ZENIT? nos? ofrece la?segunda entrega de la intervenci?n del cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregaci?n para el Clero, pronunciada el pasado lunes 24 de enero en las Jornadas Sacerdotales celebradas en Ars (Francia) sobre el celibato sacerdotal. La anterior se public? en el servicio del viernes 28 de enero, y la pr?xima lo ser? el lunes 31 de enero.
La intervenci?n del cardenal Piacenza, realizada desde Roma en conexi?n en directo con el encuentro, lleva por t?tulo: "El celibato sacerdotal: fundamentos, alegr?as, desaf?os... Las ense?anzas del Papa sobre el tema: de P?o XI a Benedicto XVI".
Cardenal Piacenza: el celibato sacerdotal seg?n Juan XXIII (III)
Intervenci?n en un Encuentro sacerdotal en Ars
3. Juan XXIII y la Enc?clica Sacerdotii nostri primordia
El beato Juan XXIII dedic?, como bien sab?is, otra enc?clica al santo Cura de Ars, en el primer centenario de su nacimiento al Cielo. En ella, los temas fundamentales de la virginidad y del celibato por el Reino de los Cielos, desarrollados por el Pont?fice P?o XI y, sobre todos, por el Papa P?o XII, son recibidos por Juan XXIII y como progresivamente declinados en la figura ejemplar de san Juan Mar?a Vianney, que ?l presenta como quintaesencia del Sacerdocio cat?lico.
El Pont?fice indica c?mo todas las virtudes necesarias y propias de un sacerdote fueron acogidas y vividas por san Juan Mar?a Vianney, y pone el acento, en el texto de la enc?clica, en la ascesis sacerdotal, en el papel de la oraci?n y del Culto eucar?stico, y en el consiguiente celo pastoral.
Citando, aunque indirectamente, a P?o XI, la enc?clica reconoce c?mo, para la realizaci?n de las funciones sacerdotales, se exige una santidad mayor que la requerida por el estado religioso, y afirma c?mo la grandeza del sacerdote consiste en la imitaci?n de Jesucristo. Afirma Juan XXIII: "En :su mirada brillaba la castidad,", se ha dicho del Cura de Ars. En verdad, quien le estudia queda maravillado no s?lo por el hero?smo con que este sacerdote redujo su cuerpo a servidumbre (1 Cor 9, 27), sino tambi?n por el acento de convicci?n con que lograba atraer tras de s? la muchedumbre de sus penitentes". Surge con claridad c?mo, para el beato Juan XXIII, en el Cura de Ars era de luminosa evidencia el v?nculo entre eficacia ministerial y fidelidad a la continencia perfecta por el Reino de los Cielos, y como esta ?ltima no estaba determinada por las exigencias del ministerio, sino que, al contrario, est? contra cualquier reducci?n funcionalista del sacerdocio, siendo precisamente el Ministerio, en su m?s amplio florecimiento, el que est? determinado, casi causado, por la fidelidad al celibato. Prosigue el Pont?fice: "Esta ascesis necesaria de la castidad, lejos de encerrar al sacerdote en un est?ril ego?smo, lo hace de coraz?n m?s abierto y m?s dispuesto a todas las necesidades de sus hermanos: 'Cuando el coraz?n es puro --dec?a muy bien el Cura de Ars- no puede menos de amar, porque ha vuelto a encontrar la fuente del amor que es Dios'".
De esta argumentaci?n perfectamente teol?gica se comprende bien c?mo el Esp?ritu de Dios y el esp?ritu del mundo se encuentran en oposici?n diametral. Tenemos por tanto los par?metros para comprender y construir.
En la enc?clica se pone en evidencia el v?nculo constitutivo entre celibato, identidad sacerdotal y celebraci?n de los divinos Misterios. Se pone un acento particular en el v?nculo entre ofrenda eucar?stica del divino Sacrificio y don cotidiano de s? mismos, tambi?n en el sagrado celibato. Ya en 1959, el Magisterio pontificio reconoc?a, as?, c?mo gran parte de la desorientaci?n respecto a la fidelidad y a la necesidad del celibato eclesi?stico depend?a, y de hecho depende, de una inadecuada comprensi?n de su relaci?n con la Celebraci?n Eucar?stica. En ella, de hecho, no de forma funcional sino real, el sacerdote participa en la ofrenda ?nica e irrepetible de Cristo, la cual sin embargo es sacramentalmente actualizada y representada en la Iglesia para la salvaci?n del mundo. Semejante participaci?n implica la ofrenda de s? mismos, que debe ser ?ntegra, e incluir por tanto tambi?n la propia carne en la virginidad.
?Qui?n no ve entonces c?mo entre Eucarist?a-culto divino y Sacerdocio ordenado existe un nexo vital? Las suertes del culto y del Sacerdocio est?n unidas. Imposible cuidar un ?mbito sin cuidar el otro. Es necesario reflexionar sobre ello cuando uno se dedica a la formaci?n sacerdotal, y es necesario ser siempre conscientes del hecho de que a la suerte de la reforma de los cl?rigos est? ligada la suerte de una nueva evangelizaci?n absolutamente indispensable.
Vale a?n hoy, quiz?s con acentos m?s dram?ticos, la indicaci?n del beato pont?fice: "Con afecto paternal, Nos pedimos a nuestros amados sacerdotes que peri?dicamente se examinen sobre la forma en que celebran los santos misterios, y sobre las espirituales disposiciones con que ascienden al altar y sobre los frutos que se esfuerzan por obtener de ?l". La Eucarist?a es as?, al mismo tiempo, fuente del sagrado celibato y "prueba de examen" de la fidelidad al mismo, banco concreto de prueba del ofrecimiento real de s? mismos al Se?or.
[Traducci?n del italiano por Inma ?lvarez]