Jueves, 06 de enero de 2011

ZENIT? nos? ofrece el mensaje que el Papa Benedicto XVI hizo llegar?el jueves 16 de Dciemb re de 2010?a los miembros de las Academias Pontificias, durante su XV Sesi?n P?blica, en la que se trat? sobre el tema: ?La Asunci?n de Mar?a, signo de consuelo y de segura esperanza?.

Al Venerado Hermano

el cardenal Gianfranco Ravasi

Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura

Con ocasi?n de la XV Sesi?n P?blica de las Academias Pontificias estoy contento de hacerle llegar mi cordial saludo, que de buen grado extiendo a los presidentes y a los acad?micos, en particular a usted, Venerado Hermano, que preside el Consejo de Coordinaci?n. Dirijo tambi?n mi saludo a los se?ores cardenales, a los obispos, a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, a los se?ores embajadores y a todos los participantes en esta cita anual.

Hace quince a?os, el Venerable Juan Pablo II instituy? el Consejo de Coordinaci?n y el Premio de las Academias Pontificias ofreciendo un aliento significativo y un consistente impulso al desarrollo de sus actividades. Ahora, valorando atentamente cuanto se ha hecho, es oportuno fomentar a partir de ahora la renovaci?n de todas y cada una de las Academias Pontificias, para que puedan ofrecer su contribuci?n, de forma cada vez m?s eficaz, a la Sede Apost?lica y a toda la Iglesia. Le pido por tanto a usted, Venerado Hermano, seguir con particular cuidado el recorrido de cada Instituci?n, promoviendo, al mismo tiempo, un proceso de apoyo rec?proco y de colaboraci?n creciente.

La XV Sesi?n P?blica ha sido preparada por la Pontificia Academia Mariana Internacional y por la Pontificia Academia de la Inmaculada, las cuales muy oportunamente han querido que en esta solemne reuni?n se recordara el 60? aniversario de la Proclamaci?n del Dogma de la Asunci?n de Mar?a, proponiendo el tema: ?La Asunci?n de Mar?a, signo de consuelo y de segura esperanza?. El 1 de noviembre de 1950, de hecho, durante un memorable Jubileo, el venerable P?o XII, promulgando la Constituci?n Apost?lica Munificentissimus Deus, proclamaba solemnemente, en la Plaza de San Pedro, este Dogma. Unos a?os antes, en 1946, el padre Carlo Balić, O.F.M., hab?a fundado la Academia Mariana Internacional precisamente para apoyar y coordinar el movimiento asuncionista.

En el dif?cil y delicado momento hist?rico que sigui? a la conclusi?n de la segunda guerra mundial, P?o XII, con ese gesto solemne, quiso indicar no s?lo a los cat?licos, sino a todos los hombres y mujeres de buena voluntad la singular figura de Mar?a como modelo y paradigma de la nueva humanidad redimida por Cristo: "Es de esperar ? afirmaba ? que todos aquellos que meditar?n los gloriosos ejemplos de Mar?a se persuadan cada vez m?s del valor de la vida humana [?] y que se ponga ante los ojos de todos de forma luminos?sima a qu? excelso fin las almas y los cuerpos est?n destinados; finalmente, que la fe en la Asunci?n corporal de Mar?a al Cielo haga m?s firme y activa la fe en nuestra resurrecci?n" (Munificentissimus Deus:?AAS?42, 1950, 753-771). Considero de lo m?s actuales estos augurios, y yo tambi?n os invito a todos vosotros a dejaros guiar por Mar?a para ser anunciadores y testigos de la esperanza que brota de la contemplaci?n de los Misterios de Cristo, muerto y resucitado para nuestra salvaci?n.

Mar?a, de hecho, como ense?a el Concilio Vaticano II en la Constituci?n dogm?tica Lumen gentium, es signo de esperanza cierta y de consuelo para el Pueblo de Dios peregrino en la historia: "La madre de Jes?s, como en el cielo, glorificada ya en el cuerpo y en el alma, es la imagen y la primicia de la Iglesia que deber? tener su cumplimiento en la edad futura, y as? brilla sobre la tierra como un signo de segura esperanza y de consuelo para el Pueblo de Dios, en camino hasta que vea el d?a del Se?or (cfr?2 Pe 3,10)" (n. 68). En la Carta Enc?clica Spe salvi, dedicada a la esperanza cristiana, no pod?a dejar de recordar el particular papel de Mar?a en sostener y guiar el camino de los creyentes hacia la patria del Cielo. Me dirig? a ella, invoc?ndola como Estrella de la esperanza para la Iglesia y para toda la humanidad (cfr n. 49). Mar?a es la estrella resplandeciente de luz y de belleza, que anuncia y anticipa nuestro futuro, la condici?n definitiva a la que Dios, Padre rico en misericordia, nos llama.

Los Padres y Doctores de la Iglesia, haci?ndose eco tambi?n del sentimiento com?n de los fieles y reflexionando sobre lo que la liturgia celebraba, proclamaron el singular privilegio de Mar?a, ilustraron su luminosa belleza, que sostiene y nutre nuestra esperanza.

