Lunes, 31 de enero de 2011

ZENNIT nos ofrece por su indudable inter?s, el texto completo del Decreto de beatificaci?n del papa Juan Pablo II de la Congregaci?n para las Causas de los Santos, que ha sido publicado por Radio Vaticano.

Beatificaci?n: Se?al de hondura de fe e invitaci?n a una vida cristiana plena

La proclamaci?n por la Iglesia de un santo o un beato es fruto de la uni?n de varios aspectos relativos a una persona concreta. Primero, es un acto que dice algo importante en la vida de la misma Iglesia. Est? ligado a un ?culto?, por ejemplo, a la memoria de la persona, a su pleno reconocimiento en la conciencia de la comunidad eclesial, del pa?s, o de la Iglesia universal en distintos pa?ses, continentes y culturas. Otro aspecto es la conciencia de que la ?elevaci?n a los altares? ser? un importante signo de la hondura de la fe, de la difusi?n de la fe en el itinerario vital de esta persona, y que este signo se convertir? en una invitaci?n, un est?mulo para todos nosotros hacia una vida cristiana incluso m?s profunda y plena. Finalmente, la condici?n sine qua non es la santidad de la vida de la persona, verificada en los precisos y formales procedimientos can?nicos. Todo ello proporciona el material para la decisi?n del sucesor de Pedro, del Papa, con vistas a la proclamaci?n de un beato o un santo, del culto en el contexto de la comunidad eclesial y de su liturgia.

El pontificado de Juan Pablo II fue un elocuente y claro signo, no s?lo para los cat?licos, sino para la opini?n p?blica mundial, para personas de todos los colores y credos. La reacci?n mundial a su estilo de vida, al desarrollo de misi?n apost?lica, al modo como soport? su sufrimiento, la decisi?n de continuar su misi?n petrina hasta el final como querida por la divida Providencia, y finalmente, la reacci?n a su muerte, la popularidad de la aclamaci?n ??Santo, ya!?, que algunos hicieron el d?a de su funeral, todo ello es base s?lida en la experiencia de haberse encontrado con la persona que era el Papa. Los fieles sintieron, experimentaron que era un ?hombre de Dios?, que realmente ve los pasos concretos y los mecanismos del mundo contempor?neo ?en Dios?, en la perspectiva de Dios, con los ojos de un m?stico que alza los ojos s?lo a Dios. Fue claramente un hombre de oraci?n: tanto es as? que, s?lo en la din?mica de uni?n personal con Dios, de la escucha permanente a los que Dios quiere decir en una situaci?n concreta, flu?a la entera actividad del papa Juan Pablo II. Quienes estuvieron m?s cercanos a ?l pudieron ver que, antes de sus entrevistas con sus visitantes, ya fueran jefes de Estado, altos dignatarios de la Iglesia o sencillos ciudadanos, Juan Pablo II se recog?a en oraci?n por las intenciones de los visitantes y de la reuni?n a celebrar.

1.- Aportaci?n de Karol Wojtyla al Concilio Vaticano II

Tras el Vaticano II, durante los pontificados de Pablo VI y Juan Pablo II, el modo de presentaci?n, y entonces de autopresentaci?n del papado, ha sido completamente expresiva. Con motivo del 25 aniversario del pontificado de Juan Pablo II, el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano public? en 2004 un libro titulado ?Id por todo el mundo?. Giancarlo Zizola, vaticanista reconocido, subray? que ?el papado ha conquistado su ciudadan?a en el reino de la visibilidad p?blica, saliendo del lugar de marginaci?n del culto a donde hab?a sido relegado por decreto de la sociedad secular, en nombre de una visi?n militante del principio liberal de separaci?n de Iglesia y Estado (p. 17). Un historiador alem?n, el jesuita Klaus Schatz, hablando de Pablo VI y de Juan Pablo II, subray? el significado de ?papado itinerante? ?por tanto en conformidad con el Vaticano II- m?s en modo de un movimiento misionero que como un polo est?tico de unidad. Schatz se refiere a la manera de interpretar la misi?n papal como una llamada a ?confirmar en la fe a los hermanos? (Lucas 22, 32), en un modo ligado a la autoridad estructural pero con un fuerte toque espiritual y carism?tico, en relaci?n con la credibilidad personal y arraigada en el mismo Dios.

