S?bado, 27 de marzo de 2010

Carta pastoral de monseñor Adolfo Armando Uriona FDP, obispo de Añatuya, para la Cuaresma 2010. (AICA)

CARTA PASTORAL DE CUARESMA - 2010
 

INTRODUCCIÓN 

Queridos hermanos:

Si Dios quiere el próximo 17 febrero celebraremos el Miércoles de Ceniza con el que se inicia el tiempo  de CUARESMA.

Este “tiempo fuerte y de Gracia” ha de preparar nuestro interior para la celebración de la fiesta mayor de los cristianos: LA PASCUA, es decir la “pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo”.

Desde hace un tiempo, esta carta pastoral que les envío en la cuaresma, se ha convertido en una “carta programática” cuya finalidad es orientar el rumbo pastoral que queremos recorrer a lo largo del año.

Además, todos sabemos que estamos en el triduo de años que nos preparan al JUBILEO DIOCESANO DE 2001, en el que celebraremos con alegría y fervor los 50 años de la creación e inicio de la diócesis de Añatuya. En este tiempo hemos reflexionado y tratado de llevar a la práctica lemas que nos guíen en nuestro caminar como Iglesia particular.

En el 2008 reflexionamos acerca de “la Iglesia como nuestra casa”. Un lugar de “encuentro y de comunión de los hermanos” que profesamos la misma fe y un ámbito que nos prepara para “salir a anunciar a Jesucristo”, Camino, Verdad y Vida.

En el 2009, quisimos poner el acento en “la familia”, institución básica de la sociedad a fin de que, “encontrándose plenamente con Jesucristo”, pueda recobrar su identidad original y su rol en la sociedad, según el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret.

En este tercer año de preparación (2010) y en coincidencia con la celebración del Bicentenario de nuestra patria (2010-2016) queremos reflexionar acerca del compromiso de los cristianos como ciudadanos responsables en la construcción de una sociedad más “justa y solidaria”.

También buscamos disponernos, con todas nuestras fuerzas, a la celebración del AÑO JUBILAR, que iniciaremos el 1º de octubre de 2010 hasta el 1º de octubre de 2011.

El punto central de este Año Jubilar será una Gran Misión Diocesana que mueva a todos los bautizados a un nuevo encuentro con Jesucristo; encuentro que comprometa a anunciar su mensaje de salvación a todos los hombres.

En el Consejo presbiteral de noviembre de 2009 se decidió constituir un Equipo de Animación Diocesana (EDAP) y se le encargó al P. Fidel Ruiz la formación del mismo.

Su objetivo, en lo inmediato, es la preparación del Encuentro de pastoral (8-11 de marzo de 2010), luego la organización de la Misión diocesana (2010-2011) y, finalmente, ir haciendo un itinerario para concretar un Proyecto Diocesano de Pastoral.

De acuerdo a estos dos grandes temas –Bicentenario y Misión diocesana-, el lema que nos acompañará a lo largo del 2010 será entonces: 

“De habitantes a ciudadanos y de bautizados a discípulos-misioneros” 

“DE HABITANTES A CIUDADANOS”

En esta Carta Pastoral desarrollaré únicamente esta primer parte del lema, dejando para otro momento la segunda parte del mismo. 

A) “Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad”: un documento que orienta nuestro compromiso ciudadano

Se acerca la celebración del Bicentenario de la Argentina (2010-2016) y los obispos hemos elaborado un documento cuya finalidad es iluminar a todos los cristianos y hombres de buena voluntad a la hora de celebrar este acontecimiento.

Se titula: “Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad”.[1] En el mismo lanzamos la propuesta de construir un “nuevo proyecto de país”.

Nos damos cuenta que nuestra historia nacional tiene sus luces y sombras. Hemos de rescatar lo positivo y buscar caminos para luchar contra los males que nos afligen en el presente.

Yo les ofrezco algunos puntos del documento que deseo destacar. Este acento tiene la finalidad pedagógica de ayudarnos a tomar conciencia de nuestra realidad y buscar de comprometernos para mejorarla. 

1) Las Luces o elementos positivos de nuestra historia nacional:

Es importante reconocer que, “desde los inicios de nuestra comunidad nacional, aun antes de la emancipación, los valores cristianos impregnaron la vida pública. Esos valores se unieron a la sabiduría de los pueblos originarios y se enriquecieron con las sucesivas inmigraciones. Así se formó la compleja cultura que nos caracteriza. Es necesario respetar y honrar esos orígenes, no para quedarnos anclados en el pasado, sino para valorar el presente y construir el futuro. No se puede mirar hacia adelante sin tener en cuenta el camino recorrido y honrar lo bueno de la propia historia”

¿Qué valores?: “En nuestra cultura prevalecen valores fundamentales como la fe, la amistad, el amor por la vida, la búsqueda del respeto a la dignidad del varón y la mujer, el espíritu de libertad, la solidaridad, el interés por los pertinentes reclamos ante la justicia, la educación de los hijos, el aprecio por la familia, el amor a la tierra, la sensibilidad hacia el medio ambiente, y ese ingenio popular que no baja los brazos para resolver solidariamente las situaciones duras de la vida cotidiana. Estos valores tienen su origen en Dios y son fundamentos sólidos y verdaderos sobre los cuales podemos avanzar hacia un nuevo proyecto de Nación, que haga posible un justo y solidario desarrollo de la Argentina. [2] 

2) “Las Sombras o las nuevas angustian que nos desafían hoy:

“Forma inéditas de pobreza y exclusión”: En el actual cambio de época, emerge una nueva cuestión social. Aunque siempre tuvimos dificultades, hoy han surgido formas inéditas de pobreza y exclusión. Se trata de esclavitudes modernas que desafían de un modo nuevo a la creatividad, la participación y la organización del compromiso cristiano y ciudadano. Como señala el Documento de Aparecida, hoy los excluidos no son solamente «explotados» sino que han llegado a ser «sobrantes y desechables». La persona humana nunca puede ser instrumento de proyectos de carácter económico, social o político…”

“…Contemplamos un gran anhelo de encontrar razones para la existencia. Los nuevos fenómenos «a menudo afectan a ambientes y grupos no carentes de recursos económicos, pero expuestos a la desesperación del sin sentido de la vida, a la insidia de la droga, al abandono en la edad avanzada o en la enfermedad, a la marginación o a la discriminación social». Ello se manifiesta, por ejemplo, en el crecimiento del individualismo y en el debilitamiento de los vínculos personales y comunitarios. Nos preocupan especialmente las graves carencias afectivas y emocionales… 

Desigualdad escandalosa: “Reconocemos una recuperación en la reducción de los niveles de pobreza e indigencia después de la crisis de 2001-2002. Pero también es verdad que no se ha logrado reducir sustancialmente el grado de la inequidad social. Junto a una mejora en los índices de desempleo, el flagelo del trabajo informal sigue siendo un escollo agobiante para la real promoción de millones de argentinos”.

“Es grave la situación de la educación en nuestra patria. Constituye un bien público prioritario muy deteriorado, tanto por los magros resultados en el aspecto instructivo como en la ausencia de un horizonte trascendente de la misma. Nos hallamos ante una profunda emergencia educativa que, en caso de no revertirse con inteligencia y celeridad, gravitará negativamente en el porvenir de las jóvenes generaciones”

Otros males que nos aquejan: “Lamentablemente no se ha podido erradicar un histórico clima de corrupción. Tampoco el mal del clientelismo político, alimentado por la distribución de subsidios que no siempre llegan a los que menos tienen. En muchos casos continúa la margi­nación de los aborígenes y de los inmigrantes pobres. Es particularmente preocupante la situación de los adolescentes y jóvenes que no estudian ni trabajan, a los que la pobreza les dificulta el desarrollo integral de sus capacidades, quedando a merced de propuestas fáciles o escapistas. Es escandaloso el creciente consumo de drogas que hace estragos cada vez a más temprana edad. En todo el país se ha multiplicado la oferta del juego. La población se ve afectada por la violencia y la inseguridad que se manifiestan de variadas maneras…” [3] 

3) Algunas propuestas:

“Recuperar el respeto por la familia y por la vida en todas sus formas: Todo lo dicho será siempre provisorio y frágil, sin una educación y una legislación que transmitan una profunda convicción moral sobre el valor de cada vida humana. Nos referimos a la vida de cada persona en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural… Alentamos a las familias a participar y organizarse como protagonistas de la vida social, política y económica”.

