Artículo semanal del Padre Fernando Lorente o.h., publicado en EL DÍA el miércoles, 29 de Julio de 2009, en la sección CRITERIOS bajo el epígrafe “Luz en el Camino Fernando Lorente”
Reflexión veraniega: sinceridad
ACTUALMENTE seguimos viviendo ese estado moderno de "pasar", que es prescindir teórica y prácticamente de Dios; y todo por una novedad de imparable frivolidad. Pero entre los que nos profesamos religiosos no olvidemos que hay dos clases de manifestarse religiosamente: con hipocresía y con sinceridad, vivir el fariseísmo o el cristianismo. Jesús, en el Evangelio, nos presenta esta doble vertiente de la religiosidad para que elijamos la mejor.
Jesús fustiga a los fariseos como causantes del descrédito de la religión verdadera. Y no es aventurado decir que las indiferencias y el ateísmo actuales tienen como una de sus causas la caricatura religiosa que tantas veces presentamos los que nos llamamos cristianos
El fariseísmo es la religión del parecer, no del ser; de la hipocresía, no de la sinceridad. "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío". Palabrería sin espíritu, aunque se llaman largas oraciones, eso se llama fariseísmo, no es cristianismo. No es que las palabras, las ceremonias, los actos exteriores sean condenables en sí; lo son sólo cuando están vacíos. Por el contrario, si son la expresión de un espíritu sincero, entonces son laudables. Porque la misma sinceridad interior tiende a exteriorizarse.
Otro rasgo típico del fariseísmo fustigado por Jesús es el moralismo; poner la fuente de la moral en las cosas, ritos o leyes, normas o modas. El mero cumplimiento exterior de leyes y deberes es fariseísmo, no cristianismo; porque cristianismo es colocar en el corazón el único manantial de la bondad, apartado de toda maldad; porque lo que sale del corazón es lo que hace puro al hombre, porque de dentro del corazón del ser humano salen los buenos propósitos, la castidad, las obras buenas, la total responsabilidad. Así como el fariseísmo reduce la religión a la moral de apariencias externas, el cristianismo no se contenta con las buenas intenciones del corazón, sino que, además, se materializan en las obras.
Por eso, la fe cristiana es la coherencia entre lo que se piensa y se siente y lo que se manifiesta y vive. "La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas, las dos clases de personas más desamparadas de la época de Cristo; hoy, debemos ampliar el campo de la fe cristiana al amor eficaz y directo a personas particulares y a las necesidades sociales y morales. La fe cristiana es amor afectivo y efectivo, traducido en obras de justicia y misericordia. Esto es ser sincero con nosotros mismos, porque lo somos para con Dios.
* Capellán de la clínica
S. Juan de Dios
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus del Siervo de Dios y Vicespostulador de su Causa de Canonización.
MANUEL APARICI Y LOS MÁRTIRES DE ACCIÓN CATÓLICA
LÁPIDA EN MEMORIA DE LOS MÁRTIRES
MIEMBROS DEL CONSEJO SUPERIOR DE LOS
JÓVENES DE ACCIÓN CATÓLICA
«En ellos honraba la Juventud a los 7.000 mártires de la misma
que dieron testimonio de la fe de España en Cristo»
(Enrique Pastor, Presidente Nacional de la J.A.C.E.
SIGNO de fecha 6 de mayo de 1951).
A primeros de mayo de 1950, siendo EL Siervo de Dios estudiante de Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, Facultad de Teología, sacerdote pero no Consiliario Nacional, si bien ya tenía indicación de sus superiores de terminar cuanto antes sus estudios, se descubría en la Sala de Juntas del Consejo Superior de los Jóvenes de Acción Católica Española «una lápida en memoria de los miembros del mismo que dieron su vida en defensa de Dios y de España», 21 en total: cuatro Consejeros, ocho Decanos, ocho Propagandistas y un Vocal.
Se cumplía así el acuerdo que once años antes se había tomado (cuando el Siervo de Dios era Presidente Nacional) de erigir esta lápida que recordara el sacrificio y el altísimo ejemplo que dieron 7000 mártires.
Muchas fueron las personalidades que asistieron al acto.
«A las siete y veinte llegó al Consejo el Emmo. Sr. Cardenal Primado y Arzobispo de Toledo, Dr. Pla y Deniel, acompañado del Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Zacarías de Vizcarra, Obispo Consiliario General de la Acción Católica Española, y el Rvdo. D. Alberto Bonet, Secretario de la Dirección Central. Asistieron, además, el Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias, monseñor Sagarminaga; el Rvdo. D. Manuel Aparici y José María Mohedano, ex-Presidentes Nacionales de los Jóvenes de Acción Católica; don Mariano Vega, Secretario del Vicariato General Castrense; representaciones de las cuatro Ramas de la Acción Católica Española; familiares de los mártires, entre los que se encontraban el R. P. José María de Llanos, S.J. y la señorita María de Pablos, prima de Antonio Rivera, “El Ángel del Alcázar”; don Federico Silva, Secretario del Círculo de Jóvenes de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas; don Manuel Vigil, ex-Director de SIGNO; Consejo Superior en pleno; Consejo Diocesano de Madrid-Alcalá, con su Presidente, Manuel Utande; decanos del Consejo Superior; superiores de órdenes religiosas, algunos de ellos que fueron maestros de los mártires; redacción de SIGNO en pleno; Ángel Ayala, ex-Presidente Diocesano de Madrid-Alcalá, representaciones de diversos Centros madrileños y gran número de personas.
»Se celebró en primer lugar, un acto eucarístico en la capilla del Consejo, oficiado por Mons. Vizcarra. Seguidamente comenzó el acto bajo la presidencia del Sr. Cardenal, Mons. Vizcarra, don Alberto Bonet y el Presidente Nacional de los Jóvenes de Acción Católica, Enrique Pastor.
»Habló éste en primer lugar» [1].
1. Palabras de Enrique Pastor, Presidente Nacional de los Jóvenes de A.C.
Manifestó el doble sentido, triste y gozoso, de la celebración, así como su simbolismo, ya que en los del Consejo honraba la Juventud a los 7.000 mártires de la misma que dieron testimonio de la fe de España en Cristo. El orador destacó luego la influencia de estos jóvenes en la historia de la Asociación, que trata de continuar y seguir su ejemplo.
«Señor Cardenal:
»Difícilmente pueden estar las palabras a la altura de lo que hoy conmemoramos. Pero obedientes a la voz del Espíritu Santo, que nos exhorta a “que los pueblos publiquen la sabiduría de los santos y la Iglesia pregone sus alabanzas, pues sus nombres vivirán por los siglos de los siglos”, me atrevo a unir mi voz en este acto a la voz de la Iglesia, que siempre les dedicó una fervorosa devoción, poniéndolos por intercesores en sus súplicas y dedicándoles honrosas festividades.
»La que hoy celebramos tiene una raíz dolorosa en atención a nuestra humana flaqueza. El desgarro de la separación es irreparable. Pero es, sobre todo, una fiesta de triunfo, como puso de relieve ya hace más de diez años en una solemne oración fúnebre vuestro egregio antecesor de grata memoria, el Cardenal Gomá, y de doble triunfo, el triunfo personal de nuestros mártires y la victoria de la Iglesia, que en ellos ha encontrado a la vez corona triunfal y prometedora simiente.
»La fiesta de hoy, además, es fiesta íntima. La grandiosa legión de nuestros 7.000 mártires está representada en 21 jóvenes que durante doce años difíciles y fecundos trabajaron con entusiasmo y fidelidad a las órdenes de la Jerarquía desde el puesto más alto y comprometido para encender en los pechos juveniles españoles la lumbre del apostolado.
»Un tercer aspecto tiene esta fiesta: que quiere ser una gran acción de gracias al Señor que, manifestando sobre nosotros una providencia sangrienta, nos ha ungido con la señal del Cordero y ha colocado sobre nuestra puerta su letra, la tau, que nos librará de la muerte. Podemos pensar que estos jóvenes preclaros cayeron víctimas del odio, que fue ese odio cruel que la Humanidad se tiene a sí misma, ese odio blasfemo con que la Humanidad quiere librarse de Dios, el que tronchó sus ímpetus juveniles. Ciertamente con frase de poeta, “¡El que ellos hiciesen el bien sin recompensa era, en verdad, cosa intolerable!”. Pero hemos de considerar más bien las palabras del Señor: “¿No se venden dos pájaros por un as y, no obstante, ni uno de ellos caerá en tierra, sin que lo disponga vuestro Padre? Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados”.
»Sólo, pues, porque el Señor levantó su mano y escogió a los mejores; sólo porque llamó a sí a los predilectos; sólo porque quiso colmar con su premio a los que estaban colmados con su benevolencia; sólo porque los amaba, porque fue fiel a su amor, hizo que se cumplieran en ellos los terribles presagios de aquella hora estremecida.
»Esta inmensa providencia nos ha guiado durante veinticinco años por un campo espléndido, en el cual no podía faltar la penosa subida a un calvario brutal. Habíamos elegido por bandera y por insignia una cruz de esperanza; habíamos cantado más de una vez un himno de promesas, nos habíamos proclamado con un valor casi insensato discípulos de un Cristo escarnecido, que se presentaba para nosotros como la afirmación rotunda de un mañana mejor. Nos habíamos entregado con toda el alma a la Obra, muy por encima de nosotros, de saciar esa esperanza, de cumplir esas promesas, de apresurar con nuestro esfuerzo el mañana entreviato. Pero ¿era aceptada del Señor nuestra entrega? Esto nos fue contestado un día con un “sí” tan dulce como doloroso. Y nuestra juventud, ya curtida en el servicio del mejor de los señores, no pudo sino sonreír dando las gracias.
»Hemos quedado aquellos cuya medida no fue encontrada justa el día de la prueba, aquellos cuyos cabellos, siempre contados, tienen que ser exprimidos todavía en el lagar; aquellos cuya tarea está aún inconclusa entre sus manos. ¿No nos ha correspondido acaso un puesto difícil y una tarea dura? ¿No será precisamente la ayuda de aquellos que fueron ensalzados por los que querían humillarlos la que nos alcance un premio que por nuestras fuerzas solas jamás conseguiríamos?
»Gracias a ellos la Historia continúa. Gracias a ellos conservamos en nuestros labios la sed de martirio y en nuestro corazón aliento para empresas grandes. Gracias a ellos vamos dejando trozos de nuestra vida entre estas cuatro paredes, con la conciencia bien clara de haber vivido en sus últimas ilusiones terrenas. Gracias a ellos nos sentimos dispuestos cada día con más entusiasmo, y esto es lo más grande de todo, a remover los obstáculos que dentro y fuera de nosotros se oponen a que se haga realidad el sueño que les costó la vida y recuerdo tan sólo la triste realidad asesina.
»Sr. Cardenal: Podrá parecer que este homenaje que hoy celebramos está ya fuera de lugar. Ha pasado mucho tiempo, al menos para nuestra inquietud juvenil, desde que estos nombres fueron escritos más allá de las estrellas. Durante estos años no fue necesario que en este Consejo se grabaran nombres que todo el mundo conservaba en el recuerdo. Pero hoy, cuando nuestra Obra, al cumplir veinticinco años, se encuentra ante ella con la promesa de una vida dilatada [2], parece oportuno que el mármol perpetúe ante futuras generaciones juveniles el hecho más glorioso de nuestra historia doméstica. Será de hoy en adelante la lápida que Vuestra Eminencia va a descubrir ese recuerdo de familia que proclama a los hijos y a los nietos que sus padres y sus antepasados fueron una raíz y un ejemplo de honor y de heroísmo.
»Permitidme que para concluir utilice unas hermosas palabras del rey poeta: “Considera, ¡oh Israel! –cantaba–, quienes son los que fueron heridos y perdieron la vidas sobre tus colinas. La flor de Israel ha perecido sobre tus montañas. ¡Cómo han sido muertos los campeones!”» [3].
2. Palabras de Manuel Aparici
Evocó en sentidas palabras el recuerdo de aquellos 21 jóvenes cuyos nombres se han inscrito en la lápida, y con la mayoría de los cuales convivió. Puso de relieve el sacrificio realizado por aquella juventud triunfante y destacó el espíritu de comunidad mística que ha hecho posible la existencia de la Asociación.
«Eminentísimo y Revenderísimo señor, Excelentísimo y Revenderísimo señor Obispo; dignísimos sacerdotes; señoras, señores; amados jóvenes de Acción Católica:
»Aunque indignamente, he presidido la época martirial de la Juventud. Por eso me ha invitado el actual Presidente de la Juventud para evocar la memoria de los mártires. Más que evocar su memoria, establecer comunicación de espíritu con ellos.
»Decía el Presidente que parece un poco a destiempo el acto y, sin embargo, aunque hace once años que se tomó el acuerdo de erigir una lápida en memoria de los mártires en el salón de sesiones del Consejo, el Señor ha querido que ninguno de los que convivimos físicamente con ellos lo cumpliéramos. Y ha sido precisamente esta generación de jóvenes dirigentes, de los que ninguno ha pasado por los azares de la “checa” y de la trinchera, la que ha dado cumplimiento a aquel acuerdo, ya que se consideran fruto de aquella sangre generosa e hijos de la caridad ardiente con que sus hermanos mayores de Obra dieron su vida a Cristo porque su Reino se extendiera en la juventud de España. Homenaje al cual nos asociamos los que con ellos convivimos físicamente, ya que hay un entrañamiento mutuo con los mártires. Ellos, que en su amor por las almas supieron dar su vida que la rindieron en un acto de caridad perfecta, siguen teniéndonos abrazados en el cielo [...]. Ellos nos llevan en su alma, pero nosotros los llevamos en la nuestra.
»Ya al despedirme de la Juventud para entrar en el Seminario, me hizo decir el Señor que el viento potente del Espíritu Santo de que hablaba Su Santidad Pío XI había hecho entrar nuestra Obra en punta de vanguardia en el santuario del cielo con los mártires y en el santuario de la tierra con las vocaciones sacerdotales.
»Ellos, los mártires, son nuestro estímulo, nuestro ejemplo. Supieron con su sangre escribir el lema perenne de nuestra Asociación: “Una obra de Dios no muere cuando ha encontrado un hombre que quiere morir por ella”. Eso hicieron ellos.
»El 16 de junio de 1936 Manolo Llanos escribía al Presidente de su Centro: “Ha llegado el momento de sembrar a Cristo en la calle con la propia sangre”. Y el 18 de noviembre del mismo año, en los altos del Hipódromo, sembraba a Cristo con la sangre suya, haciendo eterno el lema de su vida: “Por la Cruz, más, más y más”, ya que encontraron su cadáver con el crucifijo de Propagandista clavado en el pecho. Y Antonio Rivera, “El Ángel del Alcázar”, cuando estaba postrado en su lecho de herido, después de haber sufrido la amputación de su brazo sin cloroformo, decía a sus hermanos: “Yo me siento mal, pero al Señor le siendo bien”. Y es que Antonio, que se había hecho llaga de Cristo al través de esas mismas llagas que la gracia del Señor abría en su carne, vivía aquel conocimiento de la caridad de Dios que, en frase del Apóstol, supera a todo entendimiento.
»Pero no nos detengamos sólo en sus vidas. Ellos fueron asociados, como Su Santidad Pío XII, felizmente reinante, decía en la “Mystici Corporis Christi”, a la obra redentora de Cristo.
»Como el Apóstol, completaron en su carne lo que le faltaba a la Pasión de Cristo por el cuerpo de Él, que éramos nosotros. Fueron como humanidades sobreañadidas a la del Señor por el poder unitivo de la caridad, para acercarnos a nuestro conocimiento la realidad del Cristo Sangrante del Calvario. Y si el Señor dijo: “Ego sum via”, caminos son también todos sus mártires para llegar al conocimiento de esa plenitud de caridad que moraba en el alcázar maravilloso del corazón de Jesucristo.
»Lleguemos al conocimiento de esa caridad. Decía el Presidente del Consejo Superior recordándonos la frase del Evangelio, que todos los cabellos de nuestra cabeza están contados, y que no ha de caer ninguno sin que el Padre que está en los cielos lo consienta. Esa providencia amorosa del Señor lo rige todo: vida individual y social, los acontecimientos de la Historia; y Él ha querido que, retrasándose el cumplimiento de ese acuerdo once años, viniera a cumplirse precisamente en las vísperas litúrgicas de la Fiesta de la Invención de la Santa Cruz, de esa Cruz que es emblema de nuestra Obra, y en cuyo tálamo nuestros hermanos se desposaron tiernamente con el Cordero para cooperar con Él a engendrarnos para la vida de Cristo.
»Se celebra este acto en las vísperas de esta Fiesta de la Invención de la Santa Cruz del Año Santo de 1950, Año Santo en Roma, de esta Roma columna y firmamento de la verdad, que hace seis siglos, por boca de Su Santidad Clemente VI, en la Bula “Unigenitus Dei Filius” nos presentaba cual era el fundamento de ese torrente de gracias que se derrama sobre la Iglesia con la apertura de la Puerta Santa. Cristo Nuestro Señor pudo redimirnos con una sola gota de sangre, de valor infinito por razón de la divina persona del Verbo a la que estaba unida hipostáticamente aquella sangre preciosa. Pero no quiso. Quiso no tener parte sana en su cuerpo desde los pies a la cabeza para como piadoso Padre atesorar para la Iglesia militante un cúmulo de méritos, que si no lo usaran sus hijos les serviría para reconciliarse con Dios. Y a este ingente tesoro de los méritos de Cristo sigue también el cúmulo de los méritos de nuestra Madre la Virgen Santísima y de todos los santos, los méritos también de nuestros mártires. Porque tanta era la caridad infinita –como caridad divina– que encerraba el corazón de Jesucristo, que no le bastaba una boca para declarárnosla, y quiso por eso, al quedar muerto en la cruz, que todo su cuerpo fuera bocas de heridas que nos declaraban su amor. Pero todavía fue poco. Su caridad se derramó sobre todos los tiempos y en todos los tiempos fue asociando hombres que le entregaran sus vidas, que se hicieran llaga con Él para que si, dirigiéramos nuestra mirada en cualquier lugar del tiempo o del espacio, viéramos siempre ese Cuerpo Místico de Cristo llagado y roto con los clavos de sus heridas, que nos repiten la declaración de amor de Jesucristo.
»Porque este año de gracia de 1950 es, sí, Año Santo en Roma; pero es también el año de la bomba de hidrógeno. Son las dos ciudades de que habló el Águila de Hipona, que están frente a frente. Año de gracia y de salvación, que dice Su Santidad; año de peregrinaciones, pero año también de odios y de injusticias; y sobre todo de esa negrura del corazón humano que se aleja de Dios, brilla esplendorosa la divina misericordia en tanto perseguido. Porque son centenares de Obispos, millares de sacerdotes y de fieles los que hoy, tras el telón de acero, viven en la caridad heroica de nuestros hermanos. Vivamos, sí, en unión con nuestros mártires. A través de ellos entremos en nuestra fe, en el santuario de los cielos; pero tengamos también comunión con los mártires del momento presente, siendo testigos también de Cristo. Eso significa mártir; que muere testigo de la verdad. Y a eso nos ha llamado la Iglesia. A esa misión nos asocia Jesucristo: atestiguar la verdad, a morir todos los días al hombre viejo para que viviendo más y más Cristo en nuestro corazón a través de nuestras obras y de nuestras palabras, se vaya extendiendo por toda la sociedad, viviendo aquella hermandad que le hacía exclamar al real profeta: “¡Oh cuán alegre es ver a los hermanos en unión!; es como el rocío que desciende del Hermón, como el ungüento bueno que desciende desde la cabeza por la barba hasta el gorjal de la vestidura”. Hermandad de los fieles en la Acción Católica y en la Iglesia. Ungüento bueno y rocío de la gracia que desciende desde la cabeza del Pontífice, a través de nuestra amadísima Jerarquía, para llegar por el cuerpo sacerdotal a los seglares de la Acción Católica y a través de ellos, difundirse en todos en todos los ambientes de la sociedad.
»Esto nos dicen los mártires. Entre mis papeles de aquellos tiempos de Presidente conservo con veneración profunda un ejemplar del “Compromiso del Cruzado”, que firmaban nuestros hermanos ante un crucifijo al ingresar en los Centros de Apostolado de Vanguardia, compromiso que termina diciendo: “Lucho. Venceremos. Acaso moriré. Que lo sepan todos; es por la unidad católica de España a la luz de Roma”. De esta Roma que hoy nos llama con las campanas y pregones del Año Santo; de esa Roma que preside la caridad, en frase del mártir San Ignacio; de esta Roma que es la sede de Pedro, de la que nos viene la luz para caminar entre estas tinieblas de errores y pecados. Y todos los mártires nos hicieron sus albaceas testamentarios. Cerraban el compromiso diciendo: “Si vivo no cejaré en este empeño después de la guerra. Si muero, encargo a todos los jóvenes de Acción Católica que recojan mi sangre y la hagan fecunda” [4].
»Y en su nombre yo, que por hacer en lo quede mí dependiera fecunda la sangre de los hermanos me entregué al Señor que me llamaba al sacerdocio, os pido a todos, antiguos miembros del Consejo Superior, familiares de los mártires, actuales dirigentes, que, invocando la intercesión de los mártires, sepamos vivir el lema suyo: “Una obra de Dios no muere cuando ha encontrado un alma que quiere morir por ella”».
En otra ocasión, en nota manuscrita sin fecha, escribe:
«Urge, amados jóvenes de Acción Católica, que pongamos nuestra vista en los mártires [...]».
3. Palabras del Cardenal Primado
«Hoy cumplís, amadísimos jóvenes de Acción Católica, el acuerdo que el Presidente de esa época martirial de la Juventud de Acción Católica [Manuel Aparici] tomó de erigir esta lápida que recuerde el santo sacrificio y el altísimo ejemplo que dieron 7.000 de vuestros hermanos, 21 de ellos de este Consejo Superior.
»Ciertamente el martirio es la suprema jerarquía de la gloria. El ir teñidos con la sangre del Cordero es la más excelsa jerarquía. Por eso en la Santa Misa, todos los días decimos los sacerdotes, después de haber elevado la Sagrada Hostia, que nos dé Dios Nuestro Señor parte con los apóstoles, parte con los mártires. El mártir es un apóstol siempre. La sangre de los mártires ha sido semilla de cristianos. Por eso yo diría que el martirio viene a ser el supremo grado también del apostolado.
»Jóvenes de Acción Católica quiere decir jóvenes que desean cooperar al apostolado jerárquico de la Iglesia; no hay mayor grado de caridad que dar la vida por bien de los hermanos. Estos 7.000 jóvenes que habían cantado el Himno de la Juventud Católica Española, “ser mártires acaso”, le convirtieron en una realidad, en una realidad fecunda.
»Acaba de ser exaltado en Valladolid, en el santuario de la Gran Promesa, ese número ingente de mártires sacerdotes, religiosos, seminaristas, encabezados por doce Obispos españoles; acaba de ser también recordada su insigne memoria. Al lado, pues, de estos mártires, de estos mártires Obispos, de estos mártires sacerdotes y aspirantes al sacerdocio, deben figurar también esos 7.000 mártires de los Jóvenes de Acción Católica. Tal vez nosotros, que hemos sido testigos de esta grande epopeya martirial de nuestra España, no comprendamos toda su grandeza. El reproducirse en nuestra España las horas de los primeros siglos, el ver tanta generosidad, tanto derroche de sangre, debía indudablemente merecer que Dios Nuestros Señor, en su infinita misericordia, salvase a España.
»Este recuerdo de los mártires nos ha de servir de ejemplo. Hay en martirio de sangre, al que debemos estar dispuestos si la providencia de Dios nos llamara a nosotros. Pero hay otro martirio cotidiano; hay el martirio incruento, sí, pero de altísimos méritos, porque, como enseña Santo Tomás, el martirio es un acto que tiene el privilegio de ser un bautismo de sangre; pero hay también este otro martirio incruento, que a veces cuesta más, porque no es un acto producido en el entusiasmo de un heroísmo santo; es aquella negación cotidiana, ese luchar en medio de las dificultades, en medio de la incomprensión, sabiendo incluso que nuestro trabajo no será reconocido.
»Por eso en vuestros mártires, en los mártires todos de la Juventud de Acción Católica Española –y de manera especial en aquellos mártires del Consejo Superior– debéis ver vuestro modelo.
»Y debemos pedirles también a ellos que sean los intercesores para con nosotros, para con toda la juventud católica española; que ellos alcancen de Dios Nuestro Señor que sea un verdadero espíritu de la Juventud de Acción Católica, que quiere decir entusiasmo, que quiere decir santa ilusión al servicio de la Jerarquía, que quiere decir participación en ese mismo apostolado ejerciéndole dentro del propio ambiente, entre vuestros compañeros, siendo –como decía el Sumo Pontífice Pío XI– los brazos largos del sacerdote, de la Jerarquía, porque vosotros podéis llegar a ambientes en donde tal vez el sacerdote no puede penetrar.
»Por eso este acto sencillo ha de ser también el que marque una época en la Juventud de Acción Católica Española. Acabáis de celebrar vuestro vigésimo quinto aniversario. Está ya en su madurez la Juventud de Acción Católica Española. Por eso tenéis insignes ejemplos que imitar.
»Que ellos sean también vuestros intercesores delante del Rey de los mártires, Cristo Jesús, para un florecimiento continuo de vuestro apostolado fecundo».
«Por último, todos los asistentes se dirigieron a la sala del Consejo, donde el Sr. Cardenal procedió al descubrimiento de la lápida. Finalmente se cantó el Himno de la Juventud de Acción Católica. Durante este último acto ocuparon puestos preferentes los familiares de las víctimas, visiblemente afectados y emocionados por el cariño y el recuerdo que toda la Juventud de Acción Católica Española les dedicaba».
Texto de la lápida
«He aquí la lápida con los nombres de nuestros adelantados de la eterna peregrinación –escribe José Vara Finez en este mismo número de SIGNO–. De los que no quisieron esperar hasta la hora compensadora del triunfo y prefirieron ofrecer a Cristo ....., la sombra de su tristeza sobre aquel porvenir humeante de España. Y allí están esperándonos. Y aquí recordándonos que “tempus fugit”, que Dios espera nuestra cosecha –la que ellos entregaron granada y llena de vida, de toda su vida– y que no hay más camino que el de la renunciación y el del martirio. El de la muerte en suma. Muerte a cada día y a cada momento para vivir en Cristo.
»He aquí la lápida de los 21 nombres de nuestros adelantados en el martirio. Tres cruces la coronan, las tres virtudes teologales. La de la Izquierda es blanca, porque es la fe. La de la derecha es verde, porque es nuestra esperanza, PORQUE ES NUESTRA INSIGNIA, LA QUE LUCE SOBRE LA CHAQUETA, SOBRE EL “MONO” SOBRE EL UNIFORME. La del centro es la caridad. Porque ellos creyeron, esperaron en Cristo y se le entregaron apasionadamente contra el muro de un paredón, en una trinchera, sobre el asfalto de la calle. Por la cruz de la fe sufrieron el martirio y la persecución; por eso la orla ese crismón de laureles y esas palmas ardientemente deseadas y conseguidas luego bruscamente, gozosamente. La segunda cruz es el símbolo del triunfo, porque ellos son la Iglesia triunfante, y por eso se rodea como de un cilicio, ya en dolor: “In hoc signo semper vinces”, la leyenda constantiniana. La tercera cruz es el fruto de nuestra Juventud, suplicada cada día desde las gradas del “Introito”.
»Y aquí, bajo las cruces que han coronado el calvario del martirio, están los hombres de aquellos 21 hermanos en letras de oro, porque ya han alcanzado la aureola.
»[...] Que han adquirido para nosotros, ya para siempre, la ternura íntima de la hermandad.
Tempore quo gladis secuit, pia viscera matris.
»He aquí en este verso de San Dámaso –autor también del resto de la inscripción latina–, la narración del martirio, de la persecución, de la sangre que fecunda la tierra como una lluvia primaveral sobre un terreno fosco.
Intemerata fice, ortempto principe mundi.
»¡Gozo del martirio, de la vida que un día, de repente, hemos descubierto como ofrenda para Dios!
InAeternam petiere domun regnaque piorum.
Sanguine quod propio Christi meruere coronas.
»Henos ya ante el coronamiento del martirio, ante la cúpula gloriosa que enlaza las columnas de la sangre y el sufrimiento, que aprieta el ábside de una vida en ascensión constante hacia el Señor. La corona del mártir tiene sangre de Cristo. Espinas de dolor ya sin espasmo ni angustia. Ahora con el gozo de la entrega, con la alegría implorada para nuestra juventud solitaria.
»Aun queda un ancla descansando sobre el océano blanco del mármol. Un ancla símbolo de la cruz, porque en ellos está nuestra seguridad, según la oración sigue, una de las más antiguas inscripciones que se conservan en las catacumbas, barbecho del martirio:
In orationibus vestris rogate pro nobis quia scimus vos in Christo.
»Y esta última santa palabra no está escrita. Está representada por el pez, emblema eucarístico y primitivo del Salvador, por el que hoy nos unimos a nuestros hermanos en comunión de fervorosas esperas.
El Consejo Superior de los Jóvenes de Acción Católica Española, a su mártires. – 2-V-50.
»Inscripción final. Con toda la sencillez con que seguimos recordando a aquellos hermanos nuestros que ya gozaron de la dicha infinita de dar algo valioso, algo desprendido, algo sangriento para el amor sangrante de Jesús. Y cuatro clavos sostienen el mármol contra el muro, porque cuatro son las virtudes cardinales. El mármol, que es materia de la inmortalidad, de la permanencia, de la gloria y de la luz.
»Esta es la lápida que la Juventud ha ofrecido a 21 compañeros, recordados ahora cuando la paz ha sido posible porque 7.000 jóvenes consiguieron la paz del Señor».
Un año después, mayo de 1951, tendría lugar el homenaje nacional a Antonio Rivera y a todos los mártires. A él nos referimos en el capítulo siguiente de la mano de SIGNO [5].
7. José María Galán Santos
»Nacido en El Escorial, José María Galán empezó sus estudios en el Seminario Conciliar de Madrid, donde permaneció hasta que el Señor le señaló otro camino. Pero fija la idea de su sacerdocio, se dedicó entonces a la enseñanza privada y a las actividades de la Acción Católica como Vocal de Estudios y Propaganda del Centro de San Lorenzo del Escorial y propagandista del Consejo Superior. De su ardiente afán apostólico es buena prueba la revista local “Esto Vir” por él fundada.
»Pero había en Galán tierra fecunda para la siembra del martirio. Y al entonar las estrofas de nuestro himno, su voz se elevaba ara cantar: “Ser apóstol o mártir acaso ...”. Alguna vez sus familiares notaron este tono de emoción que daba José María al verso, e incluso llegaron a preguntarle por qué lo hacía. “Yo sólo sé por qué”, contestó.
»Y cuando llegó el momento del martirio, cuando fue sacado de la cárcel de El Escorial para ser asesinado, aún tenía fuerzas para animar a sus compañeros con las palabras de Santa Teresa: “Quien a Dios tiene nada le falta; sólo Dios basta”, o para negarse a abandonar su escapulario, con el que quiso morir: “Me lo puso mi madre”.
8. Luis Ortiz
»Cuando lo presidía Enrique Friend, llegó al Centro de San Jerónimo –levadura de la Obra– un muchacho decidido, valiente, de seguro criterio y gran formación: Luis Ortiz.
»En el Centro fue indispensable, como en el Consejo Superior, donde era estimado en todo su valor. De Enrique Friend son aquellas palabras: “Se nos fue al Cielo, pero hacía bastante falta en la tierra”.
»Con los hermanos Miralles, salió un día camino del Guadarrama, donde murió. Y al tiempo de expirar, sobre la montaña que hiende el corazón de Castilla, altar mayor de España, Luis Ortiz, como Francisco Pizarro siglos antes, se ungió los dedos en su propia sangre y trazó sobre su cuerpo caído la señal de la cruz.
9. José Montero García
»José Montero venía de Los Luises, la querida Congregación que tantos nombres ilustres nos ha dado, que ha sabido dar su aportación a esta misma lápida que ahora preside el salón del Consejo de Conde Xiquena.
»De formación universitaria, José Montero estudió Derecho y se dedicó al ejercicio de la abogacía. Pero aquella tarea no era sino puramente formal, obligada como medio de vida. Porque a quien él se entregó con toda la generosidad de su corazón fue a la Juventud de Acción Católica, por la que supo morir. Silencioso, aparentemente retraído, pero de gran vida interior, llevaba en su misma sangre el trascendente fermento apostólico».
En el capítulo siguiente se recoge el desarrollo de la ceremonia en memoria de los mártires miembros del Consejo Superior de los Jóvenes de Acción Católica.
[1] SIGNO de fecha 6 de mayo de 1950.
[2] «Ya estamos en el año veintiséis de nuestra Juventud –escribe SIGNO de esa misma fecha de 6 de mayo de 1950–. Los veinticinco años anteriores de nuestro jubileo se nos han quedado un poco estrechos para contener nuestra fe ilimitada en el porvenir, nuestra energía para proseguir con igual pulso, con mayor entusiasmo, la Obra que unos muchachos decididos fundaban en 1925.
»A través de todo este Año Jubilar hemos ido recordando los hitos de nuestra historia, repasando las páginas de un libro que todo llevamos en el corazón, porque está grabado con ácido de sangre, de insultos, de odios y de rencores. Donde estas mismas páginas hemos evocado aquellos días con una nostalgia comprensible; aquellos años en que subirse a un tinglado para hablar de Dios a una juventud hosca era dejar el nombre en una lista que un día consumiría el ansia insensata de un bárbaro desquite.
»Desde entonces, desde 1925, ¡cuánta gloria y cuánta sangre para nuestra Obra! El mundo giró mil veces, pero aquellos hermanos nuestros permanecieron en el mismo sitio, como si nada cambiase, porque llevaban dentro el principio de la Inmutabilidad.
»Luego, tras una historia densa –historia de España, historia de la Acción Católica Española– llegó el Año Jubilar, que hemos podido celebrar con paz gracias precisamente a aquellos hermanos que fueron incapaces de sentir el Temor [...]. Y por eso mismo nuestro Año Jubilar ha tenido certeza de tedéum y gozo de aleluya. Porque millares de sacerdotes y religiosos, de hermanos nuestros de la Juventud, ignoraron lo que era la palabra “apostasía” [...]».
[3] SIGNO de fecha 6 de mayo de 1950.
[4] Deseo sagrado (1937-1939) escriben los Peritos Teólogos en su Informe (C.P. pp. 9504-9638).
[5] De fecha 3 de marzo de 1951.
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus del Siervo de Dios y Vicespostulador de su Causa de Canonización.
MANUEL APARICI Y LOS MÁRTIRES DE ACCIÓN CATÓLICA
SEMBLANZA EMOCIONADA DE
VIDAS HEROICAS CULMINADAS EN MARTIRIO
«Todos pueden ser ejemplo para nuestra actual juventud porque
todos fueron “vanguardia de cristiandad y cristiandad ejemplo”»
(SIGNO de fecha 29 de abril de 1950).
«En un acto solemne y como dignísimo epílogo al Año Jubilar de la Juventud Masculina de Acción Católica, será descubierta en el Consejo Superior una lápida con los nombres de los mártires del mismo [1]–. Del desarrollo de la ceremonia –que se celebrará el próximo 2 de mayo– informará SIGNO a su tiempo.
»Pero hay en este sencillo acto del descubrimiento de una lápida todo un mundo de recuerdos y nostalgias para todos los que seguimos trabajando en una Obra que fue posible precisamente por el sacrificio de los que nos precedieron en acudir al Señor. No son simples nombres en una enumeración fría y escueta. Cada uno de estos mártires está vinculado a nosotros con el signo del heroísmo que siempre presidió la vida de nuestra juventud.
»Por eso queremos, brevemente, pero con la máxima unción, hablar de cada uno de aquellos muchachos generosos, hacer que nuestros lectores los conozcan a través de estas páginas, que siguen representando los más altos ideales por los que ellos murieron. Todos pueden ser ejemplo para nuestra actual juventud porque todos fueron “vanguardia de cristiandad y cristiandad ejemplo”. Y al recordar sus figuras y sus hechos, queremos pedir a nuestros lectores que mediten sobre el sacrificio de aquella juventud gallarda, triunfante sobre la sangre de su martirio.
A. VOCALES
1. Eligio Gómez Ríos
»Casi un obrero, un muchacho sencillo, con una excelente preparación técnica, con una estupenda capacidad de trabajo y al mismo tiempo con una ardorosa inquietud apostólica, fue Eligio Gómez Río. Se había educado en el Colegio de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús y trabajaba en Madrid como linotipista de “El Debate” –aquel monumento del periodismo español–. En la empresa se distinguía por su excelente rendimiento. Pero Eligio no quería conformarse con una vida fácil y silenciosa. Él conocía como nadie los problemas de la clase trabajadora, y a su solución quiso consagrarse. Para ello comenzó asistiendo a los cursos del Instituto Social Obrero, de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Y cuando se hubo formado en los conocimientos teóricos indispensables, comprendió la urgente necesidad de acudir en socorro de aquella juventud obrera que aprendía a blasfemar en las calles y en los talleres. Eligio fue quien inició el movimiento obrerista en nuestra Obra. Vocal Obrero del Consejo Superior, la actual J.O.A.C. es posible, en gran parte, gracias a sus desvelos.
2. Manuel Mac Crohon Jaraba
»El nombre de Manuel Mac Crohon Jaraba es bien conocido por nuestros lectores. Repetidas veces se ha aludido a aquel gran compañero en diversos trabajos en las páginas de SIGNO o ha aparecido su fotografía en artículos retrospectivos. Madrileño, pese a su apellido de origen irlandés, Vicepresidente del Consejo Diocesano de Madrid –en el que desarrolló gran parte de su actividad–, Vocal de Ausentes luego en el Consejo Superior aunque por escaso tiempo, fue una de las figuras más significativas de los tiempos heroicos de la Juventud. Conocía el trabajo incansable, la ardua tarea, la tenacidad del que siente en su alma una vocación generosa y no puede descansar en tanto su objetivo no haya quedado cumplido. Pero Mac Crohon no fue solamente el hombre de las empresas decisivas, de los grandes proyectos y las ideas magnas, sino una inteligencia activa que no desdeñaba lo minúsculo, que comprendía que en los pequeños detalles está la fuerza de una organización. Por eso había que acudir con tanta frecuencia a Mac Crohon para que él pusiese en todos los trabajos su sello personal, como siempre lo hacía, desprendidamente, poniendo al servicio del ideal su caudal o su persona.
3. Antonio Algara García
»Congregante y joven de Acción Católica. Un doble honrosísimo título que pudo ostentar Antonio Algara García, representante en el Consejo Superior de las Congregaciones Marianas. Presidente de Institución de Madrid. Algora se distinguía por su extraordinaria piedad, por su adhesión fiel e inquebrantable a la Obra, por su trabajo decidido al frente de las Congregaciones, a las que dio tan gran impulso. La vida de Antonio Algara, de aquel estudiantillo de Derecho en la Universidad madrileña, estuvo dedicada íntegramente al apostolado hasta que Dios quiso darle la alta corona del martirio, como premio a una juventud que se le entregaba sin reservas. ¡Cuánto podría contar de Algara aquel otro inolvidable hermano, Pedro Antonio de Alarcón! Los dos hicieron posible el nacimiento de la Unión Diocesana de Madrid-Alcalá. Algora, enamorado de su Congregación, fue al mismo tiempo uno de los más valiosos dirigentes de nuestra Juventud.
4. Antonio Rivera Ramírez
»Nada podríamos decir de Antonio Rivera que no fuese archirrepetido y más que conocido por nuestros jóvenes. Millares de fotografías suyas, en las bibliotecas de los Centros, entre los libros de nuestros muchachos, dicen mucho más que lo que nosotros pudiéramos ahora repetir. Vocal del Pleno por Toledo, de cuyo Consejo Diocesano era Presidente, Antonio Rivera tiene una doble aureola en su martirio: la del héroe y la del santo.
»En los trágicos días de julio de 1936, cuando España entera ardía por sus cuatro costados y balas asesinas disparaban contra el monumento al Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles, un puñado de toledanos se refugiaban en el Alcázar para resistir contra la furia homicida. Allí estaba Antonio Rivera y allí estuvo. Él era la alegría en medio de la angustia del asedio, en la incertidumbre de un futuro amenazador. Y allí no fue sólo un combatiente, el fusil que dispara, sino también el amor que perdona a los enemigos y la sonrisa que disipa las frentes doloridas y surcadas por la inquietud. ¿Qué otra cosa puede decirse de Antonio Rivera sino que ha pasado a la Historia con un sobrenombre definidor: “El Ángel del Alcázar”.
B. DECANOS
1. Agustín Moreno Ortega
»Malagueño y por lo tanto alegre y todo corazón. Así era Agustín Moreno Ortega, Vicepresidente del Consejo Superior, congregante mariano, empleado de banca. Pero era la suya una alegría serena, reposada, pensativa de hombre que tiene el corazón en la paz de Cristo. Agustín no fue sólo uno de nuestros primeros dirigentes. Fue, además, uno de los fundadores de la Obra. Eran aquellos días azorosos y difíciles de 1927, cuando se celebraba el I Congreso Nacional. Ya entonces sonaba el nombre de Agustín. Y cuando dos años después se celebraba la I Asamblea, se nombra la Comisión Permanente de la que es miembro con José Palma, Alfredo López, Felipe Manzano, Javier Dotres, José María Gil Robles [...].
»En 1933 llega Alfredo López –el actual Presidente de la Junta Técnica Nacional de Acción Católica Española– a la Presidencia del Consejo para sustituir a José María Valiente y reorganiza el Consejo, creando varios Secretariados y dos Vicepresidencias: una de ellas será ocupada por Moreno Ortega; la otra, por Manuel Aparici.
2. Félix María Llanos y Pastor
»El apellido Llanos nos suena a cosa entrañable y nuestra. Félix María y Manuel –del que hablaremos más adelante– sufrieron martirio por Dios y por España. Otro Llanos, el padre José María S.J., es el incansable escritos, el inteligente conductor de juventudes. Nuestros lectores lo saben bien.
»Félix María era madrileño. De una inteligencia poco común –sus expedientes académicos están cuajados de sobresalientes y matrículas–, cursó Derecho en la capital de España con varios compañeros fundadores de la Juventud de Acción Católica, e ingresó como abogado asesor en el Banco Hipotecario. Y en el ambiente bancario, como antes en el universitario, Félix María llevó la llama de su apostolado fervoroso y tenaz. Así fundó con Palma el famoso Centro de San Jerónimo –cédula primaria de nuestra Obra–, del que fue dirigente; trabajó en la organización del I Congreso Nacional y en la Acción Católica Nacional de Propagandistas, en las Conferencias de San Vicente de la Concepción y en la Adoración Nocturna; en el Consejo Superior –del que fue Tesorero y Decano– y en la organización de la peregrinación a Roma, por cuya tarea recibió una fotografía del Padre Santo especialmente dedicada. Y por último –¡cuántas cosas quedan por decir antes de ese “por último”– llevó a Manuel Aparici al Consejo Superior. Todo eso tenemos que agradecer sus continuadores a Félix María Llanos y Pastor, trabajador inteligente, hombre piadoso, amigo leal y recto.
3. Felipe Manzano Sánchez
»Creo –dice Fuentes Pila, hablando de Felipe Manzano Sánchez– que será algún día santo. Después de este elogio de aquel fundador de la Obra, poco nos queda por decir a nosotros. Manzano era oriundo de Castilla y fue congregante. Catedrático de Ciencias en el Instituto de Guadalajara, nada más injusto que su muerte, porque había pasado por el mundo con su alma sencilla y bondadosa, con su lealtad y su espíritu de abnegación, pensando siempre en los demás y siempre olvidado de sí mismo. Manzano luchó y sufrió porque era un hombre recto y comprendía que debía fidelidad a sus ideales. En el Consejo Superior, del que fue Decano, fue el compañero ideal para todo trabajo. Y los que con él convivieron aquellos primeros afanes, no le olvidarán nunca.
4. Luis Campos Gorriz
»Luis Campos Gorriz era valenciano. Él fue otro de los que sin gloria humana, pero con gran provecho, trabajó en la fundación de la Juventud. Él fue el alma del I Congreso de 1927, del que había de salir una organización nueva y decidida a reconquistar para Cristo a la juventud española. Y de aquel Consejo, surgido a raíz del Congreso y que presidía José María Valiente, Luis Campos fue el Secretario. En sus ocupaciones como tal y en su vida particular, Campos fue el hombre emprendedor, de altos ideales y concretas realizaciones. Sus dotes de organizador, justamente reconocidas, las vertió íntegramente sobre la Asociación.
5. José María de la Torre de Rodas
»Otro nombre sobradamente conocido para todos nuestros lectores. El de José María de la Torre de Rodas, abogado madrileño, joven padre de una santa familia, antiguo congregante mariano y fundador del Centro de Santa Bárbara, de Madrid.
»Por su dotes personales y excepcionales fue designado para asistir, con Fuentes Pila, al Congreso Internacional de Innsbruck (Austria), del que nació la organización de nuestra Juventud. Torres de Roda intervino en todas las primeras luchas, dominando nuestros individualismos y esa española anarquía, rebelde a la organización y al trabajo de conjunto, más eficaz sin embargo que el esfuerzo aislado y de resultado anónimo. Celebrada la I Asamblea en 1929, el trabajo estuvo dividido en cuatro secciones. Una de ellas, la titulada “Estatuto General de la Juventud Católica”, estuvo presidida por Torres de Rodas. Mucho debemos a la incansable actividad de aquel gran compañero, de aquel hombre ejemplar que unía a la alegría de su trato la más severa austeridad de su persona y de su vida particular.
6. José Palma Campos
»Líneas adelante, ya hemos hablado varias veces de José Palma Campos, otro congregante malagueño que fundó, con otros compañeros, el Centro de San Jerónimo de Madrid. Palma rebosaba juventud y alegría por los cuatro costados. Era un temperamento inquieto y activo que no podía conformarse con el estatismo o la monotonía. Su paso por la Juventud fue decisivo para la Obra. Palma se distinguió, efectivamente, en la preparación de la reunión internacional del secretariado en Madrid, que tan excelentes resultados dio en orden a nuestro apostolado. En 1929, con ocasión de la I Asamblea, ya citada, es nombrada la Comisión Permanente. A ella pertenece, con Alfredo López, Javier Dotrés, Moreno Ortega, etc., José Palma.
7. Marcelino Oreja Elósegui
»Marcelino Oreja Elósegui, vasco de origen, ingeniero de Caminos y abogado, fue fundador, con Martín–Sánchez y Cristina de Arteaga, de los Estudiantes Católicos, del Secretariado, de la Juventud Católica Española, de los Centros Parroquiales de Madrid [...]. Y no fundó más cosas porque, cumplida en su juventud una tarea de muchos años, el Señor quiso llamarle en la revolución de 1934, en la que fue asesinado.
»Oreja Elósegui, con Fuentes Pila y otros ya mencionados o conocidos, fue, como se ha dicho, uno de los fundadores de la Juventud Católica. Todavía se recuerda aquella actividad asombrosa que se disparaba en conferencias, discursos, cursillos, viajes, sobre toda la geografía de España [...]. Oreja Elósegui, que pertenecía a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas y fue Diputado a Cortes por Vizcaya, estudió técnica periodística en los Estados Unidos, fue nombrado miembro en dicho país de los Caballeros de Colón, y el entonces Director de “El Debate”, y hoy Rvdmo. Obispo de Málaga, don Ángel Herrera Oria, podría hablar mucho y bien de aquel hombre generoso, su íntimo colaborador, que estuvo a su lado en tantas angustias y tantos peligros como tuvo que pasar, con la Iglesia, la seglaridad española a su servicio.
C. PROPAGANDISTAS
1. Manuel de Llanos y Pastor
»Hay una conocida biografía de Manuel de Llanos y Pastor. Se titula “Manuel, mártir”, que es el sobrenombre que sigue conservando para nosotros aquel muchacho alegre y cordial que estudiaba Arquitectura y pertenecía a Los Luises. En el Consejo Superior llevó la Vocalía de Aspirantes. Y aquella biografía está hecha con sus mismos apuntes, notas y pensamientos. Notas que revelan la altísima calidad de su alma, que supo entregar rendidamente a Cristo cuando Él quiso llamarle a Sí. Y por si hubiéramos dicho poco, aún quedaría por añadir que Manuel mártir fue el dibujante de “La Flecha”, el que creó aquellos graciosos dibujos, halados y míticos, de un hondo sentimiento litúrgico.
2. Alejandro del Amo
»El primer redactor jefe de SIGNO. A todos nosotros nos es ya muy familiar la figura de Alejandro del Amo, apellido vinculado tan estrechamente a la historia de la Juventud. Alejandro viene a ser algo así como el santo y seña de nuestro quehacer cotidiano. El dio ímpetu incontenible a sus tareas, realizadas con vivacidad, coraje y espíritu de abnegación. Del Amo era periodista por dentro y por fuera. Esa misma inquietud le llevó a la lucha hasta fundar el Centro Parroquial de Santa Cruz con los hermanos Cruz.
»La vocación se imponía, y Alejandro se matriculó en la Escuela de Periodismo de “El Debate”, de la que llegó a ser aventajado alumno. De entonces parten sus tareas profesionales, si es que se pueden calificar así las divinas aventuras de aquellos tiempos heroicos en que escribir en “Albores” –órgano del Centro de Santa Cruz– o en “El más Joven” –publicación del Consejo Diocesano– suponía correr un riesgo grave de triunfo y de muerte. Y el riesgo llegó. Pero sobre la frente del mártir resplandece una corona inmortal de gloria.
3. Ramón Valdés y Martínez de Pinillos
»La vida de Ramón Valdés y Martínez de Pinillos –aquella vida breve de veintiocho años largos– se haya ligada a la historia de la Asociación de Estudiantes Católicos. Nacido en Cádiz, tuvo por escenario de su lucha –y de sus triunfos, porque la gloria parecía aliada de su ardor, al mismo tiempo que de su modestia y de su sencillez– a Madrid. Durante sus años de estudiante de Medicina fue Presidente de la Asociación de Estudiantes Católicos de la Facultad. A la terminación de la carrera pasó a la Federación y más tarde a la Confederación como Secretario. Sus grandes méritos en la Juventud de Acción Católica le hicieron acreedor a la designación de socio de mérito.
»Este galardón sería la prueba para su muerte, hallada en el colegio en el que prestaba sus servicios como médico. Ramón Valdés murió asesinado en Vicálvaro. Y estamos seguros de que moría con una ancha sonrisa de perdón y de gozo, porque así había vivido. ¡Él que era tan alegre, humilde y generoso!
4. Agustín Minguijón
»Uno de los más firmes paladines de la Federación de Estudiantes Católicos de Zaragoza. Agustín Minguijón dejó una larga estela de méritos en aquella Obra, de la que fue Secretario, y posteriormente, al concluir su carrera de abogado, Vocal de la Confederación, destacándose por su labor constructiva y técnica. Zaragoza sabe bien todo lo que era aquel joven de extraordinaria capacidad, de irrefrenable simpatía y de enorme personalidad, que hacia que tuviera influencia en las más altas esferas de la Organización y en el claustro de profesores.
»Minguijón había puesto toda su inteligencia al servicio de la Juventud y de los Estudiantes Católicos. La palma del martirio sería un colofón natural a toda su vida de éxitos y de esfuerzos.
5. Alfredo Miranda
»Alfredo Miranda, Capitán de Infantería, se fue un día, cuando concluyó su epopeya en la guerra de España, a recorrer los caminos de Europa, por las tierras de Rusia, en un alto afán de peregrinación y de evangelización. Murió en el país de las nieves perpetuas y de los ríos suspirantes, anchos como mares.
»Porque Alfredo Miranda tenía talla de héroe. Estaba condecorado con la medalla del Mérito Militar individual, tres medallas militares colectivas, cruz del Águila alemana, medalla de Sufrimientos por la Patria, etc. Era alumno de la Facultad de Filosofía y Letras. Ya con anterioridad a la guerra se destacó por sus campañas de Acción Católica en la Diócesis de Burgos, de cuya Unión Diocesana era Vicepresidente al estallar el glorioso Movimiento nacional. Cayó en Rusia, como voluntario de la División Azul, en lucha contra el comunismo. Fue Vocal Castrense del Consejo Superior.
6. José Rodríguez
»El Consejo Superior guarda un recuerdo imborrable de José Rodríguez. El taquígrafo del Consejo dejó una estela ejemplar en su quehacer y hoy su postura es un índice de trabajo, de bondad y de espiritualidad. La característica fundamental en la trayectoria de su vida sería su irrefrenable cariño a la juventud, en medio de un constante afán de trabajo, de alegría desbordante y de su jovialidad irreprimible.
»Perteneció al Centro de los Dolores. Y aquel muchacho, desmedrado de cuerpo, estaba dotado sin embargo de un vigoroso temperamento espiritual que hizo que abrazara el martirio con la más radiante de las sonrisas, en la pradera de San Isidro, a la vista de las torres redondas de Madrid que suspiraban, llenas de júbilo, ante el espectáculo glorioso de tantos mártires de Cristo.
[1] SIGNO de fecha 29 de abril de 1950. Lo anuncia en primera página, a toda plana. «Ansiamos verlos en los altares» (Todo este capítulo está tomado de este número de SIGNO).
DOMINGO 19 DEL TIEMPO ORINARIO – B
9 de Agosto de 2009
La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con todos vosotros.
Hoy, y en los demás domingos que quedan de este mes de agosto, el evangelio nos invitará a acercarnos a Jesús que nos habla y nos invita a creer en él. En Cafarnaún, Jesús se dirige a toda aquella gente que lo conocía desde hacía ya tiempo, y que no pueden aceptar que les diga que él viene a dar vida, que creer en él es un camino de vida para siempre.
Nosotros, ahora, reunidos aquí en la Eucaristía, somos invitados a reafirmar una vez más nuestra fe, nuestra esperanza, nuestra alegría de seguir a Jesús. Porque en él, Dios ha venido a compartir nuestra condición humana.
A. penitencial: En silencio, preparémonos para celebrar la Eucaristía. (Silencio).
Tú, hombre como nosotros. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, pan vivo bajado del cielo. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, nuestra vida y nuestra salvación. SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (1 Reyes 19,4-8): Dios es nuestra fuerza, nuestro alimento para caminar, nuestra vida. Cuando el profeta Elías, cansado de tanto huir de la persecución, pierde las esperanzas y desea la muerte, Dios está allí, junto a él, para alimentarlo y animarlo a seguir adelante. Escuchémoslo en esta primera lectura.
Salmo (33): Cantemos ahora a nuestro Dios. Alabémosle porque él nos guía con su gracia y con su luz.
2. lectura (Efesios 4,30-5,2): Hoy san Pablo nos invita a actuar con la bondad y el espíritu de paz con el que Dios actúa.
Oración universal: Oremos a Dios nuestro Padre, por nosotros y por los hombres y mujeres del mundo entero. Oremos diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.
Por todos los cristianos. Para que demos siempre un buen testimonio de nuestra fe con nuestra manera de vivir. OREMOS:
Por los padres y las madres. Para que sepan educara sus hijos en el amor, la confianza, el esfuerzo, la fe. OREMOS:
Por los que han tenido que dejar su tierra y su familia buscando una vida más digna. Para que encuentren en nosotros la ayuda que necesitan. OREMOS:
Por los que nos hemos reunido en esta iglesia para celebrar el domingo, el día del Señor. Para que salgamos de aquí llenos del gozo y la esperanza que Jesús nos da.
Padrenuestro:ComoJesucristo nos ha enseñado, y guiados por su mismo Espíritu, nos atrevemos a decir:
Invitación a la comunión: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor. El que coma de este pan vivirá para siempre". Dichosos los invitados a la cena del Señor.
CPL
CARITAS ARCIPRESTAL DE ICOD DE LOS VINOS
DIÓCESIS DE TENERIFE
COMUNICADO
Agosto 2009
A/A, Delegados y Coordinadores de Cáritas Parroquiales.
Cáritas Arciprestal, organiza el II Curso de Manipulación de Alimentos homologado por el Gobierno de Canarias, para toda la Comarca:
Días: 13 y 14 de Octubre del 2009
Horas: de 5 a 8 de la tarde:
Lugar de celebración: Sede de Cáritas Arciprestal, plaza la Candelaria Icod de
Vinos.
Documentación: Fotocopia DNI:
Coste cero:
Plazas limitadas: 20 personas:
Sí quieres obtener un titulo oficial aún estas a tiempo, HAZ TU MATRICULA
Inscripción e información: Sede Arciprestal ; Lunes y Miércoles de 10 a 1, teléfono
922.122401- 616749838-659924391-670649425+628871543 y coordinadores
Parroquiales.
HOJA INFORMATIVA DE CARITAS ARCIPRESTAL DE ICOD - TENERIFE
02 de Agosto de 2009
El gozo y la esperanza, la tristezas y angustias del hombre de nuestros días, sobre todos de los pobres y de toda clase de afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustias de todos los seguidores de Cristo; y nada hay verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón.
La Cáritas Arciprestal y las personas que en ella trabajan están en la primera línea de atención a las personas golpeadas por la crisis. El incremento incesante de peticiones de ayuda, la saturación de los servicios de acogida y la imposibilidad de dar respuesta a todas las demandas, están generando entre otras cosas situaciones de estrés y frustración en las personas, atención deficitaria y colapso del servicio.
Partiendo de los datos de los que disponemos, podemos hacer un análisis en primer lugar del aumento de la demanda y la respuesta en el programa de acogida de Enero a Junio de 2009.
Nº personas atentidas: 340 Nº familias beneficiadas: 1.107
En comparación al mismo periodo del año anterior sufre un aumento del 47.05 %
Ante esta realidad es necesario tomar iniciativas para responder a la crisis, que sin lugar a dudas nos supera y que todos tenemos que poner nuestro esfuerzo y colaboración en superar esta situación.
NOTICIAS.
02- 08- 09: A las 18,oo horas en la Parroquia Matriz de Santa Ana en Garachico, la toma de posesión del párroco D. Francisco Ignacio Hernández Rivero.
06- 08- 09: Noveno Aniversario Ordenación Sacerdotal de D. Jorge Concepción Feliciano, Delegado Arciprestal de Cáritas y cura párroco de Santa Bárbara y Llanito Perera.
25 – 08- 09: VIII Reunión de la permanente Cáritas Arciprestal a las 19, 00 horas.
Nuestro agradecimiento por tu apoyo y colaboración
[email protected] – Teléfono 922.122401Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus del Siervo de Dios y Vicespostulador de su Causa de Canonización.
MANUEL APARICI Y LOS MÁRTIRES DE ACCIÓN CATÓLICA
PROMETIMOS
RECOGER SU SANGRE Y HACERLA FECUNDA
«No se olvide que [...] España y Cristo necesitan que [...] no se malogre
el inmenso caudal de generosidad [...] que a costa de tanta sangre y
tanto mártir está atesorando la Juventud de España ... ».
(Manuel Aparici. SIGNO de fecha ¿1936?).
El 2 de junio de 1951, SIGNO publica un artículo de Manuel Aparici, Consiliario Nacional, bajo el título «Que lo sepan todos».
«Si vivo, no cejaré en este empeño después de la guerra. Si muero, encargo a todos los jóvenes de Acción Católica que recojan mi sangre y la hagan fecunda. Que lo sepan todos ... Y 7.000 de nuestros muchachos fueron escogidos por Dios para sellar este compromiso de cruzados con su propia vida, entregada a la muerte en la trinchera o en la checa para que España fuera de Cristo. Y después, cerca de otros 7.000, en el transcurso de estos doce años, la han entregado al Sacerdocio de Cristo para que no quedara infecunda la sangre que se derramó en España.
Nuestra ejecutoria
»Esta es la limpísima ejecutoria de amor a la España de Cristo de los Jóvenes de la Acción Católica Española. “Nadie ama más que quien da la vida por el amado”, dijo la Verdad. Y 7.000 durante la guerra la entregaron a la muerte física para que viviera la fe de Cristo en nuestra Patria y otros 7.000 en la posguerra a la muerte mística del sacerdocio católico para que esa misma fe desaloje la muerte del pecado [...].
»Sólo estos dos hechos aducimos, porque ambos, muerte física, de mártir, o mística, de sacerdote, son invariables, como la verdad que informa la vida de la Juventud de Acción Católica.
»Y es menester recordar esta limpísima ejecutoria de caridad heroica para con Dios y con la Patria [...].
Serenidad
»No se turben e inquieten los Jóvenes de Acción Católica. Nuestra fuerza no viene de los hombres, sino de Dios [...].
«No es el juicio de los hombres, sino el de Dios y el de sus legítimos representantes, el que debe preocuparnos. Y a Dios, al Papa y a nuestros Obispos les hemos prometido hace ya largos años cooperar con la divina gracia a hacer de nuestra amada Patria la Vanguardia de aquella Cristiandad [...]. Y sírvanos los acontecimientos de estos días, sus comentarios y sus causas, que no son precisamente índice del pronto advenimiento de la Cristiandad, de acicate para proseguir, con la gracia de Dios, en el empeño apostólico de restaurar en Cristo todas las cosas de nuestra amada Patria [...]».
A los dos meses de finalizada la guerra, el día 31 de mayo, el Siervo de Dios se reúne en Madrid con jóvenes de los Centros de Apostolado de Vanguardia, muchos de los cuales habían nacido a la vida del apostolado en los campos de batallas. Asistieron también varios capellanes. Tuvo frases llenas de emoción y de recuerdo a los mártires «cuyo sacrificio –dice– no podemos desperdiciar. Tenemos una gran responsabilidad frente a ellos, y la vida que con su muerte hicieron posible debemos dedicarla a la idea por que ellos la entregaron, si no queremos ser traidores a su santa memoria» [1].
Dos años después, septiembre de 1941, al despedirse como Presidente Nacional, desde La Coruña, en los Jóvenes de Acción Católica de toda Galicia, se despide de todos los Jóvenes de Acción Católica de España y les recuerda –entre otras muchas cosas– el legado de la sangre de los mártires.
«Y entonces, y sólo entonces –les dice–, cuando viváis a Cristo y cuando honréis a María y tengáis como valedores a Santiago y a San Juan, podréis decir con sinceridad que aceptáis el legado de sangre de nuestros mártires y camináis sobre sus huellas ofreciendo trabajos y penalidades y hasta la misma vida por Dios y por España para lograr lo que ellos se propusieron, porque entonces sentiréis que esa sangre de nuestros mártires es vuestra ayuda y vuestro apoyo. Ellos son intercesión ante el Trono de Dios. Continuamente claman al Señor para que nos urja a nuestro apostolado, a fin de que pronto, muy pronto, sea un hecho esa Vanguardia de Cristiandad, que con su gracia queremos hacer de nuestra España, para que España y todo lo hispánico hecho una sola cosa en la caridad de Dios con Jesucristo, se lancen a ganarles almas en todos los horizontes y se alegre que todos los hombres formen un sólo rebaño con un sólo pastor» [2].
[1] SIGNO núm. 56 de 1939.
[2] SIGNO de fecha 27 de septiembre de 1941.
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus del Siervo de Dios y Vicespostulador de su Causa de Canonización.
MANUEL APARICI Y LOS MÁRTIRES DE ACCIÓN CATÓLICA
LOS MÁRTIRES SON ANTE DIOS LA PERPETUA PLEGARIA DE SANGRE QUE INTERCEDEN POR NOSOTROS
«No os olvidéis vosotros de los mártires ni consintáis
que España se olvide de ellos»
(Manuel Aparici. SIGNO de
fecha 25 de octubre de 1941).
Unos seis meses antes de cesar en la Presidencia Nacional recuerda a los jóvenes de hoy que los jóvenes de entonces fueron guerreros y apóstoles.
«[...] Y cuando la Patria [...] tocó a llamada y enfrentó sus hijos con el ser o no ser, fueron los primeros entre los primeros en la ofrenda de sangre. Siete mil apuraron con gozo el cáliz de su propia sangre.
»Fueron guerreros y apóstoles. Su signo, la cruz de Cristo, floreció en esperanzas de redención y de reino. El mundo vio el milagro de soldados que, en el espacio que les dejaban las batallas, evangelizaban a Cristo en sus Centros de Apostolado de Vanguardia. Su gesta mereció el magno elogio: “Al fin hemos encontrado en ello lo que hace tanto tiempo esperábamos de la madre España: la huella resplandeciente de la Hispanidad hecha plegaria, sangre y heroísmo, para que con plegaria y heroísmo, y si es menester con sangre también, imitemos aquí lo que allí nos enseñan en alas de muerte y de victoria: o Cristo o muerte”» .
Y en su despedida como Presidente Nacional de la Juventud de Acción Católica, el 19 de octubre de 1941, les dice a sus amados jóvenes:
«Hace poco más de un año, el 1º de septiembre de 1940, ante otro Arzobispo de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana [...], ante representantes de la Juventud Católica de Cuba y de Portugal y ante el heroico pueblo de Zaragoza en representación del pueblo español, y asistido por veinte mil de entre vosotros, al ofrendar a la Iglesia la sangre de nuestros mártires y de todos los mártires de Cristo en España, juré en vuestro nombre unir a este torrente de sangre la nuestra en forma de oración, sacrificio y apostolado, para lavar con ella a toda la juventud española; y hoy que para cumplir mi juramento salgo de entre vosotros para pedir un puesto entre los mártires de la segunda hora de la Cruzada, el Sacerdocio de Cristo, quiero que sintáis conmigo la infinitud del poder de la sangre de los mártires.
»Los mártires son ante Dios la perpetua plegaria de sangre que intercede por nosotros. Eran nuestros amigos, nuestros hermanos. Vivían profundamente entrañados con nosotros. El Señor nos había ligado en un apretado abrazo de caridad, y la caridad dice el Apóstol que nunca fenece. Y hoy que ellos viven plenamente a la vida de Dios, que es caridad, sería un absurdo pensar que cuando lo dieron todo para que las almas de España pudieran seguir abrazadas a Cristo, fueran a olvidarse de nosotros. No, ellos no pueden olvidarse; nosotros podemos variar, pero ellos no varían. Y aquel abrazo que nos dieron, al abrazarse eternamente con Cristo, permanece vivo para toda la eternidad. Yo quisiera, jóvenes, que nos imagináramos a nuestros mártires con fe viva jugando en los cielos a cerrar sus amplias avenidas. Al fin y al cabo, si para entrar en el reino de los cielos hay que hacerse cono niños, ellos son los más niños en la morada del Señor. Y podemos imaginárnoslos cogidos de la mano de nuestro llorado Cardenal Gomá, de los once Prelados mártires, de los millares de sacerdotes, de todos los mártires de Cristo en España, jugando a cerrar las amplias avenidas de los cielos para empujar a todos sus moradores junto al Trono de la Madre de Dios, pidiéndole a María que presente esa maravillosa plegaria de toda la Iglesia ante su Divino Hijo para que Él, sublimándola en su Corazón, la presente al Padre y nos alcance plena infusión del Espíritu Santo, para ser apóstoles y triunfar en las Empresas de Cristo. Estos son vuestros poderes ante Dios.
»Pero también lo son ante vosotros mismos, porque aun conservamos vivo el calor del último abrazo que nos dieron y su recuerdo nos urge y nos apremia a recorrer de prisa ese camino eterno de santidad que con su entrega total dejaron abierto para las gentes de España. Ante nosotros mismos, porque nosotros no podemos ser traidores a esa sangre y en el fondo de nuestras almas todos los días se levanta una ardiente oración al Señor pidiéndole que nos conceda gracia para que aquel último abrazo que ellos nos dieron no se rompa jamás por el pecado. Vivid su recuerdo, conservadlo, haced fructificar su sangre; es la herencia suya, es su última voluntad, esa que hace pocos momentos os recordaba vuestro Presidente al leeros la última cláusula del Compromiso de Cruzados.
»Pero no sólo son vuestros poderes ante Dios y ante vosotros mismos, sino ante los hombres, porque son los mártires los que han ganado la guerra. La lucha era para desterrar las tinieblas del materialismo ateo de nuestra Patria, y las tinieblas sólo las destierra la luz, que fue esa luz magnífica de la fe y la caridad que el Señor encendió en sus almas la que desterró las tinieblas del materialismo de nuestra Patria cuando al golpe de la persecución se quebraron las ánforas de barro de sus cuerpos y brillaron las luces que encendiera la gracia en sus almas generosas.
»Son vuestros poderes ante los hombres, porque la sangre de los mártires es vuestro más preciado título para trabajar en el apostolado y que todos cooperen a vuestro afán a que nadie se oponga, porque oponerse equivaldría a renegar del momento más heroico de la vida de España y de sus hijos más nobles; los mártires y héroes.
»No os olvidéis vosotros de los mártires ni consintáis que España se olvide de ellos. No pongáis la luz bajo el celemín, sino en lo alto del candelero, a fin de que alumbre a todos los de la gran casa hispánica que el Señor ha repartido por todos los continentes. Es la gran lección que el Señor se digna a dar a nuestro siglo por medio de España, porque cuando sólo se fía en la fuerza y en el poder de la materia, el Señor demuestra que nada tan fuerte ni tan grande como la fe y la gracia de Dios por nuestro Señor Jesucristo» .
Discurso de Mons. Emmanuel Ade Badejo, Obispo Coadjutor de la diócesis de Oyo y Presidente del Consejo para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Nigeriana, durante la 43ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
Asociación de Profesionales de Medios Católicos
43a Jornada Mundial de Actividades de comunicación
Comunicación en la Iglesia hoy día y en la Arquidiócesis Católica de Ibadan
Conferencia impartida el 20 de mayo de 2009 en la Catedral de St. Mary Ibadán
Reverendísimo Emmanuel Ade Badejo
Obispo Coadjutor de la Diócesis de Oyo
Su gracia, Reverendísimo Félix Alaba Job, Arzobispo de Ibadan, Vicario General Muy Reverendo Padre Pedro Odetoyinbo, Director de Comunicaciones, Fr. John Toyin Pinheiro, Reverendos Padres, Reverendas Hermanas, Presidente, Ejecutivo y miembros de los Profesionales de Medios Católicos de Comunicación de la Arquidiócesis de Ibadan, distinguidos profesionales de los medios, señoras y señores. Es para mí un placer compartir estas reflexiones con ustedes en esta ocasión como parte de la celebración de la 43ª Jornada Mundial de las Comunicaciones sobre el tema "Comunicación en la Iglesia universal y en la Archidiócesis Católica de Ibadan: una visión general".
Preámbulo
Permítanme comenzar estas reflexiones con esta trillada afirmación categórica: "La Iglesia es comunicación". Es muy tentador para los teólogos tratar de impugnar esta declaración, pero no es declaración frívola. Nada menos que el difunto Cardenal Avery Dulles, gran teólogo y veterano representante del vaticano prestó su peso a este punto de vista en su encantador libro "Modelos de la Iglesia. Comunicadores de la Iglesia a menudo han utilizado la expresión también, y creo que, por una buena razón. Frente a la fachada de la Universidad Pontificia Urbaniana de Roma, creada en el siglo 16, están estas dos sugerentes palabras: "Euntes Docete", que significa: "Id, enseñad". Estas palabras son actualmente del original. El derecho de autor pertenece a Jesús. Él dijo: "Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones. Bautizadlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñadles a cumplir todo lo que os he mandado."(Mateo 28: 19-20) He subrayado las palabras operativas. Prueba adicional de la validez de la Iglesia como comunicación está disponible en numerosos documentos de la Iglesia sobre las comunicaciones y en los distintos mensajes del pasado Día Mundial de la Comunicación.
La implicación sumaria de las palabras de Jesús, en mi opinión, es doble, que la comunicación en la Iglesia Universal es universal (lo abarca todo) y dinámica. Tal vez podríamos tomar estos conceptos, uno por uno.
La comunicación de la Iglesia es universal (lo abarca todo)
Este aspecto de la comunicación de la Iglesia deriva del concepto clave de "enseñar a todas las naciones". Para mí, "todas las naciones", significa todas las edades, tiempo, grupos, razas, tendencias etc. Las comunicaciones de la Iglesia han experimentado un desarrollo progresivo desde el día en que los discípulos se agruparon "en la habitación de arriba donde se encontraban” (Hch 1, 12-14) con miedo después de la ascensión de Jesús. Desde esa restringida existencia ha florecido hoy día en una extensa aventura y conocimiento que debe tocar, sostener y animar todos los aspectos de la vida. No en vano, la última instrucción pastoral del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, "Aetatis novae", publicado el 2 de febrero de 1992, recomendó reorientar y resumir todos los documentos anteriores y asignar un amplio espectro de responsabilidades a las comunicaciones de la Iglesia. Los Medios de comunicación, según el documento, deben estar al servicio de las personas y las culturas, deben dialogar con el mundo, deben servir a la comunidad humana y al progreso, servir a la comunión eclesial y promover una nueva evangelización. Deben afrontar los retos actuales de la solidaridad y el desarrollo integral, políticas y estructuras, así como garantizar el derecho a la información y la comunicación. Desde el punto de vista estrictamente pastoral la instrucción llamó a la defensa de las culturas humanas, la promoción de los medios propios de la Iglesia, la formación de comunicadores y el cuidado pastoral de todos los comunicadores. Por último, fiel al viejo axioma de "fallar al planificar es planificar para fallar" la instrucción establece que la planificación anual para las comunicaciones dentro de las naciones, diócesis, parroquias e incluso dentro de los diversos departamentos y organizaciones de la vida de la Iglesia sea tomada en serio por todos incluido el obispo. Incluso presenta las directrices y procesos para el diseño de un plan pastoral para las comunicaciones que, prescribe, debe ir acompañada de un presupuesto realista y realizable.
Una evaluación cuidadosa, incluso de este resumen seguramente mostrará que muy pocos aspectos de la vida social se han dejado intactos en el presente documento en el que a menudo se ha llamado la Carta Magna de la comunicación de la Iglesia. Sería un error pensar que la Iglesia dejó de hablar sobre las comunicaciones desde que dicho documento fue publicado. Aunque no del mismo peso que la Instrucción Pastoral, otros documentos importantes se han publicado desde 1992. Entre ellos figuran "Ética en la Publicidad" (febrero, 1997), Ética en la Comunicación "(junio, 2000)," Ética en Internet" y "La Iglesia e Internet", (febrero de 2002). Todos estos, junto con los mensajes de la Jornada Mundial de las Comunicaciones se destinan a ayudar a la Iglesia, a hablar de los asuntos necesarios ayudando a los medios de comunicación, a los profesionales de los medios de comunicación y al público a relacionarse adecuadamente con todos los fenómenos importantes.
Además, un análisis bien fundado de todo el importante Sínodo de Obispos para África de 1994, que tuvo lugar en Roma, y el posterior documento sinodal "Ecclesia in África" demuestran que la Iglesia de África eligió adoptar cinco pilares del catolicismo africano o, si se quiere, una "agenda de cinco puntos" para llevar a cabo su mandato de evangelización. Se trata de Proclamación, Diálogo, Justicia y Paz, la Inculturación y la Comunicación. De todos estos cinco pilares, la Comunicación se destaca como el motor sin el cual ninguno de los otros podría ser llevado a cabo con éxito. Estoy orgulloso de decir que es por esta razón que, trabajando en el Secretariado Católico de Nigeria entre 1996 y 2003, me uní a otros para reestructurar las actividades del secretariado de manera que se creó una junta directiva especial para las Comunicaciones Sociales a fin de que pudieran animar, apoyar y mantener todas las demás actividades de la Iglesia.
Aún más, durante bastante tiempo antes de Aetatis novae la Iglesia se había agarrado a un enfoque instrumentista "utiliza los medios" para las comunicaciones. Eso cambió de forma definitiva a través de "Aetatis novae". La relación entre la Iglesia y los medios de comunicación es ahora el de "compromiso", comprendiendo la interacción, la formación de políticas, formación, apoyo espiritual, el patrocinio y la colaboración. Sólo de esta manera puede la Iglesia y los medios de comunicación llegar a ser, el cliché de permiso, "socios" en desarrollo. Esta es la realidad de la posición de la Iglesia hoy día, aunque muchos expertos en comunicación de la iglesia, algunos de los cuales pueden estar aquí sentados todavía se mantienen tenazmente en la visión práctica instrumentalista. Incluso ya en 2002 parte de un mensaje que siguió de un encuentro de comunicación aquí en la Arquidiócesis de Ibadan sobre la comunicación mostró al menos una conciencia teórica de la posición de la Iglesia. Es decir: "Las familias obtienen la mayor parte de su información de estos medios de comunicación. Influyen en nuestras actitudes y forman nuestros valores. En esta revolución la Iglesia no puede permitirse el lujo de quedar al margen o detrás. Por el contrario, la Iglesia debe estar en la vanguardia orientando, evangelizando y aprovechando las energías y las posibilidades de estos nuevos modos de comunicación" (Peter Schineller SJ, P.., Ed..: La Iglesia enseña: Postura de los Obispos Católicos de Nigeria en cuestiones de Fe y Vida, p. 25)
La comunicación de la Iglesia es dinámica
En virtud de esta dimensión me gustaría describir la Comunicación en la Iglesia de hoy día con una popular acuñación de Nigeria, el episodio de "una patada y seguid". Con esto no pretendo retratarla como una piedra que rueda no recoge musgo. Con ello, me refiero que la Iglesia desde hace mucho tiempo se dio cuenta de la importancia de "leer los signos de los tiempos y conformar sus principios y práctica de comunicación al "lenguaje" de los tiempos. Sería difícil encontrar una prueba mejor para respaldar este punto que el tema elegido por el Papa para el Mensaje de la 43 Jornada Mundial de la Comunicación de este año "Nuevas tecnologías, nuevas relaciones: Promover una cultura de respeto, diálogo y amistad". Cualquier persona familiarizada con la historia de la Iglesia dará crédito a la Iglesia por la enorme apertura contenida en ese tema hacia las nuevas tecnologías y relaciones a nuestro alrededor. La Iglesia incluso ha dado un paso grande hacia adelante. Entre el 9 y 13 de marzo de este año el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales convocó a los obispos responsables de las comunicaciones en las diversas Conferencias Episcopales de todo el mundo para un seminario sobre las comunicaciones. El tema del seminario fue "Nuevas Perspectivas para las Comunicaciones de la Iglesia". Me siento honrado de haber representado a Nigeria en ese seminario para los Obispos, con nada menos que Su Eminencia el Cardenal Anthony Okogie, miembro del Consejo. Creo que algunos de ustedes han leído mi informe sobre este evento, pero quizás vale la pena informar de manera significativa aquí.
El Seminario del Consejo Pontificio sobre Nuevas Tecnologías celebrado en Roma entre el 9 y 13 de marzo acogió a más de 70 obispos de todo el mundo. A través de las aportaciones de los profesionales en los diferentes ámbitos de los medios de comunicación, sesiones de estudio y deliberaciones de pequeños grupos los Obispos discutieron cuál debería ser la actitud de la Iglesia hacia las nuevas tecnologías que impulsan los nuevos fenómenos de la Interacción Social y la Auto-definición en la que especialmente los jóvenes están inmersos como en Nuevas Tecnologías de la Comunicación. Estos incluyen Facebook, Flixter, Blogs, Mi espacio, You Tube, etc. Es cada vez más evidente que los jóvenes que han nacido en la era de Internet, a quienes nosotros llamamos los nativos de Internet y de las nuevas tecnologías, en virtud de ese hecho, aparentemente tienen diferentes parámetros para la comunicación y las relaciones de las personas mayores a quienes llamamos los migrantes en las nuevas tecnologías y que tienen que aprender a utilizar las mismas tecnologías. Esto tiene enormes implicaciones para la comunicación en la Iglesia. Si la Iglesia y sus agentes de evangelización no conectan con las nuevas y apropiadas tecnologías de los medios de comunicación y no se refieren adecuadamente a los nativos de esa esfera y espacio, la situación podría convertirse en un caso de una iglesia analógica hablando a un rebaño digital. En este escenario la comunicación dará en una pared de ladrillos y se romperá. Por consiguiente, el Evangelio y la evangelización sufren.
El seminario de Roma expuso a los Obispos responsables de las Comunicaciones las diferentes perspectivas del fenómeno de las nuevas tecnologías de los medios con fin de que pudieran a su vez junto con sus conferencias estudiar el fenómeno más de cerca. Los Obispos en el seminario también estudiaron y debatieron sobre la manera de proporcionar una actualización y re-expresión de la doctrina de la Iglesia sobre las Comunicaciones Sociales, 17 años después de la Instrucción Pastoral sobre las Comunicaciones "Aetatis novae". El documento se encuentra hoy día ser insuficiente para orientar las relaciones contemporáneas entre la Iglesia y los medios de comunicación. Los obispos, por lo tanto, volvieron a leer el documento, tuvieron series de discusiones y presentaron los resultados del mismo para el Consejo Pontificio en una sesión plenaria. Se espera que el Consejo estudie más a fondo la recomendación y, junto con algunos expertos publicar un nuevo documento que actualice Aetatis novae. Algunos aspectos destacados de las recomendaciones de los obispos son las siguientes:
* Que el nuevo documento se redacte en un lenguaje que sea accesible a los jóvenes
* Que los jóvenes "nativos de las nuevas tecnologías de la comunicación" sean designados en la redacción del documento
* Que los líderes de la Iglesia con modestia aprendan de los jóvenes que son los custodios de los nuevos medios
* Que el documento no sea demasiado voluminoso
De este informe podemos ver claramente que la Iglesia está dispuesta a "estar allí donde la acción y el público está y esto no es sólo en el ámbito de la participación de seminarios. El Santo Padre, el Papa Benedicto XVI mismo se comunica ahora en YouTube, un hecho que ha generado algunos entusiastas debates a favor y en contra de la iniciativa. La Conferencia de Obispos Católicos de Gales hace unos años presentó su comunicado en Youtube donde compitió con los videos de Eminem, IceCube, las Tentaciones y de otras superestrellas de publicación libre de todo tipo de inclinaciones. Ese es el mundo en que vivimos hoy y la Iglesia no rehúye de él para no ser capturada hablando sólo para sí misma.
Durante el mismo seminario el Vaticano vino a presentar sus propios equipos de comunicación y se trata de una actividad de confluencia entre todos sus medios de comunicación, la oficina de prensa, la Radio Vaticano, Centro Televisivo Vaticano, la Iglesia los medios de comunicación profesionales e intelectuales y el Equipo de Internet Vaticana presentada entre otros, por los jóvenes que estaban ayudando a manejar los nuevos medios de comunicación dentro del sistema.
Muy claramente esta vista de pájaro de las Comunicaciones de la Iglesia reta a la Iglesia en todo el mundo. No hay necesidad de ser intimidada de todos modos. Es asombroso lo que puede lograrse, incluso cuando hay grandes limitaciones y deficiencias. Permítaseme utilizar la diócesis de Oyo como un ejemplo de lo que es posible, incluso en las más difíciles circunstancias. Oyo es una gran diócesis rural como todos sabemos sin apenas algún residente católico profesional de medios de comunicación de renombre. En estos momentos sin embargo, además de la habitual publicación Diocesana llevamos una Oficina Diocesana de Comunicación, que atiende a la publicidad regular de actividades diocesanas y relevantes, una Internet Providing Facility, una escuela de tecnología de la comunicación de Internet que, aunque acaba de empezar, ha capacitado a 28 de nuestros jóvenes para el mercado de trabajo. Algunos de estos han sido empleados por nosotros y por otros. Un curso intensivo de ITC por la escuela para los sacerdotes y religiosos viene pronto. Nosotros producimos el yoruba litúrgico mensual "E duro Ninu Oro mi" y colaboramos en la producción de la edición Inglés "Permaneced en mi Palabra".