Deteng?monos un momento a considerar el Vaticano II. El joven arzobispo de Cracovia fue uno de los padres conciliares m?s activos. Hizo una aportaci?n significativa al ?Esquema XIII?, que luego devendr?a en la constituci?n pastoral del Concilio Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el Mundo Contempor?neo, y la constituci?n dogm?tica Lumen Gentium. Gracias a sus estudios en el extranjero, el obispo Wojtyla ten?a una experiencia concreta de evangelizaci?n y de la misi?n de la Iglesia, en Europa occidental o en otros continentes, pero sobre todo del ate?smo totalitario en Polonia y en otros pa?ses del bloque sovi?tico. Llev? toda esta experiencia a los debates conciliares, ciertamente no como conversaciones de sal?n, muy corteses pero vac?as de contenido. Aqu? hab?a un esfuerzo sustancial y decisivo por insertar el dinamismo del Evangelio en el entusiasmo conciliar arraigado en la convicci?n de que el cristianismo es capaz de dar un ?alma? al desarrollo de la modernidad y a la realidad del mundo social y cultural.

Todo esto ser?a utilizado en preparar las futuras responsabilidades del sucesor de Pedro. Como Juan Pablo II dijo, el ya ten?a en mente su primera enc?clica,?Redemptor Hominis, y la trajo a Roma desde Cracovia. Todo lo que ten?a que hacer en Roma era redactar todas estas ideas. En su enc?clica, hay una amplia invitaci?n a la humanidad a redescubrir la realidad de la redenci?n en Cristo: El hombre (...) permanece como un ser incomprensible para s? mismo, su vida no tiene sentido, si no se le revela el amor, si no encuentra el amor, si no lo experimenta y lo hace suyo, si no participa ?ntimamente en ?l. Esto, como ya se ha dicho, se debe a que Cristo el Redentor ?revela plenamente al hombre su mismo ser?. (...) el hombre reencuentra la grandeza, dignidad y valor de su propia humanidad. En el misterio de la Redenci?n, el hombre es nuevamente ?expresado? y, en cierta manera, es nuevamente creado. (...) El hombre que desea comprenderse a s? mismo a fondo --y no s?lo de acuerdo a los inmediatos, parciales, a menudo superficiales, e incluso ilusorios est?ndares y medidas de su ser- debe con su inquietud, incertidumbre e incluso debilidad y pecaminosidad, con su vida y muerte, acercarse a Cristo. Debe, en cierto modo, entrar en ?l con todo su propio ser, debe ?apropiarse? y asimilar la totalidad de la realidad de la Encarnaci?n y la Redenci?n para encontrarse a s? mismo (n? 10).

Esta uni?n de Cristo con el hombre es en s? misma un misterio. Del misterio ha nacido ?el hombre nuevo?, llamado a ser copart?cipe de la vida de Dios, y nuevamente creado en Cristo por la plenitud de la gracia y la verdad. (...) El hombre es transformado interiormente por este poder como fuente de una nueva vida que no desaparece y no pasa sino que dura hasta la vida eterna. (...) Esta vida, que el Padre prometi? y ofreci? a cada hombre en Jesucristo (...) es en cierto modo la plenitud del ?destino? que Dios ha preparado para ?l desde la eternidad. Este ?destino divino? progresa, a pesar de todos los enigmas, los enigmas sin resolver, giros, vueltas del ?destino humano? en el mundo temporal. En efecto, mientras tanto, mientras todo esto, a pesar de todas las riquezas de la vida temporal, necesaria e inevitablemente lleva a la frontera de la muerte y al fin de la destrucci?n del cuerpo humano, m?s all? de este fin vemos a Cristo. ?Yo soy la resurrecci?n y la vida, quien cree en m?... nunca morir? (n? 18).

