Lectio divina para el martes de la segunda semana de Cuaresma 2010, ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
Lectio martes 2º
LECTURA: “Mateo 23, 1‑12”
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.
Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
MEDITACIÓN: “Sois hermanos”
Sí, ya te entiendo. Ya sé que no vas precisamente contra las denominaciones que podamos hacer de las personas, por el papel que representan o el lugar que ocupan. Vas en contra de que esos títulos signifiquen poder y dominación de unos sobre los otros. También es cierto que en las diferentes funciones que existen, en la sociedad o en la Iglesia, unos tienen la tarea de mayor responsabilidad y, por lo tanto, tienen que marcar pautas para seguir y mejor realizar una tarea. El problema es cuando las pautas puedan ser causa de que unos hagan para que los demás cumplan, salvo ellos, o para sacar provecho, o… , la vida nos da experiencia para todo.
Dejas las cosas claras, y eso no gusta a muchos. Todos somos hermanos, y el que está en lugar preponderante tiene que ser para servir, no para servirse. Y ante todas esas tentaciones en las que es tan fácil y tan agradable, a veces puede parecer que, tan lógico, caer, una aclaración: el único padre, señor y maestro, Tú. Porque tu amor es el más total y el más puro, auténtico y fiel. Porque de ti viene toda la vida. Tu señorío no te pone encima para dominarnos, ni para arrastrarnos a un mensaje cerrado y excluyente, sino para abrirnos constantemente a la búsqueda de la verdad, que no tiene fronteras, ni límites cerrados, y que nunca nos encasquilla en un “ya está” definitivo, sino en una aventura que compartir, proyectando la mente y la inteligencia al infinito, al encuentro de todo lo bueno y lo bello que has metido en el corazón del ser humano y de la creación.
Pero todo esto requiere humildad. Es la virtud de los fuertes, de los que no tienen miedo a reconocer que ni lo son todo, ni lo saben todo, ni lo han alcanzado todo, sino que reconocen que hemos sido creados para ayudarnos unos a otros a crecer constantemente en humanidad. No es fácil, pero es la mejor aventura y el mejor proyecto que se nos puede dar, y yo quiero seguir inserto en él, aprendiendo contigo y en ti.
ORACIÓN: “A tu imagen”
Gracias, Señor, Padre, Maestro bueno, que me abres a la grandeza de la hondura que has puesto en mi. Gracias porque me descubres la riqueza de mis posibilidades, que sin ti, ni intuiría. La verdad es que lo has inscrito todo en la lógica de nuestro ser humano, pero lo descubro como novedad constantemente, tal vez porque dentro de mí hay algo que siempre oscurece y tergiversa lo que debía ser claro y evidente.
Gracias, porque hay momentos que me permites verlo con más certeza y hace que se esponje mi ser. Dame lucidez y valor, para que siempre esté en el lugar de los que quieren servir, de los que quieren vivir en búsqueda abierta, de los que reconocen su pequeñez y, por eso, su grandeza, y así pueda colaborar con mi grano de arena, con todos los constructores de una humanidad hecha a tu imagen y semejanza.
CONTEMPLACIÓN: “Amor que me acerca”
Me gusta llamarte
mi Padre, mi Dios y Señor.
No son nombres
que me suenen distantes,
ni te sitúan como poderoso
en mi corazón.
Son títulos
que se me hacen cercanos
y que me hablan de amor.
De un amor que me acerca
y que me cerca,
que me aprieta
y que me expande.
Mensaje de monseñor Juan Carlos Romanín SDB, obispo de Río Gallegos con motivo de la Fiesta de San Juan Bosco patrono de la diócesis.
(31 de enero de 2010) (AICA)
FIESTA DE SAN JUAN BOSCO
Queridos hermanos todos:
Hoy celebramos al patrono de la Diócesis: San Juan Bosco.
Dios le dio un corazón de padre y maestro capaz de una entrega total. Le encomendó con preferencia a los jóvenes más pobres y abandonados.
Don Bosco vivió en medio de ellos compartiendo sus angustias y esperanzas. De su incansable actividad nacieron innumerables obras: oratorios, pensionados, escuelas de diverso tipo, talleres y publicaciones de libros. Decir “Don Bosco” es decir: fiesta, familia, amistad, educación, alegría, chicos, patio, escuela, deporte, piedad, música... Todo impregnado de espíritu evangélico.
Los ayudó con la razón, la religión y el amor, a convertirse en “honrados ciudadanos y buenos cristianos”. Pensó en toda la persona del joven, en su cuerpo y en su alma; en el tiempo y en la eternidad: su “sistema preventivo” es un proyecto educativo integral, una espiritualidad, un camino de santidad.
Cercanos al Jubileo de nuestros 50 años de vida, queremos ser “una iglesia joven que quiere evangelizar prioritariamente a los jóvenes”. Avanzamos en el desafío de la comunión y participación, que reconoce a los jóvenes como responsables y protagonistas del proceso de su propia evangelización, comprometidos con la Iglesia y la sociedad.
En este 31 de enero renovamos nuestro compromiso de utilizar caminos y estrategias de prevención, como un modo de vivir y trabajar, para comunicarles el Evangelio y salvar a los jóvenes, con ellos y por medio de ellos.
Sigamos caminando hacia el Jubileo Diocesano. Realicemos todos los esfuerzos necesarios para enamorarnos de Jesús Eucaristía, el “Dios que siempre está”, como lo hizo en su vida y con sus muchachos nuestro Patrono San Juan Bosco.
Que María Auxiliadora, “mujer de Eucaristía”, nos acompañe y nos bendiga. Cubra bajo su manto a nuestros sacerdotes en este Año Sacerdotal. Proteja a nuestras familias para que sean siempre verdaderos “santuarios de la vida”. Tome de la mano a cada uno de nuestros adolescentes y jóvenes, para que “crezcan en edad, en sabiduría y en gracia.” (Lc 2,52)
Rezo por ustedes. Recen por mí.
Mons. Juan Carlos Romanín SDB, obispo de Río Gallegos
ZENIT publica la intervención que pronunció Benedicto XVI al rezar desde la ventana de su estudio el domingo, 31 de Enero de 2010, a mediodía la oración mariana del Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Queridos hermanos y hermanas:
En la liturgia de este domingo puede leerse una de las páginas más hermosas del Nuevo Testamento y de toda la Biblia: el llamado "himno a la cariad" del apóstol Pablo (1 Corintios 12,31-13,13). En su Primera Carta a los Corintios, tras haber explicado, con la imagen del cuerpo, que los diferentes dones del Espíritu Santo contribuyen al bien de la única Iglesia, Pablo muestra el "camino" de la perfección. Éste, dice, no consiste en tener cualidades excepcionales: hablar idiomas nuevos, conocer todos los misterios, tener una fe prodigiosa o realizar gestos heroicos. Consiste, por el contrario, en la caridad (ágape), es decir, en el amor auténtico, que Dios nos ha revelado en Jesucristo. La caridad es el don "más grande", que da valor a todos los demás, y sin embargo "no hace alarde, no se envanece", es más, "se regocija con la verdad" y con el bien del otro. Quien ama verdaderamente "no busca su propio interés", "no tiene en cuenta el mal recibido", "todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" (Cf. 1 Corintios 13,4-7). Al final, cuando nos encontraremos cara a cara con Dios, todos los demás dones desfallecerán; el único que permanecerá para siempre será la caridad, pues Dios es amor y nosotros seremos semejantes a Él, en comunión perfecta con Él.
Por ahora, mientras estamos en este mundo, la caridad es el distintivo del cristiano. Es la síntesis de toda su vida: de lo que cree y de lo que hace. Por este motivo, al inicio de mi pontificado, he querido dedicar mi primera encíclica precisamente al tema del amor: Deus caritas est. Como recordaréis, esta encíclica tiene dos partes, que corresponden a los dos aspectos de la caridad: su significado, y luego su aplicación práctica. El amor es la esencia del mismo Dios, es el sentido de la creación y de la historia, es la luz que da bondad y belleza a la existencia de cada hombre. Al mismo tiempo, el amor es, por así decir, el "estilo" de Dios y del creyente, es el comportamiento de quien, respondiendo al amor de Dios, plantea su propia vida como don de sí mismo a Dios y al prójimo. En Jesucristo, estos dos aspectos forman una unidad perfecta: Él es el Amor encarnado. Este Amor se nos ha revelado plenamente en Cristo crucificado. Al contemplarle, podemos confesar con el apóstol Juan: "nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él" (Cf. 1 Juan 4,16; encíclica Deus caritas est, 1).
Queridos amigos: si pensamos en los santos, reconocemos la verdad de sus dones espirituales, y también de sus caracteres humanos. Pero la vida de cada uno de ellos es un himno a la caridad, un canto vivo al amor de Dios. Hoy, 31 de enero, recordamos en particular a san Juan Bosco, fundador de la Familia Salesiana, y patrono de los jóvenes. En este Año Sacerdotal, quisiera invocar su intercesión para que los sacerdotes sean siempre educadores y padres de los jóvenes; y para que, experimentando esta caridad pastoral, muchos jóvenes acojan la llamada a dar la vida por Cristo y por el Evangelio. Que Maria Auxiliadora, modelo de caridad, nos alcance estas gracias.
[Tras rezar el Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En italiano, dijo:]
El último domingo de enero es la Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra. El pensamiento se dirige espontáneamente al padre Damián de Veuster, quien dio la vida por estos hermanos y hermanas, y proclamé santo el pasado mes de octubre. Encomiendo a su celestial protección a todas las personas que por desgracia todavía hoy sufren a causa de esta enfermedad, así como a los agentes sanitarios y voluntarios que se entregan para que pueda existir un mundo sin lepra. Saludo en particular a la Asociación Italiana Amigos de Raoul Follereau.
Hoy se celebra también la segunda Jornada de Intercesión por la Paz en Tierra Santa. En comunión con el patriarca latino de Jerusalén y el custodio de Tierra Santa, me uno espiritualmente a la oración de tantos cristianos de todas las partes del mundo, saludando de corazón a todos los que se han congregado aquí con este motivo.
La crisis económica está causando la pérdida de numerosos puestos de trabajo, y esta situación exige gran sentido de responsabilidad por parte de todos: empresarios, trabajadores, gobernantes. Pienso en algunas realidades difíciles en Italia, por ejemplo, en Termini Imerese y Portovesme; me asocio, por tanto, al llamamiento de la Conferencia Episcopal Italiana, que ha alentado a hacer todo lo posible para tutelar y promover el empleo, asegurando un trabajo digno y adecuado para el sustento de las familias.
Un mensaje de paz nos lo traen también los muchachos y muchachas de la Acción Católica de Roma. Junto a mí se encuentran dos de ellos, a quienes saludo junto a los demás que se encuentran en la Plaza, acompañados por el cardenal vicario, por sus familias y educadores. Queridos muchachos: os doy las gracias, pues con vuestra "Caravana de la Paz" y con el símbolo de las palomas cuyo vuelo liberaremos dentro de poco dais a todos un signo de esperanza. Ahora escuchamos el mensaje que habéis preparado.
[Un muchacho leyó el mensaje y, a continuación, el Papa continuó sus saludos en francés, inglés, alemán, español, croata y polaco. En español, dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a las Comunidades parroquiales venidas de San Sebastián de los Reyes, el Puerto de Santa María, Arcos de la Frontera, San Fernando y Madrid, así como a los grupos de estudiantes y profesores de Valdelacalzada, Talavera La Real y del Colegio San Atón, de Badajoz. Pidamos a la Virgen María que interceda por nosotros para que, como nos exhorta san Pablo en la liturgia de ese domingo, sepamos vivir una vida de auténtico amor. De un amor que se alimenta del encuentro con Cristo en la Eucaristía y se manifiesta en gestos concretos de atención y caridad hacia el prójimo. Feliz domingo.
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
© Libreria Editrice Vaticana]
Mensaje del obispo de Tehuacán, monseñor Rodrigo Aguilar Martínez sobre el derecho y el valor de la vida.
El derecho y el valor de la vida
La vida es un valor y un derecho natural, esencial a todo ser humano, independientemente de su sexo, poder económico, prestigio o fe. Así lo expresó claramente el Papa Juan Pablo II en diversas ocasiones: "No se trata de imponer a los no creyentes una perspectiva de fe, sino de interpretar y defender los valores radicados en la naturaleza misma del ser humano." (NMI 51).
"El Evangelio de la vida no es exclusivamente para los creyentes: es para todos. El tema de la vida y de su defensa y promoción no es prerrogativa única de los cristianos. Aunque de la fe recibe luz y fuerza extraordinarias, pertenece a toda conciencia humana que aspira a la verdad y está atenta y preocupada por la suerte de la humanidad. En la vida hay seguramente un valor sagrado y religioso, pero de ningún modo interpela sólo a los creyentes: en efecto, se trata de un valor que cada ser humano puede comprender también a la luz de la razón y que, por tanto, afecta necesariamente a todos."
"Trabajar en favor de la vida es contribuir a la renovación de la sociedad mediante la edificación del bien común. En efecto, no es posible construir el bien común sin reconocer y tutelar el derecho a la vida, sobre el que se fundamentan y desarrollan todos los demás derechos inalienables del ser humano. Ni puede tener bases sólidas una sociedad que -mientras afirma valores como la dignidad de la persona, la justicia y la paz-se contradice radicalmente aceptando o tolerando las formas más diversas de desprecio y violación de la vida humana sobre todo si es débil y marginada." (EV 101).
La misma doctrina y postura ha sostenido repetidas veces el Papa Benedicto XVI, por ejemplo en su última Encíclica, "El amor en la verdad": "Uno de los aspectos más destacados del desarrollo actual es la importancia del tema del respeto a la vida... La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo. Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre. Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social. La acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca." (CiV 28).
"La apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica. Grandes naciones han podido salir de la miseria gracias también al gran número y a la capacidad de sus habitantes. Al contrario, naciones en un tiempo florecientes pasan ahora por una fase de incertidumbre, y en algún caso de decadencia, precisamente a causa del bajo índice de natalidad, un problema crucial para las sociedades de mayor bienestar." (CiV. 44).
Menciono dos casos negativos extremos en relación a la vida: Por una parte, cuando alguien -persona o agrupación- se atribuye poder y decide terminar con la vida de otra u otras personas; por otra parte, cuando la persona no le ve sentido a su vida y decide acabar con ella. Es trágico llegar a estas actitudes y situaciones, es una peligrosa degradación de la dignidad del ser humano.
No somos dueños de la vida de los demás. Tampoco somos dueños de nuestra propia vida para terminar con ella cuando no le veamos sentido. No hay nada en el mundo capaz de ayudarnos a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como el hecho de saber que la vida tiene un sentido. Dice Nietzsche: "Quien tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo". O sea que cuando encontramos razones para seguir viviendo, estaremos dispuestos a enfrentar los medios necesarios, por difíciles que se presenten, para alcanzar esas razones de vivir. Y quien sabe encontrarle sentido a su propia vida, normalmente sabrá encontrar el valor de la vida de los demás.
Con frecuencia advertimos en diversas circunstancias que la vida no es fácil ni cómoda; pero lo que el ser humano realmente necesita no es tanto vivir sin tensiones, ya que éstas siempre van a existir, son parte indispensable de la vida, incluso de la salud mental, según lo afirma Victor Frankl; lo que realmente importa es esforzarse y luchar por una meta que valga la pena.
Dios nos concede el día de hoy, con las respectivas bendiciones, la posibilidad de hacer fructificar el don de la vida en nuestro beneficio y sobre todo en beneficio de muchos otros. Vívalo a lo largo del día, de manera consciente, generosa y radiante; luego, al fin del día, reflexione lo vivido durante el mismo; todo en gratitud y alabanza a Dios, que es Padre.
(de Fuente de la Guancha)
CELEBRACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE CANDELARIA EN LA ERMITA DE LA VERA
2 de Febrero
En la tarde del 2 de Febrero el tiempo, después de unos días de borrasca, permitió que un gran número de fieles junto a las autoridades locales se reunieran para le celebración de la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor en la Ermita de San Felipe Neri y Santa Isabel de Hungría en el barrio de La Vera del municipio de San Juan de la Rambla. Dio comienzo a las seis de la tarde con la bendición de las candelas en la plaza y posterior procesión hacia el interior del templo. La Eucaristía estuvo presidida por el párroco, la homilía la pronunció el párroco de San Juan Bautista y el coro parroquial de La Guancha se encargó de las partes cantadas.
Una vez finalizada la Misa tuvo lugar la procesión con la imagen de Ntra. Sra. de Candelaria acompañada por los fieles, autoridades y banda de Música.
CAMPAÑA MANOS UNIDAS 2010
10 de Febrero
La campaña de Manos Unidas de este fin de semana tiene como lema: “Contra el hambre, defiende la tierra”, el cual se ha plasmado en los carteles y el resto de los materiales, así como en un árbol y un tenedor. El árbol como símbolo de la naturaleza y de la vida, y el tenedor como símbolo de eliminación del hambre en el mundo. El 12 de febrero, Día del Ayuno Voluntario, Manos Unidas Diocesana ha invitado a quienes lo deseen a participar en la eucaristía que tendrá lugar en la parroquia de San Juan Bautista, en La Orotava, a las 19:30 horas, presidida por el obispo, Bernardo Álvarez.
CELEBRACIÓN EN LA JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO
11 de Febrero
Con el signo de la luz, de Cristo resucitado, a través de una procesión portando velas encendidas en las manos, uniéndonos a la Procesión de las Antorchas de Lourdes, dio comienzo la celebración de la Eucaristía en la fiesta litúrgica de Ntra. Sra. de Lourdes. En ella se tuvo en cuenta el lema de la Jornada Mundial del Enfermo “Dando vida, sembrando esperanza”.
Cada año, con esta jornada, la Iglesia quiere sensibilizar a toda la comunidad eclesial sobre la importancia del servicio pastoral en el vasto mundo de la salud, un servicio que es parte integrante de su misión, ya que se inscribe en el surco de la misma misión salvífica de Cristo. Él, Médico divino, "pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos.
PONTIFICIO INSTITUTO JUAN PABLO II CONVOCA ENCUENTRO PARA PRESENTAR MASTER DE PASTORAL FAMILIAR
15 de Febrero
Se ha recibido carta del Director Académico, Juan de Dios Larrú, del Pontificio Instituto Juan Pablo II convocando a reunión para presentar “Master de Pastoral Familiar” en nuestra diócesis de Tenerife. Tendrá lugar el encuentro los días 19, 20 y 21 de Febrero 2010, en el que se explicará el objetivo del Master. Ofrecerá un contenido académico profundo y peculiar dirigido especialmente a las familias.
CARTEL DE CUARESMA 2010 EN LA DIÓCESIS DE TENERIFE
15 de Febrero
La Delegación de Liturgia de nuestra diócesis de Tenerife ha puesto en nuestras manos el cartel anunciador de la Cuaresma 2010. Bajo el lema “Crecer en la… CONVIÉRTETE” se nos invita a “mirar a Cristo para que se nos vayan contagiando sus gestos, hasta ocupar todo el espacio de nuestro corazón, de nuestra mente, de nuestros sentimientos, de nuestra voluntad. Y eso no es cosa de un día, sino de toda una vida ilusionada, hecha desde Aquél que sabemos que nos ama y nos invita a amar con Él y como Él”.
La Delegación de Liturgia a través de su página Web pone al alcance de todos las orientaciones y materiales en orden a la vivencia de este tiempo de gracia.
RETIRO DE CUARESMA
15 de febrero
El Delegado de la Espiritualidad Diocesana nos ha enviado cartel y nos ha comunicado el ya tradicional retiro de Cuaresma dirigido por el Sr. Obispo de la diócesis Don Bernardo Álvarez Afonso. Tendrá lugar el sábado 20 de Febrero en la Iglesia de la Concepción de La Laguna – S. I. Catedral. Tendrá carácter abierto para todos los fieles, sacerdotes y religiosos/as.
PEREGRINACIÓN VOCACIONAL EN GARACHICO
21 de Febrero
Un grupo de nuestra parroquia de La Guancha se unió a los actos organizados por la Delegación Diocesana de Vocaciones el domingo 21 de Febrero en el pueblo de Garachico. Primeramente participó junto a una comunidad de religiosas de Marta y María en una Hora Santa Vocacional en la Iglesia de Santa María de los Ángeles para finalmente unirse a todos los grupos en la peregrinación vocacional desde la Puerta de Tierra hasta la ermita de la Virgen de los Reyes.
NÚMERO EXTRAORDINARIO DE “NOTICIERO JUANDEDIANO”
22 de Febrero
La Comunidad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha tenido la gentileza de enviarnos el número extraordinario del Boletín NOTICIERO “juandediano” perteneciente a Marzo 2010 con motivo de celebrarse la fiesta litúrgica de su santo fundador. En el podemos encontrar una síntesis biográfica de San Juan de Dios, la obra de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y una reseña de la labor de los Hermanos en Tenerife.
PEREGRINACIÓN DE ORACIÓN POR LA PAZ 2010
22 de Febrero
Con el lema “si quieres la paz, protege la naturaleza” hemos recibido el cartel para la peregrinación Anual de oración pidiendo por la paz. Tendrá lugar el sábado 20 de Marzo y saldrá de la iglesia de Santo Domingo de La Laguna a las seis de la mañana hasta la Basílica de Ntra. Sra. de Candelaria donde se celebrará la Santa Misa.
VISITA AL TEMPLO PARROQUIAL
22 de Febrero
El pasado domingo, 21 de Febrero de 2010, un grupo de cien personas de las parroquias de Ntra. Sra. de Guadalupe de Los Realejos y de San Antonio del Puerto de la Cruz visitó nuestro templo parroquial de El Dulce Nombre de Jesús. Venían acompañados de su párroco y de miembros del Consejo Parroquial. Fueron recibidos por nuestro párroco quien les da la bienvenida y les da un recorrido histórico del templo: inicios en el siglo XVI y desarrollo hasta llegar a la situación actual, retablos e imágenes... Muchos componentes manifestaron su asombro por lo bien cuidado y cómo estando tan cerca sin embargo era desconocido para la mayoría de ellos.
RETIRO CUARESMAL PARA JÓVENES
22 de Febrero
El responsable de la juventud a nivel arciprestal ha organizado un Viacrucis para jóvenes del Arciprestazgo de Icod de los Vinos el 5 de Marzo de 2010. Comenzará en la Iglesia del Calvario de Icod a las nueve de la noche y recorrerá diversas calles del municipio. Se pretende que participen jóvenes de todas las parroquias del arciprestazgo.
IV ENCUENTRO DE JÓVENES DE CARITAS
24 de Febrero
Caritas Arciprestal de Icod ha organizado el IV ENCUENTRO DE JÓVENES DE CARITAS que entra dentro del “Proyecto Ser joven te enreda”. Será el campamento de la Cruz Roja en La Montañeta de Garachico el lugar de la celebración durante los días 20 y 21 de Marzo de 2010, comenzando el sábado a las 9,30 con la recogida en Icod y terminando el domingo a las 18,00 horas.
Para información e inscripción: Caritas Arciprestal y Caritas Parroquiales.
RADIO MARÍA PREMIADO EN MILÁN
24 de Febrero
La ciudad de Milán ha otorgado un reconocimiento importante a Radio María. El pasado 7 de diciembre, el Presidente Emanuele Ferrario recibió de manos de la alcaldesa de la ciudad, Letizia Moratti, el "Reconocimiento Oficial de Mérito Civil". El premio ha sido otorgado porque según la alcaldesa "todos los días permite a decenas de millones de personas rezar como una única familia en los varios idiomas del mundo. Este premio es una prueba de que la obra de evangelización de Radio María ha asumido valor, no solamente religioso, sino también social, de primera importancia para la gente, las autoridades civiles y la Iglesia Universal. (Boletín Radio María, nº 74 – Ene-Feb 2010)
ENCUENTRO DIOCESANO 2010 DE CATEQUISTAS
28 de Febrero
El Delegado Diocesano de Catequesis nos ha remitido el cartel anunciador del anual ENCUENTRO DE CATEQUISTAS con el ruego de invitar y facilitar la presencia de estos agentes de pastoral. Se realizará en el municipio de El Sauzal comenzando a las diez de la mañana con la Acogida y finalizando con la Eucaristía presidida por el Obispo a las 5,30 de la tarde. El lema que lo conducirá será “Nacer a la fe”.
Comentario al evangelio del domingo Segundo de Cuaresma - C, publicado en Diario de Avisos el domingo 28 de Febrero de 2010 bajo el epígrafe DOMINGO CRISTIANO
Amada en el amado transformada
Daniel Padilla
El hombre se debate, a lo largo de su vida, en su constante anhelo de transformación. El niño quiere ser joven, el joven quiere llegar a mandar. El alevín de ciclista sueña en ser campeón del mundo. El solista del colegio se ve siendo un divo de la ópera. Y todos quisiéramos irnos transformando en aquella figura que admiramos. El evangelio de hoy nos cuenta cómo Pedro, Santiago y Juan vivieron y participaron en aquella "transfiguración" de Jesús. No cabe duda que el suceso les impactó, ya que Pedro, en nombre de ellos, quiso perpetuar la escena: "¡Qué bien estamos aquí! ¡Hagamos tres tiendas!". Pero, más que hacer elucubraciones sobre el hecho, yo quiero subrayar un detalle: "Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió". Eso es: mientras oraba. En nuestro siglo pragmático, eficacista y dinámico, ¿qué aprecio se hace de la oración? El hombre que corre de aquí para allá de la mañana a la noche, en una rueda de activismo imparable, ¿qué piensa de eso que llamamos orar? Es más, quienes nos podemos considerar profesionales, o casi, de la evangelización, a la hora de la verdad, ¿qué lugar asignamos a la oración dentro de nuestro variopinto y apretado organigrama de reuniones, charlas, conferencias y anteproyectos de proyectos? El hombre que se recoge en reflexión está en el buen camino. Está poniendo las premisas del clásico y provechoso método del ver, juzgar y actuar. La ascética y la mística cristiana nos ha llevado siempre a ese terreno, conscientes de que verse a sí mismo, en la presencia de Dios y ante el modo inigualable de Jesús, desembocará necesariamente en un juzgar saludable. En efecto, la palabra de Dios, filtrándose lentamente en mi interior, nos iluminará, nos interpelará y nos ayudará a juzgar. Y ese juzgar, a su vez, de no ser muy inconscientes e inconsecuentes, nos llevará a actuar. El examen de conciencia, suele llevar al dolor de corazón. Y el dolor de corazón al propósito de enmienda. No estaba hecha a tontas y a locas aquella distribución de las horas del día que solíamos tener en nuestros seminarios y centros de formación. Por la mañana, a primera hora, meditación. Al mediodía examen particular de conciencia, sobre una virtud a conseguir o un defecto a extirpar. Lectura espiritual, a media tarde, de libros sesudos y ascéticos. Y, por la noche, antes de dormir, examen general de conciencia. No eran simples modos de cubrir huecos en un horario yen una época poco propicios a la variedad. Eran convencimiento de la necesidad de tener encuentros con Dios y con uno mismo, a través de la reflexión. En épocas posteriores hemos descubierto la riqueza de la liturgia como fuente de espiritualidad. Pero la oración, como constante ejercicio de búsqueda de Dios, puede llevarnos, como quería Teresa de Jesús, en su Castillo interior, a escalar las "más altas moradas". O a "transformarnos en él", como cantaba Juan de la Cruz en su Noche oscura: "Amada en el amado transformada".
Mensaje que ha escrito monseñor Francisco Gil Hellín, arzobispo de Burgos, con el título "El sacerdote y el mundo digital".
El sacerdote y el mundo digital
El Papa Benedicto XVI no deja de sorprendernos. Esta vez lo ha hecho con el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que inserta en el año sacerdotal desde una perspectiva tan original como sorprendente. Baste pensar que su lema es «El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra». Lo que el Papa quiere, en última instancia, es que los sacerdotes incorporen cada vez más a su acción pastoral el mundo de las nuevas tecnologías.
Es evidente que la tarea primaria del sacerdote es la de anunciar a Jesucristo y comunicar la multiforme gracia divina que nos salva mediante los sacramentos. Lo que ocurre es que los medios modernos de comunicación dan a la Palabra una capacidad de expresión y difusión casi ilimitada, y abren enormes perspectivas a la acción evangelizadora de la Iglesia. Las autopistas de la comunicación digital se han convertido en un instrumento de intercomunicación tan poderoso, rápido y eficaz, que no usarlas sería una grave irresponsabilidad.
Esta realidad sitúa al sacerdote -en palabras del Papa- ante el umbral de una «nueva historia», porque en la medida en que las nuevas tecnologías susciten relaciones cada vez más intensas y más se amplíen las fronteras del mundo digital, «tanto más se verá llamado el sacerdote a ocuparse pastoralmente de este campo».
El mandato de Jesucristo «Id al mundo entero, y predicad el Evangelio» pasa hoy, necesariamente, por el uso constante y gozoso de los medios digitales de comunicación. Por eso, el Papa no duda en afirmar que los sacerdotes, además de valerse «de los medios tradicionales, ha de hacerlo también de los que aporta la nueva generación de medios audiovisuales: foto, video, animaciones, blogs, sitios web» para «la evangelización y la catequesis».
Evidentemente, el sacerdote seguirá necesitando una sólida formación teológica y una honda espiritualidad para descubrir al hombre de hoy el rostro de Cristo. Pero a esta formación hay que "unir el uso oportuno y competente de los medios digitales». La formación doctrinal y espiritual y el uso de los medios de comunicación han de ensamblarse en perfecta unidad y tener siempre delante el mismo horizonte: anunciar a los hombres y mujeres, especialmente a los no creyentes, la persona y doctrina de Jesucristo Salvador.
Uno se imagina con qué ilusión y empeño se acercaría san Pablo, el apóstol por antonomasia de los gentiles, a esta tecnología digital para hacer llegar el mensaje salvador hasta el último rincón del planeta. Porque hoy es una realidad que una página web o un blog pueda llegar al lugar más alejado de la civilización. Y es posible entrar en contacto creyentes de cualquier religión, con no creyentes y con personas de todas las culturas.
De todos modos, no se trata de estar por estar o de un simple usar estos medios. Al contrario, nunca se puede perder de vista que son instrumentos al servicio de la evangelización y de la dignidad de la persona humana. El sacerdote, por tanto, ha de ser siempre consciente de que es un servidor de la Palabra que salva y favorece el desarrollo humano integral. De ahí que, como señala el Papa, siempre hay que asegurar «la calidad del contacto humano y la atención a las personas y a sus auténticas necesidades espirituales». Los medios son lo que son las personas que los manejan. Misión del sacerdote es darles alma y volcar ellos todo su amor y celo pastoral.
Al hacerme eco del Mensaje del Papa, animo a los sacerdotes y religiosos a servirse de los medios digitales para ampliar el radio de su acción pastoral. Invito también a los seglares a participar en ellos con toda la profesionalidad posible y a colaborar con los sacerdotes de sus parroquias.
Artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título "La Iglesia no es enemiga".
VER
Es frecuente leer y escuchar opiniones contra nuestra amada Iglesia Católica. Se le descalifica y condena, no tanto con razones, sino trayendo a colación errores y deficiencias innegables del pasado y del presente. Nos quieren silenciar a los obispos, y tener libertad sólo ellos para ofendernos y desacreditarnos. Quisieran volver a la Constitución de 1917, cuando no se reconocía ni la existencia jurídica de la Iglesia. Se burlan de nuestras posiciones sobre moral sexual y de nuestra defensa de la vida y del matrimonio. No quisieran que recordáramos al pueblo lo que no es doctrina inventada por nosotros, sino Palabra de Dios. Premios Nóbel de Literatura, ignorantes de los géneros literarios y de los contextos en que se escribió, se burlan de la misma Biblia, como si fuera el peor libro, y Dios el más sanguinario. No dejan de caricaturizarnos. Nos consideran enemigos a vencer.
JUZGAR
Ya Jesucristo nos advirtió que mucha gente no quiere escuchar su Palabra. Si a El, que es el Maestro y la Verdad misma, lo rechazaron, ¡con cuánta mayor razón nos repelen a nosotros! Si lo crucificaron a El, que es Dios mismo, santo, perfecto, sin pecado, que hizo milagros portentosos, que demostró su sabiduría infinita, ¡qué nos espera a nosotros! No nos extraña, pues, que quienes son de este mundo pecaminoso, nos traten de silenciar, se burlen de nosotros, nos ofendan y nos amenacen con llevarnos a los tribunales civiles. Se atreven a citar aquello de que al César lo que es del César, pero olvidan la otra parte de que a Dios lo que es de Dios. Ni a Dios aceptan, mucho menos a su Iglesia, que les debe recordar que ellos no son dioses, para promover leyes y costumbres contrarias al camino de vida y felicidad que Dios nos enseña. Si se prescinde de Dios, la humanidad se derrumba.
San Pablo, en sus cartas a Timoteo, le advierte lo que debe hacer, frente a quienes, enemigos de la cruz de Cristo, propalan toda clase de doctrinas. Le dice: "Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a perfección tu ministerio" (2 Tim 4,2-5).
Al respecto, ha dicho el Papa Benedicto XVI: "El mundo -en la acepción que tiene este término en San Juan- no comprende al cristiano, no comprende a los ministros del Evangelio. En parte porque de hecho no conoce a Dios, y en parte porque no quiere conocer a Dios, para que no lo perturbe su voluntad, y por eso no quiere escuchar a sus ministros; eso podría ponerlo en crisis" (3-V-09). "La Iglesia, como la Virgen María, ofrece al mundo a Jesús, el Hijo que ella misma ha recibido como un don, y que ha venido para liberar al hombre de la esclavitud del pecado... La Iglesia anuncia por doquier el Evangelio de Cristo, no obstante las persecuciones, las discriminaciones, los ataques y la indiferencia, a veces hostil, que más bien le permiten compartir la suerte de su Maestro y Señor" (25-XII-09). "Es posible una sana colaboración entre la Iglesia y la comunidad política. No quiere de ningún modo sustituir a los responsables del gobierno; sólo desea poder participar, con espíritu de diálogo, en la vida de la nación, al servicio de todo el pueblo" (27-VI-09).
ACTUAR
La Iglesia no es enemiga a vencer, pues no pretende imponer el catolicismo a todo el país. Sólo pedimos libertad para exponer el Evangelio, para ofrecer a Jesucristo como único camino de verdad, de libertad y de vida plena. Este servicio no es tarea exclusiva de la jerarquía eclesiástica, sino de todo el pueblo de Dios, que debe ser profeta para denunciar lo que es contrario al Evangelio, y anunciar el camino de Jesucristo, como opción de vida para el pueblo. También los legisladores cristianos y católicos son Iglesia, y han de ser testigos del Evangelio en su servicio político.
INTENCIóN MISIONERA
“Para que las Iglesias en África sean signo e instrumento de reconciliación y de justicia en todas las regiones del Continente” - Comentario a la Intención Misionera de marzo de 2010
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – África es un continente lleno de esperanza y de vitalidad en la fe, pero tiene igualmente algunas situaciones que debe resolver en orden a poder desarrollar plenamente toda su potencialidad para el bien y la extensión del Evangelio. No podemos olvidar que muchas de las carencias actuales son fruto de los abusos que se han cometido sobre África en el pasado. En la clausura del último Sínodo para África, afirmaba Benedicto XVI: “Pensamos en particular en los hermanos y hermanas que en África sufren pobreza, enfermedades, injusticias, guerras y violencias, y emigraciones forzadas” (25-10-09).
Nuestros hermanos africanos deben sufrir una serie de limitaciones que el egoísmo de otros les ha impuesto. Se ha puesto de relieve que dentro de las fronteras heredadas de las potencias coloniales, la coexistencia de grupos étnicos, tradiciones, lenguas e incluso religiones diversas, a menudo encuentra obstáculos debido a graves hostilidades recíprocas (cfr. Ecclesia in Africa, 49).
Benedicto XVI ha señalado que “la Iglesia reconciliada es una poderosa levadura de reconciliación en cada país y en todo el continente africano” (25-10-09). A pesar de las guerras y las divisiones étnicas, la Iglesia quiere realizar esa misión de unidad, para hacer de África una imagen de la humanidad nueva reconciliada en el amor. Es cierto que esta reconciliación se realiza solamente en el perdón, a veces heroico, de las ofensas. “La fe en Jesucristo –afirma el Papa-cuando se entiende bien y se practica, guía a los hombres y a los pueblos a la libertad en la verdad o, por usar las tres palabras del tema sinodal, a la reconciliación, a la justicia y a la paz” (Ibid.).
Para conseguir la unidad y mantener la paz, Juan Pablo II invitaba a mantener dentro de la Iglesia, como Familia de Dios, un constante diálogo, porque “la actitud de diálogo es el modo de ser del cristiano tanto dentro de su comunidad, como en relación con los demás creyentes y con los hombres y mujeres de buena voluntad” (Ecclesia in Africa, 65). Este diálogo debe extenderse en un sentido ecuménico con todos los hermanos bautizados de las demás confesiones cristianas, a fin de lograr la unidad por la que Cristo oró, y hacer de este modo el Evangelio más creíble a los ojos de aquellos que buscan sinceramente a Dios.
La Iglesia, en su servicio al hombre, quiere recorrer el camino de la justicia. Por eso transmite el mensaje de la salvación conjugando la evangelización y la promoción humana. Este desarrollo integral es el único camino para salir de la esclavitud de la enfermedad y del hambre. “Esto significa –afirma el Papa- transmitir el anuncio de esperanza según una "forma sacerdotal", es decir, viviendo en primera persona el Evangelio, intentando traducirlo en proyectos y realizaciones coherentes con el principio dinámico fundamental, que es el amor “ (Ibid.).
No podemos terminar sin recordar una verdad fundamental: Cristo es el único Salvador de los hombres. No son la técnica y el desarrollo humano, en sí mismos, quienes salvan al hombre. Siendo una condición necesaria, el desarrollo no lo es todo. La Iglesia, como Pueblo sacerdotal está llamada a llevar a los hombres al encuentro con Cristo para que puedan participar de su vida. Por eso, a través de los sacramentos, los pone en contacto con el Médico divino, que ha venido, no a buscar a los sanos, sino a los enfermos. “Así la comunidad eclesial, siguiendo las huellas de su Maestro y Señor, está llamada a recorrer decididamente el camino del servicio, a compartir hasta el fondo la condición de los hombres y las mujeres de su tiempo, para testimoniar a todos el amor de Dios y así sembrar esperanza” (Benedicto XVI, 25-10-09) (Agencia Fides 26/02/2010; líneas 40 palabras 616)
Lectio divina para el lunes de la segunda semana de Cuaresma 2010, ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
Lectio lunes 2º
LECTURA: “Lucas 6, 36‑38”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»
MEDITACIÓN: “La medida”
En teoría parece claro pero, a la hora de la verdad, no lo es tanto. No sé por qué cuenta de tres nos es bastante difícil eso de entender que todos estamos al mismo nivel y que lo que yo hago bien o mal es tan bueno o tan malo como lo que hace otro. Pero siempre encontramos motivos para disculpar o justificar o valorar nuestras actitudes. Muy fácilmente nos justificamos a nosotros y muy fácilmente condenamos a los otros.
Por eso me parece importante tu palabra, Señor. Primero, porque me pone ante realidades con las que me encuentro muy a menudo, porque me fluyen casi con naturalidad. Me es fácil juzgar, me es fácil, muy fácil, condenar. Me es bastante costoso perdonar y soy bastante tacaño a la hora de dar, a veces tremendamente avaro, si lo que se trata es de darme.
Tu palabra me podía sonar a advertencia, pero, sobre todo, sé que por tu parte quiere resonar a estímulo; pero, sienta como lo sienta, me está poniendo ante una realidad y sus consecuencias naturales. No puedo pretender tratos de favor si los míos son de una tremenda pobreza humana. Y aunque en el plano de las relaciones humanas, en muchas circunstancias las respuestas no tienen nada de lógica y de natural, sé que desde ti, sí, y eso es lo que más me importa. Y sé que tú no te dejas ganar en bondad y en generosidad. Por eso sé que mis gestos de bien, de perdón, de donación encontrarán en ti una respuesta desbordante. Y sí, ya sé que no tengo que esperar al futuro, porque esa respuesta me la ofreces y la recibo ya aquí. Lo he experimentado en muchos momentos de mi vida. Por eso quiero seguir respondiendo y actuando como tú.
ORACIÓN: “Más humano”
Señor, sabes que no quiero hacer las cosas por la promesa de ninguna recompensa, pero me estimula saber que mis gestos de bien no caen en el vacío. Porque sé que desde ti, aunque no los acoja nadie más tú los conviertes en bendición.
Gracias, Señor, porque tu palabra me abre hacia lo mejor de mi corazón y me invita a construir humanidad. Parece ilógico que eso deba suponer una lucha dentro de mí, pero es lo que percibo. Por eso me acojo a ti, para sentir tu fuerza y no rendirme a las dificultades. Quiero hacerme cada día más humano, como tú.
CONTEMPLACIÓN: “Seguir aprendiendo”
Te has desbordado
en gestos de amor,
no te has reservado nada;
y cuando me miras,
sólo encuentras
respuestas pobres.
Y ante la medida inmensa
de tu amor sin límites,
no sé cómo medir el mío,
perdido en los zigzags
de mis disculpas torpes.
Pero, te miro, Señor,
y quiero seguir aprendiendo.
Lectio divina para el segundo domingo de Cuaresma 2010 - c, ofrecida pro la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
2º Domingo
LECTURA: “Lucas 9, 28b‑36”
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
MEDITACIÓN: “Escuchadle”
Jesús subió al monte a orar con tres de sus discípulos. Es muy importante esa afirmación. Porque sólo en el ámbito de Dios, tiene sentido todo el mensaje. Es en el ámbito de Dios, donde Jesús y sus discípulos van a experimentar, a sentir, a “escuchar”, que él tiene que llevar su entrega, su donación, hasta las últimas consecuencias.
El marco, el estado, la inmersión en Dios ofrece su experiencia de paz, pero hay que pasar a la concreción de la vida, que se realiza en el caminar del día a día. Por eso, al final, los discípulos deciden no contar nada. Tal vez porque necesitan asimilar toda la experiencia; tal vez, porque hace falta una vivencia y un valor especial para asumir y entender la entrega de la vida de Jesús y de la propia vida.
Sea como sea, percibo, Señor, tu llamada. También me regalas ámbitos de encuentro, donde me permites experimentar el gozo y la paz de tu cercanía. Pero la inserción en la realidad pone a prueba esos encuentros y mi experiencia.
Tu paso por mi vida es una continua llamada a poner en juego lo que has depositado en mí de bueno. A potenciar la fuerza del amor que contribuya a ofrecer un poco de luz en el mundo. A asumir, unido a ti, lo que pueda conllevar de contradicción y de rechazo o de dolor. Porque encontrarse contigo, escucharte, no puede dejarnos indiferentes. La oración no es inocente, tal vez por eso preferimos no multiplicarla. Desde ella llamas continuamente a mi puerta para ser contigo y desde ti, portador de bien y de esperanza, hacedor contigo de gestos de salvación.
ORACIÓN: “Transfigurar contigo”
Muchas veces camino en el desconcierto, no en el que viene de ti, sino de mi mismo, de mi despiste, de mis huidas. Y así, tu palabra de nuevo me llama a bajar a la realidad, y a abrir los oídos; y, como siempre, el corazón, que es lo más fácil de cerrar y lo más difícil de abrir. Aparentemente es el nuestro y debíamos de tener poder sobre él, pero siempre hay una fuerza que nos lo hace difícil.
Señor, desde esa realidad que me acompaña te pido que me ayudes a dejarme transfigurar contigo, que me ayudes a cambiar mi corazón, no para mantenerme absorto en una nube, sino para ser capaz de bajar de ella, y vivir y anunciar la fuerza de vida que viene de ti.
CONTEMPLACIÓN: “Tu luz y mi luz”
Me introduces
en el misterio de tu amor,
que me habla de entrega,
de palabra cumplida,
de promesa hecha verdad,
de silencio y de grito
con los que quieres anegar
las tierras resecas
de mis entrañas dormidas,
hasta hacerlas florecer
en una primavera de vida.
Y quiero dejar que entres
y fuerces mis deseos
confusos,
hasta que tu luz
sea la mía,
hasta que mi luz
sea la tuya,
hasta que tu luz y mi luz,
sean solamente una.
ZENIT publica el Mensaje de monseñor Zygmunt Zimowski, con motivo de la 57ª Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra, que tiene lugar el domingo 31 de enero.
57ª Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra
Domingo 31 de enero de 2010
Monseñor Zygmunt Zimowski
Presidente del Consejo Pontificio
para los Agentes Sanitarios
A los Presidentes de las Conferencias Episcopales,
A los Obispos Encargados de la Pastoral de la Salud
La "Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra", instituida en la primera mitad de los años 50 gracias al compromiso del escritor francés Raoul Follereau, no es sólo una jornada de reflexión sobre las víctimas de esta devastadora enfermedad sino sobre todo una jornada de solidaridad con los hermanos y las hermanas que están afectados por ella.
La lepra, conocida también como Morbo de Hansen, en realidad continúa infectando anualmente a centenares de miles de personas en todo el mundo. Según los datos más recientes publicados por la Organización Mundial de la Salud, en 2009 se regristraron más de 210 mil nuevos casos. En realidad son innumerables, además, las personas que han sido infectadas pero no censadas o todavía se ven privadas del acceso a los cuidados médicos.
Desde un punto de vista estadístico, los Países que resultan más afectados están en Asia, en América del Sur y en África. La India presenta el mayor número de personas afectadas, seguida de Brasil. Se registran también numerosos casos en Angola, Bangladesh, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Indonesia, Madagascar, Mozambique, Nepal y Tanzania.
Una enfermedad “antigua”, el Morbo de Hansen, pero no por eso menos devastadora física y también moralmente. En todas las épocas y civilizaciones, el destino del enfermo de lepra es el de ser marginado, privado de cualquier tipo de vida social, condenado a ver su propio cuerpo deshacerse hasta que llega la muerte.
Desafortunadamente todavía hoy, quien la sufre, o se cura, lleva las mutilaciones inconfundibles, es demasiado a menudo condenado a la soledad y al miedo, a permanecer como invisible a los ojos de los demás, de la sociedad, de la opinión pública. En los Países económicamente más avanzados parece que esta enfermedad haya sido olvidada, así como las personas que están afectadas por ella.
Cuando se la recuerda, cuando se pronuncia la palabra lepra, se suscitan sentimientos diversos: incredulidad por parte de los que se preguntan cómo esta patología puede existir todavía, miedo y repugnancia y una no menos grave ostentación de indiferencia pero también la piedad y el amor que resultan de la actitud atenta y misericordiosa de Jesús hacia estos enfermos (Mc 1,40-42).
El compromiso de Follereau, de múltiples, entre instituciones, organismos de matriz eclesial y/o no gubernamental que luchan contra la lepra, el excepcional trabajo de san Damián de Veuster y de tantos otros Santos y hombres de buena voluntad han ayudado a superar las actitudes negativas hacia los enfermos de lepra, promoviendo la dignidad y los derechos y al mismo tiempo y amor más universal al prójimo.
Hoy existen eficaces cuidados contra la lepra pero, a pesar de ello, el Morbo de Hansen continúa propagándose. Entre los factores que favorecen su perpetuación se encuentran ciertamente la indigencia individual y colectiva, que demasiado a menudo comporta la falta de higiene, la presencia de enfermedades debilitantes, la alimentación insuficiente si no hambre crónica y la falta de acceso oportuno a los cuidados médicos. En el ámbito social persisten al mismo tiempo los miedos que, normalmente generados por la ignorancia, añaden un pesado estigma a la ya terrible carga que la lepra comporta también cuando ya se ha curado.
Hago un llamamiento por tanto a la comunidad internacional y a las autoridades de cada Estado, invitándoles a desarrollar y reforzar las necesarias estrategias de lucha contra la lepra, haciéndolas más eficaces y capilares sobre todo donde el número de nuevos casos es todavía elevado. Todo ello sin descuidar las campañas de educación y de sensibilización capaces de ayudar, a las personas afectadas y a sus familias, a salir de la exclusión y a obtener los cuidados necesarios.
Al mismo tiempo agradezco de corazón a las Iglesias locales y a las diversas realidades religiosas, misioneras o no, pero todo lo que ya han hecho tantos de ellos , consagrados y consagradas, laicos y laicas; por todo lo bueno que también ha hecho la Organización Mundial de la Salud por su apreciable compromiso para erradicar ésta y otras enfermedades “olvidadas”, las asociaciones y las organizaciones no gubernamentales anti-lepra, así como los numerosos voluntarios y todas las personas de buena voluntad que con su compromiso, marcado por el amor hacia nuestros hermanos y hermanas afectados por esta enfermedad, se dedican a sus cuidados de manera integral restituyendo su dignidad, la alegría y el orgullo de ser tratados como seres humanos, para que puedan salvaguardar o, según los casos, reemprender su justo lugar en la sociedad.
Maria Salus Infirmorum sostenga a los enfermos en la difícil lucha contra el sufrimiento y las penurias provocadas por la enfermedad y pueda rasgar el velo de silencio con un siempre creciente número de actos de verdadera solidaridad a favor de las personas afectadas por la lepra.
[Traducción del italiano por Patricia Navas
©Libreria Editrice Vaticana]
Mensaje enviado por el Patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Fouad Twal, por la II Jornada Internacional de Intercesión por la Paz en Tierra Santa, que tuvo lugar el 31 de enerode 2010.
Un año después de surgir esta importante iniciativa, que ha visto la adhesión de más de 500 ciudades de todo el mundo, expreso mi profunda gratitud por la 2ª Jornada Internacional de Intercesión por la Paz en Tierra Santa, por lo que es un deseo y un compromiso vivo, nacido en el corazón sobre todo de tantos jóvenes, de elevar al Señor una sincera e intensa oración por el don de la paz. Es una experiencia de Iglesia, que, en cuanto “fuerza espiritual” es una realidad que, como ha recordado el Santo Padre Benedicto XVI, "puede contribuir a los progresos del proceso de paz"[1].
Él mismo ha subrayado, en el viaje a Tierra Santa en mayo del pasado año, la importancia de la oración: “como creyentes, estamos convencidos de que la oración es una verdadera fuerza, abre el mundo a Dios: estamos convencidos de que Dios escucha y de que puede actuar en la historia. Pienso que si millones de personas, de creyentes, rezan, es realmente una fuerza que influye y puede contribuir a ir adelante con la paz" [2].
Por esto, no puede sino ser motivo de esperanza y de confianza toda iniciativa en la que, unidos juntos en la oración con una intención particular, nos dirigimos a Dios como Sus hijos. La oración comunitaria tiene una fuerza particular, el mismo Señor Jesús nos lo ha recordado: Donde hay dos o más reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20).
Gracias a todos vosotros, de modo particular a vosotros jóvenes, que sin dudar y con mucha generosidad os reuniréis, en tantas partes del mundo, durante 24 horas consecutivas en la oración, en momentos de silenciosa adoración ante Jesús Eucaristía, en las celebraciones eucarísticas, con el fin de implorar este don, tan precioso como frágil, que es la paz.
En nombre de la Comunidad de los cristianos en Tierra Santa, agradezco a todos los promotores de este acontecimiento: las diversas asociaciones (el Apostolado "Jóvenes por la Vida", la Asociación Nacional Papaboys, las Capillas de Adoración Perpetua en toda Italia y en el mundo, los Grupos de Reunión Eucarística), las diversas Congregaciones y a quien singularmente o en grupo se empeñará en ofrecer su propio tiempo y su propia oración por esta intención.
Que el Señor Jesús, Príncipe de la Paz, vuelva su mirada sobre Su tierra, nos conceda la Paz, y de Su abundante bendición a todos aquellos que tomarán parte en esta iniciativa.
+ Fouad Twal, Patriarca
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1) Benedicto XVI, Entrevista concedida a los periodistas durante el vuelo hacia Tierra Santa, 8 de mayo de 2009, en Pellegrinaggio del Santo Padre Benedetto XVI in Terra Santa (8-15 maggio 2009), Raccolta completa dei discorsi, Jerusalén, 2009, p. 7.
2) Benedicto XVI, Entrevista concedida a los periodistas durante el vuelo hacia Tierra Santa, 8 de mayo de 2009, en Op. cit., 7.
Segundo Domingo de Cuaresma
28 Febrero 2010
"Contempla"
Dios Padre Bueno, guíame,
acompaña mi caminar,
hacia la felicidad plena contigo.
Tú eres Señor,
mi luz y mi salvación,
mi corazón te busca,
y ansía verte.
Para ello ha de saber mirar:
ver tu Belleza
reflejada en la Creación,
porque todo es obra de tus manos.
En tu Hijo Jesús
encuentro mi imagen más perfecta,
mi paz y el descanso
de todas mis ansias:
Él es todo Amor,
todo Verdad,
todo Bien.
Dame esos ojos
capaces de contemplarte
para que no pierda las señales
del camino que me conduce a Ti.
Texto: Hermanas clarisas de Huesca - Dibujo : Elvine
Editado por FNP a.s.b.1.,
17, rue de l'Hópital - B - 6060 Gilly
con licencia eclesiástica por el Obispado de Huesca.
Lectio divina para el sábado de la primera semana de Cuaresma 2010, ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
Lectio sábado
LECTURA: “Mateo 5, 43‑48”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo.
Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»
MEDITACIÓN: “Como vuestro Padre”
A primera vista tengo la sensación de que nos pones el listón demasiado alto. “Ser perfectos” como tú. Tú sabes que eso no es posible. Sin embargo, qué importante es que me pongas una meta, Tener puntos de referencia es importante porque estimula el camino, lo mismo que un deportista asume los esfuerzos y sacrificios pensando en alcanzar la mejor marca, el mejor puesto. La diferencia de seguirte a ti es que eso no supone ponerse encima de nadie, sino al lado de todos, no para marcar distancias, sino para acercar. Y si se trata de sobresalir es en el servicio.
Sé que no puedo ser como tú, pero me ilusiona y me estimula saber que puedo acercarme, que puedo crecer, que has puesto mucha grandeza en mi corazón, más que la que yo intuyo, y que me llamas a descubrir.
Me ofreces retos que, en un principio, me desbordan; chocan con mis sentimientos limitados, Pero tú los rompiste y, por lo tanto, es posible hacerlo, dar vida como das el sol y la lluvia sin restricciones. Porque si actitudes así no consiguen tocar los corazones, las contrarias ciertamente no.
Y así me llamas a optar por todo lo que sea romper círculos de mal, y siento que, aunque me parece costoso, merece la pena. El mundo necesita de hombres y mujeres que tengan el valor de romper círculos de odio y de enemistad, necesita de personas que aun sin saberlo, quieran ser como Tú, hacedores de bien, amor incondicional y gratuito, forjadores de humanidad.
ORACIÓN: “Capaz de más”
Gracias, Señor. Tú eres el primero que has roto barreras conmigo. A pesar de mis limitaciones me has permitido experimentar tu amor y el amor de muchas personas, y porque has derramado en mí esa misma capacidad de amar sin medida.
Gracias, porque haces sentir que en mi corazón se despierta algo bueno, cuando experimento que es capaz de más, aunque me parezca imposible.
Gracias porque confías en mí y esperas en mí. Pero ayúdame a realizar juntos esta tarea, me gusta la meta y el camino, y tu presencia es mi fuerza.
CONTEMPLACIÓN: “Aprender de ti”
No te doy muchos motivos
pero tú me amas
antes de que yo lo haga.
Tu amor es incondicional
y el mío inconstante y frágil.
Pero tú te acercas a mí,
caminas conmigo
y susurras en mi corazón
un canto de amor
que me invita
a aprender de ti,
a caminar contigo,
a ser como tú.
ZENIT publica la meditación que ha escrito monseñor Jesús Sanz Montes, OFM, arzobispo de Oviedo, administrador apostólico de Huesca y Jaca, sobre el Evangelio del domingo segundo de Cuaresma - c, 28 de febrero (Lucas 9,28b-36).
Evangelio del domingo: La voz de la brisa
No sólo es la voz del tentador la que se nos precipita. Hay también otras voces que Dios mismo nos susurra a la hora de la brisa. Es la escena entrañable del Evangelio de este domingo.
En un atardecer cualquiera, Jesús llevará a Pedro, Juan y Santiago a orar al monte Tabor. Acaso fuera la oración de la tarde, como era costumbre entre los judíos. Y entonces ocurre lo inesperado. La triple actitud ante lo sucedido, es tremendamente humana, y en la que fácilmente nos podemos reconocer: el cansancio, el delirio, y el temor. También nosotros, como aquellos tres discípulos, experimentamos un sopor cansino ante la desproporción entre la grandeza de Dios y nuestro permanecer como ajenos ["se caían de sueño"]. Incluso, ebrios de nuestra desproporción, llegamos a delirar, y decimos cosas que tienen poco que ver con la verdad de Dios y nuestra propia verdad ["no sabían lo que decían"]. Y cuando a pesar de todo vemos que su presencia nos envuelve y abraza, dándonos lo que no esperamos ni merecemos, entonces sentimos confusión, miedo ["se asustaron al entrar en la nube"].
El Tabor, donde los tres discípulos se asomarían a la gloria del Mesías, es contrapunto de Getsemaní en donde los mismos se abrumarán ante al dolor agónico del Redentor. Como ámbito exterior: la nube y la voz de Dios. Como mensaje, escuchar al Hijo amado. Como testigos, Elías y Moisés, preparación de la plena teofanía de Dios en la humanidad de Jesucristo.
Escuchar la palabra del Hijo amado, postrero porta-voz de los hablares del Padre, fue también el mensaje en el Bautismo de Jesús: escuchadle. Un imperativo salvador que brilla con luz propia en la actitud de María: hágase en mí su Palabra; que guardará en su corazón aunque no entienda; e invitará a los sirvientes de Caná a hacer lo que Jesús diga; y por ello Él la llamará bienaventurada: por escuchar la Palabra de Dios cada día y vivirla; incluso al pie de la cruz donde la muerte pendía, María siguió fiel presintiendo los latidos resucitados de la vida.
El delirio de Pedro, deudor de su temor y de su cansancio, propondrá hacer del Tabor un oasis, donde descansar sus sueños, entrar en corduras, y sacudirse sus miedos. Pero Jesús invitará a bajar al valle de lo cotidiano, donde en el cada día se nos reconcilia con lo extraordinario con implacable realismo. La fidelidad de Dios seguirá rodeándonos, con nubes o con soles, dirigiéndonos su Palabra que seguirá resonando en la Iglesia, en el corazón y en la vida.
ZENIT nos ofrece el discurso pronunciado el viernes, 29 de Enero de 2010, por el Papa ante los miembros del Tribunal de la Rota Romana, a quienes recibió hoy en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, con motivo de la inauguración del Año Judicial.
¡Queridos Componentes del Tribunal de la Rota Romana!
Estoy contento de encontraros una vez más para la inauguración del Año Judicial. Saludo cordialmente al Colegio de los Prelados Auditores, comenzando por su Decano, monseñor Antoni Stankiewicz, a quien agradezco las palabras que me ha dirigido en nombre de los presentes. Extiendo mi saludo a los Promotores de Justicia, a los Defensores del Vínculo, a los demás Oficiales, a los Abogados y a todos los Colaboradores de este Tribunal Apostólico, como también a los Miembros del Estudio de la Rota. Aprovecho con gusto la ocasión para renovaros la expresión de mi profunda estima y de mi sincera gratitud por vuestro ministerio eclesial, reafirmando, al mismo tiempo, la necesidad de vuestra actividad judicial. El precioso trabajo que los Prelados Auditores están llamados a desempeñar con diligencia, en nombre y por mandato de esta Sede Apostólica, está apoyado por las autorizadas y consolidadas tradiciones de este Tribunal, a cuyo respeto cada uno de vosotros debe sentirse personalmente comprometido.
Hoy deseo detenerme en el núcleo esencial de vuestro ministerio, intentando profundizar sus relaciones con la justicia, la caridad y la verdad. Haré referencia sobre todo a algunas consideraciones expuestas en la Encíclica Caritas in veritate, las cuales, aun estando consideradas en el contexto de la doctrina social de la Iglesia, pueden iluminar también otros ámbitos eclesiales. Es necesario ser conscientes de la difundida y arraigada tendencia, aunque no siempre manifiesta, que lleva a contraponer la justicia a la caridad, casi excluyendo la una a la otra. En esta línea, refiriéndose más específicamente a la vida de la Iglesia, algunos consideran que la caridad pastoral podría justificar cualquier paso hacia la declaración de la nulidad del vínculo matrimonial para salir al encuentro de las personas que se encuentran en situación matrimonial irregular. La misma verdad, aún invocada en palabras, tendería así a ser vista desde una óptica instrumental, que la adaptaría de vez en vez a las diversas exigencias que se presentan.
Partiendo de la expresión “administración de la justicia”, quisiera recordaros ante todo que vuestro ministerio es esencialmente obra de justicia: una virtud – “que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido” (CCC, n. 1807) – de la cual es muy importante redescubrir el valor humano y cristiano, también dentro de la Iglesia. El Derecho Canónico, a veces, es subestimado, como si fuese un mero instrumento técnico al servicio de cualquier interés subjetivo, aunque no fundado en la verdad. Es necesario en cambio que este Derecho sea siempre considerado en su relación esencial con la justicia, con la conciencia de que en la Iglesia la actividad jurídica tiene como fin la salvación de las almas y “constituye una peculiar participación en la misión de Cristo Pastor... al realizar el orden querido por el mismo Cristo” (Juan Pablo II, Alocución a la Rota Romana, 18 de enero de 1990, en AAS 82 [1990], p. 874, n.4). En esta perspectiva hay que tener presente, sea cual sea la situación, que el proceso y la sentencia están vinculados de modo fundamental a la justicia y se ponen a su servicio. El proceso y la sentencia tienen una gran relevancia tanto para las partes como para la entera comunidad eclesial, y esto adquiere un valor totalmente singular cuando se trata de pronunciarse sobre la nulidad de un matrimonio, el cual afecta directamente al bien humano y sobrenatural de los cónyuges, además de al bien público de la Iglesia. Además de esta dimensión, que podríamos definir como “objetiva” de la justicia, existe también otra, inseparable de ella, que afecta a los “operadores del derecho”, es decir, a aquellos que la hacen posible. Quisiera subrayar que éstos deben caracterizarse por un alto ejercicio de las virtudes humanas y cristianas, en particular de la prudencia y de la justicia, pero también de la fortaleza. Esta última se hace más relevante cuando la injusticia parece el camino más fácil a seguir, en cuanto que implica la condescendencia a los deseos y las expectativas de las partes, o también a los condicionamientos del ambiente social. En este contexto, el juez que desea ser justo y quiere adecuarse al paradigma clásico de la “justicia viviente” (cfr Aristóteles, Etica nicomachea, V, 1132a), experimenta la grave responsabilidad ante Dios y ante los hombres de su función, que incluye también la debida puntualidad en cada fase del proceso: “quam primum, salva iustitia” (Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, Instr. Dignitas connubii, art. 72). Todos aquellos que trabajan en el campo del Derecho, cada uno según su propia función, deben ser guiados por la justicia. Pienso en particular en los abogados, los cuales deben no solo poner toda la atención en el respeto de la verdad de las pruebas, sino también evitar con cuidado el asumir, como asesores jurídicos, el patrocinio de causas que, según su conciencia, no sean objetivamente sostenibles.
La acción, además, de quien administra la justicia no puede prescindir de la caridad. El amor hacia Dios y hacia el prójimo debe informar toda actividad, también la aparentemente más técnica y burocrática. La mirada y la medida de la caridad ayudará a no olvidar que se está siempre ante personas marcadas por problemas y por sufrimientos. También en el ámbito específico del servicio de operadores de la justicia vale el principio según el cual “la caridad excede a la justicia" (Enc. Caritas in veritate, n. 6). En consecuencia, la aproximación a las personas, aún teniendo una modalidad específica ligada al proceso, debe sumergirse en el caso concreto para facilitar a las partes, mediante la delicadeza y la solicitud, el contacto con el tribunal competente. Al mismo tiempo, es importante trabajar activamente cada vez que se entrevea una esperanza de éxito, para alentar a los cónyuges a convalidar eventualmente el matrimonio y restablecer la convivencia conyugal (cfr CIC, can. 1676). No debe, además, descuidarse el esfuerzo de instaurar entre las partes un clima de disponibilidad humana y cristiana, fundada sobre la búsqueda de la verdad (cfr Instr. Dignitas connubii, art. 65 §§ 2-3).
Con todo es oportuno reafirmar que toda obra de auténtica caridad comprende la referencia indispensable a la justicia, tanto más en nuestro caso. “El amor – caritas – es una fuerza extraordinaria, que empuja a las personas a comprometerse con valor y generosidad en el campo de la justicia y de la paz” (Enc. Caritas in veritate, n. 1 ). "Quien ama con caridad a los demás es ante todo justo hacia ellos. No sólo la justicia no es extraña a la caridad, no sólo no es una vía alternativa o paralela a la caridad: la justicia es 'inseparable de la caridad', intrínseca a ella" (Ibid., n. 6). La caridad sin justicia no es tal, sino solo una falsificación, porque la misma caridad requiere esa objetividad típica de la justicia, que no debe confundirse con la frialdad inhumana. Al respecto, como afirmó mi Predecesor, el venerable Juan Pablo II, en la alocución dedicada a las relaciones entre pastoral y derecho: “el juez […] debe siempre precaverse del riesgo de una malentendida compasión que acabaría en sentimentalismo, solo aparentemente pastoral" (18 de enero de 1990, en AAS, 82 [1990], p. 875, n. 5).
Es necesario eludir los requerimientos pseudopastorales que sitúan las cuestiones sobre un plano meramente horizontal, en el que lo que cuenta es satisfacer las reclamaciones subjetivas para llevar a toda costa a la declaración de nulidad, con el fin de poder superar, entre otras cosas, los obstáculos a la recepción de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. El bien altísimo de la readmisión a la Comunión eucarística tras la reconciliación sacramental, exige en cambio considerar el auténtico bien de las personas, inseparable de la verdad de su situación canónica. Sería un bien ficticio, y una grave falta de justicia y de amor, allanarles el camino hacia la recepción de los sacramentos, con el peligro de hacerles vivir en contraste objetivo con la verdad de su propia condición personal.
Sobre la verdad, en las alocuciones dirigidas a este Tribunal Apostólico, en 2006 y en 2007, reafirmé la posibilidad de alcanzar la verdad sobre la esencia del matrimonio y sobre la realidad de cada situación personal que viene sometida al juicio del tribunal (28 de enero de 2006, en AAS 98 [2006], pp. 135-138; y 27 de enero de 2007, en AAS 99 [2007], pp. 86-91; como también sobre la verdad en los procesos matrimoniales (cfr Instr. Dignitas connubii, artt. 65 §§ 1-2, 95 § 1, 167, 177, 178). Quisiera hoy subrayar cómo tanto la justicia como la caridad postulan el amor a la verdad y comportan esencialmente la búsqueda de la verdad. El particular, la caridad hace la referencia a la verdad aún más exigente. “Defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son por tanto formas exigentes e insustituibles de caridad. Esta, de hecho, “se complace de la verdad” (1 Cor 13, 6)" (Enc. Caritas in veritate, n. 1). "Solo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente […]. Sin verdad, la caridad deriva hacia el sentimentalismo. El amor se convierte en una cáscara vacía, que llenar arbitrariamente. Es el fatal riesgo del amor en una cultura sin verdad. Este cae presa de las emociones y de las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra abusada y distorsionada, hasta significar lo contrario" (Ibid., n. 3).
Es necesario tener presente que un vaciamiento semejante puede verificarse no sólo en la actividad práctica de juzgar, sino también en las premisas teóricas, que tanto influyen después sobre los juicios concretos. El problema se plantea cuando viene más o menos oscurecida la esencia misma del matrimonio, arraigada en la naturaleza del hombre y de la mujer, que consiente expresar juicios objetivos sobre el matrimonio concreto. En este sentido la consideración existencial, personalista y relacional de la unión conyugal no puede hacerse nunca a despecho de la indisolubilidad, propiedad esencial que en el matrimonio cristiano persigue, con la unidad, una peculiar estabilidad en razón del sacramento (cfr CIC, can. 1056). No debe, por otro lado, olvidarse que el matrimonio goza del favor del derecho. Por tanto, en caso de duda, se debe considerar válido mientras no se pruebe lo contrario (cfr CIC, can. 1060). De lo contrario, se corre el grave riesgo de quedarse sin un punto de referencia objetivo para los pronunciamientos sobre la nulidad, transformando cada dificultad conyugal en un síntoma de no realización de una unión cuyo núcleo esencial de justicia - el vínculo indisoluble – es negado de hecho.
Ilustres Prelados Auditores, Oficiales y Abogados, os confío estas reflexiones, conociendo bien el espíritu de fidelidad que os anima y el compromiso que profundizáis al dar plena realización a las normas de la Iglesia, en la búsqueda del verdadero bien del Pueblo de Dios. Para aliento de vuestra preciosa actividad, invoco sobre cada uno de vosotros y sobre vuestro trabajo cotidiano la protección maternal de María Santísima Speculum iustitiae e imparto con afecto la Bendición Apostólica.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
(ZENIT) Para la sección “El Espíritu de la Liturgia”, publicamos a continuación el artículo de don Mauro Gagliardi, Ordinario de la Facultad de Teología del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma y Consultor de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.
El objeto de este artículo no es la Liturgia de la Palabra considerada en sí misma, sobre la que se debería por tanto ofrecer una panorámica histórica, teológica y disciplinar. En continuidad con la serie de los artículos precedentes de esta sección, nos interesamos en cambio en el papel del sacerdote en la Liturgia de la Palabra de la Misa, teniendo presentes tanto la forma ordinaria (o de Pablo VI) como la extraordinaria (o de san Pío V) del Rito Romano[i].
La forma extraordinaria
En la “Misa baja” (celebración sencilla, de uso cotidiano) de la forma extraordinaria, el sacerdote lee todas las lecturas, o sea, la Epístola[ii], el Gradual (salmo de respuesta a la Epístola, n.d.t.) y el Evangelio. En general, hace esto asumiendo la misma posición con la que ofrecerá seguidamente el santo Sacrificio. Con una expresión equivocada, pero muy difundida, podemos decir que el sacerdote proclama la Liturgia de la Palabra “de espaldas al pueblo”. La lengua de la proclamación es la misma de todo el rito, por tanto el latín, o también la lengua nacional, como recuerda el artículo 6 del Motu Proprio Summorum Pontificum. Al acabar la Epístola, quien asiste dice: Deo gratias. A la Epístola sigue el Gradual, llamado así por los escalones que el diácono subía para ir a leer el Evangelio desde el ambón en la Misa solemne. Después del Gradual, se lee el Aleluya con su versículo, o el Tracto [iii]. En algunas ocasiones, antes del Evangelio, el sacerdote proclama también una Sequentia [iv]. Hecho esto, mientras el ministro transporta el Misal (en el que se encuentran también los textos de las lecturas bíblicas) del lado derecho del altar (llamado cornu epistulae) al lado izquierdo (cornu evangelii), el sacerdote, colocado en el centro del altar, pide al Señor la bendición antes de pasar al lado izquierdo (o septentrional), a cuya extremidad proclama el Evangelio tras haber dicho Dominus vobiscum, haber recibido la respuesta correspondiente, haber anunciado el título del libro evangélico del cual se ha tomado la perícopa que va a leer, haber trazado con el pulgar de la mano derecha un signo de cruz sobre el libro y tres sobre sí (sobre la frente, sobre la boca y sobre el pecho). Cuando lee la Epístola, el Gradual y el Aleluya, el sacerdote tiene las manos apoyadas sobre el Misal, o sobre el altar, pero siempre de modo que las manos toquen el libro. En cambio, al proclamar el Evangelio, tiene las manos unidas a la altura del pecho. Terminada la lectura del Evangelio, levanta con las manos el libro del atril y lo besa diciendo en secreto la fórmula Per evangelica dicta, deleantur nostra delicta. Durante la proclamación de las diversas lecturas, el sacerdote hace una inclinación con la cabeza cada vez que pronuncia el nombre de Jesús. En casos particulares, está prevista la genuflexión durante la lectura. Al final de la lectura del Evangelio, se aclama Laus tibi, Christe. Tras el Evangelio, sobre todo en los domingos y en los días de precepto, se puede introducir, según la oportunidad, una breve homilía [v]. Finalmente, tras la eventual homilía, cuando está previsto, se recita el Símbolo de la fe: el sacerdote vuelve a centro del altar y entona el Credo extendiendo y recogiendo las manos ante el pecho y haciendo una inclinación de cabeza. Cuando se recita Et incarnatus est se arrodilla y permanece así hasta et homo factus est. Hace también una inclinación con la cabeza cuando dice simul adoratur. Finalmente, concluyendo el Símbolo, se signa con la señal de la cruz. Todas las partes de a Liturgia de la Palabra, excepto las oraciones que el sacerdote recita antes y después de la proclamación del Evangelio, se dicen con tono de voz inteligible. No podemos aquí añadir otros detalles sobre la forma de proclamar las lecturas bíblicas en la Misa solemne.
La forma ordinaria
En el Misal de Pablo VI, la Liturgia de la Palabra ha mantenido diversos elementos del Misal de san Pío V aunque han sido suprimidos algunos y añadidos otros. De por sí, no se ha cambiado la lengua de la proclamación, porque la lengua propia de la liturgia romana ha seguido siendo el latín también en la forma litúrgica postconciliar, razón por la cual los nuevos leccionarios (ahora impresos como libros independientes) se han publicado en latín en 1969 y en 1981. Por otro lado, es bien sabido que la editio typica ha sido después traducida en las diversas lenguas nacionales y éstas son las usadas generalmente. La Institutio Generalis Missalis Romani (IGMR) dicta las normas generales para la Liturgia de la Palabra en los nn. 55-71. Una primera diferencia entre las dos formas del Rito Romano está en el hecho de que, también en la Misa cotidiana, celebrada de forma no solemne, se admite la posibilidad de que otros lectores proclamen los pasajes bíblicos [vi], a excepción del Evangelio, aunque permanece obviamente la posibilidad de que sea aún el sacerdote quien lea todos los textos de la Liturgia de la Palabra [vii]. Un segundo cambio está en el hecho de que, en los domingos y solemnidades, el número de las lecturas aumenta a tres (Primera y Segunda Lectura, más el Evangelio), además del Salmo responsorial, que toma el lugar del Gradual o del Tracto. También la selección de las perícopas bíblicas aumenta de modo considerable respecto al leccionario de la forma extraordinaria [viii]. Un tercer elemento nuevo es la reinserción de la Oración Universal u Oración de los Fieles, que se realiza después del Evangelio y la homilía. La homilía se recomienda para cada día del año y es obligatoria en los domingos y en los días de precepto [ix]. Es significativa la inserción, dentro de las normas dictadas por la Institutio, de un número sobre el silencio:
“La Liturgia de la Palabra debe ser celebrada de modo que favorezca la meditación; por tanto, se debe evitar absolutamente toda forma de prisa que impida el recogimiento. En ella son oportunos también los breves momentos de silencio, adaptados a la asamblea reunida, por medio de los cuales, con la ayuda del Espíritu Santo, la palabra de Dios sea acogida en el corazón y se prepare la respuesta con la oración. Estos momentos de silencio se pueden observar, por ejemplo, antes de que comience la propia Liturgia de la Palabra, tras la primera y la segunda lectura, y terminada la homilía” [x].
La Institutio establece además que las lecturas bíblicas se lean siempre desde el ambón [xi] por tanto, aunque las lea el sacerdote, no lo hace nunca estando “de espaldas al pueblo”. También en la forma ordinaria, el sacerdote, antes de proclamar el Evangelio, recita una oración silenciosa. En el rito de Pablo VI, al término de cada lectura, se dice un versículo, que lanza la respuesta de los fieles [xii]. El Salmo en cambio se llama “responsorial”, porque está intercalado por un responso dicho por todos los fieles entre una estrofa y otra. Aunque habitualmente esto no sucede, las normas prevén la posibilidad de cantar o recitar el Salmo sin responso, o de sustituirlo con un Gradual [xiii]. El Misal de Pablo VI mantiene en algunas ocasiones el uso de la Sequentia, la cual es obligatoria sólo en los días de Pascua y Pentecostés [xiv] y además se recita antes del versículo del Aleluya y no después de éste. El Evangelio es proclamado realizando los mismos gestos que en la Misa de san Pío V, aunque la IGMR no precisa la posición de las manos del sacerdote ni otros aspectos similares [xv]. Esto sucede también para las normas relativas a la recitación del Credo, para la cual, sin embargo, se precisa que no hay genuflexión, sino sólo inclinación en el momento de las palabras Et incarnatus est [xvi]. Sobre la Oración de los Fieles, la IGMR dice que “es conveniente que en las Misas con participación de pueblo esté normalmente esta oración” [xvii]. “Corresponde al sacerdote celebrante guiar desde la sede la oración. Él la introduce con una breve monición, para invitar a los fieles a rezar, y la concluye con una oración. [...] Las intenciones se leen desde el ambón o desde otro lugar conveniente, por parte del diácono o del cantor o del lector o de un fiel laico” [xviii].
Algunas anotaciones
De cuanto se ha dicho, se observa una continuidad sustancial entre el modo de celebrar la Liturgia de la Palabra en los dos Misales, unida a ciertos cambios, algunos enriquecedores, otros más problemáticos. La continuidad se basa en diversos motivos. El primero y principal es que la Liturgia de la Palabra acoge en sí solo y exclusivamente textos bíblicos (Antiguo y Nuevo Testamento). Representa, por tanto, una desnaturalización de esta parte de la celebración la inserción de textos extra-bíblicos, aunque estén tomados de los Padres, de los grandes Doctores y Maestros de espiritualidad cristiana. Con mayor razón, no pueden leerse textos profanos o escritos sagrados de otras religiones [xix]. Otro motivo de continuidad es la estructura de la Liturgia de la Palabra, que es similar en las dos formas del Rito Romano.
Hay también diversos aspectos que indican un cambio. En el rito de Pablo VI la selección de perícopas es mucho más rica que en el Misal precedente. Este hecho es sin duda positivo y responde a las indicaciones de la Sacrosanctum Concilium[xx]. Sería con todo el caso de abreviar numerosas perícopas demasiado largas [xxi]. Es también positiva la norma por la cual las lecturas son proclamadas desde el ambón, y por tanto, con los lectores dirigidos hacia el pueblo. Esta postura es de hecho la más indicada para la Liturgia de la Palabra [xxii]. Positiva es también la norma que prescribe la obligatoriedad de la homilía en el domingo y en los días de precepto. Aquí el sacerdote tiene un papel importante y delicado. Recientemente, S. E. Mons. Mariano Crociata ha recordado que “es decisivo que el que pronuncia la homilía tenga conciencia de ser él mismo un oyente, es más, de ser el primer oyente de las palabras que pronuncia. Debe saber ante todo, si no solamente, dirigida a él esa palabra que está pronunciando para otros” [xxiii]. La preparación cuidadosa de la homilía es parte integrante del papel del sacerdote en la Liturgia de la Palabra. Benedicto XVI nos recuerda que la homilía tiene siempre finalidad tanto catequética como exhortativa [xxiv]: no puede ser por tanto una lección de exegesis bíblica, tanto porque debe expresar también el dogma, como porque debe ser un discurso catequético y no académico; ni puede ser un simple paréntesis que alude a ciertos valores vagos, quizás tomados de la mentalidad actual sin algún filtro evangélico (lo que significaría separar la parte exhortativa, que afecta al bien que realizar, de la veritativa o catequética).
Sobre el ministerio de los lectores, la forma ordinaria permite que no solo lean ministros especialmente instituidos por la Iglesia para esta tarea, sino también otros fieles laicos. El papel del sacerdote, en este caso, ya no es el de leer siempre en primera persona las lecturas bíblicas, sino el – más remoto – de asegurar que estos lectores sean verdaderamente idóneos. Nadie puede sencillamente subir al ambón y proclamar la Palabra de Dios en la liturgia. Si no hay personas adecuadamente preparadas, el sacerdote debe seguir asumiendo en primera persona el papel de lector, hasta que no se pueda asegurar la presencia de lectores verdaderamente idóneos. Por razones de espacio, no podemos aquí detenernos en el tema de la Oración de los Fieles.
Finalmente, un elemento de cambio que representa un empobrecimiento es la falta de indicaciones precisas sobre las actitudes corporales que el sacerdote debe asumir en el acto de leer (en particular el Evangelio). Con todo, esta representa una elección de fondo del nuevo Misal, que es mucho menos preciso que el precedente sobre estos aspectos, dejando el campo abierto a diversas actitudes celebrativas. Se puede obviar esta carencia, aplicando al nuevo rito las costumbres del antiguo, allí donde esto es posible, para aquellas indicaciones que no están excluidas explícitamente de las actuales categorías, como el tener las manos juntas a la altura del pecho durante la proclamación del Evangelio. Esto contribuye a la dignidad de la celebración de la Liturgia de la Palabra y puede representar un ejemplo de esa recíproca influencia entre los dos Misales augurada por Benedicto XVI, cuando escribió que “las dos formar del uso del Rito Romano pueden enriquecerse mutuamente”. También de este modo “en la celebración de la Misa según el Misal de Pablo VI podrá manifestarse, de manera más fuerte que cuanto no lo es a menudo hasta ahora, esa sacralidad que atrae a muchos al uso antiguo” [xxv].
