Lunes, 25 de mayo de 2009

Lectio divina para el domingo de Pentecostés - B, 31 de Mayo de 2009, ofrecida por la Delgación Diocesana de Liturgia de la Diócesis de Tenerife.

 

Lectura del Evangelio según San Juan: (15, 26-27; 16, 12-15)

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. El me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.

 

Palabra de Dios.

 

Lectio: ¿Qué dice el texto bíblico en su contexto?

         En el marco de los capítulos posteriores a la última cena (Cfr. Jn 14-16), antes de la “oración sacerdotal” (Cfr. Jn 17), podemos distinguir cinco “anuncios del Paráclito” por parte de Jesús (Cfr. Jn 14, 15-17; 25-26; 15, 26-27; 16, 4-11; 16, 12-15) El presente texto corresponde con el tercer y quinto anuncios enumerados.  En ellos encontramos la condición de “testigo” a favor de Jesús y el papel de “revelador” ante los discípulos, para ayudarles a descubrir el alcance de lo que Jesús es y significa. No aportará una revelación nueva, sino que llevará al descubrimiento en profundidad de lo que ha traído Jesús.

         En las palabras que dirige Jesús a sus discípulos con el fin de prepararlos para la separación, les plantea claramente la hostilidad y el odio del mundo, hasta la persecución (Cfr. Jn 15, 18-25), pero les promete el consuelo del Espíritu Santo, el “Paráclito”.

         En primer lugar, el Espíritu confirmará a los discípulos en lo íntimo y así podrán conocer más profundamente a Jesús, a la luz de cuanto han vivido con él “desde el principio” (Cfr. Jn 15, 27). Apoyados de este modo por el  Paráclito, que alienta e infunde vigor, los apóstoles, a su vez, podrán dar testimonio de Cristo en el mundo (Cfr. Jn 15, 26s). El Espíritu les enseñará, además aquellas “muchas cosas” (Cfr. Jn 16, 12) que Jesús no pudo comunicarles porque estaban aún demasiado inmaduros en la fe y en le conocimiento de Dios.

         “Cuando venga el Defensor, que os enviaré...” (Jn 15, 26)  Después de la partida de Cristo, el Espíritu es quien le sustituye entre los fieles (Cfr. Jn 14, 16.17; 16, 7). Él es el “Paráclito”, el abogado que intercede ante el Padre (Cfr. 1 Jn 2, 1); el Espíritu de Verdad, que lleva a la verdad total (Cfr. Jn 16, 13).

         “El Espíritu de la verdad, que procede del Padre” (Jn 15, 26) Este Espíritu da a conocer la   Se trata de la “misión” del Espíritu en el mundo, más que de su “procesión” del Padre en el seno de la Trinidad (Cfr. Hch 2, 33).

         “Él dará testimonio de mí” (Jn 15, 26) El Espíritu hará comprender a los discípulos todas las cosas que no habían entendido anteriormente (Cfr. Jn 2, 22; 12, 16; 13, 7; 20, 9), por ejemplo: cómo ha dado cumplimiento a las Escrituras (Cfr. Jn 5, 39), cuál era el sentido de las parábolas (Cfr. Jn 2, 19), qué significan sus “señales” (Cfr. Jn 14, 16; 1 Jn 2, 20s),  Con ello, el Espíritu dará testimonio de Cristo (Cfr. 1 Jn 5, 6-7).

         “También vosotros daréis testimonio” (Jn 15, 27)  El Espíritu, que aparece ante todo como un poder (Cfr. Lc 1, 35; 24, 49; Hch 10, 38) enviado por Cristo para la difusión de la Buena Nueva, otorga para ello los carismas (Cfr. 1 Cor 12, 4s), infundiendo en los discípulos valor para dar testimonio (Cfr. Mt 10, 17-20; Lc 1, 2; Hch 1, 8. 5, 32), y garantizando así la predicación.

         “El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena (...) os comunicará lo que está por venir.” (Jn 16, 13) El Espíritu guía de forma efectiva a los discípulos (Cfr. Sal 25, 5; 86, 11) a través de los carismas: el don de lenguas (Cfr. Hch 2, 4. 7-11), de milagros (Cfr. 10, 38), de profecía (Cfr. 11, 27; 20, 23; 21, 11), de sabiduría (Cfr. Hch 6, 3-10) acompañándoles en las decisiones importantes (Cfr. Hch 8, 29; 15, 8.28; 16, 6-7; 19,1), etc. Al decir: “comunicará lo que está por venir” Jn emplea una expresión que, en el judaísmo apocalíptico, no indicaba tanto la previsión del futuro como la comprensión profunda de lo que va a suceder y los acontecimientos escatológicos. Lo que “está por venir” es el nuevo orden de cosas, que sigue a la muerte y resurrección de Cristo. En resumidas cuentas, actualizará en cada época la Palabra y la obra de Jesús, que son una sola cosa con la Palabra y con la voluntad del Padre (Cfr. Jn 16, 13-15).