Llevamos un equipo de difusión audiovisual permanente (no sobre la instalación, sino sobre la experiencia y las ideas) que ha elaborado materiales para el año de San Pablo y va a salir a la luz en dos semanas con otro CD de vídeo sobre el mismo tema por el diocesano CWO) Puedo afirmar que todo esto se realiza bajo la coordinación de una persona, el Director de Comunicación, que también coordina las actividades de los pocos profesionales de medios que tenemos. Sería demasiado complicado, más costoso y muy ineficiente hacer otra cosa. El programa diocesano de comunicaciones se centra en la mejora y promoción de los cinco pilares de la evangelización en las condiciones establecidas por el Sínodo Africano como he dicho antes. Esto me lleva a la realidad y a las posibilidades de comunicaciones de la Iglesia en nuestra querida bien dotada y bien posicionada Arquidiócesis de Ibadan
Comunicación de la Iglesia en casa.
La Arquidiócesis de Ibadán ha ocupado durante mucho tiempo una posición de privilegio en la Iglesia Católica dentro de Yorubaland por diversas razones, políticas, infraestructura social y eclesiástica. Muchas diócesis en Yorubaland están ligadas a cadenas de la plataforma de Ibadan por algunas o todas de estas razones. Esto impone una responsabilidad extraordinaria en la archidiócesis. En cierta medida, la Arquidiócesis ha respondido a las responsabilidades impuestas por ese privilegio. Desde la década de 1960, cuando The Independent (periódico con una gran historia) era el único periódico católico que algunos de nosotros conocíamos hasta el presente, cuando la archidiócesis puede atribuirse numerosos equipos y puntos de venta medios de comunicación, podemos dar gracias a Dios por sus bendiciones. También se debe rendir homenaje a la labor de los profesionales de los medios de comunicación católicos que, aunque trabajan en medios de comunicación seculares, nunca renegaron de su fe y compromiso con la Iglesia, incluso en el curso de su trabajo. Mostraron lo mejor de la Iglesia, difundiendo la fe y beneficiando grandemente a la sociedad. Algunos de ellos están afortunadamente con nosotros tal vez jubilados, pero no marginados. Hoy la Archidiócesis de Ibadán puede presumir de tantas iniciativas en los medios de comunicación en el ámbito de las comunicaciones técnicas, de impresión, audio, tecnología visual y de información. Muchos sacerdotes, religiosos y laicos han sido capacitados y colocados para trabajar dentro de la archidiócesis. Muchas personas de gran talento, capacitadas y no tan capacitadas están dando su servicio en este campo. Más recientemente ha habido un aumento de la presencia de la Iglesia en la radio y la televisión, especialmente durante la última temporada de Cuaresma Pascua. Tal vez sea sólo en el ámbito del filme y cine y de las comunicaciones al aire libre que creo que aún no hemos plenamente despertado. Sin embargo, se han realizado grandes inversiones en el ámbito de las comunicaciones y tenemos mucho que agradecer a Dios.
Después de haber dicho todo esto, la verdad es que puede existir un abismo grande entre la amplia presencia de los medios de comunicación y la comunicación efectiva de la Iglesia. Al igual que el arte de la pelota de malabares, manejar eficazmente tantos recursos, talento y equipos y puntos de venta de tantos medios de comunicación requiere un gran tacto y habilidad. En nuestro entorno y época de multi-elección, el tener numerosos puntos de venta de medios de comunicación en el mismo campo no es necesariamente una maldición o un problema. Ni siquiera cuando parece ser que ofrecen exactamente los mismos servicios. De hecho con una buena coordinación y una humilde disposición esto puede convertirse en una bendición a través de la cual los expertos de los medios de comunicación de la Iglesia, los miembros y el público colaboran diseñando y realizando sus propios proyectos de medios de comunicación del pueblo mientras disfrutan de una multiplicidad de perspectivas y conocimientos. Es en este sentido que me gustaría ocupar algún tiempo en identificar lo que yo creo que la comunicación de la iglesia en Ibadán debería centrarse más que nunca.
Retos actuales y las prioridades pastorales
Atrás quedan los días en que casi se podía aludir a los medios de comunicación de la Iglesia simplemente como medios de propaganda. Como he dicho antes, Aetatis novae ha pedido que las comunicaciones de la iglesia aborden el meollo de la comunidad humana y progreso. Incluso al tiempo que afrontan la preocupación de la evangelización directa, (animando, cubriendo e informando las actividades de la Iglesia) las comunicaciones de la Iglesia en la arquidiócesis deben liderar el camino poniendo de relieve la parte igualmente importante del mandato de la evangelización, al que no solemos prestar atención, al desarrollo humano y social y al progreso. La comunicación es un fenómeno de democratización. No es por nada que hoy en Nigeria las fuerzas que están en contra de la verdadera democracia hacen todo lo que esté a su alcance para obstaculizar el buen funcionamiento de los medios de comunicación. De hecho, para los agentes de la mala gestión pública, el temor de los medios de comunicación es el principio de la sabiduría. Por ejemplo, si el Proyecto de Ley de Libertad de Información hubiera sido tratado con el mismo entusiasmo que otros proyectos de ley de auto-servicio en nuestra asamblea nacional hubiera tenido que transcurrir mucho tiempo. Debido al corto espacio de atención de los medios de comunicación seculares en Nigeria se escucha poco de este crítico proyecto de ley el día de hoy. Con el fin de ser fiel a su vocación la comunicación de la Iglesia debe identificar, comunicar y comprometerse con las cuestiones sociales importantes. Debe proveer el enfoque y la tenacidad del propósito que los medios de comunicación públicos a menudo parecen carecer en cuestiones como ésta. Por supuesto, esto implica la colaboración entre los dos mundos. Lo mismo vale para las cuestiones relativas a la justicia, el buen gobierno, la rendición de cuentas y otros que podrían transformar positivamente la sociedad.
La comunicación de la Iglesia debe mantener activamente cuestiones morales y éticas en el quemador frontal de los medios y de la atención pública y con el enfoque correcto. Una serie de cuestiones morales y éticas se han planteado en el discurso público de Nigeria en los últimos meses entre los que se encuentran la legalización del aborto, la pena capital, la dignidad de la mujer, etc. Permítaseme decir que el punto de vista católico en el discurso subsiguiente fue menos que adecuado. Sólo pensad en la oposición de los medios de comunicación contra el Santo Padre desde que llegó a Papa. Un análisis de la respuesta católica a las cuestiones planteadas en su contra indicará que tenemos mucho trabajo por hacer. Simplemente debe existir un esfuerzo concertado calculado no sólo para responder a estas cuestiones cuando se plantean de manera activa, sino también para anticiparse a la formulación de políticas desagradables y elevar coherentemente su voz contra los acontecimientos desagradables en la sociedad.
Nunca se debe permitir que la cuestión de la educación de los medios disminuya ante el rostro del consumismo saqueante, la pornografía y la violencia en los medios de comunicación públicos. Las comunicaciones de la Iglesia deben buscar todas y cada oportunidad para promover la educación de los medios y la sensibilización en preparar la opinión pública. Cuanto más crítico es el público general en el consumo de los mensajes y productos de los medios tanto más la cordura de la sociedad se protege contra los verdaderos intereses detrás del glamour y brillo de los medios de comunicación. ¿Tendrían que ser las cosas diferentes para el ciudadano de Kenya, que se ahorcó porque sólo el club de fútbol Arsenal perdió su partido de copa con el Manchester United si le hubieran dicho la cantidad de dinero, el interés y la influencia que manejan el campeonato que tiene poco que ver con la copa?
Los medios de comunicación de la Iglesia tienen un verdadero reto en mejorar y proteger la cultura y los valores culturales, especialmente en estos tiempos de la no positiva globalización. Una de las maneras de hacer esto es un compromiso activo hacia un programa de descubrimiento y el cultivo de talentos. Este debe ser uno de los propósitos de las celebraciones de Jornada Mundial de las Comunicaciones. Desde los inicios la Iglesia ha ayudado a descubrir y patrocinar talentos artísticos que han afectado a la historia de la humanidad y de fe. Es una tarea deseable y valiosa que autentifica la labor de las comunicaciones de la Iglesia y ayuda a llevar al pueblo de Dios a la unidad independientemente de la denominación de la religión o clase. Demostrará una comprensión de los problemas de la inculturación, el diálogo y la habilitación como lo subrayó el Sínodo de los Obispos de África en 1994. Incluso esta dimensión necesita ser cuidadosa y deliberadamente planeada y ejecutada.
Está claro que no se puede hacer frente a ninguno de los desafíos arriba mencionados sin la cooperación de un cuerpo dinámico, comprometido y bien preparado de Profesionales de los Medios de Comunicación Católicos. Muchos documentos de la Iglesia han reiterado hasta la saciedad el papel insustituible de los profesionales de los medios de comunicación en el anclaje de la interacción entre la Iglesia y la sociedad y entre pueblos. Para que esto suceda, es necesario un programa creíble de formación para los profesionales de los medios de comunicación católicos y para aquellos que simpatizan con la labor de la Iglesia. Seminarios, retiros, conferencias pueden ayudar al grupo a centrarse en un objetivo común. Tal formación y apoyo debe ser técnica, social así como espiritual. Parte de ella es para animar y abrir conexiones internacionales que mejorarán el trabajo y la situación de los profesionales. Los mismos profesionales de los medios de comunicación no pueden permitirse el lujo de cruzarse de brazos y esperar ser ayudados. Deben participar activamente en la formación permanente, equipándose a sí mismos con la amplia enseñanza de la Iglesia en las diversas dimensiones, no sólo de su trabajo, sino de la vida humana. Las enseñanzas sociales de la Iglesia no deben seguir siendo un "secreto bien guardado" para el verdadero profesional católico de los medios. Además de esto el profesional católico individual de los medios de comunicación necesita desarrollar una vida espiritual personal con el Señor Jesús, que es el "perfecto comunicador" para dotarse a sí mismo/ a sí misma para los retos morales que están obligados a presentarse en el curso de su trabajo.
El Director / Coordinador de Comunicaciones en la actualidad
Fundamental para todo lo anterior, sin embargo, es un coordinador competente, sin pretensiones y hábil en la persona del Director de Comunicaciones. La Iglesia lo exige para todas las diócesis. Con el campo de las comunicaciones cada vez más complejo, a menudo me pregunto acerca de la idoneidad del modelo actual que tenemos en Nigeria de la asignación de un sacerdote, que ya es a tiempo completo párroco entre otras tareas, para ser Director de Comunicaciones. El papel del Director hoy día es la de un hombre de sacrificio, de auto sacrificio. Su papel no es para el estado o el poder sino de servicio y de resultados. Su papel, sin duda, no es acerca de la edad o de la posición como los obispos, que asistieron al seminario celebrado recientemente en Roma, han recomendado al pedir al Consejo Pontificio elegir jóvenes que entienden el idioma de Internet para ayudar a escribir incluso la próxima instrucción de la Iglesia sobre la comunicación.
Quiero decir que la mejor política para el Director contemporáneo de Comunicaciones debería ser esta: "No hay límite de cuán lejos puede usted ir si no le importa quien se quede con el crédito" En otras palabras, el director / coordinador contemporáneo debe crear activamente el entorno propicio, el espacio y los recursos para llevar a cabo sus equipos a la medida de sus posibilidades, sin obstáculo de personalidad o estado, mientras toma una posición de fondo. Debe promover la experiencia en cualquier lugar donde se encuentra. Quizás más importante, debe ayudar a las comunicaciones de la iglesia proveyendo políticas claras y directrices que ayudarán a los trabajadores y a los equipos a funcionar bien independientemente así como en colaboración. En otras palabras se trata de un facilitador, alguien que hace que sea fácil para los diferentes equipos optar por sinergias cuando sea necesario y trabajar por separado cuando es inevitable. Esto tiene como finalidad la reducción de costes, la mejora de la calidad y el testimonio de la comunión. De hecho, la Iglesia no es una comunicación sobre un terreno de la competencia, sino de cooperación y colaboración. Los equipos también por otro lado deben aprender a funcionar dentro de la delimitación de los principios y las políticas establecidas. La archidiócesis ciertamente necesita capacitar a un director que puede hacer que esto ocurra.
En la Arquidiócesis de Ibadán las comunicaciones de la Iglesia necesitan ser localizadas y mejor adaptadas a las bases para guardarlas del elitismo aislado. Mi humilde opinión es que, mientras que la Arquidiócesis de Ibadán ha hecho grandes avances en las comunicaciones de la Iglesia desde el punto de vista de la presencia y de incursión en prácticamente todos los ámbitos de las comunicaciones, aún queda mucho trabajo por hacer en el ámbito de la coordinación y movilización de las fuerzas pertinentes de las personas para un fin del pueblo y servicio orientado. Ese fin común, propósito y enfoque, aunque aquí expresado en diferentes manifestaciones sociales y culturales, se pueden resumir en una sola expresión - la evangelización integral. Esa es para mí la verdadera visión de conjunto de todas las comunicaciones de la Iglesia
Le doy las gracias por su amable atención.
Retos actuales y las prioridades pastorales
Atrás quedan los días en que casi se podía aludir a los medios de comunicación de la Iglesia simplemente como medios de propaganda. Como he dicho antes, Aetatis novae ha pedido que las comunicaciones de la iglesia aborden el meollo de la comunidad humana y progreso. Incluso al tiempo que afrontan la preocupación de la evangelización directa, (animando, cubriendo e informando las actividades de la Iglesia) las comunicaciones de la Iglesia en la arquidiócesis deben liderar el camino poniendo de relieve la parte igualmente importante del mandato de la evangelización, al que no solemos prestar atención, al desarrollo humano y social y al progreso. La comunicación es un fenómeno de democratización. No es por nada que hoy en Nigeria las fuerzas que están en contra de la verdadera democracia hacen todo lo que esté a su alcance para obstaculizar el buen funcionamiento de los medios de comunicación. De hecho, para los agentes de la mala gestión pública, el temor de los medios de comunicación es el principio de la sabiduría. Por ejemplo, si el Proyecto de Ley de Libertad de Información hubiera sido tratado con el mismo entusiasmo que otros proyectos de ley de auto-servicio en nuestra asamblea nacional hubiera tenido que transcurrir mucho tiempo. Debido al corto espacio de atención de los medios de comunicación seculares en Nigeria se escucha poco de este crítico proyecto de ley el día de hoy. Con el fin de ser fiel a su vocación la comunicación de la Iglesia debe identificar, comunicar y comprometerse con las cuestiones sociales importantes. Debe proveer el enfoque y la tenacidad del propósito que los medios de comunicación públicos a menudo parecen carecer en cuestiones como ésta. Por supuesto, esto implica la colaboración entre los dos mundos. Lo mismo vale para las cuestiones relativas a la justicia, el buen gobierno, la rendición de cuentas y otros que podrían transformar positivamente la sociedad.
La comunicación de la Iglesia debe mantener activamente cuestiones morales y éticas en el quemador frontal de los medios y de la atención pública y con el enfoque correcto. Una serie de cuestiones morales y éticas se han planteado en el discurso público de Nigeria en los últimos meses entre los que se encuentran la legalización del aborto, la pena capital, la dignidad de la mujer, etc. Permítaseme decir que el punto de vista católico en el discurso subsiguiente fue menos que adecuado. Sólo pensad en la oposición de los medios de comunicación contra el Santo Padre desde que llegó a Papa. Un análisis de la respuesta católica a las cuestiones planteadas en su contra indicará que tenemos mucho trabajo por hacer. Simplemente debe existir un esfuerzo concertado calculado no sólo para responder a estas cuestiones cuando se plantean de manera activa, sino también para anticiparse a la formulación de políticas desagradables y elevar coherentemente su voz contra los acontecimientos desagradables en la sociedad.
Nunca se debe permitir que la cuestión de la educación de los medios disminuya ante el rostro del consumismo saqueante, la pornografía y la violencia en los medios de comunicación públicos. Las comunicaciones de la Iglesia deben buscar todas y cada oportunidad para promover la educación de los medios y la sensibilización en preparar la opinión pública. Cuanto más crítico es el público general en el consumo de los mensajes y productos de los medios tanto más la cordura de la sociedad se protege contra los verdaderos intereses detrás del glamour y brillo de los medios de comunicación. ¿Tendrían que ser las cosas diferentes para el ciudadano de Kenya, que se ahorcó porque sólo el club de fútbol Arsenal perdió su partido de copa con el Manchester United si le hubieran dicho la cantidad de dinero, el interés y la influencia que manejan el campeonato que tiene poco que ver con la copa?
Los medios de comunicación de la Iglesia tienen un verdadero reto en mejorar y proteger la cultura y los valores culturales, especialmente en estos tiempos de la no positiva globalización. Una de las maneras de hacer esto es un compromiso activo hacia un programa de descubrimiento y el cultivo de talentos. Este debe ser uno de los propósitos de las celebraciones de Jornada Mundial de las Comunicaciones. Desde los inicios la Iglesia ha ayudado a descubrir y patrocinar talentos artísticos que han afectado a la historia de la humanidad y de fe. Es una tarea deseable y valiosa que autentifica la labor de las comunicaciones de la Iglesia y ayuda a llevar al pueblo de Dios a la unidad independientemente de la denominación de la religión o clase. Demostrará una comprensión de los problemas de la inculturación, el diálogo y la habilitación como lo subrayó el Sínodo de los Obispos de África en 1994. Incluso esta dimensión necesita ser cuidadosa y deliberadamente planeada y ejecutada.
Está claro que no se puede hacer frente a ninguno de los desafíos arriba mencionados sin la cooperación de un cuerpo dinámico, comprometido y bien preparado de Profesionales de los Medios de Comunicación Católicos. Muchos documentos de la Iglesia han reiterado hasta la saciedad el papel insustituible de los profesionales de los medios de comunicación en el anclaje de la interacción entre la Iglesia y la sociedad y entre pueblos. Para que esto suceda, es necesario un programa creíble de formación para los profesionales de los medios de comunicación católicos y para aquellos que simpatizan con la labor de la Iglesia. Seminarios, retiros, conferencias pueden ayudar al grupo a centrarse en un objetivo común. Tal formación y apoyo debe ser técnica, social así como espiritual. Parte de ella es para animar y abrir conexiones internacionales que mejorarán el trabajo y la situación de los profesionales. Los mismos profesionales de los medios de comunicación no pueden permitirse el lujo de cruzarse de brazos y esperar ser ayudados. Deben participar activamente en la formación permanente, equipándose a sí mismos con la amplia enseñanza de la Iglesia en las diversas dimensiones, no sólo de su trabajo, sino de la vida humana. Las enseñanzas sociales de la Iglesia no deben seguir siendo un "secreto bien guardado" para el verdadero profesional católico de los medios. Además de esto el profesional católico individual de los medios de comunicación necesita desarrollar una vida espiritual personal con el Señor Jesús, que es el "perfecto comunicador" para dotarse a sí mismo/ a sí misma para los retos morales que están obligados a presentarse en el curso de su trabajo.
(Traducción particular no oficial)
Texto original
(Zenit) ¿Se basa en la Biblia la prohibición de comer o tomar sangre, incluso por transfusión, o de cualquier otra forma? A esta cuestión responde en este análisis Vicente Jara Vera, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), director del programa "Conoce las sectas", emitido quincenalmente por Radio María en España.
Por Vicente Jara Vera
El problema
Son numerosas las noticias sobre negativas de miembros de la secta de los Testigos de Jehová para realizar transfusiones de sangre, y de complicaciones, a veces con fallecimiento del paciente, al no poder atenderles debidamente en un hospital ante una operación quirúrgica o un transplante de órgano, llegándose incluso a la fabricación de morcillas sin sangre para sus miembros ante la negativa -basada en algunos textos bíblicos que interpretan en este sentido- de poder tomar sangre. Recuento de no pocos de estos acontecimientos pueden seguirse en la documentación de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), especialmente en el boletín electrónico Info-RIES.
Un apunte sobre la secta de los Testigos de Jehová
Recordemos que los Testigos de Jehová no son cristianos. Son un secta, ya que se hacen pasar por lo que no son, por cristianos. Y no pueden ser una Iglesia cristiana porque no creen en el dogma de la Trinidad y en el de la divinidad de Jesús como hijo de Dios encarnado, al cual consideran como una criatura excelsa, primera en el plan de Dios, que para ellos es similar, lo identifican, al arcángel san Miguel.
Los Testigos de Jehová han cambiado varios pasajes de la Biblia para adaptarla a sus propias ideas, ideas que ningún estudioso de los textos bíblicos, creyente o no, podría encontrar en los textos originales. Por lo tanto, son un grupo con expresiones y formas religiosas, con parecidos con los cristianos, pero que intentan hacerse pasar por una Iglesia cristiana sin serlo. En definitiva, son una secta, que pretende tener más y más adeptos y más y más dinero de ellos, y así mayor influencia.
¿En qué basan los Testigos de Jehová su negativa a la toma de sangre?
Los textos que ellos manejan para negarse a la ingesta, toma, bebida o transfusión de sangre son los siguientes, principalmente del Antiguo Testamento, y uno del Nuevo Testamento -éste último lo veremos posteriormente en otro apartado; vayamos ahora a los textos del Antiguo Testamento:
Génesis 9, 3-6: "Todo moviente dotado de vida os servirá de alimento; os lo he dado todo lo mismo que la hierba verde. Sólo no habéis de comer la carne con su alma, [es decir], su sangre; pues, en verdad, yo pediré cuenta de vuestra sangre como de vuestras almas: de mano de cualquier animal las reclamaré; reclamaré asimismo el alma del hombre de la mano del hombre, de la mano de cada hermano suyo. Quien vertiere la sangre del hombre, por los hombres su sangre será vertida; pues a imagen de ´Elohim hizo ´El al hombre".
Levítico 3, 17: "Es un estatuto perpetuo para vuestras generaciones en todas vuestras residencias: grasa alguna ni sangre alguna habéis de comer."
Levítico 17, 10: "En cuanto a cualquier individuo de la casa de Israel o de los extranjeros residentes en medio de ellos, que comiere cualquier clase de sangre, volveré mi rostro contra esa persona que hubiere comido la sangre y le exterminaré de en medio de su pueblo".
Levítico 17, 13-14: "Cualquier hombre, así de los hijos de Israel como de los extranjeros que moran entre vosotros, que cazare pieza de pelo o pluma que es lícito comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra, porque el principio vital de toda carne es su sangre y he dicho a los hijos de Israel: ‘No comeréis la sangre de ninguna criatura, pues el espíritu vital de toda carne es su sangre; cualquiera de los que la comieren será exterminado'".
Deuteronomio 12, 23-25: "Sólo mantente firme en abstenerte de sangre, pues la sangre es la vida, y no has de comer la vida con la carne."
Todos ellos son claros y rotundos en su prohibición: no es lícito comer sangre animal porque es comer la vida. Analizaremos a continuación su sentido y los situaremos en su contexto, dejando para más adelante el texto del Nuevo Testamento que también esgrimen para apoyar sus ideas.
El significado de la sangre para los pueblos semíticos
En los pueblos semitas del Próximo y Medio Oriente se vio la sangre como el elemento donde residía la vida, el elemento vital y vitalizante de los seres vivos. Al matar un animal, o en la muerte de cualquier persona, o en un sacrificio, el vertido de sangre indicaba claramente que la vida se marchaba conforme salía aquélla. La pérdida de sangre era también síntoma de debilidad, de pérdida de vitalidad, de vida. La sangre para los antiguos brota del corazón, y la parada del latido indicaba la muerte de la persona. Recordemos además cómo la mitología de Mesopotamia cuenta que el dios Marduk (deidad babilónica), el principal de los dioses, se propuso crear a los hombres para que adoraran a las divinidades; para ello amasó arcilla con la sangre de un dios rebelde -posteriormente considerado un demonio- de nombre Kingu.
Con este transfondo mesopotámico queda claro que en los antiguos sacrificios animales del pueblo de Israel se ofrecía vida a Dios, y esto significaba derramar la sangre del animal sacrificado. La sangre era la vida, y ella era propiedad de Dios, de ahí que no se pudiera tomar lo que pertenecía a Dios. El pecado, la infracción, estaba por lo tanto en tomar por el hombre lo que no le correspondía, lo que es de Dios.
Esta visión de la sangre como vida es también la razón de que del más terrible de los demonios mesopotámicos, Lilitu o Labartu, que en el Poema de Gilgamesh se denomina como Lillake, se decía que mataba a los niños y bebía de ellos su sangre, es decir, su pecado era arrancarle la vida, propiedad de Dios, siendo por ello la primera figura vampírica de la historia conocida.
Y no olvidemos cómo "el Señor Jesús, la noche en que era entregado, cogió pan, rezó la acción de gracias, lo partió y dijo: ‘Esto es mi cuerpo, el entregado a favor vuestro; haced esto en memoria de mí'. De la misma manera también el vaso, después de cenar, diciendo: ‘Este vaso es la Nueva Alianza ratificada con mi sangre; haced esto, siempre que lo bebáis, en memoria de mí.'". (1 Cor 11,24b-25). Recordemos que en la Antigua Alianza el pan y el vino se ofrecían como sacrifico entre las primicias de la tierra en señal de ofrenda a Dios. También ofreció pan y vino el sacerdote Melquisedec (Gn 14, 18), figura de Cristo. Junto con ello, la salida de Israel de Egipto y el contexto del Éxodo dan al vino -en el que nos centramos- un carácter festivo al final del banquete judío y una dimensión escatológica de espera mesiánica. El vino es "verdadera bebida", y beberlo es "tener la vida, vida en Cristo, que es Dios, y permanencia en Él" ( Jn 6,53-56).
En la antropología semita el principio vital de la sangre se relaciona con el suspiro o la respiración, es el "ser viviente", la vida, y se designa como "nefesh". La nefesh aún permanece en la carne muerta, en el cadáver, de ahí que se pueda tomar esa vitalidad si se toma la sangre del animal o de la persona muerta. Cosa distinta ocurre con su espíritu, el "ruaj", que al morir el hombre va al más allá o "sheol". De ahí que en la antropología semítica exista tanta unidad entre la carne ("basar") y el principio vital o "nefesh", pero es la ausencia de la "ruaj" la que al no estar tras la muerte del ser humano la que lo hace no vivo. Por otro lado los animales no tienen "ruaj" sino "basar" y "nefesh". Apuntemos que los griegos tradujeron "nefesh" por "psykhé", y este término pasó al latín como "anima", que es nuestro castellano "alma", aunque es más acertado decir que el alma está en la "ruaj" (que se castellanizó como "espíritu"), y no en lo psíquico, en el "nefesh", que como decimos, aún permanece en el cadáver.
La sangre en sí misma
Aunque es un tejido muy conocido en su existencia, no ha sido hasta los siglos XIX y XX cuando se ha logrado entender su verdadero significado fisiológico, siendo el que más ha motivado la inventiva y el que mayor impacto ha tenido en el pensamiento popular, mítico y religioso durante todas las épocas y culturas a lo largo y ancho del mundo.
Como cualquier pueblo, el pueblo de Israel se desarrolló bajo una influencia y una cultura centradas en las civilizaciones del Próximo Oriente, lo que le llevó a asumir muchas ideas pre-científicas propias de su entorno. Las leyes sobre la sangre se enmarcan en una época determinada, una cultura, una mentalidad; y así ocurrió con los demás pueblos y civilizaciones. Plinio el Viejo contaba que en torno al año 100 de nuestra era en el circo la gente se lanzaba a la arena para beber la sangre de los gladiadores aún moribundos y así poder adquirir su fuerza y valentía. Otros grupos étnicos de Asia y de Centroamérica, o del Canadá, tenían por costumbre hace dos milenios el tomar la sangre de sus enemigos y de animales para fortalecerse y adquirir las propiedades de los animales.
Investigadores y científicos en el siglo XVII que empezaban a realizar las primeras transfusiones sanguíneas a veces daban sangre animal a personas con el fin de variar el carácter del receptor, habiendo incluso historias de alguna mujer que habiendo recibido sangre de gato maullaba por las noches sobre el tejado de su casa.
Quitando lo insostenible de alguna de estas historias, sí hemos de decir que hasta hace muy poco se ha considerado por la ciencia, en su desconocimiento de la sangre, su función, utilidad y variedad en tipos, que verdaderamente de alguna forma poseía en sí misma la propiedad de aquel de quien provenía, lo que se confirma en los dos casos recién comentamos, muy cercanos en el tiempo a nuestra actualidad, lo que nos debe de llevar a no caer en la rápida crítica histórica, anacrónica e injusta por lo tanto, de las leyes del Antiguo Testamento referentes a la toma de sangre animal, por considerarse como sede de la vida, de lo vital, el alma del animal. Creer que en la sangre residía la vida, la "psykhé", de su propietario ha sido algo supuesto hasta hace 300 años por hombres de ciencia en Europa.
La Biblia no es un libro científico, ni de medicina, ni de astronomía, ni de matemáticas ni de biología
Como dijo el Concilio Vaticano II en su Constitución Dogmática "Dei Verbum", en sus números 11 y 12, "los Libros Sagrados [la Biblia] enseñan firmemente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra. [...] El intérprete indagará con atención qué pretendieron expresar realmente los hagiógrafos y plugo a Dios manifestar por sus palabras, para comprender lo que Él quiso comunicarnos. Para descubrir la intención de los hagiógrafos, entre otras cosas, hay que atender a los "géneros literarios", porque la verdad se propone y se expresa de una manera o de otra en los textos de diverso modo históricos, proféticos, poéticos o en otras formas de hablar. Conviene, además, que el intérprete investigue el sentido que intentó expresar y expresó el hagiógrafo en cada circunstancia, según la condición de su tiempo y de su cultura, por medio de los géneros literarios usados en su época."
La Biblia no se ha de leer como un libro de ciencia ni sacarlo del contexto cultural de su época. Como dijo S. Agustín en el siglo V, "la Biblia no enseña cómo va el cielo, sino cómo se va al cielo".
El Antiguo Testamento a la luz del Nuevo Testamento
Leer el Antiguo Testamento ha de llevar a leer el Nuevo. La Biblia (Antiguo Testamento y Nuevo Testamento) es el libro del Pueblo de Dios, el medio por el que Dios ha ido educando y sigue educando a sus hijos. La salvación se desarrolla en el tiempo y se ha ido revelando en la historia. Como dice la carta a la Hebreos en su inicio, "Dios, que en los tiempos pasados muy fragmentaria y variadamente había hablado a los padres por medio de los profetas, al fin de estos días nos habló a nosotros en la persona del Hijo, [...]" (Hb 1,1-2).
El Concilio Vaticano II en la "Dei Verbum" dirá que "Dios, pues, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo. Porque, aunque Cristo fundó el Nuevo Testamento en su sangre, no obstante los libros del Antiguo Testamento recibidos íntegramente en la proclamación evangélica, adquieren y manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento, ilustrándolo y explicándolo al mismo tiempo." (DV cap. 4. 16) Además, justo antes apuntó que "La economía del Antiguo Testamento estaba ordenada, sobre todo, para preparar, anunciar proféticamente y significar con diversas figuras la venida de Cristo redentor universal y la del Reino Mesiánico. Además los libros del Antiguo Testamento manifiestan a todos el conocimiento de Dios y del hombre, y las formas de obrar de Dios justo y misericordioso con los hombres, según la condición del género humano en los tiempos que precedieron a la salvación establecida por Cristo. Estos libros, aunque contengan también algunas cosas imperfectas y adaptadas a sus tiempos, demuestran, sin embargo, la verdadera pedagogía divina." (DV cap. 4. 15)
La lectura, por lo tanto, de los pasajes del Antiguo Testamento ha de hacerse siempre, especialmente en los pasajes que revisten un punto de vista dogmático o moral, bajo la luz del Nuevo Testamento, ya que la perfección ha llegado con Cristo. Queda claro que la lectura de la Biblia ha de hacerse desde la totalidad de ella.
Algunos pasajes pertinentes del Nuevo Testamento
Ya el apóstol san Pablo dejó claro en la Carta a los Gálatas que "antes de llegar la fe estábamos custodiados bajo la vigilancia de la fe, encerrado con vistas a la fe que iba a revelarse. De manera que la ley fue nuestro pedagogo para ir a Cristo, a fin de quedar justificados por la fe; pero una vez que llegó la fe, ya no estamos bajo el dominio del pedagogo." (Gal 3, 23-25).
Un texto similar de la Carta a los Hebreos recuerda la inutilidad de los sacrificios animales ante el único y solamente válido sacrificio de Cristo en la Cruz: "Pues conteniendo la ley una sombra de los bienes que habían de venir, no la expresión real de las cosas, no puede jamás, con los mismos sacrificios que sin cesar ofrece año tras año, dar cumplida perfección a los que se llegan; al contrario, con ellos se renueva el recuerdo de los pecados año tras año. Porque es imposible que la sangre de toros y machos cabríos quite los pecados." (Hb 10, 1.3).
Jesús da perfecto cumplimiento a las leyes de Moisés, a la Ley en su conjunto, la Torah, porque como nos recuerda el evangelista Mateo, "yo os digo que aquí hay algo más grande que el Templo. [...] pues el Hijo del Hombre es dueño del sábado." (Mt 12, 6.8).
El texto del Nuevo Testamento que citan a su favor los Testigos de Jehová
Anteriormente dejamos para más adelante un pasaje del Nuevo Testamento que avalaba la teoría de los Testigos de Jehová. Ahora es el momento de considerarlo, en vistas a lo comentado en las secciones anteriores.
Sólo existe un pasaje donde expresamente se hace mención a la toma de sangre dentro del Nuevo Testamento, y es en el relato del Concilio de Jerusalén, donde tras discutirse los distintos puntos de vista entre las facciones o comunidades cristianas de Pedro, Pablo y Santiago en referencia al comportamiento impuesto a los gentiles y a los cristianos provenientes del judaísmo -es la apertura de la evangelización más allá de los límites judíos y el reconocer qué prácticas del judaísmo podían permanecer y cuales mantenerse ante la irrupción que el mensaje y la persona de Jesucristo ha supuesto- se llega a la conclusión siguiente tras hablar el representante de las comunidades más cercanas al judaísmo, Santiago: "Pues hemos decido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros ninguna carga más, fuera de éstas necesarias: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de carne de animales estrangulados y de la fornicación; [...]" (Hch 15, 28-29)
Para comprender este texto analicemos alguno más que dará luz a lo que ha ocurrido aquí:
Posteriormente Pedro y Pablo se encuentran en Antioquía, y Pedro, que seguía normas de comida de gentiles, al llegar miembros de las comunidades cristianas de Santiago, dejará de comer con ellos y se sentará a la mesa de los cristianos provenientes del judaísmo. Ante ello Pablo echará en cara a Pedro su comportamiento y le dirá que la justificación es por la fe y no por las obras de la ley (de Moisés) (Gal 2,11-21). Ciertamente no se hace aquí mención de la sangre ni de qué preceptos alimenticios se estaban considerando, aunque es de suponer que algunos miembros volvían a comportarse como antes, sin tener en cuenta lo dicho en el Concilio de Jerusalén.
En la Carta a los Romanos (Rom 14,1-23) Pablo ofrece una solución conciliadora para que las costumbres alimenticias de los gentiles no "entristezcan" (Rom 14,15) a los cristianos venidos del judaísmo, pidiéndoles que no escandalicen a los "débiles en la fe" (Rom 14,1): "Acoged al que es débil en la fe, no para discutir opiniones. Mientras uno cree poder comer de todo, el débil come hortalizas. [...] Pues si por una comida se entristece tu hermano, ya no caminas conforme a la caridad. [...] pues el Reino de Dios no consiste en comida ni en bebida, sino en justicia, paz, y alegría en el Espíritu Santo".
Y ya en una carta pastoral como la de Timoteo, aunque en un contexto contra las ideas de los gnósticos, podemos leer que "porque toda criatura de Dios es buena y no hay que rechazar [manjares que Dios creó] nada que se tome con acción de gracias, pues se santifica por la palabra de Dios y la plegaria" (1 Tim 4, 3-5).
Las transfusiones sanguíneas
Acerca de las transfusiones sanguíneas, que no existían en la época de Antiguo Testamento y del Nuevo, no se dice nada en la Biblia. Sin embargo, en tanto que la negación de la toma de sangre por considerarse como sede de la vida y algo ligado a la propia persona en su cultura semítica, podemos pensar que la transfusión de sangre debería negarse por igual principio: No debe ponerse sangre de una persona en otra, no debe ponerse el "nefesh", la "psykhé" de una persona en otra; es algo obvio.
Personalmente no estoy de acuerdo en considerar que como la Biblia no habla de transfusiones, las transfusiones se permiten por ella. Es más, acabamos de decir, que si hubieran existido transfusiones en aquella época, también habrían sido negadas. Pero no es éste el criterio de lectura e interpretación bíblica, sino la búsqueda del sentido de la prohibición mosaica, el cual reside como hemos venido diciendo en la creencia científica errónea -hoy la sabemos- de la residencia de lo vital del ser humano, o del animal, en la sangre. Por lo tanto, esta ley moral y alimenticia está basada en una concepción científica errónea, que incluso en el siglo XVII hemos visto con algún ejemplo, era considerada por la misma ciencia médica hematológica.
La lectura correcta la Biblia ante las transfusiones es que es una práctica puramente médica ante la que la Biblia y la Iglesia no tienen nada que decir al no ir en contra de la moral natural ni la Ley positiva de Dios, siendo en todo caso una práctica adecuada y necesaria ante la que la Iglesia se pronunció favorablemente una vez que científicamente se estableció en el siglo XX cuáles eran sus clases, con el descubrimiento de los tipos A, B, O y AB y se empezó a comprender la ciencia de las transfusiones.
Conclusión
La toma de sangre (bebida o de cualquier otra forma) está ligada absolutamente a la alimentación y manducación de las partes animales, criaturas de Dios y bendecidas por Dios en todas sus partes, y no a la toma de la vitalidad o el alma (animal), o la supuesta adquisición de propiedades animales. Cualquier creencia en sentido contrario se basa en un conocimiento científico inadecuado del tejido sanguíneo que hoy en día no podemos mantener. Hemos de entender que algunos preceptos de la antigüedad tienen su sentido sólo el contexto de su época y se basan sólo en concepciones pre-científicas. Si es este el caso, como hemos mostrado, no podemos mantener su extensión a la actualidad como formando parte de la ley divina. Han sido leyes que han tenido su vigencia en ciertos momentos para el pueblo de Israel pero que hoy no lo tienen por tener un conocimiento mayor de la realidad creada.
Por otro lado, la transfusión sanguínea es un método de la ciencia de extraordinaria ayuda para la vida del receptor en multitud de situaciones médicas orientadas siempre a la vida y nunca en contra del donante. Es por ello por lo que en este punto hemos de citar las palabras de Cristo en referencia al valor de la vida frente a cualquier prescripción de la Ley:
"Y marchándose de allí fue a la sinagoga de ellos. Y estaba allí uno que tenía seca la mano. Le preguntaron, con intención de acusarlo: ‘¿Se puede curar en sábado?' Pero él les dijo: ‘¿Quién habrá de vosotros que tenga una oveja, y si ésta cae en una zanja en sábado no la recoja y la levante? Pues ¡cuánto va de un hombre a una oveja! De manera que se puede hacer bien en sábado.'" (Mt 12, 9-12).
Es por todo ello por lo que la negativa de la secta de los Testigos de Jehová de tomar sangre, ya bebida, comida, o de cualquier otra forma, o negarse a recibir transfusiones de sangre por ser un mandado divino en tanto que en la sangre reside la vitalidad, la parte anímica del ser vivo, es un error.
Los Obispos de Costa Rica han publicado un comunicado con motivo de la celebración del “Día nacional de la vida, antes de nacer” el 27 de Julio de 2009.
COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DEL
“DÍA NACIONAL DE LA VIDA, ANTES DE NACER”
27 DE JULIO DEL 2009
Como Pastores enviados a proclamar la presencia del Reino de Dios, como Reino de Vida, nos unimos a quienes han optado por Cristo como fuente inagotable de vida y a todas las personas de buena voluntad, que de manera valiente se enfrentan a la cultura de muerte que el mundo secularizado pretende imponer.
La radicalidad de los valores del Reino, no admite ambigüedades “La vida de todo ser humano ha de ser respetada de modo absoluto desde el momento mismo de la concepción, porque el hombre es la única criatura en la tierra que Dios ha "querido por sí misma", y el alma espiritual de cada hombre es "inmediatamente creada" por Dios; todo su ser lleva grabada la imagen del Creador. La vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta "la acción creadora de Dios" y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término: nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente” (DV 5)
Dado que el matrimonio natural, es el ambiente querido por Dios desde el principio para que se engendren nuevas vida, vemos con mucha esperanza que todavía son muchas las mujeres y hombres que han preparado y se preparan adecuadamente para la vida matrimonial, mediante un noviazgo serio, honesto y virtuoso. Garantizando así a la sociedad un futuro mejor, pues al prepararse para la unión indisoluble se mantendrá firme la estructura social fundamental de la sociedad y el desarrollo integral de los ciudadanos.
Igualmente, felicitamos a las mujeres y hombres que son generosos, y ofrecen su vida por sus hijos, tesoro que han recibido como don gratuito de Dios. Ellos trabajan sin cesar por la construcción de la Civilización del Amor y la Cultura de la Vida, porque son discípulos de Cristo y misioneros en la iglesia doméstica, en la familia. Los cónyuges que son conscientes de que los hijos son más importantes que muchos lujos y comodidades, pero que al mismo tiempo son responsables en la educación y atención de sus hijos, cumplen con la vocación a la que han sido llamados y hacen un bien invaluable a la sociedad. Cada niño y niña es una esperanza para la humanidad.
En ésta ocasión, felicitamos a las mujeres, que según el plan de Dios, admiran y respetan el maravilloso proceso del embarazo. Indudablemente, cada ser humano inicia su vida en el momento de la concepción (unión del óvulo con el espermatozoide), y desde ese instante experimenta biológicamente los cambios más admirables e importantes de toda su vida.
No obstante, en no pocas ocasiones, los futuros padres de frente a un embarazo inesperado pueden ver agravada su situación de vida por la pobreza, la agresión, la carencia de empleo, reducidas oportunidades de estudio, la soledad y el vacío afectivo, la falta de apoyo familiar y social. Pero, el origen de la crisis no es el embarazo en sí, sino las circunstancias adversas. Por lo que el Estado, la sociedad civil y la Iglesia misma se deben esforzar por ofrecer la ayuda necesaria, para que el mismo signifique siempre motivo de alegría y de esperanza, desechando todo intento de eliminar aquella vida inocente.
Desde el embarazo se inicia una relación entre la madre y el padre con su hija o hijo. Esta relación se hará cada vez más sólida con el nacimiento y las diferentes etapas de la vida que vivirán juntos los progenitores y sus hijos. Cada etapa requerirá de una donación por parte de los padres, y una educación integral que asumirán todos los miembros de la familia.
Deseamos manifestar nuestro compromiso con los padres y madres, que se esfuerzan por vivir el Evangelio de la Vida. La Iglesia en nuestro país, a través de las Parroquias y su acción pastoral, les extiende la mano para apoyarlos durante el embarazo, en la educación de la niñez y juventud, la preparación para el matrimonio y el acompañamiento, para que la su unión conyugal sea imagen y semejanza de Dios uno y trino (cf. Sexualidad: don y responsabilidad, CECOR, 2005).
Dado en San José en la Sede Episcopal, el 24 de Julio 2009.
Junta Directiva de la Conferencia Episcopal
Monseñor Hugo Barrantes Ureña
Arzobispo de San José
Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica
Monseñor Guillermo Loría Garita
Obispo diocesano de San Isidro de El General
Vicepresidente de la Conferencia Episcopal
Monseñor Óscar Fernández Guillen
Obispo diocesano de Puntarenas
Secretario General
Monseñor José Rafael Quirós
Obispo diocesano de Limón
Tesorero
ZENIT publica la homilía que pronunció Benedicto XVI el viernes, 24 de Julio de 2009, en la catedral de Aosta al presidir las vísperas junto a unos cuatrocientos sacerdotes, religiosos y religiosas, y representantes laicos las parroquias de esa diócesis.
Excelencia,
queridos hermanos y hermanas:
Ante todo quisiera decirle "gracias" a usted, excelencia, por sus atentas palabras, con las que me ha introducido en la gran historia de esta iglesia catedral y, de este modo, me ha hecho experimentar que aquí no sólo rezamos en este momento sino que podemos rezar con los siglos en esta hermosa iglesia.
Y gracias a todos vosotros que habéis venido para rezar conmigo y para hacer visible de este modo esta red de oración que nos une a todos, siempre.
En esta breve homilía, quisiera decir unas palabras sobre la oración, con la que se concluyen estas vísperas, pues me parece que en esta oración, el pasaje de la Carta a los Romanos que se acaba de leer, se interpreta y transforma en oración.
La oración se compone de dos partes: a quien está dirigida, por así decir, y después dos peticiones.
Comencemos viendo a quién está dirigida. Esta parte se divide en dos apartados: hay que concretar el "tú" al que nos dirigimos para poder tocar con mayor fuerza al corazón de Dios.
En el texto italiano leemos simplemente: "Padre misericordioso". El texto original latino es algo más amplio; dice "Dios omnipotente, misericordioso". En mi encíclica reciente, he tratado de mostrar la prioridad de Dios en la vida personal, ya sea en la vida de la historia, de la sociedad, del mundo.
Ciertamente la relación con Dios es algo profundamente personal y la persona es un ser en relación, y si la relación fundamental --la relación con Dios-- no es viva, no es vivida, las demás relaciones no pueden encontrar su forma adecuada. Pero esto es válido también para la sociedad para la humanidad como tal. También aquí, si no se tiene en cuenta a Dios, si se prescinde de Dios, si Dios está ausente, entonces falta la brújula para mostrar el conjunto de todas las relaciones para encontrar el camino, la orientación hacia la que se debe ir.
¡Dios! Tenemos que llevar de nuevo a nuestro mundo la realidad de Dios, darle a conocer y hacerle presente. Pero, ¿cómo conocer a Dios? En las visitas "ad limina" hablo siempre con los obispos, sobre todo con africanos, pero también con los de Asia, de América Latina, donde todavía están presentes las religiones tradicionales, precisamente de estas religiones. Hay muchos detalles, naturalmente bastante diversos, pero hay también elementos comunes. Todos saben que Dios existe, un solo Dios, que Dios es una palabra en singular, que los dioses no son Dios, que hay un Dios, el Dios. Pero, al mismo tiempo, este Dios parece ausente, muy alejado, no parece entrar en nuestra vida cotidiana, se esconde, no conocemos su rostro. De este modo, la religión en gran parte se ocupa de las cosas, de los poderes más cercanos, de los espíritus, los antepasados, etc., dado que Dios mismo está demasiado lejos y de este modo tiene que vérselas con estos poderes cercanos. La evangelización consiste precisamente en el hecho de que el Dios lejano se acerca, que Dios ya no está lejos, sino que está cerca, que este "conocido-desconocido" ahora se da a conocer realmente, muestra su rostro, se revela: el velo de su rostro desaparece y muestra realmente su rostro. Y por ello, dado que el mismo Dios ahora es cercano, le conocemos, nos muestra su rostro, entra en nuestro mundo. Ya no es necesario vérselas con estos otros poderes, pues Él es el poder verdadero, es el Omnipotente.
No sé por qué han omitido en el texto italiano la palabra "omnipotente", pero es verdad que nos sentimos casi como amenazados por la omnipotencia: parece que limita nuestra libertad, parece un peso demasiado pesado. Pero tenemos que aprender que la omnipotencia de Dios no es un poder arbitrario, pues Dios es el Bien, es la Verdad, y por este motivo Dios lo puede todo, pero no puede actuar contra el bien, no puede actuar contra la verdad, no puede actuar contra el amor y contra la libertad, porque Él mismo es el bien, es el amor, y la verdadera libertad. Por eso, todo lo que hace no puede estar nunca en contraposición con la verdad, con el amor y la libertad. La verdad es lo contrario. Dios es el custodio de nuestra libertad, del amor, de la verdad. Este ojo que nos ve no es un ojo malo que nos vigila, sino que es la presencia de un amor que no nos abandona nunca y nos da la certeza de que el bien es ser, el bien es vivir: es el ojo del amor que nos da el aire para vivir.
Dios omnipotente y misericordioso. Una oración romana, ligada al resto del Libro de la Sabiduría, dice: "Dios, muestra tu omnipotencia en el perdón y en la misericordia". La cumbre de la potencia de Dios es la misericordia, es el perdón. En nuestro actual concepto mundial de poder, pensamos en uno que tiene grandes propiedades, que en economía tiene algo que decir, dispone de capitales para influir en el mundo del mercado. Pensamos en uno que tiene el poder militar, que puede amenazar. La pregunta de Stalin: "¿Cuántos ejércitos tiene el Papa?" sigue caracterizando la idea común del poder. Tiene el poder quien puede ser peligroso, quien puede amenazar, quien puede destruir, quien tiene en su mano tantos instrumentos del mundo. Pero la Revelación nos dice: "No es así"; el verdadero poder es el poder de gracia, y de misericordia. En la misericordia, Dios demuestra el verdadero poder.
Y de este modo la segunda parte de la imploración dice: "Has redimido al mundo, con la pasión, con el sufrir de tu Hijo". Dios ha sufrido y en el Hijo sufre con nosotros. Y ésta es la cumbre más alta de su poder, que es capaz de sufrir con nosotros. De este modo, demuestra el verdadero poder divino: quería sufrir con nosotros, y por nosotros. En nuestros sufrimientos nunca quedamos solos. Dios, en su Hijo, antes ha sufrido y está cerca de nosotros en nuestros sufrimientos.
Sin embargo, queda en pie la cuestión difícil que ahora no puedo responder ampliamente: ¿por qué era necesario sufrir para salvar al mundo? Era necesario, pues en el mundo existe un océano de mal, de injusticia, de odio, de violencia, y todas las víctimas del odio y de la injusticia tienen el derecho a que se haga justicia. Dios no puede ignorar este grito de los que sufren, de los que son oprimidos por la injusticia. Perdonar no es ignorar, sino transformar, es decir, Dios tiene que entrar en este mundo y oponer al océano de la injusticia un océano más grande del bien y del amor. Y éste es el acontecimiento de la Cruz: desde ese momento, contra el océano del mal, existe un río infinito y por tanto siempre más grande que todas las injusticias del mundo, un río de bondad, de verdad y de amor. De este modo, Dios perdona transformando el mundo y entrando en nuestro mundo para que se dé realmente una fuerza, un río de bien más grande que todo el mal que puede existir.
De este modo, el hecho de dirigirse a Dios se convierte en un llamamiento a nosotros: es decir, Dios nos invita a ponernos de su parte, a salir del océano del mal, del odio, de la violencia, del egoísmo, y a identificarnos, entrar en el río de su amor.
Precisamente éste es el contenido de la primera parte de la oración que sigue: "Haz que tu Iglesia se ofrezca a ti como sacrificio vivo y santo". Esta pregunta, dirigida a Dios, se dirige también a nosotros mismos. Constituye una referencia a dos textos de la Carta a los Romanos: en el primero, san Pablo dice que tenemos que convertirnos en un sacrificio vivo (Cf.12, 16). Nosotros mismos, con todo nuestro ser, tenemos que ser adoración, sacrificio, restituir nuestro mundo a Dios y transformar así el mundo. En el segundo, donde Pablo describe el apostolado como sacerdocio (Cf. 15, 16), la función del sacerdocio consiste en consagrar al mundo para que se convierta en hostia viva, para que el mundo se convierta en liturgia: que la liturgia no se algo al margen de la realidad del mundo, sino que el mundo mismo se convierta en hostia viva, se convierta en liturgia. Es la gran visión que después tuvo también Teilhard de Chardin: al final, tendremos una verdadera liturgia cósmica, en la que el cosmos se convierta en hostia viva. Y pedimos al Señor que nos ayude a ser sacerdotes en este sentido para ayudar en la transformación del mundo, en adoración de Dios, comenzando por nosotros mismos. Que nuestra vida hable de Dios, que nuestra vida sea realmente liturgia, anuncio de Dios, puerta en la que el Dios alejado se convierta en Dios cercano, y realmente don de nosotros mismos a Dios.
Después viene la segunda petición. Pedimos: "Haz que tu pueblo experimente siempre la plenitud de tu amor". En el texto latino se dice: "Sácianos con tu amor". De este modo el texto hace referencia al salmo que hemos cantado, donde se dice: "Abre tu mano y sacia el hambre de todo viviente". Cuánta hambre hay en la tierra, hambre de pan en tantas partes del mundo. Su excelencia ha hablado también los sufrimientos de las familias aquí: hambre de justicia, de amor. Y con esta oración rezamos a Dios: "Abre tu mano y sacia realmente el hambre de todo viviente. Sacia nuestra hambre de verdad, de tu amor.
Así sea. Amén.
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT publica las palabras que pronunció Benedicto XVI el domingo, 26 de Julio de 20o9, al rezar la oración mariana en la pradera de la residencia de Les Combes de Introd, localidad del Valle de Aosta, en los Alpes italianos, en la que transcurre sus vacaciones.
Queridos hermanos y hermanas:
¡Feliz domingo! Nos encontramos aquí, en Les Combes, en la acogedora casa que los salesianos ponen a disposición del Papa, donde estoy terminando el período de descanso entre las hermosas montañas del Valle de Aosta. Doy gracias a Dios pues me ha concedido la alegría de estas jornadas, caracterizadas por un verdadero descanso, a pesar del pequeño accidente que conocéis bien. Aprovecho la oportunidad para dar las gracias con afecto a todos los que han estado a mi lado con discreción y con gran entrega. Saludo al cardenal Poletto y a los obispos presentes, en particular al obispo de Aosta, monseñor Giuseppe Anfossi, a quien doy las gracias por las palabras que me ha dirigido. Saludo cordialmente al párroco de Les Combes, a las autoridades civiles y militares, a las fuerzas de seguridad, a todos vosotros, queridos amigos, así como a quienes se han unido a nosotros a través de la radio y la televisión .
Hoy, en este espléndido domingo en el que el Señor nos muestra toda la belleza de su creación, la liturgia prevé como página evangélica el inicio del capítulo VI de Juan, que en primer lugar presenta el milagro de los panes --cuando Jesús dio de comer a miles de personas con tan sólo cinco panes y dos peces--, y luego el otro prodigio del Señor, que camina sobre las aguas del lago en tempestad; y, por último, el discurso en el que Él se revela como "el pan de la vida". Al narrar el "signo" de los panes, el evangelista subraya que Cristo, antes de distribuirlos, los bendijo con una oración de acción de gracias (Cf. versículo 11). El verbo es eucharistein, y hace referencia directamente a la narración de la Última Cena, en la que, en efecto, Juan no refiere la institución de la Eucaristía, sino al lavatorio de los pies. Aquí la Eucaristía queda como anticipada en el gran signo del pan de la vida. En este Año Sacerdotal, cómo no recordar que especialmente nosotros, los sacerdotes, podemos reflejarnos en este texto de Juan, tomando el lugar de los apóstoles, cuando dicen: ¿Dónde podremos encontrar el pan para toda esta gente? Y, al leer que el anónimo joven, que tiene cinco panes de cebada y dos peces, también a nosotros nos surge espontáneamente la pregunta: Pero, ¿qué es esto para una multitud así? En otras palabras, ¿quién soy yo? ¿Cómo puedo, con mis límites, ayudar a Jesús en su misión? Y la respuesta la da el Señor: ¡al poner precisamente en sus "santas y venerables" manos lo poco que son, los sacerdotes se convierten en instrumentos de salvación para muchos, para todos!
Un segundo punto de reflexión nos lo ofrece la jornada de hoy, memoria de los santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen y, por tanto, abuelos de Jesús. Esta celebración lleva a pensar en el tema de la educación, que tiene un lugar tan importante en la pastoral de la Iglesia. En particular, nos invita a rezar por los abuelos, que en la familia son los depositarios y con frecuencia los testigos de los valores fundamentales de la vida. La tarea educativa de los abuelos siempre es muy importante, y lo es aún más cuando, por diferentes razones, los padres no son capaces de asegurar una adecuada presencia junto a los hijos, en la edad del crecimiento. Encomiendo a la protección de santa Ana y de san Joaquín a todos los abuelos del mundo, impartiéndoles una especial bendición. Que la Virgen María, quien según una bella iconografía aprendió a leer las Sagradas Escrituras sobre las rodillas de su madre, Ana, les ayude a vivificar siempre la fe y la esperanza con los manantiales de la Palabra de Dios.
[Tras rezar el Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española que han participado en esta oración mariana, así como a cuantos se han unido a nosotros a través de la radio y la televisión. Invito a todos a que, a ejemplo de María, seáis dóciles a la voluntad de Dios, para dar testimonio del amor infinito que tiene a todos. Feliz domingo.
[Traducción del original italiano realizada por ZENIT
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO
2 de Agosto de 2009
Jesús, el Señor, el pan de vida, esté con todos vosotros.
Jesús está siempre presente junto a nosotros. Cercano a nuestro camino cotidiano, él es el alimento de nuestras vidas.
Él nos ha convocado aquí, en este domingo. Estamos reunidos en torno a él gente distinta, con ilusiones y problemas distintos. Pero hay algo que compartimos: todos nosotros queremos seguir su camino, queremos vivir su vida. Unidos en este mismo anhelo, comencemos nuestra celebración.
A. penitencial: Ante Jesús, nuestro alimento de vida, reconozcamos nuestra debilidad y pidamos su gracia. (Silencio).
Tú, pan vivo bajado del cielo. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, nuestro hermano y nuestro Señor. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, luz y camino para la humanidad entera. SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (Éxodo 16,2-4.12-15): La primera lectura nos explica cómo Dios alimentó con el maná a su pueblo errante por el desierto. En el evangelio Jesús se nos mostrará como un alimento muy superior al maná.
2. lectura (Efesios 4,17.20-24): Pablo recuerda algo fundamental en nuestra vida cristiana: si decimos que somos seguidores de Cristo, tiene que notarse en nuestra manera de actuar.
Oración universal:Oremos a Dios nuestro Padre. Oremos para que su vida y su amor lleguen a todos. Oremos diciendo: PADRE, ESCÚCHANOS.
Oremos para que las Iglesias cristianas alcancen la unidad bajo la guía del único pastor, Jesucristo. OREMOS:
Oremos por los misioneros y por todos los que trabajan en los países del Tercer Mundo por el bien de sus hermanos. OREMOS:
Oremos por los catequistas de nuestra parroquia y por todos losque colaboran en la educación yel crecimiento de la fe. OREMOS:
Oremos por los responsables de la administración pública, y por los técnicos y funcionarios que tienen que procurar por el buen gobierno y el bienestar de todos los ciudadanos. OREMOS:
Oremos por los extranjeros que en estos días visitan nuestro país. OREMOS:
Oremos por nosotros, y por todos los que como nosotros celebran hoy en el mundo entero la Eucaristía de Jesucristo. OREMOS:
Padre, fuente de todo bien y toda bondad: escucha nuestras plegarias, y haznos fieles seguidores de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo por ...
Padrenuestro: Unidos a Jesús, y antes de participar del pan que él nos da, nos atrevemos a decir:
Invitación a la comunión: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor. El que coma de este pan vivirá para siempre". Dichosos los invitados a la cena del Señor.
CPL
ZENIT publica la presentación de la encíclcia "Caritas in veritate" expuesta por monseñor Alejandro Goic Karmelic, Obispo de Rancagua, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, el pasado 23 de julio en el Salón de Honor de la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
"La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad" (1).
Con esta frase el Santo Padre Benedicto XVI comienza su Encíclica CARITAS IN VERITATE, que hoy presentamos junto a la Iglesia en Chile a los constructores de la sociedad chilena, como una ofrenda a nuestro Bicentenario. Para quienes nos declaramos discípulos misioneros de Jesucristo, "defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad" (2).
El amor es todo... Dios es amor
Las páginas de esta Carta Encíclica nos ayudan a descubrir que la "caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia" (3). Para nosotros la caridad es todo porque Dios es amor y de él todo proviene, en especial nuestra propia capacidad de amar, de vivir no sólo para nosotros, sino también para los demás.
Uno podría preguntarse, a la luz de la realidad de contradicciones que vivimos en nuestra patria: si la caridad, el amor, es el don más grande que Dios ha dado a los hombres, si es su promesa y nuestra esperanza, ¿por qué en una sociedad mayoritariamente cristiana como la chilena persisten situaciones de marginalidad y miseria, de indignidad y de abandono, de violencia y desconcierto?
Son palabras fuertes, duras, como golpeadora es la realidad de las personas que sufren estos flagelos. No es lo mismo verlas convertidas en cifras en los cuadros estadísticos que conversar con ellas en los lugares donde viven. Es cierto que el esfuerzo mancomunado de todos los sectores de nuestra sociedad ha hecho posible que hoy se haya avanzado de un modo sustantivo para reducir la miseria y la pobreza. Pero en tiempos de cambios también "nuevas categorías sociales se empobrecen y nacen nuevas pobrezas" (4) y el aumento de las desigualdades que el Papa denuncia no puede dejar de conmovernos.
Esta realidad es un clamor que nos mira a los ojos, y el Papa nos invita a "entender, valorar y practicar la caridad a la luz de la verdad" (5). Sin verdad, es decir sin mirar la realidad con los ojos del proyecto que Dios tiene para nosotros, el amor se convierte en un envoltorio vacío, agotado en un sentimentalismo que termina distorsionando esa realidad. Así, terminamos cosechando lágrimas donde queremos decisiones y acciones; o resignándonos a mezquinas soluciones "parche" para cubrir la sensibilidad de una coyuntura.
Es cierto, la verdad, así entendida, crea comunicación y comunión (6), sobre la base de un diálogo en virtud del cual, por amor, ofrecemos lo mejor de cada quien a disposición de una sociedad mejor y de un verdadero desarrollo humano integral. Los que creemos en Cristo tenemos el derecho y el deber de poner en común nuestra mirada-país a partir de aquellos valores que, por fidelidad al Señor, consideramos un bien para Chile. Cuando la palabra de los pastores incomoda y cuando se nos exhorta a no inmiscuirnos en ciertos ámbitos, estas reflexiones del Papa Benedicto XVI nos animan: somos sujetos de caridad, instrumentos de la gracia para difundir el amor de Dios tejiendo redes de caridad, redes de amor.
Justicia, inseparable de la caridad
Hace exactamente dos años, nos pareció de justicia tener una palabra sobre la dignidad con que puede llevar su vida una familia que subsiste con un ingreso llamado "mínimo". Porque con el mismo empeño con que celebramos la santa Eucaristía y conferimos los sacramentos a nuestros fieles, sentimos nuestro deber ofrecer una mirada, desde los criterios del Evangelio, acerca de la realidad política, económica y social. En esa perspectiva, esta encíclica nos recuerda, citando el Magisterio de la Iglesia universal, que la justicia es inseparable de la caridad e intrínseca a ella.
A Cristo, el Señor, lo reconocemos en nuestros hermanos que sufren la postergación y el abandono. En su camino de cruz que encuentra sentido en la Resurrección miramos el calvario de personas, familias y comunidades. La palabra de la Iglesia es una respuesta profética que no se queda en la denuncia ni en el clamor, pues siempre concluye en la esperanza de la Resurrección.
Porque, a pesar de las tendencias pesimistas y de los ánimos negativos, queremos ser sembradores de esperanza. Cómo no abrir nuestros oídos y nuestro corazón de pastores a clamores como los de nuestros pueblos originarios, incomprendidos y estigmatizados, una preocupación que el Santo Padre destaca en Caritas in Veritate. Permítanme recordar hoy un episodio muy hermoso que vivimos cuatro obispos en abril pasado, cuando en medio de nuestra última Asamblea Plenaria, en Padre Las Casas, hicimos un alto para conocer una experiencia educativa en Cholchol. Más de 400 alumnos, en su inmensa mayoría de origen mapuche, son formados en el Liceo Técnico Guacolda, una hermosa iniciativa de la Iglesia. ¿Qué descubrimos en este Liceo? Ante todo, el rostro alegre y la esperanza contagiosa con que nos recibieron los jóvenes, con unas ganas inmensas de surgir y ampliar sus horizontes. Conocimos la enfermería y la cocina donde aprenden sus carreras técnicas; también sus modernos laboratorios de idioma, donde cultivan el Mapudungun y aprenden Inglés. Orgullosos de sus pueblos originarios, los rostros de estos 427 muchachos y muchachas del Liceo Guacolda en Cholchol son una esperanza cierta.
Tras esa inolvidable experiencia en Cholchol, no puedo permanecer indiferente cada vez que se nos muestra la realidad mapuche como un problema, como un conflicto. Meses antes tuve la oportunidad de prestar el servicio de puente facilitador entre las demandas de la Sra. Patricia Troncoso y las autoridades de Gobierno, en medio de una situación límite muy ideologizada y de un verdadero diálogo de sordos. Chile necesita conocer esas sonrisas del Liceo Guacolda. Por eso la Iglesia siente la obligación de aportar, en esta y otras tantas temáticas, porque la caridad se "ocupa de la construcción de la «ciudad del hombre» según el derecho y la justicia" (7) .
¿Cuál es el bien que queremos?
Además de la justicia, el Santo Padre nos invita a tener también en gran consideración el bien común, porque "amar a alguien es querer su bien y trabajar eficazmente por él" (8).
Yo me pregunto, cuando como un ciudadano espectador del acontecer de un país a pocos meses de un proceso electoral, ¿qué aman los protagonistas del debate público?, ¿qué bien buscan los que gobiernan las agendas públicas y ciudadanas, los que originan y alimentan las polémicas y conflictos? ¿En qué momento el bien de Chile deja de ser una meta noble y se convierte en eslogan, en lugar común? Me lo pregunto muy en serio, apelando a la sabiduría de nuestros padres y abuelos que nos enseñaban y aun nos reprendían "por y para nuestro bien".
Es una pregunta abierta a todas las personas que, a menudo con gran sacrificio y generosidad, han querido optar por el servicio público, tan denostado por muchos en estos tiempos, y dedicarse a la vida política. En especial, a quienes aspiran a recibir los votos del electorado y representar la voluntad ciudadana en los poderes del Estado. Pero es una pregunta igualmente válida para otros sectores de nuestra vida social, para esas personas que con gran cariño llamamos "constructores de la sociedad". ¿Qué se ama cuando se ejerce presión a través de una acción mediática donde se pone en riesgo la vida de personas? ¿Qué bien se busca cuando se engaña a los consumidores, cuando no se hace el trabajo con responsabilidad, cuando nos tratamos mal en la convivencia familiar, ciudadana, cotidiana? ¿Es egoísmo puro el que nos anima? ¿Es tedio, desencanto, es que de verdad el bien de los otros no nos importa?
El Papa nos recuerda: "Junto al bien individual, hay un bien relacionado con el vivir social de las personas: el bien común (...) No es un bien que se busca por sí mismo, sino para las personas que forman parte de la comunidad social (...) Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad" (9).
Libertad, ¿para qué?
El cambio de época al que asistimos, con las maravillosas y desafiante posibilidades que nos ofrece el conocimiento humano y la comunicación global, constituyen un escenario en el que el amor en la verdad -caritas in veritate- se convierte en un gran desafío, y no sólo para la Iglesia. Las consecuencias éticas de los procesos de globalización nos interpelan en la necesidad de promover un desarrollo realmente humano. El progreso técnico puede convertirse en una vergüenza social si los bienes y recursos no se comparten, en relaciones recíprocas de libertad y de responsabilidad. El dilema es, entonces, si estamos o no trabajando por "una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación" (10).
Para renovar humanizadamente las estructuras necesitamos una conversión del corazón. En el humilde gesto de aceptar nuestra posibilidad de ser mejores descansa nuestra verdadera libertad. Somos libres para el amor. "Sólo si es libre, el desarrollo puede ser integralmente humano" (11), nos recuerda el Papa.
En distintos planos de la vida personal y familiar, muchos discursos "libertarios" de este tiempo parecen reducirse a publicidad engañosa que nos encamina a esclavitudes. Ocurre a veces en la vida política y también en la actividad económica y en las comunicaciones sociales. El mundo ha contemplado la fragilidad de los mercados y las expectativas de millones de familias del mundo se han visto afectadas por la avaricia incontenible de algunos, por su inagotable sed de dinero o de poder, que corrompen hasta la iniciativa más noble. "La ganancia es útil si, como medio, se orienta a un fin que le dé un sentido" (12), sostiene el Papa. Porque el beneficio, "cuando es obtenido mal y sin el bien común como fin último, corre el riesgo de destruir riqueza y crear pobreza" (13).
Uno se alegra cuando las autoridades y los actores privados del mundo económico hacen bien su trabajo y una crisis tan grande como la que hemos vivido a nivel internacional, afortunadamente encuentra a nuestro país unido con una cierta solidez y madurez cívica para enfrentarlo. Nos corresponde, como cristianos, reconocer esos éxitos. Pero ante todo nos toca acompañar a cada familia donde esta crisis ha llegado con la peor de sus consecuencias: la pérdida del empleo o el cierre de actividades económicas. Detrás de cada trabajador despedido y de cada ejecutivo que decide ya sea un despido o un término de actividades productivas, hay personas y familias, hay rostros, historias de vida, humanidad sufriente.
El Santo Padre, luego de poner en relevancia los efectos que supone para la persona estar sin trabajo durante mucho tiempo, señala: "Quisiera recordar a todos, en especial a los gobernantes que se ocupan en dar un aspecto renovado al orden económico y social del mundo, que el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad" (14).
Por eso, no dejan de sorprender e incluso conmover algunas contradicciones que asoman desde la realidad de la crisis (o con el pretexto de ella). No es justo que la estrechez de cinturones valga sólo para algunos. El consumismo excesivo, las filas interminables para adquirir productos, las fiestas familiares y religiosas reducidas a regalos y bienes materiales, son un síntoma peligroso de una sociedad centrada más en el tener que en el compartir, más en el disfrute que en el crecimiento. Cuando en pocas horas se agotan las entradas para un espectáculo cuyo precio es superior a un sueldo mínimo, es tiempo de pensar dónde está nuestro centro.
Mirada humanizadora al "dilema global"
Entre otras realidades que Benedicto XVI pone de relieve y que cobran gran importancia en nuestra realidad chilena, quiero mencionar la situación de los migrantes, que plantea "dramáticos desafíos" (15) por los graves problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que suscitan los flujos migratorios, "frecuentemente provocados y después no gestionados adecuadamente" (16). Las numerosas colectividades de países vecinos y hermanos que han llegado a nuestro país pueden dar testimonio de cómo queremos "en Chile al amigo cuando es forastero". Urge educar insistentemente para favorecer la acogida, la integración y, ante todo, el respeto a estos hermanos y hermanas.
Otra realidad que nos preocupa es "la explotación sin reglas de los recursos de la tierra" (17). En Chile, los obispos hemos dedicado gran parte de nuestra última Asamblea Plenaria del Episcopado a abordar pastoralmente la preocupación por el cuidado del medio ambiente, la casa común de todos. En algunas diócesis la situación de los recursos naturales se está viendo muy amenazada. El Papa profundiza sobre esta problemática, nos alerta sobre el grave deber de "dejar la tierra a las nuevas generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir cultivándola" (18) y nos recuerda que la forma en que el ser humano trata a la naturaleza se relaciona directamente con el modo en que trata a los demás.
Las amenazas al planeta son responsabilidad de todos y la educación comienza en el hogar, el jardín infantil y el colegio. Pero el buen trato a nuestra tierra se funda en la fraternidad humana y social. ¿Qué planeta amable podrían promover personas que resuelven sus conflictos por medios violentos, en el hogar, sobre todo la agresión contra mujeres, en el trabajo y la convivencia cotidiana? La ciencia podrá generar sofisticada tecnología no contaminante, pero si sus usuarios conviven en una lógica de competencia destructora del otro y a la defensiva frente al otro, difícilmente se logrará una ciudad más amable.
La persona humana en el centro
Caritas in veritate nos invita a poner en el desarrollo integral de la persona humana el centro de la vida social. Y desde el origen de la vida misma, porque "si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social" (19). Los hombres y mujeres de nuestro tiempo tenemos que ser los protagonistas de la globalización. Una globalización no puede ser puro intercambio económico, pura tecnología, pura información: la aldea global puede ser instrumento de encuentro y cercanía, de conocimiento, de solidaridad (20). En esa medida tendrá sentido para las personas.
Con una claridad magistral, nuestro Pastor universal va repasando en esta Encíclica, a la luz de los acontecimientos actuales y el devenir de la humanidad, la enseñanza Social de la Iglesia en todas sus dimensiones. Éste es un documento que toda persona dedicada al servicio público, a la política y a la economía, a la vida cívica y a la acción social, debería conocer y reflexionar en profundidad. Invito de un modo especial a los centros de pensamiento, en especial a las universidades, a analizar este texto en sus facultades, y profundizarlo a partir de la realidad propia de Chile y de cada uno de los ámbitos que aborda. También, por supuesto, a las más diversas organizaciones de la sociedad civil.
A mis hermanos obispos y sacerdotes, a las congregaciones religiosas, institutos seculares y movimientos, a las comunidades y colegios de Iglesia, les pido encarecidamente que este texto se conozca y se divulgue, se reflexione en la catequesis y en la vida comunitaria, se comente y dialogue con la sociedad civil. Necesitamos tener cada día una mejor formación en cuanto a la enseñanza social de la Iglesia, y esta Encíclica, junto al Compendio de la Doctrina Social, son instrumentos de gran valor para profundizar en ello.
Queridas hermanas y queridos hermanos:
La próxima semana iniciamos un mes muy importante para la Iglesia y para Chile. El mes de agosto, un mes para nosotros tradicionalmente frío y gris, lo llenamos de calor y de color en torno a la figura de san Alberto Hurtado, un sacerdote que entregó lo mejor de sí por Jesucristo, Camino, Verdad y Vida.
San Alberto nos recordaba que "el prójimo, el pobre en especial, es Cristo en persona" (21) y que "sin justicia social no puede existir democracia integral" (22). Un 18 de agosto Alberto Hurtado fue recibido en la casa del Padre. Por eso el mes de Agosto es el Mes de la Solidaridad. Porque el "ser solidario" está en el ADN del ser chileno. En estos tiempos de dificultad es necesario valorar con esperanza estas maravillas con que el Señor nos bendice. Por eso decimos, AL MAL TIEMPO... BUEN COMPROMISO, porque COMPROMETERSE HACE BIEN a la dignidad de las personas y HACE BIEN en la perspectiva de un país que necesita dar un nuevo paso significativo, en la celebración del Bicentenario, para que Chile sea, de verdad, UNA MESA PARA TODOS.
Concluye el Santo Padre: "El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración, cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don" (23).
Esta noche, en esta aula académica que nos congrega, damos gracias al Señor por este don. Y al Santo Padre por este texto iluminador que nos regala para hacer de nuestra vida personal y social, y de esta patria que tanto amamos, lugares más llenos de amor y de verdad, más llenos de Dios.
Muchas gracias, y que el Señor les bendiga.
NOTAS A PIE
(1) S.S, Benedicto XVI, CARITAS IN VERITATE (en adelante CiV) n.º 1
(2) Íbid.
(3) CiV n.º 2
(4) CiV nº. 22
(5) CiV n.º 2
(6) Cfr. CiV n.º 4
(7) CiV n.º 6.
(8) CiV n.º 7.
(9) Íbid.
(10) CiV nº. 9.
(11) CiV n.º 17.
(12) CiV n.º 21.
(13) Íbid.
(14) CiV n.º 25.
(15) CiV n.º 62.
(16) CiV n.º 21.
(17) Íbid.
(18) CiV n.º 50.
(19) CiV n.º 28.
(20) Cfr. Benedicto XVI, MENSAJE PARA LA 43ª JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES, 2009.
(21) San Alberto Hurtado, ¿CÓMO LLENAR MI VIDA?, CONFERENCIA PARA SEÑORAS EN VIÑA DEL MAR, 1946.
(22) San Alberto Hurtado, MORAL SOCIAL ACCIÓN SOCIAL, Manuscrito de 1952.
(23) CiV n.º 79
Artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas con el título "A Dios, ¡ni nombrarlo!".
VER
¡Cuántos insultos y descalificaciones se hicieron al Presidente de la República, por hablar de Dios en un evento público! Durante la celebración del Día internacional contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, expresó que muchos niños y jóvenes "tienen pocos asideros trascendentes, tienen poco que creer; no creen en la familia, que no tuvieron; no creen en la economía o en la escuela; no creen en Dios, porque no lo conocen". Por haber dicho esto, le llamaron oscurantista, retrógrado, faccioso, intolerante, que está desvariando, que rechaza el Estado laico... En un editorial, se dijo: "La fe de los políticos pertenece al ámbito privado. La tribuna desde la que se dirigen a la nación no puede confundirse con un púlpito". Muchos otros, en contraposición, lo alabamos por su valentía y coherencia. ¡Ya es tiempo de superar la intolerancia laicista! ¡Hacen falta políticos que no sean vergonzantes de su fe!
Hay movimientos para que se refuerce el Estado laico en nuestra Constitución y se eviten expresiones públicas de fe en la vida oficial.
JUZGAR
Se ve que estas personas no conocen ni comprenden lo que es la fe cristiana. Se imaginan que es como una ropa que se pone o se quita según circunstancias y conveniencias, o como unos lentes que se usan o se guardan según sea el momento. No es así. Cuando uno ha conocido de veras a Dios, toda la vida queda empapada por esta luz. Dios no es algo accidental o superficial, sino Alguien esencial y fundamental. El se nos ha revelado, visible e históricamente, en Jesús de Nazaret, y en El hemos descubierto el amor que Dios nos tiene. El no es una imposición de la Iglesia, sino una experiencia que hemos tenido millones de seres humanos y que nos llena de vida, esperanza y fortaleza; que nos enseña el camino y nos acompaña; que nos levanta y nos sostiene; que nos proyecta al servicio de los demás y nos urge el amor a los que sufren. El es hermano, amigo, padre, maestro, perdón, paz, seguridad, trascendencia.
Es verdad que un gobernante no debe imponer su propia religión a todo un pueblo, pues sería un totalitarismo como tantos que ha habido y hay, sobre todo en el islamismo; sería un abuso de poder y una falta de respeto a quienes tienen otras creencias, o han decidido vivir sin ellas. Pero no puede ocultar su fe, reducirla al ámbito de lo privado, o avergonzarse de ella. Jesús es muy claro: "Por todo aquel que se declare en favor mío ante los hombres, yo también me declararé en su favor ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos" (Mt 10,32-33; cf Mc 8,38).
ACTUAR
La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público establece que "las autoridades federales, estatales y municipales no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público, ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares" (art. 25). El respectivo Reglamento matiza un poco: "Se exceptúa de lo previsto en el párrafo anterior, al servidor público que asista a título personal" (art. 28).
Esta es la ley actual y nuestras autoridades se han comprometido a cumplirla; sin embargo, debe revisarse, pues adolece de limitaciones a la libertad religiosa. No se debe imponer una religión desde el Estado, pues éste es para todos, creyentes y no creyentes; pero no se puede coartar a los gobernantes e impedirles que puedan expresar su fe en actos públicos, pues la fe es una luz que no debe esconderse debajo de una olla, sino ofrecerla serenamente, sin imponerla a nadie. Comparen nuestra legislación con las de otros países americanos y europeos, y verán que nos falta más libertad religiosa.
Nuestra fe nos muestra caminos para proteger a la familia y a la sociedad; para que los niños y jóvenes crezcan sanos moral y socialmente; para que no proliferen violencia, secuestros, narcotráfico, robos, asesinatos, prostitución, pederastia, alcoholismo, corrupción y divisiones. Un buen creyente, es un buen ciudadano. Como dice el Papa Benedicto XVI en su última Encíclica: "Dios es garante del verdadero desarrollo del hombre" (Caritas in veritate, 29).
Comentario al Evangelio del domingo décimo séptimo del Tiempo Ordinario publicado en Diario de Avisos el domingo 25 de Julio de 2009 bajo el epígrafe DOMINGO CRISTIANO
El “NO-DO” de la Misa
DANIEL PADILLA
El evangelio de este domingo es una descripción, detallada y casi espectacular. Pero conviene advertir desde el principio que Jesús, ni en éste, ni en ninguno de sus "signos", pretendió dar espectáculo. Lean la última línea del texto de hoy: "Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo". Ni Jesús hacía tampoco sus milagros así, sin más: "¿Necesidad a la vista? ¡milagro al canto!", no. Lo que Jesús pretendía, por encima de todo, es transmitir su mensaje, su "buena noticia", ser siempre "la Palabra" del Padre. Y dentro de ese clima en el cual se dedicaba a alimentar al pueblo con "el pan de su palabra" quiso servirse en esta ocasión de ese "signo" de la multiplicación de los panes. Para que todos comprendiéramos de una vez que Dios debe ser nuestro verdadero alimento. Eso se desprende del lugar paralelo de Marcos donde, antes de describirnos el milagro, el evangelista nos dice claramente: "Jesús se puso a enseñarles con calma". Lo mismo vemos en Juan que, a continuación de narrarnos la "multiplicación", nos cuenta el largo tema que Jesús expuso sobre el "pan de la vida". Permítanme, amigos, que ésas sean las dos ideas que subrayemos hoy.
1. La palabra de Dios, en sí misma, como alimento del hombre. ¡Cómo se ha esmerado la Iglesia de los últimos tiempos en potenciar la liturgia de la palabra! ¡Cómo nos gustaría que todos los que participan en las lecturas -leyendo o escuchando- lo hicieran de tal forma, con tal expresividad y unción, que, de verdad, todos nos sintiéramos interpelados, alimentados y en actitud de transformación! ¡Qué hermoso si nuestros salmos interleccionales fueran, cada vez más, respuesta sincronizada con la Palabra proclamada! ¡Qué gran acierto si el sacerdote, al predicar su homilia, se esmerara al máximo en hacer asimilable y deglutible el mensaje encerrado en las páginas sagradas, no en un tono abstracto de cátedra sino en un lenguaje de "sencilleces" que ayuden a la "praxis" del vivir! Uno recuerda con pena épocas pasadas, en las que "llegar tarde a misa", despreocupándose de las lecturas, era el pan nuestro de cada día. Botarates recalcitrantes había que se salían al atrio durante el sermón a "echar un cigarro" diciendo que "aún no había empezado la misa", que "todavía estaba en el No-Do". Queridos amigos, convencerse de que la liturgia de la palabra en sí misma es alimentarse de Dios es una gran conquista posconciliar.
