Homil?a de Luis H?ctor? Villalba, arzobispo de Tucum?n, en la Fiesta Nuestra Se?ora de la Merced (24 de septiembre de 2010). (AICA)
FIESTA DE LA MERCED
?Queridos hermanos y hermanas:
1. Hoy llegamos en peregrinaci?n desde todas las parroquias, capillas y comunidades de la Arquidi?cesis para visitar a Nuestra Madre, Nuestra Se?ora de la Merced, en el d?a de su fiesta.
Desde la cruz, Cristo nos dio a la Virgen. Hoy le decimos: ?Gracias Jes?s, por darnos a tu Madre?.
La Virgen de la Merced es nuestra defensora y nuestra protectora. Es la que nos cuida, la que nos protege, la que nos ampara, nos ayuda. No solamente en las circunstancias extraordinarias, sino en todos los momentos de nuestra vida.
Hoy, en su d?a, queremos pedirle por nuestra Iglesia arquidiocesana, por sus sacerdotes y di?conos, por sus consagrados y consagradas, por sus fieles laicos; por los ni?os, por los j?venes, por las familias, por los ancianos, por los enfermos.? Le pedimos por nuestros seminaristas y por las vocaciones sacerdotales y religiosas.
Le pedimos, especialmente, que acompa?e la nueva etapa de nuestro Plan Arquidiocesano de Pastoral para llevar adelante la Nueva Evangelizaci?n.
2. La Virgen de la Merced es la primera advocaci?n mariana que lleg? a Am?rica, en el primer viaje de Crist?bal Col?n, tra?da de la mano de los frailes mercedarios.
En el siglo XIII turcos y sarracenos se llevaban cautivos a muchos cristianos, por los que exig?an un rescate.
Por inspiraci?n de la Virgen Mar?a, San Pedro Nolasco, con algunos compa?eros, funda en 1218 la Orden de los Mercedarios para redimir a los cristianos cautivos que se encontraban en manos de los moros.
As?, desde hace casi 800 a?os, la Virgen de la Merced libera, consuela y protege a todos los cautivos, en el m?s amplio sentido de la palabra.
En la actualidad el patrocino de la Virgen de la Merced se ha ampliado a otros ?mbitos de esclavitud. Hoy m?s que nunca necesitamos la poderosa ayuda de la Virgen de la Merced para que interceda ante Jes?s, nuestro Redentor, y nos conceda el don de la verdadera libertad.
La Virgen de la Merced tiene, tambi?n hoy, la tarea de liberar de los nuevos cautiverios a cuantos se encuentran sometidos en nuestra sociedad: de las adicciones que esclavizan.
3. Hoy quiero expresar mi preocupaci?n y dolor por la proliferaci?n de las casas de juego. En el documento del Episcopado titulado ?Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad 2010-2016?? los obispos hemos se?alado con preocupaci?n que ?se ha multiplicado el todo el pa?s la oferta del juego de azar?.? Hasta hace un par de d?cadas los lugares de juego eran los ?casinos?, promovidos para turistas y gente adinerada. Hoy se han multiplicado los lugares de juego en cercan?a de barrios humildes: por ejemplo, el negocio de las m?quinas tragamonedas.
El jugador apasionado arriesga y muchas veces pierde incluso aquello que pertenece a su familia. Quiero advertir sobre la gravedad de la instalaci?n de estas casas de juego, por lo que en s? mismas significan, por las consecuencias inmediatas que acarrean y por la desconsideraci?n que entra?an ante la dif?cil situaci?n socio-econ?mica por las que est?n atravesando much?simas familias.
El Catecismo de la Iglesia Cat?lica (n? 2413), al explicarnos el s?ptimo mandamiento, nos ense?a que los juegos de azar resultan moralmente inaceptables cuando privan a las personas de lo que es necesario para atender a? sus necesidades o las de los dem?s. El Catecismo tambi?n dice que la pasi?n del juego corre peligro de convertirse en una grave servidumbre.
