La Conferencia Episcopal de Angola y Santo Tomé y Príncipe (CEAST) agradece a Benedicto XVI por la visita a Angola del 20 al 23 de marzo, y reconoce el seguimiento del evento por parte de los medios de comunicación locales. (FIDES)
COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE ANGOLA E S. TOMÉ
Os bispos da Conferência Episcopal de Angola e S. Tomé, tendo notado o modo responsável e exemplar como os órgãos de comunicação social nacional, públicos e privados, prepararam, acompanharam, trataram e difundiram a visita e a mensagem do S. Padre Papa Bento XVI em Angola, demarcando-se da atitude, infelizmente reducionista de certa imprensa, sobretudo, a ocidental e certas instituições, assumida durante a visita do S. Padre na República dos Camarões, vêm, por este meio, exprimir o seu reconhecimento e gratidão pela nobreza da missão cumprida e manifestar a sua solidariedade ao S. Padre Papa Bento XVI e aos Bispos da Conferência Episcopal dos Camarões pela postura assumida.
Outrossim, encorajam todos os meios de comunicação social nacional, públicos e privados, a se comprometerem inequivocamente com a verdade, com a vida assumida na sua plenitude e com todos os valores fortes que devem enobrecer a nossa sociedade.
Luanda, 27 de Março de 2009
OS BISPOS DA CEAST
Llamamiento de la Conferencia Episcopal de Obispos Católicos de India al electorado a través de Su Exc. Mons. Stanislaus Fernandes, Secretario General de la Conferencia.
LLAMAMIENTO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL
DE OBISPOS CATÓLICOS DE INDIA AL ELECTORADO
Nueva Deli, 19 de Febrero de 2009
I. Introducción
Hay momentos que definen el destino de una nación. Después de sesenta años de nuestro recorrido como una nación libre, nos enfrentamos a nuestro decisivo momento. India ha respondido con total éxito a una demanda continua a seguir la visión de nuestros padres fundadores. Nuestra lucha constante y compromiso sincero hacia una transformación e integración social, progreso económico y madurez política nos han estimulado a conseguir nuevas cimas. Sin embargo, nuestra soberanía como una nación y nuestra identidad como un estado secular se han enfrentado con retos imponentes en todos los frentes global, nacional y regional.
Completamente conscientes y convencidos que el poder para desviar nuestro rumbo reside en nuestras propias manos, llamamos a todos los ciudadanos de nuestro país, que están a punto de ir a las elecciones, a ejercitar juiciosamente su derecho a elegir a aquellos representantes que faciliten la aparición de una nación que queremos ser a través de un gobierno fiable y responsable.
Somos invitados a mirar hacia delante y dirigir seriamente las tareas inacabadas y preocupaciones emergentes de nuestro pueblo.
2. Principios que se deben invocar
Nuestro compromiso democrático está fundado en la primacía del individuo que es dotado con su dignidad, derechos y libertad que son inalienables, y del compromiso social para luchar por el bien común. Esta tarea sagrada debe ser realizada por medio de un sistema de gobierno que respete y promueva tanto la libertad de todos los individuos como el bien de la sociedad entera. Esta acertada máxima que el Padre de la Nación nos ha dado, sirve como un principio guía en nuestros esfuerzos para conseguir nuestro fin: “Recuerda el rostro del hombre más pobre y más indefenso que puedes haber encontrado y pregúntate a ti mismo, si el paso que consideras le va a ser de algún beneficio para un control sobre su propia vida y su destino”.
3. Nuestro escenario económico
Productividad mayor en sectores industrial y de agricultura, rápido crecimiento en industria y comercio, logros tecnológicos y científicos, incremento en reserva de divisas, mejor nivel de vida para muchos, rápido crecimiento en el mundo de la tecnología y comunicación de la información, son verdaderos signos prósperos de nuestra economía. La capacidad de nuestra economía en la presente crisis económica global es juzgada por muchos en términos positivos.
Sin embargo, una cuestión seria se ha suscitado acerca del desequilibrio entre los logros globales crecientes de India y las decrecientes realizaciones domésticas. El alarmante índice de suicidio entre granjeros, el índice creciente de desempleo, la continuación e incluso el crecimiento en el pocentaje de personas bajo el umbral de la pobreza, y la creciente división entre los ricos y pobres, son signos inquietantes de nuestra planificación y actuación económicas. La práctica deplorable del trabajo infantil, la tendencia para eliminar a la joven, el desplazamiento rural y urbano de personas como un resultado de entendimiento torcido de desarrollo, la creciente inquietud entre la población rural debido a Zonas Especiales Económicas, necesitan nuestra atención inmediata. No obstante, debido a la explotación insostenible de recursos naturales como agua subterránea, selvas, minerales, ríos, etc, existe un precio elevado en la ecología y en el medio ambiente con consecuencias nefastas como calentamiento global y cambios climáticos. Estos hacen un mal presagio para el sistema de vida de nuestro pequeño planeta.
La carencia de sensibilidad hacia las quejas legítimas del pueblo tales como los sin tierra, mal gobierno y desempleo masivo han forzado a las personas, equivocadamente por supuesto, a optar por la violencia organizada. Considerar tales protestas violentas como un mero problema de ley y orden y controlarlas por la fuerza bruta es causa de gran preocupación. El crecimiento económico más alabado será justificado si es socialmente inclusivo y los beneficios alcanzan a los sectores más débiles de nuestra nación.
4. Recorrido de nuestra democracia parlamentaria
Nuestra herencia nacional, especialmente nuestra Constitución, está fundada sobre el pluralismo étnico, racial, religioso y cultural. La diversidad es un rasgo distintivo de nuestra cultura compuesta. Durante los pasados sesenta años y antes hemos logrado conservar esta identidad a pesar de serias tensiones. Nuestra creciente convicción ha sido conservar y promover nuestra cultura democrática con sus instituciones.
El buen funcionamiento de nuestras institutciones democráticas, a saber el Parlamento, la Judicatura, el Ejecutivo, la Prensa, nos dan un grado considerable de satisfacción. La crecida participación en los niveles de base, que ha sido más fortalecido con la introducción del Panchayati Raj, es ciertamente un principal factor contributivo. El sano balance entre la estructura federal y la autonomía del Estado ha sido mantenido equitativamente bien.
Sin embargo, nos perturba el descenso constante en credibilidad en el funcionamiento de nuestras instituciones democráticas. La frecuente interrupción de reuniones y del Parlamento a causa de abandonos innecesarios y suspensiones, la falta de respeto al presidir los oficiales, pasando por alto algunas leyes sin debate suficiente y deliberación bien informada y la crimilización de políticos son altamente deplorables.
Una constante interrupción de la norma de la ley, violencia de grupos y agresión en instituciones y organizaciones, despreocupación por la vida, derechos, libertad y properidad de los ciudadanos conduciendo a desorden creciente, ausencia de intervención oportuna por parte de agencias de la ley competentes, agravan esta debilitada condición.
5. Mirada a nuestra situación socio-cultural
La diversidad en las esferas étnicas, raciales, religiosas, cultural y regionales nos ha dado una cultura compuesta. Consecuentemente, nosotros, como una nación, hemos estado disfrutando de un grado razonable de cohesión social, un componente necesario de integración nacional. Hogar de más de 4000 comunidades con su diverso ethos socio-cultural, India ha conseguido en el correr de décadas una sana interacción, un nivel muy encomiable de integración socio-cultural en todos los niveles.
Nuestro país, la cuna de muchas religiones, nos ha dado una lista impresionante de apreciados valores como satyam (veracidad), ahimsa (no-violencia) Karuma (buena voluntad y compasión), Bhuta daya (preocupación por toda forma de vida) maitri (amistad y compañía), austeridad y simplicidad de vida, sampradayik samabharana (espíritu de tolerancia o coexistencia pacífica). Estos son mantenidos en gran estima y considerados como los distintivos de nuestra herencia india.
Sin embargo, demasiado frecuente ha existido la amenaza a nuestra identidad y unidad nacional al causar desafecto hacia una raza particular o región o religión. El retraso por parte del Estado en actuar a tiempo y tratar firmemente con los indiviuos y organizaciones responsables de campañas de odio, violencia de masas, ataques organizados y destrucción sin sentido de la preciosa vida humana y prosperidad pública han sido muchas veces desalentadores y decepcionantes. La creciente división comunal, responsable de la frecuente y extendida violencia comunal, y la migración forzada donde los Indios viven como refugiados en India, son ejemplos de total mal gobierno.
El terrorismo externo y global, como la reciente agresión en Mumbai, es una amenaza a la seguridad, identidad e integridad nacional igual que el terrorismo interno, como las atrocidades de masas provocadas en Orissa. Del mismo modo, tiene que ser fuertemente rechazada la intolerancia hacia artistas creativos, a escritores críticos, a ladres dalit, y a aquellos que resisten la cultura de la mafia.
El cancer que afecta el funcionamiento saludable de nuestra democracia ha sido el pecado permanente de corrupción. La degeneración que se impone en las éticas sociales y moralidad pública es abiertamente lamentada por la sociedad en general. El poder idolátrico y el dinero desplazan a Dios y a los seres humanos a los márgenes de la humanidad minando de ese modo los valores éticos y morales.
6. Llamada al deber y responsbilidad en las elecciones que se acercan
Después de una visión general del estado de nuestra Naciòn volvemos a nuestros ciudadanos con una seria llamada. Ser fiel a la letra y espírtu del Preámbulo y disposiciones de la Constitución de India sin ninguna persuación sectaria o de partido.
Cada ciudadano debería asegurar que su nombre esté registrado en las listas de votantes y que ejercite su derecho a votar por un partido/candidato que asegure lo siguiente:
En nuestro camino por la democracia, necesitamos reavivar esperanza y entusiasmo en nuestros ciudadanos. Deberíamos estar de acuerdo para no dejar a nadie atrás ni para descartar, aunque podamos tener muchos puntos de desacuerdo. La creencia en las buenas intenciones puede redimir errores y fallos. El compromiso a la verdad y justicia, atenuado por la tolerancia, la aceptación y por el espíritu de reconciliación puede ayudar a uno y a todos a liberar toda la energía necesaria para un compromiso renovado a continuar la reconstrucción de nuestra nación.
Cultivemos la cultura del diálogo abierto, del discurso imparcial y respetuoso incluso en asuntos discutidos. Al estar en un momento de gran reto y oportunidad mayor, vamos a mirar hacia un gobierno que lleve a las personas a trabajar juntamente por el bien común a través de lineas de partido. No importa qué grande sea el reto o qué difícil la situación, el cambio es siempre posible si nosotros estamos dispuestos a luchar por ello y, por encima de todo, a creer en ello. Vamos a comprometernos, con una firme resolución en nuestros corazones, a honrar la diversidad en la unidad. Que el bien del más pequeño y del último ciudadano de nuestro país sea nuestro criterio y el punto de partida en este esfuerzo por conseguir nuestro objetivo, como lo tenemos en la visión del Padre de nuestra nación.
Escrito por:
Reverendísimo Stanislaus Fernandes, S.J.
Secretario General, CBCI &
Arzobispo de Gandhinagar
(Traducción particular no oficial desde el Inglés)
El texto en Inglés:
http://www.fides.org/eng/documents/INDIA_-_APPEAL_BY_THE_CATHOLIC_BISHOPS.doc
DOMINGO DE RAMOS / B
5 de abril de 2009 El Señor Jesús, que se entregó hasta la muerte para darnos vida, esté con todos vosotros. Antes de las lecturas: Escuchemos ahora, con atención y con fe, las lecturas de la Palabra de Dios. En primer lugar, el profeta Isaías y san Pablo nos hablarán de Jesús, de su entrega total, de su sufrimiento, de su abajamiento. Antes de la aclamación de la Pasión (ev: Marcos 14,1-15,47): Dispongámonos ahora a escuchar, en el centro de nuestra celebración de hoy, el relato de la pasión del Señor. Contemplemos el camino de Jesús hacia la muerte, por amor y fidelidad a Dios y a nosotros. Y agradezcamos ese sacrificio, con fe y con esperanza, porque sabemos que de la cruz de Jesús brota nuestra vida.
Padrenuestro: Unidos a Jesucristo, movidos por su amor, nos atrevemos a decir:
Sed bienvenidos, hermanas y hermanos. Nos reunimos, en este domingo de Ramos, para comenzar las celebraciones de la Semana Santa. Y hoy, con nuestros ramos, recordamos el momento en que Jesús entró en Jerusalén montado en un asno, mientras todos le aclamaban con entusiasmo. También nosotros le aclamamos, porque creemos en él, porque queremos seguirle en su camino en estos días santos, porque estamos convencidos de que su pasión, muerte y resurrección nos abre también a nosotros las puertas de la vida.
Oración universal: Oremos ahora con fe y confianza, y pidamos que la vida nueva que nace de la cruz de Cristo llegue al mundo entero. Oremos cantando: KYRIE, ELEISON.
Por la Iglesia, por todos los cristianos. Que aprenda-mos a vivir con espíritu de amor y de entrega, como Jesús. KYRIE, ELEISON. R/KYRIE, ELEISON.
Por los que no conocen a Jesús. Que puedan llegar a sentir el gozo y la vida que él nos da. KYRIE, ELEISON.
Por todos los que sufren. Que, identificados con la cruz de Jesús, puedan también gozar de la alegría de la resurrección. KYRIE, ELEISON.
Por todos nosotros, reunidos en este domingo de Ramos. Que la Semana Santa que iniciamos nos haga crecer en la fe, la esperanza y el amor. KYRIE, ELEISON.
Escucha, Señor Jesús, la oración confiada que te dirigimos. Tú, que vives y reinas ...
Despedida: Hemos comenzado la Semana Santa. Dispongámonos a vivir estos días con intensidad. Sintámonos convocados a participar de las celebraciones, allí donde estemos. Especialmente el jueves y el viernes, para seguir paso a paso el camino de la cruz de Jesús; y el sábado por la noche, en la Vigilia Pascual, para celebrar con toda la alegría la resurrección.
CPL
Mensaje de Cardenal John Njue, Arzobispo de Nairobi y Administrador Apostólico de Muranga, para la Cuaresma del 2009.
MENSAJE DE CUARESMA DEL CARDENAL JOHN NJUE, ARZOBISPO DE NAIROBI
LA VERDAD OS HARÁ LIBRES… Y SERÉIS VERDADERAMENTE LIBRES (Jn 8, 32.36)
Archidiócesis de Nairobi y Diócesis Católica de Muranga
A todos los párrocos, capellanes, comunidades religiosas y cristianos,
Mis queridos sacerdotes, Religiosos, cristianos y personas de buena voluntad de Nairobi y Muranga, la gracia y la paz del Señor sea con vosotros.
El tiempo de Cuaresma está cercano. Durante este tiempo la Iglesia nos prepara para el gran evento de la Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y la celebración de la PASCUA. Es con esto en el pensamiento que tomo la oportunidad para llamar a cada cristiano, a cada persona de buena voluntad, a una conversión radical y a confiar en la misericordia de Dios. De hecho, “este es el tiempo de la plenitud. El reino de Dios está cerca. Arrepentíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15).
El camino cuaresmal y el tiempo de Pascua son tiempos fuertes en nuestra Fe cristiana, al recordar que nuestro Redentor, nuestro Señor Jesucristo, venció la muerte y proclamó la vida nueva de la Resurrección. Todos nosotros que le seguimos debemos ser el Pueblo de la Pascua cuyas vidas están ancladas en la alegría de la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte en la esperanza de una nueva vida aquí en la tierra y en la vida para siempre en el cielo. Por tanto, es nuestra misión y deber como cristianos permanecer en la verdad, unidad y el bien hacer de cada uno.
La Unidad que la Muerte de Cristo proclama
Permitid que la unidad que la muerte de Cristo proclamó en la Cruz sea un vínculo fuerte entre todos los ciudadanos de este país. Dejad que la unidad en la diversidad, como designio eterno de Dios, se mantenga como San Pablo escribe a los Efesios: “Yo, como prisionero en el Señor, os exhorto a vivir de un modo conforme a la llamada que habéis recibido… soportándoos unos a otros por amor, luchando por preservar la unidad del espíritu… pues fuisteis también llamados a la esperanza de vuestra vocación; un Señor, una Fe, un Bautismo, un Dios, Padre de todos que está sobre todos y por todos y en todos” (Ef 4, 1-6).
Sin embargo, es muy descorazonador observar con gran pena que hemos optado por destruir la maravillosa nación que Dios nos dio debido al egoísmo. La Corrupción está creciendo, el hambre es una vez más un desastre en medio de nosotros, la pobreza se amplía y el rencor está creciendo.
Esto está ocasionando siniestros que pueden ser evitados de otra manera. Los incendios debidos a los accidentes de carretera y la negligencia en centros comerciales han quemado ciudadanos por cientos, las calamidades son las malas noticias de cada día, y nuestros líderes electos parecen no sentirse responsables en su oficio de buen gobierno. En todo esto, sin embargo, la gracia de Dios del que recibimos bendiciones actúa mejor sobre nuestra naturaleza.
Os exhorto, por tanto, a estar unidos de modo que juntos podamos recibir la fuerza para vencer a nuestro común enemigo. Juntamente con el Padre, en la caridad del Espíritu Santo, Jesús nuestro redentor venció la muerte. Imitémosle.
Hace un año
Hace alrededor de un año desde que sucedió la devastación, que se provocó por la violencia de elección de correo. Nuestros hermanos y hermanas desplazados interiormente a campos están todavía gimiendo por el sufrimiento causado por el tribalismo, destrozos, conflicto y violencia. Los culpables de estos crímenes están todavía caminando libres, procurando olvidar el pecado y los crímenes que planearon y cometieron.
Este tiempo de Cuaresma del año 2009 nos está sugiriendo a cada uno de nosotros estas preguntas básicas: ¿Estoy considerando a mi vecino Keniano como mi hermano y hermana? ¿Estoy preparado para buscar disculpa y perdón donde me equivoqué? ¿Estoy progresando en mi fidelidad a Cristo en mi deseo por la santidad; en un apostolado generoso de reconciliación y en mi vida diaria; en mi trabajo ordinario y entre mis compañeros? Cada uno de nosotros, silenciosamente, debería responder a estas cuestiones y nos daremos cuenta que necesitamos un cambio fundamental en nuestra manera de vivir y de abordar las situaciones. Los Kenianos han adoptado la cultura extraña de discutir en su propia defensa incluso cuando su conciencia está insistiendo en que ellos están equivocados. El vicio de esconder el pecado bajo el pretexto de mis enemigos políticos no es la dirección correcta a tomar. La invitación de Jesús todavía permanece: “Si alguno quiere venir en pos de mí, debe negarse a sí mismo y cargar su cruz cada día y seguirme” (Lc 9, 23). Cristo está diciendo esto, a nosotros, susurrando en nuestros oídos: la cruz cada día. Es un eco de las palabras de San Pablo: “Porque vosotros fuisteis una vez tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz, porque la luz produce toda clase de bondad y rectitud y verdad. Procurad aprender lo que es agradable al Señor” (Ef 5, 8-10).
Las acciones de algunas personas entre nosotros como el llevar mal los recursos nacionales incluyendo el maíz y el combustible; los salarios para funcionarios, las leyes parlamentarias sobre derechos humanos y leyes cruciales son signos de que la oscuridad nos rodea pesadamente. ¡Ahora es de día! ¡Despertad de vuestro sueño, y sed guiados por la luz del día! San Pablo nos engrandece diciendo: “Quiero que seáis prudentes para lo que es bueno, y cándidos para lo que es malo; entonces el Dios de la paz aplastará rápidamente a Satanás bajo vuestros pies” (Rom 16, 19-20). Un año después de que nuestra nación se estropeara con muertes, odios políticos y violencia étnica, somos desafiados a mirar hacia atrás y a hacer una evaluación honesta, y determinar el camino de aquí en adelante.
Profundo examen de conciencia
Os invito, creyentes en Jesucristo, a reconocer que la Cuaresma es el tiempo adecuado para un examen profundo de conciencia. Ello os conducirá a la misma experiencia del hijo pródigo que dijo: “Padre he pecado contra el cielo y contra ti. No merezco ser llamado tu hijo…” (Lc 15, 18-20), y entonces se levantó y volvió al Padre. En Kenia de hoy día, experimentamos muchos testimonios al Evangelio, que parecen reflejar un testimonio muy poco profundo y genuino. Los sucesos pasados mencionados arriba son un claro ejemplo de esto.
Existen también personas bautizadas que, cuando se enfrentaron a la llamada exigente al arrepentimiento, permanecieron sordos y resistentes, e, incluso en el presente, abiertamente rebeldes. Hay situaciones donde la experiencia de oración de personas es demasiado superficial, de modo que la Palabra de Dios no entra profundamente en sus vidas. Incluso piensan algunos que el Sacramento de la Penitencia no tiene importancia, y la celebración de la Eucaristía del Domingo se ve como mera formalidad que debe ser atendida. Este es el tiempo para reconsiderar vuestra postura frente a Dios. Soy consciente de las dificultades afrontadas por los cristianos que tienen oficinas políticas y están en constante temor de crear contradicciones y salvaguardar sus trabajos. Incluso a vosotros, que mantenéis tales rangos, os animamos diciendo que vuestra fe en Jesucristo os llama a hacer una opción fundamental. Es esa clase de silencio pasivo y compromiso el que está llevando a nuestra sociedad Keniana a un peligroso viaje de vida. En conciencia ningún cristiano debería aceptar un salario conociendo que sus servicios sistemáticamente han estado contribuyendo negativamente al crecimiento de Kenia y sus personas. Aquellos de vosotros que sois católicos y estáis manteniendo posiciones de responsabilidad pública os deberíais distinguir por vuestro sentido de integridad. Vuestras acciones deberían ser consecuentes con vuestra fe y moralidad. En el cumplimiento de vuestras responsabilidades, debéis mantener la fe, conservar la moralidad pública, y promover el orden público y la paz. Deberíais trabajar por las leyes y políticas públicas que mantengan el patriotismo y promuevan el bien común. Deberíais trabajar en corregir las injusticias y todas las situaciones de pecado que amenazan la unidad y armonía entre los Kenianos. Debéis tener una preocupación especial por la paz, reconciliación y justicia.
En esto deberíais ser sensibles a las oportunidades que tenéis de iluminar y aconsejar a otros a examinar su modo de vivir y de hacer las cosas especialmente cuando vengan a vosotros para los servicios a los que estáis contratados a prestar. “No debáis nada a nadie más que amor de uno a otro; porque el que ama al otro ha cumplido la ley. Los mandamientos,”no cometerás adulterio; no matarás; no robarás; no codiciarás” y cualquier otro mandamiento que pueda haber, se resumen en esto diciendo, (a saber) “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El amor no hace daño al prójimo; por consiguiente, el amor es la plenitud de la ley” (Rom 13, 8-10).
Invitación a la conversión y a la verdad del Evangelio
Como Kenianos, ¿Cómo deberíamos responder a la invitación a la conversión que Jesús nos dirige en este tiempo de Cuaresma? ¿Cómo puede haber un cambio serio en nuestra vida? Lo primero de todo, debemos abrir nuestros corazones a la llamada penetrante que llega a nosotros desde la Liturgia. El tiempo de preparación para la Pascua es don providencial del Señor y una oportunidad preciosa de acercarnos a él, volviéndonos hacia dentro para escuchar la profundidad de sus insinuaciones. “No salgan malas palabras de vuestra boca, sino sólo las buenas para la edificación necesaria… Alejad de vosotros toda maldad, furia, enojo, vocerío e injuria, junto con toda malicia. (Y) sed amables unos para con los otros, compadeciéndoos, perdonándoos unos a otros como Dios os ha perdonado en Cristo” (Ef 4, 29.31-32).
Existen aquellos que puedan pensar que ellos pueden posponer este esfuerzo espiritual incesante porque no ven la urgencia de permanecer ante la verdad del Evangelio, por miedo a que su estilo de vida sea afectado. Tratan de buscar palabras como “Ama a tus enemigos, haz el bien a aquellos que te odian” (Lc 6, 27) como un eslogan pasado de moda. Para estas personas, es extremadamente difícil aceptar tales palabras y traducirlas en unos patrones consistentes de conducta. De hecho, son palabras, que, si se toman seriamente, demandan una conversión radical. Cuando somos ofendidos o dañados, estamos tentados a sucumbir a los impulsos emocionales de autocompasión o venganza, ignorando la llamada de Jesús a amar a nuestro enemigo. Si embargo las experiencias diarias de vida humana manifiestan muy claramente cuánto de perdón y reconciliación son indispensables si ha de haber una renovación seria, en ambas dimensiones personal y social. Esto se aplica no sólo a las relaciones interpersonales, sino también a las relaciones entre comunidades.
Afrontando el reto de una conversión interior
La conversión interior es un reto no sólo para los individuos sino también para las comunidades, grupos étnicos y la humanidad entera. No es fácil estar convertidos al perdón y a la reconciliación. Elegir la reconciliación puede parecer bastante problemático cuando somos culpables. Pero si la falta es a otra persona, la reconciliación puede incluso parecer una humillación sin sentido. Se requiere una conversión interior si este paso debe ser dado; se necesita el valor para ser humildemente obediente al mandamiento de Jesús. Su palabra no deja dudas: no sólo aquellos que provocan hostilidad sino también aquellos que son sus víctimas deben buscar reconciliación. Jesús recomienda, “si llevas tu ofrenda al altar, y te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu don allí en el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a ofrecer tu ofrenda. Ponte en bien rápidamente con el que te pone pleito mientras estás en camino con él. De otra forma tu oponente te llevará ante el juez, y el juez al alguacil, y serás llevado a la prisión. En verdad, te digo, no serás puesto en libertad hasta que hayas pagado el último penique” (Mt 5, 23-26).
Enfrentados al actual proceso de conversión
La conversión no es una tarea de un momento; es un proceso. Abarca la santificación, que es trabajo de una vida. La semilla divina de caridad, que Dios ha sembrado en nuestras almas, debe crecer, para expresarse en acción, y para producir resultados, que continuamente coincidan con lo que Dios quiere. Eso es por lo que debemos prepararnos con un profundo examen de conciencia, pidiendo a nuestro Señor su ayuda, de modo que podamos conocerle mejor a él y a nosotros mismos. Si queremos convertirnos de nuevo, no hay otro camino que creer en Él que fue crucificado y ahora está resucitado de la muerte.
La reconciliación tiene que ir más allá de acuerdos de paz televisados. Debe llegar a ser el latido del corazón de nuestra vida. En este tiempo de Cuaresma, vamos a alargar la mano físicamente a personas de otras comunidades étnicas diferentes, personas de otras iglesias y religiones; sobre todo a aquellos que pueden haber parecido ser nuestros adversarios.
Conflictos y violencia
Muchos conflictos trágicos, que nos hirieron gravemente en el pasado y son evidentes aún hoy día, han sembrado violencia y odio entre vecinos por mucho tiempo. Con angustiante sentido de impotencia, vemos a veces una reactivación de hostilidades incluso entre algunos de nuestros líderes respetados y otras personas bastante educadas, que habíamos pensado que ya estaban resueltas. Parece a veces que algunas personas están atrapadas en una imparable espiral de violencia, que continúa reclamando víctima tras víctima, sin ninguna perspectiva real de solución. Esperanzas de paz que vimos en la firma del acuerdo de paz y poder participado, testificadas por todo el mundo, parecen haber ido a la nada. El compromiso a la reconciliación requiere que nosotros nos volvamos hacia lo equivocado, y digamos que lo sentimos. “Si tu hermano peca (contra ti), ve y dile su fallo entre tú y él solo. Si te oye, has ganado a tu hermano. Si no te oye, toma uno u otros dos contigo, de modo que el hecho pueda quedar en el testimonio de dos o tres testigos. Si rechaza oírlos, díselo a la Iglesia. Si rechaza oír a la Iglesia, entonces trátalo como si fuera un gentil o como recaudador de impuestos” (Mt 18, 15-17). Es hora que volvamos a nuestros modos tradicionales de bienvenida que tenían la palabra paz entre nosotros. La paz que compartimos uno a otro en nuestras celebraciones litúrgicas debe acompañarnos para el resto del día hasta que repitamos la misma comunicación.
Indiferencia al pecado que afecta a nuestras comunidades
Enfrentados con el escenario alarmante de hambre, crimen, accidentes, violencia y corrupción, por mencionar unos pocos, los católicos en Kenia no deberían permanecer indiferentes. Eso es por lo que os urjo a rogar a Dios por el perdón de nuestros pecados. Sabemos bien que los pecados de los cristianos han contribuido a estropear el rostro sin tacha de la Iglesia Local; pero confiando en el amor misericordioso de Dios, que no tiene cuentas del pecado cuando hay arrepentimiento, podemos confiadamente emplearnos en nuestro camino de curación una vez más. El amor de Dios claramente se revela donde una persona pecadora y desagradecida es readmitida a la plena comunión con Jesús.
Contemplada desde este punto de vista, la purificación de la memoria, por encima de todo, es una proclamación renovada de la misericordia de Dios, una confesión, que la Iglesia, en todo nivel, es llamada, a hacer una y otra vez con fresca convicción. “Me levantaré e iré a mi Padre y le diré, Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. No soy digno de ser llamado tu hijo, trátame como tú tratas a uno de tus empleados. Por tanto se levantó y regresó al padre” (Lc 15, 18-20). Os invito a todos a ser diligentes en rechazar cualquier mal que afecte a la nación. Donde sea notorio que las personas y la propiedad hayan sido interferidas, la acción del castigo debe ser recomendada. Recordad que es la verdad, que procede de Dios, Jesucristo quien nos hará, y a nuestra nación, libres. Con tal verdad en nuestros corazones, somos completamente libres para servir a Dios, uno a otro, y a nuestra nación en general.
Camino para la paz
El principal camino para la paz es el perdón. El perdón dado y recibido nos hace capaces de una clase de relación entre personas, que rompe la espiral de odio y venganza, y destruye las cadenas de pecado, que ciegan los corazones de aquellos en conflicto de uno con otro. Somos una nación en búsqueda de reconciliación y para aquellos que esperan una coexistencia pacífica no hay otro camino que éste; el perdón dado y recibido. Jesús nos enseña, “Amad a vuestros enemigos, y rogad por aquellos que os persiguen, para que podáis ser hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace que caiga la lluvia sobre justos e injustos” (Mt 5, 44-45). Amar a aquellos que nos han ofendido es desarmarlos y convertirlos, incluso un campo de batalla, en el ruedo de la ayuda mutua y cooperación. Permitidme recordaros acompañar cualquier carta, conversación de teléfono, mensaje corto, mensaje de email y saludos con un sentimiento claro de paz.
En nuestro propio tiempo, y en Kenia hoy día, necesitamos consolidar la paz en nuestros corazones. El perdón aparece más imprescindible si ha de haber renovación sincera y una consolidación de paz entre nosotros. Al dar a conocer el perdón y amor de los enemigos, estamos acrecentando nuestra herencia espiritual y generando un modo nuevo de relaciones humanas, un estilo resistente, pero uno que es también rico en esperanza.
Esencia del perdón
Para aquellos que creen en Dios, y para aquellos que no creen, el sueño, la visión, la posibilidad de reconciliación es una de los mayores signos de Dios. Vivir con una posibilidad de reconciliación es vivir con esperanza. De un modo seguro, es la esperanza de la que nuestra época carece, y aún así somos salvados por esperanza. Todo distanciamiento, desorden de relaciones, toda pena, todo enojo y acción violenta impuesta sobre otro vacía a cada uno de nosotros de esperanza. Parecemos haber llegado a ser un pueblo cómodo con desesperanza y con los miedos que siguen al rechazar el perdón y ser reconciliados. Estamos en un mundo donde la violencia llega al 40% de nuestras noticias diarias; disparos, el chillido de madres y niños por abusos, enfrentamientos entre novios y novias, enfrentamientos entre naciones y grupos de resistencia interna, y el silencio abusivo en nuestras casas y comunidades religiosas. Este distanciamiento, en relaciones humanas, ha conducido a un punto muerto permanente, soportando los riesgos de encontrarse con la muerte en muchos niveles de interacción humana.
Lamentablemente, tenemos que reconocer que en nuestra sociedad parece existir un impulso, un deseo de venganza que está conduciendo a conflictos interminables. A veces, algunos miembros de la comunidad reconocen que consiguen satisfacción al observar el sufrimiento criminal. Personas se sienten frustradas cuando el castigo al criminal es demasiado leve.
Si no estamos dispuestos a perdonar, ninguna cantidad de sufrimiento que sea infringido sobre uno que nos ha ofendido, parece ser suficiente. Sorprendentemente, aquellos que han sido perdonados más, tienden a ser los más groseros. El perdón y la buena disposición por salir de antiguas heridas, puede romper el círculo de odios, violencia y penas. Sin perdón o una metodología para perdonar, existe ahí un círculo actual, nunca terminado, del que nadie tiene el poder salir o ser curado. La desesperanza llega desde la incapacidad para tener opciones. De hecho, el odio, violencia y necesidad de vengarse solo construye más vallas de desesperación.
Perdón y caridad
Para conseguir una paz real, necesitamos vivir una vida virtuosa. Esto acontece en el contexto de las virtudes teológicas: fe, esperanza y caridad o amor incondicional.
Por tanto, la Cuaresma es un tiempo favorable para explorar más profundamente el significado de una vida de virtud. A través del sacramento de la reconciliación, el Padre nos da, en Cristo, su perdón, y éste nos impulsa a vivir en fe, esperanza y amor, viendo a los otros no como enemigos sino como hermanos y hermanas. “El amor no es grosero, no busca sus propios intereses, no es irascible, no se obsesiona con la injuria” (1 Cor 13, 5). Con estas palabras de la Primera Carta a los Corintios, el Apóstol Pablo nos recuerda que el perdón es una de las mejores formas de la práctica de la caridad. Que este tiempo de penitencia y reconciliación os anime a pensar y a actuar de acuerdo a la verdadera caridad, abierta a toda circunstancia humana. “Por el contrario, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, generosidad, fidelidad, mansedumbre, control de sí mismo. Contra tales cosas no hay ley” (Gal 5, 22-23).
El perdón trae paz entre pueblos, y abre a los individuos a las necesidades materiales de los otros. Especialmente en los lugares donde el conflicto ha dejado rencor durable entre las personas, el aceptar y ofrecer perdón interrumpe la espiral de odio y venganza, y rompe las cadenas del pecado que ata los corazones de rivales.
Un corazón reconciliado con Dios y con el prójimo es un corazón generoso. En este tiempo de Cuaresma la recogida material y financiera para los necesitados asume un significado especial, porque no es una cuestión de dar de nuestros excedentes en orden a tranquilizar nuestra conciencia, sino de asumir, con un espíritu de preocupación fraternal, la miseria presente de nuestro entorno. Buscar el rostro triste y el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas no puede menos que provocarnos a compartir, al menos, alguna parte de nuestras posesiones con aquellos que están en dificultades. Y la ofrenda material y financiera de Cuaresma llega a ser todavía más significativa si aquellos que la hacen están libres de resentimiento e indiferencia, que son obstáculos que nos mantienen lejos de la comunión con Dios y con los otros.
Vivimos en una nación en búsqueda de reconciliación y coexistencia pacífica entre individuos y pueblos, y no hay otro camino que el perdón recibido y ofrecido. La reconciliación espiritual nos predispone a contemplar y responder a las necesidades materiales de otros, porque un corazón reconciliado con Dios y con el prójimo es un corazón generoso. Les pido, como cristianos en nuestras respectivas parroquias, montar un fondo para preparación de desastre. En tiempo de hambre y otros desastres imprevistos, debemos actuar prontamente en responder a la situación antes que esperar al Buen Samaritano que llega desde fuera de nuestras fronteras. “Vosotros Filipenses sabéis bien que desde el principio del evangelio, cuando dejé Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en una cuenta de dar y recibir excepto vosotros solos. Porque incluso cuando estuve en Tesalónica vosotros me enviasteis para mis necesidades, no sólo una vez sino más de una vez. No es que yo esté deseoso de dádivas; más bien, estoy deseoso por los beneficios que se acumulan a vuestra cuenta” (Fil 4, 15-17). Los Hechos de los Apóstoles añaden incluso un énfasis más fuerte al decir: “En aquel tiempo algunos profetas bajaron desde Jerusalén a Antioquía, y uno de ellos llamado Agabo se levantó y predijo por el Espíritu que habría una gran hambre por todo el mundo, y sucedió bajo Claudio. Por tanto los discípulos determinaron que, de acuerdo a sus capacidades, cada uno enviaría ayuda a los hermanos que vivían en Judea. Esto hicieron, enviándola a los presbíteros por medio de Bernabé y Saulo” (Act 11, 27-30). Somos capaces de enfrentarnos a un número razonable de estos retos, tales como hambre, a través del espíritu cristiano de compartir lo que esté a nuestra disposición.
Reconciliación y perdón
En orden a dar el paso de reconciliación, el perdón debe llegar primero porque es el verdadero fundamento. El don de la reconciliación puede tomar años para materializarse pero vendrá verdaderamente. La reconciliación toma toda una vida llegando a una conciencia de quiénes somos y cómo hemos sido heridos. El que sea capaz de perdonar es una persona verdaderamente fuerte. Sus ojos penetran a través del enemigo porque éste es una persona sin rencor, no tiene odio y está preparado para perdonar y olvidar. La reconciliación tiene lugar cuando no hay golpe de emociones, cuando ningún sufrimiento aflige más el corazón. Estamos reconciliados cuando el enemigo no tiene poder sobre nosotros. La reconciliación es eso que yo ya no poseo el dolor infligido sobre mí, y por tanto, no lo mantendré con el otro de ningún modo.
El método para la reconciliación
Reconoced el enfado que tenéis hacia el otro. Sed honestos de lo que sentís. Hacer frente al enfado cura. No contengáis el enfado bajo la tapa de ser un buen cristiano. El hecho es que existen personas que hacen daño, abusan, y nos hacen sentir menos humanos; por este hecho les odiamos sinceramente a cambio. Es importante que seamos vigilantes de nuestro odio. No hay atajos para el perdón. Debemos querer enfrentarnos a la verdad de nuestros enemigos. La mayoría de nosotros somos corteses, y no quisiéramos decir que odiamos a alguien. Ninguna cantidad de lenguaje florido puede cambiar esta realidad. El intento rápido de perdonar es más bien el posponer un problema, en cambio necesitáis admitir el enfado y el odio para que pueda existir la curación.
Pidid a Dios que pongáis atención a las necesidades de vuestro enemigo. El perdón es verdadero amor. Donde no puedáis hacer el bien, pidid a Dios que intervenga, después de todo, él prometió “pondré mi ley dentro de ellos, y la escribiré dentro de sus corazones” (Jer 31, 33).
Empezad a rogar por vosotros mismos y por la herida que os han hecho otros. Poned la carga sobre vuestros hombros de modo que puedáis tener paz.
Alargad la mano a la reconciliación, frente a frente y a distancia; respetad el elemento del tiempo y el proceso.
Rogar por el enemigo suena fuera de lugar, sin embargo el perdón llega pidiendo a Dios que responda a las necesidades de vuestro enemigo. Al mismo tiempo rogad que el enemigo pueda recibir el espíritu de Dios. No obstante la oración consigue poco a poco que nosotros estemos preparados para olvidarnos de los controles que nos mantienen tensos. En la oración estamos intercediendo por el enemigo y por el mal que nos causó.
Rogar por nosotros mismos es la llave. El enemigo nos hiere y echa fuera nuestra dignidad personal y propio respeto. Algunas veces llega hasta robar partes de nuestras vidas. Si tenemos un enemigo, significa que estamos heridos. Es nuestra propia herida que hace que nosotros queramos contraatacar, atacar, y buscar venganza por nuestro sufrimiento. En el proceso del perdón eliminamos nuestro propio pasado. Si vivimos en el pasado, si nos mantenemos en nuestras heridas y nuestro sufrimiento, no podemos nunca perdonar plenamente o curarnos. Rechazar el perdón es como si elimináramos una costra cada vez que se forma; la herida nunca cura suficientemente para desaparecer.
Parece que vivamos en una cultura que promueve dolor. Existe una clase de gloria en ser una víctima. Si somos siempre víctimas, y no sobrevivientes, y de esta manera no nos curamos nunca y el ciclo de desesperanza continúa. Si vamos a ser seres humanos sanos, no podemos gloriarnos en ser víctimas; debemos hacer el esfuerzo de ser sanos, intactos y santos. La comunidad de creyentes tiene que asistir a las víctimas para hacer una transición desde ser víctimas a ser sanadores. Aquí, la curación profunda es indispensable. Buscad en vuestro dolor y mirad lo que os ha hecho, ¿Necesitamos tales heridas? Algunas veces, nos identificamos tanto con nuestras heridas que no tendríamos nada de qué hablar o de qué enfurruñarnos sin ellas. De algún modo raro, sentimos que si nos levantaran nuestras heridas no tendríamos por qué vivir. Sed decididos a curar y a poner las heridas detrás de vuestra vida. En la libertad podemos honestamente reconciliarnos. La reconciliación es un don divino. Uno puede decir que Dios es reconciliación del mismo modo que podemos decir que Dios es misericordia y amor. Solo Dios puede llevar a los enemigos juntos a la misma mesa. Sólo Dios puede hacer que nosotros busquemos al otro a quien hemos ofendido y que nos ha herido, de modo que podamos buscar el camino para la paz juntamente.
Recomendaciones viables a considerar durante el tiempo de Cuaresma y Pascua
Os pido a todos vosotros a construir una cultura de perdón y paz dentro de los corazones, como individuos, familias y comunidades, y entonces seremos capaces de construir paz en nuestra nación. Esta es la gran llamada que quiero haceros a todos en orden a construir una cultura de paz, seguridad y tolerancia entre nosotros.
Debe haber un compromiso para la paz, educación y catequesis encaminadas a desmilitarizar los pensamientos de las personas, a cambiar un lenguaje de violencia por un leguanje de perdón y paz, eliminando actos de violencia y sustituyéndolos con actos de paz, construyendo de este modo una cultura de paz entre todos nosotros. Como una comunidad responsble deberíamos desarrollar una voluntad sincera de luchar contra la corrupción y evitar cualquier corte bajo para adquirir riqueza.
No es prudente correr directamente desde ser herido hacia la reconciliación sin ir a través del perdón. Si no seguimos el proceso, entonces nunca perdonamos a alguien y nosotros nunca nos curamos realmente de aquellos que nos han ofendido. La mayoría de las veces lo que parece por un lado como perdón, por otro lado cubre resentimientos, enojo, y mucho dolor. Nunca mantengamos culpa de sentimiento de odio y enfado porque esto bloquea el perdón. Culpabilidad y venganza conducen a desesperanza. Atreverse a perdonar es atreverse a ser tan bueno como Dios.
Invito a cada uno de vosotros a elegir un versículo bíblico cada día y convertirlo en oración personal, invocando a Dios que haga su PALABRA una luz de nuestro camino.
Os animo a organizar encuentros de oración y reconciliación en familia o a nivel de despacho durante este tiempo de Cuaresma, y a ofrecerse con otros caminos prácticos y métodos de conversión. Mantened este dicho en vuestro recuerdo que una comunidad que reza junta, se mantiene unida.
Para los cristianos católicos que son habituales del sacramento de la reconciliación, les pido ir a él con humildad, sinceridad y contrición verdadera. Las palabras de la absolución recitadas sobre vosotros, por el sacerdote, renovarán vuestra paz interior. San Pablo nos asegura que, “quien está en Cristo es una nueva criatura… y todo esto proviene de Dios, que nos ha reconciliado consigo por medio de Cristo y nos ha dado el ministerio de la reconciliación” (“ Cor 5, 17-18). El perdón y la reconciliación son requisitos para la verdad, que nos hará ciertamente libres para conocer a Dios, para amarle, y para servirle.
Deseándoos un tiempo cuaresmal frutuoso y Feliz Pascua 2009,
os imparto mis bendiciones apostólicas.
Vuestro Pastor, Cardenal John Njue, Arzobispo de Nairobi y Administrador Apostólico de Muranga´a. Escrito en Nairobi, Míércoles de Ceniza, 25 de Febrero de 2009.
(Traducción particular no oficial desde el inglés)
Mensaje cuaresmal del Cardenal Njue (en inglés)
http://www.fides.org/eng/documents/THE_TRUTH_WILL_SET_YOU_FREE_AND_YOU_WILL_BE_TRULY_FREE.rtf
(De Fuente de La Guancha)
APROBACIÓN DE LOS ESTATUTOS Y CONSTITUCIÓN DE LA COFRADÍA DE LA SANTA PASIÓN
17 de Marzo
El Vicario General de la Diócesis Don Domingo Navarro Mederos se ha dignado aprobar los Estatutos de la Cofradía de la Santa Pasión de La Guancha, que desde el año 2005 se estaba rigiendo por una junta gestora de acuerdo al artículo 1.4 del Estatuto Marco para la Renovación de los Estatutos de Hermandades, Cofradías y Asociaciones Diocesanas. Nació con la pretensión de ayudar en la coordinación y vivencia de las celebraciones y actos de Semana Santa.
Con la misma fecha el Obispo Don Bernardo Álvarez Afonso ha expedido el Decreto por el se erige la Cofradía de la Santa Pasión en la parroquia del El Dulce Nombre de Jesús de La Guancha.
MATERIALES PARA JORNADA DE VIERNES SANTO 2009
26 de Marzo
El Comisario de Tierra Santa, Fray Luis Blanco Arias, O.F.M. nos envía el material “para sensibilizar a los fieles de su Parroquia, Iglesia o Colegio y les pida que sean generosos con la generosidad que pidió San Pablo a los cristianos de Corinto para con los pobres “Santos” de Jerusalén (2 Cor 9, 5) y todos los Papas han reconocido desde Martín V”.
Constata en su carta que la situación actual no es fácil sobre todo desde los últimos días del pasado año haciendo que muchos peregrinos hayan cancelado sus viajes. Por eso pide orar por la paz verdadera y definitiva y solidaridad con esos cristianos que viven en situación de desamparo y angustia.
El lema para este año paulino “Solidarios, como San Pablo, con la Iglesia de Jerusalén”, nos recuerda que estar atentos a las necesidades de los hermanos y acudir en su ayuda es fruto del amor cristiano, una prueba “de lo sincero de vuestra caridad”.
III ENCUENTRO NACIONAL DE NIÑOS DE LA OBRA PONTIFICIA DE LA INFANCIA MISIONERA
26 de Marzo
El recinto ferial de Telefónica Arena Madrid acogerá los días 2 y 3 de Mayo de 2009 la celebración del III Encuentro Nacional de Niños de la Infancia Misionera organizado por las Obras Misionales Pontificias y la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal Española. Irá dirigido a niños y niñas de 8 a 14 años acompañados por sus animadores bajo el lema “Hoy y mañana ¡Somos misioneros!”
Delegado Diocesano de Misiones de Tenerife nos pide la colaboración de los párrocos para que se pueda hacer realidad que nuestra Diócesis de Tenerife cuente con alguna participación.
Los pormenores de este evento se pueden encontrar en la web del encuentro http://www.encuentroinfanciamisionera.es/index.html
PROGRAMA DE SEMANA SANTA
26 de Marzo
Se está distribuyendo en estos días el Programa de la Semana Santa de nuestra parroquia con los horarios de las celebraciones litúrgicas, procesiones, hora santa de la adoración eucarística, vía crucis y confesiones. En palabras del párroco: “Un programa sencillo pero que encierra toda la solemnidad de la llamada Semana Mayor, la última semana de Cuaresma, la que prepara e introduce en la celebración de la Pascua, la que comienza con el Domingo de Pasión o de Ramos y concluye con el Domingo de Resurrección iniciando la Pascua”.
Junto a los horarios, encontramos la invitación del párroco a la participación activa, la Carta Pastoral del Obispo Don Bernardo Álvarez, un escrito de la Ermita del Calvario y unas fotos de momentos de la Semana Santa del año anterior.
MIEMBROS DE “TALLERES DE ORACIÓN Y VIDA” SE REÚNEN CON FELIGRESES DE LA PARROQUIA DE LA GUANCHA
28 de Marzo
Dos miembros del Equipo Local del Movimiento “Talleres de Oración y Vida”, invitados por el párroco, presentaron a un grupo de unas cuarenta personas interesadas de la parroquia el arte de orar, el proceso de aprendizaje y su estructura.
Después de un diálogo enriquecedor se acuerda comenzar en Septiembre las sesiones que llegarán a 15, una de dos horas cada semana.
Publicado en el Boletín Bimestral "MISIONEROS DE LA TERCERA EDAD", número 27 - MARZO/MAYO 2009
CURA PARA EL ALMA
El día más bello HOY
La cosa más fácil EQUIVOCARSE
El mayor obstáculo EL MIEDO
El mayor error EL ABANDONO
La raíz de todos los males EL EGOISMO
La distracción más bella EL TRABAJO
La peor derrota EL DESANIMO
Los mejores profesores LOS NIÑOS
La primera necesidad COMUNICARSE
Lo que más te hace feliz SER ÚTIL A LOS DEMÁS
El mayor misterio LA MUERTE
El peor defecto EL MAL HUMOR
La persona más peligrosa LA MENTIROSA
El peor sentimiento EL RENCOR ,
El mejor regalo EL PERDON
Lo más imprescindible EL HOGAR
La ruta más rápida EL CAMINO CIERTO
La sensación más agradable LA PAZ INTERIOR
Una protección efectiva LA SONRISA
El mejor remedio EL OPTIMISMO
La fuerza más potente del mundo LA FE
Las personas más necesarias LOS PADRES
La más bella de todas las cosas EL AMOR
Extracto de escrito sobre la Ermita del Calvario de la parroquia El Dulce Nombre de Jesús de La Guancha, colocado en el Programa de Semana Santa 2009, sacado del Libro “Historia de la Fuente de La Guancha” (Eduardo Moas, Estanislao González), pag 429 y ss.
LA ERMITA DEL CALVARIO.
(Parroquia El Dulce Nombre de Jesús)
Como en una gran parte de las poblaciones de las islas, fomentado su culto por los franciscanos, en La Fuente de La Guancha se construyó también un Calvario a las afueras de la población consistente en un muro, en un espacio abierto, al que se le adosaban la cruz de Cristo, de mayor tamaño, y la de los dos ladrones, Dimas y Gestas, y al cual se accedía por una escalinata de cantería. En la Fuente como en una gran parte de las poblaciones de las islas, fomentado su culto por los franciscanos, en La Fuente de La Guancha se construyó también un Calvario a las afueras de la población consistente en un muro, en un espacio abierto, al que se le adosaban la cruz de Cristo, de mayor tamaño, y la de los dos ladrones, Dimas y Gestas, y al cual se accedía por una escalinata de cantería. En la Fuente de La Guancha primero existió un Calvario llamado "viejo"; para más tarde construirse otro en lugar distinto y, por último, el de su ubicación actual. Catalina de Mesa, hija de Francisco de Mesa y Catalina Pérez, hizo testamento el 22 de Julio de 1633 por encontrarse enferma, declaran-do que en el Calvario del lugar dejaba de sus bienes que se hiciesen seis almenas de piedra y barro encaladas y tres escalones de piedra.
En el libro I de defunciones de la parroquia de la Fuente de La Guancha, encontrarnos el entierro de Ana Mesa el 27 de Septiembre del año 1667, indicándose, que había dejado unas tierras a Francisco de Mesa, con cargo de que se hiciere el Calvario y acudiesen con la tercera parte del costo de las almenas y escalones, aclarando que lo que había dispuesto su hermana Catalina de Mesa en su testamento y con referencia a la hechura de un Calvario no se había cumplido. Sin embargo, en distintos testamentos se habla de un Calvario viejo, apareciendo la primera referencia en el testamento de María López, dado el 30 de Mayo del año 1664, "... con unas tierras do diesen el calvario biejo la parte q. me toca con mi hermano Juli Peres...". Por tanto si Catalina de Mesa en 1633 dice "... en el calvario dente lugar..."; y en el testamento de María López en 1664 se habla ya de un Calvario viejo, hemos de pensar que se construyó un nuevo Calvario en fecha indeterminada, y que podría haberse realizado en este periodo de tiempo, es decir entre los años 1633 y 1664. En el año 1865 los vecinos del pueblo de la Fuente de La Guaricha, acordaron, conjuntamente con el párroco y el Ayuntamiento, "...trasladar el Calvario de esta población a otro punto más cercano a la parroquia...".Esto se debía a que el mismo se encontraba "en un punto fuera de distrito y el que se va a instalar se halla dentro de la población". Para ello solicita autorización al Obispado de Tenerife el 6 de Mayo de dicho año, dándose la autorización el 24 de Marzo de 1865 por el gobernador eclesiástico, por lo que se efectuó el traslado a la nueva ubicación que hoy conocemos. El día 16 de Abril de 1954, tuvo lugar la bendición solemne de la ermita dedicada al Ssmo. Cristo de la Misericordia en el Calvario, reconstruido en su totalidad debido a su anterior destrucción por la inseguridad y pobreza de sus materiales. Para realización de la obra, se nombró una comisión patrocinada por el párroco, D. Segundo Cantero Vivas y apoyada por el Alcalde y Jefe del Movimiento, Trino López Pérez actuando como tesorero Teodoro González Mesa y como vocales Salvador Pérez León y José Mesa. En virtud de las gestiones e iniciativas realizadas por dicha comisión, se consiguieron recaudar dos mil Pts. del Ayuntamiento, cinco mil cuatrocientas de las peticiones hechas a domicilio, mil seiscientas de un rifa de una pequeña imagen de la Virgen de Pátima, mil doscientas cincuenta y seis de un bazar que hicieron los jóvenes residentes en El Calvario, tres mil noventa y cinco recaudado en otro bazar, dos mil de un donativo de D. José Velásquez Afonso y mil seiscientas pts. de una rifa de una pequeña imagen de Ntra. Sra. de Coro-moto. Todo lo recaudado se invirtió en la realización de la obra.
Terminada la obra se reintegraron en la ermita los objetos propios de la misma; una imagen antigua de Cristo Crucificado, un pequeño altar de madera de riga y púlpito de tea, un par de candeleros de metal, las cruces del Vía Crucis, dos cuadro de litografía de poco valor, una imagen pequeña de pasta del rostro del Cristo de Limpias, un atril, dos manteles para el altar, dos pares de jarras de cristal y un vaso de metal plateado para la lámpara. Desde mediados de los años setenta del siglo XX, la ermita del Calvario se encontraba en ruinas, por lo que la imagen del Cristo del Calvario se había trasladado por esos años al templo parroquial.
A principios del año 1982, siendo párroco D. Sebastián García Martín, se reunieron algunos vecinos devotos con el cura para tratar de acabar con dicha situación, por lo que en dicha reunión se tomó el acuerdo de concienciar sobre la situación de la ermita al resto de los vecinos y al Ayuntamiento organizar una rifa y pedir colaboración de personas pudientes residentes fuera de la localidad. Las obras, que ascendieron a trescientas setenta y cinco mil ptas., comenzaron el día primero de marzo de 1982 y consistieron en eI derrumbe y sustitución del ruinoso techo, hacer una nueva puerta y pintar todo el edificio.
La apertura del renovado recinto se efectúo el Sábado de Pasión 3 de Abril de dicho año, por lo que, después de la Santa Misa en el templo parroquial, se trasladó solemnemente en procesión el Cristo hasta su ermita acompañado del clero parroquial, numerosos fieles, autoridades y banda de música del lugar.
Palabras del párroco introductorias al Programa de Semana Santa 2009 de la Parroquia El Dulce Nombre de Jesús de La Guancha. Tenerife
No amemos con tibieza a un Dios que nos ama tanto
Tienes en tus manos el programa de la Semana Santa de nuestro pueblo de La Guancha con los horarios de las celebraciones litúrgicas, procesiones, hora santa de la adoración eucarística, viacrucis y confesiones, que los miembros de la Cofradía de la Santa Pasión han elaborado con cariño. Un programa sencillo pero que encierra toda la solemnidad de la llamada Semana Mayor, la última semana de Cuaresma, la que prepara e introduce en la celebración de la Pascua, la que comienza con el domingo de la Pasión o de Ramos, y concluye con el Domingo de Resurrección iniciando la Pascua.
En esta semana nuestra parroquia hará memoria con toda la iglesia de los grandes acontecimientos salvadores que se centran en la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Hacer memoria, en lenguaje bíblico, no es el simple recuerdo de un suceso del pasado sin sentido para el presente, sino es hacer presente dichos acontecimientos pero a través de signos realizados en la misma celebración que tiene, a la vez, un influjo y gran repercusión en la vida del creyente.