2. La Liturgia de la Palabra es la mejor preparación para recibir a Cristo-Pan de Vida. Quizá hemos caído en la rutina de comulgar sin profundizar en lo que hacemos. Baja el sacerdote a repartir el cuerpo de Cristo, y nos vamos poniendo en la fila, casi en un gesto automático, como un rito más, mientras cantamos más o menos acertados. Y recibimos al Señor también así: sin más. Pues no, amigos. Toda la palabra escuchada e interiorizada, todo el mensaje recibido en las lecturas yen la predicación han de llevarnos al camino comprometido del vivir.
ZENIT publica la guía para la lectura de la Biblia que ha publicado Mary Elizabeth Sperry, directora asociada para el uso de la New American Bible en la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB).
La Biblia es para los católicos
La Biblia nos rodea. La gente oye las lecturas de la Sagrada Escritura en la iglesia. Tenemos leyes que toman su nombre de la historia del "buen samaritano" (Lucas 10), damos la bienvenida a casa al "hijo pródigo" (Lucas 15) y buscamos la "Tierra Prometida" (Éxodo 3, Hebreos 11). Algunos pasajes bíblicos se han convertido en refranes y expresiones populares, tales como "Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos" (Mateo 7, 12), "No robarás" (Éxodo 20, 15), "Amad a vuestros enemigos" (Mateo 22, 39).
El católico de hoy está llamado a una lectura inteligente y espiritual de la Biblia.
A continuación se ofrecen diez sugerencias para una lectura fructífera de la Sagrada Escritura.
Leer la Biblia sí es para los católicos. La Iglesia alienta a los católicos a que hagan la lectura de la Biblia parte de su vida diaria de oración. Al leer estas palabras inspiradas, las personas profundizan en su relación con Dios y llegan a entender su lugar en la comunidad de aquellos que Dios ha llamado para sí.
Orar al principio y al final. Leer la Biblia no es como leer una novela o un libro de historia. Deberíamos comenzar con una oración pidiendo al Espíritu Santo que abra nuestro corazón y nuestra mente a la Palabra de Dios. La lectura de la Sagrada Escritura debería terminar también con una oración para que esta Palabra dé fruto en nuestra vida, ayudándonos a ser personas más santas y más fieles.
¡Entérese de toda la historia! Al escoger una Biblia, busque una edición católica. La edición católica incluye la lista completa de los libros que la Iglesia considera sagrados, así como introducciones y notas para comprender el texto. La edición católica incluye una nota de imprimatur en el reverso de la página del título. El imprimatur indica que el libro está libre de errores doctrinales según la enseñanza católica.
La Biblia no es un libro; es una biblioteca. La Biblia es una colección de 73 libros escritos en el curso de muchos siglos. Los libros incluyen historia de los reyes, profecías, poesía, cartas que retan a nuevas comunidades de creyentes en dificultades, y relatos de la predicación y la pasión de Jesús transmitida por parte de los creyentes. El conocimiento del género literario del libro que se está leyendo le ayudará a entender las herramientas literarias que usa el autor y el significado que éste trata de transmitir.
Sepa qué es la Biblia -y también lo que no es. La Biblia es el relato de la relación de Dios con el pueblo que Él ha escogido para sí. No está escrita para ser leída como un libro de historia, ni de ciencia, ni como un manifiesto político. En la Biblia, Dios nos enseña aquellas verdades que necesitamos para el bien de nuestra salvación.
La suma es mayor que las partes. Lea la Biblia en su contexto. Lo que sucede antes y después-incluso en otros libros-nos ayuda a entender el verdadero significado del texto.
Lo antiguo tiene relación con lo nuevo. El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento se iluminan el uno al otro. Aunque leamos el Antiguo Testamento a la luz de la muerte y resurrección de Cristo, éste tiene también su valor propio. Juntos, estos testamentos nos ayudan a entender el plan de Dios para la humanidad.
No están leyendo solos. Al leer y reflexionar sobre la Sagrada Escritura, los católicos se unen a aquellos hombres y mujeres fieles que han tomado en serio la Palabra de Dios y la han puesto en práctica en su vida. Leemos la Biblia en la tradición de la Iglesia para beneficiarnos de la santidad y sabiduría de todos los fieles..
¿Qué me está diciendo Dios? La Biblia no se dirige sólo a gente que murió hace mucho tiempo en un lugar lejano. También se dirige a cada uno de nosotros en sus propias circunstancias. Cuando leemos, debemos entender lo que dice el texto y cómo han entendido los fieles su significado en el pasado. A la luz de este entendimiento, entonces nos preguntamos: ¿qué me dice Dios a mí?
Leer no es suficiente. Si la Sagrada Escritura se queda sólo en palabras en una página, nuestra tarea no ha terminado. Necesitamos meditar sobre el mensaje y ponerlo en práctica en nuestra vida. Sólo entonces puede la palabra ser "viva y eficaz" (Hebreos 4:12).
Carta pastoral publicada por la Conferencia Episcopal de las Filipinas y firmada por el Presidente de la Conferencia Mons. Angel Lagdameo, 12 de Julio de 2009
Declaración Pastoral de la CBCP sobre la participación laica en la política y la Paz
12 de julio de 2009
- “El amor y la verdad se encontrarán; la justicia y la paz se besan " (Sal 85, 11)
Amado Pueblo de Dios:
Nuestra misión como Iglesia es proclamar al Señor Jesús como nuestro Salvador. Al proclamarlo nosotros necesariamente proclamamos el Reino de Dios que él mismo proclamó. El Reino de Dios, San Pablo nos recuerda, no es una cuestión de beber y comer, sino una cuestión de justicia, paz y alegría (Cfr. Rom 14, 17). Es en el Reino de Dios donde "El amor y la verdad se reunirán, la justicia y la paz se besarán " (Salmo 85, 11). Por lo tanto, a la luz de nuestra misión de proclamar el Reino de Dios en Jesucristo nosotros vuestros pastores os escribimos esta urgente carta pastoral.
Recientemente hemos dedicado este año 2009-2010 en nuestro país como el año del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María. Se trata de un "Año de Oración y de trabajo en la Construcción por la Paz y de la Participación de los Laicos en el Cambio Social". La oblación amorosa representada por los Corazones de Nuestro Señor y de Su Madre nos invita a dedicarnos plenamente a las dos tareas de la construcción de la paz y el cambio social. Evidentemente, estas tareas requerirán los esfuerzos de toda la Iglesia pero sobre todo la participación activa de los laicos. En realidad nuestra situación actual plantea un desafío grande y urgente para la participación activa de los laicos en las políticas partidistas de principios.
A pesar de nuestros esfuerzos en la educación política y en la observación electoral, seguimos sufriendo el yugo del clientelismo político, incluso de las dinastías familiares en muchos casos. Nuestros procesos electorales siempre han estado contaminados por la falta de honradez desde que llegamos a ser una nación independiente. Grandes sumas de dinero que se gastan los candidatos para ser elegidos con las expectativas de que su "inversión" tendría beneficios financieros que no rinden cuentas. La política ha sido siempre un espejo de los desequilibrios en nuestra sociedad entre ricos y pobres. Muchos creen incluso que la política tal como se practica en nuestro país es una estructura del mal. Es alarmante que la apatía paralizante y el cinismo se hayan deslizado incluso entre nuestros jóvenes. Renovemos nuestros esfuerzos para comprometernos a trabajar por el cambio y traer esperanza.
Las enseñanzas de la Iglesia que nos guían son muy claras. Por citar unas pocas:
• 1. "Aquellos con el talento para la difícil y noble arte de la política... deberían prepararse para ello, y olvidando su propia conveniencia y los intereses materiales, deberían participar en la actividad política" (Gaudium Spes 75).
• 2. "La participación directa en el orden político es la responsabilidad especial de los laicos en la Iglesia…, es su tarea específica renovar el orden temporal de acuerdo con los principios y valores del Evangelio" (CBCP, "Exhortación pastoral sobre la Política de Filipinas", 1997).
• 3. Recientemente nuestro querido Papa Benedicto XVI recordó a los fieles laicos de su "deber de trabajar directamente por un orden justo de la sociedad" y "a participar en la vida pública, a título personal" (Deus caritas est 29).
Por lo tanto, hoy a la luz de las actuales situaciones políticas, hemos decidido sobre las siguientes acciones pastorales:
• 1. Hacemos un llamamiento a aquellos que son competentes, personas de integridad, y comprometidas a cambiar para participar directamente en la política partidista de principio, y llegar a ser candidatos para la elección política, conscientes de que el bien común está por encima del bien de intereses creados;
• 2. Recordamos a los laicos que se encuentran dentro de su derecho, así como su deber de hacer campaña de los candidatos que crean que son competentes, honestos, y dedicados al de servicio público con el fin de reformar nuestro país;
• 3. Imponemos a todas nuestras parroquias e instituciones educativas a que cooperen estrechamente e incluso voluntarios para trabajar con los monitores electorales de ciudadanos creíbles como NAMFREL y PPCRV especialmente en la salvaguardia de la integridad y el carácter sagrado de la votación;
• 4. Comprometemos a nuestro personal de la iglesia a la indispensable tarea de sensibilización social y formación de conciencias sociales a través de la educación política. No podemos decir que hemos hecho lo suficiente para educar a nuestro pueblo en la doctrina social de la Iglesia.
• 5. Hacemos un llamamiento a los ciudadanos a estar vigilantes y proteger todo el sistema automatizado de elecciones, antes, durante y después del proceso electoral; instamos firmemente a que cualquier nuevo sistema electoral de votación garantice la votación secreta y abra cálculo público;
• 6. Condenamos inequívocamente como una traición de la confianza pública cualquier intento de abortar las elecciones de 2010;
• 7. Decimos categóricamente no a cualquier intento por el Congreso a convertirse en una asamblea constituyente (Con-Ass), y si se necesita carta de cambio, que sea después de 2010 y de un modo que sea creíble, ampliamente participativo, transparente y no auto - servicio.
Mientras nosotros dirigimos nuestra mirada hacia las elecciones de 2010 no podemos cerrar los ojos ante el persistente problema de violaciones de los derechos humanos. La participación de los laicos es especialmente urgente en el ámbito de pacificador pro-activo. Nuestra situación de no-paz no sólo es inquietante. También es preocupante e incluso trágica. ¡Una cultura de violencia y de muerte parece haber tomado el control de nuestra sociedad! En el último año más de 50 atentados en Mindanao Central y Sur han causado muertes sin sentido y han creado inseguridad, si no terror.
Emboscadas, secuestros, extorsiones, e "impuestos revolucionarios" se están llevando a cabo sin ningún final a la vista. Inexplicables asesinatos y desapariciones de periodistas, trabajadores, campesinos y dirigentes políticos, e incluso de delincuentes de poca monta al parecer tienen lugar con total impunidad como que sólo unos pocos autores son llevados ante la justicia. La tortura y el miedo son las tácticas que se están perpetrando. Ningún grupo armado, izquierda, derecha y centro, es absuelto de los delitos de la violencia. Incluso la ley está siendo manipulada para hostigar a las personas mediante la presentación de casos judiciales sin fundamento esp. contra los pobres, y por otro lado, para dejar en libertad a los culpables.
Profundamente tristes y molestos por esta lamentable situación no podemos permanecer en silencio. La santidad de Vida en todas las circunstancias debe ser defendida. "Dios proclama que él es el Señor absoluto de la vida del hombre que está hecho a su imagen y semejanza. A la vida humana se le da así un carácter sagrado e inviolable... Dios juzgará severamente toda violación del mandamiento« ¡No matarás. " (Éxodo 20,13) "(Evangelium Vitae 53).
El gobierno tiene la responsabilidad primordial de llevar ante la justicia a los autores de violaciones de los derechos humanos de cualquier sector de la sociedad que puedan venir. "La autoridad de cada institución humana..., es enviada por Dios para castigar a quienes hacen el mal y elogiar a quienes hacen el bien." (1 Pedro 2, 13-14) Por lo tanto, imploramos al gobierno a cumplir sus obligaciones para con sus ciudadanos.
Pedimos a todos los ciudadanos a no tomar la violencia, asesinatos y abusos en nuestra sociedad como algo normal y nunca más manifestar indignación por los abusos de los derechos fundamentales de los seres humanos.
A la luz de esta trágica situación de no-paz –
• 1. Apelamos firmemente al gobierno a atender en serio las recomendaciones de los órganos de investigación y no descartarlos como simple propaganda o simplemente mal informados.
• 2. Exhortamos al Gobierno de Filipinas, el MILF y el CPP / NPA a volver a la mesa de negociación para encontrar soluciones que conduzcan a una paz duradera, evitando así nuevos actos de violencia, la muerte y el desplazamiento de personas inocentes.
• 3. Con la oración en nuestros corazones, hacemos un llamamiento a la humanidad que Dios ha dado de los comerciantes de la muerte de cualquiera de las partes para escuchar la voz de Dios en sus corazones y poner fin a la toma y el abuso de la vida humana porque nadie es tan malo como para ser juzgado indigno de vivir.
• 4. Al comprometernos a trabajar por la paz también instamos a todos los líderes religiosos a no cesar de publicar cualquier tipo de abuso y de enseñar incansablemente a nuestro pueblo acerca de los mandamientos sobre los asesinatos, mentira y robo.
• 5. Recomendamos encarecidamente la creación de grupos multi-sectoriales en diversos niveles para observar la aplicación de las leyes, así como la prevención de la delincuencia, corrupción y violaciones de los derechos humanos.
• 6. Por último, pedimos a todos a seguir el camino de la paz. Esto significa que el camino del diálogo y apertura. Esto sup0one el camino de arrepentimiento, el perdón y la reconciliación. Esto supone el camino del desarrollo y la distribución equitativa de los bienes.
Intensifiquemos juntos las señales de esperanza con respecto a la política y la paz que observamos por ejemplo: los jóvenes, miembros de la sociedad civil, las madres incluso niños organizándose para la paz; los grupos militares que participan en la formación hacia una cultura de la paz; organizaciones de laicos, comunidades de fe , las BEC, y las ONG difundiendo la buena noticia de política de principios y organizándose para la reforma de nuestra cultura política; los políticos que buscan la reforma. Dejemos que tales signos de esperanza fluyan como arroyos de limpieza y renovación.
En este Año del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María, intensifiquemos nuestro amor por nuestro Señor Jesús y su Madre Santísima y mantengamos nuestros esfuerzos en la construcción de una sociedad justa y pacífica. La paz es al mismo tiempo nuestro compromiso y un regalo de Dios. Que la esperanza y la oración de las Escrituras sean también las nuestras: voy a escuchar la palabra de Dios, sin duda el Señor proclamará la paz a su pueblo, a los fieles, a los que confían en él. De hecho, cerca está la salvación para los fieles; la prosperidad llenará nuestra tierra. Amor y verdad se encontrarán, la justicia y la paz se besarán. La verdad brotará de la tierra; la justicia mirará desde el cielo. (Sal 85: 9-12)
Por la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas
+ ANGEL N. LAGDAMEO, D.D. Arzobispo de Jaro, CBCP Presidente
(Traducción particular no oficial)
El texto íntegro de la Carta pastoral
VATICANO - “Ave María” por mons. Luciano Alimandi - Venid a un lugar apartado a descansar un poco
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Parte del tiempo estivo es generalmente dedicado, cuando es posible, a las vacaciones. Período, este, particularmente adecuado no sólo al justo reposo y a la distensión del cuerpo, sino también a reencontrar las fuertes verdades del espíritu, las que, para entendernos, nutren el alma. Esta, en efecto, creada por la Suma Verdad y el Sumo Bien que es Dios, no puede reposarse – como afirma estupendamente San Agustín – si no en Dios sólo: “nos has hecho Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no repose en Ti” (Confesiones I, 1,1).
El Señor nos ha creado para Él. No ha sido el hombre ni a darse el ser ni a darse el objetivo de su existencia. El ser del hombre, es decir su alma, y su objetivo, es decir su vocación, han sido dados por Dios, que es Creador y Señor de toda la creación.
El hombre es libre de corresponder o no al proyecto creativo del Padre que es el de santificarnos, como nos enseña en modo magistral San Pablo: “bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo;
por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor;
eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad” (Ef 1, 3-6).
Para un cristiano, por lo tanto, la llamada y el compromiso por la santidad no se van nunca de vacaciones. La tensión hacia la conversión del corazón no debería conocer pausas, ni estivas ni invernales. Por otro lado el verdadero reposo consiste en encontrarse cada vez más profundamente uno mismo en Dios.
Podemos decir que el tiempo de vacaciones es particularmente indicado para redescubrir la llamada a la santidad, porque el ritmo de este tiempo, también para nosotros sacerdotes, se presta más favorablemente a la reflexión y a la meditación, al silencio y a la oración, absolutamente necesarios para reconcentrar el intelecto, luz y guía de la voluntad, sobre las verdades esenciales de la fe y de toda la existencia humana: entera, porque no acaba con la muerte sino que desemboca en la eternidad. Profundizar la llamada a la santidad, renovar la propia vida espiritual, es sólo posible si lo hacemos unidos al Espíritu Santo, Espíritu de Verdad que nos santifica en Cristo Jesús.
En la secuencia de Pentecostés se invoca la venida del Paráclito con palabras cargadas de significado, que se apoyan con seguridad sobre la Revelación y la Tradición de la Iglesia, y que son por lo tanto inmutables. Con ellas se quiere subrayar el papel vital del Espíritu Santo, llamado con razón “suave alivio”, que trae la paz del alma, “en el trabajo descanso” (de la “Secuencia de Pentecostés”).
Rezar esta secuencia, no solamente en Pentecostés, sino todo los días, atrae sobre nosotros una gracia especial, vinculada al hecho de que uno se abre a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad e invoca su venida poderosa: “Ven, Padre de los pobres, ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz”.
Si rezásemos con mayor frecuencia y fe esta secuencia experimentaríamos con más eficacia la fascinación de la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida. Jesús ha prometido, en el Evangelio, que el Padre nos quiere dar todo don si se lo pedimos con confianza, en modo particular el don de los dones, el Espíritu Santo: “Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!” (Lc 11, 13).
Porque estamos hechos de cuerpo y alma, un descanso limitado solamente al cuerpo sería, justamente, un descanso parcial. Buscar revigorizarse sólo físicamente sería ciertamente limitado. Nuestra alma, como el cuerpo, necesita recuperar las energías perdidas. Esto lo experimentamos todos.
Ya al inicio de la semana sentimos cuantas energías espirituales son necesarias para vivirla bien y cuando llega el “Domingo”, “Día del Señor”, respiramos aliviados, porque, finalmente, ha llegado el día de recargarnos, física y espiritualmente, de descansar completamente: el alma y el cuerpo.
El alma descansa cuando encuentra de nuevo su centro vital, que es la comunión con Dios, hecha posible por Jesús que nos dona el Espíritu Santo; “sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (Jn 20,22). Jesús desde el Cielo ha bajado sobre la tierra, para que nosotros desde la tierra subiésemos al Cielo, gracias a la acción del Espíritu Santo que nos “empuja hacia lo alto”.
Así el hombre “descansa” totalmente cuando encuentra el vínculo esencial, de su ser, con Dios, con su Santo Espíritu que es el Amor. Todo se calma en el alma cuando uno se abandona en las manos de Dios, que son las manos de nuestro Señor Jesucristo. Él mismo ha querido que los apóstoles se reposen, después de sus primeros trabajos apostólicos: “venid aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco” (Mc 6, 31), como diciéndoles: permaneced conmigo, porque sólo en la comunión conmigo todo asume un valor verdadero y duradero.
Estas palabras del Señor, “venid aparte”, valen particularmente para todos los sacerdotes que, como el Santo Padre ha enseñado varias veces, están llamados a una intensa vida de comunión con Dios: “nadie puede dar lo que no posee él mismo, es decir, no podemos transmitir el Espíritu Santo de modo eficaz, hacerlo perceptible, si nosotros mismos no estamos cerca de él. Precisamente por eso creo que lo más importante es que nosotros mismos permanezcamos, por decirlo así, en el radio del soplo del Espíritu Santo, en contacto con él. Sólo si somos tocados continuamente en nuestro interior por el Espíritu Santo, sólo si él está presente en nosotros, podemos también nosotros transmitirlo a los demás” (Benedicto XVI, encuentro con el Clero de la Diócesis de Bressanone, 6 de agosto de 2008). (Agencia Fides 24/7/2009; líneas 68, palabras 993)
Comentario al Evangelio del domingo (Juan 6,1-15), XVII del tiempo ordinario - B, ofrecido por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, obispo de Huesca y de Jaca.
Evangelio del domingo: Ser un milagro
Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, obispo de Huesca y de Jaca
Prosigue este domingo el Evangelio del domingo pasado cómo Jesús percibió otro tipo de carencia, más elemental quizás pero igualmente evidente, entre aquella multitud que le seguía: no sólo no tenían pastor y por lo tanto había que enseñarles, sino que tampoco tenían pan, y entonces, igualmente había que alimentarles: "Jesús, al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe: ¿con qué compraremos panes para que coman éstos?". En medio de la extrañeza de Felipe llega Andrés y apunta un conato de solución: aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, ¿pero qué es eso para tantos?
La evidente provocación estaba servida, y ante la desmedida empresa de tener que alimentar a tantos con tan poco, era lógica aquella reacción de los discípulos: nos supera, no sabemos qué hacer ni por dónde empezar. Como dice el Evangelio de Marcos: "vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?".
Jesús hizo ese milagro ante todos, y quedó manifiesta la grandeza de Dios... pero a través de la pequeñez humana: fue realizado con la ayuda humilde del muchacho que encontró Andrés: con sus cinco panes y sus dos peces. Es un impresionante testimonio de cómo Jesús no ha querido mostrarnos un rostro de Dios autosuficiente y despectivo respecto de sus hijos, sino que -por así decirlo- ha querido tener necesidad de nuestra pequeña colaboración humana para que su grandeza divina pueda ser manifestada.
Otras hambres de otros panes tiene planteadas nuestra querida humanidad: la paz, el trabajo, la justicia, el amor, el respeto, la esperanza, la fe, la verdad... y un largo etcétera tan inmenso como grande es la humanidad. Son muchas las hambres de los hombres. Quizás haya quien espere de Dios un milagro sonoro y tumbativo, un milagro de Dios y a lo divino. Mientras que Jesús nos seguirá diciendo como entonces: dadles vosotros de comer, buscad el pan adecuado para esas hambres concretas. Entonces sentiremos el mismo estupor y desbordamiento que sintieron los discípulos en el lago de Galilea. Jesús sigue haciendo milagros, pero éstos pasan por nuestras manos, nuestro corazón, nuestros ojos, nuestros labios: Él necesita también hoy nuestros panes y nuestros peces, para dar de comer a la multitud de tan diversas hambres. El milagro somos nosotros, que ofreciendo nuestra pequeñez, Dios convierte en grandeza, en signo. Y también hoy la gente quedará saciada. ¿No vemos el hambre? ¿No nos vemos como el pan que las manos de Jesús reparten? Dejémonos tomar, partir y repartir, dejémonos ser milagro para los demás.
Lo que sigue es la homilía del arzobispo electo Robert J. Carlson, pronunciada, el 9 de Junio de 2009, la víspera de su toma de posesión como el noveno Arzobispo de Saint Louis en la Catedral Basílica de Saint Louis.
"De manera especial quiero dar la bienvenida a los miembros de mi familia, a mis hermanos obispos y arzobispos, a mis hermanos sacerdotes y diáconos, seminaristas, hombres y mujeres en la vida consagrada y a los invitados de la comunidad ecuménica y cívica.
Celebramos esta noche la oración con ocasión de la fiesta de San Efrén, un diácono y un doctor de la Iglesia. San Efrén era conocido sobre todo por escribir canciones para instruir a los fieles, y por decir homilías en verso. ¡Tengan la seguridad, no voy a tratar de imitarlo en esos aspectos!
Sin embargo, hay un punto en el que me gustaría imitarle: él se mostró a sí mismo capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias. San Efrén pasó la mayor parte de su vida como ermitaño y monje. Pero cerca del final de su vida dejó la tranquilidad del monasterio para organizar actividades de socorro para aquellos que estaban enfermos y hambrientos durante una gran hambruna.
Al comenzar ahora mi ministerio en la Arquidiócesis de San Luis, la cuarta diócesis en la que he sido bendecido para servir, es este sentido de apertura a los nuevos retos y crecimiento en santidad que pido a Dios que me bendiga. ¡Les pido sus oraciones, y prometo rezar por todos ustedes también!
Nuestra lectura de esta tarde se toma del capítulo tercero de la Carta de Santiago. La atención se centra en el hablar y en predicar. En los versículos antes de los dos que tenemos esta noche somos advertidos a guardar nuestra lengua y a ser conscientes de la debilidad humana especialmente en el hablar. "Si podemos controlar lo que decimos, podemos controlar todo nuestro cuerpo, declara Santiago... el control de nuestra lengua es el control de nosotros mismos." (La Carta de Santiago, capítulo 3)
Como alguien que está llamado a predicar, junto con mis hermanos sacerdotes y diáconos, yo lo entiendo como un gran privilegio y una grave responsabilidad, que exige preparación de oración y un sentido de mi propia indignidad. Al mismo tiempo, nunca podremos olvidar, como Santiago señala muy bien, que como predicadores y maestros la comunidad nos llama a un nivel superior.
O, para decirlo en lenguaje moderno nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras. Recuerdo predicando en una Misa de la juventud hace varios años y después de que el servicio se terminara un joven se acercó y me dijo qué "duro mensaje había yo compartido". Al principio fui bastante orgulloso, pero más tarde en la oración me di cuenta que fue una "palabra dura" y no una palabra amable porque no la estaba viviendo en mí.
Estaba compartiendo lo que podríamos llamar la sabiduría del mundo, pero el Evangelio me llama a predicar una sabiduría celestial que es pura y pacífica y razonable - que fluye de la oración y la reflexión. De alguna manera esto nos permite llegar a ser "evangelios vivos" y nuestra homilía comienza a parecerse a la descripción de San Pablo sobre el amor en 1 Corintios 13:4-7 – ni presuntuoso, ni exagerado, ni grosero, sino más bien alguien que se regocija en la verdad, ofrece esperanza y conduce a Cristo.
Sin embargo, no sólo debemos "predicar a los convencidos". La Iglesia también debe estar dispuesta a participar de la cultura. Esto nos trae problemas cuando nuestra enseñanza entra en conflicto con la "sabiduría del día," pero también es nuestro deber como voz moral en la comunidad.
Piensen en los valores de la cultura contemporánea, y compárenlos con los valores del Evangelio. Quizá hubo un momento en que la cultura apoyó los valores del Evangelio, o por lo menos parecía hacerlo. Pero ahora vivimos en una cultura que no es especialmente amable y es a veces activamente hostil al Evangelio de Jesucristo.
El Evangelio nos invita a elegir la vida, la cultura nos dice que la muerte es una opción igualmente legítima. El Evangelio nos dice que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; la cultura nos dice que hay muchas formas igualmente válidas, verdades, y estilos de vida. Jesús mismo nos dice que el camino al cielo es estrecho, mientras que el camino al infierno es ancho (Mateo 7:13-14); la cultura nos dice que el camino al Cielo es amplio, mientras que el camino al infierno es estrecho.
No todo en nuestra cultura es hostil a los valores del Evangelio. Pero, al mismo tiempo, la lista de contradicciones podría multiplicarse. Vayamos al resultado final: Si no podemos indicar una serie de cuestiones sobre las que los valores que vivimos difieren de los valores de nuestra cultura, entonces tenemos que preguntarnos acerca de la profundidad de nuestro compromiso con las enseñanzas de Cristo.
Creo que nuestro testimonio de fe, de palabra y de hecho, puede triunfar. Y es la razón por la que tantas veces rezo así, "Que el Espíritu Santo tenga la última palabra."
También debemos estar dispuestos a establecer asociaciones con la comunidad ecuménica y la comunidad civil para lograr lo que se debe hacer en el mundo de hoy.
En el primer Salmo (Sal 15) para la oración de la tarde pedimos que Dios nos bendiga con justicia e integridad en el servicio a nuestro prójimo y de uno a otro. Al transmitir este mensaje, debemos recordar que se realiza mejor por la persuasión y servicio derivados de nuestra oración y el testimonio personal.
Como dijo el Papa Benedicto XVI en Deus Caritas Est, # 36, "La oración como medio de sacar cada vez nueva fuerza de Cristo es necesaria concreta y urgentemente. Las personas que rezan no están perdiendo el tiempo, aunque la situación aparezca desesperada y parezca llamar sólo a la acción. La piedad no socava la lucha contra la pobreza de nuestros vecinos, por muy extrema que sea. En el ejemplo de la Beata Teresa de Calcuta tenemos un claro ejemplo del hecho de que el tiempo dedicado a Dios en la oración no sólo no resta de un eficaz y amoroso servicio a nuestro prójimo, sino que es de hecho la fuente inagotable de ese servicio".
La Madre Teresa pasaba una hora todos los días rezando ante Cristo en el Santísimo Sacramento. Todas las Misioneras de la Caridad hacen lo mismo. Explicando por qué este hábito es parte de la norma de su vida - especialmente cuando hay tantas otras demandas en su tiempo y energía --- la Madre Teresa dijo: "Porque nos encontramos con que a través de nuestra hora santa diaria nuestro amor por Jesús se hace más íntimo, nuestro amor del uno hacia el otro es más comprendido y nuestro amor por los pobres más compasivo".
Una Iglesia que ora de esta manera, aprovechando su fuerza de Cristo en el Santísimo Sacramento, encuentra su predicación más centrada y creo que está en mejores condiciones de afrontar las necesidades de todos los que pasan cerca.
Ellos dicen que el logro más fuerte para aquellos que están en necesidad es cuando la Iglesia y la comunidad civil y la comunidad empresarial trabajan juntos.
Si las comunidades civiles y empresariales proveen el CUERPO de ese compromiso, la Iglesia necesita ser su ALMA. El más fuerte logro sólo ocurre cuando el cuerpo y el alma actúan juntos, de manera que las necesidades del cuerpo y del alma puedan ser satisfechas. Pero ese tipo de cooperación demanda perseverancia, lo que me recuerda una lección que aprendí hace mucho tiempo en la escuela secundaria cuando salí para el equipo de fútbol por primera vez:
Si vamos a amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos y amar a Dios con todo nuestro corazón tenemos que llegar a comprender lo que San Pablo sabía bien - "En Aquel que es la fuente de nuestra fuerza tenemos la fuerza para todo".
Lo que sigue es la homilía del arzobispo electo Robert J. Carlson, dicha durante su Misa de toma de posesión, el 10 de Junio de 2009, como el noveno Arzobispo de Saint Louis, en la Catedral Basílica de San Luis.
"Hoy la Iglesia de San Luis se reúne en la Eucaristía en esta histórica catedral y rezamos y cantamos:" Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra".
Saludo a todos ustedes con gran afecto en el Señor, y les doy las gracias por la cálida bienvenida que me habéis dado a mí, a mi familia y a los invitados y los amigos especiales que se unen a mí de la Arquidiócesis de San Pablo y Minneapolis, de la Diócesis de Sioux Falls y de la diócesis de Saginaw.
Me siento muy bendecido por su Santidad el Papa Benedicto XVI para ser vuestro nuevo arzobispo y doy gracias por todas las bendiciones del pasado y ruego que esté abierto, con el apoyo de vuestras oraciones, a los suaves impulsos del Espíritu Santo en la futuro.
De una manera especial quiero reconocer y honrar a su Eminencia el Cardenal Justin Rigali, el séptimo arzobispo de San Luis y ahora el arzobispo de Filadelfia, que está presente hoy aquí para darme posesión; y al Arzobispo Raymond Burke, el octavo arzobispo y en la actualidad el prefecto de la Signatura Apostólica en Roma, que tuvo la amabilidad de unirse a nosotros para esta ceremonia. ¡Arzobispos, bienvenidos a casa!
También quisiera reconocer y agradecer a Monseñor Alexander Cifuentes Castaño primer secretario de la Nunciatura Apostólica, en representación del Arzobispo Pietro Sambi, el nuncio apostólico a los Estados Unidos.
Para esta Misa de toma de posesión he escogido una Misa Votiva del Espíritu Santo para que podamos dar gracias por las bendiciones de todos aquellos que estuvieron antes de nosotros anunciando la Buena Noticia y enriqueciendo el Cuerpo de Cristo, y al mismo tiempo, mirando hacia los retos del futuro, de modo que podamos escuchar en la oración los suaves impulsos del Espíritu Santo en nuestros días.
En la segunda lectura, "San Pablo nos recuerda que la unidad espiritual - la unidad que reconcilia y enriquece la diversidad - tiene su origen y modelo supremo en la vida del Dios Trino. Como una comunión de amor puro y de libertad infinita, la Santísima Trinidad constantemente crea nueva vida en la labor de creación y redención. "(Papa Benedicto XVI, Misa en la Catedral de San Patricio, 2008)
Recordamos las palabras de San Cipriano y pedimos a Dios la gracia para lograrlo - "La Iglesia entera se ha visto como un pueblo hecho uno en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". A lo largo del camino podríamos tener nuestras diferencias, pero somos el Cuerpo de Cristo.
Al mismo tiempo, como una Iglesia local dinámica celebramos la diversidad de dones y gracias presentes en nuestros sacerdotes y diáconos, religiosas y laicos y vemos esos dones, tan importantes como nuestra unidad fundamental, porque todos tienen el mismo origen y fin divino. En palabras de Papa Juan Pablo II: "La unidad de la Iglesia no es uniformidad, sino una mezcla orgánica de las legítimas diversidades." (Novo millennio ineunte, 46)
Hemos escuchado esto afirmado por San Pablo en la segunda lectura de hoy: "Hay diferentes tipos de dones espirituales, pero el mismo Espíritu; hay diferentes formas de servicio, pero el mismo Señor” hay diferentes trabajos, pero el mismo Dios, que produce todo ello en todos". (1 Corintios 12:4-7)
Qué bendecidos somos en la Arquidiócesis de San Luis con tantos regalos: entre ellos un fuerte sistema escolar católico, religiosos de vida contemplativa y activa, dinámico servicio a los pobres, excelente atención sanitaria católica, la presencia de un seminario diocesano y un compromiso a la evangelización.
La Arquidiócesis de San Luis que a veces se denomina la "Roma de Occidente", debido al gran número de comunidades religiosas que se encuentran aquí. Con vuestros votos de pobreza, castidad y obediencia nos enseñáis a todos cómo vivir según la mente de Cristo, cómo nos enriquecemos por vuestro testimonio y yo aprecio vuestra presencia.
Estoy deseoso de descubrir cómo el Espíritu Santo está trabajando a través de cada uno de ustedes y yo pido: "Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor".
El mismo Espíritu, que nos enriquece con una variedad de dones, y conduce esos dones a la unidad de un solo cuerpo, también da a cada uno de nosotros una participación en la vida y misión de Jesucristo. En palabras de Papa Juan Pablo II: "Con la efusión del Espíritu Santo en el Bautismo y la Confirmación, los bautizados participan la misma misión de Jesús como el Cristo". (Christifideles laici, 13)
Porque el Espíritu Santo se derrama sobre nosotros, llegamos a participar cada vez más profundamente en la vida y misión de Cristo - y Su gloria se convierte en nuestra gloria.
¡Pero la gloria de Cristo es la cruz!
Por lo tanto, si queremos participar en la gloria de Cristo, tenemos que hacer lo que Él nos dice en el Evangelio de hoy: Tomar nuestra cruz y seguirlo. Les puedo decir desde mi experiencia - y ustedes lo saben de la vuestra propia - ¡no es tarea fácil!
Sin embargo, podemos fortalecer y alentar a los demás si lo hacemos juntos. En nuestras palabras y los hechos, día a día, vamos a mantenernos unidos y decir al mundo: somos seguidores de Jesucristo.
Al prepararme para ser el pastor de esta Iglesia local, pido vuestras oraciones para que yo pueda ser un buen pastor - un padre espiritual que ve como su primer deber crecer en santidad de vida y al gustar el amor del Padre en mí me atreva a proclamar el Evangelio de Cristo Jesús con alegría y esperanza. Que nuca tenga miedo de cuestionar la cultura secular, que está aumentando cada vez más la indiferencia hacia las enseñanzas de Jesucristo, sobre todo en temas de la vida.
¡Nunca comprometeremos nuestro compromiso con la vida!
Como dijo el Papa Benedicto XVI durante su visita pastoral a los Estados Unidos, “Porque la vida verdadera --- nuestra salvación --- sólo puede encontrarse en la reconciliación, la libertad y el amor que son dones gratuitos de Dios. Este es el mensaje de esperanza que estamos llamados a proclamar y encarnar en un mundo donde el egocentrismo, avidez, violencia y cinismo tan a menudo parecen ahogar el crecimiento frágil de la gracia en los corazones de la gente".
Mi compromiso con mis hermanos sacerdotes:
Tengo un profundo amor por el sacerdocio y un profundo amor por los sacerdotes. Hermanos, ustedes serán mis más cercanos colaboradores en el ministerio. Les prometo que voy a rezar por ustedes, ayudarles, escucharles, estar abierto a vuestras opiniones diferentes y a crecer en amistad con ustedes. Me comprometo a promover nuevas y dignas vocaciones y esperamos colaborar con ustedes en esta importante labor.
Nunca ordenaré a un hombre como sacerdote que no conozca.
Una de las bendiciones especiales que he conocido como sacerdote y obispo es ser parte de la vida de nuestras comunidades parroquiales. Estoy deseoso de llegar a conocer el gran pueblo de esta archidiócesis y descubrir maneras de poder ayudarles en el camino. He tenido el privilegio en mis más de 39 años como sacerdote y 25 años como obispo de ser parte de las familias en momentos de gran alegría y de gran tristeza. Estoy dispuesto a servirles a ustedes y responder a vuestras necesidades.
Estoy deseoso de trabajar con vuestros amigos y vecinos en la comunidad civil y de caminar con los miembros de la comunidad ecuménica, a fin de responder a las necesidades de nuestros días.
Que vuestro apoyo en la oración y mi esperanza en Jesucristo llene mi corazón con la compasión, permitiéndome acercarme a todos los que sufren y me permita vendar las heridas de los pobres y construir puentes con el alienado al servir a Cristo como su discípulo y un amigo para todos.
No olvidemos nunca que, "En la Iglesia hay diversidad de ministerios, pero sólo hay un objetivo - la santificación de todos." (Beato Escrivá de Balaguer)
(Tradcción particular no oficial)
Texto original
Missione Redemptor hominis nos participa del artículo publicado en su Sitio www.missionerh.it
LA EXPERIENCIA DE UNA RELACIÓN CON DIOS,
FUENTE DINÁMICA DEL DISCIPULADO MISIONERO
Leemos en el Documento de Aparecida: "La renovación de las parroquias, al inicio del tercer milenio, exige reformular sus estructuras, para que sea una red de comunidades y grupos, capaces de articularse logrando que sus miembros se sientan y sean realmente discípulos y misioneros de Jesucristo en comunión. ... Toda parroquia está llamada a ser el espacio donde se recibe y acoge la Palabra, se celebra y se expresa en la adoración del Cuerpo de Cristo, y, así, es la fuente dinámica del discipulado misionero" (n.º 172).
La relación con Jesucristo - ponerse a sus pies para escucharlo, romper el frasco de perfumes recibiendo el reproche de Judas, que pensaba que hubiera sido mejor venderlo para dar lo recaudado a los pobres - precede cualquier envío a la misión. Se puede ir en misión por muchos motivos: para realizarse, para ser importantes, para sentirse útiles, para escapar del fracaso y las desilusiones. Pero, si la misión no parte de un encuentro que tiene sus raíces en el amor trinitario, en el amor a la Iglesia, es solo un engaño.
Este es el motivo por el cual la evangelización comienza con la autoevangelización (cf. Evangelii nuntiandi, 15), con la profundización o la recuperación de una relación con el Señor. El Evangelio, antes de ser anuncio para los demás, es anuncio para sí mismos, no como elaboración o repetición de un discurso formalmente perfecto, sino como fuerza capaz de realizar el cambio del corazón.
La experiencia de una relación con Dios, de un diálogo divino-humano en la Biblia se condensa en la expresión "palabra de Dios". Dios habla y entra en comunicación con el hombre, lo ama.
Utilizando un lenguaje bíblico, podemos decir que el fundamento de la misión se encuentra en una relación con la palabra de Dios, una palabra que no se agota en el libro de las Sagradas Escrituras, que sin embargo son el testimonio y el lugar privilegiado de ella. Más propiamente, "en su elemento primario y original, la Palabra es una persona viviente. Es el Verbo en el que el Padre crea las cosas y desvela su misterio de salvación".
Emerge así la importancia, para el desarrollo de una espiritualidad misionera, de una reflexión sobre la Palabra.
En Jesucristo Dios se preocupa por el hombre
La palabra de Dios en la historia, testimoniada por las Sagradas Escrituras e interpretada por la vida y la enseñanza de la Iglesia, nos atestigua que Jesús es la Palabra hecha Carne: "La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros" (Jn 1, 14).
Todo el recorrido histórico de Jesús de Nazaret testimonia que Dios se preocupa por el hombre, no regalándole cosas, sino ofreciéndole la posibilidad de encontrarse a sí mismo.
Jesús, aclamado por las muchedumbres que querían hacerlo rey, solicitado por sus discípulos a instaurar un Reino de Dios que ellos concebían en dimensiones materiales (aun reivindicando su propia independencia con relación a las autoridades políticas, judaicas y romanas), siempre rechazó ceder a la tentación del poder; nunca quiso dar vida a un reino en el que el hombre fuese liberado del esfuerzo del vivir cotidiano, de la necesidad de procurarse el pan y liberado del dolor. Las acciones y las palabras de Jesús muestran más bien un hombre libre que quiere que los hombres descubran su libertad.
De la misma manera la Iglesia, que es el cuerpo de Jesús que prolonga en el tiempo su acción en el mundo, no puede ocupar el puesto del hombre. Preocuparse por el hombre presupone respetar siempre su libre opción. La fe profunda en la libertad y en la dignidad del hombre, de cada hombre, tiene que dirigir la acción de la Iglesia, que liberando la palabra, hace descubrir a cada uno su identidad más profunda. En el encuentro con la Palabra, cada uno se descubre a sí mismo y es libre de optar por la vida o por la muerte.
Por eso una pastoral que tenga como fin formar y conseguir adhesiones, cae en el riesgo de aprisionar la palabra según los deseos de los hombres y de oscurecer o vaciar el núcleo irrenunciable de Cristo crucificado, escándalo y necedad para los hombres y, sin embargo, fuerza y sabiduría de Dios (cf. 1Cor 1, 22-25).
Una pastoral así, se reduce a un encarnacionismo de presencia (lo que importa es estar presente siempre, no importa cómo y dónde), olvidando que la encarnación se orienta, al fin y al cabo, a la cruz.
En contra de esta visión de un cristianismo completamente encarnacionista, había reaccionado con fuerza Henri de Lubac - uno de los más grandes teólogos del siglo XX - en su libro Paradojas.
"Cristo no ha venido a hacer una obra de encarnación, sino que el Verbo se hizo Carne para hacer obra de redención". "El cristianismo arriano es un cristianismo perfectamente encarnado: uno es cristiano allí en virtud de su nacimiento según la carne".
San Agustín resumió admirablemente estos conceptos en la expresión: "Quien te hizo sin ti, no te justificará sin ti. Por lo tanto, creó sin que lo supiera el interesado, pero no justifica sin que lo quiera él". En esa frase encontramos la preocupación de la teología de la Iglesia por la defensa de la libertad del hombre: Dios no puede salvarnos, si nosotros no lo queremos.
La misión: poner al otro en condiciones de asumir sus responsabilidades
Muchas veces se han traído ayudas desde el exterior, quitando a los demás la responsabilidad de asumir su providencia y cayendo, así, en una forma inauténtica de relaciones en las que el otro permanece extraño. La misión, en cambio, tiene que tender a poner al otro en condiciones de asumir sus propias responsabilidades, a través de la formación de su conciencia, la confianza en sus propias posibilidades y la esperanza en un futuro que no está determinado con anticipación.
El hombre que encuentra la Palabra, en un lento proceso de conversión, toma conciencia de su dignidad, de sus capacidades y de sus responsabilidades (cf. Redemptoris missio, 58-59). En un corazón nuevo, la Palabra se encarna en una cultura, se convierte en estructura, es decir, en instrucción escolar, cuidados sanitarios, agua potable, obras sociales y promoción humana, nuevos modelos de comportamiento, nuevas costumbres. Una palabra que no se convierta en hechos, piedras, casa, arreglo de las fuentes de agua, medicamentos, es solamente una mera habladuría, puro ejercicio intelectual.
El cristianismo es la religión del cuerpo. Seremos juzgados sobre el amor al cuerpo (cf. Mt 25, 31-46). La nobleza del cuerpo atraviesa la doctrina cristiana desde la creación hasta la resurrección final. Si nosotros redescubrimos la dignidad del cuerpo, tejeremos relaciones de dignidad en las cuales el cuerpo es respetado, como sagrado.
E. G.
VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA por don Nicola Bux y don Salvatore Vitiello - ¿Sacerdotes o “funcionarios”?
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – En este inicio del Año Sacerdotal, inaugurado el pasado 19 de junio en San Pedro, el Santo Padre Benedicto XVI, con el afecto por la verdad y la calma llena de amor que le son propias, está indicando algunos “focos” alrededor de los cuales debe concentrarse la atención de los sacerdotes y de la doctrina.
Las intervenciones de particular importancia, que sería un deber retomar para entrar en el espíritu auténtico del Año Sacerdotal (además de la Convocación que se remonta a la Alocución en la Plenaria del Clero, del 16 de marzo de 2009) son la hermosísima Carta a los Sacerdotes, conmovedora por su espíritu, fe y belleza, así como por el extraordinario amor a la Iglesia que se deja ver, la Homilía en las Vísperas del 19 de junio y las dos Catequesis durante las Audiencias de los miércoles, del 24 de junio y del 1 de julio. En este tiempo, en el que para muchos será posible dedicar algunos días al descanso, sería interesante profundizar la lectura, al menos, de estos textos, para comprender a qué somos invitados por el Sucesor de Pedro, y a donde se dirige su mirada, para poder también nosotros “mirar a donde Él mira”.
Dos énfasis, para estimular la lectura, parecen de extraordinaria actualidad y eficacia. El primero tiene que ver con la identificación del Sacerdote con el propio ministerio: en un tiempo en el que parece se deba “sucumbir” al “frenesí pastoral”, que no pocas veces afecta también el actuar de los Sacerdotes, se propone el modelo de San Juan María Vianney, Cura de Ars, que se identificó totalmente con su ministerio, no viviéndolo nunca como una “sustracción” a sí mismo, sino como “el altar del sacrificio de sí mismo”, es decir el lugar del ofrecimiento de la propia vida a Cristo, en obediencia humilde a las circunstancias que el Señor mismo permite para nuestra santificación. Es la vida del hombre nuevo, el que, abandonado todo por la perla encontrada, se olvida del pasado, está lanzado hacia el futuro, en alegre esperanza, que es certeza de que el Señor realizará su humanidad en la medida en que la libertad se adherirá totalmente y renovará el “sí” del primer instante. Toda la promesa de Dios al hombre y toda la fecundidad del ministerio sacerdotal está, en efecto, contenida en el primer “sí”.
Otro énfasis del Magisterio en este inicio del Año Sacerdotal, es dada por la corrección que, de hecho, el Santo Padre busca sugerir, a la contraposición “teológico-pastoral” entre sacerdocio entendido ontológicamente y servicio interpretado funcionalmente. Muchas veces recurre, en los varios discursos pontificios, la terminología clásica de “configuración ontológica” a Cristo. Parece escuchar verdades de fe demasiado descuidadas en los recientes tratados de sacramentaria o, como muchas veces sucede, de eclesiología; como si el Orden Sagrado fuese no un sacramento, entre los Siete, sino un “super-ministerio” al interno de una Iglesia “toda ministerial”. Si todo es gracia, nada es gracia, y si todo es “ministerio” nada es ministerio. La perspectiva ontológica, ciertamente, ha recordado Benedicto XVI, no excluye la del servicio, sino que indica objetivamente su causa: el Sacerdote está radicalmente al servicio de los hombres, porque está al servicio de Dios, y es dicho “cambio ontológico”, que se refiere por lo tanto al ser del ministro, que garantiza la eficacia de su actuar, la fecundidad de su ministerio y, dato no indiferente, su realización humana, si es dócilmente acogida, conscientemente asumida y, en la humildad de quien sabe que debe cuidar un tesoro que le ha sido confiado, defendida con orgullo. Pongámonos, en este tiempo estivo, a la escucha atenta del Magisterio de Benedicto XVI, que mira lejos e invita, en la simplicidad, a mirar con él a Cristo. (Agencia Fides 23/7/2009; líneas 41, palabras 625)
ZENIT nos ofrece la intervención completa de monseñor Silvano Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante la Oficina de la ONU en Ginebra, durante la reunión del Segmento de los Asuntos Humanitarios del Consejo Económico y Social, el 20 de julio de 2009.
Señora presidenta,
1. Los desastres naturales y los causados por el hombre afectan a millones de personas cada año y ninguna región del mundo se libra de ellos. En particular, los conflictos armados crónicos han devastado las sociedades en varias partes del mundo, con innumerables víctimas civiles. La Santa Sede, por tanto, acoge el presente diálogo humanitario como una oportunidad para subrayar una vez más los continuos retos y la exigencia de una respuesta globalizada eficaz y coherente, guiadas por directrices políticas como son la solidaridad y la promoción de la dignidad de todos. De esta forma, el derecho de las personas, de sus familias y de sus comunidades en la asistencia humanitaria, y el de quienes proporcionan esta asistencia a llegar sin impedimentos donde estas personas necesitadas de cuidados sociales, físicos y espirituales básicos, adquiere un fundamento sólido y una motivación a actuar. A pesar de que, por ejemplo, en el año 2008 se haya asistido a una disminución del número de los refugiados, más de 10 millones de hombres, mujeres y niños viven aún en campos de refugiados, y más de 26 millones continúan siendo desplazados interiormente a causa de conflictos pasados y recientes, por falta de seguridad y persecuciones. Los demandantes de asilo, los migrantes irregulares, las personas desarraigadas que intentan sobrevivir y las víctimas de los desastres naturales y de los cambios climáticos están confinadas en centenares de centros de detención y en campos improvisados. Aun alejadas de los reflectores de los medios de comunicación, estas situaciones insostenibles dan vía libre a un inconmensurable dolor físico, mental, emotivo y espiritual y llegan a lacerar el tejido social, y a destruir familias y comunidades, comprometiendo la reconciliación y amenazando la vida de miles de civiles inocentes.
2. La responsabilidad principal de proteger la vida de los civiles corresponde ante todo a las autoridades nacionales y a las partes implicadas en un conflicto armado. Mientras la comunidad internacional intenta prevenir el estallido de conflictos, es imprescindible que todas las partes reconozcan su propia responsabilidad de proteger la vida de los civiles en las áreas bajo su jurisdicción o bajo su control, y cumplan y respeten plenamente las normas y los principios del derecho humanitario internacional, entre las cuales las relativas a la protección del personal humanitario y la posibilidad de llegar sin impedimentos hasta las personas necesitadas. Además, en las áreas afectadas por los desastres naturales, los Estados deben comprometerse en promover y permitir el acceso a medidas dirigidas a salvar vidas, sin usarlas para un control político o para obtener una garantía política de impunidad por la violación de los derechos humanos. El bien común debería ser el principio guía y el derecho humanitario internacional debería ser llevado a cabo en toda circunstancia y sin condición alguna.
3. Al mismo tiempo, la comunidad internacional es un actor fundamental e indispensable al asistir a las autoridades nacionales para responder a las crisis y, allí donde éstas no sean capaces de hacerlo, está llamada a proporcionar acceso a los agentes regionales e internacionales que actúan en las emergencias y salvan vidas. Naturalmente, a la hora de coordinar esta respuesta internacionalizada, la posición de las Naciones Unidas le confiere un papel único, con responsabilidades únicas de promover la coordinación y la coherencia de cara a una acción eficaz y una gestión responsable de los recursos disponibles, preservando al mismo tiempo los principios humanitarios fundamentales de la neutralidad, de la imparcialidad y de la humanidad. Además, respetando la subsidiariedad y la habilidad de los grupos y de los individuos locales, esta coordinación puede identificar mejor y llevar a cabo una estrategia humanitaria que llegue a las personas más necesitadas. Son estas organizaciones locales, a menudo confesionales, presentes en el territorio ya antes de que se produzca el desastre, y que seguirán estando presentes también mucho después de que la comunidad internacional dirija su atención a otras crisis. La Delegación de la Santa Sede, por tanto, subraya el papel fundamental de la sociedad civil en las situaciones de emergencia y la exigencia de adoptar políticas de un modo que reconozca su contribución a largo plazo y habilite su capacidad de responder a las necesidades de todos.
4. Nuevos y viejos retos han amenazado la capacidad y la eficacia de los agentes humanitarios de responder y proporcionar asistencia a millones de víctimas. La crisis alimentaria ha llevado a una disminución de la distribución de alimentos en las áreas afectadas por la carestía, en los campos de refugiados y en los centros de detención; las crisis energéticas han aumentado de modo drástico el coste de llevar ayuda a lugares distantes; y ahora, la crisis económica global corre el riesgo de reducir la financiación a la sociedad pública y civil, a las agencias y a las organizaciones humanitarias. La Santa Sede constata con agrado que muchos Estados siguen asumiendo con generosidad la responsabilidad de proporcionar asistencia, a pesar de la crisis económica. La disminución de la solidaridad y la incapacidad de proveer a las personas en las crisis humanitarias en este tiempo difícil llevarán sólo a una inestabilidad social y política que minará la sociedad y su capacidad de reunirse y de resolver la crisis económica.
Señora presidenta,
5. Mi Delegación, además, invita a las autoridades nacionales y a los grupos implicados en los conflictos armados a respetar las normas del derecho humanitario internacional, especialmente las pertinentes Convenciones de Ginebra y sus protocolos opcionales. Las continuas violencias sexuales perpetradas contra mujeres y jóvenes dentro y en torno a los campos de refugiados violan todo principio del derecho internacional y llevan a la devastación emotiva, física y mental de estas mujeres, que no puede justificarse bajo ninguna circunstancia. Además, es necesario realizar mayores esfuerzos para llegar hasta los prisioneros de guerra y las personas que experimentan distintas formas de detención, y asistirlas. La privación de la libertad, del derecho al trabajo, a la reunión familiar, a la educación y al desarrollo personal, entre otros derechos humanos, no pueden ser simplemente ignorados en las emergencias. Los campos y los centros de detención deben ser soluciones temporales y lugares en los que el acceso sea abierto y la dignidad de las personas sea una prioridad. Con la cooperación de todos los agentes, la comunidad humanitaria internacional conservará la libertad de actuar conforme a sus mandatos y sus principios, que no deben ser comprometidos por la injerencia de los gobiernos.
6. La Santa Sede sigue comprometida en afrontar las necesidades de todas las personas afectadas por las crisis humanitarias y causadas por el hombre, independientemente de la raza y del credo religioso. A través de sus numerosas instituciones, continua estando profundamente implicada en una asistencia humanitaria imparcial y no ve la hora de compartir sus mejores iniciativas y sus ideas con otros participantes. Los principios guía de asistencia en los desastres tanto naturales como causados por el hombre deben llevarse a cabo, pero ante todo debemos poner en el centro de toda intervención a la persona y sus necesidades materiales, psicológicas y espirituales.
[Traducción por Inma Álvarez]
Recuerdan a “una joven de corazón universal y misionero”
Buenos Aires, 22 Jul. 09 (AICA)
La hermana Mariel Robledo HJ, secretaria nacional de Propagación de la Fe, una de las Obras Misionales Pontificias, recordó que hoy, 22 de julio, se cumplen 210 años del nacimiento en Lyon, Francia, de Paulina Jaricot, “una joven de corazón universal y misionero” fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe el 3 de mayo de 1822, cuando tenía apenas 20 años de edad.
La joven Paulina movida por el Espíritu de Dios, abandonó una vida de lujo y de superficialidad, y comenzó a visitar a los pobres, vistiendo como ellos y buscando nuevos medios para ofrecerles una limosna sin que se sintieran humillados –decía- "son ellos los que nos hacen el honor de aceptar nuestro dinero".
“El amor del divino Jesús -decía Paulina-, habiendo tomado misericordiosamente posesión de mi corazón, me hizo buscar en la visita a los pobres en su lecho de dolor, en el hospital, en los reductos de la miseria, la ocasión de prestarle algunos servicios”.
La Obra de la Propagación de la Fe nace de la creatividad del amor. Paulina descubre que con “un céntimo a la semana” era posible apoyar la misión. Organiza un proyecto de ayuda a las misiones que inicia con el aporte de un céntimo por semana de solamente 10 personas. Luego esas primeras 10 invitarían a otras 10 a hacer lo mismo y así sucesivamente.
Hoy nosotros -dice la Hermana Robledo- nos preguntamos: ¿cómo hizo para comprometer a otras personas? Hay tres “actitudes” concretas que Paulina vivió y que animó a vivir a otros: entusiasmo, sacrificio, ayuda concreta. Estas tres actitudes eran la clave para animar a un serio compromiso con las misiones.
Además, y como pilar de sus iniciativas, existía en su corazón una clara opción por los más pobres de la tierra.
“La compasión que sentía por los pobres y por la miseria de los que no conocían a Dios impulsó a Paulina a organizar una colecta para la actividad misionera de la Iglesia, pidiendo a cada uno un sacrificio que contribuyera a unirnos a Dios y que es, como decía san Ireneo, el signo auténtico de la comunión con el prójimo”.
Pero muy pronto se dio cuenta de que era fundamental sostener todo lo que se hiciera a favor de las misiones con la oración, el encuentro personal con Jesús, el Misionero del Padre. Propuso entonces a quienes se comprometían a ayudar a las misiones la creación de una “cadena de corazones unidos por la oración” y lo llamó “Rosario Viviente”. El plan era tan sencillo como el primero de “un céntimo”, ahora se trataba de comprometer a 15 personas que pudieran rezar.
“Por su fe, su confianza, su fuerza de espíritu, su dulzura y la aceptación serena de todas sus cruces, Paulina Jaricot demostró ser una verdadera discípula de Cristo”, dijo en una ocasión Juan Pablo II.
Pero, ¿dónde encontraba tanta fuerza para la misión? Su vida diaria estaba iluminada por la Eucaristía y la adoración al Santísimo Sacramento. Muchas veces repetía: “Quiero ser una eucaristía viviente”.
Mirando su vida sencilla y entregada, puede decirse que hoy Paulina Jaricot invita a los cristianos a un profundo amor a la Eucaristía, a un gran aprecio por la oración y a un compromiso real con la misión.
Citando a Juan Pablo II, la hermana Robledo dice que el testimonio de Paulina nos recuerda que la misión es un problema de fe, que es el índice exacto de nuestra fe en Cristo y en su amor por nosotros”.+
Homilía de monseñor Juan Carlos Romanín SDB, obispo de Río Gallegos, con motivo de la llegada de la urna con las reliquias de Don Orione a la diócesis. (AICA)
(21 de julio de 2009)
Queridos hermanos todos:
Hoy es un día de fiesta para todos nosotros. Dios nos bendice al recibir en nuestra iglesia catedral la urna con las reliquias del patrono de nuestra Diócesis y de nuestra Provincia de Santa Cruz, San Juan Bosco.
Están caminando por todo el mundo, visitando distintos lugares. Hoy lo tenemos como huésped y peregrino. Lo recibimos con un corazón agradecido y emocionado.
Él soñó con nosotros, con una Patagonia llena de vida, progreso y desarrollo, con una naturaleza rica y maravillosa, con colegios y casas (salesianas) destinadas a servir y educar a los jóvenes. Es por eso que quiero compartir con ustedes algunos párrafos del relato del sueño que el mismo Don Bosco tuvo en la pequeña población de San Benigno Canavesse, cercana a Turín, la noche anterior al 30 de agosto de 1883. (MB XVI, 324-332)
En ese sueño Don Bosco narra con precisión paralelos y meridianos, ubicando “la misión principal donde los salesianos misioneros salieron hacia las Islas Malvinas, Tierra del Fuego y otras islas de aquellas regiones de América.”
Don Bosco se siente subido a un tren que corre a gran velocidad. “Ví innumerables minas de metales preciosos, galerías interminables de carbón mineral, depósitos de petróleo tan abundantes como hasta ahora no se han encontrado en otros lugares...
“Más adelante, continúa el relato, llegamos al Estrecho de Magallanes. Yo miraba. Bajamos. Ante mí, veía Punta Arenas. El suelo, por espacio de varios kilómetros, estaba todo recubierto de yacimientos de carbón, de tablas, de travesaños de madera, de inmensos montones de metal, parte en bruto, parte trabajado. Largas filas de vagones ocupaban las vías del tren... Quien me acompañaba me dijo: -Lo que ahora es sólo proyecto, un día será una realidad.”
“Bajé del tren, continúa más adelante Don Bosco, y me encontré inmediatamente con los Salesianos. Había allí muchas casas y un gran número de habitantes; varias iglesias, escuelas, colegios para los jóvenes artesanos y agricultores... Yo me mezclé con ellos. Eran muchos... Todos me contemplaban maravillados, como si fuese una persona desconocida y yo les decía:
¿No me conocen? ¿No conocen a Don Bosco?
¡Oh, Don Bosco! Nosotros le conocemos de fama, pero le hemos visto solamente en las fotografías. ¡En persona no le conocemos!
“El tren avanzaba velozmente y me pareció que recorría las Provincias hoy ya civilizadas de la República Argentina. (...) A cierto punto la máquina del tren se detuvo y ante mi vista apareció un gran espectáculo. Una turba inmensa de aborígenes se había concentrado en un espacio despejado del lugar. (...) El jovencito Colle, que me hacía de guía, repetía: - ¡He aquí la mies de los Salesianos! ¡He aquí la mies de los Salesianos!” “Con la dulzura de San Francisco de Sales, los Salesianos atraerán hacia Cristo los pueblos de América...”
El sueño había durado toda la noche. Es largo. Sería bueno poder leerlo completo, ya que tiene un contenido increíble. Es una visión profética, narrada en lenguaje de sueño, de un hombre que físicamente nunca estuvo en estas tierras.
¿Qué nos dicen hoy la vida, las palabras, los sueños, el trabajo, sus reliquias, el testimonio de Don Bosco? Estoy convencido de que en ese sueño Don Bosco nos vió también a cada uno de nosotros. No es casual este recorrido histórico de sus reliquias por nuestra Patagonia. Dios nos quiere decir algo.
Esta visita es para nosotros una nueva oportunidad para renovar ante Dios nuestros deseos de querer ser “atentos custodios de la naturaleza que Él nos dio en guarda y producción” y de renovar nuestra preferencia y opción por la educación integral de nuestros jóvenes.
En primer lugar, Don Bosco vió estas tierras patagónicas con: “innumerables minas de metales preciosos, galerías interminables de carbón mineral, depósitos de petróleo tan abundantes como hasta ahora no se han encontrado en otros lugares...” Nosotros, “como discípulos de Jesús nos sentimos invitados a dar gracias por el don de la creación... herencia gratuita que recibimos para proteger, como espacio precioso de la convivencia humana y como responsabilidad cuidadosa del señorío del hombre para el bien de todos.
“Esta herencia muchas veces se manifiesta frágil e indefensa ante los poderes económicos y tecnológicos. Por eso, como profetas de la vida, queremos insistir que en las intervenciones humanas en los recursos naturales no predominen los intereses que arrasan irracionalmente las fuentes de la vida. Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable, y no un planeta con aire contaminado, con aguas envenenadas y con recursos naturales agotados.
“La Iglesia agradece a todos los que se ocupan de la defensa de la vida y del ambiente.” (AP 471-472)
En segundo lugar, Don Bosco nos dice en su sueño: “me encontré inmediatamente con los Salesianos. Había allí ... varias iglesias, escuelas, colegios para los jóvenes artesanos y agricultores... Yo me mezclé con ellos.” Aquí descubrimos su carisma de santo educador. Dios le dio un corazón de padre y maestro capaz de una entrega total. Le encomendó con preferencia a los jóvenes más pobres y abandonados.
Don Bosco vivió en medio de ellos compartiendo sus angustias y esperanzas. De su incansable actividad nacieron innumerables obras: oratorios, pensionados, escuelas de diverso tipo, talleres y publicaciones de libros. Todo impregnado de espíritu evangélico.
Los ayudó con la razón, la religión y el amor, a convertirse en “honrados ciudadanos y buenos cristianos”. Pensó en toda la persona del joven, en su cuerpo y en su alma; en el tiempo y en la eternidad: su “sistema preventivo” es un proyecto educativo integral, una espiritualidad, un camino de santidad. Es un amor que se regala, inspirándose en la caridad de Dios Padre.
Como Iglesia diocesana hemos elegido ser “una iglesia joven que quiere evangelizar prioritariamente a los jóvenes”. “Creemos en una eclesiología de comunión y participación que reconoce a los jóvenes como responsables y protagonistas del proceso de su propia evangelización y quiere que asuman un real protagonismo dentro de la Iglesia.”
Ante las reliquias de Don Bosco renovamos nuestro compromiso de “utilizar caminos y estrategias de prevención, como un modo de vivir y trabajar, para comunicarles el Evangelio y salvar a los jóvenes, con ellos y por medio de ellos. Nuestra presencia de Iglesia debe tener una actitud educativa que nazca de la simpatía y de la voluntad de estar permanentemente en medio de los jóvenes, a ejemplo de Jesús Buen Pastor, “con la dulzura de San Francisco de Sales”, como nos dice hoy Don Bosco en su sueño.
Queridos hermanos: hoy Don Bosco está con nosotros. No podemos decir como los personajes del sueño “nosotros le conocemos de fama, pero le hemos visto solamente en las fotografías. ¡En persona no le conocemos!” En este día tenemos entre nosotros algo más que una fotografía. Tenemos parte de sus reliquias: el testimonio cierto de un cuerpo gastado por amor a los jóvenes. Él había dicho: “He prometido a Dios que hasta mi último respiro sería para mis pobres jóvenes”. Aquí está la prueba. Aquí está el mismo Don Bosco que hoy en su peregrinar, nos vino a visitar.
¡Qué bueno es Dios, que nos permite vivir estos momentos históricos! ¡Gracias, Señor, por habernos dado a Don Bosco como padre y maestro de nuestras chicas y muchachos! ¡Gracias por tenerlo como patrono, protector y modelo de nuestras vidas! ¡Gracias por darnos una nueva oportunidad de decirte, delante de sus reliquias, que queremos seguir sus pasos, hacer realidad sus sueños, vivir con su mirada de fe y esperanza en nuestra querida Patagonia!
¡Gracias por tanto legado! Por sus hondas convicciones hechas de vida y de palabras, de opciones y acciones, de máximas que atesoramos con entrañable sentido como: “la educación es cosa del corazón”, “sólo la familiaridad engendra afecto y el afecto confianza”, sean :“honrados ciudadanos y buenos cristianos”, “no con golpes, con ternura”!
María Auxiliadora, la Virgen de Don Bosco, nos acompañe en este camino hacia nuestro jubileo diocesano, nos anime con su presencia, nos cubra con su manto y nos acaricie con su ternura de madre.
Que así sea.
Mons. Juan Carlos Romanín SDB, obispo de Río Gallegos
Carta que los Presidentes de las Conferencias Episcopales del G8 enviaron a sus respectivos gobiernos en la que solicitaron un decidido compromiso y medidas concretas para luchar contra la pobreza, en medio de la crisis financiera global, y alcanzar así los "objetivos del milenio".
El Muy Honorable Stephen Harper, P.C., M.P.
Primer Ministro de Canadá
80 Wellington Street
Ottawa, Ontario
K1A 0A2
Querido Primer Ministro:
En un momento de crisis mundial financiera y económica, escribimos en nombre de los Obispos Católicos de Conferencias del G8 para instar a las naciones a tomar acciones coordinadas con fin de proteger a las personas pobres y ayudar a los países en desarrollo en la próxima Cumbre del G8 en Italia.
Como nuestro Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, escribió en una carta al Primer Ministro Gordon Brown antes de la reunión del G20, que el Primer Ministro organizó: "La crisis actual ha planteado el espectro de la cancelación o reducción drástica de los programas de asistencia exterior, especialmente para África y para los países menos desarrollados en otros lugares. La ayuda al desarrollo, incluyendo las condiciones comerciales y financieras favorables para los países menos desarrollados y la cancelación de la deuda externa de los países más pobres y endeudados, no ha sido la causa de la crisis y, fuera de la justicia fundamental, no debe ser su víctima. "
Nuestra tradición moral compromete a la Iglesia a proteger la vida y la dignidad humana, especialmente de los más pobres, los miembros más vulnerables de la familia humana. En los rostros de las personas pobres la Iglesia Católica ve el rostro de Cristo a quien servimos en países de todo el mundo.
Irónicamente, los pobres han contribuido menos a la crisis económica que se enfrenta a nuestro mundo, pero sus vidas y sus medios de vida tienen probablemente que sufrir la mayor devastación debido a que ellos luchan en los márgenes en aplastante pobreza. A la luz de este hecho, las naciones del G8 deben cumplir con su responsabilidad de promover el diálogo con otras economías de gran alcance para ayudar a prevenir nuevas crisis económicas. Además, deben cumplir sus compromisos de aumentar la Ayuda Oficial al Desarrollo, a fin de reducir la pobreza mundial y alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, especialmente en los países africanos. Esto requiere profundizar en las alianzas con los países en desarrollo para que sus pueblos puedan ser agentes activos en su propio desarrollo, participando en las reformas políticas, gubernamentales, económicas y sociales que sirven al bien común de todos. De manera particular es importante para fortalecer el mantenimiento de la paz a fin de que los conflictos armados no sigan privando de los recursos necesarios para el desarrollo a los países.
De manera similar, los países pobres y los pueblos que han contribuido menos a los factores humanos que conducen al cambio climático mundial están en mayor peligro de sus consecuencias perjudiciales. Como pastores y maestros católicos, tenemos una especial preocupación de cómo el cambio climático afecta a los pobres. Se deben acordar compromisos concretos y se deben crear mecanismos para mitigar el cambio climático global adicional y ayudar a que las personas pobres y las naciones en desarrollo se adapten a sus efectos, así como a adoptar las tecnologías apropiadas para el desarrollo sostenible. La protección de los pobres y del planeta no son causas competidoras; son las prioridades morales para todas las personas que viven en este mundo.
La Cumbre del G8 tiene lugar bajo la sombra de una crisis económica mundial, pero sus acciones pueden contribuir a una luz de esperanza para nuestro mundo. Al pedir primero cómo una política dada pudiera afectar a los pobres y a los vulnerables, ustedes pueden ayudar a garantizar que el bien común de todos sea servido. Como una familia humana somos tan sanos como nuestros miembros más débiles.
Oramos para que su reunión sea bendecida por un espíritu de colaboración que les permita tomar medidas para reducir la pobreza y hacer frente al cambio climático en un momento de crisis.
Gracias, señor Primer Ministro, a la atención que le dará a esta petición.
Sinceramente
25 June 2009
Reverendísimo V. James Weisgerber
Arzobispo de Winnipeg
Presidente de la Conferencia de Obispos catóicos de Canadá
Copias de esta carta se han enviado también al:
Hon. Taro Aso, Primer Ministro, Japón, por el Reverendísimo Peter Takeo Okada, Arzobispo de Tōkyō, Presidente la Conferencia de Obispos Católicos de Japón
Hon. Nicolas Sarkozy, Presidente, República Francesa, por Su Eminencia el Cardenal André Vingt-Trois, Arzobispo de Paris, Presidente de la Conferencia de Obispos de Francia (Conférence des évêques de France)
Hon. Dmitry Anatolyevich Medvedev, Presidente, Federación Rusa, por el Reverendísimo Joseph Werth, S.I., Obispo de la Diócesis de la Transfiguración del Señor en Novosibirsk, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de la Federación Rusa
Hon. Angela Merkel, Canciller, República Federal de Alemania, por el Reverendísimo Robert Zollitsch, Arzobispo de Freiburg, Presidente de la Conferencia de Obispos de Alemania (Deutsche Bischofskonferenz)
Hon. Gordon Brown, Primer Ministro, Reino Unido, por Su Eminencia Keith Michael Patrick Cardenal O’Brien, Arzobispo de Edinburgh and St Andrews, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Scotland, y por el Reverendísimo Vincent Nichols, Arzobispo de Westminster, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de England and Wales
Hon. Silvio Berlusconi, Presidente del Consejo de Ministros Italia, por Su Eminencia el Cardenal Angelo Bagnasco, Arzobispo de Genoa, Presidente de la Conferencia de Obispos de Italia
Hon. Barack Obama, Presidente, Estados Unidos de América, por Su Eminencia el Cardenal Francis George, Arzobispo de Chicago, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus del Siervo de Dios y Vicespostulador de su Causa de Canonización.
MANUEL APARICI Y LOS MÁRTIRES DE ACCIÓN CATÓLICA
EN 1940 LA JUVENTUD PEREGRINA AL PILAR
PARA LLEVAR A MARÍA EN SUS MANOS LA OFRENDA DE SANGRE DE SUS MÁRTIRES
«¡Tantas veces lo he dicho! La Juventud se acuerda poco de lo que
han hecho y dicho sus mayores. Se ha insistido mucho sobre lo
mismo [...]. Parece que los jóvenes son algo desmemoriados»
(Manuel Aparici BOLETÍN DE DIRIGENTES
de fecha julio-agosto de 1946).
«[...] Y allí le dice [...] al Nuncio de Su Santidad: mira [...] aquí tienes la hostia de la juventud de España. Eran granitos de trigo de los trigales de Castilla y de Navarra, y de Galicia y de Andalucía, y de Aragón y de Levante y de las Islas; eran granitos de trigo de todos los trigales y de pronto, la voluntad de España por que todos sus hijos se pusiesen en trance de muerte para vencer a la muerte, reinstaurando la Verdad en nuestra Patria. Y los granos de trigo se entregaron a la rueda dentada de las trincheras, de la “Cheka”, de la persecución, y aquel trigo de España se convirtió en blanca harina y esa harina se amasó con las lágrimas de las madres, de las esposas y de los huérfanos y fue cociéndose en un fuego santo de amor a Cristo y de amor a España. Es la hostia blanca y pura. Y la ponemos en vuestras manos de sacerdote para que la hagáis santa y la ofrezcáis al Padre por la redención de los jóvenes de toda la tierra» [1].
A continuación, como Presidente Nacional, ofrendó, en nombre de todos, la sangre de los mártires y los propósitos de todos los peregrinos (unos 20.000).
Días después anota en su Diario [2]: «Claramente me pides que me haga llaga y dolor. Presentarte ¡tanta sangre derramada por mis hermanos y que no vaya en la ofrenda ni una gota de sangre mía! Y este fue el propósito que yo ofrendé: Unir nuestra sangre, en forma de sudor, de sacrificios, de penitencias, de trabajo, a la de nuestros hermanos, para lavar con ella a la juventud española».
«“Con paso alegre de romería, y en el camino hispano-romano de Zaragoza, nuestra juventud recobra el ánimo magnífico de combate de las horas de la anteguerra, su pulso ardiente de atletas de los viejos tiempos, un momento derribados en sangre [...]. Es ya imperiosa la voz de los muertos; ya no se puede aplazar la señal de partida de un Movimiento religioso que riegue con la sangre de los mártires los campos sedientos de Dios. El camino de Cristo es largo y vemos ya en el horizonte incierto la línea obscura de la madrugada”» [3].
[1] C.P. pp. 1628-1629.
[2] 26 de septiembre de 1940.
[3] Rvdo. D. José Manuel de Córdoba (SIGNO de fecha 5 de enero de 1965).
Carta Pastoral de los Arzobispos y Obispos de Venezuela con ocasión de los 50 años de haberse dictado el primer Cursillo de Cristiandad en el país.
UNA LLUVIA DE GRACIA DE 50 AÑOS
A LOS 50 AÑOS DE LA REALIZACIÓN DEL PRIMER CURSILLO DE CRISTIANDAD EN VENEZUELA
1. Los Arzobispos y Obispos de Venezuela, con ocasión de los 50 años de haberse dictado el primer Cursillo de Cristiandad en el país, que se cumplirán el próximo 20 de agosto, queremos dirigirnos a los miembros del Movimiento de Cursillos de Cristiandad y a toda la Iglesia.
LA LLEGADA DE LOS CURSILLOS DE CRISTIANDAD A VENEZUELA
2. En abril de 1959 llega a Venezuela el P. Cesáreo Gil Atrio, Presbítero perteneciente a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, para cumplir algunas funciones propias de su Institución. Dado que se retrasaban un tanto los lapsos para esas tareas que tenía que realizar, y que él había trabajado en España en los Cursillos de Cristiandad, le propuso a los Obispos venezolanos de entonces iniciar la experiencia en el país. Con la esperanza de que hicieran tanto bien como se escuchaba que estaba sucediendo en España y otros países, con algunas condiciones que hicieran que el método se adaptara mejor a la realidad venezolana, los señores Obispos dieron su anuencia para el inicio de dicha experiencia. Así, el 20 de agosto, en las instalaciones del Colegio La Salle de La Colina, se inició el primer Cursillo de Cristiandad en Venezuela. La expresión de uno de los Hermanos de La Salle que fue testigo de aquel primer Cursillo, al constatar la intensa vivencia de fe que tenían los asistentes a él, fue una verdadera premonición: "Aquí está empezando algo muy grande".
3. Y, en efecto, así fue. Durante las exequias del P. Cesáreo Gil Atrio, fundador del Movimiento en Venezuela, el Emmo. Cardenal Rosalio Castillo Lara, expresó que desde la llegada de los Cursillos de Cristiandad, "el rostro del laicado en Venezuela fue un rostro absolutamente nuevo". Con esto estaba afirmando que los Cursillos habían servido para hacer de los laicos venezolanos, hombres y mujeres más activos en la construcción del Reino de Dios en nuestra sociedad, convirtiéndose, así, en apóstoles de Jesucristo en la realidad cotidiana. Los laicos venezolanos comenzaron a comprender que su compromiso de fe estaba muy lejos de ser paralizante ante una realidad que les exigía una acción apostólica cada vez más integrada a lo que vivía cada uno cotidianamente, alejándose así de un espiritualismo infértil y peligroso.
4. El nacimiento de los Cursillos de Cristiandad en España se dio en el seno de la Juventud Católica, el 7 de enero de 1949, en la Isla de Mallorca. Después de la gran Peregrinación a Santiago de Compostela, era necesario mantener el entusiasmo que había nacido, tanto en los Cursillos de Conquista previos como en la misma Peregrinación. Y había que seguir en el empeño de conquistar jóvenes para integrarlos a la vida de la Iglesia de la época. La preocupación principal era conquistar jóvenes para que asumieran el compromiso de recristianizar la sociedad, pues ésta estaba peligrosamente dejando de ser cristiana. Urgía conquistar líderes que asumieran su responsabilidad en la predicación del Evangelio, de palabra y de obra, en todos los ambientes. Este empeño se extendió luego por toda España y el mundo, y a hombres y mujeres de todas las edades. El Movimiento de Cursillos de Cristiandad nació, así, con un carisma profundamente comprometedor con el mundo, pues lanzaba a quienes lo realizaban, luego de que éstos experimentaran una profunda conversión, a ser cada uno fermento del Evangelio en sus ambientes, empezando por el más natural, el de la familia propia.
LA FERMENTACIÓN EVANGÉLICA DE LOS AMBIENTES
5. Con este carácter llegan los Cursillos a Venezuela. Quienes asisten a un Cursillo de Cristiandad han tenido una profunda experiencia de fe, de conversión y de apostolado. Mediante el método que los caracteriza, mantienen al laico en tensión de espiritualidad, de formación cristiana y de apostolado. De esta manera, los cursillistas deben sentirse verdaderamente comprometidos con su realidad. Deben huir del conformismo, de la parálisis social y del espiritualismo. Y deben saberse instrumentos de la Gracia de Dios para extender su Reino en nuestra patria.
6. Esto ha sucedido con la inmensa cantidad de hombres y mujeres venezolanos que han pasado por un Cursillo de Cristiandad. Es imposible hacer un balance de la lluvia de Gracia que ha sido derramada sobre esa ingente cantidad de personas. Por otro lado, en el empeño por ser mejor instrumento en las manos del Señor, los Cursillos de Cristiandad han estado en un lugar preponderante en orden a su propia actualización, a través de Asambleas, Convivencias, Reflexiones, Escuelas de Dirigentes y de Formación… Han procurado facilitar la formación de los laicos con la publicación de libros de contenido humano-cristiano, a través de su Editorial Trípode, primera y única de un movimiento apostólico en Venezuela. Por si fuera poco, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad de Venezuela ha colaborado con la fundación del Movimiento en otros países de América y ha ayudado a la formación de sus integrantes mediante Cursillos de Dirigentes y otras actividades.
7. El carisma de los Cursillos de Cristiandad, que podemos resumir en los aspectos principales descritos en los dos objetivos que persigue: el inmediato, es decir, la conversión de la persona; y el último, esto es, la fermentación evangélica de los ambientes, es definitivamente actual. Después de sesenta años de haber surgido en el mundo y de cincuenta en Venezuela, tiene plena vigencia. Es por ello que este señalado aniversario de los Cursillos en el país, además de hacer surgir una sentida acción de gracias en todos los miembros de la Iglesia de nuestra nación, debe provocar indefectiblemente en los responsables principales y en todos los cursillistas en general, un profundo compromiso para que el Movimiento siga haciendo el bien que el Señor quiere a través de él en Venezuela.
8. Para ello, sin duda colocándose en la senda del Espíritu Santo, quien inspiró la existencia de este carisma en su momento histórico, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad debe discernir, en el respeto reverencial al carisma original que merece toda inspiración suya, lo que ese mismo Espíritu quiere hoy de él. Si en su momento original los Cursillos de Cristiandad fueron lanzados a recristianizar un mundo que estaba dejando de ser cristiano; si fueron lanzados a conquistar de los mismos ambientes aquellas personas que eran más influyentes para que, después de convertidas a la fe, fueran fermento o vértebras de esa misma fe para otras personas, en este momento el Espíritu no pide otra cosa distinta. Dejándose llevar por la misma dinámica actualizadora que produce el Espíritu Santo en toda la obra de la Iglesia, lo cual la hace siempre joven, deben dejarse iluminar para poder discernir correctamente de qué modo pueden lograr lo que el Espíritu quiere de ellos en estos momentos de vida del país. De esta manera, también los Cursillos serán siempre jóvenes. Esto está en línea de perfecta congruencia con lo que pedía el recordado Juan Pablo II al hablar de la nueva evangelización, que debía ser "nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión".
EL MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD HOY
9. Hoy nuestro país adolece de más hombres y mujeres que asuman con seriedad su fe. Por ello se necesita la valentía de aquellos que ya la viven responsablemente, en este caso concreto, de aquellos que ya han pasado por un Cursillo de Cristiandad, que viven su contacto frecuente y familiar con Dios a través de la oración, que han asumido que la fe debe ser ilustrada con los criterios sólidos que dan la misma Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia, que se saben apóstoles del Evangelio del amor en cada uno de sus ambientes. Así, Venezuela vivirá efectivamente la recristianización que tanto necesita y se recuperará la vivencia de los valores y principios humanos y cristianos que se han ido difuminando.
