Homilía de monseñor Marcelino Palentini, obispo de Jujuy, en la Fiesta de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya. (AICA)
(7 de octubre de 2009)
“La palabra nos hace comunidad de hermanos”
1. Este es un día de gracia y de bendiciones: María es proclamada nuevamente como Patrona de nuestra provincia y de nuestra Diócesis. Nos vuelve a enseñar que la felicidad está en escuchar a Jesús y hacer la voluntad del Padre Dios: es madre y hermana, patrona y modelo, intercesora y servidora de todos nosotros.
2. La grandeza de María es su humildad. Su voz potente es la de los humildes. Su lugar privilegiado es ser la última.
Qué hermoso ejemplo para todos nosotros, para los que tenemos responsabilidades en la sociedad, en la política, en la educación y en la familia. María nos enseña a ponernos al servicio, no en un pedestal. Para mí en especial que hoy agradezco con Uds. a Dios por este llamado gratuito de Él para ser servidor en el ministerio episcopal. Renuevo hoy mi compromiso de ser servidor de todos ustedes intentando tener las actitudes de María de quedar en medio de los hermanos, escuchar la palabra de Vida y esforzarme de cumplirla en las pequeñas actividades cotidianas. Por eso también pido perdón a todos ustedes por mis incoherencias y faltas de amor y de entrega.
María es modelo de escucha para todo cristiano: no importa el cargo o el lugar en la sociedad. Cada uno de nosotros debe escuchar en primer lugar la voz de Dios que habla al corazón y luego esforzarse de realizar su proyecto, no el propio…
3. En una sociedad donde el "dragón" intenta atraparnos con sus propuestas de alejamiento de Dios (el secularismo), de división entre nosotros, de violencia más o menos encubierta, de falta de valores éticos y morales, de rivalidades por intereses mezquinos de poder, de riqueza y de placer efímero… María nos habla de fidelidad al proyecto de Dios que pasa a través de la humildad, el servicio, la sensibilidad hacia el otro, la confianza en el Señor que sabe poner las cosas en su lugar… como ha cantado en el Magníficat que acabamos de escuchar…
4. No basta denunciar lo que no está bien: hay que luchar para hacer el bien. Una de las grandes tentaciones del hombre de hoy es quejarse y quedarse de brazos cruzados. María nos enseña otra cosa: En la Anunciación se pone a disposición de Dios.
Conociendo la necesidad de Isabel, acude en su ayuda En Caná interviene, da la cara delante de Jesús y de sus discípulos y busca la solución para esos novios Al pie de la cruz no se queja con Dios, sino acepta su designio de salvación, aunque no lo entienda plenamente.
En la Resurrección goza de la presencia de su Hijo resucitado.
En Pentecostés está junto a los discípulos y luego los acompaña en la Misión de llevar el Evangelio a todos los hombres.
(Son los misterios del Rosario que meditamos cada día…) En una palabra podemos decir que fue verdadera discípula de Jesús porque escuchó la voluntad del Padre Dios y la llevó a cabo.
5. No fue mezquina con su Hijo: lo había concebido por obra del Espíritu Santo para darlo a los hombres. Y nos recibe a nosotros al pie de la cruz como hijos para enseñarnos a ser como Jesús: vivir para Dios y para los hermanos.
Esta es su felicidad, porque este es el sentido de su maternidad divina.
6. Este párrafo del Evangelio nos enseña que la verdadera familia de Jesús traspasa las fronteras biológicas y étnicas y la constituyen todos los hombres y mujeres que quieren ponerse a la escucha de la Palabra de Dios y hacer la voluntad del Padre. No somos cristianos por herencia o por tradición, sino por opción y testimonio de vida.
7. María se hace discípula de Jesús y participa de la fraternidad universal; acepta ser parte de una sociedad solidaria y fraterna donde vale más la unidad que surge en torno al gran proyecto del Reino, que los lazos de consanguinidad. María es presentada desde el comienzo como modelo de oyente de la Palabra que escucha y medita en su corazón.
8. Nosotros también queremos ser hermanos de Cristo… debemos ponernos "como María a la escucha de la Palabra, aprenderla y meditarla en nuestro corazón y anunciarla con la palabra y la vida". Es nuestro lema, es nuestro proyecto de discípulos que quieren compartir como misioneros esta Palabra, para que todos lo hombres en Jesús tengan vida y la tengan en abundancia. Por eso la Misión que realizamos en este año jubilar: queremos que María nos enseñe y nos ayude a escuchar, meditar y anunciar. Así seremos verdaderos discípulos de Jesús, hijos de María, hermanos entre nosotros Ap.11, 19ª 12,1-6ª 10b Lc. 1, 45-55 Lc 8,19-21
Mons. Marcelino Palentini, obispo de Jujuy