Nosotros con la ayuda de esos ritos sagrados, a los que unimos nuestras imágenes y procesiones, reviviremos el misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús. Serán días santos que nos manifiestan el insondable amor de Dios por nosotros. Serán días en los que recordaremos la exhortación de San Agustín: "Aprende, pues, ¡oh hombre!, y conoce a qué extremos llegó Dios por ti". Contemplando al crucificado es posible medir hasta el fondo la verdad de las palabras de Jesús: "Tanto amó a Dios al mundo que le entregó a su hijo único, para que todo el crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3, 16). Se nos invita durante estos días a no amar con tibieza a un Dios que nos ama con tanto ardor.
Con la ayuda de la gracia divina, dispongamos nuestros corazones para participar activa y conscientemente en nuestra semana santa, sobre todo en el Triduo Pascual, a fin de que contemplando la muerte y resurrección de Cristo podamos acoger en nuestros corazones el amor del Señor Jesús y darlo a los demás como nuestro mayor tesoro.
Que María Santísima , la Madre de los Dolores, que siguió fielmente a su hijo en su Pasión y compartió la alegría de su Resurrección, sea la Madre en cuya compañía vivamos estos días santos, para que tengamos un encuentro gozoso con Cristo Resucitado, y caminemos hoy y siempre tras las huellas del Redentor.
Sebastián Garcia Martín
Párroco
PROGRAMA
Días 24, 25, 26 y 27 de Marzo
Charlas Cuaresmales ..........................07,30 de la tarde
VIERNES DE DOLORES 3 DE ABRIL
Función a Ntra. Sra. de los Dolores ..... 06,30 de la tarde
DOMINGO DE RAMOS 5 DE ABRIL
Bendición de los Palmos en el Calvario y
Procesión hasta el templo parroquial .10,30 de la mañana
Misa del Domingo de Ramos............. 11,00 de la mañana
MARTES SANTO 7 DE ABRIL
Confesiones .....................................05,00 de la tarde
MIÉRCORLES SANTO 8 DE ABRIL
Misa de la Cofradía “ La Santa Pasión ”.. 07,30 de la tarde
Procesión del Señor Preso ....................08,30 de la tarde
JUEVES SANTO 9 DE ABRIL
Misa in Coena Domini ..........................06,00 de la tarde
Procesión del Señor de la Columna....... 07,30 de la tarde
Hora Santa......................................... 10,00 de la noche
VIERNES SANTO 10 DE ABRIL
Vía Crucis hasta el Calvario y regreso.06,30 de la mañana
Celebración de la Pasión.................... 06,00 de la tarde
Procesión del Santo Entierro............... 07,30 de la tarde
Procesión del Retiro ...........................09,00 de la noche
SÁBADO SANTO 11 DE ABRIL
Solemne Vigilia Pascual........................ 10,30 de la noche
DOMINGO DE RESURRECCIÓN 12 DE ABRIL
Santa Misa con Procesión del Santísimo Sacramento y Bautismos .......................................10,45 de la mañana
DOMINGO 19 DE ABRIL
Misa de la Misericordia.yy................ 12,00 de la mañana
Renovación de la promesas
bautismales para niños de
Primera Comunión.
Las charlas cuaresmales serán impartidas por el sacerdote Don Francisco Ignacio Hernández Rivero, Capellán del Convento de Monjas Concepcionistas de Garachico.
ZENIT nos ofrece el discurso que el Papa dirigió a los jóvenes voluntarios italianos pertenecientes al servicio del país, a quienes recibió en audiencia el sábado 28 de marzo de 2009, en el Aula Pablo VI.
¡Queridos jóvenes!
Bienvenidos y gracias por esta vuestra agradable visita. Para mí es siempre una alegría encontrar a los jóvenes; en este caso, estoy aún más contento porque vosotros sois voluntarios del servicio civil, característica esta que refuerza mi estima por vosotros, y me invita a proponeros algunas reflexiones ligadas a vuestra actividad específica. Antes, sin embargo, quiero saludar al Subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministros, el senador Carlo Giovanardi, que ha promovido este encuentro en nombre del Gobierno italiano, agradeciéndole sus amables palabras. Como también saludo a las demás Autoridades aquí presentes.
Queridos amigos, ¿qué puede decir el Papa a los jóvenes comprometidos en el servicio civil nacional? Ante todo, congratularme por el entusiasmo que os anima y por la generosidad con que lleváis a término esta misión de paz vuestra. Permitid también que os proponga una reflexión que, podría decir, os atañe de modo más directo, una reflexión tomada de la Constitución del Concilio Vaticano II Gaudium et spes – “alegría y esperanza” – que concierne a la Iglesia en el mundo contemporáneo. En la parte final de este documento conciliar, donde se afronta también el tema de la paz entre los pueblos, se encuentra una expresión fundamental sobre la que es bueno detenerse: “La paz nunca se ha alcanzado de forma estable, sino que debe construirse continuamente” (n. 78). ¡Qué real es esta observación! Por desgracia, las guerras y violencias no acaban nunca, y la búsqueda de la paz es siempre fatigosa. En estos años marcados por el peligro de posibles conflictos planetarios, el Concilio Vaticano II denunciaba con fuerza -en este texto- la carrera de armamentos. “La carrera de armamentos, a la que se dedican muchas naciones, no es el camino seguro para conservar firmemente la paz”, y añadía inmediatamente que la carrera al rearme “es una de las plagas más graves de la humanidad, y daña de modo intolerable a los pobres” (GS, 81). A esta preocupada constatación los Padres Conciliares añadían un augurio: “Nuevos caminos -afirmaban- convendrá buscar partiendo de la reforma de los espíritus, para que pueda ser eliminado este escándalo y en el mundo, liberado de la ansiedad que le oprime, pueda ser restituida la verdadera paz” (ibid.).
“Nuevos caminos”, por tanto, “partiendo de la reforma de los espíritus”, de la renovación de los ánimos y de las conciencias. Hoy como entonces la auténtica conversión de los corazones representa el camino justo, el único que puede conducir a cada uno de nosotros y a la humanidad entera a la paz deseada. Es el camino indicado por Jesús: Él -que es el Rey del universo- no ha venido a traer la paz al mundo con un ejército, sino a través del rechazo de la violencia. Lo dijo explícitamente a Pedro, en el huerto de los olivos: “Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen la espada, a espada perecerán” (Mt 26,52); y después a Poncio Pilato: “Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí” (Jn 18,36).
Es el camio que han seguido y siguen no sólo los discípulos de Cristo, sino muchos hombres y mujeres de buena voluntad, testigos valientes de la fuerza de la no violencia. Siempre en la Gaudium et spes, el Concilio afirma: “Nosotros no podemos dejar de alabar a aquellos que, renunciando a la violencia en la reivindicación de sus derechos, recurren a aquellos medios de defensa que están, por otra parte, al alcance también de los más débiles, de modo que pueda hacerse sin prejuicio de los derechos y de los deberes de los demás o de la comunidad” (n. 78). A esta categoría de agentes de paz pertenecéis también vosotros, queridos jóvenes amigos. Sed, por tanto, siempre y en todas partes instrumentos de paz, rechazando con decisión el egoísmo y la injusticia, la indiferencia y el odio, para construir y difundir con paciencia y perseverancia la justicia, la igualdad, la libertad, la reconciliación, la acogida, el perdón en cada comunidad.
Quiero aquí dirigiros, queridos jóvenes, la invitación con la que concluí el mensaje anual del 1 de enero pasado para la Jornada Mundial de la Paz, exhortándoos a “ensanchar el corazón hacia las necesidades de los pobres y a hacer cuanto sea concretamente posible para acudir en su auxilio. Sigue siendo incontestablemente cierto el axioma según el cual 'combatir la pobreza es construir la paz'”. Muchos de vosotros -pienso por ejemplo a cuantos trabajan con Caritas y en otras estructuras sociales– están diariamente empeñados en el servicio a personas con dificultades. Pero en cada caso, en la variedad de los ámbitos de vuestras actividades, cada uno, a través de esta experiencia de voluntariado, puede reforzar su propia sensibilidad social, conocer más de cerca los problemas de la gente y hacerse promotor activo de una solidaridad concreta. Éste es seguramente el principal objetivo del servicio civil nacional, un objetivo formativo: educar a las jóvenes generaciones a cultivar un sentido de atención responsable hacia las personas necesitadas y hacia el bien común.
Queridos chicos y chicas, un día Jesús dijo a la gente que le seguía: “Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su propia vida por mi causa y por la del Evangelio, la salvará (Mc 8,35). En estas palabras hay una verdad no sólo cristiana, sino universalmente humana: la vida es un misterio de amor, que más nos pertenece cuanto más la donamos. Es más, cuanto más nos entregamos, es decir, nos donamos a nosotros mismos, de nuestro tiempo, de nuestros recursos y cualidades por el bien de los demás. Lo dice una célebre oración atribuida a San Francisco de Asís, que empieza así: “Oh, Señor, haz de mí un instrumento de tu paz”; y termina con estas palabras: “Porque dando se recibe, perdonando se es perdonado, muriendo se resucita a la vida eterna”. Queridos amigos, que esta sea siempre la lógica de vuestra vida, no sólo ahora que sois jóvenes, sino también mañana cuando desempeñéis -os lo deseo- papeles significativos en la sociedad y formaréis una familia. Sed personas dispuestas a gastarse por los demás, dispuestas incluso a sufrir por el bien y la justicia. Por ello os aseguro mi oración, confiándoos a la protección a María Santísima. Os deseo un buen servicio y os bendigo a todos de corazón junto a vuestros seres queridos y a las personas a las que encontráis a diario.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, Cursillista, Peregrino, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici y Vicepostulador de su Causa de Canonización
CARTAS DE MANUEL APARICI (SIENDO SEMINARISTA)
A JOSÉ RIVERA [1]
Dado que D. Demetrio Fernández González, al hablar de José Rivera, hace referencia a la carta que Manuel Aparici dirigió a D. Anastasio Granados, ofrecemos ésta íntegramente en este Capítulo.
«Mi querido D. Anastasio:
»Le recuerdo a Vd. perfectamente de los tiempos de nuestro querido Cardenal Gomá (q.s.g.h.), y por otra parte Carmelina Rivera me habló extensamente de Vd. el pasado verano.
»Pocos datos tengo del Colegio Mayor Santiago Apóstol de Salamanca. Sé que se inauguró en noviembre, que tiene nueve alumnos escogidos y que es objeto de todo el cariño del Sr. Obispo de Salamanca y que su conveniencia y necesidad la encarecen el Sr. Cardenal y el Sr. Nuncio.
»¿Qué se trata de hacer? Lo que el Señor quiera. Hace dos o tres años tuve una larga conversación con el Sr. Obispo de Salamanca. Me pidió mi opinión sobre la formación que se daba a nuestras vocaciones en los Seminarios y yo se la expuse con toda sencillez y sinceridad. Es como quien toma un tranvía en marcha -le dije- que en él tienes que ir apretujado e incómodo hasta el fin del trayecto. Muchísimas cosas buenas tienen los Seminarios, pero, a mi juicio y por mi propia experiencia, he visto que a estas vocaciones no se las ha atendido adecuadamente. ¿Por qué razón mi compañero de Consejo Manolo Ubeda, que siente la llamada del Señor y va a los Dominicos, tiene en ellos a uno de los mejores Padres de la Provincia como Maestro de Novicios y nosotros no habríamos de tener a un Maestro de Seminaristas? Toda esa leyenda que se está formando en torno a nosotros que no sabemos obedecer, etc., me parece una inconveniencia lógica; si algún tanto puede apuntarse la Acción Católica Española, y especialmente la Juventud, es haber iniciado una corriente de devoción, afecto y obediencia a la Jerarquía, y resulta que ahora cuando el Señor triunfa en las almas de las que se valió para iniciar esa corriente, esos mismos jóvenes, a quienes la gracia hacía ver en el Obispo a Jesucristo, con más gracia van a tener menos fe. Total que el Sr. Obispo de Salamanca se ha decidido a hacer la Obra que era necesaria y eso es lo que se trata de hacer, todo lo que sea necesario para que los valores que el Señor puso en esas almas lleguen a su perfección dentro del espíritu sacerdotal.
»Creo que en el próximo curso le convendrá a Pepe ir a Salamanca. Allí se quiere un grupo pequeño de aspirantes al Sacerdocio de Cristo que estén dispuestos a cooperar a la gracia hasta llegar a las cumbres de la santidad.
»En el curso próximo también iré yo a Salamanca a terminar la Teología y a doctorarme en ella; probablemente estaré en el Colegio de Santiago, pues iré ya ordenado de Presbítero y aún no sé si mi madre se decidirá a ir conmigo a Salamanca.
»Pero quien le puede dar todos los detalles es el Rvdo. D. Vicente Puchol Montes, que está ahora al frente del Colegio, cuya dirección es Gibraltar 12.
»Le ruego que si algo más quiere escribirme sobre el citado Colegio me dirija su carta a mi domicilio particular, Plaza de Isabel II núm. 1, pues providencialmente no abrieron la carta que me dirigió, pues aquí ven, según mis noticias, con algún recelo al Colegio Mayor y cuando ya se han disipado los recelos con que se recibió mi vocación, no desearía que reaparecieran.
»Rogándole me encomiende en sus oraciones, se reitera suyo affmo. en Cristo y buen amigo q.b.s.m.» [2].
Carta de fecha 2 de diciembre de 1943
«Querido Pepe:
»Al fin llega el momento de poder dar satisfacción al deseo que tenía de escribirte. ¡Tantas y tan grandes gracias se encuentra simbolizadas para mí en tu persona que es imposible que te olvide! En primer término, nuestros queridos hermanos mártires, entre los que descuella Antonio, hermano tuyo, en la carne y en la sangre, y mío en el afecto de un mismo Cristo a quien amar y prójimo a quien servir, y en un segundo lugar, la generación juvenil fruto de esa sangre de mártires. No, yo no olvido ni aquellas Jornadas de Acción Católica de Aranda, cuando yo vi brillar en tus ojos la esperanza de tu vocación, ni la Semana de Estudios de 1940 en Toledo, ni las Jornadas de Presidentes de Madrid del 41, ni las de mi despedida de Valladolid, ni las palabras que cruzamos en ésa el 42, cuando los cursillos de universitarios, pues en todos los momentos yo veía crecer esa esperanza hasta que al fin Él te dio a conocer, con mirada honda y amante, de que habla San Marcos, que te quería sólo para Él.
»Te supongo en plena luna de miel en tu vida de seminarista, respirando a pleno pulmón esa fragancia del buen olor de Cristo que se respira en todos los Seminarios de nuestra Santa Madre la Iglesia sin tiempo ni corazón suficiente para agradecerle al Señor tanto amor. Vive querido Pepe, al estilo de tu hermano Antonio, esa contemplación para alcanzar amor de San Ignacio: toda esa belleza serena y armoniosa de ese hermoso rincón de la montaña, producida por Él en los pensamientos de su Corazón, para regalar tu vista con la suave caridad de su amor; esa Comunidad de Padres y seminaristas, multitud de voluntades libres que su gracia conjugó para tu bien; las mismas armonías que en esta novena de la Inmaculada elevará hasta el cielo la magnífica Schola de ese Seminario y sobre todo ese Jesús que en la celdilla más pequeña, en el Sagrario, vela sobre nosotros día y noche, ansioso de que amanezca cada día para venir a nuestras almas y transformarnos en Él; todo eso ha de decirte que su amor es inmenso y nos rodea y asiste solícito en todos los momentos. ¡Cuánta verdad dice el Salmo: “Una hora pasada en tus atrios, oh Señor, es mejor que mil años en la morada de los pecadores”. Sé feliz, emborráchate del amor del Señor y después piensa en los que Él ama y nada saben de la ternura suya. Ahora también, como cuando Antonio y yo hablábamos, hay almas que se pueden perder si no somos fieles. Vivamos escondidos en Cristo y, dentro de él, a través de sus ojos o de la llaga de amor vivo de su costado, contemplemos esta pobre humanidad. ¡Cuánto joven comprado por Él, muere en campo de batalla lejos de Cristo! Pidámosle que, por ellos, nos haga fieles, a fin de que nuestra obras satisfagan por ellos y le alcancen la gracia de la penitencia final.
»Ese ha de ser aquel vivir de Vanguardia de Cristiandad de que algunas veces os hablé cuando yo era vuestro Presidente y vosotros erais mis jóvenes. Vivamos así en comunión de vida y oración con nuestro Pontífice Cristo y su Vicario en la tierra, S.S. Pío XII, y haremos avanzar esa Vanguardia de Cristiandad con que soñamos para que Cristo sea amado por todos y a todos llegue la maravillosa aventura de su Amor.
»No olvido el libro sobre tu hermano; ahora, recién terminado los Ejercicios, comenzaré a contemplar el Evangelio de San Juan, que él contempló, e iré tomando nota de lo que me enseñe el Señor, a fin de ver qué semejanza hay con las notas de Antonio.
»Saluda muy afectuosamente a Benavent, Marcilla y demás hermanos de ésa. Al P. Nieto dile que guardo recuerdo imperecedero de las tres veces que me dio los Santos Ejercicios y que siento que el Señor oye las oraciones que eleva por mí; saluda también al P. Escudero que con tanto amor me acogió durante la guerra para que hiciera los Ejercicios y también a todos los Padres.
»Y para ti todo el afecto en el Señor que tenía a tu hermano y te tengo a ti. Oremus ad invicem …. Un abrazo en Cristo» [3].
Carta de fecha 11 de junio de 1946
«Querido Pepe:
»Perdona la gran demora en contestar tu carta de primeros de año. He tenido un año fuerte de estudios. Ayer terminé de examinarme, hoy empezaré los Ejercicios preparatorios a las dos últimas órdenes menores que, Dios mediante, recibiré el 15, y el 17 comenzarán las vacaciones.
»A tus preguntas difíciles de contestar, pues requieren largo espacio, contesto:
»Desde 1931 a 1941 me pasé todo el tiempo que estuve en el Consejo Superior diciendo que lo único que había que exigirle a un joven para ser miembro de la Acción Católica era que tuviera una aspiración firme y sincera a vivir en gracia de Dios; también fue norma de los Consejos de que formé parte y presidí el pedir a los jóvenes santidad y hasta santidad heroica. Sabía que muchos de fuera del Consejo, y aún algunos del Consejo, decían que yo no estaba en la realidad; vi muchas sonrisitas que querían significarme que era un iluso, en bocas en que no las debiera haber visto; pero cuando ofrendé mi insignia a la Virgen del Pilar en el acto que celebró el Consejo Diocesano de Zaragoza tuve la satisfacción de oír de labios de D. Hernán Cortés: “cuantos y aun compañeros del Consejo Superior de Manolo venían a decirme que le frenara en el pedir santidad a los jóvenes porque no estaba en la realidad, y ahora después de siete años tengo que decir que el que estaba en la realidad sobre el poder de la gracia era Manolo, puesto que en la Juventud de Acción Católica durante su Presidencia han florecido 7.000 mártires y 2.000 vocaciones sacerdotales”. Y ahora argumento yo, como del hecho a la posibilidad la ilación es perfecta, no hay duda de que los jóvenes de Acción Católica pueden vivir en gracia, si quienes los dirigen, seglares y sacerdotes, viven entregados a esta santa misión. ¿Cómo? Es muy largo de decir y hoy me falta tiempo. Ya lo hablaremos este verano. Hasta entonces.
»Con todo el afecto que me mereces por ser hermano de Antonio y escogido del Señor te abraza en su Corazón» [4].
Carta de fecha 12 de diciembre de 1946
«Querido Pepe:
»Al fin cumplo la promesa que te hice de escribirte. Supongo que ya sabrás por el propio José María Marín que el Sr. Cardenal le hizo Presidente Diocesano de los Jóvenes. Es un muchacho muy majo a quien la gracia llevará lejos si, como espero, corresponde a ella. A fines de verano, le vi; estuvo un largo rato hablando conmigo, incluso me expuso sus preocupaciones vocacionales. Yo le dije que por ahora se preocupara sólo de lo que Dios le pedía en aquel momento, pues que se esforzara en ser fiel a la gracia, si el Señor quería que fuera sacerdote ya se lo daría a conocer de tal forma que iría al Seminario, mientras que si no era eso lo que quería no se crearía una inquietud que le podría ser perjudicial para su propia vida interior y por consecuencia para el apostolado seglar a que Dios le llamaba entonces. Después, cuando le nombraron Presidente me escribió pidiéndome oraciones; yo le encomiendo porque siento que Jesús se goza en amarle.
»He sabido también que tu hermana Carmen ha entrado en las Carmelitas de Fuenterrabía. ¡Buenos frutos da la muerte santa de Antonio!
»Y a ti, mi buen Pepe, ¿cómo te va?
»Yo espero, Dios mediante, ir el curso próximo a Salamanca; mi Obispo ha decidido que haga los grados de Teología; y allí iré, Dios mediante.
»Doy gracias al Señor por esta decisión de mi Sr. Obispo, puesto que me servirá para ahondar en mi formación y, por tanto, en lo que considero que es la gracia fundamental de nuestra vocación. Pues si las palabras que el Señor dirigió a sus Apóstoles han de tener realidad en nosotros “Sicut me misit Pater, et ego mitto vos”. Nosotros hemos de alcanzar por la oración y el estudio un hondo conocimiento de la Caridad Divina que resplandece en todo el misterio de Cristo; pues ese conocimiento, al par que nos haga anhelar la ordenación sacerdotal por la cual podremos ofrecer en correspondencia de amor a nuestro Dios el Amor de su propio Hijo, es el que nos llevará a anunciar su Amor de una forma semejante a la suya; es decir, concrucificados con Él a fin de que los hombres conozcan su Amor y se hagan uno con nosotros en la acción de gracias y en el gozo y la paz de la fruición de su Amor, aunque sea bajo velos de fe.
»Termino ya porque el estudio me reclama. Que en las próximas Navidades nazcas más y más para Él, por el rocío de su gracia te desea con un fuerte abrazo tu siempre affmo. en Él.
»P/S. Mis saludos a los PP. Nieto y Escudero» [5].
Carta de fecha 12 de enero de 1947, Fiesta de la sagrada Familia
«Querido Pepe:
»Ya ves que cumplo tu deseo de que te escribiera pronto, aunque largo no podrá ser.
»Aún no me he ordenado de subdiácono; Dios mediante recibiré el subdiaconado el 22 de marzo; el diaconado el 31 de mayo y el presbiterado el 8 de junio, si Roma me concede la dispensa para ordenarme a fin de 3º de Teología. No lo digas porque no quiero que se haga ruido en torno a mi ordenación.
»¿Qué pienso sobre nuestro futuro apostolado sacerdotal? Tú sabes perfectamente que toda mi vida espiritual quiso el Señor fundamentarla en la doctrina del Cuerpo Místico; pues bien, así concibo nuestra futura actuación: con relación a mi Obispo, la misma adhesión, amor y subordinación que mi mano tiene para con mi mente; en relación con mis comiembros de sacerdocio, pues, claro es, amor, solidaridad y ayuda semejante a la que hay entre los miembros de mi cuerpo.
»Tú también sabes que nunca me gustaron los enfoques negativos de la vida cristiana y de sus virtudes; creo con el P. Vignon, profesor de la Gregoriana, que en cierto sentido, todas las virtudes morales son especificaciones de la caridad, que es la raíz de las que todas se nutren y el vínculo de perfección. Así, pues, si amamos a Dios sobre todas las cosas, estaremos apegados a Él sólo, y las criaturas las usaremos según la regla de San Ignacio del tanto cuanto, pues no tendrán otro valor para nosotros que el de su utilidad para la gloria de Dios.
»El día que recibí la tonsura la gracia de Dios me hizo decir con toda el alma “Dominus pars hereditatis mei et calicis mei”. Y esa es mi riqueza y mi herencia: el Señor y su Cuerpo Místico. Esto quiere decir que abogo por la pobreza, pero comprendida en su aspecto positivo de poseer la infinita riqueza del amor de Cristo.
»En cuanto a la vida en común, si la gracia nos hace ver a todo prójimo, pero muy especialmente al sacerdote, como al infinitamente amado de Jesús, ¿no serán en mi corazón todos lo fieles y muy especialmente sacerdotes, religiosos, seminaristas y novicios una gran Comunidad? Y como la verdad que está primero en la mente y baja luego al corazón, necesariamente se manifiesta en las obras, claro es que esta caridad que vive en nuestras almas llegará a concretarse en instituciones. ¿Cuáles? Ahora no lo sé. Nunca fui partidario de reglamentar a la vida, pues la vida se venga de los reglamentos. Ahora creo que es momento de dejarse llenar, con una cooperación activa y a cada paso más consciente, del Espíritu Santo, que es quien difunde la caridad en nuestros corazones, que ya llegará momento, si es designio de Dios el que tales instituciones existan, en que su gracia las inspire a las generaciones sacerdotales, jerarcas y sacerdotes, que han de vivir éstos momentos grandiosos de la historia de la humanidad.
»Nuestra divisa debe de ser “un corazón y un alma sola con el Papa y los Obispos y con todos los sacerdotes de todos los cleros”, pues éste es el deseo de Cristo “Ut omnes unum sint”.
»Termino. Escribo a vuela pluma. Tú no seas tan parco y tan tardón en contestar. A mí me excusa la proximidad de las órdenes que voy a recibir.
»Saluda en mi nombre a los PP. Nieto y Escudero y a Marcilla, Moya y Collar y demás amigos de ésa.
»Sigue encomendándome y recibe un fuerte abrazo en el Corazón de Cristo Sacerdote de tu siempre affmo. en Él» [6].
Carta de fecha 11 de mayo de 1947
«Querido Pepe:
»Pese a mis buenos deseos, no me ha sido posible. Han sido el curso, buscar dinero para los hermanos, prepararme para la Santa Misa, … una carrera de obstáculos.
»El 14 comienzo los Ejercicios de Diácono para ordenarme el 18, el 21 y 22 me examino y el 23 reanudo Ejercicios para ordenarme el 31 de Presbítero. ¡Qué piadosa y fiel es María! Como le juré en Zaragoza defender con mi vida su Mediación, ha mediado para que su Divino Hijo me conceda la inmensa gracia del sacerdocio el día en que con nuestra Santa Madre la Iglesia festejamos Su Mediación Universal de todas las gracias.
»Cantaré mi primera Misa el día 3. Dile a los hermanos Mansilla, Valentín Gamazo, Romeu y demás, y muy especialmente a Rafael Moya y a COLLAR que como no tengo tiempo de escribirles a todos lo hago por tu medio, porque tú tienes sangre de mártir y eres hermano de mi hermano de Consejo “Él Ángel del Alcázar”.
»Encomendadme mucho estos días para que no frustre los misericordiosos designios del Señor. Os abraza en su Corazón» [7].
Carta sin fecha. De 1947 por su contenido. Manuel Aparici ya era sacerdote
«Querido Pepe:
»Siento extraordinariamente que no hayas podido hablar. Tal vez entonces nos hubiéramos entendido mejor; pero tal vez es que el Señor quiera que permanezcas un curso más en Comillas; mas si permaneces pídele a Dios que tu ascendiente sobre todos tus compañeros se deba a que Él te haya llenado de su misma Caridad. Te digo esto porque precisamente lo que me preocupa de tus cartas es que las noto un poco faltas de caridad. Entiende bien lo que te digo: no que faltes a la caridad, sino que aún la caridad que hay en ti es relativamente poca y por eso no resplandece en tus juicios uno de los más bellos frutos del Espíritu Santo: la benignidad. Lee y relee los versículos 4 a 7 del Cap. 13 a los Corintios: Todo eso lo obra la Caridad de Dios en nosotros; no que nosotros nos esforcemos en hacerlo, no, es que cuando el amor que Dios tiene a las almas en su Cristo mora en nuestros corazones por la fe, el Amor Divino obra en nosotros lo que es propio que Él obre. No, recuerda la psicología que has estudiado: el amor es el apetito del bien, luego a la voluntad no se le puede imperar que ame; sino que la voluntad podrá inspirar a la inteligencia sobrenaturalizada por la fe que se aplique a percibir la amabilidad de Dios in se et in nobis, en sus criaturas y en cuanto por la ayuda de la gracia descubramos la amabilidad de Dios y de los amados de Dios, ese amor divino viviendo en nosotros y rigiendo nuestra naturaleza, como complementaria de la de Cristo para que juzguemos y obremos como Él juzgó y obró.
»Pero en fin dejemos eso. No sé aún lo que haré en Salamanca ni si el Señor querrá valerse de mi miseria para hacer algo; mas en mi carta te decía que procuraba vivir mi misión sin darle nombre y ahora, con todo el amor que Él pone en mi alma para ti, te digo: ves a Comillas o a Salamanca o a donde quieras; pero donde quiera que estés te pido que te guardes y reserves para esta misión. ¿Cuál es? Creí que la habías adivinado. Te la apuntaba en mi última carta desde el Seminario: la unión en caridad verdadera y operante de todo el clero secular y regular, hispánico y no hispánico; el “ut omnes unum si” fue la aspiración de toda mi vida desde mis primeros pasos de joven de Acción Católica. Por eso comprendí que Él me quería en el clero secular; no siendo de ninguna familia religiosa podría más fácilmente ser de todas las familias, por eso fui al Seminario de Madrid. Siendo uno de tantos, podría más fácilmente hacerme uno con ellos; por eso voy ahora a Ejercicios como preparación a mi estancia en Salamanca; en Comillas no hay más que seculares y jesuitas, en Salamanca hay de todas las Órdenes. Esto es lo que entiendo que Él nos pide a ti y a mí y a cuantos llamó al sacerdocio de entre las filas de la Juventud de Acción Católica.
»Me dirás que esto es vago; en cierto sentido sí; en otro no, pues una oración concreta de nuestra vida de oración y sacrificio y celo, ya que hemos de aprehender lo que Él ama a todos, seculares y regulares, para ser por todos víctimas de sacrificio y de celo.
»No tengo tiempo para más; espero empezar los Ejercicios en la próxima semana: por vosotros, por los que Él ama me voy suavemente forzado de su gracia; te tendré presente.
»Te abraza en Cristo y te bendice» [8].
Manuel Aparici había pensado en José Rivera como futuro sucesor suyo en la Consiliaría Nacional de la Juventud de Acción Católica, y así se lo había pedido al Cardenal por si podía concedérselo.
[1] La apertura de su Proceso de Canonización tuvo lugar el 21 de noviembre de 1998.
[2] Carta sin fecha. De 1947 por su contenido (C.P. pp. 1757-1759).
[3] C.P. pp. 1760-1761.
[4] C.P. pp. 1617-1618.
[5] C.P. pp. 1749-1750.
[6] C.P. pp. 1733-1736.
[7] C.P. pp. 1747-1748.
[8] C.P. pp. 1724-1727.
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, Cursillista, Peregrino, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici y Vicepostulador de su Causa de Canonización
CARTAS DE MANUEL APARICI (SIENDO SEMINARISTA)
A JOSÉ RIVERA [1]
Dado que D. Demetrio Fernández González, al hablar de José Rivera, hace referencia a la carta que Manuel Aparici dirigió a D. Anastasio Granados, ofrecemos ésta íntegramente en este Capítulo.
«Mi querido D. Anastasio:
»Le recuerdo a Vd. perfectamente de los tiempos de nuestro querido Cardenal Gomá (q.s.g.h.), y por otra parte Carmelina Rivera me habló extensamente de Vd. el pasado verano.
»Pocos datos tengo del Colegio Mayor Santiago Apóstol de Salamanca. Sé que se inauguró en noviembre, que tiene nueve alumnos escogidos y que es objeto de todo el cariño del Sr. Obispo de Salamanca y que su conveniencia y necesidad la encarecen el Sr. Cardenal y el Sr. Nuncio.
»¿Qué se trata de hacer? Lo que el Señor quiera. Hace dos o tres años tuve una larga conversación con el Sr. Obispo de Salamanca. Me pidió mi opinión sobre la formación que se daba a nuestras vocaciones en los Seminarios y yo se la expuse con toda sencillez y sinceridad. Es como quien toma un tranvía en marcha -le dije- que en él tienes que ir apretujado e incómodo hasta el fin del trayecto. Muchísimas cosas buenas tienen los Seminarios, pero, a mi juicio y por mi propia experiencia, he visto que a estas vocaciones no se las ha atendido adecuadamente. ¿Por qué razón mi compañero de Consejo Manolo Ubeda, que siente la llamada del Señor y va a los Dominicos, tiene en ellos a uno de los mejores Padres de la Provincia como Maestro de Novicios y nosotros no habríamos de tener a un Maestro de Seminaristas? Toda esa leyenda que se está formando en torno a nosotros que no sabemos obedecer, etc., me parece una inconveniencia lógica; si algún tanto puede apuntarse la Acción Católica Española, y especialmente la Juventud, es haber iniciado una corriente de devoción, afecto y obediencia a la Jerarquía, y resulta que ahora cuando el Señor triunfa en las almas de las que se valió para iniciar esa corriente, esos mismos jóvenes, a quienes la gracia hacía ver en el Obispo a Jesucristo, con más gracia van a tener menos fe. Total que el Sr. Obispo de Salamanca se ha decidido a hacer la Obra que era necesaria y eso es lo que se trata de hacer, todo lo que sea necesario para que los valores que el Señor puso en esas almas lleguen a su perfección dentro del espíritu sacerdotal.
»Creo que en el próximo curso le convendrá a Pepe ir a Salamanca. Allí se quiere un grupo pequeño de aspirantes al Sacerdocio de Cristo que estén dispuestos a cooperar a la gracia hasta llegar a las cumbres de la santidad.
»En el curso próximo también iré yo a Salamanca a terminar la Teología y a doctorarme en ella; probablemente estaré en el Colegio de Santiago, pues iré ya ordenado de Presbítero y aún no sé si mi madre se decidirá a ir conmigo a Salamanca.
»Pero quien le puede dar todos los detalles es el Rvdo. D. Vicente Puchol Montes, que está ahora al frente del Colegio, cuya dirección es Gibraltar 12.
»Le ruego que si algo más quiere escribirme sobre el citado Colegio me dirija su carta a mi domicilio particular, Plaza de Isabel II núm. 1, pues providencialmente no abrieron la carta que me dirigió, pues aquí ven, según mis noticias, con algún recelo al Colegio Mayor y cuando ya se han disipado los recelos con que se recibió mi vocación, no desearía que reaparecieran.
»Rogándole me encomiende en sus oraciones, se reitera suyo affmo. en Cristo y buen amigo q.b.s.m.» [2].
Carta de fecha 2 de diciembre de 1943
«Querido Pepe:
»Al fin llega el momento de poder dar satisfacción al deseo que tenía de escribirte. ¡Tantas y tan grandes gracias se encuentra simbolizadas para mí en tu persona que es imposible que te olvide! En primer término, nuestros queridos hermanos mártires, entre los que descuella Antonio, hermano tuyo, en la carne y en la sangre, y mío en el afecto de un mismo Cristo a quien amar y prójimo a quien servir, y en un segundo lugar, la generación juvenil fruto de esa sangre de mártires. No, yo no olvido ni aquellas Jornadas de Acción Católica de Aranda, cuando yo vi brillar en tus ojos la esperanza de tu vocación, ni la Semana de Estudios de 1940 en Toledo, ni las Jornadas de Presidentes de Madrid del 41, ni las de mi despedida de Valladolid, ni las palabras que cruzamos en ésa el 42, cuando los cursillos de universitarios, pues en todos los momentos yo veía crecer esa esperanza hasta que al fin Él te dio a conocer, con mirada honda y amante, de que habla San Marcos, que te quería sólo para Él.
»Te supongo en plena luna de miel en tu vida de seminarista, respirando a pleno pulmón esa fragancia del buen olor de Cristo que se respira en todos los Seminarios de nuestra Santa Madre la Iglesia sin tiempo ni corazón suficiente para agradecerle al Señor tanto amor. Vive querido Pepe, al estilo de tu hermano Antonio, esa contemplación para alcanzar amor de San Ignacio: toda esa belleza serena y armoniosa de ese hermoso rincón de la montaña, producida por Él en los pensamientos de su Corazón, para regalar tu vista con la suave caridad de su amor; esa Comunidad de Padres y seminaristas, multitud de voluntades libres que su gracia conjugó para tu bien; las mismas armonías que en esta novena de la Inmaculada elevará hasta el cielo la magnífica Schola de ese Seminario y sobre todo ese Jesús que en la celdilla más pequeña, en el Sagrario, vela sobre nosotros día y noche, ansioso de que amanezca cada día para venir a nuestras almas y transformarnos en Él; todo eso ha de decirte que su amor es inmenso y nos rodea y asiste solícito en todos los momentos. ¡Cuánta verdad dice el Salmo: “Una hora pasada en tus atrios, oh Señor, es mejor que mil años en la morada de los pecadores”. Sé feliz, emborráchate del amor del Señor y después piensa en los que Él ama y nada saben de la ternura suya. Ahora también, como cuando Antonio y yo hablábamos, hay almas que se pueden perder si no somos fieles. Vivamos escondidos en Cristo y, dentro de él, a través de sus ojos o de la llaga de amor vivo de su costado, contemplemos esta pobre humanidad. ¡Cuánto joven comprado por Él, muere en campo de batalla lejos de Cristo! Pidámosle que, por ellos, nos haga fieles, a fin de que nuestra obras satisfagan por ellos y le alcancen la gracia de la penitencia final.
»Ese ha de ser aquel vivir de Vanguardia de Cristiandad de que algunas veces os hablé cuando yo era vuestro Presidente y vosotros erais mis jóvenes. Vivamos así en comunión de vida y oración con nuestro Pontífice Cristo y su Vicario en la tierra, S.S. Pío XII, y haremos avanzar esa Vanguardia de Cristiandad con que soñamos para que Cristo sea amado por todos y a todos llegue la maravillosa aventura de su Amor.
»No olvido el libro sobre tu hermano; ahora, recién terminado los Ejercicios, comenzaré a contemplar el Evangelio de San Juan, que él contempló, e iré tomando nota de lo que me enseñe el Señor, a fin de ver qué semejanza hay con las notas de Antonio.
»Saluda muy afectuosamente a Benavent, Marcilla y demás hermanos de ésa. Al P. Nieto dile que guardo recuerdo imperecedero de las tres veces que me dio los Santos Ejercicios y que siento que el Señor oye las oraciones que eleva por mí; saluda también al P. Escudero que con tanto amor me acogió durante la guerra para que hiciera los Ejercicios y también a todos los Padres.
»Y para ti todo el afecto en el Señor que tenía a tu hermano y te tengo a ti. Oremus ad invicem …. Un abrazo en Cristo» [3].
Carta de fecha 11 de junio de 1946
«Querido Pepe:
»Perdona la gran demora en contestar tu carta de primeros de año. He tenido un año fuerte de estudios. Ayer terminé de examinarme, hoy empezaré los Ejercicios preparatorios a las dos últimas órdenes menores que, Dios mediante, recibiré el 15, y el 17 comenzarán las vacaciones.
»A tus preguntas difíciles de contestar, pues requieren largo espacio, contesto:
»Desde 1931 a 1941 me pasé todo el tiempo que estuve en el Consejo Superior diciendo que lo único que había que exigirle a un joven para ser miembro de la Acción Católica era que tuviera una aspiración firme y sincera a vivir en gracia de Dios; también fue norma de los Consejos de que formé parte y presidí el pedir a los jóvenes santidad y hasta santidad heroica. Sabía que muchos de fuera del Consejo, y aún algunos del Consejo, decían que yo no estaba en la realidad; vi muchas sonrisitas que querían significarme que era un iluso, en bocas en que no las debiera haber visto; pero cuando ofrendé mi insignia a la Virgen del Pilar en el acto que celebró el Consejo Diocesano de Zaragoza tuve la satisfacción de oír de labios de D. Hernán Cortés: “cuantos y aun compañeros del Consejo Superior de Manolo venían a decirme que le frenara en el pedir santidad a los jóvenes porque no estaba en la realidad, y ahora después de siete años tengo que decir que el que estaba en la realidad sobre el poder de la gracia era Manolo, puesto que en la Juventud de Acción Católica durante su Presidencia han florecido 7.000 mártires y 2.000 vocaciones sacerdotales”. Y ahora argumento yo, como del hecho a la posibilidad la ilación es perfecta, no hay duda de que los jóvenes de Acción Católica pueden vivir en gracia, si quienes los dirigen, seglares y sacerdotes, viven entregados a esta santa misión. ¿Cómo? Es muy largo de decir y hoy me falta tiempo. Ya lo hablaremos este verano. Hasta entonces.
»Con todo el afecto que me mereces por ser hermano de Antonio y escogido del Señor te abraza en su Corazón» [4].
Carta de fecha 12 de diciembre de 1946
«Querido Pepe:
»Al fin cumplo la promesa que te hice de escribirte. Supongo que ya sabrás por el propio José María Marín que el Sr. Cardenal le hizo Presidente Diocesano de los Jóvenes. Es un muchacho muy majo a quien la gracia llevará lejos si, como espero, corresponde a ella. A fines de verano, le vi; estuvo un largo rato hablando conmigo, incluso me expuso sus preocupaciones vocacionales. Yo le dije que por ahora se preocupara sólo de lo que Dios le pedía en aquel momento, pues que se esforzara en ser fiel a la gracia, si el Señor quería que fuera sacerdote ya se lo daría a conocer de tal forma que iría al Seminario, mientras que si no era eso lo que quería no se crearía una inquietud que le podría ser perjudicial para su propia vida interior y por consecuencia para el apostolado seglar a que Dios le llamaba entonces. Después, cuando le nombraron Presidente me escribió pidiéndome oraciones; yo le encomiendo porque siento que Jesús se goza en amarle.
»He sabido también que tu hermana Carmen ha entrado en las Carmelitas de Fuenterrabía. ¡Buenos frutos da la muerte santa de Antonio!
»Y a ti, mi buen Pepe, ¿cómo te va?
»Yo espero, Dios mediante, ir el curso próximo a Salamanca; mi Obispo ha decidido que haga los grados de Teología; y allí iré, Dios mediante.
»Doy gracias al Señor por esta decisión de mi Sr. Obispo, puesto que me servirá para ahondar en mi formación y, por tanto, en lo que considero que es la gracia fundamental de nuestra vocación. Pues si las palabras que el Señor dirigió a sus Apóstoles han de tener realidad en nosotros “Sicut me misit Pater, et ego mitto vos”. Nosotros hemos de alcanzar por la oración y el estudio un hondo conocimiento de la Caridad Divina que resplandece en todo el misterio de Cristo; pues ese conocimiento, al par que nos haga anhelar la ordenación sacerdotal por la cual podremos ofrecer en correspondencia de amor a nuestro Dios el Amor de su propio Hijo, es el que nos llevará a anunciar su Amor de una forma semejante a la suya; es decir, concrucificados con Él a fin de que los hombres conozcan su Amor y se hagan uno con nosotros en la acción de gracias y en el gozo y la paz de la fruición de su Amor, aunque sea bajo velos de fe.
»Termino ya porque el estudio me reclama. Que en las próximas Navidades nazcas más y más para Él, por el rocío de su gracia te desea con un fuerte abrazo tu siempre affmo. en Él.
»P/S. Mis saludos a los PP. Nieto y Escudero» [5].
Carta de fecha 12 de enero de 1947, Fiesta de la sagrada Familia
«Querido Pepe:
»Ya ves que cumplo tu deseo de que te escribiera pronto, aunque largo no podrá ser.
»Aún no me he ordenado de subdiácono; Dios mediante recibiré el subdiaconado el 22 de marzo; el diaconado el 31 de mayo y el presbiterado el 8 de junio, si Roma me concede la dispensa para ordenarme a fin de 3º de Teología. No lo digas porque no quiero que se haga ruido en torno a mi ordenación.
»¿Qué pienso sobre nuestro futuro apostolado sacerdotal? Tú sabes perfectamente que toda mi vida espiritual quiso el Señor fundamentarla en la doctrina del Cuerpo Místico; pues bien, así concibo nuestra futura actuación: con relación a mi Obispo, la misma adhesión, amor y subordinación que mi mano tiene para con mi mente; en relación con mis comiembros de sacerdocio, pues, claro es, amor, solidaridad y ayuda semejante a la que hay entre los miembros de mi cuerpo.
»Tú también sabes que nunca me gustaron los enfoques negativos de la vida cristiana y de sus virtudes; creo con el P. Vignon, profesor de la Gregoriana, que en cierto sentido, todas las virtudes morales son especificaciones de la caridad, que es la raíz de las que todas se nutren y el vínculo de perfección. Así, pues, si amamos a Dios sobre todas las cosas, estaremos apegados a Él sólo, y las criaturas las usaremos según la regla de San Ignacio del tanto cuanto, pues no tendrán otro valor para nosotros que el de su utilidad para la gloria de Dios.
»El día que recibí la tonsura la gracia de Dios me hizo decir con toda el alma “Dominus pars hereditatis mei et calicis mei”. Y esa es mi riqueza y mi herencia: el Señor y su Cuerpo Místico. Esto quiere decir que abogo por la pobreza, pero comprendida en su aspecto positivo de poseer la infinita riqueza del amor de Cristo.
»En cuanto a la vida en común, si la gracia nos hace ver a todo prójimo, pero muy especialmente al sacerdote, como al infinitamente amado de Jesús, ¿no serán en mi corazón todos lo fieles y muy especialmente sacerdotes, religiosos, seminaristas y novicios una gran Comunidad? Y como la verdad que está primero en la mente y baja luego al corazón, necesariamente se manifiesta en las obras, claro es que esta caridad que vive en nuestras almas llegará a concretarse en instituciones. ¿Cuáles? Ahora no lo sé. Nunca fui partidario de reglamentar a la vida, pues la vida se venga de los reglamentos. Ahora creo que es momento de dejarse llenar, con una cooperación activa y a cada paso más consciente, del Espíritu Santo, que es quien difunde la caridad en nuestros corazones, que ya llegará momento, si es designio de Dios el que tales instituciones existan, en que su gracia las inspire a las generaciones sacerdotales, jerarcas y sacerdotes, que han de vivir éstos momentos grandiosos de la historia de la humanidad.
»Nuestra divisa debe de ser “un corazón y un alma sola con el Papa y los Obispos y con todos los sacerdotes de todos los cleros”, pues éste es el deseo de Cristo “Ut omnes unum sint”.
»Termino. Escribo a vuela pluma. Tú no seas tan parco y tan tardón en contestar. A mí me excusa la proximidad de las órdenes que voy a recibir.
»Saluda en mi nombre a los PP. Nieto y Escudero y a Marcilla, Moya y Collar y demás amigos de ésa.
»Sigue encomendándome y recibe un fuerte abrazo en el Corazón de Cristo Sacerdote de tu siempre affmo. en Él» [6].
Carta de fecha 11 de mayo de 1947
«Querido Pepe:
»Pese a mis buenos deseos, no me ha sido posible. Han sido el curso, buscar dinero para los hermanos, prepararme para la Santa Misa, … una carrera de obstáculos.
»El 14 comienzo los Ejercicios de Diácono para ordenarme el 18, el 21 y 22 me examino y el 23 reanudo Ejercicios para ordenarme el 31 de Presbítero. ¡Qué piadosa y fiel es María! Como le juré en Zaragoza defender con mi vida su Mediación, ha mediado para que su Divino Hijo me conceda la inmensa gracia del sacerdocio el día en que con nuestra Santa Madre la Iglesia festejamos Su Mediación Universal de todas las gracias.
»Cantaré mi primera Misa el día 3. Dile a los hermanos Mansilla, Valentín Gamazo, Romeu y demás, y muy especialmente a Rafael Moya y a COLLAR que como no tengo tiempo de escribirles a todos lo hago por tu medio, porque tú tienes sangre de mártir y eres hermano de mi hermano de Consejo “Él Ángel del Alcázar”.
»Encomendadme mucho estos días para que no frustre los misericordiosos designios del Señor. Os abraza en su Corazón» [7].
Carta sin fecha. De 1947 por su contenido. Manuel Aparici ya era sacerdote
«Querido Pepe:
»Siento extraordinariamente que no hayas podido hablar. Tal vez entonces nos hubiéramos entendido mejor; pero tal vez es que el Señor quiera que permanezcas un curso más en Comillas; mas si permaneces pídele a Dios que tu ascendiente sobre todos tus compañeros se deba a que Él te haya llenado de su misma Caridad. Te digo esto porque precisamente lo que me preocupa de tus cartas es que las noto un poco faltas de caridad. Entiende bien lo que te digo: no que faltes a la caridad, sino que aún la caridad que hay en ti es relativamente poca y por eso no resplandece en tus juicios uno de los más bellos frutos del Espíritu Santo: la benignidad. Lee y relee los versículos 4 a 7 del Cap. 13 a los Corintios: Todo eso lo obra la Caridad de Dios en nosotros; no que nosotros nos esforcemos en hacerlo, no, es que cuando el amor que Dios tiene a las almas en su Cristo mora en nuestros corazones por la fe, el Amor Divino obra en nosotros lo que es propio que Él obre. No, recuerda la psicología que has estudiado: el amor es el apetito del bien, luego a la voluntad no se le puede imperar que ame; sino que la voluntad podrá inspirar a la inteligencia sobrenaturalizada por la fe que se aplique a percibir la amabilidad de Dios in se et in nobis, en sus criaturas y en cuanto por la ayuda de la gracia descubramos la amabilidad de Dios y de los amados de Dios, ese amor divino viviendo en nosotros y rigiendo nuestra naturaleza, como complementaria de la de Cristo para que juzguemos y obremos como Él juzgó y obró.
»Pero en fin dejemos eso. No sé aún lo que haré en Salamanca ni si el Señor querrá valerse de mi miseria para hacer algo; mas en mi carta te decía que procuraba vivir mi misión sin darle nombre y ahora, con todo el amor que Él pone en mi alma para ti, te digo: ves a Comillas o a Salamanca o a donde quieras; pero donde quiera que estés te pido que te guardes y reserves para esta misión. ¿Cuál es? Creí que la habías adivinado. Te la apuntaba en mi última carta desde el Seminario: la unión en caridad verdadera y operante de todo el clero secular y regular, hispánico y no hispánico; el “ut omnes unum si” fue la aspiración de toda mi vida desde mis primeros pasos de joven de Acción Católica. Por eso comprendí que Él me quería en el clero secular; no siendo de ninguna familia religiosa podría más fácilmente ser de todas las familias, por eso fui al Seminario de Madrid. Siendo uno de tantos, podría más fácilmente hacerme uno con ellos; por eso voy ahora a Ejercicios como preparación a mi estancia en Salamanca; en Comillas no hay más que seculares y jesuitas, en Salamanca hay de todas las Órdenes. Esto es lo que entiendo que Él nos pide a ti y a mí y a cuantos llamó al sacerdocio de entre las filas de la Juventud de Acción Católica.
»Me dirás que esto es vago; en cierto sentido sí; en otro no, pues una oración concreta de nuestra vida de oración y sacrificio y celo, ya que hemos de aprehender lo que Él ama a todos, seculares y regulares, para ser por todos víctimas de sacrificio y de celo.
»No tengo tiempo para más; espero empezar los Ejercicios en la próxima semana: por vosotros, por los que Él ama me voy suavemente forzado de su gracia; te tendré presente.
»Te abraza en Cristo y te bendice» [8].
Manuel Aparici había pensado en José Rivera como futuro sucesor suyo en la Consiliaría Nacional de la Juventud de Acción Católica, y así se lo había pedido al Cardenal por si podía concedérselo.
[1] La apertura de su Proceso de Canonización tuvo lugar el 21 de noviembre de 1998.
[2] Carta sin fecha. De 1947 por su contenido (C.P. pp. 1757-1759).
[3] C.P. pp. 1760-1761.
[4] C.P. pp. 1617-1618.
[5] C.P. pp. 1749-1750.
[6] C.P. pp. 1733-1736.
[7] C.P. pp. 1747-1748.
[8] C.P. pp. 1724-1727.
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, Cursillista, Peregrino, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici y Vicepostulador de su Causa de Canonización
CARTA DE JOSÉ RIVERA A SU AMIGO BLAS PIÑAR
PARA UN POSIBLE TRABAJO SOBRE MANUEL APARICI
«Querido amigo –le dice–:
»Escribo en nombre de un grupo de personas, amigas de Manuel Aparici, antiguo Presidente y luego Consiliario de los Jóvenes de Acción Católica. Hemos creído verdaderamente importante, e incluso necesario como respuesta a la gracia que Dios nos concedió de tratarle con cierta intimidad, reunir testimonios acerca de las diversas facetas de su rica personalidad. Pensamos en un futuro trabajo que perpetúe la luz de su doctrina y de su vida. Puesto que “No se enciende una lámpara y se coloca debajo del celemín sino encima del candelero para que alumbre a todos los que están en la casa”. (Mat. 5-15) [1].
»Creyendo que sería de máximo interés tu juicio, nos tomamos la libertad de enviarte la nota adjunta, rogándote nos expreses tu pensamiento respecto de ambos aspectos –doctrina y vida– así como los detalles o anécdotas que recuerdes y creas oportuno.
»Naturalmente lo apuntado no pasa de ser una ayuda que pueda facilitar tu respuesta, indicándote las líneas de nuestro propósito. Es claro que importa cuanto quieras escribir sobre él y cuantas sugerencias se te ocurran para matizar o ensanchar nuestras propias ideas.
»Conociendo tu amistad con nuestro querido Aparici, no dudamos que, pese a las muchas tareas que sin duda traerás entre manos, encontrarás momento oportuno para responder con amplitud y precisión. Y a pesar de exigirte un nuevo trabajo, sentimos alegría al hacerte partícipe de esta ilusión, de la gracia que Dios vertió sobre él, produzca su eficacia entre los hombres que tanto ama.
»Puedes contestar a mi nombre a las señas del membrete (Casa Diocesana de Ejercicios “EL BUEN PASTOR”, Toledo).
NOTA ADJUNTA
»Nos interesaría toda aportación respecto a su pensamiento y su manera de presentar realidades e ideas tan caras para él, cómo:
»La Trinidad.
»Cristo.
»La Virgen.
»El Cuerpo Místico.
»La Gracia.
»La Fe.
»La Caridad.
»El Sacerdocio.
»La figura del seglar en la Iglesia.
»La Juventud.
»El Apostolado.
»La Obediencia.
»La inmolación (sentido cristiano del dolor, enfermedad, mortificación, humillaciones, etc.).
»Hay algunos puntos que nos parecen muy característicos de su «espiritualidad», así:
»La Paternidad divina (que tan reflejada veía en el maternal amor humano).
»La Peregrinación como estilo de vida cristiana (La vida cristiana –decía– es un peregrinar por Cristo hacia el Padre a impulsos del Espíritu Santo, con la ayudad e María y de los Santos, llevando consigo a los hermanos).
»La Misión de España en la tarea universal de la Iglesia sobre todo de América Latina. Su visión de la Hispanidad.
»Igualmente pensamos que en su vida dio muy singulares ejemplos de no pocas virtudes, cómo:
»La fe constante y sin desfallecimientos en las circunstancias más adversas.
»La confianza en Dios.
»El celo apostólico, con sed insaciable de que los hombres vivieran en gracia.
»La obediencia como postura amorosa, filial, tanto respecto a la Jerarquía de la Iglesia, como en lo tocante a su propia madre.
»Como decimos, todo esto no pasa de ser unas sugerencias incompletísimas que en su contestación puede enriquecer».
Antes de dar a conocer los escritos de Manuel Aparici a José Rivera y la correspondencia cruzada entre Manuel Aparici y Carmelina una aclaración de carácter general de suma importancia relativa a los escritos y documentos de Manuel Aparici.
El 24 de marzo de 1946 Manuel Aparici le habla a Sor Carmen de su «copioso archivo y fichero» [2], pero en febrero de 1959 le dice: «De mi archivo, no sé dónde para; cuando me estaba muriendo me trasladaron a lo que era mi despacho, amontonaron papeles no sé dónde y algunos los tiraron; y en los breves intervalos de mejoría no tuve fuerzas para buscar y menos para ordenar» [3].
[1] Esta fue la segunda lectura que se hizo el día de la apertura de la Causa de Canonización del Siervo de Dios Manuel Aparici en julio de 1994, día 13.
[2] C.P. pp. 1576-1577.
[3] C.P. pp. 1812-1815.
ZENIT Publicamos la alocución que pronunció Benedicto XVI el domingo, 29 de Marzo de 2009, a mediodía al rezar la oración mariana del Ángelus desde la ventana de su estudio junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Queridos hermanos y hermanas:
Deseo ante todo dar las gracias a Dios y a todos los que, de diferentes maneras, han colaborado con el buen resultado del viaje apostólico que he podido realizar a África en los días pasados e invoco la abundancia de las bendiciones del Cielo sobre las semillas esparcidas en tierra africana. De esta significativa experiencia pastoral me propongo hablar más ampliamente el próximo miércoles, en la audiencia general, pero no puedo dejar de aprovechar la oportunidad para manifestar la emoción profunda que experimenté al encontrar las comunidades católicas y las poblaciones de Camerún y de Angola.