2.- Totus Tuus, confianza en Mar?a Madre de Dios

La vida de Juan Pablo II se dedic? totalmente al servicio del Se?or, por intercesi?n de su Madre. Su lema era Totus Tuus, ya fuera para el bien de la Iglesia o para el del hombre que es el camino para la Iglesia (Redemptor Hominis,?n? 14). Esta es la ?raz?n de ser? de los viajes apost?licos internacionales, los encuentros diarios con la gente, con los responsables de comunidades eclesiales, con cardenales y obispos, con los cabezas de otras Iglesias y comunidades cristianas, los l?deres de otras religiones y con los laicos. Esto es tambi?n verdad en los documentos escritos por el papa, las relaciones diplom?ticas de la Sante Sede con los estados y organizaciones internacionales. La profunda convicci?n del valor del Vaticano II ?no s?lo sobre la necesidad sino tambi?n sobre la posibilidad, para la Iglesia, de ofrecer el Evangelio de Cristo y construir sobre ?l la experiencia de la Iglesia como una inspiraci?n vibrante y energ?tica de la visi?n y mecanismos del mundo moderno- fue siempre convicci?n del papa.

En 1989, cay? el Muro de Berl?n pero, a nivel internacional, se pod?a sentir la fuerza destructiva de los mecanismos comerciales y de los intereses privados econ?micos e ideol?gicos, incluso muchos de ellos an?nimos, que tra?an injusticia y marginaci?n a todos los pueblos ?incluso a ciertos grupos sociales en los pa?ses desarrollados--, y en especial se pod?a percibir que la vida humana hab?a sido devaluada. En muchos viajes apost?licos internacionales a los varios continentes, el Papa proclam? el Evangelio de Cristo y la preocupaci?n de la Iglesia. Escribi? de modo m?s sistem?tico las enc?clicas Laborem Exercens, Sollicitudo Rei Socialis, Centesimus Annus; y tambi?n?Evangelium Vitae, Veritatis Splendor, Fides et Ratio; y las enc?clicas que ten?an que ver directamente con la vida y el apostolado de la Iglesia, como Dominum et Vivificantem, Redemptoris Missio, Ut Unum Sint, Ecclesia de Eucharistia.

3 ? La guerra de Iraq y la ?paz ofensiva?

A menudo, como en el caso de los esfuerzos realizados para evitar la guerra entre los Estados unidos e Iraq, existe una aut?ntica ?paz ofensiva?, no s?lo para salvar la vida de las personas, tambi?n para frenar el crecimiento del odio y las dementes ideas sobre el enfrentamientos entre las civilizaciones, o sobre el nuevo fen?meno de terrorismo a gran escala. De ah? el discurso de A?o Nuevo ante los cuerpos diplom?ticos acreditados en la Santa Sede, tambi?n el inolvidable febrero de 2002 en el que el Papa mantuvo encuentros con diplom?ticos de ?primera categor?a?, J.Fischer (el 7 de febrero); Tarek Aziz (el 14 de febrero), Kofi Anan (18 de febrero), Tony Blair (22 de febrero, Jose M? Aznar y el enviado de Seyyed Mohammed Khatami, presidente de la Rep?blica Isl?mica de Ir?n (27 de febrero); y finalmente, debido a la insostenible situaci?n humana, la deciisi?n de mandar al cardenal Echegaray en misi?n especial a Bagdad (15 de febrero) y al cardenal P?o Laghi a Washington (del 3 al 9 de marzo). El ?febrero del Papa? concluy? con el encuentro del cardenal J.L. Tauran con los 74 embajadores y diplom?ticos del mundo entero; el secretario por las Relaciones con los Estados, el ?ministro de Asuntos Exteriores? del Papa, el cardenal Tauran hizo un llamamiento para evitar la guerra, y les record? todo lo que el Papa hab?a dicho en su ?paz ofensiva?.