10. En nuestros días es más que insoslayable esta tarea de los laicos de nuestra Iglesia. En una Venezuela cada vez más necesitada de la presencia y del testimonio de los cristianos, de las voces que denuncien la ausencia de Dios en muchos ámbitos de la sociedad, de hombres y mujeres que anuncien la verdadera vida humana y cristiana, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad debe seguir cumpliendo su rol de formación de líderes cristianos que asuman esta tarea, junto a los laicos de otros movimientos y asociaciones laicales que, en carismas diversos y complementarios, persiguen la misma meta. Para lograrlo, camino esencial deberá ser la asunción del Concilio Plenario de Venezuela, particularmente del Documento "El laico católico, fermento del Reino de Dios en Venezuela", que establece los criterios generales para el ser y la misión de los seglares en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad, y el impulso a sus miembros para que se incorporen con ilusión y activamente a la ruta que ha emprendido la Iglesia en América Latina y el Caribe con la Misión Continental.
11. El Movimiento de Cursillos de Cristiandad está llamado en las actuales circunstancias a realizar valientemente una apertura pastoral a las situaciones concretas que se viven en el país. Éstas son muchas y nos interpelan a todos frontalmente. Particularmente, invitamos a los miembros del Movimiento a afrontar la situación actual de la familia, fijando su atención en aquellos hogares que se encuentran en dificultades de variada índole.
12. En la reciente Visita ad Limina Apostolorum Petri et Pauli que hemos realizado en Roma, el Papa Benedicto XVI, refiriéndose a la acción pastoral de la Iglesia en Venezuela, afirmó: "Hace falta un laicado maduro, que dé testimonio fiel de su fe y sienta el gozo de su pertenencia al Cuerpo de Cristo, al que debe ofrecerse, entre otras cosas, un adecuado conocimiento de la doctrina social de la Iglesia. En este sentido, aprecio vuestro empeño por irradiar la luz del Evangelio sobre los acontecimientos de mayor relevancia que afectan a vuestro País, sin otros intereses que la difusión de los más genuinos valores cristianos, con vistas también a favorecer la búsqueda del bien común, la convivencia armónica y la estabilidad social" (Discurso del Papa Benedicto XVI a los Obispos de Venezuela, 8-7-09, 6). En este empeño de los Pastores son apoyo fundamental los movimientos y asociaciones laicales, entre los cuales lugar importante lo ocupa el Movimiento de Cursillos de Cristiandad.
13. Los Arzobispos y Obispos de Venezuela animamos a los actuales miembros del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, en las Bodas de Oro de su existencia, a seguir dando las señales que han sido frecuentes entre los cursillistas, particularmente entre los de los primeros años: la alegría de vivir la fe con la máxima ilusión, el conocimiento profundo de lo que es el cristianismo, la valentía en la asunción de los compromisos a los que los llama la vivencia de la fe, la preocupación por dar a conocer a Jesús y su amor a todos los hermanos que están alrededor, el procurar con el máximo empeño la transformación social para que la sociedad pase definitivamente a ser más humana y más cristiana, la capacidad de llegar a los diversos ámbitos sociales para dar testimonio de Cristo en ellos sea cual fuere la consecuencia que ello trajera… La hora que vive nuestra patria es la hora de los valientes, de aquellos que están dispuestos a dar razón de su esperanza y de su fe, con la conciencia de que éstas están basadas en la exigencia del amor a Dios y a los hermanos.
DIOS, ÚNICA FUENTE
14. En el cincuenta aniversario de la llegada del los Cursillos a Venezuela, lo encomendamos al Dios del amor. Él es la única fuente de la que surge todo bien y la única a la que se debe recurrir para refrescarse en el camino. Animamos a todos los miembros del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, Sacerdotes y laicos, miembros de la dirigencia o no, a mantenerlo en la actitud evangelizadora de primera línea que siempre lo ha caracterizado. Reafirmamos la necesidad de que el Movimiento mantenga su perfil de exigencia en este momento de tanta necesidad del testimonio de los cristianos que vive nuestro país.
15. Igualmente, lo encomendamos a la Madre de la Divina Gracia, nuestra Madre María, para que los siga motivando al trabajo arduo para extender el Reino de su Hijo en nuestra patria. Y al Santo Patrono de los Cursillos, San Pablo, Apóstol de los Gentiles, al final del año en el que lo hemos tenido especialmente presente, que sirve, seguramente, como modelo de discípulo misionero, de hombre entregado a la difusión del Evangelio en todas partes.
Impartimos a todos los cursillistas nuestra paternal bendición.
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela
Caracas, 10 de julio de 2009
INTENCIÓN MISIONERA - “Para que a los cristianos, que en no pocos Países son discriminados y perseguidos a causa del nombre de Cristo, se les reconozcan los derechos humanos, la igualdad y la libertad religiosa, de modo que puedan vivir y profesar libremente su fe” Comentario a la intención Misionera indicada por el Santo Padre para el mes de agosto 2009
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El Concilio Vaticano II en el decreto Dignitatis humanae declara “que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, sea por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana; y esto, de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos. Declara, además, que el derecho a la libertad religiosa está realmente fundado en la dignidad misma de la persona humana, tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón natural. Este derecho de la persona humana a la libertad religiosa debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de forma que se convierta en un derecho civil” (DH, 2).
La Iglesia mantiene y defiende esta libertad de conciencia en materia religiosa, y respetando las convicciones y creencias de otros, sufre muchas veces la incomprensión, la falta de respeto e incluso la persecución cruenta.
A lo largo de la historia, los cristianos han sido perseguidos. Si por una parte no debe resultarnos sorprendente la persecución, puesto que el Señor la anunció a sus discípulos (Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán), por otra parte la persecución es manifestación de la falta de respeto a la dignidad de la persona, en sus valores más altos, como son los religiosos.
Cuando el Evangelio se vive de forma radical no resulta indiferente a quienes viven alrededor. Normalmente provoca dos reacciones: para unos es causa de reflexión para examinar su vida, y no raras veces provoca la conversión a la fe; para otros, en cambio, es ocasión de un endurecimiento y de un rechazo. Decía S. Agustín que “la luz, que es amable a los ojos sanos, es odiosa a los ojos enfermos”. Para las distintas formas de totalitarismo político o fundamentalismo religioso, la persona humana se convierte en un medio del que servirse para los propios intereses. No se reconoce su dignidad ni se respeta su libertad. El Santo Padre dice a este respecto: “la libertad religiosa está lejos de ser asegurada efectivamente por doquier: en algunos casos se la niega por motivos religiosos o ideológicos; otras veces, aunque se la reconoce teóricamente, es obstaculizada de hecho por el poder político o, de manera más solapada, por el predominio cultural del agnosticismo y del relativismo” (Angelus 5-12-2005).
La Iglesia ha sido promotora de esta libertad de conciencia. Al mismo tiempo, ha dado testimonio de una fe robusta llegando al martirio por confesar el nombre de Cristo. De esta manera, muchos hermanos nuestros han proclamado la absoluta libertad interior que da el creer en Cristo y que la fe en Dios es el valor supremo por el que merece la pena incluso morir.
Benedicto XVI ha afirmado que debemos orar “para que todos los hombres puedan realizar plenamente la vocación religiosa que llevan inscrita en su ser (5-12-2005). La visión del hombre que impera en muchas de las ideologías dominantes, es una visión puramente materialista, que olvida la dimensión religiosa como parte esencial del ser humano. De ahí, que su visión antropológica sesgada y parcial, no conceda importancia a los valores espirituales.
Que aumente la intensidad de nuestra oración para que nuestros hermanos perseguidos puedan vivir abiertamente su fe, tanto en el ámbito público como en el privado. Que nuestra oración sostenga la fortaleza de su fe mientras duran las dificultades, y que el testimonio de su convicción y paciencia sea una fuerza que derriba las barreras al Evangelio, y a la libertad religiosa de todos los hombres. (Agencia Fides 22/7/2009)
Artículo semanal del Padre Fernando Lorente, o.h., publicado en EL DÍA el miércoles 22 de Julio de 2009 en la sección CRITERIOS bajo el epígrafe “Luz en el Camino”.
Reflexión veraniega: las personas suficientes
Luz en el Camino Fernando Lorente, o.h.
HACE bastantes años que en una nación europea, entre tantas en este Continente, se fundó un club reservado exclusivamente para chicos inteligentes. A los alumnos, previamente al ingreso, se les sometía a un test para medir los grados de su inteligencia. Los verdaderos inteligentes, normalmente, no pasan del dos por ciento de los aspirantes.
De forma menos programada, pero con el mismo espíritu de casta, existe también en la Iglesia un auténtico clud de los "listos", de los que se las saben todas en materia religiosa, pues, tienen mil argumentos para cada duda; de los que tienen las patentes del éxito en el apostolado, pues, cuenta con mil fórmulas para penetrar en los ambientes; —son los que conocen el secreto de todos los resortes modernos: encuestas, muestreos, equipos técnicos...
Aquí, el peligro no estriba en su inteligencia, que es don de Dios, ni en sus técnicas depuradas, que pueden servir —y de hecho sirven cuando se usan rectamente— a la causa de Dios, sino en su suficiencia religiosa que es, por definición, una postura anti-Dios.
El tipo "listo", tanto en lo religioso como sin fe, es un fariseo en adaptación de última hora: muy seguro de sí mismo, muy pagado de sus peculiares métodos. Es posible, o lo es, que la diferencia viene marcada por el modernismo a ultranza de los unos y el tradicionalismo sempiterno de los otros. La característica de los "listos" es una sonrisa despectiva y burlona.
Sonrisa burlona de los curitas y religiosos "listos", expertos en técnicas modernas de apostolado y en mecánica de garaje, que mira con compasión a los viejos métodos de los curas y religiosos de antes. También, sonrisita burlona de las monjitas "listas", doctas en para-liturgias y en baloncestos, que capitanean festivales deportivos y arrinconan reuniones de apostolado. Igualmente, la sonrisa del seglar "listo" adulto que arrumba reuniones masivas y programa la conquista del mundo, desde la endeble plataforma de unos cortos equipos de comunidades de base.
Nos encontraremos con situaciones en las que tendremos que abandonar viejas costumbres, como lo ha hecho la misma Iglesia, pero no nos pasemos de listos; no anatematicemos, por sistema, viejos moldes que pueden ser modernizados; no canonicemos modernos usos antes de que sean sancionados por la experiencia; no arrinconemos antiguos métodos de apostolado antes de haberles buscado una sustitución adaptada y digna. Y, sobre todo, demostremos nuestra inteligencia y nuestra buena voluntad en la serenidad de los cambios y en el respeto hacia los puntos de vista ajenos.
Y, por último, hagamos oración y perseveremos en ella con el testimonio de las obras. Entre tantas, ésta: "Aparta de nuestra vida, Señor, esa desgraciada suficiencia que nos roba la alegría de tu presencia y concédenos el don de un corazón sencillo que se abra de par en par al amor y la compresión de todos los hermanos".
* Capellán de la clínica S. Juan de Dios
Información enviada por Carlos Peinó Agrelo, peregrino, cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus del Siervo de Dios y Vicepostulador de su Causa de Canonización.
MANUEL APARICI Y LOS MÁRTIRES DE ACCIÓN CATÓLICA
AMBIENTE DE LA ESPAÑA EN QUE LE TOCÓ
VIVIR Y EJERCER SU APOSTOLADO
AL SIERVO DE DIOS 1
«No miremos hacia atrás más que para aprender como ha
de ser nuestro caminar hacia adelante»
(Manuel Aparici SIGNO de 13 de agosto de 1939).
Sin una reflexión seria y cuidadosa, no se pueden comprender las dificultades en que se desarrolló la Juventud de Acción Católica ni tampoco su figura, su vida y su obra, antes de la guerra poniendo en marcha e impulsando la Juventud de Acción Católica [2] durante la guerra promoviendo los Centros de Vanguardia [3]y, a medida que se liberaban las ciudades, restaurando o refundando la misma. A tal fin, recorrió prácticamente España entera muchas veces para extenderla como un medio de renovación cristiana en la juventud, tanto de seglar, como de sacerdote y preparando dirigentes nacionales, diocesanos y parroquiales, lo que exigía un gran sacrificio por su parte [4].
Su infancia y su más temprana juventud está envuelta, lógicamente, en el ambiente de frialdad religiosa dominante en su época: escasa religiosidad, frivolidad, etc.
En efecto, las corrientes más importantes del pensamiento de finales del siglo XIX coincidían en una actitud desdeñosa hacia todo pensamiento sobrenatural o religioso, calificado de poco racional y anticuado. Más de medio siglo de estas posiciones hostiles, de descalificaciones o burlas mantenidas en ambientes destacados y apoyadas además en la resonancia de los grandes éxitos del método positivista en las ciencias experimentales que aquellos, sin más, miraban como propios, había llegado a impactar negativamente a muchos; los cuales, sin apartarse expresamente de la fe, buscaban una apariencia de modernidad dosificando su presencia en las prácticas religiosas, consideradas en una dicotomía sorprendente pero real, como «cosas de mujeres».
Esa infancia y primera juventud de Manuel Aparici tienen como fondo guerras en Europa y en Marruecos, convulsiones sociales, la caída de cuatro Imperios, el Ruso, el Alemán, el Austro-húngaro, el Otomano, y la Revolución Bolchevique en Rusia. Tiene diecinueve años cuando el asesinato de Dato y el Desastre de Annual, veintiuno cuando comienza la Dictadura [5], veinticinco cuando termina la Guerra de África, veintisiete, cuando el viernes negro de Wall Street, veintiocho cuando el Pacto de San Sebastián, y la sublevación de Jaca y el fusilamiento de Galán y García Hernández, veintinueve cuando las elecciones municipales de 1931, el exilio de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República, cuando el Primado de España, Cardenal Segura, se vio obligado a renunciar a su sede y cuando la primera quema de iglesias y conventos, los ataques a los sacerdotes y religiosos, etc. mientras Azaña afirmaba en el Parlamento que «España ha dejado de ser católica»; y cuando el manifiesto de los intelectuales «Al servicio de la República». Treinta, cuando la disolución de las Órdenes Religiosas, la expulsión de los Jesuitas y el Pronunciamiento del 10 de agosto; treinta y uno cuando la Encíclica de S.S. el Papa Pío XI contra el laicismo agresivo de la Segunda República [4], treinta y tres, cuando la Revolución de octubre en Asturias, que dejó 1.200 muertos.
«Hasta entonces [octubre de 1930, fecha en que tuvo lugar en Zaragoza la II Asamblea Nacional entre los días 8 y 11[5] –dice Manuel Martínez Pereiro [6]–, todas las reuniones nacionales se habían celebrado sin dificultad alguna, con toda clase de actos públicos. Los problemas empezaron a manifestarse tras el cambio de monarquía-república producido el 14 de abril de 1931 con un gobierno de izquierda de manifiesto matiz anticatólico y anticlerical. Antes de cumplirse el mes del cambio se expulsó a Roma al Cardenal Segura [...] y se quemaron varias iglesias y conventos, hasta el punto que debieron organizarse en las Parroquias grupos de jóvenes en previsión de que pudieran repetirse tales desmanes [7]. Como es
natural, se planteó al Consejo Central de la Juventud si debía convocarse o no la III Asamblea Nacional de 1931. Ponderadas debidamente las circunstancias, se acordó por unanimidad celebrarla en Madrid [convocada para Sevilla, hubo de trasladarse a Madrid; se celebró los días 3 a 6 de diciembre, con dos meses de retraso por la huelga revolucionaria de la capital andaluza] en régimen de internado [8] en una casa religiosa de suficiente amplitud para albergar a los asambleístas.
»Por encima de todo interesaba tomar el pulso de una Obra que acababa de brotar con bastante facilidad y sin más dificultades que las propias de toda iniciación. El resultado fue sorprendente hasta el punto de que se precisó contar además con un Colegio Mayor para atender las inscripciones de asambleístas. Pero lo más importante fue el espíritu y entusiasmo de todos para perseverar en la obra emprendida: la persecución había producido sus frutos [9].
»Una anécdota merece recogerse: en el acto de clausura un joven de Gijón manifestó su entusiasmo con el grito de “¡Viva Cristo Rey!”, frase entonces prohibida y castigada. En la mesa presidencial habíamos sentado al delegado de la Autoridad y a él se dirigieron los ojos de los cuatro policías que le habían acompañado. La encogida de hombros del Delegado nos tranquilizó a todos.
»El único acto externo de la Asamblea fue la visita, sin banderas [10] y en grupos dispersos y poco numerosos, al Nuncio de Su Santidad para reiterar nuestra filial adhesión al Romano Pontífice.
»El Segundo Congreso Nacional debía celebrarse en 1932. Y se convocó para el mes de diciembre en Santander, una de las Diócesis de más vital organización por el número de Centros, que existían prácticamente en todas las Parroquias de la provincia, la calidad de sus dirigentes y el entusiasmo de su Prelado, Mons. Eguino Trecu. Pudo celebrarse con gran esplendor ... No faltó, sin embargo, un lamentable incidente: la agresión con una navaja a un pequeño grupo de asistentes. Que yo sepa fue la primera sangre vertida por Jóvenes de Acción Católica».
Es en esta época de tiempos difíciles y turbulentos, de un enfrentamiento creciente, cuando Manuel Aparici entra en el Consejo Central como Vocal de Piedad (1931). En 1933 se hace cargo de la Vicepresidencia Nacional de la Juventud de Acción Católica, y muy poco después de la Presidencia en funciones, ya que el Presidente Alfredo López «hubo de delegar muy pronto en el segundo las tareas presidenciales por haber sido llamado para un cargo profesional de gran importancia» [11]. Presidente en 1934 [12]; Presidencia que ejerció hasta octubre de 1941, en que cesó para ingresar en el Seminario. Mantuvo en todo momento unas relaciones excelentes con la Jerarquía, acataba todas sus orientaciones y defendía a obispos y sacerdotes 15. Fue muy querido por los Obispos. En los Centros reinaba una gran hermandad; y era mucha la fortaleza que había que tener para mantenerse firme en la fe en medio del ambiente de persecución religiosa en que se desenvolvía su actividad apostólica.
Tenía treinta y cuatro años cuando en febrero de 1936, asume el poder el Frente Popular y se extiende violentamente la anarquía que, denunciada en el Congreso, acusaba datos escalofriantes: 269 muertos, 1.287 heridos, 160 iglesias destruidas, 43 periódicos asaltados y numerosas huelgas generales sólo hasta junio de ese mismo año.
Después de las elecciones de febrero de 1936 se extendió una ola de pánico por España. Manuel Aparici organizó inmediatamente una campaña de visitas a las diferentes Diócesis españolas [13] para levantar el ánimo, insistiendo en que la Acción Católica no era la derrotada, ya que no tenía carácter político; pero que precisamente por la situación de debilidad en que quedaban los partidos de orientación cristiana, tenía la obligación de insistir en los jóvenes en este aspecto y en la idea firme de que es el Espíritu Santo el que gobierna al mundo. Al mismo tiempo, se adoptaron las medidas a fin de preparar una verdadera «vida de catacumbas», si llegara el caso.
La coincidencia y sucesión de todos estos acontecimientos quizá ayuden a entender la España de aquel entonces. Clima y actitud que reflejaba el mismo Himno de la Juventud de Acción Católica, con frases como «Ser apóstol o mártir acaso mis banderas me enseñan a ser» o la afirmación final sobre «la misión sacrosanta y divina de vivir o morir por la Cruz».
«En momentos tan difíciles, traumáticos y confusos de la vida española, con doctrinas políticas tan contradictorias –dice Mons. Maximino Romero de Lema [14]–, Manuel Aparici, en su pensamiento cristiano, no tuvo ni siquiera la tentación de dejarse influir por las corrientes difusas entre la juventud de un nacionalismo-totalitario extendido en Europa. Y en su relación con los soldados en los frentes, siempre les inculcaba que “los de enfrente son vuestros hermanos” y es necesario orar por ellos también»
«Pero hay algo más –añade– que escapa a los historiadores y que solamente los que hemos vivido directamente este período desde los comienzos de la persecución religiosa, desde 1931, podemos subrayar. Manuel Aparici, en sus discursos por toda España, antes de la guerra, maduró una “espiritualidad martirial” inspirada directamente en las cartas del mártir San Ignacio de Antioquia [del siglo II]. Decía con fervor “quiero
ser pan de Cristo” “triturado por los dientes de las fieras”. Este espíritu “martirial” le llevaba después a hacer “vivir” a los jóvenes la Eucaristía [15], de la cual era gran devoto.
»Tengo el convencimiento de que esta “predicación” influyó directamente en tantísimos mártires de aquellos años».
»Capítulo aparte merecen los Centros de Vanguardia en los mismos frentes de guerra. Todo esto lo he vivido yo que estuve como soldado en todos los frentes excepto en el frente de Andalucía».
Otras juventudes, especialmente las de los partidos que habían ganado las elecciones, se preparaban en un clima pre-bélico, con himnos, entrenamientos y desfiles, para un eventual enfrentamiento.
La amenaza era real, inmediata y grave, como no tardaría en mostrarse.
De todo el inmenso cúmulo de ideologías, posturas, tensiones, intereses, etc. que confluyeron en tan formidable crisis, solamente hemos de destacar aquí los prejuicios que iban a dar lugar a la persecución religiosa y que, equivalente a aquellas actitudes del pensamiento «avanzado» que mencionábamos al principio, fermentaban ahora de un modo irracional y feroz.
En aquellos años se barajaba también la idea de la necesidad de actuación política organizada de los cristianos, como una fuerza nueva que mediara entre las posturas extremas y luchara en defensa de los valores cristianos amenazados.
Se intentó la creación de un partido político cristiano que, después de un efímero triunfo en 1934, fue barrido en las elecciones de febrero de 1936.
La incitación a la política, como tantas iniciativas de intención y raíz religiosa de la época, provenía de D. Ángel Herrera Oria por el que Manuel Aparici siempre tuvo una sincera devoción. D. Ángel marcó en él un estilo, un profundo espíritu sobrenatural, obediencia al Papa y a la Jerarquía. Y el estudio [16] serio de los problemas sociales [17].
Pudo entrar en política, pero no lo hizo. No le interesaba. La ocasión no le faltó. De hecho la tuvo. Su camino estaba muy claro, era otro; y sus maneras. Más vasto y lejano su horizonte. Estaba allí, y siempre tenía años, y justo en la edad de la energía, el entusiasmo, la ilusión y la entrega y la eficacia. Pero siempre más atento a otra cosa que a la noticia de la anécdota o el desgarrón de cada día, o la publicación del último ensayo con lo último en ideas del tiempo. El estaba haciendo por el Reino de Dios, seguía estudiando su latín y le importaban no mucho lo que pudieran decir –entonces o después– los irónicamente conocidos entre los estudiosos como los “nuevos evangelistas de Francia”.
Todos sus esfuerzos los encaminaba al servicio de la Iglesia en la formación de los jóvenes. Deseaba a todo trance tener siempre satisfecho a Jesús. «MI corazón –anota en su Diario– se va tras la Acción Católica; le satisface más, y cada vez que ve que un alma se aproxima a Dios, goza y bendice a Dios» [18].
Y tras solicitar el oportuno consejo a su padre espiritual reitera su entrega a Dios, que ya no abandonará a lo largo de toda su vida.
Vivió y ejerció su apostolado en un periodo decisivo de la historia de España, superando viejas diferencias, pero se alejó de una posible carrera política y profesional que se había abierto ante él por seguir su vocación, primero como seglar, y después como sacerdote.
Este es el clima, que conviene tener presente, en el que se movió; clima al que tuvo el valor de hacer frente y del que consiguió arrancar a toda una generación e influir en las venideras próximas, y que un día le llevó a decir: «Estaban cerrados los caminos que conducen a Dios en España y en el mundo»; caminos que él con tesón, celo apostólico, vida sobrenatural, entrega generosa, fidelidad a la Jerarquía, y siempre con la ayuda de Dios y de la mano de María a quien amaba con ternura singular y devoción filial, abrió para su generación y las generaciones futuras.
1 Biografía del Siervo de Dios (Página web de la Asociación de Peregrinos de la Iglesia) y otras referencias.
2 Fue su artífice y sostén, pues «decir Manolo Aparici era decir Juventud de Acción Católica» (SIGNO de fecha 17 de noviembre de 1948). En él está encerrada casi toda la historia y espíritu de esta Juventud.
3 «Centros de Jóvenes de Acción Católica organizados en las trincheras; es decir, en los mismos frentes de guerra» (SIGNO, se desconoce la fecha).
4 Como seglar recorrió unos 150.000 kilómetros y otros tantos como sacerdote. Total: unos 300.000 kilómetros. «Siempre estaba […] visitando Centros de Acción Católica; no tenía ni un segundo libre», afirma su sobrina y ahijada Josefina (C.P. pp. 591-627).
5 Comenzó en 1923.
6 En la clausura de la IV Asamblea Diocesana de la Juventud de Acción Católica de Zaragoza celebrada en enero de 1935 Manuel Aparici, Presidente Nacional, decía: «Hay que conquistarnos a nosotros mismos para conquistar a los demás; los católicos, con nuestro mal ejemplo, dimos origen al laicismo actual, y para reconquistar nuestras posiciones y vencer al laicismo hemos de retirarnos al desierto a orar y estudiar, a prepararnos para la propaganda, que no la hace el joven, sino Jesucristo, que está con él, para oír la palabra de Dios. No hay que retroceder; con vuestra terquedad aragonesa, que no es sino fortaleza, debéis trabajar para cumplir la voluntad de Dios» (LA FLECHA, febrero de 1935).
7 «Se dividió en tres secciones dedicadas por separado a la Piedad, Estudio y Acción. En la Sección de Estudio se acordó la constitución de Secretariados independientes para la dirección de las Juventudes campesinas, obreras y marineras dependientes del Consejo Central. Se ratificó con esto la unidad de la Obra» (Guía de la Iglesia y de la Acción Católica Española. Año 1943).
8 C.P. pp. 52-81.
9 A este respecto, preocupado por la cuestión religiosa, escribe en su Diario: «[…] Fui a casa de un amigo a que me diera un libro para la defensa de mis ideales […]» (14-10-1931). «[…] Reanudé la conversación sobre la defensa de iglesias manteniendo el punto de vista de la caridad» (10-10-1931). «[…] Fuimos a la salida del cine Europa para ver el ambiente de los anticlericales […]» (11-10-1931). «[…] Fui con Friend a Manuel Silvela. Salimos asustados […]» (11-10-1931). «[…] Fui a los Luises. Había muchos grupos y entré dispuesto a defenderlos como pudiera. Después de cenar fue con … de paseo … Madrid tranquilo … A las 2 me acosté» (14-10-1931). «Vine a casa a cenar. Salí de nuevo para pasear por Madrid y a la 1,30, viéndolo tranquilo, me acosté» (14-10-1931). «[…] Tenía miedo, esa es la palabra, tenía miedo a la huelga y a los huelguistas. ¡Gracias Señor porque me has humillado!, enseñándome que no puedo confiar en mí y que en cuanto me descuido en la oración desfallezco y tiemblo. Gracias, repito, porque yo, que hablo del martirio como posible, siento que cuando me suelto de ti nada puedo» (17-4-1936).
10 Fue la primera Asamblea celebrada en régimen de retiro (Guía de la Iglesia y de la Acción Católica Española, Año 1943).
11 «Juzgar benévolamente a los demás –decía Manuel Aparici– Si ellos dan fruto como cuatro yo debo pensar que no recibieron gracia más que para eso. En cambio, si yo doy fruto como 450, pero recibí gracia para 500, quedo por debajo» (Mons. Jesús Espinosa Rodríguez. C.P. pp. 9839-9843).
12 «[...] Los jóvenes de Acción Católica han de saber y deben hacer saber en todo momento que las banderas de la Juventud no tienen ningún carácter de “lucha política o social” como no la tiene la Acción Católica, que está, recordémoslo una vez más, «fuera y por encima de los partidos políticos»; la distinción de clases o profesiones no cabe en nuestra organización; terminante es en la letra y en el espíritu el art. 7º de nuestro Reglamento general [...]». (Manuel Aparici. LA FLECHA, julio de 1935).
13 Manuel Martínez Pereiro (C.P. pp. 52-81).
14 Y ello a pesar de haber sobrepasado la edad tope de los 30 años que fijaban los Estatutos para poder pertenecer a la Rama de los Jóvenes de Acción Católica (es decir, había quedado en condiciones de no poder pertenecer a ella); edad tope que sobrepasaba mucho más ampliamente al cesar en la Presidencia Nacional; pero la Jerarquía era consciente de esta situación especial, porque especiales eran también los tiempos que se vivían. (Téngase muy presente esta circunstancia porque ayudará mucho a comprender su figura, su vida y su obra en esta etapa histórica de su vida, de la Iglesia y de España, a las que amaba profundamente, sirvió con fidelidad y murió por ellas).
15 «Tuvo también especiales relaciones con seglares destacados en el campo de la Acción Apostólica, de la cultura y de la política, según Mons. José Cerviño y Cerviño (C.P. pp. 449-461).
16 «Planificaba cuidadosamente sus visitas a las Diócesis y Centros, generalmente tres al mes, aprovechando los domingos, fiestas y días inhábiles, para reunirse con los jóvenes colectiva o individualmente, o para los actos de propaganda que le solicitaran. Él les proponía su palabra, no muy elocuente en los primeros tiempos; pero era penetrante, persuasiva y calaba hondo en los corazones juveniles» (Manuel Martínez Pereiro. C.P. pp. 52-81).
17 C.P. pp. 98914-9837.
18 De la Eucaristía decía: «Es la humillación más absoluta y tremenda a la que pueda llegar Jesucristo; ahí queda Él como una cosa, al arbitrio nuestro [...]» (José Díaz Rincón. C.P. pp. 220-254).
19 «¡El estudio! No lo abandonemos nunca» –decía Manuel Aparici– (Mons. Jesús Espinosa Rodríguez. C.P. pp. 9839-9843).
20 «Cristo –decía Manuel Aparici– no esperó a que se resolviera el problema social en su tierra para predicar el Evangelio».
21 Carta sin fecha a su padre espiritual (¿Octubre de 1931?).
ZENIT publica el discurso que dirigió Benedicto XVI a los participantes en el congreso europeo de pastoral vocacional el pasado 4 de julio de 2009en el Vaticano.
Queridos hermanos y hermanas:
Con verdadera alegría me encuentro con vosotros, pensando en el valioso servicio pastoral que realizáis en el ámbito de la promoción, animación y discernimiento de las vocaciones. Habéis venido a Roma para participar en un congreso de reflexión, confrontación e intercambio entre las Iglesias de Europa, que tiene por tema "Sembradores del Evangelio de la vocación: una Palabra que llama y envía" y cuya finalidad es dar nuevo impulso a vuestro compromiso en favor de las vocaciones.
Para cada diócesis, la atención a las vocaciones constituye una de las prioridades pastorales, que asume más valor aún en el contexto del Año sacerdotal recién iniciado. Por eso, saludo de corazón a los obispos delegados para la pastoral vocacional de las distintas Conferencias episcopales, así como a los directores de los centros vocacionales nacionales, a sus colaboradores y a todos los presentes.
En el centro de vuestros trabajos habéis puesto la parábola evangélica del sembrador. El Señor arroja con abundancia y gratuidad la semilla de la Palabra de Dios, aun sabiendo que podrá encontrar una tierra inadecuada, que no le permitirá madurar a causa de la aridez, y que apagará su fuerza vital ahogándola entre zarzas. Con todo, el sembrador no se desalienta porque sabe que parte de esta semilla está destinada a caer en "tierra buena", es decir, en corazones ardientes y capaces de acoger la Palabra con disponibilidad, para hacerla madurar en la perseverancia, de modo que dé fruto con generosidad para bien de muchos.
La imagen de la tierra puede evocar la realidad más o menos buena de la familia; el ambiente con frecuencia árido y duro del trabajo; los días de sufrimiento y de lágrimas. La tierra es, sobre todo, el corazón de cada hombre, en particular de los jóvenes, a los que os dirigís en vuestro servicio de escucha y acompañamiento: un corazón a menudo confundido y desorientado, pero capaz de contener en sí energías inimaginables de entrega; dispuesto a abrirse en las yemas de una vida entregada por amor a Jesús, capaz de seguirlo con la totalidad y la certeza que brota de haber encontrado el mayor tesoro de la existencia. Quien siembra en el corazón del hombre es siempre y sólo el Señor. Únicamente después de la siembra abundante y generosa de la Palabra de Dios podemos adentrarnos en los senderos de acompañar y educar, de formar y discernir. Todo ello va unido a esa pequeña semilla, don misterioso de la Providencia celestial, que irradia una fuerza extraordinaria, pues la Palabra de Dios es la que realiza eficazmente por sí misma lo que dice y desea.
Hay otra palabra de Jesús que utiliza la imagen de la semilla, y que se puede relacionar con la parábola del sembrador: "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto" (Jn 12, 24). Aquí el Señor insiste en la correlación entre la muerte de la semilla y el "mucho fruto" que dará. El grano de trigo es él, Jesús. El fruto es la "vida en abundancia" (Jn 10, 10), que nos ha adquirido mediante su cruz. Esta es también la lógica y la verdadera fecundidad de toda pastoral vocacional en la Iglesia: como Cristo, el sacerdote y el animador deben ser un "grano de trigo", que renuncia a sí mismo para hacer la voluntad del Padre; que sabe vivir oculto, alejado del clamor y del ruido; que renuncia a buscar la visibilidad y la grandeza de imagen que hoy a menudo se convierten en criterios e incluso en finalidades de la vida en buena parte de nuestra cultura y fascinan a muchos jóvenes.
Queridos amigos, sed sembradores de confianza y de esperanza, pues la juventud de hoy vive inmersa en un profundo sentido de extravío. Con frecuencia las palabras humanas carecen de futuro y de perspectiva; carecen incluso de sentido y de sabiduría. Se difunde una actitud de impaciencia frenética y una incapacidad de vivir el tiempo de la espera. Sin embargo, esta puede ser la hora de Dios: su llamada, mediante la fuerza y la eficacia de la Palabra, genera un camino de esperanza hacia la plenitud de la vida. La Palabra de Dios puede ser de verdad luz y fuerza, manantial de esperanza; puede trazar una senda que pasa por Jesús, "camino" y "puerta", a través de su cruz, que es plenitud de amor.
Este es el mensaje que nos deja el Año paulino recién concluido. San Pablo, conquistado por Cristo, fue un promotor y formador de vocaciones, como bien se desprende de los saludos de sus cartas, donde aparecen decenas de nombres propios, es decir, rostros de hombres y mujeres que colaboraron con él al servicio del Evangelio. Este es también el mensaje del Año sacerdotal recién iniciado: el santo cura de Ars, Juan María Vianney -que constituye el "faro" de este nuevo itinerario espiritual- fue un sacerdote que dedicó su vida a la guía espiritual de las personas, con humildad y sencillez, "gustando y viendo" la bondad de Dios en las situaciones ordinarias. Así, fue un verdadero maestro en el ministerio de la consolación y del acompañamiento vocacional.
Por tanto, el Año sacerdotal brinda una magnífica oportunidad para volver a encontrar el sentido profundo de la pastoral vocacional, así como sus opciones fundamentales de método: el testimonio, sencillo y creíble; la comunión, con itinerarios concertados y compartidos en la Iglesia particular; la cotidianidad, que educa a seguir al Señor en la vida de todos los días; la escucha, guiada por el Espíritu Santo, para orientar a los jóvenes en la búsqueda de Dios y de la verdadera felicidad; y, por último, la verdad, que es lo único que puede generar libertad interior.
Que la Palabra de Dios, queridos hermanos y hermanas, sea en cada uno de vosotros fuente de bendición, de consuelo y de confianza renovada, para que podáis ayudar a muchos a "ver" y "tocar" al Jesús que ya han acogido como Maestro. Que la Palabra del Señor habite siempre en vosotros, renueve en vuestro corazón la luz, el amor y la paz que sólo Dios puede dar, y os capacite para testimoniar y anunciar el Evangelio, fuente de comunión y de amor. Con este deseo, que encomiendo a la intercesión de María santísima, os imparto de corazón a todos la bendición apostólica.
[Traducción distribuida por la Santa Sede
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Homilía del Card. Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, en la misa de exequias del padre Mariano Arroyo Merino. celebrada en S.M.I. Catedral, 17 de julio de 2009.
UN MANTO DE DOLOR Y DE TRISTEZA HA CUBIERTO NUESTRA
ARQUIDIÓCESIS DE LA HABANA.
Queridos hermanos y hermanas:
Un manto de dolor y de tristeza ha cubierto nuestra Arquidiócesis de La Habana desde el amanecer del lunes 13 de julio en que se supo la noticia del horrible asesinato perpetrado en la persona del Padre Mariano Arroyo. Los detalles de la tortura a que fue sometido el Padre Mariano, de la crueldad desplegada por sus asesinos para llevar a cabo tal acción criminal, nos llevaban a todos los que conocimos, tratamos y quisimos a este sacerdote ejemplar, del estupor y la tristeza a la indignación y al ansia de esclarecer tan terrible injusticia. En este indispensable y arduo ejercicio están enfrascados desde las primeras horas del lunes los servicios policiales especializados de nuestro país que lograron en las últimas horas localizar al asesino y sus presuntos cómplices.
Ha sido un trabajo minucioso y cualificado. Esto permitió que en pocas horas el ejecutor del hecho confesara su crimen. Agradecemos a los servicios policiales su premura y eficiencia.
En el caso del anterior asesinato del sacerdote Eduardo de la Fuente también se logró apresar a su ejecutor que confesó ser el autor del crimen. Agradecemos también a las autoridades el empeño puesto en la investigación de este caso que tuvo un proceso más complejo y demorado, sujeto ahora a juicio. En aquella ocasión los delincuentes ignoraban que habían matado a un sacerdote.
Al dolor como Pastor de ésta, mi querida Arquidiócesis de La Habana , que comparten conmigo haciéndomelo notar con expresiones de profunda cercanía y afecto, los sacerdotes de mi Presbiterio, los religiosos y religiosas y los feligreses de todas las parroquias, especialmente los de Regla, que sentían al Padre Mariano como ese gran Padre de familia amorosamente solícito por sus hijos, a ese dolor eclesial, se une mi dolor y el del clero y las personas consagradas cubanas ante las opiniones vertidas en medios de comunicación extranjeros sobre el desamor de los cubanos a los sacerdotes y otras consideraciones de ese estilo. Hay preguntas insidiosas que algún comentarista se atrevió a hacer, buscándole una significación antirreligiosa y aún antiespañola, con matices políticos al asesinato del Padre Arroyo. ¡Por Dios! No es odio a los sacerdotes por su condición de tales, ni odio a los españoles. No se juzgan los sentimientos de un pueblo a partir de la actuación de unos delincuentes, vulgares criminales de la peor especie que, desgraciadamente, existen en todas partes, incluyendo los sitios de donde proceden esos juicios.
Los sentimientos de afecto a los sacerdotes cubanos o misioneros de tantos países que entregan su vida al Señor para evangelizar en Cuba son ésos que se pueden constatar en estos días tristes y en otras ocasiones dolorosas o festivas: aprecio, gratitud, cariño y no sentir nunca como extranjero a nadie, aún menos a un español, a quien siempre nos unen lazos estrechísimos de afecto y hasta de sangre.
Me contaba el Padre Mariano al regreso de sus vacaciones anuales en España, que después de quince días en que saludaba a los suyos, en que encontraba a viejos amigos, tenía ya deseos de regresar a Cuba. Y voy a explicar sus razones, recordando aún el acento de cierto dolor con el que me las exponía: “Hay tanta frialdad religiosa, me decía, hay tanta secularización allí que no me hallo. El pueblo cubano tiene una calidez, una simpatía hacia la Iglesia y hacia el sacerdote en sus búsquedas de Dios, que aunque no conozca casi nada de religión, muestra un interés y una avidez que te entusiasman”. Y me agregaba: “yo extraño mucho eso.”
Cuando después de unos años en la Parroquia del Pilar, donde había hecho un trabajo pastoral de gran calidad, le pedí al Padre Mariano que fuera a Regla para atender ese Santuario de la Virgen , me dijo que aceptaba, pero que sería por poco tiempo, pues pensaba retirarse a España después de tantos años de misión en Cuba y primero en Chile; para no llegar demasiado viejo a su Patria.
Pero sus sentimientos de afecto y apego a Cuba, a nuestro pueblo y a nuestra Iglesia le hicieron decirme un poco más tarde: “No se preocupe por lo que le dije de mi estancia en Cuba, yo pienso dejar mis huesos aquí.”
Se cumplió trágicamente su proyecto. Pero algo más deja entre nosotros el Padre Mariano: el amor, el respeto, la admiración y la gratitud de un pueblo y de una Iglesia que lo recordarán siempre.
Las coordenadas históricas y humanas de este hecho, hasta donde es posible, las he trazado brevemente. Pero como toda vida humana, como toda historia de hombres y de pueblos, tenemos que mirar también estas incidencias desde el ápice de la fe.
Más, ¿no será absurdo tratar de ver un plan de Dios en la injusticia, en la crueldad? ¿Qué explicación puede tener que un hombre entregado con amor a su prójimo para alabanza de Dios, sea recompensado con una muerte de este género?
En efecto, en el querer de Dios no entra el pecado, el pecado procede del hombre que hace un mal uso de su libertad violando la ley de Dios. Bajo este aspecto es justo decir que Dios no quiere este asesinato ni ningún otro mal. Pero en Jesús, que nos salva del mal y nos abre las puertas de la eternidad feliz, su acción salvadora se produce extrañamente a través del dolor que le infligen los hombres pecadores que lo llevan, en medio del rechazo, la traición y la tortura, hasta el suplicio de la Cruz.
Entramos así en la hondura del misterio, Dios redime al mundo por el dolor. El sufrimiento y la misma muerte no tienen la respuesta aparentemente lógica y simple que nosotros buscaríamos: el que sufre paga lo mal que ha vivido, el que no sufre, es recompensado por su buen vivir.
Esa no es la lógica de la Cruz , sino que la universalidad del sufrimiento, el hecho de que sea nuestro patrimonio común, permanece no explicable, pero se hace luminoso y redentor a partir de la entrega de su vida que hace Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios en la Cruz.
Todo sufrimiento queda ante nosotros con su realidad trágica de producir dolor, pero al mismo tiempo cobra sentido, es sacado del absurdo que parece ser su única definición por la Cruz de Cristo.
Las palabras de Jesús en el Santo Evangelio, que hemos proclamado hoy enuncian esta misteriosa verdad: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no dará ningún fruto.”
Luego es necesario ese caer en tierra, ese asumir lo que parece aniquilación para que “haya fruto abundante.”
Todo cristiano hace el recorrido siempre singular de su vida con Cristo, nace con Él en el Bautismo, se alimenta de su Cuerpo y de su Sangre en la Eucaristía y esto le permite crecer como humano y como hijo de Dios y, si quiere ser en verdad discípulo, tendrá que tomar de un modo u otro la Cruz para seguir al Señor.
Esto es aún más notable en el sacerdote, que presenta cada día la ofrenda del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Santa Eucaristía. De este modo se va configurando a Cristo en un don de sí que genera vida.
A este camino de entrega para la salvación de los hombres quiso Jesús asociar al Padre Mariano al llamarlo al sacerdocio. Y ¿quién de nosotros, queridos sacerdotes, al conocer horrorizados los últimos sufrimientos de su vida mortal no pensó en Cristo Crucificado, en su soledad terrible, en su ofrenda al Padre, en su perdón para los verdugos que lo martirizaban?
Acoge, Señor, esta última ofrenda del Padre Mariano. La unimos ahora a la ofrenda de tu Cuerpo y de tu Sangre por la salvación del mundo, que hacemos en esta Santa Eucaristía. Y así, el tránsito doloroso del Padre Mariano unido al tuyo, será motivo de salvación para muchos.
Esperamos que su deposición en tierra dé ese fruto abundante que en el orden del espíritu, tanto necesita nuestro pueblo, para que no crezca entre nosotros la violencia, para que se frenen los instintos primitivos que empañan la vida social, para que realmente el pueblo cubano conserve esos valores de amistad, de simpatía, de acogida que el Padre Mariano tanto apreció y gustó.
En tus manos, Padre de Bondad, encomendamos a tu hijo Mariano a quien Tú llamaste a participar sacramentalmente del Sacerdocio de Cristo.
Recíbelo en tu Reino, donde el amor que Él predicó y vivió triunfa definitivamente del mal.
Concédele Señor, el descanso eterno y brille para él la luz perpetua.
Reflexión de José Antonio Pagola para el domingo décimo séptimo del Tiempo Ordinario - B, 26 de Jullio de 2009, enviado por Delegación Diocesana de Enseñanza de Tenerife.
NUESTRO GRAN PECADO
El episodio de la multiplicación de los panes gozó de gran popularidad entre los seguidores de Jesús. Todos los evangelistas lo recuerdan. Seguramente, les conmovía pensar que aquel hombre de Dios se había preocupado de alimentar a una muchedumbre que se había quedado sin lo necesario para comer .
Según la versión de Juan, el primero que piensa en el hambre de aquel gentío que ha acudido a escucharlo es Jesús. Esta gente necesita comer; hay que hacer algo por ellos. Así era Jesús. Vivía pensando en las necesidades básicas del ser humano.
Felipe le hace ver que no tienen dinero. Entre los discípulos, todos son pobres: no pueden comprar pan para tantos. Jesús lo sabe. Los que tienen dinero no resolverán nunca el problema del hambre en el mundo. Se necesita algo más que dinero.
Jesús les va a ayudar a vislumbrar un camino diferente. Antes que nada, es necesario que nadie acapare lo suyo para sí mismo si hay otros que pasan hambre. Sus discípulos tendrán que aprender a poner a disposición de los hambrientos lo que tengan,aunque sólo sea «cinco panes de cebada y un par de peces».
La actitud de Jesús es la más sencilla y humana que podemos imaginar. Pero, ¿quién nos va enseñar a nosotros a compartir, si solo sabemos comprar? ¿quién nos va a liberar de nuestra indiferencia ante los que mueren de hambre? ¿hay algo que nos pueda hacer más humanos? ¿se producirá algún día ese "milagro" de la solidaridad real entre todos?
Jesús piensa en Dios. No es posible creer en él como Padre de todos, y vivir dejando que sus hijos e hijas mueran de hambre. Por eso, toma los alimentos que han recogido en el grupo, «levanta los ojos al cielo y dice la acción de gracias». La Tierra y todo lo que nos alimenta lo hemos recibido de Dios. Es regalo del Padre destinado a todos sus hijos e hijas. Si vivimos privando a otros de lo que necesitan para vivir es que lo hemos olvidado. Es nuestro gran pecado aunque casi nunca lo confesemos.
Al compartir el pan de la eucaristía, los primeros cristianos se sentían alimentados por Cristo resucitado, pero, al mismo tiempo, recordaban el gesto de Jesús y compartían sus bienes con los más necesitados. Se sentían hermanos. No habían olvidado todavía el Espíritu de Jesús
José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Piensa en los que mueren de hambre.
26 de julio de 2009
17. Tiempo ordinario (B)
Juan 6,1-15)
Extracto de DOSSIER FIDES “El Año Sacerdotal: Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote publicado por Fides el 18 de Junio de 2009.
Entrevista a Su Excelencia Monseñor Mauro Piacenza
Secretario de la Congregación para el Clero
Excelencia Reverendísima, ¿por qué Benedicto XVI ha querido convocar un Año Sacerdotal?
El Santo Padre se preocupa particularmente, como es natural, de la vida, la espiritualidad, la santificación y la misión de los Sacerdotes. La misma plenaria de la Congregación para el Clero, en la Audiencia durante la cual fue anunciado el Año Sacerdotal, tenía como título: «La identidad misionera del presbítero en la Iglesia, como dimensión intrínseca del ejercicio de los tria munera». Es urgente y necesario, en este tiempo, recordar con fidelidad a los sacerdotes, y al pueblo santo de Dios, la belleza, la importancia y lo indispensable del ministerio sacerdotal, en la Iglesia, para la Salvación del mundo.
Un Año dedicado a profundizar y redescubrir qué es el sacerdocio católico, ampliando los espacios de oración para y con los Sacerdotes, no puede sino hacer bien a toda la misión de la Iglesia, la cual, justamente en el ministerio ordenado, ve expresada una de sus “notas” esenciales, que siempre proclamamos en el credo dominical: la Apostolicidad.
El Año Sacerdotal ha sido convocado con ocasión del 150o Aniversario de la muerte de San Juan María Vianney. ¿Qué figura de sacerdote era el Cura de Ars?
El Cura de Ars es ante todo Sacerdote de Jesucristo, es realmente en la imitación de Cristo Sumo Sacerdote y en la misión realizada en Su Nombre que se revela el carisma pastoral. Es Cristo mismo que unifica al Santo, a través de la gracia bautismal y sobre todo sacerdotal. San Juan María Vianney es “totalmente sacerdote” en cada una de sus opciones y de sus gestos, en todo su ser, y es planamente consciente de ello. Esta profunda unión le permite acompañar al Señor en el huerto de los olivos, en la pasión, hasta la Cruz. Él tiene consciencia, como sacerdote, de ser uno de los instrumentos privilegiados (y de aquí el gran sentido de responsabilidad) para conducir el mundo a Dios.
Discípulo de Cristo, él fue plenamente hijo de la Iglesia, de la que recibió mucho y a la que donó todo, permaneciendo siempre su hijo humilde y obediente, libre y exigente.
Las Virtudes teologales caracterizan la vida del Santo de Ars, que resplandece por su fe, vivida plenamente en modo heroico; una fe siempre mendigada y al mismo tiempo clara y radicada en lo más profundo de su ser y de su vida. Fue por excelencia un hombre de esperanza, con los ojos fijos hacia el cielo, tuvo la Eternidad como horizonte último. Vivió asimismo una caridad “desbordante” por el prójimo, que amaba por y a través de el amor por Dios. Junto a las tres grandes virtudes, los consejos evangélicos representaron un elemento fundante de la espiritualidad del Cura de Ars. Los vivió plenamente, sacando de ellos fuerza para la misión. Incluso no siendo un religioso, miembro de algún Instituto, los vivió en modo no sólo ejemplar, sino realmente heroico. Pobreza, castidad y obediencia han sido luces de su vida.
¿Qué “imagen” de sacerdote, para el hombre de hoy, propone el Papa en la celebración de este Año?
¡La imagen de siempre! La que la Iglesia y la genuina doctrina han siempre propuesto y que encuentran una espléndida síntesis en la figura evangélica del “Buen Pastor”. Ciertamente, nuestro tiempo, con notables diferencia entre Occidente secularizado y relativista y otras partes del mundo en las que el sentido de lo Sacro es todavía muy fuerte, vive algunas tentaciones que inevitablemente afectan también al ministerio sacerdotal y que, también con la ayuda de este Año, será necesario iniciar a corregir. Pienso, por ejemplo, en la tentación del activismo, que ataca a no pocos sacerdotes, quienes, si a veces parecen heroicos en la total dedicación, sin embargo no pocas veces ponen en riesgo su vocación misma y la eficacia del apostolado, si no permanecen establemente en esa relación vital con Cristo que se nutre de silencio, oración, Lectio Divina y, sobre todo, de la S. Misa cotidiana, de la adoración Eucarística y del Santo Rosario. El Santo Padre mismo, ha recordado a los sacerdotes que «nadie anuncia o se lleva a sí mismo, sino que, dentro y a través de su propia humanidad, todo sacerdote debe ser muy consciente de que lleva a Otro, a Dios mismo, al mundo. Dios es la única riqueza que, en definitiva, los hombres desean encontrar en un sacerdote» (Benedicto XVI, Alocución, 16/03/2009).
¿Cómo se vivirá este Año Sacerdotal?
El Año Sacerdotal, como querido por el Santo Padre, no será un año “reservado a los Sacerdotes”, sino que toda la Iglesia, en todos sus elementos, será llamada a redescubrir, a la luz de la tensión misionera que le es propia, la grandeza del don que el Señor ha querido dejarLe con el ministerio sacerdotal.
En esa dirección va también el título felizmente escogido por el Santo Padre para este Año: “Fidelidad de Cristo, fidelidad del Sacerdote”, indicando el primado absoluto de la gracia, como recuerda la Primera Carta de Juan: «Nosotros amamos porque Él nos ha amado primero» (1Jn 4,19) y, al mismo tiempo, la indispensable cordial adhesión de la libertad amante, recordando que, el nombre del amor en el tiempo es “fidelidad”.
Se trata de un evento no espectacular sino para ser vivido sobre todo como renovación interior en el redescubrimiento gozoso de la propia identidad, de la fraternidad en el propio presbiterio, de la relación sacramental con el Obispo propio.
¿Qué frutos podrá ofrecer a la Iglesia el Año Sacerdotal?
¡Los que Dios quiera! Ciertamente el Año Sacerdotal representa una ocasión importante para mirar de nuevo y siempre con grato asombro la obra del Señor que, “la noche en que fue traicionado” (1Cor 11,23), quiso instituir el Sacerdocio ministerial, vinculándolo imprescindiblemente a la Eucaristía, cumbre y fuente de vida para toda la Iglesia.
Será, entonces, un Año para redescubrir la belleza y la importancia del Sacerdocio y de los ordenados individualmente, sensibilizando a todo el pueblo santo de Dios: los consagrados y las consagradas, las familias cristianas, quienes sufren, y sobre todo los jóvenes tan sensibles a los grandes ideales, vividos con auténtica entrega y constante fidelidad. Recordaba el Santo Padre en el discurso de convocatoria: «También parece urgente la recuperación de la convicción que impulsa a los sacerdotes a estar presentes, identificables y reconocibles tanto por el juicio de fe como por las virtudes personales, e incluso por el vestido, en los ámbitos de la cultura y de la caridad, desde siempre en el corazón de la misión de la Iglesia». El Año sacerdotal quiere sostener e implorar al Espíritu estos frutos de presencia visible.
“Algunos consejos para poner en práctica”, publicados en la Revista “COMO LAS ABEJAS” de la Fundación Canaria Hogar Sant Rita, número 45, Mayo-Junio 2009.
¡Qué buenos son los Santos!
Algunos consejos para poner en práctica (A.M.H.H.)
He tenido hoy un sueño, dijo una vez Martín Luther King. Se lo digo a ustedes mis amigos: Cuando hayamos conseguido que resuene en todos los pueblos la libertad, entonces podremos celebrar aquel día en que todos los hijos de Dios: negros y blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, puedan juntar sus manos y cantar; al fin la libertad. Gracias Todopoderoso. Permítenos rezar para que los negros y los blancos podamos vivir juntos y en paz. Este sueño le costó la vida, porque eso es lo que sabemos hacer los hombres, matar. Pero lo que no han podido matar son las ideas. Todavía el sueño de Luther King no se ha realizado del todo. Yo diría que falta aún mucho; pero sigue vigente el sueño y yo mismo también creo que llegará ese maravilloso día en que todos los hombres, unamos nuestras manos como hijos de un mismo Dios.
Para triunfar en la vida necesitamos mucha constancia, no dejar nunca una obra a medio hacer. He conocido a muchas personas en mi vida, que tienen un montón de carreras o estudios comenzados y que nunca terminaron nada del todo. Se cansaron de todo, se aburrieron de todo. Con nada no se consigue nada. Para todo lo que uño emprenda necesita muchas toneladas de fuerza de voluntad. Muchas veces luchar contra inconvenientes, contra críticas de los que nunca hicieron nada y no quieren que nadie haga nada. Quizá para no ponerse al descubierto de que él tiene una vida vacía y sin historia. Venga, si es buena la idea y vale la pena, no le dés más vueltas y juégatelas todas. Al final verás que ha valido la pena.
Cuando éramos pequeños nuestros padres nos decían: estudia para que seas alguien en la vida, estudia que eso es para ti, para el día de mañana.
Cuando somos mayores decimos: si yo hubiera hecho caso a mi madre, si yo hubiera tenido más estudios, si yo hubiera aprovechado mejor el tiempo, si yo hubiera... y llega el momento de los lamentos de algo que ya no tiene remedio. Por eso hemos de aprovechar el tiempo y las oportunidades que se nos brinden. Las oportunidades vienen y se van y a lo mejor no vuelven. Si uno quiere recoger tiene que sembrar y quien no siembra no se queje de no recoger nada. Uno tiene que labrarse su porvenir y luego dejarlo todo en las manos de Dios.
Soñar en un mundo mejor y una vida más bella, soñar en la unión de todos los hombres, soñar en que llegará un día en que todos los habitantes del planeta Tierra, nos amemos los unos a los otros, es ponerse a soñar, como sueña Dios. Dios sueña en que todos sus hijos se quieran. Dios sueña en que haya paz en todo el planeta Tierra. Dios sueña en que no falte un plato de comida para terminar con el hambre en el mundo. Dios sueña en que se pare la guerra en todo el mundo. Pero Dios, a pesar de ser todopoderoso, nos respeta la libertad v, en cierto modo, Dios se "siente" un tanto "desilusionado"; pero la vida sigue y cada uno debe intentar de cumplir su misión. Es un deber. Por culpa de no hacer tú lo que tu tenías que hacer, cuántos no pudieron seguir porque dependían de ti.
El dinero es un medio que necesitamos todos. Pero qué horrible cuando el dinero se convierte en fin, y, precisamente, la mayor parte de las corrupciones vienen por el dinero. Cuántas familias divididas y peleadas por el dinero. Cuántos abusos, cuántos enredos, cuántas trampas por el dinero. Cuántos vicios, cuántos sobornos, cuántos crímenes, cuántas guerras por el dinero. Cuántos amigos perdidos por culpa del dinero, cuánto descontento, cuánta infelicidad, cuánta disconformidad por culpa del dinero. Por no perder a un amigo, me decía uno, no quiero pedirle prestado dinero.
Carta a Mi Amigo Teófilo del Padre Antonio María Hernández del Hogar Santa Rita de El Puerto de la Cruz, publicada en la revista “COMO LAS ABEJAS” número 45, Mayo-Junio 209.
Mi buen amigo Teófilo, paz y bien,
Me has dejado hondamente emocionado con tu preciosa carta, toda ella elaborada desde lo más profundo de tu corazón. Ciertamente toda tu vida es un gran misterio y no sé que te tendrá Dios reservado. A mí, me vibra de tal modo la palabra "madre", tantas veces pronunciada por ti, que conmueve todo mi ser y llena para mí, el amor más grande, que atesora mi corazón. Sólo Dios es más grande que mi madre y siempre he dicho, que el ser que en la Tierra es más parecido a Dios, es sin duda, la madre. Tú has exaltado el concepto de "madre", con el amor indiscutible de tu madre. Cuando yo digo que soy hijo de tres amores, es como hablar de las tres partes de un trípode, que son necesarias las tres: Dios, mi padre y mi madre. Tú me hablas de "dos madres", y parece como si el "trípode" se cayera por falta de una pata; pero, está clarísimo, que esa pata que le falta al trípode de tu vida personal, la ha sustituido con creces, como tú has expresado muy bien, el cariño, preocupación y cuidado de tus abuelitos, y quizá también el amor de tus tíos, que nunca te han menospreciado, ni mirado "como el bicho raro" de tu familia. Además, el amor de tu madre y su dedicación, en exclusiva, a todo el proceso de tu vida, haciendo, a la vez, de padre y madre, y llevando sobre sus hombros el peso total de la responsabilidad de tu vida, es sencillamente, digno del más alto honor.
Sé que el que más ha sufrido, con esta historia, eres tú, y también tu santa madre. Recuerdo cuando ocurría todo, como me cuentas, que tu madre tenía casi que estar ocultando su embarazo, y escondiéndose por el miedo al "qué dirán", de la gente, que siempre está atenta a la última noticia y quizá, con una actitud un tanto hipócrita, discriminatoria hacia una "madre soltera" y diciendo de ella barbaridades injustas. A mí se me cae la cara de vergüenza, el tener que oír estas cosas tan desagradables.
Para entenderte a ti, mi buen Teófilo, hay que vivir en carne propia los desprecios, las críticas nefastas, los comentarios duros, que habrás tenido que escuchar, a lo largo de toda tu vida sobre tu madre. Tú, quizá, en el tiempo de tu infancia, a lo mejor, no lo notaste tanto, por la dedicación tan grande de tu madre en tu vida y también por la ayuda de tus abuelitos, que han actuado, ciertamente, como avales reales de esa tercera pata del trípode de tu vida personal. Es evidente que un tanto por ciento muy elevado de tu educación, se debe a la dedicación de tu madre, que ha actuado contigo como padre y madre a la vez. La vida de tu madre está tan vinculada a tu vida que, en verdad, está totalmente engarzada en la tuya, fundidas ambas vidas en un solo todo, dependiendo directamente de Dios, la misma organización de tu vida personal.
Sé que por mucho que te diga, para poder entenderte y comprenderte, hay que estar en tu lugar. La vida de una persona es muy compleja; pero la tuya, en concreto, se ha sostenido, por lo que tu vida personal ha significado, para la vida de tu madre, que para ti, es vinculante. Tú has mencionado, que tú eres hijo de "dos amores", porque no conoces el amor de padre, ni tu padre ha influido en tu vida, y estás marcado por la grandeza, sin duda, de tu buena madre. Aunque mucha gente al mirarte, pensara en tu vida, no la entendería. Sólo se dedican a juzgar y a meterse con tu madre, y con lo que ha hecho en su vida, poco entendible; pero has de comprender, mi buen Amigo Teófilo, que la gente, en general es muy dura y tantas veces un tanto cruel y no le importa crucificar, hacer sufrir, acomplejar y amargar la vida a la persona más noble y más indefensa como lo es una madre.
Creo que si hubo pecado, en la carrera de su vida, ya lo tiene bien expiado y que no le dé más vueltas. Lo que está, está, y lo más importante que ha ocurrido en tu vida es que, gracias a esa "irregularidad", y de la manera dolorosa como han querido juzgar tu vida, estás ahora mismo vivo y con la dignidad de un buen hijo y de un buen cristiano. Ciertamente tu vida, está marcada por el problema de tu nacimiento; pero, para Dios, tu llegada a este mundo, es lo que más le importa, ya que, independientemente de quién sea tu madre o tu padre, es El, el verdadero autor de tu vida. iCuántos casos, como el tuyo, han tenido un final feliz y maravilloso para la misma sociedad! Es el caso concreto de San Martín de Porres, —Fray Escoba—, el hermano Dominico y qué categoría tan grande adquirió su madre por salvar a su hijo de un aborto, exigido en aquel entonces, por el Padre de San Martín, porque "atentaba contra "su prestigio" y fama en las Cortes Españolas". Era como una afrenta para su alta alcurnia, y de un puesto alto en la monarquía del emperador Carlos V, y luego de su hijo Felipe II. San Martín de Porres, es uno de los clásicos ejemplos de que lo que importa es el nacimiento del hijo, y no es obstáculo, ni mucho menos, el ser hijo de madre soltera, aún para ser Santo. ¿Te acuerdas cómo amaba a su madre, San Martín de Porres? La adoraba.
Tu amor indescriptible, me recuerda a este caso maravilloso de hijo de madre soltera, como lo eres tú. Tú, amigo Teófilo, tienes la misma categoría y la misma dignidad que la de aquel que sea hijo de padre reconocido. iCuántos desprecios quizás, habrás tenido tú, a lo largo de tu vida por esta causa! Como si estuvieras marcado por el destino, para sufrir y aguantar tantas injusticias, como habrán cometido contigo y con tu madre, y ver, como una tragedia familiar, tu nacimiento. iQué maravillosa grandeza posee tu madre! Con razón casi la idolatras, es casi "como tu Dios", porque ha sido y es lo más hermoso que te ha ocurrido en tu vida, el ser hijo de esta madre concreta que Dios puso en tu camino. iQué valiente fue tu madre en un tiempo en que ser "madre soltera", era como una bajeza y que, hasta para familiares muy cercanos a ti, hubieran querido que tú no existieras! Alguna vez habrás oído de la cantidad de mujeres que se trasladaban a Londres a abortar, para que nadie se enterara del nacimiento de su hijo. Ahora desgraciadamente se está viendo como normal y no hay que ir a Londres. Se olvidan que abortar es matar a un ser indefenso que no ha hecho nada mal a nadie. Sólo que tiene derecho a nacer. Tu madre no se ha avergonzado jamás de ti, sino que, al contrario, eres su orgullo, y la razón y motivación más grande que ha tenido a lo largo de su vida, para que tú seas, ciertamente, "alguien en la vida".
En el tema de tu padre, te diría que dejases la vida correr, y que no te la compliques. Es normal que no sientas amor por él. Al fin y al cabo, nunca se preocupó por ti. Quizá, fuiste sólo el fruto de un amor pasional y sin responsabilidad. No sientas remordimientos por ver en tu padre, un hombre más de la calle. No te atormentes por esto. Sigue tu camino. Que honres con tu vida la grandeza de tu madre. No te acomplejes ni te sientas menos que nadie. Escribe con tu vida páginas bonitas de amor y esperanza. Que tu vida sea un himno a la bondad de Dios y a la ternura maternal de tu santa madre. Es tu vida, precisamente, la que levantará más el prestigio y la valía de tu madre, y no te sientas como un hijo de "segunda clase", por serlo de madre soltera, y no me gustaría que tocaras más este tema y que cuantos te oigan hablar de tu madre, tengan un concepto altísimo de la que un día no "sólo te respetó tu derecho a nacer", sino que, más aún, te ha cuidado, te ha ayudado a que hoy tengas un gran nombre en la sociedad, porque has sabido aprovechar el tiempo y has hecho producir, al máximo, los talentos que un día te dio Dios en el momento de tu venir a este mundo. Ahora que te conozco en profundidad, tengo que decirte, mi amigo Teófilo, "Bendito sea Dios mi buen Teófilo, gracias por haberte conocido".
Cuando me cuentas que tu madre en el momento en que le presentaban tus tías a un joven apuesto e interesante, enseguida, "para que nadie se equivocara, ni se aprovechara, decía que era madre soltera, y tenía un hijo". No escondía su condición ante la sociedad. Jamás sentía vergüenza por su condición de "madre soltera". Cuando me comentabas, cómo tu madre frenaba a los jóvenes de su tiempo, a pesar de que muchos de ellos eran buena gente, me acuerdo de un amigo que tuvo que irse ha realizar su especialidad en la Universidad de Navarra. Enseguida, cuando alguna chica se fijaba en él, antes que se ilusionara con él, sin más le decía: soy un hombre casado, y luego, me decía este amigo, que algunos compañeros de la Universidad casados, se quitaban el anillo "nupcial" y se hacían pasar por hombres solteros. El pensaba: "mi mujer me está siendo fiel en mi ausencia, por tanto, en modo alguno, se merece, que yo le falle". Porque tampoco a mí me gustaría que mi mujer me sea infiel. Estoy de acuerdo en la igualdad de categoría entre hombres y mujeres y nadie es más, ni menos, sino lo que uno es ante Dios: "ni más ni menos". En la viña del Señor hay de todo; pero me encanta la honradez y transparencia de tu madre, aunque, por esta causa, perdiese la ocasión de conocer algún chico, aún en el mejor sentido de la palabra, y que le quiera de verdad, le acepte como es y también, sabiendo que tiene un hijo.
También me cuentas que tu madre, sufría muchas veces incomprensiones, cuando algunos hombres, al ver que tuvo un hijo, siendo soltera la confundían y venían a ella con mala intención, creyendo que era una mujer muy fácil, y que tu madre sentía rabia, porque no podía ofrecer su amistad a ningún hombre, porque se equivocaban y se "iban por otra parte".
Mil veces bendito, el día en que tú pusiste el pie en tierra, en este planeta. "Si no hubieras nacido, sin duda te hubiera echado de menos". También yo me siento orgulloso de que tú seas mi amigo. Hablo con gozo de ti, cada vez que tengo que mencionarte. Eres sencillamente, un campeón. Que sigas "volando muy alto", como soñabas cuando eras pequeño. Que seas un afamado deportista y un famoso aviador de "aviones supersónicos", y de aquí en adelante, sigas queriendo con locura a esa gran madre que no ha escatimado los más insignificantes cuidados para que seas "un don alguien en la vida".
Siéntete orgulloso de la madre que un día te dio a luz y jamás menciones tu condición de "hijo de madre soltera", como si fuera esta condición un deshonor. Ahora te toca a ti, con tu vida, con tu buen hacer, con tu valía personal en la sociedad en que te mueves, quien levante hasta lo infinito, la grandeza y heroísmo de tu madre. Tú eres su sol, el encanto de su vida, el motivo que le lanza a seguir adelante, y a no tener en cuenta los comentarios negativos, que ha tenido que soportar a lo largo de su vida, pues, como tantas veces te he dicho, mi buen Teófilo, tú eres, en verdad la principal razón del vivir de tu madre y lo que le ayuda y anima a seguir adelante contra viento y marea. El tema de tu padre, yo creo que lo debes aparcar y no complicar más las cosas. Deja algo en manos de Dios y creo que ese tema entra dentro de "ese algo". Adiós amigo Teófilo, adiós. Hasta siempre. No sé si me supe explicar.
Antonio María Hernández Hernández
ZENIT nos ofrece las palabras del Papa el domingo 19 de Julio de 2009 durante el rezo del Ángelus, en la Plaza Ruggia de Romano Canavese (en Piamonte, Italia), cerca de Les Combes (Val D'Aosta), donde está transcurriendo estos días unos días de descanso.
Queridos hermanos y hermanas,
He venido con gran alegría a vuestra bonita ciudad, a vuestra bella iglesia, la ciudad nativa de mi primer colaborador, cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, con el que ya había colaborado durante años en la Congregación para la Doctrina de la Fe.
¡Como veis, a causa de mi infortunio, estoy un poco limitado en mi agilidad, pero la presencia del corazón es plena, y estoy entre vosotros con gran alegría!
Quisiera en este momento decir gracias con todo mi corazón a todos: han sido muchos los que me han mostrado, en este momento, su cercanía, su simpatía, su afecto por mí y han rezado por mí, y así se ha reforzado la red de oración que nos une en todas partes del mundo.
Ante todo, quisiera agradecer a los médicos y al personal médico de Aosta que me ha tratado con tanta diligencia, con tanta competencia y amistad y - como veis – con éxito - ¡esperamos! - final.
Quisiera agradecer también a las autoridades del Estado, de la Iglesia y a todas las personas que me han escrito o que me han mostrado su afecto y su cercanía.
Quisiera también saludar sobre todo a vuestro obispo, monseñor Arrigo Miglio, y agradecerle las gentiles palabras llenas de amistad, que me ha enseñado también un poco la situación histórica y presente de esta ciudad vuestra. Y quisiera agradecer también a Su Excelencia Luigi Bettazzi por su presencia. Saludo al Alcalde, que me ha dado un regalo bellísimo, a las autoridades civiles y mlitares, saludo al párroco y a los demás sacerdotes, los religiosos y las religiosas, los responsables de las asociaciones y los movimientos eclesiales y a toda la ciudadanía, con un pensamiento especial para los niños, los jóvenes, las familias, los enfermos, las personas necesitadas. A todos y a cada uno de vosotros dirijo mi más vivo agradecimiento por la acogida que me habéis reservado en esta breve estancia entre vosotros.
Esta mañana habéis celebrado la Eucaristía y el cardenal Tarcisio Bertone os ha ciertamente ilustrado la Palabra de Dios, que la liturgia ofrece a nuestra meditación en este XVI domingo del Tiempo Ordinario. Cómo el Señor invita a los discípulos a retirarse a otra parte para escucharlo en la intimidad, así yo también quisiera entretenerme con vosotros, recordando que precisamente la escucha y la acogida del Evangelio han dado vida a vuestra comunidad ciudadana, cuyo nombre recuerda los lazos bimilenarios del Canavese (región subalpina cercana al Valle de Aosta) con Roma.
Vuestra tierra fue bien pronto bañada, como ha dicho su Excelencia, por la sangre de los mártires, entre los cuales san Solútor - debo confesar que hasta ahora no conocía su nombre, pero estoy siempre encantado de conocer nuevos Santos Intercesores – y junto con san Pedro, el Apóstol, es titular de vuestra iglesia. Testimonio elocuente de una larga historia de fe y de vuestra imponente iglesia parroquial, que domina una larga parte de la tierra canavesana, cuya gente es bien conocida por su amor y su apego al trabajo. Actualmente, sin embargo, sé que también aquí, en la zona de Ivrea, muchas familias experimentan una situación de dificultades económicas a causa de la falta de trabajo. Sobre este problema – como ha recordado también Su Excelencia – he intervenido muchas veces y he querido afrontarlo más en profundidad en la reciente Encíclica Caritas in veritate. ¡Espero que pueda movilizar fuerzas positivas para renovar el mundo!
¡Queridos amigos, no os desaniméis! La Providencia ayuda siempre al que obra el bien y se compromete por la justicia; ayuda a quienes no piensan sólo en sí mismos, sino también a quien está peor que ellos. Y vosotros lo sabéis bien, porque vuestros abuelos se vieron obligados a emigrar por falta de trabajo, pero después el desarrollo económico ha traído bienestar y son otros los que han emigrado hasta aquí desde Italia y desde el extranjero. Los valores fundamentales de la familia y del respeto a la vida humana, la sensibilidad por la justicia social, la capacidad de afrontar la fatiga y el sacrificio, el fuerte lazo de unión con la fe cristiana a través de la vida parroquial y especialmente la participación en la Santa Misa, han sido vuestra verdadera fuerza a través de los siglos. Serán estos mismos valores los que permitiran a las generaciones de hoy construir con esperanza su propio futuro, dando vida a una sociedad verdaderamente solidaria y fraterna, donde todos los ámbitos, las instituciones y la economía estén permeados de espíritu evangélico.
De modo especial me dirijo a los jóvenes, en quienes es necesario pensar en perspectiva educativa. Aquí, como en todas partes, es necesario preguntarse qué tipo de cultura se os viene encima, qué ejemplos y modelos se os propone, y valorar si son capaces de animaros a seguir las vías del Evangelio y de la libertad auténtica. La juventud está llena de recursos, pero se la debe ayudar a vencer la tentación de elegir vías fáciles e ilusorias, para encontrar el camino de la Verdad verdadera y plena.
¡Queridos hermanos y hermanas! En esta vuestra tierra, rica de tradiciones cristianas y de valores humanos, han florecido numerosas vocaciones masculinas y femeninas, en particular para la Familia Salesiana; como la del cardenal Bertone, que nació precisamente en esta parroquia vuestra, fue bautizado en esta iglesia, y creció en una familia donde asimiló una fe genuina. Vuestra diócesis debe mucho a los hijos y a las hijas de Don Bosco, por su presencia difundida y fecunda en toda la zona desde los años en los que aún estaba vivo el Santo Fundador. Que esto suponga un ánimo ulterior para que vuestra comunidad diocesana se comprometa cada vez más en el campo de la educación y del acompañamiento vocacional. Invocamos para esto la protección de María, la Virgen Asunta Patrona de la Diócesis, Auxilio de los cristianos, Madre amada y venerada de forma especial en los numerosos santuarios dedicados a Ella entre los montes del Gran Paraíso y la llanura del Po. Su presencia materna indique a todos el camino de la esperanza y os conduzca a ella como la estrella que guió a los santos Magos. La Virgen de la Estrella vele sobre vosotros desde la colina que domina Ivrea, el Monte Estrella dedicado a Ella y a los Reyes Magos. Confiémonos ahora con confianza filial a la Virgen invocándola con la oración del Ángelus.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]
Artículo escrito por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título "Revalorar el ministerio presbiteral", al inicio del Año Sacerdotal.
VER
Escribo desde Oaxaca, donde coordino los ejercicios espirituales de varios sacerdotes de esta arquidiócesis, tomando como inspiración el documento de Aparecida. No se trata de un curso o un estudio, ni de un taller pastoral, sino de ponerse en ambiente de reflexión y oración, para escuchar lo que, en ese texto, el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia, en particular a los presbíteros, y hacer una revisión profunda de cómo están viviendo su vocación, pues por los malos testimonios, muchas personas desfallecen en su fe en Dios y se alejan de la Iglesia. Otros se escudan en los escándalos sacerdotales, para desprestigiar la religión y la Iglesia, y así justificar sus propios vicios y pecados. No valoran que la gran mayoría de los sacerdotes cumplen a cabalidad su ministerio, en forma humilde y callada, y son servidores fieles del pueblo, de los pobres, de los que sufren.
Estos ejercicios acontecen en el marco del Año Sacerdotal, convocado por Benedicto XVI, con ocasión del 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianey, párroco de Ars, Francia, y patrono de todos los párrocos del mundo. Su finalidad, como dice el Papa en su carta, es "promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo".
JUZGAR
Son inocultables los errores que cometemos algunos clérigos. En palabras del Papa, "hay situaciones, nunca bastante deploradas, en las que la Iglesia misma sufre por la infidelidad de algunos de sus ministros. En estos casos, es el mundo el que sufre el escándalo y el abandono". Quisiéramos que nunca acontecieran estas situaciones, y las lamentamos profundamente. Nos avergüenzan y nos cuestionan: ¿Qué deberíamos haber hecho, para evitarlas? Sin embargo, no se vale regodearse en echárnoslas en cara, sólo para ofendernos y para pretender quitar fuerza a nuestra predicación evangélica. Es como cuando un hijo no acepta la corrección de su padre, porque éste es alcohólico, aunque haya razón para ser corregido. Así, no maduramos; somos como adolescentes que sólo se defienden, ofendiendo. Si no nos corregimos, no avanzamos.
Por otra parte, recalco que la inmensa mayoría de los sacerdotes son confiables y nuestro pueblo se acerca a ellos con respeto y cariño. Por ello, el Papa nos invita a "reconocer con devoción y admiración el inmenso don que suponen los sacerdotes, no sólo para la Iglesia, sino también para la humanidad misma. Tengo presente a todos los presbíteros que con humildad repiten cada día las palabras y los gestos de Cristo a los fieles cristianos y al mundo entero, identificándose con sus pensamientos, deseos y sentimientos, así como con su estilo de vida. ¿Cómo no destacar sus esfuerzos apostólicos, su servicio infatigable y oculto, su caridad que no excluye a nadie? Y ¿qué decir de la fidelidad entusiasta de tantos sacerdotes que, a pesar de las dificultades e incomprensiones, perseveran en su vocación de ‘amigos de Cristo', llamados personalmente, elegidos y enviados por Él?... ¿Cómo no recordar tantos sacerdotes ofendidos en su dignidad, obstaculizados en su misión, a veces incluso perseguidos hasta ofrecer el supremo testimonio de la sangre?"
ACTUAR
Este Año Sacerdotal sea ocasión para que los presbíteros hagan una seria revisión de su vida, para que se esfuercen por ser cada día ministros más auténticos de Cristo, quien los eligió para continuar su propia misión salvadora. Que los acompañe nuestra oración por su santificación progresiva, y nuestra gratitud por la entrega de sus vidas al servicio del Pueblo de Dios. Que los malos testimonios no nos hagan tambalear en nuestras convicciones de fe, pues los sacerdotes son sólo mediaciones para llegar a Cristo; si ellos fallan, Cristo no falla. Hay que ser maduros en la fe, y no niños o adolescentes, que por cualquier cosa gritan y se rebelan, a veces yéndose de la casa paterna. Hay que reconocer las deficiencias, pero no por ellas perder el hilo conductor que nos enchufa con Cristo, en quien está la fuente de toda verdad, de toda vida y santidad.
ZENIT publica el artículo que ha escrito sobre la encíclica "Caritas in veritate" Ana Cristina Villa Betancourt, miembro de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, quien trabaja en la Oficina para la Mujer del Consejo Pontificio para los Laicos.
El pasado 7 de julio fue dada a conocer la muy esperada encíclica social de Benedicto XVI, publicada cuarenta y dos años después de la Populorum Progressio (1967) y dieciocho después de la última encíclica social de Juan Pablo II, Centessimus Annus (1991). La Caritas in Veritate lleva fecha del 29 de junio de 2009. Era, pues, hora de un nuevo pronunciamiento del Magisterio en temas sociales y más aún en medio de la situación de incertidumbre generada por la actual crisis económica.
Leyendo la encíclica desde nuestra "Sección Mujer" varias reflexiones vienen a la mente. No encontramos parágrafos ni ideas referidas directamente a la mujer; la palabra mujer (mujeres) aparece seis veces en una encíclica de 31.278 palabras. De estas seis veces, cinco aparece haciendo parte de la frase "hombre y mujer", "hombres y mujeres". La palabra femenino no aparece, ni tampoco la palabra feminista. Sin embargo, en contraste, el término familia aparece 32 veces, una de ellas como título del quinto capítulo: "La colaboración de la familia humana". ¿Qué puede decirnos esta simple constatación numérica?
La Caritas in Veritate es una encíclica riquísima. Sus propuestas sociales se basan en una profunda visión antropológica que es patrimonio de la Iglesia, experta en humanidad. No teme proponer al mundo de la economía y la política ciertas "verdades de humanidad" que el Santo Padre ve necesarias para construir una sociedad más justa, en la caridad; una sociedad más "a la medida del hombre, de su dignidad y vocación" (Benedicto XVI, Carta Encíclica Caritas in Veritate, 9) y no duda en afirmar que éste y no otro es el camino para un verdadero desarrollo.
No cabe duda de que esta visión "a la medida del hombre" es una visión que encontrará eco en las mentes y los corazones de las mujeres, por esa conciencia particular de que "Dios le confía de un modo especial el hombre" (Juan Pablo II, Carta apostólica Mulieris Dignitatem sobre la dignidad y la vocación de la mujer con ocasión del año mariano, 30). La llamada del Santo Padre es la llamada a entender nuestro compromiso y acción social en "clave de humanidad". Es una llamada que resuena fuerte en las mujeres, que conocemos nuestra particular vocación a crear un espíritu de familia allí donde nos encontremos.
Leyendo la encíclica parecería estar escuchando ecos de las palabras que el Santo Padre dirigió en su encuentro con los movimientos católicos para la promoción de la mujer en Luanda, en marzo. Allí dijo: "En un mundo como el actual, dominado por la técnica, se siente la exigencia de esta complementariedad de la mujer, para que el ser humano pueda vivir sin deshumanizarse del todo". El modelo de desarrollo que la encíclica plantea, centrado en el ser humano y construido para él, parece hacer sentir más fuerte aún la exigencia de una colaboración de hombres y mujeres en relación de complementariedad.
En otro aparte de este mismo discurso africano, el Santo Padre dijo "las mujeres, sobre la base de su igual dignidad con los hombres, "tienen pleno derecho a insertarse activamente en todos los ámbitos públicos y su derecho debe ser afirmado y protegido incluso por medio de instrumentos legales donde se considere necesario [...]» pero a la vez «la presencia materna dentro de la familia es tan importante para la estabilidad y el desarrollo de esta célula fundamental de la sociedad, que debería ser reconocida, alabada y apoyada de todos los modos posibles" (Benedicto XVI, Discurso en el encuentro con los movimientos católicos para la promoción de la mujer, Luanda, 22 de marzo de 2009). Algún comentador notaba el hecho de que, al hablar del mundo del trabajo (n.63), la Encíclica parece asumir como un hecho la presencia de la mujer en este mundo y no ofrece ninguna reflexión crítica al respecto. La presencia de la mujer parece ser aceptada como parte de la realidad del mundo contemporáneo. Y es que es verdad que las mujeres estamos ya en el mundo, participando plenamente de él, dando nuestra contribución en la sociedad. Esta nueva Encíclica es ocasión de cuestionamiento: es hora de profundizar en nuestra identidad y de preguntarnos si al estar ahí presentes estamos siendo, en todo, fieles al "genio femenino", al "carisma profético" (MD, 30, 31). de nuestra feminidad. Si estamos dando todo lo mejor de nosotras mismas. Si estamos contribuyendo, cada una en la medida de sus posibilidades, a que el mundo sea una gran familia.
