Jueves, 05 de noviembre de 2009

Entrevista a José Martín, misionero de la Consolata, publicadaen la revista Iglesia Nivariense, de la Diócesis de Tenerife, número 97, NOVIEMBRE 2009.  

«MI CORAZON ESTA EN ETIOPIA, CON SU GENTE»

Carlos Pérez 

José Martín, natural de Jaén, es misionero de la Con­solata. Antes de marchar a misiones vivió en Granada y en Madrid. Sin embargo, en ningún sitio encaja tanto como en el país en donde se encuentra destinado: Etiopía. En esta zona, también conocida como el cuerno de África, ha permanecido durante 23 años. Con motivo del DOMUND, Martín pasó por Tenerife para compartir su testimonio de fe-vida. 

P.- ¿Cómo surgió tu vocación?

R.- Yo estudiaba en Granada en un instituto público y, por casualidad, vinieron unos misioneros de la Conso­lata a impartir unas charlas. Al final de la clase nos preguntaron si alguno de nosotros quería mantener correspon­dencia con alguno de los misioneros. De esa forma, entré en contacto con los misioneros de la Consolata que estaban en Málaga y formamos un pequeño grupo misionero que estuvo funcionando dos años. Luego, ape­nas terminando el COU, con 17 años, entré en el Seminario de Madrid.

P.- ¿Cuál fue tu siguiente destino?

R.- Antes de ir a Etiopía tuve que pasar un año en Inglaterra porque en el país africano al que fui se hablan las len­guas locales pero también el inglés. Después, esperando el visado, pasé varios meses en Italia donde aprendí algo de italiano. Y luego, muy joven, inicié mi primera misión en Etiopía.

P.- ¿Cuál fue la primera impresión que te dio este país africano?

R.- Etiopía es muy distinto a España. Lo primero que hice fue intentar aprender la lengua de allí, el amárico, que en aquellos momentos era la len­gua oficial. Al mismo tiempo empecé a mezclarme en la vida de la gente, visitando las casas, conociendo sus costumbres, su comida, etc. y eso me impresionó mucho. Sobre todo me sorprendió la religiosidad que existía. Etiopía estuvo bajo el régimen socia­lista que era muy agresivo contra la religión. Sin embargo, la gente seguía siendo muy religiosa. Me llamó mucho la atención, por ejemplo, la creencia que tienen en el diablo. La gente me traía a la iglesia a personas que creían que están endemoniados. El cambio fue grande y reconozco que me costó integrarme. Con el tiempo, he encon­trado un mundo impresionante que me ha cautivado y estos últimos 23 años han pasado como un suspiro. Lo que más deseo es poder continuar, incluso pasar toda mi vida allí si es posible. Mi corazón está en Etiopía con su gente.

P. - ¿Qué diferencias encuentras entre la Iglesia Africana y la europea?

R.- En Etiopía la Iglesia Católica es muy minoritaria. Pero siempre la fe es expresada de forma muy celebrativa. Allí, la música es el lenguaje de los jóvenes. Lo curioso es que en Etio­pía la música religiosa la escuchan los jóvenes porque tiene una acep­tación muy grande. Todo eso le da a la liturgia un ambiente de fiesta, de celebración muy participativa. La litur­gia no dura media hora o cuarenta y cinco minutos, como suele darse aquí. Una eucaristía en Etiopía dura como mínimo hora y media. Todo es una explosión de júbilo.

P .- ¿Cree que deberíamos tomar algo de ejemplo de esa forma de vivir la fe?

R.- Pienso que sí. Sobre todo en lo que se refieres a preparar con tiempo la parte musical. Yo creo que también aquí, si los jóvenes se animan y se preparan bien los cantos con instru­mentos musicales y se hacen cele­braciones donde no se esté siempre sentado, podría ser muy bonito.

P.- ¿Cuál es la situación real de país?

R.- Etiopía sigue siendo el tercer o cuarto país más pobre del mundo. ¿Qué diferencias encuentras entre la Iglesia africana y la europea?

Las hambrunas son periódicas. Antes eran cada tres o cuatro años, ahora cada año hay una o dos, lo que pasa es que están más controladas. Hay organizaciones internacionales junto con el gobierno etíope que tienen un control mayor de las cosechas y un control mayor de todo el clima. Debido a esto, se prevé cuando va a ver una carestía y existe una capaci­dad mayor de respuesta. Cuando hay una zona en donde la gente se queda sin alimentos, hecho que sucede con mucha frecuencia, hay una actuación rápida por parte del gobierno, o por parte de las organizaciones interna­cionales, con lo cual se evitan catás­trofes como las que sucedieron en los años 80, en las que murieron un millón de personas.

P.- ¿Cómo han acogido los etíopes a los misioneros que han ido al país a transmitirles el Evangelio?

R.- El cristianismo existe en Etiopía desde el siglo IV y hay una Iglesia cris­tiana, la ortodoxa, desde ese siglo. A pesar de todas las crisis históricas que ha habido, sobre todo en el siglo XVI, con la fuerte influencia musulmana, el cristianismo se ha mantenido. Un cuarenta y cuatro por ciento de la población es cristiana. Ahora están creciendo las Iglesias protestantes, las cuales ya son cerca del 18 por ciento. La Iglesia Católica, sin embargo, es muy minoritaria. No llega ni al uno por ciento de la población. Los musulma­nes son alrededor del 44 por ciento.

P.- ¿Cómo es la convivencia con las personas de otras religiones?

R.-Yo creo que en eso Etiopía es un país modelo porque no ha habido con­flictos interreligiosos. La convivencia es muy buena. Son sociedades que conviven pero que al mismo tiempo, están completamente separadas. Sobre todo, por la cuestión alimenti­cia. La carne que comen los cristia­nos no la comen los musulmanes y viceversa. En la actualidad, incluso los musulmanes son más radicales ya que no comerían nunca en un plato ni beberían nunca en un vaso que haya usado un cristiano. Todo esto provoca una separación neta entre las dos sociedades. Sin embargo, a la hora del comercio, de la política, etc. la relación es muy buena.


Publicado por verdenaranja @ 20:41  | Entrevistas
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