4 ? A?o 2000 Jubileo: una realidad hist?rica para recordar la venida de Jes?s de Nazaret

La entonces actual tarea de Juan Pablo II se centr? en la pastoral y vida de la Iglesia: las visitas ad Limina de los obispos de todo el mundo, las audiencias de los mi?rcoles y los encuentros de los domingos con los fieles, para el ?ngelus, las visitas pastorales a las parroquias de Roma. Todo fue hecho y recordado para promover la proclamaci?n de Cristo, para acercar a nuestros conocimientos Su Persona, y ?las palabras que Cristo hab?a dicho cuando estaba a punto de dejar a los Ap?stoles nos habla del misterio de la vida del hombre, de uno y de todos, el misterio de la historia de la humanidad. Bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Esp?ritu Santo es una inmersi?n en el Dios viviente, 'en uno que es, que fue y que ser?'. El Bautismo es el principio del encuentro , de la uni?n, de la comuni?n, y de esta vida terrenal no es m?s que un pr?logo y una introducci?n; cumplimiento y plenitud pertenecen a la eternidad. La imagen de este mundo se desvanece. Debemos encontrarnos a nosotros mismos, en el 'mundo de Dios', con el fin de llegar a la meta, ir hacia la plenitud de la vida y de la vocaci?n del hombre? (Cracovia, 10 de junio de 1979).

?Esta es precisamente una de las cosas que Juan Pablo II quiso m?s: explicar claramente que nosotros miramos a Cristo que viene; por supuesto El que vino, pero a?n m?s el que vendr?, y ?sto, desde este punto de vista, mantiene nuestra fe, orient?ndonos hacia el futuro. En este camino, somos realmente capaces de presentar un mensaje de fe, en una nueva manera, desde la perspectiva de Cristo que viene. (Benedicto XVI, Luz del Mundo).

El Gran Jubileo de la Redenci?n, en el a?o 2000, no fue para Juan Pablo II, un ?pretexto? para la acci?n pastoral, sino que ante todo fue una realidad hist?rica que recuerda la venida de Jes?s de Nazaret y todo lo que este acontecimiento hist?rico ha tra?do consigo, a saber, la Redenci?n, el Testimonio del Amor de Dios en la Cruz y en la Resurrecci?n, la vida de la Iglesia primitiva, el camino de salvaci?n realizado por el Salvador por el que ha introducido a su Iglesia como un signo e instrumento de unidad interna con Dios, as? como de la familia humana. El a?o Jubileo del A?o 2000 nos trae de la Tierra Santa, tierra de Jes?s, y de Roma, sitio del apostolados del Sucesor de Pedro, el v?nculo de autenticidad del mensaje y de la unidad de la comunidad eclesial. El mensaje ha sido reformulado en las Cartas Tertio Millenio Adveniente y Novo Millennio Ineunte. Pero para el Papa lo que m?s importaba era el agradecimiento personal y de la Iglesia entera a nuestro Se?or Jes?s y el encuentro en la fe con el que ?l nos ha amado hasta el final, que nos ha salvado y sigue siendo un signo tan necesario en un mundo que se est? volviendo cada vez m?s sordo, mientras trata de organizar su vida como si Dios no existiese, errando sin identidad y sin sentido.

