Comentario a las lecturas del domingo de la Santísima Trinidad publicado en el Diario de Avisos el domingo 7 de Junio de 2009 bajo el epígrafe “el domingo, fiesta de los cristianos”.
Tu rostro buscaré
DANIEL PADILLA
El día de nuestro bautismo hicimos una declaración de amor. Quiero decir que, por el bautismo, acogíamos el inmenso amor que Dios nos tiene y, a la vez, le prometíamos el nuestro. De esta declaración de amor nacieron dos entrañables vinculaciones. Una, a la Trinidad soberana, ya que nos convertimos en "templos suyos". Y otra, al Cuerpo de Jesús, como lo dijo también Pablo: "Todos nosotros hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo". No vivimos, pues, en soledad. Actuamos "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu", y somos "miembros vivos del cuerpo de Cristo". Ahora bien, en el cuerpo de Cristo "unos son apóstoles, otros, profetas, otros tienen el don de curar...". Pablo se extiende complacido en la enumeración de los carismas, para destacar su variedad. Pero, en un momento dice: "Los miembros que parecen más débiles, son los más necesarios. Y los que parecen despreciables, los apreciamos más". Quiero subrayar estas palabras. Y pienso de una manera especial en "los contemplativos", a los que quizá subestimamos y no acabamos de entender. Ocurre que el hombre de hoy, tan productivo, activo y eficacista, tan metido en el ruido y el ajetreo, se resiste a admitir que unos hombres hechos y derechos, y unas mujeres con su rica personalidad en flor, se encierren en la soledad de un claustro, priven a la sociedad de su colaboración y talento, y allá se desgasten como lámparas inútiles. Creo que nos conviene refrescar algunas ideas.
1. ¿Qué es lo útil? ¿Qué es lo inútil? ¿Podríamos llamar inútiles los 30 arios del "Dios escondido" de Jesús en Nazaret? ¿Son inútiles las flores que nos regala la primavera? ¿Es inútil esa sonrisa que acabo de ver en el rostro de un niño? ¿Serán, por tanto, inútiles las vidas de estos seres que, como flores de primavera, se abren a la Trinidad? Escuchen lo que escribió Thomas Merton, el fino y más famoso monje norteamericano: "Hemos sido llamados a preferir la gran inutilidad, la aparente improductividad de sentarnos a los pies de Jesús y escucharle. Estamos llamados a preferir esto a otra vida más productiva. Calladamente afirmamos que hay algo más importante que hacer cosas".
2. ¿Y la parábola del "tesoro escondido"? El hombre que lo encuentra "vende todo lo que tiene por comprar ese campo" ¿Es que hay algún tesoro más estimable que "el mismo Dios"? ¿No consiste el primer mandamiento en "amar a Dios sobre todas las cosas"? El contemplativo es el que mejor dice: "Tu rostro buscaré, Señor...". Y de ellos dice el Vaticano II: "Van buscando a Dios en soledad y silencio, en asidua oración y generosa penitencia y tienen un puesto eminente en el Cuerpo místico de Cristo".
3. Dentro de esa dinámica, ningún problema de la Humanidad les resulta ajeno. Y así, mientras nosotros, los que trabajamos en la vida activa, hablamos a los hombres "de Dios", ellos hablan a Dios "de los hombres". Desde la "soledad", que ellos han elegido, se hacen solidarios con esas otras "soledades".
4. Finalmente, aunque la vocación de los contemplativos no busque directamente el apostolado, su "modo de vida" es apostolado y testimonio. Con su actitud pregonan que "Dios es más importante que todas las cosas". Su apertura al misterio de la Trinidad es una invitación a buscar, dentro de este mundo materialista, los valores eternos.