Notas
i) Para una panorámica histórica y teológica sobre la Liturgia de la Palabra, se puede ver por ejemplo: M. Kunzler, La liturgia della Chiesa, Jaca Book, Milán 2003 (II edición ampliada), pp. 297-309, con bibliografía en las pp. 309-310.
ii) En algunos casos, la Epístola es precedida por otras lecturas.
iii) El versículo del Aleluya es sustituido por el Tracto desde la semana septuagésima hasta la Pascua y en las Misas de difuntos.
iv) En el ordenamiento del Misal de Juan XXIII se encuentran solo cinco Sequentiae: Victimae paschali para la Pascua, Veni sancte Spiritus para Pentecostés, Lauda Sion para el Corpus Domini, Stabat Mater para las dos fiestas de los Siete Dolores, Dies Irae para las Misas de difuntos.
v) “Post Evangelium, praesertim in dominicis et diebus festis de praecepto, hebeatur, iuxta opportunitatem, brevis homilia ad populum”: Missale Romanum 1962, Rubricae generales, VIII, n. 474.
vi) La lectura litúrgica es competencia del lector constituido (cf. IGMR, n. 99), con todo, “si falta el lector instituido, otros laicos, que sean sin embargo aptos para llevar a cabo esta tarea y bien preparados, se encargarán de proclamar las lecturas de la Sagrada Escritura” (IGMR, n. 101).
vii) Con todo, como se desprende de IGMR, n. 59, esta segunda posibilidad se mantiene solo en ausencia de lectores idóneos. Así también el n. 135: “Cuando falta el lector, el sacerdote mismo proclama todas las lecturas y el salmo entando en el ambón”. El n. 176 prescribe que, si está presente el diácono, será él el que lea en caso de falta de lector.
viii) No hay duda sobre la mayor amplitud de la selección bíblica del leccionario postconciliar. Es necesario también reconocer, con todo, que diversas veceslas perícopas son demasiado largas, lo que, unido a la reinserción de la Oración de los Fieles y a la práctica ordinaria de la homilía, vuelve a menudo la Liturgia de la Palabra más larga que la Liturgia Eucarística, dando lugar a una descompensación teológico-litúrgica, además de ritual.
ix) Cf. IGMR, nn. 65-66. A diferencia de las normas fijadas en el Misal de 1962, en la IGMR no se precisa que la homilía deba ser “breve”.
x) IGMR, n. 56.
xi) Cf. IGMR, n. 58.
xii) Cf. IGMR, n. 128.
xiii) Cf. IGMR, n. 61.
xiv) Cf. IGMR, n. 64.
xv) Cf. IGMR, n. 134.
xvi) La genuflexión se mantiene sólo en la Anunciación y en la Natividad del Señor (cf. IGMR, n. 137).
xvii) IGMR, n. 69.
xviii) IGMR, n. 71.
xix) “No está permitido omitir o sustituir por propia iniciativa las lecturas bíblicas prescritas ni sustituir especialmente 'las lecturas y el salmo responsorial, que contienen la palabra de Dios, con otros textos no bíblicos'” (Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Redemptionis Sacramentum, n. 62).
xx) “En las celebraciones sagradas se restaurará una lectura de la sagrada Escritura más abundante, más variada y mejor elegida” (Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, n. 35).
xxi) Otros defectos del leccionario post-conciliar son señalados por A. Nocent en Pontificio Instituto Litúrgico San Anselmo (ed.), Scientia liturgica. Manuale di liturgia, III: L’Eucaristia, Piemme, Casale Monferrato 2003 (III edición), pp. 195-200.
xxii) Cf. J. Ratzinger, Introducción al espíritu de la liturgia, San Pablo, Cinisello Balsamo 2001, p. 77.
xxiii) M. Crociata, Omelia nella Messa al Convegno Liturgico per Seminaristi, Roma 29 diciembre 2009: http://www.chiesacattolica.it/cci2009/segretario/chiesa_cattolica_italiana/cei/00009347_Roma__S.E._Mons.Crociata_al_Convegno_liturgico.html
xxiv) Cf. Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis, n. 46.
xxv) Benedicto XVI, Carta a los obispos con ocasión del Motu Proprio «Summorum Pontificum».
[Traducción del italiano por Inma Álvarez]
Información tomada de Boletín Extraordinario - MARZO 2010 NOTICIERO "juandediano", publicdo por Hospital San Juan de Dios.
LOS HERMANOS DE SAN JUAN DE DIOS
EN TENERIFE
Los Hermanos de San Juan de Dios llegaron a Tenerife el año 1949. Un acuerdo plenario del Cabildo pide a la Orden que se establezca en la Isla para tratar a los niños victimas de la poliomielitis.
En 1950 se inaugura la Clínica San Juan de Dios, nuestro actual Hospital.
Tras los años, nuestra Clínica Infantil, se ha ido transformando en un moderno Hospital Médico-Quirúrgico con 172 camas, concertado con el Servicio Canario de la Salud, y propiedad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
Desde su fundación, los Hermanos de San Juan de Dios, han estado siempre presentes en el Hospital, actualmente, están representados por una Comunidad de cuatro Hermanos. Conjuntamente trabajan una comunidad de cuatro religiosas de la Congregación María Madre de la Iglesia.
Nuestro Fundador, San Juan de Dios, nos dejó un modelo a seguir que, tanto los Hermanos, como los Profesionales, Voluntarios y Bienhechores, queremos seguir manteniendo vivo:
"El enfermo es el centro de nuestro hospital".
Esta filosofía del Fundador será el eje central de nuestra relación con los enfermos que son atendidos en la actualidad.
Información recogida de Boletín Extraordinario - MARZO 2010, por fiesta de San Juan de Dios, noticiero "juandediano"
SAN JUAN DE DIOS
Su OBRA
La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios
Fundada por San Juan de Dios, como su nombre indica.
Fue aprobada como Orden religiosa por el Papa Pío V el 1 de enero de 1572.
La razón de nuestra existencia en la Iglesia es "vivir y manifestar el carisma de la hospitalidad al estilo de San Juan de Dios".
La Orden Hospitalaria está presente en los cinco continentes, con un total de 295 Centros y 1.400 Hermanos.
La Orden Hospitalaria en el mundo trabaja en:
Hospitales Médico-Quirúrgicos.
Centros Psiquiátricos.
Centros de Educación Especial.
Centros Asistenciales Geriátricos.
Albergues para los "Sin techo".
Actualmente existen tres Fundaciones ONGs:
Fundación "Juan Ciudad".
Fundación "Fatebenefratelli".
Fundación "per Malati Lontani".
Dotos biográficos de San Juan de Dios. Información recogida de Boletín Extraordinario (por fiesta de San Juan de Dios) - marzo 2010 NOTICIERO "JUANDEDIANO", publicado por Hospital San Juan de Dios.
SAN JUAN DE DIOS
SÍNTESIS BIOGRÁFICA
1495.- Nace en Montemor-o-Novo (Portugal).
1503.- Traslada a Oropesa (Toledo). Ejerce de pastor.
1523.- Participa como soldado en las batallas de Fuenterrabía y Viena.
1535.- Albañil en las murallas de Ceuta. 1538.- Llega a Granada como librero.
1539.- Tiene lugar su conversión, en el sermón de Juan de Ávila, el 20 de enero; es ingresado en el Hospital Real.
1539.- Tras su salida del Hospital, decide servir a los enfermos fundando su primer Hospital en Granada.
1540.- Se traslada a un nuevo local en la Cuesta de los Gomeles, siendo este considerado su 2° Hospital. Aquí permaneció hasta días antes de su muerte, acaecida el 8 de Marzo de 1550 en la Casa de los Señores de Pisa.
1630.- Es beatificado por el Papa Urbano VIII.
1690.- Es declarado Santo por el Papa Alejandro VIII, el 16 de octubre.
1886.- Declarado Patrón de enfermos y hospitales por el Papa León XIII, el 27 de mayo.
1930.- Declarado Patrón de enfermeros y de sus Asociaciones, por el Papa Pío IX, el 28 de agosto.
1940.- Compatrón de Granada junto a San Cecilio.
1953.- Patrón del Cuerpo de Bomberos españoles.
Lectio divina para el viernes de la primera semana de Cuaresma 2010, ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
Lectio viernes
LECTURA: “Mateo 5, 20‑26”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»
MEDITACIÓN: “Primero a reconciliarte”
Muchas veces puedo justificar mis actitudes, porque no hay en ellas, aparentemente, grandes negatividades. Ciertamente no he matado a nadie, físicamente, sólo de pensarlo me estremezco. Pero hay muchas formas de “matar”, de eliminar al otro, de apartarlo de mi vida, de vivir con indiferencia y, al final, me tengo que preguntar ¿de verdad que no he eliminado a nadie, que no ha habido actitudes en mí que han entrañado algún tipo de “muerte”?
Tu sensibilidad es tan profunda que me llevas a descubrir que el menor signo de desprecio, es una forma de eliminar, porque supone dureza de corazón, rechazar el diálogo, la reconciliación, el perdón, y sentir al otro como enemigo irreconciliable, con lo que negamos al otro la posibilidad de existir frente a mí.
Es verdad, que a veces surgen situaciones en las que me veo envuelto y tratado así, y me es difícil reaccionar positivamente. Pero tú me invitas a mirarme a mí y mis actitudes, y tener el valor y la sinceridad de descubrir si alguien tiene quejas contra mí para dar el primer paso de reconciliación. Porque lo que me distancie del otro me distancia de ti. Tú no puedes acoger un corazón cerrado al otro, porque en ti estamos todos, y negarles acogida, herirles, es hacértelo a ti. Desde ahí puedo entender que mi ofrenda, mi decirte que te quiero, mis gestos, puedan estar vacíos y no llegarte. Antes que cualquier gesto ritual, quieres y pides el gesto vital de mi amor, de reconciliación, de perdón. Tal vez no es muy fácil a veces, pero es muy bonito, y muy importante, pensarlo e incluirlo en los anhelos y esfuerzos de mi caminar.
ORACIÓN: “Ir aprendiendo”
Señor, necesito coraje y humildad, para acoger tu palabra con todas las consecuencias. Permíteme ir aprendiendo, a través de los conflictos más cotidianos. Ayúdame a querer aprender.
También quiero darte las gracias, por los momentos que he experimentado el perdonar y el ser perdonado, porque son la mejor lección para saber que merece la pena el esfuerzo.
CONTEMPLACIÓN: “Tu palabra”
Tu palabra
es siempre suave,
pero cargada de fuerza;
es palabra cálida
que quiere atraerme
e interpelarme.
Es susurro
que pacifica mi corazón
y me pone en camino,
para sentirme
cercano a todos,
y, así, me invita
a ser como Tú.
REDACCIÓN DE "IGLESIA NIVARIENSE"
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Boletín 375
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Durante los días 26 y 27 de febrero se llevará a cabo la Asamblea Diocesana de Caritas, en el Seminario Diocesano. Comenzará a las 18:00 horas del viernes y, entre otros asuntos, se presentará el Informe de Gestión de los dos últimos años y se planificará el trabajo a realizar en los dos próximos.
Por cierto, Cáritas Diocesana ha recaudado, hasta la fecha, 503.000 euros, o sea, más de ochenta y tres millones de pesetas, en la campaña por la emergencia del terremoto en Haití. De ellos, 206.000 euros proceden de las colectas del 6 y 7 de febrero en todas las parroquias de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
El VII Encuentro de agentes de Pastoral Social y Caritativa de nuestra Diócesis se celebrará en el Seminario Diocesano el domingo, 7 de marzo, desde las 9:30 a las 15:00 horas. El objetivo de esta iniciativa es doble: Por una parte, compartir experiencias, interrogantes, dificultades, avances, etc. Por otra parte, conocer un poco más la última Encíclica del Papa dedicada a la reflexión sobre la caridad en la verdad.
La semana de Ética y Política, que tenía prevista comenzar el martes, 23 de febrero se ha suspendido por motivos de enfermedad de un familiar del ponente de las jornadas, el profesor de derecho, moral y política Agustín Moratalla.
Este ciclo de Ética y Política sí ha llegado esta semana a S. Sebastián de La Gomera. Allí el Aula Torres Padilla y el Instituto Superior de Teología ofertan dos conferencias sobre los derechos humanos y el cine y el tratamiento de los mismos en la última encíclica papal.
Este viernes se reúnen en el Instituto Nacional de Patrimonio, en Madrid, representantes del instituto con el Obispo, Bernardo Álvarez el Alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo y el Deán de la Catedral, Julián de Armas. El objetivo de dicho encuentro será el de abordar todo lo relacionado con la segunda fase de las obras en el primer templo de la diócesis, es decir, concretar los plazos y la financiación de la reposición de las cubiertas de la Catedral.
Como ya va siendo tradicional en la Comunidad Parroquial de Los Santos Reyes en Valle Gran Rey, y dentro del tiempo de Cuaresma, se ha organizado la IV Semana Bíblica que este año se ha dedicado al estudio, la reflexión y la oración con los evangelistas.
Por otro lado, en el colegio de las dominicas, de Santa Cruz de La Palma, el arciprestazgo del lugar viene desarrollando esta semana, cuatro cursos para agentes de pastoral que van desde la figura de María en la Bíblica, en este Año de Bajada de la Virgen, a la atención a los no creyentes, o la relación de ayuda en la pastoral de la salud. En dichos cursos están participando 250 personas.
Una iniciativa similar se desarrollará del 1 al 5 de marzo en los salones parroquiales de San Miguel, en el sur de Tenerife, de 19:30 a 21:30 horas. En esta ocasión los temas que se abordarán serán: “Jóvenes y Eucaristía”, “Evangelización” y “Apuntes de relación de ayuda”.
Asimismo, El Hierro, concretamente la parroquia de S. Pedro en El Mocanal, está acogiendo unas jornadas para profundizar en el objetivo pastoral prioritario de este curso: La iniciación cristiana.
Bajo el lema “Busca y encuentra”, los próximos días 26 de febrero y 5 de marzo se llevarán a cabo en diferentes puntos de la diócesis, varias vigilias de cuaresma especialmente dirigidas a jóvenes. Las zonas y los horarios de estas vigilas para el 26 de febrero quedan de la siguiente forma: Parroquias de Gracia en La Cuesta, de Santa Úrsula, en el norte de Tenerife y de El Retamar en Los Llanos, a las 20:00 horas. Ese mismo día, también habrá una vigilia en la parroquia de Las Eras a las 21:00 horas. Por otro lado, una nueva iniciativa de este tipo se desarrollará, el 5 de marzo en Santo Domingo en Hermigua, a las 20:00 horas y en Valverde en El Hierro, a las 19:30 horas.
La isla de La Palma será la primera ciudad del mundo en celebrar la Marcha internacional por la Vida 2010, con el lema “España Vida Sí”. En la capital palmera, la concentración se celebrará el próximo sábado 27 de febrero, a las 12:30 horas, en la Plaza de España. En Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria y en el resto de ciudades participantes, esta movilización se llevará a cabo el 7 de marzo.
Por cierto, la cita lustral con la Virgen de Las Nieves, en La Palma, ya tiene página web: www.bajadadelavirgen.es
La capilla de San Pedro de Arriba en Güimar, de 1765, ha reabierto sus puertas tras 14 meses de obras de restauración de las pinturas murales del templo. Tras el traslado desde el templo matriz de San Pedro de Güimar de la imagen de San Pedro, “el Chiquito” hasta la plaza del templo, el vicario general, Antonio Pérez, presidió la eucaristía. Pérez hizo una llamada, en su homilía, a mantener la esperanza en tiempos de crisis, en muchos ámbitos de la vida, y a “no perder la fe, pues vale la pena ser creyentes, proponer la fe en Jesús y vivir la caridad”.
Por cierto, que en Güímar continúan llevándose a cabo actos para celebrar el Cincuenta Aniversario de la Bendición del Señor Atado a la Columna. Así, el viernes 26 de febrero, a las 19:45 horas, tendrá lugar la inauguración de la exposición “El Señor Atado a la Columna, cincuenta años de una devoción”. Permanecerá abierta hasta el viernes, 12 de marzo.
Por otro lado, esta semana se reunió también el Consejo Diocesano de Economía para hacer un balance del desarrollo presupuestario.
El próximo 14 de marzo se celebrará el Día de Hispanoamérica con el lema: “sacerdotes, discípulos y maestros”. Son muchos los vínculos que unen nuestra tierra canaria con América, prueba de ello es que somos la segunda diócesis en la ayuda económica (16.000 Euros) gestionada desde esta campaña y enviada a la Conferencia Episcopal Española.
La Delegación de Pastoral Vocacional, organizó por segundo año consecutivo, la peregrinación vocacional a Garachico. Desde las 4 de la tarde -y en distintos lugares celebrativos de Garachico- se llevaron a cabo testimonios vocacionales que ayudaron a apreciar y conocer el ministerio sacerdotal y los diversos carismas de la vida consagrada como don de Dios a su Iglesia.
En la casa de ejercicios de la capital tinerfeña, se ha desarrollado la primera sesión del Master de Matrimonio y Familia que lleva a cabo el Instituto Juan Pablo II. Esta especialidad universitaria en pastoral familiar que ya está presente en diferentes zonas de la península, reunió en Tenerife a 38 personas. El ponente de estas jornadas fue el sacerdote Juan de Dios Larrú y el tema central giró en torno al “Amor humano”.
Se ha celebrado en la parroquia de San Sebastián de Santa Cruz por primera vez en Tenerife, la tradicional misa en honor del Santo Niño, una de las devociones más veneradas en Filipinas y patrón de muchas de las ciudades más importantes del país.
Aún tres semanas después del duro temporal que asoló las islas, técnicos y demás operarios del Cabildo acuden a diario a la iglesia de la Concepción, en Santa Cruz de Tenerife para intentar restablecer la normalidad. Mauricio González, párroco de este histórico templo ha indicado que el “fango es lo más difícil de limpiar”.
El nuevo hogar de mayores Santa Rita I abrirá sus puertas el domingo, 28 de febrero. La nueva casa acogerá a casi 300 mayores desalojados del antiguo Santa Rita I en 2008.
El periódico El Día ha publicado, en su edición del domingo, 21 de febrero, una entrevista a Armando Montoliu, sacerdote afincado en Tenerife desde 1952. Montoliu trabajaba en el Banco Hispano Americano de Barcelona cuando sintió la llamada de Dios al sacerdocio. Don Armando celebrará su 90 cumpleaños, mediante una eucaristía el 27 de febrero, a las 12:00 horas, en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en Santa Cruz.
Del 1 al 4 de marzo, en Gran Canaria y del 2 al 5 de marzo, en Tenerife se llevarán a cabo las XIII Jornadas de Historia de la Iglesia en Canarias bajo el título: El Archivo Secreto Vaticano: Herencia frente a olvido. EL patrimonio documental canario”.
Fray Miguel Martín Calderón, superior de la Comunidad de Hermanos y el director gerente del Hospital de San Juan de Dios, Juan Manuel de León García han invitado a quienes lo deseen, a la eucaristía y al acto de imposición de la Granada de Oro a los trabajadores jubilados, que tendrá lugar el día 8 de marzo, a las 12:00 horas, con motivo de la festividad de San Juan de Dios. La eucaristía estará presidida por el Obispo. La parte musical correrá a cargo del coro “Unum Cor”.
En breve se procederá a la restauración de las imágenes de San José y San Amaro, en la ermita de Machado, catalogada como Bien de Interés Cultural.
El director del Instituto Superior de Teología de Tenerife, Juan Pedro Rivero ha invitado a todos los profesores de este centro de estudios a la Defensa Pública de la Tesis de Licenciatura en Teología Dogmática del Profesor Miguel Ángel García Rodríguez. La tesis lleva por título: “Conceptos, manifestaciones y valoración de la religiosidad popular en el ámbito de la EREC de la Diócesis de Tenerife”.
El lunes, 1 de marzo, a las 20:30 horas, en el ex convento de Santo Domingo tendrán lugar las I Jornadas de Capataces y Costaleros. En el acto se impartirá la conferencia de Antonio Santiago, capataz de la Hermandad de la Macarena de Sevilla.
Los días 19 y 20 de marzo, la parroquia de San Juan Bautista, en Vallehermoso celebrará el I Centenario del templo. El viernes, 19 de marzo, a las 18:00 horas, se llevará a cabo la conferencia “El arquitecto Antonio Pintor y su obra en La Gomera”, a cargo de Pablo Jerez Sabater, licenciado en Historia del arte por la universidad de Sevilla. Posteriormente, tendrá lugar la eucaristía presidida por el obispo. El sábado, 20 de marzo la eucaristía se desarrollará a las 18:00 horas y luego habrá una nueva conferencia. En este caso, titulada: “Vallehermoso hace 100 años. Un templo para un pueblo”. La misma correrá a cargo de Rubén Martínez, profesor del IES San Sebastián de La Gomera y por Juan Carlos Marrero, director del Museo Arqueológico de la Gomera.
Doce templos del Archipiélago acogerán, entre los próximos días 13 y 14 de marzo, el V Encuentro de Música Religiosa de Canarias.
CÁRITAS DIOCESANA DE TENERIFE RECAUDA 503.000 EUROS PARA LOS DAMNIFICADOS DEL TERREMOTO DE HAITÍ.
Cáritas Diocesana de Tenerife ha recaudado, hasta la fecha, más de 500.000 euros en la campaña por la emergencia del terremoto en Haití. De ellos, 206.000 euros proceden de las colectas del 6 y 7 de febrero en todas las parroquias de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
Cáritas. 24 de febrero de 2010. Más de 500.000 euros se han recaudado, hasta el momento, en las diferentes cuentas que Cáritas Diocesana de Tenerife ha abierto en la emergencia por el terremoto de Haití. De ese importe total más de 206.000 euros proceden de la colecta de los días 6 y 7 de febrero, realizada por disposición de D. Bernardo Álvarez, Obispo de la Diócesis, en todas las parroquias de la Provincia.
Se puede considerar como una de las colectas más generosas de los últimos años por parte de la Comunidad Cristiana de El Hierro, La Gomera, La Palma y Tenerife, y un signo de respuesta a la interpelación realizada por el Obispo ante la situación de realidad dramática sobrevenida en el país caribeño por el terremoto del pasado 12 de enero.
Desde Cáritas queremos agradecer todos y cada una de las contribuciones efectuadas para esta causa.
Homilía de monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú, para el 3º domingo durante el año. (AICA)
(24 de enero de 2010)
JESÚS, LA MISERICORDIA DE DIOS
La liturgia de este domingo nos presenta el texto del profeta Nehemías (Neh 8, 2-10) en el que el escriba y sacerdote Esdras proclama públicamente la Ley de Dios que había sido dada a Moisés para que sea el fundamento del pueblo judío. Se acababa de reconstruir las murallas de la ciudad y el Templo y ahora Esdras propone a la ley de Dios como el fundamento y la piedra angular de la espiritualidad del pueblo elegido por Dios. Dice el texto que después que Esdras leyó pública y solemnemente la Ley y luego de que los levitas explicaran al pueblo el contenido de la Ley, el pueblo respondió Amén, Amén y luego con alegría se fue a festejar porque “habían comprendido y aceptado las palabras que les habían enseñado” (Ib. 12). El pueblo experimentó la misericordia y la cercanía de Dios en su Palabra. Así la Ley de Dios pasó a ser el fundamento de la vida del Pueblo de Dios y la causa de su profunda alegría.
Al comienzo de su Evangelio, San Lucas quiere dejar en claro que él no improvisa, que él ha sido un instrumento responsable en las manos de Dios y que se ha dedicado a investigar diligentemente para escribir una narración ordenada sobre Jesús, basándose en el testimonio de testigos. Así Lucas quiere mostrar que estas narraciones no son producto de la fantasía o de la mitología, sino que se refieren a hechos que verdaderamente han ocurrido en la historia y que son contados por los testigos que estuvieron en contacto cercano con Jesús y que se transmitieron con fidelidad en los primeros tiempos de la Iglesia hasta que se fueron poniendo por escrito.
La segunda parte del evangelio de este domingo nos muestra a Jesús predicando en la sinagoga de Nazaret. Allí Jesús, luego de leer el texto de Isaías 61, 1-2 afirma “esta escritura, que acaban de oír, se ha cumplido hoy”. Jesús se presenta así como el Ungido del Señor, como el Mesías que viene a anunciar la buena noticia a los pobres, a devolver la vista a los ciegos, a liberar a los cautivos, a hacer los signos de Dios. Jesús es el centro de la escena. El mismo Jesús se presenta con autoridad y como portador del Espíritu de Dios. Nuestra fe nos dice que Jesús es la Palabra de Dios, es el Verbo de Dios que se hace presente entre nosotros, es el centro de nuestra fe. Es sumamente interesante advertir que en este texto de Lucas la cita del profeta Isaías está modificada: el texto original dice al final “a proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza de nuestro Dios”, pero el evangelio sólo dice “un año de gracia del Señor” y omite “día de venganza”. Y esto es justamente porque Jesús nos libera de la ira de Dios, de su justa venganza. Nos libera de lo que mereceríamos en justicia por nuestro pecado, nuestra mediocridad, nuestro olvido de Dios, y viene a proclamar que Dios siempre nos da una nueva oportunidad, viene a proclamar que es un Dios de misericordia y que espera que el corazón del hombre cambie y haga las obras de Dios.
Con la venida de Jesús se inaugura un tiempo de gracia, de misericordia, y se nos ofrece una buena noticia que es luz para nuestros ojos y liberación de nuestras esclavitudes personales, las materiales e incluso las espirituales. Creemos en un Dios que es justo pero que es también misericordioso. Oseas 11, 1-9 retrata la lucha entre la misericordia y la justicia que se libra en el corazón de Dios, en donde termina triunfando la misericordia: “porque soy Dios, no un hombre; contigo soy el Santo, y no vendré con ira” (11, 9), dice el texto. Jesús es la manifestación de ese triunfo de la misericordia en el corazón de Dios y se hace presente con la unción del Espíritu Santo para hacer las obras, los signos de Dios. También nosotros estamos llamados a vivenciar el Espíritu de Dios en nuestro corazón y a ser capaces de hacer las obras de misericordia que nos asemejarán a Jesús.
Que María, Madre de la Misericordia, nos haga vivenciar el Espíritu Santo y nos ayude a ser testigos de misericordia.
Mons. Marcelo Raúl Martorell, obispo Puerto Iguazú
Mensaje de Mons. Oscar Sarlinga, obispo de Zárate-Campana, sobre la «Jornada de la Infancia Misionera», en la Epifanía del Señor. (AICA)
«LA BUENA NUEVA VIAJA SIN PASAPORTE»
Queridos hermanos condiocesanos:
El Papa Benedicto XVI presidió hoy en la Basílica Vaticana (a las 10 de la mañana hora de Roma) la Santa Misa en la solemnidad de la Epifanía del Señor, Jornada que lo es también de «la Infancia Misionera». Al mediodía dirigió el rezo del Ángelus.
Quizá se pueda no estar tan al corriente que en la solemnidad de la Epifanía -manifestación de Cristo a todos los pueblos y naciones, representados por los Magos- se celebra la mencionada «Jornada de la infancia misionera», instituida por el Papa Pío XII. Con el lema perenne “Los niños ayudan a los niños”, la Obra pontificia de la infancia misionera sostiene miles de iniciativas de solidaridad, educando a los niños para que crezcan con un espíritu de apertura al mundo y de atención a las dificultades de los menores menos favorecidos.
En este año 2010 el lema de la Jornada de la infancia misionera es “La Buena Nueva viaja sin pasaporte”, puesto que se propone destacar la eficacia de la Palabra de Dios, que jamás se ve limitada por barreras o confines, y al mismo tiempo nos impulsa a la evangelización, en el legítimo anhelo de difundir la gozosa noticia de la salvación, libremente ofrecida a todos los pueblos del mundo.
Nosotros creemos, porque estamos convencidos de ello, que «la luz de Belén continúa resplandeciendo en todo el mundo», como lo ha dicho hoy el Papa Benedicto. Por ello también de esta Epifanía queremos extraer algunas indicaciones programáticas concretas, en lo que respecta a la Pastoral de la Infancia Misionera en la diócesis. Acerca de la conveniencia de dichas indicaciones u orientaciones, recordamos lo que nos dice nuestro «Plan Pastoral diocesano»:
“Por consiguiente, este Plan Pastoral de la diócesis ha procurado brindar indicaciones programáticas concretas, como nos enseña el Documento de APARECIDA: "El proyecto pastoral de la Diócesis, camino de pastoral orgánica, debe ser una respuesta consciente y eficaz para atender las exigencias del mundo de hoy, con ‘indicaciones programáticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, de formación y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios necesarios, que permiten que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la cultura” (Orientación fundamental del Plan, n. 1).
Varias son las parroquias de la diócesis que cuentan con la «Infancia Misionera». En esto vemos también que, en parte, las propuestas actuales ya se encontraban de algún modo presentes, ya sea en las orientaciones o en la práctica (Cf. «Plan Pastoral Diocesano», Capítulo I, n. 1: EL CAMINO PASTORAL RECORRIDO NOS ORIENTA, Y NOS ALLANA EL CAMINO POR RECORRER). Sin embargo, queda un camino importante que emprender respecto a la implementación y puesta en obra de la Infancia Misionera, que traerá muchas bendiciones.
También en nuestro «Plan» (Capítulo I, n. 7: Profundización en la dimensión evangelizadora de toda la Pastoral) damos el sentido del llamado "estado de misión", y luego, al pasar a sugerir o proponer profundizaciones en los distintos ámbitos de la Pastoral (n. 9 del mismo capítulo I), vemos la necesidad del «(…) fomento de la formación de agentes misioneros (para lo cual será muy importante la tarea de las Obras Misionales Pontificias y de la Delegación de Misiones, así como de las parroquias con grupos misioneros experimentados) que lleven a cabo la tarea de misionar en las parroquias que lo pidan, de una forma permanente y con dedicación preferencial a esta tarea, buscando en especial a los alejados” (Cap. I, n. 9, “c”).
¿Podrían ser los niños lo que llamamos «agentes misioneros»?.
Sí, ¡y cómo!. Ellos, en su inocencia y simplicidad de «ver a Jesús» y «ver brillar su estrella» serán de aquellos que, en el sentido de palabras que el Papa pronunció hoy: «han visto la estrella y han comprendido el mensaje». Necesitan, esto sí, de la atención pastoral de las parroquias, de los curas párrocos, sacerdotes, diáconos permanentes, religiosos, religiosas, laicos preparados, para «abrirles los ojos y el corazón» y ayudarlos a conservar «un corazón sabio e inocente», que les permita «ver la estrella de la misericordia» del Señor, su Amor, que se da en la familia, en la comunidad, también en la comunidad parroquial, en todos los ambientes en el que el niño sea también «un testigo del Amor de Cristo».
Ojalá, quiera el Señor, que todas las parroquias de la diócesis puedan ir formando, con paciencia y a la vez con constancia, grupos de «Infancia Misionera». Los exhorto de corazón a los curas párrocos. Cuentan con la ayuda de la Delegación de Misiones, y la valiosa experiencia de las parroquias donde está ya funcionando, con mucho fruto de difusión del Evangelio y afianzamiento de la familia cristiana. El buen empeño de las familias será fundamental en este cometido (¡las hay tantas, de cónyuges que han hecho un retiro de impacto, de aquéllos que pertenecen a un movimiento o asociación de fieles laicos, o se encuentran dedicados a un aspecto de la pastoral parroquial!).
En el Señor y la Virgen Madre, los saluda afmo.
Mons. Oscar Sarlinga, obispo de Zarate-Campana
6 de enero de 2010
Reflexión de José Antonio Pagola al evangelio del domingo segundo de Cuaresma - C - 2010, ofrecido por la Delegación de Enseñanza de la Diócesis de Tenerife.
ESCUCHAR SOLO A JESÚS
La escena es considerada tradicionalmente como "la transfiguración de Jesús". No es posible reconstruir con certeza la experiencia que dio origen a este sorprendente relato. Sólo sabemos que los evangelistas le dan gran importancia pues, según su relato, es una experiencia que deja entrever algo de la verdadera identidad de Jesús.
En un primer momento, el relato destaca la transformación de su rostro y, aunque vienen a conversar con él Moisés y Elías, tal vez como representantes de la ley y los profetas respectivamente, sólo el rostro de Jesús permanece transfigurado y resplandeciente en el centro de la escena.
Al parecer, los discípulos no captan el contenido profundo de lo que están viviendo, pues Pedro dice a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Coloca a Jesús en el mismo plano y al mismo nivel que a los dos grandes personajes bíblicos. A cada uno su tienda. Jesús no ocupa todavía un lugar central y absoluto en su corazón.
La voz de Dios le va a corregir, revelando la verdadera identidad de Jesús: «Éste es mi Hijo, el escogido», el que tiene el rostro transfigurado. No ha de ser confundido con los de Moisés o Elías, que están apagados. «Escuchadle a él». A nadie más. Su Palabra es la única decisiva. Las demás nos han de llevar hasta él.
Es urgente recuperar en la Iglesia actual la importancia decisiva que tuvo en sus comienzos la experiencia de escuchar en el seno de las comunidades cristianas el relato de Jesús recogido en los evangelios. Estos cuatro escritos constituyen para los cristianos una obra única que no hemos de equiparar al resto de los libros bíblicos.
Hay algo que sólo en ellos podemos encontrar: el impacto causado por Jesús a los primeros que se sintieron atraídos por él y le siguieron. Los evangelios no son libros didácticos que exponen doctrina académica sobre Jesús. Tampoco biografías redactadas para informar con detalle sobre su trayectoria histórica. Son "relatos de conversión" que invitan al cambio, al seguimiento a Jesús y a la identificación con su proyecto.
Por eso piden ser escuchados en actitud de conversión. Y en esa actitud han de ser leídos, predicados, meditados y guardados en el corazón de cada creyente y de cada comunidad. Una comunidad cristiana que sabe escuchar cada domingo el relato evangélico de Jesús en actitud de conversión, comienza a transformarse. No tiene la Iglesia un potencial más vigoroso de renovación que el que se encierra en estos cuatro pequeños libros.
José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
28 de febrero de 2010
2 Cuaresma (C)
Lucas 9, 28-36
Tema de reflexión para retiro sacerdotal de Vicaría en la diócesis de Tenerife por el AÑO SACERDOTAL.
JESÚS Y LA FRATERNIDAD
Siguiendo el Evangelio, vamos a dedicar estos momentos de contemplación a ver cómo Jesús construye la primera fraternidad.
Todo cristiano, pero especialmente el sacerdote, tendría que acostumbrarse a pedir al Evangelio y, por tanto, a Jesús, que nos ilumine con su Palabra antes de responder a los interrogantes que pueda encontrarse en la vida.
Este ejercicio de preguntar siempre al Evangelio: cómo debo responder, cómo reaccionar ante lo que me brinda la vida, a este interrogante que me ofrece la fraternidad. Es necesario aprender de Jesús a ser hermanos, a amar y esperar a los hermanos y, sobre todo, aprender de Jesús a padecer, por amor a los hermanos. ;
Jesús sabe que con su Encamación ha introducido una dinámica nueva para la nueva humanidad. Una dinámica para la que los humanos no estamos bien hechos del todo, aunque hayamos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Necesitábamos reconstruimos, revestimos de sus propios sentimientos. Y por eso él inició el ensayo de la fraternidad según el Evangelio. Y en el Evangelio Él nos describe algunas reglas que es necesario acoger y madurar en el corazón de cada presbítero para saber vivir junto a los otros haciendo camino de fraternidad para la misión.
CLAVES EN LA FRATERNIDAD DE JESÚS.
PRIMERA CLAVE. La fraternidad se construye con los gestos del amor. Sólo el amor hace nacer la fraternidad y reconstruirla en las heridas inevitables que el rodaje fraterno puede provocar.
La fraternidad no se hereda del todo, aunque nacemos a la fraternidad sacramental por la imposición de las manos. La fraternidad se edifica, la edifican aquellos que más madrugan, es decir, los que están movidos por el amor.
Jesús, porque es el que más ama, es el que toma la iniciativa de salir a los caminos y llamar a los que quiso para que estuvieran con Él y un día mandarlos a predicar.
Esta clave es importante. Si queremos ir entrañando de día en día al grupo de hermanos, es necesario que el corazón de cada uno sepa madrugar calentándolo en el calor del corazón de Cristo y así tomar iniciativas, salir al encuentro, buscar al otro.
Seria un primer matiz a evaluar ante el Espíritu: ¿Caben mis hermanos, les hago sitio a todos en mi corazón? ¿Puedo recordar algún nombre, algún rostro, que me haga sentir por dentro alguna incomodidad?
SEGUNDA CLAVE. Jesús, al invitar a seguirle, parte de lo que son, de donde están, llamándolos por su nombre.
Bíblicamente, llamar a uno por su nombre es asumir la totalidad del misterio del otro en lo que tiene de historia, de huella cultural, de configuración del propio ser en todas sus dimensiones.
Es una dimensión delicada, que será muchas veces dolorosa. Querernos, sabemos encontrar, acertar a hacer camino con todas las huellas configuradoras de nuestra personalidad y hasta con las taras que la vida ha ido sembrando en el corazón de cada uno de nosotros, puede hacer ciertamente doloroso el camino, convertir en cruz la fraternidad.
Por eso, es importante pedir al Señor que nos revista de sus propios sentimientos. El Himno de la Carta a los Filipenses está situado en clave de fraternidad. Y en ese contexto Pablo sitúa el misterio del anonadamiento de Jesús para enriquecemos con su pobreza.
¿Cómo nos encontramos ante esta dimensión? ¿Asumo con nombre y apellidos al compañero con el que tengo que hacer camino?
TERCERA CLAVE. Jesús construye la fraternidad, mientras va de camino, es decir, les forma a partir de las situaciones que van viviendo.
Jesús no ofrece una teoría ni una doctrina sobre la fraternidad. La teje, la construye desde lo que el ministerio va suscitando, desde las urgencias del pueblo y desde los imperativos del Padre.
Y en ese camino cuida especialmente que sepan encontrarse, se preocupa de la calidad del encuentro, procurando que haya transparencia, libertad de comunicación, nacidas del calor de hogar hasta poder decirse amigos. 'No os llamo siervos, sino amigos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor".
Aquí hay una perspectiva de nuestras fraternidades que es delicada, y hasta penosa y difícil, pero que es nuclear. Consiste en sabemos encontrar también en la comunicación de lo que hay de más genuino, de más misterioso en el propio vivir y en el propio quehacer. No solamente encuentros funcionales, sino encuentros por la misión.
Así Jesús cuida que el corazón de los discípulos vaya pasando por un proceso educativo que les reconvierta de pescadores, en pescadores de hombres.
Esto lo tiene que lograr la fraternidad. Si no, ¿qué ámbito sacramental puede encontrar el sacerdote?
Sería importante pensar: ¿Cómo son nuestros encuentros y qué aporto yo? A veces en nuestros encuentros decimos muchas cosas y nos decimos muy poco o nada.
CUARTA CLAVE. La dinámica interna de la fraternidad de Jesús comprende tres dimensiones que Él vigila y cuida con mimo: 1) que sea una fraternidad contemplativa, con un corazón vuelto al Padre; 2) que se sientan solidarias dé IQS hombres, sensibles y abiertos a los requerimientos y desafíos que hace el pueblo; 3) siendo sembradores de bienaventuranza o constructores de la civilización del amor.
¿Én qué medida nuestros encuentros se hacen escuela de aprendizaje de esta riqueza de las bienaventuranzas ejercida primeramente entre nosotros?
QUINTA CLAVE. Asegura un clima de libertad: que cada uno sea él, sin domesticar a nadie. Pero a la vez, cuidando que las flaquezas, las estupideces, los desatinos se conviertan, no en amenaza ni en condenación ni en exclusión, sino en oportunidad para entrar más adentro en la espesura de la dinámica del Evangelio que Él regala.
SEXTA CLAVE: Vengarnos de la estupidez, queriéndonos más. Es lo que hace Jesús. El amor encuentra salida a las situaciones imposibles. Hay situaciones que sólo pueden redimirse en el propio corazón.
Es una dimensión que tendríamos que ensayar y vivir. Así podremos asegurar a la gente que el perdón es posible.
SÉPTIMA CLAVE: Él es Maestro y Señor, pero no crea dependencias, ni mengua capacidades, ni quiebra la autonomía regulada de cada uno de los discipidos. Es muy importante en la dinámica de las fraternidades: nadie es más que nadie y todos somos hermanos. Lo cual no quiere decir que no vivamos con gratitud el don del otro, lo cual supone una, educación del, corazón según el Espíritu.
OCTAVA CLAVE. Jesús de vez en cuando se para con ellos para evaluar el camino de lo que va aconteciendo en la fraternidad.
Es importante pararse y comentar muchas cosas que pongari calor y alegrja en las relaciones mutuas, en el encaminar de dos en dos.
NOVENA CLAVE: Este recorrido configura por dentro la entraña del grupo y su imagen pública ante la opinión de los demás. Son los "Doce". Decir "doce" es haber adquirido una fisonomía interna, como un latido gemelo, como un alma gemela, es ser una auténtica fraternidad sacerdotal. Hasta ser reconocidos como "los que estaban con él". Porque este es el reconocimiento que adquiere el grupo de los Doce ante la opinión pública. Que nos reconozcan así, porque hemos terminado nosotros internamente reconociéndonos y viviéndonos como de los suyos.
DÉCIMA CLAVE: Aunque Jesús ha confiado a pie juntillas en la fraternidad apostólica, al fin hay un trecho del camino que sólo cada uno lo tiene que hacer a solas.
Hay una dimensión de fidelidad, de coherencia, respecto al Evangelio en torno a Jesús y en función del pueblo que cada uno tiene que saber hacer a solas, guiado por el Espíritu. Es una dimensión intransferible.
La fraternidad más entrañable no nos libera de un compromiso interior de fidelidad al Espíritu y de solidaridad con el pueblo que se nos ha encomendado.
Porque, a veces, lo que puede ser un descalabro es querer una fraternidad excesivamente perfecta, supeditando y condicionando al proceso del grupo lo que Dios pide a cada uno.
Hay una exigencia del Espíritu al propio corazón que nunca puede estar excesivamente condicionada a que el conjunto camine, a que todos lo vean, a que todos decidan secundarlo.
UNDÉCIMA CLAVE. Este último matiz resulta verdaderamente simpático y nos puede devolver el buen humor en momentos en que no se avanza e incluso en momentos en que retrocedemos, en que hay percances y no sabemos cómo solucionarlos.
Pues, siendo Jesús el Maestro y el Señor y, por tanto, teniendo una sabiduría capaz de comprender la condición humana y contribuir a hacer sabiamente el rodaje del grupo, al terminar su vida mortal, dejó la fraternidad a
medias y tuvo que decirles: "Yo os enviaré el Espíritu Santo para que os conduzca hacia la plenitud".
Porque la fraternidad es un don del Espíritu. Existe el riesgo de creer que la fraternidad es hechura de nuestra buena voluntad solamente. Y no. Es un don del Espíritu Santo que es necesario pedir. Pero es también tarea, es gozo, es cruz. La fraternidad no se sueña, la fraternidad se construye, se edifica con muchos gestos; sobre todo, con muchos gestos del corazón.
Tema de reflexión en retiro sacerdotal mensual de Vicaría en la diócesis Tenerife en el AÑO SACERDOTAL.
PENITENCIA Y FRATERNIDAD
Paralelismo entre lo que significa y acontece en el Sacramento de la Penitencia
y lo que tendría que ocurrir en las relaciones fraternales.
1.- LA PRIMERA OPORTUNIDAD QUE NOS REGALA EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA es poder entrar en el propio corazón, localizar las ambigüedades o torpezas de nuestros sentimientos y poner nombre a los desatinos del alma.
Esta es la primera suerte y la primera gracia del Sacramento de la Penitencia: conocerse en la propia vulnerabilidad, ahondar profundamente en las dimensiones de pequeñez, de pobreza, de humildad, sintiéndonos reencontrados por la bondad del Señor. Esto nos permite caminar en verdad.
¿No podría ser éste el estilo de nuestras relaciones fraternales? ¡Tantas veces son los otros los que nos ponen en verdad! ¡Tantas veces son los encuentros o encontronazos los que hacen que suban a la conciencia de uno mismo resistencias, dureza de corazón, falta de magnanimidad, torcimiento de la mirada! Todo esto que muchas veces lo llevamos encerrado en nuestro propio corazón aparece en la pantalla de la conciencia gracias al convivir y al trabajar juntos.
¡Cómo ayudaría a vivir la fraternidad el que los demás hermanos con sus aportaciones, con sus interrogantes, con sus correcciones, acertaran a ponernos en verdad!
2.- OTRA DIMENSIÓN MUCHO MÁS PROFUNDA: LA EXPERIENCIA DEL PECADO Y DEL PERDÓN.
En el Sacramento, no obstante el pudor psicológico que en ocasiones podamos tener, uno decide y logra ponerse "al desnudo", a la intemperie de sus debilidades más oscuras, porque sabe que en ese acontecimiento sacramental hay Alguien que nos espera, que nos acoge, que nos cree y que siempre nos responde con una palabra de indulgencia y de misericordia.
Esta es la realidad teologal más profunda del Sacramento de la Penitencia: creer, experimentar que se proyecta sobre nosotros, no un juicio que nos condena ni una recriminación airada, sino indulgencia, misericordia y vida, a la vez que capacidad y gozo para caminar en la vida con mayor esperanza.
Esto que acontece en el Sacramento de la Penitencia, ¿no podría prolongarse en nuestras relaciones fraternas?
Igual que en el Sacramento de la Penitencia "nos desnudamos" para que no se proyecte sobre nosotros un juicio condenatorio, tendríamos que regalar a los encuentros, a las relaciones, tal calidad de acogida, de fe en el otro, de espera esperanzada, que le devolviéramos la confianza de poderse manifestar en la verdad de lo que es y somos. Porque sólo la confianza y la magnanimidad facilitan unas relaciones transparentes. Una fraternidad marcada por la sospecha, por el juicio condenatorio, por la exigencia recriminatoria es una fraternidad, es una fraternidad que se enrarece. En situaciones así existe el peligro de replegarse, de poner el disfraz, encubriendo lo que realmente somos. La desgracia mayor de una fraternidad es crear una atmósfera que ahogue la espontaneidad, que limite la transparencia y que a un hermano u otro le haga ocultar sus reales sentimientos. Sólo la bondad regalada abre los corazones. Sólo la confianza entrañable posibilita la seriedad y calidad del encuentro. El juicio condenatorio repliega y hace huir.
3.- LA PENITENCIA ES LA EXPERIENCIA DE LOS EXCESOS DEL AMOR DE DIOS.
"Oh feliz culpa, que ha puesto al Padre en trance de regalarnos tal Redentor", cantamos en el Himno Pascual del Sábado Santo. De alguna manera podíamos decir que ha sido el pecado el que ha puesto a Dios en trance de dar de sí los excesos del amor.
Parece incomprensible, pero ésta es nuestra realidad teologal: el pecado, la estupidez humana, en lugar de enfadar a Dios, de desentenderse de nosotros, puso en trance todos los resortes de su corazón, regalándonos el perdón y la misericordia. Por el pecado hemos podido comprender cuál es la anchura, la hondura y la profundidad del amor desbordado del Padre en el Híjo.
¿Por qué no soñar evangélicamente con un camino fraterno que se alimente de esta dinámica? Esto es lo que debería suceder muchas veces en nuestras relaciones fraternas. Porque puede haber momentos de incomprensión, de dureza de juicio, de enfado, de limitaciones de uno u otro, que se soportan mal y podrían ser las oportunidades para sacar del corazón gestos casi inéditos, excesos de amor fraterno, "vengándonos" de esas estupideces con el regalo de nuevos gestos de indulgencia y misericordia.
Tendríamos que ver las limitaciones de las relaciones fraternas casi como oportunidad de gracia para dar de lo mejor, apostando por los excesos del amor fraterno y haciendo conmemoración en nuestras relaciones de lo que realmente se significa y acontece en el Sacramento. Tendríamos que pedir al Espíritu Santo que nos revista de estos sentimientos.
4.- HAY UN CUARTO MATIZ EN EL SACRAMENTO: LA TRANSFORMACIÓN DE LA ESTUPIDEZ HUMANA EN FIESTA.
En el sacramento de la Penitencia hay un milagro discreto del amor de Dios, al transformar la estupidez humana (eso es el pecado) en fiesta de familia.
En el Sacramento de la Penitencia el agua se convierte en vino, la tiniebla en luz, el pecado én gracia, la muerte en vida. ¿No es esto un milagro? La parábola del hijo ¡pródigo es una confirmación de lo que acabamos de decir. Hay que procurar que este espíritu se abra camino más y más entre nosotros con el fin de hacer de las relaciones fraternas un ámbito cada vez más caluroso y entrañable de familia.
La sabiduría cristiana de una fraternidad no está tanto en evitar encontronazos, que a veces son inevitables y más bien fruto de la limitación de la condición humana que de la malicia del corazón, sino en transformar los encontronazos en encuentro. No está tanto en evitar las limitaciones sino en transformarlas en grandeza de alma y en sitio amoroso en el que quepan los hermanos.
5.- LA PENITENCIA NOS DEVUELVE A TODOS A CASA.
Las rupturas producidas por el pecado se restañan en el Sacramento de la Penitencia, haciendo que los hermanos dispersos vuelvan al calor del hogar. La Penitencia nos permite volvemos de nuevo de cara a Dios, renaciendo entrañablemente a la conciencia de hijos, y nos impulsa a mirar con otrct simpatía a quien tenemos al lado, compartiendo las distintas tareas para que la hacienda rinda, para que la viña esté bien cuidada.
Esta realidad teologal que acontece en el Sacramento de la Penitencia, ¿no tendría que recrear posturas, criterios, sentimientos e imaginar dinámicas que nos permitan volver al hogar de la familia, reconocer juntos la ternura del Padre y vivir gozosamente la tarea encomendada, mirándonos sinceramente como hermanos implicados gozosamente en una tarea común?
Podríamos pedir al Espíritu Santo que nos ayude a comprender que lo que se significa y sucede en el Sacramento de la Penitencia, lo hagamos camino fraterno, repitiendo la petición del Padrenuestro: Perdona nuestras ofensas para ver si, de tanto sentirnos perdonados por Ti y enriquecidos con tu misericordia, vueltos a los hermanos, no sepamos más que regalarles bienaventuranza.
Esta es la realidad de la nueva humanidad inaugurada por Cristo e introducida en el misterio de su Iglesia. Esto es lo nuclear de nuestra fe. Y lo que creemos, o se hace ensayo y tarea cotidiana o se queda en pura ideología religiosa inoperante e ineficaz.
Intentemos adéntrarnos en el santuario de la adoración, encontrándonos con la persona de Jésús para que nos hable al corazón y ante Él, repasemos él itinerario de nuestros sentimientos y posturas fraternales, pidiendo a su Espíritu que lo que el Padre hace en la Penitencia nos ayude a realizarlo con los demás mientras vamos de camino.
ZENIT nos ofrece el discurso pronunciado el jueves 28 de Enero de 2010 por el Papa Benedicto XVI al recibir en audiencia a los miembros de las Academias Pontificias, con motivo de su 14ª Sesión Pública.
Señores cardenales,
venerados Hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio,
ilustres Presidentes y Académicos,
Señoras y señores
Estoy contento de acogeros y de encontraros, con ocasión de la Sesión Pública de las Pontificias Academias, momento culminante de las múltiples actividades del año. Saludo a monseñor Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo de Coordinación entre las Academias Pontificias, y le agradezco las corteses palabras que me ha dirigido. Extiendo mi saludo a los presidentes de las Academias Pontificias, a los Académicos y a los Socios presentes. La Sesión Pública de hoy, durante la cual se ha entregado, en mi nombre, el Premio de las Pontificias Academias, toca un tema que, en el ámbito del Año Sacerdotal, reviste particular importancia: "La formación teológica del presbítero".
Hoy, memoria de santo Tomás de Aquino, gran Doctor de la Iglesia, deseo proponeros algunas reflexiones sobre las finalidades y sobre la misión específica de las beneméritas Instituciones culturales de la Santa Sede de las que formáis parte y que tienen una variada y rica tradición de investigación y de compromiso en diversos sectores. Los años 2009-2010, de hecho, para algunas de ellas, están marcados por un aniversario específico, que constituye un ulterior motivo para dar gracias al Señor. En particular, la Pontificia Academia Romana de Arqueología recuerda su fundación, que tuvo lugar hace dos siglos, en 1810, y su transformación en Academia Pontificia, en 1829. La Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino y la Pontificia Academia Cultorum Martyrum han recordado su 130° año de vida, al haber sido ambas fundadas en 1879. La Pontificia Academia Mariana Internacional ha celebrado, también, el 50 aniversario de su propia transformación en Academia Pontificia. Las Pontificias Academias de Santo Tomás de Aquino y de Teología han recordado, finalmente, el decenio de su renovación institucional, sucedida en 1999 con el Motu proprio Inter munera Academiarum, que se publicó precisamente el 28 de enero.
Muchas ocasiones, por tanto, para volver al pasado, a través de la lectura atenta de los pensamientos y de las acciones de los Fundadores y de cuantos se prodigaron por el progreso de estas instituciones. Pero la mirada retrospectiva del glorioso pasado no puede constituir la única aproximación a estos acontecimientos, que recuerdan sobre todo el deber y la responsabilidad de las Academias Pontificias de servir fielmente a la Iglesia y a la Santa Sede, renovando en el presente su rico y diversificado empeño, que ya ha producido preciosos frutos, incluso en el pasado reciente. La cultura contemporánea, y aún más los propios creyentes, de hecho, solicitan continuamente la reflexión y la acción de la Iglesia en los diversos ámbitos en los que surgen nuevas problemáticas y que constituyen también sectores en los que trabajáis, como la búsqueda filosófica y teológica; la reflexión sobre la figura de la Virgen María; el estudio de la historia, de los monumentos, de los testimonios recibidos en herencia por los fieles de las primeras generaciones cristianas, comenzando por los mártires; el delicado e importante diálogo entre la fe cristiana y la creatividad artística, al que quise dedicar el Encuentro con personalidades del mundo del arte y de la cultura, que tuvo lugar en la Capilla Sixtina el pasado 21 de noviembre. En estos delicados espacios de investigación y compromiso, estáis llamados a ofrecer una contribución cualificada, competente y apasionada, para que toda la Iglesia, y en particular la Santa Sede, pueda disponer de ocasiones, de lenguajes y de medios adecuados para dialogar con las culturas contemporáneas y responder eficazmente a las preguntas y a los desafíos que la interpelan en los diversos ámbitos del saber y de la experiencia humana.
Como he afirmado muchas veces, la cultura de hoy se resiente fuertemente, tanto de una visión dominada por el relativismo y el subjetivismo, como por métodos y actitudes a veces superficiales e incluso banales, que dañan la seriedad de la investigación y de la reflexión y, en consecuencia también el diálogo, la comparación y la comunicación interpersonal. Parece, por tanto, urgente y necesario volver a crear las condiciones esenciales de una capacidad real de profundización en el estudio y en la investigación, para que se dialogue racionalmente y se confronte eficazmente sobre las diversas problemáticas, en la perspectiva de un crecimiento común y de una formación que promueva al hombre en su integridad y compleción. A la carencia de puntos de referencia ideales y morales, que penaliza particularmente la convivencia civil y sobre todo la formación de las generaciones jóvenes, debe corresponder una oferta ideal y práctica de valores y de verdades, de razones fuertes de vida y de esperanza, que pueda y deba interesar a todos, sobre todo a los jóvenes. Este compromiso debe ser particularmente imperativo en el ámbito de la formación de los candidatos al ministerio ordenado, como lo exige el Año Sacerdotal y como lo confirma la feliz decisión de dedicarle vuestra Sesión Pública anual.
Una de las Academias Pontificias está dedicada a Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angelicus et communis, un modelo siempre actual en el que inspirar la acción y el diálogo de las Academias Pontificias con las distintas culturas. Él, de hecho, consiguió instaurar una confrontación fructífera tanto con el pensamiento árabe como con el judío de su época y, haciendo tesoro de la tradición filosófica griega, produjo una extraordinaria síntesis teológica, armonizando plenamente la razón y la fe. Él dejó ya en sus contemporáneos un recuerdo profundo e indeleble, precisamente por la extraordinaria finura y agudeza de su inteligencia y la grandeza y originalidad de su genio, además de por la luminosa santidad de su vida. Su primer biógrafo, Guillermo de Tocco, subraya la extraordinaria y penetrante originalidad pedagógica de santo Tomás, con expresiones que pueden inspirar también vuestras acciones: fray Tomás – escribe – “en sus lecciones introducía nuevos artículos, resolvía cuestiones de un modo nuevo y claro con nuevos argumentos. En consecuencia, quienes le escuchaban enseñar tesis nuevas y tratarlas con método nuevo, no podían dudar de que Dios le hubiese iluminado con una luz nueva: de hecho, ¿se pueden acaso enseñar o escribir opiniones nuevas si no se recibe de Dios una inspiración nueva?” (Vita Sancti Thomae Aquinatis, en Fontes Vitae S. Thomae Aquinatis notis historicis et criticis illustrati, ed. D. Prümmer M.-H. Laurent, Tolosa, s.d., fasc. 2, p. 81).
El pensamiento y el testimonio de santo Tomás de Aquino nos sugieren estudiar con gran atención los problemas emergentes para ofrecer respuestas adecuadas y creativas. Confiados en la posibilidad de la “razón humana”, en la fidelidad plena al inmutable depositum fidei, es necesario – como hizo el "Doctor Communis" – recurrir siempre a las riquezas de la Tradición, en la constante búsqueda de la “verdad de las cosas”. Por esto, es necesario que las Pontificias Academias sean hoy más que nunca Instituciones vitales y vivaces, capaces de percibir agudamente tanto las preguntas de la sociedad y de las culturas, como las necesidades y las expectativas de la Iglesia, para ofrecer una contribución adecuada y válida y promover así, con todas las energías y los medios a disposición, un auténtico humanismo cristiano.
Agradeciendo, por tanto, a las Academias Pontificias por su dedicación generosa y por su constante empeño, auguro a cada una que enriquezca las historias y tradiciones individuales con proyectos nuevos y significativos a través de los cuales proseguir, con empuje renovado, la propia misión. Os aseguro un recuerdo en la oración y, al invocar sobre vosotros y sobre las Instituciones a las que pertenecéis la intercesión de la Madre de Dios, Sedes Sapientiae, y de Santo Tomás de Aquino, os imparto de corazón la Bendición Apostólica.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
Artículo de monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social publicado en el diario Crónica el domingo 17 de enero de 2010, a propósito del terremoto en Haití. (AICA)
HUMANOS Y HERMANOS
El 12 de enero del 2010 un terremoto de características extraordinarias por su fuerza destructiva sacudió el suelo de Haití.
Pero, ¿qué sabemos de Haití? ¿Dónde está este país? ¿Cómo son los haitianos? ¿Cuál es su lengua, su historia, su forma de vida? ¿Cómo fue aquella eternidad antes del minuto fatal que torció las vidas de más de las 50.000 víctimas y de todos los sobrevivientes, los testigos de la tragedia?
Haití mira un mar que es paraíso deseado por casi todos los habitantes de este mundo. El Mar Caribe en la bellísima Centroamérica. Su tierra tiene memoria de un tiempo en la que fue rica y regalaba al mundo uno de sus frutos más dulces: la caña de azúcar, a pesar de que su gente nunca pudo disfrutar de un bienestar acorde con su naturaleza, y la bonhomía y el trabajo de su gente. La esclavitud fue práctica habitual durante siglos.
Se hablan varios idiomas que son la muestra de la mezcla de razas: francés, “criollo” y español.
Su historia nos relata una sucesión de desilusiones, fracasos, intentos fallidos, injusticias, violencia política y económica, y pena, mucha pena en su pueblo que no encontró en sus instituciones la respuesta al gran mal que la aqueja no se sabe ya desde cuándo: la pobreza.
El terremoto que azotó Haití —7.0 en la escala de Richter—desplegó una fuerza 35 veces mayor que la de la bomba atómica arrojada en Hiroshima. En consecuencia, la ayuda deberá ser proporcional a esta enorme y desesperada herida abierta en tierra americana.
Y así es. República Dominicana, único país limítrofe que comparte la geografía de la Isla Española, ya no sólo es nación lindera, cercana. Es toda nación hermana. Está brindando desde la hora cero de esta tragedia todo lo que puede: la básica e imprescindible agua, alimentos, medicamentos, brazos, manos.
La mayoría de las naciones del mundo han puesto lo mejor de sí para ayudar a Haití y su gente. El dolor haitiano está logrando unión en los objetivos inmediatos de muchos países que cuando se sientan a pensar otras cuestiones quizás no visibilizan puntos de encuentro.
“Es el dolor al fin quien nos iguala y la esperanza quien nos ilumina”, dice César Isella desde una canción inolvidable. No es sólo letra para una bella música. Ya es verdad que no se discute. Ante las necesidades de nuestros hermanos sólo vale aquel dicho tan repetido en boca de nuestros mayores: “haz el bien sin mirar a quien”.
Haití camina un tramo más de su Vía Crucis como pueblo.
Que seamos capaces de dar hasta que duela en palabras de Madre Teresa.
Que se hagan de carne los corazones que alguna vez frente a esta misma nación han sido de piedra.
Que los que creyeron que patear hacia delante la pobreza haitiana no era digno para nadie puedan contagiar sus convicciones.
Que sepamos ver que dar una mano, dos manos, tres, es lo que nos convierte cada día en más humanos que se parece cada vez más a hermanos.
Que nuestro Padre Bueno —que tiene su pecho abierto a quienes necesitan del abrazo— y la Virgen, Madre de Todos, sean refugio y esperanza, consuelo y fortaleza para nuestros hermanos haitianos.
Estemos juntos.
Recemos juntos.
Mons. Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú
ZENIT nos ofrece la catequesis pronunciada el miércoles 27 de Enero de 2010 por el Papa durante la Audiencia General, celebrada en el Aula Pablo VI, ante grupos de peregrinos procedentes de todo el mundo.
Queridos hermanos y hermanas,
en una reciente catequesis ilustré ya el papel providencial que la Orden de los Frailes Menores y la Orden de los Frailes Predicadores, fundados respectivamente por san Francisco de Asís y santo Domingo de Guzmán, tuvieron en la renovación de la Iglesia de su tiempo. Hoy quisiera presentaros la figura de Francisco, un auténtico “gigante” de la santidad, que sigue fascinando a muchísimas personas de toda edad y toda religión.
"Nació al mundo un sol". Con estas palabras, en la Divina Commedia (Paraíso, Canto XI), el máximo poeta italiano Dante Alighieri alude al nacimiento de Francisco, que tuvo lugar a finales de 1181 o a principios de 1182, en Asís. Perteneciente a una rica familia – el padre era comerciante de telas –, Francisco transcurrió una adolescencia y una juventud despreocupadas, cultivando los ideales caballerescos de la época. A los veinte años tomó parte en una campaña militar, y fue hecho prisionero. Se puso enfermo y fue liberado. Tras su vuelta a Asís, comenzó en él un lento proceso de conversión espiritual, que le llevó a abandonar gradualmente el estilo de vida mundano que había llevado hasta entonces. A este periodo corresponden los célebres episodios del encuentro con el leproso, al que Francisco, bajando del caballo, dio el beso de la paz, y del mensaje del Crucificado en la pequeña iglesia de San Damián. En tres ocasiones el Cristo en la cruz cobró vida, y le dijo “Ve, Francisco, y repara mi Iglesia en ruinas”. Este sencillo acontecimiento de la palabra del Señor oída en la iglesia de San Damián esconde un simbolismo profundo. Inmediatamente san Francisco es llamado a reparar esta pequeña iglesia, pero el estado ruinoso de este edificio es el símbolo de la situación dramática e inquietante de la misma Iglesia en esa época, con una fe superficial que no forma y no transforma la vida, con un clero poco celoso, con el enfriamiento del amor; una destrucción interior de la Iglesia que comporta también una descomposición de la unidad, con el nacimiento de movimientos herejes. Con todo, en esta Iglesia en ruinas está en el centro el Crucifijo y haba: llama a la renovación, llama a Francisco a un trabajo manual para reparar concretamente la pequeña iglesia de san Damián, símbolo de la llamada más profunda a renovar a la misma Iglesia de Cristo, con su radicalidad de fe y con su entusiasmo de amor por Cristo. Este acontecimiento, sucedido probablemente en 1205, hace pensar en otro acontecimiento similar, sucedido en 1207: el sueño del papa Inocencio III. Éste vio en sueños que la Basílica de San Juan de Letrán, la iglesia madre de todas las iglesias, está derrumbándose y que un religioso pequeño e insignificante apuntala con sus hombros a la iglesia para que no caiga. Es interesante notar, por una parte, que no es el Papa el que ayuda para que la Iglesia no caiga, sino un religioso pequeño e insignificante, que el Papa reconoce en Francisco cuando éste le visita. Inocencio III era un papa poderoso, de gran cultura teológica, como también de gran poder político, y sin embargo no es él el que renueva a la Iglesia, sino un pequeño e insignificante religioso: es san Francisco, llamado por Dios. Por otra parte, sin embargo, es importante observar que san Francisco no renueva la Iglesia sin o contra el Papa, sino en comunión con él. Las dos realidades van juntas: el Sucesor de Pedro, los Obispos, la Iglesia fundada sobre la sucesión de los Apóstoles, y el carisma nuevo que el Espíritu Santo crea en este momento para renovar la Iglesia. Juntos crece la verdadera renovación.
Volvamos a la vida de san Francisco. Dado que su padre Bernardone le reprochaba su demasiada generosidad hacia los pobres, Francisco, ante el obispo de Asís, con un gesto simbólico se despojó de todas sus ropas, pretendiendo así renunciar a la herencia paterna: como en el momento de la creación, Francisco no tiene nada, sino sólo la vida que Dios le ha dado, a cuyas manos se entrega. Después vivió como un eremita, hasta cuando, en 1208, tuvo lugar otro acontecimiento fundamental en el itinerario de su conversión. Escuchando un pasaje del Evangelio de Mateo – el discurso de Jesús a los apóstoles enviados a la misión – Francisco se sintió llamado a vivir en la pobreza y a dedicarse a la predicación. Otros compañeros se unieron a él, y en 1209 se dirigió a Roma, para someter al Papa Inocencio III el proyecto de una nueva forma de vida cristiana. Recibió una acogida paternal por parte de aquel gran Pontífice que, iluminado por el Señor, intuyó el origen divino del movimiento suscitado por Francisco. El Pobrecillo de Asís había comprendido que todo carisma dado por el Espíritu Santo debe ser puesto al servicio del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia; por tanto actuó siempre en comunión plena con la autoridad eclesiástica. En la vida de los santos no hay contraposición entre carisma profético y carisma de gobierno y, si se crea alguna tensión, éstos saben esperar con paciencia los tiempos del Espíritu Santo.
En realidad, algunos historiadores del siglo XIX y también del siglo pasado han intentado crear detrás del Francisco de la tradición, un 'Francisco histórico', así como se trata de crear tras el Jesús de los Evangelios un 'Jesús histórico'. Este Francisco histórico no habría sido un hombre de Iglesia, sino un hombre unido inmediatamente solo a Cristo, un hombre que quería crear una renovación del pueblo de Dios, sin formas canónicas y sin jerarquía. La verdad es que san Francisco tuvo realmente una relación inmediatísima con Jesús y con la Palabra de Dios, a la cual quería seguir sine glossa, tal como es, en toda su radicalidad y verdad. Es también verdad que inicialmente no tenía intención de crear una Orden con las formas canónicas necesarias, sino que simplemente, con la palabra de Dios y la presencia del Señor, el quería renovar al pueblo de Dios, convocarlo de nuevo a la escucha de la palabra y a la obediencia verbal con Cristo. Además, sabía que Cristo no es nunca “mío”, sino siempre “nuestro”, que a Cristo no puedo tenerlo “yo” y reconstruir “yo” contra la Iglesia, su voluntad y su enseñanza, sino sólo en la comunión de la Iglesia construida sobre la sucesión de los Apóstoles se renueva también la obediencia a la palabra de Dios.
Es también verdad que no tenía intención de crear una nueva orden, sino solamente renovar al pueblo de Dios para el Señor que viene. Pero comprendió con sufrimiento y con dolor que todo debe tener su orden, que también el derecho de la Iglesia es necesario para dar forma a la renovación y así realmente se insertó de modo total, con el corazón, en la comunión de la Iglesia, con el Papa y con los Obispos. Sabía siempre que el centro de la Iglesia es la Eucaristía, donde el Cuerpo de Cristo y su Sangre se hacen presentes. A través del Sacerdocio, la Eucaristía es la Iglesia. Donde el Sacerdocio y Cristo y comunión de la Iglesia van unidos, sólo aquí habita también la palabra de Dios. El verdadero Francisco histórico es el Francisco de la Iglesia y precisamente de esta forma nos habla también a nosotros los creyentes, a los creyentes de otras confesiones y religiones.
Francisco y sus frailes, cada vez más numerosos, se establecieron en la Porciúncula, o iglesia de Santa María de los Ángeles, lugar sagrado por excelencia de la espiritualidad franciscana. También Clara, una joven mujer de Asís, de familia noble, se puso a la escuela de Francisco. Tuvo así origen la Segunda Orden franciscana, la de las Clarisas, otra experiencia destinada a producir frutos insignes de santidad en la Iglesia.
También el sucesor de Inocencio III, el papa Honorio III, con su bula Cum dilecti de 1218 apoyó el singular desarrollo de los primeros Frailes Menores, que iban abriendo sus misiones en diversos países de Europa, e incluso en Marruecos. En 1219 Francisco obtuvo el permiso de dirigirse a hablar, en Egipto, al sultán musulmán Melek-el-Kâmel, para predicar también allí el Evangelio de Jesús. Deseo subrayar este episodio de la vida de san Francisco, que tiene una gran actualidad. En una época en la que estaba en curso un enfrentamiento entre el Cristianismo y el Islam, Francisco, armado voluntariamente solo con su fe y su mansedumbre personal, recorrió con eficacia el camino del diálogo. Las crónicas nos hablan de una acogida benevolente y cordial recibida del sultán. Es un modelo en el cual también hoy deberían inspirarse las relaciones entre cristianos y musulmanes: promover un diálogo en la verdad, en el respeto recíproco y en la mutua comprensión (cfr Nostra Aetate, 3). Parece además que en 1220 Francisco visitó Tierra Santa, echando así una semilla, que traería mucho fruto: sus hijos espirituales, de hecho, hicieron de los Lugares en los que vivió Jesús en un un ámbito privilegiado de su misión. Con gratitud pienso hoy en los grandes méritos de la Custodia Franciscana de Tierra Santa.
Vuelto a Italia, Francisco entregó el gobierno de la Orden a su vicario, fray Pedro Cattani, mientras que el papa confió a la protección del cardenal Ugolino, el futuro Sumo Pontífice Gregorio IX, a la Orden, que recogía cada vez más adhesiones. Por su parte el Fundador, dedicado completamente a la predicación que llevaba a cabo con gran éxito, redactó una Regla, después aprobada por el Papa.
En 1224, en el eremitorio de Verna, Francisco vio el Crucifijo en forma de un serafín, y del encuentro con el serafín crucificado, recibió los estigmas; se convirtió así en uno con Cristo crucificado: un don, por tanto, que expresa su identificación con el Señor.
La muerte de Francisco – su transitus – sucedió la noche del 3 de octubre de 1226, en la Porciúncula. Tras haber bendecido a sus hijos espirituales, murió, acostado sobre la tierra desnuda. Dos años más tarde el Papa Gregorio IX lo inscribió en el elenco de los santos. Poco tiempo después se erigía en Asís una gran basílica en su honor, meta aún hoy de muchísimos peregrinos, que pueden venerar la tumba del santo y disfrutar la visión de los frescos de Giotto, pintor que ha ilustrado de modo magnífico la vida de Francisco.
Se ha dicho que Francisco representa un alter Christus, era verdaderamente un icono vivo de Cristo. Fue también llamado el “hermano de Jesús”. En efecto, éste era su ideal: ser como Jesús, contemplar al Cristo del Evangelio, amarlo intensamente, imitar sus virtudes. En particular, quiso dar un valor fundamental a la pobreza interior y exterior, enseñándola también a sus hijos espirituales. La primera bienaventuranza del Discurso de la Montaña – Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3) – encontró una luminosa realización en la vida y en las palabras de san Francisco. Verdaderamente, queridos amigos, los santos son los mejores intérpretes de la Biblia; éstos, encarnando en su vida la Palabra de Dios, la hacen más atrayente que nunca, de modo que habla realmente con nosotros. El testimonio de Francisco, que amó la pobreza para seguir a Cristo con dedicación y libertad totales, sigue siendo también para nosotros una invitación a cultivar la pobreza interior para crecer en la confianza en Dios, uniendo también un estilo de vida sobrio y un desapego de los bienes materiales.
En Francisco el amor por Cristo se expresó de modo especial en la adoración del Santísimo Sacramento de la Eucaristía. En las Fuentes franciscanas se leen expresiones conmovedoras, como esta: “Tema toda la humanidad, tiemble el universo entero y exulte el cielo, cuando sobre el altar, en la mano del sacerdote, está Cristo, el Hijo de Dios vivo. ¡Oh favor estupendo! Oh sublimidad humilde, que el Señor del universo, Dios e Hijo de Dios, se humille tanto para esconderse para nuestra salvación, bajo una modesta forma de pan” (Francisco de Asís, Escritos, Ediciones Franciscanas, Padua 2002, 401).
En este año sacerdotal, quiero también recordar la recomendación dirigida por Francisco a los sacerdotes: “Cuando quieran celebrar la Misa, puros de forma pura, hagan con reverencia el verdadero sacrificio del santísimo Cuerpo y Sangre del Señor nuestro Jesucristo” (Francisco de Asís, Escritos, 399). Francisco mostraba siempre una gran deferencia hacia los sacerdotes, y recomendaba respetarlos siempre, incluso en el caso de que personalmente fueran poco dignos. La motivación de su profundo respeto era el hecho de que éstos han recibido el don de consagrar la Eucaristía. Queridos hermanos en el sacerdocio, no olvidemos nunca esta enseñanza: la santidad de la Eucaristía nos pide ser puros, vivir de modo coherente con el Misterio que celebramos.
Del amor de Cristo nace el amor hacia las personas y también hacia todas las criaturas de Dios. Este es otro rasgo característico de la espiritualidad de Francisco: el sentido de fraternidad universal y de amor por la creación, que le inspiró el célebre Cántico de las criaturas. Es un mensaje muy actual. Como recordé en mi reciente encíclica Caritas in veritate, es sostenible solo un desarrollo que respete a la creación y que no dañe el medio ambiente (cfr nn. 48-52), y en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año he subrayado que también la constitución de una paz sólida está unida al respeto de la creación. Francisco nos recuerda que en la creación se despliega la sabiduría y la benevolencia del Creador. La naturaleza es entendida por él precisamente como un lenguaje en el que Dios habla con nosotros, en el que la realidad divina se hace transparente y podemos nosotros hablar de Dios y con Dios.
Queridos amigos, Francisco fue un gran santo y un hombre alegre. Su sencillez, su humildad, su fe, su amor por Cristo, su bondad hacia cada hombre y cada mujer le hicieron alegre en toda situación. De hecho, entre la santidad y la alegría subsiste una relación íntima e indisoluble. Un escritor francés dijo que en el mundo hay una sola tristeza: la de no ser santos, es decir, la de no estar cerca de Dios. Mirando el testimonio de Francisco, comprendemos que éste es el secreto de la verdadera felicidad: ¡ser santos, cercanos a Dios!
Que la Virgen, tiernamente amada por Francisco, nos obtenga este don. Nos confiamos a Ella con las palabras mismas del Pobrecillo de Asís: “Santa María Virgen, no hay ninguna como tu nacida en el mundo entre las mujeres, hija y sierva del altísimo Rey y Padre celestial, Madre del santísimo Señor nuestro Jesucristo, esposa del Espíritu Santo, reza por nosotros... ante tu santísimo Hijo querido, Señor y Maestro” (Francisco de Asís, Escritos, 163).
[Traducción del italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
Lectio divina para el jueves de la primera semana de Cuaresma 2010, ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
Lectio jueves
LECTURA: “Mateo 7, 7‑12”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!
En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.»
MEDITACIÓN: “Como queréis que ellos os traten”
Tú respondes siempre. Podemos sentir o no tu acción en nosotros, Podemos experimentar o no que aquello que ponemos en tus manos se realiza o aparentemente no. Una cosa es lo que palpamos y otra la respuesta adecuada que necesitamos. Y en medio de todo eso, una afirmación: tú eres un padre bueno y respondes a lo que necesitamos, desde la verdad profunda y existencial que necesitamos.
De todas formas, pretender adentrarnos en tu misterio profundo y en tu manera de actuar en cada momento, con cada uno de nosotros, es algo que nos desborda. Y al final, quieres decirnos algo a nosotros que es lo esencial. Tú nos respondes según nuestra necesidad, y de la misma manera yo tengo que responder a las necesidades de los demás, de la misma forma cómo me gustaría que lo hiciesen conmigo. Esa es la clave de toda la Biblia, la clave del seguirte, desear todo el bien y hacer todo el bien, porque es seguro que eso es lo que anhelo para mí.
Tu obsesión es que tomemos conciencia de nuestro ser familia, tú el Padre bueno, y no dejas de actuar como tal; nosotros los hijos, es decir, los hermanos, cuyo preocupación debe ser la de ayudarnos, querernos, construir una familia feliz. Tú ya pones de tu parte, lo pones todo, te pones tú mismo, nos das tu Espíritu. Yo a veces lo intento con los que tengo cerca, no siempre lo consigo, pero lo deseo. Sé que tengo que superar muchas barreras, pero contigo seguiré en ello.
ORACIÓN: “Adentrarme en tus entrañas”
Me invitas a pedir, y te pido que aumentes mi fe y que sepa entender que siempre me escuchas, acoges y respondes a mi grito.
Me invitas a buscar, y quiero hacer de mi vida una búsqueda más profunda que me permita, adentrarme en tus entrañas de Padre bueno, que no me canse de hacerlo, Señor.
Me invitas a llamar y lo hago confiado porque sé que no me has de cerrar nunca la puerta, aunque a veces me da la sensación de que tardas, que nunca deje de llamar y de esperarte, porque sé que siempre bienes. Gracias, Señor.
CONTEMPLACIÓN: “En tu regazo”
Señor,
sé que me escuchas
en el silencio de mi interior;
que vienes a mi encuentro
y me abres,
de par en par,
tus entrañas
de padre y de madre,
y en tu regazo descanso,
para afrontar la lucha
de la vida,
la lucha del amor.
DOMINGO 2 DE CUARESMA / C
28 de febrero de 2010
Que el Señor, que nos llama a la conversión, esté con todos vosotros.
Hermanos y hermanas, sed bienvenidos a esta celebración. En nuestro camino hacia la Pascua, escuchamos la voz del Señor en nuestro corazón:"Buscad mi rostro".Y sabemos que le encontraremos, a través de su Hijo Jesús, en medio de nuestra comunidad reunida, en las lecturas que proclamaremos, en el pan y el vino de la Eucaristía. Y también se nos manifiesta en cada persona, y en cada acontecimiento de nuestras vidas. En cada uno de nosotros y en los que nos rodean podemos encontrar el rostro amoroso de Dios.
A. penitencial: En silencio, pidamos perdón al Señor por las veces que nos ha salido al encuentro, y no hemos sido capaces de reconocerlo (silencio más largo).
Confesemos juntos nuestros pecados: Yo confieso ante Dios todopoderoso...
Dios todopoderoso tenga misericordia ...
Y ahora, desde nuestra debilidad, invoquemos a Aquél que nos ama y tiene piedad de nosotros. SEÑOR, TEN PIEDAD / CRISTO,TEN PIEDAD / SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (Génesis 15,5-12.17-18): Hoy la primera lectura nos habla de Abrahán, nuestro padre en la fe. Escucharemos el pacto que Dios hizo con él y las promesas de una larga descendencia y de una tierra. Pongamos toda nuestra atención.
Antes de la aclamación del evangelio (Ev.: Lucas 9,28b-36): En el salmo hemos cantado que el Señor es nuestra luz y nuestra salvación. Este Señor glorioso que protege nuestras vidas es Jesucristo, que hoy contemplamos transfigurado.
Oración universal: Con el corazón en paz, oremos al Señor y pidámosle que tenga piedad de nosotros. Responderemos cantando: KYRIE, ELEISON.
Por la Iglesia entera, extendida de Oriente a Occidente.KYRIE, ELEISON. R/. KYRIE, ELEISON.
Por los sacerdotes y por los seminaristas. KYRIE, ELEISON.
Por la paz en todo el mundo, la prosperidad de todos los pueblos, y la unidad de los cristianos. KYRIE, ELEISON.
Por los que se han quedado sin trabajo, y por todos los que están sufriendo a causa de la crisis económica. KYRIE, ELEISON.
Por los que están lejos de su tierra, por los prisioneros, por los enfermos, por los afligidos. KYRIE, ELEISON.
Por todos los que nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía. KYRIE, ELEISON.
Protégenos, Señor; sálvanos y ten piedad de nosotros. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Padrenuestro: Unidos aJesucristo,oremos a Dios nuestro Padre con toda confianza. Necesitamos su perdón, necesitamos su fuerza ante el mal y el pecado. Por eso, nos atrevemos a decir:
Gesto de paz: En Cristo, que nos ha reconciliado con su cruz, daos fraternalmente la paz.
CPL
Lectio divina para el miércoles de la primera semana de Cuaresma 2010 ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la Diócesis de Tenerife.
LECTURA: “Lucas 11, 29‑32”
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»
MEDITACIÓN: “Un signo”
Sí, me tengo que preguntar si no hay también algo de perverso en mi forma de actuar y de pensar. Si me suena fuerte la palabra, tal vez pueda decir que, al menos, hay una gran incoherencia. En muchos momentos pido signos de tu presencia para arrancar mi adhesión a ti, pero al mismo tiempo soy incapaz de abrirme a los signos que me ofreces, simplemente porque no coinciden con la señal que yo espero. En el fondo es mi deseo de manipularte y pretender que tú actúes y hagas lo que yo pienso o deseo. Y gracias que no es así.
Tu vida, tu palabra, tu actuar, tu entrega, tu vivir desviviéndote, es el signo del amor de un Dios que se da sin medida, y no aprendo, no acojo el signo, y no lo acojo porque complica mi vida. No es la imagen de un Dios cómodo para mí que me permita seguir viviendo a mi aire, girando todo en torno a mis criterios, a mi forma de ver las cosas.
Intuyo que también a mí me invitas a ser signo, incomprendido, porque nadie acogemos aquello que no nos interesa, porque nos molesta. Pero eso no impide que intente ser un signo de tu presencia con mi acogida, con mi compromiso por el bien, por mi ilusión para ser una persona disponible, preocupado por todas las causas nobles, con el que se pueda contar. Sé que esto me puede complicar, pero te aseguro, que me gustaría ser un signo, que deseo ser, como tú, una señal.
ORACIÓN: “Signo de vida”
No sé muy bien cómo, aunque lo intuyo, a veces con más claridad que otras, por eso te pido que me ayudes a estar atento, a ser sensible, a saber responder desde ti, a todo lo que me rodea.
Ayúdame a tener claridad de mente y de corazón. Que no me falte el valor para presentarme como una señal de luz en medio de tantas oscuridades, de tantas confusiones, a veces de las mías propias, ayúdame a ser un signo de vida.
CONTEMPLACIÓN: “Una luz”
Miro a mi interior
y vislumbro una luz,
que ilumina mi oscuridad.
Es tu luz que lo llena todo,
que me llena,
me penetra
y me invade,
que me fuerza
y que me invita.
Es el signo
de tu presencia.
Desde el Área de Pastoral Social de la Diócesis de Tenerife nos envían guión para misa celebrada con niños en el segundo domingo de la Cuaresma - C - 2010.
CELEBRACIÓN DEL 2º DOMINGO DE CUARESMA – CON NIÑOS
Ciclo C – 2010, 28 de febrero
MONICIÓN DE ENTRADA:
Queridos amigos y amigas:
Nos reunimos un domingo más, en este segundo domingo de Cuaresma para Celebrar la Eucaristía.
Durante esta Celebración, en la Proclamación del Evangelio escucharemos quién es Jesús. Dios Padre nos dice: "Éste es mi Hijo, el escogido, ESCÚCHENLE"
También en la primera lectura escucharemos cómo Abraham escuchó la llamada del Señor y se puso en camino para responder a esta llamada.
El Señor nos llama a cada uno de nosotros a que nos pongamos en camino, respondiendo a lo que Él espera de nosotros.
Para ESCUCHAR lo que la Palabra de Dios nos dice, tenemos que estar muy atentos y abiertos para no perder ni un detalle.
Hoy y cada domingo, celebramos con alegría nuestra fe en Jesús que es nuestra luz en este camino que nos acerca a la Pascua y a la Primera Comunión de todos los que están entre nosotros de segundo año de Catequesis.
