Oración
OFRECIMIENTO
Oh Jesús, mi Señor, Cabeza de la Santa Iglesia, fuente de vida, paz y reconciliación nuestra: en tu presencia hago oblación de mi mismo al Padre, por el Espíritu Santo; y ofrezco mi vida en holocausto por la unidad, paz y concordia en la Iglesia y en el mundo, unido a tu sacrificio en la Cruz.
No quiero ser obstáculo, ni en la cosa más mínima, a la unidad de tu Iglesia Santa. Quiero vivir una vida escondida contigo. Quiero y elijo ser “el último de todos y el servidor de todos”. Acrecienta en í este sentido profundo de ultimidad. Renuncio a mi mismo. Ven Tú a mí. Vive en mí. Reina en mí por tu Santo Espíritu, para la mayor gloria del Padre. Trasfórmame en Ti.
Identificado contigo y con tu Iglesia, desasido completamente de mí mismo, que ya sólo viva en Ti y para Ti, sirviendo incondicionalmente a tu Iglesia Santa, sacramento universal de salvación. Acoge, oh Jesús, mi Señor, este humilde servicio de incondicional que te presento por manos de los ángeles y de los santos, tus fieles e incondicionales servidores.
Desde el corazón de María, la mejor incondicional Madre tuya y Madre mía, por ella y con ella, te digo una vez más: Sí, aquí estoy, amén, aleluya.
Monseñor Damián Iguacen
obispo emérito de Tenerife