Lunes, 07 de septiembre de 2009

Información sacada del programa de “Coronación Canónica de Nuestra Señora del Socorro” (16, 17, 18 y 19 de Octubre de 2008) en escrito del párroco de San Pedro de Güimar exponiendo las “RAZONES HISTÓRICAS-SOCIALES Y PASTORALES PARA LA CORONACIÓN”

 Doy referencia de los lugares de culto a Nuestra Señora De El Socorro

RAZONES HISTÓRICAS-SOCIALES Y PASTORALES PARA LA CORONACIÓN:
LA PRIMITIVA ERMITA DE EL SOCORRO

Para recordar la aparición de la Virgen en la playa de Chimisay, se construyó una ermita en el primer tercio del siglo XVI, en el mismo lugar donde el mencey Acaymo y los guanches que con él cargaban la imagen sintieron tanto peso que les fue forzoso parar y pedir ayuda. Estos argumentos los sostenía también el Padre Fray Alonso de Espinosa en 1594: "por memoria deste aparecimiento, pusieron después los cristianos una cruz que hoy está en pie, y un poco adelante fundaron una pequeña ermita, que llamaron del Socorro"'.

Según don Cipriano de Arribas y Sánchez la ermita se construyó en 1510, pues al hablar de la Virgen de Candelaria señala: "En Tenerife se hallan monumentos antiguos que prueban el culto perpétuo á la dicha santa imagen, no solo en su templo sino en otros varios, como se vé en la ermita del Socorro, sita muy cerca del lugar de su invención, construída en los tiempos inmediatos á la conquista, mandada fabricar por el primer Adelantado y vecinos de la isla en 1510'. De ser cierto este dato, estaría próximo el quinto centenario de dicho templo. De lo que no cabe duda es que dicho templo ya existía en 1539 cuando el beneficiado de Güímar y Candelaria, Licenciado Gozón, reclamara como de su jurisdicción a los frailes dominicos la cueva de San Blas, como ayuda de parroquia. Y ya hay noticias de culto en El Socorro en 15509, año en el que estaba el cuidado de la casa y ermita a cargo del ermitaño de origen castellano Alejos Pérez, quien vivió en ella y murió en Icod, dejándola como heredera en su testamento, en el que nombró albacea a Alonso Rodríguez, vecino de Güímar.

Tras el fallecimiento de Alejos, se hizo cargo del cuidado del templo Francisco Hernández de Sepúlveda, quien en 1577 ya se titulaba "mayordomo de la casa y ermita de Ntra. Sra. del Socorro", según nombramiento proveído por Juan Salvago, arcediano de Canaria y visitador que fue de esta isla; ese mayordomo administró, entre otras limosnas dejadas a la ermita por varios vecinos del Valle en sus testamentos, 7.150 maravedís de moneda de Canaria, como parte de la herencia dejada por el primer ermitaño, que le fueron entregados en 1576. Con todo este dinero, a partir del año siguiente se realizaron diversas obras de aumento en el primitivo templo, que era conocido indistintamente como "casa", "ermita" o "iglesia" de Nuestra Señora del Socorro.'°

Después de la muerte de su mayordomo, acaecida hacia 1583, la ermita entró en decadencia, hasta el punto de que en pocos años quedó arruinada. Así, en 1594 el Padre Espinosa se quejaba de que dicha ermita: "siempre ha sido muy venerada y frecuentada, aunque no reparada, porque hoy está caída. Tan poca es la devoción de los presentes."

Pero la devoción de los güimareros obró el milagro y en esa última década del siglo XVI dicho templo fue reconstruido, ya que así lo afirma Viana en el año 1600, en sus Antigüedades de las Islas de Canarias:

"y vió el barrranco y sitio venturoso
donde apareció la Santa Imagen, y adonde se fundó por su memoria
una ermita llamada del Socorro
que nuevamente se ha reedificado." 

De ese modo, al crearse la Cofradía de Ntra. Sra. del Socorro, en 1643, se celebró en el nuevo templo la fiesta y el acto fundacional. La imagen de la Virgen permanecería siempre en la ermita costera, salvo en las ocasiones en que por reconstrucciones, obras y rogativas, debía trasladarse a la iglesia de San Pedro.

En 1662, la ermita fue restaurada, haciéndose dos llaves de ella, una para los vecinos de Candelaria y otra para los de Güímar, ejemplo de devoción común, que se vería gravemente alterado a lo largo del siglo XIX. También en ese mismo año se colocó una nueva cruz de tea en el lugar de la aparición, que todavía se conserva en la playa de Chimisay, pues la primera, de que hacía mención Fray Alonso de Espinosa, probablemente se había deteriorado demasiado con el paso del tiempo. En 1676, según Núñez de la Peña, la ermita continuaba en pie, pero en la primera década del siglo XVIII se tuvo que  reedificar, pues fue dañada por los temblores de tierra previos a la erupción del 2 de febrero de 1705. A mediados de dicha centuria, en 1765, se le construyeron unos poyos pegados a la pared, que se ven actualmente. 