Ahora nos ponemos en pie y, cantando, recibiremos al sacerdote.
ACTO PENITENCIAL.
Muchas veces estamos pensando en nuestras cosas, en nuestros caprichos o estamos distraídos. Así, no podemos escuchar lo que el Señor nos dice y tampoco podemos saber lo que Él espera de nosotros. Por eso, al comienzo de esta celebración, le pedimos perdón al Señor.
Por las veces que estamos pensando en nuestras cosas y no escuchamos al Señor. Señor, ten piedad
Por las veces que no hacemos caso a lo que nos dicen nuestros padres, nuestros catequistas y profesores, que quieren lo mejor para nosotros. Cristo, Ten piedad
Por las veces que somos egoístas y no compartimos con los amigos y compañeros nuestras cosas, nuestros juegos. Señor ten piedad.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA: Gen 15,5-12. 17-18
Dios se acerca a Abraham como amigo y quiere hacer un trato con él. Le promete hijos numerosos y una tierra fértil. A cambio, le pide fe, fidelidad, amistad, amor. Escuchemos la respuesta que dio Abraham a esta invitación del Señor:
MONICIÓN A LA 2ª LECTURA: Fil 3,17-4,1
Hay cristianos que son enemigos de la cruz de Cristo y ponen su esperanza en cosas pasajeras. Para nosotros, Él es el motivo de nuestro amor y de nuestra esperanza. Escuchemos lo que nos dice el Apóstol.
MONICIÓN AL EVANGELIO: Lc 9, 28-36
Jesús sube a la montaña, acompañado de sus amigos, Juan, Pedro y Santiago para orar. Allí Dios Padre se hace presente y nos dice quién es Jesús. Escuchemos:
ORACIÓN DE LOS FIELES
Señor, Jesús, sabiendo que también a nosotros nos envuelve la Nube de tu amor, te decimos: Tú eres nuestra luz.
Jesús Tú eres la LUZ, ilumina a las personas que no te conocen, para que puedan conocerte y quererte. Oremos:
Todos respondemos: Tú eres nuestra luz.
Jesús, Tú eres el sol de justicia, ilumina a los pueblos que sufren guerra, hambre y miseria, para que puedan lograr la paz y una vida digna. Oremos…
Jesús, Tú que estás revestido con la luz del Espíritu, enciende a tu Iglesia para que ilumine a las personas que te buscan. Oremos…
Jesús, Tú que estás lleno del gozo del Espíritu Santo, consuela a los que están enfermos y a los que viven solos. Oremos.
Jesús, Tú que eres Palabra del Padre, abre nuestros oídos para que escuchemos tu Evangelio y abre nuestro corazón para que respondamos a tu llamada como Abraham. Oremos.
Jesús, Tú que eres fortaleza de las comunidades es que estamos llamadas a ser, en medio del mundo, signo de tu presencia y colaboradoras del Reinado de Dios, que nuestra comunidad parroquial responda cada día a esta misión. Oremos.
OREMOS:
Oh Señor, ilumina tu rostro sobre nosotros para que seamos testigos de tu gloria. Por Jesucristo.
OFRENDAS:
Un cuenco con arena en el que se planta una flor
En este cuento hay arena. La arena es propia del desierto. Con ella queremos que represente la tentación. También, en el cuenco hay una planta con flor, como signo de la fuerza transformadora de la resurrección que hace posible que surja un vergel en el desierto de nuestra vida y del mundo.
Pan y vino
Igual que el pan y el vino se van a transformar en el Cuerpo y Sangre del Señor, nosotros queremos dejarnos transformar por el Señor y colaborar para que nuestro barrio, nuestra ciudad y el mundo entero se vaya pareciendo cada día un poco más a lo que el Señor desea.
ACCIÓN DE GRACIAS
Hemos escuchado lo que Jesús nos dice y espera de nosotros a través de su Palabra. Por eso:
Todos: Te damos gracias, Señor
El Señor también nos habla a través de otras personas: de nuestros padres y abuelos, de nuestros catequistas y profesores, del sacerdote, de nuestros buenos amigos que quieren lo mejor para nosotros. Por eso:
Todos: Por eso: te damos gracias, Señor.
Porque Tú eres, Señor, nuestra Luz en todos los momentos de nuestra vida.
Todos: Te damos gracias, Señor.
Desde el Área de Pastoral Social de la Diócesis de Tenerife nos envían guión litúrgico para el segundo domingo de Cuaresma - C - 2010.
CELEBRACIÓN DEL DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA – Ciclo C – 2010 28 de febrero
MONICIÓN DE ENTRADA:
Hermanos y hermanas:
Bienvenidos a celebrar la Eucaristía en este segundo domingo de Cuaresma.
En nuestra vida diaria vivimos momentos de tormenta y momentos de calma; días de lluvia y días de sol; temporadas de sufrimiento y temporadas de gozo.
También en la Palabra de Dios encontramos experiencias de desierto y experiencias de gozo.
Concretamente hoy, vamos a compartir con Jesús una escena cargada de luz y de esperanza, la transfiguración.
ACTO PENITENCIAL:
Con la confianza en que Dios hace cosas maravillosas, reconocemos nuestros pecados para gozar de la luz de su perdón.
Señor Jesús, Tú sabes que con frecuencia nos dejamos vencer por el desánimo y la desesperanza. Señor, ten piedad.
Señor Jesús, Tú que conoces nuestros corazones y sabes lo que nos cuesta vivir las dificultades y el dolor. Cristo, ten piedad.
Señor Jesús, Tú que siempre buscas fortalecer nuestra debilidad para que podamos recorrer el camino que pasa por la cruz. Señor, ten piedad.
El Señor tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA: Gen 15,5-12. 17-18
Dios se acerca a Abraham como amigo y quiere hacer un trato con él. Le promete hijos numerosos y una tierra fértil. A cambio, le pide fe, fidelidad, amistad, amor. Escuchemos la respuesta que dio Abraham a esta invitación del Señor:
MONICIÓN A LA 2ª LECTURA: Fil 3,17-4,1
Hay cristianos que son enemigos de la cruz de Cristo y ponen su esperanza en cosas pasajeras. Para nosotros, si queremos seguir a Jesucristo, Él transforma nuestras debilidades en fortalezas; Él es el motivo de nuestro amor y de nuestra esperanza. Escuchemos lo que nos dice el Apóstol.
MONICIÓN AL EVANGELIO: Lc 9, 28-36
Jesús sube a la montaña, acompañado de sus amigos, Juan, Pedro y Santiago para orar. Allí Dios Padre se hace presente. Jesús queda iluminado, transfigurado en luz poderosa. Escuchemos la proclamación del Santo Evangelio.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Señor, Jesús, sabiendo que también a nosotros nos envuelve la Nube de tu amor, te decimos: Tú eres nuestra luz.
Oh, Cristo, luz de salvación, ilumina a las personas que no te conocen, para que puedan llegar a la dicha de la fe. Oremos:
Todos respondemos: Tú eres nuestra luz.
Oh Cristo, sol de justicia, ilumina a los pueblos que sufren guerra, violencia, hambre y miseria, que puedan lograr el triunfo de la paz y una vida digna. Oremos…
Oh Cristo, revestido de la luz del Espíritu, enciende a tu Iglesia para que ilumine a aquellos que te buscan. Oremos…
Oh Cristo, lleno del gozo del Espíritu Santo, consuela y conforta a los que sufren enfermedad y soledad, que puedan unirse a tu pasión redentora. Oremos.
Oh Cristo, Palabra del Padre, abre nuestros corazones para que guardemos tu Evangelio, lo vivamos y lo trasmitamos con alegría. Oremos.
Oh Cristo, fortaleza de las comunidades que estamos llamadas a ser, en medio del mundo, signo de tu presencia y colaboradoras del Reinado de Dios, que nuestra comunidad parroquial responda cada día a esta misión. Oremos.
OREMOS:
Oh Señor, ilumina tu rostro sobre nosotros para que seamos testigos de tu gloria. Por Jesucristo, …
OFRENDAS:
Un cuenco con arena en el que se planta una flor
En este cuento hay arena. La arena es propia del desierto. Con ella queremos representar la tentación y el origen de la crisis. También, en el cuenco hay una planta con flor, como signo de la fuerza transformadora de la resurrección que hace posible que en el desierto surja un vergel.
Pan y vino
Igual que el pan y el vino se van a transformar en el Cuerpo y Sangre del Señor, nosotros queremos dejarnos transformar por el Señor y colaborar para que nuestro barrio, nuestra ciudad y el mundo entero se vaya pareciendo, cada día un poco más, a lo que el Señor desea y espera.
ACCIÓN DE GRACIAS
Te damos gracias Padre, porque tu Hijo Jesucristo es el nuevo Adán, el nuevo Abraham, el Hombre Nuevo y todas tus promesas y bendiciones se cumplen en nosotros por medio suyo.
Te damos gracias Jesús, Tú eres nuestro hermano mayor y de ti aprendimos a ser hijos de Dios, tu Padre y nuestro Padre.
Jesús, nos hemos comprometido a seguir tus pasos. Contigo estuvimos en la sombra del desierto, y hoy, contigo, subimos al monte de la Luz. Te damos gracias por esta experiencia.
Te damos gracias, Espíritu Santo. Tú infundes en nosotros la alegría de conocer a Jesús y la esperanza de trabajar para que las cosas cambien a nuestro alrededor.
Desde el Área de Pastoral Soccial de la diócesis de Tenerife nos participan del programa del VII Encuentro de agentes e Pastoral Social y Caritativa.
ÁREA DE PASTORAL SOCIAL
DIÓCESIS DE TENERIFE
La Laguna, Febrero de 2010
A los Delegados Diocesanos, Arciprestes, sacerdotes,
religiosos y religiosas, y agentes de pastoral
Estimados hermanos:
Adjuntamos el cartel-invitación para participar en el VII Encuentro de agentes de Pastoral Social y Caritativa de nuestra Diócesis a celebrar en el Seminario el próximo domingo 7 de marzo de 2010 desde las 9,30 a 15 h.
Después de la acogida a las 9,30, tendremos la Eucaristía en la Capilla del Seminario. Tras un pequeño descanso, se presentará la Encíclica de Benedicto XVI "Caritas in veritate". A continuación compartiremos nuestras reflexiones en grupo, para pasar después a almorzar. A las 14,45 presentaremos las líneas de compromiso y a las 15,15 horas clausuraremos el Encuentro
El objetivo de este encuentro es doble: Por una parte, compartir nuestras experiencias, interrogantes, dificultades, avances...; por otra, conocer un poco más la última Encíclica del Papa dedicada a la reflexión sobre la caridad en la verdad. Como saben, nuestra Diócesis ha publicado dicha Encíclica. Quien la tenga, la debe llevar a dicho encuentro.
En el comedor del Seminario, compartiremos, como buenos hermanos, lo que cada uno llevemos para el almuerzo.
En un momento como el nuestro, con luces y sombras, en el que buscamos nuevos caminos de evangelización, creemos que es muy importante este Encuentro, una oportunidad para intercambiar experiencias y una buena ayuda para complementarnos, como agentes de esta dimensión tan importante en la pastoral de la Iglesia.
Esperamos y agradecemos que puedas invitar y animar para que participen en este Encuentro todas aquellas personas que ya están implicadas en esta parcela de la pastoral de nuestra Iglesia y/o que son sensibles con ella, aunque aún no estén comprometidas.
Hasta el domingo, día 7 de enero, un saludo en el Señor.
Aurelio Feliciano Sosa
Coordinador Diocesano del Área de Pastoral Social
NOTA IMPORTANTE:
Adjuntamos, además, los materiales litúrgicos del próximo domingo 2º de Cuaresma. Esta vez, también enviamos unas moniciones para Celebración con niños. Esperamos que este material pueda ser una sencilla ayuda para la preparación de las celebraciones.
CARITAS ESPAÑOLA ENVÍA 175.000 EUROS A CARITAS HAITÍ PARA APOYAR EL PLAN DE AYUDA DE EMERGENCIA
Madrid, 13/01/2010
Siete expertos de la red internacional de Cáritas vuelan a estas horas
al país caribeño para colaborar en las acciones de auxilio a las víctimas
Cáritas. 13 de enero de 2010.- Cáritas Española acaba de anunciar en el curso de una teleconferencia celebrada esta mañana a instancias de la Secretaría Gen eral de Cáritas Internationalis, el envío urgente de una partida de 175.000 euros para apoyar las operaciones de emergencia de la Cáritas Haitiana para auxiliar a las víctimas del terremoto registrado anoche en la isla.
Durante esa teleconferencia se informó también de la partida inmediata hacia Haití de un grupo de siete expertos de la red internacional de Cáritas para participar en el terreno en el operativo de respuesta a la emergencia. La Cáritas Norteamericana ha informado que ha logrado ponerse en contacto con sus cooperantes en el país, quienes han señalado que se trata de un “gran terremoto y de una gran devastación”
Tanto Cáritas Española como otras Cáritas donantes del Norte tienen una intensa presencia en Haití, donde apoyan numerosos proyectos de cooperación. Como ha recordado en la teleconferencia de esta mañana Alistair Dutton, director de operaciones humanitarias de Cáritas Internationalis, “Cáritas tiene una fuerte presencia en Haití y estamos en condiciones de poder ofrecer de forma inmediata a los damnificados por el terremoto tanto alimentos como refugio temporal en todas las iglesias e instalaciones parroquiales”. “Cáritas –ha explicado Dutton— está trabajando actualmente en 200 hospitales y centros médicos en Haití, y el personal local está bien formado y preparado para responder a situaciones de emergencia en una región azotada frecuentemente por huracanes”.
La mayor dificultad de estas primeras horas de la emergencia estriba en la dificultad de las comunicaciones con la isla, de por sí muy precarias en uno de los países más pobres del hemisferio occidental. Hay que tener en cuenta que la extrema pobreza de Haití hace que sus habitantes sean mucho más vulnerables a los desastres y que la capacidad de recuperación de los damnificados sea muy precaria, debido a la escasez de recursos e infraestructuras.
Cáritas Española trabaja en Haití desde hace más de 15 años en apoyo de la población más vulnerable. El año pasado se realizó una fuerte intervención en apoyo a las víctimas de los huracanes “Gustav” y “Hanna” (2008), y actualmente se trabaja en las provincias fronterizas con la República Dominicana, la región más deprimida del país, promoviendo la salud, el acceso al agua potable y agricultura sostenible con un convenio binacional financiado por la AECID. Asimismo, en en noviembre se puso en marcha un proyecto de agua y saneamiento en la provincia de Hinche (zona centro), que se suma a otro programa de salud y de microcréditos de ámbito estatal
Campaña «CÁRITAS CON HAITÍ» |
|
SANTANDER |
0049-1892-64-2110527931 |
BBVA |
0182-2000-21-0201509050 |
LA CAIXA |
2100-2208-39-0200227099 |
BANESTO |
0030-1001-38-0007698271 |
CAJA MADRID |
2038-1028-15-6000969697 |
POPULAR |
0075-0001-81-0606839307 |
SABADELL-ATLANTICO |
0081-0216-74-0001306932 |
C.E.C.A |
2000-0002-20-9100382307 |
BANCAJA |
2077-1277-10-3100146740 |
CAM |
2090-5513-04-0040370409 |
Y EN LAS CUENTAS DE LAS CARITAS DIOCESANAS |
Guión de Hora Santa Vocacional en el Año Sacerdotal, distribuida por la Delegación de Vocaciones de la Diócesis de Tenerife y celebrada en la tarde del 21 de Febrero de 2010 en la iglesia de Santa María de los Ángeles de Garachico, Tenerife, con motivo de la "Peregrinación Vocacional 2010".
HORA SANTA VOCACIONAL *EN EL AÑO SACERDOTAL*
"La mies es mucha y los trabajadores son pocos"
Introducción:
La más fascinante aventura que puede tener una persona es "encontrar" a Jesús de Nazaret.
Este encuentro no es para unos privilegiados. Jesús puede ser encontrado por todos ya que El es el hermano de todos. Su voz hace eco en el corazón de cada ser humano.
Necesitamos escuchar cuidadosamente. Debemos dar la bienvenida a la Palabra, guardarla y hacerla producir fruto como hace la tierra con la semilla. Pues así es como la vida vuelve a crearse. Nuestra vida se renueva por el poder creativo de la palabra y cambia por la presencia de Cristo.
El Señor habla. Nos llama y nos pide que le sigamos. Su invitación es tan comprometedora como una proposición de amor; porque las invitaciones de Jesús son siempre maravillosas, propuestas radicales dirigidas a nuestro corazón.
¿A qué nos llama Jesús? Ante todo, nos llama a servir a nuestros hermanos y hermanas; a convertimos en servidores de todos, exactamente como El lo hizo. Se necesita generosidad y mucho ánimo para responder a la invitación del Maestro. Por esta razón, El habla primero y especialmente a la juventud ya que ellos saben por su misma naturaleza ser generosos y animosos. Saben cómo hacer de sus vidas una entrega a sus hermanos y hermanas.
Pidamos que el Señor vea con amor a muchos de nuestros jóvenes y que ellos y ellas estén listos para aceptar en su corazón la invitación del Maestro.
CANTO EUCARÍSTICO
ORACIÓN:
Señor, danos corazones atentos y generosos. Ayúdanos a cuestionamos y a examinar cada decisión que hacemos en nuestra vida con el fin de servirte mejor. Ayúdanos a preciar la generosidad de los que se entregan y llevan su cruz de cada día siguiendo tus pasos con alegría. Al ver en el fondo de nuestros corazones, concédenos, Señor, el valor de ser sinceros y la capacidad para escuchar cada una de tus indicaciones. Amén.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO Mt. 9, 35-38
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena nueva del Reino y sanado toda enfermedad y toda dolencia. Y al ver a la muchedumbre sintió compasión de ella, porque estaban decaídos y desanimados como ovejas que no tienen pastor. Y dijo a sus discípulos: "La mies es mucha y los obreros pocos. Rueguen pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies".
Palabra del Señor.
MOMENTO DE SILENCIO Y REFLEXIÓN
¡AQUÍ ESTOY SEÑOR, ENVÍAME!
Dios nos llama todos los días de diversos modos. Nunca deberíamos tener miedo de responderle, porque Dios es fiel y cumplirá todo lo que ha prometido. El prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, y cumple su promesa, estando con nosotros en su Palabra, en el Pan de Vida, la Eucaristía, y en los demás Sacramentos. Oremos a Jesús en el Santísimo Sacramento para que seamos capaces de escuchar su Palabra con realismo. Abramos nuestro corazón a las inspiraciones del Espíritu Santo.
SÚPLICA A JESÚS SACRAMENTADO:
Divino Maestro y Salvador, adoramos tu amorosa presencia Eucarística entre nosotros. Tú, Señor del universo, estás ante nosotros escuchando nuestra oración y tratando de encontrar en nuestros corazones un sagrario permanente y una custodia viviente de tu amor.
Queremos experimentar tu compasión por la muchedumbre abandonada que parece oveja sin pastor.
Levantamos nuestra oración a ti por tus santos obispos, celosos sacerdotes, religiosos comprometidos, laicos generosos, padres ejemplares, todos empeñados en la construcción de tu Reino.
Escucha nuestra súplica, Señor Jesús. El mundo entero y tu pueblo fiel necesitan de tu gracia _Amén.
CANTO VOCACIONAL
SALMO DEL AMIGO VERDADERO:
Señor Jesús, eres Amigo verdadero, como el buen pastor que conoce una a una sus ovejas y las llamas por su nombre.
Eres fiel en tu amistad para conmigo y nada me falta.
Nada me falta, porque tú llenas los deseos de mi corazón; nada me falta, porque tú estás a mi lado aunque todos me abandonen; nada me falta, porque has dado la vida por mí en lo alto de la cruz; nada me falta, porque tu perdón y gracia me acompañan siempre.
Me regalas con tus dones, me alimentas con tu Pan de Vida; me recreas en el gozo y paz de tu Espíritu.
Tú eres, Señor Jesús, el Pastor bueno,
Que guías hacia el aprisco tu rebaño;
Tú eres, Señor Jesús, Amigo verdadero, Que ya nunca nos llamarás siervos.
Tú eres Amigo que me has dado a conocer los secretos del corazón del Padre;
Eres Amigo que has salvado mi vida dejándote colgar del madero. Enséñame, Señor Jesús, a dar mi vida por los que necesitan seguir viviendo; Enséñame, Señor Jesús, a permanecer fiel al lado del hermano que está solo.
Tú eres la puerta que abre camino hacia el corazón del Padre: guíame, Amigo, y condúceme hacia las aguas tranquilas de su Reino. Amén.
MOMENTO DE SILENCIO Y ADORACIÓN
CANTO VOCACIONAL
Seguramente muchos de nosotros nos sentimos agradecidos hacia algún sacerdote, religioso o religiosa, misionero o catequista, que han desempeñado un papel importante en nuestras vidas. Pensemos en nuestro Bautismo, nuestra Primera Comunión, nuestra primera Confesión, y otros momentos significativos que sólo nosotros conocemos, recuerdos que están vivamente impresos en nuestros corazones. Demos gracias a Jesús presente en la Eucaristía y alabémoslo por el gran amor que nos ha mostrado y
continúa mostrando a toda la humanidad a través de sus sacerdotes, especialmente en este año sacerdotal, pidámosle para que a todos sus ungidos los renueve en su ministerio, les haga entusiasta servidores de su Reino, fieles a sus compromisos sacerdotales, santos, porque El, que los ha llamado es santo.
PRECES VOCACIONALES:
GUÍA: Oh Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, preserva a todos tus sacerdotes bajo la protección de tu amoroso corazón para que ningún mal los hiera.
*TODOS: Consérvalos castos en su consagración para entregarnos el Cuerpo y la Sangre Eucarísticos.
GUÍA: Consérvalos libres de los apegos terrenos porque han sido marcados con el sublime carácter de tu Sacerdocio.
*TODOS: Hazlos crecer en amor y en tu amor presérvalos de las influencias mundanas.
GUÍA: Dales, no solo el poder de trasformar el Pan y el Vino en tu Cuerpo y Sangre, sino también el poder de cambiar los corazones de tus hijos. *TODOS: Bendice sus esfuerzos, y haz fructífero su trabajo y concédeles un día la recompensa eterna.
GUÍA:,Corazón Eucarístico de Jesús, modelo de corazón Sacerdotal. *TODOS: Multiplica y preserva las vocaciones sacerdotales en el mundo.
GUÍA: Oh Maria, haz que tus Sacerdotes y consagrados se asemejen a ti, imitando tus virtudes.
*TODOS: Intercede por los Diáconos, seminaristas, religiosos, misioneros y laicos comprometidos, para que lleven la Buena Nueva de tu Hijo al mundo.
PETICIONES VOLUNTARIAS...
PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA
CANTO FINAL
Carta de monseñor Martín de Elizalde OSB, obispo de Nueve de Julio, al comenzar las actividades catequísticas del año 2010
“CATEQUESIS, CELEBRACIÓN Y VIDA CRISTIANA”
A los queridos sacerdotes y diáconos, catequistas, padres y madres de las familias cristianas, queridos niños y jóvenes:
Con el fin del receso estival, se inician las actividades pastorales en nuestras parroquias, capillas, centros y colegios. Ello coincide con el tiempo litúrgico de la Cuaresma, tan rico y abundante en símbolos, que es preparación y camino hacia el misterio central de nuestra fe, la Resurrección del Señor. De una manera especial la Iglesia relaciona la participación en la vida litúrgica con la catequesis: esta, la catequesis, prepara a los fieles para introducirse en el misterio de Cristo y participar en los sacramentos. Los sacramentos, que se celebran y viven en la comunión de la liturgia de la Iglesia, son encuentro con Dios, efusión de la gracia y alimento e instrucción espiritual para crecer en la fe. Por eso, en esta comunicación con todos ustedes, - como lo hacemos prácticamente cada año al iniciar la catequesis -, quiero invitarlos a comprometerse en la formación cristiana y en la práctica del Evangelio, a través del misterio celebrado en la liturgia; y ofrecerles en la Iglesia, que es nuestro hogar espiritual y donde encontramos al Señor Jesús que nos redime, nos enseña y nos guía, el lugar de privilegio que les corresponde.
Un lugar de privilegio
Repitámoslo, es un lugar de privilegio para todos los que están incluidos en la gran obra catequística; los niños y jóvenes que se acercan para la preparación sacramental, porque son aquellos a quienes el mismo Jesús ha puesto como modelo, por su sencillez e inocencia (Lc 18, 17), y que por eso mismo nos habrán de preceder para contemplar el rostro del Padre. La Iglesia, como Madre, debe asegurar a las nuevas generaciones el acceso a la Verdad, la recepción de la Vida y el que tomen a Jesús como Camino. Y por eso los busca y los invita, los reúne y los atiende, para que participen de la abundancia de la gracia divina. Es un privilegio para los catequistas y maestros, porque son los responsables a quienes se les confía representar a la Iglesia en su iniciación cristiana. También para los padres y sus familiares, para sus padrinos y amigos, es un privilegio, pues al decidir educar a estos niños y jóvenes en la fe y colaborar en ello, están cumpliendo una misión, realizando una acción evangelizadora, que se completará con el acompañamiento del ejemplo, de la vida sacramental y de la formación.
El espíritu de la Cuaresma
Comenzar la catequesis en el espíritu de la Cuaresma es una experiencia muy rica. Para el pueblo de Israel, la salida de Egipto, que es imagen de la vida materialista, sin libertad para honrar a Dios, es un itinerario trabajoso, sufrido, que se recorre solamente con la ayuda de un Dios muy presente, atento, entrañablemente cercano. Y ese apartamiento para ir hacia el lugar que Él mismo ofrece, para vivir con Él y para hacer su voluntad y gozarse en su compañía, es el que debe realizar todo creyente: crear un espacio de libertad, de pureza, de fraternidad, para experimentar la paternidad de Dios. Esta paternidad nos es revelada en Jesucristo, y su santa y gloriosa Resurrección es el signo elocuente, magnífico, de la reconciliación alcanzada, de la sonrisa llena de bondad del Padre que espera, del abrazo que incorpora a la familia y al hogar al pródigo que se había ido lejos. Por eso la Pascua es el tiempo y la ocasión de la renovación bautismal, celebración fontal y originaria de la reconciliación y de la adopción de hijos, que se actualiza en cada bautismo. Por eso mismo es bueno y oportuno recordarlo en el itinerario cuaresmal, en las festividades pascuales y en la catequesis que prolonga la iniciación cristiana, preparando para la Confirmación y la Eucaristía.
La catequesis, fecundada con la espiritualidad que brota de la liturgia.
Cuando hacemos la triste y dolorosa experiencia de la participación tan escasa numéricamente y tan poco intensa a nivel del espíritu, en las celebraciones litúrgicas, especialmente de los niños y jóvenes, aún durante la etapa de la catequesis, nos preguntamos en qué hemos fallado, porqué no logramos trasmitir nuestra convicción serena y gozosa, la necesidad de la frecuentación cordial e inteligente de los Misterios, y en particular, de la Eucaristía dominical. Parte de la respuesta nos la ofrecen las condiciones en que vivimos hoy: imágenes, velocidad, superficialidad, movimiento, sensibilidad, entre muchas otras causas. Pero es honesto reconocer que también nosotros, pastores y agentes pastorales, padres y ministros, catequistas y maestros, somos responsables de ello, al no saber motivar la necesidad de la celebración e incluso al presentar a menudo una liturgia rebajada y no significativa, sin interioridad, cuando no verborrágica, falsamente didáctica, y carente del sentido del Misterio y de la Presencia inefable, de la comunión interior con el Dios vivo. Celebrar no es pasar un momento divertido, ni meramente gratificante para los sentidos. Es la apertura del corazón del hombre a la trascendencia, del mundo a su Creador y al fin que éste le otorgó; es la actualización de la gracia recibida, la entrada en el ámbito donde Dios obra sus maravillas como anticipo de la eternidad. Y así como la catequesis recibe de los beneficios de una participación litúrgica santa y fructuosa, la catequesis debe también preparar para esta participación, con la formación en la doctrina y con el ejercicio que nos permita alcanzar ese encuentro espiritual.
La catequesis incluye la práctica de la celebración litúrgica
Ello se hace con el seguimiento en su continuidad del año litúrgico, con la ubicación catequística en ese contexto de las lecturas de la Sagrada Escritura que relacionan las palabras y gestos de Dios, y de su enviado, Jesucristo, por la inspiración del Espíritu Santo, e ilustran con enseñanzas y ejemplos el Misterio eterno que se realiza en la vida y el tiempo de los hombres. Pero esto no se va alcanzar con meras exigencias, puntajes y controles, sino con la siembra paciente, la iluminación sabia y adecuada por la verdad, la vinculación entre los gestos y su significado, entre las palabras y lo sucedido, que es la verdadera lectura de la Historia de la Salvación, y que se expresa en la celebración. Hay que resaltar en el itinerario de la catequesis el Misterio, el año litúrgico, las celebraciones, como lo hemos expuesto hasta aquí, para ilustrar y arraigar los contenidos de la fe.
Expresar el Evangelio en la vida
Juntamente con ello hay que ejercitar y comprometer a los niños y jóvenes –pero nada podríamos hacer si los mismos catequistas y las familias no se empeñan en practicarlo ellos mismos–, en los distintos aspectos de la vida cristiana:
1º la doctrina y el amor por la verdad, como consecuencia de la fe que profesamos, y no solo como conocimiento o a modo de requisito para recibir un sacramento o superar una etapa entendida en clave escolar.
2º el ejercicio de la caridad, con una intervención personal y directa en la acción caritativa de la Iglesia: visita a los pobres y enfermos, asistencia, colectas.
3º el apostolado y la misión, testimonio y anuncio, en lo cual todos tienen que tomar parte, especialmente en relación con los grandes movimientos que la Iglesia propone, como la Misión continental, después de Aparecida.
4º la propuesta vocacional dirigida a cada bautizado, que se abre a una llamada al ministerio sacerdotal y diaconal y a la vida consagrada, y que es preciso exponer desde el comienzo de la incorporación consciente a la vida eclesial, ofreciéndola también a las familias, para que valoren la gracia de la elección divina.
5º la participación en las actividades parroquiales, desde las iniciativas más sencillas, pero buscando que se encuentren siempre presentes, como fiestas patronales, procesiones, celebraciones eucarísticas, cursos de formación, apoyo a obras de la comunidad.
6º el sostenimiento de la Iglesia con el aporte personal, espiritual y material, con las iniciativas y el trabajo, pero también invitando aún a los más jóvenes a saber destinar algo de los bienes materiales de que disponen a la Iglesia y a los pobres. En diversas oportunidades, - y afortunadamente se realiza ya en muchos lugares -, hemos sugerido que los niños y jóvenes que se preparan para recibir la Confirmación, sobre todo, hagan un aporte material, fruto de sus pequeños sacrificios, para entregarlo al Obispo que les administra el sacramento, con destino al Seminario de la diócesis,.
7º la vida espiritual, que comprende la oración, la frecuencia de los sacramentos, la lectura de la Escritura, la búsqueda de la perfección espiritual, la práctica de las virtudes, el testimonio moral y espiritual, la ascesis personal, un estilo sobrio de vida, para formar desde la juventud los hábitos de una conducta cristiana, inspirada en el modelo de Jesús y plenamente conforme a su enseñanza.
Todo esto, queridos hermanos y amigos, es un conjunto que no podemos escindir, un tesoro que no podemos dilapidar, una tradición que hemos de conservar fresca y vivaz, pues si perdemos la coherencia que debe existir entre la fe y las obras, entre la Palabra y el sacramento, entre lo que profesamos y la vida que llevamos, no vamos a difundir el Evangelio como Jesús lo predicó, sino que estaremos desparramando superficialmente una apariencia de respuesta a su invitación, pero que no tendrá arraigo ni consistencia. Estaremos también privando a los hermanos y hermanas que se acercan a nosotros, porque nos reconocen como aquellos a quienes la Iglesia confió la distribución de sus bienes espirituales, del acceso a la Verdad y a la Vida, o lo haríamos de tal manera que no podrá hacerse carne en su propia experiencia, y no los estaríamos llevando entonces a ser, ellos también, mensajeros del Evangelio.
Por eso, los invito a reflexionar con seriedad: sobre el estrecho lazo que une a la fe con la celebración, el SÍMBOLO con el SIGNO, sobre el significado del momento catequístico en la vida de nuestras comunidades, sobre lo que aporta a cada uno de los fieles en esta etapa de su existencia, sobre la responsabilidad de padres y familiares, catequistas y educadores, sobre la misión de los sacerdotes, que deben estar activos en primera persona en la catequesis de sus comunidades, y a orar al Señor que nos ha llamado a su Iglesia, para que nos conceda cumplir con generosidad y acierto esta tarea que nos confía, y otorgue a cuantos se dedican a ella las mayores bendiciones, con la satisfacción de ser colaboradores muy valiosos y eficaces del Evangelio, expresándolo en la ACCIÓN DE GRACIAS que es la EUCARISTÍA. |
Con mi afectuosa bendición.
Mons. Martín de Elizalde OSB, obispo de Nueve de Julio
Nueve de Julio, 10 de enero de 2010, fiesta del Bautismo del Señor
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela, al finalizar su XCIII Asamblea Plenaria Ordinaria, han enviado un comunicado a todo el pueblo venezolano. El documento está dividido en 3 partes y una conclusión.
JUSTICIA Y VERDAD, CAMINOS PARA LA RECONCILIACIÓN Y LA PAZ
XCIII Asamblea Plenaria Ordinaria del Episcopado Venezolano
1. Los Arzobispos y Obispos de Venezuela, reunidos en nuestra XCIII Asamblea Ordinaria, saludamos a todos los venezolanos al comienzo del nuevo año y deseamos que Cristo se haga presente en sus corazones y en los nuestros para que nos dirija al encuentro del Padre y del Espíritu. Reciban nuestra palabra de aliento para seguir viviendo el mensaje central del Evangelio: Amar a Dios y amar al prójimo. En el cumplimiento de nuestro ministerio episcopal, queremos compartir con todos los venezolanos y venezolanas algunas reflexiones sobre la situación actual de nuestro país y sobre cómo responder a sus desafíos.
I. UNA MIRADA A NUESTRA REALIDAD
2. Comprobamos que nuestra patria vive una problemática social, política y económica que evidencia un alejamiento de Dios y un desconocimiento del mensaje de Jesucristo que urge a vivir en solidaridad fraterna. Es preocupante que, además, se pretenda manipular la persona de Jesucristo y su mensaje, tomándolo como un simple personaje revolucionario.
3. Se promueve un profundo antagonismo entre los venezolanos, en el que las posiciones personales y grupales se distanciarían cada vez más. Hemos escuchado declaraciones públicas directas de rechazo al diálogo y a la reconciliación, de fomento del odio y del enfrentamiento. Esta actitud es inaceptable, por cuanto no es cristiana y es ajena al espíritu democrático.
4. Nos preocupan altamente actuaciones y declaraciones de representantes del Gobierno que atentan contra el espíritu democrático y que ponen al descubierto una pretensión totalitaria. Entre ellas, la aprobación de leyes, de manera inconsulta y apresurada, fuera de los criterios constitucionales y al margen de la voluntad popular expresada en el Referéndum de diciembre del 2007, y la desvalorización de la autonomía de los poderes del Estado. Se hace referencia a un “nuevo constitucionalismo” y a la necesidad de desmontar el Estado actual para instaurar un “Estado Comunal”, con la aprobación de la Ley orgánica del Poder Comunal. Incluso se ha llegado a alabar a quienes, con su labor de gobierno regional y municipal, contribuirían a “desbaratar” las Gobernaciones y Alcaldías.
5. Es creciente la convicción de la poca transparencia en el uso de los dineros públicos, que se manifiesta en la crisis bancaria, los escándalos financieros que han salido a la luz pública y los sorprendentes enriquecimientos de personas particulares. La Iglesia, fiel a su misión, recuerda los mandamientos “No Robarás” (Dt 5,19) y “No codiciarás los bienes ajenos” (Dt 5,21). El robo es, en efecto, una inmoralidad, sea de la delincuencia común desatada sea de los llamados “delincuentes de cuello blanco”. Asimismo, nos hacemos eco de la preocupación que ha surgido en nuestra población, por las negativas consecuencias que pudiera traer la reciente devaluación de la moneda decidida por el ejecutivo.
6. La vida se ha considerado siempre como el derecho primero y fundamental del hombre. Observamos con preocupación el incremento del desprecio a ella en nuestra sociedad: aumento de la violencia, de la inseguridad y de la criminalidad, del secuestro y del sicariato, del consumo y tráfico de drogas, y de los asesinatos hasta por motivos banales. Este desprecio a la vida se manifiesta también cuando se hacen llamados a la guerra, ignorando las trágicas consecuencias que ello acarrearía y afectando gravemente la paz en las familias y en la población, especialmente las ubicadas en las fronteras.
7. Un número significativo de venezolanos se abstiene de manifestar abiertamente sus convicciones políticas por el temor a las represalias, a las heridas a su dignidad con insultos y difamaciones, a los atropellos a su propiedad y a los medios de producción privados, a la falta de imparcialidad, a la politización y a la manipulación de la justicia, y a la persecución y el peligro de cárcel por la expresión de su disidencia. La Iglesia, fiel a su tradición, muy claramente expresada desde 1957, con la publicación de la Carta Pastoral de Mons. Rafael Arias Blanco, Arzobispo de Caracas, acompaña a todos los perseguidos y presos políticos, a los exiliados y a los inhabilitados, para velar por su dignidad y la defensa de sus derechos, de lo cual en otros momentos han sido beneficiados muchos venezolanos, incluso algunos de los actuales dirigentes del país.
II. CRITERIOS NECESARIOS
8. “El amor es una fuerza extraordinaria que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz… Defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad” (Benedicto XVI, Carta Encíclica Caritas in Veritate, 1). En nuestra situación actual como país que busca la paz y la convivencia armónica, es indispensable la práctica de la verdad desde el amor. La Iglesia promueve el crecimiento integral del hombre como consecuencia de la proclamación del mandamiento del amor (Cfr. Pablo VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, 29) (Cfr. Concilio Plenario de Venezuela, Contribución de la Iglesia a la Gestación de una Nueva Sociedad, 80).
9. La fe de los cristianos debe tener una manifestación clara, no sólo en el encuentro íntimo y fecundo con Jesucristo, en la convicción de que Él es el Salvador y el Redentor del hombre y del mundo, sino también en el encuentro caritativo y solidario con el hermano y sus necesidades. El mismo Jesucristo nos enseña cómo obrar, cuando lo hace en la curación del paralítico (cfr. Mt 9,2-8) y en la multiplicación de los panes y los peces (cfr. Jn 6,3-14), entre otros ejemplos. Se hace necesario que convirtamos nuestras vidas en fidelidad a Dios y a su mensaje para alcanzar una mejor convivencia social en la que vivamos la verdad de la fraternidad cristiana, basada en la práctica del amor (Cfr. Concilio Plenario de Venezuela, Contribución de la Iglesia a la Gestación de una Nueva Sociedad, 90). Este es uno de los frutos que esperamos de la Misión Continental Evangelizadora, en la que está empeñada actualmente la Iglesia en Venezuela.
10. La construcción de la nueva sociedad no recae sólo sobre quienes detentan alguna autoridad o tienen poder de decisión. La responsabilidad de éstos es mayor. Sin embargo, todos los ciudadanos podemos y debemos colaborar en la construcción de una sociedad más humana y fraterna. Cada uno en su propio ámbito (familia, trabajo, vecinos, diversión…) es constructor de la civilización del amor, en la que se vivirá la justicia, la verdad, el desarrollo y la paz.
11. No se puede pretender que en esta construcción se establezcan como únicos criterios válidos los que pertenecen a un grupo específico, sea éste mayoritario o no. La búsqueda de consensos y de acuerdos excluye totalmente la imposición de un grupo sobre otro. Esto último generaría una situación de tensión que provocaría una violencia que nadie desea.
12. En orden a lograr un acercamiento efectivo y afectivo entre los venezolanos, consideramos fundamental tender a la búsqueda del diálogo fecundo y enriquecedor entre todos. Buscar como expresión de nuestra fe coherente en Cristo, caminos de reconciliación y de unión, nunca en función de ideologías, sino como apertura al otro, fruto del amor de Dios. Perdonar sinceramente, exigir lo justo y comprender, son manifestaciones de nuestro amor a la verdad y al diálogo.
III. PROPUESTAS CONCRETAS
13.Los Obispos consideramos que es esencial promover la vivencia de los principios y valores cristianos que han caracterizado tradicionalmente la vida de la inmensa mayoría de los venezolanos. Para ello, invitamos a fomentar el encuentro con Cristo vivo y resucitado. El que conoce y ama a Jesucristo, abre su corazón a los demás, pues sólo el amor en la verdad es fuente de verdadero desarrollo. Animamos a vivir con mayor imaginación y creatividad el ejercicio de la caridad (cfr. Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, 50), y la invitación de Jesucristo a hacer nuestras las Bienaventuranzas a través de diversas iniciativas, en particular en la atención a los necesitados, los pobres, los enfermos, los niños y los ancianos. Asimismo, a conocer y vivir las verdades básicas de nuestra fe, que contienen los fundamentos del desarrollo humano, a orar personal y comunitariamente, a meditar con frecuencia la Palabra de Dios y, de manera especial, a participar activamente en la Eucaristía dominical.
14. Insistimos en la necesidad del diálogo como único camino para solucionar los desencuentros. Se debe saber argumentar para convencer y no imponer. Las posibilidades pueden ser muchas, pero las decisiones deben estar fundamentadas en la búsqueda del bien común y en la promoción del hombre y de su desarrollo. El ser humano, su promoción y su dignidad, el respeto a sus derechos y a su trascendencia, debe estar en el centro de todos los esfuerzos. La búsqueda de la paz y del desarrollo integral del hombre deben ser criterios básicos para establecer el diálogo. Invitamos a todos los partidos políticos a superar las tensiones internas, a un diálogo constructivo que apunte a la búsqueda de caminos de solución a los problemas nacionales y a acompañar a la sociedad civil en sus luchas y exigencias.
15. Solicitamos a los responsables del Gobierno nacional acatamiento a las decisiones tomadas por la población en el Referéndum de diciembre de 2007. En él, los habitantes expresaron su rechazo a la propuesta de Reforma Constitucional. La aprobación de leyes que van en contra de lo que la población expresó la consideramos como un irrespeto a la voluntad democrática de los ciudadanos. Invitamos a todos los que ejercen funciones de gobierno, a respetar la estructura democrática del Estado, promoviendo la autonomía de los poderes y el auténtico estado de justicia y de derecho. Sólo así será legítima la acción del Gobierno.
16. Es necesario enfrentar el problema de la corrupción con mayor determinación. Por ello, invitamos al Gobierno al ejercicio de una eficaz contraloría en el uso de los dineros públicos, que se fundamente más en criterios técnicos que políticos, de manera de evitar su pérdida y su mal uso, en detrimento de la riqueza del Estado y de la aplicación de esos fondos para la solución de los graves problemas sociales que nos aquejan. No es suficiente el castigo ejemplar de algunos que han caído en este delito, sino que es necesario impedirlo. Igualmente animamos a todos los ciudadanos a rechazar la codicia, la avaricia, el consumismo y el afán desmedido de placer y, en consecuencia, a respetar los bienes que compartimos, y no pretender aprovecharse abusivamente de ellos. Recordamos que la dignidad humana se fundamenta sobre todo en lo que somos y no en lo que tenemos: somos hijos de Dios y nuestra gran riqueza está, en primer lugar, en vivir como cristianos.
17. Exhortamos a todos a fomentar el amor y el respeto reverente por la vida en todas sus etapas, como manifestación del sincero amor a Dios y a los demás. Toda persona tiene derecho a la buena fama, al respeto a sus bienes y a la protección de su intimidad. Asimismo, solicitamos a las autoridades competentes el diseño de políticas y acciones efectivas que conduzcan a la erradicación de la violencia y de sus causas, a fin de ofrecer a la población una mayor seguridad. Los venezolanos merecemos vivir en un clima de serenidad que sea expresión de la armonía social. Consideramos necesario que se adelanten esfuerzos por eliminar el clima bélico, que ha producido tensión entre Colombia y Venezuela. Manifestamos nuestro total apoyo al empeño de los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Ecuador, Colombia y Venezuela para buscar caminos de paz, concordia y reconciliación.
18. Alentamos a nuestros conciudadanos a mantener el espíritu cívico de amor a la patria, que se demuestre en la denuncia de las injusticias, en la exigencia de los derechos y en el cumplimiento de los deberes. Animamos a todos a adelantar con empeño y esperanza acciones constructivas para la búsqueda de una sociedad más justa y fraterna, en la expresión de las propias convicciones políticas, sin temor a posibles represalias, y a tolerar las diversas formas de pensar. Solicitamos a las autoridades actuar con justicia siguiendo el debido proceso, aplicar con mesura y objetividad las penas judiciales, y otorgar medidas de gracia para aquellos prisioneros y perseguidos por sus convicciones políticas, tal como fue solicitado y concedido en el año 1994. Esto representaría una muestra de magnanimidad, buena voluntad y deseos de reconciliación.
19. Es necesario el respeto reverente de la dignidad de la persona humana y la promoción de sus derechos y obligaciones, los cuales no deben ser jamás atropellados, por cuanto la persona está en el centro de todas las consideraciones, y por tanto, por encima de cualquier institución, incluida el Estado. Animamos a las organizaciones de defensa de los derechos humanos a mantener un espíritu vigilante y promotor de los mismos. Invitamos a quienes ejercen el poder a respetar los tratados internacionales suscritos en esta materia y cualquier expresión que sea ejercicio de algún derecho humano. Deploramos los atropellos a los derechos humanos que se han producido en la prisión de la Jueza María Lourdes Afiuni, en el traslado forzoso del productor Franklin Brito, y en otros casos conocidos de la opinión pública.
20. Estamos nuevamente en un año electoral. Animamos a todos los venezolanos a acudir masivamente a elegir a los diputados que conformarán la nueva Asamblea Nacional, y a votar con libertad y conciencia. El Consejo Nacional Electoral debe estimular al voto y conservar su completa imparcialidad. En esto se basa la esencia democrática del árbitro electoral. Lo contrario sería una grave herida al ejercicio del voto como expresión cívica y a la confianza que la población deposita en él. La promoción de la abstención, podría implicar la poca preocupación por los problemas cotidianos y la falta de afecto al país, sería invitar a declararse indiferentes ante la posibilidad de expresarse que ofrece el voto y, a quienes la asuman irresponsablemente, les acarrearía una complicidad pasiva ante los problemas que nos aquejan.
21. Consideramos urgente una política de respeto al medio ambiente, que vaya en la línea del Mensaje de la Jornada Mundial de oración por la Paz, del 1 de enero de 2010, de Su Santidad Benedicto XVI: “Si quieres promover la Paz, protege la creación”. De esta manera, como ha sido tradicional en la Iglesia, se estaría asumiendo la responsabilidad del problema ecológico como algo que atañe a todos, y que nos afecta a todos. Existe un desarrollo que destruye la naturaleza. En Venezuela, ante la grave crisis energética que se está presentando, el llamado a ahorrar electricidad y otros sistemas de energía, debe ser tomado con espíritu de solidaridad pues todos los venezolanos tenemos que ser responsables en el uso común de estos bienes. Comprendemos que ciertas medidas que se han tomado son necesarias para asegurar el suministro de algunos servicios básicos, sin embargo, consideramos muy importante superar la falta de planificación y la improvisación que se han evidenciado en los últimos años para buscar soluciones estables, en orden a asegurar estos servicios a la población, tales como la producción nacional de alimentos y el suministro de electricidad y de agua.
IV. CONCLUSIÓN
22. Al hacer público este mensaje nos mueve la búsqueda del bien de Venezuela y de todos sus habitantes, y asumimos nuestro compromiso pastoral de caminar con todos, colaborando con nuestro mejor empeño, para alcanzar esta meta. Queremos mantener en el centro de todas nuestras atenciones a Jesucristo. Y poner a cada venezolano y a cada familia del país en la presencia del Señor. Colocamos todos estos propósitos en las manos de nuestra Madre María de Coromoto, que nos ha acompañado en toda la historia patria. Ella, como Madre amorosa, sabrá asumir estas inquietudes y presentarlas a su Hijo Jesús.
Con nuestra bendición,
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela
Caracas, 12 de enero de 2010
Lectio divina para el martes de la primera semana de Cuaresma 2010, ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
Lectio martes
LECTURA: “Mateo 6, 7‑15”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno."
Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»
MEDITACIÓN: “No uséis muchas palabras”
Es verdad. Estamos acostumbrados a hablar y hablar. No importa que nuestras palabras se correspondan de verdad con lo que sentimos y con lo que hacemos, porque a veces utilizamos las palabras para esconder o justificar lo que hacemos o, incluso, lo que no hacemos.
Y es claro que a ti no te interesan, Señor, mis muchas palabras, te interesa mi vida, mi coherencia, mi sinceridad, mis anhelos de verdad, y cuando te los presento, con palabras o en silencio, entonces siento que me acoges.
Me dejas tu modelo de oración, que me pone en referencia a ti, a mí mismo y a las personas con las que comparto mi existencia, Todo un programa de acercamiento al otro. Una lección continua de amor y de perdón, y una consecuencia: no puedo pedir lo que no soy capaz de dar. Sabes que me cuesta en muchos momentos, pero deseo aprenderlo, porque necesito recibirlo. Y tu oración diaria me lo recuerda.
ORACIÓN: “Quiero aprender”
Padre, que estás en el cielo, en la tierra, en mi corazón y en el de todos los hombres, aunque seamos tan limitados que no te descubramos, quiero aprender, necesito aprender a amar, a perdonar, a mirar al mundo y a los hombres con tus ojos. Ensancha mi ser, hazlo acogedor, comprensivo, sencillo, auténtico, noble, que mi mano y mi vida estén siempre abiertas y tendidas a todos.
CONTEMPLACIÓN: “Padre”
Padre,
pronunciar tu nombre
me sabe a acogida,
me suena a calor,
a silencio cálido
que me arropa
y me envuelve,
y me hace sentirme
hijo y hermano.
Lectio divina para el lunes de la primera semana de Cuaresma 2010, ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
Lectio lunes
LECTURA: “Mateo 25, 31‑46”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme."
Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?"
Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis."
Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo."
Y éstos Irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»
MEDITACIÓN: “Vida eterna”
Pocas veces pienso en ese momento final y, sin embargo, qué importante es. No para sentir miedo o evadirme, sino para descubrir qué es lo esencial de mi paso por la vida. Al final, si es que hay que pasar algún examen, no será otro que el del amor. Es lo único que permanece y es a lo que me invitas o, mejor, me urges y apremias.
Es cierto que prefiero evadirme. Prefiero no mirar a mi alrededor, pero me es muy difícil. Todos los medios de comunicación me bombardean cada día con noticias tremendas que me muestran el rostro dolorido de millones de hombres, mujeres y niños, que sufren las consecuencias de infinitas formas de dolor, dolor inútil, cuya mayor parte viene causado por otros hombres.
A veces me duele el mundo, Señor, y me siento impotente. Pero ¿es que yo puedo hacer algo? Y pasan por mi cabeza infinidad de respuestas y posibilidades; y, al final, descubro que sí, que en mi vida cotidiana y aparentemente anodina, hay cientos de momentos en los que puedo poner una chispa de bien, una gota de amor. Hay cientos de momentos en los que después de mirarte y escucharte puedo hablar de ti e invitar a que te miren, porque cuando aprendamos a mirarte cara a cara, desde el rostro que nos dejaste en Jesús, podremos mirar de diferente manera a nuestro alrededor. Y ése es el sentido de mi vida al que me invitas, al que me llamas. Y quiero entrar en él.
ORACIÓN: “Gestos sencillos”
Me reconozco torpe y frágil, y soy consciente de que muchas veces trato de evadirme de aquello que exija dar un poco de mí. Señor, dame coraje para aportar un poco de bien allí donde estoy. Ayúdame a descubrir todos los gestos sencillos que puedo poner de alegría, de paz, de cercanía, de consuelo, de paciencia, de comprensión, de perdón, de compañía. Y dame un poco más de valor para descubrir aquellas opciones más grandes con las que, tal vez, puedo contribuir a la construcción de un mundo más humano, más justo, más pacífico, más tuyo.
CONTEMPLACIÓN: “Amar como tú”
Me siento ante ti, Señor,
y en tu rostro descubro
miles de rostros,
conocidos y desconocidos,
que me miran,
que extienden sus manos
y me suplican un gesto de amor.
Y yo, indeciso e impotente,
extiendo mi corazón a ti,
esperando que lo hagas vibrar
junto al tuyo,
y le enseñes a amar
como tú.
Comentario al evangelio del domingo primero de Cuaresma publicado en Diario de Avisos el domingo 21 de Febrero de 2010 bajo el epígrafe DOMINGO CRISTIANO
A mis soledades voy
Daniel Padilla
Así escribía Lope de Vega, decepcionado sin duda de esta feria de vanidades, que es la vida: "A mis soledades voy, / de mis soledades vengo, / porque para estar conmigo, / me bastan mis pensamientos". Vivimos en una época de multitudes. Verdaderos enjambres humanos llenan las avenidas, los estadios, los salones, las playas. No quiere esto decir, ni mucho menos, que el hombre se sienta más acompañado. Al contrario, parece que la soledad, como una serpiente inevitable, se enrosca en él y lo paraliza. Nunca como en nuestros días se han escuchado tantas historias tristes de hombres solitarios. Y, sin embargo, puede existir un positivo y beneficioso encuentro del hombre con la soledad. El evangelio de hoy nos dice: "Jesús volvió al Jordán y durante cuarenta días el Espíritu lo fue llevando por el desierto". ¿Qué fue este a mis soledades voy de Jesús? y ¿qué puede ser para nosotros? Soledad, encuentro con el yo: No cabe duda, Jesús se encontró consigo mismo, con su misión, con su vocación: "He aquí que vengo para hacer tu voluntad". El hombre que dice: para estar conmigo, me bastan mis pensamientos, termina viendo en el espejo de esos pensamientos la realidad de su propia estatura. La que ha dado hasta la fecha. Y la que está llamado a dar. El conócete a ti mismo de los antiguos siempre será un gran principio de sabiduría. Sabiduría que se adquiere en muchas horas de reflexión solitaria. Soledad-encuentro con el tú: no fue Jesús al desierto porque odiaba a la Humanidad como cantó Horacio: "Odio al vulgo profano y lo aborrezco". Al revés, fue a la soledad para prepararse mejor a ese encuentro con la Humanidad a la que iba a salvar. El cristiano, siguiendo a Jesús, ha de amar al prójimo como a sí mismo. Y, seguramente la distancia, la larga perspectiva del desierto, puede ayudarle a conocer mejor el valor de cada hombre.
Dicen que quienes caminan por el desierto agudizan su vista consiguiendo ver muchas cosas en la infinita lejanía. Así, cuando vuelva del desierto, habrá aprendido el hombre a estimar mejor las peculiaridades de cada otro. Soledad-encuentro con él. La larga prueba, la tenaz lucha con el Malo, llevó a Jesús al verdadero encuentro con su Padre. Las tres tentaciones fueron pulverizadas gracias a "aquella Palabra que salía de la boca de Dios". Y cuando al fm se marchó el demonio llegó el encuentro pleno de Jesús con el Padre. Cuando el hombre, amigos, se adentra en su profundo desierto interior, la soledad se hace sonora, como cantaba aquel solitario que fue San Juan de la Cruz. Sí, el hombre termina dándose cuenta de la total presencia de él. Tagore, en los estremecidos poemas de Ofrenda Lírica, se repite: "¿No oís sus pasos silenciosos? Él viene, viene, viene siempre. De pena en pena mía, son sus pasos los que oprimen mi corazón". También Jacob en plena soledad, tuvo la experiencia de la presencia de Dios. Fue aquella escala, de la tierra al cielo, que vio en sueños. Al despertar, no pudo menos que reconocer: "Este es un lugar sagrado y yo no lo sabía".
Homilía del obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Sarlinga, en la misa exequial por monseñor Expósito primer obispo de la diócesis quien falleció a los 82 años tras una larga enfermedad el pasado viernes 1º de enero en la Clínica San Camilo, de Buenos Aires, y cuyos restos fueron trasladados desde allí hasta la catedral Santa Florentina, de Campana, donde fue velado.
Campana (Buenos Aires), 5 Ene. 10 (AICA)
Texto de la homilía
Estamos hoy congregados para despedir, en la fe, a nuestro hermano Obispo, Mons. Alfredo Mario Esposito, quien, aunque nacido en Nápoles, el 20 de mayo de 1927, era de nacionalidad argentina puesto que su padre su padre se desempeñaba como cónsul argentino en aquella ciudad de Italia, y allí vivía la familia. Fue ordenado sacerdote en la Congregación de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de María (los Padres Claretianos) el 1 de agosto de 1954; elegido obispo de Zárate-Campana el 21 de abril de 1976 por S.S. Pablo VI, el Papa que creó esta diócesis. Su ordenación episcopal la recibió por imposición de manos y oración consecratoria de S.E. Mons. Pío Laghi, entonces Nuncio Apostólico, y tomó ese mismo día posesión de su cargo pastoral, el 4 de julio de 1976.
Hoy lo despedimos, habiendo partido a la Casa del Padre el día 1ro. de enero, en la festividad de la Virgen Madre de Dios, en pleno Año Sacerdotal, convocado por S.S. Benedicto XVI.
Todos recordamos la hombría de bien y la piedad de Mons. Esposito. Podemos decir de él, como en una síntesis espiritual, que la experiencia del Espíritu y de María Santísima fueron el centro de su vida. En efecto, el seguimiento de Cristo era, en su espiritualidad, una experiencia de vida que sólo es posible por la acción del Espíritu, Espíritu del Padre y del Hijo, Espíritu también de nuestra Madre la Virgen, en tanto Esposa del Espíritu Santo. Ese Espíritu que es como el gran Centro integrador de todas las dimensiones de nuestra vida y nuestra misión, el gran Protagonista de la misión, como lo llama la recordada Evangelii Nuntiandi, y el principal agente de la dimensión misionera de toda la pastoral. Así lo experimentó el fundador de la Congregación a la cual perteneció, el Obispo San Antonio María Claret, y nuestro hermano Alfredo Mario lo siguió, pues se sintió ungido por el Espíritu para anunciar la Buena Nueva a todos los hombres, y en especial a aquéllos que le habían sido encomendados.
Monseñor Alfredo Mario, en síntesis todavía más justa, fue forjado en la fragua del Corazón de María. Esto es esencial para comprender su personalidad, su vocación, el desempeño de su misión como Obispo.
Nuestro hermano Obispo no nos ha dejado, como loablemente lo hacen otros prelados, un «testamento espiritual». En realidad, lo ha sido todo su testimonio, en especial su sufrimiento en Cruz, aceptado con Amor. He tomado, por ello, dos ejes –permítaseme llamarlos así- a la manera de un testamento espiritual.
El primero de esos ejes lo tomé de su Homilía el día de su ordenación episcopal, en 1976, en el nacimiento de la diócesis de Zárate-Campana, y expresa su «pasión por la Iglesia» y por la unidad y la concordia en Ella. Nos decía: “Sí, Jesús vive entre nosotros de una manera especial desde ahora. Él dijo a los Apóstoles: “Cuando dos o tres de ustedes están unidos en mi Nombre, allí estoy yo” (Mt 18,20). Pues bien, estamos de un modo especial en la caridad, desde este día, “en el Nombre del Señor”. No ciertamente por meros motivos humanos, por laudables que sean. Menos aún, por intereses mezquinos. Pobres o ricos, grandes y chicos, enfermos y sanos, con responsabilidades de gobierno o simples ciudadanos, con todo lo que somos… estamos unidos, desde ahora y para el tiempo que vendrá, en una realidad que llamamos una Iglesia local, que no es otra cosa que el misterio grande de la Iglesia Universal, que se hace carne y se concreta, por decirlo así, en una modalidad y forma local” . Todos quienes han conocido bien a Mons. Esposito saben cómo él amaba profundamente la diócesis. Incluso ya estando enfermo, y emérito, vino en la recurrencia del 4 de julio (considerada «moralmente» la fecha de fundación de esta circuncripción eclesiástica) desde 1994 hasta 1999, ya al final enclavado en silla de ruedas.
Tanto amó a esta diócesis que, cuando cumplió sus bodas de oro sacerdotales en 2004, imposibilitado por completo de desplazarse, lo acompañaron los sacerdotes de la diócesis que él había ordenado, y también otros, junto con amigos, feligreses, en una eucaristía que presidió el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, en la capilla de la Clínica de San Camilo, en Buenos Aires.
El otro «eje» de su testamento espiritual no escrito lo he tomado del, sí escrito, «Testamento espiritual» del Papa Pablo VI, en sus consideraciones sobre la Iglesia, su profundo sentido de pertenencia a Ella: “La paz del Señor sea con nosotros (…) siento que la Iglesia me rodea: oh, Iglesia santa, una y católica y apostólica, recibe mi supremo acto de amor con mi bendición y saludo”(n.1)
En su despedida de este mundo, nos decía ese gran Papa: “Y respecto a lo que más importa, despidiéndome de la escena de este mundo y yendo al encuentro del juicio y de la misericordia de Dios: debería decir tantas cosas, muchas. Sobre la situación de la Iglesia; que escuche las palabras que le hemos dedicado con tanto afán y amor” (n.6) . Escuchar las palabras de enseñanza, dichas con dulzura, con Amor, con ánimo y deseo de enseñar, con humildad, amando al mundo, sin confundirse con él, como también prosigue el Papa Pablo: “Sobre el mundo: no se piense que se le ayuda adoptando sus criterios, su estilo y sus gustos, sino procurando conocerlo, amándolo y sirviéndolo” (n.6) . Creo que podríamos perfectamente poner estas palabras, hoy, en labios de nuestro hermano Mons. Alfredo Mario, él, que se ocupó de promover e impulsar las misiones populares (tales como la de Campana y la de Zárate, en 1979; y la del partido de Pilar, en 1982), él, que promovió la creación de escuelas católicas para la niñez y juventud, que fundó el Seminario “San Pedro y San Pablo” (¡qué contento estaría de haber visto su re-fundación, el pasado año!) y que promovió en todos los sentidos el rol del laicado, en sus instituciones, asociaciones, movimientos.
No pueden faltar hoy unas sentidas palabras de agradecimiento franco a la Sra. Laura Squarici, su enfermera, o más bien, «su ángel tutelar», quien lo ha cuidado desde el 2 de noviembre de 1993, hasta el día de ayer, en que entregó su alma al Señor. Es el 7mo. Obispo del cual la Sra. Laura ha cuidado, en todos los casos hasta el momento de la muerte.
Es también la ocasión de agradecer a la Fundación «Pérez Companc», la cual, desde el hoy distante 1992, hasta el presente, le ha brindado toda la atención que necesitaba y se hizo cargo del cuidado de su enfermedad, en la Clínica “San Camilo”. Vaya un agradecimiento sentido a las Hijas de San Camilo, las hermanas, que lo han cuidado con tanto afecto y devoción, y al personal médico y sanitario de ese lugar.
Quien habla ya había tenido ocasión de tratar con él desde abril de 2003, cuando recién estaba electo Obispo titular de Uzalis y auxiliar de Mercedes-Luján, en la primera Asamblea episcopal de la que participé. Fueron numerosas las ocasiones de departir, siempre amable, siempre sacerdotal, humilde y digno. Como Obispo de esta diócesis, pasé la celebración del cumpleaños en San Camilo (cumplimos años el mismo día) en 2006; Mons. Alfredo Esposito estaba radiante, contento, habían concurrido también algunas familias, principalmente de la ciudad de Campana, que lo han visitado y atendido hasta el día de ayer, con esmero, agradecimiento y devoción. Gracias también a ellos, no puedo nombrar a todos y cada uno, pero saben bien a quiénes me refiero.
En las distintas ocasiones en que tuve la dicha de verlo, la última vez que pudo dirigirme la palabra, con gran dificultad, asintió a mi solicitud de ofrecer todos sus sufrimientos, que lo hacía con gran espíritu de fe, por la Iglesia diocesana, por los sacerdotes, religiosos, religiosas, por las vocaciones, las familias, y todo el Pueblo de Dios, en especial por aquéllos más alejados, los pecadores, quienes ya no tenían razones de creer ni de esperar, los que más sufren, los más pobres y los abatidos.
Mons. Esposito no ha dejado bienes materiales, que no poseía. El Obispado ha tomado a su cargo todo el servicio fúnebre de este hermano nuestro, y ha sido providente el contar con el área tumbal, en el templo criptal de «Santa Forentina y los Santos Padres de la Iglesia hispana», que hemos restaurado recientemente y donde reposará este hermano nuestro en la espera de la Resurrección gloriosa. Como símbolos, este hermano Obispo había entregado ya su anillo episcopal a su hermana Rita, quien vive en las Islas Canarias, y con quien hoy por la mañana hemos mantenido una conversación telefónica, y legó también para ella su cruz pectoral. Como dije, no dejó otros bienes. La mitra de la ceremonia de su ordenación, que le fue puesta hoy en su último adiós, y su sencillo báculo de madera simple, que ahora está sobre su féretro, permanecerán en la ciudad de Campana como perenne recuerdo de quien fue el primer Obispo diocesano, con sencillez, y a la vez con toda la carga del simbolismo que merecen.
Gracias, por todo tu testimonio, querido Monseñor Alfredo Mario Espósito. Más bien, no te decimos definitivamente «adiós», te decimos «hasta pronto», «hasta el Cielo».
«Hasta el Cielo», fiel y santo Pastor de la Iglesia. Amén.+
San Fernando del Valle de Catamarca, 11 Enero 2010 (AICA)
Fray Mamerto Esquiú OFM
Fray Mamerto Esquiú nació en la localidad de Piedra Blanca (provincia de Catamarca), el 11 de mayo de 1826. Siendo muy niño ingresó a la orden franciscana. Tras los estudios correspondientes fue ordenado sacerdote en 1848. De notoria actividad, fue misionero, docente, periodista, legislador, destacándose por sus célebre “sermones patrióticos”, entre ellos el más conocido pronunciado con motivo de la jura de la Constitución Nacional del año 1853. En 1872 fue designado para el arzobispado de Buenos Aires de Buenos Aires, al cual renunció. En 1880 fue nombrado obispo de Córdoba.
Fray Mamerto Esquiú falleció el 10 de enero de 1883, en la Posta “El Suncho” (provincia de Catamarca). Pocos días antes había viajado a La Rioja que comprendía en ese entonces su jurisdicción eclesiástica. Se lo consideró esencialmente como un obispo misionero, pues en apenas sus dos años de gobierno episcopal había visitado pastoralmente gran parte del territorio de la diócesis de Córdoba.
La prensa de aquella época daba así la noticia de la muerte de Esquiú: “Ha muerto no sólo un gran Pastor, sino un gran hombre, que iluminó con su prodigioso talento y con la luz de sus conocimientos profundos, el claustro, la cátedra sagrada…, el humilde entre los humildes, que vivía más humildemente aún, ha expirado en un lugar humilde, solitario, privado de todo recurso, rodeado por el misterioso silencio del desierto” (El Eco de Córdoba-12-1-1883). “Los buenos se van, y cuando los buenos se van es porque algo serio nos prepara la Providencia a los malos”. (El Ferrocarril, Mendoza-31-1-1883). “La humildad, la pobreza, el desinterés, la castidad, el sacrificio, el amor al prójimo, la obediencia; las privaciones y los dolores impuestos a su existencia física. Todo ese conjunto que ha prescripto el rito y que pocos tienen presente, estaba encarnado en el fraile catamarqueño”. (El diario de Buenos Aires-31-1-1883).
Estado de la Causa de beatificación
Desde hace pocos años la Causa de beatificación de Esquiú tuvo un marcado avance. El sacerdote franciscano Fray Jorge Martínez, vicepostulador de la Causa, manifestó que el 18 de octubre de 2006 la Congregación para las Causas de los Santos presidida por el cardenal José Saraiva Martins, la Comisión de Cardenales y Obispos aprobó oficialmente la heroicidad de la virtudes de Esquiú”.
Para ello se consideró al Siervo de Dios, “como franciscano, obispo de Córdoba, fiel hijo de la provincia de Catamarca, humilde obispo dado a los pobres y a la evangelización, en tiempos difíciles de guerras internas y desunión de los argentinos, y para muchos el inspirado orador de la Constitución”.
Posteriormente, el 16 de diciembre de 2006, el Santo Padre Benedicto XVI reconoció las virtudes heroicas del Siervo de Dios Fray Mamerto Esquiú asignándole el título de Venerable, que lo acerca a su pronta beatificación.+
Hamilía del Card. Bergoglio en misa celebrada por las víctimas de Haití.
Buenos Aires, 18 Ene. 10 (AICA)
Texto de la homilía del cardenal Bergoglio
Señor Embajador de la República de Haití, Excelentísimo Raymond Mathieu, queridos hermanos y hermanas:
El Evangelio hoy nos pone frente al primer milagro de Jesús. En esta escena tan alegre, como es la de un casamiento, la gente está entretenida charlando, festejando, todo lo que se hace en una fiesta. Sin embargo, a escondidas había un problema. Nadie se daba cuenta pero faltaba el vino. Y ya las jarras se estaban acabando y no había con qué llenarlas. Qué papelón, qué problema.
La Virgen se acerca a Jesús y le dice: mirá el problema. Jesús primero le dice que no es el momento pero le hace caso. Creo que Ella lo había educado de chiquito a mirar la vida de los demás preparando así su corazón humano para ser el hombre que comprende, acompaña, consuela todo dolor y todo problema humano. Y Jesús mira dónde está el problema. Es curioso, después, a lo largo de su vida, siempre encontramos en el Evangelio que Jesús mira a la vera del camino a los que están al borde del camino, a los que se esconden por vergüenza o por miedo. Los que no se animan a estar con los demás porque tienen problemas o porque son leprosos o porque son ciegos o paralíticos, o son pecadores, son considerados como pecadores porque todos somos pecadores.
Y Jesús siempre mira al borde del camino y los llama. Es propio de Jesús esa actitud de mirar a aquellos que están en los extremos en los momentos más duros de la existencia, al borde del camino de la existencia y llamarlos.
Y los ayuda, los cura, los consuela, los fortalece, los hace discípulos suyos. Esa actitud de mirar y acercarse, porque es mirar y acercarse a quien está pasando por problemas, Él nos la enseña a nosotros. En aquella parábola del buen samaritano Jesús no alaba al sacerdote que pasó y dio un rodeo para no mirar el problema en que estaba una persona, no alaba al escriba que pasó y dio un rodeo para no mirar a la persona que estaba allí. Sino que alaba a quien se acerca a donde hay un problema y le dice a la gente que lo rodea: hagan ustedes lo mismo, acérquense donde hay un hermano necesitado, acérquense donde hay un problema. Como la Virgen le señaló dónde había un problema, en el casamiento lo hizo acercar.
¿Y qué nos dice la Virgen, que le dice la Virgen a los que servían la fiesta y a nosotros? “Hagan todo lo que Él les diga”. Y Jesús nos dice: “acercate”. Donde hay una necesidad ahí hay una presencia mía escondida. Soy yo el que estoy sufriendo en esa necesidad, así nos dice el Señor.
Y hoy en esta misa escuchamos que la Virgen nos dice “hagan lo que Él les diga” y Él nos dice “acercate”. No te distraigas, no te hagas el distraído. Mirá a ese pueblo que está sufriendo, a esos hombres y mujeres haitianos, a esos ancianos, a esos niños. Tantos muertos, tantos heridos, tantos que están sufriendo despojados por este tremendo terremoto.
No nos conformemos con leer las noticias del diario o ver por televisión alguna cosa. Acercá tu corazón allí. “Estoy de vacaciones, no puedo…” Un corazón cristiano nunca está de vacaciones. Siempre está abierto al servicio allí donde hay una necesidad, porque sabe que donde hay una necesidad hay un derecho y este pueblo, por ser hermano nuestro, tiene derecho a nuestra atención.
No sé, cada cual verá cómo acerca su corazón. Dejá alguna diversión, ponete en silencio en oración, hacé alguna penitencia para acompañar el dolor de tu pueblo, private de algo y dalo para que puedan tener alimento, medicina, lo que necesitan. Pero ese pueblo es nuestro hermano. Y mi hermano está allí al borde del camino de la existencia, mi hermano está sufriendo y no me puedo hacer el distraído.
Le pedimos a la Virgen que se meta en nuestro corazón y haga lo que hizo ese día con Jesús: “mirá, mirá el problema”. “Y a mí qué me va, yo no me meto”, parece que Jesús le decía y Ella lo empuja.
Que nos empuje a hacer algo: oración, penitencia, limosna, despojo de algo que nos guste, que tengamos en favor de los demás.
Con esa caridad que pasa por la mente, el corazón y toca el bolsillo. Miremos a la Virgen que nos mira a nosotros y nos dice “hagan todo lo que Él les dice”. ¿Y qué nos dice Jesús? No des un rodeo para no ver el problema, como hizo el sacerdote y el escriba de la parábola.
Acercate. Es el dolor de tu hermano, es la llaga de tu hermano. Compartila y llorá con él.+
Lectio divina para el domingo primero de Cuaresma - C, ofrecida por la Delegación de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
1º domingo de Cuaresma - C
LECTURA: “Lucas 4, 1‑13”
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.» Jesús le contestó: «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre".»
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.» Jesús le contestó: «Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto".»
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: —«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras".» Jesús le contestó: «Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios".»
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
MEDITACIÓN: “Lleno del Espíritu Santo”
Creo que es importante descubrir el proceso de esta experiencia que atravesó tu vida y que recoge como las grandes tentaciones que de mil maneras salen al paso de nuestra vida. Porque saciar nuestras necesidades, el atractivo del poder, y lo insaciable del tener, son como los grandes deseos que nos persiguen, y que también quisieron hacer mella en ti. Frente a ellos respondiste afirmando la primacía de la palabra de Dios, como el alimento que fortalece nuestra dimensión humana; a Dios como al único a quien el hombre puede y debe adorar.
Tu lucha fue tan fuerte como la podemos tener todos, y tu respuesta fue contundente, para enseñarnos cómo debe ser la nuestra si no queremos terminar sucumbiendo a muchas sutiles o burdas tentaciones. Pero nos cuesta aprender, aunque tal vez es que en el fondo no queremos, porque todo eso es atractivo. Seguimos deseando alcanzar algún tipo de poder, el que sea, cuanto mayor mejor. Seguimos anhelando milagros, seguimos queriendo ser centro, y si no nos tienen en cuenta nos deprimimos o hacemos lo posible para hacer lo que esté al alcance de nuestra mano para que nos consideren, para estar en la onda, para responder a los esquemas del momento, a la moda, a lo que sea. O caemos en un espiritualismo fácil y superficial de querer dejar que Dios haga todo, porque sólo pasa lo que él quiere, y eludimos responsabilidades, compromisos y riesgos.
No me resulta lejana tu experiencia, Señor. La gran diferencia es que tú resististe, o mejor, no te dejaste engañar, coger, por todas esas trampas que desde fuera y dentro se cernieron sobre ti. Mi lucha, cuando la hay, es más precaria, más frágil, y está plagada de más fracasos. Pero tu actitud y tus respuestas, siguen siendo una luz y una fuerza para las mías; porque me recuerdas que, igual que tú, nunca estoy solo, que el Espíritu, el mismo Espíritu que te llenó y acompañó en el desierto, está también conmigo, está en mí, implicado, igual que contigo, en mi propia lucha. Y ahí radica mi esperanza.
ORACIÓN: “Presencia gozosa”
Tengo que pedir perdón, Señor, por mis oscuridades, por pasar en muchos momentos de tu palabra, por dar mucha más importancia a lo que alimenta mi cuerpo que a lo que alimenta mi realidad más profunda, mi espíritu, mi conciencia. Por buscar todo aquello que me sitúe sobre los otros. Por querer ser, de alguna manera, centro, punto de referencia, de admiración, y así caigo en el ridículo o en la obsesión. Y lo peor, es que no soy consciente del daño que hago y que me hago.
Ayúdame, Señor, y conviérteme para que sea capaz de abrir los ojos. Ayúdame a descubrir lo que me permite crecer en lo más auténtico de mí. Ayúdame y enséñame a decir sí a unas cosas y no a otras, pese a quien pese, sobre todo si es a mí mismo. Ayúdame a crecer en lo mejor de mí, en mi dimensión más auténtica y humana. Que pueda ser así, desde la sencillez, una presencia gozosa para los que se cruzan en el camino de mi existencia.
CONTEMPLACIÓN: “Tu fuerza y tu ternura”
Pierden firmeza mis pasos,
mi andadura se hace torpe,
y el camino hacia mis sueños
se trunca,
porque no abrazo tu palabra
con la fuerza de la verdad
que intuyo
y que tú me ofreces.
Y desde mi suelo,
y el barro pegado a mis pies,
elevo mi mirada,
velada por las lágrimas
de mis torpezas,
para encontrar tu rostro,
y agarrar tu mano.
Tu fuerza y tu ternura,
unidas,
y tu palabra,
clara y firme,
levantan de nuevo,
mis pies y mis deseos.
ZENIT publica la meditación que ha escrito monseñor Jesús Sanz Montes, OFM, arzobispo de Oviedo, administrador apostólico de Huesca y Jaca, sobre el Evangelio del domingo, 21 de febrero (Lucas 4, 1-13), primero de Cuaresma - C.
En el pórtico de la Cuaresma recién comenzada encontramos a Jesús tentado por el diablo. La Biblia tiene varios nombres para este personaje, pero en todos subyace el mismo cometido de su misión: el que separa, el que arranca; diablo, dia-bolus: el que divide. El demonio -en medio de mundo que lo ignora y lo frivoliza- está más presente que nunca en los miedos, en los dramas, en las mentiras y en los vacíos del hombre postmoderno, aparentemente desenfadado, juguetón y divertido.
Con Jesús, como con todos, el diablo tratará de hacerle una única tentación, aunque con diversos matices: romper la comunión con el Padre Dios. Para este fin, todos los medios serán aptos, desde citar la misma Biblia hasta disfrazarse de ángel de luz. Las tres tentaciones de Jesús son un ejemplo actualísimo: desde tu hambre, convierte las piedras en pan; desde tus aspiraciones, hazte dueño de todo; desde tu condición de hijo de Dios, pon a prueba su protección. Dicho de otro modo: el dia-bolus tratará de conducir a Jesús por un camino en el que Dios o es banal y superfluo, o es inútil y pernicioso.
Prescindir de Dios porque yo reduzco mis necesidades a un pan que yo mismo puedo fabricarme, cual si fuera mi propia hada mágica (1ª tentación). Prescindir de Dios modificando su plan sobre mí, incluyendo aspiraciones de dominio que no tienen que ver con la misión que Él me confió (2ª tentación). Prescindir de Dios banalizando su providencia, haciéndola capricho o divertimento (3ª tentación). Esto resulta actual si vamos traduciendo con nombres y color, cuáles son las tentaciones ¡reales! que a cada uno y a todos juntos, nos separan de Dios, y por tanto de los demás. La tentación del dios-tener (en todas sus manifestaciones de preocupación por el dinero, por la acumulación, por las "devociones" de lotos y azares, por el consumo crudo y duro). La tentación del dios-poder (con toda la gama de pretensiones trepadoras, que confunden el servicio a los demás con el servirse de los demás, para los propios intereses y controles). La tentación del dios-placer (con tantas, tan desdichadas y sobre todo tan deshumanizadoras formas de practicar el hedonismo, tratando de censurar inútilmente nuestra limitación y finitud).
¿Quién duda de que hay mil diablos, que nos encantan y seducen desde el chantaje de sus condiciones, y poniéndonoslo fácil y atractivo, nos separan de Dios de los demás y de nosotros mismos? Jesús venció al diablo. La cuaresma es un tiempo para volvernos al Señor volviendo a unir todo cuanto el tentador ha separado.
Recomendaciones del VI Congreso Mundial de la Pastoral para los emigrantes y los Refugiados que tuvo lugar del 9 al 12 de noviembre de 2009 en Vaticano con la participación de 320 delegados de todos los continentes, cuyo Documento final ha sido difundido en estos días.
III. RECOMENDACIONES
Para promover la pastoral de migrantes y refugiados en la Iglesia Católica
1. Que se refuercen y desarrollen las estructuras eclesiales mediante una mayor colaboración e interconexión entre los obispos de los países de acogida, de tránsito y de origen, por ejemplo a través de la organización de encuentros inter-diocesanos centrados en la migración. Es importante valorar la significativa contribución y la experiencia que ofrecen los institutos de vida consagrada, las sociedades de vida apostólica, los movimientos eclesiales, los grupos vinculados a la Iglesia, las asociaciones y organismos que operan en este campo, y sacar el máximo de su compromiso.
2. Que en la formación de sacerdotes, religiosos y religiosas y de los miembros de movimientos eclesiales y asociaciones y grupos laicales se incluyan cursos específicos que ofrezcan un mejor conocimiento y comprensión del macrofenómeno de la migración y de sus implicaciones pastorales. Estos cursos deberían incluir el estudio de la Instrucción Erga migrantes caritas Christi y de la Doctrina Social de la Iglesia. Debe desarrollarse una mejor articulación de la teología de la migración, que ponga de relieve la universalidad de la Iglesia y su condición de peregrina y migrante. También es importante ofrecer una formación específica a los sacerdotes y agentes pastorales que atienden a las necesidades de los migrantes en determinadas circunstancias.
3. Que se ofrezca una formación adecuada a los agentes de pastoral y a los mediadores culturales, y que se revitalicen las capellanías, de modo que se ofrezca un mejor apoyo a las comunidades de migrantes y se les ayude a preservar su cultura y sus valores religiosos en vista a su integración.
4. Que se preste especial atención a los migrantes y refugiados pertenecientes a las Iglesias católicas orientales que, teniendo en cuenta los derechos y deberes de la diócesis de llegada, desean y tienen derecho a mantener sus vínculos con la Iglesia de su rito.
5. Que constantemente se desarrollen estrategias a largo plazo, que vayan más allá de las respuestas inmediatas de acogida y solidaridad, a fin de inserir el valioso potencial de la catolicidad en modelos concretos.
6. Que se creen las Comisiones Episcopales nacionales para la pastoral de migrantes y refugiados o, al menos, se designe un Obispo Promotor.
B. En relación con los jóvenes migrantes
7. Que la Iglesia abra sus brazos a todos los migrantes, cualquiera que sea su edad, credo o convicción. Convirtiendo la Iglesia en un punto de encuentro, especialmente para los jóvenes inmigrantes, se puede contrarrestar el efecto negativo de la secularización, contribuyendo así a transformar la migración en una oportunidad para la evangelización, en el pleno respeto de las opciones personales. Esto exige una visión clara, directrices pastorales específicas, dedicación y amor fraternal para llegar a los jóvenes migrantes.
8. Que la Iglesia cree nuevas estructuras que respondan a las necesidades específicas y tomen en consideración los intereses de los jóvenes migrantes y refugiados, y en particular de los menores no acompañados, quienes merecen una atención especial. Esto se puede hacer, por ejemplo, promoviendo y desarrollando movimientos sociales de inspiración cristiana dedicados a la integración de jóvenes migrantes y favoreciendo acciones pastorales y sociales que incluyan iniciativas educativas.