Sobre todo me impresionaron dos aspectos, ambos muy importantes. El primero es la alegría visible en los rostros de la gente, la alegría de sentirse parte de la única familia de Dios, y doy las gracias al Señor por haber podido compartir con las multitudes de estos hermanos y hermanas nuestros momentos de sencilla fiesta, compartida en el conjunto y llena de fe.
El segundo aspecto es precisamente el intenso sentido de lo sagrado que se respiraba en las celebraciones litúrgicas, característica ésta común a todos los pueblos africanos. Podría decir que emergió en cada momento de mi estancia entre esas queridas poblaciones. La visita me ha permitido ver y comprender mejor la realidad de la Iglesia en África en la variedad de sus experiencias y de los desafíos que tiene que afrontar en estos momentos.
Pensando precisamente en los desafíos que marcan el camino de la Iglesia en el continente africano, y en cualquier otra parte del mundo, experimentamos cómo son actuales las palabras del Evangelio de este quito domingo de Cuaresma. Jesús, ante la inminencia de la pasión, declara: "si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto" (Juan 12, 24). Ya no es hora de palabras ni de discursos; ha llegado la hora decisiva para la que ha venido al mundo el Hijo de Dios, y a pesar de que su alma está turbada, declara su disponibilidad para cumplir hasta el final la voluntad del Padre. Esta es la voluntad de Dios: darnos la vida eterna que hemos perdido. Para que esto se realice es necesario, sin embargo, que Jesús muera, como un grano de trigo que Dios Padre ha sembrado en el mundo. Sólo así, de hecho, podrá germinar y crecer una nueva humanidad, libre del dominio del pecado y capaz de vivir en fraternidad, como hijos e hijas del único Padre que está en los cielos.
En la gran fiesta de la fe, que hemos vivido juntos en África, hemos experimentado que esta nueva humanidad está viva, a pesar de sus límites humanos. Allí donde los misioneros, como Jesús, han dado y siguen dado la vida por el Evangelio, se recogen frutos abundantes. A ellos les deseo dirigir un particular pensamiento de gratitud por el bien que hacen. Se trata de religiosas, religiosos, laicas y laicos. Para mí ha sido hermoso ver el fruto de su amor a Cristo y constatar el profundo reconocimiento que los cristianos tienen por ellos. Demos gracias a Dios y pidámosle a María santísima para que en el mundo entero se difunda el mensaje de esperanza y de amor de Cristo.
[Al final del Ángelus, el Papa dirigió este saludo a los peregrinos:]
Saludo con gran afecto a los numerosos africanos que viven en Roma, entre ellos muchos estudiantes, acompañados por el arzobispo Robert Sarah, secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Queridos: habéis querido venir a manifestar alegría y reconocimiento por mi viaje apostólico a África. Os doy las gracias de corazón. Rezo por vosotros, por vuestras familias y por vuestros países de origen. ¡Gracias!
El jueves próximo, a las 18 horas, presidiré en San Pedro la santa misa en el cuarto aniversario de la muerte de mi querido predecesor, el siervo de Dios Juan Pablo II. Invito a participar especialmente a los jóvenes de Roma para prepararnos juntos a la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará a niel diocesano en el Domingo de Ramos.
[En español, dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los profesores y estudiantes del Colegio San José, de Reus, y al grupo Santa María de la Estrella, de Argentina. En este último domingo de Cuaresma, os animo a vivir con especial fervor estos días que aún nos quedan de preparación para la Pascua. Que la Santísima Virgen María nos alcance la gracia de estar bien dispuestos para celebrar intensamente los grandes misterios de nuestra Redención. Muchas gracias y feliz domingo.
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Información sobre “talleres de oración y vida” facilitada para su difusión por miembros del Equipo Regional de Canarias con el propósito de comenzar en la parroquia para el mes de Septiembre. (Enviados “para transformar la ceniza en corona, el traje de luto en perfume de fiesta, y el abatimiento en cánticos” Isaías 61, 3)
Talleres de oración y vida (Aprender a orar para aprender a vivir)
Escuela de oración
TOV (Talleres de Oración y Vida) es un servicio para aprender y profundizar en el arte de orar. Este aprendizaje tiene un carácter eminentemente experimental, como en un taller: orando se aprende a orar.
Se aprende a entrar en la relación personal con el Señor, con variadas modalidades, desde los primeros pasos hasta las alturas de la contemplación.
Como orar, además de gracia, en cuanto actividad humana es también arte, por eso la organización del Taller contiene y ofrece una pedagogía progresiva, un carácter metódico y mucha disciplina.
¿Resultado? Amigos y discípulos del Señor.
Escuela de vida
Por medio de un complejo entramado de meditaciones sobre la Palabra, oración intensiva, reflexión comunitaria y ejercicios de silenciamiento, el tallerista va superando, paso a paso, el mundo interior de angustias y ansiedades, miedos y tristezas...
Como efecto de una vivencia profunda de la fe y del abandono, el tallerista va inundándose paulatinamente de una paz jamás imaginada.
¿Resultado? Superación de complejos y traumas, control de nervios, estabilidad emocional y alegría de vivir.
A partir de una intensa contemplación de la figura de Jesucristo, el Taller lanza al cristiano a un proceso cristificante, para ser cada vez más parecido a Jesús: paciente y humilde como Jesús, sensible y misericordioso, despreocupado de sí y preocupado de los demás... preguntándose a cada paso ¿Qué haría Jesús en mi lugar?, produciéndose de esta manera una transformación vital que a muchos les hace exclamar: ¡Cómo ha cambiado nuestra madre. nuestro hermano...!
Es, pues. también, Taller de vida.
Escuela apostólica
El Taller no deja constituidos grupos eclesiales o comunidades de oración. Tan sólo ofrece un servicio limitado y humilde: enseñar a orar y a vivir cristianamente.
En las últimas sesiones, el Taller lanza al cristiano a participar directamente de la misión sacerdotal, profética y regia de Cristo Jesús. ¡Cómo nos gustaría hacer de cada tallerista un apóstol!
Soñamos en transformar los Talleres en viveros de vocaciones apostólicas, y estarnos empeñados en que los Talleres se constituyan en instrumentos de vitalización eclesial.
¿Resultado? Un eficaz instrumento de Evangelización.
Características
· El Taller compromete al asistente en tres dimensiones: con Dios, consigo mismo, con los demás.
· En cada Sesión hay dos líneas fundamentales: una, descendente: Dios habla al hombre: y otra, ascendente: el hombre habla (responde) a Dios.
· El Taller es un servicio eminentemente laical: la mayoría de los Guías son laicos: todos los componentes de los Equipos directivos son laicos, en estrecha unión con sus Pastores.
· El Taller se distingue por una rigurosa puntualidad, un orden estricto y mucha disciplina.
· El Taller es un servicio:
a) Limitado. Una vez completadas las 15 Sesiones, damos por cumplido nuestro objetivo, y nos retiramos; y
b) Abierto. Al Taller asisten simples cristianos, catequistas, agentes de Pastoral, militantes de grupos eclesiales, los alejados de la Iglesia, los excluidos de los sacramentos, evangélicos de diversas denominaciones...
El Taller colabora no sólo a hacer Iglesia sino también a hacer Sociedad porque contribuye a la unidad y fortalecimiento del individuo y de la familia. Tiene, pues. una dimensión evangélica y una dimensión humanitaria.
Organización
Nuestro ideal es: mínima estructura, máxima eficacia. El Taller consta de quince Sesiones. Cada Sesión dura dos horas. Hay una Sesión por semana.
El número ideal de participantes es entre 15 y 20 personas.
Los Talleres pueden aplicarse en una sala de una parroquia o de un colegio, o en domicilios particulares.
Los Talleres son dirigidos por un Guía cuya misión consiste en poner en práctica el espíritu y los contenidos del Manual.
Al frente de los Guías hay un Equipo local, cuya función es autorizar, organizar y controlar la marcha de los Talleres.
Al frente de los Equipos locales están los Equipos regionales, nacionales, zonales (varios países) e internacional.
El inspirador y organizador de TOV es el P. Ignacio Larrañaga, capuchino, bajo cuya orientación se han formado y siguen formándose todos los Guías del mundo.
Sede Internacional:
Casilla 92. C. San Enrique, Santiago de Chile. S.A.
Comentario a las lecturas del domingo quinto de Cuaresma - B publicado en Diario de Avisos el domingo 29 de Marzo de 2009 bajo el epígrafe “el domingo, fiesta de los cristianos”.
La muerte tenía un premio
DANIEL PADILLA
El que no sabe morir mientras vive, es vano loco: morir cada hora su poco es el modo de vivir. Vivir es apercibir el alma, para tener la vida muerta al placer y muerta al mundo, de suerte, que, cuando llegue la muerte le quede poco que hacer. Igual que el sol hay que ser que, con su llama encendida, va, acabando y renaciendo de tantas muertes, tejiendo la corona de su vida. Por eso busco el sufrir, para como el sol decir que de la muerte recibo nueva vida y que si vivo, vivo de tanto morir".
La cita es larga y pertenece a una obra en verso de nuestro teatro de principios del pasado siglo. Pero, si la transcribo es porque retrata el mensaje de la liturgia de este domingo. No creo que los protagonistas del teatro de las últimas décadas, ni en general la literatura actual, presenten programas con esa doctrina. Al contrario, en esta época del confort y del hedonismo, creo que, desde todas las plataformas laicas, se nos predica el disfrute de todos los placeres por medio de todos los sentidos: "Sáciate, pínchate, póntelo, fúmalo, pruébalo...".
Pero ya digo. Si releen las lecturas que hemos hecho esta Cuaresma, verán que esa filosofía de llegar "a la Vida por la cruz" es una constante cristiana. Para muestra, el botón del evangelio de hoy. De entrada, hay una frase de Jesús que podría desconcertar: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre". Al leerla, pudiéramos pensar: "Cristo, como nosotros, lo que quiere es la dicha". Pero, si siguen leyendo verán que el "itinerario de la dicha" de Jesús rompe todos nuestros esquemas. Escuchen, lean: "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto. Pero si muere...". Más: "El que se aborrece a sí mismo, se salvará para la vida eterna". También: "El que quiera seguirme, que tome su cruz y que me siga".
¿Qué es esto? ¿Se trata de un masoquista que va a la muerte inconscientemente, por fatalismo, con mentalidad estoica del "dolor por el dolor"? No, amigos. En la carta a los Hebreos, que también leemos hoy, se nos dice: "Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas a quien podía salvarle de la muerte". Lo que pasa es que Él sabía una cosa. Y es que el pecado del hombre, su desvío, tenía un precio. Un precio terrible: su sangre y su muerte. Y esa muerte, a su vez, tenía un premio. Un triple premio. Primero, el amor a su Padre, "haciendo su voluntad": "Se hizo obediente hasta la muerte y una muerte de cruz". Segundo: amarnos a nosotros, proporcionándonos, con su muerte, la Vida verdadera, la dicha: "Llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna". Y tercero: su propia voz del cielo: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo". Vean igualmente lo que recuerda Pablo con palabras impresionantes: "Por eso, Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre". Sí, la muerte de Jesús tenía un premio: el más grande.
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, Cursillista, Peregrino, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici y Vicepostulador de su Causa de Canonización
JOSÉ RIVERA RAMÍREZ, UN SACERDOTE DIOCESANO
En el Apartado Antecedentes Históricos de El cómo y el porque se lee:
«Retrocediendo algunos años, si analizamos la actuación de la Juventud de Acción Católica de Mallorca –los Cursillos nacieron en el seno del Consejo Diocesano de los Jóvenes – nos encontramos con un largo periodo (1941-1948) en el que todas las actividades apostólicas se centraron casi exclusivamente en la preparación –espiritual sobre todo– de la Peregrinación a Santiago Es entonces cuando se dibuja y perfila el ideal y el estilo peregrinante, plasmación de la concepción apostólica de la juventud, y del que se impregnan primeramente los dirigentes mediante los “Cursillos de Adelantados de Peregrinos” que, en número de seis, y dirigidos por propagandistas del Consejo Superior, se celebran durante estos años en nuestra Diócesis. Los resultados de estos Cursillos, por lo que a nuestro interés se refiere, fueron entre otros, la movilización apostólica de los dirigentes de entonces, la captación e incorporación de nuevos dirigentes (cuya influencia iba a ser decisiva en la realización de los Cursillos de Cristiandad), y la siembra en todos ellos de inquietudes apostólicas que iban más allá del objetivo concreto de la Peregrinación a Santiago.AFIRMA: Que «es entonces cuando se dibuja y perfila el ideal y el estilo peregrinante». Rotundamente, no como ha quedado por el documento enviado tiempo atrás («Ideal Peregrinante y Vanguardia de Cristiandad: Unidad en la fe de los Pueblos Hispanos») que trata del desarrollo histórico del Ideal Peregrinante, el ideal de Manuel Aparici, un ideal que permanece vivo.
»Estas inquietudes y energías nuevas –sigue diciendo– desembocan pronto en los llamados “Cursillos de Jefes de Peregrinos”, llevados a cabo por dirigentes del Consejo Diocesano según las líneas fundamentales de los anteriores […].
Rotundamente, no. Así no nacieron los Cursillos de Jefes de Peregrinos como acabamos de ver.
D. Jordi también escribe: «De la fervorosa espiritualidad peregrinante de tal Escuela», la cual se nutre de la espiritualidad peregrinante de Manuel Aparici; a veces se denominaba mística peregrinante.
»La Escuela que gestó y creó los Cursillos era un grupo de 22 jóvenes, entre los que descollaba Eduardo Bonnín, entonces Presidente del Consejo Diocesano de Jóvenes de Acción Católica, ideólogo fecundo en la progresiva transformación de los Cursillos de Jefes de Peregrinos, y Rector seglar del primer Cursillo y de muchísimos más, también del de Rivera. Eran sacerdotalmente acompañados por don Sebastián Gaya, Consiliario Diocesano de los Jóvenes de Acción Católica y fundador de la Escuela en 1944, director espiritual del equipo que dio el primer Cursillo y representante del Obispo en la clausura correspondiente, donde pronunció aquel profético "mayores cosas veréis". A dicha Escuela se incorporaron, en el periodo que precede a ese primer Cursillo, personas de valía como el teólogo Juan Capó, que dirigió el retiro espiritual introductorio de tan decisivo Cursillo, y fue nombrado, más tarde, Consiliario de los Jóvenes, al pasar Gaya a Consiliario general de Acción Católica. El también joven obispo diocesano (el obispo más joven de España en su momento), Mons. Juan Hervás, animó eficazmente a la Escuela en todos sus esfuerzos, y asumió la tutela de Cursillos en los tiempos más difíciles, hasta la mayoría de edad del Movimiento por la creación del Secretariado Nacional de Cursillos de Cristiandad (1962), que sancionó la diferencia y la independencia de Cursillos en relación con Acción Católica, tal como lo habían concebido desde el principio los mencionados iniciadores .
Nótese: La Escuela creó y gestó los Cursillos de Cristiandad … en la progresiva transformación de los Cursillos de Jefes de Peregrinos de Manuel Aparici.
»Los iniciadores tuvieron clara conciencia de la novedad de sus Cursillos. Su espiritualidad peregrinante era la misma de Aparici, que daba prioridad a lo sobrenatural y rechazaba una estructura organizativa de la Acción Católica que no estuviera impregnada de vida de gracia consciente, creciente y compartida. O, dicho en otros términos, vida de santidad, de comunidad y de apostolado. Este fue su legado para los Cursillos de Cristiandad, valiosísimo a mi juicio.
Nótese: La espiritualidad peregrinante de los Cursillos de Cristiandad era la misma de Manuel Aparici.
»Pero los jóvenes mallorquines marcaban la diferencia con la Acción Católica, alardeando, con la audacia propia de su edad, no tener banderas, insignias, ni censos, y exhibiendo, además, un talante de entusiasmo y de piedad viril, marcadamente contrapuesto a toda beatería. Algunos de Acción Católica lo percibieron con claridad, y denunciaban entre indignados y desconcertados que muchos cursillistas de valía se mostraran dispuestos a seguir trabajando en Cursillos pero rehusaran hacerlo en Acción Católica
»En realidad tanto el método del recién descubierto Cursillo como su estrategia eclesial eran claramente distintos de los de Acción Católica. El método, porque los contenidos de los "rollos" (charlas) de los Cursillos de Mallorca no eran ya los de los Cursillos de Adelantados de Peregrinos, sino que se orientaron totalmente hacia la gracia de Cristo y la vida cristiana como su directa consecuencia. Además, el estilo se hizo más entusiasta y audaz, menos doctrinal o catequético, y explícitamente "vivencial": experiencias concretas de la fe y la caridad encarnadas en la vida personal del día a día.
»Resumiendo ambos conceptos, Juan Capó forjó la certera noción de "lo fundamental cristiano": lo que da vida y sostén a lo cristiano; aquello de lo que, luego, se derivan la doctrina, la moral, los ritos, las estructuras eclesiásticas y apostólicas, y hasta unas nuevas estructuras temporales empapadas de evangelio; aquello sin lo cual todas estas cosas están muertas y pueden convertirse incluso en un estorbo, en un escándalo. "Lo fundamental cristiano" es lo que se vive y comparte en cada uno de esos "Cursillos" inventados por los jóvenes de Acción Católica de Mallorca.
»La universalidad de "lo fundamental cristiano" capacitaba a Cursillos (al Movimiento que surgía de la aplicación del nuevo método), además, para fecundar con el Evangelio todos los ambientes: no sólo la peregrinación a Santiago, no sólo los centros parroquiales de Acción Católica; ni siquiera los ambientes eclesiales de España o de Hispanoamérica. La gracia está destinada a fermentar también todas las realidades humanas, individuales y sociales. Descubrirlo, sentirse llamado con el contundente "¡Cristo cuenta Contigo!", entusiasma y moviliza los corazones no sólo de los cristianos encuadrados ya antes del Cursillo en organizaciones cualificadas, como la Acción Católica, sino de los "alejados" de la Iglesia; y muchas veces en mayor medida, conforme al evangélico "amará más aquel a quien más se le perdonó", o porque ha encontrado en el Movimiento (¡no asociación!) de Cursillos un ámbito donde se siente cómoda una personalidad viva y creativa que antes no encajaba en organizaciones rígidas o en el general anquilosamiento.
Si los Cursillos de Cristiandad nacieron después de la Peregrinación a Santiago, ¿cómo la universalidad de “lo fundamental cristiano podía capacitar a Cursillos para … –además– … la Peregrinación a Santiago.
Forteza [es decir, Bonnín; «Forteza me dice D. Jaime Capó era un niño, aspirante de AC, cuando empezaron tos Cursillos, y así, como niño, lo recuerdo. Cuanto dice fue dictado por Eduardo». Ver también nota 17 a pie de página] afirma que Bonnín «[...] relaciona lo vivido en el Cursillo de Peregrinos con sus inquietudes personales más profundas y con su experiencia catalizadora de los ambientes descristianizados. Llegó a la conclusión de que algo a la vez similar y diferente de aquel Cursillo de Jefes de Peregrinos, podría conseguir dinamizar en cristiano no sólo un acontecimiento determinado -como la Peregrinación a Santiago-, sino la vida normal y diaria de los ambientes reales y concretos».
¿Dinamizaron de verdad los Cursillos de Cristiandad la Peregrinación a Santiago? Al menos en la Península, no dado que el primer Cursillo de Cristiandad que se dio en ella, fuera de Mallorca, fue –según él– en la Archidiócesis de Valencia del 15 al 19 de agosto de 1953 ; es decir, cinco años después de haber tenido lugar la Peregrinación a Santiago ¿En Mallorca? «¿Qué hace en la década de los cuarenta ese puñado de jóvenes laicos a quienes Dios ha concedido el carisma fundacional [...]? –se pregunta Bibiloni [o sea Bonnín como ha quedado dicho]–. Se reúnen –dice– , preparan la peregrinación a Santiago, hacen una vez al año ejercicios espirituales, y retiros cada mes, fundan escuelas de formación, participan en Cursillos de Adelantados y de Jefes de Peregrinos, van forjando paulatinamente la estructura de lo que pronto será y hoy sigue siendo un Cursillo de Cristiandad. Y sobre todo oran, meditan y leen [...]», pero no dice que esa juventud asista a Cursillos de Cristiandad. ¿Por qué? ¿Y por qué ese interés en querer relacionar los Cursillos de Cristiandad con
la Peregrinacióna Santiago? Nótese: «En definitiva, los Cursillos, con raíces en la espiritualidad peregrinante de Aparici … ». »Volvamos a Aparici. Desde su ordenación sacerdotal (1947) y pronto nombramiento como Consiliario Nacional de la Juventud de Acción Católica (1950), don Manuel lideró la corriente "cursillista" de la Acción Católica, que se hace oficial de 1954 hasta 1958. Desde el Consejo Superior, él y los suyos (entre los que debo destacar al laico José Díaz Rincón, amigo mío y más todavía de don José, amigo también y colaborador fidelísimo y eficacísimo de don Manuel), embebidos de mística peregrinante, hondamente espiritual pues daba prioridad a lo sobrenatural, optaron por unos "Cursillos" que a todas luces promovían la vida de gracia, y que de buena fe creyeron propios: un fruto de la Acción Católica que ella podía legítimamente administrar, aplicándoles las necesarias modificaciones orientadas a ponerlos más claramente a su servicio. José Díaz Rincón conoció a Manuel Aparici cuando tenía 19 años y era Presidente de Centro. Le trató hasta su muerte, o sea, 15 años y 6 meses. El trato puede calificarse de muy asiduo, intenso, espiritual y apostólico, sobre todo a partir de las vísperas de Navidad de 1953. Fue su director espiritual desde mayo de 1954 hasta prácticamente el día de su muerte. Al final, el Siervo de Dios le pidió que se dirigiese con D. José Rivera Ramírez diciéndole: «Pepe está criado a mis pechos, aunque tú casi no le conoces ten confianza absoluta en él, es un sacerdote muy joven y muy santo» . Testigo en su Causa de Canonización recorrió con él toda España dando Cursillos de Cristiandad, unos 75. »Esas modificaciones fueron de calado diverso: leves, como el cambio de nombre, de "Cursillos de Cristiandad" a "Cursillos de Militantes de Cristiandad"; o importantes, como la inclusión de un "rollo" en donde se orienta al "militante" después del cursillo hacia su Centro Parroquial de Acción Católica. Esta opción se abrió paso a pesar de que otra corriente de la misma Acción Católica se opuso vigorosamente a la apuesta "cursillista", la corriente que más tarde, al enfermar Aparici y desfallecer su capacidad de influjo, impondría la especialización. La caridad manda suponer que también estos últimos lo hicieron con recta intención: para responder mejor a las exigencias de un mundo cambiante, de creciente complejidad y en progresivo alejamiento de lo cristiano, optaron por una organización cada vez más sofisticada. Pero la recta intención no es lo mismo que el buen criterio: de hecho descuidaron más y más la espiritualidad y la confesión explícita de la fe. Las tristes consecuencias de tal "compromiso temporal", el secularismo, la pérdida de identidad cristiana y el hundimiento de la Acción Católica, son de todos conocidas. »Los iniciadores y promotores de Cursillos, por su parte, tuvieron que afrontar, a partir de 1955, en Mallorca una durísima etapa de purificación, padeciendo públicas correcciones, restricciones y amenazas del sucesor de Hervás, Mons. Enciso, especialmente cristalizadas en su carta pastoral de 1956. Una situación instigada por la Acción Católica, según su propia declaración . Esta prueba provocó, sin embargo, una providencial y fecunda diáspora y, gracias a la tenaz resistencia de don Juan Hervás en su nueva diócesis de Ciudad Real a raíz de su traslado, gracias también a la rápida expansión del Movimiento por América y por todo el mundo en la década sucesiva (expansión en. la que nada tuvo que ver la Acción Católica y que fue favorecida, entre otros factores, por el trabajo de Gaya al frente de la Comisión Española de Migraciones, encargada de suministrar capellanes a nuestros emigrantes en el extranjero), y gracias finalmente a los renovadores aires conciliares (en el Vaticano II Hervás brilló con luz propia, llegando a ser internacionalmente conocido como "el Obispo de los Cursillos"), la Santa Sede fue madurando la necesidad de un deslinde institucional entre los florecientes Cursillos de Cristiandad y una decadente Acción Católica». «Y, para terminar –escribe en el punto 3 «Testimonios de una vida apasionada»– con las estupendas aportaciones del epistolario con Carmelina, que debo a Conchi Ramos, ésta de la época de introducción de los Cursillos en Toledo, a cargo del verdaderamente fervoroso Aparici y su Consejo Superior de Jóvenes de Acción Católica: “La tarde del retiro [en realidad: cursillo] vinieron primero al cuarto de Antonio [Rivera] a encomendarlo todo. Al final, la mañana de salida vino unos minutos Aparici con el rector y profesores. No pueden imaginar el cuadro, la habitación sin arreglar, montañas de sábanas y colchones y el divino Manolo que se arrodilla –y todos, claro– y empieza “amigo Antonio …”. Total que habían sentido tan viva la intercesión de los mártires que había que darles gracias … que diesen a los cursillistas y a todos los jóvenes la decisión y la entrega suyas … […]. »En fin, todo muy emocionante y en medio un padre nuestro en cruz. »Dijeron que era el mejor cursillo de la serie y que cada día iba todo mejor. También tienen sus contradicciones como en Mallorca, pero de verdad los chicos se convierten, y los curas que los hacen se entusiasman con D. Eusebio [Ortega] y de D. Jaime [Colomina] que han participado en éstos”» . «Por las fechas de Totanés (11956-1957) –escribe en el punto 4 «Mis propios recuerdos»–me figuro que se trataría de “Cursillos de Militantes de Cristiandad”, aunque [D. José] no aludió a este extremo, o porque no lo tenía presente (cosa improbable por su amistad con Aparici y Díaz Rincón) o porque la distinción le pareció irrelevante para nuestro asunto […]» . «[…] Es lo que sucedió en la diócesis de Toledo en los años que siguieron a 1955 [“No deis más Cursillos que [el número de cursillistas a] los que luego podáis atender”], cuando se celebraron cerca de 200 Cursillos de Militantes de Cristiandad, salvo los casos en que párrocos muy responsables acogieran a los militantes-cursillistas en una Acción Católica no sólo bien organizada sino de veras fervorosa. Don José debía conocerlo, sin duda, por Aparici y Rincón, y, sobre todo, por la experiencia directa de lo sucedido en su diócesis, aunque no aludió a ello en esa conversación […]» . «Su hermana Carmelina, madrina de Bautismo, “directora espiritual” ydirigida de don José Rivera»,r José Luis Iglesias Turmo «Después de la muerte heroica de Antonio la familia vive un fervor religioso muy grande que cimentará el futuro de una vida de gracia. Todos los de la casa comulgan a diario. Así en 1962 escribe don José a su hermana Ana María: “yo personalmente estoy encantado de haber nacido y de haber nacido en esa casa. El ambiente de casa, con todos sus defectos, me ha colocado en una situación especialmente fácil para asimilar las ideas de Aparici [dirigente de la Acción Católica], ir a Comillas, venir a Salamanca, etc. »En la familia Rivera aparte de los sacerdotes conocidos y de los Arzobispos hubo dos personas que influyeron muchísimo, cada uno a su manera, y que hoy están en proceso de canonización. Los dos fueron seglares más de la mitad de su vida y los dos fueron ordenados sacerdotes cuando tenían 44 años [45 años en el caso de Aparici, como acabamos de decir]. Cosas de la providencia divina. »El uno fue el futuro cardenal Ángel Herrera […]. »El otro fue Manuel Aparici Navarro (1902-1964). Líder católico juvenil, audaz y emprendedor. Presidente Nacional de los jóvenes de Acción Católica. Es el que más ha influenciado con su testimonio y apostolado en todos los hermanos Rivera […]».
«Desde su casa, Carmelina vive con intensidad todo el testimonio de la vida espiritual y apostólica de su hermano fallecido. Ella constantemente habla de las palabras y de los hechos de Antonio. Toda la familia pasa un año en Aranda del Duero (Burgos) para estar más cerca del Dr. Rivera que está en el frente curando heridos y haciendo apostolado con los soldados en los Centros de Vanguardia, creados por Aparici para atención religiosa de los jóvenes combatientes. Ella en Aranda trabajará con Aparici». Tanta era la admiración que sentía D. José por Manuel Aparici que, tres años después del su fallecimiento, se dirige a su amigo Blas Piñar sobre un posible trabajo sobre Manuel Aparici. Recuérdese que D. José decía que había tratado con tres santos y uno de ellos era Manuel Aparici (los otros dos, su hermano Antonio y el P. Nieto).
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, Cursillista, Peregrino, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici y Vicepostulador de su Causa de Canonización
B. JOSÉ RIVERA RAMÍREZ, UN SACERDOTE DIOCESANO
Recoge las Actas de las Jornadas de estudio (26-27 de marzo de 2004) en los 50 años de su ordenación sacerdotal. Instituto Teológico San Ildefonso.
De lo mucho y bueno escrito sobre la persona de D. José, sólo vamos a destacar, como en el apartado anterior, lo que se refiere a su relación con Manuel Aparici.
«Vida del Siervo de Dios José Rivera Ramírez, sacerdote diocesano de Toledo
(1925-1991)»
«Terminada la guerra civil, el siervo de Dios se convierte en militante entre los jóvenes de Acción Católica, llegando a ser secretario diocesano de los jóvenes. A ellos se dedica intensamente, bajo la guía de Manuel Aparici [1], que ha tomado la antorcha de Antonio, pero Aparici en 1940 decide hacerse sacerdote. El siervo de Dios cuanta con la compañía protectora de su madrina Carmen, la hermana mayor […]» [2].
Manuel Aparici no decide hacerse sacerdote en 1940. Su vocación aparece en 1928. ¿Por qué entonces esa tardanza en ingresar en el Seminario? Manuel Martínez Pereiro nos lo dice:
Manuel Aparici comenzó muy pronto a sentir la llamada a la vocación sacerdotal. «Superada su crisis juvenil, el Señor le regaló –dice– con la vocación sacerdotal [...]». En 1928 vive todavía con sus padres en Madrid, en la calle de Santiago. «Cambia su vida y habla de hacerse sacerdote [...]. Pero «circunstancias familiares, apostólicas y nacionales le fueron demorando [por indicación de la Jerarquía] la entrada en el Seminario más de lo que hubiese deseado, pero sin duda con buenos frutos». Pero «tan pronto como la Juventud de Acción Católica estuvo reconstituida en la posguerra, se redondeaba la formación de nuevos dirigentes, etc. ingresa en el Seminario y hace al Señor entrega absoluta de su persona. Su ejemplo hizo que le siguieran otros muchos jóvenes».
Sobre este particular ver «Manuel Aparici, Vocación, Seminario y Ordenación Sacerdotal» ya enviado.
«”Por influencia de Manuel Aparici y con el deseo de estudiar mejor la teología se trasladó a Salamanca” [3] […]» [4].
«[…] Dos sacerdotes le acompañaban de cerca en este momento: D. Manuel Aparici, con el que coincide en Salamanca, que quería enviarlo a Roma [5] y D. Anastasio Granados, canciller del Arzobispado de Toledo y después obispo auxiliar» [6].
«Este joven sacerdote entra en los planes de Manuel Aparici para apoyar un cierto movimiento sacerdotal que está surgiendo en España y que trata de promover la teología y la espiritualidad del sacerdote diocesano [7]. Aparici habla con el cardenal de Toledo para pedir que le deje a Rivera como ayudante y sucesor en la consiliaría nacional de jóvenes de AC. El cardenal le da largas. Rivera, por ahora, es retenido en la diócesis. Las ideas de Aparici le atraen. El mundillo eclesiástico, no tanto» [8].
«[…] En la biografía del siervo de Dios José Rivera Ramírez aparecen varias personas, cuyos procesos de canonización están en curso; aquí hemos citado a su hermano Antonio, a Manuel Aparici, al P. Nieto, s.j., al P. Aldama, s.j.. Pero hay muchos otros […]» [9].
«José Rivera, sacerdote diocesano, formador de sacerdotes»,
por Demetrio Fernández González
«Carmelina, la hermana mayor y madrina de bautismo, se hace cargo de la formación cristiana del pequeño y le pone en contacto con los mejores sacerdotes del momento y con algunos seglares eminentes, entre los que destaca Manuel Aparici [10], que decidirá más tarde hacerse sacerdote y será ordenado a los 48 años. Aparici, con quien se veía frecuentemente, y le ha introducido en el amor de Cristo ya desde la edad temprana. Carmelina comenta que Pepe no pestañeaba cuando oía hablar a Aparici, como si bebiera a sorbos sus palabras. He aquí un apunte escogido entre sus abundantes escritos:
«Ese indefinible deslumbramiento que yo sentía a mis 14 años escuchando a Aparici hablar de Cristo, ese como presentimiento y pregusto de una amistad en plenitud saciativa, o el mismo sentimiento de algo diverso, esa como oscura adivinación de una existencia hasta ahora no conocida de otra vida, de otro amor, que veo se produce muchas veces en las gentes que hablan por vez primera conmigo; es, a mi juicio, “el flechazo” de Cristo que enamora al alma» (Estudios, 13-V-1967, CP. f. 5768-5769).
1. Manuel Aparici no decidirá más tarde hacerse sacerdote. Su vocación aparece en 1928. ¿Por qué entonces esa tardanza en ingresar en el Seminario? Manuel Martínez Pereiro nos lo dice:
Manuel Aparici comenzó muy pronto a sentir la llamada a la vocación sacerdotal. «Superada su crisis juvenil, el Señor le regaló –dice– con la vocación sacerdotal [...]». En 1928 vive todavía con sus padres en Madrid, en la calle de Santiago. «Cambia su vida y habla de hacerse sacerdote [...]. Pero «circunstancias familiares, apostólicas y nacionales le fueron demorando [por indicación de la Jerarquía] la entrada en el Seminario más de lo que hubiese deseado, pero sin duda con buenos frutos». Pero «tan pronto como la Juventud de Acción Católica estuvo reconstituida en la posguerra, se redondeaba la formación de nuevos dirigentes, etc. ingresa en el Seminario y hace al Señor entrega absoluta de su persona. Su ejemplo hizo que le siguieran otros muchos jóvenes».
Sobre este particular ver «Manuel Aparici, Vocación, Seminario y Ordenación Sacerdotal» ya enviado.
2. Fue ordenado sacerdote a los 45 años no a los 48 (nació en 1902 y fue ordenado sacerdote en 1947).
3. Murió el día 28 de agosto de 1964 no el día 18.
4. José Rivera nace el 17 de diciembre de 1925. Manuel Aparici había nacido el día11 de diciembre de 1902. Luego cuando José tiene 14 años (estamos ya en 1939), Aparici tenía en ese año de 1939 37 años y no 31.
»Con estos antecedentes, su familia, su hermana, los ambientes de Acción Católica y especialmente el influjo de Aparici, es a los 17 años cuando su vida experimenta un giro decisivo, que bien podemos calificar como primera conversión […]» [1].
«Todavía estudiante en la Pontifica de Salamanca (1948-1953), Manuel Aparici, ya sacerdote, tiene planes sobre él en orden a revitalizar el clero diocesano, que después de la guerra civil venía pujante en España. “[Manuel Aparici] estaba empeñado en que fuera a Roma para que dirigiese después ese seminario misterioso y meramente posible”.
»La preparación para atender especialmente al clero diocesano ha sido una de las razones de su traslado de Comillas a Salamanca, en la que han intervenido Manuel Aparici, Anastasio Granados y el llamado “grupo de Salamanca”, un conjunto de personalidades provenientes de las filas de Acción Católica que, al hacerse sacerdotes, quieren potenciar la espiritualidad y la santidad del sacerdote diocesano. Con Rivera cuentan para este proyecto y a él se incorporará dentro de unos años, como joven sacerdote» [2].
«Manuel Aparici pide al cardenal-arzobispo de Toledo que le deje a este joven sacerdote, José Rivera, al que conoce bien desde su adolescencia y que se ha caracterizado en sus años de Seminario por un rendimiento excepcional en el estudio y en la vida espiritual. Aparici tenía la idea de reunir un grupo de sacerdotes, con abundante tiempo de estudio y mucha oración, en orden al proyecto de cultivar bien el clero diocesano de España» [3].
«Don José Rivera y los Cursillos»,
por Jordi Girau Reverter [4]
Antes de facilitar el texto de D. Jordi deseo hacer constar que me he tomado la libertad de poner notas a algunos puntos del mismo (van dentro del texto con este mismo tipo de letra). Espero y confío que también en esta ocasión me agradecerá la ayuda, como me la agradeció en otro momento según hace constar en la nota 6ª a pie de página del su trabajo.
En el punto 2, «Rivera y Aparici. Historias de los orígenes de cursillos», escribe:
«El contacto de Rivera con los flamantes "Cursillos" –escribe– se debió sin duda a su amistad con el Siervo de Dios Manuel Aparici, antiguo Presidente y más tarde Consiliario Nacional de los Jóvenes de Acción Católica y por entonces también seminarista, y al ámbito de pertenencia eclesial común a ambos, esa misma Acción Católica. La amistad de Aparici con los Rivera tuvo su origen en el trato de Antonio, Presidente Diocesano de los Jóvenes de Toledo, con su Presidente Nacional, desde antes de la guerra hasta la muerte heroica de “El Ángel del Alcázar". A él debió Antonio aquel impulso providencial y determinante para el descubrimiento de su propia vocación a la santidad: ¿Y si yo fuera el justo que falta a los diez que son necesarios para que el castigo divino no caiga sobre España? [5]. Dicha amistad cristiana se extendió a todos los Rivera. A Ana María y al "cura" (o "Pepe", como a veces le llamábamos también los dirigidos) se les oía normalmente referirse a él como "Manolo". Y todavía recuerdo que, en su habitación, Rivera tuvo muchos años una fotografía dedicada de Aparici, de seglar. Estaba convencido de la santidad de Aparici. En cierta ocasión escuché al toledano ponderar la incalculable fecundidad del sacerdocio de su amigo madrileño, inmolado en los últimos años, cuando la enfermedad fue menguando hasta limitar radicalmente sus tareas ministeriales [6].
«Yo siempre –declaró Sor Carmen– lo consideré que llegaría a los altares. Mi hermano José decía que había tratado con tres santos y uno de ellos era Manuel Aparici (los otros dos, nuestro hermano Antonio y el P. Nieto). Después de morir se habla más aún de su fama de santidad» [7].
«En escrito de fecha 21 de julio de 1989 dirigido al Rvdo. D. José Manuel de Lapuerta y Quintero, Consiliario de la Asociación de Peregrinos de la Iglesia, Sor Carmen le decía: «Vi con la mayor alegría que los Peregrinos están ya tras del asunto de Aparici. Yo quisiera de verdad que el Capitán llegara antes que nadie» [8]. Y añadía: «La llamada a una espiritualidad peregrinante procuro vivirla y me hace mucho bien» [9].
»La conexión de Manuel Aparici con los Cursillos ha pasado desapercibida o, cuando se ha hecho objeto de atención, no ha sido calibrada con exactitud [10]. Fue él quien, en calidad de Presidente Nacional de los Jóvenes de Acción Católica, acompañado por el Sustituto de la Secretaría de Estado, cardenal Pacelli (más tarde Pío XII), a principios de 1936 propuso al papa Pío XI, como remedio de los males de aquella época trágica, una masiva peregrinación de jóvenes españoles al sepulcro del Apóstol en Compostela: Cien mil santos a Santiago. El Pontífice bendijo la iniciativa, pero ésta no pudo llevarse a cabo a causa de las dos guerras, española y mundial, que se sucedieron; salvo en los Centros de Vanguardia durante la Cruzada, que practicaban una "peregrinación espiritual" a Santiago, y en el lema personal de Antonio Rivera que condensaba admirablemente el ideal: ¡Para Santiago, santos!
Para Santiago, santos!
Muchos años antes, Manuel Aparici, “Adelantado y Capitán” de nuestros anhelos, que hizo viva la inquietud de nuestra Juventud, fue quien dio expresión a la frase de Antonio Rivera, «El Ángel del Alcázar», “Para Santiago, santo”.
Movido por las ideas del Siervo de Dios, Antonio Rivera, «El Ángel del Alcázar», en unos Ejercicios Espirituales, escribió su propósito: «Para Santiago he de ser santo». Muerto Antonio Rivera, este grito -«¡Para Santiago, santo!»- fue el lema de los jóvenes peregrinos en los largos años de caminar en espíritu hacia Compostela. ¡Ser santos! Esta fue la aspiración y el compromiso de aquella juventud capitaneada por Manuel Aparici.
No todos, sin embargo, estaban de acuerdo con el Siervo de Dios. Entre sus inmediatos colaboradores algunos pensaban –como era opinión común aquellos años– que la santidad es cosa de pocos, los demás han de contentarse con ser buenos.
Si entonces aquellos jóvenes aspiraban a ser santos, hoy el Concilio Vaticano II nos proclama con claridad meridiana la universal vocación a la santidad: «En la Iglesia, todos, lo mismo quienes pertenecen a la Jerarquía que los apacentados por ella, están llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: “Porque esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación”» [1].
«Pasarían, sin embargo, –escriben los Peritos Archivistas en su Informe– [1] varios años antes de que pudiera fijarse la fecha, que finalmente fue la del Año Santo de 1948. Dieciséis años después de ser propuesta. Pero, el viejo anhelo de los “100.000 santos para Santiago” adquiere profunda resonancia durante los años 40 hasta que se concreta en la Peregrinación a Santiago
«La Juventud católica española, capitaneada por Manuel Aparici y peregrina en espíritu hacia Santiago, encuentra en esta llamada [de Pío XI] una aceptación de su ofrecimiento. Y responde, a su vez: La Hispanidad debe ser la Vanguardia de Cristiandad, de esa Cristiandad ejemplar que el Papa pide. Porque sólo España, junto a sus hijas, puede poner tantas almas al servicio de la Iglesia, para salvar al mundo. »Años de guerra: años de heroísmo y de martirio. “El Ángel del Alcázar”, Antonio Rivera, se había dado a sí mismo –repetimos– la consigna: “¡Para Santiago, santo!”. Bajo este lema, y tras su ejemplo, miles de “Peregrinos de Santiago en los campos de batalla” (como se denominan los jóvenes encuadrados en los “Centros de Vanguardia”) y los que viven años de catacumba en los “Centros clandestinos”, caminan en espíritu a Compostela. En ellos hay un solo deseo: forjar la Vanguardia de la Cristiandad ejemplar, y una sola ilusión: la de que a España le espera un Continente “para marchar tras ella por el Camino Real de la Santa Cruz”» [1]. «[...] A partir de entonces, al conjuro del nombre jacobeo, el ritmo de la marcha se hizo más vivo por momentos, mientras se iba perfilando el proyecto con pasión y minuciosidad. Santiago es la impaciencia y la osadía apostólica [...]. Y el Señor Santiago había quedado para siempre en tierra española hasta la resurrección de la carne [...]» [2]. »La mística de Aparici se expresaba en aquella sugestiva definición: Peregrinar es caminar con [en realidad: por] Cristo al Padre, a impulsos del Espíritu Santo, con la ayuda de María y llevando consigo a los hermanos, que desde antes del primer Cursillo y hasta la fecha, con pequeñas pero significativas modificaciones, campea todavía, como una especie de reconocimiento de deuda y homenaje de gratitud, en la Guía del Peregrino que se entrega a los participantes en todos los Cursillos de Cristiandad. ¿Significativas modificaciones? Es la definición de Manuel Aparici a la que se ha añadido «y de todos los Santos». Sin embargo, años después, en 1990 y en 2003, por ejemplo, el Secretariado Nacional no mantiene en la Guía del Peregrino la definición que ofreció en 1968, y así escribe: «Peregrinar es ir por Cristo hacia el Padre, a impulsos del Espíritu Santo, por los caminos del corazón del mundo a manera de fermento, con la ayuda de María y de todos los santos, llevando consigo a los hermanos». José Rivera, por su parte, cuando escribe a su amigo Blas Piñar el 10 de diciembre de 1967 [3] sobre un posible trabajo sobre Manuel Aparici en uno de los puntos que le propone (la vida cristiana) escribe: «es un peregrinar por Cristo hacia el Padre a impulsos del Espíritu Santo, con la ayuda de María y de los Santos, llevando consigo a los hermanos. »Ya desde principios de los años 40, y más intensamente a partir de 1945, el Consejo Superior de Jóvenes de Acción Católica empezó a impartir, en muchas diócesis de España, unos cursos llamados Cursillos de Adelantados de Peregrinos, destinados a preparar la espiritualidad de los responsables de la peregrinación a Compostela, que se celebró finalmente en verano de 1948. En Mallorca dichos cursos fueron bien acogidos y, enseguida, copiados y adaptados por los responsables diocesanos de Acción Católica, con el nombre de Cursillos de Jefes de Peregrinos. Estos responsables se reunían en una "Escuela de Propagandistas" que preparaba, revisaba, corregía y perfeccionaba incesantemente los cursillos celebrados. De la fervorosa espiritualidad peregrinante de tal Escuela, y de su estudio teológico, psicológico y pastoral de la realidad juvenil, surgió algo nuevo, unos "Cursillos" que durante los tres primeros años de su existencia se llamaron "de Conquista" y más tarde (a partir de 1951) fueron rebautizados por el Prelado Diocesano como "de Cristiandad". El primero de ellos, dotado ya de todos los elementos del método, proclamado como primero por el posterior Secretariado Nacional de Cursillos de Cristiandad de España y reconocido cómo tal por el Organismo Mundial de Cursillos de Cristiandad, se celebró en el monasterio mallorquín de San Honorato, del 7 al 10 de enero de 1949 [4]. Escribe: «En Mallorca dichos cursos [los de Adelantados de Peregrinos] fueron bien acogidos y, enseguida, copiados y adaptados por los responsables diocesanos de Acción Católica, con el nombre de Cursillos de Jefes de Peregrinos». ¿Copiados y adaptados? Rotundamente, no. Ambos Cursillos (los de Adelantados y los de Jefes de Peregrinos) fueron creados por Manuel Aparici en 1940 y tenían la misma finalidad y contenido, es decir el mismo plan: preparar a los jóvenes para Santiago, pero distintos destinatarios, profesores y fechas de impartición. Los dos se celebraban en régimen de internado, los de Adelantados en las vacaciones de Navidad impartidos por miembros del Consejo Superior y los de Jefes de Peregrinos en las de Semana Santa a organizar por los muchachos que habían hecho los Cursillos de Adelantados en sus respectivas Diócesis, en las que ellos repetían las explicaciones propias de seglares a muchachos con categoría de dirigentes de Centros o del Consejo Arciprestal. Los de Adelantados de Peregrinos eran para dirigentes diocesanos o asimilados. Los de Jefes para dirigentes de Centros o del Consejo Arciprestal y los de Guías para jefes de decuria e instructores Parroquiales de Aspirantes. Por su parte, D. Jaime Capó Bosch escribe en «Motivos de esta Publicación»: «Referencia amplia en esta introducción a otra publicación titulada “CURSILLOS DE FORMACIÓN DE JEFES DE PEREGRINOS”, editada en Madrid el año 1941. Bastantes elementos de “rollos-seglares” los encontramos en aquellos guiones. He recalcado expresamente la palabra “seglares”, para llamar la atención sobre las lecciones de espiritualidad que en este cursillos e A.C. se desarrollaban». Sin embargo, no tiene nada de extraño que lo afirme porque también lo afirman, entre otros, Mons. Hervás, Mons. Saiz Meneses, D. Sebastián Gayá, Guillermo Bibiloni y El cómo y el porqué (E. Bonnín, M. Fernández. Madrid 1973, 2ª edición), que es una de las publicaciones más significativas y antiguas del Movimiento, según Mons. Saiz Meneses [5]. Se nota que han bebido de esta fuente. «[…] Se cita a Bibiloni –me dice D. Jaime Capó–. Era condiscípulo de mi hermano y coincidimos en el seminario. Sólo había dos cursos de diferencia. Fue sacerdote, trabajó en Perú y se secularizó, viviendo ejemplarmente su vida cristiana de casado. Nunca estuvo en un cursillo. Se le encargó -no gratis- que escribiera el libro. Personalmente hablé con él y le recriminé que dijera cosas que no eran exactas. Me confesó que lo escrito era lo que le habían relatado; y quien se lo había relatado o dictado era Eduardo». 1. «Contemplar la historia de mi vida: llamado desde tan temprano a tareas apostólicas, criado en el ambiente de casa, en que todos vivían metidos de lleno en ellas. Recordar, como gracias muy peculiares e insignes, las visitas de Aparici y de otros dirigentes de AC, indeciblemente estimulantes […]»: Diario 29-III-1977, CP f. 2303. «Ese indefinible deslumbramiento que yo sentía a mis 14 años escuchando a Aparici hablar de Cristo, ese como presentimiento y pregusto de una amistad en plenitud saciativa, o el mismo sentimiento de algo diverso, esa como oscura adivinación de una existencia hasta ahora no conocida de otra vida, de otro amor, que veo se produce muchas veces en las gentes que hablan por vez primera conmigo; es, a mi juicio, “el flechazo” de Cristo que enamora al alma» Estudios, 13-V-1967, CP. f. 5768-5769. 2. Página 21. 3. [1] Dice su hermana Ana María: Tº 23, Summ. 151. 4. [1] Página 23. 5. [1] «[M. Aparici] estaba empeñado en que fuera a Roma para que dirigiese después ese seminario misterioso y meramente posible» Carta 35, CP f. 6108. 6. [1] Página 23. 7. [1] «Con Aparici hablé bastante. Tiene unos proyectos muy buenos de grupo sacerdotal, a base de ratos largos de estudio para aplicar la teología a la vida, a fin de dar testimonio del amor de Dios que muestra la teología. Me entendí con él como nunca. Me dijo que me quiere pedir al Sr. Cardenal para ese grupo. Ya veremos». Carta 55, (Toledo, verano 1953), CP. f. 6144-6145. 8. [1] Página 25. «Sin querer estoy un poco metido entre grupos “repipis” de la Iglesia: Aparici, Romero de Lema, Benavent, D. Ignacio, profesores de Universidad … Pero yo no los busco, son siempre ellos los que me llaman, No me creo capaz de nada y por eso si no me buscan, yo no me ofrezco. Además necesito estudiar y rezar, y meterse en torbellinos no creo me convenga, La petición de Aparici no creo tenga efecto, pero sobre eso como sobre lo demás, yo no pienso decir ni media palabra»: Carta 101, CP f. 6211. 9. [1] Página 47. 10. [1] «Manuel Aparici Navarro nació en Madrid en 1902. Es Presidente Nacional de los Jóvenes de Acción Católica de 1934 a 1941, cuando ingresa en el Seminario. Ordenado sacerdote, es Consiliario Nacional de los mismos Jóvenes desde 1950 a 1959. Una grave enfermedad le retira de la actividad pastoral. Murió el 18 de agosto de 1964, tras cinco años de acerbos dolores. Cuando Pepe le conoce a sus 14 años, Aparici tiene ya 31». 11. [1] Página 61. 12. [1] Página 63. 13. [1] Página 65. «Con Aparici hablé bastante. Tiene unos proyectos muy buenos de grupo sacerdotal, a base de ratos largos de estudio para aplicar la teología a la vida, a fin de dar testimonio del amor de Dios que muestra la teología. Me entendí con él como nunca. Me dijo que me quiere pedir al Sr. Cardenal para ese grupo. Ya veremos» Carta 55 (Toledo, verano 1953), CP f. 6148. 14. Si bien este apartado fue objeto de nuestro anterior envío, lo reiteraos aquí tal como lo enviamos para no romper el hilo conductor del trabajo.
«Peregrinar es –se lee, por ejemplo, en la Guía del Peregrino editada por el Secretariado Nacional de Cursillos de Cristiandad de España en 1968– caminar por Cristo hacia el Padre, a impulsos del Espíritu Santo, con la ayuda de María y de todos los Santos, llevando consigo a los hermanos».
de Compostela en dicho año» [1].
A. JOSÉ RIVERA. SACERDOTE, TESTIGO Y PROFETA
La Fundación «José Rivera» preparó esta obra: «José Rivera. Sacerdote, testigo y profeta» [1].
De lo mucho y bueno escrito sobre la persona de D. José, sólo vamos a destacar lo que se refiere a su relación con Manuel Aparici.
«Esta semblanza –se lee en la Presentación– –que no es ni una biografía detallada ni un estudio exhaustivo de la figura de D José, sino sólo el bosquejo de algunos de sus trazos esenciales– es sentida hace tiempo como una necesidad y como un deber» [2].
«Apunte biográfico»,
por Félix del Valle Carrasquilla
«Después de terminar los estudios del Bachillerato en Toledo, José comenzó en Madrid la carrera de Filosofía y Letras, en el año 1942 [3]. Tan sólo llegó a estudiar el primer curso, porque al año siguiente ingresó en el Seminario de Comillas, donde estuvo cinco años. En esta temporada se intensificó su relación con Manuel Aparici, que había sido Presidente Nacional de la Juventud de Acción Católica, a la que había pertenecido José, y que había ingresado en el Seminario con treinta y ocho años [4]. Aparici había mantenido una profunda relación con Antonio Rivera, y llegó después a tener una gran amistad con José. El aprecio era recíproco» [5].
«Como yo os he amado»,
por José Manuel Alonso Ampuero
«De temperamento profundamente religioso, nacido en una familia católica, influenciado por grandes hombres de fe (su hermano Antonio [que a su vez estaba influenciado por Manuel Aparici], Manuel Aparici, el P. Nieto) D. José estuvo privilegiadamente preparado para entender que la verdadera realidad es Dios (mejor: las Personas divinas, como él gustaba decir) […]» [6].
«La amó y se entregó por ella»,
por Demetrio Fernández González
«[...] Yo me he criado –reconoce José Rivera en su Diario Espiritual (4-IV-1990)– dentro de la idea del amor paternal de Dios, tan prontamente propuesta a mi entendimiento, sobre todo por Aparici [...]» [7].
Años antes, «en carta dirigida a su hermana Ana María en noviembre de 1962, al acercarse las bodas de oro de sus padres, que se habían casado el 28 de noviembre de 1912, D. José Rivera describe el ambiente familiar: “[...] El ambiente de casa, con todos sus defectos, me ha colocado en una situación especialmente fácil para asimilar las ideas de Aparici, ir a Comillas, venir a Salamanca, etc. [...]”» [8].
«[...] Pero la habilidad de su madrina [su hermana Carmelina; su padrino fue su hermano Antonio] le fue poniendo en contacto con buenos sacerdotes: D. Amadeo Sáez de Ibarra, D. Manuel Aparici, D. Anastasio Granados, y cada uno en su momento fue dejando su impronta en el corazón de Pepe [...]. Carmelina recuerda una conversación con Aparici, en la que estaba Pepe presente. “Pepe no pestañeaba, mirando a Aparici y embebido en sus palabras”, comenta su madrina» [9].
«[...] Pero ideas como la importancia de la formación espiritual en el Seminario, la necesidad de la mortificación incluso física, y la llamada universal a la santidad (que Rivera ya había mamado en su casa y le había contagiado Aparici) son remachadas por el P. Nieto, durante los cuatro años de su estancia en Comillas […]» [10].
«En las cartas que Pepe recibe de Aparici, y que se conservan, se trata el tema de su traslado a Salamanca. “Pocos datos tengo del Colegio Mayor Santiago Apóstol de Salamanca. Sé que se inauguró en noviembre, que tenía nueve alumnos escogidos y que es objeto de todo el cariño del Sr. Obispo de Salamanca y que su conveniencia la encarecen el Sr. Cardenal (de Toledo) y el Sr. Nuncio. ¿Qué se trata de hacer? ... Muchísimas cosas buenas tienen los seminarios, pero a mi juicio y por mi propia experiencia he visto que a estas vocaciones no se las ha atendido adecuadamente ... Creo que el próximo curso le convendrá a Pepe ir a Salamanca. Allí se quiere un grupo pequeño de aspirantes al sacerdocio de Cristo que estén dispuestos a cooperar a la gracia hasta llegar a las cumbres de la santidad. En el próximo curso también iré yo a Salamanca a terminar la teología y a doctorarme en ella ... ” (carta de Aparici a D. Anastasio Granados). “ … con todo el amor que Él pone en mi alma para ti, te digo: ves a Comillas, o a Salamanca o a donde quieras; pero donde quiera que estés te pido que te guardes y reserves para esta misión. ¿Cuál es? Creí que la habías adivinado ... : la unión en verdadera y operante de todo el clero secular y regular, hispánico y no hispánico; el “ut omnes unum sint” fue la aspiración de toda mi vida desde mis primeros pasos de joven de Acción Católica. Por eso comprendí que Él me quería en el clero secular; no siendo de ninguna familia religiosa podría más fácilmente ser de todas las familias, por eso fui al Seminario de Madrid; siendo uno de tantos, podría más fácilmente hacerme uno con ellos ... En Comillas no hay más que seculares y jesuitas, en Salamanca hay de todas las órdenes. Esto es lo que entiendo que Él nos pide a ti, y a mí y a cuantos llamó al sacerdocio de las filas de la Juventud de Acción Católica” (carta de Aparici a Pepe).
