ZENIT? nos ofrece el breve discurso que el Papa Benedicto XVI dirigi? a los j?venes cat?licos ingleses, en el atrio de la catedral de Wesrminster, desde donde miles de ellos siguieron a trav?s de pantallas la celebraci?n eucar?stica, el s?bado 18 de Septiembre de 2010.
Se?or Uche, Queridos j?venes amigos
Gracias por vuestra calurosa bienvenida. "El coraz?n habla al coraz?n" ?cor ad cor loquitur-. Como sab?is, he elegido estas palabras tan queridas para el cardenal Newman como el lema de mi visita. En estos momentos en que estamos juntos, deseo hablar con vosotros desde mi propio coraz?n, y os ruego que abr?is los vuestros a lo que tengo que decir.
Pido a cada uno, en primer lugar, que mire en el interior de su propio coraz?n. Que piense en todo el amor que su coraz?n es capaz de recibir, y en todo el amor que es capaz de ofrecer. Al fin y al cabo, hemos sido creados para amar. Esto es lo que la Biblia quiere decir cuando afirma que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios: Hemos sido creados para conocer al Dios del amor, a Dios que es Padre, Hijo y Esp?ritu Santo, y para encontrar nuestra plena realizaci?n en ese amor divino que no conoce principio ni fin.
Hemos sido creados para recibir amor, y as? ha sido. Todos los d?as debemos agradecer a Dios el amor que ya hemos conocido, el amor que nos ha hecho quienes somos, el amor que nos ha mostrado lo que es verdaderamente importante en la vida. Necesitamos dar gracias al Se?or por el amor que hemos recibido de nuestras familias, nuestros amigos, nuestros maestros, y todas las personas que en nuestras vidas nos han ayudado a darnos cuenta de lo valiosos que somos a sus ojos y a los ojos de Dios.
Hemos sido creados tambi?n para dar amor, para hacer de ?l la fuente de cuanto realizamos y lo m?s perdurable de nuestras vidas. A veces esto parece lo m?s natural, especialmente cuando sentimos la alegr?a del amor, cuando nuestros corazones rebosan de generosidad, idealismo, deseo de ayudar a los dem?s y construir un mundo mejor. Pero otras veces constatamos que es dif?cil amar; nuestro coraz?n puede endurecerse f?cilmente endurecido por el ego?smo, la envidia y el orgullo. La Beata Teresa de Calcuta, la gran misionera de la Caridad, nos record? que dar amor, amor puro y generoso, es el fruto de una decisi?n diaria. Cada d?a hemos de optar por amar, y esto requiere ayuda, la ayuda que viene de Cristo, de la oraci?n y de la sabidur?a que se encuentra en su palabra, y de la gracia que ?l nos otorga en los sacramentos de su Iglesia.
?ste es el mensaje que hoy quiero compartir con vosotros. Os pido que mir?is vuestros corazones cada d?a para encontrar la fuente del verdadero amor. Jes?s est? siempre all?, esperando serenamente que permanezcamos junto a ?l y escuchemos su voz. En lo profundo de vuestro coraz?n, os llama a dedicarle tiempo en la oraci?n. Pero este tipo de oraci?n, la verdadera oraci?n, requiere disciplina; requiere buscar momentos de silencio cada d?a. A menudo significa esperar a que el Se?or hable. Incluso en medio del "ajetreo" y las presiones de nuestra vida cotidiana, necesitamos espacios de silencio, porque en el silencio encontramos a Dios, y en el silencio descubrimos nuestro verdadero ser. Y al descubrir nuestro verdadero yo, descubrimos la vocaci?n particular a la cual Dios nos llama para la edificaci?n de su Iglesia y la redenci?n de nuestro mundo.
El coraz?n que habla al coraz?n. Con estas palabras de mi coraz?n, queridos j?venes, os aseguro mi oraci?n por vosotros, para que vuestra vida d? frutos abundantes para la construcci?n de la civilizaci?n del amor. Os ruego tambi?n que rec?is por m?, por mi ministerio como Sucesor de Pedro, y por las necesidades de la Iglesia en todo el mundo. Sobre vosotros, vuestras familias y amigos, invoco las bendiciones divinas de sabidur?a, alegr?a y paz.
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