Viernes, 22 de mayo de 2009

Mensaje de Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca, dirigido a todos los fieles de la Arquidiócesis.

 

 

NOS PONEMOS TODOS EN CAMINO DE MISIÓN

 

A los Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y a todos los Fieles Laicos de nuestra arquidiócesis:

 

Haber declarado a la arquidiócesis en estado de misión comporta emprender una revisión y renovación profunda de nuestra manera de vivir y de transmitir la fe; es ponernos en camino todos los bautizados para asumir de manera consciente, fiel y de conjunto la Misión Integral que Jesucristo confío a su Iglesia.

 

Por qué y para qué la Misión.

 

Constatamos que hemos vaciado y mutilado la Misión de la Iglesia. Buen número de bautizados jóvenes y adultos no han recibido la Confirmación ni la Primera Comunión y muchos viven ya formando una familia pero sin haber recibido el sacramento del Matrimonio; en muchos hogares católicos ya no se hace oración diaria ni se cuida la transmisión y formación de la fe; hay bautizados que no han recibido la formación básica de la Iniciación Cristiana, no participan en la Eucaristía o celebración dominical ni reciben con regularidad los sacramentos de la Confesión y de la Eucaristía.

 

Hay bautizados que no tienen ni idea de que, por su Bautismo y su Confirmación, han sido constituidos misioneros; no pocos han perdido el entusiasmo de creer en Jesucristo y el sentido de pertenencia a la Iglesia; viven la fe de manera privada e individualista y, para muchos, la Iglesia es solo una institución de servicios religiosos. La corrupción, la irresponsabilidad social, las injusticias, el crimen organizado y la pobreza lacerante nos muestran que los católicos hemos dejado de ser sal, luz y fermento de vida auténtica en nuestra sociedad.

 

Tomar en serio la Misión nos pide no solo una revisión profunda sino todo un viraje y dinamismo nuevo a la manera de vivir y de transmitir la fe desde los hogares, a la manera de fortalecerla y celebrarla en las comunidades y de proyectarla en la sociedad; una revisión, viraje y dinamismo nuevo a toda acción y presencia de la Iglesia. No se trata simplemente de un cambio estratégico para lograr una mayor eficiencia sino ante todo de una mayor fidelidad a Jesucristo en su Iglesia y, desde allí, dar un nuevo impulso y vigor evangelizador a la vida cristiana en todas las comunidades.

 

2- Los pilares de la Misión.

 

La centralidad de Jesucristo. La persona de Jesucristo es el corazón y la columna vertebral de la Misión y, por lo mismo, de todo proceso pastoral. Habrá que articular y reorientar con la persona de Jesucristo toda devoción, mayordomías, tradiciones y fiestas religiosas, toda acción pastoral; en este sentido el Evangelio, los Sacramentos y sobre todo la Eucaristía, han de ser mejor conocidos, apreciados y potenciados. Los cinco aspectos fundamentales que la Conferencia de Aparecida señala para todo proceso evangelizador nos ayudarán a conocer mejor a Jesucristo, a seguirlo, a unirnos más a Él hasta llegar a ser sus misioneros. (cfr. DA 278).

 

La Conversión Personal y Pastoral. Comporta la conversión de todo lo que se ha vaciado y desviado ya del sentido y vivencia del Evangelio, la conversión de las personas que ejercen ministerios ordenados y los diferentes servicios, la conversión de estructuras donde no se siente a Jesucristo ni ayudan al fortalecimiento de la fe. La Conversión Personal y Pastoral, principalmente de nosotros sacerdotes y agentes de pastoral, será un detonante y señal de que ya estamos en camino de misión.

 

La Formación Básica para todo bautizado. La Iniciación Cristiana, que asegura como primer paso el encuentro con Jesucristo en el Kerigma, constituye la Formación Básica que todo creyente, y más todo bautizado, tiene derecho de recibir y toda comunidad parroquial el deber de ofrecerla a todos.

 

Esta Iniciación Cristiana, dentro del proceso evangelizador, es todo un aprendizaje teórico práctico y gradual; comprende la catequesis fundamental, la iniciación a la vida litúrgica y de caridad, la recepción de los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía íntimamente relacionados entre sí, la inserción práctica y experiencial a la comunidad eclesial. Sin procesos adecuados de Iniciación Cristiana en las parroquias, nunca tendremos cristianos maduros ni comunidades vivas.

 

La participación amplia de los fieles laicos. Solamente a través de laicos formados con una clara identidad cristiana podremos llevar adelante la Misión de la Iglesia y responder evangélicamente a los grandes desafíos de nuestra realidad social y eclesial. Es fundamental y urgente convocar y formar a un gran número de fieles laicos conscientes y generosos en el cumplimiento de su misión en la Iglesia y en el mundo. Todos los sacerdotes y agentes de pastoral tenemos que encauzar los mejores esfuerzos y recursos en este sentido.

 

El Amor a la Santísima Virgen. Sólo con un grande amor a  la Santísima Virgen y caminando con Ella podremos levantar la fe y la vida en Oaxaca; nadie mejor que con la Madre de Dios para conocer bien a Jesucristo, aprender a servirlo y a mostrarlo a los demás. Por eso hemos señalado este mes de mayo para que, en todas las parroquias e instancias de nuestra arquidiócesis, en una celebración solemne y preparada, renovemos la promesa-juramento del patronato de Nuestra Señora de la Soledad y con signos claros emprendamos todos el camino de la Misión Continental.