5 ? Atenci?n a la Juventud y el significado de las JMJ

Juan Pablo II acostumbraba a analizar los resultados de sus Viajes Apost?licos al extranjero con sus colaboradores, para identificar lo que se hab?a hecho bien, y prever cambios para los viajes sucesivos. Tras el viaje a Polonia en 1991, el papa se dio cuenta que, durante la Misa en Varsovia, en las zonas m?s alejadas, los j?venes iban y ven?an, beb?an cerveza o coca-cola, y volv?an. ?No era como en los viajes anteriores, dijo, ha habido un cambio en la mentalidad de la sociedad. No vale la pena fijarnos en los 'primeros puestos'. Los VIP est?n siempre sentados de la misma manera, pero los 'm?rgenes' son importantes y merecen nuestra atenci?n?. Es importante fijarnos en que el Papa no usaba la palabra ?multitud?: ?l siempre ve?a y prestaba atenci?n a "la gente". Era muy atento al papel de los laicos en la vida y misi?n de la Iglesia. Es muy significativo que, cuando todav?a era capell?n de la Universidad de Cracovia, aprovechara un breve periodo de "deshielo pol?tico" en 1957 para organizar ? en colaboraci?n con el arzobispo de Wroclaw, Boleslaw Kominek - un simposio en la ciudad para m?s de 100 estudiantes universitarios de toda Polonia (?por primera vez desde hac?a d?cadas!) precisamente sobre el tema "El papel de los laicos en la Iglesia" (?y esto fue a?os antes del Concilio Vaticano II!). M?s tarde, durante las vacaciones de verano, organizaba ejercicios espirituales en la sede de las Hermanas Ursulinas de la Uni?n Romana de Bado Slaskie para un grupo un poco m?s peque?o de participantes del simposio de Wroclaw, precisamente para promover la "formaci?n de los laicos".

Con la creaci?n de las Jornadas Mundiales de la Juventud, el Papa dio su apoyo a diversas formas de actividad de los laicos en la vida y misi?n de la Iglesia, allanando as? el camino a iniciativas muy significativas, algunos a?os m?s tarde, durante el pontificado de Benedicto XVI: la celebraci?n, en septiembre de 2010 en Corea, de un importante Congreso de laicos cat?licos de Asia, las reuniones de los obispos africanos que cada vez alientan m?s a los laicos a ocupar cargos de responsabilidad en los sectores de la evangelizaci?n, la actividad social y en ?mbito educativo de la Iglesia, la significativa presencia de laicos cat?licos en la Misi?n Continental de Am?rica Latina.

Al revisar su pontificado, Benedicto XVI hace una observaci?n de los cambios generacionales a escala mundial, y llega a la misma conclusi?n que su predecesor, a saber, que "los tiempos han cambiado". Mientras tanto, una nueva generaci?n ha llegado, con nuevos problemas. La generaci?n de finales de los sesenta, con sus propias peculiaridades, vino y se fue. Incluso la siguiente generaci?n, m?s pragm?tica, ha envejecido. Hoy en d?a, hay que preguntarse: "?C?mo podemos hacer frente a un mundo que se pone en peligro, y en el que el progreso se convierte en un peligro? ?No deber?amos empezar todo de nuevo desde Dios?"(Luz del Mundo). As? que Benedicto XVI hace un llamamiento "a que pueda surgir una nueva generaci?n de cat?licos, personas renovadas interiormente, que se comprometan en la pol?tica sin ning?n complejo de inferioridad" (una idea muchas veces repetida por el Papa, por ejemplo, en el Mensaje para la 46 ? Semana Social de los cat?licos italianos, 12 de octubre de 2010). ?l sigue pidiendo una nueva generaci?n de buenos intelectuales y cient?ficos, atentos al hecho de que "un punto de vista cient?fico que ignora la dimensi?n ?tica y religiosa de la vida se vuelve peligrosamente estrecho, justo como suceder?a a una religi?n, si se negara a una leg?tima contribuci?n de la ciencia a nuestra comprensi?n del mundo" (Londres, St. Mary's College, 17 de?septiembre de 2010); el Papa pide una"nueva generaci?n de laicos cristianos comprometidos, capaces de buscar, con rigor y competencia moral, soluciones de desarrollo sostenible" (7 de septiembre de 2008).