9. Se anima a las Iglesias particulares a incorporar en sus programas pastorales la fe y la formación en valores de los niños que tienen al menos uno de sus progenitores extranjero, mientras que se anima a las Iglesias de origen a elaborar programas que respondan a las necesidades de las familias de los migrantes o a los niños que han permanecido en su patria.
C. En relación con la vida comunitaria y con las diversas formas de colaboración
10. Que las diócesis traten de emprender acciones concretas para reducir la creciente desconfianza mutua entre los migrantes y los refugiados y las comunidades de acogida. De hecho, la Iglesia puede alentar a todos a vivir juntos en paz y desarrollar en el mundo una cultura de la reciprocidad. En este contexto, las asociaciones católicas de migrantes y refugiados no deben centrarse únicamente en lo referente a su identidad y a sus niveles de protección, sino que además deben ser promotoras de la participación activa de los migrantes y refugiados en la vida de la sociedad, junto con los miembros de las comunidades locales.
11. Que las Iglesias locales promuevan la colaboración entre asociaciones católicas de migrantes y refugiados y los diferentes actores de la sociedad local, tanto religiosos como civiles, para facilitar la integración mediante la creación de espacios de encuentro, campañas de erradicación de la discriminación, de la xenofobia y del racismo, y servicios concretos de integración sociocultural. Las congregaciones religiosas, los movimientos eclesiales y las asociaciones y grupos laicales son excelentes recursos que deben tenerse en cuenta para este propósito.
12. Se debe desarrollar la colaboración entre la pastoral específica para los migrantes y la atención pastoral de quienes, entre ellos, están privados de libertad (en prisión o en campos de detención). Con este fin no deben descuidarse los contactos, cuando sea oportuno, con las embajadas de los países de origen de los detenidos. Los capellanes de prisión y de campos de detención mantendrán contactos con quienes se dedican a la defensa legal y con los misioneros que han regresado, con el fin de tener una mayor posibilidad de responder a las necesidades espirituales y jurídicas de los detenidos, así como a las peticiones de contacto con la familia. Los capellanes podrían también hacer de puente con las familias que han quedado en su país, a través de los servicios de la Comisión Episcopal para los Emigrantes y Refugiados del país de origen..
D. En relación con las otras Iglesias y Comunidades eclesiales
13. Los migrantes católicos y cristianos en general son una fuerza misionera importante para la Iglesia. Por ello, se les insta a permanecer firmes en su fe y a mantenerse vinculados a la Iglesia local, donde quiera que estén, para poder desarrollar eficazmente su rol misionero en los países de acogida. De hecho, la fe cristiana fue "sembrada" en el mundo, y en todos los tiempos, en gran parte a través de migrantes.
14. Que se promueva una red ecuménica en el ámbito de la migración, lo que puede ser una importante contribución a la paz y a la reconciliación, cuando la diversidad no se considera un motivo de exclusión, sino una oportunidad para el enriquecimiento y el crecimiento. A largo plazo, el ecumenismo puede ser un marco adecuado para la cooperación entre católicos y representantes de otras Iglesias y Comunidades eclesiales en los esfuerzos por la defensa de los derechos, que debe mantenerse y fomentarse en todos los países y comunidades.
E. En relación con los gobiernos, la sociedad civil y las autoridades locales
15. Que la Iglesia desarrolle y aumente su cooperación con los gobiernos, la sociedad civil y las autoridades locales para satisfacer las necesidades de los migrantes y defender su dignidad y sus derechos. La Iglesia local debería trabajar más estrechamente con quienes en los gobiernos locales y nacionales son responsables de las políticas referidas a los migrantes y refugiados, aun sean de diferentes tradiciones cristianas o de otras religiones. Sin embargo, la Iglesia necesita mantener su autonomía en su labor pastoral y ningún acuerdo con las instituciones civiles debe menoscabar las obligaciones que emergen de su misma naturaleza como Iglesia.
16. Que, al acompañar a migrantes, refugiados, migrantes forzados y desplazados internos, la Iglesia asuma un papel de mediación y de defensa legal entre ellos y las autoridades locales, proporcionándoles también el acceso a los recursos legales, médicos y otros tipos de apoyo, luchando contra la trata y la explotación, protegiendo a los más vulnerables, insistiendo en un enfoque basado en derechos y promoviendo activamente la reunificación familiar. Los obispos también deberían intensificar su compromiso denunciando las violaciones de los derechos humanos de los migrantes y abogando por una actitud positiva hacia los migrantes y refugiados en sus diócesis, así como alentando que edificios en desuso sean puestos a disposición para satisfacer sus necesidades temporales de alojamiento. Gracias a su estructura extremadamente capilar, la Iglesia podría establecer redes de comunicación dirigidas a recopilar información, a encarar el deber de protección y realizar actividades que pueden ser de gran beneficio para las comunidades local y migrante.
17. Que los esfuerzos de la Iglesia también incluyan un diálogo internacional con el fin de examinar y revisar las políticas de mayor control fronterizo, la detención arbitraria y la ciudadanía. Además, se deben determinar las estrategias y contribuir a una reforma internacional y global de la inmigración, que debería ser aplicada equitativamente. Asimismo debería promover y defender el concepto de un estatus específico del migrante, que implique derechos y obligaciones, ya sean de carácter temporal o destinados a una integración a largo plazo. Por ello, debería hacer mejor uso de sus estructuras internacionales y comisiones que ya interactúan con los órganos intergubernamentales.
18. Que dirija su atención a una migración de retorno seguro y voluntario, y a que los repatriados se reintegren en sus países de origen, prestando atención a sus competencias adquiridas para que sean reconocidas y no desaprovechadas, para ser fructuosas en los procesos de desarrollo local.
19. También se ha recordado que en el año 2010 se celebrará el 20 aniversario de la Convención de las Naciones Unidas sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migrantes y de los miembros de sus familias. Podría ser un buen momento para que las Conferencias Episcopales alienten su ratificación por parte de los países que aún no lo han hecho. La situación de los solicitantes de asilo también debe ser una preocupación constante de la Iglesia y de sus organismos.
20. Que, a nivel mundial, la Iglesia siga promoviendo el concepto de una "autoridad política mundial" que se ocupe de las cuestiones de migración y que, por tanto, contribuya eficazmente a los procesos que en este sentido se están realizando (cf. Caritas in veritate, 67).
F. Para promover la acción de la Iglesia en el campo de la migración
21. Que se incremente la visibilidad de la acción de la Iglesia relacionada con la migración:
- haciendo un mejor uso de los mass media y de los modernos medios de comunicación;
- contrarrestando la cobertura mediática negativa a través de programas educativos destinados a destacar la contribución positiva de los migrantes a la sociedad, incluyendo la generación de riqueza que producen en cuanto mano de obra cualificada, tanto en el país de acogida como en el país de origen, a su regreso;
- promoviendo la Jornada católica Mundial del Emigrante y Refugiado, como alienta el Santo Padre, haciendo de ella una celebración y un evento global único, manifestando así la preocupación de la Iglesia en favor de los migrantes, los refugiados y los desplazados internos;
- aplicando la Instrucción Erga migrantes caritas Christi a través de:
• la promoción de campañas públicas internacionales para luchar contra la discriminación, la xenofobia y el racismo,
• la realización de encuentros y proyectos interculturales que contrarrestan los temores raciales y culturales, así como las sospechas y las desconfianzas,
• haciendo que los migrantes sean los defensores de su propia identidad cultural y de sus derechos, así como que den muestras concretas de respeto a las leyes, la cultura y la tradición del país de acogida.
Ciudad del Vaticano, 18 de enero de 2010
Conclusiones del VI Congreso Mundial de la Pastoral para los emigrantes y los Refugiados que tuvo lugar del 9 al 12 de noviembre de 2009 en Vaticano con la participación de 320 delegados de todos los continentes, cuyo Documento final ha sido difundido en estos días.
II. CONCLUSIONES
La migración, un fenómeno en la era de la globalización, un signo de los tiempos
1. Nos encontramos en una época de cambios rápidos y sin precedentes. El alto nivel actual de interacción entre personas y naciones, el rápido intercambio de ideas, dinero y comercio hacen de ésta una era totalmente nueva, que ha traído tanto progreso como regresión, beneficios y también pérdidas, nuevos desafíos y oportunidades como nuevos sufrimientos. Las estructuras y componentes tradicionales de la sociedad ya no parecen ofrecer las mismas seguridades que antes. Las guerras y la violencia han continuado cosechando sus víctimas. Aumentarán los preocupantes signos del cambio climático, que ha comenzado a desplazar a grandes grupos de personas, y la crisis económica, una de las muchas facetas de nuestro mundo globalizado, ha intensificado la incertidumbre y la conciencia de nuevas vulnerabilidades y de la aflicción humana.
2. La migración es un signo de los tiempos, que afecta profundamente a nuestras sociedades. Su extensión y sus dimensiones han aumentado dramáticamente y seguirá haciéndolo en el futuro próximo. Su interconexión con los factores económicos, sociales, políticos, religiosos, culturales y de seguridad, que definen nuestro mundo globalizado, refuerza la sensación de vulnerabilidad y aumenta las cuestiones relativas a los modelos tradicionales de cohesión social. Parece que estamos buscando mejores modelos de acompañamiento para los inmigrantes, al tiempo que redefiniendo la sociedad en la que éstos se deberían integrar. En un mundo tan marcado por nuevos signos de miedo y falta de hospitalidad, la centralidad de la persona humana y de su dignidad, con sus correspondientes derechos y deberes, adquieren una importancia cada vez mayor.
3. La migración, por lo tanto, es también una invitación a imaginar un futuro diferente, que persiga el desarrollo del género humano en su totalidad, incluyendo a cada ser humano con su potencial espiritual y cultural y su contribución a un mundo más equitativo, marcado por la solidaridad mundial y el pleno respeto de la dignidad humana y de la vida. El Papa Benedicto XVI ha definido la migración como "un gran recurso para el desarrollo de la humanidad" y, en sus palabras inaugurales de este Congreso, ha subrayado una vez más la importancia del macrofenómeno de la migración como una llamada a señalar y destacar la unidad de la familia humana, así como el valor cristiano de la acogida al extranjero.
4. Ciertamente, la migración es un fenómeno de todos los tiempos. Es tanto una parte de nuestro presente como de nuestro pasado y nuestro futuro. Se nutre de los desequilibrios demográficos y económicos, los malos gobiernos, los conflictos, la falta de libertad, la pobreza y los desastres ambientales, así como de la verdadera esperanza y de la creciente conciencia de la presencia de nuevas y mejores perspectivas de vida. Las migraciones son frecuentemente descritas como realidades dramáticas que, muy a menudo, podrían haberse evitado. "Todos podemos ver el sufrimiento, el disgusto y las aspiraciones que conllevan los flujos migratorios", escribió el Papa Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in veritate (n. 62) y, sin embargo, es evidente que las respuestas de la sociedad son a menudo insuficientes ya que el mundo ha permanecido sordo al grito que pedía una solución a las diferentes necesidades que están en el origen de la decisión de emigrar y de sus inevitables consecuencias.
5. La migración es un desafío multidimensional: muestra cómo las cuestiones de seguridad y el miedo social pueden fácilmente conducir a un incremento de la discriminación, de la xenofobia y del racismo e incluso a la criminalización del migrante, lo cual sólo agrava el problema sin dar ninguna respuesta a las necesidades reales de la humanidad, ni ofrecer una alternativa válida a nuestro mundo en crisis. Ésta pone a la sociedad del siglo XXI frente al tráfico de personas, el contrabando, los secuestros, el trabajo forzoso, los apátridas, los falsos matrimonios, los matrimonios por correspondencia y a las nuevas formas de esclavitud humana, que empujan especialmente a mujeres y niños a la prostitución y al trabajo ilegal.
6. El sufrimiento humano se hace evidente en muchas situaciones dramáticas, como por ejemplo, las personas que intentan cruzar un desierto o los balseros que mueren, o que son arrojados por la borda, o que se les niega el rescate y el acceso al territorio nacional (refoulement), siendo repatriados, o que, los más afortunados, llegan en unas condiciones miserables. La detención arbitraria, incluso a veces la tortura en campos de detención, o simplemente la deportación a sus países de origen, son sus probables destinos. Sin embargo, estas tragedias no afectan sólo a los propios migrantes, sino también a los países de acogida, que no necesariamente tienen la capacidad de soportar la carga de un creciente número de llegadas. Es evidente, fundamentalmente, que una actitud defensiva y unas políticas migratorias restrictivas dividen y destruyen familias, que la inquietud social entre la población local es generada por el temor al desempleo debido a la presencia de trabajadores migrantes y que la agitación social entre los inmigrantes es causada por la injusticia social. No se han abordado suficientemente las cuestiones sobre el bienestar, los sistemas de seguridad social y los modelos de integración, mientras que el grado de integración en el mercado laboral del país de acogida no coincide con el de la integración social. En clara contradicción con las actitudes restrictivas, las economías globales necesitan y promocionan una mayor movilidad humana.
7. Al tiempo que los medios de comunicación social informan de una cierta mejoría en nuestras economías, los migrantes siguen teniéndose que enfrentar a la magnitud de los daños causados por la crisis actual que, según la estimación de la Organización Internacional del Trabajo, ha destruido unos 50 millones de puestos de trabajo. La oferta de mano de obra y el derecho al trabajo son pacificadores sociales y ayudan a recuperar la esperanza y la confianza en las sociedades, pero la crisis económica ha puesto de manifiesto en qué medida los migrantes se ven afectados por los despidos y como esto se traduce en una reducción de los flujos de remesas. La disminución del respeto de los principios fundamentales del derecho internacional y de los derechos laborales de los migrantes han afectado aún más la integración y la cohesión social. Además, como muchos inmigrantes despedidos optan por permanecer en el país de acogida en espera de tiempos económicamente mejores, es probable que se asista a un aumento de las permanencias irregulares. Una vez más, la movilidad humana plantea cuestiones fundamentales relativas a la fraternidad y la solidaridad mundiales, al desarrollo y a la interdependencia global: "La sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos" (Caritas in veritate, 19).
8. Éstas y otras muchas facetas de la imagen caleidoscópica de causas y consecuencias de la migración indican lo mucho que éstas sobrepasan los mecanismos nacionales de respuesta. Hay una profunda necesidad de una visión universal de las relaciones internacionales y de una renovada atención a la persona humana creada a imagen de Dios. Teniendo en cuenta los numerosos cambios de la sociedad y los inmensos desafíos generados por la movilidad humana, la Iglesia no tiene otra opción que actuar, considerando sus esfuerzos directamente relacionados con la proclamación del Reino de Dios (cf. Erga migrantes caritas Christi, 96-97, 101-103).
9. Para la Iglesia, el macrofenómeno de la migración es un asunto pastoral prioritario. Aunque siempre será necesario algún tipo de contextualización, la Iglesia puede ayudar a los inmigrantes a mantener su fe y su cultura y, al mismo tiempo, a hacer que el país de acogida se abra a la cultura del país de origen de los inmigrantes, reuniendo a las comunidades migrantes y locales. La solidaridad es el primer paso hacia un compartir los valores religiosos entre las comunidades locales y migrantes. Esto podría llevar a la evangelización o al renacer de la fe de aquellos que se han secularizado. La migración es también una oportunidad ecuménica importante.
10. La Instrucción Erga migrantes caritas Christi es un paso reciente e importante en el más de un siglo de historia de la pastoral específica de los migrantes, que ha dado un nuevo impulso y dirección a la elaboración de respuestas adecuadas a este fenómeno mundial. Este documento presenta un lenguaje teológico nuevo, y supone un hito especialmente en lo referido a la ‘categorización’ de los migrantes, al tiempo que contribuye a construir una nueva y mayor conciencia de la necesidad de fomentar la pastoral de los migrantes a nivel local, nacional, internacional, continental y universal. Motiva el diálogo y la corresponsabilidad entre las Iglesias de origen, de tránsito y de destino. Además, la Instrucción contribuye a reforzar los mecanismos nacionales y diocesanos de coordinación pastoral, y alienta la formación de los agentes pastorales que tienen la tarea de desarrollar e implementar servicios específicos de pastoral en favor de los migrantes. Cinco años después de su publicación, se puede decir que el documento ha sido bien ‘recibido’, pero, aún así, merece tener una difusión más generalizada, a fin de poder ser útil, incluso en el plano político, influyendo en las políticas migratorias. Los participantes consideraron que es muy útil la organización de Congresos, como este VI Congreso Mundial y los dos continentales sobre la pastoral de migrantes y refugiados, celebrados en Bangkok (6-8 de noviembre de 2008) y Nairobi (2-5 de junio de 2008). Estos esfuerzos deben multiplicarse y continuar con el fin de convertirse en una oportunidad para el intercambio de las mejores prácticas.
11. Hay también importantes signos de corresponsabilidad y comunión entre las Iglesias de origen y las de acogida. Una continua relación entre ellas ha permitido no sólo una mejor comprensión del fenómeno, sino que ha promovido medidas muy concretas, tales como el envío de capellanes de inmigrantes para llevar a cabo el aspecto fundamental de esta pastoral específica. Además, esta colaboración ha demostrado ser útil en el logro de un mayor peso político en el ámbito internacional, produciendo una mayor eficacia y autoridad. Se puede considerar que los numerosos esfuerzos bilaterales y multilaterales por vincular la Iglesia local de origen con las Iglesias de tránsito y de destino han contribuido en modo importante a generar una nueva mentalidad, a reforzar la coordinación, a establecer formas concretas de cooperación y a crear diversas comisiones ad hoc. Es evidente que esta colaboración tiene un impacto diferente en los casos en donde el migrante está presente sólo por un período limitado de tiempo, como en la migración temporal o en la circular. Este modelo parece ser el preferido por los países de acogida, pero merece ser cuestionado. Como estas formas de migración forjan identidades sociales dúplices, una en el país de origen y otra en el país de acogida, sin garantizar la continuidad entre las dos o en una de ellas, la colaboración entre las estructuras diocesanas en todos los países implicados es aún más necesaria.
12. Asimismo se debe señalar que la Iglesia ha asumido en numerosas ocasiones un papel de promoción de la defensa de los derechos humanos y de la dignidad. Ha reforzado su compromiso en favor de los migrantes vulnerables, especialmente mujeres y menores de edad. Ha actuado como mediador en situaciones de conflicto y como promotor de un verdadero desarrollo. La Iglesia ha manifestado también su inquietud por la situación en algunos campos de detención donde las condiciones de vida son una cuestión humanitaria y el respeto de los derechos humanos fundamentales de los detenidos debe ser reafirmado.
13. A través de sus muchas estructuras solidarias especializadas y de sus organizaciones caritativas, la Iglesia ha desarrollado acciones operativas concretas para responder a las numerosas necesidades, heridas y vulnerabilidades de aquellos que han dejado atrás su familia y/o han llegado en situaciones precarias. Se han abierto centros de atención para los migrantes más vulnerables, especialmente mujeres y niños, para víctimas de la trata y para menores no acompañados. Se ha proporcionado atención familiar y psicológica (sanación de la memoria) y se han desarrollado programas de protección infantil. Se ha prestado asistencia a solicitantes de asilo, a refugiados y a desplazados internos, mientras se buscaban soluciones duraderas. Se han organizado encuentros transfronterizos, se han creado centros para sensibilizar a la comunidad ante los recién llegados y se han instituido contactos interregionales. Los esfuerzos de la Iglesia han contribuido en gran medida a promover medidas de integración (no de asimilación) y han ofrecido una correcta orientación a los programas referidos a la ciudadanía/nacionalización. Incluso las pequeñas comunidades eclesiales han demostrado su utilidad en este proceso de integración. Es necesario subrayar el papel y el compromiso de numerosas congregaciones religiosas, así como de diversos movimientos eclesiales, grupos y asociaciones laicales, en la asistencia y el trabajo con y para los migrantes y los refugiados.
14. Los migrantes no son sólo sujeto de preocupación, sino que deben tener la oportunidad de convertirse en los protagonistas de su propio futuro (cf. Erga migrantes caritas Christi, 100). Tienen que integrarse gradualmente en la Iglesia local de llegada, la cual podrá adquirir nuevas fuerzas mediante la asunción de responsabilidades concretas por parte de los inmigrantes. De hecho, los migrantes pueden ser sacerdotes, o asumir la función de lectores, catequistas o ministros extraordinarios de la Eucaristía. Cuando los migrantes se encuentran dispersos en los países de acogida, es difícil llegar a ellos, pero en los lugares donde la densidad de migrantes es alta, la acción cristiana integra a los recién llegados, ampliando así el tejido social existente. Puesto que a los inmigrantes se les anima a participar en los servicios sociales, la Iglesia de acogida debe dar pruebas de su apertura a otras culturas y tradiciones. La integración gradual será facilitada por pastores que procedan de sus países de origen con el fin de atenderlos. Si esto no es posible por falta de sacerdotes, Erga migrantes caritas Christi prevé la presencia de agentes de pastoral que hablen el idioma de los migrantes y/o conozcan su cultura. En este sentido, son un buen recurso quienes habiendo sido misioneros en los países de origen de los migrantes, y nacidos en el país de acogida, han regresado a sus países de origen.
15. Se presta especial atención a los migrantes y refugiados jóvenes, cuyas preguntas existenciales son a menudo muy serias, en cuanto formulan su identidad en términos de cuestiones relacionadas con el sentido de la vida, la justicia social, la salvaguardia de la creación y la relación con Dios. Es frecuente encontrar jóvenes que estén buscando sinceramente un sentido religioso de sus vidas. Esto pone de relieve el papel fundamental de la Iglesia en el acompañamiento de su búsqueda de significado y en la construcción de sus valores. Su presencia es una oportunidad privilegiada para establecer intercambios culturales que podría abrir la posibilidad de trabajar hacia el logro de la tolerancia y de la convivencia pacífica en la sociedad del mañana. A menudo los jóvenes viven una situación que presenta un fuerte riesgo de doble marginalización, ya que al mismo tiempo experimentan una creciente distancia de la cultura de sus padres y una brecha no suficientemente colmada entre ellos y la sociedad de acogida. Las organizaciones católicas juveniles ofrecen a los jóvenes migrantes un sentido de pertenencia y les brindan una formación que les ayude a mantenerse fieles a su patrimonio religioso. En varios países se han iniciado programas específicos para acercar las comunidades católicas a los jóvenes migrantes, para modificar su percepción de la Iglesia como algo demasiado lejano, encerrada en sus posiciones y despreocupada de la diversidad cultural. Estos programas también ofrecen, cuando es necesario, un entorno seguro que les permita mantenerse alejados de actividades delictivas, del tráfico de personas, de las drogas, de la violencia armada o de las sectas, que muy a menudo ofrecen falsas respuestas a sus necesidades existenciales.
16. Los niños que se quedan en el país de origen pagan un precio muy elevado en comparación con las leves mejoras de las condiciones materiales proporcionadas por sus padres que trabajan en el extranjero. Su visión de la sociedad del mañana puede estar determinada por el concepto materialista de emigrar para ganar más. Por lo tanto, las familias separadas y transnacionales, cuya unidad es a menudo más virtual que real, pueden poner en peligro la educación de los niños y la sociedad del mañana. La ausencia de los padres en el proceso educativo del niño es una forma de ‘care drain’ de la que hay que ocuparse cuidadosa y plenamente.
17. Los migrantes que pertenecen a las Iglesias católicas orientales pueden encontrar su camino en las diócesis de llegada, pero necesitan mantener sus vínculos con la Iglesia de su rito. Algunas diócesis han desarrollado una estrecha colaboración con estas Iglesias. Se hacen esfuerzos para asegurar el contacto con sus eparquías de origen con el objeto de salvaguardar su espiritualidad, sus valores religiosos y su liturgia. En algunos casos, se organizan peregrinaciones a los países de origen con el fin de volver a conectar a los migrantes con sus tradiciones, su patrimonio y sus costumbres.
Comunicado emitido al final de una reunión de dos días de duración celebrada en el Instituto de Pastoral, Ibadan, 18 al 19 de enero 2010.
CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE NIGERIA: PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE IBADAN
Nosotros, los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Ibadan, reunidos en nuestra primera reunión del año el 18-19 de Enero de 2010, en el Instituto Pastoral, Ibadan, Estado de Oyo, damos gloria a Dios por Su misericordia sobre nuestra atribulada nación, Nigeria. A pesar de nuestros fallos y auto-infligidas dificultades, Dios ha seguido otorgando sobre nosotros su abundante bendición y gracia. ¡Gloria a Él para siempre jamás. Amen (1Pet.5, 11).
El año en curso para sacerdotes
La celebración actual del Año especial para los sacerdotes declarado por el Santo Padre Benedicto XVI, con el tema "La santidad de Cristo, la santidad del sacerdote", comenzó en junio de 2009 y finalizará en junio de 2010. Saludamos a todos los clérigos de la Iglesia que continúan con el compromiso de ayudar a llevar al pueblo de Dios al arrepentimiento y a trabajar por su salvación. Pongámonos todos a pasar este año en la renovación y reafirmación de nuestra vocación santa. "Tratad de hacer un buen uso del tiempo presente, porque estos días son malos" (Gal 5:16).
El segundo Sínodo de los Obispos para África
El segundo Sínodo de los Obispos para África, tuvo lugar recientemente en el Vaticano con el tema: "La Iglesia en África al servicio de la Reconciliación, de la Justicia y la Paz:" Vosotros sois la sal de la tierra y luz del mundo". Fue otra llamada de atención a África para trazar un nuevo rumbo y poner fin a todas las guerras y los conflictos y construir una sociedad basada en los valores tradicionales africanos de amor, solidaridad, justicia y paz. En su momento el Santo Padre, el Papa Benedicto XVI dará a conocer los resultados detallados del Sínodo. Instamos a todos, Clero, Religiosos y Laicos, a abrazar las enseñanzas del Sínodo en su vida diaria.
Nigeria: Una Nación en la negación
Sin embargo, otro año ha comenzado en el que muchos nigerianos se sienten traicionados y ven sus esperanzas y aspiraciones frustradas. Nuestros líderes continúan alimentando a los nigerianos con verdades a medias y falsedad descarada en las cosas que afectan profundamente a sus vidas y a nuestra nación. Además de la desilusión grave en el suministro de alimentación regular, seguridad de vida y bienes, el suministro de productos derivados del petróleo y de otras infraestructuras esenciales, los nigerianos, tras dos meses de ausencia del Presidente, Alhaji Umaru Musa Yar'Adua, no pueden determinar con confianza dónde y en qué condiciones está el señor Presidente. Sin embargo, nuestros dirigentes siguen fingiendo que todo está bien. Lamentamos profundamente este estado irresponsable de incertidumbre que puede tener consecuencias peligrosas para la nación. Los nigerianos se merecen algo mejor que una Presidencia por control remoto. Cualquier sociedad que vive con tal auto-engaño está sin duda buscando la desintegración. Por ello pedimos a todos aquellos en una posición de liderazgo a despertar y con responsabilidad, honestidad y coraje hacer frente a las cuestiones en juego y salvar a nuestro país de la vergüenza actual.
Jos: Todavía otra vergüenza nacional
Nuestro país, en los últimos meses se ha gastado una cantidad enorme de tiempo y recursos en una supuesta campaña de reposicionamiento. En los últimos tiempos, el gobierno, grupos e individuos han censurado a los Estados Unidos de América sobre su reacción ante el desafortunado caso de Farouk Abdulmutallab, un joven nigeriano, acusado de intentar cometer un acto terrorista terrible. Gritamos nosotros mismos roncos para convencer al mundo entero que no somos nación terrorista. Sin embargo, lamentablemente, la crisis religiosa más reciente en Jos, estado de Plateau, ha descubierto mal nuestra hipocresía e ineptitud. Algunos extremistas que dicen ser musulmanes agredieron de repente a los cristianos en sus iglesias y casas, matando y quemando. Nosotros, como nación hemos sido cogidos otra vez en pañales, y como consecuencia, preciosas vidas y bienes se han perdido. Es triste que estos hechos en el pasado reciente no hayan sido investigados y tramitados de forma convincente y no se encuentren prevenibles. Esta situación persistente no es un buen augurio para una nación que pretende estar en el camino del desarrollo e integración nacional.
Nos vemos obligados, una vez más, por lo tanto a simpatizar con las víctimas inocentes de la crisis actual y orar por el descanso de las almas de los muertos. Nosotros denunciamos a todos los responsables de esta vergonzosa conspiración contra un segmento particular de nuestra nación y hacemos un llamamiento a las autoridades competentes a actuar con decisión antes de que las cosas se vayan de las manos. También pedimos a todos los líderes religiosos a hablar con valentía para denunciar y oponerse al extremismo y el fanatismo religioso dondequiera que se encuentre.
Solidaridad con el pueblo haitiano
Una vez más, el mundo ha experimentado un desastre natural en Haití. Decenas de miles de personas han muerto y multitudes han quedado sin hogar como consecuencia del reciente terremoto en ese país. Nos compadecemos con todo el pueblo de Haití y oramos por ellos por su valor y fortaleza en estos momentos más difíciles. Al entristecernos como así tales eventos son, todavía manifiestan la impresionante omnipotencia de Dios. Por ello pedimos a todo el pueblo de Dios a dirigirse a Él en la oración y el arrepentimiento. Parte de este ejercicio debe ser un compromiso renovado en la solidaridad y la caridad hacia los de nuestra nación y más allá de quienes son víctimas desafortunadas de la opresión, las catástrofes, las guerras y las crisis. Continuemos todos rezando y trabajando duro por un mundo mejor basado en el amor, la justicia, la solidaridad y la sinceridad.
Que María, Madre del Buen Consejo, interceda por nosotros ante el trono de Dios para que Nigeria pueda redescubrir su unidad, prosperidad, fortaleza y progreso en los años venideros. Invocamos la misericordia y el perdón de Dios sobre nuestra tierra y nuestro mundo que con su Espíritu, Él pueda completar en nosotros su santa promesa que hizo a través del profeta:
“Porque derramaré agua sobre la tierra sedienta y arroyos en el campo seco. Derramaré mi espíritu sobre vuestra raza y mi bendición sobre vuestros hijos” (Isaías 44, 2-3) Amén. ¡Que así sea!
Firmado:
Reverendísimo Félix Alaba Arzobispo de Job de Ibadan y Presidente, Provincia de Ibadan
Reverendísimo Gabriel Abegunrin Obispo de Osogbo and Secretario, Provincia de Ibadan
Reverendísimo Michael Fagun Obispo de Ekiti
Reverendísimo Francis Alonge Obispo de Ondo
Reverendísimo AyoMaria Atoyebi Obispo de Ilorin
Reverendísimo Emmanuel Badejo Obispo de Oyo
Reverendísimo Felix Ajakaye Coadjutor Ekiti
Reverendísimo Julius Babatunde Adelakun Obispo Emérito de Oyo
(Traducción particular no oficial desde el inglés)
Comunicado de los Obispos (en Inglés)Primer Domingo de Cuaresma - C - 21 Febrero 2010
"Déjate conducir"
Dios Padre Bueno, guíame, acompaña mi caminar
hacia la felicidad plena contigo.
Estate, Señor, conmigo
en el camino
por donde avanzo,
en los momentos de dificultad. Porque encuentro tropiezos
y me caigo,
porque me asaltan los miedos
y me canso, porque me atrae
una vida fácil y cómoda,
sin preocuparme más que de mí.
Quiero controlar mis pasos, sentirme el dueño
de mi existencia
y me olvido
de que estás Tú, a mi lado, tendiéndome la mano.
Quiero Señor,
dejarme conducir
pues sé que Tú
me llevas a la plenitud,
sin espejismos ni falsedades.
Texto: Hermanas clarisas de Huesca - Dibujo : Elvine
Editado por FNP a.s.b.l.,
17, rue de l´Hópital - B - 6060 Gilly
Lectio divina para el sábado después de ceniza 2010 ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la Diócesis de Tenerife.
Lectio sábado después de ceniza
LECTURA: “Lucas 5, 27‑32”
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?»
Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»
MEDITACIÓN: “Un publicano”
Es esperanzador experimentar que tu mirada no es como la nuestra, Señor. Tú no te quedas en la superficie. No miras solamente lo que se ve. Al contrario, miras más bien lo que no se ve, lo que está más dentro, lo que nos hace capaces de más posibilidades y que ni nosotros mismos intuimos o descubrimos en nosotros. Hasta eres capaz de descubrir en un pecador empedernido un posible discípulo.
Tú crees en el hombre, Crees en él porque sabes que está hecho a tu imagen y semejanza, y por muy desfigurado que lo encuentres vislumbras que en su interior late la semilla de humanidad y divinidad que lo hace capaz de lo mejor y más noble.
Frente a ti nuestra mirada siempre es pobre. No ve más que lo externo, y desde ella se atreve a juzgar y a poner barreras que limitan y frenan. Ésa es la diferencia que nos salva: mientras los hombres nos ponemos frenos y límites a nuestras posibilidades, tú nos abres a dimensiones siempre nuevas y sorprendentes. Así me invitas a mirarme a mí y a mirar a los demás.
Mientras, te acercas con una delicadeza y una contundencia que me permite seguir mi camino seguro de que estás más pendiente de mis pasos adelante que de mis paradas, de las posibilidades abiertas de mi salud que de las enfermedades que me puedan condicionar. Tú, Señor, siempre miras adelante, y descubres el potencial de amor que late en mí y que tú me permites, para asombro mío, descubrir, y poner en marcha.
ORACIÓN: “Un corazón limpio”
Gracias de nuevo, Señor, porque levantas mis murallas, las que me condicionan a mí mismo y las que me impiden ver la grandeza que hay en el interior de mis hermanos los hombres. Dame una mirada y un corazón limpio que me dejen ver profundo, que no se quede en la superficie. Y dame coraje para no contentarme con lo que soy y no ponga freno a tu proyecto de amor sobre mí.
CONTEMPLACIÓN: “Tu cercanía”
Siento que me miras,
no con ojos de reproche,
sino con mirada de amor,
y percibo tu llamada,
y tus deseos volcados
sobre mí.
Y así me haces sentir
tu cercanía,
y tu empeño por sanar
mis heridas,
y por descubrirme el tesoro
que has depositado en mí.
ZENIT nos ofrece la homilía del Papa Benedicto XVI, pronunciada durante las Vísperas con las que concluye la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2010, en la Basílica de San Pablo Extramuros.
Queridos hermanos y hermanas,
reunidos en fraternal asamblea litúrgica, en la fiesta de la conversión del Apóstol Pablo, concluimos hoy la anual Semana de oración por la Unidad de los cristianos. Quisiera saludaros a todos con afecto y, en particular, al cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, y al Arcipreste de esta Basílica, monseñor Francesco Monterisi, con el Abad y la comunidad de los monjes, que nos acogen. Dirijo también mi pensamiento cordial a los señores cardenales presentes, a los obispos y a todos los representantes de las Iglesias y de las Comunidades eclesiales de la Ciudad, aquí reunidos.
No han pasado muchos meses desde que se concluyó el Año dedicado a San Pablo, que nos ofreció la posibilidad de profundizar en su extraordinaria obra de predicador del Evangelio, y, como nos ha recordado el tema de la Semana de oración por la unidad de los cristianos – “Vosotros sois testigos de esto” (Lc 24, 48) –, nuestra llamada a ser misioneros del Evangelio. Pablo, a pesar de conservar viva e intensa memoria de su propio pasado como perseguidor de los cristianos, no duda en llamarse Apóstol. En fundamento de este título, hay para él un encuentro con el Resucitado en el camino de Damasco, que se convierte también en el comienzo de una incansable actividad misionera, en la que consumirá todas sus energías para anunciar a todas las gentes a ese Cristo que había encontrado personalmente. Así Pablo, de perseguidor de la Iglesia, se convertirá él mismo en víctima de la persecución por causa del Evangelio del que daba testimonio. Escribe en la Segunda carta a los Corintios: “Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno; tres veces fui azotado con varas, una vez apedreado... Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias” (2 Cor 11,24-25.26-28). El testimonio de Pablo alcanzará el culmen en su martirio cuando, precisamente no lejos de aquí, dará prueba de su fe en el Cristo que vence a la muerte.
La dinámica presente en la experiencia de Pablo es la misma que encontramos en la página del Evangelio que acabamos de escuchar. Los discípulos de Emaús, tras haber reconocido al Señor resucitado, vuelven a Jerusalén y encuentran a los Once reunidos junto con los demás. El Cristo resucitado se les aparece, los consuela, vence su temor, sus dudas, se hace comensal suyo y les abre el corazón a la inteligencia de las Escrituras, recordando todo lo que tenía que suceder y que se convertirá en el núcleo central del anuncio cristiano. Jesús afirma: “Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día, y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén” (Lc 24,46-47). Estos son los acontecimientos de los cuales darán testimonio ante todo los discípulos de la primera hora y, a continuación, los creyentes en Cristo de todo tiempo y de todo lugar. Es importante, sin embargo, subrayar que este testimonio, entonces como hoy, nace del encuentro con el Resucitado, se nutre de la relación constante con Él, está animado por el amor profundo hacia Él. ¡Solo quien ha hecho experiencia de sentir a Cristo presente y vivo - “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo” (Lc 24,39) -, de sentarse a la mesa con Él, de escucharle para que haga arder el corazón, puede ser Su testigo! Por esto, Jesús promete a los discípulos y a cada uno de nosotros una poderosa asistencia de lo alto, una nueva presencia, la del Espíritu Santo, don del Cristo resucitado, que nos guía hacia la verdad completa: “Mirad, voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre” (Lc 24,49), dice a los Once y a nosotros. Los Once consumieron toda la vida en anunciar la buena noticia de la muerte y la resurrección del Señor, y casi todos sellarán su testimonio con la sangre del martirio, semilla fecunda que ha producido una cosecha abundante.
La elección del tema de la Semana de oración por la unidad de los cristianos de este año, es decir, la invitación a un testimonio común del Cristo resucitado según el mandato que Él confió a los discípulos, está unida al recuerdo del centenario de la Conferencia misionera de Edimburgo, en Escocia, que es considerada por muchos como un acontecimiento determinante para el nacimiento del movimiento ecuménico moderno. En el verano de 1910, en la capital escocesa, se encontraron más de mil misioneros, pertenecientes a diversas ramas del Protestantismo y del Anglicanismo, al que se añadió un huésped ortodoxo, para reflexionar juntos sobre la necesidad de llegar a la unidad para anunciar creíblemente el Evangelio de Jesucristo. De hecho, es precisamente el deseo de anunciar a los demás a Cristo y de llevar al mundo su mensaje de reconciliación el que hace experimentar la contradicción de la división de los cristianos. ¿Cómo podrán, de hecho, los incrédulos acoger el anuncio del Evangelio si los cristianos, a pesar de referirse todos al mismo Cristo, están en desacuerdo entre ellos? Por lo demás, como sabemos, el mismo Maestro, al término de la Última Cena, había rezado al Padre por sus discípulos: “Que todos sean uno... para que el mundo crea” (Jn 17, 21). La comunión y la unidad de los discípulos de Cristo es, por tanto, condición particularmente importante para una mayor credibilidad y eficacia de su testimonio.
A un siglo de distancia, desde el acontecimiento de Edimburgo, la intuición de aquellos valientes precursores es aún actualísima. En un mundo marcado por la indiferencia religiosa, e incluso por una creciente aversión hacia la fe cristiana, es necesaria una nueva, intensa, actividad de evangelización, no sólo entre los pueblos que nunca han conocido el Evangelio, sino también en aquellos en los que el Cristianismo se difundió y forma parte de su historia. No faltan, por desgracia, cuestiones que nos separan a unos de otros, y que esperamos que puedan ser superadas a través de la oración y el diálogo, pero hay un contenido central del mensaje de Cristo que podemos anunciar todos juntos: la paternidad de Dios, la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte con su cruz y su resurrección, la confianza en la acción transformadora del Espíritu. Mientras estamos en camino hacia la comunión plena, estamos llamados a ofrecer un testimonio común frente a los desafíos cada vez más complejos de nuestro tiempo, como la secularización y la indiferencia, el relativismo y el hedonismo, los delicados temas éticos respecto al principio y al final de la vida, los límites de la ciencia y de la tecnología, el diálogo con las demás tradiciones religiosas. Hay además ulteriores campos en los que debemos desde ahora dar un testimonio común: la salvaguarda de la Creación, la promoción del bien común y de la paz, la defensa de la centralidad de la persona humana, el compromiso por vencer las miserias de nuestro tiempo, como el hambre, la indigencia, el analfabetismo, la desigual distribución de los bienes.
El compromiso por la unidad de los cristianos no es sólo tarea de algunos, ni actividad accesoria en la vida de la Iglesia. Cada uno está llamado a dar su aportación para llevar a cabo los pasos que lleven hacia la comunión plena entre todos los discípulos de Cristo, sin olvidar nunca que ésta es ante todo don de Dios que hay que invocar constantemente. De hecho, la fuerza que promueve la unidad y la misión surge del encuentro fecundo y apasionante con el Resucitado, como sucedió con san Pablo en el camino de Damasco, y con los Once y los demás discípulos reunidos en Jerusalén. Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, haga que cuanto antes se pueda realizar este deseo de su Hijo: “Que todos sean uno... para que el mundo crea” (Jn 17,21). Amén.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez]
Carta pastoral sobre la problemática de la violencia y la inseguridad que han escrito los arzobispos y obispos de Venezuela (Enero 2010).
"Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados Hijos de Dios" (Mt. 5,9)
Introducción
1. Los Arzobispos y Obispos de Venezuela saludamos al pueblo venezolano al inicio de este nuevo año 2010, manifestando nuestra esperanza por el esfuerzo creciente y el aporte que cada persona realiza con su trabajo cotidiano, para la edificación de una sociedad más humana y plena de valores que hagan nutrir la vida y la convivencia ciudadana.
2. En el marco de la Jornada Mundial por la Paz que la Iglesia Católica celebra el primero de enero de cada año, hacemos llegar a todo hombre y mujer que habita en nuestra Patria, una reflexión sentida sobre la preocupante situación del aumento de la inseguridad y la violencia en el país, que merma las posibilidades de desarrollo integral y de relaciones humanas satisfactorias. Ante esto, no podemos callar ni tampoco ser indiferentes; antes bien, debemos proclamar una palabra profética que promueva una acción consciente, decidida y permanente, para crear una cultura de paz y de solidaridad.
La violencia nos abruma
3. Con gran dolor vemos cómo Venezuela se convierte a pasos agigantados en una sociedad violenta. Comprobamos que la violencia se presenta incluso en el mismo seno del hogar: la sufren la mujer, los niños y niñas, y se manifiesta en forma física, psicológica o sexual.
4. Cada día se incrementa dramáticamente el índice de homicidios, que coloca a Venezuela entre los países del mundo con mayor número de muertes por asesinato. Hoy se asesina hasta por cuestiones banales: para robar cualquier objeto; se asesina por venganza o por encargo, a través del oscuro mundo del sicariato; se asesina bajo los efectos del alcohol o las drogas; igualmente ha habido asesinatos por cuestiones políticas. Estos asesinatos son realizados casi siempre con armas de fuego que circulan sin control alguno.
5. Esta violencia criminal se nos está haciendo cada vez más cercana. Los robos a edificios completos, el secuestro en sus más variadas formas, se están convirtiendo en prácticas delictivas frecuentes. En la calle abunda el tráfico y la tenencia ilegal de armas de fuego. Los recintos que en otros tiempos se consideraban "sagrados" en la comunidad, tales como la escuela, el hospital, el templo, son ahora espacios propicios para cometer cualquier tipo de delito.
6. La frontera venezolana, especialmente la de los Estados Táchira, Zulia y Apure, se ha convertido en centro para la violencia y para operaciones de grupos insurrectos que han minado de pánico y zozobra a personas y poblaciones enteras. Los secuestros y el sicariato son dos formas muy frecuentes en estas regiones.
7. Las cárceles en el país son espacios para la violencia y las injusticias. Centenares de muertes ocurren cada año sin que se remedie esta situación. Todo tipo de violación de Derechos Humanos se manifiesta en ellas, aunado a esto está el retardo en las decisiones judiciales que agrava la situación de hacinamiento y de violencia.
8. Ha aparecido una nueva forma de violencia originada por la intolerancia política entre quienes se manifiestan afectos a una determinada orientación ideológica, y aquellos que piensan y opinan de manera diversa, cerrando toda posibilidad de diálogo y entendimiento. Esta intolerancia está alimentada, entre otros, por algunos programas de opinión en los medios de comunicación social, que sin ningún tipo de pudor o ética, denigran de personas e instituciones.
9. Se añade a todo esto el clima de zozobra e intranquilidad ante una posible confrontación bélica entre Venezuela y Colombia, anunciada por los más altos responsables del gobierno nacional. Recordemos al respecto que Venezuela siempre ha tenido buenas relaciones con los países vecinos, particularmente con Colombia, y que en cualquier caso existen medios diplomáticos para resolver toda tentación de conflicto.
10. Como creyentes debemos decir un rotundo no a la violencia. Los venezolanos no podemos acostumbrarnos a ella, puesto que es generadora de tristeza y desgracia para la familia y la sociedad. Se sabe dónde comienza, pero nunca se sabe dónde ni cuándo termina. Ella no tiene distinción de ninguna especie; toda la población puede ser víctima en distintas circunstancias.
El Estado: Garante de la seguridad ciudadana
11. El derecho a la seguridad sigue siendo una deuda pendiente de los poderes del Estado. Muchos de sus funcionarios no solamente cometen una grave omisión al no encargarse efectivamente de cumplir con sus obligaciones, sino que además contribuyen a profundizar el clima de inseguridad. Hay funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado involucrados activamente en la ejecución de diversos delitos. Un sistema de justicia promueve la impunidad y por ende, la violencia, cuando deja sin castigo al delito y a su responsable.
12. Es un deber de la ciudadanía exigir a los poderes del Estado, principalmente al gobierno, que cree las condiciones necesarias para que el derecho a la vida, a la integridad física, a la protección de la propiedad, al libre tránsito, entre otros, sean derechos al alcance de todos. Actualmente, la respuesta ante la violencia social es el miedo, que nos lleva a encerrarnos y a protegernos, a desconfiar de todos. "Sálvese quien pueda y como pueda", parece ser la consigna ante organismos de seguridad ineficientes, indolentes o cómplices.
13. Sólo una sociedad que ama la paz, que respeta la vida, que quiere ponerse bajo el imperio de la ley, tendrá la fuerza suficiente para exigir al gobierno el cumplimiento de sus deberes. Necesitamos una profunda conversión personal y ciudadana, cambiar nuestros hábitos de convivencia, y respetar la vida del otro, sabiendo que es "imagen y semejanza de Dios" , copartícipe de la misma historia humana.
II La paz que Dios nos ofrece
14. El futuro prometido por Dios a todos los pueblos es la paz: en ella se reconocerá su presencia y su reinado. La paz que proclama la Biblia como don de Dios es, ante todo, su misma presencia en el corazón del hombre. Es también un modo de vida caracterizado por la posesión de los bienes necesarios como fruto del trabajo, y por la convivencia, la vida social y la fraternidad de los hijos e hijas de Dios. Esa paz que Dios promete a su pueblo se expresará en un cielo nuevo y una tierra nueva, en donde: "ya no se sentirán sollozos de tristeza ni gritos de angustia. Ni habrá más allí recién nacidos que apenas vivan unos días, o viejos que no vivan largos años."
Jesús, dador de la paz.
15. La paz es el bien mesiánico por excelencia. Así lo cantaron los ángeles en el nacimiento de Jesús. . Esta paz comienza cuando su Hijo se encarna en nuestra historia: para correr nuestra misma suerte, para solidarizarse con nuestras angustias y debilidades, con nuestros gozos y esperanzas. Esa comunión de Dios con nosotros es paz porque el Hijo único de Dios nos reúne como hijos de un Padre común en una gran familia humana.
16. Jesucristo es nuestra paz: Él nos ha reconciliado con el Padre y entre nosotros. Nos dejó el mandamiento nuevo del amor para amarnos y perdonarnos como hermanos. En Él, la solidaridad de Dios llega a su máxima expresión cuando su Hijo camina junto al pueblo pecador, llevándolo en su corazón y pidiendo perdón por todos al situarse en la fila de los pecadores que acudían al bautismo de Juan el Bautista . En esta actitud de Jesús somos asumidos desde nuestras miserias y oscuridades en su amor, y se nos entrega el perdón de Dios y su redención salvadora. Ese acto define su mesianismo como el mesianismo del Siervo de Yahvé . Ése y no otro es el Hijo querido. Ese acto de asumirnos se hace historia en los distintos encuentros sanadores y salvadores, especialmente en el que Jesús tomó sobre sí nuestros pecados y cargó con nuestras enfermedades.
17. La paz que Dios Padre nos ofrece en su Hijo es comunión, fraternidad, solidaridad, perdón, redención y reconciliación, y así lo comunicó Él mismo a sus apóstoles. , después de resucitar. Jesús, cuando envía a sus discípulos les instruye para que vayan por las casas entregando su paz a quien quiera recibirlos . Él toma en cuenta que no todos los van a recibir, como tampoco todos lo recibieron a Él, incluso prevé que pueden reaccionar con hostilidad; pero no se puede tomar ninguna represalia contra el que se cierra, y hay que rogar por los que les persiguen .
18. Para Jesús el que construye la paz es feliz porque será llamado por Dios hijo suyo. Quien obra la paz, posee una paz que el mundo no puede dar ni quitar. Esa es la paz que Jesús entrega a sus discípulos antes de experimentar su pasión y la que les reitera al aparecérseles, resucitado por su Padre de entre los muertos. Con esa paz en el corazón los discípulos están dispuestos a morir por causa del Evangelio de la fraternidad de los hijos e hijas de Dios.
La palabra instrumento al servicio de la paz
19. Este horizonte nos compromete a los que en nuestro país llevamos el nombre de cristianos, a ser hombres y mujeres constructores de paz, solidarizándonos con los necesitados y abatidos, denunciando la injusticia, acogiendo y convocando a los excluidos. Esta tarea la tenemos que hacer desde el Evangelio, acompañada por el testimonio y por la acción comprometida.
20. Si somos discípulos de Jesucristo, tenemos que comprometernos a no usar nuestra palabra para denigrar, calumniar, disminuir y desconocer. Por el contrario, ella debe estar siempre al servicio de la defensa de la vida, denunciando todo aquello que degrada, ultraja o reduce la dignidad de la persona.
21. Si somos de la Verdad hecha carne , que es la Palabra de Vida , tenemos que buscar por todos los medios unirnos para atender los problemas que nos conciernen a todos, y dedicarnos unos y otros a solucionarlos. No caer en la trampa de buscar a quién echar la culpa de que existan tales problemas, sino buscar con quién resolverlos.
22. No podemos ignorar que nuestra vida social no está caracterizada por la primacía del uso de la palabra y de la verdad como instrumentos para tender puentes. En nuestra sociedad, tan altamente polarizada, se usa la palabra como arma de guerra para destruir al adversario, actuando contra él con facilidad e impunidad. Además, en ocasiones, se utiliza para presentar repetidamente medias verdades o para mentir, pensando que de esa forma, éstas pueden llegar a aparecer como verdaderas.
III Vencer el mal con el bien
23. El Concilio Plenario de Venezuela y la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, han animado a la comunidad cristiana a renovar su misión evangelizadora, transformándose en discípulos misioneros para que nuestros pueblos en Jesucristo, tengan vida en abundancia. Para ello: "Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo... No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados... Queremos ser testigos y misioneros en las grandes ciudades y campos, en las montañas y en selvas, en todos los ambientes de la convivencia social, en los más diversos areópagos de la vida pública de las naciones..."
24. Esta misión evangelizadora se concretiza en todas nuestras Arquidiócesis, Diócesis y Vicariatos, a través de los planes pastorales, en los que actualmente se desarrolla la Misión continental, con la finalidad de invitar a todos los miembros del Pueblo de Dios a un encuentro vivo con Jesucristo que impulse la comunión con Dios, la fraternidad, el compromiso misionero y la solidaridad social especialmente con los más necesitados.
25. Un signo claro de que este impulso evangelizador está convirtiendo nuestros corazones y las estructuras de la vida social del país, será lograr el respeto al otro y la promoción de la inclusión, de modo que los niños y jóvenes tengan futuro, y cuenten con oportunidades para su desarrollo integral, y las familias y las comunidades sean espacios de comunión y solidaridad.
26. Hay que erradicar toda forma de violencia en nuestra sociedad. Para ello es indispensable el esfuerzo y el aporte de todos:
La familia En ella la persona crece para la convivencia y el desarrollo integral, aprende a socializarse, compartir la vida y valorar la paz. La familia debe recibir todo el apoyo del Estado, de las instituciones y de la sociedad entera para que cumpla su insustituible misión de ser escuela de valores humanos, sociales y espirituales. La educación. Las instituciones educativas, a través de sus planes y programas, deben privilegiar la educación de calidad y en valores para la construcción de una cultura de paz y de armonía social. Deben abrirse al pluralismo y la libertad de pensamiento y de acción. Los medios de comunicación están llamados a ser instrumentos de la verdad, no simples transmisores de entretenimiento. Lamentablemente, algunos programas radiales y televisivos alimentan el conflicto ideológico, irrespetando lo más sagrado de la persona: su dignidad personal. Esto debe cambiar. No es posible que existan programas que sistemáticamente son utilizados para descalificar y muchas veces mentir. Todos como personas y como pueblo, merecemos respeto. Los medios deben ser instrumentos para la convivencia y para el cultivo de los valores que generen paz y reconciliación. El Estado. Siendo el principal ente en la promoción del bien común de los ciudadanos, no puede renunciar a sus deberes y obligaciones que están enmarcados en la Constitución y las leyes, principalmente, salvaguardar el estado de derecho y el respeto a los derechos fundamentales del ser humano. El Gobierno. Tiene la obligación de garantizar el cumplimiento de los derechos fundamentales de los ciudadanos, diseñando políticas públicas con el consenso de toda la sociedad, que ayuden a erradicar la violencia y a facilitar el diálogo y la participación. Él es responsable directo de la seguridad ciudadana; de que la población viva con tranquilidad y pueda ejercer sus responsabilidades para el desarrollo humano y social sin trabas ni alteraciones. El Sistema Judicial debe recuperar su credibilidad ante el pueblo. Quienes administran la justicia tienen que ser personas con un alto nivel de competencia profesional que venga respaldada por su idoneidad, independencia e imparcialidad. Las organizaciones de la sociedad civil deben combatir el flagelo de la violencia, superando toda actitud pasiva ante este mal. Estas organizaciones deben realizar análisis, reflexiones y planes concretos para minimizar este flagelo; pero a su vez, exigir a los funcionarios de los poderes del Estado, el cumplimiento de sus responsabilidades en la construcción de una sociedad pacífica.
En búsqueda de la paz
27. Queremos convertirnos en una Iglesia llena de ímpetu y audacia evangelizadora. Para ello hemos de seguir a Jesucristo en medio de los sufrimientos y las victimas que esta sociedad violenta está produciendo, especialmente entre los más pobres y débiles, para ofrecerles la esperanza de su Evangelio y la fuerza del Espíritu, para trabajar por la vida plena que Dios Padre quiere para sus hijos; por tanto, proponemos algunas acciones que nos permitan avanzar hacia la promoción y la defensa de la dignidad humana en nuestra tarea evangelizadora:
a.-La Iglesia debe seguir anunciando, con dinamismo y fuerza, el reino de Dios, que es un reino de Paz, Justicia y Amor. Jesús vino a traernos su mensaje y a realizarlo con su vida. Pero nos ha dejado la misión de proclamarlo, anunciarlo y asumirlo como principal tarea de la comunidad eclesial.
b.-Los organismos de Derechos humanos de la Iglesia o de inspiración cristiana, están en la obligación de denunciar todo aquello que produce violencia en la sociedad, que pone en peligro la vida y la integridad física de las personas y sus bienes, que menoscaba sus derechos, que impide la convivencia, que causa explotación y muerte en nuestras fronteras, en los territorios indígenas y en las periferias de las grandes ciudades.
c.-Incidir junto con otras organizaciones de la sociedad civil para que los poderes del Estado elaboren políticas eficientes dirigidas a:
El rescate de las instituciones encargadas de garantizar el derecho a la seguridad ciudadana y la convivencia pacífica en el ámbito público.
La promoción de una eficiente política de desarme
La lucha contra el narcotráfico, distribución y la venta de drogas.
El saneamiento de las instituciones encargadas de administrar justicia
d.-Promover acciones concertadas entre organizaciones públicas y privadas, para trabajar en proyectos que atiendan especialmente:
El derecho a la calidad de vida de la niñez y la juventud en situación de peligro .
La protección a las madres, a los niños y las niñas, de cualquier forma de maltrato.
A las familias en situación de vulnerabilidad
e.-Las Diócesis y Vicariatos deben acompañar a las comunidades a rescatar sus espacios públicos para la convivencia, a encontrar mecanismos de mediación y resolución de conflictos.
f.-Desarrollar en cada Diócesis una pastoral juvenil orgánica, que permita acompañar adecuadamente a los jóvenes desde sus mundos de vida y en sus expectativas, ayudándoles a imaginar su proyecto de vida conforme al Evangelio, capacitándolos para enfrentar la tentación del consumo de drogas y el uso inmoderado del alcohol, enseñándolos a vivir en relaciones de solidaridad con los demás, abiertos al diálogo y a la tolerancia.
g.-Fortalecer la Educación Religiosa Escolar (ERE), aprovechando su valor educativo humano-cristiano, para que nutra el accionar de los niños y niñas en la construcción de la paz.
h.-Los centros educativos deben educar para la paz, fomentando los valores de convivencia, tolerancia y respeto, renovando la atención pastoral, fortaleciendo la vocación docente y ampliando la oferta educativa más allá de lo encomendado formalmente.
i.-Fortalecer la pastoral penitenciara para promover la humanización de nuestras cárceles, así como el respeto a los derechos humanos, la agilización de los procesos de justicia y atender las distintas necesidades de los internos y sus familiares.
j-Promover la celebración nacional de la paz y la reconciliación en el marco de la fiesta de San Francisco de Asís, quien fue un promotor de la paz y el desarrollo integral de la persona.
La paz es posible con acciones concretas
28. Para favorecer la puesta en marcha de estas acciones, queremos impulsar el programa nacional denominado: "Hablando se entiende la gente", que ha sido diseñando por la Iglesia, a través de las organizaciones que conforman la red de acción social. Es una iniciativa que busca articular los esfuerzos de investigación, formación, comunicación e incidencia para convocar a los venezolanos al entendimiento, la reconciliación y la convivencia. El lema quiere evocar que sólo desde el entendimiento y el trabajo conjunto, podemos construir la convivencia destrozada por los embates de las múltiples violencias que padecemos.
Conclusión
29. Los Obispos hemos expresado nuestro sentir como venezolanos encarnados solidariamente en nuestro país, como nuestro Señor Jesucristo se encarnó en el suyo. Lo expresamos mirando al país desde dentro, como unos venezolanos más, dolidos por la situación de pugnacidad que se vive en el país y comprometidos, como seguidores de la palabra de Dios hecha carne, en sembrar palabras que sean puentes tendidos para que todos podamos comunicarnos.
30. Invitamos a todos los venezolanos, sin distinción de credo o ideología política, para que se incorporen a esta campaña, de esta manera, contribuyamos a la construcción de una sociedad más justa y pacífica, que permita a cada hombre y mujer vivir en libertad y armonía con sus semejantes, siendo conscientes que nuestra patria la debemos construir entre todos.
31. Ponemos bajo el amparo de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de nuestro país, todo el trabajo que se realice a favor de la construcción de la paz y la convivencia ciudadana.
Caracas, 12 de Enero de 2010.
Con nuestra bendición,
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela.
Mensaje que ha escrito monseñor Demetrio Fernández, obispo de Tarazona, sobre la actual Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. (Enero 2010)
La unidad de la Iglesia
En estos días del mes de enero, del 18 al 25, se nos invita a considerar la unidad de la Iglesia, herida a lo largo de la historia por distintas rupturas. Se nos invita a orar por esta unidad, para que todos los que confiesan a Cristo con Dios y Señor, se reúnan cuanto antes en la única Iglesia que él ha fundado. De esta manera secundamos el deseo de Cristo. "Padre que todos sean uno, como tú y yo somos uno,,, para que el mundo crea" (Jn 17,21). A este movimiento lo llamamos ecumenismo, camino hacia la unidad de todos los cristianos en la única Iglesia de Cristo.
Hay además otras muchas personas que no confiesan a Cristo como Señor (p.e., los musulmanes, los judíos, etc.) y también otros muchos que no tienen ninguna religión o que son ateos. Dios quiere reunir a todos los hombres en su misma familia, y para eso ha constituido a la Iglesia sacramento universal de salvación para todos los hombres. Pero el ecumenismo se refiere propiamente a los cristianos, que, siendo creyentes en Cristo como Dios y Señor, no viven en la misma Iglesia.
En nuestra diócesis hay católicos de rito oriental, con sus costumbres y liturgia bizantina, distinta de la romana, que es la nuestra. Pero ellos y nosotros pertenecemos a la misma Iglesia católica, bajo la misma autoridad del Papa. También entre los muchos inmigrantes, que nos ayudan en nuestros trabajos, hay cristianos ortodoxos, coincidentes con nosotros en casi todo, pero no están bajo la autoridad universal del Papa. Y hay también cristianos evangélicos, que creen en Cristo como Dios y Señor, pero no tienen la Eucaristía, ni el sacerdocio, ni la autoridad del Papa. Con todos ellos, como cristianos, oramos estos días por la unidad de la Iglesia.
La unidad no significa uniformidad. Es bonita la pluralidad de costumbres, de liturgia, de expresiones culturales, puesto que la Iglesia fundada por Cristo es universal y se encarna en cada uno de las culturas y de los pueblos. Pero esa pluralidad enriquecedora tiene que mantener una unidad fundamental. Si no, todas esas riquezas quedan dispersas y sirven para disgregar, no para unir.
¿Cuáles son los elementos esenciales de la unidad? En primer lugar, es Cristo quien nos une en el Espíritu Santo y en la gracia. Para estar unidos en él hemos de confesar una misma fe: Cristo es Dios verdadero y hombre verdadero. Pero además, hemos de creer en la Iglesia, que Cristo ha fundado sobre el cimiento de los apóstoles, al frente de los cuales puso a Pedro. A éstos les suceden los obispos en plena comunión de fe y de disciplina con el Sucesor de Pedro, el Papa de Roma. La Palabra de Dios contenida en la Biblia e interpretada por la tradición viva y por el magisterio de la Iglesia. La Palabra de Dios conserva todo su frescor cuando es interpretada por la Iglesia; de lo contrario, pierde su vigor, como les sucede a los herejes, que usan la Palabra de Dios, pero se apartan de la verdad, porque interpretan mal la Palabra de Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica contiene resumidamente toda la enseñanza de la Iglesia. Los sacramentos: El bautismo nos incorpora a Cristo y a su Iglesia. La Eucaristía (que supone el sacramento del Orden para que sea válida) es Cristo vivo en medio de su Iglesia, que la alimenta y la congrega en la unidad.
Oremos en estos días y hagamos penitencia para que llegue pronto el día de la plena comunión en la única Iglesia, bajo la autoridad del Sucesor de Pedro, "un solo rebaño y un solo pastor" (Jn 10,16). Seamos siempre factores de unidad y de comunión en torno a nuestros pastores, garantes de esa unidad en la Iglesia.
Mensaje escrito por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, obispo de Huesca y de Jaca, arzobispo electo de Oviedo.
Haití: Dios llora en la tierra
Una vez más nos han saltado las alarmas. De nuevo hemos sido humillado en donde más nos duele: los pobres más pobres. No es la mano justiciera de un hada vengativa que se ríe de los opulentos del tener y del poder, sino un extraño e indeseado infortunio que se zafa ante un pueblo de por sí precario y mendigo.
Haití ha sido y sigue siendo en su interminable morgue, un tremendo dedo acusatorio que no sabemos a quién se dirige ni quién lo enarbola. Pero un dedo que se mete intruso en nuestra llaga más vulnerable y nos hace espantarnos ante una tamaña tragedia que nos deja sin hálito, sin palabra, sin nada. Y así lo hemos vivido y lo seguimos viviendo. No se trata de la cuestión de cuántos compatriotas hay bajo los escombros, o cuántos de los nuestros sean quienes sean éstos. Da casi lo mismo, y aunque no podemos ser insensibles a nuestro terruño y más a nuestra sangre, la muerte nos hace a todos iguales y lo único que nos sobrecoge es el hecho en sí mismo, sin pasaporte en ristre, sin parentesco, sin credenciales.
No han sido pocos los que se han preguntado de modo sincero por qué, e incluso no han faltado quienes se interrogan sobre el quién. Y no se halla respuesta a ninguna de las dos cuestiones por más vueltas que le demos: por qué suceden estas cosas que tanto nos duelen, quién sería el responsable al que dirigir nuestra protesta.
Y sin embargo, sí que existen esas respuestas por más que sea complejo hallarlas. Por un momento, nos damos cuenta de cuántas cosas a diario gozamos, tenemos, intercambiamos, dando por supuesto que todo eso debe ser así, dándolo por descontado, perdiendo demasiado a menudo el horizonte del don que significa el hecho de vivir, de caminar, de ver y oír, de amar. Acaso, a fuerza de sernos cotidianas todas estas cosas, perdemos de vista que suponen un regalo continuo, un don permanente.
En segundo lugar, el hecho de que los medios de comunicación nos acerquen en tiempo real lo que está sucediendo a miles de kilómetros, nos permite situarnos dentro de esta aldea global con una conciencia de proximidad que no permite que seamos indiferentes. No estamos asistiendo impávidos a una catástrofe que no tiene que ver con nosotros, que no nos afecta, sino que sentimos la necesidad no sólo de agradecer lo que tenemos como don y regalo, y hacer algo por quienes de pronto todo lo han perdido. Esta solidaridad nos hace humanos, nos saca de nuestros agujeros de seguridad y de nuestras fugas egoístas. Y nos permite adivinar con saludables sobresaltos que la humanidad no empieza ni termina en el patio de mi casa que es particular, sino que hay demasiados rincones de este mundo en donde hay gente que sufre, que está falta de libertad, de paz, de pan, de dignidad, de afecto, de fe. Una tragedia así, nos hace despertar de nuestras dormideras.
Por último, la gran pregunta que tantos se han hecho: ¿y Dios, dónde estaba? Sin duda que no estaba jugando al golf, haciendo turismo estirado o distrayéndose podando bonsáis. Dios estaba en las víctimas, muriendo con ellas una vez más. Pero también está en la gente que está entregado su tiempo, su dinero, sus talentos y saberes para ayudar a sus hermanos: ahí están las manos de Dios repartiendo ternura, ahí sus labios diciendo palabras consoladoras, ahí sus silencios cuando es callando como se dicen las mejores cosas, ahí su corazón cuando sabe palpitar con el latido de la gente que tiene entraña.
Nos unimos al dolor de ese pueblo hermano, ofrecemos nuestra oración por el eterno descanso de los que han perdido la vida, y nos brindamos de tantos modos a ayudar a cuantos necesitan todo tipo de consuelo, de esperanza, para levantar todo desde las cenizas.
REDACCIÓN DE "IGLESIA NIVARIENSE"
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Boletín 374
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Se inició la cuaresma. La delegación de liturgia ha editado un cartel que lleva por título: “Para crecer en la fe…conviértete”. Igualmente en la web de la delegación se pueden encontrar distintos materiales. Además, para ayudar a la contemplación y a la oración personal y comunitaria, partiendo del Evangelio del domingo, la delegación sigue ofreciendo la Lectio Divina.
El obispo dirige este sábado el tradicional retiro de cuaresma, en la sede catedralicia, de 10:00 a 12:30 horas. Otras ofertas de este tipo las realizarán la delegación de pastoral juvenil y distintos arciprestazgos.
Bajo el lema “Busca y encuentra”, los próximos días 26 de febrero y 5 de marzo se llevarán a cabo en diferentes puntos de la diócesis, varias vigilias de cuaresma especialmente dirigidas a jóvenes. Las zonas y los horarios de estas vigilas para el 26 de febrero quedan de la siguiente forma: Parroquias de Gracia en La Cuesta, de Santa Úrsula, en el norte de Tenerife, de Santo Domingo en Hermigua y en El Retamar en Los Llanos, a las 20:00 horas. Ese mismo día, también habrá una vigilia en la parroquia de Las Eras a las 21:00 horas. Por otro lado, una nueva iniciativa de este tipo se desarrollará, el 5 de marzo, en la parroquia de Valverde en El Hierro, a las 19:30 horas.
Por otro lado, el Área de Pastoral Social de la Diócesis ha preparado un material de apoyo para las celebraciones bajo el lema "Cuaresma en tiempo de crisis: una llamada a respirar esperanza en el camino hacia la Pascua". Pueden solicitarlos al mail: [email protected].
Coincidiendo con el inicio de este tiempo litúrgico, fue presentado en la ciudad de La Laguna el cartel de la Semana Santa de 2010, que este año está protagonizado por la imagen de la Entrada de Jesús en Jerusalén, popularmente conocida como ‘El Señor de la burrita’.
La “Peregrinación Vocacional” a Garachico se realizará el domingo, 21 de febrero, bajo el lema “En camino, para ser enviados”. De 16:00 a 19:00 horas se tiene previsto la adoración del Santísimo y el desarrollo de varios testimonios simultáneos en todas las iglesias y ermitas de Garachico. Posteriormente, a las 19:00 horas tendrá lugar la celebración y peregrinación desde la “Puerta de Tierra” a la ermita de la Virgen de los Reyes.
Entre el 19 y el 21 de febrero se desarrollará el Master de Pastoral Familiar del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre matrimonio y familia. Se trata de una especialidad universitaria que ofrece a sus alumnos una formación interdisciplinar sobre el matrimonio y la familia.
La Consejera de Sanidad del ejecutivo canario, Mercedes Roldós, ha señalado esta semana al diario ABC que “los embarazos no deseados se deben afrontar desde la educación de nuestros jóvenes, de nuestras chicas y chicos. Un aborto provocado siempre es un fracaso, lo digo como médico y como mujer. Lo que hay que hacer es ayudar a la mujer que se enfrenta a un embarazo no deseado”. Igualmente, Roldós se mostró preocupada por el aumento de utilización de la llamada píldora del día después sin prescripción facultativa.
El arciprestazgo de S/C de La Palma organiza de lunes a jueves, cuatro cursos de formación que se llevarán a cabo en el colegio conocido como “La Palmita”. Los mismos son: María en los evangelios, aproximación a la iniciación cristiana, la acción pastoral con alejados y lejanos y apuntes de relación de ayuda.
Cáritas de Fuencaliente ha dado a conocer el resultado de las colectas realizadas en todas las parroquias de la isla de La Palma en favor de los damnificados por el incendio que asoló Fuencaliente el pasado mes de Septiembre. Además, en la cantidad global, que asciende a 35.775,22 Euros, se contemplan aportaciones de la Parroquia de S. Marcos de Icod en Tenerife y otras ayudas de diversas entidades palmeras.
Se celebró la segunda reunión del Consejo Diocesano de Cáritas del presente curso. En el mismo se presentaron los informes económico y de los datos de atención de las Cáritas parroquiales correspondientes al año 2009. Igualmente se preparó la próxima Asamblea General de los días 26 y 27 próximos.
El Cabildo de Tenerife ha finalizado las obras de mejora de la Iglesia de San Antonio de Padua, en el municipio de El Tanque. Los trabajos realizados han consistido en la restauración del retablo de la Virgen del Rosario y el púlpito.
La ciudad de La Laguna vivió este lunes, el tradicional homenaje a Sor María de Jesús León, popularmente conocida como la Siervita, y cuyos restos mortales, considerados incorruptos, descansan en el Convento de Santa Catalina de Siena desde hace 279 años. Con tal motivo y como es habitual, miles de personas, desde múltiples puntos de la Isla, acudieron hasta el centro de la ciudad para rendir tributo a la religiosa.
La revista “Iglesia Nivariense” está de enhorabuena porque recientemente ha publicado su número 100. La portada de este nuevo ejemplar muestra el número 100 realizado con algunas de las publicaciones que nos han acompañado durante estos ocho años de vida de “Iglesia Nivariense”.
La celebración de Chinguaro congregó, un año más a numerosos fieles que peregrinaron desde la parroquia de San Pedro, en Güimar, hasta la ermita de Chinguaro, junto a la histórica cueva en la que se guardó la imagen de la Virgen que se apareció en la playa de Chimisay ante los guanches. La eucaristía estuvo presidida por el vicario general, Domingo Navarro. Tras esta celebración se desarrolló un desayuno de hermandad.
Por cierto que la reapertura de la Capilla de San Pedro Arriba, en Güimar tendrá lugar el 21 de Febrero. A mediodía se trasladará la imagen de San Pedro Chiquito desde la Parroquia Matriz, donde ha sido custodiado durante el tiempo que han durado las obras de restauración de las pinturas murales. Los actos coinciden con la celebración del cincuentenario del Cristo de la Columna.
Medio siglo de lucha contra la pobreza y el hambre. Así se escribe la historia de Manos Unidas. El pasado fin de semana se celebró la Campaña Contra el Hambre. En 2009 la delegación de nuestra diócesis destinó más de 430.000 euros para proyectos en distintos países de América del Sur, Asia y África.
En El Hierro se dio a conocer la talla de la virgen del Carmen restaurada, ubicada en el interior de la ermita de San Andrés. Imagen, que data del siglo XVIII, ha estado sometida a un proceso de restauración durante cinco meses. La imagen tiene una gran riqueza artística, sobre todo en el caso de la imagen de Jesús Niño que la acompaña, del que se ha podido recuperar su policromía original
La semana del 22 al 26 de febrero, en la sede del ISTIC se realizarán las XV Jornadas de Ética y Política. En esta ocasión serán dirigidas por el profesor de filosofía del Derecho, moral y política de la universidad de Valencia, Agustín Domingo Moratalla, y girarán en torno al “cristianismo y laicidad. Creyentes en una sociedad post-secular”
El jesuita Lucas López dará ejercicios de forma personalizada a quien lo desee la próxima Semana Santa en la Casa Manresa de Tacoronte. Los interesados pueden llamar al 677 911 017 o enviar un correo a: [email protected]
La comunidad parroquial de S. Juan Bautista de Vallehermoso prevé celebrar el centenario del templo, el próximo viernes 19 de marzo de 2010. Con tal motivo, entre otros actos, se está organizando un homenaje a los sacerdotes que han servido a esta parroquia en el último siglo.
El obispo Bernardo Álvarez y el rector del Seminario, Juan Pedro Rivero han realizado una invitación para participar en el Certamen Teológico Espiritual que se convoca en el Año Sacerdotal con motivo del Día de San Juan de Ávila. Se trata de una propuesta dirigida a todos los sacerdotes y diáconos que residan en la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna consistente en la elaboración de un trabajo escrito en el que se ofrezca una aportación personal sobre el tema: “Vida y Espiritualidad Sacerdotal”. Para más información se puede llamar al número de teléfono de la secretaria del ISTIC: 922 25 20 67.
El Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo ha invitado a todos los que lo deseen a la celebración del 75 aniversario de la fundación de este centro educativo por las Religiosas Franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo. El acto tendrá lugar el próximo viernes 19 de marzo de 2010, a partir de las 10:00 horas con la celebración de la Eucaristía presidida por el Obispo en las instalaciones del colegio, en La Laguna.
Por su parte, el Colegio San Isidro Labrador de La Orotava albergó, días atrás, la fiesta de la unión de los antiguos salesianos, concretamente las bodas de oro y de plata de las generaciones salientes de la institución de enseñanza villera. A la celebración, precedida de la Eucaristía, y el recorrido por el colegio, acudieron 100 invitados entre los antiguos alumnos y salesianos. En la cita se puso de relieve la nostalgia y el aprecio al espíritu de Don Bosco.
Un año más se ha celebrado el acto lírico musical que los poetas canarios le ofrecen a la patrona de Canarias. De todas las islas llegaron y fueron acompañados en las loas por la excelente interpretación de temas canarios dedicados a la Virgen por la prestigiosa Coral Municipal de la Villa de Candelaria dirigida por Rosa María Da Costa.
El nuevo hogar de mayores Santa Rita I abrirá sus puertas el día 28. La nueva casa acogerá a casi 300 mayores desalojados del antiguo Santa Rita I en 2008.
Bajo el lema: “La educación…y la fe”, el Centro de Orientación Familiar ha previsto para los días 16, 17, 18 y 19 de marzo las III Jornadas de Formación sobre el Matrimonio y la Familia. Las mismas serán guiadas por el diacono permanente, Víctor Manuel González Torres.
Radio ECCA está celebrando el 45 Aniversario de la emisión de su primera clase a través de las ondas (15 de febrero de 1965). El sistema ECCA de enseñanza, pionero en España, ha ido sembrando su impronta por más de una veintena de países en estos 45 años. La magnitud de esta labor viene avalada por los datos que se han podido registrar: más de 2,3 millones de personas se han beneficiado de su labor formativa sólo en Canarias, la Península, Baleares y África, sin cuantificar Latinoamérica.
Por otro lado, el Cabildo Insular ha pedido a los párrocos que extremen las medidas de protección de los edificios, templos y casas ante las fuertes lluvias y viento intenso de estos días. Asimismo, ha solicitado que se comuniquen los posibles desperfectos.
ZENIT publica el comunicado conclusivo emitido por la Comisión Bilateral de la Santa Sede y del Gran Rabinado de Israel al final de su noveno encuentro, celebrado del 17 al 20 de enero de 2010 en el Vaticano.
1. El noveno encuentro de la Comisión Bilateral de la Santa Sede y del Gran Rabinato de Israel se ha celebrado tras la histórica visita del Papa Benedicto XVI a la gran sinagoga, visita en la que han participado también los miembros de la Comisión. Con motivo de la visita, el Papa ha confirmado categóricamente el compromiso de la Iglesia católica y su deseo de profundizar en el diálogo y la fraternidad con el judaísmo y con el pueblo judío, según "Nostra aetate", las enseñanzas sucesivas del Magisterio y, en particular, las de su predecesor Juan Pablo II: "En esta dirección podemos dar pasos juntos, conscientes de las diferencias que se dan entre nosotros, pero también de que, si logramos unir nuestros corazones y nuestras manos para responder a la llamada del Señor, su luz se hará más cercana para iluminar a todos los pueblos de la tierra" (Discurso de Benedicto XVI a la sinagoga de Roma, 17 de enero de 2010, n. 8). El Papa alabó específicamente la obra, la importancia y los resultados de la Comisión Bilateral, que después se ha reunido sobre el tema de la enseñanza católica y judía sobre la creación y el ambiente y deseó "un diálogo fecundo sobre un tema tan importante como actual".
2. Introdujeron el encuentro los presidentes, el cardenal Jorge María Mejía, y el rabino jefe Shear Yashuv Cohen, quienes rindieron homenaje al difunto embajador Shmuel Hadas, cuya contribución ha sido tan importante para la creación de la Comisión.
3. Las intervenciones de apertura se concentraron en las tensiones entre los movimientos ambientalistas laicos y las perspectivas religiosas y subrayaron que la enseñanza bíblica considera la naturaleza como un don santo que procede del Creador. Él ha establecido que la humanidad tiene que ser la cumbre de su Creación, intrínsecamente buena(Cf. Génesis 1, 31, con la obligación de una administración responsable (Cf. Génesis 2, 15). Por consiguiente, si bien la humanidad tiene la libertad y la autonomía para desarrollar y promover los recursos naturales, como está escrito "los cielos, son los cielos del Señor, la tierra, se la ha dado a los hijos de Adán" (Salmo 115, 16), esto siempre se expresa de manera respetuosa de la soberanía divina del universo, como está escrito: "del Señor es la tierra y cuanto hay en ella" (Salmo 24, 1).
4. Hoy la humanidad afronta una crisis ambiental única, que es esencialmente consecuencia de un desordenado abuso material y tecnológico. Si bien esta crisis tiene que ser gestionada obviamente con los instrumentos tecnológicos y la autolimitación, la humildad y la disciplina, los participantes subrayaron la necesidad esencial para la sociedad de reconocer la dimensión trascendente de la Creación, que es importante para garantizar el desarrollo sostenible y el progreso de manera éticamente responsable. No todo lo que es técnicamente posible es moralmente aceptable. Esta conciencia garantiza que todo aspecto del progreso humano promueve el bienestar de las generaciones futuras y santifica el Nombre Divino, y del mismo modo su ausencia lleva a consecuencias destructivas para la humanidad y para el ambiente y profana el Nombre Divino.
5. La Tradición bíblica, que confiere una dignidad única a la persona humana, no debe ser entendida como dominio, sino como respeto y solidaridad. Esto exige un sentido de "ecología humana", en el que nuestra responsabilidad por el ecosistema esté ligada y refleje nuestros deberes recíprocos y, en particular, "una generosidad especial con los pobres, las mujeres, los niños los extranjeros, los enfermos, los débiles, los necesitados" ( Discurso de Benedicto XVI a la sinagoga de Roma, 17 de enero de 2010, n. 7).
6. El aspecto ético de la intervención humana en el orden natural consiste en la limitación del poder de la ciencia de su pretensión de control absoluto y en la manifestación de la solidaridad humana y de la responsabilidad moral hacia todos. Con este objetivo, la Comisión Bilateral pide con fuerza que la innovación y el desarrollo científicos se apliquen en íntima relación con los principios éticos y religiosos. Del mismo modo, los estados y los organismos internacionales deberían comprometerse en una consulta intensa con las autoridades éticas y religiosas para garantizar que el progreso sea una bendición y no una maldición. Una ética ambiental auténtica es una condición clave para la paz y la armonía del mundo.
7. Sobre todo, se ha subrayado la importancia crítica de una educación moral y religiosa a todos los niveles para garantizar un desarrollo social y científico responsable.
Roma, 19 de enero de 2010, (Shvat, 4, 5770)
Rabino jefe Shear Yashuv Cohen
(presidente de la delegación judía)
Rabino jefe Ratson Arussi
Rabino jefe David Brodman
Rabino jefe Joseph Levi
Rabino jefe David Rosen
Rabino profesor Daniel Sperber
Señor Oded Wiener
Cardenal Jorge Mejía
(presidente de la delegación católica)
Patriarca Fouad Twal
Arzobispo Elias Chacour
Arzobispo Antonio Franco
Arzobispo Bruno Forte
Obispo Giacinto-Boulos Marcuzzo
Monseñor Pier Francesco Fumagalli
Padre Pierbattista Pizzaballa O.F.M.
Padre Norbert J. Hofmann S.D.B.
[Traducción del original inglés por Jesús Colina]
ZENIT nos ofrece la intervención del Papa el miércoles 20 de Enero de 2010, durante la Audiencia General celebrada en el Aula Pablo VI, con los peregrinos procedentes de todo el mundo.