»Lo habla con él en vacaciones y, terminada la filosofía en Comillas, comienza los cuatro años de Teología en Salamanca […]» [11].
«[...] Esta oración tiene matices de alabanza. De intercesión: “como Moisés en la brecha”, le gustaba decir. De expiación: “acaso sea yo el décimo justo”, decía con palabras de su hermano Antonio al morir, que a su vez había oído de labios de Aparici. De petición de perdón» [12].
«Tenemos la mente de Cristo»,
por Jordi Girau Reverter
«[...] Fueron tiempos aquellos de entusiasmos juveniles y de militancia en Acción Católica, ambientados en el clima heroico de la posguerra, que él vivió envuelto por la sombra agigantada de su hermano Antonio, “El Ángel del Alcázar”, y el testimonio de Manuel Aparici [...]» [13].
«Las paredes de su habitación, en la toledana casa de la plaza de Santa Isabel número 2, estaban literalmente forradas hasta el techo de estanterías de madera oscura y en ellas una ingente cantidad de libros [...]; algún recuerdo personal, entre ellos las fotografías del padre Aldama, y de D. Manuel Aparici, todavía de seglar […]» [14].
«Cooperadores míos en la obra del Evangelio»,
por José Díaz Rincón
«Al año de ser ordenado sacerdote comencé –escribe José Díaz Rincón, de Toledo (España)– a dirigirme espiritualmente con D. José, dirección que mantuve hasta su inesperada muerte. Lo hice por consejo de mi anterior director, D. Manuel Aparici Navarro, otro gran sacerdote que fue Presidente Nacional de los Jóvenes de Acción Católica cuando era seglar, porque sintió su vocación al sacerdocio cuando ya estaba ejerciendo su carrera (también tiene ya iniciado el proceso de beatificación). Al caer muy enfermo del corazón él me indicó que me dirigiese con D. José, que –según frase suya– “estaba criado a sus pechos”, significando la gran influencia que había tenido sobre él» 15 .
[1] Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid 2002.
[2] Página 7.
[3] El 19 de octubre de 1941 Manuel Aparici cesaba en la Presidencia Nacional de los Jóvenes de Acción Católica para ingresar en el Seminario de Madrid.
[4] Manuel Aparici comenzó muy pronto a sentir la llamada a la vocación sacerdotal. «Superada su crisis juvenil, el Señor le regaló –dice Manuel Martínez Pereiro– con la vocación sacerdotal [...]». En 1928 vive todavía con sus padres en Madrid, en la calle de Santiago. «Cambia su vida y habla de hacerse sacerdote [...]. Pero «circunstancias familiares, apostólicas y nacionales le fueron demorando [por indicación de la Jerarquía] la entrada en el Seminario más de lo que hubiese deseado, pero sin duda con buenos frutos», asegura Manuel Martínez Pereiro. Pero «tan pronto como la Juventud de Acción Católica estuvo reconstituida en la posguerra, se redondeaba la formación de nuevos dirigentes, etc. ingresa en el Seminario y hace al Señor entrega absoluta de su persona. Su ejemplo hizo que le siguieran otros muchos jóvenes».
Sobre este particular ver «Manuel Aparici, Vocación, Seminario y Ordenación Sacerdotal» ya enviado.
[5] Página 15.
[6] Página 38.
[7] Página 96.
[8] Página 102.
[9] Páginas 103 y 104.
[10] Página 105.
[11] Páginas 106 y 107.
[12] Página 112.
[13] Página 177.
[14] Página 181.
[15] Página 219.
Más tarde, el 25 de noviembre de 2002, José Díaz Rincón le dice a la Asociación de Peregrinos de la Iglesia: «[...] He leído despacio, casi recreándome, la biografía [de Manuel Aparici] que me enviaste y que te devuelvo [...]. He gozado lo indecible, porque todo lo relacionado con don Manuel me interesa y me apasiona. No olvides que soy hechura suya y mi conversión, muy jovencito, la realizó el Señor por medio de este hombre [...]. Es un trabajo muy importante [...]».
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, Cursillista, Peregrino, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici y Vicepostulador de su Causa de Canonización.
El Delegado Diocesano de Misiones nos envía materiales con información sobre el III Encuentro Nacional de Niños de la Obra Pontificia de Infancia Misionera de los que sacamos lo siguiente:
III Encuentro Nacional de Niños de la Obra Pontificia de Infancia Misionera
¿Qué es?
La Obra Pontificia de Infancia Misionera en España convoca a los niños de 8 a 13 años para celebrar juntos su tercer Encuentro Nacional. Con su preparación y celebración se pretende que los niños descubran la dimensión universal de su formación cristiana y humana. En el Encuentro tendrán la oportunidad de participar en actividades festivas con otros niños, viviendo la experiencia
de la universalidad.
¿Por qué?
Los frutos de los dos primeros Encuentros, celebrados en Madrid en los años 1995 y 2001, con la presencia de cerca de 10.000 niños en ambos casos, justifican esta nueva experiencia con los niños recientemente incorporados a Infancia Misionera.
¿Para qué?
¿Quién lo organiza?
La Dirección Nacional de las Obras Misionales Pontificias, con la colaboración de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias de la Conferencia Episcopal Española.
Participan en su preparación y celebración las Delegaciones diocesanas de misiones, las Instituciones misioneras de la Iglesia, la Delegación diocesana de Infancia y Juventud de la diócesis de Madrid, las Juventudes Marianas Vicencianas, Cristianos sin Fronteras y otras Instituciones educativas como FERE y CONFER.
¿Dónde tendrá lugar?
En el recinto ferial de Telefónica Arena Madrid, ubicado en las Instalaciones que “Madrid Espacios y Congresos” tiene en la Casa de Campo de Madrid.
www.madrideyc.es
¿Cuándo?
Los días 2 y 3 de mayo de 2009.
El Encuentro tendrá estas etapas de preparación:
¿Cómo será?
Será un encuentro festivo y formativo. El programa de actividades trata de armonizar diversas situaciones de participación y aprendizaje, en las que los niños serán los protagonistas.
El día 2, de 11 a 13 h., tendrá lugar la acogida y la presentación del Encuentro. Después de comer, a lo largo de la tarde, de 15 a 20 h., será el acto central recorriendo los cinco continentes:
Asia, simbolizada con el color amarillo. Un contador de cuentos se encargará de promover en los niños la actitud de búsqueda de Jesús.
África, con el color verde. Por medio de la danza se suscitará y expresará la alegría de haber encontrado a Jesús.
Oceanía, con el color azul. Unos magos irán descubriendo a los niños la belleza de seguir a Jesús.
América, con el color rojo. Con el arte de unas marionetas se estimulará en los participantes el deseo de hablar a los demás de Jesús.
Europa, con el color blanco. La sencillez de unos payasos hará ver la alegría de acoger a los demás como nos acoge Jesús.
El domingo comenzará con una marcha al recinto ferial por la Avda. de Portugal, para concluir el Encuentro con la celebración de la Eucaristía, retransmitida por TVE (10:30-11:30 h.).
¿Quiénes podrán participar?
La Obra de Infancia Misionera Infancia Misionera es una de las cuatro Obras Misionales Pontificias. Como las otras tres Obras, su objetivo es la formación de la conciencia misionera en los fieles cristianos y la cooperación con los misioneros.
Lo específico de esta Obra es que los niños maduren en su vida cristiana abriéndose a la universalidad de la Iglesia y ayudando a los más necesitados. Por eso su lema es “Los niños ayudan a los niños”. Fue fundada en 1843 por un obispo francés, monseñor Carlos Augusto de Forbin-Janson, y en 1922 Pío XI la elevó a la categoría de Pontificia. En 1950 Pío XII instituyó el Domingo Mundial de la Infancia Misionera, que en España se celebra el cuarto domingo del mes de enero.
Un recorrido por los cinco continentes Infancia Misionera en España tiene el proyecto de “recorrer”, en los próximos años (2009-2013) , los cinco continentes.
Este tercer Encuentro trata de implicar a los niños de España en este largo recorrido, que tiene como metas:
Obras Misionales Pontificias
c/ Fray Juan Gil, 5 28002 MADRID Tf. 91 5902780 Fax 91 5639833
[email protected] http://www.omp.es http://www.domund.org
Carta pastoral del Obispo Don Bernardo Álvarez con motivo de la Semana Santa, que tendrá como medio de difusión en los diversos programas de Semana Santa 2009 de las parroquias de la Diócesis de Tenerife.
SEMANA SANTA: UNA NUEVA OPORTUNIDAD
De nuevo, como cada año, llega el tiempo de la Semana Santa. Llega la época del año en que la Iglesia celebra los «misterios de la salvación» realizados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su «entrada triunfal» en Jerusalén el Domingo de Ramos y terminando por su, también triunfal, resurrección el Domingo de Pascua, después de haber pasado por la pasión, la muerte y la sepultura, que ocupan los días del Jueves, Viernes y Sábado Santo.
De nuevo tenemos ante nosotros la oportunidad de acogernos al amor misericordioso de Dios que, en la celebración de la Semana Santa, nos ofrece su perdón y nos renueva interiormente para que, olvidando lo que queda atrás (nuestra antigua vida de pecado), nos lancemos a vivir una vida nueva cada vez más conforme con nuestra identidad cristiana. La finalidad de todo lo que hacemos en Semana Santa es, precisamente, la de purificarnos para producir el fruto de las buenas obras que Dios quiere que practiquemos y que el mundo necesita. Como se podan los árboles para quitar lo que no sirve y que broten las ramas con nuevo vigor, así nosotros necesitamos ser liberados del pecado que nos asedia para andar en una vida nueva.
Ante los males, sufrimientos y crisis que nos envuelven, esperamos un mundo diferente, mejor. Ante nuestras ilusiones y proyectos frustrados deseamos un mundo nuevo, pero sabemos que este mundo nuevo esperado supone personas nuevas. En la práctica, tanto varones como mujeres tenemos el corazón endurecido, es decir, apegado al mal y, por tanto, somos también responsables de lo que pasa. Es preciso que Dios nos dé un corazón nuevo. Él es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo. Por eso, buscar en Dios nuestra purificación y renovación espiritual es lo que, por encima de todo, debe preocuparnos y ocuparnos en Semana Santa si no queremos ser indiferentes al “paso de Dios” (=Pascua) por nuestra vida. Por eso, nos vienen bien a todos aquellas palabras de San Pablo a los cristianos de Corinto: “Como cooperadores suyos que somos, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Pues dice Él: En el tiempo favorable te escuché y en el día de salvación te ayudé. Mirad ahora, es el momento favorable; mirad, ahora es el día de salvación” (2Cor. 6,1-2). ¿Cómo aprovechar este momento favorable y disfrutar la salvación que Dios nos ofrece?
En nuestra Diócesis Nivariense es muy intensa la participación del pueblo en los diversos ritos de la Semana Santa. En muchos de ellos se muestran todavía señales de su origen en el ámbito de la piedad popular y perviven, entre nosotros, como un patrimonio espiritual de primer orden para expresar y transmitir la fe a las nuevas generaciones. Prueba de ello son «los monumentos de Jueves Santo», las celebraciones del «Via-crucis», así como las numerosas procesiones en la que, mediante las imágenes que representan los distintos momentos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, las hermandades y cofradías, junto con multitud de fieles, hacen memoria de aquellos acontecimientos de la última semana de la vida de Cristo y, con gran fervor y recogimiento, viven estos «días santos de la pasión salvadora de Cristo» desfilando por las calles, expresando así, públicamente, su fe en que todo aquello que representan los pasos procesionales lo vivió Jesucristo «por nosotros y por nuestra salvación». Aclamaciones populares como: «Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos, pues por su Santa Cruz redimiste al mundo» y «Bendita y alabada sea la pasión de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz», expresan el reconocimiento y la gratitud del pueblo cristiano que se siente redimido y salvado por Jesucristo y, de paso, se une a los sentimientos de la Virgen María, contemplada e invocada estos días como «Madre Dolorosa», «Virgen de la Soledad», «Señora de las Angustias»…
Sin embargo, también aquí entre nosotros, como pasa en otros lugares, se puede producir en los ritos de la Semana Santa una especie de «paralelismo celebrativo». Esto supone que, en la práctica, se da un doble planteamiento: uno centrado en las celebraciones litúrgicas en el interior de los templos, y otro caracterizado por ejercicios de piedad específicos, sobre todo las procesiones en la calle. Es necesario evitar que ambas realidades vayan cada una por su lado como si fuesen independientes. Sin olvidar nunca que la liturgia es siempre lo principal, pues en ella Cristo en persona se hace presente y nos comunica los dones de su salvación, se deben también valorar las expresiones de piedad popular como prolongación de la propia liturgia. Como dice el Directorio de la Santa Sede sobre «Piedad Popular y Liturgia»: "Esta diferencia se debería reconducir a una correcta armonización entre las celebraciones litúrgicas y los ejercicios de piedad. En relación con la Semana Santa, el amor y el cuidado de las manifestaciones de piedad tradicionalmente estimadas por el pueblo debe llevar necesariamente a valorar las acciones litúrgicas, sostenidas ciertamente por los actos de piedad popular".
Este debe ser el espíritu de todo: complementariedad y enriquecimiento mutuo. Las manifestaciones externas de la fe (procesiones, via-crucis, etc.), si se hacen con verdadero espíritu, conducen a valorar las celebraciones litúrgicas y preparan el corazón de los creyentes para participar en ellas con mayor fervor. Y, a su vez, la participación en la liturgia hace que los fieles vivan con mayor devoción las expresiones de la piedad popular.
La celebración de la Semana no es una mera representación o memoria histórica de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, como si de una película se tratara. En Semana Santa «celebramos los misterios de la salvación», es decir, en Semana Santa la salvación de Cristo nos alcanza personalmente a nosotros, hombres y mujeres de hoy que participamos en las celebraciones, sobre todo en los sacramentos. El Concilio Vaticano II nos dice que en las celebraciones litúrgicas «se realiza para nosotros la obra de la salvación», pues «así como Cristo fue enviado por el Padre, El, a su vez, envió a los Apóstoles llenos del Espíritu Santo. No sólo los envió a predicar el Evangelio a toda criatura y a anunciar que el Hijo de Dios, con su Muerte y Resurrección, nos libró del poder de Satanás y de la muerte, y nos condujo al reino del Padre, sino también a realizar la obra de salvación que proclamaban, mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litúrgica» (SC 6).
Tenemos, pues, en los sacramentos, la fuente de vida y salud espiritual que necesitamos para alcanzar un “corazón y un espíritu nuevo” y así «ver la salvación de Dios». Por eso, en la Semana Santa lo más importante no es «lo que nosotros hacemos», sino «lo que Dios hace por nosotros», que es, ni más ni menos, el cumplimiento de las palabras del propio Cristo: «Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo, no para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por El». Pues bien, como nos enseña San Pablo: «Por este Hijo, por su sangre, recibimos la redención y el perdón de los pecados» (Ef. 1, 7) y en otro lugar dice: «Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo -por gracia habéis sido salvados- y con él nos resucitó» (Ef. 2,4-6). El lo hace todo. Y, nosotros ¿qué tenemos que hacer? Aprovechar “la nueva oportunidad” que nos ofrece esta Semana Santa para acercarnos a Cristo y “sacar agua con gozo de la fuente de la salvación”.
† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, Cursillista, Peregrino, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici y Vicepostulador de su Causa de Canonización.
MANUEL APARICI Y LA FAMILIA RIVERA
Con fecha 13 de abril de 1948 D. JOSÉ RIVERA LEMA, hablando de sus hijos, le dice a Manuel Aparici:
«Mi querido amigo y capellán:
»Recibí tu carta que verdaderamente me llenó de gozo, pues he visto, por lo que me refieres, que aquella tiara de requisitos indispensables para alcanzar algo del Señor: sacrificio, mortificación y oración estaban y están en Antonio, Carmelina y Pepe. El primero por estar ya allí donde él, con toda convicción, dijo que iba, por lo que nos dejó nota clara del poder de esa tiara, y los otros dos por estar preparándose hace ya tiempo, y sin dejar de andarlo, en el camino angostísimo que les lleva a donde es voluntad del Señor que vayan, nos indican que si de Dios queremos ser oídos ha de ser formados en esos requisitos de que Él nos dejó perenne ejemplo en la Pasión que sufrió. Así que yo, que los veo tan en ti copiados, estoy contentísimo con que sean nuestros muchachos y más si atiendo a que en todas las habitaciones de esta casa resuenan constantemente los ecos de aquellas palabras que dejaban traslucir inequívocamente la admiración que por ti sentía el primero y sienten los que en la muerte mística ... y en el martirio lento ... van apartando día a día ... las impurezas que les puedan quedar de su deambular por el mundo.
»Y sentido esto, nada tiene de particular que tú que, a ellos acudes por medio de libros y petición de oraciones, te veas rodeado de esos obsequios que el Señor te hace en las almas de los ejercitantes de ambos sexos, pues ellos, los muchachos nuestros, a Él se lo han pedido para la santidad de su sacerdote y la máxima alegría de haberte entregado todo en todo lo que Él te pide …
»Con todo el afecto de Carmen y Ana María recibe con el agradecimiento de tu bendición un fuerte abrazo de tu siempre buen amigo.
»P/S. Ana María está algo molestada con el Sr. Aparici pues dice que ella no es una insignificante en la Acción Católica. Vale».
Por su parte, MANUEL APARICI, ya muy enfermo, a poco más de un año de su muerte, concretamente el 20 de marzo de 1963, le escribe a su buen amigo D. José, del que se consideraba "cuasi" hijo, y le dice:
«Mi querido D. José:
»Hace tiempo que estoy queriendo escribirle y ahora aunque llegue con retraso la felicitación no quiero dejar de ponerle siquiera unas líneas.
»Parece que Ana María es un poco gafe o profeta, pues en su carta felicitándome el año y el Santo me decía que deseaba que no tuviera la gripe de todos los inviernos y ... a los pocos días caí con una bronconeumonía que me tuvo una temporada fastidiado, pues me privó de celebrar la Santa Misa y de pasarme largos ratos junto al Sagrario durante quince días.
»He leído el original escrito por Córdoba [José Manuel de] sobre Antonio y me ha complacido mucho al par que me ha hecho bien el volver a recordar su ejemplo.
»A Vds. también, como a la familia de S. Bernardo, se les puede designar como "la familia que alcanzó a Cristo", pues si Vd. y doña Carmen colaboraron con el Señor en la santificación de sus hijos, ahora éstos, con las exigencias de sus vocaciones, les santifican a Vds. crucificándoles con la cruz de la soledad; soledad que Él nos elige para poderse dar más totalmente a nosotros sin compañías que dificulten la íntima unión preparatoria de la nueva, íntima, gozosa y eterna del cielo.
»Con todo cariño les bendice a todos su "cuasi" hijo».
CARMELINA (SOR CARMEN, EN RELIGIÓN) conoció a Manuel Aparici en una Asamblea de Acción Católica que se celebró en Toledo antes del año 1936 sin poder precisar más la fecha. Fue su director espiritual, incluso estando gravemente enfermo y lo fue desde su obligado retiro. Ella su capellana, abogada, madrina de oraciones, ángel de consuelo y confortación e hija espiritual.
En sus cartas le dice a Manuel Aparici: «[...] Él por tu medio me hizo descubrir [...]» «Te aseguro que cada día le agradezco más al Señor que te pusiera cerca de mí para traducirme siempre Su Palabra exacta. La que Él decía para mí [...]» . «[...] Ya te he dicho muchas veces la envidia que te tengo [...]» . «[...] Cada día le doy más gracias a Dios por haberme encontrado contigo [...]» . «[...] Y cuando llegues al cielo que alcances del Señor un nuevo Pentecostés para todas las almas que unió a ti y entre las que en primerísimo lugar me encuentro» .
«Participé –dice en su declaración– de la admiración de mi hermano Antonio Rivera sobre el enfoque de todos los aspectos de la vida y especialmente del apostolado, en las tres virtudes teologales, apoyándolo todo en la Sagrada Escritura y más particularmente en el Evangelio de San Juan. Verdaderamente impresionaba este continuo apoyo y enfoque en las tres virtudes teologales.
»La cita «¿eres tú el justo que falta?» que mi hermano Antonio se aplica para la salvación de España durante los años de persecución, esta cita es de la Sagrada Escritura la apostilla Antonio “medita lo que te dijo Aparici, la salvación de España puede depender de tu santificación” […].
»El influjo de su vida, trato, su ejemplo y predicación fue definitivo no sólo para mí, sino que soy testigo de su influencia grandísima en mis hermanos Antonio y José y otros […].
»Yo siempre lo consideré que llegaría a los altares. Mi hermano José decía que había tratado con tres santos y uno de ellos era Manuel Aparici (los otros dos, nuestro hermano Antonio y el P. Nieto). Después de morir se habla más aún de su fama de santidad» .
Por carta del 21 de julio de 1989, le dice al Rvdo. José Manuel de Lapuerta y Quintero, Consiliario de la Asociación de Peregrinos de la Iglesia : «Vi con la mayor alegría que los Peregrinos están ya tras el asunto de Aparici. Yo quisiera de verdad que el Capitán llegara antes que nadie» . «La llamada a una espiritualidad peregrinante procuro vivirla y me hace mucho bien» .
Manuel Aparici formaba parte del núcleo familiar, afirma, por su parte, ANA MARÍA en su declaración .
«Conocí a Manuel Aparici –dice– en Aranda de Duero el curso 38-39 cuando llegó para la fundación de la Acción Católica. Tenía quince años. A partir de esa fecha, el trato fue más asiduo según pasaba el tiempo con la sola interrupción de sus años de Seminario.
»Siendo seglar, después del primer contacto en Aranda, venía a visitar a la familia, se hospedaba o comía en casa [...]. Veía a mis padres y a los tres hijos. Quería comunicarse con mis padres, lo que comenzó por carta tras la muerte de Antonio [20 de noviembre de 1936].
»Al ordenarse sacerdote, vino pasados unos días. Así continuó el trato con él dentro de la familia.
»Más tarde hice Ejercicios Espirituales, dirigidos por él a jóvenes de Acción Católica en su Rama Femenina. Tres tandas en años casi consecutivos.
»Entones y después, consulté con él temas de espíritu, conciencia y apostolado, durante toda su vida, incluso en su enfermedad.
»En tiempo de guerra hablaba con entusiasmo de los Centros de Vanguardia, su actividad intensa en ellos. Esta intensidad la veíamos al contarlo. En primera línea repartía SIGNO, trataba personal y apostólicamente en las trincheras con los combatientes como preparación en las vísperas de las batallas.
»En retaguardia, alternando, visitaba los hospitales de sangre, viendo uno a uno a los heridos, hablándoles de Jesucristo, del valor del sufrimiento, preparación para la muerte y lazos de unión con los que podían curarse con los Centros de Acción Católica.
»Contaba que los heridos agradecían sus visitas: “con tanto trabajo como tienes”. Su respuesta era: visito al Santísimo diariamente y comparto el tiempo de estar con Él sacramentado para verle en ti y pasar a la intimidad con Cristo doliente. Sus palabras eran otras, más extensas y más hondas.
»En estas conversaciones nos dejaba advertir y recibir su vida amorosa, unión íntima, vibración … su propia intimidad con Cristo.
»Esta confianza que veíamos con respecto a la familia la considerábamos una gracia de Dios, correspondiendo a su llegada con verdadera acogida. Él venía con la convicción de esto.
»En una de las tandas de Ejercicios, en que llevaba yo la responsabilidad, me llamó para una pequeña reforma de horario, porque “mañana voy a comer con sus padres; estando en Toledo no dejó de ir para darles esa alegría y acompañarles”, me dijo.
»Acostumbraba a elogiar expresiva y delicadamente a la que había preparado la comida [...] se quedaba escuchándole y recibía un bien espiritual.
»Su conversación era siempre sobre temas religiosos, espirituales, apostólicos.
»Antes de irse Carmelina al convento y ya mi hermano en el Seminario, nos proponía a consideración fragmentos evangélicos, de epístolas, del Papa … diciendo: aquí hay cuatro miembros de Acción Católica, ¿cómo interpretan y aplican esta Palabra de Dios? ¿Cómo obran, en consecuencia, en su vida apostólica?
»Decía a mi padre que se sentía algo hijo suyo, y así obraba, escuchándole con toda atención sus actividades apostólicas, su tiempo del frente, dos años como médico en una bandera, catequesis con los soldados, atención religiosa a los graves, etc. Aparici, visiblemente cansado después de la jornada de Toledo y con sueño, escuchaba con atención los largos y repetidos relatos sin interrumpirle más que con algún comentario breve de elogio y aprobación.
»Mis recuerdos son todos favorables, edificantes, agradables y de tono heroico en todo.
»En los Ejercicios, en los que seguía a San Ignacio, se apreciaba el cansancio, el problema circulatorio que parecía tener. Era difícil acertar con el asiento, cojines, probando lo posible sin lograr verle cómodo. En estas condiciones daba meditaciones como si no le pasara nada, largas, estilo contemplaciones, que se nos pasaban volando. Se mantenía en ellas e igual en las comidas y tiempos libres, un silencio no impuesto, apenas recomendado, espontáneo, fruto de ver las verdades vivamente expuestas en Ejercicios que duraban ocho días y recibir esas verdades como vividas, como experimentadas.
»Especialmente las meditaciones sobre la Virgen no se olvidan nunca.
»Siempre, en todas las exposiciones, el amor de Dios se hacía tan visible, tan verdadero, expresado de tal forma que brotaba amor nuestro a Dios.
»Con los ejemplos de las distintas formas de amor humano, se pasaba suave y fácilmente al Único Amor. Inhabitación, Jesús Sacramentado, la Pasión, “en Él vivimos, nos movemos y somos”, con abundantes citas del Nuevo Testamento y Santos Padres. También el testimonio de los santos, de los mártires y de los jóvenes que vivían entregados.
»Insistía mucho en el amor del Padre y de Jesucristo por entregarle y entregarse en la Pasión y Muerte.
»Para entender el dolor sufrido por Jesucristo bajaba a detalles en que lo experimentásemos (brazos en cruz, etc.) puesto que éramos jóvenes y sanas. Pequeñas mortificaciones dolorosas, dolores que vinieran por sí solos … En todo ello eran sus palabras: si yo siento este dolor ¡Qué dolor tendría Cristo que se hizo todo llagas, bocas abiertas en su Cuerpo para poder decirnos por ellas “te amo”!
»En los pequeños dolores míos, mi reacción primera de ¡cuánto me duele! que pasara a ser ¡cuánto me amas!
»Las consecuencias al oírle eran siempre alegría y paz; sentido de la propia nada y luz sobre el hondo pecado propio de desamor, no correspondencia … más nunca desánimo sino confianza en ese amor de Dios y la intercesión amorosa de la Virgen, corredentora, omnipotencia suplicante, forzó la hora en Caná …
»Era claro ver en Aparici a Dios Padre, a Cristo perdonando, amando, acogiendo, medio de recibir su Amor Divino [...].
»En el primer destino como sacerdote, desde el Escorial, en el verano después de su ordenación (31 de mayo, fiesta que era de la Mediación de María) escribió a mis padres contándoles sus consuelos y gozos de las primicias sacerdotales. Recuerdo especialmente cómo hablaba del tiempo de confesionario –sobre todo con los jóvenes–, de perdonar a los pecadores y ser objeto de la misericordia de Dios.
»Más tarde, siendo Consiliario Nacional fui al acto de la imposición de placa en Riaguas de San Bartolomé (Segovia) en la casa donde nació mi hermano Antonio. Habló por un micrófono inmediatamente de llegar, ayudando a seguir la Misa.
»Decía: podemos estar aquí porque siete mil mártires, unidos al Sacrificio de Cristo, dieron su vida joven, se están pudriendo sus cuerpos, pero triunfaron y viven en el Cielo. Influyó en los muchos jóvenes que se desplazaron desde Toledo, Madrid y Segovia [...].
»Sé por mi hermano José que la Teología la estudió Aparici de rodillas.
»Deseábamos desde su muerte, por la gloria de Dios y el bien de la Iglesia, que introdujeran esta Causa de Canonización [...] porque considerábamos sin lugar a dudas que sus virtudes fueron heroicas y su vida ejemplar.
»Conocí a su madre, a una hermana de su madre, a su propia hermana y a su hermano Rafael a quienes traté.
»Durante su enfermedad le visité muchas veces. Chocaba la facilidad de poderle ver (debido a la soledad) en contraposición a las dificultades anteriores por su gran actividad.
»Las entrevistas eran para gran beneficio espiritual mío. A la vez tenía mucha confianza para pedir algunas ayudas materiales para él y para su madre; incluso me llamó varias veces durante la gravedad de su madre.
»Hablaba de la soledad, el consuelo de las visitas, los antiguos jóvenes que le llevaban sus hijos, etc.
»Describía las largas horas en la cama sin poder hacer más que mirar al Crucifijo [...].
»A D. José Manuel de Córdoba, que se ofreció a llevarle donde quisiera unos días para sacarle de casa, y allí cuidarle, le contestó: vete tú, descansa, benefíciate espiritualmente; yo veo que la voluntad de Dios es quedarme en casa.
»En los finales, expresó por escrito y de palabra cómo le iba inundando una paz y una confianza gozosa, sintiéndose en los brazos de Dios Padre, abandonado a Él. Esto le llegó después de aceptar una mala temporada de mayores sufrimientos añadidos a su propia enfermedad [...].
»Hablaba de cómo en el ejercicio del apostolado con los demás jóvenes, en propagandas, retiros, reuniones, actos de capilla o iglesia, ahondó o aumentó su conversión. Por dar ejemplo al ir en cabeza, Jesucristo le fue conquistando interiormente.
»La oración por los demás, por verles desgraciados (sin Gracia) le fue llevando a una atracción irresistible por Jesucristo y porque fuera conocido y amado.
»De los efectos de la peregrinación a Roma y de la preparación a la de Santiago (que no se realizó entonces), sé por mi hermano Antonio que los jóvenes –y mi hermano entre ellos– deseaban la santidad.
»Palabras de Antonio son: “medita lo que te dijo Aparici: necesidad de ser santo por la Juventud Católica, por España y por ti”.
»Aparici nos explicó después que se refería a que le planteó: ¿No serás tú el justo que falte? aludiendo al pasaje de la Sagrada Escritura sobre Sodoma y Gomorra.
»Aparici fue instrumento de Dios en muchas conversiones a lo largo de su vida [...].
»En sus charlas, consejos y predicaciones, el fundamento era siempre la fe. Con ejemplos prácticos insistía en la fe informando la vida. Vivirla, no sólo estudiarla. Explicaba las verdades de la fe de un modo claro y acomodado al alcance de los que le oíamos. Como preparación, leía y estudiaba orando.
»Todo el tiempo en que le conocí, y en especial en los años duros de su enfermedad, su esperanza aparecía heroica [...]. Esta serenidad y esperanza se evidenció muy especialmente para mí en la última enfermedad y muerte de su madre.
»La Caridad para con Dios no cesaba en Aparici […]. Hablaba de Dios constantemente como un enamorado. Todo, todo era siempre trinitario. Cuidaba con detalle y amor el culto y los sacramentos. Al concederle el reservado en su casa se demostró mucho. En la celebración de la Misa su unción era elocuente desde el momento en que salía revestido. La misma admiración me causaba en su deseo de entregarse a Dios y su espíritu de oración.
»Sus quejas eran sobre lo que él llamaba su poca correspondencia, sus infidelidades. El deseo de reparación, de dolor por los pecados, eran continuos. Repetía mucho la frase de Pío XI sobre la Acción Católica: “ejemplo y guía para el mundo profundamente enfermo”, tanto que ya nos parecían palabras suyas propias.
»El ejemplo en la caridad para con Dios y para con el prójimo es la influencia más definitiva.
»En el ejercicio de la Caridad con el prójimo le hizo hacerse mendigo por ellos y esto siempre por ver en los mismos a Cristo. Así en los trabajos, cuidados, peticiones, etc. Del motivo del amor al prójimo por ser hijo de Dios le oí hablar expresamente de forma muy repetida … Le vi perdonar con tanta facilidad, que ni siquiera consideraba la ofensa [...].
»En la fortaleza, heroico toda su vida más señaladamente en su enfermedad. Vivió pobre hasta pasar necesidad, en paz y sólo por Dios [...].
»En los Ejercicios que dirigía, en las horas de descanso, o por la noche, se le encontraba en la capilla, en el sitio que no pensaba ser visto o en las horas tardías, estaba postrado rezando.
»Su fama entre los que yo conozco, ha sido siempre de santo. Mi hermano José decía que había tratado tres santos y uno de los tres, era D. Manuel Aparici».
José Manuel de Córdoba cuenta un pasaje que refleja la amistad que hubo entre Manuel Aparici y ANTONIO RIVERA, y lo que aquel influyó en el estilo apostólico y heroico de Antonio, estilo que pondría triunfalmente a prueba con su muerte.
«Hay una frase –escribe– que parece vulgar y que pasaría desapercibida, pero que oculta la consumación sobrenatural del patriotismo de Antonio Rivera, el sentido sobrenatural de su entrega de la vida por Dios y por España. Son cinco palabras perdidas entre propósitos: “Medita las palabras de Manuel Aparici”. ¿Qué significa esto? Manuel Aparici, su Presidente Nacional, es tal vez el hombre que más directamente ha influido en el espíritu apostólico de Antonio. A éste le parecía el Presidente juvenil ideal y procuraba seguir su ejemplo en la Presidencia de la Juventud toledana; de Manuel Aparici, a quien le unió una amistad espiritual profunda, recibió mucho, tanto en su actividad martirial, de oblación por la Juventud española, como en su Ideal Peregrinante de santidad, camino de Compostela, como en la teoría de la Acción Católica y su organización, ya que era a través de Manuel Aparici como recibía las vibraciones de la Junta Central de Ángel Herrera y de todo el equipo nacional de la Acción Católica de aquellos días […]» [15].
«[...] Las instituciones fundamentales que actuaron sobre Antonio –le dice Manuel Aparici a Sor Carmen– fueron la Asociación Católica Nacional de Propagandistas y el Grupo de Propagandistas del Consejo de la Unión Diocesana de Toledo. En el uno, recibió la influencia del equipo de Herrera (Ángel, luego Cardenal], en el otro, en cierto sentido, la mía [...]» .
Por su parte, María de Pablos Ramírez de Arrellano nos habla en su libro «El Ángel del Alcázar. Antonio Rivera y su ambiente. Segunda Edición. Madrid, 1989» de la amistad entrañable entre Manuel Aparici y Antonio Rivera.
En la Presentación escribe: «De un modo especial hago referencia a la magnífica biografía de D. José Manuel de Córdoba, que por ser ya de otra generación no conoció a Antonio personalmente, pero ha hecho un minucioso y detallado estudio de la Juventud Católica de entonces. Tengo que agradecer lo que ha facilitado mi labor y confieso que no me he resistido a la tentación de trascribir párrafos de su biografía por su bello estilo y acertado enfoque».
Y en la redacción de esa magnífica biografía participó Manuel Aparici.
«No olvido el libro sobre tu hermano –le decía Manuel Aparici a José Rivera con fecha 2 de diciembre de 1943–; ahora, recién terminado los Ejercicios, comenzaré a contemplar el Evangelio de San Juan, que él contempló, e iré tomando nota de lo que me enseñe el Señor, a fin de ver qué semejanza hay con las notas de Antonio».
«Probablemente –le dice a Sor Carmen con fecha 8 de junio de 1946– iré a Toledo el día 20. Según mis noticias, aún confusas, ese día se inaugura el Congreso de Pax Romana en Toledo. Comprenderás que, en orden a la Empresa a la que he adscrito mi vida, me interesa trabar vínculos con lo jóvenes hispanoamericanos. Si voy, aprovecharé la estancia en esa para tratar del asunto del libro [sobre la vida de Antonio]. Creo que ni Córdoba [José Manuel de] ni Romero de Lema [Maximino] podrán hacerlo; el primero es monje Jerónimo y canta Misa en septiembre, el segundo está con Ángel Herrera en Santander y tiene trabajo importante y urgente para dos años. Creo que podrá hacerlo, si al fin es esa la voluntad de Dios, otro ex-propagandista que cantará Misa el 7».
«Del libro [sobre la vida de Antonio] –le dice a Sor Carmen en la Festividad de la Cátedra de San Pedro en Roma, 1947– se ha encargado tu primo Pepe; queremos que salga en junio a los pocos días de que yo cante mi primera Misa, de la que no quiero que se diga nada hasta después de celebrada. Así la publicidad que luego dé SIGNO de la primera Misa de Aparici servirá también de reclamo indirecto del libro entre los que son y los que fueron miembros de la Juventud de Acción Católica […]»
El 10 de julio de 1947 le dice a Sor Carmen: «Asunto del libro [sobre Antonio]. Pepe Artigas lo ha tenido una temporada y lo ha leído y después se lo envió a un amigo suyo, que él me presentó para que lo dirigiera espiritualmente, y en sus manos está. Creo que en estos días se reunían en Soria Pepe, Carlos Castro, mi dirigido, y D. Antonio, que es un dibujante amigo de los dos, para hacer las copias y las ilustraciones del libro. Por mi parte ya tengo la venia de mi Prelado y quien lo edite, para cederle la edición por su coste al Consejo, pues comprendí que si se entregaba al Consejo, volvería a dormir otro año» .
El 13 de abril de 1948 Manuel Aparici le dice al padre de Antonio:
«He leído el original escrito por Córdoba [José Manuel de] sobre Antonio y me ha complacido mucho al par que me ha hecho bien el volver a recordar su ejemplo».
«Leí la primera parte de la biografía [de Antonio] –le dice Manuel Aparici a Sor Carmen el 30 de enero de 1963–; no estoy muy conforme, pues su enfoque es terriblemente subjetivo; los hechos se utilizan para justificar unos cuadros mentales preconcebidos echando sobre las personas rectoras de la Acción Católica de aquella época no las reacciones que ellas tuvieron sino las que ellos les achacan para justificar la insolidaridad con las generaciones que les precedieron» .
Dos meses después, el 2 de marzo, le vuelve a decir:
«Biografía de Antonio. No he podido leer más que las dos primeras partes. De la primera me parece que Córdoba [José Manuel de] violenta la historia; él tenía un esquema preconcebido y, en lugar de filosofar sobre los hechos, los utiliza para justificar su esquema. Lo discutiré con él y veremos si me hace caso. En la segunda parte participo de tu opinión: nuestra confesionalidad era la unidad de nuestro yo cristiano, apostólico, el mismo en lo directamente apostólico que en lo indirectamente glorificadores de Dios en la Acción Católica, en la profesión, en lo político, en lo recreativo, irradiando la caridad de Cristo en cada ambiente e iluminándolo con la luz de la fe. Se le escapa en su afán de encajar las cosas en su esquema que las instituciones fundamentales que actuaron sobre Antonio fueron la Asociación Católica Nacional de Propagandistas y el Grupo de Propagandistas del Consejo de la Unión Diocesana de Toledo. En el uno, recibió la influencia del equipo de Herrera [Ángel], en el otro, en cierto sentido, la mía, pues como yo vi lo que me obligaba el ser jefe de un grupo que aspiraba a ser santo rodeé a todos los Presidentes de las Uniones Diocesanas de este grupo para imposibilitarles la retirada. El resto de la segunda parte, aunque tiene inexactitudes, está bien» .
El 14 de Julio de 1964 le dice a Sor Carmen: «Sé que salió el libro de Antonio, Piñar [Blas] me dijo por teléfono hace quince días: “Mañana o pasado mañana te llevaré un ejemplar” y todavía estoy esperando. De Córdoba nada sé. No le llamé por no interrumpir más los Ejercicios» .
«En conjunto –le dice Manuel Aparici a Sor Carmen en carta sin fecha, de 1964 por su contenido– me parece que el libro ha quedado muy bien. Justifica el levantamiento y por él lo que a los de fuera les parece incomprensible en la Iglesia de España. Demuestra por qué hubo cruzados y estudia insuperablemente la postura de Antonio impulsada únicamente por la fe y el Amor. Córdoba [José Manuel de] te lo llevará seguramente; parece que aún no han salido todos y ya le digo que si no tiene yo le daré a él aquí el mío».
«Aquel día [IV Asamblea Nacional de la Juventud Católica celebrada en Toledo los días 12 al 15 de octubre de 1933] comenzó una amistad entrañable entre Manolo Aparici y Antonio, una amistad sobrenatural, en la que la espiritualidad de Aparici, unos cuantos años mayor que Antonio [31 años Manolo, 17 Antonio], influiría felizmente en la espiritualidad de Antonio» [27].
«El lanzamiento a la Juventud Católica Española de la “misión de España” con una hondura sobrenatural fue realizado con entusiasmo por el Presidente Nacional, Manuel Aparici, que comprendió la importancia de dar una “mística, católica, verdadera y heroica”, al ardor patrio de las nuevas juventudes.
»La acertadísima siembra de estas ideas por los Centros de Vanguardia de la Acción Católica orientó poderosamente a los combatientes de la Cruzada, acentuando su sentido religioso.
»Y esta ilusión que todos vivimos fue para Antonio el motivo clave de su santidad y de su vida» .
«Manuel Aparici, Presidente Nacional de la Juventud de Acción Católica, presentaba a Antonio como “el Presidente modelo”, porque, en gran parte, realizó en sí el ideal de Acción Católica».
«Aparici y Antonio establecieron una profunda y sobrenatural amistad, que se fue acentuando con el trabajo apostólico en común. La espiritualidad de Manolo Aparici influyó notablemente en Antonio y el enfoque vocacional y misionero de España fue compartido por los dos y sembrado en las almas de los jóvenes» .
«Entre los propósitos de Antonio [en los últimos Ejercicios Espirituales, marzo de 1936], uno dice:
»“Meditar las palabras de Aparici”.
»Aparici le ha dicho unos meses antes que si las ciudades de la Pentápolis, según dice la Biblia, hubiesen contado con 10 justos, el Señor los hubiese perdonado. La única cosa que detiene el castigo de Dios por los pecados de los pueblos es la existencia de los santos.
»Y por eso Antonio escribe a continuación:
»“La salvación de España puede depender de mi santificación. Necesidad de ser santo, por la Juventud Católica, por España y por ti» .
«A los seis meses del fallecimiento de Antonio Rivera, en abril de 1937, el Consejo Superior de los Jóvenes de Acción Católica con sede en Burgos publica el primer folleto titulado “Antonio Rivera, héroe y “Ángel del Alcázar”, escrito por el Rvdo. D. Santos Beguiristain. En el prólogo escrito por el Presidente Nacional, Manuel Aparici, se aboga por verle pronto en los altares, para gloria de Dios y ejemplo de los jóvenes de Acción Católica» .
«Aspiración a la santidad –escribe Blas Piñar en Testimonios de esta biografía de Antonio Rivera escrita por María de Pablos –, porque la salvación de España, como le había dicho Manuel Aparici, puede depender de la tuya. Y se dijo [Antonio], pensando en la gran peregrinación a Santiago de Compostela proyectada para el 25 de julio de 1937, por la Juventud de Acción Católica: “Para Santiago, santo”».
«Movido por las ideas de Manuel Aparici, Antonio Rivera en unos Ejercicios Espirituales escribió su propósito: «Para Santiago he de ser santo». Muerto Antonio Rivera, este grito –«¡Para Santiago, santos!»– fue el lema de los jóvenes peregrinos en los largos años de caminar en espíritu hacia Compostela».
Por su parte, Sor María Isabel Rodríguez, Monasterio de Religiosas Franciscanas Clarisas, Descalzas Reales, Madrid, escribe: «[...] Habíamos oído hablar de él en la vida de “El Ángel del Alcázar”. No sabíamos a ciencia cierta quien era Aparici, pero a través de la vida de Antonio Rivera se traslucía que era una figura excepcional en la Acción Católica de entonces. Él tenía una estima tal de las consignas u orientaciones de Aparici, que se vislumbraba un alma no vulgar y de gran ascendencia [...]».
Siendo estudiante en Salamanca, Manuel Aparici le dice a Sor Carmen: «Acabo de terminar la primera tanda de Ejercicios dada a los Jóvenes de Acción Católica aquí en Salamanca. Los puse bajo el amparo de su hermano Antonio; su vida ha sido el libro de lectura; ya he visto en los propósitos de algunos la influencia de su ejemplo y su intercesión. Encomienden a mis muchachos para que Jesús los haga fieles».
En el décimo cuarto aniversario de la muerte de Antonio Rivera [año 1950], el Consejo Superior de los Jóvenes de Acción Católica Española, del que Manuel Aparici era Consiliario, se dirigió al Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal Primado de España y Arzobispo de Toledo, Dr. Pla y Deniel, con el fin de que se constituyera el Secretariado Pro-Beatificación de Antonio [...]. Después de varias reuniones quedó constituido un Patronato de Honor bajo la Presidencia del Sr. Cardenal y del que formaba parte, entre otros, Manuel Aparici [...]».
(ZENIT.org).- Ante la Curia romana y Benedicto XVI, el padre Raniero Cantalamessa O.F.M. Cap. ha pronunciado el viernes, 27 de Marzo de 2009, la tercera predicación de cuaresma.
P. Raniero Cantalamessa, ofmcap.
Tercera Predicación de Cuaresma
"Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios" (Rm 8, 14)
1. ¿Una era del Espíritu Santo?
"Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús. Porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte... El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece; mas si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justificación. Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros".
Son cuatro versículos del capítulo octavo de la Carta a los Romanos sobre el Espíritu Santo y en ellos resuena seis veces el nombre de Cristo. La misma frecuencia se mantiene en el resto del capítulo, si consideramos también las veces que hay referencias a Él con el pronombre o con el término Hijo. Este hecho es de importancia fundamental; nos dice que para Pablo la obra del Espíritu Santo no sustituye a la de Cristo, sino que la prosigue, la cumple y la actualiza.
El hecho de que el recién elegido presidente de los Estados Unidos, durante su campaña electoral, haya aludido tres veces a Joaquín de Fiore, ha vuelto a suscitar el interés por la doctrina de este monje del medioevo. Pocos de los que hablan de él, especialmente en Internet, saben o se preocupan de saber qué dijo exactamente este autor. Toda idea de renovación eclesial o mundial se pone bajo su nombre con desenvoltura, hasta la idea de un nuevo Pentecostés para la Iglesia invocado por Juan XXIII.
Una cosa es cierta. Sea o no atribuible a Joaquín de Fiore, la idea de una tercera era del Espíritu que sucedería a la del Padre en el Antiguo Testamento y de Cristo en el Nuevo es falsa y herética, porque ataca el corazón mismo del dogma trinitario. Bien distinta es la afirmación de san Gregorio Nacianceno, quien distingue tres fases en la revelación de la Trinidad: en el Antiguo Testamento, se ha revelado plenamente el Padre y se ha prometido y anunciado el Hijo; en el Nuevo Testamento, se ha revelado plenamente el Hijo y ha sido anunciado y prometido el Espíritu Santo; en el tiempo de la Iglesia, se conoce finalmente por completo el Espíritu Santo y se goza de su presencia [1].
Sólo por haber citado en un libro mío este texto de san Gregorio, acabé también en la lista de los seguidores de Joaquín de Fiore, pero san Gregorio habla del orden de la manifestación del Espíritu, no de su ser o de su actuar, y en tal sentido su afirmación expresa una verdad incontestable, acogida pacíficamente por toda la tradición.
La tesis llamada joaquimita la excluye de raíz Pablo y todo el Nuevo Testamento. Para estos el Espíritu Santo no es sino el Espíritu de Cristo: objetivamente porque es el fruto de su Pascua; subjetivamente porque es Él quien lo infunde en la Iglesia, como dirá Pedro a la multitud el día mismo de Pentecostés: "Y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís" (Hechos 2, 33). El tiempo del Espíritu es por ello co-extensivo al tiempo de Cristo.
El Espíritu Santo es el Espíritu que procede primariamente del Padre, que ha descendido y se ha "posado" en plenitud en Jesús, "historificándose" y acostumbrándose en Él -dice san Ireneo- a vivir entre los hombres, y que en Pascua-Pentecostés desde Él es infundido en la humanidad. Otra prueba de todo esto es precisamente el grito "Abbà" que el Espíritu repite en el creyente (Ga 4,6) o enseña a repetir al creyente (Rm 8, 15). ¿Cómo puede el Espíritu gritar Abbà al Padre? No es generado desde el Padre, no es su Hijo... Puede hacerlo -observa san Agustín- porque es el Espíritu del Hijo y prolonga el grito de Jesús.
2. El Espíritu como guía en la Escritura
Después de esta premisa, vamos al versículo del capítulo octavo de la Carta a los Romanos sobre el que desearía detenerme hoy: "Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios" (Rm 8,14).
El tema del Espíritu Santo-guía no es nuevo en la Escritura. En Isaías todo el camino del pueblo en el desierto se atribuye a la guía del Espíritu. "El Espíritu del Señor los guió a descansar" (Is 63, 14). Jesús mismo "Jesús fue llevado (ductus) por el Espíritu al desierto" (Mt 4,1). Los Hechos de los Apóstoles nos muestran una Iglesia que, poco a poco, es "conducida por el Espíritu". El mismo proyecto de san Lucas de hacer que, al evangelio, le sigan los Hechos de los Apóstoles, tiene el objetivo de mostrar cómo el mismo Espíritu que había guiado a Jesús en su vida terrena ahora guía a la Iglesia, como Espíritu "de Cristo". ¿Va Pedro hacia Cornelio y los paganos? Es el Espíritu quien se lo ordena (Cf. Hch 10,19;11,12); en Jerusalén, ¿los apóstoles toman decisiones importantes? Es el Espíritu quien las ha sugerido (15, 28).
La guía del Espíritu se ejerce no sólo en las grandes decisiones, sino también en las cosas pequeñas. Pablo y Timoteo quieren predicar el Evangelio en la provincia de Asia, pero "el Espíritu Santo se lo había impedido"; intentan dirigirse hacia Bitinia, pero "no lo consintió el Espíritu de Jesús" (Hch 16, 6 s.). Se comprende después el porqué de esta guía tan apremiante: el Espíritu Santo empujaba de este modo a la Iglesia naciente a salir de Asia y asomarse a un nuevo continente, Europa (Cf. Hch 16,9).
Para Juan, la guía del Paráclito se ejerce sobre todo en el ámbito de la conciencia. Es Aquel que "guiará" a los discípulos hacia la verdad completa (Jn 16,3); su unción "enseña toda cosa", hasta el punto que quien la posee no necesita de otros maestros (Cf. 1 Jn 2, 27). Pablo introduce una importante novedad. Para él, el Espíritu Santo no es sólo "el maestro interior"; es un principio de vida nueva (¡"los que son guiados por Él son hijos de Dios"!); no se limita a indicar qué hay que hacer, sino que también da la capacidad de hacer lo que manda.
En ello, la guía del Espíritu se diferencia esencialmente de la de la Ley que permite ver el bien que hay que cumplir, pero que deja a la persona a solas con el mal que no quiere (Cf. Rm 7, 15 ss.). "Si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley" (Ga 5,18), había dicho el Apóstol anteriormente, en la Carta a los Gálatas (Ga 5,18).
Esta visión paulina de la guía del Espíritu, más profunda y ontológica (en cuanto toca el ser mismo del creyente), no excluye la más común de maestro interior, de guía en el conocimiento de la verdad y de la voluntad de Dios, y en esta ocasión es precisamente de lo que querría hablar.
Se trata de un tema que ha tenido un amplio desarrollo en la tradición de la Iglesia. Si Jesucristo es "el camino" (odòs) que lleva al Padre (Jn 14, 6), el Espíritu Santo -decían los Padres- es "la guía a lo largo del camino" (odegòs) [2]. "Este es el Espíritu -escribe san Ambrosio-, nuestra cabeza y guía (ductor et princeps), que dirige la mente, confirma el afecto, nos atrae adonde quiere y orienta hacia lo alto nuestros pasos" [3]. El himno Veni creator recoge esta tradición en los versos: "Ductore sic te praevio vitemus omne noxium": contigo como guía todo mal evitaremos. El Concilio Vaticano II se comprende en esta línea cuando habla "del Pueblo de Dios, movido por la fe, que le impulsa a creer que quien lo conduce es el Espíritu del Señor" [4].
3. El Espíritu guía a través de la conciencia
¿Dónde se explica esta guía del Paráclito? El primer ámbito u órgano es la conciencia. Hay una relación estrechísima entre conciencia y Espíritu Santo. ¿Qué es la famosa "voz de la conciencia" más que una especie de "repetidor a distancia" a través del cual el Espíritu Santo habla a cada hombre? "Mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo", exclama san Pablo, hablando de su amor por los connacionales israelitas (Cf. Rm 9, 1).
A través de este "órgano", la guía del Espíritu Santo se extiende también fuera de la Iglesia, a todos los hombres. Los paganos "muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia" (Rm 2, 14 s.). Precisamente porque el Espíritu Santo habla en todo ser razonable a través de la conciencia -decía san Máximo el Confesor-, "vemos a muchos hombres, también entre los bárbaros y los nómadas, orientarse a una vida decorosa y buena, y despreciar las leyes violentas que desde los orígenes les habían gobernado" [5].
La conciencia es también una especie de ley interior, no escrita, diferente e inferior respecto a la que existe en el creyente por la gracia, pero no en desacuerdo con ella, dado que proviene del mismo Espíritu. Quien no posee más que esta ley "inferior", pero la obedece, está más cerca del Espíritu que quien posee aquella superior que viene del bautismo, pero no vive de acuerdo con ella.
En los creyentes esta guía interior de la conciencia está como potenciada y elevada por la unción que "enseña acerca de todas las cosas -y es verdadera, no mentirosa-" (1 Jn 2, 27), o sea, guía infaliblemente si se le presta atención. Precisamente comentando este texto, san Agustín formuló la doctrina del Espíritu Santo como "maestro interior". ¿Qué quiere decir -se preguntaba- "no necesitáis que ninguno os instruya"? ¿Tal vez que el cristiano solo ya sabe todo por su cuenta y que no necesita leer, formarse, escuchar a nadie? Pero si así fuera, ¿con qué fin habría escrito el apóstol esta carta suya? La verdad es que hay necesidad de escuchar a maestros externos y a predicadores externos, pero sólo entenderá y se aprovechará de lo que dicen aquel a quien le habla en lo íntimo el Espíritu Santo. Esto explica por qué muchos escuchan la misma predicación y la misma enseñanza, pero no todos comprenden de igual forma [6].
¡Qué consoladora seguridad de todo ello! La palabra que un día resonó en el Evangelio: "¡El maestro está aquí y te llama!" (Jn 11, 28), es verdadera para cada cristiano. El mismo maestro de entonces, Cristo, que habla a través de su Espíritu, está dentro de nosotros y nos llama. Tenía razón san Cirilo de Jerusalén al definir al Espíritu Santo como "el gran didascalo, esto es, maestro, de la Iglesia" [7].
En este ámbito íntimo y personal de la conciencia, el Espíritu Santo nos instruye con las "buenas inspiraciones" o las "iluminaciones interiores" de las que todos hemos tenido alguna experiencia en la vida. Son impulsos a seguir el bien y a rechazar el mal, atracciones y propensiones del corazón que no se explican naturalmente, porque con frecuencia van en dirección contraria a la que querría la naturaleza.
Basándose en este componente ético de la persona, precisamente algunos eminentes científicos y biólogos de la actualidad han llegado a superar la teoría que contempla el ser humano como resultado casual de la selección de la especie. Si la ley que gobierna la evolución es sólo lucha por la supervivencia del más fuerte, ¿cómo se explican ciertos actos de puro altruismo y hasta de sacrificio de uno mismo por la causa de la verdad y de la justicia? [8].