 

Reconocemos así la misión especialísima de la Santísima Virgen en la Historia de la Salvación y que, a través de los siglos, se ha mostrado la Evangelizadora y Misionera de nuestros pueblos; testimoniamos que la Madre de Dios está en el corazón de los oaxaqueños. Además de proclamarla como nuestra Patrona, acudimos a Ella como nuestro modelo de discípulos y misioneros de Jesucristo.

 

Con María, la Virgen Madre, podremos acompañar pastoralmente la piedad popular y entrar en el corazón  de los pobres y sencillos que de muchas maneras nos muestran que tienen hambre de la Palabra de Dios, de los Sacramentos, de una vida cristiana sólida y de un acompañamiento pastoral más cercano de sus sacerdotes. De no hacerlo corremos el riesgo de que continúen con hambre de Dios y hasta abandonen la Iglesia miles de hermanos que mantienen la fe sólo de la piedad popular pero sin formación ni acompañamiento sacerdotal.

 

3- Los lugares de la Misión.

 

Los hogares católicos. Los hogares católicos son la cuna de la fe; allí se cultiva la apertura a Dios, la transmisión y formación inicial pero fundamental de la vida cristiana; se trata ante todo de una transmisión experiencial donde la fe entra por los ojos y por el testimonio. Comprender y apreciar el sentido de la señal de la cruz, el sentido y uso recto de las imágenes familiares y de los objetos de piedad personales, la oración diaria, el conocimiento de las verdades fundamentales de nuestra fe, la apertura y relación con Dios, son algunas tareas absolutamente indispensables en un hogar católico. Los padres de familia son los primeros responsables de asegurar esta formación para todos los miembros de su familia; es su primera responsabilidad y nadie está dispensado.

 

Los sectores-barrios o comunidades. Las casas de evangelización, las capillas y templos de los barrios, colonias y comunidades son los lugares privilegiados para fortalecer la fe de los hogares, para expresarla y celebrarla en comunidad; allí se alimenta la vida cristiana por la catequesis de la comunidad eclesial, por la iniciación a la vida litúrgica y a la caridad, por la convivencia y expresiones de fraternidad. Los sectores-barrios y comunidades que tienen estas expresiones y servicios pastorales son la primera expresión de la Iglesia comunión más allá de las familias; allí los padres de familia podrán encontrar los apoyos prácticos y adecuados para cumplir su misión irrenunciable de iniciar y transmitir la fe en sus hogares.

 

Los agentes de la pastoral Profética, Litúrgica, Social y de Comunión, formados y designados por la parroquia para cada sector o comunidad, son los responsables de esta Misión. Su servicio allí es de capital importancia.

 

La parroquia. La parroquia es el rostro oficial más cercano donde la Iglesia realiza su Misión; a través del párroco y agentes de pastoral fortalece la vida cristiana en un mayor conocimiento y seguimiento de Jesucristo, por el alimento de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, por la formación adecuada de suficientes agentes de pastoral, por la promoción y mejoramiento de la infraestructura tanto pastoral como material, por el acompañamiento sacerdotal.

Por la comunión con su obispo, la parroquia garantiza la comunión con la Iglesia de Jesucristo como sarmientos unidos a la vid; en ella todo bautizado está llamado a reconocer su lugar y misión concreta, a sentirse como en familia por la fraternidad y mutuo apoyo.

 

4-Animados por el Espíritu Santo.

 

Desde Pentecostés el Espíritu Santo es el Guía de la Iglesia y el Maestro interior que conduce a la verdad, impulsa la transformación de la historia y, con sus dones y elecciones, continúa derramando vida y forjando misioneros entregados y valientes como Pedro y Pablo. Sin la acción del Espíritu Santo no hay comunidades eclesiales auténticas, ni testigos fieles, ni sacerdotes santos, ni Iglesia.

 

Ningún bautizado, ninguna comunidad debe excusarse de trabajar decididamente, con todas sus fuerzas, por la Misión; será la mejor manera de servir a la Iglesia y a la sociedad. El Plan Diocesano de Pastoral nos irá llevando gradualmente a una comprensión y aplicación fiel de la Misión; de allí la importancia de nuestra próxima Asamblea Diocesana del 2 al 4 de junio próximo.

 

Es fundamental abrirnos al Espíritu Santo, dejarnos conducir por El e invocarlo frecuentemente para poder ser testigos fieles de Jesucristo afrontando evangélicamente las contrariedades y desafíos. Así lo entendieron los Obispos Mexicanos que en 1924 consagraron nuestro país al Espíritu Santo; marcaron así una etapa de grandes hombres y mujeres de fe, de santos y de mártires. En este espíritu haremos también nosotros la Renovación de la Consagración al Espíritu Santo el próximo 31 de mayo fiesta de Pentecostés en todas las Misas y celebraciones de la Palabra. Anexo la formula de Consagración al Espíritu Santo para ese día de Pentecostés.

 

Unidos en la oración, en compañía de la Santísima Virgen, queremos experimentar un nuevo Pentecostés para Oaxaca; así nos ponemos en camino de Misión decididos a afrontar con fortaleza evangélica los grandes desafíos; entramos de lleno a la primera etapa de sensibilización general.  Con mi oración y bendición para todos.

 

 

+ José Luis Chávez Botello

Arzobispo de Antequera-Oaxaca


Publicado por verdenaranja @ 23:16  | Hablan los obispos
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