Ideas para la homilía del día de la 96ª Jornada Munidal del Emigrante y Refugiado bajo el lema "Hoy acogemos, mañana compartimos", a celebrar el 17 de Enero de 2010, 2º domingo del Tiempo Ordinario.
IDEAS PARA LA HOMILÍA
Para Dios, el ser humano, creado a su imagen y semejanza, está llamado a ser alguien y algo importante en la vida: corona fúlgida...diadema real...Y, entre los seres humanos, los más necesitados, como pueden ser los menores inmigrantes, son los favoritos de Dios, los preferidos por Él...
No pueden quedar abandonados a su suerte ....Debernos acompañarlos y ayudarlos a ser ellos mismos, hasta que en sus vidas rompa la aurora de la justicia. Y esto, siempre con mucho amor y con mucha constancia: Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré...
España residen inmigrantes que pertenecen a más de 113 países como puede verse en la Tabla. Hay que tener en cuenta que el INE incluye en cada continente un apartado titulado "Resto de países", por lo que podemos intuir que el número real de países distintos puede que oscile entre 130 y 150.
Esta diversidad de países conlleva una diversidad de culturas, confesiones religiosas, situaciones sociales, políticas y económicas. etc. La inmigración representa, pues, una magnífica oportunidad de cantar, con la prudencia pastoral adecuada en cada ocasión, las maravillas del Señor, cuya mayor gloria es que el hombre viva (San Ireneo) ¿Dónde y cómo se encuentra nuestra comunidad en relación con estas oportunidades que el hecho migratorio nos presenta?
La inmigración pone de manifiesto que vivimos en una sociedad donde la pluralidad cobra rasgos de identidad. En esta sociedad plural hay o debe haber tarea para todos, si distinción de origen geográfico, clase social o religión. A todos los que vivimos en ella nos une un mismo Dios que nos invita a trabajar siempre por el bien común y no por el bien exclusivo de nuestro propio grupo de pertenencia.
En la pastoral con inmigrantes debemos siempre movernos con criterios evangélicos. Estos criterios tienen que constituir nuestra seña de identidad. El Señor se nos manifiesta constantemente de diferentes maneras y en contextos muy diversos. En este sentido, lo que Él nos vaya diciendo debemos traducirlo en gestos y planes concretos de actuación para hacer de nuestro mundo la casa común de todos y cada uno de los que la habitamos.
El crecimiento de la fe de los discípulos, nos dice el texto evangélico, es consecuencia de la presencia de signos concretos en los que Jesús manifiesta la gloria de Dios. En Caná de Galilea, Jesús comenzó estos signos que luego continuaría mostrando a lo largo de toda su vida pública.
A través de nuestras vidas y de nuestras acciones también nosotros estamos llamados a transparentar la gloria de Dios y hacer que todos los que entran en contacto con nosotros, autóctonos o extranjeros, puedan llegar a conocerle.