Queridos hermanos y hermanas
Estamos en el centro de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, una iniciativa ecuménica, que se ha ido estructurando desde hace ya más de un siglo, y que atrae cada año la atención sobre un tema, el de la unidad visible entre los cristianos, que implica a la conciencia y estimula al compromiso de cuantos creen en Cristo. Y lo hace ante todo con la invitación a la oración, a imitación del propio Jesús, que pide al Padre por sus discípulos: “Que sean uno, para que el mundo crea” (Jn 17,21). La llamada perseverante a la oración por la plena comunión entre los seguidores del Señor manifiesta la orientación más auténtica y más profunda de toda la búsqueda ecuménica, porque la unidad, antes que nada, es don de Dios. De hecho, como afirma el Concilio Vaticano Segundo: "el santo propósito de reconciliar a todos los cristianos en la única Iglesia de Cristo, una y única, supera todas las fuerzas humanas" (Unitatis Redintegratio, 24). Por tanto, más allá de nuestro esfuerzo de llevar a cabo relaciones fraternas y de promover el diálogo para aclarar y resolver las divergencias que separan a las Iglesias y Comunidades eclesiales, es necesaria la invocación confiada y concorde al Señor.
El tema de este año está tomado del Evangelio de san Lucas, de las últimas palabras del Resucitado a sus discípulos: “Vosotros sois testigos de esto” (Lc 24,48). La propuesta del tema ha sido pedida por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, de acuerdo con la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias, a un grupo ecuménico de Escocia. Hace un siglo, la Conferencia Mundial para la consideración de los problemas en referencia al mundo no cristiano tuvo lugar precisamente en Edimburgo, in Escocia, entre el 13 y el 24 de junio de 1910. Entre los problemas entonces discutidos estuvo el de la dificultad objetiva de proponer con credibilidad el anuncio evangélico al mundo no cristiano por parte de cristianos divididos entre sí. Si a un mundo que no conoce a Cristo o que se ha alejado de Él, o que se muestra indiferente al Evangelio, los cristianos se presentan desunidos, al contrario, a menudo contrapuestos, ¿será creíble el anuncio de Cristo como único Salvador del mundo y nuestra paz? La relación entre unidad y misión desde aquel momento ha representado una dimensión esencial de toda la acción ecuménica y su punto de partida. Y es por esta aportación específica por lo que esa Conferencia de Edimburgo permanece como uno de los puntos firmes del ecumenismo moderno. La Iglesia católica, en el Concilio Vaticano II, retomó y reafirmó con vigor esta perspectiva, afirmando que la división entre los discípulos de Jesús “no solo contradice abiertamente a la voluntad de Cristo, sino que es escándalo para el mundo y daña la santísima causa de la predicación del Evangelio a toda criatura” (Unitatis Redintegratio, 1).
En este contexto teológico y espiritual se sitúa el tema propuesto en esta Semana para la meditación y la oración: la exigencia de un testimonio común de Cristo. El breve texto propuesto como tema, “Vosotros sois testigos de esto”, hay que leerlo en el contexto de todo el capítulo 24 del Evangelio según Lucas. Recordemos brevemente el contenido de este capítulo. Primero las mujeres se acercan al sepulcro, ven los signos de la Resurrección de Jesús y anuncian cuanto han visto a los Apóstoles y a los otros discípulos (v. 8); después el mismo Resucitado aparece a los discípulos de Emaús a lo largo del camino, se aparece a Simón Pedro y, sucesivamente, a los Once y a los demás que estaban con ellos" (v. 33). Él abre la mente a la comprensión de las Escrituras sobre su Muerte redentora y su Resurrección, afirmando que “en su nombre se predicará a todas las gentes la conversión y el perdón de los pecados" (v. 47). A los discípulos que se encuentran “reunidos” juntos y que han sido testigos de su misión, el Señor Resucitado les promete el don del Espíritu Santo (cfr v. 49), para que juntos den testimonio de él a todos los pueblos. De este imperativo - “De todo esto”, de esto vosotros sois testigos (cfr Lc 24,48) –, que es el tema de esta Semana por la unidad de los cristianos, nacen para nosotros dos preguntas. La primera: ¿qué es “todo esto”? La segunda: ¿cómo podemos nosotros ser testigos de “todo esto”?
Si vemos el contexto del capítulo, "todos esto" quiere decir ante todo la Cruz y la Resurrección: los discípulos han visto la crucifixión del Señor, ven al Resucitado y así empiezan a entender todas las Escrituras que hablan del misterio de la Pasión y del don de la Resurrección. “Todo esto” por tanto es el misterio de Cristo, del Hijo de Dios hecho hombre, muerto por nosotros y resucitado, vivo para siempre y así garantía de nuestra vida eterna.
Pero conociendo a Cristo – este es el punto esencial – conocemos el rostro de Dios. Cristo es sobre todo la revelación de Dios. En todos los tiempos, los hombres perciben la existencia de Dios, un Dios único, pero que está lejos y no se muestra. En Cristo este Dios se muestra, el Dios lejano se convierte en cercano. “Todo esto” es por tanto, sobre todo con el misterio de Cristo, que Dios se ha hecho cercano a nosotros. Esto implica otra dimensión: Cristo nunca está solo; Él vino en medio de nosotros, murió solo, pero resucitó para atraer a todos hacia sí. Cristo, como dice la Escritura, se crea un cuerpo, reúne a toda la humanidad en su realidad de la vida inmortal. Y así, en Cristo que reúne a la humanidad, conocemos el futuro de la humanidad: la vida eterna. Todo esto, por tanto, es muy sencillo, en última instancia: conocemos a Dios conociendo a Cristo, su cuerpo, el misterio de la Iglesia y la promesa de la vida eterna.
Venimos ahora a la segunda pregunta: ¿Cómo podemos nosotros ser testigos de “todo esto”? Podemos ser testigos sólo conociendo a Cristo y, conociendo a Cristo, también conociendo a Dios. Pero conocer a Cristo implica ciertamente una dimensión intelectual – aprender lo que conocemos de Cristo – pero es siempre mucho más que un proceso intelectual: es un proceso existencial, es un proceso de la apertura de mi yo, de mi transformación por la presencia y por la fuerza de Cristo, y así es también un proceso de apertura a todos los demás, que deben ser cuerpo de Cristo. De esta forma, es evidente que conocer a Cristo, como proceso intelectual y sobre todo existencial, es un proceso que nos hace testigos. En otras palabras, podemos ser testigos sólo si a Cristo lo conocemos de primera mano, y no sólo a través de otros, desde nuestra propia vida, de nuestro encuentro personal con Cristo. Encontrándole realmente en nuestra vida de fe, nos convertimos en testigos y podemos contribuir a la novedad del mundo, a la vida eterna. El Catecismo de la Iglesia católica nos da una indicación también para el contenido de este “todo esto”. La Iglesia ha reunido y resumido lo esencial de cuanto el Señor nos ha dad en la Revelación, en el "Símbolo llamado niceno-costantinopolitano, el cual trae su gran autoridad del hecho de ser fruto de los dos primeros Concilios Ecuménicos (325 e 381)" (CCC, n. 195). El Catecismo precisa que este Símbolo "es aún hoy común a todas las grandes Iglesias de Oriente y de Occidente” (Ibid.). En este Símbolo por tanto se encuentran las verdades de la fe que los cristianos pueden profesar y testimoniar juntos, para que el mundo crea, manifestando, con el deseo y el compromiso por superar las divergencias existentes, la voluntad de caminar hacia la comunión plena, la unidad del Cuerpo de Cristo.
La celebración de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos nos lleva a considerar otros aspectos importantes para el ecumenismo. Ante todo, el gran progreso realizado en las relaciones entre Iglesias y Comunidades Eclesiales tras la Conferencia de Edimburgo de hace un siglo. El movimiento ecuménico moderno se ha desarrollado de forma tan significativa que se ha convertido, en el último siglo, en un elemento importante en la vida de la Iglesia, recordando el problema de la unidad entre todos los cristianos y sosteniendo también el crecimiento de la comunión entre ellos. Éste no sólo favorece las relaciones fraternas entre las Iglesias y las Comunidades eclesiales en respuesta al mandamiento del amor, sino que estimula también la investigación teológica. Además, implica a la vida concreta de las Iglesias y de las Comunidades eclesiales con temáticas que tocan la pastoral y la vida sacramental, como por ejemplo el mutuo reconocimiento del Bautismo, las cuestiones relativas a los matrimonios mixtos, los casos parciales de comunicatio in sacris en situaciones particulares bien definidas. En el surco de este espíritu ecuménico, los contactos han ido ensanchándose también a movimientos pentecostales, evangélicos y carismáticos, para un mayor conocimiento recíproco, aunque no falten problemas graves en este sector.
La Iglesia católica, desde el Concilio Vaticano II en adelante, ha entrado en relaciones fraternas con todas las Iglesias de Oriente y las Comunidades eclesiales de Occidente, organizando, en particular, con la mayor parte de ellas, diálogos teológicos bilaterales, que han llevado a encontrar convergencias o incluso consenso en diversos puntos, profundizando así los vínculos de comunión. En el año apenas transcurrido, los diálogos han registrado pasos positivos. Con las Iglesias ortodoxas la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico ha comenzado, en la XI Sesión plenaria celebrada en Paphos (Chipre) en octubre de 2009, el estudio de un tema crucial en el diálogo entre católicos y ortodoxos: El papel del obispo de Roma en la comunión de la Iglesia en el primer milenio, es decir, en el tiempo en el que los cristianos de Oriente y Occidente vivían en la comunión plena. Este estudio se extenderá a continuación al segundo milenio. Ya he pedido muchas veces la oración de los católicos por este diálogo delicado y esencial para todo el movimiento ecuménico. También con las Antiguas Iglesias ortodoxas de Oriente (copta, etíope, siria, armenia) la análoga Comisión Mixta se reunió del 26 al 20 de enero del año pasado. Estas importantes iniciativas atestiguan que existe actualmente un diálogo profundo y rico de esperanzas con todas las Iglesias de Oriente no en plena comunión con Roma, en su propria especificidad.
Durante el año pasado, con las Comunidades eclesiales de Occidente se han examinado los resultados alcanzados en los diversos diálogos en estos cuarenta años, deteniéndose, el particular, en los mantenidos con la Comunión Anglicana, con la Federación Luterana Mundial, con la Alianza Reformada Mundial y con el Consejo Mundial Metodista. Al respecto, el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos realizó un estudio para evidenciar los puntos de convergencia a los que se ha llegado en los relativos diálogos bilaterales, y señalar, al mismo tiempo, los problemas abiertos sobre los que habrá que iniciar una nueva fase de confrontación.
Entre los recientes acontecimientos, quisiera mencionar la conmemoración del décimo aniversario de la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación, celebrado por católicos y luteranos juntos el 31 de octubre de 2009, para estimular la prosecución del diálogo, como también la visita a Roma del arzobispo de Canterbury, el doctor Rowan Williams, el cual ha mantenido también coloquios sobre la particular situación en que se encuentra la Comunión Anglicana. El compromiso común de continuar las relaciones y el diálogo son un signo positivo, que manifiesta cuán intenso es el deseo de unidad, a pesar de todos los problemas que se oponen. Así vemos que hay una dimensión de nuestra responsabilidad en hacer todo lo posible para llegar realmente a la unidad, pero que hay otra dimensión, la de la acción divina, porque solo Dios puede dar unidad a la Iglesia. Una unidad “autohecha” sería humana, pero nosotros deseamos la Iglesia de Dios, hecha por Dios, el cual cuando quiera y cuando nosotros estemos preparados, creará la unidad. Debemos tener presente también los progresos reales que se han alcanzado en la colaboración y en la fraternidad en todos estos años, en estos últimos cincuenta años. Al mismo tiempo, debemos saber que el trabajo ecuménico no es un proceso lineal. De hecho, problemas viejos, nacidos en el contexto de otra época, pierden su peso, mientras que en el contexto actual nacen problemas nuevos y nuevas dificultades. Por tanto, debemos estar siempre disponibles para un proceso de purificación, en el cual el Señor nos haga capaces de estar unidos.
Queridos hermanos y hermanas, por la compleja realidad ecuménica, por la promoción del diálogo, como también para que los cristianos de nuestro tiempo puedan dar un nuevo testimonio común de fidelidad a Cristo ante este nuestro mundo, pido la oración de todos. Que el Señor escuche la invocación nuestra y de todos los cristianos, que en esta semana se eleva a Él con particular intensidad.
[Al final de la audiencia, Benedicto XVI saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]
Queridos hermanos y hermanas:
Estamos celebrando estos días la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la cual se nos invita a rezar pidiendo al Señor por la unidad de todos sus discípulos, puesto que ésta es ante todo un don que viene de Dios. El tema propuesto este año nos recuerda la exigencia de dar un testimonio común de Cristo, ya que la división de los cristianos dificulta el anuncio eficaz del Evangelio en el mundo. El movimiento ecuménico moderno se ha desarrollado de manera notable, hasta convertirse en el último siglo en un elemento importante en la vida de la Iglesia. A partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia Católica ha establecido relaciones fraternas con todas las Iglesias de Oriente y las Comunidades eclesiales de Occidente, organizando con la mayor parte de ellas diálogos teológicos bilaterales, que han servido para alcanzar consensos sobre varias cuestiones, profundizando de esta manera los vínculos de comunión. Os pido a todos vuestra oración para superar las divergencias y promover el diálogo y la fraternidad, así como para que los cristianos de hoy puedan dar un nuevo testimonio común de fidelidad a Cristo.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española aquí presentes, en particular, al grupo de la familia del Cardenal Rafael Merry del Val, a los peregrinos de Torrelodones, de Córdoba, y a los venidos de México, así como de otros países latinoamericanos. Os animo a todos a intensificar vuestra vida de oración y vuestra participación ferviente en la Eucaristía, para que unidos cada vez más a Cristo trabajéis en la Iglesia y en el mundo por la salvación y el bien de vuestros hermanos. Muchas gracias.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
Lectio divina para el viernes después de Ceniza 2010 ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife
Lectio viernes, después de ceniza
LECTURA: “Mateo 9, 14‑15”
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.»
MEDITACIÓN: “¿Tus discípulos no ayunan?”
Creo que me estás llamando a descubrir la penitencia que me abre a ti, de verdad, y a los otros. La penitencia que soy capaz de enfocar desde la solidaridad con el dolor o las necesidades de los otros. La penitencia que me lleva a esforzarme en dominar aquellos aspectos de mi forma de ser, y que afectan directamente a los que están conmigo. O si quiero ceñirme a la actitud que aparece en la lectura, el ayuno de todos mis egoísmos, de mis posturas cerradas, de mi carácter impaciente o irritable.
Ayunar de muchas cosas superficiales, o no tanto, pero que en realidad no necesito. Ayunar de mi yo para salir con más facilidad al encuentro de los otros. Ayunar materialmente para unirme a los que ayunan por obligación, y ofrecer de mis bienes, pocos o muchos, para hacerme sentir hermano de todos. Obligado a tenderles mi mano, a aportarles algo de mi vida, algo de lo mío, de lo que me cuesta, y hasta de lo que puede limitar mis caprichos.
Ese ayuno será siempre bienvenido y será siempre necesario. Tú lo hiciste. El otro, el externo, el que busca satisfacer mi yo para cumplir unas normas, puede tener su sentido si está abierto al amor que se extiende hasta los otros. Y ese ayuno, en este tiempo especial, es importante que lo trabaje, porque tal vez me descubra realidades nuevas de mí y de los otros. Y sé que si es así, y aprendo, ese ayuno merece la pena.
ORACIÓN: “Sinceridad”
Señor, perdóname, porque siempre tengo motivos para justificar mis comodidades. Para no dar valor a cosas que pretendo afirmar que están pasadas, que ya no tienen sentido, y que no son sino excusas para mantener mi comodidad. Dame lucidez y sinceridad, Señor, para reconocer que sí, que tengo que abrirme a muchos ayunos, no para mí, ni siquiera por ti, sino para descubrir lo mejor de mí, y para aprender a convertirme en don, en ofrenda, en hermano.
CONTEMPLACIÓN: “Vacíame”
Vacíame de mí, Señor,
y lléname de las ansias
de vida
que atraviesan tus entrañas
humanas y divinas.
Y de tu estar contigo
que vayan saltando
mis ataduras
hasta hacerme
gesto y don
de pan y de paz.
DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA - C
21 de Febrero de 2010
El Dios de la paz, el Dios que nos ama, nos invita, en este tiempo de Cuaresma, a convertirnos y a reconciliarnos con él. Que su amor y su gracia estén siempre con todos vosotros.
A. penitencial: En silencio, pongámonos ahora ante Dios. Somos pecadores. En nuestra vida, a menudo nos alejamos del camino de amor que Jesús nos ha mostrado.Vivimos sin pensar, rezamos poco, tenemos el corazón poco abierto a los demás, no damos buen testimonio de nuestra fe. Por eso ahora, al empezar estos cuarenta días que nos llevarán hasta la Pascua, queremos pedir perdón, y queremos suplicarle a nuestro Padre del cielo que nos renueve y nos dé su gracia. Oremos ahora en silencio, en un silencio un poco más largo que el que acostumbramos a hacer cada domingo. (Silencio más largo).
Confesemos juntos nuestros pecados: Yo confieso ante Dios todopoderoso...
Dios todopoderoso tenga siempre misericordia...
Y ahora, desde nuestra debilidad, invoquemos a Aquel que nos ama y tiene piedad de nosotros: SEÑOR, TEN
PIEDAD / CRISTO,TEN PIEDAD / SEÑOR,TEN PIEDAD (cantado).
1.1ectura (Deuteronomio 26,4-10):Durante los domingos de Cuaresma en la primera lectura recordamos los grandes acontecimientos de la historia del pueblo de Israel. Escuchémoslas uniéndonos a la historia del pueblo que Dios liberó de la esclavitud.
2. lectura (Romanos 10,8-13): A nosotros, ¿de dónde nos viene la salvación? ¿dónde debe sustentarse nuestra fe? San Pablo nos lo enseña.
Antes de la aclamación (Ev.: Lucas 4,1-13): La lectura del evangelio nos une con Jesús al iniciar el camino cuaresmal. Aclamémosle ahora con gozo, y reconozcámosle como Señor.
Oración universal: Con fe, pidámosle a Dios que escuche la oración de su pueblo. Respondamos cantando: KYRIE, ELEISON. R/ KYRIE, ELEISON.
Para que cada vez más, en toda partes, en todos los corazones, triunfe el bien por encima del mal. KYRIE, ELEISON.
Para que los enfermos alcancen salud y fortaleza, y los que viven angustiados encuentren la paz del espíritu. KYRIE, ELEISON.
Para que la luz de Jesucristo ilumine a los que en esta Cuaresma se están preparando para el bautismo. KYRIE, ELEISON.
Para que este tiempo de Cuaresma sea, para toda la Iglesia, un tiempo de renovación en la fidelidad al Evangelio. KYRIE, ELEISON.
Para que cada uno de nosotros seamos siempre levadura y testimonio de amor y de esperanza. KYRIE, ELEISON.
Escúchanos, Padre,y danos la vida nueva deJesucristo. Que vive y reina por los siglos de...
Padrenuestro: Unidos aJesucristo,oremos a Dios nuestro Padre con toda confianza. Necesitamos su perdón, necesitamos su fuerza ante el mal y el pecado. Por
eso, nos atrevemos a decir:
Gesto de paz: En Cristo, que nos ha reconciliado con su cruz, daos fraternalmente la paz.
CPL
Miércoles de Ceniza: Mañana se inicia la Cuaresma
Buenos Aires, 16 Feb. 10 (AICA)
Miércoles de Ceniza
Mañana, con el miércoles llamado "de Ceniza", comenzará la Cuaresma, período de 40 días en el cual los cristianos se dedican a la oración, la penitencia y los actos de caridad y misericordia, como preparación para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Ese día se efectúa el rito de la imposición de la ceniza en la cabeza de los fieles, con las palabras: "Recuerda que eres polvo y al polvo volverás" o “Conviértete y cree en el Evangelio".
Durante estos días la liturgia adopta el color morado para las celebraciones, símbolo de la austeridad cuaresmal.
Ayuno y abstinencia
El miércoles de Ceniza es uno de los dos días del año -el otro es el Viernes Santo- en que los cristianos, de los 18 a los 60 años, hacen ayuno y abstinencia. El ayuno consiste en hacer una sola comida importante en el día, que puede ser el almuerzo o la cena. La abstinencia, desde los 14 años, es la privación de carne y sus derivados en las comidas del día, o de bebidas alcohólicas. Esta abstinencia puede reemplazarse por una obra de caridad, o por una práctica de piedad.
La Cuaresma
Es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para preparar la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirse de los pecados y cambiar para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo, con la misa vespertina de la Cena del Señor. El color litúrgico es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo invita a cambiar de vida. La Iglesia invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. También para vivir una serie de actitudes cristianas que ayudan a parecerse más a Jesucristo.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, se busca desterrar del corazón el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen al amor a Dios y a los hermanos. También se aprende a conocer y apreciar la Cruz de Jesús.
Su duración está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estadía de los israelitas en Egipto.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de Oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en Occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.
Semana Santa
Durante la Semana santa, la Iglesia celebra los misterios de la salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén.
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos, que este año se celebra el 28 de marzo.
El Jueves Santo, a partir de la misa vespertina «en la Cena del Señor», comienza el Triduo pascual, que continúa durante el Viernes de la Pasión del Señor y el Sábado Santo, y tiene su centro en la Vigilia Pascual y acaba con las Vísperas del domingo de Resurrección.
En 2010 las fechas de Semana Santa Son:
Domingo de Ramos: 28 de marzo.
Jueves Santo: 1 de abril
Viernes Santo: 2 de abril
Sábado Santo: 3 de abril
Domingo de Pascua o de Resurrección: 4 de abril.
Normas para preparar y celebrar las fiestas pascuales
El 16 de enero de 1988, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, envió a todos los obispos del mundo una carta circular, firmada por el entonces prefecto, el cardenal Pablo Agustín Mayer, en la que se daban nuevas normas para la preparación y celebración de la Semana Santa y la Pascua.
El texto completo del documento se encuentra disponible en el sitio de AICA y se puede acceder ingresando aquí.+
Lectio divina para el jueves después de ceniza ofrecida por la Delegación de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
Lectio jueves después de ceniza
LECTURA: “Lucas 9, 22‑25”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
Y, dirigiéndose a todos, dijo: «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?»
MEDITACIÓN: “El que quiera seguirme”
Me anuncias tu muerte, Señor. Son las paradojas de la vida. Amar, hacer el bien, poner la vida al servicio de los demás, anunciar la fraternidad que nace de nuestra dignidad de hijos de Dios, supone ser rechazado y perseguido, incluso eliminado. Pero no es la última palabra, porque al que ama se le puede eliminar pero no al amor, por eso terminas diciendo que resucitarás. El que ama, aunque haya muerto vivirá, el mal no tiene la última palabra, la última palabra la tienes tú, la tiene el amor, y el amor es inmortal.
Y así me haces tu invitación a optar por el amor, por la vida, por todo lo que genera bien. Sé que supone opciones claras que a veces no tengo, el ir diciendo no a todo lo que no es amor en mí, y no es sencillo, porque suelo disfrazarlo con facilidad. Sé que supone lucha, incluso incomprensión, burla y persecución. Suena fuerte, pero es verdad, lo he experimentado, dentro y fuera de mí.
Pero hay una palabra de fuerza y de estímulo. El camino no lo hago yo sólo, tú vienes conmigo. Podré sentirte o no, pero me aseguras, y lo sé, que tú siempre estás a mi lado, y eso me ayuda a retomar cada día con fuerza, con ilusión, con esperanza, el camino que crea vida, el camino del bien, el camino del amor. Un camino que siento cada vez más urgente, más necesario, más vital. Y quiero seguir haciéndolo contigo.
ORACIÓN: “Que aprenda”
Gracias, Señor, porque caminas a mi lado. Gracias por descubrirme cada mañana la fuerza transformadora que puede tener cada gesto de bien, de entrega, de amor, por pequeño que sea, que yo haga. Gracias, porque me recuerdas que mi vida está llamada a ser hoy, allí donde esté, un pequeño, pero importante, punto de calor, de luz, de paz, de amistad, de amor. Permíteme sentirte cerca, para que no me aplaste el peso. Que pueda cargarlo y llevarlo contigo.
Y que aprenda, Señor, a optar por lo fundamental. Vivimos momentos recios, no para oponernos a nadie, sino para amar más, para optar por lo que de verdad vale, por lo que nos hace humanos, por lo que construye vida, por lo que nos permita sentirnos parte de una gran familia.
CONTEMPLACIÓN: “Sostienes mi ilusión”
Señor,
no te veo,
pero te siento a mi lado.
Tú sostienes mi ilusión,
sostienes mi esperanza.
Mantienes viva
la llama de mi amor.
Y siento en mi interior
la caricia de tu paz,
que me llamas a compartir.
Mensaje del Papa Benedicto XVI por la 47° Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, dado a conocer el martes 16 de Febrero de 2010 y que se celebrará el 25 de abril. VATICANO, 16 Feb. 10 / 10:45 am
Mensaje del Papa Benedicto XVI por la 47° Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones
Martes 16 de febrero de 2010
Venerados Hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio
Queridos hermanos y hermanas
La 47 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará en el IV domingo de Pascua, domingo del "Buen Pastor", el 25 de abril de 2010, me ofrece la oportunidad de proponer a vuestra reflexión un tema en sintonía con el Año Sacerdotal: El testimonio suscita vocaciones. La fecundidad de la propuesta vocacional, en efecto, depende primariamente de la acción gratuita de Dios, pero, como confirma la experiencia pastoral, está favorecida también por la cualidad y la riqueza del testimonio personal y comunitario de cuantos han respondido ya a la llamada del Señor en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada, puesto que su testimonio puede suscitar en otros el deseo de corresponder con generosidad a la llamada de Cristo. Este tema está, pues, estrechamente unido a la vida y a la misión de los sacerdotes y de los consagrados. Por tanto, quisiera invitar a todos los que el Señor ha llamado a trabajar en su viña a renovar su fiel respuesta, sobre todo en este Año Sacerdotal, que he convocado con ocasión del 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney, el Cura de Ars, modelo siempre actual de presbítero y de párroco.
Ya en el Antiguo Testamento los profetas eran conscientes de estar llamados a dar testimonio con su vida de lo que anunciaban, dispuestos a afrontar incluso la incomprensión, el rechazo, la persecución. La misión que Dios les había confiado los implicaba completamente, como un incontenible "fuego ardiente" en el corazón (cf. Jr 20, 9), y por eso estaban dispuestos a entregar al Señor no solamente la voz, sino toda su existencia. En la plenitud de los tiempos, será Jesús, el enviado del Padre (cf. Jn 5, 36), el que con su misión dará testimonio del amor de Dios hacia todos los hombres, sin distinción, con especial atención a los últimos, a los pecadores, a los marginados, a los pobres. Él es el Testigo por excelencia de Dios y de su deseo de que todos se salven. En la aurora de los tiempos nuevos, Juan Bautista, con una vida enteramente entregada a preparar el camino a Cristo, da testimonio de que en el Hijo de María de Nazaret se cumplen las promesas de Dios. Cuando lo ve acercarse al río Jordán, donde estaba bautizando, lo muestra a sus discípulos como "el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29). Su testimonio es tan fecundo, que dos de sus discípulos "oyéndole decir esto, siguieron a Jesús" (Jn 1, 37).
También la vocación de Pedro, según escribe el evangelista Juan, pasa a través del testimonio de su hermano Andrés, el cual, después de haber encontrado al Maestro y haber respondido a la invitación de permanecer con Él, siente la necesidad de comunicarle inmediatamente lo que ha descubierto en su "permanecer" con el Señor: "Hemos encontrado al Mesías -que quiere decir Cristo- y lo llevó a Jesús" (Jn 1, 41-42). Lo mismo sucede con Natanael, Bartolomé, gracias al testimonio de otro discípulo, Felipe, el cual comunica con alegría su gran descubrimiento: "Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés, en el libro de la ley, y del que hablaron los Profetas: es Jesús, el hijo de José, el de Nazaret" (Jn 1, 45). La iniciativa libre y gratuita de Dios encuentra e interpela la responsabilidad humana de cuantos acogen su invitación para convertirse con su propio testimonio en instrumentos de la llamada divina. Esto acontece también hoy en la Iglesia: Dios se sirve del testimonio de los sacerdotes, fieles a su misión, para suscitar nuevas vocaciones sacerdotales y religiosas al servicio del Pueblo de Dios. Por esta razón deseo señalar tres aspectos de la vida del presbítero, que considero esenciales para un testimonio sacerdotal eficaz.
Elemento fundamental y reconocible de toda vocación al sacerdocio y a la vida consagrada es la amistad con Cristo. Jesús vivía en constante unión con el Padre, y esto era lo que suscitaba en los discípulos el deseo de vivir la misma experiencia, aprendiendo de Él la comunión y el diálogo incesante con Dios. Si el sacerdote es el "hombre de Dios", que pertenece a Dios y que ayuda a conocerlo y amarlo, no puede dejar de cultivar una profunda intimidad con Él, permanecer en su amor, dedicando tiempo a la escucha de su Palabra. La oración es el primer testimonio que suscita vocaciones. Como el apóstol Andrés, que comunica a su hermano haber conocido al Maestro, igualmente quien quiere ser discípulo y testigo de Cristo debe haberlo "visto" personalmente, debe haberlo conocido, debe haber aprendido a amarlo y a estar con Él.
Otro aspecto de la consagración sacerdotal y de la vida religiosa es el don total de sí mismo a Dios. Escribe el apóstol Juan: "En esto hemos conocido lo que es el amor: en que él ha dado su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos" (1 Jn 3, 16). Con estas palabras, el apóstol invita a los discípulos a entrar en la misma lógica de Jesús que, a lo largo de su existencia, ha cumplido la voluntad del Padre hasta el don supremo de sí mismo en la cruz. Se manifiesta aquí la misericordia de Dios en toda su plenitud; amor misericordioso que ha vencido las tinieblas del mal, del pecado y de la muerte. La imagen de Jesús que en la Última Cena se levanta de la mesa, se quita el manto, toma una toalla, se la ciñe a la cintura y se inclina para lavar los pies a los apóstoles, expresa el sentido del servicio y del don manifestados en su entera existencia, en obediencia a la voluntad del Padre (cfr Jn 13, 3-15). Siguiendo a Jesús, quien ha sido llamado a la vida de especial consagración debe esforzarse en dar testimonio del don total de sí mismo a Dios. De ahí brota la capacidad de darse luego a los que la Providencia le confíe en el ministerio pastoral, con entrega plena, continua y fiel, y con la alegría de hacerse compañero de camino de tantos hermanos, para que se abran al encuentro con Cristo y su Palabra se convierta en luz en su sendero. La historia de cada vocación va unida casi siempre con el testimonio de un sacerdote que vive con alegría el don de sí mismo a los hermanos por el Reino de los Cielos. Y esto porque la cercanía y la palabra de un sacerdote son capaces de suscitar interrogantes y conducir a decisiones incluso definitivas (cf. JUAN PABLO II, Exhort. ap. postsinodal, Pastores dabo vobis, 39).
Por último, un tercer aspecto que no puede dejar de caracterizar al sacerdote y a la persona consagrada es el vivir la comunión. Jesús indicó, como signo distintivo de quien quiere ser su discípulo, la profunda comunión en el amor: "Por el amor que os tengáis los unos a los otros reconocerán todos que sois discípulos míos" (Jn 13, 35). De manera especial, el sacerdote debe ser hombre de comunión, abierto a todos, capaz de caminar unido con toda la grey que la bondad del Señor le ha confiado, ayudando a superar divisiones, a reparar fracturas, a suavizar contrastes e incomprensiones, a perdonar ofensas. En julio de 2005, en el encuentro con el Clero de Aosta, tuve la oportunidad de decir que si los jóvenes ven sacerdotes muy aislados y tristes, no se sienten animados a seguir su ejemplo. Se sienten indecisos cuando se les hace creer que ése es el futuro de un sacerdote. En cambio, es importante llevar una vida indivisa, que muestre la belleza de ser sacerdote. Entonces, el joven dirá: "sí, este puede ser un futuro también para mí, así se puede vivir" (Insegnamenti I, [2005], 354). El Concilio Vaticano II, refiriéndose al testimonio que suscita vocaciones, subraya el ejemplo de caridad y de colaboración fraterna que deben ofrecer los sacerdotes (cf. Optatam totius, 2).
Me es grato recordar lo que escribió mi venerado Predecesor Juan Pablo II: "La vida misma de los presbíteros, su entrega incondicional a la grey de Dios, su testimonio de servicio amoroso al Señor y a su Iglesia —un testimonio sellado con la opción por la cruz, acogida en la esperanza y en el gozo pascual—, su concordia fraterna y su celo por la evangelización del mundo, son el factor primero y más persuasivo de fecundidad vocacional" (Pastores dabo vobis, 41). Se podría decir que las vocaciones sacerdotales nacen del contacto con los sacerdotes, casi como un patrimonio precioso comunicado con la palabra, el ejemplo y la vida entera.
Esto vale también para la vida consagrada. La existencia misma de los religiosos y de las religiosas habla del amor de Cristo, cuando le siguen con plena fidelidad al Evangelio y asumen con alegría sus criterios de juicio y conducta. Llegan a ser "signo de contradicción" para el mundo, cuya lógica está inspirada muchas veces por el materialismo, el egoísmo y el individualismo. Su fidelidad y la fuerza de su testimonio, porque se dejan conquistar por Dios renunciando a sí mismos, sigue suscitando en el alma de muchos jóvenes el deseo de seguir a Cristo para siempre, generosa y totalmente. Imitar a Cristo casto, pobre y obediente, e identificarse con Él: he aquí el ideal de la vida consagrada, testimonio de la primacía absoluta de Dios en la vida y en la historia de los hombres.
Todo presbítero, todo consagrado y toda consagrada, fieles a su vocación, transmiten la alegría de servir a Cristo, e invitan a todos los cristianos a responder a la llamada universal a la santidad. Por tanto, para promover las vocaciones específicas al ministerio sacerdotal y a la vida religiosa, para hacer más vigoroso e incisivo el anuncio vocacional, es indispensable el ejemplo de todos los que ya han dicho su "sí" a Dios y al proyecto de vida que Él tiene sobre cada uno. El testimonio personal, hecho de elecciones existenciales y concretas, animará a los jóvenes a tomar decisiones comprometidas que determinen su futuro. Para ayudarles es necesario el arte del encuentro y del diálogo capaz de iluminarles y acompañarles, a través sobre todo de la ejemplaridad de la existencia vivida como vocación. Así lo hizo el Santo Cura de Ars, el cual, siempre en contacto con sus parroquianos, "enseñaba, sobre todo, con el testimonio de su vida. De su ejemplo aprendían los fieles a orar" (Carta para la convocación del Año Sacerdotal, 16 junio 2009).
Que esta Jornada Mundial ofrezca de nuevo una preciosa oportunidad a muchos jóvenes para reflexionar sobre su vocación, entregándose a ella con sencillez, confianza y plena disponibilidad. Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, custodie hasta el más pequeño germen de vocación en el corazón de quienes el Señor llama a seguirle más de cerca, hasta que se convierta en árbol frondoso, colmado de frutos para bien de la Iglesia y de toda la humanidad. Rezo por esta intención, a la vez que imparto a todos la Bendición Apostólica.
Vaticano, 13 de noviembre de 2009
BENEDICTUS PP. XVI
Desde el Área de Pastoral Social de la diócesis de Tenerife nos envían estas pistas para un posible encuentro de oración durante la cuaresma.
CUARESMA EN TIEMPO DE CRISIS:
Respirar esperanza en el camino hacia la Pascua
Unas pistas que nos pueden ayudar a planificar nuestra Cuaresma
Del Mensaje del Sto. Padre Benedicto XVI para esta Cuaresma:
“Cada año, con ocasión de la Cuaresma, la Iglesia nos invita a una sincera revisión de nuestra vida a la luz de las enseñanzas evangélicas. Este año quiero proponeros algunas reflexiones sobre el vasto tema de la justicia, partiendo de la afirmación de San Pablo: La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo (Rm 3,21-22)”.
“Convertirse a Cristo, creer en el Evangelio, significa precisamente esto: salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, indigencia de los demás y de Dios, exigencia de su perdón y de su amistad”.
“…la fe no es un hecho natural, cómodo, obvio: hace falta humildad para aceptar la necesidad de Otro que me libere de lo “mío” para darme gratuitamente lo “suyo”… Gracias a la acción de Cristo, nosotros podemos entrar en la justicia “más grande” que es la del amor (Cf, Rm 13,8-10), la justicia de quien en cualquier caso se siente siempre más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar”.
“Precisamente por la fuerza de esta experiencia, el cristiano se ve impulsado a contribuir a la formación de sociedades justas, donde todos reciban lo necesario para vivir según su propia dignidad de personas y donde la justicia sea vivificada por el amor.”
“… la Cuaresma culmina en el Triduo Pascual, en el que este año volveremos a celebrar la justicia divina, que es plenitud de caridad, de don y de salvación. Que este tiempo penitencial sea para todos los cristianos un tiempo de auténtica conversión y de intenso conocimiento del misterio de Cristo que vino para cumplir toda justicia.”
TRES PASOS PARA RESPIRAR ESPERANZA EN EL CAMINO CUARESMAL
HACIA LA PASCUA
1.- LA CUARESMA ES UN TIEMPO PROPICIO PARA VER, CON HECHOS CONCRETOS:
cómo cultivo mi amor a Dios, a las personas, a la naturaleza,
cómo me propongo medidas de autodominio y de solidaridad con los demás,
cómo aprecio los valores y la dignidad de las personas, y los valores de las cosas,
cómo supero falsos idealismos, destrono estrellas fugares, trabajo en esperanza,
cómo me dejo impregnar por el espíritu de las bienaventuranzas evangélicas y no por el afán desmedido de consumo y de lograr mis ambiciones,
cómo hago de mis convicciones religiosas una vía y compromiso de fidelidades...
2.- LA CUARESMA ES UN TIEMPO PROPICIO PARA JUZGAR:
por qué se da en mí tanta flaqueza o tibieza en el amor, que se CONVIERTE EN EGOÍSMO,
por qué busco excesivas comodidades y placeres y/o me concedo tanto consumo innecesario que me turban, por dentro, y me alejan de los hermanos a los que debo ayudar en sus necesidades,
por qué desvalorizo a los demás (pobres en dinero, cultura, poder, talentos) y los quiero poner a mi servicio,
por qué acojo demasiadas fantasías, huyo de la realidad exigente y austera, y pretendo que el mundo sea para mí,
por qué rehuyo de reflexionar sobre el mensaje de Jesús que me convoca al humanismo y al divinismo de las bienaventuranzas,
por qué me engaño haciendo de mi religión, que debería ser impulso para la entrega a los demás, como el de Jesús, un interés, un espectáculo, una pantalla que oculta mi verdad...
por qué me justifico diciendo que “no tengo tiempo” para formarme como cristiano, para orar, ayudar, participar, colaborar con otros, relacionarme,… tanto en la comunidad cristiana como en otros ambientes en los que me muevo, con asociaciones que se comprometen al servicio de los demás y en la construcción de un mundo más justo… poniendo otras excusas…
por qué me angustio o pierdo la esperanza cuando las cosas no salen como yo esperaba o ante la enfermedad o el fracaso de mis proyectos…
3.- CUARESMA ES UN TIEMPO PROPICIO PARA ACTUAR-COMPROMETERME A:
barrer la tibieza-tristeza en mi vida y ponerme en activo al servicio de los demás,
vivir con equilibrio interior-exterior, con conciencia responsable, acercándome con buena voluntad a mis hermanos,
tratar a propios y extraños con delicadeza, respeto, benevolencia, amor y perdón,
conocer y valorar la cruda realidad de pobreza e injusticia en que viven tantas personas y pueblos enteros y no aislarme en mi castillo interior colmado de ambiciones egoístas,
profundizar en el conocimiento de Jesucristo, de su mensaje, de su cruz, de su salvación, y a no perder el tiempo en bagatelas, superficialidades,
integrar vida y fe, saber y creer, celebrar la fe y comprometerme con los demás, como única realidad integral que oriente mi existencia.
dedicar tiempo y tiempo de calidad al encuentro con Jesús en la Palabra y en la vida de cada día.
Todos y todas estamos llamados a experimentar que, si damos los pasos anteriores seremos felices; si no lo hacemos, continuaremos inmersos en la mediocridad que nada redime, nada salva, nada engrandece, todo lo entristece.
NOTAS:
Estas pistas, u otras similares, se pueden utilizar para un encuentro de oración: retiro, Vigilia,… o para tema de reunión de un grupo, en dos o tres sesiones.
Desde el Área de Pastoral Social de la diócesis de Tenerife nos envían sugerencias para las moniciones del domingo primero de Cuaresma 2010.
CELEBRACIÓN DEL DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA – Ciclo C
21 de Febrero - 2010
MONICIÓN DE ENTRADA:
Queridos hermanos y hermanas: ¡Bienvenidos a la celebración de la cena del Señor!
En este primer domingo de Cuaresma, el Evangelio nos muestra a Jesús tentado en el desierto. Comenzamos el camino hacia la Pascua, queriendo recuperar nuestra esperanza en el Señor, sabiendo que también nosotros sufrimos sus mismas tentaciones.
El pueblo de Dios, ahora en nuestro tiempo, siente la fuerte tentación de permitir que los bienes de consumo le encarcelen y le esclavicen. Miremos a Jesús: Él rechazó dejarse fascinar por ellos, y quiere que nosotros tengamos hambre, no de cosas materiales y mundanas, sino más bien hambre de fraternidad con los hermanos, de encuentro con Dios Padre, en la oración y en la vida de cada día...
El pueblo de Dios siente la fuerte tentación de impresionar y de controlar a los demás. Miremos a Jesús: Él vino para instaurar el poder del amor y nos dice que sirvamos a Dios en los hermanos.
El pueblo de Dios siente la fuerte tentación de crear sus propios ídolos y hacerse a sí mismo el centro del universo. Miremos a Jesús: Él quiere que con él demos culto y adoremos solamente a Dios. Con él, que resistió y venció resueltamente las tentaciones, entramos con confianza en esta Cuaresma.
Sabiendo que tenemos un buen valedor para vencer las tentaciones, dispongámonos para comenzar la celebración.
ACTO PENITENCIAL
Damos la bienvenida a esta Cuaresma como un tiempo para buscar conversión y reconciliación.
(Pausa)
Señor Jesús,
que tu Santo Espíritu nos lleve a nosotros también al desierto para recuperar nuestras mejores actitudes de oración.
R / Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús,
Que tu Santo Espíritu nos conduzca también a nosotros al desierto para redescubrir a nuestro prójimo.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús,
que tu Santo Espíritu nos lleve también a nosotros a caer en la cuenta de nuevo de lo que realmente es importante en nuestra vida.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, en tu amable bondad perdona todos nuestros pecados, reavívanos, haznos nuevos y llévanos a la vida eterna.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA: Dt 26,4-10
El pueblo de Israel tiene conciencia de ser un Pueblo salvado por Dios. Nosotros como el pueblo judío, tenemos que convencernos de que es Dios quien nos hace pueblo libre: Él es nuestro Salvador. Escuchemos.
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA, (Rom 10,8-13):
Nuestro Credo no es una fórmula de dogmas o un encuentro histórico de hechos salvíficos, nuestro Credo es una persona y un nombre: Jesús, el Cristo, nuestro Señor y Salvador. Ésta es la fe que profesamos y vivimos, sea cual sea nuestra raza o nacionalidad.
MONICIÓN AL EVANGELIO, (Lc 4,1-13):
Hoy escuchamos el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. Jesús, Hijo de Dios, es el nuevo ser humano que resistió las tentaciones y nos enseñó a nosotros a luchar contra las tentaciones, a entender lo que es la libertad, a escoger el servicio frente al poder. Nosotros estamos llamados a seguirle. Escuchemos la proclamación del Santo Evangelio.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sacerdote:
En este tiempo de gracia suplicamos al Padre de quien procede todo don y toda bendición, respondiendo a cada petición: BÉNDICEMOS, PADRE
Bendice, Padre, a nuestro pueblo que sigue desgarrado por toda clase de crisis, violencias e injusticias para que estas lacras se puedan superar y conseguir un mundo más justo y fraterno, con la colaboración de todos. OREMOS.
Bendice, Padre, a tu Iglesia, que convirtiéndose cada día más a Jesucristo, podamos llegar transparencia de tu amor e imagen de un mundo nuevo. OREMOS
Bendice, Padre, a las personas que más sufren, marcadas por la enfermedad, la pobreza, el paro, la soledad, para que sean confortados por la cruz de Jesucristo y no se dejen llevar por las tentaciones de desesperanza y no aceptación. OREMOS.
Bendice, Padre, a las personas que están más tentadas, para que aceptando la ayuda del Espíritu, puedan crecer en la tentación, venciéndolas. OREMOS
Bendice, Padre, a nuestra comunidad parroquial y a todos nosotros, para que por la celebración de la Eucaristía creamos de corazón y confesemos con nuestros labios y con nuestra vida que Jesús es el Señor. OREMOS.
Oremos:
Bendícenos, Padre, para que podamos vivir en tu presencia y en constante acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor.
OFRENDAS
Pan, vino y Palabra (Biblia o Leccionario)
El pan y vino que se convertirán el Cuerpo y Sangre de Jesús y la Palabra de Dios son alimentos que recibimos de Dios para el camino de encuentro con Él.
Manzanas:
Estas manzanas son un símbolo de la seducción y tentaciones que recibimos cada día en nuestro mundo. Queremos superarlas con la fuerza de la Eucaristía y de la escucha de la Palabra.
Colecta
Nuestro compartir económico con las necesidades de la comunidad y de los más pobres, nos ayudan a vencer las tentaciones ambición y consumo.
ACCIÓN DE GRACIAS (DESPUÉS DE LA COMUNIÓN)
Señor, Dios y amigo nuestro, sabemos que combates a nuestro lado,
A pesar de nuestros males y pecados, de nuestras infidelidades y perezas,
de nuestra pequeña fe y de nuestras podres acciones.
Por todo ello, Señor, Dios y amigo nuestro, te damos infinitas gracias. Bendito seas.
porque somos libertad, porque somos hermanos pequeños de otros hermanos pequeños.
Porque queremos amarte siempre más;
porque nos has dado un corazón solidario con otros hermanos pobres,
que son también poca cosa.
Por todo ello, Señor, Dios y amigo nuestro, te damos infinitas gracias. Bendito seas.
Porque otros ojos oprimidos nos ven, también cercanos;
porque los poderosos nos miran como esclavos.
Porque el dinero no es nuestro máximo valor;
porque aunque aplasten nuestras cabezas, nadie podrá aplastar nuestros espíritus…
porque Tú estás siempre a nuestro lado, como maestro,
mostrándonos cómo vencer las tentaciones.
Por todo ello, Señor, Dios y amigo nuestro, te damos infinitas gracias. Bendito seas.
Desde el Área de Pastoral Social de la diócesis de Tenerife nos envían las moniciones para el miércoles de Ceniza 2010.
CELEBRACIÓN DEL MIÉRCOLES DE CENIZA
17 DE FEBRERO DE 2010
Lecturas: Jl 2,12-18; 2 Co 5,20-6,2; Mt 6,1-6. 16-18
MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos y hermanas:
Iniciamos hoy, en comunión con toda la Iglesia, el tiempo de Cuaresma. Cada año, este tiempo nos ofrece una ocasión providencial para profundizar en el sentido y el valor de nuestra identidad cristiana, nos estimula a descubrir -de nuevo- la misericordia de Dios y nos invita a que seamos nosotros mismos más misericordiosos con nuestros hermanos.
Nos reunimos este miércoles de Ceniza, respondiendo a la invitación del Señor para empezar estos 40 días de preparación para la Pascua, con anhelo de conversión. Y lo hacemos con esperanza, porque sabemos que el amor y el perdón de Dios, nuestro Padre, es siempre mayor que nuestro pecado y nuestros fracasos. Con Él siempre podemos comenzar de nuevo.
La ceniza que hoy recibiremos será como una oración que, desde el fondo de nuestro corazón, sube a Dios, siendo conscientes de que sin Él no podemos hacer nada.
Con esta seguridad, comenzamos la celebración de la Eucaristía.
CANTO: Caminaré en presencia del Señor
SALUDO DEL SACERDOTE
A continuación se hace el PREGÓN DE LA CUARESMA
¡HOY COMIENZA LA CUARESMA!
Amigo, amiga, quienquiera que seas, escucha hoy la voz del Señor:
Busca al Señor que quiere dejarse encontrar por ti.
Que el malvado abandone sus caminos, Que toda persona de pensamientos retorcidos vuelva al Señor.
Y Él le perdonará, le renovará, le reconstruirá;
Ahora es el tiempo oportuno. Ahora es el tiempo de recomenzar otra vez.
Ahora es el tiempo de aceptar el regalo del amor de Dios, otra vez.
No te escondas otra vez. No te desanimes otra vez.
No te distraigas otra vez. Vuelve al Señor,
tu Dios, otra vez sale a tu encuentro: No vuelvas a ser un extraño para Él.
El Señor te invita:
Conviértete a mí de todo corazón con ayuno, austeridad, oración.
Desgarra tu corazón y no tus vestiduras, y vuélvete a mí, soy tu Señor.
Yo soy bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en piedad.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Las lecturas que ahora vamos a escuchar, nos llaman a la conversión, al cambio de nuestra vida. Y nos dirán que, hoy mismo, si volvemos a Él con ánimo firme y sincero, es el día de la salvación, el tiempo de gracia.
En este tiempo de gracia y reconciliación, el Señor nos ofrece tres pistas para la acción, que debemos interpretar y vivir adecuadamente: el ayuno, la oración y la limosna.
Desde estas tres acciones podemos colaborar en la construcción de la familia humana universal, según los valores del Evangelio.
La Palabra de Dios nos manifiesta que la conversión agradable a Dios, es la que empieza en el corazón, no la que se queda en la apariencia.
Dispongámonos a escuchar atentamente este Mensaje.
SALMO: RESPONDEMOS:
"La misericordia del Señor, cada día cantaré"
MONICION A LA IMPOSICION DE LA CENIZA
Al recibir la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas, queremos reconocernos pequeños, pecadores, necesitados del perdón y del don de la conversión.
Al mismo tiempo, queremos sentirnos -también- hijos e hijas de Dios en camino hacia la Pascua.
Sabemos que el amor y el perdón de nuestro Padre Dios es siempre mayor que nuestro pecado y nuestros fracasos. Con El siempre podemos empezar de nuevo. Por eso, tenemos motivos suficientes para vivir este tiempo con confianza y esperanza.
Esta ceniza que vamos a recibir en nuestras cabezas será el signo de este camino de conversión que nos llevará hasta el gozo de la Pascua.
Mientras nos imponen la ceniza oiremos una invitación clara: “Conviértete y cree el Evangelio”. Luego, cada uno de nosotros, expresamos la acogida y respuesta a esta invitación, poniendo la mano sobre la Biblia y santiguándonos luego. Con ello manifestamos delante de toda la comunidad que aceptamos ponernos en camino de conversión.
BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DE LA CENIZA
[Después de la homilía tiene lugar el rito de la Imposición de la Ceniza. El sacerdote se acerca al lugar donde está la ceniza y el agua bendita, e invita a la oración.]
[Y después de un breve silencio oracional, prosigue:]
BENDICION DE LA CENIZA
Oh Dios que buscas el arrepentimiento y la conversión del pecador, escucha nuestra oración y bendice + esta ceniza que vamos a imponer sobre nuestra cabeza, y porque sabemos que somos polvo y al polvo hemos de volver, concédenos por medio del ayuno y la oración, creer y convertirnos al Evangelio; así podremos alcanzar, la vida nueva, a imagen de tu Hijo resucitado, que vive contigo y el Espíritu por los siglos de los siglos. Amén.
Finalizada la oración, rocía con agua bendita las cenizas. Seguidamente, se dirige al lugar desde el que va a imponer la ceniza. Junto a él se coloca una persona con el Evangeliario abierto.
Mientras impone la ceniza: El sacerdote dice a cada uno:
“Conviértete y cree el Evangelio”
Cada persona responde poniendo la mano sobre la Biblia y luego se santigua, como señal de aceptación.
(Se pone música de fondo)
ORACIÓN DE LOS FIELES.
En este tiempo de gracia, la ceniza nos recuerda que somos poca cosa, limitados, pecadores; por eso acudimos a ti, Padre, para que vengas en nuestra ayuda. A cada petición responderemos: Muéstranos tu misericordia.
Por las personas que sufren las consecuencias todo tipo de crisis; especialmente, por las que son víctimas de las estructuras de pecado: las personas sin trabajo ni hogar; las que mueren de hambre… Roguemos al Señor.
Todos: Muéstranos tu misericordia, Señor.
Por nuestra Iglesia. Para que evitando el conformismo o la desesperanza, busque la conversión y su renovación, desde la fidelidad al Evangelio. Roguemos al Señor.
Para que en el mundo, se acaben las guerras, cese todo tipo de violencia, y se ponga fin a la desigualdad y a la pobreza. Roguemos al Señor.
Para que comprendamos que sólo con el perdón mutuo es posible un mundo verdaderamente humano. Roguemos al Señor.
Por los que están paralizados por la pereza, la rutina y el miedo y se cierran a nuevas formas de vivir la fe, más activas, creativas y adaptadas a los tiempos actuales. Roguemos al Señor...
Por todos nosotros, para que acrecentando nuestra fe, esperanza y caridad, durante esta Cuaresma, nos acerquemos más a Jesucristo y a los hermanos. Roguemos al Señor.
OREMOS:
Señor y Padre nuestro, ten misericordia de nuestra debilidad, y ayúdanos a caminar decididos hacia tu Reino, pues somos tus hijos. Por Jesucristo nuestro Señor.
ACCIÓN DE GRACIAS (después de la Comunión)
Te damos gracias, PADRE BUENO, por la participación en la Celebración de la Eucaristía, en la que nos has dado la fuerza para ponernos en camino, con esperanza, hacia tu Pascua.
SEÑOR Y PADRE NUESTRO, gracias por concedernos vivir, con sentido cristiano, este tiempo de Cuaresma.
GRACIAS, PADRE, porque tu Espíritu nos impulsa a tomar más en serio el mensaje del Evangelio.
GRACIAS, PADRE, porque nos ayudas a entender que el verdadero ayuno es decir un no fuerte al consumismo excesivo, y un sí de corazón a la solidaridad con los empobrecidos.
GRACIAS, JESÚS, porque con tu estilo de vida nos enseñas a comprender que nuestras privaciones han de servir para ayudar a los hermanos necesitados y para aliviar a los que sufren.
Desde el Área de Pastoral Social de la Diócesis de Tenrife nos presentan materiales y actividades a realizar dentro de la Cuaresma 2010.
ÁREA DE PASTORAL SOCIAL
DIÓCESIS DE TENERIFE
Santa Cruz de Tenerife, Febrero de 2010
A los sacerdotes, Comunidades religiosas y Equipos parroquiales de Liturgia:
Queridos hermanos/as en el Señor:
Igual que durante el pasado tiempo de adviento, al comienzo de la Cuaresma de este año, Ciclo C, nos ponemos en contacto con todos ustedes desde el Área de Pastoral Social de nuestra Diócesis, con el fin de compartir algunos materiales que estimamos pueden servir de ayuda para la preparación de las Celebraciones y/o para las reuniones de formación y oración-reflexión que se puedan llevar a cado con los agentes de pastoral y con otros grupos de creyentes.
Obviamente, estos recursos son solamente una pequeña aportación específica que, junto a los abundantes y ricos materiales de la Delegación de Liturgia, puedan servir de ayuda a las comunidades para la preparación de sus celebraciones y la formación de los fieles.
Nos proponemos para toda la Cuaresma, ir avanzando con el lema siguiente:
CUARESMA EN TIEMPO DE CRISIS:
Una llamada a respirar esperanza en el camino hacia la Pascua.
Ahora, adjuntamos:
Las moniciones del Miércoles de Ceniza y del Domingo 1º de Cuaresma,
Un esquema para plantear la Cuaresma en forma de Revisión de Vida (que puede realizarse como grupo y/o personalmente.
Esperamos enviar cada semana, con tiempo, los materiales respectivos. Deseamos que sean provechosos y prácticos.
Nos gustaría y agradecemos recibir todas las sugerencias que creas oportunas, para mejorar este servicio.
Queremos adelantar, para que se tenga en cuenta desde ahora, los datos relativos al ENCUENTRO DIOCESANO DE AGENTES DE PASTORAL SOCIAL, como avance al Cartel anunciador del mismo que se remitirá próximamente:
FECHA: Domingo, 7 de marzo
LUGAR: Seminario Diocesano
HORARIO: 9,30 A 15,30 horas
TEMA: Llamadas que nos hace la última Encíclica de Benedicto XVI: “CARITAS IN VERITATE”
Un saludo cordial en el Señor que nos llama y acompaña en nuestro proceso de conversión.
Aurelio Feliciano Sosa
Coordinador del Área de Pastoral Social.
Se ha recibido en la parroquia carta convocando a un encuentro para presentar "Master de Pastoral Familiar" desde el Pntificio Instituo Juan Pablo II.
PONTIFICIO INSTITUTO JUAN PABLO II
Plaza Conde Barajas, 1
28005 Madrid
91 365 80 83
e-mail: [email protected]
Madrid, 13 de enero de 2010
Queridos amigos:
El Master de Pastoral Familiar, que ya está presente en diferentes zonas de la Península (centro, sur, este y norte), dilata su misión al traspasar los límites peninsulares y organizar un encuentro en Tenerife, previsto para el fin de semana de los días 19, 20, y 21 de febrero 2010. Se trata de un encuentro piloto, en el que queremos explicar lo que es el Master así como conocer el interés que esta propuesta tiene entre vosotros. Por ello, os animamos a que asistáis con la enorme ilusión de todo lo que empieza y que transmitáis este anuncio a todos aquellos que puedan estar interesados.
El objetivo del Master, siguiendo la inspiración esencial de su fundador, el siervo de Dios Juan Pablo II, al instituir este Instituto para estudios sobre el matrimonio y la familia, es dar a conocer el plan de Dios sobre la persona, el matrimonio y la familia. Se trata, pues, de ofrecer un contenido académico profundo y peculiar, dirigido específicamente a las familias, que son las protagonistas y las organizadoras del encuentro.
Deseo, desde estas líneas, animaros a vivir esta experiencia, desde la certeza de los frutos que está produciendo en tantas otras familias, y encomendándola ya desde ahora a la Virgen, Reina de la Familia, en este año santo compostelano.
Los detalles más concretos del encuentro, podréis encontrarlos en el boletín de inscripción que os adjuntamos. Si tenéis cualquier otra cuestión, no dudéis en contactar con la Secretaría. Un cordial abrazo en Cristo
Juan de Dios Larrú
Director Académico
Lectio divina para el Miércoles de Ceniza 2010 ofrecida por la Delegación Diocesana de Liturgia de la diócesis de Tenerife.
Lectio miércoles de ceniza
LECTURA: “Mateo 6, 1‑6. 16‑18”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.»
MEDITACIÓN: “Entra en tu aposento”
Tú, Señor, me llamas al amor, a amar sin medida, como tú. Un amor que lo abarque todo. Primero a Ti, porque tú me has amado primero, has querido hacerte hombre para decirme lo que me amas, hasta dar tu vida, como un padre o una madre, como el mejor amigo. Y así me has invitado a entrar en tu intimidad para experimentar tu amor, para llenarme de él y convertirlo en ofrenda.
Por eso, me urges a dar, no sólo cosas, que se dan con relativa facilidad. Me invitas a darme, y eso me cuesta más, se me hace más difícil. Y a hacerlo con naturalidad, con sencillez, no para recibir a cambio o para que me adulen, que es lo que muchas veces tengo el riesgo de buscar. Darme, porque así es el amor, como nos lo enseñaste tú con el tuyo.
Desde ahí me invitas a ampliar mis gestos y manifestarlos en su hondura. Ayunar es fácil, hasta es bueno para la salud, pero el ayuno que tú me pides de verdad es el ir dejando aquello que no me deja ser yo, frente a mí y frente a los demás. Ayunar de aquello que me encierra en mi comodidad, o en mis miedos, o mis seguridades, o mis “verdades”. Me invitas a descubrir mi propio tesoro, y mi pobreza, y hasta mis vacíos, y a quererme desde ahí y, en esta pequeña y gran realidad que soy yo, apoyar la fuerza de tu amor, que me catapulte en ofrenda de mí mismo hacia mis hermanos y hacia Ti.
En esta nueva cuaresma que me regalas, me invitas a entrar en el aposento profundo de mi corazón, para encontrarnos en lo más profundo de mi intimidad, y así poder proyectarme desde ahí con toda la fuerza de tu amor y del mío. Eso se llama “conversión”, y me gusta, la necesito, y la quiero.
ORACIÓN: “Abrirte mi corazón”
Gracias, Señor, por tu amor. Porque te me has dado. Porque sales cada día a mi encuentro, aunque no lo sienta, para decirme que me quieres. Gracias porque me has hecho capaz de amar. Acompáñame en esta aventura de cada día. Enséñame a Fortalecer mi amor en el tuyo. Dame coraje para repartirlo, y hazme sencillo y humilde para saber recibirlo.
Que esta cuaresma no sea la repetición, sin más, de un tiempo litúrgico, sino una nueva y maravillosa oportunidad de abrirte mi corazón y dejar que lo modeles un poco más a tu estilo, y que todos lo puedan experimentar.
CONTEMPLACIÓN: “Te quiero”
Tú, Señor, me amas,
lo sé y lo siento.
Siento tu mano cercana
y hasta tu aliento.
Y un susurro cálido
me recorre por dentro
y me dice:
Te quiero.
ZENIT nos ofrece el discurso del Papa Benedicto XVI a una delegación ecuménica de la Iglesia Luterana, procedente de Finlandia, durante su anual peregrinación a Roma con motivo de la fiesta del patrón finés, San Enrique.
Distinguidos amigos,
Con afecto saludo a todos los miembros de vuestra delegación ecuménica, que habéis venido a Roma para la celebración de la festividad de San Enrique. En esta ocasión se conmemora el vigésimo quinto aniversario de vuestra visita anual a Roma. Por lo tanto, con gratitud, quiero recordar cómo estas reuniones han contribuido significativamente al fortalecimiento de las relaciones entre los cristianos en su país.
El Concilio Vaticano II comprometió a la Iglesia católica "de forma irrevocable a seguir el camino de la acción ecuménica, poniéndose a la escucha del Espíritu del Señor, que nos enseña a leer atentamente los 'signos de los tiempos'"(Ut unum sint, 3). Éste es el camino que la Iglesia Católica ha aceptado sin reservas desde entonces. Las Iglesias de Oriente y Occidente, cuyas tradiciones están ambas presentes en su país, mantienen una real, aunque todavía imperfecta, comunión. Este es un motivo para lamentar los problemas del pasado, pero sin duda es también un motivo que nos impulsa a esforzarnos cada vez más en la comprensión y la reconciliación, para que nuestra amistad fraternal y el diálogo puedan aún florecer en una unidad perfecta y visible en Cristo Jesús.
Habéis mencionado en vuestra intervención que la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación, que cumple ahora diez años, es un signo concreto de la fraternidad reencontrada entre luteranos y católicos. En este contexto, me complace señalar el reciente trabajo del diálogo entre los luteranos nórdicos y los católicos en Finlandia y Suecia sobre las cuestiones que se derivan de la Declaración Conjunta. Es muy de esperar que el texto resultante del diálogo contribuya positivamente al camino que lleva a la restauración de nuestra unidad perdida.
Una vez más, me complace expresar mi gratitud por vuestra perseverancia en estos veinticinco años de peregrinación conjunta. Ellos demuestran vuestro respeto por el Sucesor de Pedro, así como vuestra buena fe y el deseo de unidad a través del diálogo fraterno. Rezo fervientemente para que las diversas Iglesias cristianas y comunidades eclesiales que representáis puedan basarse en este sentido de la fraternidad mientras perseveran en la peregrinación conjunta. Sobre vosotros y sobre todos aquellos bajo vuestro cuidado pastoral, me complace invocar las abundantes bendiciones del Dios Todopoderoso.
[Traducción del inglés por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
El P. Timothy Lehane Barret, SVD, Secretario General de la Obra Pontificia de la Propagación de la fe ha expresado profunda gratitud a todos los Directores Nacionales de las Obras Misioneras Pontificias y a los amigos de las misiones que han expresado su solidaridad con el pueblo de Haití en el trágico terremoto. (Enero 2010)
Mi querido Director Nacional y los amigos de los misioneros,
Deseo expresar nuestro profundo agradecimiento y gratitud a todos ustedes que han escrito en las últimas dos semanas sobre la situación del pueblo de Haití. Las agencias de noticias lo han descrito como el peor desastre de los siglos y los equipos de rescate lo describieron como una zona de guerra. Estoy seguro de que en estos días, todos hemos sentido la presencia y la cercanía de tantas personas que nos preguntan y esperan ayuda. En verdad, muchos de ustedes han preguntado acerca de la situación y el paradero de Fr. Clarck de la Cruz, nuestro Director Nacional, y sé que algunos de ustedes han intentado ponerse en contacto con él, como he intentado hacer yo mismo. Esto, por supuesto, era imposible ya que las comunicaciones no funcionan correctamente. Finalmente he conseguido noticias de él ayer a través de nuestros amigos de la oficina nacional de las Antillas y que les gustaría compartir con nosotros los más recientes e-mail que recibieron de Fr. Alain Laverne, el Director de PMS para la diócesis de Nassau (Bahamas), quien él mismo es un haitiano y escribió "Padre Clarke - el Director Nacional de Haití PMS ha sobrevivido al terremoto. Está bien. Por favor, continúen orando por el pueblo de Haití. Un millón de gracias”. Lamentablemente, sabemos que Su Excelencia, el arzobispo de Port-au-Prince, que era también el Presidente de la Comisión Episcopal de Misiones: Mons. Joseph Serge Miot, RIP murió durante el trágico terremoto.
Pero en medio de tantas imágenes de sufrimiento y lágrimas de desesperación y dolor implacable, en la mampostería caída, desde las vidas y extremidades aplastadas, el mundo se ha movilizado a la fraternidad. Así que muchos hablan de la capacidad de resistencia del pueblo haitiano y estoy seguro de que todos nosotros sonriamos y aplaudamos también como la pequeña Elisabeth, el bebé de 18 días que pasó 11 de ellos enterrado, fue sacada de los escombros o tal vez aplaudamos también con el resto del mundo, como las imágenes de la pequeña Kiki de 7 años de edad con sus dientes torcidos que fueron expuestos a través de su sonrisa tan amplia como sus brazos extendidos, han brillado en todo el mundo, cuando estaba siendo pasada por los rescatadores a la mano segura de su delgada madre enfermiza. Estas escenas casi bíblicas de alegría son como las muchas otras, no transmitidas en los medios de comunicación, que son experimentadas por nuestros misioneros y voluntarios que trabajan allí cada día. Vamos a seguir pidiendo al Señor que bendiga sus esfuerzos y les dé fuerza. Su presencia y su trabajo nos dan el aliento y fuerza para continuar esperando que el pueblo pueda allí recuperarse de esta terrible tragedia.
Hemos visto el maravilloso espíritu de solidaridad y la generosa ayuda que llega de todos los países que aportan ayuda a las personas que han perdido todo y estoy seguro de que será un gran consuelo para ellos y para los misioneros saber que toda la comunidad internacional está tomando medidas de tantas maneras concretas. Gracias a esta coordinación internacional, el pueblo está siendo capaz de dar los primeros pasos hacia la recuperación de la esperanza al mismo tiempo que llora a sus muertos y descubre las numerosas experiencias de quienes han perdido todo lo que tenían. Con el tiempo, estos diferentes grupos, así como la Iglesia seguirán canalizando la asistencia hacia una mayor labor de reconstrucción. Aquí, en la Oficina Internacional, hemos ayudado desde nuestro Fondo de Emergencia y muchas de nuestras propias oficinas nacionales de PMS también participan activamente en esta coordinación para ayudar en sus propios países. Como animadores misioneros y Directores Nacionales, sabemos que nos sumamos a esta cruzada fraterna para el largo plazo y vamos a seguir alentando a otros a hacerlo. Esto fue tan elocuentemente expresado hace poco por el Santo Padre Benedicto XVI, que escribió en un mensaje fechado el 16 de enero, enviado al presidente René Préval, de Haití, cuando dijo: "La Iglesia católica, a través de sus instituciones, más allá de la gran emoción que se ha suscitado, continuará acompañando a aquellos probados por este sufrimiento y, conforme a sus fuerzas, les ayudará a encontrar la posibilidad de un futuro esperanzador. "(Agencia Fides 25/01/2010)
Así que vamos a seguir rezando por el bienestar de todos los haitianos y en especial para nuestro hermano Clarck y otros que están sufriendo aún. Nuestra Agencia Fides ha seguido dando la información según la reciba y esta es nuestra agencia oficial.
Fr. Timothy Lehane Barrett svd
Secretario General
Propagación de la Fe
Roma
(Traducción particular no oficial desde el inglés)
Miércoles de Ceniza
17 Febrero 2010
"Camina"
Dios Padre Bueno, guíame,
acompaña mi caminar,
hacia la felicidad plena contigo.
En el camino de mi vida,
Tú eres compasivo y misericordioso;
me bendices siempre
con la abundancia de tu amor.
Pero yo he de ponerme en camino,
ser valiente y
no dejar de avanzar,
pues ahora es tiempo favorable,
es el día de la salvación.
Caminaré con la confianza
de que Tú eres mi Padre,
ves en lo escondido de mi corazón
y no me dejarás nunca solo.
Texto : Hermanas clarisas de Huesca - Dibujo : Elvine Editado por FNP
17. rue de T´ópital - B - 6060 Gilly
MIÉRCOLES DE CENIZA – C
17 de Febrero de 2010
La bendición e imposición de la ceniza se hace después del evangelio y la homilía. Es importante prever previamente cómo se realizará en concreto el rito, y tener preparado todo lo necesario para la bendición y la imposición: una mesilla para colocar la ceniza en lugar visible y destacado durante la bendición, el agua bendita (que no hay que dejar en la misma mesa que la ceniza), un ministro que sostenga el misal...
La gracia y el amor de Jesucristo, que nos llama a la conversión, estén con todos vosotros.
Nos reunimos hoy para comenzar juntos la Cuaresma. Hoy nos hacemos el propósito de intensificar, a lo largo de estas semanas, el esfuerzo de fidelidad al camino del Evangelio, al camino que se inició con nuestro bautismo.Y para hacerlo nos damos cuenta de que debemos convertirnos. Así podremos celebrar con gozo la Pascua del Señor.
Oración universal: A Dios nuestro Padre, con toda confianza, pidámosle que escuche la oración de su pueblo. Respondamos diciendo: TE ROGAMOS, ÓYENOS.
Para que este tiempo de Cuaresma sea, para toda la Iglesia, un tiempo de renovación para acercarse más sinceramente a Jesús y a su Evangelio. OREMOS:
Para que los que están alejados de la fe sientan la llamada a vivir la vida nueva de Dios. OREMOS:
Para que los que están hundidos bajo el peso del pecado encuentren la ayuda necesaria para cambiar de vida. OREMOS:
Para que todos nosotros n s dispongamos sinceramente a dar frutos de verdadera lonversión. OREMOS:
Acoge, Padre, nuestras plIgarias, y renuévanos con tu gracia amorosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Padrenuestro: Unidos a Jesucristo, oremos a Dios nuestro Padre con toda confianza. Necesitamos su perdón, necesitamos su fuerza ante el mal y el pecado. Por eso, nos atrevemos a decir:
Gesto de la paz: En Cristo, que nos ha reconciliado con su cruz, daos fraternalmente la paz.
Hoy, si parece oportuno, se podría mantener un silencio de oración durante la comunión.
Oración sobre el pueblo: Hermanos, inclinaos para recibir la bendición. (La oración se dice con las manos extendidas sobre la asamblea y al final se da la bendición. Si no se dice desde el altar, convendrá que alguien le sostenga al celebrante el texto de la oración).
Infunde propicio, Señor, un espíritu de contrición sobre los que se inclinan ante tu majestad, para que merezcan conseguir la recompensa que tu misericordia ha prometido a los que se arrepienten. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CPL
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Como de costumbre, la Agencia Fides publica al final del año el elenco de los agentes pastorales que han perdido la vida en modo violento durante los últimos 12 meses. Según las informaciones que tenemos, en el 2009 han sido asesinados 37 agentes pastorales: 30 sacerdotes, 2 religiosas, 2 seminaristas, 3 voluntarios laicos. Son casi el doble respecto al pasado 2008, y es el número más alto de los últimos diez años.
Analizando el elenco por continente, este año al primer puesto figura, con un número extremadamente elevado, AMÉRICA, bañada por la sangre de 23 agentes pastorales (18 sacerdotes, 2 seminaristas, 1 religiosa, 2 laicos), seguida por ÁFRICA, donde han perdido la vida en modo violento 9 sacerdotes, 1 religiosa y 1 laico, ASIA, con 2 sacerdotes asesinados y finalmente por EUROPA, con un sacerdote asesinado.
El conteo de Fides no hace referencia sólo a los misioneros ad gentes en sentido estricto, sino a todos los agentes pastorales muertos en modo violento. A propósito no usamos el término “mártires”, sino en su sentido etimológico de “testigo”, para nos entrar en mérito al juicio que la Iglesia podrá eventualmente dar sobre algunos de ellos, y también por las pocas noticias que, en la mayor parte de los casos, se logran recoger sobre su vida e incluso sobre las circunstancias de su muerte.
Como ha dicho el Santo Padre Benedicto XVI el día de la fiesta del protomártir San Esteban, “el testimonio de san Esteban, como el de los mártires cristianos, indica a nuestros contemporáneos, a menudo distraídos y desorientados, en quién deben poner su confianza para dar sentido a la vida. De hecho, el mártir es quien muere con la certeza de saberse amado por Dios y, sin anteponer nada al amor de Cristo, sabe que ha elegido la mejor parte. Configurándose plenamente a la muerte de Cristo, es consciente de que es germen fecundo de vida y abre en el mundo senderos de paz y de esperanza. Hoy, presentándonos al diácono san Esteban como modelo, la Iglesia nos indica asimismo que la acogida y el amor a los pobres es uno de los caminos privilegiados para vivir el Evangelio y testimoniar a los hombres de modo creíble el reino de Dios que viene” (Ángelus del 26 de diciembre de 2009).
En las pocas notas biográficas de estos hermanos y hermanas asesinados, podemos leer la entrega generosa y sin condiciones a la gran causa del Evangelio, sin callar la limitación de la fragilidad humana: es esto lo que los ha unido en la vida y también en la muerte violenta, incluso encontrándose en situaciones y contextos profundamente diversos. Para anunciar el amor de Cristo, muerto y resucitado para la salvación del hombre, testimoniándolo en obras concretas de amor a los hermanos, no han dudado en poner cotidianamente su vida en riesgo en contextos de sufrimiento, de pobreza extrema, de tensión, de violencia generalizada, para ofrecer la esperanza de un mañana mejor y buscar arrancar tantas vidas, sobre todo jóvenes, a la degradación y al círculo de la mala vida, acogiendo a todos aquellos que la sociedad rechaza y margina.
Algunos han sido víctimas de aquella violencia que estaban combatiendo o de la disponibilidad para ir en ayuda de los demás poniendo en segundo plano su propia seguridad. Muchos han sido asesinados en intentos de robo y de secuestro, sorprendidos en sus habitaciones por bandidos en búsqueda de irreales tesoros, y que la mayoría de las veces se han tenido que contentar con un coche viejo o con el teléfono celular de las víctimas, llevándose sin embargo el tesoro más precioso, una vida donada por Amor. Otros han sido eliminados sólo porque en el nombre de Cristo oponían el amor al odio, la esperanza a la desesperación, el diálogo a la contraposición violenta, el derecho al abuso.
Recordar los muchos agentes pastorales asesinados en el mundo y rezar por ellos “es un deber de gratitud de toda la Iglesia y un estímulo para cada uno de nosotros a testimoniar de modo cada vez más valiente nuestra fe y nuestra esperanza en Aquel que en la cruz venció para siempre el poder del odio y de la violencia con la omnipotencia de su amor” (Benedicto XVI, Regina Coeli, 24 de marzo de 2008).
A este elenco provisional redactado anualmente por la Agencia Fides, debe añadirse siempre la larga lista de aquellas personas de las que quizás nunca se tendrá noticia, que en cada ángulo del planeta sufren y pagan incluso con la vida su fe en Cristo. Se trata de aquella “nube de soldados desconocidos de la gran causa de Dios” – según la expresión del Papa Juan Pablo II – a quienes miramos con gratitud y veneración, incluso sin conocer sus rostros, y sin los cuales la Iglesia y el mundo serían muchísimo más pobres.
PANORAMA DE LOS CONTINENTES
AMÉRICA
Los 23 agentes pastorales caídos en América (18 sacerdotes, 2 seminaristas, 1 religiosa, 2 laicos) han sido asesinados en Brasil, Colombia, México, Cuba, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala y Honduras.
Son 6 los sacerdotes asesinados en Brasil, un número sin duda elevado, tanto que el Consejo Episcopal de Pastoral de la Conferencia Episcopal Brasilera, al final de su última reunión del año, ha publicado una preocupada declaración sobre la creciente ola de violencia en el país contra los sacerdotes: “la Iglesia católica en Brasil se siente profundamente golpeada e indignada ante la violencia contra sus hijos cuya vida ha sido truncada. ¡Reafirmamos que nada justifica la violencia!”.
Entre los sacerdotes asesinados en Brasil figuran el español Ramiro Ludeña, conocido como “padre Ramiro”, que trabajaba desde hace 34 años en una asociación de ayuda a los niños y muchachos de la calle, y que fue asesinado justamente por un joven de 15 años para robarle. El misionero Fidei donum italiano don Ruggero Ruvoletto, asesinado en su parroquia, de donde fueron robados cincuenta reales (cerca de 19 euros). Don Evaldo Martiol, asesinado por dos jóvenes, víctima de un robo terminado en homicidio. “Su método de evangelización era la amistad”, recordó el Obispo durante los funerales. El p.
Gisley Azevedo Gomes, CSS, Asesor nacional de la Sección Jóvenes de la Conferencia Episcopal Brasilera (CNBB), asesinado por algunos jóvenes que primero le robaron. “En modo deplorable – afirmaron los Obispos – ha sido víctima de esa violencia que deseaba combatir”.
Colombia, con 5 sacerdotes y 1 laico asesinados, se encuentra al segundo puesto. Todos los sacerdotes han sido víctimas de robos terminados en modo trágico: los dos sacerdotes redentoristas, el p. Gabriel Fernando Montoya Tamayo y el p. Jesús Ariel Jiménez, han sido asesinados por un hombre que entró en su casa, muy probablemente buscando dinero, asesinándolos a los dos mientras estaban conectados a Internet. El cuerpo sin vida de don Oscar Danilo Cardozo Ossa fue encontrado en la canónica de la parroquia, y en el lugar se encontraron también una mordaza y algunas cuerdas. También don Emiro Jaramillo Cárdenas fue asesinado durante la noche en su habitación, mientras don Juan Gonzalo Aristizábal Isaza, fue encontrado asesinado al interno de su automóvil, abandonado en la autopista regional. A ellos se suma el laico Jorge Humberto Echeverri Garro, profesor y agente pastoral, comprometido como catequista y en la Pastoral Social por la paz y la convivencia, asesinado por un grupo de guerrilleros durante una reunión en el que se discutía de algunos proyectos de la Iglesia.
En México han sido asesinados un sacerdote y dos seminaristas: mientras se dirigían a una reunión de pastoral vocacional, su vehículo fue alcanzado por otro, y obligados a bajar fueron asesinados con armas de fuego. El Arzobispo de Acapulco señaló que en esa región del país prevalece la lógica de resolver todo con la pistola, la lógica del arreglo de cuentas, del esparcimiento de sangre, mientras las fuerzas armadas no logran controlar el narcotráfico y la violencia.
Particular conmoción suscitó la muerte violenta en Cuba de dos sacerdotes españoles: don Eduardo de la Fuente Serrano, muerto después de haber sido acuchillado en una calle de la periferia de la capital, y don Mariano Arroyo Merino, asesinado en su parroquia. Su cuerpo había sido esposado, amordazado y parcialmente quemado.
Dos víctimas en El Salvador, un sacerdote y un joven laico: el cuerpo sin vida del redentorista salvadoreño p. Leopoldo Cruz fue encontrado algunos días después de la su desaparición en un canal de una zona rural de San Salvador. El joven William Quijano, de la Comunidad de San Egidio, fue asesinado con arma de fuego por una de las tantas pandillas violentas organizadas que pagan a los jóvenes pobres en las periferias de Centroamérica. Desde hace cinco años William trabajaba en la Escuela de la Paz para los niños pobres del vecindario de Apopa, en los suburbios de la capital.
La única religiosa asesinada en el continente e Sor Marguerite Bartz, de las Hermanas del Santísimo Sacramento para los Indios y los Negros (SBS), asesinada en su convento de Saint Berard, en la zona de los Navajos, en Nuevo México (USA). La religiosa era conocida por ser una mujer desde siempre apasionada por la búsqueda de la justicia y de la paz. Siempre en los Estados Unidos, don Ed Hinds, párroco de la iglesia de San Patricio en Chatham, en New Jersey (USA), fue encontrado muerto en el Rectorado adyacente a la iglesia, cubierto por numerosos traumas y heridas provocadas por un arma blanca.
En Guatemala encontró la muerte el p. Lorenzo Rosebaugh, de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada (OMI), asesinado en un asalto en un camino rural, mientras se dirigía con otros sacerdotes a una reunión pastoral. Dos hombres armados con fusil y con el rostro cubierto detuvieron el automóvil y, después de haber despojado a los misioneros de lo que tenían, dispararon asesinando al p. Rosebaugh.
Finalmente fue encontrado muerto en una provincia de la parte oriental de Guatemala el sacerdote capuchino guatemalteco, p. Miguel Ángel Hernández, desde hace cuatro años responsable de una parroquia de Ocotepeque (Honduras), quien había sido secuestrado algunos días antes.
ÁFRICA
En África perdieron la vida en modo violento 9 sacerdotes, 1 religiosa y 1 laico, en la República Democrática de Congo, Sudáfrica, Kenya y Burundi.
En la martirizada República Democrática de Congo, donde la Iglesia y la población local son objeto desde hace tiempo de brutalidades y continuas violaciones de los derechos humanos, han encontrado la muerte 2 sacerdotes, 1 religiosa y 1 laico de la Caritas. Tanto don Jean Gaston Buli cuanto don Daniel Cizimya Nakamaga fueron asesinados por desconocidos que entraron durante la noche en su habitación, muy probablemente para robar, respectivamente en Bunia y Kabare. Sor Denise Kahambo Murahirwa, monja trapense, fue asesinada por hombre armados en uniforme que entraron en el monasterio de “Notre Dame de la Clarté” en Murhesa, a 20 kilómetros de Bukavu, que huyeron sin robar nada. El joven congolés Ricky Agusa Sukaka, trabajador de la Caritas, fue asesinado en Musezero, en Kivu del norte, por dos hombres que vestían uniformes del ejército.