La Iglesia llama a todos - hombres y mujeres - en esta hora inquietante de la historia a dar nuestra contribución particular, a trabajar por un desarrollo integral que incluya una visión trascendente de la persona, un desarrollo que suponga la libertad responsable de la persona; a crear "un ambiente de familia" atento a la persona humana; a insertar las categorías de confianza y solidaridad en el mercado para que éste cumpla mejor su función económica; a recordar que toda decisión económica tiene un peso moral; a crear un modelo de economía de mercado capaz de incluir a todos los pueblos; a abrirnos a formas de actividad económica caracterizadas por ciertos márgenes de gratuidad y comunión; a cuidar de la vida y protegerla; a ayudar a implementar una "apertura a la vida en modo moralmente responsable"; a ayudar a ver en esta apertura un "recurso social y económico". Nos llama también a testimoniar a las jóvenes generaciones la belleza del matrimonio y la familia; a establecer políticas que promuevan la centralidad y la integridad de la familia; a ayudar a enriquecer las posibilidades de la humanidad con la mayor disponibilidad para la intercomunicación...
En uno de sus pasajes más profundos e interesantes, la Encíclica denuncia un lamentable vacío de ideas (n.53) e invita a profundizar en la categoría de la relación como clave para el futuro de la humanidad. Una humanidad que aparece mucho más interconectada que antes, pero en la que, paradójicamente, la soledad es una de las formas más hondas de pobreza que el hombre experimenta. El Santo Padre nos invita a profundizar en la comprensión de la relación entre las personas y la centralidad que tiene este tema para entender quien es el hombre y cómo debe constituirse una sociedad que vele por él y lo proteja.
La Encíclica pues llama a todos, hombres y mujeres, a re-pensar nuestra acción y compromiso en el mundo. La visión del desarrollo que nos propone, basada en una caridad informada por la verdad, tiene como centro al hombre. El llamado de esta Encíclica resuena fuerte y espera mentes y corazones dispuestos a acogerlo e implementarlo. Las mujeres nos sentiremos especialmente impulsadas a responder a este llamado desde nuestra particular vocación a la maternidad, física y espiritual, desde nuestras particulares características y sensibilidad.
(De Fuente de La Guancha)
ELECCIÓN DE COFRADE MAYOR Y JUNTA DE GOBIERNO DE LA COFRADÍA DE LA SANTA PASIÓN
15 de Mayo
Una vez aprobados los Estatutos de la Cofradía de la Santa pasión de La Guancha por el Sr. Obispo con fecha de 3 de Marzo de 2009 después de un período de proceso constituyente y elaboración de sus estatutos la Junta Gestora convocó elecciones para el 15 de Mayo de 2009. Reunida la Asamblea General resultó elegida Presidenta-Hermana Mayor Doña Isolina Liduvina Dorta León. También fueron elegidos los demás miembros de la Junta de Gobierno. La secretaria enviará acta al Vicario General de la Diócesis para su confirmación, según artículo 35 de los estatutos.
CELEBRACIÓN DE DESPEDIDA DE LAS MISIONERAS DE LAS DOCTRINAS RURALES EN EL PALMAR DE BUENAVISTA
22 de Junio
Así es siempre su estancia en los campos de trabajo: una vez realizada su “misión” marchan a otro lugar. Y su “misión” es la de enseñar la Doctrina católica a aquellas almas que, por vivir en lugares aislados o por la falta de sacerdotes, carecen de la suficiente instrucción religiosa. Durante dos años una comunidad de Misioneras de las Doctrinas Rurales ha permanecido en el barrio del Palmar de Buenavista dando catequesis, impartiendo clases de cultura general a pequeños y a grandes, visitando a los enfermos, fomentando el teatro religioso, ensayando cantos e implicando en la participación de la liturgia. En la tarde del 22 de Junio y en la iglesia de El Palmar tuvo lugar la despedida oficial de esta comunidad de seglares de plena consagración evangélica y de intensa vida de oración. El señor obispo Don Bernardo Álvarez, que presidió la celebración, agradeció vivamente su testimonio de fe y su apostolado a través de las actividades y servicios realizados e invitó a los asistentes, que llenaban el templo, a dar gracias a Dios por el don de su presencia entre ellos y a pedirle que se concrete en vocaciones.
Momentos de emoción fueron las palabras de las religiosas y las del párroco Don Julio Ribot.
Para saber de las Misioneras de las Doctrinas Rurales:
¿Quiénes son las Misioneras de las Doctrinas Rurales?
Medios de apostolados de las Misioneras de las Doctrinas Rurales
Cómo colaborar con las Misioneras de las Doctrinas Rurales
Fundadores de las Misioneras de las Doctrinas Rurales
VISITA AL INSTITUTO DE ASTROFÍSICA DEL TEIDE
27 de Junio
Ciento cinco personas de las parroquias de San José y de La Guancha participaron en la visita al observatorio de astrofísica del Teide aprovechando la oportunidad brindada por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) de unas jornadas de puertas abiertas organizadas con el fin de acercar los conocimientos astronómicos a la población. Divididas en grupos accedieron al Telescopio Solar THEMIS, al IAC80, Telescopio Carlos Sánchez, Bradford, al Laboratorio Solar, la Estación Óptica Terrestre (OGS), y la Torre Solar al Vacío (VTT). A través de distintas actividades, talleres y observaciones en directo los monitores explicaron cómo funcionan los telescopios y la importancia que tiene la Astronomía para la humanidad. La visita duró tres horas.
Por la tarde el grupo visitó el santuario del Santo Hermano Pedro en Vilaflor y el Cristo de la Salud de Arona.
BODA EN LA GUANCHA
27 de junio de 2009
Dentro de la misa vespertina del sábado contrajeron matrimonio los jóvenes Ceferino Galván Luis, natural de Santa Cruz y vecino de la Guancha, y Yesenia González Pérez, natural de Caracas y vecina también de La Guancha. Fueron sus padrinos Joaquín Socas Reyes y Arleny Evelyn González Pérez.
APROBACIÓN DE LA JUNTA DE GOBIERNO DE LA COFRADÍA DE LA SANTA PASIÓN
9 de Julio
Ha sido confirmada por el Iltmo. Sr. Don Domingo Navarro, Vicario General, la nueva junta de gobierno de la Cofradía de la Santa Pasión de La Guancha el 29 de Junio de 2009, después que la secretaria solicitara su confirmación con el visto bueno del Consiliario. Necesario este requisito para surta efecto la elección del Cofrade Mayor y de su Junta Directiva según el artículo 35 de los Estatutos. El Cofrade Mayor ahora deberá realizar juramento de fidelidad ante el Consiliario.
REGRESO DE LA EXCURSIÓN A RUMANÍA
9 de julio
Realmente impresionados y sorprendidos regresaron las personas que participaron en el viaje a Rumania durante ochos días (1 al 8 de Julio) recorriendo las regiones de Transilvania y Valaquia y visitando la fascinante ciudad medieval de Brasov, la ciudad de Sighisoara, patrimonio de la humanidad, Sibiu con sus estrechas calles, murallas y fortificaciones, la ciudad industrial de Pitesti y Bucarest como ciudad más grande del país con su impresionante parlamento. Al tener el alojamiento durante cuatro noches en un hotel rural de Bazna nos dio la oportunidad de entrar en contacto con la vida del campo: carros tirados por caballos, animales de granja sueltos, bacas pastando, gente encantadora… No faltó la cena con música y baile tradicional, ni la cata de vinos. No faltó tampoco la ruta de Drácula con su castillo. Constituyó una auténtica novedad para nosotros la visita a varias iglesias fortificadas.
BAUTISMOS EN LA GUANCHA
12 de Julio
Dentro de la Eucaristía del domingo quince del Tiempo Ordinario recibieron en Bautismo cinco niños – Leire, Natacha, Aned María, Álvaro Ramón y Aylín. No dejó de resultar un acontecimiento en estos tiempos de tan pocos nacimientos. Familiares y amigos llenaron el templo.
CELEBRACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
16 de Julio
La fiesta litúrgica de Ntra. Sra. del Carmen no pasó desapercibida para los fieles de nuestra parroquia de La Guancha, aunque en sus manifestaciones populares haya decaído. Sin embargo existe una devoción muy arraigada a la patrona del mar como lo demuestra la cantidad de fieles reunidos en la celebración de la Misa. Al final se cantó la Salve junto a la imagen que se venera en el templo desde la primera década del siglo XX.
Comentario a las lecturas del domingo décimo sexto del Tiempo Ordinario – B publicado en Diario de Avisos el domingo 19 de Julio bajo el epígrafe “DOMINDO CRISTIANO”.
Tres paradojas
DANIEL PADILLA
Es muy breve el pasaje evangélico de hoy. Pinta Marcos el momento en que "los apóstoles -después de haber sido enviados por Jesús-, volvieron a reunirse con él y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado". Muy breve, en efecto. Pero, en su brevedad, contiene muy aleccionadoras enseñanzas. Podrían resumirse en tres paradojas:
1. Encarnarse-aislarse. El mismo Jesús que les envió a mezclarse entre la gente, a ir de pueblo en pueblo, de casa en casa, a "encarnarse" en la Humanidad con vocación de simiente, a convertirse en fermento en medio de la masa, a acomodarse al máximo en cada sitio por donde pasaran, ese mismo Jesús les aísla ahora y les lleva a "un lugar tranquilo, porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer". Se me antoja que el apóstol que empieza ha de aprender muy pronto este difícil y necesario movimiento que va desde "la compañía" hasta "la soledad", del estar rodeado de "ruido" a estar rodeado de "silencio", de "estar" en el mundo, pero sin "ser" del mundo, de ser "misionero" pero siendo "contemplativo", de ser "contemplativo" pero siendo "misionero". Y del ejercicio de esta antinomia, tenemos que aprender esta otra:
2. Trabajo-descanso. El ciudadano de la ciudad secular y el cristiano comprometido en el Reino ha de estar dispuesto a ir a "trabajar en la viña, a la hora de tercia, y a la de sexta, y a la de nona". No se nos ha dado "un talento" para "meterlo debajo de la tierra". Entre otras razones porque "la mies es mucha" y porque "todos los miembros somos necesarios para el funcionamiento del cuerpo de Cristo". Y, en este sentido, ¡bendita Marta, la "atareada", porque nos enseñó a trabajar sin descanso en las tareas de la casa! Pero Jesús nos dijo que "había que descansar un poco". Por eso alabó a María, la hermana de Marta, que se buscó aquel dulce descanso a los pies de Jesús. Yo no sé si valoramos en su justo medio la necesidad del descanso físico y psíquico. Vivimos en un mundo neurotizado, irritado, ajetreado, siempre al borde de la bronca y la violencia. Y una de las causas de esta situación es, no lo duden, el no conjugar suficientemente "trabajo" con "descanso", "ajetreo" con "relax". Hasta nuestras mismas vacaciones se convierten en un auténtico cóctel de cansancios y barullos.
3. Grupos-multitud. O, si prefieren, "minorías" y "muchedumbres". Me gusta este Jesús del evangelio de hoy que, por una parte, les decía a los apóstoles: "Vengan ustedes solos" y, por otra "sentía lástima de aquella multitud, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles con calma". Y me gusta este Jesús porque es necesario que sepamos enfocar pastoralmente nuestra actividad con los "grupos" y nuestra atención a la "gran comunidad". Dedicarnos a los primeros con perjuicio de la segunda puede tener mucho de elitismo y de falta de prudencia pastoral. Refugiarse en lo "multitudinario" por aquello de que "todos somos Pueblo de Dios", privado de un cultivo oportuno a quienes se sienten llamados a un grupo específico, puede ser igualmente desacertado.
Artículo que ha escrito monseñor Rafael Sandoval Sandoval M.N.M., obispo de Tarahumara, sobre el examen de conciencia.
El examen de conciencia
Por monseñor Rafael Sandoval Sandoval M.N.M.,
1. "VIGILAD Y ORAD"
Jesús me dice que hay que discernir cada día. Pero para hacerlo no hay recetas. Los santos nos dicen lo que a ellos les sirvió, pero la receta la necesitamos hacer cada uno y cada día.
"Vigilar y orar" es ver qué está pasando dentro y fuera de nosotros. Este mundo cambia, y nosotros también cambiamos de sentimientos. Ver es una actitud permanente y de alerta. No podemos instalarnos.
Hay que estar todos los días mirando los signos de los tiempos, lo que sucede en el mundo, lo que pasa en la Iglesia, la propia historia, las mociones interiores, etc. Para eso necesitamos tener espacios diarios.
Pero hay que saber que la seguridad no está en nosotros mismos, sino en Él. Hay que estar siempre abiertos para ver qué nos está diciendo Dios, y dispuestos a cambiar nuestros modos de pensar. Hay que ver la realidad con los ojos de la fe.
2. EL EXAMEN DE CONCIENCIA
Existe un instrumento magnífico que nos ayuda a ser seguidores de Jesucristo: es el tradicionalmente llamado "examen de conciencia particular". Es muy sencillo y, por desgracia, poco practicado.
Tal instrumento es importante para todo cristiano, pero especialmente para el agente de pastoral, para el seglar, para el religioso y para el sacerdote. ¡Cuántos conflictos internos y externos desaparecerían si lo practicáramos! Frecuentemente lo aprecian más algunos psicólogos que los mismos creyentes. Si el psicólogo es creyente, lo aprovechará mucho. Pero no se necesita ser muy sabio para poderlo practicar. Lo puede hacer cualquier persona que quiera tener la vida en sus manos.
¿Por qué no se practica? Entre las muchas razones hay dos que subrayo aquí: la primera es porque lo reducimos a algo contable de fallas. Hacerlo de esta manera nos llevaría a caer en el miedo y en el escrúpulo. La segunda es porque nos quedamos en un análisis psicológico que poco tiene que ver con la fe.
3. ¿QUÉ ES EL EXAMEN?
El examen particular es una atención suave y afectiva del corazón. Es un ponerme delante del Señor para platicarle qué pasó en el día que acaba de terminar. Por eso es conveniente hacerlo antes de dormir.
Es un momento de comunicación con Dios; un encuentro y un diálogo con Él; algo así como dice el salmo: "Como están los ojos fijos en las manos de su señor, así están mis ojos fijos en el Señor" (Salmo 122, 2).
De lo que se trata es de ver por dónde y cómo está pasando el Señor en mi vida. Para eso se necesita mucho afecto. Cuando se ama a alguien, se le contempla y se ven los contenidos de su presencia, de su voz, de su paso; hasta se contempla a qué huele.
Se trata de tener una actitud constante de buscar la voluntad de Dios por un contacto ininterrumpido con Él. Esto me hará ver si estoy de lado de Dios, y me mantendrá en buena tonalidad. Así podré tener mi vida en mis manos. En pocas palabras: el examen es una especie de evaluación que me ayuda a tener mi vida bajo mi control.
Consiste en contemplar los impulsos que vienen del Señor. Estos impulsos son movimientos interiores por los que Dios me habla. Cada impulso espiritual consta de dos elementos: una frase ("no tengas miedo") y un sentimiento (paz, claridad). Si sé contemplar cada impulso, entonces tendré lo que se llama un "estado espiritual". Este último consiste en la huella o afecto que quedó después de haber tenido los impulsos.
El examen de conciencia consiste en examinar los impulsos espirituales que Dios me concedió en el día. Tal examen ya es oración, y junta la historia y las mociones interiores. Ahí se une la oración y la vida.
Alguien puede decir que no siente nada, pero eso no es verdad. Sólo los muertos no sienten. Siempre estamos sintiendo algo. Incluso cuando no sentimos nada, pues ese "nada" ya es algo, y se llama "sequedad". También ese "nada" hay que examinarlo para ver qué me dice el Señor.
4. ¿PORQUÉ ES BUENO HACER EL EXAMEN?
Porque así vamos aprendiendo a estar con Dios y platicarle lo que pasó en el día. De esta forma vamos contemplando lo que contemplamos. Es un contemplarme contemplándolo a Él.
Si lo hacemos diariamente, nos iremos dando cuenta del lugar central que Dios va ocupando en nuestra vida. El examen es como un puente entre la oración y la vida.
Además, nos hace más libres. Nos ayuda a tener "libertad interior". De esta forma nos iremos dando cuenta de que ya no nos importa tanto el "qué dirán", sino el "cómo estoy delante del Señor".
Son las cosas pequeñas las que más descuidamos. Estas "cosas pequeñas" son las que ni nos ponen del lado del mal, pero tampoco nos dejan poner del todo del lado del bien.
Nos daremos cuenta de lo que Dios nos está dando, pero también iremos tomando consciencia de los propios defectos. Pero hay que hacerlo con paz y sin culpabilidad enfermiza.
A veces pasamos muy distraídos en el día, y así vamos dañando a los demás con palabras y acciones sin darnos cuenta. Con frecuencia somos duros y bruscos sin percibirlo.
Si lo practicamos, iremos notando que nuestro existir va adquiriendo más calidad. Además, tiene un grande valor terapéutico o curativo, pues así vamos analizando los sentimientos (angustia, miedo, alegría, etc.).
Así vamos viendo cómo está trabajando Dios en mí y vamos viendo cómo está pasando.
5. UN MODO DE HACERLO
1) DAR GRACIAS A DIOS
Consiste en que le dé gracias a Dios por los dones de mi vida. ¿De qué le quiero dar gracias hoy a Dios?
2) PEDIR LUZ Y ACEPTAR
Le pido luz para conocerlo, y gracia para aceptarlo como está pasando. Luz para ver la vida, y gracia para aceptarla. Así, vida y Presencia me irán volviendo contemplativo.
Por ejemplo: ¿En qué personas vi al Señor ese día? ¿En qué circunstancias o acontecimientos lo vi? ¿Lo vi en la lluvia, en el frío, en el calor, en...? Lo que importa es la Presencia del Señor.
3) EXAMINAR
Ahora examino la vida, y miro si entró el Señor. Hago el énfasis en su Presencia. No me centro en mi mismo, sino en el Señor. No se trata de ver si prediqué bonito, si fue bueno el curso que tomé o si hice bien mi trabajo. Las siguientes preguntas pueden servir: ¿El Señor pasó? ¿Le impedí que pasara? ¿Qué le impidió?
4) CONVERSAR
Ahora le platico sobre lo que examiné. Si vi su Presencia a través del día, le doy gracias. Si no lo vis, le digo: "dispénsame".
Ese platicar ha de ser tranquilo, como cuando estoy con un amigo: "Oye, pero qué difícil fue verte en esa persona tan habladora; en esa persona tan difícil...". Ahí puedo expresarle mis disgustos o mis frustraciones. Puedo preguntarle: ¿Qué buscas con todo esto?
5) HACER ACUERDOS
Los acuerdos no son propósitos. Si hago propósitos, seguro que no los voy a cumplir. Lo mejor es que le diga: "Dime qué, y ayúdame para que sea para agradarte a Ti".
Comentario al Evangelio del domingo (Marcos 6,30-34) XVI del tiempo ordinario B, ofrecido por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, obispo de Huesca y de Jaca.
Descansar con Jesús
Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, obispo de Huesca y de Jaca
Al regreso de aquella correría apostólica, los discípulos debieron volver tan cansados como pletóricos de alegría. Eran muchas las cosas que habían dicho y hecho "en Nombre de Jesús", sabiéndose enviados por él. Pero estaban cansados. Jesús los tomó aparte y dirá a aquellos que le seguían más de cerca: "venid un poco aparte, a un lugar solitario, y descansad un poco".
No es sólo un momento de relax el que les propone Jesús, sino un descanso con Él. Por eso se los lleva un poco aparte, aún a costa de no atender en el entretanto a toda la muchedumbre que andaba de acá para allá. Ellos tendrían necesidad de contarle al Maestro tantas cosas, y éste, a su vez, querría conocer qué tipo de resonancia o reacción había producido en ellos esta primera salida misionera. Para poder luego seguir subiendo hacia Jerusalén, era imprescindible pararse con el Señor a solas, gustando lo único que es necesario, como el mismo Jesús explicará a Marta en el célebre diálogo en su casa de Betania.
Porque si el discípulo habla sin haber escuchado antes la Palabra necesaria, y si actúa sin haber contemplado previamente la Presencia imprescindible, corre el riesgo de convertirse en jaleador de sus inventos, en vendedor de sus ideas, en urgidor de sus prisas, en imponedor de sus visiones, sea cual sea la clave ideológica desde la que lo haga; si la misión del evangelizador cristiano no nace de otra Palabra escuchada y de otra Presencia acogida, se arriesga a no ser una misión cristiana.
Y en este Evangelio, como siempre en la historia cristiana, cuando de verdad se ha descansado con Jesús bebiendo en las fuentes de su Palabra y su Presencia, entonces Él no retiene ni se queda privadamente con los que más de cerca le seguían. No ha actuado así el Señor jamás, sino todo lo contrario: "cuando llegaron a la otra orilla, se conmovió por la gente que andando había ido a esperarlos, porque eran como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarlos".
Este es el gesto de Jesús y el gesto de sus discípulos: Pedro, ¿me amas? Pues apacienta mis ovejas (Jn 21). Siempre así. Apacentar las ovejas de Cristo, curar sus heridas, vendar sus quebrantos, consolar sus pesares e infundir la esperanza, pero no antes de haber amado al mismo Cristo. No son rivales Dios y los hombres. Son dos amores fundidos aunque no confundidos, diversos pero inseparables. Toda una lección y todo un programa para quienes por compromiso con nuestro bautismo hemos de evangelizar, descansando junto a Jesús y conmoviéndonos por los hermanos.
VATICANO - “AVE MARÍA” por mons. Luciano Alimandi - La santidad sacerdotal
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Se multiplican en el mundo, en las varias realidades diocesanas y eclesiales, gracias al impulso dado por el Santo Padre Benedicto XVI con la convocatoria de un Año Sacerdotal, iniciativas dirigidas sobre todo a redescubrir y revalorar la identidad sacerdotal y la consiguiente misión del sacerdote en la Iglesia. La misión de Jesús, como es testimoniada por el Evangelio, es realizada en modo del todo especial por los apóstoles y discípulos que son enviados por Jesús a todo el mundo para proclamar la Buena Nueva (cfr. Mc 16, 15). A la raíz de la auténtica vocación sacerdotal está, por lo tanto, necesariamente la llamada de Jesús: “no me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros” (Jn 15, 16)
Para “decidir” ser sacerdotes, es necesario ante todo descubrir esta elección de predilección de Cristo. Quien escoge y quien envía es siempre y solo Él y, esto, Jesús lo hace a través de la mediación de la Iglesia. Una verdadera vocación no es sólo intuición, sino que debe ser cultivada e injertada en el árbol secular de la Iglesia.
Para llegar a ser conscientes de la elección de Jesús es necesario, normalmente, un tiempo más o menos largo de discernimiento. Es necesario, en efecto, llegar al conocimiento de una verdad sublime: ¡Jesús me llama a ser como Él, sacerdote! Sin un adecuado camino, que normalmente inicia en la propia familia, Iglesia doméstica, ¿cómo se podría descubrir una verdad así que involucra y cambia la vida entera?
El “sígueme” (cf. Mt 9, 9; Mc 10, 21; Lc 9, 59; Jn 1, 43) pronunciado por Jesús a la conciencia de un pobre hombre, más o menos joven, como eran los primeros discípulos del Señor, trae consigo enormes consecuencias. En efecto, se permanece sacerdote eternamente.
La llamada sacerdotal es tan alta que uno no se puede engañar quedándose donde ella nos ha encontrado. La madurez humana, intelectual, espiritual del llamado debe necesariamente crecer no sólo hasta el día de su ordenación, sino hasta el día de su muerte, porque, si el crecimiento se detiene, inevitablemente se regresa atrás, comprometiendo cada vez más la propia vocación a la santidad.
El agua que no fluye, se estanca, es por esto que Jesús habla de “agua viva”, entendiendo la vida de gracia, don del Espíritu Santo, que los que creen en Él pueden recibir (cf. Jn 7, 38). Es una ley inalterable del espíritu: quien no “sube”, “baja”, o se progresa en las virtudes (los hábitos hermosos y buenos) o se fortalecen los vicios (los hábitos feos y malos). Es por esto que la así llamada “formación permanente” de los sacerdotes requiere de un compromiso no menor del requerido por la formación sacerdotal antes de las Órdenes sagradas.
Es obvio que, justamente por la intensidad del esfuerzo requerido, antes y después de la ordenación sacerdotal uno se puede cansar de: rezar, vigilar, amar, abandonarse, donarse... Es entonces que la Providencia divina viene en nuestra ayuda en mil modos diversos. Si somos humildes los sabremos reconocer y ellos nos llevarán “en alto”, nos elevarán por encima de las preocupaciones humanas, de las mismas tentaciones diabólicas y de las mezquinas lógicas individualistas... Para “no perder cuota”, tanto como cristianos que como sacerdotes, es necesario, ante todo, tener un corazón libre, que no se haga pesado por los lastres, es decir por la mundanidad, sino que se vacíe constantemente para hacerse más “ligero” y “subir”.
Sólo el amor de Dios puede elevar, ensanchar el horizonte, purificar la mente y el corazón de todo aquello que ofusca y corrompe; pero el amor de Dios es también “fuego”. Jesús lo ha dicho: “he venido a traer el fuego sobre la tierra; y cómo quisiera que ya estuviese encendido” (Lc 12, 49).
Para hacerse hijos de la luz (cf. Jn 12, 36) es necesario el “fuego” del Espíritu y el fuego, obviamente, quema también porque debe purificar y sanar en nosotros aquello que es pecaminoso. Este proceso, si no se completa en esta tierra, para aquellos que se salvan, continuará en el Purgatorio. También aquí se habla de fuego que quema; es siempre el fuego del amor, porque el Purgatorio es el Lugar del Amor que purifica, como lo ha comprendido estupendamente Santa Catalina de Génova.
Para experimentar el amor divino que transforma, es necesario imitar a los Santos, a partir de la Virgen María, San José y los Apóstoles. ¿Qué hicieron de extraordinario? Han tomado en serio el Evangelio, lo han vivido – como San Francisco – “sine glossa”, sin añadir ni condiciones ni peros.
Si no tomamos en serio el Evangelio no podemos tomar en serio a Jesús. Jesús nos ha dejado, en efecto, un único Evangelio con una única Iglesia fiel guardiana de la Verdad que, en el surco de la única Tradición viva, nos ofrece el anuncio de siempre: sólo en Cristo Jesús está la salvación y este Jesús no debe ser reducido, relativizado... o se le toma así como es o no se le toma.
La verdadera santidad del sacerdote consiste, entonces, en imitar a Jesús deseando la transformación en Él. Ciertamente esto es humanamente imposible, ¿pero no creemos acaso que Dios puede hacer milagros?
El Santo Padre ha recordado a todos los sacerdotes del mundo, en este Año Sacerdotal, el ejemplo del Santo Cura de Ars, que llegó a ser un Jesús viviente. Después de haber venerado las reliquias de su corazón, el Santo Padre, dirigiéndose a los sacerdotes ha dicho: “Hace poco he podido venerar, en la capilla del Coro, la reliquia del santo cura de Ars: su corazón. Un corazón inflamado de amor divino, que se conmovía al pensar en la dignidad del sacerdote y hablaba a los fieles con un tono conmovedor y sublime, afirmando que ‘después de Dios, el sacerdote lo es todo... Él mismo no se entenderá bien sino en el cielo’ (cf. Carta para el Año sacerdotal). Cultivemos queridos hermanos, esta misma conmoción (...) La Iglesia necesita sacerdotes santos; ministros que ayuden a los fieles a experimentar el amor misericordioso del Señor y sean sus testigos convencidos. En la adoración eucarística, que seguirá a la celebración de las Vísperas, pediremos al Señor que inflame el corazón de cada presbítero con la "caridad pastoral" capaz de configurar su "yo" personal al de Jesús sacerdote, para poderlo imitar en la entrega más completa. Que nos obtenga esta gracia la Virgen María (...) El santo cura de Ars sentía una filial devoción hacia ella, hasta el punto de que en 1836, antes de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, ya había consagrado su parroquia a María ‘concebida sin pecado’. Y mantuvo la costumbre de renovar a menudo esta ofrenda de la parroquia a la santísima Virgen, enseñando a los fieles que ‘basta con dirigirse a ella para ser escuchados’, por el simple motivo de que ella ‘desea sobre todo vernos felices’ (Benedicto XVI, homilía del 19 de junio de 2009). (Agencia Fides 17/7/2009; líneas 77, palabras 1156)
Desde el sitio www.missionerh.it nos hacen partícipes del siguiente artículo publicado en su página "Comunidad Redentor Hominis".
LA PALABRA DE DIOS,
FUNDAMENTO DE LA MISIÓN CONTINENTAL
Leemos en el Documento de Aparecida: "Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura, hay una privilegiada a la que todos estamos invitados: la Lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura. Esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al conocimiento del misterio de Jesús-Mesías, a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús-Señor del universo. Con sus cuatro momentos (lectura, meditación, oración, contemplación), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo al modo de tantos personajes del Evangelio" (n.º 249).
En este punto, como en otros, el Documento de Aparecida ha acogido las indicaciones del Discurso Inaugural de Benedicto XVI, allá donde el Papa afirma: "Hay que educar al pueblo en la lectura y la meditación de la Palabra: que ella se convierta en su alimento para que, por propia experiencia, vea que las palabras de Jesús son espíritu y vida. ... Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la palabra de Dios" (n.º 247).
En efecto, la experiencia personal de fe se alimenta de la palabra de Dios y se vive en la Iglesia. Por eso, es absolutamente necesario que cada fiel lea la Sagrada Escritura, pero, como la lee y la ha leído durante siglos la Iglesia.
La lectura orante de la Sagrada Escritura
La gran tradición patrístico-monástica ha visto, en la lectura de la Palabra, la primera etapa de su proceso de comprensión, para que crezca la vida espiritual del hombre. La segunda etapa es la meditación, como inteligencia de la Palabra escuchada. Aplicar la inteligencia quiere decir comprender también la gramática, el vocabulario, los géneros literarios, etcétera.
La oración, tercera etapa, es un diálogo con Dios, y no el esfuerzo del hombre para encontrar a Dios. Es Dios el que ama y llama al hombre, quien debe responder a esta llamada. Es Dios el que baja para que el hombre pueda subir hacia Él. Por eso, nuestra oración podrá ser auténtica y eficaz, solo si ponemos como punto fundamental de referencia la lectura de la palabra de Dios; es decir, Dios que nos habla.
Para que la palabra que pronunciamos sea verdaderamente palabra de Dios, en el sentido de un genitivo subjetivo (es Dios quien habla), y no de un genitivo objetivo (es una palabra sobre Dios), tenemos que dar nuestro cuerpo, nuestra sangre, nuestra boca a Dios. Solamente quien se transforma en icono viviente de Dios, puede anunciar con eficacia la Palabra.
San Gregorio Magno explica este crecimiento gradual de la palabra de Dios en nosotros: "La Escritura crece y progresa con el que la lee". Esto quiere decir que la palabra de Dios tiene siempre un sentido dinámico, porque expresa el camino de fe de la Iglesia y de cada creyente, quienes, de un acto de fe a otro, caminan hasta la visión.
Por eso, la cuarta etapa es la de la contemplación; es decir, empezar viendo con los ojos de la fe lo que antes hemos escuchado y meditado, para hacerlo nuestro en la oración. Necesitamos de una lectura arrodillada, y no tanto de una lectura cultural o llena de inútiles curiosidades.
El autor medieval Guigo el Cartujo nos describe, brevemente, el significado de cada peldaño de esta "escala del Paraíso". "La lectura es el estudio atento de la Escritura hecho con un espíritu totalmente orientado a su comprensión. La meditación es una operación de la inteligencia, que se concentra con la ayuda de la razón en la investigación de las verdades escondidas. La oración es volver con fervor el propio corazón a Dios para evitar el mal y llegar al bien. La contemplación es una elevación del alma, que se levanta por encima de sí misma hacia Dios, saboreando los gozos de la eterna dulzura".
Así, uno contempla la belleza de su Creador en un conocimiento de amor, haciendo crecer la Palabra dentro de sí mismo. Esta Palabra leída-meditada-rezada-contemplada, conduce al crecimiento espiritual, hasta llegar a la misión.
No se puede vivir la misión, el anuncio de la palabra de Dios, si no se toma como punto de partida la escucha de la palabra de Dios.
Recuperar el criterio de la escucha eclesial
La misión se sitúa, entonces, al final de este camino ascensional.
Es siempre importante, para no caer en una mentalidad sectaria, ver cómo la Iglesia, a lo largo de los siglos y hoy, lee la palabra de Dios. En efecto, esta Palabra la encontramos en la Biblia que, antes de ser nuestro libro, es el libro de la Iglesia, y su lectura debe ser sometida al criterio eclesial.
Por esta razón, la referencia a los Padres, a toda la tradición de la Iglesia y al Magisterio, expresado en sus momentos más altos - que son los Concilios y la enseñanza solemne de los Papas y de los Obispos -, es el criterio que nos reconduce a una sana lectura de la Escritura. Existe siempre el riesgo de confundir nuestra palabra con la palabra de Dios. Muchas veces, cunde la moda de hacer interminables reuniones, en las cuales cada uno de los presentes habla y lanza la primera idea que le pasa por la cabeza, y después se hace pasar esta idea como palabra de Dios expresada bajo el impulso del Espíritu Santo. Este método de reuniones y de encuentros conduce muy lejos de la sana doctrina y crea mentiras y confusiones.
Por esta razón, es necesario recuperar el criterio de la escucha eclesial.
Escribía el entonces Cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI: "Es cierto que, como palabra de Dios, la Biblia está por encima de la Iglesia, que ha de regirse y purificarse siempre por ella; pero la Biblia no está fuera del cuerpo de Cristo; una lectura privatizada nunca puede penetrar en su verdadero núcleo. La recta lectura de la Escritura presupone leerla allí donde hizo y hace historia, donde es, no mero testimonio del pasado, sino fuerza viva del presente: en la Iglesia del Señor y con sus ojos, los ojos de la fe. La obediencia a la Escritura es siempre, en este sentido, obediencia a la Iglesia; esa obediencia se vuelve abstracta si intentamos separar la Iglesia de la Biblia o utilizar esta contra aquella. La Escritura viva, en la Iglesia viva, es, también hoy, un poder de Dios que está presente en el mundo, un poder que es fuente inagotable de esperanza a través de todas las generaciones"[1].
Pienso que leer e interpretar la Sagrada Escritura dentro del marco de la Iglesia, significa descubrir su catolicidad, que no es nuestro yo totalizador, nuestro pequeño grupo, comunidad o capilla, sino que es la Iglesia universal en la casa del Padre congregada desde Adán, desde el justo Abel hasta el último elegido (cf. Lumen gentium, 2), que precede siempre a la Iglesia local y la establece.
E. G.
[1] J. Ratzinger, Un canto nuevo para el Señor, Sígueme, Salamanca 1999, 65-66.
Extracto de DOSSIER FIDES “El Año Sacerdotal: Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote publicado por Fides el 18 de Junio de 2009.
Entrevista a Monseñor Massimo Camisasca
Superior General de la Fraternidad Sacerdotal
de los Misioneros de San Carlos Borromeo
Monseñor Camisasca, Ud. es Superior General de una Fraternidad de sacerdotes misioneros. Como tal, vive en Roma. Por lo tanto no en un lugar así llamado “misional”. ¿Qué significa entonces para Ud. ser misionero?
La misión no está nunca definida por el lugar en que se vive; no se es misioneros sólo si se va a África o a China. Se puede ser misionero permaneciendo en Roma o en Bolonia. Lejos de ser definida por una distancia geográfica, la misión cristiana es, en definitiva, una posición de nuestro ser.
Mi misión hoy me lleva ante todo a la relación con los sacerdotes que Dios me ha confiado: a sentir su vida como parte de la mía. Deseo encontrarlos, escucharlos, hablar con ellos, dedicar mi tiempo y mis energías a ellos, buscar expresar toda mi experiencia de sesenta años de vida, y en particular la experiencia de estos treinta años de mi madurez, como indicación del camino, como ayuda a su camino. Mi misión es también escuchar a las personas que vienen a encontrarme, expresándome sus preguntas, sus dramas, a veces también sus tragedias. Me viene a la mente, a propósito, la expresión con la que Jesús define su misión, una expresión que quisiera que todos sintiésemos en su concretez: «yo he venido para los enfermos».
¿Qué ha permitido que yo en estos treinta años viajase tanto, sintiese la necesidad de escribir, de llamar por teléfono, de asumir el peso de las casas (así se llaman las “misiones” en el mundo de la Fraternidad San Carlos, ndr) que poco a poco nacían? Todo esto no ha dependido de algún don particular que tengo. La misión utiliza nuestros talentos, pero no nace de los dones que tenemos.
¿De qué nace la misión?
Mi misión hacia los hombres la hace posible la acogida de la misión que Dios realiza en mí. Mi ir hacia los hombres (que indudablemente ha sido un ir incluso físico hacia sus personas, sus experiencias y expectativas) ha sido hecho posible por el venir de Dios hacia mí; ha sido una continuación del camino que Dios ha hecho hacia mí, en la medida en que es posible al hombre continuar el paso de Dios. Por lo tanto no hay en la historia evento más iluminador que la Anunciación. En ese preciso momento del tiempo Dios ha caminado desde su mundo infinito y sin confines hacia la pequeña habitación de Nazaret y desde entonces no ha dejado de caminar hacia y a través de los hombres. No es una casualidad que María después del anuncio del ángel sintió la urgencia de ir a buscar a Isabel. El moverse de Dios hacia nosotros, cuando es acogido en modo auténtico, genera la exigencia de ir hacia los hombres, para llevar la iniciativa que nos ha alcanzado y abrir las vías que llevan a Dios. No puede haber otro fundamento de la misión en el cristianismo y en la Iglesia. Toda otra visión de la misión destruye sus razones y la hace degenerar en acción social, en activismo o en protagonismo humano.
La parte final del evangelio de Juan insiste sobre este tema de la habitación de Dios: «vendré a vosotros». Jesús estaba en ese momento realizando el último paso de su descenso hacia nosotros, que era también el primer paso de su ascensión: la muerte en Cruz. Dios desciende hacia nosotros para poder, a través y con nosotros, ir hacia los hombres.
¿Cuáles son los momentos qué describen mejor en su opinión el encuentro entre el movimiento de Dios que nos alcanza y el nuestro movimiento hacia los hombres?
El primer punto de encuentro entre el movimiento de Dios hacia el hombre y el del hombre que se hace misionero y apóstol es la escucha de Dios. Esta es la posición fundamental que aprendemos de María. La escucha de Dios contiene una dimensión de pasividad, que no es otra cosa sino la disponibilidad a dejarse conducir. Pero la escucha es también actividad: todo mi ser se moviliza para acoger a quien viene. Si releemos el capítulo del Evangelio de San Lucas que narra la Anunciación, encontraremos todas estas indicaciones. El primer momento de la misión hacia los hombres es la escucha del otro, pero ésta es posible en la medida en que escucho y acojo a Dios. Escuchar a Dios no es una pura pasividad ni una evasión espiritual. No significa encerrarse en el propio cuarto en silencio para escuchar lo que Dios quiere decirme. Ese es sólo un momento de la escucha.
La escucha es mucho más: es una posición permanente de la vida, es petición de la manifestación de Dios dentro de lo que ocurre. La petición «Ven, Señor Jesús» con la que se cierra toda la revelación es la petición reveladora de toda la posición de nuestro ser, en la que se encierra el significado de todo nuestro ministerio. «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús». Sin la petición de su venida dentro y a través de las cosas que hago, no hay posición verdadera del corazón. El impulso original de la misión es la petición de la manifestación de Cristo dentro de lo que vivo. Así la escucha de Dios excava dentro de mí un espacio que hace posible la escucha del hombre. No se trata de una fórmula, sino de una cosa muy concreta: escuchar verdaderamente a los hombres no es fácil, a veces es incluso pesado y requiere tantas energías, sobre todo cuando significa hacerse cargo de aquello que ellos piden. Escuchar no significa simplemente oír con las orejas, sino entrar en un proceso que lentamente te excava. Es solamente en el espacio de la escucha de Dios que se puede comenzar a aprender cómo escuchar a los hombres. Escuchar a Dios significa también ponerse en la longitud de onda de la más grande cercanía y de la más grande lejanía.
Tratemos de ensimismarnos un poco más en la experiencia de María. Ciertamente para ella, acostumbrada a la escuela de la Escritura, a la meditación y al rumiar continuamente el Antiguo Testamento, la escucha era una posición normal, cotidiana. Un día llega el ángel del Señor y le dice: “serás la madre del esperado, del Mesías, a quien le pondrás por nombre Jesús porque él es el salvador”. Ella entonces responde: “¿cómo es posible? Yo y José hemos decidido de no tener relaciones, de ser ese punto nuevo de todo Israel que es la virginidad”. “No importa”, responde el ángel. Luego pasan los meses y ella siente crecer dentro de sí a este niño, poco a poco, como cualquier madre. Entre tanto la gente comienza a reírse de ella, a verla como una “santita” profanada, mientras en ella crece la preocupación de qué cosa decir a José, a su mamá, a papá, a las amigas. ¡¿Comprendéis ahora cuánto tenía de físico para esta mujer la alteridad de Dios?! María ha sido la discípula del Altísimo, ha percibido en su sangre que para llegar a ser familiares con Dios es necesario pasar a través de la soledad de la extrema distancia.
¿El segundo momento?
No basta escuchar a Dios, es necesario entrar en su acción. Si leemos los Evangelios notamos que Jesús repite continuamente la palabra “hacer”. No se trata de la exaltación del activismo, sino de la evidencia de que al hombre no le basta escuchar a Dios: es necesario dejarse involucrar en su acción. “No quien dice Señor, sino quien hace la voluntad de mi Padre”. El “hacer” de Cristo indica la entrada de todo su ser en la persona del Padre.
Este movimiento de Cristo nos alcanza hoy a través de la lógica sacramental de la existencia, que no es otra cosa que la entrada de todo nuestro ser en la persona del Padre. ¿Cómo es posible este renacimiento? Gracias a los sacramentos y en particular al bautismo. El bautismo nos permite entrar en la acción del Padre estando todavía en la tierra, haciendo todavía las cosas de todos. La Eucaristía cumple el bautismo día a día. La Eucaristía es el bautismo cotidiano, porque realiza cada día la obra del bautismo. Pienso a lo que sucede a la uva: no todas las uvas de la tierra se convierten en sangre de Cristo, como no todas las espigas de grano se convierten en cuerpo de Cristo. Es escogida sólo una cantidad infinitesimal respecto al total. Sin embargo a través de esas uvas y de esas espigas, toda la creación entra a formar parte de la realidad del Padre, es decir es santificada. Esta es la cosa fundamental que quiero subrayar: no debemos nunca percibir una distancia entre las cosas y los sacramentos, entre los hechos y los sacramentos, entre las presencias en la vida y los sacramentos. Abrirnos a la acción de Dios representa la condición para descubrir la acción de Dios en los demás, para ser el medio de la acción de Dios en los demás. A través de la Eucaristía Dios nos hace partícipes de toda su creación renovada y así nos hace trabajar en un modo diverso, pensar en un modo diverso, leer las cosas en un modo diverso. Asimismo, a través de la provocación de las cosas, de los acontecimientos, de las personas, Dios nos hace entrar más profundamente en el misterio de su cuerpo.
La tercera vía que quiero indicar es análoga a la segunda. Para hablar a los demás debemos recibir de Dios su enseñanza sobre la vida. No podemos hablar, enseñar y anunciar a Cristo a los demás si no somos iluminados por Dios. Este es el sentido de la meditación de la Sagrada Escritura. A través de la Sagrada Escritura nosotros recibimos la vida misma de Cristo. La Sagrada Escritura no es simplemente un texto. Es un texto que nace como testimonio vivo de la comunidad que lo ha originado. Por lo tanto para entrar en este texto es necesario escuchar al Espíritu que habla a través de la Iglesia. Hay una continuidad, una circularidad, entre la Sagrada Escritura y aquello que yo vivo en la comunidad: sin la participación en la vida viva de la Iglesia no es posible comprender la Escritura. Asimismo sin la meditación continua de la Escritura la vida se vuelve plana, pierde su inteligencia, permanece inanimada.
Finalmente el cuarto momento…
El Espíritu quiere crear una cosa nueva a través de nuestra misión. Lo dice con mucha claridad Dios a Isaías: «estoy creando una cosa nueva, ¿no os dais cuenta?». Él es siempre nuevo. Hace continuamente nuevo todo lo que toca porque Él es nuevo. Su novedad consiste en el hecho de que es permanentemente presente; no es nunca ni plenamente pasado ni planamente futuro. Esto significa que no es posible ser misioneros si no se está dispuestos a ser llevados siempre hacia nuevos horizontes, hacia nuevas creaciones. Es necesario que nuestra disponibilidad no sea sólo un sueño romántico, como cuando el primer día de seminario pensamos “yo iré a África o a Asia...”. El sueño romántico no debe dejar su lugar al escepticismo desértico, sino a una disponibilidad real, es decir valiente, confiada, que se apoya en la fidelidad de Dios.
Dios es un misterio porque es siempre nuevo. Todo esto exige un movimiento continuo de nuestro espíritu, porque Dios está siempre delante de nosotros y no permite que nos cerremos dentro de la experiencia del pasado, como hizo la Magdalena, que quería que Jesús después de la resurrección fuese el que ella había conocido antes. Jesús, en efecto le responde: “yo tengo que ir al Padre, ya no soy el de antes. No puedes encerrarme en las categorías con las que me has conocido. No quiero decirte que aquello que has conocido de mí no es verdadero, sólo que ahora es una cosa nueva. Debes abrirte a una consideración nueva sobre mí”.
Esta invitación de Jesús exige de nosotros un elasticidad del espíritu, una simplicidad, una pobreza, aquello que Jesús llama “ser niños”, sin lo cual no se entra al Reino de Dios. El niño, en efecto, está todo en el presente y si le propones una cosa nueva que lo atrae está todo en aquel nuevo presente. Se trata de la disponibilidad a seguir lo que no se puede aferrar. El verbo latino comprehendo puede ser traducido también con “aferrar”. Por eso la famosa frase de San Agustín: «Si comprehendis, non est Deus» puede ser entendida como: “si crees que lo has aferrado entonces no es a Dios a quien abrazas”. Quien ha aceptado ser encerrado en el vientre de una mujer no acepta ser encerrado dentro de nuestros límites conceptuales.
Extracto de DOSSIER FIDES “El Año Sacerdotal: Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote publicado por Fides el 18 de Junio de 2009.
Las Indulgencias concedidas con ocasión del Año Sacerdotal
Durante el Año sacerdotal, que comenzó el 19 de junio de 2009 y se concluirá el 19 de junio de 2010, se concede el don de indulgencias especiales, de acuerdo con lo que se especifica en el siguiente Decreto de la Penitenciaría apostólica.
DECRETO
Se enriquecen con el don de sagradas indulgencias algunas prácticas de piedad que se realicen durante el Año sacerdotal convocado en honor de san Juan María Vianney.
Ya se acerca el día en que se conmemorará el 150° aniversario de la piadosa muerte de san Juan María Vianney, cura de Ars, que aquí en la tierra fue un admirable modelo de auténtico pastor al servicio de la grey de Cristo.
Dado que su ejemplo ha impulsado a los fieles, y principalmente a los sacerdotes, a imitar sus virtudes, el Sumo Pontífice Benedicto XVI ha establecido que, con esta ocasión, desde el 19 de junio de 2009 hasta el 19 de junio de 2010 se celebre en toda la Iglesia un Año sacerdotal especial, durante el cual los sacerdotes se fortalezcan cada vez más en la fidelidad a Cristo con piadosas meditaciones, prácticas de piedad y otras obras oportunas.
Este tiempo sagrado comenzará con la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, Jornada de santificación de los sacerdotes, cuando el Sumo Pontífice celebre las Vísperas ante las sagradas reliquias de san Juan María Vianney, traídas a Roma por el obispo de Belley-Ars. Benedicto XVI concluirá el Año sacerdotal en la plaza de San Pedro, en presencia de sacerdotes procedentes de todo el mundo, que renovarán su fidelidad a Cristo y su vínculo de fraternidad.
Esfuércense los sacerdotes, con oraciones y obras buenas, por obtener de Cristo, sumo y eterno Sacerdote, la gracia de brillar por la fe, la esperanza y la caridad, y otras virtudes, y muestren con su estilo de vida, pero también con su aspecto exterior, que están plenamente entregados al bien espiritual del pueblo, que es lo que la Iglesia siempre ha buscado por encima de cualquier otra cosa.
Para conseguir mejor este fin, ayudará en gran medida el don de las sagradas indulgencias que la Penitenciaría apostólica, con este Decreto, promulgado de acuerdo con la voluntad del Sumo Pontífice, otorga benignamente durante el Año sacerdotal.
A. A los sacerdotes realmente arrepentidos, que cualquier día recen con devoción al menos las Laudes matutinas o las Vísperas ante el Santísimo Sacramento, expuesto a la adoración pública o reservado en el sagrario, y, a ejemplo de san Juan María Vianney, se ofrezcan con espíritu dispuesto y generoso a la celebración de los sacramentos, sobre todo al de la Penitencia, se les imparte misericordiosamente en Dios la indulgencia plenaria, que podrán aplicar también a los presbíteros difuntos como sufragio si, de acuerdo con las normas vigentes, se acercan a la confesión sacramental y al banquete eucarístico, y oran según las intenciones del Sumo Pontífice.
A los sacerdotes se les concede, además, la indulgencia parcial, también aplicable a los presbíteros difuntos, cada vez que recen con devoción oraciones aprobadas, para llevar una vida santa y cumplir santamente las tareas a ellos encomendadas.
B. A todos los fieles realmente arrepentidos que, en una iglesia u oratorio, asistan con devoción al sacrificio divino de la misa y ofrezcan por los sacerdotes de la Iglesia oraciones a Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote, y cualquier obra buena realizada ese día, para que los santifique y los modele según su Corazón, se les concede la indulgencia plenaria, a condición de que hayan expiado sus pecados con la penitencia sacramental y hayan elevado oraciones según la intención del Sumo Pontífice: en los días en que se abre y se clausura el Año sacerdotal, en el día del 150° aniversario de la piadosa muerte de san Juan María Vianney, en el primer jueves de mes o en cualquier otro día establecido por los Ordinarios de los lugares para utilidad de los fieles.
Será muy conveniente que, en las iglesias catedrales y parroquiales, sean los mismos sacerdotes encargados del cuidado pastoral quienes dirijan públicamente estas prácticas de piedad, celebren la santa misa y confiesen a los fieles.
También se concederá la indulgencia plenaria a los ancianos, a los enfermos y a todos aquellos que por motivos legítimos no puedan salir de casa, si con el espíritu desprendido de cualquier pecado y con la intención de cumplir, en cuanto les sea posible, las tres acostumbradas condiciones, en su casa o donde se encuentren a causa de su impedimento, en los días antes determinados rezan oraciones por la santificación de los sacerdotes, y ofrecen con confianza a Dios, por medio de María, Reina de los Apóstoles, sus enfermedades y las molestias de su vida.
Por último, se concede la indulgencia parcial a todos los fieles cada vez que recen con devoción en honor del Sagrado Corazón de Jesús cinco padrenuestros, avemarías y glorias, u otra oración aprobada específicamente, para que los sacerdotes se conserven en pureza y santidad de vida. Este Decreto tiene vigor a lo largo de todo el Año sacerdotal. No obstante cualquier disposición contraria.
Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 25 de abril, fiesta de San Marcos evangelista, año de la encarnación del Señor 2009.
Cardenal James Francis Stafford, Penitenciario mayor
† Gianfranco Girotti, o.f.m.conv., Obispo titular de Meta, Regente
Extracto de DOSSIER FIDES “El Año Sacerdotal: Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote publicado por Fides el 18 de Junio de 2009.
San Juan María Vianney: ficha biográfica
Juan María Vianney nace en Dardilly, en Lyon, Francia, en 1786. Desde pequeño se cuenta que ama la soledad y es particularmente timorato de Dios. Son años difíciles, los de fines del siglo XVIII. La revolución francesa no permite a nadie rezarle a Dios en público. Y así los padre de Juan María lo llevan a escuchar Misa en un granero fuera de la ciudad. La pena para los sacerdotes sorprendidos celebrando Misa es la guillotina. A pesar del clima anticlerical, a pesar de las graves amenazas contra los sacerdotes, Juan María hace suya en el corazón la creciente voluntad de dedicarse totalmente a Dios en el sacerdocio. Quiere, en pocas palabras, hacerse sacerdote. A los 17 años logra ir por primera vez a la escuela, donde con la ayuda de un sacerdote amigo que cree en su vocación, trata de seguir los estudios, aunque con resultados pobres. Las dificultades se hacen insuperables cuando se trata de afrontar, en el seminario, los estudios de filosofía y teología. Pero Juan María no se rinde, acepta toda humillación, y en Grenoble, en 1815, a la edad de 29 años, finalmente es ordenado sacerdote.
Es nombrado párroco de Ars, en la diócesis de Belley: por este motivo es llamado el Cura de Ars. Permanece como párroco de Ars por casi 42 años y su ascendiente está todavía vivo en la parroquia que ha santificado con su apostolado. Allí hace florecer en modo admirable, una predicación eficaz, la mortificación, la oración, la caridad. Numerosas son las almas que se dirigen a él, que pasa horas y horas en el confesionario. Es admirable su devoción a María, al Rosario a la Eucaristía.
Extenuado por el cansancio, macerado por los ayunos y penitencias, en 1859 termina sus días en el abrazo del Señor. Antes de que Pío IX lo inscribiese en el albo de los Santos en 1925 y lo proclamase Patrono del clero, Ars era ya una meta de peregrinación. El ejemplo que Juan María deja a todos los sacerdotes es el de la posibilidad de la santidad al interno de un ministerio ordinario. Juan María no hace nada excepcional, sino que vive cada instante solamente como hombre de Dios.
Esto es lo que escribe el mismo: «Estad bien atentos, hijos míos: el tesoro del cristiano no está sobre la tierra, sino en el cielo. Nuestro pensamiento por esto debe dirigirse a donde está nuestro tesoro. Esta es la hermosa tarea del hombre: rezar y amar. Si vosotros rezáis y amáis, he ahí la felicidad del hombre sobre la tierra. La oración no es sino la unión con Dios. Cuando alguno tiene el corazón puro y unido a Dios, aferrado por una cierta suavidad y dulzura que embriaga, es purificado por una luz que se difunde alrededor de él misteriosamente. En esta unión íntima, Dios y el alma son como dos pedazos de cera fundidos juntos que ya nadie puede separar. Como es hermosa esta unión de Dios con su pequeña creatura. Es una felicidad esta que no se puede comprender. Nosotros éramos indignos de rezar. Dios, sin embargo, en su bondad, nos ha permitido hablar con él. Nuestra oración es incienso agradable para él. Hijos míos, vuestro corazón es pequeño, pero la oración lo dilata y lo hace capaz de amar a Dios. La oración es una degustación anticipada del cielo, hace que una parte del paraíso baje hasta nosotros. Nunca nos deja sin dulzura; es como una miel que se derrama sobre el alma y lo endulza todo. Otro beneficio de la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con tanto deleite, que ni se percibe su duración. Mirad: cuando era párroco en Bresse, en cierta ocasión, en que casi todos mis colegas habían caído enfermos, tuve que hacer largas caminatas, durante las cuales oraba al buen Dios, y creedme, que el tiempo se me hacía corto. Hay personas que se sumergen totalmente en la oración como los peces en eI agua, porque están totalmente entregadas al buen Dios. Su corazón no esta dividido».
VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA de don Nicola Bux y don Salvador Vitiello - Dios elige lo que es débil
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Al inicio del ser cristiano no hay una decisión ética"…, (DCE n. 1); el resultado moral, por importante que sea, no puede ser la única medida de la verdad. Ya que la Iglesia está habitada por la potencia del Espíritu, nada puede, contra ella, ni siquiera la fragilidad de los cristianos. Los mismos apóstoles, en su comportamiento, no fueron impecables: basta pensar al momento de la detención de Jesús. ¿Somos nosotros distintos de ellos? Ciertamente hay dos mil años de experiencia, que hacen menos justificables ciertos comportamientos humanos, sin embargo "el corazón es siempre nuevo y debe pues ser reeducado en cada generación". El Espíritu, que descendió en Pentecostés, garantiza el indefectibilidad de la Iglesia y hace posible la Presencia de Jesucristo, que "quema" pero no consume.
Se debe tener presente siempre una paradoja evangélica fascinante: la fuerza de la Iglesia, la fuerza de todo verdadero cristiano, alcanza su máxima eficacia en la debilidad.
Un ejemplo: cierta crítica bíblica, que ha buscado "desmitologizar" el Antiguo Testamento, no ha conducido normalmente a una fe más auténtica, sino a actitudes de verdadera y peligrosa soberbia; se ha llegado a pensar que los testigos oculares y aquellos que escribieron el Nuevo Testamento, según testimonios directos, hubieran sólo "proyectado" su personalidad en los acontecimientos de Cristo: nació el Cristo de la fe, inexplicable e ilógicamente separado del de la historia. Podríamos preguntarnos: ¿No podría ser que los exegetas modernos hubieran proyectado su escepticismo, su estilo y su actitud sobre la gente del siglo I?” (M.D.O'Brien, El Enemigo, Cinisello Bálsamo 2006, pp. 175-176; 308). En este contexto de debilidad ha florecido la fuerza del reciente Magisterio de los últimos dos Pontífices.
Sólo la invocación al Espíritu Santo, por parte de tantas almas que rezan y ayunan por la victoria contra los espíritus hostiles, es remedio a tales "desorientaciones". La Iglesia recibe la gracia - ésta es la palabra y la realidad tan olvidada - de escuchar y obedecer todo lo que Dios pide. Un don, no una fuerza o una sabiduría humana. Hay que aceptar ser humildes y débiles, mendigos, y Aquel que ha creado el universo colma de fuerza. Es necesario que toda relación, toda amistad se base en la Verdad que es Cristo mismo. De otro modo es la muerte del amor.
En la Iglesia tan sólo se debe desear ser santos, llegando a la radical superación de formaciones como "conservador" y "progresista". Además, después del amor a Cristo se debe poner ante todo la obediencia, que es inseparable del amor sincero.
Desde siempre el peligro abraza la Iglesia universal, que, como la Virgen Maria, es asechada a su calcañal por el enemigo, Satanás. Pero ella sobrevivirá a todo porque Cristo, luz del mundo está con ella y la asimila a si. Sólo Cristo es la estrella de la mañana que no conoce ocaso y la Iglesia tiene que reflejarse en Él que es lumen gentium como dice el Vaticano II en su constitución. (Agencia Fides 16/7/2009)
REDACCIÓN DE "IGLESIA NIVARIENSE"
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Boletín 346
La Imagen de la Virgen de Los Reyes saldrá de la iglesia matriz de La Concepción el próximo sábado, 18 de julio, para dirigirse a El Mocanal, primer pueblo en recibirla. La Patrona herreña inicia así su periplo por las parroquias de la isla tras permanecer en La Villa de Valverde dos semanas.
El pasado miércoles, se hizo memoria en la diócesis de los Beatos Ignacio de Azevedo y Compañeros, Mártires de Tazacorte. En la parroquia de San Miguel Arcángel se celebró la Eucaristía ese día, presidida por el Obispo, Bernardo Álvarez y concelebrada por el párroco de la localidad, Juan Ramos y por un invitado especial de la Compañía de Jesús, el padre Fernando García Gutiérrez. Jesuita, actual responsable de patrimonio de la provincia Bética. Se trató de una misa especial, entre otras cosas, porque se contó con el mismo cáliz que utilizó el Beato Ignacio de Acevedo en la última Eucaristía en Tazacorte. Este cáliz permanecerá en depósito en la parroquia de Tazacorte, gracias al convenio firmado entre la diócesis y la Compañía de Jesús.
El alcalde de La Laguna ha informado que el Ministerio de Cultura ha confirmado que el Consejo de Ministros va a aprobar la partida inicial acordada (un millón de euros) para empezar la tan anhelada reforma de las cubiertas de la Catedral de La Laguna.
El pasado martes, tuvo lugar la consagración y dedicación al culto de la nueva parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en Arafo. En dicho acto, que estuvo presidido por el obispo, Bernardo Álvarez, estuvieron presentes el presidente del Cabildo Insular, el alcalde de Arafo y miembros de la comunidad parroquial. Fue una jornada muy emotiva para este enclave del municipio arafero.
Esta semana se ha celebrado la festividad de Nuestra Señora Virgen del Carmen y el Día de la Gente del mar. Por tal motivo, el apostolado del mar ha elaborado un díptico en el que recuerda que esta Organización Internacional de la Iglesia, tiene como objetivo la atención integral al marino y su familia, cualquiera que fuera su credo, lengua, raza o nación. Asimismo, Stella Maris De Tenerife ha señalado en un escrito que en los hombres y mujeres de la mar necesitan el amor y la solidaridad de todos ya que son el blanco de muchas injusticias.
Precisamente, esta semana en el marco de las fiestas de julio del Puerto de la Cruz, se celebró el tradicional embarque de la Virgen del Carmen y de San Telmo. La procesión marítimo-terrestre reunió alrededor de 25.000 personas en las inmediaciones del recinto histórico portuario entre la parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia y la explanada del muelle. En otros numerosos lugares de las islas se festeja, con especial solemnidad, a la Virgen del Carmen.
Este sábado se conmemora el centenario de la construcción de la ermita de El Calvario, en la Zarza, con tal motivo se realizarán en dicho enclave una serie de actos especiales programados por la comunidad parroquial. La eucaristía del sábado estará presidida por el Vicario Judicial, Daniel Padilla.
Continúan desarrollándose los cursos que oferta el Instituto Superior de Teología con motivo de la V Escuela de Verano. Dichos cursos tienen el objetivo de completar la formación de los agentes de pastoral y de sus alumnos. Del 13 al 15 de julio, Sara María Pérez, licenciada en Pedagogía, ha impartido el curso: “¿Por qué? ¿Y por qué? Las interminables preguntas de los niños y las difíciles respuestas de sus mayores: La educación en la fe.” Durante esos mismos días se llevó a cabo otro curso titulado: “Dimensión vocacional de la catequesis con jóvenes”, el cual estuvo dirigido por Amanda Falcón, catequista en Gran Canaria. Por otro lado, del 14 al 16 de septiembre se llevará a cabo otra de estas iniciativas titulada: “La orientación familiar: el arte de escuchar, discernir, aconsejar y ayudar a solucionar el conflicto”. Alejandro González, orientador del COF2000 será el encargado de guiar estas jornadas.
Del 18 al 23 de julio se llevará a cabo en el Seminario Diocesano un cursillo de discernimiento vocacional sacerdotal. El mismo está destinado para aquellos chicos que, teniendo aprobado 6º de Primaria o cursando algún curso de la ESO, han manifestado, explícitamente, su deseo de ser sacerdote y formar parte del Seminario.
El próximo miércoles se realiza en Tenerife una reunión de coordinación de catequesis de adultos entre los vicarios generales de ambas diócesis y responsables del departamento de catequesis en el archipiélago.
La parroquia de La Encarnación, en Santa Cruz de La Palma, ha organizado la primera Semana socio-religiosa Virgen de la Encarnación. Esta iniciativa se desarrollará del 24 de julio al 1 de agosto. Asimismo, del 17 al 30 de julio, en la plaza y templo de Nuestra Señora de la Encarnación, se llevará a cabo el III Campo de Trabajo Parroquial. Se trata de una idea que se ha madurado en el Consejo Pastoral Parroquial que consistirá en redescubrir el valor de La Encarnación como origen fundacional de Santa Cruz de La Palma y cuna de la fe católica en este municipio y arciprestazgo.
El próximo 17 de julio, a las 18 horas, en el monasterio de Santa Clara, de La Laguna, realizará la Profesión Solemne Sor María Jesús de la Eucaristía Jorge Barquero.
El próximo 5 de agosto, a partir de las 11:30 horas, tendrá lugar la celebración de la Eucaristía con motivo de la festividad del Día de las Nieves, en La Palma. Dicha misa estará presidida por el obispo, Bernardo Álvarez. Posteriormente, se llevará a cabo la procesión en torno al Santuario.
Del 12 al 16 de agosto se llevará a cabo en Madrid, la asamblea de la HOAC.
El Consejo de Gobierno del Cabildo de Tenerife ha aprobado la adjudicación de la redacción del Plan Director de la Restauración del Santísimo Cristo de La Laguna, así como la concesión de la prórroga en el plazo de ejecución del vallado y pavimentación de los accesos a la ermita de San Diego.
La parroquia de Añaza ha organizado un campamento urbano en el que han participado 30 niños y jóvenes de 3 a 13 años que ya ha sido clausurado.
PRONUNCIAMIENTO ANTE ALARMANTE REALIDAD DEL NARCOTRÁFICO EN NUESTRO PAÍS
En los últimos días hemos percibido un mayor flujo de información en torno al incremento de la narcoactividad en Costa Rica, tanto en el consumo, como en el tráfico de la droga.
Al mismo tiempo, se constata cómo nuestro país - por su privilegiada ubicación geográfica - dejó de ser un “corredor o pasillo” hacia el Norte, para convertirse en un eslabón más del nefasto negocio de distribución internacional, almacenamiento, venta y consumo local de drogas que, además de teñir de dolor y luto a cientos de familias costarricenses, se han constituido en generadores de ilegalidad, corrupción, violencia, criminalidad, desintegración familiar e inestabilidad social.
Antes que enfatizar las causas, ya de por sí conocidas o, simplemente, señalar culpables, es nuestra responsabilidad como ciudadanos y como Pastores de la Iglesia en Costa Rica, apoyar todas las iniciativas y las acciones que ataquen el problema desde su raíz pues, la Iglesia no puede permanecer indiferente ante este flagelo que está destruyendo a la sociedad, especialmente a las nuevas generaciones. 1
Así, hoy nuestra preocupación se dirige especialmente en tres direcciones: la prevención, el acompañamiento y el apoyo a las políticas gubernamentales para reprimir esta pandemia.
En cuanto a la prevención, insistimos en la educación en valores que deben guiar a las nuevas generaciones, especialmente el valor de la vida y del amor, la propia responsabilidad, el valor del trabajo honesto y de la dignidad humana de los hijos de Dios.
Con respecto al acompañamiento, la Iglesia, como Madre, está al lado de las víctimas de este flagelo para ayudarles a recuperar su dignidad y vencer esta enfermedad. Finalmente, sobre el apoyo a la erradicación del problema, imbuidos del espíritu profético, denunciamos la criminalidad de los narcotraficantes que comercian con tantas vidas humanas, teniendo como meta el lucro y la fuerza en sus más bajas expresiones.2 En este sentido y, sin dejar de lado la responsabilidad que recae en todos los ciudadanos de luchar contra este mal que nos afecta, los Obispos queremos reafirmar lo declarado en Aparecida: "Es responsabilidad del Estado – en primer término- combatir, con firmeza y con base legal, la comercialización indiscriminada de la droga y el consumo ilegal de la misma." 3
El Santo Padre Benedicto XVI, en su visita a Brasil, aprovechó el encuentro con jóvenes drogadictos en recuperación para llamar la atención de quienes han hecho del narcotráfico su modus vivendi: "Digo a los que comercializan la droga que piensen en el mal que están provocándoles a una multitud de jóvenes y de adultos de todos los segmentos de la sociedad: Dios se los va a cobrar. La dignidad humana no puede ser pisoteada de esta manera.”
Sobre este particular, insistimos en la necesidad de aplicar coherentemente las normas existentes, a la vez de retomar el valor de la acción preventiva y reeducativa, especialmente, de nuestros niños y jóvenes. 4
En una Nación en la que, mayoritariamente, nos declaramos cristianos, nuestra identidad y vocación nos debe llevar a anteponer los principios evangélicos a cualquier participación en una actividad que, por lucrativa que sea, claramente, denigra al ser humano y ofende gravemente a Dios.
De forma particular, en este mes en el que la Iglesia en Costa Rica centra su atención en la juventud, invocamos la especial protección de María, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles para que, este sector tan importante de nuestra población, se decida a seguir la propuesta que Cristo les hace: vivir la auténtica libertad, mediante “La conversión: camino del joven hacia la vida”, que es el lema que hemos elegido.
Dado en la Sede Episcopal, el 6 de julio de dos mil nueve
Los Obispos de Costa Rica
Monseñor Hugo Barrantes Ureña
Arzobispo Metropolitano de San José
Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica
Monseñor Guillermo Loría Garita
Obispo diocesano de San Isidro de El General
Vice- presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica
Monseñor Óscar Fernández Guillén
Obispo diocesano de Puntarenas
Secretario General
Monseñor José Rafael Quirós
Obispo diocesano de Limón
Monseñor Osvaldo Brenes
Obispo diocesano de Ciudad Quesada
Monseñor José Francisco Ulloa Rojas
Obispo diocesano de Cartago
Monseñor Ángel Sancasimiro Fernández
Obispo diocesano de Alajuela
Monseñor Vittorino Girardi Stellin
Obispo diocesano de Tilarán
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1 Cf. Documento de Aparecida Nº 422
2 Ídem
3 Ídem, Nº 425
4 Ídem, Nº 423
ZENIT nos ofrece la intervención del arzobispo Silvano Tomasi, representante de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra, en la reunión de alto nivel del Consejo Económico y Social (ECOSOC) celebrada en Ginebra el pasado 9 de julio.
Señora presidenta:
1. La comunidad internacional está luchando por encontrar soluciones a la crisis económica y financiera que la codicia y la falta de responsabilidad ética han provocado. Mientras los analistas debaten sobre las causas de la crisis, las consecuencias sociales de la nueva pobreza, la pérdida de puestos de trabajo, la malnutrición y el hundimiento del desarrollo, todos ello afecta a los grupos más vulnerables de la población y por lo tanto, requiere respuestas rápidas y eficaces. La Delegación de la Santa Sede aprecia el hecho de que el foco de atención, en este encuentro de alto nivel, se dirija muy oportunamente a las "Tendencias nacionales y globales actuales y su impacto en el desarrollo social, incluida la salud pública". La crisis económica mundial continúa sin superarse. Y viene exacerbada por la emergencia de un hasta ahora desconocido virus de la gripe, A-H1N1, actualmente reconocida de proporciones pandémicas con un impacto futuro que no puede preverse con mucha certeza, y por la crisis de la seguridad alimentaria mundial, que pone en peligro la vida de millones de personas, especialmente a los más pobres del mundo, muchos de los cuales ya sufren de malnutrición aguda y crónica. Estos ejemplos muestran una vez más el vínculo entre la pobreza y la salud y su desproporcionado peso sobre los países en desarrollo e incluso para los pobres en los países desarrollados. Frente a tales desafíos globales urgentes, el futuro está hipotecado de tal forma que los jóvenes corren el riesgo de heredar un sistema económico severamente comprometido, una sociedad sin cohesión, y un planeta dañado en su sostenibilidad como hogar para toda la familia humana.
2. La Delegación de la Santa Sede observa con profunda preocupación las predicciones del Banco Mundial de que, durante 2009, entre 53 y 65 millones de personas más de las previstas se verán atrapadas en la pobreza extrema, y que el número de personas crónicamente hambrientas superará los mil millones, 800 millones de los cuales viven en zonas rurales, áreas donde la atención sanitaria es más débil y donde las iniciativas innovadoras de atención de salud son urgentes. Podemos concluir razonablemente que un número significativo de los extremadamente pobres y hambrientos serán las personas con más riesgo de contraer ambas, las enfermedades transmisibles y crónicas, y las enfermedades no transmisibles. Además, si tienen que hacer frente a los recortes de la ayuda internacional o si existe un mayor número de personas en busca de atención, los ya de por sí frágiles sistemas de salud pública en los países en vías de desarrollo no serán capaces de responder adecuadamente a las necesidades de salud de sus ciudadanos más vulnerables. Al abordar este problema, incluso más que una expresión de solidaridad, es una cuestión de justicia el superar la tentación de reducir los servicios públicos para obtener un beneficio a corto plazo contra los costes humanos a largo plazo. En la misma línea, la ayuda para el desarrollo debe ser mantenida e incluso aumentada como un factor decisivo para la renovación de la economía y para conducirnos fuera de la crisis.
Señora presidenta:
3. Otro obstáculo clave para el logro de los objetivos internacionalmente marcados en cuanto a salud pública lo constituyen las desigualdades que existen entre ambos países y dentro de los países, y entre grupos raciales y étnicos. Trágicamente, las mujeres siguen en muchas regiones recibiendo una atención sanitaria de peor calidad. Esta situación es bien conocida por las personas e instituciones que trabajan sobre el terreno. La Iglesia católica patrocina 5.378 hospitales, 18.088 dispensarios de salud, 15.448 hogares para ancianos y discapacitados, y otros programas de atención de salud en todo el mundo, pero especialmente en las zonas más aisladas y marginadas y entre personas que rara vez tienen acceso a los servicios sanitarios en los planes de salud gubernamentales a nivel nacional, provincial o de distrito. En este sentido, se presta especial atención a África, donde la Iglesia católica se ha comprometido a seguir al lado de los más pobres en este continente con el fin de defender la dignidad inherente a todas las personas.
4. Hay un reconocimiento cada vez mayor de que una pluralidad de actores, en el respeto del principio de subsidiariedad, contribuye a la aplicación del derecho humano a la atención primaria de salud. Entre las organizaciones de la sociedad civil que aseguran la atención de la salud dentro de distintos sistemas nacionales, los programas patrocinados por la Iglesia católica y otras organizaciones religiosas destacan como apuestas clave. Los funcionarios de la OMS han reconocido que esas organizaciones "proporcionan una parte sustancial de la atención en los países en desarrollo, a menudo llegando a las poblaciones vulnerables que viven en condiciones adversas" (Kevin DeCock: "Las organizaciones confesionales desempeñan un papel importante en el tratamiento del VIH/Sida en el África Subsahariana", según aparece en el comunicado de prensa de la Organización Mundial de la Salud, 9 de febrero de 2007, Washington). Sin embargo, a pesar de su excelente y documentado éxito en el ámbito de la prestación de cuidados a enfermos de Sida y en atención primaria de salud, las organizaciones religiosas no reciben una parte equitativa en los recursos destinados a apoyar a nivel mundial, nacional y local, iniciativas de salud.
5. El mero seguimiento cuantitativo de los flujos de ayuda y la multiplicación de iniciativas de salud global, por sí solas pueden no ser suficiente para asegurar la "Salud para Todos". El acceso a la atención primaria de la salud y a medicamentos básicos asequibles es vital para mejorar la salud mundial y para fomentar una respuesta globalizada compartida a las necesidades básicas de todos. En un mundo cada vez más interdependiente, tampoco la enfermedad y los virus tienen fronteras, y por lo tanto, una mayor cooperación mundial no sólo se convierte en una necesidad práctica, sino lo que es más importante, un imperativo ético de la solidaridad. Sin embargo, debemos ser guiados por la mejor tradición sanitaria que respeta y promueve el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural para todos, independientemente de raza, discapacidad, nacionalidad, religión, sexo y situación socioeconómica. El fracaso en colocar la promoción de la vida humana en el centro de las decisiones médicas se traduce en una sociedad en la que el derecho absoluto de una persona a la atención básica de salud y la vida se verían limitados por la capacidad económica, por la percepción de la calidad de vida y otras decisiones subjetivas que sacrifican la vida y la salud a cambio de ventajas sociales, económicas y políticas a corto plazo.
5. En conclusión, señora presidenta, la Delegación de la Santa Sede desea llamar la atención sobre la necesidad de algo más que soluciones financieras a los desafíos planteados por la crisis económica a los esfuerzos mundiales destinados a asegurar el acceso universal a la atención sanitaria. En su nueva encíclica el Papa Benedicto XVI afirma: "La actividad económica no puede resolver todos los problemas sociales ampliando sin más la lógica mercantil. Debe estar ordenada a la consecución del bien común, que es responsabilidad sobre todo de la comunidad política" ("Caritas in veritate", n. 36).
Es necesario un enfoque ético al desarrollo, lo que implica un nuevo modelo de desarrollo global centrado en la persona humana, más que en el beneficio, y que incluya las necesidades y aspiraciones de toda la familia humana.
[Traducción del original inglés por Inma Álvarez]
ZENIT nos ofrece el discurso que Benedicto XVI pronunció este sábado al recibir en audiencia a los participantes del primer Encuentro Europeo de Estudiantes Universitarios promovido por la comisión Catequesis-Escuela-Universidad del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa, en colaboración con la diócesis de Roma.
Señor cardenal,
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
¡queridos hermanos y hermanas!
Gracias de corazón por vuestra visita, que se produce en el día de la fiesta de san Benito, patrono de Europa, con motivo del primer Encuentro Europeo de Estudiantes Universitarios, promovido por la Comisión Catequesis-Escuela-Universidad del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE). A cada uno de los que estáis aquí presentes, mi más cordial bienvenida. Saludo, en primer lugar, al obispo Marek Jedraszewski, vicepresidente de la Comisión, y le agradezco las palabras que me ha dirigido en vuestro nombre. Saludo de un modo especial al cardenal vicario Agostino Vallini y le manifiesto toda mi gratitud por el precioso servicio que la pastoral universitaria de Roma presta a la Iglesia en Europa. Y no puedo dejar de elogiar a monseñor Lorenzo Leuzzi, infatigable animador de la oficina diocesana. Saludo también con profundo reconocimiento al profesor Renato Lauro, rector de la Universidad de Roma Tor Vergata. Y sobre os todo a vosotros, queridos jóvenes, dirijo mi saludo: ¡Bienvenidos a la casa de Pedro! Vosotros pertenecéis a 31 naciones, y os habéis estado preparando para asumir, en la Europa del tercer milenio, importantes funciones y tareas. Sed siempre conscientes de vuestro potencial y, al mismo tiempo, de vuestra responsabilidad.
¿Qué espera la Iglesia de vosotros? Es el mismo tema sobre el que estáis reflexionando para sugerir la respuesta oportuna: "Nuevos discípulos de Emaús. Como cristianos en la Universidad". Tras el encuentro europeo de profesores celebrado hace dos años, también vosotros, estudiantes, os reunís ahora para ofrecer a las Conferencias Episcopales de Europa vuestra disponibilidad para proseguir en el camino de elaboración cultural que san Benito intuyó como necesario para la maduración humana y cristiana de las poblaciones de Europa. Esto puede realizarse si vosotros, como los discípulos de Emaús, encontráis al Señor resucitado en la experiencia eclesial concreta, y particularmente en la celebración eucarística. "En cada Misa, de hecho --recordé a vuestros compañeros hace un año durante la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney--, el Espíritu Santo desciende nuevamente, invocado en la solemne oración de la Iglesia, no sólo para transformar nuestros dones del pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor, sino también para transformar nuestra vida, para hacer de nosotros, con su fuerza, un solo cuerpo y un solo espíritu en Cristo". Vuestro compromiso misionero en el ámbito universitario consiste, por tanto, en testimoniar el encuentro personal que habéis tenido con Jesucristo, Verdad que ilumina el camino de cada hombre. Y es del encuentro con Él de donde mana esa "novedad del corazón" capaz de dar una orientación nueva a la existencia personal; y sólo así se convierte en fermento y levadura de una sociedad vivificada por el amor evangélico.
Como es comprensible, también la acción pastoral universitaria debe al mismo tiempo expresarse en toda su validez teológica y espiritual, ayudando a los jóvenes de manera que la comunión con Cristo les conduzca a percibir el misterio más profundo del hombre y de la historia. Y, precisamente por su específica acción evangelizadora, la comunidad eclesial comprometida en esa acción misionera, por ejemplo la capellanía universitaria, puede ser el lugar de la formación de creyentes maduros, hombres y mujeres conscientes de ser amados por Dios y llamados, en Cristo, a convertirse en animadores de la pastoral universitaria. En la Universidad, la presencia cristiana se hace cada vez más exigente y al mismo tiempo fascinante, porque la fe está llamada, como en los siglos pasados, a prestar su insustituible servicio al conocimiento que, en la sociedad contemporánea, es el verdadero motor del desarrollo. Del conocimiento, enriquecido con la aportación de la fe, depende la capacidad de un pueblo de saber mirar al futuro con esperanza, superando las tentaciones de una visión puramente materialista de nuestra esencia y de la historia.
Queridos jóvenes, vosotros sois el futuro de Europa. Inmersos en estos años de estudio en el mundo del conocimiento, estáis llamados a invertir vuestros mejores recursos, no sólo intelectuales, para consolidar vuestra personalidad y para contribuir al bien común. Trabajar para el desarrollo del conocimiento es la vocación específica de la Universidad, y requiere cualidades morales y espirituales cada vez más elevadas frente a la vastedad y la complejidad del saber que la humanidad tiene a su disposición. La nueva síntesis cultural, que en estos momentos se está elaborando en Europa y en el mundo globalizado, tiene necesidad de la aportación de intelectuales capaces de volver a proponer en las aulas académicas el mensaje sobre Dios, o mejor dicho, de hacer renacer ese deseo del hombre de buscar a Dios --"quarere Deum"-- al que me he referido en otras ocasiones.
Mientras agradezco a todos los que trabajan en el campo de la pastoral universitaria, bajo la guía de los organismos del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa, auspicio que prosiga el fructífero camino iniciado hace algunos años por el que expreso mi más profundo aprecio y aliento. Estoy seguro de que vuestro encuentro de estos días en Roma podrá indicar ulteriores etapas por recorrer para una planificación más orgánica, que favorezca la participación y la comunión entre las diversas experiencias que ya funcionan en tantos países. Vosotros, queridos jóvenes, contribuid, junto a vuestros profesores, a crear laboratorios de la fe y de la cultura, compartiendo la fatiga del estudio y de la investigación con todos los amigos que os encontréis en la Universidad. Amad a vuestras Universidades, que son palestras de virtud y de servicio. La Iglesia en Europa confía mucho en el compromiso apostólico de todos vosotros, consciente de los desafíos y de las dificultades, pero también de tantos potenciales de la acción pastoral en el ámbito universitario. Por mi parte, os aseguro el apoyo de la oración, y sé que yo también puedo contar con vuestro entusiasmo, vuestro testimonio y sobre todo vuestra amistad, que hoy me habéis manifestado y que os agradezco de corazón. Que San Benito, patrono de Europa y mi patrono personal en el pontificado, y sobre todo que la Virgen María, que vosotros invocáis como Sede de la Sabiduría, acompañen y guíen vuestros pasos. A todos, mi bendición.