4. El Espíritu guía a través del magisterio de la Iglesia
Hasta aquí, el primer ámbito en el que se ejerce la guía del Espíritu Santo, el de la conciencia. Existe un segundo, que es la Iglesia. El testimonio interior del Espíritu Santo se debe conjugar con el exterior, visible y objetivo, que es el magisterio apostólico. En el Apocalipsis, al término de cada una de las siete cartas, oímos la advertencia: "El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias" (Ap 2, 7 ss.).
El Espíritu habla también a las Iglesias y a las comunidades, no sólo a los individuos. San Pedro, en Hechos, reúne ambos testimonios -interior y exterior, personal y público- del Espíritu Santo. Acaba de hablar a las multitudes de Cristo entregado a la muerte y resucitado, y aquellas se sintieron "compungidas" (Cf. Hch 2, 37); lo mismo hace ante los jefes del sanedrín, y estos se enfurecieron (Cf. Hch 4, 8 ss). Mismo tema, mismo predicador, pero efecto completamente distinto. ¿Cómo es eso? La explicación se encuentra en estas palabras que el apóstol pronuncia en esa circunstancia: "Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo que ha dado Dios a los que le obedecen" (Hch 5, 32).
Dos testimonios deben unirse para que pueda brotar la fe: el de los apóstoles que proclaman la palabra y el del Espíritu que permite acogerla. La misma idea se expresa en el evangelio de Juan cuando, hablando del Paráclito, Jesús dice: "Él dará testimonio de mí y también vosotros daréis testimonio" (Jn 15, 26).
Es igualmente fatal pretender prescindir de una o de otra de las dos guías del Espíritu. Cuando se descuida el testimonio interior, se cae fácilmente en el legalismo y en el autoritarismo; cuando se descuida el exterior, apostólico, se cae en el subjetivismo y en el fanatismo. En la antigüedad, rechazaban el testimonio apostólico, oficial, los gnósticos. Contra ellos, san Ireneo escribía las conocidas palabras:
"A la Iglesia se le ha confiado el Don de Dios, como el soplo a la criatura plasmada... De él no son partícipes los que no siguen a la Iglesia... Separados de la verdad, se agitan en cada error dejándose zarandear por él; según el momento, piensan cada vez de modo distinto sobre los mismos temas, sin tener jamás un criterio estable" [9].
Cuando todo se reduce a la escucha personal, privada, del Espíritu, se abre el camino a un proceso irrefrenable de divisiones y subdivisiones, porque cada uno cree que tiene razón; y la propia división y multiplicación de las denominaciones y de las sectas, a menudo en oposición entre sí en puntos esenciales, demuestra que no puede ser en todos el mismo Espíritu de verdad el que habla, porque de otra forma estaría Él en contradicción consigo mismo.
Esto, como se sabe, es el peligro al que está más expuesto el mundo protestante, habiendo erigido el "testimonio interno" del Espíritu Santo como único criterio de verdad, contra todo testimonio externo, eclesial, a no ser sólo la Palabra escrita [10]. Algunas franjas extremas irán tan lejos como para desgajar la guía interior del Espíritu Santo también de la palabra de la Escritura; existirán entonces los diversos movimientos de "entusiastas" y de "iluminados" que han atravesado la historia de la Iglesia, tanto católica como ortodoxa y protestante. El punto de llegada más habitual de esta tendencia, que concentra toda la atención en el testimonio interno del Espíritu, es que inadvertidamente el Espíritu... pierde la mayúscula y termina por coincidir con el simple espíritu humano. Es lo que ocurrió con el racionalismo.
Pero debemos reconocer que existe también el riesgo opuesto: el de absolutizar el testimonio externo y público del Espíritu, ignorando el individual que se ejerce a través de la conciencia iluminada por la gracia. En otras palabras, el de reducir la guía el Paráclito al único magisterio oficial de la Iglesia, empobreciendo así la variada acción del Espíritu Santo.
Prevalece fácilmente, en este caso, el elemento humano, organizativo e institucional; se favorece la pasividad del cuerpo y se abre la puerta a la marginación del laicado y a la excesiva clericalización de la Iglesia. Sin contar con que, también por esta ruta, se puede recaer en el subjetivismo y en el sectarismo, asumiendo, de la tradición y del magisterio, sólo la parte que corresponde a la propia elección ideológica o política.
Igualmente en este caso, como siempre, debemos volver a encontrar la totalidad, la síntesis, que es el criterio verdaderamente "católico". Lo ideal es una sana armonía entre la escucha de lo que el Espíritu me dice a mí, singularmente, y lo que dice a la Iglesia en su conjunto, y a través de la Iglesia a cada uno.
5. El discernimiento en la vida personal
Vamos ahora a la guía del Espíritu en el camino espiritual de cada creyente. Se sitúa bajo el nombre de discernimiento de espíritu. El primer y fundamental discernimiento de espíritu es el que permite distinguir "el Espíritu de Dios" del "espíritu del mundo" (Cf. 1 Co 2, 12). San Pablo brinda un criterio objetivo de discernimiento, el mismo que había dado Jesús: el de los frutos. Las "obras de la carne" revelan que cierto deseo viene del hombre viejo, pecaminoso; "los frutos del Espíritu" revelan que viene del Espíritu (Cf. Ga 5, 19-22). "La carne de hecho tiene deseos contrarios al Espíritu y el Espíritu tiene deseos contarios a la carne" (Ga 5, 17).
Sin embargo a veces este criterio objetivo no basta, porque la elección no es entre el bien y el mal, sino entre un bien y otro bien, y se trata de ver qué es lo que Dios quiere en una circunstancia precisa. Sobre todo para responder a esta exigencia, san Ignacio de Loyola desarrolló su doctrina sobre el discernimiento. Invita a mirar sobre todo una cosa: las propias disposiciones interiores, las intenciones (el "espíritu") que están detrás de una elección.
San Ignacio sugirió los medios prácticos para aplicar estos criterios [11]. Uno es el siguiente. Cuando se está ante dos posibles opciones, es útil detenerse primero en una, como si hubiera que seguirla sin duda; permanecer en tal estado durante uno o más días; entonces valorar las reacciones del corazón frente a tal elección: si da paz, si armoniza con el resto de las propias elecciones, si algo en ti te alienta en esa dirección, o, al contrario, si el tema deja un poso de inquietud... Repetir el proceso con la segunda hipótesis. Todo en un clima de oración, de abandono a la voluntad de Dios, de apertura al Espíritu Santo.
Una disposición habitual de fondo a realizar, en cualquier caso, la voluntad de Dios, es la condición más favorable para un buen discernimiento. Jesús decía: "Mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado" (Jn 5, 30).
El peligro, en algunas formas modernas de entender y practicar el discernimiento, es acentuar hasta tal punto los aspectos psicológicos, que se olvide que el agente primario de todo discernimiento es el Espíritu Santo. Hay una profunda razón teológica en ello. El Espíritu Santo es Él mismo la voluntad sustancial de Dios, y cuando entra en un alma "se manifiesta como la voluntad misma de Dios para aquel en quien se halla" [12].
El fruto concreto de esta meditación podría ser una renovada decisión de confiarse en todo y para todo a la guía interior del Espíritu Santo, como en una especie de "dirección espiritual". Está escrito que "cuando la Nube se elevaba de encima de la Morada, los israelitas levantaban el campamento. Pero si la Nube no se elevaba, ellos no levantaban el campamento" (Ex 40, 36-37). Tampoco nosotros debemos emprender nada si no es el Espíritu Santo -de quien la nube, según la tradición, era figura- quien nos mueve y sin haberle consultado antes de cada acción.
Tenemos el ejemplo más luminoso de ello en la propia vida de Jesús. Jamás emprendió nada sin el Espíritu Santo. Con el Espíritu Santo fue al desierto; con el poder del Espíritu Santo regresó e inició su predicación; "en el Espíritu Santo" eligió a sus apóstoles (Cf. Hch 1,2); en el Espíritu oró y se entregó a sí mismo al Padre (Cf. Hb 9, 14).
Santo Tomás habla de esta conducción interior del Espíritu como de una especie de "instinto propio de los justos": "Igual que en la vida corporal el cuerpo no es movido más que por el alma que lo vivifica, así en la vida espiritual cada movimiento nuestro debería provenir del Espíritu Santo" [13]. Es así como actúa la "ley del Espíritu"; es lo que el Apóstol llama "dejarse guiar por el Espíritu" (Ga 5, 18).
Debemos abandonarnos al Espíritu Santo como las cuerdas del arpa a los dedos de quien las toca. Como buenos actores, tener el oído atento a la voz del apuntador escondido, para recitar fielmente nuestra parte en el escenario de la vida. Es más fácil de cuanto se piensa, porque nuestro apuntador nos habla dentro, nos enseña toda cosa, nos instruye en todo. Basta a veces un simple vistazo interior, un movimiento del corazón, una oración. De un santo obispo del siglo II, Melitón de Sardes, se lee este bello elogio que desearía que se pudiera repetir de cada uno de nosotros después de morir: "En su vida hizo todo movido por el Espíritu Santo" [14].
[Traducción del original italiano por Marta Lago]
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[1] Cf. S. Gregorio Nazianzeno, Discursos, XXXI, 26 (PG 36, 161 s.).
[2] S. Gregorio Nisseno, Sobre la fe (PG 45, 1241C): cf. Ps.-Atanasio, Diálogo contra los macedonios, 1, 12 (PG 28, 1308C).
[3] S. Ambrosio, Apología de David, 15, 73 (CSEL 32,2, p. 348).
[4] Gaudium et spes, 11.
[5] S. Máximo Confesor, Capítulos varios, I, 72 (PG 90, 1208D).
[6] Cf. S. Agustín, Sobre la primera carta de Juan, 3,13; 4,1 (PL 35, 2004 s.).
[7] S. Cirilo de Jerusalén, Catequesis, XVI, 19.
[8] Cf. F. Collins, The Language of God
[9] S. Ireneo, Contra las herejías, III, 24, 1-2.
[10] Cf. J.-L. Witte, Esprit-Saint et Eglises séparées, in Dict.Spir. 4, 1318-1325.
[11] Cf. S. Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, cuarta semana (ed. BAC, Madrid 1963, pp. 262 ss).
[12] Cf. Guillermo de San Thierry, Lo specchio della fede, 61 (SCh 301, p. 128).
[13] Santo Tomás, Sobre la Carta a los Gálatas, c.V, l. 5, n.318; l. 7, n. 340.
[14] Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, V, 24, 5.
INTENCIÓN MISIONERA - “Para que los cristianos que trabajan en los territorios donde son más trágicas las condiciones de los pobres, de los débiles y de los niños, sean un signo de esperanza con su intrépido testimonio del Evangelio de la solidaridad y del amor”. Comentario a la intención misionera indicada por el Santo Padre para el mes de abril 2009
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La vitalidad de la Iglesia se mide por su caridad, puesto que como decía Sta. Teresa de Jesús, “el amor nunca está ocioso”. Con mucha frecuencia se encuentran en los territorios de misión unas condiciones de pobreza o de dificultad que exigen respuestas heroicas, tanto en la vivencia de la evangelización como en el servicio material. La Iglesia cuenta en su historia con infinidad de testimonios, del pasado y del presente, donde puede verse este heroísmo del amor. Baste pensar en el P. Damián de Veuster, que se entregó por completo a los leprosos de Molokai, o la M. Teresa de Calcuta en tiempos más recientes.
Ha dicho Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est: “Toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que busca el bien integral del ser humano: busca su evangelización mediante la Palabra y los Sacramentos, empresa tantas veces heroica en su realización histórica; y busca su promoción en los diversos ámbitos de la actividad humana. Por tanto, el amor es el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de los hombres” (DCE, 19).
Practicar el amor pertenece a la esencia de la Iglesia tanto como la predicación y la administración de los sacramentos. Es algo irrenunciable.
Por eso, el ejercicio de la caridad hacia los pobres, los niños y los que sufren se convierte en testimonio de esperanza. Muchos de nuestros hermanos en situaciones de carestía, de injusticia, de pobreza extrema, pueden tener la impresión de que el mal reina en el mundo, de que no hay posibilidad de cambio, de que los que viven en condiciones de comodidad no tienen presentes a los que sufren, o incluso de que Dios se ha olvidado de ellos. En medio del dolor, la caridad de los misioneros y de los cristianos es un rayo de luz, un testimonio de que el amor sigue vivo y actuante, de que la caridad de Dios se hace cercana para ellos a través de la vida de los cristianos.
El amor es siempre luz y es siempre fecundo. Aún los gestos más pequeños, siempre producen frutos de alegría, de fe y confianza en el Dios bueno que se ocupa de sus hijos necesitados a través de las manos de los cristianos. Resulta triste que Dios reciba tantas acusaciones contra su bondad por culpa de nuestro egoísmo.
El Papa nos invita a un amor audaz, intrépido, propio de las personas humildes que son capaces de abordar empresas arriesgadas, gigantescas, porque confían en la providencia y el amor paternal de Dios. Cuando se vive así, no existe la desproporción entre la magnitud de la tarea y la pequeñez de las fuerzas humanas, puesto que todo se apoya en el poder de Dios. Cuanto más grande sea la empresa, más ilimitada debe ser nuestra confianza en Dios.
En la primera mitad del S. III, Tertuliano refiere que la caridad de los cristianos admiraba a los paganos. El testimonio de la caridad confiere a la predicación una fuerza irresistible, y es en cierto modo, la garantía de que la fe no es una ideología. En efecto, la fe es creer y acoger el amor de Dios que se ha hecho carne en Jesucristo, y ha entrado en la historia humana, para cambiar el corazón del hombre, liberarlo del pecado, del egoísmo y de la soberbia, hacerle partícipe de su vida divina y hacerle capaz de amar con su mismo amor, porque “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rom. 5, 5).
Esta grandeza hace que el amor supere todas las fronteras. Dentro de su misma naturaleza, el amor divino que los hijos de Dios hemos recibido como don, tiene una dimensión universal. Nadie debe quedar excluido, ni siquiera los enemigos.
Este año, la Iglesia celebra el misterio pascual del Señor en este mes de abril. Contemplando a Cristo muerto y resucitado por nosotros, dejemos que nuestros corazones se llenen de ese “amor hasta el extremo” ( Cf. Jn. 13, 1) que nos manifestó en su pasión, en su servicio de amor, siendo el “Siervo de Yahvé” (Cf. Is. 53) que cargó con nuestros delitos y nuestras rebeldías, y cuyo castigo saludable nos trajo la paz.
El amor sería imposible para la Iglesia si Cristo no hubiera muerto por nosotros, si Él no nos hubiera liberado de la cárcel de nuestro egoísmo en que nos encerró el pecado. Pero ahora que la Verdad de su amor nos ha hecho libres, dejemos que ese amor se manifieste a través de nosotros, para que nuestras vidas no hagan estéril la cruz de Jesucristo, sino que por el testimonio de caridad de los cristianos, la luz de su Resurrección llegue a todo el mundo, como manifestación de que el amor ha vencido a la muerte y a la desesperación.
Pidamos a Santa María, que abrazó llena de gozo a su Hijo resucitado, que interceda por la Iglesia, para que sepa siempre ponerse en camino con presteza, como Ella, para realizar el servicio de la caridad. (Agencia Fides 27/3/2009)
VATICANO - El programa de la peregrinación del Santo Padre Benedicto XVI a Tierra Santa
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La Sala de prensa de la Santa Sede ha publicado el programa de la peregrinación del Santo Padre Benedicto XVI en Tierra Santa, que tendrá lugar del 8 al 15 de mayo próximo.
El Santo Padre partirá del aeropuerto internacional Leonardo de Vinci de Fiumicino, Roma, al aeropuerto Internacional Queen Alia de Amman (Jordania) el viernes 8 de mayo a las 9,30. A las horas 14,30 está prevista la Ceremonia de bienvenida, a continuación y realizará una visita de cortesía a los reyes de Jordania en el Palacio Real al-Husseinye.
El sábado 9 visitará por la mañana la antigua Basílica del Memorial de Moisés, en el Monte Nebo y posteriormente bendecirá la primera piedra de la Universidad de Madaba del Patriarcado de Jerusalén.
Tras visitar a continuación el Museo Hachemita y la Mezquita Al-Hussein Bin-Talal de Amman, se encontrará con los jefes religiosos musulmanes, con el cuerpo diplomático y con los rectores de las Universidades de Jordania. A las 17,30 presidirá la celebración de las vísperas con los sacerdotes, religiosos, seminaristas y movimientos eclesiales en la Catedral greco-melquita de San Jorge de Amman.
El domingo 10 por la mañana celebrará la Santa Misa a las 10,00 en el Estadio Internacional de Amman y rezará el Regina Coeli. Esa misma tarde visitará a las 17,30 la "Bethany Beyond the Jordan", lugar del Bautismo del Señor y bendecirá las primeras piedras de las iglesias de los latinos y de los greco-melquitas.
El lunes 11, después de celebrar misa en privado en la capilla de la nunciatura apostólica de Amman, partirá en avión rumbo a Tel Aviv (Israel), donde la ceremonia de bienvenida está prevista a las 11,00 en el aeropuerto Ben Gurion de esta ciudad. Por la tarde realizará una visita de cortesía al presidente del Estado de Israel, en el palacio presidencial de Jerusalén. Posteriormente visitará el Memorial de Yad Vashem y tendrá un encuentro con organizaciones para el diálogo interreligioso.
El martes 12 por la mañana visitará a las 9,00 la Cúpula de la Roca en la explanada de las mezquitas de Jerusalén, se encontrará con el Gran Muftí y a las 10,00 visitará el Muro Occidental. Posteriormente se reunirá con los dos grandes rabinos de Israel en el Centro Hechal Shlomo. Al mediodía rezará el Regina Coeli con los ordinarios de Tierra Santa en el Cenáculo de Jerusalén y visitará brevemente la Concatedral de los Latinos de Jerusalén. Por la tarde, a las 16,30, celebrará la Santa Misa en el Valle de Josafat.
El miércoles 13, a las 9,00, el Santo Padre pronunciará un discurso en la explanada del Palacio Presidencial en Belén y a las 10,00, en la Plaza del Pesebre, celebrará la Santa Misa. Posteriormente almorzará con los Ordinarios de Tierra Santa, con la Comunidad de los Franciscanos y con el séquito papal en el Convento de Casa Nova de Belén.
Por la tarde, después de visitar en privado a las 15,30 la Gruta de la Natividad, se desplazará al Caritas Baby Hospital y poco después, a las 16,45 irá al Campo de Refugiados de AIDA, donde pronunciará un discurso. A las 18,00 efectuará una visita de cortesía al presidente de la Autoridad Nacional Palestina en el Palacio Presidencial de Belén y después se despedirá de la ciudad pronunciando un discurso en el patio de ese edificio.
El jueves 14, a las 10,00, celebrará la Santa Misa en el Monte del Precipicio de Nazaret. A las 15,50 se encontrará con el primer ministro israelí en el Convento de los Franciscanos de Nazaret y a continuación saludará a los jefes religiosos de Galilea en el Auditorio del santuario de la Anunciación. Más tarde se trasladará a la Gruta de la Anunciación y celebrará las vísperas con los obispos, sacerdotes, religiosos, movimientos eclesiales y agentes pastorales de Galilea en la Basílica superior de la Anunciación.
El viernes 15 celebrará misa temprano en privado en la capilla de la delegación apostólica de Jerusalén y a las 9,15 tendrá un encuentro ecuménico en la sede del Patriarcado greco-ortodoxo de Jerusalén. Posteriormente visitará el Santo Sepulcro y la Iglesia patriarcal Armenia Apostólica de Santiago de Jerusalén.
Tras la ceremonia de despedida a las 13,30, en el aeropuerto internacional Ben Gurion de Tel Aviv, el avión papal despegará de Israel a las 14,00 y su llegada al aeropuerto romano de Ciampino está prevista a las 16,50 hora de Roma.. (S.L) (Agencia Fides 27/3/2009)
VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA de don Nicola Bux y don Salvatore Vitiello - El Papa en África: por qué y cómo hacer la evangelización
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El primer viaje apostólico de Benedicto XVI en África ha concluido. Los medios de comunicación, además del énfasis sobre la adversidad al preservativo y el aborto como instrumentos de control de los nacimientos - ¿podía haber sido de otra manera? - han subrayado aquí y allá el esfuerzo del Santo Padre por comprender el sentido religioso de los africanos y las antiguas culturas, de exhortar a la reconciliación y a la paz, confirmar en la fe a los católicos. Sin embargo no es todavía esto el centro de su viaje ni de la misión cristiana.
El Pontífice quiso recordarlo en el ángelus del domingo anterior al viaje: "Viajo a África con la convicción de que no tengo nada que proponer o dar a aquellos con los que me encuentre si no es Cristo y la buena nueva de su cruz, misterio de amor supremo, de amor divino que vence toda resistencia humana y hace posible incluso el perdón y el amor a los enemigos. Esta es la gracia del Evangelio, capaz de transformar el mundo; esta es la gracia que puede renovar también a África, porque genera una fuerza irresistible de paz y de reconciliación profunda y radical. Por tanto, la Iglesia no persigue objetivos económicos, sociales o políticos; la Iglesia anuncia a Cristo, convencida de que el Evangelio puede tocar el corazón de todos y transformarlo, renovando de este modo desde dentro a las personas y las sociedades. (Ángelus, 15 de marzo de 2009).
El decreto del Concilio Vaticano II sobre la misión afirma que el objetivo específico de la actividad misionera es la evangelización y la fundación de la Iglesia, ahora bien, "el medio principal para esta fundación es la predicación del Evangelio de Jesucristo" (Ad gentes, 6). Implantar la Iglesia sirve para salvar al hombre.
Todos comprenden que el enfermo de Sida necesita ser salvado de la enfermedad, y se piensa quizá que las misiones católicas - como muchas agencias humanitarias – deban realizar esto ante todo. Ciertamente, como el Samaritano, cuidan el hombre enfermo, sin embargo hay ante todo un mal más profundo que deben curar: ese pecado que es la raíz última de cualquier otro mal en el mundo y en la persona. Si se pensara que la Iglesia, in primis el Papa, está llamada a anunciar al mundo la salvación del pecado que Cristo nos obtuvo, no se escandalizaría de la afirmación que sólo la castidad prematrimonial, el dominio de las pasiones, en especial con la penitencia, salvan el hombre del mal físico y, sobre todo, moral. La Iglesia se preocupa ante todo de la salvación de "todo" el hombre, cuerpo y alma, ambos destinados a la vida eterna y ambos, dice Jesús, expuestos al riesgo de "acabar en el fuego inextinguible de la Geenna" si se cede al pecado y al tentador.
He aquí lo que hacen los misioneros, lo que debe hacer, lo que ha ido a hacer el Santo Padre: a proclamar la verdad de Dios sobre el hombre para que se salve. Ésta es la voluntad de Dios. Verdad y salvación son el pan que nutre al hombre, el vino y el aceite que curan, son los sacramentos de Jesucristo.
La Iglesia va en misión porque la misión es necesaria para la salvación (cfr Lumen Gentium 14, citando Ad gentes 7). Los misioneros católicos no son funcionarios de agencias humanitarias no gubernamentales sino miembros del Cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia, movidos por la caridad divina: "por lo que aman a Dios y desean compartir con todos los hombres los bienes espirituales de la vida presente y la vida futura" (Ivi).
La misión de la Iglesia – téngase en cuenta que no es nunca de un individual fiel, aunque el misionero sea un sacerdote cura o religioso - se desarrolla entre la primera llegada de Cristo, hace dos mil años y la última al final de los tiempos (cfr Ivi 9): por tanto está cargada de tal tensión que hace que si bien sea muy justa la preocupación humanitaria, sea siempre relativa a otra bien más importante porque es definitivo: la santidad. El Papa ha deseado al abandonar Camerún que "la Iglesia aquí y en todas partes en África pueda seguir creciendo" en esta santidad. (Agencia Fides 26/3/2009)
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Boletín 330
Este miércoles se celebró la Jornada por la Vida. La Delegación de Familia y Vida ha comenzado la distribución del material editado por la Conferencia Episcopal para el Año de Oración por la Vida. El mismo también puede encontrarse en nuestra web.
El Obispo y los vicarios generales se reunieron en una jornada de intercambio con los presbíteros ordenados en el último año.
Este miércoles se realizó una nueva jornada de la formación continua del Clero. En esta ocasión, el sacerdote Teodoro Francisco guió la misma que versó sobre bioética pastoral-pastoral de bioética.
Los agentes de pastoral de la salud de La Palma han desarrollado, en el Paso, una jornada formativa con el responsable diocesano de este sector, Ismael Rodríguez.
Los Hermanos de la Cruz Blanca pondrán en marcha la primera residencia en Canarias para dar acogida a un total de 15 niños con discapacidad leve o trastornos de la conducta. El proyecto, bautizado con el nombre “Grillo”, se proyectará en La Laguna con una inversión de dos millones de euros que irán destinados a la construcción del inmueble que tendrá cuatro plantas con 1400 metros cuadrados y estará ubicado en la calle Juan de Vera.
Ya está ultimado el desarrollo del trayecto de ida y vuelta de la imagen de la Virgen de Candelaria en su traslado hasta la ciudad de La Laguna, el próximo nueve de Mayo.
Por su parte, la Comisión Mixta que coordina la realización de próxima Bajada de la Virgen de Los Reyes, en El Hierro, ha editado su Hoja Informativa número cero. En la misma se incluye una carta del Vicario General, Antonio Pérez, que titula…”todos unánimes hacen voto…”.
Las distintas instituciones competentes vienen trabajando, por su parte, en el Plan de Autoprotección Bajada de la Virgen de Los Reyes 2009.
El próximo jueves será descubierta la fachada de la Sede del Obispado. Al mismo tiempo se podrá observar el estado en que se encuentran los trabajos de reconstrucción de la antigua Casa Salazar.
Las obras de la cubierta de la Catedral se espera que estén concluidas en el 2013, cuando se cumpla un siglo de este edificio, según se anunció en el marco de un debate organizado por la asociación de amigos de la Catedral.
El pregón de Semana Santa de La Laguna correrá a cargo del vicario judicial de la Diócesis, Daniel José Padilla, el jueves, 26 de marzo, a las 20:30 horas, en la parroquia de Santo Domino de Guzmán. El pregonero ha titulado el mismo: “la certeza de una presencia”. Se trata, señaló Padilla, de “ofrecer la certeza de una presencia presentida. Jesucristo en medio de nosotros. Jesucristo en medio de la Semana Santa lagunera”.
Por su parte, el pregón de la capital tinerfeña será el miércoles, primero de abril, a las 20, 30 horas, en la parroquia de María Auxiliadora, y correrá a cargo del colectivo de jóvenes de dicha ciudad. El cartel se presentará el viernes 27 de marzo a las 12:00 horas, en el ayuntamiento de Santa Cruz e incluye la imagen del Cristo de la Paz, que se encuentra en la parroquia de Duggi.
El sábado 21, el arciprestazgo de La Laguna organizó junto con la Junta de Hermandades y Cofradías el que comienza a ser ya su tradicional Vicacrucis.
El Atrio del Real Santuario del Cristo de La Laguna fue el escenario, en la mañana del domingo, del concierto de clausura de las IX Jornadas Días de Cofradías, organizadas por la Esclavitud del Santísimo Cristo. Dicho concierto corrió a cargo de la Unidad de Música del Mando de Canarias y la Banda de Guerra nº 2 de la BRILCAN dirigidas por el teniente don Miguel A. Mateo Gijón.
Por su parte, la Delegación Diocesana de Pastoral de la Salud ha remitido el cartel anunciador de las charlas cuaresmales 2009 para enfermos a través de la radio, con el lema “Con Jesús nuestras cruces son puertas para la resurrección”. Serán impartidas por Agustín Texeira Quirós, cmf, los días 6, 7 y 8 de Abril a las 6 de la tarde (Lunes, Martes y Miércoles Santo), a través de COPE La Palma y COPE Tenerife.
La Casa de los Cáceres, en Icod, acoge una exposición titulada “arteSacro09” con imágenes del Vía crucis en miniatura y del Cristo de La La Laguna, en la fotografía y en la prensa.
El Obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, predica esta semana el Quinario de la iglesia de San Francisco de Asís, que comenzó el lunes y finaliza el viernes. La semana culminará el sábado con las Bodas de Oro sacerdotales del párroco Jacinto Acosta, desde las 19:00 horas. Habrá una Misa de Acción de Gracias y el Homenaje Jubilar.
La Semana Santa de La Orotava ya tiene oficialmente cartel y ha sido pregonada. El sacerdote, Miguel Ángel Navarro, fue el responsable de realizar el mismo. Esta semana en la Villa Norteña rendirá este año un "pequeño homenaje a un gran villero", el escultor Ezequiel de León, desaparecido a finales del pasado año y cuyas manos dieron forma a numerosas figuras de carácter religioso. Por ello, la imagen del Cristo de la Buena Muerte que se venera en el cementerio municipal es la elegida para anunciar los actos de esta festividad religiosa.
La Camerata Lacunensis ha inaugurado el ciclo de música organizado en la parroquia matriz del Apóstol Santiago de Los Realejos con motivo de la Semana Santa. Los conciertos se desarrollan entre 27 de marzo y el 3 de abril, en las parroquias de Nuestra Señora de la Concepción, en el Realejo Bajo, y la Santa Cruz, en La Cruz Santa, respectivamente.
El pasado viernes, 20 de marzo en la Montaña del Fraile (La Montañeta-Los Realejos) y organizado por la delegación arciprestal de Jóvenes, tuvo lugar un Vía Crucis para jóvenes con la participación de casi 200 personas, la mayoría jóvenes de los diferentes grupos parroquiales, movimientos y colegios religiosos del arciprestazgo de La Orotava.
La Sala de exposiciones de la Casa de la Cultura de San Agustín ha inaugurado una exposición de fotografías de Josué Hernández. En dicha muestra se pueden contemplar, a través de 69 instantáneas, diferentes momentos de la Semana Santa de la Villa de la Orotava, no limitándose solamente a la imaginería, sino también en otros aspectos. La muestra puede ser visitada hasta el día 8 de Abril de lunes a viernes en horario de 9 a 23 horas.
La iglesia de La Encarnación de la capital palmera ha presentado el retablo principal del templo que ha sido objeto de una esmerada restauración por parte de los técnicas del Cabildo: Isabel Concepción, Jorge Afonso y Domingo Cabrera. La restauración de este retablo barroco de 1740 y que alberga las imágenes flamencas de Nuestra Señora de La Encarnación y el Arcángel San Gabriel, sufrió un importante deterioro como consecuencia de la acción de los insectos xilófagos, la humedad, la cera de las velas y la acción humana, clavando varias tachas.
El Cabildo de Tenerife ha procedido recientemente a la entrega de las llaves de la ermita de San José de Los Llanos, en el municipio de El Tanque, en el transcurso de un acto que sirvió para entronizar la nueva imagen de San José y que supuso el estreno de la nueva campana que ha sido donada por el Obispado.
Este fin de semana se celebró el Día del Seminario. En todas las parroquias se oró y pidió la colaboración económica con esta institución. En el propio Seminario se desarrollaron distintos actos, como una Eucaristía especial, un almuerzo fraterno y diversas acciones culturales y lúdicas.
El arciprestazgo de Santa Cruz de Tenerife, junto con el Instituto Superior de Teología, ha organizado para los días 13, 14,15 y 16 de abril, las II Jornadas de Formación en la Fe y en la Acción Pastoral que se desarrollarán en el Colegio Hogar Escuela de las Salesianas. La matricula ya está abierta y los participantes universitarios que participen en los cuatro días obtendrán un certificado de 1,5 créditos.
Las coordinadoras de pastoral juvenil de la isla de La Palma están preparando, durante algunos días de Agosto, la realización del llamado Camino de Santiago.
El periódico El Día, en su edición del 22 de marzo, ha publicado un reportaje sobre los trabajos de restauración de Candelaria García, una joven profesional de gran valía que ha trabajado en obras relevantes de arte en Tenerife como un tríptico del Realejo Alto del siglo XV.
Ya se ha empezado a distribuir el programa para la celebración del día de San Juan de Ávila, Patrón del Clero Español que tendrá lugar el miércoles, 6 de mayo. Este año, el lugar escogido es el complejo parroquial de San Francisco de Así, en Santa Cruz de Tenerife. En esta ocasión, los homenajeados serán D. Jacinto, D. José Hernández y D. Clemente Pérez por sus bodas de oro sacerdotales y Fernando Lorente por sus bodas de plata.
El próximo 1 de abril, la Congregación de las Religiosas de la Pureza de María comenzará, en la Casa General de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), su XXV Capítulo general. El Capítulo reunirá a 35 Hermanas venidas de diferentes lugares de España, de Italia, de Nicaragua, Colombia, Venezuela, Panamá y la República Democrática del Congo. En el Capítulo general, además de elegir a la Superiora general y su Consejo, se discernirán las sugerencias que, a nivel comunitario y personal, han presentado las religiosas a partir de un estudio sociológico realizado y que ha servido de preparación para este importante acontecimiento.
Súplica que encabeza escrito de sensibilización con las Iglesias de los Santos Lugares, como viene en folleto para distribución ante Jornada de Viernes Santo 2009.
«;Acordaos de nuestros pobres!"
La Iglesia Madre de Jerusalén -Patriarcado Latino, Iglesias Orientales, Custodia de Tierra Santa- hace hoy la misma petición que a san Pablo. Por-que, también hoy, los hermanos de Judea -de toda Tierra Santa- viven en la pobreza.
¿Quiénes y cuántos son sus pobres?
La comunidad cristiana, que durante 2.000 años ha dado testimonio de la vida, muerte y resurrección de Jesús en los Santos Lugares,
- Es una comunidad pequeña: 175.000 entre seis millones de judíos y tres de musulmanes. Como toda minoría, pasa desapercibida y sufre la marginación.
- Es una comunidad dividida en 18 iglesias o confesiones con diferentes idiomas, dogmas y liturgias...
- Es una comunidad pobre. Sobre todo la que forma parte del pueblo palestino, en el que más del 50% de la población vive muy por debajo del nivel de la pobreza y se dan situaciones de un paro de hasta el 70%...
Su necesidad nos apremia a socorrerlos: a los niños y jóvenes en la educación; a los matrimonios jóvenes y familias a contar con una vivienda, ser-vicios sociales, puestos de trabajo; a la mujer en su promoción y superación de la marginación; a los ancianos en su carencia de seguridad, jubilación, sanidad...
Para mostrar la comunión de las Iglesias del mundo con la Iglesia de Jerusalén y de Tierra Santa, los papas promovieron la jornada de oración y ayuda del Viernes Santo. Y los fieles de Tierra San-ta y las instituciones que trabajan en ella esperan con confianza la solidaridad de toda la iglesia católica. A la vez que rezan agradecidos, como decía san Pablo a los corintios.
Información recogida de folleto para distribución ante la Jornada de Viernes Santo 2009.
Solidarios, como san Pablo, con la Iglesia Jerusalén
El Año Paulino está sirviendo, según la intención del Papa Benedicto XVI al proclamarlo, para profundizar en las enseñanzas del apóstol promoviendo actos litúrgicos, culturales y ecuménicos, así como iniciativas pastorales y sociales inspiradas en la espiritualidad paulina"
En Viernes Santo y por Tierra Santa, conviene fijarnos en la relación tan estrecha y afectiva con Jerusalén del judío Saulo, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad a los pies de Gamaliel ".
Orgulloso de su raza, "circuncidado al octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreo; en cuanto a la ley, fariseo".
En cuanto al celo, "perseguidor de la Iglesia": "con cuanto encarnizamiento perseguía a la Iglesia de Dios". "El que antes nos perseguía, ahora anuncia la buena nueva de la fe".
Indigno de ser Apóstol, pero, por /agracia de Dios soy lo que soy". "Llamado a ser apóstol del Evangelio de Dios".
Y apóstol de los gentiles: "el que asistía a Pedro en su apostolado con los judíos, me asistía a mí en el mío con los gentiles".
Del Evangelio de Cristo brota espontáneo lo distintivo de los que siguen este modo de vida: el amor y la solidaridad: "la multitud tenía un solo corazón y una sola alma, todo lo tenían en común... Bernabé vendió un campo".
No tuvieron Pablo y Bernabé que esgrimir razonamientos en Antioquía ante "la carestía universal" que afectó a Judea. Fue decisión de la comunidad:
"los discípulos decidieron enviar ayudas a los hermanos que habitaban en Judea y lo hicieron... por medio de Bernabé y Saulo".
No consideraron una imposición el ruego de Santiago, Cefas y Juan: "¡Acordaos de nuestros pobres!, petición que procuré yo cumplir con mucha solicitud ".
Solicitud que, unida al "cuidado de todas las Iglesias" le lleva a promover colectas en Asia Menor y Grecia. Y así "Macedonia y Acaya han decidido hacer una colecta para los santos de Jerusalén que viven en la pobreza".
La iniciativa de la misma tiene una motivación más profunda: se sentían deudores con la Iglesia de Jerusalén: "era una deuda que tenían: pues si los gen-tiles han recibido de ellos bienes espirituales, deben a su vez servirles con los bienes materiales".
Esa colecta, fruto de vuestra caridad", la llevó Pablo a Jerusalén en su tercer viaje: “Al cabo de muchos años he venido a traer limosnas a los de mi nación".
El estar atentos a las necesidades de los hermanos y acudir en su ayuda es fruto del amor cristiano, una prueba “de lo sincero de vuestra caridad".
También hoy "el ejercicio de la caridad constituye el culmen y la síntesis de toda la vida cristiana" (Benedicto XVI).
El Delegado Diocesano de Misiones deTenerife anuncia el III Encuentro Nacional de Infancia Misionera 2009 y envía el material para información.
DELEGACIÓN DIOCESANA DE MISIONES
OBISPADO DE TENERIFE
La Laguna 9 de marzo de 2009 Querido hermano/a.
Con la responsabilidad de la animación misionera "ad gentes", recibe un saludo fraterno en nombre propio y de todos los que colaboramos en la Delegación de Misiones.
Una vez más me dirijo a ti para anunciarte que los próximos 2 y 3 de mayo se celebrará en Madrid el III Encuentro Nacional de Infancia Misionera organizado por las Obras Misionales Pontificias y la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal Española; está dirigido a niños y niñas de 8 a 14 años acompañados por sus animadores. Será un encuentro con una pedagogía apropiada donde los niños tendrán la oportunidad de participar en actividades festivas viviendo una experiencia de universalidad. Toda la información al respecto la puedes recabar en esta Delegación de Misiones (Tfno: 922.25.86.40 ; e-mail: [email protected])
Nos agradaría que nuestra diócesis participara con alguna representación pero para que ese sueño se haga realidad necesitarnos tu colaboración. Desde la Delegación de Misiones y las OMP facilitaríamos el alojamiento, el transporte y la comida en Madrid mientras que los niños ayudados por las parroquias o sus colegios deben aportar 10 € para la inscripción y el pasaje. Se ha de comunicar a esta Delegación, antes de finales de marzo, el nombre y el número de los que van a participar en orden a reservar las plazas en Madrid así como reservar el material al que tiene derecho cada participante. La página Web del encuentro donde pueden informarse ampliamente es la siguiente: www.encuentroinfanciamisionera.es.
Sin otro particular quedarnos a tu disposición para aclarar cualquier duda que pueda surgir,
Juan Manuel Yanes Manero
Delegado Diocesano
Calle San Agustín, 28. 38201 LA LAGUNA - TENERIFE Tfnos. 922 31 49 69 / 922 25 86 40 E-mail [email protected]
El Comisario de Tierra Santa en España envía carta de sensibilización ante la Jornada de Viernes Santo 2009 pidiendo slidaridad y comprensión con las nacesidades de los Santos Lugares.
COMISARÍA DE TIERRA SANTA
Guadalupe, 13 de marzo de 2009
A los Sres. Curas Párrocos, Rectores de Iglesias y Superiores de casas religiosas
Querido hermano en Cristo: El Señor le dé su Paz.
Como todos los años, ante la Jornada de Viernes Santo, desde la Comisaria de Tierra Santa, me siento obligado a pedir su solidaridad y comprensión con las necesidades de los Santos Lugares.
Como Usted sabe, la situación nunca ha sido fácil y de nuevo la guerra, la muerte y la destrucción se ha apoderado de la zona, especialmente desde los días últimos del pasado año.
Aunque los principales santuarios bíblicos no se han cerrado a las visitas y al culto, muchos peregrinos, por la situación de guerra vivida en la zona han anulado sus viajes. Por eso, tenemos que rezar sin descanso por la paz verdadera y definitiva y solidarizarnos con la Iglesia de Oriente y con los cristianos que viven en situación de desamparo y angustia.
Le envío material para sensibilizar a los fieles de su Parroquia, Iglesia o Colegio y les pida que sean generosos con la generosidad que pidió San Pablo a los cristianos de Corinto para con los pobres "santos" de Jerusalén (2 Cor.9,5) y todos los Papas han recomendado, desde que Martín V instituyó la Colecta obligatoria el Viernes Santo para los Santos Lugares.
La Colecta y demás donativos recibidos para Tierra Santa, puede enviarlos a nombre de Comisaría de Tierra Santa en:
En nombre de los cristianos de Tierra Santa, agradezco su colaboración y le expreso mi más sincero afecto y estima fraterna,
Fray LUIS BLANCO ARIAS, O.F.M.,
Comisario Tierra Santa.
Carlos Cañal, 15 - Teléfono 95 422 15 90 - 41001 SEVILLA
Residencia del Comisario: Real Monasterio de Santa María de Guadalupe - 10140 Guadalupe (Cáceres) - Telf. 927 36 70 00 - Fax 927 36 71 77
Salmo para pedir perdón
Yo sé que me quieres, Señor,
porque eres bueno,
porque tienes un corazón sensible, perdóname, l
impia mi bajo fondo de pecado,
y de mis caídas continuas,
levántame.
Devuélveme el gozo y la alegría,
y toda mi vida saltará en fiesta,
Somos amigos: olvida el mal que
hice, y ayúdame con tu amistad a renovarme.
Tu que eres el Dios de la vida, Dame vida,
pues yo amo vivir,
así diré a los hombres,
que contigo todo es posible.
A ti, nuestra vida te ofrecemos,
para que tu, Dios nuestro, sobre tu altar,
encuentres nuestro don.
Devuélvenos, te lo pedimos,
el gozo y la alegría
y toda nuestra vida salte hoy en fiesta.
Olvida el mal que te hicimos,
y ayúdanos con tu amistad a convertimos.
Guárdanos siempre dentro de tu Corazon. Amen.
Mensaje de los obispos de Bilbao en el año 2009 dedicado a la oración por la vida.
1. Hemos iniciado el año 2009 con la intención de dedicarlo de modo particular a la oración por el don de la vida. El lema elegido es: “bendito el fruto de tu vientre” (Lc 1, 42), palabras que dirige Santa Isabel a la Virgen María cuando ambas estaban gestando y que puede y debe ser dirigido a toda mujer encinta: el fruto que portas es un don precioso, un regalo de Dios para toda la humanidad, una promesa de vida, amor y comunión.
2. En efecto, toda vida humana es un don inmerecido de Dios para la humanidad, que debe ser acogida con amor y respeto. Desde el momento de la concepción, en el seno de la madre se inicia la apasionante aventura de la vida humana; un nuevo ser creado a imagen y semejanza de Dios; un ser irrepetible, llamado a la comunión con Dios y con todos los hombres, con una dignidad inherente que debe ser reconocida y tutelada.
3. La persona humana es siempre un bien. El grado de humanización y grandeza de una sociedad, de una cultura, de una civilización, se mide principalmente por su capacidad de acoger y cuidar a todo ser humano con independencia de sus cualidades, capacidades físicas, estadio vital de desarrollo o utilidad. Por eso, el servicio y tutela de la vida constituye una de las tareas principales de quienes deben ser garantes y promotores del bien común, de modo particular, de las diversas instituciones sociales y los poderes del Estado.
4. El progreso que ha experimentado nuestra civilización occidental, ha dado lugar a muchos avances en campos tan variados como las diversas ciencias, la organización política y social, la cultura y las artes, etc. Pero junto a estas luces, hemos de reconocer la persistencia y aparición de nuevas sombras que oprimen y humillan la dignidad de la persona: las situaciones de pobreza y exclusión, las nuevas formas de esclavitud, el terrorismo, la violencia doméstica, las guerras y hambrunas que asolan grandes extensiones del planeta, etc. Todas ellas evidencian la existencia de una cultura de la muerte que ensombrece el horizonte de la dignidad humana. En esta cultura de la muerte, hemos de señalar el aborto como uno de los aspectos que hiere de modo singular la dignidad de la persona y degrada a la sociedad que lo practica o que lo tolera. La vida humana, que constituye siempre un don inmenso y un bien, es expulsada de su dinámica propia, que es la del amor, el servicio y la acogida, y es sometida a la dinámica del poder, llegando incluso a eliminarla. En lugar de expresar al recién concebido: eres un regalo para nosotros, eres bien venido, te esperamos con alegría y esperanza; se encuentra con el muro del rechazo y el desamor: no eres bien recibido, tu venida constituye un problema, nos complica la vida, mejor que no vengas, no te queremos. La lógica del don y la gratuidad es sustituida por la lógica del poder, el dominio y el interés, que se encuentra siempre en la base de todas las agresiones más brutales a la dignidad humana.
5. El aborto constituye la eliminación deliberada de un ser humano débil e inocente, por lo que debe ser calificado como gravemente inmoral. El ser humano que acaba de ser concebido es siempre el gran olvidado en el debate sobre el aborto, debiendo más bien ser el protagonista principal. No se le da la oportunidad de continuar la apasionante aventura de la vida, sino que es eliminado con el soporte de una ley, que le deja injustamente desprotegido.
6. El aborto también constituye un mal para la mujer gestante que precisa ante todo de compañía, acogida, cariño y comprensión antes, durante y después del embarazo. En las situaciones difíciles y a veces dolorosas de un embarazo no deseado, existen muchas formas de ayudar y sostener a la mujer gestante sin que ello sea óbice para proteger y acoger la nueva vida. Estas formas de ayuda han sido insistentemente propuestas y llevadas a la práctica por instituciones eclesiales y civiles que se ocupan con esmero, realismo y eficacia de estas situaciones.
7. Recurrir al aborto nunca es la solución, ni puede considerarse como un derecho, pues el derecho fundamental, que sustenta todos los demás derechos, es precisamente el derecho a la vida. Constituye una enorme paradoja que una sociedad acogedora e integradora como la nuestra, con multitud de recursos humanos, materiales, económicos y sociales, sea incapaz de arbitrar mecanismos adecuados y respetuosos con la dignidad humana que acompañen a toda mujer gestante y, al mismo tiempo, tutelen la vida del nuevo ser. La anunciada reforma de la ley con respecto a la práctica del aborto, consiste principalmente en la ampliación de la facultad de abortar. Lejos de suponer un progreso, constituye un retroceso en humanidad y civilización.
8. El amor y la vida se iluminan recíprocamente: vivir es amar y el amor engendra siempre vida. Somos el Pueblo de la vida, llamados a anunciar el Evangelio de la vida y a tutelar y cuidar toda vida humana que constituye siempre un don precioso de Dios. En este año de oración por la vida, queremos animaros a intensificar la oración al Dueño y Creador de la vida, a trabajar con empeño para que nuestra sociedad sea un lugar de acogida y amor. Que crezca en ella la sensibilidad hacia el bien que supone toda vida humana y nos esmeremos en cuidarla, de modo particular la más débil y frágil como es la del aún no nacido. Oremos y trabajemos para que las reformas legislativas, se encaminen a proteger y ayudar tanto a la mujer gestante, como al nuevo ser que merece y necesita ser acogido. Es ésta una tarea fundamental de las instituciones sociales y de los organismos públicos. Actuando así, cada vez que esperamos la llegada de un nuevo ser al mundo, podremos exclamar con gozo y agradecimiento: “Bendito el fruto de tu vientre” y nuestra sociedad será el lugar de acogida donde habite una auténtica cultura de la vida y civilización del amor, una auténtica tierra nueva, único espacio digno para la humanidad.
+ Mons. Ricardo Blázquez, Obispo de Bilbao
+ Mons. Mario Iceta, Obispo Auxiliar
Carta que ha enviado la Congregación vaticana para las Iglesias orientales a todos los obispos del mundo con motivo de la colecta de Cuaresma 2009 por Tierra Santa, que tiene lugar en el mundo durante la Cuaresma o, en particular, en el Viernes Santo.
Excelencia reverendísima:
Es para mí motivo de gozo el dirigirme también este año a usted y a los fieles que forman parte de esa porción del Pueblo de Dios para mantener viva la sensibilidad a favor de los hermanos cristianos de Tierra Santa, quienes, junto con los demás habitantes de vastas regiones de Medio Oriente, aspiran desde hace mucho tiempo a la paz y la tranquilidad, todavía hoy tan amenazadas.
La Iglesia universal sigue con intensa preocupación la situación que se ha hecho inestable a causa de graves problemas. El primero es la ausencia de la paz. La alegría navideña quedó herida por la violenta reanudación de las hostilidades en la Franja de Gaza. Entre las innumerables víctimas se cuentan muchos niños completamente inocentes. Precisamente en Navidad se ha oscurecido así la esperanza traída por el Niño de Belén, y esto tras el alentador apoyo espiritual y material que la población cristiana había recibido por parte de los peregrinos, que en el año 2008 han superado incluso a los del Jubileo del año 2000.
Durante la asamblea sinodal de octubre pasado, los patriarcas y los arzobispos mayores orientales católicos habían puesto en manos del Santo Padre una vibrante llamada a la paz, inspirada en la Palabra de Dios: el Apóstol Pablo, en efecto, nos dio la extraordinaria certeza de que Cristo "es nuestra paz" (Ef, 2,14). Esta llamada, dirigida al mundo entero, conserva toda su actualidad.
Pero es sobre todo el Papa Benedicto XVI quien conforta constantemente a los cristianos y a todos los habitantes de Tierra Santa con gestos y palabras de extraordinaria solicitud, unidos a su deseo de ir como peregrino sobre las huellas históricas de Jesús. Ante el mundo, en el día de Navidad y después en la solemnidad de Santa María Madre de Dios, el Papa abogó a favor de la paz en aquella Tierra. La premura pontificia ha encontrado un eco del todo singular en el encuentro, al inicio del nuevo año, con los embajadores de ciento setenta y siete naciones acreditados ante la Santa Sede. Así se expresó el Pontífice: "El nacimiento de Cristo en la pobre gruta de Belén nos lleva naturalmente a evocar la situación del Medio Oriente y, en primer lugar, de Tierra Santa, donde, en estos días, asistimos a un recrudecimiento de la violencia que ha provocado daños y sufrimientos inmensos entre las poblaciones civiles [...]. Una vez más, quisiera señalar que la opción militar no es una solución y la violencia, venga de donde venga y bajo cualquier forma que adopte, ha de ser firmemente condenada".
La herida abierta por la violencia agudiza el problema de la emigración, que inexorablemente priva a la minoría cristiana de sus mejores recursos para el futuro. La Tierra que fue cuna del cristianismo corre el peligro de quedarse sin cristianos.
En la Audiencia General del miércoles 1 de octubre de 2008, el Santo Padre Benedicto XVI ya había subrayado claramente los orígenes bíblicos de la atención que merece Tierra Santa: "Quizá ya no seamos capaces de poder comprender plenamente el significado que Pablo y sus comunidades atribuyeron a la colecta en favor de los pobres de Jerusalén. Se trató de una iniciativa completamente nueva en el panorama de las actividades religiosas: no fue obligatoria, sino libre y espontánea; participaron todas las Iglesias fundadas en Occidente por Pablo. La colecta expresaba la deuda de sus comunidades hacia la Iglesia madre de Palestina, de la que habían recibido el don inefable del Evangelio". El Papa añadió: "Es tan grande el valor que san Pablo atribuye a este gesto del compartir, que raramente la llama simplemente 'colecta': para él ésta es más bien 'servicio', 'bendición', 'amor', 'gracia', es más, 'liturgia' (2 Corintios, 9). Sorprende de modo particular este último término, que confiere a la colecta de dinero también un valor cultual: por un lado ésta es un gesto litúrgico o 'servicio', ofrecido por parte de todas las comunidades a Dios, y por otro lado es una acto de amor cumplido a favor del pueblo".
La Congregación para las Iglesias Orientales sigue con atención en nombre del Santo Padre a la comunidad eclesial de Tierra Santa, y por tanto se hace intérprete de su amorosa solicitud, renovando la exhortación a todos los católicos para que contribuyan, también materialmente, al sostenimiento que necesitan los Santos Lugares. Es asimismo un honor para esta Congregación el asegurar el vivo agradecimiento del Papa y su oración por cuantos en el próximo Viernes Santo pondrán el corazón en la tradicional Colecta en favor de Tierra Santa.
Las Iglesias de rito latino y de los diferentes ritos orientales, que se benefician de esa indispensable ayuda, expresan su agradecimiento con la constante oración por las Iglesias particulares del mundo entero.
He podido comprobar estos sentimientos en la peregrinación que realicé del 24 de febrero al 2 de marzo de 2008 a los Santos Lugares, observando con alegría la unidad de miras de los pastores y de los fieles en la misión eclesial, así como su sensibilidad ecuménica e interreligiosa. En todas partes he prometido la diligente atención de este dicasterio y de la Iglesia, con la certeza de contar con la confirmación en todos los Obispos católicos de la generosidad siempre mostrada hacia Jerusalén y la Tierra del Señor Jesús.
Para oportuna información uno un documento preparado por la Custodia de la Tierra Santa y una nota de esta Congregación, que dan fe de las obras realizadas gracias a la Colecta del año 2008.
Con toda la comunidad católica de los Santos Lugares, me es grato invocar sobre usted y sus colaboradores la benevolencia de Dios, que "ama a quien da con alegría" (2 Cor, 9,7), mientras le confirmo mi espíritu de fraternidad episcopal,
Suyo en el Señor
Leonardo Card. Sandri,
prefecto
+ Antonio Maria Vegliò,
arzobispo secretario
VATICANO - "AVE MARIA" de mons. Luciano Alimandi - En el Sí de Cristo el Sí de Maria
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Avanzados en el camino cuaresmal, no debe sorprendernos que toda la Iglesia célebre una de las más grandes y más importantes solemnidades: la Anunciación del Señor. Una vuelta a los orígenes, dónde comenzó todo: a la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de la Virgen Maria, ocurrida por obra del Espíritu Santo.
Estábamos siguiendo a Jesús, mientras se dirigía con decisión hacia Jerusalén, para vivir los días de su pasión, muerte y resurrección, y llega el 25 de marzo, en que se celebra este gran misterio: el "Sì" de Maria que ha permitido al Verbo de Dios asumir nuestra naturaleza humana.
Como no ver en esta parada de gracia extraordinaria en el largo del camino cuaresmal, un mensaje que nos invita a mirar a Aquella que, a través de su incondicional entrega a Dios, con su "Heme aquí" (Lc 1, 38) hizo posible el Nacimiento de nuestro Señor. La Madre de Jesús encontrándose al centro de la Encarnación se convierte en colaboradora de la grandeza del misterio de la muerte y resurrección de Jesús. Si no se hubiera encarnado ¿cómo habría podido, en efecto, redimirnos? Y ¿quién lo ha acogido, quién nos ha donado a Jesús, sino la Madre que está indisolublemente ligada con este Hijo? Como en Belén, también en el Calvario encontramos al "Niño y su Madre”.
El misterio de la Encarnación, que se celebra el 25 marzo de cada año, se recuerda también en la oración del Rosario, en el primer misterio de la alegría: la anunciación del ángel a Maria. El misterio del Hijo ha querido ligarse al misterio de la Madre: sin Su "heme aquí" no habría habido el "heme aquí" de Maria. Dios la eligió y la hizo Inmaculada, en vistas a los méritos infinitos de la redención. Así en Maria se conjugan de manera admirable la gracia y la libertad, la Voluntad de Dios y la voluntad de la criatura, en una total armonía.
Este encuentro amoroso de libertad ha permitido al Dios Hijo bajar a la tierra y devolver a todos los hombres que creen en Él, la libertad perdida. La libertad de la Madre, perfectamente conformada a la Voluntad divina, ha preparado el camino al Hijo de Dios.
Al ángel Gabriel que le pedía, en nombre de Dios, el consentimiento de la libre voluntad para la divina maternidad, la Virgen Maria contestó con ese "fiat" que nunca cesará. Gracias a ello brotó de su seno virginal la Flor más bella de toda la creación: el Verbo encarnado.