También en Sudáfrica fueron asesinados 4 sacerdotes. Don Daniel Matsela Mahula, de la diócesis de Klerksdorp, fue asesinado por cuatro bandidos mientras manejaba su auto. Don Lionel Sham, 66 años, párroco de Mohlakeng (arquidiócesis de Johannesburgo, Sudáfrica), fue asesinado luego de haber sido secuestrado de su casa. El cuerpo del Padre Ernst Plöchl, de la Congregación de los Misioneros de Mariannhill, en Sudáfrica desde hacía más de 40 años, fue encontrado en la aislada estación misionera de Maria Zell. También el Padre Louis Blondel, de los Misioneros de África (Padres Blancos), fue asesinado en la noche por algunos jóvenes que entraron en la habitación de los misioneros.
En Kenya han sido asesinados el p. Giuseppe Bertaina, de los Misioneros de la Consolada, atacado por algunos malvivientes en el Instituto de Filosofía de los Misioneros de la Consolada, en Nairobi, del que era rector y administrador, quienes lo golpearon, ataron y amordazaron, provocándole la muerte por insuficiencia respiratoria, y el p. Jeremiah Roche, de la Sociedad de San Patricio para las Misiones Extranjeras, cuyo cadáver fue encontrado con las manos atadas y con heridas de machete en la cabeza.
Un gesto de altruismo le costó la vida a don Révocat Gahimbare, en Burundi: sabiendo del asalto al monasterio de las hermanas “Bene Maria”, se dirigió en ayuda a las religiosas, pero los bandidos le tendieron una emboscada en el camino, asesinándolo.
ASIA
Dos han sido los sacerdotes asesinados en Asia en el 2009. En India don James Mukalel fue encontrado muerto en los alrededores de Mangalore, estado de Karnataka, en India meridional, probable víctima de violencia anticristiana, dado que en precedencia en el área verificaron algunos casos de ataques de integralistas. En Filipinas don Cecilio Lucero, defensor de los más débiles y comprometido en la tutela de los derechos humanos, ha sido asesinado por un grupo de hombres armados, en la provincia de Samar del Norte, al sur de la capital, Manila.
EUROPA
El único sacerdote asesinado de quien se tiene noticia es don Louis Jousseaume, agredido y asesinado en la canónica de Egletons, diócesis de Tulle (Francia), donde era párroco. Comprometido en el mundo de los discapacitados, fue asesinado justamente por uno de aquellos marginados desequilibrados de quienes se ocupaba.
APUNTES BIOGRÁFICOS Y CIRCUNSTANCIAS DE LA MUERTE
La Agencia Fides agradece a todos aquellos que quieran señalar actualizaciones o correcciones a este elenco o a los de los años anteriores.
P. Giuseppe Bertaina, italiano, de los Misioneros de la Consolada, fue asesinado la mañana del 16 de enero de 2009, en su oficina en Langata, en el Instituto de Filosofía de los Misioneros de la Consolada, en Nairobi, capital de Kenya. El p. Bertaina era rector y administrador del Instituto. Algunas personas entraron a escondidas al instituto durante el horario de las lecciones, mientras los estudiantes y los profesores estaban en las aulas. Los delincuentes sorprendieron al p. Giuseppe, lo golpearon, ataron y amordazaron, provocándole la muerte por insuficiencia respiratoria. El p. Bertaina, ordenado sacerdote en 1951, se encontraba en Kenya desde los años ’60. Siempre llevó a cabo su misión en el país, menos durante un período en Sudáfrica donde se dirigió por motivos de estudio. Los homicidios con el fin de robo son un fenómeno en continuo crecimiento y afectan con alarmante frecuencia también a los institutos religiosos y a las demás obras de la Iglesia.
(Ver Agencia Fides 16/1/2009; 19/1/2009)
El cuerpo sin vida del sacerdote español Eduardo de la Fuente Serrano, fue encontrado la mañana del 14 de febrero de 2009, en una zona al noroeste de La Habana (Cuba). Según las investigaciones, el sacerdote habría muerto luego de un acuchillamiento, sufrido en una calle en la periferia de la capital. Su coche fue encontrada en el distrito de Bauta, a unos 20 kilómetros del lugar en el que fue abandonado su cuerpo. El sacerdote, de 61 años, era nativo de Guadalix de la Sierra, en la provincia de Madrid (España), y desde hace tres años trabajaba en Cuba como Párroco en la Iglesia de Santa Clara de Asís, donde se dedicaba sobre todo a obras humanitarias. El testimonio de quienes lo conocieron ponen en evidencia su atención con todos: los niños, los ancianos, y en modo particular los adolescentes y los jóvenes, que había involucrado en un vivo y comprometido grupo parroquial. A través de un intenso y concreto trabajo pastoral había logrado dar de nuevo vida a una comunidad que sentía la falta de un sacerdote permanente desde hace años. Don Eduardo, que en Madrid servía pastoralmente en la Parroquia del Rosario en el vecindario de Carabanchel, comenzó a trabajar en La Habana hace diez años, cuando todos los años, en el mes de julio, se dirigía para reemplazar a un sacerdote. Luego decidió transferirse definitivamente hace tres años, sobre todo para ayudar a las personas más necesitadas.
(Ver Agencia Fides 16/2/2009; 20/2/2009)
Don Juan Gonzalo Aristizábal Isaza, sacerdote colombiano de 62 años, fue asesinado el 22 de febrero de 2009: su cadáver fue encontrado al interno del automóvil de su propiedad, abandonado en la autopista regional, cerca de la Universidad de Antioquia. El sacerdote era párroco de la parroquia “San Juan Apóstol” y capellán del Hotel Intercontinental de Medellín (Colombia). Además se distinguía por su espíritu de caridad hacia los más necesitados, su dedicación pastoral, su inteligencia y entrega a los demás. Nacido en Medellín en 1946, Don Juan Gonzalo Aristizábal Isaza fue ordenado presbítero el 10 de junio de 1973. Graduado en Educación, había conseguido también el título de psicólogo y de maestro en orientación psicológica. Después de su ordenación sacerdotal ocupó diversos cargos pastorales en las parroquias y en diversos institutos escolares como capellán, asimismo fue rector de la Escuela Ozanam y Capellán del Gobierno de Antioquia (1993-1996). Desde el 2 de febrero de 2006 era párroco de San Juan Apóstol.
(Ver Agencia Fides 24/2/2009)
Don Daniel Matsela Mahula, de la diócesis de Klerksdorp (Sudáfrica), fue asesinado mientras manejaba su coche, por cuatro bandidos de la calle, cerca a Bloemhof, el 27 de febrero de 2009. Nacido el 6 de junio de 1975 fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 2002. Llevaba a cabo su servicio en la Peter’s Catholic Church de Jouberton.
(Ver Agencia Fides 10/3/2009)
Don Lionel Sham, 66 años, párroco de Mohlakeng (Arquidiócesis de Johannesburgo, Sudáfrica), fue asesinado el 7 de marzo de 2009, después de haber sido raptado de su casa en Mohlakeng. El cuerpo fue recuperado por la policía el domingo 8 de marzo, pocas horas después de la desaparición del sacerdote de su parroquia. El p. Sham Lionel era conocido por ser abierto con todos y generoso con las personas en necesidad.
(Ver Agencia Fides 10/3/2009)
El domingo 8 de marzo fue asesinado don Révocat Gahimbare, párroco de la parroquia de Karuzi, en Burundi. El sacerdote fue asesinado por 4 bandidos disfrazados de policías que habían robado el monasterio de las Hermanas “Bene Maria”. Habiendo sabido del asalto, don Gahimbare se dirigió en auxilio a las religiosas, pero los bandidos le tendieron una emboscada por la calle. El sacerdote fue alcanzado por una bala que lo mató.
(Ver Agencia Fides 10/3/2009)
Dos sacerdotes redentoristas, el padre Gabriel Fernando Montoya Tamayo (40 años) y el padre Jesús Ariel Jiménez (45 años), fueron asesinados las noche del 16 de marzo de 2009 en el municipio de La Primavera (Vichada), en Colombia. Los trágicos eventos se realizaron en el sector de La Pascua, jurisdicción del municipio La Primavera, en el departamento de Vichada, a más de 500 kilómetros de Bogotá y en la frontera con Venezuela. El doble crimen fue cometido por un hombre que la tarde del 16 de marzo entró en la casa de los sacerdotes en el Colegio de La Pascua, muy probablemente buscando dinero, asesinándolos a los dos con un arma de fuego mientras estaban conectados a Internet. El p. Gabriel Fernando Montoya era desde hace siete años director del Colegio y estaba por pasar el cargo al p. Jesús Ariel Jiménez, que había llegado hace poco tiempo como responsable.
(Ver Agencia Fides 18/3/2009; 20/3/2009)
El sacerdote español Ramiro Ludeña, 64 años, fue asesinado el 20 de marzo de 2009 en Recife, al nordeste de Brasil, donde trabajaba desde hace 34 años en una asociación de ayuda a los niños de la calle. Según las informaciones difundidas por la policía, don Ludeño fue asesinado con un tiro de fusil mientras salía con su vehículo de un estacionamiento. El disparo lo alcanzó en el brazo y le perforó el tórax. La policía detuvo a un joven de 15 años que confesó el crimen y se encontró también el arma utilizada. El adolescente explicó que quería robar al sacerdote mientras se encontraba en su automóvil, y disparó porque pensó que estaba buscando un arma para defenderse. El sacerdote español, originario de Toledo, residía en Brasil desde hace 34 años y trabajaba con el Movimiento de Apoyo a los Meninos da Rua (Mamer), dirigido a adolescentes de la localidad de Jaboatao dos Guarapes, en el área metropolitana de Recife. Según los amigos del religioso, don Ludeño era muy afectuoso y querido por todos, y no había nunca recibido amenazas. Lo describen como un hombre tranquilo, pero “enérgico y determinado” cuando se trataba de defender la Ong. Era “un sacerdote dotado de una gran sensibilidad social, que trataba de arrancar a los niños y adolescentes de la pobreza y de la tentación de entrar en la criminalidad”.
(Ver Agencia Fides 21/3/2009)
El sacerdote estadounidense Lorenzo Rosebaugh, de 74 años, de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada (OMI), fue asesinado en Guatemala el 18 de mayo de 2009 luego de un asalto en el Parque Nacional Laguna Lachuá, en Alta Verapaz, una comunidad rural en el norte de Guatemala, a lo largo de un camino de campaña que une la comunidad de Chisec con Ixcán. Dos hombres armados con fusil y con el rostro cubierto detuvieron el automóvil del p. Rosebaugh en la que viajaban otros cuatro sacerdotes, todos Misioneros Oblatos de María Inmaculada (OMI), quienes se dirigían a Laguna Lachuá para una reunión. Después de haberles quitado sus posesiones, los delincuentes dispararon contra los religiosos, matando al p. Rosebaugh e hiriendo gravemente al p. Jean Claude Nowama, originario de la República Democrática de Congo, mientras los otros dos salieron ilesos del atentado. A los sacerdotes les robaron dinero, un celular y objetos litúrgicos. El p. Rosebaugh estaba en Guatemala desde 1993. Fue párroco en Chicaman, una parroquia de montaña poblada por los Maya, y luego en la comunidad de Ixcán, una región al norte del país, conocida por la alta concentración de criminalidad, donde permaneció hasta el 2000. Después de haber regresado a la patria para asistir a su madre, regresó a Guatemala en el 2005, ocupándose de los enfermos, de los pobres y de los encarcelados.
(Ver Agencia Fides 20/5/2009)
Padre Ernst Plochl, austriaco de 78 años, de la Congregación de los Misioneros de Mariannhill fue asesinado en la provincia Sudafricana del Cabo. El cuerpo del misionero, en Sudáfrica desde hace más de 40 años, fue encontrado la mañana del domingo 31 de mayo de 2009, en la aislada estación de misión de María Zell. Al principio, las autoridades locales habían dicho que el misionero fue asesinado con arma de fuego, después que había sido estrangulado. P. Ploechl dirigía una escuela de 400 alumnos en Matatiele, una ciudad al sur del país. P. Ploechl nació en Neumarkt im Mühlkreis en el distrito Austriaco de Freistadt, donde conservaba fuertes lazos y era admirado por su compromiso con los pobres.
(Ver Fides 2/6/2009)
Jorge Humberto Echeverri Garro, de 40 años, profesor y agente de pastoral, el 11 de junio de 2009 se encontraba en Colonos, Panamá de Arauca (Colombia), para asistir a una reunión de Pastoral Social centrada en proyectos de la Iglesia en la zona a favor del fortalecimiento de la Comunidad, de acuerdo con Caritas Alemania. Durante la reunión, un grupo de guerrilleros invadieron el centro de la ciudad y se dirigieron al lugar de la reunión donde, sin dar ninguna explicación, asesinaron a tiros al docente.
Según el comunicado emitido por Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, “Jorge Humberto, además de ser reconocido por su liderazgo también era catequista y miembro de la red de docentes en el ámbito de otra propuesta de Pastoral Social con los Centros Educativos Gestores de Paz y Convivencia, que se desarrolla en esta zona, de acuerdo con ACNUR”.
(Ver Fides 15/6/2009)
El sacerdote mexicano Habacuc Benítez Hernández, de 39 años, y los jóvenes seminaristas de Oregón, Eduardo Benítez, de 19, y Silvestre González Cambrón, 21, ambos de Ajuchitlán (Guerrero), fueron asesinados mientras se dirigían a una reunión de pastoral vocacional, la noche del sábado, 13 de junio de, 2009, en el municipio de Arcelia, en Tierra Caliente (Guerrero). El sacerdote era coordinador de pastoral vocacional en la Diócesis de Ciudad Altamirano (México). Según la reconstrucción de la policía, el sacerdote y los seminaristas recibieron varios disparos efectuados por algunas personas en torno a las siete de la tarde del Sábado, 13 de junio mientras viajaban a bordo de una furgoneta. Estaban conduciendo por una de las calles centrales de Arcelia, cuando de repente otro vehículo llegó hasta ellos, les hicieron bajar de la furgoneta y les dieron varios disparos. El arzobispo de Acapulco, Mons. Felipe Aguirre Franco, señaló que en esa región se trata de resolver todo con un arma, con la lógica del ajuste de cuentas, del derramamiento de sangre. Al mismo tiempo, “las fuerzas armadas no son suficientes para resolver el problema global del tráfico de drogas y la violencia”.
(Ver Fides 16/6/2009)
El 15 de junio de 2009 fue asesinado P. Gisley Azevedo Gomes, CSS, 31 años, Asesor nacional de la Sección de Juventud de la Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB). El cuerpo del sacerdote fue encontrado al día siguiente, 16 de junio, cerca de Brazlandia, ciudad satélite de Brasilia (DF), dentro de su automóvil; tenía un tiro en la cara y dos en la cabeza. La policía arrestó a algunos jóvenes, autores del crimen: subieron a su coche, primero le robaron y luego lo asesinaron. Originario de Morrinhos, p. Gisley había entrado en la Congregación de los Sagrados Estigmas de Nuestro Señor Jesucristo, y había sido ordenado sacerdote en mayo de 2005.
Era Asesor nacional de la Sección de Juventud de la CNBB desde hacia dos años. Comprometido con los jóvenes, organizaba conjuntamente la Pastoral Juvenil de Brasil, la Campaña Nacional sobre el tema “juventud en marcha contra la violencia”. “De forma deplorable - han dicho los obispos - ha sido víctima de la violencia que quería combatir”.
(Ver Fides 17/6/2009)
Don Mariano Arroyo Merino, originario de España, 74 años, fue encontrado muerto en su parroquia en el Santuario de Nuestra Señora de la Regla en Cuba, el 13 de julio de 2009. El cuerpo del sacerdote fue encontrado por los bomberos en torno a las 6:10 de la mañana (hora local), después de que el vigilante nocturno había visto salir humo de la parroquia. Los homicidas apuñalaron al P. Arroyo y luego le prendieron fuego. Su cuerpo estaba esposado, amordazado y parcialmente quemado. El sacerdote había prestado servicios en Cuba durante los últimos 12 años en la zona residencial de la Avana, desarrollando un intenso trabajo pastoral y desplegando un particular carisma hacia la religiosidad popular y el sincretismo religioso. D. Mariano Arroyo nació el 20 de febrero de 1935, en Cabezón de la Sal , Cantabria (España). Fue ordenado sacerdote el 17 de abril de 1960. Poco después, en 1962, partió como misionero a Santiago de Chile, donde permaneció hasta 1968. De 1969 a 1979 trabaja nuevamente en Madrid, España, como párroco y formador del Seminario. En 1980 regresó a Chile, y prestó servicio en varias parroquias de la diócesis de Copiapó. Llegó a La Habana el 19 de enero de 1997. En marzo siguiente, fue nombrado párroco de Nuestra Señora del Pilar, en La Habana , y en diciembre de 2004, Rector y párroco del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Regla. Era también asesor del Movimiento de Trabajadores Cristianos y director del Instituto de ciencias religiosas “Padre Félix Varela”. El Padre Arroyo pertenecía a la Obra Cooperación Sacerdotal Hispano-Americana (OCSHA)
(Ver Agencia Fides 14/7/2009, 16/7/2009, 21/7/2009)
El joven congoleño Ricky Agusa Sukaka, 27 años, agente de Caritas, fue asesinado en la tarde del 15 de julio de 2009 en Musezero en el norte de Kivu, República Democrática del Congo. Según una reconstrucción del crimen, el joven, que trabajaba desde hacia un año como ingeniero agrónomo en un proyecto de Secours Catholique-Caritas France, fue abordado por dos hombres vestidos con uniformes del ejército mientras regresaba a su casa. Posteriormente se encontró su cadáver, al cual habían robado la camisa que llevaba puesta de Secours Catholique y la cartera. Caritas Internacional ha condenado “el brutal asesinato de un joven que trabajaba con valentía en una zona de guerra para ayudar a otros a reconstruir sus vidas”.
Don James Mukalel, 39 años, fue encontrado muerto en los alrededores de Mangalore, estado de Karnataka, en India meridional. Su cadáver ha sido encontrado en el campo por algunos parroquianos, el 30 de julio de 2009, después de que el joven sacerdote no había regresado a su parroquia, en la diócesis siro-malabar de Belthangady. El 29 de julio, en las horas inmediatamente antes de la muerte, el sacerdote, según los normales compromisos pastorales, había visitado algunas familias, almorzado en un convento, celebrado un funeral. Según las hipótesis, podría tratarse de un caso de violencia anticristiana, dado que el año pasado en el área se verificaron algunos casos de ataques de integralistas.
(Ver Agencia Fides 31/7/2009)
El cuerpo sin vida del redentorista salvadoreño p. Leopoldo Cruz, quien estaba desaparecido desde mitad de Agosto, fue encontrado muerto el 24 de agosto en un canal de una zona rural de El Salvador. El cuerpo estaba ya en proceso de descomposición, por lo cual resulta difícil establecer con certeza las causas de la muerte. Sin embargo, días después, fue arrestado un joven encontrado mientras manejaba el automóvil del Padre Cruz
(Ver Agencia Fides 4/9/2009)
Don Cecilio Lucero, filipino de 48 años, fue asesinado el 6 de setiembre, por un grupo de hombres armados en la provincia de Samar del Norte, al sur de la capital Manila (Filipinas). Según fuentes de la policía local, el sacerdote viajaba en su auto cuando fue detenido por unas 30 personas que hicieron fuego asesinándolo al instante. Otras dos personas que estaban con él en el vehículo fueron gravemente heridas. D. Lucero, párroco de la ciudad de Catubig, era considerado por todos un defensor de los más débiles y un activista a favor de los derechos humanos. Era responsable de la Comisión por los Derechos Humanos de la diócesis de Catarman, a la que pertenecía, y había comenzado varias iniciativas y proyectos en defensa de los pobres, denunciando abusos de poder. Tenía además algunos parientes involucrados en la política en la provincia de Samar del Norte. Este hecho, según los investigadores, podría estar relacionado al homicidio: una especie de venganza o de advertencia trasversal de tipo político. En la región de Samar del Norte son numerosos los homicidios de políticos, periodistas, agentes sociales y pastorales que osan alzar la voz para defender los derechos humanos de las categorías más débiles o acusar de corrupción a los potentes.
(Ver Agencia Fides 7/9/2009)
Don Ruggero Ruvoletto, misionero Fidei donum italiano, de 52 años, fue asesinado el 19 de setiembre de 2009, en su parroquia dedicada al “Sagrado Corazón de María” en Santa Etelvina, barrio periférico de Manaus (Brasil). El diácono de la parroquia, oídos los disparos, corrió y encontró el cuerpo sin vida de don Ruggero, arrodillado cerca a la cama, con la cabeza reclinada, golpeado en la nuca por un proyectil. Por testimonios recogidos en el lugar, parece que robaron unos cincuenta reales (unos 19 Euro), dejando mucho más dinero en la habitación. Don Ruggero Rivoletto nació en Galta di Vigonovo el 23 de marzo de 1957, provincia de Venecia, diócesis de Padua. Fue ordenado sacerdote en 1982. Después de haber estudiado eclesiología en Roma, entró de nuevo en la diócesis en agosto de 1994, donde se ocupó por un año de Pastoral social y del trabajo, siendo luego nombrado Director del Centro Misionero Diocesano, cargo que ocupó de 1995 a 2003. El 6 de julio de 2003 partió hacia Brasil, como misionero fidei donum, en la diócesis de Itaguaì en Mangaratiba. Al año siguiente participó en un proyecto de presencia misionera en la periferia de Manaus, querido por las diócesis locales. Un lugar de confín entre la ciudad y la selva en donde la criminalidad es particularmente agresiva. El mismo don Ruggero había participado recientemente a una manifestación para pedir mayor seguridad.
(Ver Agencia Fides 21/9/2009)
Un sacerdote de 33 años, don Evaldo Martiol, de la diócesis de Cacador (Brasil), fue asesinado en Santa Catalina la tarde del 26 de septiembre de 2009 por dos jóvenes, de 21 y 15 años, tío y sobrino respectivamente. El sacerdote fue victima de un robo que termino en homicidio. En efecto, después de haber dejado la capilla y de haber pasado por casa de otro sacerdote, don Evaldo dio un pasaje en su coche a dos jóvenes que lo asesinaron. Al día siguiente, la policía identificó a los criminales, que tenían todavía consigo el coche, el teléfono móvil y los documentos del sacerdote. Ambos confesaron e indicaron el lugar donde encontrar el cuerpo del sacerdote. 5 kilómetros a las afueras de la zona urbana de Cacador, con cuatro disparos. Don Evaldo, original de Timbò Grande, fue ordenado sacerdote el 26 de abril del 2003. “Su método de evangelizar fue la amistad” recordó el Obispo diocesano, Mons. Luiz Carlos Eccell, durante los funerales celebrados en la Catedral en la que el sacerdote trabajó, y que estaba llena de fieles compadecidos y adolorados, porque “padre Evaldo fue un hijo muy amado que hizo amistad con todos”.
(Ver Agencia Fides 29/9/2009)
El cuerpo sin vida del padre Oscar Danilo Cardozo Ossa ha sido hallado en la casa parroquial de la parroquia San Luis María de Montford en Villavicencio (Colombia), la cual era párroco desde el 2003, en la tarde del domingo 27 de septiembre de 2009. Algunos feligreses viendo que el sacerdote no llegaba para celebrar la Santa Misa vespertina, fueron a buscarlo a la casa parroquial y encontraron su cuerpo sin vida. Según cuanto han comunicado las autoridades de la policía, no se encontraron señales de rotura o fuerce, por lo que muy probablemente los asesinos eran conocidos del sacerdote. En el lugar se encontraron una maleta y algunas cuerdas. Padre Oscar Danilo Cardozo nació el 7 de abril de 1952 en Toro (Valle). Fue ordenado sacerdote el 10 de junio de 1983. Ha sido Vicerrector del seminario menor San Pío X en Restrepo, Vicario Cooperador de San José Obrero, fundador y párroco de la Parroquia María Auxiliadora, Capellán de la Colonia penal de Acacias, Párroco de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro barrio la Grama, San José Obrero del barrio Nuevo Ricaute, San Luís María de Montfort (desde 2003), y delegado archidiocesano para la emisora y el periódico “Eco Llanero”
(Ver Agencia Fides 29/9/2009)
El joven William Quijano, 21 años, de la comunidad de San Egidio en San Salvador, ha sido asesinado con varios disparos mientras regresaba a casa la tarde del 28 de septiembre de 2009. Los asesinos formaban parte de una de esas bandas violentas organizadas que alistan a los jóvenes pobres de las periferias de Centro América. Desde hacia cinco años William estaba comprometido en la Escuela de la Paz con los niños pobres del barrio de Apopa, en los suburbios de la capital. Su vida pacífica y buena, al servicio de los jóvenes y los más necesitados era conocida y representaba una alternativa a las “bandas”.
(Ver Agencia Fides 1/10/2009)
El cuerpo del Rev. P. Ed Hinds, párroco de la Iglesia de San Patricio en Chatham, en New Jersey, fue encontrado el sábado por la mañana, 24 de octubre 2009, a 10 millas aproximadamente de distancia de Newark, en la cocina del rectorado adyacente a la Iglesia, con numerosos traumas y heridas provocadas por arma blanca. En la mañana del sábado, poco después de las 8, un diácono y una persona de mantenimiento fueron a buscarlo, ya que no se había presentado para la Misa de la mañana, descubriendo así el asesinato. El sacerdote, de 61 años, había sido visto por última vez la tarde precedente, en torno a las 23 horas, durante un encuentro comunitario en los locales de la rectoría, y estaba bien. Muy comprometido en el sostenimiento a los marginados, el sacerdote era considerado el alma y corazón de la comunidad de San Patricio, donde fue párroco por 7 años.
(Ver Agencia Fides 26/10/2009)
D. Luis Jousseaume, sacerdote de la diócesis de Luçon (Francia) ha sido atacado y asesinado en la noche del 26 de octubre de 2009 en la casa parroquial de Egletons, diócesis de Tulle, donde era párroco desde 1981, así como capellán del movimiento “Chrétien en monde rural” ( CMR) y responsable de la Pastoral litúrgica y sacramental. El sacerdote con 70 años recién cumplidos, desde hacia más de 40 prestaba servicios pastorales en la diócesis de Tulle, donde entre otras cosas había sido capellán del instituto Breeve y comprometido en el mundo de la discapacidad. De cuantos le conocían fue descrito como un hombre cariñoso, abierto, que había pasado toda su vida bajo el signo del Evangelio, ocupándose especialmente de los más pobres y los más débiles, especialmente discapacitados. Uno de estos marginados desequilibrado lo atacó y mató.
Sor Marguerite Bartz, 64 años, de las Hermanas del Santísimo Sacramento para los Indios y los Negros (SBS), con sede en Bensalen, Pensilvania, fue asesinada en su convento de Saint Berard, en la zona de los Navajos, en Nuevo Méjico, el domingo 1 de noviembre. Cuando la religiosa no se presentó a misa dominical un colaborador fue a buscarla y encontró su cuerpo. Según el FBI la religiosa fue asesinada en la noche entre el sábado 31 de octubre y la mañana del domingo 1 de novembre de 2009. La religiosa era conocida por ser una mujer apasionada desde siempre en la búsqueda de la justicia y de la paz. Sor Marguerite nación en Plymouth, Wisconsin, en 1945. Entro en la Congregación de las Hermanas del Santísimo Sacramento (SBS) en 1966, en Beaumont, Texas, y emitió sus votos perpetuos en 1974. Después de graduarse en Letras y hacer un master en Educación Religiosa, durante más de 40 años, Sor Margarita estuvo en misiones en diferentes lugares. Las Hermanas del Santísimo Sacramento para los Indios y Negros (SBS) fueron fundadas en 1891 por Santa Caterina Drexel (1858-1955) para difundir el mensaje y la vida eucarística en medio de los Indios y de los afroamericanos.
(Ver Agencia Fides 03/11/2009)
P. Hidalberto Henrique Guimaraes, de 48 años, párroco de la Iglesia de la Virgen de las Gracias del municipio de Murici en la periferia de Maceió (AL), en Brasil, fue encontrado asesinado el 7 de noviembre de 2009, dos días después de su desaparición. El sábado 7 tenía programada una Celebración Eucarística en la ciudad de Branquinha, pero precisamente a causa de su ausencia un amigo se dirigió a su casa. Al llegar, encontró el cuerpo ensangrentado del sacerdote en el piso de la cocina, con múltiples cortes en todo el cuerpo. P. Hidalberto fue ordenado sacerdote en la iglesia de San José, en el barrio de Trapiche, Maceió, el 14 de diciembre de 1992. Recientemente se había licenciado en periodismo. Era muy querido por sus parroquianos (Ver Agencia Fides 10/11/2009; 12/11/2009)
Fue encontrado muerto en una provincia de la parte oriental de Guatemala el sacerdote capuchino guatemalteco P. Miguel Ángel Hernández, 45 años, desde hacia cuatro años responsable de una parroquia de Ocotepeque (Honduras) y desaparecido desde hacia días. Fuentes de la policía de Honduras habían comunicado que el P. Hernández había sido raptado mientras se dirigía a Ocotepeque, a la ciudad oriental de Chiquimula (Guatemala). El cuerpo del sacerdote fue encontrado en un hotel de la ciudad de Esquipulas, a 222 kilómetros aproximadamente al este de la capital, con diversas cuchilladas. Su muerte ocurrió el 8 de noviembre de 2009. Los Capuchinos trabajan desde hace muchos años en la zona fronteriza entre Honduras y Guatemala, donde tienen diversas comunidades. P. Miguel ha sido director de un colegio católico y era muy amigo de los jóvenes. Ha sido definido como un hombre muy dedicado en su trabajo, simple, claro en su predicación y muy sincero y coherente.
(Ver Agencia Fides 11/11/2009; 12/11/2009)
Don Jean Gaston Buli fue asesinado en la noche entre el 9 y 10 de noviembre de 2009 por bandidos armados que entraron en la casa parroquial de Nyakasanza, en Bunia, en Ituri (República Democrática del Congo). Alrededor de las 2.30 de la mañana, los ladrones forzaron la puerta de la oficina e hirieron al sacerdote, que, fue transportando a un hospital cercano, pero que lamentablemente murió poco después debido a una hemorragia grave. Don Jean Gastón, con 24 años de sacerdocio, había sido recientemente nombrado vicario-tesorero de la parroquia de Nyakasanza.
Don Daniel Cizimya Nakamaga, 51 años, desde hace 12 sacerdote en Bukavu (R.D. Congo) fue asesinado en su parroquia de Kabare el domingo 6 de diciembre de 2009 hacia las dos de la madrugada. Unos desconocidos asaltaron la casa parroquial en la noche, después de haber roto la reja de una ventana entraron en la casa. Don Daniel trató de refugiarse en su habitación, pero fue encontrado por los delincuentes y asesinado a sangre fría.
(Ver Agencia Fides 9/12/2009)
Padre Louis Blondel, de los Misioneros de África (Padres Blancos), fue asesinado la noche entre el domingo 6 de diciembre y el lunes 7 de 2009, en Diepsloot, una de las poblaciones de Pretoria, en Sudáfrica. En la noche, tres jóvenes entraron en la casa de los misioneros. Luego de despertar a uno de los hermanos de la comunidad de p. Louis y a otra persona que dormía en la casa, y después de haberles quitado los teléfonos celulares, pidieron abrir la puerta principal de la casa. En ese momento ingresó otro joven, quien preguntó si había otras personas en la casa. Luego se dirigió a la habitación del P. Louis Blondel, el cual abrió la puerta y fue inmediatamente asesinado de un solo disparo. El P. Louis Blondel tenía 70 años y era originario del norte de Francia. Había enseñado filosofía en Tanzania por 15 años. Desde 1987 se había transferido a Sudáfrica. En junio del 2009 había terminado su segundo mandato como Superior de la Provincia de África Austral (Malawi, Mozambique y Sudáfrica) de los Padres Blancos. Enseñó filosofía en el Saint Peter’s Seminary, Hammanskraal. Luego de fundar “Cordis”, un centro Emmaus, y de haber trabajado en el desarrollo de Orange Farm, una inmensa población de Johannesburgo, en el 2008, el P. Blondel se había trasladado a Diepsloot, otra población de cerca de 300 mil personas que se encuentra entre Johannesburg y Pretoria. En Diepsloot, el P. Bondet abrió una nueva parroquia.
(Ver Agencia Fides 9/12/2009)
En la tarde del 7 de diciembre de 2009 fue asesinada la hermana Denise Kahambu Muhayirwa, de 44 años, monja trapense, por hombres armados en uniforme, que habían entrado en el monasterio de “Notre Dame de la Clarté” en Murhesa, a 20 kilómetros de Bukavu, en el territorio de Kabare, en República Democrática del Congo. La monja, responsable de la recepción y acogida del monasterio, fue asesinada alrededor de las 20 horas, mientras que, después de cantar las vísperas en la comunidad, iba a recoger las mesas donde habían comido los invitados de Goma que iban a asistir a la entrada de sus hijas al noviciado al día siguiente, 8 de diciembre. Al notar la presencia de invitados no deseados, la monja echó a correr, gritando para advertir a sus hermanas, perseguida por delincuentes que la dispararon en la pierna, causándole la muerte.
(Ver Agencia Fides 9/12/2009)
P. Jeremiah Roche, irlandes, de la Sociedad de San Patricio para las Misiones Extranjeras, fue asesinado en la noche del 10 al 11 de diciembre de 2009 or algunos desconocidos que entraron en su casa en Kericho, a 250 kilómetros de Nairobi. (Kenya). El cuerpo del misionario, que vivia solo, fue descubierto por algunos parroquianos alarmados por el hecho que P. Roche no se presentó para celebrar la Misa de las 6 de la mañana. El misionero estaba en su cama con las manos amarradas y con heridas de machete en la cabeza. P. Roche prestaba servicio en Kenia desde 1968, y hacía poco tiempo había terminado una nueva iglesia. Había promovido diversos proyectos de desarrollo, gracias también a su incesante actividad de recoger fondos, apoyada por su familia. Probablemente algunos jóvenes del lugar, como narró el comandante de la policía local, habrán pensado que el misionero poseía tal vez algún tesoro, introduciéndose así en su casa para robarlo, episodio que tuvo un trágico desenlace. Robaron ropa que se encontró después tirada en la calle, un reproductor de CD y el movil.
(Ver Agencia Fides 12/12/2009)
El sacerdote brasileño don Alvino Broering, 46 años, ha sido acuchillado al alba del 14 de diciembre en el estado meridional de Santa Catarina (Brasil) por un hombre que después ha robado su coche, según la información difundida por la policía. El sacerdote, herido por diversas cuchilladas en la espalda, abdomen y cara, ha sido transportado al hospital Marieta Konder Bornhausen, dónde lo han sometido a intervención quirúrgica, pero desaforadamente ha muerto poco después. Don Alvino era Capellán de la Universidad de Vale do Itajai y director-administrador de la Radio Comunitaria Conceição FM. La radio en el 2010 cumplirá 10 años de vida y padre Alvino había comenzado ya a hacer los preparativos del aniversario que celebrar. También ha sido miembro de la Academia de Letras de Itajai, y era un sacerdote muy activo en la ciudad y en la región. Era un sacerdote muy disponible, de carácter jovial, carismático y querido por todos. (Ver Agencia Fides 15/12/2009)
El sacerdote colombiano Emir Jaramillo Cárdenas fue asesinado el domingo 20 de dicembre de 2009 en su casa, ubicada en Santa Rosa de Osos, a unos 74 kilómetros de la ciudad de Medellín. Según algunos conocidos del sacerdote, que estaba a cargo de la "Capilla de Nuestro Señor de la Humildad", el padre Jaramillo no había recibido ninguna amenaza contra su vida. Su cuerpo ha sido encontrado por un pariente que, sorprendido por el hecho de que no estaba en la capilla, fue en su busca. La puerta de su apartamento estaba abierta y al entrar ha encontrado el cuerpo del sacerdote con heridas de cuchillo. Don Emiro Jaramillo nació en 1936 y fue ordenado sacerdote en 1966. Desde 1999 trabajó en la capilla dedicada a “Nuestro Señor de la Humildad”, un lugar rico en historia y espiritualidad, muy frecuentado por los fieles de esta ciudad
(Ver Agencia Fides 22/12/2009)
ZENIT nos ofrece el contenido del discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió el domingo 17 de Enero de 2010 a la Comunidad judía de Roma, durante su visita a la Gran Sinagoga.
Visita del Pontífice Benedicto XVI a la Comunidad Judía de Roma
Domingo 17 de enero de 2010 - 2 shevat 5770
Discurso del Pontífice Benedetto XVI
“Grandes cosas ha hecho el Señor en su favor.
Sí, grandes cosas ha hecho por nosotros el Señor,
y estamos alegres” (Sal 126)
“¡Oh, qué bueno, qué dulce
habitar los hermanos todos juntos!” (Sal 133)
Señor Rabino Jefe de la Comunidad Judía de Roma,
Señor Presidente de la Unión de las Comunidades Judías de Italia,
Señor Presidente de la Comunidad Judía de Roma
Señores Rabinos,
Distinguidas Autoridades,
Queridos amigos y hermanos,
1. Al inicio del encuentro en el Templo Mayor de los Judíos de Roma, los Salmos que hemos escuchado nos sugieren la actitud espiritual más auténtica para vivir este particular y feliz momento de gracia: la alabanza al Señor, que ha hecho grandes cosas por nosotros, nos ha reunido aquí con su Hèsed, el amor misericordioso, y el agradecimiento por habernos dado el don de encontrarnos juntos para hacer más firmes los vínculos que nos unen y continuar recorriendo el camino de la reconciliación y de la fraternidad. Deseo expresarle ante todo viva gratitud a usted, Rabino Jefe, doctor Riccardo Di Segni, por la invitación que me ha dirigido y por las significativas palabras que me ha dirigido. Agradezco también a los Presidentes de la Unión de las Comunidades Judías de Italia, abogado Renzo Gattegna, y de la Comunidad Judía de Roma, señor Riccardo Pacifici, por las corteses expresiones que han querido dirigirme. Mi pensamiento va a las Autoridades y a todos los presentes y se extiende, de modo particular, a la comunidad judía romana y a cuantos han colaborado para hacer posible el momento de encuentro y de amistad que estamos viviendo.
Viniendo entre vosotros por primera vez como cristiano y como Papa, mi venerado Predecesor Juan Pablo II, hace casi veinticuatro años, quiso ofrecer una decidida contribución a la consolidación de las buenas relaciones entre nuestras comunidades, para superar toda incomprensión y prejuicio. Este visita mía se inserta en el camino trazado, para confirmarlo y reforzarlo. Con sentimientos de viva cordialidad me encuentro en medio de vosotros para manifestaros la estima y el afecto que el Obispo y la Iglesia de Roma, como también la entera Iglesia católica, nutren hacia esta comunidad y las comunidades judías dispersas por el mundo.
2. La doctrina del Concilio Vaticano II ha representado para los católicos un punto firme al que referirse constantemente en la actitud y en las relaciones con el pueblo judío, marcando una nueva y significativa etapa. El acontecimiento conciliar ha dado un decisivo impulso al compromiso de recorrer un camino irrevocable de diálogo, de fraternidad y de amistad, camino que se ha profundizado y desarrollado en estos cuarenta años con pasos y gestos importantes y significativos, entre los cuales deseo mencionar nuevamente la histórica visita a este lugar de mi Venerable predecesor, el 13 de abril de 1986, los numerosos encuentros que él mantuvo con Personalidades judías, también durante los Viajes Apostólicos internacionales, la peregrinación jubilar a Tierra Santa en el año 2000, los documentos de la Santa Sede que, tras la Declaración Nostra Aetate, han ofrecido preciosas orientaciones para un desarrollo positivo en las relaciones entre católicos y judíos. También yo, en estos años de Pontificado, he querido mostrar mi cercanía y mi afecto hacia el pueblo de la Alianza. Conservo bien vivos en mi corazón todos los momentos de la peregrinación que tuve la alegría de realizar a Tierra Santa, en mayo del año pasado, como también los muchos encuentros con comunidades y organizaciones judías, en particular en las sinagogas de Colonia y de Nueva York.
Además, la Iglesia no ha dejado de deplorar las faltas de sus hijos e hijas, pidiendo perdón por todo aquello que ha podido favorecer de cualquier modo las heridas del antisemitismo y del antijudaísmo (cfr Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, Nosotros Recordamos: una reflexión sobre la Shoah, 16 marzo 1998). ¡Que estas heridas puedan ser curadas para siempre! Vuelve a la mente la sentida oración en el Muro del Templo, en Jerusalén, del Papa Juan Pablo II el 26 de marzo de 2000, que resuena verdadera y sincera en lo profundo de nuestro corazón. Dijo: “Dios de nuestros padres, tu has elegido a Abraham y a su descendencia para que tu Nombre sea llevado a los pueblos: nosotros estamos profundamente doloridos por el comportamiento de cuantos, a lo largo de la Historia, les han hecho sufrir, a esos que son tus hijos, y pidiéndote perdón, queremos comprometernos a vivir una fraternidad auténtica con el pueblo de la Alianza”.
3. El paso del tiempo nos permite reconocer en el siglo XX una época verdaderamente trágica para la humanidad: guerras sangrientas que han sembrado destrucción, muerte y dolor como nunca había sucedido antes; ideologías terribles que han tenido su raíz en la idolatría del hombre, de la raza, del Estado, y que han llevado una vea más al hermano a matar al hermano. El drama singular e impactante de la Shoah representa, en cualquier caso, el culmen de un camino de odio que nace cuando el hombre olvida a su Creador y se pone a sí mismo en el centro del universo. Como dije en la visita del 28 de mayor de 2006 al campo de concentración de Auschwitz, aún profundamente impresa en mi memoria, “los potentados del Tercer Reich querían aplastar al pueblo judío en su totalidad” y, en el fondo, “con el aniquilamiento de este pueblo, pretendían matar a aquel Dios que llamó a Abraham, que hablando sobre el Sinaí estableció los criterios orientativos de la humanidad que permanecen válidos eternamente” (Discurso en el campo de Auschwitz-Birkenau: Enseñanzas de Benedetto XVI, II, 1[2006], p. 727).
En este lugar, ¿cómo no recordar a los judíos romanos que fueron arrancados de sus casas, ante estos muros, y con horrendo tormento fueron asesinados en Auschwitz? ¿Cómo es posible olvidar sus rostros, sus nombres, sus lágrimas, la desesperación de hombres, mujeres y niños? El exterminio del pueblo de la Alianza de Moisés, primero anunciado y después sistemáticamente programado y realizado en la Europa bajo el dominio nazi, alcanzó aquel día trágicamente también a Roma. Por desgracia, muchos permanecieron indiferentes, pero muchos, también entre los católicos italianos, sostenidos por la fe y por la enseñanza cristiana, reaccionaron con valor, abriendo los brazos para socorrer a los judíos perseguidos y fugitivos, a menudo a riesgo de su propia vida, y merecen una gratitud perenne. También la Sede Apostólica llevo a cabo una acción de socorro, a menudo oculta y discreta.
La memoria de estos acontecimientos debe empujarnos a reforzar los vínculos que nos unen para que crezcan cada vez más la comprensión, el respeto y la acogida.
4. Nuestra cercanía y fraternidad espirituales encuentran en la Sagrada Biblia – en hebreo Sifre Qodesh o “Libros de Santidad” – el fundamento más sólido y perenne, en base al cual nos vemos constantemente puestos ante nuestras raíces comunes, a la historia y al rico patrimonio espiritual que compartimos. Es escrutando su propio misterio como la Iglesia, Pueblo de Dios de la Nueva Alianza, descubre su propio vínculo profundo con los judíos, elegidos por el Señor los primeros entre todos para acoger su palabra (cfr Catecismo de la Iglesia Católica, 839). “A diferencia de las demás religiones no cristianas, la fe judía ya es respuesta a la revelación de Dios en la Antigua Alianza. Es al pueblo judío al que le pertenecen “la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas, y los patriarcas; de ellos también procede Cristo según la carne” (Rm 9,4-5) porque “los dones y la vocación de Dios son irrevocables” (Rm 11,29)” (Ibid.).
5. Numerosas pueden ser las implicaciones que derivan se la herencia común tomada de la Ley y de los Profetas. Quisiera recordar algunas: ante todo, la solidaridad que liga a la Iglesia y al pueblo judío “a nivel de su misma identidad” espiritual, y que ofrece a los cristianos la oportunidad de promover “un renovado respeto por la interpretación judía del Antiguo Testamento” (cfr Pontificia Comisión Bíblica, El pueblo judío y sus Sagradas Escrituras en la Biblia cristiana, 2001, pags. 12 y 55); la centralidad del Decálogo como mensaje común ético de valor perenne para Israel, la Iglesia, los no creyentes y la humanidad entera; el compromiso por preparar o realizar el Reino del Altísimo en el “cuidado de la creación” confiada por Dios al hombre para que la cultive y la custodie responsablemente (cfr Gen 2,15).
6. En particular, el Decálogo, las “Diez Palabras” o Diez Mandamientos (Cf. Éxodo 20,1-17; Deuteronomio 5,1-21), que procede de la Torá de Moisés, constituye la antorcha de la ética, de la esperanza y del diálogo, al estrella polar de la fe y de la moral del pueblo de Dios, e ilumina y guía también el camino de los cristianos. Constituye un faro y una norma de vida en la justicia y en el amor, un “gran código” ético para toda la humanidad. Las “Diez Palabras” iluminan el bien y el mal, lo verdadero y lo falso, lo justo y lo injusto, según los criterios de la conciencia recta de toda persona. Jesús mismo lo ha repetido en varias ocasiones, subrayando que es necesario un compromiso concreto siguiendo el camino de los Mandamientos: “si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos" (Mateo 19,17). Desde esta perspectiva, hay varios campos de colaboración y testimonio. Quisiera recordar tres particularmente importantes para nuestro tiempo.
Las “Diez Palabras” piden reconocer al único Señor, superando la tentación de adoptar otros ídolos, de construirse becerros de oro. En nuestro mundo, muchos no conocen a Dios o consideran que es superfluo, que no tiene relevancia para la vida; se han fabricado, de este modo, otros dioses nuevos ante los que se inclina el hombre. Despertar en nuestra sociedad la apertura a la dimensión trascendente, dar testimonio del único Dios es un servicio precioso que judíos y cristianos pueden ofrecer juntos.
Las “Diez Palabras” piden respeto, protección de la vida, contra toda injusticia y abuso, reconociendo el valor de toda persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios. ¡Cuántas veces, en todas las partes de la tierra, cercanas o alejadas, siguen pisoteándose la dignidad, la libertad, los derechos del ser humano! Dar testimonio juntos del valor supremo de la vida contra todo egoísmo es ofrecer una importante contribución para un mundo en el que reine la justicia y la paz, el “shalom” deseado por los legisladores, los profetas y los sabios de Israel.
Las “Diez Palabras” exigen conservar y promover la santidad de la familia, cuyo “sí” personal y recíproco, fiel y definitivo del hombre y de la mujer, abre el espacio al futuro, a la auténtica humanidad de cada uno, y se abre, al mismo tiempo, al don de una nueva vida. Testimoniar que la familia sigue siendo la célula esencial de la sociedad y el contextos básico en el que se aprenden y ejercen las virtudes humanas es un servicio precioso que hay que ofrecer a la construcción de un rostro más humano.
7. Como enseña Moisés en el Shemá (cf. Deuteronomio 6,5; Levítico 19,34), y Jesús afirma en el Evangelio (cf. Marcos 12, 19-31), todos los mandamientos se resumen en el amor de Dios y en la misericordia por el prójimo. Esta Regla compromete a judíos y cristianos a vivir, en nuestro tiempo, una generosidad especial con los pobres, las mujeres, los niños, los extranjeros, los enfermos, los débiles, los necesitados. En la tradición judía hay un admirable dicho de los Padres de Israel: “Dimón el Justo solía decir: El mundo se funda en tres cosas: la Torá, el culto y los actos de misericordia” (Aboth 1,2). Con el ejercicio de la justicia y la misericordia, judíos y cristianos están llamados a anunciar y a dar testimonio del Reino del Altísimo que viene, y por el que rezan y actúan cada día en la esperanza.
8. En esta dirección podemos dar pasos juntos, conscientes de las diferencias que se dan entre nosotros, pero también de que si logramos unir nuestros corazones y nuestras manos para responder a la llamada del Señor, su luz se hará más cercana para iluminar a todos los pueblos de la tierra. Los pasos dados en estos cuarenta años desde por el Comité Internacional Conjunto Católico-Judío y, en los años recientes, por la Comisión Mixta de la Santa Sede y del Gran Rabinato de Israel, son un signo de la voluntad común de continuar un diálogo abierto y sincero. Precisamente mañana la Comisión Mixta celebrará aquí, en Roma, su noveno encuentro sobre “La enseñanza católica y judía sobre la creación y el ambiente”. Deseamos a sus miembros un diálogo fecundo sobre un tema tan importante como actual.
9. Cristianos y judíos tienen buena parte de su patrimonio espiritual en común, rezan al mismo Señor, tienen las mismas raíces, pero con frecuencia se desconocen mutuamente. Nos corresponde a nosotros, respondiendo a la llamada del Señor, trabajar para que quede siempre abierto el espacio del diálogo, del respeto recíproco, del crecimiento en la amistad, del testimonio común ante los desafíos de nuestro tiempo, que nos invitan a colaborar por el bien de la humanidad en este mundo creado por Dios, el Omnipotente y Misericordioso.
10. Por último, dedico un saludo particular a nuestra ciudad de Roma, donde desde hace unos dos mil años viven, como dijo el Papa Juan Pablo II, la comunidad católica con su obispo y la comunidad judía con su rabino jefe; que esta convivencia pueda animarse con un creciente amor fraterno, que se exprese también en una cooperación cada vez más cercana para ofrecer una contribución eficaz en la solución de los problemas y de las dificultades que hay que afrontar.
Invoco del Señor el don precioso de la paz en todo el mundo, sobre todo en Tierra Santa. En mi peregrinación de mayo pasado, en Jerusalén, ante el Muro de las Lamentaciones, pedí a quien todo lo puede: “envía tu paz a Tierra Santa, a Oriente Medio, a toda la familia humana; mueve los corazones de todos los que invocan tu nombre para que caminen humildemente por la senda de la justicia y de la compasión” (Oración en el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén , 12 de mayor 2009).
Nuevamente elevo a él la acción de gracias y de alabanza por este encuentro, pidiendo que refuerce nuestra fraternidad y haga más firme nuestro entendimiento.
[“Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. Aleluya” (Salmo 117)]
[Traducción del original italiano realizada por Inma Álvarez y Jesús Colina
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece las palabras del Papa Benedicto XVI, el domingo 17 de Eenro de 2010, durante el rezo del Ángelus con los peregrinos reunidos en la Plaza del San Pedro.
Queridos hermanos y hermanas
En el domingo de hoy se celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. La presencia de la Iglesia al lado de estas personas ha sido constante en el tiempo, alcanzando objetivos singulares a principios del siglo pasado: baste pensar en las figuras del obispo beato Giovanni Battista Scalabrini y de santa Francesca Cabrini. En el mensaje enviado para la ocasión he llamado la atención sobre los migrantes y refugiados menores de edad. Jesucristo, que de recién nacido vivió la dramática experiencia del refugiado a causa de las amenazas de Herodes, enseña a sus discípulos a acoger a los niños con gran respeto y amor. También el niño, de hecho, sea cual sea su nacionalidad o el color de su piel, debe ser considerado ante todo y siempre como persona, imagen de Dios, que promover y tutelar contra todo tipo de marginación y explotación. En particular, es necesario poner todo cuidado para que los menores que se encuentran viviendo en un país extranjero tengan garantías a nivel legislativo, y sean sobre todo acompañados en los innumerables problemas que deben afrontar. Mientras animo vivamente a las comunidades cristianas y a los organismo que trabajan en el servicio a los menores migrantes y refugiados, exhorto a todos a mantener viva la sensibilidad educativa y cultural hacia ellos, según el auténtico espíritu evangélico.
Hoy por la tarde, casi 24 años después de la histórica Visita del Venerable Juan Pablo II, me dirigiré a la gran Sinagoga de Roma, llamada Templo Mayor, para encontrar a la Comunidad judía de la ciudad y abrir una ulterior etapa en el camino de concordia y amistad entre católicos y judíos. De hecho, a pesar de los problemas y las dificultades, entre los creyentes de las dos religiones se respira un clima de gran respeto y de diálogo, atestiguando cuánto han madurado las relaciones, y el empeño común de valorar lo que nos une: la fe en el único Dios, ante todo, pero también la tutela de la vida y de la familia, la aspiración a la justicia social y a la paz.
Recuerdo, finalmente, que mañana se abrirá la tradicional Semana de oración por la unidad de los cristianos. Cada año, ésta constituye, para cuantos creen en Cristo, un tiempo propicio para reavivar el espíritu ecuménico, para encontrarse, conocerse, rezar y reflexionar juntos. El tema bóblico, tomado del evangelio de san Lucas, recoge las palabras de Jesucristo resucitado a los Apóstoles: “Vosotros seréis testigos de todo esto” (Lc 24,48). Nuestro anuncio del Evangelio de Cristo será tanto más creíble y eficaz cuanto más estemos unidos en su amor, como verdaderos hermanos. Invito por tanto a las parroquias, a las comunidades religiosas, a las asociaciones y a los movimientos eclesiales a rezar incesantemente, de modo particular durante las celebraciones eucarísticas, por la plena unidad de los cristianos.
Confiamos estas tres intenciones – nuestros hermanos Migrantes y Refugiados, el diálogo religioso con los judíos y la unidad de los cristianos – a la maternal intercesión de María Santísima, Madre de Cristo y Madre de la Iglesia.
[Después del Ángelus, dijo:]
Nuestro pensamiento, en estos días, está dirigido a las queridas poblaciones de Haití, y se hace oración de corazón. El Nuncio Apostólico, que gracias a Dios está bien, me tiene constantemente informado, y así he sido enterado de la dolorosa desaparición del arzobispo, como también de tantos sacerdotes, religiosos y seminaristas. Sigo y animo el esfuerzo de las numerosas organizaciones caritativas, que se están haciendo cargo de las inmensas necesidades del país. Rezo por los heridos, por los sin techo, y por cuantos han perdido trágicamente la vida.
En esta Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, estoy contento de saludar a los representantes de diversas comunidades étnicas aquí reunidas. Auguro a todos que participen plenamente en la vida social y eclesial, custodiando los valores de sus propias culturas de origen. Saludo también a los brasileños descendientes de emigrados del Trentino. ¡Gracias por haber venido!
Dirijo finalmente un saludo especial a los participantes en la segunda edición del Festival Internacional de los Itinerarios del Espíritu, conectados con nosotros desde la Nueva Feria de Roma, donde acaba de celebrar la Santa Misa el Presidente del Consejo Pontificio para los Migrantes e Itinerantes.
[En español dijo:]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana del Ángelus, en particular al grupo de estudiantes del Instituto Maestro Domingo, de Badajoz, con sus profesores de religión, así como a los grupos de diversas parroquias de Murcia. En este domingo, invito a todos a seguir el consejo de la Virgen María, suprema maestra en la fe, que nos narra el Evangelio de hoy: haced lo que Jesús os diga en todo momento. Muchas gracias y feliz día del Señor.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez]
Artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el tema: "Moral y leyes civiles".
VER
Nuevamente el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, hace gala de un laicismo excluyente, que está lejos de ser la sana laicidad que necesitamos para construir una democracia madura e incluyente. En réplica a las declaraciones que hemos hecho contra la ley de la capital del país que ha cambiado hasta el mismo concepto de matrimonio, homologándolo con la unión de personas del mismo sexo, dándoles incluso la facultad de adoptar niños, dijo: "La moral de la Iglesia no puede ser el fundamento de una ley... Lo que no se puede hacer es imponer una moral en la ley..., pues somos un Estado laico". Y en un tono sarcástico, el senador Manlio Fabio Beltrones presume de que no le preocupan las leyes divinas, sino las humanas. ¡Y estos son quienes aspiran a gobernar a todo el país! ¡Cuidado! Al hacer leyes sin tomar en cuenta la moral, se pueden hacer leyes inmorales. En esta denuncia ha llevado la voz cantante el cardenal Norberto Rivera Carrera, pues se trata de su arquidiócesis, pero le apoyamos cien por ciento.
En términos semejantes se expresan quienes critican que ya 18 Estados hayan hecho cambios constitucionales en sus legislaciones locales, para blindar el derecho a la vida desde la concepción. Insisten en que las Iglesias debemos estar ajenas a estos procesos jurídicos, pues juzgan que es una intromisión indebida en la vida nacional. Alegan el laicismo e incluso cabildean con legisladores para que éste se haga precepto constitucional. Tienen un concepto anticuado de laicismo, que en muchos países ha sido superado. Aducen una interpretación restrictiva del artículo 130 constitucional, y no tienen en cuenta la Ley de Asociaciones y Culto Público, que en su artículo 2º. nos garantiza el derecho de "no ser objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa por la manifestación de ideas religiosas", así como de "propagar" nuestra doctrina, en este caso sobre el matrimonio y el derecho a la vida. No estamos impidiendo que se cumplan las leyes civiles, sino que urgimos se respete nuestro derecho a proclamar nuestra fe, sin discriminación ni represión.
JUZGAR
En su discurso al Cuerpo Diplomático, acreditado ante la Santa Sede, y que aglutina a 178 países, acaba de decir el Papa Benedicto XVI: "La Iglesia está abierta a todos porque, en Dios, ella existe para los demás...La comunidad de los creyentes puede y quiere participar en promover un cambio efectivo de la mentalidad y establecer nuevos modelos de vida; pero para hacerlo es necesario que se reconozca su papel público. Lamentablemente, en ciertos países, sobre todo occidentales, se difunde en ámbitos políticos y culturales, así como en los medios de comunicación social, un sentimiento de escasa consideración y a veces de hostilidad, por no decir de menosprecio, hacia la religión, en particular la religión cristiana. Es evidente que si se considera el relativismo como un elemento constitutivo esencial de la democracia, se corre el riesgo de concebir la laicidad sólo en términos de exclusión o, más exactamente, de rechazo de la importancia social del hecho religioso. Dicho planteamiento, sin embargo, crea confrontación y división, hiere la paz, perturba la ecología humana y, rechazando por principio actitudes diferentes a la suya, se convierte en un callejón sin salida. Es urgente, por tanto, definir una laicidad positiva, abierta, y que, fundada en una justa autonomía del orden temporal y del orden espiritual, favorezca una sana colaboración y un espíritu de responsabilidad compartida.
Uno de estos ataques proviene de leyes o proyectos que, en nombre de la lucha contra la discriminación, atentan contra el fundamento biológico de la diferencia entre los sexos. Pero la libertad no puede ser absoluta, ya que el hombre no es Dios, sino imagen de Dios, su criatura. Para el hombre, el rumbo a seguir no puede ser fijado por la arbitrariedad o el deseo, sino que debe más bien consistir en la correspondencia con la estructura querida por el Creador. La negación de Dios desfigura la libertad de la persona humana. La naturaleza manifiesta un designio de amor y de verdad que nos precede y que viene de Dios" (11-I-2010).
ACTUAR
No pretendemos imponer una moral católica a todo un país, pero sí luchamos por que haya moral en la sociedad. Sin una moral básica, la sociedad se hunde, y lo peor es que la hundan los mismos legisladores. Hay una moral natural, es decir, la que respeta lo que la misma naturaleza implica, como es que el matrimonio sólo puede realizarse entre un hombre y una mujer; que los niños necesitan un padre y una madre, para que crezcan normales; que la vida es humana desde su inicio, en la fecundación y concepción, hasta su término natural; que todo ser humano vale como persona, independientemente de su edad, género, condición social, religión, cultura, e incluso de su tendencia sexual. Se le ha de respetar como persona, pero no se puede legalizar lo que es contra la misma naturaleza. Esta es nuestra palabra, y respeten nuestro derecho a emitirla. Son libres de asumirla o no, pero no nos repriman.
Comentario al evangelio del domingo sexto del Tiempo Ordinario publicado en Diario de Avisos el domingo 14 de Febrero de 2010 bajo el epígrafe DOMINGO CRISTIANO.
Felices los infelices
Daniel Padilla
Estoy seguro de que, si uno quiere buscar en el evangelio un refrendo a su tranquilidad, lo encontrará. "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, que los aliviaré". O: "Yo soy el buen Pastor y conozco a mis ovejas". O, todavía más: "No se agobien pensando qué van a comer o cómo se vestirán". Efectivamente, estas sentencias pueden hacerle creer a uno que entrar en el evangelio es entrar en el país de las maravillas. ¡Y es tan confortable navegar con viento a favor! Pero, claro, una lectura seria del evangelio nos lleva al convencimiento contrario. De tranquilidades, nada. A lo que el evangelio nos llama es a nadar contra corriente, a vivir en el ejercicio constante de la paradoja, de la contradicción, y, si me apuran, del absurdo. Lean, si no, despacio, el evangelio de hoy: "Jesús, al bajar del monte, dijo: `Dichosos los pobres. Dichosos los que tienen hambre. Dichosos cuando les odien. Dichosos los que lloran"'. Es como decirnos: ¡Felices los infelices! Y luego añadió: "¡Ay de los ricos, porque ya tiene su consuelo! ¡Ay de los saciados y de los que ríen, porque tendrán hambre y llorarán". Que es lo mismo que decir: ¡Infelices los felices! Al leer estas sentencias, pueden surgir, claro, diferentes interpretaciones. Unos pensarán: Se trata de tomaduras de pelo, pronunciadas por un hábil malabarista del lenguaje; juegos de palabras lanzados por un perito en logomaquias; ingeniosa sopa de letras y frases para recreo y divertimento. Otros dirán: Son invitaciones al conformismo, a la pasiva resignación, a la estoica aceptación del que cada palo aguante su vela. Declaraciones, en fin, fatalistas, que significan: no hay nada que hacer. Siempre habrá pobreza y dolor. Por lo tanto, ¡aguanta mecha! Pero otros diremos: Son locuras a lo divino. Líneas, en apariencia, torcidas, pero para escribir derecho. Proposiciones para poner del revés lo que creíamos que estaba del derecho. Colocar cabeza abajo, o patas arriba, nuestra mundana filosofía del vivir. Porque resulta que no sólo las bienaventuranzas, sino todo el evangelio es paradoja y contradicción. Piensen un poco. Cristo viene a reinar, pero nace en un pesebre. Busca una sociedad nueva, pero se rodea de iletrados y plebeyos. Dice que los violentos arrebatarán el reino, pero se hace amigo de los leprosos, paralíticos, sordos y débiles. Afirma que los limpios de corazón verán a Dios, pero se sienta a comer entre publicanos y pecadores. Proclama que es Rey, y que para eso ha venido al mundo, pero se hace obediente hasta la muerte. Nos asegura la felicidad, sí, pero sólo el que se humilla será ensalzado. Sumen y sigan. Y se darán cuenta de que, en el programa de Jesús, todo es inversión de valores y caminar contra corriente: se gana, perdiendo; se vive, muriendo, y se conquista, perdonando. Por una elemental razón, también paradójica. Y es la de ver que Dios, se hizo hombre. ¿Para qué? Para que el hombre se haga Dios. Chesterton debió de comprender muy bien estas cosas.
Mensaje que ha enviado el cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, ante la beatificación del sacerdote Josep Samsó i Elias, martirizado en 1936, que tendrá lugar el próximo 23 de enero de 2010.
Ante la beatificación, el próximo 23 de enero, del que fue párroco de Santa María de Mataró, me parece necesario recordar algunos aspectos de la ejemplaridad cristiana de este sacerdote nuestro. Además de las biografías ya publicadas anteriormente, con ocasión de la próxima beatificación, el mataronense Ramon Reixach i Puig ha publicado una nueva biografía actualizada que sitúa con gran documentación al doctor Samsó en el contexto de la vida y las tensiones que se vivían en la capital del Maresme. Uno de sus capítulos se titula "Un catequista en medio de una época de política convulsa".
"El Dr. Samsó -escribe este biógrafo- nunca participó en ningún acto político, tampoco se significó ni definió explícitamente a favor de ningún partido. O al menos nunca exteriorizó sus ideas en este ámbito". Su inmolación, por tanto, aparece como la de un buen pastor del pueblo de Dios que tenía encomendado. Mencionaré algunos hechos que nos lo presentan como testimonio y como mártir de Jesucristo.
La mañana del 6 de octubre de 1934, un grupo de hombres armados entró en la rectoría de Santa María. Con amenazas obligaron al párroco a ir a la nave central de la basílica, a amontonar sillas en ella y le mandaron que las encendiera. El Dr. Samsó se negó, a pesar de las amenazas. Aquellos hombres incendiaron un altar y otros objetos de culto, pero al llegar algunos feligreses, el fuego pudo ser apagado. El doctor Samsó perdonó a aquellos hombres y no quiso revelar su identidad cuando fue invitado a hacerlo por la autoridad judicial, precisamente a causa de su condición de sacerdote.
Desde los hechos de 1934 y hasta los del 1936 hallamos en la vida de Samsó la previsión y también el deseo del martirio. El día 19 de julio de 1936, a las tres de la madrugada, unos policías registraron la rectoría de Santa María con la excusa de descubrir armas. El párroco Samsó les dijo que lo podían hacer, ya que él había defendido siempre a la Iglesia con todos los medios, pero nunca con las armas, ya que Jesucristo defendió a su Iglesia muriendo y no matando. En una ocasión, dijo a su madre: "Pido a Nuestro Señor que si me ha destinado al martirio que me dé las fuerzas para afrontarlo".
Detenido la mañana del 30 de julio de 1936, cuando le pidieron identificarse, les dijo: "Soy yo a quien buscáis". Conducido por hombres armados, fue llevado hasta la cárcel de Mataró. Allí permaneció un mes. El primero de setiembre, a las once de la mañana, los guardas lo llamaron. Él se despidió de sus compañeros de prisión con su "Dios sobretodo" y, con las manos atadas, fue trasladado al cementerio de Mataró.
Al llegar allí, pidió a sus ejecutores que respetaran a su madre y a su hermana. Le contestaron que nada les pasaría. Él les aseguró que los perdonaba como Jesús había hecho con los que le clavaron en la cruz. Cuando intentaron taparle los ojos, dijo con serenidad: "Yo no soy un criminal, quiero morir de cara a Mataró y a las Santas que tanto he amado". Intentó abrazar a los miembros del pelotón de ejecución, cosa que logró con algunos, pero otros se negaron. Uno de los del pelotón le hizo callar con un "¡Basta, que acabará convenciéndonos!"
Samsó puso los brazos en cruz y dijo: "Ya podéis disparar". Ya en el suelo, recibió el tiro de gracia. Tan sólo con una gran emoción y respeto nos podemos acercar a este mártir de Cristo. Y, en ocasión de su beatificación, debemos celebrarla procurando tener el mismo espíritu de perdón y de reconciliación que él testimonió a lo largo de toda su vida y, de forma especial, en el momento de morir. Que él, desde el cielo, nos ayude a vivirlo así, ahora y aquí, a fin de que aquella tragedia entre hermanos nunca se vuelva a repetir.
Mensaje que ha enviado el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, con motivo de la Jornada Mundial de las Migraciones, que se celebra el 17 de enero de 2010
Los emigrantes y los refugiados menores de edad
Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Al acercarse la celebración de la próxima Jornada Mundial de las Migraciones, el domingo 17 de enero, el Papa Benedicto XVI nos invita a acoger generosamente a los emigrantes y refugiados menores de edad y a reflexionar sobre su dolorosa condición. Hay que reconocerles los derechos fundamentales de la persona de la misma manera que se reconocen al adulto, pues se ha de salvaguardar siempre el interés superior del menor.
Los trabajadores inmigrantes y los refugiados, al establecerse quizá definitivamente entre nosotros, reagrupando a sus familias o formando nuevos hogares, han alcanzado una significativa presencia. Nuestra Iglesia, que vive y obra profundamente inserta en la sociedad madrileña y solidaria con sus aspiraciones y sus dramas, se sabe especialmente llamada a convertir nuestra sociedad en el espacio acogedor en el que se reconozca la dignidad de los trabajadores extranjeros.
Por todo ello, como en ocasiones anteriores, me dirijo a cuantos constituimos la Iglesia Católica en Madrid
-comunidades parroquiales, movimientos, comunidades educativas, familias inmigrantes y madrileñas en general- y a todos los hombres de buena voluntad, amantes de la justicia y de la paz, para invitaros a asumir con generosidad la acogida y el servicio no sólo de los hombres y mujeres inmigrantes y refugiados, sino también, y en especial, de sus hijos menores, sin olvidar a los menores no acompañados. Nuestra comunidad eclesial ha de poder ser estimada, con toda verdad, como casa común y escuela de comunión, en la que cada persona es valorada y promovida por su condición de hija de Dios, que constituye su cualidad más excelente y más real.
Os invito, pues, a todos a luchar contra la rémora de la mentalidad, los prejuicios y los hábitos contrarios a esta ley de la acogida del hermano; os invito a ejercitar el diálogo y la comprensión. "Dios es Amor que salva, Padre amoroso que desea ver cómo sus hijos se reconocen entre ellos como hermanos, responsablemente dispuestos a poner los diversos talentos al servicio del bien común de la familia humana. Dios es fuente inagotable de la esperanza que da sentido a la vida personal y colectiva. Dios, sólo Dios, hace eficaz cada obra de bien y de paz" (Benedicto XVI, Mensaje Jornada Mundial de la Paz, 2006).
Los pastores y los educadores cristianos particularmente deben empeñarse en ello. No desfallezcamos en la tarea. Creemos y desarrollemos una cultura madura de la acogida, que facilite procesos de auténtica integración de los menores inmigrantes y refugiados y sus familias, acogidos legítimamente en el tejido social y cultural de nuestro pueblo, y que nos estimule a contemplar con más hondura a la persona humana, salvaguardando la dignidad del hombre en las relaciones sociales, laborales y económicas. "Sólo lo haremos posible si acogemos las diferencias culturales como ocasión de encuentro y de diálogo en el respeto de las diferencias" (Juan Pablo II, Mensaje Jornada Mundial de las Migraciones, 1999). Acojamos cada día con renovado frescor el Don de la caridad que Dios nos ofrece y de la que nos hace capaces.
En España todos los menores, con independencia de su origen e incluso de su situación legal, tienen garantizados los derechos fundamentales de la educación, sanidad, ayudas, formación profesional... Pero hemos de ir más lejos. Asumamos plenamente nuestro compromiso de comunión, de justicia, de solidaridad y de paz..., expresado en gestos concretos, sencillos y constantes. Es el camino para que todos y cada uno de nosotros, y de modo especial los menores inmigrantes y refugiados podamos crecer con equilibrio humano y espiritual.
--Dirijo esta invitación, en primer lugar, a los jóvenes, en este año de preparación a la Jornada Mundial de la Juventud. Cread espacios de encuentro en orden al reconocimiento y enriquecimiento mutuos en la familia, en la comunidad cristiana, en la escuela, entre los amigos, en el trabajo, en el deporte, en el tiempo de ocio. Estáis llamados a ser hombres y mujeres fraternos y solidarios, pacificadores, amantes de la vida, respetuosos con todos. Haced que caigan las barreras de la desconfianza, de los prejuicios y de los miedos que por desgracia existen.
Los que ahora son niños se fijan en vosotros y espontáneamente tienden a imitaros; tenedlo en cuenta. Con independencia de vuestro origen, sois la juventud de nuestro pueblo y de nuestras comunidades cristianas; dejad una estela digna de ser imitada. Dentro de pocos años, los jóvenes de hoy seréis los responsables de la vida familiar y de la convivencia en la ciudad. Con vuestra manera de vivir tenéis que manifestar claramente vuestra fe: creados a imagen y semejanza de Dios para amar, sólo nos realizamos plenamente cuando nos entregamos sinceramente a los demás. Confiamos en vosotros. Animaos. En nombre del Señor es posible llevar a cabo esta noble misión.
--Invito a las familias -inmigrantes y madrileñas- y especialmente a los padres y las madres: trabajad incansablemente en la educación de vuestros hijos. A veces se hace muy difícil, pero nunca podéis daros por vencidos. La familia es el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir. Si la familia no se cierra en sí misma, los hijos van aprendiendo que toda persona es digna de ser amada gratuitamente y que hay una fraternidad universal entre todos los seres humanos. De este modo, juntos podremos hacer frente a los desafíos que nos plantea esta sociedad plural, urbana, compleja y cambiante.
Las familias inmigrantes también podréis encarar así el reto del desarraigo social y cultural. Vuestros hijos, reagrupados o nacidos aquí, serán ellos mismos y superarán también esa difícil situación culturalmente tan compleja con la que se encuentran, que a veces les lleva a no reconocerse -como algunos han expresado- ni en nuestra sociedad, ni en nuestras escuelas, ni en la comunidad cristiana, con un sufrimiento más doloroso que el que padecen los adultos, y que se hace especialmente hiriente en el ámbito escolar.
No perdáis vuestras raíces, pero sed lúcidos y realistas: el tiempo que habéis proyectado trabajar en España puede prolongarse más de lo que imagináis y sería una grave pérdida para todos prescindir de vuestros valores y desaprovechar la ocasión para un diálogo integrador so pretexto de que será por poco tiempo. Enriquecednos con vuestro patrimonio cultural y espiritual y juntos respondamos a la llamada de Dios a construir un mundo de justicia y de paz.
--Invito a los educadores: Trabajad para que la escuela sea verdaderamente el ámbito en el que todos los alumnos, con independencia de sus orígenes, crezcan día a día en el aprecio de sus compañeros, aprendan a convivir en la diversidad cultural y a respetarla. Ayudadles a abrir sus grupos, demasiado cerrados a veces sobre sí mismos. Enseñad a los jóvenes y adolescentes, vuestros alumnos, a superar las actitudes de mera tolerancia y valorar el auténtico respeto y la amistad, para que pueda crecer en ellos la estima de los valores culturales y religiosos del otro y el sentimiento de pertenencia a una comunidad. Y en cuanto a las familias inmigrantes que tienen hijos en edad escolar, facilitadles la necesaria información sobre los programas de escolarización, procurad el acercamiento efectivo de la escuela a sus expectativas respecto a la educación de los hijos, a sus problemas, a sus valores y no olvidéis ofrecerles la clase de religión y moral católica prevista en la programación escolar. Es vital para facilitar su incorporación y participación en la escuela y en las asociaciones de padres.
Antes de concluir, quiero expresar mi aprecio a cuantos trabajáis desde la Delegación Episcopal de Migraciones o en relación con ella. Os agradezco el compromiso, la competencia y la solicitud con que, en un ámbito social hoy día tan complejo y delicado, lleváis a cabo la misión que os he confiado: ofrecer apoyo a quienes, por libre elección o por necesidad, han dejado su país de origen y se han establecido entre nosotros. Hago extensivo mi agradecimiento a quienes desde las parroquias y asociaciones apostólicas, guiados por la fe y la caridad, salen con tanta generosidad al encuentro de estos hermanos nuestros, y de modo especial de los menores inmigrantes y refugiados.
Que la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, que, presente en las bodas de Caná, estaba atenta a la vida y a las personas y colaboraba en el crecimiento de la fe de los discípulos en Jesús y a la revelación del amor de Dios, vele maternalmente sobre nosotros y nos ayude a permanecer en nuestra vocación y compromiso y a comprender las dificultades de quienes están lejos de su patria.
Desde la oficina de Prensa del Obispado de Tenerife nos remiten el artículo de Olegario González de Cardedal publicado en el ABC el 13-02-10.
Signos visibles del invisible
OLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL
Sábado , ABC. 13-02-10
Hay hechos simbólicos en la vida personal y social que revelan olvidos mortales o recuerdos esenciales para nuestra existencia, porque los humanos ya no estamos sólo aposentados en el universo físico sino que habitamos otros mundos. A diferencia de los animales el hombre no sólo vive en una realidad más amplia, sino que construye un universo simbólico. Y esos paraísos o infiernos, cumbres o abismos, llanuras o laderas en las que habitamos, son los que nos crean más gozo o angustia. Ellos se entrecruzan con la realidad física de cada día, para allanarla o endurecerla. La urdimbre de la experiencia humana está tejida por los recursos e incursiones de ese universo, del que forman parte el lenguaje, el mito, el arte, la religión y la poesía.
¿Qué sentido o sinsentido tiene el hecho de que en nuestra vida pública estén desapareciendo signos y símbolos que durante siglos han acompañado la vida hispánica, trayendo a la conciencia universos de ilusión y de esperanza, con los cuales hemos tejido el imaginario personal del que nos nutrimos? Por ejemplo, los signos de la Navidad, que desde siempre han engalanado nuestras calles y fachadas, portadas y portales, y que en los últimos años han ido desapareciendo, primero vergonzantemente, como quien pide perdón por su presencia, y luego siendo drásticamente sustituidos por insulsas líneas o borrones insignificantes. Navidad remitía a una historia de alegría y de paz, a la presencia de Dios en el mundo y a la inserción del Absoluto en nuestra historia para compartir nuestro destino. Eso implicaba la dignificación suprema hasta de los más pequeños elementos de nuestra existencia: desde los pañales de un niño a la ofrenda de unos pobres y los regalos de unos Reyes. Belén, siendo originariamente un signo particular de los cristianos y expresión de un misterio divino acogido y agradecido, pasó a ser el símbolo de la vida acogida y de la infancia agradecida, ya que un niño no sólo viene con un pan bajo el brazo, sino con un futuro floreciendo.
Belén fue siempre la afirmación de la vida humana perdurable y de la maternidad siempre misteriosa. Fiesta de quien se abre a lo que nos viene de lejos, alumbra esperanzas e incita a caminar tras esas estrellas que, estando en el cielo, nos están sustraídas pero a cuya luz avanzamos en la noche. Misterio para unos, símbolo real para otros, mito para quienes no alcanzan a leerlo como don divino o signo humanizador. El símbolo y su interpretación obligada nos llevan a romper los cerrojos de lo inmediato y a quebrar la corteza del árbol de la vida para ver ascender su savia y anticipar la floración en ramas y tallos.
Si ser hombre quiere decir pensar y soñar, trascender y anticipar, atenerse a cosas y crear sentido, entonces no podemos vivir sin esa abertura a lo que nos funda y llama, a lo que en la historia ha significado una crepitación de fuego y una anticipación de vida perenne. ¿O es que la verdad es sólo la materia, la cantidad, el espesor tangible de las cosas mensurables, de lo que dominamos, poseemos y deglutimos? Tal realismo no significa una mayor ilustración con superación de fases preilustradas, sino un empobrecimiento radical de nuestra vida, dejándola confinada en lo primario y lo inmediato, en la ceguera espiritual y los solos sentidos materiales. Tal realismo no ofrece mayor verdad y sentido, ensanchamiento y profundización, en la existencia personal, sino un recorte mortal que termina llevándonos al escepticismo, cuando no al cinismo. ¿O es que en tiempo de la técnica no son necesarios poetas y cantores, niños y estrellas? ¿Ya no renacemos desde sueños y ensueños, del clamar y rememorar? Sin tales signos de trascendencia seríamos solo ciegos topos, mudas hormigas.
Los símbolos públicos vienen de lejos como jugo y zumo de la historia de un pueblo, que se ha expresado en ellos, ha dicho sus victorias y derrotas, y con ellos se ha redimido de la caducidad que el tiempo lleva consigo. Sean signos culturales o religiosos, todos dicen lo que ese pueblo ha sido y quiere ser. Un pueblo que renuncia a ellos se corta las venas de su memoria y las esperanzas que le llegan desde sus orígenes. El intento de anularlos equivale a negar su historia y cultura, a cegar los veneros por los que nos llegan las fibras de nuestra trama actual. Ellos han pervivido en un proceso de afirmación y de exclusión, de decantación y de purificación; y nunca pueden ser del todo derogados, porque ello significaría un suicidio cultural. Unos son signos de vida que convocan a la paz; otros, signos de muerte que alertan contra la violencia.
La lógica de esta actitud iconoclasta, llevada al extremo, nos conduciría a una reducción a la nada. Porque casi todos los signos y memorias del pasado son ambivalentes: de victoria para unos, y para otros de derrota. Signos de una minoría o signos de una mayoría, en cualquier caso expresión de una creación victoriosa sobre el olvido. Al eliminarlos eliminamos la historia, el tiempo y lugar anteriores, quedándonos reducidos a nuestro instante, clausurados en nuestra geografía de mortales y nacionales, es decir amputados de nuestra dimensión de universalidad y divinidad. ¿Podemos negar todo lo que fueron nuestros antecesores y sustraer a nuestros sucesores esa herencia de símbolos, como si nuestro presente fuera la suprema cumbre creativa y el tribunal definitivo de la razón?
Somos lo que somos como pueblo en la medida en que conocemos el destino e historia de todos los demás pueblos; y en cuanto mortales y finitos, lo somos en la medida en que podemos conocer y adivinar, tender y acoger al Infinito. No es ingenua la eliminación de esos signos: ella implica una clausura de la mirada, un cierre en la inmediatez, un retorno de la historia a la naturaleza, y dentro de ésta, una sumisión al poder imperante, una esclavitud frente al pensamiento único.
Los signos, por el cambio de situación política o la llegada de población inmigrante, pueden convertirse en un problema social, afectando a la convivencia, porque son siempre signos particulares de una población, de una religión, de una comprensión de la realidad. La sociedad tiene que estar regulada por dos grandes criterios: una libertad negativa que garantiza el espacio de iniciativa, de acción y de vida personal a todos los ciudadanos sin diferenta ninguna; y una libertad positiva, aquella por la que el poder social y político ofrece a los ciudadanos signos de reconocimiento de su realidad y de aceptación de su identidad. El individuo debe ser reconocido como tal ciudadano no con mera condescendencia despreciativa para su pertenencia particular, que de hecho equivaldría a un rechazo implícito, sino como miembro de un grupo en el que tenga un nombre, se identifique con una historia y se considere miembro de una familia. La libertad negativa es esencial e intocable; la positiva lo es en la misma medida. Una política que no ejerza ambas se convertirá automáticamente en gobierno despótico a pesar de que haga gala de modernidad e ilustración. No basta un liberalismo republicano, que solo cuenta individuos, sino que es necesario un reconocimiento comunitario, que vea a las personas en su dimensión de naturaleza y de historia, de pertenencia a la sociedad común y de adhesión a una comunidad propia.
Una mayoría no puede imponer sus signos a las minorías, allí donde esos signos exijan adhesión y confesión, pero un gobierno tampoco puede a petición de una minoría en clave individual-liberal anular la historia colectiva y la voluntad comunitaria que reconoce en esos signos, sean culturales o religiosos, su propia historia, y sin la cual quedaría ciega y muda. Los gobiernos tienen que actuar con aquella voluntad de concordia, y los ciudadanos, con aquella voluntad de convivencia, que miran los problemas sobre ese fondo de historia y de cultura, de real antropología y de convivencia sincera, y no desde el favor que esos signos prestan a una política determinada
Artículo publicado por Monseñor Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, este fin de semana, 13-14 de Febrero de 2010, en la prensa provincial con ocasión de la cincuenta y un campaña de Manos Unidas contra el hambre.