[Traducción del original italiano por Patricia Navas
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Comunicado que ha emitido la Conferencia Episcopal Venezolana con el título "La Educación es Tarea de Todos" ante la preparación de la ley orgánica sobre la materia.
1. La Conferencia Episcopal Venezolana, ante la presentación de un "conjunto de ideas para la elaboración de la ley orgánica de Educación", realizada el pasado 23 de junio en la Asamblea Nacional por parte de los Ministros Luís Acuña y Héctor Navarro, y tras la reunión celebrada entre la Presidencia de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional y la Presidencia de la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) y diferentes organizaciones y entidades del quehacer educativo nacional, aplaude cuanto favorezca la colaboración de todos y solicita, al mismo tiempo, la publicación del articulado del Proyecto de Ley, con el objeto de favorecer el intercambio y conseguir consensos en materia tan importante.
2. Reiteramos nuestra voluntad de participar como Iglesia en este diálogo, a través de las organizaciones propias y en compañía de otras instituciones, en continuidad con los diálogos en que hemos participado a lo largo de estos años. En diversas oportunidades hemos expresado nuestras opiniones y ofrecido nuestros aportes para lograr una educación de calidad en nuestra patria (p. ej. en julio 2005; julio 2006; marzo 2007; abril 2008, Concilio Plenario de Venezuela "Iglesia y Educación"). Últimamente hemos presentado una síntesis del manifiesto "La Educación que Venezuela necesita", publicado en el 2007 con motivo de la discusión del PLOE. Creemos que tal documento tiene plena vigencia y refleja la postura de la Iglesia sobre temas básicos que deben ser considerados en la nueva Ley Orgánica de Educación.
3. Por ello destacamos la importancia fundamental de algunos aspectos que deben ser expresados con claridad en ella: La apertura de la Ley a todas las corrientes del pensamiento acordes con los lineamientos de la Constitución; el derecho irrenunciable y la responsabilidad de la familia en la educación de los hijos y en la elección del tipo de escuela para los mismos; el papel rector del Estado, compartido con toda la sociedad, en la garantía de este derecho para todos, en particular para los sectores populares, y en la supervisión de su efectivo cumplimiento, de acuerdo a las leyes; la necesidad de promover una educación que sea integral, promotora de vida y transformadora de la sociedad; la exigencia de tener en cuenta la dimensión religiosa de las personas y de contemplar la Educación Religiosa Escolar dentro del horario escolar, según las diferentes creencias y dentro del marco constitucional; la participación responsable de la comunidad educativa, que debe estar conformada por personas que realmente tengan injerencia en la vida de niños y niñas, adolescentes y jóvenes en la escuela.
4. La orientación de la Ley debe estar dirigida a dar respuesta a la problemática educativa existente y a favorecer el concurso del mayor número posible de fuerzas de la sociedad venezolana para lograr el crecimiento de las personas y un desarrollo efectivo del país. Es necesario que despierte entusiasmo, que convoque y comprometa para superar el dramático proceso de exclusión que persiste en nuestra sociedad, sobre todo para jóvenes que se encuentran entre los 15 y 19 años, y para lograr una autentica educación de calidad que inculque los valores que hacen de nuestra patria, una patria grande, en la que quepamos todos los venezolanos y todas las venezolanas, y proyectemos los grandes ideales del Libertador.
5. Estamos conscientes de la repercusión de este tema en el presente y futuro del país. Por tal motivo auspiciamos un diálogo que genere consensos y rechazamos todo aquello que refleje imposición de líneas u orientaciones por parte de cualquier tendencia. Tenemos la firme confianza de que seremos capaces de lograr acuerdos y de mantener despejado un horizonte de libertad y de responsabilidad compartida, porque estamos convencidos de que la "educación es tarea de todos".
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela
Caracas, 10 de julio de 2009
ZENIT publica las palabras que pronunció Benedicto XVI el domingo, 12 de Julio de 2009, al rezar a mediodía el Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro.
Queridos hermanos y hermanas:
En los días pasados, la atención de todos se ha dirigido al G8 que se ha celebrado en L'Aquila, ciudad que tanto a sufrido a causa del terremoto. Algunos de los problemas de la agenda eran dramáticamente urgentes. En el mundo hay desigualdades sociales e injusticias estructurales que no pueden tolerarse, que exigen, además de las debidas intervenciones inmediatas, una estrategia coordinada para buscar soluciones globales duraderas. Durante la cumbre, los jefes de Estado y de Gobierno han confirmado la necesidad de alcanzar acuerdos comunes para asegurar a la humanidad un futuro mejor. La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer, sino, experta en humanidad, ofrece a todos la enseñanza de la Sagrada Escritura sobre el hombre y anuncia el Evangelio del Amor y de la justicia. El miércoles pasado, al comentar en la audiencia general la encíclica "Caritas in veritate", publicada precisamente en vísperas del G8, decía que "es necesaria una nueva proyección económica que vuelva a diseñar el desarrollo de forma global, basándose en el fundamento ético de la responsabilidad ante Dios y ante el ser humano como criatura de Dios". Pues, como he escrito en la encíclica, "en una sociedad en vías de globalización, el bien común y el esfuerzo por él, han de abarcar necesariamente a toda la familia humana" (n. 7).
Ya el gran pontífice Pablo VI, en la encíclica "Populorum progressio", había reconocido e indicado el horizonte mundial de la cuestión social. Continuando por el mismo camino, también yo he experimentado la necesidad de dedicar la "Caritas in veritate" a esta cuestión, que en nuestro tiempo "se ha convertido radicalmente en una cuestión antropológica", es decir, afecta a la misma manera de concebir al ser humano, que cada vez está más en manos del mismo hombre por las modernas biotecnologías (Cf. ibídem 75). Las soluciones a los problemas actuales de la humanidad no sólo pueden ser técnicas, sino que deben tener en cuenta todas las exigencias de la persona, que está dotada de alma y cuerpo, y que de este modo deben tener en cuenta al Creador, Dios. De hecho, podría diseñar oscuros escenarios para el futuro de la humanidad "el absolutismo de la técnica", que encuentra su máxima expresión en algunas prácticas contrarias a la vida. Los ataques que no respetan la verdadera dignidad de la persona, incluso cuando parecen motivados por una "opción de amor", en realidad son el fruto de "una concepción materialista y mecanicista de la vida humana", que reduce el amor sin verdad a "un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente" (Cf. n. 6) y que, de este modo, puede implicar efectos negativos para el desarrollo humano integral.
Por más compleja que sea la actual situación del mundo, la Iglesia mira al futuro con esperanza y recuerda a los cristianos que "el anuncio de Cristo es el primer y principal factor de desarrollo". Precisamente hoy, en la oración colecta de la misa, la liturgia nos invita a rezar: "Padre, que amemos a nada más que a tu Hijo, que revela al mundo el misterio de tu amor y la verdadera dignidad del hombre". Que la Virgen María nos permita caminar por la senda del desarrollo con todo nuestro corazón y nuestra inteligencia, "es decir, con el ardor de la caridad y la sabiduría de la verdad" (Cf. n. 8).
[Al final de la audiencia, el pontífice saludó a los peregrinos en varios idiomas. En italiano dijo:]
En estos días estoy siguiendo con profunda preocupación los acontecimientos de Honduras. Hoy quisiera invitaros a rezar por ese querido país para que, por intercesión materna de Nuestra Señora de Suyapa, los responsables de la nación y todos sus habitantes recorran con paciencia el camino del diálogo, de la comprensión recíproca y de la reconciliación. Esto es posible si, superando las tendencias particularistas, cada uno se esfuerza por buscar la verdad y perseguir con tenacidad el bien común: ¡esta es la condición para asegurar una convivencia pacífica y una auténtica vida democrática! Al querido pueblo hondureño le aseguro mi oración y le imparto una especial bendición apostólica.
Mañana, si Dios quiere, partiré con motivo de un breve período de descanso en la montaña. Viajaré al Valle de Aosta, a Les Combes, localidad que se hizo famosa por las estancias de mi querido predecesor Juan Pablo II y que yo también amo mucho. Al decir "arrivederci" a la Plaza de San Pedro y a la ciudad de Roma, invito a todos a acompañarme con la oración. La oración no experimenta distancias ni separaciones: allí donde estamos, hace de nosotros un solo corazón y una sola alma.
Y a propósito de salidas, aprovecho la ocasión para confirmar una vez más el deber de todos a la prudencia a la hora conducir en carretera y al respeto de las normas de tráfico. ¡Una buenas vacaciones comienzan precisamente por ahí!
[Hablando en español, el Papa añadió:]
Saludo con afecto a los grupos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular a los jóvenes guatemaltecos del Centro vocacional San José. Deseo a todos que en estas fechas veraniegas puedan reponer las fuerzas del cuerpo y encontrar también serenidad de espíritu, que brota del encuentro con Jesucristo, bajo la maternal protección de la Santísima Virgen María. Gracias por vuestra presencia y vuestras oraciones. Feliz domingo.
[Traducción del original en italiano por Jesús Colina
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Comunicado que ha emitido la Conferencia Episcopal Venezolana ante el proyecto de ley orgánica para la equidad y la igualdad de género. (Julio 2009)
COMUNICADO DE LA CEV ANTE EL PROYECTO DE LEY ORGANICA
PARA LA EQUIDAD E IGUALDAD DE GÉNERO
Los Obispos y Arzobispos que conformamos la Conferencia Episcopal Venezolana, en nuestra condición de pastores de un pueblo mayoritariamente cristiano, deseosos de iluminar el delicado tema de los valores y principios de la fe cristiana hacemos publico nuestro interés en participar en el debate suscitado por el proyecto de Ley Orgánica para la equidad e igualdad de género presentado y discutido en la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.
Aun cuando el Proyecto de Ley plantea entre sus objetivos desarrollar principios de igualdad y solidaridad y fortalecer el respeto a los derechos humanos de hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes, tenemos fundadas razones para afirmar que en él se cometen graves violaciones y daños irreparables a derechos y estructuras fundamentales de la sociedad venezolana reconocidos y garantizados en nuestro texto Constitucional.
Frente a los graves daños que ya ha estado sufriendo el matrimonio y la familia por el deterioro económico, social y moral y por el impacto de una cultura pan sexual que atenta contra su estructura social y jurídica, se suma este nuevo intento legislativo de la Asamblea Nacional, que la Iglesia católica, lo mismo que otras iglesias cristianas hermanas y otros credos, ve con suma preocupación.
El nuevo Proyecto legislativo de Igualdad y equidad de género atenta gravemente contra derechos consagrados y protegidos por nuestra Constitución Nacional: concretamente las instituciones del matrimonio y la familia y el interés superior de niños, niñas y adolescentes consagrados en los artículos 75, 76, 77 y 78 de la Carta Magna al legitimar uniones del mismo sexo, otorgándoles los mismos efectos jurídicos y patrimoniales que a los del matrimonio; en el proyecto de la nueva ley estos derechos quedan jurídicamente vulnerados. Igualmente desconoce la protección constitucional al derecho a la inviolabilidad de la vida humana, sea por medios anticonceptivos o por el aborto.
La Iglesia proclama, al igual que nuestra Constitución Nacional, la primacía y la inviolabilidad de los derechos humanos: la dignidad de la persona y el derecho inviolable a la vida humana. Ese derecho natural, superior a cualquier ley humana, exige de los Estados la obligación de defender la vida humana. Este derecho fundamental y primero es consagrado en nuestra Constitución cuando dice que "la vida humana es inviolable y el Estado tiene la obligación de protegerla" (Art.43, 76).
La Institución natural del Matrimonio como institución de derecho natural, consagrado en nuestras leyes como unión de un hombre y una mujer; y la institución de la familia como una comunión de amor, de respeto, de fidelidad y de auxilio mutuo, conformada por padre, madre, hijos e hijas, son reconocidos y protegidos por el Estado de conformidad a los artículos 75 y 77 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Cuando la institución del Matrimonio y de la familia, que son los pilares de una sociedad, están amenazados por situaciones sociales, económicas, ideológicas o jurídicas, las diversas instituciones de la sociedad deben ponerse en movimiento para su defensa. En consecuencia es legítima la reacción y el rechazo de la sociedad cuando se pone en peligro la dignidad de la persona humana y los derechos que le son inherentes, como el de gozar de una estructura familiar constituida por un hombre y una mujer y sus hijos.
Como responsables de la pastoral de la familia convocamos a todos los hombres y mujeres de Venezuela a una actitud vigilante de estudio y discusión de este nuevo proyecto de Ley que de ser aprobado comprometería gravemente el futuro de nuestra sociedad; e invitamos a trabajar y hacer proposiciones que contribuyan a la dignificación de la persona humana y rechacen cuanto contribuya al debilitamiento de derechos tan fundamentales como: dignidad y respeto a la persona humana y la estructura natural del matrimonio y la familia. Urge igualmente salvaguardar el derecho de todo niño, niña y adolescente a ser formados y educados en el seno de su familia natural. El futuro de nuestra sociedad depende del respeto y protección que se garantice al matrimonio y la familia, instituciones consideradas fundamentales en todos los pueblos.
Firman los Arzobispos y Obispos de Venezuela.
Caracas 10 de julio de 2009
Reflexión de José Antonio Pagola para el domingo décimo sexto del Tiempo Ordinario - B, 19 de Julio de 2009, enviada por la Delegación Diocesana de Enseñanza de la Diócesis de Tenerife.
C0M0 0VEJAS SIN PASTOR
Los discípulos, enviados por Jesús para anunciar su Evangelio, vuelven entusiasmados. Les falta tiempo para contar a su Maestro todo lo que han hecho y enseñado. Al parecer, Jesús quiere escucharlos con calma y los invita a retirarse «ellos solos a un sitio tranquilo a descansar un poco ».
La gente les estropea todo su plan. De todas las aldeas corren a buscarlos. Ya no es posible aquella reunión tranquila que había proyectado Jesús a solas con sus discípulos más cercanos. Para cuando llegan al lugar, la muchedumbre lo ha invadido todo. ¿Cómo reaccionará Jesús?
El evangelista describe con detalle su actitud. A Jesús nunca le estorba la gente. Fija su mirada en la multitud. Sabe mirar, no sólo a las personas concretas y cercanas, sino también a esa masa de gente formada por hombres y mujeres sin voz, sin rostro y sin importancia especial. Enseguida se despierta en él la compasión. No lo puede evitar. «Le dio lástima de ellos ». Los lleva todos muy dentro de su corazón.
Nunca los abandonará. Los «ve como ovejas sin pastor »: gentes sin guías para descubrir el camino, sin profetas para escuchar la voz de Dios. Por eso, «se puso a enseñarles con calma», dedicándoles tiempo y atención para alimentarlos con su Palabra curadora.
Un día tendremos que revisar ante Jesús, nuestro único Señor, cómo miramos y tratamos a esas muchedumbres que se nos están marchando poco a poco de la Iglesia, tal vez porque no escuchan entre nosotros su Evangelio y porque ya no les dicen nada nuestros discursos, comunicados y declaraciones.
Personas sencillas y buenas a las que estamos decepcionando porque no ven en nosotros la compasión de Jesús. Creyentes que no saben a quién acudir ni qué caminos seguir para encontrarse con un Dios más humano que el que perciben entre nosotros. Cristianos que se callan porque saben que su palabra no será tenida en cuenta por nadie importante en la Iglesia.
Un día el rostro de esta Iglesia cambiará. Aprenderá a actuar con más compasión; se olvidará de sus propios discursos y se pondrá a escuchar el sufrimiento de la gente. Jesús tiene fuerza para transformar nuestros corazones y renovar nuestras comunidades.
José Antonio Pagola
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Oración a la Virgen de los Reyes, patrona de la isla del Hierro, difundida con motivo de la “Bajada 2009” desde su santuario en la Dehesa hasta la Villa de Valverde.
ORACION A SANTA MARIA DE LOS REYES
«Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, Oh piadosa!, ¡Oh dulce Virgen María!».
¡Santa María de los Reyes, Madre de Dios y Madre nuestra! Dirige tu mirada a este pueblo herreño que desde hace siglos permanece fiel a ti ya tu Hijo Jesucristo.
SÍ ¡Santa María de los Reyes, Hija predilecta de Dios Padre! Dirige siempre tu mirada a nuestra isla de El Hierro y a todos sus habitantes que siempre han puesto su esperanza en tu amor de Madre.
¡Santa María de los Reyes, Abogada de las gracias! dirige a nosotros la mirada, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y consíguenos lo que tú sabes que más necesitamos.
¡Santa María de los Reyes, Virgen humilde y servicial! Abre nuestros corazones a las necesidades de los pobres y de los que sufren y muévenos a ser generosos con ellos.
Santa María de los Reyes que experimentaste el dolor y el sufrimiento, acuérdate de tus hijos enfermos, de los que pasan hambre, de los que son víctimas de la violencia y los conflictos, de los emigrantes, de los que sufren por cualquier causa… y dales auxilio y consuelo en sus tribulaciones.
¡Santa María de los Reyes, Reina de la misericordia! Ayuda a encontrar un trabajo a quienes se encuentran desempleados. Ayuda a las autoridades y a los agentes económicos a generar más empleos. Ayuda a los que se han quedado en la calle a encontrar una vivienda.
¡Santa María de los Reyes, Reina de la paz! Danos a las familias herreñas el amor que nos permita superar todas las dificultades de la vida y haznos crecer en el amor, en el aprecio y la defensa de la familia como Dios la ha querido.
¡Santa María de los Reyes! De ti nació el Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, ayuda a las madres que han concebido un hijo para que lo acojan con amor y alegría, y para que encuentren la ayuda que necesitan para sacarlos adelante con dignidad. Madre Amada de los reyes, Señora de la Vida, te pedimos que muevas los corazones para que en nuestra sociedad crezca cada vez más el amor y el respeto a la vida humana desde el seno materno hasta su fin natural e impúlsanos a todos a trabajar por la defensa de la vida.
¡Santa María de los Reyes, Esplendor de la Iglesia! Vuelve tus ojos misericordiosos a los jóvenes herreños y anímalos a caminar con Jesucristo. Envuelve a los niños con el manto de tu protección para que tengan siempre el buen ejemplo y amor de sus padres, que nunca les falte la ayuda que necesitan para crecer sanos de cuerpo y alma.
¡Santa María de los Reyes, Reina de los Apóstoles! Haz que los sacerdotes que trabajan en esta isla y, en todas las islas Canarias, sigan las huellas de tu Hijo Jesucristo el Buen Pastor, dando cada día la vida por las personas que les han sido encomendadas. Anima a las comunidades de religiosos y religiosas con la gracia de la fe, de la esperanza y de la caridad.
¡Santa María de los Reyes, que acogiste la llamada de Dios y siempre fuiste fiel! Mira la Iglesia de tu Hijo tan necesitada de sacerdotes y personas consagradas al servicio del Evangelio y concédenos abundantes vocaciones para el Jesucristo sea conocido en el mundo y al pueblo cristiano no le falte ni el alimento de la Palabra y la Eucaristía, ni el testimonio de la vida consagrada.
¡Santa María de los Reyes, Reina de Reyes y Reina de El Hierro! Virgen María de los Reyes, nuestra Madre Amada: A ti encomendamos nuestra vida, con sus alegrías y esperanzas, con sus dolores y tristezas; a ti encomendamos a todos los herreños, a los que viven en la isla y a los que está fuera de ella; en ti confiamos y por eso, una vez más te saludamos con amor y alegría: «Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve… Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos».
Información extraida de Nota de Prensa con motivo de la Bajada de la Virgen de los Reyes en la web del obispado de Tenerife.
PARA ENTENDER MEJOR LA BAJADA DE LA VIRGEN
Por si les resulta de interés les enviamos algunas cuestiones que pueden permitirles conocer mejor la terminología de esta cuatrienal Bajada. Los mismos los extraemos, fundamentalmente, de las Hojas Informativas y de una publicación de Venancio Acosta, miembro de La Fundación Virgen de Los Reyes.
El CORSO
Es el sillón de Viaje en el que se realiza el traslado de la imagen durante la Bajada. El mismo está coronado por un mástil que porta la Bandera Blanca con el anagrama de la Virgen. Una Bandera similar es izada el uno de enero de cada año de Bajada en las parroquias e instituciones de la isla, y también podemos verla en numerosos vehículos o viviendas de la isla o de fuera de ella en donde hay un herreño o devoto de la Virgen de Los Reyes.
LAS LOAS
Son manifestaciones poéticas emanadas de los más hondos sentimientos de los herreños, que van dirigidas a la Virgen y tienen lugar durante las paradas de la Imagen.
Especialmente emotivas son las loas que numerosos romeros dirigen a la Virgen en la Cruz de Los Reyes, el día de La Bajada, y también al finalizar la procesión el día de la Fiesta Real en la Villa capital.
LAS RAYAS
Se conoce con el nombre de “Raya” cada uno de los trozos del camino en que se divide el trayecto que ha de recorrer la Imagen de la Virgen de Los Reyes durante su recorrido procesional, tanto el día de la Bajada como durante su traslado por los diferentes pueblos de la Isla. Resulta bastante simbólico el acto de entrega de un pueblo a otro en los límites del territorio de la Raya. Frecuentemente se le da el nombre de Raya a los puntos de encuentro y cesión de la Imagen entre dos pueblos, de un lado el que entrega la imagen y de otro el que la recibe.
LOS MAYORDOMOS
La figura del mayordomo constituye una pieza clave para el desarrollo de todas las actividades relacionadas con la Virgen de los Reyes. Son los encargados de mantener el orden y la decencia en el templo, mantienen el cuidado de diversos enseres relacionados con la Virgen, velan por el respeto hacia la imagen en las procesiones, etc. Existen tres mayordomos y los veremos siempre junto a la imagen de la patrona
MÚSICA
Los toques y variedades son: el Santo Domingo, o Baile de la Virgen, El Redondo, EL Canqueo, La Contradanza (sencilla y redoblada), la Juyona, EL Tajaraste y el Paso Cumbre.
BAILARINES
La referencia más antigua que poseemos referente a los bailarines durante la Bajada de la Virgen es de Juan Antonio de Urtusaústegui, cuando describió la Bajada de 1785. La organización de cada grupo de bailarines responde, parece ser, a la de un rebaño de cabras, distinguiéndose una pareja que encabeza y dirige el grupo o guíos (los bailarines más expertos) y le acompaña una pareja de contraguías que le sigue y sustituye cuando es necesario. La última pareja recibe el nombre de cola, a la que precede la contracola.
Cada bailarín lleva en sus manos las chácaras, que suenan al son de los toques de los pitos y el tambor. Cada grupo de bailarines dispone, además del cuerpo de baile, de un cuerpo de tocadores. También les acompañan los pastores, que se encargan de despejar el camino que ha de seguir la procesión (llevan un palo o asta característica de los antiguos pastores herreños). Asimismo, el abanderado es un elemento importante del grupo: lleva un asta con la bandera española en la que se encuentra inscrito el nombre del pueblo al que representa. Se sitúa entre los dos guíos. Su vestimenta, muy vistosa, presenta peculiaridades según los pueblos. Un elemento diferenciador son los gorros, de los que cuelgan numerosas cintas de colores, plumas y prendas que contribuyen a dar vistosidad a los bailarines.
PASTORES
Los pastores actuales son diversos grupos de voluntarios de cada pueblo, los cuales están bajo la supervisión del coordinador de cada localidad y el respectivo Ayuntamiento, a fin de garantizar el correcto desarrollo de la procesión por el Camino de la Virgen. En cada localidad se dispone de un grupo estimado. La presencia de los pastores tiene como objetivo fundamental, mantener despejada la cabecera en todo momento del Camino para que la Comitiva se desplace sin problemas, facilitando el avance de la imagen de la Virgen, así como el desarrollo del baile. La vestimenta característica del pastor coincide con la indumentaria que antaño llevaban los pastores herreños, la cual consta de: Una montera en forma de pico y de color oscuro, una camisa blanca y un chaleco sin mangas y un pantalón, ambos de color también oscuro. Además, el pastor porta una talega donde suele llevar algo de comida, agua o vino para los bailarines. Asimismo, no pasa desapercibido el palo, asta o astía que le sirve de ayuda para despejar el camino a los bailarines que van delante de La Virgen.
LAS CAMARERAS
El cometido fundamental de las tres camareras es el de atender lo concerniente a las prendas y vestidos de la Sagrada Imagen. Para ello, previamente, hacen un inventario de todos los haberes de cuya supervisión se encarga el tesorero. Además, las camareras mantienen en orden todos los mantos, trajes y demás ropa de la Imagen y tienen dispuestas las joyas que ha de lucir la Imagen en cada momento, las cuales permanecen, mientras no están siendo utilizadas, donde decida la Fundación.
Carta de monseñor Bernardo Álvarez Afonso, obispo de Tenerife, con motivo de la Bajada de la Virgen de los Reyes desde su santuario en la Dehesa hasta la Villa de Valverde en la isla del Hierro.
“LA BAJADA” UNA FIESTA EN HONOR DE LA VIRGEN
Se dice que en la isla de El Hierro el tiempo no se mide por años sino por Bajadas. Ante todo, sirvan estas breves líneas para expresar mi felicitación por la nueva Bajada de la Virgen de los Reyes con la que venían soñando los herreños desde hace cuatro años, justamente desde el día siguiente a la finalización de la anterior.
Hace ya 268 años desde que los habitantes de esta isla, en reconocimiento y gratitud por los beneficios obtenidos mediante la invocación a la Madre Amada, hicieron el VOTO de trasladar cada cuatro años la venerada imagen desde su Ermita en La Dehesa hasta la Villa de Valverde, para celebrar en la parroquia Matriz de la Concepción un novenario en su honor.
Fieles al VOTO realizado, las diferentes generaciones que se han sucedido desde entonces no han dejado de renovar y llevar a la práctica el hermoso propósito realizado por sus antepasados. Este año 2009 tiene lugar la LXVII BAJADA que, como todas las anteriores, tiene un único fin: HONRAR A LA VIRGEN MARÍA, Madre de Dios y Madre nuestra, que en El Hierro nos honramos en llamar "La Madre Amada".
Siempre me ha impresionado –y me ha contagiado- la confianza, el amor y la devoción de los herreños a su Patrona y el sano orgullo con que defienden que la Virgen de los Reyes debe ser la única protagonista de la Bajada: "Es por ella por quien vamos, es por ella que pasamos horas caminando y es ella quien siempre está ahí, acompañando nuestro camino", he oído decir muchas veces. Por Ella, y en su honor, se hace a pie el largo recorrido de los 40 km. sin importar el cansancio pues "por ver a la Madre Amada no siento la caminada". En su honor danzan los bailarines al son de los tambores y los pitos, y en su honor le hacen "la venia" hincando su rodilla en el suelo. En su honor se hace la Novena, en su honor se hace la Fiesta Real y en su honor se hacen festejos en todos los rincones de la isla.
Por su origen, y como lo demuestra su dilatada historia, la Bajada de la Virgen es un acontecimiento esencialmente religioso centrado en la figura de María. Como me decía una señora, sin Ella no hay nada: "Puedo hacerme la Bajada (la Subida, o caminar pueblo a pueblo) sin bailarines, pero no sin Ella". Lo importante es que "Baja la Virgen" y porque viene a Valverde, y a todas las parroquias de la isla, le expresamos nuestra gratitud y reconocimiento por su protección haciendo de esta celebración la mejor fiesta que sabemos y podemos realizar en su honor. Para honrarla sacamos a relucir lo mejor de nosotros mismos: lo mejor de nuestra fe y lo mejor de nuestra tradición religiosa y cultural. Todo lo que El Hierro es, en su paisaje y en sus gentes, se muestra con gran esplendor en la periódica celebración de La Bajada.
Baja la Virgen y, lógicamente, se hace una gran fiesta porque la Virgen de los Reyes es lo mejor que les ha pasado a los herreños. Ella está en el centro de sus vidas y forma parte esencial de la historia de El Hierro. Una historia llena de fe y tradición cristiana, una historia rica en sanas costumbres y valores culturales, una historia hecha de trabajo sacrificado -especialmente en agricultura y ganadería- una historia marcada por la necesidad de emigrar… Un historia en la que sus habitantes, aún estando fuera la isla, no han dejado de acudir con filial confianza a Aquella -la "Madre Amada"- que está siempre dispuesta a acogerlos con afecto de madre y con eficaz ayuda de auxiliadora, para obtener de Ella consuelo en la tribulación, alivio en la enfermedad, fuerza liberadora en el pecado…
Las celebraciones y las fiestas son parte irrenunciable de la vida humana. Necesitamos celebraciones, cultos, rituales… para expresarnos y desarrollarnos plenamente. Lo que no se expresa, ni se comunica, ni se celebra… o no existe en la realidad o termina muriéndose. Sin fiesta no se puede vivir. Cuando falta la celebración, la vida pierde sabor y sentido, conciencia y lucidez. Pero toda fiesta debe tener una razón de ser. Una celebración hecha simplemente para divertirse se queda en una evasión superficial. La Bajada tiene una razón de ser: Nuestra Señora la Virgen María de los Reyes.
Quienes celebran La Bajada no lo hacen para huir de la realidad y olvidarse de sus problemas, por el contrario, traen en su corazón la vida de cada día con sus momentos de alegría y sus momentos de dolor, traen sus luchas y afanes, sus enfermedades, sus problemas familiares, traen la memoria de toda su vida… no vienen a evadirse de todo eso y olvidarlo, sino a ponerlo ante la Virgen de los Reyes dándole gracias por su protección y pidiéndole amparo, consuelo y fortaleza para seguir adelante.
La auténtica fiesta siempre es afirmación esperanzada de la vida y del mundo, afirmación que presupone que la vida tiene un sentido y merece la pena vivirla, a pesar de sus dificultades y momentos de tribulación.
En torno a la Virgen de los Reyes lo más cotidiano y sencillo se hace extraordinario: una exposición, rezar, una conferencia, un acto deportivo, caminar, bailar, comer... La Bajada es mucho más que lo se ve y se oye porque los sentimientos del corazón hacen que todo quede "transfigurado" y adquiera una "dimensión espiritual" en la que se combina, en una simbiosis única, la fe religiosa y la tradición cultural. En esto, pienso yo, está ese toque especial que tiene la Bajada y que tanto asombro causa en los que no son herreños.
Bernardo Álvarez Afonso
Obispo de Tenerife
Información recibida en la parroquia desde la Delegación Diocesana de Piedad Popular de Tenerife.
El escapulario es un sacramental
Un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.
El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos sino que nos disponen al amor a Dios y a la verdadera contrición del pecado si los recibimos con devoción.
Los seres humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y también uniformes que nos identifican, las comunidades religiosas llevan su hábito como signo de su consagración a Dios.
Los laicos no pueden llevar hábito, pero los que desean asociarse a los religiosos en su búsqueda de la santidad pueden usar el escapulario. La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales marianos.
¿Cómo se originó el escapulario?
La palabra escapulario viene del Latín "scapulae" que significa "hombros". Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.
En la Edad Media era común que los príncipes y señores feudales vistieran a sus familiares y siervos con una especie de uniforme, que tenía sus colores y su emblema. Los señores se enorgullecían de tener muchas gentes vistiendo su uniforme y los siervos se enorgullecían de vestir el uniforme de un importante señor.
Los miembros de las Ordenes Religiosas empezaron usándolo para proteger su vestido mientras realizaban sus trabajos. Es de allí que le viene el doble nombre de "escudo protector" y " misión de servicio".
Después fue siendo una parte importante y distintiva del "hábito", de varias órdenes religiosas, con diferentes diseños y colores para distinguir unas de otras. Es por lo tanto el Escapulario un distintivo religioso, signo de la personal entrega y consagración al Señor nuestro Dios, vivida en una determinada espiritualidad.
El Escapulario se redujo por este motivo a dos pedacitos de lana color café, unidos por dos cintas, que hay que llevar alrededor del cuello día y noche y que es, para quienes lo visten señal de su consagración a Jesús por medio de María, reconociéndola como Señora, Madre y Reina.
Sentido del Escapulario
El Escapulario es un signo de la confianza que tenemos en la mediación maternal de la Santísima Virgen. El Escapulario por ser hábito de María, es señal y prenda de la protección de la Madre de Dios. Esto no significa que quienes lo usen con hipocresía, negligencia y sin el debido respeto y fervor, hayan de alcanzar la vida eterna.
Cuando se nos impone el Escapulario del Carmen, nos agregamos a "Los Hermanos de la Orden de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo" y siendo así tenemos el deber de vivir la espiritualidad de María y extender su culto. Principalmente debemos esforzarnos por: Conocerla, amarla, imitarla e irradiarla.
Usar el Escapulario, es un compromiso de entrega y consagración a Nuestra Señora y confianza en su protección. Morir con él, significa el cumplir y vivir ese compromiso.
El escapulario tiene 3 significados:
1) El amor y la protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.
Envolver en su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual.
2) Pertenencia a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.
Consagración: 'pertenecer a María' es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.
3) El suave yugo de Cristo: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana". (Mt 11:29-30)
-El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.
Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y dificultades que ese yugo le traiga.
Imposición del Escapulario:
-La imposición se hace preferentemente en comunidad.
-Es necesario que en la celebración quede bien expresado el sentido espiritual de las gracias unidas al Escapulario de la Virgen del Carmen y los compromisos asumidos con este signo de devoción a la Santísima Virgen.
-El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras dice la oración:
"Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna"
Alerta contra abusos:
El escapulario NO salva por si solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos... Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la omnipotencia suplicante de la madre de la misericordia.
Información enviada del delegado de Piedad Popular de la Diócesis de Tenerife sobre la Virgen del Carmen, el mar y el escapulario con motivo de la celebración de su fiesta el 16 de Julio.
¿Por qué se relaciona a la Virgen del Carmen con el mar?
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
El escapulario es un sacramental
Un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.
El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos sino que nos disponen al amor a Dios y a la verdadera contrición del pecado si los recibimos con devoción.
Los seres humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y también uniformes que nos identifican, las comunidades religiosas llevan su hábito como signo de su consagración a Dios.
Los laicos no pueden llevar hábito, pero los que desean asociarse a los religiosos en su búsqueda de la santidad pueden usar el escapulario. La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales marianos.
¿Cómo se originó el escapulario?
La palabra escapulario viene del Latín "scapulae" que significa "hombros". Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.
En la Edad Media era común que los príncipes y señores feudales vistieran a sus familiares y siervos con una especie de uniforme, que tenía sus colores y su emblema. Los señores se enorgullecían de tener muchas gentes vistiendo su uniforme y los siervos se enorgullecían de vestir el uniforme de un importante señor.
Los miembros de las Ordenes Religiosas empezaron usándolo para proteger su vestido mientras realizaban sus trabajos. Es de allí que le viene el doble nombre de "escudo protector" y " misión de servicio".
Después fue siendo una parte importante y distintiva del "hábito", de varias órdenes religiosas, con diferentes diseños y colores para distinguir unas de otras. Es por lo tanto el Escapulario un distintivo religioso, signo de la personal entrega y consagración al Señor nuestro Dios, vivida en una determinada espiritualidad.
El Escapulario se redujo por este motivo a dos pedacitos de lana color café, unidos por dos cintas, que hay que llevar alrededor del cuello día y noche y que es, para quienes lo visten señal de su consagración a Jesús por medio de María, reconociéndola como Señora, Madre y Reina.
Sentido del Escapulario
El Escapulario es un signo de la confianza que tenemos en la mediación maternal de la Santísima Virgen. El Escapulario por ser hábito de María, es señal y prenda de la protección de la Madre de Dios. Esto no significa que quienes lo usen con hipocresía, negligencia y sin el debido respeto y fervor, hayan de alcanzar la vida eterna.
Cuando se nos impone el Escapulario del Carmen, nos agregamos a "Los Hermanos de la Orden de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo" y siendo así tenemos el deber de vivir la espiritualidad de María y extender su culto. Principalmente debemos esforzarnos por: Conocerla, amarla, imitarla e irradiarla.
Usar el Escapulario, es un compromiso de entrega y consagración a Nuestra Señora y confianza en su protección. Morir con él, significa el cumplir y vivir ese compromiso.
El escapulario tiene 3 significados:
1) El amor y la protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.
Envolver en su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual.
2) Pertenencia a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.
Consagración: 'pertenecer a María' es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.
3) El suave yugo de Cristo: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana". (Mt 11:29-30)
-El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.
Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y dificultades que ese yugo le traiga.
Imposición del Escapulario:
-La imposición se hace preferentemente en comunidad.
-Es necesario que en la celebración quede bien expresado el sentido espiritual de las gracias unidas al Escapulario de la Virgen del Carmen y los compromisos asumidos con este signo de devoción a la Santísima Virgen.
-El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras dice la oración:
"Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna"
Alerta contra abusos:
El escapulario NO salva por si solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos... Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la omnipotencia suplicante de la madre de la misericordia.
Exhortación publicada por los Obispos de Venezuela al término de la Asamblea plenaria celebrada del 7 al 11 de julio de 2009, y que lleva por titulo “Vivan en la verdad y el amor de Cristo”.
EXHORTACION DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA
EN LA XCII ASAMBLEA PLENARIA ORDINARIA
VIVAN EN LA VERDAD Y EL AMOR DE CRISTO (Cf Efe 4,15)
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela, al concluir nuestra nonagésima segunda Asamblea Plenaria Ordinaria, compartimos con toda la Iglesia en Venezuela la experiencia de habernos encontrado en el pasado mes de junio en el centro de la unidad católica, Roma, venerando los sepulcros de San Pedro y San Pablo, y reiterando nuestra comunión con el Vicario de Cristo, el Papa Benedicto XVI; la culminación del Año Paulino, el comienzo del Año Sacerdotal en el contexto de la puesta en práctica del Concilio Plenario de Venezuela y la Misión Continental.
VISITA AD LIMINA APOSTOLORUM
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela nos trasladamos a Roma donde permanecimos desde el 1° al 19 de junio, con el fin dar razón del trabajo pastoral que juntamente con los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, realizamos en nuestras iglesias particulares, cumplir con el mandato quinquenal de la Visita a los sepulcros de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, mostrar nuestra adhesión y comunión con el sucesor del apóstol Pedro, reconociendo de una manera palpable su jurisdicción universal, dando también cuenta de la disposición de las iglesias particulares para recibir sugerencias y orientaciones.
Durante la visita, que vivimos como un acontecimiento de fe, tuvieron lugar celebraciones litúrgicas, encuentros con el Santo Padre y con 28 organismos de servicio pastoral de la Santa Sede. Celebramos la eucaristía en cada una de las Basílicas Mayores: San Pedro, Santa María la Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros. En estas eucaristías concelebraron con nosotros los sacerdotes venezolanos que estudian en Roma y participaron religiosos y laicos de nuestra tierra. Cada uno de los Obispos tuvo un encuentro personal y privado con el Papa para hablar sobre el trabajo pastoral en la propia diócesis. Hemos constatado su cercanía y sencillez y quedamos gratamente impresionados por el conocimiento que el Santo Padre tiene de Venezuela y de cada una de nuestras iglesias particulares.
Uno de los momentos más significativos fue el encuentro con el Santo Padre. En la audiencia general el Presidente de la Conferencia Episcopal dirigió un saludo al Papa, presentándole la situación en la que la Iglesia en Venezuela desarrolla su tarea pastoral y los retos que debe enfrentar. El Santo Padre nos dirigió un discurso en el que alentó a todos los miembros de nuestra Iglesia y a nosotros como pastores a mirar el futuro con confianza en el Señor resucitado, que por medio de su Espíritu, nos fortalece y anima, indicándonos al mismo tiempo algunos aspectos importantes para la labor pastoral en Venezuela.
Somos portadores de la bendición y palabras de aliento de Su Santidad en las que nos invita a afrontar nuestra labor pastoral en medio de numerosos retos cada vez más difíciles. El Santo Padre nos animó a cultivar una más estrecha comunión afectiva y efectiva entre nosotros, a prestar una atención especial a los sacerdotes, a tener un particular interés por los seminaristas, y a iluminar y promover la participación de los laicos, llamados a ordenar las realidades temporales de modo que respondan al designio amoroso de Dios. Asimismo nos confió de modo particular a quienes pasan necesidad, fomentando las múltiples iniciativas en servicio de los pobres.
La difusión de los más genuinos valores cristianos invita a favorecer la búsqueda del bien común, la convivencia armónica y la estabilidad social. Finalmente, son un acicate a la labor de nuestra iglesia las palabras conclusivas del Papa: “contáis con mi apoyo, solicitud y cercanía espiritual. Y os pido que llevéis mi saludo afectuoso a todos los miembros de vuestras iglesias particulares”. Esta Visita ad Limina nos ha fortalecido profundamente en nuestro ministerio episcopal, en la fraternidad episcopal, la comunión con el sucesor de Pedro y el servicio a nuestro pueblo en la defensa y promoción de los derechos humanos fundamentales.
Durante esos días visitamos la Cartuja de la Farneta, en Lucca, Italia, en donde ingresaron con el propósito de ser monjes, primero el Siervo de Dios Dr. José Gregorio Hernández y posteriormente Mons. Salvador Montes de Oca, caroreño y II Obispo de Valencia, fusilado por el ejército nazi. Fue una vivencia de profunda espiritualidad, que nos estimula a seguir promoviendo la causa de beatificación del Dr. José Gregorio Hernández y a iniciar la de nuestro obispo mártir.
DEL AÑO PAULINO AL AÑO SACERDOTAL
Al terminar nuestra Visita ad Limina, tuvimos la oportunidad de participar en la apertura del Año Sacerdotal, cuyos límites fijó el Santo Padre entre el 19 de junio de 2009, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, y el 19 de junio de 2010. La ocasión de esta celebración es la conmemoración de los 150 Años de la muerte del sacerdote Juan María Vianney (1789-1859), nacido en Francia y conocido en el mundo entero como el “Santo Cura de Ars”. Es patrono de los párrocos y su memoria se celebra el 4 de agosto. El Año Sacerdotal nace bajo el signo de la continuidad del Año Paulino y de la necesaria profundización en la propia identidad sacerdotal y en la misión como urgencia de nuestro tiempo.
Son varios los motivos que presenta el Santo Padre para proclamar este Año: la continua llamada a la conversión que nos hace el Evangelio a los sacerdotes, y a todos los discípulos de Cristo; la necesidad de promover la santidad sacerdotal; el llamado a toda la Iglesia a estimar a los sacerdotes, configurados con Jesucristo, Buen Pastor, continuadores de su misión salvadora; y la debida gratitud al Señor por su trabajo y testimonio de vida evangélica. Estos motivos identifican con las orientaciones pastorales del documento “Ministros ordenados” del Concilio Plenario, dedicado a los obispos, presbíteros y diáconos.
Este año es un tiempo para la renovación del don del sacerdocio que hemos recibido por la imposición de las manos (cf 2Tim 4,5) y para dar a conocer los ejemplos de fidelidad de la mayoría de los sacerdotes a lo largo de los siglos, tanto ayer como hoy. Al mismo tiempo, la Iglesia pide perdón al Señor y a la sociedad por los errores, escándalos e incluso delitos de algunos de sus ministros ordenados.
El Año Sacerdotal se orienta también a que todos los fieles tomen conciencia del valor del sacerdocio ministerial. Entre nosotros tendrá un carácter marcadamente vocacional. El Cardenal Claudio Hummes, Prefecto de la Congregación para el Clero, explica que este año es “una ocasión para un periodo de intensa profundización de la identidad sacerdotal, de la teología sobre el sacerdocio católico y del sentido extraordinario de la vocación y de la misión de los Sacerdotes en la Iglesia y en la sociedad. Para todo eso será necesario organizar encuentros de estudio, jornadas de reflexión, ejercicios espirituales específicos, conferencias y semanas teológicas en nuestras facultades eclesiásticas, además de estudios científicos y sus respectivas publicaciones”.
EL HOY DE VENEZUELA
Durante esta Asamblea, hemos orado, compartido y reflexionado mucho, conscientes de que la realidad de América Latina y de Venezuela es muy grave. Reafirmamos lo que hemos dicho en ocasiones anteriores en base a los graves problemas que nos afectan.
Nos duele la crisis político social del hermano país de Honduras, pedimos al Señor que el pueblo hondureño encuentre la reconciliación a través del diálogo, la sanación de sus heridas y el camino del proceso democrático, “sin presiones unilaterales de cualquier tipo” (Cf Comunicado de la Conferencia Episcopal hondureña, Edificar desde la crisis), respetando la soberanía de ese país
Después del referendo del 15 Febrero de 2009 se ha acelerado la imposición arbitraria y unilateral del proyecto de socialismo del siglo XXI, lo cual irrespeta la voluntad popular, lo señalado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la participación real y libre de los ciudadanos. El desconocimiento de las autoridades electas el año pasado, cercenándoles sus atribuciones con cambios legales que violan el texto constitucional, contraría la igualdad que debe reinar entre todos los electos, quienes tienen los mismos derechos y obligaciones.
Hacemos un llamado de alerta para que todos estemos atentos ante la discusión de leyes que afectan ampliamente el ejercicio responsable de la libertad de los ciudadanos, de sus familias, del recto desempeño social; en particular, la de educación, la de equidad e igualdad de género, la de la propiedad social y la que se refiere a la libertad de expresión e información. Para la elaboración de las leyes es necesario consultar a toda la sociedad sin exclusiones. El tema de la propiedad privada, la propiedad social y el papel del Estado en su reglamentación no puede ser objeto de una decisión unilateral. Nos preocupa mucho la celeridad en la discusión de estas leyes en tiempos de vacaciones.
Rogamos a la Santísima Virgen, cuya fiesta del Carmen comenzaron a celebrar muchas ciudades y pueblos del país, nos proteja a todos y nos conduzca a la reconciliación y al entendimiento como nación a fin de que podemos trabajar unidos en la verdad y el amor de Cristo.
Con nuestra bendición, los Arzobispos y Obispos de Venezuela
Caracas, 10 de julio de 2009
Al termino de la Octogésima séptima (LXXXVII) Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, realizada 6 al 11 de julio en Bogotá, los Obispos han publicado un comunicado final,
COMUNICADO
DE LA ASAMBLEA PLENARIA DEL EPISCOPADO
Al término de nuestra Octogésima Séptima Asamblea Plenaria, enviamos un saludo afectuoso de paz y bien al pueblo colombiano que nos ha acompañado en estos días con su oración y su solidaridad.
En nuestro afán y preocupación porque el país encuentre el camino que lleve a la reconciliación y a la paz, nos hemos aplicado al estudio y reflexión del Evangelio de la Vida proclamado por el Señor: “Yo he venido para que ustedes tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn.10,10).
En nuestra agenda de trabajo estuvieron muchos de los hechos que hoy preocupan a los colombianos; acerca de ellos hicimos un análisis objetivo para determinar los aspectos negativos que hay que superar y las oportunidades que se ofrecen para promover decididamente una cultura de la vida.
Recordamos que el Concilio Vaticano II advirtió al mundo sobre algunos de estos hechos que atentan contra ella, tales como los homicidios, el aborto, la eutanasia, el suicidio, la esclavitud y la prostitución, las condiciones ignominiosas de trabajo de los obreros (G.S. 27). Consideramos además el incremento de la criminalidad, la degradación del conflicto armado, el secuestro, el desplazamiento forzado, la drogadicción, el narcotráfico, el deterioro del medio ambiente y la corrupción.
La Constitución Política establece en el artículo 11 que la vida es un derecho inviolable y que en Colombia no habrá pena de muerte. Sin embargo, todos los hechos señalados van en contravía de este derecho fundamental y originan la grave crisis que el Papa Juan Pablo II calificó como “un eclipse del valor de la vida”.
La vida y sobre todo la vida humana, no puede entenderse plenamente sino en la medida en que nos hacemos conscientes de que en su origen, en su desarrollo y en su meta, se encuentra Dios como el único dueño y Señor.
La visión cristiana nos muestra un futuro deseable que podremos construir entre todos proclamando, sirviendo y celebrando el Evangelio de la Vida, es decir, la buena noticia de Cristo Resucitado que nos comunica su victoria sobre el mal, el pecado y la muerte, y nos abre el camino para llegar a resucitar con Él.
Por fortuna, hay en Colombia hombres y mujeres que trabajan con decisión y con mística; grupos e instituciones sin ánimo de lucro que atienden centros de educación y prevención, de apoyo y de ayuda, de protección del medio ambiente: organizaciones que trabajan por los Derechos Humanos, ellos merecen nuestro reconocimiento y estímulo porque están convencidos de que la vida es un bien grande y el mayor regalo de Dios.
El 9 de julio, peregrinamos al Santuario de Nuestra Señora de Chiquinquirá, para orar y poner bajo la protección de la Santísima Virgen María, la Misión Continental, que fue propuesta por el Santo Padre en la V Conferencia General del Episcopado latinoamericano y del Caribe en Aparecida (Brasil) y que nosotros realizaremos como una acción intensa de Evangelización que nos permita llegar a los hogares, a los grupos y comunidades de todo el país con un mensaje de fe y de vida cristiana.
Tenemos fe y confianza en la fuerza y el poder del Espíritu Santo que nos ayudará a cumplir los compromisos adquiridos en esta Asamblea Plenaria; compromisos que daremos a conocer más adelante junto con los documentos de trabajo y los criterios que deben inspirar los planes pastorales en lo que se refiere a la promoción y defensa de la vida humana.
Reafirmamos, que el Evangelio de la vida está en el centro del mensaje de Jesús. La vida es un derecho fundamental de cada ser humano y en el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política (Evangelium Vitae 2).
Con cercanía y respeto exhortamos a los profesionales de la salud, a los que ejercen la justicia, a las Fuerzas Armadas, a los educadores y a los padres de familia, que en su gestión y acción profesional y cotidiana, sean claros en respetar la vida desde la fecundación, pasando por todas las etapas hasta la muerte natural.
Bogotá, D.C., 11 de julio de 2009
+ Rubén Salazar Gómez
Arzobispo de Barranquilla
Presidente de la Conferencia Episcopal
ZENIT publica la carta abierta que ha enviado a Benedicto XVI tras la publicación de su encíclica "Caritas in veritate" el sacerdote chileno Joaquín Alliende, presidente internacional de la asociación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada y miembro del Consejo Pontificio "Cor Unum".
CARTA ABIERTA
Santo Padre, por mi trabajo, tengo el don de escuchar el clamor de los pobres de más de 140 países. Me permito hablarle en nombre de ellos. Gracias por su grito contra el escándalo de la injusticia. Gracias por mostrarnos el camino de la esperanza que no es otra ilusión más, otra aventura hacia un nuevo fracaso. Gracias por su encíclica "Caritas in veritate". Sus palabras proclaman que la pobreza y la desigualdad en el mundo no son un hecho fatal, una catástrofe de la naturaleza. Usted nos urge a tomar conciencia de nuestra libertad. Despierta nuestra responsabilidad para plasmar un siglo XXI en la paz que nacerá de la verdad y la justicia. Usted nos comunica la sabiduría de Cristo. Nos muestra el amor inteligente, racional y eficaz. Su carta abre el horizonte de la fraternidad práctica y sólida. En ella, resplandece la verdad esencial de la amistad humana. En su encíclica responde a nuestras preguntas claves: los habitantes de la tierra ¿pueden vivir como hermanos?; el más necesitado ¿puede ocupar el primer lugar entre todos?; ¿cómo podríamos ser hermanos, sin ser cada uno, hijo del Dios vivo? Tras el descalabro de la crisis financiera, usted señala que la justicia solidaria no se establece sólo haciendo un ajuste monetario. Más allá del cambio de leyes y reglamentos, usted reclama una firme decisión ética, en la convivencia nacional y global. Usted se atreve a exigir, además, el espacio de la fraternidad gratuita y creativa. A los dirigentes del mundo, les propone el Evangelio como alma de la economía del tiempo futuro. Gracias, Santo Padre, por su crudo realismo y por la verdad del amor sin transacciones.
Respetuosamente,
Padre Joaquín Alliende
ZENIT publica el análisis que ha escrito el sacerdote Leonidas Ortiz , director del Observatorio Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) sobre la recién publicada encíclica de Benedicto XVI "Caritas in veritate" (CIV).
"Caritas in veritate": Una encíclica para América Latina
Por Leonidas Ortiz, director del Observatorio Pastoral del CELAM
Cuando se publicó la "Populorum Progressio", todos los pueblos en desarrollo, vieron en esta carta de Pablo VI una espléndida forma de aplicar el Concilio Vaticano II, particularmente la Gaudium et Spes, a nuestra convulsionada realidad.
Lo mismo sucede ahora. En la Encíclica "Caritas in Veritate" vemos explícita la preocupación de Benedicto XVI por los países en desarrollo, y muy especialmente, por nuestra región latinoamericana y caribeña.
Veamos en qué forma responde la última Carta del Para a nuestra realidad.
1. Frente al atraso de nuestros pueblos:
"la caridad en la verdad", impulsora de un auténtico desarrollo.
"La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad" (CIV 1).
2. Frente a sistemas políticos endebles:
la consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz.
Aunque no es necesario que el Estado tenga las mismas características en todos los sitios, Benedicto XVI, dentro de una visión articulada del desarrollo, pide, desde el punto de vista político, "la consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz". (CIV 21).
Es urgente que el fortalecimiento de los sistemas constitucionales débiles vaya acompañado por el desarrollo de otras instancias políticas no estatales, de carácter cultural, social, territorial o religioso. (CIV 41)
3. Frente a los conflictos internos y externos:
promover un diálogo sustentado en valores, escuchando la voz de las poblaciones interesadas.
Para que esos esfuerzos a favor de la paz produzcan efectos duraderos, "es necesario que se sustenten en valores fundamentados en la verdad de la vida. Es decir, es preciso escuchar la voz de las poblaciones interesadas y tener en cuenta su situación para poder interpretar de manera adecuada sus expectativas. Todo esto debe estar unido al esfuerzo anónimo de tantas personas que trabajan decididamente para fomentar el encuentro entre los pueblos y favorecer la promoción del desarrollo partiendo del amor y de la comprensión recíproca. Entre estas personas encontramos también fieles cristianos, implicados en la gran tarea de dar un sentido plenamente humano al desarrollo y la paz". (CIV 72)
4. Frente una visión antropológica inadecuada:
una evangelización que promueva el desarrollo integral de la persona.
"Toda la Iglesia, en todo su ser y obrar, cuando anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del hombre". "El auténtico desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones. (CIV 11)
5. Frente a la crisis que viven nuestras comunidades:
una visión articulada del desarrollo y una nueva síntesis humanista.
Además de presentar la visión articulada del desarrollo que tenía Pablo VI (CIV 21), el Papa se refiere a la crisis por la que pasa el mundo de hoy, la cual requiere comprensión unitaria y una nueva síntesis humanista.
6. Frente al desprecio por la vida humana:
la apertura a la vida, la cual está en el centro del verdadero desarrollo
"La acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca. Fomentando la apertura a la vida, los pueblos ricos pueden comprender mejor las necesidades de los que son pobres, evitar el empleo de ingentes recursos económicos e intelectuales para satisfacer deseos egoístas entre los propios ciudadanos y promover, por el contrario, buenas actuaciones en la perspectiva de una producción moralmente sana y solidaria, en el respeto del derecho fundamental de cada pueblo y cada persona a la vida". (CIV 28)
7. Frente al ateísmo práctico, al fanatismo y al indiferentismo religioso:
afirmar la presencia de un Dios que es garante del verdadero desarrollo de la persona y de los pueblos.
"Dios es el garante del verdadero desarrollo del hombre en cuanto, habiéndolo creado a su imagen, funda también su dignidad trascendente y alimenta su anhelo constitutivo de «ser más»". (CIV 29)
"Aquí se hace indispensable la colaboración entre las diferentes religiones: "La religión cristiana y las otras religiones pueden contribuir al desarrollo solamente si Dios tiene un lugar en la esfera pública, con específica referencia a la dimensión cultural, social, económica y, en particular, política. La doctrina social de la Iglesia ha nacido para reivindicar esa «carta de ciudadanía» de la religión cristiana" (CIV 56).
8. Frente a un desarrollo sin alma:
estimular la vivencia de un amor rico en inteligencia y de una inteligencia llena de amor.
"Sin el saber, el hacer es ciego, y el saber es estéril sin el amor. En efecto, «el que está animado de una verdadera caridad es ingenioso para descubrir las causas de la miseria, para encontrar los medios de combatirla, para vencerla con intrepidez». (CIV 30)
9. Frente a la inequidad social:
dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad.
De América Latina se dice que es el subcontinente más inequitativo del planeta. Benedicto XVI afirma que "el desarrollo económico, social y político necesita, si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad" (CIV 34). "Sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy, precisamente esta confianza ha fallado, y esta pérdida de confianza es algo realmente grave" (CIV 35). Urge una "apertura progresiva en el contexto mundial a formas de actividad económica caracterizada por ciertos márgenes de gratuidad y comunión" (CIV 39).
10. Frente a las graves distorsiones de la economía:
una ética financiera internacional y responsabilidad social de la empresa
La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona (CIV 45). Las dinámicas económicas internacionales están afectadas por graves distorsiones y disfunciones, que requieren también cambios profundos en el modo de entender la empresa. La gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia. (CIV 40)
11. Frente al creciente fenómeno del desempleo:
fortalecer una política de un empleo decente para todos y todas
"Pero ¿qué significa la palabra «decencia» aplicada al trabajo? Significa un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación". (CIV 63)
12. Frente a una globalización de corte neoliberal:
favorecer una integración planetaria de orientación personalista y comunitaria, abierta a la trascendencia
"Cuando se entiende la globalización de manera determinista, se pierden los criterios para valorarla y orientarla. Es una realidad humana y puede ser fruto de diversas corrientes culturales que han de ser sometidas a un discernimiento. La verdad de la globalización como proceso y su criterio ético fundamental vienen dados por la unidad de la familia humana y su crecimiento en el bien. Por tanto, hay que esforzarse incesantemente para favorecer una orientación cultural personalista y comunitaria, abierta a la trascendencia, del proceso de integración planetaria". (CIV 42)
13. Frente a la pobreza de los pueblos en desarrollo:
promover una cooperación internacional que tenga en cuenta la solidaridad de la presencia, el acompañamiento, la formación y el respeto
El Papa destaca la urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados (CIV 49). La cooperación para el desarrollo no debe contemplar solamente la dimensión económica; ha de ser una gran ocasión para el encuentro cultural y humano. (CIV 59)
"La cooperación internacional necesita personas que participen en el proceso del desarrollo económico y humano, mediante la solidaridad de la presencia, el acompañamiento, la formación y el respeto. (CIV 47)
14. Frente al deterioro de la ecología:
se hace necesaria una alianza entre el ser humano y el medio ambiente
Eso comporta «el compromiso de decidir juntos después de haber ponderado responsablemente la vía a seguir, con el objetivo de fortalecer esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos». (CIV 50)
15. Frente al fenómeno de los desplazados y de los migrantes:
tener en cuenta su cultura, sus valores y su contribución al desarrollo del país que los acoge
"Como es sabido, es un fenómeno complejo de gestionar; sin embargo, está comprobado que los trabajadores extranjeros, no obstante las dificultades inherentes a su integración, contribuyen de manera significativa con su trabajo al desarrollo económico del país que los acoge, así como a su país de origen a través de las remesas de dinero. Obviamente, estos trabajadores no pueden ser considerados como una mercancía o una mera fuerza laboral. Por tanto no deben ser tratados como cualquier otro factor de producción. Todo emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación". (CIV 62)
16. Frente a los nuevos desafíos en la comunidad internacional:
promover la reforma la ONU y dar una voz eficaz a las naciones más pobres
"Ante el imparable aumento de la interdependencia mundial, y también en presencia de una recesión de alcance global, se siente mucho la urgencia de la reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional, para que se dé una concreción real al concepto de familia de naciones. Y se siente la urgencia de encontrar formas innovadoras para poner en práctica el principio de la responsabilidad de proteger y dar también una voz eficaz en las decisiones comunes a las naciones más pobres". (CIV 67)
DOMINGO 16 DEL TIEMPO ORDINARIO
19 de Julio de 2009
Que el Señor Jesús esté con todos vosotros.
Bienvenidos a celebrar la Eucaristía de este domingo. Hoy, en el evangelio, escucharemos cómo Jesús se preocupa de sus discípulos más cercanos, y quiere estar con ellos, escucharlos, animarlos. Pero al mismo tiempo, veremos cómo se preocupa también de la multitud que le busca, porque para él toda persona es importante...
Por eso, nosotros nos reunimos aquí llenos de confianza, con la seguridad de que a Jesús le importamos mucho. Él se preocupa de cada uno de nosotros, y nos da su amor, su palabra, su vida entera.
A. penitencial: En silencio, pidámosle a Jesús que esté siempre con nosotros. (Silencio).
Tú, que eres nuestro pastor. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, que nos acompañas toda nuestra vida. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que nos alimentas con el pan de vida eterna. SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (Jeremías 23,1-6): Escuchemos, en esta primera lectura, un anuncio profético. Un anuncio que nos lleva a mirar hacia Jesús.
2. lectura (Efesios 2,13-18): La primera lectura nos hablaba de un pastor que reunirá las ovejas dispersadas del pueblo de Israel. Ahora, san Pablo va más allá y nos anuncia la novedad del Evangelio: Dios no quiere reunir sólo al pueblo de Israel, sino que ha enviado a Jesucristo para que reúna a la humanidad entera: el pueblo de Israel y el pueblo de los paganos. Ya no hay división entre judíos y no judíos, sino que todos estamos llamados a formar el único pueblo de Dios.
Oración universal: Presentemos ahora nuestras plegarias al Padre. En estos próximos días, celebraremos la memoria de dos mujeres que estuvieron muy cerca de Jesús, santa María Magdalena y santa Marta. Por eso hoy, de un modo especial, oramos por tantas y tantas mujeres que trabajan al servicio del Evangelio. Oremos diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.
Por la Iglesia, por todos los que queremos seguir a Jesús y tenerlo como pastor y guía. OREMOS:
Por todas las mujeres creyentes, que quieren vivir el Evangelio en los distintos estados de la vida: en el matrimonio y la familia, en la vida religiosa, en la viudedad, en la soltería. OREMOS:
Por las mujeres que dedican su tiempo al servicio de la comunidad cristiana, en la catequesis, en la liturgia, en la caridad, en la enseñanza y el estudio, en las labores de limpieza y mantenimiento; también por las que están en asociaciones ciudadanas o en la acción social o política. OREMOS:
Por todas las personas que sufren la pobreza o la discriminación; por las que se sienten solas y no saben cómo salir adelante en la vida. OREMOS:
Por nosotros, y por nuestras familias, y por nuestros amigos. OREMOS:
Escucha, Padre, nuestra oración, y llena el mundo entero con tu amor. Por Jesucristo...
Padrenuestro: Fieles a la enseñanza de Jesucristo, nos atrevemos a decir:
CPL
Discurso que dirigió el embajador de México ante la Santa Sede, Héctor Federico Ling Altamirano, durante la ceremonia de presentación de cartas credenciales que tuvo lugar el viernes, 10 de Julio de 2009.
Su Santidad Benedicto XVI,
Es un honor acudir ante su presencia para hacer entrega de las Cartas Credenciales que me acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de México ante la Santa Sede. Hago propicia esta solemne ocasión para hacerle llegar el saludo cordial del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, así como el respeto, la admiración y el cariño del pueblo mexicano.
Se trata de un momento significativo que coincide con la publicación de su Carta Encíclica "Caritas in veritate", documento de gran trascendencia que ofrece una invaluable aportación e impele a repensar el modelo de relaciones y estructuras sociales que nos conduzca a alcanzar la justicia social y la paz. Creo importante subrayar el hecho de que dicha Encíclica haya visto la luz en esta difícil encrucijada.
La aguda crisis financiera y económica, el deterioro del medio ambiente, la proliferación de las pandemias, la agudización de la marginación y la pobreza de un creciente número de personas, sobre todo en los países en vías de desarrollo nos impone, a los gobiernos, a las comunidades y a los individuos, la necesidad de instrumentar acciones urgentes y decididas para corregir las enormes desigualdades y los desequilibrios existentes en el mundo.
Es necesario volver a levantar las banderas casi olvidadas de la libertad y la justicia con sentido social profundo; es preciso construir prontamente compromisos ciertos y verificables entre naciones y gobiernos; es menester edificar nuevas sociedades sobre las inmutables bases de las virtudes cívicas; y, en especial, es imprescindible renovar la voluntad constante y permanente de realizar el bien común.
La joven relación entre México y la Santa Sede está afianzada en estos objetivos; se ha mostrado abierta a explorar caminos nuevos y a estudiar en los territorios de los foros y las organizaciones internacionales los mecanismos para hacer socialmente exigibles las normas de convivencia pacífica y el respeto de los derechos y de la dignidad de la persona humana.
El mutuo apoyo en las causas fundadas en valores universales, ha ido dejando en claro que no somos ajenos al proceso civilizatorio de la humanidad.
México considera que la era de la globalización es también la era de la responsabilidad compartida y de la suma de esfuerzos en todos los ámbitos.
Por ello, adquieren relieve las amplias convergencias entre México y la Santa Sede para la construcción de la paz mundial y en la defensa de los derechos humanos, particularmente los de los grupos más vulnerables de la sociedad como son los pueblos indígenas, los niños, los ancianos y las personas con discapacidad y entre estos, en especial, los prójimos con rostro de migrantes.
El Gobierno de México, en su lucha cotidiana por hacer valer los derechos humanos de los migrantes y de sus familias, tiene en alta estima los pronunciamientos de Su Santidad en favor de las personas que buscan mejores condiciones de vida allende las fronteras y en contra de la construcción de muros que lo impiden.
Los mexicanos asumimos que éstos mismos principios por los que luchamos en el mundo, deben corresponder con las acciones en el ámbito nacional. El Gobierno de México trabaja para garantizar una vida digna a la población y para lograr el desarrollo sustentable del país, en un clima de plena vigencia del Estado de Derecho.
En este mismo espíritu de solidaridad compartida, nos alienta el reconocimiento de Su Santidad por el compromiso del gobierno del Presidente Felipe Calderón de luchar sin cuartel contra el flagelo de las drogas y el narcotráfico.
En la tarea cotidiana para afrontar los enormes retos que tiene ante sí la sociedad mexicana, las acciones de la Iglesia católica han sido constructivas y solidarias, y tiene mucho que aportar desde su propio ámbito.
Las leyes que nos hemos dado los mexicanos constituyen los pilares para trabajar con las Iglesias de manera conjunta en favor del bien común. Por convicción y tradición, México encuentra en el estado laico la mejor manera de garantizar a las religiones y al conjunto de la sociedad el ejercicio pleno de sus derechos.
Su Santidad,
Desde su establecimiento en 1992, los vínculos diplomáticos entre México y la Santa Sede se han fortalecido a través del diálogo y la colaboración recíproca, y hemos logrado consolidar una relación amistosa, armónica y ordenada.
La visita del Presidente Calderón Hinojosa a la Santa Sede en junio de 2007, la visita oficial a México de Mons. Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados, en el marco de la conmemoración del XV aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede en octubre de 2007, y la presencia en México del Secretario de Estado, S.E.R. el cardenal Tarcisio Bertone, como Legado Pontificio, para asistir al VI Encuentro Mundial de las Familias en enero pasado, constituyen la expresión de nuestras voluntades para continuar por este camino de cooperación y de respeto recíproco.
La elevada misión de representar a todos los mexicanos ante la Santa Sede se inspira en el deseo de impulsar aún más las buenas relaciones de amistad, con la convicción de que, como nunca antes, la verdadera solidaridad entre pueblos y naciones no puede ser virtud de algunos sino obligación de todos.
Al formular los más altos votos por su bienestar le reitero que su Santidad es y será siempre bienvenido en México.
ZENIT publica la clarificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que ha publica el diario de la Santa Sede "L'Osservatore Romano" en su edición diaria en italiano del 11 de julio, sobre el artículo publicado en el mismo periódico por el arzobispo Rino Fisichella sobre la niña brasileña que fue sometida al aborto de los dos gemelos que esperaba.
Aclaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe
Sobre el aborto procurado
Recientemente han llegado a la Santa Sede varias cartas, incluso de parte de altas personalidades de la vida política y eclesial, que han informado sobre la confusión que se ha creado en varios países, sobre todo en América Latina, tras la manipulación e instrumentalización de un artículo de su excelencia monseñor Rino Fisichella, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, sobre el triste caso de la "niña brasileña". En ese artículo, aparecido en "L'Osservatore Romano" del 15 de marzo de 2009, se presentaba la doctrina de la Iglesia, teniendo en cuenta la situación dramática de esta niña, que --como se pudo constatar posteriormente-- había sido acompañada con toda delicadeza pastoral, en particular por el entonces arzobispo de Olinda y Recife, su excelencia monseñor José Cardoso Sobrinho. Al respecto, la Congregación para la Doctrina de la Fe confirma que la doctrina de la Iglesia sobre el aborto provocado no ha cambiado ni puede cambiar. Esta doctrina ha sido expuesta en los números 2270-2273 del Catecismo de la Iglesia Católica en estos términos:
"La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, instrucción "Donum vitae" 1, 1). 'Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado' (Jeremías 1, 5). 'Y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra' (Salmo 139, 15)".
"Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral. No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido. (Didajé, 2, 2; Bernabé, ep. 19, 5; Epístola a Diogneto 5, 5; Tertuliano, apol. 9). Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la excelsa misión de conservar la vida, misión que deben cumplir de modo digno del hombre. Por consiguiente, se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son crímenes abominables ("Gaudium et spes", 51, 3)".
"La cooperación formal a un aborto constituye una falta grave. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. 'Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae' (⇒ Código de Derecho Canónico, CIC, canon 1398), es decir, ‘de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito' (⇒ CIC can. 1314), en las condiciones previstas por el Derecho (cf ⇒ CIC can. 1323-1324). Con esto la Iglesia no pretende restringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad".
"El derecho inalienable de todo individuo humano inocente a la vida constituye un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación: 'Los derechos inalienables de la persona deben ser reconocidos y respetados por parte de la sociedad civil y de la autoridad política. Estos derechos del hombre no están subordinados ni a los individuos ni a los padres, y tampoco son una concesión de la sociedad o del Estado: pertenecen a la naturaleza humana y son inherentes a la persona en virtud del acto creador que la ha originado. Entre esos derechos fundamentales es preciso recordar a este propósito el derecho de todo ser humano a la vida y a la integridad física desde la concepción hasta la muerte' ("Donum vitae" 3). 'Cuando una ley positiva priva a una categoría de seres humanos de la protección que el ordenamiento civil les debe, el Estado niega la igualdad de todos ante la ley. Cuando el Estado no pone su poder al servicio de los derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es más débil, se quebrantan los fundamentos mismos del Estado de derecho... El respeto y la protección que se han de garantizar, desde su misma concepción, a quien debe nacer, exige que la ley prevea sanciones penales apropiadas para toda deliberada violación de sus derechos' ("Donum vitae" 3).
En la encíclica "Evangelium vitae", el Papa Juan Pablo II afirmó esta doctrina con su autoridad de Supremo Pastor de la Iglesia: "con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y a sus Sucesores, en comunión con todos los Obispos -que en varias ocasiones han condenado el aborto y que en la consulta citada anteriormente, aunque dispersos por el mundo, han concordado unánimemente sobre esta doctrina-, declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal" (n. 62).
En lo que se refiere al aborto procurado en algunas situaciones difíciles y complejas, es válida la enseñanza clara y precisa del Papa Juan Pablo II: "Es cierto que en muchas ocasiones la opción del aborto tiene para la madre un carácter dramático y doloroso, en cuanto que la decisión de deshacerse del fruto de la concepción no se toma por razones puramente egoístas o de conveniencia, sino porque se quisieran preservar algunos bienes importantes, como la propia salud o un nivel de vida digno para los demás miembros de la familia. A veces se temen para el que ha de nacer tales condiciones de existencia que hacen pensar que para él lo mejor sería no nacer. Sin embargo, estas y otras razones semejantes, aun siendo graves y dramáticas, jamás pueden justificar la eliminación deliberada de un ser humano inocente» (encíclica "Evangelium vitae", n. 58).
Por lo que se refiere al problema de determinados tratamientos médicos para preservar la salud de la madre, es necesario distinguir bien entre dos hechos diferentes: por una parte, una intervención que directamente provoca la muerte del feto, llamada en ocasiones de manera inapropiada aborto "terapéutico", que nunca puede ser lícito, pues constituye el asesinato directo de un ser humano inocente; por otra parte, una intervención no abortiva en sí misma que puede tener, como consecuencia colateral, la muerte del hijo: "Si, por ejemplo, la salvación de la vida de la futura madre, independientemente de su estado de embarazo, requiriera urgentemente una intervención quirúrgica, u otro tratamiento terapéutico, que tendría como consecuencia accesoria, de ningún modo querida ni pretendida, pero inevitable, la muerte del feto, un acto así ya no podría considerarse un atentado directo contra la vida inocente. En estas condiciones, la operación podría ser considerada lícita, al igual que otras intervenciones médicas similares, siempre que se trate de un bien de elevado valor --como es la vida-- y que no sea posible postergarla tras el nacimiento del niño, ni recurrir a otro remedio eficaz" (Pío XII, discurso "Frente de la Familia" y a la Asociación de Familias Numerosas, 27 de noviembre de 1951).
Por lo que se refiere a la responsabilidad de los agentes sanitarios, es necesario recordar las palabras del Papa Juan Pablo II: "Su profesión les exige ser custodios y servidores de la vida humana. En el contexto cultural y social actual, en que la ciencia y la medicina corren el riesgo de perder su dimensión ética original, ellos pueden estar a veces fuertemente tentados de convertirse en manipuladores de la vida o incluso en agentes de muerte. Ante esta tentación, su responsabilidad ha crecido hoy enormemente y encuentra su inspiración más profunda y su apoyo más fuerte precisamente en la intrínseca e imprescindible dimensión ética de la profesión sanitaria, como ya reconocía el antiguo y siempre actual juramento de Hipócrates, según el cual se exige a cada médico el compromiso de respetar absolutamente la vida humana y su carácter sagrado" (encíclica "Evangelium vitae", n. 89).
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina]
Discurso que entregó Benedicto XVI el viernes, 10 de Julio de 2009, al nuevo embajador de México ante la Santa Sede, Héctor Federico Ling Altamirano.
Señor Embajador:
1. Me complace recibir a Vuestra Excelencia en el solemne acto en el que me hace entrega de las Cartas que lo acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de los Estados Unidos Mexicanos ante la Santa Sede. Le agradezco cordialmente las deferentes palabras que me ha dirigido, rogándole al mismo tiempo que tenga la bondad de transmitir al Señor Presidente de la República, Licenciado Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, a su Gobierno y a todas las nobles gentes de su País mis mejores deseos, que acompaño con mi oración ferviente, para que, afrontando con valentía, decisión y unidad las vicisitudes del momento presente, el querido pueblo mexicano pueda seguir avanzando por los caminos de la libertad, la solidaridad y el progreso social.
2. Vuestra Excelencia viene como Representante de una gran Nación, cuya identidad se ha ido forjando a lo largo de los siglos en fecunda relación con el mensaje de salvación que la Iglesia católica proclama, como se puede ver en muchas de sus costumbres y fiestas populares, en su arquitectura y otras diversas manifestaciones. La fe en Jesucristo ha engendrado en México una cultura que brinda un sentido específico y completo de la vida y una visión esperanzada de la existencia, ilustrando al mismo tiempo una serie de principios sustanciales para el desarrollo armónico de toda la sociedad, como son la promoción de la justicia, el trabajo por la paz y la reconciliación, el fomento de la honradez y la transparencia, la lucha contra la violencia, la corrupción y la criminalidad, la constante tutela de la vida humana y la salvaguarda de la dignidad de la persona.
3. La celebración hace unos meses del VI Encuentro Mundial de las Familias en la Ciudad de México ha puesto de relieve, además, la importancia de esta institución, tan estimada por el pueblo mexicano. En efecto, la familia, comunidad de vida y amor, fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, es la célula básica de todo el tejido social, por lo que es de suma transcendencia que se le ayude adecuadamente, de modo que los hogares no dejen de ser escuelas de respeto y entendimiento mutuo, semilleros de virtudes humanas y motivo de esperanza para el resto de la sociedad. En este contexto, deseo reiterar mi satisfacción por los frutos de ese importante Encuentro eclesial, a la vez que quiero agradecer nuevamente a las Autoridades de su País, y a todos los mexicanos, la diligencia mostrada en su organización.
4. Me es grato constatar las buenas relaciones entre la Santa Sede y México, tras los importantes avances que se han ido produciendo en estos años en un clima de recíproca autonomía y sana colaboración. Esto nos debe animar a esforzarnos por estrecharlas en el porvenir, teniendo en cuenta el puesto relevante que la religión ocupa en la idiosincrasia y la historia de vuestra Patria. Precisamente, con motivo del XV aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre su País y la Santa Sede, se organizaron en la Ciudad de México una serie de actos conmemorativos en los que se ahondó en diversos temas de interés común, como la manera correcta de entender un auténtico Estado democrático y su deber de amparar y favorecer la libertad religiosa en todos los aspectos de la vida pública y social de la Nación. En efecto, la libertad religiosa no es un derecho más, ni tampoco un privilegio que la Iglesia católica reclama. Es la roca firme donde los derechos humanos se asientan sólidamente, ya que dicha libertad manifiesta de modo particular la dimensión trascendente de la persona humana y la absoluta inviolabilidad de su dignidad. Por ello, la libertad religiosa pertenece a lo más esencial de cada persona, de cada pueblo y nación. El significado medular de la misma no consiente limitarla a una mera convivencia de ciudadanos que practican privadamente su religión, o restringirla al libre ejercicio del culto, sino que se ha de asegurar a los creyentes la plena garantía de manifestar públicamente su religión, ofreciendo también su aportación a la edificación del bien común y del recto orden social en cualquier ámbito de la vida, sin ningún tipo de restricción o coacción. A este respecto, la Iglesia católica, a la vez que sostiene e impulsa esta visión positiva del papel de la religión en la sociedad, no desea interferir en la debida autonomía de las instituciones civiles. Ella, fiel al mandato recibido de su divino Fundador, busca alentar las iniciativas que beneficien a la persona humana, promuevan integralmente su dignidad y reconozcan su dimensión espiritual, sabiendo que el mejor servicio que los cristianos pueden prestar a la sociedad es la proclamación del Evangelio, que ilumina una genuina cultura democrática y orienta en la búsqueda del bien común. Se pone así de manifiesto que la Iglesia y la comunidad política están y deben sentirse, aunque por diverso título, al servicio de la vocación personal y social de los mismos hombres (cf. Gaudium et spes, 76).
5. Muchos son los pasos que desde diversas instancias de vuestra Nación se están dando para fomentar un orden social más justo y solidario y superar las contrariedades que continúan atenazando al País. En este sentido, merece la pena destacar la atención y el empeño con que las Autoridades de vuestra Patria están encarando cuestiones tan graves como la violencia, el narcotráfico, las desigualdades y la pobreza, que son campo abonado para la delincuencia. Es bien sabido que para una solución eficaz y duradera de esos problemas no son suficientes medidas técnicas o de seguridad. Se requiere una anchura de miras y la eficiente conjunción de esfuerzos, además de propiciar una necesaria renovación moral, la educación de las conciencias y la construcción de una verdadera cultura de la vida. En esta tarea, las Autoridades y las distintas fuerzas de la sociedad mexicana encontrarán siempre la leal cooperación y solidaridad de la Iglesia católica.
6. Nunca se insistirá bastante en que el derecho a la vida debe ser reconocido en toda su amplitud. En efecto, toda persona merece respeto y solidaridad desde el momento de su concepción hasta su muerte natural. Esta noble causa, en la que valientemente se han comprometido muchos hombres y mujeres, debe estar sostenida también por el esfuerzo de las Autoridades civiles en la promoción de leyes justas y políticas públicas efectivas que tengan en cuenta el altísimo valor que posee todo ser humano en cada momento de su existencia. A este respecto, deseo saludar con gozo la iniciativa de México, que en el año 2005 eliminó de su legislación la pena capital, así como las recientes medidas que algunos de sus Estados han adoptando para proteger la vida humana desde su comienzo. Estas apuestas decididas en una cuestión tan fundamental han de ser un emblema de vuestra Patria, del que debe sentirse justamente orgullosa, pues en el reconocimiento del derecho a la vida "se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política" (Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium Vitae, 2).
7. Señor Embajador, antes de concluir este encuentro, quisiera felicitar a Vuestra Excelencia, a su familia y a los demás miembros de esa Misión Diplomática, así como reiterarle que en mis colaboradores hallará siempre la cooperación que precise en el alto cometido de representar a su querida Nación ante la Sede Apostólica.
Suplico a Dios, por intercesión de María Santísima, Nuestra Señora de Guadalupe, que bendiga, proteja y acompañe a todos los mexicanos, tan cercanos al corazón del Papa, para que en su País resplandezca incesantemente la concordia, la fraternidad y la justicia.
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ZENIT publica el comunicado que ha emitido la Oficina de Información de la Santa Sede tras la visita del presidente de los Estados Unidos, Barack H. Obama, a Benedicto XVI, en la tarde del viernes, 10 de Julio de 2009.
En la tarde de este viernes, 10 de julio de 2009, Su Santidad Benedicto XVI ha recibido en audiencia al presidente de los Estados Unidos de América, su excelencia el señor Barack H. Obama. Anteriormente, el presidente ha mantenido un encuentro con su eminencia el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, acompañado por su excelencia el arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados.
En el transcurso de los cordiales coloquios, se han analizado ante todo cuestiones del interés de todos y que constituyen el gran desafío para el futuro de cada nación y para el verdadero progreso de los pueblos, como la defensa de la promoción de la vida y el derecho a la objeción de conciencia.
Se ha mencionado también la inmigración con particular atención al aspecto de la reunificación familiar.
Han estado también en el centro del encuentro temas de política internacional, analizando también los resultados de la Cumbre del G8. Se han analizado las perspectivas de paz en Oriente Medio, en las que se registran convergencias, y otras situaciones regionales. Se ha pasado revista a algunos argumentos de mayor actualidad, como el diálogo entre culturas y religiones, la crisis económico-financiera a nivel global, y sus implicaciones éticas, la seguridad alimentaria, la ayuda al desarrollo sobre todo a África y América Latina y el problema del narcotráfico. Por último, se ha subrayado la importancia de la educación a la tolerancia en cada país.
[Traducción realizada por Jesús Colina]
VATICANO - “Ave María” por mons. Luciano Alimandi - La fuerza de Dios se manifiesta en la debilidad
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La raíz de nuestras rebeliones contra el Señor se encuentra en la soberbia que, se podría decir, nos mueve a dejar de lado a Dios, a hacernos sentir autosuficientes, es decir, en grado de manejar nuestra vida e, incluso, la de los demás. La inteligencia del hombre, don que le ha sido dado por Dios, si no permanece humilde, puede incluso volverse contra Dios, engañándose de poder crear un camino alternativo al establecido por el Señor, que la quisiera orientada hacia la Suma Verdad y el Sumo Bien que es Él mismo. La Sagrada Escritura nos habla de dichas rebeliones, comenzando por la de Adán y Eva que causó el “pecado original”.
Es justamente la soberbia que ciega la mente y paraliza el corazón del hombre, es decir su interioridad, obstaculizándole el recorrido hacia la Luz eterna que resplandece en toda su plenitud en la Persona de Jesús, el Logos de Dios encarnado.