         “Todo lo que tiene el Padre es mío (...) tomará de lo mío y os lo anunciará” (Jn 16, 15) El Espíritu glorificará a Jesús manifestando las riquezas de su misterio de unión íntima con el Padre (Cfr. Lc 15, 31; Jn 17, 10) El mismo Jesús glorificará al Padre (Cfr. Jn 14, 13; 17, 4). La Revelación es por lo miso única; teniendo su fuente en el Padre y realizándose por el Hijo, se completa en el Espíritu, para gloria del Hijo y del Padre. (Cfr. Nota de la Biblia de Jerusalén para Jn 16, 15)

 

Meditatio: ¿Qué me dice Dios a mí a través de la lectura?

         Jesús, al hacernos hijos de su Padre, nos descubre el misterio íntimo de Dios. En Dios hay comunión entre las tres personas: el Padre, el Hijo y su común Espíritu (Cfr. Jn 14, 16; 15, 26; 16, 15). El Espíritu no es una figura poética: es Alguien. Y Jesús promete enviárselo a sus apóstoles cuando haya entrado en la Gloria. A partir del día de Pentecostés, el Espíritu empezó a actuar en la Iglesia,  demostrando así que era el Espíritu de Cristo.

         Con la solemnidad de Pentecostés llega a su fin -o sea, llega a su plenitud- el tiempo Pascual. Con el don del Espíritu se derrama el amor de Dios sobre toda la creación y baja a lo más profundo del corazón de cada persona, comunicándole vida y belleza. Nuestra tarea ahora es no hacer vana la gracia que nos ha sido dada, sino hacer que dé frutos abundantes.

 

Oratio: ¿Qué me hace decirle a Dios esta lectura?

 

         Veni, Creator Spiritus,                                 Ven, Espíritu Creador,

mentes tuorum visita,                                 visita las almas de tus fieles,

imple superna gratia                                             llena de gracia celestial

quae tu creasti pectora.                              los pechos que tu creaste.

 

         Qui diceris Paraclitus,                                   Te llaman Paráclito,

altissimi donum Dei,                                              don de Dios altísimo,

fons vivus, ignis, caritas,                              fuente viva, fuego, amor

et spiritalis unctio.                                       y unción espiritual.

 

         Tu, septiformis munere,                              Tú, don septenario,

digitus paternae dexterae,                                    dedo de la diestra del Padre,

Tu rite promissum Patris,                                      por El prometido a los hombres

sermone ditans guttura.                              con palabras solemnes.

 

         Accende lumen sensibus:                                      Enciende luz a los sentidos,

infunde amorem cordibus:                                    infunde amor en los corazones,

infirma nostri corporis                                 y las debilidades de nuestro cuerpo

virtute firmans perpeti.                                conviértelas en firme fortaleza.

 

         Hostem repellas longius,                              Repele largo al enemigo

pacemque dones protinus:                                   y danos incesantemente la paz,

ductore sic te praevio                                           para que con tu guía

vitemus omne noxium.                               evitemos todo mal.

 

         Per te sciamus da Patrem,                                    Danos a conocer al Padre,

noscamus atque Filium;                              danos a conocer al Hijo

Te utrisque Spiritum y a Ti,                                    Espíritu de ambos,

credamus omni tempore.                                     creamos todo el tiempo.

 

         Deo Patri sit gloria,                                      Que la gloria sea para Dios Padre,

et Filio, qui a mortuis                                   y para el Hijo, de entre los muertos

surrexit, ac Paraclito,                                            resucitado, y para el Paráclito,

in saeculorum saecula.                                por los siglos de los siglos.

                   Amen.                                                                                    Amén.

 

         (Himno gregoriano al Espíritu Santo atribuido a Rabanus Maurus [776-856]).

 

Contemplatio: Pistas para el encuentro con Dios y el compromiso.    

         El Espíritu dará testimonio de mí y también vosotros daréis testimonio.

         El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena.

         El me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.


Publicado por verdenaranja @ 23:44  | Liturgia
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