MANOS UNIDAS: 51 AÑOS DE CONSTANCIA, COHERENCIA Y EFICACIA
Las situaciones de emergencia derivadas de catástrofes naturales, como la producida por el terremoto de Haití, con su secuela de muertos, heridos y la ruina de millones de personas, conmueven la conciencia de todos y producen una corriente de solidaridad en favor de los damnificados. Son situaciones extraordinarias en las que, impactados por la gravedad de los daños, sacamos a relucir nuestros mejores sentimientos para bien de muchas personas.
Pero, lo extraordinario no pude hacernos olvidar que todos los días, y en muchos lugares del mundo, hay millones de personas que son víctimas del hambre, la enfermedad, las guerras y las injusticias sociales.... Sí. El hambre y la miseria humana existen en el mundo, no sólo ni principalmente por catástrofes naturales, sino como algo crónico derivado de la injusta distribución de los bienes.
Todos los bienes de la tierra son de todos los seres humanos. Sin embargo, en la realidad el 30% de la población mundial consume y derrocha el 70% de los bienes disponibles, mientras que el 70% de las personas malviven y mueren porque sólo pueden disponer del 30% de los recursos. Hay que pararse a pensar en ello. No se puede ser indiferente ante esta situación. Particularmente, "es necesario que madure una conciencia solidaria que considere la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los seres humanos, sin distinciones ni discriminaciones" (Benedicto XVI).
Antes de la catástrofe, Haití ya estaba sumergido en la miseria como lo están otros muchos países del mundo, los llamados "países del sur" que desde hace bastante tiempo viven la catástrofe permanente del subdesarrollo. Son muchos los esfuerzos que se vienen realizando desde hace décadas para paliar esta situación. Son dignas del mejor reconocimiento y aplauso todas aquellas personas e instituciones, particularmente las ONGs, que están comprometidas seriamente en la lucha contra el hambre y la miseria en el mundo.
Para vergüenza de nuestra sociedad rica y opulenta, el problema del hambre en el mundo sigue siendo real. La lucha debe continuar. Como dice, el Papa Benedicto XVI en su encíclica social: " En muchos países pobres persiste, y amenaza con acentuarse, la extrema inseguridad de vida a causa de la falta de alimentación: el hambre causa todavía muchas víctimas… Dar de comer a los hambrientos es un imperativo ético para la Iglesia universal, que responde a las enseñanzas de su Fundador, el Señor Jesús, sobre la solidaridad y el compartir. Además, en la era de la globalización, eliminar el hambre en el mundo se ha convertido también en una meta que se ha de lograr para salvaguardar la paz y la estabilidad del planeta" (Caritas in veritate, 27).
MANOS UNIDAS es una de estas instituciones. La primera que surgió en España. Son más de 50 años ininterrumpidos de lucha contra la pobreza, el hambre, la malnutrición, la enfermedad, la falta de instrucción, el subdesarrollo… Nacida por iniciativa de las Mujeres de Acción Católica y mantenida por ellas a lo largo de estos años, MANOS UNIDAS, junto con CÁRITAS, se ha convertido en el principal referente de los católicos en España para encauzar su deber de caridad para con el prójimo más necesitado: dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, curar al enfermo, enseñar al que no sabe, etc.
Sí. Más de cincuenta años de trabajo constante, coherente y eficaz de lucha contra la pobreza en todo el mundo. A modo de ejemplo, ahora que tenemos en la mente y el corazón la situación de Haití, es bueno recordar que MANOS UNIDAS ha apoyado proyectos de desarrollo en Haití durante más de 30 años. En concreto: En los tres últimos años (2007-2009), Manos Unidas financió 68 proyectos, por un monto total de 2.373.890,83 euros.
De ese total, 18 proyectos se dirigieron a apoyar el desarrollo agropecuario de grupos de campesinos en situación de pobreza, con 700.284,84 euros invertidos. Otros 31 proyectos se dirigieron a apoyar las infraestructuras y la calidad educativa, con 970.975,99 euros invertidos. En el área de la salud los proyectos apoyados fueron 17, por un total de 606.056 euros. Dos proyectos fueron de carácter social, por valor de 96.577 euros. Además, en septiembre de 2008, apoyó 8 proyectos de emergencia, destinados a paliar la situación de los damnificados por los huracanes Gustave, Hanna e Ike, que afectaron el país en la última semana de agosto y primera de septiembre. La cantidad destinada a ello fue 429.960 euros.
El domingo pasado hacíamos en nuestra Diócesis Nivariense la colecta para Cáritas de Haití. Las circunstancias han hecho que ahora, este fin de semana, tengamos en todas las iglesias de España la colecta anual a favor de la "51 Campaña contra el Hambre en el Mundo", que se entrega a MANOS UNIDAS para que pueda seguir, como hasta ahora luchando contra la pobreza y, como dice el Art. 5º de sus estatutos, “trabajando para erradicar las causas estructurales que la producen: la injusticia, el desigual reparto de los bienes y las oportunidades entre las personas y los pueblos, la ignorancia, los prejuicios, la insolidaridad, la indiferencia y la crisis de valores humanos y cristianos.”
Ciertamente, las dos colectas han sido muy seguidas y eso supone que tenemos que hacer un esfuerzo mayor, máxime en la situación de crisis que viven muchas familias acostumbradas a colaborar generosamente. Lo importante es que cada uno aporte según su conciencia, sabiendo, además, que si no podemos colaborar como quisiéramos esta semana podemos hacerlo más adelante entregando el donativo para MANOS UNIDAS en la propia parroquia o en las cuentas que la organización tiene en las entidades bancarias. Más información en su página WEB [www.manosunidas.org].
† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense
ZENIT nos ofrece el discurso que el Papa ha dirigido el viernes 15 de Enero de 2010 a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a quienes recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.
Señores cardenales,
venerados hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio,
queridos fieles colaboradores,
es para mí motivo de gran alegría encontraros con ocasión de la Sesión Plenaria y manifestaros los sentimientos de profundo reconocimiento y de cordial aprecio por el trabajo que lleváis a cabo al servicio del Sucesor de Pedro en su ministerio de confirmar a los hermanos en la fe (cfr Lc 22, 32).
Agradezco al señor cardenal William Joseph Levada por su discurso de saludo, en el cual ha llamado la atención sobre las temáticas que ocupan actualmente a la Congregación, además de las nuevas responsabilidades que el Motu Proprio "Ecclesiae Unitatem" le ha confiando, uniendo de modo estrecho al Dicasterio la Comisión Pontificia Ecclesia Dei.
Quisiera ahora detenerme brevemente sobre algunos aspectos que usted, señor cardenal, ha expuesto.
Ante todo, deseo subrayar cómo vuestra Congregación participa del ministerio de unidad, que está confiado, de modo especial, al Romano Pontífice, mediante su empeño por la fidelidad doctrinal. La unidad es, de hecho, primariamente unidad de fe, apoyada por el sagrado depósito, del que el Sucesor de Pedro es el primer custodio y defensor. Confirmar a los hermanos en la fe, manteniéndoles unidos en la confesión del Cristo crucificado y resucitado, constituye para quien se sienta en la Cátedra de Pedro el primer y fundamental deber que le ha sido conferido por Jesús. Es un servicio inderogable, del que depende la eficacia evangelizadora de la Iglesia hasta el final de los siglos.
El Obispo de Roma, de cuya potestas docendi participa vuestra Congregación, debe constantemente proclamar: "Dominus Iesus" – "Jesús es el Señor". La potestas docendi, de hecho, comporta la obediencia a la fe, para que la Verdad que es Cristo siga resplandeciendo en su grandeza y resonando para todos los hombres en su integridad y pureza, para que haya un solo rebaño, reunido en torno al único Pastor.
Alcanzar el testimonio común de la fe de todos los cristianos constituye, por tanto, la prioridad de la Iglesia de todos los tiempos, con el fin de conducir a todos los hombres al encuentro con Dios. En este espíritu confío en particular en el compromiso de este Dicasterio para que se superen los problemas doctrinales que aún permanecen, para alcanzar la plena comunión de la Iglesia, por parte de la Fraternidad San Pío X.
Deseo además alegrarme por el compromiso a favor de la plena integración de grupos de fieles y de individuos, ya pertenecientes al Anglicanismo, en la vida de la Iglesia católica, según cuanto está establecido en la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus. La fiel adhesión de estos grupos a la verdad recibida de Cristo y propuesta por el Magisterio de la Iglesia no es en modo alguno contraria al movimiento ecuménico, sino que muestra, en cambio, su fin último, que consiste en alcanzar la comunión plena y visible de los discípulos del Señor.
En el precioso servicio que hacéis al Vicario de Cristo, debo recordar también que la Congregación para la Doctrina de la Fe, en septiembre de 2008, publicó la Instrucción Dignitas personae sobre algunas cuestiones de bioética. Tras la Encíclica Evangelium vitae, del Siervo de Dios Juan Pablo II en marzo de 1995, este documento doctrinal, centrado en el tema de la dignidad de la persona, creada en Cristo y por Cristo, representa un nuevo punto firme en el anuncio del Evangelio, en plena comunión con la Instrucción Donum vitae, publicada por este Dicasterio en febrero de 1987.
En temas tan delicados y actuales, como los que se refieren a la procreación y a las nuevas propuestas terapéuticas que comportan la manipulación del embrión y del patrimonio genético humano, la Instrucción ha recordado que “el valor ético de la ciencia biomédica se mide con referencia tanto al respeto incondicional debido a todo ser humano, en todos los momentos de su existencia, como a la tutela de la especificidad de los actos personales que transmiten la vida" (Instr. Dignitas personae, n. 10). De este modo el Magisterio de la Iglesia pretende ofrecer su propia contribución a la formación de la conciencia, no sólo de los creyentes, sino de cuantos buscan la verdad y pretenden escuchar argumentaciones que proceden de la fe, pero también de la propia razón. La Iglesia, al proponer valoraciones morales para la investigación biomédica sobre la vida humana, llama a la luz, tanto de la razón como de la fe(cfr Ibid., n. 3), en cuanto que su convicción es la de que “lo que es humano no sólo es acogido y respetado por la fe, son también purificado, enaltecido y perfeccionado por ella" (Ibid., n. 7).
En este contexto se da así una respuesta a la difundida mentalidad, según la cual la fe se presenta como obstáculo a la libertad y a la investigación científica, porque estaría constituida por un conjunto de prejuicios que viciarían la comprensión objetiva de la realidad. Frente a esta postura, que tiende a sustituir la verdad con el consenso, frágil y fácilmente manipulable, la fe cristiana ofrece en cambio una contribución verdadera también en el ámbito ético-filosófico, no proporcionando soluciones preconstituídas a problemas concretos, como la investigación y la experimentación biomédica, sino proponiendo perspectivas morales fiables dentro de las cuales la razón humana puede buscar y encontrar soluciones válidas.
Hay, de hecho, determinados contenidos de la revelación cristiana que arrojan luz sobre las problemáticas bioéticas: el valor de la vida humana, la dimensión relacional y social de la persona, la conexión entre el aspecto unitivo y procreativo de la sexualidad, la centralidad de la familia fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer. Estos contenidos, inscritos en el corazón del hombre, son comprensibles también racionalmente como elementos de la ley moral natural y pueden hallar acogida también por parte de aquellos que no se reconocen en la fe cristiana.
La ley moral natural no es exclusivamente o predominantemente confesional, aunque la Revelación cristiana y la realización del hombre en el misterio de Cristo la ilumine y desarrolle en plenitud su doctrina. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica, ésta "indica las normas primeras y esenciales que regulan la vida moral" (n. 1955). Fundada en la propia naturaleza humana y accesible a toda criatura racional, constituye así la base para entrar en diálogo con todos los hombres que buscan la verdad y, más en general, con la sociedad civil y secular. Esta ley, inscrita en el corazón de cada hombre, toca uno de los nudos esenciales de la misma reflexión sobre el derecho e interpela igualmente a la conciencia y a la responsabilidad de los legisladores.
Al animaros a proseguir con vuestro comprometido e importante servicio, deseo también expresaron en esta circunstancia mi cercanía espiritual, impartiendo de corazón a todos vosotros, en signo de afecto y gratitud, la Bendición Apostólica.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT publica la meditación que ha escrito monseñor Jesús Sanz Montes, OFM, arzobispo de Oviedo, administrador apostólico de Huesca y Jaca, sobre el Evangelio del domingo sexto del tiempo ordinario, 14 de febrero (Lucas 6, 17.20-26), sexto del Tiempo Ordinario.
Evangelio del domingo: Balcón feliz
Monte abajo iba Jesús con aquellos Doce más íntimos, y al encontrarse con un gentío grande de discípulos, los asomará a su "balcón". ¿Qué veis normalmente desde vuestra ventana? -parece preguntarles- El espectáculo humano es a veces tan cruel y cotidiano, que hasta llegamos a pensar que deberá ser así, sin recambio: ricos a costa de pobres, hartos a costa de hambrientos, risotadas a costa de lágrimas, poderosos a costa de sometidos. Jesús proponía otro espectáculo, increíble y paradójico: justamente la inversión de aquel drama: los pobres se hacían reyes, los hambrientos eran saciados, los que lloraban sonreían esperanzados, y los proscritos e insultados saltaban de alegría con una dignidad insólita.
¿Era Jesús un alibí, un supermán vende-lo-todo que buscaba la adhesión de sus asombrados oyentes? En sus palabras no había el más mínimo atisbo de oportunismo demagógico. No estaba Él preparando su campaña comercial ni electoral. Era comenzar a ver asomados al balcón de Dios. Todos los desajustes que se contemplaban desde la ventana del mundo, generaban mal a todos: dolor a quienes los sufrían y soportaban, y vacío a quienes los provocaban y mantenían.. Para los primeros, Jesús abrirá un portillo de esperanza: a pesar de todo y de todos, podéis ser dichosos y bienaventurados. Para los segundos, dará un aviso: ay de vosotros que mancháis la belleza original, ay de vosotros que envilecéis la bondad del principio.
El balcón de las bienaventuranzas no nos invita a cerrar los ojos ante la dura realidad, sino a mirar lo que ésta debería ser, trabajando para que lo sea. Jesús es la primera piedra de ese hogar humano: Él nos ha revelado que la verdadera felicidad que tan torpemente buscan a veces los hombres, no está en ese desajuste que ha merecido el lamento del Señor, sino en su Persona viva, su mensaje y su destino: la misericordia entrañable que nos devuelve la posibilidad de parecernos a Dios, la libertad que nos hace sus hijos, el amor que nos hace hermanos de los demás. Por eso Jesús, monte abajo, mostrará otro balcón desde donde se vislumbra el ocaso del terror, del odio, de las envidias, de las hambres, de las oscuridades. Y dirigiéndose a los suyos les propondrá: no perdáis el tiempo en estériles lamentos, haced un mundo nuevo, empezando por vosotros mismos.
El Cristianismo tiene la misión de estrenar ese cielo ya en la tierra, como primicia del mundo querido por Dios: que hace felices a los hombres, que cambia las tristezas, las hambres, los absurdos... en dicha bienaventurada. Y Jesús invitaba a mirar desde su balcón, haciendo realidad lo que en él se contemplaba. Porque Jesús siempre miraba desde los ojos de Dios. Y nosotros, ¿a qué balcón nos asomamos? Una forma de saberlo es preguntarse qué ven los demás en los cristianos, cuando nos ven vivir y morir, gozar, trabajar, sufrir y reír... desde sus ventanas.
Mensaje que el padre Pierbattista Pizzaballa, Custodio franciscano de Tierra Santa, con motivo de la Jornada Internacional de Intercesión por la Paz en Tierra Santa.
"Pedid la paz para Jerusalén: / ¡en calma estén tus tiendas, / haya paz en tus muros, / en tus palacios calma!. / Por amor de mis hermanos y de mis amigos, / quiero decir: ¡La paz contigo! / Por el amor de la Casa del Señor nuestro Dios, / ruego por tu ventura” (Salmo 122): rezar por Jerusalén es un imperativo puesto en el corazón de la oración. Una novedad perenne. Una llamada antigua que aún hoy despierta nuestra atención, nuestra participación, como una urgencia que está en el corazón, un deber que se cumple por amor, con amor. Por segunda vez se recogen en oración en torno a esta oración muchas personas, grupos, movimientos, Iglesias. Un coro que se pasa la voz de un punto a otro del mundo e invoca la paz para una pequeña franja de tierra que nos pertenece porque nos ha sido dada junto a la fe en el Señor Jesús; en el Padre que ha sabido amarnos desde siempre y por siempre y que ha querido que fuésemos salvados por el sacrificio del Hijo; en el Espíritu que nos hace sentir en el corazón el deber y la alegría de corresponder a tanto don con la responsabilidad de la fraternidad, con el compromiso concreto por la justicia y la paz. Unirnos a este coro requiere entonces ponernos en comunión unos con otros, para convertirnos en ese nosotros que hace personal y directa la relación con Dios: Padre nuestro. A Él pedimos paz para Tierra Santa, para la Tierra de nuestra redención. Y en seguida nos damos cuenta de que es un don que ya hemos recibido, cuando un coro distinto alababa a Dios y decía: “Gloria a Dios en lo alto del cielo y paz en la tierra a los hombres que él ama".
¿Qué hemos hecho con esa paz? ¿Cómo hemos acogido al Príncipe de la paz? Rezar por la paz en Tierra Santa debe ser por tanto un querer encontrarse en la sinceridad, cada uno ante sí mismo, unos delante de otros, todos juntos ante Dios, para redescubrir el don que hemos recibido gratuitamente.
Y amaestrados por el Señor, confiados en que él sabe de qué estamos necesitados, nos compremeteremos a vivir la justicia, la misericordia, el perdón, la reconciliación, la compasión. Aprenderemos a hacernos cercanos a quien sufre en esta Tierra, por esta Tierra, por la falta de paz que sufre toda la Tierra Santa. La paz necesita oración, compromiso, valor. Auguro, por tanto, que de esta Segunda Jornada Internacional de Intercesion por la Paz en Tierra Santa, nazca un compromiso concreto para la reconciliación y la paz, y que toda iniciativa que la siga sea apoyada con firmeza y coherencia.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez]
ZENIT nos ofrece el texto del comunicado hecho público el jueves 14 de Enero de 2010 por los representantes de los episcopados de Europa y América del Norte, en una rueda de prensa en Jerusalén, con la que concluye su visita a Tierra Santa.
EL VALOR DE ALCANZAR LA PAZ EN TIERRA SANTA:
COMUNICADO DE LA COORDINACIÓN DE LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES
EN APOYO DE LA IGLESIA EN TIERRA SANTA [1]
14 de enero de 2010
Jerusalén
En nuestra décima reunión en Tierra Santa, el Patriarca Fouad Twal reflexionó sobre la peregrinación del Papa Benedicto XVI en mayo de 2009. En unión con nuestro Santo Padre, pedimos que la justicia y la paz para todos los pueblos de esta tierra. Hacemos nuestro este llamamiento suyo:
Ningún amigo de los israelíes y los palestinos puede dejar de entristecerse por la continua tensión entre vuestros dos pueblos. Ningún amigo puede dejar de llorar por el sufrimiento y la pérdida de vidas que ambos pueblos han sufrido en las últimas seis décadas. Permitidme hacer este llamamiento a todos los habitantes de estas tierras: ¡No más derramamiento de sangre! ¡No más lucha! ¡No más terrorismo! ¡No más guerra! En su lugar rompamos el círculo vicioso de la violencia. Dejad que haya una paz duradera basada en la justicia, que haya una verdadera reconciliación y curación. Que se reconozca universalmente que el Estado de Israel tiene el derecho a existir, y de disfrutar de la paz y la seguridad dentro de fronteras internacionalmente aceptadas. Que se reconozca asimismo que el pueblo palestino tiene derecho a una patria independiente y soberana, para vivir con dignidad y viajar libremente. Dejad que la solución de dos Estados sea una realidad, y no quede en un sueño. Y dejad que se propague la paz de estas tierras, que sirvan como una "luz para las naciones" (Isaías 42:6), llevando esperanza las muchas otras regiones que se ven afectadas por los conflictos. (15 de mayo de 2009)
Ocho meses después, la solución de los dos Estados, no parece más cercana. Muchos expresan un deseo de paz, pero lo que se necesita es un compromiso por la justicia que garantice la paz. Las soluciones son bien conocidas por los dirigentes, pero lo que se necesita es voluntad política y valor.
Jerusalén, ciudad sagrada para judíos, cristianos y musulmanes, ofrece un lugar especial donde los diferentes pueblos y religiones diferentes pueden reunirse en diálogo y respeto; lamentablemente, es el centro volátil del conflicto. Hay una distancia cada vez mayor entre israelíes y palestinos - la falta de contacto humano socava la confianza y el diálogo. La violencia, la inseguridad, la demolición de viviendas, permisos y problemas con el visado, el trazado del muro, la expropiación de tierras y otras políticas amenazan al mismo tiempo la solución de los dos Estados y la presencia cristiana. Además, animamos a la plena aplicación del Acuerdo Fundamental y la facilitación de visados para los agentes de pastoral para que la Iglesia pueda cumplir con su misión.
El deterioro de la situación no es bueno para los israelíes, los palestinos, la región y el mundo. A través de nuestros esfuerzos, esperamos atraer los ojos de los católicos de todo el mundo sobre lo que sucede aquí. Hacemos un llamamiento a los fieles en nuestras naciones para rezar por la Iglesia en Tierra Santa, por una paz justa, y por el éxito del próximo Sínodo en el Oriente Medio, que es importante para toda la región y el mundo.
Animamos a nuestros conciudadanos a conocer mejor la situación y a venir en peregrinación para dar testimonio de la fe viva de las "piedras vivas" de la Iglesia local – el "Quinto Evangelio". Instamos a que apoyen a los funcionarios públicos que toman iniciativas valientes para una resolución justa del conflicto – la solución de dos Estados con la seguridad y el reconocimiento de Israel y un estado viable e independiente para los palestinos. Para nosotros, esto no es sólo algo político, es una cuestión de derechos humanos básicos.
En la situación actual, es difícil mantener la esperanza, pero, como cristianos, todos nacimos con Jesucristo en Belén, que todos morimos y resucitamos a una nueva vida en Jerusalén. A pesar de las heridas de esta tierra, el amor y la esperanza están vivas. La paz con la justicia está al alcance, pero los líderes políticos y todas las personas de buena voluntad necesitan el coraje necesario para lograrlo.
Firmantes:
Monseñor Stephan Ackermann
Obispo de Trier, Presidente de la Comisión “Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Alemana
Monseñor Peter Bürcher
Obispo de Reykjavik, de la Conferencia de Obispos Nórdicos
Monseñor Michel Dubost
Obispo de Evry, de la Conferencia de los Obispos de Francia
Monseñor Riccardo Fontana
Arzobispo de Arezzo-Cortona-Sansepolcro, de la Conferencia Episcopal Italiana
Monseñor William Kenney CP
Obispo auxiliar de Birmingham, de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales
Representante de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea
Monseñor Gerald F. Kicanas
Obispo de Tucson, Vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos
Monseñor Pierre Morissette
Obispo de Saint-Jérôme, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá
Monseñor Joan-Enric Vives Sicilia
Obispo de Urgel y Co-príncipe de Andorra, de la Conferencia Episcopal Española
[1] La Coordinadora representa a las Conferencias de Obispos Católicos de Europa y América del Norte, y fue formada en 1998 a petición de la Santa Sede.
[Traducción del inglés por Inma Álvarez]
ZENIT nos ofrece la intervención del Papa a los miembros de las Administraciones de la Región Lacio, de la Provincia y del Ayuntamiento de Roma, a quienes recibió hoy en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.
Ilustres señores y gentiles señoras
Estoy contento de encontrarles en esta tradicional cita, que nos ofrece la ocasión de intercambiarnos cordiales augurios para el nuevo año, y de reflexionar sobre la realidad de nuestro territorio, en el que desde hace 2000 años está presente el Sucesor de Pedro, como obispo de Roma y arzobispo metropolitano de la Provincia eclesiástica romana, que comprende todo el Lacio. Os estoy agradecido por esta visita y dirigo mi deferente y cordial saludo al Vicepresidente de la Junta Regional del Lacio, honorable Esterino Montino, al Alcalde de Roma, honorable Gianni Alemanno, y al Presidente de la Provincia de Roma, honorable Nicola Zingaretti, a quienes deseo expresar mi vivo agradecimiento por las corteses palabras que me han dirigido en nombre de las Administraciones que dirigen. Con ellos, saludo a los Presidentes de las respectivas Asambleas del Consejo y a todos los presentes.
La crisis que ha afectado a la economía mundial – como se ha recordado – ha tenido consecuencias también para los habitantes y las empresas de Roma y del Lacio. Al mismo tiempo, ha ofrecido la posibilidad de volver a revisar el modelo de crecimiento perseguido estos últimos años. En la encíclica Caritas in veritate recordé que el desarrollo humano para ser auténtico debe tener en cuenta al hombre en su totalidad, y debe realizarse en la caridad y en la verdad. La persona humana, de hecho, está al centro de la acción política y su crecimiento moral y espiritual debe ser la primera preocupación para aquellos que han sido llamados a administrar la comunidad civil. Es fundamnetal que cuantos han recibido de la confianza de los ciudadanos la alta responsabilidad de gobernar las instituciones adviertan como prioritaria la exigencia de perseguir constantemente el bien común, que “no es un bien buscado por sí mismo, sino para las personas que forman parte de esa comunidad social y que sólo en ella pueden realmente y más eficazmente conseguir su bien" (Caritas in veritate, 7). Para que esto suceda, es oportuno que en las sedes institucionales se busque favorecer una sana dialéctica ya que cuanto más sean compartidos las decisiones y los procesos, tanto más estos permitirán un eficaz desarrollo para los habitantes de los territorios administrados.
En este contexto deseo expresar mi aprecio por los esfuerzos realizados por estas Administraciones para salir al encuentro de los sectores más débiles y marginados de la sociedad, de cara a la promoción de una convivencia más justa y solidaria. Al respecto, quisiera invitaros a poner todo cuidado para que la centralidad de la persona humana y de la familia constituyen el principio inspirador de cada decisión vuestra. A él, particularmente, es necesario hacer referencia en la realización de los nuevos asentamientos de la ciudad, para que los complejos habitacionales que están surgiendo no sean sólo barrios dormitorio. Con este fin, es oportuno que se prevean esas estructuras que favorecen los procesos de socialización, evitando así que surja y se incremente la cerrazón en el individualismo y la atención exclusiva a los propios intereses, lo que es dañoso para toda convivencia humana. Respetando las competencias de las autoridades civiles, la Iglesia está contenta de ofrecer su propia contribución para que en estos barrios haya una vida social digna del hombre. Sé que en diversas zonas periféricas de la ciudad esto ya ha sucedido, gracias al empeño de la Administración del Ayuntamiento para la realización de importantes obras, y auguro que estas exigencias sean tenidas en cuenta en todas partes. Estoy contento por la consolidada colaboración existente entre las Administraciones dirigidas por vosotros y el Vicariato, en particular en lo que concierne a la construcción de nuevos complejos parroquiales que, además de ser puntos de referencia para la vida cristiana, desarrollan también una función social y educativa fundamental.
Esta colaboración ha permitido alcanzar objetivos significativos. Al respecto, quiero recordar que en algunos barrios nuevos, donde viven en particular familias jóvenes con niños pequeños, las comunidades eclesiales, conscientes de que la apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo humano (cfr Ibid., 28), han realizado los “oratorios de los pequeños”. Estas útiles estructuras permiten a los niños transcurrir las horas de la jornada, mientras sus padres trabajan. Confío en que una sinergia cada vez más fecunda entre las diversas instituciones permita el surgimiento en las zonas periféricas, como también en el resto de la ciudad, de estructuras análogas que ayuden a los jóvenes padres en su tarea educativa. Auguro también que puedan adoptarse otros procedimientos ulteriores a favor de las familias, en particular de las numerosas, para que toda la ciudad goce de la función insustituible de esta institución, primaria e indispensable célula de la sociedad.
Dentro de la promoción del bien común, la educación de las nuevas generaciones, que constituyen en futuro de nuestra región, representa una preocupación predominante que los Administradores del ente público comparten con la Iglesia y con todas las instituciones formativas. Desde hace algunos años, la diócesis de Roma y las del Lacio están comprometidas en ofrecer su contribución para afrontar las instancias cada vez más urgentes que proceden del mundo juvenil y que piden respuestas educativas adecuadas de perfil alto. Está ante los ojos de todos la necesidad y la urgencia de ayudar a los jóvenes a proyectar su vida sobre valores auténticos, que hagan referencia a una visión “alta” del hombre y que encuentran en el patrimonio religioso y cultural cristiano una de sus expresiones más sublimes. Hoy las nuevas generaciones piden saber quién es el hombre y cuál es su destino, y buscan respuestas capaces de indicarles el camino a recorrer para fundar su existencia en valores perennes. En particular, en las propuestas formativas sobre los grandes temas de la afectividad y de la sexualidad, tan importantes para la vida, es necesario evitar proponer a los adolescentes y a los jóvenes caminos que favorezcan la banalización de estas dimensiones fundamentales de la existencia humana. Deseo, con este propósito, invitar a todos a comprender que, al pronunciar su no, la Iglesia en realidad dice sí a la vida, al amor vivido en la verdad del don de sí al otro, al amor que se abre a la vida y que no se cierra en una visión narcisista de la pareja. Ella está convencida de que sólo estas elecciones pueden llevar a un modelo de vida, en el que la felicidad es un bien compartido. Sobre estos temas, como también sobre los de la familia fundada sobre el matrimonio y sobre el respeto a la vida desde su concepción hasta su término naturañ, la comunidad eclesial no puede no ser fiel a la verdad “que, por sí sola, es garantía de libertad y de la posibilidad de un desarrollo humano integral” (Ibid., 9).
Finalmente, no puedo dejar de exhortar a las autoridades competentes a una atención constante y coherente al mundo de la enfermedad y del sufrimiento. Las estructuras sanitarias, tan numerosas en Roma y en el Lacio, que ofrecen un importante servicio a la comunidad, deben ser lugares en los cuales se encuentren cada vez más una gestión atenta y responsable de los asuntos públicos, competencias profesionales y dedicación generosa hacia el enfermo, cuya acogida y cuidados, deben ser el sumo criterio de cuantos trabajan en ese ámbito. Toma y el Lacio, junto a las estructuras sanitarias públicas, ven desde hace siglos la presencia de las de inspiración católica, que trabajan a favor de amplias capas de la población. En ellas se intenta conjugar la competencia profesional y la atención al enfermo con la verdad y la caridad de Cristo. De hecho, inspirándose en el Evangelio, ellas se esfuerzan por acercarse a las personas que sufren con amor y esperanza, apoyando también la búsqueda de sentido e intentando proporcionar respuestas a los interrogantes que inevitablemente surgen en los corazones de cuantos viven la difícil dimensión de la enfermedad y del dolor. El hombre necesita, de hecho, ser atendido en su unidad de ser espiritual y corporal. Confío por tanto en que, a pesar de las persistentes dificultades económicas, estas estructuras puedan ser adecuadamente apoyadas en su precioso servicio.
Gentiles Autoridades, mientras expreso mi más viva gratitud por esta cortés y agradable visita, aseguro mi cordial cercanía y mi oración por vosotros, por las altas responsabilidades que se os han confiado y por los habitantes de las realidades que administráis. Que el Señor os sostenga, os guíe y de cumplimiento a las expectativas de bien presentes en el corazón de cada uno.
Con estos sentimientos, con afecto y benevolencia, imparto la Bendición Apostólica, extendiéndola de corazón a vuestras familias y a cuantos viven y trabajan en Roma, en su provincia y en todo el Lacio.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT noas ofrece la catequesis pronunciada el miércoles, 13 de Enero de 2010, por el Papa durante la Audiencia General, celebrada en el Aula Pablo VI con peregrinos de todo el mundo.
Queridos hermanos y hermanas,
al inicio del nuevo año miramos la historia del Cristianismo, para ver cómo se desarrolla una historia y cómo puede ser renovada. En ella podemos ver que son los santos, guiados por la luz de Dios, los auténticos reformadores de la vida de la Iglesia y de la sociedad. Maestros con la palabra y testigos con el ejemplo, saben promover una renovación eclesial estable y profunda, porque ellos mismos son profundamente renovados, están en contacto con la verdadera novedad: la presencia de Dios en el mundo. Esta consoladora realidad, o sea, que en cada generación nazcan santos y traigan la creatividad de la renovación, acompaña constantemente la historia de la Iglesia en medio de las tristezas y de los aspectos negativos de su camino. Vemos, de hecho, siglo a siglo, nacer también las fuerzas de la reforma y de la renovación, porque la novedad de Dios es inexorable y da siempre nueva fuerza para seguir adelante. Así sucedió también en el siglo trece, con el nacimiento y el extraordinario desarrollo de las Órdenes Mendicantes: un modelo de gran renovación en una nueva época histórica. Éstos fueron llamados así por su característica de “mendigar”, es decir, de recurrir humildemente al apoyo económico de la gente para vivir el voto de pobreza y llevar a cabo su propia misión evangelizadora. De las Órdenes Mendicantes que surgieron en ese periodo, los más conocidos y más importantes son los Frailes Menores y los Frailes Predicadores, conocidos como Franciscanos y Dominicos. Se les llama así por el nombre de sus fundadores, Francisco de Asís y Domingo de Guzmán respectivamente. Estos dos grandes santos tuvieron la capacidad de leer con inteligencia “los signos de los tiempos”, intuyendo los desafíos que debía afrontar la Iglesia de su tiempo.
Un primer desafío estaba representado por la expansión de varios grupos y movimientos de fieles que, aun inspirados por un legítimo deseo de una auténtica vida cristiana, se ponían a menudo fuera de la comunión eclesial. Estaban en profunda oposición a la Iglesia rica y hermosa que se había desarrollado precisamente con el florecimiento del monaquismo. En recientes catequesis e detuve sobre la comunidad monástica de Cluny, que había atraído a jóvenes, y por tanto fuerzas vitales, como también bienes y riquezas. Se había desarrollado así, lógicamente, en un primer momento, una Iglesia rica en propiedades y también inmóvil. Contra esta Iglesia se contrapuso la idea de que Cristo vino a la tierra pobre y que la verdadera Iglesia debería ser precisamente la Iglesia de los pobres; el deseo de una verdadera autenticidad cristiana se opuso así a la realidad de la Igelsia empírica. Se trata de los llamados movimientos pauperísticos de la Edad Media. Éstos rechazaban ásperamente el modo de vivir de los sacerdotes y de los monjes de aquel tiempo, acusados de haber traicionado el Evangelio y de no practicar la pobreza como los primeros cristianos, y estos movimientos contrapusieron al ministerio de los obispos una auténtica “jerarquía paralela”. Además, para justificar sus propias elecciones, difundieron doctrinas incompatibles con la fe católica. Por ejemplo, el movimiento de los cátaros o albigenses volvió a proponer antiguas herejías, como la devaluación y el desprecio del mundo material – la oposición contra la riqueza se convierte velozmente en oposición contra la realidad material en cuanto tal – la negación de la libre voluntad, y después el dualismo, la existencia de un segundo principio del mal equiparado a Dios. Estos movimientos tuvieron éxito, especialmente en Francia y en Italia, no solo por su sólida organización, sino también porque denunciaban un desorden real en la Iglesia, causado por el comportamiento poco ejemplar de varios representantes del clero.
Los Franciscanos y los Dominicos, en la estela de sus fundadores, mostraron, en cambio, que era posible vivir la pobreza evangélica, la verdad del Evangelio como tal, sin separarse de la Iglesia; mostraron que la Iglesia sigue siendo el verdadero, auténtico lugar del Evangelio y de la Escritura. Es más, Domingo y Francisco sacaron precisamente de su íntima comunión con la Iglesia y con el Papado la fuerza de su testimonio. Con una elección completamente original en la historia de la vida consagrada, los miembros de estas órdenes no sólo renunciaban a la posesión de bienes personales, como hacían los monjes desde la antigüedad, sino que ni siquiera querían que se pusieran a nombre de la comunidad terrenos y bienes inmuebles. Pretendían así dar testimonio de una vida extremadamente sobria, para ser solidarios con los pobres y confiar sólo en la Providencia, vivir cada día de la Providencia, de la confianza de ponerse en las manos de Dios. Este estilo personal y comunitario de las Órdenes Mendicantes, unido a la total adhesión a las enseñanzas de la Iglesia y a su autoridad, fue muy apreciado por los Pontífices de la época, como Inocencio III y Honorio III, que ofrecieron su completo apoyo a estas nuevas experiencias eclesiales, reconociendo en ellas la vos del Espíritu. Y los frutos no faltaron: los movimientos pauperísticos que se habían separado de la Iglesia volvieron a entrar en la comunión eclesial o, lentamente, se redimensionaron hasta desaparecer. También hoy, a pesar de vivir en una sociedad en la que a menudo prevalece el “tener” sobre el “ser”, se es muy sensible a los ejemplos de pobreza y solidaridad, que los creyentes ofrecen con elecciones valientes. También hoy no faltan iniciativas similares: los movimientos, que parten realmente de la novedad del Evangelio y lo viven con radicalidad en la actualidad, poniéndose en las manos de Dios, para servir al prójimo. El mundo, como recordaba Pablo VI en la Evangelii nuntiandi, escucha de buen grado a los maestros, cuando son también testigos. Esta es una lección que no hay que olvidar nunca en la obra de difusión del Evangelio: vivir los primeros aquello que se anuncia, ser espejo de la caridad divina
Franciscanos y Dominicos fueron testigos, pero también maestros. De hecho, otra exigencia difundida en su época era la de la instrucción religiosa. No pocos fieles laicos, que vivían en las ciudades en vías de gran expansión, deseaban practicar una vida cristiana espiritualmente intensa. Intentaban por tanto profundizar en el conocimiento de la fe y ser guiados en el arduo pero entusiasmante camino de la santidad. Las Órdenes Mendicantes supieron felizmente salir al encuentro también a esta necesidad: el anuncio del Evangelio en la sencillez y en su profundidad y grandeza era un objetivo, quizás el objetivo principal, de este movimiento. Con gran celo, de hecho, se dedicaron a la predicación. Eran muy numerosos los fieles, a menudo verdaderas y auténticas multitudes, que se reunían para escuchar a los predicadores en las iglesias y en los lugares abiertos, pensemos en san Antonio, por ejemplo. Se trataban argumentos cercanos a la gente, sobre todo la práctica de las virtudes teologales y morales, con ejemplos concretos, fácilmente comprensibles. Además, se enseñaban formas para nutrir la vida de oración y la piedad. Por ejemplo, los Franciscanos difundieron mucho la devoción hacia la humanidad de Cristo, con el compromiso de imitar al Señor. No sorprende entonces que fuesen numerosos los fieles, hombres y mujeres, que elegían hacerse acompañar en el camino cristiano por frailes Franciscanos y Dominicos, directores espirituales y confesores buscados y apreciados. Nacieron así asociaciones de fieles laicos que se inspiraban en la espiritualidad de san Francisco y Santo Domingo, adaptada a su estado de vida. Se trata de la Orden Terciaria, tanto franciscna como dominica. En otras palabras, la propuesta de una “santidad laical” conquistó a muchas personas. Como ha recordado el Concilio Ecuménico Vaticano II, la llamada a la santidad no está reservada a algunos, sino que es universal (cfr Lumen gentium, 40). En todos los estados de vida, según las exigencias de cada uno de ellos, se encuentra la posibilidad de vivir el Evangelio. También hoy cada cristiano debe tender a la “medida alta de la vida cristiana”, sea cual sea el estado de vida al que pertenezca.
La importancia de las Órdenes Mendicantes creció tanto en la Edad Media que Instituciones laicas como las organizaciones de trabajo, las antiguas corporaciones y las propias autoridades civiles, recurrían a menudo a la consulta espiritual de los Miembros de estas Órdenes para la redacción de sus regulaciones y, a veces, para solucionar sus conflictos externos e internos. Los Franciscanos y los Dominicos se convirtieron en los animadores espirituales de la ciudad medieval. Con gran intuición, pusieron en marcha una estrategia pastoral adaptada a las transformaciones de la sociedad. Dado que muchas personas se trasladaban de los campos a las ciudades, éstos ya no colocaron sus conventos en las zonas rurales, sino urbanas. Además, para llevar a cabo su actividad en beneficio de las almas, era necesario trasladarse según las exigencias pastorales. Con otra elección totalmente innovadora, las Órdenes Mendicantes abandonaron el principio de estabilidad, clásico del monaquismo antiguo, para elegir otra forma. Menores y Predicadores viajaban de un lugar a otro, con fervor misionero. En consecuencia, se dieron una organización distinta respecto a la de la mayor parte de las Órdenes Monásticas. En lugar de la tradicional autonomía de que gozaba cada monasterio, éstos reservaron mayor importancia a la Orden en cuanto tal y al Superior General, como también a la estructura de las provincias. Así los Mendicantes estaban más disponibles a las exigencias de la Iglesia universal. Esta flexibilidad hizo posible el envío de los frailes más adecuados para el desarrollo de misiones específicas, y las Órdenes Mendicantes llegaron a África septentrional, a Oriente Medio, al Norte de Europa. Con esta flexibilidad el dinamismo misionero se renovó.
Otro gran desafío lo representaban las transformaciones culturales que estaban teniendo lugar en ese periodo. Nuevas cuestiones hacían vivaz la discusión en las universidades, que nacieron a finales del siglo XII. Menores y Predicadores no dudaron en asumir también esta tarea y, como estudiantes y profesores, entraron en las universidades más famosas de su tiempo, erigieron centros de estudio, produjeron textos de gran valor, dieron vida a verdaderas y auténticas escuelas de pensamiento, fueron protagonistas de la teología escolástica en su mejor periodo, incidieron significativamente en el desarrollo del pensamiento. Los más grandes pensadores, santo Tomás de Aquino y san Buenaventura, eran mendicantes, trabajando precisamente con este dinamismo de la nueva evangelización, que renovó también el coraje del pensamiento, del diálogo entre razón y fe. También hoy hay una “caridad de la y en la verdad”, una “caridad intelectual” que ejercer, para iluminar las inteligencias y conjugar la fe con la cultura. El empeño llevado a cabo por los Franciscanos y los Dominicos en las universidades medievales es una invitación, queridos fieles, a hacerse presentes en los lugares de elaboración del saber, para proponer, con respeto y convicción, la luz del Evangelio sobre las cuestiones fundamentales que interesan al hombre, su dignidad, su destino eterno. Pensando en el papel de los Franciscanos y de los Dominicos en la Edad Media, en la renovación espiritual que suscitaron, al soplo de vida nueva que comunicaron en el mundo, un monje dijo: “En aquel tiempo el mundo envejecía. Surgieron dos Órdenes en la Iglesia, de la que renovaron su juventud, como la de un águila” (Burchard d’Ursperg, Chronicon).
Queridos hermanos y hermanas, invoquemos precisamente al inicio de este año el Espíritu Santo, eterna juventud de la Iglesia: que él haga sentir a cada uno la urgencia de ofrecer un testimonio coherente y valiente del Evangelio, para que no falten nunca santos, que hagan resplandecer a la Iglesia como esposa siempre pura y bella, sin mancha y sin arruga, capaz de atraer irresistiblemente el mundo hacia Cristo, hacia su salvación.
[Al final de la audiencia, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas, en español dijo:]
Queridos hermanos y hermanas:
En el siglo trece surgieron las órdenes mendicantes, llamadas así porque buscaban la ayuda de la gente para poder vivir y cumplir su misión. Las más conocidas fueron los franciscanos y los dominicos, fundados por Francisco de Asís y Domingo de Guzmán, respectivamente, los cuales supieron enfrentarse a los desafíos de la Iglesia de su época. Frente a la pretensión de algunos que, anhelando una vida cristiana más autentica, se alejaban de la comunión eclesial, demostraron que era posible vivir la pobreza evangélica sin separarse de la Iglesia. Se entregaron con incansable celo a la predicación, a la enseñanza y al acompañamiento espiritual de los fieles, satisfaciendo la necesidad que sentían de una vida espiritual más intensa. Supieron también adaptarse con flexibilidad a las necesidades pastorales provocadas por el crecimiento de las ciudades en detrimento de las zonas rurales. Participando activamente en la vida cultural de su tiempo, llegaron a incidir significativamente en el desarrollo del pensamiento. En definitiva, la aparición de las órdenes mendicantes es un ejemplo concreto de cómo lo santos son los auténticos reformadores de la Iglesia, capaces de promover una renovación eclesial estable y profunda.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española aquí presentes. En particular, a los peregrinos de España, México, Uruguay y de otros países latinoamericanos. Deseo a todos que vuestra peregrinación a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo os ayude a sentir la urgencia de dar un testimonio coherente y valiente del Evangelio, mostrando con la palabra y el ejemplo de vuestras vidas la belleza del mensaje de Cristo. Muchas gracias.
[Durante los saludos hizo el siguiente llamamiento:]
Deseo ahora dirigir un llamamiento por la dramática situación en la que se encuentra Haití. Mi pensamiento va, en particular, a la población duramente afectada, hace pocas horas, por un devastador terremoto, que ha causado graves pérdidas en vidas humanas, un gran aumento de sin techo y de dispersos e ingentes daños materiales. Invito a todos a unirse a mi oración al Señor por las víctimas de esta catástrofe y por aquellos que lloran por su desaparición. Aseguro mi cercanía espiritual a quienes han perdido su casa y a todas las personas probadas de diversas formas por esta grave calamidad, implorando a Dios consuelo y alivio en su sufrimiento. Llamo a la generosidad de todos, para que no les falte a estos hermanos que viven un momento de necesidad y de dolor, nuestra solidaridad concreta y el apoyo fáctico de la Comunidad Internacional. La Iglesia católica no dejará de activarse inmediatamente a través de sus instituciones caritativas para salir al encuentro de las necesidades más inmediatas de la población.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT publica el saludo que Benedicto XVI dirigió el sábado, 9 de Enero de 2010, a los superiores, alumnos y exalumnos del Colegio Pontificio Norteamericano, al recibirles en audiencia con motivo del 150 aniversario de su fundación.
Eminencias,
Queridos Hermanos Obispos y Sacerdotes,
Me complace dar la bienvenida a los alumnos del Colegio Pontificio Norteamericano, junto al Rector, la facultad y los estudiantes del seminario de la colina Janiculum, y a los sacerdotes estudiantes de la Casa Santa María de la Humildad. Nuestro encuentro llega en la conclusión de las celebraciones del 150º aniversario de la institución del Colegio por mi predecesor, el Beato Pío IX. En esta feliz ocasión, quiero unirme a vosotros en el agradecimiento al Señor por las muchas maneras con las que el Colegio ha permanecido fiel a su visión fundacional a través de la formación de generaciones de válidos predicadores del Evangelio y ministros de los sacramentos, devotos del Sucesor de Pedro y comprometidos con la edificación de la Iglesia en los Estados Unidos de América.
Es oportuno, en este Año del Sacerdocio, que hayáis vuelto al Colegio y a esta Ciudad Eterna para dar gracias por la formación académica y espiritual con la que se ha alimentado vuestro ministerio sacerdotal a través de los años. La presente Reunión es una oportunidad no sólo para recordar con gratitud el tiempo de vuestros estudios, sino también para reafirmar vuestro afecto filial a la Iglesia de Roma, para recordar las tareas apostólicas de los innumerables alumnos que se han ido antes que vosotros, y comprometeros nuevamente con los altos ideales de santidad, fidelidad y celo apostólico que abrazasteis el día de vuestra ordenación. Es como una oportunidad para renovar vuestro amor al Colegio y vuestro aprecio por su misión específica para la Iglesia de vuestro país.
El Papa reiteró su convicción de que “la Iglesia en América está llamada a cultivar “una “cultura” intelectual que sea Católica de una manera genuina que confía en la armonía profunda entre fe y razón, y dispuesta a llevar la riqueza de la visión de la fe en contacto con las cuestiones urgentes que conciernen el futuro de la sociedad americana”. (Homilía en el Estadio Nacional, Washington, 17 de abril de 2008).
Como el Beato Pío IX había previsto correctamente, el Colegio Pontificio Norteamericano de Roma está preparado de una manera única para ayudar a responder a este perenne desafío. En el siglo y medio desde su fundación, el Colegio ha ofrecido a sus estudiantes una excepcional experiencia de la universalidad de la Iglesia, de la amplitud de su tradición intelectual y espiritual, y de la urgencia de su mandato de llevar la verdadera salvación de Cristo y a los hombres y mujeres de todo tiempo y lugar. Confío en que, enfatizando esos signos distintivos de la educación Romana en todos los aspectos de su programa de formación, el Colegio continuará formando sabios y generosos pastores capaces de transmitir la fe Cristiana en su integridad, llevando la infinita gracia de Cristo a los débiles y los perdidos, y permitiendo a los Católicos de América ser levadura del Evangelio en la vida social, política y cultural de su nación.
Queridos hermanos, rezo para que en estos días seáis renovados en el don del Espíritu Santo que recibisteis el día de vuestra ordenación. En la capilla del Colegio, dedicada a la Bienaventurada Virgen María bajo el título de la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora está retratada en compañía de cuatro excepcionales modelos y patrones de la vida sacerdotal y el ministerio: san Gregorio Magno, san Pío X, san Juan María Vianney y san Vicente Paúl. Durante este Año del Sacerdocio, que puedan estos santos sacerdotes continuar guiando a los estudiantes que rezan diariamente en medio de ellos; que puedan guiar y apoyar su propio ministerio e interceder por los sacerdotes de los Estados Unidos. Con cordiales buenos deseos por los frutos que Os imparto mi Bendición Apostólica, que quiero extender a todos los alumnos y amigos del Colegio Pontificio Norteamericano.
[Traducción del original inglés realizada por Patricia Navas
© Libreria Editrice Vaticana
La responsable de de la Peregrinación por la Paz 2010 en la Diócesis de Tenerife recuerda la motivacón y el día.
San Cristóbal de La Laguna a 09 de febrero de 2010
Estimado en Cristo,
Un año más, el Señor Obispo me ha nombrado responsable de la peregrinación en oración por la paz a Candelaria, actividad que se viene desarrollando desde hace ya varios años, motivada por los momentos más difíciles de la Guerra del Golfo.
“Si quieres promover la paz, protege la creación” es el lema elegido para estas jornada por el Papa Benedicto XVI, el cual, quiere subrayar que la responsabilidad por el medioambiente significa preocuparse por las generaciones futuras dejándoles un mundo que se pueda gobernar. Cuidando la creación constatamos que Dios nos protege y la salvaguardia de la creación es la base para construir un futuro mejor.
Desde la comisión que se ha creado para dicha actividad diocesana queremos invitarles a que animen a sus comunidades parroquiales, colegios, grupos, etc. a participar en ella, el próximo 20 de marzo de 2010, saliendo como en años anteriores desde la Iglesia de Sto. Domingo de Guzmán en La Laguna en torno a las 6.00 horas tras una pequeña celebración de la Palabra y reuniéndonos en Caletillas con el resto para continuar la marcha hacia la Basílica, en la cual celebraremos la Eucaristía presidida por nuestro Sr. Obispo.
Un saludo,
Gladys Rodríguez Hernández
(Responsable de la Peregrinación por la Paz)
REDACCIÓN DE "IGLESIA NIVARIENSE"
C. San Agustín, nº 28
28201. La Laguna. Tenerife.
Tfno. 922-25 86 40 / Extensión 8
e-mail: [email protected]
Boletín 373
LAS MÁS RELEVANTES NOTICIAS AMPLIADAS PUEDEN VERLAS ENTRANDO EN LA WEB DEL OBISPADO EN LA VENTANA, A LA IZQUIERDA, LLAMADA: Odisur: Actualidad Diocesana
La campaña de Manos Unidas de este fin de semana tiene como lema: “Contra el hambre, defiende la tierra”, el cual se ha plasmado en los carteles y el resto de los materiales, así como en un árbol y un tenedor. El árbol como símbolo de la naturaleza y de la vida, y el tenedor como símbolo de eliminación del hambre en el mundo. El 12 de febrero, Día del Ayuno Voluntario, Manos Unidas ha invitado a quienes lo deseen a participar en la eucaristía que tendrá lugar en la parroquia de San Juan Bautista, en La Orotava, a las 19:30 horas, presidida por el obispo, Bernardo Álvarez.
“Dando vida, sembrando esperanza”, es le lema escogido este año para desarrollar la Jornada Mundial del Enfermo que se acaba de celebrar. Cada año, con esta jornada, la Iglesia quiere sensibilizar a toda la comunidad eclesial sobre la importancia del servicio pastoral en el vasto mundo de la salud, un servicio que es parte integrante de su misión, ya que se inscribe en el surco de la misma misión salvífica de Cristo. Él, Médico divino, "pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos.
El próximo miércoles se inicia la cuaresma, la delegación de liturgia ha editado un cartel que lleva por título: “para crecer en la fe…conviértete”. Igualmente en la web de la delegación se pueden encontrar distintos materiale. Además, para ayudar a la contemplación y a la oración personal y comunitaria, partiendo del Evangelio del domingo, sigue ofreciendo la Lectio Divina.
A partir del domingo, en el Puerto de la Cruz, los presbíteros ordenados en los últimos cinco años desarrollarán el ya tradicional encuentro de sacerdotes jóvenes.
También este domingo, 14 de febrero, se llevará a cabo en la Casa de la Iglesia, la Asamblea General de la Adoración Nocturna Española (ANE) y de la Adoración Nacional Femenina Española (ANFE). Dicho encuentro comenzará a las10:00 horas y se prolongará hasta mediodía.
El Consejo de Gerencia de la Bajada de la Virgen ha propuesto por unanimidad a Carmen Díaz Alayón como pregonera de las próximas Fiestas Lustrales. La prestigiosa filóloga nacida en Santa Cruz de La Palma será la primera mujer que desempeñe el cometido de anunciar el comienzo de una nueva edición de la Bajada de la Virgen de las Nieves.
La Comisión de Seguimiento de las obras de la Catedral se ha reunido, nuevamente, para valorar las acciones que se vienen acometiendo en el primer templo de la Diócesis. Las obras van cumpliendo los plazos establecidos. La cúpula se sigue demoliendo a mano. Se trata de una labor que requiere lentitud y precisión pero se está en el plazo previsto. El 26 de febrero será la reunión en Madrid con el Instituto de Patrimonio.
En S. Sebastián de La Gomera se reunió la Comisión de seguimiento del Convenio entre el Cabildo Insular y el Obispado sobre el Patrimonio Eclesiástico. En la misma se acordó realizar acciones prioritarias en la iglesia de S. Marcos, de Agulo, y Candelaria, en Chipude. También- entre otros asuntos- se evaluó el final de las obras en la parroquia de Vallehermoso, o la situación de las obras presentes y futuras en el Santuario de Puntallana.
En la tarde del miércoles, el Alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, y distintos miembros de la Corporación municipal visitaron, oficialmente, la rehabilitada Casa Salazar, actual Sede del Obispado. El Obispo les agradeció la colaboración del Consistorio durante todo el proceso de restauración del edificio y en la cesión de la Casa Anchieta como Sede Provisional del Obispado.
En la edición dominical del rotativo “Canarias 7” se adelanta algunos datos del estudio que se va a presentar a las próximas jornadas de Historia de la Iglesia en Canarias, relativos a la presencia en el archivo secreto vaticano del llamado pleito insular. Así el periódico destaca cómo el pleito preocupó a los obispos canarios de finales del siglo XIX y XX e informaron de ello a Roma.
Continúan desarrollándose las Fiestas en honor a la Virgen de Chinguaro, en Güímar. El día grande de esta festividad tendrá lugar el domingo, 14 de febrero. La salida de la peregrinación hasta el Sitio Histórico de Chinguaro se desarrollará a partir de las 7:30 horas. La Eucaristía en la ermita de Chinguaro comenzará a las 8:30 horas. Al término de la misma se llevará a cabo el tradicional desayuno de hermandad.
Entre el 19 y el 21 de febrero se desarrollará el Master de Pastoral Familiar del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre matrimonio y familia. Se trata de una especialidad universitaria que ofrece a sus alumnos una formación interdisciplinar sobre el matrimonio y la familia. Además, les permite comprender el sentido de la vocación al matrimonio, capacitándolos así para colaborar en el trabajo por la familia en las distintas diócesis, parroquias, asociaciones o movimientos apostólicos.
La delegación de pastoral vocacional ha invitado a quienes lo deseen a acudir a la “Peregrinación Vocacional” a Garachico, el domingo 21 de febrero bajo el lema: “En camino, para ser enviados”. El horario queda de la siguiente forma: De 16:00 a 19:00 horas; adoración del Santísimo y testimonios simultáneos en todas las iglesia y ermitas de Garachico. A las 19:00 horas; celebración y peregrinación desde la “Puerta de Tierra” a la ermita de la Virgen de los Reyes. Para cualquier información se puede llamar a la parroquia de Santa Ana (922 83 02 44).
El jesuita Lucas López dará ejercicios de forma personalizada a quien lo desee la próxima Semana Santa en la Casa Manresa de Tacoronte. Los interesados pueden llamar al 677 911 017 o enviar un correo a: [email protected]
Bajo el lema “Busca y encuentra”, los próximos días 26 de febrero y 5 de marzo se llevarán a cabo en diferentes puntos de la diócesis, varias vigilias de cuaresma especialmente dirigidas a jóvenes. Las zonas y los horarios de estas vigilas para el 26 de febrero quedan de la siguiente forma: Parroquias de Gracia en La Cuesta, de Santa Úrsula, en el norte de Tenerife, de Santo Domingo en Hermigua y en El Retamar en Los Llanos, a las 20:00 horas. Ese mismo día, también habrá una vigilia en la parroquia de Las Eras a las 21:00 horas. Por otro lado, una nueva iniciativa de este tipo se desarrollará, el 5 de marzo, en la parroquia de Valverde en El Hierro, a las 19:30 horas.
El domingo se celebró la aplazada fiesta de la Virgen de Candelaria. En un templo en el que estaban presentes las primeras autoridades autonómicas, insulares y locales. El Obispo destacó en su homilía que estamos llamados a ser “como velas que disipen las tinieblas del mal, la injusticia, la miseria y la división.”
El Obispo dio gracias a la patrona porque las pasadas riadas no ocasionaron víctimas. "Las riadas no causaron daños personales, pero sí daños materiales. Esto ha sido gracias a Dios". Entonces, el obispo recordó a todos los profesionales y voluntarios que se han volcado en los últimos días para atenuar las consecuencias de la borrasca tormentosa. "Pedimos a Dios que los afectados por las riadas se recuperen lo antes posible", destacó a los pies de la imagen de La Morenita.
En varias ocasiones de su homilía el Prelado tuvo presente a Haití. Si ya era pobre de por sí, ahora Haití ha visto agravado el dolor y la miseria de sus habitantes tras la reciente tragedia. No podemos ser indiferentes. Vamos a hacer luz y a contribuir para que este país salga adelante".
Por cierto, a Cáritas Haití han ido destinadas las colectas de todas las parroquias de las Islas durante el pasado fin de semana.
El pasado 30 de enero se presentó el CD con la "Misa de Conmemoración para: Solistas, Coro y Orquesta", obra de Emilio Coello, compuesta para el 50 Aniversario de la Edificación de la Basílica de Candelaria. La grabación que se llevó a cabo en el Auditorio Ernesto Lecuona, del Conservatorio Superior de Música de Canarias, durante los días 30 y 31 de Enero de 2009. Supone el séptimo trabajo discográfico en el que participa Camerata Lacunensis, ya sea en solitario, o, como en este caso, formando parte de un formidable elenco de solistas, orquesta y coros.
El Ayuntamiento de Güímar ha firmado un convenio con la viuda del nieto del artista y compositor del "Pasodoble al Socorro", Miguel Castillo, para donar documentos personales y artísticos del autor. Entre las obras donadas al Consistorio destaca el pasodoble "Al Socorro", que desde el momento de su estreno, el pueblo güimarero la hizo suya, convirtiéndose en el himno popular de las fiestas en honor a la Virgen de El Socorro. Otra de las piezas musicales donadas es la salve "A la Virgen del Socorro", una marcha dedicada al obispo de San Cristóbal de La Laguna y natural de Güímar, Domingo Pérez Cáceres.
La comunidad parroquial de S. Juan Bautista de Vallehermoso prevé celebrar el centenario del templo, el próximo viernes 19 de marzo de 2010. Con tal motivo, entre otros actos, se está organizando un homenaje a los sacerdotes que han servido a esta parroquia en el último siglo.
El pasado domingo, la devoción a San Antonio Abad quedó patente en Buenavista del Norte en su romería desde el recinto ferial de Triana hasta la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, para concluir en la ermita del santo. También en Güimar celebraron a este santo con la tradicional exposición y bendición de animales.
La Obra Social Caja Madrid y Cáritas Diocesana de Tenerife han puesto en marcha un programa de prevención del envejecimiento patológico dirigido a mujeres mayores. Este proyecto consiste en una serie de actividades en viviendas tuteladas, diseñado para cubrir las necesidades de mujeres mayores de 65 años sin recursos o apoyo familiar o social, hasta ahora desatendidas, con la idea de manterlas por más tiempo activas, ayudándolas a fomentar un envejecimiento activo y saludable.
El obispo Bernardo Álvarez y el rector del Seminario, Juan Pedro Rivero han realizado una invitación para participar en el Certamen Teológico Espiritual que se convoca en el Año Sacerdotal con motivo del Día de San Juan de Ávila. Se trata de una propuesta dirigida a todos los sacerdotes y diáconos que residan en la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna consistente en la elaboración de un trabajo escrito en el que se ofrezca una aportación personal sobre el tema: “Vida y Espiritualidad Sacerdotal”. Para más información se puede llamar al número de teléfono de la secretaria del ISTIC: 922 25 20 67.
El periódico Diario de Avisos ha publicado en su edición del martes, 9 de febrero un reportaje sobre la labor que desempeñan los voluntarios en el Hospital San Juan de Dios de Tenerife. Actualmente, hay una docena de voluntarios implicados en el acompañamiento de los pacientes.
El Parlamento de Canarias ha aprobado la Ley canaria de Igualdad entre Mujeres y Hombres, una nueva normativa legal que recoge el derecho al embarazo y a la maternidad, además de articular una serie de ayudas y recursos de apoyo para las mujeres embarazadas. Según la portavoz del colectivo Red Madre en el Archipiélago, Alina López esta nueva ley “es un paso muy importante para las mujeres embarazadas de Canarias, porque por fin van a tener un apoyo y una ayuda real”. “Por primera vez no van a estar solas”.
El Estado no ha prorrogado el plazo para ejecutar las obras para adecuar el entorno de la ermita de Regla que, precisamente, ha vuelto a sufrir los efectos de las últimas lluvias.
El Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo ha invitado a todos los que lo deseen a la celebración del 75 aniversario de la fundación de este centro educativo por las Religiosas Franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo. El acto tendrá lugar el próximo viernes 19 de marzo de 2010, a partir de las 10:00 horas con la celebración de la Eucaristía presidida por el Obispo en las instalaciones del colegio, en La Laguna.
Carta de la Delegada Presidenta de Manos Unidas de la Diócesis de Tenerife con motivo de la Campaña Nacional de 2010.
12 de Enero de 2010
Estimado Párroco:
La Campaña de este año 2010, tiene como lema: CONTRA EL HAMBRE, DEFIENDE LA TIERRA, y se ha plasmado, en los carteles y el resto de los materiales, en un árbol y un tenedor. El árbol como símbolo de la Naturaleza y de la Vida; y el tenedor como símbolo de eliminación del Hambre en el mundo. Consiguiendo la sostenibilidad ambiental, podemos ayudar a erradicar el Hambre. Finalmente, el campo verde, representa no solamente fines ecológicos, sino también el color de la esperanza.
Manos Unidas confía en que el 1° y 7° objetivos de desarrollo del Milenio (ODM), se hagan realidad en 2015, año en que la ONU se ha comprometido a que los ocho (ODM) se cumplan.
Le agradeceríamos que ingresaran la colecta de la Misa del 2° domingo de Febrero directamente en la única cuenta que Manos Unidas tiene en esta provincia, en Caja Canarias n° 2065 0000 00 1400155999.
Para evitar errores, al hacer el ingreso, le rogamos haga constar, junto al nombre de la Parroquia, el lugar en el que se encuentra; lo mismo para aquellos que lo hagan por Internet.
El 12 de Febrero, Día del Ayuno Voluntario, le invitamos a concelebrar con el Sr. Obispo la Eucaristía, que tendrá lugar en la Parroquia de San Juan Bautista , en la Orotava, a las 19:30 horas.
Le agradecemos encarecidamente la colaboración que siempre han prestado a Manos Unidas y les deseamos un Nuevo Año lleno de Bendiciones del cielo.
Reciba un cordial saludo.
Gracia Zárate Delegada Diocesana
Presidenta-
Sugerencias para la Eucaristía de la Jornada Mundial del Enfermo, 11 de Febrero, fiesta de Ntra. Sra. de Lourdes, publicado en Guión Litúrgico para su celebración por el Departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Española y que este año de 2010 se presenta con el lema “Dando vida, sembrando esperanza”.
Sugerencias para la homilía
1. Las lecturas del día
• 1R 11,4-13. La grandeza del reino de Israel empieza a resquebrajarse y entre las diversas causas, tanto históricas como sociológicas, hay una causa honda: el corazón de Salomón se ha desviado, no es por entero del Señor. La grandeza de Salomón es juzgada por la Palabra, pues su fuerza le viene del Señor y él ha de ser fiel a la Alianza.
• Sal 105. Acuérdate de mi, Señor, por amor a tu pueblo. Meditación histórica sobre los siete pecados capitales del pueblo en el desierto. El pueblo reconoce el pecado, se asocia con toda la historia pecadora y pide la restauración.
• Mc 7,24-30. Empieza una nueva sección del evangelio de Marcos, una línea teológica que se encuadra en la línea del seguimiento de Jesús. La lectura de hoy recoge un signo de convocación y se subraya la universalidad del ofrecimiento de salvación. Aparece con claridad la condición básica para seguir a Jesús: la fe en Él, el reconocimiento de su poder, actitud indigente, humilde, pobre.
Se da un paso de la fe al compromiso. Una mujer de otra religión (una pagana), es la que se acerca a Jesús en busca de su poder divino. Por eso, Jesús “se hace de rogar”: quiere comprobar el contenido de fe de la mujer. Aparentemente la humilla y le hace sufrir; pero es a través de esa dolorosa experiencia como la mujer purifica su gesto de “religiosidad” y lo transforma en un gesto de compromiso de fe con Jesús.
2. La Jornada Mundial del Enfermo (tomado del Mensaje del Papa)
• La Jornada Mundial del Enfermo quiere sensibilizar a la comunidad eclesial sobre la importancia del servicio pastoral en el amplio mundo de la salud, servicio que es parte integrante de su misión, ya que se inscribe en el surco de la misma misión salvífica de Cristo.
• El sufrimiento humano alcanza su sentido y plenitud de luz en el misterio de su pasión, muerte y resurrección. “El sufrimiento humano ha alcanzado su culmen en la pasión de Cristo. La cruz de Cristo se ha convertido en una fuente de la que brotan ríos de agua viva” (Salvifici doloris, n. 18).
• En la Última Cena, el Señor Jesús se inclinó para lavar los pies a los apóstoles, con ese gesto invitó a sus discípulos a entrar en su misma lógica del amor que se dona especialmente a los más pequeños y a los necesitados (cf. Jn 13, 12-17).
Siguiendo su ejemplo, cada cristiano está llamado a revivir, en contextos diferentes y siempre nuevos, la parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 33-35).
• Concluyendo la parábola, Jesús dice: “Vete y haz tú lo mismo” (Lc 10, 37). Con estas palabras se dirige también a nosotros. Nos exhorta a inclinarnos sobre las heridas del cuerpo y del espíritu de numerosos hermanos y hermanas que encontramos en los caminos del mundo; nos ayuda a comprender que, con la gracia de Dios acogida y vivida en la vida de cada día, la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento se puede convertir en escuela de esperanza.
• Como he afirmado en la Encíclica Spe salvi, “lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito” (n. 37).
• En su momento, el Concilio Ecuménico Vaticano II recordaba la importante tarea de la Iglesia de ocuparse del sufrimiento humano. En la Constitución dogmática Lumen gentium leemos que así «como Cristo … fue enviado por el Padre a “evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos” (Lc 4, 18), “para buscar y salvar lo que estaba perdido” (Lc 19, 10), de manera semejante la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana, más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se esfuerza en aliviar sus necesidades y pretende servir en ellos a Cristo» (n. 8).
• Esta obra humanitaria y espiritual de la Comunidad eclesial hacia los enfermos y los que sufren a lo largo de los siglos se ha expresado en muchas formas y estructuras sanitarias también de carácter institucional. Quisiera recordar aquí aquellas que las diócesis administran directamente y las que han nacido de la generosidad de varios institutos religiosos. Se trata de un precioso “patrimonio” que responde al hecho de que “el amor necesita también de organización como presupuesto para un ordenado servicio comunitario” (Deus caritas est, 20).
• La creación del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, hace ya veinticinco años, forma parte de esta solicitud eclesial por el mundo de la salud. Debo añadir que, en el momento histórico-cultural actual, se advierte más todavía la exigencia de una presencia eclesial atenta y capilar junto a los enfermos, así como de una presencia en la sociedad capaz de transmitir de modo eficaz los valores evangélicos para tutelar la vida humana en todas sus fases, desde su concepción hasta su término natural.
• Agradezco de corazón a las personas que, cada día, “realizan un servicio para con los que están enfermos y los que sufren”, de modo que “el apostolado de la misericordia de Dios, al que se dedican, responda cada vez mejor a las nuevas exigencias” (Juan Pablo II, Cons. ap. Pastor Bonus, 152).
• En este Año Sacerdotal, mi pensamiento se dirige particularmente a vosotros, queridos sacerdotes, “ministros de los enfermos”, signo e instrumento de la compasión de Cristo, que debe llegar a cada hombre marcado por el sufrimiento. Os invito, queridos presbíteros, a no ahorrar vuestros esfuerzos en proporcionarles cuidado y consolación. El tiempo transcurrido junto a la persona probada se revela fecundo de gracia para todas las demás dimensiones de la pastoral.
• En fin, me dirijo a vosotros, queridos enfermos, y os pido que oréis y ofrezcáis vuestros sufrimientos por los sacerdotes, para que se mantengan fieles a su vocación y su ministerio sea rico en frutos espirituales, para beneficio de toda la Iglesia.
Guión litúrgico para la Eucaristía de la Jornada Mundial del Enfermo, 11 de Febrero, fiesta de Ntra. Sra. de Lourdes, publicado por el Departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Española y que este año de 2010 se presenta con el lema “Dando vida, sembrando esperanza”.
Dando vida,
sembrando esperanza
Campaña del Enfermo 2010
GUIÓN LITÚRGICO 11 de febrero
Jornada Mundial del Enfermo
11 de febrero (Ntra. Señora de Lourdes): “Jornada Mundial del Enfermo” (pontificia y dependiente de la CEE, obligatoria). Liturgia del día (véase secc. Misal), alusión en la monición de entrada y en la homilía; intención en la Oración Universal.
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 65, n. 5) / para la memoria 1.ª Oración propia, aunque por “utilidad pastoral”, a juicio del rector de la iglesia o del sacerdote celebrante, se puede celebrar con el formulario «Por los Enfermos» (cf. OGMR 376).
Sugerencias pastorales
• Este año, la Jornada Mundial del Enfermo adquiere un tono especial para la Iglesia Universal y para la Pastoral de la Salud. Este día coincide con el 25.º aniversario de la Institución del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud y tiene como lema: “La Iglesia al servicio del amor hacia los enfermos y los que sufren”.
• Como cada año, hay que tener presente que la Jornada Mundial del Enfermo es el primer paso de la Campaña del Enfermo, que culmina en la Pascua del Enfermo, el VI Domingo de Pascua.
• La Campaña del Enfermo del 2010 está dedicada a celebrar los 25 años del Día del Enfermo, con el lema: “Dando vida, sembrando esperanza”.
• El lenguaje de los símbolos tiene siempre gran importancia en la celebración, pues de una forma u otra llegan a la persona e influyen en ella. Habrá que tener en cuenta aquellos que más pueden ayudar a la celebración en cada comunidad.
Una sugerencia puede ser:
› Cartel de la Campaña.
› En la procesión de ofrendas, pueden acompañar al pan y el vino unas flores, es el aroma que han dejado estos veinticinco años dando vida y sembrando esperanza.
› Unas cuantas antorchas, velas que nos unen a la celebración que tiene lugar en Roma, a la Procesión de antorchas en Lourdes…, es el signo de la luz, de Cristo resucitado, de tanta tradición y devoción en nuestras comunidades.
Monición de entrada
Hoy, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, se celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Este día coincide, además, con el 25.º aniversario de la creación del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud. El lema elegido para esta celebración expresa el trabajo de la Iglesia a lo largo de la historia y de estos veinticinco años del Consejo Pontificio: “La Iglesia al servicio del amor hacia los enfermos y los que sufren”. Benedicto XVI, en su mensaje para esta Jornada, invita a dar gracias a Dios por el camino recorrido hasta ahora en el ámbito de la Pastoral de la Salud, y es su deseo que esta celebración sea ocasión para que haya un empeño apostólico más generoso en el servicio a los enfermos y a las personas que los asisten.
La Iglesia de España, a la vez que celebra la Jornada Mundial del Enfermo, da inicio a una campaña que celebrará los veinticinco años del Día del Enfermo. Demos, pues, gracias a Dios por el camino recorrido y pidámosle que fortalezca nuestro compromiso de acompañar y servir a los enfermos.
Acto penitencial
El Señor nos ha llamado a seguirle y la primera condición es la fe en Él, el reconocimiento de su poder. Con actitud humilde y pobre acudimos a su bondad.
— Tú que conoces nuestra facilidad para desviar el corazón. SEÑOR, TEN PIEDAD
— Tú que nos enseñas el camino de la entrega a los más necesitados. CRISTO, TEN PIEDAD
— Tú que nos ofreces la tarea de acompañar y sanar, de animar y perdonar. SEÑOR, TEN PIEDAD
Monición a las lecturas
En la primera lectura se nos narra el oscurecimiento del reinado de Salomón. Salomón no ha sido fiel al Señor, su corazón se ha desviado, ha caído en la idolatría, Dios se encoleriza contra él y le anuncia el castigo que seguirá por su infidelidad. En el Evangelio, una buena mujer –no judía– se acerca a Jesús para pedirle la curación de su hija.
Las expresiones de Jesús son duras, pero a la mujer no parecen desanimarla y, con su oración humilde y confiada, Jesús le concede lo que pide.
Sugerencias para la homilía
1. Las lecturas del día
• 1R 11,4-13. La grandeza del reino de Israel empieza a resquebrajarse y entre las diversas causas, tanto históricas como sociológicas, hay una causa honda: el corazón de Salomón se ha desviado, no es por entero del Señor. La grandeza de Salomón es juzgada por la Palabra, pues su fuerza le viene del Señor y él ha de ser fiel a la Alianza.
• Sal 105. Acuérdate de mi, Señor, por amor a tu pueblo. Meditación histórica sobre los siete pecados capitales del pueblo en el desierto. El pueblo reconoce el pecado, se asocia con toda la historia pecadora y pide la restauración.
• Mc 7,24-30. Empieza una nueva sección del evangelio de Marcos, una línea teológica que se encuadra en la línea del seguimiento de Jesús. La lectura de hoy recoge un signo de convocación y se subraya la universalidad del ofrecimiento de salvación. Aparece con claridad la condición básica para seguir a Jesús: la fe en Él, el reconocimiento de su poder, actitud indigente, humilde, pobre.
Se da un paso de la fe al compromiso. Una mujer de otra religión (una pagana), es la que se acerca a Jesús en busca de su poder divino. Por eso, Jesús “se hace de rogar”: quiere comprobar el contenido de fe de la mujer. Aparentemente la humilla y le hace sufrir; pero es a través de esa dolorosa experiencia como la mujer purifica su gesto de “religiosidad” y lo transforma en un gesto de compromiso de fe con Jesús.
2. La Jornada Mundial del Enfermo (tomado del Mensaje del Papa)
• La Jornada Mundial del Enfermo quiere sensibilizar a la comunidad eclesial sobre la importancia del servicio pastoral en el amplio mundo de la salud, servicio que es parte integrante de su misión, ya que se inscribe en el surco de la misma misión salvífica de Cristo.
• El sufrimiento humano alcanza su sentido y plenitud de luz en el misterio de su pasión, muerte y resurrección. “El sufrimiento humano ha alcanzado su culmen en la pasión de Cristo. La cruz de Cristo se ha convertido en una fuente de la que brotan ríos de agua viva” (Salvifici doloris, n. 18).
• En la Última Cena, el Señor Jesús se inclinó para lavar los pies a los apóstoles, con ese gesto invitó a sus discípulos a entrar en su misma lógica del amor que se dona especialmente a los más pequeños y a los necesitados (cf. Jn 13, 12-17).
Siguiendo su ejemplo, cada cristiano está llamado a revivir, en contextos diferentes y siempre nuevos, la parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 33-35).
• Concluyendo la parábola, Jesús dice: “Vete y haz tú lo mismo” (Lc 10, 37). Con estas palabras se dirige también a nosotros. Nos exhorta a inclinarnos sobre las heridas del cuerpo y del espíritu de numerosos hermanos y hermanas que encontramos en los caminos del mundo; nos ayuda a comprender que, con la gracia de Dios acogida y vivida en la vida de cada día, la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento se puede convertir en escuela de esperanza.
• Como he afirmado en la Encíclica Spe salvi, “lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito” (n. 37).
• En su momento, el Concilio Ecuménico Vaticano II recordaba la importante tarea de la Iglesia de ocuparse del sufrimiento humano. En la Constitución dogmática Lumen gentium leemos que así «como Cristo … fue enviado por el Padre a “evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos” (Lc 4, 18), “para buscar y salvar lo que estaba perdido” (Lc 19, 10), de manera semejante la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana, más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se esfuerza en aliviar sus necesidades y pretende servir en ellos a Cristo» (n. 8).
• Esta obra humanitaria y espiritual de la Comunidad eclesial hacia los enfermos y los que sufren a lo largo de los siglos se ha expresado en muchas formas y estructuras sanitarias también de carácter institucional. Quisiera recordar aquí aquellas que las diócesis administran directamente y las que han nacido de la generosidad de varios institutos religiosos. Se trata de un precioso “patrimonio” que responde al hecho de que “el amor necesita también de organización como presupuesto para un ordenado servicio comunitario” (Deus caritas est, 20).
• La creación del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, hace ya veinticinco años, forma parte de esta solicitud eclesial por el mundo de la salud. Debo añadir que, en el momento histórico-cultural actual, se advierte más todavía la exigencia de una presencia eclesial atenta y capilar junto a los enfermos, así como de una presencia en la sociedad capaz de transmitir de modo eficaz los valores evangélicos para tutelar la vida humana en todas sus fases, desde su concepción hasta su término natural.
• Agradezco de corazón a las personas que, cada día, “realizan un servicio para con los que están enfermos y los que sufren”, de modo que “el apostolado de la misericordia de Dios, al que se dedican, responda cada vez mejor a las nuevas exigencias” (Juan Pablo II, Cons. ap. Pastor Bonus, 152).
• En este Año Sacerdotal, mi pensamiento se dirige particularmente a vosotros, queridos sacerdotes, “ministros de los enfermos”, signo e instrumento de la compasión de Cristo, que debe llegar a cada hombre marcado por el sufrimiento. Os invito, queridos presbíteros, a no ahorrar vuestros esfuerzos en proporcionarles cuidado y consolación. El tiempo transcurrido junto a la persona probada se revela fecundo de gracia para todas las demás dimensiones de la pastoral.
• En fin, me dirijo a vosotros, queridos enfermos, y os pido que oréis y ofrezcáis vuestros sufrimientos por los sacerdotes, para que se mantengan fieles a su vocación y su ministerio sea rico en frutos espirituales, para beneficio de toda la Iglesia.
Oración de los fieles
Abiertos al amor del Padre y reconociendo nuestra necesidad, acudimos a Él con confianza, para pedirle que atienda nuestra oración.
— Por la Iglesia, para que se esfuerce siempre en el estudio de la Palabra de Dios y, atenta a las nuevas realidades sociales, la sepa presentar como oferta de vida y felicidad. OREMOS.
— Por los responsables de las políticas sanitarias, para que actúen con verdadero espíritu de servicio, pensando siempre en los pobres y los débiles, de aquí y de todo el mundo. OREMOS.
— Por todos los enfermos, para que los acompañe siempre la fortaleza de Dios en su dolor y alcancen pronto la salud. OREMOS.
— Por las familias marcadas por la enfermedad, que el Señor les conceda paz, concordia y amor mutuo y en su situación encuentren el apoyo de la comunidad cristiana. OREMOS.
— Por todos los que atienden y cuidan a los enfermos, en sus casas o en los hospitales, para que hagan su trabajo con entrega y cariño, y que Dios los bendiga. OREMOS.
— Por nuestra comunidad cristiana, por los que nos hemos reunido en esta Eucaristía, que abramos nuestros corazones para recibir el amor y la gracia del Señor y seamos luz de esperanza para el mundo. OREMOS.
Padre, escucha nuestra oración. Tú eres la fuente de toda bondad. Muéstranos tu amor, a nosotros y a nuestros hermanos del mundo entero. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
Mensaje del Papa para la XVIII Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el 11 de Febrero, memoria litúrgica de Ntra. Sra. de Lourdes.
Queridos hermanos y hermanas:
El próximo 11 de febrero, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, se celebrará en la basílica vaticana la XVIII Jornada mundial del enfermo. La feliz coincidencia con el 25° aniversario de la institución del Consejo pontificio para la pastoral de los agentes sanitarios constituye un motivo más para agradecer a Dios el camino recorrido hasta ahora en el sector de la pastoral de la salud. Deseo de corazón que ese aniversario sea ocasión para un celo apostólico más generoso al servicio de los enfermos y de quienes cuidan de ellos.
Cada año, con la Jornada mundial del enfermo, la Iglesia quiere sensibilizar a toda la comunidad eclesial sobre la importancia del servicio pastoral en el vasto mundo de la salud, un servicio que es parte integrante de su misión, ya que se inscribe en el surco de la misma misión salvífica de Cristo. Él, Médico divino, "pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo" (Hch 10, 38). En el misterio de su pasión, muerte y resurrección, el sufrimiento humano encuentra sentido y la plenitud de la luz. En la carta apostólica Salvifici doloris, el siervo de Dios Juan Pablo II tiene palabras iluminadoras al respecto: "El sufrimiento humano —escribió— ha alcanzado su culmen en la pasión de Cristo. Y a la vez ha entrado en una dimensión completamente nueva y en un orden nuevo: ha sido unido al amor (...), a aquel amor que crea el bien, sacándolo incluso del mal, sacándolo por medio del sufrimiento, así como el bien supremo de la redención del mundo ha sido sacado de la cruz de Cristo, y de ella toma constantemente su origen. La cruz de Cristo se ha convertido en una fuente de la que brotan ríos de agua viva" (n. 18).