El Señor Jesús ha puesto como condición fundamental para seguirlo negarse a sí mismo y tomar la propia cruz (cf. Mc 8, 34), es decir, acoger la propia realidad.
El Pueblo de Israel se lamentaba y se rebelaba contra Dios, reprochando a Moisés, exigiendo soluciones según lógicas humanas, dictadas por una inteligencia no guiada por la humildad, sino ofuscada por la soberbia. Así sucede también en nuestros días. ¿Cuántas veces nos presentamos ante el Señor con nuestros problemas y queremos que intervenga con las soluciones que nosotros le prospectamos? ¿Y cuál es la solución que más nos convence? ¡La de ver el problema eliminado!
¿Pero qué nos enseña la Palabra de Dios al respecto? ¿Cómo ponernos ante aquello que nos hace débiles, que nos problematiza? San Pablo da una descripción estupenda.
“Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría.
Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él me dijo: ‘Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza’. Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte” (2Cor 12, 7-10).
Pablo nos enseña, inclusive, a “gloriarnos” de nuestras dificultades, de todo aquello que sufrimos por Cristo, porque “cuando somos débiles, entonces es que somos fuertes”, con la misma fuerza de Dios.
“Mi gracia te basta...” le responde Jesús a Pablo y a cada uno de nosotros cuando, cansados de los problemas externos e internos, le pedimos desalentados de eliminarlos.
La solución que Dios tiene siempre lista para resolver todos aquellos problemas que la vida nos presenta y que nosotros confiamos a Jesús es: “su gracia”.
Dios, Él mismo es la solución a nuestros problemas: “mi gracia te basta”. Es esta solución que debemos pedir a Dios: dame tu fuerza para soportar los problemas, y cuantos más serán, tanta mayor fuerza me darás. En la lógica y pedagogía de Dios, que nos educa para llegar a ser cada vez más sus hijos, es decir, niños, el “no lograr hacerlo solos” nos hace más “capaces” de abrirnos a Jesús, buscando su ayuda y haciéndonos más pacientes y disponibles con los hermanos necesitados.
Ay de aquel que se siente fuerte en la vida, que se cree “afirmado”: corre el riesgo de ensoberbecerse. Es por esto que San Pablo repite, dos veces, que la razón de sus debilidades y de sus problemas es “para no ensoberbecerse”.
¡Qué maravillosa confesión de humildad! Pablo no se lamenta de su debilidad, sino que ve su necesidad para permanecer humilde. Esa debilidad, en efecto, no es pecaminosa, no ofende a Dios, al contrario: el sufrimiento, si es soportado y ofrecido a Jesús, nos hace más conformes a Él! Es por esto que los grandes santos le pedían al Señor no tanto el éxito cuanto el fracaso, no tanto la victoria cuanto la derrota, no tanto la exaltación cuanto la humillación... San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas, en el lecho de muerte, a quien le preguntaba qué esperase para su “Compañía de Jesús” respondía: “persecuciones”. Ciertamente se necesita coraje para hablar así, pero evidentemente Ignacio, como Pablo, no razonaba en modo humano, sino como quien había tenido la experiencia de la extraordinaria fuerza de Dios que se manifiesta justamente en la debilidad. (Agencia Fides 9/7/2009; líneas 52, palabras 762)
VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA por don Nicola Bux y don Salvatore Vitiello - Caritas in Veritate, en la continuidad
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – El corazón y la razón: el corazón, como centro de la personalidad humana y la razón como imprescindible condición de toda acción auténticamente personal. Estas parecen ser las grades coordenadas de la tercera Encíclica de Benedicto XVI: Caritas in Veritate. Un texto que entrará en la historia por su dimensión “hermenéutica” de la propuesta ofrecida. Siguiendo aquella que podemos definir una de las “líneas directivas” de su pontificado, la hermenéutica de la continuidad, el Santo Padre propone una atenta relectura de la Populorum Progressio del Siervo de Dios Pablo VII, afirmando: “El punto de vista correcto, por tanto, es el de la Tradición de la fe apostólica, patrimonio antiguo y nuevo, fuera del cual la Populorum progressio sería un documento sin raíces y las cuestiones sobre el desarrollo se reducirían únicamente a datos sociológicos” (n. 10). Y más aún: “La relación entre la Populorum progressio y el Concilio Vaticano II no representa una fisura entre el Magisterio social de Pablo VI y el de los Pontífices que lo precedieron, puesto que el Concilio profundiza dicho magisterio en la continuidad de la vida de la Iglesia. En este sentido, algunas subdivisiones abstractas de la doctrina social de la Iglesia, que aplican a las enseñanzas sociales pontificias categorías extrañas a ella” (n. 12).
Las categorías a las cuales hace referencia el Papa, como se sabe, son las de “tradición” y “progreso”, las cuales, legítimamente contrapuestas, no son otra cosa que la versión “laica” de la hermenéutica de la continuidad y la ruptura: la primera legítima, la segunda portadora de graves y peligrosos equívocos, aplicada con demasiada frecuencia al Concilio Vaticano II y reiteradamente estigmatizada por el Magisterio Pontificio, desde el histórico discurso a la Curia Romana del 22 de diciembre del 2005.
En efecto “No hay dos tipos de doctrina social, una preconciliar y otra postconciliar, diferentes entre sí, sino una única enseñanza, coherente y al mismo tiempo siempre nueva. Es justo señalar las peculiaridades de una u otra Encíclica, de la enseñanza de uno u otro Pontífice, pero sin perder nunca de vista la coherencia de todo el corpus doctrinal en su conjunto” (Ivi).
Para ello, sin embargo, ¡es necesario ser hombres! Es necesario no vivir de “rupturas interiores” no resuelta, es necesario amar, sincera y apasionadamente, a la verdad más que a uno mismo, más que al propio poder, más que a la propia opinión intelectualista. Es necesaria, en una palabra, la “moralidad del conocimiento”, que es anterior, tanto lógicamente como por experiencia, que la misma moralidad del actuar.
Corazón y razón, amor y verdad, representan las condiciones mismas de posibilidad de una vida auténticamente humana. Una vida que, necesariamente, por una propia exigencia interna, pide ser vivida en la “continuidad”, la cual no es solamente una categoría hermenéutica, sino que en realidad es una condición antropológica: sin continuidad no hay historia, no hay cultura y, en definitiva, no hay hombre.
La Iglesia, como lugar de la vida por excelencia, no puede jamás dejar de considerar estas condiciones morales y antropológicas de la consciencia, convencida como está del hecho de que el progreso coincide con el anuncio de Cristo Resucitado; anuncio sin el cual el mundo no tiene futuro y pierde, por consiguiente, toda fuerza dinámica de desarrollo. (Agencia Fides 9/7/2009; líneas 42, palabras 563)
Salutación Inaugural del el Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), Monseñor Ubaldo Santana Sequera, en la Nonagésima Segunda Asamblea Plenaria Ordinaria, que tuvo lugar desde el martes 7 hasta el domingo 12 de julio de 2009 durante la cual se trataron diversos temas de interés para la iglesia y la sociedad
Salutación Inaugural de la XCII Asamblea Ordinaria de la CEV
Emmo. Señor Cardenal Jorge Urosa Savino,
Excmo. Mons. Giacinto Berloco, Nuncio de Su Santidad Benedicto XVI
Respetables miembros de las Directivas de CONVER, CNL y AVEC
Directores de Departamentos del SPEV
Invitados especiales
Representantes de los MCS
Hermanos arzobispos y obispos de la CEV
1. En nombre de los miembros de la Presidencia reciban todos, un cordial y fraterno saludo de bienvenida a esta nonagésima segunda Asamblea Ordinaria. Algunos hermanos no nos podrán acompañar en esta oportunidad por quebrantos de salud. Concretamente nuestro primer vicepresidente Mons. Baltazar Porras, arzobispo de Mérida, Mons. Nelson Martínez, obispo de San Felipe, y Mons. Manuel Felipe Díaz Sánchez, Arzobispo de Calabozo, oremos por su plena y pronta recuperación.
2. Nos congratulamos con la Iglesia de Calabozo por el palio que acaba de recibir su arzobispo Mons. Manuel Díaz Sánchez, el 29 de junio pasado en Roma de manos de Su Santidad. Felicitamos también al Señor Cardenal y en particular a Mons. Fernando Castro Aguayo, de la Prelatura personal del Opus Dei, por su elección como obispo titular de Ampora y auxiliar de Caracas y le damos fraterna bienvenida a nuestro colegio episcopal. Nos unimos al júbilo de Mons. Roberto Luckert León por su vigésimo cuarto aniversario de ordenación episcopal. Compartimos el gozo del Movimiento Apostólico de los Cursillos de Cristiandad por la celebración de sus 50 años de fecunda presencia en Venezuela ( 1959-2009).
3. A su Excelencia Mons. Giacinto Berloco queremos darle un saludo especial. Dentro de pocos días nos dejará para asumir el nuevo cargo de nuncio apostólico en Bélgica que el Santo Padre acaba de encomendarle. Interpretamos esta designación como un reconocimiento por la fructífera labor diplomática y pastoral que en estos cuatro años realizó entre nosotros. No le tocó una labor fácil. Pero supo llevarla adelante con gran integridad y prudencia. Con su presencia en nuestras asambleas, sus frecuentes visitas a cada una de nuestras Iglesias particulares, con sus fraternas invitaciones a compartir su mesa en la Nunciatura nos hizo sentir su cercanía y su interés por conocer nuestras realidades eclesiales. Valoramos todos estos gestos y por ello le estamos profundamente agradecidos. No le olvidaremos. Siempre será bienvenido a esta tierra y le aseguramos de nuestro afecto y de nuestras oraciones para que le vaya bien en tierra de wallones y flamencos.
4. Venimos a esta asamblea llenos de alegría y esperanza por las experiencias vividas y los buenos resultados obtenidos en nuestra Visita ad Limina Apostolorum Petri et Pauli en la primera quincena del pasado mes de junio. En las sesiones de trabajo de los días venideros tendremos la oportunidad de reflexionar colegialmente sobre lo que el Espíritu quiso decir a nuestras Iglesias a través de los encuentros con el Santo Padre, las concelebraciones en las basílicas mayores, las reuniones con los dicasterios, las peregrinaciones y las visitas institucionales. Todos bendecimos al Señor porque ha sido grande y generoso con nosotros y estamos alegres.
5. A través de su persona, Señor Nuncio, queremos hacerle llegar al Santo Padre nuestro sincero y hondo agradecimiento por todas las atenciones, gestos y mensajes de ánimo y cercanía que tanto él, como Sucesor de Pedro, como sus más estrechos colaboradores tuvieron para con nuestro episcopado y para con cada uno de nosotros. Tenga a bien comunicarle que nos hemos sentido confirmados en la fe y que hemos palpado su deseo de participar de nuestras alegrías y preocupaciones, de nuestros proyectos y de nuestras dificultades. Que hemos regresado dispuestos con la ayuda de la gracia divina, a seguir dando testimonio de unidad colegial y a mantenernos fieles hasta el final en nuestra tarea evangelizadora.
6. Nuestro continente vive horas tensas por la grave situación que afecta al hermano país de Honduras. Manifestamos nuestra plena solidaridad con sus habitantes, particularmente con los más pobres, que suelen ser los más afectados por estas crisis. Elevamos fervientes oraciones a Dios para que todos los actores involucrados en el actual conflicto, busquen, por encima de cualquier interés personal, la paz y el bien del pueblo hondureño. Expresamos nuestro apoyo a la Conferencia Episcopal hondureña y en especial al Señor Cardenal Oscar Rodríguez Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa.
7. Cada día aumenta el clamor de los venezolanos reclamando que los problemas y los conflictos se resuelvan consensuadamente por medio del diálogo y del entendimiento. A los trabajadores del sector público y privado, sin distingo de preferencias o militancia política, del gobierno central y regional, incluido estados y municipios que ganó la oposición, como el caso de la Alcaldía Mayor, se les debe respetar el derecho al trabajo y a la remuneración. Elevamos oraciones al Señor por la salud del Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma. El desconocimiento de los resultados electorales por parte de las autoridades y el entorpecimiento sistemático del ejercicio de los cargos obtenidos a través del sufragio, son atropellos incompatibles con el sistema democrático vigente. Rogamos al Señor ilumine a nuestros gobernantes para que pongan pronto remedio a estos desafueros.
8. La agenda de trabajo de esta asamblea esta centrada en la evaluación de la Visita ad Limina y la reflexión sobre elAño sacerdotal recientemente decretado por el Papa para conmemorar los 150 años de la muerte de San Juan Ma. Vianney, el cura de Ars, patrono de los párrocos. Para sacarle provecho a esta providencial iniciativa nos reuniremos con sacerdotes procedentes de las provincias eclesiásticas. Con ellos compartiremos ideas, propuestas y caminos que nos permitirán avanzar en la renovación interior y la santificación personal de todos los sacerdotes del país. La Iglesia y el mundo tienen necesidad de contar con ministros ordenados que sean testigos auténticos de la santidad y de la caridad de Dios.
9. La discusión que se ha suscitado en el país por la posible aprobación en la Asamblea Nacional de nuevas leyes sobre Educación y el Proyecto de Ley Orgánica para la equidad e Igualdad de géneros, nos brinda la oportunidad de re-examinar a la luz del Evangelio, de la Doctrina Social de la Iglesia y de las nuevas tendencias culturales de nuestra sociedad, temas que, para la Iglesia, son de primordial importancia. Son asuntos sobre los cuales la Iglesia tiene una palabra que decir y un mensaje que transmitir. Efectivamente tocan aspectos y valores fundamentales de la organización de la sociedad y de la convivencia humana. Nos referimos concretamente a tópicos como el Estado y el principio de subsidiariedad, la libertad y responsabilidad de los padres en la elección del tipo de educación que desean para sus hijos, la Educación Religiosa Escolar, la centralidad de la familia y la dignidad de la vida humana.
10. Aprovecharemos también para dar un fuerte impulso a la aplicación del Concilio Plenario de Venezuela con la puesta en marcha de la Comisión Episcopal ad hoc de Instancias Eclesiales. Esta comisión toma el relevo de la Comisión de aplicación del Concilio. El equipo saliente liderizado por Mons. Ovidio Pérez Morales e integrado por sacerdotes, religiosas y laicos ha realizado un trabajo sólido y consistente. A Monseñor Ovidio y a todos sus integrantes les expresamos nuestra gratitud y admiración
11. La realización en el 2012 del Congreso Americano Misionero en Maracaibo es uno de los grandes retos que tienen las Obras Misionales Pontificias y la Conferencia Episcopal. En esta asamblea queremos colocar los fundamentos para avanzar en su preparación. En la Cartuja de la Farneta (Lucca), tuvimos un encuentro impactante con la vida contemplativa y con dos eximios venezolanos que en épocas distintas la hicieron suya: el Siervo de Dios Dr. José Gregorio Hernández y Mons. Salvador Montes de Oca, el Obispo mártir de Valencia. A ambos encomendamos este gran proyecto misionero e imploramos su intercesión para que nos comuniquen el deseo de la oración y el fuego apostólico que consumió sus vidas.
12. Nos espera una agenda apostólica, sacerdotal y misionera. Estamos decididos a seguir avanzando en la renovación de nuestras Iglesias a través de la Misión Continental. Invocando sobre nuestras labores la luz del Espíritu Santo y la maternal protección de Nuestra Señora de Coromoto, de cuya imagen también recibiremos un informe actualizado, declaro inaugurada la nonagésima asamblea ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana. Muchas gracias.
Caracas 7 de julio de 2009
+Mons. Ubaldo Santana Sequera
Arzobispo de Maracaibo y Presidente de la CEV
La Conferencia Episcopal de Panamá han publicado un comunicado al termino de la 187 Asamblea Plenaria ordinaria que se ha llevado a cabo del 6 al 10 de julio y en la que ha participado por primera vez el nuevo Nuncio apostólico en el país, Mons. Andrés Carrascosa Coso.
COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL PANAMAEÑA
AL TERMINO DE SU ASAMBLEA PLENARIA ORDINARIA No 187
Nos hemos reunido, del 6 al 10 de julio de 2009, todos los Obispos que integramos la Conferencia Episcopal de Panamá para celebrar nuestra segunda asamblea plenaria anual n° 187. Hemos acogido por primera vez en nuestra asamblea a S.E.R. Mons. Andrés Carrascosa Coso, nuevo Nuncio Apostólico en Panamá.
Como Pastores, conscientes de nuestra responsabilidad, tratamos de aproximarnos a la realidad religiosa y pastoral del país y, por supuesto, a la realidad política, económica, social y cultural.
Al terminar esta Asamblea, queremos compartir algunas reflexiones con todos nuestros fieles y con quienes se preocupan por impulsar el progreso y crear mejores condiciones de vida para todos los ciudadanos.
I.- AMBITO ECLESIAL
En el ámbito eclesial, mientras estamos insertos en la divulgación, conocimiento y aplicación del Documento de Aparecida y la Misión Continental, se ha clausurado el Año Paulino y se ha abierto el Año Sacerdotal.
1. Aparecida y Misión Continental:
El Documento de Aparecida, que nos pide entrar en un estado permanente de misión, debe seguir iluminando e impulsando nuestra vida y quehacer pastoral, ya que Aparecida no se puede aplicar sin la Misión Continental y la Misión Continental no se puede entender ni realizar sin Aparecida.
La Misión Continental no es una acción aislada para determinados momentos, lugares u ocasiones. Se trata de un proceso que se desarrolla por etapas dentro de un marco espacio-temporal, de tal manera que nuestra Iglesia tenga cristianos no sólo de nombre, devociones, objetos religiosos y procesiones, sino verdaderos discípulos que transformen sus vidas según el Evangelio y se vuelvan fermento de la sociedad.
Este proceso tiene que empezar por la motivación de todos nosotros, los agentes de pastoral. Aquí está el reto fundamental que afrontamos: “mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier: por desborde de gratitud y alegría el don del encuentro con Jesucristo” (DA 14).
Tenemos que pasar de una pastoral de mera conservación a una pastoral misionera y servidora de la vida. Para una eficaz acción misionera, necesitamos la conversión personal, pastoral y eclesial y esto implica reformas espirituales, pastorales e institucionales (DA 367). Tenemos que revisar los planes, programas y metas pastorales a la luz de esta mística misionera a que nos invita Aparecida.
2. Año Sacerdotal:
Agradecemos a Dios la feliz iniciativa del Papa Benedicto XVI de convocar un Año Sacerdotal con el objetivo de: « contribuir a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo », teniendo en cuenta que, como decía Pablo VI: « El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio ».
Para este Año se ha asignado un lema: « Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote » y un modelo: “San Juan María Vianney”. El Prefecto de la Congregación para el Clero, Cardenal Humes, nos invita a « movilizar todas las fuerzas de cada circunscripción eclesiástica y todos los componentes del pueblo de Dios » y a poner en práctica toda clase de iniciativas basadas en la Carta que el Santo Padre dirigió a todos los sacerdotes con motivo de este año, la cual « debería conocerse en forma capilar, asimilada y estudiada por los Sacerdotes y por todos los aspirantes al sacerdocio; ser también levadura para la pastoral vocacional y para un examen de conciencia con el fin de verificar el estado de la formación permanente y del estilo pastoral ».
Animamos a todos a acoger y promover esta iniciativa del Santo Padre a fin de que produzca frutos de santidad en los sacerdotes y de aprecio, estima, oración y multiplicación de las vocaciones sacerdotales y de redescubrir la belleza y la importancia del sacerdocio y de cada sacerdote.
3. Encíclica Caritas in Veritate – La Caridad en la Verdad:
El Santo Padre Benedicto XVI acaba de regalarnos su tercera Encíclica “Caritas in Veritate”, en la que profundiza la reflexión eclesial sobre importantes cuestiones sociales.
La Iglesia no pretende ofrecer soluciones técnicas a los problemas de nuestros días, sino recordar los grandes principios éticos sobre los que puede construirse el desarrollo humano en los próximos años, entre los que destaca la atención a la vida humana, núcleo de cualquier progreso auténtico.
Debemos leer y profundizar esta Encíclica para que ilumine nuestro compromiso en la realización de un futuro mejor para todos.
II.- AMBITO NACIONAL
1. Nueva etapa en el país:
Nuestro país inicia una nueva etapa en su vida republicana con la instalación de un nuevo gobierno, luego de un proceso electoral caracterizado por una alta participación ciudadana, que, una vez más, demostró la madurez y civismo del pueblo panameño.
Sin embargo, aún persisten en el proceso electoral desafíos que superar como son el clientelismo político, una mayor transparencia en el financiamiento privado de las campañas, el largo período de las mismas, y la agresividad en la propaganda.
Las grandes expectativas de la población panameña sobre la capacidad de respuestas del nuevo gobierno para mejorar la calidad de vida de los panameños son muy altas y esto exige respuestas para que no se produzca una nueva decepción que afecte todavía más la confianza en las instituciones políticas, sociales y económicas del país.
No cabe duda de que tenemos todavía por delante muchos y grandes problemas: violencia, inseguridad, impunidad, ausencia de equidad, deterioro del sistema educativo, aumento del costo de la vida, además de los derivados de la crisis económica mundial.
Sin embargo, somos un pueblo con muchos recursos y muchas posibilidades y es necesario que todos y todas pongamos nuestras mejores capacidades y nuestros mayores esfuerzos para afrontar el futuro con éxito. Es la hora de la responsabilidad, del compromiso, del esfuerzo conjunto, sin pensar en espacios políticos ni en repartos de prebendas. Es la hora de pensar en el país por encima de grupos y partidos.
2. Fortalecer la gobernabilidad:
Es fundamental fortalecer la gobernabilidad con políticas públicas claras, consensuadas entre los sectores gubernamentales, las organizaciones sociales y los ciudadanos, basada en modelos económicos que hagan énfasis en el carácter distributivo de los recursos y con mecanismos que posibiliten la exigencia a las nuevas autoridades de rendición de cuentas, acceso a la información y la participación de las personas en la toma de decisiones que afectan su vida.
Exhortamos al seguimiento y cumplimiento de los acuerdos de la Concertación Nacional y el Pacto de Estado por la Justicia, dos esfuerzos realizados por amplios sectores de la sociedad panameña que aportaron voluntad, experiencias, conocimientos y entrega con el único propósito de erradicar la pobreza, ampliar oportunidades y mejorar la calidad de vida de los panameños.
3. Reivindicaciones de los Pueblos Indígenas:
En los últimos meses, se han suscitado reclamos de los pueblos indígenas Naso, Ngöbe y Buglé sobre sus derechos posesorios ancestrales de las tierras que habitan. El pueblo Naso aspira a lograr su Comarca y los pueblos Ngöbe y Buglé a que se respeten sus tierras afectadas por proyectos hidroeléctricos, ganaderos y turísticos.
Ante esta situación, pedimos al Gobierno Nacional que aborde esta problemática con carácter de urgencia para evitar situaciones de violencia en detrimento de la vida y de la dignidad de estos pueblos, que tienen los más altos índices de pobreza. También apelamos a la conciencia de los dirigentes de estos pueblos para que no antepongan sus intereses personales y acaben con las divisiones que fomentan enfrentamientos e impiden acuerdos comunes.
III.- AGRADECIMIENTO
Agradecemos a todos los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos, que nos han acompañado con sus oraciones, aportes y trabajo.
Que Santa María la Antigua interceda por nosotros para que su Hijo nos conceda la fuerza para trabajar por la unidad, el progreso y el fortalecimiento de nuestra Patria.
Panamá, 9 de julio de 2009.
Las reivindicaciones de Cáritas al G8
Ayuda al desarrollo, lucha contra el cambio climático y seguridad alimentaria
Extracto de documento que Cartitas Internacional publicó bajo el título Información de Cáritas Internationalis sobre el G8-2009 y que fue elaborado en nombre de Cáritas Internationalis por Cáritas Inglaterra y Gales (CAFOD) con contribuciones de los miembros de Cáritas de otros países del G8. El texto íntegro se encuentra disponible en www.caritas.org.
El G8 se reúne en Italia del 8-10 de julio, en un año crítico para el desarrollo internacional. La crisis económica mundial está amenazando los logros conseguidos en la reducción de la pobreza, en los últimos diez años y ha exacerbado las repercusiones de la crisis del precio de los alimentos en los países en vías de desarrollo. Además, podría decirse que las más importantes negociaciones multilaterales que hayan tenido lugar nunca -las negociaciones de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático- deben culminar en Copenhague, a finales de año.
Durante muchos años, Cáritas ha manifestado sus dudas sobre la responsabilidad y legitimidad del G8. Ahora, con la consolidación del G20 y el Foro de las Economías Principales (MEF, Major Economies Forum) como principales tribunas para que los líderes de los países más poderosos examinen la crisis económica mundial y el cambio climático respectivamente, el G8 se ha visto desafiado a demostrar su relevancia.
La ayuda
La asistencia al desarrollo sigue siendo un tema sobre el que cada una de las naciones donantes del G7 (G8 excluyendo a Rusia) formuló promesas bien claras, en el lejano 2005. Pero, sobre todo a causa del declive económico, algunos países del G8 no han respetado sus compromisos, concretamente Italia y Francia. Los Estados miembros de la UE, que forman parte del G8 (Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido) acordaron alcanzar el objetivo mínimo por país del 0,51 por ciento del PIB para 2010. Las naciones no europeas también hicieron sus promesas, pero sustancialmente inferiores que las de la UE.
La sociedad civil
Las organizaciones de la sociedad civil (OSC) no puedan participar realmente en el seguimiento o en el diálogo político sobre el desarrollo, si no se les concede el espacio político necesario para ello. Nos preocupan las crecientes restricciones para las OSC en algunos países e n vías de desarrollo, a veces a través de legislaciones o reglamentos restrictivos.
--Los gobiernos del G8 deben hacer todo lo posible para asegurar que sea garantizado a las OSC un espacio político que les consienta desempeñar las funciones encomendadas por la Agenda de Acción de Accra.
--Los gobiernos del G8 deben asegurarse de que las organizaciones de la sociedad civil y los parlamentos nacionales estén realmente representados en los organismos creados para el seguimiento de la eficacia de la ayuda, como prometido en la Agenda de Acción de Accra.
El VIH y el SIDA
Comprendemos que el G8 tiene previsto reiterar el compromiso de facilitar, para el 2012, 60 mil millones de dólares para combatir enfermedades contagiosas y reforzar los sistemas de asistencia médica. Este compromiso, hecho en la cumbre de Toyako Hokkaido, en 2008, fue criticado como inadecuado entonces, consideran do que sólo para el VIH y el SIDA1 ya se necesitaban 65 mil millones de USD. También nos preocupa que concentrándonos en reforzar los sistemas de asistencia médica, podríamos quitar la prioridad al VIH. Además, ubicando el VIH exclusivamente en el sector de la salud, limitamos las posibilidades de abordar los factores sociales y económicos que repercuten en el VIH y el SIDA, reduciendo la vulnerabilidad del virus. El número de contagios con el VIH y la necesidad de intensificar las intervenciones se explican cada vez mejor en el contexto de la crisis económica, incrementado y evidenciando la necesidad de más recursos de todos los sectores sociales.
--Todos los países del G8 deben reiterar sus compromisos, un poco diluidos en Toyako/Hokkaido, de facilitar acceso universal a la asistencia, tratamiento y prevención del VIH, para el 2010, con planes definidos y plazos de realización, as&ia cute; como un sistema de seguimiento por sectores, para seguir el cumplimiento de este compromiso.
La corrupción
Cáritas recibe de buen grado la adopción de la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción (CNUCC) que ahora ha sido ratificada o aceptada por 136 estados miembros de las Naciones Unidas. Sin embargo, Alemania, Italia y Japón, países del G8, no han ratificado el tratado y, por ello, se les exhorta para que lo hagan cuanto antes. Junto con otras organizaciones de la sociedad civil, Cáritas cree que sin un mecanismo eficaz de revisión, la CNUCC será considerada como un buen tratado, pero sin dientes. Como la corrupción es un asunto extremadamente delicado, las organizaciones de la sociedad civil activas en este ámbito, deben sentirse libres de llevar a cabo sus actividades, sin intimidaciones, ni acosos.
Los gobiernos del G8 deben indicar su pleno apoyo a la CNUCC y su compromiso para asegurar que sean realizados ahora los trabajos preparatorios necesarios, con el fin de que sean adoptados en la Conferencia de Estados Parte, de Doha en noviembre.
Sector privado
Cáritas es de la opinión de que un sector dinámico y privado es necesario para el desarrollo, pero también de que se necesitan marcos reguladores para salvaguardar los intereses de los países en desarrollo y sus ciudadanos. Existen demasiados casos bien documentados de prácticas depredadoras y perjudiciales de parte de empresas internacionales, que ocasionan daños al medio ambiente y a las comunidades anfitrionas. Por tanto, no se trata simplemente de alentar la inversión interna en la creencia de que toda inversión es positiva. En particular, la promoción de asociaciones privadas/pública exige un elevado nivel de competencia y conocimientos especializados de parte de los go biernos anfitriones, que deben estar en condiciones de efectuar el seguimiento de los impactos positivos y negativos de las empresas.
Las medidas para reforzar el sector privado deben ir acompañadas del establecimiento de marcos transparentes que exijan la rendición de cuentas. El apoyo constante a iniciativas específicas, como la Iniciativa para la transparencia de las industrias extractivas (EITI), es bienvenido pero no basta.
Recomendamos que:
--Los Gobiernos del G8 exijan a las empresas que publiquen información detallada sobre los impuestos y otros pagos a las legislaciones nacionales, por ejemplo mediante normas para la cotización en la bolsa de valores.
--Los Gobiernos del G8 den su apoyo para reformar las normas internacionales de contabilidad a fin de que las corporaciones trasnacionales informen país por país.
Cambio climático
Las negociaciones sobre un acuerdo climático mundial posterior a 2012 no han avanzado lo necesario para garantizar la consecución de un acuerdo adecuado y equitativo en Copenhague, en diciembre. Los países del G8 tienen una responsabilidad histórica con respecto al actual cambio climático, pero hasta ahora no han logrado comprometerse con los objetivos de mitigación que impedirán cambios climáticos peligrosos, o comprometerse concretamente a ofrecer a los países en vías de desarrollo el apoyo que necesitan para poder adaptarse a las repercusiones del cambio climático y seguir un camino de desarrollo sostenible.
Las Naciones Unidas siguen siendo el principal foro para la toma de decisiones intergubernamentales sobre el cambio climático. Sin embargo, el G8 representa una de esas raras ocasiones en que los líderes de los países más ricos se reunirán antes de Copenhague y debe lograr un acuerdo.< /p>
A estos efectos, los líderes del G8 deben comprometerse a:
--Reducir por lo menos en un 40% las emisiones de gas invernadero antes de finales de 2020, con respecto a los niveles de 1990.
--Cumplir con los compromisos financieros pendientes desde hace tiempo para la adopción de medidas urgentes: en 2001 se prometieron 2.000 millones de dólares USD.
--Proporcionar y asegurar una parte justa de fondos para destinar a la adaptación y la mitigación en los países en desarrollo, incluida la investigación, el desarrollo y difusión de tecnologías adecuadas de mitigación y adaptación, además de los actuales compromisos de la asistencia oficial para el desarrollo (AOD). Estimaciones conservadoras indican que se necesitarán 110.000 millones de dólares adicionales para financiar la mitigación y adaptación en los países en desarrollo para 2020.
--Atribuir a las negociaciones de Copenhague la mayor prioridad política y empeñarse en participar personalmente en ellas.
Seguridad alimentaria y respeto del derecho a los alimentos
La especulación en los mercados de productos agrícolas y el aumento de la competencia por la tierra debido a los incentivos de política para la producción de biocarburantes, y la disminución de los rendimientos debido a la variabilidad climática, fueron algunos de los factores a corto plazo que ocasionaron la fuerte subida repentina de los precios de los alimentos en 2008.
Sin embargo, el fracaso de políticas arraigadas, tales como las normas comerciales injustas, el inadecuado apoyo a la agricultura de los países en desarrollo, y la insistencia en modelos agrícolas insostenibles, habían creado un sistema vulnerable a los trastornos.
Los países del G8 son en gran par te responsables de la creación de este sistema, que promueve sus intereses nacionales a expensas de la seguridad alimentaria y del respeto, protección y cumplimiento del "derecho a los alimentos" en los países en desarrollo.
El G8 se ha comprometido a adoptar una amplia estrategia para hacer frente a la crisis alimentaria, incluido el establecimiento de una nueva asociación mundial sobre seguridad alimentaria. Para garantizar que crisis semejantes no vuelvan a producirse en el futuro, el G8 debe comprometerse a:
--Suspender las medidas de política que incentivan la producción de biocarburantes, lo que actualmente exacerba la pobreza y el cambio climático
--Adoptar el derecho a los alimentos como marco para las respuestas a las crisis alimentarias. Ello supone centrarse en las personas más vulnerables, más pobres y más marginadas, lo cual es sumamente importante en un contexto en que la seguridad alimentaria es una cuestión de acceso y distribución. El derecho a los alimentos también supone la participación de todos los interesados en el diseño de los programas que los afectan, así como la garantía de que las mujeres, que constituyen la mayoría de los pequeños productores, participen plenamente.
--Asegurarse de que la asociación mundial para la alimentación y la agricultura tenga el sólido mandato de remediar las deficiencias de las políticas mundiales relativas al hambre. La asociación debe reforzar a las Naciones Unidas; promover la participación plena de una variedad representativa de actores no estatales, tales como la sociedad civil y el sector privado; y ser dirigida por un grupo de expertos.
--Aumentar la ayuda a la agricultura, en consonancia con el derecho a los alimentos, con un interés especial por la pequeña agricultura sostenible y en apoyo de un enfoque multifuncional de la agricultura, tal como se indica en las recomendaciones del informe de la Evaluación internacional del conocimiento, la ciencia y la tecnología del desarrollo agrícola.
--Adoptar medidas para reducir la volatilidad de los mercados, incluido el apoyo a la creación de existencias, y la reglamentación de la especulación de los mercados de productos básicos.
--Preparar un bueno terreno para el comercio, incluido el establecimientos de normas comerciales que se basen en compromisos con los derechos humanos, que reconozcan el derecho de los países en vías de desarrollo tener un espacio de política en los acuerdos comerciales
--Fortalecer y simplificar las normas del comercio internacional para poner freno al dumping y eliminar las subvenciones de las exportaciones que producen distorsiones del comercio y permiten a las agroindustrias controlar los mercados mundiales.
Comunicado de Comunión y Liberación con motivo de la encíclica Caritas in veritate
Agradecemos al Santo Padre que en su encíclica social haya vuelto a insistir en que la contribución propia de los cristianos para la convivencia social y el desarrollo es la originalidad de su fe.
Es decisivo que el Papa, al comienzo de una encíclica dedicada al quehacer humano, nos recuerde a todos una evidencia elemental. Sin tenerla en cuenta cualquier esfuerzo puede llegar a ser violento. “A veces –afirma la encíclica- el hombre moderno tiene la errónea convicción de ser el único autor de sí mismo, de su vida y de la sociedad. Es una presunción que procede del pecado de los orígenes. La sabiduría de la Iglesia ha invitado siempre a no olvidar la realidad del pecado original, ni siquiera en la interpretación de los fenómenos sociales y en la construcción de la sociedad”. La experiencia enseña, como hemos visto recientemente, que la pretensión de ser autosuficiente y de ser “capaz de eliminar por sí mismo el mal de la historia ha inducido al hombre a confundir la felicidad y la salvación con formas inmanentes de bienestar material y de actuación social”. Por el contrario, la verdad sobre nosotros mismos es, ante todo, “dada”: “la verdad no es producida por nosotros, sino que se encuentra o, mejor aún, se recibe”. Por esta razón el Papa afirma que “la caridad en la verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. En Cristo, la caridad en la verdad se convierte en el Rostro de su Persona”.
Benedicto XVI nos recuerda algo de lo que nos olvidamos con facilidad: “un cristianismo de caridad sin verdad se puede confundir fácilmente con una reserva de buenos sentimientos, provechosos para la convivencia social, pero marginales. De este modo, en el mundo no habría un verdadero y propio lugar para Dios”.
La Caritas in veritate subraya que la Iglesia “no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende de ninguna manera mezclarse en la política”, pero tiene una misión que realizar: anunciar a Cristo como “el primer y principal factor de desarrollo”. Éste es el camino para dar testimonio y nos sentimos desafiados a recorrerlo –dentro de las vicisitudes de la vida-, constatando la importancia de la fe en Cristo, que nos pone en las mejores condiciones posibles para afrontar todos los problemas de tipo económico, financiero, social y político a los que la encíclica se refiere.
ZENIT publica la carta apostólica de Benedicto XVI, en forma de "motu proprio", "Ecclesiae unitatem" a propósito de la Comisión Pontificia "Ecclesia Dei".
MOTU PROPRIO DATAE
BENEDICTUS PP. XVI
1. La tarea de custodiar la unidad de la Iglesia, con la solicitud de ofrecer a todos las ayudas para responder de manera oportuna a su vocación y gracia divina, corresponde de modo particular al sucesor del apóstol Pedro, quien es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad, tanto de los obispos como de los fieles (Constitución dogmática del Concilio Ecuménico Vaticano II sobre la Iglesia "Lumen Gentium", 23; Constitución dogmática del Concilio Ecuménico Vaticano I sobre la Iglesia de Cristo "Pastor aeternus", cap. 3). La prioridad suprema y fundamental de la Iglesia, en todo tiempo, de llevar a los hombres hacia el encuentro con Dios debe ser favorecida por el compromiso de llegar al testimonio común de fe de todos los cristianos.
2.En fidelidad a este mandato, tras el acto con el que el arzobispo Marcel Lefebvre, el 30 de junio de 1988, confirió ilícitamente la ordenación episcopal a cuatro sacerdotes, el Papa Juan Pablo II, de venerada memoria, instituyó el 2 de julio de 1988 la Comisión Pontificia "Ecclesia Dei" "con la tarea de colaborar con los obispos, con los dicasterios de la Curia Romana y con los ambientes interesados, para facilitar la plena comunión eclesial de los sacerdotes, seminaristas, comunidades, religiosos o religiosas, que hasta ahora estaban ligados de distintas formas a la Fraternidad fundada por le arzobispo Lefebvre y que deseen permanecer unidos al sucesor de Pedro en la Iglesia católica, conservando sus tradiciones espirituales y litúrgicas, según el protocolo firmado el pasado 5 de mayo por el cardenal Ratzinger y por el arzobispo Lefebvre" (Cf. Juan Pablo II, "motu proprio" "Ecclesia Dei", 2 de julio de 1988).
3. En esta línea, adhiriendo fielmente a la misma tarea de servir a la comunión universal de la Iglesia, también en su manifestación visible y realizando todo esfuerzo para que a todos aquéllos que tienen verdaderamente el deseo de la unidad les sea posible permanecer en ella o volver a encontrarla, he querido ampliar y actualizar, con el "motu proprio" "Summorum Pontificum", la indicación general ya contenida en el "motu proprio" "Ecclesia Dei", sobre la posibilidad de utilizar el "Missale Romanum" de 1962, con normas más precisas y detalladas (Cf. Benedicto XVI, "Summorum Pontificum", 7 de julio de 2007).
4. Con el mismo espíritu y con el mismo empeño por favorecer la superación de toda fractura y división en la Iglesia y de curar una herida experimentada de una manera cada vez más dolorosa en el tejido ecles ial, he querido levantar la excomunión a los cuatro obispos ordenados ilícitamente por monseñor Lefebvre. Con esta decisión, he querido quitar un impedimento que podía prejuzgar la apertura de una puerta al diálogo e invitar de este modo a los obispos y a la Fraternidad de San Pío X a volver a encontrar el camino hacia la comunión plena con la Iglesia. Como he explicado en la carta a los obispos católicos del 10 de marzo pasado, la remisión de la excomunión ha sido una medida en el ámbito de la disciplina eclesiástica para liberar a las personas del peso de conciencia representado por la censura eclesiástica más grave. Pero las cuestiones doctrinales obviamente permanecen y, hasta que no se aclaren, la Fraternidad no tendrá un estatuto canónico en la Iglesia y sus ministros no podrán ejercer legítimamente ningún ministerio.
5. Precisamente porque los problemas que ahora deben ser tratados con la Fraternidad son de naturaleza esencialmente doctrinal, he decidido, después de 21 años del motu proprio "Ecclesia Dei", y según la facultad que me había reservado (Cf. "Summorum Pontificum", artículo 11), replantear la estructura de la Comisión "Ecclesia Dei", uniéndola de manera estrecha a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
6. Por tanto, la Comisión Pontificia "Ecclesia Dei" tendrá esta configuración:
a) El presidente de la Comisión es el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
b) La Comisión tendr&aacu te; un propio cuadro orgánico, compuesto por el secretario y oficiales.
c) Al presidente, ayudado por el secretario, le corresponderá someter los principales casos y las cuestiones de carácter doctrinal al estudio y discernimiento de las instancias ordinarias de la Congregación para la Doctrina de la Fe, así como someter los resultados a las disposiciones superiores del Sumo Pontífice.
7. Con esta decisión he querido, en particular, manifestar solicitud paterna a la Fraternidad de San Pío X para volver a encontrar la comunión plena con la Iglesia. Dirijo a todos una apremiante invitación a rezar sin descanso al Señor, por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, "ut unum sint".
Dado en Roma, en San Pedro, el 2 de julio de 2009, año quinto de nuestro pontificado.
BENEDICTUS PP. XVI
[Traducción del original en latín por Jesús Colina
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Comentario a las lecturas del domingo décimoquinto del Tiempo Ordinario publicado en Diario de Avisos el domingo 12 de Julio de 2009 bajo el epígrafe “DOMINGO CRISTIANO”
Aprendiendo a evangelizar
DANIEL PADILLA
El evangelio de este domingo contiene un rico y variado ramillete de sentimientos. Los vamos a sintetizar si les parece. Jesús, bajo la advertencia y la realidad siempre actual de que "la mies es mucha y los obreros pocos", empieza a delegar tareas a "setenta y dos seguidores suyos". (Por ahí van los tiros cada vez más. La Iglesia de nuestros días está soñando con urgencia cristianos conscientes que se sientan "corresponsables del Reino"). Pero Jesús les hace una serie de advertencias que, mirándolo bien, podían haber sido de efecto negativo: "Les mando como ovejas en medio de lobos... No lleven talega, ni alforja, ni sandalias... Coman y beban lo que les den". Lean despacio y verán cómo no era muy halagador el horizonte descrito por Jesús. (Pues, esa es la realidad, no cabe duda. Cristo no suele "dorar la píldora" a sus seguidores, no les augura un "camino de rositas". Al contrario, les dice y repite que "el que quiera seguirle, tome su cruz"). Pero hay algo, amigos, que conviene recordar enseguida. Dios no abandona nunca a los suyos. Siempre está a su lado. Lo suelen resumir los teólogos en una afirmación clásica: "Al que hace lo que está de su parte, Dios no le niega su gracia". (Es verdad. Pensemos con qué bagaje se lanzaron los apóstoles y los mártires, y los misioneros, y los reformadores, a su aventura. Apenas eran nada, apenas sabían nada. Y, sin embargo, aquello funcionó. Hoy tenemos en los altares a muchos que llevaron el anuncio del evangelio bien "ligeros de equipaje". Pero el fruto fue abundante y siguen multiplicándose las cosechas. Es más, mirándonos a nosotros mismos, observando nuestra propia experiencia pastoral, no deja de ser admirable nuestra decisión. No nos arredraban ni nuestra pobre preparación, ni nuestra mínima posición sicológica, ni nuestro casi total desconocimiento de la tierra que pisábamos. Al contrario, nos embriagaba la alegría. Y cada nueva tarea -preparar a unos novios, iniciar a unos niños en el camino de Jesús, conectar con los jóvenes- tenía el misterio de una tierra virgen en la que se adivinaba, sin verlas, las pisadas de Dios. Creo que ha sido después, acaso por la propia rutina, cuando se nos ha colado en el alma el "desánimo y el desaliento". Pero hay más. Dice el evangelio que "los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron: Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre". Sí. Más de una vez nos ha invadido este tipo de alegría. Pero escuchen nuevamente a Jesús: "No estén alegres porque se les someten los espíritus; estén alegres porque los nombres de ustedes están escritos en el cielo". (¡Gracias, Señor, por tu inmensa sabiduría y por tu amor providente!) Tu advertencia me lleva a dos claras conclusiones: Una. No debo olvidarme nunca de que soy "instrumento" en tus manos. Tú eres la causa eficaz y única de todo. Y dos. Tampoco debo olvidarme nunca de los que "han echado el resto" -padres, educadores, catequistas, sacerdotes-, y no han conocido tangiblemente las "mieles del triunfo".
ZENIT Ofrecemos a continuación la intervención de Benedicto XVI durante la audiencia general del miércoles, 8 de julio de 2009, celebrada en el Aula Pablo VI, con peregrinos procedentes de todo el mundo, dedicada a presentar la encíclica que publicó este martes, "Caritas in veritate".
Queridos hermanos y hermanas:
Mi nueva encíclica "Caritas in veritate", que ayer se presentó oficialmente, se inspira en su visión fundamental en un pasaje de la carta de san Pablo a los Efesios, en el que el apóstol habla del actuar según la verdad en la caridad: "Actuando --lo acabamos de escuchar-- según la verdad en la caridad, crecemos en todo hasta aquel que es la cabeza, Cristo" (4, 15). La caridad en la verdad es, por tanto, la principal fuerza propulsora para el verdadero desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. Por esto, en torno al principio "caritas in veritate", gira toda la doctrina social de la Iglesia. Sólo con la caridad, iluminada por la razón y por la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un valor human y humanizador. La caridad en la verdad "es el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia, un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral" (n. 6). La encíclica alude en seguida en la introducción a dos criterios fundamentales: la justicia y el bien común. La justicia es parte integrante de ese amor "con los hechos y en la verdad" (1 Juan 3,18), a la que exhorta el apóstol Juan (Cf. n. 6). Y "amar a alguien es querer su bien y obrar eficazmente por él. Junto al bien individual, hay un bien ligado a la vida social de las personas... Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja" por el bien común. Por tanto, dos son los criterios operativos, la justicia y el bien común; gracias a éste último, la caridad adquiere una dimensión social. Todo cristiano --dice la encíclica-- está llamado a esta caridad, y añade: "Ésta es la vía institucional... de la caridad" (cfr n. 7).
Como otros documentos del Magisterio, también esta encíclica r etoma, continúa y profundiza el análisis y la reflexión de la Iglesia sobre cuestiones sociales de vital interés para la humanidad de nuestro tiempo. De modo especial, enlaza con cuanto escribió Pablo VI, hace ahora más de cuarenta años, en la "Populorum progressio", piedra angular de la enseñanza social de la Iglesia, en la que el gran pontífice traza algunas líneas decisivas, y siempre actuales, para el desarrollo integral del hombre y del mundo moderno. La situación mundial, como ampliamente demuestra la crónica de los últimos meses, sigue presentando no pocos problemas y el "escándalo" de desigualdades clamorosas, que permanecen a pesar de los compromisos adoptados en el pasado. Por una parte, se registran signos de graves desequilibrios sociales y económicos; por la otra, se invocan desde muchas partes reformas que no pueden demorarse por más tiempo para superar la brecha en el desarrollo de los pueblos. El fenómeno de la globalización puede, en este sentido, constituir una oportunidad real, pero por esto es importante que se acometa una profunda renovación moral y cultural y un discernimiento responsable sobre las elecciones que hay que realizar para el bien común. Un futuro mejor para todos es posible, si se funda en el descubrimiento de los valores éticos fundamentales. Es necesaria por tanto una nueva proyección económica que vuelva a diseñar el desarrollo de forma global, basándose en el fundamento ético de la responsabilidad ante Dios y ante el ser humano como criatura de Dios.
La encíclica ciertamente no mira a ofrecer soluciones técnicas a las grandes problemáticas sociales d el mundo actual --no es la competencia del magisterio de la Iglesia (Cf. n. 9)--. Ésta recuerda sin embargo los grandes principios que se revelan indispensables para construir el desarrollo humano en los próximos años. Entre éstos, en primer lugar, la atención a la vida del hombre, considerada como centro de todo verdadero progreso; el respeto del derecho a la libertad religiosa, siempre unido íntimamente al desarrollo del hombre; el rechazo de una visión prometeica del ser humano, que lo considera artífice absoluto de su propio destino. Una ilimitada confianza en las potencialidades de la tecnología se revelaría finalmente ilusoria. Se necesitan hombres rectos tanto en la política cuanto en la economía, que estén sinceramente atentos al bien común. En particular, viendo las emergencias mundiales, es urgente llamar la atención de la opinión pública ante el drama del hambre y de la seguridad alimentaria, que afecta a una parte considerable de la humanidad. Un drama de tales dimensiones interpela a nuestra conciencia: es necesario afrontarlo con decisión, eliminando las causas estructurales que lo provocan y promoviendo el desarrollo agrícola de los países más pobres. Estoy seguro de que esta vía solidaria al desarrollo de los países más pobres ayudará ciertamente a elaborar un proyecto de solución de la crisis global actual. Indudablemente debe revalorarse atentamente el papel y el poder político de los Estados, en una época en la que existen de hecho limitaciones a su soberanía a causa del nuevo contexto económico-comercial y financiero internacional. Y por otro lado, no debe faltar la participación de los ciudadanos en la política nacional e internacional, gracias también a un compromiso renovado de las asociaciones de los trabajadores llamados a instaurar nuevas sinergias a nivel local e internacional. Un papel de primer nivel desempeñan, también en este campo, los medios de comunicación social para la potenciación del diálogo entre culturas y tradiciones diversas.
Queriendo por tanto programar un desarrollo no viciado por las disfunciones y distorsiones hoy ampliamente presentes, se impone por parte de todos una seria reflexión sobre el sentido mismo de la economía y sobre sus finalidades. Lo exige el estado de salud ecológica del planeta; lo pide la crisis cultural y moral del hombre que aparece con evidencia en cada lugar del globo. La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; necesita recuperar la importante contribución del principio de gratuidad y de la "lógica del don" en la economía de mercado, en el que la regla no puede ser el provecho propio. Pero e sto sólo es posible únicamente gracias al compromiso de todos, economistas y políticos, productores y consumidores, y presupone una formación de las conciencias que dé fuerza a los criterios morales en la elaboración de los proyectos políticos y económicos. Justamente, desde muchas partes se apela al hecho de que los derechos presuponen deberes correspondientes, sin los cuales los derechos corren el riesgo de transformarse en libre arbitrio. Es necesario, se repite cada vez más, un estilo diverso de vida por parte de toda la humanidad, en el que los deberes de cada uno hacia el ambiente se unan con los de la persona considerada en sí misma y en relación con los demás. La humanidad es una sola familia y el diálogo fecundo entre fe y razón no puede más que enriquecerla, haciendo más eficaz la obra de la caridad en lo social, constituyendo además el marco apropiado para incentivar la colaboración entre creyentes y no creyentes, en la perspectiva compartida de trabajar por la justicia y la paz en el mundo. Como criterios-guía por esta interacción fraterna, en la encíclica indico los principios de subsidiariedad y de solidaridad, en estrecha conexión entre sí. He señalado finalmente, ante problemáticas tan vastas y profundas del mundo de hoy, la necesidad de una Autoridad política mundial regulada por el derecho, que se atenga a los mencionados principios de subsidiariedad y solidaridad y que esté firmemente orientada por la realización del bien común, en el respeto de las grandes tradiciones morales y religiosas de la humanidad.
El Evangelio nos recuerda que no sólo de pan vive el hombre: no sólo con bienes materiales se puede satisfacer la profunda sed de su corazón. El horizonte del hombre es indudablemente más alto y m&aac ute;s vasto; por esto todo programa de desarrollo debe tener presente, junto a lo material, el crecimiento espiritual de la persona humana, que está dotada de alma y cuerpo. Este es el desarrollo integral, al que constantemente se refiere la doctrina social de la Iglesia, desarrollo que tiene su criterio orientador en la fuerza propulsora de la "caridad en la verdad". Queridos hermanos y hermanas, oremos para que también esta encíclica pueda ayudar a la humanidad a sentirse una única familia comprometida en realizar un mundo de justicia y de paz. Oremos para que los creyentes, que trabajan en los sectores de la economía y de la política, adviertan cuán importante es la coherencia de su testimonio evangélico en el servicio que ofrecen a la sociedad. Particularmente, os invito a rezar por los jefes de Estado y de Gobierno del G8 que se reúnen en estos días en L'Aquila. Que de esta importante cumbre mundia l broten decisiones y orientaciones útiles para el verdadero progreso de todos los pueblos, especialmente de los más pobres. Confiamos estas intenciones a la maternal intercesión de María, Madre de la Iglesia y de la humanidad.
[Al final de la audiencia, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo: ]
Queridos hermanos y hermanas:
La encíclica "Caritas in veritate", que ayer se publicó oficialmente, pone de relieve que la caridad en la verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de la persona y la humanidad, así como el eje de toda la doctrina social de la Iglesia. Este documento profundiza la reflexión eclesial sobre importantes cuestiones sociales, teniendo en cuenta, sobre todo, cuanto Pablo Sexto dijo en su encíclica "Populorum progressio". A este respecto, la Iglesia no desea ofrecer soluciones técnicas a los problemas de nuestros días, sino recordar los grandes principios sobre los que puede construirse el desarrollo humano en los próximos años, entre los que destaca la atención a la vida del hombre, núcleo de cualquier progreso auténtico. Os exhorto a orar para que esta Encíclica ayude a la humanidad a sentirse una única familia, comprometida en la realización de un futuro mejor para todos. Asimismo, recemos para que en el encuentro de Jefes de Estado y de Gobierno que se celebra en estos días en L'Aquila se tomen decisiones que beneficien a todos los pueblos, especialmente a los más pobres.
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los Seminaristas de Lugo, acompañados por su obispo, monseñor Alfonso Carrasco Rouco, a los jóvenes de la Parroquia de Illescas, de Toledo, a los miembros de la Corporación Musical "Santa Cecilia", de Ibagué, a los participantes en el curso internacional de formadores del Regnum Christi, así como a los demás grupos procedentes de España, México, Argentina, Colombia y otros países latinoamericanos. Os invito a intensificar vuestro conocimiento de la doctrina social de la Iglesia, para que seáis, con vuestra palabra y ejemplo personal, sal de la tierra y luz del mundo. Muchas gracias.
[Al despedirse de los peregrinos, hablando en italiano, añadió:]
Como de costumbre, el pensamiento final se dirige a los jóvenesm, a los enfermos y a los recién casados hoy presentes. Queridos jóvenes, sé que muchos de vosotros aprovechan el tiempo veraniego para vivir una experiencia significativa de servicio: os animo en esto y os recomiendo el ejemplo de un coetáneo vuestro, el beato Piergiorgio Frassati. A vosotros, queridos enfermos, os auguro que encontréis consuelo en las palabras del apóstol Pablo, que la liturgia nos ha vuelto a proponer el pasado domingo: "Con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo" (2 Cor 12,9). Y vosotros, queridos recién casados, sabed siempre cultivar, con la oración y el amor mutuo, la relación conyugal que habéis sellado con el Sacramento nupcial.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
El obispo de San Luis, monseñor Jorge Luis Lona, dirigió a los fieles de su diócesis una serie de advertencias con el propósito de evitar la propagación de la pandemia de influenza A que azota al país. (AICA)
El comunicado
1. La Santa Misa se seguirá celebrando en todos los templos y capillas de la Diócesis, en los horarios y días acostumbrados.
Se advierte que suspender dichas celebraciones solo podría considerarse en caso de que la epidemia alcanzara tal gravedad, que fueran prohibidas por ley todas las aglomeraciones de personas en lugares públicos. Ello implicaría -por ejemplo- la no admisión de público a los supermercados, lugares donde se producen aglomeraciones mucho más numerosas y continuas que en los templos. Como no hay ningún indicio hasta la fecha de que ello pudiera suceder, no parece adecuado fomentar alarmas respecto a la celebración de la Misa.
2. Sobre el mismo tema, las personas con síntomas de gripe deben comprender que su concurrencia al templo puede ser motivo de contagio para otros fieles. Por ello, quedan dispensadas de la obligación de precepto de participar en la Misa dominical, mientras se prolongue esta situación excepcional. Se les recomienda no asistir.
3. Mientras permanezca la suspensión de clases en las escuelas, deben evitarse las reuniones áulicas de catequesis en los salones parroquiales.
4. En la celebración de la Santa Misa, no se invitará a los fieles a dar o recibir personalmente el saludo de la paz.
5. Se aconseja que se tenga un especial cuidado en la ventilación y limpieza de los lugares de culto o reunión, luego de cada actividad.+
ZENIT nos ofrece la homilía de Benedicto XVI, durante la celebración de las Vísperas, el sábado 4 de julio, con motivo de la reapertura de la Capilla Paulina tras su restauración.
Señores cardenales,
Venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
¡Queridos hermanos y hermanas!
Se realiza este día de hoy, a pocos días de la solemnidad de los santos Pedro y Pablo y de la clausura del Año Paulino, mi deseo d e poder reabrir al culto la Capilla Paulina. En la Basílica Papal de San Pablo y de San Pedro hemos vivido las celebraciones solemnes en honor a los dos apóstoles; esta tarde, casi acabándose, nos reunimos en el corazón del Palacio Apostólico, en la Capilla que ha sido deseada por el Papa Pablo III y realizada por Antonio da Sangallo el Joven como lugar reservado a la oración para el Papa y para la Familia pontificia.
Ayudan a meditar y a rezar de manera muy eficaz las pinturas y las decoraciones que la embellecen, en particular los dos grandes frescos de Miguel Ángel Buonarroti, que son los últimos de su larga existencia. Representan la conversión de Pablo y la crucifixión de Pedro.
La mirada es atraída primero por el rostro de los dos apóstoles. Es evidente, por su posición, que estos dos rostros desempeñan una función central en el mensaje iconográfic o de la Capilla. Pero, más allá de su ubicación, nos llevan rápidamente "por encima" del cuadro: nos interrogan y nos inducen a reflexionar. Primero me gusta mucho la de Pablo: ¿por qué está representado con un rostro tan anciano? Es el rostro de un hombre viejo, mientras que sabemos -y lo sabía bien también Miguel Ángel- que la llamada de Saulo camino de Damasco se produjo cuando él tenía unos treinta años. La elección del artista nos conduce más allá del puro realismo, nos hace ir más allá de la simple narración de los hechos para introducirnos en un nivel más profundo. El rostro de Saulo-Pablo -que es entonces el del artista mismo, en ese momento viejo, inquieto y en búsqueda de la luz de la verdad- representa el ser humano necesitado de una luz superior. Es la luz de la gracia divina, indispensable para adquirir una nueva mir ada, con la que percibir la realidad orientada a la "esperanza que os está reservada en los cielos", como escribe el apóstol en el saludo inicial de la Carta a los Colosenses, que acabamos de escuchar (1,5).
El rostro de Saulo caído en el suelo está iluminado desde lo alto por la luz del Resucitado y, a pesar de su dramatismo, la representación inspira paz e infunde seguridad. Expresa la madurez del hombre interiormente iluminado por Cristo Señor, mientras alrededor gira un torbellino de acontecimientos en el que todas las figuras se reencuentran como en un vórtice. La gracia y la paz de Dios han envuelto a Saulo, lo han conquistado y transformado interiormente. Esa misma "gracia" y esa misma "Paz" son las que él anunciará a todas sus comunidades en sus viajes apostólicos, con una madurez de anciano, no por edad, sino espiritual, donada a él por el mismo Señor. Aquí entonces, en el rostro de Pablo, podemos ya percibir el corazón del mensaje espiritual de esta Capilla: el prodigio de la gracia de Cristo, que transforma y renueva al hombre mediante la luz de su verdad y de su amor. En esto consiste la novedad de la conversión, de la llamada a la fe, que encuentra su cumplimiento en el misterio de la Cruz.
Del rostro de Pablo pasamos al de Pedro, representado en el momento en el que su cruz se gira al revés y él se fija en quien lo está observando. También este rostro nos sorprende. La edad representada es aquella justa, pero la expresión nos maravilla e interroga. ¿Por qué esta expresión? No es una imagen de dolor, y la figura de Pedro comunica un sorprendente vigor físico. La cara, especialmente la frente y los ojos, parecen expresar el estado de ánimo del hombre frente a la muerte y al mal: hay como una pérdid a, una mirada penetrante, extensa, como si buscara algo o a alguien en la hora final. Y también en los rostros de las personas que están a su alrededor destacan los ojos: reflejan miradas inquietas, algunas incluso atemorizadas o perdidas. ¿Qué significa todo esto? Es lo que Jesús había predicho a este apóstol suyo: "Cuando llegues a viejo, otro te llevará a donde tú no quieras"; y el Señor había añadido: "Sígueme" (Juan 21, 18-19).
He aquí, ahora se realiza el culmen de la secuela: el discípulo no es más que el Maestro, y ahora experimenta toda la amargura de la cruz, de las consecuencias del pecado que separa de Dios, todo el absurdo de la violencia y de la mentira. Si en esta Capilla se viene a meditar, no se puede huir de la radicalidad de la solicitud planteada por la cruz: la cruz de Cristo, Cabeza de la Iglesia, y la cruz de Pedro, su Vicario en la tierra.
Los dos rostros a los que se ha dirigido nuestra mirada están uno frente al otro. Se podría incluso pensar que Pedro apunta al rostro de Pablo, el cual, a su vez, no ve pero lleva en sí la luz de Cristo resucitado. Es como si Pedro, en la hora de la prueba suprema, buscara aquella luz que ha dado la verdadera fe a Pablo. Y en este sentido, los dos iconos pueden convertirse en dos actos de un único drama: el drama del Misterio pascual: Cruz y Resurrección, muerte y vida, pecado y gracia. El orden cronológico de los acontecimientos representados está al revés, pero emerge el diseño de la salvación, ese diseño que el mismo Cristo ha realizado en sí mismo llevándolo a cumplimiento, como hemos cantado en el himno de la Carta a los Filipenses. Para los que vienen a rezar en esta Capilla, y en primer lugar para el Papa, Pedro y Pablo se convierten e n maestros de fe. Con su testimonio, invitan a ir a lo profundo, a meditar en silencio el misterio de la Cruz, que acompaña a la Iglesia hasta el fin de los tiempos, y a acoger la luz de la fe, gracias a la cual la Comunidad apostólica puede extender hasta los confines de la tierra la acción misionera y evangelizadora que le ha confiado Cristo resucitado. Aquí no se realizan celebraciones solemnes con el pueblo. Aquí, el Sucesor de Pedro y sus colaboradores meditan en silencio y adoran al Cristo viviente, presente especialmente en el santísimo Sacramento de la Eucaristía.
La Eucaristía es el sacramento en el que se concentra toda la obra de la Redención: en Jesús Eucaristía podemos contemplar la transformación de la muerte en vida, de la violencia en amor. Oculta bajo los velos del pan y del vino, reconocemos, con los ojos de la fe, la misma gloria que se manifestó a los Apóstoles tras la Resurrección, y que Pedro, Santiago y Juan contemplaron anticipadamente en el monte, cuando Jesús se transfiguró ante ellos: evento misterioso, la Transfiguración, que el gran cuadro de Simone Cantarini propone de nuevo también en esta Capilla con fuerza singular.
En realidad, toda la Capilla --los frescos de Lorenzo Sabatini y Federico Zuccari, las decoraciones de los numerosos artistas convocados aquí en un segundo momento por el Papa Gregorio XIII--, todo, podemos decir, converge aquí en un mismo y único himno a la victoria de la vida y de la gracia sobre la muerte y sobre el pecado, en una sinfonía de alabanza y de amor a Cristo redentor que resulta altamente sugestiva.
Queridos amigos, al término de esta breve meditación, querría agradecer a cuantos han cooperado para que podamos nuevamente disfrutar de este lugar sagrado completamente restaura do: el profesor Antonio Paolucci y su predecesor el doctor Francesco Buranelli, que, como directores de los Museos Vaticanos, siempre han llevado en el corazón esta importantísima restauración; a varios técnicos especialistas que, bajo la dirección artística del Profesor Arnold Nesselrath, han trabajado sobre los frescos y las decoraciones de la Capilla y, en particular, al Maestro Inspector Maurizio De Luca y su asistente Maria Pustka, que han dirigido los trabajos y han intervenido en los dos murales de Miguel Ángel, con la asistencia de una comisión internacional formada por estudiosos de renombre. Mi reconocimiento también al cardenal Giovanni Lajolo y a sus colaboradores de la Gobernación, que han prestado a la obra especial atención. Y naturalmente, dirijo un caluroso y debido agradecimiento a los loables mecenas católicos, algunos americanos, es decir a los Patrons of the Arts, dedicado s generosamente a la salvaguarda y valoración del patrimonio cultural en el Vaticano, los cuales han hecho posible el resultado que hoy admiramos. A todos y a cada uno alcance la expresión de mi reconocimiento más cordial.
Cantaremos en breve el Magnificat. María Santísima, Maestra de oración y de adoración, junto con los santos Pedro y Pablo, obtenga abundantes gracias para los que nos reunimos con fe en esta Capilla. Y nosotros esta tarde, agradecidos a Dios por sus maravillas, especialmente por la muerte y la resurrección de su Hijo, también elevamos a Él nuestra alabanza por esta obra que hoy llega a su conclusión. "A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los t iempos. Amén." (Ef 3, 20-21).
[Traducción del original italiano por Patricia Navas
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
El tres de Marzo de 2009 el obispo Don Bernardo Álvarez Afonso de la diócesis de San Cristóbal de La Laguna aprobó los estatutos de la cofradía de la Santa Pasión de la parroquia de La Guancha después de un período constituyente y de elaboración de sus estatutos. (Fuente de La Guancha)
ESTATUTOS DE LA COFRADÍA DE LA SANTA PASIÓN DE LA IGLESIA DE LA GUANCHA. TENERIFE
Parroquia de El Dulce NOmbre de Jesús en La Guancha
INTRODUCCIÓN:
Desde el 8 de Marzo de 2005, conforme al punto 1.4 del Estatuto Marco de Asociaciones de la Diócesis , se constituye una comisión organizadora de esta Cofradía, a la que se incorporan 50 miembros que reciben simbólicamente una medalla y que el 23 de Marzo del mismo año, miércoles santo, participan acompañando a la imagen del Ecce Homo de la parroquia. Nace aquélla con la pretensión de ayudar en la coordinación y vivencia de las celebraciones y actos de la Semana Santa relacionados con el Triduo Pascual: pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Meditando los misterios buscan recoger como fruto la alegre transformación en Jesucristo Resucitado.
CAPÍTULO I: TÍTULO, NATURALEZA, FINES Y CARACTERÍSTICAS.
Artículo 1. Título de la Cofradía. El título o nombre de esta Cofradía es el de “Cofradía de la Santa Pasión ”.
Artículo 2. Constitución de la Cofradía. Esta Cofradía se constituye como asociación pública de fieles, en virtud del decreto de reconocimiento y erección del Obispo Diocesano que acompaña a estos Estatutos.
Artículo 3. Naturaleza de la Cofradía. La Cofradía es una asociación pública de fieles , nacida de la comunidad parroquial de El Dulce Nombre de Jesús en La Guancha con personalidad jurídica canónica propia y se rige por estos Estatutos y Reglamentos debidamente aprobados por la autoridad eclesiástica competente, por las normas del Derecho Universal de la Iglesia , por las normas del Derecho particular al respecto (cc. 298, 1, 301, 1, 3, 312, 313, 314 del CIC).
Artículo 4. Fines de la Cofradía.
El fin primordial de esta Cofradía es vivir más intensamente la Semana Santa , en la celebración litúrgica y manifestación pública de los misterios del Señor, en su entrega por amor hasta la muerte y resurrección, es decir, la celebración y meditación de los misterios del Señor acompañando a Jesucristo en su entrada en Jerusalén en el Domingo de Ramos, en la institución de la Eucaristía , memorial de su muerte y resurrección el Jueves Santo, de manera especial acompañando a Jesucristo en su misterio de dolor como Ecce Homo, en su muerte el Viernes de Pasión, en su sepultura el Sábado Santo y en su resurrección el Domingo de Pascua de Resurrección, buscando con ello, los frutos de la transformación en Cristo y la alegría de la Resurrección.
Para ello La Cofradía promoverá, colaborando y en comunión con el párroco, el Consejo Pastoral de la Parroquia , y demás fieles y grupos de la misma, el culto público de los Misterios del Señor en la Semana Santa , especialmente, en el acompañamiento procesional de la imagen de Jesucristo como el Señor Preso (Ecce Homo).
Cuidar la devoción y el culto público a nuestra Santísima Madre, especialmente, en la advocación de Ntra. Sra. de los Dolores.
Tiene como fines generales los de toda la acción evangelizadora de la iglesia por medio de sus tres mediaciones: acogida y anuncio profético de la Palabra de Dios, celebración de la vida de fe y de la gracia por la Liturgia y el testimonio de la Caridad verificada como comunión fraterna y como diaconía. Ésta, tanto en el testimonio público de la fe operante por el amor servicial en todos los ámbitos de la vida social, como, por el servicio eclesial a los más necesitados. Los hermanos son conscientes que el culto divino nace en la experiencia de fe, que engendra la Palabra y tiende e impulsa a la caridad.
La formación cristiana permanente de sus miembros será una tarea al servicio de una más madura personalización y experiencia viva de la fe de aquellos.
El encuentro verdadero con Dios por Cristo en el Espíritu Santo siempre se convierte en experiencia fraterna de los que se sienten hijos y hermanos y se expresa en el servicio a los hermanos, especialmente a los más pobres. El cuidado de la comunión fraterna y de la acción caritativa y social, con los más necesitados, especialmente por medio de Cáritas u otras instituciones, será concreción del amor de Cristo que rebosa y se hace efectivo en el corazón de los Cofrades.
Artículo 5. Sede. Esta Cofradía tiene su sede y domicilio en la Parroquia de El dulce nombre de Jesús en La Guancha. Tenerife.
Artículo 6. Emblema, insignia o distintivo: La insignia o distintivo o emblema de pertenencia a la Cofradía consiste en una combinación de los signos de la Santa Pasión de Ntro. Sr. Jesucristo (Cruz, Cáliz y Corona de Espinas) y de su Santísima Madre Dolorosa (Corazón atravesado por la espada del dolor), y los símbolos de Jesús-Hombre-Salvador (JHS) y de la virgen María, dispuestos sobre un simbólico haz de la luz Salvadora del Mundo.
Artículo 7. Hábito: consiste en traje negro (pantalón y chaqueta), camisa blanca y corbata negra, para el hombre, y traje negro (falda y chaqueta), y blusa blanca, para la mujer; zapatos y guantes negros, y medalla de plata con el emblema de la Cofradía y cordón morado, al cuello, para ambos.
Artículo 8. Lema: Santa Pasión, redención del mundo.
CAPÍTULO II: VIDA ECLESIAL, DIOCESANA Y PARROQUIAL DE LA COFRADÍA.
Artículo 9: Integración en la Iglesia Diocesana. Los miembros de la Cofradía vivirán, como todos los fieles, en estrecha comunión con el Obispo Diocesano, del que reciben su misión (cc. 312, 1 y 315). Sus relaciones directas con la Curia Diocesana se encauzan a través del Vicario General (c. 305) y la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías, participando y secundando las actividades de ámbito diocesano que organice: encuentros, formación, jornadas diocesanas etc.
Artículo 10. Integración en la Parroquia. La Cofradía, formada por un grupo de fieles de la parroquia, estará integrada en el Plan Pastoral de la Parroquia , participando en el Consejo pastoral, según indiquen sus Estatutos. El Presidente de la Cofradía y su Junta, a la que pertenece el Párroco-Consiliario, habrá de actuar en todo, en comunión con éste. El Cofrade Mayor informará asiduamente sobre la marcha de la Cofradía al Consiliario.
CAPÍTULO III: ESPIRITUALIDAD DE LA COFRADÍA.
Artículo 11. Vocación cristiana. Todo Cofrade debe sentirse llamado a vivir más plenamente las exigencias que emanan de la Fe en Cristo, selladas por el sacramento del Bautismo, por el que fuimos incorporados a la Iglesia. Han de concluir el proceso de la iniciación cristiana con los sacramentos de la Confirmación y la Eucaristía.
Ser cofrade debe significar un nuevo título o motivo por el que sentirse impulsado a la práctica fiel y constante de los deberes de un cristiano consciente y adulto, miembro vivo de la Iglesia.
Artículo 12. Compromisos espirituales de los Cofrades. Medios fundamentales de la espiritualidad de la Cofradía son el culto o celebración litúrgica en cuanto es demostración de la vivencia de Cristo en su Iglesia, renovando el misterio de nuestra salvación, sobre todo, en el sacrificio de la Eucaristía , en el que debemos actuar y participar consciente, activa y fructuosamente. Los cofrades celebrarán la Eucaristía dominical y festiva, como miembros activos de la comunidad parroquial. Buscarán la conversión permanente de sus vidas mediante la frecuente celebración del sacramento de la Reconciliación Penitencial. Mostrarán un especial respeto al nombre de Dios, de la Virgen María y los santos. Cuidarán su experiencia de encuentro con el Señor en la oración personal y comunitaria, así como la devoción a María y los santos.
En su modo de vida nada aparecerá como escandaloso, su comportamiento público será ejemplar.
La práctica o no de estos compromisos será motivo suficiente para la no admisión o exclusión de la Cofradía.
CAPITULO IV: ACTIVIDADES ESPECÍFICAS DE LA COFRADÍA.
Artículo 13. Actividades de culto público y procesiones . Los cofrades se comprometen a asistir -aparte de la participación dominical en la Eucaristía signo fehaciente de la acogida del sacramento que es fuente y culmen de nuestra vida cristiana- a las siguientes celebraciones religiosas corporativamente, como profesión pública de la fe nacida de la singular devoción a los misterios de Semana Santa:
a. El Día de la Cofradía se celebrará anualmente, cada Miércoles Santo, con Solemne Eucaristía y acompañamiento de la imagen del “Señor Preso” (Ecce Homo) en su desfile procesional.
b. Otros oficios y procesiones de la parroquia, en especial los propios de la celebración de la Semana Santa , siempre que así lo acuerde la Junta General.
c. En caso de actividades públicas no estatutarias se debe contar con la autorización eclesiástica correspondiente.
Los cofrades evitarán en las celebraciones y procesiones todo aquello que desdiga de su carácter de manifestación pública de la fe. La presidencia de las procesiones corresponde a la autoridad eclesiástica y al cofrade mayor que la organiza. Por razones de cortesía o de tradición, dentro de la normativa de la Iglesia , podrán ser invitadas las autoridades civiles.
Art. 14. Actividades de formación. La cofradía ha de organizar anualmente aquellas actividades formativas mediante charlas, cursillos, retiros, etc., que conduzcan, de acuerdo a sus fines, a una mejor formación de los cofrades o/y deberá igualmente invitar a los cofrades a participar en las actividades formativas que se organicen en o fuera de la parroquia. Para ello, los cofrades se comprometen a asistir a las reuniones de formación que se establezcan de acuerdo con el párroco-consiliario.
Art. 15. Actividades de apostolado. El apostolado, como testimonio de Jesucristo lo realizamos en todos los ámbitos donde desarrollamos nuestra vida cotidiana: familia, trabajo, relaciones sociales, todos los ámbitos públicos donde nos movemos. Por el compromiso apostólico los laicos participamos en la acción salvífica de Cristo y de su Iglesia, iluminando y transformando las realidades temporales desde los valores del evangelio. Cada Cofrade será, así, testimonio de Cristo en medio del mundo anunciándole con su palabra y su vida. Tendrá una sensibilidad preferente por la acción caritativa con los más pobres.
Art. 16. Actividades Fraternas: Se fomentará todo aquello que pueda favorecer el mejor conocimiento y la mutua amistad de los cofrades; convivencias, excursiones, etc., y en general todo lo que pueda ser signo y expresión de la fraternidad que debe reinar entre los miembros de la Cofradía.
CAPÍTULO V: LOS COFRADES MIEMBROS.
Artículo 17. Admisión y condiciones. Para ser miembro de pleno derecho, gozando de voz y voto, dentro de la Cofradía se requiere:
1. Estar bautizado y tener la mayoría de edad, es decir, 18 años cumplidos. Todo nuevo candidato debe venir presentado por uno o varios miembros de la Cofradía.
2. Haber solicitado la inscripción con no más de un año de antelación y no menos de dos meses, durante el cual será considerado aspirante. Para ello el solicitante debe dirigirse al Hermano/a Mayor, exponiendo los motivos que le animan a ingresar en la Cofradía , rellenando la respectiva solicitud, en la que hará constar nombre y apellidos, fecha de nacimiento, estado y profesión, domicilio y teléfono. El Hermano/a Mayor o aquel en quien delegue -en nombre de la Junta de Gobierno- le explicará, mediante un cursillo de formación, los fines de la Cofradía , le formará en el espíritu de la Cofradía , le informará de sus derechos y obligaciones, cuyo cumplimiento deberá prometer antes de ser admitido.
3. Haber sido admitido por la Junta de Gobierno con el parecer positivo -en todo caso- del Consiliario o Párroco. La Junta considerará el capítulo III sobre la Espiritualidad y los artículos 11 y 12 en orden a discernir la admisión del candidato. La admisión se le notificará por escrito al solicitante y será recibido oficialmente como nuevo miembro cofrade en una Asamblea General donde prometerá el cumplimiento de los Estatutos.
4. No estar impedido por el Derecho y no estar incurso en ninguno de los casos previstos en el canon 316 del Código de Derecho Canónico, y en las situaciones irregulares consignadas en la Exhortación Familiaris Consortio nn. 79-84.
Artículo 18. Libro de Registro de los Cofrades Habrá de llevarse un Libro de Registro de los Cofrades, haciendo constar nombre y apellidos, lugar y fecha de nacimiento, estado civil, domicilio, fecha de admisión y, en su caso, la fecha de baja con indicación de la causa.
Artículo 19. Deberes generales de los Cofrades . Todo cofrade, por el hecho de serlo, se compromete a:
a. Vivir cristianamente en su vida privada y pública, de acuerdo con el capítulo III: Espiritualidad, aceptando expresamente las leyes y normas de la Iglesia.
b. Asumir el más fiel y exacto cumplimiento de estos Estatutos.
c. Asistir y participar en los actos generales de la Cofradía colaborando con la misma: actos de culto, actividades indicadas en los Estatutos, Asambleas y otras que la Junta de Gobierno acuerde.
d. Cumplir los acuerdos de las Asambleas Generales y desempeñar con el mayor celo los cargos de responsabilidad que se le puedan confiar.
e. Abonar la cuota anual estipulada para el sostenimiento de la Cofradía , cuantía cuya modificación requerirá la aprobación de la Asamblea General. Igualmente, aquellas aportaciones extraordinarias que aprueben la Junta de Gobierno o la Asamblea General.
f. Guardar en los actos de culto y actividades la compostura adecuada, portar la correspondiente medalla o insignia en el lugar que se indique según el Reglamento de régimen interno
Artículo 20. Derechos generales de los Cofrades . Todo cofrade de pleno derecho podrá:
1. Asistir a la Asamblea General con voz y voto. Para ello será citado conforme a estos Estatutos.
2. Usar el distintivo y traje propio en los actos determinados en estos Estatutos.
3. Ser elector y elegible para desempeñar cargos directivos en la Junta Directiva o de Gobierno.
4. Disfrutar de todos los beneficios espirituales y materiales si los hubiere. En caso de necesidad manifiesta podrá solicitar ayuda para proveerse de los elementos propios de Cofrade (medalla, farol etc..). En su fallecimiento la Cofradía ofrecerá una misa en sufragio por su alma. Se celebrará una misa anual por todos los Cofrades fallecidos.
5. Disfrutar de aquellos otros derechos que dimanen del articulado de estos Estatutos, siempre que, en cada caso, reúna los requisitos exigidos.
Artículo 21. Sanciones del Cofrade . Quien estando legítimamente adscrito a la Cofradía , cayera en el caso del canon 316, 1 (rechazo público de la fe católica, apartamiento de la comunión eclesiástica, incurso en una excomunión) o en las situaciones irregulares señaladas en la Familiares Consortio (nn. 79-84), deben ser expulsados de la Cofradía previa amonestación (c. 316, 2), quedando a salvo el derecho a recurrir a la Autoridad Eclesiástica de la que se trata en el canon 312, 1.
Artículo 22. Baja o cese del Cofrade. Cuando un cofrade incumpla gravemente, con hechos probados, alguno de los deberes generales o los específicos del cargo, en su caso, después de ser oído y amonestado fraternalmente, según el canon 316, 2, por el Hermano Mayor, puede ser expulsado, temporal o definitivamente de la Cofradía , o separado de su cargo a juicio de la Junta Directiva , dentro de las prescripciones de estos Estatutos y del Derecho (c. 308).
El cofrade puede causar baja por solicitud voluntaria.
Para dar de baja por atraso de cuotas se requiere que la misma se prolongue durante un año, la amonestación de la Junta de Gobierno y la constancia de no tener motivo suficiente para ser dispensado de esta obligación.
Contra el acuerdo de separación cabrá recurso ante la Asamblea General.
La baja o cese hará que el cofrade pierda los derechos de propiedad de los objetos obtenidos o donados por/a la Cofradía , entrando a formar parte del inventario de la misma.
CAPÍTULO VI: ÓRGANOS DE GOBIERNO. Colegiales: Asamblea General. Junta de Gobierno. Personales: Consiliario o Director espiritual. Cofrade Mayor. Teniente-cofrade. Secretario. Tesorero. Vocales.
Artículo 23: LA ASAMBLEA GENERAL. La Asamblea General está compuesta por el conjunto de todos los hermanos/as, miembros de pleno derecho, siendo el máximo órgano decisorio de la Cofradía.
Artículo 24: Constitución. La Asamblea General , máximo órgano de gobierno de la Cofradía , se considera constituida como tal si cuenta con la asistencia de la mitad más uno de sus miembros cofrades de pleno derecho en primera convocatoria. En segunda convocatoria, media hora después, de al menos un 25 % de los cofrades.
Artículo 25: Periodicidad de las reuniones. La Asamblea General ha de ser convocada por escrito, al menos con 48 horas de antelación y con un orden del día, que especifique los asuntos a tratar.
a. Con carácter ordinario: una vez al año, quince días después de Semana Santa, el segundo sábado posterior al de Gloria de Resurrección, a las 19,30 horas.
b. Con carácter extraordinario:
• Por convocatoria del Cofrade Mayor o de la Junta de Gobierno.
• A petición del 25 % de los cofrades y en el plazo de 15 días a partir de su presentación por escrito ante la Junta de Gobierno. En este caso se requerirá un quórum del 80% de los firmantes.
• En el supuesto de modificación de Estatutos, según derecho (c. 314). Por acuerdo de la Junta de Gobierno.