La Madre, en cuanto criatura, recibe todo del Hijo Dios. Este, en cuanto Hombre, ha querido recibir completamente su corazón humano de la Madre. Esta solemnidad, celebrada durante la Cuaresma, nos hace recordar la indisoluble unión que une al Hijo con la Madre. En el culmen de la Pasión resonará esa palabra testamentaria de Jesús a Juan y, así, a toda la Iglesia: "he aquí a tu madre" (Jn 19, 27). Como si Jesús nos dijera: ¡mi Madre es también vuestra Madre! La Iglesia entera ha recibido y ha hecho suya esta palabra de Jesús en la Cruz: el Hijo dejaba a San Juan a su Madre, la criatura que custodiaba "todas esas cosas meditándolas en su Corazón" (Lc 2, 19). Realmente Ella es el primero y más perfecto Evangelio viviente de Cristo.
De este modo San Juan ha sido el primero en "ver" dentro de este Corazón, en "leer" los misterios más profundos que guardaba. ¿No se debe precisamente a éste "contemplar" a Jesús por medio del Corazón de Maria, que San Juan haya podido escribir el Evangelio más profundo y sublime? Ciertamente el influjo de Maria, el perfume de su santidad, su presencia tan materna, marcaron al discípulo predilecto del Señor así como a cada miembro vivo de la Iglesia que reconoce en Maria a su Madre.
Hace veinticinco años, el 25 de marzo de 1984, el Siervo de Dios Juan Pablo II, en unión con todos los Obispos del mundo pronunció solemnemente en la Plaza de San Pedro el acto de consagración y entrega de los hombres y de los pueblos a Maria. Consagrando el mundo al Corazón Inmaculado de Maria, de forma colegial, el Papa realizaba así la petición de la Virgen de Fátima, cuya estatua, por voluntad del mismo Santo Padre, llegaba desde el mismo Santuario de Portugal a Roma. El Papa, de rodillas ante la estatua de la Virgen, presentaba las intenciones de su corazón de Pastor universal en el Corazón de su Madre.
Sólo el Cielo conoce los efectos de aquella consagración a Maria. ¿De qué nos habrá preservado un Acto tal? ¿Cuál y cuántos dones de conversión nos habrá conseguido? Juan Pablo II concluía esa afligida súplica, con esta invocación: “Que se manifieste una vez más en la historia del mundo, la infinita potencia salvadora de la Redención: ¡potencia del amor misericordioso! ¡Qué frene el mal! ¡Transforme las conciencias! Que en Tu Corazón Inmaculado se revele para todas la luz de la Esperanza!” (Juan Pablo II domingo el 25 de marzo de 1984) (Agencia Fides 25/3/2009)
Oraciones por la vida recibidas con los materiales para la celebración de la Jornada por la Vida 2009. (CEE)
ORACIONES POR LA VIDA
María, Madre nuestra,
tú que recibiste a Jesucristo,
Luz y Vida para el mundo,
guía por el camino de la vida
a la madres que han concebido un hijo;
enséñanos a querer a los ancianos,
y a cuidar con amor a los enfermos.
Madre de la Vida y del Amor Hermoso,
ruega por nosotros.
Santa María, bendito el fruto de tu vientre
donde nació Jesús nuestra Vida.
Madre de los niños,
enséñanos a cuidar el don de la vida.
Texto de la Homilía del Sr. Cadenal Don Agustín García-Gasco Vicente en la Misa de San José, pronunciada en la catedral de Valencia el 19 de Marzo de 2009.
Sacerdotes concelebrantes
Muy queridas Falleras Mayores de Valencia
Junta Central Fallera
Gremi de Fusters
Falla de Mosen Milá
Hermanas y hermanos. Hijos todos amadísimos:
Éste es el servidor fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia. Valencia celebra con alegría las fiestas en recuerdo de San José, patrón del gremio de los carpinteros. Esta solemnidad nos invita a poner nuestra mirada en el Santo Patriarca como modelo e intercesor. A él Dios encomendó el cuidado de Jesús y de María, Madre del Señor. La liturgia nos lo presenta como el hombre justo a quien Dios confió la custodia de los primeros misterios de la salvación de los hombres.
En la primera lectura hemos escuchado las promesas que el Señor realizó al rey David:
“Afirmaré después de ti la realeza que saldrá de tus entrañas… Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre”.
Estas promesas se cumplen en el Patriarca san José. Como padre adoptivo de Jesús, como esposo de la Virgen María, José construye una casa: la familia de Nazaret. En el seno de esa familia se inicia la vida de Cristo sobre la tierra y, por ello, se inicia la historia de la vida cristiana, que llega hasta nosotros y hemos de transmitir a las futuras generaciones. San José es protagonista fiel de esos inicios y asume un papel de servicio ejemplar. Su dedicación al cuidado de Jesús y María no le ahorró trabajos, sudores, ni peligros. De modo particular, la huída a Egipto, escapando de la persecución de Herodes, y el regreso a Nazaret, desarrollando una vida de trabajo como artesano carpintero, expresan con claridad su entrega y su abnegación a los planes de Dios.
Por eso también hoy nosotros le invocamos pidiendo su ayuda. Estamos viviendo tiempos difíciles para la difusión de la vida cristiana. El auténtico problema en este momento de la historia es —como nos ha recordado el Papa— que Dios desaparece del horizonte de la vida humana. Y cuando se apaga la luz que proviene de Dios, crece la desorientación y la falta de sentido para construir la vida personal y social. Cuando se debilita la luz que proviene de Dios se multiplican los efectos destructivos en nuestra sociedad. Conducir a los hombres hacia Dios, hacia Jesucristo, es la prioridad suprema y fundamental de todos los cristianos de nuestro tiempo.
Pidamos a san José que nos ayude en esa tarea extraordinaria. Él la cumplió de modo ejemplar.
En la segunda lectura, de san Pablo a los Romanos, hemos escuchado que José se abrió a la confianza radical en Dios. José fue el primer testigo de la fuerza de la fe en Jesucristo, merced a la cual “la promesa está asegurada para toda la descendencia, no sólo para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros”. José es, en cierto modo, el nuevo Abrahán, y su fe le permite cumplir el papel que Dios le ha encomendado al frente de la Sagrada Familia. Su aceptación de Jesucristo desde los primeros momentos de su existencia en el seno de María, anticipa la Iglesia que nacerá del misterio Pascual y de la efusión del Espíritu Santo. Los hechos excepcionales de la vida del Santo Patriarca no lo alejan de nuestra vida cotidiana.
Este hombre justo no es sólo modelo de virtudes teológicas y espirituales. También es fácil reconocer en él un conjunto de virtudes y valores que hacen la vida social más humana, y, por tanto, más de Dios. Al recordar algunos de estos valores quiero ponerlos en relación con las Comisiones Falleras, clave social de nuestras fiestas.
Sí. Las fiestas de san José se organizan desde las Comisiones. Son lugares que ayudan a humanizar la vida de nuestros barrios. Me atrevo a afirmar que las Comisiones falleras cumplen un papel fundamental en la transmisión de valores, actitudes y competencias de verdadera ciudadanía. Me consta que en muchas de ellas se organizan durante todo el año actos culturales, festivos y formativos. También desde las Comisiones surgen con frecuencia nobles iniciativas solidarias, para atender a los más necesitados. Soy consciente de las relaciones estrechas que en tantos lugares mantienen las Comisiones Falleras con las Parroquias. Así es: En mis visitas pastorales a las comunidades parroquiales de la archidiócesis saludo, con frecuencia, a los representantes de las comisiones falleras que con toda naturalidad participan activamente en la vida parroquial. Os agradezco la colaboración que las fallas prestáis en muchas parroquias. Os animo a cuidarla cada vez más.
No lo dudéis: vuestro trabajo conjunto contribuye al bien común de la sociedad. No todo puede ni debe hacerlo el Estado. La participación ciudadana es un principio fundamental para vuestras actividades. Os felicito por ello. Tomando el ejemplo de san José estáis siempre dispuestos para ayudar y servir en las necesidades del barrio. En las Fallas se ha de vivir por ello, durante todo el año, un ambiente de sana amistad y cooperación.
Siguiendo también el ejemplo de san José os animo a que cultivéis en las Comisiones falleras un profundo espíritu familiar y de aprecio a la infancia y a la juventud. La familia es un fundamento indispensable para la sociedad, así como un bien insustituible para los hijos, dignos de venir a la vida como fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Como puso de manifiesto Jesús honrando a la Virgen María y a San José, la familia ocupa un lugar primario en la educación de la persona. Es una verdadera escuela de humanidad y de valores perennes.
En este sentido, os quiero recordar la enseñanza de Benedicto XVI en su visita a Valencia: la familia fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral. (Cf. Homilía en la Santa Misa del V Encuentro Mundial de las Familias, Valencia, 9 de julio de 2006).
Sin embargo, la familia se ve dificultada por un engañoso concepto de libertad, que la reduce a mero capricho, hasta el punto de dejar encerrado a cada uno en la prisión del propio yo.
La verdadera libertad del ser humano proviene de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, y por ello debe ejercerse con responsabilidad, optando siempre por el bien verdadero para que se convierta en amor, en don de sí mismo.
Para eso, más que teorías, se necesita la cercanía y el amor característicos de la comunidad familiar.
Os invito a que en todas las Comisiones falleras se viva ese espíritu familiar.
Que en vuestros “casales falleros” se aprenda a vivir verdaderamente, a valorar la vida y la salud, la libertad y la paz, la justicia y la verdad, el trabajo, la concordia, la alegría y el respeto.
Esos son también los valores y el espíritu de la Ofrenda de Flores a la Mare de Deu dels Desamparats.
Es admirable contemplar esa extraordinaria manifestación de la fe y del cariño del mundo fallero, que se acerca en familia para honrar a la Santísima Virgen, esposa de San José.
Queridos hijos:
San José es modelo de respeto profundo a la dignidad de la persona, a lo que Dios tiene preparado para ella. ¡Cuanta necesidad tiene nuestra sociedad de aprender este respeto profundo para todas las relaciones entre las personas! El mejor antídoto contra la violencia es aprender a mirar a los otros con el respeto y el amor con que Dios nos mira. Ese respeto y amor deben presidir siempre la vida en vuestros casales.
San José nos invita a cuidar y proteger a cuantas mujeres son víctimas de la violencia y del maltrato, y nos ilumina para saber corregir esos abusos.
San José respeta y ama a Jesús antes de nacer y se afana en poner todo su empeño para cuidarle a él y a su Madre.
“Dará a luz un hijo —le dice el Ángel— y tu le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”.
Sí, José es invitado a ver en Jesús ya desde antes de su nacimiento la mayor esperanza para la humanidad, el verdadero salvador, el verdadero redentor.
¡Cuánto nos tienes que ayudar, Patriarca San José, para que nuestra sociedad recupere ese sentido del respeto al ser humano antes de nacer, y lo mire con esperanza!
¡Cuánto necesitan los hombres de nuestro tiempo rechazar con firmeza el horror del aborto y de la destrucción de embriones para decir sí a la vida, sí a la mujer en su generosidad de ser madre!
Sí a los derechos del niño y de la niña antes de su nacimiento, sí a la esperanza, sí al amor.
Valencianos y valencianas que me escucháis: Digamos siempre sí a la vida. ¡Gozad de vuestra maternidad y de vuestra paternidad!
Que la alegría de las fallas de san José os dé siempre sabiduría para amar la vida y para rechazar la muerte provocada.
Valencia es verdaderamente dichosa de centrar sus fallas en la figura de san José. En él encuentra un modelo para renovar lo mejor de su alegría y de su convivencia.
Este año tenemos también un motivo singular de agradecimiento.
La Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”, que hace dos años pude crear en la solemnidad de san José, poniéndola bajo su especial protección, hoy tiene ya todas sus titulaciones verificadas.
Que el santo Patriarca cuide y bendiga a cuantos forman parte de ella, profesores, alumnos y profesionales de la administración y servicios, y a cuantos han contribuido a que hoy sea una gozosa realidad.
Recordemos también hoy al Papa que en este día celebra su Santo y recemos por los frutos de su viaje apostólico por tierras africanas.
Queridas falleras y falleros, gracias por vuestra laboriosidad, por vuestra entrega, por vuestra generosidad; por el bullicio de una fiesta que a nadie deja indiferente y a todos nos quiere hacer llegar un mensaje de alegría, de ganas de vivir.
Bendigamos a Dios.
Que en San José encontréis un modelo para estar siempre alegres.
Que él os lleve a María y a Jesús, para que las fallas sean una escuela de compromiso por los demás.
Ese compromiso que nos permite construir una ciudad cada día más humana y, por tanto, más de Dios.
Que así sea.
Palabras que el Papa dirigió a los periodistas que le acompañaban, ayer durante el vuelo de vuelta a Roma, mientras el aparato sobrevolaba aún Yaoundé.
Queridos amigos, veo que aún trabajáis. Mi trabajo casi ha terminado, en cambio el vuestro empieza otra vez. Gracias por vuestro empeño.
Se han grabado en mi memoria sobre todo dos impresiones: por una parte la impresión de esta cordialidad casi exuberante, de esta alegría, de una África en fiesta, y me parece que en el Papa han visto, digamos, la personificación del hecho que somos hijos y familia de Dios. Existe esta familia y nosotros con todos los límites estamos en esta familia y Dios está con nosotros. Y así la presencia del Papa ha ayudado a sentir esto.
Y por otra parte me ha impresionado mucho el espíritu de recogimiento en la liturgia, el fuerte sentido de lo sagrado: en la liturgia no hay autopresentación de los grupos, autoanimación, pero está la presencia de lo sagrado, de Dios mismo; también los movimientos eran siempre movimientos de respeto y de consciencia de la presencia divina. Esto me ha impresionado mucho.
Tengo que decir que me ha afectado mucho el hecho de que el sábado en el caos que se formó al ingreso del estadio murieran dos chicas. He rezado y rezo por ellas. Otros dos recuerdos grabados en mi memoria: un recuerdo especial – habría que mencionar tantos- es el centro del Cardenal Lége: me ha tocado el corazón ver aquí el mundo de tantos sufrimientos, todo el sufrimiento, la tristeza, la pobreza de la existencia humana, pero también ver cómo el Estado y la Iglesia colaboran para ayudar a los que sufren.
Por una parte el Estado gestiona de modo ejemplar este gran centro, por otra parte, movimientos eclesiales y la realidad de la Iglesia colaboran para ayudar realmente a estas personas. Y me parece que se nota, que el hombre que ayuda al que sufre es más hombre, el mundo es más humano: esto queda escrito en mi memoria.
También hemos distribuido el Instrumentum laboris para el Sínodo y hemos trabajado para el Sínodo. En la tarde del día de San José me he reunido con los componentes del Consejo para el Sínodo -12 obispos- y cada uno ha hablado de la situación de su iglesia local, de sus propuestas, de sus expectativas y así ha nacido una idea muy rica de la realidad de la Iglesia en África, cómo se mueve y sufre, qué hace, cuáles son las esperanzas, los problemas.
Podría contar mucho, por ejemplo que la Iglesia de Sudáfrica, que ha tenido una experiencia de difícil reconciliación, pero en gran parte ya conseguida, ayuda ahora con sus experiencias al intento de reconciliación en Burundi y busca hacer algo parecido, aunque con grandísima dificultad, en Zimbabwe. Buen viaje a todos. ¡Gracias!
[Traducción del original italiano por H2Onews.org]
ZENIT nos ofrece las conclusiones del cardenal Renato Raffaele Martino, al terminar la I Conferencia Internacional “Vida, familia, desarrollo: el papel de las mujeres en la promoción de los derechos humanos”, que se ha celebrado el pasado (21-22 de Marzo 2009) fin de semana en Roma.
I Conferencia Internacional
“Vida, familia, desarrollo: el papel de las mujeres en la promoción
de los derechos humanos”
Roma, 20-21 marzo 2009
C O N C L U S I O N E S
de Su Eminencia el cardenal Renato Raffaele Martino
Presidente del Consejo Pontificio “Justicia y Paz”
1. Me toca a mí decir una palabra conclusiva al final de esta I Conferencia Internacional “Vida, familia, desarrollo: el papel de las mujeres en la promoción de los derechos humanos”, que ha contemplado una amplia y apasionada intervención en el debate sobre los diversos temas propuestos en el programa. De todo esto queremos agradecer al Señor que nos ha ayudado y guiado, iluminando con Su Espíritu cuanto de bueno y significativo se ha llevado a cabo en nuestro encuentro. Deseo expresar mi profunda gratitud a la profesora Olimpia Tarzia, presidenta de la World Women's Alliance for Life and Family, y a la señora Karen M. Hurley, presidenta de la World Union of Catholic Women's Organizations, por haber asociado sus organizaciones a esta Conferencia Internacional promovida por el Consejo Pontificio “Justicia y Paz”. Trabajar juntos, dentro del respeto de las recíprocas competencias y funciones, ha sido una forma muy eficaz y amplia de miras de afrontar los problemas de nuestro tiempo. Mi gratitud y la vuestra se dirige también a las ponentes que han introducido magistralmente las diversas sesiones de trabajo. Permitidme que de las gracias de monseñor Crepaldi, que hace un trabajo precioso entre bambalinas, a los miembros del Consejo Pontificio y sobre todo a la doctora Flaminia Giovanelli, que ha gastado tiempo y energías, con mucho amor e incansable generosidad para el éxito de la Conferencia. Gracias de corazón a los intérpretes que, con su acostumbrada profesionalidad, nos han permitido entendernos, dialogar y escucharnos.
2. Dirigimos un particular agradecimiento al Santo Padre Benedicto XVI, que nos ha hecho sentir su paternidad y proximidad enviándonos un Mensaje de confianza y esperanza, rico de la sugestiva propuesta de un cristianismo del SI: del SI a Dios, Padre de toda la humanidad y Creador del hombre y de la mujer a Su imagen y semejanza; de un cristianismo del SI a la vida, a toda la vida y a la vida de todos, siempre, sobre todo ante aquella amenazada por la pobreza extrema, a aquella negada y desfigurada por la violencia y la guerra, a aquella rechazada con el aborto y la eutanasia, a aquella manipulada arbitrariamente por las nuevas tecnologías, a aquella mal comprendida por las esclavitudes viejas y nuevas; de un cristianismo del SI a la familia fundada sobre el matrimonio por amor, unitivo y fecundo, entre el hombre y la mujer, cuya diferencia sexual es el reflejo de un Dios que es caridad creadora en la perfecta relacionalidad de amor entre el Padre, el Hijo en el Espíritu Santo; un cristianismo del SI a las mujeres y a su genio capaz de embellecer el difícil camino de la humanidad en la perspectiva, histórica y cultural, de ese humanismo que Pablo VI describió proféticamente cuando, en la Populorum progressio, afirmó que debía ser íntegro, solidario y abierto a Dios; de un cristianismo del SI a la confianza porque, con realismo y sabiduría, sabe evangelizar la esperanza de la que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo tienen una necesidad extrema, sin detenerse en posturas desesperadas y paralizadoras que, a final de cuentas, suuponen una pecaminosa falta de fe en Dios, que es siempre y por siempre Aquel que con amor providente rige los destinos de la historia; un cristianismo del SI a la vida, a la persona humana, a la solidaridad y al futuro. Nuestra conferencia termina con este gozoso y comprometedor deseo: que las mujeres cristianas elijan ser, con todo su ser, las intérpretes y protagonistas de este cristianismo del SI. Me parece que este es el camino que hay que emprender para dar consistencia y forma a este nuevo feminismo que nos ha solicitado también el Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI.
3. Los retos que tenemos enfrente para llevar a cabo este nuevo feminismo han sido puestos de manifiesto en los trabajos de nuestra Conferencia. Son desafíos nacidos y desarrollados dentro del clima de la modernidad y de la post modernidad, caracterizados en su esencia por los proyectos y las experiencias, colectivas y generalizadas, comunes a la llamada emancipación femenina, hoy signo global y marca imborrable de nuestro tiempo, aunque con manifestaciones muy diversas en las distintas realidades continentales. La emancipación femenina ha sido y es un evento histórico, marcado por significados ambivalentes y contrastados, sobre los que debe ejercerse un discernimiento cristiano constante, paciente, inteligente y sabio, para sacar lo bueno, para combatir lo malo, para orientar lo incierto: un discernimiento cristiano inspirado y guiado por un humanismo íntegro y solidario, firmemente dirigido a hacer avanzar la civilización del amor.
No forma parte del género literario de las conclusiones repetir todo lo que se ha dicho y debatido en estos dos días. No puedo, con todo, eximirme de recordar rápidamente algunos ámbitos en los que este discernimiento está siendo requerido, a día de hoy de forma particular por el carácter de urgencia que presentan algunos desafíos.
a) El primer ámbito se refiere a la relación entre naturaleza y cultura, porque sobre esta relación se juega de hecho la cuestión fundamental: qué es la persona humana, la diferencia sexual, la identidad del matrimonio y de la familia, etc. Negar la naturaleza, es decir, negar que la persona humana es ante todo un proyecto querido y realizado por Dios Creador, que no es bueno subvertir arbitrariamente, es el punto central que hay que tener bien claro. Cuando se niega la naturaleza, la persona humana ya no es un proyecto, sino que se convierte inexorablemente en un producto o de la cultura o de la técnica. En esta perspectiva, no habrá ninguna emancipación auténtica, sino una deshumanización inexorable. El nuevo feminismo no puede ignorar este reto. Debe promoverse un feminismo inspirado por una concepción de la persona, entendida como proyecto de Dios -proyecto que acoger, respetar y realizar con libertad responsable- y rechazar el feminismo inspirado en una concepción de la persona entendida como producto del variopinto y cambiante panorama cultural actual, a menudo expresión de mayorías cambiantes hábilmente manipuladas. La fe cristiana tiene el poder de inspirar una visión coherente del mundo y las mujeres cristianas deben abrirse al diálogo con las otras muchas visiones que compiten por conquistar las mentes y los corazones de nuestros contemporáneos. El pluralismo es plenamente admisible y también obligado, cuando es expresión del bien y de la multiplicidad de recorridos que pueden darse para llevarlo a cabo, o también cuando expresa la complejidad de las cuestiones sobre las que no puede darse una visión definitiva. Pero cuando están en juego los principios de la ley moral natural o la propia dignidad de toda criatura humana, no puede haber compromiso. Hay cuestiones no negociables que no admiten derogaciones y la democracia no puede ser un compromiso a la baja, porque en este caso el buen común se transformaría en el mal menor común.
b) El segundo ámbito que necesita nuestro atento discernimiento, tiene que ver con las diferencias de contexto, sobre todo de carácter cultural, que inciden en los proyectos de promoción de la mujer. Los problemas, aunque en un mundo global, son y siguen siendo locales, y requieren por tanto aproximaciones diferenciadas y realistas. Con todo, si se debe proponer una línea estratégica para un nuevo feminismo, alimentado por la fuerza liberadora del Evangelio, diría que es necesario librarse valientemente de todos los lastres culturales -esos típicos del subdesarrollo y del superdesarrollo- que mortifican la dignidad integral de la mujer y de sus derechos fundamentales como persona, impidiendo su auténtico desarrollo y su aportación al desarrollo. Los lastres -que hay que denunciar como estructuras de pecado- son aún muchos, demasiados y todos niegan el proyecto de Dios. El camino clave para librarnos de ellos es el de invertir de forma abundante en las mujeres, a través de la educación y la formación. Muchos obstáculos culturales y socioeconómicos pueden superarse con la formación. Si no se cultiva el capital humano, disminuye también el capital social y no funciona el capital económico. Cuando la persona es pobre en formación, también la sociedad se empobrece y tampoco funcionan los mecanismos económicos. Evidentemente, este discurso vale para todos los continentes, desarrollados o en vías de desarrollo, porque cuando se habla de formación hay que considerar que, para ser auténtica, debe estar integrada en un humanismo integral y solidario. Como demuestra la actual crisis económico-financiera, en el centro de la misma se pone de manifiesto un peligroso déficit de valores morales y religiosos y por tanto de una formación integral. La respuesta no puede ser sólo técnico-financiera, sino en primer lugar ética, cultural y religiosa. Ser ricos no coincide con estar desarrollados íntegramente. No existe por un lado la economía y por otro la ética o la religión. No existe por un lado la justicia y por otro el amor y la caridad. No existe la producción por un lado y la distribución por otro. No existe por un lado la eficiencia y por otro la solidaridad. No existe la ley natural y por otro lado la ley nueva. Pensar las cosas de esta forma significa aceptar que el mundo pueda funcionar sin Dios. Si la salvación de Dios no afecta a todos los planos, al final es expulsada de todos ellos. Esto no significa que ésta deba invadirlos, sino que su luz garantiza su propia autonomía y libertad, colocándola en la verdad.
c) El tercer ámbito que deseo tocar, y sobre el que es necesario un profundo discernimiento, es el de as desigualdades económicas que, de forma escandalosa, caracterizan a nuestro mundo, aún marcado por fenómenos dramáticos como el hambre, las enfermedades pandémicas, la extendida miseria. Es verdad, en estos años se ha hecho mucho camino... pero también es verdad que queda mucho por hacer. Sin duda, la pobreza extrema hoy se presenta con el rostro sufriente de las mujeres y los niños. Un escándalo inaceptable. Si debe proponerse un nuevo feminismo, este no puede no tener como objetivo un mundo más justo y solidario. Por desgracia en este frente, a todos los niveles, nacionales e internacionales, se desperdician una infinidad de palabras llenas de buenos propósitos, sin ir nunca más allá, como lo demuestran las inciertas políticas de Ayuda Pública al Desarrollo, reconfirmadas también recientemente en la Conferencia Internacional de Doha sobre la financiación al desarrollo. El Santo Padre Benedicto XVI, que dentro de poco nos hará entrega de su primera encíclica social, ha recordado con fuerza, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año, la improrrogable necesidad “combatir la pobreza para construir la paz”. Cada día más, me convenzo de que la batalla contra muchas pobrezas del mundo se vencerá si parte desde abajo, con iniciativas ejemplares, como la microfinanciación y el microcrédito, que tienen como protagonistas a muchas mujeres del mundo.
4.No habrá ningún nuevo feminismo sin Dios, sobre todo si no se descubre a Dios como Amor. Los monjes -dijo el Papa en París- buscando a Dios encontraron también la clave de las relaciones humanas pues “ninguna estructuración positiva del mundo puede prevalecer allí donde las almas de vuelven salvajes”. Sobre esto se funda el “derecho de ciudadanía” -por retomar las palabras de la Centesimus annus (n. 5) de Juan Pablo II -de la fe cristiana en la sociedad, el derecho de Dios de no ser “dejado en el banquillo” ni “dejado de lado”. La creación de Dios es según verdad, porque Dios es Logos, pero es también según caridad, porque Dios es amor. En la propia “naturaleza” el hombre lee, por tanto la luz de un diseño de autenticidad sobre él y también un diseño de amor. Nuestra naturaleza, de hecho, está hecha al mismo tiempo de inteligencia y de corazón; las relaciones con los demás no se fundan sólo en conceptos, sino también y sobre todo, sobre actos de amor mutuo. La sociedad necesita reglas conformes a la naturaleza humana, pero también necesita relaciones fraternas, de auténtico amor fraterno. El viejo feminismo se fundaba en el individualismo egocéntrico y, a menudo, egoísta; el nuevo feminismo debe estar entretejido de amor por la vida, por la familia, por los demás; un feminismo regulado por la reina de las virtudes, la caridad. ¡Gracias!
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]
Oración por mi parroquia
María, Madre de la Iglesia, ésta es hoy mi oración:
Gracias por mi parroquia.
iEstoy recibiendo tanto de ella!
iTengo tanto que agradecerle!
En ella te estoy descubriendo,
en ella estoy aprendiendo a amar a Jesús y a seguirte.
Desde ella escucho su Buena Noticia,
desde ella recibo el pan necesario para el camino.
Cuando me canso, me deja su palabra de ánimo,
cuando me caigo, me entrega tu perdón.
Cuando me siento débil, ella me fortalece,
cuando me duermo, ella me despierta.
Gracias, María, por mi parroquia,
Gracias por los niños y los jóvenes,
por los mayores y los ancianos.
Todos, formamos tu Comunidad, tu Iglesia.
También hoy quiero pedirte
por ella , Virgen María,
por sus grupos y actividades,
por su gente.
¡Cuánto me ayudan!
Que seamos un rincón cálido,
un lugar donde nos queramos y respetemos,
un espacio donde vivamos como hermanos, d
onde, unidos, trabajemos por el Reino.
Y te ruego algo más,
con la fuerza de que soy capaz.
Que mi parroquia no luche por sí y por su causa.
Se empeñe, más bien, en la causa de llevar el Evangelio,
especialmente a los vecinos más alejados de la fe.
Que no destaquemos por hacer muchas cosas,
por ser muchos e importantes.
Que nos conozcan, Madre del Cielo, por vivir y construir
el Mandamiento del amor fraterno, como tu lo viviste.
María, te doy gracias por mi Parroquia.
María Madre, te pido por mi Comunidad.
Guárdanos siempre en tu regazo de Madre junto a Jesús.
Amén.
El arcipreste y equipo sacerdotal de Santa Cruz de Tenerife, diócesis nivaiense, nos comunica los pormenores de la celebración de San Juan de Ávila 2009 y nos invita a dicho acto donde serán homenajeados los sacerdotes que cumplen 50 y 25 años de sacerdocio durante este año.
ARCIPRESTAZGO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE
27 de febrero de 2009
Queridos hermanos en Jesús, Único, Sumo y Eterno Sacerdote:
Reciban un saludo fraterno desde este Arciprestazgo de Santa Cruz que tiene este año la responsabilidad de organizar el día de San Juan de Ávila, Patrón del Clero Español.
Por segunda vez nos dirigimos a todos ustedes deseándoles un buen itinerario cuaresmal para llegar, más unidos y santos, a la celebración de las Fiestas Pascuales y, en su marco, poder encontrarnos el 6 de mayo bajo la protección de San Juan de Ávila.
Por otro lado les adjuntamos el programa que hemos preparado con la mayor ilusión para celebrar fraternalmente la fiesta de nuestro patrón y para homenajear a nuestros hermanos que cumplen 50 años (D. Jacinto, D. José Hdez. y D. Clemente) y 25 años (P. Fernando Lorente) de ordenación.
Hemos querido darle a este evento significativo la mayor sencillez, centralizándolo en los alrededores de la Parroquia de San Francisco para evitar dificultades de desplazamiento.
Como es costumbre se pondrá una guagua que saldrá desde el Seminario a las 9,30 de la mañana para quienes lo deseen, también es fácil llegar en el tranvía (Paradas del Teatro Guimerá o Fundación) y hay Zonas de aparcamiento en las cercanías. Para los sacerdotes mayores o con alguna dificultad de salud ha sido creada una comisión que los acogerá debidamente.
Para sufragar los gastos que se ocasionen hemos pensado que cada uno aporte 40 € pero también queremos tener en cuenta las dificultades de los hermanos que se desplazan desde las otras islas y por ello éstos sólo deben abonar 30 €.
Procuremos animarnos mutuamente con la fuerza del Espíritu Santo que impulsó a Jesús a entregarse, dando su vida, en favor de toda la humanidad.
Buen Camino Cuaresmal y Feliz Pascua de Resurrección.
Jacinto Barrios
Arcipreste
PROGRAMA
El programa de la celebración de San Juan de Ávila viene introducido por las palabras siguientes del arcipreste:
Estimado hermano en Cristo, Paz y Bien.
Un saludo cordial en nombre propio y del equipo presbiteral de este Arciprestazgo de Santa Cruz Centro.
Te presento el programa de la Fiesta de San Juan de Ávila que este año hemos querido organizar con toda ilusión y con todo cariño.
Como puedes ver no pretendemos grandes cosas, pero sí crear el ambiente propicio para una "Convivencia" lúdica y fraterna del Clero de la Diócesis, presidido por nuestro Sr. Obispo; "Honrar" a nuestro Santo Patrono, San Juan de Ávila, y "Homenajear" a los hermanos sacerdotes que este año celebran sus Bodas de Oro y de Plata Sacerdotales.
El encuentro, para el que invitamos a todos, nos parece el mejor marco para resaltar la personalidad – siempre actual – de San Juan de Ávila y su vivencia del Sacerdocio de Cristo que se nos ofrece – también hoy - como ejemplo y estímulo para los que hemos escuchado la llamada del Maestro y le hemos seguido.
Humanamente estamos poniendo toda nuestra ilusión y todo nuestro esfuerzo para pasarlo bien este día. Esto no quiere decir que no haya posibles fallos y muchas deficiencias – por lo que pedimos excusas – pero que con la buena voluntad de todos sabremos superarlas. Oremos por el fruto espiritual y humano de nuestro encuentro.
En espera de vernos personalmente el 6 de Mayo en este Arciprestazgo de Santa Cruz que abre sus puertas para recibirles.
El Arcipreste
Jacinto Barrios Acosta
PROGRAMA
10,00 horas. — Acogida y Café (Complejo Parroquial de San ancisco de Asís. José Mourphy, 10.)
10'30 horas. — Visita Guiada al Museo de Bellas Artes.
1'30 horas. — Bienvenida y Celebración de la ucaristía (Parroquia S. Francisco)
13'00 horas. — Homenaje a los; .Subilares:
A) Presentación de los homenajeados.
B) Entrega de las distinciones.
C) Concierto, a cargo,de la Coral Polifónica del Círculo de Amistad XII de Enero.
14' 00 horas. — Almuerzo de Confraternidad.
16'00 horas, — Entrega de Recuerdos a los asistentes y Despedida
Nota: después de la Eucaristía, todos los actos serán en las instalaciones del Círculo de Amistad XII de Enero.
18 de Abril a las 19'30: VIGILIA DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES en la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar.
Organizada por y para los Jóvenes del Arciprestazgo
DOMINGO 5 DE CUARESMA / B
29 de marzo de 2009
Jesús, el Señor, que con su entrega hasta la muerte nos da vida, esté con todos vosotros.
Nos acercamos ya a los días santos de la muerte y la resurrección del Señor. El es el grano de trigo que cae en tierra y muere, para dar mucho fruto. El es el que será elevado en la cruz para atraer la mirada de la humanidad entera. Y nosotros, que una vez más nos reunimos en este domingo para alimentarnos de su pan de vida, reafirmamos hoy nuestra fe y nuestra esperanza en él, y nos disponemos a acompañarle en su camino.
A. penitencial: En silencio, preparémonos para celebrar esta Eucaristía. Con toda confianza, pidamos que Dios nos dé su perdón y nos llene con su amor. (Silencio sin prisas).
Confesemos juntos nuestros pecados: Yo confieso ante Dios todopoderoso...
Dios todopoderoso, Padre de bondad, tenga misericordia de nosotros, perdone...
Y ahora, desde nuestra debilidad, invoquemos a Aquel que nos ama y tiene piedad de nosotros: SEÑOR, TEN PIEDAD/CRISTO; TEN PIEDAD / SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (Jeremías 31,31-34): Durante este tiempo de Cuaresma, en la primera lectura hemos recordado los grandes momentos de la historia de la salvación en el Antiguo Testamento. Hoy, este recuerdo nos invita a mirar hacia el futuro: el profeta anuncia la promesa salvadora de Dios que nosotros vemos cumplida en Jesucristo.
Salmo (50): Con las palabras del salmo, pidamos a Dios que cumpla sus promesas y renueve nuestro corazón.
2. lectura (Hebreos 5,7-9): La segunda lectura nos invita a fijar nuestros ojos en Jesús, en su camino de entrega que celebraremos en los próximos días de Semana Santa.
Oración universal: Jesús es nuestra resurrección y nuestra vida. Por eso le presentamos nuestra oración cantando: KYRIE, ELEISON.
Por toda la Iglesia, por cada uno de los cristianos. Que la celebración de la Semana Santa y de la Pascua nos haga crecer en la fe, la esperanza y el amor. KYRIE, ELEISON. R/ KYRIE, ELEISON.
Por la tierra de Palestina, la tierra de Jesús. Que pueda ser un lugar de paz, de concordia, de justicia. KYRIE, ELEISON.
Por los pobres y los enfermos, y por todos los que viven más de cerca, en su cuerpo, la pasión de Cristo. Que no les falte la ayuda que necesitan en su dolor. KYRIE, ELEISON.
Por nosotros, por los que hoy nos hemos reunido aquí para celebrar la Eucaristía. Que sepamos prepararnos con espíritu de oración para los días santos que se acercan. KYRIE, ELEISON.
Escúchamos, Señor Jesús, y transforma nuestro corazón para hacerlo semejante al tuyo. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Padrenuestro: Con los ojos fijos en Jesús, que nos abre el camino hacia Dios, nos atrevemos a decir:
CPL
Discurso que pronunció Benedicto XVI en la mañana del lunes, 23 de Marzo de 2009, en la ceremonia de despedida de Angola que se celebró en el aeropuerto internacional "4 de Fevereiro" di Luanda, con la participación del presidente José Eduardo dos Santos.
Excelentísimo señor presidente de la República,
ilustrísimas autoridades civiles, militares y eclesiásticas,
queridos hermanos y hermanas en Cristo,
amigos todos de Angola:
A la hora de partir, y muy reconocido por la presencia de vuestra excelencia, señor presidente, deseo expresarle mi aprecio y gratitud, tanto por el distinguido tratamiento que me ha deparado como por las disposiciones tomadas para facilitar el desarrollo de los diversos encuentros que he tenido el gozo de vivir. Expreso mi cordial agradecimiento a las Autoridades civiles y militares, a los pastores y a los responsables de las comunidades e instituciones eclesiales implicadas en dichos encuentros, por la gentileza con que han querido honrarme durante estos días que he podido pasar con vosotros. Se debe una palabra de gratitud a los integrantes de los medios de comunicación social, a los agentes de los servicios de seguridad y a todos los voluntarios que, con generosidad, eficiencia y discreción, han contribuido al buen resultado de mi visita.
Doy gracias a Dios por haber encontrado una Iglesia viva y, a pesar de las dificultades, llena de entusiasmo, que ha sabido llevar sobre los hombros su cruz, y la de los demás, dando testimonio ante todos de la fuerza salvadora del mensaje evangélico. Ella sigue anunciando que ha llegado el tiempo de la esperanza, comprometiéndose a pacificar los ánimos e invitando al ejercicio de una caridad fraterna que sepa abrirse a la acogida de todos, respetando las ideas y sentimientos de cada uno. Es el momento de despedirme y regresar a Roma, triste por tener que dejaros, pero contento por haber conocido un pueblo valeroso y decidido a renacer. No obstante las resistencias y los obstáculos, este pueblo quiere edificar su futuro caminando por la senda del perdón, la justicia y la solidaridad.
Si se me permite dirigir aquí un llamamiento final, quisiera pedir que la justa realización de las aspiraciones fundamentales de la población más necesitada sea la principal preocupación de los que ejercen cargos públicos, pues su intención - estoy seguro - es desempeñar la misión encomendada, no para sí mismos, sino con vistas al bien común. Nuestro corazón no puede quedarse en paz mientras haya hermanos que sufren por falta de comida, de trabajo, de una casa o de otros bienes fundamentales. Para dar una respuesta concreta a estos nuestros hermanos en humanidad, el primer desafío que se ha de vencer es el de la solidaridad: solidaridad entre las generaciones, solidaridad entre las naciones y entre los continentes, que permita compartir cada vez más ecuánimemente los recursos de la tierra entre todos los hombres.
Y desde Luanda levanto la vista sobre toda África, dándole cita para el próximo mes de octubre en la Ciudad del Vaticano, cuando nos reuniremos para la II Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos dedicada a este Continente, donde el Verbo encarnado en persona encontró refugio. Ahora, ruego a Dios que haga sentir su protección y ayuda a los innumerables refugiados y expatriados que vagan en espera de una vuelta a su propia casa. El Dios del cielo les repite: «Aunque la madre se olvide de ti, Yo nunca te olvidaré» (cf. Is 49,15). Dios os ama como hijos e hijas; Él vela sobre vuestros días y vuestras noches, sobre vuestras fatigas y aspiraciones.
Hermanos y amigos de África, queridos angoleños: ¡ánimo! No os canséis de hacer progresar la paz, haciendo gestos de perdón y trabajando por la reconciliación nacional, para que la violencia nunca prevalezca sobre el diálogo, el temor y el desaliento sobre la confianza y el rencor sobre el amor fraterno. Eso será posible si os reconocéis mutuamente como hijos del mismo y único Padre del Cielo. Dios bendiga Angola. Bendiga a cada uno de sus hijos e hijas. Bendiga el presente y el futuro de esta querida Nación. Adiós.
[© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Discurso que pronunció Benedicto XVI el domingo, 22 de Marzo de 2009, por la tarde durante el encuentro con los movimientos católicos para la promoción de la mujer en la parroquia de San Antonio de Luanda.
Queridos hermanos y hermanas
«No les queda vino», dijo María a Jesús, suplicando para que la boda pudiera continuar en fiesta, como siempre debe ser: «Los invitados a la boda no pueden ayunar mientras tienen al novio con ellos» (cf. Mc 2,19). La Madre de Jesús fue después a los sirvientes recomendándoles: «Haced lo que él os diga» (cf. Jn 2,1-5). Y aquella mediación materna hizo posible el «vino bueno», premonitor de una nueva alianza entre la omnipotencia divina y el corazón humano pobre pero bien dispuesto. Por lo demás, esto es lo que ya había sucedido en el pasado cuando - como hemos oído en la primera lectura - «todo el pueblo, a una, respondió: "haremos todo cuanto ha dicho el Señor"» (Ex 19,8).
Que estas mismas palabras broten del corazón de todos los que estamos aquí reunidos, en esta iglesia de San Antonio, levantada gracias a la benemérita obra misionera de los Frailes menores capuchinos, como una nueva Tienda para el Arca de la Alianza, signo de la presencia de Dios en medio del pueblo en camino. Sobre ellos y cuantos colaboran y se benefician de la asistencia religiosa y social que se presta aquí, el Papa imparte una benévola y alentadora Bendición. Saludo cordialmente a todos los presentes: Obispos, presbíteros, consagrados y consagradas, y de modo particular a vosotros, fieles laicos, que asumís conscientemente los deberes de compromiso y testimonio cristiano que conlleva el sacramento del bautismo y, para los casados, también del sacramento de la matrimonio. Y, dado el motivo principal que nos reúne aquí, dirijo un saludo lleno de afecto y esperanza a las mujeres, a las que Dios ha confiado la fuente de la vida: vivís y apostáis por la vida, porque el Dios vivo ha apostado por vosotras. Saludo con espíritu agradecido a los responsables y animadores de los Movimientos eclesiales que se preocupan entre otras cosas por la promoción de la mujer angoleña. Agradezco a Mons. José de Queirós Alves y a vuestros representantes las palabras que me han dirigido, expresando los afanes y esperanzas de tantas heroínas silenciosas, como son las mujeres en esta querida Nación.
Exhorto a todos a ser realmente conscientes de las condiciones desfavorables a las que han estado sometidas - y lo siguen estando -muchas mujeres, examinando en qué medida esto puede ser causado por la conducta y la actitud de los hombres, a veces por su falta de sensibilidad o responsabilidad. Los designios de Dios son diferentes. Hemos escuchado en la lectura que todo el pueblo contestó al unísono: «Haremos todo cuanto ha dicho el Señor». Dice la Sagrada Escritura que el Creador divino, al ver la obra que había realizado, vio que faltaba algo: todo habría sido bueno si el hombre no hubiera estado solo. ¿Cómo podía el hombre solo ser imagen y semejanza de Dios, que es uno y trino, de Dios que es comunión? «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacer alguien como él que le ayude» (cf. Gn 2,18-20). Dios se puso de nuevo manos a la obra para crear la ayuda que faltaba, y se la proporcionó de forma privilegiada, introduciendo el orden del amor, que no veía suficientemente representado en la creación.
Como sabéis, hermanos y hermanas, este orden del amor pertenece a la vida íntima de Dios mismo, a la vida trinitaria, siendo el Espíritu Santo la hipóstasis personal del amor. Ahora bien, «sobre el designio eterno de Dios - como dijo el recordado Papa Juan Pablo II -, la mujer es aquella en quien el orden del amor en el mundo creado de las personas halla un terreno para su primera raíz» (Carta ap., Mulieris dignitatem, 29). En efecto, al ver el encanto fascinante que irradia de la mujer a causa de la íntima gracia que Dios le ha dado, el corazón del hombre se ilumina y se ve a sí mismo en ella: «Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne» (Gn 2,23). La mujer es otro «yo» en la común humanidad. Hay que reconocer, afirmar y defender la misma dignidad del hombre y la mujer: ambos son personas, diferentes de cualquier otro ser viviente del mundo que les rodea.
Los dos están llamados a vivir en profunda comunión, en un recíproco reconocimiento y entrega de sí mismos, trabajando juntos por el bien común con las características complementarias de lo que es masculino y de lo que es femenino. ¿A quién se le oculta hoy la necesidad de dar más espacio a las «razones» del corazón? En un mundo como el actual, dominado por la técnica, se siente la exigencia de esta complementariedad de la mujer, para que el ser humano pueda vivir sin deshumanizarse del todo. Puede pensarse en las tierras donde hay más pobreza, en las regiones devastadas por la guerra, en muchas situaciones trágicas causadas por las migraciones, forzadas o no... En esos casos, casi siempre son las mujeres las que mantienen intacta la dignidad humana, defienden la familia y tutelan los valores culturales y religiosos.
Queridos hermanos y hermanas, la historia habla casi exclusivamente de las conquistas de los hombres, cuando, en realidad, una parte importantísima se debe a la acción determinante, perseverante y beneficiosa de las mujeres. Permitidme que, entre muchas mujeres extraordinarias, os hable de dos: Teresa Gomes y Maria Bonino. Angoleña la primera, fallecida el año 2004 en la ciudad de Sumbe, después de una vida conyugal feliz de la que nacieron 7 hijos; su fe cristiana fue inquebrantable y su celo apostólico admirable, sobre todo en los años 1975 y 1976, cuando una feroz propaganda ideológica y política se abatió sobre la parroquia de Nuestra Señora de las Gracias de Porto Amboim, consiguiendo casi que se cerraran las puertas de la iglesia. Teresa se convirtió entonces en la líder de los fieles que no se rindieron ante dicha situación, animándolos, protegiendo valerosamente las estructuras parroquiales y buscando cualquier modo posible para tener de nuevo la santa Misa. Su amor a la Iglesia la hizo incansable en la obra de la evangelización, bajo la guía de los sacerdotes.
Maria Bonino fue una pediatra italiana, que se ofreció voluntaria para diversas misiones en esta querida África, y llegó a ser en los últimos años de su vida responsable del departamento pediátrico del hospital provincial de Uíje. Dedicada la cura de miles de niños allí hospitalizados, María pagó con el mayor sacrificio el servicio prestado durante una terrible epidemia de fiebre hemorrágica de Marburg, acabando contagiada ella misma; aunque se la trajo a Luanda, aquí murió y reposa desde el 24 de marzo de 2005. Pasado mañana se cumple el cuarto aniversario. La Iglesia y la sociedad humana se han enriquecido enormemente - y lo siguen siendo - por la presencia y las virtudes de las mujeres, particularmente por las que se han consagrado al Señor y, apoyándose en Él, se han puesto al servicio de los otros.
Queridos angoleños, hoy nadie debería dudar que las mujeres, sobre la base de su igual dignidad con los hombres, «tienen pleno derecho a insertarse activamente en todos los ámbitos públicos y su derecho debe ser afirmado y protegido incluso por medio de instrumentos legales donde se considere necesario. Sin embargo, este reconocimiento del papel público de las mujeres no debe disminuir su función insustituible dentro de la familia: aquí su aportación al bien y al progreso social, aunque esté poco considerada, tiene un valor verdaderamente inestimable» (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1995, n. 9). Por lo demás, en el ámbito personal, la mujer siente la propia dignidad no tanto como el resultado de una afirmación de los derechos en el plano jurídico, sino más bien como el resultado directo de las atenciones materiales y espirituales que se reciben en la familia. La presencia materna dentro de la familia es tan importante para la estabilidad y el desarrollo de esta célula fundamental de la sociedad, que debería ser reconocida, alabada y apoyada de todos los modos posibles. Y, por el mismo motivo, la sociedad ha de llamar la atención a los maridos y a los padres sobre sus responsabilidades respecto a su propia familia.
Queridas familias, sin duda os habéis dado cuenta de que ninguna pareja humana puede por sí sola, únicamente con las propias fuerzas, ofrecer a los hijos de manera adecuada el amor y el sentido de la vida. En efecto, para poder decir a alguien: «Tu vida es buena, aunque no se sepa su futuro», hace falta una autoridad y una credibilidad mayor de la que pueden dar los padres por sí solos. Los cristianos saben que esta autoridad mayor se ha dado a esa familia más grande, que Dios, por su Hijo Jesucristo y el don del Espíritu Santo, ha creado en la historia humana, es decir, la Iglesia. Vemos en ello la obra de ese Amor eterno e indestructible que asegura a la vida de cada uno de nosotros un sentido permanente, aunque no conozcamos su futuro. Por este motivo, la edificación de toda familia cristiana se realiza dentro de esa familia más grande que es la Iglesia, la cual la sostiene y la estrecha en su pecho, garantizando que sobre ella, ahora y en el futuro, se pose el «sí» del Creador.
«No les queda vino», dice María a Jesús. Queridas mujeres angoleñas, tenedla como vuestra abogada ante el Señor. Así la conocemos desde aquellas bodas de Caná: como la mujer bondadosa, llena de solicitud maternal y de valor, la mujer que se da cuenta de las necesidades ajenas y, queriendo poner remedio, las lleva ante el Señor. Junto a Ella, todos, hombres y mujeres, podemos recobrar esa serenidad e íntima confianza que nos hace sentirnos bienaventurados en Dios e incansables en la lucha por la vida. Que la Virgen de Muxima sea la estrella de vuestra vida; que Ella os guarde unidos en la gran familia de Dios. Amén.
[© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Homilía que pronunció el domingo, 22 de Marzo de 2009, Benedicto XVI durante la santa misa que presidió junto a obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, movimientos eclesiales y los catequistas de Angola y Santo Tomé en la iglesia San Pablo de Luanda.
Señores cardenales,
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
queridos hermanos y hermanas en Cristo:
«Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna» (Jn 3,16). Estas palabras nos colman de gozo y esperanza, pues anhelamos el cumplimiento de las promesas de Dios. Para mí es hoy un motivo de alegría celebrar como Sucesor del Apóstol Pedro esta Misa con vosotros, mis hermanos y hermanas en Cristo, que venís de diversas regiones de Angola, Santo Tomé y Príncipe y de muchos otros Países. Saludo con gran afecto en el Señor a las comunidades católicas de Luanda, Bengo, Cabinda, Benguela, Huambo, Huíla, Kuando Kubango, Kunene, Kwanza Norte, Kwanza Sul, Lunda Norte, Lunda Sul, Malanje, Namibe, Moxico, Uíje y Zaire.
Saludo especialmente a mis Hermanos Obispos, los miembros de la Asociación Inter-regional de los Obispos del África Austral, reunidos alrededor de este altar del sacrificio del Señor. Agradezco al Presidente de la C.E.A.S.T., Arzobispo Damião Franklin, por sus amables palabras de bienvenida y, en la persona de sus Pastores, saludo a todos los fieles de las naciones de Botswana, Lesotho, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Suazilandia y Zimbabue.
La primera lectura de hoy tiene una resonancia particular para el Pueblo de Dios en Angola. Es un mensaje de esperanza para el Pueblo elegido en la lejanía de su destierro, una invitación a volver a Jerusalén para reconstruir el Templo del Señor. La descripción vibrante de la destrucción y la ruina causada por la guerra refleja la experiencia personal de muchos en este País durante las terribles devastaciones de la guerra civil. Qué verdad es el que la guerra puede destruir «todo lo que tiene valor» (cf. 2 Cr 36,19): familias, comunidades enteras, el fruto de la fatiga de los hombres, las esperanzas que guían y alientan sus vidas y su trabajo. Esta experiencia es demasiado familiar en el conjunto de África: el poder destructivo de la guerra civil, el caer en el torbellino del odio y la venganza, el despilfarro de los esfuerzos de generaciones de gente de bien. Cuando se descuida la Palabra del Señor - una Palabra que tiende a la edificación de las personas, de las comunidades y de toda la familia humana -, y la Ley de Dios es objeto de «burla, desprecio y escarnio» (cf. ibíd., v. 16), el resultado sólo puede ser destrucción e injusticia, deshonra de nuestra común humanidad y traición de nuestra vocación a ser hijos e hijas del Padre misericordioso, hermanos y hermanas de su Hijo predilecto.
Nos confortan, pues, las palabras consoladoras que hemos escuchado en la primera lectura. La llamada a volver y a reconstruir el Templo de Dios tiene un significado particular para todos nosotros. San Pablo, de cuyo nacimiento celebramos este año el bimilenario, nos dice que «somos santuario del Dios vivo» (2 Co 6,16). Como sabemos, Dios habita en el corazón de los que ponen su confianza en Cristo, han renacido en el Bautismo y se han convertido en templo del Espíritu Santo. También ahora, en la unidad del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, Dios nos llama a reconocer en nosotros la fuerza de su presencia, a acoger de nuevo el don de su amor y su perdón, y a convertirnos en mensajeros de este amor misericordioso en nuestras familias y comunidades, en la escuela, el trabajo y en cada sector de la vida social y política.
Aquí en Angola, este domingo ha sido declarado como día de oración y sacrificio por la reconciliación nacional. El Evangelio nos enseña que la reconciliación - una verdadera reconciliación - sólo puede ser fruto de una conversión, de una transformación del corazón, de un nuevo modo de pensar. Nos enseña que sólo la fuerza del amor de Dios puede cambiar nuestros corazones y hacernos triunfar sobre el poder del pecado y la división. Cuando estábamos «muertos por nuestros pecados» (cf. Ef 2,5), su amor y su misericordia nos han ofrecido la reconciliación y la vida nueva en Cristo. Éste es el núcleo de la enseñanza del apóstol Pablo, y es importante para nosotros volver a traer a la memoria que sólo la gracia de Dios puede crear en nosotros un corazón nuevo. Sólo su amor puede cambiar nuestro «corazón de piedra» (Ez 11,19) y hacernos capaces de construir, en lugar de demoler. Sólo Dios puede hacer nuevas todas las cosas.
He venido a África precisamente para predicar este mensaje de perdón, de esperanza y de una vida nueva en Cristo. Hace tres días, en Yaundé, he tenido la alegría de hacer público el Instrumentum laboris de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, que estará dedicada al tema: La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz. Hoy os pido que recéis, junto con nuestros hermanos y hermanas de toda África, por esta intención: que todo cristiano en este gran Continente sienta el toque saludable del amor misericordioso de Dios, y que la Iglesia en África sea «gracias al testimonio ofrecido por sus hijos e hijas, lugar de auténtica reconciliación» (Ecclesia in Africa, 79).
Queridos amigos, éste es el mensaje que el Papa os dirige a vosotros y a vuestros hijos. Habéis recibido del Espíritu Santo la fuerza de ser los constructores de un porvenir mejor para vuestro querido País. En el Bautismo se os ha dado el Espíritu para ser heraldos del Reino de Dios, reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, el amor y la paz (cf. Misal Romano, Jesucristo, Rey del universo, Prefacio). El día de vuestro Bautismo habéis recibido la luz de Cristo. Sed fieles a este don, con la certeza de que el Evangelio puede confirmar, purificar y ennoblecer los profundos valores humanos que hay en vuestra cultura nativa y en vuestras tradiciones: familias unidas, profundo sentido religioso, alegre celebración del don de la vida, estima por la sabiduría de los ancianos y por las aspiraciones de los jóvenes. Y agradeced también la luz de Cristo. Mostrad vuestro reconocimiento a quienes os la han traído: generaciones y generaciones de misioneros que tanto han contribuido y siguen contribuyendo al desarrollo humano y espiritual de este País. Agradeced el testimonio de tantos padres y maestros cristianos, catequistas, sacerdotes, religiosas y religiosos, que han sacrificado su propia vida para transmitiros este precioso tesoro. Asumid el reto que representa este gran patrimonio. Tened presente que la Iglesia en Angola y en toda África, tiene la tarea de ser ante el mundo un signo de esa unidad a la que, a través de la fe en Cristo redentor, está llamada toda la familia humana.
