Homilía del cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, en la Misa Arquidiocesana de Niños en el Parque Roca.(AICA)
(24 de octubre de 2009)
Misa Arquidiocesana de Niños 2009
Jesús le dijo a Dios, a su Padre, que estaba contento porque le había revelado las cosas lindas del cielo a los más pequeños. Y hoy Jesús nos quiere contar a nosotros lo que es la Fiesta del Cielo. Hemos visto aquí la alegría de todos los Santos, de los Ángeles, de todos los hombres y mujeres que están en el cielo. De todos aquellos que quizás en su momento se equivocaron, hicieron cosas malas, pero le pidieron perdón a Dios y Dios los perdonó.
Cuando llegó el momento los llevó al cielo, porque… Dios, ¿es malo?
(Responden los chicos) ¡No!
¡No escucho!
¿Dios es malo?
(Responden los chicos) ¡No!
¿Dios es bueno?
(Responden los chicos) ¡Sí!
Dios es bueno y Él quiere que todos nosotros entremos en la fiesta que nos tiene preparada.
Ah, padre, entonces, ¿me tengo que morir para ir a la fiesta o la puedo empezar acá? (Contestan los chicos) ¡Sí!
Lo de que hoy estamos haciendo, la Fiesta, ¿quién es el centro de la Fiesta?
(Contestan los chicos) ¡Jesús!
¡Más fuerte, estoy sordo hoy!
(Contestan los chicos) ¡Jesús!
Es el nombre de Jesús, nuestro hermano mayor.
Y Jesús, dentro de un rato, va a bajar al altar para estar aquí, porque cada vez que el Pan se convierte en el Cuerpo de Jesús, un pedacito del Cielo baja a la tierra.
Y claro, la fiesta la tenemos que hacer entre todos. Imagínense ahora, si ustedes empiezan a decir: “¡¡Qué plomo este cura, qué bodrio, esto no va, esto es un aburrimiento, me voy!!” ¿Habría fiesta aquí?
(Contestan los chicos) ¡No!
Nos pondríamos tristes. Para que haya fiesta, tiene que haber alegría, pero algo más: para que haya fiesta en el corazón de cada uno, escuchen bien esto: Tenemos que dar alegría a los demás, tenemos que hacer que los demás estén alegres, que los demás estén con el corazón abierto a la Fiesta de Jesús. Y esto se puede hacer. Cada uno puede hacer que mi compañero, mi hermano, mi vecino, todos, familia, amigos, sean más felices.
Cada uno de ustedes, chicos y chicas, pueden hacer que sean más alegres sus amigos y sus familias, pueden hacer el bien a los demás.
Hoy Jesús, va a venir acá a compartir esta Fiesta con nosotros. Él la va a convertir en Fiesta. El ya está acá, va a venir realmente, realmente al altar. Y va a estar entre nosotros en la Fiesta. ¿Y cómo podemos hacer para que en nuestra casa, en la escuela, en el barrio, con mis amigos, mi familia, haya fiesta? Yo me pregunto: ¿donde hay odio puede haber Fiesta? No. Entonces donde hay odio, ¿qué tengo que poner?
(Contestan los chicos) ¡¡Amor!!
¡¡Más fuerte!!
(Contestan los chicos)¡¡¡Amor!!!
Amor, muy bien. ¿Y donde hay pelea, puede haber Fiesta?
(Contestan los chicos) ¡No!
Donde hay pelea, ¿qué tengo que poner?
(Contestan los chicos) ¡Amor!
¡Amor y paz! Díganme, si hay envidia, ¿puede haber alegría y fiesta?
(Contestan los chicos) ¡No!
Entonces, ¿se puede hablar mal de los demás?
(Contestan los chicos) ¡No!
¿Se puede sacar el cuero a los demás?
(Contestan los chicos) ¡No!
Nunca le saquen el cuero a nadie, chicos. Si ustedes le tienen que decir algo a alguien, se lo dicen en la cara.
Entonces así van a ser francos, alegres, transparentes.
Van a hacer Fiesta. El centro de la Fiesta es Jesús, Él va a venir ahora.
Nos preparamos de corazón y le vamos a prometer a Jesús que donde haya odio, vamos a poner Amor. Donde haya pelea, vamos a poner Paz y donde haya envidia, no vamos a hablar mal de los demas. Ahora, vamos a casa ¿y vamos a hablar mal de los demás?
(Contestan los chicos) ¡No!
Y entonces ahora, nos preparamos para que venga Jesús, venga al altar, venga a nuestro corazón y siga esta hermosa fiesta del Cielo que comienza aquí. Porque acá, entre nosotros, está el centro de la Fiesta. Y el centro de la Fiesta es: JESÚS.
Card. Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires