Sugerencias para la homil?a??de la celebraci?n de la 97? Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado a celebrar el 16 de enero de 2011, publicadas en Gui?n lit?rgico para su celebraci?n.
?Una sola familia humana?
Misal: hoy, por mandato o con permiso del ordinario del lugar, tambi?n puede celebrarse la misa ?Por los Emigrantes y Exiliados? (cf. OGMR 374), Gl., Cr., Pf dominical.
Sugerencias para la homil?a
1. En el camino hacia el coraz?n del a?o lit?rgico, la Pascua de resurrecci?n del Cordero de Dios, hemos entrado en el tiempo ordinario; Juan el Bautista nos introduce a la persona de Jes?s, que resume en s?, con riqueza inagotable, todas las referencias b?blicas al ?cordero? (que en la lengua aramea significa tambi?n siervo). Es como si el Bautista dijera: he aqu? el cordero para el sacrificio de la nueva Pascua, he aqu? el siervo mesi?nico que se inmola por el pecado del mundo. El dedo ?ndice que los se?ala lo hace para todo el mundo. Y es que el amor de Jes?s resucitado nos hermana y su Esp?ritu nos empuja a crear y mantener relaciones de justicia y de paz.
2. Si miramos a Espa?a, podemos constatar c?mo se est? convirtiendo en una sociedad m?s multi?tnica, donde aumentan las relaciones interculturales y ?donde tambi?n las personas de diversas religiones se ven impulsadas al di?logo, para que se pueda encontrar una convivencia serena y provechosa en el respeto de las leg?timas diferencias? (Mensaje de Benedicto XVI). Son por lo menos 120 los pa?ses representados por las personas inmigrantes y refugiadas, las cuales han tra?do en sus corazones tambi?n el deseo de poder vivir, expresar y compartir sus anhelos m?s profundos de amor y de paz. Como cristianos, desde nuestra identidad bautismal tambi?n podemos prestar nuestra preciosa mediaci?n para que nuestro testimonio, nuestro trabajo por la paz con el di?logo fraterno, nuestro trabajo ecum?nico e interreligioso y nuestra esperanza enraizada en Cristo contribuya a la estima y al respeto rec?proco en un mundo tan diverso y plural.
3. Lo mismo que Dios llama a Samuel hoy tambi?n Dios necesita colaboradores, voluntarios, mediaciones que en todo el mundo quieran llevar adelante su proyecto de salvaci?n sobre los hombres. Pero a la vez que es necesaria la pronta disponibilidad, tambi?n es urgente que estas mediaciones respondan con fidelidad, lo mejor preparadas posible para que sean cre?bles a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes con sus preocupaciones, angustias y esperanzas. Porque el Se?or siempre oye el grito del excluido, como nos recuerda el salmo.
4. La Iglesia reconoce a toda persona el derecho a emigrar, ?en el doble aspecto de la posibilidad de salir del propio pa?s y la posibilidad de entrar en otro, en busca de mejores condiciones de vida. Al mismo tiempo, los Estados tienen el derecho de regular los flujos migratorios y defender sus fronteras, asegurando siempre el respeto debido a la dignidad de toda persona humana. Los inmigrantes, adem?s, tienen el deber de integrarse en el pa?s de acogida, respetando sus leyes y la identidad nacional? (Mensaje de Benedicto XVI).
Se trata, pues, de conjugar la acogida que se debe a todos los seres humanos, en especial si son necesitados, con la consideraci?n sobre las condiciones indispensables para una vida decorosa y pac?fica, tanto para los habitantes originarios como para los nuevos llegados. La dignidad del cuerpo humano, de la que habla la segunda lectura, es inseparable de la dignidad de la persona humana. La tarea evangelizadora nacida del encuentro con Jes?s ?como el que nos narra el Evangelio? nos debe llevar al encuentro con los hombres y mujeres de nuestro entorno que hoy podemos simbolizar en nuestros hermanos y hermanas inmigrantes en un mundo cada vez m?s globalizado.