En el Evangelio de hoy hay palabras de Jesús que suscitan una cierta impresión: Él nos dice que ya se ha dictado la sentencia de Dios sobre el mundo (cf. Jn 3,19ss). La luz ha venido al mundo. Pero los hombres han preferido las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Cuántas tinieblas hay en tantas partes del mundo. Las nubes del mal han oscurecido trágicamente también África, incluida esta amada Nación de Angola. Pensemos en el drama de la guerra, en las feroces consecuencias del tribalismo y las rivalidades étnicas, en la codicia que corrompe el corazón del hombre, esclaviza a los pobres y priva a las generaciones futuras de los recursos que necesitan para crear una sociedad más solidaria y más justa, una sociedad real y auténticamente africana en su genio y en sus valores. Y ¿qué decir de ese insidioso espíritu de egoísmo que encierra a las personas en sí mismas, divide las familias y, suplantando los grandes ideales de generosidad y abnegación, lleva inevitablemente al hedonismo, a la evasión en falsas utopías mediante el uso de la droga, a la irresponsabilidad sexual, al debilitamiento de la unión matrimonial, a la destrucción de las familias y la eliminación de vidas humanas inocentes por el aborto?
Sin embargo, la palabra de Dios es una palabra de esperanza sin límites. En efecto, «tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único... para que el mundo se salve por él» (Jn 3,16-17). Dios nunca nos considera desahuciados. Él sigue invitándonos a levantar los ojos hacia un futuro de esperanza y nos promete la fuerza para conseguirlo. Como dice San Pablo en la segunda lectura de hoy, Dios nos ha creado en Cristo Jesús para vivir una vida justa, una vida en que hagamos buenas obras según su voluntad (cf. Ef 2,10). Nos ha dado sus mandamientos, no como una rémora, sino como un manantial de libertad: libertad para ser hombres y mujeres llenos de sabiduría, maestros de justicia y paz, gente que tiene confianza en los otros y busca su auténtico bien. Dios nos ha creado para vivir en la luz y para ser luz del mundo que nos rodea. Esto es lo que Jesús nos dice en el Evangelio de hoy: «El que realiza la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios» (Jn 3,21).
«Vivid, pues, conforme a la verdad». Irradiad la luz de la fe, la esperanza y el amor en vuestras familias y comunidades. Sed testigos de la santa verdad que hace libres a los hombres y las mujeres. Sabéis por una amarga experiencia que, tras la repentina furia destructora del mal, el trabajo de reconstrucción es penosamente lento y duro. Requiere tiempo, esfuerzo y perseverancia: debe comenzar en nuestros corazones, en los pequeños sacrificios cotidianos necesarios para ser fieles a la ley de Dios, en los pequeños gestos mediante los cuales demostramos amar a nuestros prójimos -todos ellos, sin distinción de raza, etnia o lengua - con la disponibilidad de colaborar con ellos para construir juntos sobre fundamentos duraderos. Haced que vuestras parroquias se conviertan en comunidades donde la luz de la verdad de Dios y el poder del amor reconciliador de Cristo no solamente se celebren, sino que también se manifiesten en obras concretas de caridad. No tengáis miedo. Aunque esto signifique ser un «signo de contradicción» (Lc 2,34) frente a actitudes duras y una mentalidad que considera a los otros como instrumentos para usar, en vez de como hermanos y hermanas a los que amar, respetar y ayudar a lo largo del camino de la libertad, la vida y la esperanza.
Permitidme concluir con una palabra dirigida particularmente a los jóvenes de Angola y a todos los jóvenes de África. Queridos jóvenes amigos, vosotros sois la esperanza del futuro de vuestro País, la promesa de un mañana mejor. Comenzad a crecer desde hoy en vuestra amistad con Jesús, que es «el camino, y la verdad, y la vida» (Jn 14,6): una amistad alimentada y profundizada por la oración humilde y perseverante. Buscad su voluntad sobre vosotros, escuchando cotidianamente su palabra y dejando que su ley modele vuestra vida y vuestras relaciones. De este modo os convertiréis en profetas sabios y generosos del amor salvador de Dios; llegaréis a ser evangelizadores de vuestros propios compañeros, llevándolos con vuestro ejemplo personal a que aprecien la belleza y la verdad del Evangelio, y a encaminarse por la esperanza de un futuro plasmado por los valores del Reino de Dios. La Iglesia necesita vuestro testimonio. No tengáis miedo de responder generosamente a la llamada de Dios para servirlo, bien como sacerdotes, religiosas o religiosos, bien como padres cristianos o en tantas otras formas de servicio que la Iglesia os propone.
Queridos hermanos y hermanas, al final de la primera lectura de hoy, Ciro, rey de Persia, inspirado por Dios, ordena al Pueblo elegido que vuelva a su querida Patria y reconstruya el Templo del Señor. Que estas palabras del Señor sean una llamada para todo el Pueblo de Dios en Angola y en toda África del Sur: Levantaos, poneos en camino (cf. 2 Cr 36,23). Mirad al futuro con esperanza, confiad en las promesas de Dios y vivid en su verdad. De este modo construiréis algo destinado a permanecer, y dejaréis a las generaciones futuras una herencia duradera de reconciliación, de justicia y de paz. Amén.
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ZENIT nos ofrece el mensaje completo del Papa a los participantes en la Conferencia Internacional “Vida, Familia, Desarrollo: el papel de la mujer en la promoción de los Derechos Humanos”, que tuvo lugar en el Vaticano el fin de semana, 21 -22 de Marzo 2009.
A mi Venerable Hermano
Cardenal Renato Raffaele Martino
Me complace extender un cordial saludo a usted ya todos los que participan en la Conferencia Internacional sobre el tema “Vida, Familia, Desarrollo: el papel de la mujer en la promoción de los Derechos Humanos”. Este evento, patrocinado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, con la cooperación de la World Women’s Alliance for Life and Family, la World Union of Catholic Women’s Organizations y otras asociaciones, es un ejemplo de respuesta a la convocatoria de un "nuevo feminismo" por parte de mi predecesor el Papa Juan Pablo II, que tiene el poder de transformar la cultura, influyendo en ella con el respeto decidido a la vida (cf. Evangelium vitae, 98-99).
Todos los días advertimos nuevos modos en los que se compromete a la vida, particularmente en sus estadios más vulnerables. Pero mientras la justicia exige que estos sean denunciados como una violación de los derechos humanos, también deben evocar una respuesta positiva y proactiva. El reconocimiento y la valoración del plan de Dios para las mujeres en la transmisión de la vida y la crianza de los niños es un paso constructivo en esa dirección. Además de esto,y dada la influencia propia de la mujer en la sociedad, deben ser animadas a aprovechar la oportunidad de defender la dignidad de la vida a través de su compromiso en la educación y su participación en la vida cívica y política. En efecto, debido a que han sido dotadas por el Creador con una “capacidad de acogida del otro”, las mujeres tienen un papel crucial que desempeñar en la promoción de los derechos humanos, ya que sin su voz se vería debilitado el tejido social (cf. Carta a los Obispos de la Iglesia católica sobre la colaboración de hombres y mujeres en la Iglesia y en el mundo, Congregación para la Doctrina de la Fe, 13). A medida que reflexionáis sobre el papel de la mujer en la promoción de los derechos humanos, os invito a tomar conciencia de una tarea sobre la que he llamado la atención en muchas ocasiones: a saber, a corregir toda idea errónea de que el cristianismo es simplemente un conjunto de mandamientos y prohibiciones . El Evangelio es un mensaje de alegría que anima a hombres y mujeres a disfrutar del amor conyugal, que lejos de sofocar, la fe y la moral cristianas quieren hacer sano, fuerte y realmente libre. Este es el significado exacto de los Diez Mandamientos: no son una serie de “noes”, sino un gran “sí” al amor ya la vida (cf. Discurso a los participantes en el Convenio Eclesial de la Diócesis de Roma, 5 de junio de 2006 ).
Espero sinceramente que vuestras discusiones en los próximos dos días se traduzcan en iniciativas concretas que salvaguarden el papel indispensable de la familia en el desarrollo integral de la persona humana y de la sociedad en su conjunto. El genio de la mujer para movilizar y organizar los dotará de los conocimientos y la motivación necesarias para desarrollar cada vez más redes de intercambio de experiencias y generación de nuevas ideas. Los logros de la WWALF y de la UMOFC / WUCWO son un buen ejemplo de esto, y animo a sus miembros a perseverar en su generoso servicio a la sociedad. Ojalá que vuestra influencia siga creciendo a nivel regional, nacional e internacional para la promoción de los derechos humanos basados en el sólido fundamento del matrimonio y la familia.
Os hagoi llegar de nuevo mis mejores deseos para el éxito de esta conferencia y mis oraciones para que las organizaciones participantes continúen con su misión. Invocando la intercesión de María, “el símbolo y la más perfecta realización de la Iglesia” (Catecismo de la Iglesia Católica, 570), os imparto cordialmente mi Bendición Apostólica.
BENEDICTUS PP. XVI
[Traducción del original en inglés por Inma Álvarez]
ZENIT Publicamos la intervención que pronunció Benedicto XVI el domingo, 22 de Marzo de 2009, al rezar la oración mariana del Ángelus, tras concluir la misa en la que participaron más de un millón de personas en la explanada de Cimangola de Luanda.
Al final de nuestra celebración eucarística, cuando mi visita pastoral a África está llegando a su fin, nos dirigimos ahora a María, la Madre del Redentor, para implorar su amorosa intercesión sobre nosotros, sobre nuestras familias y sobre nuestro mundo.
En esta oración del Ángelus, recordamos el "sí" incondicional de María a la voluntad de Dios. A través de la obediencia de fe de la Virgen, el Hijo vino al mundo para traernos el perdón, la salvación y la vida en abundancia. Haciéndose hombre como nosotros, en todo menos en el pecado, Cristo nos ha enseñado la dignidad y el valor de todo miembro de la familia humana. Murió por nuestros pecados para reunirnos en la familia de Dios.
Nuestra oración se eleva hoy desde Angola, desde África, y abraza al mundo entero. Al mismo tiempo, que los hombres y las mujeres de todas las partes del mundo, que se unen a nuestra oración, dirijan sus ojos a África, a este gran continente, tan lleno de esperanza, pero que todavía sigue tan sediento de justicia, de paz, y de un desarrollo sano e integral, que pueda asegurar a su pueblo un futuro de progreso y de paz.
Hoy encomiendo a vuestras oraciones el trabajo de preparación para la próxima segunda asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos, cuya celebración está prevista para octubre de este año. Que inspirándose en la fe en Dios y confiando en las promesas de Cristo los católicos de este continente puedan convertirse cada vez más plenamente en levadura de esperanza evangélica para todas las personas de buena voluntad que aman a África, que están entregadas al progreso material y espiritual de sus hijos, y a la difusión de la paz, de la prosperidad, de la justicia y de la solidaridad de cara al bien común.
Que la Virgen María, Reina de la Paz, siga guiando al pueblo de Angola en la tarea de la reconciliación nacional tras la devastadora e inhumana experiencia de la guerra civil. Que sus oraciones alcancen a todos los angoleños la gracia de un auténtico perdón, del respeto de los demás, de la cooperación, que es la única que puede promover la inmensa obra de la reconstrucción. Que la santa Madre de Dios, que nos señala a su Hijo, hermano nuestro, nos recuerde a nosotros, cristianos de todo lugar, el deber de amar a nuestro prójimo, de ser constructores de la paz, de ser los primeros en perdonar a quien ha pecado contra nosotros, así como también nosotros hemos sido personados.
Aquí, en el África Austral, queremos pedir de manera particular a nuestra Señora que interceda por la paz, por la conversión de los corazones y por el final del conflicto en la cercana región de los Grandes Lagos. Que su Hijo, Príncipe de la paz, traiga curación a quien sufre, consuelo a quienes lloran y fuerza a todos los que llevan adelante el difícil proceso del diálogo, de la negociación y del alto a la violencia.
Con esta confianza, nos dirigimos ahora a María, nuestra Madre, y al recitar la oración del Ángelus recemos por la paz y la salvación de toda la familia humana.
[Traducción del original portugués realizada por Jesús Colina
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Desde la editorial CCS nos han enviado el boletín de Novedades para los meses de Marzo - Abril de 2009.
Estimado Amig@:
Nos es grato enviarte el boletín con nuestras últimas novedades correspondientes a los meses de Marzo y Abril de 2009.
Puedes consultar más datos sobre éstos u otros títulos de nuestro fondo editorial, en nuestra página web: www.editorialccs.com, donde además encontrarás las próximas novedades de las colecciones que más te interesen, selecciones de temas especiales y acceso directo a nuestra tienda electrónica.??
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Editorial CCS
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MUSICALIA NOVEDAD
Beatriz Iso y Amaia Ruiz. ISBN: 978-84-9842-2849. Formato: 12,5x19,5 cm. 72 págs. (5,29 € - 5,50 €
Obra de teatro infantil que pretende acercar el mundo de la música a los más pequeños. Aprender que la música es un color, una forma, un sentimiento… Duración aproximada (con el añadido de algunas canciones) 70 minutos. Unicornio ROJO A partir de 8 años
EL PRINCIPE QUE SE QUERIA CASAR NOVEDAD
Apuleyo Soto. ISBN: 978-84-9842-2856. Formato: 12,5x19,5 cm. 68 págs. 5,19 € -5,40 €
Obra coral en verso (ligero y humorístico) en torno a dos personajes principales: el enamoradizo aspirante a Rey y el Hada Madrina que le va presentando las muy distintas aspirantas a Reina en el mundo de las Flores, las Aves y los Peces. Se desarrollan temas como: la autoestima, la relación padres-hijos, la autoridad y el diálogo, el gusto y atracción de la Belleza, natural y artística, etc. Las partes musicales se pueden sustituir, por melodías populares o simplemente recitar en pro de la brevedad. Este PRÍNCIPE encantado y encantador, hará las delicias del espectador más ingenuo o más exigente, de niños a grandes. Unicornio VERDE A partir de 12 años
EL LEON ENJAULADO NOVEDAD
José González Torices. ISBN: 978-84-9842-2863. Formato: 12,5x19,5 cm. 120 págs. 7,12 € - 7,40 €
Fábula clásica, donde el rey BOTIJO ansía gobernar la Tierra sometiendo el poder de todos los animales a sus caprichos, a lo que se opone el león OJOLIMPIO. Texto divertido. Aquí el juego de libre expresión ocupa un lugar preferente; como, asimismo, la reflexión sobre el trato que damos a nuestros animales de compañía, ya perros, ya gatos, ya… Fomenta la lectura, la comprensión lectora, la expresión oral y, sobre todo, invita al diálogo y a la reflexión. Para ser representada por adolescentes, a partir de 12 años, o por grupos profesionales. Muy apropiada para montarla al aire libre, en campamentos. Duración aproximada: 75 minutos. Unicornio VERDE A partir de 12 años
Colección ARCA DORADA
Serie ROJA: A partir de 8 años.
LOS TRABAJOS DE MI BURRO PERNALES NOVEDAD
Germán Díez Barrio. Ilustraciones de Angelines San José
ISBN: 978-84-9842-2719. Formato: 12x19 cm. 92 págs. 8,56 € - 8,90 €
El burro Pernales y Quique, un niño ingenuo y muy observador, son muy buenos amigos y comparten aventuras. Un buen día, en la fiesta de disfraces del patrón del pueblo, Quique descuida a Pernales y unos gamberros lo roban. Aquí empieza la búsqueda del animal, y el peregrinaje del burro pasando por distintos amos que le obligan a trabajar como un burro.
LA DESAPARICIÓN DE AZUL NOVEDAD
Carmelo Fernández Alcalde. Ilustraciones de Mar Herrero
ISBN: 978-84-9842-2726. Formato: 12x19 cm. 88 págs. 8,56 € - 8,90 €
Mientras estaba dibujando en su habitación, Raúl apartó la vista del bloc y miró por la ventana. ¡No era posible! ¡Al arco iris le faltaba el color azul! Una pequeña nube, empujada por el viento, se coló en su habitación… Raúl y Nubecita emprenderán la aventura de buscar a Azul. En esa búsqueda, también contará con la ayuda de Ana, una compañera de clase, y de Domi, un extraño y extravagante pintor.
Serie AZUL: A partir de 12 años.
LA ABADÍA DEL TOLOÑO NOVEDAD
Pablo Zapata Lerga. Ilustraciones de Fernando García
ISBN: 978-84-9842-2702. Formato: 12x19 cm. 240 págs. 13,37 € - 13,90 €
El joven protagonista Daniel Nagore sabe que entre sus antepasados hay uno relacionado con la filosofía del saber, llamado Pedro Nagore, autor de un documento que predice que un descendiente suyo daría con él. El protagonista viaja por oriente y por España, hasta llegar a Miranda de Duero, donde descubre la cárcel en la que su tío estuvo preso y un libro que encierra todos los conocimientos del triángulo de la Sabiduría.
EL ARCHIPIÉLAGO GARCÍA NOVEDAD
Alfredo Gómez Cerdá. Ilustraciones de Jesús Zatón
ISBN: 978-84-9842-2733. Formato: 12x19 cm. 180 págs. 11,44 € - 11,90 €
La familia García vive en una casa de setenta metros cuadrados. Ninguno de sus componentes comparte problemas e inquietudes con los demás. Por medio de múltiples y particulares narradores –un televisor, un geranio, la foto de la abuela, un loro, un perro- conocemos la vida de la familia: Francisco, el padre, cuyo sueño es viajar permanentemente; Loli, la madre, obsesionada con encontrar trabajo; Tatiana, la hija, no tiene suerte con su primer amor; Pablito, el pequeño, se ve obligado a llamar la atención, y el abuelo, que sólo se encuentra cómodo en la plaza observando a los pájaros.
Colección LA ZARZA ARDIENTE
101 ENSEÑANZAS DE ORIENTE NOVEDAD
Para la salud y el equilibrio
David Luján. ISBN: 978-84-9842-2832. 132 págs. 12x20 cm. 132 págs. 9,52 € - 9,90 €
Pequeños cuentos originales con el estilo e idiosincrasia del Oriente tradicional, para promover la salud y el equilibrio. Están pensados para combatir el estrés, la exigencia y la depresión, tres rasgos característicos de nuestra sociedad occidental. Debido al éxito de estas enseñanzas en las terapias, en este libro se ofrecen para que sean útiles al lector en general y a los educadores en particular.
Colección TALLERES
MANUAL DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL NOVEDAD
Técnicas, teorías y orientaciones para escribir y leer.
Chema Gómez de Lora. ISBN: 978-84-9842-2740. Formato: 17x24 cm. 312 págs. 14,81 € - 15,40 €
Este manual para escritores, profesores, padres, bibliotecarios, educadores, editores y cuentacuentos ofrece: técnicas narrativas, orientaciones para conocer al niño y al joven lector, teorías literarias y conocimientos sobre los géneros, un taller de lectura con una amplia selección de textos analizados, más de 40 propuestas creativas para animar a leer y a escribir y una lista de 100 títulos recomendables clasificados de 0 a 17 años.
NOVEDADES PASTORALES
Colección MANA
REPENSAR LA CATEQUESIS NOVEDAD
Álvaro Ginel. ISBN: 978-84-9842-2948. Formato: 13,5x21 cm. 196 págs. 12,02 € - 12,50 €
Destinado a los responsables de la catequesis, los catequistas y los que se interesan por una seria renovación de la catequesis, aquí encontrarán esas referencias básicas para reconocer su camino y ayudar a otros.
LAS DIEZ PALABRAS DEL SINAÍ NOVEDAD
Eugenio Alburquerque. ISBN: 978-84-9842-2955. Formato: 13,5x21 cm. 184 págs. 10,87 € -11,30 €
Recurriendo a las aportaciones bíblicas más recientes, desde una perspectiva catequética y educativa, este libro presenta el sentido, alcance y contenido ético de cada una de las “diez palabras”.
Colección ABBA
SAN PABLO EN PASATIEMPOS NOVEDAD
Un material lúdico para aproximarse a la vida y pensamiento del Apóstol de los Gentiles
Rosa Mac-Mahón. ISBN: 978-84-9842-2870. Formato: 21x29,7 cm. 144 págs. 12,12 € - 12,60 €
Con ocasión del Año de San Pablo (28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009), la Iglesia Católica ha hecho un esfuerzo de estudio y profundización en su figura. Parecía oportuno crear un material que le diera a conocer “de otra manera”. Así surgió la idea de una serie de “pasatiempos sobre San Pablo”. Aquí, “entreteniéndose”, el lector podrá descubrir la vida de quien pasó de perseguidor de Jesús a seguidor y fundador de comunidades cristianas. San Pablo fue el principal instaurador del cristianismo fuera de los confines de Palestina. Primero fue Asia Menor y después Europa los lugares que recorrió y donde dejó núcleos de cristianos, hasta que finalmente llegó a Roma, donde murió.
Colección CELEBRAR Y ORAR
VENID, ADOREMOS Novedad
Maximiliano Calvo. ISBN: 978-84-9842-2931. Formato: 15x21 cm. 216 págs. 8,17 € - 8,50 €
Guiones para los encuentros de adoración, estructurado como marco orientativo de adoración comunitaria. Sugerencia y «recopilación» de textos que pueden ayudar a quinenes tienen que preparar encuentros de adoración eucarística. Los materiales que se ofrecen están clasificados en tres partes: I. Adoración; II. Adoración reparadora; III. Oración de intercesión.
Colección MESA Y PALABRA
NOVENA A SAN TELMO NOVEDAD
Guillermo Juan Morado. ISBN: 978-84-9842-3051. Formato:12,5x19,5 cm. 68 págs. 4,52 € - 4,70 €
Protector de las gentes del mar. Con esta Novena, escrita por sugerencia de la tudense Cofradía de San Pedro González Telmo, el autor quiere contribuir a que, por la intercesión de san Telmo, Dios nuestro Padre nos ilumine en las tempestades de esta vida, para que podamos alcanzar el puerto de la eterna salvación.
Día 22 de Marzo
IV Domingo de Cuaresma
El verdadero amor
Qué bien ponen de manifiesto estas palabras del Señor lo que sucede, por desgracia, tantas veces entre nosotros! Con frecuencia nos cuesta demasiado reconocer nuestros errores y pecados. En el fondo nos sabemos egoístas, cómodos, orgullosos…, pero no estamos dispuestos a admitirlo. Evitamos que los demás noten nuestra maldad, y nos cuesta, asimismo, sentirnos pecadores ante nuestra conciencia. Es la soberbia, ese querer sentirnos a toda costa perfectos –aun a costa de la verdad–, lo que nos induce al engaño. Tenemos tanto apego a nosotros mismos, a vernos en la plenitud de las virtudes, a sentirnos perfectos, que consentimos en juzgarnos injustamente, sin la veracidad que reclama toda justicia. Entornamos –y a veces casi cerramos– los ojos de nuestra razón para no contemplar nuestra cruda y desagradable verdad.
Nuestra conducta ordinariamente es manifiesta para muchos. Somos espectáculo del mundo y no sólo de nosotros mismos, de nuestra conciencia. Es continua la tentación de buscar el aplauso ajeno y podría hacerse habitual caer en ella aun a costa de disimular, también habitualmente, nuestra realidad. Este engaño llegaría a ser entonces una norma de conducta. Lo es, de hecho, en esas personas que no saben sufrir una humillación; que, en el fondo, son esclavas de un pretendido prestigio que consideren imprescindible. Sin paz, por la permanente tensión al aparentar, se agotan por quedar bien.
Jesucristo retrata a la perfección esa actitud tan humana, tan tristemente humana: los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Muchas veces eludimos ser claros: no estamos dispuestos a vernos imperfectos y menos aún querremos que nos contemplen así, que sepan que pudiendo hacer el bien no quisimos, que fuimos culpables, que no tenemos derecho alguno a ser admirados, antes al contrario, que merecemos un justo castigo.
El verdadero problema, derivado de la inclinación al mal –consecuencia del pecado original–, es ese simultáneo apego que tan bien manifestaba san Pablo: no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si yo hago lo que no quiero, no soy yo quien lo realiza, sino el pecado que habita en mí. Así pues, al querer yo hacer el bien encuentro esta ley: que el mal está en mí; pues me complazco en la ley de Dios según el hombre interior, pero veo otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi espíritu y me esclaviza bajo la ley del pecado que está en mis miembros.
¡Infeliz de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte...? Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo Señor nuestro... Es admirable la humildad y franqueza del Apóstol: con sencillez, reconoce el conflicto que nota en su interior entre el bien y el mal. Solo, se siente incapaz de superarlo y se acoge a la misericordia de Dios.
Por una parte, en efecto, queremos apasionadamente vernos pletóricos de perfección; simultáneamente, por otra, con frecuencia nos dejamos arrastrar voluntariamente por el mal. Y el único modo de salvar, sin Dios, la evidente contradicción es tan injusto como aparente: cegar la propia inteligencia, pues todo el que obra mal odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no le acusen, como había advertido el propio Jesús.
Jesucristo vino al mundo para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna…, para que el mundo se salve por Él. Así nos manifestó Dios su amor. Es Dios mismo que se entrega por nosotros, que se nos entrega para que podamos compartir con Él su vida. Nos enseña así a amar, no buscando ante todo la propia plenitud sino, por el contrario, el bien pleno del amado: muchas veces el bien de los demás y, siempre, el amor a Dios.
A diario y de continuo tenemos ocasiones de procurar lo mejor para otros. Sólo así podremos decir de verdad que los queremos. Pero ese amor, únicamente será una realidad, si de hecho ponemos lo mejor de nosotros –la inteligencia, el corazón, todo nuestro empeño y nuestra libertad– a su favor; si también podemos decir, con verdad, que, como Jesús, nos entregamos amando, si estamos dispuestos a todo al amar.
San Josemaría ejemplificaba gráficamente este cariño que espera Dios de cada uno –hacia Él, hacia los demás por Él–, para que no trivialicemos el amor confundiéndolo con un mero "cierto interés…" :
Me dices que sí, que quieres. —Bien, pero ¿quieres como un avaro quiere su oro, como una madre quiere a su hijo, como un ambicioso quiere los honores o como un pobrecito sensual su placer?
—¿No? —Entonces no quieres.
Desde Nazaret al Calvario, pasando por Belén y por cada instante de su vida –toda ella de amorosa esclava del Señor–, María puso de su parte cuanto pudo por servir. No nos imaginamos a la Madre de Dios un poco menos entregada o menos heróica de lo conveniente, porque el suyo era un amor de verdad.
Información recibida de Carlos Peinó Agrelo, Cursillista, Peregrino, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici y Vicepostulador de su Causa de Canonización.
RIVERA Y APARICI
HISTORIAS DE LOS ORÍGENES DE CURSILLOS
Por el Rvdo. D. Jordi Girau, profesor del ISET San Ildefonso, Toledo,
Consiliario Diocesano de Cursillos de Cristiandad en Madrid
Antes de facilitar el texto de D. Jordi deseo hacer constar que me he tomado la libertad de poner notas a algunos puntos del mismo (van dentro del texto con este mismo tipo de letra). Espero y confío que también en esta ocasión me agradecerá la ayuda, como me la agradeció en otro momento según hace constar en la nota 6ª a pie de página del su trabajo.
«El contacto de Rivera con los flamantes "Cursillos" –escribe– se debió sin duda a su amistad con el Siervo de Dios Manuel Aparici, antiguo Presidente y más tarde Consiliario Nacional de los Jóvenes de Acción Católica y por entonces también seminarista, y al ámbito de pertenencia eclesial común a ambos, esa misma Acción Católica. La amistad de Aparici con los Rivera tuvo su origen en el trato de Antonio, Presidente Diocesano de los Jóvenes de Toledo, con su Presidente Nacional, desde antes de la guerra hasta la muerte heroica de “El Ángel del Alcázar". A él debió Antonio aquel impulso providencial y determinante para el descubrimiento de su propia vocación a la santidad: ¿Y si yo fuera el justo que falta a los diez que son necesarios para que el castigo divino no caiga sobre España?. Dicha amistad cristiana se extendió a todos los Rivera. A Ana María y al "cura" (o "Pepe", como a veces le llamábamos también los dirigidos) se les oía normalmente referirse a él como "Manolo". Y todavía recuerdo que, en su habitación, Rivera tuvo muchos años una fotografía dedicada de Aparici, de seglar. Estaba convencido de la santidad de Aparici. En cierta ocasión escuché al toledano ponderar la incalculable fecundidad del sacerdocio de su amigo madrileño, inmolado en los últimos años, cuando la enfermedad fue menguando hasta limitar radicalmente sus tareas ministeriales .
«Yo siempre –declaró Sor Carmen– lo consideré que llegaría a los altares. Mi hermano José decía que había tratado con tres santos y uno de ellos era
Manuel Aparici (los otros dos, nuestro hermano Antonio y el P. Nieto). Después de morir se habla más aún de su fama de santidad».
«En escrito de fecha 21 de julio de 1989 dirigido al Rvdo. D. José Manuel de Lapuerta y Quintero, Consiliario de la Asociación de Peregrinos de la Iglesia, Sor Carmen le decía: «Vi con la mayor alegría que los Peregrinos están ya tras del asunto de Aparici. Yo quisiera de verdad que el Capitán llegara antes que nadie». Y añadía: «La llamada a una espiritualidad peregrinante procuro vivirla y me hace mucho bien».
»La conexión de Manuel Aparici con los Cursillos ha pasado desapercibida o, cuando se ha hecho objeto de atención, no ha sido calibrada con exactitud. Fue él quien, en calidad de Presidente Nacional de los Jóvenes de Acción Católica, acompañado por el Sustituto de la Secretaría de Estado, cardenal Pacelli (más tarde Pío XII), a principios de 1936 propuso al papa Pío XI, como remedio de los males de aquella época trágica, una masiva peregrinación de jóvenes españoles al sepulcro del Apóstol en Compostela: Cien mil santos a Santiago. El Pontífice bendijo la iniciativa, pero ésta no pudo llevarse a cabo a causa de las dos guerras, española y mundial, que se sucedieron; salvo en los Centros de Vanguardia durante la Cruzada, que practicaban una "peregrinación espiritual" a Santiago, y en el lema personal de Antonio Rivera que condensaba admirablemente el ideal: ¡Para Santiago, santos!
Para Santiago, santos!
Muchos años antes, Manuel Aparici, “Adelantado y Capitán” de nuestros anhelos, que hizo viva la inquietud de nuestra Juventud, fue quien dio expresión a la frase de Antonio Rivera, «El Ángel del Alcázar», “Para Santiago, santo”.
Movido por las ideas del Siervo de Dios, Antonio Rivera, «El Ángel del Alcázar», en unos Ejercicios Espirituales, escribió su propósito: «Para Santiago he de ser santo». Muerto Antonio Rivera, este grito -«¡Para Santiago, santo!»- fue el lema de los jóvenes peregrinos en los largos años de caminar en espíritu hacia Compostela. ¡Ser santos! Esta fue la aspiración y el compromiso de aquella juventud capitaneada por Manuel Aparici.
No todos, sin embargo, estaban de acuerdo con el Siervo de Dios. Entre sus inmediatos colaboradores algunos pensaban –como era opinión común aquellos años– que la santidad es cosa de pocos, los demás han de contentarse con ser buenos.
Si entonces aquellos jóvenes aspiraban a ser santos, hoy el Concilio Vaticano II nos proclama con claridad meridiana la universal vocación a la santidad: «En la Iglesia, todos, lo mismo quienes pertenecen a la Jerarquía que los apacentados por ella, están llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: “Porque esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación”».
«La Juventud católica española, capitaneada por Manuel Aparici y peregrina en espíritu hacia Santiago, encuentra en esta llamada [de Pío XI] una aceptación de su ofrecimiento. Y responde, a su vez: La Hispanidad debe ser la Vanguardia de Cristiandad, de esa Cristiandad ejemplar que el Papa pide. Porque sólo España, junto a sus hijas, puede poner tantas almas al servicio de la Iglesia, para salvar al mundo.
»Años de guerra: años de heroísmo y de martirio. “El Ángel del Alcázar”, Antonio Rivera, se había dado a sí mismo –repetimos– la consigna: “¡Para Santiago, santo!”. Bajo este lema, y tras su ejemplo, miles de “Peregrinos de Santiago en los campos de batalla” (como se denominan los jóvenes encuadrados en los “Centros de Vanguardia”) y los que viven años de catacumba en los “Centros clandestinos”, caminan en espíritu a Compostela. En ellos hay un solo deseo: forjar la Vanguardia de la Cristiandad ejemplar, y una sola ilusión: la de que a España le espera un Continente “para marchar tras ella por el Camino Real de la Santa Cruz”».
«[...] A partir de entonces, al conjuro del nombre jacobeo, el ritmo de la marcha se hizo más vivo por momentos, mientras se iba perfilando el proyecto con pasión y minuciosidad. Santiago es la impaciencia y la osadía apostólica [...]. Y el Señor Santiago había quedado para siempre en tierra española hasta la resurrección de la carne [...]» .
»La mística de Aparici se expresaba en aquella sugestiva definición: Peregrinar es caminar con [en realidad: por] Cristo al Padre, a impulsos del Espíritu Santo, con la ayuda de María y llevando consigo a los hermanos, que desde antes del primer Cursillo y hasta la fecha, con pequeñas pero significativas modificaciones, campea todavía, como una especie de reconocimiento de deuda y homenaje de gratitud, en la Guía del Peregrino que se entrega a los participantes en todos los Cursillos de Cristiandad.
¿Significativas modificaciones?
«Peregrinar es –se lee, por ejemplo, en la Guía del Peregrino editada por el Secretariado Nacional de Cursillos de Cristiandad de España en 1968– caminar por Cristo hacia el Padre, a impulsos del Espíritu Santo, con la ayuda de María y de todos los Santos, llevando consigo a los hermanos».
Es la definición de Manuel Aparici a la que se ha añadido «y de todos los Santos».
Sin embargo, años después, en 1990 y en 2003, por ejemplo, el Secretariado Nacional no mantiene en la Guía del Peregrino la definición que ofreció en 1968, y así escribe: «Peregrinar es ir por Cristo hacia el Padre, a impulsos del Espíritu Santo, por los caminos del corazón del mundo a manera de fermento, con la ayuda de María y de todos los santos, llevando consigo a los hermanos».
José Rivera, por su parte, cuando escribe a su amigo Blas Piñar el 10 de diciembre de 1967 sobre un posible trabajo sobre Manuel Aparici en uno de los puntos que le propone (la vida cristiana) escribe: «es un peregrinar por Cristo hacia el Padre a impulsos del Espíritu Santo, con la ayuda de María y de los Santos, llevando consigo a los hermanos.
»Ya desde principios de los años 40, y más intensamente a partir de 1945, el Consejo Superior de Jóvenes de Acción Católica empezó a impartir, en muchas diócesis de España, unos cursos llamados Cursillos de Adelantados de Peregrinos, destinados a preparar la espiritualidad de los responsables de la peregrinación a Compostela, que se celebró finalmente en verano de 1948. En Mallorca dichos cursos fueron bien acogidos y, enseguida, copiados y adaptados por los responsables diocesanos de Acción Católica, con el nombre de Cursillos de Jefes de Peregrinos. Estos responsables se reunían en una "Escuela de Propagandistas" que preparaba, revisaba, corregía y perfeccionaba incesantemente los cursillos celebrados. De la fervorosa espiritualidad peregrinante de tal Escuela, y de su estudio teológico, psicológico y pastoral de la realidad juvenil, surgió algo nuevo, unos "Cursillos" que durante los tres primeros años de su existencia se llamaron "de Conquista" y más tarde (a partir de 1951) fueron rebautizados por el Prelado Diocesano como "de Cristiandad". El primero de ellos, dotado ya de todos los elementos del método, proclamado como primero por el posterior Secretariado Nacional de Cursillos de Cristiandad de España y reconocido cómo tal por el Organismo Mundial de Cursillos de Cristiandad, se celebró en el monasterio mallorquín de San Honorato, del 7 al 10 de enero de 1949.
Escribe: «En Mallorca dichos cursos [los de Adelantados de Peregrinos] fueron bien acogidos y, enseguida, copiados y adaptados por los responsables diocesanos de Acción Católica, con el nombre de Cursillos de Jefes de Peregrinos».
¿Copiados y adaptados? Rotundamente, no.
Ambos Cursillos (los de Adelantados y los de Jefes de Peregrinos) fueron creados por Manuel Aparici en 1940 y tenían la misma finalidad y contenido, es decir el mismo plan: preparar a los jóvenes para Santiago, pero distintos destinatarios, profesores y fechas de impartición. Los dos se celebraban en régimen de internado, los de Adelantados en las vacaciones de Navidad impartidos por miembros del Consejo Superior y los de Jefes de Peregrinos en las de Semana Santa a organizar por los muchachos que habían hecho los Cursillos de Adelantados en sus respectivas Diócesis, en las que ellos repetían las explicaciones propias de seglares a muchachos con categoría de dirigentes de Centros o del Consejo Arciprestal.
Los de Adelantados de Peregrinos eran para dirigentes diocesanos o asimilados. Los de Jefes para dirigentes de Centros o del Consejo Arciprestal y los de Guías para jefes de decuria e instructores Parroquiales de Aspirantes.
Por su parte, D. Jaime Capó Bosch escribe en «Motivos de esta Publicación»:
«Referencia amplia en esta introducción a otra publicación titulada “CURSILLOS DE FORMACIÓN DE JEFES DE PEREGRINOS”, editada en Madrid el año 1941. Bastantes elementos de “rollos-seglares” los encontramos en aquellos guiones. He recalcado expresamente la palabra “seglares”, para llamar la atención sobre las lecciones de espiritualidad que en este cursillos e A.C. se desarrollaban».
Sin embargo, no tiene nada de extraño que lo afirme porque también lo afirman, entre otros, Mons. Hervás, Mons. Saiz Meneses, D. Sebastián Gayá, Guillermo Bibiloni. Se nota que han bebido de la misma fuente.
«[…] Se cita a Bibiloni –me dice D. Jaime Capó–. Era condiscípulo de mi hermano y coincidimos en el seminario. Sólo había dos cursos de diferencia. Fue sacerdote, trabajó en Perú y se secularizó, viviendo ejemplarmente su vida cristiana de casado. Nunca estuvo en un cursillo. Se le encargó -no gratis- que escribiera el libro. Personalmente hablé con él y le recriminé que dijera cosas que no eran exactas. Me confesó que lo escrito era lo que le habían relatado; y quien se lo había relatado o dictado era Eduardo». Ver también nota 17 a pie de página.
El cómo y el porqué (E. Bonnín, M. Fernández. Madrid 1973, 2ª edición) es una de las publicaciones más significativas y antiguas del Movimiento, según Mons. Saiz Meneses. En el Apartado Antecedentes Históricos se lee:
AFIRMA: Que «es entonces cuando se dibuja y perfila el ideal y el estilo peregrinante». Rotundamente, no como ha quedado por el documento enviado tiempo atrás («Ideal Peregrinante y Vanguardia de Cristiandad: Unidad en la fe de los Pueblos Hispanos») que trata del desarrollo histórico del Ideal Peregrinante, el ideal de Manuel Aparici, un ideal que permanece vivo.
»Estas inquietudes y energías nuevas –sigue diciendo– desembocan pronto en los llamados “Cursillos de Jefes de Peregrinos”, llevados a cabo por dirigentes del Consejo Diocesano según las líneas fundamentales de los anteriores […].
Rotundamente, no. Así no nacieron los Cursillos de Jefes de Peregrinos como acabamos de ver.
D. Jordi escribe: «De la fervorosa espiritualidad peregrinante de tal Escuela». Se nutre de la espiritualidad peregrinante de Manuel Aparici; a veces se denominaba mística peregrinante.
»La Escuela que gestó y creó los Cursillos era un grupo de 22 jóvenes, entre los que descollaba Eduardo Bonnín, entonces Presidente del Consejo Diocesano de Jóvenes de Acción Católica, ideólogo fecundo en la progresiva transformación de los Cursillos de Jefes de Peregrinos, y Rector seglar del primer Cursillo y de muchísimos más, también del de Rivera. Eran sacerdotalmente acompañados por don Sebastián Gaya, Consiliario Diocesano de los Jóvenes de Acción Católica y fundador de la Escuela en 1944, director espiritual del equipo que dio el primer Cursillo y representante del Obispo en la clausura correspondiente, donde pronunció aquel profético "mayores cosas veréis". A dicha Escuela se incorporaron, en el periodo que precede a ese primer Cursillo, personas de valía como el teólogo Juan Capó, que dirigió el retiro espiritual introductorio de tan decisivo Cursillo, y fue nombrado, más tarde, Consiliario de los Jóvenes, al pasar Gaya a Consiliario general de Acción Católica. El también joven obispo diocesano (el obispo más joven de España en su momento), Mons. Juan Hervás, animó eficazmente a la Escuela en todos sus esfuerzos, y asumió la tutela de Cursillos en los tiempos más difíciles, hasta la mayoría de edad del Movimiento por la creación del Secretariado Nacional de Cursillos de Cristiandad (1962), que sancionó la diferencia y la independencia de Cursillos en relación con Acción Católica, tal como lo habían concebido desde el principio los mencionados iniciadores .
Nótese: La Escuela creó y gestó los Cursillos de Cristiandad … en la progresiva transformación de los Cursillos de Jefes de Peregrinos de Manuel Aparici.
»Los iniciadores tuvieron clara conciencia de la novedad de sus Cursillos. Su espiritualidad peregrinante era la misma de Aparici, que daba prioridad a lo sobrenatural y rechazaba una estructura organizativa de la Acción Católica que no estuviera impregnada de vida de gracia consciente, creciente y compartida. O, dicho en otros términos, vida de santidad, de comunidad y de apostolado. Este fue su legado para los Cursillos de Cristiandad, valiosísimo a mi juicio.
Nótese: La espiritualidad peregrinante de los Cursillos de Cristiandad era la misma de Manuel Aparici.
»Pero los jóvenes mallorquines marcaban la diferencia con la Acción Católica, alardeando, con la audacia propia de su edad, no tener banderas, insignias, ni censos, y exhibiendo, además, un talante de entusiasmo y de piedad viril, marcadamente contrapuesto a toda beatería. Algunos de Acción Católica lo percibieron con claridad, y denunciaban entre indignados y desconcertados que muchos cursillistas de valía se mostraran dispuestos a seguir trabajando en Cursillos pero rehusaran hacerlo en Acción Católica .
»En realidad tanto el método del recién descubierto Cursillo como su estrategia eclesial eran claramente distintos de los de Acción Católica. El método, porque los contenidos de los "rollos" (charlas) de los Cursillos de Mallorca no eran ya los de los Cursillos de Adelantados de Peregrinos, sino que se orientaron totalmente hacia la gracia de Cristo y la vida cristiana como su directa consecuencia. Además, el estilo se hizo más entusiasta y audaz, menos doctrinal o catequético, y explícitamente "vivencial": experiencias concretas de la fe y la caridad encarnadas en la vida personal del día a día.
»Resumiendo ambos conceptos, Juan Capó forjó la certera noción de "lo fundamental cristiano": lo que da vida y sostén a lo cristiano; aquello de lo que, luego, se derivan la doctrina, la moral, los ritos, las estructuras eclesiásticas y apostólicas, y hasta unas nuevas estructuras temporales empapadas de evangelio; aquello sin lo cual todas estas cosas están muertas y pueden convertirse incluso en un estorbo, en un escándalo. "Lo fundamental cristiano" es lo que se vive y comparte en cada uno de esos "Cursillos" inventados por los jóvenes de Acción Católica de Mallorca.
»La universalidad de "lo fundamental cristiano" capacitaba a Cursillos (al Movimiento que surgía de la aplicación del nuevo método), además, para fecundar con el Evangelio todos los ambientes: no sólo la peregrinación a Santiago, no sólo los centros parroquiales de Acción Católica; ni siquiera los ambientes eclesiales de España o de Hispanoamérica. La gracia está destinada a fermentar también todas las realidades humanas, individuales y sociales. Descubrirlo, sentirse llamado con el contundente "¡Cristo cuenta Contigo!", entusiasma y moviliza los corazones no sólo de los cristianos encuadrados ya antes del Cursillo en organizaciones cualificadas, como la Acción Católica, sino de los "alejados" de la Iglesia; y muchas veces en mayor medida, conforme al evangélico "amará más aquel a quien más se le perdonó", o porque ha encontrado en el Movimiento (¡no asociación!) de Cursillos un ámbito donde se siente cómoda una personalidad viva y creativa que antes no encajaba en organizaciones rígidas o en el general anquilosamiento.
Si los Cursillos de Cristiandad nacieron después de la Peregrinación a Santiago, ¿cómo la universalidad de “lo fundamental cristiano” podía capacitar a Cursillos para … –además– … la Peregrinación a Santiago.
fuera una de las más destacadas por su número y espíritu [...]».
¿A qué tipo de cursillos se refiere Forteza (o sea Bonnín como ha quedado dicho)? ¿No crees, amigo lector, que de haberse querido referir a los Cursillos e Cristiandad no hubiese desaprovechado la oportunidad de citarlos expresamente.
«Es evidente –escribe Bibiloni [o sea Bonnín como ha quedado dicho]– que los Cursillos de Cristiandad tienen mucho que ver con los de Adelantados y de Jefes de Peregrinos y no menos con la Peregrinación Santiago [...]» [1].
»La estrategia eclesial que de ello se derivaba no podía ser únicamente la revitalización de los Centros de Acción Católica sino la "vertebración de la cristiandad", la creación de grupos o núcleos de cristianos que vivan la gracia con todas sus consecuencias comunitarias y evangelizadoras en cualquier ambiente, intra o extraeclesial. En definitiva, los Cursillos, con raíces en la espiritualidad peregrinante de Aparici pero con un método nuevo y diferente (que más tarde se llamará kerygmático), y con unas metas muchísimo más amplias, generaban un nuevo y distinto Movimiento que no era la Acción Católica.
Nótese: «En definitiva, los Cursillos, con raíces en la espiritualidad peregrinante de Aparici … ».
»Volvamos a Aparici. Desde su ordenación sacerdotal (1947) y pronto nombramiento como Consiliario Nacional de la Juventud de Acción Católica (1950), don Manuel lideró la corriente "cursillista" de la Acción Católica, que se hace oficial de 1954 hasta 1958. Desde el Consejo Superior, él y los suyos (entre los que debo destacar al laico José Díaz Rincón, amigo mío y más todavía de don José, amigo también y colaborador fidelísimo y eficacísimo de don Manuel), embebidos de mística peregrinante, hondamente espiritual pues daba prioridad a lo sobrenatural, optaron por unos "Cursillos" que a todas luces promovían la vida de gracia, y que de buena fe creyeron propios: un fruto de la Acción Católica que ella podía legítimamente administrar, aplicándoles las necesarias modificaciones orientadas a ponerlos más claramente a su servicio.
José Díaz Rincón conoció a Manuel Aparici cuando tenía 19 años y era Presidente de Centro. Le trató hasta su muerte, o sea, 15 años y 6 meses. El trato puede calificarse de muy asiduo, intenso, espiritual y apostólico, sobre todo a partir de las vísperas de Navidad de 1953. Fue su director espiritual desde mayo de 1954 hasta prácticamente el día de su muerte. Al final, el Siervo de Dios le pidió que se dirigiese con D. José Rivera Ramírez diciéndole: «Pepe está criado a mis pechos, aunque tú casi no le conoces ten confianza absoluta en él, es un sacerdote muy joven y muy santo» . Testigo en su Causa de Canonización recorrió con él toda España dando Cursillos de Cristiandad, unos 75.
»Esas modificaciones fueron de calado diverso: leves, como el cambio de nombre, de "Cursillos de Cristiandad" a "Cursillos de Militantes de Cristiandad"; o importantes, como la inclusión de un "rollo" en donde se orienta al "militante" después del cursillo hacia su Centro Parroquial de Acción Católica. Esta opción se abrió paso a pesar de que otra corriente de la misma Acción Católica se opuso vigorosamente a la apuesta "cursillista", la corriente que más tarde, al enfermar Aparici y desfallecer su capacidad de influjo, impondría la especialización. La caridad manda suponer que también estos últimos lo hicieron con recta intención: para responder mejor a las exigencias de un mundo cambiante, de creciente complejidad y en progresivo alejamiento de lo cristiano, optaron por una organización cada vez más sofisticada. Pero la recta intención no es lo mismo que el buen criterio: de hecho descuidaron más y más la espiritualidad y la confesión explícita de la fe. Las tristes consecuencias de tal "compromiso temporal", el secularismo, la pérdida de identidad cristiana y el hundimiento de la Acción Católica, son de todos conocidas.
»Los iniciadores y promotores de Cursillos, por su parte, tuvieron que afrontar, a partir de 1955, en Mallorca una durísima etapa de purificación, padeciendo públicas correcciones, restricciones y amenazas del sucesor de Hervás, Mons. Enciso, especialmente cristalizadas en su carta pastoral de 1956. Una situación instigada por la Acción Católica, según su propia declaración . Esta prueba provocó, sin embargo, una providencial y fecunda diáspora y, gracias a la tenaz resistencia de don Juan Hervás en su nueva diócesis de Ciudad Real a raíz de su traslado, gracias también a la rápida expansión del Movimiento por América y por todo el mundo en la década sucesiva (expansión en. la que nada tuvo que ver la Acción Católica y que fue favorecida, entre otros factores, por el trabajo de Gaya al frente de la Comisión Española de Migraciones, encargada de suministrar capellanes a nuestros emigrantes en el extranjero), y gracias finalmente a los renovadores aires conciliares (en el Vaticano II Hervás brilló con luz propia, llegando a ser internacionalmente conocido como "el Obispo de los Cursillos"), la Santa Sede fue madurando la necesidad de un deslinde institucional entre los florecientes Cursillos de Cristiandad y una decadente Acción Católica»
Carta semanal del Arzobispo de Valladolid sobre la dignidad de la vida humana.
Mi intención en esta intervención es pensar en voz alta con ustedes, los que estén por la vida y por toda vida, acerca de la intención del Gobierno de la nación de votar en el Parlamento una ley del aborto. No existe, en realidad, en España una ley del aborto, sino tres supuestos en los que no se penaliza llevar a cabo un aborto en una clínica dispuesta para hacerlo. Lo cual es una ficción, pues pienso que nuestro país está entre los más permisivos de Europa a la hora de facilitar los requisitos para abortar, y todos conocemos casos famosos de clínicas abortistas cuyas prácticas han superado los tres supuestos despenalizados, y hasta seis si los hubiera.
Sé que podré ser acusado por algunos de que estoy metiéndome “en política”, y que no tengo derecho a ello. Pienso que tal dictamen no es correcto, pues el tema del aborto no es ni de izquierdas, ni de centro, ni de derechas: es una cuestión humana, en la que hay que demostrar que se es más moderno y más acorde con la realidad de lo que sucede aceptando el aborto en una ley de plazos o de aborto libre. Esa es una mercancía que se vende bien, pero que es discutible que sea la mejor y que se consideren todos los aspectos que el tema contiene.
Es posible que algunos católicos piensen igualmente que otra vez la Iglesia carga contra leyes aprobadas democráticamente, haciendo excesivo énfasis en el tema del aborto y olvidando otras cuestiones más descuidadas. Pero, aparte de mostrar que todo positivismo legislativo es justo e indiscutible, se tiene poco en cuenta que la Iglesia siempre ha rechazado el aborto y ha dado sus razones, a la vez que atiende a otros muchos temas preocupantes para los humanos. Lo que no son razones científicas es hablar de «preembrión» o pensar que hasta un determinado momento un óvulo fecundado es simplemente un montón de células y cuando lo determine un parlamento, ese feto es una persona. Lo que me sorprende es que personas que han tenido la posibilidad de cursar estudios sean incapaces de advertir que la vida humana, desde que se inicia, nos maravilla por su complejidad, su potencia creadora, su capacidad de configurar en poco tiempo un organismo que todavía los estudiosos no han logrado descifrar totalmente.
A esos hermanos católicos les diría que, si conocen los documentos del Concilio Vaticano II, miren cómo la Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual (Gaudium et spes) muestra y condena los desequilibrios de nuestra sociedad en tantos campos, afirma con rotundidad la dignidad de la persona humana, denuncia la pobreza, el hambre, el subdesarrollo, la guerra y los abismos de desigualdad entre los humanos, pero no duda en calificar el aborto y el infanticidio de «crímenes abominables».
La comisión creada por el Gobierno ha entregado al Congreso de los Diputados un informe muy criticable y desafortunado. Muestra las dificultades que afrontan quienes tienen un embarazo «no deseado», dando como solución el derecho de la mujer al aborto y otras desmesuras semejantes. Para nada considera otros modos de afrontar esos embarazos y cómo ayudar a mujeres que quisieran tener el bebé y se encuentran solas. Entra, además, en otras contradicciones. Ustedes ya las conocen.
Me gustaría únicamente subrayar lo injusto que es el informe, pues tergiversa el sentido de las cosas, altera la escala de valores y no tiene en cuenta que hiere la sensibilidad de millones de españoles. El ser humano, tras desarrollarse mediante la información contenida en los genes recibidos de los padres, se abre a dimensiones infinitas y a ser alguien que se mueve, y que hablará, sentirá, amará, hará felices a otros, abrigará anhelos sin límites…, si no se corta el proceso de la vida. No es interrumpir; es cortar, abortar el o la que ha sido engendrado y tiene derecho a nacer. Hemos de orar para que esa ley no sea aprobada. Y oponernos. Así de sencillo.
ZENIT publica el discurso que dirigió Benedicto XVI a las siete de la tarde del día 21 de Marzo de 2009 a los obispos de Angola y Santo Tomé en la Nunciatura Apostólica de Luanda.
Señor cardenal,
queridos obispos de Angola y Santo Tomé
Me es muy grato encontraros en esta sede que Angola ha destinado al Sucesor de Pedro -generalmente en la persona de un representante suyo- como expresión visible de los vínculos que unen a vuestros pueblos con la Iglesia Católica, que tiene la satisfacción de contaros entre sus hijos desde hace más de quinientos años. Que se eleve fervorosa y concorde nuestra alabanza a Dios Padre, que por obra y gracia del Espíritu Santo, no cesa de generar el Cuerpo místico de su Hijo con los rasgos angoleños y santotomenses, sin perder por ello sus fisionomías judía, romana, portuguesa y tantas otras adquiridas antes, pues "los que os habéis incorporado a Cristo por el Bautismo [...] sois uno en Cristo Jesús" (Ga 3,27.28). Para continuar hoy esta labor de gestación del Cristo total mediante la fe y el bautismo, el buen Dios ha querido tener necesidad de mí y de vosotros, venerables Hermanos; no debe extrañaros que los dolores del parto se hagan sentir en nosotros hasta que Cristo se forme completamente (cf. Ga 4,19) en el corazón de vuestro pueblo. Dios os recompensará por todo el trabajo apostólico llevado a cabo en condiciones difíciles, tanto durante la guerra como en la actualidad, en medio de tantas limitaciones, contribuyendo así a dar a la Iglesia en Angola y Santo Tomé y Príncipe ese dinamismo que todos reconocen.
Queridos hermanos, tengo el placer de anunciar la creación de la diócesis de Namibe con territorio desmembrado de la archidiócesis de Lubango. Como su primer obispo he elegido al reverendo Padre Mateus Senciano Tomás, párroco de la catedral de Huambo.
Consciente del ministerio que he sido llamado a desempeñar al servicio de la comunión eclesial, os ruego que os hagáis intérpretes de mi constante solicitud ante vuestras comunidades cristianas, a las que saludo con sincero afecto en la persona de cada miembro de esta Conferencia Episcopal. Saludo particularmente a vuestro Presidente, Mons. Damião Franklin, a quien agradezco sus palabras de bienvenida que me ha dirigido en vuestro nombre, mostrando vuestro empeño en un cuidadoso discernimiento y en el consiguiente plan unitario aplicado a vuestras comunidades diocesanas "para el perfeccionamiento de los fieles [...] hasta que lleguemos todos [...] al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud" (Ef 4,12.13). En efecto, frente a un relativismo difuso que no reconoce nada como definitivo, y tiende más bien a tomar como criterio último el yo personal y los propios caprichos, nosotros proponemos otra medida: el Hijo de Dios, que es también verdadero hombre. Él es la medida del verdadero humanismo. El cristiano de fe adulta y madura no es alguien que sigue la ola de la moda y las últimas novedades, sino quien vive profundamente arraigado en la amistad de Cristo. Esta amistad nos abre a todo lo que es bueno, y nos da el criterio para discernir entre la verdad y el error.
Ciertamente, para el futuro de la fe y la orientación global de la vida del país, es decisivo el campo de la cultura, en el que la Iglesia tiene renombradas instituciones académicas, que han de tener a gala que la voz de los católicos esté siempre presente en el debate cultural de la nación, para que se fortalezca la capacidad de elaborar de manera racional, a la luz de la fe, tantas cuestiones que surgen en los distintos ámbitos de la ciencia y de la vida. Además, la cultura y los modelos de comportamiento están hoy cada vez más condicionados y caracterizados por las imágenes propuestas por los medios de comunicación social; por eso, son loables todos vuestros esfuerzos para tener una capacidad de comunicación también en este ámbito, que permita ofrecer a todos una interpretación cristiana de los acontecimientos, los problemas y las realidades humanas.
