Invocación religiosa de monseñor Alfonso Delgado, arzobispo de San Juan de Cuyo con motivo del Día del Maestro. (AICA)
(11 de septiembre de 2009)
Día del Maestro
Junto a la casa de Sarmiento hacemos memoria del ilustre sanjuanino que tuvo la osadía avizorar un futuro de grandeza y de dignidad para el país. Lo hizo con una expresión provocativa: “educar al soberano”, a todo el pueblo argentino.
Dentro de dos años San Juan celebrará el nacimiento de este prócer de la educación. Los años han pasado, pero la educación sigue siendo todavía una prioridad para Argentina, a forjar a través de una necesaria y eficaz política de Estado.
Sarmiento no proclamó esta verdad sólo con palabras, sino que empeñó su vida en hacerla realidad.
Querer “educar al soberano” requiere una fuerte convicción para lograr que cada “habitante” pueda llegar a ser un verdadero “ciudadano”: de la Nación, de su Provincia, de cada Municipio.
“Educar al soberano” significa plasmar en cada hombre y en cada mujer la cultura, el conocimiento y las condiciones necesarias para crecer en libertad y en dignidad. Y por este camino, llegar a ejercer plenamente sus derechos y asumir con responsabilidad sus obligaciones ciudadanas.
“Educar al ciudadano” nunca será tarea fácil ni traerá consigo réditos políticos inmediatos (de la “política” barata, la que se escribe con minúscula). Pero es el camino para alcanzar alguna vez la verdadera Política (la “política” en serio) de abrir horizontes de esperanza para nuestros jóvenes e integrar el país al concierto de las naciones.
Las dificultades para “educar al ciudadano” siempre serán notables. Se trata de una empresa humanamente grandiosa y con escollos no pequeños. Habrá fracasos y desánimos, conflictos de intereses y sinsabores, limitaciones económicas y humanas. Tampoco faltará el acoso de las ideologías -verdadera degradación de las ideas- que, aunque trasnochadas, siguen llevando en su núcleo íntimo gérmenes de fundamentalismo, de intolerancia y de muy poco respeto a todo lo que tenga sabor a libertad.
Dios quiera que el espíritu del gran educador ilumine a los educadores, a los responsables de las instituciones republicanas y a todos los ciudadanos; que crezca en nosotros la convicción de que “la noble tarea de educar” y la “noble tarea de aprender” son el camino hacia la plena ciudadanía de los argentinos, para construir el capital social que necesitamos y para incorporar a la mesa ciudadana a tantos hermanos excluidos del bien común.
En el día de Sarmiento, pedimos a Dios la firmeza de espíritu y el optimismo realista y contagioso en el quehacer educativo, y su misericordiosa bendición para los educadores, los estudiantes, los gobernantes y quienes deben conducir la educación en la Provincia y en la Patria Argentina.
Que Jesús, el Maestro Bueno, el Maestro para todos, ilumine y oriente nuestro empeño entusiasmado de “educar al soberano”.
Mons. Alfonso Delgado, arzobispo de San Juan de Cuyo