En la tristemente célebre epidemia de fiebre amarilla que azotó a Tenerife en 1810 y 1811, la ermita del Socorro fue utilizada por su aislamiento como lazareto, con el fin de albergar en ella a los enfermos de la localidad  y a los procedentes de otros pueblos de la isla; los que fallecieron del rigor de la enfermedad fueron sepultados en el campo santo habilitado frente a dicho templo, entre los que figuró un vecino de Candelaria y algunas personas notables, como el Licenciado Víctor Tomás Monjui, natural de Santa Cruz, abogado y alcalde de la entonces "villa y puerto'. En 1814, nuevos temblores obligaron a reconstruir la ermita; y en 1830 se procedió durante tres días al dicho trastejo y albeo del templo por un oficial y dos peones.

Desde su toma de posesión como beneficiado, el Dr. Agustín Díaz Núñez, que era muy devoto de la Virgen del Socorro, se preocupó por mantener en buen estado su ermita costera, de la que llegó a ser mayordomo. Así, en 1830 se procedió durante tres días al trastejo y albeo del templo. Y hacia 1839 comenzó la reforma definitiva del emblemático templo de la costa güimarera, para ampliarlo a dos naves, por iniciativa del antedicho párroco. Para dichas obras, en 1840 se le entregaron al entonces mayordomo Nicolás Rodríguez Torres la cantidad de 94 pesos, a cuenta del legado de Francisco Luis Gómez; la construcción fue dirigida por el maestro albañil Tomás Román, quien realizó el frontis y las paredes laterales; Bernardo Rodríguez fue responsable de la construcción del espaldar de la ermita, gradas, tarima, piso y vidriera de la capilla; mientras que la puerta y el artesonado se hicieron por el maestro carpintero de Candelaria Manuel Llarena. 

Mientras se construía la nueva nave, se realizaron otras obras en el entorno de la ermita. En 1839 se hizo un horno; en 1840 Tomás Román construyó un estanque cerca del templo, para depositar el agua que se precisaba para los dos días de fiesta, que era transportada desde Güímar en camellos; y en 1842 Domingo Rodríguez construyó cinco chozas, "por cuenta de la cofradía", para alojar a los romeros. Además, en 1844 se efectuaron trabajos de reparación en las paredes y el tejado de la parte antigua, mientras que las obras de la nueva naqve ya estaban casi concluidas en 1846. 

El propio Dr. Díaz Núñez nos decía en 1850, que esta ermita era "de mucha antigüedad" y "que se conserva en buen estado" 15. Curiosamente, a mediados del siglo XIX la ermita del Socorro continuaba siendo el único edificio que existía en este tramo costero de Güímar, tal como se desprende del Nomenclator de población de 1860, en el que se especificaba: "El Socorro: ermita a 7 km del casco de Güímar, constituida por 1 edificio de una planta inhabitado" '6. El mismo Dr. Díaz Núñez escribía en 1865 que entre las ermitas que existían en Güímar, "bien conservadas y con función anual", destacaba una "de dos naves sobre la playa del Socorro, de particular devoción y concurso en su festividad del 8 de setiembre" '7. Sin embargo, hacia 1882 otro párroco preocupado por la Virgen, Fidel Farré Pujol, al hacer inventario de la parroquia hablaba de la ermita del Socorro, describiéndola como "de una sola nave y otra a medio construir, con sacristía y cuarto de despojos"18; existían por entonces    varias chozas contiguas al templo, una de las cuales servía para acoger a los músicos que acompañaban a la procesión y otra para los "guanches".

La ermita continuó en obras durante los siguientes doce años, hasta que el 30 de marzo de 1894 el obispo Ramón Torrijos autorizó al cura ecónomo de San Pedro, Jerónimo Padilla, para que bendijese la nueva obra que se había realizado en ella, y poder celebrar la solemne función religiosa que tenían proyectada sus feligreses sacando en procesión a la Sagrada Imagen. Desde esa época adquirió el aspecto que, con pequeñas reformas, se mantiene en la actualidad.

EL EPISODIO DE LA APARICIÓN

LA PRIMITIVA ERMITA DEL SOCORRO

LA CONSTRUCCIÓN DE UNA SEGUNDA ERMITA

COFRADES, MAYORDOMOS Y CAMARERAS DE LA VIRGEN DEL SOCORRO

LA FESTIVIDAD DE LA VIRGEN DEL SOCORRO Y SU CAMBIO DE FECHA EN 1837, DEL 26 DE DICIEMBRE AL 8 DE SEPTIEMBRE

ROGATIVAS CON LA VIRGEN DEL SOCORRO POR FALTA LLUVIAS


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