A un mes de la publicación de la Carta del Secretario de Estado Vaticano, Card. Tarciso Bertone, a los sacerdotes chinos con ocasión del Año Sacerdotal (ver Fides 16/11/2009), con fecha 10 de noviembre 2009, llegó a la Agencia Fides un texto escrito por un grupo de Obispos y sacerdotes chinos que, después de haberla estudiado atentamente a la luz de la Carta del Santo Padre a los católicos chinos en el 2007, comparten sus propias esperanzas e impresiones.
La esperanza vista desde la Carta del Secretario de Estado, el cardenal Bertone
La voz de los sacerdotes
El 10 de noviembre de 2009, el Secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Tarcisio Bertone, escribió a todos los sacerdotes de la Iglesia Católica en la República Popular de China. La carta fue publicada por la Agencia Fides de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos el 16 de noviembre.
Esta carta abierta dirigida por el mismo Secretario de Estado a todos los sacerdotes en China es muy significativa en este Año Sacerdotal, especialmente en un momento en que la Iglesia católica china se enfrenta a diversos retos nuevos y cuando el clero y los fieles chinos se sienten desconcertados por algunos nuevos problemas.
La carta del cardenal Bertone no critica o habla de las interminables discusiones del pasado ni de los nuevos conflictos de hoy. Ni siquiera menciona algunos incidentes concretos que ocurrieron recientemente. Tampoco utiliza un vocabulario duro. En cambio, el cardenal Bertone, con un corazón paternal, exhorta amablemente a sus "queridos sacerdotes" (n. 5 de la carta), en nombre del Santo Padre y les aconseja a aprender de San Juan Vianney a ser "hombres de oración"; a desarrollar su espiritualidad y cultivar las virtudes sacerdotales (n. 3); a promover la comunión por medio de la Sagrada Eucaristía basada en la caridad (n. 4); a amar y adorar la Eucaristía (n. 9); a fomentar la formación de su vocación sacerdotal (núm. 7); a acentuar la formación permanente (n. 8); a proclamar la Palabra de Dios y participar en la evangelización (n. 5); a servir y dar testimonio de nuestra fe con la caridad (no. 2); a construir su diócesis en una comunidad de compromiso y de comunión; y en última instancia, a darse cuenta de "la reconciliación espiritual de los corazones" (n. 10). Los sacerdotes en China están fuertemente animados y sumamente inspirados por la exhortación de esta alta personalidad de la Santa Sede y por su invitación que da esperanza.
Tanto esta carta como la carta anterior dirigida por el Papa Benedicto XVI a la Iglesia católica en China confirman la profunda preocupación de la Iglesia católica en China y la comprensión y el amor por los sacerdotes chinos mostrado por el Papa, el Secretario de Estado y otras altas personalidades de la Santa Sede. Mientras tanto, la comunidad de sacerdotes chinos se siente también apoyada por estas cartas. Las intenciones positivas expresadas en las cartas nos impulsan a reflexionar profundamente sobre ellas. Su amor hacia la Iglesia en China exhorta, alienta y nos ayuda a progresar. Los sacerdotes chinos están muy agradecidos al Papa y al Secretario de Estado de su amor y preocupación, y están de acuerdo con ellos sobre los puntos que destacan en su exhortación: cultivar las virtudes sacerdotales, promover la maduración de su formación humana, y organizar mejor la comunidad de la iglesia.
El cardenal Bertone no da simples respuestas "verdadero-falso" o "negro-blanco a los nuevos fenómenos y a los nuevos problemas que han surgido en la Iglesia Católica China hoy día. En cambio, su carta abierta indica de manera explícita el principio básico, "quiero destacar la reconciliación dentro de la comunidad católica y un diálogo respetuoso y constructivo con las autoridades civiles, sin renunciar a los principios de la fe católica." (n. 1) Esta carta, con su esperanza brillante, clara dirección y sabios principios, se extiende y en la nueva situación complementa lo que se dijo en la carta del Papa Benedicto XVI a la Iglesia católica en China en 2007. El cardenal Bertone, en su carta cita una vez al Papa Pablo VI, tres veces al Papa Juan Pablo II y 15 veces al Papa Benedicto XVI. Esto demuestra que la carta del cardenal Bertone está en consonancia con la espiritualidad y los pensamientos teológicos de los papas. Es volver a hacer hincapié en el principio y la dirección del diálogo y la reconciliación de acuerdo a las circunstancias actuales y la evolución de las relaciones entre China y el Vaticano.
Dado que la carta dirigida por el Papa Benedicto XVI a la Iglesia católica en China se publicó en 2007, la inquietante atmósfera persistente de confrontación y la tensión se han amortiguado en cierta medida y una atmósfera de reconciliación se ha ido creando gradualmente. Todavía pasará algún tiempo para llegar a la plena reunión y comunión total antes de que las relaciones entre China y el Vaticano se normalicen. Sin embargo, gracias a los grandes esfuerzos del Papa Benedicto XVI, el canal de diálogo, de cooperación y de reconciliación dentro de la Iglesia católica de China y entre la Iglesia y la sociedad se ha abierto y se han manifestado fructíferos resultados en algunas diócesis.
