Presentaci?n de la Campa?a Domund 2010 que hace monse?or Francisco P?rez, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, Director de OMP en Espa?a, que este a?o tiene como lema ?Queremos ver a Jes?s?, publicada en la Revista ILUMINARE, n? 380 - OCTUBRE 2010,? que se ha recibido en la parroquia con los materiales para su celebraci?n.
?D?nde est? Dios?
(?Quiero ver a Dios!)
El lema que este a?o hemos escogido para la Jornada del Domund es una propuesta muy clara para todos: ?Queremos ver a Jes?s? (Jn 12,21). El cartel nos presenta a una joven religiosa que mira con amor cristiano a una ni?a fr?gil y hambrienta de afecto. No es f?cil llevar a cabo este modo de vivir si antes no se tiene una experiencia de amistad con Aquel que llena el coraz?n de un amor y una paz indescriptibles. Recuerdo que en una ocasi?n un joven me pregunt?: ?Quiero ver a Dios y por m?s que lo busco no lo encuentro. ?Qu? he de hacer? ?D?nde est? Dios??. Nos sentamos y hablamos largo rato. En aquel momento no pod?a hablarle con palabras complicadas o con elucubraciones m?s o menos metaf?sicas o con reflexiones elevadas y filos?ficas; le abr? el libro de mi vida y le comenc? a contar d?nde encontr? por primera vez a Dios. Fue el momento que me puse a servir por caridad a una persona que estaba necesitada. All? estaba Dios y all? lo encontr?. Y a este joven que me miraba con ojos ansiosos de ver a Dios, le dije: ?No olvides que siempre que en nosotros hay amor y amamos a los dem?s, Dios se manifiesta. ?l mismo nos lo asegura cuando nos dice que quien le ama y cumple sus palabras tendr? la dicha de ser habitado por Dios: Padre, Hijo y Esp?ritu Santo?.??
Cuentan los relatos de los monjes del desierto que, una vez, un joven novicio crey? que, si se acercaba a la cumbre de la monta?a antes que el sol se ocultara, lograr?a ver a Dios. Animado por esta idea, sali? del monasterio muy de ma?ana con el fin de llegar cuanto antes a la cima de la monta?a. Cuando ya hab?a realizado la mitad del camino, se encontr? con un monta?ero tirado en el suelo que estaba pidiendo auxilio. El hombre hab?a sufrido un accidente y ten?a una fractura en la pierna. El monje se acerc? a ?l y le dijo que primero ir?a a ver a Dios y despu?s le socorrer?a. Cuando lleg? al tramo final de la cumbre de la monta?a, a punto del ocaso del sol, por m?s que miraba no pudo ver a Dios. Baj? con presteza a socorrer al monta?ero malherido y cuando lleg? ya no estaba. Concluyen los relatos: ?Si hubiera socorrido con amor y premura al necesitado, hubiera visto a Dios, porque Dios es Amor y s?lo se manifiesta a quien ama?. La decepci?n del joven novicio fue grande, pero la ense?anza hizo de ?l un monje gozoso de vivir por amor y para amar a los dem?s. El secreto de ?ver a Dios? se resum?a en amar siempre.?
El Papa Benedicto XVI, en el preg?n del Domund, nos dice: ?Cristo establece la nueva relaci?n entre el hombre y Dios. ??l mismo nos revela que ?Dios es amor? (1Jn 4,8), y al mismo tiempo nos ense?a que la ley fundamental de la perfecci?n humana [...] es el mandamiento nuevo del amor. As? pues, a los que creen en la caridad divina les da la certeza de que el camino del amor est? abierto a todos los hombres y de que no es in?til el esfuerzo por instaurar la fraternidad universal? (GS 38)?.?