San Juan Damasceno, que dedic? a la Asunci?n de Mar?a tres magn?ficos Sermones, proclamados en Jerusal?n en torno al a?o 740 en la que la tradici?n indica como la Tumba de Mar?a, afirma as?: ?Tu alma, de hecho, no descendi? a los infiernos; tu carne no vio la corrupci?n. Tu cuerpo inmaculado y totalmente bello no se qued? en la tierra, al contrario, tu te sientas en el trono en el reino celestial como reina, se?ora, dominadora, la Madre de Dios, la verdadera engendradora de Dios asunta (al cielo)? (Homil?a I sobre la Dormici?n: PG?96, 719).

A esta voz de la Iglesia de Oriente hace eco, entre las muchas del Occidente latino, la del cantor de Mar?a, san Bernardo de Claraval, el cual evoca as? la Asunci?n: ?Nuestra Reina nos ha precedido; nos ha precedido y ha sido recibida tan festivamente, que con confianza los siervos pueden seguir a su Se?ora diciendo: Ll?vanos contigo, correremos tras el olor de tus perfumes (Ct 1,3). Nuestra humanidad peregrina mand? delante a su Abogada que, siendo Madre del Juez y Madre de misericordia, podr? tratar con devoci?n y eficacia la causa de nuestra salvaci?n. Nuestra tierra ha enviado hoy al cielo un precioso regalo para que, dando y recibiendo, se unan en un feliz intercambio de amistad lo humano a lo divino, lo terreno a lo celeste, lo ?nfimo a lo sumo [?]. Es la Reina de los cielos, es misericordiosa, es la Madre del Hijo unig?nito de Dios" (In assumptione B.M.V, Sermo I: PL 183, 415).

Recorriendo, entonces, esa via pulchritudinis que el Siervo de Dios Pablo VI indic? como fecundo itinerario de investigaci?n teol?gica y mariol?gica, quisiera notar la profunda sinton?a entre el pensamiento teol?gico y m?stico, la liturgia, la devoci?n mariana y las obras de arte, que, con el esplendor de los colores y de las formas, cantan el misterio de la Asunci?n de Mar?a y su gloria celestial junto al Hijo. Entre estas ?ltimas, os invito a admirar dos de ellas particularmente significativas en Roma: los mosaicos absidiales de las bas?licas marianas de Santa Mar?a la Mayor y de Santa Mar?a in Trastevere.

Reflexi?n teol?gica y espiritual, liturgia, devoci?n mariana, representaci?n art?stica forman verdaderamente un todo, un mensaje completo y eficaz, capaz de suscitar la maravilla de los ojos, de tocar el coraz?n y de provocar la inteligencia a una comprensi?n a?n m?s profunda del misterio de Mar?a en el que vemos claramente reflejado y anunciado nuestro destino, nuestra esperanza.

Aprovecho, por tanto, esta ocasi?n para invitar a los expertos en Teolog?a y Mariolog?a a recorrer la via pulchritudinis y auguro que, tambi?n en nuestros d?as, gracias a una mayor colaboraci?n entre te?logos, liturgistas y artistas, se puedan ofrecer a la admiraci?n y a la contemplaci?n de todos, mensajes incisivos y eficaces.

Para animar a cuantos quieren ofrecer la propia contribuci?n a la promoci?n y a la realizaci?n de un nuevo humanismo cristiano, acogiendo la propuesta formulada por el Consejo de Coordinaci?n, estoy contento de asignar ex aequo el Premio de las Pontificias Academias Eclesi?sticas a la Marian Academy of India, joven y activa sociedad mariol?gico-mariana con sede en Bangalore (India) ? representada por su presidente el Rev. Kulandaisamy Rayar ?, y al Prof. Lu?s Alberto Esteves dos Santos Casimiro por su poderosa Disertaci?n doctoral con el t?tulo A Anuncia??o do Senhor na pintura quinhentista portuguesa (1500-1550). An?lise geom?trica, iconogr?fica e significado iconol?gico.

Deseo, adem?s, que, como signo de aprecio y de aliento, se ofrezca la Medalla del Pontificado al Grupo "Gen Verde", expresi?n del Movimiento de los Focolares, por su compromiso art?stico fuertemente impregnado de los valores evang?licos y abierto al di?logo entre pueblos y culturas.

Augur?ndoos, finalmente, un compromiso cada vez m?s apasionado en vuestros respectivos campos de actividad, os conf?o a cada uno de vosotros y a vuestro trabajo a la protecci?n maternal de la Virgen Mar?a, la Tota Pulchra, la Estrella de la Esperanza, y de coraz?n le imparto a usted, se?or cardenal, y a todos los presentes una especial Bendici?n Apost?lica.

En el Vaticano, a 15 de diciembre de 2010

BENEDICTUS PP XVI

[Traducci?n del original italiano por Inma ?lvarez
?Libreria Editrice Vaticana]


Publicado por verdenaranja @ 20:14  | Habla el Papa
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