Adoración ante el Santísimo Sacramento en la noche del Jueves Santo que se celebrará comunitariamente en la Iglesia de La Guancha siguiendo las indicaciones de "HORA SANTA", publicada en Cuaderno de Caritas "LA ESPESURA DEL AMOR, DIOS" CUARESMA Y PASCUA 2009.
INTRODUCCIÓN
Queremos acompañar a Jesús a lo largo de esta noche. Una hora, pero no de reloj, el tiempo como tal no importa tanto, sino el espíritu y la intensidad.
Decimos hora santa. ¡Ojalá lo sea! Santa, porque encaja dentro de una noche santa, de una semana santa. Santa, porque queremos estar más cerca de Jesús, fuente de toda santidad. Santa, porque nos abrimos a la presencia del Espíritu Santo. Que Él venga en ayuda de nuestra flaqueza y nos enseñe a orar.
Acompañar a Jesús es poco. Mejor es unirse a él, compartir sus sentimientos, poner nuestro corazón junto al suyo. Esto exige silencio interior y vaciamiento espiritual.
— Ven, Espíritu Santo.
Llénanos de tu luz y de tu amor.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, Jesucristo, tu Hijo, al derramar su sangre por nosotros, se adentró en su misterio pascual; recuerda, pues, que tu ternura y tu misericordia son eternas, santifica a tus hijos y protégelos siempre (Celebración de la Pasión).
Sangre derramada
Ya en la última Cena Jesús se adentró, anticipándolo, en el misterio pascual; ya nos ofreció su cuerpo roto y su sangre derramada. Valoremos esta entrega eucarística del Señor. Es misterio de amor hasta el fin. No sólo rompe su cuerpo, sino que nos lo da a comer. No sólo derrama su sangre, sino que nos la da a beber. Comer el cuerpo y beber la sangre es la mayor compenetración que se puede dar con una persona, una comunión vital.
Alma de Cristo, santifícame...
Junto a Jesús se hizo presente un ángel. Que esta noche estemos también nosotros junto a Jesús, como ángeles de amistad, de consuelo.
No queremos fijarnos solamente en los aspectos dolorosos de la Pasión, fijémonos mas bien en los aspectos amorosos. Dios nos hace saber que su ternura y su misericordia son eternas.
- Tu misericordia, Señor, es lo más fuerte.
- Tu misericordia, Señor, sostiene el mundo.
- Tu misericordia, Señor, es infinitamente más grande que el abismo de nuestras miserias.
- Tu misericordia, Señor, no tiene límites ni fondo.
- Tu misericordia, Señor, es nuestra esperanza.
- Tu misericordia, Señor, es lo que nos salva.
CANTO: Salmo a la misericordia del Señor.
LECTURAS
Jn 15,1-17
- Esta palabra nos sirve para repasar y profundizar en la celebración de la tarde.
- Eco de esta palabra: Vid... Savia... Unión... Sarmientos secos... Purificación... Poda... Frutos... Permanencia... amor extremo... Morir de amor... Amor mutuo... Amistad... Iniciativa divina... Misión...
- Adaptación eucarística: Por la Eucaristía nos injertamos en Cristo Vid. Pasa a nosotros la savia de su Espíritu, de su amor. Su palabra nos limpia y purifica. Celebra con nosotros su mejor amistad y su mayor amor. Nos envía para que demos fruto, para que lo llenemos todo de amor eucarístico.
Permaneced en mi amor
2. LA ORACIÓN DEL HUERTO
MC 14,32-42
Getsemaní es la noche triste de Jesús, la hora crítica. Una hora que duró una eternidad. Jesús entró en agonía, y su agonía traspasa los siglos.
Getsemaní es noche oscura.
Getsemaní es soledad.
Getsemaní es ceguera e ingratitud de los amigos. Getsemaní es pavor.
Getsemaní es angustia.
Getsemaní es tristeza de muerte.
Getsemaní es sequedad, repetir y repetir las mismas palabras. Getsemaní es súplica desgarrada.
Getsemaní es silencio.
Getsemaní es lucha con Dios, hasta dejarse vencer. Getsemaní es cercanía de algún ángel bueno. Getsemaní es victoria del sí, en total radicalidad.
Pero Getsemaní no fue, es, sigue existiendo:
¿QUÉ VES EN LA NOCHE, DINOS CENTINELA?
(Recitar alternando, y meditar.)
LA PASIÓN TRINITARIA
El Hijo de Dios se encarnó, padeció, murió, resucitó.
Pero el Padre y el Espíritu no se desentienden de esta historia.
Podemos hablar de Pasión trinitaria, o al menos de Compasión.
Lo que padece el Hijo ¿no lo va a padecer-con-él también el Padre? ¿O es que al Padre le daban ganas de reír cuando veía a su Hijo llorar? ¿O es que el Padre quería que su Hijo padeciera? Y en cuanto al Espíritu no podía hacer otra cosa que envolver al Padre y al Hijo en su compasión y en su consuelo. Cuando Jesús reza o gime o llora, el Espíritu está rezando, gimiendo, llorando con él. Dicho poéticamente: «El brazo de Longinos ha llegado más allá del Corazón de Cristo, ha abierto a Dios, ha pasado hasta el centro mismo de la Trinidad» (P. CLAUDEL).
El Padre nos entregó a su Hijo por amor. No lo entregó para que padeciera y muriera, sino para que amara hasta la pasión y la muerte.
El Hijo se entregó a nosotros por amor. «Me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20), «Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma» (Ef 5,2). La nota vibrante la da siempre el amor.
El Espíritu Santo es el mismo Amor entregado y compartido, es el que está haciendo posible toda entrega, es el que está poniendo en todo la Pasión, el toque de redención y de gracia. Es la sangre de la sangre y el amor de todo amor.
CANTO: Cantemos al amor de los amores.
PRECES
Ante el Cristo caído en tierra por la soledad y la angustia pongamos todos los que están sufriendo su propio Getsemaní.
ORACIÓN
Señor Jesús, toca nuestro corazón en la hora difícil, que nadie se sienta solo en la noche triste, que todos encuentren la mano amiga en los momentos de crisis, que tu debilidad nos haga fuertes y tu oscuridad encienda nuestra fe.
NOCHE OSCURA – NOCHE CLARA DE CRISTO
(Recordando a S. Juan de la Cruz.)
En una noche oscura
las luces más queridas se apagaban,
el temor, la amargura,
en mi alma rebosaban,
la soledad tan sólo acompañaba.
En noche caminando,
parecía subir una montaña;
en la noche rezando,
sudor de sangre baria
mi cuerpo, mis vestidos, mis entrañas.
Ni suave luz de luna
ni amistosas estrellas en el cielo;
en la noche lobuna
gritaba mis desvelos
y no había respuesta ni consuelo.
En la noche sin calma,
y después de tres horas de agonía,
se encendió luz en mi alma
y alguien me respondía,
y a la cima del monte me subía.
Una noche de amores,
que alumbró nuevo día tenebroso.
Llegaron los traidores
con su terrible acoso
y subiéronme al monte doloroso.