6 ? La sencillez de la oraci?n de Juan Pablo II

Cuando recordamos lo que Juan Pablo II llev? a cabo, los "grandes eventos" se mezclan con el recuerdo de momentos sencillos de oraci?n, que fueron una fuente de asombro incluso para sus colaboradores. Voy a mencionar s?lo dos, procedentes de dos diferentes per?odos de su vida. En los a?os setenta, yo era capell?n de los estudiantes de la Universidad Cat?lica de Lubl?n. Al inicio del a?o acad?mico, el entonces cardenal de Cracovia vino para participar en la Eucarist?a en la iglesia de la universidad, en la inauguraci?n oficial del gran sal?n, y en el almuerzo. Despu?s de eso, el cardenal estaba listo para regresar a Cracovia. El rector de la Universidad, el padre Krapiec, lo acompa?? hasta el coche, pero se detuvo a charlar con otro invitado, tanto que hicieron para llegar al coche. Pero he aqu? que ?el cardenal hab?a "desaparecido"! Los diez segundos que esperaron les pareceron diez siglos. El rector, acostumbrado a tener todo bajo control, no sab?a d?nde pod?a haber ido el cardenal. Me pregunt?: "?D?nde est? Wojtyla? ?El cardenal ha desaparecido! ?D?nde est??" Con una leve sonrisa burlona, me tom? un tiempo antes de responderle, s?lo para tomarle el pelo un poco. Entonces le dije: "Probablemente ha ido a la iglesia". All? fuimos, y efectivamente, encontramos al cardenal, arrodillado en oraci?n delante del V?a Crucis.

El otro recuerdo fue en 1999, durante su s?ptimo viaje apost?lico a Polonia. Dur? 13 d?as, con 22 paradas en el programa, desde el Norte hacia el Sur del pa?s. Un programa mucho m?s all? de las capacidades f?sicas del papa. Uno de esos d?as, ten?a que celebrarse ? seg?n el programa ? la bendici?n del Santuario de Lichen, la Eucarist?a en Bydgoszcz, a continuaci?n una reuni?n con la gente de la universidad, la liturgia del Sagrado Coraz?n, en relaci?n con la beatificaci?n del p. Frelichowski en otra ciudad, en Torun, y despu?s volver a Lichen para la noche. ?Un d?a de lo m?s ocupado! As? que, despu?s de la cena, la comitiva papal se fue a la cama inmediatamente. Pero el Papa se encerr? solo en la capilla por un largo, muy largo momento de oraci?n. Quedabamos s?lo tres de nosotros: monse?or Chrapek, encargado de la planificaci?n de la visita para el episcopado, yo mismo, como "asistente", y el famoso Camillo Cibin, jefe de la seguridad del Vaticano. Por fin, el Papa sali? de la capilla para ir a su dormitorio. Cibin me dijo: "Padre Andrea, tr?igame una silla. Pero una que sea dura, de madera, no un sof?, dos tazas de caf?, caf? fuerte, y una manzana?. Todo ello para ayudarle a esperar toda la noche en la puerta de la habitaci?n del Papa, que no se hab?a cerrado del todo, para determinar si el Papa ? no s?lo cansado, sino tambi?n de edad avanzada ? respiraba con normalidad o si ten?a alguna necesidad de ayuda. La santidad personal del Papa era algo que estaba m?s all? y por encima de la estima de que gozaba entre sus colaboradores m?s cercanos, y esto era muy significativo.

7 ? El testamento de Juan Pablo II

Juan Pablo II era consciente del hecho de que estamos viviendo momentos muy dif?ciles de la historia, que el Sucesor de Pedro ten?a el deber de confirmar en la fe, pero era igualmente consciente de que el aspecto m?s importante fue el de confiar en Dios. El testamento que ?l escribi? en 1979, y que modificaba todos los a?os,durante los ejercicios espirituales, nos da un poderoso testimonio de ello. Del 24 febrero al 1 de marzo, escribi?:

?24.II ? 1.III.1980. Durante estos ejercicios espirituales he reflexionado sobre la verdad del Sacerdocio de Cristo ante el paso que supone, para cada uno de nosotros, la hora de nuestra muerte. Para nosotros, partir de este mundo - para renacer en el siguiente, el mundo futuro, signo elocuente (a?ad?a la palabra decisivo sobre ella), es la Resurrecci?n de Cristo (...) Los tiempos que vivimos se han convertido en indeciblemente dif?ciles y preocupantes. La vida de la Iglesia tambi?n ha vuelto dif?cil y tenso, una prueba caracter?stica de estos tiempos ? para los fieles y los pastores. En algunos pa?ses (como uno sobre el que le? durante los ejercicios espirituales), la Iglesia se encuentra en un momento de la persecuci?n igual al de los primeros siglos, tal vez m?s, teniendo en cuenta el grado de crueldad y de odio. Sanguis martyrum - semen christianorum. Por otra parte, tantas personas inocentes han desaparecido, incluso en este pa?s en el que vivimos ?

Una vez m?s deseo confiarme totalmente a la gracia del Se?or. ?l decidir? cu?ndo y c?mo debo terminar mi vida terrena y mi ministerio pastoral. En la vida y en la muerte Totus Tuus, mediante la Inmaculada. Aceptando ya esta muerte, espero que Cristo me d? la gracia de este ?ltimo pasaje, es decir, (mi) Pascua. Yo tambi?n espero que la haga ?til para esta causa m?s importante a la que trato de servir: la salvaci?n de los seres humanos, la protecci?n de la familia humana, en todas las naciones y entre todos los pueblos (entre ellos me refiero, en particular, a mi propio pa?s natal), ?til para aquellos que, de una manera especial, se me han confiado, en la Iglesia, para gloria del propio Dios".

El 5 de marzo de 1982, a?adi?: "El atentado contra mi vida, el 13.V.1981, ha confirmado, en cierto modo, la exactitud de las palabras escritas durante los ejercicios espirituales de 1980 (24.II ? 1.III). Siento a?n m?s profundamente que estoy totalmente en las Manos de Dios ? y permanezco continuamente a disposici?n de mi Se?or, encomend?ndome a ?l en Su Inmaculada Madre (Totus Tuus)".

Posteriormente, el 17 de marzo del A?o Jubilar 2000, n?mero 3: "Como cada a?o, durante los ejercicios espirituales, leo mi testamento del 6.III.1979. Sigo manteniendo las disposiciones contenidas en ?l. Lo que se ha a?adido, en ese momento y durante los siguientes ejercicios espirituales, constituye un reflejo de la situaci?n general dif?cil y tensa que ha marcado los a?os ochenta. Desde el oto?o de 1989, esta situaci?n ha cambiado. La ?ltima d?cada del siglo pasado estuvo libre de las tensiones anteriores; esto no significa que no hubiera nuevos problemas o dificultades. De manera especial, que la Divina Providencia sea alabada por ello, el periodo llamado "guerra fr?a" ha terminado sin un violento conflicto nuclear, una amenaza que pesaba sobre el mundo durante el per?odo anterior" (palabras subrayadas por el propio Papa).

8 ? Un aspecto esencial del nuevo Beato: ?Dios es el fundamento de todos nuestros esfuerzos?

Este es de nuevo un aspecto esencial, si se quiere entender m?s profundamente la personalidad del nuevo Beato para la Iglesia, Karol Wojtyla ? Juan Pablo II. El fundamento de todos los esfuerzos de nuestra vida est? en Dios. Estamos rodeados por el amor divino, por los resultados de la Redenci?n y la Salvaci?n. Pero hay que ayudar a que se arraigue profundamente en Dios mismo, debemos hacer todo lo posible para que se creen actitudes personalesy sociales arraigadas en la realidad de Dios. Esto requiere paciencia, tiempo y la capacidad de verlo todo a trav?s de los ojos de Dios.

La ?ltima y breve peregrinaci?n del papa Juan Pablo II a Polonia, m?s concretamente a su ?patria chica", a Cracovia, Wadovice y al Camino de la Cruz (de Kalwaria Zebrzydowska), mostr? una determinaci?n, pero tambi?n una agudeza espiritual "en el proceso de maduraci?n en el tiempo" para que toda la humanidad, especialmente la comunidad eclesial y cristiana, pudiese comprender mejor algunos de los aspectos fundamentales de la fe. Desde el comienzo de su pontificado, en 1978, Juan Pablo II hablaba a menudo en sus homil?as de la misericordia de Dios. Esta se convirti? en el tema de su segunda Enc?clica Dives in Misericordia, en 1980. Era consciente de que la cultura moderna y su lenguaje no tienen un lugar para la misericordia, trat?ndola como algo extra?o, sino que tratan de inscribirlo todo en las categor?as de la justicia y la ley. Pero esto no es suficiente, porque no es en absoluto la realidad de Dios.

