Domingo, 24 de octubre de 2010

ZENIT? publica el mensaje que ha escrito para esta semana monse?or Jes?s Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo, administrador apost?lico de Huesca y de Jaca.??

Idil: milagro viviente?

Comienzo mi carta con un dato que la semana pasada daban distintas agencias de noticias: ?una joven somal?, de 28 a?os, que se encuentra en coma irreversible por un tumor cerebral, ha dado hoy a luz un beb? de 760 gramos, que se encuentra en perfectas condiciones, en el Hospital Santa Ana de Tur?n (Italia). La peque?a Idil, el mismo nombre que su madre, naci? prematuramente a las 28 semanas de gestaci?n despu?s de que los m?dicos decidieran practicar a la madre una ces?rea debido a un notable empeoramiento de las condiciones en las que se encontraba. El padre, hab?a solicitado que la intervenci?n se realizara con anestesia total para evitar cualquier posible sufrimiento de la madre. Tras el alumbramiento, asegur? que la peque?a es un "milagro viviente". La madre muri? a continuaci?n?.

Hasta aqu? la noticia con su claroscuro perfil de una muerte y una vida que se esconden en un titular de prensa com?n. Me ha llamado la atenci?n esta historia casi an?nima y desconocida, que ha dado la vuelta al mundo suscitando el pasmo m?s lleno de asombro que cabe imaginar.

Idil madre e Idil hija, han protagonizado sin pedirlo ni poderlo pedir ninguna de ellas un canto a la vida que es siempre, como el amor, m?s fuerte que la muerte. La vida es soberana y no entiende de leyes que la cercenan y aniquilan, porque su Creador, Dios mismo, la hizo as? de rebelde, as? de ind?mita, as? de incorrecta pol?ticamente. No s?lo no entiende de las leyes injustas, leyes legales que cuentan con el apoyo c?nico de los parlamentos humanos, sino que las contradice en silencio con la m?s irrebatible argumentaci?n: la verdad, el amor y la libertad, sin subvenciones y sin siglas.

Un tumor cerebral pod?a haber llevado a una especie de aborto invertido si aquella peque?a no hubiese aceptado a su madre terminal, malformada, sin posibilidad de salida. Pero la vida de aquella ni?a existente y no nacida sigui? el dictado sabio de Quien la cre?, y sencillamente esper? la hora de seguir viviendo fuera de la cuna de amor donde estuvo concebida. Y la madre que engendr?, hasta el final m?s ?ltimo prest? su cuerpo casi muerto para que no se truncase la vida que llevaba en sus adentros.

Sabemos que a las pocas horas la madre muri? pero la vida de la que fue portadora podr? testimoniar a quien quiera escucharlo, que es fruto de un milagro, del milagro de la espera, del milagro del respeto de la hermana madre tierra como gustaba cantar San Francisco de As?s, del milagro con el que discreto y tenaz Dios sigue cont?ndonos que le importamos tanto, que nos ha dado un destino de eternidad que nace en el tiempo.

Han intervenido muchas gentes buenas. Primero la propia madre que se fue hasta Tur?n desde su Somalia natal para intentar sacar adelante su vida y la de su peque?a. Luego el padre, en todo momento al lado de este suceso en su lado m?s hermoso y el m?s duro de interpretar. La comunidad sanitaria de personas que han puesto lo mejor de su ciencia y de su conciencia, para que esta historia sea una historia que nos humaniza, que nos abre a Dios y nos abraza a los hermanos. Los periodistas que han querido narrarlo con respeto y con verdad. Cu?nta buena gente en el reparto de esta escena conmovedora y llena de bondad.

S?, es un milagro viviente, no un milagro de acuarela na?f, de m?sica adormecedora o de f?bula infantil para noches de insomnio. No. Es un milagro viviente, como tantos otros trazos y retazos que suceden a diario en nuestro entorno y en lo mejor de nuestro interior. Dichosos nosotros si vivimos as? la vida. Dichosos si acertamos a mirarla como la miran los ojos de Dios.


Publicado por verdenaranja @ 19:36  | Hablan los obispos
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