ZENIT? publica el art?culo que ha escrito monse?or Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Crist?bal de Las Casas, con el t?tulo "Convivir con la naturaleza".?
Convivir con la naturaleza?
VER
?En qu? lugares ha habido m?s da?os por las inundaciones recientes? ?D?nde han acontecido m?s deslaves de cerros, obstrucci?n de caminos y carreteras? ?En qu? viviendas se han perdido m?s enseres dom?sticos? ?A qu? se deben las defunciones que lamentamos?
No se debe generalizar ni culpar a todos los pobres, pues no tuvieron otras alternativas mejores y m?s seguras para vivir. Sin embargo, la experiencia acumulada de a?os nos dice que los problemas por las lluvias se han agudizado donde se han talado m?s ?rboles, donde se construyen viviendas en lugares bajos o en terrenos que pertenecen a los r?os. Y hemos de aprender de lo que ha pasado, para que no sigamos expuestos a unos da?os que pueden evitarse, o al menos disminuirse.
JUZGAR
Dios ha puesto un orden en la naturaleza. Los huracanes, las tormentas tropicales, las depresiones pluviales, los frentes fr?os, los terremotos, las erupciones de volcanes, las heladas y las nevadas, son fen?menos de equilibrio en nuestro planeta tierra. Todo tiene su raz?n de ser. Lo malo es que desconocemos todav?a muchos de sus mecanismos, y no sabemos convivir con ellos. Si los tuvi?ramos en cuenta, los ver?amos hasta necesarios. Si no hay huracanes, la lluvia no llega a lugares m?s distantes de los oc?anos y a los desiertos. Si no hay terremotos y erupciones, nuestra tierra ser?a un planeta muerto, sin movimiento, sin vida. Si no hubiera heladas y nevadas, no morir?an muchos g?rmenes nocivos, ni habr?a agua suficiente en los subsuelos. Lo malo tambi?n es que estamos influyendo para que sucedan en forma desordenada, con m?s da?os que beneficios. Hay responsabilidad com?n por no saber vivir en lugares y condiciones que tomen en cuenta esos fen?menos; por no cuidar ni respetar la naturaleza; por el despilfarro de energ?a y por el exceso de contaminaci?n, sobre todo de los pa?ses m?s ricos.
Dice el Papa Benedicto XVI en su Mensaje del 1 de enero de 2010: "El ser humano se ha dejado dominar por el ego?smo, perdiendo el sentido del mandato de Dios, y en su relaci?n con la creaci?n se ha comportado como explotador, queriendo ejercer sobre ella un dominio absoluto. Pero el verdadero sentido del mandato original de Dios, perfectamente claro en el Libro del G?nesis, no consist?a en una simple concesi?n de autoridad, sino m?s bien en una llamada a la responsabilidad. Por lo dem?s, la sabidur?a de los antiguos reconoc?a que la naturaleza no est? a nuestra disposici?n como si fuera un mont?n de desechos esparcidos al azar, mientras que la Revelaci?n b?blica nos ha hecho comprender que la naturaleza es un don del Creador, el cual ha inscrito en ella su orden intr?nseco para que el hombre pueda descubrir en ?l las orientaciones necesarias para ?cultivarla y guardarla? (Gn 2,15). Todo lo que existe pertenece a Dios, que lo ha confiado a los hombres, pero no para que dispongan arbitrariamente de ello. Por el contrario, cuando el hombre, en vez de desempe?ar su papel de colaborador de Dios, lo suplanta, termina provocando la rebeli?n de la naturaleza, m?s bien tiranizada que gobernada por ?l. As?, pues, el hombre tiene el deber de ejercer un gobierno responsable sobre la creaci?n, protegi?ndola y cultiv?ndola.
La humanidad necesita una profunda renovaci?n. Las situaciones de crisis por las que est? actualmente atravesando obligan a replantear el camino com?n de los hombres. Obligan, en particular, a un modo de vivir caracterizado por la sobriedad y la solidaridad".
ACTUAR
Sigamos siendo solidarios con quienes han sufrido por las inundaciones, haci?ndoles llegar nuestra ayuda solidaria, y estemos preparados para las lluvias que puedan todav?a sobrevenir, pues no ha terminado el ciclo de huracanes.
Hagamos campa?as de sembrar ?rboles, o al menos cuidar los que nacen en forma natural, evitando talarlos, hacer negocios il?citos con ellos e incendiarlos.
Evitemos construir viviendas en las cercan?as de los r?os, porque ?stos tarde o temprano exigen y recuperan sus derechos. Tampoco en lugares bajos, ni en monta?as sin ?rboles, porque con mucha lluvia, se reblandecen y se derrumban, con riesgos de todo tipo.