir tu Palabra
LECTOR 1: - Te pedimos, Señor, tu Espíritu que nos hace verdaderos testigos de tu Palabra
LECTOR 2: - Te pedimos, Señor, tu Espíritu que nos mueve a seguirte en la vocación a la que nos llamas.
LECTOR 1: - Te pedimos, Señor, tu Espíritu que haga arder tu Fuego en nuestros corazones.
LECTOR 2: - Te pedimos, Señor, tu Espíritu que nos alegre al anunciarte.
GUÍA: cantamos: “Ven, Espíritu de Dios”
Breve Silencio
GUÍA: Iluminados por el Espíritu, escuchemos y meditemos la Palabra de Dios
LECTOR 1: de la primera carta de San Juan (1,1-4)
“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos.
Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado.
Lo que hemos visto y oído, se los anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros.
Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Les escribimos esto para que nuestra alegrías sea completa.”
Palabra del Dios.
Canto: (apropiado)
GUÍA: Dejemos que la Palabra de Dios resuene en nuestro corazón. Breve Silencio
LECTOR 1: El Evangelio más que una lección es un ejemplo. Es el mensaje convertido en una vida viviente. “El Verbo se hizo carne”. El Verbo, el mensaje divino se ha encarnado: la Vida se ha manifestado. Debemos ser semejantes a cristales puros para que la luz se irradie a través de nosotros.
“Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos.”
LECTOR 2: Una vida íntegramente cristiana, he ahí la única manera de irradiar a Cristo. Vida cristiana, por tanto, en el hogar; vida cristiana con lo pobres que nos rodean; vida cristiana con los compañeros; vida cristiana en el trato con lo jóvenes; vida cristiana en la propia profesión; vida cristiana en el cine, en el baile, en el deporte.
El cristianismo o es una vida entera de donación, una transformación en Cristo, o es una ridícula parodia que mueve a risa y a desprecio.
Canto: ( apropiado)
Breve Silencio
LECTOR 1: Si Cristo hoy mirase nuestro pueblo (ciudad), nos diría como aquel día en el Sermón de la montaña: “Ustedes son la luz del mundo. Ustedes son los que deben alumbrar estas tinieblas. ¿Quieren colaborar conmigo? ¿Quieren ser mis apóstoles?”
Breve Silencio
LECTOR 2: “¿Quieren colaborar conmigo? ¿Quieren ser mis apóstoles?” Este es la llamada ardiente que dirige el Maestro a los hombres de hoy. Pero, ¡qué difícil resulta en algunas partes encontrar un reducido número que le diga “sí”! La mayoría se quedan en sus placeres, en sus proyectos, en sus negocios... Cambiar de vida, consagrarla para la salvación de los hombres, nuestros hermanos, no se puede, no se quiere...
LECTOR 1: ¡Cuántos son los llamados por Cristo en estos años! Escuchan, parecen dudar unos instantes. Pero el torrente de la vida los arrastra. Pero nosotros hemos respondido a Cristo que queremos ser de esos escogidos, que queremos ser apóstoles. Pero ser apóstoles no significa hablar de la verdad, sino vivirla, encarnarse de ella, transformarse en Cristo. Ser apóstol no es llevar una antorcha en la mano, poseer la luz, sino ser la luz...
Canto: Enciende una luz.-u otro apropiado-
LECTOR 1: del Evangelio según san Mateo (5,13-16)
“Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar?
Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así ha de brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que están en el Cielo.”
Palabra del Señor
Breve Silencio
LECTOR 2: Nos dice Carlos de Foucauld:
“Toda nuestra vida, por muda que sea, tanto la vida del desierto, como en Nazaret, como la vida pública, debe dar testimonio del Evangelio. Toda nuestra existencia, todo nuestro ser debe gritar el Evangelio sobre los techos. Toda nuestra persona debe respirar a Jesús. Todos los actos de nuestra vida deben gritar que le pertenecemos y deben ser una imagen de vida evangélica. Todo nuestro ser debe ser una predicación viva, un reflejo de Jesús, un perfume suyo, algo en lo que resplandezca la imagen de Jesús.
Amemos mostrar que somos del Señor, que le pertenecemos, con nuestras palabras y con nuestras acciones... que todo lo que hagamos y seamos grite que pertenecemos a Jesús.”
Breve Silencio
GUÍA: Unidos a Jesús Buen Pastor, confiémosle nuestras súplicas. A cada intención respondemos:
“Señor, ayúdanos a ser luz para el mundo “
1. Te pedimos por los sacerdotes para que ejerzan el ministerio trasmitiendo el Evangelio con la vida.
2. Te pedimos por los consagrados para que, desde la oración cotidiana y la entrega en el servicio a los más necesitados, sean luz en el mundo.
3. Te pedimos por los matrimonios para que en la unidad y el amor, anuncien el Evangelio a sus hijos desde la propia vivencia de los valores cristianos.
4. Te pedimos por los misioneros para que, como apóstoles de Cristo, sean sal de la tierra y luz en el mundo.
5. Te pedimos por las parejas de novios para que vayan formando los valores de familia en base al Evangelio.
6. Te pedimos por los que gobiernan los pueblos para que, guiados por los valores evangélicos nos guíen en la unidad y la paz.
7. Te pedimos por los jóvenes para que vivan íntegramente el cristianismo, es decir, irradien a Cristo en todo lo que hacen.
8. Te pedimos por todos los cristianos para que no sólo lleven la luz de Cristo sino también la sean.
Breve silencio
GUIA: Hacemos presente a la Virgen María, ella que nos regaló a Jesús y lo colocó en el pesebre para ser adorado por los pastores y los magos, hoy nos lo coloca en cada altar a través de los sacerdotes para que también lo adoremos hecho Eucaristía. Agradecidos a la Virgen por el regalo de Jesús le cantamos.
(canto apropiado a la Virgen).
GUIA: Para concluir este rato de adoración y oración rezamos juntos la oración por las vocaciones:
“Jesús,
que sientes compasión al ver la multitud
que está como oveja sin pastor,
suscita en nuestra Iglesia
una nueva primavera de vocaciones.
Te pedimos que envíes
-Sacerdotes según tu corazón
que nos alimenten con el Pan de tu Palabra
y en la mesa de tu Cuerpo y de tu Sangre;
-Consagrados que, por su santidad,
sean testigos de tu Reino;
-Laicos que, en medio del mundo,
den testimonio de Ti con su vida y su palabra.
Buen pastor,
fortalece a los que elegiste;
y ay