Si bien el diálogo entre China y el Vaticano y la negociación están en curso no es anormal que nuevos problemas y conflictos surjan con respecto a la reconciliación interna dentro de la Iglesia católica china. Podemos prever que en el camino de la reconciliación habrá altas y bajas. Sin embargo, no es correcto que un sacerdote, basándose en algunas apariencias externas, sacara una presuntuosa conclusión que la carta del Papa Benedicto XVI es obsoleta, o incluso si alguien tratara de llamar la atención por noticias negativas. Esto no puede de ninguna manera representar la mayoría de los sacerdotes en China. Tampoco algunos informes negativos, unilaterales y mal informados desde el extranjero pueden representar la corriente principal de la Iglesia católica china. No obstante, es alentador que las autoridades eclesiásticas no estén influidas por esos informes externos, ni en la desesperación debida a los conflictos continuos y nuevos problemas. Como cuestión de hecho, si uno sólo se centra en los discípulos que se quedaron dormidos en el Jardín del Getsemani (Mateo 26: 36-46) o en esos que huyeron (Marcos 14: 27, 50), uno ciertamente no verá la luz. Algo que deberíamos tener en cuenta es que Jesús no se olvidó de exhortar y proteger a sus discípulos en el último momento peligroso antes de su detención. Después de su resurrección, Jesús sanó a los discípulos cuyos corazones estaban llenos de pesar, los sacó de su valle oscuro (Juan 20: 19-29, 21: 15-17). "Lo que es más útil a la Iglesia en estos casos es... una realización gozosa y renovada de la grandeza del don de Dios "(n. 2). En la medida que ponemos nuestra atención y nos centramos en el clero y numerosos fieles chinos que sufrieron humillación y se ofrecieron a sí mismos a la gran causa de Dios, ciertamente podemos encontrar la presencia de Dios y la obra de su Espíritu Santo a través de sus hermosos testimonios.
El cardenal Bertone entiende muy bien la situación social en la que la Iglesia china existe y sus propios problemas persistentes: "Para enfrentar la situación eclesial actual y socio-política en la que viven, y para avanzar en el camino de la reconciliación y el diálogo, es urgente para cada uno de ustedes sacar luz y fuerza de las fuentes de la espiritualidad sacerdotal, que son el amor de Dios y el seguimiento incondicional de Cristo”. El cardenal Bertone no pide a los sacerdotes de China seguir discutiendo, “quien está en la verdad y quien está equivocado". En cambio, dirige nuestra atención al sumo sacerdote, Jesucristo y al modelo de los sacerdotes de San Juan Vianney, y nos dice que en la situación actual, la tarea más urgente de la Iglesia católica china es fomentar formación espiritual y moral del clero, para ayudar a los obispos de acuerdo a la Ley Canónica a estructurar mejor las normas y reglamentos diocesanos y por lo tanto cultivar una comunidad de sacerdotes comprometida que se caracterice por la solidaridad, asistencia mutua y cooperación fraternal.
Basados en eso, los sacerdotes chinos de la Iglesia de hoy en China deben hacer que sus fieles sean conscientes de las dificultades posibles. Al vivir en una situación cómoda deben ser conscientes de las dificultades del futuro, identificar los problemas y diferencias, alentarse unos a otros, hacer frente a los desafíos juntos, y reaccionar oportunamente a los conflictos y problemas de acuerdo a la nueva situación y la evolución de la nueva Iglesia católica china. Aunque todavía se tomará algún tiempo para normalizar las relaciones entre China y el Vaticano, y aunque los avances probablemente sean muy difíciles, no se puede negar el hecho de que las relaciones entre China y el Vaticano han entrado en un período de transición. En consecuencia, nosotros, los sacerdotes chinos tenemos que prepararnos para esto y crear gradualmente nuestra propia conciencia del tiempo que seguirá a la normalización de las relaciones entre China y el Vaticano.
El Cardenal Bertone alienta a los sacerdotes chinos a no sentirse frustrados, decepcionados o preocupados acerca de sus propias limitaciones cuando se enfrentan a nuevas situaciones, eventos y nuevos desafíos. Tomando un ejemplo de la interpretación del Papa Benedicto XVI del milagro de Jesús de la multiplicación de los panes (Juan 6: 1-15), el cardenal Bertone invita a los sacerdotes chinos que recurrir a nuestro Salvador Jesucristo y, al unirse a Cristo, llegar a ser "instrumentos de la salvación” (n. 2) y proclamar la Palabra de Dios, a participar en la evangelización, a desarrollar obras de caridad, tanto como sea posible y a vivir el amor de Jesús practicando la fe que profesamos (no. 2).
Esta carta dadora de esperanza escrita por el Cardenal Bertone inspira los sacerdotes chinos a ser más fieles a su propia vocación sacerdotal, a seguir y servir a Jesucristo más verazmente para demostrar su amor inquebrantable a las tradiciones de la fe transmitida por los apóstoles y a estar en comunión con la Iglesia universal a través de la Eucaristía. "De hecho, cada celebración de la Eucaristía supone la unión no sólo con el Obispo local, sino también con el Papa, los Obispos, todo el clero y todo el pueblo de Dios" (n. 4). La inspiración obtenida del Papa Benedicto XVI y del cardenal Bertone llevará sin duda más fruto y estamos seguros de que la Iglesia católica en China va a revivir y a tener un futuro brillante.
(Traducción particular no oficial desde el inglés)
El texto integral de la carta a los sacerdotes chinos, en inglés