Homilía de monseñor José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario, en la misa por el Día del Inmigrante. (AICA)
(6 de septiembre de 2009)
DÍA DEL INMIGRANTE
"Queridos hermanos; celebramos el día del inmigrante. Lo hacemos junto con todos ustedes que se han unido especialmente a esta celebración, autoridades y representantes de diversas colectividades que residen en Rosario, miembros del Cuerpo consular, religiosas, religiosos y fieles. En la Palabra de Dios que leímos, San Pablo nos enseña que: “Fortalecidos plenamente con el poder de su gloria, adquirirán una verdadera firmeza y constancia de ánimo, y darán gracias con alegría al Padre, que nos ha hecho dignos de participar de la herencia luminosa de los santos” (Col 1, 11 - 13), y tenía la convicción de que "todos los pueblos están llamados a formar la gran familia de los hijos de Dios". Justamente es el Papa Benedicto XVI es quien nos enseña que "Esta es también la misión de la Iglesia, hoy más que nunca en nuestro tiempo de globalización. Como cristianos, no podemos dejar de sentir la necesidad de transmitir el mensaje de amor de Jesús, especialmente a cuantos no lo conocen, o se encuentran en situaciones difíciles y dolorosas" (Benedicto XVI, 18. I. 2009). Y agregó: "Qué importante celebrar este día dando gracias a Dios por todos los aspectos positivos de esta realidad llamada la migración. Este es un fenómeno presente desde los comienzos de la historia, originado tanto en épocas pacíficas, como otras veces surgido por guerras y conflictos entre los pueblos, o por necesidades materiales.
"Ciertamente en el mundo entero, se ha incrementado esta necesidad, la que conocemos de cerca en este mundo globalizado y de los medios, motivada frecuentemente por situaciones muy dramáticas, y también con experiencias dolorosas; que reclaman la atención de todos, principalmente de quienes son responsables de los destinos de los pueblos, para alcanzar una mayor fraternidad y solidaridad de parte de todos.
Una forma de solidaridad, por ejemplo, es la oración llena de esperanza por los inmigrantes y por esta difícil situación que atraviesa la humanidad, como lo hacemos esta tarde en nuestra Catedral, que es ya un importante paso en la confianza en Dios y en la raíz misma de la solidaridad".
También agregó :
"Hoy sabemos cuantas dificultades existen en el mundo entero. Nuestra fe cristiana nos mueve a contemplar esta realidad y a "navegar mar adentro y echar las redes" - como nos dice el Evangelio que leímos - , de la misión, de la catequesis y de la solidaridad cristiana, entre quienes han dejado sus propios lugares de origen, confiando que cada vez más las autoridades, en las instancias regionales, nacionales e internacionales continuén ocupándose de la cuestión de la migración, con verdadera diligencia a fin de que lleven adelante su tarea con sentido de responsabilidad y espíritu humanitario".
"Al mismo tiempo se debe hacer algo por las necesidades de los migrantes irregulares. Estos deberían ser acompañados para mantener vivo el amor por el valor de la propia vida, que representa un bien único, que se debe tutelar frente a los gravísimos riesgos a los cuales se exponen en la búsqueda de un mejoramiento de sus condiciones y en el deber de legalidad que se impone a todos. Debemos llamar la atención de todos sobre este problema tan actual y de pedir la generosa colaboración de personas y de instituciones para afrontarlo y encontrar soluciones fraternas"
Finalmente el Arzobispo encomendó las intenciones de los inmigrantes a las Santísima Virgen, Madre y Reina del Rosario, que vió llegar a estas tierras tantos inmigrantes con sus familias y también solos, que le dirigieron a Ella su primera mirada suplicante, y que con su ternura maternal les hizo sentir seguramente que estaban en su propia casa, y más cerca de su fe, de su propia tierra y de sus afectos más queridos. Ella los recibió, como a sus hijos; y lo sigue haciendo acompañándonos a lo largo del camino.
Las Comisión arquidiocesana también organizó un encuentro con los inmigrantes para presentar el CD "Crisol de fe", con ocasión de los LXXV años de la Arquidiócesis de Rosario, que contiene una selección de las canciones marianas de las diversas colectividades presentes en Rosario, cuya presdnetación fue realizada por Monseñor Emilio Cardarelli y el P. Marcio Togniazzo.
El domingo al mediodía, las diversas colectividades se reunieron también para compartir un ágape fraterno y familiar para celebrar el día del Inmigrante acompañados por el Arzobispo y varios sacerdotes.
Mons. José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario