Martes, 14 de abril de 2009

Ejemplos que nos ayudan publicados en la HOJA DE DIFUSIÓN PARROQUIAL DE SANTA RITA DE CASIA DE PUNTA BRAVA Y DE SAN PABLO APÓSTOL EN LAS DEHESAS - PUERTO DE LA CRUZ "Como las Hormigas", número 205.


Santa Genoveva, patrona de París. Nació en Nanterre, cerca de París, hacia el año 422. Desde pe­queña promete a Dios su vida y su virginidad, con la bendición de San Germán de Auxerre. Su vida de oración y penitencia, irradian amor, modestia y prudencia. En el año 451, se cierne amenazadora la som­bra de Atila, que "por donde quiera que pasaba no crecía más la hier-ba". A su paso muchos huyen de pánico; pero Santa Genoveva, anima al pueblo a no tener miedo y les dice que si oran al Señor, les promete que no pasará nada. Así, milagrosamente, el terrible Atila, pasa de largo por París, y se dirige a Orleans, en donde es derrotado por los romanos y sus aliados.

Poco más tarde, como una heroína, se entrega en cuerpo y alma y con una gran eficacia a superar el pánico del hambre, para que nadie le falte la comida. Cuando el imperio romano deja el gobierno en manos de la monarquía Francesa, Santa Genoveva, con su prestigio, y su santidad y su gran personalidad, contribuye definitivamente para que todo París y luego Francia, se cristianice.

Tras haber cristianizado con su vida ejemplar el París del siglo V, todo el pueblo, los Obispos, los Reyes Childerico y Clodoveo y la Reina Santa Clotilde la respetan y la veneran. Al encontrarse con San Germán le dijo que nunca había tenido otro pensamiento sino ser toda de Dios y abrazar la profesión de las Vírgenes cristianas. Cada día crecía en ella su amor a Jesucristo y a la Santa Iglesia. Dios le probó por algunos años con una terrible persecución y nuevamente San Germán, en su regreso de Inglaterra, es él qué hace justicia contra las persecuciones de los envidiosos que querían hundir a la Santa.

La dulzura, la humildad, la paciencia, la inalterable tranquilidad, que mostraba la Santa en medio de tantas intrigas y persecuciones, hicieron abrir los ojos a sus perseguidores, para que resplan­deciera en ella la Santidad y convertiría el odio en veneración. Y así el nombre de Santa Genoveva, se hizo célebre en todo el mundo conocido. La heroína de París y de Francia. Partió hacia el Cielo con más de 90 años.

 

Cuenta la Historia Sagrada que Naamán, de Siria, generalísimo del rey, herido de sucia lepra, habiendo oído hablar del profeta Elíseo, que curaba milagrosamente, por virtud de Dios, toda do­lencia, fue a visitarle.

El profeta le mandó se lavara siete veces en el río Jordán; pero él, llevando a mal el consejo, insistió al profeta:

¿Para qué -le dijo-, acaso no hay en Siria: ríos más caudalosos que el Jordán? Y además, ¿para qué siete veces y no menos? Vámonos, vámonos, yo no hago caso.

Los del séquito procuraban convencerle, y le decían:

Mi general, el remedio no puede ser más sencillo, y puede facilitar la curación,; además, poco cuesta. Pruebe, pues.

Naamán condescendió ante estas reflexiones, hizo la prueba lavándose siete veces, y quedó com­pletamente limpio, completamente sano. Si Se hubiera cerrado en sus trece le hubiera resultado peor. Así sucede también en nuestro caso: figura del pecado es la lepra; el mandato preciso que Jesucristo nos da es de lavarnos con la confesión; quien se sujeta y obedece, éste queda limpio y preparado para comulgar; el que no obedece, no queda limpio, y, por lo tanto, es indigno de comulgar.

- 813 -
Publicado por verdenaranja @ 23:14
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios