Homil?a de monse?or Luis H. Villalba, arzobispo de Tucum?n, ?en la misa exequial de Mons. Ra?l Arcenio Casado (Salta, 22 de julio de 2010). (AICA)
MISA EXEQUIAL DE MONS. RA?L ARCENIO CASADO ????????????
Queridos hermanos:?
1. En virtud de la ?comuni?n de los santos?, la Iglesia encomienda los difuntos a la misericordia de Dios y ofrece sufragios en su favor, en particular el santo sacrificio de la Misa.
Hoy nos hemos reunido para rezar y ofrecer la Santa Misa por el eterno descanso de Monse?or Casado.
La fe nos ilumina sobre el sentido de la muerte. La muerte se nos presenta, desde la fe, no como una ruptura o disoluci?n, sino m?s bien como premio y corona de la existencia terrena cuando ha estado sellada por la gracia de Dios.
Hoy quiero decir una palabra de esperanza.
En la muerte, el Se?or viene a nuestro encuentro.
Para la tradici?n cristiana la muerte es el dies natalis, el d?a del verdadero nacimiento. El d?a del? nacimiento a Dios, para contemplar el rostro del? Padre en uni?n con el Hijo en el v?nculo del Esp?ritu Santo.
Santa Teresita dec?a: ?Yo no muero, entro en la vida?. La liturgia lo expresa espl?ndidamente: ?La vida de los que en t? creemos Se?or, no termina, se transforma; y al deshacerse nuestra morada terrenal adquirimos una mansi?n eterna en el cielo? (Prefacio de difuntos).
2. Monse?or Casado naci? en Salta el 27 de julio de 1929. Ingres? al Seminario en 1940 y curs? sus estudios de filosof?a y teolog?a en el Seminario Regional de Catamarca. Fue ordenado sacerdote en esta Catedral el 20 de diciembre de 1952 por Monse?or Roberto Tavella. Al d?a siguiente celebr? su primera Misa en el Iglesia de la Candelaria.
Fue Vicario Parroquial de varias parroquias y, adem?s, entre otros cargos: asesor de los j?venes de la Acci?n Cat?lica, de la Junta Arquidiocesana de Religiosas, de los Cursillos de Cristiandad y del Movimiento Familiar Cristiano. Tambi?n fue Secretario Canciller y Vicario Episcopal.
En 1975, el Papa Pablo VI lo nombr? Obispo Auxiliar de Salta, siendo Arzobispo Mons. Carlos Mariano P?rez.
El 1983 fue designado Obispo de Jujuy. El 15 de junio de 1994 el Papa Juan Pablo II lo nombr? Arzobispo de Tucum?n.
Poco tiempo despu?s, aquejado por una seria enfermedad que le imped?a ejercer el ministerio episcopal, se traslad? a Salta.
Dada la persistencia de su enfermedad el Papa Juan Pablo II, en julio de 1999, le acept? su renuncia como Arzobispo de Tucum?n y le confiri? el t?tulo de Arzobispo Em?rito de Tucum?n.
Mons. Casado respondiendo a mi invitaci?n, regres? a Tucum?n para presidir la Fiesta Patronal de Nuestra Se?ora de la Merced, el 24 de septiembre de 2001. Recuerdo sus emotivas palabras durante la homil?a de la Misa, que fueron de mucho consuelo para los sacerdotes y fieles. Al d?a siguiente celebr? la Eucarist?a en la Capilla del Seminario y predic? a los seminaristas.
3. La primera lectura, del libro de la Sabidur?a (Sab. 3,1-6.9), nos trae una palabra de consuelo: ?Las almas de los justos est?n en las manos de Dios?.
La muerte, seg?n el libro de la Sabidur?a, no es una desgracia irreparable. Es un acontecimiento que debemos iluminar desde la cruz y la resurrecci?n de Cristo.
Si vivimos en el amor y en la fe, aprenderemos a morir progresivamente cada d?a: a morir al mundo, al pecado, a los deseos terrenos y a crecer en la luz de Dios.
Entonces la muerte es un itinerario hacia el Padre.
En esta p?gina de la Escritura se da un contraste entre los sufrimientos visibles de los justos: tormentos, desgracias, ruinas, castigos y su situaci?n real: ?est?n en las manos de Dios, est?n en paz, su esperanza est? colmada de inmortalidad, gozan de grandes beneficios, son dignos de Dios, permanecen junto a ?l en el amor?.
Todos los que se conf?an en el Se?or y se abandonan en sus manos, aun viviendo pruebas y oscuridades y aunque su suerte parezca una desgracia, no tienen nada de que temer.
Sin duda el camino de Monse?or Casado estuvo atravesado de pruebas, oscuridades, sufrimientos. Por lo mismo confiamos que est? en las manos de Dios, que permanece junto a ?l en el amor, que su esperanza est? colmada de inmortalidad.
4. El Evangelio de las Bienaventuranzas (Mt. 5, 1-12a), es tambi?n el Evangelio de la esperanza.
A la luz de la p?gina de las bienaventuranzas, nuestro encuentro con Dios en la muerte ser? un confesar nuestra pobreza, confesar nuestra incapacidad a vivir en esta tierra las bienaventuranzas, ser? un confiarnos a la misericordia del Se?or que nos dir?: ?No temas, yo estoy contigo?.
Esta es nuestra gran esperanza para nosotros y para el querido Monse?or Casado.
El Se?or recibir? en su Reino a aquellos que fueron detr?s de ?l con humildad y con amor, que creyeron en su amor y en su Palabra. ?l nos purificar? de toda mancha y de todo pecado.
Recemos con la confiada certeza de las bienaventuranzas, junto a la Virgen, por Monse?or Casado para que goce cuanto antes del esplendor luminoso del Reino y sea recibido en los brazos misericordiosos del Padre.?
Mons. Luis H. Villalba, arzobispo de Tucum?n??