Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, Cursillista, Peregrino, Colaborador en la redacción de la Positito super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici y Vicepostulador de su Causa de Canonización.
...... nos dice BARTOLOMÉ RIUTORT.
Unos ocho o nueve años antes de empezar los Cursillo de Cristiandad se celebró una Peregrinación Nacional al Pilar de Zaragoza donde surgió o había surgido mientras se preparaba la peregrinación, un movimiento ascético peregrinante en virtud del cual los participantes en aquella peregrinación se comprometían para que fuera realidad la promesa que en 1933 hiciera Manuel Aparisi al Pape Pió XI. El motivo fue que Su Santidad había publicado una encíclica o carta pastoral (no recuerdo) en la que decía que el mundo estaba profundamente enfermo y que hacía falta una cristiandad ejemplo y guía para este mundo profundamente enfermo. La Juventud de A.C. recogió las palabras del Papa y se comprometió para convertirse en esta cristiandad ejemplo y guía y así el entonces Presidente Nacional Manuel Aparisi postrado ante el Sumo Pontífice y después de celebrarse un solemnísimo Vía Crucis en el Coliseo Romano dijo:
"Queremos ser esta Cristiandad ejemplo y guía que vuestra Santidad reclama y prometemos peregrinar ante la Virgen del Pilar primero y después en un Año Santo Compostelano llevar 100. 000 jóvenes en gracia ante la tumba del Apóstol y hacer de nuestras vidas un continuo caminar de santidad hacia DIOS llevando con nosotros a los hermanos.
El Papa contestó ¿sabéis lo que pedís? Hizo la misma respuesta que a Juan y Santiago cuando a instancias de su madre pedían un trono a la derecha y otro a la izquierda. ¿Podréis beber el cáliz que esto preparado? Manuel Aparici no dudó un momento y respondió con el ¡¡PODEMOS!! La empresa era grande y requería pecho para afrontarla. La Juventud de A.C. se puso una meta un tanto lejana pero se caminó con tesón; la espiritualidad peregrinante cuajó en ella y surgió la consigna de los cien mil en Gracia y para Santiago santos.
Esta espiritualidad abrió mella en la Juventud mallorquína y así estuvo representada ya en el Via-Crucis de Roma (Gabriel Carlos Cortés de Agrícola Mallorquína podría hablar de ello, estuvo en Roma junto con otros, había una fotógrafía en el Consejo Diocesano y podía verse a la juventud en aquellas fechas y al Cárdenal Gomá en cabeza con la Cruz penitencial dentro del Coliseo.
Desde entonces hasta el verano de1948 el movimiento ascético de la Juventud de A.C. se centra en la idea del "Para Santiago santos con los 100,000. Y quiso el Señor que madurara la idea y se hizo la Peregrinación. La meta estaba ya casi alcanzada el movimiento fue general en las filas de A.C., pero al terminar la meta ¿iba a acabarse todo? ¿Después de Santiago qué? Debía fermentar y concretarse en algo todo el movimiento peregrinante, no tanto natural pero si espiritual; el hecho de ir a Santiago era ya lo de menos si se había logrado la peregrinación del espíritu y fue cuando surgió algo que se llevaba muy dentro , hacer de cada hombre, de cada joven, un templo del Espíritu Santo, que en todas las líneas de la sociedad se viviera Cristo se sintieran todos hijos de Dios por la Gracia que desde el primero al último ciudadano, hombre de cualquier raza o nación, se sintieran todos hijos de Dios, pero de verdad, hacia falta que la doctrina y el estilo de Cristo llegara genuinamente a todos los rincones, ¿CÓMO HACERLO? Las filas de A.C. se nutrían de los que sentían la llamada del apostolado y la idea de llevar y caminar a Santiago; las estrofas del himno eran subyugantes por sí "llevar almas de joven a Cristo... La espiritualidad de Santiago se consiguió con los Cursillos de guías y adelantados de peregrinos y se conseguía inyectar nueva savia en las filas de quienes militábamos en A.C, y así se consiguió preparar unos cuadros para que la peregrinación a Santiago se llevara a buen fin. Repito que no dejaba de preocupar la idea de que después de Santiago no se podía colgar el bordón de peregrino y a vegetar. Se debía hacer algo; claro que no se podía hablar de peregrinar de nuevo pero sí de un eterno peregrinar de todos los que estaban fuera de la línea de Cristo, pesaba sobre todos esta imponente misión pero qué haremos, diremos qué vengan todos y cuando hayan venido qué diremos, pues que vamos a decir: “QUE VIVAN EN GRACIA”, que es lo único que vale la pena.