Me veo obligado a insistir en esta com?n y constante ense?anza de la Iglesia. Debemos esforzarnos en promover la educaci?n, una cultura del trabajo, el deporte y la recreaci?n honesta y no lo que atenta contra el hombre en lo personal, familiar y social.
4. El otro flagelo es la adicci?n a las drogas. La droga arraiga en los j?venes y avanza sobre la fragilidad de los ni?os.
En noviembre de 2007 los obispos argentinos manifestamos nuestra preocupaci?n por el creciente consumo de droga en el Documento que llamamos ?La droga sin?nimo de muerte?.
En mis recorridos por la arquidi?cesis recojo el eco doloroso de muchas familias, cuyos hijos quedaron atrapados por los efectos de la droga y sus secuelas de muerte y destrucci?n. Asimismo muchos docentes me manifiestan su preocupaci?n y su impotencia para resolver este flagelo que est? llegando hasta los ni?os.
Hace pocos d?as estuvieron a verme madres destrozadas que tienen hijos esclavos de la droga.
?ste es un problema de toda la sociedad, pero las autoridades son las primeras responsables en responder a este desaf?o. Para ello debe concientizar a la sociedad y luchar contra el tr?fico de drogas. Son deberes ineludibles.
El desaf?o es grande. Tenemos que reconocer que la droga est? instalada entre nosotros. No podemos permanecer indiferentes. Entre todos debemos generar una red social que propicie la cultura de la vida: que comprenda a padres, docentes, funcionarios, medios de comunicaci?n, instituciones religiosas y a todos los ?mbitos sociales. La situaci?n es grave y requiere una acci?n mancomunada de toda la sociedad, que pueda transformarse en pol?tica de estado.
5. El pr?ximo 2 de octubre realizaremos la Asamblea Arquidiocesana de Pastoral en donde, si Dios quiere, pondremos en marcha la nueva etapa del Plan Arquidiocesano de Pastoral, que abarcar? el sexenio 2010-2016.
El Papa Juan Pablo II, al comenzar el nuevo milenio, exhorta a los Obispos a proseguir la obra evangelizadora formulando orientaciones pastorales adecuadas a las condiciones de cada comunidad. El Papa dice que los Obispos de cada di?cesis, ?ayudados por la participaci?n de los diversos sectores del pueblo de Dios,? deben se?alar aquellas ?etapas del camino futuro? que permitan que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente, mediante el testimonio de los valores evang?licos, en la sociedad y en la cultura? (Novo Millennio Ineunte, 29).
Quiero invitar a quienes todav?a no asumieron el Plan Arquidiocesano de Pastoral a que se sumen, en esta nueva etapa, a este gran proyecto misionero, a fin de que nuestra Iglesia particular cumpla la misi?n del Se?or Jes?s. Que por ning?n motivo queden parroquias, comunidades, movimientos, instituciones, en donde no se tenga en cuenta el Plan Pastoral Arquidiocesano.
El Papa Juan Pablo II no duda en decir cu?l debe ser la orientaci?n fundamental de toda programaci?n pastoral: la perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es la santidad. Y agrega el Santo Padre: ?La santidad es m?s que nunca una urgencia pastoral? (NMI 30).
Es el momento de proponer a todos los fieles el ideal de la santidad como la vocaci?n fundamental de todo cristiano. La vida entera de la comunidad eclesial (parroquias, capillas, colegios, instituciones, movimientos) y de las familias cristianas debe ir en esa direcci?n.
La programaci?n pastoral vale porque es un instrumento al servicio de la finalidad principal de la Iglesia: que los hombres y la humanidad toda sean santos, como dice la carta del Ap?stol Pedro: ?As? como aquel que los llam? es santo, tambi?n ustedes? sean santos en toda su conducta, de acuerdo con lo que est? escrito: Sean santos, porque yo soy santo? (1?Ped.?1,15‑16).
Pidamos a la Virgen de la Merced que nos acompa?e y ayude en nuestro camino pastoral.
Nuestra Se?ora de la Merced, patrona de nuestra Arquidi?cesis, as?stenos? con tu maternal protecci?n.
Am?n.?
Mons. Luis H?ctor Villalba, arzobispo de Tucum?n?