S?bado, 23 de mayo de 2009

Subsidio litúrgico para la Jornada de Vida Consagrada Contemplativa Pro Orantibus, 7 de Junio de 2009, publicado en folleto (EDICE) para su celebración, recibido en la parroquia con los materiales.


El Espítiru de Cristo clama en nosotros
¡Abba! Padre

Monición de entrada

 

En este domingo, Dies Domini, la Iglesia celebra a la Santísima Trinidad, misterio fontal de nuestra fe cristiana. El Santo Dios, Santo Fuerte y Santo Inmortal se nos ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu, Misterio de Amor y de Luz por el cual vivimos, nos movemos y existimos.

 

Nuestra vida ajetreada y entregada a la misión apostólica que la Iglesia nos ha confiado puede deslizarse, en ocasiones, por la pendiente del activis­mo. Necesita, pues, espacios de calma y silencio, tiempos de oración y de paz. Un silencio y una oración donde acontezca con más claridad la Palabra del Señor, a quien se lo hemos entregado todo. Los monasterios y la misma vida monástica y eremítica son estos desiertos santos convertidos en vergel, donde la liturgia, el trabajo y la contemplación conducen al consagrado en comunidad a ser testigo del Dios Vivo y Verdadero.

 

La presencia de Cristo Jesús, y el protagonismo de su Espíritu, producen radicalmente la alabanza y la comunión en el silencio de adoración.

 

Hoy bendecimos al Dios Trinidad por la vida contemplativa; en ella y por ella la Iglesia, Casa de Salvación, monta la guardia incesante del amor que espera al Amor que viene, que vino y que vendrá.


Preces

 

[A las preces completas de la Solemnidad se propone añadir estas tres espe­cíficas.]

 

• Por todos los consagrados a la contemplación del amor divino, para que, acogiendo el gemido del Espíritu que clama ¡Abba!, hagan de sus vidas un canto de acción de gracias a nuestro Padre Celestial. Oremos.

 

• Por cada familia cristiana, Iglesia doméstica y tierra de la primera siem­bra vocacional, para que, abiertas a la vida y al amor, a imitación de la Sagra­da Familia de Nazaret, sean lugares donde se escucha con nitidez la llamada de Dios a la santidad bautismal en la consagración religiosa. Oremos.


• Por todos cuantos participamos en la belleza, verdad y bondad de esta Solemnidad dedicada a la Santísima Trinidad, para que demos fiel testimonio ante el mundo de la alegría de nuestra filiación divina. Oremos.


Monición de envío


En la comunión de la Iglesia hemos celebrado el Misterio de nuestra fe. Somos el Pueblo adquirido por Dios, llamados a salir de la tiniebla para en­trar en su luz maravillosa. ¡CRISTO, es nuestra Luz y nuestra Salvación! Uni-dos a todos los redimidos por su sangre y en la comunión de tantos hermanos y hermanas que viven el silencio contemplativo y la soledad sonora en sus conventos, monasterios y eremitorios, exultamos y bendecimos a la Santa Tri­nidad por el precioso don de sus vocaciones, y manifestamos nuestro deseo de vivir para gloria de Dios y bien de todos los hombres, nuestros hermanos. A la Santísima Virgen María, le encomendamos el deseo de nuestro corazón: ¡Que el fuego del Amor divino arda en el mundo entero y todos conozcan su Salvación!

 


Publicado por verdenaranja @ 0:05  | Liturgia
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