Viernes, 28 de agosto de 2009

Missione Redemptor hominis no envía el siguiente artículo publicado en el sitio  www.missionerh.it

CUANDO LOS MASS MEDIA SUSTITUYEN
A LA IGLESIA

En estos días, se está haciendo una intensa propaganda a un folleto titulado: "¿Sabe usted si Dios lo ama?".

La afirmación de la libertad religiosa (garantizada también por el art. 24 de la Constitución de la República del Paraguay) fue solemnemente proclamada por el Concilio Vaticano II con estas palabras: "El ejercicio de la religión, por su propio carácter, consiste sobre todo en actos internos, voluntarios y libres, con los que el hombre se ordena directamente a Dios; estos actos no pueden ser mandados ni prohibidos por un poder meramente humano. Sin embargo, la misma naturaleza social del hombre exige que este exprese externamente los actos internos de religión, que se comunique con otros en materia religiosa, que profese de modo comunitario su religión" (Dignitatis humanae, 3).

Teniendo presentes estas premisas, para que no haya malentendidos, examino el folleto en cuestión, limitándome a tres observaciones que me parecen fundamentales.

El movimiento que ha lanzado este folleto se llama Family Radio, y parece estar dotado de fuertes recursos económicos. En efecto, transmite sus programas en el mundo entero por medio de ondas cortas, AM y FM, Internet, transmisiones vía satélite, televisión y material impreso. Todo esto para estimular la lectura de la Biblia, rezando por la obediencia a la palabra de Dios. Gratuitamente se ofrecen dos libros que muestran "que hemos llegado al final de la era de la iglesia". Se establecen fechas precisas: "El rapto de los creyentes ocurrirá el 21 de mayo de 2011 y este mundo cesará de existir el 21 de octubre de 2011". De todo esto "hay mucha evidencia bíblica".

Dios habla en el silencio

Mi primera observación consiste en el hecho de que la palabra de Dios no está presente en el viento fuerte y violento, que hiende los montes y parte las rocas, ni tampoco en el terremoto o en el fuego, sino en el "murmullo de una suave brisa" (cf. 1Re 19, 11-13).

Cuanto más ricos, estrepitosos y ruidosos son los medios que utilizamos, tanto más se aleja de nosotros el Señor.

A los que piden milagros o buscan el saber, debemos tener el coraje de proclamar a un Mesías crucificado: escándalo y locura, pero, esta debilidad y locura de Dios es más fuerte que los hombres (cf. 1Cor 1, 17-25).

No olvidarlo es importante también para nosotros que, muchas veces, transformamos nuestras celebraciones en un concierto rock o en un show, donde los aplausos, los gritos y los movimientos descompuestos nos ponen en el centro, y hacen que desaparezca el Único que es Centro Salvador y Cabeza de nuestra historia, frente al cual cada rodilla debe doblarse.

Cómo nace la Biblia

En un texto con el título muy significativo: "¿Quién o qué es Family Radio?", se dice: "La Biblia en su totalidad es la palabra de Dios; así que, en las lenguas originales en que fue escrita la Biblia, cada palabra provino de la boca de Dios, y consecuentemente, nunca debe ser alterada y debe ser obedecida".

Esta concepción de inspiración recuerda la misma que tienen los musulmanes con respecto al Corán.

Para ellos, el Corán es la "palabra de Dios", escuchada, aprendida y transmitida por Mahoma.

La mera idea de que Mahoma pueda ser autor del Corán es juzgada blasfema.

Mahoma es considerado, por tanto, el que registra las palabras en su memoria para después recitarlas delante de sus seguidores.

De esta concepción se deducen varias consecuencias:

a. Si el Corán ha "descendido", no hay ninguna posibilidad de interpretación crítica o histórica.

b. Es también considerado inadmisible distinguir en el Corán partes fundamentales y accesorias, verdades eternas y verdades contingentes, ligadas a los usos y costumbres de un contexto histórico y cultural particular.

c. Los musulmanes tampoco aceptan hablar de "fuentes" del Corán, porque Allah no tiene otra fuente que a sí mismo.

Al contrario, en el pensamiento católico, según cuanto afirma el Concilio Vaticano II, "en la composición de los libros sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y solo lo que Dios quería" (Dei Verbum, 11).

Biblia e Iglesia

En el folleto, del cual estoy hablando, se insiste en que "la era de la iglesia ha terminado". Y "los verdaderos creyentes deben dejar a su iglesia". "La Biblia enseña que en el tiempo presente, cuando estamos tan cerca del fin de los tiempos, es fuera de la iglesia donde Dios está salvando a una gran multitud de personas". "Mientras tanto, continúe cada uno escuchando a Family Radio".

Ahora bien, se debe decir que esta postura es coherente con lo que está presente en mi observación sobre la inspiración bíblica. Se trata, al fin, de un acto de fe absoluta en un libro caído del cielo. Para salvarse, el hombre no tiene otra posibilidad que escuchar diligentemente Family Radio. De hecho, "Dios está hablando a cadáveres espirituales".

Para los católicos, al contrario, también después del pecado original, el hombre no es un títere, y es propio de él la opción de responder al Dios que sigue amándolo y llamándolo.

Por eso, la Biblia, como palabra de Dios, es incomprensible fuera de una lectura eclesial.

Todo esto lo explica muy bien el entonces Card. Ratzinger, cuando escribe: "La Biblia, en cuanto forma y norma fundamental de toda predicación, es palabra de la Iglesia, y por tanto solo en contexto eclesiástico es comprensible como tal Biblia. Querer situar a la Biblia en contraposición a la Iglesia es en definitiva una ficción: pues ya en su nacimiento es una expresión de la fe común. La inspiración, lo vemos cada día más claro, no es un proceso individual y carismático, sino esencialmente eclesial y espiritual, enmarcado dentro del proceso total de la tradición, la historia de las formas y la redacción. Esa tradición que cristaliza en la Biblia se origina únicamente en el proceso comunitario de una fe compartida y apoyada mutuamente, de una fe entroncada en la historia de Israel y en el cambio que en esa historia produce Jesús. Y el proceso es nuevamente el mismo en la formación del canon como un acontecimiento eclesial: escucha, observación y discusión crítica comunitaria de fragmentos de la más variada literatura. El sujeto humano de la Biblia es la Iglesia; y ella es simultáneamente el lugar donde se da el paso del espíritu humano al 'pneuma', al espíritu del cuerpo comunitario de Jesucristo" (J. Ratzinger, Palabra en la Iglesia, Sígueme, Salamanca 1976).

Espero que folletos como estos despierten a la Iglesia de nuestro país, para que tome una postura cada vez más firme con respecto a una pastoral de la inteligencia, sin separación entre fe y razón.

E. G.

 

 


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