El Señor Jesús en la última Cena, antes de volver al Padre, se inclinó para lavar los pies a los Apóstoles, anticipando el acto supremo de amor de la cruz. Con ese gesto invitó a sus discípulos a entrar en su misma lógica, la del amor que se da especialmente a los más pequeños y a los necesitados (cf. Jn 13, 12-17). Siguiendo su ejemplo, todo cristiano está llamado a revivir, en contextos distintos y siempre nuevos, la parábola del buen Samaritano, el cual, pasando al lado de un hombre al que los ladrones dejaron medio muerto al borde del camino, "al verlo tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva"" (Lc 10, 33-35).
Al final de la parábola, Jesús dice: "Ve y haz tú lo mismo" (Lc 10, 37). Con estas palabras se dirige también a nosotros. Nos exhorta a inclinarnos sobre las heridas del cuerpo y del espíritu de tantos hermanos y hermanas nuestros que encontramos por los caminos del mundo; nos ayuda a comprender que, con la gracia de Dios acogida y vivida en la vida de cada día, la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento puede llegar a ser escuela de esperanza. En verdad, como afirmé en la encíclica Spe salvi, "lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que sufrió con amor infinito" (n. 37).
Ya el concilio ecuménico Vaticano II recordaba la importante tarea de la Iglesia de ocuparse del sufrimiento humano. En la constitución dogmática Lumen gentium leemos que como "Cristo fue enviado por el Padre "para anunciar a los pobres la Buena Nueva, para sanar a los de corazón destrozado" (Lc 4, 18), "a buscar y salvar lo que estaba perdido" (Lc 19, 10); de manera semejante la Iglesia abraza con amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su fundador, pobre y sufriente, se preocupa de aliviar sus necesidades y pretende servir en ellos a Cristo" (n. 8).
Esta acción humanitaria y espiritual de la comunidad eclesial en favor de los enfermos y los que sufren a lo largo de los siglos se ha expresado en múltiples formas y estructuras sanitarias también de carácter institucional. Quisiera recordar aquí las gestionadas directamente por las diócesis y las que han nacido de la generosidad de varios institutos religiosos. Se trata de un valioso "patrimonio" que responde al hecho de que "el amor necesita también una organización, como presupuesto para un servicio comunitario ordenado" (Deus caritas est, 20). La creación del Consejo pontificio para la pastoral de los agentes sanitarios, hace veinticinco años, forma parte de esa solicitud eclesial por el mundo de la salud. Y debo añadir que, en el actual momento histórico-cultural, se siente todavía más la exigencia de una presencia eclesial atenta y generalizada al lado de los enfermos, así como de una presencia en la sociedad capaz de transmitir de manera eficaz los valores evangélicos para la defensa de la vida humana en todas sus fases, desde su concepción hasta su fin natural.
Quisiera retomar aquí el Mensaje a los pobres, a los enfermos y a todos los que sufren, que los padres conciliares dirigieron al mundo al final del concilio ecuménico Vaticano II: "Vosotros que sentís más el peso de la cruz —dijeron— (...), vosotros que lloráis (...), vosotros los desconocidos del dolor, tened ánimo: vosotros sois los preferidos del reino de Dios, el reino de la esperanza, de la bondad y de la vida; vosotros sois los hermanos de Cristo sufriente y con él, si queréis, salváis al mundo" (Concilio Vaticano II. Constituciones. Decretos. Declaraciones. BAC, Madrid 1966, p. 845). Agradezco de corazón a las personas que cada día "realizan un servicio para con los que están enfermos y los que sufren", haciendo que "el apostolado de la misericordia de Dios, al que se dedican, responda cada vez mejor a las nuevas exigencias" (Juan Pablo II, constitución apostólica Pastor bonus, art. 152).
En este Año sacerdotal mi pensamiento se dirige en particular a vosotros, queridos sacerdotes, "ministros de los enfermos", signo e instrumento de la compasión de Cristo, que debe llegar a todo hombre marcado por el sufrimiento. Os invito, queridos presbíteros, a no escatimar esfuerzos para prestarles asistencia y consuelo. El tiempo transcurrido al lado de quien se encuentra en la prueba es fecundo en gracia para todas las demás dimensiones de la pastoral. Me dirijo por último a vosotros, queridos enfermos, y os pido que recéis y ofrezcáis vuestros sufrimientos por los sacerdotes, para que puedan mantenerse fieles a su vocación y su ministerio sea rico en frutos espirituales, para el bien de toda la Iglesia.
Con estos sentimientos, imploro para los enfermos, así como para los que los asisten, la protección maternal de María, Salus infirmorum, y a todos imparto de corazón la bendición apostólica.
Vaticano, 22 de noviembre de 2009, solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo.
BENEDICTUS PP. XVI
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana
Ideas para la homilía de la Misa de la Jornada Nacional de Manos unidas, 14 de Febrero de 2010, entresacadas del guión litúrgico recibido entre los materiales para su celebración.
PARA LA HOMILIA...
El evangelio de hoy es muy consolador en la primera parte, pero terriblemente fuerte y duro en la segunda. Cuando contemplamos – en nuestra sociedad de bienestar en la que vivimos– la pobreza y miseria de la mayor parte de la humanidad, comprendemos algo mejor las palabras del Señor.
Al discurso de las bienaventuranzas añade Lucas cuatro "ayes" o amenazas que ponen en guardia a los ricos (vv. 24-26), antítesis de las cuatro bienaventuranzas. Jesús llama dichosos a los pobres, a aquellos que lloran, a los que tienen hambre y a los que son perseguidos.Y declara destinados a la infelicidad a los ricos, a los que ríen, a los que están saciados o a los que son alabados por todos. Las palabras de Jesús contrastan con la experiencia diaria que tenemos de la vida. El ideal común de la felicidad es bien diverso de la felicidad de la que habla Jesús.
En la primera bienaventuranza Jesús garantiza a los pobres: "¡Vuestro es el Reino de los cielos!". Es evidente que Jesús no proclama a los pobres «dichosos» por el hecho de ser pobres, ni menos aún señala la pobreza como el ideal a vivir . La dicha o felicidad de los pobres radica ahora en el hecho mismo de que ya ha llegado para ellos el Reino de Dios. Son dichosos porque el «Reino de Dios les pertenece».
La pobreza y la miseria es algo escandaloso que va contra el querer de Dios. El cristiano la rechaza y la combate. Todo esfuerzo por suprimirla es un paso que hace avanzar al Reino de Dios. Sin embargo, en la actual situación en la que viven tantas personas y países, elegir la pobreza como solidaridad con los pobres para luchar contra ella se convierte en buena noticia, ya que es proseguir la causa de Jesús y vivir nuestra filiación y fraternidad construyendo el Reino de Dios.
La existencia de la pobreza, como carencia de lo necesario, es una denuncia.
Hay pobres, porque alguien los empobrece.
Hay hambre, porque alguien les quita el pan.
Hay lágrimas, porque otros hacen llorar.
Hay excluidos y perseguidos por el Evangelio,
porque hay perseguidores.
Las dos afirmaciones "¡Dichosos vosotros los pobres¡" y "¡Ay de vosotros los ricos!" mueven a los que escuchan a hacer una elección, una opción a favor de los pobres. En el Antiguo Testamento, diversas veces Dios pone al pueblo delante de una elección de bendición o de maldición.Al pueblo se le dará la libertad de escoger:"Yo te he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, por tanto, la vida para que vivas tú y tu descendencia " (Dt 30, 19).
Pero también la pobreza es un espíritu. "La pobreza espiritual es la actitud de apertura a Dios, la disponibilidad de quien todo lo espera del Señor.Aunque valoriza los bienes de este mundo no se apega a ellos y reconoce el valor superior de los bienes del Reino" (Medellín, I 4,4). La pobreza es, por tanto, una espiritualidad, es una actitud del cristiano; es una disponibilidad de alma abierta a Dios. Por eso los pobres son una esperanza, porque son los más disponibles para recibir los dones de Dios. Cristo dice: ¡Dichosos los pobres porque de ellos es el Reino de Dios! Ellos son los más capacitados para comprender lo que no comprenden quienes se postran ante los falsos ídolos y confían en su poder. Los pobres que no tienen esos ídolos, cuanto más pobres, más dueños del Reino de Dios, con tal que vivan de verdad esta espiritualidad, porque la pobreza que aquí dignifica Jesucristo no es una pobreza simplemente material, no tener nada, y eso es malo;
Además, nuestros compromisos con las personas y los grupos vulnerables pasan por la cruz de Cristo. El rechazo de la cruz de Cristo es el fundamento y la explicación del porqué nos cuesta tanto colaborar con los excluidos y oprimidos.
En la segunda y tercera bienaventuranza Jesús dice:"¡Dichosos vosotros los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados! ¡Dichosos vosotros los que ahora lloráis porque reiréis!" Lo que es definitivo será el Reino, que estamos construyendo hoy con la fuerza del Espíritu de Jesús. Construir el Reino supone sufrimiento y persecución, pero una cosa es cierta: el Reino llegará y "¡vosotros seréis saciados y reiréis!" El Reino es a la vez una realidad presente y futura. La segunda bienaventuranza evoca el cántico de María:"A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos" (Lc 1,53).
La cuarta bienaventuranza nos lleva a mirar nuestra propia vida. Asumir en forma profética la exclusión, los insultos, las sospechas, la murmuración y que nos juzguen a causa del Hijo del Hombre, y eso puede ocurrir en nuestra propia familia o círculo de amigos.
Jesucristo contraponía dos mundos: el de los pobres, que se apoyan en Dios, y el de los satisfechos de la vida, egoístas y perseguidores, que no necesitan de Él. Pero además, las bienaventuranzas desestabilizan la escala de valores que predomina en la sociedad. Jesús aporta una nueva comprensión de la
La liturgia de la Iglesia, al poner hoy el texto de Jeremías en la la lectura, parece estar dando una clave de interpretación: los pobres, los que lloran, los que tienen hambre son los que, desde su desamparo, tienen que saberse confiados en las manos de Dios, como dice Jeremías."Bendito el que confía en el Señor y pone en el Señor su confianza".
Y en este sentido se puede situar también la segunda lectura, porque ella motiva nuestra esperanza. Cristo vive. Esta es la gran fe y confianza, la gran espiritualidad de los pobres, este es nuestro Dios, el Dios de los pobres. Una felicidad que se prolongará y llegará a plenitud en la vida nueva de los redimidos, de la que Lázaro es prototipo (Lc 16, 19-3 I ). El lugar privilegiado para acceder a Jesús son los pobres, en sus formas más variadas. Las manifestaciones extremas de la pobreza son el pecado y la muerte.
Cristo ha resucitado y ha salvado desde su cruz el pecado de los hombres y la muerte de los hombres. En Él consigue el hombre su liberación integral y completa. Manos Unidas, con su identidad eclesial, apuesta por el compromiso cristiano por y con los pobres buscando un desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad, como nos enseña El Papa Benedicto XVI en su reciente encíclica.
Los que vivimos acomodados, en esta sociedad de la abundancia, sentimos una especial dificultad para vivir las bienaventuranzas de Jesús. Lo que hemos de hacer es escucharlas y empezar a mirar a los pobres, a los hambrientos y a los que lloran, como los mira Dios. De ahí puede nacer nuestra conversión.
¿Qué nos dicen hoy las palabras de Jesús, tan consoladoras unas, tan terribles las otras?
Guión litúrgico para la Eucaristia de la JORNADA NOCIONAL DE MANOS UNIDAS 2010 que tendrá lugar el domingo, 14 de Febrero, recibido con los materiales para su celebración.
MONICION DE ENTRADA
Cada domingo nos reunimos, como creyentes en Cristo, para celebrar el misterio salvador de su muerte y resurrección. El Señor se hace presente en nuestra vida para salvarnos. Hoy, en todas las comunidades cristianas de España, se nos hace presente el grito de los más pobres de la tierra por medio de la Jornada Nacional de "Manos Unidas-Campaña contra el Hambre". Estamos viviendo el 50 aniversario de Manos Unidas y este año nos propone como lema: "Contra el hambre, defiende la tierra". Abramos nuestro corazón a lo que Dios nos manifieste en esta celebración.
ACTO PENITENCIAL
Hermanos: pidamos al Señor que perdone todos nuestros pecados.
- Tú, que quieres la vida y la felicidad para todos los hombres, purifica nuestros egoísmos. SEÑOR TEN PIEDAD.
- Tú, que te has hecho hombre como nosotros, perdona nuestra falta de acercamiento a hermanos nuestros que viven en pobreza extrema. CRISTO TEN PIEDAD.
- Tú, que llamas a todos a la alegría de tu Reino, perdona nuestra falta de generosidad para compartir con los que llaman a nuestra puerta. CRISTO TEN PIEDAD.
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. AMÉN.
MONICION A LAS LECTURAS
Jer. 17, 5-8; Salmo, I; I Con 15, 12.16-20; Lc. 6, 17.20-26.
La Palabra de Dios hoy nos invita a examinar nuestra conciencia y a interrogarnos para ver si nuestra vida va por el camino de las bendiciones o de las maldiciones. Dios no soporta al soberbio, al que se refugia en sus seguridades, sino que nos llama a vivir las bienaventuranzas y la cercanía con el pobre y el oprimido. Estos son los hijos predilectos de Dios. Dispongámonos a escuchar su Palabra como aquellas gentes sencillas que oyeron a Jesús en las orillas del algo Tiberíades.
PARA LA HOMILIA...
El evangelio de hoy es muy consolador en la primera parte, pero terriblemente fuerte y duro en la segunda. Cuando contemplamos – en nuestra sociedad de bienestar en la que vivimos– la pobreza y miseria de la mayor parte de la humanidad, comprendemos algo mejor las palabras del Señor.
Al discurso de las bienaventuranzas añade Lucas cuatro "ayes" o amenazas que ponen en guardia a los ricos (vv. 24-26), antítesis de las cuatro bienaventuranzas. Jesús llama dichosos a los pobres, a aquellos que lloran, a los que tienen hambre y a los que son perseguidos.Y declara destinados a la infelicidad a los ricos, a los que ríen, a los que están saciados o a los que son alabados por todos. Las palabras de Jesús contrastan con la experiencia diaria que tenemos de la vida. El ideal común de la felicidad es bien diverso de la felicidad de la que habla Jesús.
En la primera bienaventuranza Jesús garantiza a los pobres: "¡Vuestro es el Reino de los cielos!". Es evidente que Jesús no proclama a los pobres «dichosos» por el hecho de ser pobres, ni menos aún señala la pobreza como el ideal a vivir . La dicha o felicidad de los pobres radica ahora en el hecho mismo de que ya ha llegado para ellos el Reino de Dios. Son dichosos porque el «Reino de Dios les pertenece».
La pobreza y la miseria es algo escandaloso que va contra el querer de Dios. El cristiano la rechaza y la combate. Todo esfuerzo por suprimirla es un paso que hace avanzar al Reino de Dios. Sin embargo, en la actual situación en la que viven tantas personas y países, elegir la pobreza como solidaridad con los pobres para luchar contra ella se convierte en buena noticia, ya que es proseguir la causa de Jesús y vivir nuestra filiación y fraternidad construyendo el Reino de Dios.
La existencia de la pobreza, como carencia de lo necesario, es una denuncia.
Hay pobres, porque alguien los empobrece.
Hay hambre, porque alguien les quita el pan.
Hay lágrimas, porque otros hacen llorar.
Hay excluidos y perseguidos por el Evangelio,
porque hay perseguidores.
Las dos afirmaciones "¡Dichosos vosotros los pobres¡" y "¡Ay de vosotros los ricos!" mueven a los que escuchan a hacer una elección, una opción a favor de los pobres. En el Antiguo Testamento, diversas veces Dios pone al pueblo delante de una elección de bendición o de maldición.Al pueblo se le dará la libertad de escoger:"Yo te he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, por tanto, la vida para que vivas tú y tu descendencia " (Dt 30, 19).
Pero también la pobreza es un espíritu. "La pobreza espiritual es la actitud de apertura a Dios, la disponibilidad de quien todo lo espera del Señor.Aunque valoriza los bienes de este mundo no se apega a ellos y reconoce el valor superior de los bienes del Reino" (Medellín, I 4,4). La pobreza es, por tanto, una espiritualidad, es una actitud del cristiano; es una disponibilidad de alma abierta a Dios. Por eso los pobres son una esperanza, porque son los más disponibles para recibir los dones de Dios. Cristo dice: ¡Dichosos los pobres porque de ellos es el Reino de Dios! Ellos son los más capacitados para comprender lo que no comprenden quienes se postran ante los falsos ídolos y confían en su poder. Los pobres que no tienen esos ídolos, cuanto más pobres, más dueños del Reino de Dios, con tal que vivan de verdad esta espiritualidad, porque la pobreza que aquí dignifica Jesucristo no es una pobreza simplemente material, no tener nada, y eso es malo;
Además, nuestros compromisos con las personas y los grupos vulnerables pasan por la cruz de Cristo. El rechazo de la cruz de Cristo es el fundamento y la explicación del porqué nos cuesta tanto colaborar con los excluidos y oprimidos.
En la segunda y tercera bienaventuranza Jesús dice:"¡Dichosos vosotros los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados! ¡Dichosos vosotros los que ahora lloráis porque reiréis!" Lo que es definitivo será el Reino, que estamos construyendo hoy con la fuerza del Espíritu de Jesús. Construir el Reino supone sufrimiento y persecución, pero una cosa es cierta: el Reino llegará y "¡vosotros seréis saciados y reiréis!" El Reino es a la vez una realidad presente y futura. La segunda bienaventuranza evoca el cántico de María:"A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos" (Lc 1,53).
La cuarta bienaventuranza nos lleva a mirar nuestra propia vida. Asumir en forma profética la exclusión, los insultos, las sospechas, la murmuración y que nos juzguen a causa del Hijo del Hombre, y eso puede ocurrir en nuestra propia familia o círculo de amigos.
Jesucristo contraponía dos mundos: el de los pobres, que se apoyan en Dios, y el de los satisfechos de la vida, egoístas y perseguidores, que no necesitan de Él. Pero además, las bienaventuranzas desestabilizan la escala de valores que predomina en la sociedad. Jesús aporta una nueva comprensión de la
La liturgia de la Iglesia, al poner hoy el texto de Jeremías en la la lectura, parece estar dando una clave de interpretación: los pobres, los que lloran, los que tienen hambre son los que, desde su desamparo, tienen que saberse confiados en las manos de Dios, como dice Jeremías."Bendito el que confía en el Señor y pone en el Señor su confianza".
Y en este sentido se puede situar también la segunda lectura, porque ella motiva nuestra esperanza. Cristo vive. Esta es la gran fe y confianza, la gran espiritualidad de los pobres, este es nuestro Dios, el Dios de los pobres. Una felicidad que se prolongará y llegará a plenitud en la vida nueva de los redimidos, de la que Lázaro es prototipo (Lc 16, 19-3 I ). El lugar privilegiado para acceder a Jesús son los pobres, en sus formas más variadas. Las manifestaciones extremas de la pobreza son el pecado y la muerte.
Cristo ha resucitado y ha salvado desde su cruz el pecado de los hombres y la muerte de los hombres. En Él consigue el hombre su liberación integral y completa. Manos Unidas, con su identidad eclesial, apuesta por el compromiso cristiano por y con los pobres buscando un desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad, como nos enseña El Papa Benedicto XVI en su reciente encíclica.
Los que vivimos acomodados, en esta sociedad de la abundancia, sentimos una especial dificultad para vivir las bienaventuranzas de Jesús. Lo que hemos de hacer es escucharlas y empezar a mirar a los pobres, a los hambrientos y a los que lloran, como los mira Dios. De ahí puede nacer nuestra conversión.
¿Qué nos dicen hoy las palabras de Jesús, tan consoladoras unas, tan terribles las otras?
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos a Dios Padre, que en Cristo nos muestra todo su amor.
I.- Para que la Iglesia sea signo de la misericordia de Dios en medio del mundo y se manifieste como lugar de acogida para todos los hombres, ROGUEMOS AL SEÑOR.
Para que los gobernantes de todas las naciones promuevan y guarden la justicia, distribuyendo más equitativamente los bienes de este mundo entre todos los pueblos de la tierra, ROGUEMOS AL SEÑOR.
Para que en estos tiempos de crisis económica seamos generosos y compartamos nuestros bienes con los más pobres, ROGUEMOS AL SEÑOR.
4- Para que el ejemplo de todos los que trabajan en y con Manos Unidas sirva de llamada y convocatoria que atraiga a otros voluntarios, ROGUEMOS AL SEÑOR.
Para que Dios conceda gozar de la vida eterna a todos los difuntos, y de una manera especial a los que han dedicado tiempo o sus recursos económicos a Manos Unidas, ROGUEMOS AL SEÑOR.
Para que la celebración de la Eucaristía avive en nosotros el deseo de contribuir al desarrollo justo y fraternal de los pueblos, ROGUEMOS AL SEÑOR.
Escucha, Señor, nuestras súplicas y realiza en nosotros la unidad en la fe y en el amor. AMÉN.
PRESENTACIÓN DE OFRENDAS
1.- Pan y Vino (Creados por Dios para reparar nuestras fuerzas, y ya consagrados nos ayudan a vivir la fraternidad).
2,- Sobres de Manos Unidas (Compartir con los más necesitados del Sur).
3,- Cartel de esta Campaña (Lema: "Contra el hambre, defiende la tierra).
4.- Lista de Proyectos (Son signos de los esfuerzos y gestos de amor que motivan a Manos Unidas y hacen presente el Reino de Dios).
ZENIT nos ofrece la versi?n espa?ola del Discurso al Cuerpo Diplom?tico, pronunciado?el lunes 11 de Enero de 2010 por el Papa Benedicto XVI ante los embajadores acreditados ante la Santa Sede, a quienes recibi? en audiencia en la Sala Regia del Palacio Apost?lico Vaticano.
Excelencias,
Se?oras y Se?ores
Este tradicional encuentro al comienzo del a?o, dos semanas despu?s de la celebraci?n del nacimiento del Verbo encarnado, representa para m? una gran alegr?a. Como hemos proclamado en la liturgia, en el misterio de la Navidad, ?el que era invisible en su naturaleza se hace visible al adoptar la nuestra; el eterno, engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida temporal para asumir en s? todo lo creado, para reconstruir lo que estaba ca?do y restaurar de este modo el universo? (Prefacio II de Navidad). Por tanto, en Navidad, hemos contemplado el misterio de Dios y el de la creaci?n: por el anuncio de los ?ngeles a los pastores hemos conocido la buena nueva de la salvaci?n del hombre y de la renovaci?n de todo el universo. Por eso, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de ese a?o, he invitado a todas las personas de buena voluntad, a las que los ?ngeles prometieron precisamente la paz, a proteger la creaci?n. Con este mismo esp?ritu, me complace saludaros con afecto, en particular a los que particip?is por primera vez en esta ceremonia. Agradezco vivamente los sentimientos de los que se ha hecho int?rprete vuestro decano, el Se?or Embajador Alejandro Valladares Lanza, y os manifiesto de nuevo mi aprecio por la misi?n que desarroll?is ante la Santa Sede. A trav?s de vosotros, deseo enviar un cordial saludo y mis deseos de paz y bienestar a las Autoridades y a todos los habitantes de los pa?ses que dignamente represent?is. Pienso tambi?n en las dem?s naciones de la tierra: el Sucesor de Pedro tiene su puerta abierta a todos y desea establecer con todos relaciones que contribuyan al progreso de la familia humana. Desde hace algunas semanas, se han establecido plenas relaciones diplom?ticas entre la Santa Sede y la Federaci?n Rusa, y esto es un motivo de profunda satisfacci?n. Ha sido tambi?n muy significativa la visita que me ha hecho recientemente el Presidente de la Rep?blica Socialista de Vietnam, pa?s que siento muy cercano, donde la Iglesia celebra su presencia multisecular con un A?o Jubilar. Con este esp?ritu de apertura, he recibido durante el a?o 2009 a numerosas personalidades pol?ticas de diversos pa?ses; he visitado algunos de ellos y me propongo continuar haci?ndolo en el futuro, en la medida de lo posible.
La Iglesia est? abierta a todos porque, en Dios, ella existe para los dem?s. Ella, por tanto, comparte intensamente la suerte de la humanidad que, en este a?o apenas comenzado, aparece todav?a marcada por la crisis dram?tica que ha golpeado la econom?a mundial, provocando una grave y vasta inestabilidad social. En la Enc?clica ?Caritas in veritate?, he invitado a buscar las ra?ces profundas de esta situaci?n, que se encuentran, a fin de cuentas, en la vigente mentalidad ego?sta y materialista, que no tiene en cuenta los l?mites inherentes a toda criatura. Quisiera subrayar hoy que dicha mentalidad amenaza tambi?n a la creaci?n. Cada uno de nosotros podr?a citar, probablemente, alg?n ejemplo de los da?os que ella produce en el medio ambiente en todas las partes del mundo. Cito uno, entre tantos otros, de la historia reciente de Europa: hace veinte a?os, cuando cay? el muro de Berl?n y se derrumbaron los reg?menes materialistas y ateos que hab?an dominado durante varios decenios una parte de este continente, ?acaso no fue posible calcular el alcance de las profundas heridas que un sistema econ?mico carente de referencias fundadas en la verdad del hombre hab?a infligido, no s?lo a la dignidad y a la libertad de las personas y de los pueblos, sino tambi?n a la naturaleza, con la contaminaci?n de la tierra, las aguas y el aire? La negaci?n de Dios desfigura la libertad de la persona humana, y devasta tambi?n la creaci?n. Por consiguiente, la salvaguardia de la creaci?n no responde primariamente a una exigencia est?tica, sino m?s bien a una exigencia moral, puesto que la naturaleza manifiesta un designio de amor y de verdad que nos precede y que viene de Dios.
Por eso comparto la gran preocupaci?n que causa la resistencia de orden econ?mico y pol?tico a la lucha contra el deterioro del ambiente. Se trata de dificultades que se han podido constatar aun recientemente, durante la XV Sesi?n de la Conferencia de las Partes de la Convenci?n Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio clim?tico, que tuvo lugar en Copenhague del 7 al 18 de diciembre pasado. Espero que a lo largo de este a?o, primero en Bonn y despu?s en M?xico, sea posible llegar a un acuerdo para afrontar esta cuesti?n de un modo eficaz. Se trata de algo muy importante puesto que lo que est? en juego es el destino mismo de algunas naciones, en particular ciertos Estados insulares.
Sin embargo, conviene que esta atenci?n y compromiso por el ambiente est? bien establecido en el conjunto de los grandes desaf?os a los que se enfrenta la humanidad. Si se quiere construir una paz verdadera, ?c?mo se puede separar, o incluso oponer, la protecci?n del ambiente y la de la vida humana, comprendida la vida antes del nacimiento? En el respeto de la persona humana hacia ella misma es donde se manifiesta su sentido de responsabilidad por la creaci?n. Pues, como ense?a santo Tom?s de Aquino, el hombre representa lo m?s noble del universo (cf. Summa Theologiae, I, q. 29, a. 3). Adem?s, como ya record? en la reciente Cumbre Mundial de la FAO sobre la Seguridad Alimentaria, ?la tierra puede alimentar suficientemente a todos sus habitantes? (Discurso, 16 noviembre 2009, n. 2), con tal de que el ego?smo no lleve a algunos a acaparar los bienes destinados a todos.
Quisiera subrayar, adem?s, que la salvaguardia de la creaci?n implica una gesti?n correcta de los recursos naturales de los pa?ses y, en primer lugar, de los m?s desfavorecidos econ?micamente. Pienso en el continente africano, que tuve la dicha de visitar en el pasado mes de marzo, en mi viaje a Camer?n y Angola, y al que se dedicaron los trabajos de la reciente Asamblea especial del S?nodo de Obispos. Los Padres sinodales se?alaron con preocupaci?n la erosi?n y la desertificaci?n de grandes extensiones de tierra de cultivo, a causa de una explotaci?n desmedida y de la contaminaci?n del medio ambiente (cf. Propositio 22). En ?frica, como en otras partes, es necesario adoptar medidas pol?ticas y econ?micas que garanticen ?formas de producci?n agr?cola e industrial que respeten el orden de la creaci?n y satisfagan las necesidades primarias de todos? (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2010, n. 10).
Por otra parte, ?c?mo olvidar que la lucha por acceder a los recursos naturales es una de las causas de numerosos conflictos, particularmente en ?frica, as? como una fuente de riesgo permanente en otros casos? Por este motivo, repito con firmeza que, para cultivar la paz, hay que proteger la creaci?n. Adem?s, hay todav?a extensas zonas, por ejemplo en Afganist?n o en ciertos pa?ses de Latinoam?rica, donde la agricultura, lamentablemente relacionada todav?a con la producci?n de droga, es una fuente nada despreciable de empleo y subsistencia. Si se quiere la paz, hay que preservar la creaci?n mediante la reconversi?n de dichas actividades y, una vez m?s, quisiera pedir a la comunidad internacional que no se resigne al tr?fico de drogas y a los graves problemas morales y sociales que esto produce.
Se?oras y Se?ores, la protecci?n de la creaci?n es un factor importante de paz y justicia. Entre los numerosos retos que esta protecci?n plantea, uno de los m?s graves es el del aumento de los gastos militares, as? como el del mantenimiento y desarrollo de los arsenales nucleares. Este objetivo absorbe ingentes recursos econ?micos que podr?an ser destinados al desarrollo de los pueblos, sobre todo de los m?s pobres. En este sentido, espero firmemente que, en la Conferencia de examen del Tratado de no proliferaci?n de armas nucleares, que tendr? lugar el pr?ximo mes de mayo en Nueva York, se tomen decisiones eficaces con vistas a un desarme progresivo, que tienda a liberar el planeta de armas nucleares. En general, deploro que la producci?n y la exportaci?n de armas contribuya a perpetuar conflictos y violencias, como en Darfur, Somalia o en la Rep?blica Democr?tica del Congo. A la incapacidad de las partes directamente implicadas para evitar la espiral de violencia y dolor producida por estos conflictos, se a?ade la aparente impotencia de otros pa?ses y Organizaciones internacionales para restablecer la paz, sin contar la indiferencia casi resignada de la opini?n p?blica mundial. No es necesario subrayar cu?nto perjudican y degradan estos conflictos al medio ambiente. Asimismo, se ha de mencionar el terrorismo, que pone en peligro muchas vidas inocentes y causa una difusa ansiedad. En esta solemne ocasi?n, quisiera renovar el llamamiento que hice el 1 de enero, en la oraci?n del ?ngelus, a todos los que pertenecen a cualquier grupo armado, para que abandonen el camino de la violencia y abran sus corazones al gozo de la paz.
Las graves violencias que acabo de evocar, unidas a las plagas de la pobreza y el hambre, as? como a las cat?strofes naturales y a la destrucci?n del medio ambiente, hacen que aumente el n?mero de quienes abandonan sus propias tierras. Frente a dicho ?xodo, deseo exhortar a las Autoridades civiles implicadas de un modo u otro a trabajar con justicia, solidaridad y clarividencia. Quisiera referirme aqu?, en particular, a los cristianos de Oriente Medio. Amenazados de muchos modos, incluso en el ejercicio de su libertad religiosa, dejan la tierra de sus padres, donde creci? la Iglesia de los primeros siglos. Con el fin de darles apoyo y hacerles sentir la cercan?a de sus hermanos en la fe, he convocado para el pr?ximo oto?o una Asamblea especial del S?nodo de Obispos sobre Oriente Medio.
Se?oras y Se?ores Embajadores, hasta aqu? he evocado solamente algunos aspectos relacionados con el problema del medio ambiente. Las ra?ces de la situaci?n que est? a la vista de todos son, sin embargo, de tipo moral y la cuesti?n tiene que ser afrontada en el marco de un gran esfuerzo educativo, con el fin de promover un cambio efectivo de la mentalidad y establecer nuevos modelos de vida. La comunidad de los creyentes puede y quiere participar en ello, pero para hacerlo es necesario que se reconozca su papel p?blico. Lamentablemente, en ciertos pa?ses, sobre todo occidentales, se difunde en ?mbitos pol?ticos y culturales, as? como en los medios de comunicaci?n social, un sentimiento de escasa consideraci?n y a veces de hostilidad, por no decir de menosprecio, hacia la religi?n, en particular la religi?n cristiana. Es evidente que si se considera el relativismo como un elemento constitutivo esencial de la democracia se corre el riesgo de concebir la laicidad s?lo en t?rminos de exclusi?n o, m?s exactamente, de rechazo de la importancia social del hecho religioso. Dicho planteamiento, sin embargo, crea confrontaci?n y divisi?n, hiere la paz, perturba la ecolog?a humana y, rechazando por principio actitudes diferentes a la suya, se convierte en un callej?n sin salida. Es urgente, por tanto, definir una laicidad positiva, abierta, y que, fundada en una justa autonom?a del orden temporal y del orden espiritual, favorezca una sana colaboraci?n y un esp?ritu de responsabilidad compartida. Desde este punto de vista, pienso en Europa que, con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, ha abierto una nueva fase de su proceso de integraci?n, que la Santa Sede seguir? con respeto y cordial atenci?n. Al observar con satisfacci?n que el Tratado prev? que la Uni?n Europea mantenga con las Iglesias un di?logo ?abierto, transparente y regular? (art. 17), formulo mis votos para que Europa, en la construcci?n de su porvenir, encuentre continua inspiraci?n en las fuentes de su propia identidad cristiana. ?sta, como ya afirm? en mi viaje apost?lico a la Rep?blica Checa el pasado mes de septiembre, tiene un papel insustituible ?para la formaci?n de la conciencia de cada generaci?n y para la promoci?n de un consenso ?tico de fondo, al servicio de toda persona que a este continente lo llama "mi casa"? (Encuentro con las Autoridades civiles y el Cuerpo diplom?tico, 26 septiembre 2009).
Continuando con nuestra reflexi?n, es preciso se?alar la complejidad del problema del medio ambiente. Se podr?a decir que se trata de un prisma con muchas caras. Las criaturas son diferentes unas de otras y, como nos muestra la experiencia cotidiana, se pueden proteger o, por el contrario, poner en peligro de muchas maneras. Uno de estos ataques proviene de leyes o proyectos que, en nombre de la lucha contra la discriminaci?n, atentan contra el fundamento biol?gico de la diferencia entre los sexos. Me refiero, por ejemplo, a pa?ses europeos o del continente americano. Como dice San Columbano, ?si eliminas la libertad, eliminas la dignidad? (Epist. 4 ad Attela, in S. Columbani Opera, Dublin, 1957, p. 34). Pero la libertad no puede ser absoluta, ya que el hombre no es Dios, sino imagen de Dios, su criatura. Para el hombre, el rumbo a seguir no puede ser fijado por la arbitrariedad o el deseo, sino que debe m?s bien consistir en la correspondencia con la estructura querida por el Creador.
La salvaguardia de la creaci?n comporta tambi?n otros desaf?os, a los que solamente se puede responder a trav?s de la solidaridad internacional. Pienso en las cat?strofes naturales que a lo largo del a?o pasado han sembrado muerte, sufrimiento y destrucci?n en Filipinas, Vietnam, Laos, Camboya y en la Isla de Taiw?n. ?C?mo no recordar tambi?n Indonesia y, muy cerca de nosotros, la regi?n de los Abruzzos, golpeadas por devastadores temblores de tierra? Ante dichos acontecimientos, nunca debe faltar la asistencia generosa, pues est? en juego la vida misma de las criaturas de Dios. Pero la salvaguardia de la creaci?n, adem?s de solidaridad, requiere tambi?n la concordia y estabilidad de los Estados. Cuando surgen divergencias y hostilidades entre ellos, para defender la paz, deben perseguir con tenacidad la v?a de un di?logo constructivo. Esto es lo que sucedi? hace 25 a?os con el Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, concluido gracias a la mediaci?n de la Sede Apost?lica y del que se derivaron abundantes frutos de colaboraci?n y prosperidad que, en cierta manera, beneficiaron a toda Latinoam?rica. En esta misma parte del mundo, me alegra el acercamiento que Colombia y Ecuador han emprendido tras muchos meses de tensi?n. M?s cerca de aqu?, me alegro por el entendimiento logrado entre Croacia y Eslovenia a prop?sito del arbitraje relativo a sus fronteras mar?timas y terrestres. Me alegro asimismo por el Acuerdo entre Armenia y Turqu?a con vistas a la reanudaci?n de las relaciones diplom?ticas y deseo tambi?n que a trav?s del di?logo se mejoren las relaciones entre todos los pa?ses del C?ucaso meridional. Durante mi peregrinaci?n a Tierra Santa, hice un llamamiento acuciante a Israel?es y Palestinos a dialogar y respetar los derechos del otro. Una vez m?s, alzo mi voz para que el derecho a la existencia del Estado de Israel sea reconocido por todos, as? como a gozar de paz y seguridad en las fronteras reconocidas internacionalmente. Asimismo, que el pueblo palestino vea reconocido su derecho a una patria soberana e independiente, a vivir con dignidad y a desplazarse libremente. Quisiera, adem?s, pedir el apoyo de todos para que sean protegidos la identidad y el car?cter sagrado de Jerusal?n, cuya herencia cultural y religiosa tiene un valor universal. S?lo as?, esta ciudad ?nica, santa y atormentada, podr? ser signo y anticipo de la paz que Dios desea para toda la familia humana. Por amor al di?logo y a la paz, que salvaguardan la creaci?n, exhorto a los gobernantes y ciudadanos de Iraq a superar las divisiones, la tentaci?n de la violencia e intolerancia, para construir juntos el futuro de su pa?s. Las comunidades cristianas quieren tambi?n ofrecer su aportaci?n, pero para ello es necesario que se les asegure respeto, seguridad y libertad. Pakist?n ha sido tambi?n golpeado duramente por la violencia en los ?ltimos meses y ciertos episodios han afectado directamente a la minor?a cristiana. Pido que se haga todo lo posible para que dichas agresiones no se vuelvan a repetir y que los cristianos puedan sentirse plenamente integrados en la vida de su pa?s. Por otra parte, a prop?sito de la violencia contra los cristianos, no puedo dejar de mencionar el deplorable atentado que en los ?ltimos d?as ha sufrido la comunidad copta egipcia, precisamente cuando celebraba la fiesta de Navidad. En cuanto a Ir?n, espero que, a trav?s del di?logo y la colaboraci?n, se encuentren soluciones comunes tanto a nivel nacional como en el ?mbito internacional. Deseo que el L?bano, que ha superado una larga crisis pol?tica, contin?e por la v?a de la concordia. Espero que Honduras, despu?s de un tiempo de incertidumbre y agitaci?n, se encamine hacia la recuperaci?n de la normalidad pol?tica y social. Deseo que, con la ayuda desinteresada y efectiva de la comunidad internacional, suceda lo mismo en Guinea y Madagascar.
Se?oras y Se?ores Embajadores, al final de este r?pido recorrido que, debido a su brevedad, no se puede detener en todas las situaciones que lo merecer?an, me vienen a la mente las palabras del Ap?stol Pablo, para quien ?la creaci?n entera est? gimiendo con dolores de parto? y ?tambi?n nosotros gemimos en nuestro interior? (Rm 8, 22-23). En efecto, hay muchos sufrimientos en la humanidad y el ego?smo humano hiere a la creaci?n de muchas maneras. Por eso mismo, el anhelo de salvaci?n que ata?e a toda la creaci?n, es todav?a m?s intenso y est? presente en el coraz?n de todos, creyentes o no. La Iglesia indica que la respuesta a esta aspiraci?n est? en Cristo ?primog?nito de toda criatura; porque por medio de ?l fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres? (Col 1, 15-16). Fijando mis ojos en ?l, exhorto a toda persona de buena voluntad a trabajar con confianza y generosidad por la dignidad y la libertad del hombre. Que la luz y la fuerza de Jes?s nos ayuden a respetar la ecolog?a humana, conscientes de que la ecolog?a medioambiental se beneficiar? tambi?n de ello, ya que el libro de la naturaleza es ?nico e indivisible. De esta manera, podremos consolidar la paz, hoy y para las generaciones venideras. Os deseo a todos un feliz a?o.
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ZENIT publica la homilía que pronunció Benedicto XVI este domingo, solemnidad del Bautismo del Señor, durante la celebración eucarística presidida en la Capilla Sixtina en la que bautizó a catorce recién nacidos.
Queridos hermanos y hermanas:
En la fiesta del Bautismo del Señor, este año también tengo la alegría de administrar el sacramento del Bautismo a varios recién nacidos, presentados por sus padres a la Iglesia. Bienvenidos, queridos papás y mamás de estos niños, padrinos y madrinas, amigos y familiares, que les rodeáis. Damos gracias a Dios que hoy llama a estas siete niñas y a estos siete niños a convertirse en sus hijos en Cristo. Les rodeamos con la oración y con el afecto y les acogemos con alegría en la comunidad cristiana, que desde hoy se convierte también en su familia.
Con la fiesta del Bautismo de Jesús continúa el ciclo de las manifestaciones del Señor, que comenzó en Navidad con el nacimiento en Belén del Verbo encarnado, contemplado por María, José y los pastores en la humildad del pesebre, y que ha tenido una etapa importante en la Epifanía, cuando el Mesías, a través de los Magos, se ha manifestado a todos los pueblos. Hoy Jesús se revela en la orillas del Jordán, a Juan y al pueblo de Israel. Es la primera ocasión en la que, como hombre maduro, entra en el escenario público, después de haber dejado Nazaret. Lo encontramos junto al Bautista, a quien acude un gran número de personas, en una escena particular. En el pasaje evangélico, poco antes proclamado, san Lucas observa ante todo que el pueblo estaba "a la espera" (3, 15). Subraya de este modo la espera de Israel; percibe en esas personas que habían dejado sus casas y sus compromisos habituales el profundo deseo de un mundo diferente y de palabras nuevas, que parecen encontrar respuesta precisamente en las palabras severas, comprometedoras, pero llenas de esperanza del Precursor. Su bautismo es de penitencia, un signo que invita a la conversión, a cambiar de vida, pues se acerca Aquél que "bautizará en Espíritu Santo y fuego" (3,16). De hecho, no se puede aspirar a un mundo nuevo permaneciendo sumergidos en el egoísmo y en las costumbres ligadas al pecado. También Jesús deja su casa y sus habituales ocupaciones para ir al Jordán. Llega en medio de la muchedumbre que está escuchando al Bautista y se pone en fila, como todos, en espera de ser bautizado. Al verle, Juan intuye que en ese Hombre hay algo único, que es el Otro misterioso que esperaba y hacia el que había orientado toda su vida. Comprende que se encuentra ante Alguien más grande que él, al que no es digno ni siquiera de desatar la correa de sus sandalias.
En el Jordán, Jesús se manifiesta con una humildad extraordinaria, que recuerda la pobreza y la sencillez del Niño colocado en el pesebre, y que anticipa los sentimientos con los que, al final de sus días terrenos, llegará a lavar los pies de sus discípulos y sufrirá la humillación terrible de la cruz. El Hijo de Dios, el que no tiene pecado, se mezcla entre pecadores, muestra la cercanía de Dios al camino de conversión del hombre. Jesús carga sobre sus espaldas el peso de la culpa de toda la humanidad, comienza su misión poniéndose en nuestro lugar, en lugar de los pecadores, en la perspectiva de la cruz.
Cuando, recogido en oración, tras el bautismo, sale del agua, se abren los cielos. Es el momento esperado por tantos profetas: "Si rompieses los cielos y descendieses", había invocado Isaías (63, 19). En ese momento, según parece sugerir san Lucas, se escucha esta oración. De hecho, "se abrió el cielo, y bajó sobre él el Espíritu Santo" (3, 21-22); se escucharon palabras nunca antes escuchadas: "Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado" (v. 22). Al salir de las aguas, como afirma san Gregorio Nazianceno, "ve cómo se rasgan y se abren los cielos, esos cielos que Adán había cerrado para sí y para toda su descendencia" (Discurso 39 para el Bautismo del Señor, PG 36). El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo descienden entre los hombres y nos revelan su amor que salva. Si los ángeles llevaron a los pastores el anuncio del nacimiento del Salvador, y la estrella guió a los Magos de Oriente, ahora es la voz misma del Padre la que indica a los hombres la presencia en el mundo de su Hijo e invita a esperar en la resurrección, en la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.
El alegre anuncio del Evangelio es el eco de esta voz que baja del cielo. Con razón, por este motivo, Pablo, como hemos escuchado en la segunda lectura, escribe a Tito: "se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres" (2,11). El Evangelio, de hecho, es para nosotros gracia que da alegría y sentido a la vida. Éste, sigue diciendo el apóstol Pablo, "nos enseña a que, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, vivamos con sensatez, justicia y piedad" (v. 12); es decir, nos conduce a una vida más feliz, más hermosa, más solidaria, a una vida según Dios. Podemos decir que también para estos niños hoy se abren lo cielos. Ellos reciben el don de la gracia del Bautismo y el Espíritu Santo habitará en ellos como en un templo, transformando en profundidad sus corazones. Desde este momento, la voz del Padre les llamará también a ellos a ser sus hijos en Cristo y, en su familia que es la Iglesia, entregará a cada uno de ellos el don sublime de la fe. Este don, ahora que no tienen la posibilidad de comprenderlo plenamente, será depositado en su corazón como una semilla llena de vida, que espera desarrollarse y dar fruto. Hoy son bautizados en la fe de la Iglesia, profesada por los padres, padrinos y madrinas, y por los cristianos presentes, que después les llevarán de la mano en el seguimiento de Cristo. El rito del Bautismo recuerda con insistencia el tema de la fe ya desde el inicio, cuando el celebrante recuerda a los padres que, al pedir el bautismo para los propios hijos, asumen el compromiso de "educarles en la fe". Esta tarea es exigida de manera aún más fuerte a los padres y padrinos en la tercera parte de la celebración, que comienza dirigiéndoles estas palabras: "Tenéis la tarea de educarles en la fe para que la vida divina que reciben como don sea preservada del pecado y crezca cada día. Si, por tanto, en virtud de vuestra fe, estáis dispuestos a asumir este compromiso..., profesad vuestra fe en Jesucristo. Es la fe de la Iglesia en la que son bautizados vuestros hijos". Estas palabras del rito sugieren, en cierto sentido, que la profesión de fe y la renuncia al pecado de padres, padrinos y madrinas, representan la premisa necesaria para que la Iglesia confiera el Bautismo a sus hijos.
Antes de derramar el agua en la cabeza del recién nacido, aparece otra alusión a la fe. El celebrante dirige una última pregunta: "¿Queréis que este niño reciba el Bautismo en la fe de la Iglesia, que todos juntos hemos profesado?". Sólo después de la respuesta afirmativa se administra el sacramento. También en los ritos explicativos --unción con el crisma, entrega del vestido blanco y de la vela encendida, gesto del 'effetá'-- la fe representa el tema central. "Prestad atención --dice la fórmula que acompaña la entrega de la vela-- para que vuestros niños... vivan siempre como hijos de la luz; y perseverando en la fe, salgan al encuentro del Señor que viene"; "Que el Señor Jesús --sigue diciendo el celebrante en el rito del 'effetá'-- te conceda la gracia de escuchar pronto su palabra y de profesar su fe, para alabanza y gloria de Dios Padre". Todo concluye, después, con la bendición final, que recuerda una vez más a los padres su compromiso de ser para los hijos "los primeros testigos de la fe".
Queridos amigos: para estos niños hoy es un gran día. Con el Bautismo, participando en la muerte y resurrección de Cristo, comienzan con Él la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo. La liturgia la presenta como una experiencia de luz. De hecho, al entregar a cada uno la vela encendida en el cirio pascual, la Iglesia afirma: "¡Recibid la luz de Cristo!". El Bautismo ilumina con la luz de Cristo, abre los ojos a su resplandor e introduce en el misterio de Dios a través de la luz divina de la fe. En esta luz, los niños que van a ser bautizados tendrán que caminar durante toda la vida, ayudados por las palabras y el ejemplo de los padres, de los padrinos y madrinas. Éstos tendrán que comprometerse a alimentar con las palabras y el testimonio de su vida las antorchas de la fe de los niños para que pueda resplandecer en este mundo, que con frecuencia camina a tientas en las tinieblas de la duda, y llevar la luz del Evangelio que es vida y esperanza. Sólo de este modo, como adultos, podrán pronunciar con plena conciencia la fórmula que aparece al final de la profesión de fe de este rito: "Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia. Y nosotros nos gloriamos de profesarla en Cristo Jesús, nuestro Señor".
También en nuestros días la fe es un don que hay que volver a descubrir, cultivar y testimoniar. Que en esta celebración del Bautismo, el Señor conceda a cada uno de nosotros la gracia de vivir la hermosura y la alegría de ser cristianos para que podamos introducir a los niños bautizados en la plenitud de la adhesión a Cristo. Encomendamos estos pequeños a la materna intercesión de la Virgen María. Le pedimos que, revestidos con el vestido blanco, signo de su nueva dignidad de hijos de Dios, sean durante toda su vida fieles discípulos de Cristo y valientes testigos del Evangelio. Amén.
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
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ZENIT publica las palabras que dirigió Benedicto XVI el domingo, 10 de Enero de 2010, al rezar desde la ventana de su estudio la oración mariana del Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Queridos hermanos y hermanas:
Esta mañana, durante la misa celebrada en la Capilla Sixtina, he administrado el sacramento del Bautismo a varios recién nacidos. Esta costumbre está ligada a la fiesta del Bautismo del Señor, con la que se concluye el tiempo litúrgico de la Navidad. El Bautismo expresa muy bien el sentido global de las festividades navideñas, en las que el tema de convertirse en hijos de Dios gracias a la venida del Hijo unigénito en nuestra humanidad constituye un elemento dominante. Él se hizo hombre para que podamos convertirnos en Hijos de Dios. Dios nació para que podamos renacer. Estos conceptos aparecen continuamente en los textos litúrgicos navideños y constituyen un motivo entusiasmante de reflexión y esperanza. Pensemos en lo que escribe san Pablo a los Gálatas: "envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva" (4, 4-5); o en lo que dice san Juan en el Prólogo de su Evangelio: "a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios" (Juan 1,12). Este estupendo misterio, que constituye nuestro "segundo nacimiento" --el renacimiento de un ser humano de lo alto, de Dios (Cf. Juan 3,1-8)-- tiene lugar y se resume en el signo sacramental del Bautismo.
Con este sacramento el hombre se convierte realmente en hijo, hijo de Dios. A partir de ese momento, el fin de su existencia consiste en alcanzar de manera libre y consciente aquello que desde el inicio constituye el destino del hombre. "Conviértete en lo que eres", representa el principio educativo básico de la persona humana redimida por la gracia. Este principio tiene muchas analogías con el crecimiento humano, en el que la relación de los padres con los hijos pasa por separaciones y crisis, de la dependencia total a la conciencia de ser hijo, del reconocimiento del don de la vida recibida a la madurez y la capacidad para dar la vida. Engendrado por el Bautismo para una nueva vida, también el cristiano comienza su camino de crecimiento en la fe que le llevará a invocar conscientemente a Dios como "Abbá - Padre", a dirigirse a Él con gratitud y a vivir la alegría de ser su hijo.
Del Bautismo se deriva también un modelo de sociedad: la de los hermanos. La fraternidad no se puede establecer a través de una ideología y mucho menos por el decreto de un poder constituido. Nos reconocemos hermanos a partir de la humilde y profunda conciencia del ser hijos del único Padre celestial. Como cristianos, gracias al Espíritu Santo, recibido en el Bautismo, se nos ha dado el don y el compromiso de vivir como hijos de Dios y como hermanos, para ser como "levadura" de una humanidad nueva, solidaria y llena de paz y esperanza. En esto, nos ayuda la conciencia de tener, además de un Padre en los cielos, también una madre, la Iglesia, de quien la Virgen María es modelo perenne. A ella le encomendamos los niños recién bautizados y sus familias y le pedimos para todos la alegría de renacer cada día "desde lo alto", del amor de Dios, que nos hace sus hijos y hermanos entre nosotros.
[Tras rezar del Ángelus, el Papa siguió diciendo:]
Queridos hermanos y hermanas:
Dos hechos me han llamado particularmente la atención en estos últimos días: el caso de la condición de los migrantes, que buscan una vida mejor en países que tienen necesidad, por diferentes motivos de su presencia, y las situaciones de conflicto, en varias partes del mundo, en las que los cristianos son objeto de ataques, en ocasiones violentos.
¡Es necesario remontarse al corazón del problema! ¡Hay que partir del significado de la persona! Un inmigrado es un ser humano, diferente por su proveniencia, cultura y tradiciones, pero es una persona que hay que respetar y con derechos y deberes, en particular en el ámbito laboral, donde es más fácil la tentación del abuso, así como en el ámbito de las condiciones concretas de vida. La violencia no debe ser nunca para nadie el camino para resolver las dificultades. ¡El problema es ante todo humano! Invito a contemplar el rostro del otro y a descubrir que tiene un alma, una historia y una vida: es una persona y Dios le ama como me ama a mí.
Quisiera hacer consideraciones similares en lo que se refiere al hombre en su diversidad religiosa. La violencia contra los cristianos en algunos países ha suscitado el desdén de muchos, en parte porque se ha manifestado en los días más sagrados para la tradición cristiana. Es necesario que las instituciones, tanto políticas como religiosas, no desfallezcan --lo repito-- en sus propias responsabilidades. No puede haber violencia en el nombre de Dios, ni se puede pensar en honrarle ofendiendo a la dignidad y a la libertad de los semejantes.
[A continuación, el Papa saludó en varios idiomas. En español, dijo: ]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, así como a quienes se unen a ella a través de la radio y la televisión. En la fiesta del Bautismo del Señor, invito a todos a renovar con alegría y convicción las promesas realizadas al recibir este Sacramento, para ser ante el mundo discípulos y misioneros de Cristo, llevando la luz de su Evangelio a todos los ámbitos de la sociedad, con la palabra y el propio ejemplo. Que en esta hermosa misión sintáis el consuelo y la compañía de María Santísima, a cuyas maternas manos encomendamos a todos los hijos de la Iglesia. Feliz Domingo.
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
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Reflexión de José Antonio Pagola para el evangelio del domingo sexto del Tiempo Ordinario, ofrecido por la Delegación de Enseñanza de la Diócesisi de Tenrife.
TOMAR EN SERIO A LOS POBRES
Acostumbrados a escuchar las "bienaventuranzas" tal como aparecen en el evangelio de Mateo, se nos hace duro a los cristianos de los países ricos leer el texto que nos ofrece Lucas. Al parecer, este evangelista y no pocos de sus lectores pertenecían a una clase acomodada. Sin embargo, lejos de suavizar el mensaje de Jesús, Lucas lo presentó de manera más provocativa.
Junto a las "bienaventuranzas" a los pobres, el evangelista recuerda las "malaventuranzas" a los ricos: « Dichosos los pobres...los que ahora tenéis hambre...los que ahora lloráis ». Pero «Ay de vosotros, los ricos...los que ahora estáis saciados...los que ahora reís». El Evangelio no puede ser escuchado de igual manera por todos. Mientras para los pobres es una Buena Noticia que los invita a la esperanza, para los ricos es una amenaza que los llama a la conversión. ¿Cómo escuchar este mensaje en nuestras comunidades cristianas?
Antes que nada, Jesús nos pone a todos ante la realidad más sangrante que hay en el mundo, la que más le hacía sufrir a él, la que más llega al corazón de Dios,la que está más presente ante sus ojos. Una realidad que, desde los países ricos, tratamos de ignorar y silenciar una y otra vez, encubriendo de mil maneras la injusticia más cruel e inhumana de la que, en buena parte, somos culpables nosotros.
¿Queremos continuar alimentando el autoengaño o abrir los ojos a la realidad de los pobres? ¿Tenemos voluntad de verdad? ¿Tomaremos alguna vez en serio a esa inmensa mayoría de los que viven desnutridos y sin dignidad, los que no tienen voz ni poder, los que no cuentan para nuestra marcha hacia el bienestar?
Los cristianos no hemos descubierto todavía toda la importancia que pueden tener los pobres en la historia del cristianismo. Ellos nos dan más luz que nadie para vernos en nuestra propia verdad, sacuden nuestra conciencia y nos invitan permanentemente a la conversión. Ellos nos pueden ayudar a configurar la Iglesia del futuro de manera más evangélica. Nos pueden hacer más humanos y más capaces de austeridad, solidaridad y generosidad.
El abismo que separa a ricos y pobres sigue creciendo de manera imparable. En el futuro, cada vez será más imposible presentarse ante el mundo como Iglesia de Jesús ignorando a los más débiles e indefensos de la Tierra. O tomamos en serio a los pobres u olvidamos el Evangelio. En los países ricos nos resultará cada vez más difícil escuchar la advertencia de Jesús:«No podéis servir a Dios y al Dinero». Se nos hará insoportable.
José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
14 de febrero de 2010
6 Tiempo ordinario (C)
Lucas, 17. 20-26
DOMINGO SEXTO DEL TIEMPO ORDINARIO
14 de Febrero de 2010
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros.
Hoy es el último domingo antes de empezar la Cuaresma. Bien lo vemos por las fiestas de Carnaval que se celebran estos días. Desde luego que no es nada malo participar en ellas, pero sí lo sería si nos hiciesen olvidar la importancia del tiempo que estamos a punto de empezar, y que nos conducirá hasta la Pascua.
Una buena introducción a este tiempo será el evangelio de hoy. Jesús nos dirá que hay dos formas de vivir la vida. Una es la de los que van detrás de la riqueza, del bienestar, del aprovecharse de los demás... la de los que viven tranquilos olvidándose de los que sufren. Y la otra es la de los que lo pasan mal, la de los que no tienen las seguridades que dan la riqueza y el poder de este mundo.Todos debemos escoger. Y esta Cuaresma será una nueva invitación a hacerlo.
A. penitencial: En silencio, pongámonos ante Dios. (Silencio).
Tú, que amas a IOS pobres. SEÑOR,TEN PIEDAD.
Tú, que nos llamas a vivir el Evangelio. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que nos das un corazón nuevo y un espíritu nuevo. SEÑOR, TEN PIEDAD.
1. lectura (Jeremías 17,5-8): La primera lectura de hoy empieza con una frase dura y sorprendente. El profeta nos dice, en nombre de Dios: "Maldito quien confía en el hombre' Es una afirmación fuerte, que nos invita a estar muy atentos. Para que recordemos siempre dónde tenemos que poner nuestra confianza. Es la misma llamada que luego nos hará Jesús en el evangelio.
2. lectura (1 Corintios 15,12.16-20): Escuchemos ahora las palabras de san Pablo. Son una buena reflexión sobre la resurrección de Jesucristo y sobre nuestra propia resurrección, que nos ayudará a comenzar el camino cuaresmal hacia la Pascua.
Oración universal: Hoy, en el evangelio, Jesús nos ha hablado muy claramente del amor de Dios para con los pobres. Hoy, precisamente, que es el día de la Campaña contra el Hambre en el Mundo, será una buena ocasión para recordara tanta ytanta gente que vive esta tragedia, y aportarles nuestra ayuda, y rezar también por ellos. Respondamos a cada petición diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.
Por todos aquellos que, en todo el mundo, sufren y mueren a causa de la pobreza y del hambre. OREMOS:
Por los gobernantes y los dirigentes económicos, que tienen en sus manos hacer que las riquezas de nuestro mundo lleguen a todos y nadie tenga que sufrir por no tener lo necesario para vivir. OREMOS:
Por las entidades y las personas que dedican su tiempo y sus esfuerzos a luchar contra la pobreza y el hambre. OREMOS:
Por las Iglesias de los países pobres; por sus pastores y por sus fieles. OREMOS:
Por nosotros, y por las comunidades cristianas del mundo entero. OREMOS:
Escucha, Padre, nuestras plegarias, y llénanos de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Padrenuestro: Confiando en el Señor, que da su amor a los pobres, nos atrevemos a decir:
CPL
Pasaje de la la homilía que pronunció el sábado, 9 de Enero de 2010, monseñor José Ignacio Munilla Aguirre al tomar posesión de la sede de San Sebastián.
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Me presento ante vosotros pobre y humilde, con la inevitable sensación de que las expectativas que muchos de vosotros podáis tener, son muy superiores a lo que quepa esperar de mí... Si me permitís un poco de humor para distender el discurso (y quizás también para rebajar las expectativas), en estos días me ha venido a la mente un relato gracioso y enjundioso al mismo tiempo, que escuché a uno de mis hermanos obispos aquí presentes:
Dicen que había un señor muy débil y enfermo, que solicitó audiencia con el Papa para pedirle que rezase por él. Para su sorpresa, el Santo Padre le contestó concediéndole una cita. Llegado el día, acudió con antelación al Vaticano. En el primer control, le indicaron que tenía que ser muy breve porque el Papa estaba muy ocupado; al llegar a la primera planta, el Secretario le insistió en que el Papa estaría cansado, y que no debía alargarse en la entrevista... Al acercarse a la antesala, un monseñor le hizo saber la ocupadísima agenda del Pontífice esa mañana, insistiéndole en la brevedad... Cuando estaba ya a punto de entrar, un cardenal le miró fijamente, al mismo tiempo que se levantaba ligeramente la manga de su muñeca, y daba unos golpecillos con su dedo al reloj... Finalmente, se abrió la puerta, y al ver el rostro del Papa, nuestro hombre, débil y enfermo, sólo fue capaz de balbucear: "¡PAPA!, ¡PUPA!"
A buen seguro que habéis comprendido la intención de mi pequeña broma... La presión que se genera en ciertos momentos es muy grande. Por ello, quiero pediros a todos vuestra comprensión ante mi pequeñez, al mismo tiempo que vuestra buena voluntad en la acogida de las palabras de este pastor de la Iglesia. El factor mediático tan influyente en nuestros días, contribuye fácilmente a construir castillos en el aire, a ver gigantes donde sólo hay molinos, a engrandecer a quienes lejos de ser supermanes, tan sólo son unos peregrinos más en el camino de la vida; o tal vez, a juzgar como demonios a quienes simplemente comparten nuestra misma condición pecadora.
Por todo ello, permitidme que lo diga una vez más: me presento ante vosotros pobre y humilde, al mismo tiempo que consciente de la misión que he recibido de Cristo y de su Iglesia. Nada busco por mi cuenta y sólo le pido a Dios "acertar", ser instrumento suyo en la construcción de su Reino... Ser "instrumento", no más. Pero tampoco menos.
En un día como hoy y en las circunstancias presentes, he pensado compartir con vosotros el uso de la palabra... Me explico: Con motivo de mi nombramiento, he recibido muchísimos correos electrónicos y cartas. De entre éstas últimas, he elegido una, que me ha llegado especialmente al alma... Dice literalmente:
Estimado José Ignacio:
"La paz y el amor de Jesucristo y la alegría de la Virgen María rebosen en tu corazón. Con tu reciente nombramiento como obispo de la Diócesis de San Sebastián, quiero mostrarte mi acogida y cariño junto con esta tu tierra que te vio nacer. Es mi deseo que te encuentres en casa, acogido y amado como Pastor.
Tu nueva labor vaya ungida por el Santo Espíritu. Él te consolará y te dará la fuerza que viene de lo alto para mantenerte fiel a Dios y a la Iglesia. Jesús te dice: "No tengas miedo, Yo estoy contigo". Así pues, no temas, Dios está con nosotros...
Acuérdate cuando pastores la grey del Señor, sobre todo, de los pobres, humildes y enfermos, aquellos que no tienen protector y sé un Padre amoroso para todos ellos. Hay mucha falta de cariño en los corazones, José Ignacio, tú que lo recibes de Nuestro Señor, dáselo a los pobres y a los pequeños; y no te olvides de ninguno... ¡Sé reflejo humilde del Corazón de Jesús, siendo de todos y para todos!
Tú que tanto amas a la juventud, acuérdate de ellos y sé comprensivo con su debilidad, acogiéndolos con misericordia. Ellos necesitan acogida y compasión y un corazón que les comprenda, que les escuche y los acompañe.
Escucha, José Ignacio, escucha el clamor del pueblo sufriente y dolorido y alégrate, al mismo tiempo, con aquellos que se sienten amados infinitamente por Dios.
Los niños y los ancianos sean tu predilección; son débiles y dependientes y necesitan apoyarse. Utiliza tu báculo para ayudarles en sus necesidades.
Sobre todo, José Ignacio, cuenta con la gracia de Dios. La empresa es muy grande para un alma sencilla como la tuya, pero la gracia es aún mayor para llevarla a buen fin. No te faltará la oración de la Iglesia. Te tendré siempre presente en mis humildes oraciones y aquí me tienes cuando me necesites. Aprovecho para desearte una Feliz Navidad. Un entrañable recuerdo a tu amatxo. Ongi etorri zure etxera!
¡Da gusto tener unos fieles que le preparen la homilía al obispo! Recibo estos consejos y los hago míos, e intentaré llevarlos a la práctica en el ministerio pastoral (...)".
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Al ver el calor de vuestra acogida, me he acordado del borriquillo que Jesús montaba aquel Domingo de Ramos en su entrada en Jerusalén. ¿Os imagináis qué ridículo hubiese hecho aquel asno si hubiese creído que aquellas aclamaciones y aquellos saludos estaban dirigidos a él, en vez de a quien llevaba sobre sus lomos? Le pido al Señor no ser tan "burro" como para engañarme así.
Me parece que todos, sin excepción, deberíamos aplicarnos la parte que nos corresponde en esta imagen de la entrada de Jesús en Jerusalén. ¡Qué absurdo hubiese sido que quienes salieron a las calles, aquel Domingo de Ramos, batiendo sus palmas y cantando cánticos de alegría, lo hubiesen hecho por el simple motivo de que el borrico les resultase simpático! ¿Y qué decir de los habitantes de Jerusalén, si se hubiesen resistido a recibir a Jesucristo, porque no les gustaba el asnillo sobre el que venía montado?
La moraleja y la conclusión de esta cuasi fábula que os he propuesto, es obvia: ¡El misterio de la Iglesia sólo cabe vivirlo en la fe y desde la fe! ¡Cualquier otra cosa, inevitablemente, nos conduciría a malas interpretaciones y a manipulaciones! Así nos lo recordó D. Juan María Uriarte en la homilía de su despedida: "La comunidad cristiana se mantendrá incólume si por la fe sabe identificar a Jesús presente y activo en medio de ella y tiene el coraje de confiar en Él «a fondo perdido». Él es la fuerza de la Iglesia en todos sus momentos de debilidad, de prueba y de riesgo".
Oremos unos por otros, queridos hermanos. No lo digo como una frase hecha, sino con plena convicción de que es el camino para sanar heridas y para alcanzar la meta que perseguimos, que no es otra que dar gloria a Dios. Os pido que nos tomemos en serio esta llamada que os hago. La oración dirigida a la Virgen María será especialmente eficaz. ¡Bien sabemos de la capacidad que tienen las madres de congregar a sus hijos! Con frecuencia, cuando falta la madre, resulta casi imposible convocar a la familia; sin la madre aquello se convierte en un "desmadre". Pero nosotros... ¡tenemos madre!; y se llama "María". ¡Cada vez que pronunciemos con confianza este santo y bendito nombre -"¡María!"-, nos sentiremos más hermanos!
ZENIT nos ofrece el discurso del Papa a los dirigentes y agentes de la Inspectoría de Seguridad Pública en el Vaticano, con motivo de la felicitación por el Año Nuevo.
Queridos amigos de la Inspectoría de Seguridad Pública en el Vaticano
Como conclusión de las Fiestas navideñas, durante las cuales hemos contemplado con el estupor de la fe el misterio del nacimiento de Jesús, henos aquí reunidos para esta cita, convertida ya en familiar. ¡Bienvenidos a la casa de Pedro!
Dirijo mi pensamiento cordial al Prefecto Antonio Manganelli, Jefe de la Policía, como también a los Vice-jefes, los Prefectos Francesco Cirillo y Paola Basilone, al Prefecto Salvatore Festa y al Cuestor Giuseppe Caruso. Con ellos saludo a los dirigentes y funcionarios que, a distintos niveles, comparten las responsabilidades de la Policía de Estado, los agentes, los colaboradores, los capellanes y todos los presentes. Agradezco en particular al doctor Giulio Callini, Director de la Inspectoría de la Seguridad Pública "Vaticano", que ha querido dirigirme expresiones de cordial estima y de augurio en nombre de los intervinientes.
El compromiso llevado a cabo día a día para tutelar el orden público en la Plaza de San Pedro y en las cercanías al Vaticano es particularmente importante para el desarrollo de la misión del Romano Pontífice. De hecho, consiente el clima de tranquila serenidad que permite, a cuantos vienen a visitar el centro de la Cristiandad, la posibilidad de una auténtica experiencia religiosa, en contacto con testimonios fundamentales de la fe cristiana, como la tumba del apóstol Pedro, las reliquias de los santos y las tumbas de los numerosos Pontífices, amados y venerados por el pueblo cristiano.
¡Gracias por este precioso servicio que hacéis al Papa y a la Iglesia! Que el Señor os recompense por los sacrificios a menudo escondidos en favor de tantos creyentes y visitantes y en tutela de la misión del Papa.
A cada uno de vosotros se os pide compromiso y gran responsabilidad en el cumplimiento del deber, pero a los ojos de la fe éste debe constituir una forma particular de servir al Señor y casi “prepararle el camino”, para que la experiencia vivida en el seno de la cristiandad represente para cada peregrino o visitante una ocasión particular para el encuentro con el Señor, que cambia la vida.
En muchas ocasiones he podido observar la premura y la sensibilidad de alma que inspiran vuestro servicio, como también la fidelidad y la dedicación, junto con los notables sacrificios que éste comporta. Estoy seguro de que éstos son fruto también de vuestra fe y de vuestro amor por la Iglesia.
Que lo que estáis llamados a realizar os valga para haceros cada vez más fuertes y coherentes en la fe y a no tener miedo o respeto humano en manifestarla en el ámbito de vuestras respectivas familias, de vuestro trabajo y allí donde os encontréis.
Os confío a vosotros y a vuestro trabajo a la maternal protección de María Santísima, Madre de Jesús y Reina de cada familia. Que ella acoja vuestras intenciones y las avale presentándolas a su Hijo.
Al intercambiar los deseos de serena prosperidad por el nuevo año a vosotros, a los colegas y a vuestros seres queridos, os imparto de corazón la Bendición Apostólica.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez]
ZENIT nos ofrece el discurso del Papa a los miembros del Cuerpo de Carabinieri de la Compañía Roma San Pietro, que fueron el 7 de Enero de 2010 recibidos en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano.
Venerado Hermano,
Señor Comandante General,
Señores Generales,
Señor Comandante y queridos Carabinieri
de la Compañía Roma San Pietro
Estoy contento de acogeros y de dirigir a cada uno mi cordial bienvenida. Saludo al arzobispo monseñor Vincenzo Pelvi, Ordinario Militar para Italia, y al Comandante General del Cuerpo de los Carabinieri, señor General Leonardo Gallitelli, agradeciéndole las corteses expresiones que me ha dirigido en nombre de los presentes. Con ellos saludo a los demás señores generales y oficiales, al Comandante Provincial del Cuerpo, señor general Vittorio Tomasone, y al comandante de la Compañía San Pietro, capitán Gabriele De Pascalis. A todos mi agradecimiento, en particular a vosotros, queridos Carabinieri, por la diligente obra que lleváis a cabo con la presencia vigilante y discreta en torno al Vaticano.
Vuestra tarea contribuye a dar seguridad y serenidad a los peregrinos y visitantes que llegan al centro de la fe católica y les permite el necesario recogimiento espiritual en la visita a la Tumba del apóstol Pedro y a la Basílica que la custodia. Crea, además, el clima favorable para el encuentro con el Sucesor de Pedro, a quien Cristo confió la tarea de confirmar a los hermanos en la fe (cfr Lc 22,31). Como sugiere la majestuosa columnata de Bernini, la casa de Pedro está siempre abierta para acoger, en un abrazo ideal, a los creyentes y a todos los hombres de buena voluntad, que del Magisterio de los Pontífices romanos reciben luz y ánimo para crecer en la fe y llegar a ser constructores de paz y convivencia civil serena. De este pacífico e intenso afluir de personas distintas en edad, origen y cultura, vosotros sois testigos, tutores y garantes, silenciosos y diligentes, pero muy necesarios y preciosos.
También las Fiestas Navideñas, transcurridas hace poco, han permitido a muchos apreciar vuestro trabajo humilde, pero indispensable, para que la peregrinación a Roma constituya para cada visitante una ocasión única para experimentar la alegría de la fe y los valores de la fraternidad, de la acogida y del respeto mutuo, a ejemplo de Aquel que siendo Dios se convirtió en niño por amor a nosotros.
¡Gracias una vez más, queridos amigos, por vuestra colaboración! Que el Señor os recompense. Auguro que vuestra fe, la tradición de fidelidad y de generosidad de las que sois herederos, los ideales de vuestro Cuerpo, os ayuden a encontrar en este delicado servicio motivos siempre nuevos de satisfacción y a vivir experiencias positivas para vuestra vida profesional y personal.
Que María, la "Virgo fidelis", vuestra Patrona, os acompañe a vosotros y a todo el Cuerpo, en particular en cuantos, en diversos países del mundo, están empeñados en delicadas misiones de paz, y acoja vuestros propósitos de bien presentándolos a su divino Hijo.
Me es grato concluir este agradable encuentro formulando a vosotros y a vuestras familias fervientes augurios de todo deseo de gracia y prosperidad en el Señor para el nuevo año. Con estos deseos, imparto a todos de verdadero corazón la Bendición Apostólica.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece el discurso del Papa al nuevo embajador de la República de Turquía ante la Santa Sede, Kenan Gürsoy, a quien recibió el jueves, 7 de Enero de 2010, en el Vaticano con motivo de la presentación de sus Cartas Credenciales.
Señor Embajador:
Me complace darle la bienvenida al Vaticano y aceptar las Cartas que le acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Turquía ante la Santa Sede. Le agradezco sus amables palabras y los saludos que me ha traído de su Presidente, Su Excelencia Abdullah Gül. Por favor, transmítale mis mejores deseos y asegúrele mis oraciones constantes por el bienestar y la prosperidad de todos los ciudadanos de su tierra.
Como Su Excelencia ha observado, nos estamos acercando rápidamente al quincuagésimo aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Turquía y la Santa Sede, fruto del pontificado de mi predecesor el Papa Juan XXIII, que había servido como Delegado Apostólico en Estambul, y cuyo afecto por la gente de Turquía es bien conocido. Mucho se ha logrado durante los últimos cincuenta años en las áreas de interés común que usted ha indicado, y estoy seguro de que esas cordiales relaciones se harán más profundas y fuertes como resultado de la colaboración continuada en las muchas cuestiones que actualmente se plantean en los asuntos multilaterales.
Recuerdo con gran placer mi visita a su país en 2006, cuando pude expresar mis respetos a la gente de Turquía y a los miembros de su Gobierno. Aprovecho esta oportunidad para reiterar mi agradecimiento por la cálida acogida que recibí. Uno de los aspectos más destacados de esa visita fue mi encuentro con el Patriarca Bartholomé I en el Fanar. En la secular República de Turquía, de población predominantemente musulmana, las comunidades cristianas están orgullosas de desempeñar su función, conscientes de su antigua herencia y de la significativa contribución que han realizado de cara a la civilización, no sólo de su tierra, sino del conjunto de Europa. Durante las recientes celebraciones del aniversario de los dos mil años del nacimiento de Pablo de Tarso, esa herencia cristiana se convirtió en un foco de particular atención en todo el mundo, y me gustaría expresar el aprecio de los cristianos de todas partes por los pasos que se han dado para facilitar las peregrinaciones y las celebraciones litúrgicas en los lugares relacionados con el gran Apóstol.
Mi visita a Turquía también me brindó una apreciada oportunidad para saludar a los miembros de la comunidad musulmana. De hecho, fue mi primera visita como Papa a un país predominantemente islámico. Estuve contento de poder expresar mi estima a los musulmanes y reiterar el compromiso de la Iglesia católica para llevar adelante el diálogo interreligioso en un espíritu de respeto mutuo y amistad, dando testimonio común de la fe firme en Dios que caracteriza a cristianos y musulmanes, y tratando de conocernos mejor mutuamente para fortalecer los lazos de afecto entre nosotros (cf. Discurso, Encuentro con el Presidente de la Dirección de Asuntos Religiosos, Ankara, 28 de noviembre de 2006). Mi oración ferviente es que este proceso conduzca a una mayor confianza entre individuos, comunidades y gentes, especialmente en las zonas de conflicto de Oriente Medio.
Los católicos en Turquía aprecian la libertad de culto que está garantizada por la Constitución, y les complace poder contribuir al bienestar de sus conciudadanos, especialmente a través de de la participación en actividades caritativas y en la asistencia sanitaria. Están orgullosos de la asistencia proporcionada a los pobres por los hospitales La Paix y Saint Georges de Estambul. Para que esos dignos esfuerzos puedan florecer, estoy seguro de que el Gobierno continuará haciendo lo que pueda para garantizar que éstos reciben cualquier apoyo que pueden necesitar. Además, la Iglesia católica en Turquía está esperando el reconocimiento jurídico civil. Éste la ayudaría a disfrutar de una plena libertad religiosa y a realizar una todavía mayor contribución a la sociedad
Como estado democrático laico que atraviesa la frontera entre Europa y Asia, Turquía está bien situada para actuar como puente entre el Islam y Occidente, y para realizar una significativa contribución a los esfuerzos por llevar paz y estabilidad a Oriente Medio. La Santa Sede aprecia las numerosas iniciativas que Turquía ha llevado a cabo ya en este sentido, y está dispuesta a apoyar los esfuerzos adicionales para acabar con los largos conflictos de la región. Como la historia ha mostrado tan a menudo, las disputas territoriales y las rivalidades étnicas sólo pueden resolverse de manera satisfactoria cuando las aspiraciones legítimas de cada parte son debidamente tenidas en cuenta, las injusticias del pasado, reconocidas y, cuando es posible, reparadas. Déjeme asegurar a Su Excelencia la alta prioridad que la Santa Sede concede a la búsqueda de soluciones justas y duraderas para todos los conflictos de la región, y su disposición a poner sus recursos diplomáticos al servicio de la paz y la reconciliación.
Ofreciendo mis mejores deseos por el éxito de su misión, querría asegurarle que los distintos departamentos de la Curia Romana estarán siempre encantados de proporcionarle ayuda y apoyo en el pleno cumplimiento de sus responsabilidades. Sobre Su Excelencia, su familia y todas las personas de la República de Turquía, invoco cordialmente abundantes bendiciones del Altísimo.
[Traducción del inglés por Patricia Navas
©Libreria Editrice Vaticana]
ZENIT nos ofrece las palabras del Papa durante el rezo del Ángelus, con los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro en la Solemnidad de la Epifanía del Señor.
¡Queridos hermanos y hermanas!
Celebramos hoy la gran fiesta de la Epifanía, el misterio de la Manifestación del Señor a todas las gentes, representadas por los Magos, venidos de Oriente para adorar al Rey de los Judíos (cfr Mt 2,1-2). El evangelista Mateo, que relata el acontecimiento, subraya que éstos llegaron a Jerusalén siguiendo una estrella, avistada en su surgimiento e interpretada como signo del nacimiento del Rey anunciado por los profetas, o sea, el Mesías. Llegados sin embargo a Jerusalén, los Magos necesitaron las indicaciones de los sacerdotes y de los escribas para conocer exactamente el lugar a donde dirigirse, es decir, Belén, la ciudad de David (cfr Mt 2,5-6; Mi 5,1). La estrella y las Sagradas Escrituras fueron las dos luces que guiaron el camino de los Magos, los cuales aparecen como modelos de los auténticos buscadores de la verdad.
Éstos eran unos sabios, que escrutaban los astros y conocían la historia de los pueblos. Eran hombres de ciencia en un sentido amplio, que observaban el cosmos considerándolo casi un gran libro lleno de signos y de mensajes divinos para el hombre. Su saber, por tanto, lejos de considerarse autosuficiente, estaba abierto a ulteriores revelaciones y llamadas divinas. De hecho, no se avergüenzan de pedir instrucciones a los jefes religiosos de los judíos. Habrían podido decir: hagámoslo solos, no necesitamos a nadie, evitando, según nuestra mentalidad actual, toda “contaminación” entre la ciencia y la Palabra de Dios. En cambio los Magos escuchan las profecías y las acogen; y, apenas se vuelven a poner en camino hacia Belén, ven nuevamente la estrella, casi como confirmación de una perfecta armonía entre la búsqueda humana y la Verdad divina, una armonía que llenó de alegría sus corazones de auténticos sabios (cfr Mt 2,10). El culmen de su itinerario de búsqueda fue cuando se encontraron ante "el niño con María su madre" (Mt 2,11). Dice el Evangelio que “postrándose le adoraron". Habrían podido quedarse desilusionados, es más, escandalizados. En cambio, como verdaderos sabios, se abrieron al misterio que se manifiesta de modo sorprendente; y con sus dones simbólicos demostraron que reconocían en Jesús al Rey y al Hijo de Dios. Precisamente en ese gesto se cumplen los oráculos mesiánicos que anuncian el homenaje de las naciones al Dios de Israel.
Un último detalle confirma, en los Magos, la unidad entre inteligencia y fe: es el hecho de que “advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, volvieron a su tierra por otro camino" (Mt 2,12). Habría sido natural volver a Jerusalén, al palacio de Herodes y al Templo, para proclamar su descubrimiento. En cambio, los Magos, que han elegido como soberano al Niño, lo custodian escondiéndolo, según el estilo de María, o mejor de Dios mismo, y tal como habían aparecido, desaparecieron en el silencio, apagados, pero también cambiados tras el encuentro con la Verdad. Habían descubierto un nuevo rostro de Dios, una nueva realeza: la del amor. Que nos ayude la Virgen María, modelo de verdadera sabiduría, a ser auténticos buscadores de la verdad de Dios, capaces de vivir siempre la profunda sintonía que hay entre la razón y la fe, entre la ciencia y la revelación.
[Después del Ángelus]
Estoy contento de dirigir mi augurio más cordial a los hermanos y a las hermanas de las Iglesias Orientales que celebran mañana la Santa Navidad. Que el misterio de la luz sea fuente de alegría y de paz para cada familia y comunidad.
En la solemnidad de la Epifanía se celebra la Jornada Misionera de los niños, con el lema “Los niños ayudan a los niños”. Promovida por el Venerable Papa Pío XII en 1950, esta iniciativa educa a los niños a formarse una mentalidad abierta al mundo y a ser solidarios con sus coetáneos más desgraciados. Saludo con afecto a todos los pequeños misioneros presentes en los cinco continentes y les animo a ser siempre testigos de Jesús y anunciadores de su Evangelio.
[En español dijo]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. La Iglesia celebra hoy la solemnidad de la Epifanía del Señor, la manifestación del Mesías a todos los pueblos. San Mateo nos narra en su evangelio como unos personajes, venidos de Oriente, son guiados por una estrella hasta Belén y, adorando al Niño Jesús, le reconocen como el único Salvador del Mundo. Queridos hermanos, os invito a imitar la obediencia de estos Magos que, gracias a su docilidad a la acción providente de Dios, pudieron recibir la luz sin ocaso: Cristo, el Señor. Feliz fiesta de la Epifanía. Muchas gracias.
[Traducción del italiano por Inma Álvarez
©Libreria Ed