Una de estas realidades humanas, expuesta ahora a muchas dificultades y amenazas, es la familia, que tiene especial necesidad de ser evangelizada y apoyada de forma concreta, pues a la debilidad e inestabilidad interna de muchas uniones conyugales, se añade la tendencia generalizada en la sociedad y la cultura a impugnar el carácter único y la misión propia de la familia fundada en el matrimonio. En vuestra solicitud pastoral por todo ser humano, seguid levantando la voz en defensa de la sacralidad de la vida humana y del valor de la institución matrimonial, promoviendo el papel que tiene la familia en la Iglesia y la sociedad, así como buscando medidas económicas y legislativas que apoyen la generación y educación de los hijos.
Me alegro de que haya en vuestros Países muchas comunidades vibrantes de fe, con un laicado comprometido, dedicado a diversas obras de apostolado, así como un considerable número de vocaciones al ministerio ordenado y la vida consagrada, especialmente de vida contemplativa: son un verdadero signo de esperanza para el futuro. Y, ahora que el clero es cada vez más autóctono, deseo rendir homenaje a la labor realizada paciente y heroicamente por los misioneros para anunciar a Cristo y su Evangelio, y para dar vida a las comunidades cristianas de las que hoy sois responsables. Os invito a seguir de cerca a vuestros presbíteros, preocupándoos de su formación permanente, tanto teológica como espiritual, estando atentos a sus condiciones de vida y del ejercicio de su misión propia, con el fin de que sean auténticos testigos de la Palabra que anuncian y de los Sacramentos que celebran. Que permanezcan fieles, con la entrega de sí mismos a Cristo y al pueblo del que son pastores, a las exigencias de su estado, y vivan su ministerio presbiteral como un verdadero camino de santidad, tratando de ser santos para suscitar nuevos santos en torno a ellos.
Venerables Hermanos, confiando en el recuerdo en vuestras oraciones al Señor, os aseguro una plegaria especial a Aquel que es el verdadero esposo de la Iglesia, que la ama, la protege y alimenta: el Hijo unigénito del Dios vivo, Jesucristo nuestro Señor. Que Él ayude con su gracia vuestros esfuerzos pastorales, para que sean fecundos según el ejemplo y bajo la protección del Corazón Inmaculado de la Virgen Madre. Con estos sentimientos, os imparto a cada uno mi Bendición, así como a vuestros presbíteros, personas consagradas, seminaristas, catequistas y a todos los fieles laicos que forman parte de la grey que Dios os ha confiado.
[© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT Publicamos la homilía que dirigió en la mañana del sábado, 21 de Marzo de 2009, Benedicto XVI durante la santa misa con los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, movimientos eclesiales y catequistas de Angola y Santo Tomé en la iglesia de San Pablo de Luanda .
Queridos hermanos y hermanas,
queridos trabajadores de la viña del Señor:
Como hemos escuchado, los hijos de Israel se decían unos a otros: "Esforcémonos por conocer al Señor". Con estas palabras se animaban mientras se veían llenos de tribulaciones. Según el profeta, éstas caían sobre ellos porque vivían en la ignorancia de Dios; su corazón tenía poco amor. Y el único médico capaz de curarlo era el Señor. Es más, como buen médico, él mismo había abierto la herida para que así se curase la llaga. Y el pueblo se decide: "Volvamos al Señor: él nos desgarró, él nos curará" (Os 6,1). De este modo, se han encontrado la miseria humana y la Misericordia divina, que no desea sino acoger a los desventurados.
Lo podemos ver en el pasaje del Evangelio que se ha proclamado: "Dos hombres subieron al templo a orar"; de allí, uno "bajó a su casa justificado" y el otro no (Lc 18, 10.14). Este último presentó todos sus méritos ante Dios, casi como convirtiéndolo en un deudor suyo. En el fondo, no sentía la necesidad de Dios, aunque le daba gracias por haberlo hecho tan perfecto y no "como ese publicano". Y, sin embargo, es precisamente el publicano quien bajará a su casa justificado. Consciente de sus pecados, que le hacen agachar la cabeza, aunque, en realidad, está totalmente dirigido hacia el Cielo, él espera todo del Señor: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador" (Lc 18,13). Llama a la puerta de la Misericordia, que se abre y lo justifica, "porque - concluye Jesús - todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido" (Lc 18,14).
San Pablo, patrón de la ciudad de Luanda y de esta estupenda Iglesia, construida hace casi cincuenta años, nos habla por experiencia propia de este Dios rico en Misericordia. Con el Jubileo paulino que se está celebrando, he querido resaltar el bimilenario del nacimiento de San Pablo, con el objetivo de aprender de él a conocer mejor a Jesucristo. Éste es el testimonio que nos ha dejado: "Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: Que Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna" (1 Tm 1,15-16). Con el pasar de los siglos, el número de los que han recibido la gracia no ha dejado de aumentar. Tú y yo somos uno de ellos. Demos gracias a Dios porque nos ha llamado a entrar en esta muchedumbre de todos los tiempos para hacerla avanzar hacia el futuro. Imitando a los que han ido en pos de Jesús, seguimos al mismo Cristo y así entramos en la Luz.
Queridos hermanos y hermanas, siento una gran alegría de encontrarme hoy entre vosotros, mis compañeros de jornada en la viña del Señor; de ella os ocupáis cada día preparando el vino de la Misericordia divina y derramándolo sobre las heridas de vuestro pueblo tan atribulado. Monseñor Gabriel Mbilingi, con las amables palabras de bienvenida que me ha dirigido, se ha hecho intérprete de vuestras esperanzas y preocupaciones. Con el alma llena de gratitud y esperanza, os saludo a todos, hombres y mujeres dedicados a la causa de Jesucristo, a los que estáis aquí y a los que representáis: Obispos, presbíteros, consagrados y consagradas, seminaristas, catequistas, líderes de los diversos Movimientos y Asociaciones de esta querida Iglesia de Dios. Deseo recordar también a las religiosas contemplativas, presencia invisible pero sumamente fecunda para nuestros pasos. Permitidme por último un saludo particular a los salesianos y a los fieles de esta parroquia de San Pablo que nos acogen en su Iglesia, cediéndonos sin hesitar el puesto que habitualmente les corresponde a ellos en la asamblea litúrgica. Sé que se encuentran reunidos en el campo adyacente y espero verlos y bendecirlos al final de esta Eucaristía, pero ya desde ahora les digo: "Muchísimas gracias. Que Dios suscite entre vosotros y por medio vuestro muchos apóstoles que sigan los pasos de vuestro Patrono".
En la vida de Pablo, su encuentro con Jesús cuando iba de camino hacia Damasco ha sido fundamental: Cristo se le aparece como luz deslumbrante, le habla, lo conquista. El apóstol vio a Jesús resucitado, es decir, al hombre en su estado perfecto. Así, pues, se produce en él un cambio de perspectiva, pasando a verlo todo partiendo de este estado final del hombre en Jesús: lo que antes le parecía esencial y fundamental, ahora es para él como "basura"; ya no es "ganancia" sino pérdida, porque ahora lo único que cuenta es la vida en Cristo (cf. Flp 3,7-8). No se trata de un simple madurar del "yo" de Pablo, sino de un morir a sí mismo y de resucitar en Cristo: ha muerto en él una forma de existencia, y una forma nueva nace en él con Jesús resucitado.
Hermanos y amigos, "esforcémonos por conocer al Señor" resucitado. Como sabéis, Jesús, hombre perfecto, es también nuestro Dios verdadero. En Él Dios se hizo visible para hacernos partícipes de su vida divina. De esta manera, se inaugura con Él una nueva dimensión del ser, de la vida, en la que también la materia está integrada, y mediante la cual surge un nuevo mundo. Pero este salto cualitativo de la historia universal que Jesús ha realizado por nosotros y para nosotros, ¿cómo llega concretamente al ser humano, impregnando su vida y arrebatándola hacia lo alto? Llega a cada uno de nosotros a través de la fe y el bautismo. En efecto, este sacramento es muerte y resurrección, transformación en una nueva vida, de tal manera que la persona bautizada puede decir con Pablo: "Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí" (Ga 2,20). Vivo, pero no soy yo. En cierta manera, se me quita mi yo, para quedar integrado en un Yo más grande; conservo todavía mi yo, pero transformado y abierto a los otros mediante mi inserción en el Otro: en Cristo alcanzo mi nuevo espacio de vida. ¿Qué es lo que ha sucedido en nosotros? Responde Pablo: que todos habéis sido hechos uno en Cristo Jesús (cf. Ga 3,28).
La gestación del Cuerpo de Cristo en la historia se va completando paulatinamente mediante este nuestro ser cristificados por obra y gracia del Espíritu de Dios. En este momento, me es grato volver con el pensamiento quinientos años atrás, o sea a los años 1506 y siguientes, cuando en estas tierras, a las que entonces venían los portugueses, se estableció el primer reino cristiano subsahariano, gracias a la fe y a la determinación del rey Dom Alfonso I Mbemba-a-Nzinga, que reinó desde el mencionado año 1506 hasta el 1543, año en que murió; el reino permaneció oficialmente católico desde el siglo XVI hasta el XVIII, con un embajador en Roma. Mirad cómo dos etnias tan diferentes - banta y lusitana - pudieron encontrar en la religión cristiana una plataforma de entendimiento, esforzándose para que ese entendimiento perdurase y las divergencias - que las hubo, y graves - no separaran los dos reinos. De hecho, el bautismo hace que todos los creyentes sean uno en Cristo.
Hoy os toca a vosotros, hermanos y hermanas, siguiendo la estela de aquellos heroicos y santos mensajeros de Dios, llevar a Cristo resucitado a vuestros compatriotas. Muchos de ellos viven temerosos de los espíritus, de los poderes nefastos de los que creen estar amenazados; desorientados, llegan a condenar a niños de la calle y también a los más ancianos, porque, según dicen, son brujos. ¿Quién puede ir a anunciarles que Cristo ha vencido a la muerte y a todos esos poderes oscuros? (cf. Ef 1,19-23; 6,10-12). Algunos objetan: "¿Porqué no los dejamos en paz? Ellos tienen su verdad; nosotros, la nuestra. Intentemos convivir pacíficamente, dejando a cada uno como es, para que realice del mejor modo su autenticidad". Pero, si nosotros estamos convencidos y tenemos la experiencia de que sin Cristo la vida es incompleta, le falta una realidad, que es la realidad fundamental, debemos también estar convencidos de que no hacemos ninguna injusticia a nadie si les mostramos a Cristo y le ofrecemos la posibilidad de encontrar también, de este modo, su verdadera autenticidad, la alegría de haber encontrado la vida. Es más, debemos hacerlo, es nuestra obligación ofrecer a todos esta posibilidad de alcanzar la vida eterna.
Muy queridos hermanos y hermanas, digámosles como el pueblo israelita: "Volvamos al Señor: él nos desgarró, él nos curará". Ayudemos a que la miseria humana se encuentre con la Misericordia divina. El Señor nos hace sus amigos, se nos entrega, nos entrega su Cuerpo en la Eucaristía, nos confía su Iglesia. Hemos de ser, pues, verdaderamente sus amigos, tener un mismo sentir con Él, querer lo que Él quiere y no querer lo que Él no quiere. Jesús mismo dijo: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando" (Jn 15,14). Que éste sea nuestro propósito común: cumplir todos juntos su voluntad: "Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda la creación" (Mc 16,15). Como hizo san Pablo, abracemos su voluntad: "No tengo más remedio que predicar el Evangelio, y ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!" (cf. 1 Co 9, 16).
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ZENIT publica el discurso que dirigió en la tarde del sábado, 21 sw Marzo de 2009, Benedicto XVI durante el encuentro con los jóvenes de Angola en el Estadio dos Coqueiros de Luanda.
Queridos amigos
Habéis venido muchos, representando a otros muchos más que están espiritualmente unidos a vosotros, para encontrar al Sucesor de Pedro y proclamar conmigo ante todos la alegría de creer en Cristo y renovar el compromiso de ser sus fieles discípulos en nuestro tiempo. Un encuentro parecido tuvo lugar en esta misma ciudad el 7 de junio de 1992 con el amado Papa Juan Pablo II; con los rasgos un poco diferentes, pero con el mismo amor en el corazón, aquí tenéis al actual Sucesor de Pedro, que os abraza a todos en Cristo Jesús, que "es el mismo ayer, y hoy y siempre" (Hb 13,8).
Deseo, ante todo, daros las gracias por esta fiesta que me ofrecéis, por la fiesta que sois vosotros, por vuestra presencia y vuestro gozo. Dirijo un saludo afectuoso a los venerados Hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio, así como a vuestros animadores. Os doy las gracias de corazón y saludo a cuantos han preparado este encuentro y, en particular, a la Comisión episcopal para la Juventud y las Vocaciones, con su Presidente, Mons. Kanda Almeida, al que agradezco las amables palabras de bienvenida que me ha dirigido. Saludo a todos los jóvenes, católicos y no católicos, que buscan una respuesta a sus problemas, algunos de los cuales han sido seguramente indicados por vuestros representantes, cuyas palabras he escuchado con gratitud. Naturalmente, el abrazo a ellos, vale también para todos vosotros.
Encontrarse con los jóvenes hace bien a todos. Tal vez tengan muchos problemas, pero llevan consigo mucha esperanza, mucho entusiasmo y deseos de volver a empezar. Jóvenes amigos, lleváis dentro de vosotros mismos la dinámica del futuro. Os invito a mirarlo con los ojos del Apóstol Juan: "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva... y también la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: "Ésta es la morada de Dios con los hombres"" (Ap 21,1-3). Queridísimos amigos, Dios marca la diferencia. Así ha sido desde la intimidad serena entre Dios y la pareja humana en el jardín del Edén, pasando por la gloria divina que irradiaba en la Tienda del Encuentro en medio del pueblo de Israel durante la travesía del desierto, hasta la encarnación del Hijo de Dios, que se unió indisolublemente al hombre en Jesucristo. Este mismo Jesús retoma la travesía del desierto humano pasando por la muerte para llegar a la resurrección, llevando consigo a toda la humanidad a Dios. Ahora, Jesús ya no está encerrado en un espacio y tiempo determinado, sino que su Espíritu, el Espíritu Santo, brota de Él y entra en nuestros corazones, uniéndonos así a Jesús mismo y, con Él, al Padre, al Dios uno y trino.
Queridos amigos, Dios ciertamente marca la diferencia... Más aún, Dios nos hace diferentes, nos renueva. Ésta es la promesa que nos hizo Él mismo: "Ahora hago el universo nuevo" (Ap 21,5). Y es verdad. Lo afirma el Apóstol San Pablo: "El que es de Cristo es una creatura nueva: lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo" (2 Co 5,17-18). Al subir al cielo y entrar en la eternidad, Jesucristo ha sido constituido Señor de todos los tiempos. Por eso, Él se hace nuestro compañero en el presente y lleva el libro de nuestros días en su mano: con ella asegura firmemente el pasado, con el origen y los fundamentos de nuestro ser; en ella custodia con esmero el futuro, dejándonos vislumbrar el alba más bella de toda nuestra vida que de Él irradia, es decir, la resurrección en Dios. El futuro de la humanidad nueva es Dios; una primera anticipación de ello es precisamente su Iglesia. Cuando os sea posible, leed atentamente la historia: os podréis dar cuenta de que la Iglesia, con el pasar de los años, no envejece; antes bien, se hace cada vez más joven, porque camina al encuentro del Señor, acercándose más cada día a la única y verdadera fuente de la que mana la juventud, la regeneración y la fuerza de la vida.
Amigos que me escucháis, el futuro es Dios. Como hemos oído hace poco, Él "enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado" (Ap 21,4). Pero, mientras tanto, veo ahora aquí algunos jóvenes angoleños - pero son miles - mutilados a consecuencia de la guerra y de las minas, pienso en tantas lágrimas que muchos de vosotros habéis derramado por la pérdida de vuestros familiares, y no es difícil imaginar las sombrías nubes que aún cubren el cielo de vuestros mejores sueños... Leo en vuestro corazón una duda que me planteáis: "Esto es lo que tenemos. Lo que nos dices, no lo vemos. La promesa tiene la garantía divina - y nosotros creemos en ella - pero ¿cuándo se alzará Dios para renovar todas las cosas?". Jesús responde lo mismo que a sus discípulos: "No perdáis la calma: creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias, y me voy a prepararos sitio" (Jn 14,1-2). Pero, vosotros, queridos jóvenes, insistís: "De acuerdo. Pero, ¿cuándo sucederá esto?". A una pregunta parecida de los Apóstoles, Jesús respondió: "No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos... hasta los confines del mundo" (Hch 1,7-8). Fijaos que Jesús no nos deja sin respuesta; nos dice claramente una cosa: la renovación comienza dentro; se os dará una fuerza de lo Alto. La fuerza dinámica del futuro está dentro de vosotros.
Está dentro..., pero ¿cómo? Como la vida está oculta en la semilla: así lo explicó Jesús en un momento crítico de su ministerio. Éste comenzó con gran entusiasmo, pues la gente veía que se curaba a los enfermos, se expulsaba a los demonios y se proclamaba el Evangelio; pero, por lo demás, el mundo seguía como antes: los romanos dominaban todavía, la vida era difícil en el día a día, a pesar de estos signos y de estas bellas palabras. El entusiasmo se fue apagando, hasta el punto de que muchos discípulos abandonaron al Maestro (cf. Jn 6,66), que predicaba, pero no transformaba el mundo. Y todos se preguntaban: En fondo, ¿qué valor tiene este mensaje? ¿Qué aporta este Profeta de Dios? Entonces, Jesús habló de un sembrador, que esparce su semilla en el campo del mundo, explicando después que la semilla es su Palabra (cf. Mc 4,3-20) y son sus curaciones: ciertamente poco, si se compara con las enormes carencias y dificultades de la realidad cotidiana. Y, sin embargo, en la semilla está presente el futuro, porque la semilla lleva consigo el pan del mañana, la vida del mañana. La semilla parece que no es casi nada, pero es la presencia del futuro, es la promesa que ya hoy está presente; cuando cae en tierra buena da una cosecha del treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.
Amigos míos, vosotros sois una semilla que Dios ha sembrado en la tierra, que encierra en su interior una fuerza de lo Alto, la fuerza del Espíritu Santo. No obstante, para que la promesa de vida se convierta en fruto, el único camino posible es dar la vida por amor, es morir por amor. Lo dijo Jesús mismo: "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero, si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna" (Jn 12,24-25). Así habló y así hizo Jesús: su crucifixión parece un fracaso total, pero no lo es. Jesús, en virtud "del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha" (Hb 9,14). De este modo, cayendo en tierra, pudo dar fruto en todo tiempo y a lo largo de todos los tiempos. En medio de vosotros tenéis el nuevo Pan, el Pan de la vida futura, la Santa Eucaristía que nos alimenta y hace brotar la vida trinitaria en el corazón de los hombres.
Jóvenes amigos, semillas con la fuerza del mismo Espíritu Eterno, que han germinado al calor de la Eucaristía, en la que se realiza el testamento del Señor. Él se nos entrega y nosotros respondemos entregándonos a los otros por amor suyo. Éste es el camino de la vida; pero se podrá recorrer sólo con un diálogo constante con el Señor y en auténtico diálogo entre vosotros. La cultura social predominante no os ayuda a vivir la Palabra de Jesús, ni tampoco el don de vosotros mismos, al que Él os invita según el designio del Padre. Queridísimos amigos, la fuerza se encuentra dentro de vosotros, como estaba en Jesús, que decía: "El Padre, que permanece en mí, Él mismo hace las obras... El que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre" (Jn 14,10.12). Por eso, no tengáis miedo de tomar decisiones definitivas. Generosidad no os falta, lo sé. Pero frente al riesgo de comprometerse de por vida, tanto en el matrimonio como en una vida de especial consagración, sentís miedo: "El mundo vive en continuo movimiento y la vida está llena de posibilidades. ¿Podré disponer en este momento por completo de mi vida sin saber los imprevistos que me esperan? ¿No será que yo, con una decisión definitiva, me juego mi libertad y me ato con mis propias manos?" Éstas son las dudas que os asaltan y que la actual cultura individualista y hedonista exaspera. Pero cuando el joven no se decide, corre el riesgo de seguir siendo eternamente niño.
Yo os digo: ¡Ánimo! Atreveos a tomar decisiones definitivas, porque, en verdad, éstas son las únicas que no destruyen la libertad, sino que crean su correcta orientación, permitiendo avanzar y alcanzar algo grande en la vida. Sin duda, la vida tiene un valor sólo si tenéis el arrojo de la aventura, la confianza de que el Señor nunca os dejará solos. Juventud angoleña, deja libre dentro de ti al Espíritu Santo, a la fuerza de lo Alto. Confiando en esta fuerza, como Jesús, arriésgate a dar este salto, por decirlo así, hacia lo definitivo y, con él, da una posibilidad a la vida. Así se crearán entre vosotros islas, oasis y después grandes espacios de cultura cristiana, donde se hará visible esa "ciudad santa, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia". Ésta es la vida que merece la pena vivir y que de corazón os deseo. Viva la juventud de Angola.
[© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Comentario a las lecturas del domingo cuarto de Cuaresma publicado en Diario de Avisos el domingo 22 de Marzo de 2009 bajo el epígrafe “el domingo, fiesta de los cristianos”.
En una noche oscura
DANIEL PADILLA
En una noche oscura, con ansias en amores...". No. No parece que fuera un itinerario místico de amor el que recorrió aquella noche Nicodemo al buscar a Jesús. Peor las palabras de Jesús que hoy leemos, y que son el final de aquel largo coloquio -"lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea en Él tenga Vida Eterna"-, denotan que Nicodemo, por un proceso de curiosidad intelectual, o por un toque de la "gracia", empezó a caminar "desde la noche" hasta el océano insondable de la Luz. Juan tiene un especial cuidado en resaltar eso: un hombre principal de los judíos vino a Jesús "de noche". ¿Qué quiere decirnos? ¿Quizá que eligió la noche por mera precaución, para que no le vieran otros fariseos? ¿Acaso que buscó la noche, por ser más propicia para un encuentro profundo, lento, sin interrupciones? ¿O, simplemente, que Nicodemo "vivía en la noche", y, al saber de Jesús, intuyó que junto a Él podría llegar a "la Verdad"? Eso parecen indicar sus palabras: "Rabí, sabemos que vienes de Dios, porque nadie puede hacer esos signos que Tú haces". Lo cierto es que ahí empezó todo. Y Jesús -punto primero-, sin excesivas contemplaciones, situó la conversación en un plano inesperado: "No podrás entender el Reino de Dios si no renaces de nuevo". (Y ahí vemos a Nicodemo, que ha ido a Jesús con el bagaje intelectual de las viejas leyes rabínicas, con los argumentos sabios de su razón, con su experiencia de la vida. Pero le dicen que para llegar a la "verdad" eso vale poco, y que "es necesario renacer de nuevo". Lo mismo le ocurrió a la samaritana que se sentía segura en el pozo de Jacob: "El agua que yo te daré hará crecer en ti un manantial que salte hacia la vida eterna". También sus compañeros de secta, tan enamorados de su templo, escucharon decir a Jesús: "Destruyan este templo y lo levantaré en tres días". Cosas parecidas oyeron los comensales de la multiplicación de los panes: "Les daré a comer mi cuerpo; les daré a beber mi sangre". ¿Qué quería decir? ¡Era un lenguaje insólito, ya lo ve Nicodemo! ¡Ahí se las vio en ese "renacer"!). Por eso -punto segundo- preguntó: "¿Cómo puede ser eso?" Y Jesús te lo fue explicando: "Hay que renacer por el agua y el Espíritu. Porque lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del espíritu, es espíritu". (Ya lo ves Nicodemo. No sólo existe la vida material, en la que "se nace, se crece y se muere". Hay otra vida superior, a la cual "se nace", en la cual "conviene crecer", y sobre todo se puede "sobrevivir", ya que se trata de "vida eterna". ¿Lo entiendes, Nicodemo?). Y -punto tercero-, ese "renacer" supone "morir" de alguna manera, dejar atrás nuestros esquemas y suficiencias humanas, y unirnos por la fe a Aquel que, con su muerte, nos trajo esa Vida: "El Hijo del Hombre tiene que ser elevado, para que todo el que crea en Él, tenga la Vida". (Tengo una curiosidad, Nicodemo. También en aquella "otra noche" repentina, que surgió a la hora de nona de la cruz, saliste tú de casa con José de Arimatea "para pedir el cuerpo de Jesús y enterrarlo". Al descolgarlo, ¿te acordaste de lo que Él te dijo: "El Hijo del Hombre tiene que ser elevado para que tengan vida"?
ZENIT publica el discurso que dirigió Benedicto XVI en la mañana deL viernes, 20 de Marzo de 2009, en la ceremonia de despedida de Camerún, que se celebró en el aeropuerto internacional Nsimalen de Yaundé.
[En francés]
Al dejar Camerún, al final de la primera etapa de mi viaje apostólico a África, deseo dar las gracias a todos por la generosa acogida que me habéis ofrecido durante estos días. El calor del sol africano se ha reflejado en el calor de la hospitalidad que me habéis dispensado. Doy las gracias, en primer lugar, al señor presidente, y a los miembros del gobierno, por su amable acogida. Doy las gracias a mis hermanos obispos y al conjunto de fieles católicos que han ofrecido el ejemplo tan estimulante de un culto gozoso y vivo durante las liturgias que hemos vivido juntos.
Estoy contento también por el hecho de que los miembros de las demás comunidades eclesiales cristianas han podido estar presentes en algunos de nuestros encuentros, y les vuelvo a presentar mis fervientes deseos, así como a sus responsables.
Quiero reconocer el trabajo que han realizado las autoridades civiles para asegurar el buen desarrollo de mi visita. Pero, por encima de todo, quiero expresar mi gratitud a todos aquellos que han rezado ardientemente para que esta visita pastoral dé frutos para la vida de la Iglesia en África. Y os pido que sigáis rezando para que la segunda asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos sea un momento de gracia para la Iglesia a través de todo el continente, un momento de renovación y de nueva entrega a la misión de llevar el mensaje regenerador del Evangelio a un mundo lacerado.
[En inglés]
Muchas realidades de las que he sido testigo aquí quedarán profundamente grabadas en mi memoria. En el Centro Cardenal Léger, fue sumamente conmovedor constatar la atención que reciben los enfermos y los discapacitados, que forman parte de los miembros más vulnerables de nuestra sociedad. Esta compasión, que es la de Cristo, es una señal segura de esperanza para el futuro de la Iglesia y de África.
Mi encuentro con los miembros de la comunidad musulmana aquí, en Camerún, ha sido también otro momento fuerte que llevaré en la memoria. Mientras avanzamos hacia una mayor comprensión mutua, rezo para que crezcamos en el respeto y estima recíprocos, y afiancemos nuestra decisión de colaborar para proclamar la dignidad que Dios ha dado a la persona humana, un mensaje que nuestro mundo fuertemente secularizado tiene necesidad de oír.
El motivo principal de mi viaje a Camerún ha sido visitar a esta comunidad católica. Con gran gozo he podido compartir algunos momentos fraternos con los obispos, y celebrar la liturgia de la Iglesia con tantos fieles. He venido precisamente para compartir con vosotros el momento histórico de la promulgación del "Instrumentum laboris" de la segunda asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos. Ciertamente estamos ante un momento de gran esperanza para África y para el mundo entero.
[En francés]
Habitantes de Camerún, os animo a percibir la importancia del momento que el Señor os ha ofrecido. Responded a su llamada que os compromete a ser portadores de reconciliación, sanación y paz a vuestras comunidades y a vuestra sociedad. Trabajad por eliminar la injusticia, la pobreza y el hambre allá donde las encontréis. Que Dios bendiga a este hermoso país, "África en miniatura", tierra de promesas, una tierra de una belleza resplandeciente. ¡Que Dios os bendiga a todos!
[Traducción del original francés e inglés realizada por Jesús Colina
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI en la tarde del jueves, 19 de Marzo de 2009, al visitar el Centro Cardenal Paul Emile Léger, instituto de rehabilitación de enfermos y discapacitados, en Yaundé.
[En francés]
Señores cardenales,
señora ministra para los Asuntos Sociales,
señora ministra de la Salud,
queridos hermanos en el episcopado
y querido monseñor Joseph Djida,
señor director del Centro Léger,
querido personal auxiliar,
queridos enfermos:
He deseado vivamente pasar estos momentos con vosotros, y me es grato poder saludaros. Os dirijo un saludo particular a vosotros, hermanos y hermanas que soportáis el peso de la enfermedad y el sufrimiento. Sabéis que no estáis solos en vuestro dolor, porque Cristo mismo es solidario con los que sufren. Él revela a quienes padecen el lugar que tienen en el corazón de Dios y en la sociedad. El evangelista Marcos nos ofrece como ejemplo la curación de la suegra de Pedro. Dice que le hablan a Jesús de la enferma sin más preámbulos, y "Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó" (Mc 1,30-31). En este pasaje del Evangelio, vemos a Jesús pasar un día con los enfermos para confortarlos. Así, con gestos concretos, nos manifiesta su ternura y bondad para con todos los que tienen el corazón roto y el cuerpo herido.
Desde este Centro que lleva el nombre del Cardenal Paul-Émile Léger, que vino de Canadá a estar con vosotros para curar los cuerpos y las almas, no me olvido de los que en su casa, en el hospital, en los ambientes especializados o en los ambulatorios, tienen una discapacidad motriz o mental, ni de los que llevan en su cuerpo la marca de la violencia o la guerra. Pienso también en todos los enfermos y, sobre todo aquí, en África, en los que padecen enfermedades como el sida, la malaria y la tuberculosis. Sé bien que, entre vosotros, la Iglesia católica está intensamente comprometida en una lucha eficaz contra estos males terribles, y la animo a proseguir con determinación esta obra urgente. Deseo portaros a todos vosotros, probados por la enfermedad y el dolor, así como a vuestras familias, un poco de consuelo de parte del Señor, renovaros mi cercanía e invitaros a dirigiros a Cristo y a María, que Él nos ha dado como Madre. Ella conoció el dolor y siguió a su Hijo en el camino del Calvario, guardando en su corazón el mismo amor que Jesús vino a traer a todos los hombres.
Ante el sufrimiento, la enfermedad y la muerte, el hombre tiene la tentación de gritar a causa del dolor, como hizo Job, cuyo nombre significa "el que sufre" (cf. Gregorio Magno, Moralia in Job, I, 1,15). Jesús mismo gritó poco antes de morir (cf. Mc 15,37; Hb 5,7). Cuando nuestra condición se deteriora, aumenta la ansiedad; a algunos les viene la tentación de dudar de la presencia de Dios en su vida. Por el contrario, Job es consciente de que Dios está presente en su existencia; su grito no es de rebelión, sino que, desde lo más hondo de su desventura, hace asomar su confianza (cf. Jb 19; 42,2-6). Sus amigos, como todos nosotros ante el sufrimiento de un ser querido, tratan de consolarlo, pero utilizan palabras vanas.
[En inglés]
Ante la presencia de sufrimientos atroces, nos sentimos desarmados y no encontramos las palabras adecuadas. Ante un hermano o hermana sumido en el misterio de la Cruz, el silencio respetuoso y compasivo, nuestra presencia apoyada por la oración, una mirada, una sonrisa, pueden valer más que tantos razonamientos. Un pequeño grupo de hombres y mujeres vivió esta experiencia, entre ellos la Virgen María y el Apóstol Juan, que siguieron a Jesús hasta el culmen de su sufrimiento en su pasión y muerte en la cruz. Entre ellos, nos dice el Evangelio, había un africano, Simón de Cirene. A él le encargaron ayudar a Jesús a llevar su cruz en el camino del Gólgota. Este hombre, aunque involuntariamente, ha ayudado al Hombre de dolores, abandonado por todos y entregado a una violencia ciega. La historia, pues, nos recuerda que un africano, un hijo de vuestro Continente, participó con su propio sufrimiento en la pena infinita de Aquel que ha redimido a todos los hombres, incluidos sus perseguidores. Simón de Cirene no podía saber que tenía ante sí a su Salvador. Fue "reclutado" para ayudar (cf. Mc 15,21); se vio obligado, forzado a hacerlo. Es difícil aceptar llevar la cruz de otro. Sólo después de la resurrección pudo entender lo que había hecho. Así sucede con cada uno de nosotros, hermanos y hermanas: en la cúspide de la desesperación, de la rebelión, Cristo nos propone su presencia amorosa, aunque cueste entender que Él está a nuestro lado. Sólo la victoria final del Señor nos revelará el sentido definitivo de nuestras pruebas.
¿Acaso no puede decirse que todo africano es de algún modo miembro de la familia de Simón de Cirene? Cada africano y cada uno que sufre, ayudan a Cristo a llevar su Cruz y ascienden con Él al Gólgota para resucitar un día con Él. Al ver la infamia que se le hace a Jesús, contemplando su rostro en la Cruz y reconociendo la atrocidad de su dolor, podemos vislumbrar, por la fe, el rostro radiante del Resucitado que nos dice que el sufrimiento y la enfermedad no tendrán la última palabra en nuestra vida humana. Rezo, queridos hermanos y hermanas, para que os sepáis reconocer en este "Simón de Cirene". Pido, queridos hermanas y hermanos enfermos, que se acerquen también a vuestra cabecera muchos "Simón de Cirene".
Después de la resurrección, y hasta hoy, hay muchos testigos que se han dirigido, con fe y esperanza, al Salvador de los hombres, reconociendo su presencia en medio de su prueba. El Padre de toda misericordia acoge siempre con benevolencia la oración de quien se dirige a Él. Responde a nuestra invocación y nuestra plegaria como quiere y cuando quiere, para nuestro bien y no según nuestros deseos. A nosotros nos toca discernir su respuesta y acoger como una gracia los dones que nos ofrece. Fijemos nuestros ojos en el Crucificado, con fe y valor, pues de Él proviene la Vida, el consuelo, la sanación. Miremos a Aquel que desea nuestro bien y sabe enjugar las lágrimas de nuestros ojos; aprendamos a abandonarnos en sus brazos como un niño pequeño en los brazos de su madre.
[En francés]
Los santos nos han dado un buen ejemplo con su vida totalmente entregada a Dios, nuestro Padre. Santa Teresa de Ávila, que había puesto a su nuevo monasterio bajo el patrocinio de San José, fue curada de una enfermedad el mismo día de su fiesta. Decía que nunca le había implorado en vano, y recomendaba a todos los que pensaban que no sabían rezar: "No sé, escribía, cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no le den gracias a San José por lo bien que les ayudó en ellos. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro y no errará en el camino" (Vida, 6). Como intercesor por la salud del cuerpo, la santa veía en san José un intercesor para la salud del alma, un maestro de oración, de plegaria.
Escojámoslo, también nosotros, como maestro de oración. No sólo quienes estamos
sanos, sino también vosotros, queridos enfermos, y todas las familias. Pienso sobre todo en los que formáis parte del personal hospitalario, y en todos los que trabajan en el mundo de la sanidad. Al acompañar a los que sufren con vuestra atención y las curas que les dispensáis, practicáis una obra de caridad y amor, que Dios tiene en cuenta: "Estuve enfermo y me visitasteis" (Mt 25,40). Corresponde a vosotros, médicos e investigadores, llevar a cabo todo lo que sea legítimo para aliviar el dolor; os compete, en primer lugar, proteger la vida humana, ser defensores de la vida desde su concepción hasta su término natural. Para toda persona, el respeto de la vida es un derecho y, al mismo tiempo, un deber, porque cada vida es un don de Dios. Deseo dar gracias al Señor con vosotros por todos los que, de una u otra manera, trabajan al servicio de las personas que sufren. Animo a los sacerdotes y a quienes visitan a los enfermos a comprometerse de forma activa y amable en la pastoral sanitaria en los hospitales o en asegurar una presencia eclesial a domicilio, para consuelo y apoyo espiritual de los enfermos. Según su promesa, Dios os pagará el salario justo y os recompensará en el cielo.
Antes de saludaros personalmente y despedirme de vosotros, quisiera aseguraros a todos mi cercanía afectuosa y mi oración. También quiero expresar mi deseo de que cada uno de vosotros nunca se sienta solo. En efecto, corresponde a cada hombre, creado a imagen de Cristo, convertirse en prójimo de quien tiene cerca. Os encomiendo a todos a la intercesión de la Virgen María, Madre nuestra, y a la de San José. Que Dios nos conceda ser unos para otros, mensajeros de la misericordia, la ternura y el amor de nuestro Dios, y que Él os bendiga.
[© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI en la tarde del jueves, 19 de Mrzo de 2009, a los miembros del Consejo Especial para África del Sínodo de los Obispos en la Nunciatura Apostólica de Yaundé.
queridos hermanos en el episcopado:
Con profunda alegría os saludo a todos, en esta tierra de África. En 1994, mi amado predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II, convocó para ella la Primera Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos, como muestra de solicitud pastoral por este Continente tan rico tanto en promesas como en urgentes necesidades humanas, culturales y espirituales. Esta mañana lo he llamado "el continente de la esperanza". Recuerdo con gratitud la firma de la Exhortación Apostólica postsinodal Ecclesia in Africa, que tuvo lugar hace 14 años en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre de 1995.
Expreso mi agradecimiento a monseñor Nikola Eterović, secretario general del Sínodo de los Obispos, por las palabras que me ha dirigido en vuestro nombre, queridos miembros del Consejo Especial para África, al comienzo de este encuentro con vosotros en tierra africana. Toda la Iglesia mira con atención a este encuentro con vistas a la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, que, si Dios quiere, se celebrará el próximo octubre. El tema es: "La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz. "Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo" (Mt 5,13.14)".
Agradezco vivamente a los cardenales, a los arzobispos y a los obispos, miembros del Consejo Especial para África, por su colaboración cualificada en la redacción de los Lineamenta y del Instrumentum laboris. Os estoy muy reconocido, queridos hermanos en el episcopado, por haber presentado también en vuestras aportaciones aspectos importantes de la situación eclesial y social actual de vuestros países de origen y de la región. De este modo, habéis destacado el gran dinamismo de la Iglesia en África, pero también habéis evocado los desafíos que el Sínodo tendrá que examinar, para que el crecimiento de la Iglesia en África no sea solamente cuantitativo sino también cualitativo.
Queridos hermanos, al comienzo de mi reflexión, me parece importante subrayar que vuestro continente ha sido santificado por Jesús mismo, nuestro Señor. En los albores de su vida terrestre, tristes circunstancias hicieron que pisara el suelo africano. Dios escogió vuestro continente como morada de su Hijo. A través de Jesús, Dios ha salido ciertamente al encuentro de cada hombre, pero de una manera particular del hombre africano. África ofreció al Hijo de Dios una tierra que lo ha alimentado y una protección eficaz. Por Jesús, hace dos mil años, Dios ha traído en persona la luz y la sal a África. Desde entonces, la semilla de su presencia es en el fondo de los corazones de este querido continente y germina poco a poco más allá y a través de los avatares de la historia humana de vuestra tierra. África marcó una etapa importante en la Encarnación, el primer momento de la kénosis, porque acogió el abajamiento y el despojo del Hijo de Dios antes de volver a la Tierra Prometida. Gracias a la venida de Cristo, que la ha santificado con su presencia física, África recibió una llamada especial para conocer a Cristo. Que los africanos se sientan orgullosos. Meditando y ahondando espiritual y teológicamente en esta primera etapa, el africano podrá encontrar fuerzas suficientes para afrontar su diario caminar, a veces duro, y descubrir así inmensos espacios de fe y de esperanza que le ayuden a crecer en Dios.
Algunos momentos significativos de la historia cristiana de este continente pueden recordarnos los lazos profundos que existen desde sus orígenes entre África y el cristianismo. Según una venerable tradición patrística, el evangelista san Marcos, que "transmitió por escrito lo que Pedro predicó" (Ireneo, Adversus Haereses III, I,1), vino a Alejandría a avivar la semilla plantada por el Señor. Este evangelista dio testimonio en África de la muerte en cruz del Hijo de Dios -último momento de la kénosis- y de su exaltación, para que "toda lengua proclame: "Jesucristo es el Señor" para gloria de Dios Padre" (Flp 2,11). La Buena Nueva de la venida del Reino de Dios se extendió rápidamente por el norte de vuestro Continente, donde hubo ilustres mártires y santos, y engendró insignes teólogos.
Tras haber sido probado por vicisitudes históricas, el cristianismo sólo permaneció, durante casi un milenio, en la parte nororiental del Continente. Con la llegada de los europeos, que buscaban la ruta de las Indias, en los siglos XV y XVI, las poblaciones subsaharianas encontraron a Cristo. Fueron las poblaciones litorales las primeras que recibieron el bautismo. En los siglos XIX y XX, el África subsahariana vio llegar misioneros, hombres y mujeres que provenían de todo el Occidente, de Latinoamérica y también de Asia. Quiero rendirles un homenaje por la generosidad de su respuesta incondicional a la llamada del Señor y por su ardiente celo apostólico. Y siguiendo adelante, quisiera hablar de los catequistas africanos, compañeros inseparables de los misioneros en la evangelización. Dios había preparado el corazón de algunos laicos africanos, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, para recibir sus dones y para llevar la luz de su Palabra a sus hermanos. Laicos con laicos, supieron encontrar en la lengua de sus padres las palabras de Dios que tocaron el corazón de sus hermanos. Supieron compartir el sabor de la sal de la Palabra y dar esplendor a la luz de los Sacramentos que anunciaban. Acompañaron a las familias en su crecimiento espiritual, alentaron las vocaciones sacerdotales y religiosas, y sirvieron de enlace entre sus comunidades y los sacerdotes y los obispos. Con toda naturalidad, llevaron a cabo una enculturación eficaz, que produjo excelentes frutos (cf. Mc 4,20). Fueron los catequistas quienes consiguieron que la "luz brille ante los hombres" (Mt 5,16), porque, viendo el bien que hacían, poblaciones enteras pudieron dar gloria a Nuestro Padre que está en los cielos. Africanos que evangelizaron a africanos. Evocando su gloriosa memoria, saludo y animo a sus dignos sucesores que trabajan hoy con la misma abnegación, el mismo ímpetu apostólico y la misma fe que sus predecesores. Que Dios les bendiga con abundancia. Durante este período, la tierra africana se ha ennoblecido con numerosos santos. Me limito a citar a los gloriosos mártires de Uganda, los grandes misioneros Anne-Marie Javouhey y Daniel Comboni, así como a sor Anuarite Nengapeta y al catequista Isidoro Bakanja, sin olvidar a la humilde Josefina Bakhita.
Estamos actualmente en un momento histórico que, desde el punto de vista civil, coincide con la independencia reencontrada, y desde el punto de vista eclesial, con el Concilio Vaticano II. La Iglesia en África ha preparado y acompañado durante este período la construcción de nuevas identidades nacionales y, paralelamente, ha intentado traducir la identidad de Cristo siguiendo sus propios caminos. Desde que la Jerarquía se fue poco a poco africanizando, a partir de la ordenación por el Papa Pío XII de obispos de vuestro Continente, la reflexión teológica comenzó a desarrollarse. Sería bueno que vuestros teólogos siguieran hoy explorando la hondura del misterio trinitario y su significado para el día a día africano. Tal vez este siglo permita, con la gracia de Dios, un renacer en vuestro Continente, aunque ciertamente de una forma nueva, de la prestigiosa Escuela de Alejandría. ¿Por qué no esperar que, de este modo, se pueda ofrecer a los Africanos de hoy, y a la Iglesia universal, grandes teólogos y maestros espirituales que contribuyan a la santificación de los habitantes de este Continente y de toda la Iglesia? La Primera Asamblea Especial del Sínodo de Obispos permitió señalar las líneas a seguir y puso de relieve, entre otras, la necesidad de ahondar y encarnar el misterio de una Iglesia-Familia.
Quisiera sugerir ahora algunas reflexiones sobre el tema específico de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, sobre la reconciliación, la justicia y la paz.
Según el Concilio Ecuménico Vaticano II, "la Iglesia es en Cristo como un sacramento o signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano" (Lumen gentium, 1). Para llevar a cabo adecuadamente su misión, la Iglesia debe ser una comunidad de personas reconciliadas con Dios y entre ellas. Así, puede anunciar la Buena Nueva de la reconciliación a la sociedad actual, que lamentablemente padece en muchos sitios conflictos, violencias, guerras y odio. Vuestro continente no se ha librado, y ha sido triste escenario de graves tragedias que reclaman una verdadera reconciliación entre los pueblos, las etnias y los hombres. Para nosotros los cristianos, esta reconciliación radica en el amor misericordioso de Dios Padre y se realiza a través de la persona de Jesucristo, que, en el Espíritu Santo, ha ofrecido a todos la gracia de la reconciliación. Las consecuencias se manifestarán a través de la justicia y la paz, indispensables para construir un mundo mejor.
En realidad, en el contexto sociopolítico y económico actual del continente africano, ¿qué puede haber más dramático que las luchas, frecuentemente sangrientas, entre grupos étnicos o pueblos hermanos? Y, puesto que el Sínodo de 1994 insistió en la Iglesia-Familia de Dios, ¿cuál puede ser la aportación del de este año para la construcción de África, sedienta de reconciliación y en busca de justicia y paz? Las guerras locales o regionales, las masacres y los genocidios que tienen lugar en el continente han de interpelarnos de manera muy especial: si es verdad que en Jesucristo formamos parte de la misma familia y compartimos la misma vida, puesto que por nuestras venas circula la misma Sangre de Cristo, que nos convierte en hijos de Dios, miembros de la Familia de Dios, no deberían existir más odios, injusticias y guerras entre hermanos.
Al constatar el aumento de la violencia y el auge del egoísmo en África, el Cardenal Bernardin Gantin, de venerada memoria, proponía en 1988 una teología de la Fraternidad, como respuesta al clamor apremiante de los pobres y de los más pequeños (L'Osservatore Romano, ed. francesa, 12 abril 1988, pp. 4-5). Quizá pensaba en lo que escribió el africano Lactancio a comienzos del siglo IV: "El primer deber de la justicia es reconocer al hombre como hermano. En efecto, si el mismo Dios nos ha hecho y nos ha engendrado a todos de la misma condición, con vistas a la justicia y a la vida eterna, estamos unidos ciertamente por vínculos de fraternidad: quien no los reconozca es injusto" (Epitome, 54,4-5). La Iglesia-Familia de Dios que vive en África, ha hecho una opción preferencial por los pobres desde la Primera Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos. Manifiesta así que la situación de deshumanización y de opresión que aflige a los pueblos africanos no es irreversible; por el contrario, pone a cada uno ante a un desafío, el de la conversión, la santidad y la integridad.
El Hijo, por el que Dios nos habla, es Él mismo Palabra encarnada. Esto ha sido objeto de las reflexiones de la reciente XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Hecha carne, esta Palabra está al origen de lo que somos y hacemos; es el fundamento de toda vida. Así pues, se han de valorar las tradiciones africanas a partir de esa Palabra, corrigiendo y perfeccionando su concepto de la vida, del hombre y de la familia. Jesucristo, Palabra de vida, es fuente y plenitud de todas nuestras vidas, porque el Señor Jesús es el único mediador y redentor.
Es urgente que las comunidades cristianas sean, cada vez más, lugares de escucha profunda de la Palabra de Dios y de lectura meditativa de la Sagrada Escritura. Por medio de esa lectura meditativa y comunitaria en la Iglesia, el cristiano encuentra a Cristo resucitado que le habla y le devuelve la esperanza en la plenitud de vida que Él da al mundo.
Por lo que se refiere a la Eucaristía, ésta hace realmente presente en la historia al Señor. Por su Cuerpo y su Sangre, Cristo entero se hace sustancialmente presente en nuestras vidas. Está con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos (cf. Mt 28,20) y nos envía de nuevo a las realidades cotidianas, para que podamos llenarlas con su presencia. En la Eucaristía se manifiesta claramente que la vida es una relación de comunión con Dios, con nuestros hermanos y nuestras hermanas, y con toda la creación. La Eucaristía es fuente de unidad reconciliada en la paz.
La Palabra y el Pan de vida ofrecen luz y alimento, como antídoto y viático en la fidelidad al Maestro y Pastor de nuestras almas, para que la Iglesia en África cumpla el servicio de reconciliación, de justicia y de paz, según el programa de vida dado por el Señor mismo: "Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo" (Mt 5,13.14). Para serlo de verdad, los fieles han de convertirse y seguir a Jesucristo, ser sus discípulos, para ser testigos de su poder salvador. Durante su vida terrena, Jesús era "poderoso en obras y palabras" (Lc 24,19). Por su resurrección, ha sometido a principados y potestades (cf. Col 2,15), a todo poder del mal, para liberar a los que han sido bautizados en su nombre. "Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado" (Ga 5,1). La vocación cristiana consiste en dejarse liberar por Jesucristo. Él ha vencido el pecado y la muerte y ofrece a todos la plenitud de la vida. En el Señor Jesús, ya no hay judíos ni gentiles, ni hombres y mujeres (cf. Ga 3,28). En su carne, ha reconciliado a todos los pueblos. Con la fuerza del Espíritu Santo, dirijo a todos este llamamiento: "Dejaos reconciliar" (2 Co 5,20). Ninguna diferencia étnica o cultural, de raza, sexo o religión, ha de ser para vosotros motivo de enfrentamiento. Todos sois hijos del único Dios, nuestro Padre, que está en los cielos. Con esta convicción será posible construir una África más justa y pacífica, a la altura de las esperanzas legítimas de todos sus hijos.
Finalmente, os invito a fomentar la preparación del Sínodo, recitando también con los fieles la oración conclusiva del Instrumentum laboris, que he entregado esta mañana, para el buen éxito de la Asamblea Sinodal.
Oremos juntos ahora, queridos hermanos:
Santa María, Madre de Dios, Protectora de África, tú has dado al mundo la luz verdadera, Jesucristo. Por tu obediencia al Padre y por la gracia del Espíritu Santo, nos has dado la fuente de nuestra reconciliación y nuestra justicia, Jesucristo, nuestra paz y nuestro gozo.
Madre de ternura y sabiduría, muéstranos a Jesús, tu Hijo e Hijo de Dios, ayúdanos en nuestro camino de conversión, para que Jesús haga brillar su Gloria sobre nosotros en todos los aspectos de nuestra vida personal, familiar y social.
Madre llena de misericordia y de justicia, por tu docilidad al Espíritu Consolador alcánzanos la gracia de ser testigos del Señor Resucitado, para que seamos cada vez más la sal de la tierra y la luz del mundo.
Madre del Perpetuo Socorro, confiamos a tu maternal intercesión la preparación y los frutos del Segundo Sínodo para África. Reina de la Paz, ruega por nosotros. Nuestra Señora de África, ruega por nosotros.
[© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT publica el discurso que dirigió Benedicto XVI en la ceremonia de bienvenida a Angola, que tuvo lugar a las 12,45 horas del viernes 20 de Marzo de 2009 en el aeropuerto "4 de fevereiro" de Luanda, con la participación del presidente Eduardo Dos Santos.
Excelentísimo señor presidente de la República,
ilustrísimas autoridades civiles y militares,
venerados hermanos en el episcopado,
queridos amigos angoleños:
Con vivos sentimientos de deferencia y amistad, pongo pie en el suelo de esta noble y joven Nación, en el ámbito de una visita pastoral que espiritualmente tiene como horizonte todo el Continente africano, aunque haya tenido que limitar mis pasos a Yaundé y a Luanda. Que todos sepan que, en mi corazón y en mi plegaria, tengo presente a África en general y al pueblo de Angola en particular, al que deseo ofrecer un cordial aliento para proseguir por la vía de la pacificación y la reconstrucción del país y las instituciones.
Comienzo, señor presidente, agradeciendo la amable invitación que me ha hecho de visitar Angola y las cordiales expresiones de bienvenida que me acaba de dirigir. Acepte mi deferente saludo y los mejores deseos, que hago extensivos a las otras autoridades que han tenido la amabilidad de venir a recibirme. Saludo a toda la Iglesia católica en Angola en la persona de sus obispos aquí presentes, y agradezco a todos los amigos angoleños la cariñosa acogida que me han dispensado. Y que llegue también mis sentimientos de amistad a los que me siguen a través de la radio y la televisión, en la certeza de la benevolencia del Cielo sobre la misión común que nos ha sido confiada: edificar juntos una sociedad más libre, más pacífica y más solidaria.
¿Cómo no recordar a aquel ilustre visitante que bendijo Angola en junio de 1992, mi amado predecesor Juan Pablo II? Incansable misionero de Jesucristo hasta los extremos confines de la tierra, él ha indicado el camino hacia Dios, invitando a todos los hombres de buena voluntad a escuchar la propia conciencia rectamente formada y a edificar una sociedad de justicia, de paz y de solidaridad, en la caridad y en el perdón recíproco. En cuanto a mí, os recuerdo que provengo de un país en el que la paz y la hermandad son sentidas muy dentro del corazón de todos sus habitantes, especialmente de los que --como yo-- han conocido la guerra y la división entre hermanos pertenecientes a la misma nación a causa de ideologías desoladoras e inhumanas, la cuales, bajo la falaz apariencia de sueños e ilusiones, hicieron pesar sobre los hombres el yugo de la opresión. Podéis entender, pues, lo sensible que soy al diálogo entre los hombres como medio para superar toda forma de conflicto y tensión, y para hacer de cada nación --y por tanto también de vuestra patria-- una casa de paz y hermandad. Para alcanzar este fin, debéis tomar de vuestro patrimonio espiritual y cultural los mejores valores de los que Angola es portadora, y salir al encuentro unos de otros sin miedo, aceptando compartir la riqueza espiritual y material de cada uno, en beneficio de todos.
¿Cómo no pensar aquí en la población de la provincia de Kunene, afectada por lluvias torrenciales e inundaciones que han provocado numerosos muertos y dejado sin hogar a tantas familias por la destrucción de sus casas? A ellas deseo hacer llegar en su prueba la seguridad de mi solidaridad, junto con un aliento especial a tener confianza para recomenzar con la ayuda de todos.
Queridos angoleños, vuestro territorio es rico; vuestra nación es fuerte. Utilizad estas cualidades vuestras para favorecer la paz y el acuerdo entre los pueblos, sobre una base de lealtad e igualdad que promuevan ese futuro pacífico y solidario para África, que todos anhelan y al que tienen derecho. Para ello, os ruego: No os rindáis a la ley del más fuerte. Porque Dios ha concedido a los seres humanos la capacidad de elevarse, por encima de sus tendencias naturales, con las alas de la razón y de la fe. Si os dejáis llevar por estas alas, no os será difícil reconocer en el otro a un hermano, que ha nacido con los mismos derechos humanos fundamentales. Lamentablemente, dentro de vuestros confines angoleños hay todavía muchos pobres que reivindican el respeto de sus derechos. No se puede olvidar la multitud de angoleños que viven por debajo del umbral de la pobreza absoluta. No decepcionéis sus expectativas.
Se trata de una tarea ingente, que requiere una mayor participación cívica por parte de todos. Es necesario implicar en ella a toda la sociedad civil angoleña; pero ésta ha de presentarse ante dicho reto de manera más fuerte y articulada, tanto entre las fuerzas que la componen como también en el diálogo con el Gobierno. Para dar vida a una sociedad realmente preocupada por el bien común, se necesitan valores compartidos por todos. Estoy convencido de que Angola podrá encontrarlos hoy también en el Evangelio de Jesucristo, como ocurrió tiempo atrás con un ilustre antepasado vuestro, Dom Afonso I Mbemba-a-Nzinga; por obra suya surgió hace quinientos años en Mbanza Congo un reino cristiano, que sobrevivió hasta el siglo XVIII. De sus cenizas pudo brotar luego, entre los siglos XIX y XX, una Iglesia renovada que no ha dejado de crecer hasta nuestros días. Demos gracias a Dios por ello. He aquí el motivo inmediato que me ha traído a Angola: encontrarme con una de las más antiguas comunidades católicas del África subecuatorial, para confirmarla en su fe en Jesús resucitado y unirme a las súplicas de sus hijos e hijas para que el tiempo de la paz, en la justicia y en la fraternidad, no conozca ocaso en Angola, permitiéndola cumplir la misión que Dios le ha confiado a favor de su pueblo y en el concierto de las Naciones. ¡Que Dios bendiga Angola!
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ZENIT publica el discurso que pronunció Benedicto XVI a las autoridades políticas y civiles y al Cuerpo Diplomático en el salón de honor del palacio presidencial de Luanda.