Artículo publicado en el Boletín "Misioneros Javerianos", ABRIL 2009, año XLVI - nº 451.
ENTRE NOSOTROS
compartiendo una ilusión
CRISTO CRUCIFICADO
La persona de Cristo es central en la vida de todo cristiano; también lo fue para el beato Conforti el cual resaltaba una característica fundamental de Jesús: la cruz. Muchas de sus reflexiones, de su espiritualidad y de su método misionero eran: Cristo crucificado.
Ya desde adolescente el crucificado tuvo una gran influencia en su vida; cada mañana, de camino a la escuela, entraba en una capilla y se ponía frente a un crucifijo que allí había. Más tarde le confesó a un amigo que ese Cristo había tenido mucha influencia en su vocación y en su proyecto de vida.
Abundantes son las veces que Conforti habla del Crucificado, de la cruz y de "El crucifijo libro y maestro".
Tan central es el crucificado en el pensamiento y la espiritualidad de Conforti que en la tradición javeriana se ha acuñado una frase que centra la vocación misionera del
javeriano: "Cristo crucificado misionero del Padre" (R.M.X n° 25).
El gran libro
"El Crucifijo es el gran libro con el cual se han formado los santos y con el cual debemos formarnos nosotros. Todas las enseñanzas contenidas en los Evangelios están compendiadas en el crucifijo. El crucifijo nos habla con una elocuencia que no tiene igual, con la elocuencia de la entrega y de la sangre. Nos inculca la humildad, la pureza, la mansedumbre, el desapego de las cosas de la tierra, la conformidad con los valores di-vinos y, sobre todo, la caridad hacia Dios y hacia los hermanos. Con su crucifixión, Jesús ha reconciliado a la humanidad con Dios y ha unido, con el vínculo de amor, a todos los hijos de Dios dispersos. San Alfonso bien pudo escribir, a los pies de un Crucifijo, estas palabras: ¡Así se ama!
El Crucifijo también nos enseña más cosas. Nos dice lo importante que es la gracia santificante que El nos ha re-conquistado al precio de su inmolación; lo importante que es nuestra alma compra-da de nuevo con su sangre divina, y cuan grande y negativo es el pecado que fue la causa de la muerte del Hombre-Dios Jesucristo.
Se comprende perfectamente que el Seráfico Doctor (San Alfonso), a los que le preguntaban dónde había aprendido toda la sabiduría que había transmitido en sus volúmenes, respondiera: en el Crucifijo. En el mundo sobrenatural el Crucifijo es el punto más elevado que ofrece a la mirada inmensos horizontes. Es el libro más sublime que debemos leer y meditar continuamente para encontrar las razones suficientes para afrontar todas las cuestiones de orden moral. Ningún libro puede hablar con mayor eficacia a nuestra mente y a nuestro corazón; ningún otro libro puede hacernos concebir propósitos sublimes y generosos y darnos las energías necesarias para poner-los en práctica aún a costa de las más grandes renuncias y sacrificios.
Por ello, al misionero, que parte para tierras lejanas para anunciar la Buena Nueva, no se le da otra arma que el Crucifijo ya que él contiene la potencia de Dios y por ella el misionero triunfa siempre y en todo después de haber triunfado sobre sí mismo".
Amor-seguimiento
Mons. Conforti nos insiste en el seguimiento de Cristo crucificado como el mejor signo de la mayor entrega: "El signo, el compendio y la síntesis de nuestro "rescate humano" es la cruz. La cruz es el altar de la entrega, la cátedra de la mejor moral . . . La Iglesia es el cuerpo místico de Cristo, de la cual El es la cabeza y nosotros los miembros y mal se armonizaría que la cabeza es-tuviera coronada de espinas mientras que los miembros lo estuvieran de rosas. El sigue repitiéndonos, aún después de muchos siglos, las pa-labras que dirigía a las muchedumbres en los tiempos de su vida terrena y apostolado: "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y Me siga" (Mt.16,24)".
Amor máximo
"Siguiendo a Jesús en su doloroso viaje al Calvario seremos espectadores de sus penas, de sus padecimientos; asistiremos a su última agonía. Solamente os pido fijar vuestros ojos, más que en la crueldad y en los dolores que Le vemos padecer, en Su grandísima caridad que lo empujó a dar la vida por nosotros".
Muchos son los textos que Mons. Conforti dedica al crucificado y que aquí no podemos recoger; todos ellos nos hablan de amor in-condicional, de entrega generosa, de modelo a imitar, de la centralidad de la cruz en la vida del cristiano y del misionero.
El beato Confortí vivió y expresó, con palabras y conceptos de su tiempo, lo que tan claramente dice el profesor P. Cencini: "Si la cruz es parte de la vida, si dice la "verdad" de la historia de cada persona sin ninguna excepción, si indica plenitud y calidad de amor..., entonces la cruz no es sólo término de comparación y verificación de la propia opción existencial, sino que se vuelve también método para identificar la propia vocación". Así fue para Mons. Conforti, así queremos que sea para nosotros sus hijos los Misioneros Javerianas. n
P. Luis Pérez Hernández s.x.