La nueva evangelizaci?n y la nueva forma de vivir la misi?n es antigua, pero al mismo tiempo tambi?n es contempor?nea, porque solo hay un estilo y una forma de vivir: el amor a Dios y al pr?jimo. Porque ?de qu? le sirve a uno decir que ama a Dios a quien no ve, si no ama al hermano a quien ve? Esta es la gran suerte de creer en Jesucristo. ?l nos va manifestando lo que son y lo que significan nuestras vidas. Sin Dios, la vida pierde todo sentido; y ?l es muy celoso, como buen Padre, de manifestarse, por sorpresa, en los momentos m?s inesperados. ?Soy ateo y esto es irreversible?, me dec?a un joven, tal vez dolorido por alguna circunstancia acosada por el sufrimiento. Lo escuch?, y cuando se desahog?, le interpel?: ?No olvides que un d?a, en un ?cambio de rasante? o ?a la vuelta de la esquina?, de forma inesperada, te encontrar?s cara a cara con ?l?. Dios tiene el momento oportuno para cada uno, y por ello hemos de tener la esperanza de que Dios mismo se har? el encontradizo cuando uno menos lo espera. Nunca abandona a sus hijos, los deja libres, pero siempre les ofrece unas manos abiertas llenas de acogida, como hizo con el hijo pr?digo.?
Quien realmente sienta el deseo de ver a Dios no tiene ning?n otro camino posible que no sea el del amor. Sucede lo mismo que con aquel que desea ver el ox?geno, pues lo siente en sus pulmones, aunque no lo perciba con los ojos. Ver y sentir se complementan. La oraci?n es un trato de amistad con Aquel que sabemos que nos ama, dec?a la Santa de ?vila. Y la plegaria es como el ox?geno para nuestros pulmones. Para el Santo Cura de Ars, la oraci?n ?era una dulce amistad y una familiaridad que sorprende. El hombre no vive s?lo de pan, vive de oraci?n, vive de fe, de adoraci?n y de Amor?. Si para ver a Dios se requiere vivir de la caridad, esta no se conseguir? por puro deseo o incluso por puro sentimiento. La fuente de este amor est? en la Eucarist?a; de ah? que se la denomine la fuente de donde mana y corre el amor de Dios. No encontraremos a ning?n santo que no haya tenido estos dos amores: a Cristo Eucarist?a y a Cristo en los pobres. Tratar de separar una realidad de la otra es caer en una herej?a existencial, y va contra la ley del mismo Evangelio.??
La propia Eucarist?a es manifestaci?n de Dios. Los Padres de la Iglesia dir?n que ella misma es epifan?a de Dios. Muchos servidores del Evangelio, muchos sacerdotes, muchos consagrados, muchos matrimonios, muchos seglares han encontrado en la Eucarist?a la fuerza para seguir hacia delante en la vocaci?n emprendida. Quien quiere ver a Dios ha de dejarse sorprender por la belleza y bondad de la Eucarist?a, que es escuela de vida: de la vida de cada d?a. Con ella y desde ella podemos no solo ver a Dios, sino tambi?n hacer posible que los dem?s le vean. Esta es la misi?n de la Iglesia: que los que a?n no conocen a Jesucristo puedan ver a Dios. Quien ve a Cristo y contempla a Cristo ve a Dios.
Dec?a San Bernardo que a esta fuente de vida y de luz hemos de correr, y con toda la fuerza del coraz?n exclamar: ??Oh hermosura inefable del Dios alt?simo, resplandor pur?simo de la eterna luz! ?Vida que vivificas toda vida, luz que iluminas toda luz y conservas en perpetuo resplandor millares de luces, que desde la primera aurora fulguran ante el trono de tu divinidad! De ti procede el r?o que alegra la ciudad de Dios, para que, con voz de regocijo y gratitud, te cantemos himnos de alabanza, probando por experiencia que en ti est? la fuente viva, y tu luz nos hace ver la luz?.?
En la Jornada del Domund, pongamos todas las ofrendas (que son las oraciones, los sacrificios y los donativos) para que con todas ellas sigamos mostrando que el verdadero amor no solo se hace camino de santificaci?n, sino que es medio y apoyo para que Dios sea conocido, amado y adorado. Ojal? que en esta Jornada misionera muchos puedan ver a Dios o lo reconozcan con mayor nitidez.
Mons. Francisco P?rez Gonz?lez
Arzobispo de Pamplona-Tudela y Diector Nacional de OMP - Espa?a