9 ? Confiar al mundo a la Divina Misericordia

M?s tarde, el Papa tom? algunas medidas para finalizar el proceso de beatificaci?n de sor Faustina Kowalska, y la canonizaci?n (2000). Toda la comunidad eclesial fue llevada a sentir la cercan?a de esa persona tan ?ntimamente vinculada con el mensaje de la Misericordia, lo que facilit? el desarrollo de este tema para Juan Pablo II, mostrando la realidad de la Divina Misericordia en los muchos contextos alrededor del mundo, en los diversos continentes de la humanidad hoy.

Por ?ltimo, en agosto de 2002, en Lagiewniki, donde sor Faustina vivi? y muri?, Juan Pablo II confi? el mundo a la Divina Misericordia, a la confianza ilimitada en Dios, el Misericordioso, a Aquel que ha sido no solo una fuente de inspiraci?n, sino tambi?n de la fuerza de su servicio como Sucesor de Pedro. ?Es el Esp?ritu Santo, Consolador y Esp?ritu de verdad, quien nos conduce por los caminos de la Misericordia divina. ?l, convenciendo al mundo "en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio" (Jn?16, 8), al mismo tiempo revela la plenitud de la salvaci?n en Cristo. Este convencer en lo referente al pecado tiene lugar en?una doble relaci?n con la cruz de Cristo. Por una parte, el Esp?ritu Santo nos permite reconocer, mediante la cruz de Cristo, el pecado, todo pecado,?en toda la dimensi?n del mal, que encierra y esconde en s?. Por otra, el Esp?ritu Santo nos permite ver, siempre mediante la cruz de Cristo, el pecado?a la luz del "mysterium pietatis", es decir, del amor misericordioso e indulgente de Dios (cf. Dominum et vivificantem, 32). Y as?, el "convencer en lo referente al pecado", se transforma al mismo tiempo en un convencer de que?el pecado puede ser perdonado y el hombre puede corresponder de nuevo a la dignidad de hijo predilecto de Dios. En efecto, la cruz "es la inclinaci?n m?s profunda de la Divinidad hacia el hombre (...). La cruz es como un toque del amor eterno sobre las heridas m?s dolorosas de la existencia terrena del hombre" (Dives in misericordia, 8). La piedra angular de este santuario, tomada del monte Calvario, en cierto modo de la base de la cruz en la que Jesucristo venci? el pecado y la muerte, recordar? siempre esta verdad. (?) ?Cu?nta necesidad de la misericordia de Dios tiene el mundo de hoy! En todos los continentes, desde lo m?s profundo del sufrimiento humano parece elevarse la invocaci?n de la misericordia. Donde reinan el odio y la sed de venganza, donde la guerra causa el dolor y la muerte de los inocentes se necesita la gracia de la misericordia para calmar las mentes y los corazones, y hacer que brote la paz. Donde no se respeta la vida y la dignidad del hombre se necesita el amor misericordioso de Dios, a cuya luz se manifiesta el inexpresable valor de todo ser humano. Se necesita la misericordia para hacer que toda injusticia en el mundo termine en el resplandor de la verdad. Por eso hoy, en este santuario, quiero consagrar solemnemente el mundo a la Misericordia divina. Lo hago con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado aqu? a trav?s de santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene su coraz?n de esperanza. Que este mensaje se difunda desde este lugar a toda nuestra amada patria y al mundo. Ojal? se cumpla la firme promesa del Se?or Jes?s: de aqu? debe salir "la chispa que preparar? al mundo para su ?ltima venida" (Homil?a en Lagiewniki, 17 de agosto de 2002).

Esto hizo los ?ltimos meses en la vida del papa Juan Pablo II, marcados por el sufrimiento, llevando su Pontificado a su cumplimiento.

[Traducci?n del original en ingl?s realizada por ZENIT]