Artículo 26. Funciones de la Asamblea General : Son competencias de la misma:
a. Conocer los planes de actuación de la Cofradía , a propuesta de la Junta de Gobierno y hacer propuestas sobre ellos.
b. La elección del Cofrade Mayor y de la Junta de Gobierno, sin perjuicio de su confirmación por el Obispo como determina el c. 317, 1.
c. La aprobación del estado de cuentas, presupuestos y balances, que presente la Junta de Gobierno.
d. La aprobación o modificación de los Estatutos y del Reglamento de Régimen Interior, a propuesta de la Junta Directiva , según las normas del Derecho y sin perjuicio de la confirmación y aprobación posterior del Obispo Diocesano.
Artículo 27. Acuerdos de la Asamblea General. Supuesta la asistencia exigida en el Artículo 24, podrán tomarse acuerdos con el voto favorable de la mayoría absoluta (mitad más uno) de los presentes. Si después de dos escrutinios persistiera la igualdad de votos, el Presidente puede resolver el empate con su voto (c. 119, 2º). Cuando se trata de elecciones, tiene valor jurídico aquello que, hallándose presentes la mayoría de los que deben ser convocados, se aprueba por mayoría absoluta (mitad mas uno) de los presentes; después de dos escrutinios ineficaces, hágase la votación sobre los dos candidatos que hayan obtenido mayor número de votos, o si son más, sobre los dos de más edad; después del tercer escrutinio, si persiste el empate queda elegido el de más edad (c. 119, 1º).
En el supuesto de modificación de Estatutos, será necesario el voto favorable de los dos tercios.
Artículo 28. LA JUNTA DE GOBIERNO. Composición. La cofradía se regirá por una Junta de Gobierno que estará integrada por el Consiliario o Párroco, el/ la Cofrade Mayor , el/ la Teniente-cofrade , el Secretario/a, el/ la Tesorero /a, y cuatro vocales, de los cuales uno/a es censor/a de cuentas y otro/a vicesecretario/a. Todos con voz y voto, excepto el Consiliario que no tiene voto. Todos los cargos se han de ejercer de forma gratuita.
Las condiciones requeridas para formar parte de la Junta de Gobierno son las siguientes:
a. Residir en lugar donde le sea posible atender las obligaciones del cargo.
b. Tener la antigüedad mínima de dos años como cofrade de pleno derecho.
c. Gozar de la capacidad suficiente, con un adecuado nivel de formación religiosa y de vivencia cristiana.
d. No ejercer cargo de dirección en partido político (c. 317, 4). Tampoco podrá serlo quien ejerza cargos de autoridad o gestión administrativa pública a nivel local, provincial, autonómico o regional.
Artículo 29. Constitución y acuerdos. Se considerará válidamente constituida cuando esté presente la mitad más uno de los miembros con derecho a voto. Para la validez de sus acuerdos, será necesaria la mayoría absoluta de los votos de los presentes válidamente convocados, con tal de que haya quórum (c. 119, 2º)
Artículo 30. Funciones de la Junta de Gobierno. Pertenecen a la Junta de Gobierno las siguientes atribuciones:
• Concretar los planes aprobados por la Asamblea General y programar las actividades de la Cofradía.
• Programar los actos de culto, de formación doctrinal, obras de apostolado, de comunión fraterna y caridad, con el visto bueno del Consiliario o Director Espiritual.
• Revisar la marcha general de la Cofradía , estudiando el modo de corregir posibles deficiencias, fomentando en todos los miembros espíritu de unión y la observancia de los Estatutos, y sugerir temas para la Asamblea General.
• Resolver los recursos que se presenten por los Cofrades.
• Convocar la Asamblea General.
• Admitir o cesar –dado el caso y procediendo con la debida caridad, objetividad, discreción, guiados por las pautas que fijan estos Estatutos- a un miembro de la Cofradía.
• Administrar los bienes de la Cofradía y presentar para su aprobación por la Asamblea General el estado de cuentas de la Cofradía.
• Presentar los presupuestos y balance económico anual al Ecónomo Diocesano para su aprobación.
• Imponer las sanciones correspondientes por incumplimiento de las normas.
• La dirección y organización de todos los actos de la Cofradía
• Velar por el cumplimiento de todo lo referente a las elecciones y, muy especialmente, porque los candidatos y electores reúnan las condiciones exigidas.
• Al respecto y con tiempo suficiente confeccionará el censo de electores y lo dará a conocer para posibles reclamaciones, abriendo un plazo razonable para la presentación de candidatos, que deberán ser acreditados por la Junta.
• Verificada la elección, la mesa electoral proclamará a los elegidos, que sólo serán tales cuando la Autoridad Eclesiástica haya confirmado la elección del Cofrade Mayor y demás miembros de la Junta. Al efecto, el Secretario/a la debe solicitar en el plazo máximo de ocho días, acompañando el acta electoral, con el visto bueno del Párroco o Consiliario.
• Proponer a la Asamblea General la posible modificación de Estatutos.
Artículo 31. Tiempo de mandato. Los miembros de la Junta Directiva -excepto el Consiliario- serán elegidos por cuatro años, pudiendo ser reelegidos por un segundo mandato y en subsiguientes períodos de gobierno, no continuados, salvo por expresa autorización escrita del Obispo Diocesano.
Artículo 32. Periodicidad de sus reuniones. La junta de Gobierno se reunirá ordinariamente cada tres meses, y en sesión extraordinaria cuantas veces sea necesario, por petición de tres de sus miembros y/o por convocatoria, en cualquier caso, por el/ la Cofrade Mayor. Deberá ser convocada con, al menos 48 horas de antelación, por escrito y especificando los asuntos a tratar.
Artículo 33. CONSILIARIO o DIRECTOR ESPIRITUAL . Normalmente será el párroco de EL Dulce nombre de Jesús, La Guancha , salvo que el Ordinario provea de otro modo (C. 317, 1). Maestro y pastor ha de acompañar la vida espiritual y el espíritu apostólico de los cofrades, promoviendo la comunión en la Cofradía , con la parroquia a la que pertenece y con la Iglesia en general. Son atribuciones suyas:
• Ostentar la representación y autoridad moral suprema de la Cofradía.
• Se necesitará su visto bueno en todo lo referente a los actos de culto y a la doctrina, debiendo ser escuchado en lo concerniente a obras de apostolado y caridad.
• Asistirá, salvo imposibilidad, a todas las reuniones de la Junta de Gobierno con voz, pero sin voto.
• Estará presente en la Asamblea General , ordinaria o extraordinaria, con voz pero sin voto.
Artículo 34. EL/ LA COFRADE MAYOR O PRESIDENTE. Elecciones. Salvo el/la primer/a Cofrade Mayor, tras la aprobación de estos Estatutos, para acceder al cargo será requisito indispensable llevar más de cinco años como miembro de la Cofradía y que reúna unas cualidades de prudencia, vida moral y cristiana, práctica religiosa y estar en plena comunión con la iglesia católica.
Se procederá para su elección así:
1. La Junta Directiva propondrá a la Asamblea General las candidaturas que se presenten integradas cada una por un/a Cofrade Mayor, el/ la Teniente-cofrade , el Secretario/a, el/ la Tesorero /a, y cuatro vocales, escogidos entre los cofrades elegibles.
2. La elección, que se hará con voto secreto, será válida si, cumplido los artículos 17 y 27.
3. En caso de no presentarse ningún candidato a Cofrade Mayor o Presidente/a, pasará a votación el cofrade más antiguo, y sucesivamente por orden de antigüedad los restantes, hasta que alguno obtenga la mayoría de votos, en todo caso con su propio consentimiento.
4. En caso de que la elección del/ la Cofrade Mayor fuese según el artículo anterior, él mismo podrá elegir su junta de Gobierno en ese momento, siendo presentada a la Asamblea General para su ratificación.
5. La Junta de Gobierno velará por el cumplimiento de todas las disposiciones referentes a las elecciones y muy especialmente porque los candidatos y electores reúnan las condiciones exigidas.
6. Sesenta días antes de la Asamblea General obligatoria, la Junta de Gobierno confeccionará el censo de electores y lo dará a conocer para posibles reclamaciones. Los candidatos han de presentar sus candidaturas anta la Junta de Gobierno, la quincena anterior a la Asamblea General obligatoria.
Artículo 35. Confirmación y toma de posesión . Cuando se produzca la elección, la mesa electoral proclamará a los elegidos, pero la elección no surtirá efecto hasta que la autoridad eclesiástica haya confirmado la elección del/la cofrade mayor (c. 317. 1) y de su Junta Directiva. El/ la Secretario /a debe solicitar la confirmación de la Junta elegida, con el visto bueno del Consiliario, en el plazo máximo de ocho días, acompañando el acta de la elección. El Cofrade ha de realizar juramento
Artículo 36. Funciones del/ la Cofrade Mayor :
Ostentar la representación oficial de la Cofradía a todos los efectos.
Cuidar el estricto cumplimiento de los fines de la Cofradía y de estos Estatutos.
Animar a todos, especialmente quienes integran la Junta Directiva , al fiel cumplimiento de sus compromisos. Cuando resuelva casos urgentes de su competencia dará cuenta inmediata a la Junta Directiva.
Convocar, moderar y presidir las reuniones de la Asamblea General y de la Junta de Gobierno.
Velar por el cumplimiento de todo tipo de acuerdos tomados.
Preocuparse especialmente de la formación integral humana y cristiana (c. 329; cf. c. 217) de los cofrades;
La coordinación de la Cofradía con las otras realidades de la Parroquia y con la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías.
Cuidar debidamente la correcta administración de los bienes de la Cofradía (c. 1279).
Autorizar con su firma los escritos de la Cofradía y la disposición de fondos estimada conveniente por la Junta Directiva para la ejecución de los presupuestos.
Rendir cuentas todos los años a la Autoridad eclesiástica.
Remover de los cargos directivos, previa notificación a la Junta Directiva , al miembro o miembros que, por su actitud negativa, considere oportuno, designando interinamente a quien ha de suplirle hasta las elecciones próximas.
Decidir con su voto en caso de empate y en la toma de decisiones, salvo en caso de elecciones.
Colaborar con el Consiliario para el cumplimiento de las tareas del mismo y advirtiéndole de las deficiencias de la Cofradía.
En las procesiones y actos de culto, estar permanentemente en contacto con el respectivo vocal encargado, para que se desarrollen ordenada y correctamente.
Artículo 37. EL/ LA TENIENTE COFRADE. Funciones. Las funciones del mismo son:
Sustituir al/ la Cofrade Mayor en los casos de enfermedad, necesidad o ausencia.
Ayudar al/ la Cofrade Mayor en el desempeño de sus funciones ordinarias.
Otras que le delegue el/ la Cofrade Mayor.
Artículo 38. EL/ LA SECRETARIO /A. Funciones . Son funciones del Secretario/a las siguientes:
• Levantar las actas de las reuniones y hacer las comunicaciones pertinentes. Convocatorias que ordene el Hermano/a Mayor, despachar correspondencia, custodiar la documentación de la Cofradía.
• Llevar al dia el Libro de Registro de Cofrades, en el que constará la fecha de altas y bajas.
• Redactar la Memoria anual que ha de leer en la Asamblea General.
• Informar a la Asamblea General y a la Junta de Gobierno acerca de la legalidad de los acuerdos a tomar.
• Certificar cualquier acuerdo que se adopte.
• Solicitar del Ordinario la confirmación de la elección del Hermano/a Mayor y de su Junta directiva, y enviar el acta de su toma de posesión.
Artículo 39. EL/ LA TESORERO /A. Funciones. Son funciones del mismo las siguientes:
Rendir cuentas de su gestión a la Junta de Gobierno cada vez que esta lo requiera y, anualmente, a la Asamblea General.
Elaborar los presupuestos y balances anuales que la Junta Directiva presentará para la supervisión por la Administración Diocesana
Realizar los gastos ordinarios por sí mismo/a; y los extraordinarios con el visto bueno del Cofrade Mayor.
Llevar los libros de contabilidad, con los ingresos y egresos debidamente actualizados.
Extender los correspondientes recibos de cuotas.
Pedir la autorización de la Junta de Gobierno para todos los gastos extraordinarios.
Artículo 40. VOCALES. Habrá cuatro vocales, de los cuales uno/a es censor/a de cuentas y otro/a vicesecretario/a. El/ la Censor /a de cuentas colabora con el/la tesorero/a y supervisa junto con el/la mismo/a las cuentas antes de ser presentadas a la Junta de Gobierno o Asamblea General. El Vicesecretario/a colabora con el/ la Secretario /a en las labores propias del cargo.
Los otros dos vocales al ser componentes de la Junta de Gobierno sin función específica, auxiliarán a los cargos: sustituir por orden al/ la Secretario /a, Tesorero/a, cuando estos/as no puedan concurrir a las sesiones o actos, con todas las atribuciones de éstos/as. Organizar cultos o cooperar con el Director espiritual o Consiliario en la organización de los mismos, elaboración de cartas, confección de programas, etc.
Artículo 41. La Junta de Gobierno podrá encargar a otros cofrades el desempeño de algún oficio, sin pertenecer por ello a la Junta.
CAPÍTULO VII. DE LOS BIENES Y SU ADMINISTRACIÓN.
Artículo 42. Fuentes de ingresos. Recursos. Esta Cofradía para llevar a cabo los objetivos propuestos, está facultada para utilizar los siguientes recursos:
El cobro de cuotas a los Cofrades.
La aceptación de donativos, legados y herencias.
Las rentas del propio patrimonio de la Cofradía.
Cualquier otro recurso permitido en Derecho.
La aceptación de donaciones, legados y herencias, que lleven parejo el cumplimiento de alguna carga o condición, requiere autorización expresa del Obispo de la Diócesis (c. 1304).
Artículo 43. Presupuestos y balances. La Junta de Gobierno administrará legítimamente los bienes de la Cofradía , a tenor de las normas emanadas de la Autoridad Diocesana (cc. 319 y 1276). Se consideran actos de administración ordinaria los referidos a la ejecución del presupuesto de gastos ordinarios, debidamente aprobados.
Artículo 44. La Junta de Gobierno confeccionará actualmente el presupuesto ordinario de Ingresos y Gastos que deberá ser aprobado por la Asamblea General (c. 1284, 3), la cual aprobará igualmente los presupuestos extraordinarios y los balances de situación y gestión. Presupuesto y balance anual habrán de ser supervisados anualmente por el Ecónomo Diocesano y aprobadas por el Ordinario (c. 319, 1). El/ La Cofrade Mayor ordenará igualmente dar a las cuentas suficiente publicidad para conocimiento de todos (c. 1287, 2).
Artículo 45. El presupuesto ordinario de gastos no podrá rebasar la cantidad máxima establecida por la autoridad eclesiástica (9000 Euros), sin permiso de la misma. Los presupuestos extraordinarios, cuando excedan de la cantidad máxima establecida (3000 Euros), requieren la misma autorización.
Artículo 46. El presupuesto ordinario de gastos será tal, que el posible déficit resultante pueda ser cubierto en el tiempo que dure el mandato de la Junta de Gobierno que lo contrae. Los presupuestos extraordinarios que no puedan liquidarse durante el referido mandato, precisan especial licencia de la autoridad eclesiástica.
Artículo 47. La Junta debe responder de todas las obligaciones fiscales de la cofradía. En caso de actividades que generen beneficios, se solicitará el código de identificación fiscal, a efectos del pago de impuestos.
Artículo 48. En los contratos de arrendamientos de un bien rústico o urbano, además de cumplir la legislación civil (c. 1.290), deberá ser consultado el Ordinario.
Artículo 49. Sin licencia escrita del Ordinario ningún administrador puede incoar un litigio o contestar a la demanda del Juez Civil (c. 1.288).
Artículo 50. Actos de disposición. La enajenación. En toda enajenación, salvo que el bien tenga poco valor, se requiere previamente una tasación escrita, hecha por peritos (c. 1293, 1, 2), no debiendo enajenarse por un valor inferior a tal tasación (c. 1294, 1). La enajenación de un bien, además de requerir causas justas, si la tasación supera la cantidad de 3000 Euros, requiere licencia del Obispo. Igualmente si se tratase de un bien precioso por su valor histórico-artístico, para la validez de la enajenación, se requiere también licencia de la Santa Sede (cc. 639, 3 y 1292, 2).
Artículo 51. Otras obligaciones. La Cofradía contribuirá al sostenimiento de la Economía Diocesana (Fondo Común Diocesano) con una cuota anual del 8 % sobre el total del capítulo de ingresos anuales, sin contar el superavit de años anteriores, ni subvenciones específicas si las hubiere (Normas de Cooperación de los fieles para el sostenimiento de la Iglesia. Boletín Oficial Obispado Tenerife. (nn. 11-12 Nbre-dbre 2006). Colaborará con la parroquia con una cuota del 5% sobre los ingresos netos anuales, como aportación corresponsable a la comunidad a la que pertenece.
Artículo 52. Inventario. El Tesorero-Administrador de la Cofradía , al tomar posesión de sus cargo, actualizará y confeccionará un inventario exacto y detallado de cuantos bienes muebles inmuebles y preciosos, posea la Cofradía (c. 1283, 2. 3). El/ La Cofrade Mayor lo firmará y ordenará enviar una copia a la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías.
Es también de su competencia el mantener actualizada la documentación suficiente sobre la titulación de los bienes (c. 1.284, 2, 9). Los fondos deben estar depositados en entidades bancarias y para su disposición ser requerida la firma de, al menos, dos personas.
CAPÍTULO VIII: EXTINCIÓN Y SUPRESIÓN DE LA COFRADÍA.
Artículo 53. La Cofradía , por su condición de persona jurídica, es perpetua. Sin embargo, se extingue si es legítimamente suprimida por la autoridad competente (c. 320) o si cesa su actividad por espacio de cien años (c. 120). Caso de que esto ocurriese, los bienes de la Cofradía pasarán a la Parroquia del Dulce Nombre de Jesús de La Guancha.
DISPOSICIÓN FINAL
La Cofradía queda sometida en todo a cuanto se dispone en estos Estatutos, a la Autoridad Diocesana y a cuanto está legislado según Derecho o se legisle en lo sucesivo. Entrarán en vigor en la fecha en que sean aprobados oficialmente por el Ordinario Diocesano.
Carta a los marineros de Monseñor Luis Quinteiro Fiuza, Obispo Promotor del Apostolado del Mar, con motivo de la festividad de la Virgen del Carmen. Día de las Gentes del Mar, a celebrar el 16 de Julio de 2009. (CEE)
El mar reclama tu amor
16 de julio de 2009
Se acerca el gran día de nuestra fiesta y ¿cómo no recordar la procesión por el mar con la imagen de nuestra Patrona en tantos y tantos puertos del litoral español, y el canto de nuestra entrañable oración, la Salve marinera? El mar y la tierra se juntan para honrar en este día a la Stella Maris.
El lema para este año, «El mar reclama tu amor», ha sido elegido en la Asamblea Nacional del Apostolado del Mar, celebrado en Santa Pola (Alicante), del 16 al 19 de abril.
Es un hermoso lema, porque el amor es la virtud más importante. Es virtud teologal y tiene referencia directa a Dios. Dios es Amor y su obra la Misericordia. Es el Ser cercano a cada uno de nosotros. Con la Palabra nos creó y lo hizo por amor.
Dios creó la tierra y el mar… Y el mar refleja la hermosura del Cielo, como si el pintor plasmase con sus mágicos pinceles la belleza de lo alto en la tela del océano. El mundo será salvado por la hermosura, afirmaba Dostoievski.
«El mar reclama tu amor». Dios le encomendó al hombre el cuidado de la creación. Al crearnos a su imagen y semejanza, nos dio la misión de cultivar y transformar el mundo para que fuéramos colaboradores suyos en su obra creadora.
El amor de Dios incluye el amor a la creación. Y lo que se ama se cuida. Es necesario hacer aflorar ese amor profundo y a veces oculto que el hombre de la mar siente por el elemento de la creación que le brinda alimento y bienestar. Ese sentimiento cuasi-religioso nos debe llevar a un compromiso de respeto al medio y de conservación y mejora del mismo. También en estas actividades es donde se tiene que reflejar la luz del Evangelio.
«El mar reclama tu amor». En el mar trabajan y pasan tantos días y noches muchas personas. Esas personas cuando regresan a casa necesitan un cariño y un cuidado muy especial. Por eso, os pido a todos, especialmente a los párrocos del litoral, que acojáis y acompañéis a los hombres de la mar cuando llegan a tierra, que os preocupéis por sus problemas y necesidades. Es necesaria la programación de una pastoral para el mundo de la mar que integre también pautas de solidaridad con el mundo de la inmigración de los trabajadores de la mar.
«El mar reclama tu amor». Los hombres del mar sostienen y son sostenidos por sus familias. El Apostolado del Mar pide a toda la sociedad, y especialmente a las parroquias de nuestra costa, solidaridad con las familias marineras, de modo particular con las esposas, que en la soledad del hogar tienen que hacer de padre y madre cuando el esposo pasa largo tiempo en la mar.
Es importante confesar con valentía y sin complejos el mensaje cristiano, para que la fuerza de la evangelización se convierta en un fuerte estímulo de la manifestación de fe de nuestros hombres de la mar.
Al igual que en años anteriores, esta carta tiene que hacerse eco de los grandes riesgos y peligros que acechan a los hombres de la mar. Entre los primeros está la falta de seguridad jurídica en los barcos con bandera de conveniencia, que puede dejar a los marineros totalmente abandonados en cualquier puerto, y entre los segundos, la actual ola de piratería, con la inseguridad de ser abordados y sufrir secuestros en el medio marítimo.
El Apostolado del Mar quiere mostrar también su cercanía a las familias que en este último año han sufrido la muerte de sus seres queridos en la mar. Queremos darles todo nuestro apoyo espiritual y estar junto a ellos.
Termino con las hermosas palabras de Benedicto XVI, escritas al final de su Carta Encíclica “Spe Salvi”, sobre la esperanza cristiana:
«María, estrella de la esperanza. La Iglesia saluda a María, la Madre de Dios, como “estrella del mar”. La vida humana es un camino, ¿hacia que meta? ¿Cómo encontramos el rumbo? La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y tenebroso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta… Y ¿quién mejor que María podría ser para nosotros estrella de esperanza».
Stella Maris, auxilia y socorre a tus hijos en las singladuras de la vida, especialmente en el mar. Ruega por nosotros pecadores en toda hora.
Os bendice con cariño
Luis Quinteiro Fiuza
Obispo Promotor del Apostolado del Mar
Mensaje de los Obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Españolaa celebrar el 5 de Julio de 2009 bajo el lema DALE COLOR A TU VIDA ¡Cuidado con los puntos negros! (CEE)
DALE COLOR A TU VIDA
¡Cuidado con los puntos negros!
La próxima celebración de la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico nos brinda una excelente ocasión para asomarnos de un modo más cercano al siempre sorprendente mundo de la carretera y de su entorno.
Con el lema elegido para la Jornada de este año, “Da color a tu vida”. ¡Cuidado con los puntos negros!, los obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones, invitamos a los católicos y a todas las personas de buena voluntad a una serena reflexión y a actuar juntos en este importante escenario de la movilidad. La vida en las carreteras y caminos tiene su propio color: el color de la comunicación, de la belleza del paisaje, de la llegada a la meta y del encuentro, el color de la seguridad y de la vida.
Como contraste, son verdaderamente escalofriantes las cifras de víctimas mortales y no mortales de los accidentes de tráfico. En el año 2008 hubo en el mundo 1,2 millones de muertos y 50 millones de heridos debidos a accidentes de tráfico. Esta cifra es inaceptablemente alta. La sufren, sobre todo, en un 80-90%, los países de bajos y medios ingresos. Se prevé que la tendencia continúe ascendente en el número de accidentes de tráfico en esos países, con muertes asociadas a accidentes de tráfico, a menos que se tomen medidas efectivas para evitarlo.
En el 2015, los accidentes de tráfico podrían convertirse en la principal causa de discapacidad entre niños y jóvenes de todo el mundo. Los traumatismos causados por el tráfico son la segunda causa de muerte, en orden de importancia, de los jóvenes de 10 a 24 años de edad. De los 1,2 millones de personas que anualmente pierden la vida en accidentes de tráfico, casi la tercera parte son jóvenes menores de 25 años.
En los países de ingresos bajos y medios, las personas que con mayor frecuencia se ven involucradas en accidentes de tráfico son peatones, ciclistas, motociclistas y pasajeros, mientras que en los países de altos ingresos las víctimas son mayoritariamente conductores de automóviles. Se estima que en los países de ingresos bajos y medianos el costo de las lesiones por accidentes de tráfico es de alrededor del 1%-1,5% del producto nacional bruto y que en los países de altos ingresos llega al 2%.
En España, se ha producido un notable descenso (49,2%) en el número de víctimas mortales en accidentes de tráfico: de 4.295 en el año 2000 a 2.181 en el año 2008. Ciertamente es una reducción significativa. Pero no es para estar totalmente satisfechos. Es mucho el trabajo que aún queda por hacer. Muchos de estos accidentes se producen en los llamados puntos negros, aquellos puntos pertenecientes a la red vial española en los que se han detectado tres o más accidentes con víctimas durante un año. Las cifras que la Dirección General de Tráfico nos va proporcionando desde el año 2000 hablan por sí mismas e invitan a un uso responsable del vehículo en la carretera, en general, pero especialmente en esos puntos donde existen más probabilidades de que se produzca un accidente. Junto a estos puntos negros, en sentido estricto, existen otros asimilados, tales como el uso, mientras se conduce, del teléfono móvil, el alcohol, el exceso de velocidad, la irresponsabilidad en el mantenimiento y puesta a punto del vehículo, el consumo de estupefacientes, etc. La “tolerancia cero” es obligada en todos estos casos.
No debemos olvidar que, tanto si hay muertos como si hay heridos graves, estos accidentes suelen cambiar la vida tanto de los propios accidentados como de sus familias. Todo ello obliga a la administración civil a poner todos los medios a su alcance para reducirlos al máximo. El cristiano, conocedor del valor que Dios concede a toda vida humana, debe poner todos los medios a su alcance para contribuir en este noble empeño de hacer de la seguridad vial un objetivo prioritario. Además debe comprender que el viajar, «no sólo representa un desplazamiento físico de un lugar a otro, sino en su dimensión espiritual, porque el viaje relaciona a las personas, contribuyendo a la realización del designio de amor de Dios»(1).
Damos color a la vida, como conductores o peatones:
Cuando hacemos de nuestras calles, caminos y carreteras un magnífico escenario para hacer el bien y difundir en la sociedad el mensaje evangélico de amor tal como hizo Jesús, que recorría las ciudades y aldeas para proclamar el Evangelio y curar «todas las enfermedades y
dolencias» (cf. Mt 9, 35).
Cuando somos prudentes en la carretera, no pensamos sólo en nosotros mismos, no estamos siempre apremiados por la prisa en llegar, y nos fijamos en las personas que nos «acompañan» por el camino, cada una con su propia vida, su deseo de llegar y sus propios problemas(2).
Cuando nos hacemos factores de comunión entre los hombres(3).
Cuando redescubrimos y ponemos en práctica las virtudes necesarias al usuario de la carretera, sobre todo la caridad, la prudencia y la justicia(4).
Cuando no actuamos sólo por temor a perder el “Carné por puntos”, a la sanción económica o la cárcel… sino por amor a Dios, autor de la vida, que ama y cuida en sus criaturas y por amor al prójimo.
Que Nuestra Señora del Camino y san Cristóbal nos guíen y nos acompañen en el noble empeño de dar verdadero color a la vida, respetando las normas de tráfico, cuidando al máximo la seguridad vial y haciendo presente los valores del Evangelio en el mundo de la carretera.
(1) Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. Orientaciones para la Pastoral de la Carretera, n. 17, Ciudad del Vaticano 2007.
(2) Cf. op. cit. (n.19).
(3) Cf. op. cit. (n. 80).
(4) Cf. op. cit. (n. 81).
Diversos obispos de Argentina exhortan a elevar una plegaria a la Virgen de Luján por el pronto fin de esta pandemia, y sugirieron la siguiente oración:
Nuestra Señora de Luján:
A ti que nos amas con especial ternura,
velas por nosotros con maternal intercesión
y nos procuras siempre tu eficaz ayuda
suplicamos tu protección y auxilio
para superar pronto esta epidemia
que ha venido a afectar nuestra nación y el mundo.
Cúbrenos con tu manto,
líbranos de este mal.
Ilumina a las autoridades
y a quienes tienen poder de decisión
para que sepan establecer medidas y prioridades
para prevenir y ayudar a toda la población,
y en particular a quienes son más vulnerables.
Concédenos prudencia y serenidad
para actuar con mucha responsabilidad
y así evitar ser contagiados o contagiar.
Socorre al personal de salud,
vela por la recuperación de los enfermos
y sé consuelo de quien se encuentran en duelo.
Madre del Verdadero Dios por quien se vive,
Tú que nos has rescatado de otras plagas,
encomiéndanos a la misericordia
de Aquel que nos sanó con Sus llagas
y nos libró de la muerte con Su Resurrección.
Enséñanos a unir nuestro dolor al Suyo
para hallarle sentido redentor
y salir de esta adversidad fortalecidos
en la fe, la esperanza y el amor.
AMÉN
(AICA)
Mensaje pastoral que ha escrito el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes con ocasión de la Jornada Mundial del Turismo, que se celebrará el 27 de septiembre de 2009 con el tema: "El turismo, consagración de la diversidad".
EL TURISMO, CONSAGRACIÓN DE LA DIVERSIDAD
El tema de la Jornada Mundial del Turismo, propuesto por la competente Organización Mundial, El turismo, consagración de la diversidad, nos abre caminos de encuentro con el ser humano en su diversidad, en su riqueza antropológica.
La diversidad es un hecho, una realidad, y, como nos recuerd a el Papa Benedicto XVI, es también un hecho positivo, un bien, y no una amenaza o un peligro, a tal punto de desear que "las personas no sólo acepten la existencia de la cultura del otro, sino que también deseen enriquecerse gracias a ella" [1].
La experiencia de la diversidad es propia de la existencia humana, también porque el desarrollo personal avanza por etapas diversificantes, que favorecen el crecimiento y la maduración personal. Se trata de un descubrimiento progresivo que, confrontándonos con quienes y con cuanto nos circunda, nos distingue del que es diverso a nosotros.
En la valoración positiva del diverso observamos una paradoja: si por un lado se constata, en este tiempo de globalización, que las culturas y las religiones se acercan cada vez más, y que en el corazón de todas las culturas brota un auténtico deseo de paz, por otro lado se constatan incomprensione s, existen prejuicios y malentendidos profundamente enraizados, que levantan barreras y alimentan divisiones. Es el miedo a lo diverso, a lo desconocido.
Debemos trabajar por reemplazar la discriminación, la xenofobia y la intolerancia por la comprensión y la aceptación mutua, recorriendo los caminos del respeto, la educación y el diálogo abierto, constructivo y comprometido.
En este esfuerzo la Iglesia tiene una función importante, partiendo de la profunda convicción manifestada por Pablo VI en la encíclica Ecclesiam suam de que "la Iglesia debe entrar en diálogo con el mundo en que le toca vivir. La Iglesia se hace palabra, la Iglesia se hace mensaje, la Iglesia se hace coloquio" [2]. Es un diálogo constructivo y sincero que, parar ser autentico, "no debe ceder al relativismo y al sincretismo, y debe estar animado por el respeto sincero a los demás y por un generoso espíritu de reconciliación y fraternidad" [3].
Desde esta perspectiva, el turismo, en cuanto pone en contacto con otros modos de vivir, otras religiones, otras formas de ver el mundo y su historia [4], es también una ocasión para el diálogo y la escucha, y constituye una invitación a no cerrarse en la propia cultura, sino a abrirse y confrontarse con modos de pensar y de vivir diversos [5]. Por tanto no debe sorprender que sectores extremistas y grupos terroristas de índole fundamentalista señalen el turismo como un peligro y un objetivo a destruir. El conocimiento mutuo ayudará - lo esperamos ardientemente - a construir una sociedad más justa, solidaria y fraterna.
La experiencia inicial del hombre respecto a la diversidad es hoy también vivida en el mundo virtual, megalópolis cósmica ofrecida permanentemente a cada uno de nosotros. Gracias a esta prime ra forma de "turismo", virtual, cinemático, la diversidad se observa cercana, facilitando la proximidad del diverso lejano. Es este turismo el primero a consagrar la diversidad.
Pero es sobretodo el turismo, entendido como desplazamiento físico, que evidencia la diversidad natural, ecológica, social, cultural, patrimonial y religiosa, y el que también nos hace descubrir el trabajo compartido, la cooperación entre los pueblos, la unidad de los seres humanos en la magnífica y desconcertante diversidad de sus realizaciones.
En el descubrimiento de la diversidad aparecen además paradojas y límites: si el turismo se desarrolla en ausencia de una ética de responsabilidad, paralelamente toma cuerpo el peligro de la uniformidad y de la belleza como "fascinatio nugacitatis" (cfr. Sb 4,12). De este modo sucede, por ejemplo, que los autóctonos pueden hacer para los turist as espectáculo de sus tradiciones, ofreciendo la diversidad como un producto comercial, solo por lucro.
Todo eso exige un esfuerzo, tanto por parte del visitante como del autóctono que acoge, de asumir comportamiento de apertura, respeto, cercanía, confianza, de modo que en el deseo de encontrar a los demás, respetándolos en su diversidad personal, cultural y religiosa, se abran al diálogo y a la comprensión [6].
La diversidad se fundamenta en el misterio de Dios. La Palabra creadora está en el origen de la riqueza de las especies, especialmente de aquél/aquella que es "imagen y semejanza" de Dios. Esta Palabra bíblica poética es aquella de la diversidad, fundadora de identidad de cada criatura, siendo el Creador el primero a contemplar la belleza-bondad de todo aquello que Él ha hecho (cfr. Gen 1). Y Dios es también esa fuerza maravillosa, principio de unid ad de todas las diversidades, que aparecen como "una manifestación particular del Espíritu para el bien común" (1 Cor 12,7). Contemplando la diversidad, el hombre descubre las huellas del divino en las pisadas humanas. Y para el creyente, el conjunto de las diversidades abre caminos para acercarse a la infinita grandeza de Dios. Como fenómeno posible de consagración de la diversidad, para nosotros el turismo puede ser cristiano, camino abierto a su confesión contemplativa.
Dios confía a la Iglesia la tarea de forjar en Cristo Jesús, gracias al Espíritu, una nueva creación, recapitulando en Él (cfr. Ef 1,9-10) todo el tesoro de la diversidad humana que el pecado ha transformado en división y conflictos [7], de modo que contribuya "a la creación en el Espíritu de Pentecostés de una nueva sociedad en la que las distintas lenguas y cult uras ya no constituirán límites insuperables, como después de Babel, sino en la cual, precisamente en esa diversidad, es posible realizar una nueva manera de comunicación y de comunión" [8].
Son pensamientos estos que pueden animar en el compromiso de cuantos se ocupan de la pastoral específica del turismo, especialmente en su atención a quien sufre de cualquier modo por tal fenómeno, que es también signo de nuestro tiempo y trae consigo aspectos positivos que hemos nuevamente subrayado con ocasión de la reciente celebración del 40 aniversario de la publicación del Directorio Peregrinans in terra.
El soplo divino venza toda xenofobia, discriminación, racismo, vuelva cercanos aquellos que están lejanos, en la contemplación de la unidad/diversidad de una familia humana bendecida por Dios. Es el Espíritu que reúne en la unidad y en la pa z, en la armonía y en el mutuo aprecio. En Él hay orden y bondad a lo largo de los siete días de la creación. Que Él entre, asimismo, en la difícil historia humana, gracias también al turismo.
Ciudad del Vaticano, 24 junio 2009
+ Antonio Maria Vegliò
Presidente
+ Agostino Marchetto
Arzobispo Secretario
[Traducción del original italiano distribuida por el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes]
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NOTAS
[1] Benedicto XVI, Mensaje con ocasión de una jornada de estudio sobre el tema "Culturas y religiones en dialogo" organizada por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y el Pontificio Consejo de la Cultura, 3 diciembre 2008: L'Osservatore Romano, n. 287 (45.027), 9-10 diciembre 2008, p. 1. En la misma línea se manifestaba Juan Pablo II: "Querer ignorar la realidad de la diversidad - o, peor aún, tratar de anularla - significa excluir la posibilidad de sondear las profundidades del misterio de la vida humana. La verdad sobre el hombre es el criterio inmutable con el que todas las culturas son juzgadas, pero cada cultura tiene algo que enseñar acerca de una u otra dimensión de aquella compleja verdad. Por tanto la ‘diferencia', que algunos consideran tan amenazadora, puede llegar a ser, mediante un diálogo respetuoso, la fuente de una comprensión más profunda del misterio de la existencia humana" (Discurso a la Asamblea General de la ONU en el 50º aniversario de su fundación, 5 octubre 1995, n. 10: Insegnamenti di Giovanni Paolo II, XVIII/2 -1995-, Libreria Editrice Vaticana, 1998, p. 738).
[2] Pablo VI, Carta encíclica Ecclesiam suam, 6 agosto 1964, n. 67: AAS LVI (1964), p. 639.
[3] Benedicto XVI, Mensaje con ocasión de una jornada de estudio sobre el tema "Culturas y religiones en dialogo", l.c.
[4] Cfr. Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, Instrucción Erga migrantes caritas Christi (La caridad de Cristo hacia los migrantes), 3 mayo 2004, n. 30: AAS XCVI (2004), p. 778.
[5] "Hijo de su propia cultura, el viajante, el turista, sale al encuentro/desencuentro de los hijos de otra cultura y, si entra en diálogo con ella, acepta dejarse interpelar por los elementos que enriquecen su patrimonio intelectual, espiritual y cultural. Puede ser llevado, en consecuencia, a cuestionar algunos de sus comportamientos, de sus prejuicios, e incluso de las creencias que influyen en su vida cotidiana" (Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, Documento Final de la IV Reunión Europea de Pastoral del Turismo, 29-30 abril 2009, n. 34).
[6] Cfr. Benedicto XVI, Mensaje con ocasión de la Jornada Mundial del Turismo, 16 julio 2005: Insegnamenti di Benedetto XVI, I (2005), Libreria Editrice Vaticana, 2006, p. 339.
[8] Ibidem, n. 89.
ZENIT nos ofrece el discurso que el Papa ha dirigido el lunes, 6 de Julio de 2009, al nuevo enviado extraordinario y plenipotenciario de Haití ante la Santa Sede, Carl-Henry Guiteau, al recibir sus cartas credenciales.
Señor embajador:
Acojo a su excelencia con alegría con ocasión de la presentación de las cartas que le acreditan como enviado extraordinario y plenipotenciario de Haití ante la Santa Sede, una misión que no es desconocida para Su Excelencia, pues Usted ya ha desempeñ ;ado este mismo cargo ante la Sede Apostólica de 2002 a 2004.
Le estoy muy agradecido por haberme transmitido el cordial mensaje que me dirige Su Excelencia el señor René Garcia Préval, presidente de la República. A cambio, le agradecería que le expresara mis mejores deseos para él y para todos los haitianos, deseándoles que puedan vivir con dignidad y seguridad y de establecer una sociedad más justa y fraterna. Señor embajador, al agradecerle sus amables palabras, quiero mencionar también la próxima celebración del ciento cincuenta aniversario del Concordato entre la Santa Sede y Haití, el más antiguo de América. Con esta ocasión, muestro mi satisfacción por los numerosos frutos que estos Acuerdos han producido para la Iglesia y para la Nación, destacando una vez más que, en Haití, la comunidad católica siempre ha gozad o de la estima de las autoridades y la población.
En los últimos meses, excelencia, su país ha sufrido catástrofes naturales que han causado graves daños a lo largo de todo el territorio nacional. Las numerosas destrucciones causadas por los huracanes en el ámbito de la agricultura han agravado la ya difícil situación de muchas familias. Espero que la solidaridad internacional a la que he apelado en varias ocasiones durante el año pasado, siga manifestándose. En efecto, es necesario que en este período particularmente difícil de la vida nacional, la comunidad internacional haga signos concretos de apoyo a las personas que sufren necesidad. Además, como sabemos, en los últimos años, muchos haitianos han debido abandonar su país a buscar otras fuentes de recursos para mantener a sus familias. Por lo tanto, es conveniente que, a pesar de las situaciones administrativas a veces problemáticas, se encuentren soluciones rápidas que permitan a estas familias reunirse.
Esta vulnerabilidad de su país a las tempestades, a veces violentas, que regularmente se abaten sobre él, también ha dado lugar a una mayor conciencia de la necesidad de cuidar la creación. Hay una especie de parentesco entre el hombre y la creación, que debería conducir a respetar cada realidad. La protección del medio ambiente es un reto para todos, pues se trata de la defensa y promoción de un bien colectivo, destinado a todos, responsabilidad que debe incitar a las generaciones actuales a velar por las generaciones futuras. La explotación imprudente de los recursos de la creación y sus consecuencias, que suelen afectar seriamente la vida de los más pobres, no podrá afrontarse eficazmente si no es a través de opciones políticas y económicas conformes con la dig nidad humana, así como con una cooperación internacional eficaz.
Sin embargo, en su país no faltan los signos de esperanza. Se fundan en particular en los valores humanos y cristianos que existen en la sociedad haitiana, como el respeto a la vida, el apego a la familia, la asunción de las responsabilidades y, sobre todo, la fe en Dios, que no abandona a quienes confían en Él. El compromiso con estos valores permites evitar los males que amenazan la vida social y familiar. Asimismo, animo vivamente los esfuerzos de todos aquellos que en su país contribuyen a llevar adelante la protección de la vida y a devover a la institución familiar toda su importancia, especialmente con la recuperación del valor del matrimonio en la vida social. En efecto, "cualquier modelo de sociedad que tenga la intención de servir al bien del hombre no puede ignorar el papel central y la responsabilidad social de la familia" (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 214). En esta perspectiva, es esencial proporcionar un verdadero apoyo a las familias necesitadas, y asegurar una protección eficaz a las mujeres y a los niños, que a veces son víctimas de la violencia, el abandono o la injusticia.
La educación de los jóvenes es también una prioridad para el futuro de la nación. Esta tarea es importante y urgente para mejorar la calidad de la vida humana, tanto a nivel individual como social. De hecho, en la raíz de la pobreza se encuentran a menudo diversas formas de privación cultural. En este ámbito, la Iglesia católica aporta una contribución significativa, tanto a través de sus numerosas instituciones educativas a través de su presencia en las zonas rurales y apartadas, como también por la calidad de la educación y la formación impartida en la s escuelas católicas. Me alegra saber que estas instituciones son apreciados tanto por las autoridades como por la población. En esta feliz ocasión, el señor Embajador, también quiero saludar calurosamente a la comunidad católica en su país que, guiada por sus obispos, dan generosamente testimonio del Evangelio. Les aliento a continuar su servicio a la sociedad haitiana, estando atentos a las necesidades de los pobres y buscando entre todos la unidad de la nación, en la fraternidad y la solidaridad. Así será un auténtico signo de esperanza para todos los haitianos.
Señor Presidente, ahora que comienza su noble misión de representar a vuestro su país ante la Santa Sede, quiero dirigirle mis más cordiales votos por el feliz éxito de su misión y le aseguro que usted encontrará siempre entre mis colaboradores la comprensión y el apoyo que usted necesite.
Sobre usted, su familia, sus colaboradores y sobre todo el pueblo haitiano y sus dirigentes, invoco de corazón la abundancia de bendiciones divinas.
[Traducción del francés por Inma Álvarez
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Comunicado emitido por la Conferencia Episcopal de Honduras tras los hechos acaecidos el pasado 28 de junio y que lleva por titulo “Edificar desde la crisis”, manifiestando que es necesario una explicación de lo acaecido.
"Edificar desde la Crisis"
Hace apenas tres semanas, en la Asamblea Plenaria de esta Conferencia Episcopal expresamos claramente que la justicia social, el dialogo y las consultas dentro del marco de la ley son necesidades que debían ser reconocidas y respetadas a nuestro pueblo.
Ante la situación de los últimos días, nos remitimos a la información que hemos buscado en las instancias competentes del Estado (la Corte Suprema de Justicia, el Congreso Nacional, el Ministerio Público, el Poder Ejecutivo, Tribunal Supremo Electoral) y muchas organizaciones de sociedad civil.- Todos y cada uno de los documentos que han llegado a nuestras manos, demuestran que las instituciones del Estado democrático hondureño, están en vigencia y que sus ejecutorias en materia jurídico-legal han sido apegadas a derecho.- Los tres poderes del Estado, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, están en vigor legal y democrático de acuerdo a la Constitución de la República de Honduras.
La Constitución de la República y los órganos administradores de justicia del país nos hacen concluir que:
a.) Conforme a lo contemplado en el Artículo 239 de la Constitución de la República "Quien proponga la reforma" de este Artículo, "cesa de inmediato en el desempeño de su cargo y queda inhabilitado por diez años para el ejercicio de toda función pública". Por lo tanto, la persona requerida, cuando fue capturado, ya no se desempeñaba como Presidente de la República.
b.) Con fecha 26 de junio de 2009, la Corte Suprema de Justicia, por unanimidad, nombró un Juez Natural que giró la orden de captura contra el ciudadano Presidente de la República de Honduras, a quien se le supone responsable de los delitos de: CONTRA LA FORMA DE GOBIERNO, TRAICION A LA PATRIA, ABUSO DE AUTORIDAD Y USURPACION DE FUNCIONES en perjuicio de la Administración Pública y del Estado de Honduras, lo anterior a raíz del Requerimiento Fiscal presentado en esa Corte por parte del Ministerio Público.
Aprender de los errores para enmendarlos en el futuro
"Ningún hondureño podrá ser expatriado ni entregado a un Estado extranjero" (Art. 102, Constitución de la República").- Creemos que todos merecemos una explicación de lo acaecido el 28 de junio.
El pasado 19 de junio dijimos que todos somos en mayor o menor medida responsables de una situación de injusticia social.- Sin embargo seguimos creyendo que Honduras ha sido y quiere seguir siendo un pueblo de hermanos, para vivir unidos en la justicia y la paz.
Por eso es necesario que optemos decididamente por escuchar las opiniones de los demás, de tal manera que se pueda entablar un verdadero dialogo entre todos los sectores de la sociedad, para que se pueda llegar a soluciones constructivas.
Es fundamental respetar el calendario del Tribunal Supremo Electoral que garantice las elecciones del próximo mes de noviembre.
Es necesario globalizar la solidaridad como un camino que puede ayudarnos a superar la injusticia y la inequidad.- La comunidad internacional, con la información adecuada sobre la situación de nuestro país, puede contribuir a estos propósitos.
Hacemos un llamado especial
A quienes tienen o han tenido en sus manos la conducción del país les invitamos a no dejarse llevar por los egoísmos, la venganza, la persecución, la violencia y la corrupción.- Siempre se pueden buscar caminos de entendimiento y reconciliación, más allá de los intereses partidistas o de grupo.
A los grupos sociales, económicos y políticos, les exhortamos a superar reacciones emotivas y a buscar la verdad.- Hoy más que nunca los comunicadores sociales deben expresar su amor a Honduras buscando la pacificación y serenidad de nuestro pueblo, dejando a un lado los ataques personales y buscando el bien común.
A la población en general los invitamos a continuar en un espacio de participación respetuosa y responsable, entendiendo que todos podemos construir una Honduras más justa y solidaria, con el trabajo honesto.
A la Organización de Estados Americanos pedimos que preste atención a todo lo que venía ocurriendo fuera de la legalidad en Honduras, y no solamente a lo sucedido a partir del 28 de junio recién pasado. También el pueblo hondureño se pregunta por qué no han condenado las amenazas bélicas contra nuestro país.- Si el sistema interamericano se limita a proteger la democracia en las urnas, pero no le da seguimiento a un buen gobierno, a la prevención de las crisis políticas, económicas y sociales, de nada servirá el reaccionar tardíamente frente a ellas.
A la comunidad internacional le manifestamos el derecho que tenemos de definir nuestro propio destino sin presiones unilaterales de cualquier tipo, buscando soluciones que promuevan el bien de todos.- Rechazamos amenazas de fuerza o bloqueos de cualquier tipo que solamente hacen sufrir a los más pobres.
Agradecemos entrañablemente a hermanos y hermanas de muchos países, que con sus gestos de solidaridad, con apoyo y cercanía, nos proporcionan horizontes de esperanza en contraste con actitudes amenazantes de algunos gobiernos.
La situación actual puede servirnos para edificar y emprender un nuevo camino, una nueva Honduras.- La confrontación que se está viendo, no debe servir para agudizar la violencia sino como un nuevo punto de partida para el diálogo, el consenso y la reconciliación que nos fortalezcan como familia hondureña, y podamos emprender un camino de desarrollo integral, para todos los hondureños y hondureñas.
Exhortamos al pueblo fiel a intensificar la oración y el ayuno solidario para que reine la justicia y la paz.
Tegucigalpa, MDC 3 de julio de 2009
SIGUEN LAS FIRMAS DE LOS 11 OBISPOS DE LA IGLESIA CATÓLICA EN HONDURAS
Mensaje del Santo Padre Benedicto XVIpara la Jornada Mundial Misionera 2009, que se celebrará el domingo 18 de octubre,
“Las naciones caminarán en su luz” (Ap 21, 24)
En este domingo, dedicado a las misiones, me dirijo ante todo a vosotros, Hermanos en el ministerio episcopal y sacerdotal, y también a vosotros, hermanos y hermanas de todo el Pueblo de Dios, para exhortar a cada uno a reavivar en sí mismo la conciencia del mandato misionero de Cristo de hacer “discípulos a todos los pueblos” (Mt 28,19), siguiendo los pasos de san Pablo, el Apóstol de las Gentes.
“Las naciones caminarán en su luz” (Ap 21,24). Objetivo de la misión de la Iglesia es en efecto iluminar con la luz del Evangelio a todos los pueblos en su camino histórico hacia Dios, para que en Él tengan su realización plena y su cumplimiento. Debemos sentir el ansia y la pasión por iluminar a todos los pueblos, con la luz de Cristo, que brilla en el rostro de la Iglesia, para que todos se reúnan en la única familia humana, bajo la paternidad amorosa de Dios.
Es en esta perspectiva que los discípulos de Cristo dispersos por todo el mundo trabajan, se esfuerzan, gimen bajo el peso de los sufrimientos y donan la vida. Reafirmo con fuerza lo que ha sido varias veces dicho por mis venerados Predecesores: la Iglesia no actúa para extender su poder o afirmar su dominio, sino para llevar a todos a Cristo, salvación del mundo. Nosotros no pedimos sino el ponernos al servicio de la humanidad, especialmente de aquella más sufriente y marginada, porque creemos que “el esfuerzo orientado al anuncio del Evangelio a los hombres de nuestro tiempo... es sin duda alguna un servicio que se presenta a la comunidad cristiana e incluso a toda la humanidad” (Evangelii nuntiandi, 1), la cual “está conociendo grandes conquistas, pero parece haber perdido el sentido de las realidades últimas y de la misma existencia” (Redemptoris missio, 2).
1. Todos los Pueblos llamados a la salvación
La humanidad entera, tiene la vocación radical de regresar a su fuente, que es Dios, el único en Quien encontrará su realización final mediante la restauración de todas las cosas en Cristo. La dispersión, la multiplicidad, el conflicto, la enemistad serán repacificadas y reconciliadas mediante la sangre de la Cruz, y reconducidas a la unidad.
El nuevo inicio ya comenzó con la resurrección y exaltación de Cristo, que atrae a sí a todas las cosas, las renueva, las hace partícipes del eterno gozo de Dios. El futuro de la nueva creación brilla ya en nuestro mundo y enciende, aunque en medio de contradicciones y sufrimientos, la esperanza de una vida nueva. La misión de la Iglesia es la de “contagiar” de esperanza a todos los pueblos. Para esto Cristo llama, justifica, santifica y envía a sus discípulos a anunciar el Reino de Dios, para que todas las naciones lleguen a ser Pueblo de Dios. Es sólo al interno de dicha misión que se comprende y autentifica el verdadero camino histórico de la humanidad. La misión universal debe convertirse en una constante fundamental de la vida de la Iglesia. Anunciar el Evangelio debe ser para nosotros, como lo fue para el apóstol Pablo, un compromiso impostergable y primario.
2. Iglesia peregrina
La Iglesia universal, sin confines y sin fronteras, se siente responsable del anuncio del Evangelio frente a pueblos enteros (cf. Evangelii nuntiandi, 53). Ella, germen de esperanza por vocación, debe continuar el servicio de Cristo al mundo. Su misión y su servicio no son a la medida de las necesidades materiales o incluso espirituales que se agotan en el cuadro de la existencia temporal, sino de una salvación trascendente, que se actúa en el Reino de Dios (cf. Evangelii nuntiandi, 27). Este Reino, aun siendo en su plenitud escatológico y no de este mundo (cf. Jn 18,36), es también en este mundo y en su historia fuerza de justicia, de paz, de verdadera libertad y de respeto de la dignidad de cada hombre. La Iglesia busca transformar el mundo con la proclamación del Evangelio del amor, “que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar... y así llevar la luz de Dios al mundo” (Deus caritas est, 39). Es a esta misión y servicio que, con este Mensaje, llamo a participar a todos los miembros e instituciones de la Iglesia.
3. Missio ad gentes
De este modo, la misión de la Iglesia es la de llamar a todos los pueblos a la salvación operada por Dios a través de su Hijo encarnado. Es necesario por lo tanto renovar el compromiso de anunciar el Evangelio, que es fermento de libertad y de progreso, de fraternidad, de unidad y de paz (cf. Ad gentes, 8). Deseo “confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia” (Evangelii nuntiandi, 14), tarea y misión que los amplios y profundos cambios de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. Está en cuestión la salvación eterna de las personas, el fin y la realización misma de la historia humana y del universo. Animados e inspirados por el Apóstol de las gentes, debemos ser conscientes de que Dios tiene un pueblo numeroso en todas las ciudades recorridas también por los apóstoles de hoy (cf. Hch 18,10). En efecto “la promesa es para todos aquellos que son lejanos, para cuantos llamará el Señor nuestro Dios” (Hch 2,39).
La Iglesia entera debe comprometerse en la missio ad gentes, hasta que la soberanía salvadora de Cristo no se realice plenamente: “Al presente no vemos que todas las cosas estén sometidas a Él” (Hb 2,8).
4. Llamados a evangelizar también mediante el martirio
En esta Jornada dedicada a las misiones, recuerdo en la oración a quienes han hecho de su vida una exclusiva consagración al trabajo de evangelización. Una mención particular es para aquellas Iglesias locales, y para aquellos misioneros y misioneras que se encuentran testimoniando y difundiendo el Reino de Dios en situaciones de persecución, con formas de opresión que van desde la discriminación social hasta la cárcel, la tortura y la muerte. No son pocos quienes actualmente son llevados a la muerte por causa de su “Nombre”. Es aún de una actualidad tremenda lo que escribía mi venerado Predecesor, el Papa Juan Pablo II: “La memoria jubilar nos ha abierto un panorama sorprendente, mostrándonos nuestro tiempo particularmente rico en testigos que, de una manera u otra, han sabido vivir el Evangelio en situaciones de hostilidad y persecución, a menudo hasta dar su propia sangre como prueba suprema” (Novo millennio ineunte, 41).
La participación a la misión de Cristo, en efecto, marca también la vida de los anunciadores del Evangelio, para quienes está reservado el mismo destino de su Maestro. “Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros” (Jn 15,20). La Iglesia sigue el mismo camino y sufre la misma suerte de Cristo, porque no actúa según una lógica humana o contando con las razones de la fuerza, sino siguiendo la vía de la Cruz y haciéndose, en obediencia filial al Padre, testigo y compañera de viaje de esta humanidad.
A las Iglesias antiguas como a las de reciente fundación les recuerdo que han sido colocadas por el Señor como sal de la tierra y luz del mundo, llamadas a difundir a Cristo, Luz de las gentes, hasta los extremos confines de la tierra. La missio ad gentes debe constituir la prioridad de sus planes pastorales.
A las Obras Misionales Pontificias dirijo mi agradecimiento y mi aliento por el indispensable trabajo de animación, formación misionera y ayuda económica que aseguran a las jóvenes Iglesias. A través de estas Instituciones pontificias se realiza en modo admirable la comunión entre las Iglesias, con el intercambio de dones, en la solicitud mutua y en la común proyección misionera.
5. Conclusión
El empuje misionero ha sido siempre signo de vitalidad de nuestras Iglesias (cf. Redemptionis missio, 2). Es necesario, sin embargo, reafirmar que la evangelización es obra del Espíritu y que incluso antes de ser acción es testimonio e irradiación de la luz de Cristo (cf. Redemptionis missio, 26) por parte de la Iglesia local, que envía sus misioneros y misioneras para ir más allá de sus fronteras. Pido por lo tanto a todos los católicos que recen al Espíritu Santo para que aumente en la Iglesia la pasión por la misión de difundir el Reino de Dios, y que sostengan a los misioneros, las misioneras y las comunidades cristianas comprometidas en primera línea en esta misión, a veces en ambientes hostiles de persecución.
Al mismo tiempo invito a todos a dar un signo creíble de comunión entre las Iglesias, con una ayuda económica, especialmente en la fase de crisis que está atravesando la humanidad, para colocar a las Iglesias locales en condición de iluminar a las gentes con el Evangelio de la caridad.
Nos guíe en nuestra acción misionera la Virgen María, estrella de la Nueva Evangelización, que ha dado al mundo al Cristo, puesto como luz de las gentes, para que lleve la salvación “hasta los extremos de la tierra” (Hch 13,47).
A todos mi Bendición.
Vaticano, 29 de junio de 2009
Benedictus PP. XVI
(Traducción de Fides)
ZENIT nos ofrece la intervención del Papa el domingo 5 de julio de 2009, durante el rezo del Ángelus, con los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro.
Queridos hermanos y hermanas,
En el pasado el primer domingo de julio se caracterizaba por la devoción a la Preciosísima Sangre de Cristo. Algunod de mis venerados predecesores en el siglo pasado la confirmaron, y el beato Juan XXIII con la Carta Apostólica Inde a primis (30 de junio de 1960), explicó su significado y aprobó sus Letanías. El tema de la sangre, unido al del Cordero pascual, es de primordial importancia en la Sagrada Escritura. La aspersión con la sangre de los animales sacrificados representaba y establecía, en el Antiguo Testamento, la alianza entre Dios y el pueblo, como se lee en el libro del Éxodo: “Entonces Moisés tomó la sangre, roció con ella al pueblo y dijo: Ésta es la sangre de la Alianza que Yahveh ha hecho con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras” (Ex 24,8).
A esta fórmula se refiere explícitamente Jesús en la Última Cena cuando, ofreciendo el cáliz a los discípulos, dice: “ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados” (Mt 26,28). Y efectivamente, a partir de la flagelación, hasta que le fue atravesado el costado tras la muerte en la cruz, Cristo derram&oacu te; toda su sangre, como verdadero Cordero inmolado para la redención universal. El valor salvífico de su sangre se afirma expresamente en muchos pasajes del Nuevo Testamento. Basta citar, en este Año Sacerdotal, la bella expresión de la Carta a los Hebreos: “Cristo... ha penetrado en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una liberación definitiva. Pues si la sangre de machos cabríos y de toros y la ceniza de una becerra santifican con su aspersión a los contaminados, en orden a la purificación de la carne, ¡cuanto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu eterno se ofreció a si mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto al Dios vivo!” (9,11-14).
Queridos hermanos, está escrito en el Génesis que la sangre de A bel, muerto por el hermano Caín, grita a Dios desde la tierra (cfr 4,10). Y por desgracia, hoy como ayer, este grito no cesa, porque sigue derramándose sangre humana a causa de la violencia, de la injusticia y del odio. ¿Cuándo aprenderán los hombres que la vida es sagrada y pertenece sólo a Dios? ¿Cuándo comprenderán que somos todos hermanos? Al grito por la sangre derramada, que se eleva de tantos lugares de la tierra, Dios risponde con la sangre de su Hijo, que ha entregado su vida por nosotros. Cristo no ha respondido al mal con el mal, sino con el bien, con su amor infinito. La sangre de Cristo es la prenda del amor fiel de Dios por la humanidad. Mirando las llagas del Cricificado, todo hombre, aun en condiciones de estrema miseria moral, puede decir: Dios no me ha abandonado, me ama, ha dado la vida por mí; y así volver a encontrar la esperanza. La Virgen María, que bajo la cuz, junto con el apóstol Juan, recogió el testamento de la sangre de Jesús, nos ayude a redescubrir la inestimable riqueza de esta gracia, a sentir hacia ella íntima y perenne gratitud.
[Después del Ángelus]
En estos días nos ha impresionado la tragedia de Viareggio. Me uno al dolor de cuantos han perdido seres queridos, han sido heridos o han sufrido daños materiales también graves. Mientras elevo mi ferviente oración a Dios por todas las personas implicadas en la tragedia, auguro que no vuelvan a repetirse accidentes semejantes y que se garantice a todos la seguridad en el trabajo y en el desarrollo de la vida cotidiana. Dios quiera acoger en su paz a los difuntos, conceder una pronta curación a los heridos e infundir consuelo interior a cuantos han sido tocados en sus seres más queridos.
Expreso también mi más profunda deploración por el atentado llevado a c abo esta mañana en Cotabato, en Filipinas, donde la explosión de una bomba ante la catedral, durante la celebración de la Misa dominical ha causado algunos muertos y numerosos heridos, entre los que hay mujeres y niños. Mientras rezo a Dios por las víctimas del innoble gesto, elevo mi voz para condenar una vez más el recurso a la violencia, que nunca constituye una vía digna para solucionar los problemas existentes.
El obispo de Bolzano-Bressanone me ha informado que desde el 8 al 12 de julio tendrá lugar en Bressanone el Campeonato Mundial under 18 de Atletismo. Estoy contento de dirigir mi saludo a los organizadores y a todos los jóvenes atletas y de augurar una serena y sana competición, en nombre del genuino espíritu deportivo.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]
Artículo escrito por monseñor José Ignacio Munilla Aguirre, obispo de Palencia, ante la muerte de Michael Jackson.
De "reyes" y "mendigos"
Recién acontecida la muerte del cantante Michael Jackson, y cuando los medios de comunicación se prodigaban en difundir la noticia con todo tipo de detalles y especulaciones, me encontraba con un grupo de adolescentes que recibían el sacramento dela Confirmación. Parecía lógico que aquella noticia tuviese cabida en nuestra conversación, habida cuenta del eco que estaba alcanzando.
No creo que haga falta convencer a nadie del influjo tan notable que pueden llegar a tener las estrellas musicales en nuestro horizonte cultural, moral y espiritual, y especialmente en el caso de los jóvenes. El hecho de que un icono tan destacado de la música moderna, considerado como el "rey del pop", haya llevado una existencia tan contradictoria y concluya sus días de una manera tan dolorosa, nos invitaba a una serena reflexión sobre la fragilidad de los valores de la cultura occidental:
- ¿Sabéis? ¡También yo tenía aproximadamente vuestra misma edad cuando murió Elvis Presley, el "rey del rock"! ¿No os parece mucha casualidad que estas dos "estrellas" hayan muerto de una forma tan similar?
- ¡De casualidad nada! -me respondió uno de aquellos jóvenes-. ¡El mismo Michael Jackson había manifestado que tenía el temor de "terminar como Elvis"!
No está de más añadir que nuestros jóvenes son bastante más lúcidos de pensamiento de lo que muchas veces solemos suponer.
Divorcio entre el gusto estético y el bien moral
El hecho de que la cultura dominante esté tan profundamente marcada por el subjetivismo y el relativismo, contribuye más, si cabe, a que el gusto estético sea entendido como algo puramente arbitrario (¡sobre gustos no hay nada escrito!). Son muchos quienes piensan que sus gustos e inclinaciones musicales nada tien en que ver con los valores de su vida, máxime cuando en muchos casos nos cuesta entender la letra de las canciones.
Lo cierto es que algunos mitos o "iconos" musicales han ejemplificado con sus vidas el inexorable callejón sin salida al que conduce la disociación entre la estética y el bien moral del ser humano. ¿Cómo se compagina el que un artista alcance el cénit de su carrera profesional, al mismo tiempo que crece su grado de desesperanza? ¿Cómo es posible que la opinión pública dirija su admiración hacia unos "reyes" que, en el fondo, no son sino "mendigos" de una felicidad, la cual son incapaces de alcanzar?
La humildad de saberse instrumento
¡Qué difícil es mantenerse en la cumbre de la fama sin corromperse! ¡Qué fácil es caer en la tentación de un endiosamiento que termina por ensombrecer el valor de la obra artística! Posiblemente, una de las tentaciones más frecuentes en el mundo del espectáculo consista en desviar la atención de lo objetivo a lo subjetivo: de la obra musical, al cantante ídolo; del deporte, a la estrella galáctica... terminando por fomentar un culto a la imagen, que anula la conciencia de sabernos "instrumentos" de un misterio de verdad y de bondad que nos precede y nos supera.
La vida y la muerte de Michael Jackson esconden la tragedia de toda una generación incapaz de alcanzar una libertad por la que suspira. ¿Hasta qué punto estam os marcados y condicionados por las heridas generadas por la desestructuración familiar? ¿En qué consiste la libertad: en hacer lo que queramos, o en querer lo que nos corresponde hacer? En última instancia, ¿la felicidad consiste en inventar una realidad a nuestro capricho, o más bien en querer conformar nuestro deseo con la voluntad divina?
Michael Jackson ha sido una "parábola" -y al mismo tiempo una "víctima"- de nuestra época, un "paradigma" del occidente carente de cimientos sólidos, capaz de lo mejor y lo peor, generoso y caprichoso, materialista e idealista... un genio tan contradictorio como nuestra cultura misma.
No sería justo que metiésemos en el mismo saco todas las experiencias de la música moderna. Existen intentos serios de plasmar un mensaje de esperanza en expresiones musicales innovadoras, como es el caso del conjunto irlandés U2, que actúa estos días en Barcelona. En una reciente entrevista, el solista del grupo, Bono, declaraba que se había inspirado en la arquitectura del maestro Gaudí para crear el escenario de su gira: "Gaudí hacía un lugar donde la gente podía rezar. Y para nosotros la música es una plegaria. A veces es a Dios, a veces es a tu amor, pero siempre una plegaria". En efecto, la clave de un producto musical de calidad no puede estar exclusivamente en el genio del artista, sino también en su propuesta de sentido, además de en la coherencia moral de su vida.
Artículo escrito por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas ante las elecciones que tendrán lugar el domingo 5 de julio de 2009 en la República Mexicana para renovar los cuerpos legislativos, algunas gubernaturas y varias alcaldías.
VER
La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público de nuestro país, en su artículo 14, indica que "tampoco podrán los ministros de c ulto asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna". El artículo 32 enumera posibles sanciones a quien quebrante esta ley: "apercibimiento, multa de hasta veinte mil días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal, clausura temporal o definitiva de un local destinado al culto público, suspensión temporal de derechos de la asociación religiosa, cancelación del registro".
Ningún candidato o partido ofrece una reforma en materia de libertad religiosa; al contrario, algunos quieren endurecer más las leyes para "garantizar" el Estado laico, como si quisieran retornar a la Constitución de 1917, o como si vieran en la Iglesia Católica un poder político que amenaza las libertades de los no católicos. Se ve que no conocen legisl aciones religiosas de otros países más avanzados en democracia. Piensan que libertad religiosa es lo mismo que libertad de culto y de creencias, ya garantizadas en la legislación actual. Su ignorancia religiosa les lleva a pensar que a Dios se le puede reducir al hogar y a la conciencia personal, y encerrarlo en un templo. Su falta de formación en la fe hace ver que no conocen lo que significa nuestra adhesión a Jesucristo, que engloba toda la vida, también la política, la economía, la educación y hasta el deporte.
JUZGAR
Hay una contradicción en nuestras leyes. Por una parte, la misma Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, en su artículo 2, dice que "el Estado mexicano garantiza a favor del individuo, los siguientes derechos y libertades en materia religiosa: ... No ser objeto de discriminación, coacción u hostilidad por causa de su s creencias religiosas... No ser objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa por la manifestación de ideas religiosas". El artículo 9 establece que las Asociaciones Religiosas podrán "propagar su doctrina, siempre que no se contravengan las normas y previsiones de éste y demás ordenamientos aplicables". El artículo 31 del Reglamento de dicha Ley, al dar normas sobre el uso de los medios masivos de comunicación, indica que "no se requerirá de la autorización [de la Secretaría de Gobernación], en tratándose de programas informativos o de opinión sobre aspectos en materia de asuntos religiosos".
¿En qué está la contradicción? La ley actual nos autoriza expresar nuestra opinión en materia de asuntos religiosos; propagar nuestra doctrina; no ser objeto de discriminación por creencias religiosas; no ser objeto de inquisición por la manifestación de ideas religiosas... Pero nuestras creencias incluyen puntos que son atacados por algunos partidos políticos y sus candidatos; los contradicen clara y abiertamente. ¿Ellos sí tienen derecho a destruir valores fundamentales de nuestra fe y hacer campañas en su contra, con el dinero de nuestros impuestos, y nosotros somos discriminados, amenazados y amordazados por defender nuestra fe? ¿Debemos ocultar o disimular nuestra fe, por el miedo de ser sancionados? ¿El cristianismo nada tiene que ver con la política partidista y con el ejercicio del poder público? Quien tal afirme, no conoce lo que es nuestra fe, que engloba toda la existencia, privada y pública, no para imponerla a otros, sino para vivirla con libertad.
El Director General de Asociaciones Religiosas, en su exhorto que nos envió para recordarnos que evitemos hacer proselitismo político, termina diciendo: "Lo anterior, sin menoscabo o perjuicio de los demás derechos y libertades, como la libertad de expresión, garantizados por la Constitución". ¿Cuál libertad de expresión nos reconocen?
ACTUAR
Es tiempo de elegir legisladores y autoridades que sean audaces y libres, que propongan avances en materia de libertad religiosa. ¡No teman a la Iglesia! Los obispos y sacerdotes no ambicionamos el poder político, sino libertad para ofrecer la luz que hemos encontrado en Jesucristo, sin imponerla a nadie.
VATICANO - El programa del viaje apostólico del Santo Padre Benedicto XVI en la República Checa (26-28 de setiembre)
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – La Sala de Prensa de la Santa Sede ha publicado el programa del viaje apostólico del Santo Padre Benedicto XVI a la República Checa, que se realizará del 26 al 28 de setiembre próximo.
El Santo Padre partirá a las 9,20 horas del sábado 26 de setiembre del Aeropuerto de Ciampino hacia Praga. A las 11,30 horas está prevista la ceremonia de bienvenida en el Aeropuerto Internacional Stará Ruzyně de Praga, seguida por la visita al “Niño Jesús de Praga” en la Iglesia de Santa María de la Victoria. En la tarde están en programa: la visita de cortesía al Presidente de la República, el encuentro con las Autoridades políticas y civiles y con el Cuerpo diplomático, luego la Celebración de las Vísperas con sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y movimientos laicales en la Catedral de los Santos Vito, Venceslao y Adalberto de Praga.
El Domingo 27 de setiembre, a las 8,45 horas el Santo Padre partirá en avión del Aeropuerto Internacional Stará Ruzyně de Praga hacia Brno, a donde llegará a las 9,20 horas. A las 10 está prevista la celebración de la Santa Misa en el Aeropuerto Tuřany de Brno seguida por el rezo del Ángelus. Luego, en avión, de regreso a Praga. En la tarde está previsto un Encuentro Ecuménico en la Sala del Trono del Arzobispado de Praga, y sucesivamente el Encuentro con el mundo académico en el Salón de Vladislav del Castillo de Praga.
El lunes 28 de setiembre el Santo Padre visitará la iglesia de San Venceslao en Stará Boleslav y a las 9,45 hora celebrará la Santa Misa, en la fiesta litúrgica de San Venceslao, Patrono de la Nación, en la Explanada de la Vía de Melnik en Stará Boleslav. Al final está previsto un Mensaje a los jóvenes. A las 17,15 horas la Ceremonia de Despedida en el Aeropuerto Internacional Stará Ruzyně de Praga y la partida hacia Roma. La llegada al Aeropuerto de Ciampino está prevista para las 19,50 horas. (S.L.) (Agencia Fides 3/7/2009; líneas 22, palabras 334)
Reflexión semanal por radio de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz. (Aica)
LA FE Y LA PATRIA
Texto del micro radial de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9
(27 de junio de 2009)
La fe en Dios, que es Padre de todos los hombres, nos da la conciencia de una fraternidad universal que va más allá de los límites de una nación. Todo hombre es mi hermano es el primer principio de la moral social, por ello el respeto que debemos al inmigrante. Sin embargo esta universalidad de la fe no excluye el concepto de pertenencia y de Patria, por el contrario lo fortalece. La fe tiene un anclaje en lo concreto del lugar que he nacido. La fe, si bien es un don de Dios y se dirige a él, ella se encarna, se la vive desde lo propio de cada hombre. Por ello la fe, tal cual la hemos conocido de Jesucristo, nos debe llevar a amar y a trabajar por el bien de nuestra Patria.
Jesucristo es Hijo de Dios de un modo único y personal, pero nació para nosotros de la Virgen María en un país, era Judío. Esta realidad histórica de su nacimiento no lo encerró en los límites de una nación porque él vino para todos, testimonio de esto es la presencia de cristianos en diversas razas y regiones del mundo. Pero este universalismo de Jesús no significaba para él no amar y tener lazos especiales de pertenencia con el pueblo Judío. El Evangelio nos dice que Jesús lloró por Jerusalén, su Patria, porque la amaba, se sentía parte de ella: “Cuando estuvo cerca y vio la ciudad (de Jerusalén), se puso a llorar por ella, diciendo ¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos (Lc. 19, 41).
Jesucristo lloró por Jerusalén, su Patria, partiendo de este hecho les decía el otro día a los fieles que concurrieron a la celebración de la Fiesta del Corpus Christi, después de cantar el Himno Nacional como expresión de nuestro amor de argentinos, les decía ¿no tendríamos que llorar también nosotros por nuestra Patria como lo hizo Jesús por Jerusalén? Esta afirmación encierra, ciertamente, una crítica al estado actual de pobreza y marginalidad, de violencia, inseguridad y droga en que vivimos, pero también es un llamado a salir de esta situación que deteriora la dignidad del hombre y que nos tiene a los argentinos como principales responsables.
El llorar es un acto noble que nos habla de dolor, de sensibilidad y cercanía hacia aquello por lo que lloramos; pero también es comienzo de conversión, de cambio de actitud y de compromiso para empezar algo nuevo o modificar lo que estaba equivocado. Esto supone una actitud de humildad para reconocer errores, pero también de esperanza para ver el futuro como un desafío al que nos debemos sentir llamados. Por ello, el llorar lejos de ser un acto que nos ata al pasado o nos paraliza es, por el contrario, un principio que nos renueva y nos devuelve la alegría de nuestra identidad para emprender un camino de superación sea en nuestra vida como en la sociedad.
Queridos amigos, que esta imagen de Jesús nos sirva para ver con ojos nuevos, tal vez purificados por el llanto, a nuestra Patria y a comprometernos con su futuro. Reciban de su Obispo junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz
REDACCIÓN DE "IGLESIA NIVARIENSE"
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Boletín 345
Este domingo, se celebra en El Hierro, concretamente en Valverde, la llamada Fiesta Real. Se trata de la celebración con la que finaliza el Novenario en honor de la Virgen de los Reyes. Es la fiesta general de toda la isla, a la Madre Amada. La misma estará presidida por el Obispo, Bernardo Álvarez, con quien concelebrará el Obispo Canariense, los vicarios generales y el clero insular.
La Imagen de la Virgen de Los Reyes saldrá de la iglesia matriz de La Concepción el próximo sábado, 18 de julio, para dirigirse a El Mocanal, primer pueblo en recibirla. La Patrona herreña inicia así su periplo por los pueblos de la isla tras permanecer en La Villa de Valverde dos semanas.
COPE Tenerife y COPE La Palma vienen realizando distintos programas desde El Hierro. Así desde el templo de la Concepción se emite el rezo diario del Ángelus. Igualmente transmitirán este viernes el espejo de la diócesis y el domingo la Fiesta Real.
No abandonemos la isla del meridiano porque la iglesia de San Pedro, en El Mocanal, reabrirá sus puertas el próximo sábado, 11 de julio, a las 12.00 horas. Este templo, que se caracteriza por su singularidad arquitectónica, constituye un exponente de arte mudéjar poco frecuente en el resto del Archipiélago. En su interior se encuentra la imagen de San Pedro.
El próximo 15 de julio se celebra, en la diócesis, la memoria de los Beatos Ignacio de Acevedo y Compañeros, Mártires de Tazacorte. En la parroquia de San Miguel Arcángel se celebrará la Eucaristía ese día a las 19:30 horas. Se tratará de una misa especial, entre otras cosas, porque se contará con el mismo cáliz que utilizó el Beato Ignacio de Acevedo en la última Eucaristía en Tazacorte.
La parroquia de La Encarnación, en Santa Cruz de La Palma, ha organizado la primera Semana socio-religiosa Virgen de la Encarnación. Esta iniciativa se desarrollará del 24 de julio al 1 de agosto. Asimismo, del 17 al 30 de julio, en la plaza y templo de Nuestra Señora de la Encarnación, se llevará a cabo el III Campo de Trabajo Parroquial. Se trata de una idea que se ha madurado en el Consejo Pastoral Parroquial que consistirá en redescubrir el valor de La Encarnación como origen fundacional de Santa Cruz de La Palma y cuna de la fe católica en este municipio y arciprestazgo.
Por otro lado, unos cien catequistas de La Palma participaron en un cursillo titulado “Pablo: creyente, apóstol y catequista”. El mismo lo dirigió José Francisco Checa en el monasterio del Císter entre el 6 y el 8 de Julio.
Igueste de San Andrés está conmemorando el primer centenario de la construcción del templo dedicado a San Pedro Apóstol. El último acto para celebrar esta efemérides tendrá lugar el domingo 12 de julio, a las 12:30, con la "Ofrenda del iguestero", que se llevará a cabo en el marco de la celebración de la Eucaristía.
Recientemente, se ha desarrollado el segundo concierto solidario en conmemoración del 50 Aniversario de Manos Unidas, en el auditorio Juan Carlos I, en la villa de Arafo. Dicho recital estuvo a cargo de la Asociación Filarmónica “Nivaria” y la agrupación artístico-musical “La Candelaria”.
El próximo 14 de julio, a las 19:00 horas, tendrá lugar la consagración y dedicación al culto de la nueva parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en Arafo. En dicho acto, que estará presidido por el obispo, Bernardo Álvarez, estarán presentes el presidente del Cabildo Insular y miembros de la corporación municipal.
Esta semana han empezado los cursos que oferta el Instituto Superior de Teología con motivo de la V Escuela de Verano. Dichos cursos tienen el objetivo de completar la formación de los agentes de pastoral y de sus alumnos. Del 13 al 15 de julio, Sara María Pérez, licenciada en Pedagogía, impartirá el curso: “¿Por qué? ¿Y por qué? Las interminables preguntas de los niños y las difíciles respuestas de sus mayores: La educación en la fe.” Durante esos mismos días se llevará a cabo otro curso titulado: “Dimensión vocacional de la catequesis con jóvenes”, el cual estará dirigido por Amanda Falcón, catequista en Gran Canaria. Por otro lado, del 14 al 16 de septiembre se llevará a cabo otra de estas iniciativas titulada: “La orientación familiar: el arte de escuchar, discernir, aconsejar y ayudar a solucionar el conflicto”. Alejandro González, orientador del COF2000 será el encargado de guiar estas jornadas.
Del 18 al 23 de julio se llevará a cabo en el Seminario Diocesano un cursillo de discernimiento vocacional sacerdotal. El mismo está destinado para aquellos chicos que, teniendo aprobado 6º de Primaria o cursando algún curso de la ESO, han manifestado, explícitamente, su deseo de ser sacerdote y formar parte del Seminario.
El próximo 17 de julio, a las 18 horas, en el monasterio de Santa Clara, de La Laguna, realizará la Profesión Solemne Sor María Jesús de la Eucaristía Jorge Barquero.
El próximo 5 de agosto, a partir de las 11:30 horas, tendrá lugar la celebración de la Eucaristía con motivo de la festividad del Día de las Nieves, en La Palma. Dicha misa estará presidida por el obispo, Bernardo Álvarez. Posteriormente, se llevará a cabo la procesión en torno al Santuario.
Del 12 al 16 de agosto se llevará a cabo en Madrid, la asamblea de la HOAC.
Recientemente han tenido lugar las jornadas de formación permanente del clero. En esta ocasión el núcleo temático fue “El duelo”. El profesor en el Instituto Internacional de Pastoral Sanitaria “Camillianum” de Roma, P. Arnaldo Pangrazzi fue el encargado de guiar estas jornadas. Pangrazzi abordó cuestiones como: aprender a decir adiós, tipos de duelo, comportamientos a evitar y a cultivar con quien está en duelo, etc.
Estos días se encuentra en Tenerife, Sor María del Carmen Larai, natural de Guía de Isora y perteneciente a la congregación salesiana Hijas de María Auxiliadora. El 15 de agosto, Sor Larai partirá para Sudán, Tanzania, Etiopía, Kenia y Ruanda para visitar a las hermanas que trabajan en estos países africanos y animarlas en medio de las dificultades.
Reflexión de José Antonio Pagola para el domingo décimoquinto del Tiempo Ordinario - B, 12 de Julio de 2009.
PARA UN EXAMEN COLECTIVO
Jesús no envía a sus discípulos de cualquier manera. Para colaborar en su proyecto del reino de Dios y prolongar su misión es necesario cuidar un estilo de vida. Si no es así, podrán hacer muchas cosas, pero no introducirán en el mundo su espíritu. Marcos nos recuerda algunas recomendaciones de Jesús. Destacamos algunas.
En primer lugar, ¿quiénes son ellos para actuar en nombre de Jesús? ¿cuál es su autoridad? Según Marcos, al enviarlos, Jesús «les da autoridad sobre los espíritus inmundos ». No les da poder sobre las personas que irán encontrando en su camino. Tampoco él ha utilizado su poder para gobernar sino para curar.
Como siempre, Jesús está pensando en un mundo más sano, liberado de las fuerzas malignas que esclavizan y deshumanizan al ser humano. Sus discípulos introducirán entre las gentes su fuerza sanadora. Se abrirán paso en la sociedad, no utilizando un poder sobres las personas, sino humanizando la vida, aliviando el sufrimiento de las gentes, haciendo crecer la libertad y la fraternidad.
Llevarán sólo «bastón» y «sandalias». Jesús los imagina como caminantes. Nunca instalados. Siempre de camino. No atados a nada ni a nadie. Sólo con lo imprescindible. Con esa agilidad que tenía Jesús para hacerse presente allí donde alguien lo necesitaba. El báculo de Jesús no es para mandar, sino para caminar.
No llevarán «ni pan, ni alforja, ni dinero ». No han de vivir obsesionados por su propia seguridad. Llevan consigo algo más importante: el Espíritu de Jesús, su Palabra y su Autoridad para humanizar la vida de las gentes. Curiosamente, Jesús no está pensando en lo que han de llevar para ser eficaces, sino en lo que no han de llevar. No sea que un día se olviden de los pobres y vivan encerrados en su propio bienestar.
Tampoco llevarán «túnica de re