“Avanzar en la reconciliación entre sectores y en la capacidad de diálogo…” 

Alentar el paso de habitantes a ciudadanos responsables. El habitante hace uso de la Nación, busca beneficios y sólo exige derechos. El ciudadano construye la Nación, porque además de exigir sus derechos, cumple sus deberes. Hay una carencia importante de participación de la ciudadanía como agente de transformación de la vida social, económica y política. Los argentinos hemos perdido el miedo a la defensa de nuestros derechos, pero la participación ciudadana es mucho más que eso. El verdadero ciudadano intenta cumplir todos los deberes derivados de la vida en sociedad.

“Fortalecer las instituciones republicanas, el Estado y las organizaciones de la sociedad… y mejorar el sistema político y la calidad de la democracia…” 

“Afianzar la educación y el trabajo como claves del desarrollo y de la justa distribución de los bienes. Urge otorgar capital importancia a la educación como bien público prioritario, que genere inclusión social y promueva el cuidado de la vida, el amor, la solidaridad, la participación, la convivencia, el desarrollo integral y la paz. Una tenaz educación en valores y una formación para el trabajo, unidas a claras políticas activas, generadoras de trabajos dignos, será capaz de superar el asistencialismo desordenado, que termina generando dependencias dañinas y desigualdad…” [4]

Hasta aquí el documento de los Obispos… 

B) “La necesidad de formarnos para ser buenos ciudadanos”

“Participar activamente en la construcción del bien común en nuestra patria es hoy una necesidad impostergable…” [5]

Así como el año pasado veíamos, en la diócesis, la necesidad de trabajar por fortalecer la familia, considero importante que en el 2010, mientras nos abocamos a celebrar el Bicentenario de nuestra patria, hemos de fortalecer la educación en el compromiso social, a fin de que tengamos la capacidad de dar el paso “de habitantes a ciudadanos” que nos pide el documento que hemos analizado.

¿Qué comprende este paso?

Ante todo, hacer tomar conciencia de nuestro rol de ciudadanos, es decir de alguien que “construye la Nación, porque además de exigir sus derechos, cumple sus deberes”; alguien que, superando la actitud egoísta de indiferencia se compromete activamente en la vida ciudadana buscando transformar los aspectos negativos de nuestra sociedad que nos afectan y mucho.

El camino metodológico será el de incorporar en nuestra catequesis parroquial, escolar, y la que se brinda a través de las diferentes actividades diocesanas (pienso en Caritas, los Medios de comunicación social, los Cursillos de Cristiandad, las jornadas, los temas de formación en los grupos juveniles, retiros varios, encuentros de formación de animadores pastorales, etc...) la enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia.

Si, en general, nuestra formación cristiana presenta muchos baches debemos reconocer que, en este campo de la Doctrina Social, la carencia es mucho mayor.

“Esta formación no se orienta sólo al conocimiento de valores y principios sociales, sino también a la transformación de la sociedad mediante el testimonio de un trabajo honesto, eficiente y responsable. El itinerario catequístico ha de impulsar la presencia de los laicos en la acción política y en las diversas estructuras de la vida social” [6]

Desde esta sede buscaremos de enviar subsidios que nos ayuden a formarnos en este campo que nos motive e impulse luego al compromiso concreto con nuestros hermanos.

Qué María Santísima, Ntra. Sra. del Valle, nos bendiga y nos ilumine en nuestro caminar hacia el Jubileo Diocesano. 

Notas:

[1] “Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad” (2010-2016). C.E.A., Pilar 14-XI-2008,
[2] C.E.A., o. c, Cfr. Nos 9-10.
[3] C.E.A., o. c., Cfr. Nos. 24-29
[4] C.E.A., o. c., Cfr. Nos. 32-40
[5] C.E.A., Navega Mar Adentro, 97c
[6] C.E.A., o. c., 97c   

Mons. Adolfo A. Uriona fdp, obispo de Añatuya


Publicado por verdenaranja @ 23:00  | Hablan los obispos
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